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Definitivamente
mi vida cambió aquel día que pude ver a
Selena entrando en ese carruaje que la depositaba al escenario del Houston
Astrodome en 1995 para interpretar su concierto más venerado, más apreciado,
más visto. Yo no tuve la fortuna de conocer a Selena. Es más, soy de Buenos
Aires, Argentina, y como lamentablemente aquí a Selena poco se la pudo
apreciar, recién accedí tiempo después a ella, empezando por el hecho más
doloroso, aquel que poco queremos recordar, que poco queremos aceptar…
Es curioso. Cuando me enteré de su historia, allá por 1998, siempre me quedé
impactado. Yo no la conocía. No tenía fotos. No sabía de su música. No sabía
nada de ella. Sólo tenía su particular y personal nombre. Pero ese hecho
trágico me generó mucha angustia y siempre me decía: “¿Por qué sucedió eso?
¿Qué le pudo haber pasado? ¿Qué pudo haber acontecido para llegar a ese
final? Selena estaba en su mejor momento ... ¿Por qué entonces esa tragedia?”.
Semejante hecho -que ni quiero mencionarlo ahora porque me genera mucho
dolor- y su respuesta empezaron a ser la búsqueda de mi vida…
Por esos tiempos yo no tenía computadora en mi casa. Recién comenzaba a
tenerla en mi trabajo. Yo soy muy estricto y rara vez me meto a Internet por
cosas que no tienen nada que ver con cuestiones laborales … salvo por
Selena. Y así empecé a indagar sobre su vida, sobre su historia, sobre su
arte. Empecé a ver sus primeras fotos. Venía de mi trabajo con las primeras
impresiones de aquellas páginas de Internet que estaban dedicadas a Selena.
Historias que publicaba gente que vivía en Monterrey que mezclaban historias
de su vida con las de Selena. Empezaba a sentir que para todos ellos Selena
no era alguien ajeno a sus vidas cotidianas. Selena para ellos era parte de
sus existencias. Selena era un miembro más de sus familias…
Recuerdo llegar a mi casa con aquellas impresiones con aire de extrañeza y
desconcierto. Mi hija era aún muy pequeña. Iba al jardín de infantes. Y yo
le mostraba esas impresiones y le explicaba que esa mujer que aparecía allí
eran de una tal Selena, que por esas cosas absurdas del destino ya no estaba
más entre nosotros. Recuerdo que a mi hija también le dio curiosidad mi
relato y aquellas fotos, y se llevó esas impresiones para el jardín para
leerlas, para saber quién era Selena y por qué no la podíamos compartir...
Cuando supe que había una película que se había hecho sobre su vida, la
busqué en la guía de la televisión, la grabé y la vi. Era un sábado a la
noche, bien tarde. Era mi primer contacto con Selena, aunque haya sido a
través de la actuación de Jennifer López. Y siempre quedó grabado en mí una
imagen que nunca se me ha borrado de mi mente, a pesar de haberla visto
infinidad de veces. Esa entrada al Astrodome, ese contacto con esa multitud,
esa emoción de Selena al ver semejante recibimiento, esa comunión entre
Selena y su público que se veía y se percibía mientras iba en su carruaje
camino al escenario quedaron grabados para siempre en mi pensamiento y en mi
corazón. Y esa imagen y ese sentimiento jugarían un papel decisivo en mi
vida y en mis sentimientos hacia Selena tiempo después…
El final de la película me dejó desconcertado porque seguía sin saber por
qué pasó esa locura y durante mucho tiempo seguía obsesivamente una
respuesta a esa pregunta. En el medio de todo eso
tuve
la oportunidad de adquirir una computadora para tener en mi casa y lo
primero que hice fue a buscar imágenes que me explicaran que pasó con ella,
qué fue lo que sucedió. Busqué y busqué. Iba ciegamente por todos lados
hasta que algo pasó que hizo que cambiara mi vida, mis costumbres, mi forma
de ver las cosas, mi forma de ver la vida. Vi algo que marcó mi vida y acaso
marcó mi destino: vi a Selena...
Recuerdo que fue en el concierto del Astrodome del 26 de febrero de 1995. Y
fue curioso. Empecé a verlo sin hacerme ninguna expectativa, sin ninguna
ilusión. Nunca había reparado en ella. Hasta allí mi música era el rock y
pocas veces había reparado en figuras fuera de esa música. Había encontrado
buenas cantantes y artistas, pero ninguna que me llamara la atención. Por
eso, cuando comencé a ver aquel inicio del concierto del Astrodome no pensé
encontrar nada novedoso. Había visto la película, había visto la
espectacularidad de su actuación a través de Jennifer López. ¿Qué novedad
podía encontrar? “Sí, ya sé -me decía-. Ahora veré a la verdadera Selena”.
Ésa era la novedad hasta ese momento para mí. Eso era para mí lo nuevo.
Pensaba ver más de lo mismo. Pensé que iba a ver a una
artista que estaba en su mejor momento de su carrera por un par de hits.
Pensé que con la película y con un par de relatos ya tenía todo visto. Que
ya sabía lo suficiente de Selena. Pensé que Selena era una más .... ¡¡¡Qué
errado que estaba!!! ¡¡¡Que Dios me perdone por haber prejuzgado!!! Caí en
la misma trampa que tantos otros. Yo sería otro de los tantos que quedaría
sorprendido por lo que estaba viendo por primera vez…
Cuando vi semejante performance de Selena en el Astrodome, lo primero que se
me pasó por la mente fue pensar: “¡¡¡Ah,no!!! ¡¡¡No era una artista más!!!
¡¡¡Era diferente!!!” Y quedé sumamente impactado, anonadado, extasiado,
maravillado con Selena por esa interpretación del Disco Medley, En esos casi
nueve minutos pude ver a una artista que tenía todo: voz, gracia, carisma,
personalidad, dominio del escenario y del público, movilidad, ansias, pasión,
energía. Selena tenía actitud ... En ella podía verse sus sueños, sus
anhelos, su vida. Se podía ver a una artista de verdad que ponía todo de sí
en el escenario para dejarnos boquiabiertos, sin palabras. Selena se
proponía conquistar a cuanta persona se le cruzaba en su camino … ¡¡¡y lo
lograba, sin duda!!! Viendo aquella actuación empecé a entender no sólo por
qué Selena era tan popular. Empecé a entender por qué Selena era tan querida.
Selena era auténtica, era genuina. Difícilmente podamos ver en alguien que
tenga todos los atributos que hacían de Selena una artista única e
irrepetible…
Desde
que vi aquello, mi vida fue por y para Selena. Vi muchos conciertos,
infinidad de reportajes, empecé a enterarme de lo que fue su vida, fueron
sus sueños, lo que era como artista y como persona. Me quedaba pasmado con
sus interpretaciones en vivo. Allí donde precisamente la artista y la
persona se fundían en una y se ofrecían al público que quedaba maravillado
con su música, con su estilo, con su dedicación. Entré a su mundo y no puedo
y ni quiero salir de él. Tal vez toda mi vida lamente no haberla descubierto
antes, que no haya reparado más en ella cuando a la pasada vi en su momento
su video de Bidi Bidi Bom Bom en 1994. Pero la virtud de Selena es que, más
allá de las distancias de espacio y de tiempo, aún hoy puede despertar las
mismas emociones, los mismos sentimientos que aquellas personas que la han
visto descollar en el concierto de San Antonio en 1991, en el de Corpus
Christi en 1993, en el de Far West Rodeo en 1994 (sobre todo en el concierto
en el que estaba vestida de azul) o en cualquiera de los conciertos en el
Astrodome, por poner apenas unos pocos ejemplos de semejante carrera
artística…
Cuando uno entra a tan rico mundo, cuando ve a Selena en cada concierto, en
cada programa de TV, en algún momento memorable de su carrera artística, no
se puede evitar recordar aquel nefasto 31 de marzo de 1995 … Y nos es
inevitable llorar y mucho. Muchas veces me ha pasado en el medio de la noche,
luego de ver algo increíble de Selena, irme a la ventana de la cocina de mi
casa para
que no me viera nadie y ponerme a llorar desconsoladamente por mucho tiempo.
Luego de ver interpretaciones como “Si una vez” en el Astrodome en 1995, de
“Where did the feeling go?” en San Antonio en 1991, de “No debes jugar” en
el Far West Rodeo en 1994, de “Missing my baby” en Corpus Christi en 1993,
de “Como la Flor” en Festival Acapulco 1994, uno no puede dejar de pensar y
de que es imposible creer que aquello que sucedió después haya acontecido.
Uno quiere y desea creer que aquello no fue cierto, que es producto de un
mal sueño o de una pesadilla, que no es real, que no ha pasado, que no pudo
haber pasado, que no debió haber pasado. Muchas veces me ponía en las noches
a mirar las estrellas para acaso ver alguna señal de ella, algo que me
indique que Selena está en algún lugar, que volverá alguna vez, para que
aquel dolor sea menor para nuestras almas, para nuestros corazones…
Desde
que descubrí a Selena he comenzado a comprar sus cds, sus dvds, todo lo que
tenga que ver
con ella. Y con toda la dificultad que es conseguir algo de ella en
Argentina, ya que el único de medio de conseguir algo de Selena es por
Internet. En la actualidad, me dedico a recordar a Selena en diferentes
páginas Webs a través de mis escritos, de fotos. Me he propuesto difundir su
obra a cuanta persona quiera leerme o escucharme. Quiero devolverle a Selena
aunque sea algo de todo lo que ella nos dio en tan sólo 23 años. Creo que la
mejor forma de mantenerla vigente es teniéndola siempre viva en nuestros
sentimientos, en nuestros corazones. Sólo sus admiradores saben lo que
significa Selena y no nos resignamos hasta no ver su sueño cumplido …
Siempre me imagino que en algún lugar Selena nos está observando y que
estaría muy contenta por todo lo que le dedicamos a ella, cómo la recordamos
y que nunca la dejamos sola. Siempre recuerdo que uno de los grandes miedos
de Selena era el de no ser aceptada, de no ser querida. Y todos mis actos,
todos mis recuerdos son una respuesta para ese miedo de Selena: “No te
preocupes, Selena, aquí estamos. Estamos para recordarte, para quererte,
para decirte que lo tuyo no ha sido en vano. Que el Amor que nos ofreciste
nosotros te lo damos todos los días. Que no sólo nos robaste nuestros
corazones. Nosotros queremos que lo tengas tú hasta el día que nosotros
tengamos la dicha de encontrarnos contigo, para expresarte todo lo que
significas para nosotros…”.
Siempre imagino poder volver el tiempo atrás para evitar esto. Siempre
imagino alguna vez
encontrarme con Selena sólo para abrazarla y ponerme a llorar sin decirle
nada más que por qué nos dejó solos sin consuelo alguno. Siempre llevo
muchas de sus fotos a cualquier lugar al que voy y las
exhibo con orgullo. He cambiado en mi casa y en mi trabajo mi fondo de
pantalla. Ahora tienen fotos de Selena. En Argentina ese recuerdo genera
extrañeza. Muchos me preguntan por ella. Otros saben de qué se trata pero se
quedan intrigados de mi admiración por Selena. Yo siempre les digo lo mismo.
Selena era diferente, definitivamente diferente. Nadie será como ella porque
nadie tiene lo que tenía ella, que no es sólo voz, sino talento, pero por
sobre todo Amor, Amor a lo que hacía, ganas de ir siempre por más, y de
pensar y de sentir que nada es imposible, que todo se puede lograr, que es
cuestión de proponérselo y los sueños siempre se lograrán. Tal vez no
encontremos una artista que tuviera un trato tan cariñoso y personal hacia
sus fans, que los tratara con tanta gratitud, que les agradeciera a ellos
por brindarle tanto
cariño. Acaso ésa sea la máxima virtud de Selena, y cuyos resultados se vean
en cada manifestación de cariño de cada uno de sus admiradores … Siempre
agradezco a los conductores del programa “En Vivo”, de Ricardo Rocha, que le
dijeran precisamente eso a Selena en vida. Allá por noviembre de 1994 a
Selena le decían si ella era consciente del cariño de su gente, que no se
expresaba sólo con la compra de sus
discos sino con la necesidad de cada uno de sus fans de cuidarla, de
brindarle todo su cariño, de
manifestarle toda clase de afectos…
Por
eso, siempre estaré aquí para decirle a Selena que mi corazón está marcado
por su Amor y para decirle que es una bendición de Dios que sólo nos dejó
verla un poquito…
Y siempre golpearé mi pecho, como lo hacía Selena en cada interpretación, y
señalaré con mi mano el cielo, para manifestarle a Selena todo mi cariño,
todo mi afecto, todo mi Amor por siempre y para siempre…
… Y para decir al mundo que Selena vive … en nuestros corazones!!!
- Sergio Ernesto Rodríguez, Buenos Aires, Argentina
- May 31st 2009
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