Cuesta entender que haya pasado tanto tiempo. Cuesta
comprender no estar disfrutando a Selena, verla triunfante, verla feliz,
verla siempre sonriente … Cuesta creer … Parece haber sido ayer cuando
la conocí y cuando la descubrí. Para mí ya no se trataba de dinero … En
un punto ya estaba hecho. Yo empezaba a ser un hombre importante en el
negocio de la música, y tenía un cargo más importante y de mayor
responsabilidad. Dejaba Sony para convertirme en el presidente de la
rama latina de la Emi, Emi Latin. Tal vez las discográficas fueron las
que comprendieron primero hacia los fines de los ochenta y principios de
los noventa que había un mercado que explorar, que había un mundo que se
le había dado la espalda y que ahora estaba allí al lado nuestro, en las
calles, en la gente, hasta en nuestra respiración … El mundo latino …
Ese mundo muchas veces ignorado, muchas veces menospreciado, ese mundo
tan rico … ¡¡Qué tan lejos quedaron esos tiempos de ostracismo, por
suerte!! Hoy lo latino forma parte de todo el mundo. Las principales
artistas latinas son las figuras de cualquier evento, campaña o muestra.
Hasta son las caras visibles y respetables de este mundo al que cada vez
cree menos, que se apoya sólo en aquellos que les inspira confianza
desde las actividades cotidianas y que siente que los representa … Y
miro hacia atrás y pienso que todo esto se lo debemos a Selena. Ella
hizo que el mundo empezara a fijarse en su figura y con ella en su
talento, en su gracia, en su bonomía. Miro aquí, ahora, y me da pena que
Selena no esté aquí, gozando de aquello que ella misma forjó con tan
nobles armas. Selena marcó ese camino, lo inició ella … pero ella
apenas, apenitas pudo ver el inicio del camino, ese camino que lo fue
construyendo con su andar exitoso y sin igual. Selena apenas podía ver
el horizonte como el final del camino, algo lejano pero palpable,
visible, real. Ya el éxito mundial no era una quimera, no era sólo un
sueño y nada más … Selena comenzaba a ser un ícono, una figura singular
que pegaba fuerte en los Estados Unidos y en México. Yo lo podía
certificar pues yo estuve a su lado cuando fue transformándose de la
principal artista tejana a la gran cantante internacional. Selena era
allá por 1995 una de las artistas más admiradas pero sin duda la más
apreciada porque era distinta, distinta a todas, particular, personal,
muy querible. Creo que ninguno de nosotros dio cuenta cabal de lo que
estábamos generando, un poco porque creíamos que todavía debíamos ir
despacito por ese camino que íbamos construyendo y otro poco porque no
llegamos a apreciar lo que había logrado Selena en la gente. Eso lo
vimos después. Tal vez en nuestra defensa sólo podíamos decir que
nosotros no sólo debíamos pensar y actuar en la carrera de Selena
basándonos en nuestros sentimientos y en lo que nos generaba Selena,
sino que debíamos ser fríos y calcular bien los tiempos, medir bien las
cosas para actuar en el tiempo justo y en el momento necesario … Y más
para mi defensa es que yo luché muchísimo contra mis superiores de la
Emi para que le dieran la oportunidad de sacar su disco en inglés. Y si
insistí fue un poco porque me comprometí personalmente, ante los
Quintanilla desde el mismo momento en el que contraté a Selena para Emi
Latin, que iba a hacer todo lo posible para que ella grabara ese disco,
y otro poco porque yo fui uno de los pocos privilegiados que pudo
escuchar los primeros demos de Selena cantando en inglés. Los
Quintanilla me los habían facilitado para que yo mismo diera cuenta de
su talento. ¡¡Y vaya si lo tenía!! Pero me era muy difícil convencer a
mis superiores. En un punto ellos tenían razón. A Selena, y con mi
gestión en Emi Latin, le iba muy bien en español. En 1992 cuando
conquistó Monterrey su avance en su carrera musical fue meteórico. Ellos
me decían: “¡¡Pero, José!! ¡¡Selena es una sensación hispana!! Nos dio
la razón de que el mundo latino podía darnos un gran éxito y múltiples
réditos para todos. ¿Para qué entonces arriesgar con un mundo que
todavía es reacio a aceptarla a ella y a lo que viene detrás? Espera,
José ... Como lo dice uno de los títulos de los discos de Selena ...
Espera a que los demás quieran entrar al Mundo de Selena y no que Selena
ingrese a ese mundo que aún la rechaza…”, me decía un alto directivo de
la Emi Central. Y no le faltaba razón .... Siempre era mejor esperar la
gran ocasión. No había que forzar las cosas. Ya vendría la oportunidad …
Sí … Arriesgarse a que Selena cantara en inglés cuando ella era exitosa
en español no parecía una gran idea … Podía generar poco en el mercado
anglosajón y rechazo en el mundo latino … Pero Selena era especial, era
distinta … Ella tenía algo que sin duda no lo tenían los demás … Yo me
di cuenta cuando había diagramado su difusión en el mercado latino con
la convicción de que nos llevaría más tiempo posicionar a Selena en el
mercado hispano. Pensábamos en sus limitaciones para hablar el español,
pensábamos en que Selena a fines de los ochenta era una artista texana,
muy querida y muy famosa, pero en esas tierras y cantando la música del
lugar … Pensábamos con la lógica de todo ejecutivo en el negocio de la
música. Sugerimos material, empezamos a hacer videos de difusión, pues
Selena no tenía, empezamos a hacer campañas para que se pasara su música
en radio y televisión …Y de pronto Selena tuvo más éxito de lo esperado,
logró en menos tiempo de lo estipulado que la gente se quedara encantada
con su música y sobre todo con ella. Allí di cuenta de mi primer error a
pesar del éxito … A la hora de planificar su carrera para la Emi no tuve
en cuenta algo fundamental, algo que sería importantísimo para ir en la
misma línea de su fenómeno … Lo que Selena era como artista y como
persona … Lo que Selena generaba en cada concierto, tanto con los fans
como con los que casualmente la descubríamos en una de sus
presentaciones y nos quedábamos deslumbrados con su voz, con su carisma,
con su personalidad … Había olvidado cómo yo la descubrí … Había
olvidado cómo entré yo al Mundo de Selena para no irme más de él….
Estábamos con Mario, presidente de Emi México, por San
Antonio allá por los fines de los ochenta … Mi función como presidente
de Emi Latin en esa etapa era buscar talentos que pasaran a formar parte
de nuestra compañía y así apuntalarlos en el mercado. Fui con la lógica
del caso. Llevar un apunte con los nombres de artistas que me habían
recomendado para ver, con los conciertos que se daban en el lugar para
observar y apreciar a aquellos cantantes que me podían al menos generar
cierta expectativa. Pero no tenía agendada a Selena. Ni la tenía en
cuenta. Con el paso del tiempo me di cuenta de que más que escuchar a
otros directivos y a amigos hay que saber escuchar a la gente, y sobre
todo salir de los despachos y observar, escuchar, mirar y dejarse llevar
por aquellos artistas que nos generan algo. Hasta allí yo miraba las
cosas como un simple directivo, como un empleado eficiente que cumple
bien con su trabajo y que trata de ser exitoso. Me habían dado un
excelente cargo, un muy buen sueldo y una tarea que cumplir. Digamos que
yo ya estaba hecho. Mi único temor era no estar a la altura de las
expectativas de mis superiores. Era un mundo nuevo para nosotros. No
importaba si éramos latinos o no. El negocio lo estábamos haciendo sin
tener una referencia, sin saber si debíamos hacer lo mismo que con el
negocio de la música en el mercado anglosajón … Todo eso que yo pensaba,
todas las dudas, todas las certezas, todos los planteamientos, todas las
planificaciones se derrumbaron cuando vi a Selena … Y como todos los que
llegamos a deslumbrarnos y quedarnos sin habla con lo que generaba
Selena, la descubrí de casualidad. Lo recuerdo muy bien, pues en esa
noche y en la mañana siguiente supe ante quién me encontraba y con toda
la historia que había detrás … Había sido un largo día en el que con
Mario habíamos visto a muchas, muchas bandas y a muchos, muchos artistas
… Estaba algo cansado y nos propusimos irnos del lugar. Habíamos visto
bastante y yo ya me había anotado a algunos artistas para hablar en los
días venideros y hacerles un contrato … Había cumplido con mis deberes …
Estábamos por salir del lugar hasta que de pronto escuchamos un griterío
infernal que provenía de alguno de los escenarios del lugar. Iba a salir
de todos modos. No quería engancharme con otro artista, y quedarme mucho
tiempo más allí y quitarme más horas de sueño. Pero un nuevo griterío me
hizo detener y mirar a Mario. Él también estaba inquieto al mismo tiempo
que me decía con la mirada que no sabía de quién se trataba … Muy a mi
pesar pero lleno de curiosidad volví sobre mis pasos y busqué a la
persona que estaba generando semejante alboroto … Pensé por un momento
si en realidad había algún problema y por eso había semejante jaleo …
Pero aun así seguí hasta que di con el lugar y vi el motivo de semejante
locura … No sé cuánto tiempo pasó pero bastó verla un poquito para no
dejar de mirarla y de apreciarla hasta el final del concierto. En
aquella época Selena no lucía como en sus épocas de mayor fama. Muchos
hasta se reirían si les dijera que Selena llegó a ser rubia y de
prominentes rulos, pero así estuvo durante algunos años y así la conocí
yo … Pero créanme … Yo sé que las apariencias cuentan … Yo sé que las
mujeres bonitas son muy apreciadas como tales … Pero les juro que en
Selena eso no era lo más apreciado … Era importante, pero no era lo que
generaba semejante locura, lo que provocaba admiración, como me pasaba a
mí en ese momento … Como lo pude ver después, Selena podía estar rubia,
estar morocha, podía tener el pelo enrulado o lacio, usar o no
flequillo, podía tener el pelo largo o corto, pero el magnetismo que
ella generaba era el mismo en cualquier circunstancia … De hecho, poco
tiempo después un accidente con su pelo hizo que se lo tuviera que
cortar bien cortito y volver a su color original. Tal fue la situación
que en nuestro primer disco para Emi Latin tuvimos que usar unos
postizos y pañuelos para disimular el problema y en algunos conciertos
hasta tuvo que usar pelucas. La cosa había sido bien seria pero mucho
menos problemática de lo que se pensaba y si así lo fue sólo tenía una
explicación: Selena misma. Yo estaba allí y podía certificar allí mismo
que no había visto nada igual, que jamás había apreciado una artista
así. No podía darme cuenta por entonces, pero sólo podía decir que
Selena era distinta, simplemente distinta, y que buena parte de su
secreto estaba allí, en el escenario, un lugar que sin duda ella lo
manejaba como pocas. Yo la miraba y no podía dejar de quedarme poco
menos que impresionado … Su voz, su sonrisa permanente, su manera de
dirigirse al público, su gracia, su talento … Tenía sólo 17 años y se
notaba que Selena tenía destino de grandeza. Tal vez sólo le faltaba que
una buena discográfica la respaldara y difundiera, y el mundo se le
pondría a sus pies. Pero con el tiempo sabría lo que en aquel momento no
daba cuenta. Selena ya tenía un gran público que la adoraba sin que
tuviera más difusión que la de ir ella de pueblo en pueblo a ofrecer un
concierto. Selena tenía un recorrido distinto que muchos ignorábamos y
que por suerte pude dar con ella en el momento justo y en el lugar
indicado. Desde ese momento sentí que mi vida había cambiado, que jamás
sería el mismo después de ver a semejante artista. Selena me daba un
motivo extra para sentir más placentero mi cargo de presidente de Emi
Latin … Ahora podía luchar por un artista, darle las mayores
herramientas para que llegara a lo más alto y para que se convirtiera en
la mayor artista latina de la historia. Sólo había que trabajar por y
para ella. Pero antes me tenía que apresurar. Debía contratarla allí
mismo. No sea que alguien de la competencia me ganara de mano ... Dejé
que Mario se fuera al final del concierto para el hotel y yo me quedé el
tiempo necesario para contactarme con ella. Cuando di con el lugar en el
que estaba su camarín, para mi asombro pude apreciar que ya estaba fuera
de él firmando autógrafos para sus fans. Me sorprendió que se hubiese
cambiado tan pronto sólo para atender a sus admiradores. Mucha de la
gente que estuvo en el concierto gritando por ella ahora estaba allí a
la espera de un autógrafo. Veía con cariño cómo Selena los trataba a
cada uno con una gran sonrisa no sin antes preguntarle a cada uno de
ellos cómo se llamaba, qué hacía y elogiarlo por algo de su aspecto o de
lo que estaba realizando. Me extrañaba ver a una artista moverse de esa
manera siendo tan joven y con semejante cantidad de admiradores. También
en ese aspecto noto la diferencia entre aquella época y ésta … Cuando
mermó la cantidad de gente, no pude más y me acerqué a ella con mi mejor
sonrisa y predisposición. “Buenas noches, Selena … Un gusto poder hablar
contigo para decirte que has dado un concierto maravilloso. Verás. Soy
José Behar, presidente de la Emi Latin y quisiera hablar contigo…”. En
ese instante Selena me miro con extrañeza. Me vio que estaba vestido
como un ejecutivo y no parecía ser precisamente alguien de su público,
alguien de “ellos”. Sí seguramente vio mi cara de admiración y de
fascinación, pero lejos de que ello la ablandara, la puso más a la
defensiva. ¡¡A ver si yo era uno de los tantos que se quería propasar!!
Me miró de arriba a abajo, pero ni se inmutó. Siguió firmando autógrafos
como si nada. En mi desesperación saqué una de mis tarjetas de
presentación y le dije: “¡¡Es cierto lo que te he dicho, Selena!! Soy el
presidente de Emi Latin. Es que no te conocía y quedé fascinado con tu
actuación. Sólo quiero hablar contigo…”. “¿Presidente de la Emi Latin?
¡¡Sí, claro!!”, me dijo Selena, sin dejar de firmar autógrafos y de
sonreírle a su gente ... No me creyó … ¡¡No me creyó!! … Con el tiempo
me reiría de aquellos que decían que Selena era dócil y muy confianzuda
con cualquiera que se le cruzaba. Selena era encantadora, pero no tonta.
Y bien que hacía para actuar así. Se sabe que hay muchos aprovechadores
de los cuales hay que cuidarse … ¡¡pero yo no era uno de esos!! Entendía
a Selena, pero ¿cómo convencerla? Di unos pasos hasta dar con el camarín
en el que estaba el resto de la banda. Pregunté por alguien que
representara a Selena o algo así, y de pronto apareció un hombre grande
y de apariencia muy seria y formal que acudió a mi llamado ... Era el
padre de Selena. Allí me enteré de que también era su manager. Eso me
facilitó las cosas. Me presenté con mi tarjeta y le di mi mano. También
le expliqué lo que había pasado cuando intenté acercarme a Selena y de
allí la causa de por qué busqué a alguno que la representara en su
camarín. El padre de Selena, al darse cuenta de quién era y de lo que
significaba mi presencia allí, se deshizo de disculpas y propuso
hablarle allí mismo a su hija para que hablara conmigo y se disculpara …
“¡¡No, señor Quintanilla!! ¡¡No haga eso!! No sólo no hace falta sino
que la pondrá mal a su hija. Selena hizo lo lógico. Estaba atendiendo a
sus fans, yo irrumpí y ella sospechó. Usted sabe que hay muchos
farsantes dando vueltas ... Si fui a usted es para asegurarme de que
podríamos hablar y tener la posibilidad de contratarla. ¡¡Pero no la
rete!! Sólo dígale que hubo un malentendido y que nos vemos mañana. Allí
estaremos más tranquilos para hablar después de tantas emociones. Sólo
quiero decirle ahora que su hija es maravillosa y que yo sólo quiero
ayudarla a que llegue a lo más alto. ¿Lo hará? ¿Quedamos así?”, le dije
y le extendí mi mano. El padre de Selena se sonrió con ganas y extendió
la suya. Le dejé mi tarjeta por si necesitaba localizarme, y quedamos
para el otro día vernos bien temprano para charlar y hacer el contrato.
Empezaba una nueva vida para ellos y para mí. Empezaban mis mejores años
de mi vida en el negocio de la música…
Cuando me reuní con ellos al otro día por la mañana me
encontré con la Familia Quintanilla en pleno, incluida Selena … Ella se
me adelantó tímidamente, pero con cara pícara me pidió disculpas por lo
sucedido ayer … “¡¡Es que nunca se me hubiese ocurrido que tú, justo tú,
podrías ser presidente de una disquera!!”, me dijo y comenzó a echar de
una de sus clásicas risotadas, algo que con el tiempo sería habitual
escuchar en ella. Su padre trató de contenerla creyendo que por allí yo
podría tomarlo a mal, pero enseguida yo me reí y le hice un gesto de que
todo estaba bien. Sabía que ellos estaban nerviosos y expectantes pues
se les presentaba una gran oportunidad para lanzarse en el mercado e
iniciar un camino que llevara a Selena al plano mundial. Tal vez lo que
ellos no sabían o no creían que podía pasar era que yo estaba más
nervioso que ellos pues para mí tener una artista de esas
características en mi compañía era la realización de mis sueños, la
humanización de una profesión en la que sólo se ven números y
resultados. Cuando hablé con ellos me encontré con algo que no esperaba
… Su historia. Me emocioné y me conmocioné cuando supe cómo habían
llegado al negocio de la música y de la manera en la que llegaron a
tener un nombre, sobre todo para la gente. Cuando los escuchaba luego de
haber visto a Selena actuar el día anterior y de verla personalmente ese
día entendí el porqué de su popularidad aunque faltó mucho tiempo para
que me diera cuenta de la magnitud de su fama. Uno veía a Selena y era
una más entre la gente, por su actitud, por su forma de hablar y de
pensar. Más de una vez pensé que si Selena hubiese tenido a mí o a
cualquier otro que supiera apreciar su talento representándola desde
niña en ese mismo momento podría ser tan conocida como lo era Luis
Miguel, que tuvo la fortuna de que toda Latinoamérica supiera de él
desde que cantara desde niño “Directo al corazón”. Aun así y con el
tiempo habíamos logrado 5 años después que Selena fuera en Estados
Unidos tan famosa como Luis Miguel y, por ende, ellos dos ser los únicos
latinos con más éxito en la región. Pero en aquella charla quedé
emocionado por la historia de toda la Familia Quintanilla y por la
sensibilidad de Selena. Uno se daba cuenta de que ella trataba de
disimularlo con chistes y ocurrencias, pero en sus ojos y en su mirada
se podía apreciar sus sueños, sus deseos, sus alegrías, sus
sufrimientos. Notaba que Selena tenía muchos deseos de mostrarse, de ser
querida y apreciada por todos, de trascender queriendo ser tal cual se
mostraba, sin otra cosa que la quisieran tal cual era. Creí entender el
porqué de su magia en el escenario sabiendo de su historia. Supuse lo
difícil que era para ella asumir semejante responsabilidad de cantar y
de casi sostener a su familia desde los 8 años y más concretamente desde
los 10, pero entendía que esa misma necesidad la llevó a sacarse su
timidez por la fuerza, de olvidarse del miedo escénico que le provocaba
estar ante un público que estaba expectante y de comprender el lado
positivo de todo eso, que era poder mostrarse tal cual era mientras
cantaba y actuaba. Selena podía allí mismo hacer intervenciones
graciosas del tipo de “me saqué mi timidez a fuerza de los cintos de mi
padre”, podía decir que ella no tenía idea de que podía estar en ese
lugar y que nunca se había imaginado que iba a cantar y menos que podía
trascender en ello, pero en sus silencios uno daba con su verdadera
personalidad, con sus genuinos deseos, con sus ansias por triunfar y ser
famosa así, siendo simplemente Selena … En esa misma reunión su padre me
planteó que su objetivo era que su hija fuera una gran cantante
internacional, que ella debía trascender cantando en inglés, pero que
asumía, por su condición de latina en esos momentos, que debía tantear
cantando no sólo en inglés sino en español, sobre todo en este último
idioma. Me contó que él también era músico, que él sólo cantaba en
inglés a pesar de su ascendencia mexicana y sufrió las consecuencias de
esa decisión. Para la música que tocaba no lo contrataban por
discriminación al ser de ascendencia mexicana y a la hora de buscar
alternativas por el lado de los locales mexicanos, él no tenía
posibilidad, ya que no cantaba ni cumbias, ni rancheras, ni ninguna
canción en español. Él me contaba que cuando supo del talento de Selena
sabía que no debía cometer el mismo error. Aunque a ella le costara e
incluso no le gustara, Selena debía al menos cantar en español, y temas
mexicanos y latinos. Para él era una alternativa para trascender. “Con
Selena tengo un solo objetivo pero dos vías posibles: cantando en inglés
y en español. Si trasciende en inglés, mejor. Pero si lo logra en
español su fama debe llevarnos a que ella puede cantar en ambos idiomas,
y llegar a ser la número 1 en todo el mundo”, expresaba. Selena me
miraba y me decía: “¡¡Qué fe me tiene mi padre!! La verdad que si fuera
por mí me quedaría en casa diseñando…”, y se volvía a reír. Con el
tiempo entendí lo que significaban sus palabras. Ella adoraba el diseño
y quería poder trascender con ello. Entendí que para Selena el poder
triunfar como cantante le podía permitir llegar a ser una gran
diseñadora. Al verlos hablar y sobre todo observarlos me daba cuenta de
que eran una familia muy unida pero que cada uno tenía un objetivo
personal que podría cumplir con el éxito de la banda. Me sorprendía de
que cada uno asumiera con total naturalidad su destino y que nadie se
molestara con ello, pues por más que el Señor Quintanilla llevara la
situación a mano firme, si sus hijos se sintieran molestos con esa
situación podrían haberse rebelado y el padre difícilmente los hubiese
podido contener. Eso me daría cuenta poco tiempo después cuando Selena
decidió casarse en secreto ... Pero en esta misión todos estaban juntos
y todos se sentían obligados a dar lo mejor de sí para lograr el gran
fin familiar, que no era otra cosa que lograr el gran objetivo personal.
No podía dejar de compadecerme por Selena, pues me la imaginaba yendo
con sus sueños todos los días en un bus de pueblo en pueblo. Suponía que
no era fácil, nada fácil, llevar la vida así. Me la imaginaba deseando
poder parar en algún lugar y poder estar en su casa realizando una vida
tranquila, normal, como la de cualquiera, y diseñando y creando sola, en
silencio, sin tanta exposición, sin tantas demostraciones, sin tantos
exámenes. Pero también me la imaginaba a Selena no aceptando ser una
más, no ser una mujer para tener una vida intrascendente. Podía ver en
sus ojos y en su expresión que quería llegar lejos, muy lejos, no tal
vez por ese camino, pero sí ser una mujer de la que todos hablaran. No
podía dejar de imaginarme a Selena siendo niña mirando por la ventana
del bus que la transportaba y soñar con que lo lograría, que llegaría a
ser famosa y con ello completar sus sueños. A Selena me la imaginaba
mirando el cielo y rogar a quien sea que le diera fuerzas, muchas
fuerzas para seguir, muchas fuerzas para no caerse nunca, no dejarse
llevar por las frustraciones y por la tristeza de no lograrlo si alguna
vez las cosas no le salían como ella o su padre esperaban. Podía
imaginarme la fortaleza que debía tener Selena desde que tenía 8 años
para afrontar todo lo que la vida le había obligado a vivir…
Aun sabiendo de lo que era Selena como artista y como
persona, encaré su difusión artística con los mismos parámetros que los
demás. Es que no todo dependía exclusivamente de mí. Si por mí hubiese
sido le hubiese dado todo, absolutamente todo. Confiaba absolutamente en
ella, aunque confieso que las cosas se dieron más rápido de lo que
pensaba. Es que había olvidado lo que vi aquella noche en San Antonio.
Cuando me refugié en mi despacho y empecé a tener reuniones con los
máximos referentes y gerentes de la compañía, cuando nos abocamos a
planificaciones y tácticas de marketing, habíamos perdido la noción de
cómo Selena llegó a ser tan querida y apreciada entre la gente. Nos
posicionamos desde nuestros despachos, y juzgábamos la suerte y el
futuro de Selena desde la “realidad” de los medios. En esa época para
las grandes cadenas televisivas Selena todavía no tenía relevancia y
allí pensamos que debíamos promoverla a lo grande, para que su música
fuera apreciada y vendida en un tiempo razonable. Pero debo confesar que
el éxito vino antes de lo que yo calculaba. Me había olvidado de que no
todo lo que aparece en la televisión o en la radio refleja la verdad,
muestra la realidad. Si lo veíamos desde nuestra posición Selena no
dejaba de ser una cantante texana con mucho futuro, pero si mirábamos
las cosas “desde el llano” Selena tenía un gran público cautivo que
nosotros no computábamos ni teníamos en cuenta, pero que era la que la
hacía mucho más grande y popular de lo que sospechábamos. Fue raro y
extraordinario el recorrido al éxito de Selena. Creo que a ninguno de
nosotros se nos hubiese ocurrido hacerlo así, pues fue hecho desde la
más absoluta necesidad y con los recursos que los Quintanilla tenían en
ese momento. El sólo hecho de pensar que Selena casi sin hablar el
español conquistaría el mundo hispano cantando en español rancheras,
cumbias, toda la variedad de música texana, y que una vez logrado ello
se intentara ganar el mercado anglosajón con su identificación latina
sonaba a locura, simplemente a locura. Pero ellos habían construido el
éxito así, conquistando a todos aquellos que la conocían a Selena, antes
que por la televisión o por la radio, por haberla visto en un concierto
en su pueblo o en algún festival local. Alguna vez tuve oportunidad de
recorrer muchos pueblos del interior del Estado de Texas y me quedé
sumamente impresionado por el éxito que Selena tenía allí. En cada uno
de esos pueblos conocían a Selena … personalmente. Y todos me hablaban
maravillas de ella. Recuerdo que uno me había comentado que se había
recorrido unos 100 kilómetros por una carretera de tierra en busca de
Selena que daba un concierto en Austin. Él fue a buscarla para pedirle
un autógrafo para su hermanita, que no había podido asistir pues estaba
muy enferma, y lloraba cada día que pasaba pues no podría ver a su
ídolo. Cuando dio con ella y le contó lo que estaba sucediendo, Selena
no dudó. Fue con A.B. y Suzette en su auto para ir a visitar a su
hermanita. El hombre estaba atónito. Le dijo que los llevaría con gusto,
pero que no podría devolverlos a su lugar, ya que al otro día debía
trabajar y si faltaba lo despedirían … “No te preocupes, Carlos. Yo me
adelanto contigo para ver cuanto antes a tu hermanita. Atrás vendrán mis
padres con el bus. Ellos nos recogerán en tu casa y seguiremos camino al
próximo concierto. Pero apresúrate que Sandrita nos espera”, le dijo
Selena al muchacho. Cuando Carlos me lo comentaba no podía parar de
llorar. Me dijo lo feliz que estaba su hermanita, que casi muere de un
síncope al principio y de alegría después por esa hermosa aparición de
Selena. Recordaba que estuvo abrazada por horas con ella, y que Selena
le cantó a capella tres canciones a pedido de Sandrita a modo de recital
personal. “¿Ahora entiende por qué la queremos tanto a Selena, señor?
Ella no sólo es una gran artista. Es también una gran mujer, una hermosa
mujer. Ella nos dio lo que nadie hizo. Ella no dejó nunca de ser una de
los nuestros a pesar de su éxito. Y sé que volverá a nuestra casa como a
la de tantas otras. Porque para nosotros Selena es aquella hermanita que
fue a buscar el éxito y lo logró, pero siempre vuelve a nosotros, para
compartir su alegría y su fama…”, me decía aquel buen hombre ... Corría
diciembre de 1992 y con ese recorrido podía entender el porqué del
fenómeno de Selena ... Cuando Selena estalló con los éxitos de “Como la
Flor” y “La carcacha”, realmente me sorprendió pues esperaba el éxito
para más adelante. Pensé que tardaría un poquito más en llegar los
primeros N° 1, pero no había tenido en cuenta toda la gente que ya la
seguía a Selena desde hacía tanto tiempo y que no dudaría en comprar un
disco de Selena en cuanto saliera a la venta. Cuando nosotros la
contratamos, Selena había editado un par de discos sin mucha repercusión
pues se habían hecho en sellos menores, y con poca difusión y tirada de
ejemplares. Al aparecer una gran compañía para respaldar a Selena se le
dio un espaldarazo a su carrera y una continuidad en su producción
musical. La rareza de Selena radicaba en que era un furor pero no tenía
casi discos en qué apoyar su carrera. Tal vez nuestro único mérito haya
sido el de haberle dado las mayores facilidades para que Selena grabe
todo lo que tenía para cantar y eso yo se lo facilité más por culpa que
por otra cosa. Yo vivía peleándome con Emi Central para que me
facilitaran la tarea de que Selena pudiera grabar su disco en inglés,
pero ellos no querían saber nada con ello. Querían ver hasta dónde
podría llegar Selena con sus producciones en español. Como ya eso no
dependía de mí, sí hice todo lo que estaba bajo mi dirección y
supervisión. No puse ninguna restricción a su producción musical. Les
permití que grabaran todo lo que quisieran y sacar los discos con
regularidad a la venta. Incluso reeditamos lo que Selena había grabado
antes y en su lanzamiento sacamos un disco con todo lo que venía
cantando Selena pero que no había grabado en ningún lado. Quería al
menos darle una oportunidad con todo lo que tuviera a mi alcance. Di
precisas instrucciones a todos para que le facilitaran todo y les dije
que me avisaran si necesitaban contactarse conmigo. Mientras tanto, yo
escuchaba esos demos de Selena cantando en inglés y volvía a oír su voz,
apreciar semejante historia e imaginar tan rico futuro. Eso me daba más
fuerzas para seguir insistiendo con mis jefes de la Emi Central. Sólo
había que esperar el N°1, ese N° 1 que la posicionara a Selena y yo
pudiera negociar en otros términos con ellos. Cada tanto el padre de
Selena me preguntaba por el desarrollo de los acontecimientos y yo les
daba mi sincero parecer. Y mientras el señor Quintanilla me pedía que
siguiera insistiendo por “ese viejo sueño familiar”, que tanto solía
repetir, Selena venía y me decía: “No te preocupes, José. Yo sé que lo
lograrás. Yo confío en ti”, y me miraba con su clásica sonrisa pícara y
echaba su habitual risotada. Yo la abrazaba, le daba un beso en la
frente y rogaba a Dios que se nos diera pronto, muy pronto. Al abrazar a
Selena no podía dejar de pensar que estaba abrazando a una niña que por
años se sacrificó, calló, obedeció, cantó y bailó para llegar a este
momento, a esta oportunidad. Y si bien es cierto que muchas veces todo
depende de la suerte y del momento, yo quería hacer todo lo posible para
ver a Selena triunfante y sonriente producto de semejante emoción. Cada
vez que abrazaba a Selena soñaba con ver el mundo rendido a sus pies, y
que ella pudiera decirme que me agradecía mucho por haber hecho algo por
su felicidad … Sólo esperaba eso … por el bien de Selena…
Todo fue un vértigo después del éxito de “Como la Flor” y
“La carcacha”. Tal vez debimos reparar más todos en lo que nos generó
semejante repercusión. Porque creo que nadie lo esperaba. Y no es que no
esperábamos lograrlo, pero todos lo esperábamos para más tarde. Incluso
todos tuvimos que manejarnos en todos los aspectos sin prisa pero sin
pausa. Allí di cuenta de que no previmos esta posibilidad. Nos habíamos
avocado tanto en el camino al éxito y en todo lo que debíamos hacer que
no pensamos en lo que debíamos hacer si lo lográbamos en algún momento.
Fue la primera vez que pensé que a pesar de haber hecho todo bien, algo
nos faltó. Pensé con temor a admitirlo abiertamente que no habíamos
estado a la altura de las circunstancias. Me parecía exagerado y
tremendista pensarlo de este modo, pero luego me arrepentiría de no
tomarlo más en serio … Tal vez hubiésemos evitado aquella locura … Lo
cierto es que La Familia Quintanilla, y sobre todo Selena, tomó
conciencia de que ella debía aprender bien el español. Pues del lado de
los Estados Unidos el exitazo había sido “Como la Flor”, pero en
Monterrey lo que explotó fue “La Carcacha”. Había que ir allí. Ya Oscar
Flores le había avisado al Señor Quintanilla que debía ir para
Monterrey, pues Selena había causado muy buena repercusión con “Baila
esta cumbia”. Yo le dije que era una buena oportunidad aunque había que
estar bien preparado pues en México difícilmente le perdonarían que no
hablara bien el español. El padre de Selena no se preocupaba tanto por
eso. Él confiaba en que su hija sortearía ese escollo … Pero él no
estaba tan convencido en ir a México. Él quería que su hija tuviera
éxito primero en el mercado latino en los Estados Unidos para que ello
mismo la llevara tanto al mercado anglosajón de su país como a cualquier
continente. Él le daba prioridad a esa posibilidad más que a cualquier
otra. No desestimaba el éxito en México como en cualquier país latino,
pero pensaba que darle prioridad a esa posibilidad le quitaba las
chances a la alternativa que él prefería. Allí volví a pensar en los
demos y en que ésta era una excelente posibilidad para ir a ver a mis
superiores de la Emi Central para asegurarnos de un contrato al menos …
Pero el éxito de “La carcacha”, pero sobre todo el ser un N°1, me hizo
convencer al Señor Quintanilla de ir cuanto antes para Monterrey. Para
mí era una excelente oportunidad para abrir el mercado, hacer a Selena
una artista reconocida en todo el mundo hispano y, por sobre todo,
provocar el “efecto rebote”: que el éxito de Monterrey agigante el éxito
que Selena tenía en Estados Unidos, y que en Monterrey vieran el éxito
mundial de Selena. Por eso se me ocurrió hacer el primer video de Selena
no sólo con el tema “La carcacha”, sino que se hiciera en la mismísima
Monterrey. Era la mejor carta de presentación de Selena y prueba de su
éxito en México. Dejé para otro momento hacer un video con “Como la
Flor”. Los sucesivos compromisos lo fueron posponiendo una y otra vez,
hasta que nos pareció que no tenía más sentido insistir con ese proyecto
… Sería de las tantas cosas de las que me arrepentiría de no haberlo
hecho en su momento … Pero tenía motivos valederos ... En aquellas
épocas nuestra compañía solía usar el recurso de hacer canciones en
dueto como una forma de promocionar a un artista que no era conocido en
las tierras del otro artista y viceversa … Surgió en ese mismo año hacer
un dueto con Álvaro Torres que le permitía a Selena hacerse conocida en
toda Centroamérica, y eso era preferible a hacer un video de “Como la
Flor”. No teníamos aún todos los recursos aunque con Selena los usaba
todos y mucho más … Los cañones los tenía apuntados para Latinoamérica y
estos N° 1 me daban esa oportunidad. El padre de Selena aceptó pero a
cambio me pidió que acelerara el tema del contrato con Emi por el disco
en inglés. Yo era consciente de la presión que ejercían los Quintanilla
sobre este tema … Incluso el año anterior buscamos promocionar a Selena
con un muy lindo tema que Selena interpretaba brillantemente: “Where did
the feeling go?”. Selena lo cantó en la edición N° 11 de los Tejano
Music Awards y en numerosos conciertos como uno muy recordado en San
Antonio en 1991… Pero no llegó a tener el éxito que se esperaba y esto
daba más argumentos para la Emi Central para que Selena se avocara a la
música en español. Encima estos primeros N° 1 lo certificaban plenamente
… Mientras tanto Selena fue con el mejor español que pudo a México e
igual fue arrasador su éxito. Allí di cuenta de otras de las virtudes de
Selena que no tenía nadie, absolutamente nadie, y que explicaba el por
qué me había impactado tanto la primera vez que la vi … Aparte de su
talento, estaban su carisma y su risa, esa risa tan contagiosa. Era
inevitable subyugarse ante Selena aunque uno fuera mexicano y estuviera
frente a una mujer que verdaderamente hablaba mal el español por esas
épocas. Pero esa gracia, esa manera de decir las cosas, ese respeto que
tenía por la gente que la admiraba rompía todo límite, toda lógica.
Después de ello sabría que a Selena le perdonarían todo, que ella podría
superar cualquier barrera que se le interpusiera … Sólo dependía de ella
… Y de estar a la altura de las circunstancias … no sólo en lo artístico
sino en lo personal … No sólo en saber qué música se tocaría luego de un
gran éxito sino de cómo llevar adelante en lo personal semejante
repercusión, cómo manejarse con la fama ante la gente que siempre la
había visto como una promesa y lejos aún de ser una realidad… En el
medio de todo ello, y por si fuera poco, Selena se había casado en
secreto con el guitarrista de la banda, y amante del rock, Chris Pérez.
Recuerdo que me enteré del asunto por la televisión, pero opté por el
silencio. Esperaba al señor Quintanilla al teléfono para anoticiarme del
tema. Yo estaba por esas épocas en San Antonio en la promoción de otros
eventos y artistas. Tuve el buen tino de eludir a cuanto periodista
merodeara por allí pues quería evitar tener algún roce con ellos. Y
cuando aparecía alguno, yo le insistía en que no me expediría sobre el
tema sin tener la declaración oficial de la Familia Quintanilla. Pero
pasaba el tiempo y el padre de Selena no me llamaba ... Estuve a punto
de llamarlo cuando apareció Selena ante mis ojos junto a Chris. Me vino
a dar las buenas nuevas, me dijo que prefería averiguar dónde estaba
para decirme de lo que había hecho en forma personal … junto a Chris.
“Mi padre está preocupado porque cree que esto afectará mi carrera
musical. ¿Tú lo crees así? ¿Crees que debo negar todo por el momento?”,
me dijo Selena con cara que denotaba tristeza y preocupación. Yo me
acerqué a ambos, tomé con mis manos los hombros de los dos y les dije a
ambos: “¿Pero qué dices, Selena? ¿Acaso no te das cuenta que la gente te
ama? ¿Acaso no ves que no tienes barreras de idiomas, de países, de
nada? ¿Acaso no has percibido que la gente es feliz con tu éxito y sólo
quiere que llegues a lo más alto? Selena: la gente, además de admirarte,
te quiere mucho y desea lo mejor para ti. Sólo di que te has casado y
que eres feliz con este buen hombre. Yo te puedo asegurar que la gente
se pondrá contenta con tu felicidad. ¡¡La gente te quiere, Selena, te
quiere mucho!! Y te querrá más a ti, Chris, cuando Selena diga que tú
eres su Amor. Pues ahora vayan y disfruten de su felicidad, que todos
estaremos bien felices. Y no te preocupes por tu padre. Es lógica su
preocupación, pero en cuanto vea que tú sigues con la banda feliz, él lo
entenderá…”. Selena se me tiró encima, y me dio besos y abrazos de
agradecimiento. Chris me abrazó fuertemente y me agradeció emocionado
mis palabras. Los dejé partir con la seguridad de que yo haría todo lo
posible por apoyarlos y para manifestar que nada había cambiado con esta
noticia. Cuando hablé con el padre de Selena, él me dijo: “No se
preocupe, señor Behar. Le agradezco su gesto. No esperaba otra cosa de
usted. Yo sé que mi hija no me defraudará. El que está en falta soy yo.
Ahora no sólo la apoyaré en todo, sino en que no dudaré más ni de sus
intenciones ni de los que ella quiere y ama…”. Me quedé pensando en esas
palabras. Era un lindo gesto como para reprocharlo, pero en otras
circunstancias le hubiese dicho que igual había que estar atentos de las
intenciones de las otras personas en las que podría confiar Selena o
incluso él mismo … Chris podría ser un aprovechador, pero no sólo no lo
era sino que era una gran persona. El hecho de equivocarse en la
apreciación de una persona o de un acto, no significaba que siempre se
esté equivocado. Que a veces, muchas veces, se podía acertar … Se lo
quise decir al señor Quintanilla, pero no lo hice … Grave error. Tal vez
si se lo hubiese dicho, el padre de Selena hubiese actuado de otra
manera y hoy no nos estaríamos lamentando del absurdo que ocurrió con
nuestra Selena…
Todo se hizo rápido, muy rápido desde aquel momento. Nos
parecía tan increíble todo lo que pasaba que ni siquiera nos detuvimos a
pensar dónde estábamos parados y cuáles debían ser los pasos a seguir.
Con el éxito de Selena en la mano fui a plantearle a mis superiores
sobre la necesidad de hacerles un contrato por el disco en inglés. Les
plantee que al menos se aseguraran ellos de tener la exclusividad antes
de que otros se la quitaran de las manos. Eso los convenció. No eran
tontos. Podían rechazar la idea de que Selena grabara en inglés siendo
un ícono como cantante hispana, pero no iban a regalar a Selena a nadie
... ¡¡Quién sabe lo que les depararía el futuro!! … En 1993 formalizamos
el contrato, y desde ese mismo momento se daría una lucha entre los
Quintanilla y Emi para ganar en sus posturas. Yo sabía que en un punto
la posición de mis superiores era razonable. No se podía desperdiciar
semejante éxito apostando a algo tan arriesgado y con consecuencias
impredecibles. Y yo estaba en el medio de esa puja y lo único que quería
era el bien para Selena. Por eso hablé con los Quintanilla y les propuse
que tuvieran paciencia, que redoblaran sus esfuerzos para lograr más y
más éxitos tanto en los temas como en los conciertos. Cuando Selena
fuera indiscutible para todos, mis superiores no podrían resistir a
semejante presión. Otra vez el padre de Selena aceptó mi sugerencia,
pero con una condición: que ellos pudieran expresar en cuanto programa
de radio y de televisión fueran invitados que ellos estaban preparando
un disco en inglés y que tenían un contrato firmado. Yo accedí pues era
el más interesado de la compañía en que Selena llegara a la cima. Poco
tiempo después al padre de Selena se le ocurrió hacer un disco en vivo
el día en el que Selena se presentó en el Memorial Coliseum de Corpus
Christi. Era una ocasión muy especial para ellos tratándose de la ciudad
que los vio crecer y triunfar, y lo harían en un momento de gran
crecimiento y creación. Yo pensaba que era mejor sacar un disco en vivo
más tarde cuando sacaran un álbum consagratorio que los catapultara al
éxito mundial y cuya versión en vivo sirviera para difundir su música en
aquellos países en los que Selena no era tan conocida, pero el
entusiasmo de todos los Quintanilla me dio la intuición de que podría
ser una gran oportunidad para ser un paso más en el éxito de la carrera
de Selena y Los Dinos … ¡¡Y vaya si lo fue!!! Selena había interpretado
un repertorio bastante variado que le permitía mostrar su gran
versatilidad y lo madura que ya estaba como cantante. Me pareció una
excelente idea difundir ese concierto, aunque siempre haciendo hincapié
en sus interpretaciones en español, ya que yo estaba más que convencido
de que Selena debía reafirmarse como figura indiscutible en ese mercado
para luego saltar e intentar jugar en las grandes ligas sin que nadie se
atreviera a cuestionarla. Lo bueno que tenía con los Quintanilla era que
me había acoplado perfectamente a su gran trabajo en equipo en el que
todos se sabían escuchar y en el que todos sabían lo que debían hacer.
Ni el más optimista podía imaginar las consecuencias que se darían luego
de una simple idea de sacar un disco en vivo en el que sólo agregamos
como novedad la inclusión de un tema nuevo que sabíamos que sería un
éxito: “La llamada”. El disco no sólo fue un éxito … Le permitió a
Selena ser nominada al Grammy por ese álbum … ¡¡Y ganarlo!! Creo que fue
una de las pocas veces en las que lloré cuando vi a Selena arriba en el
escenario tan emocionada recibiendo ese merecido premio. No podía creer
que me nombrara en primer lugar en la lista de agradecimientos … Pensé
que por los nervios alteró todo el orden de prioridad de agradecimientos
y hasta olvidó nombrar a otros … Y no era para menos … Lo podía ver en
su rostro. No había margen para las risotadas que ella siempre utilizaba
como recurso para que nadie descubriera lo que realmente sentía, lo que
verdaderamente pensaba. Selena estaba seria y formal. No estaba como
siempre. ¡¡Y cómo estarlo!! Estaba verdaderamente emocionada. Luego
diría que ella no se lo merecía, que ella no lo esperaba, que ella sólo
fue a sacarse fotos con los verdaderamente “famosos” … Pero ella en su
interior lo deseaba, lo intuía, lo percibía. Sabiendo lo sensible que
era Selena me ponía en su cuerpo y me imaginaba las imágenes que pasaban
por su cabeza cuando escuchó su nombre como ganadora del Grammy, algo
difícilmente de conseguir por esas épocas. Cuando me encontré con
Selena, ella me abrazó y se quedó un tiempo como un niño gozando del
momento, con los ojos cerrados y sin decir más que “Gracias, José,
gracias por haber confiado en mí … Y perdóname por haber desconfiado de
ti … ¿recuerdas?”, y echó otras de sus carcajadas que denotaban que
volvía a la “normalidad”. “Mira, Selena. El mérito es tuyo. Yo sólo te
he ayudado, pero no tengo más mérito que ése. La gente te admira y
adora, y ahora tienes el reconocimiento del Gran Jurado. ¡¡Nadie podrá
detenerte!!”. Selena me miró, luego observó a su alrededor y me dijo:
“Sí, pero todavía hay mucho por hacer. ¿Estarás siempre a mi lado para
apoyarme?”, me miró fijo como esperando un gesto concreto de mi parte.
Yo la abracé y le dije: “¡¡Claro, claro que sí!! Siempre estaré para
apoyarte en todo lo que te propongas”. Selena se apartó, me volvió a
mirar fijo y me dijo: “¿Pero no olvides de mi disco en inglés, eh?”, y
nos echamos a reír juntos a carcajadas. Era el momento de gozar, de
reírse, de disfrutar. Tal vez nos faltaba reflexionar, pero eso fue muy
difícil de entenderlo en aquel momento…
Es muy difícil describir ese año, ese último año ...
Íbamos de logro en logro, de concierto multitudinario a otro. Todo fue
una sucesión de cosas que a cada uno le costaba procesar. Cada uno a su
manera se permitió vivirlas. No había tiempo para otra cosa. Después del
Grammy Selena daría un majestuoso concierto en el Houston Astrodome en
el que volvería a batir con todos los récords de asistencia y en el que
se permitiría adelantar algunos de los temas del disco que saldría al
mes siguiente: “Amor prohibido”, sin duda el mejor que haya hecho
Selena, en el que se arriesgaba a cantar otros temas, otros ritmos,
otras canciones. Eran todos éxitos. Hasta nos peleábamos por cuál debía
ser el primer tema adelanto para la radio. El padre de Selena pensaba en
“Amor prohibido”. A.B. en “Bidi bidi bom bom”. Yo pensaba como el padre
de Selena y así se hizo, pero podría haberse hecho al revés y hubiese
sido lo mismo. El éxito fue espectacular y las repercusiones no se
hicieron esperar. Selena vivió una sesión maratónica de conciertos,
entrevistas, recibimientos de premios, participaciones en telenovelas y
hasta en cine. Y todo lo hacíamos sin reflexionar, sin pensar que algo
debíamos ajustar pues las cosas habían cambiado mucho, sobre todo en ese
último año. Había que dejar de ver a Selena como una promesa y sí como
una realidad, Selena debía dejar el bus y viajar más en avión, Selena
debía pensar seriamente en una gira por toda Latinoamérica, pero para
eso debíamos parar todos y diagramar las cosas. Yo sentía que nadie caía
en lo que se estaba generando: que Selena ya era una estrella en Estados
Unidos y México, y que pronto lo sería a nivel mundial. Debíamos empezar
a pensar seriamente que había que afrontar otras realidades, otras
necesidades, otras exigencias. Pero para todos esto era un sueño, un
sueño hecho realidad y que había empezado a cumplirse luego de tantos
años de frustraciones y de necesidades. Como si a Selena le sobrara
tiempo, decidió a echar a rodar su vieja pasión, la del diseño. No
estaba mal que lo hiciera, pues era su gran vocación, pero lo más
atinado era tal vez consolidar su carrera artística, proyectarse en todo
el mundo para recién allí desarrollar sus boutiques con especialistas de
todo el mundo. Pero Selena no quería esperar, lógicamente no quería
esperar. Y decidió echar a rodar su sueño de inaugurar “Selena Etc.” en
Corpus Christi con lo que tenía a mano, y con sus enormes ganas de
hacer, hacer y hacer. Estaba bien, pero si lo hubiese pensado un poco,
sólo un poco, se hubiese dado cuenta de que estaba dejando su boutique
en manos inexpertas y de dudosas intenciones ... No todos seguían sus
nobles ambiciones. Había gente a su lado que no le llegaba ni a los
talones. Yo sentía que Selena era la gran Reina que se paseaba por el
gran camino real al éxito, pero al lado, al lado había gente que no
estaba dispuesta a seguirla en ese camino de emancipación que se
proponía Selena. Selena debió primero aprender a volar por el mundo para
saber a dónde quería dirigirse y con quién. Todos vivimos en la vorágine
y no dimos cuenta del monstruo que se estaba gestando a su alrededor.
Todos vivimos en el gran mundo pero nos movíamos como si no hubiésemos
empezado. Y ése fue un gran error. Un error que pagaríamos muy, muy
caro…
La lucha con mis superiores parecía llegar a buen puerto.
El éxito impresionante de Selena los hizo ceder. Comprendieron que se
podía hacer el intento de hacer el disco en inglés, pero me pidieron que
no abandonara con los proyectos en español, que debía seguir jugándose
por los dos caminos a pesar de ello. Sabía que eso significaba luchar
con ellos en cuanto a la salida del disco. Eso se podía reflejar en los
anuncios de Selena de la salida del disco en inglés. El éxito
espectacular de Selena en el segundo semestre de 1994 le permitía decir
a los cuatro vientos de su proyecto principal, pero cada tanto debía
cambiar de mes … Al principio sería en marzo, luego en julio. Debo
confesar que la vorágine en la que vivíamos nos impedía tener un mínimo
de organización. Para principios de 1995 Selena había comenzado a grabar
el disco en inglés pero a su vez ella anunciaba que iría a Sudamérica a
hacer sus primeras presentaciones, pero aún no quedaba claro si ello era
posible. Todo dependía de cuándo terminaría el disco en inglés y de
comenzar a promocionarlo, y si eso era en julio lo más probable era que
Selena no se moviera de Estados Unidos y de México en todo el año. Eso
también condicionaba los trabajos de Selena en español. Pensábamos en si
debíamos sacar nuevo material a la vez que el disco en inglés o bien no
hacer nada hasta ver qué pasaba con la apuesta de los Quintanilla. Yo
pensaba que lo mejor era editar un disco en vivo para difundirse en
Centro y Sudamérica, pero como hacía poco habíamos sacado “Selena Live”,
pensé que tal vez podríamos sacar un “Grandes Éxitos”. Eso liberaría la
presión de hacer algo nuevo en español, darle prioridad al disco en
inglés y dar la posibilidad de ir al resto de Latinoamérica si daban los
calendarios con el material conocido o difundido ... Debo confesar ...
Semejante desorganización tenía una explicación: íbamos para adelante
llevados por el viento de cola. No lo vivíamos como algo caótico ni
dramático. Lo vivíamos como algo normal. Todo nos salía bien. Selena
estaba en su mejor momento, y sus éxitos y popularidad iban en aumento.
¿De qué nos podíamos preocupar? Todos estos problemas para nosotros eran
menores, muy menores. Sólo era cuestión de tiempo. Selena ya había
acomodado sus conciertos en función de lo que haría en inglés. Así
encaró su edición del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 con su
espectacular intro del Disco Medley, todo iba bien con el disco en
inglés, aunque con un ritmo aún lento debido a los múltiples compromisos
que tenía Selena ... Todo iba bien. Teníamos tiempo, mucho tiempo ... En
cuanto ajustáramos la fecha de salida del disco en inglés todo quedaría
claro, más que claro. Hasta pensé que sería mejor que el disco en inglés
saliera a fin de año. Eso le permitiría encarar sus compromisos ya
prometidos en Estados Unidos y México durante el año, mostrarse y
promocionarse por primera vez en Sudamérica y comenzar a hablar de su
disco en inglés en Estados Unidos. Y eso daría tiempo a Selena para
ubicar a “Selena Etc.” en el mercado. ¿De qué debía preocuparse uno?
Todo tenía solución ... Había tiempo. Mucho tiempo ... Selena estaba en
su mejor performance y ninguna barrera había en el horizonte que
impidiera seguir su camino. Todo se cumpliría … Era cuestión de tiempo.
Todo se cumpliría irremediablemente…
Ese 31 de marzo yo estaba en Los Ángeles. Estaba
ultimando los detalles para el concierto de Selena allí. Sabía que era
otra excelente oportunidad para que Selena mostrara algo más de su
potencial. Era su siguiente concierto personal luego del Houston
Astrodome, sin contar las innumerables presentaciones en festivales y
conciertos múltiples. Esa misma tarde me llamó A.B. Hablaba en voz baja.
Podía ver su rostro desencajado e incrédulo. Lo podía ver escuchando su
voz. Apenas le pude decir que iba para allá. Ni pude decirle que si me
estaba haciendo un chiste, si estaba seguro de lo que estaba diciendo
... La voz de A.B. me impedía decir cualquier cosa. Pasaron por mi mente
muchas cosas, el abrazo de Selena agradeciéndome lo que había hecho por
ella, mi visión de Selena siendo pequeña soñando con lo que iba a ser
mientras guardaba la realización de sus sueños para cuando lograra ser
la mayor artista latina de todos los tiempos, la alegría interna de
Selena cuando ganó el Grammy ... Pero también pensé cuando poquito antes
no logró repetir el Grammy y pensé que tal vez si lo hubiese ganado
nuevamente todo se hubiese clarificado y la historia hubiese sido
distinta ... Y también pensé en aquel concierto de El Paso en el que
irrumpió un fan para abrazarla en plena actuación, pero que fue un
segundo de incertidumbre en el que pensamos lo peor y que llevó a decir
a Selena “Me asusté” mientras seguía cantando. Cuando ocurren estas
cosas uno piensa en todo lo que pudo haber hecho si hubiese actuado a
tiempo en su debido momento … Un pensamiento inútil, sumamente inútil
... Con el tiempo sabría que el problema estaba adentro, no afuera. Allí
volví a pensar en si nos hubiésemos organizado más, en si los de la Emi
no hubiesen retrasado indefinidamente el disco en inglés, en si los
Quintanilla hubiesen pensado en lo que estaba generando Selena fuera de
los Estados Unidos y México y en aprovechar el éxito de Selena en
español antes de ingresar al mercado anglosajón, en si Selena hubiese
bajado los decibeles con su proyecto de Selena Etc. y hacerlo con más
tiempo y más apoyo de todos nosotros, en si yo hubiese hecho más por su
carrera y hubiese impuesto más mi criterio si lo tenía todo claro, si yo
sabía lo que pensaba y sentía Selena … Pero era demasiado tarde para
lágrimas. Lo que más me aterraba de todo era el Día Después, el día del
Mundo sin Selena, cuando se acabaran los homenajes y los recuerdos, y el
mundo se acostumbrara a que Selena fue aquello que fue y lo que no fue …
fotos y recuerdos … La que inició un ciclo pero no lo pudo terminar
siendo capitalizado por otros artistas que eran muy talentosos, pero que
no eran diferentes como Selena ... Tenía terror, porque se cometerían
muchas injusticias, como lo que le habían hecho a Selena, la única
hacedora de una época de magia y la única víctima, la víctima más
inocente que haya tenido este mundo despiadado y cruel. Con el tiempo mi
participación se circunscribió a sacar ese disco en inglés, ese disco
que ahora era póstumo e inconcluso, y que salió puntualmente en julio
... Puse mi mejor cara para recordar el Legado de Selena, pero me sentía
triste, muy triste. Luego me fui alejando del todo. Surgieron cosas que
no me gustaban y me avoqué a mi profesión como era antes de conocer a
Selena ... Hacerlo como un deber y punto ... Ya no tenía el incentivo de
Selena. Después de conocer a Selena ya nada sería lo mismo y nada bueno
podía esperar. Tal vez un consuelo, una vez cada tanto, pero consuelo al
fin. Cuando salió la película, me di cuenta de que fueron injustos
conmigo. Yo no era esa persona a la que nunca nombraban por su nombre …
Ni siquiera se asemejaba en lo que pretendía para Selena … Pero poco
importaba … ¿A quién le podía importar? Selena no estaba. Eso era lo que
más importaba … Eso era lo irremediable…
Un día volví a la casa de Carlos. Sabía perfectamente el
lugar. Ni necesité presentarme. En cuanto me vio, nos abrazamos y nos
pusimos a llorar. Los dos sentimos en soledad la pérdida de Selena.
Podía ver que su hija había llenado su habitación con fotos, imágenes y
recuerdos de Selena. Ella también nos abrazó y lloró en silencio. Todos
nos sentíamos más que solos. Solos y en silencio. Nos habíamos quedado
sin habla. Nos habíamos quedado sin nada … Nos habíamos quedado sin
Selena…
(Yo tampoco tengo más para decir … Todo está dicho …
dicho por Selena. Lo único que me mueve, lo único que me moviliza es que
nunca permitiré que se calle la voz de Selena, que alguien se olvide de
lo que fue, de lo que hizo, de lo que generó. Eso nunca lo voy a
permitir .... Todos nos podremos quedar llorando sin nada que decir,
pero nunca el mundo se podrá quedar sin escuchar la voz de Selena. Y esa
es pura y exclusivamente nuestra responsabilidad … si es que queremos de
verdad a nuestra Selena…)
Selena: yo sólo hablo por ti. Yo sólo quiero con mis
actos certificar que siempre estarás presente y que un mundo es posible
… con tu Amor…
Hasta que
un día fui a buscarte y te encontré, Selena…
Alberto miraba a su jefe y sentía por dentro una mezcla
de bronca y desilusión. Una vez más le hablaban de paciencia y de
comprensión. Y él sólo quería que lo comprendieran a él. Alberto no le
hablaba de un ascenso ni mucho menos de un aumento de sueldo. Nunca le
interesó ser jefe y con el tiempo ni siquiera sabía lo que ganaba. Le
había dejado el manejo de sus finanzas a su esposa. Nunca tuvo idea de
por qué estaba allí y para qué. Estaba más que claro que lo suyo era
crear y jugar con sus fantasías. Pero nunca se lo permitió hacer.
Siempre se consideró un inútil y un incapacitado. Pero él sabía que eso
no era cierto. Su familia siempre se lo hizo sentir, lo que le quitó
casi toda su autoestima. Y con el tiempo usó como excusa su incapacidad
para no atreverse a hacer lo que quería, a ser feliz siendo como era
aunque a la mayoría no le gustaba. Alberto miraba a su jefe y volvía a
sentir ese sentimiento que más le molestaba: la injusticia. “¡¡Ay!! Lo
que pasa es que eres de Leo. Y a todos los leoninos no les gusta ni las
mentiras ni la falsedad”, le decía una compañera de trabajo, de las
pocas que le hablaba y que, mal que mal, le demostraba que creía en él.
“No entiendo cómo la gente cree en el Horóscopo como si fuera una
ciencia exacta. Susana me habla como si todos los del mismo signo son
iguales y nadie es igual. Mi hermano es leonino como yo y somos tan
distintos, estamos tan distantes…”, se decía Alberto, con aire de
melancolía. Veía a su alrededor y se lamentó no hacerle caso a una
persona que mucho tiempo atrás trabajó en ese lugar por sólo un par de
meses, pero que antes de irse le dijo: “Alberto. No seas tonto. Este
ambiente no es para ti. ¡¡Haz lo que te gusta!! No gastes más tiempo en
este triste lugar. Tú tienes mucho para dar y sé que muchos te lo
agradecerán…”. Alberto sintió que el mundo le daba vueltas y por varias
horas no pudo trabajar. Sabía que ese muchacho tenía razón, pero como
siempre no se animó a pegar el gran salto. Incluso por esas épocas había
escrito una nota periodística que hablaba de los bares lindantes con las
canchas de fútbol y le había encantado a uno de sus profesores de la
carrera de periodismo. Tanto le gustó que un día lo llamó al trabajo y
le pidió la nota para publicarlo un domingo en reemplazo de una nota que
hablaba de la actividad de aviación y de los pilotos de aviones, que
parecía que no iba a ser publicada simplemente porque el autor parecía
que no iba a llegar a terminarla … La cuestión es que llegó el fin de
semana y salió la bendita nota de los aviones y no la suya … Corría 1992
en su Buenos Aires querido y durante un tiempo él compraba el diario los
domingos para ver si aparecía su nota … Y no salió … No salió nunca … Y
nunca también quiso preguntar por qué y no quiso tampoco pelear por ese
artículo periodístico que lo hizo gracias a su gran poder de percepción
y de observación de la realidad … A Alberto le parecía que eso no
correspondía y era de los últimos sobrevivientes que hablaba de códigos,
de conducta, de ética y de coherencia. Y eso siempre lo enorgullecía …
Ahora veía a su jefe y se preguntaba lo que debió haberse interrogado
antes: qué hacía allí, para qué estaba, qué sentido tenía estar en el
medio de tanto excremento que crea la gente que está a su alrededor, y
que se baña y bebe en ella. Allí Alberto veía su foto y sus notas de
Selena, y se refugiaba en ellas para no sumirse en una profunda
depresión. Muchas veces se preguntó y hasta otros le preguntaron por qué
se sentía identificado con ella, que tenía Selena que no tenía otras,
qué encanto poseía Selena que la hacía lo más importante de su vida.
“Selena era una mujer encantadora, talentosa, hermosa, con personalidad,
carismática, auténtica, trabajadora, defensora de la verdad y amante del
trabajo y de la superación. Ella había llegado con su canto, con su
baile, con su música siendo tal cual era y sin venderle ningún personaje
a nadie. Selena llegó a ser una gran artista y muy popular sin que nadie
le regalara nada. Ella quería que la amaran por lo que era y no por las
apariencias. Selena quería mostrarse con lo bueno y con lo malo, y que
la comprendieran y apreciaran por lo que hacía. Selena no quería
dádivas, sólo lo que le pertenecía por derecho propio. Logró que la
quisieran por su voz y por su persona. Nadie la quiso por conveniencia,
todos deseaban lo mejor para ella. Pero bastó que se filtrara una
psicópata en forma de fan y le quitó todos sus sueños, toda su obra,
toda su vida. ¿Qué se puede esperar de este mundo sin rumbo si pasan
estas cosas, si siempre ganan los malos, si siempre gana el que es más
hábil, al que sólo le importa el fin y no los medios, él que sólo busca
ver cómo vivir bien a costa de los demás? Cuando supe lo que había
sucedido con Selena dejé de creer en que podía haber vida después de la
muerte y en divinidades … Nada tiene sentido, como este mundo…”, se
decía una y otra vez Alberto, mientras miraba a su alrededor. Si ya
creía poco en algo, dejó de creer el día en el que una mujer que
irrumpió en su vida 6 años atrás y a la que no le habla de hacía 5, lo
denunció ante una mujer que ni era su jefe de maltrato y de intento de
violencia de género. Por supuesto que quedó en la nada, porque sabía que
no era cierto, y al no ser cierto obviamente no había pruebas. Si al
menos lo hubiese acusado en aquel momento de que no le hablaba desde
hacía mucho tiempo “y que eso le afectaba su rendimiento en el trabajo”,
aunque supiera que era una estrategia, lo hubiese soportado porque eso
sí era verdad … Pero a Alberto eso no lo contentaba ni lo aliviaba … La
mancha a su persona, las calumnias sobre su conducta, su exposición
frente a los demás expresada por cambios de lugares de trabajo “por
precaución” lo indignaba y, lo que es peor, el quedar bajo las
habladurías y mentiras de los demás, lo condicionaba en su manifestación
espontánea hacia todo. Pero para Alberto por suerte estaba Selena y se
refugiaba en ella escribiéndole, viendo sus conciertos, comprando sus
discos, leyendo cuanta cosa hubiera de ella. En un punto Selena sucumbió
por el mismo motivo que el que padecía Alberto … Sólo que él se dio
cuenta de todo cuando decidió no hablarle más a Cristina, su compañera
de trabajo, y alejarse bien de ella, al punto de pedirle a su jefe un
cambio de piso para estar lo más lejos posible de su campo de visión.
Pero eso a Alberto no le sirvió de mucho, pues Cristina se las ingenió
para aparecer por el piso en el que estaba para hacerse amiga de uno de
sus compañeros de trabajo para luego ponerse de novia, casarse y tener
hasta un hijo … En otro momento de su vida le hubiese parecido todo una
locura y si se lo contaban hubiese pensado que era obra de un gran
guionista de cine. Pero era real, y encima él, que sabía lo que le había
sucedido a Selena, podía saber qué significaba estar frente a esa clase
de personas. Alberto leyó más de una vez notas dando innumerables
interpretaciones sobre cómo se dio ese absurdo asesinato. Leyó de dobles
vidas, de vidas apasionadas, de escándalos amorosos, de intereses, de
explotación … hasta de lesbianismo … Nada de eso tenía que ver con este
triste final... Alberto se dio cuenta de que muchos pueden explicar este
tipo de desgracias con ese tipo de historias, con esa clase de
explicaciones, con ese grado de escándalo … Pero él comprendía que con
el correr del tiempo y del avance de la tecnología y de las
comunicaciones, había cada vez más psicópatas entre el común de la gente
y de esquizoides en cada lugar en el que cada uno se mueve en la vida…
Así se entendía la partida de Selena … Alberto supo, cuando se
interiorizó en la explicación de ese crimen, que no había terceras
personas, ni amantes, ni dinero, ni ambiciones, ni asuntos de drogas ni
de ajuste de cuentas … Sólo se trató de la obra de una psicópata, de una
persona que se creyó con derecho para decidir sobre la vida de Selena,
que no aceptaba matices, que todo lo veía blanco o negro, y que todos
debían someterse a sus caprichos … Alberto lo entendía todo, un poco por
su historia familiar, porque la fascinaba la psicología, y porque había
padecido el obrar de Cristina … Alberto que en sus casi 45 años creyó
haber visto casi todo en materia de mentes humanas se encontró con el
obrar maestro de una psicópata de manual como lo era Cristina, y hasta
pudo sentir esa horripilante sensación de darse cuenta después de un
buen tiempo que no sólo no se controla a una persona así con poner
límites bien precisos, que ninguna medida de seguridad repele su
accionar, sino que al cabo de un tiempo y en un buen día uno se siente
moviéndose como marioneta al compás de las manos mágicas de esas
maquiavélicas personas. Alberto no podía aún hoy explicar cómo llegó a
estar pendiente de ella, sometido a ella, querido por ella, maltratado
por ella. Y también podía explicarse cómo esas personas logran tener una
gran popularidad en cualquier lugar y gozar del beneplácito de tanta
gente que sale con vehemencia a defenderla hasta de lo imposible …
Cuando veía que nadie podía creer que esa mujer le quitara los sueños a
Selena, que parecía tan cariñosa, tan leal, tan trabajadora, tan
servicial, tan admiradora de Selena, Alberto pensaba en cómo había
llegado a su vida Cristina y no le sorprendía. Recordaba cómo, allá por
1991, esa mujer de manera insistente llamó y llamó al padre de Selena
para lograr una reunión y proponerle hacer un club de fans que le
permitiera, entre otras cosas, proveerle a todos los admiradores de
Selena toda clase de souvenirs de la gran cantante y artista que no
podían conseguir, y comprendió cómo el psicópata, aunque no parezca,
actúa metódicamente, con un plan y con un método bien pensado para
cumplirlo. Ya supo interesarlo al padre de Selena sabiendo lo que le
necesitaba sin conocerlo. Hasta fue una adelantada a los tiempos al
saber de la importancia del marketing por esas épocas siendo que sólo
era una enfermera … Y luego de entrar en la vida de los Quintanilla se
las ingenió para saber todo de ellos sin que los Quintanilla supieran
mucho de ella. “Sólo así -pensaba Alberto- se explica que esa mujer
tuviera un plan pensado como mínimo un mes atrás del asesinato mientras
los Quintanilla nunca sospecharon lo que podría llegar a hacer aun en
pleno conflicto”. Pero lo que para muchos podía ser insólito, para
Alberto era lógico, hasta normal. Él vio cómo Cristina empezó a mandarle
mails en el trabajo mostrándose simpática, agradable, tan interesada en
lo que él hacía, pensaba, soñaba. Alberto estaba en esas épocas
“tranquilas” de su vida, en la que iba, como decía el General, “de la
casa al trabajo y del trabajo a casa”. Pero estaba vacío, sin muchas
alegrías ni motivaciones, con su esposa e hija como principal sostén … Y
de pronto Cristina formó parte de su vida a cada instante. Mientras
aparecía a la vista de los demás como una mujer callada y responsable de
su trabajo, ante Alberto aparecía como una invasora que lo apabullaba
con preguntas y pensamientos a través de los mails desde las 9 de la
mañana hasta las 6 de la tarde … A Alberto le costaba concentrarse en su
trabajo y hasta trataba de ponerle límites a semejante conversación que
duraba horas pero que nadie notaba porque para los demás ellos eran
cotidianamente dos personas calladas y concentradas en sus labores …
Llegaba a tener discusiones, que en otras épocas hubiesen provocado un
escándalo porque inevitablemente se hubiese visto, u otro tipo de
reacciones si eran más que amigables … Poco tiempo después supo que todo
ello no era sólo producto de un capricho sino que era parte de un plan
metódico y fríamente calculado. Tarde comprendió Alberto que todos los
días recibía una dosis de veneno por parte de Cristina hasta
acostumbrarlo a él, y cuando un buen día decidió no dárselo, experimentó
su falta, trató de disimularlo, luego evadirlo y luego a los gritos
pidió por él … La primera vez que Cristina decidió no mandarle un mail a
las 9 de la mañana ni en los minutos venideros, pudo darse cuenta de lo
controlado que lo tenía … A las 10 de la mañana Alberto estaba encima de
Cristina pues no podía aguantar sin comunicarse con ella …Cuando Alberto
supo todo este perverso camino y sus efectos en él, entendió por lo que
había pasado Selena. No era tan fácil darse cuenta, no era sencillo
deshacerse de semejante telaraña que le había armado esa mujer.
Comprendió que cualquiera que estuviera ante esa situación, el día que
se diera cuenta del plan debía estar preparado para manifestarlo y
actuar cuanto antes, sin darle la mínima posibilidad de que el otro lo
advirtiera antes y actuara en consecuencia. Alberto supo que al
psicópata no le importa que le descubran el juego. Lo que realmente le
preocupa a esta clase de personas es que alguien no sólo le haga saber
que saben del juego sino que intenten decirle que no van seguir
prestándose a eso, que se quieren apartar del siniestro plan, que no van
a seguir con la farsa, que no aceptarán el rol de sometidos. Es como
esas viejas y clásicas escenas policiales de homicidios en las que un
buen día la “víctima” encara al psicótico y le dice que lo descubrió,
que sabe de su juego y que se lo dirá a todo el mundo para que quien
quiera oírlo sepa qué clase de personas es, para que nadie se crea más
que es esa encantadora persona que se muestra impunemente ante los demás
… Alberto supo que en un punto a Selena le pasó eso y que no pudo
apartarse de esa telaraña de mensajes de “beepers”, amenaza de
suicidios, exigencias de que viniera ante cualquier requerimiento,
pedido de que sus asuntos fueran tomados como prioritarios y los más
importantes, al punto de que Selena dejara todo lo que hacía para
atenderla … Alberto, a la hora de comprender en una imagen la situación
de aquel nefasto marzo de 1995, recordó esa escena de la película Selena
en la que se ve a los Quintanilla reunidos con la presidente de su club
de fans pidiéndole explicaciones sobre la falta de dinero de los fondos
y de la queja de los fans de no recibir los souvenirs que habían pedido
y pagado … La mujer se deshizo de explicaciones, de excusas, manifestó
no comprender lo que pasaba y prometió hacer todo lo posible para
explicar la situación e investigar “hasta las últimas consecuencias”…
Aún nerviosa, la asesina no se había inmutado frente a la presión y
sospecha de los Quintanilla. Pero hay un momento de la película en el
que el padre de Selena le dice, cuando la acusada está por irse del
lugar, que debería ella responder por la falta del dinero. Cuando la
mujer escucha eso, abre bien los ojos, traga saliva y da cuenta de la
dimensión de los hechos. Alberto siempre ponderó ese momento de la
película, y consideró un hallazgo y habilidad del director Gregory Navas
para explicar la magnitud del hecho, y del verdadero sentir y
pensamiento de esa mujer. Con esa expresión esa mujer da cuenta de que
el padre de Selena le estaba diciendo que ya no iban a seguir el juego,
que ya no estaban dispuestos a seguir la farsa. En esa expresión se
podía uno dar cuenta de que esa mujer había pensado en el asesinato cómo
única alternativa de reacción frente a lo que se vendría … “Todo o
nada”, piensa el psicópata. Esta gente siempre va por todo, y si no lo
logra, entonces será nada. Por eso cuando la presidenta de su club de
fans supo que la estaban virtualmente apartando, y que con ello no
lograría todo lo que pretendía, sentenció con un “nada” la situación.
Así preparó el camino de la muerte, del asesinato, como castigo por no
seguir el juego, por no continuar con su juego…
Alberto no hizo lo que hicieron los Quintanilla. Sabía
que tenía que cortar de cuajo la relación, que quedarse en la mitad del
camino no lo llevaría a ninguna solución. De pronto se encontró que
estaba viéndose con ella a escondidas, que se escapaba de cualquier
lugar para verla aunque sea un ratito. Un día ella lo besó y él le dijo
que no se había imaginado que podía pasar eso en un subterráneo a la
vista de todos. Recibió como toda respuesta. “¿Y qué esperabas que
sucediera?”. Alberto se dio cuenta de que se estaba metiendo en un lío
pero que le era imposible sustraerse de él. Pero se peleaba con él
mismo, y enseguida le quería poner un límite a Cristina, quien se sentía
lo suficientemente segura del dominio de la situación con un Alberto
necesitado de su veneno. Sólo faltaba la última decisión, la más
importante, pero que Cristina esperaba con ansias pero con seguridad de
que la debía tomar él … para que un futuro, cuando ella decidiera
apartarse de Alberto, él no le imputara que ella lo obligó, para que
ella pudiera decir que él tomó la decisión, que Cristina no lo obligó,
que ella sólo lo llamó para hacerlo, si es que él quería. Alberto sabía
que esa situación era igual que la del nefasto 31 de marzo de 1995, pero
Selena decidió salir sigilosamente de su casa mientras su esposo dormía
y sin avisar a nadie de su familia en dónde iba a estar. Iba en busca
de la presidente de su club de su fans con los términos y condiciones
que ella exigió … y pasó lo que pasó … Antes que ello Selena habló,
habló, intentó persuadir, buscó una conciliación entre ella y su padre …
y nada logró porque esa mujer no quería conciliación … sólo quería
sometimiento … Y al saber que ello no lo lograría decidió eliminarla y
que todos, absolutamente todos, se quedaran sin nada … Alberto padeció
lo mismo pero pegó un golpe de timón a tiempo y por un hecho que no
esperaba ... Hasta ese momento había intentado todo. Pidió tiempo, buscó
llegar a acuerdos, pero ella lo presionaba cada vez más para que hiciera
lo que ella quería, hasta que entregara lo último que podía exhibir ante
cualquiera con dignidad … Ya se sentía una marioneta de ella … Se movía
al compás de ella hasta cuando se peleaban por cualquier cosa. Alberto
se sentía desconocido. Al revés de lo que hacía con los demás, cuando se
enojaba con Cristina aguantaba un tiempito hasta que no podía más y le
pedía disculpas personalmente o por mail, si estaba en el trabajo, o por
llamados o mensajes al celular si Cristina estaba fuera de él. Había
empezado a tener problemas con su familia, pues ya no había explicación
razonable a algunas actitudes suyas. Las peleas eran cada vez más
frecuentes y absurdas, y duraban cada vez más. Alberto optó por hacer lo
que hacía con los demás: no hablarle más y punto. Pero para su sorpresa
ella le siguió el juego a la espera y seguridad de que, como en otras
oportunidades, él terminara cediendo. Encima, para su desgracia, poco
tiempo antes, su jefe había decidido unos cambios de lugar en la
oficina, y al lado de él fue a parar … Cristina. Alberto resistía y
Cristina también. Ella comenzó a impacientarse cuando Alberto aguantaba
más de la cuenta y empezó a ejercer la presión psicológica. A veces se
ponía a trabajar ubicándose más cerca de él sin decirle nada y otra
veces venía de otro lugar, y se sentaba mostrando abiertamente su
fastidio haciendo soplidos o arrojando a la mesa con fuerza un cuaderno
o una taza para que Alberto escuchara y hasta se asustara … Y todo esto
se hacía en el más absoluto silencio e ignorancia de los demás … Al
menos eso era lo que él creía, pues más tarde se enteró de que Cristina
le decía a otros que salía con un hombre casado, cuando en realidad él,
como mucho, la veía tres veces a la semana una hora cada vez, aunque en
una de esas veces una compañera muy chismosa del trabajo los vio al pie
de la escalera del subte … Siempre se quedó con la sospecha de que esa
mujer los venía siguiendo desde hacía varias cuadras para aparecer
“casualmente” en ese lugar … Hasta que un día Alberto tuvo otro cruce
con Cristina … Al rato alguien circuló una tarjeta de cumpleaños de un
compañero de trabajo. Cristina la tomó y luego de firmarla, no se le
ocurrió mejor idea que arrojársela literalmente por la cabeza a Alberto
y mirarlo con furia. Alberto, en un principio, lo iba a tomar con
liviandad, como otro hecho aislado, para evitar otro encontronazo peor.
Pero al cabo de unos minutos, recapacitó y supo que debía hacer algo
cuanto antes, sino el también tendría su “31 de marzo”. Con la excusa de
estar saturado, y sabiendo de que habían habilitado dos lugares de
trabajo de su sector en otro piso, le pidió a su jefe que lo trasladaran
allí. Por suerte, éste accedió y así Alberto zafó de ser víctima, pero
debió soportar las consecuencias de tal decisión ya conocidas, sin saber
que en el futuro tendría que sufrir la convicción de que un psicópata
nunca se considera vencido ni aún vencido, y que Cristina con el tiempo
cambiaría públicamente su condición de víctima al de victimario…
Alberto recordaría muy bien esa época en la que tomó esa
determinación, pues se daría un hecho que cambiaría totalmente su vida …
Conoció a Selena … Por supuesto que ya sabía de ella, pero sólo se había
interiorizado por el caso policial. Como casi todos en Argentina, él
conoció a Selena a través de interiorizarse por la muerte de Gilda. De
hecho durante mucho tiempo Alberto estuvo tratando de entender el
“Fenómeno Gilda” viendo las manifestaciones de afecto que le prodigaron
sus fans tras el absurdo accidente que la llevaran a Gilda, a su madre y
a su hija. Esas movilizaciones, la necesidad de crear un santuario en
recuerdo de la cantante en el lugar del accidente y la influencia de la
música de Gilda en cada manifestación cultural posterior movilizaron a
Alberto, que no seguía esa música pero que le inquietaba siempre las
muertes tempranas de mujeres jóvenes que habían trabajado tanto para ser
alguien, para ser felices a tanta gente para que luego se truncaran sus
sueños por hechos sin comprensión para él. A través de este hecho tan
triste, a Alberto le llegó la noticia de Selena y aquello le impactó
mucho más. Pero por mucho tiempo Selena como artista y Selena como
persona permanecían muy alejados de la atención de Alberto. Eran épocas
en las que Internet estaba “en pañales”, y toda la información que le
llegaba de Selena era escasa y no muy precisa. Llegó a enterarse de que
había una película que se había hecho sobre su vida y si bien el hecho
lo movilizaba bastante, le costó mucho tomar la decisión de verla. Es
como si intuyera que Selena lo iba a marcar en su vida y que ese hecho
nuevo lo llevara a querer alejarse para no interiorizarse más en el tema
por miedo a las consecuencias. Vio la película y buscó cuanta noticia
hubiera de Selena pero siempre dentro del caso policial. Lo demás, lo
demás no le interesaba. Hasta que por esas cosas de la vida y del
destino la vio ... Fue de casualidad … o no tan casualmente … Pronto se
daría cuenta Alberto de que las cosas surgen por algún motivo, que todo
tiene una explicación aunque muchas veces cueste encontrarla … Había
pasado más de un año de que se jugara el mundial de fútbol de Alemania
2006. En aquella oportunidad una de las marcas sponsor de la Selección
Argentina de fútbol había usado un tema de Gilda, “No me arrepiento de
este amor”, como tema de sus publicidades de dicho evento … Alberto vaya
a saber por qué recordó el tema y se dispuso ver por Internet el video
de la interpretación original de Gilda, el de la versión rock del mismo
tema que hiciera el grupo de rock Attaque 77 y la versión de la
publicidad que se parecía mucho a esta última. Luego de ver los 3
videos, la llamó a su hija de 12 años y se los mostró para que ella
pudiera apreciar la evolución y repercusión que había tenido el tema
viendo las distintas versiones. Cuando se quedó solo con la computadora,
le pasó lo mismo que 8 años atrás. A partir de Gilda volvió otra vez a
Selena, al principio buscando más programas y especiales policiales que
le explicaran por qué pasó aquello. Pero luego para ver a Selena en
acción en un concierto en vivo … Como a tantos otros, Alberto se quedó
anonadado con lo que era Selena y se lamentó más aún por su suerte
cuando comprobó que ella era una gran y tremenda artista, mucho más de
lo que se mostraba en aquella película. Y más se lamentó cuando supo lo
que era como persona, cómo se mostraba, cómo era, cómo había llegado a
la fama … Las nuevas épocas con Internet instalado en su vida le
permitió a Alberto apreciar a Selena en toda su dimensión y no sólo a
través de una película, un especial o un programa de televisión hecho en
su recuerdo. Comprendió que cuando más se sabía de Selena menos se
entendía cómo pasó lo que le pasó. Era inconcebible, bárbaro,
inentendible. Alberto se lamentó no haberla conocido antes, no tanto por
una visión egoísta que le permitiera haberla apreciado y gozar de su
talento … No ... Alberto se lamentaba no haberla conocido antes para
poder advertirle lo que le podría pasar, evitar ese destino, esa cruel
realidad que él padecía con tanta diferencia de espacio y de tiempo
…Alberto comenzó a llorar cada vez que veía algo de Selena que lo
conmovía y que le hacía dar cuenta del talento de Selena y de que ella
ya no estaba más entre nosotros … Muchas veces pensaba que tal vez si
ella estuviera en este mundo y si hubiese venido a la Argentina, él
hubiese pensado quién era “esa tal Selena”, y se hubiese puesto entre
irónico y despectivo preguntándose por el motivo por el cual ella estaba
en su país, de dónde había salido, quién la conocía, pero que hubiese
preferido que así fueran las cosas porque al menos era un indicio, un
indicativo de que Selena estaba allí, en algún lugar siendo famosa,
siendo feliz, riéndose y gozando de la vida y del producto de tanto
esfuerzo … Que prefería esa realidad, aunque no la conociera ni
apreciara, a la actual, en la que él no podía asimilar semejante
pérdida. Alberto se decía una y otra vez que haría hasta lo imposible
por tener a Selena en este mundo, que volvería el tiempo atrás para que
ella pudiera vivir su vida, que él renunciaría a la suya, que él se
mantendría en esa posición distante que tendría allá por 1995 si eso
aseguraba a Selena con vida, y se reiría si viera venir a su país una
artista a quien no conocía y que no se correspondía con sus gustos
musicales … aunque más de una vez pensó que aun así se hubiese quedado
impresionado con Selena en esa eventual primera visita a su país, pues
hubiese visto lo que lamentablemente vio después ... que Selena era
francamente encantadora …Alberto comenzó a dedicarse de lleno a Selena,
a recordarla, a escribir sobre ella. Y pronto cambió la perspectiva de
su vida y de las cosas. Selena pasó a ser el centro de su vida, el
motivo de su existencia. Luego de más de 40 años, Alberto había
encontrado su lugar en el mundo y ese lugar era Selena. Hasta allí vivía
trabajando y pensando en ello para no pensar en lo infeliz e
incomprendido que se sentía. El trabajar le permitía no pensar, no
cuestionarse, no ver … Y cada vez que se salía un poquito de ese
libreto, sus experiencias eran nefastas, desilusionantes, frustrantes,
dolorosas … como le pasó con Cristina. Y cada vez que pasaba por esas
situaciones se refugiaba en la anestesia del trabajo. Pero cuando llegó
Selena en su vida, todo eso cambió. Ya no quedarse horas y horas
trabajando, ya no hacerse “mala sangre” por cualquier cosa, los nervios
fueron disipándose, la paz de sentirse en el camino correcto había
llegado ... Selena se le instaló en su corazón y él no iba a negociar
ese sentimiento con nadie. Empezó a tener otros problemas, derivados de
los viejos, pero que tenían otra connotación, otro sentido … Comenzó a
tener problemas con su esposa. A ella no le gustaba, un poco por lógica,
que le dedicara tanto tiempo a Selena … Como toda mujer sentía ella que
su esposo la estaba reemplazando por una mujer mucho más joven y que así
se mantendría por siempre … Pero también su mujer le endilgaba esa
ocupación en el nombre de que se quedaba hasta muy tarde viendo videos
de Selena, escuchando sus discos, compartiendo sentires con otros
admiradores, escribiéndole cada semana … Y eso Alberto lo sentía como
algo arbitrariamente injusto y egoísta … Muchas veces él se había
quedado hasta muy tarde haciendo trabajos pendientes en su casa, viendo
videos de series o simplemente leyendo o escribiendo de cualquier cosa.
En cuanto al hecho en sí, esto “nuevo” no era muy diferente de aquello,
pero su esposa le hacía la vida difícil pues ahora se trataba de Selena,
quien parecía que le quitaba “su” lugar. Alberto podía comprender sus
celos y hasta el hecho de sentirse desplazada, pero querer minimizar y
hasta despreciar su admiración por Selena le era intolerable. Ella no
comprendía, no podía ni querría entender nunca lo que se perdió este
mundo y esta humanidad. A Alberto no se le ocurriría reemplazar a su
esposa por Selena. Alberto la admiraba y la quería tanto que sólo
deseaba verla feliz con sus afectos y con sus cosas. Él estaría feliz de
ver a Selena casada con Chris y con sus hijos. Alberto sólo podía estar
bien si veía a Selena feliz … Eso era lo que él quería. Y por eso sentía
tanto dolor … Más de una vez se iba a la cocina de su casa a llorar a
escondidas, en silencio y a resguardo de su familia, luego de ver algo
conmovedor de Selena. Por aquellas épocas ver a Selena interpretando
“Where did the feeling go?” en el concierto de San Antonio en 1991 le
producía una gran tristeza … Ver a Selena a los 19 años mostrando tanto
talento con semejante voz e interpretación no le podía dejar más que una
sensación de dolor y de soledad. Alberto miraba las estrellas del cielo
y deseaba fervientemente que Selena estuviera en alguna de ellas. No
podía concebir semejante realidad, no quería aceptar que Selena se había
ido. Allí Alberto comenzó a entender por qué la gente de México y
Estados Unidos la lloró tanto, la sigue extrañando y la sigue
tributando. Alberto comprendió que no se trataba de una artista más. Al
verla supo que Selena era una artista diferente, distinta a todas, y que
por ello se la quería tanto. Muchas veces se entusiasmaba hablando en su
casa de ella, y se sentía otra vez frustrado por no tener receptividad
por ello. Y él no lo comprendía. Antes por allí él se quedaba horas
hablando de las cosas absurdas que padecía en su trabajo, o le hablaba
de deportes o de temas que a ella no le interesaban y que a Alberto le
generaba mucha bronca y angustia. Pero en ese momento Alberto le hablaba
con alegría, con entusiasmo, aunque también con lamento por la partida
absurda de Selena. Alberto no era el mismo hablando de Selena si se lo
comparaba cuando se lamentaba por lo que padecía en su vida. Pues con
Selena él entendió que no había hecho nada, no sabía nada y no se
sacrificó nunca en busca de cumplir su sueño y sus expectativas … En
cambio Selena con sólo 23 años le dio a todos una lección de vida, un
camino a seguir, un modo de entender las cosas. Y Alberto sintió que le
debía semejante revelación, y tantas emociones que le generaron al verla
cantar y actuar. Cuanto más veía cosas de Selena más quedaba impactado.
Notaba que no sólo arriba del escenario descollaba, sino que deslumbraba
cuando hablaba, cuando se contactaba con sus fans, cuando aparecía al
público en cualquier ocasión. Ella no se mostraba como la gran estrella
que era, prefería mantenerse humilde y agradecida, y no venderle a la
gente ninguna imagen falsa de su vida y de su realidad. Cuando le tocó
actuar en telenovelas, ella evitaba interpretar papeles que no se
correspondieran con su personalidad. Selena nunca hablaba mal de nadie,
alentaba a sus colegas y detestaba promocionar su carrera artística en
base a escándalos y habladurías. Tal vez en esas épocas, y más que nada
en la actual, muchos consideraban que para ser considerado por “el gran
público” había que utilizar cualquier estrategia que le permitiera
mantenerse “en el candelero” y subir a la fama. Hoy se paga un alto
precio y se vende el Alma al diablo para llegar a ser nombrado por
alguien … Nada de eso hizo Selena y aun así logró no sólo la fama sino
que todo el mundo la quisiera, algo que pocos, muy pocos pueden sentir y
exhibir … Por todo ello, Alberto sintió, allá por octubre de 2007, que
Selena formaría parte de su vida para siempre y que sería la razón de su
vida, para placer suyo y padecimiento en los demás. A partir de allí
todo lo que ocupaba la mente de Alberto pasó a un segundo plano. Todo lo
acaparaba Selena pues ella misma con su talento y su persona ocupó
enteramente su corazón…
Alberto miraba a su alrededor y se sentía asqueado,
saturado, cansado … Ni siquiera en el trabajo pudo decir todo lo que le
generaba Selena debido a lo que le había hecho Cristina … Sólo algunas
personas le hablaban del tema, aunque comprobó que todos a sus espaldas
comentaban las fotos que exhibía de Selena … No … No le servía lo que
decía su jefe, la calma que le pretendía dar. ¿Qué calma podría tener
después de soportar que buena parte de sus compañeros de trabajo lo
ignoren y lo tomen como culpable de una situación que ni generó ni
provocó? Cuando sucedió lo de la acusación de Cristina, no podía creer
lo que estaba sucediendo. No tanto por Cristina, a la que podía
imaginarse que tarde o temprano haría una cosa así … Pero los demás …
Muchos lo conocían, sabían de sus cosas buenas y también de las malas …
Sabían que Alberto, hacía mucho, mucho, se había apartado de todo ese
ambiente tan particular en el que se movía desde hacía mucho tiempo.
Siempre recordaba aquella frase que el músico Charly García compusiera
en el tema “Peperina” refiriéndose al clima de las oficinas:
“Subterráneo lugar de rutinaria ideología…”. Alberto primero se había
apartado porque se sentía grande para tener disputas propias de
adolescentes y porque había sufrido muchas desilusiones de personas que
siempre lo tomaban de punto para atacarlo y justificar con ello su
posición en el grupo … Más de una vez se preguntó por qué lo elegían a
él si no se metía en nada, no provocaba nada, no buscaba nada. Pero
alguna vez alguien le dijo que él era más protagonista de lo que él
pensaba, que él era un poco responsable de lo que le sucedía y que era
hora de empezar a asumir ese rol en la vida. Esa persona le dijo más de
una vez que él estaba para ser destinado para ser protagonista y que no
debía desperdiciar su oportunidad … Al menos debía intentarlo aunque no
lo lograra … Alberto se negaba a aceptar ese lugar pero el tiempo pasaba
y él estaba allí, en el medio de todo y sin comprender. Trató de
entender lo que pasaba y la situación lo superaba. ¿Por qué Cristina lo
atacaría con blasfemias públicamente si aparte de que no había hecho
nada no le hablaba ni la saludaba desde hacía tantos años? ¿Qué buscaba
que sucediera? ¿Para qué armar una disputa cuando encima estaba
embarazada de dos meses y su pareja trabajaba en el mismo lugar? Si al
menos lo hubiese acusado de algo que fuera cierto pero atemporal, aunque
no fuese su real motivo, lo entendería y hasta hubiese ofrecido sus
disculpas, pues mal que mal eso era verdad. Y frente a la verdad,
Alberto no efectuaba resistencia alguna … Pero frente a la mentira …
Pero Alberto recordó sus propios pensamientos cuando decidió no hablarle
más a Cristina. Él estaba seguro de que viviría de por vida con ella
encima con sus acosos, sea directamente por intermedio de sus acciones y
presencia, o de modo indirecto, a través de sus marionetas que ella fue
armando con la “paciencia de la araña” … ¡¡Sí, eso!! Con la paciencia de
la araña …Alberto sabía que Cristina esperaría, que se tomaría todo el
tiempo necesario para lograr su objetivo, para lograr que su presa se
rindiera y le pidiera perdón … Que se sometiera y se convirtiera en una
marioneta más que ella manejaría a su total antojo para desecharlo
cuando ya no le sirviera más … Alberto se imaginaba una película de
terror, de zoombies más precisamente, en la que todos sus compañeros de
trabajo se convertían en zoombies que invocaban el nombre de Cristina y
el de guerra para dirigirse a él, y que no pararían hasta lograr que se
convierta en uno de ellos … Alberto pensaba en eso una y otra vez, se
enloquecía pero se sentía impotente al saber que ello indefectiblemente
ocurriría. Sólo era cuestión de esperar. Ya lo pudo apreciar el día en
el que Alberto tuvo que dar explicaciones “por un crimen que no
cometió”, mientras veía cómo sus compañeros de trabajo se reunían con
Cristina en una eventual “conferencia de prensa” para escuchar la
versión de ella sobre lo que “había sucedido” … No podía creer que gente
que él conocía y a la que había ayudado en tantos problemas ahora no lo
quisieran escuchar. Alberto sentía que le estaban escupiendo sus manos,
las mismas con la que él los había ayudado de tantos problemas … Él se
sentía insultado por aquellos a quienes les había dedicado horas de su
vida para escuchar sus problemas y darles consejos. Y ahora que él
necesitaba que uno, sólo uno de ellos, lo escuchara para decir lo que
estaba pasando, que alguien le dijera “¿Necesitas decirme algo, quieres
que te escuche?”, nadie se presentaba a su pedido. Ni siquiera esperaba
que le dieran la razón, sólo que lo escucharan. Pero todos ya lo habían
sentenciado, algunos por “amiguismo”, otros por conveniencia. Se suponía
que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Y si bien
su jefe lo tomó así y no hizo nada con él pues no había ni media prueba
en su contra, los demás, sus compañeros, lo habían sentenciado … por
motivos siniestros. Aunque él casi no se moviera de su lugar de trabajo,
todos estaban “convencidos” de que estaba molestando a Cristina, de que
la estaba acosando, de que estaba intentando retomar aquella relación.
¿Pero quién podría creer que eso podía ser cierto? ¿Quién seriamente
podría creer en algo así? Pero claro, el no creer en esa historia
implicaría tomar medidas contra ella, que sus propios compañeros dudaran
de sus intenciones y de su estado psíquico. Muchas veces se preguntó qué
pensaría su pareja si realmente estuviera convencido de esa versión. Él
también conocía a Alberto … ¿Acaso no debió haber hablado con él para
aclarar las cosas? ¿Acaso él mismo no quedaba mal parado con la versión
de Cristina si estaba “seguro” de que Alberto y ella seguían con su
historia? De pronto Alberto recordó algo que lo hizo asustar de veras.
Tal vez su propia necesidad de mantenerse alejado de todo y de no
engancharse con esos juegos peligrosos y psicóticos lo hizo no
registrarlo. Unos meses antes él había pasado delante de ella para
buscar algo. Pocos segundos después Cristina lo increpó con vehemencia y
le dijo que no la empujara más. Alberto no tuvo que pensarlo un
instante. Sabía que no debía contestarle, que no debía discutir pues
entraría en el juego que ella quería: el del escándalo, el de la
discusión pública, el de la ofensa. Aun así, Alberto, para no entrar en
ebullición, se permitió decirle algo por lo bajo, sin que lo escuchara
nadie, más que ella. Alberto le dijo: “Si sigues así, te denuncio”, y se
fue a su lugar de trabajo. Cristina al rato le contestó a los gritos qué
quiso decir con “te denuncio”, pero él sólo le hizo un gesto de silencio
y siguió trabajando. Sabía que Cristina no la seguiría pues ya muchos
comenzaron a observarla y cualquier cosa que hiciera en ese momento la
pondría en evidencia, y eso Cristina no quería … Los psicópatas no
quieren que la verdad se evidencie públicamente … La manipulación
terminaría allí mismo ... Alberto, cuando le dijo eso, pensó
directamente en la policía, pero se ve que Cristina no pensó en eso.
Ella pensó en que la denunciaría frente a las autoridades del trabajo.
Entonces consideró que antes de que él lo hiciera debería actuar ella
antes. Un buen día hubo otro cruce en el que Alberto ni siquiera pasó
muy cerca de Cristina, pero él notó que ella hizo un freno brusco, como
si tuviera que detenerse abruptamente para que Alberto pasara, algo que
distaba mucho de ser real. Luego vino lo conocido … Alberto sólo pudo
superar la situación con Selena … Temió que todo lo que le estaba
sucediendo lo impediría dedicarse de lleno a ella pero nada de eso
ocurrió. Al contrario, escribió más, la miró más, le dedicó más tiempo a
su recuerdo. Selena pasó a ser no sólo lo más importante de su vida sino
lo único que tenía … y encima no estaba entre nosotros … Se refugió más
y más en Selena para no pensar en el dolor de la indiferencia, de la
calumnia, del señalamiento insidioso y doloroso. En otras circunstancias
directamente no lo hubiese tolerado. El estar en primer plano “exiliado”
en un lugar como un niño mandado al rincón por hacer una travesura que
ni siquiera hizo era demasiado para él. Se sentía vilipendiado y
ensuciado, manchada su figura como la de Selena luego de aquel día
nefasto … Y encima quienes lo promovían eran los mismos que habían
generado eso … Alberto muchas veces pensó qué pensaría Selena si supiera
que aquella que la engañó y le quitó todos los sueños estaría hablando
pestes de ella, blasfemándola con mentiras, con inventos, con un grado
de atrevimiento e hipocresía propios de un psicópata … Una psicópata que
subía la apuesta y, con la excusa de hacer nuevas “revelaciones”, decía
más mentiras y ensuciaba más a Selena … “Selena se quería escapar a
Monterrey “ dijo primero … “Selena se quería escapara a Brasil”, dijo
luego entre tantas cosas inconcebibles y sucias … Alberto ni quería
recordar cosas peores que dijo la asesina de Selena, ya que le daba
vergüenza y asco que una persona dijera que Selena había hecho cosas
inverosímiles e insultantes … Pero Alberto sí reparó en una confesión
encubierta de esa mujer en su afán de ensuciar a Selena … Cuando dijo
que Selena se quería escapar de sus padres para ir a Brasil, le
preguntaron con lógica qué tenía que ver eso con el hecho de que le
disparara. La asesina se desconcertó, pero en su afán por contestar algo
“coherente”, le dijo que era lógico que lo hiciera: “Selena se iba a
escapar y nosotros los fans se lo teníamos que impedir. Por eso le
disparé … para que no se escapara”, dijo la mujer cuyas palabras
tuvieron expectativa en un principio y un descrédito final después,
cuando ya se sabía que sus muestras de afecto a Selena no se
correspondían ni con sus actos ni con sus declaraciones. Como nunca
Alberto se sentía identificado con Selena. Se sentía solo como Selena lo
estuvo aquel 31 de marzo de 1995 … Con una asesina dispuesta a todo para
no sentirse derrotada en su pelea con el padre de Selena y sin que nadie
estuviera cerca para evitar la tragedia ni que se percatara del peligro
en el que estaba inmersa …Él estaba allí, siendo calumniado e ignorado,
acusado sin razón por aquellos que estaban de maravillas con otra
psicópata que, como todas de sus características, con su “simpatía” y
“buena conducta” se hacía creíble y considerada. Alberto ni siquiera se
podía refugiar en su familia. Su esposa no lo acompañaba en estas cosas.
Apenas si podía escuchar una vez lo que pasaba con su vida, pero si se
trataba de Selena ni lo oía, como si Selena pudiese ser un monstruo al
acecho. Alberto le contó con honestidad lo que le había pasado con
Cristina y ella le creyó o quiso creerle … Más bien rogó que nada malo
sucediese sin tener que tomar una actitud de precaución. Sin nadie en
qué confiar y sin nadie quien quisiera escucharlo en sus penas, se
refugió en Selena y se creó un mundo de fantasía a la espera de que
alguien se apiadara de él y se hiciera justicia … Sólo justicia … Esa
misma justicia que debería no sólo castigar más severamente a la asesina
sino que le diera una nueva oportunidad a Selena y la dejara vivir su
vida…
Pero Alberto supo ese día frente a su jefe que nada de
eso sucedería y que sólo le quedaba aguantar y esperar que algún día
cambiara las cosas …Pero Alberto no era como su esposa … Él no iba a
esperar a que le cayera maná del cielo … Él no iba a ser como los
Quintanilla … No iba a confiar sólo en sus propias fuerzas pues él sí
sabía lo que haría la psicópata, su psicópata … Sólo pensó en Selena y
en lo que había hecho … Y pensó en él y en lo que él no había hecho.
También recordó lo que le dijo aquel compañero de trabajo por unos pocos
meses … Alberto sintió que Selena era su lugar en el mundo. Había
llegado el momento de hacer algo más por ella, y algo más por él. Un día
se presentó a su jefe y le dijo que renunciaba, que no podía estar más
allí, que no podría tolerar la idea de llegar a ser viejo muriéndose de
angustia y de dolor en ese lugar esperando sólo la muerte. Alberto no
soportaba la idea de terminar dando lástima en un lugar. Antes prefería
una “muerte digna”. Pero en ese momento él no lo sentía necesario. Tenía
a Selena. Ya bastante el saber que ella se le escurrió entre las manos a
todo el mundo. Alberto se lo dijo con dolor, tal vez con un poco de
rencor, pero con sinceridad. Su jefe lo miró, se levantó y le dio un
fuerte abrazo. Era lo que Alberto necesitaba en ese momento, lo que
necesitaba de mucho tiempo atrás … Y lo dejó irse, en el convencimiento
de que, en este caso, era lo mejor para él. Alberto se fue a su casa y
fue preparando a su esposa de su decisión. Le dijo que se iría por un
tiempo, no sabía por cuánto, pero que necesitaba seguir un camino, un
motivo por el qué luchar, un sendero que lo llevara a la felicidad. Su
esposa supo que eso tenía que ver con Selena pero no se lo quiso
preguntar. Sólo atinó a mirarlo con lástima a los ojos, como buscando
que Alberto desistiera de su decisión. Pero él se dio vuelta sin
mirarla. Esta vez no caería en esa trampa … Se fue sin nada. Se quiso ir
como empezó Selena … Con nada pero con todo para dar. Él ya era grande.
No eran las mismas motivaciones ni el mismo objetivo .,. Pero se dijo,
como decía siempre Selena, que nada era imposible, que todo se podía
lograr. Y rumbeó por un camino que lo llevara a ella. Se fue a Corpus
Christi a visitar a Selena en el “gravesite”. Cuando llegó y vio donde
estaba y certificó su suerte lloró por horas sin parar, sin querer
parar. Pero no se iba a dejar vencer. No iba a permitir que a Selena la
matara la indiferencia y la rendición ante el mal de este mundo. Alberto
se arrodilló ante el lugar en el que estaba Selena para decirle lo que
haría por ella y prometerle que así sería … Nada mejor que prometerle a
la persona que más se quiere que va a cumplir con su palabra… Volvió a
llorar, esta vez con una sonrisa en la boca y le dijo que volvería
cuando todo lo que le prometió lo hubiese cumplido y que sería pronto
porque no toleraría jamás dejarla sola … Nunca a Selena, que siempre
pidió que la recordaran con Amor y que no la dejaran nunca sola. Alberto
empezó a irse del lugar y estuvo varios minutos saludándola, dando unos
pasitos y dándose vuelta para saludarla de nuevo. Pero una vez que
enfiló el camino de vuelta no volvió a mirar más. Lo haría cuando todo
lo que tenía que hacer por Selena lo hubiese hecho. Lo haría sólo para
abrazarse a Selena y no dejarla nunca más…
Atrás quedaron las locuras, la mediocridad, el
conformismo, la infelicidad perenne. Alberto rompió con todas las
cadenas, se deshizo de todo lo que lo ataba y sólo se quedó con lo único
que lo llevaba a ser como él quería, llevando con orgullo su nombre y
sus sueños. Alberto se quedó con Selena. No tenía nada y tenía todo.
Alberto no podía ser más feliz. Era tarde pero tenía una vida para
vivir. Tenía todo lo que le quedaba por vivir teniendo a Selena como
nunca en su corazón…
(A veces se aprende del dolor … A veces hay que tomar
ciertas decisiones para ser feliz, para encontrarse con uno mismo, sin
necesidad de la aprobación de los demás … A veces hay que despojarse de
todo para alcanzar un sueño, para hacer lo que a uno realmente le gusta
… A veces hay que recorrer un largo y sinuoso camino para llegar a lo
que uno realmente quiere, como hizo Selena recorriendo su vida en bus,
soñando que iba a ser una gran estrella mirando por la ventana y
proponiéndose esa misma noche hacer lo que sea para lograrlo … con Amor
… Si uno quiere a Selena debe estar preparado para dar todo a cambio de
nada … como ella lo hizo con todos los que supo amar ... Selena dio todo
por Amor … Es hora de que nosotros se lo demostremos del mismo modo…)
Selena: yo estoy aquí para agradecerte todo lo que has
hecho por mí…
Me levanté sobresaltado esa mañana …Había tenido una
pesadilla extraña, muy extraña, que me hizo temblar de miedo … Me veía
diez años después lleno de tatuajes, tatuajes de todo signo, de
distintos personajes. Yo los exhibía orgulloso, rozagante, con ganas de
que vieran lo que llevaba puesto y por qué. Pero en realidad esos
tatuajes eran sinónimo del dolor, de la ausencia, de la infelicidad … No
sabía por qué. Y era curioso verme en ese sueño …Porque a mí no me
gustan los tatuajes y nunca se me había pasado por la cabeza hacerme uno
… Yo siempre fui una persona muy sencilla y hasta reservada … Me había
acostumbrado a ser el bajista del grupo de mi hermana Selena y el
productor de su música. Mi vida no era lo más importante para los fans.
Sí la música. Y con ese fin me aboqué durante años todos los días a
hacer algo en el estudio de grabación que nos hiciera destacables,
queridos, apreciados. Para mí era hasta un alivio saber que mi hermana
tenía que atender a los periodistas, a los fans, a los curiosos. Era
para mí muy tranquilizador saber que sólo querían saber todo sobre
Selena y no de mí. En un punto siempre me compadecí de mi hermana pues
ella tenía que hablar de todo y de todos, tenía que hablar de nuestros
proyectos y hasta de su vida personal. Pero me consolaba saber que a
ella le encantaba hablar y que por eso no se haría mucho problema. Pero
también es cierto que cuando comenzamos a tener fama, a tener nuestros
primeros N° 1 y a ser tan apreciados por todos los medios y por toda la
gente, Selena comenzó a tener obligaciones que nosotros no teníamos, al
menos hasta este momento, y que eran una carga extra. Durante todos
estos años nadie tuvo obligación de saber bien el español, aunque la
mayoría de nuestro material era hecho en ese idioma. Es que nuestro
objetivo era convertirnos en una gran banda internacional, ganar el
mercado de todo Estados Unidos, ¡¡y hasta el de Europa y Oriente!! Todo
el éxito en el mercado latino y en México era un medio, no un fin en sí
mismo. Si ese éxito nos llevaba por toda América latina, mejor, pero no
era el último paso de nuestra carrera. Fue un error de todos que recién
nos dimos cuenta por el furor que generamos en Monterrey con “Como la
Flor” y, sobre todo, con “La carcacha”. Mi padre fue muy condescendiente
con nosotros, pues así como parece un duro, y en parte lo es, es
tolerante y bastante cariñoso y concesivo con su familia. Protestamos
tanto desde niños con esto de hacer música que se habituó a darnos
concesiones para darle el gusto de tocar en una banda y triunfar. Y
nosotros todo lo hacíamos imaginando que esta situación terminaría
pronto, que la realidad le haría ver a mi padre que debíamos volver a la
vida “normal” y a otra cosa. Pero poco a poco fuimos obteniendo pequeños
éxitos que sólo confirmaban que él no estaba para nada equivocado …
Después de que todo parecía perdido, cuando quebramos y nos quedamos sin
casa, cuando todo parecía un camino sin salida, cuando nuestros primeros
conciertos a la par de otros grupos exitosos no generaban nada,
empezamos a obtener un pequeño logro que nos llevaba a un peldaño más
arriba en nuestra escalera al éxito … Fue raro todo … muy raro. Ni
siquiera el mayor de los reveses significaba un paso atrás … Por el
contrario … Los fracasos nos hacía más unidos, los apremios económicos
nos ponía en la realidad de que debíamos apostar sí o sí al proyecto,
pues era literalmente nuestra única y última esperanza. Además, con el
correr del tiempo, cada uno le encontró el gustito a lo que estaba
haciendo aun cuando el costo era alto, muy alto … Lo que en un principio
era una queja constante, pues no queríamos renunciar a una vida “normal”
para experimentar en el negocio de la música, después fue encontrar en
el grupo lo que queríamos hacer con nuestras vidas, lo que más nos
gustaba, nuestros proyectos, nuestra vocación. En mi caso particular,
toda esta “locura” me agarró en plena adolescencia, en la que ya me
daban ganas de continuar el legado trunco de mi padre aprendiendo a
tocar el bajo. Mi padre, paradógicamente, no mostró un particular
entusiasmo por mi decisión, pues tal vez pensó que sería pasajero mi
deseo de dedicarme a la música y él no se quería hacer demasiadas
ilusiones con volver a ella, ya que la había dejado para estar más cerca
de nosotros en nuestra educación y así apoyar a mi madre, que sólo
quería que estudiáramos, nos recibiéramos en carreras importantes y
trascendentes, y así contribuir al gran “sueño americano” del que tantas
generaciones de mexicanos y de mexico-americanos buscaron con más
fracasos que éxitos. Creo que mi padre apoyó la idea de mi madre a la
larga más por resignación que por convicción, y para esa época ya había
aceptado que el negocio de la música, su verdadera vocación de
trascender con una banda y tocar por todo el mundo, no era para él.
Hasta que apareció mi hermana Selena y no sólo nos sorprendió con un
viejo libro de canciones viejas cuyo contenido había aprendido a
escondidas a cantar sino que tenía una extraordinaria voz y un enorme
talento … A partir de allí no lo vi más a mi padre resignado y abatido,
sino ágil y dinámico. Pronto todos tuvimos que seguir su ritmo y no
fuimos pocos quienes tratábamos de llamarlo a la reflexión. Pero ya he
dicho que con el tiempo todos nos encontramos cómodos con nuestra nueva
vida, a tal punto de que para nosotros lo “raro” era estar viviendo
todos los días en una casa fija, y estudiar, jugar y moverse en un mismo
lugar. Lo “normal” para nosotros era estar arriba de un bus yendo de
pueblo en pueblo a cuanta fiesta y evento se nos presentara. Y creo que
allí comenzamos a forjar nuestras vocaciones … Por suerte mi padre no
nos reprimía nuestras inquietudes, siempre y cuando eso contribuyera al
éxito de la banda. Yo me acuerdo que no quería saber absolutamente nada
con lo que cantábamos al principio. No lo sentía, no me gustaba y estaba
seguro de que por ese lado no llegaríamos a ningún lado … Se lo plantee
a mi padre a modo de protesta y creyendo que con eso o no tocaríamos
más, o bien tocaríamos cosas de gente que ya tenía su consagración. Pero
mi padre me sorprendió con unos consejos: “Mira. A.B. … Tú me dices que
no te gusta el material escogido para cantar … Pues bien … ¡¡Hazlo tú!!
¡¡Mejóralo!! ¡¡Créalo!! ¡¡Bástate por ti mismo!! ¡¡Demuestra que tú lo
puedes, que eres mejor como compositor!! Yo te apoyaré en todo. Si ves
que no se te ocurre componer en español, piensa en inglés y coméntale tu
idea a Pete Astudillo o a alguien de tu confianza que sepa el español
para que ponga en un papel lo que tú quieres transmitir. Y haz la música
que quieras, siempre que se adapte al estilo del grupo y de Selena … Y
otra cosa muy, muy importante: no busques a los compositores ya
consagrados para que te regalen un tema … Tú sabes … Ellos viven de sus
composiciones y ellos desearán que las toquen aquellos grupos que ya
tienen su nombre para que se difunda su obra. Por eso, m’hijo, primero
demuestra tú tu talento que seguro que con tu éxito esos mismos
compositores ofrecerán sus letras a ti. Ahora trabaja duro como todos
nosotros y ¡¡ya verás los resultados!!”. El tiempo le dio la razón a mi
padre … Pero para eso yo me dediqué de lleno a demostrarle que yo podía
generar mi propia música y mi propio éxito. Y todos lo entendimos así.
Nuestra vocación al servicio de la banda y trabajando en un grupo en pos
del objetivo nos daría el triunfo tan deseado … Pronto vi cómo Selena
encontró su lugar siendo la cantante y la figura principal, expresando
todo aquello que no hacía por timidez o por miedo a fallar. Y más tarde
descubrí otra vocación que yo no sospechaba y del cual nos influiría
grandemente en el futuro … Su pasión por el diseño, por el modelaje… Fue
un lindo momento cuando descubrimos eso, fue hermoso ese instante en el
que uno goza del momento y sabe que tiene un futuro, un objetivo que
cumplir que es posible. Recuerdo una tarde en la que estaba en una
parada de nuestro bus en una estación de servicio camino a un pueblo en
el que íbamos a tocar y me quedé largo tiempo mirando el cielo,
respirando hondo y gozando de nuestra situación. Sé que tuvimos momentos
más lindos, como el de ahora, pero ese instante fue inolvidable para mí.
Sentir que todo va bien aunque falta mucho por recorrer es una sensación
muy hermosa, pues cuando eres famoso ese momento es más difícil de
sentir aunque uno tenga otras sensaciones y otras satisfacciones, aunque
uno quiera ser la persona por lo que tanto lucha … Por más que uno sea
famoso y querido, no deja uno de sentir el placer del anonimato y de ser
feliz con poco … Supongo que el que aprende a valorar esas cosas, como
nosotros, sabe lo que es tener un plato de comida cada día, el Amor de
un ser querido, respirar con satisfacción, sentir que se está yendo por
el buen camino. Al que le cuesta cada cosa, el que debe luchar mucho
para lograr sólo un paso sabe del valor de sentir lo que ha conseguido,
hasta el pequeño objetivo de cada día…
No sé, no sé por qué hoy, ahora, en este mismo momento,
no puedo gozar de lo que estoy viviendo. No estoy como aquellos días
ensoñados. Es que ese sueño me perturba, me estremece, no me deja estar
tranquilo. Ahora que lo recuerdo, entre los tatuajes que cubren casi
todo mi cuerpo está el de mi hermana. La tengo como una bandera, como un
estandarte, como el símbolo que guía mi vida, como la fuerza que me
lleva a recorrer la vida que me resulta difícil de transitar. Es
tremendo, tremendo ... Es como si mi hermana no estuviera, como si
necesitara llevarla en mi cuerpo pues no la puedo ver, no la puedo
encontrar … No quiero ni pensar pero me es inevitable hacerlo … Es que
es tan difícil entender ese sueño que es como si lo viviera, como si lo
sintiera ahora mismo, como si es algo que me está realmente pasando,
como si esos tatuajes cubrieran en realidad todo mi cuerpo, como si esa
angustia estuviera tan presente … Me es intolerable sentir a mi hermana
como si fuera un mito, una leyenda, un símbolo, una estatua, una imagen
a venerar, un ejemplo a seguir sólo por su obra pasada y no por su
presente …Quisiera poder sacar de mi mente esa sensación, pero no puedo,
simplemente no puedo. Es como si alguien quisiera que ese sueño se
instalara por siempre en mi ser y no me lo puedo quitar más, a menos que
pase algo, a menos que se cumpla algo. De pronto, escucho un largo
lamento que parece ser la expresión de lo que estoy sintiendo. Tardo en
entender de qué se trata. Es un gato … Sí, un gato que está maullando
larga y amargamente quién sabe dónde. Es un gato que está pidiendo por
favor que se lo atienda, que no puede esperar más. Me dirijo hacia la
puerta y veo a través de una pequeña ventana que está en la parte
superior. Apenas me asomo por allí, tal como si el felino supiera de
antemano de mi presencia, veo que me observa fijo y me maúlla cada vez
más fuerte. Trato de calmarlo pero el gato insiste en que lo atienda.
Trato de calmarlo con mi voz, con un gesto insólito de que tenga
paciencia, que ya voy, pero el felino no entiende de razones. Cuanto más
lo miro, más me implora por mi presencia. Resignadamente me dirijo hacia
la puerta dispuesto a tomar el gato y llevármelo para el interior de la
casa y darle algo de comida o leche. Cuando abro la puerta, el gato me
maúlla como si estuviera haciendo lo contrario, como si me estuviera
yendo y lo abandonara. Me acerco a él como para tranquilizarlo y tratar
de que entre por su voluntad al interior de mi casa, pero él se me queda
mirando y se queda callado. Si hubiese sido un ser humano, juro que lo
hubiese insultado, pero en este caso trataba de descifrar el contenido
del cerebro del felino y trataba de hacer toda clase de marionetas para
atraerlo. Ya estando casi encima de él, extendí mi brazo para traerlo
hacia mí, pero el gato, para mi perplejidad, huyó en sentido contrario
hacia la calle para ya no verlo más. Contrariado me quedé por un
instante mirando la nada, esperando que por allí el gato volviera hasta
que desistí y me dispuse a regresar a mi casa hasta que observé que en
el felpudo de entrada, en el que estaba sentado el gato, había un
diario. No podía entender qué hacía un diario allí, ya que no solía
comprar diarios y menos que me lo hagan traer a mi casa. Me agaché para
tomarlo y para mi desagrado y susto, noté que de mi nariz salió una gota
de sangre que cayó justo en uno de los titulares del diario. No me había
dado de cuenta que me había golpeado levemente y eso me había hecho
sangrar … o al menos eso suponía …Cuando tomé el diario vi que la gota
de sangre se había instalado en un titular: “Selena se presentará
nuevamente en concierto en Los Ángeles”, más precisamente en la palabra
“Selena”. En otros momentos lo hubiese tomado como obra de la casualidad
o del azar. En otro momento no lo hubiese tomado como el símbolo de algo
…Ni mi familia ni yo en particular, por nuestra propia formación,
creemos en esas cosas … Pero entre el sueño y este hecho del gato y del
diario me era imposible no pensar en una señal, me era imposible no
dejar de pensar en algún mensaje, en algún gesto del destino. Máxime
cuando recordé lo de la sangre y de aquella servilleta de aquel viejo
restaurante de Los Ángeles de hace unos tres años atrás … Los Ángeles …
ciudad en la que nos presentaremos mañana … ciudad en la que dudo de que
vayamos si no me quedo tranquilo con lo que pasa ahora en mi cuerpo y en
mi Alma…
Unos tres años atrás habíamos parado en un restaurante
para almorzar. Veníamos de un viaje larguísimo. Si bien hacía un tiempo
que habíamos empezado a pisar fuerte en Monterrey, todavía no éramos la
sensación que somos ahora. Y aunque en algunos lugares nos presentábamos
con mucho éxito, podíamos pasar inadvertidos en algunos lugares
públicos, ya que muchos no nos conocían, sobre todo fuera de Texas y de
Monterrey. Habíamos parado en un lugar llamado “La leyenda”. Estábamos
esperando nuestro pedido cuando de pronto tomo una servilleta para
limpiarme una pequeña manchita en la oreja que me había señalado Joe
Ojeda. Cuando me fui a limpiar noté una pequeña manchita roja en la
servilleta y cuando quise cerciorarme de ello vi, para mi asombro, que
en vez de decir el nombre “La leyenda” decía “Selena”. Yo abrí la boca
llena de asombro y estuve a punto de gritar en busca de mi hermana que
estaba en el otro extremo de la mesa, pero por alguna razón me contuve
y sólo se lo señalé a Joe y Ricky Vela, quienes no paraban de reírse y
de hacer gestos de desconcierto y asombro. Llamé a la moza del lugar y
le señalé qué significaba el nombre, ya que tenía la misma dirección que
el lugar en el que estábamos. Sabía que no se trataba de mi hermana,
pues, si no, la hubiesen reconocido, pero pensé que por allí tenía
relación o había alguien del lugar que había en principio puesto el
nombre por nuestra hermana o por la banda, pero en cuanto se lo enseñé a
moza, abrió bien grande los ojos, me pidió con su dedo índice de la mano
derecha llevada a la boca que hiciera silencio y casi compungida me
dijo por lo bajo: “No sé cómo ha llegado a tus manos esa servilleta …
Pertenecía a los anteriores dueños del lugar. Ellos habían puesto un
lindo restaurante mexicano en el que los fines de semana hacían tocar a
diferentes bandas para que la raza pudiera bailar y recordar lindos
tiempos … Cuando su hija menor creció y empezó a destacarse en la danza,
sus padres hacían una función especial todos los sábados para que su
hija demostrara sus virtudes. Ellos venían bien con el negocio pero su
hija comenzó a destacarse a tal punto que un productor la observó y la
tentó para llevarla a bailar en un grupo de danza muy conocido
internacionalmente. Sus padres habían aceptado gustosos esa posibilidad
aunque ello implicara que su hija se alejara por mucho tiempo del hogar.
Habían decidido anunciar las funciones de despedida antes de que ella
partiera para Nueva York … De pronto un día ella salió de su casa para
visitar a una amiga … Hubo un incidente, una bala perdida que le dio en
la espalda … Ella corrió desesperadamente en busca de ayuda y por miedo
a ser lastimada otra vez, pero eso aceleró su caída, ya que comenzó a
sangrar más profusamente … Llegaron a llevarla al hospital, pero fue
tarde, muy tarde. Sus padres decidieron mudarse a Canadá y dejaron casi
desértico el restaurante. Ni siquiera se quedaron para ver si lo
vendían. Los dueños actuales, mis jefes, lo compraron y pusieron esta
fonda … A mí me llamó la atención el nombre y les pregunté por qué le
habían puesto ‘La leyenda’ al lugar. Ellos no me dieron una gran razón:
sólo me dijeron que el local, tal como lo habían encontrado, abandonado
pero intacto, les inspiraba ese nombre … De hecho, encontraron
indumentaria de la niña y se la regalaron a cuanta persona preguntaba
por ella. Por alguna razón que ellos no se explicaban, la gente del
lugar, una vez que supo que había cosas de la niña, venía al lugar para
que lo obsequiaran, algo que le hiciera recordar sus actuaciones en el
restaurante. Con el tiempo llegaba gente de lugares recónditos a ofrecer
fortunas por alguna prenda, por algún adorno … Hasta que ya no hubo más
nada de la niña y la gente dejó de venir, aunque todavía siguen
apareciendo personas que vienen a tomar algo y ver el lugar en el que
ella actuaba. Más de uno se ha quedado horas y hasta ha manifestado
sentir que la niña estaba allí presente… Por favor, te pido, no le
cuentes a nadie lo que te he dicho. De esta historia sólo la saben las
que la han conocido. Si te conté es porque encontraste esa servilleta”,
me dijo Frida, la moza del restaurante. Yo me quedé helado. La historia
sonaba estremecedora. Me podía imaginar a esa niña, ya adolescente,
soñando con lograr lo que había deseado toda su vida, haciendo lo que le
gustaba, disfrutando de ello y de sus actuaciones … y cuando estaba por
lograr todo, cuando estaba por pegar el gran salto que le permitiera
vivir, alguien le arrebató todo sin encontrar ninguna explicación a
semejante barbarie … Me había quedado tan impactado con el relato que no
había reparado en cómo se había originado todo, en cómo surgió que Frida
me contara tan triste historia. Cuando reparé en ello una puntada en el
estómago me hizo doblar en dos. Con lo que pude y aun durándome el
dolor, alcancé a llamar de nuevo a Frida antes de que se me fuera y le
dije casi susurrando: “La niña … La adolescente … La bailarina … Ella se
llamaba…” … “Selena, se llamaba Selena”, me interrumpió Frida y se fue
rápidamente a atender a otra mesa como si nada hubiese pasado, como si
aquello que me contó no le hiciera ninguna mella… Tuve suerte que nadie
de la banda había oído la historia … Ni siquiera Joe ni Ricky, ya que
ellos habían comenzado a comer y se desinteresaron por suerte del tema …
Cuando estaba por guardarme en el bolsillo la servilleta veo que alguien
me dice: “¿Por qué no me la pasas a mí? Yo he oído de esa historia y
quizá averigüe algo más. Yo escuché todo lo que te dijo la moza, pero
hay algo que no te explicó … Esa mancha de sangre … No es tuya … Déjame
ver si tiene que ver con lo que te contó Frida”. Me doy vuelta y veo que
era la presidenta de nuestro club de fans. Me quedé sorprendido de que
estuviera allí y de que haya escuchado todo. Pero más me contrarió que
ella pudiera averiguar algo más. La miré y me sonreía. Noté en su cara
un aire mezcla de sabiduría y de siniestro … Le pasé la servilleta y
ella la tomó, y sin mirar se la guardó en su cartera. Luego me dijo: “No
te preocupes. Pronto tendrás noticias de esta servilleta”. Yo estaba tan
impactado por todo que ni registré en ese momento lo que me había dicho.
Recién di cuenta después, pero había una negación a asumir alguna
premonición en todo ello. Cuando ella me pidió la servilleta yo sólo
estaba preocupado porque mi hermana Selena no se enterara de lo que
había sucedido. Hasta me aseguré de que, fuera de la presidenta del club
de fans, nadie supiera lo que me contó Frida … Me quedé tranquilo cuando
lo comprobé y que nadie le diría esta historia a Selena. Aunque ella no
lo creyera, la perturbaría sin duda. Vaya uno a saber por qué pero las
palabras tranquilizadoras de Zaldívar acerca de que no le contaría nada
a nadie me dejó sereno … en parte, porque en realidad yo llevaba la
carga de haber oído esa historia y de pensar en todo lo que me generaba
ello … Pero con el correr de los días nunca más pensé en ello, no
pregunté a la presidenta del club de fans por si había averiguado algo
ni ella me vino a decir nada … Preferí que las cosas se mantuvieran así
y hasta lo desee. Nos iba bien, mi padre me sacaría a patadas si le
contaba sobre la historia y por lo que yo presumía de ella, y tendría
que soportar sus sermones acerca de que nuestras creencias nos impedían
tomar en serio esos pensamientos. Tampoco quería que esa mujer me dijera
del significado de esa servilleta … y de la sangre … Durante semanas
sólo rogaba que ese tema no saliera a la luz y por suerte no salió. Yo
sólo quería que nos siguiera yendo bien como hasta ese momento. Y así se
iba dando. No tuve motivos para pensar hasta hoy, 31 de marzo de 1995,
día en el que el destino o vaya a saber quién y por qué quiere que
recuerde mis miedos de hace tres años…
Caminé a uno y otro lado sin saber qué hacer. Quería no
creer pero comenzaba a hacerlo … Encima veía el cielo amenazante de una
lluvia muy intensa y eso me hizo temer por todo … por mi hermana …
Decidí llamar a Chris. Era temprano, pero sentía que el tiempo urgía.
Noté que estaba durmiendo, pero no me importó. “Chris, disculpa que te
moleste, pero ¿está Selena? Es que quería saber si vendría al estudio a
grabar”, alcancé a decirle. “No … No está aquí. Discúlpame tú, A.B.
Estaba durmiendo. Selena no está aquí, pero puede que esté afuera.
Déjame que la busque y te llamo en un ratito…”, me dijo con voz baja y
muy pausada. “Perfecto. Si no me ubicas aquí en casa, llámame al
estudio”, le dije tratando de disimular mi desesperación … No podía
ubicar a mi hermana … Encima, no sabía cómo localizarla en el “beeper”.
Estuve muy metido en la música en estos días y no participé en cosas que
eran de interés para la familia. Supe que hace no mucho mi padre se
reunió con esa mujer y mis hermanas por el asunto del manejo de la
presidencia del club de fans y del negocio “Selena Etc.”, que había
puesto mi hermana, echando a rodar su pasión por el modelaje … Empecé a
notar que esa mujer aparecía en cada cosa que pasaba por mi mente y eso
no me hacía presagiar nada bueno. También me inquietaba el hecho de que
estuviera manejando cosas tan importantes de nuestra familia … Creo que
es la primera persona que no es de nuestra familia que está en asuntos
que sólo nosotros conocemos y conducimos … Llamé a mi padre con la
excusa de que quería confirmar si íbamos al estudio para seguir grabando
o nos teníamos que preparar para el concierto de mañana. Mi padre me
dijo tajantemente que las grabaciones eran prioritarias. “¿Pero hoy irá
Selena o sólo estaremos nosotros para ajustar las composiciones?”, le
dije todo intrigado y rogando que Selena estuviera al menos con él.
“Mira, mi’hijo. Selena puede que venga a la tarde. No me lo confirmó
aún, pero ya me llamará … Tú la conoces bien … ¿Pero por qué preguntas?
¿Acaso…”, alcanzó a decirme mi padre. “No, nada, padre. Sólo te pregunté
por Selena. Quería saber si ella iba a estar allí…”, traté de
tranquilizarlo y no trasladarle mi preocupación. “¡¡Sí, sí!! Ella
vendrá, pero seguro que vendrá a la tarde. Tú ven enseguida así seguimos
componiendo y ajustando el sonido para los próximos discos de Selena … Y
no te preocupes más. Seguro que Selena, si no está en casa, está en su
boutique. Ella no puede estar quieta nunca”, me dijo mi padre, como si
necesitara recalcarme que todo estaba bien para mi tranquilidad, o bien
para su tranquilidad. Colgué y sin detenerme agarré lo primero que tenía
para ponerme para dirigirme a q-productions. Fui allá pero lo único que
deseaba era encontrarme con mi hermana. Me sentía como aquel día del
restaurante. Sentía que sabía todo pero todo eso que sabía no lo podía
compartir con nadie. Pero ahora no podía hacer como que no existía, no
lo podía dilatar ni disimularlo mucho. Hacerlo podía significar que una
nueva desgracia nos tocara bien, bien de cerca… Fui con el auto
enceguecido. No iba a poder hacer nada allí. Se me ocurrió que al menos
podía hablar con mi padre de lo que estaba viviendo, sabiendo que
indefectiblemente, salvo la aparición providencial de Selena, debería
marcharme pronto de allí para ir a buscarla…
En cuanto llegué no fui al estudio de grabación. Fui
directamente a buscar a mi padre y a mi hermana, aunque con pocas
esperanzas de hallarla allí. Para no preocupar a mi padre, pregunté a
nuestro ingeniero, Brian “Red” Moore, si Selena había llegado. Como me
dijo que no estaba aún allí, encaré a mi padre y le propuse que en vez
de ir a probar sonidos y a escuchar mezclas, me hablara del conflicto
con la presidenta del club de fans. Él se me quedó mirando, mezcla de
asombro y de sorna: “¡¡Bueno, A.B.!! ¡¡Por fin te preocupas por este
tema!! … Me hubiese gustado que participaras de la reunión que tuvimos
con ella … Si fuera por mí no debería estar más en la organización. Ya
hizo lo suficiente como para que no podamos seguir confiando en ella.
Pero también sé que no nos conviene despedirla. Tengo sospechas de que
nos viene robando, me he dado cuenta de que está manejando muchas cosas
que no deberían estar en sus manos. No entiendo cómo la dejamos que sea
la gerenta de ‘Selena Etc.’. Supongo que no me importó mucho su
designación pues el área de la moda no es de mi interés. Eso sólo es de
importancia para tu hermana. Pero ahora que lo veo, eso debería ser
manejado por Selena, por Suzette y por tu madre … ¡¡Nadie más!! Pero
ahora está ella y …no me gusta … no me gusta. Viene teniendo actitudes
que me molestan. Creo que quiere manejarnos. Pero no lo va a lograr. Yo
le dije lo que le tenía que decir en esa reunión y ella lo tendrá que
aceptar. Sería mejor que ni siquiera estuviera cerca, pero..”. Yo lo
interrumpí con aire de no entender: “¿Pero qué nos impide despedirla? Si
nos está haciendo mal, si está acaparando funciones que no le competen,
si tú le dijiste lo que pensabas de ella y, por lo visto, no te ha dado
respuesta … ¿Qué te detiene? ¿Acaso no han estado Selena y Suzette
contigo? A mí tampoco me gustaban sus actitudes de los últimos tiempos …
De hecho la veía muy seguido en el estudio de grabación, y cada vez más
encima de Selena, de Chris, metiéndose en cosas que no me parece que le
correspondan. Si yo tuviera tus sospechas y tus pruebas, y si ya hubiese
hablado con ella, la despediría sin más. No sabemos cómo ha tomado tus
acusaciones …Por eso me alejé del tema, padre, pues creía que todos
estaban de acuerdo con lo que hacía, sobre todo Selena. No quería
pelearme con nadie de la familia por este tema, pero sigo sin entender
por qué estás dilatando el conflicto … No sé…”. Mi padre tomó la palabra
con aire de sabiduría: “Es que me di cuenta de que no nos conviene
entrar en conflicto tan abierto con ella en este momento … Tú sabes …Nos
va muy bien, estamos en muchos proyectos, tenemos que dejar la mejor de
las imágenes de cara a la salida del disco en inglés … Un escándalo nos
pondría en problemas … Si la despedimos ahora yo sé que va a hablar … a
los medios, a cuanta persona se le cruce por el camino. Y te aclaro,
m’hijo: no es que vaya a dar una gran revelación, no es que va a decir
la gran verdad de algo … No … La conozco … Si tiene que inventar una
historia lo va a hacer sin dudas. Y yo no quiero correr riesgos, al
menos por ahora…”. “Pero un momento, padre”, lo interrumpí secamente:
“¿Tengo que asumir que ella nos ha estado extorsionando? ¿Te ha dicho
algo de lo que va a hacer si la despides? ¿Por eso te detuviste? ¿Qué te
dijo en la reunión? ¿Qué ha dicho Selena?”. Mi padre trató de
tranquilizarme al manifestarle mi profunda preocupación: “No es que haya
dicho algo en particular. Pero cuando le dijimos lo que sucedía en la
reunión … ella hizo una expresión … que no me gustó … Ahora que lo
pienso … Es como si allí hubiese decidido hacer algo, que no sé qué es.
Pero en ese momento sentí como si nos dijera: ‘¿Así que eso es lo que
quieren?’ Pues bien, ¡¡allí estaré!!’. Yo lo pensé mucho, mucho. Selena
estaba contrariada. Ella también pensaba que había que esperar pero más
por pena y por la necesidad de darle una nueva oportunidad. Sabes cómo
es Selena. Ella no le quiere hacer daño a nadie, ni aun cuando la hayan
defraudado. Digamos que me agarré de su argumento para echarme atrás en
mi decisión. Pero lo que realmente me detuvo fue que temí lo que pudiera
decir después, una vez que estuviera bien fuera de nuestra organización.
Hoy no estamos en condiciones de darnos el lujo de exponernos a lo que
ella pueda hacer para perjudicarnos. Lo que me terminó por decidir por
esperar fue cuando me la encontré en la puerta de q-productions y le
dije que ya no podría entrar allí. Ella me miró y me dijo: ‘Entonces,
aténgase a las consecuencias’. Pensé que se iba a ir para alguna radio o
a un diario para hacer ‘grandes revelaciones’ o a llamar a algún
abogado. Allí mismo la detuve y le dije que mejor habláramos. Allí le
sugerí que se fuera a hacer las tratativas necesarias para abrir las
boutiques de Selena en Monterrey y en México DF, y que se mantuviera en
contacto con ella para hacerlo posible. A cambio le pedí que se
mantuviera alejada de nosotros por un tiempo hasta que se aclararan las
cosas, y si lograba acelerar los trámites, pronto olvidaríamos los
desencuentros. Noté que con ese anuncio se le había cambiado el rostro.
Me agradeció, me prometió una y otra vez que lograría hacer todo y mucho
más … y así quedamos. Como noté que el sentirse adentro de la
organización la mantenía contenta, preferí no hacer nada contra ella …
por ahora … ¡¡Pero ya verás, A.B.!! Espera a que se nos dé todo lo que
venimos planeando y pronto todo esto será sólo un recuerdo…”, me dijo mi
padre con aire de total seguridad. Yo quedé muy preocupado. Mi padre
estaba muy seguro de que tenía todo controlado. Yo cada vez estaba más
convencido de que esa mujer estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, y
que si no actuábamos de inmediato, nos lamentaríamos para siempre de esa
decisión. “¿Pero no has notado nada raro en estos días? ¿No sabes si
ella ha buscado hablar contigo o con Selena sobre este tema, además de
lo que se podía esperar que dijera cuando los llamara?”, le pregunté
tomándome la cabeza con mi mano como tratando de que no me dijera algo
que me haría preocupar mucho más … “No, m’hijo. Conmigo no. Ya te dije:
después de mi decisión de no despedirla, opté por alejarme y que se
decanten las cosas. Así que no hubo comunicación … Pero ahora que lo
pienso creo haber escuchado que estuvo tratando de ubicar a Selena, que
estuvo hospedada unos días en el motel Days Inn, pero ella ni nadie me
dijo nada. Así que creo que no la veremos hasta dentro de unas semanas”,
me comentó. Yo me preocupé y mucho. ¿Y si Selena la fue a ver? ¿Si la
estuvo llamando en estos días? ¿Y si pasó algo que a esa mujer le haga
decidir algo más que extorsionar o a hablar mal de nosotros en los
medios? Mi padre actuó bien pero él tampoco cree que la gente puede ser
tan mala o tan desquiciada. Él cree en sus propias fuerzas y que si la
pone a raya a esa mujer, ella lo va a aceptar … ¿Y por qué lo haría?
Ella no es como nosotros. No dice lo que piensa, no habla de frente. Sin
nosotros no sabría qué hacer. No sería nadie. Volvería a su actividad de
enfermera. En ese momento me acordé de Chris. Él no me llamó. Lo haré
yo. Quiero saber si Selena está allí o dónde. “Bueno, padre. Esperemos.
Por lo que veo, también tendremos que esperar a Selena hoy. No ha venido
aún…”. “Y no lo hará … Recién vendrá a la tarde…”, me contestó. El “no
lo hará” pronunciado por mi padre retumbó en mis oídos. Algo me sonaba
mal en esas palabras, lo mismo la ausencia de Selena y sin saber dónde
está. Le dije a mi padre que ya volvía y me dirigí al primer teléfono
que encontré a mano. Volví a llamar a Chris … Un frío helado recorrió mi
espalda al escucharlo. “¡¡No, A.B.!! No está Selena aquí. Seguro que se
fue a ver a…”. “¿A verla a Zaldívar al Days Inn?”, lo interrumpí
esperando que me dijera que no …”Sí. Ayer Selena y yo fuimos a verla por
unos problemas de papeles que se necesitan para abrir las sucursales de
‘Selena Etc.’ en México. No sé qué pasó pues estaba afuera esperándola.
Pero cuando Selena salió estaba confundida y nerviosa. Me dijo que los
papeles que le había dado no eran los correctos. Quería volver. Yo le
dije que mejor era volver a casa para cerciorarnos de todo y para que
ella se tranquilizara. Cuando estábamos en el hogar Selena ni llegó a
verificar si los documentos eran los correctos o no. Ella la llamaba
insistentemente en el ‘beeper’, instándole a que volviera. Selena lo iba
a hacer, pero yo la detuve. Le dije que no tenía sentido volver tan
pronto para discutir por lo mismo. La convencí para que le dijera que
fuera al otro día. Veo que al final fue. Pensé que no lo haría, que se
le iba a pasar a ambas el tema…”. “Mira, estoy grabando. Así que luego
te llamo”, le dije secamente y le corté. Entré en desesperación. Era
estar en medio de gente que mientras está cayendo un meteorito sigue su
vida normal pues nadie se molesta en mirar para arriba. Para mí todo
empezó en un sueño y por ello llegué a certezas. Y los demás que estaban
tan cerca y no estaban soñando, actuaban como si todo fuera normal.
Llamé rápidamente al Days Inn y pregunté por esa mujer. Temí que me
dieran una mala noticia relacionada con mi hermana, pero para mi
sorpresa me dijeron que no estaba allí, que había salido, que suponían
que pronto volvería. Me quedé con el tubo del teléfono en la mano sin
saber qué hacer. Hice un último intento y respiré bien hondo. Llamé a mi
madre. Sólo le pregunté si Selena estaba “entreteniéndose” con ella en
vez de estar en el estudio. Como me dijo que no, con la fuerza que me
quedaba le dije que entonces iba a buscarla al estudio pues seguro
estaba allí, ya que yo “estaba” camino para allí. Luego encaré a mi
padre y le dije que me tenía que ir cuanto antes, que debía irme pronto
a ver a un amigo que estaba en serios problemas, que volvería, que
volvería a la tarde para cuando Selena viniera a grabar. Me fui hecho
una furia al Days Inn. Tenía que encontrar a Selena. Debía encontrar a
Selena antes de que fuera demasiado tarde…
Cuando llegué el panorama no podía ser más desolador …
Había preguntado por la habitación en la que estaba alojada y cuando
llegué a ella, efectivamente no había nadie. Me agarró una gran
desesperación. Temía que se la hubiese llevado a algún lugar y ya no
volverían. Sabía que por más que recorriera cuanto lugar posible hubiera
en el Planeta Tierra no las encontraría por ningún lado. Podían estar
cerca o lejos. En un lugar privado o público. No había manera de
hallarla. Encontré a alguien que trabajaba allí y le dije si acaso ella
sabía de sus existencias. Por suerte la mujer encargada de limpieza
había sabido de sus movimientos pues había reconocido a Selena. Me dijo
que mi hermana la había acompañado al hospital pues la mujer dijo tener
alguna dolencia o algo así. Le agradecí la valiosa información que me
había dado y me puse a pensar. Y fue como si alguien me hubiese
iluminado y dado la información exacta de lo que estaba sucediendo.
Sentí que todo encajaba. Esa mujer le quiere hacer algo malo a mi
hermana, pero tiene un plan, un plan siniestro, elaborado, pensado.
Quería que mi hermana viniera sola, seguramente para matarla, pero no lo
haría de inmediato, apenas llegara ... No ... Necesitaba simular que
todo había sido un accidente, un terrible accidente. Pero para eso debía
inventar una historia, cualquier excusa … Para eso necesitaba que antes
se las viera públicamente, con el fin de que hubiera testigos que dieran
cuenta de que todo estaba bien entre ellas, tan bien como para que
Selena la acompañara a un hospital en una revisión de rutina ... Recién
a la vuelta ejecutaría lo planeado ... Sí ... Es mejor quedarme acá. Ya
volverán. La única duda que tenía era cómo encarar, con qué excusas las
abordaría. Temía por la cara y reacción de mi hermana … De pronto veo
ingresar una camioneta a toda velocidad que se detiene a pocos metros de
la habitación 158 y de allí bajan las dos. A mi hermana la noto nerviosa
y a paso presuroso. A ella serena y tomando constantemente su cartera.
No debía dejarlas entrar. Sería muy tarde si lo hiciera. Corrí hacia
ellas: “¡¡Hey, hey!! ¡¡Esperen!! ¡¡Deténganse!! ¡¡Les tengo que decir
algo!!”. Ambas se dieron vuelta, y para mi asombro veo que mi hermana me
mira mezcla de furia y de desesperación mientras su acompañante no sólo
no se inmuta sino que invita a Selena a seguir su camino, que no se
detenga, que piense que se trata de otra persona. Allí decidí sorprender
y cambiar el plan: “¡¡Espera hermana!! La cosa no es contigo. Vine a ver
a esta mujer. Por cierto trata de aunque sea de dejar dicho a alguien a
dónde vas para no estar todo el mundo buscándote no se sabe a dónde,
pero espera un poquito…”. Mi hermana no entendía nada y ni atinó a
hablar. Sólo se apartó de mi camino hacia la mujer, a quien le dije para
su sorpresa: “Vine por usted, señorita Zaldívar … ¿Se acuerda de la
servilleta que encontramos en un restaurante en Los Ángeles hace tres
años que se había manchado de sangre y que se llevó para averiguar qué
significaba? Pues bien. Espero el significado. Si no lo tiene, démelo,
que se lo daré a un profesional que me puede sacar más información,
incluso relacionar ese hecho con otros posteriores para saber qué nos
deparará el futuro y qué hay con el presente … Bueno, la espero … En
cuanto me dé la información o la servilleta, las dejaré solas con sus
cosas…”. Ella me miró fijo sin entender mientras Selena se me acercó y
me dijo qué significaba lo de la servilleta. Yo traté de explicarle lo
sucedido, pero ella nos detuvo en nuestra conversación: “Mira, A.B. …
Vuelve más tarde … Ahora con Selena estamos con otros asuntos más
importantes. De hecho también buscamos unos papeles que ella necesita.
Así que…”. “No, la que no entiendes eres tú. Yo no sólo vine a buscar mi
servilleta sino a llevarme a Selena. Tenemos que grabar para el disco en
inglés hoy y mañana damos un concierto en Los Ángeles. Así que,
hermanita, tú te vienes conmigo en castigo por no avisarnos dónde
estarías hoy y tú danos ya lo que nos pertenece”, la interrumpí
tajantemente. Selena me dijo que no intercediera más, que me fuera al
estudio de grabación, que ella iría en 5 minutos. “No hermanita, tú te
vienes conmigo. Tienes que enterarte de muchas cosas, entre ellas la del
origen de la servilleta y cómo llegaron a mis manos…”, le dije cuando ya
la estaba tomando del brazo para irnos cuanto antes de allí. “¡¡Ustedes
no se van a ningún lado!! ¡¡Te arrepentirás toda tu vida de haber venido
hasta aquí!! Iba a decidir el destino de tu hermana. Veo que ahora
decidiré el tuyo. Entren muy sigilosamente. Y bien calladitos, si es que
no quieren morir aquí mismo”, nos amenazó esa horrorosa mujer. Creí
estar en una pesadilla, pero todo era real y premonitorio. Estaba
asistiendo a la certeza de mis elucubraciones y con el deseo de haberme
equivocado. Aunque si me equivocaba, en este mismo momento sólo Selena
se enfrentaría a su destino y desarmada frente a esa abominable mujer.
La mujer, esa misma, la presidente de nuestro club de fans, la mujer
“encantadora” y “reservada”, nos invitaba con una siniestra sonrisa a
una ejecución tan fría como calculada, tan caliente como capacitada para
adaptarse rápidamente a las nuevas situaciones. Quise resistirme a
avanzar a la habitación pero ella fue firme en su decisión. Quise que
sólo me llevara a mí y no a Selena pero recibí como toda contestación:
“Estuve todo este tiempo elaborando el plan … ¿y tú quieres que no haga
lo que pensaba hacer? ¡¡Qué ingenuo eres!! Sólo haré unos cambios,
cambios pues tú alteraste mis planes”, me decía la horrorosa mujer
mientras con el arma celosamente cuidada de la exposición pública nos
señalaba que avanzáramos a la habitación. No quería ni mirar a Selena.
Sé lo que estaría pensando y sintiendo … Y yo debía estar concentrado …
De pronto nos estremecen unos gritos. “¡¡Selena!! ¡¡A.B.!! ¿Dónde están?
¡¡Estamos aquí!! Sus padres los buscamos!! ¡¡Digan si están bien!!” …
Era nuestra madre, que se la escuchaba desde la parte de atrás de las
habitaciones. Estaba por gritar en la confusión hasta que Selena se me
adelantó corriendo hacia el lugar en el que supuestamente estaba nuestra
madre. Zaldívar trató de detenerla a los gritos, pero como Selena no se
detuvo apuntó con el arma. Aproveché su descuido hacia mí y al grito de
“¡¡Cuidado, Selena!! ¡¡Agáchate!!” fui hacia la mujer y la empujé lo más
fuertemente posible hacia adelante y hacia el costado más alejado de
Selena. Caímos los dos pero para mí desgracia ella me piso la mano y se
incorporó rápidamente en busca del arma. Selena se había vuelto pero
estaba lo suficientemente lejos como para llegar primero. Cuando todo
parecía perdido y en el momento en el que la mujer iba a tomar el arma,
un pie se le interpuso y se apoyó sobre el arma mientras el otro pisaba
su mano derecha. Era mi padre, que había aparecido en el lugar opuesto
al del que venía mi madre. Y detrás de él un par de policías que se
abalanzaron sobre la mujer y la apresaron. Yo quedé casi petrificado en
el suelo mientras Selena se vino hacia mí y me abrazó fuertemente: “¡¡No
sé cómo llegaste hasta aquí, pero me salvaste la vida y arriesgaste la
tuya!! ¡¡Gracias, hermanito!! ¡¡Y perdóname!!”, y se puso a llorar.
Cuando sentí a Selena en mis brazos y pude certificar que ella estaba
bien, la abracé con mis dos brazos y no la solté por varios minutos.
Nunca había llorado tanto. Me volvieron las imágenes de mi sueño y
recién ahora entendía lo de los tatuajes. Si Selena se me iba, iba a
querer autoflagelarme, herirme, sentir el dolor de la partida de mi
hermana … ¡¡y qué mejor que llenarme de tatuajes con la imagen de ella!!
Al rato se me acercó mi padre y nos abrazó. “¿Cómo supiste que vendría
aquí?”, le dije. “No. Nunca lo supe. Sabes cómo soy. Creí estar seguro
de todo. Creí que lo tenía todo controlado … Hoy estaría lamentando mi
desgracia y mi dolor … No … Yo no me di cuenta de nada. Se dio cuenta tu
madre. Cuando tú la llamaste, a ella le dio mala espina y me llamó. Yo
después llamé a Chris y vinimos para acá … “¿Y Chris? ¿Chris dónde
está?”; dijo desesperadamente Selena. Estaba por decir mi padre que
venía con mi madre cuando aparecieron los dos y abrazaron a mi hermana.
Aun siendo familia y estando tanto tiempo juntos, hacía rato que no veía
una imagen que distaba de la que dábamos como artistas. Aquí éramos
seres humanos al desnudo, con el dolor de lo que pudo haber pasado, con
el llanto de desesperación y de alegría a la vez que denotaban que todos
sentíamos que nacíamos de nuevo. Cuando vino Suzzete y se sumó a ese
sentimiento, yo lo miré a mi padre y le dije: “Aún nos falta mucho por
aprender. Espero que de aquí en más nos manejemos en la vida y en la
música con ese principio que dice: ‘Sin prisa pero sin pausa’. Si lo
aprendemos todo lo que soñamos lo lograremos sin duda”. Mi padre apoyó
su brazo sobre mi hombro y fuimos para unirnos al abrazo de todos. Más
que nunca era necesario sentir que estábamos juntos y vivos. Más que
nunca había que sentir que volvimos a nacer y que debíamos seguir y, a
la vez, volver a empezar….
Cuando nos estábamos por ir, se me acercó Selena y me
mostró algo mientras me decía: “¿Tú buscabas esto?”. Para mi entera
sorpresa se trataba de la famosa servilleta. “¿Pero cómo la tienes tú?
¿Acaso la tomaste ahora? ¿Dónde estaba?”. “En mi bolsillo. Al principio
no entendía cuando le preguntabas a esa persona por esa servilleta, pues
había detalles que desconocía. Ahora lo entiendo todo. ¿Fue en Los
Ángeles hace tres años, no? A ella se le había caído la servilleta pero
no se dio cuenta. Yo la tomé y me estremecí, y la guardé siempre a la
espera de que ella o alguien me preguntaran por la servilleta. Nunca
imaginé que iba a ser hoy. Nunca imaginé que esa servilleta era el
símbolo de mi vida que lo pudiste descifrar antes de que…”, me dijo
Selena, pero no pudo seguir. Me abrazó de nuevo y siguió llorando.
Conforme pasaba el tiempo más se daba cuenta mi hermana de lo que pasó y
pudo haber sido. Mejor que llore Selena, mejor que ella llore por lo que
pudo haber pasado antes de que todos la lloremos por lo que ella pudo
haber sido y no fue … “Ya está, Selena … Ya pasó. Sólo prométeme una
cosa, sólo una cosa. Que dejes siempre una pista de dónde estás cada vez
que te vas a algún lado. Sabes que yo no te seguiré. Que si voy a ti es
porque pasa algo, ¿no es así?”, le pedí. “Claro que lo haré. Y lo haré
con todos. ¿Pues sabes cuál fue mi peor sensación hoy? No fue cuando
exhibió el arma … No fue allí. Fue cuando estuve sola con ella. Sentí
que estaba lejos de todo, lejos de mis afectos. Y yo no quiero estar
sola. ¡¡No me dejes nunca sola, hermanito, te lo pido, por favor!!”, me
confesó llorando … Pocas veces vi a Selena así descubriendo su Alma … Le
juré y perjuré que así lo haría mientras la abrazaba y lloraba. Cuando
me recompuse le dije: “Vamos con los demás. Ya deberíamos ir para Los
Ángeles. No sólo por el concierto. No sólo por el show. Tal vez…”. “Tal
vez deberíamos volver al restaurante ‘La leyenda’ … Y devolverles la
servilleta”, me dijo Selena …”Y pedirles que vuelvan a su antiguo nombre
para que recuerden a esa niña. Nada mejor que tenerla siempre presente
no sólo para recordarla sino para que no vuelvan a ocurrir estas
cosas…”. Selena se sonrió y yo también. La sonrisa de Selena era un buen
augurio. Y yo sentí que ahora sí íbamos en el camino correcto. Cuando
todos volvimos a nuestras casas, íbamos en silencio pero con una
sonrisa. Algo bueno había nacido luego de semejante dolor. Las cosas
surgen por algún motivo y por la voluntad del Señor. Él nos puso a
prueba y lo superamos. Ya estamos en condiciones. Estoy seguro de que
triunfaremos y de que nada ni nadie nos impedirá transitar el camino
para ser felices. Mientras la sonrisa de mi hermana esté presente,
mientras escuche a Selena reír, yo seré feliz, mi familia será feliz,
Chris será feliz, el mundo será feliz .. Y así será…
(A veces el destino, alguien, algo o lo que sea, nos da
un mensaje. Todos tenemos más poderes de los que imaginamos. Todos somos
más perceptivos de lo que creemos y sentimos. A veces no es sólo
llevarse por la lógica, por lo conveniente, por lo que ven nuestros ojos
… Muchas veces hay que dejarse llevar por lo que se siente, por lo que
se intuye, por lo que nos dice nuestras Almas y nuestros corazones … Así
surgió Selena y Los Dinos … Y así debió seguir … Tal vez faltó la
intuición, el llamado del destino, la alerta que nos daban determinadas
señales … Tal vez Dios quiso que fuera así … Pero lo que sí sé es que
ninguna voluntad querrá que uno se olvide de Selena, de su obra, de su
talento, de su sonrisa, de lo buena persona que era … Por eso A.B. no la
olvida, por eso la espera, por eso la busca, como toda su familia, como
todos nosotros … Mientras tanto tendremos que dar lo mejor de sí para el
momento de encontrarnos con ella y abrazarla, y poder sentir que está
viva … y no sólo viva en nuestros corazones…)
Selena: Todo lo que siento por ti no se quedó en el
pasado. Está presente, siempre presente. Eres lo más importante de mi
vida, la has cambiado, y sólo estoy aquí recordándote para agradecértelo
siempre, para quererte y para esperarte siempre…
Belén no salía de su asombro, de su impotencia, de su
tristeza, de su inmenso dolor. Estaba arriba de un tren con rumbo a
Corpus Christi sin saber cómo había llegado y si ese tren la dejaba
realmente en su destino … Ella se subió a él en Chicago y ya ...
Seguramente el dolor, los gritos desgarradores, el llanto continuo de
centenares de fans la guiaron hacia allí. Belén miraba para adelante y
para los costados observando un paisaje que era una sucesión de imágenes
grises y sinsentido, imágenes de una naturaleza viva contrastadas con
pensamientos que le decían por qué, para qué, quién nos puso en este
mundo, para qué vivir si hay que soportar tanto dolor … Veía pastar
tranquilamente a las vacas, veía a un paisano andando a caballo, veía
volar a los pájaros y enseguida se le veía la imagen de Selena y se
ponía a llorar por dentro, muy por dentro … Belén no quería llorar pues
hacerlo significaba que era real lo que estaba viviendo, que era real la
noticia y ella no lo quería aceptar de ningún modo. Veía cómo adelante,
a los costados y detrás suyo adolescentes como ella lloraban a los
gritos, gemían de dolor continuamente. Veía cómo muchas eran abrazadas
por otras amigas o hermanas que también lloraban o por sus madres que
las estaban acompañando para no dejarlas solas en su soledad y tristeza.
Belén las miraba y lo entendía perfectamente … Pensaba que después de
ese 31 de marzo no sabría qué sería de ellas, qué motivación tendrían
para seguir viviendo con alegría, qué esperanzas podrían tener … si
Selena era parte de sus vidas, parte de su destino, parte de su alegría
de vivir. Nada tenía sentido para ellas si no tenían a Selena a su lado.
Por eso Belén no podía con su dolor cuando veía las imágenes que le
devolvía la ventana del tren. No podía concebir que todo siguiera
andando, que la vida siguiera y Selena no estuviera, que todos
estuvieran vivos y Selena no … Belén no quería que se fuera nunca ese
día, pues sabría que ya cuando fuera 1 de abril sería la resignación, la
derrota, la admisión de un día sin Selena y ella eso no lo podría
tolerar. Apenas si podía asimilar la noticia, pero aún así quería volver
el tiempo atrás, quería volver a apenas 2 semanas atrás cuando Selena
dio un concierto en su ciudad y ella había asistido. ¿Cómo imaginarse
que ésa iba a ser la última vez que vería a Selena? Si alguien le
hubiese dicho que efectivamente no la vería más a Selena hubiese pensado
en que Selena no volvería más a su ciudad producto de su fama en todo el
mundo, hubiese pensado en que ella misma estaría en un estado de pobreza
tan grande que nunca tendría dinero para verla, hubiese pensado que tal
vez ella sufriría una desgracia … y ya no podría ver a Selena … pero que
a Selena le podía pasar algo … No … Jamás se lo hubiese imaginado.
Selena lucía tan bella, tan alegre, tan triunfante, tan segura … Selena
iba a ser famosa en todo el mundo, Selena lograría lo que nadie había
obtenido, Selena los representaría en sus esperanzas, en sus sueños, en
todo lo que se imaginaban lograr en la “Tierra de las oportunidades”… No
… Nunca lo había pensado, pero ahora que lo pensaba bien Belén la había
notado un tanto rara a Selena en aquel concierto … Esas rarezas que
duran un instante, pero que cuando suceden estas cosas pasan a tener una
trascendencia inusitada. Belén notó que en la primera parte del
concierto Selena lucía una sonrisa extraña. No era ésa la misma Selena,
había algo raro en su actitud. Pero Belén lo tomó como un momento que a
cualquier artista le pasa y que Selena no era la excepción … Y más lo
pensó cuando en la segunda parte de ese concierto Selena “despertó”, y
cambió su semblante y su postura. Belén en aquel momento la notó más
suelta, más libre, más contenta. Hasta se permitió decirle al público:
“¿Pero qué les pasa que están tan calladitos?”. Y allí mismo el público
le contestó su inquietud con cánticos, ovaciones y baile en cada canción
interpretada por Selena. En aquel momento pensó que tal vez Selena se
sentía mal por algo, o bien que no se hallaba en aquel momento del
concierto, pero que cuando pudo aclimatarse y ponerse de lleno en el
espectáculo actuó como siempre y logró lo habitual en sus conciertos.
Pero ahora, sabiendo lo que había pasado después, lo que estaba
sucediendo en ese preciso momento, Belén pensaba si aquella
manifestación de Selena en esa primera parte del concierto no era la
confirmación de que a Selena le “pasaba algo”, de que algo la molestaba,
de que algo la perturbaba, y que cuando pudo olvidarse de eso, cuando
pudo “sacarse la mochila de encima”, cambió su semblante, cambió su
actitud y volvió a ser la Selena de siempre … ¿Qué estaba pasando? ¿Qué
fue lo qué sucedió? Mientras Belén se preguntaba esas cosas, escuchaba
en el medio del griterío y de los sollozos una radio que llevaba la
madre de una de las chicas en la que informaba lo que había sucedido con
Selena por obra y desgracia de la presidenta de su club de fans. Se
hablaba que esa mujer estaba parapetada en el garaje del motel “Days
Inn” con supuestas intenciones de suicidarse. Ya se tejían un montón de
especulaciones y de teorías de por qué esa mujer había hecho eso … Se
hablaba de celos, de intereses, de pasión, de robo … Se decían miles de
cosas … Algunas posibles, otras disparatadas … Todo en el medio de que
sonaba la música de Selena en todo momento, todo en el medio de que la
gente lloraba por las noticias, cantaba desgarradoramente las canciones
de Selena e insultaba a la asesina … Era acaso el mejor escenario para
entender la dimensión de lo que estaba pasando, era el mejor muestrario
de miles de personas que no podían asimilar lo que estaba sucediendo, de
miles de personas que nunca aceparían seguir sus vidas como si nada
luego de ese nefasto 31 de marzo de 1995…
Belén miraba a esas niñas, adolescentes y mujeres, y no
podía con su dolor. Pero no quería sumarse a ellos. Aún no quería tirar
la toalla, aún no quería darse por vencida … Veía a muchas chicas de su
edad que estaban solas, tan solas como ella. Se preguntó cómo habrían
llegado allí y qué pensarían. Más de una vez se tentó por ir a hablar
con alguna de esas chicas, pero la detuvo pensar en cómo ella estaba
allí, y cómo salió dejando atrás a sus padres y hermanos. Tuvo que
pensar un buen rato para recordar cómo había empezado todo, cómo fue que
ella llegó a ese tren … En la mañana, casi al mediodía, estaba volviendo
del colegio hasta que escuchó a alguien decir: “¡¡Parece que dispararon
a Selena!! ¡¡Está muy grave!! No sé por qué, pero le dispararon, ¡¡le
dispararon!!”. Belén quedó petrificada en la vereda. Iba a seguir pero
no pudo. Ella era muy tímida. Nunca se animaba a preguntar por su cuenta
algo a cualquier persona, aunque la conociera … pero esta vez estaba
sucediendo algo, algo que le estaba cambiando la vida para siempre, pero
para mal, a los garrotazos, con un dolor y un sudor frío que le corría
por sus espaldas … Se dio vuelta y vio que era un señor grande que se lo
decía a otro que estaba frente a él, calle de por medio. Belén se acercó
y apenas le pudo decir con la mirada qué estaba pasando, si era cierto
lo que estaba escuchando, si se estaba refiriendo a su Selena … El
señor, un hombre muy mayor, la tomó de los brazos mientras le salían por
sus ojos enormes lágrimas sin intentar siquiera quitárselas, como si eso
significara sacarse el dolor de encima, como si significara que Selena
comenzaba a ser un recuerdo y él lo quisiera evitar … “Sí, niña. Es lo
que tú piensas, es lo que sientes. Se trata de Selena. Yo sé que ya no
está entre nosotros … No lo han confirmado, pero yo ya lo sé … Si ya
anuncian por la televisión que está muy grave, que le dispararon, no hay
motivos para ser muy optimistas … Además, si nadie sale a desmentirlo,
es porque es cierto y ya no hay nada que hacer. Sólo falta que lo
confirmen … Lo siento niña si te he dado malas noticias, máxime si eres
fan de Selena … Pero las cosas son así. Yo también la quería mucho … Y
la admiraba … ¿Quién no la quería? Pero habrá que resignarse … Y reza,
reza mucho, pídele y ruégale a Dios que no se la lleve … Y si se la
llevó … Tal vez Dios se la quiso llevar para tenerla a su lado … Quizá
quiere que cante para Él a su lado…”, le dijo el señor y trató de
sonreírle como buscando compasión … Belén sólo se quitó de él y comenzó
a correr para su casa. No le importaba haber sido tan descortés con ese
pobre anciano, pero no podía evitarlo. Maldijo, lo maldijo más de una
vez, como si él hubiese sido culpable de todo, como si él fuera
responsable de su dolor … Aparte, no podía dejar de pensar en lo que le
había dicho y lo maldijo aún más … Belén corría mientras contenía su
llanto para transformarlo en ira, en bronca, en insultos. “¿Pero de qué
me habla, de qué me habla ese tonto? ¿De resignación? ¿De resignación a
qué? ¿De resignación para qué? ¿De qué me sirve que me resigne? ¡¡A mí
no me importa eso!! ¡¡Me importa que viva Selena!! ¿De qué me sirve Dios
que acepte tu voluntad con resignación si me quitaste mi alegría de
vivir? ¿Cómo voy a aceptar que te hayas llevado a Selena, justamente a
Selena? ¿Por qué no me llevas a mí? ¿Quieres hacer algo por mí?
¡¡Llévame a mí!! Yo no sirvo para nada, ¡¡yo no le llego a los pies a
Selena!! Selena le daba alegría a todo el mundo … ¡¡Yo no!! ¡¡Yo no
sirvo para nada!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para creer!! ¡¡Yo necesitaba
a Selena para seguir!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para creer que podía a
pesar de todo!! ¡¡Yo necesitaba a Selena para tener esperanza!! ¿Qué voy
a hacer sin ella? ¿Quién me hará sentir que le importo a alguien? Que no
sea cierto, que no sea cierto … Dime Dios que ese viejo se equivocó, que
se trata de otra persona … Dime que no es cierto, dime que no te la
llevaste para que cante contigo a tu lado … Dime que ese argumento es de
las cosas más tontas que he escuchado en mi vida, ¡¡que Tú no puedes ser
tan egoísta para llevártela a tu lado para que te alegre la vida!! ¿Pero
qué tontería es ésta? ¿Cómo uno se puede contentar con esto, cómo uno se
puede resignar con semejante argumento y pensamiento? ¡¡Perdóname Dios!!
¡¡Perdóname si te ofendí y si maltraté a esa persona. ¡¡Pero te pido, te
imploro, te ruego que no te lleves a Selena!! ¡¡Llévame a mí, pero no te
la lleves a ella!!”, se decía, se gritaba, se rogaba Belén mientras
corría, corría sin parar por las veredas, cruzaba las calles sin mirar,
y evitaba observar y escuchar a las personas para no oír nuevas noticias
o la confirmación de lo peor. En un momento escuchó que alguien pegó un
bocinazo terrible a sus espaldas y Belén apenas lo oyó. Era un auto a
toda velocidad que la había pasado raspando mientras ella cruzaba la
calle con semáforo en rojo … Por un momento Belén deseó que ese auto la
atropellara … Tal vez eso significaba que Dios la había escuchado y
estaba dispuesto a cumplir su deseo aun cuando le quitara su vida y le
provocara tamaño dolor a su familia … Pero a Belén poco le importaba
eso, pues Selena era lo más importante, no sólo para ella sino para
millones de personas … Y si su familia sufría … tal vez se lo merecían …
Ella hubiese querido que confiaran más en ella, que le ofrecieran más
oportunidades para creer en ella y que le dieran más alas para volar en
vez de tenerla atada a su casa y a un destino marcado para ella pero que
de ninguna manera era su deseo … Ella quería ser como Selena, quería
cantar, ser feliz, tener sus propios emprendimientos, tener sueños
propios y poder cumplirlos … Sus padres no querían eso. Querían que
hiciera cosas “más importantes” que las que hacía Selena …Ella había
evitado cualquier conflicto encerrándose en su mundo, en el mundo de
Selena … Allí sólo era libre y feliz … ¿Y qué haría ahora sin Selena?
¿Qué sería de ella a los 17 años sin esperanza, sin sueños, sin futuro,
sin Selena que le quite esa tristeza y ese dolor de toda su vida? Belén
llegó a su casa y sólo esperó que esa corrida no fuera en vano, que Dios
la hubiese escuchado, que Dios se apiadara de Selena … y de ella…
Cuando entró, Carmencita, su hermana de 5 años, se tiró
encima de ella a los aullidos, y con esa sinceridad y Alma pura de una
niña le dijo esas palabras que Belén no quería escuchar, que ni siquiera
el anciano aquél se atrevió a pronunciar, que nadie, incluso uno mismo y
todo aquel que quiere a Selena, quiere decir aún hoy. Durante unos
cuantos minutos Belén abrazó a su hermanita mientras miraba perdida a un
punto que estaba lejos, muy lejos. Belén no escuchó ni vio más nada por
unos instantes que para Belén fueron horas, horas enteras. Durante diez
minutos sintió el dolor, el llanto, el retumbe de los gritos de su
hermanita. Era para Belén suficiente. No podía llorar … No quería llorar
… No quería sentir nada. Su dolor se había transformado en frialdad.
Belén puso un traje de amianto a su corazón y a su Alma. Con ello simuló
toda angustia y toda manifestación de sentimientos … Los ocultó como
queriendo anularlos, pero aunque ello quisiera, Belén no lo podía hacer
… Y todos los movimientos posteriores de Belén iban en ese sentido,
aunque ella no lo sintiese. Cuando ya no soportó más estar en esa
posición se apartó de Carmencita y se fue a su habitación. Su madre
quiso decirle algo, pero se contuvo y fue en busca de Carmencita. Su
madre estaba atemorizada. Había algo en el rostro de Belén que nunca
había visto y eso presagiaba que algo iba a pasar. Belén caminó con
firmeza hacia su habitación. Nadie se le interpuso en su camino.
Estaban, además de su madre y Carmencita, sus dos hermanos, ambos
menores que ella, que sólo atinaron a mirarla … No estaba su padre, que
recién volvería a la noche del trabajo, aunque con la conmoción que
traería la noticia trágica de Selena por allí volvería antes … Belén
llegó a su habitación con gesto adusto y muy serio, y cerró la puerta
con furia y la cerró con llave. Apenas se dio vuelta y prendió la luz
vio el poster de Selena correspondiente al álbum “Amor prohibido”. Belén
no pudo más y comenzó a llorar con toda el Alma partida, con toda la
furia contenida y con el corazón hecho pedazos. Lloraba, lloraba y
lloraba, y no quería salir de ese dolor, pues sabía lo que sería de ella
y lo que haría una vez que terminara con esa manifestación extrema de
dolor. Pensó en la primera vez que la escuchó, en la primera vez que la
vio, aquella vez que le pidió un autógrafo cuando presentó su disco
“Entre a mi mundo”, cuando Selena le elogió la remera a rayas que
llevaba a puesta y Belén se la regaló con la promesa de que compraría
una nueva en ese mismo instante mientras se ponía un suéter de una
amiga … Belén recordaba ahora con nostalgia la alegría que le dio el
ver a Selena con su remera en un reportaje y decirle a la entrevistadora
que esa ‘shirt’ se la había regalado Belén, una querida fan de
Chicago…”. Belén repasó en pocos minutos su vida entera con Selena a su
lado y maldijo haber tendido pereza en pedirle un autógrafo o al menos
verla a la salida del último concierto en su ciudad. Se maldijo haber
sido tan egoísta, de haberle dado prioridad a su cansancio y en haberse
quedado pensando en lo que notó en Selena en esa primera parte del
concierto sin haber siquiera contemplado la posibilidad de que Selena
necesitaba ayuda y qué mejor que ir a verla para cerciorarse de ello.
“¡¡Pero qué tonta fui, que egoísta fui!! Cuando yo la necesité, ella
estuvo e hizo lo que siempre quise que me dijeran … que estaba linda,
que le gustaba algo de mí. Me dijo algo que esperé de todos y que nadie
ni siquiera me lo insinuó … Selena estaba cansada del concierto, pero
ella priorizó a todos los que la estábamos esperando … No pensó en ella,
no pensó en su comodidad, no pensó en que ella era la estrella y
nosotros … nosotros éramos sólo sus admiradores … Y ahora, ahora que
seguro me necesitaba, nos necesitaba, yo no estuve, yo me fui, me fui a
mi casa … Mi cansancio, mi preocupación por mí, sólo por mí, me hizo no
verla y ella me necesitaba … Seguro que si la iba a ver me hubiese
reconocido y me hubiese sonreído … Y seguro que me hubiese dicho lo que
le pasaba y hasta me hubiese pedido ayuda … ¿Cómo no me di cuenta? ¡¡Si
me hubiese dado cuenta seguro la hubiese salvado!!”, se decía y
atormentaba Belén mientras seguía llorando y mordía una almohada para
mitigar sus gritos y su tremenda angustia. Le fue inevitable pasar del
dolor a la furia. Empezó a arrojar cuanto objeto encontraba al piso, a
la ventana, a la pared. Podía oír murmullos y hasta el pedido de su
madre de lejos de que parara de una vez. En su furia y en su
enceguecimiento tiró todo lo que encontró en su paso histérico por su
habitación hasta que vio que estaba por arrojar todos los discos de
Selena … Sólo se detuvo pues pudo llegar a distinguir la tapa del disco
“Selena Live”. Belén volvió a envolverse con su traje de amianto, guardó
sus discos de Selena en un lugar seguro y hasta se tomó el tiempo para
recoger todo lo que había arrojado y ponerlo más o menos ordenado … En
el medio de ese trabajo decidió lo que iba a hacer … No pararía hasta
ver a Selena. Quería cerciorarse por sí misma de que eso era cierto. No
era lo que usualmente hacía ni lo que normalmente se le pasaría por su
cabeza … Pero se trataba de Selena … Era lo más importante de su vida …
Y ya su vida no sería la misma … Tomó lo primero que encontró para
llevarse y sólo se detuvo para buscar ese autógrafo de Selena. Quiso
volver a verlo. “Today
was a nice day for me. Thanks for your gift. You know you'll always be
in my heart. I hope I'll always be in yours. With lots of love. With so
much love. Selena. September 1993”.
Belén volvió a llorar, pero por última vez. Se guardó el autógrafo y
enfiló para la puerta de su casa. Su madre le preguntó a dónde iba: “A
ver a Selena”, obtuvo de Belén como toda contestación. “¡¡Dale muchos
besitos de mi parte!!”, le dijo Carmencita mientras abrazaba a su
hermana, sólo que esta vez lo hacía en silencio. Cuando se despidió de
su hermana su madre quiso detenerla. “¡¡Tú no irás a ningún lado!! ¡¡Ya
verás cuando venga tu padre!!” ¿Es que no entiendes? ¡¡No puedes hacer
nada!! ¡¡Acepta la realidad!! ¡¡Madura!! ¡¡Ya eres grande!! Has vivido
pendiente de Selena. ¡¡No tiene sentido que vayas!! Selena está…”,
alcanzó a decirle su madre franqueándole el paso en la puerta de la
casa. “Selena me está esperando y yo iré. Es a la única persona que no
le voy a fallar. Es la única persona que me escuchó y ¡¡yo voy a ver lo
que necesita!!”, dijo Belén, quien avanzó a paso firme … y ni recuerda
cómo salió. Sólo se acordó del aire puro de la calle y de los gritos de
adentro de su casa. Belén se sentía libre. Belén iba a ver a Selena y a
terminar con todas esas mentiras que se decían sobre ella…
Belén se levantó con sobresaltos en el tren. Se había
quedado dormida y la levantó la realidad. Ya era de noche, y un frío de
dolor y de llanto se habían apoderado de ella. Tomó conciencia de cómo
llegó allí y también de lo que estaba afrontando. Miró hacia afuera y
todo era negro, como su destino y el futuro de todos los que querían a
Selena desde aquel 31 de marzo … Adentro había gente que dormía y
lloraba a la vez, y rostros de dolor y tristeza que miraban la nada
misma … Un retrato bien cabal de lo que sería el lugar hasta el momento
en el que dieron con el lugar en el que estaba Selena … Belén supo ese
día lo que significaba la muerte. Nunca la había sentido tan de cerca …
Ahora la tenía encima … Experimentaba sensaciones que nunca había vivido
y que pensó que por años no las iba a sentir … y mucho menos con Selena
… Sentir que alguien se fuera tan joven como ella, aunque 6 años mayor,
era fuerte, demasiado fuerte para Belén. Y pensó que su vida había
cambiado para siempre, y no sólo la de ella sino la de toda su
generación, ésa que nació a fines de los ’70. Porque la gente de otras
generaciones, aunque la lloraran por igual, tenía otros parámetros,
otras vivencias, otros referentes, otros ídolos, otros artistas a
quienes le han dado el mayor de los cariños … En cambio, la generación
de Belén … tenía como referente a Selena … Selena era su ejemplo, Selena
era su guía, Selena era una de ellas … Y ahora que Selena se les ha ido
era lo mismo que cualquiera era de ellas muriera … Se quedaron sin
motivo para vivir con alegría, con esperanza, sin razón para luchar … Si
a alguien como Selena que había construido su carrera a base de
sacrificio, talento, autenticidad, honestidad le habían hecho esto, ¿qué
podían esperar las demás, qué podrían hacer ellas, qué ejemplos debían
seguir e imitar? Belén no podía salir de la angustia y de la furia de
sólo pensar que al fin y al cabo ser como Selena no tenía sentido, ser
como Selena no se llegaba a ningún lado, ser como Selena es sinónimo de
derrota … En el medio de todo ello, alguien gritó eufórica que la
asesina se entregó a la policía, pero luego con aire de resignación y de
bronca a la vez dijo que al final no se había suicidado como había
dicho, que luego de ocho horas de negociación con la policía decidió
confesar todo a las autoridades y entregarse … Hubo luego un largo
silencio hasta que alguien comenzó a insultar a la asesina, y una a una
la siguieron pidiendo toda clase de penas para esa abominable mujer,
aunque todos coincidían en que lo mínimo que debía sufrir era la prisión
perpetua y lo máximo la pena de muerte … Belén se quedó al margen de
todo. Igualmente, no fue la única que no se sumó a los cánticos, que no
se puso a insultar al aire buscando justicia desde lejos en un tren …
Belén pensaba que no faltaría mucho para que esa mujer hablara, dijera
“su verdad” y fuera un parámetro para mucha gente que la consideraría
una “víctima de las circunstancias”. No sabía Belén por qué pensaba eso,
pero algo le decía que si esa mujer mató, luego amenazó con suicidarse y
no lo hizo, es porque jamás pensó en hacer eso. Sí matar, pero no
suicidarse … Tal vez quería ganar tiempo. Quién sabe qué negoció. Pero
algo le decía a Belén que sólo quería ganar tiempo para saber qué hacer
luego, cómo encarar lo que se le vendría encima … “¿Has escuchado las
noticias en la radio? Están diciendo que esa mujer jura y perjura que no
la quiso matar, que todo fue un accidente, un malentendido y que la
culpa de todo la tiene el padre de Selena…”, le dijo una de las chicas
que estaba en el tren tratando de estar cerca de Selena. “Me llamo
Cristina y me acerqué a ti porque noté que, como yo, ni siquiera
gritaste porque a esa mujer la hayan atrapado. Por eso te vine a dar la
nueva noticia … Pensé que podía interesarte”, le aclaró … “Mira … Ni que
me hayas leído el pensamiento … Estaba pensando en lo que estaba
haciendo ese adefesio y creo que sólo estaba haciendo tiempo para pensar
en un plan, si es que no había ya elaborado uno. Con esto que tú me
dices sólo confirma que estoy en el buen camino … ¡¡Ah!! Me llamo Belén
¿Y sabes qué? No importa lo que piense … No importa lo que busque esa
persona, si se la puede llamar y tratar como tal … Lo que me preocupa es
que alguien quiera justificarla y ponerla en víctima … Lo que me
preocupa es que algún día quiera hablar … Pero lo que más me duele es
que Selena no esté y esa mujer siga viviendo, y que eso signifique para
muchos que al final hay que seguir el camino de la asesina para llegar a
algo, que ser como Selena te pone en esta situación terrible. ¿Qué nos
queda a nosotros? ¿Ser falsos, mentirosos, hipócritas, inescrupulosos,
deshonestos, calculadores? Porque parece que ser trabajadores,
talentosos, amables, honestos y sinceros no te lleva a ningún lado … o
mejor dicho te lleva al mismo destino de Selena…”, le dijo Belén y
enseguida miró a la ventana del tren que sólo le devolvía negrura,
sombras y alguna que otra lucecita que se veía bien de lejos. Belén
quería llorar pero se contenía. Quería ser fuerte para lo que viniera,
quería tener entereza para ver a Selena al otro día … “Te entiendo
Belén. Yo pienso lo mismo. De nada nos sirve lo que le pase a esa mujer.
Nada de lo que suceda con ella y con cualquier otro nos cambiará la vida
ni nos traerá a nuestra Selena …Yo sólo quiero ver si todo esto es
cierto … Yo sólo quiero saber qué será de nosotros mañana cuando sepamos
que Selena sólo será un recuerdo … fotos y recuerdos … cada día al
despertar…”. Belén miró con ternura y tristeza a esa chica que tenía su
misma edad y ambas se abrazaron en silencio, con mucha fuerza y
conteniendo el llanto. Belén aprendió ese día lo que significaba la
muerte. Belén aprendió lo que es perder a alguien querido tan pronto …
Ahora había que ser fuerte y rezar que todo eso fuera una pesadilla y
que al otro día se encontraran con el fin de un largo sueño, de un sueño
que las sacara de esa locura y calvario…
Cuando Belén despertó se encontró con que nada de lo que
estaba viviendo era un sueño y que todo seguía siendo un calvario y una
locura. Salió del tren llevada de la mano por Cristina sin saber qué
estaba haciendo y por qué. Sobre sus ojos le retumbaban el sol, el
sonido de la gente llorando y gritando, muchedumbres yendo de un lugar a
otro, empujones, más gritos y desesperación. Belén avanzaba porque la
llevaban pero estaba aturdida, pero en ningún momento se resistió. Nada
de lo devastador de la escena la hacía desistir de lo hecho o de
interrumpir el paso. Muy por el contrario, Belén sólo seguía porque
quería ver a Selena, o al menos estar cerca. Quería al menos decirle que
la perdonara, que la disculpara por ser cobarde, perezosa y no saber lo
que ella necesitaba de la gente y de ella misma. Quería disculparse por
no retribuirle el mismo Amor que le profesaba Selena a todos sus fans,
de no tomar su ejemplo para ser como ella y aducir estar cansada para
evitar un saludo, un llamado a lo lejos, una simple pregunta de si
estaba todo bien y seguir adelante si Selena daba una señal en positivo
y la acompañaba con sus expresiones. Belén quería disculparse con Selena
por no haberse dado cuenta de que ella no sólo era un artista, sino que
era una persona, una simple persona con sentimientos, con certezas, con
dudas, con alegrías, con broncas, con ambiciones, con tristeza. Belén se
sentía enormemente culpable porque si había algo que Selena había
exteriorizado bien era su espontaneidad, su forma de ser, lo lindo que
era como persona y no sólo como artista, que justamente si había algo
que la caracterizaba era que ella se mostraba en cada concierto, en cada
entrevista, en cada encuentro con sus fans tal cual era y eso era una de
sus grandes fórmulas del éxito. Había pocas artistas como Selena que se
mostrara ante todos tal cual era y así ganarse la simpatía de todos. Por
eso se apenaba Belén, porque Selena se brindó a todos como artista, como
persona, como mujer y parece que pocos se dieron cuenta de ello. Se
valoró más a la artista y no se tuvo en cuenta que Selena pedía a gritos
que la quisieran, que le manifestaran Amor, que la escucharan, que la
entendieran, que la acompañaran, que se dieran cuenta de qué había
detrás de la gran artista, del mismo modo que ella se daba cuenta de lo
que sentían, vivían y padecían sus fans. “Si Selena siempre se mostró
como uno más de nosotros, ¿por qué no nos dimos cuenta de que ella
quería que la consideraran del mismo modo ella lo hacía con los demás?”,
se preguntaba Belén, aun sabiendo que Selena siempre recibió toda clase
de muestras de Amor, pero tal vez pocos indagaron por lo que ella
pasaba, por lo que sucedía en su mente y en su corazón … Belén despertó,
aun cuando tenía los ojos bien abiertos, y se encontró con que estaba en
un bus. Cuando miró desesperadamente para algún lugar que le sirviera de
referencia, Cristina la tomó del brazo y le dijo: “Vamos a donde está
Selena … No sé si entraremos. Veremos qué puede pasar…”. Belén vivió ese
último tramo con un nudo en el estómago, la vista que le devolvía
imágenes con resplandor que la enceguecían y le daban un tremendo dolor
de cabeza … Cuando llegó al lugar, Belén se sorprendió de la
impresionante cantidad de personas que esperaban entrar para ver a
Selena. Todo era caótico. Las personas exteriorizaban su Amor y su dolor
de innumerables maneras. Belén podía ver a mujeres lisiadas empujadas en
sus sillas de ruedas por sus parientes a los alaridos de dolor y de
desesperación, caravanas de autos que estaban pintados con el nombre de
Selena o cubiertos con sus fotos, y una enorme cola para ingresar al
lugar y despedirse de Selena. Tuvieron que esperar horas para poder
llegar a la fila y para ordenarse lo suficientemente bien como para que
los dejaran entrar. Cuando se dio la conformidad para que la gente
empezara a iniciar una caravana de despedida, muchos comenzaron a
quejarse porque no se exhibiría a Selena. El cajón permanecería cerrado.
En un principio a Belén no le molestó pues no estaba en sus planes
precisamente ver a Selena en esa situación. Ella sólo quería despedirse
y disculparse … Pero pronto circuló un plan que la inquietó: comenzó a
decirse que Selena en realidad no estaba allí, que todo era una mentira,
que todo era una farsa publicitaria vaya a saber con qué intenciones …
Belén miró a Cristina con cara de asombro como diciéndole si eso era
posible. Cristina se encogió de hombros, y se quedó mirando a las
personas que gritaban y denunciaban a los Quintanilla de esta maniobra.
Belén no podía creer que fuera cierto, pero deseó como nunca que esa
farsa fuera verdad. Nada deseaba más Belén que ver a Selena a su lado,
viva y sonriente a la vez. No importaba si era una farsa, no importaba
si todo era pura especulación … Ya Selena les explicaría todo y ella
sería feliz, como todo el mundo … La situación se había puesto muy
pesada y muchos dijeron que no volverían a sus casas hasta certificar
que Selena estuviera allí. Belén se alarmó. Ella no quería ver eso y
menos aún confirmar esa posibilidad. De pronto, Cristina, muy
compungida, le dijo: “No quiero que te hagas ilusiones, Belén. Mucha
gente está como nosotros, desconsolada. Yo no creo en lo que denuncian,
pero entiendo por qué lo hacen … Tienen nuestro mismo dolor … Y nadie
quiere aceptar la realidad … hasta que no le queden otra que verla …Yo
ya no sé si quiero ser partícipe de ello ... ¿Por qué no mejor verla así
a cajón cerrado y listo? Tal vez sea mejor no verla si las cosas son así
… Tal vez…”. Belén le hizo un gesto con el dedo en la boca para que
callara y dejara escuchar lo que decían hasta que llegó alguien de
seguridad que les dijo que, dada la sospecha que se había generado
dirigida a la familia Quintanilla por no querer exhibir a Selena ante el
público, el señor Quintanilla había decidido abrir el cajón para que la
gente se diera cuenta de que todo era cierto y de que nada tenían que
ocultar. Además, les manifestó que la Familia Quintanilla entendía el
dolor y la consternación de la gente, y que sólo pedían que entendieran
su dolor y su estupor. Por eso rogaba que volvieran a sus casas una vez
que hayan visto a Selena y poder así elaborar el dolor con
tranquilidad. Muchos celebraron la medida y se dispusieron a formar fila
para ver y despedir a Selena. Belén se quedó petrificada. Cristina con
lágrimas en los ojos la tomó del brazo y le dijo: “Vámonos, Belén. Es
mejor llorarla en nuestras casas o camino a ellas. No tiene sentido
seguir aquí. Yo no quiero verla en ese estado. Vine para despedirme y
para cerciorarme de todo. Apenas podía despedirme viendo el cajón
cerrado. Pero ya no lo necesito. Ya no deseo ver más. Esto para mí es
tremendamente doloroso … Vamos, Belén. Salgamos de aquí. Ya pronto
cerrarán el lugar y tal vez sigan mañana. En todo caso, volvamos si nos
arrepentimos” … Belén, una vez más, se dejó llevar por Cristina, pero
algo se le había pasado por su mente, algo se le había ocurrido hacer
esa noche, algo que no sabrían ni Cristina, ni la gente del lugar, ni
los mismísimos Quintanilla … Belén tenía ganas de decirle algo a Selena
… a solas. Sólo debía tener valor y no decírselo a nadie, absolutamente
a nadie … Belén se fue del lugar con Cristina a un lugar en el que
estaban acampando otros fans y dormir un ratito. Cuando llegaron y
encontraron un lugar, ambas se dispusieron a descansar aunque sea un
poquito. Belén estuvo un largo rato mirando el cielo con lágrimas en los
ojos hasta que notó que Cristina se había dormido … Había llegado el
momento para Belén … Ése era el momento para encontrarse con Selena a
solas…
Belén espero un buen rato, el suficiente como para
cerciorarse de que se habían dormido todos … o casi todos … Estuvo largo
tiempo mirando la luna y Belén seguía llorando en silencio … Sabía que
nada sería igual, que todo sería distinto luego de esa noche, que luego
de la experiencia sufrida en esos días y en lo que viviría en breve
sabría que ya era lo suficientemente adulta como para encarar los
vaivenes de la vida. Nunca pensó que haría lo que iba a hacer … Ya era
raro lo que estaba haciendo … Nunca quiso ir a ningún velatorio de
nadie, ni de sus familiares ni de sus amigos. Le parecía no sólo triste
sino inútil …¿Qué podía hacer allí en el medio de tanta gente llorando y
de tantos familiares o amigos que sólo se juntaban para esa ocasión?
Dolor de los que lloraban con sinceridad junto con los que acompañaban
sólo de compromiso … Belén no quiso nunca estar allí … Prefería quedarse
con el recuerdo de la persona que partió … bueno o malo, pero no verla
inerte en el medio de gente que lloraba inútilmente. Más de una vez
evitó ir a esos lugares con cualquier pretexto, con excusas
inverosímiles … Pero esta vez era distinto … Se trataba de Selena … Y
ella se quería despedir … a solas. No tenía miedo. Tenía dolor. Dolor de
la certeza, dolor del mañana, de un día más sin Selena. Lo más lógico
era huir de allí y quedarse con “fotos y recuerdos”. Quizá tenía razón
Cristina. En un punto el espectáculo que se había armado para entrar a
ver a Selena se había hecho inverosímil y patético. ¿Por qué uno se iría
tranquilo a su casa después de ver a Selena en una situación en la que
nadie la había visto, con una imagen que Selena nunca quiso y nunca
imaginó que podía dar? Belén coincidía en un punto con Cristina … Ella
no quería participar de ese encuentro y en esas condiciones. Lo hacía
todo más doloroso y más horroroso, máxime cuando se enteró de que había
fotógrafos y camarógrafos listos para sacar la foto “exclusiva” de
Selena una vez abierto el cajón … Pero Belén sentía que tenía que estar,
no en esa situación, sino en otra … Cuando notó que sólo se escuchaban a
los grillos, se incorporó y adelantó su paso hacia donde estaba Selena …
Vaya uno a saber si fue por inconsciencia, o porque pocos estaban
cuidando el lugar pues daban por descontado que nadie entraría allí,
pero lo cierto es que Belén avanzó sin prisa pero sin pausa hacia el
lugar. Fue tomando atajos, caminos estrechos, atravesando arbustos y
libustrinas sin que nadie, absolutamente nadie se le interpusiera en el
camino. De pronto se encontró con un edificio en el que unos hombres
cuidaban la puerta principal del lugar. Belén supuso que Selena estaba
allí. Se dirigió al extremo opuesto del edificio hasta que vio casi a
ras del piso una pequeña ventana. Se arrastró hasta allí y se dispuso a
empujar la ventana para entrar al lugar. Notó que esa ventana estaba
casi adherida al suelo, por lo que había que golpear duramente para
ingresar, casi romper el vidrio, pero Belén temía hacer eso, por temor a
ser descubierta por alguien. En vez de la fuerza usó sus mañas, por lo
que movió varias veces la palanca de la ventana a uno y otro lado, y
cuando pensaba que la tenía casi disponible le pegaba un pequeño golpe
para que cediera. Al tercer intento, y para su asombro, Belén logró
doblegar la puerta e ingresó cuidadosamente, ya que esa ventana estaba
en lo alto de la habitación en la que se encontraba, por lo que tuvo que
bajar lenta pero cuidadosamente por una pequeña escalera caracol para
llegar al suelo. Cuando logró su cometido Belén sintió satisfacción pero
miedo, miedo a lo que se iba a encontrar, miedo a lo que estaba
buscando. Recorrió unos cuantos metros hasta que dio con unas escaleras
grandes que la conducirían al cuerpo principal del edificio. Mientras
subía por las escaleras en forma continua pero pesada, Belén tomó del
bolsillo de su pantalón el autógrafo que le había dado Selena dos años
atrás y lo sostuvo con las dos manos a la altura de su pecho. Así siguió
su camino hasta que dio con la puerta de entrada. Puso su autógrafo en
la mano izquierda mientras que con la derecha abrió lentamente la
puerta. Ingresó casi sin mirar, observando un punto lejano en el techo
hasta que bajó la vista y la vio … Pegó un grito pequeño, desgarrador
mientras soltaba el autógrafo con el aire y se daba vuelta
instantáneamente. Belén quedó arrodillada al piso y estuvo largos
minutos llorando sin parar y cuidando de que nadie la escuchara … No hay
peor cosa que estar tan dolido y no poder expresar todo el sentimiento
en carne viva que carcome el Alma … Belén empezó a juntar fuerzas para
parar de llorar. No era ése el momento. Apenas había asimilado la
situación. Ya sabía que era cierto. Pero ella no estaba allí por ese
tema. Por eso se reincorporó y se dio vuelta. La miró con la mejor de
las sonrisas y con lágrimas en los ojos le dijo: “Hola, mi Selena. Soy
yo … ¿Te acuerdas? Soy yo, Belén. La que te regaló aquella remera a
rayas ¿Te acuerdas de mí? ¿Te acuerdas que me prometiste que la ibas a
usar? Me puso contenta de que lo hayas hecho … ¿Sabes Selena? Yo … Yo
vine a pedirte disculpas … Tal vez estés enojada conmigo … Lo puedo
notar en tu rostro serio … Es que te fui a ver en Chicago y no te fui a
saludar. Creí que no me necesitarías. Creí que no te acordarías. No tuve
ganas de darme cuenta de cómo estaban las cosas realmente… Tal vez si lo
hubiese hecho me hubiese dado cuenta de todo … Y te hubiese salvado … Me
hubiese salvado … Tal vez no sea digna de tener esto. ¿Sabes lo que
tengo? Tu autógrafo, ése que me diste a cambio de la remera, ése en el
que me decías que me llevarías siempre en tu corazón y que esperabas que
yo también te tuviera en el mío … Yo te tengo en mi corazón, pero eso lo
sé ahora … cuando estás aquí pero ya no estás entre nosotros … Lo debí
haber sabido entonces en aquel concierto de Chicago … Sí, ya sé, me
dirás que sabes que te tenía en mi corazón esa noche, que incluso me
habías visto y hasta saludado, que yo no me había dado cuenta, pero que
tú lo habías hecho … Pero no, Selena … No estuve a la altura de las
circunstancias … No estuve a la altura de tu Amor … Por eso quiero que
conserves tu autógrafo. Al menos quiero que te lleves algo que sólo a ti
pertenece”. Belén enmudeció y se fue acercando poco a poco a donde
estaba Selena … Trató de no pensar la dimensión de las cosas, la
certificación de lo que estaba viendo. Trataba de no mirar su cara, por
lo que enfocó su vista en el vestido que llevaba puesto y notó con dolor
que era el que había usado en los Tejano Music Awards de hacía tan sólo
un mes y medio atrás … Belén se detuvo y recordó lo tierna que lucía
Selena ese día con su peinado, su vestido y su encantadora sonrisa.
Selena estaba contenta por todos los premios y porque cada vez recibía
más reconocimiento y Amor de su gente. Selena lucía tan linda, tan
vivaz, tan alegre, tan agradecida … Y ahora Selena era eso que veía,
sólo eso … Belén se permitió ver a Selena en la cara … Su propia cara
comenzó a transformarse, el dolor volvió a envolverle su cuerpo hasta
casi hacerlo estallar y Belén no pudo contenerse. Corrió hacia ella y la
abrazó bien, bien fuerte. Creía que la iba a sentir fría, pero no fue
así. Sintió que latía, sintió que aún lloraba y sufría como ella … “¿Por
qué, Selena, por qué te fuiste, por qué no nos avisaste, por qué no nos
dijiste nada? ¡¡Por favor, por favor, vuelve, vuelve a vivir!! ¡¡Hay un
mundo que está llorando por ti allí afuera!! ¿Los dejarás que lloren?
¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres una vida para seguir? ¡¡Aquí estoy!!
¡¡Dile al Señor que me lleve a mí y ruégale regresar!! Selena, ¡¡sé
feliz y haz feliz a la gente!! ¡¡Jamás aceptaré tu partida!! ¡¡Antes
quiero estar muerta!! Por favor, Selena, perdóname, perdóname si te
fallé, ¡¡pero vuelve, vuelve a mí, te lo ruego, te lo ruego, por
favor!!”, lo imploró Belén mientras se quedó sin consuelo llorando sobre
el cuerpo de Selena. De pronto unos guardias entraron alarmados y fueron
a por ella. Belén ni se inmutó. Ya no le importaba lo que hicieran con
ella … Ya no le importaba nada. Los hombres la tomaron con cuidado pero
con firmeza y estaban por entregarla a las autoridades hasta que de
pronto apareció el Señor Quintanilla y los detuvo: “¡¡No!! ¡¡No lo
hagan!! ¡¡Yo vi todo!! Ella no quiso hacerle daño a mi hija … El daño se
lo hicieron antes … Les pido que la suelten … Yo me hago responsable…”.
Los guardias un tanto sorprendidos la soltaron y Belén más sorprendida
aún se quedó inmóvil. El señor Quintanilla tomó el autógrafo de Selena y
se lo dio a Belén: “Toma, esto es tuyo. Y no te mortifiques más. Sabes
que Selena nunca te culparía por lo que le ha pasado … Igual, te
entiendo perfectamente. Yo también me siento culpable, yo también me
siento responsable, yo también siento que no estuve a la altura de las
circunstancias … Pero ya de nada sirve darme por vencido. Ahora me queda
una tarea más difícil que nunca imaginé que iba a tener que hacer …
Asimilar que mi hija se ha ido y hacer todo lo posible para que la
recuerden con Amor y con respeto, como ella hubiese querido …¿Crees tú
acaso que lo pueda hacer? ¿Crees que puedas ayudarme acaso en esta
tarea?”, le dijo el padre de Selena mientras la miraba fijo a los ojos y
acariciaba su cabeza tiernamente. Belén le dijo que sí bajando la cabeza
en forma silenciosa. “Pues bien. Yo no te digo que no la llores pues yo
lo vivo haciendo aunque no parezca … Pero tenemos mucho por hacer y de
nada servirá que terminemos a los llantos sin hacer nada y
lamentándonos. Quiero que nos mostremos enteros ante todos para
mostrarles que por el recuerdo de Selena haremos todo lo que esté a
nuestro alcance aunque las fuerzas flaqueen ¿De acuerdo?”. Belén volvió
a asentir en silencio. “Entonces sólo te pido que me acompañes en este
esfuerzo. Yo entiendo tu dolor. Por eso cuando te vi llorando ante
Selena diciendo que te sentías culpable no quise interrumpirte. Era
mejor para ti que expresaras todo lo que sentías por ella. Sabía que no
habías venido a hacerle daño. Podría regañarte, podría pedir que te
detengan por entrar a este lugar de ese modo, pero tu causa era noble.
Ahora debes marcharte. Supongo que lo entenderás … Sólo nos queda muy
poquito tiempo para despedirnos de ella … sólo la Familia … Si quieres
puedes volver pero con el público en general para despedirte a la
distancia, pero nada más. ¿Pero sabes qué es lo más importante que
hagas? Que difundas su obra, que la recuerdes como artista y como
persona … Por eso lo primero que tienes que hacer es conservar este
autógrafo. Ésta es una muestra cabal de lo que era mi hija…”. Belén se
sentía en falta y por eso no hablaba. Sentía que el señor Quintanilla
tenía razón en todo y así ella no sentía que no podía decir más nada.
Por eso sólo tomó el autógrafo y lo abrazó fuertemente, le dijo que lo
sentía mucho y que haría lo que él le pidió. Mientras abrazaba al padre
de Selena pudo ver que debajo de sus infaltables anteojos se le caían
unas grandes lágrimas. Se apartó de él en silencio, como respetándole su
deseo y su sentir, y salió para la puerta. Antes de abrirla, el señor
Quintanilla le volvió a insistir: “Recuérdalo, niña, recuérdalo bien. Si
la quieres a Selena sólo haz algo por su recuerdo todos los días. Ella
te sonreirá, donde quiera que esté…”. Belén le dio un largo beso, le
sonrió mientras bajaba la vista y se fue una vez que el padre de Selena
le abrió la puerta. Una vez afuera fue hacia la fila de gente y se
encontró con una Cristina nerviosísima corriendo de un lado a otro
hasta que la vio a Belén venir y abrió bien grande los ojos. “¿Pero
dónde te habías metido, Belén? Creí que te habías escapado pero alguien
me dijo que todavía estabas por aquí…”. Belén dio cuenta de que ni aún
creyendo que uno se va de un lado con el mayor de los sigilos quiere
decir que no haya al menos dos ojos observando sus movimientos. Pero en
ese momento a ella nada le importó y sólo abrazó a Cristina en silencio
mientras miraba a lo lejos con profunda tristeza y paz. “¿Qué? ¿Has
visto a Selena?”, le preguntó Cristina con voz bien bajita. Belén
asintió en silencio. “Sí, la tenía que ver. Fue muy duro y terrible.
Luego te contaré más o bien sólo lo que quieres que te cuente … Si tú
quieres ver a Selena, ve con los demás, que yo te espero. Por mí ya no
hay problema”, le dijo a Cristina. Pero ella se negó rotundamente. “Ya
te dije que así no la veré. No podré soportarlo…”. Belén le iba a
insistir pero entendió su sentir. Cada uno debe hacer lo que mejor le
parezca y lo que expresen sus sentimientos más genuinos. De hecho, ella
nunca hubiese hecho lo que hizo pero en este caso su corazón le dictó
que fuera así. Aun así quería que su amiga del tren se quedara con algo
de Selena: “Toma, Cristina. Éste es un autógrafo que me había dado
Selena hace dos años. Pensé en devolvérselo hace un instante, pero al
padre de Selena no le pareció apropiado. No necesito conservarlo. Tengo
que hacer en todo caso lo que dice en ese papel. Pero el autógrafo ...
Quiero que al menos te lleves de aquí la mejor impresión de Selena…”.
Cristina la abrazó y ambas lloraron en silencio. Ya no había motivos
para gritos histéricos. El futuro había llegado y había que asumirlo,
aunque nunca, nunca se pudiera olvidar a Selena, aunque se la llorara
siempre, aunque se la esperara todos los días. Ambas se fueron abrazadas
del lugar. Era hora de regresar a casa. Era hora de asumir la vida sin
Selena...
De pronto Belén se estremeció. Vio a su padre venir hacia
ella. Pensó en lo que había pasado al venir para aquí e intuyó lo peor.
Estaba petrificada, pero, para su sorpresa, su padre se detuvo ante ella
y le dijo: “Vine hasta aquí sólo para disculparme de ti. No fuimos en la
familia considerados contigo en todo este tiempo y menos con tu
admiración a Selena … Tuvo que pasar esto para darnos cuenta ... Quiero
que sepas que las puertas de tu casa siempre estarán abiertas y que
esperamos que vuelvas cuando termines de despedir a Selena…”. Belén
recibió el abrazo y el beso de su padre que siempre esperó y no pudo
dejar de quedarse emocionada .... Esto también era obra de Selena ....
Belén le dijo solemnemente que era hora de regresar y le pidió si podían
llevar a su amiga Cristina que vivía en un pueblo bien cercano a ellos.
Su padre aceptó gustoso y Belén se dispuso a partir. Cuando estaba por
subir al auto, Belén se detuvo por un instante y miró alrededor. Quiso
registrar muy bien en su mente y en su corazón lo que estaba viendo y
viviendo. Sentía que un viento frío le cortaba la cara en un cielo
totalmente gris y la sensación que sentía era la más absoluta y genuina
representación que le provocaban este nuevo tiempo, un corazón roto, una
vida que se va, millones de personas que lloran. Belén vio todo y se
dispuso a recorrer el camino más duro del duelo, pero sin quedarse
quieta llorando ... Cuando ya se iban escuchó Belén que alguien la
llamaba a los gritos: “¡¡Belén, Belén!! ¡¡Aún no te vayas!! ¡¡Tengo algo
para ti!!”. Belén no lo podía creer …. ¡¡Era A.B!! “Pero A.B. …¿Qué
haces aquí? ¿Y cómo me has reconocido? ¿Cómo es que…” ... “No digas
nada” -la interrumpió A.B.- “Antes que nada, ¡¡no se lo digas a mi
padre!! … Yo te vi hace un ratito cuando le hablabas a Selena. De pronto
apareció mi padre e iba a sacarte de allí … Yo le hice entender que no
te molestara, que escuchara lo que decía, que iba a entender por qué.
Como mi padre comenzó a llorar, le propuse que cuando se animara se
dispusiese a contar lo que sentía en ese momento … Luego vinieron los
guardias y él se encargó del resto … Yo sólo vine a dejarte unos fotos
de Selena … que se iban a usar en el disco que estaba haciendo Selena en
inglés ... Consérvalas tú ... Sé que estará en buenas manos. Sé que tú
las cuidarás, porque me di cuenta de cómo quieres a mi hermana…”, le
confesó A.B. mirándola con una sonrisa que era una mueca de su profunda
tristeza … Belén pudo ver unas hermosísimas fotos de Selena con su pelo
largo suelto con flequillo y su aire sensual expresadas en su mano
llevada a su cuello. Belén se imaginó lo que pudo haber sido pero que ya
no sería … Vio en aquellas fotos lo que Selena se había convertido y en
lo que sería sin duda. Casi sin dejar de mirar las fotos se abalanzó
sobre A.B. y sólo pudo llorar bien, bien fuerte. Mientras lo abrazaba
podía sentir la enorme tristeza de su hermano que aún no podía entender
lo que había pasado y que seguramente nunca lo entendería jamás …
“Cuídate, sólo cuídate … Y gracias por haberme escuchado…”, le dijo
tiernamente Belén mientras A.B. le daba un enorme beso y se iba
despaciosamente saludando al aire para darse vuelta y salir casi
corriendo del lugar … Belén le dio la orden a su padre y se quedó
mirando a sus espaldas junto con Cristina cómo se alejaba de todos y de
todo … Cómo se iba una etapa y venía otra. Se habían ido los tiempos
felices. Ahora era la época de la tristeza y del dolor, de ser fuertes y
de no resignarse, de pelearla hasta el final aunque esté todo perdido.
Pero a pesar de tantos reveses y sinsabores, Belén prefería quedarse
resistiendo el paso del tiempo y el dolor. Al menos estaría cerca de
Selena o sentiría que ella se encuentra al lado suyo observándola. Nunca
volvió a ser feliz, pero Belén siempre guardó una sonrisa, una sonrisa
por si Selena volvía, una sonrisa para cuando Selena le agradeciera por
llevarla siempre dentro de su corazón…
(Nunca se podrá asimilar la partida de Selena … Nunca …
Ni el paso del tiempo, ni el olvido ni el aferrarse a los recuerdos
bonitos, porque lo que dejó Selena en los corazones que ella marcó para
siempre nunca podrá borrarse ni olvidarse. Por eso no hay resignación ni
aceptación posible … Sólo hay luchar, trabajar, dar lo mejor de sí para
que su estrella nunca se apague … En definitiva, hay que ser como Selena
a la hora de estar a la altura de las circunstancias, a la hora de saber
querer a un ser tan maravilloso como Selena…)
Por eso siempre te lloro, Selena … Pero también te
recuerdo para que esas lágrimas tengan una sonrisa al final de cada día,
cuando uno esté satisfecho por el deber cumplido y el Amor entregado
para que tú puedas sonreír sabiendo que nadie se ha olvidado de ti, que
todos te recuerdan pues es imposible olvidar a una artista única, a una
mujer irrepetible, a un ser distinto que Dios sólo nos dejó ver un
ratito para demostrarnos su existencia…
Hace diez años que ha pasado todo … Lo puedo certificar
ahora que veo semejante concierto en homenaje a esa extraordinaria
artista … Lo puedo ver cuando mi contrincante en aquel famoso juicio, el
Fiscal Carlos Valdez, acaba de sacar un libro narrando aspectos
controversiales de aquel juicio a mi defendida … ¡¡Qué lejos ha quedado
todo!! … ¡¡Qué tan cerca uno ha quedado de ciertas cosas!! Sé que no me
falta mucho para que me llegue la hora y necesito aunque más no sea
escribir algo para contribuir a reparar en algo el tanto daño que se le
ha hecho a Selena … ¡¡Qué crueles somos los abogados!! Decimos defender
la verdad y afirmamos que venimos a hacer justicia … Y muchas veces no
hacemos eso … Sí, me dirán que cómo decimos eso, que cómo un hombre tan
prestigioso del área de justicia puede decir que los abogados somos
despiadados ... Es que cuando uno le va tomando el gustito a la
profesión, cuando el prestigio nos lleva a querer ganar casos más que
ser ecuánimes, cuando la devoción por armar la estrategia para convencer
a un jurado nos convierte en virtuales actores, allí perdemos el camino
que nos llevó a esta profesión. Y el prestigio … el prestigio es
utilizado por muchos para ser usados en casos difíciles, en los que las
posibilidades de ganar son pocas o nulas. El prestigio, el buen nombre,
el honor, ¿para qué están?, ¿para qué sirven?, ¿al servicio de qué se
encuentra? Conforme fui ganando casos, fui haciéndome de un nombre que
servía para ser nombrado cuando había que defender alguien importante o
resolver casos indefendibes … Pasé a ser eso. Una especie de
“curaenfermos”, “manosanta” o evangelista. Me llamaban para eso. La
verdad no importaba, la justicia tampoco. Había que ir a salvar alguien,
había que salvaguardar algo, había que proteger al sistema … De eso se
trató cuando me asignaron el caso de esa mujer que mató a Selena.
Permítanme que casi no la nombre o, como mucho, que diga su apellido,
pero es que lo que vi y viví durante el juicio y lo que pude apreciar de
esa mujer en sus declaraciones luego de la condena y aun hoy fue muy
difícil de asimilar y de entender. Vivimos una época muy particular en
la que más que nunca había que guardar las formas y las apariencias. Los
Estados Unidos habían sido sacudidos por el caso O.J. Simpson y más aún
zamarreados en la resolución del caso. Por más que se tratara de uno de
los más afamados y queridos ídolos del fútbol americano, todos estaban
convencidos de su culpabilidad, y si debía ser exonerado debía ser con
argumentos convincentes, sólidos y creíbles … Nada de eso pasó y todo
fue un escándalo. Nadie se salvó, pero a muchos no les importaba si eso
les pasaba con tal de que no hubiera una gran y justa condena …
Empezando por el mismísimo O.J. … Lo cierto es que la Justicia quedó en
la mira de todos y ningún Estado del país se salvó. Cuando se supo de lo
que había sucedido con Selena, todos temieron que una vez más los que
íbamos a administrar justicia les fallaríamos otra vez. Ya se hablaba de
“El Caso O:J. Simpson 2”. El Estado de Texas miraba con preocupación lo
que estaba pasando y lo que iba a suceder en el futuro. De pronto se
encontraron con que eran el centro de la atención y de que millones de
hispanos depositaban sus ojos en ellos. Habían cometido una crueldad con
Selena y tenían que hacer como que no lo sentían para dar un juicio que,
a los ojos de todo Estados Unidos y alrededores, sonara como un proceso
justo. Pero nosotros, los hombres de leyes, nos basábamos en ese viejo
principio romano en el cual se decía que no sólo había que ser sino
parecer … De pronto el Estado de Texas sentía un profundo dolor porque
le habían arrebatado su más dilecta hija y no sólo debía actuar como si
nada hubiese pasado sino que debía darle la mayor de las garantías para
que la acusada tuviera la tranquilidad de que tuviera un “juicio justo”.
Todos podían percibir que la magnitud del crimen y la impresionante fama
de la víctima habían hecho que miles de cámaras estuvieran listas para
transmitir todo lo que iba a ser el juicio a esa mujer, del mismo modo
que estuvieron listas para tomar todas las imágenes que registraran la
magnitud de un fenómeno que todos lo veían pero que recién tomaron
conciencia cuando ya no tenían a Selena entre ellos. De pronto todos los
implicados pasaban a ser el centro de este nuevo escenario .... Jueces,
periodistas, cronistas, la acusada, la familia de Selena, la familia de
esa mujer pasaban a tener el papel preponderante en esta triste
historia. En ese contexto me asignaron la misión de defender a esa
mujer, y esa elección, claro está, no fue fruto de la casualidad. Desde
el más alto rango del Estado de Texas del gobierno mismo de los Estados
Unidos había surgido la orden de que debían dar las garantías y las
imágenes de que todo sería justo e imparcial, de que nadie se dejaría
llevar por el pedido furioso de los fans de Selena de que debían
sentenciar a esa mujer ya mismo… No … Había que dar la mejor impresión
desde el vamos y con esa finalidad me asignaron el papel de la defensa …
¿Qué mejor muestra de transparencia que poner a uno de los mejores
abogados de Texas, según ellos, en la defensa de esa mujer? Yo acepté el
reto, pero como pensaba en ese momento, lo viví como un desafío, como
una prueba más que debía sortear para seguir con buena reputación. De
ningún modo pensé en Selena, aunque la admiraba como todos los texanos,
aunque más distantemente. Sólo debía avocarme en la defensa de la
persona que la atacó y para ello debía abstraerme de lo que había
sucedido … Gran error. Gran error que pagaría caro, muy caro. Después de
tomar plena conciencia de cómo habían sucedido las cosas, lamenté no
haber apreciado esa flor que se había marchitado tan pronto y que nos
había dejado semejante legado para apreciar y aprender. Sé que no tenía
muchas alternativas, pero no hubiese podido con mi conciencia si dejara
este mundo sin admitir que estaba defendiendo un monstruo que se había
llevado un ser de luz que sólo daba alegría y un ejemplo de vida. Nada
más terrible que ver en un caso en qué nos convertimos muchos abogados,
más allá de nuestro prestigio: en meros empleados que deben tener viveza
y la mejor estrategia para ganar al “enemigo”, que es la otra parte. Y
cuanto más se gana, mejor. Dejamos de velar por la justicia, dejamos de
ser ecuánimes. Nos olvidamos de lo que perdimos para evitar comentarios
insidiosos. Estaba más que claro que no debíamos ser como los fans de
Selena, que no debíamos dejar de influirnos, ni por su sentir ni por sus
pedidos. También teníamos más que claro que más allá de nuestros
preconceptos, prejuzgamientos y pensamientos, todos son inocentes hasta
que se demuestre lo contrario y que todos tenemos derecho a una defensa.
Todo eso era cierto … Tan cierto que no nos podíamos abstraer de quién
fue la víctima y de lo que representaba. Y no se trataba de dejarnos
llevar por el contexto de lo que sucedía en las calles o en los
Tribunales, o de ver y apreciar de lo que significaba Selena ... No ...
Simplemente se trataba de ver que, más allá de los argumentos y de los
vericuetos legales, le habían quitado todo a una mujer de 23, casi 24
años, con todo por hacer, con tanto logrado y con un porvenir brillante.
Se trataba de una mujer talentosa y muy querida. Y ese reconocimiento y
ese Amor se expresaban afuera de los Tribunales. Podíamos prescindir de
lo que pedían, podíamos hacerles ver que no se trataba de que ellos
ejercieran un poder que no les correspondía … Pero era imposible no
darse cuenta de lo que les dolía a todos. Yo tarde lo admití, cuando sé
que ya no me queda mucho tiempo … Con el tiempo me di cuenta de que el
don y la bondad de Selena estaban por encima de todos nosotros, y que
eso perduraría para todos y no nuestra “fama” circunstancial … ¡¡Qué
tontos fuimos. Qué tontos fueron tantos!! Por esas épocas jueces,
periodistas, deportistas y analistas firmábamos autógrafos y nos
creíamos reyes porque todas las cámaras y todos los micrófonos se
dirigían a nosotros ... ¡¡Qué tontos fuimos!! … Si todos los medios
estaban allí, si toda la gente estaba allí no era por ninguno de
nosotros. Si todos estaban allí, era por Selena. Se podía respirar su
presencia, se podía respirar su ausencia. Aún costaba creer que pocos
meses antes había dado su tercer concierto memorable en el Houston
Astrodome, y menos se podía creer que no lo iba a poder dar nuevamente
en febrero de 1996 … La gente estaba allí por Selena. La gente estaba
allí pues aún no podía aceptar su ausencia … Aún en este 2005, a diez
años de su ausencia se sigue sin poderlo creer. Lo vi y lo sentí en ese
homenaje que se le hiciera hace muy poquito. Lo vi y lo sentí en ese
libro de mi colega y de mi contrincante en aquel juicio. Ellos sólo
querían ver que al menos la asesina tuviera un castigo justo. Nosotros
sólo queríamos quedar con la imagen de un juicio justo. En aquel juicio
bochornoso, la figura era sin duda O.J. y estaba presente en el estrado.
En este juicio la figura principal estaba ausente y era la víctima. Y
mientras la gente lo recordaba siempre, nosotros estábamos en nuestro
mundo, en un mundo en el que nos creíamos amos y señores. El tiempo se
encargó de decirnos quién era la figura principal de esta historia y
quiénes sólo participábamos como personajes secundarios. Si yo hubiese
actuado a la altura de las circunstancias, me hubiese apartado de mi rol
de defensa y hubiese cometido un acto más de justicia en honor y
reconocimiento a esa gran artista que fue Selena…
Cuando fui a entrevistar a esa mujer, quedé pasmado. Fui
como para conversar con alguien que podría venírseme encima en cuanto me
viera para rogarme que la sacara de ese lugar en el que ella no tenía
que estar pues nada había hecho … Estaba preparado para tener esa escena
y hasta me había armado mi propia estrategia para llevarlo adelante y
sacar la mayor información posible que me permitiera elaborar mi mejor
defensa … Pero lo que hallé fue algo tremendamente distinto de lo que me
imaginaba … Me encontré con un ser frío y calculador, que sabía no sólo
muy bien lo que había hecho y que no estaba arrepentida para nada. Y más
aún, conforme avanzamos en nuestra conversación, ella me fue diciendo,
explicando, admitiendo, y más aún confesando sin ningún tapujo, que ella
lo había planificado todo, que no iba a permitir que el padre de Selena
se quedara con la suya, que la dejara de lado, que la apartara de
Selena, que lo hizo porque ella no le dejó alternativa, que lo tuvo que
hacer cuando todos sus intentos por defenderla de los “ataques” de su
padre fueron en vano. Me dijo que hasta último momento había hecho
muchos intentos de hablar con Selena para que ella “recapacitara” y se
pusiera de su lado, pero como ella le decía que no, y fue terminante
aquel 31 de marzo, decidió hacerlo como el mejor castigo que podría
recibir su padre. Me dijo sin ningún problema y sin ninguna vergüenza
que Selena no iba a seguir sin ella, que ella había dado todo por su
éxito y que de ninguna manera permitiría que pasearan su fama sin ella.
Y me dijo terminante: “Por eso doctor lo hice y lo planifiqué todo. Me
basé en un capítulo de Columbo, uno que llegué a ver paradógicamente con
el Señor Quintanilla, que era fanático de la serie, y que creo que fue
el primero de la primera temporada. Desde unos días antes del 31 de
marzo le pedía que viniera sola, así le explicaría ‘le verdad’ de lo que
estaba pasando. Me costó convencerla. A ella no le gustaba reunirse a
solas y a escondidas de su familia. Sentía que los estaba engañando y
eso no lo soportaba ... Pobre, Selena ... Yo no era como ella ... Como
mucho el día anterior, el 30, había venido con su esposo y lo hizo
esperar en la puerta de mi habitación del motel Days Inn mientras
hablábamos. Pero yo insistí en vernos a solas. Discutimos. Ella se fue
enojada. Yo la llamé varias veces por el beeper insistiéndole en que
volviera. Casi lo logro, pero Chris intervino y hasta habló conmigo para
que no insistiera y dejara todo para el otro día ... Pobrecitos ...
Nadie sospechaba nada. Sabía que iba a venir. Allí elaboré el plan.
Haría una coartada perfecta. Yo insistiría en que me habían querido
violar y que necesitaba que me acompañara al hospital. Yo no iba a dejar
que me revisaran pues mi plan podría frustrarse. Como verá, doctor, yo
sé de leyes, como usted. Mi condición de enfermera me hizo saber que
estando en Corpus Christi, diciendo que me quisieron violar en Monterrey
y yo siendo oriunda de San Antonio, no habiendo denuncia sólo podían
obligarme a la revisación en San Antonio o en Monterrey. No aquí, en
Corpus Christi, si yo no quería. Pronto me dejarían salir y yo tendría
una excelente coartada. Me habían visto con Selena acompañándome en el
hospital ese día. Todos se preguntarían: ¿cómo querría hacerle daño si
una estaba ayudando a otra a la vista de todos? Por eso, cuando
volvimos, hice el último llamado de atención por si ella, de última,
cambiaba de opinión. Como fue terminante y se disponía a marcharse, eché
a rodar el plan. Le disparé. Pero surgió lo imprevisto. Ella, vaya a
saber cómo, salió del lugar. Por un momento pensé que estaba todo
perdido y, jugada por jugada, salí para terminar todo de una vez, ya que
temí al pensar que había errado el disparo. Pero cuando fui tras ella,
vi la sangre … Bajé el arma y dejé que se fuera. Todo estaba concluido.
Era cuestión de tiempo. Pero tenía que enmendar lo que había fallado …
Volví a mi habitación. Sabía que tenía poco tiempo para elaborar una
nueva estrategia. Decidí seguir con el plan. Me fui al garaje del hotel
en el que estaba mi camioneta. No me iba a escapar pues eso me pondría
en culpable sin más. Opté por parapetarme amenazando con que me iba a
matar y que había hecho algo terrible … Con la excusa de tener encendida
la radio para comunicarme con los policías que trataban de disuadir en
mi intento, esperaba escuchar la confirmación de la noticia. Cuando me
enteré empecé a decir que todo fue un accidente y que la culpa la tenía
el Señor Quintanilla. Era mi plan original, pero eso lo iba a hacer en
mi habitación, previo gritar y llamar al 911. Mantuve la farsa del
suicidio hasta que me aseguré de que atendieran mi pedido. Lo demás es
historia conocida. Sólo espero que usted haga lo posible, hasta lo
imposible, por sacarme de aquí inocente…”.
Enseguida tomé papel y lápiz y me dispuse a escribir
buena parte de sus “argumentaciones” para empezar a diagramar mi
estrategia. Juro que si hubiese sido por mí le hubiese dicho que lo
sentía mucho, que prefería abandonar el caso para que lo tome alguien
más competente, pero no lo podía hacer, ya que había muchas presiones
para que yo fuese la cara de la defensa justa, del juicio ejemplar, del
castigo o inocencia inapelable. Si no hubiese ocurrido lo de O.J.
Simpson muy poco antes, tal vez casi nadie hubiese reparado en el
juicio. Pero el país estaba muy impactado por la resolución del caso del
famoso y hasta allí querido futbolista, y lo que le había pasado a
Selena ... Recién allí reparé en que el poder de los medios de
comunicación era lo suficientemente fuerte como para que alguien de New
York siguiese un acontecimiento de Texas o alguien de San Francisco se
interesara en lo que estuviera pasando en Penssylvania. En el caso de
O.J., al principio todo tenía sentido pues él era un ídolo mundial y
todos querían saber qué había pasado realmente. Allí la gente comenzó a
mirar la televisión para saber lo que pasaba hasta que un día todo el
mundo se sentó en sus casas, en sus oficinas, en un bar, en un local de
venta de electrodomésticos para ver la insólita huida de O.J. y la
policía persiguiéndolo por detrás. Recuerdo que un amigo mexicano estaba
como loco. Es que justo en Estados Unidos se estaba desarrollando el
mundial de “soccer” y en nuestro país casi no se le dio atención. Para
nosotros el verdadero fútbol era el que practicaba, paradógicamente,
O.J. Lo que el mundo decía que era fútbol nosotros lo llamábamos
despectivamente “soccer”. Lo cierto es que en el medio de un partido de
ese mundial las televisoras del país que estaban transmitiendo uno de
esos partidos cortó la transmisión para pasar a mostrar las imágenes de
esa persecución policial a O.J. Simpson. Mi amigo seguía gritando y
pidiendo que le devolvieran su partido, pero fue en vano. Desde ese día
y hasta la resolución del juicio todos los medios hablaban de eso y
estaban en todos lados. Por eso cuando se declaró la inocencia de O.J.
se desató un escándalo. Todos parecían saber mucho más de lo que podría
saber el jurado. Y la gente quedó muy mal luego de semejante cobertura.
Por eso, cuando sucedió lo de Selena hubo una orden muy precisa para el
juicio a mi defendida: que los medios sólo podían transmitir bien fuera
del recinto y que el juicio no se debía hacer en Corpus Christi, pues
era casi obvio que la gente de la cual mucha vio crecer a Selena la iba
a querer linchar a esa mujer. Recuerdo que hubo muchas negociaciones
hasta que se decidió que el juicio fuera en Houston, pues dentro de las
ciudades importantes de Texas, ésta no tenía gran cantidad de hispanos …
Era curioso … Todos tenían muy en claro que a Selena se la podía
relacionar solamente con lo hispano, pero no era tan así. Era cierto que
Selena había calado hondo en la comunidad latina de Estados Unidos,
México y Centroamérica, pero muchos “gringos” habían reparado en ella y
sus logros eran muy comentados. Era de hecho en esa época la artista
latina más famosa de los Estados Unidos, junto con Luis Miguel …También
los gringos sabían de que sacaría un disco en inglés y de sus
interpretaciones en vivo de muchos temas tanto hispanos como de habla
inglesa. Por eso no me sorprendió cuando luego de lo ocurrido a Selena
la revista “People” sacara dos ediciones del número especial dedicado a
su recuerdo y los agotara. Y que por ello se diera cuenta de que había
un mundo latino que no se había tenido en cuenta y que Selena había
abierto la puerta para que fuera al menos visto. A tal punto fue así que
enseguida “People” sacó su revista “People en español” y fue un éxito.
Pero muchos lo atribuyeron a la cantidad de latinos, todos fans de
Selena, que lo habían comprado … Pero para mí no había sido así. Yo
recuerdo que muchos anglosajones habían quedado muy shockeados por lo
sucedido, un poco por el caso y otro porque tenían idea de quién era
Selena. Yo estoy seguro de que muchos no latinos compraron alguna de
esas dos ediciones de “People”. Selena se había convertido en una
leyenda sin quererlo, sin imaginarse ni su final ni su destino. Pero la
cuestión es que en esa época todos comenzaban a vivir algo que es muy
corriente hoy día, que es estar conectados al instante con lo que pasa
en todo el mundo. Lo podía ver por el seguimiento del caso de O.J. Lo
viví por la repercusión de lo sucedido por Selena. Y encima este hecho
unía ambos acontecimientos, y el caso viviría y sentiría las
consecuencias. Y mientras se debatía en cómo encarar el juicio en
función de que Estados Unidos vería con recelo cómo la Justicia
resolvería y trataría el caso “Selena” y que no toleraría que se
repitiera lo de O.J., un hecho nos mostraría cómo debíamos
acostumbrarnos a las nuevas circunstancias. Cuando Texas estaba
despidiendo a Selena, al famoso conductor de radio de Nueva York, Howard
Stern, no se le ocurrió mejor idea que ridiculizar a Selena y hablar con
mofa de los latinos y de los mexicanos. Sin duda alguna Howard Stern no
reparó en que si él mismo a tres días de la partida de Selena se estaba
ocupando de la muerte de una mujer tan lejana en su vida y de muchos
neoyorquinos era porque todo el país estaba impactado por lo sucedido.
Howard Stern lo vivió en carne propia cuando poco tiempo después una
organización latina fue a pedirle explicaciones y a exigirle que pidiera
disculpas. Y el rebelde conductor, seguramente por asesoramiento legal,
no sólo tuvo que leer un comunicado pidiendo disculpas sino que lo tuvo
que leer en español. Creo que Stern, tal como les había pasado a los
editores de People, los sorprendió que lo que hacían en sus ciudades
tuviera tanta repercusión en otras y que lo latino fuera tan fuerte e
influyente en su país. De pronto por TV nos enterábamos de cosas que no
nos hubiésemos imaginado antes. Yo mismo me quedé impactado cuando
observé que caravanas de gente que provenían de lugares inimaginables
venían para despedirse de Selena. Aquí en Texas todos la queríamos y le
teníamos mucho aprecio, pero ni se nos ocurrió que tuviera tantos fans y
que vinieran de tantos lugares impensados. Por eso muchos pensaron que
lamentablemente Selena se hizo famosa por su trágico destino, pero no
fue así. Por los medios nos enterábamos de ese fenómeno popular que
había echado raíces hacía mucho tiempo, sólo que antes no estaba
registrado. El espíritu latino estuvo presente desde mucho tiempo atrás,
sólo que tuvo que venir alguien como Selena a representarlos como nadie
y expresar sus sueños, sus anhelos, su obsesión por triunfar en la
“tierra de las oportunidades”. Creo que recién después del 31 de marzo
fuimos conscientes de muchas cosas, de que nos despertamos de otras, de
que un mundo nuevo nacía. Y yo ahora estaba frente a esa mujer que me
decía la peor de las barbaridades … Y encima se la veía tan tranquila y
tan servicial no sólo conmigo sino con todo aquel que se le acercaba …
Si no fuera por imposición y porque había que hacer buena letra yo no
hubiese seguido. Tuve que hacer mucha fuerza para tomar éste como un
caso más en el que sólo debía limitarme a hacer mi trabajo lo más
decente y correctamente posible. De última no era más que otro caso:
tuve que defender a gente peor y mirar para un costado más de una vez
para no ver lo que podía perturbar mi conciencia y mi salud … Pero se
trataba de Selena … Y conforme pasaban los días, y veía el Amor y el
llanto de la gente, la difusión de su música, su figura puesta en cuanto
lugar hubiera en todo Texas y en tantos lugares de Estados Unidos y de
México, más me costaba mirar a esa mujer. Traté de fijarme en un
objetivo, que era ensalzar su figura a pesar de lo ocurrido … Es cierto
que eso lo debía hacer como medida estratégica para que mi clienta no
apareciera como que era contraria al sentimiento generalizado, pero
también era una decisión que me permitía expresar mis sentimientos a una
mujer realmente excepcional, que sin duda hubiese llegado lejos, muy
lejos, si no fuera por esa psicópata que encima tenía que defender yo …
Todavía trataba de entender bien por qué lo había hecho cuando le
pregunté si cuando la apresaron ella se había declarado culpable por
“motu proprio”. Ella me dijo que le hicieron firmar algo que no sabía de
qué se trataba. Con eso supe que tenía una estrategia para el juicio.
Más que indagar sobre el crimen, había que desviar la atención y probar
que a esa mujer no le habían hecho procedimientos legales para que
confesara su culpabilidad, que no le dieron la posibilidad de llamar a
un abogado ... Sí ... Era una buena estrategia que pondría en jaque el
mayor argumento de la Fiscalía, que se basaba, fundamentalmente, por la
confesión de mi defendida. Sabía que podría torcer el rumbo del juicio y
que la gente sólo hablara de lo que yo imponía para debatir. Yo en
realidad no quería defenderla por lo hecho a Selena. Eso para mí no
tenía defensa alguna y ni mi conciencia quería encarar esa posibilidad…
Fue muy difícil para mí sobrellevar los primeros días del
juicio … No por las presiones mediáticas. Eso era lo de menos. Lo que me
empezó a presionar era el clamor de la gente. Uno podía compartir o no
sus pedidos, uno podía entenderlo o no, uno podía salir a preguntarles
qué representaba Selena para ellos, por qué la querían, por qué se
sentían tan identificados con ella, qué esperaban que el juicio
redimiera. Pero no tenía sentido hacerles preguntas concienzudas y
lógicas frente a tanto sentimiento, frente a tanto Amor, frente a tanto
dolor, frente a tanta incomprensión. Esa gente en un punto no había
caído en lo que había pasado y creo que tampoco quería caer. Hacerlo
significaba aceptar una realidad que no querían admitir. Y eso me ponía
mal, realmente muy mal. Me preguntaba qué sería de ellos cuando todo
hubiese acabado, cuando se cumpliera la justicia que ellos creían que
debía darse. Cualquiera que fuese la resolución, no quería llegar a ese
día. Si nosotros ganábamos y mi clienta salía en libertad, ni quería
pensar en lo que podría pasar, pero lo bueno, si es que había algo bueno
en este caso, era que la gente iba a sentirse con ganas de pelear por
algo, sentirían que Selena estaría allí con una sonrisa y a la vez con
lágrimas de súplica esperando algo de ellos, que al menos su figura no
fuera manchada y que mi clienta recibiera un justo castigo. Pero a la
larga todo terminaría, ese día iba a llegar, como en el caso en el que
mi clienta resultara culpable. Todos celebrarían, todos festejarían,
como nunca cantarían los temas de Selena, sentirían el placer de que se
hizo justicia, pero después … después sentirían la ausencia de Selena,
sabrían que ella sería todos los días sólo un recuerdo cada día al
despertar. Tomarían conciencia de que aquello que ocurrió el 31 de marzo
fue cierto nomás y eso sería devastador. Me di cuenta de que conforme
pasaban los días, más me generaba culpa estar en el lugar de defensor.
Podía disimularlo ante las cámaras, podía realizar sin problemas y con
total frialdad mi tarea de abogado defensor, pero por dentro todo era
más que difícil. Fue triste, porque como nunca sentí que lo único que
convocaba, lo único que acaparaba la atención de la Sala, de los medios,
del “ambiente tribunalicio”, de la gente, del periodismo, era Selena. Al
principio en la sala de audiencias lo que más me había llamado la
atención era la solemnidad, el ambiente sombrío para aparentar que este
juicio sería “en serio”, que no sería una farsa, que se haría justicia y
que a mi clienta incluso se le daría más que las garantías normales para
que no hubiera ninguna duda sobre su condena o inocencia. En el ambiente
flotaba que la sentencia no sería otra que la culpabilidad, que nadie
quería riesgos de que cualquier vericueto legal la llevara a la libertad
y con eso a la convulsión social. “A nadie le conviene eso”, se decía en
el ambiente y eso me daba náuseas, más porque uno podía sentir que esa
figura principal, la única protagonista de esta historia, la figura que
nos había convocado, estaba ausente y a la vez presente. Yo le había
dado la orden a mi cliente de que no hablara. Y no me quedé sólo con ese
pedido. También le pedí que ni hablaran los familiares. Sabía de la
satisfacción de mi clienta por lo que había hecho y que no se sentía
arrepentida para nada. También sabía que su familia sólo haría lo que
les dijera ella ... Era increíble todo ... Yo sabía que el padre de
Selena, a esa altura de las circunstancias, era acusado como un hombre
tiránico y que su familia sólo hacía lo que él quería. Incluso yo mismo
utilicé ese argumento para insinuar que esa actitud precipitaron los
hechos y allí estaban las grabaciones de mi clienta parapetada en el
garaje del Days Inn como prueba de que lo había acusado de haber
generado toda esta desgracia … Pero lo que me resultaba paradógico era
que nadie había advertido que en la familia de mi clienta tenían un
esquema parecido sino peor que le atribuían al señor Quintanilla. Muchas
veces yo le transmitía a la hermana de ella instrucciones muy precisas
acerca de lo que debía hacer y decir a los medios. Sabía incluso que
tenían contacto con una periodista que buscaba desesperadamente una nota
con ella y que mi clienta la utilizaba para difundir su “versión de los
hechos”. Por supuesto que esa periodista hacía lo que le pedía para
llegar a esa entrevista que al final logró, pero lo que me llamaba la
atención era que toda la familia de mi clienta actuaba como un bloque
monolítico en el que sólo había una persona que dirigía con una batuta a
esa gente: mi clienta. Muchas veces me pregunté qué pudo haber pasado
realmente ese 31 de marzo, qué la llevó a Selena a ir seducida por los
cantos de sirena que la conducirían a despedirse de este mundo para
siempre. Más de una vez le pregunté a ella pero me contestaba como un
disco rayado lo mismo de siempre, que el señor Quintanilla esto, que el
señor Quintanilla aquello, y que no le quedó otra alternativa que hacer
lo que hizo .... Y la familia de Selena sólo hablaba de la teoría del
robo. Yo estaba seguro de que había algo más, algo que ni los
Quintanilla ni los Zaldívar habían dicho jamás. Al principio, como
todos, me imaginaba que detrás de todo ello habría algo escandaloso que
llevó a semejante acción. Pero después, conociendo los hechos y sobre
todo a mi clienta, supe que estaba ante una maniobra de una psicópata
que acabó con todo antes de que las circunstancias acabaran con ella ...
Era tan sólo eso ... Era tan duro como eso. Pero aun así me preguntaba
por qué ese 31 de marzo, por qué la avidez de Selena en ir a buscarla,
por qué la acompañó sin sospechar mayormente nada, por qué retuvo el
anillo hasta el final. Otra cosa curiosa … Muchos se quedaron con la
anécdota de que le iba a devolver el anillo en esa confusa escena de la
tragedia. Y no estaba mal que muchos repararan en ello. Lo que me llamó
más la atención es que nadie se diera cuenta de que Selena tuvo ese
anillo en la mano, y más allá de que presumamos por qué lo tenía allí,
nadie se había preguntado cómo no lo soltó nunca, cómo hizo para
recorrer un largo trecho malherida y debilitada sin soltarlo, cómo cayó
y no lo abandonó, cómo recién Selena lo dejó caer cuando supo que ya
nada podría hacer … Todo eso rondaba en mi cabeza y me era imposible no
pensarlo. Me costaba desdoblar mi personalidad y actuar en mi rol de
abogado como si todo esto no lo sintiera ... Bueno, uno ya tenía su
oficio y su prestigio, pero me molestaba que todos los días del juicio
tuviéramos un protagonismo de prestado y que no merecíamos … A veces
cuando veía que periodistas y abogados firmaban autógrafos, yo me
quedaba contrariado y pensaba en Selena. Ella debería estar allí con sus
fans, dándoles su mejor sonrisa y un bello recuerdo expresado en una
foto, en un autógrafo … El hecho de que nosotros estuviéramos ocupando
ese rol demostraba lo mal que estaba el mundo, lo mal que estábamos
nosotros … Me sentí un poco hipócrita pues hacía lo que no quería y no
expresaba lo que realmente sentía … Pero no podía dejarme llevar por mis
sentimientos sino por mi profesión … Cada tanto mi clienta me preguntaba
con total frialdad cómo le parecía que íbamos y si pensaba que podíamos
ganar. Yo le sonreí y le expresé que ya estábamos cambiando el eje de
discusión y ahora todo el mundo comenzaba a preguntarse si ella no había
sido la verdadera víctima. Eso, y sobre todo la palabra “víctima”, la
reconfortó sobremanera. Por eso me preguntó si podíamos pensar que la
gente podría creer a la larga que los Quintanilla en pleno, incluso
Selena, habían sido los victimarios. Yo tragué saliva y le dije que
podríamos pensar en esa posibilidad. Luego pasó por mi cabeza qué
pensaría de todo esto Selena si estuviera entre nosotros, de si aparecía
de milagro por una puerta para decirnos algo, para dejar en claro lo que
pasó y lo que sentía … Cuando me hice esa pregunta pensé en que esa
figura podía ser una buena estrategia para conmover al Jurado, para
convencerlo de que tal vez mi clienta no era tan mala como parecía, para
lavarle la imagen que en realidad tenía y que corroboraba con sus reales
conductas en privado…
Y en verdad, mientras la defensa estuvo en mis manos,
modestia aparte, las cosas fueron muy bien. Fui derecho al hueso y traté
de instalar la idea de que todo esto era por culpa del padre de Selena.
Utilicé todos los artilugios legales para poner al propio padre de
Selena en el banquillo de los acusados en vez de a mi defendida. Tal era
mi obsesión al respecto que el Fiscal Valdés se me había anticipado y en
el primer día del juicio lo citó al señor Quintanilla para hacerle mis
preguntas molestas y para que él pudiera desmentirlas sin necesidad de
que yo preguntara nada al respecto. Pero aun así logré que el padre de
Selena diera las explicaciones y darle la sensación a la gente de que no
todo era un idilio en el seno de la Familia Quintanilla. Había logrado
que él hablara más que mi defendida. Además, insistí en el hecho de que
mi defendida hizo su confesión de culpabilidad sin presencia de un
abogado y bajo presión de la policía cuyo jefe era fan de Selena. Hasta
promoví una puesta en escena espectacular en la que hice citar a un
Texas Ranger testigo del hecho en el que manifestaba haber visto todo,
que no le parecía que mi defendida estuviera cómoda haciendo semejante
declaración, y que estaba nerviosa ante la presión de los policías y no
dando consentimiento de lo que le estaban haciendo. No digo que había
logrado dar vuelta la situación sino que había generado dudas, no digo
en la gente que ya había sentenciado, en un modo ciertamente lógico, a
mi defendida, pero sí había instalado la duda en los estamentos del
poder, en los hombres de la justicia, en un gobierno que estaba
interesado en que lo que se decidiera fuera limpio y con pruebas
contundentes. No importaba si un testigo clave había visto a mi
defendida salir del cuarto apuntando a una Selena malherida y desistir
de hacerlo pues notó que todo estaba terminado, no importaba si un
perito forense había sido categórico al decir que por la trayectoria de
la bala en el cuerpo de Selena no había duda de que había sido un
asesinato, que jamás podría ser un accidente. Nada importaba pues el
contexto del país en ese momento hacía que la más mínima duda o
cualquier error que pusiera en interrogante lo que se daba por hecho
hacía que nadie pudiera quedarse tranquilo con el fallo decidido. Yo,
como abogado, sentía una gran satisfacción: había logrado minar el mayor
argumento que tenía la Fiscalía y había instalado la duda sobre el
proceder policial y agigantar la idea de que mi defendida había sido
varias veces víctima de muchas circunstancias. Yo sabía que con las
otras pruebas concluyentes no iba a lograr que la declararan inocente,
pero con las dudas instaladas, sumado al hecho de que sabía muy bien que
Valdés nunca podría probar el desfalco económico que le atribuían a mi
defendida, podía morigerar la pena y así todos quedaríamos conformes,
aunque tuviéramos que resignar algo. Ellos obtendrían la sentencia de
culpabilidad. Nosotros, que redujeran mucho la pena que le querían
imponer a mi defendida. Y el Poder, que pudo mostrar un juicio ejemplar
para contraponer al de O.J. Simpson. Al ver las repercusiones de la
prensa y en los estamentos de poder sobre lo que estaba pasando en el
juicio, fui a ver a mi defendida para plantearle mi conformidad con lo
que estaba sucediendo y que daba por hecho de que obtendríamos una pena
menor y que con lograr conmover al Jurado con otras declaraciones, dudas
y acusaciones a los Quintanilla, podríamos imaginarnos con lograr una
pena aún menor … Cuando terminé de decirle todas las novedades con una
sonrisa, me encontré con la sorpresa de que ella estaba muy seria
mirándome fijo a la cara. Yo me quedé en silencio como esperando que me
dijera si le estaba pasando algo, si le había ocurrido algo en su celda
provisoria, si sus familiares le habían mostrado alguna disconformidad
por algo. Tardó un tiempo largo en decirme lo que estaba pasando. Y me
quedé estupefacto cuando me habló. Me recalcó que ella no quería salir
con una pena menor pero culpable, que ella sólo había aceptado mis
servicios a condición de que saliera de ese lugar declarada inocente,
que ella había tenido un plan y lo quería terminar a como sea, aun
cuando ese plan, “por culpa de Selena”, tuviera que alterarse y derivara
en ese juicio. Me insistió en que lo que hizo fue porque quiso y no se
arrepentía para nada, que jamás diría eso, ni siquiera públicamente, y
que sólo accedía a generar lástima sintiéndose víctima de los
Quintanilla, precisamente porque, según ella, si “tuvo que hacer eso”
fue por culpa de ellos y nadie más. Pero ella no había hecho sólo esto
para proferirle una herida irreparable al padre de Selena. Ella quería
verlo sufrir, sufrir para siempre, quería gozar cada día con su furia y
su dolor, y sólo eso lo podía lograr si obtenía su inocencia y libertad.
Me recalcó que no le alcanzaba con haber asesinado a Selena. Eso era
parte del plan. Insistió en que quería verlo sufrir al señor Quintanilla
para siempre, y que se sintiera arrepentido por haberla querido apartar
de ellos y de la vida de Selena. Me dijo que su ideal sería verlo alguna
vez a él yendo a su casa pidiéndole llorando que por qué lo hizo y que
lo perdonara … Y luego de reírse por esto último que había dicho, me
insistió que ella, como en todos los aspectos de su vida, ve las cosas o
todo negro o todo blanco, todo bueno o todo malo, todo o nada, por lo
que me conminaba a que apostara a lograr todo y si no lo lograba que
fuera nada, pues lograr algo pero no todo era lo mismo que nada …”Todo o
nada”, me volvió a insistir … Sólo asentí en silencio y con un mirada al
piso, y me fui rápidamente. Esa mujer no sólo era un psicópata. También
era mala, muy mala … Decidí hacerle caso … Sabía que íbamos a perder,
pero era lo mejor. Ya no quería saber más nada con el caso. Me generaba
náuseas, indignación, ira. Si seguía mucho tiempo más no podría
disimular lo que sentía y que cada vez sentía más conmiseración por esa
gente que estaba haciendo vigilia todos los días dentro y fuera de los
Tribunales esperando justicia … Justicia …Una Justicia que más que
justicia era una lucha de intereses en pugna en la que el más hábil
lograba vencer. Y yo era parte de esa “Justicia”. Sé que para muchos era
una decisión alocada, sin sentido alguno, pero, como todo, tenía su
lógica y su sentido. Decidí llevar las cosas al “todo o nada”. Y
sorprendí a todos, ya que en el medio de haber logrado desorientar a la
Fiscalía y a hacer dudar al Juez, conminé a la Máxima Autoridad a que
convocara al Jurado para que decidiera el futuro de mi defendida lo más
rápido posible. Como ella tenía varias penas, propuse que se decidiera
sobre su culpabilidad o sobre su inocencia sobre la mayor pena que se le
imputaba, que era la de homicidio. De acuerdo con las leyes texanas, el
fallo sobre la pena más grave incidiría sobre las menores, por lo que si
mi defendida era declarada inocente por la imputación de homicidio,
sería inocente por las penas menores. Y si la hallaban culpable,
recibiría la pena por la imputación mayor … Era una jugada muy
arriesgada, que a muchos no convencían pero sí a mi defendida. “¿Estás
seguro de lo que haces? Mira que si sigues con la política que has hecho
hasta ahora y dilatas un poco el curso del juicio, puedes lograr más de
lo que esperas, no todo, pero…”, me dijo un colega amigo de hacía muchos
años. Yo lo interrumpí: “Todo … Eso … Todo o nada … De eso se trata … De
eso se trata en esta decisión”, le dije mirándolo resignado a los ojos y
con ruego en la mirada de que no me preguntara más. Mi amigo se marchó y
no me habló más del tema. Obviamente él tenía razón, pero las razones
que yo tenía no las podía revelar. Cada vez tenía más pena, más pena por
Selena. Me pregunté varias veces cómo había quedado atrapada ella en las
garras de esa mujer, cómo pudo confiar en semejante persona. Pero
lamentablemente me respondí rápidamente a esa pregunta. Mi defendida era
hábil, muy hábil, podía disfrazar su Alma de Diablo en un cuerpo de
angelito, podía lograr caer bien a mucha, mucha gente, podía tener más
fieles que las personas bondadosas. Su verdadera cara casi nunca la
mostraría, sólo en casos de extrema necesidad … Y seguramente esa cara
la vio Selena ese 31 de marzo, cuando recién comenzaba a darse cuenta de
todo y cuando ya era tarde, muy tarde para salir de esa maraña que le
impuso mi defendida…
Todo lo que pasó después me encontró no siendo
protagonista de esta historia que cada vez más me resultaba triste y
gris … Cuando a ella le pareció atinado, previo a que se viniera la
sentencia del Jurado al día siguiente, ordenó a su padre a que fuera a
hablar con ellos para conmoverlos … Yo lo acepté resignado e hice los
procedimientos pertinentes para hacerlo posible, pues a esa altura asumí
que todo debía hacerse a su cuenta y riesgo. Viendo lo que le sucedió a
Selena no quería ni pensar qué hubiese pasado si me hubiese negado. No
me pareció ético para nada. Me parecía increíble que eso fuera legal,
pero asumí que así lo era pues el Juez lo había autorizado. Pero como
fuere, era éticamente inaceptable. ¿Cómo alguien, en el nombre de ser un
familiar cercano a la acusada, podía ir un día antes a hablar al Jurado
y pedirles/exigirles que como buenos cristianos debían perdonarla? Podía
ser el padre, podía quererla mucho, pero no era moralmente correcto
prácticamente extorsionar a gente que debía dar una decisión en función
de las evidencias y de su conciencia apelando a la culpa y a decirles
que condenar a su hija provocaría que fueran castigados por Dios. La
Familia Quintanilla había permitido que el padre de mi defendida hiciera
esto … Supongo que lo entendían porque era su padre y que esas cosas no
podían impedirle, o bien lo autorizaban para hacerle notar que él podía
defender a su hija, pero ellos, por lo menos con Selena, ya no podían
hacer nada, ni siquiera defenderla de su hija … Mi defendida se mostró
con esperanza luego de ese “encuentro” y me preguntó si le parecía que
podía ser optimista … Yo me quedé en silencio. Sabía que en los
“pasillos tribunalicios” se decía que la condena era un hecho … Que el
testimonio conmovedor del testigo Trinidad Espinoza fue demoledor para
todos … Tal vez en otras circunstancias yo le hubiese dado a entender
que la suerte estaba echada y que era muy difícil revertir la situación,
máxime por su política del “todo o nada” que no dio posibilidad de
ningún matiz, de ninguna alternativa. Pero opté por decirle “Que Dios
nos ilumine. Que Dios nos dé una enseñanza de todo esto que padecimos…”.
Yo quería que todo terminara de una buena vez. Ya me resultaba molesto
ver ese esquema tan neurótico de la familia de mi defendida. Era triste
y patético ver a una familia enorme moviéndose como marionetas tras las
directivas de un solo integrante, que encima estaba preso … Como nunca
vi un cuadro de situación terrorífico. Se me podrá decir si acaso no
estaba acostumbrado a estas cosas, que si no tuve que defender a gente
peligrosa, que uno tuvo que tratar a muchos que están muy enfermos y con
pocas posibilidades de reinsertarse a la sociedad. Y sí, ¡¡claro que
había visto de todo, que había tenido que lidiar con gente
despreciable!! … Pero esto … Esto nunca lo había visto … Gente que
parecía buena y servicial pero que tenían un grado de maldad que haría
que uno de verlo mínimamente llamara a autoridades médicas para tratar
urgentemente el caso. Ellos mismos habían detectado que yo me había
alejado y por eso ya nadie confiaba en mí. En los últimos días ella
quería hablar con la familia de Selena, con los medios, con una
periodista para convencer, para dar vuelta la historia, para lograr el
“efecto cadena”, circular una versión y alimentarla ella misma para que
se dé por cierto. Pero todos esperaban el veredicto y yo también. O lo
único que quería era irme a casa de una vez. Por eso cuando llegó la
sentencia sólo me incorporé para contener a mi defendida y luego me fui.
Pero antes de irme pude apreciar la ira de esa mujer, la sed de
venganza, la frustración porque las cosas no se dieran tal cual lo había
planeado. No hay caso con los psicópatas … Ya lo dijo ella: todo o nada.
Y para ella esto era definitivamente nada, aun cuando se jactara de que
dispuso del destino de Selena y de que había arruinado a una familia, un
sueño, la mitad del corazón de su padre, de su familia y de toda una
comunidad. Por eso no me sorprendió lo que hizo después, en el que
dedicó a difamar a Selena y de acusarla de cuanta cosa se le viniera en
mente. Evidentemente esa mujer nunca estaría en paz consigo misma y no
se perdonaría haber fallado en algo. Pero al menos se consolaría con
instalar la duda y generar la sospecha infundada de las otras personas
que acaso juzgarían a los Quintanilla con barbaridades que por allí
mucho tomarían por cierto, o por lo menos para acusar a los demás, sobre
todo al padre ... ¡¡Pobre el señor Quintanilla!! … Yo lo veía entero y
muy correcto, pero por dentro estaba destruido. Se daba fuerza
conteniendo a su familia y mostraba más entereza cuando más se lo
atacaba. Yo no compartía muchas cosas que pensaba y hacía, pero
reconozco que muchas veces se lo acusaban de cosas por malicia, por ira
por la ida de Selena o por total ignorancia. Era entendible que muchos,
para calmar su desolación por la partida de Selena, buscara desahogarse
buscando culpables y que uno de sus preferidos era el padre de Selena,
que siempre aparecía como el más polémico … Pero las cosas que decían …
Recuerdo que una vez una banda del norte de México lo acusó de dejar
morir desangrada a su hija por negarse a la transfusión que se le
hiciera por ser Testigo de Jehová … Por allí esas declaraciones podían
ser un desahogo para tanta gente pero carecían de lógica alguna. Aunque
el padre de Selena se negara, los médicos no le harían caso, y de hecho
hicieron lo que debían hacer y luego se lo informaron a él. Además, esa
gente ignoraba que los Testigos de Jehová contemplan la posibilidad de
la transfusión en caso de enfermos o accidentados graves e inconscientes
… como era el caso de Selena …Si el padre en un momento reaccionó así,
debió haber llegado al hospital con la idea de que la cosa no era tan
grave, de que su hija estaba delicada pero consciente y con
posibilidades de salvarse… Pobre el padre de Selena … Tal vez él pensó
que su hija no corría peligro … y se encontró con esa realidad … Lo vi
partir apenas escuchado el veredicto junto con toda su familia. Se iba
conforme pero no eufórico. No había nada que festejar … Ahora vendría lo
peor … Asimilar lo que nunca se asimila … La pérdida irreparable de un
ser tan querido y entrañable … De pronto me sacudió la entrada a los
sollozos histéricos de la familia de mi defendida a pleno. Yo llegué a
abrazar al padre que estaba sin consuelo, pero en cuanto vi que todos
estaban en lo suyo, yo me fui sigilosamente y gané la calle
inmediatamente. Afuera la gente estaba eufórica con el fallo. Si bien
eso no cambiaría nada, al menos sentían el consuelo de que Selena podía
estar en paz, que al menos repararon algo de lo que le hicieron con esta
prisión perpetua, pero que en realidad la prisión seguramente sería
hasta el año 2025, por esos vericuetos legales que siempre se encuentran
para atemperar la pena, vaya a saber por qué razón … Me sentía raro.
Acababa de perder un caso, pero sentí que era lo mejor que me podía
pasar. De otro modo, seguramente mi conciencia me pasaría factura todos
los días. Mucha de esa gente me reconoció, pero para mi sorpresa no
recibí tantos abucheos … La gente quería cantar, la gente quería bailar,
la gente quería estar feliz aunque sea por un ratito imaginando que todo
sería como antes, que todo volvería a empezar y que al otro día se
despertarían y tendrían a su lado a Selena sonriendo … Cuando ya llegaba
a mi coche, una niña se me acercó y me pidió un autógrafo. Yo me iba a
negar por principios, pero algo me detuvo y me hizo reconsiderarlo: era
una niña con una mirada muy tierna que llevaba puesta una remera y una
vincha de Selena. Yo le dije si me permitía hacerle un autógrafo en su
vincha y tanto ella como su madre accedieron. Cuando la tuve en sus
manos, sólo escribí lo que sentía en ese momento: “Perdónanos, Selena …
Nosotros no supimos defenderte de este mundo cruel…”, y le devolví la
vincha a cambio de un beso de la niña y de la promesa de la madre de que
no diría hasta 10 años después quién se lo había escrito. Cuando ya me
iba vino detrás y corriendo esa conocida periodista. Me dijo que la
cobertura de este juicio le había cambiado la vida y que pensaba
escribir un libro sobre la “verdad sobre Selena”. Yo la miré con una
sonrisa piadosa y ella me dijo que sentía que hubiera perdido el caso,
pero que a pesar de todo me veía tranquilo. Yo le dije que, aunque fuera
paradógico, yo estaba en paz conmigo mismo, porque en verdad se había
hecho justicia, pero que ni aún así podríamos reparar todo el daño que
se le había hecho a Selena. “¿Y sabes, qué? Yo también escribiré algo.
Pero no será un libro ni nada parecido. Sólo cuando sienta que mi hora
ha llegado diré lo que sentí en estos días. Quiero irme con la
conciencia tranquila. Quiero irme de este mundo diciendo que yo también
admiraba a Selena pero la terminé amando cuando el Señor me puso ante el
desafío de defender a esa mujer asesina…”. La periodista me miró
contrariada y se fue. Estaba más ocupada en lograr la fama que logró
gracias a Selena y no con buenas artes, precisamente … Pasó el tiempo y
ahora estoy aquí terminando mi escrito. Espero que caiga en buenas manos
y que lo sepan difundir. Espero que este humilde escrito sea una
contribución al recuerdo de Selena, un modesto reconocimiento a una
artista única e irrepetible y a una excelente persona. Espero que la
gente me pueda entender y que el Señor sea misericordioso conmigo…
(Creo que todos tenemos el derecho y el deber de ver el
lado bueno de las cosas. También creo que muchas veces debemos indagar
por qué hacemos las cosas que realizamos aparentemente sin razón. Quiero
creer que el abogado de esa mujer sabía lo que era su defendida y que
sólo hizo su trabajo. Quiero creer que antes de irse de este mundo le
manifestó al menos a alguien que se sintió un ser menor por defender a
esa mujer, pues sabía lo que era Selena. Me hubiese gustado que se
hubiera rebelado, que no hubiese aceptado ese rol … Me quiero quedar con
la idea de que poco hizo por defender en serio a esa mujer para salvar a
Selena, para darle al menos esa paz que tanto necesita, ya que no puede
ser feliz estando entre nosotros)
Selena: yo no sé si hago lo correcto. Yo lo único que sé
es que todo lo que hago es por Amor, por Amor a tu talento, por Amor a
tu persona, por Amor a tu vida. Yo lo único que quiero que sepas es que
siempre serás mi ejemplo y mi guía para tener todos los días una sonrisa
para enfrentar a este mundo malvado y cruel, este mundo que te dejó ir
sin que te pudieras dar cuenta nunca de ello…