Un día más sin Selena … Me levanté ese día y como tantas otras veces
prendí la radio, encendí la televisión y prendí la computadora esperando
vanamente que el milagro sucediera, que viera a Selena en algún lugar
riendo, cantando, mostrando sus diseños, triunfando ... Sé que no es
lógico, sé que no es racional, sé que no tiene sentido buscar algo que
ya no podré encontrar jamás. ¿Pero de qué me sirve la lógica cuando
hablamos de sentimientos? ¿De qué me sirve entender cuando no puedo
siquiera comprender lo que ha sucedido hace ya 16 años? ¿De qué me sirve
ser contemplativo cuando veo lo que se le ha hecho a Selena? ¿De qué me
sirve mantenerme inalterable cuando veo el éxito de tantas artistas hoy
en día y no la veo a Selena? ¿Cómo no llorar por su suerte? ¿Cómo no
desear cada día que cambie el destino, que cambie todo, que se le dé una
nueva oportunidad a Selena? Sé que acaba de salir un libro de Stephen
King en el que se habla de una persona que viaja en el tiempo para
impedir el asesinato de John Kennedy. En cuanto me enteré no pude evitar
pensar en Selena y en que yo quisiera hacer lo mismo ... Tener esa
oportunidad ... Lo desee siempre. Lo quise desde que supe lo que le pasó
a Selena. Siempre pensaba en que si alguna vez alguien viniera a darme
la oportunidad de volver el tiempo atrás con la condición de que sólo
podía modificar un episodio sea de mi propia vida o de otros, yo siempre
elegiría cambiar el destino de Selena el 31 de marzo de 1995 … No es que
yo no deseara cambiar algo de mi vida, pero nada es más importante que
salvar a Selena. Mal que mal yo viví bastante, y tuve tiempo y vida para
cambiar el rumbo de mis cosas. Y aún las puedo modificar … En cambio,
Selena no pudo … Tuvo poco, muy poco tiempo … Eso es lo que me atormenta
todos los días, lo que no me deja ser feliz enteramente en mi vida. Yo
no puedo estar como si nada en este mundo a sabiendas de que hubo
alguien tan hermoso como Selena y la humanidad no le dio la oportunidad
que sí se la dio a los otros … Es injusto … Es muy injusto … Cuando uno
ve en lo cotidiano las cosas que hay que padecer de tan mala gente,
recuerdo lo que le han hecho a Selena y no lo puedo asimilar ... Es muy
difícil la vida ... Y muy dura, implacable. Parece que los buenos,
talentosos y honestos no tienen su lugar merecido en este mundo hostil
que celebra toda clase de actitudes rayanas a lo absurdo ... La
falsedad, la hipocresía, el mirar para el otro lado cuando no queremos
ver el mal que está en nuestra cara ha dado lugar a personajes
siniestros que con tal de figurar en los medios son capaces de hacer
cualquier cosa, incluso para denigrar y degradar la condición humana …
Es increíble ver que aún se le permite hablar a la mujer que le quitó
todos los sueños a nuestra Selena, y que la difama de una manera
inconcebible con toda clase de mentiras y de fabulaciones … ¡¡Qué fácil
es mentir, qué fácil es calumniar, qué fácil es odiar!! … Amar, ser
bueno, talentoso, honesto parecen ser valores inalcanzables y no
valorables para nadie en este mundo. Todo esto sería diferente con
Selena, muy diferente … Otra sería la música, otros conciertos se
verían. Muchas famosas no lo serían tanto y sin duda la N° 1 sería
Selena. Pero por sobre todas las cosas, otro mundo sería posible con
Selena. Todo está al revés. Como una crónica anunciada, asistimos a la
invitación a disfrutar de nuestra decadencia y a esperar casi sin
fuerzas nuestro propio final. Al final, el pobre Discépolo tenía razón
con su tango “Cambalache”. Hizo esa letra con dolor, impotencia y
bronca, mucha bronca. Y así se fue de este mundo, solo y olvidado en la
mayor de las tristezas, con la peor de las sensaciones que puede sentir
alguien en la vida: levantarse y no tener ninguna ilusión, ninguna
esperanza. Cada día me parecía más a Discépolo, pero no por su talento
sino por su tristeza … Cada día esperaba más que sólo viniera el fin …
Pero sólo una cosa me mantenía vivo, me mantenía fuerte … Selena … Sólo
Selena. Es increíble … Selena no está y es ella la que me da vida. Es
ella la que sufrió y sin embargo me transmite paz, alegría, esperanza.
En estos últimos tiempos viví como nunca la falsedad, la mentira, la
calumnia, el odio. Y si pude soportar todo esto es porque hubo alguien
en la vida de este mundo que se llamó Selena que dio y generó tanto Amor
a lo largo de todo el mundo, a través de todo este tiempo … Sin Selena
yo hubiese tomado el mismo camino de Discépolo. Con Selena era una
persona con una sonrisa y una esperanza, la esperanza…
Salí a la calle en la noche. Había tenido un día fatal.
Esta vez no pude olvidarme de todo y hacer como si nada me hubiera
pasado. Esta vez no me servía de consuelo tener una foto de Selena como
fondo de pantalla. No me servía tener pegada en la pared una hermosísima
imagen de Selena ilustrando una conmovedora y cierta nota que le hiciera
Chito de la Torre, aquel periodista de México que la siguiera desde muy
pequeña … De nada servía. Sentía que no podía más, que no podía estar un
minuto más sin sentir que Selena estuviera en algún lugar. No importaba
si no la podía ver, si no la podía disfrutar, si nunca iba a poder
abrazarla y agradecerle por lo que hizo de mi vida. Eso no importaba.
Importaba ella, sólo ella. Y viendo cómo el mundo se caía a pedazos, no
ver que esté Selena para poder remediarlo con su Amor era el mayor de
los actos injustos. Que ver a este mundo sin remedio era la confirmación
de las consecuencias de aquel acto nefasto de esa psicópata. Varias
veces pensé: “Este mundo se dio el lujo de prescindir de Selena y dejar
a esa mala mujer. Nadie parece tener consciencia de que además de Selena
todos salimos perjudicados por semejante elección. A nosotros también
nos dieron por la espalda…”. Había caminado apenas unas cuadras. El
calor era francamente insoportable en Buenos Aires, que en verano parece
ser el refugio del mismísimo demonio. Arrastraba las piernas. No tenía
fuerzas. Me sentía como si tuviera 80 años y por allí era ésa la edad
que tenía y no me había dado cuenta. O tal vez Dios ya no sólo no me
escuchaba en mis deseos de volver el tiempo atrás, sino que me lo
aceleraba para que ya no sufriera más, para confirmarme que ni Él podía
remediar lo ya hecho. Giré en una de las calles hasta que algo me
paralizó. Era una afiche, un afiche enorme. No podía creer lo que estaba
viendo. Veía a una artista muy parecida a Selena sosteniendo con sus
manos y una amplia sonrisa el Premio Grammy. Iba a seguir de largo: “No.
No tiene sentido. Seguro que la desilusión será aún mayor. Cuando quiera
ver si es ella seguro que es Selena Gómez muy parecida a Selena
recibiendo algún Latin Grammy…”. Ni quise mirar el nombre pues podía
pasar de la ilusión a la mayor de las desilusiones en sólo unos segundos
hasta que, por detrás de mí, escuché alguien que dijo: “¡¡Qué linda era
Selena!! ¡¡Qué feliz se la veía en aquel Grammy de 1994!! Y ni quiero
pensar si lo hubiese logrado en 1995 ... Tal vez la historia hubiese
sido diferente, muy diferente…”. Me di vuelta y vi a alguien correr
rápidamente hasta la esquina y doblar. Apenas si vi su espalda cuando
doblaba y un viento muy fuerte que me golpeó la cara. Cuando pude
reaccionar fui hacia el afiche para corroborar lo que yo pensé haber
visto y escuchado. ¡¡Era Selena!! ¡¡No lo podía creer!! Era una de sus
clásicas fotos de aquel Grammy 1994. Y es cierto … ¡¡Se le veía tan
feliz!! Y no era para menos … En esos tiempos no habían Grammys latinos.
Apenas si se les daba un solo premio a los latinos. ¡¡Y Selena lo había
logrado a los 22 años ganándole a todos los de su raza!! ... Tenía un
gran futuro ... Ya era una realidad y nadie la iba a detener. Me
pregunté sin entender cómo vino a parar un afiche de este tipo en el año
2011 en Buenos Aires. Iba a proceder a leer lo que se decía en ese
afiche y tomarlo sin que nadie me viera para llevármelo a mi casa hasta
que escuché de nuevo esa voz: “¿Has escuchado lo que te he dicho? ¿No
crees que todo hubiese cambiado si Selena hubiese logrado ganar de nuevo
el Grammy en 1995?”. Cuando volteé mi cara, casi me muero de un síncope.
Vi a un hombre barbudo, de pelo largo y negro, enfundado en una enorme
capa y sombrero negro que me mostraba su amplia sonrisa casi encima, y
me volvió a decir: “¿Acaso no lo crees? ¿No lo quieres comprobar tú
mismo?”.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente. Vi que el señor
barbudo trataba de tranquilizarme y me pedía que lo escuchara y confiara
en él. En cuanto pude recuperar mi lucidez le pedí: “Más te vale que me
des una razón para justificar que casi me mates del susto. ¿Qué quieres
de mí? ¿Tú eres el responsable de este afiche? ¿Por qué me hablas del
Grammy que no logró Selena en 1995? Y antes que nada, ¿cómo te llamas?”.
El señor se sonrió y me dijo: “Me llamo Pedro. Un gusto enorme
conocerte. No me pidas que te diga cómo llegué aquí. Sé que quieres
mucho a Selena y sé qué harías lo que sea por volver el tiempo atrás y
salvarla. ¿Pero sabes? Eso no parece tan improbable. Se puede lograr,
pero habría que buscar los tiempos justos, si es que realmente se
quieren buscar que las cosas cambien de verdad. Es como buscar las
coordenadas justas. Si las encuentras, todo es posible. Es como estar
buscando el camino correcto que te lleve a tu casa, posees miles y sólo
tienes una oportunidad de tomarlo. Es cuestión de estudiar bien la
situación y se puede lograr, ¡¡créeme que al final se logra!!”, me dijo
el señor todo entusiasmado. “Aun no alcanzo a comprender. ¿Por qué estás
aquí? ¿Por qué me hablas de probabilidades y de improbabilidades de
viajar en el tiempo y de salvar a Selena? ¿Acaso se puede hacer? ¿Lo
puedo hacer yo?...”, alcancé a decirle todo contrariado. “¿Sabes? Las
cosas en este universo son más fáciles de lo que tú crees. Parecen más
difíciles porque se desconocen, pero si todo se conociera … Las cosas no
son como las dijo Ray Bradbury … No es que si tú viajas en el tiempo y
alteras algo, al volver a tu tiempo todo termina siendo muy diferente.
Eso es una falsa posibilidad. Si se elige un mal camino, un mal momento,
en el peor de los casos no alterarás nada en lo sustancial. Como mucho,
tal vez postergues por unos días lo que inexorablemente pasará. Pero si
eliges las coordenadas justas, tal vez, tal vez lo logres. Si tú
pudieras viajar en el tiempo para salvar a Selena, ¿qué momento
elegirías?”, me preguntó Pedro y se me quedó mirando como sabiendo que
no daría con la respuesta acertada … “Y … No sé. Supongo que iría el
mismo 31 de marzo. Trataría de detener a Selena, sea en su casa, sea en
el Days Inn … Tal vez advertiría a su familia … No sé, no sé, no sé
exactamente qué haría, pero lo haría ese día…”, le dije totalmente
perturbado y confundido por la situación ... “Ya sería tarde, muchacho.
Ya sería tarde. Por cierto, ¡¡qué calor que hace en esta ciudad!! Ya sé
que es verano, pero supuse que hacía más frío … Tal vez eso te impida
reflexionar un poco más…”, me dijo Pedro sacándose la capa y el sombrero
mientras se arremangaba la camisa … Y prosiguió: “Para esa época ya no
habría margen para que las cosas cambien. Esa mujer ya estaba decidida a
hacerle daño a Selena. Y Selena estaba muy perturbada estando en el
medio de una disputa que no le pertenecía, y muy deprimida al advertir
tanta mentira, falsedad y engaño … No, muchacho. Para ese entonces las
cartas estaban echadas. Interviniendo ese día, como mucho hubieses
estirado la situación por unos días más, pero el hecho sucedería de
todos modos. Tal vez sería en otra ciudad, en otro hotel, pero
sucedería. ¿Acaso no recuerdas que pudo suceder a mediados de marzo pero
una tregua de la asesina con el padre de Selena le hizo devolver a
aquélla el arma a la tienda en la que la había comprado? ¿Acaso no
recuerdas que pudo ser el 30 de marzo de no estar Chris del otro lado de
la puerta de la habitación del hotel en el que estaban Selena y esa
mujer? Ese día lo impidió Chris, pero ¿acaso lo pudo impedir al otro
día? ¿Entiendes a qué me refiero?”, me miró Pedro con una mirada
inquisidora esperando mi obvia reflexión … “¿Por eso me has hablado de
los Premios Grammy de 1995? ¿Y por qué eso cambiaría las cosas con
Selena?”, le dije intrigado. “Muy simple. Yo no te tengo que explicar el
momento que vivía Selena en lo profesional. Cuando ganó el Grammy en
1994 se le abrieron las puertas a un mundo de productores, medios de
comunicación y artistas de todo tipo que querían saber de qué la iba
Selena. Y cuando vieron lo que era como artista, lo popular y joven que
era, y que estaba pasando por su mejor momento, no dudaron en proponerle
innumerables proyectos de hacer nuevos discos, de actuar en telenovelas
y de participar en películas, de cantar con otros artistas. ¡¡A Selena
se le abrían las puertas de los Estados Unidos de par en par!! Y encima
sacó un disco exitosísimo que la llevó a la mayor de las popularidades
en México, Centroamérica y en la comunidad latina en los Estados Unidos.
Pero todavía Selena estaba atada al viejo esquema. Seguía viajando en el
bus, seguía manejándose profesionalmente como si fuera una artista de
menos convocatoria y trascendencia en el mundo. Nadie de los Quintanilla
tenía la real dimensión de lo que ya había logrado Selena en el planeta.
Su padre veía el éxito más visible de Selena en Estados Unidos y México.
Pero no se daba cuenta de que Selena abarcaba muchas más áreas que la
música. Debía abrir el espectro, debía hablar con otra gente, debía
ampliar el horizonte. Había que abandonar viejos esquemas. Había que
sacarse de encima a esa mujer que le impedía a Selena ver quiénes
realmente la querían, quiénes realmente confiaban en ella”, me explicó
larga y pacientemente Pedro, y prosiguió: “A Selena la agarró confundida
esta situación. Ella debía abandonar las viejas prácticas para ejercer
las nuevas que le permitieran manejar la nueva situación. Seguramente
temía por los cambios pero estaba dispuesta a hacerlos, pero tropezó con
muchos obstáculos. Y esa pérfida temía que el éxito mundial de Selena le
haría perder su influencia sobre ella. Luego las peleas con su padre
aceleraron los tiempos. Antes de que ello sucediera, si Selena ganaba
ese Grammy la realidad que traería ese premio la haría actualizar sin
remedio. Antes de que todos terminaran de festejar, a Selena le
llegarían millones de proyectos que la tendrían muy ocupada y bien
resguardada por gente que la alejaría del peligro del pasado … y del
presente”. “¿Y entonces qué sugieres? ¿Que alguien como yo le haga ganar
el Grammy?”, le pregunté mirándolo con aire desconfiado y haciéndole un
gesto de incredulidad tratando de ser específico en aclararle que estaba
loco. “Digamos que sí. Digamos que ésas serían las coordenadas y los
instrumentos justos para que Selena aproveche su única opción de salida,
de salvataje”, me dijo Pedro con una asombrosa seguridad. “¿Pero por qué
yo? ¿Qué se supone que yo puedo lograr que no lo puede hacer otro?”, le
volví a preguntar ya con cierto fastidio. “Tú eres la persona indicada,
pues a ti ya no te importa que este mundo funcione sin Selena. Yo sé que
canjearías tu propia vida por la de Selena para que ella la pueda vivir.
Yo sé que en el medio de la situación sabrías lo que tendrías que hacer
aun cuando no tengas ni idea de cómo hacerlo a prori…”, trató de
convencerme Pedro. “Ven, acompáñame. Caminemos un poco, ahora que se
levantó un poquito de viento…”, me terminó pidiendo ese señor tan
extraño en una más que extraña ciudad. Caminamos un buen rato. Hablamos
de Selena, hablamos de lo que para mí significaba, de lo feliz que sería
si ella estuviera entre nosotros. Pasaron horas en las que yo le contaba
a Pedro algo que sin duda él ya sabía, pero que él pacientemente
escuchaba pues él entendía lo importante que era para mí exteriorizar
mis sentimientos por Selena … De pronto me encontré con que estábamos en
una estación de tren en el medio de un pueblo en pleno campo, muy lejos
de la gran ciudad. No tenía ni idea de cómo habíamos llegado hasta allí.
“¡¡Parece que caminamos mucho!!”, me dijo entre risas Pedro y me pidió
que le indicara si había una recepción para preguntar cómo podíamos
volver a Buenos Aires, si había que esperar mucho el próximo tren.
Cuando di con la recepción y le iba a indicar a Pedro que no había nadie
allí como en toda la estación, Pedro me miró y me dijo: “¿Sabes por qué
eres el elegido? Porque eres el único que sabría actuar a la altura de
las circunstancias aun en los peores momentos y con toda la presión … y
por el Amor que le tienes a Selena”. Luego se sonrió y me dio un leve
empujón con su mano lo suficientemente fuerte como para derribar la
puerta y entrar del otro lado de la Recepción … “¡¡Pero por fin has
llegado!! ¡¡Llamé a tu casa y no me has contestado!! ¿Qué te ha
sucedido? Bueno, luego me lo explicas. ¿Estás listo para empezar en tu
nuevo puesto de trabajo?, me dijo alguien a mis espaldas. Cuando volteé
mi cabeza y miré, creí que me desmayaba. Era José Behar, que me
estrechaba su mano. “¡¡Bienvenido a Emi Latin!! ¡¡Sé que nos serás de
mucha ayuda!!”. Yo se la estreché con una media sonrisa y mirando para
todos lados. Tenía que ganar tiempo. Tenía que saber por qué estaba allí
y para qué…
“Mira. Sé que hace poco que estás aquí, pero el hecho de
que eres argentino me dará una buena pauta de cómo piensan allí y ven a
los artistas de Latinoamérica. Hace poco que venimos trabajando para que
nuestra compañía promueva a los artistas latinos. Empezamos por México y
Estados Unidos. Pero viendo que el éxito de muchos es muy grande y el
mercado es mucho mayor de lo que imaginábamos, estábamos con la idea de
empezar a promover a muchos de estos artistas por Sudamérica. Pensamos
que empezar por Buenos Aires es lo ideal, pues un éxito allí repercute
en todo Sudamérica, como un éxito en México lo promueve en
Centroamérica. Me gustaría que vieras cuáles son nuestros artistas
predilectos, estúdialos y dinos qué te parece que son los más indicados
para iniciar este intento de expansión del mercado. No quiero influirte.
Yo tengo mis gustos. Quiero primero que me des tu opinión y luego
conversamos. ¿Puedes empezar ya mismo?”, me preguntó ansiosamente José
Behar. Yo estaba totalmente desconcertado. ¿Quién se supone que era para
él para que yo le fuera de ayuda? ¿Por qué estaba allí? ¿Yo pedí trabajo
y me lo dieron? ¿Me recomendó alguien? Apenas si entendía de la
importancia que para ellos me daba mi condición de argentino, ¿pero por
qué yo? ¿Quién se supone que era? Hasta llegué a dudar de si estaba o no
Selena con nosotros. No sabía si había viajado en espacio y tiempo o
sólo en espacio. Tenía que tantear para saber qué piso estaba apoyando
mis pies. Tuve bien tino en no haber dado ningún dato. Sólo los podía
dar hasta tener algo seguro … “Confíe en mí, señor Behar. Haré todo lo
que pueda. Supongo que nuestro amigo en común tiene la suficiente
confianza como para saber que puedo aportar mi humilde sabiduría, que no
es tanta, pero…”. “¡¡Pero no seas tan humilde, Eduardo!! Efectivamente
nuestro amigo Mario, presidente de la Emi México, me dio las mejores
referencias de ti. Eres un excelente productor y cazador de talentos que
ha dado sus frutos desde que te instalaste en México DF. ¡¡Sé que ésta
es una excelente oportunidad para ti y para nosotros nos serás de
inestimable ayuda!!”, me dijo José palmeándome la espalda e invitándome
a mi nueva oficina. Yo tragué saliva y rogué que todo saliera bien. Era
evidente que me estaban confundiendo con otra persona, o creían que yo
era Eduardo, o en estas nuevas coordenadas del tiempo yo tenía ese
nombre. Yo sólo lo seguí y esperaba que me diera esos archivos cuanto
antes. Quería ubicarme cuanto antes en mi nueva condición. Me sentía
como en una mudanza y quería ya saber dónde estaba todo para desarrollar
mi vida normalmente. Quería estar en mi escritorio cuanto antes para
saber qué fecha era. Quería estar con esos papeles cuanto antes para
saber si entre las estrellas que me quería mostrar José Behar estaba
Selena…
En cuanto José Behar me dejó solo vi el calendario de mi
escritorio y note que era 7 de agosto de 1994. Miré para afuera y traté
de buscar una referencia acerca de en qué ciudad estaba. Y al poco
tiempo lo supe: ¡Los Ángeles! Me ponía contento en saber que Selena
estaba con nosotros pero me inquietaba saber que yo estaba bajo otro
nombre y condición. Además, José Behar quería que yo le indicara cuáles
artistas podrían pegar fuerte en Sudamérica, y yo sólo pensaba en Selena
y en conseguir que volviera a ganar el Grammy en 1995. Pero como hago
siempre en todos los aspectos de mi vida, sabiendo el espacio y tiempo
de estas “nuevas coordenadas”, fui a asegurarme lo más importante ...
Si estaba Selena en esos papeles y cuáles eran los planes de Emi Latin.
Tomé la carpeta y empecé a buscar sus archivos. Al principio me agarró
una gran desesperación pues pasaba rápidamente los documentos de cada
artista y no encontraba los de Selena. Miraba para atrás y para
adelante, y no los hallaba. Por un instante pensé que no la tenían en
sus planes, pero deseché de la idea pues eso no podía ser. Pensé en lo
contrario: justamente porque ya Selena era una artista consagrada y con
gran proyección por su propia fama bien ganada, ya tenía la compañía sus
propios planes y no necesitaban ningún consejo de nadie. Me empecé a
desesperar pues si era así ya no tenía sentido estar allí, pues mi único
interés era Selena. Y si no estaba ella, ¿para qué seguir? Y si me
quería ir, ¿cómo lo haría? Estaba por llamar a José Behar y preguntarle
sin vueltas si no faltaba Selena, a quien había escuchado hablar loas de
todos lados, y esperar la respuesta. Pero providencialmente miré para
abajo y vi unos papeles en el piso con la foto de Selena. Como si fuera
un aviso del destino justo se me había caído el expediente de Selena en
mi desesperación por buscarlo y no lo había notado. Lo tomé
cuidadosamente y lo cuidé como todas las cosas que conservo de Selena:
con cuidado, con ternura, con cariño. Sólo que ahora estaba en un lugar
y en un tiempo en el que a Selena no se la añoraba pues Selena estaba
allí, ¡¡al alcance de la mano!! Estudié cuidadosamente su expediente y
confirmé que la Familia Quintanilla quería cuanto antes sacar un disco
en inglés, que Emi le había firmado un contrato con ese fin en 1993 pero
venía postergándolo pues el estruendoso éxito de Selena en español les
hacía pensar que lo mejor era explotar al máximo esa veta, ese camino en
el que Selena era ya la Reina indiscutida. Es más: en esos mismos
archivos Emi buscaba que Selena sacara en 1995 un disco con sus mejores
éxitos, y con él salir de gira por Centro y Sudamérica. Pensaron en
sacar un disco en vivo, dado el arrasador éxito en México, sobre todo en
Monterrey, pero Selena en 1993 había sacado el disco “Live”, que le hizo
ganar el Grammy al otro año. Por eso Emi pensó que con un disco que
incluyera sus más grandes éxitos la posicionaría en el resto de América
latina y su presencia allí haría el resto. Los Quintanilla no ponían
objeciones a ello, pero querían darle prioridad al disco en inglés y
salir de gira por Estados Unidos en cuanto saliera. Estaban en plena
disputa por esa decisión. Había que decidir cuál sería el plan luego del
exitazo de “Amor prohibido” y en Emi Latin estaban preocupados pues
Selena anunciaba públicamente las dos cosas y ambas no se podían hacer
al mismo tiempo. A alguna había que darle prioridad. Yo tenía mi idea al
respecto, pero lo que debía decidir estaba en función de mi objetivo, de
que Selena ganara el Grammy de nuevo al otro año. Si fuera por mí, yo
entendía las dos partes, pero consideraba que el arrasador éxito de
Selena con “Amor prohibido” había que aprovecharlo para que Selena
conquistara lo que le quedaba del mundo latino. Que tal vez el disco en
inglés debía surgir luego de las giras, para cuando Selena fuera
indiscutible para todo el mundo y que para nadie objetara de allí en más
ninguna decisión … Pero dadas estas circunstancias, yo no podría salvar
a Selena de ese modo. Se me había ocurrido algo, muy arriesgado, muy
audaz, pero que para mí era la única forma de lograr el objetivo. Yo ya
sabía el resultado del Grammy. Por ende sabía que el camino por “Amor
prohibido” no le daría un nuevo galardón a Selena, aunque eso fuera
increíblemente insólito e injusto. Había que adelantarse a los tiempos,
a esos tiempos. Tal vez Selena debía competir con más de un material.
Tal vez Selena debía competir por más de un premio … y ganarlo…
Estuve un día largo haciendo como que estaba estudiando
todos los expedientes, cuando ya tenía todo decidido. Luego de ese día
pedí a la secretaria de José Behar hablar con él. Al poquito tiempo él
me llamó a su despacho. En cuanto llegué, él me saludó efusivamente, se
sorprendió por la premura de mi parte para ya hablarle del tema que nos
ocupaba luego de un solo día de “estudio” y enseguida me pidió una
sugerencia. “Mire, señor Behar. No vi todos los expedientes. Bueno, en
realidad, sí, pero sólo me detuve en algunos y más especialmente en el
de Selena. Creo que su caso requiere que se tome una decisión concreta
cuanto antes. Me gustaría que me escuche con atención antes de que pueda
parecerle algo osado o presuroso…”, le dije cuidadosamente. “¿Quieres
hablarme de Selena? ¡¡Pero con todo gusto!! Ella es mi artista
preferida. La descubrí de casualidad enn un concierto y la contraté allí
mismo en San Antonio. Ella es única, fantástica, con un gran talento y
un carisma increíble. Ella será la artista mundial N° 1 sin duda. ¿Acaso
crees que ya está lista para enviarla a Sudamérica? Nosotros pensábamos
darle mayor promoción, sobre todo en países como el tuyo, en el que hay
otras influencias y gustos…”, me alcanzó a decir y yo en cuanto pude lo
interrumpí: “Mire, señor Behar. Yo pienso como usted. Selena es
increíble. Yo la conocí en México y no vi a nadie igual. Ella sin duda
tiene un futuro enorme, pero creo que debemos hacerles caso a los
Quintanilla. Deberíamos priorizar el disco en inglés. Y no sólo eso.
¡¡Deberíamos sacarlo cuanto antes!! No debería pasar de este año. Sé que
se lo viene postergando y piensan que por allí es mejor que salga en
marzo del año que viene o incluso a mediados de ese año. A mí me parece
que no. Nos estamos perdiendo de un dato no menor. Dígame, señor Behar:
cuando Selena ganó el Grammy, ¿eso no cambió la visión de la gente
ligada al mundo del espectáculo aquí en Estados Unidos sobre ella o todo
siguió igual que antes del premio?”, le pregunté en forma bien segura.
José Behar quedó descolocado. Sin duda no esperaba esta reflexión,
aunque estaba seguro de que compartía este punto de vista que le daba.
En su rostro percibía que él temía que esto aceleraría el conflicto
entre Emi y él, y por extensión entre Emi y los Quintanilla … “Mira,
Eduardo. No sé si es buena idea acelerar los tiempos. No es que no lo
comparta, pero tú sabes el momento de Selena, sobre todo en México. De
todos modos, sí te puedo confirmar que el Grammy le dio un impulso muy
fuerte a la carrera de Selena. Me llama la atención de que lo hayas
notado, pues todos siguen el éxito de su disco ‘Amor prohibido’ y la
acompaña de sus éxitos anteriores. No le prestaron mucha atención a los
premios, pues su Amor por Selena viene de antes. Para ellos no ha
cambiado nada la situación antes y después del Grammy, antes y después
de ‘Premios Lo Nuestro’. La gente ya sabía de Selena antes de todo esto.
Nosotros, los productores y los medios de comunicación la descubrimos a
Selena con estos galardones. El público ya la conoce de mucho antes. Así
la conocí a Selena, por el delirio de la gente al verla actuar en un
escenario, no recibiendo un premio…”, me sentenció. “Antes que nada,
señor Behar. ¿Me podría llamar por el segundo nombre que me es más
familiar? Por lo menos en mi país me suelen llamar así. Si puede,
llámame Sergio. Por lo demás … yo lo entiendo perfectamente. Hasta
coincido con usted. Pero también me pidió mi punto de vista como
argentino … Yo le puedo asegurar que un éxito fuerte de un disco en
inglés y la notoriedad de ganar un nuevo Grammy la atraerán sin duda a
mi país. Sé cuál es el tipo de material que cantaría Selena en ese
disco. En mi país no pasará inadvertida: estoy seguro de que sonará en
la radio, se verá en televisión y comenzarán a surgir sus fans. Pero por
otro lado, sé que el éxito de un disco así pondrá a Selena en un plano
de atención que constituirá un envión enorme a su carrera que no parará
nadie. Si ya ahora le llueven productores con miles de ofrecimientos,
¡¡con un disco en inglés y un nuevo Grammy los ofrecimientos serán
millonarios!! Si todo sale bien, Selena romperá las barreras que le
quedan para su éxito en el mundo de un modo mucho más sencillo que
cuando conquistó México casi sin saber el español. Créame, si nos
movemos rápido y bien, verá los frutos en pocos meses. ¡¡Y en un año
será la nueva Reina de la música!!”. José Behar me miró asombrado. No le
salían las palabras. Pensaba que era una buena idea pero tenía que
convencerlo cuanto antes al presidente de Emi Central y eso no iba a ser
fácil … “Está bien, Edu…, perdón, Sergio. Está bien. Pero me tendrás que
acompañar para convencer a mis jefes de Emi. Es más, tendrás que
hablarles tú. Trata de decirles con el mismo convencimiento con que me
lo dices a mí. Además, tendré que decírselo al padre de Selena. Tal vez
él pueda presionar a su manera…”, me dijo José Behar …. “¡¡No, no!! ¡¡No
lo haga aún!! ¡¡No!! ¡¡Será peor!! Los ilusionaremos antes de tiempo y
eso será una presión para Selena. Me preocupa ella más que nada. Si
vamos a decirle algo es con la decisión tomada y firmada. Quiero que
Selena mantenga la alegría de su éxito y la esperanza de su porvenir. Si
le vamos a decir algo que no tenemos solucionado, la ansiedad y la
incertidumbre le jugarán en contra cuando vaya a un concierto … ¡¡Y no
quiero que le salga nada mal!! Así que por ahora dejémosla tranquila. Ya
si todo sale bien le agregaremos una presión extra”, le supliqué. “Sí,
tienes razón, Sergio. Mejor reunámonos en secreto con mis jefes y luego
se lo comunicamos … ¿Sabes, Sergio? Veo que Selena te ha impactado a ti
como a todos nosotros. ¡¡Hablas como si la conocieras de toda la vida!!
Eso es bueno. ¡¡Y eso demuestra que ella ya llegó más lejos de lo que
imaginamos!!”, me dijo entusiasmado José. “Justamente eso es lo que
tenemos que tener en cuenta, José. Selena ha llegado más lejos de lo
imaginado. Selena es más conocida de lo que nosotros creemos. Eso es lo
que tenemos que decirle a la gente de Emi. Con Selena es sólo cuestión
de dejarla volar y todos quedarán encantados con ella”, le sentencié…
José Behar hizo los trámites pertinentes para concertar
una reunión de urgencia con las autoridades de Emi. “Ya tengo todo listo
para mañana. Tuvimos mucha suerte de que el jefe máximo estuviera de
paseo por Los Ángeles para poder contactarlo. Así que tendremos que
darle más de un buen motivo para justificar la interrupción de sus
minivacaciones”, me dijo José Behar muy preocupado. “No te preocupes,
José. Déjamelo en mis manos. Eso sí. No me interrumpas y ni reacciones
por lo que voy a decir. Sólo interviene si al cabo de mi alocución notas
que salió todo mal”, le advertí. José Behar aceptó algo contrariado mi
pedido, pues no entendía por qué le pedía que no se inmutara por lo que
fuera a decir. Cuando al otro día nos reunimos, fui muy amable en mis
saludos y agradecimientos, pero enseguida fui al grano: “Sé que ustedes
tienes un contrato con Selena firmado el año pasado para hacer el disco
en inglés. Me pregunto por qué está demorado el asunto, por qué no hay
una autorización para ser grabado”, le recriminé. “Bueno, tal vez eso
podría contestárselo José Behar sin recurrir a mí. Lo que pasa es que…”.
No lo dejé terminar. Enseguida lo interrumpí: “¡¡No, no!! Ya sé las
razones que tienen y ya me las explicó José Behar. Y créame que son muy
razonables. Posiblemente en su lugar yo haría lo mismo. Pero yo estoy en
este lugar y noto dos cosas: que estamos ante una familia que está
pidiendo y anunciando desde hace 4 años que van a hacer un disco en
inglés y ustedes se lo prometieron de palabra y hasta con la firma.
Además, estamos ante una artista talentosísima. ¿Usted la ha visto en
concierto? Si no la vio, se lo recomiendo. Selena está destinada a ser
la cantante latina más importante de todos los tiempos. ¿Qué vamos a
esperar? Mire, yo le propongo una cosa a mi cuenta y riesgo. Le pido que
autorice a hacer el disco cuanto antes, ¡¡este mismo año!! Aprovechemos
que está en un momento fantástico y que todo lo que haga será celebrado
por su público, y atendido por los grandes medios y productores … ¿Usted
sabe que ganó un Grammy, no? Pues bien, yo quiero que haga doblete, que
lo vuelva a ganar el año que viene. Eso sería ganancia para todos. Yo
apuesto a que el disco será un éxito que la posicionará en el mercado
anglosajón y la hará estar en el candelero mundial. ¿Quiere apostar a lo
contrario? ¡¡Hágalo!! Nosotros nos comprometemos a hacernos cargo de la
pérdida si Selena fracasa, y ella ya no lo molestará más. En cambio, si
gana, todos saldremos ganando, y usted se llevará su parte y lo que
obtenga en el futuro. ¿Qué piensa?”. El dueño de Emi se me quedó mirando
fijo mientras se tocaba la barbilla. José Behar estaba pálido y sólo
hacía gestos de lamento. Pensó que todo había terminado. Iba a ensayar
una excusa hasta que su jefe me dijo: “Tú ganas, por decirlo de alguna
manera. Tienes hasta fin de noviembre para que Selena grabe el disco.
Quiero que salga a mediados del mes de diciembre y sea el disco más
vendido para Navidad. Te daré todo lo que necesites. ¡¡Todo!! Selena
será tratada como si fuera la artista más importante de la disquera. Si
gana, ganamos todos. Si pierde, tú serás responsable de la pérdida y
Selena queda fuera de la compañía … ¿Entendido?” y me estrechó la mano.
“Trato hecho”, le contesté. Luego abrazó a José Behar y le dijo: ”Has
contratado a una persona muy audaz. ¡¡Me gusta!! Veremos qué resulta de
toda esta aventura”. José Behar trató de mantener la compostura hasta
que se fueron él y su comitiva. En cuanto se fueron, me gritó
desesperado: “¿Pero qué has hecho? Nos estamos jugando la vida y tenemos
poco tiempo. ¿Por dónde vamos a empezar?”. “Por el principio”, le
contesté. “Ahora sí llama a la Familia Quintanilla. Ellos se pondrán muy
contentos: ya verás cómo se esforzarán en hacer el disco en poco tiempo
y acomodarán sus conciertos en función de este proyecto que ya lo podrán
anunciar con fecha y todo. Lo único que te pido es que vayas tú a la
grabación del disco. Selena va a necesitar de tu compañía y de tu
apoyo”, le pedí. “Y tú, ¿qué harás? ¿Acaso debes volver a México o
tienes que viajar a la Argentina? Mira que te voy a necesitar…”, me
dijo desesperado. “¡¡Y claro que estaré!! Pero es mejor que cubra desde
Los Ángeles todo el tema de la preparación del disco, de las
grabaciones, de las bandas y de las gestiones para que Selena tenga todo
de primera. Tú me avisas si necesitas algo en el lugar en el que Selena
vaya a grabar”. José Behar aceptó la idea y procedió a llamar allí mismo
al padre de Selena. Al rato vino y me dijo con gran alegría: “¡¡No sabes
cómo están todos allá en Corpus Christi!! ¡¡Están enloquecidos!! Salgo
esta misma noche para allá para ver cómo podemos hacer para compaginar
fechas de concierto y de grabaciones. Tú encárgate de que Selena tenga
todo, los mejores músicos, los mejores productores. ¡¡Todo!! Cualquier
problema, me avisas. ¿OK?”. “¡¡Por supuesto!! Ya logramos lo que
deseábamos todos. ¡¡Ahora manos a la obra!! Lo imposible siempre es
posible. ¡¡Yo sé que lo lograremos!!”. José Behar se sonrió, me dio un
fuerte abrazo y me dijo: “Eso es lo que diría Selena … ¡¡Seguro que
estará ansiosa por empezar!!”. Al otro día recibí un llamado en el que
pedían por mi nombre verdadero. Yo atendí temeroso y del otro lado
escuché una voz que me decía: “¿Así que haciéndote pasar por Eduardo?
¡¡Qué bien!!”. Cuando estaba por darle toda clase de excusas y de
súplicas, me completó: “No, no me des ninguna explicación. Soy Mario, de
Emi México. Me llamó Pedro y me explicó todo. ¡¡Todo sea por Selena!! Te
deseo la mejor de las suertes. Me dijo Pedro que te llamará en breve. Y
no te preocupes por Eduardo. ¡¡Lo tengo bien entretenido aquí!!” y
cortó. Por un tiempo me quedé pensando si debía preocuparme o
desesperarme … ¿Cómo es que Pedro se comunicó con Mario a través del
espacio y del tiempo? Pero un sonido repentino del teléfono me
sobresaltó y me hizo volver a esta realidad. Atendí más temeroso aún por
alguna novedad que se le habría olvidado a Mario hasta que escucho:
“¡¡Hola!! ¿Con Eduardo, Sergio o quien sea? ¿Tú eres el responsable del
milagro? Hace días que estoy esperando para agradecerte con mil abrazos
y mil besotes, y tú ni apareces. ¿Pero cómo no has venido? ¿Sabes quién
soy, no?”. Me quedé helado, simplemente petrificado. Tanto tiempo
pensando en ella ... Tanto tiempo haciendo lo que sea para tenerla entre
nosotros que nunca se me dio por pensar en que podía tener la
posibilidad de escucharla, como si a la larga eso fuera una quimera y yo
temiera corroborarlo. Supongo que por eso no quise ir a Corpus Christi …
Estuve a punto de llorar, pero Selena se encargó de que yo lo
disimulara. “¡¡Hey!! ¿Pero qué te pasa? ¿Acaso estás vivo o qué? ¿No me
quieres hablar? ¿Cuándo vendrás?”. “No lo puedo creer ... Creeme Selena
que no hablo, pues estoy temblando de la emoción. Para mí eres lo
máximo, la mejor artista que he conocido. No es por mala voluntad que no
estoy allí. Estoy organizando todo desde aquí para que tengas todo lo
que necesites en las fechas que grabes. Sabes que el tiempo urge y hay
que estar preparados. ¿No habrá problema, no?”, le dije sin querer
aclararle que me moría por abrazarla, por certificar de que estaba allí
entre nosotros y bien, y cuidándose de que no le pasara nada … “No te
preocupes. Estoy nerviosa, eso sí, pero estamos preparados. Ya
organizamos las fechas de los conciertos y de las grabaciones. José
habló con los compositores para tener los temas listos en esas fechas, y
tú nos mandas los músicos. ¡¡Tanto desee este momento que no lo voy a
desaprovechar!! ... Y eso que te voy a decir que quede entre nosotros,
sólo entre nosotros, y te lo digo por lo que has hecho por mí ... Sé que
soy la mejor, pero no me basta con saberlo. Quiero que me lo digan el
público, los periodistas, los productores. ¡¡Todo el mundo!! Sólo así
sabré que lo logré … Pero no me distraigas … ¿Cuándo vas a venir? ¡¡Mira
que te estoy vigilando!! ¡¡Por eso te llamé!!”, y echó una de sus
clásicas carcajadas para cambiar el clima. “Yo estaré para cuando tengas
listo el disco. ¿Y sabes qué te voy a pedir? Que me regales la edición
N° 1 del disco y me lo autografíes. ¡¡Ése es el mejor regalo que me
puedes hacer!!”, le pedí. “¡¡Pues lo tendrás!! Así que me voy a apurar
con las grabaciones, ¡¡así vienes cuanto antes y dejas tu aire de
misterioso!!”, volvió a reír Selena luego de despedirnos una y otra vez
hasta decidirnos en colgar el teléfono al mismo tiempo…
Los preparativos del disco comenzaron en setiembre de
1994, y las grabaciones se hicieron a mitad de mes y duraron hasta fines
de noviembre. Muchas veces las grabaciones se complicaban por las fechas
de concierto y de entrevistas de Selena que eran cada vez mayores, lo
mismo que sus otros compromisos. Estando más cerca pude apreciar el
furor que causaba Selena, lo famosa que se estaba convirtiendo,
fundamentalmente por sus impresionantes e innumerables conciertos en
Monterrey. Eso nos animaba más y nos alentaba a todos. Era increíble la
buena predisposición de todo los músicos, productores, compositores,
ingenieros, todos, para ayudar a Selena en estas maratónicas sesiones de
grabación para su disco en inglés. Selena lo estaba grabando en
Nashville y en Corpus Christi, y la premura era tal que muchas veces
algún compositor pasaba su letra por teléfono, o algún músico de Los
Ángeles le daba una indicación a otro de Nashville por la misma vía, o
le pasaba alguna nota o sonido. Poco antes de finalizar noviembre, vino
José Behar con el ejemplar N° 1 del nuevo disco de Selena: “In only
seven days...”. “Selena me dijo que te dejara este disco que te
prometió. Me dijo que quería dártelo cuánto antes. Y también me dijo que
lo abrieras en cuanto te lo diera…”. Yo lo abrí y me encontré con una
hermosa foto de Selena con el peinado que más me gustaba de ella, con su
pelo largo y lacio, y su flequillo sobre sus ojos. Pero lo que más me
agradaba, me alegraba y me emocionaba era que la foto principal como las
interiores eran de una Selena sonriente y feliz, de una Selena sensual,
madura, vivaz. ¡¡Qué distinta era esta fisonomía respecto de la de
“Dreaming of you”!! Aquí no había nostalgia, final, pasado, tristeza.
Aquí había talento, presente, triunfo, alegría, consagración. Cuando
estaba por guardar el disco, me encontré con una notita: “I already did
my part. I hope you will do the
same. I just want to be able to thank you in person for all you have
done for me; you have made my dream of many, many years come true.
With love. Selena. November 1994”. En cuanto lo leí,
lloré, levanté la vista y vi a José Behar que me pasaba un boleto a
Corpus Christi. “Sale esta noche. Selena te está esperando. Todos te
esperan allí. Espero que todo salga bien”, me dijo. “Yo sé que todo
saldrá bien. Está hecho por Selena. Los demás sólo estamos para
facilitarle las cosas”, le dije entre lágrimas. Salí como pude y casi no
pude ni comer, ni siquiera tomar agua en el trayecto a Corpus Christi.
Así estaba de nervioso por ver a Selena. Cuando llegué al estudio de
q-productions, acompañado del padre de Selena y de toda la Familia
Quintanilla que no paraban de agradecerme por lo hecho por ellos, A.B.
se adelantó y me dijo: “Entra tú primero. Selena quiere recibirte y
agradecerte en persona. Y si no fue a recibirte al aeropuerto es porque
tuvo que recibir a más y más productores, periodistas y músicos. ¡¡Nos
están lloviendo ofertas de todos lados!! Y Selena no quiere desatender a
ninguno de ellos. Sabe que es su oportunidad. ¡¡Pero ahora ve, que ella
te está esperando!!”. Yo fui tímidamente hacia la puerta del estudio y
cada tanto miraba hacia atrás, esperando una contraorden, pero sólo
recibía la respuesta de A.B. de que apurara el paso, de que fuera a ver
a Selena de una vez. Cuando llegué al estudio y estaba por golpear,
alguien de adentro me dijo: “Entra Sergio, Eduardo, ¡¡o como te llames!!
¡¡Entra que te quiero conocer!!”. Entré tímidamente y vi que ella se me
acercaba toda sonriente con las manos alzadas. Yo me quedé obnubilado,
del mismo modo que cuando me quedaba impactado con una presentación
suya, con una increíble interpretación de su parte. Selena estaba
hermosa, pero no sólo por ser una linda mujer, sino por ser, sobre todo,
una encantadora, dulce y tierna persona. Como siempre ocurre en estos
casos, yo quería huir, pero no podía negarme a esa mujer, a esa áurea
que dejaba tras su andar por el estudio. Tenía un paso y una
personalidad avasallantes, y uno se quedaba encantado como Ulises con el
canto de las sirenas relatado en “La odisea”. En cuanto se acercó a mí
yo me le adelanté y rompí en llantos. Selena sólo se limitó a abrazarme,
acariciarme la cabeza como a un niño y a decirme: “Ya está, ya todo
pasó. ¿No ves que estoy bien? No me pasó nada. ¡¡Y esto recién
empieza!!”. Cuando se me pasó un poco la emoción, Selena me miró
tiernamente y con tono de voz muy suave y tan distinto al que ella solía
mostrar públicamente me dijo: ¿Sabes? En todo este tiempo me pregunté
por qué lo habías hecho. Ahora con verte y observar la expresión de tus
ojos no tengo dudas de por qué lo hiciste … No te preocupes. Sabré
cuidarme y estar a la altura de las circunstancias…”. Hubo un pequeño
silencio que pareció una eternidad hasta que me dijo: “Y si no, mira la
cantidad de gente que me viene a visitar, que me entrevista, que me
pregunta por mi disco en inglés, por si sueño con ganar de nuevo el
Grammy, por mis planes para 1995. ¡¡Qué año me espera!! A veces me
reclaman del club de fans y de ‘Selena Etc.’ y no sé si debería …”. Yo
abrí bien los ojos totalmente alarmado. No sabía cómo decírselo, pero me
dejé llevar por mi propia desesperación: “Por favor, Selena. Tú dijiste
que tenías mucho que agradecerme. Si piensas que te debo un favor…”, le
supliqué. “No te debo un favor, te debo miles de favores…”, me
interrumpió Selena. “Entonces, más para mí. Si quieres devolverme esos
favores, sólo te pido una cosa. De aquí hasta unos meses sólo dedícate a
tu disco en inglés, a dar conciertos, entrevistas y a escuchar
propuestas. Prepárate para el año siguiente pues será un año
consagratorio para ti. Tengo mucha fe en que volverás a ganar el Grammy,
que recorrerás el mundo, que serás la N° 1 en poco tiempo, y cuando
lleguemos a marzo con todos tus compromisos, sólo dame el gusto de que
des tu primer concierto de Sudamérica en Argentina para fines de ese
mes. Mientras tanto, delega todo, consulta todo con tu familia y nadie
más. No vayas sola a ningún lado con caprichos de gente alocada. ¡¡Sólo
cuídate hasta que vayamos a la Argentina!! Luego todo será diferente, ya
verás. Espero no ser abusivo en mi pedido. Sólo quiero que llegues a…”.
Allí Selena me interrumpió: “Sé a qué te refieres, Sergio … Estar a la
altura de las circunstancias ... Sólo hablar con mi familia ... No
quedarme sola ... No ver a gente un tanto alocada con ropaje de capricho
… Lo entiendo … Y te lo prometo. ¿Estarás tranquilo? Yo te llamaré todos
los días y te tendré al tanto de todo. ¡¡Sé que estando tú aunque
estemos distantes no estaré nunca sola!!”, me miró con ojos de entender
todo lo que me pasaba y me abrazó tiernamente. Estuvimos ahora un largo
tiempo sin decirnos nada hasta que Selena me dijo: “¿Tú crees que lo
lograré? ¿Estás seguro? ¿Me dirás si no voy por buen camino, si corro
peligro, si acaso fracaso? ¿Me ayudarás aunque tal vez no llegue a todo
lo que me proponga? ¿Estarás al lado de mí aunque esté sola en este
mundo?” y se me quedó mirando esperando que fuera sincero con lo que le
iba a decir: “Yo siempre estaré contigo en las buenas y en las malas,
Selena. Y no dudo de que lo lograrás. Pero para eso te pido que hagas lo
que te dije…”, .le rogué. “Sé lo que me has querido decir y así será.
Quiero que tú seas el primero que certifique que el mundo me quiere
porque soy la mejor. ¿Recuerdas?”, me dijo y me observó en forma pícara.
Nos miramos y nos echamos a reír. Nos prometimos que nos hablaríamos
todos los días y que nos veríamos cuando ella lograra cada objetivo que
se diera en los próximos meses…
Los meses siguientes fueron de ensueño, sólo de ensueño.
Selena provocó una conmoción con el disco en inglés. Se vendía a
raudales y tenía una excelente crítica de todos los medios. Selena tuvo
ofertas para presentar el disco en inglés ya en enero, por lo que la
gente de Emi, los Quintanilla, y miles de productores y organizadores
tuvieron que trabajar mancomunadamente para adaptarse a la nueva
situación. Se venía un 1995 increíble para Selena. Por suerte habían
retrasado el anuncio de los Premios Grammy y cuando se dieron a conocer,
para sorpresa de propios y extraños, Selena había sido nominada no sólo
en la categoría latina por “Amor prohibido”, sino en todas las
categorías que le pertenecían al rubro anglosajón por el disco “In only
seven days...”, por lo que Selena comenzó a estar en las tapas de todos
los periódicos y revistas. Comenzó a aparecer antes de lo previsto en
los programas más importantes de los Estados Unidos, tanto en la Costa
Este como en la Oeste. Con José Behar nos reíamos cuando veíamos al
presidente de la Emi explicando el apoyo de la disquera a Selena en su
nuevo proyecto y los frutos que le había dado. “No importa si se
adjudica los créditos. Lo importante es que a Selena le vaya bien”, le
dije. De pronto recibo un llamado. Era Pedro. Casi no le reconocí su
voz. Todo lo relacionado con él me sonaba lejano y atemporal. Por un
instante caí en la “realidad” … “Mira, Sergio. Ya has logrado más de la
cuenta. No quisiera que te esfuerces más. Ya puedes regresar a tu
tiempo…”, me pidió. “Con la nominación de Selena en tantos rubros, ¿ya
está salvada?”, le pregunté. “Casi. En realidad debería ganar al menos
el rubro latino y el de mejor cantante en inglés, pero yo creo que
así…”, trató de explicarme. “¡¡No!! ¡¡Entonces no me voy!! ¡¡Yo no me
voy hasta que todo esté seguro!!”, le dije terminante. “Pero, Sergio,
¡¡estás en el límite de las coordenadas de espacio y de tiempo!! Si te
quedas, corres el riesgo de perder lo que tienes aquí en tu tiempo. ¡¡Es
muy arriesgado!! Confórmate con…”. Lo corté al instante: “¿Confórmate
con qué? Tanto tiempo esperando este momento, ¿y tú me dices que me
conforme con que “casi” lo logro? ¡¡No, Pedro!! Yo vi a Selena, yo
abracé a Selena, yo sentí a Selena. ¿Crees que voy a dejarla en este
momento? ¿Crees que puedo dejarla sola luego de lo que le prometí?
¿Crees que me conformaré con el “casi”? ¡¡Al diablo con mi vida!! La
vida de Selena es la que vale. ¡¡Y yo seré feliz si ella es feliz!!”, le
grité y le colgué. Al rato me puse a llorar como un niño y corrí
presuroso a pedirle a José Behar para que llame a Selena por si
necesitaba algo. Él la llamó sin entender y cuando noté la voz de Selena
en el auricular me quedé tranquilo. Pero antes de que pudiera decir
algo, escuché que Selena le decía a José: “Y dile a Sergio Eduardo que
no se preocupe. ¡¡Que me estoy cuidando y que me estoy convirtiendo en
la N° 1!!”.
Faltaba el último escollo. Al día de los Premios Grammy
llegué sin comer por dos días. Selena me tuvo que llevar a la fuerza y
bajo la amenaza de “si tú no vienes yo no me presento, ¡¡y un día antes
devuelvo el Grammy que gané al año pasado!!”. Eso decididamente me
convenció ... Todos estábamos muy expectantes, y todo fue una locura, el
sueño más deseado, el momento más esperado por un artista. Selena estaba
ganando todo, absolutamente todo. Todos nos abrazamos. Hasta vino el
presidente de la Emi para agradecerme que lo hubiera convencido. Nos
fundimos en un abrazo con José Behar, me abrazé a los llantos con los
padres de Selena, festejamos a los saltitos con A.B., con Chris, con
Suzette … Y me abracé a los llantos con Selena. En el medio del
griterío, en el medio de tantas luces, de tanto glamour y de tantos
premios, Selena me dijo al oído: “Gracias, muchas gracias. Hoy siento
que gané mucho más que unos premios. ¡¡Siento que me has salvado la
vida, Sergio!! ¡¡Siento que hoy vuelvo a vivir!!”. Justo en ese momento
estaban anunciando una nueva nominación y Selena tuvo que detenerse. Me
hizo una seña de que la esperara y yo asentí. En cuanto se dio vuelta me
mordí el dedo con la boca para que no se escuchara el ruido de mis
llantos. Yo también sentí que había nacido de nuevo. Yo también volvía a
vivir…”. En ese momento se anunció que Selena había ganado el premio a
la mejor cantante de habla inglesa. Cuando subió al escenario estalló en
llanto en el medio de los aplausos de pie. Cuando se repuso, me señaló y
dijo: ”Este premio es tuyo. Te lo debo a ti. ¡¡Así que prepara el
concierto en Buenos Aires, Argentina, que ya voy para allá!!”. Luego
bajó y nos abrazamos fuertemente y por varios minutos. “Quiero que te
contactes con todos para que a fines de marzo dé mi concierto en tu
país. ¿Lo harás?”, me preguntó. “Qué te parece el 31 de marzo. Cae
viernes. Si todo va bien las ventas en el estadio River Plate,
seguramente podremos dar conciertos el 1 y 2 de abril. Tal vez tengas
que posponer algún concierto por aquí…”, le contesté. “¡¡No importa!!
Eso se arregla. Yo quiero estar en Argentina antes de vivir de concierto
en concierto por Estados Unidos y México para volver a Sudamérica hacia
fin de año”, enfatizó. Cuando pasamos conciertos memorables como el del
Astrodome, y de numerosos festivales y programas de televisión, fuimos
para Argentina. La fama de Selena había pegado mucho más fuerte de lo
que yo me imaginaba. Dio 4 conciertos el 31 de marzo, 1, 3 y 4 de abril.
Fue un furor inusitado. Antes de volver yo le ofrecí mi fiesta de
despedida con el festejo de su tercer año de casada en mi país. “Lástima
que no estés aquí para tu cumpleaños el 16”, le dije. “Sabes que no
festejo los cumpleaños … ¡¡pero si no estás en Corpus Christi el 16 de
abril no te hablo más!!” y se echó a reír a carcajadas. Luego me dijo
más calma. “Se te ve cansado. Estuvimos bajo una gran tensión, ¡¡pero
aquí estamos!! Quiero que vuelvas a tu casa, que te quedes unos días
descansando y en una semana te espero. Y no te preocupes. Me cuidaré, te
llamaré ¡¡y no me quedaré sola!!”, me dijo. “Yo ya me puedo ir a
descansar tranquilo. Ya sé que todo será una vida de ensueño para ti”,
le dije. “Así lo espero, ¡¡pero mira que te espero!! ¡¡No te escapes!!”
y nos abrazamos por largo tiempo. “Siempre supe desde que te conocí que
algo me ligaba a ti. Y desde que sé eso no podría dejarte nunca sola. Lo
que te pase a ti me pasará a mí…”, le susurré. Selena me miró
tiernamente, besó su dedo índice y lo apoyó en mis labios. “Descansa”,
me dijo, me dio un dulce beso en la mejilla y se fue dándome besos a la
distancia hasta que ya no la pude ver más…
Cuando me di vuelta para volver por fin a mi casa luego
de estar días en mi ciudad en un hotel, casi me muero de un síncope. Me
esperaba apoyada su espalda en un poste Pedro. “¿No esperarás volver a
tu casa en este momento, no? No lo puedes hacer. Estás en diferentes
coordenadas de espacio y de tiempo. Tú estás reviviendo estos días de
1995. Ahora todo tiene que reacomodarse…”, me dijo mientras me invitaba
a caminar. “¿Y cómo se puede lograr eso?”, le dije intrigado. “Del mismo
modo en el que te fuiste. Encontrando el camino que te llevó en el
tiempo a Selena sólo que emprendiendo el regreso. Ahora acompáñame, te
llevaré a un hotel … a otro hotel. Allí descansarás. Cuando despiertes,
ya verás. Todo será como antes. Ya lo corroborarás. Y tú estarás
contento de haber estado con Selena, de haber vivido una hermosa vida de
ensueño, de un gran sueño…”. Hubo algo en esas palabras que no me
gustaron ... Me alarmé, pensé en el “confórmate, casi lo logra, puede
que se salve…”. ¿Qué era un sueño? ¿Lo que viví en mi vida o lo que viví
con Selena? Mi intuición me decía que no debía dormir, no tenía que
dejar que Pedro me hiciera dormir. No quería descansar en la
incertidumbre. No quería pasar a una vida teniéndola a Selena lejos y
con sólo un dulce sueño como sensación, como recuerdo. No quería
depender de los demás. La tenía a Selena cerca. ¡¡Qué me importaban las
coordenadas!! ¡¡Qué me importaba el aquí y el allá!! Acá la tenía a
Selena. ¿La tendría del otro lado de la puerta? No me iba a arriesgar.
Recordé la escena de la estación del tren. Simulé un extremo cansancio,
dejé que Pedro me llevara a la puerta del hotel y cuando vi que me iba a
empujar allí, lo tomé fuerte del brazo y le dije: ¡¡No, gracias!! Yo me
quedó en este mundo. ¡¡El que se vuelve al otro eres tú!! Disfruta de tu
conformismo. ¡¡Disfruta del ‘casi’!!” y lo empujé al otro lado de la
puerta y la cerré con furia. Luego corrí desesperado al aeropuerto. No
me quedaba mucho tiempo. No me quedaba casi nada. Corrí, tomé un taxi,
corrí por calles, pasillos, hangares, empujando gente, violando todas
las reglas. Al fondo de la entrada para uno de los vuelos a partir vi a
Selena con Chris. Selena ya había pegado la vuelta para tomar el avión,
pero Chris no … “¡¡Selena, Selena, Selena!! ¡¡No te vayas!! ¡¡No te
vayas sin mí!!”, grité desesperado. Chris lo advirtió, me hizo una seña
de espera, entró y volvió con Selena. Yo corrí a buscarla, pasé los
controles, unos policías me corrían para apresarme hasta que Selena los
detuvo con una seña. Yo me acerqué a ella y le dije: “Tú me dijiste que
te salvé la vida, de que has vuelto a vivir. Si quieres salvar la mía,
llévame contigo para ayudarte a ser la mejor de todas. Yo sólo estoy
para servirte…”, le supliqué. Selena me abrazó y me llevó para el avión
en silencio. Nadie me obligó a detenerme, un poco por Selena, un poco
porque todos entendían lo que pasaba allí. De pronto Selena me dijo:
“Está bien, te llevo, pero con una condición…”. “¿Cuál?”, le pregunté.
Ella me miró pícaramente y me preguntó: “¿Cómo me ves para un Oscar?”.
Nos miramos y nos desternillamos de la risa. Me fui a los abrazos con
Selena, con Chris, con A,B., con todos. Lo que me esperaban eran días
felices, sólo días hermosos y felices con Selena contenta, risueña y
viva, viva y no sólo en nuestros corazones…
(Quisiera creer que el que escribe es Pedro, aquel que se
quedó “de este lado”. Quisiera creer que del “otro lado”, está Sergio,
Sergio Eduardo o quien sea. Quisiera que en algún lado alguien sea
testigo de lo grande que Selena es hoy, de lo gran artista que fue, es y
será. Espero que este relato sea la verdadera versión de la vida de
Selena. Espero que “el otro lado” sea el lado verdadero, el lado
correcto, el lado en el que Selena está feliz…)
Yo sólo estoy para servirte, Selena. Yo sólo estoy aquí
para que seas siempre feliz … donde quieras que estés…
Mi éxito
puede esperar … Hoy sólo importa el tuyo, Selena…
“¿Que voy a hacer una película en breve? ¿Estás segura? ¡¡Mira que me
estás haciendo ilusionar!! ¡¡Cuéntame, cuéntame más!!”, le dije
frenéticamente a Cecilia, una reconocidísima adivina de la ciudad de New
York. Sentí que ella me estaba dando unas fuerzas que me eran muy
necesarias para afrontar este momento de mi vida. Ya era cantante y
actriz, pero aún me faltaba mucho para llegar a mi punto máximo. Yo
soñaba con estar en lo más alto. ¡¡Yo soñaba con llegar a Hollywood!!
Pero todo era muy difícil en aquel momento. Para una mujer como yo de
origen latino, tenía que hacer el doble y hasta el triple más que los
otros para llegar a ser reconocida. Además, yo tuve unos padres que me
respetaron mi decisión de seguir mi carrera artística, pero consideraron
que la mejor forma de llegar a mis grandes objetivos era que me las
arreglara sola para ganarme mi lugar en el mundo, que si quería mi
independencia me la tenía que ganar afrontando todos los problemas que
me traería este bendito mundo del mismo modo que disfrutando todo lo
hermoso que nos da el vivir. Quizá muchos podrían decir que mis padres
debieron apoyarme estando más encima de mí, controlándome en todo,
cuidándome de lo malo que me podría pasar y señalándome qué es lo mejor
para mí. Pero créanme que no. Mis padres cuidaron muy bien de mí y
siempre estuvieron cuando los necesité de verdad. Pero a la hora de
aprender a ser adulta mis padres me dieron las alas y me dejaron volar.
Seguramente deben haber llorado mucho la primera vez que me dejaron ir
sola de casa, cuando los acostumbré a no visitarlos por semanas y por
meses, deben haberse angustiado mucho cuando no recibían noticias mías,
o no recibían las mejores, pero sabían que a la larga yo les iba a
agradecer que hicieran eso por mí. No hay nada más hermoso que la
libertad, la libertad de poder expresarse como uno quiere, de ser como
uno quiere ser. Y es hermoso aunque uno tenga muchos problemas, se
enfrente a muchos peligros, a ciertas personas, a determinadas
situaciones. Uno ante tales inconvenientes desea que estén los padres
siempre al lado de uno protegiéndonos, salvándonos de muchos problemas.
Pero es mejor que las cosas sean así, pues de otro modo uno nunca se
vale por uno mismo, uno nunca aprende por sí mismo lo bueno y lo malo, y
cómo uno debe enfrentarse las cosas a las que si uno no las detecta por
nuestra propia cuenta, nunca las advertiremos. Cierta vez tuve
oportunidad de ir a Europa para participar de un evento de promoción de
una película. Yo me sentía sola, no era conocida y no sabía cómo
afrontar la situación. Quería volver a mi casa allí mismo. En mi
desesperación llamé a mi madre y le expliqué lo que me pasaba, en la
seguridad de que me compraría el pasaje de vuelta allí mismo o que
vendría a las pocas horas para extender sus brazos y rescatarme de mi
desesperación … “¿Qué me dices, Jennifer? ¿Que no sabes qué hacer? Has
estado toda tu vida esperando este momento, el de ganarte un nombre en
el mundo artístico, para ser famosa. ¡¡Aprovecha esta oportunidad que
tanto buscaste en vez de llorar!!”. Esas palabras fueron como un
cachetazo de realidad para mí. No esperaba esa respuesta pero fue lo que
mejor que me podría haber dicho mi madre. Dejé de llorar y salí a
enfrentar a este mundo, con lo bueno y con lo malo. Allí comencé a
sentirme adulta y todo gracias a ella…
“Mira, no sé si deba decirte de qué se va a tratar la
película. Sólo puedo decirte que vas a tener el papel protagónico”, me
dijo Cecilia. Sentí que me faltaba la respiración. No podía con la
emoción inconmensurable que corría por todo mi cuerpo. ¡¡Iba a tener mi
gran oportunidad y sólo tenía poco más de 20 años!! Gracias a mi empeño
y a los consejos de mis padres había llegado a tener un cierto
reconocimiento en los Estados Unidos, pero no dejaba de ser una cantante
y actriz reconocida sólo en el Bronks. Aún me faltaba mucho, muchísimo,
para ser alguien reconocido de costa a costa en los Estados Unidos. Y
contrariamente a todo lo que vino después, para una latina como yo en
esos años ’90 si quería sobresalir en mi país y en el mundo entero debía
cantar en inglés, actuar en inglés, destacarme en ese idioma y en esa
cultura que predominaba en todos lados, a pesar de que los latinos
éramos cada vez más y nos hacíamos sentir. Además, yo siempre fui muy
ambiciosa y no iba a parar hasta llegar a Hollywood y a ser reconocida
en todo el mundo. Pero la vida y la experiencia me habían hecho aprender
a que debía ser muy observadora, intuitiva, cautelosa y atrevida al
mismo tiempo. Con el tiempo aprendí a que por allí uno está toda la vida
sin tener la oportunidad que tanto se busca y por la que tanto se lucha,
por lo que si esa oportunidad se daba alguna vez había que aprovecharla
al máximo. Pero también aprendí a que hay que estar preparada para ese
momento. A veces uno no está tan lista para esas circunstancias. Tal vez
aparece en un tiempo en el que no se espera, o cuando aparece se actúa
de un modo equivocado. Yo supe que primero una debe estar preparada,
saber qué se puede esperar, que hay detrás de una buena propuesta,
detectar si algo es muy bueno como si algo es muy peligroso. Aprendí por
mi formación a estar atenta y despierta por si en algún lugar se
presenta algo, dejarme llevar por mi intuición por si lo que aparece en
algún lugar, por más lejano que fuera, sea algo del cual constituya una
buena oportunidad que no se debía desaprovechar. Y tal vez por ser así
me acerqué a Cecilia. Yo no soy de creer tanto en esas cosas, aunque en
el mundo del espectáculo se cree mucho en adivinos, en presagios, en
futurología, en señales que nos da alguien o en determinados
acontecimientos. Pero cuando me la presentaron vi algo de ella que me
hacía pensar que me podría dar una mano para llegar a mi gran objetivo.
Se podría decir que ante mi incertidumbre acerca de si al final habiendo
ya pasado un poco los 20 años iba a tener realmente una oportunidad fui
a verla. Pero en realidad yo fui porque estaba segura de que ella me
ayudaría a cambiar mi vida, me ayudaría a ser famosa de verdad ....
“¡¡Vamos, dime más!! ¿Qué papel me darán? ¿Será importante? ¿Crees que
me ayudará a conquistar Hollywood? ¡¡Por favor!! ¡¡Necesito saberlo!!
¡¡Sabes que debo estar preparada para mi gran oportunidad!!”. Cecilia se
me quedó mirando, entre dubitativa y temerosa. Yo le caía bien y no
quería decepcionarme, pero había algo que la hacía impedir decirme todo:
“Mira, Jennifer. Sabes que te aprecio mucho y que si fuera por mí te
diría todo lo que sé de este tema. Yo te ayudaría en todo lo que esté a
mi alcance para que seas la artista más famosa del mundo … Pero aquí no
puedo ayudarte. No estaría bien que te dijera algo concreto. Es más: si
te lo dijera tal vez lo eche todo a perder. Espera. Espera tranquila.
Sólo permanece atenta. Yo lo único que puedo decirte de lo que veo en
estas cartas es que habrá un casting de artistas jóvenes para
representar a una famosa artista tejana. Creeme que no puedo decirte
más. Te soy sincera. Para saber más de este tema debería consultar con
más profundidad estas cartas, pero no lo quiero hacer. Averiguarlo sería
contraproducente…”, me terminó de decir Cecilia con un aire de ruego y
compasión. Yo asentí y me apresté a retirarme. Cecilia volvió a
recalcarme que la perdonara por no decirme más, que si me había dicho
algo era por el cariño que me tenía y para darme la seguridad de que
lograría llegar a lo más alto. Yo sonreí para que no sintiera culpa y
ella volvió a decirme: “Hazme caso, Jennifer. Sólo espera y estate
atenta. Sólo debes hacer eso. ¡¡Luego haz lo que debas hacer y serás muy
famosa!!”.
Me fui del departamento de Cecilia con una gran
curiosidad e incertidumbre. “¿Yo interpretando una famosa cantante
tejana? ¿Si ni tengo el acento de alguien de Texas? ¿Por qué me
elegirían a mí en vez de alguien más experimentada y famosa que yo,
además de texana?”, pensaba una y otra vez. Podría ser cauta, estar
atenta, ser muy observadora y, sobre todo, ser muy ambiciosa. Podía
estar tranquila esperando mi gran oportunidad asegurada por lo que me
había dicho Cecilia, pero al fin y al cabo yo era mujer, y la curiosidad
me había invadido. Yo ya quería estar preparada para el momento. Siempre
pensé que Cecilia me había dicho que la gran oportunidad consistía en el
casting, por lo que para esa oportunidad debía estar lo mejor preparada
posible para tener mi papel protagónico asegurado. Estaba segura de que
si Cecilia me había pasado ese dato era para que me asegurara mi papel.
Todos sabemos que aunque creamos ciegamente en las cartas, algo puede
fallar, y por eso Cecilia me dijo el dato de la artista tejana. Quería
asegurarse de que yo sabría representarla a la hora del casting … Pero
después pensé mejor … En el momento en el que me lo dijo, yo no dudé de
que esa artista ya había muerto, y de que era muy famosa y muy querida
aun en ese momento … ¿Pero para qué querrían artistas jóvenes para un
protagónico? ¿Acaso sólo hablarían de ella en sus épocas de juventud y
quizá de esplendor? No sabía qué responder a esas preguntas. Me contenté
con pensar que por allí cubrirían toda su vida y yo debería
protagonizarla toda y caracterizarme siendo ya más vieja, o quizá las
otras épocas las harían otros … ¿Pero quién sería esa famosa cantante
tejana? ¿Acaso Cecilia lo sabía? ¿Por qué no podía saber todo? Fueron
pasando los días y la curiosidad me mataba. Rogué porque me llamaran
cuanto antes del casting para salir de mi ansiedad. Incluso llamé a
Cecilia para que me dijera al menos si faltaba mucho. “Tranquilízate,
Jennifer. Será este año. No puedo decirte cuándo pues no lo sé … Pero
espera y permanece atenta. La oportunidad inexorablemente llegará…”. Yo
colgué el teléfono y me quedé largo tiempo pensando. Ya era febrero de
1995 y en un lapso máximo de 10 meses vendría mi oportunidad. El casting
podría ser en un día o en varios meses. Podría ser al otro día o en
diciembre … Algo me decía que debía ir a Texas. ¿Pero a dónde? Texas es
muy grande … Me dejé llevar por mi intuición. Viajaría el 20 de febrero
a Houston y lo haría sola. Algo me decía que así debían ser las cosas.
Algo me decía que mucho averiguaría allí…
Partí para Houston sin saber con qué me encontraría. No
tenía ni idea por dónde empezar ni hacia dónde dirigirme. Pero estaba
segura de que algo encontraría, de que encontraría la respuesta a mis
preguntas. Fui con mi idea primigenia de que todos me hablarían de una
gran leyenda, de una artista que en el mejor de los casos estaría viva
pero ya sería muy mayor. Estaba ávida por saber pero ni sabía por dónde
arrancar. Cuando llegué a Houston, me alojé en un modesto hotel y empecé
a indagar. Pero noté que la ciudad estaba convulsionada porque en pocos
días se presentaría por tercera vez consecutiva en el Gran Rodeo del
Houston Astrodome la cantante Selena, la gran artista tejana del
momento. Todos hablaban de ella. Casi me era imposible hablar con
alguien sobre el tema que me había llevado a Houston. Hasta había
pensado en irme a otra ciudad de Texas pues indudablemente Houston sólo
hablaría de Selena por varios días pero alguien me detuvo: “¿Tú eres de
New York pero eres latina? Mira, aquí estamos maravillados con Selena.
Ella en Texas es muy conocida desde que era muy pequeña, pero desde hace
unos tres años viene siendo muy exitosa en México y en muchas ciudades
de los Estados Unidos. Ahora se va a presentar por tercera vez en el
Gran Rodeo y volverá a romper el récord de asistencia de público. ¡¡Y lo
hizo desde la primera vez que se presentó!!”, me dijo José, el conserje
del hotel. “Mira. Selena es una gran artista pero por sobre todo es una
encantadora mujer. Para apreciarla en todo sentido tienes que verla
actuar, tienes que ver lo que es arriba del escenario. No hay palabras
para definirlo … Pero así lo es en todo. Te puedo asegurar de que si
ahorita mismo apareciera en este mismo hotel, ella te sonreiría y te
saludaría antes de que lo hagas tú. Todavía no he podido olvidar su
aparición en los últimos Tejano Music Awards. ¡¡Lucía tan hermosa!! Te
voy a ser sincero … No sé si ella estaba tan linda en aquella
oportunidad. Por su forma de presentarse prefería la del año anterior.
Pero lucía tan tierna con su sonrisa, con su humildad, con su cariño,
con su eterno agradecimiento … Te puedo asegurar que si alguien me
pregunta qué imagen de Selena prefiero no dudaría en elegir la del
último Tejano Music Awards. ¡¡De ese vestido y de su hermosa sonrisa no
me voy a olvidar jamás!!”, me terminó de decir José. En otro momento no
hubiese dudado en pensar que estaba exagerando, que simplemente se había
enamorado de ella. ¡¡Pero así pensaban todos de ella!! Varones, mujeres,
niños, gente mayor. ¡¡Todos!! No vi que nadie hablara mal de ella. Lo
peor que escuché relacionado con ella era que a muchos que no la
admiraban tanto se quejaban de que se escuchaba su música a toda hora en
la radio, pero reconocían que eso se debía a su fama y a que era muy
querida. Todo eso me hizo quedar en Houston hasta verla en el Gran
Rodeo. José, el conserje, me consiguió una entrada: “Mira, Jennifer, te
conseguí un ticket. No me preguntes cómo lo conseguí … Sólo quería
asegurarme de que vieras a Selena antes de que vuelvas a New York”. Se
lo agradecí infinitamente, como le agradecí que me diera revistas y me
consiguiera discos de ella. Me di cuenta al sólo verla de que Selena
tenía una fuerte personalidad y que marcaba tendencia con su forma de
presentarse, de vestirse, de mostrarse. Me enteré de que tenía una
tienda de ropa y no me sorprendió. Una mujer así tiene esas iniciativas.
Allí vi un modelo a seguir y a imitar. Aunque no la conociera bien,
sabía que ella me podría dar una idea acabada acerca de cómo llevar
adelante mi carrera como artista integral. Estaba segura de que Selena
tenía muy claros sus objetivos y cómo lograrlos. Cuando tuve oportunidad
de verla en la televisión en algún reportaje me dio gracia y me
sorprendió notar su dificultad para decir algunas palabras en español.
Me sentí muy identificada con ella, máxime cuando vi su trayecto para
llegar al éxito, aunque fuera muy distinto al mío. Nunca hubiese pensado
en apostar en cantar en español como una alternativa para llegar al
éxito mundial. Está bien que en Texas las cosas eran diferentes, pero
aun así … La actualidad de Selena confirmaba que la apuesta fue bien
pensada, más que nada observando que Selena estaba ya grabando un disco
en inglés para ya lanzarse mundialmente. “Yo sé que lo logrará, yo no
tengo dudas. Mira, yo tengo hermanos, primos, tíos, buena parte de mi
familia que vive en Monterrey y les pregunté si allá en México les caía
bien que Selena cantara en la lengua de los gringos. Uno de mis hermanos
me dijo que cuando Selena fue para allá por primera vez hace tres años
casi no hablaba el español, con todo lo que eso implicaba en México, y
sin embargo les encantó a todos. ¿Por qué las cosas iban a cambiar
ahora? Aquí sólo se espera que le vaya bien. Si a ella le va bien, a
nosotros nos va bien. Nosotros no sólo admiramos a Selena. También la
queremos. Sólo queremos verla feliz. Selena es nuestra gran esperanza”,
terminó de decirme José. Me quedé muda. Nunca vi que quisieran tanto a
alguien. Sólo me quedaba por verla para sacarme todas las dudas…
Cuando llegué al Houston Astrodome quedé doblemente
impactada. No sólo noté la enorme cantidad de gente que estaba
asistiendo para ver a su artista preferida, sino cómo la querían. Se
veía toda clase de gente con una única expectativa: participar de esa
comunión de Amor entre Selena y ellos. Verdaderamente yo no sabía con
qué me encontraría. El hecho de no saber nada de ella, pero el notar lo
que significaba para todo Texas, México y buena parte de la Comunidad
Latina de todo el sur de los Estados Unidos, me generaba una cierta
inquietud. ¿Cómo era Selena como artista? ¿Era tan buena como parecía o
la realzaban más de lo que era por el hecho de lo que significaba para
ellos como persona? Su actitud ante la gente, el hecho de que todos la
sintieran como uno de ellos que empezaba a tener éxito, ¿los empujaba a
apoyarla sin condiciones? ¿Era Selena la cantante exitosa del momento
que quién sabe qué sería de ella en un tiempo si tal vez no sabía
capitalizar semejante convocatoria? Me costaba creer qué podía tener
ella de particular para que la quisieran tanto. Tenía en cuenta lo que
me había dicho José, pero tenía que cerciorarlo yo misma para ver cuánto
de cierto tenían sus palabras. De pronto las luces se apagaron y la
gente comenzó literalmente a delirar. Ella entró, al mejor estilo
tejano, en un carruaje rodeada de hombres tejanos yendo a caballo. Era
increíble. ¡¡Todo era increíble!! Las niñas casi adolescentes se
golpeaban el pecho y extendían su mano para que se las tomara Selena,
varones que la aplaudían de pie, gente mayor que coreaba su nombre,
mujeres exultantes por ver su modelo a seguir. Comprendí, aun sin tener
toda la información sobre Selena, la importancia que tenía para ella,
siendo mujer y de Texas, destacarse en el medio de un ambiente machista
y que nadie, absolutamente nadie, objetara su éxito y la tomaran como
su única e inobjetable Reina. No se podía poner en palabras tanto
sentimiento de admiración y de cariño. Sólo había que verlo y sentirlo,
lo mismo que observar y quedarse extasiada al ver a Selena actuar.
Cuando comenzó su concierto con un Disco Medley de los años ’90 no tuve
más dudas. Estaba ante una enorme artista internacional. Yo misma me di
cuenta de que ella en breve sería amada por todo el mundo, que llevaría
a los latinos a lo más alto en la consideración mundial. Se dirá que las
mujeres somos muy competitivas y que nos cuesta destacar lo buena de las
otras, máxime si actúan en el mismo rubro que una … Pero al ver a Selena
una hasta se replanteaba lo que había hecho y lo que debía hacer en el
futuro. Una voz increíble y personal, una gran personalidad, un tremendo
carisma y un talento para estar allí en el escenario que pocas tenían.
Pues podría hacer como cualquier mujer y decir que hay otras que cantan
mejor, otras que bailan mejor, otras que interpretan mejor, pero ninguna
de las artistas que podrían ser mejores en algún rubro que ella podría
lograr que cualquier persona se quedara mirándola sin parar de principio
a final del concierto y quedarse sumamente impresionada. Ella con su
increíble estilo marcaba la manera en la que todos debían desenvolverse
en el espectáculo. Selena literalmente no paraba, no detenía nunca su
andar de principio al final del concierto. Terminaba un tema y comenzaba
otro sin solución de continuidad, y se permitía en el medio del canto
saludar, sonreírle a la cámara que la tomaba de cuyas imágenes se las
podía apreciar en la pantalla grande del escenario, bailar, arengar.
Nunca dejaba de cantar y nunca erraba una nota. Definitivamente nunca vi
a nadie así. Ver a Selena era confirmar que nunca vería a otra como
ella, fundamentalmente porque Selena era auténtica y genuina a la hora
de interpretar. Uno se daba cuenta al ver a Selena actuar que esa misma
persona que estaba en el escenario era la misma que se la podía observar
fuera de él. Era evidente que Selena no inventaba ningún personaje. Era
ella misma en el escenario como en la vida. “Una vez escuché que Selena
decía que ella no podría interpretar un papel en una telenovela o en una
película que no fuera el fiel reflejo de su persona. Selena decía que no
podía engañar al público ni siquiera en ficción. No quería que alguien
que la viera allí actuando y no la conociera se llevara una imagen
equívoca de ella. Así es Selena”, me dijo José con una admiración
absoluta por Selena, admiración respetada por su esposa, que también la
quería mucho. Y ese sentimiento era absolutamente entendible en cuanto
uno observaba el tipo de artista que era. Era mucho, mucho más de lo que
me imaginaba, mucho más de lo que pensaba. Estaba a años luz de ella. Al
verla sentí que a mí me faltaba mucho. Tenía que aprender mucho de ella.
Tenía que rodearme de una banda que estuviera a mi servicio y que
realzara mi figura. Tenía que aprender de ella para llegar a ser alguien
en el mundo como sin duda lo sería Selena. Hubo momentos en los que no
importaba el tema, no importaba la música, no importaba lo que pasaba.
Sólo importaba verla a ella y gozar, gozar de su talento, gozar de su
alegría, gozar de una artista sumamente personal e increíble. El momento
más emocionante del concierto fue cuando interpretó “Si una vez”. Yo me
quedé muda, quedé impactada por el griterío de la gente y por el
tremendo dominio del escenario de Selena. Yo no vi nunca a nadie
detenerse en un tema dejando que el público sólo escuchara su
respiración. Yo no vi a nadie que estuviera un tiempo que parecía eterno
pasearse en silencio con mirada cómplice en el medio del griterío de la
gente. Yo no vi a nadie terminar un tema como lo terminó Selena luego de
lo que hizo en “Si una vez”. Cerré los ojos y quise retener por siempre
ese momento para que no se me fuera nunca, para que quedara registrado
en mi cerebro y lo tomara como ejemplo a la hora de encarar un show.
Selena había comenzado para mí a ser el modelo, la guía, la manera en la
que debía yo seguir como cantante y como actriz en el futuro. Tenía la
intuición de que siguiendo su ejemplo yo también podría llegar lejos.
Después de todo, yo también tenía lo mío ... Pero nada de lo que yo
tenía se podía comparar a lo que tenía Selena. Después de terminar el
concierto y de despedirse del público yendo a su camarín en un auto que
la transportaba a la salida, yo quería correr y correr siguiendo ese
trayecto del auto para que me saludara una y otra vez como lo hacía con
todos. Quería ser partícipe de aquella comunión de Amor entre Selena y
su público. Selena saludó uno a uno, y no dejó de hacerlo hasta el
final. Incluso noté que ya habiendo descendido del auto y camino al
camarín, volvió sobre sus pasos para devolverle el saludo a uno de sus
admiradores … Era definitivamente una mujer encantadora. Me quedé con la
impresión de haber visto el concierto de mi vida y con la insatisfacción
de que aquello hubiera terminado. Encima debía volver a New York al día
siguiente. Cuando regresé al hotel me topé con José, que estaba
exultante con la actuación de Selena. “¿La has visto? ¿Has visto que no
he exagerado? ¿Has visto que tenía razón?”, me dijo. Yo le dije que no
tenía palabras, que nunca había visto algo así. “Yo sólo quiero que le
vaya bien en la vida. Cuando se despidió dijo ‘Cuídense muchísimo y nos
veremos muy pronto. Cuando dijo eso, no sé por qué, pensé en que ella
debía cuidarse más que nunca. ¡¡Está tan cerca de lograr todo!! Sería
una picardía dejar pasar semejante oportunidad”, me dijo José. De pronto
a mí se me fue la sonrisa y caí en una gran angustia. Sé que José me lo
decía por otra cosa, pero esas palabras me hicieron pensar si por allí
ella era … Bajé la vista, le dije con la mayor cortesía que debía irme
ya para preparar mi regresó a New York y me refugié en la habitación.
Estuve un tiempo largo llorando sin saber por qué, pero algo me decía
que sí lo sabía … Estaba ansiosa de volver cuanto antes para ver a
Cecilia…
En todo este tiempo de estar en Houston quedé atrapada en
el mundo de Selena por lo que olvidé por completo por qué estaba allí.
Ahora que volví a caer en el tema, y teniendo en cuenta las palabras de
José, estaba segura de que no debía preguntarles quién era para ellos la
mejor cantante tejana de todos los tiempos. Era Selena. ¡¡Sin duda era
ella!! Pero entonces, ¿yo voy a hacer una película sobre su vida? ¿Y qué
será de ella? Temí lo peor. Ya no me importaba la película ni mi forma
de llegar a Hollywood. No quería que se fuera Selena de este mundo. ¡¡No
lo iba a permitir!! Intenté varias veces llamar a Cecilia pero no la
localicé. Exhausta, caí en un profundo sueño, sueño que pronto se
transformó en una pesadilla. Vi imágenes terribles, escuché un disparo,
la sonrisa diabólica de una psicópata, a Selena corriendo desesperada y
llorando. Lo demás no lo quise recordar. Me levanté en un grito y lloré
sin parar por largo tiempo. Luego hice el mayor de los esfuerzos para
preparar las valijas para irme a New York en la seguridad de que pronto
volvería. Cuando me despedí de José, lo abracé bien fuerte y le dije:
“No olvides nunca esas palabras de Selena. No sólo cuídense ustedes.
Cuiden ustedes también a Selena. ¡¡Ustedes son el mayor reaseguro de su
éxito!!”. José se quedó impresionado con mis palabras y me abrazó
también todo emocionado. “Lo haremos, Jennifer. Lo haremos. Y espero que
pronto vuelvas aquí”. Yo me despedí prometiéndole que mucho antes de lo
esperado estaría en Texas otra vez. Mis horas de regreso a New York
fueron interminables, sencillamente interminables. En cuanto llegué a mi
casa, salí de nuevo en busca de Cecilia. Ella me recibió alarmada y
preocupada por mi expresión: “Dime la verdad, Cecilia. ¿Se trata de
Selena, no? ¿A ella debo interpretar? Estuve en Texas y la vi. Después
de verla lo único que deseo es que no le pase nada a ella. Viendo lo
increíble que es como artista yo no podría hacer una película sobre
ella. ¡¡Dime qué le va a pasar!! Ayer tuve una pesadilla horrible. A
ella le pasaba lo peor y no por un accidente … ¡¡Por favor, dime que es
ella la mejor cantante tejana a la que le quieren hacer una película!! Y
si no lo sabes toma las cartas y averígualo. Si realmente me quieres, lo
harás. Y no te preocupes por mí. ¡¡Yo me las ingeniaré para llegar igual
a Hollywood!!”. Cecilia me miró aterrada, un poco por mi determinación,
otro poco porque sabía de qué estaba hablando. Tomó las cartas y
mientras las miraba me observaba. Esperaba a que yo desistiera de mi
pedido. “Por favor, Jennifer. No me hagas averiguar. Te he dicho la
verdad. No te oculté nada. Pero vi cosas de las cuales no quise ahondar
pues no tiene sentido. No trates de retar al destino. Deja que las cosas
se den como el Señor dispuso…”, me imploró Cecilia. “Déjame a mi decidir
mi propio destino. Déjame que salve a Selena de algo que no le debe
pasar. Déjame que las cosas sigan el curso que deben tener, no el camino
de lo inexorable. Yo siempre pensé que podemos cambiar el destino de las
cosas. Permíteme hacerlo esta vez por Selena. Ella está en peligro. Yo
no. Si no hago nada, Selena no tendrá ninguna otra oportunidad mientras
yo sí. Mientras esté a mi alcance, yo haré que tenga su oportunidad del
mismo modo que yo. Selena es la mejor de todas y yo no me aprovecharé de
su desgracia para llegar a lo más alto. Yo también tengo el talento para
llegar a la cima sin necesidad de todo esto. ¡¡Ahora que lo sé menos lo
quiero!! Por eso te pido: dime si es lo que pienso. ¿Es ella, no? ¿Y no
será un accidente, no?”, le dije a Cecilia con una mirada mitad
desafiante, mitad de ruego. “Vamos, toma las cartas y dímelo…”, le dije
con suavidad. Cecilia tomó las cartas de nuevo, las miró una y otra vez
hasta que no pudo más y echó a llorar: “¡¡No lo puedo decir, Jennifer!!
Te lo ruego. No me hagas desafiar el destino. ¡¡Ya nada se puede
hacer!!”. “Ya has desafiado el destino sin querer, Cecilia … Sólo dime
cuándo será. Sólo dime eso…”, le dije en voz baja pero con firmeza.
Cecilia se levantó y en el medio del llanto y camino a su habitación me
dijo: “Será en marzo, a fines de marzo. No sé más …¡¡No me hagas decir
más!!”, gritó y se fue a su habitación. Yo me quedé quieta por un largo
tiempo hasta que decidí partir de allí. Me fui caminando hasta mi casa y
no dejaba de pensar. No sé cuánto tiempo pasó. No volví a mi casa hasta
saber lo que debía hacer, hasta saber cómo salvaría a Selena de
semejante horror…
Había averiguado por José que Selena se presentaría el 4
de marzo en Miami en el Festival “Noches de Carnaval”. Me dejé llevar
por mi intuición y fui para allá a presentarme ante ella. Tuve mucha
suerte de que algunos organizadores del Festival me reconocieran y me
dejaran entrar al “backstage”. Estuve un largo tiempo esperando a
Selena. No sabía qué iba a decirle ni cómo presentarme. En cuanto la vi
me quedé impresionada por su figura y por su presencia. Se le venían
encima miles de admiradores para pedirle un autógrafo, miles de
periodistas para rogarle por una nota, miles de personas para
felicitarla. A todos ellos Selena les contestaba con una sonrisa, con
unas palabras, con unos saluditos, con miles de autógrafos. Me llamó la
atención acerca de cómo trataba a cada uno de ellos, con qué dedicación,
con qué paciencia, con tanto cariño. Cuando vi que había atendido a
todos, tragué saliva y fui a su encuentro. Ella me recibió con una
sonrisa. “Hola, Selena. Mira, tal vez no me conozcas, pero yo soy
Jennifer López, una cantante y actriz de Nueva York. Sólo vine desde
allí para expresarte mi profunda admiración por ti luego de verte en el
Houston Astrodome…”, le dije extendiéndole mi mano tímidamente. Selena
se acercó a mí, me abrazó y me dio un tremendo beso: “¿Tú eres Jennifer
López? ¡¡Pues claro que te conozco!! Te he visto muchas veces. Te admiro
mucho. Yo sé que llegarás lejos. Hay que ver qué pasará conmigo, pero ya
veremos”, dijo Selena y echó a reír a carcajadas mientras miraba a su
padre. “¿Pero cómo no me viniste a ver en el Houston Astrodome? ¿Has
venido de tan lejos y no me viniste a ver en el camarín? ¡¡Pero qué
tímida!! La próxima vez que lo hagas no lo dudes. Entra a mi camarín que
yo te recibiré”, me dijo Selena toda sonriente y exultante. Estando con
ella tan cerca uno entendía cómo la querían tanto. Era imposible no
quererla. Era tan amable, tan atenta. Te hacía sentir más importante que
ella misma. Yo no podía creer que ella me conociera. No sé si lo hacía
por cortesía o porque realmente me hubiera visto. Lo cierto es que no
importaba mucho. Uno la veía y la escuchaba a Selena, y le creía todo;
no es que uno le quería creer, simplemente uno le creía …Allí, la encaré
con un tema que mi intuición me hacía pensar que sería bueno tratar …
“Selena. He visto que tú tienes una tienda de modas y que diseñas tus
modelos …. ¿Sabes? A mí me gustaría en un futuro aprender a diseñar mis
modelos y tener mi tienda de ropa. Me gustaría poder alguna vez visitar
‘Selena Etc.’ para que me enseñes cómo hacer mi propio negocio…”. A
Selena se le abrieron los ojos bien grandes: “¿En serio quieres aprender
a diseñar tu ropa? ¡¡Pues claro que puedes venir!! Mira. Aquí te dejo
una tarjetita con mi dirección y teléfono. Ven cuando quieras. Y ni
necesitas llamarme con anticipación. ¡¡Sólo ven y listo!! En todo caso
llámame por si estoy fuera de Corpus Christi en algún concierto. Este
mes será muy movidito para mí”, me dijo Selena y me hizo un gesto con la
mano afirmando lo ajetreado de su agenda ... Yo quería decirle muchas
cosas, ¿pero cómo decírselas si ni siquiera las sabía? Sólo atiné a
decirle: “Mira Selena. Yo iré para allá en cuanto pueda. Sólo te pido
una cosa. ¡¡Cuídate mucho!! Estás en la cresta de la ola. ¡¡No
desperdicies esta oportunidad!! Ya sabes que luchamos tanto por este
momento. Y este momento es tuyo. Yo estoy segura de que tu éxito les
abrirá el camino a todas nosotras. ¡¡Pero yo quiero con toda el Alma que
te vaya bien a ti!!”. Selena me abrazó fuertemente y muy emocionada:
“Gracias, Jennifer, por lo que me has dicho. Creeme que tendré en cuenta
tus palabras a la hora de decidir sobre mi futuro. Pero llámame. ¡¡Mira
que si no lo haces lo haré yo para regañarte!!”, me dijo Selena y volvió
a reír. Me di cuenta de que sus risotadas eran su forma de manifestar
algo que la emocionaba mucho y de la que no sabía cómo mantener su
compostura ante semejante sentimiento. Me despedí de ella y rogué que
algo pasara y que cambiara el curso natural de las cosas. Rogaba que
Cecilia tuviera razón, que tuviera tiempo hasta fin de mes para poder
salvar a Selena de vaya a saber qué agresora, de qué mente malvada, de
qué monstruo capaz de sacarle a Selena la posibilidad de vivir su vida
brindando cariño, y de sus admiradores de disfrutarla acompañando su
éxito…
Estaba en New York desarrollando mis actividades y
averiguando dónde estaría Selena en los siguientes días. Había pensado
en ir al Festival de Calle 8 para jugar mis últimas cartas desesperadas.
Si tenía que decirle de mis miedos lo haría. Si tenía que expresarle que
desde el 26 de febrero de 1995 tenía esa horrible pesadilla recurrente,
se lo diría. Pero aún apostaba a que lo hablado en Miami en el Festival
“Noches de Carnaval” rendiría sus frutos … El 9 de marzo sonó el
teléfono de mi casa ya bien tarde en la noche. Me sobresalté por la
hora. Pensé en mis padres. Pensé en Selena y sentí un dolor inmenso en
el estómago. Quería creer que Cecilia no se había equivocado. Que aún
había tiempo … Para mi sorpresa, alegría y alivio, era Selena … Se la
notaba agitada, con aire de preocupación … “Hola, Jennifer. Disculpa si
es tarde en tu ciudad, pero no quise esperar para decírtelo. Me gustaría
que vinieras cuanto antes a Corpus Christi, así te enseño mis diseños.
¿Te animas?”. Mi emoción fue tremenda y enseguida le contesté que sí,
que ya iba a adquirir el ticket. “No te preocupes por él. Ve al
aeropuerto y anúnciate en Recepción. Allí recogerás tu boleto. Es lo
mínimo que puedo hacer por provocarte tanta molestia … Eso sí, no
debería hacerlo. ¡¡Más bien debería regañarte pues no me has llamado!!
¡¡Que sea la última vez!!!”, y volvió a reírse como siempre. Yo le
agradecí, agarré lo mínimo indispensable para viajar y partí rápidamente
para Corpus Christi. Arribé al otro día. En cuanto llegué a su boutique,
Selena me esperaba en la puerta con los brazos abiertos…
Selena me enseñó su boutique y todos sus diseños. Yo me
quedé anonadada. Vi mucho Amor en su emprendimiento y noté que buena
parte de su vida estaba allí. Me atrevería a pensar que Selena había
hallado su lugar en el mundo y que había estado tal vez toda su vida
esperando este momento, que había luchado por ser la mejor cantante para
que una vez logrado ello, poder encargarse de su gran pasión que era el
diseño. “¿Sabes, Selena? Yo siempre pensé en tener mi boutique y mi
tienda de ropa, pero siempre lo imaginé para el final de mi carrera,
cuando ya haya dado todo mi potencial como cantante y como actriz. Veo
que tú has hecho lo inverso a lo que haría yo o a lo que hace la
mayoría. Sospecho que esto es muy importante para ti”, le dije como para
que confirme mi presunción. “Lo que pasa, Jennifer, es que yo no podría
esperar a ser vieja para hacer lo que más me gusta. Toda mi vida quise
ser diseñadora. Desde niña que hago diseños. ¿Voy a esperar para ser
grande y recién allí diseñar lo que quiero hacer ahora? ¿Sabes? Yo soy
de las personas que no puede esperar, que si tiene muchas ganas de hacer
algo y tiene tiempo, no lo pierde, ¡¡lo hace!! … Y si tiene que ser hoy,
¡¡hay que hacerlo hoy mismo!! No hay que dejar para mañana lo que se
puede hacer hoy. Mañana quién sabe lo que puede pasar. De hecho tuve
algunos inconvenientes con la gerencia de la boutique, pero eso no me
impidió seguir…”, me confesó Selena. “¿Pero qué es lo que sucede? ¿Es
grave? ¿Tienes dificultad para seguir con tu proyecto?”, le pregunté
intrigada. “No, no, no es grave, pero en un punto es serio. Por eso te
llamé … Me gustaría que me ayudaras en mis diseños. Por estos problemas
que te dije tal vez tengo que hacerme cargo de algunas cuestiones
organizativas. Por eso necesito de personas de confianza que les guste
la moda y que me den ideas. Ya tengo a mi diseñador, que me ayuda mucho.
Ya te lo presentaré en breve. ¿No te gustaría ser tú la otra persona que
me ayude a engrandecer ‘Selena Etc.’?”. Yo me quedé impactada y
emocionada por semejante ofrecimiento. “¡¡Por supuesto que acepto!! Es
un honor para mí. ¿Pero cómo quieres…?”, le pregunte, a lo que Selena
rápidamente me aclaró: “No quiero Jennifer que te ocupes por y para mí.
Haz lo que tengas que hacer. Sé que tienes mucho por realizar por tu
carrera. Sólo quiero que me sugieras ideas, que me señales lo que te
gusta y lo que no de mis diseños, y que charles con mi diseñador sobre
nuevas ideas. ¿Crees que puedes hacerlo?”, inquirió Selena. “¡¡Claro que
puedo!! No sólo te ayudaré desde New York. Trataré de viajar seguido
para estar al tanto de lo que haces y de ayudarte en lo que pueda.
Cuenta conmigo. Trataré de hacer mi mejor trabajo sin dejar de ocuparme
de lo mío…”, le prometí. “Sí, muy lindo, muy lindo, ¡¡pero esperaba que
a cambio me invitarás a New York para cantar en un concierto tuyo!!”, me
dijo Selena a las carcajadas a lo que agregó: “No me hagas caso. ¡¡No me
hagas caso!! Sólo estaba bromeando. No puedo con mi genio. Pero en
serio. Si necesitas algo de mí, ¡¡sabes que cuentas conmigo!!”. No pude
evitar abrazarla un buen rato. Era increíble esta mujer. Ella era la
importante y la más famosa, y sin embargo me hacía sentir más exitosa a
mí. Ella era tan buena, tan sencilla, tan humilde .... Supuse que Selena
necesitaba de afectos fuera de su familia y de su entorno más íntimo.
“¿Sabes, Jennifer? Celebro haberte conocido. La vida y las
circunstancias no me han dado muchos amigos fuera de mi familia y de mi
banda. Y yo necesito de mucha gente que me quiera por lo que soy y no
por mi fama. Mi intuición me hace sentir que puedo contar contigo, que
tú me darás algo que me falta y que yo necesito”, me dijo Selena apenas
dejamos de abrazarnos. “Pues aquí tienes una amiga. Yo sé que estaremos
siempre juntas. Eso me lo dice mi intuición”, le dije con entusiasmo. “Y
también lo dice tu corazón”, me dijo Selena señalándome el mío y volvió
a abrazarme. Pude notar que disimulaba un leve llanto. Me preocupé pero
no le quise preguntar. Si ella no me lo decía, prefería callar mi
preocupación y buscar una solución sin que lo advirtiera. Faltaba poco y
yo no sabía si con esto había evitado lo peor. Intuí que no. No había
visto a su potencial agresora…
De pronto apareció una mujer en la boutique y casi me
desmayo. Era esa mujer, ¡¡la que le iba a ser daño a Selena!! Selena me
la estaba por presentar sin mucho entusiasmo. Al verla se me vino a la
mente todo, todo lo que había soñado, todo lo que me llegó a decir
Cecilia … Lo supe todo, ¡¡todo en un instante!! Hasta me llegué a ver a
mí misma protagonizando la película sobre la vida de Selena y triunfando
en Hollywood. Fue una pesadilla con los ojos abiertos.¡¡Fue horrible,
horrible!! Y encima tenía que disimular ante esa mujer. Sabía que era
una psicópata y si le daba alguna señal de que sospechaba de ella éramos
todas personas muertas. Ella me miró con cierto desprecio y enseguida
quiso averiguar qué hacía allí. Antes que Selena dijera algo, yo me
adelanté y le dije: “Soy Jennifer López, cantante y actriz. Vine a ver a
Selena para felicitarla como cantante y diseñadora. ¡¡Ya ha ganado su
fama en todo Estados Unidos!!”, le dije mientras le hacía unas señas
desesperadas a Selena para que no dijera nada. Luego ellas se alejaron
para hablar de unos temas y yo me aparté a un costado de la tienda. Vi
que una de las empleadas se me acercó para preguntarme si necesitaba
algo. Yo le dije casi susurrando: “Aléjame a un lugar en el que no haya
nadie y cuando Selena esté sola dile que la estoy esperando allí…”. La
empleada me llevó a un pequeño cuarto y yo me desplomé en un sillón.
Cuando se iba a retirar le volví a decir: “No digas nada dónde estoy.
Sólo díselo a Selena cuando ella esté sola y pregunte dónde me
encuentro…”. La muchacha asintió con un gesto y se marchó en el más
absoluto silencio. Cuando quedé sola a oscuras se me daba vueltas el
techo del cuarto a una velocidad infernal … El futuro dependía de mí.
Estaba en mis manos salvar a Selena aun cuando por ello yo no fuera a
ser famosa como el destino me lo prometía … ¿Pero a quién le podía
importar ser famosa y querida después de haber conocido a la artista más
talentosa y a la mujer más adorable? Ella se merecía todo. A mí me
faltaba mucho por hacer y aprender. Como me dijo José, la gente es feliz
con Selena. Y yo no podría ser feliz sin ella y con la gente triste de
por vida por su ausencia. En ese momento ingresó Selena y se espantó en
verme casi desmayada. Estaba moviéndome de un lado para otro tratando de
reanimarme hasta que desperté del todo. Cuando tuve la plena conciencia
de que tenía a Selena sola enfrente la sujeté bien fuerte y le dije:
“Escúchame Selena. ¡¡Escúchame bien!! Investiga a esa mujer. ¡¡Tiene
malos planes para ti!! Averigua si compró un arma en San Antonio.
Averigua si le pidió al vendedor que la ayudara a aprender a disparar.
Denúnciala a la policía si ves que tienen ustedes aunque sea una mera
sospecha de que los está estafando. Es una mala mujer, Selena. ¡¡Es una
psicópata!! Ya sé que la conocen desde hace un buen tiempo. Ya sé que
por muchos años fue persona de vuestra confianza, presidenta de tu club
de fans y gerenta de esta boutique. También sé que le plantearon sus
sospechas. Pero no confíes en que te va a dar una explicación. ¡¡No te
las dará nunca!!! Sólo esperará que sigas confiando en ella aunque ya no
lo hagas. Eso es lo que quiere. ¿Acaso no quiso verte ahora para tener
una charla a solas contigo? ¿Sabes lo que quiere? Que tú le digas que
estás de su lado aunque sepas que miente. A ella no le importa si le
demuestras que es una mentirosa. A ella sólo le importa que hagas lo que
ella quiere. A ella no le importa lo que eres. ¡¡Sólo quiere que te
conviertas en su marioneta!! Y si no lo haces, no dudará en hacerlo. Si
tú y tu familia le demuestran que ya no la quieren con ustedes,
entonces…”. “Entonces, ¿me matará?”, me interrumpió Selena. “¡¡Sí, sí,
lo hará!! ¡¡Por favor no vayas nunca a su encuentro!!” y la abracé
rompiendo en un gran llanto. “No me preguntes cómo lo sé todo … Tal vez
pienses que me acerqué a ti para ganarme tu confianza y para que te
pelees con personas que ya conoces. Sólo te ruego que me creas o al
menos averigua lo que te dije. Yo te juro que me voy para siempre de tu
vida para que no creas que juego contigo. Yo no hubiese querido llegar a
esta instancia pero si no te lo digo ahora…”, le supliqué. “Ella lo hará
mañana…”, dijo Selena mirando a la nada. “Mañana, pasado, el 31 de
marzo. ¡¡No lo sé!! Aunque sé que no pasará de este mes…”, le volví a
decir entre desesperada y perturbada. Selena me tomó de los brazos, me
miró fijo y me dijo: “Yo te creo. Pero hagamos un trato. Si tú me
aprecias y deseas lo mejor para mí, te pido que dejes todo en mis manos.
En cuanto te sientas mejor, vuelve a New York y espera noticias mías. Yo
te avisaré en cuanto pueda…”. Selena me lo decía con confianza en mí
pero con firmeza. Sabía que esperaba un gesto confirmatorio de mi parte
y yo lo hice. En cuanto me sentí mejor le avisé a Selena y me acompañó
al aeropuerto. Yo la notaba seria pero segura. Cuando me despedí de ella
sólo le dije. “Acuérdate, Selena, de aquellas palabras tuyas en el
Houston Astrodome. ¡¡Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto!!”.
Selena me miró con ternura y me dijo: “¡¡Te olvidaste de los mil abrazos
y mil besotes, Jennifer!!” y nos abrazamos y lloramos por un largo rato.
Otro largo rato lloré a solas de sólo pensar que podría ser la última
vez que la vería…
Cada día fue un calvario para mí. Tal como me lo pidió
Selena, yo no la llamaba, y cada tanto leía diarios y veía televisión
para ver si había noticias. Muchas veces llamaba a José con cualquier
excusa para saber cómo iba Selena. Más de una vez llamé a Cecilia para
saber si las cartas sabían algo o si se habían equivocado … Nada pasaba.
Llegué al 31 de marzo. Ese día me desperté pues sonó bien temprano el
teléfono. El día anterior no había podido dormir sabiendo que al otro
día sería el último día … del mes … Atendí desesperada pensando en lo
peor, pero cuando puse el auricular en mi oreja, escuché que alguien me
decía: “Ve al aeropuerto y pide tu ticket. No preguntes por el destino
hasta que se te dé el boleto y luego pide cualquier diario de Texas y
mira los titulares”. ¡¡Era Selena!! Cuando fui a decirle de mi alegría
por escucharla, sólo me dijo: “Nos encontraremos muy pronto. Tengo
muchos planes para ti…” y colgó. Fui entusiasmada y desesperada al
aeropuerto. Una vez en Recepción se me dio el ticket y mi destino …
¡¡Los Ángeles!! En cuanto pronuncié el nombre de la ciudad, el empleado
me dijo: “Selena la espera allí, pues mañana dará su próximo concierto.
¡¡Ah!! Me avisó que le acercara estos diarios…”. Los tomé y allí me
enteré de que esa horrible mujer había sido detenida por sospecha de
robo, estafa e intento de asesinato. ¡¡Estaba muy feliz!! ¡¡Selena
estaba a salvo!! Pensé en mi destino y en lo que me dijo Cecilia.
Agradezco a Dios haberme dejarme llevar por mi intuición. No me dio la
fama pero salvé la vida de una hermosa y encantadora mujer, ¡¡que encima
es mi amiga!! Cuando llegué a Los Ángeles y vi a Selena con su clásico
saludito fui corriendo hacia ella y la abracé bien fuerte. “¡¡No me
despegaré de ti hasta que el reloj me indique que es 1 de abril!!”, le
grité. “A propósito. ¿Tú sabes completa la canción “I will survive”?”,
me preguntó Selena. “Sí, aunque debería releerla de nuevo pues no
recuerdo algunas partes. ¿Pero por qué me lo preguntas?”, le digo con
cara de asombro. “Porque mañana en el concierto abriré con ese tema y
pensé hacerlo contigo. Para mí sería un honor cantar con Jennifer López.
¿Qué piensas? ¿Aceptas?”, me preguntó Selena con aire cómplice y
sonriente. “¡¡Claro que sí!!”, le dije y nos fuimos hasta el auto que
nos llevaría al hotel juntas y abrazadas cantando “I wiil survive”, como
ya empezando el ensayo. Sabía que tal vez no llegaría a la cima pero
estaría al lado de la que es la Reina sin duda, contenta por haberla
salvado y por permitirle ser feliz y vivir. ¿Y quién sabe? Por allí yo
también llego a lo más alto. Eso sí. Al lado de Selena, ¡¡siempre al
lado de Selena!!
(Yo sé que si esto hubiese sucedido en realidad JLo lo
hubiese hecho de este modo .... La fama se puede comprar. La gloria se
puede comprar. El poder se puede comprar. Pero la amistad, el honor, la
honestidad, la verdad, la hidalguía … nunca se podrán comprar…)
Mis historias siempre te tendrán como protagonista a ti,
Selena, pues tú, sólo tú, eres la única protagonista de tu historia…
Yo nunca te olvidaré, Selena. Yo siempre estaré aquí para
recordarte con Amor…
No hay caso. Siempre sentiré esa sensación … Las manos vacías ... Nos
quedamos con las manos vacías ... Cuando veo decir a Selena, a la salida
de un concierto y ante la pregunta de una periodista, qué es lo más
importante para ella de un show y Selena le contesta “El apoyo, el
aplauso del público. Eso es impagable…”, siento nuevamente que me he
quedado con esa sensación de que me quitaron el corazón, el alma, me
quitaron mi madre, mi hija, mi hermana, mi esposa, mi novia. Me quitaron
lo que más he querido, lo que más he amado, lo que más querré. Cuando
escucho decir a Selena entre risas al referirse al “Big Bertha” que toda
su vida ha vivido arriba en un bus, sé que estaré condenado de por vida
a llorar la pérdida de Selena, a añorar su vuelta, a desear que pueda
completar su obra, que pueda ser feliz cumpliendo todo lo que había
soñado, todo lo que había querido, y conquistando un mundo que estaba
dispuesto a rendirse a sus pies, un mundo que se resiste a vivir sin
Selena... No hay día en que no piense en cómo pudo haber sucedido esto,
cómo le han hecho esto a Selena. Y creo que en mi recuerdo a Selena ello
está ampliamente reflejado. Me levanto pensando y deseando que nada de
lo que le ha ocurrido a Selena sea cierto, que me encuentre con que
Selena está con su sonrisa de siempre y triunfando … No pasa un día en
el que piense cómo sucedió ese día, cómo pudo haber ocurrido lo que
pasó, cómo no se pudo evitar, cómo nadie pudo evitarlo, cómo nadie
sospechó nada, cómo no se supuso que ante un conflicto algo podía
suceder, por más que no se pensara en lo peor. Todos los días me levanto
con la esperanza de volver el tiempo atrás, me entusiasma leer novelas o
ver películas que hablan de viajar en el tiempo o hasta de leer informes
científicos que hablan de ello para ver si tengo alguna esperanza de
reparar tanto dolor, tanta injusticia, tantos sueños frustrados, de
poder salvar a Selena. No puedo dejar de pensar en que le quitaron todo
a Selena cuando tenía 23, casi 24 años, y que desde los 6 añitos, y más
profesionalmente a los 8, tuvo que sacrificarse duramente, cuan si fuera
un adulto, para llegar a lo más alto, a un lugar en el que todo sería
posible y nada se le interpondría en el camino para llegar a ser la
artista mundial más importante que diera este mundo. No puedo dejar de
pensar en lo injusto, en lo absurdo, en el sinsentido. No puedo dejar de
sentir desazón cuando veo que otras artistas triunfan y llegan a lugares
de privilegio y Selena no está. Incluso cuando veo el recorrido que tuvo
JLo para llegar a la cima mundial, a la vez que la empezó luego de haber
interpretado a Selena en aquella película, no puedo dejar de sentirme
triste, no por JLo, claro está, sino por Selena. Basta con ver la
carrera de JLo luego de la película “Selena” para darse cuenta de que
ese camino era el que iba a hacer inexorablemente Selena. JLo supo
aprender mientras filmó la película cómo seguir su carrera artística,
tomando el ejemplo de Selena, con lo bueno y también con lo erróneo… JLo
acaba de ser premiada como la artista latina del año en los American
Music Awards 2011 … A estas cosas me refiero cuando digo que me pongo
triste. Hoy me gustaría enterarme que es Selena la que recibe ese
premio…
Se me dirá que estoy totalmente equivocado o simplemente
se me preguntará si creo en esa posibilidad, pero yo no tengo dudas de
que al irse Selena las cosas tomaron un rumbo equivocado. Yo soy de lo
que cree que un hecho, por más aislado que sea, cambia totalmente la
historia de la humanidad. Y así como no dudo de que si hoy estuviera
Selena las cosas serían diferentes y un mundo sería mejor, al irse ella
la humanidad tomó un camino fatal y las cosas fueron de mal en peor.
Para esa época en Texas había un gobernador, pero los texanos amaban a
Selena. Con ella presente difícilmente ese gobernador hubiese sido
presidente y muchas calamidades no hubiesen sucedido. Con Selena
presente no hubiese ocurrido lo de las Torres Gemelas. Con Selena
presente nadie en Monterrey hablaría ni ejercería la violencia. Yo no
tengo dudas de que con Selena presente primaría el Amor y no el odio.
Con Selena presente nadie se atrevería a hacer nada malo, por respeto
supremo a ella. Con Selena presente, se tomaría su vida como ejemplo
para poder triunfar en cualquier emprendimiento que se estableciera.
Pero al suceder las cosas como han sucedido, ¿qué ejemplo nos ha
quedado? Cuando uno ve hoy en día las barbaridades inadmisibles que dice
esa mujer que le quitó todo, absolutamente todo, a nuestra Selena, ¿qué
podemos esperar de este mundo? No hace mucho leía a una psicóloga que
observaba con alarma que en los últimos tiempos era cada vez mayor la
cantidad de psicópatas que había entre la gente y más le alarmaba aun
que la gente lo tomaba como algo normal, que no veía mucha diferencia
entre esa clase de personas y ellos. ¿Y cómo no va a ocurrir esto si el
mundo nos da como ejemplo que una psicópata hace lo que hizo con nuestra
Selena y no contenta con ello desde ese día, hace ya más de 16 años,
sigue hablando con total impunidad y manchando con mentiras y calumnias
la imagen de nuestra Selena? ¿Qué ejemplo le damos a la humanidad cuando
no permitimos que una mujer tan encantadora como Selena llegue al
triunfo con honestidad, talento, sacrificio, verdad, trabajo y humildad,
y sí permitimos que una mujer mediocre, mala, sin talento alguno y con
total resentimiento haga lo que quiere y le impida ser y hacer al otro
con un acto salvaje, cobarde y criminal? De eso hablo cuando digo que un
acto, sólo un acto puede cambiar el destino del mundo. Un acto, sólo un
acto puede virar el destino de toda la humanidad…
He visto varias veces a Selena, en diferentes momentos en
mi vida, en diferentes miradas sobre ella, desde tener una mínima idea
de ella y con la incredulidad sobre lo que le había pasado y con ansias
por encontrar una explicación, hasta ahora, en donde cada imagen, cada
logro, cada recorrido al éxito de Selena me genera llanto, desazón,
impotencia, deseos fervientes de que lo que va a suceder finalmente no
sea cierto, que una mujer como Selena sólo puede tener un final feliz,
debe tener un final feliz. Que no puede ser que cuando por fin vemos que
alguien que viene tan de abajo, a quien no le habían regalado nada, que
todo lo obtenido fue a base de esfuerzo, dedicación, amor propio y,
sobre todo, talento, no puede tener un final así. No puede ser que
cuando una artista tan querida por su gente, tan identificada con su
pueblo, ese pueblo que la conocía, ese pueblo que la amaba, ese pueblo a
quien le depositaba toda su confianza, ese pueblo con quien sólo se
identificaba con ella, llega a lo más alto, sucumba con su peor final,
un final impropio, un final que le cortó en el momento justo todos sus
sueños, todas sus ganas, todas sus ambiciones, todo el deseo de grabar
con fuego el nombre de Selena en todo el mundo... Hoy si quisiéramos
hacer una película sobre Selena, con toda la información que podemos
obtener informáticamente, no necesitaríamos ni de actrices, ni de
guiones, ni de argumentos … Bastaría con poner conciertos, reportajes,
vivencias de Selena a lo largo de toda su carrera para darnos cuenta de
lo que Selena era como artista y como persona, de lo que ella
significaba para la gente, para ver cómo ella sorteó cada uno de los
obstáculos y llegó a lo más alto a base de puro talento y por su único
mérito. Hoy para darnos cuenta de lo que era Selena y de lo que generó
basta con verla y escucharla a ella, y basta con ver y escuchar lo que
decían de ella tanto los otros artistas, los periodistas en general,
como los grandes y pequeños medios, y sobre todo, la gente. Así nos
daríamos cuenta de qué artista nos hemos perdido y de que como ella no
habrá nadie, absolutamente nadie…
Hay momentos que quedarán grabados para siempre en mi corazón. Ese
instante de Selena entrando en el Astrodome es uno de los instantes en
el que más he llorado. Recuerdo que la primera vez que lo vi me impactó
ver y apreciar la comunión entre Selena y su gente, esa relación que
había entre Selena y su público que iba mucho más allá que del simple
contacto entre la artista consagrada y la gente que compra los discos y
asiste a sus conciertos. La gente amaba a Selena porque Selena les
cantaba a ellos, les agradecía a ellos, les hablaba de sus cosas, les
hablaba de sus alegrías, los acompañaba en sus tristezas. Selena les
hablaba en su mismo idioma. Y a pesar de que resulte paradójico por la
limitación de Selena con el español, la gente entendía y sentía muy bien
el lenguaje de Amor de Selena. Y no hay nada más emocionante, más
impactante, que genera tanta emoción y tanto llanto, que ver a Selena
entrando en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Tal vez
porque uno sabe perfectamente lo que ha sentido Selena en ese momento.
Un momento en el que sólo estaba ella ... Sólo ella y su gente ... Sólo
ella y la expresión de Amor producidas por 65.000 personas. Sólo Selena
podría saber lo que se siente en esa situación, que no es sólo la
emoción de llenar un estadio, que no es sólo ser la cantante del
momento. Es la sensación de una mujer que siente los mismos nervios que
cuando cantó por primera vez ante un público a los 8 años. Es la emoción
de una mujer que dos años antes tenía terror en ese mismo escenario de
no ser querida y que ahora sólo la gente apostada allí pedían que sólo
querían verla a ella. Era a ella a quien le expresaban todo el Amor, que
le devolvían el Amor que ella como nadie les había dado...
Estamos con las manos vacías. Vacías porque para el que ama a Selena es
inaceptable un mundo sin ella, una vida sin ella, un sentir sin ella. El
Amor que ella impregnó a cada uno es imposible de olvidar. Y el vacío
que ha dejado es imposible de llenar. De nada servirán las
comparaciones. De nada servirá buscar sucesoras. De nada servirá
consolarnos con otras cantantes, con otras canciones, con otras músicas,
con otros ritmos. Cuando uno adopta a Selena, sólo desea fervientemente
que vuelva ella, que nos cante ella, que sea Selena quien nos devuelva
la alegría, el Alma, nuestra identidad. Sólo una artista en serio y tan
querida logra que la amen hombres, mujeres, niños, gente mayor. No hay
nada más que nos identifique hoy en día tener cualquier cosa que le
pertenezca a ella, pues eso nos da algo material en el que podamos darle
todo nuestro Amor y nuestro cariño, ya que no le podemos decir “Gracias”
o no le podemos dar ese abrazo y ese beso que tanto le querríamos dar
... No hay nada más que nos identifique con esa sensación pues hoy todos
haríamos lo que sea por Selena. Daríamos todo a cambio de nada. Aunque
sepamos que ya no vuelva seguiríamos emocionados como aquellos muchachos
de la película que encontraban a Selena y se ofrecían a ayudarla en lo
que sea, y que harían lo indecible para expresarle su admiración y para
ayudarla en lo que fuera al grito de “¡Todo por ‘Salinas!’ “. ¿Qué otra
frase nos identifica más que ésa para expresar nuestra admiración por
Selena? Nada más claro cuán hondo llegó Selena en el corazón de la
gente. Nadie como Selena llegó a esa gente que no tenía manera de ver a
una artista salvo que tuviera dinero. Por eso para todos era un igual,
alguien a quien se le tenía confianza, que era querible. Sólo Selena
podía lograr que una mujer participara de un concurso para ganar un par
de entradas para ver a Selena en el Astrodome no para verla ella, sino
para que la fuera a ver su esposo, que la amaba y era fan suyo. Esa
mujer quería verlo feliz … ¿y cómo privarlo de que viera a alguien tan
querible como Selena?... Sólo generaba tanto Amor, porque tenía todo el
Amor…
Estamos con las manos vacías porque le quitaron el sueño a un talento, a
una persona que buscó honestamente llegar a lo más alto. Que con buenas
intenciones y con nobles armas se había propuesto que todo el mundo
supiera quién era Selena. Ella se sabía que estaba destinada para los
grandes desafíos. Selena sabía que no había llegado a este mundo para
pasar inadvertida. Uno sabe, al observar su vida, que ella no iba a
parar hasta que todo el mundo escuchara sus canciones y vistiera su
ropa, luego de sentirse tan feliz ante su casamiento, y ante su
meteórico éxito en México y Estados Unidos. Que no iba a esperar a ser
grande o a entrar en un impase en su vida para hacer todo lo que tenía
en su cabeza con tan sólo 21 años. Selena era inquieta, ambiciosa, nunca
se sentía satisfecha con lo logrado, siempre iba por más, para ella era
una realidad que “lo imposible siempre es posible”, y no un simple
eslogan familiar para repetir demagógicamente ante la gente. Siempre nos
escapará una lágrima saber que recién en ese momento se sentía libre y
era tan feliz. Porque siempre nos identificaremos con aquella mujer que
había logrado todo sin que le regalaran absolutamente nada. Que tenía
muy claros sus objetivos. Que no se contentaba con el éxito fácil. Que
para ella no sólo la fama y el éxito constituían su felicidad. La
felicidad para Selena era ser libre, libre haciendo lo que quería, libre
con su canto, libre con su Amor, libre con sus sueños, libre no
quedándose quieta, libre no siendo conformista, libre ofreciendo todo de
sí todos los días, libre siendo Selena ... Por eso nada más auténtico
que ver a Selena diciendo en un video casero que no le gustaba que los
miembros de su banda le dijeran que era la mejor, fundamentalmente
porque a ella no le gustaba que ellos tuvieran la razón...
Estamos con las manos vacías porque no está Selena. Porque nada más
injusto en la vida que no verla a ella aquí como una artista consagrada
mundialmente. Porque nos es inevitable, y por eso lo repito tantas
veces, que cuando vemos a alguna artista famosa triunfar, y gozando de
la fama y del afecto de la gente en todo el mundo, preguntarnos por qué
no está Selena en ese lugar. Nos es inevitable angustiarnos y decir por
qué esa artista pudo llegar y Selena no. Y no es que uno cuestione a esa
artista. No es que se ponga uno en duda su talento. Lo que no podemos
evitar es llorar por no ver a Selena en Hollywood, no verla a ella
caminando en la Alfombra Roja, no ver a Selena obteniendo un Oscar, no
recibiendo ella Amor en todo el mundo, no siendo Selena la cantante
latina hiperconsagrada en todo el planeta, o no ver a Selena paseando
por Cannes, en Pekín, o en donde sea. Nos preguntamos esto porque
sabemos que lo hubiese logrado sin duda. Lo sabemos en cada
presentación. Lo vemos y lo sentimos cuando observamos cómo Selena se
ganó el público en Monterrey sin saber casi el español. Lo sabemos ante
cada desafío que tomaba. Lo sabemos porque Selena cambiaba el miedo por
acción. Lo que para muchos su pobre español era una barrera, para ella
era simplemente una limitación que sólo era superada con carisma, con
gracia, con simpatía, con talento, con saber que el otro, y ese otro
podía ser el público, los periodistas, los promotores, los fans, iba a
agradecer un gesto de atención, una actitud de interés por lo que hacía
la otra parte, un gesto por demostrarle que el otro era tan importante
como la artista. Selena demostró que dando Amor siempre se devuelve
Amor. Ese Amor que se ve reflejado en aquellos momentos en los que nada
podía contener a la muchedumbre que se abalanzaba sobre el escenario
para tocarla, para darle un beso, para abrazarla, para agradecerle. Nada
ni nadie podía contener aquello si no estaba Selena con su sonrisa.
Todos absolutamente todos en el mundo hispano pusieron sus ojos en
Selena. Y esa pequeña muchacha de apenas 20 años, muerta de miedo y de
incertidumbre, que trataba de dar lo mejor de sí aun con sus
limitaciones del idioma, aceptó ese desafío que nadie se atrevía a
enfrentar. Basta con verla en un reportaje que se le hiciera en
Monterrey en esa época para ver lo avergonzada que se sentía por no
poder hablar o entender el español y aun así, con gracia y con esfuerzo,
responder las preguntas, dejando bien en claro que su objetivo más
grande en la vida era poder dedicarse al canto y al diseño de ropa. Y no
se contentó con eso. Con el tiempo aprendió hablar el español no sólo
para poder responder en las entrevistas sino por respeto a toda la gente
que la sostenía como artista y la quería tanto … Lo hizo como tantas
otras veces, tomando impulso y poniendo todo su Amor para una vez más
cumplir con sus propias expectativas y con las de los demás...
Estamos con las manos vacías. Es ver a Selena, es ver su obra, es ver lo
que logró, es ver lo que pudo haber logrado y no tener consuelo. Sólo su
presencia nos devolvería la sonrisa, las ganas, la alegría de vivir.
Todos querríamos que Selena nos volviera a cantar “Si Una Vez”, pero el
“Si Una Vez” del Astrodome, aquel que todos añoramos, aquel que
magistralmente interpretó Selena en aquel mágico concierto. Todos
queremos volver a sentir el contener la respiración al ver a Selena,
luego de cantar "Si una vez dije que te amaba, no lo vuelvo a hacer",
detener su canto, alzar su brazo, mover su cabeza a un costado, poner su
dedo índice en la frente, apoyar su boca en el micrófono, hacernos oír
su respiración en el medio de un silencio total, hacernos estallar en un
grito y arrodillarnos a sus pies mientras ella se paseaba a uno y otro
lado del escenario con su mirada cómplice, con su mirada cómo
diciéndonos "Miren que no les creo", para decirnos "Ese error" y
detenerse de nuevo, decirnos "Ese error" otra vez y ponerse la mano en
el pecho, quedarse en silencio, y en el medio del júbilo y del éxtasis,
ella sonreírnos, acaso como aceptándonos, acaso como perdonándonos, para
después, ante nuestra creencia de que ya habíamos visto todo, de que
habíamos sentido lo suficiente, sorprendernos alzando su mano izquierda,
haciendo una nueva pausa que nos hace contener nuevamente la respiración
para regalarnos un ¡¡Ese error es cosa de ayer!!" en un final de tema
que nos llegó en lo más profundo en el corazón, de una manera en la que
no la habíamos sentido ni sentiremos jamás .... Con una interpretación
que no veremos nunca más. En una interpretación que nos dejó sin
aliento, con el corazón en la mano, con la piel erizada, con una emoción
que no tendremos jamás en nuestras vidas ... Que no veremos más ni lo
volveremos a experimentar con ningún otro artista a lo largo del
tiempo...
Muchas veces me pregunto por qué no podemos olvidarnos de Selena, por
qué a medida que pasa el tiempo hay nuevos admiradores, y se suman gente
y generaciones que nunca la llegaron a ver ... Es que nos es inevitable
sentirnos identificados con aquella vida mágica de Selena, una vida que
expresa nuestros sentimientos, una vida que nos emociona, una mujer que
no deja de brindar y generar Amor a tal punto que necesitamos
retribuírselo compartiendo nuestros sentimientos, su vida, sus sueños,
sus emociones. Es que la vida de Selena constituye nuestras vidas. Su
suerte es nuestra suerte. Su vida y su partida en este mundo también son
nuestros, y nos resistimos a pensar que ése fue su destino, ése sea
nuestro final. Porque lo que le hacía feliz nos alegraba, lo que le
entristecía nos dolía. Su mayor dolor es nuestra mayor decepción. Su
trágico final es nuestra máxima tristeza. Esa vida truncada es el fin de
nuestra ilusión, es el límite a nuestras esperanzas, es la realidad que
nos dice "no todo es posible", "no siempre se logran nuestros sueños".
Es allí cuando soltamos nuestras manos, como Selena, y dejamos caer el
anillo. Hacemos como Selena, resistimos con nuestro último esfuerzo pero
sucumbimos ante la realidad. En ese instante nos damos cuenta de que
nuestro corazón está allí donde está ahora Selena...
Pero después uno mira a su alrededor, ve las manifestaciones de Amor de
tanta gente, ve el cariño de tantas personas expresadas en todo el mundo
y allí uno comienza a sentir que no está solo en el mundo. Que Selena no
está sola ni estará sola jamás. Que mientras la persona que le quitó los
sueños sigue destilando su odio y rencor en una oscura celda teniendo
una patética notoriedad, Selena sólo irradia Amor en todo el mundo,
sigue generando sorpresa y admiración. Es allí cuando uno piensa y
siente que Selena ha triunfado. Que siempre la querrán. Que todo el
mundo, sea en América, en Europa, en África, en Asia o en Oceanía, sólo
le expresará Amor, ternura, admiración y cariño. La gente en todo el
mundo le demuestra día a día a Selena que ha logrado sus sueños, ha
vencido, le comprueba que son infundados sus miedos de no ser querida,
que es conocida en todo el mundo con Amor, que su música ha llegado a
lugares inesperados en los que sólo Selena podía llegar. La gente, su
gente, la que la recuerda, la que la quiere, la que la aprecia, la que
se alegra con su presencia, la que llora con su ausencia, hace posible
lo imposible. Es la misma gente que lucha por sus sueños, la que con sus
corazones hace que Selena viva por siempre, la que siempre se resistirá
a la realidad, la que siempre esperará a Selena para verla una vez
más...
A pesar de tantas cosas, sólo el Amor de Selena, sólo la vida de Selena,
nos hará sentir dichosos de ser partícipes de sus sueños, de su suerte,
de su cariño. Es allí cuando nos sentimos orgullosos de ser sus
admiradores, de difundir su talento, de quererla, de expresarle nuestros
más hondos sentimientos. Es allí cuando sentimos que Selena ha triunfado
y que vive ... en nuestros corazones... Porque muchas veces en nuestros
recuerdos a Selena no faltan nuestros lamentos, nuestras lágrimas, el
dolor de no poderla ver, de no poder disfrutar de su alegría, de su
triunfo, de su sonrisa desparramada por doquier ... Que siempre
lamentaremos no asistir a un concierto suyo, que no podremos aceptar
jamás que se haya ido, que nunca asimilaremos su partida, que siempre en
cada recuerdo a Selena, sea bueno o malo, sea alegre o triste, nos
arranque una sonrisa o nos provoque el más prolongado llanto. Ese
recuerdo siempre tendrá ese sabor de la nostalgia, de la frustración de
no poderla disfrutar, pero fundamentalmente, de no poder disfrutar de
que esté feliz con su vida, con sus éxitos, con su sueño de toda una
vida hecha realidad... Pero también es cierto que el Amor de la gente
sigue vigente, sigue presente. Tal vez sea hora de que ese Amor, pero
también ese dolor, se exprese de una manera, de una promesa de hacer
algo para que Selena, donde quiera que esté, sea feliz, vuelva a sonreír
y sienta que nunca estará sola…
Con las manos vacías, pero con el corazón lleno del Amor de Selena … Por
eso me pregunto si acaso sería bueno replantearnos nuestro recuerdo
hacia Selena. Si el paso del tiempo y su ausencia nos obliguen a ver las
cosas de otro modo ... ¿Y si la recordamos de otra manera? ¿Y si
pensamos que realmente no se ha ido? ¿Y si realmente está aquí con
nosotros? No se trata de negar lo innegable. No se trata de canjear
tristeza por alegría. No se trata de volvernos locos. No se trata de que
sólo debemos recordarla con lo bueno y no con lo malo ... Simplemente se
trata de recordarla con lo que nos ha dejado. Simplemente se trata de
creer fervientemente en que si ponemos todo nuestro Amor por ella del
mismo modo que ella lo hizo por nosotros, algún día aparecerá para
cantarnos otra vez, para reírnos otra vez, para agradecernos otra vez
... Que en cada situación cotidiana allí estará presente, que no esté
tan distante, que esté mucho más cerca de lo que uno se imagina ... Que
es cuestión de proponérselo, como lo ha hecho Selena con cada acto de tu
vida...
Para no tener las manos vacías habrá que proponerse tener siempre una
sonrisa en el rostro, como lo hacía Selena. Desafiar todas las
adversidades que se tenga cotidianamente poniendo la mejor
predisposición, siendo amable con todos, ayudando al prójimo con lo que
necesita, preguntándole cómo se siente, demostrándole que es tan
importante lo que él hace como lo que hace uno. Que no sirve encerrarse
en nuestros propios asuntos. Que no sirve contagiarse del odio y de la
frustración de los demás. Que no sirve con limitarme a ser una persona
que hace "lo que tiene que hacer". Que siempre las cosas hechas con
Amor, con afecto y con alegría son más valiosas, que serán
satisfactorias para uno pero, fundamentalmente, serán gratificantes para
los demás, que agradecerán infinitamente ese gesto ... Que Selena estará
presente en cada acto de Amor, de solidaridad, de apoyo, de afecto que
tengamos con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestros hermanos,
con nuestros amigos ... Eso que reflejó Selena en cada contacto con el
público al que jamás le negó un saludo, una foto, un autógrafo. A ese
público al que siempre le dio su mano para estrechársela si lo tenía
cerca o para alzarla para que le llegara su saludo a la distancia. A ese
público al que uno por uno saludó a la salida de aquel concierto
inolvidable en el Astrodome el 26 de febrero de 1995 colmado con 65.000
personas...
Con las manos vacías pero nunca bajando los brazos. Nunca pensar que
algo no es viable, que hay cosas que son imposibles de realizar, que las
fuerzas propias tienen un límite, que hay metas que no se pueden lograr.
Que el poder realizar las cosas que nos proponemos en la vida depende de
uno y que no hay nada ni nadie en el mundo que nos pueda impedir lo que
nos hemos propuesto en nuestras vidas. Que sólo uno es el límite, que
uno sabrá si seguir o detenerse. Que la palabra “imposible” no existe en
el diccionario, en nuestro vocabulario, en nuestra vida cotidiana ...
Que la vida misma de Selena es la mejor demostración de ello ... Que
nada ni nadie pudo impedir que sus más íntimos sueños se pudieran
cumplir. Que su anhelo de trascender con su canto, que su mayor sueño de
ser diseñadora, que su necesidad de ser querida por todo el mundo con
todo lo que ella les ofrecía no tuviera ni freno ni límite. Que su Amor
fuera lo suficientemente grande como para que la palabra “imposible” se
transformara en “posible”. Para que su frase "The impossible is always
possible" no fuera sólo una declaración de principios que luego se los
llevara el viento ... Que sus actos fueran la confirmación de lo dicho y
hecho por Selena...
Con las manos vacías pero aun así permitirse soñar, permitirse que, más
allá de lo que se haga diariamente, se tengan sueños, alegrías, ganas de
hacer cosas, proyectos, ambiciones. Que cada cosa que se sueñe se dé el
lugar que se merece, que no se tape, que no se deje relegado por las
obligaciones cotidianas. Que siempre estará Selena para decirnos que hay
que luchar por nuestros sueños. Que nunca nos frustremos por no haberlo
intentado, por no dar el lugar que se merece a lo que realmente nos da
satisfacción todos los días, lo que nos identifica, lo que nos da la
energía necesaria para encarar todo, lo que nos hace sentir vivos, lo
que nos hace sentir felices. Nada más hermoso cuando se siente que
tenemos nuestro espacio, nuestro lugar en el mundo. Ese lugar que es
sólo nuestro y que nada ni nadie nos lo quitará ... Que en cada sueño
realizado sentiremos la misma alegría que sentió Selena cuando, con
apenas cumplidos los 23 años, abrió “Selena Etc.”, su sueño de niña
hecho realidad ... Ese sueño que lo tuvo siempre, que lo deseó siempre y
que no sólo esperó pacientemente a que se cumpla, sino que hizo lo
indecible para que se cumpliera cuanto antes. Selena redobló su esfuerzo
con su canto y con su arte para hacerle un nombre, y que ese nombre le
diera lugar para expresarlo en ese ámbito que tanto le gustaba, en esa
boutique en la que todos la reconocieran como Selena, la cantante, la
actriz, la artista, la diseñadora...
Con las manos vacías, pero aun así teniendo siempre en cuenta que lo más
importante en el mundo es la vida. Que Selena demostró que nada más
hermoso en el mundo que estar en contacto con sus afectos, con todo lo
hermoso que la acompañaba y la llenaba de vida. Que el valor de los que
nos rodea no tiene ninguna cotización. Que nada material en el mundo ni
la fama son más valiosos que la vida misma. Siempre recordaré cuando
Selena se preocupaba por llevar a cuanto animal veía herido en su camino
para que fuera salvado. Que cuando rememoro ese hermoso acto recuerdo
sus sueños de tener el jardín de su nueva casa lleno de animales de
todas las especies para que convivan, para que sean felices, para que
todos, Selena, su familia, sus animales sean gobernados por su cariño,
por los códigos del afecto y que sean libres, como Selena deseaba que
fueran, con toda esa libertad que tanto le costó conseguir ... Por eso
podía tener tres perros y una pitón en su casa y decirlo a todo el mundo
con orgullo. Muchos la miraban con extrañeza. A nadie se le hubiera
ocurrido hacer y decir públicamente semejante cosa. A nadie se le
hubiera ocurrido, en el medio de la fama, con las luces de Hollywood tan
próximas, en soñar con tener una casa con un enorme jardín lleno de
animales como máximo objetivo …. Sólo Selena y su esposo Chris. Sólo
Selena y los animales. Sólo Selena y la naturaleza. Sólo Selena y la
vida...
Con las manos vacías, pero siempre defendiendo los afectos. Que nadie
impida defender contra viento y marea aquello que ha ganado nuestros
corazones y que para mantenerlo se tenga que poner todo de uno para
mantenerlo. Que incluso se ponga mucho más de uno que los demás para
defender lo que más se quiere. Que siempre hay que tener en cuenta todo
lo que hizo Selena por defender su Amor por Chris, que decidió casarse
en secreto con tal de que nadie le impidiera su legítimo derecho a amar,
a darse un espacio en su vida sin por ello dejase de cantar y de cumplir
con lo que se propuso desde pequeña. Que cuando uno ama da sin esperar,
pelea por su Amor, no mira a su alrededor, no mide las consecuencias.
Sólo se deja llevar por lo que le dice su corazón ... Que la pasión de
Selena, acaso uno de los sentimientos más distintivos tanto de su
carrera artística como de su vida, siempre sea el motor para desplegar
los más nobles sentimientos. Y que muchas veces hay que poner mucha
pasión para defender lo que uno más quiere. Y Selena lo hizo con creces.
Lo hizo por Amor, por un Amor al que sólo ella le puso toda el Alma,
sólo Selena lo defendió con todo su corazón ante su familia. Un Amor al
que Selena lo expuso con su vida...
Con las manos vacías, pero aprendiendo a ser humilde, a agradecer todo
lo que se ha logrado, a ser agradecido hacia quienes han tendido una
mano para lograr nuestros objetivos. A quienes supieron dar un consejo.
A quienes valoraron lo que uno hecho en su vida. A los que vieron en uno
algo especial y lo quisieron resaltar. A los que nos destacaron por
algo bueno que uno ha dejado. Habrá que aprender a encarar cada día como
si fuera una jornada distinta y nueva en la que todo lo que se ha
logrado se tendrá que revalidar. Que lo que se ha obtenido no pone a
nadie en una situación superior frente a los demás. Que sólo nuestra
actitud ante la vida y ante los demás nos engrandecerá. Que el ser
consecuente entre lo que se dice y lo que hace nos hará fuertes ante
todo y nos hará libres ante los demás. Que sólo si uno da todo de sí
dará sentido a lo logrado, se hará creíble el mensaje y será respetado.
Siempre recordaré que en el fuero más íntimo, Selena se sentía la mejor
y lo sabía, pero también sabía que ante su público no alcanzaba con eso.
Ante el público había que ser sólo agradecido, humilde y honesto... Que
sólo el público la ponía en el lugar en el que estaba y a él tenía que
darle lo mejor de sí todos los días para revalidarlo...
Con las manos vacías, pero siempre aprendiendo que las cosas valederas y
verdaderas son las que valen la pena, las que sólo se logran con trabajo
y con esfuerzo. Que la vida artística de selena, que comenzó a los 8
años, demostró que para lograr el éxito había que trabajar duro, y que
sólo con verdadero Amor a lo que se hace y con trabajo honesto y
respetuoso ante los demás se puede lograr todo lo que uno se propone.
Que para lograr los mayores anhelos personales y aun los materiales se
pueden lograr a base de esfuerzo y dedicación. Que no hay nada más lindo
en el mundo que llegar a la noche y apoyar la cabeza en la almohada con
la conciencia tranquila y con la satisfacción del deber cumplido. Que en
este mundo sin Selena en el que se glorifica el éxito inmediato, fugaz y
sin ningún esfuerzo, su vida es el mejor ejemplo de que con una vida
ejemplar, con trabajo, talento, Amor y dedicación también se puede
lograr todo. Sólo así se explica su particular recorrido al éxito, sus
innumerables premios en los Music Tejano Awards desde los 16 años, su
increíble éxito en México y en el resto de los Estados Unidos, cómo con
sólo su presencia se levantaron todas las barreras que impedían el éxito
a tantos otros, que su talento llegó a verse en Centroamérica, y cómo en
países como Colombia y Venezuela la adoraron sin siquiera verla...
Con las manos vacías, pero siempre poniendo más de uno en cada
emprendimiento que se hace. Que cada cosa que se elabore estará nuestro
sello personal, que no hay que esconderse detrás del conformismo. Que
siempre se puede dar más de lo normal, que siempre tenemos un plus, algo
más que demuestre nuestras ganas de hacer, de dar, de sobresalir
poniendo Amor en lo que se hace, ganas de demostrar que se puede hacer
más de lo que se espera, sorprender a más de uno. Que con ganas, con
ansias de saber, de conocer, de ir más allá de lo que se nos pide
obtendremos más de una satisfacción. Siempre recuerdo cómo sorprendía
Selena a todo aquel que no la conocía, que acaso cuando se disponía a
conocerla esperaba, en el mejor de los casos, una buena voz, una
aceptable actuación y nada más, y luego se quedaban anodadados por todo
lo que les brindaba. Y eso que les ofrecía no surgía de casualidad, de
esas cosas del destino. Surgía, aparte de su magia, de sus ganas de
sobresalir, de querer brindarles todo de sí, de su necesidad de agradar,
que surgió, tal vez, de la necesidad más primaria, cuando tuvo un
micrófono en mano y todo un auditorio que esperaba algo de ella. Pero
que tal vez nació antes que ello, incluso en un acto que acaso marcó el
destino de Selena y de su familia. Tal vez surgió cuando quiso ganarse
el Amor de su padre y se le ocurrió aprenderse las canciones viejas de
un libro que tenía él como una forma de acaparar su atención, como una
forma de sorprenderlo, como una forma de que jamás olvidara aquella
actuación, aquella demostración de Amor...
Con las manos vacías, pero aprendiendo a tener la constancia de Selena,
tener su tesón, que cuando uno se propone algo no se para hasta
cumplirlo. Habrá que procurar no boicotearse. Si Selena se propuso
aprender el español no sólo por necesidad sino por respeto al público,
¿cuál es el impedimento para lograr algo por respeto a los demás y a uno
mismo? Muchas veces cuando la observamos en sus primeros tiempos, en los
que no sabía hablar el español, sólo cantarlo, nos reímos con ternura
cómo quería evitar hablarlo para no pasar sobresaltos, para no exponerse
en una situación incómoda ante su gente. Pero aprendió con Johnny
Canales que tenía que intentarlo. Fue él quien le dijo, cuando tenía 14
años, que se animara a decirle al público de México que cómo hacían los
cambios de vestuario. Allí se permitió decir "Los pintaron…" y se
desternilló de la risa para descomprimir una situación más que
comprometida. Desde allí para adelante todo lo que se propuso Selena lo
logró, y cuando su propia necesidad le hizo saber que debía aprender el
español lo hizo con total dedicación y perfección. Y aunque tuviera
dificultades y se mandara algún desliz como decir "diez y cuatro" en vez
de "catorce" en el Show de Cristina, nunca dejó de aprenderlo y de
hablarlo. Selena fue un ejemplo para todos nosotros. Por eso, una forma
de retribuir de nuestra parte ese esfuerzo, ese respeto, ese hacer cada
cosa con su misma constancia, es recordarla con el mismo esfuerzo, Amor
y dedicación que Selena…
Con las manos vacías pero haciendo todo lo humanamente
posible para no quedarnos sólo con el recuerdo y con el dolor. Eso lo
sentiremos todos los días, pero hay una forma de contrarrestarlo, aunque
sea un poquito. Es una forma de tenerla presente, de saber que está con
uno siempre, que no se necesita tenerla físicamente en este mundo para
tenerla en nuestras mentes y en nuestros corazones. Y en lo personal,
aunque me muera por verla en cualquier lugar sólo para abrazarla y para
agradecerle por tanto Amor, el resto de mi vida lo dedicaré para
demostrarle que lo suyo ha sembrado de Amor a mucha gente, que ha
cambiado el destino de tantos otros, que no fue en vano, que llenó de
vida y de alegría a tantas Almas que pululan por todo el planeta, por
tierras que nunca Selena imaginó que llegaría, pero que las soñó. Y
semejante muestra de Amor se ve presente en todos los actos de nuestras
vidas, en los actos de tanta gente. Y siempre será así porque Selena
está en nuestros corazones, que dirigen nuestros actos, le pertenecen a
ella y ellos sólo se rigen por lo que Selena nos has enseñado, por lo
que ella les has marcado. Se rigen, en definitiva, por su Amor, por el
Amor que sólo ella les podías dar ... Esos corazones que aun así la
esperarán siempre y que nunca se resignarán a que logren volver a verla,
o verla por primera vez…
Con las manos vacías, Selena, pero siempre estando aquí por tu recuerdo,
por todo lo que nos diste, por tanto Amor...
Te quiere mucho, Selena, por siempre y para siempre...
Mi éxito
puede esperar … Hoy sólo importa el tuyo, Selena…
“¿Que voy a hacer una película en breve? ¿Estás segura? ¡¡Mira que me
estás haciendo ilusionar!! ¡¡Cuéntame, cuéntame más!!”, le dije
frenéticamente a Cecilia, una reconocidísima adivina de la ciudad de New
York. Sentí que ella me estaba dando unas fuerzas que me eran muy
necesarias para afrontar este momento de mi vida. Ya era cantante y
actriz, pero aún me faltaba mucho para llegar a mi punto máximo. Yo
soñaba con estar en lo más alto. ¡¡Yo soñaba con llegar a Hollywood!!
Pero todo era muy difícil en aquel momento. Para una mujer como yo de
origen latino, tenía que hacer el doble y hasta el triple más que los
otros para llegar a ser reconocida. Además, yo tuve unos padres que me
respetaron mi decisión de seguir mi carrera artística, pero consideraron
que la mejor forma de llegar a mis grandes objetivos era que me las
arreglara sola para ganarme mi lugar en el mundo, que si quería mi
independencia me la tenía que ganar afrontando todos los problemas que
me traería este bendito mundo del mismo modo que disfrutando todo lo
hermoso que nos da el vivir. Quizá muchos podrían decir que mis padres
debieron apoyarme estando más encima de mí, controlándome en todo,
cuidándome de lo malo que me podría pasar y señalándome qué es lo mejor
para mí. Pero créanme que no. Mis padres cuidaron muy bien de mí y
siempre estuvieron cuando los necesité de verdad. Pero a la hora de
aprender a ser adulta mis padres me dieron las alas y me dejaron volar.
Seguramente deben haber llorado mucho la primera vez que me dejaron ir
sola de casa, cuando los acostumbré a no visitarlos por semanas y por
meses, deben haberse angustiado mucho cuando no recibían noticias mías,
o no recibían las mejores, pero sabían que a la larga yo les iba a
agradecer que hicieran eso por mí. No hay nada más hermoso que la
libertad, la libertad de poder expresarse como uno quiere, de ser como
uno quiere ser. Y es hermoso aunque uno tenga muchos problemas, se
enfrente a muchos peligros, a ciertas personas, a determinadas
situaciones. Uno ante tales inconvenientes desea que estén los padres
siempre al lado de uno protegiéndonos, salvándonos de muchos problemas.
Pero es mejor que las cosas sean así, pues de otro modo uno nunca se
vale por uno mismo, uno nunca aprende por sí mismo lo bueno y lo malo, y
cómo uno debe enfrentarse las cosas a las que si uno no las detecta por
nuestra propia cuenta, nunca las advertiremos. Cierta vez tuve
oportunidad de ir a Europa para participar de un evento de promoción de
una película. Yo me sentía sola, no era conocida y no sabía cómo
afrontar la situación. Quería volver a mi casa allí mismo. En mi
desesperación llamé a mi madre y le expliqué lo que me pasaba, en la
seguridad de que me compraría el pasaje de vuelta allí mismo o que
vendría a las pocas horas para extender sus brazos y rescatarme de mi
desesperación … “¿Qué me dices, Jennifer? ¿Que no sabes qué hacer? Has
estado toda tu vida esperando este momento, el de ganarte un nombre en
el mundo artístico, para ser famosa. ¡¡Aprovecha esta oportunidad que
tanto buscaste en vez de llorar!!”. Esas palabras fueron como un
cachetazo de realidad para mí. No esperaba esa respuesta pero fue lo que
mejor que me podría haber dicho mi madre. Dejé de llorar y salí a
enfrentar a este mundo, con lo bueno y con lo malo. Allí comencé a
sentirme adulta y todo gracias a ella…
“Mira, no sé si deba decirte de qué se va a tratar la
película. Sólo puedo decirte que vas a tener el papel protagónico”, me
dijo Cecilia. Sentí que me faltaba la respiración. No podía con la
emoción inconmensurable que corría por todo mi cuerpo. ¡¡Iba a tener mi
gran oportunidad y sólo tenía poco más de 20 años!! Gracias a mi empeño
y a los consejos de mis padres había llegado a tener un cierto
reconocimiento en los Estados Unidos, pero no dejaba de ser una cantante
y actriz reconocida sólo en el Bronks. Aún me faltaba mucho, muchísimo,
para ser alguien reconocido de costa a costa en los Estados Unidos. Y
contrariamente a todo lo que vino después, para una latina como yo en
esos años ’90 si quería sobresalir en mi país y en el mundo entero debía
cantar en inglés, actuar en inglés, destacarme en ese idioma y en esa
cultura que predominaba en todos lados, a pesar de que los latinos
éramos cada vez más y nos hacíamos sentir. Además, yo siempre fui muy
ambiciosa y no iba a parar hasta llegar a Hollywood y a ser reconocida
en todo el mundo. Pero la vida y la experiencia me habían hecho aprender
a que debía ser muy observadora, intuitiva, cautelosa y atrevida al
mismo tiempo. Con el tiempo aprendí a que por allí uno está toda la vida
sin tener la oportunidad que tanto se busca y por la que tanto se lucha,
por lo que si esa oportunidad se daba alguna vez había que aprovecharla
al máximo. Pero también aprendí a que hay que estar preparada para ese
momento. A veces uno no está tan lista para esas circunstancias. Tal vez
aparece en un tiempo en el que no se espera, o cuando aparece se actúa
de un modo equivocado. Yo supe que primero una debe estar preparada,
saber qué se puede esperar, que hay detrás de una buena propuesta,
detectar si algo es muy bueno como si algo es muy peligroso. Aprendí por
mi formación a estar atenta y despierta por si en algún lugar se
presenta algo, dejarme llevar por mi intuición por si lo que aparece en
algún lugar, por más lejano que fuera, sea algo del cual constituya una
buena oportunidad que no se debía desaprovechar. Y tal vez por ser así
me acerqué a Cecilia. Yo no soy de creer tanto en esas cosas, aunque en
el mundo del espectáculo se cree mucho en adivinos, en presagios, en
futurología, en señales que nos da alguien o en determinados
acontecimientos. Pero cuando me la presentaron vi algo de ella que me
hacía pensar que me podría dar una mano para llegar a mi gran objetivo.
Se podría decir que ante mi incertidumbre acerca de si al final habiendo
ya pasado un poco los 20 años iba a tener realmente una oportunidad fui
a verla. Pero en realidad yo fui porque estaba segura de que ella me
ayudaría a cambiar mi vida, me ayudaría a ser famosa de verdad ....
“¡¡Vamos, dime más!! ¿Qué papel me darán? ¿Será importante? ¿Crees que
me ayudará a conquistar Hollywood? ¡¡Por favor!! ¡¡Necesito saberlo!!
¡¡Sabes que debo estar preparada para mi gran oportunidad!!”. Cecilia se
me quedó mirando, entre dubitativa y temerosa. Yo le caía bien y no
quería decepcionarme, pero había algo que la hacía impedir decirme todo:
“Mira, Jennifer. Sabes que te aprecio mucho y que si fuera por mí te
diría todo lo que sé de este tema. Yo te ayudaría en todo lo que esté a
mi alcance para que seas la artista más famosa del mundo … Pero aquí no
puedo ayudarte. No estaría bien que te dijera algo concreto. Es más: si
te lo dijera tal vez lo eche todo a perder. Espera. Espera tranquila.
Sólo permanece atenta. Yo lo único que puedo decirte de lo que veo en
estas cartas es que habrá un casting de artistas jóvenes para
representar a una famosa artista tejana. Creeme que no puedo decirte
más. Te soy sincera. Para saber más de este tema debería consultar con
más profundidad estas cartas, pero no lo quiero hacer. Averiguarlo sería
contraproducente…”, me terminó de decir Cecilia con un aire de ruego y
compasión. Yo asentí y me apresté a retirarme. Cecilia volvió a
recalcarme que la perdonara por no decirme más, que si me había dicho
algo era por el cariño que me tenía y para darme la seguridad de que
lograría llegar a lo más alto. Yo sonreí para que no sintiera culpa y
ella volvió a decirme: “Hazme caso, Jennifer. Sólo espera y estate
atenta. Sólo debes hacer eso. ¡¡Luego haz lo que debas hacer y serás muy
famosa!!”.
Me fui del departamento de Cecilia con una gran
curiosidad e incertidumbre. “¿Yo interpretando una famosa cantante
tejana? ¿Si ni tengo el acento de alguien de Texas? ¿Por qué me
elegirían a mí en vez de alguien más experimentada y famosa que yo,
además de texana?”, pensaba una y otra vez. Podría ser cauta, estar
atenta, ser muy observadora y, sobre todo, ser muy ambiciosa. Podía
estar tranquila esperando mi gran oportunidad asegurada por lo que me
había dicho Cecilia, pero al fin y al cabo yo era mujer, y la curiosidad
me había invadido. Yo ya quería estar preparada para el momento. Siempre
pensé que Cecilia me había dicho que la gran oportunidad consistía en el
casting, por lo que para esa oportunidad debía estar lo mejor preparada
posible para tener mi papel protagónico asegurado. Estaba segura de que
si Cecilia me había pasado ese dato era para que me asegurara mi papel.
Todos sabemos que aunque creamos ciegamente en las cartas, algo puede
fallar, y por eso Cecilia me dijo el dato de la artista tejana. Quería
asegurarse de que yo sabría representarla a la hora del casting … Pero
después pensé mejor … En el momento en el que me lo dijo, yo no dudé de
que esa artista ya había muerto, y de que era muy famosa y muy querida
aun en ese momento … ¿Pero para qué querrían artistas jóvenes para un
protagónico? ¿Acaso sólo hablarían de ella en sus épocas de juventud y
quizá de esplendor? No sabía qué responder a esas preguntas. Me contenté
con pensar que por allí cubrirían toda su vida y yo debería
protagonizarla toda y caracterizarme siendo ya más vieja, o quizá las
otras épocas las harían otros … ¿Pero quién sería esa famosa cantante
tejana? ¿Acaso Cecilia lo sabía? ¿Por qué no podía saber todo? Fueron
pasando los días y la curiosidad me mataba. Rogué porque me llamaran
cuanto antes del casting para salir de mi ansiedad. Incluso llamé a
Cecilia para que me dijera al menos si faltaba mucho. “Tranquilízate,
Jennifer. Será este año. No puedo decirte cuándo pues no lo sé … Pero
espera y permanece atenta. La oportunidad inexorablemente llegará…”. Yo
colgué el teléfono y me quedé largo tiempo pensando. Ya era febrero de
1995 y en un lapso máximo de 10 meses vendría mi oportunidad. El casting
podría ser en un día o en varios meses. Podría ser al otro día o en
diciembre … Algo me decía que debía ir a Texas. ¿Pero a dónde? Texas es
muy grande … Me dejé llevar por mi intuición. Viajaría el 20 de febrero
a Houston y lo haría sola. Algo me decía que así debían ser las cosas.
Algo me decía que mucho averiguaría allí…
Partí para Houston sin saber con qué me encontraría. No
tenía ni idea por dónde empezar ni hacia dónde dirigirme. Pero estaba
segura de que algo encontraría, de que encontraría la respuesta a mis
preguntas. Fui con mi idea primigenia de que todos me hablarían de una
gran leyenda, de una artista que en el mejor de los casos estaría viva
pero ya sería muy mayor. Estaba ávida por saber pero ni sabía por dónde
arrancar. Cuando llegué a Houston, me alojé en un modesto hotel y empecé
a indagar. Pero noté que la ciudad estaba convulsionada porque en pocos
días se presentaría por tercera vez consecutiva en el Gran Rodeo del
Houston Astrodome la cantante Selena, la gran artista tejana del
momento. Todos hablaban de ella. Casi me era imposible hablar con
alguien sobre el tema que me había llevado a Houston. Hasta había
pensado en irme a otra ciudad de Texas pues indudablemente Houston sólo
hablaría de Selena por varios días pero alguien me detuvo: “¿Tú eres de
New York pero eres latina? Mira, aquí estamos maravillados con Selena.
Ella en Texas es muy conocida desde que era muy pequeña, pero desde hace
unos tres años viene siendo muy exitosa en México y en muchas ciudades
de los Estados Unidos. Ahora se va a presentar por tercera vez en el
Gran Rodeo y volverá a romper el récord de asistencia de público. ¡¡Y lo
hizo desde la primera vez que se presentó!!”, me dijo José, el conserje
del hotel. “Mira. Selena es una gran artista pero por sobre todo es una
encantadora mujer. Para apreciarla en todo sentido tienes que verla
actuar, tienes que ver lo que es arriba del escenario. No hay palabras
para definirlo … Pero así lo es en todo. Te puedo asegurar de que si
ahorita mismo apareciera en este mismo hotel, ella te sonreiría y te
saludaría antes de que lo hagas tú. Todavía no he podido olvidar su
aparición en los últimos Tejano Music Awards. ¡¡Lucía tan hermosa!! Te
voy a ser sincero … No sé si ella estaba tan linda en aquella
oportunidad. Por su forma de presentarse prefería la del año anterior.
Pero lucía tan tierna con su sonrisa, con su humildad, con su cariño,
con su eterno agradecimiento … Te puedo asegurar que si alguien me
pregunta qué imagen de Selena prefiero no dudaría en elegir la del
último Tejano Music Awards. ¡¡De ese vestido y de su hermosa sonrisa no
me voy a olvidar jamás!!”, me terminó de decir José. En otro momento no
hubiese dudado en pensar que estaba exagerando, que simplemente se había
enamorado de ella. ¡¡Pero así pensaban todos de ella!! Varones, mujeres,
niños, gente mayor. ¡¡Todos!! No vi que nadie hablara mal de ella. Lo
peor que escuché relacionado con ella era que a muchos que no la
admiraban tanto se quejaban de que se escuchaba su música a toda hora en
la radio, pero reconocían que eso se debía a su fama y a que era muy
querida. Todo eso me hizo quedar en Houston hasta verla en el Gran
Rodeo. José, el conserje, me consiguió una entrada: “Mira, Jennifer, te
conseguí un ticket. No me preguntes cómo lo conseguí … Sólo quería
asegurarme de que vieras a Selena antes de que vuelvas a New York”. Se
lo agradecí infinitamente, como le agradecí que me diera revistas y me
consiguiera discos de ella. Me di cuenta al sólo verla de que Selena
tenía una fuerte personalidad y que marcaba tendencia con su forma de
presentarse, de vestirse, de mostrarse. Me enteré de que tenía una
tienda de ropa y no me sorprendió. Una mujer así tiene esas iniciativas.
Allí vi un modelo a seguir y a imitar. Aunque no la conociera bien,
sabía que ella me podría dar una idea acabada acerca de cómo llevar
adelante mi carrera como artista integral. Estaba segura de que Selena
tenía muy claros sus objetivos y cómo lograrlos. Cuando tuve oportunidad
de verla en la televisión en algún reportaje me dio gracia y me
sorprendió notar su dificultad para decir algunas palabras en español.
Me sentí muy identificada con ella, máxime cuando vi su trayecto para
llegar al éxito, aunque fuera muy distinto al mío. Nunca hubiese pensado
en apostar en cantar en español como una alternativa para llegar al
éxito mundial. Está bien que en Texas las cosas eran diferentes, pero
aun así … La actualidad de Selena confirmaba que la apuesta fue bien
pensada, más que nada observando que Selena estaba ya grabando un disco
en inglés para ya lanzarse mundialmente. “Yo sé que lo logrará, yo no
tengo dudas. Mira, yo tengo hermanos, primos, tíos, buena parte de mi
familia que vive en Monterrey y les pregunté si allá en México les caía
bien que Selena cantara en la lengua de los gringos. Uno de mis hermanos
me dijo que cuando Selena fue para allá por primera vez hace tres años
casi no hablaba el español, con todo lo que eso implicaba en México, y
sin embargo les encantó a todos. ¿Por qué las cosas iban a cambiar
ahora? Aquí sólo se espera que le vaya bien. Si a ella le va bien, a
nosotros nos va bien. Nosotros no sólo admiramos a Selena. También la
queremos. Sólo queremos verla feliz. Selena es nuestra gran esperanza”,
terminó de decirme José. Me quedé muda. Nunca vi que quisieran tanto a
alguien. Sólo me quedaba por verla para sacarme todas las dudas…
Cuando llegué al Houston Astrodome quedé doblemente
impactada. No sólo noté la enorme cantidad de gente que estaba
asistiendo para ver a su artista preferida, sino cómo la querían. Se
veía toda clase de gente con una única expectativa: participar de esa
comunión de Amor entre Selena y ellos. Verdaderamente yo no sabía con
qué me encontraría. El hecho de no saber nada de ella, pero el notar lo
que significaba para todo Texas, México y buena parte de la Comunidad
Latina de todo el sur de los Estados Unidos, me generaba una cierta
inquietud. ¿Cómo era Selena como artista? ¿Era tan buena como parecía o
la realzaban más de lo que era por el hecho de lo que significaba para
ellos como persona? Su actitud ante la gente, el hecho de que todos la
sintieran como uno de ellos que empezaba a tener éxito, ¿los empujaba a
apoyarla sin condiciones? ¿Era Selena la cantante exitosa del momento
que quién sabe qué sería de ella en un tiempo si tal vez no sabía
capitalizar semejante convocatoria? Me costaba creer qué podía tener
ella de particular para que la quisieran tanto. Tenía en cuenta lo que
me había dicho José, pero tenía que cerciorarlo yo misma para ver cuánto
de cierto tenían sus palabras. De pronto las luces se apagaron y la
gente comenzó literalmente a delirar. Ella entró, al mejor estilo
tejano, en un carruaje rodeada de hombres tejanos yendo a caballo. Era
increíble. ¡¡Todo era increíble!! Las niñas casi adolescentes se
golpeaban el pecho y extendían su mano para que se las tomara Selena,
varones que la aplaudían de pie, gente mayor que coreaba su nombre,
mujeres exultantes por ver su modelo a seguir. Comprendí, aun sin tener
toda la información sobre Selena, la importancia que tenía para ella,
siendo mujer y de Texas, destacarse en el medio de un ambiente machista
y que nadie, absolutamente nadie, objetara su éxito y la tomaran como
su única e inobjetable Reina. No se podía poner en palabras tanto
sentimiento de admiración y de cariño. Sólo había que verlo y sentirlo,
lo mismo que observar y quedarse extasiada al ver a Selena actuar.
Cuando comenzó su concierto con un Disco Medley de los años ’90 no tuve
más dudas. Estaba ante una enorme artista internacional. Yo misma me di
cuenta de que ella en breve sería amada por todo el mundo, que llevaría
a los latinos a lo más alto en la consideración mundial. Se dirá que las
mujeres somos muy competitivas y que nos cuesta destacar lo buena de las
otras, máxime si actúan en el mismo rubro que una … Pero al ver a Selena
una hasta se replanteaba lo que había hecho y lo que debía hacer en el
futuro. Una voz increíble y personal, una gran personalidad, un tremendo
carisma y un talento para estar allí en el escenario que pocas tenían.
Pues podría hacer como cualquier mujer y decir que hay otras que cantan
mejor, otras que bailan mejor, otras que interpretan mejor, pero ninguna
de las artistas que podrían ser mejores en algún rubro que ella podría
lograr que cualquier persona se quedara mirándola sin parar de principio
a final del concierto y quedarse sumamente impresionada. Ella con su
increíble estilo marcaba la manera en la que todos debían desenvolverse
en el espectáculo. Selena literalmente no paraba, no detenía nunca su
andar de principio al final del concierto. Terminaba un tema y comenzaba
otro sin solución de continuidad, y se permitía en el medio del canto
saludar, sonreírle a la cámara que la tomaba de cuyas imágenes se las
podía apreciar en la pantalla grande del escenario, bailar, arengar.
Nunca dejaba de cantar y nunca erraba una nota. Definitivamente nunca vi
a nadie así. Ver a Selena era confirmar que nunca vería a otra como
ella, fundamentalmente porque Selena era auténtica y genuina a la hora
de interpretar. Uno se daba cuenta al ver a Selena actuar que esa misma
persona que estaba en el escenario era la misma que se la podía observar
fuera de él. Era evidente que Selena no inventaba ningún personaje. Era
ella misma en el escenario como en la vida. “Una vez escuché que Selena
decía que ella no podría interpretar un papel en una telenovela o en una
película que no fuera el fiel reflejo de su persona. Selena decía que no
podía engañar al público ni siquiera en ficción. No quería que alguien
que la viera allí actuando y no la conociera se llevara una imagen
equívoca de ella. Así es Selena”, me dijo José con una admiración
absoluta por Selena, admiración respetada por su esposa, que también la
quería mucho. Y ese sentimiento era absolutamente entendible en cuanto
uno observaba el tipo de artista que era. Era mucho, mucho más de lo que
me imaginaba, mucho más de lo que pensaba. Estaba a años luz de ella. Al
verla sentí que a mí me faltaba mucho. Tenía que aprender mucho de ella.
Tenía que rodearme de una banda que estuviera a mi servicio y que
realzara mi figura. Tenía que aprender de ella para llegar a ser alguien
en el mundo como sin duda lo sería Selena. Hubo momentos en los que no
importaba el tema, no importaba la música, no importaba lo que pasaba.
Sólo importaba verla a ella y gozar, gozar de su talento, gozar de su
alegría, gozar de una artista sumamente personal e increíble. El momento
más emocionante del concierto fue cuando interpretó “Si una vez”. Yo me
quedé muda, quedé impactada por el griterío de la gente y por el
tremendo dominio del escenario de Selena. Yo no vi nunca a nadie
detenerse en un tema dejando que el público sólo escuchara su
respiración. Yo no vi a nadie que estuviera un tiempo que parecía eterno
pasearse en silencio con mirada cómplice en el medio del griterío de la
gente. Yo no vi a nadie terminar un tema como lo terminó Selena luego de
lo que hizo en “Si una vez”. Cerré los ojos y quise retener por siempre
ese momento para que no se me fuera nunca, para que quedara registrado
en mi cerebro y lo tomara como ejemplo a la hora de encarar un show.
Selena había comenzado para mí a ser el modelo, la guía, la manera en la
que debía yo seguir como cantante y como actriz en el futuro. Tenía la
intuición de que siguiendo su ejemplo yo también podría llegar lejos.
Después de todo, yo también tenía lo mío ... Pero nada de lo que yo
tenía se podía comparar a lo que tenía Selena. Después de terminar el
concierto y de despedirse del público yendo a su camarín en un auto que
la transportaba a la salida, yo quería correr y correr siguiendo ese
trayecto del auto para que me saludara una y otra vez como lo hacía con
todos. Quería ser partícipe de aquella comunión de Amor entre Selena y
su público. Selena saludó uno a uno, y no dejó de hacerlo hasta el
final. Incluso noté que ya habiendo descendido del auto y camino al
camarín, volvió sobre sus pasos para devolverle el saludo a uno de sus
admiradores … Era definitivamente una mujer encantadora. Me quedé con la
impresión de haber visto el concierto de mi vida y con la insatisfacción
de que aquello hubiera terminado. Encima debía volver a New York al día
siguiente. Cuando regresé al hotel me topé con José, que estaba
exultante con la actuación de Selena. “¿La has visto? ¿Has visto que no
he exagerado? ¿Has visto que tenía razón?”, me dijo. Yo le dije que no
tenía palabras, que nunca había visto algo así. “Yo sólo quiero que le
vaya bien en la vida. Cuando se despidió dijo ‘Cuídense muchísimo y nos
veremos muy pronto. Cuando dijo eso, no sé por qué, pensé en que ella
debía cuidarse más que nunca. ¡¡Está tan cerca de lograr todo!! Sería
una picardía dejar pasar semejante oportunidad”, me dijo José. De pronto
a mí se me fue la sonrisa y caí en una gran angustia. Sé que José me lo
decía por otra cosa, pero esas palabras me hicieron pensar si por allí
ella era … Bajé la vista, le dije con la mayor cortesía que debía irme
ya para preparar mi regresó a New York y me refugié en la habitación.
Estuve un tiempo largo llorando sin saber por qué, pero algo me decía
que sí lo sabía … Estaba ansiosa de volver cuanto antes para ver a
Cecilia…
En todo este tiempo de estar en Houston quedé atrapada en
el mundo de Selena por lo que olvidé por completo por qué estaba allí.
Ahora que volví a caer en el tema, y teniendo en cuenta las palabras de
José, estaba segura de que no debía preguntarles quién era para ellos la
mejor cantante tejana de todos los tiempos. Era Selena. ¡¡Sin duda era
ella!! Pero entonces, ¿yo voy a hacer una película sobre su vida? ¿Y qué
será de ella? Temí lo peor. Ya no me importaba la película ni mi forma
de llegar a Hollywood. No quería que se fuera Selena de este mundo. ¡¡No
lo iba a permitir!! Intenté varias veces llamar a Cecilia pero no la
localicé. Exhausta, caí en un profundo sueño, sueño que pronto se
transformó en una pesadilla. Vi imágenes terribles, escuché un disparo,
la sonrisa diabólica de una psicópata, a Selena corriendo desesperada y
llorando. Lo demás no lo quise recordar. Me levanté en un grito y lloré
sin parar por largo tiempo. Luego hice el mayor de los esfuerzos para
preparar las valijas para irme a New York en la seguridad de que pronto
volvería. Cuando me despedí de José, lo abracé bien fuerte y le dije:
“No olvides nunca esas palabras de Selena. No sólo cuídense ustedes.
Cuiden ustedes también a Selena. ¡¡Ustedes son el mayor reaseguro de su
éxito!!”. José se quedó impresionado con mis palabras y me abrazó
también todo emocionado. “Lo haremos, Jennifer. Lo haremos. Y espero que
pronto vuelvas aquí”. Yo me despedí prometiéndole que mucho antes de lo
esperado estaría en Texas otra vez. Mis horas de regreso a New York
fueron interminables, sencillamente interminables. En cuanto llegué a mi
casa, salí de nuevo en busca de Cecilia. Ella me recibió alarmada y
preocupada por mi expresión: “Dime la verdad, Cecilia. ¿Se trata de
Selena, no? ¿A ella debo interpretar? Estuve en Texas y la vi. Después
de verla lo único que deseo es que no le pase nada a ella. Viendo lo
increíble que es como artista yo no podría hacer una película sobre
ella. ¡¡Dime qué le va a pasar!! Ayer tuve una pesadilla horrible. A
ella le pasaba lo peor y no por un accidente … ¡¡Por favor, dime que es
ella la mejor cantante tejana a la que le quieren hacer una película!! Y
si no lo sabes toma las cartas y averígualo. Si realmente me quieres, lo
harás. Y no te preocupes por mí. ¡¡Yo me las ingeniaré para llegar igual
a Hollywood!!”. Cecilia me miró aterrada, un poco por mi determinación,
otro poco porque sabía de qué estaba hablando. Tomó las cartas y
mientras las miraba me observaba. Esperaba a que yo desistiera de mi
pedido. “Por favor, Jennifer. No me hagas averiguar. Te he dicho la
verdad. No te oculté nada. Pero vi cosas de las cuales no quise ahondar
pues no tiene sentido. No trates de retar al destino. Deja que las cosas
se den como el Señor dispuso…”, me imploró Cecilia. “Déjame a mi decidir
mi propio destino. Déjame que salve a Selena de algo que no le debe
pasar. Déjame que las cosas sigan el curso que deben tener, no el camino
de lo inexorable. Yo siempre pensé que podemos cambiar el destino de las
cosas. Permíteme hacerlo esta vez por Selena. Ella está en peligro. Yo
no. Si no hago nada, Selena no tendrá ninguna otra oportunidad mientras
yo sí. Mientras esté a mi alcance, yo haré que tenga su oportunidad del
mismo modo que yo. Selena es la mejor de todas y yo no me aprovecharé de
su desgracia para llegar a lo más alto. Yo también tengo el talento para
llegar a la cima sin necesidad de todo esto. ¡¡Ahora que lo sé menos lo
quiero!! Por eso te pido: dime si es lo que pienso. ¿Es ella, no? ¿Y no
será un accidente, no?”, le dije a Cecilia con una mirada mitad
desafiante, mitad de ruego. “Vamos, toma las cartas y dímelo…”, le dije
con suavidad. Cecilia tomó las cartas de nuevo, las miró una y otra vez
hasta que no pudo más y echó a llorar: “¡¡No lo puedo decir, Jennifer!!
Te lo ruego. No me hagas desafiar el destino. ¡¡Ya nada se puede
hacer!!”. “Ya has desafiado el destino sin querer, Cecilia … Sólo dime
cuándo será. Sólo dime eso…”, le dije en voz baja pero con firmeza.
Cecilia se levantó y en el medio del llanto y camino a su habitación me
dijo: “Será en marzo, a fines de marzo. No sé más …¡¡No me hagas decir
más!!”, gritó y se fue a su habitación. Yo me quedé quieta por un largo
tiempo hasta que decidí partir de allí. Me fui caminando hasta mi casa y
no dejaba de pensar. No sé cuánto tiempo pasó. No volví a mi casa hasta
saber lo que debía hacer, hasta saber cómo salvaría a Selena de
semejante horror…
Había averiguado por José que Selena se presentaría el 4
de marzo en Miami en el Festival “Noches de Carnaval”. Me dejé llevar
por mi intuición y fui para allá a presentarme ante ella. Tuve mucha
suerte de que algunos organizadores del Festival me reconocieran y me
dejaran entrar al “backstage”. Estuve un largo tiempo esperando a
Selena. No sabía qué iba a decirle ni cómo presentarme. En cuanto la vi
me quedé impresionada por su figura y por su presencia. Se le venían
encima miles de admiradores para pedirle un autógrafo, miles de
periodistas para rogarle por una nota, miles de personas para
felicitarla. A todos ellos Selena les contestaba con una sonrisa, con
unas palabras, con unos saluditos, con miles de autógrafos. Me llamó la
atención acerca de cómo trataba a cada uno de ellos, con qué dedicación,
con qué paciencia, con tanto cariño. Cuando vi que había atendido a
todos, tragué saliva y fui a su encuentro. Ella me recibió con una
sonrisa. “Hola, Selena. Mira, tal vez no me conozcas, pero yo soy
Jennifer López, una cantante y actriz de Nueva York. Sólo vine desde
allí para expresarte mi profunda admiración por ti luego de verte en el
Houston Astrodome…”, le dije extendiéndole mi mano tímidamente. Selena
se acercó a mí, me abrazó y me dio un tremendo beso: “¿Tú eres Jennifer
López? ¡¡Pues claro que te conozco!! Te he visto muchas veces. Te admiro
mucho. Yo sé que llegarás lejos. Hay que ver qué pasará conmigo, pero ya
veremos”, dijo Selena y echó a reír a carcajadas mientras miraba a su
padre. “¿Pero cómo no me viniste a ver en el Houston Astrodome? ¿Has
venido de tan lejos y no me viniste a ver en el camarín? ¡¡Pero qué
tímida!! La próxima vez que lo hagas no lo dudes. Entra a mi camarín que
yo te recibiré”, me dijo Selena toda sonriente y exultante. Estando con
ella tan cerca uno entendía cómo la querían tanto. Era imposible no
quererla. Era tan amable, tan atenta. Te hacía sentir más importante que
ella misma. Yo no podía creer que ella me conociera. No sé si lo hacía
por cortesía o porque realmente me hubiera visto. Lo cierto es que no
importaba mucho. Uno la veía y la escuchaba a Selena, y le creía todo;
no es que uno le quería creer, simplemente uno le creía …Allí, la encaré
con un tema que mi intuición me hacía pensar que sería bueno tratar …
“Selena. He visto que tú tienes una tienda de modas y que diseñas tus
modelos …. ¿Sabes? A mí me gustaría en un futuro aprender a diseñar mis
modelos y tener mi tienda de ropa. Me gustaría poder alguna vez visitar
‘Selena Etc.’ para que me enseñes cómo hacer mi propio negocio…”. A
Selena se le abrieron los ojos bien grandes: “¿En serio quieres aprender
a diseñar tu ropa? ¡¡Pues claro que puedes venir!! Mira. Aquí te dejo
una tarjetita con mi dirección y teléfono. Ven cuando quieras. Y ni
necesitas llamarme con anticipación. ¡¡Sólo ven y listo!! En todo caso
llámame por si estoy fuera de Corpus Christi en algún concierto. Este
mes será muy movidito para mí”, me dijo Selena y me hizo un gesto con la
mano afirmando lo ajetreado de su agenda ... Yo quería decirle muchas
cosas, ¿pero cómo decírselas si ni siquiera las sabía? Sólo atiné a
decirle: “Mira Selena. Yo iré para allá en cuanto pueda. Sólo te pido
una cosa. ¡¡Cuídate mucho!! Estás en la cresta de la ola. ¡¡No
desperdicies esta oportunidad!! Ya sabes que luchamos tanto por este
momento. Y este momento es tuyo. Yo estoy segura de que tu éxito les
abrirá el camino a todas nosotras. ¡¡Pero yo quiero con toda el Alma que
te vaya bien a ti!!”. Selena me abrazó fuertemente y muy emocionada:
“Gracias, Jennifer, por lo que me has dicho. Creeme que tendré en cuenta
tus palabras a la hora de decidir sobre mi futuro. Pero llámame. ¡¡Mira
que si no lo haces lo haré yo para regañarte!!”, me dijo Selena y volvió
a reír. Me di cuenta de que sus risotadas eran su forma de manifestar
algo que la emocionaba mucho y de la que no sabía cómo mantener su
compostura ante semejante sentimiento. Me despedí de ella y rogué que
algo pasara y que cambiara el curso natural de las cosas. Rogaba que
Cecilia tuviera razón, que tuviera tiempo hasta fin de mes para poder
salvar a Selena de vaya a saber qué agresora, de qué mente malvada, de
qué monstruo capaz de sacarle a Selena la posibilidad de vivir su vida
brindando cariño, y de sus admiradores de disfrutarla acompañando su
éxito…
Estaba en New York desarrollando mis actividades y
averiguando dónde estaría Selena en los siguientes días. Había pensado
en ir al Festival de Calle 8 para jugar mis últimas cartas desesperadas.
Si tenía que decirle de mis miedos lo haría. Si tenía que expresarle que
desde el 26 de febrero de 1995 tenía esa horrible pesadilla recurrente,
se lo diría. Pero aún apostaba a que lo hablado en Miami en el Festival
“Noches de Carnaval” rendiría sus frutos … El 9 de marzo sonó el
teléfono de mi casa ya bien tarde en la noche. Me sobresalté por la
hora. Pensé en mis padres. Pensé en Selena y sentí un dolor inmenso en
el estómago. Quería creer que Cecilia no se había equivocado. Que aún
había tiempo … Para mi sorpresa, alegría y alivio, era Selena … Se la
notaba agitada, con aire de preocupación … “Hola, Jennifer. Disculpa si
es tarde en tu ciudad, pero no quise esperar para decírtelo. Me gustaría
que vinieras cuanto antes a Corpus Christi, así te enseño mis diseños.
¿Te animas?”. Mi emoción fue tremenda y enseguida le contesté que sí,
que ya iba a adquirir el ticket. “No te preocupes por él. Ve al
aeropuerto y anúnciate en Recepción. Allí recogerás tu boleto. Es lo
mínimo que puedo hacer por provocarte tanta molestia … Eso sí, no
debería hacerlo. ¡¡Más bien debería regañarte pues no me has llamado!!
¡¡Que sea la última vez!!!”, y volvió a reírse como siempre. Yo le
agradecí, agarré lo mínimo indispensable para viajar y partí rápidamente
para Corpus Christi. Arribé al otro día. En cuanto llegué a su boutique,
Selena me esperaba en la puerta con los brazos abiertos…
Selena me enseñó su boutique y todos sus diseños. Yo me
quedé anonadada. Vi mucho Amor en su emprendimiento y noté que buena
parte de su vida estaba allí. Me atrevería a pensar que Selena había
hallado su lugar en el mundo y que había estado tal vez toda su vida
esperando este momento, que había luchado por ser la mejor cantante para
que una vez logrado ello, poder encargarse de su gran pasión que era el
diseño. “¿Sabes, Selena? Yo siempre pensé en tener mi boutique y mi
tienda de ropa, pero siempre lo imaginé para el final de mi carrera,
cuando ya haya dado todo mi potencial como cantante y como actriz. Veo
que tú has hecho lo inverso a lo que haría yo o a lo que hace la
mayoría. Sospecho que esto es muy importante para ti”, le dije como para
que confirme mi presunción. “Lo que pasa, Jennifer, es que yo no podría
esperar a ser vieja para hacer lo que más me gusta. Toda mi vida quise
ser diseñadora. Desde niña que hago diseños. ¿Voy a esperar para ser
grande y recién allí diseñar lo que quiero hacer ahora? ¿Sabes? Yo soy
de las personas que no puede esperar, que si tiene muchas ganas de hacer
algo y tiene tiempo, no lo pierde, ¡¡lo hace!! … Y si tiene que ser hoy,
¡¡hay que hacerlo hoy mismo!! No hay que dejar para mañana lo que se
puede hacer hoy. Mañana quién sabe lo que puede pasar. De hecho tuve
algunos inconvenientes con la gerencia de la boutique, pero eso no me
impidió seguir…”, me confesó Selena. “¿Pero qué es lo que sucede? ¿Es
grave? ¿Tienes dificultad para seguir con tu proyecto?”, le pregunté
intrigada. “No, no, no es grave, pero en un punto es serio. Por eso te
llamé … Me gustaría que me ayudaras en mis diseños. Por estos problemas
que te dije tal vez tengo que hacerme cargo de algunas cuestiones
organizativas. Por eso necesito de personas de confianza que les guste
la moda y que me den ideas. Ya tengo a mi diseñador, que me ayuda mucho.
Ya te lo presentaré en breve. ¿No te gustaría ser tú la otra persona que
me ayude a engrandecer ‘Selena Etc.’?”. Yo me quedé impactada y
emocionada por semejante ofrecimiento. “¡¡Por supuesto que acepto!! Es
un honor para mí. ¿Pero cómo quieres…?”, le pregunte, a lo que Selena
rápidamente me aclaró: “No quiero Jennifer que te ocupes por y para mí.
Haz lo que tengas que hacer. Sé que tienes mucho por realizar por tu
carrera. Sólo quiero que me sugieras ideas, que me señales lo que te
gusta y lo que no de mis diseños, y que charles con mi diseñador sobre
nuevas ideas. ¿Crees que puedes hacerlo?”, inquirió Selena. “¡¡Claro que
puedo!! No sólo te ayudaré desde New York. Trataré de viajar seguido
para estar al tanto de lo que haces y de ayudarte en lo que pueda.
Cuenta conmigo. Trataré de hacer mi mejor trabajo sin dejar de ocuparme
de lo mío…”, le prometí. “Sí, muy lindo, muy lindo, ¡¡pero esperaba que
a cambio me invitarás a New York para cantar en un concierto tuyo!!”, me
dijo Selena a las carcajadas a lo que agregó: “No me hagas caso. ¡¡No me
hagas caso!! Sólo estaba bromeando. No puedo con mi genio. Pero en
serio. Si necesitas algo de mí, ¡¡sabes que cuentas conmigo!!”. No pude
evitar abrazarla un buen rato. Era increíble esta mujer. Ella era la
importante y la más famosa, y sin embargo me hacía sentir más exitosa a
mí. Ella era tan buena, tan sencilla, tan humilde .... Supuse que Selena
necesitaba de afectos fuera de su familia y de su entorno más íntimo.
“¿Sabes, Jennifer? Celebro haberte conocido. La vida y las
circunstancias no me han dado muchos amigos fuera de mi familia y de mi
banda. Y yo necesito de mucha gente que me quiera por lo que soy y no
por mi fama. Mi intuición me hace sentir que puedo contar contigo, que
tú me darás algo que me falta y que yo necesito”, me dijo Selena apenas
dejamos de abrazarnos. “Pues aquí tienes una amiga. Yo sé que estaremos
siempre juntas. Eso me lo dice mi intuición”, le dije con entusiasmo. “Y
también lo dice tu corazón”, me dijo Selena señalándome el mío y volvió
a abrazarme. Pude notar que disimulaba un leve llanto. Me preocupé pero
no le quise preguntar. Si ella no me lo decía, prefería callar mi
preocupación y buscar una solución sin que lo advirtiera. Faltaba poco y
yo no sabía si con esto había evitado lo peor. Intuí que no. No había
visto a su potencial agresora…
De pronto apareció una mujer en la boutique y casi me
desmayo. Era esa mujer, ¡¡la que le iba a ser daño a Selena!! Selena me
la estaba por presentar sin mucho entusiasmo. Al verla se me vino a la
mente todo, todo lo que había soñado, todo lo que me llegó a decir
Cecilia … Lo supe todo, ¡¡todo en un instante!! Hasta me llegué a ver a
mí misma protagonizando la película sobre la vida de Selena y triunfando
en Hollywood. Fue una pesadilla con los ojos abiertos.¡¡Fue horrible,
horrible!! Y encima tenía que disimular ante esa mujer. Sabía que era
una psicópata y si le daba alguna señal de que sospechaba de ella éramos
todas personas muertas. Ella me miró con cierto desprecio y enseguida
quiso averiguar qué hacía allí. Antes que Selena dijera algo, yo me
adelanté y le dije: “Soy Jennifer López, cantante y actriz. Vine a ver a
Selena para felicitarla como cantante y diseñadora. ¡¡Ya ha ganado su
fama en todo Estados Unidos!!”, le dije mientras le hacía unas señas
desesperadas a Selena para que no dijera nada. Luego ellas se alejaron
para hablar de unos temas y yo me aparté a un costado de la tienda. Vi
que una de las empleadas se me acercó para preguntarme si necesitaba
algo. Yo le dije casi susurrando: “Aléjame a un lugar en el que no haya
nadie y cuando Selena esté sola dile que la estoy esperando allí…”. La
empleada me llevó a un pequeño cuarto y yo me desplomé en un sillón.
Cuando se iba a retirar le volví a decir: “No digas nada dónde estoy.
Sólo díselo a Selena cuando ella esté sola y pregunte dónde me
encuentro…”. La muchacha asintió con un gesto y se marchó en el más
absoluto silencio. Cuando quedé sola a oscuras se me daba vueltas el
techo del cuarto a una velocidad infernal … El futuro dependía de mí.
Estaba en mis manos salvar a Selena aun cuando por ello yo no fuera a
ser famosa como el destino me lo prometía … ¿Pero a quién le podía
importar ser famosa y querida después de haber conocido a la artista más
talentosa y a la mujer más adorable? Ella se merecía todo. A mí me
faltaba mucho por hacer y aprender. Como me dijo José, la gente es feliz
con Selena. Y yo no podría ser feliz sin ella y con la gente triste de
por vida por su ausencia. En ese momento ingresó Selena y se espantó en
verme casi desmayada. Estaba moviéndome de un lado para otro tratando de
reanimarme hasta que desperté del todo. Cuando tuve la plena conciencia
de que tenía a Selena sola enfrente la sujeté bien fuerte y le dije:
“Escúchame Selena. ¡¡Escúchame bien!! Investiga a esa mujer. ¡¡Tiene
malos planes para ti!! Averigua si compró un arma en San Antonio.
Averigua si le pidió al vendedor que la ayudara a aprender a disparar.
Denúnciala a la policía si ves que tienen ustedes aunque sea una mera
sospecha de que los está estafando. Es una mala mujer, Selena. ¡¡Es una
psicópata!! Ya sé que la conocen desde hace un buen tiempo. Ya sé que
por muchos años fue persona de vuestra confianza, presidenta de tu club
de fans y gerenta de esta boutique. También sé que le plantearon sus
sospechas. Pero no confíes en que te va a dar una explicación. ¡¡No te
las dará nunca!!! Sólo esperará que sigas confiando en ella aunque ya no
lo hagas. Eso es lo que quiere. ¿Acaso no quiso verte ahora para tener
una charla a solas contigo? ¿Sabes lo que quiere? Que tú le digas que
estás de su lado aunque sepas que miente. A ella no le importa si le
demuestras que es una mentirosa. A ella sólo le importa que hagas lo que
ella quiere. A ella no le importa lo que eres. ¡¡Sólo quiere que te
conviertas en su marioneta!! Y si no lo haces, no dudará en hacerlo. Si
tú y tu familia le demuestran que ya no la quieren con ustedes,
entonces…”. “Entonces, ¿me matará?”, me interrumpió Selena. “¡¡Sí, sí,
lo hará!! ¡¡Por favor no vayas nunca a su encuentro!!” y la abracé
rompiendo en un gran llanto. “No me preguntes cómo lo sé todo … Tal vez
pienses que me acerqué a ti para ganarme tu confianza y para que te
pelees con personas que ya conoces. Sólo te ruego que me creas o al
menos averigua lo que te dije. Yo te juro que me voy para siempre de tu
vida para que no creas que juego contigo. Yo no hubiese querido llegar a
esta instancia pero si no te lo digo ahora…”, le supliqué. “Ella lo hará
mañana…”, dijo Selena mirando a la nada. “Mañana, pasado, el 31 de
marzo. ¡¡No lo sé!! Aunque sé que no pasará de este mes…”, le volví a
decir entre desesperada y perturbada. Selena me tomó de los brazos, me
miró fijo y me dijo: “Yo te creo. Pero hagamos un trato. Si tú me
aprecias y deseas lo mejor para mí, te pido que dejes todo en mis manos.
En cuanto te sientas mejor, vuelve a New York y espera noticias mías. Yo
te avisaré en cuanto pueda…”. Selena me lo decía con confianza en mí
pero con firmeza. Sabía que esperaba un gesto confirmatorio de mi parte
y yo lo hice. En cuanto me sentí mejor le avisé a Selena y me acompañó
al aeropuerto. Yo la notaba seria pero segura. Cuando me despedí de ella
sólo le dije. “Acuérdate, Selena, de aquellas palabras tuyas en el
Houston Astrodome. ¡¡Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto!!”.
Selena me miró con ternura y me dijo: “¡¡Te olvidaste de los mil abrazos
y mil besotes, Jennifer!!” y nos abrazamos y lloramos por un largo rato.
Otro largo rato lloré a solas de sólo pensar que podría ser la última
vez que la vería…
Cada día fue un calvario para mí. Tal como me lo pidió
Selena, yo no la llamaba, y cada tanto leía diarios y veía televisión
para ver si había noticias. Muchas veces llamaba a José con cualquier
excusa para saber cómo iba Selena. Más de una vez llamé a Cecilia para
saber si las cartas sabían algo o si se habían equivocado … Nada pasaba.
Llegué al 31 de marzo. Ese día me desperté pues sonó bien temprano el
teléfono. El día anterior no había podido dormir sabiendo que al otro
día sería el último día … del mes … Atendí desesperada pensando en lo
peor, pero cuando puse el auricular en mi oreja, escuché que alguien me
decía: “Ve al aeropuerto y pide tu ticket. No preguntes por el destino
hasta que se te dé el boleto y luego pide cualquier diario de Texas y
mira los titulares”. ¡¡Era Selena!! Cuando fui a decirle de mi alegría
por escucharla, sólo me dijo: “Nos encontraremos muy pronto. Tengo
muchos planes para ti…” y colgó. Fui entusiasmada y desesperada al
aeropuerto. Una vez en Recepción se me dio el ticket y mi destino …
¡¡Los Ángeles!! En cuanto pronuncié el nombre de la ciudad, el empleado
me dijo: “Selena la espera allí, pues mañana dará su próximo concierto.
¡¡Ah!! Me avisó que le acercara estos diarios…”. Los tomé y allí me
enteré de que esa horrible mujer había sido detenida por sospecha de
robo, estafa e intento de asesinato. ¡¡Estaba muy feliz!! ¡¡Selena
estaba a salvo!! Pensé en mi destino y en lo que me dijo Cecilia.
Agradezco a Dios haberme dejarme llevar por mi intuición. No me dio la
fama pero salvé la vida de una hermosa y encantadora mujer, ¡¡que encima
es mi amiga!! Cuando llegué a Los Ángeles y vi a Selena con su clásico
saludito fui corriendo hacia ella y la abracé bien fuerte. “¡¡No me
despegaré de ti hasta que el reloj me indique que es 1 de abril!!”, le
grité. “A propósito. ¿Tú sabes completa la canción “I will survive”?”,
me preguntó Selena. “Sí, aunque debería releerla de nuevo pues no
recuerdo algunas partes. ¿Pero por qué me lo preguntas?”, le digo con
cara de asombro. “Porque mañana en el concierto abriré con ese tema y
pensé hacerlo contigo. Para mí sería un honor cantar con Jennifer López.
¿Qué piensas? ¿Aceptas?”, me preguntó Selena con aire cómplice y
sonriente. “¡¡Claro que sí!!”, le dije y nos fuimos hasta el auto que
nos llevaría al hotel juntas y abrazadas cantando “I wiil survive”, como
ya empezando el ensayo. Sabía que tal vez no llegaría a la cima pero
estaría al lado de la que es la Reina sin duda, contenta por haberla
salvado y por permitirle ser feliz y vivir. ¿Y quién sabe? Por allí yo
también llego a lo más alto. Eso sí. Al lado de Selena, ¡¡siempre al
lado de Selena!!
(Yo sé que si esto hubiese sucedido en realidad JLo lo
hubiese hecho de este modo .... La fama se puede comprar. La gloria se
puede comprar. El poder se puede comprar. Pero la amistad, el honor, la
honestidad, la verdad, la hidalguía … nunca se podrán comprar…)
Mis historias siempre te tendrán como protagonista a ti,
Selena, pues tú, sólo tú, eres la única protagonista de tu historia…
Yo nunca te olvidaré, Selena. Yo siempre estaré aquí para
recordarte con Amor…
Déjame abrazarte una vez más, Selena, sólo una vez más…
Se dice que el tiempo cura las heridas. Se dice que el tiempo nos hace
olvidar lo que más nos duele … La vida nos pone a innumerables pruebas.
El Señor nos expone a innumerables retos para saber qué tanto estamos
preparados para afrontarlos y que tan bueno somos nosotros para
resolverlos, si seguimos sus palabras y sus enseñanzas para demostrar
que estamos más cerca de Él. Se supone que luego de tanto dolor a la
larga tenemos que levantarnos, mirar el Sol, disfrutar de que aún
estamos vivos, aferrarnos a lo bueno que aún tenemos, y así juntar
fuerzas y ganas para seguir adelante … Pero no .... No es fácil. No es
para nada fácil .... Creo que si pude juntar fuerzas es porque aún tenía
una familia, mis otros dos hijos y mi esposo. De hecho fue Abraham, mi
esposo, quien más me recalcó ello cuando yo estaba en el más profundo de
los dolores, cuando sentí que ya no quería vivir más. Me lo dijo allí en
el velatorio delante de ella, de ese cajón que no quise mirar jamás …
Nunca pude admitir seriamente que mi hija podía estar allí y yo
llorándola sin entender nunca qué pudo haber pasado, qué hicimos mal
para merecer esto, por qué nuestro Señor nos quitó a Selena, qué quería
de nosotros y que deseaba que le demostráramos … Tuve que juntar
fuerzas, aunque cueste creerlo desde afuera, por mi propio esposo. Él
quería demostrar que estaba aún entero, pero estaba tan o más destruido
que yo. Había perdido a su baby, a su princesita, a su nena, a su propia
creación, a su descubrimiento. Aunque cueste creerlo, él lo sintió más
que nadie. Cuando él estaba encima de mí tratando de consolarme,
tomándome la cara y dándome toda clase de palabras de aliento para que
yo no me cayera en el más profundo de mi depresión, yo podía ver cómo
inevitablemente aparecían lágrimas debajo de sus infaltables anteojos
negros. Fue un momento duro e insoportablemente inolvidable para
nosotros. Ni siquiera tuvo que pasar mucho tiempo para que alguien me lo
hiciera ver. No tuve que ver nunca aquel dvd “Selena remembered” para
recordar aquel reportaje que se me hiciera a propósito de Selena y que
parecía ser premonitorio. Lo recordé ese nefasto día, ese horrible y
lluvioso día. Meses antes yo decía que no podía concebir mi vida sin mi
hija Selena. Y ahora estaba ante semejante reto del destino. Me quería
morir .... En mi intimidad, cuando nadie me veía en aquel horripilante
día, la abracé varias veces buscando desesperadamente que me contestara,
que me dijera algo. Y allí estaba con su rostro serio, adusto, enojado.
No estaba fría. Al contrario, la sentía como la sentí desde que nació.
Pero en esa expresión no podía reconocer a Selena. Algo había pasado
además de la agresión cobarde. Algo descubrió ese día que la
desconcertó, la enfureció, la decepcionó. Ese día Selena estaba sola,
muy sola, y vaya a saber todo lo que debe haber sentido antes de que esa
nefasta persona le disparara. Mi hija no soportaba la mentira, la
falsedad, el doble discurso, que la tomaran de tonta. Ella confiaba en
las personas que quería, no andaba con vueltas, no hacía una indagación
sobre alguien antes de tomarla como amiga o sólo para tener una simple
conversación. Si le caía bien alguien, lo adoptaba y punto. Y así era
con todos. Era su forma linda de ser. Ella pensaba que cuanto más
espontáneo se era, mayores eran los frutos, que no importaba si los
demás eran distintos o si eran personas de poco confiar. Selena se
mostraba tal cual era y confiaba en su mirada y en su intuición para
elegir a las personas a quienes quería que estuvieran a su lado. Por eso
puedo imaginar lo que sintió cuando esa mala mujer le mostró su
verdadero rostro, su verdadera cara, sus reales intenciones. Lo más
increíble de todo es que ella no la había elegido, no fue de esas
personas a las que Selena fue a buscar o que adoptó apenas la vio. Esa
mujer vino a nosotros con una idea expuesta a mi esposo sobre hacer un
club de fans para mi hija. Y no es que nosotros se la aceptáramos
enseguida. Al contrario. La tuvimos a prueba varios meses, un tiempo
bajo supervisión de mi otra hija Suzette y otro tiempo bajo mi control.
Estuvo un largo tiempo trabajando para nosotros antes de que conociera a
Selena. Y ella fue hábil, muy hábil. Supo tener una paciencia infinita,
la famosa “paciencia de la araña”, para ganarse la confianza de todos
poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Nunca nos dimos cuenta de sus
reales planes. Cuando empezamos a tener sospechas de ella y nuestras
grandes diferencias, sólo tomamos las medidas lógicas del caso. Mi
esposo estaba convencido de que era cuestión de pegarle cuatro gritos y
ella saldría corriendo despavorida. Yo empecé a inquietarme cuando él
desistió de despedirla y prefirió dejarla trabajando para Selena en los
futuros locales de “Selena Etc.” en Monterrey y en México DF. Él me
decía: “¡¡No, Marcella!! ¡No nos apresuremos! Es mejor dejarla adentro
de la organización y que crea que sigue siendo un miembro importante de
ella. Si hacemos lo contrario, tal vez ella nos pueda perjudicar en
público y eso no nos conviene, y ¡¡menos en este momento en el que
nuestra hija está por conquistar el mundo!! … Mejor dejemos que las
cosas se decanten solas” ... Yo no quise preguntar más pues sabía que mi
esposo quería manejar estas cosas a su manera y porque yo no quería
pensar más en estos problemas, pero mi intuición de madre me hacía
pensar que aquí algo no olía bien. Esto no era como los otros problemas.
Nosotros pasamos por muchos inconvenientes, vivimos momentos en los que
no sabíamos si íbamos a comer al otro día, no teníamos ni idea si todo
lo que imaginaba mi esposo para con Selena se podría lograr … Pero
siempre sabíamos de qué se trataba el problema, por más difícil que
fuera, y sabíamos cómo afrontarlo y siempre de un modo abierto y
sincero. Esto yo no lo había vivido y sentido antes, por lo que no tenía
un buen presentimiento de que fuera a solucionarse en breve ... Yo no me
sentía tranquila sabiendo que había alguien que podía hacernos daño,
aunque no fuera presumiblemente tan grave … Cuando quisimos reaccionar,
ya mi hija estaba en el hospital … y más que en un estado crítico.
Siempre me culpé. Me culpé de no avivarme a tiempo, de no pensar que la
situación era mucho más grave de lo que pensábamos, que el mal podía
estar entre nosotros, en nuestro círculo más íntimo, y no afuera. Sé que
nadie tuvo la culpa … Miro hacia atrás y no hay manera … No teníamos
forma de pensar que ella era una psicópata que sólo nos quería si
hacíamos lo que deseaba ella, si hacíamos las cosas que la beneficiaban.
Esas personas no terminan de querer a nadie. Sólo les gusta poseer,
manipular, dominar. Son personas que nunca recibieron Amor y por ende
nunca pudieron amar. El error nuestro fue ése precisamente. Nadie en la
familia podía concebir que hubiera gente tan distinta y tan cerca de
nosotros, y si la había nunca podría estar ni siquiera en las
inmediaciones de nuestro ámbito. Y si uno va en la vida convencido de
que con la verdad, con honestidad y franqueza todo se puede lograr y
cualquier dificultad se puede sortear, le cuesta pensar que puede
toparse con este tipo de gente que haga tanto, tanto daño. Creo que
todos cometimos el error de confiar en nuestras fuerzas, de creer que
por vivir tan difíciles experiencias, ya teníamos la fórmula para
atravesar todas las barreras. Pero no es así ... Nunca es así. Si de
algo sirve lo que hemos vivido es para darnos cuenta de que hay que
vivir cada día como si fuera el primero, con nada aprendido y con todo
por saber…
Nunca podré olvidar ni esas imágenes, ni lo que sentí ese
día, ni cuando vi a mi hija en ese estado. Muchas veces uno repara en lo
que se dice antes y yo pude recordar esas palabras en aquel reportaje.
Pero nosotros nunca fuimos de creer en esas cosas, ni en presagios, ni
en mensajes del destino, ni en señales. Creo que por eso decíamos lo que
sentíamos sin temer por los prejuicios de los demás. Mi hija Selena
solía decir cosas que por allí descolocaban al público o a las personas
que la entrevistaban, pero es que ella era así como todos nosotros:
directa, franca, honesta. Nosotros confiábamos en nuestras fuerzas y
teníamos mucha confianza en nosotros mismos. Mi esposo y yo tuvimos
siempre una gran fe en nuestro Señor y en sus enseñanzas. Y eso fue lo
que le trasmitimos a nuestros hijos. Y más allá de que ellos no fueran
tan creyentes como nosotros, desarrollaron su espíritu en base a nuestro
modo de vida, nuestra manera de ver las cosas y de afrontar los
problemas. Selena misma se convenció por su cuenta de que nada era
imposible, de que todo se podía lograr. Selena era muy inquieta. Lo
supe desde que la tenía en la panza. Podía saber desde ese momento que
ella siempre haría otra cosa, algo distinto, distinguible, un agregado
más a lo que nosotros le inculcaríamos, y sabía que eso la haría
particular, como su nombre mismo … ¡¡Y pensar que nosotros no teníamos
pensado ningún nombre para ella!! ¡¡Estábamos seguros de que tendríamos
un varón!! Hoy sería imposible que a alguien le pase esto, pero por
aquellos tiempos era lo más común. Siempre me sentí mal por no haberle
puesto un nombre que lo hubiésemos pensado nosotros de antemano.
Seguramente nosotros le hubiésemos puesto un nombre muy diferente … pero
en aquel momento no podíamos esperar y no teníamos pensado nada para
nuestra baby … Tuvimos que recurrir a una vecina de pieza del hospital
que tenía un problema similar para solucionar nuestro problema, ya que
ella esperaba una niña y le nació un varón … Esa mujer nos dio el nombre
que no le pudo poner a su hija … Parecía un señal del destino, pero
nosotros no lo habíamos visto así. Lo analizamos, nos pareció un lindo y
novedoso nombre y lo adoptamos. Con el tiempo Selena se encargó de darle
vida propia a ese nombre más que bonito…
A veces cuando recuerdo los pocos añitos que tuve a
Selena conmigo no puedo dejar de llorar y de sentirme irremediablemente
responsable. Ella fue única desde que se instaló en nuestra casa. No se
trataba de que ella fuese más o menos que mis otros hijos. Ella era
particular, sensible, femenina, vulnerable, sencilla, nerviosa, risueña,
muy risueña. Yo hubiese querido que todo fuese más sencillo y más lógico
con ella, con mi familia, con mis otros hijos. Yo me había preparado
para tener mi familia y ser feliz con estar todos juntos contentos
viviendo en una casa con una vida sin sobresaltos. Yo no pretendía otra
cosa. No sentía que podía destacarme en algo en particular ni pretendía
hacerlo. Todo lo que había soñado lo había logrado y desde muy joven ...
Conocer al hombre de mi vida y con él formar la mejor de las familias.
Encima los dos teníamos nuestras mismas creencias religiosas y teníamos
los mismos objetivos. Pero mi esposo tenía otra pasión, que era la
música y tal vez eso alteraba un poco nuestras vidas. Pero yo siempre lo
comprendí. Era algo muy importante para él, era algo que lo ponía
contento y yo, con tal de verlo feliz, dejaba que ensayara, que fuera a
muchas ciudades a tocar y que innumerables veces se fuera del trabajo a
los ensayos para recién llegar muy tarde a casa. Yo no lo regañaba pues
sabía que no hacía otras cosas ocultas o despreciables. Una mujer se da
cuenta de ello y depende de cada una qué hacer frente a ello. Si me
hubiese pasado yo no lo hubiese perdonado, pero por algo tan noble valía
la pena dejarlo que lo hiciera, aunque en algunas ocasiones hubiese
querido que estuviera más presente. De hecho cuando nació nuestra hija
Suzette, él estaba de gira y no estuvo presente. Pero siempre entendí
esas situaciones. Hubiese sido peor si no lo dejaba. Yo no lo quería
como un objeto, sólo para poseerlo. Yo quería que me amara y eso él lo
hacía. Tal vez porque veíamos las cosas de esa manera tan simple como
natural no comprendíamos las cosas de otro modo. Si lo hubiésemos
sabido, seguramente nos habríamos dado cuenta de las intenciones de esa
malvada mujer. Seguramente si nos hubiésemos tomado nota de hasta dónde
puede llegar alguien con la maldad y la destrucción, hoy nuestra hija
estaría con nosotros…
Yo sé que muchos pensarán que yo digo esto sabiendo lo
que nos deparó el destino, pero créanme que mi hija era particular, muy
particular. Ella le dio otro aire a nuestra casa, a nuestras vidas. Está
bien que cuando nació Selena había algunas cosas que habían cambiado. Mi
esposo había abandonado la música sabiendo que, conforme se iba
agrandando la familia, era muy difícil estar tanto tiempo afuera. Y si
bien en un principio, él no toleraba vivir toda su vida siendo un oscuro
empleado que hiciera correctamente sus tareas todos los días, aceptó que
ése sería el camino para estar más cerca de su familia. Al menos se lo
propuso por un tiempo … Todo para él sería diferente y, aunque cueste
creerlo, paradógicamente por esa camino logró volver a la música. Por lo
pronto disfrutaba por primera vez cambiar los pañales haciéndolo con
Selena, ver crecer a sus hijos y estar con ellos todos los días,
admirando cada charla y cada atardecer compartido con todos nosotros,
algo que era importantísimo para él, pues se trataba de su familia. Pero
todo se potenció a medida que crecía Selena. Vivía correteando tras de
él, lo buscaba siempre, lo requería siempre. Nunca había visto a mi
esposo tan embelesado con alguien pero es que era imposible no quedarse
de ese modo teniendo a Selena que hacía todo para ser querida. Pronto me
di cuenta de que ella lograba que la quisieran tanto porque, y antes que
nada, Selena daba todo su Amor sin ningún tipo de límite. Ella era amada
porque ella sabía amar. Era imposible decirle que no. Mi esposo le hacía
caso en todo, hasta en cosas que nunca imaginé que podría prestar
atención a alguien. Cierta vez Selena estaba en un rincón llorando sin
consuelo. Cuando mi esposo le preguntó qué le pasaba, Selena le dijo que
lloraba porque había visto cómo alguien sin ningún escrúpulo había
herido de muerte a una paloma de un piedrazo. Selena era muy, muy
pequeña. Aun así le dijo a mi esposo: “Dime, dime daddy, ¿cómo alguien
puede quitarle la vida a otro? ¿Acaso no es Dios quien dispone de ello?
Prométeme una cosa, padre. ¡¡Y prométemela de verdad!! Quiero que nunca
mates a ningún animal, ¡¡a ninguno!! ¡¡Ni siquiera a ningún mosquito!!
Por favor, ¡¡hazlo por mí!! ¡¡Yo no quiero que sufra nadie en este
mundo!!”. Selena se puso a llorar más fuerte aún y durante un buen rato
mi esposo se quedó abrazándola, consolándola y prometiéndole que no
tocaría ningún animal ni a nadie jamás. Y así lo hizo, así lo hizo … A
veces pienso lo que le sucedió después y me pregunto por qué a ella, por
qué esto le pasó a ella que nunca provocó a nadie … Ella era una niña
muy tierna, sensible y llena de Amor … Y también necesitada de Amor. No
me podía imaginar en aquel momento, pero cuando la vi triunfar con el
tiempo lo pude comprobar. Selena ocupaba el centro de atención de la
casa. Era imposible no mirarla, no seguirla, no prestarle atención, no
quererla por lo que era, por el cariño que brindaba, por el ser de luz
que era. Y lo repito: no es que mis hijos no fueran tan buenos y
especiales como ella. No es que mi esposo no fuera así. ¡¡Incluso yo
misma!! Pero Selena tenía un encanto especial. Estaba destinada a
destacarse en todo lo que fuera a emprender. De hecho, y antes de que
fuera la artista inigualable en la que se transformó, se había destacado
en los estudios, en sus iniciativas, ¡¡en todo!! Selena siempre fue el
centro de atención a pesar de su timidez y de su fragilidad. Su propio
Amor la puso en ese lugar. Su propia necesidad de amar y de ser amada la
puso en un sitial que ella buscó siempre y que había logrado…
Las cosas se dieron de una forma en la que yo no lo
esperaba. Nunca hubiese querido que mis hijos tuvieran que trabajar de
tan pequeños. Yo había hecho todo para que ellos estudiaran, la pasaran
bien, no les faltara nada. Era mi objetivo en la vida y era mi forma de
ver las cosas. Toda esa idea se me cayó como pompas de jabón. Cuando vi
que mi esposo quería formar una banda con mis hijos sabía que algo
empezaba y no iba a parar. Sabía que él no decía toda la verdad cuando
me prometía que sólo sería un pasatiempo y que sólo quería que los niños
despuntaran en lo musical. Al principio no entendía cómo surgió su
descubrimiento de que Selena cantaba tan bien. Cuando él me dijo que se
había quedado impactado con la interpretación de unas canciones viejas
que había aprendido de un libro viejo, comprendí todo. Yo había notado
desde hacía unas semanas que ella permanecía encerrada por varias horas
haciendo algo a escondidas. Yo no la quería molestar. Me contentaba con
preguntarle cada tanto si se sentía bien y que ella me respondiera que
sí. Ahora que veía el resultado di cuenta del ardid de mi pequeña. Yo
sabía que le molestaba que mi esposo estuviera largo tiempo enseñándole
a tocar el bajo a mi hijo A.B. Estaba muy celosa, pero en vez de
quedarse refunfuñando y mascullando bronca por sentirse desplazada, optó
por algo más sano y constructivo. Buscó superarse, buscó aprender cosas
que no sabía para impactarlo a mi esposo. Estoy segura de que ella no
esperaba semejante repercusión. Ella sólo quería volver a ser el centro
de todas las miradas y fundamentalmente el centro de atención de su
padre. No se imaginó que se vendría semejante revuelo. Cuando la encaré
y le dije: “Selena. ¿Tú tienes que ver con todo esto, no? ¡¡Dime la
verdad!!”. Ella se sonrió pícaramente y me dijo: ¿Qué pasa, madre?
¿Acaso no te gusta que mi banda se llame “Selena y Los Dinos” y yo sea
la cantante?”, y enseguida echó a reír a carcajadas. Yo me reí con ella,
y la abracé fuerte y tiernamente. Sabía que cuando Selena se reía así
era porque estaba nerviosa e inquieta, y buscaba con sus risas cambiar
el eje principal de la conversación. Yo sé que a ella le gustaba que
todo lo que mi esposo generaba la pusiera en un lugar central, pero por
otro lado tenía el temor de a qué lugar nos llevaría con esta idea
alocada de la banda. Ella percibía lo mismo que yo, y estaba del mismo
modo asustada. Yo sabía que mi esposo, conforme viera los ensayos y la
evolución del grupo, iría por más y nada lo detendría. Quise persuadirlo
de todo. Quise que nada se saliera de su cauce, pero cuando una noche a
la pasada él me dijo que quería abrir un restaurante para no sólo
apostar a un negocio redituable sino para que nuestros hijos cantaran
allí temí que se nos vendría el mundo abajo. Yo que había apostado a la
seguridad, a la vida tranquila, a estar felices en nuestra casa, sabía
que ya nada de eso se cumpliría ... Aun cuando nos fuera bien de movida,
nuestro destino sería vivir bastante tiempo lejos de casa, con el riesgo
de que mi esposo en cuanto viera una posibilidad renunciara a nuestro
último ingreso seguro, el de empleado de una importante petrolera. Y así
fue. Siempre se las ingeniaba para decírmelo en momentos en los que yo
estaba ocupada atendiendo en el restaurante o cuando estaba preparando a
los pequeños para que salieran al escenario. Sólo rogué en ese momento
que nos fuera bien. Por dentro estaba más que molesta por sentirme tan
desplazada en sus decisiones. Pero él estaba muy decidido y confiado.
Tampoco quería frenarlo y que una vez más se sintiera frustrado por no
haber intentado todo por vivir de la música. Mal que mal tendríamos a
nuestros hijos cerca y ellos estarían seguros con nosotros. Pero no me
gustaba que hiciéramos una vida tan anormal, que mi hija cantara hasta
tan tarde y le costara poder desempeñarse en el colegio. ¡¡Ella era la
más pequeña y la más vulnerable!! No se me escapaba el hecho de que ella
llevaba la más difícil tarea en el grupo. Selena era la cantante, la
cara visible, la que debía estar siempre bien, la que debía cautivar al
público. Yo sé que Selena lo podía lograr. Lo había logrado con todos
nosotros. ¿Por qué no podría lograrlo con los demás? Pero ella sólo
tenía 8 años. Mis otros hijos ya eran más grandes. A.B. ya era una
adolescente bien grande. Pero Selena … Le hice ver eso a mi esposo. Le
hice notar que para ella era distinto cantar con un público ajeno, y sin
ninguna obligación de aprobar y de tener buenos comentarios. Pero él fue
contundente: “Marcella. Confía en mí. Confía en ella. Selena tiene un
enorme talento. Eso se ve claramente. Sabes que en estos casos yo no
hablo como su padre sino como un músico. Ella es especial. No es sólo
particular para nosotros, para la familia. Selena logrará todo lo que se
proponga. Y eso será mucho más de lo que yo espere de ella. ¿Acaso no la
conoces? ¿Acaso no te das cuenta? Ella lo tiene todo. Ya lo verás. Ya
verás cuando todos la aplaudan, cuando todos la quieran. Yo no digo que
las cosas sean fáciles. Yo sólo te digo que Selena llegará a lo más
alto. ¿Me acompañarás para verlo por ti misma?”. Yo bajé los ojos y
asentí con un leve movimiento de cabeza. Al rato fui corriendo a abrazar
a Selena. Ella se sonrío. “¿Me dirás siempre si algo está mal, si hay
algo que no te satisface, si hay algo que te molesta? ¿Me prometes que
si hay algo que intuyes que va por mal camino me lo vas a decir? ¿Me lo
prometes?”, le dije casi implorando. Ella dejó el libro que estaba
leyendo, se me quedó mirando un largo rato, miró para abajo, hizo un
leve movimiento de cabeza y luego dijo: “No te preocupes, madre. Nunca
te haré sufrir. Siempre te diré si hay algo que me molesta o que no me
gusta. Y si alguna vez necesito ayuda, ¡¡recurriré a ti primero!!”. Y me
abrazó y me dio un largo beso. Luego dejó que yo la tuviera arropada
bajo mis brazos. Ella estaba fría y temblaba. No se lo hice notar pues
ello la pondría peor. Yo no necesitaba que me dijera más. Sabía que
debía acompañarlos a todos. No era mi ideal, no era esto lo que esperaba
como proyecto de familia, pero era el deseo de mi esposo, y era el deseo
que todos mis hijos a la larga aceptaron cumplir. Supe que desde ese
momento mi función era contenerlos, ser la persona que pudiera conciliar
las cosas, ser el equilibrio necesario para que todos estuvieran bien.
No era esto lo que quería, pero amaba a mi esposo y a mis hijos. Decidí
que lo mejor era acompañarlos en esa difícil aventura…
Sentí que me moría cuando la crisis económica nos llevó
el restaurante, la casa y nos dejó en la calle. Quise gritar, quise
decirle a mi esposo: “¿Has visto? ¿Para qué arriesgar todo a cambio de
tan poco? ¿De qué nos sirvió? ¿Qué haremos ahora?”. Pero me detuve
porque sabía que él estaba más destrozado que yo. Se sentía avergonzado,
humillado, en el fondo del océano. Yo lo amaba y de nada serviría que le
fregara en la cara lo decidido. De última yo también avalé este camino.
Además, estaban los niños … No fue fácil. Nada fácil ... Tener que
mudarnos, vivir en una casa ajena de prestado, sintiéndose un intruso
aunque fueran familiares y nos trataran bien. Una vez fuimos a cobrar el
seguro por desempleo. Mi esposo era un trapo de piso. Pero cuando
estábamos por entrar y vimos esa enorme cola de gente, él me tomó del
brazo y me dijo: “No, Marcella, Yo no quiero que me humillen más. No
quiero dádivas. No quiero favores. Vamos a salir de esto. Yo los puse en
este lugar. Y yo los sacaré de allí. ¡¡Te lo prometo!!”. Sentí una
alegría enorme con esa actitud en el medio de tanta malaria, de tan
difícil situación. Estábamos en el límite de nuestras posibilidades.
Vivíamos como si todos los días y todas las noches bordeáramos un
precipicio. Eso nos hizo más fuertes. Sacamos fuerzas de donde no
teníamos. Pudimos salir de a poco de esa situación penosa sin depender
tanto de nuestros familiares, nos ofrecíamos en cuanta fiesta y en
cuanto festival hubiera en todo Texas e hicimos del bus que nos llevaba
de pueblo en pueblo nuestra hogar real. Varias veces en nuestros largos
viajes hablaba con Selena pero fundamentalmente ponía mi hombro para que
apoyara su cabeza y me dijera qué era lo que sentía, qué era lo que
anhelaba, qué era lo que esperaba de la vida. “Mira madre. Yo querría
ser famosa no sólo como cantante. Me gustaría ser diseñadora. Es lo más
hermoso para mí crear, diseñar, tener tus propias ideas y que queden
expresadas en algo. Sé que papá quiere que sea la mejor cantante de
Estados Unidos, de Europa, de China, ¡¡de todo el mundo!! Lo sé. Y yo
querría cumplir ese sueño para con esa fama poder ser diseñadora. Quiero
que haya miles de diseños en todo el mundo que lleven mi nombre. Me
gustaría quedar en el mundo recordada por mis creaciones, y que estén
grabadas y expresadas a fuego con mi nombre. Si lo logro sabré que por
siempre y para siempre estaré presente … ¿Pero sabes madre? Lo que más
me gustaría lograr es que la gente me quiera. No podría soportar un
auditorio en silencio, un público que me ignore. No importa si son 2
personas o 100.000 las que me vayan a ver. Yo sólo quiero que en cuanto
me vean me amen para siempre. Eso es sólo lo que deseo. ¿Crees que lo
lograré?”. Yo recordé todo lo que hacía en casa, cómo acaparaba la
atención en cuanto hacía algo, cómo llegamos a meternos en el negocio de
la música, cómo mi esposo quedó cautivado y no dudó. Y también veía cómo
la gente seguía su voz y sus pasos desde que era muy pequeña. También
daba cuenta del bonito recuerdo que dejaba en los pueblos que visitaba,
pueblos que muchas veces no recibían ninguna visita de ningún artista,
salvo la de nosotros. Yo le acaricié la cara y le dije: “Yo sé que lo
logarás. Pues no sólo tienes talento. También tienes Amor. Y ese Amor lo
siente la gente. Yo he empezado a notar que ellos no sólo te admiran
sino que también te quieren. ¡¡Yo sé que ellos te pondrán en el lugar
más alto!!”. Selena me tomó de la cintura poniendo su cabecita en mi
panza y me dijo: “Ojalá sea así, madre. ¡¡Ojalá!! A veces me pongo muy
nerviosa. Así lo estoy cada vez que subo al escenario. A veces pienso
que voy más rápido de lo que puedo, que mi cerebro va más rápido que los
pies. ¡¡Querría ya lograrlo todo y no esperar más!! ¡¡Querría poder
estar más tranquila sin esta angustia!!”. Yo la entendía a Selena. Ella
como nadie había vivido en las mayores privaciones, angustias e
incertidumbre desde muy pequeña. Sentía que ella había iniciado todo y
que ella era la máxima responsable de lograr la felicidad de todos.
Aunque fuera cierto en un punto, yo quería que no sintiera esa presión.
Por eso la contuve, por eso la ayudé, por eso busqué que siempre supiera
que podría contar conmigo para todo…
Muchas veces reflexioné sobre mis palabras de aquel
reportaje, pues con el correr del tiempo mis otros hijos me reprocharon
que dijera que con Selena no podía vivir, y que sólo los nombrara como
algo aclaratorio. Nunca lo hicieron tan seriamente dadas las tristes
circunstancias, pero me hicieron notar que eso era lo que sentía antes
de que el dolor nos invadiera para siempre … Es que en realidad yo la
acompañé constantemente, una vez que corroboré que nuestro destino en el
negocio de la música sería inexorable. Aprendí con sus palabras y con
sus sentimientos a que debía ser más considerada con ella. Para los
padres siempre los hijos son niños aunque sean bien grandes y creo que
cada uno retiene una imagen significativa de cada uno. Yo siempre retuve
la imagen de Selena cuando cantó por primera vez a los 6 años en los
ensayos … ¡¡Se la veía tan pequeña con ese micrófono enorme!! Luego
puede corroborar sus lógicos miedos y su vulnerabilidad. Y entendí como
nadie la mochila que llevaba encima. Por eso la defendí tanto y busqué
darle todos los gustos. Porque ella no pudo tener una infancia y
adolescencia normales. Mal que mal mis otros hijos pudieron tener parte
o toda la niñez en entera libertad. Selena no, lamentablemente. Claro
que nos llevaba una buena causa que Selena la seguía con gusto. Pero
Selena no se podía permitir distracciones, malas caras, desgano,
agotamiento. Ni siquiera se podía refugiar detrás de un instrumento
cuando sólo quisiera cantar. Ella era la cara visible del grupo. Ella
era la atracción principal. ¡¡Selena siempre tenía que estar bien!! Y
era consciente de que muchas etapas de la vida las tenía que sortear o
bien postergarlas para otro momento. Como madre sufría cuando sabía que
tenía que estar todo el día en el bus estudiando las clases de colegio
por correspondencia, ensayar, preparase para el próximo concierto,
comer, dormir, y todo delante de la familia y de los miembros del grupo.
Yo sabía lo que era vivir así. Por eso procuré ayudarla con los
vestidos, con los estudios, interceder en cualquier conflicto en favor
de ella, o al menos buscar que se la comprendiera. Cuando traté de
persuadir a mi esposo para que la dejara que luciera sus famosos
“boustiers” lo hacía porque quería verla contenta y evitar que sufriera
más de la cuenta. Tal vez en otros momentos y en otras circunstancias yo
hubiese objetado que luciera esas prendas, pero en este caso, ¿cómo
negarme? Sabía lo que significaba el diseño para ella, sabía lo contenta
que se ponía cuando lucía linda y original, sabía lo feliz y segura que
se sentía forjando su personalidad en el escenario. ¿Por qué rechazarlo?
Para esas épocas se habían invertido los roles. Ahora era mi esposo
quien estaba celoso. Yo le hice ver que viera a su hija y que aprendiera
de ella cuando estaba celosa. Que en vez de evitar que el otro estuviera
feliz, buscó superarse para lograr sus objetivos: “¡Abraham! ¡Mira qué
feliz está nuestra hija y mira qué felices están todos! ¿Tú ves que
alguien vaya a propasarse con ella? ¿Acaso crees que alguien que la
admira osaría a hacer eso? ¿Has visto cómo los varones aceptan con
alegría su rol de “ex novio” en el tema “¿Qué creías?”. Aparte estamos
nosotros para cuidarla si sucede algo raro o malo. ¡¡Descuida!! ¡¡Nunca
su público le hará daño!! Espera en todo caso a que tengamos que ir a
lugares desconocidos para nosotros para tomar las medidas del caso”, le
dije. Mi esposo lo entendió y no sólo le pidió disculpas a Selena, sino
que la dejó que luciera como quisiera. Era lo mejor que se podía hacer.
Si la aceptábamos como tal ella misma aceptaría los objetivos familiares
con la mayor de las alegrías. Y así funcionó tanto en estas situaciones
más livianas como en las más complicadas, como cuando decidió casarse
con Chris ... Yo sabía que a la larga Selena tomaría una decisión así.
Ella no tenía tantas posibilidades de conocer gente fuera de nuestro
ámbito. Muchas veces me preocupaba por su futuro sentimental en plena
adolescencia, cuando sólo iba del bus al concierto y del concierto al
bus. Cuando apareció Chris y vi la expresión de la cara de Selena sabría
que a la larga terminarían juntos. Traté de preparar a mi hija, traté de
preparar a mi esposo … No hubo caso ... Había que esperar el conflicto
para que todo llegara a buen cauce. Cuando mi esposo se puso tan
inflexible tratando de negar lo que estaba tan a la vista, yo sólo
busqué con mis palabras y reflexiones que todos terminaran aceptando la
realidad para el bien de la familia. Cuando parecía que no había
solución, varias veces le hablé a Selena para que tuviera paciencia y
que pensara que todo se iba a solucionar en modo favorable para todos. Y
a su vez hablé con mi esposo, haciéndole ver que lo mejor que podía
hacer era escuchar a su hija y que sintiera su corazón. Y sin que lo
supieran ninguno de los dos, hablé con Chris y le dije que tenía mi
apoyo, que ya lograría que mi esposo le diera el suyo. Por suerte todos
me escucharon y buscaron hacer las cosas lo mejor posible para el bien
de todos …. Eso sí, no pude contener el temperamento que tenía cada uno
y lo inevitable pasó ... Selena tenía el mismo carácter que su padre: no
iba a parar hasta lograr lo que para ella era justo y necesario. A la
larga Selena hizo lo que ya no podía aconsejarle, aunque en mi fuero más
íntimo se lo hubiese dicho si hubiese sido mi amiga. Cuando se casó en
secreto y todos lo supimos por radio y televisión, sólo me acerqué
llorando a mi esposo y le dije: “Ya sabes lo que tienes que hacer si
quieres ver a tu hija feliz y tu sueño hecho realidad” …. Una vez más vi
a mi esposo abatido, mirando la ventana de su habitación cual si fuera
un anciano que sólo contempla el paso del tiempo sin ninguna
expectativa. Pero mis palabras le devolvieron la sonrisa. Me miró,
asintió con la cabeza y se comunicó con Selena y Chris. Cuando nos
reencontramos todos lloramos pero lo hicimos de felicidad. Una nueva
etapa comenzaba, una linda etapa que parecía no terminar jamás…
Si tuviera que quedarme con una imagen que sintetizara la
esencia de Selena pero a su vez que significara que había logrado sus
objetivos, no me quedaría con una imagen de cuando ya era un éxito total
en México y Estados Unidos. Yo me quedo con aquellas imágenes y palabras
de Selena cuando ganó el primer Tejano Music Awards a la mejor cantante
femenina cuando sólo tenía 16 años. Se la veía emocionada, exultante.
Ella, como todos, sentía que esto iba a suceder tarde o temprano, ya que
el año anterior el grupo había sido nominado en varios premios. Pero
cuando Selena subió a recibir por primera vez su premio, no pudo con su
genio. Agradeció a todos y cuando se refirió a Los Dinos dijo: “Si ellos
ganan, yo gano. Si ellos pierden, ¡¡yo no los conozco!!”. Muchas veces
me lamenté que en algunas ediciones de este momento corten estas
palabras de mi hija, pues era una típica humorada de ella cuando no
sabía qué decir, cuando necesitaba rematar con un chiste o con una
humorada una situación en la que se sentía nerviosa o que no sabía qué
decir. Así era en innumerables reportajes y en cualquier contacto con la
gente. Recuerdo cuando en pleno concierto se apartó del escenario para
hacerle los “cuernitos” a Rock and Roll James que estaba allí cubriendo
el evento. Todo estas actitudes eran parte de su ser y que a la gente le
encantaba… Pero las que más me emocionaban eran aquellas en las que
Selena no podía dejar de expresar su emoción, aquella que no podía
disimular con una risotada o con una salida ingeniosa. Selena siempre
tenía siempre vergüenza y temor al ridículo o a quedar desairada si
mostraba todos sus sentimientos, su cara real, su Alma al desnudo. Ella
era de esas personas que sólo mostraban una parte de su personalidad y
no es que por hacer eso diera una imagen errónea de ella. Sólo que eso
que mostraba, que era genuino, no permitía conocerla en toda su
dimensión, en lo más profundo de su ser. Yo lo puedo decir no sólo
porque era su madre sino porque también fui su confidente. A solas uno
podía ver a una Selena solitaria, callada, de largas miradas al cielo
buscando un futuro mejor para sí y para los demás. La Selena en toda su
dimensión podía ser una mujer de largas reflexiones y enormes
sentimientos, que se expresaban en un llanto, en una caricia, en un
abrazo, en un beso dado de improviso, en una dulce sonrisa. Esto a
Selena le costaba expresar en público en toda su dimensión. Sólo
mostraba parte de esos sentimientos y con eso bastaba para que la
amaran. Pero mostrar todo … Pensaba que quedaba mal y por eso
reemplazaba todos esos sentimientos profundos por una risotada, por un
chiste, por una ironía. Pero aun así pude ver cómo se emocionó cuando
recibió su primer Premios Lo Nuestro en 1993. Y no era para menos. Era
su primer premio importante fuere de los Tejano Music Awards. Recuerdo
sus manos llevándose a la cara, su llanto contenido, su mano en el
pecho, sus escuetas palabras que no provenían sólo de su limitado
español sino de no saber qué decir estando con el corazón abierto. No la
vi tan emocionada como en aquella oportunidad. Ni siquiera cuando ganó
el Grammy, oportunidad en la que la vi más seria y más preparada para la
ocasión. Una vez le pregunté por eso y me dijo: “Es que madre ... ¿Acaso
no te has dado cuenta de que me compré el premio. ¡¡Uy!! ¡¡Perdona,
perdona!! Estoy bromeando. Es que, hablando en serio: con Premios Lo
Nuestro sentí que habíamos llegado a un camino del que ya no
volveríamos. Por eso me emocioné tanto, pues sabía a dónde habíamos
llegado y también a dónde iríamos. El Grammy, en cambio, me lo vi venir.
Era más fácil imaginarse que con muchos premios internacionales podría
llegar a obtenerlo aunque fuera difícil igual. En cambio, cuando obtuve
el premio a la mejor cantante regional en Premios Lo Nuestro, yo sentía
que aún no había dado un gran paso. Pero a partir de obtenerlo sabría
que, más que nunca, todo lo lograría si seguía por el mismo camino que
nos habíamos propuesto”, me explicaba una Selena reflexiva y pausada,
muy distinta a la Selena pública, pero igual de genuina. Me gustaba
escucharla así a Selena. No dejaba de ser ella misma pero daba rienda
suelta a su personalidad y a su visión de las cosas. Pocas veces la vi
hacer esto públicamente. A pesar de ser tan franca, a veces en los
reportajes se prestaba al juego del entrevistador y no siempre eso era
garantía de que ella dejara bien en claro sus sueños, sus anhelos, su
trabajo, sus objetivos. Yo recuerdo dos veces que hablara de ese modo:
en la misma entrevista en la que yo dije esos mensajes premonitorios y
en un reportaje que le hiciera Verónica Castro en “Furia musical” en
1994. Cuando a Verónica le dijo que ella no podía aún planificar en
tener niños o agrandar su familia pues tenía muchas cosas en la cabeza y
que debía primero sacárselas, proponérselas y cumplirlas, supe que
estaba ante la verdadera Selena. Verónica Castro debió haberse sentido
afortunada de que en aquella oportunidad Selena le dijera lo que quería
para sí, para los demás y para el futuro. Y ése era el mayor capital y
el mayor atributo de Selena: que era franca y muy sincera. A ella no
sólo se la amaba por sus dotes de artista sino también por lo que era
como persona…
Durante 1994 y 1995 literalmente no paramos. A la larga
tal vez eso nos perjudicó pues perdimos las perspectivas de las cosas.
De pronto, luego del Grammy y del éxito de “Amor prohibido”, a Selena le
llovían ofertas no sólo para dar más conciertos, sino para actuar en
telenovelas y hasta en cine. A veces me costaba creer que nuestra hija a
los 22 años era considerada el mayor exponente latino tanto en México
como en Estados Unidos y aun así siguiéramos yendo a muchos conciertos
en bus. Nos sorprendía pero también nos emocionaba que con nuestro mismo
modo de ver las cosas llegáramos a tan lejos. A Selena la notaba
exultante. Tenía todo a sus pies y aun así se movía por la ciudad como
una más. Sólo buscó desesperadamente aprovechar su éxito para cumplir su
sueño de diseñadora. Yo le sugerí si no era mejor esperar un poquito más
… “¡¡No madre!! ¡¡De ninguna manera!! No voy a esperar a ser vieja para
hacer lo que más me gusta. Éste es mi momento y lo quiero aprovechar.
¡¡Quién sabe si habrá otra oportunidad!!”, me dijo casi proféticamente
Selena. Y mientras era un furor como nunca en Monterrey, cuando era cada
vez más popular en México y Estados Unidos, cuando se desbordan las
calles con su presencia, cuando en cada ciudad o pueblo se coreaba su
nombre, Selena daba vida artística a su hija “Selena Etc.”, pero entre
ella y su padre pusieron a esa mujer como guardián de su pequeña. Selena
la tenía en consideración como persona pero no como una profesional que
supiera algo del negocio de la ropa. Pero le daba pena dejarla y le daba
los mejores puestos de trabajo para que no se quejara de más. Tal vez lo
prefería así pues sabía que si algún día llegara a haber un problema con
ella, ésta se llevaría todo lo suyo y allí sí había que agarrarse la
cabeza. Selena pensaba sólo en su voz y en sus creaciones. Quería tener
listos sus negocios en Monterrey, México DF, San Antonio y Corpus
Christi para cuando saliera su disco en inglés. Trataba de minimizar
todas las otras cuestiones. Prefería que su padre se encargara de ello
que le resultaba pesado. “¡¡No sabes lo contenta que estoy madre!! A
veces me cuesta creer lo que estoy viviendo. Soy exitosa, querida,
admirada. ¿Quién lo diría? Sólo espero que salga ese bendito disco en
inglés. Vienen postergándolo desde hace tiempo, ¡¡pero julio de 1995
debe ser el límite!! Para esa fecha mis sucursales de Selena Etc.
estarán listas y si todo sale bien (¡¡crucemos los dedos!!), ¡¡nada me
detendrá!! Que quede entre nosotras, madre. Que no lo oiga nadie pues me
da vergüenza y no quiero que crean que soy una vanidosa … Yo sé que soy
la mejor … ¿Pero sabes? A veces tengo miedo … A veces me viene esos
sueños, esas pesadillas…” … “¿Pero de qué hablas, Selena? ¿Qué sueños
son los que tienes”, intenté preguntarle ... “Sólo abrázame, madre. Sólo
abrázame y dime que estarás conmigo y estarás cuando yo te lo pida.
¿Recuerdas lo prometido?”, me dijo mientras extendía sus brazos. “Claro
que sí, mi hija. Claro que sí”, le dije y la abracé como en aquella
oportunidad en la que era una niña tan frágil. No dejaba de ser lo mismo
ahora. Para los padres los hijos nunca cambian. Selena podía ser muy
famosa pero no dejaba de ser mi hija … La sentí fría como aquella vez, y
me quedé con esa sensación, pero olvidé lo más importante, lo
fundamental: sus sueños, sus pesadillas. Creí que sólo eran los miedos
lógicos de una artista a punto de su consagración mundial … Nunca creí
que era un presagio, un mensaje desesperado del destino que quería
avisarnos de lo que se nos vendría pronto…
Ese día me levanté sobresaltada. Había soñado algo
terrible. Veía a mi hija llamándome desesperadamente. Me decía que me
acordara de lo prometido, que no la dejara allí sola en una habitación a
oscuras, que tenía miedo, que no sabía qué hacer. Me pedía que la fuera
a abrazar, a que le diera calor. Que sentía frío, mucho frío, que sentía
que se le perdían las fuerzas, que se estaba por desmayar. Ni lo pensé,
ni siquiera esperé a tomar debida conciencia de dónde estaba y qué
significaba aquel sueño. Corrí desesperada a buscar a mi esposo. Ya se
había ido a q-productions. Llamé a A.B. Ya se había ido. Llamé al
estudio de grabación para confirmar si estaban ellos allí. Me dijeron
que sí, pero cuando pregunté por Selena me confirmaron que no había
aparecido. Llamé a Chris ... Lo había levantado con mi llamado. Le dije
desesperadamente si Selena estaba allí. En un principio me alivié cuando
creyó que estaba allí, pero cuando lo fue a confirmar me dije muy
preocupado que intuía que fue a ver a esa mujer en el motel, como en el
día anterior. Empecé a llamar a familiares, a personas conocidas ... Y
nada ... De pronto me llamó Abraham y me dijo del atentado, del disparo,
de que mi hija estaba grave, muy grave. El “muy grave” me daba una idea
real de la situación. Corrí, corrí y corrí al hospital esperando que no
me dijeran lo que sabía que escucharía de cualquier modo. Yo tenía la
esperanza de que mis ruegos desesperados, casi a los gritos, los
escuchara. No podía vivir en paz imaginándome que estaba invocando mi
presencia y yo no estaba … Cuando llegué, me esperaban mi esposo y mi
hijo A.B. Abraham me abrazó bien fuerte sólo para contenerme: “Nuestra
hija se fue para encontrarse con el Señor”, me dijo. Yo rompí en llanto.
Él también. Sólo hubo un momento de calma para escuchar cómo había
pasado, quién lo hizo, por qué. Cuando iba escuchando lo sucedido de
parte de un amigo de mi esposo, policía él, no podía sacar de mi mente
la imagen de mi hija corriendo desesperada invocando mi nombre,
esperando que yo la rescatara del horror, que yo la sacara del miedo que
siempre tuvo … Ni en mi imaginación, que podía ser lo más cercana a la
real, podía concebir a mi hija sufriendo, llorando, teniendo la certeza
de que sus fuerzas y sus esperanzas se le iban insólitamente como agua
entre los dedos. No podía retener una imagen de Selena que no fuera de
una amplia sonrisa, de optimismo, de ganas de vivir, de hacer, de crear.
No podía entender esa imagen. No podía concebir la realidad. Por eso
entendí ese rostro que le terminó dibujando esa pérfida. Por eso digo y
reafirmo que esa que estaba allí frente a mí “descansando en paz” no era
mi hija. Sólo atiné a la decisión de arroparla con aquel hermoso vestido
que usara apenas unos meses atrás en los Tejano Music Awards. Quise que
descansara con ese vestido no tanto por lo lindo que era en sí, sino por
lo que representaba. ¡¡Ese día Selena estaba tan linda, lucía tan
tierna, tan feliz, tan plena, tan llena de vida … Quise que se fuera
así. Era la mejor forma. Ya que no pude estar abrigándola en el momento
en el que más me necesitaba, al menos trataría de que se nos fuera con
una imagen que se asociara a la que ella siempre quiso transmitir. Era
lo último y poco que podía hacer en ese momento. Espero que ella me haya
entendido y al menos cada tanto esboce una sonrisa. Eso al menos
aliviaría el eterno tormento, ese dolor que no se me irá jamás, aunque
cada tanto lo disimule, cada tanto sonría, cada tanto haga algo para que
la familia siga funcionando, para seguir siendo la mujer que quiso lo
mejor para todos, pero, por sobre todo, quiso que Selena siempre
estuviera feliz…
Cada tanto me levanto por las mañanas con la ingenua
esperanza de que todos estos años hayan sido parte de una pesadilla, de
su pesadilla, de mi pesadilla. Cada tanto me levanto con la esperanza de
que Selena me traiga el desayuno y me diga que se va a ir grabar a
q-productions para terminar de una vez por todas el añorado disco en
inglés. Cada tanto me levanto deseando ver a mi hija para que me diga
que pronto seré abuela. Cada tanto me levanto rebelándome al destino, no
aceptando jamás que alguien tan divino como Selena se me ha ido. Cada
tanto me levanto … Ésa es mi única fuerza. Ésa es mi única esperanza.
Alguna vez me encontraré con mi hija, le pediré que me perdone por no
haber podido ayudarla cuando más me necesitaba y para prometerle que
esta vez, y para siempre, nunca, nunca más la dejaré sola…
(Si hay algo que nadie puede aceptar es que Selena no
esté entre nosotros. Si hay algo que siempre quiero expresar es que no
sólo Selena vive en mi corazón sino que la sigo esperando para poder
contenerla, para que no sienta más miedo, para ayudarla a que sea feliz,
para poder decirle y asegurarle que nunca estará sola…)
Selena: tú eres mi vida, mi corazón, mi Alma …
Simplemente eso…
Mi éxito
puede esperar … Hoy sólo importa el tuyo, Selena…
“¿Que voy a hacer una película en breve? ¿Estás segura? ¡¡Mira que me
estás haciendo ilusionar!! ¡¡Cuéntame, cuéntame más!!”, le dije
frenéticamente a Cecilia, una reconocidísima adivina de la ciudad de New
York. Sentí que ella me estaba dando unas fuerzas que me eran muy
necesarias para afrontar este momento de mi vida. Ya era cantante y
actriz, pero aún me faltaba mucho para llegar a mi punto máximo. Yo
soñaba con estar en lo más alto. ¡¡Yo soñaba con llegar a Hollywood!!
Pero todo era muy difícil en aquel momento. Para una mujer como yo de
origen latino, tenía que hacer el doble y hasta el triple más que los
otros para llegar a ser reconocida. Además, yo tuve unos padres que me
respetaron mi decisión de seguir mi carrera artística, pero consideraron
que la mejor forma de llegar a mis grandes objetivos era que me las
arreglara sola para ganarme mi lugar en el mundo, que si quería mi
independencia me la tenía que ganar afrontando todos los problemas que
me traería este bendito mundo del mismo modo que disfrutando todo lo
hermoso que nos da el vivir. Quizá muchos podrían decir que mis padres
debieron apoyarme estando más encima de mí, controlándome en todo,
cuidándome de lo malo que me podría pasar y señalándome qué es lo mejor
para mí. Pero créanme que no. Mis padres cuidaron muy bien de mí y
siempre estuvieron cuando los necesité de verdad. Pero a la hora de
aprender a ser adulta mis padres me dieron las alas y me dejaron volar.
Seguramente deben haber llorado mucho la primera vez que me dejaron ir
sola de casa, cuando los acostumbré a no visitarlos por semanas y por
meses, deben haberse angustiado mucho cuando no recibían noticias mías,
o no recibían las mejores, pero sabían que a la larga yo les iba a
agradecer que hicieran eso por mí. No hay nada más hermoso que la
libertad, la libertad de poder expresarse como uno quiere, de ser como
uno quiere ser. Y es hermoso aunque uno tenga muchos problemas, se
enfrente a muchos peligros, a ciertas personas, a determinadas
situaciones. Uno ante tales inconvenientes desea que estén los padres
siempre al lado de uno protegiéndonos, salvándonos de muchos problemas.
Pero es mejor que las cosas sean así, pues de otro modo uno nunca se
vale por uno mismo, uno nunca aprende por sí mismo lo bueno y lo malo, y
cómo uno debe enfrentarse las cosas a las que si uno no las detecta por
nuestra propia cuenta, nunca las advertiremos. Cierta vez tuve
oportunidad de ir a Europa para participar de un evento de promoción de
una película. Yo me sentía sola, no era conocida y no sabía cómo
afrontar la situación. Quería volver a mi casa allí mismo. En mi
desesperación llamé a mi madre y le expliqué lo que me pasaba, en la
seguridad de que me compraría el pasaje de vuelta allí mismo o que
vendría a las pocas horas para extender sus brazos y rescatarme de mi
desesperación … “¿Qué me dices, Jennifer? ¿Que no sabes qué hacer? Has
estado toda tu vida esperando este momento, el de ganarte un nombre en
el mundo artístico, para ser famosa. ¡¡Aprovecha esta oportunidad que
tanto buscaste en vez de llorar!!”. Esas palabras fueron como un
cachetazo de realidad para mí. No esperaba esa respuesta pero fue lo que
mejor que me podría haber dicho mi madre. Dejé de llorar y salí a
enfrentar a este mundo, con lo bueno y con lo malo. Allí comencé a
sentirme adulta y todo gracias a ella…
“Mira, no sé si deba decirte de qué se va a tratar la
película. Sólo puedo decirte que vas a tener el papel protagónico”, me
dijo Cecilia. Sentí que me faltaba la respiración. No podía con la
emoción inconmensurable que corría por todo mi cuerpo. ¡¡Iba a tener mi
gran oportunidad y sólo tenía poco más de 20 años!! Gracias a mi empeño
y a los consejos de mis padres había llegado a tener un cierto
reconocimiento en los Estados Unidos, pero no dejaba de ser una cantante
y actriz reconocida sólo en el Bronks. Aún me faltaba mucho, muchísimo,
para ser alguien reconocido de costa a costa en los Estados Unidos. Y
contrariamente a todo lo que vino después, para una latina como yo en
esos años ’90 si quería sobresalir en mi país y en el mundo entero debía
cantar en inglés, actuar en inglés, destacarme en ese idioma y en esa
cultura que predominaba en todos lados, a pesar de que los latinos
éramos cada vez más y nos hacíamos sentir. Además, yo siempre fui muy
ambiciosa y no iba a parar hasta llegar a Hollywood y a ser reconocida
en todo el mundo. Pero la vida y la experiencia me habían hecho aprender
a que debía ser muy observadora, intuitiva, cautelosa y atrevida al
mismo tiempo. Con el tiempo aprendí a que por allí uno está toda la vida
sin tener la oportunidad que tanto se busca y por la que tanto se lucha,
por lo que si esa oportunidad se daba alguna vez había que aprovecharla
al máximo. Pero también aprendí a que hay que estar preparada para ese
momento. A veces uno no está tan lista para esas circunstancias. Tal vez
aparece en un tiempo en el que no se espera, o cuando aparece se actúa
de un modo equivocado. Yo supe que primero una debe estar preparada,
saber qué se puede esperar, que hay detrás de una buena propuesta,
detectar si algo es muy bueno como si algo es muy peligroso. Aprendí por
mi formación a estar atenta y despierta por si en algún lugar se
presenta algo, dejarme llevar por mi intuición por si lo que aparece en
algún lugar, por más lejano que fuera, sea algo del cual constituya una
buena oportunidad que no se debía desaprovechar. Y tal vez por ser así
me acerqué a Cecilia. Yo no soy de creer tanto en esas cosas, aunque en
el mundo del espectáculo se cree mucho en adivinos, en presagios, en
futurología, en señales que nos da alguien o en determinados
acontecimientos. Pero cuando me la presentaron vi algo de ella que me
hacía pensar que me podría dar una mano para llegar a mi gran objetivo.
Se podría decir que ante mi incertidumbre acerca de si al final habiendo
ya pasado un poco los 20 años iba a tener realmente una oportunidad fui
a verla. Pero en realidad yo fui porque estaba segura de que ella me
ayudaría a cambiar mi vida, me ayudaría a ser famosa de verdad ....
“¡¡Vamos, dime más!! ¿Qué papel me darán? ¿Será importante? ¿Crees que
me ayudará a conquistar Hollywood? ¡¡Por favor!! ¡¡Necesito saberlo!!
¡¡Sabes que debo estar preparada para mi gran oportunidad!!”. Cecilia se
me quedó mirando, entre dubitativa y temerosa. Yo le caía bien y no
quería decepcionarme, pero había algo que la hacía impedir decirme todo:
“Mira, Jennifer. Sabes que te aprecio mucho y que si fuera por mí te
diría todo lo que sé de este tema. Yo te ayudaría en todo lo que esté a
mi alcance para que seas la artista más famosa del mundo … Pero aquí no
puedo ayudarte. No estaría bien que te dijera algo concreto. Es más: si
te lo dijera tal vez lo eche todo a perder. Espera. Espera tranquila.
Sólo permanece atenta. Yo lo único que puedo decirte de lo que veo en
estas cartas es que habrá un casting de artistas jóvenes para
representar a una famosa artista tejana. Creeme que no puedo decirte
más. Te soy sincera. Para saber más de este tema debería consultar con
más profundidad estas cartas, pero no lo quiero hacer. Averiguarlo sería
contraproducente…”, me terminó de decir Cecilia con un aire de ruego y
compasión. Yo asentí y me apresté a retirarme. Cecilia volvió a
recalcarme que la perdonara por no decirme más, que si me había dicho
algo era por el cariño que me tenía y para darme la seguridad de que
lograría llegar a lo más alto. Yo sonreí para que no sintiera culpa y
ella volvió a decirme: “Hazme caso, Jennifer. Sólo espera y estate
atenta. Sólo debes hacer eso. ¡¡Luego haz lo que debas hacer y serás muy
famosa!!”.
Me fui del departamento de Cecilia con una gran
curiosidad e incertidumbre. “¿Yo interpretando una famosa cantante
tejana? ¿Si ni tengo el acento de alguien de Texas? ¿Por qué me
elegirían a mí en vez de alguien más experimentada y famosa que yo,
además de texana?”, pensaba una y otra vez. Podría ser cauta, estar
atenta, ser muy observadora y, sobre todo, ser muy ambiciosa. Podía
estar tranquila esperando mi gran oportunidad asegurada por lo que me
había dicho Cecilia, pero al fin y al cabo yo era mujer, y la curiosidad
me había invadido. Yo ya quería estar preparada para el momento. Siempre
pensé que Cecilia me había dicho que la gran oportunidad consistía en el
casting, por lo que para esa oportunidad debía estar lo mejor preparada
posible para tener mi papel protagónico asegurado. Estaba segura de que
si Cecilia me había pasado ese dato era para que me asegurara mi papel.
Todos sabemos que aunque creamos ciegamente en las cartas, algo puede
fallar, y por eso Cecilia me dijo el dato de la artista tejana. Quería
asegurarse de que yo sabría representarla a la hora del casting … Pero
después pensé mejor … En el momento en el que me lo dijo, yo no dudé de
que esa artista ya había muerto, y de que era muy famosa y muy querida
aun en ese momento … ¿Pero para qué querrían artistas jóvenes para un
protagónico? ¿Acaso sólo hablarían de ella en sus épocas de juventud y
quizá de esplendor? No sabía qué responder a esas preguntas. Me contenté
con pensar que por allí cubrirían toda su vida y yo debería
protagonizarla toda y caracterizarme siendo ya más vieja, o quizá las
otras épocas las harían otros … ¿Pero quién sería esa famosa cantante
tejana? ¿Acaso Cecilia lo sabía? ¿Por qué no podía saber todo? Fueron
pasando los días y la curiosidad me mataba. Rogué porque me llamaran
cuanto antes del casting para salir de mi ansiedad. Incluso llamé a
Cecilia para que me dijera al menos si faltaba mucho. “Tranquilízate,
Jennifer. Será este año. No puedo decirte cuándo pues no lo sé … Pero
espera y permanece atenta. La oportunidad inexorablemente llegará…”. Yo
colgué el teléfono y me quedé largo tiempo pensando. Ya era febrero de
1995 y en un lapso máximo de 10 meses vendría mi oportunidad. El casting
podría ser en un día o en varios meses. Podría ser al otro día o en
diciembre … Algo me decía que debía ir a Texas. ¿Pero a dónde? Texas es
muy grande … Me dejé llevar por mi intuición. Viajaría el 20 de febrero
a Houston y lo haría sola. Algo me decía que así debían ser las cosas.
Algo me decía que mucho averiguaría allí…
Partí para Houston sin saber con qué me encontraría. No
tenía ni idea por dónde empezar ni hacia dónde dirigirme. Pero estaba
segura de que algo encontraría, de que encontraría la respuesta a mis
preguntas. Fui con mi idea primigenia de que todos me hablarían de una
gran leyenda, de una artista que en el mejor de los casos estaría viva
pero ya sería muy mayor. Estaba ávida por saber pero ni sabía por dónde
arrancar. Cuando llegué a Houston, me alojé en un modesto hotel y empecé
a indagar. Pero noté que la ciudad estaba convulsionada porque en pocos
días se presentaría por tercera vez consecutiva en el Gran Rodeo del
Houston Astrodome la cantante Selena, la gran artista tejana del
momento. Todos hablaban de ella. Casi me era imposible hablar con
alguien sobre el tema que me había llevado a Houston. Hasta había
pensado en irme a otra ciudad de Texas pues indudablemente Houston sólo
hablaría de Selena por varios días pero alguien me detuvo: “¿Tú eres de
New York pero eres latina? Mira, aquí estamos maravillados con Selena.
Ella en Texas es muy conocida desde que era muy pequeña, pero desde hace
unos tres años viene siendo muy exitosa en México y en muchas ciudades
de los Estados Unidos. Ahora se va a presentar por tercera vez en el
Gran Rodeo y volverá a romper el récord de asistencia de público. ¡¡Y lo
hizo desde la primera vez que se presentó!!”, me dijo José, el conserje
del hotel. “Mira. Selena es una gran artista pero por sobre todo es una
encantadora mujer. Para apreciarla en todo sentido tienes que verla
actuar, tienes que ver lo que es arriba del escenario. No hay palabras
para definirlo … Pero así lo es en todo. Te puedo asegurar de que si
ahorita mismo apareciera en este mismo hotel, ella te sonreiría y te
saludaría antes de que lo hagas tú. Todavía no he podido olvidar su
aparición en los últimos Tejano Music Awards. ¡¡Lucía tan hermosa!! Te
voy a ser sincero … No sé si ella estaba tan linda en aquella
oportunidad. Por su forma de presentarse prefería la del año anterior.
Pero lucía tan tierna con su sonrisa, con su humildad, con su cariño,
con su eterno agradecimiento … Te puedo asegurar que si alguien me
pregunta qué imagen de Selena prefiero no dudaría en elegir la del
último Tejano Music Awards. ¡¡De ese vestido y de su hermosa sonrisa no
me voy a olvidar jamás!!”, me terminó de decir José. En otro momento no
hubiese dudado en pensar que estaba exagerando, que simplemente se había
enamorado de ella. ¡¡Pero así pensaban todos de ella!! Varones, mujeres,
niños, gente mayor. ¡¡Todos!! No vi que nadie hablara mal de ella. Lo
peor que escuché relacionado con ella era que a muchos que no la
admiraban tanto se quejaban de que se escuchaba su música a toda hora en
la radio, pero reconocían que eso se debía a su fama y a que era muy
querida. Todo eso me hizo quedar en Houston hasta verla en el Gran
Rodeo. José, el conserje, me consiguió una entrada: “Mira, Jennifer, te
conseguí un ticket. No me preguntes cómo lo conseguí … Sólo quería
asegurarme de que vieras a Selena antes de que vuelvas a New York”. Se
lo agradecí infinitamente, como le agradecí que me diera revistas y me
consiguiera discos de ella. Me di cuenta al sólo verla de que Selena
tenía una fuerte personalidad y que marcaba tendencia con su forma de
presentarse, de vestirse, de mostrarse. Me enteré de que tenía una
tienda de ropa y no me sorprendió. Una mujer así tiene esas iniciativas.
Allí vi un modelo a seguir y a imitar. Aunque no la conociera bien,
sabía que ella me podría dar una idea acabada acerca de cómo llevar
adelante mi carrera como artista integral. Estaba segura de que Selena
tenía muy claros sus objetivos y cómo lograrlos. Cuando tuve oportunidad
de verla en la televisión en algún reportaje me dio gracia y me
sorprendió notar su dificultad para decir algunas palabras en español.
Me sentí muy identificada con ella, máxime cuando vi su trayecto para
llegar al éxito, aunque fuera muy distinto al mío. Nunca hubiese pensado
en apostar en cantar en español como una alternativa para llegar al
éxito mundial. Está bien que en Texas las cosas eran diferentes, pero
aun así … La actualidad de Selena confirmaba que la apuesta fue bien
pensada, más que nada observando que Selena estaba ya grabando un disco
en inglés para ya lanzarse mundialmente. “Yo sé que lo logrará, yo no
tengo dudas. Mira, yo tengo hermanos, primos, tíos, buena parte de mi
familia que vive en Monterrey y les pregunté si allá en México les caía
bien que Selena cantara en la lengua de los gringos. Uno de mis hermanos
me dijo que cuando Selena fue para allá por primera vez hace tres años
casi no hablaba el español, con todo lo que eso implicaba en México, y
sin embargo les encantó a todos. ¿Por qué las cosas iban a cambiar
ahora? Aquí sólo se espera que le vaya bien. Si a ella le va bien, a
nosotros nos va bien. Nosotros no sólo admiramos a Selena. También la
queremos. Sólo queremos verla feliz. Selena es nuestra gran esperanza”,
terminó de decirme José. Me quedé muda. Nunca vi que quisieran tanto a
alguien. Sólo me quedaba por verla para sacarme todas las dudas…
Cuando llegué al Houston Astrodome quedé doblemente
impactada. No sólo noté la enorme cantidad de gente que estaba
asistiendo para ver a su artista preferida, sino cómo la querían. Se
veía toda clase de gente con una única expectativa: participar de esa
comunión de Amor entre Selena y ellos. Verdaderamente yo no sabía con
qué me encontraría. El hecho de no saber nada de ella, pero el notar lo
que significaba para todo Texas, México y buena parte de la Comunidad
Latina de todo el sur de los Estados Unidos, me generaba una cierta
inquietud. ¿Cómo era Selena como artista? ¿Era tan buena como parecía o
la realzaban más de lo que era por el hecho de lo que significaba para
ellos como persona? Su actitud ante la gente, el hecho de que todos la
sintieran como uno de ellos que empezaba a tener éxito, ¿los empujaba a
apoyarla sin condiciones? ¿Era Selena la cantante exitosa del momento
que quién sabe qué sería de ella en un tiempo si tal vez no sabía
capitalizar semejante convocatoria? Me costaba creer qué podía tener
ella de particular para que la quisieran tanto. Tenía en cuenta lo que
me había dicho José, pero tenía que cerciorarlo yo misma para ver cuánto
de cierto tenían sus palabras. De pronto las luces se apagaron y la
gente comenzó literalmente a delirar. Ella entró, al mejor estilo
tejano, en un carruaje rodeada de hombres tejanos yendo a caballo. Era
increíble. ¡¡Todo era increíble!! Las niñas casi adolescentes se
golpeaban el pecho y extendían su mano para que se las tomara Selena,
varones que la aplaudían de pie, gente mayor que coreaba su nombre,
mujeres exultantes por ver su modelo a seguir. Comprendí, aun sin tener
toda la información sobre Selena, la importancia que tenía para ella,
siendo mujer y de Texas, destacarse en el medio de un ambiente machista
y que nadie, absolutamente nadie, objetara su éxito y la tomaran como
su única e inobjetable Reina. No se podía poner en palabras tanto
sentimiento de admiración y de cariño. Sólo había que verlo y sentirlo,
lo mismo que observar y quedarse extasiada al ver a Selena actuar.
Cuando comenzó su concierto con un Disco Medley de los años ’90 no tuve
más dudas. Estaba ante una enorme artista internacional. Yo misma me di
cuenta de que ella en breve sería amada por todo el mundo, que llevaría
a los latinos a lo más alto en la consideración mundial. Se dirá que las
mujeres somos muy competitivas y que nos cuesta destacar lo buena de las
otras, máxime si actúan en el mismo rubro que una … Pero al ver a Selena
una hasta se replanteaba lo que había hecho y lo que debía hacer en el
futuro. Una voz increíble y personal, una gran personalidad, un tremendo
carisma y un talento para estar allí en el escenario que pocas tenían.
Pues podría hacer como cualquier mujer y decir que hay otras que cantan
mejor, otras que bailan mejor, otras que interpretan mejor, pero ninguna
de las artistas que podrían ser mejores en algún rubro que ella podría
lograr que cualquier persona se quedara mirándola sin parar de principio
a final del concierto y quedarse sumamente impresionada. Ella con su
increíble estilo marcaba la manera en la que todos debían desenvolverse
en el espectáculo. Selena literalmente no paraba, no detenía nunca su
andar de principio al final del concierto. Terminaba un tema y comenzaba
otro sin solución de continuidad, y se permitía en el medio del canto
saludar, sonreírle a la cámara que la tomaba de cuyas imágenes se las
podía apreciar en la pantalla grande del escenario, bailar, arengar.
Nunca dejaba de cantar y nunca erraba una nota. Definitivamente nunca vi
a nadie así. Ver a Selena era confirmar que nunca vería a otra como
ella, fundamentalmente porque Selena era auténtica y genuina a la hora
de interpretar. Uno se daba cuenta al ver a Selena actuar que esa misma
persona que estaba en el escenario era la misma que se la podía observar
fuera de él. Era evidente que Selena no inventaba ningún personaje. Era
ella misma en el escenario como en la vida. “Una vez escuché que Selena
decía que ella no podría interpretar un papel en una telenovela o en una
película que no fuera el fiel reflejo de su persona. Selena decía que no
podía engañar al público ni siquiera en ficción. No quería que alguien
que la viera allí actuando y no la conociera se llevara una imagen
equívoca de ella. Así es Selena”, me dijo José con una admiración
absoluta por Selena, admiración respetada por su esposa, que también la
quería mucho. Y ese sentimiento era absolutamente entendible en cuanto
uno observaba el tipo de artista que era. Era mucho, mucho más de lo que
me imaginaba, mucho más de lo que pensaba. Estaba a años luz de ella. Al
verla sentí que a mí me faltaba mucho. Tenía que aprender mucho de ella.
Tenía que rodearme de una banda que estuviera a mi servicio y que
realzara mi figura. Tenía que aprender de ella para llegar a ser alguien
en el mundo como sin duda lo sería Selena. Hubo momentos en los que no
importaba el tema, no importaba la música, no importaba lo que pasaba.
Sólo importaba verla a ella y gozar, gozar de su talento, gozar de su
alegría, gozar de una artista sumamente personal e increíble. El momento
más emocionante del concierto fue cuando interpretó “Si una vez”. Yo me
quedé muda, quedé impactada por el griterío de la gente y por el
tremendo dominio del escenario de Selena. Yo no vi nunca a nadie
detenerse en un tema dejando que el público sólo escuchara su
respiración. Yo no vi a nadie que estuviera un tiempo que parecía eterno
pasearse en silencio con mirada cómplice en el medio del griterío de la
gente. Yo no vi a nadie terminar un tema como lo terminó Selena luego de
lo que hizo en “Si una vez”. Cerré los ojos y quise retener por siempre
ese momento para que no se me fuera nunca, para que quedara registrado
en mi cerebro y lo tomara como ejemplo a la hora de encarar un show.
Selena había comenzado para mí a ser el modelo, la guía, la manera en la
que debía yo seguir como cantante y como actriz en el futuro. Tenía la
intuición de que siguiendo su ejemplo yo también podría llegar lejos.
Después de todo, yo también tenía lo mío ... Pero nada de lo que yo
tenía se podía comparar a lo que tenía Selena. Después de terminar el
concierto y de despedirse del público yendo a su camarín en un auto que
la transportaba a la salida, yo quería correr y correr siguiendo ese
trayecto del auto para que me saludara una y otra vez como lo hacía con
todos. Quería ser partícipe de aquella comunión de Amor entre Selena y
su público. Selena saludó uno a uno, y no dejó de hacerlo hasta el
final. Incluso noté que ya habiendo descendido del auto y camino al
camarín, volvió sobre sus pasos para devolverle el saludo a uno de sus
admiradores … Era definitivamente una mujer encantadora. Me quedé con la
impresión de haber visto el concierto de mi vida y con la insatisfacción
de que aquello hubiera terminado. Encima debía volver a New York al día
siguiente. Cuando regresé al hotel me topé con José, que estaba
exultante con la actuación de Selena. “¿La has visto? ¿Has visto que no
he exagerado? ¿Has visto que tenía razón?”, me dijo. Yo le dije que no
tenía palabras, que nunca había visto algo así. “Yo sólo quiero que le
vaya bien en la vida. Cuando se despidió dijo ‘Cuídense muchísimo y nos
veremos muy pronto. Cuando dijo eso, no sé por qué, pensé en que ella
debía cuidarse más que nunca. ¡¡Está tan cerca de lograr todo!! Sería
una picardía dejar pasar semejante oportunidad”, me dijo José. De pronto
a mí se me fue la sonrisa y caí en una gran angustia. Sé que José me lo
decía por otra cosa, pero esas palabras me hicieron pensar si por allí
ella era … Bajé la vista, le dije con la mayor cortesía que debía irme
ya para preparar mi regresó a New York y me refugié en la habitación.
Estuve un tiempo largo llorando sin saber por qué, pero algo me decía
que sí lo sabía … Estaba ansiosa de volver cuanto antes para ver a
Cecilia…
En todo este tiempo de estar en Houston quedé atrapada en
el mundo de Selena por lo que olvidé por completo por qué estaba allí.
Ahora que volví a caer en el tema, y teniendo en cuenta las palabras de
José, estaba segura de que no debía preguntarles quién era para ellos la
mejor cantante tejana de todos los tiempos. Era Selena. ¡¡Sin duda era
ella!! Pero entonces, ¿yo voy a hacer una película sobre su vida? ¿Y qué
será de ella? Temí lo peor. Ya no me importaba la película ni mi forma
de llegar a Hollywood. No quería que se fuera Selena de este mundo. ¡¡No
lo iba a permitir!! Intenté varias veces llamar a Cecilia pero no la
localicé. Exhausta, caí en un profundo sueño, sueño que pronto se
transformó en una pesadilla. Vi imágenes terribles, escuché un disparo,
la sonrisa diabólica de una psicópata, a Selena corriendo desesperada y
llorando. Lo demás no lo quise recordar. Me levanté en un grito y lloré
sin parar por largo tiempo. Luego hice el mayor de los esfuerzos para
preparar las valijas para irme a New York en la seguridad de que pronto
volvería. Cuando me despedí de José, lo abracé bien fuerte y le dije:
“No olvides nunca esas palabras de Selena. No sólo cuídense ustedes.
Cuiden ustedes también a Selena. ¡¡Ustedes son el mayor reaseguro de su
éxito!!”. José se quedó impresionado con mis palabras y me abrazó
también todo emocionado. “Lo haremos, Jennifer. Lo haremos. Y espero que
pronto vuelvas aquí”. Yo me despedí prometiéndole que mucho antes de lo
esperado estaría en Texas otra vez. Mis horas de regreso a New York
fueron interminables, sencillamente interminables. En cuanto llegué a mi
casa, salí de nuevo en busca de Cecilia. Ella me recibió alarmada y
preocupada por mi expresión: “Dime la verdad, Cecilia. ¿Se trata de
Selena, no? ¿A ella debo interpretar? Estuve en Texas y la vi. Después
de verla lo único que deseo es que no le pase nada a ella. Viendo lo
increíble que es como artista yo no podría hacer una película sobre
ella. ¡¡Dime qué le va a pasar!! Ayer tuve una pesadilla horrible. A
ella le pasaba lo peor y no por un accidente … ¡¡Por favor, dime que es
ella la mejor cantante tejana a la que le quieren hacer una película!! Y
si no lo sabes toma las cartas y averígualo. Si realmente me quieres, lo
harás. Y no te preocupes por mí. ¡¡Yo me las ingeniaré para llegar igual
a Hollywood!!”. Cecilia me miró aterrada, un poco por mi determinación,
otro poco porque sabía de qué estaba hablando. Tomó las cartas y
mientras las miraba me observaba. Esperaba a que yo desistiera de mi
pedido. “Por favor, Jennifer. No me hagas averiguar. Te he dicho la
verdad. No te oculté nada. Pero vi cosas de las cuales no quise ahondar
pues no tiene sentido. No trates de retar al destino. Deja que las cosas
se den como el Señor dispuso…”, me imploró Cecilia. “Déjame a mi decidir
mi propio destino. Déjame que salve a Selena de algo que no le debe
pasar. Déjame que las cosas sigan el curso que deben tener, no el camino
de lo inexorable. Yo siempre pensé que podemos cambiar el destino de las
cosas. Permíteme hacerlo esta vez por Selena. Ella está en peligro. Yo
no. Si no hago nada, Selena no tendrá ninguna otra oportunidad mientras
yo sí. Mientras esté a mi alcance, yo haré que tenga su oportunidad del
mismo modo que yo. Selena es la mejor de todas y yo no me aprovecharé de
su desgracia para llegar a lo más alto. Yo también tengo el talento para
llegar a la cima sin necesidad de todo esto. ¡¡Ahora que lo sé menos lo
quiero!! Por eso te pido: dime si es lo que pienso. ¿Es ella, no? ¿Y no
será un accidente, no?”, le dije a Cecilia con una mirada mitad
desafiante, mitad de ruego. “Vamos, toma las cartas y dímelo…”, le dije
con suavidad. Cecilia tomó las cartas de nuevo, las miró una y otra vez
hasta que no pudo más y echó a llorar: “¡¡No lo puedo decir, Jennifer!!
Te lo ruego. No me hagas desafiar el destino. ¡¡Ya nada se puede
hacer!!”. “Ya has desafiado el destino sin querer, Cecilia … Sólo dime
cuándo será. Sólo dime eso…”, le dije en voz baja pero con firmeza.
Cecilia se levantó y en el medio del llanto y camino a su habitación me
dijo: “Será en marzo, a fines de marzo. No sé más …¡¡No me hagas decir
más!!”, gritó y se fue a su habitación. Yo me quedé quieta por un largo
tiempo hasta que decidí partir de allí. Me fui caminando hasta mi casa y
no dejaba de pensar. No sé cuánto tiempo pasó. No volví a mi casa hasta
saber lo que debía hacer, hasta saber cómo salvaría a Selena de
semejante horror…
Había averiguado por José que Selena se presentaría el 4
de marzo en Miami en el Festival “Noches de Carnaval”. Me dejé llevar
por mi intuición y fui para allá a presentarme ante ella. Tuve mucha
suerte de que algunos organizadores del Festival me reconocieran y me
dejaran entrar al “backstage”. Estuve un largo tiempo esperando a
Selena. No sabía qué iba a decirle ni cómo presentarme. En cuanto la vi
me quedé impresionada por su figura y por su presencia. Se le venían
encima miles de admiradores para pedirle un autógrafo, miles de
periodistas para rogarle por una nota, miles de personas para
felicitarla. A todos ellos Selena les contestaba con una sonrisa, con
unas palabras, con unos saluditos, con miles de autógrafos. Me llamó la
atención acerca de cómo trataba a cada uno de ellos, con qué dedicación,
con qué paciencia, con tanto cariño. Cuando vi que había atendido a
todos, tragué saliva y fui a su encuentro. Ella me recibió con una
sonrisa. “Hola, Selena. Mira, tal vez no me conozcas, pero yo soy
Jennifer López, una cantante y actriz de Nueva York. Sólo vine desde
allí para expresarte mi profunda admiración por ti luego de verte en el
Houston Astrodome…”, le dije extendiéndole mi mano tímidamente. Selena
se acercó a mí, me abrazó y me dio un tremendo beso: “¿Tú eres Jennifer
López? ¡¡Pues claro que te conozco!! Te he visto muchas veces. Te admiro
mucho. Yo sé que llegarás lejos. Hay que ver qué pasará conmigo, pero ya
veremos”, dijo Selena y echó a reír a carcajadas mientras miraba a su
padre. “¿Pero cómo no me viniste a ver en el Houston Astrodome? ¿Has
venido de tan lejos y no me viniste a ver en el camarín? ¡¡Pero qué
tímida!! La próxima vez que lo hagas no lo dudes. Entra a mi camarín que
yo te recibiré”, me dijo Selena toda sonriente y exultante. Estando con
ella tan cerca uno entendía cómo la querían tanto. Era imposible no
quererla. Era tan amable, tan atenta. Te hacía sentir más importante que
ella misma. Yo no podía creer que ella me conociera. No sé si lo hacía
por cortesía o porque realmente me hubiera visto. Lo cierto es que no
importaba mucho. Uno la veía y la escuchaba a Selena, y le creía todo;
no es que uno le quería creer, simplemente uno le creía …Allí, la encaré
con un tema que mi intuición me hacía pensar que sería bueno tratar …
“Selena. He visto que tú tienes una tienda de modas y que diseñas tus
modelos …. ¿Sabes? A mí me gustaría en un futuro aprender a diseñar mis
modelos y tener mi tienda de ropa. Me gustaría poder alguna vez visitar
‘Selena Etc.’ para que me enseñes cómo hacer mi propio negocio…”. A
Selena se le abrieron los ojos bien grandes: “¿En serio quieres aprender
a diseñar tu ropa? ¡¡Pues claro que puedes venir!! Mira. Aquí te dejo
una tarjetita con mi dirección y teléfono. Ven cuando quieras. Y ni
necesitas llamarme con anticipación. ¡¡Sólo ven y listo!! En todo caso
llámame por si estoy fuera de Corpus Christi en algún concierto. Este
mes será muy movidito para mí”, me dijo Selena y me hizo un gesto con la
mano afirmando lo ajetreado de su agenda ... Yo quería decirle muchas
cosas, ¿pero cómo decírselas si ni siquiera las sabía? Sólo atiné a
decirle: “Mira Selena. Yo iré para allá en cuanto pueda. Sólo te pido
una cosa. ¡¡Cuídate mucho!! Estás en la cresta de la ola. ¡¡No
desperdicies esta oportunidad!! Ya sabes que luchamos tanto por este
momento. Y este momento es tuyo. Yo estoy segura de que tu éxito les
abrirá el camino a todas nosotras. ¡¡Pero yo quiero con toda el Alma que
te vaya bien a ti!!”. Selena me abrazó fuertemente y muy emocionada:
“Gracias, Jennifer, por lo que me has dicho. Creeme que tendré en cuenta
tus palabras a la hora de decidir sobre mi futuro. Pero llámame. ¡¡Mira
que si no lo haces lo haré yo para regañarte!!”, me dijo Selena y volvió
a reír. Me di cuenta de que sus risotadas eran su forma de manifestar
algo que la emocionaba mucho y de la que no sabía cómo mantener su
compostura ante semejante sentimiento. Me despedí de ella y rogué que
algo pasara y que cambiara el curso natural de las cosas. Rogaba que
Cecilia tuviera razón, que tuviera tiempo hasta fin de mes para poder
salvar a Selena de vaya a saber qué agresora, de qué mente malvada, de
qué monstruo capaz de sacarle a Selena la posibilidad de vivir su vida
brindando cariño, y de sus admiradores de disfrutarla acompañando su
éxito…
Estaba en New York desarrollando mis actividades y
averiguando dónde estaría Selena en los siguientes días. Había pensado
en ir al Festival de Calle 8 para jugar mis últimas cartas desesperadas.
Si tenía que decirle de mis miedos lo haría. Si tenía que expresarle que
desde el 26 de febrero de 1995 tenía esa horrible pesadilla recurrente,
se lo diría. Pero aún apostaba a que lo hablado en Miami en el Festival
“Noches de Carnaval” rendiría sus frutos … El 9 de marzo sonó el
teléfono de mi casa ya bien tarde en la noche. Me sobresalté por la
hora. Pensé en mis padres. Pensé en Selena y sentí un dolor inmenso en
el estómago. Quería creer que Cecilia no se había equivocado. Que aún
había tiempo … Para mi sorpresa, alegría y alivio, era Selena … Se la
notaba agitada, con aire de preocupación … “Hola, Jennifer. Disculpa si
es tarde en tu ciudad, pero no quise esperar para decírtelo. Me gustaría
que vinieras cuanto antes a Corpus Christi, así te enseño mis diseños.
¿Te animas?”. Mi emoción fue tremenda y enseguida le contesté que sí,
que ya iba a adquirir el ticket. “No te preocupes por él. Ve al
aeropuerto y anúnciate en Recepción. Allí recogerás tu boleto. Es lo
mínimo que puedo hacer por provocarte tanta molestia … Eso sí, no
debería hacerlo. ¡¡Más bien debería regañarte pues no me has llamado!!
¡¡Que sea la última vez!!!”, y volvió a reírse como siempre. Yo le
agradecí, agarré lo mínimo indispensable para viajar y partí rápidamente
para Corpus Christi. Arribé al otro día. En cuanto llegué a su boutique,
Selena me esperaba en la puerta con los brazos abiertos…
Selena me enseñó su boutique y todos sus diseños. Yo me
quedé anonadada. Vi mucho Amor en su emprendimiento y noté que buena
parte de su vida estaba allí. Me atrevería a pensar que Selena había
hallado su lugar en el mundo y que había estado tal vez toda su vida
esperando este momento, que había luchado por ser la mejor cantante para
que una vez logrado ello, poder encargarse de su gran pasión que era el
diseño. “¿Sabes, Selena? Yo siempre pensé en tener mi boutique y mi
tienda de ropa, pero siempre lo imaginé para el final de mi carrera,
cuando ya haya dado todo mi potencial como cantante y como actriz. Veo
que tú has hecho lo inverso a lo que haría yo o a lo que hace la
mayoría. Sospecho que esto es muy importante para ti”, le dije como para
que confirme mi presunción. “Lo que pasa, Jennifer, es que yo no podría
esperar a ser vieja para hacer lo que más me gusta. Toda mi vida quise
ser diseñadora. Desde niña que hago diseños. ¿Voy a esperar para ser
grande y recién allí diseñar lo que quiero hacer ahora? ¿Sabes? Yo soy
de las personas que no puede esperar, que si tiene muchas ganas de hacer
algo y tiene tiempo, no lo pierde, ¡¡lo hace!! … Y si tiene que ser hoy,
¡¡hay que hacerlo hoy mismo!! No hay que dejar para mañana lo que se
puede hacer hoy. Mañana quién sabe lo que puede pasar. De hecho tuve
algunos inconvenientes con la gerencia de la boutique, pero eso no me
impidió seguir…”, me confesó Selena. “¿Pero qué es lo que sucede? ¿Es
grave? ¿Tienes dificultad para seguir con tu proyecto?”, le pregunté
intrigada. “No, no, no es grave, pero en un punto es serio. Por eso te
llamé … Me gustaría que me ayudaras en mis diseños. Por estos problemas
que te dije tal vez tengo que hacerme cargo de algunas cuestiones
organizativas. Por eso necesito de personas de confianza que les guste
la moda y que me den ideas. Ya tengo a mi diseñador, que me ayuda mucho.
Ya te lo presentaré en breve. ¿No te gustaría ser tú la otra persona que
me ayude a engrandecer ‘Selena Etc.’?”. Yo me quedé impactada y
emocionada por semejante ofrecimiento. “¡¡Por supuesto que acepto!! Es
un honor para mí. ¿Pero cómo quieres…?”, le pregunte, a lo que Selena
rápidamente me aclaró: “No quiero Jennifer que te ocupes por y para mí.
Haz lo que tengas que hacer. Sé que tienes mucho por realizar por tu
carrera. Sólo quiero que me sugieras ideas, que me señales lo que te
gusta y lo que no de mis diseños, y que charles con mi diseñador sobre
nuevas ideas. ¿Crees que puedes hacerlo?”, inquirió Selena. “¡¡Claro que
puedo!! No sólo te ayudaré desde New York. Trataré de viajar seguido
para estar al tanto de lo que haces y de ayudarte en lo que pueda.
Cuenta conmigo. Trataré de hacer mi mejor trabajo sin dejar de ocuparme
de lo mío…”, le prometí. “Sí, muy lindo, muy lindo, ¡¡pero esperaba que
a cambio me invitarás a New York para cantar en un concierto tuyo!!”, me
dijo Selena a las carcajadas a lo que agregó: “No me hagas caso. ¡¡No me
hagas caso!! Sólo estaba bromeando. No puedo con mi genio. Pero en
serio. Si necesitas algo de mí, ¡¡sabes que cuentas conmigo!!”. No pude
evitar abrazarla un buen rato. Era increíble esta mujer. Ella era la
importante y la más famosa, y sin embargo me hacía sentir más exitosa a
mí. Ella era tan buena, tan sencilla, tan humilde .... Supuse que Selena
necesitaba de afectos fuera de su familia y de su entorno más íntimo.
“¿Sabes, Jennifer? Celebro haberte conocido. La vida y las
circunstancias no me han dado muchos amigos fuera de mi familia y de mi
banda. Y yo necesito de mucha gente que me quiera por lo que soy y no
por mi fama. Mi intuición me hace sentir que puedo contar contigo, que
tú me darás algo que me falta y que yo necesito”, me dijo Selena apenas
dejamos de abrazarnos. “Pues aquí tienes una amiga. Yo sé que estaremos
siempre juntas. Eso me lo dice mi intuición”, le dije con entusiasmo. “Y
también lo dice tu corazón”, me dijo Selena señalándome el mío y volvió
a abrazarme. Pude notar que disimulaba un leve llanto. Me preocupé pero
no le quise preguntar. Si ella no me lo decía, prefería callar mi
preocupación y buscar una solución sin que lo advirtiera. Faltaba poco y
yo no sabía si con esto había evitado lo peor. Intuí que no. No había
visto a su potencial agresora…
De pronto apareció una mujer en la boutique y casi me
desmayo. Era esa mujer, ¡¡la que le iba a ser daño a Selena!! Selena me
la estaba por presentar sin mucho entusiasmo. Al verla se me vino a la
mente todo, todo lo que había soñado, todo lo que me llegó a decir
Cecilia … Lo supe todo, ¡¡todo en un instante!! Hasta me llegué a ver a
mí misma protagonizando la película sobre la vida de Selena y triunfando
en Hollywood. Fue una pesadilla con los ojos abiertos.¡¡Fue horrible,
horrible!! Y encima tenía que disimular ante esa mujer. Sabía que era
una psicópata y si le daba alguna señal de que sospechaba de ella éramos
todas personas muertas. Ella me miró con cierto desprecio y enseguida
quiso averiguar qué hacía allí. Antes que Selena dijera algo, yo me
adelanté y le dije: “Soy Jennifer López, cantante y actriz. Vine a ver a
Selena para felicitarla como cantante y diseñadora. ¡¡Ya ha ganado su
fama en todo Estados Unidos!!”, le dije mientras le hacía unas señas
desesperadas a Selena para que no dijera nada. Luego ellas se alejaron
para hablar de unos temas y yo me aparté a un costado de la tienda. Vi
que una de las empleadas se me acercó para preguntarme si necesitaba
algo. Yo le dije casi susurrando: “Aléjame a un lugar en el que no haya
nadie y cuando Selena esté sola dile que la estoy esperando allí…”. La
empleada me llevó a un pequeño cuarto y yo me desplomé en un sillón.
Cuando se iba a retirar le volví a decir: “No digas nada dónde estoy.
Sólo díselo a Selena cuando ella esté sola y pregunte dónde me
encuentro…”. La muchacha asintió con un gesto y se marchó en el más
absoluto silencio. Cuando quedé sola a oscuras se me daba vueltas el
techo del cuarto a una velocidad infernal … El futuro dependía de mí.
Estaba en mis manos salvar a Selena aun cuando por ello yo no fuera a
ser famosa como el destino me lo prometía … ¿Pero a quién le podía
importar ser famosa y querida después de haber conocido a la artista más
talentosa y a la mujer más adorable? Ella se merecía todo. A mí me
faltaba mucho por hacer y aprender. Como me dijo José, la gente es feliz
con Selena. Y yo no podría ser feliz sin ella y con la gente triste de
por vida por su ausencia. En ese momento ingresó Selena y se espantó en
verme casi desmayada. Estaba moviéndome de un lado para otro tratando de
reanimarme hasta que desperté del todo. Cuando tuve la plena conciencia
de que tenía a Selena sola enfrente la sujeté bien fuerte y le dije:
“Escúchame Selena. ¡¡Escúchame bien!! Investiga a esa mujer. ¡¡Tiene
malos planes para ti!! Averigua si compró un arma en San Antonio.
Averigua si le pidió al vendedor que la ayudara a aprender a disparar.
Denúnciala a la policía si ves que tienen ustedes aunque sea una mera
sospecha de que los está estafando. Es una mala mujer, Selena. ¡¡Es una
psicópata!! Ya sé que la conocen desde hace un buen tiempo. Ya sé que
por muchos años fue persona de vuestra confianza, presidenta de tu club
de fans y gerenta de esta boutique. También sé que le plantearon sus
sospechas. Pero no confíes en que te va a dar una explicación. ¡¡No te
las dará nunca!!! Sólo esperará que sigas confiando en ella aunque ya no
lo hagas. Eso es lo que quiere. ¿Acaso no quiso verte ahora para tener
una charla a solas contigo? ¿Sabes lo que quiere? Que tú le digas que
estás de su lado aunque sepas que miente. A ella no le importa si le
demuestras que es una mentirosa. A ella sólo le importa que hagas lo que
ella quiere. A ella no le importa lo que eres. ¡¡Sólo quiere que te
conviertas en su marioneta!! Y si no lo haces, no dudará en hacerlo. Si
tú y tu familia le demuestran que ya no la quieren con ustedes,
entonces…”. “Entonces, ¿me matará?”, me interrumpió Selena. “¡¡Sí, sí,
lo hará!! ¡¡Por favor no vayas nunca a su encuentro!!” y la abracé
rompiendo en un gran llanto. “No me preguntes cómo lo sé todo … Tal vez
pienses que me acerqué a ti para ganarme tu confianza y para que te
pelees con personas que ya conoces. Sólo te ruego que me creas o al
menos averigua lo que te dije. Yo te juro que me voy para siempre de tu
vida para que no creas que juego contigo. Yo no hubiese querido llegar a
esta instancia pero si no te lo digo ahora…”, le supliqué. “Ella lo hará
mañana…”, dijo Selena mirando a la nada. “Mañana, pasado, el 31 de
marzo. ¡¡No lo sé!! Aunque sé que no pasará de este mes…”, le volví a
decir entre desesperada y perturbada. Selena me tomó de los brazos, me
miró fijo y me dijo: “Yo te creo. Pero hagamos un trato. Si tú me
aprecias y deseas lo mejor para mí, te pido que dejes todo en mis manos.
En cuanto te sientas mejor, vuelve a New York y espera noticias mías. Yo
te avisaré en cuanto pueda…”. Selena me lo decía con confianza en mí
pero con firmeza. Sabía que esperaba un gesto confirmatorio de mi parte
y yo lo hice. En cuanto me sentí mejor le avisé a Selena y me acompañó
al aeropuerto. Yo la notaba seria pero segura. Cuando me despedí de ella
sólo le dije. “Acuérdate, Selena, de aquellas palabras tuyas en el
Houston Astrodome. ¡¡Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto!!”.
Selena me miró con ternura y me dijo: “¡¡Te olvidaste de los mil abrazos
y mil besotes, Jennifer!!” y nos abrazamos y lloramos por un largo rato.
Otro largo rato lloré a solas de sólo pensar que podría ser la última
vez que la vería…
Cada día fue un calvario para mí. Tal como me lo pidió
Selena, yo no la llamaba, y cada tanto leía diarios y veía televisión
para ver si había noticias. Muchas veces llamaba a José con cualquier
excusa para saber cómo iba Selena. Más de una vez llamé a Cecilia para
saber si las cartas sabían algo o si se habían equivocado … Nada pasaba.
Llegué al 31 de marzo. Ese día me desperté pues sonó bien temprano el
teléfono. El día anterior no había podido dormir sabiendo que al otro
día sería el último día … del mes … Atendí desesperada pensando en lo
peor, pero cuando puse el auricular en mi oreja, escuché que alguien me
decía: “Ve al aeropuerto y pide tu ticket. No preguntes por el destino
hasta que se te dé el boleto y luego pide cualquier diario de Texas y
mira los titulares”. ¡¡Era Selena!! Cuando fui a decirle de mi alegría
por escucharla, sólo me dijo: “Nos encontraremos muy pronto. Tengo
muchos planes para ti…” y colgó. Fui entusiasmada y desesperada al
aeropuerto. Una vez en Recepción se me dio el ticket y mi destino …
¡¡Los Ángeles!! En cuanto pronuncié el nombre de la ciudad, el empleado
me dijo: “Selena la espera allí, pues mañana dará su próximo concierto.
¡¡Ah!! Me avisó que le acercara estos diarios…”. Los tomé y allí me
enteré de que esa horrible mujer había sido detenida por sospecha de
robo, estafa e intento de asesinato. ¡¡Estaba muy feliz!! ¡¡Selena
estaba a salvo!! Pensé en mi destino y en lo que me dijo Cecilia.
Agradezco a Dios haberme dejarme llevar por mi intuición. No me dio la
fama pero salvé la vida de una hermosa y encantadora mujer, ¡¡que encima
es mi amiga!! Cuando llegué a Los Ángeles y vi a Selena con su clásico
saludito fui corriendo hacia ella y la abracé bien fuerte. “¡¡No me
despegaré de ti hasta que el reloj me indique que es 1 de abril!!”, le
grité. “A propósito. ¿Tú sabes completa la canción “I will survive”?”,
me preguntó Selena. “Sí, aunque debería releerla de nuevo pues no
recuerdo algunas partes. ¿Pero por qué me lo preguntas?”, le digo con
cara de asombro. “Porque mañana en el concierto abriré con ese tema y
pensé hacerlo contigo. Para mí sería un honor cantar con Jennifer López.
¿Qué piensas? ¿Aceptas?”, me preguntó Selena con aire cómplice y
sonriente. “¡¡Claro que sí!!”, le dije y nos fuimos hasta el auto que
nos llevaría al hotel juntas y abrazadas cantando “I wiil survive”, como
ya empezando el ensayo. Sabía que tal vez no llegaría a la cima pero
estaría al lado de la que es la Reina sin duda, contenta por haberla
salvado y por permitirle ser feliz y vivir. ¿Y quién sabe? Por allí yo
también llego a lo más alto. Eso sí. Al lado de Selena, ¡¡siempre al
lado de Selena!!
(Yo sé que si esto hubiese sucedido en realidad JLo lo
hubiese hecho de este modo .... La fama se puede comprar. La gloria se
puede comprar. El poder se puede comprar. Pero la amistad, el honor, la
honestidad, la verdad, la hidalguía … nunca se podrán comprar…)
Mis historias siempre te tendrán como protagonista a ti,
Selena, pues tú, sólo tú, eres la única protagonista de tu historia…
Yo nunca te olvidaré, Selena. Yo siempre estaré aquí para
recordarte con Amor…
¡¡Dios mío, qué momento!! Vengo de correr un sendero largo, muy largo,
interminable ... Un pasillo largo, frío, rodeada de custodios que me
escoltan no sé por qué, que me cuidan no sé de quién. No quería irme.
Hubiese estado horas allí sintiendo el calor de mi gente, tanto cariño,
tanto agradecimiento. Ese trayecto en auto desde el escenario hasta el
camarín fue uno de los momentos más hermosos de mi vida. Ya no se trata
de sentirse sólo una estrella. No se trata de sentirse popular. Se trata
de sentirse querida. Querida por grandes, chicos, mujeres y varones. Es
muy difícil describir esa sensación, pero es la misma que sentí cuando
entré al Houston Astrodome. Entrar y recibir tanto Amor, tanta
consideración ... Recuerdo haber respirado hondo para tomarme ese
pequeño tiempecito y sentir esa hermosa sensación, una sensación que no
todos pueden decir que alguna vez hayan sentido. Una vez que logras el
éxito, puede ser que muchos se hagan fans de uno, que compren tus
discos, que griten por ti en un concierto. Pero ni aún así puedes llegar
a sentir alguna vez lo que es que cuando el público te quiere, te acepta
por lo que eres, te tome como si fueras un familiar más, una persona a
quien se puede confiar. Y eso fue lo que sentí hoy. Luché muchísimo por
llegar a ser alguien, mucho camino tuve que recorrer. Y si bien en los
últimos tiempos logré muchas cosas, hoy sentí que logré lo más lindo, lo
que tanto buscaba, que era que tanta gente me quisiera, que tanta gente
me amara. Cuando tuve que enfrentar por primera vez a un público apenas
era una niña aterrada con un gran micrófono en la mano. Me sentía sola
frente a un público que sólo esperaba ver qué les podía ofrecer una
pequeña cantante desconocida … Allí me propuse que para salir de esa
horrible sensación tenía que dar todo de mí para que ese público no sólo
aprobara mi actuación de compromiso sino que lo hiciera con total
convicción y convencimiento. Tenía que lograr que se fascinaran por lo
que era. Tenía que lograr que me amaran ... En aquel momento hice para
mí un pequeño juramento. Me propuse que no iba a parar hasta lograr ser
la mejor, la más popular, la más querida. Me propuse que no iba a parar
hasta llenar el mejor estadio de rodeo, de lograr los mayores premios,
de convertirme en una sensación. Pero por sobre todo, a los 8 años me
juramenté que no iba a parar hasta que el público me quisiera y no me
dejara nunca, nunca sola…
Y ahora
estoy aquí. Aún no puedo creerlo. Me cuesta entender y aceptar tanto
cariño y tanta aceptación. Ha pasado mucho tiempo desde aquel juramento.
Y parece que aquello por lo que tanto luché lo he logrado … Es una
sensación rara pero me gusta. ¡¡Claro que me gusta!! Me gusta muchísimo.
Pero ahora que lo he logrado siento que eso me da miedo. Miedo a que
algún día me rechacen. Miedo a que me pase algo. Miedo a que se olviden.
Miedo a que no sea cierto. Miedo a aceptarlo ... Miedo a que todo se me
escurra entre las manos, miedo a perderlo todo en sólo un instante. No
sé por qué siento esto. Muchos podrán decirme que soy una inconformista,
que no sé disfrutar. Lo primero puede que sea cierto. Lo segundo no.
Pero siento un pequeño miedito, un sustito, un dolorcito subrepticio en
el estómago, que me hace imposible no poder disfrutar todo con más
calma, con más tranquilidad. Tengo aún toda la adrenalina encima de este
concierto increíble. A veces me viene ese miedo propio de un
presentimiento, propio de alguien que teme perder lo que ha logrado con
tanto esfuerzo y tanta dedicación por tanto tiempo. Sólo espero que sólo
sean los nervios que aún padezco, los miedos propios de un artista. No
quiero pensar en otra cosa que no sea eso…
Hoy soy Selena, simplemente Selena. Todos saben lo que ello significa.
Aún no sé si puedo expresar lo que me ha generado estar en el Astrodome
esta noche. Aún no sé todo lo que hice. Se me nubló mi mente desde que
empecé a cantar. Semejante recibimiento me hizo temblar las piernas.
Tuve suerte de que estuviera el carruaje para que me condujera al
escenario. Eso me dio aire y seguridad para no sentir ese vacío de la
soledad al entrar a un concierto sin saber qué puede pasar, cuando se
corre el telón y sólo queda uno para enfrentar semejante presión,
semejante responsabilidad. Es como recordar mi primer concierto y, sobre
todo, recordar mi juramento en aquella oportunidad. Pronto me adapté a
la situación en cuanto los saludé y les dije: “How ya doin' Houston,
Texas?”. Enseguida me sentí segura frente a lo que tenía a mi alrededor.
A ver mi nombre bien grande en el estadio. Al amor de la gente. A que mi
banda me esperara una vez más para acompañarme y diera todo de sí para
apoyarme, para verme feliz y para que triunfemos todos juntos. Luego me
fui entregando a mi pasión, a mi público, a dar todo de mí como hace 15
años, como lo hice en cada concierto, como lo hice en cada presentación.
A dar todo de mí porque en mi más fuero íntimo quiero que mi nombre se
grabe en el corazón de cada uno de los que me conoce y de los que me
conocerá. Porque necesito ese Amor, necesito ese cariño. Ese amor me
dará fuerzas, ese Amor me dará seguridad, ese Amor dará sentido a mi
existencia, ese Amor me hará ser Selena para todo el mundo ... Me
gustaría que eso llegue muy pronto. Si hay algo que deseo en lo más
profundo de mi corazón y de mi ser es que todo el mundo me admire como
artista y me quiera como persona…
¡¡Y pensar que hace dos años estuve aquí con tanto miedo!! Era mi primer
gran rodeo, y a pesar de que tenía tantos seguidores ¡¡estaba tan
nerviosa que temía salir, como tantas otras veces!! Recuerdo que me
entrevistaban antes del concierto y no sabía qué decir … ¡¡Y todos se
daban cuenta!! En cada presentación volvía a ser irremediablemente esa
niña de ocho años que tenía un gran micrófono con un público ávido y
curioso por saber qué les iba a cantar, de qué se trataba Selena y Los
Dinos. No puedo dejar de recordar ese pequeño escenario en el
restaurante de mi padre y ese pequeño cartel con aire pretensioso que
anunciaba la atracción de la noche que éramos nosotros, unos pequeños
niños que se animaban a cantar, tocar y actuar … Siempre sentí en las
miradas de aquellos comensales que acaso no esperaban mucho de mí, que
tal vez podían pensaban que apena podía entonarles una buena canción que
les arrancara una sonrisa de satisfacción, de aprobación, sin que por
ello implicara que estaba haciendo gran cosa. Sentía acaso en sus
miradas un gesto de complacencia, como que estaban dispuestos a
aplaudirme sólo porque era una niña y que lo harían de todos modos
aunque les cantara mal … ¡¡Pero yo no quería eso!! ¡¡Quería
sorprenderlos!! ¡¡Quería que su aplauso fuera sincero!! Quería ver sus
caras de asombro. Quería que sólo se fijaran en mí. Quería agradarlos a
tal punto de que se olvidaran de la comida, de las bebidas, de que
estaban en un restaurante, ¡¡de todo!! Quería que sus ojos sólo
siguieran mis pasos y mis movimientos. Que sólo tuvieran como único
sonido mi dulce voz. Sólo así me sentiría satisfecha. Sólo así me
sentiría feliz. Sólo así me sentiría plena. Sólo así me sentiría
querida. Sólo así sentiría que cada día tendría un sentido, que cada día
sería un paso adelante para conquistar el corazón de cada uno de mis
seguidores. Sólo así me sentiría con más fuerzas para lograr todo lo que
tenía pensado para mí...
Miro atrás y aún no lo puedo creer. No puedo creer lo que estoy
viviendo. ¡¡No puedo creer que hayan pasado 15 años!! Aún hoy lo
recuerdo y no lo puedo entender. Me cuesta aún comprender que un hecho,
una situación puede cambiar la vida de cada uno. Nunca pensé que el
cantarle unos viejos temas del gusto de mi padre haría cambiar mi vida,
la vida de mis hermanos, la vida de toda mi familia. ¡¡Y pensar que todo
fue por un ataque de celos!! No podía aceptar que el centro de la
atención de la casa fuera mi hermano y su bendito bajo. Por ese bajo que
le habían comprado yo no era el centro de las miradas de mi familia.
Todos se preocupaban por enseñarle a A.B. a tocar ese instrumento.
¡¡Estaba frenética!! Me sentía desplazada. Pensé que nadie me quería.
Pensé que me quedaría sola. Pero ahí aprendí que nada era imposible. Que
yo podía proponerme algo y lograrlo. Por eso tomé ese libro de canciones
de mi padre y me las aprendí. No importaba si había algunos temas que yo
no los entendía y por allí no me gustaban tanto. Eso no me iba a frenar
en lo que me había propuesto ... En poco tiempo me aprendí aquellas
canciones para sorprender a mi padre, para que él volviera a prestar
atención en mí, para que yo siguiera siendo para él su reina. Sé que fui
tonta, que mi padre me quería con toda el alma y que era normal lo que
estaba pasando. Pero todo esto no lo supe con el tiempo. ¡¡Era una niña
después de todo!! … Recién lo supe a medida que iban sucediendo los
hechos de una manera vertiginosa, con un vértigo que difícilmente yo
pudiera seguir y concebir. Lo supe todo de golpe, cuando vi la cara de
asombro, de satisfacción, de éxtasis y de admiración de mi padre. A
partir de allí todo fue como ver una película con imágenes a toda
velocidad. Delante de mí vi pasar toda clase de instrumentos musicales,
vi a mi padre yendo de un lado para otro, a mi madre con cara de
preocupación atrás tratando de detenerlo, a mis hermanos mirándome sin
entender. Cuando quise reaccionar tenía un micrófono en la mano. Todo
sería diferente para mí desde ese momento...
Estoy aquí sola. Aún no me saqué mi vestido morado. Es un vestido
bonito. Me gustó mucho desde el momento en el que me lo vi puesto. Tardé
un buen tiempo en diseñarlo para la ocasión y hasta que no me vi lo
suficientemente linda con él no me sentí satisfecha. Espero que les haya
agradado. Me gustaría que me recordaran con este vestido. No importa que
pase el tiempo. No importa que haya muchos conciertos más. No importa si
después cuando me conozca todo el mundo se acuerden de otros conciertos
y para muchos este concierto del Astrodome resulte lejano, como algo
borroso, bonito pero extraño. Tal vez lo recuerden como cuando cantaba
“Como la Flor”, cuando cantaba en español exclusivamente, cuando empecé
a sorprenderlos en inglés con ese Disco Medley ... ¡¡Qué lindo momento
viví al cantarlo!! Tenía temor de empezar el concierto con esos temas,
pero tenía que hacerlo. Falta poquito para mi disco en inglés. Y tengo
que demostrarles a todos que también puedo con los gringos. Tengo que
convencer a mi disquera que cantando en inglés genero tanta o más
aceptación que cantando en español. Tengo que hacerles ver que hay que
intentarlo, que no hay que conformarse con lo seguro, con lo ya logrado.
Tengo que hacerles ver que siempre hay que arriesgar en la vida y que si
yo gano ellos ganan también, como viene sucediendo en los últimos
tiempos. Tengo que decirle a José Behar que les diga cómo me conoció y
qué fue lo que lo atrajo a mí siendo que él no me buscaba … Está
destinado que mi vida siempre será un desafío, que no puedo estar
tranquila con lo que tengo, que no puedo dormirme en los laureles. Que
siempre tendré que dar más, que siempre tendré que demostrar que no
tengo límites. Que si quiero ser la mejor tengo que estar preparada para
todo. Todo es un desafío para mí y yo puedo superarlo. Sé que no está
bien que lo diga. Ni siquiera que lo piense. Pero después de este
concierto sé que soy la mejor. Sé que puedo cantar cualquier tema en
vivo, sé que la gente me ama, sé que muchos me consideran la Reina. A
veces pienso qué pensarán de mí en otras tierras que esperan que yo vaya
a visitarlos. He llegado a Honduras, El Salvador, Puerto Rico. ¿Pero qué
pensarán de mí en Sudamérica? ¿Me aceptarán como aquí? ¿Me querrán como
aquí? ¡¡Ay, Selena!! ¡¡No pienses tanto!! ¡¡Sólo actúa y ya!! Debería
pensar menos y actuar. Como lo hice desde niña. Como lo hice desde
siempre...
Todavía estoy aquí en mi camarín. Sigo estando sola. No quiero que aún
me vea nadie. Quiero disfrutar de este momento íntimo. Quiero sentir la
satisfacción a solas de ser Selena. Quiero sentirme satisfecha conmigo
misma. Quiero sentir lo que es estar en mi lugar. Quiero mirarme a la
cara y decirme: “Todo es por tu mérito, Selena. Tú lo has logrado. Toma
lo que te mereces”. Por un instante no quiero saber de obligaciones, de
actuar de acuerdo con las necesidades de los demás. Sólo quiero
recordar, sólo quiero que jamás se me vaya la hermosa sensación de mi
despedida de recién. Son sensaciones que no tienen palabras. Sólo se
sienten. Y no quiero dejarlas de sentir. Porque pocas veces se siente
tanto amor, tanta satisfacción, tanto cariño. Quisiera retener por
siempre ese último adiós que le dirigí a aquel fan que me saludaba
efusivamente. Y aunque la gente de seguridad del estadio quería que me
retirara rápido, yo no quería irme sin saludarlo. Sé que habrá muchos
más conciertos aquí, ¡¡pero quién sabe si ellos me podrán volver a ver!!
Por un momento pensé, no sé por qué, que quizá esa persona me vería por
última vez. Por eso lo hice. Uno nunca sabe lo que pasará mañana ... Es
curioso. Debe ser la primera vez en mi vida que pienso así. Esto de
estar sola y de verme a mí misma sin nadie como intermediario me hace
pensar en cosas que nunca había meditado pero que siento haberlas
sentido toda mi vida ... ¡¡Pero deja de pensar en ello, Selena!! Sólo
siente, sólo vive ese momento tan lindo, como aquel instante en el que
me detuve en el tema “Si una vez” y dejé que la gente sólo escuchara mi
respiración ... Es curioso. Muchas de las cosas las ensayamos, muchas de
los movimientos, de los pasos y hasta de las pausas que hacemos en el
escenario son estudiadas. Pero no alcanza con eso. Eso, hecho bien, sólo
garantiza la mitad del éxito. La otra mitad es lo que a uno le surge en
el escenario en función de lo que uno vive, de lo que uno percibe en la
gente, de lo que sucede con los compañeros de la banda. Podía intuir las
indicaciones de mi hermano A.B. para que pararan y volvieran a tocar los
muchachos, pero también sabía que ello dependía de lo que yo estaba
haciendo en el escenario … Y en cuanto yo sentí la locura y el griterío
de la gente en ese silencio que provoqué, me permití estirar ese momento
lo más que pudiera, el tiempo necesario en el que tanto el público y yo
pudiéramos disfrutarlo de verdad … Voy a tener que verlo de nuevo ese
momento y es más que probable que me dé vergüenza verme caminando a uno
y otro lado del escenario con aire cómplice, como retándolos por lo que
le acaban de hacer al personaje de la canción … Pero es una sensación
hermosa, muy hermosa. No hay nada más lindo que dejarse llevar por lo
que se siente. No hay nada más hermoso que disfrutar cada canción, cada
concierto, cada momento. Creo que hemos hecho como mil versiones
diferentes del tema “Si una vez” y todas han sido preciosas. No hay nada
más lindo que ofrecerle siempre algo nuevo y distinto al público. No hay
nada más lindo que disfrutar lo que uno hace. Eso la gente lo siente y
lo agradece. Como agradece la espontaneidad y la sinceridad. ¡¡Y
nosotros hacemos eso y mucho más!! Cuando hicimos el primer Gran Rodeo
yo le dije en una entrevista posterior a Jesús Soltero que habíamos
hecho historia. Tal vez podría ser exagerado. En aquel momento yo sólo
lo decía pues nos habíamos presentado por primera vez en el Houston
Astrodome y habíamos quebrado el récord de asistencia de público. Hoy
fue la tercera vez consecutiva y con semejante sensación y cariño …
¡¡Sí, ahora sí puedo decir que estamos haciendo historia!!
Empiezo a notar inquietud afuera. Aún mi padre no se anima a decirme que
me apure. Aún contiene a todos afuera allí. Sabe que necesito de mis
tiempos para todo, pero también sabe, obviamente, que ellos tienen sus
tiempos y sus necesidades, y me lo hará saber. Pero presiente que no es
momento para molestarme. Presiente que hay que dejarme un tiempo más
sola. Y hace bien. Hoy es un día de certezas y de presentimientos. No sé
por qué, pero ahora se me dio por pensar qué será de mí. Se me dio por
pensar cómo me recordarán, qué esperarán de mí en el futuro. Este va a
ser un año muy importante y muy duro en mi vida. No sé que esperan de mí
los gringos. No sé cómo tomarán los mexicanos cuando saque mi disco en
inglés. Otra vez pienso que no sé qué esperan de mí en Sudamérica. ¿Qué
esperarán de mí en lugares tan lejanos y tan distintos del mío como
Argentina, Bolivia y Paraguay? Apenas sé que en Colombia y Venezuela me
quieren, pero no sé bien por qué. Sólo sé que aquí me aman y que nada me
detendrá. Es cuestión de proponérselo ... Como lo que he hecho esta
noche. Se me viene a la mente un momento, un instante mientras estaba
interpretando el tema “La carcacha” … Recuerdo que avancé en el
escenario de un modo bien sensual, con aire serio y mirada desafiante.
Empecé a tararear en la parte instrumental del tema y pude escuchar cómo
sonaba la banda. Parecía que estábamos tocando otro tema. Allí sentí que
podíamos hacer todo, tanto en un estudio como en el escenario, que
nuestra versatilidad hacía que estuviéramos listos para cualquier
desafío … Allí sentí que estábamos preparados para todo … Espero que en
aquellas tierras lejanas me quieran como aquí. Espero que la gente de
culturas bien diferentes a la nuestra tenga los mismos bonitos recuerdos
de mí como los que lo tienen aquí...
A veces me pregunto por qué pienso en estas cosas, por
qué pienso tanto en mi futuro. Tal vez siento que después de este día ya
nada será lo mismo. No será lo mismo para mí, no será lo mismo para la
banda, no será lo mismo para la gente. Siento que he crecido. Que hoy se
terminó una etapa en mi vida y habrá que estar preparados, muy
preparados para lo que se viene. En lo musical yo no tengo dudas.
Estamos muy bien. Todos nos conocemos. Todos nos llevamos de maravillas.
¡¡Ah!! Ahora que lo recuerdo. Le tengo que pedir disculpas al
camarógrafo a quien le di un pequeño empujoncito para seguir moviéndome
en el escenario mientras interpretaba “La carcacha”. Es que estaba tan
excitada mientras lo interpretaba … ¡¡Llegué hasta mostrar mis pompis al
público como nunca lo había hecho!! Debe haber sido el momento en el que
más gocé del concierto. Me dejé llevar por lo que sentía, por lo que
gozaba. ¡¡Me sentí libre como nunca para hacer lo que quisiera!! Pero
todas estas cosas no sólo me hacen disfrutar del presente sino de tomar
mis precauciones para el futuro. Sólo ruego que estemos preparados para
los cambios que todo esto nos traerá a nuestras vidas. Aún yo tengo
dudas. No debería tenerlas, pero las tengo … Es mejor tener dudas. Eso
nos va impedir relajarnos, no dormirnos en los laureles y tomarnos
siempre en serio cada cosa que emprendamos …No sé por qué pienso tanto
en el futuro. Se supone que todo lo tenemos controlado, pero por algo le
dije a mi público al despedirme: “¡¡Cuídense muchísimo y nos veremos muy
pronto!!”. Ahora me pregunto si se los dije a ellos o me lo dije a mí
misma. O quizá se lo dije a mi banda ... ¡¡Mejor no pienso más!! Me
parece que llegó la hora de cambiarme y de verlos a todos allá afuera.
No quiero pensar más...
¡¡Pero no!! ¡¡Aún no!! No quiero verlos todavía. ¡¡No!!
Quiero seguir así, sola. No quiero aún los abrazos de mi familia, las
adulaciones exageradas de mi amiga, las preguntas de los periodistas.
Hay tiempo para eso. No. Quiero seguir sintiéndome bien conmigo misma.
Quiero sentir esto que vivo como si fuera la última vez. Como si éste
fuera mi último concierto. Quiero seguir sintiendo lo que sentí en esta
hermosa noche. Quiero llevarme todas y cada una de las sensaciones del
Astrodome. Porque nadie, absolutamente nadie, sabe como yo lo que me ha
costado llegar, todos los sacrificios que tuve que hacer, todo lo que
tuve que luchar para que el público me ame, para que mi familia me
acepte como soy, para tener mi lugar para ser diseñadora, para poder
estar al lado de la persona a quien amo. Porque no es fácil ser Selena.
¡¡A mí todo me costó mucho!! ¡¡Nadie me regaló nada!! Tuve que dejar
muchas cosas en el camino. Tuve que renunciar a la felicidad del que no
es conocido, del que no es observado, del que no tiene el peso de la
responsabilidad de ser el sostén de toda una familia, sostén en lo
económico, sostén en lo emocional. ¡¡Hay que estar en mi cuerpo!! …No es
fácil … Varias veces quise irme. Varias veces lloré en soledad. Varias
veces contuve mis propios sentimientos en el bus camino a otra ciudad, a
otro pueblo, a otro concierto. Y aunque muchos tal vez no lo sepan, hay
que tener mucho amor propio para superarlo, hay que saber muy bien lo
que uno quiere en la vida. Y a pesar de estar cumpliendo el sueño de mi
padre, yo siempre supe llevar las cosas para que mi propio sueño se
pueda cumplir, para que el éxito de mi padre, de mi familia, también sea
el éxito mío. Para que yo me sienta orgullosa de sentirme Selena y para
que todo el mundo me quiera por lo que soy. Recuerdo cuando gané mi
primer premio en Premios Lo Nuestro ... Estaba muy emocionada, tan
emocionada como lo estoy ahora. Tener semejante reconocimiento fuera de
Texas, recibir un premio que no fuera de los Tejano Music Awards, me
abría un camino del que ya no veía su fin. Ese final dependería de mí
únicamente … ¡¡Y qué decir del Grammy del año pasado!! … A veces pienso
que fueron tantas las cosas lindas que nos pasaron en estos dos últimos
años que aún no les dimos la real dimensión. Sólo nos limitamos a
vivirlo y a gozarlo pero no a tomar conciencia de lo obtenido. El año
pasado me han ofrecido participar en novelas y en películas. Participé
en programas que sólo invitan a gente importante y a la que ven millones
y gente vinculada a la música me ha sumado a importantes proyectos. ¡¡El
futuro ha llegado tal como lo esperábamos!! El día que nos demos cuenta
de ello sabremos que hemos llegado más lejos que lo imaginado. ¿Pero
somos plenamente conscientes de ello? ¿Sabremos actuar a la altura de
las circunstancias? ¿Sabemos que todo depende de nosotros? ¿Somos
conscientes de que si actuamos bien, de que si estamos atentos a todo y
de que si sabemos quiénes somos en el mundo y hacia dónde vamos nadie
nos puede detener? …Por eso, no quiero salir aún, quiero seguir
sintiéndome plena, quiero seguir sintiéndome orgullosa, quiero seguir
mirándome, acariciar mi piel, verme con mi vestido, y sentirme
totalmente satisfecha y feliz de ser Selena...
Pero antes de verlos, antes de que abra esa puerta, antes
de que mi padre me diga si me encuentro bien y de si ya estoy lista para
ver a tanta gente importante, antes de que me abrace con mi familia,
antes de que firme todos los autógrafos y salude uno por uno a
periodistas, amigos y fans, me haré un nuevo juramento. El que propuse
cuando era niña ya lo cumplí. Ahora me trazaré un nuevo objetivo,
declararé mis propios principios. Cuando salga de aquí me propondré ser
la mejor del mundo, haré historia en todo lugar que visite. Todo el
mundo me recordará, todo el mundo me querrá, todo el mundo sabrá quién
soy. Y no ahorraré esfuerzos para lograrlo. Quiero que me recuerden no
sólo como cantante sino como diseñadora y, sobre todo, como persona.
Quiero que todo el mundo cante mis canciones. Quiero que todo el mundo
compre mi ropa. Me propondré superar todos los desafíos. Sé que para
ello tendré que postergar muchas cosas. Sé que tendré que esperar para
agrandar mi familia, para tener hijos, para tener una vida más
convencional. Pero sé que la vida es una sola, es corta y uno no sabe lo
que pasará mañana. No sólo en las canciones las digo ... Siempre viví la
vida hasta lo máximo. No sé por qué vivo la vida con urgencias. Tal vez
sea porque siempre viví la vida así, será por mi temperamento, será por
puro presentimiento. Pero no quiero perder tiempo. No debo perder
tiempo. No quiero estar dormida cuando el mundo espera por mí. No quiero
mirar cómo se pierden las oportunidades. No quiero dejar pasar el tren.
Quero estar en el corazón de cada uno de los que me quiere. Quiero que
mi nombre esté grabado a fuego en el alma de cada uno de ellos. No
quiero ser un mito, no quiero ser una leyenda. Yo sólo quiero ser
Selena. Yo sólo quiero que me quieran...
Sólo le pido a Dios estar a la altura de las
circunstancias y que me ayude ahora. Que no me abandone justo en este
momento, ahora que siento que toco el cielo con las manos, ahora que sé
perfectamente que todo lo puedo lograr, que es sólo cuestión de
proponérselo, que es sólo cuestión de tiempo y, sobre todo, que es
cuestión de estar atentos...
¡¡Daddy, daddy!! ¡¡Ya puedes entrar!! ¡¡Estoy lista!! Lista como
siempre. ¡¡Como lo he estado toda mi vida!!
(Espero que haya interpretado tu sentir, Selena. Sólo lo hice por Amor,
por tu Amor, y para que sepas que aún estando lejos y de no haberte
podido conocer, tú llegaste a mi corazón ... Si hay algo del que no
quiero que se olvide nunca de ti es que eras, antes que una artista
única e irrepetible, una bella persona, una hermosa mujer sensible,
dulce y sencilla con nobles sentimientos y pensamientos…)