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Sergio's Journal
 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: May 28th, 2012
 
 

Me di cuenta cuando ya era tarde, Selena…

 
 


Cuesta entender que haya pasado tanto tiempo. Cuesta comprender no estar disfrutando a Selena, verla triunfante, verla feliz, verla siempre sonriente … Cuesta creer … Parece haber sido ayer cuando la conocí y cuando la descubrí. Para mí ya no se trataba de dinero … En un punto ya estaba hecho. Yo empezaba a ser un hombre importante en el negocio de la música, y tenía un cargo más importante y de mayor responsabilidad. Dejaba Sony para convertirme en el presidente de la rama latina de la Emi, Emi Latin. Tal vez las discográficas fueron las que comprendieron primero hacia los fines de los ochenta y principios de los noventa que había un mercado que explorar, que había un mundo que se le había dado la espalda y que ahora estaba allí al lado nuestro, en las calles, en la gente, hasta en nuestra respiración … El mundo latino … Ese mundo muchas veces ignorado, muchas veces menospreciado, ese mundo tan rico … ¡¡Qué tan lejos quedaron esos tiempos de ostracismo, por suerte!! Hoy lo latino forma parte de todo el mundo. Las principales artistas latinas son las figuras de cualquier evento, campaña o muestra. Hasta son las caras visibles y respetables de este mundo al que cada vez cree menos, que se apoya sólo en aquellos que les inspira confianza desde las actividades cotidianas y que siente que los representa … Y miro hacia atrás y pienso que todo esto se lo debemos a Selena. Ella hizo que el mundo empezara a fijarse en su figura y con ella en su talento, en su gracia, en su bonomía. Miro aquí, ahora, y me da pena que Selena no esté aquí, gozando de aquello que ella misma forjó con tan nobles armas. Selena marcó ese camino, lo inició ella … pero ella apenas, apenitas pudo ver el inicio del camino, ese camino que lo fue construyendo con su andar exitoso y sin igual. Selena apenas podía ver el horizonte como el final del camino, algo lejano pero palpable, visible, real. Ya el éxito mundial no era una quimera, no era sólo un sueño y nada más … Selena comenzaba a ser un ícono, una figura singular que pegaba fuerte en los Estados Unidos y en México. Yo lo podía certificar pues yo estuve a su lado cuando fue transformándose de la principal artista tejana a la gran cantante internacional. Selena era allá por 1995 una de las artistas más admiradas pero sin duda la más apreciada porque era distinta, distinta a todas, particular, personal, muy querible. Creo que ninguno de nosotros dio cuenta cabal de lo que estábamos generando, un poco porque creíamos que todavía debíamos ir despacito por ese camino que íbamos construyendo y otro poco porque no llegamos a apreciar lo que había logrado Selena en la gente. Eso lo vimos después. Tal vez en nuestra defensa sólo podíamos decir que nosotros no sólo debíamos pensar y actuar en la carrera de Selena basándonos en nuestros sentimientos y en lo que nos generaba Selena, sino que debíamos ser fríos y calcular bien los tiempos, medir bien las cosas para actuar en el tiempo justo y en el momento necesario … Y más para mi defensa es que yo luché muchísimo contra mis superiores de la Emi para que le dieran la oportunidad de sacar su disco en inglés. Y si insistí fue un poco porque me comprometí personalmente, ante los Quintanilla desde el mismo momento en el que contraté a Selena para Emi Latin, que iba a hacer todo lo posible para que ella grabara ese disco, y otro poco porque yo fui uno de los pocos privilegiados que pudo escuchar los primeros demos de Selena cantando en inglés. Los Quintanilla me los habían facilitado para que yo mismo diera cuenta de su talento. ¡¡Y vaya si lo tenía!! Pero me era muy difícil convencer a mis superiores. En un punto ellos tenían razón. A Selena, y con mi gestión en Emi Latin, le iba muy bien en español. En 1992 cuando conquistó Monterrey su avance en su carrera musical fue meteórico. Ellos me decían: “¡¡Pero, José!! ¡¡Selena es una sensación hispana!! Nos dio la razón de que el mundo latino podía darnos un gran éxito y múltiples réditos para todos. ¿Para qué entonces arriesgar con un mundo que todavía es reacio a aceptarla a ella y a lo que viene detrás? Espera, José ... Como lo dice uno de los títulos de los discos de Selena ... Espera a que los demás quieran entrar al Mundo de Selena y no que Selena ingrese a ese mundo que aún la rechaza…”, me decía un alto directivo de la Emi Central. Y no le faltaba razón .... Siempre era mejor esperar la gran ocasión. No había que forzar las cosas. Ya vendría la oportunidad … Sí … Arriesgarse a que Selena cantara en inglés cuando ella era exitosa en español no parecía una gran idea … Podía generar poco en el mercado anglosajón y rechazo en el mundo latino … Pero Selena era especial, era distinta … Ella tenía algo que sin duda no lo tenían los demás … Yo me di cuenta cuando había diagramado su difusión en el mercado latino con la convicción de que nos llevaría más tiempo posicionar a Selena en el mercado hispano. Pensábamos en sus limitaciones para hablar el español, pensábamos en que Selena a fines de los ochenta era una artista texana, muy querida y muy famosa, pero en esas tierras y cantando la música del lugar … Pensábamos con la lógica de todo ejecutivo en el negocio de la música. Sugerimos material, empezamos a hacer videos de difusión, pues Selena no tenía, empezamos a hacer campañas para que se pasara su música en radio y televisión …Y de pronto Selena tuvo más éxito de lo esperado, logró en menos tiempo de lo estipulado que la gente se quedara encantada con su música y sobre todo con ella. Allí di cuenta de mi primer error a pesar del éxito … A la hora de planificar su carrera para la Emi no tuve en cuenta algo fundamental, algo que sería importantísimo para ir en la misma línea de su fenómeno … Lo que Selena era como artista y como persona … Lo que Selena generaba en cada concierto, tanto con los fans como con los que casualmente la descubríamos en una de sus presentaciones y nos quedábamos deslumbrados con su voz, con su carisma, con su personalidad … Había olvidado cómo yo la descubrí … Había olvidado cómo entré yo al Mundo de Selena para no irme más de él….

Estábamos con Mario, presidente de Emi México, por San Antonio allá por los fines de los ochenta … Mi función como presidente de Emi Latin en esa etapa era buscar talentos que pasaran a formar parte de nuestra compañía y así apuntalarlos en el mercado. Fui con la lógica del caso. Llevar un apunte con los nombres de artistas que me habían recomendado para ver, con los conciertos que se daban en el lugar para observar y apreciar a aquellos cantantes que me podían al menos generar cierta expectativa. Pero no tenía agendada a Selena. Ni la tenía en cuenta. Con el paso del tiempo me di cuenta de que más que escuchar a otros directivos y a amigos hay que saber escuchar a la gente, y sobre todo salir de los despachos y observar, escuchar, mirar y dejarse llevar por aquellos artistas que nos generan algo. Hasta allí yo miraba las cosas como un simple directivo, como un empleado eficiente que cumple bien con su trabajo y que trata de ser exitoso. Me habían dado un excelente cargo, un muy buen sueldo y una tarea que cumplir. Digamos que yo ya estaba hecho. Mi único temor era no estar a la altura de las expectativas de mis superiores. Era un mundo nuevo para nosotros. No importaba si éramos latinos o no. El negocio lo estábamos haciendo sin tener una referencia, sin saber si debíamos hacer lo mismo que con el negocio de la música en el mercado anglosajón … Todo eso que yo pensaba, todas las dudas, todas las certezas, todos los planteamientos, todas las planificaciones se derrumbaron cuando vi a Selena … Y como todos los que llegamos a deslumbrarnos y quedarnos sin habla con lo que generaba Selena, la descubrí de casualidad. Lo recuerdo muy bien, pues en esa noche y en la mañana siguiente supe ante quién me encontraba y con toda la historia que había detrás … Había sido un largo día en el que con Mario habíamos visto a muchas, muchas bandas y a muchos, muchos artistas … Estaba algo cansado y nos propusimos irnos del lugar. Habíamos visto bastante y yo ya me había anotado a algunos artistas para hablar en los días venideros y hacerles un contrato … Había cumplido con mis deberes … Estábamos por salir del lugar hasta que de pronto escuchamos un griterío infernal que provenía de alguno de los escenarios del lugar. Iba a salir de todos modos. No quería engancharme con otro artista, y quedarme mucho tiempo más allí y quitarme más horas de sueño. Pero un nuevo griterío me hizo detener y mirar a Mario. Él también estaba inquieto al mismo tiempo que me decía con la mirada que no sabía de quién se trataba … Muy a mi pesar pero lleno de curiosidad volví sobre mis pasos y busqué a la persona que estaba generando semejante alboroto … Pensé por un momento si en realidad había algún problema y por eso había semejante jaleo … Pero aun así seguí hasta que di con el lugar y vi el motivo de semejante locura … No sé cuánto tiempo pasó pero bastó verla un poquito para no dejar de mirarla y de apreciarla hasta el final del concierto. En aquella época Selena no lucía como en sus épocas de mayor fama. Muchos hasta se reirían si les dijera que Selena llegó a ser rubia y de prominentes rulos, pero así estuvo durante algunos años y así la conocí yo … Pero créanme … Yo sé que las apariencias cuentan … Yo sé que las mujeres bonitas son muy apreciadas como tales … Pero les juro que en Selena eso no era lo más apreciado … Era importante, pero no era lo que generaba semejante locura, lo que provocaba admiración, como me pasaba a mí en ese momento … Como lo pude ver después, Selena podía estar rubia, estar morocha, podía tener el pelo enrulado o lacio, usar o no flequillo, podía tener el pelo largo o corto, pero el magnetismo que ella generaba era el mismo en cualquier circunstancia … De hecho, poco tiempo después un accidente con su pelo hizo que se lo tuviera que cortar bien cortito y volver a su color original. Tal fue la situación que en nuestro primer disco para Emi Latin tuvimos que usar unos postizos y pañuelos para disimular el problema y en algunos conciertos hasta tuvo que usar pelucas. La cosa había sido bien seria pero mucho menos problemática de lo que se pensaba y si así lo fue sólo tenía una explicación: Selena misma. Yo estaba allí y podía certificar allí mismo que no había visto nada igual, que jamás había apreciado una artista así. No podía darme cuenta por entonces, pero sólo podía decir que Selena era distinta, simplemente distinta, y que buena parte de su secreto estaba allí, en el escenario, un lugar que sin duda ella lo manejaba como pocas. Yo la miraba y no podía dejar de quedarme poco menos que impresionado … Su voz, su sonrisa permanente, su manera de dirigirse al público, su gracia, su talento … Tenía sólo 17 años y se notaba que Selena tenía destino de grandeza. Tal vez sólo le faltaba que una buena discográfica la respaldara y difundiera, y el mundo se le pondría a sus pies. Pero con el tiempo sabría lo que en aquel momento no daba cuenta. Selena ya tenía un gran público que la adoraba sin que tuviera más difusión que la de ir ella de pueblo en pueblo a ofrecer un concierto. Selena tenía un recorrido distinto que muchos ignorábamos y que por suerte pude dar con ella en el momento justo y en el lugar indicado. Desde ese momento sentí que mi vida había cambiado, que jamás sería el mismo después de ver a semejante artista. Selena me daba un motivo extra para sentir más placentero mi cargo de presidente de Emi Latin … Ahora podía luchar por un artista, darle las mayores herramientas para que llegara a lo más alto y para que se convirtiera en la mayor artista latina de la historia. Sólo había que trabajar por y para ella. Pero antes me tenía que apresurar. Debía contratarla allí mismo. No sea que alguien de la competencia me ganara de mano ... Dejé que Mario se fuera al final del concierto para el hotel y yo me quedé el tiempo necesario para contactarme con ella. Cuando di con el lugar en el que estaba su camarín, para mi asombro pude apreciar que ya estaba fuera de él firmando autógrafos para sus fans. Me sorprendió que se hubiese cambiado tan pronto sólo para atender a sus admiradores. Mucha de la gente que estuvo en el concierto gritando por ella ahora estaba allí a la espera de un autógrafo. Veía con cariño cómo Selena los trataba a cada uno con una gran sonrisa no sin antes preguntarle a cada uno de ellos cómo se llamaba, qué hacía y elogiarlo por algo de su aspecto o de lo que estaba realizando. Me extrañaba ver a una artista moverse de esa manera siendo tan joven y con semejante cantidad de admiradores. También en ese aspecto noto la diferencia entre aquella época y ésta … Cuando mermó la cantidad de gente, no pude más y me acerqué a ella con mi mejor sonrisa y predisposición. “Buenas noches, Selena … Un gusto poder hablar contigo para decirte que has dado un concierto maravilloso. Verás. Soy José Behar, presidente de la Emi Latin y quisiera hablar contigo…”. En ese instante Selena me miro con extrañeza. Me vio que estaba vestido como un ejecutivo y no parecía ser precisamente alguien de su público, alguien de “ellos”. Sí seguramente vio mi cara de admiración y de fascinación, pero lejos de que ello la ablandara, la puso más a la defensiva. ¡¡A ver si yo era uno de los tantos que se quería propasar!! Me miró de arriba a abajo, pero ni se inmutó. Siguió firmando autógrafos como si nada. En mi desesperación saqué una de mis tarjetas de presentación y le dije: “¡¡Es cierto lo que te he dicho, Selena!! Soy el presidente de Emi Latin. Es que no te conocía y quedé fascinado con tu actuación. Sólo quiero hablar contigo…”. “¿Presidente de la Emi Latin? ¡¡Sí, claro!!”, me dijo Selena, sin dejar de firmar autógrafos y de sonreírle a su gente ... No me creyó … ¡¡No me creyó!! … Con el tiempo me reiría de aquellos que decían que Selena era dócil y muy confianzuda con cualquiera que se le cruzaba. Selena era encantadora, pero no tonta. Y bien que hacía para actuar así. Se sabe que hay muchos aprovechadores de los cuales hay que cuidarse … ¡¡pero yo no era uno de esos!! Entendía a Selena, pero ¿cómo convencerla? Di unos pasos hasta dar con el camarín en el que estaba el resto de la banda. Pregunté por alguien que representara a Selena o algo así, y de pronto apareció un hombre grande y de apariencia muy seria y formal que acudió a mi llamado ... Era el padre de Selena. Allí me enteré de que también era su manager. Eso me facilitó las cosas. Me presenté con mi tarjeta y le di mi mano. También le expliqué lo que había pasado cuando intenté acercarme a Selena y de allí la causa de por qué busqué a alguno que la representara en su camarín. El padre de Selena, al darse cuenta de quién era y de lo que significaba mi presencia allí, se deshizo de disculpas y propuso hablarle allí mismo a su hija para que hablara conmigo y se disculpara … “¡¡No, señor Quintanilla!! ¡¡No haga eso!! No sólo no hace falta sino que la pondrá mal a su hija. Selena hizo lo lógico. Estaba atendiendo a sus fans, yo irrumpí y ella sospechó. Usted sabe que hay muchos farsantes dando vueltas ... Si fui a usted es para asegurarme de que podríamos hablar y tener la posibilidad de contratarla. ¡¡Pero no la rete!! Sólo dígale que hubo un malentendido y que nos vemos mañana. Allí estaremos más tranquilos para hablar después de tantas emociones. Sólo quiero decirle ahora que su hija es maravillosa y que yo sólo quiero ayudarla a que llegue a lo más alto. ¿Lo hará? ¿Quedamos así?”, le dije y le extendí mi mano. El padre de Selena se sonrió con ganas y extendió la suya. Le dejé mi tarjeta por si necesitaba localizarme, y quedamos para el otro día vernos bien temprano para charlar y hacer el contrato. Empezaba una nueva vida para ellos y para mí. Empezaban mis mejores años de mi vida en el negocio de la música…

Cuando me reuní con ellos al otro día por la mañana me encontré con la Familia Quintanilla en pleno, incluida Selena … Ella se me adelantó tímidamente, pero con cara pícara me pidió disculpas por lo sucedido ayer … “¡¡Es que nunca se me hubiese ocurrido que tú, justo tú, podrías ser presidente de una disquera!!”, me dijo y comenzó a echar de una de sus clásicas risotadas, algo que con el tiempo sería habitual escuchar en ella. Su padre trató de contenerla creyendo que por allí yo podría tomarlo a mal, pero enseguida yo me reí y le hice un gesto de que todo estaba bien. Sabía que ellos estaban nerviosos y expectantes pues se les presentaba una gran oportunidad para lanzarse en el mercado e iniciar un camino que llevara a Selena al plano mundial. Tal vez lo que ellos no sabían o no creían que podía pasar era que yo estaba más nervioso que ellos pues para mí tener una artista de esas características en mi compañía era la realización de mis sueños, la humanización de una profesión en la que sólo se ven números y resultados. Cuando hablé con ellos me encontré con algo que no esperaba … Su historia. Me emocioné y me conmocioné cuando supe cómo habían llegado al negocio de la música y de la manera en la que llegaron a tener un nombre, sobre todo para la gente. Cuando los escuchaba luego de haber visto a Selena actuar el día anterior y de verla personalmente ese día entendí el porqué de su popularidad aunque faltó mucho tiempo para que me diera cuenta de la magnitud de su fama. Uno veía a Selena y era una más entre la gente, por su actitud, por su forma de hablar y de pensar. Más de una vez pensé que si Selena hubiese tenido a mí o a cualquier otro que supiera apreciar su talento representándola desde niña en ese mismo momento podría ser tan conocida como lo era Luis Miguel, que tuvo la fortuna de que toda Latinoamérica supiera de él desde que cantara desde niño “Directo al corazón”. Aun así y con el tiempo habíamos logrado 5 años después que Selena fuera en Estados Unidos tan famosa como Luis Miguel y, por ende, ellos dos ser los únicos latinos con más éxito en la región. Pero en aquella charla quedé emocionado por la historia de toda la Familia Quintanilla y por la sensibilidad de Selena. Uno se daba cuenta de que ella trataba de disimularlo con chistes y ocurrencias, pero en sus ojos y en su mirada se podía apreciar sus sueños, sus deseos, sus alegrías, sus sufrimientos. Notaba que Selena tenía muchos deseos de mostrarse, de ser querida y apreciada por todos, de trascender queriendo ser tal cual se mostraba, sin otra cosa que la quisieran tal cual era. Creí entender el porqué de su magia en el escenario sabiendo de su historia. Supuse lo difícil que era para ella asumir semejante responsabilidad de cantar y de casi sostener a su familia desde los 8 años y más concretamente desde los 10, pero entendía que esa misma necesidad la llevó a sacarse su timidez por la fuerza, de olvidarse del miedo escénico que le provocaba estar ante un público que estaba expectante y de comprender el lado positivo de todo eso, que era poder mostrarse tal cual era mientras cantaba y actuaba. Selena podía allí mismo hacer intervenciones graciosas del tipo de “me saqué mi timidez a fuerza de los cintos de mi padre”, podía decir que ella no tenía idea de que podía estar en ese lugar y que nunca se había imaginado que iba a cantar y menos que podía trascender en ello, pero en sus silencios uno daba con su verdadera personalidad, con sus genuinos deseos, con sus ansias por triunfar y ser famosa así, siendo simplemente Selena … En esa misma reunión su padre me planteó que su objetivo era que su hija fuera una gran cantante internacional, que ella debía trascender cantando en inglés, pero que asumía, por su condición de latina en esos momentos, que debía tantear cantando no sólo en inglés sino en español, sobre todo en este último idioma. Me contó que él también era músico, que él sólo cantaba en inglés a pesar de su ascendencia mexicana y sufrió las consecuencias de esa decisión. Para la música que tocaba no lo contrataban por discriminación al ser de ascendencia mexicana y a la hora de buscar alternativas por el lado de los locales mexicanos, él no tenía posibilidad, ya que no cantaba ni cumbias, ni rancheras, ni ninguna canción en español. Él me contaba que cuando supo del talento de Selena sabía que no debía cometer el mismo error. Aunque a ella le costara e incluso no le gustara, Selena debía al menos cantar en español, y temas mexicanos y latinos. Para él era una alternativa para trascender. “Con Selena tengo un solo objetivo pero dos vías posibles: cantando en inglés y en español. Si trasciende en inglés, mejor. Pero si lo logra en español su fama debe llevarnos a que ella puede cantar en ambos idiomas, y llegar a ser la número 1 en todo el mundo”, expresaba. Selena me miraba y me decía: “¡¡Qué fe me tiene mi padre!! La verdad que si fuera por mí me quedaría en casa diseñando…”, y se volvía a reír. Con el tiempo entendí lo que significaban sus palabras. Ella adoraba el diseño y quería poder trascender con ello. Entendí que para Selena el poder triunfar como cantante le podía permitir llegar a ser una gran diseñadora. Al verlos hablar y sobre todo observarlos me daba cuenta de que eran una familia muy unida pero que cada uno tenía un objetivo personal que podría cumplir con el éxito de la banda. Me sorprendía de que cada uno asumiera con total naturalidad su destino y que nadie se molestara con ello, pues por más que el Señor Quintanilla llevara la situación a mano firme, si sus hijos se sintieran molestos con esa situación podrían haberse rebelado y el padre difícilmente los hubiese podido contener. Eso me daría cuenta poco tiempo después cuando Selena decidió casarse en secreto ... Pero en esta misión todos estaban juntos y todos se sentían obligados a dar lo mejor de sí para lograr el gran fin familiar, que no era otra cosa que lograr el gran objetivo personal. No podía dejar de compadecerme por Selena, pues me la imaginaba yendo con sus sueños todos los días en un bus de pueblo en pueblo. Suponía que no era fácil, nada fácil, llevar la vida así. Me la imaginaba deseando poder parar en algún lugar y poder estar en su casa realizando una vida tranquila, normal, como la de cualquiera, y diseñando y creando sola, en silencio, sin tanta exposición, sin tantas demostraciones, sin tantos exámenes. Pero también me la imaginaba a Selena no aceptando ser una más, no ser una mujer para tener una vida intrascendente. Podía ver en sus ojos y en su expresión que quería llegar lejos, muy lejos, no tal vez por ese camino, pero sí ser una mujer de la que todos hablaran. No podía dejar de imaginarme a Selena siendo niña mirando por la ventana del bus que la transportaba y soñar con que lo lograría, que llegaría a ser famosa y con ello completar sus sueños. A Selena me la imaginaba mirando el cielo y rogar a quien sea que le diera fuerzas, muchas fuerzas para seguir, muchas fuerzas para no caerse nunca, no dejarse llevar por las frustraciones y por la tristeza de no lograrlo si alguna vez las cosas no le salían como ella o su padre esperaban. Podía imaginarme la fortaleza que debía tener Selena desde que tenía 8 años para afrontar todo lo que la vida le había obligado a vivir…

Aun sabiendo de lo que era Selena como artista y como persona, encaré su difusión artística con los mismos parámetros que los demás. Es que no todo dependía exclusivamente de mí. Si por mí hubiese sido le hubiese dado todo, absolutamente todo. Confiaba absolutamente en ella, aunque confieso que las cosas se dieron más rápido de lo que pensaba. Es que había olvidado lo que vi aquella noche en San Antonio. Cuando me refugié en mi despacho y empecé a tener reuniones con los máximos referentes y gerentes de la compañía, cuando nos abocamos a planificaciones y tácticas de marketing, habíamos perdido la noción de cómo Selena llegó a ser tan querida y apreciada entre la gente. Nos posicionamos desde nuestros despachos, y juzgábamos la suerte y el futuro de Selena desde la “realidad” de los medios. En esa época para las grandes cadenas televisivas Selena todavía no tenía relevancia y allí pensamos que debíamos promoverla a lo grande, para que su música fuera apreciada y vendida en un tiempo razonable. Pero debo confesar que el éxito vino antes de lo que yo calculaba. Me había olvidado de que no todo lo que aparece en la televisión o en la radio refleja la verdad, muestra la realidad. Si lo veíamos desde nuestra posición Selena no dejaba de ser una cantante texana con mucho futuro, pero si mirábamos las cosas “desde el llano” Selena tenía un gran público cautivo que nosotros no computábamos ni teníamos en cuenta, pero que era la que la hacía mucho más grande y popular de lo que sospechábamos. Fue raro y extraordinario el recorrido al éxito de Selena. Creo que a ninguno de nosotros se nos hubiese ocurrido hacerlo así, pues fue hecho desde la más absoluta necesidad y con los recursos que los Quintanilla tenían en ese momento. El sólo hecho de pensar que Selena casi sin hablar el español conquistaría el mundo hispano cantando en español rancheras, cumbias, toda la variedad de música texana, y que una vez logrado ello se intentara ganar el mercado anglosajón con su identificación latina sonaba a locura, simplemente a locura. Pero ellos habían construido el éxito así, conquistando a todos aquellos que la conocían a Selena, antes que por la televisión o por la radio, por haberla visto en un concierto en su pueblo o en algún festival local. Alguna vez tuve oportunidad de recorrer muchos pueblos del interior del Estado de Texas y me quedé sumamente impresionado por el éxito que Selena tenía allí. En cada uno de esos pueblos conocían a Selena … personalmente. Y todos me hablaban maravillas de ella. Recuerdo que uno me había comentado que se había recorrido unos 100 kilómetros por una carretera de tierra en busca de Selena que daba un concierto en Austin. Él fue a buscarla para pedirle un autógrafo para su hermanita, que no había podido asistir pues estaba muy enferma, y lloraba cada día que pasaba pues no podría ver a su ídolo. Cuando dio con ella y le contó lo que estaba sucediendo, Selena no dudó. Fue con A.B. y Suzette en su auto para ir a visitar a su hermanita. El hombre estaba atónito. Le dijo que los llevaría con gusto, pero que no podría devolverlos a su lugar, ya que al otro día debía trabajar y si faltaba lo despedirían … “No te preocupes, Carlos. Yo me adelanto contigo para ver cuanto antes a tu hermanita. Atrás vendrán mis padres con el bus. Ellos nos recogerán en tu casa y seguiremos camino al próximo concierto. Pero apresúrate que Sandrita nos espera”, le dijo Selena al muchacho. Cuando Carlos me lo comentaba no podía parar de llorar. Me dijo lo feliz que estaba su hermanita, que casi muere de un síncope al principio y de alegría después por esa hermosa aparición de Selena. Recordaba que estuvo abrazada por horas con ella, y que Selena le cantó a capella tres canciones a pedido de Sandrita a modo de recital personal. “¿Ahora entiende por qué la queremos tanto a Selena, señor? Ella no sólo es una gran artista. Es también una gran mujer, una hermosa mujer. Ella nos dio lo que nadie hizo. Ella no dejó nunca de ser una de los nuestros a pesar de su éxito. Y sé que volverá a nuestra casa como a la de tantas otras. Porque para nosotros Selena es aquella hermanita que fue a buscar el éxito y lo logró, pero siempre vuelve a nosotros, para compartir su alegría y su fama…”, me decía aquel buen hombre  ... Corría diciembre de 1992 y con ese recorrido podía entender el porqué del fenómeno de Selena ... Cuando Selena estalló con los éxitos de “Como la Flor” y “La carcacha”, realmente me sorprendió pues esperaba el éxito para más adelante. Pensé que tardaría un poquito más en llegar los primeros N° 1, pero no había tenido en cuenta toda la gente que ya la seguía a Selena desde hacía tanto tiempo y que no dudaría en comprar un disco de Selena en cuanto saliera a la venta. Cuando nosotros la contratamos, Selena había editado un par de discos sin mucha repercusión pues se habían hecho en sellos menores, y con poca difusión y tirada de ejemplares. Al aparecer una gran compañía para respaldar a Selena se le dio un espaldarazo a su carrera y una continuidad en su producción musical. La rareza de Selena radicaba en que era un furor pero no tenía casi discos en qué apoyar su carrera. Tal vez nuestro único mérito haya sido el de haberle dado las mayores facilidades para que Selena grabe todo lo que tenía para cantar y eso yo se lo facilité más por culpa que por otra cosa. Yo vivía peleándome con Emi Central para que me facilitaran la tarea de que Selena pudiera grabar su disco en inglés, pero ellos no querían saber nada con ello. Querían ver hasta dónde podría llegar Selena con sus producciones en español. Como ya eso no dependía de mí, sí hice todo lo que estaba bajo mi dirección y supervisión. No puse ninguna restricción a su producción musical. Les permití que grabaran todo lo que quisieran y sacar los discos con regularidad a la venta. Incluso reeditamos lo que Selena había grabado antes y en su lanzamiento sacamos un disco con todo lo que venía cantando Selena pero que no había grabado en ningún lado. Quería al menos darle una oportunidad con todo lo que tuviera a mi alcance. Di precisas instrucciones a todos para que le facilitaran todo y les dije que me avisaran si necesitaban contactarse conmigo. Mientras tanto, yo escuchaba esos demos de Selena cantando en inglés y volvía a oír su voz, apreciar semejante historia e imaginar tan rico futuro. Eso me daba más fuerzas para seguir insistiendo con mis jefes de la Emi Central. Sólo había que esperar el N°1, ese N° 1 que la posicionara a Selena y yo pudiera negociar en otros términos con ellos. Cada tanto el padre de Selena me preguntaba por el desarrollo de los acontecimientos y yo les daba mi sincero parecer. Y mientras el señor Quintanilla me pedía que siguiera insistiendo por “ese viejo sueño familiar”, que tanto solía repetir, Selena venía y me decía: “No te preocupes, José. Yo sé que lo lograrás. Yo confío en ti”, y me miraba con su clásica sonrisa pícara y echaba su habitual risotada. Yo la abrazaba, le daba un beso en la frente y rogaba a Dios que se nos diera pronto, muy pronto. Al abrazar a Selena no podía dejar de pensar que estaba abrazando a una niña que por años se sacrificó, calló, obedeció, cantó y bailó para llegar a este momento, a esta oportunidad. Y si bien es cierto que muchas veces todo depende de la suerte y del momento, yo quería hacer todo lo posible para ver a Selena triunfante y sonriente producto de semejante emoción. Cada vez que abrazaba a Selena soñaba con ver el mundo rendido a sus pies, y que ella pudiera decirme que me agradecía mucho por haber hecho algo por su felicidad … Sólo esperaba eso … por el bien de Selena…

Todo fue un vértigo después del éxito de “Como la Flor” y “La carcacha”. Tal vez debimos reparar más todos en lo que nos generó semejante repercusión. Porque creo que nadie lo esperaba. Y no es que no esperábamos lograrlo, pero todos lo esperábamos para más tarde. Incluso todos tuvimos que manejarnos en todos los aspectos sin prisa pero sin pausa. Allí di cuenta de que no previmos esta posibilidad. Nos habíamos avocado tanto en el camino al éxito y en todo lo que debíamos hacer que no pensamos en lo que debíamos hacer si lo lográbamos en algún momento. Fue la primera vez que pensé que a pesar de haber hecho todo bien, algo nos faltó. Pensé con temor a admitirlo abiertamente que no habíamos estado a la altura de las circunstancias. Me parecía exagerado y tremendista pensarlo de este modo, pero luego me arrepentiría de no tomarlo más en serio … Tal vez hubiésemos evitado aquella locura … Lo cierto es que La Familia Quintanilla, y sobre todo Selena, tomó conciencia de que ella debía aprender bien el español. Pues del lado de los Estados Unidos el exitazo había sido “Como la Flor”, pero en Monterrey lo que explotó fue “La Carcacha”. Había que ir allí. Ya Oscar Flores le había avisado al Señor Quintanilla que debía ir para Monterrey, pues Selena había causado muy buena repercusión con “Baila esta cumbia”. Yo le dije que era una buena oportunidad aunque había que estar bien preparado pues en México difícilmente le perdonarían que no hablara bien el español. El padre de Selena no se preocupaba tanto por eso. Él confiaba en que su hija sortearía ese escollo … Pero él no estaba tan convencido en ir a México. Él quería que su hija tuviera éxito primero en el mercado latino en los Estados Unidos para que ello mismo la llevara tanto al mercado anglosajón de su país como a cualquier continente. Él le daba prioridad a esa posibilidad más que a cualquier otra. No desestimaba el éxito en México como en cualquier país latino, pero pensaba que darle prioridad a esa posibilidad le quitaba las chances a la alternativa que él prefería. Allí volví a pensar en los demos y en que ésta era una excelente posibilidad para ir a ver a mis superiores de la Emi Central para asegurarnos de un contrato al menos … Pero el éxito de “La carcacha”, pero sobre todo el ser un N°1,  me hizo convencer al Señor Quintanilla de ir cuanto antes para Monterrey. Para mí era una excelente oportunidad para abrir el mercado, hacer a Selena una artista reconocida en todo el mundo hispano y, por sobre todo, provocar el “efecto rebote”: que el éxito de Monterrey agigante el éxito que Selena tenía en Estados Unidos, y que en Monterrey vieran el éxito mundial de Selena. Por eso se me ocurrió hacer el primer video de Selena no sólo con el tema “La carcacha”, sino que se hiciera en la mismísima Monterrey. Era la mejor carta de presentación de Selena y prueba de su éxito en México. Dejé para otro momento hacer un video con “Como la Flor”. Los sucesivos compromisos lo fueron posponiendo una y otra vez, hasta que nos pareció que no tenía más sentido insistir con ese proyecto … Sería de las tantas cosas de las que me arrepentiría de no haberlo hecho en su momento … Pero tenía motivos valederos ... En aquellas épocas nuestra compañía solía usar el recurso de hacer canciones en dueto como una forma de promocionar a un artista que no era conocido en las tierras del otro artista y viceversa … Surgió en ese mismo año hacer un dueto con Álvaro Torres que le permitía a Selena hacerse conocida en toda Centroamérica, y eso era preferible a hacer un video de “Como la Flor”. No teníamos aún todos los recursos aunque con Selena los usaba todos y mucho más … Los cañones los tenía apuntados para Latinoamérica y estos N° 1 me daban esa oportunidad. El padre de Selena aceptó pero a cambio me pidió que acelerara el tema del contrato con Emi por el disco en inglés. Yo era consciente de la presión que ejercían los Quintanilla sobre este tema … Incluso el año anterior buscamos promocionar a Selena con un muy lindo tema que Selena interpretaba brillantemente: “Where did the feeling go?”. Selena lo cantó en la edición N° 11 de los Tejano Music Awards y en numerosos conciertos como uno muy recordado en San Antonio en 1991… Pero no llegó a tener el éxito que se esperaba y esto daba más argumentos para la Emi Central para que Selena se avocara a la música en español. Encima estos primeros N° 1 lo certificaban plenamente … Mientras tanto Selena fue con el mejor español que pudo a México e igual fue arrasador su éxito. Allí di cuenta de otras de las virtudes de Selena que no tenía nadie, absolutamente nadie, y que explicaba el por qué me había impactado tanto la primera vez que la vi … Aparte de su talento, estaban su carisma y su risa, esa risa tan contagiosa. Era inevitable subyugarse ante Selena aunque uno fuera mexicano y estuviera frente a una mujer que verdaderamente hablaba mal el español por esas épocas. Pero esa gracia, esa manera de decir las cosas, ese respeto que tenía por la gente que la admiraba rompía todo límite, toda lógica. Después de ello sabría que a Selena le perdonarían todo, que ella podría superar cualquier barrera que se le interpusiera … Sólo dependía de ella … Y de estar a la altura de las circunstancias … no sólo en lo artístico sino en lo personal … No sólo en saber qué música se tocaría luego de un gran éxito sino de cómo llevar adelante en lo personal semejante repercusión, cómo manejarse con la fama ante la gente que siempre la había visto como una promesa y lejos aún de ser una realidad… En el medio de todo ello, y por si fuera poco, Selena se había casado en secreto con el guitarrista de la banda, y amante del rock, Chris Pérez. Recuerdo que me enteré del asunto por la televisión, pero opté por el silencio. Esperaba al señor Quintanilla al teléfono para anoticiarme del tema. Yo estaba por esas épocas en San Antonio en la promoción de otros eventos y artistas. Tuve el buen tino de eludir a cuanto periodista merodeara por allí pues quería evitar tener algún roce con ellos. Y cuando aparecía alguno, yo le insistía en que no me expediría sobre el tema sin tener la declaración oficial de la Familia Quintanilla. Pero pasaba el tiempo y el padre de Selena  no me llamaba ... Estuve a punto de llamarlo cuando apareció Selena ante mis ojos junto a Chris. Me vino a dar las buenas nuevas, me dijo que prefería averiguar dónde estaba para decirme de lo que había hecho en forma personal … junto a Chris. “Mi padre está preocupado porque cree que esto afectará mi carrera musical. ¿Tú lo crees así? ¿Crees que debo negar todo por el momento?”, me dijo Selena con cara que denotaba tristeza y preocupación. Yo me acerqué a ambos, tomé con mis manos los hombros de los dos y les dije a ambos: “¿Pero qué dices, Selena? ¿Acaso no te das cuenta que la gente te ama? ¿Acaso no ves que no tienes barreras de idiomas, de países, de nada? ¿Acaso no has percibido que la gente es feliz con tu éxito y sólo quiere que llegues a lo más alto? Selena: la gente, además de admirarte, te quiere mucho y desea lo mejor para ti. Sólo di que te has casado y que eres feliz con este buen hombre. Yo te puedo asegurar que la gente se pondrá contenta con tu felicidad. ¡¡La gente te quiere, Selena, te quiere mucho!! Y te querrá más a ti, Chris, cuando Selena diga que tú eres su Amor. Pues ahora vayan y disfruten de su felicidad, que todos estaremos bien felices. Y no te preocupes por tu padre. Es lógica su preocupación, pero en cuanto vea que tú sigues con la banda feliz, él lo entenderá…”. Selena se me tiró encima, y me dio besos y abrazos de agradecimiento. Chris me abrazó fuertemente y me agradeció emocionado mis palabras. Los dejé partir con la seguridad de que yo haría todo lo posible por apoyarlos y para manifestar que nada había cambiado con esta noticia. Cuando hablé con el padre de Selena, él me dijo: “No se preocupe, señor Behar. Le agradezco su gesto. No esperaba otra cosa de usted. Yo sé que mi hija no me defraudará. El que está en falta soy yo. Ahora no sólo la apoyaré en todo, sino en que no dudaré más ni de sus intenciones ni de los que ella quiere y ama…”. Me quedé pensando en esas palabras. Era un lindo gesto como para reprocharlo, pero en otras circunstancias le hubiese dicho que igual había que estar atentos de las intenciones de las otras personas en las que podría confiar Selena o incluso él mismo … Chris podría ser un aprovechador, pero no sólo no lo era sino que era una gran persona. El hecho de equivocarse en la apreciación de una persona o de un acto, no significaba que siempre se esté equivocado. Que a veces, muchas veces, se podía acertar … Se lo quise decir al señor Quintanilla, pero no lo hice … Grave error. Tal vez si se lo hubiese dicho, el padre de Selena hubiese actuado de otra manera y hoy no nos estaríamos lamentando del absurdo que ocurrió con nuestra Selena…

Todo se hizo rápido, muy rápido desde aquel momento. Nos parecía tan increíble todo lo que pasaba que ni siquiera nos detuvimos a pensar dónde estábamos parados y cuáles debían ser los pasos a seguir. Con el éxito de Selena en la mano fui a plantearle a mis superiores sobre la necesidad de hacerles un contrato por el disco en inglés. Les plantee que al menos se aseguraran ellos de tener la exclusividad antes de que otros se la quitaran de las manos. Eso los convenció. No eran tontos. Podían rechazar la idea de que Selena grabara en inglés siendo un ícono como cantante hispana, pero no iban a regalar a Selena a nadie ... ¡¡Quién sabe lo que les depararía el futuro!! … En 1993 formalizamos el contrato, y desde ese mismo momento se daría una lucha entre los Quintanilla y Emi para ganar en sus posturas. Yo sabía que en un punto la posición de mis superiores era razonable. No se podía desperdiciar semejante éxito apostando a algo tan arriesgado y con consecuencias impredecibles. Y yo estaba en el medio de esa puja y lo único que quería era el bien para Selena. Por eso hablé con los Quintanilla y les propuse que tuvieran paciencia, que redoblaran sus esfuerzos para lograr más y más éxitos tanto en los temas como en los conciertos. Cuando Selena fuera indiscutible para todos, mis superiores no podrían resistir a semejante presión. Otra vez el padre de Selena aceptó mi sugerencia, pero con una condición: que ellos pudieran expresar en cuanto programa de radio y de televisión fueran invitados que ellos estaban preparando un disco en inglés y que tenían un contrato firmado. Yo accedí pues era el más interesado de la compañía en que Selena llegara a la cima. Poco tiempo después al padre de Selena se le ocurrió hacer un disco en vivo el día en el que Selena se presentó en el Memorial Coliseum de Corpus Christi. Era una ocasión muy especial para ellos tratándose de la ciudad que los vio crecer y triunfar, y lo harían en un momento de gran crecimiento y creación. Yo pensaba que era mejor sacar un disco en vivo más tarde cuando sacaran un álbum consagratorio que los catapultara al éxito mundial y cuya versión en vivo sirviera para difundir su música en aquellos países en los que Selena no era tan conocida, pero el entusiasmo de todos los Quintanilla me dio la intuición de que podría ser una gran oportunidad para ser un paso más en el éxito de la carrera de Selena y Los Dinos … ¡¡Y vaya si lo fue!!! Selena había interpretado un repertorio bastante variado que le permitía mostrar su gran versatilidad y lo madura que ya estaba como cantante. Me pareció una excelente idea difundir ese concierto, aunque siempre haciendo hincapié en sus interpretaciones en español, ya que yo estaba más que convencido de que Selena debía reafirmarse como figura indiscutible en ese mercado para luego saltar e intentar jugar en las grandes ligas sin que nadie se atreviera a cuestionarla. Lo bueno que tenía con los Quintanilla era que me había acoplado perfectamente a su gran trabajo en equipo en el que todos se sabían escuchar y en el que todos sabían lo que debían hacer. Ni el más optimista podía imaginar las consecuencias que se darían luego de una simple idea de sacar un disco en vivo en el que sólo agregamos como novedad la inclusión de un tema nuevo que sabíamos que sería un éxito: “La llamada”. El disco no sólo fue un éxito … Le permitió a Selena ser nominada al Grammy por ese álbum … ¡¡Y ganarlo!! Creo que fue una de las pocas veces en las que lloré cuando vi a Selena arriba en el escenario tan emocionada recibiendo ese merecido premio. No podía creer que me nombrara en primer lugar en la lista de agradecimientos … Pensé que por los nervios alteró todo el orden de prioridad de agradecimientos y hasta olvidó nombrar a otros … Y no era para menos … Lo podía ver en su rostro. No había margen para las risotadas que ella siempre utilizaba como recurso para que nadie descubriera lo que realmente sentía, lo que verdaderamente pensaba. Selena estaba seria y formal. No estaba como siempre. ¡¡Y cómo estarlo!! Estaba verdaderamente emocionada. Luego diría que ella no se lo merecía, que ella no lo esperaba, que ella sólo fue a sacarse fotos con los verdaderamente “famosos” … Pero ella en su interior lo deseaba, lo intuía, lo percibía. Sabiendo lo sensible que era Selena me ponía en su cuerpo y me imaginaba las imágenes que pasaban por su cabeza cuando escuchó su nombre como ganadora del Grammy, algo difícilmente de conseguir por esas épocas. Cuando me encontré con Selena, ella me abrazó y se quedó un tiempo como un niño gozando del momento, con los ojos cerrados y sin decir más que “Gracias, José, gracias por haber confiado en mí … Y perdóname por haber desconfiado de ti … ¿recuerdas?”, y echó otras de sus carcajadas que denotaban que volvía a la “normalidad”. “Mira, Selena. El mérito es tuyo. Yo sólo te he ayudado, pero no tengo más mérito que ése. La gente te admira y adora, y ahora tienes el reconocimiento del Gran Jurado. ¡¡Nadie podrá detenerte!!”. Selena me miró, luego observó a su alrededor y me dijo: “Sí, pero todavía hay mucho por hacer. ¿Estarás siempre a mi lado para apoyarme?”, me miró fijo como esperando un gesto concreto de mi parte. Yo la abracé y le dije: “¡¡Claro, claro que sí!! Siempre estaré para apoyarte en todo lo que te propongas”. Selena se apartó, me volvió a mirar fijo y me dijo: “¿Pero no olvides de mi disco en inglés, eh?”, y nos echamos a reír juntos a carcajadas. Era el momento de gozar, de reírse, de disfrutar. Tal vez nos faltaba reflexionar, pero eso fue muy difícil de entenderlo en aquel momento…

 

Es muy difícil describir ese año, ese último año ... Íbamos de logro en logro, de concierto multitudinario a otro. Todo fue una sucesión de cosas que a cada uno le costaba procesar. Cada uno a su manera se permitió vivirlas. No había tiempo para otra cosa. Después del Grammy Selena daría un majestuoso concierto en el Houston Astrodome en el que volvería a batir con todos los récords de asistencia y en el que se permitiría adelantar algunos de los temas del disco que saldría al mes siguiente: “Amor prohibido”, sin duda el mejor que haya hecho Selena, en el que se arriesgaba a cantar otros temas, otros ritmos, otras canciones. Eran todos éxitos. Hasta nos peleábamos por cuál debía ser el primer tema adelanto para la radio. El padre de Selena pensaba en “Amor prohibido”. A.B. en “Bidi bidi bom bom”. Yo pensaba como el padre de Selena y así se hizo, pero podría haberse hecho al revés y hubiese sido lo mismo. El éxito fue espectacular y las repercusiones no se hicieron esperar. Selena vivió una sesión maratónica de conciertos, entrevistas, recibimientos de premios, participaciones en telenovelas y hasta en cine. Y todo lo hacíamos sin reflexionar, sin pensar que algo debíamos ajustar pues las cosas habían cambiado mucho, sobre todo en ese último año. Había que dejar de ver a Selena como una promesa y sí como una realidad, Selena debía dejar el bus y viajar más en avión, Selena debía pensar seriamente en una gira por toda Latinoamérica, pero para eso debíamos parar todos y diagramar las cosas. Yo sentía que nadie caía en lo que se estaba generando: que Selena ya era una estrella en Estados Unidos y México, y que pronto lo sería a nivel mundial. Debíamos empezar a pensar seriamente que había que afrontar otras realidades, otras necesidades, otras exigencias. Pero para todos esto era un sueño, un sueño hecho realidad y que había empezado a cumplirse luego de tantos años de frustraciones y de necesidades. Como si a Selena le sobrara tiempo, decidió a echar a rodar su vieja pasión, la del diseño. No estaba mal que lo hiciera, pues era su gran vocación, pero lo más atinado era tal vez consolidar su carrera artística, proyectarse en todo el mundo para recién allí desarrollar sus boutiques con especialistas de todo el mundo. Pero Selena no quería esperar, lógicamente no quería esperar. Y decidió echar a rodar su sueño de inaugurar “Selena Etc.” en Corpus Christi con lo que tenía a mano, y con sus enormes ganas de hacer, hacer y hacer. Estaba bien, pero si lo hubiese pensado un poco, sólo un poco, se hubiese dado cuenta de que estaba dejando su boutique en manos inexpertas y de dudosas intenciones ... No todos seguían sus nobles ambiciones. Había gente a su lado que no le llegaba ni a los talones. Yo sentía que Selena era la gran Reina que se paseaba por el gran camino real al éxito, pero al lado, al lado había gente que no estaba dispuesta a seguirla en ese camino de emancipación que se proponía Selena. Selena debió primero aprender a volar por el mundo para saber a dónde quería dirigirse y con quién. Todos vivimos en la vorágine y no dimos cuenta del monstruo que se estaba gestando a su alrededor. Todos vivimos en el gran mundo pero nos movíamos como si no hubiésemos empezado. Y ése fue un gran error. Un error que pagaríamos muy, muy caro…

La lucha con mis superiores parecía llegar a buen puerto. El éxito impresionante de Selena los hizo ceder. Comprendieron que se podía hacer el intento de hacer el disco en inglés, pero me pidieron que no abandonara con los proyectos en español, que debía seguir jugándose por los dos caminos a pesar de ello. Sabía que eso significaba luchar con ellos en cuanto a la salida del disco. Eso se podía reflejar en los anuncios de Selena de la salida del disco en inglés. El éxito espectacular de Selena en el segundo semestre de 1994 le permitía decir a los cuatro vientos de su proyecto principal, pero cada tanto debía cambiar de mes … Al principio sería en marzo, luego en julio. Debo confesar que la vorágine en la que vivíamos nos impedía tener un mínimo de organización. Para principios de 1995 Selena había comenzado a grabar el disco en inglés pero a su vez ella anunciaba que iría a Sudamérica a hacer sus primeras presentaciones, pero aún no quedaba claro si ello era posible. Todo dependía de cuándo terminaría el disco en inglés y de comenzar a promocionarlo, y si eso era en julio lo más probable era que Selena no se moviera de Estados Unidos y de México en todo el año. Eso también condicionaba los trabajos de Selena en español. Pensábamos en si debíamos sacar nuevo material a la vez que el disco en inglés o bien no hacer nada hasta ver qué pasaba con la apuesta de los Quintanilla. Yo pensaba que lo mejor era editar un disco en vivo para difundirse en Centro y Sudamérica, pero como hacía poco habíamos sacado “Selena Live”, pensé que tal vez podríamos sacar un “Grandes Éxitos”. Eso liberaría la presión de hacer algo nuevo en español, darle prioridad al disco en inglés y dar la posibilidad de ir al resto de Latinoamérica si daban los calendarios con el material conocido o difundido ... Debo confesar ... Semejante desorganización tenía una explicación: íbamos para adelante llevados por el viento de cola. No lo vivíamos como algo caótico ni dramático. Lo vivíamos como algo normal. Todo nos salía bien. Selena estaba en su mejor momento, y sus éxitos y popularidad iban en aumento. ¿De qué nos podíamos preocupar? Todos estos problemas para nosotros eran menores, muy menores. Sólo era cuestión de tiempo. Selena ya había acomodado sus conciertos en función de lo que haría en inglés. Así encaró su edición del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 con su espectacular intro del Disco Medley, todo iba bien con el disco en inglés, aunque con un ritmo aún lento debido a los múltiples compromisos que tenía Selena ... Todo iba bien. Teníamos tiempo, mucho tiempo ... En cuanto ajustáramos la fecha de salida del disco en inglés todo quedaría claro, más que claro. Hasta pensé que sería mejor que el disco en inglés saliera a fin de año. Eso le permitiría encarar sus compromisos ya prometidos en Estados Unidos y México durante el año, mostrarse y promocionarse por primera vez en Sudamérica y comenzar a hablar de su disco en inglés en Estados Unidos. Y eso daría tiempo a Selena para ubicar a “Selena Etc.” en el mercado. ¿De qué debía preocuparse uno? Todo tenía solución ... Había tiempo. Mucho tiempo ... Selena estaba en su mejor performance y ninguna barrera había en el horizonte que impidiera seguir su camino. Todo se cumpliría … Era cuestión de tiempo. Todo se cumpliría irremediablemente…

Ese 31 de marzo yo estaba en Los Ángeles. Estaba ultimando los detalles para el concierto de Selena allí. Sabía que era otra excelente oportunidad para que Selena mostrara algo más de su potencial. Era su siguiente concierto personal luego del Houston Astrodome, sin contar las innumerables presentaciones en festivales y conciertos múltiples. Esa misma tarde me llamó A.B. Hablaba en voz baja. Podía ver su rostro desencajado e incrédulo. Lo podía ver escuchando su voz. Apenas le pude decir que iba para allá. Ni pude decirle que si me estaba haciendo un chiste, si estaba seguro de lo que estaba diciendo ... La voz de A.B. me impedía decir cualquier cosa. Pasaron por mi mente muchas cosas, el abrazo de Selena agradeciéndome lo que había hecho por ella, mi visión de Selena siendo pequeña soñando con lo que iba a ser mientras guardaba la realización de sus sueños para cuando lograra ser la mayor artista latina de todos los tiempos, la alegría interna de Selena cuando ganó el Grammy ... Pero también pensé cuando poquito antes no logró repetir el Grammy y pensé que tal vez si lo hubiese ganado nuevamente todo se hubiese clarificado y la historia hubiese sido distinta ... Y también pensé en aquel concierto de El Paso en el que irrumpió un fan para abrazarla en plena actuación, pero que fue un segundo de incertidumbre en el que pensamos lo peor y que llevó a decir a Selena “Me asusté” mientras seguía cantando. Cuando ocurren estas cosas uno piensa en todo lo que pudo haber hecho si hubiese actuado a tiempo en su debido momento … Un pensamiento inútil, sumamente inútil ... Con el tiempo sabría que el problema estaba adentro, no afuera. Allí volví a pensar en si nos hubiésemos organizado más, en si los de la Emi no hubiesen retrasado indefinidamente el disco en inglés, en si los Quintanilla hubiesen pensado en lo que estaba generando Selena fuera de los Estados Unidos y México y en aprovechar el éxito de Selena en español antes de ingresar al mercado anglosajón, en si Selena hubiese bajado los decibeles con su proyecto de Selena Etc. y hacerlo con más tiempo y más apoyo de todos nosotros, en si yo hubiese hecho más por su carrera y hubiese impuesto más mi criterio si lo tenía todo claro, si yo sabía lo que pensaba y sentía Selena … Pero era demasiado tarde para lágrimas. Lo que más me aterraba de todo era el Día Después, el día del Mundo sin Selena, cuando se acabaran los homenajes y los recuerdos, y el mundo se acostumbrara a que Selena fue aquello que fue y lo que no fue … fotos y recuerdos … La que inició un ciclo pero no lo pudo terminar siendo capitalizado por otros artistas que eran muy talentosos, pero que no eran diferentes como Selena ... Tenía terror, porque se cometerían muchas injusticias, como lo que le habían hecho a Selena, la única hacedora de una época de magia y la única víctima, la víctima más inocente que haya tenido este mundo despiadado y cruel. Con el tiempo mi participación se circunscribió a sacar ese disco en inglés, ese disco que ahora era póstumo e inconcluso, y que salió puntualmente en julio ... Puse mi mejor cara para recordar el Legado de Selena, pero me sentía triste, muy triste. Luego me fui alejando del todo. Surgieron cosas que no me gustaban y me avoqué a mi profesión como era antes de conocer a Selena ... Hacerlo como un deber y punto ... Ya no tenía el incentivo de Selena. Después de conocer a Selena ya nada sería lo mismo y nada bueno podía esperar. Tal vez un consuelo, una vez cada tanto, pero consuelo al fin. Cuando salió la película, me di cuenta de que fueron injustos conmigo. Yo no era esa persona a la que nunca nombraban por su nombre … Ni siquiera se asemejaba en lo que pretendía para Selena … Pero poco importaba … ¿A quién le podía importar? Selena no estaba. Eso era lo que más importaba … Eso era lo irremediable…

Un día volví a la casa de Carlos. Sabía perfectamente el lugar. Ni necesité presentarme. En cuanto me vio, nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Los dos sentimos en soledad la pérdida de Selena. Podía ver que su hija había llenado su habitación con fotos, imágenes y recuerdos de Selena. Ella también nos abrazó y lloró en silencio. Todos nos sentíamos más que solos. Solos y en silencio. Nos habíamos quedado sin habla. Nos habíamos quedado sin nada … Nos habíamos quedado sin Selena…

 

(Yo tampoco tengo más para decir … Todo está dicho … dicho por Selena. Lo único que me mueve, lo único que me moviliza es que nunca permitiré que se calle la voz de Selena, que alguien se olvide de lo que fue, de lo que hizo, de lo que generó. Eso nunca lo voy a permitir .... Todos nos podremos quedar llorando sin nada que decir, pero nunca el mundo se podrá quedar sin escuchar la voz de Selena. Y esa es pura y exclusivamente nuestra responsabilidad … si es que queremos de verdad a nuestra Selena…)

Selena: yo sólo hablo por ti. Yo sólo quiero con mis actos certificar que siempre estarás presente y que un mundo es posible … con tu Amor…

Te quiere mucho…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: May 17th, 2012
 
 

Hasta que un día fui a buscarte y te encontré, Selena…

 
 


Alberto miraba a su jefe y sentía por dentro una mezcla de bronca y desilusión. Una vez más le hablaban de paciencia y de comprensión. Y él sólo quería que lo comprendieran a él. Alberto no le hablaba de un ascenso ni mucho menos de un aumento de sueldo. Nunca le interesó ser jefe y con el tiempo ni siquiera sabía lo que ganaba. Le había dejado el manejo de sus finanzas a su esposa. Nunca tuvo idea de por qué estaba allí y para qué. Estaba más que claro que lo suyo era crear y jugar con sus fantasías. Pero nunca se lo permitió hacer. Siempre se consideró un inútil y un incapacitado. Pero él sabía que eso no era cierto. Su familia siempre se lo hizo sentir, lo que le quitó casi toda su autoestima. Y con el tiempo usó como excusa su incapacidad para no atreverse a hacer lo que quería, a ser feliz siendo como era aunque a la mayoría no le gustaba. Alberto miraba a su jefe y volvía a sentir ese sentimiento que más le molestaba: la injusticia. “¡¡Ay!! Lo que pasa es que eres de Leo. Y a todos los leoninos no les gusta ni las mentiras ni la falsedad”, le decía una compañera de trabajo, de las pocas que le hablaba y que, mal que mal, le demostraba que creía en él. “No entiendo cómo la gente cree en el Horóscopo como si fuera una ciencia exacta. Susana me habla como si todos los del mismo signo son iguales y nadie es igual. Mi hermano es leonino como yo y somos tan distintos, estamos tan distantes…”, se decía Alberto, con aire de melancolía. Veía a su alrededor y se lamentó no hacerle caso a una persona que mucho tiempo atrás trabajó en ese lugar por sólo un par de meses, pero que antes de irse le dijo: “Alberto. No seas tonto. Este ambiente no es para ti. ¡¡Haz lo que te gusta!! No gastes más tiempo en este triste lugar. Tú tienes mucho para dar y sé que muchos te lo agradecerán…”. Alberto sintió que el mundo le daba vueltas y por varias horas no pudo trabajar. Sabía que ese muchacho tenía razón, pero como siempre no se animó a pegar el gran salto. Incluso por esas épocas había escrito una nota periodística que hablaba de los bares lindantes con las canchas de fútbol y le había encantado a uno de sus profesores de la carrera de periodismo. Tanto le gustó que un día lo llamó al trabajo y le pidió la nota para publicarlo un domingo en reemplazo de una nota que hablaba de la actividad de aviación y de los pilotos de aviones, que parecía que no iba a ser publicada simplemente porque el autor parecía que no iba a llegar a terminarla … La cuestión es que llegó el fin de semana y salió la bendita nota de los aviones y no la suya … Corría 1992 en su Buenos Aires querido y durante un tiempo él compraba el diario los domingos para ver si aparecía su nota … Y no salió … No salió nunca … Y nunca también quiso preguntar por qué y no quiso tampoco pelear por ese artículo periodístico que lo hizo gracias a su gran poder de percepción y de observación de la realidad … A Alberto le parecía que eso no correspondía y era de los últimos sobrevivientes que hablaba de códigos, de conducta, de ética y de coherencia. Y eso siempre lo enorgullecía … Ahora veía a su jefe y se preguntaba lo que debió haberse interrogado antes: qué hacía allí, para qué estaba, qué sentido tenía estar en el medio de tanto excremento que crea la gente que está a su alrededor, y que se baña y bebe en ella. Allí Alberto veía su foto y sus notas de Selena, y se refugiaba en ellas para no sumirse en una profunda depresión. Muchas veces se preguntó y hasta otros le preguntaron por qué se sentía identificado con ella, que tenía Selena que no tenía otras, qué encanto poseía Selena que la hacía lo más importante de su vida. “Selena era una mujer encantadora, talentosa, hermosa, con personalidad, carismática, auténtica, trabajadora, defensora de la verdad y amante del trabajo y de la superación. Ella había llegado con su canto, con su baile, con su música siendo tal cual era y sin venderle ningún personaje a nadie. Selena llegó a ser una gran artista y muy popular sin que nadie le regalara nada. Ella quería que la amaran por lo que era y no por las apariencias. Selena quería mostrarse con lo bueno y con lo malo, y que la comprendieran y apreciaran por lo que hacía. Selena no quería dádivas, sólo lo que le pertenecía por derecho propio. Logró que la quisieran por su voz y por su persona. Nadie la quiso por conveniencia, todos deseaban lo mejor para ella. Pero bastó que se filtrara una psicópata en forma de fan y le quitó todos sus sueños, toda su obra, toda su vida. ¿Qué se puede esperar de este mundo sin rumbo si pasan estas cosas, si siempre ganan los malos, si siempre gana el que es más hábil, al que sólo le importa  el fin y no los medios, él que sólo busca ver cómo vivir bien a costa de los demás? Cuando supe lo que había sucedido con Selena dejé de creer en que podía haber vida después de la muerte y en divinidades … Nada tiene sentido, como este mundo…”, se decía una y otra vez Alberto, mientras miraba a su alrededor. Si ya creía poco en algo, dejó de creer el día en el que una mujer que irrumpió en su vida 6 años atrás y a la que no le habla de hacía 5, lo denunció ante una mujer que ni era su jefe de maltrato y de intento de violencia de género. Por supuesto que quedó en la nada, porque sabía que no era cierto, y al no ser cierto obviamente no había pruebas. Si al menos lo hubiese acusado en aquel momento de que no le hablaba desde hacía mucho tiempo “y que eso le afectaba su rendimiento en el trabajo”, aunque supiera que era una estrategia, lo hubiese soportado porque eso sí era verdad … Pero a Alberto eso no lo contentaba ni lo aliviaba … La mancha a su persona, las calumnias sobre su conducta, su exposición frente a los demás expresada por cambios de lugares de trabajo “por precaución” lo indignaba y, lo que es peor, el quedar bajo las habladurías y mentiras de los demás, lo condicionaba en su manifestación espontánea hacia todo. Pero para Alberto por suerte estaba Selena y se refugiaba en ella escribiéndole, viendo sus conciertos, comprando sus discos, leyendo cuanta cosa hubiera de ella. En un punto Selena sucumbió por el mismo motivo que el que padecía Alberto … Sólo que él se dio cuenta de todo cuando decidió no hablarle más a Cristina, su compañera de trabajo, y alejarse bien de ella, al punto de pedirle a su jefe un cambio de piso para estar lo más lejos posible de su campo de visión. Pero eso a Alberto no le sirvió de mucho, pues Cristina se las ingenió para aparecer por el piso en el que estaba para hacerse amiga de uno de sus compañeros de trabajo para luego ponerse de novia, casarse y tener hasta un hijo … En otro momento de su vida le hubiese parecido todo una locura y si se lo contaban hubiese pensado que era obra de un gran guionista de cine. Pero era real, y encima él, que sabía lo que le había sucedido a Selena, podía saber qué significaba estar frente a esa clase de personas. Alberto leyó más de una vez notas dando innumerables interpretaciones sobre cómo se dio ese absurdo asesinato. Leyó de dobles vidas, de vidas apasionadas, de escándalos amorosos, de intereses, de explotación … hasta de lesbianismo … Nada de eso tenía que ver con este triste final... Alberto se dio cuenta de que muchos pueden explicar este tipo de desgracias con ese tipo de historias, con esa clase de explicaciones, con ese grado de escándalo … Pero él comprendía que con el correr del tiempo y del avance de la tecnología y de las comunicaciones, había cada vez más psicópatas entre el común de la gente y de esquizoides en cada lugar en el que cada uno se mueve en la vida… Así se entendía la partida de Selena … Alberto supo, cuando se interiorizó en la explicación de ese crimen, que no había terceras personas, ni amantes, ni dinero, ni ambiciones, ni asuntos de drogas ni de ajuste de cuentas … Sólo se trató de la obra de una psicópata, de una persona que se creyó con derecho para decidir sobre la vida de Selena, que no aceptaba matices, que todo lo veía blanco o negro, y que todos debían someterse a sus caprichos … Alberto lo entendía todo, un poco por su historia familiar, porque la fascinaba la psicología, y porque había padecido el obrar de Cristina … Alberto que en sus casi 45 años creyó haber visto casi todo en materia de mentes humanas se encontró con el obrar maestro de una psicópata de manual como lo era Cristina, y hasta pudo sentir esa horripilante sensación de darse cuenta después de un buen tiempo que no sólo no se controla a una persona así con poner límites bien precisos, que ninguna medida de seguridad repele su accionar, sino que al cabo de un tiempo y en un buen día uno se siente moviéndose como marioneta al compás de las manos mágicas de esas maquiavélicas personas. Alberto no podía aún hoy explicar cómo llegó a estar pendiente de ella, sometido a ella, querido por ella, maltratado por ella. Y también podía explicarse cómo esas personas logran tener una gran popularidad en cualquier lugar y gozar del beneplácito de tanta gente que sale con vehemencia a defenderla hasta de lo imposible … Cuando veía que nadie podía creer que esa mujer le quitara los sueños a Selena, que parecía tan cariñosa, tan leal, tan trabajadora, tan servicial, tan admiradora de Selena, Alberto pensaba en cómo había llegado a su vida Cristina y no le sorprendía. Recordaba cómo, allá por 1991, esa mujer de manera insistente llamó y llamó al padre de Selena para lograr una reunión y proponerle hacer un club de fans que le permitiera, entre otras cosas, proveerle a todos los admiradores de Selena toda clase de souvenirs de la gran cantante y artista que no podían conseguir, y comprendió cómo el psicópata, aunque no parezca, actúa metódicamente, con un plan y con un método bien pensado para cumplirlo. Ya supo interesarlo al padre de Selena sabiendo lo que le necesitaba sin conocerlo. Hasta fue una adelantada a los tiempos al saber de la importancia del marketing por esas épocas siendo que sólo era una enfermera … Y luego de entrar en la vida de los Quintanilla se las ingenió para saber todo de ellos sin que los Quintanilla supieran mucho de ella. “Sólo así -pensaba Alberto- se explica que esa mujer tuviera un plan pensado como mínimo un mes atrás del asesinato mientras los Quintanilla nunca sospecharon lo que podría llegar a hacer aun en pleno conflicto”. Pero lo que para muchos podía ser insólito, para Alberto era lógico, hasta normal. Él vio cómo Cristina empezó a mandarle mails en el trabajo mostrándose simpática, agradable, tan interesada en lo que él hacía, pensaba, soñaba. Alberto estaba en esas épocas “tranquilas” de su vida, en la que iba, como decía el General, “de la casa al trabajo y del trabajo a casa”. Pero estaba vacío, sin muchas alegrías ni motivaciones, con su esposa e hija como principal sostén … Y de pronto Cristina formó parte de su vida a cada instante. Mientras aparecía a la vista de los demás como una mujer callada y responsable de su trabajo, ante Alberto aparecía como una invasora que lo apabullaba con preguntas y pensamientos a través de los mails desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde … A Alberto le costaba concentrarse en su trabajo y hasta trataba de ponerle límites a semejante conversación que duraba horas pero que nadie notaba porque para los demás ellos eran cotidianamente dos personas calladas y concentradas en sus labores … Llegaba a tener discusiones, que en otras épocas hubiesen provocado un escándalo porque inevitablemente se hubiese visto, u otro tipo de reacciones si eran más que amigables … Poco tiempo después supo que todo ello no era sólo producto de un capricho sino que era parte de un plan metódico y fríamente calculado. Tarde comprendió Alberto que todos los días recibía una dosis de veneno por parte de Cristina hasta acostumbrarlo a él, y cuando un buen día decidió no dárselo, experimentó su falta, trató de disimularlo, luego evadirlo y luego a los gritos pidió por él … La primera vez que Cristina decidió no mandarle un mail a las 9 de la mañana ni en los minutos venideros, pudo darse cuenta de lo controlado que lo tenía … A las 10 de la mañana Alberto estaba encima de Cristina pues no podía aguantar sin comunicarse con ella …Cuando Alberto supo todo este perverso camino y sus efectos en él, entendió por lo que había pasado Selena. No era tan fácil darse cuenta, no era sencillo deshacerse de semejante telaraña que le había armado esa mujer. Comprendió que cualquiera que estuviera ante esa situación, el día que se diera cuenta del plan debía estar preparado para manifestarlo y actuar cuanto antes, sin darle la mínima posibilidad de que el otro lo advirtiera antes y actuara en consecuencia. Alberto supo que al psicópata no le importa que le descubran el juego. Lo que realmente le preocupa a esta clase de personas es que alguien no sólo le haga saber que saben del juego sino que intenten decirle que no van seguir prestándose a eso, que se quieren apartar del siniestro plan, que no van a seguir con la farsa, que no aceptarán el rol de sometidos. Es como esas viejas y clásicas escenas policiales de homicidios en las que un buen día la “víctima” encara al psicótico y le dice que lo descubrió, que sabe de su juego y que se lo dirá a todo el mundo para que quien quiera oírlo sepa qué clase de personas es, para que nadie se crea más que es esa encantadora persona que se muestra impunemente ante los demás … Alberto supo que en un punto a Selena le pasó eso y que no pudo apartarse de esa telaraña de mensajes de “beepers”, amenaza de suicidios, exigencias de que viniera ante cualquier requerimiento, pedido de que sus asuntos fueran tomados como prioritarios y los más importantes, al punto de que Selena dejara todo lo que hacía para atenderla … Alberto, a la hora de comprender en una imagen la situación de aquel nefasto marzo de 1995, recordó esa escena de la película Selena en la que se ve a los Quintanilla reunidos con la presidente de su club de fans pidiéndole explicaciones sobre la falta de dinero de los fondos y de la queja de los fans de no recibir los souvenirs que habían pedido y pagado … La mujer se deshizo de explicaciones, de excusas, manifestó no comprender lo que pasaba y prometió hacer todo lo posible para explicar la situación e investigar “hasta las últimas consecuencias”… Aún nerviosa, la asesina no se había inmutado frente a la presión y sospecha de los Quintanilla. Pero hay un momento de la película en el que el padre de Selena le dice, cuando la acusada está por irse del lugar, que debería ella responder por la falta del dinero. Cuando la mujer escucha eso, abre bien los ojos, traga saliva y da cuenta de la dimensión de los hechos. Alberto siempre ponderó ese momento de la película, y consideró un hallazgo y habilidad del director Gregory Navas para explicar la magnitud del hecho, y del verdadero sentir y pensamiento de esa mujer. Con esa expresión esa mujer da cuenta de que el padre de Selena le estaba diciendo que ya no iban a seguir el juego, que ya no estaban dispuestos a seguir la farsa. En esa expresión se podía uno dar cuenta de que esa mujer había pensado en el asesinato cómo única alternativa de reacción frente a lo que se vendría … “Todo o nada”, piensa el psicópata. Esta gente siempre va por todo, y si no lo logra, entonces será nada. Por eso cuando la presidenta de su club de fans supo que la estaban virtualmente apartando, y que con ello no lograría todo lo que pretendía, sentenció con un “nada” la situación. Así preparó el camino de la muerte, del asesinato, como castigo por no seguir el juego, por no continuar con su juego…

Alberto no hizo lo que hicieron los Quintanilla. Sabía que tenía que cortar de cuajo la relación, que quedarse en la mitad del camino no lo llevaría a ninguna solución. De pronto se encontró que estaba viéndose con ella a escondidas, que se escapaba de cualquier lugar para verla aunque sea un ratito. Un día ella lo besó y él le dijo que no se había imaginado que podía pasar eso en un subterráneo a la vista de todos. Recibió como toda respuesta. “¿Y qué esperabas que sucediera?”. Alberto se dio cuenta de que se estaba metiendo en un lío pero que le era imposible sustraerse de él. Pero se peleaba con él mismo, y enseguida le quería poner un límite a Cristina, quien se sentía lo suficientemente segura del dominio de la situación con un Alberto necesitado de su veneno. Sólo faltaba la última decisión, la más importante, pero que Cristina esperaba con ansias pero con seguridad de que la debía tomar él … para que un futuro, cuando ella decidiera apartarse de Alberto, él no le imputara que ella lo obligó, para que ella pudiera decir que él tomó la decisión, que Cristina no lo obligó, que ella sólo lo llamó para hacerlo, si es que él quería. Alberto sabía que esa situación era igual que la del nefasto 31 de marzo de 1995, pero Selena decidió salir sigilosamente de su casa mientras su esposo dormía y sin avisar a nadie de su familia  en dónde iba a estar. Iba en busca de la presidente de su club de su fans con los términos y condiciones que ella exigió … y pasó lo que pasó … Antes que ello Selena habló, habló, intentó persuadir, buscó una conciliación entre ella y su padre … y nada logró porque esa mujer no quería conciliación … sólo quería sometimiento … Y al saber que ello no lo lograría decidió eliminarla y que todos, absolutamente todos, se quedaran sin nada … Alberto padeció lo mismo pero pegó un golpe de timón a tiempo y por un hecho que no esperaba ... Hasta ese momento había intentado todo. Pidió tiempo, buscó llegar a acuerdos, pero ella lo presionaba cada vez más para que hiciera lo que ella quería, hasta que entregara lo último que podía exhibir ante cualquiera con dignidad … Ya se sentía una marioneta de ella … Se movía al compás de ella hasta cuando se peleaban por cualquier cosa. Alberto se sentía desconocido. Al revés de lo que hacía con los demás, cuando se enojaba con Cristina aguantaba un tiempito hasta que no podía más y le pedía disculpas personalmente o por mail, si estaba en el trabajo, o por llamados o mensajes al celular si Cristina estaba fuera de él. Había empezado a tener problemas con su familia, pues ya no había explicación razonable a algunas actitudes suyas. Las peleas eran cada vez más frecuentes y absurdas, y duraban cada vez más. Alberto optó por hacer lo que hacía con los demás: no hablarle más y punto. Pero para su sorpresa ella le siguió el juego a la espera y seguridad de que, como en otras oportunidades, él terminara cediendo. Encima, para su desgracia, poco tiempo antes, su jefe había decidido unos cambios de lugar en la oficina, y al lado de él fue a parar … Cristina. Alberto resistía y Cristina también. Ella comenzó a impacientarse cuando Alberto aguantaba más de la cuenta y empezó a ejercer la presión psicológica. A veces se ponía a trabajar ubicándose más cerca de él sin decirle nada y otra veces venía de otro lugar, y se sentaba mostrando abiertamente su fastidio haciendo soplidos o arrojando a la mesa con fuerza un cuaderno o una taza para que Alberto escuchara y hasta se asustara … Y todo esto se hacía en el más absoluto silencio e ignorancia de los demás … Al menos eso era lo que él creía, pues más tarde se enteró de que Cristina le decía a otros que salía con un hombre casado, cuando en realidad él, como mucho, la veía tres veces a la semana una hora cada vez, aunque en una de esas veces una compañera muy chismosa del trabajo los vio al pie de la escalera del subte … Siempre se quedó con la sospecha de que esa mujer los venía siguiendo desde hacía varias cuadras para aparecer “casualmente” en ese lugar … Hasta que un día Alberto tuvo otro cruce con Cristina … Al rato alguien circuló una tarjeta de cumpleaños de un compañero de trabajo. Cristina la tomó y luego de firmarla, no se le ocurrió mejor idea que arrojársela literalmente por la cabeza a Alberto y mirarlo con furia. Alberto, en un principio, lo iba a tomar con liviandad, como otro hecho aislado, para evitar otro encontronazo peor. Pero al cabo de unos minutos, recapacitó y supo que debía hacer algo cuanto antes, sino el también tendría su “31 de marzo”. Con la excusa de estar saturado, y sabiendo de que habían habilitado dos lugares de trabajo de su sector en otro piso, le pidió a su jefe que lo trasladaran allí. Por suerte, éste accedió y así Alberto zafó de ser víctima, pero debió soportar las consecuencias de tal decisión ya conocidas, sin saber que en el futuro tendría que sufrir la convicción de que un psicópata nunca se considera vencido ni aún vencido, y que Cristina con el tiempo cambiaría públicamente su condición de víctima al de victimario…

Alberto recordaría muy bien esa época en la que tomó esa determinación, pues se daría un hecho que cambiaría totalmente su vida … Conoció a Selena … Por supuesto que ya sabía de ella, pero sólo se había interiorizado por el caso policial. Como casi todos en Argentina, él conoció a Selena a través de interiorizarse por la muerte de Gilda. De hecho durante mucho tiempo Alberto estuvo tratando de entender el “Fenómeno Gilda” viendo las manifestaciones de afecto que le prodigaron sus fans tras el absurdo accidente que la llevaran a Gilda, a su madre y a su hija. Esas movilizaciones, la necesidad de crear un santuario en recuerdo de la cantante en el lugar del accidente y la influencia de la música de Gilda en cada manifestación cultural posterior movilizaron a Alberto, que no seguía esa música pero que le inquietaba siempre las muertes tempranas de mujeres jóvenes que habían trabajado tanto para ser alguien, para ser felices a tanta gente para que luego se truncaran sus sueños por hechos sin comprensión para él. A través de este hecho tan triste, a Alberto le llegó la noticia de Selena y aquello le impactó mucho más. Pero por mucho tiempo Selena como artista y Selena como persona permanecían muy alejados de la atención de Alberto. Eran épocas en las que Internet estaba “en pañales”, y toda la información que le llegaba de Selena era escasa y no muy precisa. Llegó a enterarse de que había una película que se había hecho sobre su vida y si bien el hecho lo movilizaba bastante, le costó mucho tomar la decisión de verla. Es como si intuyera que Selena lo iba a marcar en su vida y que ese hecho nuevo lo llevara a querer alejarse para no interiorizarse más en el tema por miedo a las consecuencias. Vio la película y buscó cuanta noticia hubiera de Selena pero siempre dentro del caso policial. Lo demás, lo demás no le interesaba. Hasta que por esas cosas de la vida y del destino la vio ... Fue de casualidad … o no tan casualmente … Pronto se daría cuenta Alberto de que las cosas surgen por algún motivo, que todo tiene una explicación aunque muchas veces cueste encontrarla … Había pasado más de un año de que se jugara el mundial de fútbol de Alemania 2006. En aquella oportunidad una de las marcas sponsor de la Selección Argentina de fútbol había usado un tema de Gilda, “No me arrepiento de este amor”, como tema de sus publicidades de dicho evento … Alberto vaya a saber por qué recordó el tema y se dispuso ver por Internet el video de la interpretación original de Gilda, el de la versión rock del mismo tema que hiciera el grupo de rock Attaque 77 y la versión de la publicidad que se parecía mucho a esta última. Luego de ver los 3 videos, la llamó a su hija de 12 años y se los mostró para que ella pudiera apreciar la evolución y repercusión que había tenido el tema viendo las distintas versiones. Cuando se quedó solo con la computadora, le pasó lo mismo que 8 años atrás. A partir de Gilda volvió otra vez a Selena, al principio buscando más programas y especiales policiales que le explicaran por qué pasó aquello. Pero luego para ver a Selena en acción en un concierto en vivo … Como a tantos otros, Alberto se quedó anonadado con lo que era Selena y se lamentó más aún por su suerte cuando comprobó que ella era una gran y tremenda artista, mucho más de lo que se mostraba en aquella película. Y más se lamentó cuando supo lo que era como persona, cómo se mostraba, cómo era, cómo había llegado a la fama … Las nuevas épocas con Internet instalado en su vida le permitió a Alberto apreciar a Selena en toda su dimensión y no sólo a través de una película, un especial o un programa de televisión hecho en su recuerdo. Comprendió que cuando más se sabía de Selena menos se entendía cómo pasó lo que le pasó. Era inconcebible, bárbaro, inentendible. Alberto se lamentó no haberla conocido antes, no tanto por una visión egoísta que le permitiera haberla apreciado y gozar de su talento … No ... Alberto se lamentaba no haberla conocido antes para poder advertirle lo que le podría pasar, evitar ese destino, esa cruel realidad que él padecía con tanta diferencia de espacio y de tiempo …Alberto comenzó a llorar cada vez que veía algo de Selena que lo conmovía y que le hacía dar cuenta del talento de Selena y de que ella ya no estaba más entre nosotros … Muchas veces pensaba que tal vez si ella estuviera en este mundo y si hubiese venido a la Argentina, él hubiese pensado quién era  “esa tal Selena”, y se hubiese puesto entre irónico y despectivo preguntándose por el motivo por el cual ella estaba en su país, de dónde había salido, quién la conocía, pero que hubiese preferido que así fueran las cosas porque al menos era un indicio, un indicativo de que Selena estaba allí, en algún lugar siendo famosa, siendo feliz, riéndose y gozando de la vida y del producto de tanto esfuerzo  … Que prefería esa realidad, aunque no la conociera ni apreciara, a la actual, en la que él no podía asimilar semejante pérdida. Alberto se decía una y otra vez que haría hasta lo imposible por tener a Selena en este mundo, que volvería el tiempo atrás para que ella pudiera vivir su vida, que él renunciaría a la suya, que él se mantendría en esa posición distante que tendría allá por 1995 si eso aseguraba a Selena con vida, y se reiría si viera venir a su país una artista a quien no conocía y que no se correspondía con sus gustos musicales … aunque más de una vez pensó que aun así se hubiese quedado impresionado con Selena en esa eventual primera visita a su país, pues hubiese visto lo que lamentablemente vio después ... que Selena era francamente encantadora …Alberto comenzó a dedicarse de lleno a Selena, a recordarla, a escribir sobre ella. Y pronto cambió la perspectiva de su vida y de las cosas. Selena pasó a ser el centro de su vida, el motivo de su existencia. Luego de más de 40 años, Alberto había encontrado su lugar en el mundo y ese lugar era Selena. Hasta allí vivía trabajando y pensando en ello para no pensar en lo infeliz e incomprendido que se sentía. El trabajar le permitía no pensar, no cuestionarse, no ver … Y cada vez que se salía un poquito de ese libreto, sus experiencias eran nefastas, desilusionantes, frustrantes, dolorosas … como le pasó con Cristina. Y cada vez que pasaba por esas situaciones se refugiaba en la anestesia del trabajo. Pero cuando llegó Selena en su vida, todo eso cambió. Ya no quedarse horas y horas trabajando, ya no hacerse “mala sangre” por cualquier cosa, los nervios fueron disipándose, la paz de sentirse en el camino correcto había llegado ... Selena se le instaló en su corazón y él no iba a negociar ese sentimiento con nadie. Empezó a tener otros problemas, derivados de los viejos, pero que tenían otra connotación, otro sentido … Comenzó a tener problemas con su esposa. A ella no le gustaba, un poco por lógica, que le dedicara tanto tiempo a Selena … Como toda mujer sentía ella que su esposo la estaba reemplazando por una mujer mucho más joven y que así se mantendría por siempre … Pero también su mujer le endilgaba esa ocupación en el nombre de que se quedaba hasta muy tarde viendo videos de Selena, escuchando sus discos, compartiendo sentires con otros admiradores, escribiéndole cada semana … Y eso Alberto lo sentía como algo arbitrariamente injusto y egoísta … Muchas veces él se había quedado hasta muy tarde haciendo trabajos pendientes en su casa, viendo videos de series o simplemente leyendo o escribiendo de cualquier cosa. En cuanto al hecho en sí, esto “nuevo” no era muy diferente de aquello, pero su esposa le hacía la vida difícil pues ahora se trataba de Selena, quien parecía que le quitaba “su” lugar. Alberto podía comprender sus celos y hasta el hecho de sentirse desplazada, pero querer minimizar y hasta despreciar su admiración por Selena le era intolerable. Ella no comprendía, no podía ni querría entender nunca lo que se perdió este mundo y esta humanidad. A Alberto no se le ocurriría reemplazar a su esposa por Selena. Alberto la admiraba y la quería tanto que sólo deseaba verla feliz con sus afectos y con sus cosas. Él estaría feliz de ver a Selena casada con Chris y con sus hijos. Alberto sólo podía estar bien si veía a Selena feliz … Eso era lo que él quería. Y por eso sentía tanto dolor … Más de una vez se iba a la cocina de su casa a llorar a escondidas, en silencio y a resguardo de su familia, luego de ver algo conmovedor de Selena. Por aquellas épocas ver a Selena interpretando “Where did the feeling go?” en el concierto de San Antonio en 1991 le producía una gran tristeza … Ver a Selena a los 19 años mostrando tanto talento con semejante voz e interpretación no le podía dejar más que una sensación de dolor y de soledad. Alberto miraba las estrellas del cielo y deseaba fervientemente que Selena estuviera en alguna de ellas. No podía concebir semejante realidad, no quería aceptar que Selena se había ido. Allí Alberto comenzó a entender por qué la gente de México y Estados Unidos la lloró tanto, la sigue extrañando y la sigue tributando. Alberto comprendió que no se trataba de una artista más. Al verla supo que Selena era una artista diferente, distinta a todas, y que por ello se la quería tanto. Muchas veces se entusiasmaba hablando en su casa de ella, y se sentía otra vez frustrado por no tener receptividad por ello. Y él no lo comprendía. Antes por allí él se quedaba horas hablando de las cosas absurdas que padecía en su trabajo, o le hablaba de deportes o de temas que a ella no le interesaban y que a Alberto le generaba mucha bronca y angustia. Pero en ese momento Alberto le hablaba con alegría, con entusiasmo, aunque también con lamento por la partida absurda de Selena. Alberto no era el mismo hablando de Selena si se lo comparaba cuando se lamentaba por lo que padecía en su vida. Pues con Selena él entendió que no había hecho nada, no sabía nada y no se sacrificó nunca en busca de cumplir su sueño y sus expectativas … En cambio Selena con sólo 23 años le dio a todos una lección de vida, un camino a seguir, un modo de entender las cosas. Y Alberto sintió que le debía semejante revelación, y tantas emociones que le generaron al verla cantar y actuar. Cuanto más veía cosas de Selena más quedaba impactado. Notaba que no sólo arriba del escenario descollaba, sino que deslumbraba cuando hablaba, cuando se contactaba con sus fans, cuando aparecía al público en cualquier ocasión. Ella no se mostraba como la gran estrella que era, prefería mantenerse humilde y agradecida, y no venderle a la gente ninguna imagen falsa de su vida y de su realidad. Cuando le tocó actuar en telenovelas, ella evitaba interpretar papeles que no se correspondieran con su personalidad. Selena nunca hablaba mal de nadie, alentaba a sus colegas y detestaba promocionar su carrera artística en base a escándalos y habladurías. Tal vez en esas épocas, y más que nada en la actual, muchos consideraban que para ser considerado por “el gran público” había que utilizar cualquier estrategia que le permitiera mantenerse “en el candelero” y subir a la fama. Hoy se paga un alto precio y se vende el Alma al diablo para llegar a ser nombrado por alguien … Nada de eso hizo Selena y aun así logró no sólo la fama sino que todo el mundo la quisiera, algo que pocos, muy pocos pueden sentir y exhibir … Por todo ello, Alberto sintió, allá por octubre de 2007, que Selena formaría parte de su vida para siempre y que sería la razón de su vida, para placer suyo y padecimiento en los demás. A partir de allí todo lo que ocupaba la mente de Alberto pasó a un segundo plano. Todo lo acaparaba Selena pues ella misma con su talento y su persona ocupó enteramente su corazón…

Alberto miraba a su alrededor y se sentía asqueado, saturado, cansado … Ni siquiera en el trabajo pudo decir todo lo que le generaba Selena debido a lo que le había hecho Cristina … Sólo algunas personas le hablaban del tema, aunque comprobó que todos a sus espaldas comentaban las fotos que exhibía de Selena … No … No le servía lo que decía su jefe, la calma que le pretendía dar. ¿Qué calma podría tener después de soportar que buena parte de sus compañeros de trabajo lo ignoren y lo tomen como culpable de una situación que ni generó ni provocó? Cuando sucedió lo de la acusación de Cristina, no podía creer lo que estaba sucediendo. No tanto por Cristina, a la que podía imaginarse que tarde o temprano haría una cosa así … Pero los demás … Muchos lo conocían, sabían de sus cosas buenas y también de las malas … Sabían que Alberto, hacía mucho, mucho, se había apartado de todo ese ambiente tan particular en el que se movía desde hacía mucho tiempo. Siempre recordaba aquella frase que el músico Charly García compusiera en el tema “Peperina” refiriéndose al clima de las oficinas: “Subterráneo lugar de rutinaria ideología…”. Alberto primero se había apartado porque se sentía grande para tener disputas propias de adolescentes y porque había sufrido muchas desilusiones de personas que siempre lo tomaban de punto para atacarlo y justificar con ello su posición en el grupo … Más de una vez se preguntó por qué lo elegían a él si no se metía en nada, no provocaba nada, no buscaba nada. Pero alguna vez alguien le dijo que él era más protagonista de lo que él pensaba, que él era un poco responsable de lo que le sucedía y que era hora de empezar a asumir ese rol en la vida. Esa persona le dijo más de una vez que él estaba para ser destinado para ser protagonista y que no debía desperdiciar su oportunidad … Al menos debía intentarlo aunque no lo lograra … Alberto se negaba a aceptar ese lugar pero el tiempo pasaba y él estaba allí, en el medio de todo y sin comprender. Trató de entender lo que pasaba y la situación lo superaba. ¿Por qué Cristina lo atacaría con blasfemias públicamente si aparte de que no había hecho nada no le hablaba ni la saludaba desde hacía tantos años? ¿Qué buscaba que sucediera? ¿Para qué armar una disputa cuando encima estaba embarazada de dos meses y su pareja trabajaba en el mismo lugar? Si al menos lo hubiese acusado de algo que fuera cierto pero atemporal, aunque no fuese su real motivo, lo entendería y hasta hubiese ofrecido sus disculpas, pues mal que mal eso era verdad. Y frente a la verdad, Alberto no efectuaba resistencia alguna … Pero frente a la mentira … Pero Alberto recordó sus propios pensamientos cuando decidió no hablarle más a Cristina. Él estaba seguro de que viviría de por vida con ella encima con sus acosos, sea directamente por intermedio de sus acciones y presencia, o de modo indirecto, a través de sus marionetas que ella fue armando con la “paciencia de la araña” … ¡¡Sí, eso!! Con la paciencia de la araña …Alberto sabía que Cristina esperaría, que se tomaría todo el tiempo necesario para lograr su objetivo, para lograr que su presa se rindiera y le pidiera perdón … Que se sometiera y se convirtiera en una marioneta más que ella manejaría a su total antojo para desecharlo cuando ya no le sirviera más … Alberto se imaginaba una película de terror, de zoombies más precisamente, en la que todos sus compañeros de trabajo se convertían en zoombies que invocaban el nombre de Cristina y el de guerra para dirigirse a él, y que no pararían hasta lograr que se convierta en uno de ellos … Alberto pensaba en eso una y otra vez, se enloquecía pero se sentía impotente al saber que ello indefectiblemente ocurriría. Sólo era cuestión de esperar. Ya lo pudo apreciar el día en el que Alberto tuvo que dar explicaciones “por un crimen que no cometió”, mientras veía cómo sus compañeros de trabajo se reunían con Cristina en una eventual “conferencia de prensa” para escuchar la versión de ella sobre lo que “había sucedido” … No podía creer que gente que él conocía y a la que había ayudado en tantos problemas ahora no lo quisieran escuchar. Alberto sentía que le estaban escupiendo sus manos, las mismas con la que él los había ayudado de tantos problemas … Él se sentía insultado por aquellos a quienes les había dedicado horas de su vida para escuchar sus problemas y darles consejos. Y ahora que él necesitaba que uno, sólo uno de ellos, lo escuchara para decir lo que estaba pasando, que alguien le dijera “¿Necesitas decirme algo, quieres que te escuche?”, nadie se presentaba a su pedido. Ni siquiera esperaba que le dieran la razón, sólo que lo escucharan. Pero todos ya lo habían sentenciado, algunos por “amiguismo”, otros por conveniencia. Se suponía que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Y si bien su jefe lo tomó así y no hizo nada con él pues no había ni media prueba en su contra, los demás, sus compañeros, lo habían sentenciado … por motivos siniestros. Aunque él casi no se moviera de su lugar de trabajo, todos estaban “convencidos” de que estaba molestando a Cristina, de que la estaba acosando, de que estaba intentando retomar aquella relación. ¿Pero quién podría creer que eso podía ser cierto? ¿Quién seriamente podría creer en algo así? Pero claro, el no creer en esa historia implicaría tomar medidas contra ella, que sus propios compañeros dudaran de sus intenciones y de su estado psíquico. Muchas veces se preguntó qué pensaría su pareja si realmente estuviera convencido de esa versión. Él también conocía a Alberto … ¿Acaso no debió haber hablado con  él para aclarar las cosas? ¿Acaso él mismo no quedaba mal parado con la versión de Cristina si estaba “seguro” de que Alberto y ella seguían con su historia? De pronto Alberto recordó algo que lo hizo asustar de veras. Tal vez su propia necesidad de mantenerse alejado de todo y de no engancharse con esos juegos peligrosos y psicóticos lo hizo no registrarlo. Unos meses antes él había pasado delante de ella para buscar algo. Pocos segundos después Cristina lo increpó con vehemencia y le dijo que no la empujara más. Alberto no tuvo que pensarlo un instante. Sabía que no debía contestarle, que no debía discutir pues entraría en el juego que ella quería: el del escándalo, el de la discusión pública, el de la ofensa. Aun así, Alberto, para no entrar en ebullición, se permitió decirle algo por lo bajo, sin que lo escuchara nadie, más que ella. Alberto le dijo: “Si sigues así, te denuncio”, y se fue a su lugar de trabajo. Cristina al rato le contestó a los gritos qué quiso decir con “te denuncio”, pero él sólo le hizo un gesto de silencio y siguió trabajando. Sabía que Cristina no la seguiría pues ya muchos comenzaron a observarla y cualquier cosa que hiciera en ese momento la pondría en evidencia, y eso Cristina no quería … Los psicópatas no quieren que la verdad se evidencie públicamente … La manipulación terminaría allí mismo ... Alberto, cuando le dijo eso, pensó directamente en la policía, pero se ve que Cristina no pensó en eso. Ella pensó en que la denunciaría frente a las autoridades del trabajo. Entonces consideró que antes de que él lo hiciera debería actuar ella antes. Un buen día hubo otro cruce en el que Alberto ni siquiera pasó muy cerca de Cristina, pero él notó que ella hizo un freno brusco, como si tuviera que detenerse abruptamente para que Alberto pasara, algo que distaba mucho de ser real. Luego vino lo conocido … Alberto sólo pudo superar la situación con Selena … Temió que todo lo que le estaba sucediendo lo impediría dedicarse de lleno a ella pero nada de eso ocurrió. Al contrario, escribió más, la miró más, le dedicó más tiempo a su recuerdo. Selena pasó a ser no sólo lo más importante de su vida sino lo único que tenía … y encima no estaba entre nosotros … Se refugió más y más en Selena para no pensar en el dolor de la indiferencia, de la calumnia, del señalamiento insidioso y doloroso. En otras circunstancias directamente no lo hubiese tolerado. El estar en primer plano “exiliado” en un lugar como un niño mandado al rincón por hacer una travesura que ni siquiera hizo era demasiado para él. Se sentía vilipendiado y ensuciado, manchada su figura como la de Selena luego de aquel día nefasto … Y encima quienes lo promovían eran los mismos que habían generado eso … Alberto muchas veces pensó qué pensaría Selena si supiera que aquella que la engañó y le quitó todos los sueños estaría hablando pestes de ella, blasfemándola con mentiras, con inventos, con un grado de atrevimiento e hipocresía propios de un psicópata … Una psicópata que subía la apuesta y, con la excusa de hacer nuevas “revelaciones”, decía más mentiras y ensuciaba más a Selena … “Selena se quería escapar a Monterrey “ dijo primero … “Selena se quería escapara a Brasil”, dijo luego entre tantas cosas inconcebibles y sucias … Alberto ni quería recordar cosas peores que dijo la asesina de Selena, ya que le daba vergüenza y asco que una persona dijera que Selena había hecho cosas inverosímiles e insultantes … Pero Alberto sí reparó en una confesión encubierta de esa mujer en su afán de ensuciar a Selena … Cuando dijo que Selena se quería escapar de sus padres para ir a Brasil, le preguntaron con lógica qué tenía que ver eso con el hecho de que le disparara. La asesina se desconcertó, pero en su afán por contestar algo “coherente”, le dijo que era lógico que lo hiciera: “Selena se iba a escapar y nosotros los fans se lo teníamos que impedir. Por eso le disparé … para que no se escapara”, dijo la mujer cuyas palabras tuvieron expectativa en un principio y un descrédito final después, cuando ya se sabía que sus muestras de afecto a Selena no se correspondían ni con sus actos ni con sus declaraciones. Como nunca Alberto se sentía identificado con Selena. Se sentía solo como Selena lo estuvo aquel 31 de marzo de 1995 … Con una asesina dispuesta a todo para no sentirse derrotada en su pelea con el padre de Selena y sin que nadie estuviera cerca para evitar la tragedia ni que se percatara del peligro en el que estaba inmersa …Él estaba allí, siendo calumniado e ignorado, acusado sin razón por aquellos que estaban de maravillas con otra psicópata que, como todas de sus características, con su “simpatía” y “buena conducta” se hacía creíble y considerada. Alberto ni siquiera se podía refugiar en su familia. Su esposa no lo acompañaba en estas cosas. Apenas si podía escuchar una vez lo que pasaba con su vida, pero si se trataba de Selena ni lo oía, como si Selena pudiese ser un monstruo al acecho. Alberto le contó con honestidad lo que le había pasado con Cristina y ella le creyó o quiso creerle … Más bien rogó que nada malo sucediese sin tener que tomar una actitud de precaución. Sin nadie en qué confiar y sin nadie quien quisiera escucharlo en sus penas, se refugió en Selena y se creó un mundo de fantasía a la espera de que alguien se apiadara de él y se hiciera justicia … Sólo justicia … Esa misma justicia que debería no sólo castigar más severamente a la asesina sino que le diera una nueva oportunidad a Selena y la dejara vivir su vida…

Pero Alberto supo ese día frente a su jefe que nada de eso sucedería y que sólo le quedaba aguantar y esperar que algún día cambiara las cosas …Pero Alberto no era como su esposa … Él no iba a esperar a que le cayera maná del cielo … Él no iba a ser como los Quintanilla … No iba a confiar sólo en sus propias fuerzas pues él sí sabía lo que haría la psicópata, su psicópata … Sólo pensó en Selena y en lo que había hecho … Y pensó en él y en lo que él no había hecho. También recordó lo que le dijo aquel compañero de trabajo por unos pocos meses … Alberto sintió que Selena era su lugar en el mundo. Había llegado el momento de hacer algo más por ella, y algo más por él. Un día se presentó a su jefe y le dijo que renunciaba, que no podía estar más allí, que no podría tolerar la idea de llegar a ser viejo muriéndose de angustia y de dolor en ese lugar esperando sólo la muerte. Alberto no soportaba la idea de terminar dando lástima en un lugar. Antes prefería una “muerte digna”. Pero en ese momento él no lo sentía necesario. Tenía a Selena. Ya bastante el saber que ella se le escurrió entre las manos a todo el mundo. Alberto se lo dijo con dolor, tal vez con un poco de rencor, pero con sinceridad. Su jefe lo miró, se levantó y le dio un fuerte abrazo. Era lo que Alberto necesitaba en ese momento, lo que necesitaba de mucho tiempo atrás … Y lo dejó irse, en el convencimiento de que, en este caso, era lo mejor para él. Alberto se fue a su casa y fue preparando a su esposa de su decisión. Le dijo que se iría por un tiempo, no sabía por cuánto, pero que necesitaba seguir un camino, un motivo por el qué luchar, un sendero que lo llevara a la felicidad. Su esposa supo que eso tenía que ver con Selena pero no se lo quiso preguntar. Sólo atinó a mirarlo con lástima a los ojos, como buscando que Alberto desistiera de su decisión. Pero él se dio vuelta sin mirarla. Esta vez no caería en esa trampa … Se fue sin nada. Se quiso ir como empezó Selena … Con nada pero con todo para dar. Él ya era grande. No eran las mismas motivaciones ni el mismo objetivo .,. Pero se dijo, como decía siempre Selena, que nada era imposible, que todo se podía lograr. Y rumbeó por un camino que lo llevara a ella. Se fue a Corpus Christi a visitar a Selena en el “gravesite”. Cuando llegó y vio donde estaba y certificó su suerte lloró por horas sin parar, sin querer parar. Pero no se iba a dejar vencer. No iba a permitir que a Selena la matara la indiferencia y la rendición ante el mal de este mundo. Alberto se arrodilló ante el lugar en el que estaba Selena para decirle lo que haría por ella y prometerle que así sería … Nada mejor que prometerle a la persona que más se quiere que va a cumplir con su palabra… Volvió a llorar, esta vez con una sonrisa en la boca y le dijo que volvería cuando todo lo que le prometió lo hubiese cumplido y que sería pronto porque no toleraría jamás dejarla sola … Nunca a Selena, que siempre pidió que la recordaran con Amor y que no la dejaran nunca sola. Alberto empezó a irse del lugar y estuvo varios minutos saludándola, dando unos pasitos y dándose vuelta para saludarla de nuevo. Pero una vez que enfiló el camino de vuelta no volvió a mirar más. Lo haría cuando todo lo que tenía que hacer por Selena lo hubiese hecho. Lo haría sólo para abrazarse a Selena y no dejarla nunca más…

Atrás quedaron las locuras, la mediocridad, el conformismo, la infelicidad perenne. Alberto rompió con todas las cadenas, se deshizo de todo lo que lo ataba y sólo se quedó con lo único que lo llevaba a ser como él quería, llevando con orgullo su nombre y sus sueños. Alberto se quedó con Selena. No tenía nada y tenía todo. Alberto no podía ser más feliz. Era tarde pero tenía una vida para vivir. Tenía todo lo que le quedaba por vivir teniendo a Selena como nunca en su corazón…

(A veces se aprende del dolor … A veces hay que tomar ciertas decisiones para ser feliz, para encontrarse con uno mismo, sin necesidad de la aprobación de los demás … A veces hay que despojarse de todo para alcanzar un sueño, para hacer lo que a uno realmente le gusta … A veces hay que recorrer un largo y sinuoso camino para llegar a lo que uno realmente quiere, como hizo Selena recorriendo su vida en bus, soñando que iba a ser una gran estrella mirando por la ventana y proponiéndose esa misma noche hacer lo que sea para lograrlo … con Amor … Si uno quiere a Selena debe estar preparado para dar todo a cambio de nada … como ella lo hizo con todos los que supo amar ... Selena dio todo por Amor … Es hora de que nosotros se lo demostremos del mismo modo…)

Selena: yo estoy aquí para agradecerte todo lo que has hecho por mí…

Te quiere mucho…

 


 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: May 5th, 2012
 
 

Sólo seguí el llamado del destino, Selena…

 
 


Me levanté sobresaltado esa mañana …Había tenido una pesadilla extraña, muy extraña, que me hizo temblar de miedo … Me veía diez años después lleno de tatuajes, tatuajes de todo signo, de distintos personajes. Yo los exhibía orgulloso, rozagante, con ganas de que vieran lo que llevaba puesto y por qué. Pero en realidad esos tatuajes eran sinónimo del dolor, de la ausencia, de la infelicidad … No sabía por qué. Y era curioso verme en ese sueño …Porque a mí no me gustan los tatuajes y nunca se me había pasado por la cabeza hacerme uno … Yo siempre fui una persona muy sencilla y hasta reservada … Me había acostumbrado a ser el bajista del grupo de mi hermana Selena y el productor de su música. Mi vida no era lo más importante para los fans. Sí la música. Y con ese fin me aboqué durante años todos los días a hacer algo en el estudio de grabación que nos hiciera destacables, queridos, apreciados. Para mí era hasta un alivio saber que mi hermana tenía que atender a los periodistas, a los fans, a los curiosos. Era para mí muy tranquilizador saber que sólo querían saber todo sobre Selena y no de mí. En un punto siempre me compadecí de mi hermana pues ella tenía que hablar de todo y de todos, tenía que hablar de nuestros proyectos y hasta de su vida personal. Pero me consolaba saber que a ella le encantaba hablar y que por eso no se haría mucho problema. Pero también es cierto que cuando comenzamos a tener fama, a tener nuestros primeros N° 1 y a ser tan apreciados por todos los medios y por toda la gente, Selena comenzó a tener obligaciones que nosotros no teníamos, al menos hasta este momento, y que eran una carga extra. Durante todos estos años nadie tuvo obligación de saber bien el español, aunque la mayoría de nuestro material era hecho en ese idioma. Es que nuestro objetivo era convertirnos en una gran banda internacional, ganar el mercado de todo Estados Unidos, ¡¡y hasta el de Europa y Oriente!! Todo el éxito en el mercado latino y en México era un medio, no un fin en sí mismo. Si ese éxito nos llevaba por toda América latina, mejor, pero no era el último paso de nuestra carrera. Fue un error de todos que recién nos dimos cuenta por el furor que generamos en Monterrey con “Como la Flor” y, sobre todo, con “La carcacha”. Mi padre fue muy condescendiente con nosotros, pues así como parece un duro, y en parte lo es, es tolerante y bastante cariñoso y concesivo con su familia. Protestamos tanto desde niños con esto de hacer música que se habituó a darnos concesiones para darle el gusto de tocar en una banda y triunfar. Y nosotros todo lo hacíamos imaginando que esta situación terminaría pronto, que la realidad le haría ver a mi padre que debíamos volver a la vida “normal” y a otra cosa. Pero poco a poco fuimos obteniendo pequeños éxitos que sólo confirmaban que él no estaba para nada equivocado … Después de que todo parecía perdido, cuando quebramos y nos quedamos sin casa, cuando todo parecía un camino sin salida, cuando nuestros primeros conciertos a la par de otros grupos exitosos no generaban nada, empezamos a obtener un pequeño logro que nos llevaba a un peldaño más arriba en nuestra escalera al éxito … Fue raro todo … muy raro. Ni siquiera el mayor de los reveses significaba un paso atrás … Por el contrario … Los fracasos nos hacía más unidos, los apremios económicos nos ponía en la realidad de que debíamos apostar sí o sí al proyecto, pues era literalmente nuestra única y última esperanza. Además, con el correr del tiempo, cada uno le encontró el gustito a lo que estaba haciendo aun cuando el costo era alto, muy alto … Lo que en un principio era una queja constante, pues no queríamos renunciar a una vida “normal” para experimentar en el negocio de la música, después fue encontrar en el grupo lo que queríamos hacer con nuestras vidas, lo que más nos gustaba, nuestros proyectos, nuestra vocación. En mi caso particular, toda esta “locura” me agarró en plena adolescencia, en la que ya me daban ganas de continuar el legado trunco de mi padre aprendiendo a tocar el bajo. Mi padre, paradógicamente, no mostró un particular entusiasmo por mi decisión, pues tal vez pensó   que sería pasajero mi deseo de dedicarme a la música y él no se quería hacer demasiadas ilusiones con volver a ella, ya que la había dejado para estar más cerca de nosotros en nuestra educación y así apoyar a mi madre, que sólo quería que estudiáramos, nos recibiéramos en carreras importantes y trascendentes, y así contribuir al gran “sueño americano” del que tantas generaciones de mexicanos y de mexico-americanos buscaron con más fracasos que éxitos. Creo que mi padre apoyó la idea de mi madre a la larga más por resignación que por convicción, y para esa época ya había aceptado que el negocio de la música, su verdadera vocación de trascender con una banda y tocar por todo el mundo, no era para él. Hasta que apareció mi hermana Selena y no sólo nos sorprendió con un viejo libro de canciones viejas cuyo contenido había aprendido a escondidas a cantar sino que tenía una extraordinaria voz y un enorme talento … A partir de allí no lo vi más a mi padre resignado y abatido, sino ágil y dinámico. Pronto todos tuvimos que seguir su ritmo y no fuimos pocos quienes tratábamos de llamarlo a la reflexión. Pero ya he dicho que con el tiempo todos nos encontramos cómodos con nuestra nueva vida, a tal punto de que para nosotros lo “raro” era estar viviendo todos los días en una casa fija, y estudiar, jugar y moverse en un mismo lugar. Lo “normal” para nosotros era estar arriba de un bus yendo de pueblo en pueblo a cuanta fiesta y evento se nos presentara. Y creo que allí comenzamos a forjar nuestras vocaciones … Por suerte mi padre no nos reprimía nuestras inquietudes, siempre y cuando eso contribuyera al éxito de la banda. Yo me acuerdo que no quería saber absolutamente nada con lo que cantábamos al principio. No lo sentía, no me gustaba y estaba seguro de que por ese lado no llegaríamos a ningún lado … Se lo plantee a mi padre a modo de protesta y creyendo que con eso o no tocaríamos más, o bien tocaríamos cosas de gente que ya tenía su consagración. Pero mi padre me sorprendió con unos consejos: “Mira. A.B. … Tú me dices que no te gusta el material escogido para cantar … Pues bien … ¡¡Hazlo tú!! ¡¡Mejóralo!! ¡¡Créalo!! ¡¡Bástate por ti mismo!!  ¡¡Demuestra que tú lo puedes, que eres mejor como compositor!! Yo te apoyaré en todo. Si ves que no se te ocurre componer en español, piensa en inglés y coméntale tu idea a Pete Astudillo o a alguien de tu confianza que sepa el español para que ponga en un papel lo que tú quieres transmitir. Y haz la música que quieras, siempre que se adapte al estilo del grupo y de Selena … Y otra cosa muy, muy importante: no busques a los compositores ya consagrados para que te regalen un tema … Tú sabes … Ellos viven de sus composiciones y ellos desearán que las toquen aquellos grupos que ya tienen su nombre para que se difunda su obra. Por eso, m’hijo, primero demuestra tú tu talento que seguro que con tu éxito esos mismos compositores ofrecerán sus letras a ti. Ahora trabaja duro como todos nosotros y ¡¡ya verás los resultados!!”. El tiempo le dio la razón a mi padre … Pero para eso yo me dediqué de lleno a demostrarle que yo podía generar mi propia música y mi propio éxito. Y todos lo entendimos así. Nuestra vocación al servicio de la banda y trabajando en un grupo en pos del objetivo nos daría el triunfo tan deseado … Pronto vi cómo Selena encontró su lugar siendo la cantante y la figura principal, expresando todo aquello que no hacía por timidez o por miedo a fallar. Y más tarde descubrí otra vocación que yo no sospechaba y del cual nos influiría grandemente en el futuro … Su pasión por el diseño, por el modelaje… Fue un lindo momento cuando descubrimos eso, fue hermoso ese instante en el que uno goza del momento y sabe que tiene un futuro, un objetivo que cumplir que es posible. Recuerdo una tarde en la que estaba en una parada de nuestro bus en una estación de servicio camino a un pueblo en el que íbamos a tocar y me quedé largo tiempo mirando el cielo, respirando hondo y gozando de nuestra situación. Sé que tuvimos momentos más lindos, como el de ahora, pero ese instante fue inolvidable para mí. Sentir que todo va bien aunque falta mucho por recorrer es una sensación muy hermosa, pues cuando eres famoso ese momento es más difícil de sentir aunque uno tenga otras sensaciones y otras satisfacciones, aunque uno quiera ser la persona por lo que tanto lucha … Por más que uno sea famoso y querido, no deja uno de sentir el placer del anonimato y de ser feliz con poco … Supongo que el que aprende a valorar esas cosas, como nosotros, sabe lo que es tener un plato de comida cada día, el Amor de un ser querido, respirar con satisfacción, sentir que se está yendo por el buen camino. Al que le cuesta cada cosa, el que debe luchar mucho para lograr sólo un paso sabe del valor de sentir lo que ha conseguido, hasta el pequeño objetivo de cada día…

No sé, no sé por qué hoy, ahora, en este mismo momento, no puedo gozar de lo que estoy viviendo. No estoy como aquellos días ensoñados. Es que ese sueño me perturba, me estremece, no me deja estar tranquilo. Ahora que lo recuerdo, entre los tatuajes que cubren casi todo mi cuerpo está el de mi hermana. La tengo como una bandera, como un estandarte, como el símbolo que guía mi vida, como la fuerza que me lleva a recorrer la vida que me resulta difícil de transitar. Es tremendo, tremendo ... Es como si mi hermana no estuviera, como si necesitara llevarla en mi cuerpo pues no la puedo ver, no la puedo encontrar … No quiero ni pensar pero me es inevitable hacerlo … Es que es tan difícil entender ese sueño que es como si lo viviera, como si lo sintiera ahora mismo, como si es algo que me está realmente pasando, como si esos tatuajes cubrieran en realidad todo mi cuerpo, como si esa angustia estuviera tan presente … Me es intolerable sentir a mi hermana como si fuera un mito, una leyenda, un símbolo, una estatua, una imagen a venerar, un ejemplo a seguir sólo por su obra pasada y no por su presente …Quisiera poder sacar de mi mente esa sensación, pero no puedo, simplemente no puedo. Es como si alguien quisiera que ese sueño se instalara por siempre en mi ser y no me lo puedo quitar más, a menos que pase algo, a menos que se cumpla algo. De pronto, escucho un largo lamento que parece ser la expresión de lo que estoy sintiendo. Tardo en entender de qué se trata. Es un gato … Sí, un gato que está maullando larga y amargamente quién sabe dónde. Es un gato que está pidiendo por favor  que se lo atienda, que no puede esperar más. Me dirijo hacia la puerta y veo a través de una pequeña ventana que está en la parte superior. Apenas me asomo por allí, tal como si el felino supiera de antemano de mi presencia, veo que me observa fijo y me maúlla cada vez más fuerte. Trato de calmarlo pero el gato insiste en que lo atienda. Trato de calmarlo con mi voz, con un gesto insólito de que tenga paciencia, que ya voy, pero el felino no entiende de razones. Cuanto más lo miro, más me implora por mi presencia. Resignadamente me dirijo hacia la puerta dispuesto a tomar el gato y llevármelo para el interior de la casa y darle algo de comida o leche. Cuando abro la puerta, el gato me maúlla como si estuviera haciendo lo contrario, como si me estuviera yendo y lo abandonara. Me acerco a él como para tranquilizarlo y tratar de que entre por su voluntad al interior de mi casa, pero él se me queda mirando y se queda callado. Si hubiese sido un ser humano, juro que lo hubiese insultado, pero en este caso trataba de descifrar el contenido del cerebro del felino y trataba de hacer toda clase de marionetas para atraerlo. Ya estando casi encima de él, extendí mi brazo para traerlo hacia mí, pero el gato, para mi perplejidad, huyó en sentido contrario hacia la calle para ya no verlo más. Contrariado me quedé por un instante mirando la nada, esperando que por allí el gato volviera hasta que desistí y me dispuse a regresar a mi casa hasta que observé que en el felpudo de entrada, en el que estaba sentado el gato, había un diario. No podía entender qué hacía un diario allí, ya que no solía comprar diarios y menos que me lo hagan traer a mi casa. Me agaché para tomarlo y para mi desagrado y susto, noté que de mi nariz salió una gota de sangre que cayó justo en uno de los titulares del diario. No me había dado de cuenta que me había golpeado levemente y eso me había hecho sangrar … o al menos eso suponía …Cuando tomé el diario vi que la gota de sangre se había instalado en un titular: “Selena se presentará nuevamente en concierto en Los Ángeles”, más precisamente en la palabra “Selena”. En otros momentos lo hubiese tomado como obra de la casualidad o del azar. En otro momento no lo hubiese tomado como el símbolo de algo …Ni mi familia ni yo en particular, por nuestra propia formación, creemos en esas cosas … Pero entre el sueño y este hecho del gato y del diario me era imposible no pensar en una señal, me era imposible no dejar de pensar en algún mensaje, en algún gesto del destino. Máxime cuando recordé lo de la sangre y de aquella servilleta de aquel viejo restaurante de Los Ángeles de hace unos tres años atrás … Los Ángeles … ciudad en la que nos presentaremos mañana … ciudad en la que dudo de que vayamos si no me quedo tranquilo con lo que pasa ahora en mi cuerpo y en mi Alma…

Unos tres años atrás habíamos parado en un restaurante para almorzar. Veníamos de un viaje larguísimo. Si bien hacía un tiempo que habíamos empezado a pisar fuerte en Monterrey, todavía no éramos la sensación que somos ahora. Y aunque en algunos lugares nos presentábamos con mucho éxito, podíamos pasar inadvertidos en algunos lugares públicos, ya que muchos no nos conocían, sobre todo fuera de Texas y de Monterrey. Habíamos parado en un lugar llamado “La leyenda”. Estábamos esperando nuestro pedido cuando de pronto tomo una servilleta para limpiarme una pequeña manchita en la oreja que me había señalado Joe Ojeda. Cuando me fui a limpiar noté una pequeña manchita roja en la servilleta y cuando quise cerciorarme de ello vi, para mi asombro, que en vez de decir el nombre “La leyenda” decía “Selena”. Yo abrí la boca llena de asombro y estuve a punto de gritar en busca de mi hermana que estaba en el otro extremo de la mesa, pero por alguna razón me contuve y  sólo se lo señalé a Joe y Ricky Vela, quienes no paraban de reírse y de hacer gestos de desconcierto y asombro. Llamé a la moza del lugar y le señalé qué significaba el nombre, ya que tenía la misma dirección que el lugar en el que estábamos. Sabía que no se trataba de mi hermana, pues, si no, la hubiesen reconocido, pero pensé que por allí tenía relación o había alguien del lugar que había en principio puesto el nombre por nuestra hermana o por la banda, pero en cuanto se lo enseñé a moza, abrió bien grande los ojos, me pidió con su dedo índice de la mano derecha llevada a la boca que hiciera silencio y casi compungida  me dijo por lo bajo: “No sé cómo ha llegado a tus manos esa servilleta … Pertenecía a los anteriores dueños del lugar. Ellos habían puesto un lindo restaurante mexicano en el que los fines de semana hacían tocar a diferentes bandas para que la raza pudiera bailar y recordar lindos tiempos … Cuando su hija menor creció y empezó a destacarse en la danza, sus padres hacían una función especial todos los sábados para que su hija demostrara sus virtudes. Ellos venían bien con el negocio pero su hija comenzó a destacarse a tal punto que un productor la observó y la tentó para llevarla a bailar en un grupo de danza muy conocido internacionalmente. Sus padres habían aceptado gustosos esa posibilidad aunque ello implicara que su hija se alejara por mucho tiempo del hogar. Habían decidido anunciar las funciones de despedida antes de que ella partiera para Nueva York … De pronto un día ella salió de su casa para visitar a una amiga … Hubo un incidente, una bala perdida que le dio en la espalda … Ella corrió desesperadamente en busca de ayuda y por miedo a ser lastimada otra vez, pero eso aceleró su caída, ya que comenzó a sangrar más profusamente … Llegaron a llevarla al hospital, pero fue tarde, muy tarde. Sus padres decidieron mudarse a Canadá y dejaron casi desértico el restaurante. Ni siquiera se quedaron para ver si lo vendían. Los dueños actuales, mis jefes, lo compraron y pusieron esta fonda … A mí me llamó la atención el nombre y les pregunté por qué le habían puesto ‘La leyenda’ al lugar. Ellos no me dieron una gran razón: sólo me dijeron que el local, tal como lo habían encontrado, abandonado pero intacto, les inspiraba ese nombre … De hecho, encontraron indumentaria de la niña y se la regalaron a cuanta persona preguntaba por ella. Por alguna razón que ellos no se explicaban, la gente del lugar, una vez que supo que había cosas de la niña, venía al lugar para que lo obsequiaran, algo que le hiciera recordar sus actuaciones en el restaurante. Con el tiempo llegaba gente de lugares recónditos a ofrecer fortunas por alguna prenda, por algún adorno … Hasta que ya no hubo más nada de la niña y la gente dejó de venir, aunque todavía siguen apareciendo personas que vienen a tomar algo y ver el lugar en el que ella actuaba. Más de uno se ha quedado horas y hasta ha manifestado sentir que la niña estaba allí presente… Por favor, te pido, no le cuentes a nadie lo que te he dicho. De esta historia sólo la saben las que la han conocido. Si te conté es porque encontraste esa servilleta”, me dijo Frida, la moza del restaurante. Yo me quedé helado. La historia sonaba estremecedora. Me podía imaginar a esa niña, ya adolescente, soñando con lograr lo que había deseado toda su vida, haciendo lo que le gustaba, disfrutando de ello y de sus actuaciones … y cuando estaba por lograr todo, cuando estaba por pegar el gran salto que le permitiera vivir, alguien le arrebató todo sin encontrar ninguna explicación a semejante barbarie … Me había quedado tan impactado con el relato que no había reparado en cómo se había originado todo, en cómo surgió que Frida me contara tan triste historia. Cuando reparé en ello una puntada en el estómago me hizo doblar en dos. Con lo que pude y aun durándome el dolor, alcancé a llamar de nuevo a Frida antes de que se me fuera y le dije casi susurrando: “La niña … La adolescente … La bailarina … Ella se llamaba…” … “Selena, se llamaba Selena”, me interrumpió Frida y se fue rápidamente a atender a otra mesa como si nada hubiese pasado, como si aquello que me contó no le hiciera ninguna mella… Tuve suerte que nadie de la banda había oído la historia … Ni siquiera Joe ni Ricky, ya que ellos habían comenzado a comer y se desinteresaron por suerte del tema … Cuando estaba por guardarme en el bolsillo la servilleta veo que alguien me dice: “¿Por qué no me la pasas a mí? Yo he oído de esa historia y quizá averigüe algo más. Yo escuché todo lo que te dijo la moza, pero hay algo que no te explicó … Esa mancha de sangre … No es tuya … Déjame ver si tiene que ver con lo que te contó Frida”. Me doy vuelta y veo que era la presidenta de nuestro club de fans. Me quedé sorprendido de que estuviera allí y de que haya escuchado todo. Pero más me contrarió que ella pudiera averiguar algo más. La miré y me sonreía. Noté en su cara un aire mezcla de sabiduría y de siniestro … Le pasé la servilleta y ella la tomó, y sin mirar se la guardó en su cartera. Luego me dijo: “No te preocupes. Pronto tendrás noticias de esta servilleta”. Yo estaba tan impactado por todo que ni registré en ese momento lo que me había dicho. Recién di cuenta después, pero había una negación a asumir alguna premonición en todo ello. Cuando ella me pidió la servilleta yo sólo estaba preocupado porque mi hermana Selena no se enterara de lo que había sucedido. Hasta me aseguré de que, fuera de la presidenta del club de fans, nadie supiera lo que me contó Frida … Me quedé tranquilo cuando lo comprobé y que nadie le diría esta historia a Selena. Aunque ella no lo creyera, la perturbaría sin duda. Vaya uno a saber por qué pero las palabras tranquilizadoras de Zaldívar acerca de que no le contaría nada a nadie me dejó sereno … en parte, porque en realidad yo llevaba la carga de haber oído esa historia y de pensar en todo lo que me generaba ello … Pero con el correr de los días nunca más pensé en ello, no pregunté a la presidenta del club de fans por si había averiguado algo ni ella me vino a decir nada … Preferí que las cosas se mantuvieran así y hasta lo desee. Nos iba bien, mi padre me sacaría a patadas si le contaba sobre la historia y por lo que yo presumía de ella, y tendría que soportar sus sermones acerca de que nuestras creencias nos impedían tomar en serio esos pensamientos. Tampoco quería que esa mujer me dijera del significado de esa servilleta … y de la sangre … Durante semanas sólo rogaba que ese tema no saliera a la luz y por suerte no salió. Yo sólo quería que nos siguiera yendo bien como hasta ese momento. Y así se iba dando. No tuve motivos para pensar hasta hoy, 31 de marzo de 1995, día en el que el destino o vaya a saber quién y por qué quiere que recuerde mis miedos de hace tres años…

Caminé a uno y otro lado sin saber qué hacer. Quería no creer pero comenzaba a hacerlo … Encima veía el cielo amenazante de una lluvia muy intensa y eso me hizo temer por todo … por mi hermana … Decidí llamar a Chris. Era temprano, pero sentía que el tiempo urgía. Noté que estaba durmiendo, pero no me importó. “Chris, disculpa que te moleste, pero ¿está Selena? Es que quería saber si vendría al estudio a grabar”, alcancé a decirle. “No … No está aquí. Discúlpame tú, A.B. Estaba durmiendo. Selena no está aquí, pero puede que esté afuera. Déjame que la busque y te llamo en un ratito…”, me dijo con voz baja y muy pausada. “Perfecto. Si no me ubicas aquí en casa, llámame al estudio”, le dije tratando de disimular mi desesperación … No podía ubicar a mi hermana … Encima, no sabía cómo localizarla en el “beeper”. Estuve muy metido en la música en estos días y no participé en cosas que eran de interés para la familia. Supe que hace no mucho mi padre se reunió con esa mujer y mis hermanas por el asunto del manejo de la presidencia del club de fans y del negocio “Selena Etc.”, que había puesto mi hermana, echando a rodar su pasión por el modelaje … Empecé a notar que esa mujer aparecía en cada cosa que pasaba por mi mente y eso no me hacía presagiar nada bueno. También me inquietaba el hecho de que estuviera manejando cosas tan importantes de nuestra familia … Creo que es la primera persona que no es de nuestra familia que está en asuntos que sólo nosotros conocemos y conducimos … Llamé a mi padre con la excusa de que quería confirmar si íbamos al estudio para seguir grabando o nos teníamos que preparar para el concierto de mañana. Mi padre me dijo tajantemente que las grabaciones eran prioritarias. “¿Pero hoy irá Selena o sólo estaremos nosotros para ajustar las composiciones?”, le dije todo intrigado y rogando que Selena estuviera al menos con él. “Mira, mi’hijo. Selena puede que venga a la tarde. No me lo confirmó aún, pero ya me llamará … Tú la conoces bien … ¿Pero por qué preguntas? ¿Acaso…”, alcanzó a decirme mi padre. “No, nada, padre. Sólo te pregunté por Selena. Quería saber si ella iba a estar allí…”, traté de tranquilizarlo y no trasladarle mi preocupación. “¡¡Sí, sí!! Ella vendrá, pero seguro que vendrá a la tarde. Tú ven enseguida así seguimos componiendo y ajustando el sonido para los próximos discos de Selena … Y no te preocupes más. Seguro que Selena, si no está en casa, está en su boutique. Ella no puede estar quieta nunca”, me dijo mi padre, como si necesitara recalcarme que todo estaba bien para mi tranquilidad, o bien para su tranquilidad. Colgué y sin detenerme agarré lo primero que tenía para ponerme para dirigirme a q-productions. Fui allá pero lo único que deseaba era encontrarme con mi hermana. Me sentía como aquel día del restaurante. Sentía que sabía todo pero todo eso que sabía no lo podía compartir con nadie. Pero ahora no podía hacer como que no existía, no lo podía dilatar ni disimularlo mucho. Hacerlo podía significar que una nueva desgracia nos tocara bien, bien de cerca… Fui con el auto enceguecido. No iba a poder hacer nada allí. Se me ocurrió que al menos podía hablar con mi padre de lo que estaba viviendo, sabiendo que indefectiblemente, salvo la aparición providencial de Selena, debería marcharme pronto de allí para ir a buscarla…

En cuanto llegué no fui al estudio de grabación. Fui directamente a buscar a mi padre y a mi hermana, aunque con pocas esperanzas de hallarla allí. Para no preocupar a mi padre, pregunté a nuestro ingeniero, Brian “Red” Moore, si Selena había llegado. Como me dijo que no estaba aún allí, encaré a mi padre y le propuse que en vez de ir a probar sonidos y a escuchar mezclas, me hablara del conflicto con la presidenta del club de fans. Él se me quedó mirando, mezcla de asombro y de sorna: “¡¡Bueno, A.B.!! ¡¡Por fin te preocupas por este tema!! … Me hubiese gustado que participaras de la reunión que tuvimos con ella … Si fuera por mí no debería estar más en la organización. Ya hizo lo suficiente como para que no podamos seguir confiando en ella. Pero también sé que no nos conviene despedirla. Tengo sospechas de que nos viene robando, me he dado cuenta de que está manejando muchas cosas que no deberían estar en sus manos. No entiendo cómo la dejamos que sea la gerenta de ‘Selena Etc.’. Supongo que no me importó mucho su designación pues el área de la moda no es de mi interés. Eso sólo es de importancia para tu hermana. Pero ahora que lo veo, eso debería ser manejado por Selena, por Suzette y por tu madre … ¡¡Nadie más!! Pero ahora está ella y …no me gusta … no me gusta. Viene teniendo actitudes que me molestan. Creo que quiere manejarnos. Pero no lo va a lograr. Yo le dije lo que le tenía que decir en esa reunión y ella lo tendrá que aceptar. Sería mejor que ni siquiera estuviera cerca, pero..”. Yo lo interrumpí con aire de no entender: “¿Pero qué nos impide despedirla? Si nos está haciendo mal, si está acaparando funciones que no le competen, si tú le dijiste lo que pensabas de ella y, por lo visto, no te ha dado respuesta … ¿Qué te detiene? ¿Acaso no han estado Selena y Suzette contigo? A mí tampoco me gustaban sus actitudes de los últimos tiempos … De hecho la veía muy seguido en el estudio de grabación, y cada vez más encima de Selena, de Chris, metiéndose en cosas que no me parece que le correspondan. Si yo tuviera tus sospechas y tus pruebas, y si ya hubiese hablado con ella, la despediría sin más. No sabemos cómo ha tomado tus acusaciones …Por eso me alejé del tema, padre, pues creía que todos estaban de acuerdo con lo que hacía, sobre todo Selena. No quería pelearme con nadie de la familia por este tema, pero sigo sin entender por qué estás dilatando el conflicto … No sé…”. Mi padre tomó la palabra con aire de sabiduría: “Es que me di cuenta de que no nos conviene entrar en conflicto tan abierto con ella en este momento … Tú sabes …Nos va muy bien, estamos en muchos proyectos, tenemos que dejar la mejor de las imágenes de cara a la salida del disco en inglés … Un escándalo nos pondría en problemas … Si la despedimos ahora yo sé que va a hablar … a los medios, a cuanta persona se le cruce por el camino. Y te aclaro, m’hijo: no es que vaya a dar una gran revelación, no es que va a decir la gran verdad de algo … No … La conozco … Si tiene que inventar una historia lo va a hacer sin dudas. Y yo no quiero correr riesgos, al menos por ahora…”. “Pero un momento, padre”, lo interrumpí secamente: “¿Tengo que asumir que ella nos ha estado extorsionando? ¿Te ha dicho algo de lo que va a hacer si la despides? ¿Por eso te detuviste? ¿Qué te dijo en la reunión? ¿Qué ha dicho Selena?”. Mi padre trató de tranquilizarme al manifestarle mi profunda preocupación: “No es que haya dicho algo en particular. Pero cuando le dijimos lo que sucedía en la reunión … ella hizo una expresión … que no me gustó … Ahora que lo pienso … Es como si allí hubiese decidido hacer algo, que no sé qué es. Pero en ese momento sentí como si nos dijera: ‘¿Así que eso es lo que quieren?’ Pues bien, ¡¡allí estaré!!’. Yo lo pensé mucho, mucho. Selena estaba contrariada. Ella también pensaba que había que esperar pero más por pena y por la necesidad de darle una nueva oportunidad. Sabes cómo es Selena. Ella no le quiere hacer daño a nadie, ni aun cuando la hayan defraudado. Digamos que me agarré de su argumento para echarme atrás en mi decisión. Pero lo que realmente me detuvo fue que temí lo que pudiera decir después, una vez que estuviera bien fuera de nuestra organización. Hoy no estamos en condiciones de darnos el lujo de exponernos a lo que ella pueda hacer para perjudicarnos. Lo que me terminó por decidir por esperar fue cuando me la encontré en la puerta de q-productions y le dije que ya no podría entrar allí. Ella me miró y me dijo: ‘Entonces, aténgase a las consecuencias’. Pensé que se iba a ir para alguna radio o a un diario para hacer ‘grandes revelaciones’ o a llamar a algún abogado. Allí mismo la detuve y le dije que mejor habláramos. Allí le sugerí que se fuera a hacer las tratativas necesarias para abrir las boutiques de Selena en Monterrey y en México DF, y que se mantuviera en contacto con ella para hacerlo posible. A cambio le pedí que se mantuviera alejada de nosotros por un tiempo hasta que se aclararan las cosas, y si lograba acelerar los trámites, pronto olvidaríamos los desencuentros. Noté que con ese anuncio se le había cambiado el rostro. Me agradeció, me prometió una y otra vez que lograría hacer todo y mucho más … y así quedamos. Como noté que el sentirse adentro de la organización la mantenía contenta, preferí no hacer nada contra ella … por ahora … ¡¡Pero ya verás, A.B.!! Espera a que se nos dé todo lo que venimos planeando y pronto todo esto será sólo un recuerdo…”, me dijo mi padre con aire de total seguridad. Yo quedé muy preocupado. Mi padre estaba muy seguro de que tenía todo controlado. Yo cada vez estaba más convencido de que esa mujer estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, y que si no actuábamos de inmediato, nos lamentaríamos para siempre de esa decisión. “¿Pero no has notado nada raro en estos días? ¿No sabes si ella ha buscado hablar contigo o con Selena sobre este tema, además de lo que se podía esperar que dijera cuando los llamara?”, le pregunté tomándome la cabeza con mi mano como tratando de que no me dijera algo que me haría preocupar mucho más … “No, m’hijo. Conmigo no. Ya te dije: después de mi decisión de no despedirla, opté por alejarme y que se decanten las cosas. Así que no hubo comunicación … Pero ahora que lo pienso creo haber escuchado que estuvo tratando de ubicar a Selena, que estuvo hospedada unos días en el motel Days Inn, pero ella ni nadie me dijo nada. Así que creo que no la veremos hasta dentro de unas semanas”, me comentó. Yo me preocupé y mucho. ¿Y si Selena la fue a ver? ¿Si la estuvo llamando en estos días? ¿Y si pasó algo que a esa mujer le haga decidir algo más que extorsionar o a hablar mal de nosotros en los medios? Mi padre actuó bien pero él tampoco cree que la gente puede ser tan mala o tan desquiciada. Él cree en sus propias fuerzas y que si la pone a raya a esa mujer, ella lo va a aceptar … ¿Y por qué lo haría? Ella no es como nosotros. No dice lo que piensa, no habla de frente. Sin nosotros no sabría qué hacer. No sería nadie. Volvería a su actividad de enfermera. En ese momento me acordé de Chris. Él no me llamó. Lo haré yo. Quiero saber si Selena está allí o dónde. “Bueno, padre. Esperemos. Por lo que veo, también tendremos que esperar a Selena hoy. No ha venido aún…”. “Y no lo hará … Recién vendrá a la tarde…”, me contestó. El “no lo hará” pronunciado por mi padre retumbó en mis oídos. Algo me sonaba mal en esas palabras, lo mismo la ausencia de Selena y sin saber dónde está. Le dije a mi padre que ya volvía y me dirigí al primer teléfono que encontré a mano. Volví a llamar a Chris … Un frío helado recorrió mi espalda al escucharlo. “¡¡No, A.B.!! No está Selena aquí. Seguro que se fue a ver a…”. “¿A verla a Zaldívar al Days Inn?”, lo interrumpí esperando que me dijera que no …”Sí. Ayer Selena y yo fuimos a verla por unos problemas de papeles que se necesitan para abrir las sucursales de ‘Selena Etc.’ en México. No sé qué pasó pues estaba afuera esperándola. Pero cuando Selena salió estaba confundida y nerviosa. Me dijo que los papeles que le había dado no eran los correctos. Quería volver. Yo le dije que mejor era volver a casa para cerciorarnos de todo y para que ella se tranquilizara. Cuando estábamos en el hogar Selena ni llegó a verificar si los documentos eran los correctos o no. Ella la llamaba insistentemente en el ‘beeper’, instándole a que volviera. Selena lo iba a hacer, pero yo la detuve. Le dije que no tenía sentido volver tan pronto para discutir por lo mismo. La convencí para que le dijera que fuera al otro día. Veo que al final fue. Pensé que no lo haría, que se le iba a pasar a ambas el tema…”. “Mira, estoy grabando. Así que luego te llamo”, le dije secamente y le corté. Entré en desesperación. Era estar en medio de gente que mientras está cayendo un meteorito sigue su vida normal pues nadie se molesta en mirar para arriba. Para mí todo empezó en un sueño y por ello llegué a certezas. Y los demás que estaban tan cerca y no estaban soñando, actuaban como si todo fuera normal. Llamé rápidamente al Days Inn y pregunté por esa mujer. Temí que me dieran una mala noticia relacionada con mi hermana, pero para mi sorpresa me dijeron que no estaba allí, que había salido, que suponían que pronto volvería. Me quedé con el tubo del teléfono en la mano sin saber qué hacer. Hice un último intento y respiré bien hondo. Llamé a mi madre. Sólo le pregunté si Selena estaba “entreteniéndose” con ella en vez de estar en el estudio. Como me dijo que no, con la fuerza que me quedaba le dije que entonces iba a buscarla al estudio pues seguro estaba allí, ya que yo “estaba” camino para allí. Luego encaré a mi padre y le dije que me tenía que ir cuanto antes, que debía irme pronto a ver a un amigo que estaba en serios problemas, que volvería, que volvería a la tarde para cuando Selena viniera a grabar. Me fui hecho una furia al Days Inn. Tenía que encontrar a Selena. Debía encontrar a Selena antes de que fuera demasiado tarde…

Cuando llegué el panorama no podía ser más desolador … Había preguntado por la habitación en la que estaba alojada y cuando llegué a ella, efectivamente no había nadie. Me agarró una gran desesperación. Temía que se la hubiese llevado a algún lugar y ya no volverían. Sabía que por más que recorriera cuanto lugar posible hubiera en el Planeta Tierra no las encontraría por ningún lado. Podían estar cerca o lejos. En un lugar privado o público. No había manera de hallarla. Encontré a alguien que trabajaba allí y le dije si acaso ella sabía de sus existencias. Por suerte la mujer encargada de limpieza había sabido de sus movimientos pues había reconocido a Selena. Me dijo que mi hermana la había acompañado al hospital pues la mujer dijo tener alguna dolencia o algo así. Le agradecí la valiosa información que me había dado y me puse a pensar. Y fue como si alguien me hubiese iluminado y dado la información exacta de lo que estaba sucediendo. Sentí que todo encajaba. Esa mujer le quiere hacer algo malo a mi hermana, pero tiene un plan, un plan siniestro, elaborado, pensado. Quería que mi hermana viniera sola, seguramente para matarla, pero no lo haría de inmediato, apenas llegara ... No ... Necesitaba simular que todo había sido un accidente, un terrible accidente. Pero para eso debía inventar una historia, cualquier excusa … Para eso necesitaba que antes se las viera públicamente, con el fin de que hubiera testigos que dieran cuenta de que todo estaba bien entre ellas, tan bien como para que Selena la acompañara a un hospital en una revisión de rutina ... Recién a la vuelta ejecutaría lo planeado ... Sí ... Es mejor quedarme acá. Ya volverán. La única duda que tenía era cómo encarar, con qué excusas las abordaría. Temía por la cara y reacción de mi hermana … De pronto veo ingresar una camioneta a toda velocidad que se detiene a pocos metros de la habitación 158 y de allí bajan las dos. A mi hermana la noto nerviosa y a paso presuroso. A ella serena y tomando constantemente su cartera. No debía dejarlas entrar. Sería muy tarde si lo hiciera. Corrí hacia ellas: “¡¡Hey, hey!! ¡¡Esperen!! ¡¡Deténganse!! ¡¡Les tengo que decir algo!!”. Ambas se dieron vuelta, y para mi asombro veo que mi hermana me mira mezcla de furia y de desesperación mientras su acompañante no sólo no se inmuta sino que invita a Selena a seguir su camino, que no se detenga, que piense que se trata de otra persona. Allí decidí sorprender y cambiar el plan: “¡¡Espera hermana!! La cosa no es contigo. Vine a ver a esta mujer. Por cierto trata de aunque sea de dejar dicho a alguien a dónde vas para no estar todo el mundo buscándote no se sabe a dónde, pero espera un poquito…”. Mi hermana no entendía nada y ni atinó a hablar. Sólo se apartó de mi camino hacia la mujer, a quien le dije para su sorpresa: “Vine por usted, señorita Zaldívar … ¿Se acuerda de la servilleta que encontramos en un restaurante en Los Ángeles hace tres años que se había manchado de sangre y que se llevó para averiguar qué significaba? Pues bien. Espero el significado. Si no lo tiene, démelo, que se lo daré a un profesional que me puede sacar más información, incluso relacionar ese hecho con otros posteriores para saber qué nos deparará el futuro y qué hay con el presente … Bueno, la espero … En cuanto me dé la información o la servilleta, las dejaré solas con sus cosas…”. Ella me miró fijo sin entender mientras Selena se me acercó y me dijo qué significaba lo de la servilleta. Yo traté de explicarle lo sucedido, pero ella nos detuvo en nuestra conversación: “Mira, A.B. … Vuelve más tarde … Ahora con Selena estamos con otros asuntos más importantes. De hecho también buscamos unos papeles que ella necesita. Así que…”. “No, la que no entiendes eres tú. Yo no sólo vine a buscar mi servilleta sino a llevarme a Selena. Tenemos que grabar para el disco en inglés hoy y mañana damos un concierto en Los Ángeles. Así que, hermanita, tú te vienes conmigo en castigo por no avisarnos dónde estarías hoy y tú danos ya lo que nos pertenece”, la interrumpí tajantemente. Selena me dijo que no intercediera más, que me fuera al estudio de grabación, que ella iría en 5 minutos. “No hermanita, tú te vienes conmigo. Tienes que enterarte de muchas cosas, entre ellas la del origen de la servilleta y cómo llegaron a mis manos…”, le dije cuando ya la estaba tomando del brazo para irnos cuanto antes de allí. “¡¡Ustedes no se van a ningún lado!! ¡¡Te arrepentirás toda tu vida de haber venido hasta aquí!! Iba a decidir el destino de tu hermana. Veo que ahora decidiré el tuyo. Entren muy sigilosamente. Y bien calladitos, si es que no quieren morir aquí mismo”, nos amenazó esa horrorosa mujer. Creí estar en una pesadilla, pero todo era real y premonitorio. Estaba asistiendo a la certeza de mis elucubraciones y con el deseo de haberme equivocado. Aunque si me equivocaba, en este mismo momento sólo Selena se enfrentaría a su destino y desarmada frente a esa abominable mujer. La mujer, esa misma, la presidente de nuestro club de fans, la mujer “encantadora” y “reservada”, nos invitaba con una siniestra sonrisa a una ejecución tan fría como calculada, tan caliente como capacitada para adaptarse rápidamente a las nuevas situaciones. Quise resistirme a avanzar a la habitación pero ella fue firme en su decisión. Quise que sólo me llevara a mí y no a Selena pero recibí como toda contestación: “Estuve todo este tiempo elaborando el plan … ¿y tú quieres que no haga lo que pensaba hacer? ¡¡Qué ingenuo eres!! Sólo haré unos cambios, cambios pues tú alteraste mis planes”, me decía la horrorosa mujer mientras con el arma celosamente cuidada de la exposición pública nos señalaba que avanzáramos a la habitación. No quería ni mirar a Selena. Sé lo que estaría pensando y sintiendo … Y yo debía estar concentrado … De pronto nos estremecen unos gritos. “¡¡Selena!! ¡¡A.B.!! ¿Dónde están? ¡¡Estamos aquí!! Sus padres los buscamos!! ¡¡Digan si están bien!!” … Era nuestra madre, que se la escuchaba desde la parte de atrás de las habitaciones. Estaba por gritar en la confusión hasta que Selena se me adelantó corriendo hacia el lugar en el que supuestamente estaba nuestra madre. Zaldívar trató de detenerla a los gritos, pero como Selena no se detuvo apuntó con el arma. Aproveché su descuido hacia mí y al grito de “¡¡Cuidado, Selena!! ¡¡Agáchate!!” fui hacia la mujer y la empujé lo más fuertemente posible hacia adelante y hacia el costado más alejado de Selena. Caímos los dos pero para mí desgracia ella me piso la mano y se incorporó rápidamente en busca del arma. Selena se había vuelto pero estaba lo suficientemente lejos como para llegar primero. Cuando todo parecía perdido y en el momento en el que la mujer iba a tomar el arma, un pie se le interpuso y se apoyó sobre el arma mientras el otro pisaba su mano derecha. Era mi padre, que había aparecido en el lugar opuesto al del que venía mi madre. Y detrás de él un par de policías que se abalanzaron sobre la mujer y la apresaron. Yo quedé casi petrificado en el suelo mientras Selena se vino hacia mí y me abrazó fuertemente: “¡¡No sé cómo llegaste hasta aquí, pero me salvaste la vida y arriesgaste la tuya!! ¡¡Gracias, hermanito!! ¡¡Y perdóname!!”, y se puso a llorar. Cuando sentí a Selena en mis brazos y pude certificar que ella estaba bien, la abracé con mis dos brazos y no la solté por varios minutos. Nunca había llorado tanto. Me volvieron las imágenes de mi sueño y recién ahora entendía lo de los tatuajes. Si Selena se me iba, iba a querer autoflagelarme, herirme, sentir el dolor de la partida de mi hermana … ¡¡y qué mejor que llenarme de tatuajes con la imagen de ella!! Al rato se me acercó mi padre y nos abrazó. “¿Cómo supiste que vendría aquí?”, le dije. “No. Nunca lo supe. Sabes cómo soy. Creí estar seguro de todo. Creí que lo tenía todo controlado … Hoy estaría lamentando mi desgracia y mi dolor … No … Yo no me di cuenta de nada. Se dio cuenta tu madre. Cuando tú la llamaste, a ella le dio mala espina y me llamó. Yo después llamé a Chris y vinimos para acá … “¿Y Chris? ¿Chris dónde está?”; dijo desesperadamente Selena. Estaba por decir mi padre que venía con mi madre cuando aparecieron los dos y abrazaron a mi hermana. Aun siendo familia y estando tanto tiempo juntos, hacía rato que no veía una imagen que distaba de la que dábamos como artistas. Aquí éramos seres humanos al desnudo, con el dolor de lo que pudo haber pasado, con el llanto de desesperación y de alegría a la vez que denotaban que todos sentíamos que nacíamos de nuevo. Cuando vino Suzzete y se sumó a ese sentimiento, yo lo miré a mi padre y le dije: “Aún nos falta mucho por aprender. Espero que de aquí en más nos manejemos en la vida y en la música con ese principio que dice: ‘Sin prisa pero sin pausa’. Si lo aprendemos todo lo que soñamos lo lograremos sin duda”. Mi padre apoyó su brazo sobre mi hombro y fuimos para unirnos al abrazo de todos. Más que nunca era necesario sentir que estábamos juntos y vivos. Más que nunca había que sentir que volvimos a nacer y que debíamos seguir y, a la vez, volver a empezar….

Cuando nos estábamos por ir, se me acercó Selena y me mostró algo mientras me decía: “¿Tú buscabas esto?”. Para mi entera sorpresa se trataba de la famosa servilleta. “¿Pero cómo la tienes tú? ¿Acaso la tomaste ahora? ¿Dónde estaba?”. “En mi bolsillo. Al principio no entendía cuando le preguntabas a esa persona por esa servilleta, pues había detalles que desconocía. Ahora lo entiendo todo. ¿Fue en Los Ángeles hace tres años, no? A ella se le había caído la servilleta pero no se dio cuenta. Yo la tomé y me estremecí, y la guardé siempre a la espera de que ella o alguien me preguntaran por la servilleta. Nunca imaginé que iba a ser hoy. Nunca imaginé que esa servilleta era el símbolo de mi vida que lo pudiste descifrar antes de que…”, me dijo Selena, pero no pudo seguir. Me abrazó de nuevo y siguió llorando. Conforme pasaba el tiempo más se daba cuenta mi hermana de lo que pasó y pudo haber sido. Mejor que llore Selena, mejor que ella llore por lo que pudo haber pasado antes de que todos la lloremos por lo que ella pudo haber sido y no fue … “Ya está, Selena … Ya pasó. Sólo prométeme una cosa, sólo una cosa. Que dejes siempre una pista de dónde estás cada vez que te vas a algún lado. Sabes que yo no te seguiré. Que si voy a ti es porque pasa algo, ¿no es así?”, le pedí. “Claro que lo haré. Y lo haré con todos. ¿Pues sabes cuál fue mi peor sensación hoy? No fue cuando exhibió el arma … No fue allí. Fue cuando estuve sola con ella. Sentí que estaba lejos de todo, lejos de mis afectos. Y yo no quiero estar sola. ¡¡No me dejes nunca sola, hermanito, te lo pido, por favor!!”, me confesó llorando … Pocas veces vi a Selena así descubriendo su Alma … Le juré y perjuré que así lo haría mientras la abrazaba y lloraba. Cuando me recompuse le dije: “Vamos con los demás. Ya deberíamos ir para Los Ángeles. No sólo por el concierto. No sólo por el show. Tal vez…”. “Tal vez deberíamos volver al restaurante ‘La leyenda’ … Y devolverles la servilleta”, me dijo Selena …”Y pedirles que vuelvan a su antiguo nombre para que recuerden a esa niña. Nada mejor que tenerla siempre presente no sólo para recordarla sino para que no vuelvan a ocurrir estas cosas…”. Selena se sonrió y yo también. La sonrisa de Selena era un buen augurio. Y yo sentí que ahora sí íbamos en el camino correcto. Cuando todos volvimos a nuestras casas, íbamos en silencio pero con una sonrisa. Algo bueno había nacido luego de semejante dolor. Las cosas surgen por algún motivo y por la voluntad del Señor. Él nos puso a prueba y lo superamos. Ya estamos en condiciones. Estoy seguro de que triunfaremos y de que nada ni nadie nos impedirá transitar el camino para ser felices. Mientras la sonrisa de mi hermana esté presente, mientras escuche a Selena reír, yo seré feliz, mi familia será feliz, Chris será feliz, el mundo será feliz .. Y así será…

(A veces el destino, alguien, algo o lo que sea, nos da un mensaje. Todos tenemos más poderes de los que imaginamos. Todos somos más perceptivos de lo que creemos y sentimos. A veces no es sólo llevarse por la lógica, por lo conveniente, por lo que ven nuestros ojos … Muchas veces hay que dejarse llevar por lo que se siente, por lo que se intuye, por lo que nos dice nuestras Almas y nuestros corazones … Así surgió Selena y Los Dinos … Y así debió seguir … Tal vez faltó la intuición, el llamado del destino, la alerta que nos daban determinadas señales … Tal vez Dios quiso que fuera así … Pero lo que sí sé es que ninguna voluntad querrá que uno se olvide de Selena, de su obra, de su talento, de su sonrisa, de lo buena persona que era … Por eso A.B. no la olvida, por eso la espera, por eso la busca, como toda su familia, como todos nosotros … Mientras tanto tendremos que dar lo mejor de sí para el momento de encontrarnos con ella y abrazarla, y poder sentir que está viva … y no sólo viva en nuestros corazones…)

Selena: Todo lo que siento por ti no se quedó en el pasado. Está presente, siempre presente. Eres lo más importante de mi vida, la has cambiado, y sólo estoy aquí recordándote para agradecértelo siempre, para quererte y para esperarte siempre…

Te quiere mucho…

 

 


 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: April 25th, 2012
 
 

Yo sólo fui a ofrecerte mi corazón, Selena…

 
 


Belén no salía de su asombro, de su impotencia, de su tristeza, de su inmenso dolor. Estaba arriba de un tren con rumbo a Corpus Christi sin saber cómo había llegado y si ese tren la dejaba realmente en su destino … Ella se subió a él en Chicago y ya ... Seguramente el dolor, los gritos desgarradores, el llanto continuo de centenares de fans la guiaron hacia allí. Belén miraba para adelante y para los costados observando un paisaje que era una sucesión de imágenes grises y sinsentido, imágenes de una naturaleza viva contrastadas con pensamientos que le decían por qué, para qué, quién nos puso en este mundo, para qué vivir si hay que soportar tanto dolor … Veía pastar tranquilamente a las vacas, veía a un paisano andando a caballo, veía volar a los pájaros y enseguida se le veía la imagen de Selena y se ponía a llorar por dentro, muy por dentro … Belén no quería llorar pues hacerlo significaba que era real lo que estaba viviendo, que era real la noticia y ella no lo quería aceptar de ningún modo. Veía cómo adelante, a los costados y detrás suyo adolescentes como ella lloraban a los gritos, gemían de dolor continuamente. Veía cómo muchas eran abrazadas por otras amigas o hermanas que también lloraban o por sus madres que las estaban acompañando para no dejarlas solas en su soledad y tristeza. Belén las miraba y lo entendía perfectamente … Pensaba que después de ese 31 de marzo no sabría qué sería de ellas, qué motivación tendrían para seguir viviendo con alegría, qué esperanzas podrían tener … si Selena era parte de sus vidas, parte de su destino, parte de su alegría de vivir. Nada tenía sentido para ellas si no tenían a Selena a su lado. Por eso Belén no podía con su dolor cuando veía las imágenes que le devolvía la ventana del tren. No podía concebir que todo siguiera andando, que la vida siguiera y Selena no estuviera, que todos estuvieran vivos y Selena no … Belén no quería que se fuera nunca ese día, pues sabría que ya cuando fuera 1 de abril sería la resignación, la derrota, la admisión de un día sin Selena y ella eso no lo podría tolerar. Apenas si podía asimilar la noticia, pero aún así quería volver el tiempo atrás, quería volver a apenas 2 semanas atrás cuando Selena dio un concierto en su ciudad y ella había asistido. ¿Cómo imaginarse que ésa iba a ser la última vez que vería a Selena? Si alguien le hubiese dicho que efectivamente no la vería más a Selena hubiese pensado en que Selena no volvería más a su ciudad producto de su fama en todo el mundo, hubiese pensado en que ella misma estaría en un estado de pobreza tan grande que nunca tendría dinero para verla, hubiese pensado que tal vez ella sufriría una desgracia … y ya no podría ver a Selena … pero que a Selena le podía pasar algo … No … Jamás se lo hubiese imaginado. Selena lucía tan bella, tan alegre, tan triunfante, tan segura … Selena iba a ser famosa en todo el mundo, Selena lograría lo que nadie había obtenido, Selena los representaría en sus esperanzas, en sus sueños, en todo lo que se imaginaban lograr en la “Tierra de las oportunidades”… No … Nunca lo había pensado, pero ahora que lo pensaba bien Belén la había notado un tanto rara a Selena en aquel concierto … Esas rarezas que duran un instante, pero que cuando suceden estas cosas pasan a tener una trascendencia inusitada. Belén notó que en la primera parte del concierto Selena lucía una sonrisa extraña. No era ésa la misma Selena, había algo raro en su actitud. Pero Belén lo tomó como un momento que a cualquier artista le pasa y que Selena no era la excepción … Y más lo pensó cuando en la segunda parte de ese concierto Selena “despertó”, y cambió su semblante y su postura. Belén en aquel momento la notó más suelta, más libre, más contenta. Hasta se permitió decirle al público: “¿Pero qué les pasa que están tan calladitos?”. Y allí mismo el público le contestó su inquietud con cánticos, ovaciones y baile en cada canción interpretada por Selena. En aquel momento pensó que tal vez Selena se sentía mal por algo, o bien que no se hallaba en aquel momento del concierto, pero que cuando pudo aclimatarse y ponerse de lleno en el espectáculo actuó como siempre y logró lo habitual en sus conciertos. Pero ahora, sabiendo lo que había pasado después, lo que estaba sucediendo en ese preciso momento, Belén pensaba si aquella manifestación de Selena en esa primera parte del concierto no era la confirmación de que a Selena le “pasaba algo”, de que algo la molestaba, de que algo la perturbaba, y que cuando pudo olvidarse de eso, cuando pudo “sacarse la mochila de encima”, cambió su semblante, cambió su actitud y volvió a ser la Selena de siempre … ¿Qué estaba pasando? ¿Qué fue lo qué sucedió? Mientras Belén se preguntaba esas cosas, escuchaba en el medio del griterío y de los sollozos una radio que llevaba la madre de una de las chicas en la que informaba lo que había sucedido con Selena por obra y desgracia de la presidenta de su club de fans. Se hablaba que esa mujer estaba parapetada en el garaje del motel “Days Inn” con supuestas intenciones de suicidarse. Ya se tejían un montón de especulaciones y de teorías de por qué esa mujer había hecho eso … Se hablaba de celos, de intereses, de pasión, de robo … Se decían miles de cosas … Algunas posibles, otras disparatadas … Todo en el medio de que sonaba la música de Selena en todo momento, todo en el medio de que la gente lloraba por las noticias, cantaba desgarradoramente las canciones de Selena e insultaba a la asesina … Era acaso el mejor escenario para entender la dimensión de lo que estaba pasando, era el mejor muestrario de miles de personas que no podían asimilar lo que estaba sucediendo, de miles de personas que nunca aceparían seguir sus vidas como si nada luego de ese nefasto 31 de marzo de 1995…

Belén miraba a esas niñas, adolescentes y mujeres, y no podía con su dolor. Pero no quería sumarse a ellos. Aún no quería tirar la toalla, aún no quería darse por vencida … Veía a muchas chicas de su edad que estaban solas, tan solas como ella. Se preguntó cómo habrían llegado allí y qué pensarían. Más de una vez se tentó por ir a hablar con alguna de esas chicas, pero la detuvo pensar en cómo ella estaba allí, y cómo salió dejando atrás a sus padres y hermanos. Tuvo que pensar un buen rato para recordar cómo había empezado todo, cómo fue que ella llegó a ese tren … En la mañana, casi al mediodía, estaba volviendo del colegio hasta que escuchó a alguien decir: “¡¡Parece que dispararon a Selena!! ¡¡Está muy grave!! No sé por qué, pero le dispararon, ¡¡le dispararon!!”. Belén quedó petrificada en la vereda. Iba a seguir pero no pudo. Ella era muy tímida. Nunca se animaba a preguntar por su cuenta algo a cualquier persona, aunque la conociera … pero esta vez estaba sucediendo algo, algo que le estaba cambiando la vida para siempre, pero para mal, a los garrotazos,  con un dolor y un sudor frío que le corría por sus espaldas … Se dio vuelta y vio que era un señor grande que se lo decía a otro que estaba frente a él, calle de por medio. Belén se acercó y apenas le pudo decir con la mirada qué estaba pasando, si era cierto lo que estaba escuchando, si se estaba refiriendo a su Selena … El señor, un hombre muy mayor, la tomó de los brazos mientras le salían por sus ojos enormes lágrimas sin intentar siquiera quitárselas, como si eso significara sacarse el dolor de encima, como si significara que Selena comenzaba a ser un recuerdo y él lo quisiera evitar … “Sí, niña. Es lo que tú piensas, es lo que sientes. Se trata de Selena. Yo sé que ya no está entre nosotros … No lo han confirmado, pero yo ya lo sé … Si ya anuncian por la televisión que está muy grave, que le dispararon, no hay motivos para ser muy optimistas … Además, si nadie sale a desmentirlo, es porque es cierto y ya no hay nada que hacer. Sólo falta que lo confirmen … Lo siento niña si te he dado malas noticias, máxime si eres fan de Selena … Pero las cosas son así. Yo también la quería mucho … Y la admiraba … ¿Quién no la quería? Pero habrá que resignarse … Y reza, reza mucho, pídele y ruégale a Dios que no se la lleve … Y si se la llevó … Tal vez Dios se la quiso llevar para tenerla a su lado … Quizá quiere que cante para Él a su lado…”, le dijo el señor y trató de sonreírle como buscando compasión … Belén sólo se quitó de él y comenzó a correr para su casa. No le importaba haber sido tan descortés con ese pobre anciano, pero no podía evitarlo. Maldijo, lo maldijo más de una vez, como si él hubiese sido culpable de todo, como si él fuera responsable de su dolor … Aparte, no podía dejar de pensar en lo que le había dicho y lo maldijo aún más … Belén corría mientras contenía su llanto para transformarlo en ira, en bronca, en insultos. “¿Pero de qué me habla, de qué me habla ese tonto? ¿De resignación? ¿De resignación a qué? ¿De resignación para qué? ¿De qué me sirve que me resigne? ¡¡A mí no me importa eso!! ¡¡Me importa que viva Selena!! ¿De qué me sirve Dios que acepte tu voluntad con resignación si me quitaste mi alegría de vivir?  ¿Cómo voy a aceptar que te hayas llevado a Selena, justamente a Selena? ¿Por qué no me llevas a mí? ¿Quieres hacer algo por mí? ¡¡Llévame a mí!! Yo no sirvo para nada, ¡¡yo no le llego a los pies a Selena!! Selena le daba alegría a todo el mundo … ¡¡Yo no!! ¡¡Yo no sirvo para nada!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para creer!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para seguir!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para creer que podía a pesar de todo!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para tener esperanza!! ¿Qué voy a hacer sin ella? ¿Quién me hará sentir que le importo a alguien? Que no sea cierto, que no sea cierto … Dime Dios que ese viejo se equivocó, que se trata de otra persona … Dime que no es cierto, dime que no te la llevaste para que cante contigo a tu lado … Dime que ese argumento es de las cosas más tontas que he escuchado en mi vida, ¡¡que Tú no puedes ser tan egoísta para llevártela a tu lado para que te alegre la vida!! ¿Pero qué tontería es ésta? ¿Cómo uno se puede contentar con esto, cómo uno se puede resignar con semejante argumento y pensamiento? ¡¡Perdóname Dios!! ¡¡Perdóname si te ofendí y si maltraté a esa persona. ¡¡Pero te pido, te imploro, te ruego que no te lleves a Selena!! ¡¡Llévame a mí, pero no te la lleves a ella!!”, se decía, se gritaba, se rogaba Belén mientras corría, corría sin parar por las veredas, cruzaba las calles sin mirar, y evitaba observar y escuchar a las personas para no oír nuevas noticias o la confirmación de lo peor. En un momento escuchó que alguien pegó un bocinazo terrible a sus espaldas y Belén apenas lo oyó. Era un auto a toda velocidad que la había pasado raspando mientras ella cruzaba la calle con semáforo en rojo … Por un momento Belén deseó que ese auto la atropellara … Tal vez eso significaba que Dios la había escuchado y estaba dispuesto a cumplir su deseo aun cuando le quitara su vida y le provocara tamaño dolor a su familia … Pero a Belén poco le importaba eso, pues Selena era lo más importante, no sólo para ella sino para millones de personas … Y si su familia sufría … tal vez se lo merecían … Ella hubiese querido que confiaran más en ella, que le ofrecieran más oportunidades para creer en ella y que le dieran más alas para volar en vez de tenerla atada a su casa y a un destino marcado para ella pero que de ninguna manera era su deseo … Ella quería ser como Selena, quería cantar, ser feliz, tener sus propios emprendimientos, tener sueños propios y poder cumplirlos … Sus padres no querían eso. Querían que hiciera cosas “más importantes” que las que hacía Selena …Ella había evitado cualquier conflicto encerrándose en su mundo, en el mundo de Selena … Allí sólo era libre y feliz … ¿Y qué haría ahora sin Selena? ¿Qué sería de ella a los 17 años sin esperanza, sin sueños, sin futuro, sin Selena que le quite esa tristeza y ese dolor de toda su vida? Belén llegó a su casa y sólo esperó que esa corrida no fuera en vano, que Dios la hubiese escuchado, que Dios se apiadara de Selena … y de ella…

Cuando entró, Carmencita, su hermana de 5 años, se tiró encima de ella a los aullidos, y con esa sinceridad y Alma pura de una niña le dijo esas palabras que Belén no quería escuchar, que ni siquiera el anciano aquél se atrevió a pronunciar, que nadie, incluso uno mismo y todo aquel que quiere a Selena, quiere decir aún hoy. Durante unos cuantos minutos Belén abrazó a su hermanita mientras miraba perdida a un punto que estaba lejos, muy lejos. Belén no escuchó ni vio más nada por unos instantes que para Belén fueron horas, horas enteras. Durante diez minutos sintió el dolor, el llanto, el retumbe de los gritos de su hermanita. Era para Belén suficiente. No podía llorar … No quería llorar … No quería sentir nada. Su dolor se había transformado en frialdad. Belén puso un traje de amianto a su corazón y a su Alma. Con ello simuló toda angustia y toda manifestación de sentimientos … Los ocultó como queriendo anularlos, pero aunque ello quisiera, Belén no lo podía hacer … Y todos los movimientos posteriores de Belén iban en ese sentido, aunque ella no lo sintiese. Cuando ya no soportó más estar en esa posición se apartó de Carmencita y se fue a su habitación. Su madre quiso decirle algo, pero se contuvo y fue en busca de Carmencita. Su madre estaba atemorizada. Había algo en el rostro de Belén que nunca había visto y eso presagiaba que algo iba a pasar. Belén caminó con firmeza hacia su habitación. Nadie se le interpuso en su camino. Estaban, además de su madre y Carmencita, sus dos hermanos, ambos menores que ella, que sólo atinaron a mirarla … No estaba su padre, que recién volvería a la noche del trabajo, aunque con la conmoción que traería la noticia trágica de Selena por allí volvería antes … Belén llegó a su habitación con gesto adusto y muy serio, y cerró la puerta con furia y la cerró con llave. Apenas se dio vuelta y prendió la luz vio el poster de Selena correspondiente al álbum “Amor prohibido”. Belén no pudo más y comenzó a llorar con toda el Alma partida, con toda la furia contenida y con el corazón hecho pedazos. Lloraba, lloraba y lloraba, y no quería salir de ese dolor, pues sabía lo que sería de ella y lo que haría una vez que terminara con esa manifestación extrema de dolor. Pensó en la primera vez que la escuchó, en la primera vez que la vio, aquella vez que le pidió un autógrafo cuando presentó su disco “Entre a mi mundo”, cuando Selena le elogió la remera a rayas que llevaba a puesta y Belén se la regaló con la promesa de que compraría una nueva en ese mismo instante mientras se ponía un suéter de una amiga  … Belén recordaba ahora con nostalgia la alegría que le dio el ver a Selena con su remera en un reportaje y decirle a la entrevistadora que esa ‘shirt’ se la había regalado Belén, una querida fan de Chicago…”. Belén repasó en pocos minutos su vida entera con Selena a su lado y maldijo haber tendido pereza en pedirle un autógrafo o al menos verla a la salida del último concierto en su ciudad. Se maldijo haber sido tan egoísta, de haberle dado prioridad a su cansancio y en haberse quedado pensando en lo que notó en Selena en esa primera parte del concierto sin haber siquiera contemplado la posibilidad de que Selena necesitaba ayuda y qué mejor que ir a verla para cerciorarse de ello. “¡¡Pero qué tonta fui, que egoísta fui!! Cuando yo la necesité, ella estuvo e hizo lo que siempre quise que me dijeran … que estaba linda, que le gustaba algo de mí. Me dijo algo que esperé de todos y que nadie ni siquiera me lo insinuó … Selena estaba cansada del concierto, pero ella priorizó a todos los que la estábamos esperando … No pensó en ella, no pensó en su comodidad, no pensó en que ella era la estrella y nosotros … nosotros éramos sólo sus admiradores … Y ahora, ahora que seguro me necesitaba, nos necesitaba, yo no estuve, yo me fui, me fui a mi casa … Mi cansancio, mi preocupación por mí, sólo por mí, me hizo no verla y ella me necesitaba … Seguro que si la iba a ver me hubiese reconocido y me hubiese sonreído … Y seguro que me hubiese dicho lo que le pasaba y hasta me hubiese pedido ayuda … ¿Cómo no me di cuenta? ¡¡Si me hubiese dado cuenta seguro la hubiese salvado!!”, se decía y atormentaba Belén mientras seguía llorando y mordía una almohada para mitigar sus gritos y su tremenda angustia. Le fue inevitable pasar del dolor a la furia. Empezó a arrojar cuanto objeto encontraba al piso, a la ventana, a la pared. Podía oír murmullos y hasta el pedido de su madre de lejos de que parara de una vez. En su furia y en su enceguecimiento tiró todo lo que encontró en su paso histérico por su habitación hasta que vio que estaba por arrojar todos los discos de Selena … Sólo se detuvo pues pudo llegar a distinguir la tapa del disco “Selena Live”. Belén volvió a envolverse con su traje de amianto, guardó sus discos de Selena en un lugar seguro y hasta se tomó el tiempo para recoger todo lo que había arrojado y ponerlo más o menos ordenado … En el medio de ese trabajo decidió lo que iba a hacer … No pararía hasta ver a Selena. Quería cerciorarse por sí misma de que eso era cierto. No era lo que usualmente hacía ni lo que normalmente se le pasaría por su cabeza … Pero se trataba de Selena … Era lo más importante de su vida … Y ya su vida no sería la misma … Tomó lo primero que encontró para llevarse y sólo se detuvo para buscar ese autógrafo de Selena. Quiso volver a verlo. “Today was a nice day for me. Thanks for your gift. You know you'll always be in my heart. I hope I'll always be in yours. With lots of love. With so much love. Selena. September 1993”. Belén volvió a llorar, pero por última vez. Se guardó el autógrafo y enfiló para la puerta de su casa. Su madre le preguntó a dónde iba: “A ver a Selena”, obtuvo de Belén como toda contestación. “¡¡Dale muchos besitos de mi parte!!”, le dijo Carmencita mientras abrazaba a su hermana, sólo que esta vez lo hacía en silencio. Cuando se despidió de su hermana su madre quiso detenerla. “¡¡Tú no irás a ningún lado!! ¡¡Ya verás cuando venga tu padre!!” ¿Es que no entiendes? ¡¡No puedes hacer nada!! ¡¡Acepta la realidad!! ¡¡Madura!! ¡¡Ya eres grande!! Has vivido pendiente de Selena. ¡¡No tiene sentido que vayas!! Selena está…”, alcanzó a decirle su madre franqueándole el paso en la puerta de la casa. “Selena me está esperando y yo iré. Es a la única persona que no le voy a fallar. Es la única persona que me escuchó y ¡¡yo voy a ver lo que necesita!!”, dijo Belén, quien avanzó a paso firme … y ni recuerda cómo salió. Sólo se acordó del aire puro de la calle y de los gritos de adentro de su casa. Belén se sentía libre. Belén iba a ver a Selena y a terminar con todas esas mentiras que se decían sobre ella…

Belén se levantó con sobresaltos en el tren. Se había quedado dormida y la levantó la realidad. Ya era de noche, y un frío de dolor y de llanto se habían apoderado de ella. Tomó conciencia de cómo llegó allí y también de lo que estaba afrontando. Miró hacia afuera y todo era negro, como su destino y el futuro de todos los que querían a Selena desde aquel 31 de marzo … Adentro había gente que dormía y lloraba a la vez, y rostros de dolor y tristeza que miraban la nada misma … Un retrato bien cabal de lo que sería el lugar hasta el momento en el que dieron con el lugar en el que estaba Selena … Belén supo ese día lo que significaba la muerte. Nunca la había sentido tan de cerca … Ahora la tenía encima … Experimentaba sensaciones que nunca había vivido y que pensó que por años no las iba a sentir … y mucho menos con Selena … Sentir que alguien se fuera tan joven como ella, aunque 6 años mayor, era fuerte, demasiado fuerte para Belén. Y pensó que su vida había cambiado para siempre, y no sólo la de ella sino la de toda su generación, ésa que nació a fines de los ’70. Porque la gente de otras generaciones, aunque la lloraran por igual, tenía otros parámetros, otras vivencias, otros referentes, otros ídolos, otros artistas a quienes le han dado el mayor de los cariños … En cambio, la generación de Belén … tenía como referente a Selena … Selena era su ejemplo, Selena era su guía, Selena era una de ellas … Y ahora que Selena se les ha ido era lo mismo que cualquiera era de ellas muriera … Se quedaron sin motivo para vivir con alegría, con esperanza, sin razón para luchar … Si a alguien como Selena que había construido su carrera a base de sacrificio, talento, autenticidad, honestidad le habían hecho esto, ¿qué podían esperar las demás, qué podrían hacer ellas, qué ejemplos debían seguir e imitar? Belén no podía salir de la angustia y de la furia de sólo pensar que al fin y al cabo ser como Selena no tenía sentido, ser como Selena no se llegaba a ningún lado, ser como Selena es sinónimo de derrota … En el medio de todo ello, alguien gritó eufórica que la asesina se entregó a la policía, pero luego con aire de resignación y de bronca a la vez dijo que al final no se había suicidado como había dicho, que luego de ocho horas de negociación con la policía decidió confesar todo a las autoridades y entregarse … Hubo luego un largo silencio hasta que alguien comenzó a insultar a la asesina, y una a una la siguieron pidiendo toda clase de penas para esa abominable mujer, aunque todos coincidían en que lo mínimo que debía sufrir era la prisión perpetua y lo máximo la pena de muerte … Belén se quedó al margen de todo. Igualmente, no fue la única que no se sumó a los cánticos, que no se puso a insultar al aire buscando justicia desde lejos en un tren … Belén pensaba que no faltaría mucho para que esa mujer hablara, dijera “su verdad” y fuera un parámetro para mucha gente que la consideraría una “víctima de las circunstancias”. No sabía Belén por qué pensaba eso, pero algo le decía que si esa mujer mató, luego amenazó con suicidarse y no lo hizo, es porque jamás pensó en hacer eso. Sí matar, pero no suicidarse … Tal vez quería ganar tiempo. Quién sabe qué negoció. Pero algo le decía a Belén que sólo quería ganar tiempo para saber qué hacer luego, cómo encarar lo que se le vendría encima … “¿Has escuchado las noticias en la radio? Están diciendo que esa mujer jura y perjura que no la quiso matar, que todo fue un accidente, un malentendido y que la culpa de todo la tiene el padre de Selena…”, le dijo una de las chicas que estaba en el tren tratando de estar cerca de Selena. “Me llamo Cristina y me acerqué a ti porque noté que, como yo, ni siquiera gritaste porque a esa mujer la hayan atrapado. Por eso te vine a dar la nueva noticia … Pensé que podía interesarte”, le aclaró … “Mira … Ni que me hayas leído el pensamiento … Estaba pensando en lo que estaba haciendo ese adefesio y creo que sólo estaba haciendo tiempo para pensar en un plan, si es que no había ya elaborado uno. Con esto que tú me dices sólo confirma que estoy en el buen camino … ¡¡Ah!! Me llamo Belén ¿Y sabes qué? No importa lo que piense … No importa lo que busque esa persona, si se la puede llamar y tratar como tal … Lo que me preocupa es que alguien quiera justificarla y ponerla en víctima … Lo que me preocupa es que algún día quiera hablar … Pero lo que más me duele es que Selena no esté y esa mujer siga viviendo, y que eso signifique para muchos que al final hay que seguir el camino de la asesina para llegar a algo, que ser como Selena te pone en esta situación terrible. ¿Qué nos queda a nosotros? ¿Ser falsos, mentirosos, hipócritas, inescrupulosos, deshonestos, calculadores? Porque parece que ser trabajadores, talentosos, amables, honestos y sinceros no te lleva a ningún lado … o mejor dicho te lleva al mismo destino de Selena…”, le dijo Belén y enseguida miró a la ventana del tren que sólo le devolvía negrura, sombras y alguna que otra lucecita que se veía bien de lejos. Belén quería llorar pero se contenía. Quería ser fuerte para lo que viniera, quería tener entereza para ver a Selena al otro día … “Te entiendo Belén. Yo pienso lo mismo. De nada nos sirve lo que le pase a esa mujer. Nada de lo que suceda con ella y con cualquier otro nos cambiará la vida ni nos traerá a nuestra Selena …Yo sólo quiero ver si todo esto es cierto … Yo sólo quiero saber qué será de nosotros mañana cuando sepamos que Selena sólo será un recuerdo … fotos y recuerdos … cada día al despertar…”. Belén miró con ternura y tristeza a esa chica que tenía su misma edad y ambas se abrazaron en silencio, con mucha fuerza y conteniendo el llanto. Belén aprendió ese día lo que significaba la muerte. Belén aprendió lo que es perder a alguien querido tan pronto … Ahora había que ser fuerte y rezar que todo eso fuera una pesadilla y que al otro día se encontraran con el fin de un largo sueño, de un sueño que las sacara de esa locura y calvario…

Cuando Belén despertó se encontró con que nada de lo que estaba viviendo era un sueño y que todo seguía siendo un calvario y una locura. Salió del tren llevada de la mano por Cristina sin saber qué estaba haciendo y por qué. Sobre sus ojos le retumbaban el sol, el sonido de la gente llorando y gritando, muchedumbres yendo de un lugar a otro, empujones, más gritos y desesperación. Belén avanzaba porque la llevaban pero estaba aturdida, pero en  ningún momento se resistió. Nada de lo devastador de la escena la hacía desistir de lo hecho o de interrumpir el paso. Muy por el contrario, Belén sólo seguía porque quería ver a Selena, o al menos estar cerca. Quería al menos decirle que la perdonara, que la disculpara por ser cobarde, perezosa y no saber lo que ella necesitaba de la gente y de ella misma. Quería disculparse por no retribuirle el mismo Amor que le profesaba Selena a todos sus fans, de no tomar su ejemplo para ser como ella y aducir estar cansada para evitar un saludo, un llamado a lo lejos, una simple pregunta de si estaba todo bien y seguir adelante si Selena daba una señal en positivo y la acompañaba con sus expresiones. Belén quería disculparse con Selena por no haberse dado cuenta de que ella no sólo era un artista, sino que era una persona, una simple persona con sentimientos, con certezas, con dudas, con alegrías, con broncas, con ambiciones, con tristeza. Belén se sentía enormemente culpable porque si había algo que Selena había exteriorizado bien era su espontaneidad, su forma de ser, lo lindo que era como persona y no sólo como artista, que justamente si había algo que la caracterizaba era que ella se mostraba en cada concierto, en cada entrevista, en cada encuentro con sus fans tal cual era y eso era una de sus grandes fórmulas del éxito. Había pocas artistas como Selena que se mostrara ante todos tal cual era y así ganarse la simpatía de todos. Por eso se apenaba Belén, porque Selena se brindó a todos como artista, como persona, como mujer y parece que pocos se dieron cuenta de ello. Se valoró más a la artista y no se tuvo en cuenta que Selena pedía a gritos que la quisieran, que le manifestaran Amor, que la escucharan, que la entendieran, que la acompañaran, que se dieran cuenta de qué había detrás de la gran artista, del mismo modo que ella se daba cuenta de lo que sentían, vivían y padecían sus fans. “Si Selena siempre se mostró como uno más de nosotros, ¿por qué no nos dimos cuenta de que ella quería que la consideraran del mismo modo ella lo hacía con los demás?”, se preguntaba Belén, aun sabiendo que Selena siempre recibió toda clase de muestras de Amor, pero tal vez pocos indagaron por lo que ella pasaba, por lo que sucedía en su mente y en su corazón … Belén despertó, aun cuando tenía los ojos bien abiertos, y se encontró con que estaba en un bus. Cuando miró desesperadamente para algún lugar que le sirviera de referencia, Cristina la tomó del brazo y le dijo: “Vamos a donde está Selena … No sé si entraremos. Veremos qué puede pasar…”. Belén vivió ese último tramo con un nudo en el estómago, la vista que le devolvía imágenes con resplandor que la enceguecían y le daban un tremendo dolor de cabeza … Cuando llegó al lugar, Belén se sorprendió de la impresionante cantidad de personas que esperaban entrar para ver a Selena. Todo era caótico. Las personas exteriorizaban su Amor y su dolor de innumerables maneras. Belén podía ver a mujeres lisiadas empujadas en sus sillas de ruedas por sus parientes a los alaridos de dolor y de desesperación, caravanas de autos que estaban pintados con el nombre de Selena o cubiertos con sus fotos, y una enorme cola para ingresar al lugar y despedirse de Selena. Tuvieron que esperar horas para poder llegar a la fila y para ordenarse lo suficientemente bien como para que los dejaran entrar. Cuando se dio la conformidad para que la gente empezara a iniciar una caravana de despedida, muchos comenzaron a quejarse porque no se exhibiría a Selena. El cajón permanecería cerrado. En un principio a Belén no le molestó pues no estaba en sus planes precisamente ver a Selena en esa situación. Ella sólo quería despedirse y disculparse … Pero pronto circuló un plan que la inquietó: comenzó a decirse que Selena en realidad no estaba allí, que todo era una mentira, que todo era una farsa publicitaria vaya a saber con qué intenciones … Belén miró a Cristina con cara de asombro como diciéndole si eso era posible. Cristina se encogió de hombros, y se quedó mirando a las personas que gritaban y denunciaban a los Quintanilla de esta maniobra. Belén no podía creer que fuera cierto, pero deseó como nunca que esa farsa fuera verdad. Nada deseaba más Belén que ver a Selena a su lado, viva y sonriente a la vez. No importaba si era una farsa, no importaba si todo era pura especulación … Ya Selena les explicaría todo y ella sería feliz, como todo el  mundo … La situación se había puesto muy pesada y muchos dijeron que no volverían a sus casas hasta certificar que Selena estuviera allí. Belén se alarmó. Ella no quería ver eso y menos aún confirmar esa posibilidad. De pronto, Cristina, muy compungida, le dijo: “No quiero que te hagas ilusiones, Belén. Mucha gente está como nosotros, desconsolada. Yo no creo en lo que denuncian, pero entiendo por qué lo hacen … Tienen nuestro mismo dolor … Y nadie quiere aceptar la realidad … hasta que no le queden otra que verla …Yo ya no sé si quiero ser partícipe de ello ... ¿Por qué no mejor verla así a cajón cerrado y listo? Tal vez sea mejor no verla si las cosas son así … Tal vez…”. Belén le hizo un gesto con el dedo en la boca para que callara y dejara escuchar lo que decían hasta que llegó alguien de seguridad que les dijo que, dada la sospecha que se había generado dirigida a la familia Quintanilla por no querer exhibir a Selena ante el público, el señor Quintanilla había decidido abrir el cajón para que la gente se diera cuenta de que todo era cierto y de que nada tenían que ocultar. Además, les manifestó que la Familia Quintanilla entendía el dolor y la consternación de la gente, y que sólo pedían que entendieran su dolor y su estupor. Por eso rogaba que volvieran a sus casas una vez  que hayan visto a Selena y poder así elaborar el dolor con tranquilidad. Muchos celebraron la medida y se dispusieron a formar fila para ver y despedir a Selena. Belén se quedó petrificada. Cristina con lágrimas en los ojos la tomó del brazo y le dijo: “Vámonos, Belén. Es mejor llorarla en nuestras casas o camino a ellas. No tiene sentido seguir aquí. Yo no quiero verla en ese estado. Vine para despedirme y para cerciorarme de todo. Apenas podía despedirme viendo el cajón cerrado. Pero ya no lo necesito. Ya no deseo ver más. Esto para mí es tremendamente doloroso … Vamos, Belén. Salgamos de aquí. Ya pronto cerrarán el lugar y tal vez sigan mañana. En todo caso, volvamos si nos arrepentimos” … Belén, una vez más, se dejó llevar por Cristina, pero algo se le había pasado por su mente, algo se le había ocurrido hacer esa noche, algo que no sabrían ni Cristina, ni la gente del lugar, ni los mismísimos Quintanilla … Belén tenía ganas de decirle algo a Selena … a solas. Sólo debía tener valor y no decírselo a nadie, absolutamente a nadie … Belén se fue del lugar con Cristina a un lugar en el que estaban acampando otros fans y dormir un ratito. Cuando llegaron y encontraron un lugar, ambas se dispusieron a descansar aunque sea un poquito. Belén estuvo un largo rato mirando el cielo con lágrimas en los ojos hasta que notó que Cristina se había dormido … Había llegado el momento para Belén … Ése era el momento para encontrarse con Selena a solas…

Belén espero un buen rato, el suficiente como para cerciorarse de que se habían dormido todos … o casi todos … Estuvo largo tiempo mirando la luna y Belén seguía llorando en silencio … Sabía que nada sería igual, que todo sería distinto luego de esa noche, que luego de la experiencia sufrida en esos días y en lo que viviría en breve sabría que ya era lo suficientemente adulta como para encarar los vaivenes de la vida. Nunca pensó que haría lo que iba a hacer … Ya era raro lo que estaba haciendo … Nunca quiso ir a ningún velatorio de nadie, ni de sus familiares ni de sus amigos. Le parecía no sólo triste sino inútil …¿Qué podía hacer allí en el medio de tanta gente llorando y de tantos familiares o amigos que sólo se juntaban para esa ocasión? Dolor de los que lloraban con sinceridad junto con los que acompañaban sólo de compromiso … Belén no quiso nunca estar allí … Prefería quedarse con el recuerdo de la persona que partió … bueno o malo, pero no verla inerte en el medio de gente que lloraba inútilmente. Más de una vez evitó ir a esos lugares con cualquier pretexto, con excusas inverosímiles … Pero esta vez era distinto … Se trataba de Selena … Y ella se quería despedir … a solas. No tenía miedo. Tenía dolor. Dolor de la certeza, dolor del mañana, de un día más sin Selena. Lo más lógico era huir de allí y quedarse con “fotos y recuerdos”. Quizá tenía razón Cristina. En un punto el espectáculo que se había armado para entrar a ver a Selena se había hecho inverosímil y patético. ¿Por qué uno se iría tranquilo a su casa después de ver a Selena en una situación en la que nadie la había visto, con una imagen que Selena nunca quiso y nunca imaginó que podía dar? Belén coincidía en un punto con Cristina … Ella no quería participar de ese encuentro y en esas condiciones. Lo hacía todo más doloroso y más horroroso, máxime cuando se enteró de que había fotógrafos y camarógrafos listos para sacar la foto “exclusiva” de Selena una vez abierto el cajón … Pero Belén sentía que tenía que estar, no en esa situación, sino en otra … Cuando notó que sólo se escuchaban a los grillos, se incorporó y adelantó su paso hacia donde estaba Selena … Vaya uno a saber si fue por inconsciencia, o porque pocos estaban cuidando el lugar pues daban por descontado que nadie entraría allí, pero lo cierto es que Belén avanzó sin prisa pero sin pausa hacia el lugar. Fue tomando atajos, caminos estrechos, atravesando arbustos y libustrinas sin que nadie, absolutamente nadie se le interpusiera en el camino. De pronto se encontró con un edificio en el que unos hombres cuidaban la puerta principal del lugar. Belén supuso que Selena estaba allí. Se dirigió al extremo opuesto del edificio hasta que vio casi a ras del piso una pequeña ventana. Se arrastró hasta allí y se dispuso a empujar la ventana para entrar al lugar. Notó que esa ventana estaba casi adherida al suelo, por lo que había que golpear duramente para ingresar, casi romper el vidrio, pero Belén temía hacer eso, por temor a ser descubierta por alguien. En vez de la fuerza usó sus mañas, por lo que movió varias veces la palanca de la ventana a uno y otro lado, y cuando pensaba que la tenía casi disponible le pegaba un pequeño golpe para que cediera. Al tercer intento, y para su asombro, Belén logró doblegar la puerta e ingresó cuidadosamente, ya que esa ventana estaba en lo alto de la habitación en la que se encontraba, por lo que tuvo que bajar lenta pero cuidadosamente por una pequeña escalera caracol para llegar al suelo. Cuando logró su cometido Belén sintió satisfacción pero miedo, miedo a lo que se iba a encontrar, miedo a lo que estaba buscando. Recorrió unos cuantos metros hasta que dio con unas escaleras grandes que la conducirían al cuerpo principal del edificio. Mientras subía por las escaleras en forma continua pero pesada, Belén tomó del bolsillo de su pantalón el autógrafo que le había dado Selena dos años atrás y lo sostuvo con las dos manos a la altura de su pecho. Así siguió su camino hasta que dio con la puerta de entrada. Puso su autógrafo en la mano izquierda mientras que con la derecha abrió lentamente la puerta. Ingresó casi sin mirar, observando un punto lejano en el techo hasta que bajó la vista y la vio … Pegó un grito pequeño, desgarrador mientras soltaba el autógrafo con el aire y se daba vuelta instantáneamente. Belén quedó arrodillada al piso y estuvo largos minutos llorando sin parar y cuidando de que nadie la escuchara … No hay peor cosa que estar tan dolido y no poder expresar todo el sentimiento en carne viva que carcome el Alma … Belén empezó a juntar fuerzas para parar de llorar. No era ése el momento. Apenas había asimilado la situación. Ya sabía que era cierto. Pero ella no estaba allí por ese tema. Por eso se reincorporó y se dio vuelta. La miró con la mejor de las sonrisas y con lágrimas en los ojos le dijo: “Hola, mi Selena. Soy yo … ¿Te acuerdas? Soy yo, Belén. La que te regaló aquella remera a rayas ¿Te acuerdas de mí? ¿Te acuerdas que me prometiste que la ibas a usar? Me puso contenta de que lo hayas hecho … ¿Sabes Selena? Yo … Yo vine a pedirte disculpas … Tal vez estés enojada conmigo … Lo puedo notar en tu rostro serio … Es que te fui a ver en Chicago y no te fui a saludar. Creí que no me necesitarías. Creí que no te acordarías. No tuve ganas de darme cuenta de cómo estaban las cosas realmente… Tal vez si lo hubiese hecho me hubiese dado cuenta de todo … Y te hubiese salvado … Me hubiese salvado … Tal vez no sea digna de tener esto. ¿Sabes lo que tengo? Tu autógrafo, ése que me diste a cambio de la remera, ése en el que me decías que me llevarías siempre en tu corazón y que esperabas que yo también te tuviera en el mío … Yo te tengo en mi corazón, pero eso lo sé ahora … cuando estás aquí pero ya no estás entre nosotros … Lo debí haber sabido entonces en aquel concierto de Chicago … Sí, ya sé, me dirás que sabes que te tenía en mi corazón esa noche, que incluso me habías visto y hasta saludado, que yo no me había dado cuenta, pero que tú lo habías hecho … Pero no, Selena … No estuve a la altura de las circunstancias … No estuve a la altura de tu Amor … Por eso quiero que conserves tu autógrafo. Al menos quiero que te lleves algo que sólo a ti pertenece”. Belén enmudeció y se fue acercando poco a poco a donde estaba Selena … Trató de no pensar la dimensión de las cosas, la certificación de lo que estaba viendo. Trataba de no mirar su cara, por lo que enfocó su vista en el vestido que llevaba puesto y notó con dolor que era el que había usado en los Tejano Music Awards de hacía tan sólo un mes y medio atrás … Belén se detuvo y recordó lo tierna que lucía Selena ese día con su peinado, su vestido y su encantadora sonrisa. Selena estaba contenta por todos los premios y porque cada vez recibía más reconocimiento y Amor de su gente. Selena lucía tan linda, tan vivaz, tan alegre, tan agradecida … Y ahora Selena era eso que veía, sólo eso … Belén se permitió ver a Selena en la cara … Su propia cara comenzó a transformarse, el dolor volvió a envolverle su cuerpo hasta casi hacerlo estallar y Belén no pudo contenerse. Corrió hacia ella y la abrazó bien, bien fuerte. Creía que la iba a sentir fría, pero no fue así. Sintió que latía, sintió que aún lloraba y sufría como ella … “¿Por qué, Selena, por qué te fuiste, por qué no nos avisaste, por qué no nos dijiste nada? ¡¡Por favor, por favor, vuelve, vuelve a vivir!! ¡¡Hay un mundo que está llorando por ti allí afuera!! ¿Los dejarás que lloren? ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres una vida para seguir? ¡¡Aquí estoy!! ¡¡Dile al Señor que me lleve a mí y ruégale regresar!! Selena, ¡¡sé feliz y haz feliz a la gente!! ¡¡Jamás aceptaré tu partida!! ¡¡Antes quiero estar muerta!! Por favor, Selena, perdóname, perdóname si te fallé, ¡¡pero vuelve, vuelve a mí, te lo ruego, te lo ruego, por favor!!”, lo imploró Belén mientras se quedó sin consuelo llorando sobre el cuerpo de Selena. De pronto unos guardias entraron alarmados y fueron a por ella. Belén ni se inmutó. Ya no le importaba lo que hicieran con ella … Ya no le importaba nada. Los hombres la tomaron con cuidado pero con firmeza y estaban por entregarla a las autoridades hasta que de pronto apareció el Señor Quintanilla y los detuvo: “¡¡No!! ¡¡No lo hagan!! ¡¡Yo vi todo!! Ella no quiso hacerle daño a mi hija … El daño se lo hicieron antes … Les pido que la suelten … Yo me hago responsable…”. Los guardias un tanto sorprendidos la soltaron y Belén más sorprendida aún se quedó inmóvil. El señor Quintanilla tomó el autógrafo de Selena y se lo dio a Belén: “Toma, esto es tuyo. Y no te mortifiques más. Sabes que Selena nunca te culparía por lo que le ha pasado … Igual, te entiendo perfectamente. Yo también me siento culpable, yo también me siento responsable, yo también siento que no estuve a la altura de las circunstancias … Pero ya de nada sirve darme por vencido. Ahora me queda una tarea más difícil que nunca imaginé que iba a tener que hacer … Asimilar que mi hija se ha ido y hacer todo lo posible para que la recuerden con Amor y con respeto, como ella hubiese querido …¿Crees tú acaso que lo pueda hacer? ¿Crees que puedas ayudarme acaso en esta tarea?”, le dijo el padre de Selena mientras la miraba fijo a los ojos y acariciaba su cabeza tiernamente. Belén le dijo que sí bajando la cabeza en forma silenciosa. “Pues bien. Yo no te digo que no la llores pues yo lo vivo haciendo aunque no parezca … Pero tenemos mucho por hacer y de nada servirá que terminemos a los llantos sin hacer nada y lamentándonos. Quiero que nos mostremos enteros ante todos para mostrarles que por el recuerdo de Selena haremos todo lo que esté a nuestro alcance aunque las fuerzas flaqueen ¿De acuerdo?”. Belén volvió a asentir en silencio. “Entonces sólo te pido que me acompañes en este esfuerzo. Yo entiendo tu dolor. Por eso cuando te vi llorando ante Selena diciendo que te sentías culpable no quise interrumpirte. Era mejor para ti que expresaras todo lo que sentías por ella. Sabía que no habías venido a hacerle daño. Podría regañarte, podría pedir que te detengan por entrar a este lugar de ese modo, pero tu causa era noble. Ahora debes marcharte. Supongo que lo entenderás … Sólo nos queda muy poquito tiempo para despedirnos de ella … sólo la Familia … Si quieres puedes volver pero con el público en general para despedirte a la distancia, pero nada más. ¿Pero sabes qué es lo más importante que hagas? Que difundas su obra, que la recuerdes como artista y como persona … Por eso lo primero que tienes que hacer es conservar este autógrafo. Ésta es una muestra cabal de lo que era mi hija…”. Belén se sentía en falta y por eso no hablaba. Sentía que el señor Quintanilla tenía razón en todo y así ella no sentía que no podía decir más nada. Por eso sólo tomó el autógrafo y lo abrazó fuertemente, le dijo que lo sentía mucho y que haría lo que él le pidió. Mientras abrazaba al padre de Selena pudo ver que debajo de sus infaltables anteojos se le caían unas grandes lágrimas. Se apartó de él en silencio, como respetándole su deseo y su sentir, y salió para la puerta. Antes de abrirla, el señor Quintanilla le volvió a insistir: “Recuérdalo, niña, recuérdalo bien. Si la quieres a Selena sólo haz algo por su recuerdo todos los días. Ella te sonreirá, donde quiera que esté…”. Belén le dio un largo beso, le sonrió mientras bajaba la vista y se fue una vez que el padre de Selena le abrió la puerta. Una vez afuera fue hacia la fila de gente y se encontró  con una Cristina nerviosísima corriendo de un lado a otro hasta que la vio a Belén venir y abrió bien grande los ojos. “¿Pero dónde te habías metido, Belén? Creí que te habías escapado pero alguien me dijo que todavía estabas por aquí…”. Belén dio cuenta de que ni aún creyendo que uno se va de un lado con el mayor de los sigilos quiere decir que no haya al menos dos ojos observando sus movimientos. Pero en ese momento a ella nada le importó y sólo abrazó a Cristina en silencio mientras miraba a lo lejos con profunda tristeza y paz. “¿Qué? ¿Has visto a Selena?”, le preguntó Cristina con voz bien bajita. Belén asintió en silencio. “Sí, la tenía que ver. Fue muy duro y terrible. Luego te contaré más o bien sólo lo que quieres que te cuente … Si tú quieres ver a Selena, ve con los demás, que yo te espero. Por mí ya no hay problema”, le dijo a Cristina. Pero ella se negó rotundamente. “Ya te dije que así no la veré. No podré soportarlo…”. Belén le iba a insistir pero entendió su sentir. Cada uno debe hacer lo que mejor le parezca y lo que expresen sus sentimientos más genuinos. De hecho, ella nunca hubiese hecho lo que hizo pero en este caso su corazón le dictó que fuera así. Aun así quería que su amiga del tren se quedara con algo de Selena: “Toma, Cristina. Éste es un autógrafo que me había dado Selena hace dos años. Pensé en devolvérselo hace un instante, pero al padre de Selena no le pareció apropiado. No necesito conservarlo. Tengo que hacer en todo caso lo que dice en ese papel. Pero el autógrafo ... Quiero que al menos te lleves de aquí la mejor impresión de Selena…”. Cristina la abrazó y ambas lloraron en silencio. Ya no había motivos para gritos histéricos. El futuro había llegado y había que asumirlo, aunque nunca, nunca se pudiera olvidar a Selena, aunque se la llorara siempre, aunque se la esperara todos los días. Ambas se fueron abrazadas del lugar. Era hora de regresar a casa. Era hora de asumir la vida sin Selena...

De pronto Belén se estremeció. Vio a su padre venir hacia ella. Pensó en lo que había pasado al venir para aquí e intuyó lo peor. Estaba petrificada, pero, para su sorpresa, su padre se detuvo ante ella y le dijo: “Vine hasta aquí sólo para disculparme de ti. No fuimos en la familia considerados contigo en todo este tiempo y menos con tu admiración a Selena … Tuvo que pasar esto para darnos cuenta ... Quiero que sepas que las puertas de tu casa siempre estarán abiertas y que esperamos que vuelvas cuando termines de despedir a Selena…”. Belén recibió el abrazo y el beso de su padre que siempre esperó y no pudo dejar de quedarse emocionada .... Esto también era obra de Selena .... Belén le dijo solemnemente que era hora de regresar y le pidió si podían llevar a su amiga Cristina que vivía en un pueblo bien cercano a ellos. Su padre aceptó gustoso y Belén se dispuso a partir. Cuando estaba por subir al auto, Belén se detuvo por un instante y miró alrededor. Quiso registrar muy bien en su mente y en su corazón lo que estaba viendo y viviendo. Sentía que un viento frío le cortaba la cara en un cielo totalmente gris y la sensación que sentía era la más absoluta y genuina representación que le provocaban este nuevo tiempo, un corazón roto, una vida que se va, millones de personas que lloran. Belén vio todo y se dispuso a recorrer el camino más duro del duelo, pero sin quedarse quieta llorando ... Cuando ya se iban escuchó Belén que alguien la llamaba a los gritos: “¡¡Belén, Belén!! ¡¡Aún no te vayas!! ¡¡Tengo algo para ti!!”. Belén no lo podía creer …. ¡¡Era A.B!! “Pero A.B. …¿Qué haces aquí? ¿Y cómo me has reconocido? ¿Cómo es que…” ... “No digas nada” -la interrumpió A.B.- “Antes que nada, ¡¡no se lo digas a mi padre!! … Yo te vi hace un ratito cuando le hablabas a Selena. De pronto apareció mi padre e  iba a sacarte de allí … Yo le hice entender que no te molestara, que escuchara lo que decía, que iba a entender por qué. Como mi padre comenzó a llorar, le propuse que cuando se animara se dispusiese a contar lo que sentía en ese momento … Luego vinieron los guardias y él se encargó del resto … Yo sólo vine a dejarte unos fotos de Selena … que se iban a usar en el disco que estaba haciendo Selena en inglés ... Consérvalas tú ... Sé que estará en buenas manos. Sé que tú las cuidarás, porque me di cuenta de cómo quieres a mi hermana…”, le confesó A.B. mirándola con una sonrisa que era una mueca de su profunda tristeza … Belén pudo ver unas hermosísimas fotos de Selena con su pelo largo suelto con  flequillo y su aire sensual expresadas en su mano llevada a su cuello. Belén se imaginó lo que pudo haber sido pero que ya no sería … Vio en aquellas fotos lo que Selena se había convertido y en lo que sería sin duda. Casi sin dejar de mirar las fotos se abalanzó sobre A.B. y sólo pudo llorar bien, bien fuerte. Mientras lo abrazaba podía sentir la enorme tristeza de su hermano que aún no podía entender lo que había pasado y que seguramente nunca lo entendería jamás … “Cuídate, sólo cuídate … Y gracias por haberme escuchado…”, le dijo tiernamente Belén mientras A.B. le daba un enorme beso y se iba despaciosamente saludando al aire para darse vuelta y salir casi corriendo del lugar … Belén le dio la orden a su padre y se quedó mirando a sus espaldas junto con Cristina cómo se alejaba de todos y de todo … Cómo se iba una etapa y venía otra. Se habían ido los tiempos felices. Ahora era la época de la tristeza y del dolor, de ser fuertes y de no resignarse, de pelearla hasta el final aunque esté todo perdido. Pero a pesar de tantos reveses y sinsabores, Belén prefería quedarse resistiendo el paso del tiempo y el dolor. Al menos estaría cerca de Selena o sentiría que ella se encuentra al lado suyo observándola. Nunca volvió a ser feliz, pero Belén siempre guardó una sonrisa, una sonrisa por si Selena volvía, una sonrisa para cuando Selena le agradeciera por llevarla siempre dentro de su corazón…

(Nunca se podrá asimilar la partida de Selena … Nunca … Ni el paso del tiempo, ni el olvido ni el aferrarse a los recuerdos bonitos, porque lo que dejó Selena en los corazones que ella marcó para siempre nunca podrá borrarse ni olvidarse. Por eso no hay resignación ni aceptación posible … Sólo hay luchar, trabajar, dar lo mejor de sí para que su estrella nunca se apague … En definitiva, hay que ser como Selena a la hora de estar a la altura de las circunstancias, a la hora de saber querer a un ser tan maravilloso como Selena…)

Por eso siempre te lloro, Selena … Pero también te recuerdo para que esas lágrimas tengan una sonrisa al final de cada día, cuando uno esté satisfecho por el deber cumplido y el Amor entregado para que tú puedas sonreír sabiendo que nadie se ha olvidado de ti, que todos te recuerdan pues es imposible olvidar a una artista única, a una mujer irrepetible, a un ser distinto que Dios sólo nos dejó ver un ratito para demostrarnos su existencia…

Te recuerda con Amor…

 


 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: April 14th, 2012
 
 

No quiero irme sin decirte lo que siento, Selena…

 
 


Hace diez años que ha pasado todo … Lo puedo certificar ahora que veo semejante concierto en homenaje a esa extraordinaria artista … Lo puedo ver cuando mi contrincante en aquel famoso juicio, el Fiscal Carlos Valdez, acaba de sacar un libro narrando aspectos controversiales de aquel juicio a mi defendida … ¡¡Qué lejos ha quedado todo!! … ¡¡Qué tan cerca uno ha quedado de ciertas cosas!! Sé que no me falta mucho para que me llegue la hora y necesito aunque más no sea escribir algo para contribuir a reparar en algo el tanto daño que se le ha hecho a Selena … ¡¡Qué crueles somos los abogados!! Decimos defender la verdad y afirmamos que venimos a hacer justicia … Y muchas veces no hacemos eso … Sí, me dirán que cómo decimos eso, que cómo un hombre tan prestigioso del área de justicia puede decir que los abogados somos despiadados ... Es que cuando uno le va tomando el gustito a la profesión, cuando el prestigio nos lleva a querer ganar casos más que ser ecuánimes, cuando la devoción por armar la estrategia para convencer a un jurado nos convierte en virtuales actores, allí perdemos el camino que nos llevó a esta profesión. Y el prestigio … el prestigio es utilizado por muchos para ser usados en casos difíciles, en los que las posibilidades de ganar son pocas o nulas. El prestigio, el buen nombre, el honor, ¿para qué están?, ¿para qué sirven?, ¿al servicio de qué se encuentra? Conforme fui ganando casos, fui haciéndome de un nombre que servía para ser nombrado cuando había que defender alguien importante o resolver casos indefendibes … Pasé a ser eso. Una especie de “curaenfermos”, “manosanta” o evangelista. Me llamaban para eso. La verdad no importaba, la justicia tampoco. Había que ir a salvar alguien, había que salvaguardar algo, había que proteger al sistema … De eso se trató cuando me asignaron el caso de esa mujer que mató a Selena. Permítanme que casi no la nombre o, como mucho, que diga su apellido, pero es que lo que vi y viví durante el juicio y lo que pude apreciar de esa mujer en sus declaraciones luego de la condena y aun hoy fue muy difícil de asimilar y de entender. Vivimos una época muy particular en la que más que nunca había que guardar las formas y las apariencias. Los Estados Unidos habían sido sacudidos por el caso O.J. Simpson y más aún zamarreados en la resolución del caso. Por más que se tratara de uno de los más afamados y queridos ídolos del fútbol americano, todos estaban convencidos de su culpabilidad, y si debía ser exonerado debía ser con argumentos convincentes, sólidos y creíbles … Nada de eso pasó y todo fue un escándalo. Nadie se salvó, pero a muchos no les importaba si eso les pasaba con tal de que no hubiera una gran y justa condena … Empezando por el mismísimo O.J. … Lo cierto es que la Justicia quedó en la mira de todos y ningún Estado del país se salvó. Cuando se supo de lo que había sucedido con Selena, todos temieron que una vez más los que íbamos a administrar justicia les fallaríamos otra vez. Ya se hablaba de “El Caso O:J. Simpson 2”. El Estado de Texas miraba con preocupación lo que estaba pasando y lo que iba a suceder en el futuro. De pronto se encontraron con que eran el centro de la atención y de que millones de hispanos depositaban sus ojos en ellos. Habían cometido una crueldad con Selena y tenían que hacer como que no lo sentían para dar un juicio que, a los ojos de todo Estados Unidos y alrededores, sonara como un proceso justo. Pero nosotros, los hombres de leyes, nos basábamos en ese viejo principio romano en el cual se decía que no sólo había que ser sino parecer … De pronto el Estado de Texas sentía un profundo dolor porque le habían arrebatado su más dilecta hija y no sólo debía actuar como si nada hubiese pasado sino que debía darle la mayor de las garantías para que la acusada tuviera la tranquilidad de que tuviera un “juicio justo”. Todos podían percibir que la magnitud del crimen y la impresionante fama de la víctima habían hecho que miles de cámaras estuvieran listas para transmitir todo lo que iba a ser el juicio a esa mujer, del mismo modo que estuvieron listas para tomar todas las imágenes que registraran la magnitud de un fenómeno que todos lo veían pero que recién tomaron conciencia cuando ya no tenían a Selena entre ellos. De pronto todos los implicados pasaban a ser el centro de este nuevo escenario .... Jueces, periodistas, cronistas, la acusada, la familia de Selena, la familia de esa mujer pasaban a tener el papel preponderante en esta triste historia. En ese contexto me asignaron la misión de defender a esa mujer, y esa elección, claro está, no fue fruto de la casualidad. Desde el más alto rango del Estado de Texas del gobierno mismo de los Estados Unidos había surgido la orden de que debían dar las garantías y las imágenes de que todo sería justo e imparcial, de que nadie se dejaría llevar por el pedido furioso de los fans de Selena de que debían sentenciar a esa mujer ya mismo… No … Había que dar la mejor impresión desde el vamos y con esa finalidad me asignaron el papel de la defensa … ¿Qué mejor muestra de transparencia que poner a uno de los mejores abogados de Texas, según ellos, en la defensa de esa mujer? Yo acepté el reto, pero como pensaba en ese momento,  lo viví como un desafío, como una prueba más que debía sortear para seguir con buena reputación. De ningún modo pensé en Selena, aunque la admiraba como todos los texanos, aunque más distantemente. Sólo debía avocarme en la defensa de la persona que la atacó y para ello debía abstraerme de lo que había sucedido … Gran error. Gran error que pagaría caro, muy caro. Después de tomar plena conciencia de cómo habían sucedido las cosas, lamenté no haber apreciado esa flor que se había marchitado tan pronto y que nos había dejado semejante legado para apreciar y aprender. Sé que no tenía muchas alternativas, pero no hubiese podido con mi conciencia si dejara este mundo sin admitir que estaba defendiendo un monstruo que se había llevado un ser de luz que sólo daba alegría y un ejemplo de vida. Nada más terrible que ver en un caso en qué nos convertimos muchos abogados, más allá de nuestro prestigio: en meros empleados que deben tener viveza y la mejor estrategia para ganar al “enemigo”, que es la otra parte. Y cuanto más se gana, mejor. Dejamos de velar por la justicia, dejamos de ser ecuánimes. Nos olvidamos de lo que perdimos para evitar comentarios insidiosos. Estaba más que claro que no debíamos ser como los fans de Selena, que no debíamos dejar de influirnos, ni por su sentir ni por sus pedidos. También teníamos más que claro que más allá de nuestros preconceptos, prejuzgamientos y pensamientos, todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario y que todos tenemos derecho a una defensa. Todo eso era cierto … Tan cierto que no nos podíamos abstraer de quién fue la víctima y de lo que representaba. Y no se trataba de dejarnos llevar por el contexto de lo que sucedía en las calles o en los Tribunales, o de ver y apreciar de lo que significaba Selena ... No ... Simplemente se trataba de ver que, más allá de los argumentos y de los vericuetos legales, le habían quitado todo a una mujer de 23, casi 24 años, con todo por hacer, con tanto logrado y con un porvenir brillante. Se trataba de una mujer talentosa y muy querida. Y ese reconocimiento y ese Amor se expresaban afuera de los Tribunales. Podíamos prescindir de lo que pedían, podíamos hacerles ver que no se trataba de que ellos ejercieran un poder que no les correspondía … Pero era imposible no darse cuenta de lo que les dolía a todos. Yo tarde lo admití, cuando sé que ya no me queda mucho tiempo … Con el tiempo me di cuenta de que el don y la bondad de Selena estaban por encima de todos nosotros, y que eso perduraría para todos y no nuestra “fama” circunstancial … ¡¡Qué tontos fuimos. Qué tontos fueron tantos!! Por esas épocas jueces, periodistas, deportistas y analistas firmábamos autógrafos y nos creíamos reyes porque todas las cámaras y todos los micrófonos se dirigían a nosotros ... ¡¡Qué tontos fuimos!! … Si todos los medios estaban allí, si toda la gente estaba allí no era por ninguno de nosotros. Si todos estaban allí, era por Selena. Se podía respirar su presencia, se podía respirar su ausencia. Aún costaba creer que pocos meses antes había dado su tercer concierto memorable en el Houston Astrodome, y menos se podía creer que no lo iba a poder dar nuevamente en febrero de 1996 … La gente estaba allí por Selena. La gente estaba allí pues aún no podía aceptar su ausencia … Aún  en este 2005, a diez años de su ausencia se sigue sin poderlo creer. Lo vi y lo sentí en ese homenaje que se le hiciera hace muy poquito. Lo vi y lo sentí en ese libro de mi colega y de mi contrincante en aquel juicio. Ellos sólo querían ver que al menos la asesina tuviera un castigo justo. Nosotros sólo queríamos quedar con la imagen de un juicio justo. En aquel juicio bochornoso, la figura era sin duda O.J. y estaba presente en el estrado. En este juicio la figura principal estaba ausente y era la víctima. Y mientras la gente lo recordaba siempre, nosotros estábamos en nuestro mundo, en un mundo en el que nos creíamos amos y señores. El tiempo se encargó de decirnos quién era la figura principal de esta historia y quiénes sólo participábamos como personajes secundarios. Si yo hubiese actuado a la altura de las circunstancias, me hubiese apartado de mi rol de defensa y hubiese cometido un acto más de justicia en honor y reconocimiento a esa gran artista que fue Selena…

Cuando fui a entrevistar a esa mujer, quedé pasmado. Fui como para conversar con alguien que podría venírseme encima en cuanto me viera para rogarme que la sacara de ese lugar en el que ella no tenía que estar pues nada había hecho … Estaba preparado para tener esa escena y hasta me había armado mi propia estrategia para llevarlo adelante y sacar la mayor información posible que me permitiera elaborar mi mejor defensa … Pero lo que hallé fue algo tremendamente distinto de lo que me imaginaba … Me encontré con un ser frío y calculador, que sabía no sólo muy bien lo que había hecho y que no estaba arrepentida para nada. Y más aún, conforme avanzamos en nuestra conversación, ella me fue diciendo, explicando, admitiendo, y más aún confesando sin ningún tapujo, que ella lo había planificado todo, que no iba a permitir que el padre de Selena se quedara con la suya, que la dejara de lado, que la apartara de Selena, que lo hizo porque ella no le dejó alternativa, que lo tuvo que hacer cuando todos sus intentos por defenderla de los “ataques” de su padre fueron en vano. Me dijo que hasta último momento había hecho muchos intentos de hablar con Selena para que ella “recapacitara” y se pusiera de su lado, pero como ella le decía que no, y fue terminante aquel 31 de marzo, decidió hacerlo como el mejor castigo que podría recibir su padre. Me dijo sin ningún problema y sin ninguna vergüenza que Selena no iba a seguir sin ella, que ella había dado todo por su éxito y que de ninguna manera permitiría que pasearan su fama sin ella. Y me dijo terminante: “Por eso doctor lo hice y lo planifiqué todo. Me basé en un capítulo de Columbo, uno que llegué a ver paradógicamente con el Señor Quintanilla, que era fanático de la serie, y que creo que fue el primero de la primera temporada. Desde unos días antes del 31 de marzo le pedía que viniera sola, así le explicaría ‘le verdad’ de lo que estaba pasando. Me costó convencerla.  A ella no le gustaba reunirse a solas y a escondidas de su familia. Sentía que los estaba engañando y eso no lo soportaba ... Pobre, Selena ... Yo no era como ella ... Como mucho el día anterior, el 30, había venido con su esposo y lo hizo esperar en la puerta de mi habitación del motel Days Inn mientras hablábamos. Pero yo insistí en vernos a solas. Discutimos. Ella se fue enojada. Yo la llamé varias veces por el beeper insistiéndole en que volviera. Casi lo logro, pero Chris intervino y hasta habló conmigo para que no insistiera y dejara todo para el otro día ... Pobrecitos ... Nadie sospechaba nada. Sabía que iba a venir. Allí elaboré el plan. Haría una coartada perfecta. Yo insistiría en que me habían querido violar y que necesitaba que me acompañara al hospital. Yo no iba a dejar que me revisaran pues mi plan podría frustrarse. Como verá, doctor, yo sé de leyes, como usted. Mi condición de enfermera me hizo saber que estando en Corpus Christi, diciendo que me quisieron violar en Monterrey y yo siendo oriunda de San Antonio, no habiendo denuncia sólo podían obligarme a la revisación en San Antonio o en Monterrey. No aquí, en Corpus Christi, si yo no quería. Pronto me dejarían salir y yo tendría una excelente coartada. Me habían visto con Selena acompañándome en el hospital ese día. Todos se preguntarían: ¿cómo querría hacerle daño si una estaba ayudando a otra a la vista de todos? Por eso, cuando volvimos, hice el último llamado de atención por si ella, de última, cambiaba de opinión. Como fue terminante y se disponía a marcharse, eché a rodar el plan. Le disparé. Pero surgió lo imprevisto. Ella, vaya a saber cómo, salió del lugar. Por un momento pensé que estaba todo perdido y, jugada por jugada, salí para terminar todo de una vez, ya que temí al pensar que había errado el disparo. Pero cuando fui tras ella, vi la sangre … Bajé el arma y dejé que se fuera. Todo estaba concluido. Era cuestión de tiempo. Pero tenía que enmendar lo que había fallado … Volví a mi habitación. Sabía que tenía poco tiempo para elaborar una nueva estrategia. Decidí seguir con el plan. Me fui al garaje del hotel en el que estaba mi camioneta. No me iba a escapar pues eso me pondría en culpable sin más. Opté por parapetarme amenazando con que me iba a matar y que había hecho algo terrible … Con la excusa de tener encendida la radio para comunicarme con los policías que trataban de disuadir en mi intento, esperaba escuchar la confirmación de la noticia. Cuando me enteré empecé a decir que todo fue un accidente y que la culpa la tenía el Señor Quintanilla. Era mi plan original, pero eso lo iba a hacer en mi habitación, previo gritar y llamar al 911. Mantuve la farsa del suicidio hasta que me aseguré de que atendieran mi pedido. Lo demás es historia conocida. Sólo espero que usted haga lo posible, hasta lo imposible, por sacarme de aquí inocente…”.

Enseguida tomé papel y lápiz y me dispuse a escribir buena parte de sus “argumentaciones” para empezar a diagramar mi estrategia. Juro que si hubiese sido por mí le hubiese dicho que lo sentía mucho, que prefería abandonar el caso para que lo tome alguien más competente, pero no lo podía hacer, ya que había muchas presiones para que yo fuese la cara de la defensa justa, del juicio ejemplar, del castigo o inocencia inapelable. Si no hubiese ocurrido lo de O.J. Simpson muy poco antes, tal vez casi nadie hubiese reparado en el juicio. Pero el país estaba muy impactado por la resolución del caso del famoso y hasta allí querido futbolista, y lo que le había pasado a Selena ... Recién allí reparé en que el poder de los medios de comunicación era lo suficientemente fuerte como para que alguien de New York siguiese un acontecimiento de Texas o alguien de San Francisco se interesara en lo que estuviera pasando en Penssylvania. En el caso de O.J., al principio todo tenía sentido pues él era un ídolo mundial y todos querían saber qué había pasado realmente. Allí la gente comenzó a mirar la televisión para saber lo que pasaba hasta que un día todo el mundo se sentó en sus casas, en sus oficinas, en un bar, en un local de venta de electrodomésticos para ver la insólita huida de O.J. y la policía persiguiéndolo por detrás. Recuerdo que un amigo mexicano estaba como loco. Es que justo en Estados Unidos se estaba desarrollando el mundial de “soccer” y en nuestro país casi no se le dio atención. Para nosotros el verdadero fútbol era el que practicaba, paradógicamente, O.J. Lo que el mundo decía que era fútbol nosotros lo llamábamos despectivamente “soccer”. Lo cierto es que en el medio de un partido de ese mundial las televisoras del país que estaban transmitiendo uno de esos partidos cortó la transmisión para pasar a mostrar las imágenes de esa persecución policial a O.J. Simpson. Mi amigo seguía gritando y pidiendo que le devolvieran su partido, pero fue en vano. Desde ese día y hasta la resolución del juicio todos los medios hablaban de eso y estaban en todos lados. Por eso cuando se declaró la inocencia de O.J. se desató un escándalo. Todos parecían saber mucho más de lo que podría saber el jurado. Y la gente quedó muy mal luego de semejante cobertura. Por eso, cuando sucedió lo de Selena hubo una orden muy precisa para el juicio a mi defendida: que los medios sólo podían transmitir bien fuera del recinto y que el juicio no se debía hacer en Corpus Christi, pues era casi obvio que la gente de la cual mucha vio crecer a Selena la iba a querer linchar a esa mujer. Recuerdo que hubo muchas negociaciones hasta que se decidió que el juicio fuera en Houston, pues dentro de las ciudades importantes de Texas, ésta no tenía gran cantidad de hispanos … Era curioso … Todos tenían muy en claro que a Selena se la podía relacionar solamente con lo hispano, pero no era tan así. Era cierto que Selena había calado hondo en la comunidad latina de Estados Unidos, México y Centroamérica, pero muchos “gringos” habían reparado en ella y sus logros eran muy comentados. Era de hecho en esa época la artista latina más famosa de los Estados Unidos, junto con Luis Miguel …También los gringos sabían de que sacaría un disco en inglés y de sus interpretaciones en vivo de muchos temas tanto hispanos como de habla inglesa. Por eso no me sorprendió cuando luego de lo ocurrido a Selena la revista “People” sacara dos ediciones del número especial dedicado a su recuerdo y los agotara. Y que por ello se diera cuenta de que había un mundo latino que no se había tenido en cuenta y que Selena había abierto la puerta para que fuera al menos visto. A tal punto fue así que enseguida “People” sacó su revista “People en español” y fue un éxito. Pero muchos lo atribuyeron a la cantidad de latinos, todos fans de Selena, que lo habían comprado … Pero para mí no había sido así. Yo recuerdo que muchos anglosajones habían quedado muy shockeados por lo sucedido, un poco por el caso y otro porque tenían idea de quién era Selena. Yo estoy seguro de que muchos no latinos compraron alguna de esas dos ediciones de “People”. Selena se había convertido en una leyenda sin quererlo, sin imaginarse ni su final ni su destino. Pero la cuestión es que en esa época todos comenzaban a vivir algo que es muy corriente hoy día, que es estar conectados al instante con lo que pasa en todo el mundo. Lo podía ver por el seguimiento del caso de O.J. Lo viví por la repercusión de lo sucedido por Selena. Y encima este hecho unía ambos acontecimientos, y el caso viviría y sentiría las consecuencias. Y mientras se debatía en cómo encarar el juicio en función de que Estados Unidos vería con recelo cómo la Justicia resolvería y trataría el caso “Selena” y que no toleraría que se repitiera lo de O.J., un hecho nos mostraría cómo debíamos acostumbrarnos a las nuevas circunstancias. Cuando Texas estaba despidiendo a Selena, al famoso conductor de radio de Nueva York, Howard Stern, no se le ocurrió mejor idea que ridiculizar a Selena y hablar con mofa de los latinos y de los mexicanos. Sin duda alguna Howard Stern no reparó en que si él mismo a tres días de la partida de Selena se estaba ocupando de la muerte de una mujer tan lejana en su vida y de muchos neoyorquinos era porque todo el país estaba impactado por lo sucedido. Howard Stern lo vivió en carne propia cuando poco tiempo después una organización latina fue a pedirle explicaciones y a exigirle que pidiera disculpas. Y el rebelde conductor, seguramente por asesoramiento legal, no sólo tuvo que leer un comunicado pidiendo disculpas sino que lo tuvo que leer en español. Creo que Stern, tal como les había pasado a los editores de People, los sorprendió que lo que hacían en sus ciudades tuviera tanta repercusión en otras y que lo latino fuera tan fuerte e influyente en su país. De pronto por TV nos enterábamos de cosas que no nos hubiésemos imaginado antes. Yo mismo me quedé impactado cuando observé que caravanas de gente que provenían de lugares inimaginables venían para despedirse de Selena. Aquí en Texas todos la queríamos y le teníamos mucho aprecio, pero ni se nos ocurrió que tuviera tantos fans y que vinieran de tantos lugares impensados. Por eso muchos pensaron que lamentablemente Selena se hizo famosa por su trágico destino, pero no fue así. Por los medios nos enterábamos de ese fenómeno popular que había echado raíces hacía mucho tiempo, sólo que antes no estaba registrado. El espíritu latino estuvo presente desde mucho tiempo atrás, sólo que tuvo que venir alguien como Selena a representarlos como nadie y expresar sus sueños, sus anhelos, su obsesión por triunfar en la “tierra de las oportunidades”. Creo que recién después del 31 de marzo fuimos conscientes de muchas cosas, de que nos despertamos de otras, de que un mundo nuevo nacía. Y yo ahora estaba frente a esa mujer que me decía la peor de las barbaridades … Y encima se la veía tan tranquila y tan servicial no sólo conmigo sino con todo aquel que se le acercaba … Si no fuera por imposición y porque había que hacer buena letra yo no hubiese seguido. Tuve que hacer mucha fuerza para tomar éste como un caso más en el que sólo debía limitarme a hacer mi trabajo lo más decente y correctamente posible. De última no era más que otro caso: tuve que defender a gente peor y mirar para un costado más de una vez para no ver lo que podía perturbar mi conciencia y mi salud … Pero se trataba de Selena … Y conforme pasaban los días, y veía el Amor y el llanto de la gente, la difusión de su música, su figura puesta en cuanto lugar hubiera en todo Texas y en tantos lugares de Estados Unidos y de México, más me costaba mirar a esa mujer. Traté de fijarme en un objetivo, que era ensalzar su figura a pesar de lo ocurrido … Es cierto que eso lo debía hacer como medida estratégica para que mi clienta no apareciera como que era contraria al sentimiento generalizado, pero también era una decisión que me permitía expresar mis sentimientos a una mujer realmente excepcional, que sin duda hubiese llegado lejos, muy lejos, si no fuera por esa psicópata que encima tenía que defender yo … Todavía trataba de entender bien por qué lo había hecho cuando le pregunté si cuando la apresaron ella se había declarado culpable por “motu proprio”. Ella me dijo que le hicieron firmar algo que no sabía de qué se trataba. Con eso supe que tenía una estrategia para el juicio. Más que indagar sobre el crimen, había que desviar la atención y probar que a esa mujer no le habían hecho procedimientos legales para que confesara su culpabilidad, que no le dieron la posibilidad de llamar a un abogado ... Sí ... Era una buena estrategia que pondría en jaque el mayor argumento de la Fiscalía, que se basaba, fundamentalmente, por la confesión de mi defendida. Sabía que podría torcer el rumbo del juicio y que la gente sólo hablara de lo que yo imponía para debatir. Yo en realidad no quería defenderla por lo hecho a Selena. Eso para mí no tenía defensa alguna y ni mi conciencia quería encarar esa posibilidad…

Fue muy difícil para mí sobrellevar los primeros días del juicio … No por las presiones mediáticas. Eso era lo de menos. Lo que me empezó a presionar era el clamor de la gente. Uno podía compartir o no sus pedidos, uno podía entenderlo o no, uno podía salir a preguntarles qué representaba Selena para ellos, por qué la querían, por qué se sentían tan identificados con ella, qué esperaban que el juicio redimiera. Pero no tenía sentido hacerles preguntas concienzudas y lógicas frente a tanto sentimiento, frente a tanto Amor, frente a tanto dolor, frente a tanta incomprensión. Esa gente en un punto no había caído en lo que había pasado y creo que tampoco quería caer. Hacerlo significaba aceptar una realidad que no querían admitir. Y eso me ponía mal, realmente muy mal. Me preguntaba qué sería de ellos cuando todo hubiese acabado, cuando se cumpliera la justicia que ellos creían que debía darse. Cualquiera que fuese la resolución, no quería llegar a ese día. Si nosotros ganábamos y  mi clienta salía en libertad, ni quería pensar en lo que podría pasar, pero lo bueno, si es que había algo bueno en este caso, era que la gente iba a sentirse con ganas de pelear por algo, sentirían que Selena estaría allí con una sonrisa y a la vez con lágrimas de súplica esperando algo de ellos, que al menos su figura no fuera manchada y que mi clienta recibiera un justo castigo. Pero a la larga todo terminaría, ese día iba a llegar, como en el caso en el que mi clienta resultara culpable. Todos celebrarían, todos festejarían, como nunca cantarían los temas de Selena, sentirían el placer de que se hizo justicia, pero después …  después sentirían la ausencia de Selena, sabrían que ella sería todos los días sólo un recuerdo cada día al despertar. Tomarían conciencia de que aquello que ocurrió el 31 de marzo fue cierto nomás y eso sería devastador. Me di cuenta de que conforme pasaban los días, más me generaba culpa estar en el lugar de defensor. Podía disimularlo ante las cámaras, podía realizar sin problemas y con total frialdad mi tarea de abogado defensor, pero por dentro todo era más que difícil. Fue triste, porque como nunca sentí que lo único que convocaba, lo único que acaparaba la atención de la Sala, de los medios, del “ambiente tribunalicio”, de la gente, del periodismo, era Selena. Al principio en la sala de audiencias lo que más me había llamado la atención era la solemnidad, el ambiente sombrío para aparentar que este juicio sería “en serio”, que no sería una farsa, que se haría justicia y que a mi clienta incluso se le daría más que las garantías normales para que no hubiera ninguna duda sobre su condena o inocencia. En el ambiente flotaba que la sentencia no sería otra que la culpabilidad, que nadie quería riesgos de que cualquier vericueto legal la llevara a la libertad y con eso a la convulsión social. “A nadie le conviene eso”, se decía en el ambiente y eso me daba náuseas, más porque uno podía sentir que esa figura principal, la única protagonista de esta historia, la figura que nos había convocado, estaba ausente y a la vez presente. Yo le había dado la orden a mi cliente de que no hablara. Y no me quedé sólo con ese pedido. También le pedí que ni hablaran los familiares. Sabía de la satisfacción de mi clienta por lo que había hecho y que no se sentía arrepentida para nada. También sabía que su familia sólo haría lo que les dijera ella ... Era increíble todo ... Yo sabía que el padre de Selena, a esa altura de las circunstancias, era acusado como un hombre tiránico y que su familia sólo hacía lo que él quería. Incluso yo mismo utilicé ese argumento para insinuar que esa actitud precipitaron los hechos y allí estaban las grabaciones de mi clienta parapetada en el garaje del Days Inn como prueba de que lo había acusado de haber generado toda esta desgracia … Pero lo que me resultaba paradógico era que nadie había advertido que en la familia de mi clienta tenían un esquema parecido sino peor que le atribuían al señor Quintanilla. Muchas veces yo le transmitía a la hermana de ella instrucciones muy precisas acerca de lo que debía hacer y decir a los medios. Sabía incluso que tenían contacto con una periodista que buscaba desesperadamente una nota con ella y que mi clienta la utilizaba para difundir su “versión de los hechos”. Por supuesto que esa periodista hacía lo que le pedía para llegar a esa entrevista que al final logró, pero lo que me llamaba la atención era que toda la familia de mi clienta actuaba como un bloque monolítico en el que sólo había una persona que dirigía con una batuta a esa gente: mi clienta. Muchas veces me pregunté qué pudo haber pasado realmente ese 31 de marzo, qué la llevó a Selena a ir seducida por los cantos de sirena que la conducirían a despedirse de este mundo para siempre. Más de una vez le pregunté a ella pero me contestaba como un disco rayado lo mismo de siempre, que el señor Quintanilla esto, que el señor Quintanilla aquello, y que no le quedó otra alternativa que hacer lo que hizo .... Y la familia de Selena sólo hablaba de la teoría del robo. Yo estaba seguro de que había algo más, algo que ni los Quintanilla ni los Zaldívar habían dicho jamás. Al principio, como todos, me imaginaba que detrás de todo ello habría algo escandaloso que llevó a semejante acción.  Pero después, conociendo los hechos y sobre todo a mi clienta, supe que estaba ante una maniobra de una psicópata que acabó con todo antes de que las circunstancias acabaran con ella ... Era tan sólo eso ... Era tan duro como eso. Pero aun así me preguntaba por qué ese 31 de marzo, por qué la avidez de Selena en ir a buscarla, por qué la acompañó sin sospechar mayormente nada, por qué retuvo el anillo hasta el final. Otra cosa curiosa … Muchos se quedaron con la anécdota de que le iba a devolver el anillo en esa confusa escena de la tragedia. Y no estaba mal que muchos repararan en ello. Lo que me llamó más la atención es que nadie se diera cuenta de que Selena tuvo ese anillo en la mano, y más allá de que presumamos por qué lo tenía allí, nadie se había preguntado cómo no lo soltó nunca, cómo hizo para recorrer un largo trecho malherida y debilitada sin soltarlo, cómo cayó y no lo abandonó, cómo recién Selena lo dejó caer cuando supo que ya nada podría hacer … Todo eso rondaba en mi cabeza y me era imposible no pensarlo. Me costaba desdoblar mi personalidad y actuar en mi rol de abogado como si todo esto no lo sintiera ... Bueno, uno ya tenía su oficio y su prestigio, pero me molestaba que todos los días del juicio tuviéramos un protagonismo de prestado y que no merecíamos … A veces cuando veía que periodistas y abogados firmaban autógrafos, yo me quedaba contrariado y pensaba en Selena. Ella debería estar allí con sus fans, dándoles su mejor sonrisa y un bello recuerdo expresado en una foto, en un autógrafo … El hecho de que nosotros estuviéramos ocupando ese rol demostraba lo mal que estaba el mundo, lo mal que estábamos nosotros … Me sentí un poco hipócrita pues hacía lo que no quería y no expresaba lo que realmente sentía … Pero no podía dejarme llevar por mis sentimientos sino por mi profesión … Cada tanto mi clienta me preguntaba con total frialdad cómo le parecía que íbamos y si pensaba que podíamos ganar. Yo le sonreí y le expresé que ya estábamos cambiando el eje de discusión y ahora todo el mundo comenzaba a preguntarse si ella no había sido la verdadera víctima. Eso, y sobre todo la palabra “víctima”, la reconfortó sobremanera. Por eso me preguntó si podíamos pensar que la gente podría creer a la larga que los Quintanilla en pleno, incluso Selena, habían sido los victimarios. Yo tragué saliva y le dije que podríamos pensar en esa posibilidad. Luego pasó por mi cabeza qué pensaría de todo esto Selena si estuviera entre nosotros, de si aparecía de milagro por una puerta para decirnos algo, para dejar en claro lo que pasó y lo que sentía … Cuando me hice esa pregunta pensé en que esa figura podía ser una buena estrategia para conmover al Jurado, para convencerlo de que tal vez mi clienta no era tan mala como parecía, para lavarle la imagen que en realidad tenía y que corroboraba con sus reales conductas en privado…

Y en verdad, mientras la defensa estuvo en mis manos, modestia aparte, las cosas fueron muy bien. Fui derecho al hueso y traté de instalar la idea de que todo esto era por culpa del padre de Selena. Utilicé todos los artilugios legales para poner al propio padre de Selena en el banquillo de los acusados en vez de a mi defendida. Tal era mi obsesión al respecto que el Fiscal Valdés se me había anticipado y en el primer día del juicio lo citó al señor Quintanilla para hacerle mis preguntas molestas y para que él pudiera desmentirlas sin necesidad de que yo preguntara nada al respecto. Pero aun así logré que el padre de Selena diera las explicaciones y darle la sensación a la gente de que no todo era un idilio en el seno de la Familia Quintanilla. Había logrado que él hablara más que mi defendida. Además, insistí en el hecho de que mi defendida hizo su confesión de culpabilidad sin presencia de un abogado y bajo presión de la policía cuyo jefe era fan de Selena. Hasta promoví una puesta en escena espectacular en la que hice citar a un Texas Ranger testigo del hecho en el que manifestaba haber visto todo, que no le parecía que mi defendida estuviera cómoda haciendo semejante declaración, y que estaba nerviosa ante la presión de los policías y no dando consentimiento de lo que le estaban haciendo. No digo que había logrado dar vuelta la situación sino que había generado dudas, no digo en la gente que ya había sentenciado, en un modo ciertamente lógico, a mi defendida, pero sí había instalado la duda en los estamentos del poder, en los hombres de la justicia, en un gobierno que estaba interesado en que lo que se decidiera fuera limpio y con pruebas contundentes. No importaba si un testigo clave había visto a mi defendida salir del cuarto apuntando a una Selena malherida y desistir de hacerlo pues notó que todo estaba terminado, no importaba si un perito forense había sido categórico al decir que por la trayectoria de la bala en el cuerpo de Selena no había duda de que había sido un asesinato, que jamás podría ser un accidente. Nada importaba pues el contexto del país en ese momento hacía que la más mínima duda o cualquier error que pusiera en interrogante lo que se daba por hecho hacía que nadie pudiera quedarse tranquilo con el fallo decidido. Yo, como abogado, sentía una gran satisfacción: había logrado minar el mayor argumento que tenía la Fiscalía y había instalado la duda sobre el proceder policial y agigantar la idea de que mi defendida había sido varias veces víctima de muchas circunstancias. Yo sabía que con las otras pruebas concluyentes no iba a lograr que la declararan inocente, pero con las dudas instaladas, sumado al hecho de que sabía muy bien que Valdés nunca podría probar el desfalco económico que le atribuían a mi defendida, podía morigerar la pena y así todos quedaríamos conformes, aunque tuviéramos que resignar algo. Ellos obtendrían la sentencia de culpabilidad. Nosotros, que redujeran mucho la pena que le querían imponer a mi defendida. Y el Poder, que pudo mostrar un juicio ejemplar para contraponer al de O.J. Simpson. Al ver las repercusiones de la prensa y en los estamentos de poder sobre lo que estaba pasando en el juicio, fui a ver a mi defendida para plantearle mi conformidad con lo que estaba sucediendo y que daba por hecho de que obtendríamos una pena menor y que con lograr conmover al Jurado con otras declaraciones, dudas y acusaciones a los Quintanilla, podríamos imaginarnos con lograr una pena aún menor … Cuando terminé de decirle todas las novedades con una sonrisa, me encontré con la sorpresa de que ella estaba muy seria mirándome fijo a la cara. Yo me quedé en silencio como esperando que me dijera si le estaba pasando algo, si le había ocurrido algo en su celda provisoria, si sus familiares le habían mostrado alguna disconformidad por algo. Tardó un tiempo largo en decirme lo que estaba pasando. Y me quedé estupefacto cuando me habló. Me recalcó que ella no quería salir con una pena menor pero culpable, que ella sólo había aceptado mis servicios a condición de que saliera de ese lugar declarada inocente, que ella había tenido un plan y lo quería terminar a como sea, aun cuando ese plan, “por culpa de Selena”, tuviera que alterarse y derivara en ese juicio. Me insistió en que lo que hizo fue porque quiso y no se arrepentía para nada, que jamás diría eso, ni siquiera públicamente, y que sólo accedía a generar lástima sintiéndose víctima de los Quintanilla, precisamente porque, según ella, si “tuvo que hacer eso” fue por culpa de ellos y nadie más. Pero ella no había hecho sólo esto para proferirle una herida irreparable al padre de Selena. Ella quería verlo sufrir, sufrir para siempre, quería gozar cada día con su furia y su dolor, y sólo eso lo podía lograr si obtenía su inocencia y libertad. Me recalcó que no le alcanzaba con haber asesinado a Selena. Eso era parte del plan. Insistió en que quería verlo sufrir al señor Quintanilla para siempre, y que se sintiera arrepentido por haberla querido apartar de ellos y de la vida de Selena. Me dijo que su ideal sería verlo alguna vez a él yendo a su casa pidiéndole llorando que por qué lo hizo y que lo perdonara … Y luego de reírse por esto último que había dicho, me insistió que ella, como en todos los aspectos de su vida, ve las cosas o todo negro o todo blanco, todo bueno o todo malo, todo o nada, por lo que me conminaba a que apostara a lograr todo y si no lo lograba que fuera nada, pues lograr algo pero no todo era lo mismo que nada …”Todo o nada”, me volvió a insistir … Sólo asentí en silencio y con un mirada al piso, y me fui rápidamente. Esa mujer no sólo era un psicópata. También era mala, muy mala … Decidí hacerle caso … Sabía que íbamos a perder, pero era lo mejor. Ya no quería saber más nada con el caso. Me generaba náuseas, indignación, ira. Si seguía mucho tiempo más no podría disimular lo que sentía y que cada vez sentía más conmiseración por esa gente que estaba haciendo vigilia todos los días dentro y fuera de los Tribunales esperando justicia … Justicia …Una Justicia que más que justicia era una lucha de intereses en pugna en la que el más hábil lograba vencer. Y yo era parte de esa “Justicia”. Sé que para muchos era una decisión alocada, sin sentido alguno, pero, como todo, tenía su lógica y su sentido. Decidí llevar las cosas al “todo o nada”. Y sorprendí a todos, ya que en el medio de haber logrado desorientar a la Fiscalía y a hacer dudar al Juez, conminé a la Máxima Autoridad a que convocara al Jurado para que decidiera el futuro de mi defendida lo más rápido posible. Como ella tenía varias penas, propuse que se decidiera sobre su culpabilidad o sobre su inocencia sobre la mayor pena que se le imputaba, que era la de homicidio. De acuerdo con las leyes texanas, el fallo sobre la pena más grave incidiría sobre las menores, por lo que si mi defendida era declarada inocente por la imputación de homicidio, sería inocente por las penas menores. Y si la hallaban culpable, recibiría la pena por la imputación mayor … Era una jugada muy arriesgada, que a muchos no convencían pero sí a mi defendida. “¿Estás seguro de lo que haces? Mira que si sigues con la política que has hecho hasta ahora y dilatas un poco el curso del juicio, puedes lograr más de lo que esperas, no todo, pero…”, me dijo un colega amigo de hacía muchos años. Yo lo interrumpí: “Todo … Eso … Todo o nada … De eso se trata … De eso se trata en esta decisión”, le dije mirándolo resignado a los ojos y con ruego en la mirada de que no me preguntara más. Mi amigo se marchó y no me habló más del tema. Obviamente él tenía razón, pero las razones que yo tenía no las podía revelar. Cada vez tenía más pena, más pena por Selena. Me pregunté varias veces cómo había quedado atrapada ella en las garras de esa mujer, cómo pudo confiar en semejante persona. Pero lamentablemente me respondí rápidamente a esa pregunta. Mi defendida era hábil, muy hábil, podía disfrazar su Alma de Diablo en un cuerpo de angelito, podía lograr caer bien a mucha, mucha gente, podía tener más fieles que las personas bondadosas. Su verdadera cara casi nunca la mostraría, sólo en casos de extrema necesidad … Y seguramente esa cara la vio Selena ese 31 de marzo, cuando recién comenzaba a darse cuenta de todo y cuando ya era tarde, muy tarde para salir de esa maraña que le impuso mi defendida…

Todo lo que pasó después me encontró no siendo protagonista de esta historia que cada vez más me resultaba triste y gris … Cuando a ella le pareció atinado, previo a que se viniera la sentencia del Jurado al día siguiente, ordenó a su padre a que fuera a hablar con ellos para conmoverlos … Yo lo acepté resignado e hice los procedimientos pertinentes para hacerlo posible, pues a esa altura asumí que todo debía hacerse a su cuenta y riesgo. Viendo lo que le sucedió a Selena no quería ni pensar qué hubiese pasado si me hubiese negado. No me pareció ético para nada. Me parecía increíble que eso fuera legal, pero asumí que así lo era pues el Juez lo había autorizado. Pero como fuere, era éticamente inaceptable. ¿Cómo alguien, en el nombre de ser un familiar cercano a la acusada, podía ir un día antes a hablar al Jurado y pedirles/exigirles que como buenos cristianos debían perdonarla? Podía ser el padre, podía quererla mucho, pero no era moralmente correcto prácticamente extorsionar a gente que debía dar una decisión en función de las evidencias y de su conciencia apelando a la culpa y a decirles que condenar a su hija provocaría que fueran castigados por Dios. La Familia Quintanilla había permitido que el padre de mi defendida hiciera esto … Supongo que lo entendían porque era su padre y que esas cosas no podían impedirle, o bien lo autorizaban para hacerle notar que él podía defender a su hija, pero ellos, por lo menos con Selena, ya no podían hacer nada, ni siquiera defenderla de su hija … Mi defendida se mostró con esperanza luego de ese “encuentro” y me preguntó si le parecía que podía ser optimista … Yo me quedé en silencio. Sabía que en los “pasillos tribunalicios” se decía que la condena era un hecho … Que el testimonio conmovedor del testigo Trinidad Espinoza fue demoledor para todos … Tal vez en otras circunstancias yo le hubiese dado a entender que la suerte estaba echada y que era muy difícil revertir la situación, máxime por su política del “todo o nada” que no dio posibilidad de ningún matiz, de ninguna alternativa. Pero opté por decirle “Que Dios nos ilumine. Que Dios nos dé una enseñanza de todo esto que padecimos…”. Yo quería que todo terminara de una buena vez. Ya me resultaba molesto ver ese esquema tan neurótico de la familia de mi defendida. Era triste y patético ver a una familia enorme moviéndose como marionetas tras las directivas de un solo integrante, que encima estaba preso … Como nunca vi un cuadro de situación terrorífico. Se me podrá decir si acaso no estaba acostumbrado a estas cosas, que si no tuve que defender a gente peligrosa, que uno tuvo que tratar a muchos que están muy enfermos y con pocas posibilidades de reinsertarse a la sociedad. Y sí, ¡¡claro que había visto de todo, que había tenido que lidiar con gente despreciable!! … Pero esto … Esto nunca lo había visto … Gente que parecía buena y servicial pero que tenían un grado de maldad que haría que uno de verlo mínimamente llamara a autoridades médicas para tratar urgentemente el caso. Ellos mismos habían detectado que yo me había alejado y por eso ya nadie confiaba en mí. En los últimos días ella quería hablar con la familia de Selena, con los medios, con una periodista para convencer, para dar vuelta la historia, para lograr el “efecto cadena”, circular una versión y alimentarla ella misma para que se dé por cierto. Pero todos esperaban el veredicto y yo también. O lo único que quería era irme a casa de una vez. Por eso cuando llegó la sentencia sólo me incorporé para contener a mi defendida y luego me fui. Pero antes de irme pude apreciar la ira de esa mujer, la sed de venganza, la frustración porque las cosas no se dieran tal cual lo había planeado. No hay caso con los psicópatas … Ya lo dijo ella: todo o nada. Y para ella esto era definitivamente nada, aun cuando se jactara de que dispuso del destino de Selena y de que había arruinado a una familia, un sueño, la mitad del corazón de su padre, de su familia y de toda una comunidad. Por eso no me sorprendió lo que hizo después, en el que dedicó a difamar a Selena y de acusarla de cuanta cosa se le viniera en mente. Evidentemente esa mujer nunca estaría en paz consigo misma y no se perdonaría haber fallado en algo. Pero al menos se consolaría con instalar la duda y generar la sospecha infundada de las otras personas que acaso juzgarían a los Quintanilla con barbaridades que por allí mucho tomarían por cierto, o por lo menos para acusar a los demás, sobre todo al padre ... ¡¡Pobre el señor Quintanilla!! … Yo lo veía entero y muy correcto, pero por dentro estaba destruido. Se daba fuerza conteniendo a su familia y mostraba más entereza cuando más se lo atacaba. Yo no compartía muchas cosas que pensaba y hacía, pero reconozco que muchas veces se lo acusaban de cosas por malicia, por ira por la ida de Selena o por total ignorancia. Era entendible que muchos, para calmar su desolación por la partida de Selena, buscara desahogarse buscando culpables y que uno de sus preferidos era el padre de Selena, que siempre aparecía como el más polémico … Pero las cosas que decían … Recuerdo que una vez una banda del norte de México lo acusó de dejar morir desangrada a su hija por negarse a la transfusión que se le hiciera por ser Testigo de Jehová … Por allí esas declaraciones podían ser un desahogo para tanta gente pero carecían de lógica alguna. Aunque el padre de Selena se negara, los médicos no le harían caso, y de hecho hicieron lo que debían hacer y luego se lo informaron a él. Además, esa gente ignoraba que los Testigos de Jehová contemplan la posibilidad de la transfusión en caso de enfermos o accidentados graves e inconscientes … como era el caso de Selena …Si el padre en un momento reaccionó así, debió haber llegado al hospital con la idea de que la cosa no era tan grave, de que su hija estaba delicada pero consciente y con posibilidades de salvarse… Pobre el padre de Selena … Tal vez él pensó que su hija no corría peligro … y se encontró con esa realidad … Lo vi partir apenas escuchado el veredicto junto con toda su familia. Se iba conforme pero no eufórico. No había nada que festejar … Ahora vendría lo peor … Asimilar lo que nunca se asimila … La pérdida irreparable de un ser tan querido y entrañable … De pronto me sacudió la entrada a los sollozos histéricos de la familia de mi defendida a pleno. Yo llegué a abrazar al padre que estaba sin consuelo, pero en cuanto vi que todos estaban en lo suyo, yo me fui sigilosamente y gané la calle inmediatamente. Afuera la gente estaba eufórica con el fallo. Si bien eso no cambiaría nada, al menos sentían el consuelo de que Selena podía estar en paz, que al menos repararon algo de lo que le hicieron con esta prisión perpetua, pero que en realidad la prisión seguramente sería hasta el año 2025, por esos vericuetos legales que siempre se encuentran para atemperar la pena, vaya a saber por qué razón … Me sentía raro. Acababa de perder un caso, pero sentí que era lo mejor que me podía pasar. De otro modo, seguramente mi conciencia me pasaría factura todos los días. Mucha de esa gente me reconoció, pero para mi sorpresa no recibí tantos abucheos … La gente quería cantar, la gente quería bailar, la gente quería estar feliz aunque sea por un ratito imaginando que todo sería como antes, que todo volvería a empezar y que al otro día se despertarían y tendrían a su lado a Selena sonriendo … Cuando ya llegaba a mi coche, una niña se me acercó y me pidió un autógrafo. Yo me iba a negar por principios, pero algo me detuvo y me hizo reconsiderarlo: era una niña con una mirada muy tierna que llevaba puesta una remera y una vincha de Selena. Yo le dije si me permitía hacerle un autógrafo en su vincha y tanto ella como su madre accedieron. Cuando la tuve en sus manos, sólo escribí lo que sentía en ese momento: “Perdónanos, Selena … Nosotros no supimos defenderte de este mundo cruel…”, y le devolví la vincha a cambio de un beso de la niña y de la promesa de la madre de que no diría hasta 10 años después quién se lo había escrito. Cuando ya me iba vino detrás y corriendo esa conocida periodista. Me dijo que la cobertura de este juicio le había cambiado la vida y que pensaba escribir un libro sobre la “verdad sobre Selena”. Yo la miré con una sonrisa piadosa y ella me dijo que sentía que hubiera perdido el caso, pero que a pesar de todo me veía tranquilo. Yo le dije que, aunque fuera paradógico, yo estaba en paz conmigo mismo, porque en verdad se había hecho justicia, pero que ni aún así podríamos reparar todo el daño que se le había hecho a Selena. “¿Y sabes, qué? Yo también escribiré algo. Pero no será un libro ni nada parecido. Sólo cuando sienta que mi hora ha llegado diré lo que sentí en estos días. Quiero irme con la conciencia tranquila. Quiero irme de este mundo diciendo que yo también admiraba a Selena pero la terminé amando cuando el Señor me puso ante el desafío de defender a esa mujer asesina…”. La periodista me miró contrariada y se fue. Estaba más ocupada en lograr la fama que logró gracias a Selena y no con buenas artes, precisamente … Pasó el tiempo y ahora estoy aquí terminando mi escrito. Espero que caiga en buenas manos y que lo sepan difundir. Espero que este humilde escrito sea una contribución al recuerdo de Selena, un modesto reconocimiento a una artista única e irrepetible y a una excelente persona. Espero que la gente me pueda entender y que el Señor sea misericordioso conmigo…

(Creo que todos tenemos el derecho y el deber de ver el lado bueno de las cosas. También creo que muchas veces debemos indagar por qué hacemos las cosas que realizamos aparentemente sin razón. Quiero creer que el abogado de esa mujer sabía lo que era su defendida y que sólo hizo su trabajo. Quiero creer que antes de irse de este mundo le manifestó al menos a alguien que se sintió un ser menor por defender a esa mujer, pues sabía lo que era Selena. Me hubiese gustado que se hubiera rebelado, que no hubiese aceptado ese rol … Me quiero quedar con la idea de que poco hizo por defender en serio a esa mujer para salvar a Selena, para darle al menos esa paz que tanto necesita, ya que no puede ser feliz estando entre nosotros)

Selena: yo no sé si hago lo correcto. Yo lo único que sé es que todo lo que hago es por Amor, por Amor a tu talento, por Amor a tu persona, por Amor a tu vida. Yo lo único que quiero que sepas es que siempre serás mi ejemplo y mi guía para tener todos los días una sonrisa para enfrentar a este mundo malvado y cruel, este mundo que te dejó ir sin que te pudieras dar cuenta nunca de ello…

Te quiere con toda el Alma…