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Sergio's Journal
 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 20th, 2011
 
 
 

Monterrey volverá a sonreír contigo, Selena…

 
 


Recorría  las calles de Monterrey y no lo podía creer … Me pregunté cómo habíamos llegado a esto, qué hicimos mal, si nos merecíamos estar en esta situación, qué fue lo que desencadenó esta ola de locura, de destrucción, de desamor. Estábamos a mediados del siglo XXI en el que se suponía que deberíamos estar en un mundo de avanzada, con seres humanos con mentes cada vez más desarrolladas y concientizadas en hacer una convivencia mejor, un planeta mejor y cuidado cuyos habitantes hubieran desarrollado nuevas tecnologías que les dieran mayores y mejores herramientas para que se viviera mejor, que estuvieran bien alimentados, desarrollados espiritualmente y, sobre todo, en paz … Todo eso parecía una quimera, un sinsentido, una sinrazón. Es como si en todo este tiempo cada habitante del planeta se hubiese contagiado de un virus de violencia y luego de un tiempo todos el mundo estuviera contaminado … Un planeta contaminado en el que cada uno estaría dispuesto a destruir y a autodestruirse … Cuando veo la realidad de mi ciudad recuerdo aquella película llamada “En la boca del miedo (al borde de la locura)”, de un tal John Carpenter, en el que los habitantes del planeta se hacían fanáticos de un escritor llamado Suther Kane, pero que cada vez que leían uno de sus libros se hacían cada vez más violentos, intolerables e irascibles. Se hacían tan violentos que no sólo se lastimaban y hasta mataban … también se autodestruían y autoflagelaban. Nadie sabía por qué lo hacían pero no podían evitar hacerlo. Tampoco sabían para qué lo hacían, por qué el fanatismo los llevaba a eso, arrastrados por una fuerza irresistible. En un punto sabían que iban camino a la extinción pero nadie se planteaba la posibilidad de poder y querer cambiar lo que estaba pasando … Recordaba que la trama de la película eran aun más compleja y enrevesada, pero poco importaba en este caso. Yo recordaba esa película pues veía lo que pasaba a mi alrededor ... Gente gritando, gente llorando, gente matando, fuego provocados por llantas quemadas en el medio de las calles …. Un clima de violencia inusitada hacía que todo estuviera ausente, que nada tuviera sentido, que el ser humano estuviera perdido y en su lugar una horda de gente encapuchada yendo de un lado para otro patrullando, asegurándose de que todo estuviera “en orden”, entendiendo por orden que tal cual grupo controlara su espacio, su cuota de poder en la ciudad … Todo era triste … Recorría las calles sola en el medio de unas de las avenidas más importantes de la ciudad mientras una leve llovizna golpeaba sobre mi cara con la misma molestia que me podía causar que me cayeran gotas de agua de una canilla en forma constante y sonante cada segundo. Era como estar en un viejo paseo familiar de los domingos pero con la sutil y siniestra diferencia de que aquí no había sol, no había alegría, no había niños jugando, no había madres, no había familia … Había lluvia, había tristeza, había odio, había necesidad de poder, entendiendo poder lograr controlar su calle a punta de pistola. Seguía caminando y me preguntaba dónde estaba la música, dónde estaban los colores, dónde estaba la esperanza. Miraba a mi alrededor y sólo veía gente sin rumbo, sin esperanza, sin sueños, sin expectativa, resignados a su suerte, resignados a la muerte … Miraba y meneaba la cabeza. No podía creer que hubiésemos llegado a esto y nada nos rebelara, nada nos hiciera reaccionar frente a tanta barbarie y autodestrucción. Parecía ser la única que lo estaba pensando. Parecía ser la única persona que se resistía a morir en la resignación. Parecía ser la única persona que estaba pensando…

De pronto me detengo en una de las tantas inscripciones que había en las paredes de las calles. No por la inscripción en sí, que era una de las tantas que había en estos tiempos llenos de odio y de resentimiento, sino por una suerte de poster ajado y ya viejo que estaba debajo de esa inscripción y que por esos milagros de la vida permanecía allí pegado a la pared y resistiendo al tiempo, a las peleas, al desamor, a la discordia. No podía distinguir muy bien de qué se trataba, pero había algo en él que me atraía y me intrigaba. Estaba a unos metros de él y aun así tuve que esperar mucho tiempo para decidirme. Así son los tiempos actuales. Dar un paso puede decidir tu propio destino, y el sólo animarme a ir hacia una pared podía provocar que un grupo de violentos me dijera qué hacía allí y me interrogara al respecto. Cuando me fui acercando empecé a sentirme contrariada y a la vez emocionada, pues la que estaba allí era alguien a quien esta ciudad supe querer bien y admirarla. Recuerdo lo lindo que hablaban de ella mi abuela, mis padres, mis tías, toda mi familia. La querían todos. Tanto era así que muchas niñas eran bautizadas como “Selena” gracias a sus padres que adoptaban su nombre en una forma de agradecerle, tributarla y recordarla. Recuerdo haberme quedado yo misma fascinada al escucharla y ver algunos de sus conciertos ... Me acerqué más a la pared y pude comprobar que era un muy viejo poster que anunciaba uno de sus conciertos en la Feria de Monterrey allá por 1994. Era increíble … ¡¡Había pasado tanto tiempo!! .... Era aun más increíble que estuviera allí resistiendo el paso del tiempo y la locura en la que habíamos entrado sin saber por qué. Ver a Selena en ese poster, con su eterna sonrisa, con su encanto, con su figura, con su optimismo, con su juventud, con sus ganas de vivir, con un futuro que sólo presagiaba alegría y optimismo contrastaba con lo que había a mi alrededor, en el que se veía todo color ocre, con olor a destrucción, con gente gritando de dolor y de odio, sin futuro y sin más ganas de vivir. Llegué a él y cuando lo pude apreciar sólo me puse a llorar por un largo rato. Como en tantas otras oportunidades, el sólo recordar a Selena, saber lo que era y lo que representaba, y recordar fundamentalmente su insólito final, no hacían más que uno tuviera que llorar … por ella … por nosotros ... Recuerdo que mi abuela solía decirme que nadie podía entender esa tragedia. Todo era dolor, asombro, enojo y llanto en ese entonces ...Como ahora … Mi abuela solía decirme que Selena era alguien como ellos, ni más ni menos. Que Selena los representaba fundamentalmente porque ella era una mujer humilde, de condición muy precaria y que si había llegado a ser alguien en la vida era por su trabajo, por su esfuerzo, por su tenacidad, por su fe, por su talento, por su gracia, por su bondad. Mi abuela decía que todos estaban contentos por su suerte, pues nadie se merecía mejor destino que ella. Muchas veces los artistas, por sus propias características, carácter, personalidad y por lo que ellos mismos cantan u ofrecen, provocan amores y odios, adhesiones o rechazos. Mi abuela se quedaba fascinada al contarme que Selena nada de eso provocaba, pues todo el mundo la admiraba, todo el mundo la quería, todo el mundo veía en ella una encantadora mujer. Al contrario de cualquier otra artista, ella no generaba que nadie la rechazara, que alguien deseara que le fuera mal, que alguien gozara de algún fracaso suyo. Mi abuela solía contarme que cuando ella empezó a dar cuenta de ella le gustó de inmediato, pero creyó que era mexicana como todos ellos. Cuando supo que era de Corpus Christi, Texas, temió por ella. Allí se dio cuenta de algún acento raro que advirtió en su canto y al oírla en alguna entrevista radial. Ella pensó que el mexicano podría darle la espalda a alguien de ascendencia mexicana que se había ido al otro lado del Río Blanco y que había adoptado las costumbres de los “gringos” al punto de ni saber la lengua de sus ancestros. Pensó que por allí a Selena le pasaría lo que a tantos otros, que fracasaría, que la recibirían con indiferencia, que hasta la abuchearían en cuanto la vieran con su precario español. Mi abuela solía decirme brillándole los ojos que tal era su angustia, su preocupación y su ansiedad que la fue a ver en aquella primera presentación multitudinaria y mítica en esta ciudad, mítica porque se habían dicho muchas cosas de aquel concierto, algunas buenas y otras malas. Las buenas siempre decían que Selena había metido ella sola más de 100.000 personas, lo que provocó todo un revuelo en la ciudad. Las malas era que fue un concierto multitudinario, mal organizado, que hizo que la gente se impacientara por el retardo de la salida de los artistas, al punto que cuando Selena salió a cantar la gente arrojaba al escenario toda clase de objetos, sobre todo latas de cerveza, y que ella se había asustado mucho, pues no sabía cómo manejarse en un terreno casi desconocido para ella, casi como la lengua en la que se hablaba aquí … “No, mi niña -decía mi abuela-. No ocurrió tal cosa. Estoy de acuerdo en que todo estaba mal organizado, fundamentalmente porque nadie preveía tanta cantidad de gente en el concierto al aire libre, y menos aún que Selena fuera una de las más requeridas. Entonces sucedió lo que no debía pasar si estaba bien organizado. Cada grupo tenía estipulado un tiempo para tocar. Estaba tocando uno de esos grupos, pero a la gente no le gustaba mucho, por lo que, sabiendo que la próxima a salir era Selena, comenzó a pedir por ella. El público estuvo mal, pues era mejor esperar a Selena escuchando respetuosamente al grupo anterior. Pero la ansiedad pudo más. La gente sólo gritaba ‘¡¡Selena, Selena!! ¡¡Te queremos a ti!! ¡¡Sube ya!!’ Yo no sabía qué hacer. Yo también quería que entrara Selena, pero no quería que se despreciara al público anterior. Lo cierto es que como nadie sabía cómo controlar la situación, la gente comenzó a desesperarse y a exigir a Selena que saliera al escenario. Hubo parte de la organización que le pareció lo mejor y Selena salió antes de tiempo, lo que provocó la algarabía de la gente pero la ira del conductor del concierto, Jesús Soltero, que increpó a Selena y a su grupo por no haber respetado los tiempos de los artistas. Era cierto lo que él decía como que también era cierto que no correspondía semejante destrato a Selena. ¡¡Ella no tenía nada que ver!! Ella jamás hubiese hecho algo que provocara el malestar de alguien. Ella sólo salió porque alguien le dijo que lo hiciera para calmar a esa gente y para salvar a los chicos del grupo anterior. ¡¡Pobre Selena!! Con el tiempo nos dimos cuenta de que siempre estaba allí donde se le pedía, desde muy chica, y nunca tuvo oportunidad de decir que no. No sabía decir que no, sobre todo si sabía que si se negaba a algo por allí alguien quedaría lastimado, mal y frustrado. Y Selena siempre sentía culpa, culpa de fallar, culpa de ofender, culpa de que por hacer algo no la quisieran, culpa por no cumplir con las expectativas de los demás. ¡¡Pobre, Selena!! … ¡¡Hizo tanto por tanta gente!! …. Tanto por tanto Amor ... ¡¡Pobre, Selena!! Ella era humilde, honesta, respetuosa, una mujer llena de Amor. ¡¡Pobre, Selena!! Hizo tanto por todos y por tener su oportunidad de llegar a hacer lo que ella quería en cuanto fuera famosa, popular y querida. Y cuando todo lo estaba cumpliendo, cuando todo se le daba con nobles armas, con cariño y respeto, alguien lleno de odio, de rencor y de frustración le quitó todo, todo lo que a ella y a su familia le costaron años y años ... Ya ves, mi niña ... Parece que es más fácil odiar que amar. Parece más fácil herir que dar cariño. Cuando recibimos la noticia, no lo podía creer … No lo quería creer. Cuando era inevitable dar cuenta de esa triste y densa realidad, sólo pude llorar, llorar por días, por meses, por años. Sé que el tiempo pasa y cura las heridas. Sé que el tiempo nos hace seguir con nuestras vidas a pesar de todo. Yo volví a sonreír, volví a Amar, volví a vivir. Lo tuve que hacer pues tuve que consolar a mi hija, que hacía unos años se había hecho fan de Selena gracias a mí, que la conocía desde que era muy pequeña y cantaba por los pueblos yendo a ellos en un bus. Pero desde aquel nefasto 31 de marzo nada fue lo mismo. Es como salir de nuevo a la vida sin un brazo, sin una pierna, sin el corazón. Vivir sin Selena era vivir ya sin mucha esperanza, sin mucha alegría, sin un futuro posible. Creeme, mi hija … Selena era todo para nosotros. En mis tiempos todavía se pensaba en un mundo posible, en un futuro mejor. Se pensaba que con trabajo, esfuerzo, honestidad, humildad y Amor todo se podía, se hiciera aquí o del otro lado del Río Bravo … Y Selena encarnaba todo ello que nosotros soñábamos y pensábamos. Por eso la acompañábamos, por eso la alentábamos, por eso la queríamos tanto. Selena no era para nosotros sólo una encantadora cantante que entonaba lindas y divertidas canciones ... No .... Selena no era sólo eso. Selena era nuestra esperanza, nuestro futuro, era el camino de lo posible. Cuando ella se fue, pero por sobre todo del modo en el que se fue, todos nos sentimos morir un poquito. A esa mujer que le quitó todo no la pude nombrar jamás. Su nombre para mí era una mala palabra. Al principio, busqué querer saber qué diría, que explicaciones podía dar. Pensé que dentro de su inexplicable actitud, había algo que lo haría entendible todo. Pensé que algo de humano había en esa persona. Me equivoqué. Me equivoqué como tantos otros. ¡¡Esa mujer es un monstruo!! Decir que está loca de remate es quedarse corto. Muy corto. De última, hubiese preferido que estuviera alterada mentalmente, pues al menos hubiese pensado que no estaba en sus cabales para hacer esa atrocidad. Pero no, mi niña, ella sabía lo que hacía ... Todo fue premeditado. Todo fue pensado de antemano. Lo hizo sabiendo lo que hacía. ¡¡Y la mató, mi niña, la mató, la mató con la frialdad de una psicópata!! ¡¡La mató con un odio y con una saña que aún me cuesta creer!! ¿Entiendes ahora todo? ¿Comprendes por qué aun con el paso del tiempo aún la lloramos? ¿Puedes entender que aunque nos lo digan y nosotros queramos no podemos recordarla sólo con alegría? Creeme que esa horrenda mujer no sólo le disparó a Selena. También nos disparó a todos nosotros. Nadie de nosotros fue el mismo. Nos quitaron parte de nuestro corazón, parte de nuestra Alma. No sólo nos quitaron un futuro posible con Amor. Nos quitaron lo más lindo y puro que teníamos del modo más violento, absurdo e intolerable. Desde aquel día comencé a ver que las miradas de la gente ya no eran las mismas, empezando con observar la de mi propia hija, tu madre”, dijo mi abuela y se excusó para llorar un largo rato a solas…

Recordaba esas palabras, esos gestos, ese llanto de mi abuela, y yo también me puse a llorar, fundamentalmente viendo lo que era Monterrey y todo el mundo 60 años después. ¿Dónde está aquel mundo, dónde está mi Monterrey querido lleno de Amor y lleno de vida? Creo que todo se empezó a perder cuando escuchaba a mi madre hablar de Selena. Ella era un adolescente cuando pasó todo. Desde niña la quiso en buena parte por todo lo que le había contado su madre, mi abuela, pero también por lo que ella vivenció con Selena. Mi abuela había vivido toda la etapa previa de Selena, de esa Selena pequeña que iba de pueblo en pueblo a dar sus conciertos. Así se había ganado la fama Selena: por lo que comentaban de ella la gente que la había ido a ver en algún pequeño pueblo de Estados Unidos o en alguna que otra ocasión en la que había ido a México de la mano de Johnny Canales y su show. Mi abuela la había visto por televisión cuando Selena fuera parte de un concierto hecho en Matamorros y se había encantado con su forma tan particular de cantar “La Bamba”. Para las épocas de mi abuela, y sólo si se vivía por el norte de México, a Selena se la conocía por lo que comentaba de ella la gente que la había visto en algún pueblo y, como mucho, en los programas de televisión, como los de Johnny Canales, que por suerte había tenido la buena idea de hacer un programa de televisión en el que mostraba en vivo a artistas a quienes la gente conocía como mucho por radio. Para mi abuela, y para todo Monterrey, a Selena se la llamaba tal cual ella pronunciaba su propio nombre, “Selina”, a diferencia de lo que ocurría en el resto de México. Es que en Monterrey a Selena se la conoció por su fama en Texas y todos escuchaban que ella se hacía llamar “Selina” sin siquiera saberse cómo se escribía. Todos escucharon su nombre antes de verla. Y su fama en esas tierras provocó una sensación aquí, y a su vez la sensación que generó aquí aumentó su fama en Texas, en un suerte de rebote permanente, en un fenómeno que en cuanto echó a andar fue una fuerza incontenible que no terminó más, que no tuvo nunca un detenimiento. Selena comenzó a ser una sensación, una artista famosa y de moda, un ejemplo para la juventud, un modelo a seguir para todos los niños y adolescentes que empezaban a conocer a Selena en una edad en la que comenzaban a interesarse por la música. Mi madre fue una de ellas. Al principio escuchaba a Selena por mi abuela, pero no se había interesado mucho. Pero ya siendo casi una adolescente, y cuando escuchó “Baila esta cumbia”, comenzó a interesarse más por ella. Coincidía esa época con sus primeras salidas, con sus primeros bailes, con sus primeros amores. Notó también que todas sus amigas estaban fascinadas por Selena como ella. También estaban las que les atraía los muchachos del grupo, como Chris, y muchos tardaron en enterarse de que él era el flamante esposo de Selena. Pero muchas lo sabían y no les importaba, fundamentalmente porque Selena no era celosa y permitía que muchas fanáticas lo saludaran tanto a él como a cualquiera del grupo. Mi madre siempre decía que Selena y Los Dinos era un grupo muy unido en el que no había egos. Selena podía ser la principal artista y la persona más querida y admirada, pero ella siempre transmitía la idea de que no quería que sólo la quisieran a ella, sino que ese cariño también se lo expresaran a sus músicos. Ella siempre decía que eran muy unidos, que no concebían la idea de triunfar si no estaban todos con ella y en buena forma. Además, la banda hacía algo que era toda una novedad, que era fomentar a cantantes tan importantes para el grupo como Pete Astudillo o Freddie Correa para que luego tuvieran éxito en sus carreras solistas. Mi madre decía que para ella era toda una novedad que el grupo fomentara talentos para que luego los desarrollara en otros ámbitos, siendo que eran parte importante de Los Dinos. Eso demostraba la solidaridad y el deseo de que todos dieran lo mejor para el desarrollo individual de cada uno y para el progreso del grupo. Mi madre me comentaba que eso era lo que más generaba que cada integrante del grupo diera todo de sí por Selena. Si a ella le iba bien, a todos les iba bien. Además, el encanto, la gracia, el espíritu y la personalidad de Selena hacían que nadie buscara discordias ni se avocara a proyectos y réditos individuales. Todos estaban muy a gusto de pertenecer al grupo y aun  si se daba el caso de que se fueran de él, no dejaban de formar parte del proyecto y de colaborar para con el objetivo final de Selena, que era convertirse en la mejor y más exitosa cantante internacional. Mi madre me decía: “Creeme, mi hija. Ella no tenía límite. Aquí hizo furor con ‘La carcacha’, más allá de que su otro gran éxito fue con ‘Como la Flor’, pero esa canción fue número uno absoluto en Estados Unidos, y digamos que en general en todo el mundo hispano también, pero en Monterrey ‘La carcacha’ fue ‘el’ tema, la canción que más causó impacto. Yo allí me hice fanática. Quise averiguar todo de ella hasta que supe que tenía desde hacía poquito tiempo un club de fans y me suscribí a él. Allí recibí toda clase de cosas de Selena ... Un día me enteré de que ella vendría aquí a grabar su primer video con el tema ‘La carcacha’. Me sorprendí porque yo hubiese creído que lo haría con ‘Como la Flor’ o con ‘Baila esta cumbia’. Pero no fue así, ¡¡y por suerte!! Con un grupo de amigas empezamos a averiguar dónde estaría ella. Fuimos incluso a la casa que tenía la disquera Emi en la ciudad de Monterrey y pedimos por favor casi de rodillas que nos dijeran dónde estaría Selena. La mujer que nos atendió, también fanática de Selena, nos pidió silencio y llamó a la central de Emi en México, ubicada en el DF, y como quien no quiere la cosa preguntó dónde estaría Selena, con la excusa de que algún directivo de allí necesitaba saberlo por una cuestión de organización. Mario, directivo de Emi México, le dijo con amabilidad que no lo engañara, que seguramente si le preguntaba era porque ella misma quería ir y le dio la dirección a las carcajadas. En cuanto la secretaria colgó, nos pasó el dato y nos dijo. ‘Tomen. Selena graba mañana. Las espero al mediodía en ese lugar y yo las hago entrar. Pero no entren sin mí pues si se enteran ¡¡me despedirán y a ustedes las echarán!!’. Nosotros aceptamos en silencio, ¡¡y con los ojos llenos de júbilo y expectativa!! Al otro día fuimos y no lo podíamos creer. Era un estudio terriblemente caluroso. Casi no se podía respirar. No había aire acondicionado y todo se hacía muy tedioso pues entre el calor y las innumerables tomas del video hacían de ese trabajo algo muy extenuante. Aun así todos ponían su mejor voluntad. Y si bien lo tenían que hacer pues era su primer video y su gran oportunidad, era muy difícil trabajar en esas condiciones y con la mejor predisposición. En el medio de todo ello, nosotras estábamos ansiosas por pedirle un autógrafo de Selena. Yo tenía posters, gorritos, remeras, toda clase de souvenirs para que ella y toda la banda me lo firmaran. La secretaria que nos ayudó a entrar trataba de calmarnos y quería esperar al final del video para hacerlo, hasta que en un momento una persona muy amable se nos acercó para saber quiénes éramos y qué deseábamos. Luego supe que era el mismísimos José Behar, presidente de la Emi Latin. En cuanto nos vio y notó nuestras caras de ansiedad, se sonrió y nos dijo que esperáramos. En un parate se acercó a Selena y le dijo algo mientras señalaba al lugar en el que estábamos nosotras. Selena levantó la vista, se hizo viseras con los ojos y miró para nuestro lugar. En cuanto nos vio, se sonrió y gritó con su precario español: ‘¡¡Hey, ustedes!! ¿Qué hacen paradas allí? Vengan rápido, si no, no les doy los doritos que le robé a mi hermana!!’, dijo mientras reía a carcajadas. Nosotras salimos corriendo hacia ella y, para mi asombro, la secretaria misma salió gritando también. Selena nos recibió a todas, saludó a cada una por su nombre, me llamó la atención que antes que le dijéramos algo, ella se preocupaba por saber algo de nosotras y de tener siempre un lindo comentario sobre lo que llevábamos puesto, por lo que estábamos estudiando o por algo de nuestra ciudad. Yo estaba sorprendida de que Selena tuviera tanta buena predisposición hacia gente que aunque fuera sus admiradores, no conocía, máxime con un ambiente tan caluroso como en ese estudio, y con el cansancio y fastidio que provocaba hacer un video. Era increíble ver que Selena no se despidió de nosotras hasta que no estuviéramos totalmente satisfechas. No podía creer que ella estuviera más preocupada por dejarnos contentas y satisfechas que nosotras mismas. Yo nunca visto a nadie así”, me dijo mi madre toda emocionada ... “Yo viví la época más linda de Selena. Compartíamos con ella los éxitos y el avance de Selena hacia la consagración mundial. Sus conciertos eran cada vez más multitudinarios. Cuando vi allá por 1993 uno de aquellos conciertos presentados por Jesús Soltero, no pude evitar pensar en lo que me decía mi madre respecto de la primera presentación de Selena y me dije ‘¡¡Las vueltas de la vida!!’. Y allí di cuenta de cómo las cosas habían cambiado y evolucionado en sólo 1 año. Luego fue sólo disfrutar lo que sucedía a uno y otro lado del Río Bravo. Ya para cuando la banda sacó el disco ‘Live’ con su nuevo sencillo ‘La llamada’, Selena era una sensación mundial y ya no lucía como una artista regional mexicana o texana. Selena ya lucía como una artista internacional. Me encantaba verla en el video ‘La llamada’. Se la veía distinta, más linda, más moderna. Y su cara diciendo ‘canalla’ ante las cámaras denotaba una naturalidad pocas veces vista y muy creíble en un artista. Eso era lo bueno de Selena. Que uno le creía cuando la escuchaba, cuando actuaba, cuando cantaba. Creo que no había diferencia entre lo que ella era y cómo Selena se presentaba ante los medios. Ella era auténtica, creíble, querible. Era una de los nuestros. Su éxito era nuestro éxito. Cuando ganó el Grammy no me sorprendió, pero no lo podía creer. Ella sólo tenía 22 años y ganaba un premio que en ese momento para un latino era muy difícil de ganar. Incluso creo que en aquel momento no se lo valoró tanto entre los grandes medios, fundamentalmente porque para éstos justamente comenzó a ser considerada importante no sólo por este premio que le daba renombre sino por el éxito de su disco ‘Amor prohibido’, que le dio una popularidad impresionante. ¡¡Estaba tan contenta!! … Contenta por ella ... Se le estaba dando todo y ella seguía siendo tan humilde, tan espontánea, tan risueña … El disco ‘Amor prohibido’ fue lejos lo más grande que hizo Selena. Todos eran éxitos, todas eran lindas canciones, todos los temas eran francamente sorprendentes y modernos. Cuando escuché el tema ‘Ya no’ no entendía nada. Apenas escuché la guitarra rockera de Chris me quedé mirando incrédula mi aparato reproductor de cds. ‘¿Es Selena?’, me dije. ¡¡Y lo era!! El tema me encantó, aun siendo tan raro escuchar a Selena en este tipo de canciones. Me encantaba que la canción estuviera al término del disco, pero me daba una sensación rara el final del tema .... Era lindo pero me generaba angustia … No sé por qué. Como si fuera una premonición, sentía que Selena se me iba, se me iba inexorablemente y yo no podía hacer nada … hasta que viniera el próximo disco … disco que nunca hubo, salvo que se cuente ‘Dreaming of you’, que aunque supiera que era sin duda de ella, yo no lo podía contar como el siguiente disco, porque Selena ya no estaba, porque no era el verdadero disco que iba a hacer … Pero mientras Selena estuvo, fue una sensación todo, fue un hermoso sueño, fue una alegría convivir con ella lo estaba sucediendo. Los conciertos en la Feria en 1994 fueron increíbles, alucinantes, multitudinarios. Pero si me tengo que quedar con alguno de ellos, es con los últimos que dio en esta ciudad, los conciertos del Far West Rodeo, fundamentalmente los de Selena vestida de azul. ¡¡Selena estaba tan linda!! … Era una artista ya madura, ya consolidada. Nadie la podía detener. Yo iba a ir a todas sus presentaciones, pero al final fui a una. Pensé: ‘Total … Ya habrá otros conciertos el año entrante, y quién sabe si no vendrá con nuevo material para ese entonces” … Me quedé esperándola con las manos vacías ... Me quedé esperándola para siempre. Aprendí a que no debía dejar para el otro día lo que podía hacer hoy, que debía disfrutar todo, que lo que tengo hoy tal vez no lo tenga mañana, que hoy estoy y tal vez mañana no estaré. Hasta que a Selena le ocurrió lo que le ocurrió yo no pensaba en el futuro … Para mí el futuro era el presente. Yo era feliz y mi felicidad la compartía con Selena. Un día me enteré que alguien le quitó lo más valioso a Selena y con ello nos quitó lo más hermoso a todos nosotros. Ese día volvía del colegio y vino mi madre a abrazarme llorando para darme la mala nueva. Yo no podía reaccionar ... No quería reaccionar. Recuerdo a mi madre llorando y yo en silencio mirando la nada. Estuve un día en el que no hablaba y casi no comía. Mi madre comenzó a preocuparse. En un momento, tal vez dando cuenta de lo que podía aliviarme de tanto dolor, me dijo: ‘¿Quieres que vayamos a Corpus Christ a despedirnos de ella?’. Yo asentí con un movimiento de cabeza. Todo el trayecto hacia la ciudad fue en el más absoluto silencio. Ya mi madre ni insistió en preguntarme si estaba bien, en pedirme que le hablara. Tal vez esperó pacientemente que me expresara una vez que estuviera allí. Y su sabiduría de madre no falló. Llegamos a Corpus Christi, hicimos la fila, escuchaba sin inmutarme el llanto de la gente y los gritos, miraba a todos los admiradores como yo con los rostros desencajados …Cuando llegué al lugar en el que estaba ella, no aguanté más .... Recién allí tuve que admitir lo que no quería admitir … Que ella se nos había ido … Rompí en llantos, grite: ‘¡¡Selena, Selena!! ¡¡No te vayas!! ¡¡No nos abandones!!’. Me tiré al piso. No me quería ir. Me quería morir. Quería irme con ella. No lo podía creer. No podía entender que alguien le hiciera algo semejante. Odié a esa persona que le había hecho tanto daño. La odié para siempre. La odio ahora. No puedo dejar de odiarla, sobre todo cuando la escuché después, defendiéndose de lo indefendible, diciendo que no quería hacer lo que efectivamente hizo ... Luego, en mi desesperación, y aferrándome a una última esperanza inútil, fui una de las tantas que exigió al padre de Selena que nos la dejara ver. Quise creer que todo era una mentira, que nada era cierto, que todo era un truco publicitario, que quién sabe que había detrás de esa mentira ... Quizá la habían secuestrado, quizá se había ido de viaje de incógnito … Finalmente nos anoticiaron de que el padre de Selena había abierto el cajón. Yo fui a verlo, esta vez con miedo. ¿Y si al final era cierto? Cuando me acerqué … Me arrepentí toda mi vida haber dado ese mal paso … Jamás me olvidaré de esa imagen. Muchos decían que lucía tranquila, que descansaba en paz … No era así ... ¡¡No era para nada así!! Ella estaba seria, muy seria. Estaba segura de que estaba enojada. Se nos fue enojada e indignada. Se nos fue no comprendiendo tanta mentira, tanto engaño, semejante traición. Me imaginaba la escena y no podía dejar de llorar. Luego me recompuse y me llamé a silencio nuevamente. No pude dejar de sentir odio y rencor. No me alcanzaba que a esa pérfida mujer la condenaran de por vida. Si por mí fuera que se pudriera para siempre en la cárcel o, mejor, que la dejaran libre pero que pasara al lado nuestro, a ver si se animaba a decir las cosas que dijo después ... Lo que más me indignó era lo que dijo de Selena luego y durante tanto tiempo. Lo que más me resultó incomprensible era que la dejaran seguir hablando … Cada palabra, cada calumnia suya era un disparo más. Un disparo a ella, un disparo a nosotros. Nunca pude ser la misma, porque la partida de Selena nos quitó todo a nosotros. Si a ella que era la Reina, la estrella, el ejemplo, uno de los nuestros, nuestra propia esperanza, le pasaba semejante afrenta, ¿qué nos quedaba para nosotros? El sueño se había terminado. Yo no podía esperar nada de este mundo cruel. Podía ser feliz, podía sonreír otra vez, podía tener mi propia familia, pero jamás podía llegar a ser enteramente feliz sabiendo que Selena no tuvo la oportunidad que tuve yo. Ella se merecía todo … y el mundo le dio semejante cachetada .... Si hubiese tenido la oportunidad, hubiese sacrificado mi vida para que ella viviera la suya. Yo sé que con ella presente las cosas hubiesen sido distintas. Yo sé que es una locura. Yo sé que es una quimera .... Pero también sé que el mundo sería mucho mejor si Selena estuviera entre nosotros…”, terminó de decir mi madre y rompió en llantos de impotencia…

…Me quedé largo tiempo mirando ese afiche y recordaba cada una de las palabras de mi madre y de mi abuela. Lamentablemente yo no conocí a Selena. Yo pertenecía a esa generación en la que Selena comenzaba a ser algo presente y lejano, más cercano a la leyenda, al mito, a esa imagen que se buscó que quedara perpetuada en el tiempo, a sabiendas de que ya nada se podía hacer por Selena, de que ya Selena no volvería a pesar de tantos ruegos. Para mí la mejor representación de lo que sucedió con Selena tanto con su vida como con su remembranza fue la canción “Fotos y recuerdos”. Cada día que pasaba, su imagen, sus fotos, sus recuerdos, las palabras, las imágenes, todo lo que aún quedaba en la memoria de la gente se iban poniendo de color amarillo, llenos de polvo y cada vez más alejados de la realidad de todos nosotros. Cada vez que recordaba esa canción, la escuchaba o la cantaba, se me estremecía la piel pues su contenido era de la más absoluta premonición, era el relato de lo que haríamos nosotros cuando se fuera ella. Recuerdo una vez siendo chiquita salir corriendo a llorar al baño cuando vi a Selena en una página de Internet cantando esa canción en marzo de 1995 en el programa “Padrísimo”. Se la veía tan linda, tan jovial, tan exitosa, tan feliz, tan segura … “Y todo lo que me queda de tu Amor, ¡¡sólo fotos y recuerdos!!”, cantaba Selena y uno no podía dejar de estremecerse y caer en la más absoluta tristeza. Yo crecí cuando ya se hablaba de otros artistas y sólo se acordaban de Selena en un aniversario o cuando alguien hacía una nueva versión de alguna de sus canciones. Yo crecí viendo a la asesina dando una imagen más que lamentable y odiosa. Siempre entendí en su momento que esa mujer generara en la gente una gran expectativa por lo que “iba a revelar”, porque iba a romper el silencio para decir lo que pasó ese día. Luego todos dieron cuenta de que nada raro y espectacular había detrás de su acto. Que en realidad sólo se trató de un enfrentamiento entre dos personas: el padre de Selena y esa pérfida mujer. Y cuando ella supo que perdería en esa partida decidió que nadie saldría vencedor y que jamás ella “aguantaría bien su derrota”. Y así decidió eliminar a lo más preciado, a lo que ella decía que quería “con toda el Alma” para no quedarse afuera de la fiesta. Y siempre intuí que ella lo había planificado todo, tal como me lo dijo después mi abuela. Con el tiempo el padre de Selena lo había admitido y hasta hizo un especial para dar una explicación a algo que todos los fans de Selena buscaban y no hallaban: saber lo que pasó aquel día. Mi abuela y mi madre nunca lo pudieron ni asimilar ni entender. Como todos, nunca encontraron una explicación a por qué Selena fue a verla y por qué fue a acompañarla al hospital y luego volvió para discutir vaya a saber qué y a devolver el anillo. Siempre mi madre me decía: “Nunca lo soltó, mi hija. ¡¡Nunca lo soltó!! Ni aún corriendo, ni aún malherida, ni aun cayendo, ni aun trasladada al hospital soltó ese anillo. Sólo fue cuando ya no tuvo más fuerzas. Pero dime: ¿Por qué no lo soltó nunca? ¿Qué significado tenía para ella? ¿Se lo pensaba devolver a esa pérfida mujer? Y si era así, ¿para qué corrió hacia el lobby del motel aferrada a ese anillo como si aunque fuera por un instante constituyera lo más importante del mundo retenerlo? ¿Qué importancia tenía el anillo? ¿Por qué no quiso esperar para devolverlo y luego se lo quedó ella hasta que no pudo más? ¿Por qué si, según el padre de Selena, esa horrible mujer les robaba, no la denunció? ¿Por qué no hizo públicas sus acusaciones a esa ladrona? ¿Por qué no la despidió habiendo podido hacerlo? ¿Por qué no se imaginó que esa mujer podría tomar represalias con Selena si su padre le insistía en que se alejara de la vida de su hija? ¿Por qué no sospecharon nada, no intuyeron nada, por qué no llamaron a Selena aquel nefasto día?” … Esas preguntas atormentaban en su momento a mi madre y a mi abuela. Yo crecí con Selena presente en todo momento pero sólo presente en mi casa. Fuera de ella veía a un mundo cada vez más alejado, cada vez más individualista, cada vez más intolerante, cada vez más violento. Empecé a notar que, más allá de lo que me habían contado mi abuela y mi madre sobre Selena, su partida de este mundo dejó una estela de odio, de rencor y de resentimiento que nunca acabaron, que nunca cesaron. Que la gente nunca superó la partida de Selena y que eso fue el caldo de cultivo para lo que se vendría después. Empezaba a notar que, conforme pasaba el tiempo, Selena se nos iba alejando cada vez más y su Amor se nos perdía inexorablemente .... No era justo. ¡¡Vaya que no era justo!! Decidí que había que volver a las fuentes. Que si tal vez todos recordáramos a Selena como ella quería, con Amor, algo cambiaría, aunque sea un poquito … Pero todo comenzaría a ser distinto si se hacía algo. Me propuse volver a poner a Selena en el primer plano. Decidí poner a Selena en su lugar…

Fui a tomar aquel poster medio ajado de la pared. Me pregunté cómo estaba aún allí. Me daba pena tocarlo por miedo a que se rompiera. Estaba un poco resquebrajado por el paso del tiempo pero increíblemente intacto. También me daba tristeza ver tan lindo poster de Selena en el medio de tantas inscripciones llenas de odio y de rencor, y que invitaban a la destrucción. Me parecía increíble que nadie pusiera una palabra encima de esa lámina. Quería pensar que cuando llegaban allí y sabiendo de qué se trataba, no se animaban a arruinar el póster ... No se animaban a lastimar a Selena más de lo que ya le habían hecho. Y si no fuera así, quería pensar que como su propia figura generaba tanta autoridad, no se atreverían a hacer nada. Cuando me agaché, junté mis dedos y procedí a tomar de la punta la lámina muy cuidadosamente, alguien me dijo de atrás: “¡¡Eso no te pertenece!! ¡¡Ni se te ocurra tocarlo!!”. Miré hacia atrás y un joven, muy joven, rodeado de otros dos, me invitó a salir de allí apuntándome con un cuchillo. Yo lo miré incrédula y procedí a hacerle caso incorporándome lentamente desde el piso. Estaba algo resignada, no sabía qué hacer, pero había algo en mí que me impedía dejar ese póster de Selena allí. No podía dejar a Selena sola, una vez más, en el medio de tanta violencia incomprensible. Encaré al joven muchacho y le dije: “¿Tú sabes quién es ella, no? Quiero creer que lo sabes. Pues si lo ignoras, ¡¡olvídate de tu amable pedido!! ¡¡Yo lo voy a tomar y no me importa lo que me digas ni lo que me hagas!!”. Hubo un instante en el que todos nos quedamos quietos y en silencio. Yo estaba determinada. Era hora de ser firme con la irracionalidad. Había que defender a alguien a quien había dado tanto Amor. Ahora que me había dado cuenta de por qué había tanta locura e irracionalidad en mi ciudad, yo iba a dar a conocer ello y a invitar a que volviéramos a ser lo que éramos, a volver a ser  felices como cuando estaba Selena. Me di vuelta y con determinación procedí a seguir con mi tarea de sacar ese póster. El joven gritó “¡¡Alto!!” e iba dispuesto a detener mi acción a toda costa. Hasta que uno de sus jefes de atrás le dice: “¡¡Detente tú!! ¡¡Déjala en paz y contéstale la pregunta!! ¿Acaso no sabes quién es esa encantadora mujer?”, le preguntó mientras me miraba guiñándome el ojo, en una actitud ciertamente insólita para mí, máxime porque era la primera vez que esa persona me miraba. El joven titubeó y cuando estaba por decir lo primero que se le viniera a la mente, el mayor se le adelantó, se dirigió al poster, señaló a Selena y le dijo: “Ella era una gran artista y mejor mujer. Un día alguien con la misma violencia, envidia, locura e irracionalidad de hoy en día le quitó la vida del peor modo. La traicionó y ni le dio tiempo para reaccionar y rehacer su vida. No le dio tiempo ni a enojarse con ella … ¿Y sabes? Nadie pudo recuperarse de ello. Todos nos sumimos en la frustración, en el enojo, en el llanto permanente. Fue tanto el dolor que sólo se nos ocurrió canalizarlo con violencia, con la misma violencia de la asesina. Y nos equivocamos. ¡¡Vaya si nos equivocamos!! Creímos que destilando nuestra frustración estaríamos más aliviados. Creíamos que solucionaríamos la violencia con más violencia … ¡¡Y mira a tu alrededor!! ¡¡Mira lo que hemos creado!! Sé que si Selena estuviera todo sería muy, muy diferente … Ella no querría vernos así ... Selena se enojaría o tal vez estaría angustiada … No sé cómo llegamos a esto. Recién ahora lo puedo ver”, dijo y me señaló a mí en forma de agradecimiento … “Pero es hora de aceptar que ella ya no está, pero a la vez es hora de hacerle ver, donde quiera que esté, que lo suyo no fue en vano, que su paso nos dejó una huella. Es hora de dar ese cariño y ese Amor que ella dio sin ninguna condición y al que nosotros no se lo retribuimos nunca … por dolor y por no aceptar nuestro dolor, su dolor …  Te pido que saques con cuidado ese póster y se lo des a esa muchacha. Con ella estará en buenas manos…”.

El muchacho fue sacando el póster mientras su jefe y su ayudante lo miraban en silencio. Por alguna razón me puse a llorar mientras el joven sacaba el póster. Tal vez porque di cuenta con ese acto que otra etapa culminaba y otra empezaba, y con ella Selena cada vez parecía más lejana … Tal vez hayan sido las palabras de su jefe. Sonó tan razonable y tan real lo que decía … Había tomado conciencia de a dónde habíamos llegado … Y todo gracias a mí … En realidad todo gracias a Selena. En cuanto el joven tuvo el póster, su jefe se adelantó para tomarlo y se me acercó a mí para dármelo … “Gracias”, le dije. “No hay nada de qué agradecer. Soy yo el que debe dar las gracias y pedirte disculpas. Disculpas por lo que hice hoy, por lo que hice en estos años. Va a ser difícil volver a ser el de antes. Hay que desandar muchos años … Pero bueno … Ya es lindo que hayamos empezado…”, me dijo y se me quedó mirando. Yo me puse a llorar y él me abrazó bien, bien fuerte. “Ya no llores. ¡¡Hazlo por Selena!! Es hora de que su obra esté de nuevo con nosotros. Es hora de volver a encontrar nuestros corazones, ¡¡que son suyos!!”. Estuvimos así por un largo rato … Él también estaba llorando … Más tarde nos recompusimos y nos prometimos que íbamos a hacer todo lo posible para que Monterrey vuelva a tener el Alma de Selena. Antes de despedirnos, él me dijo: “No me has dicho tu nombre. Necesito saberlo para poderte localizarte cuando te necesite otra vez. ¿Cómo te llamas?”. Yo me sonreí …. “Me llamo Selena, igual que mi madre. Igual que mi abuela. ¡¡Igual que nuestra Reina!!”. Nos quedamos riendo por largo rato. Sabía que las cosas iban a cambiar. Sabía que Selena volvería a estar entre nosotros…

(Siempre digo que si las cosas están como están en este mundo es porque Selena no está entre nosotros. Muchas veces me han dicho que estoy loco. Muchas veces piensan que nada de lo que hago por ella tiene sentido. Yo estoy seguro de que cuando algún día vuelva Selena -y de eso estoy seguro-, todo será distinto. Yo sé que el Amor en este mundo volverá de su mano, de su encanto, de su cariño… Yo sé que ella vendrá … Yo sé que Selena debe estar en algún lugar que pronto vamos a encontrar…)

Todo lo que hago, bien o mal, lo hago por ti, Selena…

Simplemente te quiere…

 



 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 12th, 2011
 
 
 

Hay algo que no me gusta de todo esto…

 
 


Hay algo que no me gusta de todo esto … Hay algo que no me gusta de ella. Creo que ella es capaz de hacer cualquier cosa. Creo que no deberíamos avanzar más con este asunto y deshacernos de ella cuanto antes. Creo que mi padre piensa que no es capaz de hacer lo que sea para estar cerca de nosotros y, fundamentalmente, de intentar que seamos una suerte de marionetas que se mueven al compás de sus deseos. Al final parecemos la protagonista del tema “La llamada”, sólo que, a diferencia de aquella mujer, nosotros actuamos sin saberlo o sin quererlo saber. Estuve por hacer una locura esta noche. Busqué por todas las maneras posibles de convencer a mi esposo Chris para que me deje volver, para cumplir con sus más sórdidos deseos: vernos a solas, sin ninguna persona como intermediario, vernos a solas como ella quería, vernos a solas para que no armara más escándalo, para que dejara ya de gritar, de quejarse, de acusar. Recién, recién ahora y después de tantas cosas que pasaron empecé a tomar  verdadera conciencia de lo que está sucediendo y de la verdadera dimensión del problema. Estamos en un gran inconveniente, ¡¡en un verdadero problema!! Mi padre no lo piensa así … Si lo pensara, actuaría de otro modo … Pero él cree que lo tiene todo controlado … Yo no pienso que la esté subestimando, pues si mi padre estuviera actuando de ese modo con ella, sabría que es un peligro, pero pensaría que aun así ella no intentarí herirnos de ningún modo, pues no se atrevería a tanto, no tendría tantas agallas como para afrontarlo… Creo que mi padre está equivocado, muy equivocado. Lo pude comprobar hoy. Había algo en su mirada, en su forma de hablar, en su modo de comportarse que me indicaba que algo trae en manos, que está dispuesta a vender cara su derrota, que nos está mintiendo y, paradógicamente, con esta actitud nos está mostrando su verdadera cara, lo que realmente piensa, siente y espera. Esa mujer no nos quiere, no nos quiere en realidad. Sólo desea poseernos, sólo desea controlarnos. Siente que la estamos abandonando y eso la aterra. Hubo algo que me estremeció y me fue muy revelador. Apenas entré al motel, estaba tan nerviosa por su llamado desesperado que la saludé rápidamente y le pedí por favor que me dijera qué estaba pasando. Ella abrió bien los ojos y con total preocupación me dijo: “¿Pero qué pasa? ¿Es que estás enojada conmigo? ¿Qué te han dicho malo de mí?”. Me miraba con cara extraviada, como tratando de adivinar en mis actitudes si yo sabía algo, si me habían contado algo, si yo había descubierto algo … Yo no sabía cómo reaccionar ni qué decirle … ¿Cómo una mujer que me jura y me perjura que ha sido víctima de un intento de abuso sexual está pendiente de lo que yo pienso, de lo que me han dicho o de lo que se piensa de ella? ¿Por qué no fue por su cuenta al hospital si fue atacada? Y si no lo hizo por vergüenza o por temor,  ¿por qué no me pidió ir cuanto antes al hospital para ser revisada en vez de implorarme de vernos a solas para aclarar algunos temas de sus problemas con mi padre o del asunto del dinero faltante de mi club de fans? Además, no entiendo por qué no me llamó desde Monterrey en cuanto sucedió el hecho para que se atendiera allí y yo fuera en todo caso a acompañarla. No sé por qué si no quería quedarse en Monterrey no fue a San Antonio en el que está toda su familia. Allí se sentiría más cómoda y con más confianza para encarar su problema. Ella y su familia son muy unidos. No le hubiesen presentado problemas si ella les decía lo que había ocurrido … No entiendo. Realmente no entiendo. No comprendo para qué vino a Corpus Christi. Además, por esas cosas del destino me enteré de ciertas cosas que me inquietan más. Como ahora hago avisos en el que insto a que las mujeres abusadas denuncien los hechos y no se queden calladas, allí me enteré de los procedimientos que tienen que tener en cuenta para hacer sus denuncias y permitir que la policía pueda investigar los hechos. Yo sé que si una mujer es atacada en una ciudad, aunque ella no se anime a denunciar el hecho, la policía puede actuar. También lo puede hacer la policía de su ciudad natal si se traslada allí. Ya si se va a otras ciudades que no sean las del lugar del hecho o de nacimiento, entonces debe obligatoriamente hacer la denuncia correspondiente para que la policía y la Justicia puedan intervenir. Entonces, ¿por qué ella vino a Corpus Christi en vez de quedarse en Monterrey o en el mejor de los casos trasladarse a San Antonio? Además, ella es enfermera. ¿Acaso no lo sabe? Sería raro que no lo supiera. Esto me huele raro, muy raro ... Ella nos está mintiendo de un modo que no es el habitual, del modo en el que mi familia espera de ella. Esto es otra cosa. Es más grave y me involucra a mí. No sé qué pretende ni que quiere hacer. Sólo sé que me quiere ver a solas, pero por el tema de ella con mi padre y no por el supuesto ataque que recibió … Esto no me gusta. Esta mujer ya no me inspira ninguna confianza. Creo que hay que tomarse más recaudos con ella de lo que uno se imagina, de lo que uno piensa y ha pensado hasta ahora…

Definitivamente, creo que no hemos tomado verdadera dimensión de la situación. Creo que nos estamos alejando de nuestro objetivo no siendo conscientes de dónde estamos parados. Yo sé perfectamente que hay que manejarse humildemente por la vida y que no hay que sentirse más que nadie por lograr los éxitos que hemos obtenido, pero eso no implica que no nos manejemos como lo que somos, una gran banda que tiene un éxito tremendo, no sólo en Estados Unidos sino en México. ¡¡Y que el disco en inglés nos abrirá nuevos mercados y nuevas posibilidades!! Sé que la Emi Central no está muy convencida de este paso. De hecho, ellos sólo firmaron el contrato para hacer un disco en inglés hace dos años porque se lo pidió casi suplicando mi querido José Behar desde la Emi Latin. Si no fuera porque él confía tanto en nosotros, porque apostó por mí y que por ello nos permite no sólo cumplir con nuestros sueños sino de facilitárnoslo, sería casi imposible hacer ese disco. Aún al día de hoy, 30 de marzo de 1995, bien tarde, casi 31 de marzo, no sé si por fin el disco saldrá en julio o lo postergarán, una vez más, a fin de año. Yo vengo anunciando la salida del disco desde hace ya bastante tiempo y estoy haciendo mis conciertos cantando de entrada temas en inglés como lo hice en el Houston Astrodome, el 26 de febrero de 1995, como para que la gente comience a acostumbrarse a que en el futuro mis conciertos se harán de distinto modo, con nuevos temas y con otro idioma. Ya en breve, el 1 de abril, daré un nuevo concierto en Los Ángeles, y seguramente lo haré con un repertorio en el que tal vez me anime a cantar algún tema en inglés de los que ya grabé para mi próximo disco a modo de primicia. Entonces, ¿por qué no estamos avocados a este tema en vez de estar pendientes de los caprichos de esta mujer que supo ser de nuestra confianza y ahora ya no la tiene? ¿Por qué esta mujer tiene directo acceso a mí si nadie le tiene confianza? ¿Cómo puede ser que yo esté moviéndome al compás de sus locuras y nadie la esté deteniendo? Llegamos a hablar con ella. Le planteamos algunos inconvenientes de falta de dinero y de quejas de algunos fans de que no recibían los souvenirs que les corresponden por estar suscriptos al club de fans. También sé que hay otros problemas personales entre mi padre y ella. Supongo que esta mujer tiene temor de que mi padre me diga “la verdad”, de que la desenmascare y de que yo la desprecie para siempre. Seguramente ella pensará que no la querré ver más y eso para ella será duro, muy duro de asimilar. Intuyo que debe haber pensado que está la posibilidad de que la despidamos y querrá tomarse todos los recaudos. Supongo que mi padre esperará a que ella acepte la realidad y se termine de alejar de nosotros. Creo que mi  padre se siente muy seguro de que con las medidas que tomó serán suficientes. También sospecho que él no quiere ir más lejos con ella pues teme que por allí por despecho ella dirá cualquier cosa de nosotros, provocará un escándalo y nuestra imagen se vea dañada … Tal vez por eso hace unas semanas amagó seriamente con despedirla, luego se detuvo y optó por mandarla a Monterrey para que se dedique a hacer las gestiones pertinentes para abrir las sucursales de “Selena Etc.” en Monterrey y en México DF. … Puedo llegar a entender eso, pero ¿dejando las cosas como están estamos seguros de que algo peor no va a suceder? ¿Quién lo garantiza? Lo vengo sintiendo desde hace unas semanas, lo podía captar en esas llamadas desesperadas y lo corroboré al percibir sus miedos, su inquietud, su desesperación, su necesidad de seguir controlando todo, de seguir controlándonos en todo. Entiendo lo que puede significar un enfrentamiento directo con ella, pero actuando así no tenemos garantía de nada. Cuando hace un rato me fui del motel trataba de minimizar el hecho y hasta me permití reírme del hecho con Chris cuando me subí a la camioneta y nos fuimos desde el Days Inn  de inmediato para nuestra casa. Estaba preocupada pero pensaba que al volver sola para hablar más seria y tranquilamente con ella yo la convencería, le hablaría racionalmente, la calmaría de sus miedos y le prometería que todo se solucionaría de inmediato. Apelaba a que aún me escucharía a pesar de todo … ¿Pero por qué habría de hacerlo ahora si durante semanas y hasta meses yo le he hablado, apelé a sus sentimientos, le hablé a su corazón, apelé a su raciocinio, platiqué con ella durante horas y horas, y nada he logrado, sino todo lo contrario? Me ha pasado muchas veces de hablarle, de explicarle, de hacerle ver las cosas y ella mirarme callada como si lo hubiese entendido todo, y al rato, tan sólo 5 minutos después de hablarle durante 1 hora, hacerme planteos como si nunca le hubiese hablado, como si nunca me hubiese escuchado. De hecho, en esta misma noche, cuando le hablé de unos papeles que necesitamos presentar ante el Fisco de “Selena Etc.” ella tomó su cartera y me la arrojó casi en la cara sin decirme nada, como dándome a entender con total violencia y sinrazón que allí estaba lo que yo estaba buscando, que me fuera de una vez. Pero cuando estaba por irme de allí casi me imploró para que no lo hiciera, de que al menos le diera la oportunidad de explicarme todo a solas, de insistirme por el sistema “beeper” de que volviera, de que le diera una nueva oportunidad, de que no la dejara sola con esa “dolencia” que sufrió en Monterrey y de la cual aún no se había hecho ver … ¿Por qué el “incidente” de la ciudad que me dio todo su cariño siempre aparecía en el último lugar de sus prioridades? ¿Por qué me sonaba que apelaba a él cuando sentía que ya nada servía para convencerme? ¿Qué podría pasar si yo le demuestro en el hospital mismo que ya no le creo? Pues me imaginé que si hasta ahora no quiso ir a un hospital sola, nada me garantizará de que lo haga y de que diga lo que le pasó si yo la llevo. Además, aquí nadie la puede obligar. Paradógicamente, ella no fue muy precisa acerca de lo que le sucedió, pero sí lo fue con el lugar. ¿Esto no aumenta más mis dudas acerca de por qué hoy no está en un hospital en Monterrey o por qué no se fue a San Antonio? ... Estoy segura, estoy determinada a hacerlo. Es hora de actuar. Debemos sacárnosla de encima. Se ha convertido en algo peligroso y no sabemos qué hará, cómo y por qué. Pero no hay que esperar para ver qué hace para recién actuar luego. Hay que ser precavidos. Debemos tomar distancia. Yo sé que tendremos que pagar un precio, y tal vez el precio pueda ser alto, pero hay que asumir los riesgos. Es mejor pagar lo que haya que pagar mientras esté a nuestro alcance y esté bajo nuestro control. Si dejamos pasar el tren tal vez tengamos que lamentar algo más que eso, algo del cual no tenga precio y por cuya pérdida nos tendremos que lamentar por el resto de nuestros días…

Nunca he vivido y sentido tanto el éxito como el año pasado. Pero creo que todos seguimos actuando como si las cosas fueran como hace dos años. Nos seguimos manejando en el bus, seguimos actuando como si tuviéramos que demostrarle al mundo que somos buenos del mismo modo que cuando empezamos … Yo entiendo y suscribo a la idea de que debemos mantener la humildad, la sencillez y la necesidad de superarse cada día como si lo logrado es nada comparado con lo que se puede lograr … Eso lo comprendo y lo comparto … ¿Pero no es hora de actuar por lo que ya somos y representamos para tanta gente, para tantos medios, para tantos músicos, para tantos productores? Yo ya no soy una cantante más, yo no soy una artista desconocida, yo no una principiante. ¡¡Yo soy Selena!! Para muchos yo soy no sólo su artista preferida, la que canta “Como la Flor”, la que la pegó con un hit. ¡¡Soy mucho, muchísimo más que eso!! Para muchos soy un familiar más, soy no sólo su cantante predilecta sino una persona a quien quieren mucho. Y yo eso lo siento desde hace mucho tiempo. Creo que hemos pecado en eso de creer que, como no hemos logrado aún el mayor objetivo, entonces no hemos obtenido gran cosa. ¡¡Error!! ¡¡Eso es un grave error!! Tomé plena conciencia de ello cuando estuve en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha. Apenas unos minutos de una minientrevista bastaron para que me diera cuenta de que lo que había obtenido sólo el año pasado era lo suficiente como para saber que estaba … ¡¡entre los 200 más famosos de los Estados Unidos!! Y no sólo tomando en cuenta los artistas latinos, ¡¡sino los de todas las nacionalidades y lenguas!! Y no sólo en eso: si se contaban sólo los latinos, habían sólo dos: Luis Miguel y yo. Es decir que … ¡¡yo soy la artista latina más popular de todo Estados Unidos!! Y si así me va en mi país, ¿cómo me podría ir en México o en América Central? ¿Y cómo me iría en Sudamérica cuando los fuera a visitar en breve? Cuando tomé conciencia de lo que se me habían dicho en el programa “En vivo”, di cuenta de que el año pasado viví lo que pocos artistas experimentan en sus vidas. Yo gané el Grammy, con todo lo difícil que es para un artista latino lograrlo, tuve mi mayor éxito con un disco como lo fue con “Amor prohibido”, logré arrasar por séptima vez consecutiva con los Tejano Music Awards, volví a ganar en “Premios Lo Nuestro”, tuve el mayor de los éxitos en Monterrey a través de los innumerables conciertos “sold out” que brindé. Y ya en tan sólo tres meses volví a ganar, esta vez por octava vez, los Premios Tejanos y sigo con mis conciertos multitudinarios y cada vez más exitosos en los Estados Unidos. En el que brindé en el Houston Astrodome rompí por tercera vez consecutiva el récord de asistencia de público, y yo me presenté este año … por tercera vez. Está bien: no logré ganar de nuevo este año el Grammy,  pero estuve nominada, lo cual ya es un honor y todo un mérito, y espero mi revancha el mes entrante con la nueva edición de “Premios Lo Nuestro” .... Yo sé que se puede lograr más, pero no hay que despreciar lo que se ha logrado sólo porque nos falta para llegar a lo más alto. Pero tenemos tiempo y ¡¡vamos por el buen camino!! En eso estoy en desacuerdo con mi padre. Comparto con él los objetivos y la disciplina para lograrlos, pero él es muy autoexigente y no se permite disfrutar tanto lo que hemos obtenido. Si no empezamos a disfrutar y a hacer valer lo logrado, siempre nos sentiremos menos … Y eso no tiene sentido. ¡¡Eso es inaceptable!! Creo que por eso pasa lo que nos pasa. Entonces, en vez de ocuparnos en mostrarnos por lo que logramos y por trazar nuestros planes para este año clave para todos nosotros, estamos como atrapados por un problema que aunque sea serio no debería provocarnos más problemas que lo que son: problemas que controlados preventivamente y tomados en su dimensión no deberían generarnos muchos inconvenientes ni mucho tiempo. Entonces, ¿por qué no es así? ¿Por qué hace semanas que estoy angustiada por lo que nos hace sólo una persona a toda nuestra familia siendo que ella no forma parte de nosotros? Aquí hay algo que no funciona. No todo es tan bueno ni perfecto, como parece…

Veo que ya Chris se ha dormido. ¡¡Ya es tardísimo!! De hecho, ya es viernes 31 de marzo … ¡¡Son las 2 de la mañana!! ¡¡Pobre Chris!! Él no la pasó bien ayer … Creo que a él todo esto lo perturbó mucho … Él es muy callado, al revés de mí, pero increíblemente con la única persona con quien en el ámbito social se abrió mucho y le habló de cosas de las que él no suele hablar públicamente es con ella. Debo confesar que esta mujer ha sido muy hábil. No es tan ilusa como parece o da a entender. ¡¡Nada de eso!! Es hábil … ¡¡Vaya si lo es!! No sólo lo hizo con él. Lo hizo con todos. Se mostró siempre servicial. Siempre se mostró con buena predisposición. Siempre cuidó su imagen y su muy bajo perfil. Siempre cuidó de que nadie advirtiera su verdadera cara, su verdadera dimensión, ni siquiera en su importante función de presidenta de mi club de fans y gerenta de mis negocios de ropa ... En el mejor de los casos ella planteaba cualquier divergencia como que todo quedara como la palabra suya contra la palabra del otro, esperando de que todos le creyeran a ella, que su palabra no fuera nunca puesta en duda. Por eso está desesperada ahora … Porque sabe que ahora somos muchos los que ponemos en duda su palabra, sobre todo yo … ¡¡Pero pobre Cris!! … Yo recuerdo aquel día en el que filmamos nuestro proceso de grabación del tema “Ya no” … Lo recuerdo bien. Él estaba muy entusiasmado, pues aunque no era el autor del tema, él tuvo mucha participación en la elaboración de la canción, que era más bien pop rock, toda una novedad para el grupo y para nuestros fans, pero no para él. ¡¡Pobre, Chris!! Reconozco que él no podía desplegar todo su potencial como guitarrista por el tipo de música que hacíamos. Incluso había partes en vivo que no tenía mucho por hacer, pues buena parte de la música venía de los teclados de Ricky y de Joe, por lo que él sólo hacía unos punteos de guitarra al aire esperando su parte. De hecho, muchas veces teníamos que armar partes especiales para que él pudiera tener sus solos de guitarra para demostrar lo gran guitarrista que es. ¡¡Pobre, Chris!! Aquel día estaba tan entusiasmado y tan excitado que estuvo un largo tiempo hablando con ella sobre lo que tuvo que hacer y todo lo que les llevó grabar el tema. Y ella estaba allí, como con todos nosotros, siempre dispuesta y hasta incentivando a que le contáramos todo mientras ella decía poco y nada de su vida, de sus sueños, de lo que quería para con su vida. Ella fue muy inteligente con nosotros. Se las ingenió para mostrarse lo suficientemente confiable como para que nosotros le confesáramos todo y le contáramos cosas que usualmente no se la decíamos a los demás. En aquella oportunidad, Chris le decía algo que no me podía decir ni a mí ni a los demás, pues estábamos ocupados grabando. Muchas veces yo le he contado cosas que sentía, alegrías y lamentos que yo no le podía decir a mi familia …Con el tiempo uno empezó a advertir que mientras ella sabía todo de nosotros, nosotros no sabíamos casi nada de ella. Eso es lo que empecé a sentir desde hace unas semanas, que ella tiene un conocimiento y, por ende, un poder del que habría que preocuparse. Yo supongo que mi padre lo sabe pero siempre quiso minimizarlo. Debe haber pensado: “Si nosotros pudimos contra tantas cosas, si pudimos sortear tantos obstáculos, ¿acaso ella será un real impedimento para nuestros grandes objetivos? ¡¡No, seguro que no!! Bastará un grito mío y ella se callará para siempre, por miedo a perder su empleo” ... Yo ya no creo en eso. Quise creerlo, pero ya no. Esto es más serio de lo que parece. De hecho lo está presentando ante los demás como si fuera un problema entre los dos. Y no es así. Si no me aparto, ella se pondrá como víctima, como víctima del accionar de mi padre, como víctima de mi familia, ¡¡como víctima de mí misma!! Algo habrá que hacer … ¡¡Pobre Chris!! Él duerme, pero está preocupado. Lo noto en su rostro ahora …Sabe que estamos en un problema y la cosa es más pesada de lo que parece. Le debe parecer increíble lo que está haciendo ella, pero le cuesta admitir lo que es y lo que hay que hacer al respecto. Anoche dio cuenta de la situación al impedirme volver al Days Inn. Creo que allí empezó a advertir que algo malo trae esa mujer. Pero no se atreve a decirme lo que tengo que hacer pues teme aparecer como un autoritario o que me quiere imponer su pensamiento … Creo que por eso amo a Chris. Él no es machista, como la mayoría de los varones. Si lo fuera, no me hubiese casado con él. Pero aun así las mujeres necesitamos que nos protejan, que nos guíen, que nos demuestren que les importamos. Y anoche Chris hizo eso, y no sólo eso. Me ayudó a bajar los decibeles y a pensar un poco más, a pensar que así no debemos seguir ... Te amo, Chris, pues aun preocupado te dormiste confiando en que no me dejaría llevar por el arrebato y me iría sola mañana a encontrarme con ella. Te amo Chris, pues haces lo que toda mujer necesita: que se confíe en ella…

¡¡Las cosas tienen que cambiar ya mismo!! ¡¡Yo no puedo perder de vista algo que es fundamental y que me llevó muchos años lograrlo!! Yo tengo el cariño de la gente, de esa gente que me quiere, de esa gente que me trata como su hermana, como su madre, como su hija, como su novia. Yo siempre les dije que sin ellos yo no soy nada. Entonces, ¿cómo no pensar en ellos a la hora de decidir mi futuro? ¿Acaso ellos querrían verme enojada, peleándome con alguien que quiere que sólo esté a su lado haciendo lo que ella quiera en vez de lo que yo quiero?  Yo que siempre cuidé mi imagen y hasta rechacé ofertas de telenovelas si los personajes que me ofrecían no tenían nada que ver conmigo, ¿permitiré que me vean en una actitud enojosa con alguien, dedicando el tiempo en cosas inútiles y defraudándolos haciendo lo que no quiero y postergando lo que yo más deseo, que es, además, lo que ellos más esperan de mí? Por todos estos problemas estuve dispersa en algunos reportajes y en algunos conciertos. He descuidado mi boutique para no tener más problemas con ella. ¿Tiene sentido esto? ¿Acaso eso es lo que se espera de mí? ¿Esto lo que quiero para mí? ¿Éste es mi futuro? ¿A qué le temo? ¿A que si tomo distancia de sus ambiciones y posesiones, ella va a hablar? Y si habla, ¿qué va a decir? Y si dice algo que yo desmiento categóricamente pues detesto las mentiras, ¿a quién le va a creer la gente? A mí no se me respeta no sólo como artista sino como persona. Mucha gente me conoce desde niña, desde que empecé a recorrer las rutas en bus y a dar conciertos en pueblos en los que nadie iba a ofrecerles nada. Yo me he ganado mi reputación. Nadie me regaló nada. Y cada día salgo a revalidar todo lo que he logrado. ¿Qué podemos temer? ¿Que nos meta en un escándalo? ¿Qué diga cosas ciertas que sólo le habíamos confiado a ella? ¿Y qué pasa si admitimos lo cierto, si desmentimos lo falso o si preferimos callar lo que no queremos aclarar? ¿Acaso nos dejarán de querer por eso? Si eso ocurre es porque entonces no nos querían tanto. Yo estoy convencida de que el que nos quiere nos cree. Cuando realmente te quieren, tienes que equivocarte mucho, hasta groseramente, para que los defraudes y te dejen de querer. Y yo sé que conmigo eso no sucederá. Puede que suceda con algunos pero con la mayoría no ocurrirá. Además, hay que madurar y prepararse para lo que se viene. Hasta ahora tanto el público como los grandes medios en su mayoría han sido muy benévolos conmigo. Pero sé que conforme se agigante mi fama por todo el mundo tendré que lidiar con la envidia, con la mala onda, con la prensa amarilla, con la gente que no me querrá para nada. Nosotros no estamos acostumbrados a ello. Pero tenemos que empezar a adaptarnos a esta nueva situación. Eso es también parte del “negocio de la música”. Si no lo entendemos así estaremos en serios problemas. Es hora de empezar a enfrentar estas cosas. Tarde o temprano estos problemas llegarán. Ya me pasó el año pasado cuando parte de la prensa comenzó a especular con que me había hecho cirugías, que me había separado de la banda, que tenía amoríos aquí y allá … Yo lo tomé con gracia y di las explicaciones pertinentes. Todos lo entendieron pero no siempre va a ser así y menos a medida que me haga famosa en todo el mundo. Tendré que enfrentarme con nuevos problemas del mismo modo que recibiré muchas satisfacciones. Hay que acostumbrarse y saber que no todos piensan como uno. Que habrá muchas veces que deberemos actuar no del modo ideal en el que quisiéramos sino del que podamos. Que habrá momentos en los que más que hacer lo que se quiere habrá qua hacer lo que se puede para preservarse, para preservar a los que uno realmente quiere … Y éste es el momento que vivo ahora. Yo querría que las cosas estuvieran bien con ella como era antes, quisiera no tener que alejarme sin siquiera despedirme, quisiera poder darle una nueva oportunidad, quisiera poder volver a confiar en ella. Pero no será así, por lo menos por un buen tiempo ... Presiento que si no damos el cambio de rumbo a tiempo alguien saldrá muy lastimado, y yo no voy a esperar sentada sin hacer nada rogando que nada suceda y lamentando lo doloroso que todo será cuando ya no se pueda hacer nada. Nada mejor que actuar ahora antes de que sea demasiado tarde. Nada mejor que prevenir en vez de curar … de curar una enfermedad  terminal…

Ya es muy tarde. He advertido que ella insiste en verme cuanto antes y me llama por el bipper. Yo no he atendido. Tampoco leí sus mensajes. Todo está claro, muy claro. Pero hay que ser inteligentes. No hay que no contestar nada y darle una clara idea de que con ella todo se acabó. Si hacemos eso, entonces será ella quien vendrá a por nosotros vaya a saber con qué intenciones, con qué intereses, con qué excusas, con qué armas … Ya me imagino llamando desesperada al doctor Martínez o a su ayudante. Le dirá lo mismo que a mí. Pero no surtirá efecto, pues ya no creo en ninguna de esas personas. Cada vez me convenzo de más de que todos ellos son el producto de mi fama y que como ellos habrá muchas personas que buscarán aprovecharse de mí. Si queremos sobrevivir en este negocio tenemos que convivir con ello pero separando bien la paja del trigo, defendiendo lo nuestro y no perdiendo nunca de vista quién realmente nos quiere y que son los que nos han puesto en el lugar más alto. Muchas veces lo hemos pregonado pero no siempre puesto en práctica. Éste es un buen momento para demostrárselo a la gente y a los demás. A ellos no hay que defraudarlos. A ellos hay que darles nuestro mejor ejemplo. Tal vez tengamos que pasar por este trago amargo para saber cómo encarar nuestro futuro. Sé que es duro tomar determinadas decisiones, pero tengo que ser coherente con lo que digo, con lo que pienso y con lo que siento. No hace mucho, en el programa “Un nuevo día”, dije que el negocio lo manejábamos en familia pues sabíamos que siempre había afuera gente que se podía aprovechar de nosotros. Si mañana tenemos que admitir que nos equivocamos con alguien, lo diremos. Es mejor tener que admitir un error o una decisión desagradable antes de tener que públicamente lamentarnos de algo irreparable. Es hora de madurar. Es hora de demostrarles a todos que estamos a la altura de las circunstancias … Muchas veces hemos creído que nos bastaba con la verdad y con la honestidad. Y no es que no sirva ahora eso. Sirve y mucho. De hecho así llegamos a estar en lo más alto. Pero también hay de esas personas, de esas personas que si nos manejamos del mismo modo que con la gente buena y honrada estaremos en problemas más que serios. Hay gente que no tiene códigos, que es falsa, mentirosa, que tiene doble discurso, que es capaz de cualquier cosa con tal de llegar a lograr sus objetivos. Con esa gente no hay que tener el mismo trato que con los demás, no se puede ir con ellos con la verdad, con sinceridad y con honestidad del mismo modo en el que iríamos con nuestra gente, aquella que nos quiere tanto y ha posibilitado nuestra fama. Si vamos del mismo modo con ellos nos comerán vivos. Con esa gente hay que manejarse de otro modo. No es que dejaremos de ser nosotros mismos para poder sobrevivir de esas personas. ¡¡Para nada!! Si hay algo que debe quedar en claro es que siempre hay que dejar sentado lo que se piensa, lo que se siente, lo que se anhela, lo que uno haría ante cada caso, la postura de uno ante los demás. Pero mientras que con la gente que uno quiere de verdad no se tienen problemas de decir y de expresar lo que uno siente y quiere, con los otros uno debe dejarlo bien guardado todo ello en lo posible. Esta última gente confunde bondad con tontería. Y con ese preconcepto pretenden sobrepasarse con nosotros en el total convencimiento de que lo lograrán. Y yo aprendí con el tiempo de que uno se debe permitir con cada una de esas personas hacer un pequeño gesto, tener una pequeña actitud que le demuestre al otro que uno no es tan tonto como ellos lo creen o lo quieren creer. Es como andar en la vida manejándose con honestidad, respetando las leyes del juego, pero en un instante “salirse del libreto” y hacer algo fuera de las reglas que le demuestren al otro que uno es tonto, que no va a dejarse pasar por cualquier cosa que se presente…

¡¡No me voy a dormir!! ¡¡No!! ¡¡No lo voy a hacer!! Prefiero estar despierta, bien despierta. No quiero dormirme y despertar con vaya a saber qué situación … Tengo miedo. ¡¡Claro que tengo miedo!! Por eso estoy aquí pensando y hablando sola. Pero no quiero quedarme sola. Es lo peor que me puede pasar. No quiero enfrentar la situación en ese estado. Por eso esperaré al amanecer y me iré … a buscar a mi padre y hablar del tema. Necesito ayuda. Necesitamos ayuda. A veces cuando uno está así no está mal decir lo que se siente y alzar sus brazos en señal de auxilio. Quiero abrazar a mi padre. Necesito decirle que temo por él, que temo por mí, que temo por todos. No aceptaré que me diga que me despreocupe, que está todo controlado, porque no lo está. Le pediré que me diga que hará algo para que esto no nos dañe más, le pediré que si ella hizo algo malo, que si robó, que si nos estafó, o lo que sea, la denunciemos, que si tenemos que despedirla que lo hagamos, que si tenemos que poner seguridad para que no se acerque lo realicemos, que si tenemos que salir a.los medios a plantear nuestro problema lo hagamos. Prefiero exponer la situación y que se dude de nosotros antes de que se nos arruine el futuro. Lo primero es reparable. Lo segundo, no. Sé que hemos hecho gala de nuestra conducta y de nuestra bonomía, pero justamente por eso debemos hacer esto. Puedo aceptar sugerencias, por eso quiero hablar con mi padre. Lo que no voy a aceptar es que nos quedemos callados e inmóviles. Es lo peor que podemos hacer. Y peor aún es que si nos movemos lo hagamos al compás de esa mujer. Tengo miedo. ¡¡Tengo mucho miedo!! Pienso realmente que nos quiere hacer daño. ¿Qué busca con que vaya sola a su encuentro? ¿Qué me quiere hacer? Sé que mi padre dirá que estoy paranoica y puede que lo esté, pero aprendí en la vida a que a veces hay que dejarse llevar por esos pensamientos, pues nos conduce a posibles visiones de las cosas, sobre todo con esta gente. Si ella está trastornada, ¿por qué no pensar en sus actitudes en términos paranoicos? Y si mi padre me dice que exagero, le diré que cuando hace unas semanas estaba él por despedirla y así se lo hizo saber, y mientras hoy en día trata de evitar que entre a la productora o a cuanto lugar ocupemos para grabar el disco en inglés, que piense qué estuvo haciendo ella, que piense si está seguro de que no hizo nada, de que no intentó nada y de que desistió de lo decidido sólo porque le aseguramos que seguiría con nosotros. Y si se preocupa, mejor, pues quiero que me ayude a tomar medidas. Ahora volvimos a plantearle los problemas de hace dos semanas. ¿Y si ese algo que intentó hace unas semanas lo hace ahora? Yo no sé lo que quiere hacer. Tengo miedo de que vaya y me amenace,  que me extorsione o vaya a saber qué cosa. No voy a arriesgarme a saberlo en ese motel. Le diré a mi padre que llame a seguridad o a la policía misma para pedirle esos papeles que necesitamos, que le mandemos un telegrama para intimarla o para despedirla. Le diré que haga lo que sea, ¡¡pero que lo haga ya!! Esta vez no escucharé lo que hay que hacer y yo hacer algunas sugerencias. Esta vez seré yo quien exija cosas y esperaré escuchar consejos. Tengo miedo … miedo a … Veo que el cielo está plomizo. Hay mucha humedad. Seguramente lloverá pronto y mucho … Recuerdo el miedo que tenía cuando era muy niña y escuchaba los relámpagos a la madrugada. Me abrazaba a un osito de peluche y le prometía a Dios que haría lo que sea para que se fueran la lluvia y mis miedos. Prometía que haría todo lo que me pidieran mis padres, que haría lo que sea para que fueran felices por lo mí realizado. Ahora recuerdo esa pesadilla, ese horrible sueño del cual no quiero recordar nada, ¡¡nada!! Pero no puedo evitar pensar en una imagen mía corriendo, yendo en un auto rojo y que alguien me espera con una sonrisa diabólica … ¡¡No!! ¡¡No quiero pensar más en ello!! Tengo miedo, mucho miedo. Mejor esperaré acurrucada en la cama tapada por las sábanas y abrazada a Chris. Algo tengo que hacer. Algo debo hacer para que este terror que siento desaparezca para siempre…

Suena el teléfono de mi casa. Me levanto abruptamente. Noto que finalmente me he quedado dormida. Son las 8 de la mañana. Estoy segura de que es ella. Veo que Chris se levanta y amaga con ir a atender. Yo lo detengo con una mano y le hago señas de que me deje a mí. Voy hacia el teléfono con total seguridad. Tomo el tubo y escucho unos chillidos desesperados que me aturden los tímpanos. Aparto el auricular mientras cierro los ojos en señal de fastidio. Dejo el auricular aparte sin escuchar, esperando que se calle de una vez. En cuanto hace un espacio en el que me dice que venga cuanto antes porque si no se va a matar, le digo: “¡¡Por favor, por favor!! ¡¡No lo hagas!! Voy para allá!!”. Y cuelgo mirando el teléfono con una frialdad y un desprecio que nunca había sentido … Luego voy por un abrigo. Enseguida viene hacia mí Chris con desesperación: “¿A dónde vas, Selena? ¿No pensarás de nuevo ir al Days Inn?”. Lo mire con tranquilidad y con ternura, le acaricié la frente, le di un beso en la mejilla y le dije: “En absoluto. Voy a ver a mi padre. Es muy urgente. Lo puedes comprobar por la ventana que voy para allá. ¿Confías en mí, no?”. Y ante la respuesta afirmativa con un gesto mirando hacia debajo de Chris, le volví a acariciar la cabeza y le dije: “Sólo te pido un favor. Espera a que llame de nuevo y dile que ya fui para allá. En cuanto lo hagas, ve inmediatamente a q-productions y únete a mi hermano A.B. Mi padre y yo iremos luego… Si no llega a llamar en media hora ven a avisarme urgentemente a casa de mis padres. ¡¡Por nada del mundo te quedes aquí!!”. Chris me miró azorado y me preguntó: “¿Pero qué sucede? ¿Acaso estamos en peligro? ¿Acaso piensa hacer algo contra nosotros?”, me preguntó asustado. Yo le tapé la boca con el dedo índice de mi mano derecha y dándole un beso a modo de despedida le contesté: “Procuraremos que no lo haga. Por eso te pido este favor…”.

Salí en busca de mi padre y en el camino me encuentro con un A.B. desesperado que corre hacia mí y me abraza muy fuerte. “¿Pero qué pasa A.B.? ¿Qué es lo que…”.”Te quiero mucho, quiero que lo sepas … No lo olvides nunca cada vez que vayas a hacer algo arriesgado. Sabes que siempre estaré de tu lado ¡¡y que nunca, nunca te dejaré sola!!”, me interrumpió A.B., me abrazó y se puso a llorar como un niño. Iba a seguir con mis preguntas y con mi contrariedad, pero no fue necesario. Lo entendí todo. Estuvimos un largo rato abrazados y llorando. “Es que tuve un sueño horrible y, ya sabes, vine a ver…”, me aclaró. “Viniste a ver si no me había pasado nada ... ¡¡Como veras, no!! ¿Pero por qué sigues así mirándome? ¿Es que acaso tengo monos en la cara?”, lo interrumpí y eché a reír a carcajadas. Luego me puse seria y le dije: “Yo hace rato tengo de esos sueños. Sueños que parecen reales, casi premonitorios. Nunca los mencioné, pues me da miedo de sólo intentar recordarlos. Pero eso ahora no importa. Importa lo que nos pasa. Y no te preocupes. No haré nada que…” … De pronto mi padre sale de su casa desesperado y corre hacia nosotros: “¡¡Selena!! Me llamaron desesperados del Days Inn. Dicen que ella está atrincherada en su habitación exigiendo que vayas para allá sola. Si no, se va a matar. Los empleados no saben qué hacer. No quieren que se arme un escándalo. Yo tampoco querría…”, me dijo con total preocupación”. “¿Tienes esos papeles que la incriminan en el tema de los souvenirs a los fans?”, lo interrumpí. “Sí, los tengo. No sé si son de evidencia contundente, pero servirá para que se la investigue…”, me aclaró. “Entonces diles a los empleados del Days Inn que llamen a la policía y que la denuncien por los escándalos y desobediencia a la autoridad. Nosotros nos encargaremos del resto…”, le dije secamente. “¿De qué?”, dijo mi padre con desconcierto. “De denunciarla por robo, estafa y amenazas. Diles que vamos para allá y que se encarguen de ella…”, sentencié. “Pero estás segura, Selena? Mañana tenemos un concierto en Los Ángeles. La gente hablará, preguntará, especulará. ¿Crees que sea necesario que intervenga la policía? ¿No crees que podemos nosotros?” … “Padre, no quiero alarmarte, pero esa mujer es capaz de matar para lograr sus objetivos. Prefiero someterme al escándalo, a la duda y no perderte a ti o a uno de la Familia. ¡¡Por favor, padre!! Hazlo por mí. ¡¡Yo te quiero mucho!! Prefiero dejar la música y perder lo ganado, ¡¡pero no quiero perderte ni a ti ni a nadie!!”, le dije desesperada y al borde del llanto. Mi padre corrió hacia mí y me abrazó fuertemente. Luego se apartó, me miró, asintió en silencio, tomó el teléfono y comenzó a llamar a la policía. Antes de que fuera hablar con ellos, tapó el tubo del teléfono con la mano por un instante y me dijo: “¡¡Yo también te quiero mucho!! Tú eres más importante que la música y que todo. Yo quiero lo mejor para ti…”. Iba a decir algo más pero tuvo que interrumpirlo, pues del otro lado de la línea lo requería un oficial de la policía para radicar la denuncia. Me sentí rara. Cruce mis manos para tomar mis manos y un frío helado corrió por mis espaldas. Ésa que había hablado con su padre hace unos instantes parecía no ser yo, parecía otra mujer, pero era yo misma …. A veces la vida nos pone desafíos en los que nos pide que actuemos tal cual lo vivimos y sentimos sin ninguna censura, sin permitirse guardar nada. En situaciones límite se ve la verdadera personalidad de cada uno … No había actuado como siempre pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo para seguir viviendo, seguir viviendo como siempre y ser la misma de todos los días …Tal vez a muchos les haya parecido raro verme así, tal vez hubiesen preferido verme como siempre, con una gran sonrisa y una alegría a flor de piel … Pero no había margen para ello. Estaba en juego mi familia y procuré que nadie saliera malherido Ésta es una nueva etapa, sin duda. Una nueva etapa que nos confirma que podemos aceptar cualquier desafío, una etapa que nos revela que estamos a la altura de cualquier circunstancia…

“¡¡Ah, no!! ¡¡Yo no lo voy a permitir!!! Preparé como 10 paquetes de ‘doritos’ para nuestro viaje a Los Ángeles y no los encuentro. ¿Alguien sabe dónde están?”, dijo mi hermana Suzette como dos horas después y cuando ya nos preparábamos para nuestro concierto de Los Ángeles del día de mañana. Todos, absolutamente todos, me miraron a mí y yo a ellos … hasta que todos nos largamos a reír con ganas sin parar. Volvíamos a ser la familia de siempre ... Había pasado lo peor. Todo lo que nos va a pasar a partir de aquí será muy bueno, y si no, será reparable, lo cual ya es todo un avance. Recién allí me permití decirle a Chris a su oído para que nadie se entere … por ahora: “Chris, creo que pronto, muy pronto, serás padre…”. Y sonreí, sonreí como nunca, y abracé y besé a Chris como nunca. El sol brillaba a pleno como signo inequívoco de que todo iba a salir bien, muy bien … ¡¡Y así será!!

( A veces pienso si esto pudo haber sido, si esto tal vez suceda, si acaso podamos volver a revisar y revivir ciertas cosas. Nunca me resignaré a pensar que algún día me despertaré y veré que aquello que sueño hasta despierto se ha hecho realidad … la realidad de una Selena exitosa, y sobre todo, la de una Selena feliz…)

Selena: tú tienes un destino de grandeza y un Alma llena de Amor. Selena: yo sé que algún día tú volverás para recuperar tu lugar, volver a recibir el cariño de tu gente y sentir que no te has quedado sola…

Simplemente espera por ti, Selena, todos los días, cada hora, cada minuto, cada instante…

 



 

 
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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 25th, 2011
 
 
 

Esos tatuajes que son las marcas de mi dolor, de tu ausencia, Selena…

 
 


Muchos me preguntan por qué llevo tantos tatuajes de mi hermana en mi cuerpo … ¡¡Sí, ya sé!! Cuando digo esto me corrigen o me preguntan acerca de a quién me refiero cuando digo “mi hermana” … Sí, ya sé que tengo a otra hermana adorable que se llama Suzette. Sí, ya lo sé. No necesito ni que me lo digan ni que me lo aclaren … Ya lo sé ... Lo que pasa es que antes que cualquier cosa, antes de que Selena se convirtiera para todos en la gran cantante, la gran artista, la artista del pueblo, la Reina del Tex Mex, la Reina de la Cumbia, la mejor, la inigualable, el mito, la leyenda … antes que todo Selena era mi hermana … Simplemente eso. Y mi mundo, mis creencias, mis ilusiones, mi visión buena y optimista de las cosas se fueron ese día que no me puedo explicar qué pasó. Me da pena no haberme dado cuenta, no haberlo presentido. Créanme que me da pena y sobre todo me da mucha, mucha bronca. Yo estaba inmerso en mi música, en componer, en hacer lo mejor para mi hermana. Ése era mi rumbo, ése era mi destino, ésa era mi función en la vida. Y conste que yo también fui artífice de mi destino. Mi padre sólo quería que trabajara y formara parte de la banda Selena y Los Dinos. Yo podría haberme limitado  a tocar el bajo y nada más. Pero una vez que me sentí involucrado en el rumbo y en el destino de la banda, quería que tuviera mejor música y fuera más original. No quería que fuéramos un grupo que tocara sólo música antigua con letras anticuadas y sin vuelo. Tampoco quería sólo tocar música con letras muy básicas que me hicieran sentir vergüenza porque era destinada para gente de mucha menos edad que yo. Yo venía de una formación muy diferente a la de mi padre. Yo escuchaba preferentemente otro tipo música en inglés, como mis dos hermanas. Me sentí descolocado al verme tocando a los 16 años temas en español con una cantante como mi hermana Selena que tenía sólo 8 años. Pero sabía, como toda mi familia, que no tenía sentido resistirse, que tenía que aportar al grupo mejores ideas en vez de quedarme con la protesta sin hacer nada. En ese sentido, mi padre era muy considerado. Podía manejar con mano de hierro los destinos de la Familia, pero hay que ser justo en que él permitía sugerencias y hasta cambios de orientación del grupo, siempre y cuando ello implicara mayor compromiso de todos para con su gran proyecto. Mi padre, cuando me veía protestando, con razón, de que no teníamos tan buen material y preguntaba por qué no teníamos a alguien como Juan Gabriel que nos compusiera un par de temas para nosotros, me solía decir: “Tú debes pensar que ese señor hace letras y se las pasa a gente que sabe que es muy popular y que sabrá hacerlas difundir con su canto. Él vive de ello. ¿Así que quieres que él te pase algunas canciones? ¡¡Entonces, escribe, compone, esmérate!! ¿Tú te quejas de que no tienes buen material? ¡¡Entonces, mejóralo!! Haz mejores canciones, ¡¡busca encantar a la gente!! Ya verás que cuando sean muy populares, el mismísimo Juan Gabriel se acercará a ustedes para ofrecerles sus mejores canciones. ¡¡Hazme caso, A.B.!! ¡¡Ya verás que es como te digo!!”. Por eso, como decía antes, mi padre nos daba libertad de acción para manejar el grupo como nosotros quisiéramos … mientras nosotros contribuyéramos a cumplir su sueño. Y mi hermana Selena era como yo. Ambos no nos contentábamos para nada con hacer sólo los que nos pedían hacer. Nos era inevitable ir siempre por más, mejorar las cosas, perfeccionarlas, darles nuestro sello, nuestro color. Selena le aportó no sólo su voz, sino su talento, su gracia, su enorme carisma. Mi hermana podría haberse contentado con pararse frente al público y sólo cantar bien. Sabía que nuestro padre se conformaría con que sólo cantara bien ante el público, que les demostrara lo tremendo que era su canto en cuanto todos lo escucharan. Pero Selena era muy tímida e introvertida, pero por sobre todo, tenía terror a que nadie la quisiera, que todos le darían la espalda en cuanto la vieran cantar… Por eso Selena buscó agradar a cada uno que estuviera frente a ella no sólo con su voz sino con su baile, con su sonrisa, con su encanto. Mi hermana no hubiese soportado contentarse con cantar bien mirando para abajo muerta de miedo. Tal vez en los primeros tiempos en los ensayos en casa se podía permitir hacer las cosas de ese modo, pues sólo estaba rodeada de nosotros, su Familia, que formábamos parte del grupo y le dábamos apoyo en todo. Pero fuera de ese ámbito, frente a un escenario del que no se sabía cómo podía reaccionar el público, ella no podía quedarse esperando la reacción de ellos, quedarse parada esperando la aprobación o el rechazo con todas los miedos y las ansias que ello generaba … No, mi hermana era peor que todos en ese sentido. Ella no toleraba las derrotas, las decepciones, la desazón. Cualquier desaire del público podría generarle la peor de las sensaciones y asestarle el peor de los golpes. Por eso Selena antes de recibir la “cachetada” de la realidad salía a enfrentarla con todo el convencimiento de cambiarla, de lograr que el público sonriera desde el primer momento, y sólo se fijara en ella con admiración y respeto. Realmente envidiaba su espíritu y su temperamento. Nunca se lo llegué a decir … Me contenté con decírselo al cielo, con la vana ilusión de que por allí escuche mis palabras y de que calme mi dolor, el puñal de su ausencia, con una señal, con algo que me indique que está allí … Recuerdo que yo estaba allí con el bajo sin muchas perspectivas de que las cosas fueran a mejorar mucho, y allí estaba Selena con su voz y su tremendo carisma siendo tan niña. Yo la miraba y no lo podía creer. Era tan chiquita y nos contagiaba con su alegría. Me costaba creer que aquella niña que estaba callada y muerta de miedo antes de salir al escenario fuera aquella que cantaba, bailaba, arengaba. Creo que si fuera por Suzette y por mí, la cosa no hubiera durado. ¡¡Y no es porque no tuviéramos talento, que conste!! Cada uno hacía para ese entonces muy bien lo suyo. Pero los dos podíamos refugiarnos tras nuestros instrumentos, podíamos estar mal y sin ánimo, y tocar igual. A nosotros no nos iban a exigir o esperar más de la cuenta. No era el caso de Selena. Yo podía estar pensando que lo que estábamos tocando no era bueno, pero pasar inadvertido tocando lo mejor posible mi bajo … ¡¡Ni hablar de Suzette!! En cambio, mi hermana no tenía ese privilegio. Tenía sólo 8 años y llevaba el peso de una situación en la que ella era la cantante de una banda que llevaba su nombre y el resto sólo la acompañaba: Selena y Los Dinos. Y como todos nosotros, mi hermana asumió su rol, la responsabilidad más difícil, la carga más pesada de llevar, máxime a su edad. Por eso la envidiaba. Por eso la admiraba. Ella no se quejaba nunca. Mi hermana encaraba cada compromiso con la misma responsabilidad y con la misma alegría. Selena sólo había tomado un par de consejitos de su padre, entre ellos el de ser amable con el público y saludarlos personalmente cada tanto. “Recuerda, mi’hija. El público se merece todo. Sin ellos no somos nada. Así que salúdalos, levanta una mano, mira a cada uno, apunta con tu dedo y salúdalos. A ellos les gustará. Se sentirán que los atendemos, que le prestamos atención, que no sólo son un número más en un concierto. Piensa, Selena, que eso también forma parte de nuestro capital”, solía decirle mi padre. Selena parecía no darle mucha importancia a ese consejo, o bien podía pensarse que se reía de él. Pero en el escenario, no sólo hacía lo que decía mi padre sino mucho más. Se aprendía bien las letras, ensayaba con mi madre los pasitos de cumbia, se paraba en los ensayos y se practicaba los movimientos que iba a dar luego en el concierto. Ya desde niña se mostraba como toda una profesional. Yo creo que no hubiese podido hacer lo mismo. Me favorecía el hecho de no ser ni el cantante ni la figura principal. Eso me permitió refugiarme en el estudio y perfeccionar las composiciones, las letras y la música. En eso me parecía mucho a mi hermana. No me contentaba con hacer más de lo mismo, con tocar con suficiencia canciones que no me convencían o no me gustaban, o bien me eran indiferentes. Yo quería que mi hermana se nutriera de un mejor material, más acorde con nuestros gustos, más afín a nuestras vidas. Y así como mi hermana perfeccionaba sus actuaciones en el escenario, yo hacía lo mismo en el “backstage”. Eso permitió complementarnos y apoyarnos mutuamente en un proyecto que nos cayó sin saber cómo surgió en realidad, pero que tuvo que ver con una típica pelea de celos entre hermanos…

Hasta que a Selena se le ocurrió aprender a cantar las canciones que había en un  libro viejo de mi padre para presentárselas yo no tenía muy en claro qué hacer. Tenía, eso sí, la música en mis genes y por allí soñaba con tener una banda como había tenido mi padre. Pero ni él me había incentivado a dedicarme a la música como yo no había manifestado ningún interés concreto en ella. Supongo que a mi padre le habría frustrado muchísimo el hecho de no trascender con su banda “Los Dinos”. Él nos solía contar que tenía una banda pero que la tuvo que dejar para tener un empleo más seguro y porque él sentía que había tenido sus limitaciones para trascender como él quería. Mi padre representaba el famoso “sueña americano”. Se sentía norteamericano pero de raíces latinas y era él un hombre más que venía a triunfar en el “país de las oportunidades”. Él siempre había soñado con que su banda se hiciera famosa cantando aquellas canciones en inglés de los años ’50. Era su gran meta, su destino, pero su tiempo estaba marcado por la intolerancia y la segregación. Así vio con crudeza cómo no le permitían tocar en clubes importantes por su color de piel o porque era de ascendencia mexicana, y a la hora de ir a clubes mexicanos él no sabía ninguna canción en español. Se sintió que había quedado a mitad de camino. Esa situación, sumado al hecho de que su familia iba creciendo y demandando su presencia, lo hizo abandonar la música. Siempre sentí que mi padre se sentía tan frustrado que ni quería hablar mucho del tema salvo que se hablara como algo del pasado, de su juventud. Además, no quería incentivarnos a que nos dedicáramos a lo mismo. Pensaba que era mejor que nos avocáramos a los estudios, pero no a la música. Yo lo puedo certificar pues, a diferencia de mi hermana, yo estuve toda mi niñez y parte de mi adolescencia dedicándome a la vida de estudiante y tranquila. Parte de ello lo vivió Suzette, y nada de esto vio Selena. Mi padre se dedicaba a cantar los fines de semana con su guitarra. Muchas veces Selena lo acompañaba … hasta que mi padre me regaló un bajo. Yo le había insinuado que me gustaría tocarlo. No tenía muy en claro por qué y para qué, pero sentí la necesidad de hacerlo. Mi padre prendió una alerta. El solo hecho de notar que alguien de la Familia tenía algún intento de ser músico, aunque sea como amateur, generaba en mi padre revivir aquello aunque sea por un tiempito. Nunca sabré qué hubiese sido de todos si yo hubiese trascendido con mi bajo, si mi padre se hubiese dedicado a mí. Pero no hubo tiempo para hacerlo. Nadie tuvo en cuenta que alguien se había puesto celosísima con mi presencia y por quitarle buena parte de su tiempo de estar con nuestro padre para que éste me enseñara a tocar el bajo. Es que mi hermana estuvo un tiempito callada y sin decir absolutamente nada. Aún hoy me pregunto cómo en tan poco tiempo encontró un libro de canciones viejas de mi padre, se las aprendió y se las cantó. Tampoco sé cómo hizo para estar tanto tiempo callada con su idea sin decírselo a nadie, ni siquiera a Suzette. Con el tiempo me di cuenta de que mi hermana apenas mostraba ante el mundo parte de su personalidad. Hasta ese momento Selena sólo mostraba su parte graciosa, chistosa, irónica. Se permitía reírse de los demás y que los demás se rieran de ella. Pero sólo en las bromas y  en sus alocadas ideas daba rienda suelta a una parte importante de su inquietante personalidad. Pero  la otra parte la tenía bien escondidita, formaba parte de esa faceta que Selena tal vez mostraba menos por vergüenza y por temor. Eso pronto desapareció cuando en el canto y en sus diseños encontró su lugar para desplegar todo su potencial, todo su carácter, toda su personalidad, todo su talento, todo su espíritu. Y eso lo pude advertir aquel día en el que de pronto sorprendió y encandiló a mi padre cantándole con una voz increíble y natural que sólo ella podía mostrar. Y yo que no sabía qué iba a hacer de mi vida y cómo encararíamos nuestro quehacer cotidiano, de pronto encontré a mi padre totalmente descontrolado trayendo toda clase de instrumentos y diciendo que iba a formar una banda con nosotros. Cuando supe que esto venía de mi hermana no pude evitar encararla con furia y diciéndole qué había hecho. Nunca me lo voy a olvidar. Selena me miró, se sonrió, me guiñó un ojo y me dijo: “Parece que quiere formar una banda. Se llamaría Selena y Los Dinos”, y echó a reír a carcajadas. Yo la miré entre incrédulo y con estupor, pero pronto di cuenta de todo y me reí con ella. En ese pequeño acto sentí que comenzaba a quererla de verdad. Era mi hermana pero no dejaba de ser una niña muy pequeña a la que yo le llevaba 8 años. Yo ya era adolescente y avanzado. Ella estaba en plena niñez. Si uno lo piensa un poco, era una locura. Sentí que estábamos en el medio de un barco que podía quedar a la deriva para siempre o podía ser enderezado hacia el buen camino sólo por una persona … ¡¡que tenía 8 años!! Tal vez en esa mirada de Selena me di cuenta de que a partir de ese momento nos unirían muchas cosas y nada nos haría separar … Sabía que tendríamos mucho que hacer, sobre todo con el material a cantar. Allí también di cuenta de mi lugar en el mundo. Estaría encerrado en un cuarto creando temas y dirigiría la música del grupo en el estudio de grabación y en el escenario. Sabía que Selena tenía la parte de mayor responsabilidad, de mayor exposición y ella era muy pequeña. Sentía compasión y ternura por mi hermana. Sabía el esfuerzo que tendría que hacer para afrontar un compromiso que no pidió, la responsabilidad de ser la cara más visible de un grupo que llevaba su nombre. Era mucho para una niña de 8 años que se encontraba con todo eso sólo por cantarle unas canciones viejas a mi padre, sólo por tener celos de mi bajo, sólo por mostrarle una increíble voz que no la había descubierto nadie, una voz que la hizo conocer ella como si fuera un mensaje del destino…

Muchos me preguntan por qué llevo tantos tatuajes, por qué necesito llevar a Selena en mi cuerpo … No entienden nada. ¡¡Claro que no entienden nada!! En los últimos tiempos he decidido hacerle caso a los consejos de mi padre, y uno de ellos es no contestar las cosas que me afectan tanto. Si de pronto los celos de mi hermana nos cambió la vida y nos expuso ante la gente tocando para una banda, si el sólo hecho de que ella con su voz nos modificara nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestra casa y hasta el lugar en el que vivíamos, la locura de una energúmena nos quitó los ojos, cortó de cuajo tantos años de lucha, tantos sacrificios, tantas ilusiones. Muchas veces me dije entre incrédulo, furioso y a llanto vivo: “¿Para qué hicimos esto? De qué nos sirvió? ¿Para qué buscamos trascender honestamente en la vida si al final de otro modo se logra y más rápido?”. Recuerdo cuando Cristina Saralegui nos entrevistó en Corpus Christi en marzo de 1996, a un año de aquello … Recuerdo que en mi descargo dije que no entendía qué buscaban de nosotros, por qué nos investigaban, por qué querían ver el problema en nuestra Familia cuando todos sabemos quién fue la que le hizo tremendo daño a mi hermana y la Justicia lo corroboró. Recuerdo haber estado indignado. No podía creer que nosotros estuviéramos en la mira, que mucha gente que ni sabía quiénes éramos opinaba con tanta ligereza de nosotros. Me daba muchísima bronca estar en los grandes medios de comunicación teniendo que aclarar lo que no teníamos que demostrar. Nosotros no estuvimos 14 años trabajando duro para terminar hablando de tonterías en vez de cantar, tocar, actuar. No podía creer lo que estaba viviendo. Todos hablaban por hablar, le prestaban una atención inaudita a esa psicópata que hasta desde la cárcel se reía de nosotros diciendo que tenía “secretos” de Selena y que algún día los iba a revelar … Eso era lo que me indignaba. ¡¡Y encima la gente, los periodistas, los medios, todos estaban pendientes de ella!! … No hay caso ... Aprendí a ver cómo una psicópata puede llevar de las narices a mucha gente sin que ellos se den cuenta o no se quieran enterar de cómo se dejan llevar por mentiras y por engaños. No podía creer que después de todo lo que nos pasó estuviéramos nosotros en el banquillo de los acusados teniendo que aclarar que todas las barbaridades que se dijeron de mi hermana no eran ciertas. Lo decía una y otra vez: “¡¡No hay nada aquí!! ¡¡No hay nada que sea digno de averiguar ni de explicar!!”. No podía creer lo que estaba viviendo, lo que estoy viviendo. Yo no podía aceptar, ni entender ni explicar cómo seguía mi vida y no estaba Selena. No podía concebir un mundo sin mi hermana. Empezó a pasar el tiempo y mi cabeza no quería avanzar más allá del 31 de marzo de 1995. El sólo admitir que existían el 1 de abril de 1995 y los días sucesivos hasta hoy me hacía aceptar de que no tenía a mi hermana, de que no tenía trabajo, de que debía seguir adelante sin el motivo fundamentas de mi trascendencia en la vida ... Me habían quitado a mi hermana ... Mi hermana no existía más ... A mi hermana la mataron … ¡¡Sí, a ella, a ella misma, que era un Amor, el Amor mismo!! Y todavía había gente insensata que pedía explicaciones, que elucubraba, que sospechaba, que sacara insensatas conclusiones. ¿Es que es tan difícil de entender? ¿Qué es lo complicado? ¡¡Investiguen a esa mujer e indaguen por qué lo hizo!! ¡¡En vez de buscar la “quinta pata al gato” en mi casa piensen qué pasaba por su cabeza para hacernos esto, por qué le hizo esto a mi hermana!! ... Lo pensé mil veces. Trataba de buscar la explicación, qué es lo que no vi, qué es lo que me perdí, por qué nunca reparé en esa mujer. A veces me maldigo no haber prestado más atención, dedicarme menos al estudio de grabación y a componer, y observar más qué pasaba a mi alrededor. Lo más penoso para mí es que estoy convencido de que podríamos haberlo evitado si hubiésemos prestado más atención, si hubiésemos observado más. A la larga entendí que esa mujer se enfrentó con mi padre, y cuando él la quiso apartar de nosotros, ella se le anticipó y le pegó donde más le duele … Hay que reconocer que los psicópatas saben dañar cuando se lo proponen … Usan toda su inteligencia para ello … Pero siempre me pregunté qué estábamos haciendo nosotros a esa altura cuando estábamos por pegar el gran salto de nuestras carreras, cuando estábamos por conquistar el mundo pues ya México, Estados Unidos y Centroamérica empezaban a ser lugares comunes de nuestro éxito. Muchas veces me pregunté en qué estábamos ocupados, si estábamos a la altura de lo que se nos venía encima. Y la verdad es que siempre me costó hallar una respuesta concreta. Porque desde lo estrictamente musical estábamos más que preparados: no sólo estábamos muy bien sino que cada vez nos perfeccionábamos más. ¡¡Teníamos tantas ideas, tantos proyectos, tantas cosas logradas y tantas por lograr!! Pero cada vez que pienso que esa mujer llegó a nuestras vidas porque aportó con una idea que nosotros nunca tuvimos en cuenta, que era tener un club de fans y saber comercializar nuestros productos, allí me di cuenta que algo se nos pasó, que no tuvimos en cuenta, que no prestamos atención que eso también formaba  parte del “negocio de la música”. ¿Cómo esa mujer que era enfermera se dio cuenta de algo que nosotros no le dimos importancia? Cuando pienso en eso me es irremediable pensar que en determinadas cuestiones estábamos dos pasos atrás de la realidad … De una realidad que se nos vino encima de la peor forma llevándose a mi hermana…

Los tatuajes duelen y mucho. A veces creo que me los hago por eso, para que me duelan, para sentir el dolor que tiene mi Alma desde que no está mi hermana. Con la excusa del dolor lloro, grito, imploro, le pido a mi hermana que vuelva, le suplico que me hable, le pido que me perdone, le pido que me tranquilice. Mientras ponen en mi cuerpo el nombre de mi hermana, la imagen de ella, algo alusivo a lo que significa para mí, sólo expreso el vacío de mi existencia sin ella, algo que nunca me he permitido mostrarlo no específicamente en público, sino a mí mismo. En eso soy como mi padre, aunque yo soy menos duro que él, pues soy más vulnerable. Se me vienen las imágenes del lugar en el que estábamos despidiendo a mi hermana. Recuerdo estar con una flor blanca en la mano mirando a todos, mirando a nadie. Veía a mi madre destrozada, a Chris triste y perdido, a mi hermana desencajada, a mi padre tranquilizando a todos mientras se le escapa una lágrima debajo de sus anteojos. Yo los miraba y no sentía nada. Estaba como aquel que se queda paralítico y sigue viviendo sin sentir sus piernas, sin sentir sus brazos. Desde aquel nefasto, lluvioso, triste e inaudito día algo de mí no funcionó más, pero que no es de mi cuerpo sino de mi Alma. Sentí que estaba muerto, que no podía sentir más. No quería mirar para adelante. Adelante estaba aquel cajón. Yo no podía aceptar que mi hermana estuviera allí. Y encima a mi padre se le ocurrió abrirlo porque había gente que empezó a creer que mi hermana no estaba allí, que todo era un invento. Algunos hasta amenazaban con no irse más de ese lugar si no le daban su último adiós a Selena. Yo miraba sin mirar a mi padre y sin poder entender lo que estaba sucediendo, lo que nos estaba pasando. Con el tiempo pensé que mi padre estaba como yo, que estaba como un zombie yendo de un lado para otro sin sentido alguno, sin saber qué estaba haciendo. Más de una vez pensé que en realidad abrió el cajón deseando que esa gente tuviera razón, que todo fuera mentira, un mal sueño, una pesadilla. Sólo así podía entender que una persona como mi padre pudiera prestar tanta atención a un pedido que me parecía inadmisible. Allí surgió mi bronca de tener que dar explicaciones, que no nos dejaran en paz con nuestro dolor. Sólo nosotros sabíamos lo que significaba la pérdida de mi hermana. Yo sé que había mucha gente estaba tan destrozada como nosotros, que la quería a Selena como un familiar más, pero sé que todos ellos volvieron a sus casas y a sus vidas, y con el tiempo cicatrizaron sus heridas. Nosotros nunca lo podríamos hacer por más que lo disimuláramos, por más que le hiciéramos caso, una vez más, a nuestro padre y nos mostráramos con dolor pero con entereza. Pero la verdadera cara, el verdadero sentimiento, era el de mi padre con esa insólita decisión de abrir ese cajón esperando ver el milagro … y recibir la cachetada, el rostro de la realidad. No sé cómo podía mantener la entereza y salir a darnos ánimos a nosotros. Supongo porque él sabía que si él se caía, todos nos caeríamos con él y eso no se lo podía permitir. Ya había perdido una hija. No podía dejar que perdiera a toda una familia…

Tardé 4 años en volver a la música y siento que no he vuelto nunca. Los que creen que saben lo que siento y lo que he sentido estos años no tienen ni idea de lo que viví, de lo que sentí y de todas las cosas que me pasaron por estos años. Como siempre, a la hora de ver y analizar los problemas que he tenido en este último tiempo, siempre lo tomaron por el lado del escándalo y del absurdo. Aprendí a darme cuenta de que conviviremos con las consecuencias de aquel nefasto 31 de marzo para siempre. Que siempre seré observado, que siempre seré cuestionado. Al principio me dolía y me enojaba mucho. Ahora no me enojo, pero me sigue doliendo. Como cuando me hago cada tatuaje, como cuando grabo en mi cuerpo el nombre de mi hermana. Yo puedo entender que no nos crean en todo, que sospechen, que especulen, que sientan que no somos tan buenos como parece. Pero me gustaría que entiendan que yo perdí a mi hermana, a mi hermana menor, a un ángel excepcional al que nadie podía imaginar semejante destino, semejante cachetada de una realidad absurda, de un mundo cruel e injusto … A los que piensan que lucramos con la partida de mi hermana, ¿qué piensan? ¿Qué trabajamos como perros de sol a sol, ganándonos el pan de cada día y buscando el éxito tan deseado con honestidad, talento y sacrificio, sin que nadie nos regalara nada, para después especular con la pérdida de mi hermana? ¿Creen que Selena tiene un precio, que se puede canjear por un billete? Si fuera así, hubiésemos puesto a la venta todo lo que hay de mi hermana hace ya mucho tiempo y no lo hicimos. Hay muchas cosas de Selena que mi padre no las pone a la consideración del público porque para él son recuerdos muy personales que no tienen valor y que no lo quiere compartir con otra gente. Lo mismo me pasa a mí, a Chris, a Suzette y a mi madre. Si mi padre o cualquiera de nosotros hubiese tenido sólo el dinero como único fin nunca esa mujer que nos quitó todo se nos hubiese acercado, porque lo que ella hubiese propuesto se nos hubiese ocurrido a nosotros antes. Yo podía notar en mi padre que su obsesión porque nosotros llegáramos a lo más alto y porque Selena se convirtiera en la más famosa cantante internacional era porque a través de la cristalización de nuestro éxito se cumpliría su viejo sueño de triunfar a través de la música. Eso era lo que lo movió a hacer lo que hizo. No fue por el dinero aunque obviamente peleara duro por él para que fuéramos justamente retribuidos. Pero fuera de todo eso, todo lo que queríamos compartir con la gente en el recuerdo de mi hermana lo hacíamos sin dudar … Cuando pude rescatar un reportaje en el que Selena llegó a cantar una partecita del tema “¡Oh, no!”, diciendo que era un adelanto del tema del disco que grabaría en inglés, armé un tema con mi banda y lo puse a la consideración de la gente. Quería compartir con todos los que aman a Selena esa mezcla de sensaciones, ese pase tan fácil y rápido de la risa al llanto, del canto a la nostalgia, de la inmensa alegría al tremendo dolor. Esa partecita de la canción que canta mi hermana es el ejemplo más claro y la situación más emblemática de lo que pasaba con Selena en aquel momento … Al verla no puedo dejar de sentir que mi hermana se estaba asomando al mundo, estaba asomando su cabecita para decirle a todo el mundo quién era, qué hacía y qué representaba para tanta gente. En esas imágenes queda más que claro esa mezcla, esas dos caras de la fama de Selena, de lo que había logrado y de lo que lograría en poco tiempo. Mi hermana no dejaba de ser una muchacha de familia, joven, humilde, tremendamente talentosa, con un futuro enorme, que ya había dejado de ser una promesa en México y en Estados Unidos para convertirse en realidad, y que estaba por pegar el gran salto, el salto a la fama mundial, el salto que podía significar un salto para tocar el cielo, o bien un salto al vacío con quién sabe qué consecuencias. Yo no tenía dudas … Nadie tenía duda de que lo lograríamos, de que teníamos todo, absolutamente todo a nuestro favor. Todavía recuerdo cuando allá por febrero de 1995 Selena dijera en el programa “Padrísimo” que éste era un año crucial para el grupo ... Nada más cierto. Estábamos en nuestro mejor momento, no teníamos límite, todo eran éxitos y avances, el futuro no podía ser mejor … Pero a juzgar por lo que sucedió, empecé a dudar de cuán preparados estábamos, si íbamos a soportar determinadas cosas que suceden cuando uno ya es muy famoso y se está en boca de todos. Se sabe que en general los artistas pueden ser queridos y odiados al mismo tiempo por partes iguales. Que para los medios es tan “vendible” hablar bien de alguien como atacarlo sin piedad … Pero a nosotros nunca nos pasó eso. A mi hermana no sólo la admiraban sino que la querían. Y los periodistas, los grandes medios, los productores y los otros artistas también la querían y respetaban mucho. Siempre me quedaron grabadas esas palabras que le dijera a Selena Ricardo Rocha en su programa “En vivo”, esas palabras de admiración y de sorpresa en las que le enfatizaba que no era tan fácil que un artista fuera querido en su propio medio, en el mundo de los cantantes y de los artistas. Siempre pensé que se podía ser un gran artista y muy popular. Lo que podía ser casi imposible era que ese mismo artista fuera a su vez tan admirado como persona por todo el mundo. Y eso era mi hermana ... Y allí es donde me cuestiono acerca de si estábamos tan preparados para soportar todo lo que traían la fama y el éxito. Nosotros estábamos acostumbrados a que siempre hablaran bien de nosotros, que nos respetaran y que nos admiraban. ¿Pero qué haríamos cuando muchos empezaran a inventar cosas, manipular declaraciones, cuando atacaran injustamente a mi hermana, cuando le atribuyeran cosas que no hizo? ¿Cómo haríamos? ¿Qué haría Selena cuando no le tuvieran tanto respeto en algunos lugares en los que no la conocían? Ya nos había pasado un poco en 1994 cuando algunos medios decían que Selena se había operado para mejorar su imagen. Era un síntoma. Por supuesto que mi padre había hecho todas las gestiones para que mi hermana tuviera la oportunidad de aclarar sus cosas y no prestarse a los malos entendidos. Pero aquí en Estados Unidos como en México todos le creían a Selena porque la querían mucho y en muchas ocasiones la gente la vio cantar desde muy pequeña por lo que la vio crecer y evolucionar como artista y como persona … ¿Pero qué haríamos cuando viajáramos por el mundo y visitáramos países que no nos conocían casi? Sin ir más lejos, ¿cómo nos recibiría Argentina, país al que pensábamos visitar con Selena en 1995? Yo no tengo idea. La expectativa era grande pero las dudas también. Y ante esta situación mi padre no podría controlar todo, como él imaginaba que podía hacer. Y ese nefasto 31 de marzo nos puso en la cruel realidad. Si nosotros creíamos que teníamos todo controlado y resulta que una mujer a quien nosotros confiábamos y conocíamos desde hacía un buen tiempo nos quitó a mi hermana, ¿qué garantías teníamos que podíamos controlar una situación que no conocíamos? Yo vivía en el mundo de mi música, en mi estudio de grabación y con mi gente. Pensé que con eso alcanzaba y sobraba. Después de que se me fue mi hermana comprendí que no alcanzaba con eso. ¡¡Para nada!! El negocio de la música abarcaba más cosas de las que me imaginaba, más cosas de las que se imaginaba mi padre. Me terminé de convencer cuando vi cómo se hacían famosas otras artistas, y qué tenían en cuenta para mantener su imagen y estar a resguardo de todo … Y viendo el destino de mi hermana, comprendí que el problema no era como lo planteó mi padre en un principio. No es que Selena pecara de confianzuda, de incrédula o de inocente. Selena no era nada de eso. Además, ella era así con su público y éste nunca le hizo nada malo. El daño no vino de ese lado, vino de otro, del lado más íntimo, de nuestro círculo más cerrado. Y tal vez cuando notamos que algo malo traería esa mujer, debimos pensar que antes que nada debíamos haber puesto a resguardo a mi hermana, y no estar tan seguros de nuestras fuerzas y de nuestras decisiones. Que siempre puede haber a nuestro lado psicópatas disfrazados de buenos amigos, de buenos compañeros de trabajo, de incondicionales fans. Esos mismos psicópatas que si no se dan las cosas como las que ellos quieren son capaces de asestar el mejor golpe, de provocar le peor traición, de transformarse en el peor de los enemigos … Nosotros nos dimos cuenta cuando ya era tarde, muy tarde … Por eso con el tiempo me permití dudar de nuestras fuerzas. No por nosotros en sí sino por nuestra visión de las cosas y por el trato con los demás. Nosotros estábamos sin duda preparados en lo musical pero no así para soportar la maldad, la mentira y la falsedad de este mundo cruel…

Recuerdo que cuando éramos jóvenes y teníamos que seguir haciendo nuestras labores porque lejos estábamos de vivir de la música, un día estaba trabajando en un taller allí en Corpus Christi. Era un día de extremado calor. Y yo estaba meta lijar una tabla de madera. Miré hacia la puerta del taller y podía ver cómo el sol pegaba fuerte en la tarde tejana. Me asomé, sentí que un viento de fuego me abrazaba e intentaba llevarme para el medio del campo. Corrí rápido para el interior del taller, miré para el cielo y rogué a nuestro Señor que me sacara lejos de allí, que me permitiera triunfar para que algún día pudiera disfrutar de la buena vida luego de lograr ganar dinero con trabajo, talento, esfuerzo y honradez. Cuando al final había logrado salir de allí y con el tiempo lograr el merecido éxito que me permitiera darme esos pequeños gustos que no me pude permitir realizar en casi toda mi vida, sentí que me habían quitado algo, algo que me impedía ser feliz enteramente y para siempre. Recuerdo que por aquella época todos vivíamos juntos en tres casas una al lado de la otra. En aquella época todos teníamos planificado mudarnos y vivir en casas más grandes, más cómodas, con más espacio, con más intimidad; casas que íbamos a comprar con dinero honestamente ganado, con esfuerzo de años y años de trabajo. Selena había dicho hasta públicamente que iba a vivir en un amplio campo que compartiría con Chris. Yo sé lo que significaba eso para ella. Mi hermana vivió como nadie las tres etapas de su vida inmersa en el trabajo, en el sacrificio, en la privación. Selena casi no tuvo momentos de intimidad. Ella se había acostumbrado a vivir compartiendo todo con todos, hasta lo que no era compartible. Y entre los tantos sueños que tenía postergados, y que estaba a punto de realizar, era el de vivir feliz en un amplio campo. Yo sabía todo lo que significaba esto para mi hermana. Nosotros éramos muy unidos pero también cada uno necesitaba su aire, su color, su lugar. Y para mi hermana ése era el inicio de muchas cosas que ella quería realizar y que tuviera sólo su sello, sólo sus sueños, sólo su nombre. Apenas se había asomado con esta nueva cara cuando presentó “Selena Etc.”. Pero mi hermana tenía más planes, más ideas, más energía que toda la Familia junta. Fue la que más se privó y la que más necesitaba libertad, la que más necesitaba mostrarse tal cual era, tal cual le gustaba … Y como si el destino no quisiera que Selena llegara a completar ningún ciclo, como si el destino sólo le permitiera triunfar para que se asome y vea todo su potencial, como si el destino sólo quisiera que sus sueños fueran eso, sólo sueños, un día se nos fue sin que mi hermana pudiera realizar todo lo que ella soñaba, todo lo que ella quería … Un día volví a ese taller en el que trabajaba. No era de día. Era bien de noche y estaba algo fresco. Noté que el lugar estaba abandonado hacía no mucho tiempo … Entré por la misma puerta de la que veía el sol rajante de la tarde tejana. Apenas podía ver el interior del taller. Sólo me iluminaba la luz de la luna. Avancé unos pasos hasta que di con el lugar en el que le imploré al Señor que me sacara de allí. Volví a mirar el techo y le hice un nuevo pedido. Le pedí que volviera el tiempo atrás y que no me hiciera caso. Que me dejara trabajando en ese taller o en cualquier otro lado. Que no me haga triunfar, que no me haga trabajar de la música, que no me haga popular, que no me haga un hombre público. Le pedí y le rogué que borre mi pedido y que las cosas sigan su curso normal, que no hiciera caso de nada que le pidiera y que le hiciera daño a mi hermana. ¡¡Nada!! Luego de implorarle a mi Señor, me quedé un rato en silencio como esperando una señal hasta que decidí avanzar hacia la puerta. Cuando salí al parque abandonado, vi el esplendor de las estrellas y me quedé un largo rato mirando cada una de ellas. Las miraba con la ilusión de encontrar en alguna de ellas a mi hermana. En la inmensidad de la noche pude darme cuenta de que jamás podré aceptar ni entender ni explicar la partida de ella ... Eso que tal vez le resulte extraño para los demás pero que sin embargo es tan simple y tan cierto como tal. Estuve largo tiempo en ese patio llorando, recordando, esperando vanamente que sucediera algo distinto que me devolviera la alegría perdida, esa alegría que tenía cuando estaba en el estudio de grabación y me quedaba con Selena explicándole cómo era la música de un tema y cómo debía cantarlo, y quedarme anodadado en cómo tan poco tiempo ella se lo aprendía al punto que terminaba acordándose de las letras y de la música de las canciones mejor que yo. Aún hoy recuerdo de la facilidad con la que aprendió la parte del coro que nosotros cantábamos en el tema “Techno cumbia”. A todos nos había costado mucho tiempo poder grabarla en óptimas condiciones … ¡¡pero al final en vivo lo cantaba Selena, y lo hacía en una toma y mejor que nosotros!! Así era mi hermana: más capaz, más inteligente, más talentosa, más trabajadora, ¡¡y con mucha más energía y ganas que todos nosotros!! Y en un mundo en el que los buenos y talentosos se nos van jóvenes, un día se llevaron a mi hermana. Yo sigo esperando que el Señor cumpla mi último pedido…

Cuando dimos aquel concierto del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, yo quedé anodadado con mi hermana por dos momentos: uno por su performance del Disco Medley, fundamentalmente cuando se dispuso a bailar improvisadamente “la lavadora”; el otro fue su actuación en el tema “Si una vez”, en la que si bien había partes pautadas y ensayadas, noté cómo Selena en el medio del parate de la canción se permitió ir a uno y otro lado del escenario dejando que la gente gritara y la ovacionara mucho más de la cuenta. Cuando al término del concierto yo la felicité por esos dos momentos, me dijo: “¿Recuerdas lo que te dije cuando me preguntaste furioso por qué me había estudiado esas canciones de nuestro padre? Pues bien, A.B., en eso pensé cuando salí a dar el concierto”, se sonrió y se fue a firmar autógrafos a sus fans. Yo me quedé mudo y contrariado. No recordaba bien ese momento. Noté que mi hermana se iba lentamente como esperando algo. Cuando más tarde logré recordar aquel día y me disponía a abrazarla y a reírme junto con ella, ya era tarde. Luego lo olvidé, en la seguridad de que algún día lo recordaría y le haría ver a mi hermana que no se me había borrado de la memoria ese momento. Cometí el error de pensar que siempre hay un mañana, olvidé lo que decía la letra del tema “No quiero saber”. Mi hermana se me fue sin que yo pudiera agradecerle que se acordara de mí y de ese momento en ese concierto increíble y en esa actuación tan sublime…

Y mientras tanto lleno de tatuajes mi cuerpo, cubro mi piel con el nombre y con el espíritu de mi hermana. Lo llevo con mucho dolor, con mucho sufrimiento, pero también con mucho orgullo. En esos tatuajes están reflejados la ausencia, el dolor y la no aceptación. Yo sólo espero que al menos mi hermana vea que nunca me olvidé de ella, que desde que ella se fue mi vida nunca fue enteramente feliz  … Yo sólo espero que el Señor me escuche y me permita volver a abrazar a mi hermana…

(Siempre pienso que no me queda más que decir, que ya he dicho todo de Selena, que mis sentimientos por ella están acabadamente expresados. Pero de pronto aparece un duende que me habla al oído y me dicta las cosas que escribo cada semana … Me gustaría pensar, deseo pensar, que ese duende es la mismísima Selena … porque sé que si es así nada está perdido, y que algún día podré encontrarme con ella y abrazarla bien, bien fuerte…)

Selena: yo sólo puedo decirte que te quiero mucho…



 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 6th, 2011
 
 
 

Aquí estaré esperándote y escuchándote, como todos los días, Selena…

 
 


Me levanté ese día en la mañana y fui a buscar el diario con una sonrisa, con la alegría de saber con qué me encontraría. Vi en la tapa una foto de Selena sonriente que decía: “Selena empieza su serie de 5 shows sold out en River Plate” y me emocioné. Enseguida fui a la Sección Espectáculos y pude ver algo que me llenó de orgullo: “Más que mito, más que leyenda. Una realidad: Selena, la mejor cantante latina de la historia”. Y en su interior 12  páginas dedicadas a su estada en Argentina, las ciudades en las que daría un show además de los 5 en Buenos Aires, un extenso reportaje, miles de fotos, su familia, su esposo, sus hijos y un repaso de su extensa carrera artística, que no sólo incluía su performance como cantante sino como actriz, como diseñadora, como productora, como hacedora de nuevos artistas y valores. “Yo soy lo que soy y logré todo gracias al público. Sé que a esta altura puede sonar una frase trillada, pero sin ellos yo no soy nada. Pero esta frase la dije siempre, cuando era muy pequeña y no era tan popular. El público me puso allí y yo sólo estoy allí para dar lo mejor para retribuírselo”, decía Selena en ese reportaje. Ya era la quinta vez que venía a la Argentina y aún recordaba la primera vez que vino en 1997. “Yo tenía mucho temor cuando vine para Sudamérica. Pensábamos venir en 1994, en pleno éxito en Estados Unidos y en México. Acabábamos de sacar el disco ‘Amor prohibido’ y causó furor en mis tierras. Eso repercutió mucho en Sudamérica pues muchos países del sur recibían ecos de nuestro éxito en El Salvador, Puerto Rico y Nicaragua. Obviamente que aquellas épocas no son como las de ahora, en las que todos estamos conectados por Internet, y todos nos enteramos de lo que hacen los demás al instante. Antes se tardaba mucho más. De hecho mi éxito en Estados Unidos y México fue más por mis viajes en bus de pueblo en pueblo que por mi difusión en los medios. Lógicamente que cuando estuve bajo la protección de una disquera como Emi me dio más posibilidades, pero José Behar, una adorable persona, presidente de la disquera y gran descubridor y difusor de mi música, se sorprendió que mis fans eran muchos más que los que me habían descubierto por el conocimiento de mi música por radio y televisión. Él y tantos otros vieron que nuestro público era multitudinario y muchos de ellos no tenían nada para verme o escucharme salvo que me vieran en vivo”. Allí me detengo riéndome pues en el reportaje Selena se interrumpe a sí misma y dice: “Como verás, ya me fui de tema y no te estoy contestando la pregunta. ¡¡Es que me encanta hablar!!” y allí dan cuenta de que Selena se ríe a carcajadas de sí misma. De inmediato fui a la versión “on-line” del diario para ver si había videos de ese reportaje y noté que había uno con varias fotos y una gran cobertura digital. Por suerte en ese video en el que más que nada se reproducen imágenes de backstage y de Selena saludando a sus fans, vi esa parte del reportaje y no pude dejar de contagiarme de la risa de Selena, de sus carcajadas, de las risotadas del periodista que la había entrevistado y de todos los asistentes en el hotel en el cual el periodista del diario fue a entrevistarla. Me fue inevitable relacionar ese momento como los de tantos otros mucho tiempo atrás, cuando Selena era una famosa cantante tejana con aspiraciones a ser la gran artista internacional que era ahora, y en los que tenía esas mismas salidas ocurrentes que provocaban el desconcierto, la risa y la admiración de los periodistas que la entrevistaban. Recuerdo una muy puntual para televisión hecha en Corpus Christi, Texas, en la que Selena no podía dejar de hacer morisquetas a la cámara mientras el periodista la presentaba. Selena le pidió disculpas al entrevistador, pero éste se tentó tanto que tuvieron que repetir varias veces la toma. Pero nada de eso que Selena ocasionaba generaba enojos, fastidios o quejas de nadie. Al contrario: la gente gozaba mucho de esos momentos y se los festejaba. Si había algo que había logrado Selena, y que era muy festejado por todos los medios de comunicación, era descontracturar la relación periodista-artista. Hasta Selena todos estaban preocupados de las veleidades de los artistas cuando llegaban al éxito, las condiciones excéntricas que ponían para aceptar un reportaje y el modo que tenían de tratar a los demás. Los periodistas se habían acostumbrado peligrosamente al maltrato del artista que se consideraba superior y a tener que pensar que, a la hora de difundir a una artista, era más importante hablar de escándalos y de peleas ficticias que hablar de música, de proyectos, de lo que estaba ofreciendo concretamente el artista, en definitiva. Hasta Selena parecía que lo único interesante y divertido era meterse en la vida privada de los demás. Con Selena todo había cambiado. Con ella se hablaba de música, de proyectos, de sus sueños, de todo lo logrado, de todo lo por hacer con gracia, con Amor, con cariño y con gran respeto por la profesión ejercida y por la persona que la entrevistaba. Para cualquier periodista daba gusto entrevistar a Selena, porque ella misma facilitaba las cosas, las hacía más amenas, divertidas. Ella era capaz de ayudar al entrevistador ayudándolo en lo que sea, como apartarse de sus quehaceres en un festival para contestarle aunque sea una pregunta a un periodista si notaba que éste estaba horas esperándola y con cara de desesperación buscando la nota para sus superiores. Ella con su sola presencia generaba un aire en el lugar, un clima, un hechizo en el que todos quedaban encantados, y con ganas de estar horas y horas con ella. Y si fuera por ella así sería, pero siempre aparecía su padre para hacer el papel más desagradable, que era dar por terminada la entrevista o para decir que faltaban cinco minutos. Es allí donde aparecía Selena encogiéndose de hombros, lamentándose tener que terminar la entrevista pero siendo ella quien se adelantaba para saludar al periodista con la promesa de volverse a ver. Así era Selena. Una muchacha sencilla a pesar de su fama mundial, una mujer que se manejaba como una joven adolescente aun cuando ya fuera adulta y tuviera que comportarse como tal desde que fuera muy niña … “Como te decía antes, tenía mucho miedo de venir aquí pues no sabía con qué me iba a encontrar. Así como tuve que ser paciente para poder grabar mi primer disco en inglés en 1995 luego de 3 años de espera con la disquera y muchos más años si contamos nuestros propios sueños personales, también lo tuve que ser para mi gira por Sudamérica. Lo había anunciado en 1994 y recién pude hacerlo en 1997. Podríamos haberlo hecho antes, pero muchos nos aconsejaron que era mejor esperar al disco en inglés y su repercusión en Estados Unidos para ir con mejor ‘plafond’ para Sudamérica. Siempre me intrigó eso, pues allí se habla enteramente en español. No entendía la relación. Cuando pregunté, me dijeron que en esa decisión tenía que ver fundamentalmente Argentina. ‘Allí los medios le dan más repercusión a los éxitos en inglés que a los de idioma español. Y buena parte del público también. Lo latino no ha pegado tanto como en el resto de Latinoamérica…’. Me quedé pensando y les dije: ‘¡¡Qué curioso!! ¿Pero acaso no hablan el español allí? ¿Son acaso como yo? ¡¡Entonces, si es así me entenderán y seré un éxito seguro!!’. Y me eché a reír y mis productores también. Con el tiempo entendí todo y por suerte todos hemos crecido. Noto que en vuestro país se escucha lo español tanto como lo inglés y eso es muy bueno”, decía Selena. Allí me quedé pensando qué hubiese sido todo si Selena no hubiese tenido éxito, si acaso por alguna razón no hubiese tenido la repercusión mundial que ha logrado, y me convencí de que probablemente hubiesen surgido otros artistas, otros valores, pero nadie sería como ella. El mundo sin Selena sería muy, muy diferente y no mejor, por cierto…

“¡¡Padre, padre!! ¿Ya estás listo para ir a ver a Selena? ¡¡Uy!! Veo que salió una nota de ella hoy. ¡¡La voy a ver en la compu!!”, dijo María Selena, mi hija de 11 años. Obviamente que su segundo nombre es por ella. Si no le puse como primer nombre fue un poco por mi esposa que no quería para nada ese nombre. Graciela, mi esposa, tenía un poco de celos por mi admiración por Selena, aunque siempre respetó mis gustos y que la quisiera tanto. Al principio no lo podía entender. Creía que era una de mis tantas obsesiones que me duraban un tiempo y que pronto pasarían al olvido. Pero después se dio cuenta de que mi admiración por ella era cierto, sincero, que no era producto de una cosa enfermiza, que me había enamorado o que sólo me gustaba su apariencia física. Pronto se dio cuenta de que me agradaba como cantante, como artista, como persona. La había visto por primera vez de casualidad en el canal MTV. Estaba esperando un programa en el que pasaban videos de rock hasta que vi que estaban dando un video de alguien que no sabía quién era y cuyo tema me era absolutamente desconocido. Era Selena, pero yo no lo sabía. El televisor lo tenía en “mute”, por lo que tampoco sabía de qué trataba el tema, pero me enganché por la trama del video. Allí recién puse el tema sin prestarle mucha atención y quedó allí. Luego escuché un tema suyo más afín a mis gustos y comencé a interesarme por ella: se trataba del tema “Ya no”. Y si bien, para ser un tema pop-rock, la letra no se condecía mucho con el prototipo de composiciones que acompañan a este tipo de temas, me sorprendió la voz de Selena, su adaptación más que natural a ese tipo de música y la parte final de ese tema, que vaya uno a saber por qué siempre me generó un aire de nostalgia y de tristeza. Siempre que llego a esa parte surge en mí un temor extrañísimo a que le haya pasado algo a Selena o a que le vaya a suceder vaya a saber qué, pero nada bueno. Antes era más desesperante, pues uno podía tardar bastante hasta dar con el medio indicado que podía darme la información más rápida y veraz de lo que pasaba con alguien. Hoy en día es prender una computadora y estar a un click de todo, por lo que ahora es más fácil enterarse, aunque eso genera más angustia pues al querer averiguar algo en cualquier red social cualquiera puede quedar presa de determinada manipulación o malos entendidos. Por suerte tengo a mi hija que sabe guiarme en estos casos … Hija a la que puse Selena como segundo nombre porque Selena … Selena hay una sola … Selena Quintanilla. No podía evitar, cuando allá por el 2000 supe que iba a ser padre de una niña, ponerle Selena como homenaje, pero como segundo nombre. Eso sí, me las ingenié para ponerle como primer nombre uno no sólo muy común sino muy utilizado como combinación con otros nombres. Decir a alguien “María Laura”, es decirle “Laura”. Decir a alguien “María Eugenia” es decirle “Eugenia”. Decirle “María Selena”, es decirle “Selena”. Así conformaba a todos, incluso a mí, y todos contentos… Lo cierto es que mi hija, conforme supo del origen de su nombre, quiso saber por qué me gustaba tanto Selena. Le expliqué que, más allá de cómo la conocí, quedé impactado cuando también de casualidad me quedé mirando por un canal mexicano de televisión el concierto que había dado Selena en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Además de que después me conmovió su primer disco en inglés “I could fall in love”, le conté a mi hija que cuando vi por primera vez a Selena en vivo quedé impactado, subyugado, sorprendido, extasiado. Verla en vivo fue toda una revelación para mí. Actuando era aun mejor que escucharla o verla en un video. Ver a Selena en un concierto era observar y contemplar a la artista en toda su dimensión. Había imaginado muchas cosas de ella pero nunca supuse que Selena en vivo era así, con esa voz con toda su potencia, con un tremendo talento, con un gran carisma, con una personalidad en el escenario sin igual, con una figura increíble, difícil de obviar, y con una autoridad ante la banda y frente al público que yo no lo había visto en nadie. Le conté que desde ese mismo momento me hice admirador exclusivo de ella, que toda la música que escuchaba pasó literalmente a un segundo plano. Por supuesto que me seguía gustando el rock, pero nada me emocionaba como lo que me provocaba Selena con su canto, con su mano en el pecho, con sus interpretaciones, con su forma  de expresarse, con su manera de mirar, con su modo de entender cómo debía tratar al público en todo sentido. Le decía que cualquiera que escuchaba y veía a Selena uno le creía, le creía sin duda. La sinceridad de Selena tanto para expresarse con su canto como para manejarse en la vida hacía que uno le creyera todo, la quisiera en todo, la admirara en todo. Era imposible dejarla de mirar aunque sea por un instante. Selena genera sólo gozo, alegría, placer, bienestar. ¿Qué más se podía pedir después de ver a Selena? ¿Qué más había para ver luego de quedarse extasiado, estupefacto, incrédulo, al mirar a Selena cantando e interpretando “Si una vez” en ese concierto increíble en el Houston Astrodome? El sólo ver detenerse de pronto, con su brazo doblado contra su cara y su dedo índice contra su frente, y sólo escucharse su respiración, el observar pasearse en silencio en el medio del griterío de la gente, su mirada cómplice ante 65.000 personas y rematar ese tema con una voz que nadie podía emular, hacía que uno quedara sin habla por un buen tiempo. Le aseguré que nunca vi nada igual y que nada me había generado tanta emoción. Le contaba a mi hija algo que ni a mi esposa se lo había contado con tanto detalle, un poco por pudor, otro poco porque temí por la situación vivida. Había quedado tan impactado por tamaña presentación que unas semanas después, más concretamente el 31 de marzo de 1995, había decidido llamar a Selena para decirle lo tanto que la admiraba. En realidad este tipo de cosas me daban mucha vergüenza por lo que de sólo pensarlo me hacía desistir de cualquier intento, pero tratándose de Selena bien valía la pena hacerlo. Tenía dos teléfonos: uno el de q-productions y otro el de la casa misma de Selena. Yo no tenía ni idea de la hora que era en Corpus Christi. Me había animado a llamarla antes de ir a trabajar desde un teléfono público. Llamé a q-productions y no me atendía a nadie. Tal vez en otra circunstancia hubiese desistido o hubiese intentado más tarde. Pero yo no podía. Ahora que me había animado a hacerlo no me podía echar atrás. Ante mi desesperación por no poder contactarme aunque más no sea con su padre, hice un intento tímido aunque desesperado por llamarla a su casa. Me atendió Chris. Parecía desconcertado o dormido y me preguntó en inglés con quién quería hablar. Estaba por colgar, ya que no sabía bien el inglés y ya me sentía muy incómodo por la situación, pero algo me decía que debía insistir, que debía hacerlo, que si no lo hacía me iba a arrepentir. Entonces le dije en inglés: “Disculpa, Chris, sé que tal vez no lo entiendas. Es que llamo desde Buenos Aires, Argentina, y sólo quería decirle a tu esposa que es un artista magnífica y que también es muy querida desde tan lejos, y que sólo esperaba que alguna vez nos visite…”. Hubo un instante de silencio que pareció eterno. Chris me agradeció pero me dijo que aguardara un minuto. Noté que Chris dejó rápidamente el tubo de teléfono y empezó a llamar a Selena. Luego no escuché más nada hasta que de pronto escuché unos pasos rápidos y una voz que parecía de gran preocupación: “Mira, disculpa mi descortesía, pero creeme que Selena no está y olvidé que debía ir a buscarla al lugar al que fue … Pero para que veas que no hay mala voluntad de nuestra parte, sólo te pido que me vuelvas a llamar a la tarde o a la noche. No te preocupes por el costo. Hazlo por pago revertido. Y así lograrás decirle lo que deseas a Selena”, me dijo Chris mezcla en inglés, mezcla en español. Pobre, no se le entendía muy bien el español, pero valoraba que se esmerara tanto sabiendo que lo llamaba alguien de un lejano país e hispano, pero me inquietó su preocupación. Es como si a partir de mi llamado algo se le había revelado y le preocupaba sobremanera. Pensé que había metido la pata y estuve a punto de no llamar ese mismo día. Me dije más de una vez: “Eso te pasa por meterte en lugares que no te corresponden” y no pensaba llamarla más. “¿Y no me digas que no lo hiciste?”, me dijo mi hija. Le contesté que para mi sorpresa lo hice, lo hice a la noche, luego de dudar mucho, muchísimo. Pero había algo que me hacía llamar a pesar de que cualquiera que me conoce sabría que en estos casos no dudaría en desistir de llamarla de nuevo. Pero entre que me había animado a llamar y preguntarme por qué no hacerlo de nuevo, decirme que se trataba de Selena y sentir algo, algo que no sabía definir de qué se trataba pero que era una fuerza irresistible que me decía “Vamos, llámala, llámala de una vez, llámala que ya verás que te lo agradecerá y mucho”, hicieron que no pudiera irme a dormir sin hacerlo, por lo que me aparté lo más lejos de mi esposa, tomé el teléfono y llamé a la casa de Selena, tal como me lo pidió Chris. Apenas sonó la primera campanilla escucho un rápido descuelgue del teléfono y una voz que me dice: “¡¡Oye!! ¿Cuándo pensabas llamarme? ¡¡Hace como 5 horas que te estoy esperando!! ¿Qué me querías decir?”. Yo me quedé mudo. Era Selena. ¡¡Era Selena la que me estaba hablando!!. Estaba a punto de colgar cuando me dice: “¿Pero qué te pasa? ¿Es que estás vivo aún? ¿No se te habrá ocurrido colgar, verdad?”, insistió Selena a las carcajadas. “Vamos, vamos, no seas tímido. ¿Cómo te llamas?”. Apenas musité “Sergio…”. “Me dijo Chris que eres de Buenos Aires, Argentina. ¿Sabes que iré este año por allí, ¿no? Pensaba ir el año pasado, pero si no es éste será el otro. Es que éste es un año muy importante para mí, ¿sabes? Estoy por sacar un disco en inglés que estoy seguro que te agradará … Pero dime, ¿qué me querías decir? Aunque te parezca un poco extraño, tu llamado ha sido algo providencial, así que te lo agradezco muchísimo. Por favor, dime. ¡¡Vamos, anímate!! Piensa que sólo soy una artista, alguien como tú, una simple persona que si tiene relevancia es por gente que me quiere mucho. Yo sólo estoy para agradecer”, me dijo Selena un tanto seria, un tanto melancólica … “Yo sólo quería decirte que eres magnífica, que no vi a nadie como tú. Que hasta que te vi a ti yo sólo escuchaba rock y veía videos de esa música pero desde que te conocí … Para mí eres la mejor y sólo deseo para ti que se te cumplan todos tus sueños. Sólo por eso te llamé. Podía haberte escrito una carta. Para mí era más fácil. Pero quise que fuera así…”, le dije. “Y bien que has hecho esto, Sergio. Te puedo asegurar que no sabes la dimensión de tamaño gesto. Yo te prometo que iré por tu país. Me gustaría que me vayas a visitar en cuanto llegue a tus tierras. Pero mantente en contacto. Llama o escribe a q-productions o aquí mismo. Pero hazlo. Al menos escríbeme para dejarme tu dirección, así puedo enviarte los souvenirs que les damos a nuestros fans. Muchos se suscriben para recibirlos, pero yo no te pediré eso. Ya lo entenderás con el tiempo, y si no sucede no importa. Hoy lo más importante es que pueda agradecer tu lindo llamado y poder dar el concierto en Los Ángeles mañana. Ya el tiempo dirá lo que me depara el destino. Pero creeme, Sergio, que hoy aprendí lo que valen las palabras de los que realmente me quieren, y que muchos de ellos ni los conozco, como tú. A veces hay que mirar más y escuchar mejor. No todo es lo que parece…”. Escuchaba a Selena entre mudo y contrariado. Se la escuchaba como shockeada por algo que le habría pasado recientemente. Pensé en el llamado anterior y en esos llamados vanos de Chris buscando a Selena … “Pero ahora que lo pienso. ¡¡Tú eres como mi esposo, Chris, amante del rock!! ¿Sabes? Nada es casualidad en la vida. Mi esposo es rockero, muchos de mis fans les encanta el rock y ahora tú. ¿Qué me verán todos ustedes? ¿Acaso soy una rock star?, me dijo Selena cambiando el clima anterior. “No sé si eres eso. Yo sólo sé que eres encantadora. Eres una artista en serio que le provoca lo mejor de cada uno a cualquiera, le guste la música que le gustare. Pero lo que más deseo, Selena, lo que más me gustaría, antes que nada, es que seas muy, muy feliz con tu vida”. Sentí que Selena se iba a poner a llorar, y creo que para evitar que confirmara lo que percibía me dijo: “Gracias, te lo agradezco de corazón. Lástima que tenga que cortar pues ya me tengo que ir a Los Ángeles. Pero prométeme que me escribirás y que me irás a ver cuando vaya para tu país”. “Yo te lo prometo, pero quiero que sepas que lo más importante no es que te llame sino que sepas que hay muchísima gente que te quiere mucho y que espera que llegues a lo más alto. Si tú triunfas, todos nosotros triunfamos”, le dije con profunda emoción. “Eso lo aprendí hoy, Sergio, te lo aseguro”. Noté que Selena hizo una gran pausa, vi que estaba tan emocionada que me preguntaba qué era lo que estaba pasando, pero no se lo pregunté. Si ella no me lo decía, era mejor dejarlo así. Hay que saber respetar la vida privada de los demás. Antes de despedirse, Selena llegó a decirme: “…Pero antes de colgar algo te quiere decir Chris”, y de pronto su esposo tomó el tubo de teléfono y me dijo con dificultad en español: “Gracias. Gracias, Sergio. Hoy sin querer nos abriste los ojos. Toda la Familia te estará eternamente agradecida. Ya lo entenderás con el tiempo”. De pronto, irrumpió Selena, que dijo: “Pues bueno, ¡¡basta de tanta charla que este llamado lo pagamos nosotros!!”. Y echó una de sus clásicas risotadas. “¡¡Chau, Sergio!! Mil abrazos y mil besotes. ¡¡Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto!! ¡¡Hasta luego, chau!!” y allí cortamos la comunicación. Duró muchísimo mi excitación. Estuve horas casi sin moverme. Con el tiempo entendí lo que había pasado y agradecí a Dios que me ayudara a animarme a hablarle a Selena. Pero desde ese entonces casi no me comuniqué con ella. “¿Cómo que no lo hiciste, papi? ¿Después de todo lo que hablaron?”, me preguntó mi hija, toda incrédula “Llegué a hacerlo. Le escribí. Ella me mandó sus sovenirs … Pero enseguida vino la seguidilla de conciertos, la explosión de su éxito con su disco en inglés, sus giras mundiales. Fue tal el éxito y tantos los compromisos que recién 3 años después llegó por primera vez en Argentina. Yo la fui a ver a todos los conciertos, pero desistí de verla  personalmente. Lo intenté la primera vez, pero era difícil. Eran muchísimos los fans y sentí que lo que tenía que decir ya se lo había dicho. Lo que tenía que hacer, también. No quería arruinar ese mágico hechizo de la llamada a Selena. Entendí que lo más importante con una persona a quien quieres y admiras mucho es estar en el momento justo cuando más te necesita. Fuera de ello es mejor admirar y querer de lejos, entendiendo que cada uno debe cumplir su función en la vida. Sabes, hija, que no me gusta meterme donde no me corresponde. Si lo hice aquella vez fue porque lo sentí e hice algo muy importante para Selena que yo no sabía y que lo entendí con el tiempo, como entendí que siempre hay que atreverse a hacer las cosas que surgen del corazón…”. “¿Y qué es lo que has hecho por Selena, padre?”, preguntó mi hija. “Ya lo sabrás, ya lo entenderás con el tiempo…”, le contesté, acariciando su cabecita … “¿Crees que algún día me lo dirá ella misma?”, me insistió. “Tal vez, tal vez…”, le contesté entre enigmático pero inquieto por lo que podría hacer mi hija para averiguarlo…

“…¡¡Tuve mis momentos difíciles, claro!! Mi infancia y mi adolescencia fueron muy difíciles. Tuve que privarme de muchas cosas. Apostando al negocio de la música un día nos quedamos sin casa, y eso sí que fue complicado para nosotros. Tuvimos que mudarnos a Corpus Christi, por un tiempo vivíamos con unos tíos míos ... Es difícil vivir en casa ajena, con las dificultades de llevar un plato de comida a la mesa y no tener un futuro seguro. Pero nosotros estábamos decididos. Mi padre nos enseñó no sólo a estar siempre unidos por un objetivo sino a consustanciarnos con él y a plantearnos que nada era imposible, que todo se podía lograr. Sé que muchos han cuestionado a mi padre, pues piensan que se manejó tiránicamente con nosotros, que nos obligó a trabajar desde chicos, que nos explotaba … ¡¡Nada de eso!! ¡¡Nosotros somos sus hijos, su familia!! ¿Qué mal nos querría desear? En su momento nos relacionaban con Michael Jackson y su familia … No teníamos nada que ver con su historia. Eran bien distintas … El mayor “pecado” de mi padre, por decirlo de alguna manera, fue el de hacer nuestro su sueño, su viejo sueño de trascender en el ámbito de la música. Pero él siempre lo hizo por nuestro bien. Porque con el mismo criterio la gente bien podría culparme a mí de que a mi padre se le ocurriera armar una banda con todos nosotros, pues fui yo quien hice conocer mi voz a mi padre cantando unas viejas canciones que me aprendí de un libro que él tenía … ¡¡Y lo hice por celos de niña pues mi papá vivía ocupado enseñándole el bajo a mi hermano!! Así que ¿quién tiene la culpa si es que hay culpables? No. Las cosas se dan como se dan. El Señor nos pone aquí con una misión, pero también nos permite que forjemos nuestro propio destino. Él nos juzgará luego. Pero estoy seguro de que Él querría vernos bien activos, poniendo todas nuestras energías en algo positivo, no en lo negativo. Cuando éramos niños, mi padre solía llevarnos de paseo con el auto viejo que teníamos para visitar los barrios más caros de la ciudad en la que vivíamos. Él solía decirnos. ‘¿Quieren tener esas hermosas mansiones? ¡¡Trabajen, sacrifíquense, pónganse a crear!! Si hacen esto, ¡¡tendrán esas casas y mucho más!!’. Y realmente no se equivocó. Si hay algo que me pone muy contenta en la vida es que todo lo que hemos logramos lo hemos realizado con armas honestas. Siempre fuimos con la verdad, la honestidad, la sinceridad. Nadie nos regaló nada. Empezamos muy de abajo y llegamos a lo más alto con nuestros más nobles objetivos. No soportaría mentir, no soportaría dar una imagen que no tengo, dar la impresión de ser una persona bien distinta de la que verdaderamente soy … De hecho, cada vez que me han ofrecido papeles protagónicos para actuar en cine y televisión tuve que desistir de actuar en roles que no tuvieran nada que ver conmigo. Recién en los últimos años he accedido, pero dejando bien en claro que ésa que aparece en pantalla no soy yo verdaderamente, que es sólo un personaje. Sé que sonará tonto y anticuado, pero así somos los Quintanilla … Y más aun lo hemos sido pues con el tiempo hemos vivido momentos en los que bien podría haber ocurrido que no hubiésemos triunfado, que no hubiésemos llegado a la consumación del sueño tan deseado … Con el tiempo aprendí que podemos ser engañados en nuestra buena fe y salir muy heridos de ese desengaño. Yo he vivido momentos en los que … ¡¡quién sabe que hubiese sido de mí!!  … ¡¡que hubiese sido de nosotros!! Por suerte nos dimos cuenta a tiempo, nos dimos cuenta de que podemos ser lo que queramos pero sin exponer tanto lo que deseamos y lo que pensamos. Que a veces hay que ver bien en quién confías y qué. Desde luego que no lo digo por la gente. Sin ellos no sería nada y sin duda sin ellos yo no estaría aquí, literalmente hablando. El público me dio todo y hasta me salvó la vida … me salvó la vida de aquellos que están al lado de uno todos los días ofreciéndote su tiempo y su supuesta dedicación … Luego te das cuenta de que no hay cariño y sólo quieren saber todo de ti para poder controlarte … Y si no los obedeces …. Pero por suerte todo eso malo ha pasado y desde aquel entonces sólo tuve el mismo éxito y el mismo Amor de la gente, ¡¡y eso es lo más valioso!!”, dijo Selena, monologando de una forma no tan frecuente en  ella, y desde allí la transcripción completa del diario. El periodista vio que era un buen momento para la gran pregunta cuya respuesta generaría el próximo titular del diario. “¿Pero qué te ha pasado Selena? ¿Acaso tu vida ha corrido peligro en algún momento? ¿Alguien te defraudó? ¿Qué es lo que te ha sucedido? ¡¡Cuéntanos!!”. A lo que Selena, fiel a su estilo, le contestó. “¡¡Oh, no!! ¡¡No!! ¡¡No me ha pasado nada!! Disculpa si me he expresado mal. No. Sólo quise decir que para los que nos manejamos con la verdad y con total sinceridad se nos hace difícil superar una decepción. Piensa que nosotros vivimos en familia arriba de un bus por 14 años, además del tiempo que ya vivíamos de convivencia. Cuando las cosas son así, tú sabes todo de los demás, como los otros saben todo de ti … Y allí aprendes a no tener secretos, a desnudar tu Alma, tu corazón, a no mentir, a ser franco, sincero y directo. Y sobre todo a ser honesto. Y así todos tuvimos que tomar decisiones terribles delante de la Familia, pero planteadas todas ellas con sinceridad nunca hubo un problema … El problema es cuando descubres que alguien en quien confías te defrauda, te decepciona. Así se hace difícil todo, mucho más difícil de lo que parece, pero quien nos conoce sabe a qué nos referimos con esto…”. Yo sabía a qué y a quién se refería ... Luego de esa comunicación con Selena me enteré de que habían echado a la que era entonces su presidenta de club de fans y gerenta de su boutique “Selena Etc.”. Nunca se supo qué pasó. Esa mujer a la que no recuerdo el nombre se fue sin dejar rastro. Cada vez que a Selena le preguntaron por ella sólo se limitó a decir que había renunciado por motivos personales. Siempre me pregunté si eso que había sucedido tenía relación con mi llamado, y con su alegría y agradecimiento a lo que le había manifestado. Pero nunca lo supe. Siempre tuve la impresión de que no nos acercamos después de aquel 31 de marzo de 1995 porque ella temía que le preguntara qué había pasado y ella no lo quería comentar, y a su vez yo por lo mismo no le preguntaba, pues tal vez no quería enterarme de algo que me podía doler de Selena, y que sólo escucharía si ella querría contármelo. Recién allí caía en la cuenta de por qué después de aquel encuentro casi no nos hablamos ni nos escribimos más. Era mejor que todo fuera así, y si algún día alguien necesitaba del otro, pronto acudiría a su encuentro, como aquella vez … “Ay, disculpa, si me puse un tantito seria, pero tal vez necesitaba decir esto. ¿Y sabes por qué? Hace un tiempo que busco a alguien de la Argentina a quien debo agradecerle muchas cosas. No lo puedo decir pues no sé si él querría que lo nombrase, pero…”. Yo me estremecí … Se estaría refiriendo a mí. Quería no creerlo, pero todo lo indicaba. Encima mi hija María Selena justo había aparecido para escuchar ese instante que yo no deseaba que oyera por nada del mundo. Iba a decir algo, pero ella me rogó silencio. Yo volteé la cara entre resignación y lamento. Selena miró a la cámara y dijo: “¡¡Hey, tú, aquel que me llamó ese lluvioso día del 31 de marzo de 1995!! Ven a verme. Todos te estamos esperando. Todos te debemos este éxito…”. Yo me quedé helado mientras Selena cambió de tema y se puso a reír a carcajadas con su entrevistador con la rapidez que la caracterizaba para cambiar drásticamente la conversación. Seguramente todo el país que la miraba seguía la humorada de Selena, menos dos personas: mi hija y yo, los únicos que habían prestado real atención al llamado de Selena. A partir de allí yo supe que algo sobrevendría en mi vida, algo emergería del horizonte, esta vez para acercarse a mí, esta vez para enfrentarme con la verdad, con saber algo que yo no querría ni enterarme … El muro que dividía ambas aguas comenzaba a resquebrajarse. Allí supe que debería ver a Selena…

Había llegado el día del concierto, y a pesar de estar feliz por ver de nuevo a Selena, estaba extremadamente nervioso. Trataba de dominar mis sensaciones pero no podía. Mi hija iba por primera vez a uno de sus conciertos y busqué disimular mis nervios dando a entender que estaba así por llevar a ella a un recital. Miraba a mi hija, y a uno y otro lado, como tratando de mostrar preocupación por dónde debía llevarla y qué recaudos tomar para llegar a un sector determinado. Mi hija me miraba y dejaba que yo siguiera en mi juego. Ella estaba llamativamente en silencio y sabía perfectamente que nada ocurriría, pues en un recital de Selena sólo podía haber cariño, diversión y, sobre todo, respeto Efectivamente, ingresamos al campo y todo se desarrollaba normalmente. A pesar de ir con mi hija de 11 años, yo quería ir al campo, pues nada mejor que apreciar a Selena de tan cerca. Ni la mejor platea ni la ubicación más cara me darían la mejor visión de ella, que era de cerca y de frente. Lo que más me gustaba de Selena en estos últimos tiempos es que no trataba de adornar sus conciertos con tanta parafernalia tecnológica y efectista. Por supuesto que se incorporaron con el tiempo pantallas gigantes y las más elaboradas coreografías, pero con buen tino se mantenía la idea de que la tecnología estuviera en función del artista y no que ella estuviera en función de los trucos, efectos especiales e impresionante pirotecnia. Por suerte los Quintanilla mantenían el espíritu de que Selena era lo más importante en el escenario y lo que más impacto generaba, que era una locura y un desperdicio que toda la magia y el natural talento de Selena quedaran diluidos por artificiales fuegos de artificio e innumerables explosiones. De hecho el comienzo del recital, y diría que el concierto mismo, fueron una reminiscencia de esos viejos tiempos, de esos tiempos en los que Selena comenzaba a ser una gran artista, en los que le faltaba ese poquito que la pusiera en el puesto N° 1 en todo el mundo. Las luces se habían apagado, se escuchaba el sonido de guitarra de Chris que me hacía recordar a algo muy conocido pero no podía acordarme de qué se trataba, hasta que se ve a Selena bajar de unas escalinatas blancas que estaban en lo alto del escenario, que sobre el fondo negro daban la impresión de cantar prácticamente en el aire. Ella comenzó a cantar “First I was afraid, I was petrified”, y allí doy cuenta de que se trataba del tema “I will survive”, esa canción que formara parte del mítico “Disco Medley” del concierto del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, sólo que en este caso no era un Medley sino la canción entera e increíblemente interpretada. Pero para el asombro de todos, cuando Selena comienza a cantar “and now you're back from outer space” comienza a acelerar el paso escaleras abajo siguiendo el ritmo de la canción hasta desaparecer y en el momento de decir “don't turn around, 'cause you're not welcome anymore” aparecer de pronto en el escenario mismo para el asombro y el júbilo de la gente. Yo sinceramente no lo podía creer. Selena lucía un hermoso vestido blanco y largo, y su sonrisa a flor de piel. Su concierto fue demoledor, mágico, increíble. Cantó sus primeros éxitos de sus discos en inglés como “I could fall in love”, los clásicos como “¡¡Oh, no!!” y los temas de su último disco como “Wait”, pero para sorpresa de muchos, incluso la mía, cantó sus viejos temas en español, pero no sólo los clásicos como “La carcacha”, sino los mucho menos conocidos aquí como “Yo me voy”. Para mi hija fue toda una novedad ese repertorio. Para mí no, al punto tal que me canté todas y cada una de sus canciones. Por un momento temí que eso podía no funcionar pero se ve que me olvidé que enfrente de mí estaba la mismísima Selena … Cantó, bailó, hizo cantar, hasta hizo subir a su clásico “ex novio” de la canción “¿Qué creías?”, y todo con una gracia, con una prestancia, con una voz y con un carisma que hacían difícil sustraerse del hechizo que siempre generaba Selena en sus actuaciones en vivo. Y cuando creí que había visto todo, que en los bises sólo podía sorprenderme del hit que nos habíamos olvidado cantar, hizo una increíble combinación de dos temas bien distintos: al principio cantó “I’m geeting used to you” y luego “Si una vez”, mi canción preferida. Todas las versiones en vivo de esta canción me había gustado pero mi favorita siempre fue la de aquel Houston Astrodome. Y como si Selena supiera que estaba allí y cuáles eran mis gustos personales, ella hizo la interpretación del tema de aquel concierto. Cuando paró de golpe, cuando sólo se escuchó su respiración, cuando se paseó por todo el escenario observándonos sólo generó que me pusiera a llorar sin parar. No podía explicar la dimensión de mi emoción, pero tal vez mi hija lo podría hacer ya que al término de la canción y del concierto se la pasó durante un tiempo acariciando mi cabeza mientras yo miraba la nada y seguía llorando cada tanto. Había sido un concierto especial, muy especial para mí. No lo podía explicar pero desde hacía un buen tiempo sentía algo que Selena se encargó que lo exteriorizara esa magnífica noche…

Mi hija hizo que me reincorporara y me dijo que ya nos fuéramos. Ya era tarde. Yo no daba cuenta por dónde iba, sólo miraba para adelante y retenía frente a mí aquellas imágenes que había visto recién. De pronto veo que María Selena se mete por un largo pasillo. Yo alcancé a preguntarle hacia dónde íbamos. Ella me contestó que no me preocupara, que me llevaba para la salida. Yo asentí y seguí sus pasos sin advertir que me llevaba de la mano una nena de 11 años por quien me preocupaba unas horas antes de hacerla entrar en los pasillos que nos llevaba al interior del estadio River Plate. De pronto mi hija empieza a correr llevándome a la rastra por el pasillo al grito de “¡¡Selena, Selena, aquí!! ¡¡Mi padre tiene que decirte algo!!”. No sé cómo mi hija sabía que Selena estaría allí … Deben ser los genes …Selena salía presurosa del estadio acompañada de su padre y del personal de seguridad. Selena alcanzó a darse vuelta e intentó detenerse, pero su padre se lo impidió diciéndole que ya debían irse. En eso mi hija ve que detrás de ellos aparece caminando A.B. Entonces María Selena corrió hacia él, lo abrazó y le dijo: “¡¡Por favor, A.B.!! ¡¡Convéncela de que se detenga tu hermana!! ¡¡Es muy importante!!”. A.B. se compadeció de mi hija y le pidió a los gritos en inglés a su padre que deje que venga Selena para donde estábamos nosotros, que era muy, muy importante. Entonces Selena se dio vuelta, miró sigilosamente hacia nosotros y vino como buscando a dónde ir. Mi hija corrió hacia ella y la abrazó enormemente, pero sin solución de continuidad le dijo: “Ven Selena, ven que quiero que veas a alguien”. Cuando vi que Selena venia hacia mí me paralicé. Ella hizo lo mismo en cuanto me vio. Como si me conociera de toda la vida me dijo: “Tú eres Sergio, ¿verdad?”. Yo me quedé mudo mirando para abajo sin decirle nada …diciéndole todo. De pronto levanté la vista, sonreí y corriendo hacia ella le dije: “¡¡Sí, soy yo!!” y la abracé fuertemente. Estuve largo rato así sin decirle nada y llorando sin parar. Noté que la respiración de Selena estaba entrecortada, por lo que presumía que estaba llorando por dentro pero aguantaba enormemente para no manifestarlo. “Perdona, Selena, que no me haya comunicado. Es que ya sabes, es mejor…”. Selena me interrumpió poniéndose el dedo índice en la boca pidiéndome silencio. “Esta vez no hacen falta las palabras … Yo sé que te debo la vida y por años soñé con este momento en el que podría agradecértelo”, me dijo susurrando Selena. “¿Le dirás a mi padre qué te sucedió aquel día en el que te llamó?”, nos interrumpió mi hija apareciendo de la nada misma. “Te aviso que mi hija se llama Selena, pero Selena lo tiene como segundo nombre…”, aproveché para comentarle a Selena y presentarle a mi hija. Selena se quedó mirándome sin entender, pero se contentó con mi gesto de que más tarde se lo explicaría. Selena se agachó, tomó a mi hija de la cara con las manos y le dio un fuerte beso. “¿Has visto lo que has hecho por tu padre hoy para que me fuera a ver? Lo mismo hizo tu padre aquel día. Me llamó para advertirme que lo más importante era no olvidarme de lo que más nos quieren en vez de dejarnos llevar por quienes sólo nos necesitan. Iba a cometer un error fatal y tu padre con su llamado demostrando su admiración me hizo recordar lo bueno y separar lo malo, me hizo ver lo importante en vez de lo accesorio, me hizo sentir la importancia del Amor en lugar de quedar atrapada en la posesión. Recuérdalo, niña. Eso hizo tu padre por mí como tú lo hiciste por él. Ya lo aprendiste antes de que yo te lo diga. ¿Lo recordarás siempre?”. “Sí, claro que sí”, le dijo mi hija y le dio un gran abrazo y beso. “¿Y cómo es que te llamas realmente?”, le preguntó Selena. “María Selena. Así me puso mi padre pues quiso homenajearte pero no quiso ponerlo como primer nombre pues para él Selena sólo eres tú”. Selena me miró como diciéndome “¿Cómo le haces esto? ¿Cómo me haces esto?”, pero enseguida se sonrió y me dijo: “Pero prométeme que si quiere que la llamen Selena solamente, tú la dejarás. Te lo pido por favor … Además, ya sabes que serán diferentes los nombres, pues tu hija para ti es Selena y yo soy ‘Selina’ ”, me dijo Selena y se me quedó mirando tentada hasta que ambos nos reímos con ganas y nos abrazamos otra vez. “Ahora sí, Sergio, ahora sí me puedes escribir. No toleraré que no me llames. ¿Lo harás?”. Se lo prometí y ella se me acercó para decirme: “Ya sé que no quieres que se lo cuente a los demás. Despreocúpate. No se los diré. Por allí se lo digo a A.B. cuando estemos en Corpus Christi…”. Justo apareció A.B. con la excusa de pedirle a Selena que se apurara, pero en cuanto se acercó, me dijo por lo bajo, pero de una forma que también la escuchara Selena: “Sé quién eres. No sabes cómo te agradezco lo que has hecho. Lo digo así pues supongo que Selena no quiere que lo sepan mis padres. Estoy de acuerdo”. “Yo aprovecho para decirles que yo no hice nada, pero doy las gracias a Dios que lo que pensaba hacer lo haya hecho”, musité. “No creas, Sergio, no creas. A veces el inconsciente es más poderoso de lo que crees. Tú has hecho más de lo que dice tu mente … Bueno, así lo leí en una revista”, dijo Selena y volvimos a reír. Y antes de irse Selena garabateó en un pequeño papel un pequeño texto que se lo entregó a mi hija y le dijo: “Te dejo un autógrafo a ti pero cada tanto enséñaselo a tu padre para que lo recuerde siempre y no se lo olvide nunca”. Mi hija lo tomó y lo leyó en voz alta: “Remember, always remember me, like I remember you. I will always be grateful. My success is yours. With love. Selena”. Una vez que lo leyó Selena la abrazó y le dio un largo beso. Luego vino hacia mí, se sacó el clásico anillo que llevaba en su dedo pulgar en los conciertos y me lo dio diciéndome. “Para que no se me pierda es mejor que lo tengas tú. Casi entrego un anillo como éstos el día que me llamaste. Por suerte no lo hice. Ahora te pertenece” y nos volvimos abrazar en silencio. Luego se apartó, me dio varios besitos y unos saluditos con movimientos rápidos de su mano derecha, y cuando ya se iba me dijo a lo lejos: “Y es como lo pensaste. Decidí cantar ‘Si una vez’ pensando en ti. Sabría que te gustaría ..donde quieras que estuvieras…”. Y se marchó quedándome yo atónito. Una vez más mi hija me tuvo que conducir, esta vez a la salida…

Cuando me iba del estadio de River Plate, me convencí de que a veces no es cuestión de quedarse callado, de no meterse, de pensar que las cosas que uno considera que son mejores lo son en verdad. A veces hay que saber lo que piensa y siente el otro. A veces hay que saber escuchar, del mismo modo que hay que saber decir lo que a uno le pasa. Hoy aprendí lo que Selena aprendió el 31 de marzo de 1995. Que no sólo con el silencio se demuestra que uno siempre está dispuesto a dar lo que el otro necesita, sino que a veces hay que saber acercarse a los que uno quiere para decirles si necesitan algo ... Cuando llegue a mi casa me pondré a escribirle a Selena. Y lo haré todas las semanas. A mí me hará bien. A ella también. Y sabré que el día que uno necesite del otro se lo hará saber … Es mi mejor forma de contribuir a que Selena sea siempre feliz, que es mucho más importante que el éxito mismo…

(Uno cree que el tiempo cura las heridas … No es así. Yo jamás me olvidaré de ese nefasto día. Con mi recuerdo a Selena procuraré que algún día ese 31 de marzo de 1995 tenga otra significación o que directamente no exista. Porque más importante que el éxito obtenido, que los trofeos logrados, está la felicidad. Y antes que nada, antes que ser una artista famosa, Selena simplemente quería ser feliz  ... Yo quiero que alguna vez ese día esté lleno de sol y pare esa horrenda lluvia. Algún día lograré que así sea…)

Todo lo que soy, todo lo bueno que tengo para brindar es gracias a ti, Selena…

Te recuerda por siempre…



 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 25th, 2011
 
 
 

Esos tatuajes que son las marcas de mi dolor, de tu ausencia, Selena…

 
 


Muchos me preguntan por qué llevo tantos tatuajes de mi hermana en mi cuerpo … ¡¡Sí, ya sé!! Cuando digo esto me corrigen o me preguntan acerca de a quién me refiero cuando digo “mi hermana” … Sí, ya sé que tengo a otra hermana adorable que se llama Suzette. Sí, ya lo sé. No necesito ni que me lo digan ni que me lo aclaren … Ya lo sé ... Lo que pasa es que antes que cualquier cosa, antes de que Selena se convirtiera para todos en la gran cantante, la gran artista, la artista del pueblo, la Reina del Tex Mex, la Reina de la Cumbia, la mejor, la inigualable, el mito, la leyenda … antes que todo Selena era mi hermana … Simplemente eso. Y mi mundo, mis creencias, mis ilusiones, mi visión buena y optimista de las cosas se fueron ese día que no me puedo explicar qué pasó. Me da pena no haberme dado cuenta, no haberlo presentido. Créanme que me da pena y sobre todo me da mucha, mucha bronca. Yo estaba inmerso en mi música, en componer, en hacer lo mejor para mi hermana. Ése era mi rumbo, ése era mi destino, ésa era mi función en la vida. Y conste que yo también fui artífice de mi destino. Mi padre sólo quería que trabajara y formara parte de la banda Selena y Los Dinos. Yo podría haberme limitado  a tocar el bajo y nada más. Pero una vez que me sentí involucrado en el rumbo y en el destino de la banda, quería que tuviera mejor música y fuera más original. No quería que fuéramos un grupo que tocara sólo música antigua con letras anticuadas y sin vuelo. Tampoco quería sólo tocar música con letras muy básicas que me hicieran sentir vergüenza porque era destinada para gente de mucha menos edad que yo. Yo venía de una formación muy diferente a la de mi padre. Yo escuchaba preferentemente otro tipo música en inglés, como mis dos hermanas. Me sentí descolocado al verme tocando a los 16 años temas en español con una cantante como mi hermana Selena que tenía sólo 8 años. Pero sabía, como toda mi familia, que no tenía sentido resistirse, que tenía que aportar al grupo mejores ideas en vez de quedarme con la protesta sin hacer nada. En ese sentido, mi padre era muy considerado. Podía manejar con mano de hierro los destinos de la Familia, pero hay que ser justo en que él permitía sugerencias y hasta cambios de orientación del grupo, siempre y cuando ello implicara mayor compromiso de todos para con su gran proyecto. Mi padre, cuando me veía protestando, con razón, de que no teníamos tan buen material y preguntaba por qué no teníamos a alguien como Juan Gabriel que nos compusiera un par de temas para nosotros, me solía decir: “Tú debes pensar que ese señor hace letras y se las pasa a gente que sabe que es muy popular y que sabrá hacerlas difundir con su canto. Él vive de ello. ¿Así que quieres que él te pase algunas canciones? ¡¡Entonces, escribe, compone, esmérate!! ¿Tú te quejas de que no tienes buen material? ¡¡Entonces, mejóralo!! Haz mejores canciones, ¡¡busca encantar a la gente!! Ya verás que cuando sean muy populares, el mismísimo Juan Gabriel se acercará a ustedes para ofrecerles sus mejores canciones. ¡¡Hazme caso, A.B.!! ¡¡Ya verás que es como te digo!!”. Por eso, como decía antes, mi padre nos daba libertad de acción para manejar el grupo como nosotros quisiéramos … mientras nosotros contribuyéramos a cumplir su sueño. Y mi hermana Selena era como yo. Ambos no nos contentábamos para nada con hacer sólo los que nos pedían hacer. Nos era inevitable ir siempre por más, mejorar las cosas, perfeccionarlas, darles nuestro sello, nuestro color. Selena le aportó no sólo su voz, sino su talento, su gracia, su enorme carisma. Mi hermana podría haberse contentado con pararse frente al público y sólo cantar bien. Sabía que nuestro padre se conformaría con que sólo cantara bien ante el público, que les demostrara lo tremendo que era su canto en cuanto todos lo escucharan. Pero Selena era muy tímida e introvertida, pero por sobre todo, tenía terror a que nadie la quisiera, que todos le darían la espalda en cuanto la vieran cantar… Por eso Selena buscó agradar a cada uno que estuviera frente a ella no sólo con su voz sino con su baile, con su sonrisa, con su encanto. Mi hermana no hubiese soportado contentarse con cantar bien mirando para abajo muerta de miedo. Tal vez en los primeros tiempos en los ensayos en casa se podía permitir hacer las cosas de ese modo, pues sólo estaba rodeada de nosotros, su Familia, que formábamos parte del grupo y le dábamos apoyo en todo. Pero fuera de ese ámbito, frente a un escenario del que no se sabía cómo podía reaccionar el público, ella no podía quedarse esperando la reacción de ellos, quedarse parada esperando la aprobación o el rechazo con todas los miedos y las ansias que ello generaba … No, mi hermana era peor que todos en ese sentido. Ella no toleraba las derrotas, las decepciones, la desazón. Cualquier desaire del público podría generarle la peor de las sensaciones y asestarle el peor de los golpes. Por eso Selena antes de recibir la “cachetada” de la realidad salía a enfrentarla con todo el convencimiento de cambiarla, de lograr que el público sonriera desde el primer momento, y sólo se fijara en ella con admiración y respeto. Realmente envidiaba su espíritu y su temperamento. Nunca se lo llegué a decir … Me contenté con decírselo al cielo, con la vana ilusión de que por allí escuche mis palabras y de que calme mi dolor, el puñal de su ausencia, con una señal, con algo que me indique que está allí … Recuerdo que yo estaba allí con el bajo sin muchas perspectivas de que las cosas fueran a mejorar mucho, y allí estaba Selena con su voz y su tremendo carisma siendo tan niña. Yo la miraba y no lo podía creer. Era tan chiquita y nos contagiaba con su alegría. Me costaba creer que aquella niña que estaba callada y muerta de miedo antes de salir al escenario fuera aquella que cantaba, bailaba, arengaba. Creo que si fuera por Suzette y por mí, la cosa no hubiera durado. ¡¡Y no es porque no tuviéramos talento, que conste!! Cada uno hacía para ese entonces muy bien lo suyo. Pero los dos podíamos refugiarnos tras nuestros instrumentos, podíamos estar mal y sin ánimo, y tocar igual. A nosotros no nos iban a exigir o esperar más de la cuenta. No era el caso de Selena. Yo podía estar pensando que lo que estábamos tocando no era bueno, pero pasar inadvertido tocando lo mejor posible mi bajo … ¡¡Ni hablar de Suzette!! En cambio, mi hermana no tenía ese privilegio. Tenía sólo 8 años y llevaba el peso de una situación en la que ella era la cantante de una banda que llevaba su nombre y el resto sólo la acompañaba: Selena y Los Dinos. Y como todos nosotros, mi hermana asumió su rol, la responsabilidad más difícil, la carga más pesada de llevar, máxime a su edad. Por eso la envidiaba. Por eso la admiraba. Ella no se quejaba nunca. Mi hermana encaraba cada compromiso con la misma responsabilidad y con la misma alegría. Selena sólo había tomado un par de consejitos de su padre, entre ellos el de ser amable con el público y saludarlos personalmente cada tanto. “Recuerda, mi’hija. El público se merece todo. Sin ellos no somos nada. Así que salúdalos, levanta una mano, mira a cada uno, apunta con tu dedo y salúdalos. A ellos les gustará. Se sentirán que los atendemos, que le prestamos atención, que no sólo son un número más en un concierto. Piensa, Selena, que eso también forma parte de nuestro capital”, solía decirle mi padre. Selena parecía no darle mucha importancia a ese consejo, o bien podía pensarse que se reía de él. Pero en el escenario, no sólo hacía lo que decía mi padre sino mucho más. Se aprendía bien las letras, ensayaba con mi madre los pasitos de cumbia, se paraba en los ensayos y se practicaba los movimientos que iba a dar luego en el concierto. Ya desde niña se mostraba como toda una profesional. Yo creo que no hubiese podido hacer lo mismo. Me favorecía el hecho de no ser ni el cantante ni la figura principal. Eso me permitió refugiarme en el estudio y perfeccionar las composiciones, las letras y la música. En eso me parecía mucho a mi hermana. No me contentaba con hacer más de lo mismo, con tocar con suficiencia canciones que no me convencían o no me gustaban, o bien me eran indiferentes. Yo quería que mi hermana se nutriera de un mejor material, más acorde con nuestros gustos, más afín a nuestras vidas. Y así como mi hermana perfeccionaba sus actuaciones en el escenario, yo hacía lo mismo en el “backstage”. Eso permitió complementarnos y apoyarnos mutuamente en un proyecto que nos cayó sin saber cómo surgió en realidad, pero que tuvo que ver con una típica pelea de celos entre hermanos…

Hasta que a Selena se le ocurrió aprender a cantar las canciones que había en un  libro viejo de mi padre para presentárselas yo no tenía muy en claro qué hacer. Tenía, eso sí, la música en mis genes y por allí soñaba con tener una banda como había tenido mi padre. Pero ni él me había incentivado a dedicarme a la música como yo no había manifestado ningún interés concreto en ella. Supongo que a mi padre le habría frustrado muchísimo el hecho de no trascender con su banda “Los Dinos”. Él nos solía contar que tenía una banda pero que la tuvo que dejar para tener un empleo más seguro y porque él sentía que había tenido sus limitaciones para trascender como él quería. Mi padre representaba el famoso “sueña americano”. Se sentía norteamericano pero de raíces latinas y era él un hombre más que venía a triunfar en el “país de las oportunidades”. Él siempre había soñado con que su banda se hiciera famosa cantando aquellas canciones en inglés de los años ’50. Era su gran meta, su destino, pero su tiempo estaba marcado por la intolerancia y la segregación. Así vio con crudeza cómo no le permitían tocar en clubes importantes por su color de piel o porque era de ascendencia mexicana, y a la hora de ir a clubes mexicanos él no sabía ninguna canción en español. Se sintió que había quedado a mitad de camino. Esa situación, sumado al hecho de que su familia iba creciendo y demandando su presencia, lo hizo abandonar la música. Siempre sentí que mi padre se sentía tan frustrado que ni quería hablar mucho del tema salvo que se hablara como algo del pasado, de su juventud. Además, no quería incentivarnos a que nos dedicáramos a lo mismo. Pensaba que era mejor que nos avocáramos a los estudios, pero no a la música. Yo lo puedo certificar pues, a diferencia de mi hermana, yo estuve toda mi niñez y parte de mi adolescencia dedicándome a la vida de estudiante y tranquila. Parte de ello lo vivió Suzette, y nada de esto vio Selena. Mi padre se dedicaba a cantar los fines de semana con su guitarra. Muchas veces Selena lo acompañaba … hasta que mi padre me regaló un bajo. Yo le había insinuado que me gustaría tocarlo. No tenía muy en claro por qué y para qué, pero sentí la necesidad de hacerlo. Mi padre prendió una alerta. El solo hecho de notar que alguien de la Familia tenía algún intento de ser músico, aunque sea como amateur, generaba en mi padre revivir aquello aunque sea por un tiempito. Nunca sabré qué hubiese sido de todos si yo hubiese trascendido con mi bajo, si mi padre se hubiese dedicado a mí. Pero no hubo tiempo para hacerlo. Nadie tuvo en cuenta que alguien se había puesto celosísima con mi presencia y por quitarle buena parte de su tiempo de estar con nuestro padre para que éste me enseñara a tocar el bajo. Es que mi hermana estuvo un tiempito callada y sin decir absolutamente nada. Aún hoy me pregunto cómo en tan poco tiempo encontró un libro de canciones viejas de mi padre, se las aprendió y se las cantó. Tampoco sé cómo hizo para estar tanto tiempo callada con su idea sin decírselo a nadie, ni siquiera a Suzette. Con el tiempo me di cuenta de que mi hermana apenas mostraba ante el mundo parte de su personalidad. Hasta ese momento Selena sólo mostraba su parte graciosa, chistosa, irónica. Se permitía reírse de los demás y que los demás se rieran de ella. Pero sólo en las bromas y  en sus alocadas ideas daba rienda suelta a una parte importante de su inquietante personalidad. Pero  la otra parte la tenía bien escondidita, formaba parte de esa faceta que Selena tal vez mostraba menos por vergüenza y por temor. Eso pronto desapareció cuando en el canto y en sus diseños encontró su lugar para desplegar todo su potencial, todo su carácter, toda su personalidad, todo su talento, todo su espíritu. Y eso lo pude advertir aquel día en el que de pronto sorprendió y encandiló a mi padre cantándole con una voz increíble y natural que sólo ella podía mostrar. Y yo que no sabía qué iba a hacer de mi vida y cómo encararíamos nuestro quehacer cotidiano, de pronto encontré a mi padre totalmente descontrolado trayendo toda clase de instrumentos y diciendo que iba a formar una banda con nosotros. Cuando supe que esto venía de mi hermana no pude evitar encararla con furia y diciéndole qué había hecho. Nunca me lo voy a olvidar. Selena me miró, se sonrió, me guiñó un ojo y me dijo: “Parece que quiere formar una banda. Se llamaría Selena y Los Dinos”, y echó a reír a carcajadas. Yo la miré entre incrédulo y con estupor, pero pronto di cuenta de todo y me reí con ella. En ese pequeño acto sentí que comenzaba a quererla de verdad. Era mi hermana pero no dejaba de ser una niña muy pequeña a la que yo le llevaba 8 años. Yo ya era adolescente y avanzado. Ella estaba en plena niñez. Si uno lo piensa un poco, era una locura. Sentí que estábamos en el medio de un barco que podía quedar a la deriva para siempre o podía ser enderezado hacia el buen camino sólo por una persona … ¡¡que tenía 8 años!! Tal vez en esa mirada de Selena me di cuenta de que a partir de ese momento nos unirían muchas cosas y nada nos haría separar … Sabía que tendríamos mucho que hacer, sobre todo con el material a cantar. Allí también di cuenta de mi lugar en el mundo. Estaría encerrado en un cuarto creando temas y dirigiría la música del grupo en el estudio de grabación y en el escenario. Sabía que Selena tenía la parte de mayor responsabilidad, de mayor exposición y ella era muy pequeña. Sentía compasión y ternura por mi hermana. Sabía el esfuerzo que tendría que hacer para afrontar un compromiso que no pidió, la responsabilidad de ser la cara más visible de un grupo que llevaba su nombre. Era mucho para una niña de 8 años que se encontraba con todo eso sólo por cantarle unas canciones viejas a mi padre, sólo por tener celos de mi bajo, sólo por mostrarle una increíble voz que no la había descubierto nadie, una voz que la hizo conocer ella como si fuera un mensaje del destino…

Muchos me preguntan por qué llevo tantos tatuajes, por qué necesito llevar a Selena en mi cuerpo … No entienden nada. ¡¡Claro que no entienden nada!! En los últimos tiempos he decidido hacerle caso a los consejos de mi padre, y uno de ellos es no contestar las cosas que me afectan tanto. Si de pronto los celos de mi hermana nos cambió la vida y nos expuso ante la gente tocando para una banda, si el sólo hecho de que ella con su voz nos modificara nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestra casa y hasta el lugar en el que vivíamos, la locura de una energúmena nos quitó los ojos, cortó de cuajo tantos años de lucha, tantos sacrificios, tantas ilusiones. Muchas veces me dije entre incrédulo, furioso y a llanto vivo: “¿Para qué hicimos esto? De qué nos sirvió? ¿Para qué buscamos trascender honestamente en la vida si al final de otro modo se logra y más rápido?”. Recuerdo cuando Cristina Saralegui nos entrevistó en Corpus Christi en marzo de 1996, a un año de aquello … Recuerdo que en mi descargo dije que no entendía qué buscaban de nosotros, por qué nos investigaban, por qué querían ver el problema en nuestra Familia cuando todos sabemos quién fue la que le hizo tremendo daño a mi hermana y la Justicia lo corroboró. Recuerdo haber estado indignado. No podía creer que nosotros estuviéramos en la mira, que mucha gente que ni sabía quiénes éramos opinaba con tanta ligereza de nosotros. Me daba muchísima bronca estar en los grandes medios de comunicación teniendo que aclarar lo que no teníamos que demostrar. Nosotros no estuvimos 14 años trabajando duro para terminar hablando de tonterías en vez de cantar, tocar, actuar. No podía creer lo que estaba viviendo. Todos hablaban por hablar, le prestaban una atención inaudita a esa psicópata que hasta desde la cárcel se reía de nosotros diciendo que tenía “secretos” de Selena y que algún día los iba a revelar … Eso era lo que me indignaba. ¡¡Y encima la gente, los periodistas, los medios, todos estaban pendientes de ella!! … No hay caso ... Aprendí a ver cómo una psicópata puede llevar de las narices a mucha gente sin que ellos se den cuenta o no se quieran enterar de cómo se dejan llevar por mentiras y por engaños. No podía creer que después de todo lo que nos pasó estuviéramos nosotros en el banquillo de los acusados teniendo que aclarar que todas las barbaridades que se dijeron de mi hermana no eran ciertas. Lo decía una y otra vez: “¡¡No hay nada aquí!! ¡¡No hay nada que sea digno de averiguar ni de explicar!!”. No podía creer lo que estaba viviendo, lo que estoy viviendo. Yo no podía aceptar, ni entender ni explicar cómo seguía mi vida y no estaba Selena. No podía concebir un mundo sin mi hermana. Empezó a pasar el tiempo y mi cabeza no quería avanzar más allá del 31 de marzo de 1995. El sólo admitir que existían el 1 de abril de 1995 y los días sucesivos hasta hoy me hacía aceptar de que no tenía a mi hermana, de que no tenía trabajo, de que debía seguir adelante sin el motivo fundamentas de mi trascendencia en la vida ... Me habían quitado a mi hermana ... Mi hermana no existía más ... A mi hermana la mataron … ¡¡Sí, a ella, a ella misma, que era un Amor, el Amor mismo!! Y todavía había gente insensata que pedía explicaciones, que elucubraba, que sospechaba, que sacara insensatas conclusiones. ¿Es que es tan difícil de entender? ¿Qué es lo complicado? ¡¡Investiguen a esa mujer e indaguen por qué lo hizo!! ¡¡En vez de buscar la “quinta pata al gato” en mi casa piensen qué pasaba por su cabeza para hacernos esto, por qué le hizo esto a mi hermana!! ... Lo pensé mil veces. Trataba de buscar la explicación, qué es lo que no vi, qué es lo que me perdí, por qué nunca reparé en esa mujer. A veces me maldigo no haber prestado más atención, dedicarme menos al estudio de grabación y a componer, y observar más qué pasaba a mi alrededor. Lo más penoso para mí es que estoy convencido de que podríamos haberlo evitado si hubiésemos prestado más atención, si hubiésemos observado más. A la larga entendí que esa mujer se enfrentó con mi padre, y cuando él la quiso apartar de nosotros, ella se le anticipó y le pegó donde más le duele … Hay que reconocer que los psicópatas saben dañar cuando se lo proponen … Usan toda su inteligencia para ello … Pero siempre me pregunté qué estábamos haciendo nosotros a esa altura cuando estábamos por pegar el gran salto de nuestras carreras, cuando estábamos por conquistar el mundo pues ya México, Estados Unidos y Centroamérica empezaban a ser lugares comunes de nuestro éxito. Muchas veces me pregunté en qué estábamos ocupados, si estábamos a la altura de lo que se nos venía encima. Y la verdad es que siempre me costó hallar una respuesta concreta. Porque desde lo estrictamente musical estábamos más que preparados: no sólo estábamos muy bien sino que cada vez nos perfeccionábamos más. ¡¡Teníamos tantas ideas, tantos proyectos, tantas cosas logradas y tantas por lograr!! Pero cada vez que pienso que esa mujer llegó a nuestras vidas porque aportó con una idea que nosotros nunca tuvimos en cuenta, que era tener un club de fans y saber comercializar nuestros productos, allí me di cuenta que algo se nos pasó, que no tuvimos en cuenta, que no prestamos atención que eso también formaba  parte del “negocio de la música”. ¿Cómo esa mujer que era enfermera se dio cuenta de algo que nosotros no le dimos importancia? Cuando pienso en eso me es irremediable pensar que en determinadas cuestiones estábamos dos pasos atrás de la realidad … De una realidad que se nos vino encima de la peor forma llevándose a mi hermana…

Los tatuajes duelen y mucho. A veces creo que me los hago por eso, para que me duelan, para sentir el dolor que tiene mi Alma desde que no está mi hermana. Con la excusa del dolor lloro, grito, imploro, le pido a mi hermana que vuelva, le suplico que me hable, le pido que me perdone, le pido que me tranquilice. Mientras ponen en mi cuerpo el nombre de mi hermana, la imagen de ella, algo alusivo a lo que significa para mí, sólo expreso el vacío de mi existencia sin ella, algo que nunca me he permitido mostrarlo no específicamente en público, sino a mí mismo. En eso soy como mi padre, aunque yo soy menos duro que él, pues soy más vulnerable. Se me vienen las imágenes del lugar en el que estábamos despidiendo a mi hermana. Recuerdo estar con una flor blanca en la mano mirando a todos, mirando a nadie. Veía a mi madre destrozada, a Chris triste y perdido, a mi hermana desencajada, a mi padre tranquilizando a todos mientras se le escapa una lágrima debajo de sus anteojos. Yo los miraba y no sentía nada. Estaba como aquel que se queda paralítico y sigue viviendo sin sentir sus piernas, sin sentir sus brazos. Desde aquel nefasto, lluvioso, triste e inaudito día algo de mí no funcionó más, pero que no es de mi cuerpo sino de mi Alma. Sentí que estaba muerto, que no podía sentir más. No quería mirar para adelante. Adelante estaba aquel cajón. Yo no podía aceptar que mi hermana estuviera allí. Y encima a mi padre se le ocurrió abrirlo porque había gente que empezó a creer que mi hermana no estaba allí, que todo era un invento. Algunos hasta amenazaban con no irse más de ese lugar si no le daban su último adiós a Selena. Yo miraba sin mirar a mi padre y sin poder entender lo que estaba sucediendo, lo que nos estaba pasando. Con el tiempo pensé que mi padre estaba como yo, que estaba como un zombie yendo de un lado para otro sin sentido alguno, sin saber qué estaba haciendo. Más de una vez pensé que en realidad abrió el cajón deseando que esa gente tuviera razón, que todo fuera mentira, un mal sueño, una pesadilla. Sólo así podía entender que una persona como mi padre pudiera prestar tanta atención a un pedido que me parecía inadmisible. Allí surgió mi bronca de tener que dar explicaciones, que no nos dejaran en paz con nuestro dolor. Sólo nosotros sabíamos lo que significaba la pérdida de mi hermana. Yo sé que había mucha gente estaba tan destrozada como nosotros, que la quería a Selena como un familiar más, pero sé que todos ellos volvieron a sus casas y a sus vidas, y con el tiempo cicatrizaron sus heridas. Nosotros nunca lo podríamos hacer por más que lo disimuláramos, por más que le hiciéramos caso, una vez más, a nuestro padre y nos mostráramos con dolor pero con entereza. Pero la verdadera cara, el verdadero sentimiento, era el de mi padre con esa insólita decisión de abrir ese cajón esperando ver el milagro … y recibir la cachetada, el rostro de la realidad. No sé cómo podía mantener la entereza y salir a darnos ánimos a nosotros. Supongo porque él sabía que si él se caía, todos nos caeríamos con él y eso no se lo podía permitir. Ya había perdido una hija. No podía dejar que perdiera a toda una familia…

Tardé 4 años en volver a la música y siento que no he vuelto nunca. Los que creen que saben lo que siento y lo que he sentido estos años no tienen ni idea de lo que viví, de lo que sentí y de todas las cosas que me pasaron por estos años. Como siempre, a la hora de ver y analizar los problemas que he tenido en este último tiempo, siempre lo tomaron por el lado del escándalo y del absurdo. Aprendí a darme cuenta de que conviviremos con las consecuencias de aquel nefasto 31 de marzo para siempre. Que siempre seré observado, que siempre seré cuestionado. Al principio me dolía y me enojaba mucho. Ahora no me enojo, pero me sigue doliendo. Como cuando me hago cada tatuaje, como cuando grabo en mi cuerpo el nombre de mi hermana. Yo puedo entender que no nos crean en todo, que sospechen, que especulen, que sientan que no somos tan buenos como parece. Pero me gustaría que entiendan que yo perdí a mi hermana, a mi hermana menor, a un ángel excepcional al que nadie podía imaginar semejante destino, semejante cachetada de una realidad absurda, de un mundo cruel e injusto … A los que piensan que lucramos con la partida de mi hermana, ¿qué piensan? ¿Qué trabajamos como perros de sol a sol, ganándonos el pan de cada día y buscando el éxito tan deseado con honestidad, talento y sacrificio, sin que nadie nos regalara nada, para después especular con la pérdida de mi hermana? ¿Creen que Selena tiene un precio, que se puede canjear por un billete? Si fuera así, hubiésemos puesto a la venta todo lo que hay de mi hermana hace ya mucho tiempo y no lo hicimos. Hay muchas cosas de Selena que mi padre no las pone a la consideración del público porque para él son recuerdos muy personales que no tienen valor y que no lo quiere compartir con otra gente. Lo mismo me pasa a mí, a Chris, a Suzette y a mi madre. Si mi padre o cualquiera de nosotros hubiese tenido sólo el dinero como único fin nunca esa mujer que nos quitó todo se nos hubiese acercado, porque lo que ella hubiese propuesto se nos hubiese ocurrido a nosotros antes. Yo podía notar en mi padre que su obsesión porque nosotros llegáramos a lo más alto y porque Selena se convirtiera en la más famosa cantante internacional era porque a través de la cristalización de nuestro éxito se cumpliría su viejo sueño de triunfar a través de la música. Eso era lo que lo movió a hacer lo que hizo. No fue por el dinero aunque obviamente peleara duro por él para que fuéramos justamente retribuidos. Pero fuera de todo eso, todo lo que queríamos compartir con la gente en el recuerdo de mi hermana lo hacíamos sin dudar … Cuando pude rescatar un reportaje en el que Selena llegó a cantar una partecita del tema “¡Oh, no!”, diciendo que era un adelanto del tema del disco que grabaría en inglés, armé un tema con mi banda y lo puse a la consideración de la gente. Quería compartir con todos los que aman a Selena esa mezcla de sensaciones, ese pase tan fácil y rápido de la risa al llanto, del canto a la nostalgia, de la inmensa alegría al tremendo dolor. Esa partecita de la canción que canta mi hermana es el ejemplo más claro y la situación más emblemática de lo que pasaba con Selena en aquel momento … Al verla no puedo dejar de sentir que mi hermana se estaba asomando al mundo, estaba asomando su cabecita para decirle a todo el mundo quién era, qué hacía y qué representaba para tanta gente. En esas imágenes queda más que claro esa mezcla, esas dos caras de la fama de Selena, de lo que había logrado y de lo que lograría en poco tiempo. Mi hermana no dejaba de ser una muchacha de familia, joven, humilde, tremendamente talentosa, con un futuro enorme, que ya había dejado de ser una promesa en México y en Estados Unidos para convertirse en realidad, y que estaba por pegar el gran salto, el salto a la fama mundial, el salto que podía significar un salto para tocar el cielo, o bien un salto al vacío con quién sabe qué consecuencias. Yo no tenía dudas … Nadie tenía duda de que lo lograríamos, de que teníamos todo, absolutamente todo a nuestro favor. Todavía recuerdo cuando allá por febrero de 1995 Selena dijera en el programa “Padrísimo” que éste era un año crucial para el grupo ... Nada más cierto. Estábamos en nuestro mejor momento, no teníamos límite, todo eran éxitos y avances, el futuro no podía ser mejor … Pero a juzgar por lo que sucedió, empecé a dudar de cuán preparados estábamos, si íbamos a soportar determinadas cosas que suceden cuando uno ya es muy famoso y se está en boca de todos. Se sabe que en general los artistas pueden ser queridos y odiados al mismo tiempo por partes iguales. Que para los medios es tan “vendible” hablar bien de alguien como atacarlo sin piedad … Pero a nosotros nunca nos pasó eso. A mi hermana no sólo la admiraban sino que la querían. Y los periodistas, los grandes medios, los productores y los otros artistas también la querían y respetaban mucho. Siempre me quedaron grabadas esas palabras que le dijera a Selena Ricardo Rocha en su programa “En vivo”, esas palabras de admiración y de sorpresa en las que le enfatizaba que no era tan fácil que un artista fuera querido en su propio medio, en el mundo de los cantantes y de los artistas. Siempre pensé que se podía ser un gran artista y muy popular. Lo que podía ser casi imposible era que ese mismo artista fuera a su vez tan admirado como persona por todo el mundo. Y eso era mi hermana ... Y allí es donde me cuestiono acerca de si estábamos tan preparados para soportar todo lo que traían la fama y el éxito. Nosotros estábamos acostumbrados a que siempre hablaran bien de nosotros, que nos respetaran y que nos admiraban. ¿Pero qué haríamos cuando muchos empezaran a inventar cosas, manipular declaraciones, cuando atacaran injustamente a mi hermana, cuando le atribuyeran cosas que no hizo? ¿Cómo haríamos? ¿Qué haría Selena cuando no le tuvieran tanto respeto en algunos lugares en los que no la conocían? Ya nos había pasado un poco en 1994 cuando algunos medios decían que Selena se había operado para mejorar su imagen. Era un síntoma. Por supuesto que mi padre había hecho todas las gestiones para que mi hermana tuviera la oportunidad de aclarar sus cosas y no prestarse a los malos entendidos. Pero aquí en Estados Unidos como en México todos le creían a Selena porque la querían mucho y en muchas ocasiones la gente la vio cantar desde muy pequeña por lo que la vio crecer y evolucionar como artista y como persona … ¿Pero qué haríamos cuando viajáramos por el mundo y visitáramos países que no nos conocían casi? Sin ir más lejos, ¿cómo nos recibiría Argentina, país al que pensábamos visitar con Selena en 1995? Yo no tengo idea. La expectativa era grande pero las dudas también. Y ante esta situación mi padre no podría controlar todo, como él imaginaba que podía hacer. Y ese nefasto 31 de marzo nos puso en la cruel realidad. Si nosotros creíamos que teníamos todo controlado y resulta que una mujer a quien nosotros confiábamos y conocíamos desde hacía un buen tiempo nos quitó a mi hermana, ¿qué garantías teníamos que podíamos controlar una situación que no conocíamos? Yo vivía en el mundo de mi música, en mi estudio de grabación y con mi gente. Pensé que con eso alcanzaba y sobraba. Después de que se me fue mi hermana comprendí que no alcanzaba con eso. ¡¡Para nada!! El negocio de la música abarcaba más cosas de las que me imaginaba, más cosas de las que se imaginaba mi padre. Me terminé de convencer cuando vi cómo se hacían famosas otras artistas, y qué tenían en cuenta para mantener su imagen y estar a resguardo de todo … Y viendo el destino de mi hermana, comprendí que el problema no era como lo planteó mi padre en un principio. No es que Selena pecara de confianzuda, de incrédula o de inocente. Selena no era nada de eso. Además, ella era así con su público y éste nunca le hizo nada malo. El daño no vino de ese lado, vino de otro, del lado más íntimo, de nuestro círculo más cerrado. Y tal vez cuando notamos que algo malo traería esa mujer, debimos pensar que antes que nada debíamos haber puesto a resguardo a mi hermana, y no estar tan seguros de nuestras fuerzas y de nuestras decisiones. Que siempre puede haber a nuestro lado psicópatas disfrazados de buenos amigos, de buenos compañeros de trabajo, de incondicionales fans. Esos mismos psicópatas que si no se dan las cosas como las que ellos quieren son capaces de asestar el mejor golpe, de provocar le peor traición, de transformarse en el peor de los enemigos … Nosotros nos dimos cuenta cuando ya era tarde, muy tarde … Por eso con el tiempo me permití dudar de nuestras fuerzas. No por nosotros en sí sino por nuestra visión de las cosas y por el trato con los demás. Nosotros estábamos sin duda preparados en lo musical pero no así para soportar la maldad, la mentira y la falsedad de este mundo cruel…

Recuerdo que cuando éramos jóvenes y teníamos que seguir haciendo nuestras labores porque lejos estábamos de vivir de la música, un día estaba trabajando en un taller allí en Corpus Christi. Era un día de extremado calor. Y yo estaba meta lijar una tabla de madera. Miré hacia la puerta del taller y podía ver cómo el sol pegaba fuerte en la tarde tejana. Me asomé, sentí que un viento de fuego me abrazaba e intentaba llevarme para el medio del campo. Corrí rápido para el interior del taller, miré para el cielo y rogué a nuestro Señor que me sacara lejos de allí, que me permitiera triunfar para que algún día pudiera disfrutar de la buena vida luego de lograr ganar dinero con trabajo, talento, esfuerzo y honradez. Cuando al final había logrado salir de allí y con el tiempo lograr el merecido éxito que me permitiera darme esos pequeños gustos que no me pude permitir realizar en casi toda mi vida, sentí que me habían quitado algo, algo que me impedía ser feliz enteramente y para siempre. Recuerdo que por aquella época todos vivíamos juntos en tres casas una al lado de la otra. En aquella época todos teníamos planificado mudarnos y vivir en casas más grandes, más cómodas, con más espacio, con más intimidad; casas que íbamos a comprar con dinero honestamente ganado, con esfuerzo de años y años de trabajo. Selena había dicho hasta públicamente que iba a vivir en un amplio campo que compartiría con Chris. Yo sé lo que significaba eso para ella. Mi hermana vivió como nadie las tres etapas de su vida inmersa en el trabajo, en el sacrificio, en la privación. Selena casi no tuvo momentos de intimidad. Ella se había acostumbrado a vivir compartiendo todo con todos, hasta lo que no era compartible. Y entre los tantos sueños que tenía postergados, y que estaba a punto de realizar, era el de vivir feliz en un amplio campo. Yo sabía todo lo que significaba esto para mi hermana. Nosotros éramos muy unidos pero también cada uno necesitaba su aire, su color, su lugar. Y para mi hermana ése era el inicio de muchas cosas que ella quería realizar y que tuviera sólo su sello, sólo sus sueños, sólo su nombre. Apenas se había asomado con esta nueva cara cuando presentó “Selena Etc.”. Pero mi hermana tenía más planes, más ideas, más energía que toda la Familia junta. Fue la que más se privó y la que más necesitaba libertad, la que más necesitaba mostrarse tal cual era, tal cual le gustaba … Y como si el destino no quisiera que Selena llegara a completar ningún ciclo, como si el destino sólo le permitiera triunfar para que se asome y vea todo su potencial, como si el destino sólo quisiera que sus sueños fueran eso, sólo sueños, un día se nos fue sin que mi hermana pudiera realizar todo lo que ella soñaba, todo lo que ella quería … Un día volví a ese taller en el que trabajaba. No era de día. Era bien de noche y estaba algo fresco. Noté que el lugar estaba abandonado hacía no mucho tiempo … Entré por la misma puerta de la que veía el sol rajante de la tarde tejana. Apenas podía ver el interior del taller. Sólo me iluminaba la luz de la luna. Avancé unos pasos hasta que di con el lugar en el que le imploré al Señor que me sacara de allí. Volví a mirar el techo y le hice un nuevo pedido. Le pedí que volviera el tiempo atrás y que no me hiciera caso. Que me dejara trabajando en ese taller o en cualquier otro lado. Que no me haga triunfar, que no me haga trabajar de la música, que no me haga popular, que no me haga un hombre público. Le pedí y le rogué que borre mi pedido y que las cosas sigan su curso normal, que no hiciera caso de nada que le pidiera y que le hiciera daño a mi hermana. ¡¡Nada!! Luego de implorarle a mi Señor, me quedé un rato en silencio como esperando una señal hasta que decidí avanzar hacia la puerta. Cuando salí al parque abandonado, vi el esplendor de las estrellas y me quedé un largo rato mirando cada una de ellas. Las miraba con la ilusión de encontrar en alguna de ellas a mi hermana. En la inmensidad de la noche pude darme cuenta de que jamás podré aceptar ni entender ni explicar la partida de ella ... Eso que tal vez le resulte extraño para los demás pero que sin embargo es tan simple y tan cierto como tal. Estuve largo tiempo en ese patio llorando, recordando, esperando vanamente que sucediera algo distinto que me devolviera la alegría perdida, esa alegría que tenía cuando estaba en el estudio de grabación y me quedaba con Selena explicándole cómo era la música de un tema y cómo debía cantarlo, y quedarme anodadado en cómo tan poco tiempo ella se lo aprendía al punto que terminaba acordándose de las letras y de la música de las canciones mejor que yo. Aún hoy recuerdo de la facilidad con la que aprendió la parte del coro que nosotros cantábamos en el tema “Techno cumbia”. A todos nos había costado mucho tiempo poder grabarla en óptimas condiciones … ¡¡pero al final en vivo lo cantaba Selena, y lo hacía en una toma y mejor que nosotros!! Así era mi hermana: más capaz, más inteligente, más talentosa, más trabajadora, ¡¡y con mucha más energía y ganas que todos nosotros!! Y en un mundo en el que los buenos y talentosos se nos van jóvenes, un día se llevaron a mi hermana. Yo sigo esperando que el Señor cumpla mi último pedido…

Cuando dimos aquel concierto del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, yo quedé anodadado con mi hermana por dos momentos: uno por su performance del Disco Medley, fundamentalmente cuando se dispuso a bailar improvisadamente “la lavadora”; el otro fue su actuación en el tema “Si una vez”, en la que si bien había partes pautadas y ensayadas, noté cómo Selena en el medio del parate de la canción se permitió ir a uno y otro lado del escenario dejando que la gente gritara y la ovacionara mucho más de la cuenta. Cuando al término del concierto yo la felicité por esos dos momentos, me dijo: “¿Recuerdas lo que te dije cuando me preguntaste furioso por qué me había estudiado esas canciones de nuestro padre? Pues bien, A.B., en eso pensé cuando salí a dar el concierto”, se sonrió y se fue a firmar autógrafos a sus fans. Yo me quedé mudo y contrariado. No recordaba bien ese momento. Noté que mi hermana se iba lentamente como esperando algo. Cuando más tarde logré recordar aquel día y me disponía a abrazarla y a reírme junto con ella, ya era tarde. Luego lo olvidé, en la seguridad de que algún día lo recordaría y le haría ver a mi hermana que no se me había borrado de la memoria ese momento. Cometí el error de pensar que siempre hay un mañana, olvidé lo que decía la letra del tema “No quiero saber”. Mi hermana se me fue sin que yo pudiera agradecerle que se acordara de mí y de ese momento en ese concierto increíble y en esa actuación tan sublime…

Y mientras tanto lleno de tatuajes mi cuerpo, cubro mi piel con el nombre y con el espíritu de mi hermana. Lo llevo con mucho dolor, con mucho sufrimiento, pero también con mucho orgullo. En esos tatuajes están reflejados la ausencia, el dolor y la no aceptación. Yo sólo espero que al menos mi hermana vea que nunca me olvidé de ella, que desde que ella se fue mi vida nunca fue enteramente feliz  … Yo sólo espero que el Señor me escuche y me permita volver a abrazar a mi hermana…

(Siempre pienso que no me queda más que decir, que ya he dicho todo de Selena, que mis sentimientos por ella están acabadamente expresados. Pero de pronto aparece un duende que me habla al oído y me dicta las cosas que escribo cada semana … Me gustaría pensar, deseo pensar, que ese duende es la mismísima Selena … porque sé que si es así nada está perdido, y que algún día podré encontrarme con ella y abrazarla bien, bien fuerte…)

Selena: yo sólo puedo decirte que te quiero mucho…



 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 16th, 2011
 
 
 

Sólo quiero una foto contigo, Selena...

 
 

“Acuérdate, acuérdate, Viviana, por favor. ¡¡No te llegues a olvidar!! Pídele a Selena que te quieres sacar una foto con ella. ¡¡Es muy importante que lo hagas!! Más de lo que tú crees. ¡¡Salvarás una vida muy, muy importante!! Cambiarás el curso de la historia. ¡¡Acuérdate, acuérdate, Viviana!! ¡¡No me llegues a fallar!! Ya verás que me lo vas a agradecer. ¡¡Ya verás que al final del camino entenderás todo!! Hazme caso. ¡¡No te dejes vencer por la timidez!! No te escondas en la vergüenza y en el miedo al ridículo. ¡¡No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, Viviana!! No te olvides nunca, nunca de eso. ¡¡Te lo pido por favor!! No me preguntes quién soy. Eso no importa ahora. Quizá eso no importe nunca. Sólo escúchame, escúchame bien … No te vayas de ese concierto sin pedirle a Selena que quieres sacarte una foto con ella … ¡¡No se vale pedirle sólo un autógrafo!! ¡¡Eso no surtirá efecto!! Eso no cambiará las cosas … Quédate el tiempo que sea necesario. ¡¡Quédate horas, días, lo que necesites!! Pero no te vayas del concierto sin tener tu foto con Selena. Que no se vaya Selena sin al menos tú haberlo intentado. Si no lo haces será muy tarde, muy tarde para cambiar todo … ¡¡Y tú te arrepentirás, Viviana!! ¡¡Hazlo, hazlo, por favor!!”. Viviana se levantó sobresaltada. Ese sueño, esas palabras, todo ese pedido la habían hecho despertar con una terrible angustia. Aun cuando no podía recordar toda la pesadilla, retumbaban en sus oídos esas palabras: “¡¡Y tú te arrepentirás, Viviana!!”. ¿De qué debía arrepentirse? ¿Qué podía pasar? ¿Qué vida podría salvarse por el solo hecho de pedirle una foto a Selena esa noche en la que la iba a verla por primera vez en concierto en San Antonio? No era la primera vez que había soñado esto. En realidad esta pesadilla la tenía recurrentemente desde hacía unos seis meses, que coincidieron cuando Viviana había decidido ver a Selena en vivo en cuanto tuviera oportunidad de verla allí en San Antonio o en cualquier localidad cercana al pueblo en el que vivía … Viviana era una texana de ascendencia mexicana de unos 16 años. La conoció a Selena unos cuatro años atrás viéndola cantar “Dulce amor”, en los Tejano Music Awards. Allí comenzó a admirarla. Además de que le gustaba cómo cantaba, Viviana se sentía identificada con ella, quería ser como Selena en todo sentido. Como cualquier chica texana, veía en ella el ideal de joven que quería trascender en lo suyo, haciendo lo que más le gustaba, llamando la atención y sumando muchos admiradores. Como en su tiempo y como en todos los tiempos, ser mujer y en Texas era muy difícil. Muchas veces se trascendía a la sombra del éxito de un varón o por caminos que eran los menos deseados y muy degradantes en muchos casos. Pero Selena marcaba que había un camino, una posibilidad, un rumbo, una esperanza. Al principio ella era una niña y Selena una promesa adolescente. Ahora era ella la adolescente y Selena una jovencita con todo el éxito en su tierra arrasando con todos los premios texanos y siendo la más popular de las cantantes de los nuevos tiempos. Viviana se sabía todas sus canciones, tenía todos sus discos, incluso los de Selena de muy niña, que ya para 1991 eran muy difíciles de conseguir. Para cuando Viviana se prestaba para ver a Selena en el concierto de San Antonio el 11 de abril de 1991 ella ya era un ícono en su tierra y ya se presentía su éxito en México, sobre todo por la enorme repercusión que trajo el tema “Baila esta cumbia”. Ir a ver a Selena en esos tiempos generaba toda una expectativa, toda una sensación. Ya todos sentían que hacía rato que ella había dejado de ser una promesa. Selena ya era una artista consagrada en su tierra y se presumía un enorme futuro. Todos la veían como una estrella joven, pero que por su enorme popularidad y personalidad en el escenario no la podían dejar de ver como una artista ya presente y ya instalada en la vida de todos los texanos. Por eso Viviana se jactaba ante los demás de que ella fue fanática de Selena “de la primera hora”, que no esperó de su éxito para fijarse en ella. Viviana decía y se decía, no sin una gran exageración, que ahora es fácil nombrar y seguir a Selena, pero antes cuando pocos hablaban de ella, salvo los que la veían en cada pueblo en el que iba a cantarles Selena luego de viajar horas y horas en bus, y los que la conocían de cantar en festivales y en tantos lados, o por saber de ella por los innumerables premios obtenidos en los certámenes tejanos, ella estaba allí cantando y admirando a Selena. Viviana se decía: “Ahora es fácil ser fan de Selena. Ahora la admiran todos porque está de moda y porque muchos la empezaron a ver por la televisión. Yo me hice fan con sólo escucharla allá en los TMA de 1987 cuando por suerte un tío me llevó a ver a todos los artistas en esos hermosos premios tejanos y su linda ceremonia. Yo la empecé a ver a Selena porque era una gran artista y no porque era la chica que estaba de moda”…

Pero fuera de los sueños, de las expectativas y de la identificación que sentía Viviana por Selena, ella era muy tímida. Había creado su mundo con sus discos, con sus escritos que guardaba celosamente en un diario sin que nunca sus padres supieran de él. Ella igualmente sabía que sus padres no le pedirían ver su diario si se enteraban de su existencia. Viviana era hija única y sentía la presión de las expectativas que tenían sus padres por ella. Ella sabía que nunca sus padres se distraerían cuidando a un eventual hermanito suyo. Por un lado se sentía feliz por no compartir los privilegios de ser hija con nadie, pero por otro deseaba con fervor, casi con ruego, que sus padres tuvieran otro hijo para así fijarse en él y no tanto en ella. A medida que iba creciendo empezaba a sentirse culpable de salir, de hacer su vida, de querer hacer otras cosas distintas de las que deseaban sus padres, de no desear más compartir cosas con ellos salvo cosas muy puntuales que le gustaba aún compartir, como ir a almorzar afuera, o una linda caminata por una plaza un domingo a la tarde. Esas vivencias las tuvo siempre como lindos recuerdos desde muy pequeña y las quería seguir compartiendo. Pero fuera de ello, quería empezar a volar para no quedarse con la enorme culpa de sólo pensar que cuando ella se fuera sus padres se quedarían solos … y más viejos. No se podía permitir eso, pero todo eso le pesaba mucho. Por eso era muy vergonzosa, fundamentalmente porque era muy estricta para con ella misma. Sus padres siempre fueron muy cariñosos con ella pero también tremendamente exigentes … Otra vez el tema de ser hija única … Temía al ridículo, no se animaba a hacer nada en público. Todo le deba vergüenza ... Salvo cuando se trataba de Selena. Cuando era Selena el tema de conversación, Viviana se soltaba y expresaba todos sus sentimientos, toda su pasión. A diferencia de todo, Viviana podía demostrar ante sus amigas que se sabía todas sus canciones, que las podía cantar todas a la perfección, que podía llegarse a pelear hasta llegar a las manos o no hablar nunca más con alguien que osara hablar mal de Selena. “El que se mete con Selena, se mete también conmigo”, solía decir con orgullo Viviana. Pero paradógicamente Viviana nunca pensó en acercarse a Selena. Ella tenía una visión muy particular sobre el trato con las personas a quienes admiraba mucho. A pesar de sus 16 añitos, ella decía que no se los debía molestar con autógrafos, con fotos o con ir a abalanzarse al ídolo o a la persona admirada con cualquier excusa. Viviana sostenía que, como ella, Selena y cualquier artista hacían su trabajo y que había que respetar su vida privada, que nada justificaba ir a molestarlos con cualquier cosa. Y aun sabiendo que Selena era tremendamente encantadora, servicial y cariñosa con sus fans, a ella le parecía que no había que acercarse para decirle algo o para pedirle cualquier cosa. Viviana estaba convencida de que cada uno tiene su lugar y su función en la vida, y si en un concierto Selena estaba en el escenario y ella en la tribuna, esos lugares y esas funciones no debían mezclarse ni allí ni en ningún lugar ni en ningún momento en la vida. Más de una vez tuvo oportunidad de acercarse a Selena cuando iba de un pueblo a otro para dar un concierto y ella jamás quiso acercarse. Hubo una oportunidad en la que Selena había parado en su pueblo para almorzar camino a dar un concierto en Austin. Todo el vecindario salió corriendo aunque más no sea para verla, para felicitarla, para gritarle algo desde lejos, para al menos alzarle la mano a la espera de que Selena la viera para retribuirle el saludo, sabiéndose perfectamente que Selena haría eso y mucho más … Pero Viviana no lo hizo. Eso sí: fue hacia donde estaba y lo vio todo desde lejos. Por dentro se moría por ir a verla, abrazarla, felicitarla, decirle lo que sentía por ella, permitirse expresar sus sentimientos ante esa artista a quien tanto admiraba … Pero no había caso … Viviana escudaba su timidez tratando de convencerse de que no había que molestarla con cosas que tal vez la aceptaba por cortesía y porque no le quedaba otra … Era muy cierto y hasta muy loable que Viviana supiera que hay cosas en las que no hay por qué meterse, que la vida privada es sagrada, que no hay justificación para saber todo de todos, que es feo cuando la gente se siente con derecho a entrometerse con todos, y sentirse con autoridad para opinar y meter sus narices en lo que no le corresponde. También era muy cierto y hasta admirable que Viviana pensara a los 16 años que ella no era quién para juzgar a la gente por lo que hace con sus vidas, que no hay que acusar impunemente a nadie, que cada uno tiene derecho a hacer de su vida lo que quiera y que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, algo que muchos olvidan cuando se meten en la vida de los demás, cuando juzgan sin autoridad y sin conocimiento real de las cosas y cuando piensan que cualquier celebridad es pasible de ser invadida en su vida por el sólo hecho de ser públicamente reconocida por todos. Es muy cierto ello … Pero también era cierto que muchas veces esos argumentos verídicos eran utilizados por Viviana como excusa para no ser más sociable, más dada, más reconocida, más visiblemente expuesta para querer y dejarse querer. Viviana tenía temor al ridículo, temor a perder, temor al dedo juzgador y, peor aún, el dedo acompañado de la risa de burla, de burla a su persona, de burla a cómo era, de burla a ella como mujer. Todo eso sumía a Viviana al encierro y a la no exposición. Muchas veces ella relacionaba su postura en la vida como si fuera una contienda deportiva en la que no para no exponerse al deseo de ganar con el riesgo de que pudiera perder, prefería no arriesgar y empatar. Viviana prefería el consuelo de no haber arriesgado nada pero no salir lastimada y lograr un magro empate antes de que se jugara decididamente por ganar y lograrlo. Ella moría por hacer lo segundo pero prefería la “tranquilidad” de lo primero … Ella prefería mirar y admirar a Selena desde lejos antes que acercarse a ella, que Selena la miraba y escuchara de su boca hermosas palabras de admiración coronadas con un abrazo que simbolizara todo su afecto y admiración a Selena … Viviana estaba “tranquila” pero no satisfecha … “Ya habría tiempo de hacer todo eso”, trataba de convencerse Viviana, no sin pensar -algo lógico a sus 16 años- que lo que no se hace hoy no se hace mañana … lo que se deja de hacer hoy no se podrá hacer nunca pues tal vez nunca habrá un mañana, por lo menos para una persona … Y lo peor es darse cuenta de ello cuando es irremediablemente tarde…

Ésa fue la sensación que tuvo Viviana esa mañana cuando se levantó subrepticiamente tras la pesadilla. El mensaje era claro, muy claro. Si no hacía eso que le pedía alguien, se arrepentiría para siempre … ¿A qué se refería? Además, esa misma persona le hablaba de una vida en juego … ¿Quién podía ser? ¿Alguien de su familia? ¿Sus padres, acaso? ¿Ella misma? ¿Por qué una foto con Selena cambiaría el mundo, al menos para alguien? No podía dejar de pensar que, una vez más, ella no era la protagonista de algo que le perteneciera. Viviana tenía que hacer algo que no deseaba por alguien. Eso la deprimía, la ponía mal, la dejaba como alguien no tenido en cuenta. Pero enseguida pensaba en que mejor era no pensar en eso. Es más, debía pensar que lo mejor era ignorar esos sueños y esos mensajes. Los sueños, sueños son. No son ni presagios, ni mensajes del más allá, ni del futuro, ni de nadie en particular. Eran eso. Sueños … Pero sonaba tan real para Viviana, que era la primera vez en la que sentía que no bastaba con refugiarse en sus argumentos “lógicos”. Empezó a angustiarse y no había peor cosa para Viviana que estar en ese estado. Eso le daba inseguridad y ella no podía permitirse ello, ni para sí, ni para los demás. Enseguida llamó a Victoria. Ella era su amiga desde los 5 años y fue quien la convenció para ir al concierto imperdible de San Antonio. Viviana no tenía ninguna excusa. El padre de Victoria las llevaría al concierto y lo presenciaría con ellas. Pedro, el padre de Victoria, era un gran admirador de Selena, lo cual fue una suerte para su hija y para Viviana, cuyos padres eran admiradores de músicas muy distintas de las que gustaba su hija. Viviana hizo su último intento de autoboicotearse pidiéndole permiso a ellos y creyendo -y deseando- que no la iban a dejar ir. Pero para su sorpresa -y alegría- sus padres no sólo la dejaron sino que la alentaron a ir, sobre todo su padre, que conocía muy bien a su hija y sabía que íntimamente Viviana moría por ir a ver a Selena. Ahora ella llamaba a Victoria por la angustia que tenía por su sueño recurrente, que se había convertido en pesadilla con cada sueño en el que se iba incrementando de información, en el que cada vez había un elemento más, palabras nuevas, personajes distintos, pedidos que se transformaban en exigencias, temores que presagiaban tragedias. “¡¡Vamos, Vivi, no inventes más excusas!! No trates de convencerme para no ir. ¡¡Vas a venir conmigo aunque tengas 40 grados de fiebre!! ¡¡Es hora de que veas a Selena de una vez!! No te pido que la saludes ni que le digas que la quieres. ¡¡Sólo quiero que te diviertas conmigo viendo a Selena!!”, la amenazó con algo de verdad Victoria. “¡¡Es que no entiendes, Vicky!! No es que no quiera ir. Es que en el sueño me piden que tengo que sacarme una foto con ella, que si no lo hago me arrepentiré, que hay una vida en juego. Si no fuera porque lo soñé tantas veces, no le prestaría mucha atención, pero anoche, anoche lo sentí muy real, sentí que me lo estaban exigiendo, rogando, implorando. No sé, es como si alguien del futuro que sabe algo trágico que haya pasado me avisara por sueños que debo sacarme una foto con Selena para evitar que algo malo suceda. ¡¡Créeme, Vicky, no sé qué hacer!! Me conoces. En otra circunstancia, no dudaría. No me acercaría y listo. Pero ahora…”, dijo Viviana toda angustiada. “¡¡Pues ahora ve y te sacas una foto con Selena!! ¿Cuál es el problema ahora? Tienes que ver el lado positivo del sueño: te pide algo que debiste haber hecho hace largo rato … ¡¡Pedirle un autógrafo a Selena, sacarte una foto o al menos abrazarla!! ¿Qué más quieres? ¡¡Ya es hora de que lo hagas!! Ya lo sabes: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Viviana escuchó esas palabras de su amiga y se convenció. En un punto ella tenía razón, aunque se inquietó con haber escuchado otra vez aquello de no dejar las cosas para otro día. Ella era muy joven para pensar en que si no hacía las cosas hoy ya no habría tiempo para hacerlas mañana. Ella tenía una larga vida por vivir, como su amiga Victoria, como su amada Selena. ¿Por qué tanto apuro? ¿Por qué tanta alarma? Lo podía entender de sus padres, ¿pero ella? Y mientras ello pensaba, su amiga Victoria le decía: “Bueno, Vivi, ya deja de pensar, prepárate, ponte linda que en un rato te paso a buscar con mi padre para ver a Selena. ¿No estás acaso emocionada? ¡¡Vamos apúrate que ya voy para allá!!”. Viviana asintió y colgó para prepararse para la gran noche. Una vez que dejó de hablar con Viviana, Victoria quedó preocupada. Había algo en el relato de su amiga que la perturbaba. Ella presentía que podría haber algo de cierto en que algo podría suceder en el futuro. Victoria pensaba, al revés de su amiga Viviana, que había que aprovechar al máximo los tiempos felices, pues siempre vienen los otros que nos sacuden de la modorra de la buena vida. Ella era tan feliz con Selena … Eso era lo que temía … Como pensaban los egipcios, y que fuera reflejado en la Biblia, luego de 7 años de “vacas gordas” vienen siempre 7 años de “vacas flacas”. Victoria temía que pronto podrían venir las “vacas flacas”, el dolor, la angustia, la privación. Ese sueño de Viviana potenció ese temor de Victoria. Sabía, con temor a pelearse con su amiga, que debía convencerla, por las buenas o con las malas, a que debía acatar el pedido que le hacían a través de sus sueños…

Cuando Victoria llegó con su padre a la casa de Viviana para llevársela al concierto, ella ya estaba lista desde hacía una hora. Su madre le había dado toda clase de consejos, le dijo más de una vez que tuviera cuidado, que tratara de fijarse bien con quién hablaba y que se limitara a disfrutar del concierto junto con su amiga Victoria. Ese sermón se repitió con Victoria. Viviana escuchaba todo con los ojos en blanco o para arriba mientras se mordía los labios tratando de contener su fastidio por la sobreprotección de su madre. Había comenzado a sentir compasión por su padre que había abandonado la idea de contener a su madre con sus obsesiones y trataba de darle oxígeno a su hija demostrándole con hechos y con palabras de aliento que podía contar con él, que él confiaba en ella, que él sabía que se cuidaría sin necesidad de estarle tan encima. Viviana valoró como nadie ese gesto pues si había algo que necesitaba ella era que confiaran en su proceder, que cuanto más la dejaran volar más ella tendría en cuenta sus consejos en vez de rebelarse tontamente por fastidio ante el acoso permanente y desconfiado. Ella sabía que aún era chica pero también entendía que sus padres estaban preocupados por su vejez, por ser ella su única hija y por saber que muchas cosas en el futuro las debían afrontar solos … Si no fuera por ese pequeño “detalle”, ellos no tendrían problemas con nada, pues en definitiva ellos deseaban que su hija fuera feliz haciendo lo que más le gustaba aunque ellos no lo compartieran. “No se preocupe señora, yo cuidaré a su hija. Piense que viene con la mía … Yo velaré por ellas y haré todo para que se diviertan tranquilas”, le dijo Pedro a la madre de Viviana. “Además, yo admiro muchísimo a Selena. Así que yo me divertiré también … Sé que ustedes no la siguen a ella, pero yo sé lo que les digo … Escúchenla, véanla. Se maravillarán con ella. No necesitan seguir su música. Ni siquiera dejar de escuchar lo que siempre han escuchado. Aun así les encantará. Ella es distinta, se lo aseguro. Tiene un futuro enorme. Ya verá que llegará lejos. Mire, Selena nos mantiene unidos a mi hija y a mí. Nosotros escuchamos juntos sus canciones, las cantamos a los gritos en los conciertos, nos divertimos mucho con ella, la pasamos muy bien. Sólo alguien como ella puede generar lo mismo ante gente tan distinta y de diferentes edades. ¡¡Selena nos mantiene unidos!! ¿No es cierto, Vicky?”, dijo todo entusiasmado Pedro a su hija. “¡¡Claro que sí padre!! ¡¡Selena For Ever!!”, gritó Victoria alzando su brazo y pegando un grito de júbilo. Esa exclamación de Victoria estremeció a Viviana. Se le vinieron varias imágenes en su mente y frente a su vista. De pronto detrás de su madre, de Victoria y de su padre pudo ver una imagen, una silueta de un hombre que le hacía toda clase de ademanes y le volvía a implorar. “¡¡Por favor, Vivi!! ¡¡Por favor!! ¡¡Recuerda!! ¡¡Recuérdalo por el Amor de Dios!! ¡¡Ve a ver a Selena y sácate esa foto!! Es indispensable que lo hagas, si no quieres decir con llanto lo que exclamó tu amiga…”. Viviana estaba seria y paralizada mientras todos se reían entusiasmados por la inminencia de la hora del concierto hasta que todos advirtieron lo que le pasaba a Viviana. “Vivi, Vivi, ¿Qué te pasa? ¿Es que no estás contenta? ¡¡Vamos a ver a Selena, por fin!! Sé que eres un poco tímida pero ella no te va a morder … ¡¡Ah, cierto!! Es por lo del sueño, ¿verdad? Ya no pienses en ello. En todo caso lo que tienes que hacer es…”, le decía Victoria hasta que irrumpió la madre de Viviana: “¿Pero qué pasa, mi Vivi? ¿Qué has soñado? ¿Es grave? ¿Qué es lo que debes hacer? Ya vamos, dime qué te angustia. ¡¡Estás pálida!! ¡¡Tienes las manos frías!! ¿Te sientes bien? Será mejor que no vayas. Me temo que…”, dijo su madre toda preocupada hasta que irrumpió el padre de Viviana: “¡¡Vivi se va ya!! ¡¡No tiene nada, mujer!! Va a ver a Selena y no es para menos. Es su ídolo y sé que es una gran artista”. Su madre se le quedó mirando toda desconcertada. Nunca había visto a su esposo tan terminante. “¿Y qué sabes tú de Selena? ¿No sabía que te gustara ni que la hayas visto? ¿Cómo sabes…?”. “Escuché a nuestra hija, mi vida. Imaginé que debía ser buena siendo que ella la admira tanto. Así que el otro día la vi en la televisión dando un concierto y ahora entiendo por qué nuestra hija la quiere tanto. Es muy buena artista. ¡¡Así que ve mi hijita y salúdala de mi parte!!”, dijo su padre con una sonrisa. Viviana corrió a él y le dio un fuerte abrazo. “¡¡Gracias padre, eso era lo que quería escuchar!! ¡¡No sabes cómo valoro lo que has dicho!! Yo siempre creí que a ti te parecía mal que me gustara Selena por tus gustos y porque…”. “Pues has creído mal, Vivi. Yo puedo enseñarte lo que me gusta, puedo decirte lo que para mí es lo bueno y es lo malo, pero a la hora de decidir tú sabes lo que te gusta. Yo te puedo enseñarte el mundo, puedo mostrarte todas las posibilidades, pero la que sabe lo que te gusta, la que debe recorrer su camino, lo que te hace feliz sólo eres tú. Y si yo sé que Selena te hace feliz, yo seré feliz. Y si sé que a ti te gusta Selena sabiendo cómo eres, lo mínimo que tengo que hacer es aceptarlo y alentarlo. Sé que no puede ser malo. Y al ver a Selena me di cuenta de que yo también descubrí a una gran artista. Uno tiene que desear no sólo que lo escuchen sino saber escuchar”, dijo el padre de Viviana y fue esta vez él quien abrazó a su hija. “Y ahora ve que se te hace tarde. Cuídate mucho, disfruta el concierto, cuida a Vicky y sobre todo a su padre”, le dijo mientras provocaba ese último consejo la risa de todos. “Ya escuchaste a tu padre, Vivi. Llévame al concierto y ¡¡contenme si me excedo en mis gritos!!”, le dijo el padre de Victoria a Viviana. Los tres se marcharon velozmente para ver a su ídolo en concierto, mientras que los padres de Viviana se refugiaban en su casa aprendiendo a volver a convivir juntos y solos afrontando esa nueva etapa en sus vidas tan temida…

Ya en el auto camino a San Antonio, el padre de Victoria se permitió preguntarle a Viviana: “Perdóname, Vivi, que me inmiscuya en tus asuntos, pero ¿es tan serio lo que has soñado? Te lo pregunto ahora porque no quería alarmar a tus padres, pero vi tu rostro muy serio cuando estábamos celebrando ir para San Antonio. Si no quieres no me lo cuentes, pero pensé que algo te angustiaba…”. Su hija Victoria se le adelantó diciéndole: “Es que Vivi está soñando seguido con que debe sacarse una foto con Selena para que no pase nada malo. Yo creo que tal vez ella esté deseando sacarse una foto con Selena, pero no se anima. Sería mejor sacarse la foto ya para no dejarse llevar por la timidez. ¡¡Si Selena no va a tener problemas!! Seguro que si la ve, ¡¡será Selena quien le pida sacarse una foto con Vivi!!”, dijo Victoria tratando de alentar a que ella haga algo que ahuyente sus presagios y sus miedos a que los días alegres se vayan para siempre … “¡¡No, Vicky!! ¡¡Ya te lo dije!! No se trata de timidez ni de que yo desee sacarme una foto. Es que hace un tiempo sueño con que alguien me pide encarecidamente que me saque una foto con Selena, que si lo hago evitaré una desgracia y salvaré una vida. Lo que más me preocupa es que ese sueño es cada vez más recurrente y cada vez es más la información que recibo. Pero hace un rato fue peor. Ni siquiera fue en un sueño. Vi detrás de ustedes que alguien me repetía lo mismo de siempre, sólo que me agregó que si no hacía lo que me pedía corría riesgos de repetir lo mismo que dijo Vicky pero con tristeza. Lo que pasa es que no sé qué estabas diciendo tú en ese momento. Yo estaba paralizada y en trance. No sé lo que exclamabas en ese momento. ¿Lo recuerdas?”, preguntó Viviana. “No, sé que grité algo, algo de Selena, de ir a su concierto. Nada trascendente. ¿Qué pudo ser? Aparte, algo que uno diga alegremente pero luego con tristeza … Ummm. No sé. No se me ocurre. Pero bueno, como sea, ¡¡sácate la foto y ya!! Si es como tú piensas, un mensaje de alguien, mejor hacerle caso y ver los resultados. ¿No te parece?”, insistió Victoria. “Mira, Vivi. No sé qué decirte. Yo pensaría que sólo se trata de un sueño y nada más. Y si es recurrente, de una pesadilla. Y si ves que te sigue perturbando, te diría que consultes con un médico. Pero debo confesarte que tu rostro era de alguien que se daba cuenta muy bien de lo que estaba pasando o de lo que va a pasar. Debo confesar que me asusté por un momento. Tal vez tenga razón Vicky. Busca a Selena y sácate una foto con ella. Al menos con eso estarás tranquila con tu conciencia de que has hecho lo que te piden en tu sueño y ya no tengas más esa pesadilla. Al menos en el sueño te exigen algo lindo. ¿Quién no quiere sacarse una foto con  Selena? Yo creo que me voy a sacar una..”, dijo el padre de Vicky. “Entonces, ¡¡acompáñala tú!!”, le dijo su hija. “¡¡No!! ¡¡Eso no puede ser!! ¡¡Tengo que ir yo sola!! Yo se lo tengo que pedir y yo me lo tengo que sacar sola con ella”, dijo con total seguridad Viviana. Fue como si ese pedido de su amiga le abriera la mente y el panorama a Viviana, y con ello supiera exactamente lo que tenía que hacer más allá de para qué. Es como decía el padre de Vicky: Viviana deba la impresión de saber lo que hacía y por qué aunque ella no lo supiera, al menos conscientemente. Luego de esas palabras de Viviana, se llamaron por un rato a silencio y después las chicas se dispusieron a descansar para la noche que se venía. Al cabo de un tiempo, y luego de que el padre de Victoria las despertara para indicarles que estaban por llegar a San Antonio, todo fue cánticos, alegría, expectativas, júbilo … No era para menos. Estaban por ver a Selena. Quien sabe cuándo la volverían a ver…

A Viviana le costó medio concierto para reaccionar ante lo que estaba viendo. Quedó impactada desde que vio entrar a Selena con toda su gracia y energía para cantar el tema “Set me free”, una variante en inglés del tema “Enamorada de ti”. Quedó impresionada porque empezaba a advertir la madurez de Selena. Ya no era esa chiquilla que sorprendía a los texanos con cada canción y constituía toda una revelación. Veía a Selena y Viviana no tenía ninguna duda de que esa increíble artista llegaría lejos, muy lejos. No dejaba de ser una cantante texana, pero ya era multipremiada y la más famosa. Se había ganado un lugar a puro talento y sacrificio, y ese despliegue, esas canciones modernas mechadas con las antiguas no le hacían dudar a Viviana acerca de que Selena se convertiría pronto en una artista internacional. Ella ya sabía por muchos amigos que innumerables canciones de Selena habían sido un suceso en Monterrey y en buena parte de México. Ya se hablaba de Selena a uno y otro lado del Río Bravo. Viviana sabía que pronto Selena sería tan exitosa en México como en Estados Unidos, y que con su gracia, simpatía y humildad terminaría rompiendo todas las barreras que para cualquiera serían imposibles de quebrar. Viviana sabía el mérito que había logrado Selena siendo mujer, con todas las dificultades que lamentable y absurdamente ello implicaba. Hasta Selena era casi imposible que Texas adoptara como su principal figura a una mujer, y Selena lo estaba logrando con una facilidad que asombraba pero que no sorprendía para quien la conocía bien. Los texanos la premiaban desde que tenía 16 años. Todos la querían, admiraban y le deseaban lo mejor. Todos sin excepción: público, músicos, artistas, productores, ¡¡todos!! Viviana se decía a sí misma que a alguien como Selena debía irle bien pues nada malo podría ocurrirle. ¿Qué mal podría sucederle si todos la querían? Como mucho podría resultarle indiferente a algunas personas, pero eran los menos. Viviana veía a Selena cantar, sonreír, saludar, bailar, y no podía dejar de sonreír y de sentir una gran satisfacción y dicha por conocer a semejante artista y persona. Pero a pesar de ello había algo que no le gustaba del concierto ... Los atuendos ... Esa ropa de vaqueros en blanco y negro, y todo el grupo uniformado con ella, no la convencía. A su amiga Victoria le encantaba. Y así era la sensación de todos los asistentes: a la mitad le gustaba y a la otra no. Pero era lo de menos esa disidencia, esa diferencia de gusto. La presencia de Selena acaparaba todo, absolutamente todo. Los demás sólo tenían la obligación y el deber de acompañarla lo más dignamente posible, porque en definitiva era a Selena a quien iban a ver todos. Ella quedó impresionada por la gran cantidad de gente asistente en el concierto. Había mucha gente hasta detrás del escenario, con la dificultad que ello resultaba siendo que éste no era giratorio, como por ejemplo el del Astrodome. Aun así a la gente no le importaba. Se conformaban con escucharla, y con verla de lejos y de espalda, aunque todos sabían que a la larga Selena se daría vuelta y los encararía para ofrecerle su mano para ser saludada y alabada. Viviana veía cómo en el concierto había de todo: gente de su edad, niños, gente muy mayor, adultos. Lo que más le impresionó fue ver a tantos padres llevando a sus hijas en los hombros durante todo el concierto y todos disfrutando por igual. Sobre todo le impresionó a un padre que estaba en las primeras filas con su niña alzada y que cada vez que Selena se acercaba a él aproximaba a su hija para que ella la saludara. Era conmovedor ver a una niña pequeñísima batir palmas con cada canción de Selena y extender su manito para que Selena la tocara. Pero esa escena era una radiografía de un concierto de Selena; además de canciones, actuaciones y aplausos, había cariño. Esa cantante que pronto cumpliría 20 años se había ganado el corazón de todos los texanos y de muchos latinos de Estados Unidos que, como Viviana, recorrían muchos kilómetros para ir a ver a Selena. Y México pronto sería una realidad, y la ruta sería interminable. Aun así el concierto que estaba viendo Viviana tenía muchos temas modernos en inglés. Y eso no le sorprendía para nada, pues sabía que Selena y Los Dinos adaptaban su repertorio al lugar en el que tocaban, y que en San Antonio harían cosas más modernas y variadas que en otros lugares. Ellos tenían como premisa que si en un lugar gustaba mucho de las rancheras, tocaban preferentemente ello, y si gustaban de cumbias harían ello, y si no, rock, pop, reggae, country, lo que sea. En ese concierto Viviana gozó de todo, pero lo que más le gustó fue ese inicio con “Set me free”, las clásicas “Baila esta cumbia”, “Siempre estoy pensando en ti” y “Besitos”, se deslumbró por la versión e interpretación de Selena en “Mentiras” y en donde más se emocionó fue cuando cantó “Where did the feeling go?”. En esa canción lloró como nunca y vaya uno a saber por qué justo en el momento en el que Chris se lucía con su solo de guitarra, irrumpieron esas voces que venían por detrás suyo para recordarle a Viviana que debía sacarse una foto con Selena. Eso volvió a angustiarla pero nunca se olvidó de la artista que tenía enfrente y el futuro que tenía al verla. Por eso se lamentó cuando notó que la gente no había celebrado tanto el tema “Sensitivity”. Viviana sabía que tenía mucho que ver el hecho de que el público no la conocía, y que no era ni la típica ranchera, cumbia o tema moderno que todos conocían. No. Era un tema muy sensible que sacaba acaso lo mejor que tenía Selena si sólo se la miraba como cantante, con su voz y el sentimiento que expresaba. Era evidente que ese tema era para cantarlo más tarde, para cuando Selena ya fuera una cantante consagrada o a punto de serlo no sólo en el mundo latino sino con los “gringos”. Pero Viviana entendió que Selena quería darse el gusto, como también su padre y su hermano: ver cómo Selena se desenvolvía en vivo con esos temas. Viviana podía ver cómo al inicio del tema Selena iba vocalizando sobre la marcha para encontrar el tono justo para cantarlo. Eso a Viviana le dio mucha ternura, como el hecho de observar que Selena era muy sensible a la reacción del público, que detrás de esas risas, chistes y su eterna alegría estaba una muchacha con mucha sensibilidad, con ganas de amar y de ser amada. Al término de “Sensitivity” y para asombro de Victoria, Viviana vitoreó y aplaudió a Selena como nunca. Ella la miró y se lo agradeció con un “gracias” lanzado al aire. Por un instante Viviana se paralizó: Selena la había visto y agradecido. Eso le volvió a recordar la foto, pero también retuvo ese momento en el que ella captó lo que sentía Selena. Eso y la respuesta de Selena fueron lo más lindo que vivió del concierto … Hasta ese momento…

Cuando terminó el concierto todo era júbilo, todo era algarabía, pero por sobre todo, la gente estaba feliz. Una vez más la gente estaba contenta por lo que le había ofrecido Selena. Viviana estaba muy nerviosa porque debía ir a buscarla por el bendito asunto de la foto. Estaba por desistir de hacerlo hasta que Victoria le hizo ver que no tenía escapatoria: “¡¡Vamos, Vivi!! Tienes que ir a ver a Selena. ¡¡Al menos inténtalo!! ¿Qué? ¿No me digas que no piensas ir?…”. Viviana la miró entre resignada o contrariada. Podía entender que su amiga le insistiera de hacerlo si es que ella lo deseaba hacerlo por motu proprio y desistía por timidez. Pero acá estaba el asunto de su sueño. ¿Y por qué Victoria estaba tan preocupada y ansiosa porque ella se acercara a Selena y cumpliera lo que se decía en ese sueño? Ni siquiera le pidió un autógrafo en el caso de que se contactara con su ídolo. ¿Es que estaba preocupada? ¿Por qué sería? Viviana estaba por explicarle que mejor sería irse, que ella no se animaría, no querría y se fastidiaría con la gente que estaría más desesperada que ella por pedirle algo a Selena. Si bien buscaba excusas, es cierto que a Viviana no le gustaban las aglomeraciones y la gente invadiendo terrenos que no le pertenecían. A ella le gustaba admirar a Selena desde lejos, dejando que su ídolo sea la protagonista y querida, y no ella, que sólo era una admiradora más … Iba a explicarle eso a Victoria hasta que el padre de su amiga irrumpió diciéndole: “Supongo que ya estarás preparándote para ir a pedirle la foto a Selena …  ¡¡Vamos, apúrate, que debemos volver pronto a casa y hay mucha gente que la espera con muchas ansias!!”. La sonrisa del padre de Victoria lo decía todo. Estaba contento como un niño y no era para menos. Quedó más que impactado con la actuación de Selena, al punto que allí mismo decidió ponerle su nombre a la beba que tenía planeado tener en poco tiempo … Viviana se resignó y encaró para el lado de los camarines. No sabía qué iba a hacer ni qué decir. En un punto pensó que era mejor hacerlo para así impedir esa desgracia de la que desconocía por completo, pero el problema era que no quería pasar por nada del mundo por este momento. Cuando vio al mundanal de gente que se agolpaba detrás de una puerta que supuestamente conduciría al camarín de Selena, se quería matar. Ya no era que no lo quería hacer … ¡¡No lo podía hacer por nada del mundo!! Aun así fue avanzando hacia la supuesta puerta en la que todo eran gritos, empujones, locura. En un momento alguien creyó ver a A.B. y pegó el grito. Un grupo de chicas enloquecidas comenzó a correr y dos de ellas se llevaron por delante a Viviana. Ella se inclinó hacia su izquierda pero no pudo evitar los empujones, perdió el equilibrio y las embestidas la dispararon contra una pared lindera a la puerta, con tanta mala suerte que en su desesperación por agarrarse de algo no vio a otra fan que corría por A.B. que la tumbó hacia la puerta con una violencia tal que la abrió cayendo del lado de adentro. El personal de vigilancia estaba por levantarla y depositarla de nuevo al hall, pero la horda de hombres, mujeres y niños que fueron hacia la puerta los hicieron recapacitar. Uno de ellos empujó a Viviana hacia el interior del camarín mientras otro cerraba la puerta. En cuanto ellos controlaron parcialmente a la gente, uno se acercó a Viviana con la intención de sugerirle “cortezmente” que se retirara del camarín por una puerta secreta, pero algo lo detuvo .... “¡¡Ey!! ¿Qué vas a hacer con la niña? Esa muchacha fue la que celebró mi interpretación del tema “Sensitivity”. Supongo que le vas a traer un refresco, ¿no?”. El muchacho asintió en silencio y fue a buscar la gaseosa. Viviana se quedó muda, impactada, shockeada. Esa joven que había ingresado era … ¡¡Selena!! ¡¡Y encima se acordaba de su presencia y de su gesto en el concierto!! Trataba de decir algo pero Selena se encargó de todo. “Ven, pasa por aquí. Siéntate. Escuché todo y me alarmé. ¿Estás bien? ¿Te gustó el concierto? ¡¡Gracias por tu gesto con el tema “Sensitivity”!! ¿Es cierto que te gustó tanto? Vamos, háblame. ¡¡Demuéstrame que estás viva!!”, le dijo Selena, mientras le echaba una palmadita en la espalda y echaba a reír con ganas. Viviana se rió y sólo atinó a abrazarla muy fuerte y a agradecerle, a darles las gracias por hacerla tan feliz. Selena sólo se reía y trataba de calmarla, pero ella también estaba muy emocionada … Viviana le había hecho notar todo lo que ella generaba y ese cariño era lo que siempre había buscado Selena, mucho más que el dinero, mucho más que la fama, mucho más que los conciertos. Cuando el muchacho le trajo la gaseosa a Viviana, ésta advirtió cómo no sólo querían a Selena sino cómo la respetaban. Trató de hablarle no sin dificultad cómo se hizo admiradora de ella y lo que vivió esa noche. Selena se daba cuenta de que Viviana no se animaba a decir algo. Así que fue sin rodeos. “Vamos, Vivi. Sé que me quieres pedir algo. No tienes más que solicitarlo. ¿Acaso quieres un disco, deseas un poster, una prenda, sólo un autógrafo? … ¿Acaso quieres…” “¡¡Una foto!!”, la interrumpió Viviana. “Sólo quiero eso. Es por una promesa. Si por mí fuera no hubiese venido, pero…”. “Ah, ¿pero cómo? ¿Acaso no querías verme?”, preguntó con gracia e inquietud Selena. “¡¡No, no!! Más bien que quiero verte, pero yo prefiero admirarte a distancia. Yo no quiero molestarte. Tú me haces feliz con tus actuaciones. No quiero pedirte más y no deseo invadir tu vida. Pero esto es por una causa especial…”. Selena se sonrío y llamó a su hermano. ¡¡Hey, A.B., ven aquí!! ¡¡Es importante!!”. A.B. apareció de pronto con una amplia sonrisa, saludó a Viviana y accedió con amabilidad al pedido de Selena de tomar una foto con ellas juntas. “¡¡Toma unas cuantas, por las dudas de que falles en los primeros intentos!!”, dijo Selena mientras se reía a carcajadas, y buscaba la complicidad de su hermano y la sonrisa de Viviana. Ella lo hizo y pensó en todas esas fans que la tiraron al piso por buscar a A.B en una falsa alarma. Ahora ella estaba siendo fotografiada por él mientras ellas estarían enloquecidas buscando la nada misma. Viviana se dio cuenta de que a veces las cosas se logran si se piensa un poco en vez de correr como un perro mordiéndose la cola. En eso Selena mira a Viviana, mira a A.B. y le dice: “¡¡Hey, hermano!! Se me acaba de ocurrir algo. ¿No te parece que deberíamos sacarnos nuestras propias fotos para ofrecérselas a nuestros fans? Nosotros no tenemos nada de eso…”. “Es cierto”, dijo A.B. “Lo que pasa es que a nuestro padre eso nunca le ha interesado pues para él no forma parte del negocio de la música, pero ahora que tenemos tantos admiradores es necesario algo así. ¡¡Nos piden muchas fotos para autografiar y no tenemos!!”. “Sí”, dijo Selena. “¿Y sabes qué? Creo que deberíamos fundar un club de fans. Con eso podríamos ofrecerle muchas de nuestras cosas a cada uno de ellos a cambio de una módica suscripción”. “Es una gran idea”, dijo Viviana mientras sentía, sin saber por qué, que esta idea cambiaría muchas cosas en la vida de toda la Familia Quintanilla. En eso entra el padre de Selena y luego de presentarle a Viviana le planteó su idea. A él le pareció que era una buena idea siempre y cuando se hicieran cargo de ello su otra hija Suzette y su esposa. A todos les pareció una buena decisión, pero Selena planteó un agregado a la idea original. “Pero yo quiero que se sume alguien a este equipo, siempre y cuando esa persona acepte…”. “¿Y quién es esa persona?”, dijo su padre. “¡¡Ella!!”, dijo Selena señalando a Viviana. “¿Pero cómo podré ayudarte?”, le dijo Viviana no pudiendo salir de su asombro y emoción. “Por lo pronto, quiero inscribirte como la fan N° 1. Ya me ayudarás en lo que puedas y a la distancia, como me dijiste que te gusta. Ya el tiempo dirá…”. Selena miró a todos y como nadie objetó la idea, se acercó a Viviana estrechando su mano: “¿Entonces traro hecho?”. “¡¡Trato hecho!!”, le dijo Viviana y se olvidó de estrecharle la mano. Sólo la abrazó dando varios giros sobre el mismo lugar en el que estaban. De pronto apareció Suzette avisando que había dos personas que preguntaban por Viviana. Allí Viviana cayó en que se había olvidado de Victoria y de su padre. “Me tengo que ir, Selena”, le comunicó, y sin saber por qué le dijo casi mecánicamente: “¡¡Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego, Chau!!”. Selena la detuvo un instante más para tomar sus datos para inscribirla. Luego se volvió a abrazar largamente con Selena y con toda la Familia Quintanilla. Viviana lloraba de alegría. Fue sin duda el día más feliz de su vida aun cuando no se diera cuenta nunca de que aquello que había logrado cambiaría la vida de todos…

Ya afuera se encontró con Victoria y su padre. En el camino a casa le contó lo sucedido sintiendo que estaba en el aire, y que nunca caería en la tierra y en la realidad. Sólo una cosa le llamó la atención. Cuando salió del camarín una mujer de unos 35 años totalmente fuera de control pedía a los gritos hablar con el padre de Selena. Hablaba de abrir un club de fans o algo así, y que ella tenía los conocimientos y contactos suficientes como para manejarlo. Y llegó a escuchar que el Señor Quintanilla se disculpó diciéndole que ese tema ya lo tenía cubierto … Cuando la excitación bajo, y luego de prometerles a Victoria y a su padre que los inscribiría en el fans club de Selena, Viviana se durmió por un ratito, el suficiente como para soñar un sueño raro, en el que un señor la abrazaba largamente diciéndole una y otra vez “¡¡Gracias, gracias, gracias!! ¡¡Has salvado su vida!! ¡¡No sabes cómo te lo agradecemos!!”.

…Habían pasado casi 4 años de aquel concierto. Viviana había terminado sus estudios, y se dedicaba a la decoración y al diseño. De vez en cuando hablaba y veía a Selena ya que participaba activamente en el fans club en todo lo que le pedía Selena y muchas veces sugería cosas para la tienda de ropa que había inaugurado Selena el año anterior. Era 31 de marzo de 1995. El día anterior había tenido un sueño muy extraño. Estaba en  Corpus Christi en un día muy lluvioso. De pronto veía a Selena partiendo rauda y preocupadamente de su casa. Viviana veía todo sin hablar, sin siquiera atinar a hacer nada. Cuando estaba por gritarle que no fuera hacia donde se dirigía Selena, se interpuso aquel hombre, el mismo hombre de todos los sueños. “No te preocupes, Vivi. Ella sólo está apurada porque tiene que ir a grabar su nuevo disco en inglés y encima llueve a cántaros. Ya verás que todo cambiará”. El hombre hizo un leve chasquido de sus dedos y el cielo se abrió saliendo el sol en toda su plenitud. “Y todo esto gracias a ti…”, terminó diciéndole ese hombre misterioso. De pronto el sonido del teléfono sobresaltó a Viviana. Era Selena. “¿Qué tienes que hacer mañana?”, le preguntó. “Nada, creo”, le contestó sin saber bien si era eso cierto. “Pues bien, ven ya para Corpus Christi y pasa por q-productions que tengo algo para ti. Eso sí. ¡¡Trae ropa como para viajar!!”. Viviana se preparó con la velocidad de un rayo y llegó a Corpus Christi en tiempo récord. Una vez llegado al estudio de grabación, Selena la esperaba para ir a almorzar junto con toda su familia. Una vez sentados todos en el restaurante cercano a q-productions, Selena le dijo: “Quiero que vengas conmigo al concierto que daré mañana en Los Ángeles ¡¡y no acepto excusas!!”. Y antes de que Viviana dijera algo, Selena agregó. “Vendrás como mi nueva presidenta de mi club de fans y gerenta de Selena Etc.”. Viviana se quedó helada. Selena la miró tiernamente y le dijo en voz baja: “Siempre recordé y valoré tus palabras sobre tu admiración desde lejos. Me has demostrado quererme y cuidarme mucho más que muchos que están más cerca y dicen quererme. Yo sólo quiero que veles por mis intereses. No te pido que cambies tu modo de ser. Sólo quiero depositarte mi confianza y darte el lugar que tú mereces entre nosotros, además de que pongas en práctica lo que has estudiado con tanta dedicación…”. Viviana vio las caras de asentimiento de toda la Familia Quintanilla, miró a Selena con lágrimas en los ojos y volvió a recrear aquel abrazo de 4 años atrás. Había algo más en ese abrazo, en esa decisión de Selena y en lo que ella sentía. En un momento abrió los ojos y vio en la calle que la saludaba ese hombre misterioso. Creyó que estaba en un sueño, pero no lo era. Sintió el corazón de Selena, vio sus lágrimas, vio la sonrisa del hombre y de pronto comprendió todo … “¡¡Vamos, Selena, vamos que nos espera el concierto de mañana!!, le dijo Viviana. “Es cierto, ¡¡vamos ya!!”, le dijo Selena y salieron corriendo juntas en la tarde muy soleada del 31 de marzo de 1995. Había mucho que hacer, había que recorrer un largo camino en el que sólo había felicidad, sólo había Amor, sólo había un mundo en paz en compañía de Selena…

(Todos vivimos de sueños, de sueños como lo de Viviana. Y todos esperamos que esos sueños se hagan realidad. No importa si no nos damos cuenta, no importa si nunca nos enteramos de que aquello que tanto deseamos se cumpla alguna vez. Lo importante es que se realice ese sueño y que cada uno que ama a Selena haya podido hacer algo para lograrlo. Como Viviana, hay que dejarse llevar por lo que nos dictan los sueños … ¡¡y quién sabe!!  … Tal vez algún día nos encontremos con que aquello que tanto buscamos lo encontremos. Tal vez algún día Selena vuelva a encantarnos con su voz, con su risa y con su enorme talento. Es sólo una cuestión de fe. Es sólo dejarnos llevar por el llamado de nuestros propios deseos hechos sueños…)

Selena: yo vivo luchando y deseando porque mis sueños de verte aquí, de abrazarte y de decirte que te quiero mucho se hagan realidad…

Lo desea de corazón…


 

 
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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 9th, 2011
 
 
 

¿Cómo hacer para aceptar algo tan inexplicable, Selena?

 
 


Hace muy poquito hemos vivido en mi país algo muy, muy doloroso, que es la muerte de una niña de 11 años, asesinada por alguien a quien no hay manera de clasificar ni calificar. Durante 10 días todos estuvimos en vilo. El sólo ver las imágenes de la pequeña, toda sonriente, con su carita de ilusión, dispuesta a encarar la vida con la mayor de las expectativas, con la inocencia que marca su edad y ver la cruda realidad del final hacen que nuestras ilusiones de que algún día las cosas cambien, de que veamos un mundo mejor se diluyan. Pero siempre lo peor es el después, el día siguiente, cómo aceptamos esa realidad y cómo seguimos adelante, con qué ganas, con qué argumentos. Y más aún, cómo seguir cuando una vez que se produce el cruel desenlace empiezan los rumores, las especulaciones, las investigaciones, la “justificación” del crimen, el sospechar de la niña, de la familia de la niña, las aceptaciones de ciertas “organizaciones” que hacen este tipo de cosas … Y cuando se entra en este juego, la sensación es que la niña fue asesinada dos veces, que no bastó con que le quitaran la vida, con que le quitaran las ilusiones, con que se burlaran de su inocencia, que no tuvieran piedad por su mirada desconcertante, típica de una inocente que está a punto de ser agredida sin saber por qué. Y el paso del tiempo se encarga del resto: la niña será una foto, un recuerdo, una linda imagen que se pondrá amarillenta y a la que pronto muchos hasta olvidarán de quién se trataba, envuelto en la vorágine en la que vivimos … Muchos olvidarán que esa niña se llamaba Candela … Y cuando veo esas imágenes, cuando veo lo que es capaz un ser humano de hacer, me pregunto: ¿cómo alguien puede quitarle la vida a otro? ¿Cuál es la justificación, cuál es el sentido? ¿Qué lo motiva a hacerlo? ¿No hay un instante de reflexión, de decir “¿qué estoy haciendo, por Dios?”? ¿Cómo alguien puede planificar quitar la vida a otro, cómo se puede ser tan frío, tan malvado, tan atroz? Ver esas imágenes y ese dolor, pero ver también ese morbo que implica que se empiece a investigar más a la víctima que al victimario, me hace recordar lo ocurrido con Selena … Una vida llena de ilusión, con un presente brillante y un futuro promisorio, sin límite, hecha añicos por una psicópata a quien ella conocía bien y que no tuvo ningún escrúpulo para quitarle todo, absolutamente todo. Candela nunca podría imaginarse que de un día para otro su vida hecha de rosas se ensombrecería por un hombre que la secuestró, la trató “normalmente” durante 10 días para luego asesinarla por venganza de lo que supuestamente le hizo el padre de esa niña en el pasado … Selena no podía imaginarse que de un día para el otro caería víctima de una persona de confianza no sólo de ella sino de toda la Familia Quintanilla, y que esa persona, por diferencias insalvables con su padre que la llevaban inexorablemente al ostracismo, acabaría con su vida para “vengarse” de él y asestarle el peor golpe, y para no ver nunca a Selena triunfar estando ella fuera de toda influencia. Y no sólo eso … Asesinarla una, dos, mil veces, cada vez que ha declarado ante la prensa, cada vez que abrió la boca para “decir su verdad”. Y con ello manchar la imagen de Selena, manchar la imagen de la familia, sembrar la duda, la sospecha. Y en el medio de la tristeza, del llanto, de la consternación, del buscar una explicación, del buscar un “por qué”, nos empezamos a olvidar la verdadera dimensión de que hubo alguien en un momento de nuestras vidas que nos acaparó todas las emociones, que nos emocionó, que nos cautivó, que nos llenó de vida con su sonrisa, con su canto, con su voz, con sus ganas de vivir. Pero el que ama de verdad a esa persona que ya no está entre nosotros no se puede olvidar, no puede aceptar esa densa realidad, no lo puede tolerar. Y en el medio del dolor, en el medio de no aceptar toda esa tristeza, de esa ausencia, de lo que ha sucedido, viene el “otro día”, el tener que levantarnos, abrir los ojos, recuperar la conciencia y saber que ese día es un día más sin Selena, un día más sin Candela, un día más viviendo con esa ausencia que nos deja más vacíos, más solos, con menos fuerza, con menos vitalidad. Aquel tango que cantara Carlos Gardel bien lo decía: “Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…”. Y aunque vengan muchos a consolarnos de la cruel realidad, de la irreparable pérdida, repetiremos como lo decía la canción: “Todo es mentira, mentira ese lamento. Hoy está solo mi corazón…” 

En su momento en el área psicológica como ahora en el quehacer cotidiano se habla de la "elaboración del duelo". Y esto es ni más ni menos que todo aquel proceso que necesita un ser humano para aceptar la partida de este mundo de un ser querido, de alguien del cual hemos compartido mucho en esta vida, de alguien que nos ha llegado en lo más profundo de nuestro corazón. Se supone que cuando salimos de ese proceso, aceptamos esa realidad, volvemos a sonreír, tendremos esperanza y veremos a nuestro ser querido de otra forma, admitiendo que ya no está entre nosotros y recordándolo tal vez con admiración, relatando anécdotas, riéndonos de aquello que nos dejó en vida, viendo lo positivo que ha transmitido, dejando las lágrimas a un lado, rememorando los buenos recuerdos ... Muchas veces he oído que acaso aquella persona que ya no está estará alegre en ese otro mundo del mismo modo que lo estaba aquí y hasta nos consuela pensar que así debe ser, por lo que una sonrisa de satisfacción sale de nuestros rostros y una mirada más positiva de la vida se nos presentará en el horizonte...

Pero, ¿qué pasa cuando uno vive en duelo y no puede salir de ello, cuando el dolor está instalado en nuestras almas, cuando nuestros corazones sienten que nos falta algo para sentir esa luminosidad, ese áurea, esa brillantez, esa sensación de satisfacción cuando uno vive en plena felicidad, en estado de permanente enamoramiento, con una alegría plena que sólo la tenemos con la presencia de esa persona que se ha ido? Se me dirá que no es normal eso, pues a la larga debemos aceptar y convivir con esa realidad. Pero esa realidad incluye que un ser humano esté toda su vida estando triste por no aceptar la ausencia de esa otra persona. Y otras directamente no lo aceptan. Basta con ver lo sucedido con Johnny Cash, que murió de tristeza poco después de que muriera su esposa … Todos vivimos estas situaciones y lo sucedido con la niña Candela me lleva a la reflexión y a expresar lo que a mí me sucede cuando acontecen estas situaciones francamente inaceptables, esos finales que no son los naturales, esos finales que son motivados por la mano del hombre, por la maldad que está ínsito en cada uno de nosotros, pero que algunos lo ponen en práctica todos los días ... Pero lo que más me motiva a la reflexión es por qué sigo consternado con lo sucedido con Selena, por qué le sigo escribiendo, por qué está siempre en mis pensamientos, por qué todo lo que hago tiene que ver con ella, por qué siento que su partida en este mundo es algo que me ha llegado en lo más profundo en el corazón, aun cuando yo no la conocí y sólo supe de su historia cuando ya no estaba entre nosotros, por qué me siento tan identificado con ella tanto en lo bueno como en su cruel destino. Para mí, la partida de Selena significa un dolor intenso, eterno, y nada ni nadie podrá consolarme. Se me dirá que hay muchas alternativas para no entrar en la resignación. Se me dirá que la resignación es la manifestación de un nuevo signo, de una nueva vida. Se me dirá, acaso, que hay alternativas que me den el camino para que recupere la alegría perdida, la felicidad que sólo me la daba esa persona ... ¡¡Mentira!! Son sólo engaños, consuelo de tontos, un remedio que dura eso, lo que dura un remedio. Pronto volveremos a sentir su ausencia, su alegría de vivir, su voz inconfundible, su sonrisa viva y fresca, y nada nos consolará. Sería inútil engañarme, salvo que viva en la irrealidad... Podremos ante los demás vernos recuperados, podrá la gente vernos reír. Pero sólo será un momento, sólo será en un contexto en el que nos tratamos públicamente con los demás. Pero al caer la tarde y al volver a estar solos con nosotros mismos volvemos a recordar a ese ser que fue el motor de nuestras vidas, la razón de nuestra felicidad. Y allí volveremos a llorar su ausencia, volveremos a implorar que vuelva a estar con nosotros …El dolor que nos llega al Alma no se olvida jamás. Sólo se convive con él…

Cuando uno encuentra a la mujer que ama y convive con ella, y es feliz con esa persona, a medida que pasa el tiempo aprende y sabe que su felicidad dependerá de que esa persona viva, esté, conviva, ame, sienta, respire, comprenda junto con uno. Cada día que pasa, cada momento, cada beso, cada mimo, cada abrazo, hasta la simple respiración nos es tan esencial a tal punto que cuando ello no está sabremos que parte de nosotros se ha ido irremediablemente y nada ni nadie podrá suplantarlo. El que haya experimentado aunque sea por un instante el peligro de perder a alguien a quien uno ama, quiere, necesita, forma parte de uno, sabe perfectamente lo que ello significa, y cuando se sale de eso no hay nada más que uno valore. Esas experiencias no se olvidan jamás aunque parezca que sí … Basta con vivir algo parecido para volver a rememorar aquello y a reaccionar como aquel día …Pero nunca es bueno llegar a ese extremo para darse cuenta del valor de una persona. Nunca es bueno experimentar lo poco que se hizo para evitar que aquello que más amamos se nos escurriera como arena entre las manos, como agua entre nuestros dedos. La impotencia es tremenda, el dolor inmenso y jamás seremos los mismos después de aquello ... Creo que con Selena pasó eso, lamentablemente... Nadie que haya sentido algo por ella pudo aceptar semejante pérdida, semejante partida. Nadie que haya sabido apreciar a Selena puede comprender que a Selena le haya ocurrido semejante dolor, semejante crueldad del destino, semejante afrenta a su persona, a su figura, a su imagen, a su bondad, a su enorme talento, a su vida tan pura, hermosa, idílica, dichosa. Fueron varios azotes dados y asestados en un mismo día, en unos pocos minutos. Nadie podrá comprender  cómo alguien con tanto Amor como Selena podría recibir semejante castigo del destino. El sólo pensar que alguien como Selena fue víctima de algo tan atroz, el sólo pensar en su trayecto desesperado camino al lobby del Days Inn, provoca un dolor que no podrá olvidarse jamás. Porque alguien como Selena no merecía semejante castigo, semejante bofetada en respuesta al Amor, a la alegría, al optimismo, al don de gente, a la idea de que con trabajo, honestidad y cariño todo es posible, algo que tanto profesaba Selena tanto en los dichos como en los hechos. Nadie puede olvidarse de ello y nadie aún puede aceptarlo…

Selena está en mi corazón, en mi vida, en mi sonrisa, en mi llanto, en mis alegrías, en mis tristezas, en cada acto que hago, en cada cosa que realizo. Puedo estar gozando en un parque, puedo estar encerrado en mi trabajo, puedo evadirme con muchas cosas, puedo hablar de miles de temas, puedo sufrir y excitarme con muchas cosas, puedo estar lejos de casa gozando de unas vacaciones, puedo estar estresado por el ritmo de vida o por estar en una mudanza .... Pero serán cosas banales. Pronto volveré a pensar en Selena, pensaré en su vida, pensaré en su suerte. Pensaré en lo que fue y en lo que pudo haber sido. Me alegraré y lloraré al mismo tiempo. Pensaré en la alegría que generaría hoy. Pensaré en qué lados estaría y cómo sería reconocida en cada lugar del planeta. Pensaré hasta dónde podría haber llegado. Pensaré en cómo hubiese sido aquel 1995, ese año que Selena dijo que era tan importante para ella y para su grupo. Pensaría en cuál hubiese sido la repercusión de su disco en inglés y cuál sería el inicio de 1996, momento clave para estar seguros de hasta dónde llegaría inexorablemente Selena. Pensaría en sus próximos pasos. Pensaría en sus actuaciones y duetos con otros artistas. Pensaría en si seguiría como artista solista o con Los Dinos, o con ambos a la vez. Pensaría en si se volcaría a la música anglosajona o la alternaría con la música latina. Pensaría en sus giras en Sudamérica, en estadios llenos en Estados Unidos y en todo el mundo. Pensaría en una Europa recibiéndola, y llegando hasta la mismísima China y Japón. Pensaría en miles de brazos extendidos ávidos por tocarla, por abrazarla, por decirle cosas. Pensaría en su sonrisa de satisfacción. Pensaría en su alegría. Pensaría en sus momentos de reflexión cuando estuviera sola. Pensaría en su vida, en su felicidad. Pensaría en todo lo que querría hacer. Pensaría en las nuevas ideas que se le ocurrirían. Pensaría en sus diseños nuevos. Pensaría en sus nuevos proyectos. Pensaría en sus nuevas canciones. Pensaría en si sería feliz. Pensaría en su sentir, en lo que pasaría por su mente. Pensaría también en sus dudas, en lo que sentía su corazón y su Alma, o qué pasaba por su piel cuando estaba sola en la noche y dejaba salir a la verdadera Selena, esa Selena fuera de toda cámara y de cualquier entorno, esa Selena no muy distinta de cómo se veía públicamente pero que presentaba esos matices humanos, ese sentimiento de mujer tan particular y que sólo siendo Selena se podía saber y sentir en toda su dimensión. Esa verdadera Selena que tuvo que postergar muchas cosas desde los 8 años para hacer de su vida lo que quisiera en cuanto lo lograra todo, y cuando iba en ese sentido y ella ya podía ver la meta final muy cerca, alguien impunemente la apartó del camino … Pensaría en cuándo decidiría parar un tiempo para dedicárselo sólo para ella sin ninguna intervención de nadie. Pensaría en verla con aire de puro goce y en esa intimidad que no tuvo desde muy pequeña. Pensaría en verla feliz sentada en su casa mirando con satisfacción su campo, su casa, sus animales. Pensaría en verla dichosa con su esposo y con su matrimonio. Pensaría en verla feliz con la satisfacción no sólo de su popularidad sino del deber cumplido, del sueño realizado. Pensaría en Selena viviendo e hiperactiva. Pensaría en Selena siendo un ejemplo de vida para todos. Pensaría en que su ejemplo de vida no es una quimera ... Es una realidad más que posible. Pensaría en Selena entre nosotros. Pensaría en qué lindo sería tener a Selena ahora, en este momento, en este lugar. Pensaría y desearía saber que Selena está en algún lado. Desearía con fervor que eso fuera así y que nunca pierda la ilusión de que algún día me encontraré con Selena. Pensaría en verla a Selena, en definitiva, plenamente feliz. Y eso, sólo eso me haría la persona más feliz del mundo...

Yo  no me puedo olvidar de alguien que con su vida y con su arte me cambiaron la vida y me hicieron mejor persona. Si no fuera por Selena difícilmente podría tolerar las injusticias de cada día, el malhumor, la envidia, los malos pensamientos, la pequeñez y la bajeza en la que incurren muchos seres humanos en sus quehaceres diarios. Me ha tocado vivir muchas cosas en los últimos tiempos en los que en otras ocasiones difícilmente las hubiese podido superar, pues la maldad de la gente no tiene límite, y cuando uno va por la vida con la verdad y con sinceridad, errado o acertado, todo se hace más difícil y más intolerable, pero cuando uno se topa con esas situaciones siempre me pregunto: ¿Cómo puedo enojarme, cómo darle tanta importancia a estas cosas sabiendo por lo que pasó Selena pero también sabiendo por todas las cosas lindas que hizo semejante artista y persona marcándonos el camino de que con talento, verdad, humildad y honestidad también se puede lograr todo, se pueden llegar a los grandes objetivos de la vida? Sabiendo que cada día tengo algo tan importante como evocar a Selena, recordar a Selena, tributar a Selena, ver a Selena, escribirle a Selena, minimizo aquello que me hace mal, que me perturba, que me genera confusión y me desvía del camino. Tal vez si logré eso es porque aprendí algo que me hubiese gustado que Selena lo hubiese aprendido en su momento, que es no engancharse en el juego de las malas personas y de los manipuladores, no dejarse llevar por los engaños de los psicópatas que son más de los que uno piensa y están más cerca de lo que uno supone ... A veces en la vida hay que saber tomar distancia y no tener tanta piedad ni tanta lástima con aquellos que nos hacen tanto daño  … Y menos sentirse culpable … A veces es mejor ser tajante en las determinaciones para no salir tan perjudicado y ser muy lastimado. A veces hay que pensar más en uno para no ser devorado por los demás. A veces uno debe saber que cuando se está solo, es sólo uno el que vela por sus propios intereses, y el único que se puede defender y sabe con qué. Y Selena -yo no me olvido- estaba sola, muy sola, aquella lluviosa mañana del 31 de marzo de 1995. Sola y confundida, sola en el medio de una pelea que era ajena a ella y que no quería, pero de la cual ella se sentía responsable y sentía que era parte de ella. Sola sintiéndose culpable, responsable. Sola y queriendo buscar una solución. Sola luchando contra los molinos del viento … Es cierto también que Selena nunca podría actuar egoístamente y de un modo diferente del que actuó. Ella quería que todos fueran felices dando su Amor a todo el mundo. Ella conservaba esa inocencia de pensar que la gente no podía ser tan mala, que todos tenían su costado bueno y humano. El padre de Selena ha recordado miles de veces cómo ella le reprochaba que desconfiara de todos y que de cada uno le encontraba siempre algo negativo. Selena de pronto vio en aquella horrenda habitación del Days Inn la maldad que puede tener un ser humano, que dista muchas veces de tener su lado bueno … y “humano”. Seguramente a Selena se le debe haber puesto el rostro en aquella habitación como se le puso a Candela cuando en un segundo vio lo que le deparaba el destino … Cierro los ojos y puedo ver la expresión de su mirada, esa expresión mezcla de dolor, de inocencia, de tristeza, de resignación, de final … La expresión de un final, de un final absurdo, de un final difícil de explicar y de entender…

¿Cómo hacer entonces para elaborar el duelo? ¿Cómo hacer para aceptar esta densa realidad? ¿Cómo hacer para aceptar algo tan doloroso si Selena forma parte de mi vida, de mis sueños, de mi energía, de mis ganas de hacer y de proyectar? ¿Cómo hacer si Selena es parte de mi corazón, de mi alma, de mis lágrimas, de mi sonrisa? ¿Cómo hacer para arrancar algo de mí para que ya no me duela más? ¿Cómo hacer, como explicarle a alguien que no puedo hacerlo, que no quiero hacerlo? ¿Cómo hacer para explicarle a alguien que Selena forma parte de mí, que está en cada sentimiento, en cada cosa que realizo, en cada emprendimiento? ¿Cómo hacer para dejar de ser yo mismo? Selena ha tomado mi corazón o mi corazón la ha adoptado. Es lo mismo. Selena es parte de mí y cada cosa que ella haya vivido es parte de mi vida. Cada pensamiento, cada principio que ella ha sostenido es el mío también. Y si ella decía y sostenía que lo imposible siempre es posible, y yo lo pensé y sentí toda mi vida, ¿podré asimilar que ella no estará más, que no volverá? ¿Podré aceptar su final? ¿Podré aceptar un final? No. No puedo hacer el duelo por ella, porque para mí Selena no se ha ido ... Y Selena nunca se irá, ni aunque me vaya yo de este mundo ... Porque Selena está en cada uno de los que la amamos de verdad. Y siempre estará presente. Siempre estará en cada sonrisa nuestra ... y cada vez que cantemos sus canciones, cada vez que pase por nuestras mentes y en nuestros corazones, cada vez que la recordemos, cada vez que la tributemos, cada vez que hagamos algo por ella, cada vez que veamos un concierto suyo, cada vez que nos riamos con ella, cada vez que la lloremos...

Por eso, no puedo ni quiero hacer un duelo. Hacerlo es "tirar la toalla", resignarse, abandonarse, abandonarla, sonreír con el llanto en el alma, consolarse con sentimientos lejanos, abandonarnos en sentimientos que no se condicen con un buen recuerdo de ella. Yo sólo quiero recordarla como si estuviera aquí, como si algún día tuviera oportunidad de verla y estrechar su mano en agradecimiento por lo que hizo por nosotros, por la huella que dejó en mi corazón. Querría poder abrazarla para decirle lo feliz que estoy con ella presente y para agradecerle que ella haya cambiado mi vida para mejor. Querría poder ser parte de aquel concierto de Festival Acapulco para hacer algo impensado en mí, y que sólo haría por Selena, que es subirme al escenario, acercarme a ella con timidez y agradecerle, sólo agradecerle, y decirle que por su bien y por el nuestro que se cuide, que se cuide para que la felicidad de todos, y en especial la suya, sea para siempre. Que lo más importante es que ella sea feliz, y que si ella lo es lo seremos los demás … Alguien me contó una vez un sueño en el que veía a Selena pidiéndole que no la abandonemos, que la cuidemos, pero por sobre todo que cuidemos a aquellos que tanto la quieren, que tanto hacen por su recuerdo. Cuando pienso en ese sueño, sólo desearía que fuera cierto, que aquello fuera un mensaje de Selena. ¡¡Qué más yo quisiera saber que nos puede observar, que nos puede ver, que sepa lo que la amamos y la extrañamos!! Ése es el motivo que me lleva a escribirle, recordarla, tributarla … Hacer todo por ella para que Selena, donde quiera que esté, pueda sonreír a sabiendas de que no está sola, de que hay mucha gente que está dispuesta a dejar todo su Amor para que ella sea feliz y esté siempre acompañada…

Siempre recuerdo aquella humorada que Selena hizo en aquel video casero que dirigió a sus compañeros de banda y que bien podría ser un mensaje para cualquier admirador de Selena. En aquella oportunidad decía que a ella no le gustaba que le dijeran que era la mejor, porque fundamentalmente no le gustaba que le dijeran la “verdad” ... "Es un chiste", decía Selena. Todos sabemos que lo decía en serio. También en psicología sabemos que el chiste es una de las manifestaciones de lo que realmente sentimos, de lo que realmente pensamos. Y yo me tomo muy en serio esas palabras de Selena. Por eso, todos los días estoy aquí para decirle: "Selena. Tú eres la mejor porque eras distinta, distinta a todas. Nadie, absolutamente nadie será como tú. Nadie tendrá tu estilo. Nadie podrá cantar tus canciones como tú lo podías hacer. Nadie tendrá tu encanto. Nadie tendrá tu dedicación. Nadie pondrá todo su ser, todo su sentimiento, toda su pasión en cada tema interpretado, en cada acto, en cada proyecto. Nadie, Selena, tendrá tu forma de ser. Nadie logrará el Amor de mujeres, varones, niños y mayores por igual. Nadie logrará tanta admiración de las mujeres. Nadie enamorará como tú a los varones. Nadie como tú alegrará a los niños. Nadie como tú hará bailar a los mayores. Tú eres única, irrepetible, Tú eres inimitable. Nadie podrá reemplazarte. Y yo me encargaré todos los días de que te recuerden como se debe, como querrías: con Amor, con mucho Amor, con tanto Amor". Y con esas palabras y con ese espíritu yo recuerdo a Selena. Yo sólo quiero ser un medio, un instrumento, para que se la recuerde siempre, para que se la valore siempre, para que esté siempre en los corazones de cada uno de los que la amamos de verdad. Y yo sé que tengo una vida con muchas otras cosas que hacer, pero Selena es parte de mi vida, es parte esencial de mi existencia, la que le da vida y sentido. Por eso me dedico a ella. Cuidarla a ella es también cuidarme a mí...

Por eso, yo no puedo elaborar un duelo. Es aceptar algo que no está en mí, que no está en mis planes, que no forma parte de mi vida. Podrá no ser “normal”, no ser lógico, pero forma parte de mi sentimiento genuino, de lo que realmente sienten mi Alma y mi corazón por Selena. Puedo cantar "Fotos y recuerdos", pero no voy a vivir a Selena con fotos y recuerdos. Selena no es lo que me queda de un bonito recuerdo. Selena es una realidad presente, una realidad de profundo Amor. Selena no es algo lejano a ser admirado, elogiado. Selena no es un monumento, no es un altar, no es una imagen a ser venerada, no es una prenda con inscripciones, no es un disco, no es una canción. Selena es el Amor mismo representado en una persona, es algo tan vivo que estará siempre en mis sentimientos. Selena no sólo es recordada como una gran cantante. No sólo es recordada como una gran persona. No sólo es recordada como una gran artista. Selena es recordada porque nos representa. Selena es parte de nosotros y nosotros somos parte de ella. La recuerda gente tan disímiles y de gustos tan diferentes que eso nos da la dimensión de lo que es para cada uno de nosotros y de lo que ha sido para tanta gente. A veces uno se puede sorprender que gente tan distinta, con gustos musicales tan disímiles, de idiomas antagónicos, de climas tan distintos, le haya dedicado cada uno las mismas palabras de Amor, de agradecimiento, de gratificación, de dicha. Es que con Selena todo queda reducido a un idioma, a un lenguaje, a una sensación, a un sentimiento que todos tenemos en nuestras vidas, a un sentimiento que permanece mientras vivamos, a un sentimiento que Selena expresaba como nadie, que vivía como nadie, que cantaba como nadie, que manifestaba como nadie. ¡¡Y eso señores, sí, eso es Amor!! … Un idioma único que todos entendemos, que todos sabemos, que no necesitamos traducción y del cual Selena era sin duda su mayor exponente...

Cuando veo lo que pasa en Monterrey hoy en día me pregunto si todas esas cosas que suceden ocurrirían con la presencia de Selena. No puedo dejar de pensar lo lindo que era todo con ella, lo feliz que era la gente con su presencia. Me pregunto si muchos de los que provocan semejantes desgracias osarían hacer algo delante de Selena. Trato de imaginarme a esa gente intentando cometer algún mal, por mínimo que fuera, delante de ella y no puedo imaginármelo. Más bien pensaría que la mayoría bajaría la cabeza y le pediría perdón de sólo pensar en cometer cualquier atrocidad. ¡¡Es que ni siquiera podría imaginarme que alguien tuviera alguna intención de malicia estando Selena delante de ellos!! Por eso me pregunto cuándo empezó todo, cuando Monterrey quedó presa del odio y del desamor que parecen haberse apoderado de todo este mundo. Y la única respuesta que obtengo es que todo empezó cuando Monterrey comenzó a acostumbrarse de la ausencia de Selena, a no recibir más su Amor, su alegría, su optimismo, sus ganas de vivir. No hay peor cosa en la vida que no tener más ilusiones, de no ver la luz al final del camino, de que sólo quede la resignación de la aceptación de la realidad, de una vida sin futuro ni alegría, de una realidad que se llevó impunemente de este mundo a nuestra Selena. Creo que allí empezó todo, cuando la gente empezó a sentir que Selena estaba sólo en sus corazones, pero que afuera sólo quedaban fotos y recuerdos, tributos en las fechas significativas, su figura tan viva y potente resignificada en una fría e inexpresiva estatua, y su ejemplo puesto en duda, a juzgar por el fin de su historia, de esta cruel historia. En un mundo en el que sólo se acepta al exitoso del momento estas cosas no se perdonan … Hoy sólo importa la “imagen” y cuidarla como oro … Hoy sólo importa parecer. Para “este nuevo mundo” todo aquel que no logra ese preciado objetivo es considerado un burdo perdedor. Y en este mundo actual no se aceptan perdedores. Hoy para “ganar” hay que inventarse un enemigo y vencerlo a como sea. Basta con ver muchos artistas “exitosos” en la actualidad. Es más importante para ellos la imagen que le transmiten a la gente, inventada con los “amores”, con las “peleas”, con los chismes. De arte, poco y nada. Parece ser más fácil pelearse que querer, odiarse que amar, mentir que ser sincero. Creo que allí comenzó todo en Monterrey … Cuando aceptó la realidad de la ausencia de Selena, la realidad de la falta de su Amor. De allí a la impotencia, al dolor y al enojo hay sólo un paso ... Y la violencia se ha encargado del resto … En esas cosas uno puede apreciar cómo se extraña a Selena en Monterrey, qué distinto sería este mundo si ella estuviera entre nosotros … Es imposible imaginarse a alguien con odio y con ganas de cometer alguna atrocidad estando Selena delante de todos ellos…

Por eso, por todo esto que siento, por todo esto que sentimos tanto, es que yo no voy a elaborar ningún duelo, no voy aceptar algo que no siento ... Yo estaré aquí, Selena, para recordarte, yo estoy aquí amándote, sonriéndote, extrañándote, esperándote ... Esperando que tú vuelvas aquí, esperando que nuestros corazones vuelvan a unirse físicamente con el tuyo...

Yo sólo quiero recordarte con Amor, Selena, sólo eso … Yo sólo quiero, Selena, que nunca dejes de sentir el Amor que sólo tú podías dar en toda su dimensión…

Te quiere con toda el Alma…

 

 

 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: August 27th, 2011
 
 
 

Todo sueño tiene un dulce despertar, Selena...

 
 


¡¡Qué horror!! ¡¡Por Dios!! ¡¡Qué horrible pesadilla tuve!! Quisiera poder sacarme de encima todo este sufrimiento, todo este dolor … Lo único que me alivia es que sea sólo un sueño y nada más … ¡¡Pero fue tan real, tan vívido!! ¡¡Es horrible, fue horrible!! ¿Cómo puedo sentirme después de vivenciar por unas horas que unas manos siniestras toman un arma y apuntan a alguien a quien yo quiero mucho y que es parte esencial de mi vida? Todavía me estremece el ruido del disparo, el grito desgarrador, la huida desesperada por un pasillo largo e interminable. ¡¡Aún no puedo creer lo que he vivido, lo que he sufrido!! Pero lejos de sentirme más tranquila luego de corroborar que sólo se ha tratado de una burda pesadilla, estoy más nerviosa y más tensa que nunca. Es como si aún estuviera viviendo el horror, como si siguiera el sueño y que aún no he despertado. Mi corazón aún late sin parar a un ritmo que parece que se me va a escapar del pecho. Mi respiración se mantiene agitada y entrecortada. Hay algo de esa pesadilla que no me deja tranquila. No sé por qué es. Tal vez sea porque no pude recordar exactamente qué pasó. No pude ver quién le disparó a quién aun cuando sé que la víctima es alguien muy cercano a mí. Tampoco pude ver qué fue de esa joven mujer cuando salió desesperada de esa habitación para ir por un pasillo. Aún no puedo entender dónde estaba, por qué sólo se tomaba el pecho mientras corría pero no gritaba, por qué sólo buscaba llegar a un lugar, a una puerta, no sé, a algún lugar en el que, una vez llegado, encontraría la salvación y saldría de ese infierno. Quiero olvidarme de esa pesadilla pero no puedo, quiero pensar en otra cosa y no puedo. Algo me lo impide, alguien me lo impide. Para colmo de males noto que me he quedado dormida, por lo que llegaré inexorablemente tarde al trabajo. Pero recién lo noté luego de estar largo tiempo pensando en lo que he soñado. Ahora me doy cuenta de que es jueves 30 de marzo por lo que no es un domingo como había imaginado. En todo ese tiempo que no sé cuánto fue sólo pude quedarme sentada en la cama tratando de descifrar qué es lo que vi allí para sentir tan real lo sucedido, tan real que aun estando despierta no puedo sentir que lo que viví es sólo una pesadilla. ¡¡Que en realidad lo que viví es real, bien real!! Tan real como mis propios gritos …¡¡Sí, eso es!! ¡¡Ahora recuerdo lo que me despertó!!! En realidad no sé si lo que me despertó fue el ruido del disparo o los gritos de esa mujer desesperada huyendo hacia algún lado … Lo único que ahora recuerdo es que de pronto me vi gritando “Nooooooo” con un volumen que no recuerdo haber emitido nunca durante casi 1 minuto. Estoy casi segura de que fue eso lo que me levantó, mis propios gritos desgarradores. Miro el calendario y busco saber el año en el que estamos. Sí, es 1995. Llegué a dudarlo por un instante. Llegué a pensar que ya llevaba más de un año así y no me había dado cuenta, que aún estaba en estado de shock, que me tenían en casa en observación luego de un largo tiempo internada. Me reincorporé y busqué a los tumbos el camino que me condujera a la cocina en el que seguramente estaría mi madre desesperada haciéndome el desayuno luego de corroborar que aún no me había levantado. Me pregunté por qué no me intentó levantar antes a sabiendas de la hora que era … Ahora que lo recuerdo mis gritos tienen que haber sido de madrugada. Puedo ver que aún era de noche, que por alguna razón la persiana de mi ventana estaba abierta por lo que pude ver la negrura del patio, la luminosidad tenue de las estrellas y un silencio que invitaba a sentir miedo si uno estaba muy consciente de lo que estaba viviendo. Pero no era éste mi caso. Puedo ver que apenas terminé de gritar miré a un costado y noté que la luz de la habitación de mi madre se prendía. Supongo que ella se debe haber alarmado por mis gritos aunque tal vez no estuviera segura de que fuera yo … Es curioso. Muchas veces mi madre ha venido a mí cuando yo no la necesitaba y tantas otras en las que la necesitaba ella no aparecía. Siempre sospeché que mi madre cuando me veía mal en serio no se acercaba, no quería ver la dimensión de lo que me estaba sucediendo. Sólo lo hacía si sabía que no me pasaba nada. Allí sí me preguntaba una y otra vez sobre lo que hice, sobre lo que me pasó y sobre lo que estoy pensando. Pero en estos casos, en estas situaciones, optaba por no ver las cosas o por retirarse inmediatamente del lugar. Cuando notó que cesaron los gritos, apagó la luz y siguió durmiendo. En cambio yo no pude pegar un ojo el resto de la noche. Cuando por fin llegué a la cocina, confirmé mi teoría al ver que ella no estaba y sólo había una nota: “Querida Olguita. Me tuve que ir al médico. Aquí te dejo el desayuno preparado. ¡¡Que tengas un buen día!! ¡¡Cuídate mucho!! Nos veremos luego. Mil abrazos y mil besotes. Mami”. Hice una mueca de resignación, tomé mi desayuno y me dirigí a la mesa para tomarlo de un saque y salir rápido a trabajar. Iba a llamar por teléfono para avisarles, pero opté por hacerlo luego de desayunar. Algo me decía que era lo mejor que podía hacer. Prendí la televisión para saber bien la hora y cuál era el pronóstico del tiempo. Cuando lo hice se me calló el plato entero de cereal al piso, pegué un saltó y volví a gritar. Vi que Selena estaba en la pantalla. Era Selena. ¡¡Era Selena la que estaba en mi pesadilla!! Era a Selena a la que habían disparado… en mi sueño…

Aún no salía del estupor que me provocaba saber que era ella la mujer de esa pesadilla … y la víctima. De inmediato llamé a mi trabajo y les dije que no podría ir, que me sentía mal, que me levanté con convulsiones, que me trajeran un médico a mi casa. Yo estaba desesperada. Todavía trataba de entender por qué estaban pasando una entrevista de Selena en el noticiario, un reportaje que no era nuevo, una entrevista en la que Selena lucía una remera a rayas y el pelo recogido. También lucía rara, dispersa, con una sonrisa extraña y un aire de suma preocupación. El reportaje se estaba difundiendo como consecuencia de una noticia “de color”, en el que se decía que la exitosa cantante Selena estaba preparando un disco en inglés y que el sábado estaría presentándose en Los Ángeles … Los Ángeles, Los Ángeles. ¡¡Sí!! Selena dice algo así en el sueño. Lo dice en la habitación. Se lo está diciendo a la persona que le va a disparar después. Se lo dice a los gritos. Se lo dice entre decepcionada y desesperada. Le dice que ya no tiene más nada que decirle. Que ya mismo se va al estudio de q-productions a grabar unas tomas para su nuevo disco y que luego se tiene que ir a Los Ángeles. Es allí cuando esa persona … sí, es una mujer, le dice algo así como que no abra esa puerta y luego dispara sin darle oportunidad de nada a Selena … Pego un grito otra vez y me pongo a llorar. Selena es la persona a quien más quiero, es para mí un familiar más. No podría soportar que le fuera a pasar algo, ni siquiera en sueños … Y éste era tan real, tan claro, tan presente en mí que comenzaba a pensar que tal vez no se trataba de un sueño, que tal vez seguía soñando o esto era un aviso vaya a saber de quién … Todavía me siento frustrada porque nunca pude ver un concierto de Selena. Lo más cercano que estuve de ella fue en la Feria de Monterrey el año pasado. Fui decidida a verla, pero el estadio estaba colmado y ya no había más localidades. Sólo me pude contentar con escucharla desde afuera. Me juramenté que la vería sí o sí el año siguiente, y éste era el año, pero aún faltaba para las giras por Monterrey y por toda la República Mexicana … Insólitamente noto que siguen dando más notas de Selena. Parecería que fuera un recordatorio de ella, un aniversario, una típica nota de alguien que se nos ha ido y se la recuerda por conciertos, reportajes, cosas graciosas, imágenes melancólicas y muy, muy tristes … De pronto veo que pasan una nota en la que muestran el otro costado de Selena, que era el de su obsesión por la moda, por ser diseñadora. Y casi me desmayo cuando veo las escenas de la inauguración de la boutique “Selena Etc.” en San Antonio. Había una mujer al lado de Selena a la espera de la inauguración de la nueva sucursal del negocio de Selena con aire muy nervioso e impaciente. Podía ver sus indicaciones a Selena sobre la hora que era y las actividades que debía hacer. ¡¡Era esa mujer. Era esa mujer la que le disparaba a Selena en mi sueño!! ¡¡Ahora lo puedo ver!! Me di cuenta de todo al ver su aire de impaciencia y la necesidad para nada simulable de que Selena hiciera lo que ella quería. Veo que justo en el noticiero dicen su nombre y que es la presidenta de su club de fans. ¡¡Sí, lo tenía planificado. Lo tenía todo pensado!! Ella miraba constantemente el reloj. Le había dicho a Selena que viniera a verla sola, que no viniera ni con Chris ni con nadie de los Quintanilla, que quería hablar con ella a solas, que sólo en ella confiaba y que no podía decirle nada si estaba alguno de ellos cerca. Le prometió que le diría la verdad, nada más que la verdad. Que había un secreto que Selena no sabía, y que sólo se lo podía decir si venía sola. Selena dudaba en hacerle caso. Ya no confiaba en ella, pero la mujer la llenó de culpas. Le dijo que se sentía mal, que si no venía pronto se suicidaría. Selena se sintió culpable y fue advirtiéndole que era la última vez que iría a su encuentro. Puedo ver cómo se alegró esa pérfida mujer cuando vio que Selena llegaba sola al motel en el que se alojaba, pero no iba a ejecutar su acto en ese momento. No. Contra toda lógica, ella quería que la llevara al hospital, quería que fueran vistas juntas, quería que hubiera testigos, quería que fuera hasta filmada por las cámaras de seguridad. Mejor si era así. Ella lo había pensado todo. Cuando viniera el juicio por asesinato diría en su defensa que hasta su último día Selena lucía con ella juntas y siempre dispuesta a ayudarla. ¿Acaso haría semejante cosa si eran amigas y todos lo podían comprobar? Era imposible. Una vez en el hospital ella se negaría a ser atendida, a pesar del desconcierto de todos y del fastidio de Selena. Pero es que ella sabe algo que los demás no saben. Ella es enfermera y ha hecho un plan perfecto para que nadie la obligue a ser revisada, para corroborar si fue lastimada o no sin que Selena pudiera advertirlo salvo que tuviera la misma profesión que ella. Se las ingenió para que la atendieran en Corpus Christi siendo ella oriunda de San Antonio y denunciando que la habían atacado en Monterrey. Así el caso, sólo podían obligarla a ser revisada si había una acusación formal y ella no lo había hecho. Y las policías de San Antonio y Monterrey sólo podían intervenir si esa mujer estaba en sus jurisdicciones. Un plan perfecto. Con eso la pérfida mujer se aseguraba de que se la viera junto a Selena sin ser revisada. Ella lo había pensado todo y Selena recién comenzaría a sospechar en ese momento sin imaginarse nunca el alcance de semejante y tenebroso plan…

Miro con angustia las imágenes en el noticiario y empiezo a pensar. Selena decía en mi sueño que ella debía ir ese día a grabar y después a Los Ángeles para dar un concierto al otro día. En el noticiero me entero de que ese concierto va a ser el sábado. Entonces, el asesinato sería … ¡¡mañana!! ¿Es un sueño lo que viví o he vivenciado lo que va a pasar? ¿Por qué grité tanto anoche? ¿Qué más vi que no recuerdo? ¿Por qué justo este día no hay nadie en mi casa para impedir que llegue tarde al trabajo? ¿Por qué mi madre me dejó gritando sola en mi cuarto? ¿Es que me escuchó o en realidad nada llegó a oír de mí? Me estaba volviendo loca, totalmente loca. Quería olvidarme de todo, quería pensar que era una pesadilla, sólo una pesadilla hasta que recordé algo, algo que vi de pasada en unas pocas líneas en una revista, en un reportaje que le hicieran a Selena, en una serie de preguntas “ping-pong” en el que le hacían preguntas concretas para que ella contestara cortito. En una de esas preguntas le preguntaron qué era lo que más temía y ella dijo a un sueño horrible del cual nunca quiso acordarse. ¿Y si era el mismo sueño? ¿Y si la pesadilla que había tenido era la misma que tuvo Selena? ¿Es un sueño o un aviso del destino? ¿Es una pesadilla o una advertencia, advertencia que Selena nunca quiso ni ver ni escuchar ni recordar? Entré en pánico, entré en desesperación. Esto no era un sueño. Esto era un aviso desesperado, como si alguien del futuro nos quisiera advertir lo que va a pasar, como si nos gritara de otro mundo para que impidamos lo que ya se había hecho, para cambiar el curso de las cosas, como si eso fuera tan posible como enviar mensajes del futuro. Yo no le creía pero ahora … ¡¡No!! ¡¡No podría tolerar si algo le pasa a Selena!! … ¡¡Lo puedo ver. Lo puedo ver!! Veo cómo esa pérfida mujer le pide que no la deje, disimulando una desesperación que ya no tiene, pero que la actúa para que Selena se la crea y actúe en consecuencia. Veo cómo Selena entra en cólera, se empieza a dar cuenta de los embustes y de los engaños de esa mujer y comete un error que le costará la vida, un error que no se puede cometer contra un psicópata … Selena se saca el anillo que le había regalado ella y va a proceder a arrojarlo sobre la cama para marcharse con violencia después. Y de allí de nuevo esas horribles palabras que parecerían salir de ultratumba: “¡¡No abras esa puerta, Selena!!”. Luego el disparo. Luego la consternación. Puedo ver con angustia como si estuviera frente a ella grabándola como aquel camarógrafo que la filmara desde el auto a la salida del concierto del Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995, su cara de horror, de desconcierto, de angustia, de sentir que se está al final sin poderlo entender, sin poderlo explicar, tomándose el pecho como tantas veces lo hiciera en un concierto, sólo que esta vez sí sentía ese sufrimiento, sí sentía ese dolor, tomándose el pecho como queriendo retener lo que salía de su cuerpo y de su Alma, como si esa mano quisiera tapar algo tan imposible como el cielo. Y detrás, detrás de ella a unos cuantos metros esa horrorosa mujer, saliendo de su guarida como un perro enfurecido viendo que el plan le falló increíblemente por obra y gracia de Selena, dispuesta a dar su segundo disparo aunque más no sea para que Selena no hable, para que no se tenga que enfrentar con ella en otras circunstancias. Y luego ver cómo esa mujer de un modo tan increíblemente frío baja el arma y vuelve a su guarida con la seguridad de que lo de Selena es cosa juzgada y sólo tiene que ver entre las paredes y puertas pintadas de rojo cómo debía reformular el plan para seguir siendo creíble. Allí pensó en ir al garaje del motel simulando ser una persona desesperada que estaba por suicidarse, pero con la radio puesta para asegurarse de que las noticias serían alentadoras para ella y desesperantes para todos los demás. Esa pérfida mujer tenía todo planeado mientras Selena daba su último esfuerzo abriendo la puerta del lobby del motel Days Inn para que alguien se apiadara de ella. Podía ver con total impotencia cómo Selena se nos iba en la total soledad sin que nadie pudiera hacer nada, absolutamente nada…

Estuve enloquecida durante toda la tarde. ¡¡No sabía qué hacer!! Tenía sólo un día, sólo un día y había que ver si sólo era un día porque no sabía bien a qué hora era. Pero si me ceñía a mi sueño era a la mañana … Sí, era temprano. Aún  puedo ver a esa mala mujer esperándola en traje de piyama y preparando su arma. Sí, podía verla antes levantarse, pedir el desayuno, y mirar una y otra vez el arma, una y otra vez la ventana, para ver si venía su presa en busca de la carnada. Podía ver cómo discaba con furia el teléfono llamando a Selena y reclamándole que viniera ya, que no aguantaba más, que estaba desesperada, que la habían atacado, que estaba sola y que no sabía qué hacer. Cada vez que recuerdo esas imágenes siento terribles escalofríos en mi espalda. Imagino lo que sentiría Selena, cómo ella sí estaba sufriendo en contraposición del simulacro de sufrimiento que hacía esa bestial persona. Imaginaba a Selena debatiéndose entre ir pero a escondidas de su esposo y de su familia para no alarmarlos, para que no se sintieran partícipes de esa virtual extorsión de esa psicópata. Imaginaba el sufrimiento de Selena por sentirse bombardeada por una mujer que no la dejaba en paz con sus llamados, con sus “bippers” y con las culpas que le generaba al insinuarle que la estaba abandonando a su suerte. Imaginaba a una Selena tironeada entre dos partes que se tiraban con fuego pero que la exponían a ella en ese tironeo. Me imaginaba a Selena preguntándose por qué su familia la había expuesto en esa reunión en la que su padre le pedía explicaciones a esa mujer por conductas que los perjudicaban. Me imaginaba a Selena sufriendo las consecuencias de esa reunión en las que esa mujer se aferraba a su anterior confianza y a la culpa para que ella no la dejara a la deriva. Me imagino que Selena sufriría más que nadie por tener que estar en un conflicto que no había iniciado y en el que ella no quería exponerse a una solución aun más conflictiva. Ella no estaba acostumbrada a semejante problema. Selena estaba sí ya entrenada en esos retos imposibles en los que con tenacidad, trabajo, esfuerzo, talento y honestidad podría salir adelante … Pero de esta manera … Selena podía ponerse firme, podía ser determinante, podía ser inflexible, pero ella lo solucionaba con una sonrisa y no esperando que la sangre llegara al río. A Selena le gustaba ser precavida y actuar sobre las causas, no con las consecuencias. Esta situación, este conflicto ella no lo hubiese manejado de ese modo. Ahora pagaba las consecuencias de algo que ella ni generó ni buscó que fuera así. Pero Selena no dejaba de ser ella misma aun con estas circunstancias. Otras personas se hubiesen quedado en sus casas. Otras hubiesen dejado que los demás se pelearan y hasta se mataran sin intervenir. Pero Selena no era así. Aun cuando a ella esto no le gustaba, aunque ella querría estar ocupada en lo suyo y no estar pendiente de algo que le era ajeno. Selena iría, buscaría una solución, desearía llegar a un acuerdo, trataría de solucionar por su cuenta las cosas. Entonces, ella iría, iría con la ilusión de que cuando más rápido fuera más fácil se solucionaría todo, que no había que quedarse con el rencor, que había que apostar a la fe y a la honestidad en la actitud. Pero por sobre todo, Selena ponderaba el no esconderse, en dar la cara, afrontar los problemas. Así se formó y así se manejaba con todo en la vida. Y fue a ese motel con la convicción de que estaría frente a una persona que pelearía, hablaría y discutiría con las mismas armas, con las mismas convicciones. Nunca Selena imaginó que la mujer que la esperaba estaba con un arma preparada y con un crimen perfecto para ejecutar…

Cuando llegó mi madre ella me vio llorando en el sofá. Buscaba ayuda. Quería hacer algo pero no podía. Estaba lejos de Corpus Christi para llegar antes de mañana temprano. No habría ni bus ni avión ni nada que me acercara antes que la tarde del 31. Y para esa hora todo se habría consumado. Apenas llegaría para ser espectadora privilegiada del horror y de la tristeza. Quería recurrir a alguien, ¿pero a quién y a cuento de qué? Pensé en llamar a Selena, pero desistí rápidamente. ¿Por qué escucharía y daría crédito a semejante acusación dirigida alguien a quien supuestamente aún confiaba? Aparte, ¿cómo se lo diría? De sólo pensar que le tendría que decir que corre serios riesgos de ser asesinada al otro día por la presidenta de su club de fans y gerente de su boutique “Selena Etc.” me provocaba pavor. Podía sentir mi propio estremecimiento al sentir el ruido de colgar de Selena acaso enfurecida por tan terrible chiste o por una acusación y amenaza sin sentido. No. Yo no haría nunca una cosa así con nada más ni nada menos que Selena … ¿Pero qué hacer si su vida corría serio riesgo? ¿Acaso era más importante no quedar mal con ella que avisarle que podrían matarla? ¿Pero cómo explicarle, cómo convencer a alguien que está hablando en serio basándose en una pesadilla premonitoria? Tal vez Selena podría tomarlo en serio por su propia pesadilla. ¿Pero ella me lo admitiría? No sé. Tal vez deba apostar a llamar a otra gente. La última vez que vino Selena a Monterrey me encontré con A.B. en una calle y le pedí un autógrafo. Me había quedado hablando un tiempito. Él estaba por volver a Estados Unidos pero había decidido recorrer un poquito la ciudad antes de irse. Pero se había perdido buscando el hotel en el que estaba parando y yo se lo indiqué apenas me lo preguntó. Ante mi respuesta providencial, él en agradecimiento eterno me prometió que vendría a mi casa con Selena cuando volvieran a la ciudad, o en su defecto, me aseguró que si alguna vez llegara a ir a  Corpus Christi que no dudara en ir a q-productions y preguntara por él, que sin dudar me llevaría a Selena para que la conociera … Pero había pasado ya unos cuantos meses. ¿Por qué habría de acordarse de mí? Ve a tanta gente que por más que se acordara no dejaría de ser una desconocida más para él; acaso tendría una idea de que yo hice algo por él … Y lo mismo de siempre … ¿Cómo reaccionaría en cuanto le dijera que era Olga, esa mujer que lo sacó de apuros en Monterrey y que lo llamaba porque por una pesadilla estaba segura de que al otro día balearían a su hermana de manos de una persona de su confianza? … No, tampoco. Por un instante pensé en llamar a los periódicos, a la televisión, a lo que sea. Armaría el suficiente jaleo como para que trataran de averiguar y así alertar a Selena de lo que estaba pasando … Tal vez así sí lo haría … “Pero, Olguita, hija mía, ¿qué haces aquí? ¿Es que no has ido a trabajar? Qué te ha pasado? Te preparé el desayuno … ¿Te sientes bien?”, me inquirió de pronto mi madre que había vuelto del médico, provocándome un sacudón que me hizo salir de golpe de mis pensamientos y elucubraciones acerca de cómo salir de semejante situación. “No, madre, no he ido hoy … ¡¡Es que tuve una horrible pesadilla y temo que sea una premonición, madre!! ¡¡Creo que algo muy feo le harán a Selena mañana!!”. Mi madre en cuanto le dije el motivo de mi ausencia al trabajo y lo angustiada que estaba por Selena estalló en cólera: “¡¡Pero, mi’hija!! ¿Cómo puedes creer en estas cosas? ¿Es que te has vuelto loca? ¿Pero qué les ha puesto en sus mentes esa muchacha? Olguita, entiendo que hace muy poquito que has dejado el colegio y que aún eres muy pequeña. También entiendo que tengas a tus ídolos y que uno de ellos sea Selena … ¿Pero cómo puedes faltar al trabajo por un mal sueño, por una pesadilla? ¿Quieres perder el empleo? ¿Acaso qué dirás mañana si no vas? ¿Crees que te tolerarán semejante excusa? ¡¡Vamos ya Olguita!! ¡¡Deja ya a Selena en paz!! ¡¡Ella se puede defender sola!! ¡¡No necesita de ti!! ¡¡Así que por favor deja de pensar en tonterías y prepárate para ir a trabajar mañana!!”.

Por un instante quede estupefacta mirando a mi madre. Por un lado sentía mi Alma partida en mil pedazos y por otro tenía una furia apenas contenida. Creo que mi estado de ánimo para con mi madre en ese momento me hubiese hecho ser amante de un grupo de rock metálico o directamente me hubiese hecho punk ... Pensé en Pantera … Pero lejos estaba de convertirme en ese tipo de personas. Además, no me gustaba su música. Estaba herida porque hubiese querido que mi madre me contuviera en vez de retarme. Quería comprensión, un hombro del cual pudiera descargar mi dolor. Y todo lo que obtenía como respuesta era que me dijera que dejara a Selena descansar en paz, con todo lo que esa frase implica … ¡¡Ahí está!! Otra señal unívoca del destino … Que descanse Selena en paz … ¡¡Por Dios no, no puedo ni siquiera imaginarme ello!! De sólo pensarlo me hace hundir en el más absoluto dolor. Y encima mi propia madre está allí, esperando que lo olvide todo. Ya verá … “¿Pero qué crees madre? ¿Cómo me puedes decir eso? No se trata de un mal sueño. No se trata de pura imaginación. ¡¡Esto va a pasar, madre!! Estoy segura, estoy más que segura. No lo entiendes, madre. Me da mucho dolor decirlo, pero estoy segura de que a Selena la balearán mañana. ¿Qué más quieres que te diga? ¿Crees que me alegra? Y aunque estuviera muy equivocada, hubiese querido que me abrazaras y me dieras un cariño, un consuelo … ¿Acaso piensas que me haré grande y madura de golpe ignorando los problemas que tengo? Yo quiero mucho a Selena. Ella es parte de mi vida. Me siento muy identificada con Selena. Y si le llega a pasar algo yo no respondo de mí. ¡¡Y tú tendrás la culpa por ello!!”. Y salí corriendo a mi habitación llorando sin consuelo. Mi madre intentó detenerme pero sabía que era en vano. En cuanto llegué a mi cama abracé a mi almohada y rompí en un llanto que me duró horas…. Me sentía perdida, triste, impotente. Quería creer que tal vez exageraba, que tal vez no fuera cierto, que todo era producto de mi imaginación, pero esas imágenes, ese disparo, ese dolor … Podía sentirlo, podía vivenciarlo … Yo no quería llorar para siempre. Yo no quería no haberlo intentado todo estando tan segura de lo que iba a pasar. Algo se me tenía que ocurrir, algo tenía que hacer, ¿pero qué? Me decidí llamar a  los diarios. Pensé en que podía hacerme pasar por una secuestradora que decía tener a Selena y que pedía rescate por ello. Pensé hablarle de mis premoniciones. Pensé en ir a Corpus Christi y localizar a Selena. Pensé en todas las variantes desde las más razonables hasta las más disparatadas para llamar la atención. Ninguna parecía viable. Si se me ocurriera decirle a mis amigas no me creerían, y si me creyeran estarían tan angustiadas e impotentes como yo … ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? Me quedé llorando por un largo rato, por momentos de un modo histérico, colérico, desgarrador. Tiempo después escucho que mi madre me dice: “Por favor, Olguita, despierta, ya es tarde … Yo creo que…”. “¡¡Déjame en paz, madre!!”, le grité. “¡¡Déjame sola!! ¡¡Déjame pensar que hacer!!”. “Es que de eso se trata, Olguita”, me dijo. “Te has quedado dormida. Ya es hora de ir a trabajar. ¿Quieres que llame a tu jefe para comunicarle que sigues sintiéndote mal?”, dijo mi madre casi con un hilo de voz … Esas palabras me sobresaltaron. Por un instante no quería pensar en que fuera ya … ¡¡31 de marzo!! Abrí los ojos de golpe y vi que ya la luz del día invadía mi habitación. Miré la hora y eran ya las 7.30 horas. Me levanté como un resorte y di varias vueltas alrededor de mí gimiendo y llorando. No sabía qué hacer. Definitivamente no sabía qué hacer. Cuando ya no me quedaba más tiempo para seguir en casa sin que ello implicara llegar tarde a mi trabajo, procedí a ir a mi lugar de labor con la convicción de que tenía que decidir algo pero ya, aunque fuera disparatado, no sé qué, pero algo … Pero conforme avanzaba con mi andar perdido y seguía pasando el tiempo, me iba desmoronando. Nada de lo que se me ocurría podía tener éxito. Ya no tenía tiempo para lograr que otros actuaran por mí, ya no tenía tiempo para que yo pudiera hacer algo por mi cuenta. No dependía nada de mí y eso me atormentaba más. Estaba por entrar a mi trabajo y justo veo en una pared una foto de Selena y Los Dinos arrancada por alguien que se ve que quería tomarla para llevársela de recuerdo. No lo logró, se nota. El poster quedó destrozado y sólo se podía ver intacta la figura de A.B. … A.B… ¿Y si tal vez él…? … Acaso se acordará de mí ... Miré mi reloj y eran ya las 9 horas. En cuanto entré al trabajo no sé qué pensé, sólo actué, actué sin medir las consecuencias, actué sin saber qué sería de mí, pero sí qué debía ser de Selena…

Entré a la carrera en busca de mi jefe y le pedí que me dejara usar su teléfono para llamar a Corpus Christi. Le dije que era muy urgente, que era un asunto de vida o muerte, que yo me hacía cargo de todo. Mi cara de desesperación debe haber convencido a mi jefe que ni siquiera me preguntó por lo que me sucedió ayer. A mí ya no me importaba si me despedían, si me dejaban encadenada allí hasta que me actualizara con el trabajo o si pensaban perdonarme de por vida. Yo sólo pensaba en Selena, pensaba en cómo salvarla, si estaba bien aún. Por la diferencia horaria no podía establecer si ya había ocurrido todo o si aún había un margen de posibilidad. Tampoco por mi sueño podía establecer la hora precisa de cuándo sucedió la insensatez. Sólo sabía que era por la mañana y no muy temprano. Tomé una guía y busqué la casa de A.B. En cuanto encontré el número sólo desee que estuviera del otro lado del teléfono y me reconociera. Era una ínfima, minúscula posibilidad, pero a esta altura cualquier chance, por mínima que fuera, tenía el valor inconmensurable de la esperanza. Pero Dios no me dio esa posibilidad: me atendió una mujer. Me tranquilizó el hecho de que no se oyeran voces de lamentos ni de llantos. Le pregunté si no estaba A.B., que la llamaba Gloria, una amiga de Monterrey, la que la ayudó a encontrar el hotel el día que se había perdido … La mujer, que creo era su esposa, me dijo amablemente que A.B. estaba en q-productions junto con su padre para grabar algunas cosas, entre ellas las voces de Selena que iría después para completar algunos temas. Le pedí el teléfono y por suerte me lo ofreció con todo gusto. En cuanto colgué llamé desesperada a q-productions. Ahora sí rogaba más que nunca que me atendiera él. Pensaba que si me atendía el padre no me entendería y desestimaría cualquier peligro. Pero A.B. … Él si me entendería … De nuevo escucho la voz de una mujer. Era una de las secretarías. Le pedí por favor por A.B. Ella me dijo que estaba ocupado grabando, que por favor llamara más tarde. “Por favor, señorita, dígale que llamo de Monterrey, que me llamo Olga, que soy aquella que la ayudó ese día…”. “Espera”, me dijo la secretaría. “Mira, tienes suerte, aquí está A.B. Ya te lo paso”. Oigo unas voces en inglés hasta que escucho a A.B. atender. “Sí, hola, ¿quién es?”. “Hola, A.B.. Por favor, escúchame con atención. Te llamo desde Monterrey. Me llamo Olga. ¿Te acuerdas de mí? ¿Te acuerdas que hace poquito te perdiste y no encontrabas el hotel…”, le supliqué. Hubo un silencio que duró una eternidad hasta que él dijo: “¡¡Sí, sí!! ¡¡Me acuerdo!! ¿Cómo olvidarlo? ¡¡Me salvaste ese día!! ¡¡Creí que estaba en otra ciudad!! Te debo una. ¿Pero dónde estás? ¿Estás aquí en Corpus Christi? Si te has perdido, te puedo pasar a buscar y guiarte”, y se echó a reír. Yo le corté lamentablemente su clima de alegría casi con desesperación: “Escúchame, A.B, por favor. Me acabas de decir que me debes una. Pues bien, hazme un favor. Antes que nada, ¿qué hora es allí?”. “Son las 10 y media de la mañana. ¿Pero qué pasa? ¿Qué puedo hacer por ti?”, me dijo A.B. totalmente intrigado. “¿Dónde está Selena?”, le dije, aunque ya intuía la respuesta. “Debe estar en su casa. Tiene que venir para aquí a grabar unas partes de canciones pero tal vez venga a la tarde. O está allí o tal vez está en su boutique con Y…”. Lo interrumpí antes que la nombre y siga: “Por favor, A.B. Me dijiste que me debías una. Voy a cobrarla, pero te ruego que no me preguntes por qué te pido esto. Ya te darás cuenta. Sal de inmediato de allí y ve al motel Days Inn, más precisamente en la habitación 158. Selena está allí con la presidente de su club de fans. Te lo pido por favor, ve ya y sácala de allí, pero hazlo con cuidado, que nadie salga lastimado”. “Pero no entiendo Olga. ¿Qué pasa? ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Cómo sabes que Selena está allí? Además, yo no puedo ir allí así porque sí … Dime por qué debo ir allí. Por otra parte, no comprendo por qué Selena está allí, si está todo mal entre mi familia y ella … ¡¡Hey!!¿Acaso sugieres que Y…?”. “¡¡Por favor, A.B.!! Tiene un arma. ¡¡Ahora lo veo todo!! La compró hace poco. La devolvió, no sé por qué. Pero hace unos días la volvió a adquirir. ¿Qué te sugiere eso? ¡¡Pero por favor, A.B.!! No me preguntes ahora. ¡¡Ve, corre, que no estás tan lejos!! ¡¡Ve antes de que sea demasiado tarde!!”, le grité casi con desesperación. “¡¡Está bien!! ¡¡Ya estoy yendo!! Le aviso a mi padre y ya vamos”, me tranquilizó. Él estaba muy perturbado pero increíblemente me hizo caso en todo, tal vez porque vio la sinceridad en mis palabras y porque se dio cuenta de que lo que le decía no era descabellado sino más que probable. Le pasé mi número de teléfono particular y el del trabajo y le dije: “Sólo te pido que avises a mi casa cualquier novedad. ¡¡Por favor mantenme al tanto!!”. “¡¡Perfecto, Olga!! ¡¡Me voy corriendo!!! ¡¡Adiós!!”, y colgó fuertemente por lo que corroboré con ello que A.B. iría por Selena…

Fueron los momentos más horrorosos de mi vida. Apenas salí de la oficina de mi jefe me desmayé. Estuvieron un rato para reanimarme. Cuando estaban por mandarme a un hospital para observación les grité: “¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡Llévenme a casa, por favor, que allí estaré bien!!”. Sólo estaba esperando que A.B. me llamara, pero a su vez eso me provocaba terror pues de sólo pensar en una posibilidad o la otra me generaba la peor de las pesadillas. Estuve a punto de llamar a q-productions, pero no quería. Prefería la ansiedad de la espera a que me enterara de que llegaron tarde, que no pudo ser, que hicieron lo posible, que están shockeados, y que me preguntaran que cómo sabía y por qué no pude avisar antes. Para colmo de males estaba la posibilidad de que me pudiera enterar de lo peor por la televisión. Al principio, iba a decirle a mi madre que apagara el aparato de TV, pero después opté por lo inverso: le dije que me trajera la televisión al cuarto. Me puse a mirar un programa de entretenimientos. En realidad no lo miraba. Sólo permanecía concentrada deseando que ningún informativo urgente cortara la transmisión habitual de los canales, pues eso significaría el fin. Mientras permanecía mirando sin mirar la televisión, puse a prueba cuán cierta eran las investigaciones científicas que decían que el cerebro humano era más poderoso que lo que suponíamos y que sólo nosotros lo desarrollábamos en una pequeña parte. Sólo permanecía concentrada en que A.B. lo lograría, en que Selena daría su concierto en Los Ángeles al otro día, que Selena saldría de todo sin ningún escándalo y sin ninguna situación embarazosa. Me permitía pensar en la última posibilidad si Selena saliera indemne de la tragedia. Ya se vería luego cómo salir de ello… No importaba… No importaba cómo … No importaba nada… Mi mente sólo estaba focalizada en que ninguna noticia especial debía salir de ese televisor, que nada haría levantar la programación del canal que estaba mirando. ¡¡Nada, absolutamente nada!! Ni siquiera pensaba en mucho más allá de ese momento. Ya habría tiempo para pensar en el futuro, para pensar en lo que sería de Selena. Ya habría tiempo … Ya habría tiempo … Quería no enterarme, pero no aguantaba más. Quería que A.B. llamara, que ese teléfono sonara de una bendita vez … Habría pasado una hora, me había dormitado un poco producto del cansancio, del estrés, de los nervios que me estaban carcomiendo. De pronto soñé con que Selena salía presurosa de aquella nefasta habitación. Detrás de ella A.B. que le cubría las espaldas mientras discutía a los gritos con esa mujer. Ella salía con el arma dispuesta a disparar de una buena vez hasta que un policía la obliga a bajarla. Detrás de él estaba el padre de Selena que, tal como había convenido con A.B., mandó a llamar a la policía denunciando que Selena estaba en peligro y que A.B. iba en su búsqueda. Que todos habían sido avisados por Chris, preocupado como estaba por lo sucedido en ese motel el día anterior. Esa mujer quedaría presa para siempre, Selena estaba a salvo, y la Familia estaría exenta de cualquier escándalo y malas interpretaciones. Era el final soñado. Todo seguiría igual, sólo que con más cuidado producto del susto mayúsculo, y de la solidaridad y del cariño de la gente … De pronto suena el teléfono. Sentía como si me hubiesen arrancado el sueño de mi cabeza y me transportara a la negrura de la realidad. Miré el reloj. Eran las 2 de la tarde. Sabía que estaba todo definido, para bien o para mal. Puse mi mano sobre el tubo de teléfono, esperé que sonara una vez más como esperando que por allí el que llamó se diera cuenta de que se había equivocado de número y desistiera de seguir llamando, o dejar que sonara una vez más para tomar valor y afrontar la terrible noticia. Sentí que se me paralizaba el corazón, contuve la respiración, tomé el tubo pero no contesté. Se hizo un silencio eterno hasta que alguien dice: “¡¡Oye!! ¿Acaso no me vas a contestar? A mí me dijo A.B. que estabas preocupada por mí. Pero veo que no es así. Entonces cuelgo…”. No lo podía creer … “Pe …Pero … ¿Eres Selena? … ¿Estás allí? Dime que eres tú, dime que no es un chiste de mal gusto. ¡¡Por favor!!” y rompí en un llanto que parecía interminable. “¡¡Hey, hey, Olguita!! ¡¡Quédate tranquila!! Sí, soy Selena. A.B. me contó todo. Creeme que me salvaste la vida. Sé que en otra circunstancia ninguno de nosotros hubiese dado crédito a lo que le dijiste a A.B. Pero no por nada lo convenciste a él y con lo que sucedió hoy también me convenciste a mí. Ahora pienso que esa pesadilla que yo tenía debí haberla exteriorizado y no habérmela quedado para mí. ¡¡Menos mal que estabas tú, Olguita!! Pero no hablemos más así. ¿Qué te parece si la seguimos en un ratito en persona?”, me dijo Selena. “¿En un ratito personalmente? ¿Y cómo vamos a seguirla si estamos tan lejos”, le dije incrédula sin poder aún creer lo que estaba escuchando, que era en definitiva lo que tanto deseaba …”Y  … Yo pensaba teletransportarme, ¡¡previo desintegrarme y en unos segundos estar allí!!”, me dijo Selena y echó a reírse a carcajadas como era su costumbre. Recién allí pude gozar plenamente de lo que estaba pasando, recién allí asumí que era cierto y que no estaba soñando que Selena estaba viva, que no sé cómo estaba viva y yo era la persona más feliz del mundo. “Escúchame bien. En un ratito va a pasar por allí una amiga mía, Cristina, que tiene que venir para mi casa. ¿Qué te parece si vas con ella y me vienes a ver, como tanto lo querías?”. “Claro, claro, por supuesto. Sólo que le tengo que decir a mi madre…”, musité. “Si quieres le digo yo”, me dijo Selena. “No, no va a hacer falta”, le dije con determinación. Nada ni nadie me detendrá a ver a Selena después de todo lo que padecí … “¿Y cuándo viene Cristina?”, le pregunté. “En 15 minutos. ¡¡Prepárate rápido que en unas horas estarás aquí!!”, me dijo con ansias Selena. “Dime sólo una cosita más Selena … ¿Cómo está el tiempo allí?”, le pregunté, acaso sabiendo la respuesta … “¡¡Está lindísimo!! Con mucho sol. ¿Pero por qué le preguntas? ¿Para saber qué llevar?”, me preguntó pícaramente Selena. “¡¡Claro!! ¿Para qué sería si no, Selena?. ¡¡Te quiero mucho y cuídate!! Ya voy para allá”. Y volví a llorar, esta vez de alegría. “¡¡Yo también te quiero, Olguita!! Y apúrate que si tardas me voy a Los Ángeles y ¡¡ te dejaré en compañía de mi padre!!”, me dijo Selena a las carcajadas … Pero más allá de las humoradas a las que Selena nos tenía acostumbrados, yo sabía que ella también estaba llorando…

Luego de viajar unas horas animadamente con Cristina llegamos a Corpus Christi. Estábamos llegando a la casa de Selena y vimos que ella nos estaba esperando en la puerta. En cuanto reconoció el auto empezó a ser señas ampulosas con las manos. Ese instante en el que Cristina tardó en estacionar fue eterno por las ansias de vernos de una buena vez. En cuanto pude, bajé y casi me mato porque me enredé el pie con el cinturón de seguridad. Así me abracé a Selena sin poder desengancharme del todo, por lo que ella sintió como si la hubiese chocado. Es que ni Selena esperó que nuestro encuentro sucediera de ese modo tan loco, como lo había sido todo ese día. Estuvimos un largo rato abrazadas, llorando y riendo al mismo tiempo. No había necesidad de hablar. Sólo sentir que estábamos vivas. En cuanto pude, le dije una y otra vez: “Selena. Haz lo que tengas que hacer, pero hazlo. No te dejes llevar por los demás. Sólo sigue el camino que tú te has trazado. Serás la mejor cantante del mundo y mejor diseñadora. Sólo tienes que actuar como tal. ¡¡Puedes decirle al mundo entero que eres la mejor sin dejar de ser humilde!! Sólo te pido eso: ¡¡que coseches todo lo que has sembrado con Amor por años enteros!!”. Selena me volvió a abrazar sin decirme nada más que “Gracias”. Sabía que estaba conmocionada. Que tal vez le costaría salir de esta situación traumática, pero que eso mismo la haría doblemente fuerte y doblemente precavida. Y que la inmediatez de lo peor le haría tomar conciencia de que ella y sus decisiones eran lo más importante. No le quise decir nada de lo que le pasó si ella no me lo decía, aunque yo ya sabía todo. Sólo le dije si iba a suspender el concierto de Los Ángeles. “¡¡De ninguna manera, Olga!! Ellos ya compraron las entradas. Me esperan mañana. Sólo una catástrofe o una desgracia podrían suspender el concierto. Además, debo demostrar que puedo no sólo salir de esta conmoción, ¡¡sino que éste es el inicio de una larga y exitosa carrera!!”, me dijo con entusiasmo Selena. “¡¡Y así será, Selena!!”, le dije yo sin dejar de abrazarla. “Pero tú vienes conmigo. Necesito que estés conmigo mañana”, me rogó Selena. “¡¡Pues claro que iré!! No hay nada más lindo que volver a verte en el escenario. ¡¡Ya quiero estar allí!!”, le dije pegando un grito. “¿Pero sabes por qué quiero que realmente vengas?”, me preguntó Selena con tono de misterio. “¿Por qué?”, le dije con gran intriga. “¡¡Porque en realidad lo soñé!!”, me gritó Selena mientras me daba una palmadita a mi espalda y me invitaba a su casa para preparar todo lo necesario para salir. En el camino me encontré con A.B.  En cuanto lo vi, eché a llorar y lo abracé con fuerza. “Gracias, gracias por haberme escuchado. Si no hubiese sido por ti”, le dije sin poder decir más. “¡¡No!! Todo fue gracias a ti, Olga. En lo sucesivo habrá que saber escuchar bien a la gente y no sólo hacerlo en las emergencias. Pero dime: ¿me vas a contar cómo es que lo supiste todo?”, me dijo intrigado A.B. “¿Te parece que sea necesario decirlo …”, le dije esperando que se diera cuenta de lo que le quería decir. “Tienes razón. Lo dejaremos para cuando seamos viejitos y se lo contemos a nuestros nietos”, me dijo A.B. y nos fuimos sonrientes y abrazados a la casa de Selena. Respiré bien hondo y podía sentir y gozar del aire bien puro, del cantar de los pájaros, del aroma a pasto recién cortado. Era el final de un hermoso día. Era el día del renacer de Selena. Era el inicio de la carrera de la mejor cantante latina de la historia. ¡¡Y todos contribuimos a que así fuera!!

(Yo sé que es la historia de todos, yo sé que es el sueño de todos. Tal vez Olga, tal vez otro, tal vez alguien logre que Selena viva lo que tenga que vivir, que Selena vuelva a cantar, que Selena vuelva a ser feliz y a hacer feliz a tanta gente que desde que ella se fue vive en un mundo de desamor y de falta de cariño, de su cariño)

Yo sólo quiero que estés aquí, Selena … Yo sólo quiero que este mundo, que cada ciudad en la que has dado todo tu Amor recupere la sonrisa, hoy perdida por el odio y el rencor que se ha apoderado de todo. Sólo tu presencia Selena haría que cada persona se mire a sí misma y vuelva a aprender a querer.

Te quiere con toda el Alma…

 

 

 

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