La
recuerdo y aún me cuesta creerlo. La miro y sigo sin entender. La
partida de Selena nos cambió a todos. A muchos se les notará menos, a
otros más. Entre estos últimos estoy yo. Yo ya no pude ser el mismo
desde que ese absurdo que le sucedió se hizo realidad en nosotros. Me
costó poder asumir una vida sin ella, un día sin ella, una fiesta, un
acontecimiento, un festival, un concierto sin ella. Es que yo era
periodista y hacía poquito que había empezado a ejercer la profesión.
Aún recuerdo cuando me dijeron del diario en el que trabajaba que debía
ir a cubrir la edición N° 15 de los Tejano Music Awards y traerles una
entrevista con ella. Obviamente que yo ya sabía quién era Selena, lo que
representaba para tanta gente, el ascenso a pasos más que agigantados en
su carrera musical. Pero yo seguía otra música por un lado y no me
dedicaba en general a espectáculos en los medios en los que trabajaba.
Es que justo la persona de la Sección Espectáculos que debía cubrir esa
fiesta a celebrar en San Antonio se había enfermado y todos los que
podían reemplazarlo estaban asignados a otros menesteres. Así que me
llamaron a mí y me plantearon el asunto. “Pero yo no conozco tanto a
Selena ni me dedico a hacer estas coberturas. ¿Les parece que puedo ser
el indicado?”. Todos me dijeron que sí, pero sus explicaciones no me
conformaron para nada. Siempre creí que se querían sacar el “problema”
de encima, pues si bien todos querían a Selena nadie quería viajar a San
Antonio para una entrega de premios. “Total -decían todos- Selena vendrá
pronto a Monterrey. Allí la veremos tal como nos gusta, ¡¡en
concierto!!”. Selena era amada aquí en Monterrey desde hacía unos años,
pero en 1994 Selena se había convertido en un huracán difícil de poder
parar. Fui a ver a Roberto, el periodista que debía haber ido a esa
entrega de premios. El pobre estaba muy maltrecho por el cuadro virósico
que lo postró en la cama. Pero estaba peor de lo que pensaba al advertir
que parte de su gran lamento era que no podía ir a ver a Selena. “Ya
verás, Santiago -me dijo con una sonrisa que sólo se le dibujaba si
hablaba de ella, si se hablaba de ella-. Te encandilarás con su
presencia, te rendirás a tus pies. No será necesario que tú vayas hacia
ella. Selena irá por ti antes de que le llegues a hablar. Ella te meterá
en su mundo y si entras no querrás salir más de él. Si te gusta cómo
actúa te terminará ganando cuando estés frente a ella. Selena es una
gran artista pero mejor persona. Ya verás que es como te digo. Lo
notarás en cuanto la veas. Selena es distinta, distinta a todas. No
importa si seguías su música. No importa si no te gustaba, o si te
molestaba que se le pasara muy seguido por la radio o por la televisión.
En cuanto la veas actuar, en cuanto la tengas frente a ti en una
entrevista tu forma de ver las cosas, tu concepción de la vida, tu
mirada frente a todo cambiará. Creeme, Santiago. Yo no seguía a Selena.
Un día hace dos años la fui a ver al primer Gran Rodeo en el Houston
Astrodome y quedé impresionado, y cuando la entrevisté no la dejé más.
No sabes lo que lamento no poder ir a ver a Selena en ‘La quinceañera’.
Pero bueno. Las cosas no surgen por sí solas. El destino quiere que la
conozcas tú también. Aprovéchala. Ella no te defraudará. Da mucho más de
lo que esperas, de lo que imaginas. Si por mí fuera iría en silla de
ruedas, pero los médicos fueron muy estrictos conmigo. Así que
aprovecharé este parate para verla nuevamente en el Houston Astrodome en
un mes”. Me costaba creer que pudiera hablar de Selena así un tipo que
tenía gustos tan diferentes de los que normalmente gustaban de su
música, pero era más que obvio que estaba encandilado por Selena. Me
pregunté si era bueno para mí que él me hablara tanto y tan bien de
Selena. Sentí que me condicionaba un poco. Podía pensar que exageraba y
por lo tanto plantear las cosas de modo distinto del que él lo había
tomado. Podía seguir a pie juntillas sus palabras y sólo dedicarme a
alabarla y a hacer un reportaje más que complaciente. Me había propuesto
hacerme el malo y empecé a buscar en reportajes y en diferentes notas
qué había de polémico en Selena, qué declaración de más había hecho, si
había hablado despectivamente de otro artista y si alardeaba de sus
triunfos … Para mi asombro no encontré nada, absolutamente nada de ese
estilo. Descubrí que Selena no buscaba polémicas, no hacía del escándalo
su forma de hacerse conocer y ni siquiera incentivándola a que dijera
algo picante, ella nunca se prestaba al juego y siempre se apartaba de
ello; no buscaba que nada irritante saliera de su boca. Como hallazgo en
aquel momento, tiempos en los que Internet estaba lejos de nuestro
alcance, pude ver parte de un reportaje que le hiciera Don Francisco en
su programa “Sábado gigante”. En él cuando Don Francisco le pregunta por
su participación en la película “Don Juan de Marco”, él le agrega a modo
de broma “Qué gordo está Marlon Brando, ¿no?”. Selena se sonroja y trata
de no decir nada, pero como Don Francisco insistió, Selena dijo que ella
no podía decir nada al respecto. Tal vez otra artista, para quedar bien
con el presentador o con el público, le hubiese seguido el juego, pero
Selena no quiso, pues sabía y hacía saber cuál era el límite, cuál era
la barrera que ella no quería pasar. En otra oportunidad, Jesús Soltero
le comentó la diferencia que había entre el público de Estados Unidos y
de México, y convenía en que mientras el primero era menos fogoso y más
callado, el mexicano cantaba y gritaba más, por lo que era más
participativo en los conciertos. Selena en principio le dio la razón,
pues en definitiva era más que obvio que Selena disfrutaba más de los
conciertos mexicanos, en los que tenía al público muy cerca de ella y
con ganas de seguir su canto y su baile, que los norteamericanos, en los
que muchas veces se veía de lejos los conciertos y se participaba en
menor forma. Pero enseguida Selena le aclaró que los dos públicos eran
efectivamente diferentes pero cada uno era valioso a su manera, pues en
definitiva los estadios mexicanos y norteamericanos estaban dispuestos
en forma diferente y eso condicionaba el comportamiento de cada uno de
ellos. Creí al ver ese video que tal vez Selena sólo hacía una
declaración de circunstancias para no quedar mal con nadie, pero en
verdad lo decía con propiedad: los lugares en los que cantaba Selena en
Estados Unidos eran campos de rodeo y allí el público sólo era admitido
en las tribunas, y éstas en general estaban lejos del escenario. En
cambio en México, Selena cantaba en estadios de fútbol y allí se admitía
a la gente en el campo, por lo que la gente estaba casi encima de ella.
Pero más allá de todo Selena jamás iba a hablar mal de nadie, pues así
había sido educada y así era en verdad. Si Selena iba a ser exitosa lo
lograría por su canto y por sus actuaciones, no por las polémicas y por
declaraciones fuera de lugar…
Había hecho los llamados correspondientes para tener
todas las acreditaciones, alojamiento, vuelos, móviles para trasladarse
y todo lo necesario para presenciar los Tejano Music Awards, y de allí
ubicar a Selena para al menos tener alguna palabra de ella. Como todo
periodista de oficio sabía perfectamente que en cuanto cubriera el
acontecimiento no iba a alcanzar con que contara el Festival, la entrega
de premios, todo lo que había logrado Selena y lo que se había cantado
allí. Yo tenía que volver con las palabras de Selena, debía volver a la
Redacción con el grabador y que allí se escuchara inequívocamente la voz
de Selena. “Ni se te ocurra volver sin el testimonio de Selena. Para eso
te mandamos. Todo lo demás que puedas contar será de relleno. Para
contar sólo eso te puedes quedar aquí y averiguar todo por teléfono”, me
sentenció mi jefe. Es difícil ser periodista. Te piden que te metas en
cualquier lugar, en cualquier circunstancia, en cualquier momento con
tal de que logres la nota. Y a veces uno cree que hay lugares en los que
no hay que meterse, situaciones en las que no hay que involucrarse,
vidas privadas que no deben ser violentadas, pero en infinidad de
oportunidades hay que hacer tripas corazón y lograr la bendita nota,
pero siempre teniendo en cuenta que hay que ser como Selena y no
permitir ciertas cosas. No es que haya que ser, se debe ser … Una vez
que logré todo, me avoqué en el tiempo que tenía antes de viajar a San
Antonio a seguir averiguando sobre Selena. Quería tener toda la
información disponible para saber preguntarle lo apropiado, no ser tan
poco profesional como para preguntarle cosas obvias o que demostraran
que no sabía bien cómo había llegado al lugar en el que estaba, qué
clase de artista era y su verdadera importancia. Leí todas las notas que
se le habían hecho, pero busqué tener a mi disposición imágenes de ella,
verla cómo actuaba, cómo se comportaba en el escenario y fuera de él,
pero también quería saber qué tan popular Selena era. Yo tenía la
impresión errónea de que Selena no era tan popular, que había tenido
notoriedad en el último año por sus grandes y constantes apariciones en
los medios, y por los importantes y cada vez más seguidos galardones que
obtenía. Pero hubo algo que me inquietó y que me daba la verdadera
magnitud de Selena. Alguien me facilitó la grabación de Selena en el
programa “En vivo”, de Ricardo Rocha. La persona que me lo acercó me
dijo: “Mira qué bien actuaba Selena y mira qué guapa lucía”. Yo lo vi y
más allá de certificar que era cierto lo que me había dicho esa persona,
lo que más me llamó la atención era lo que le habían dicho los
presentadores del programa en un pequeño reportaje que se le hiciera en
el medio del show. Allí pude saber que Selena estaba entre las 200
personalidades más famosas de los Estados Unidos en una lista que
incluía latinos, anglosajones y toda clase de artistas. También supe que
Selena estaba preparando un disco en inglés, en lo que iba a ser su
proyecto más importante del año 1995. También me enteré que preparaba
una gira sudamericana que incluía Argentina, Paraguay y Bolivia. Y allí
pude saber cuál era el gran secreto del éxito de Selena: Selena no sólo
era considerada una gran artista sino una gran persona, tanto para el
público como para los mismos artistas. Me llamó la atención que le
señalaran que el público no sólo le gustaba Selena y la admiraba, sino
que necesitaban que se sintiera bien en los lugares en los que estaba,
que estaba en ellos la necesidad de protegerla, de cuidarla, de hacerla
sentir acompañada, de no dejarla nunca sola pero no para molestarla sino
para darle todo su cariño. Allí me di cuenta de que si bien para mucha
gente y para los grandes medios de comunicación Selena era conocida
desde hacía un par de años, para mucha gente, sobre todo en Estados
Unidos, Selena era conocida desde hacía muchos, muchos años. Lo pude
comprobar quedándome impresionado por los premios de Selena en los
Tejano Music Awards. Ella recibía premios desde que tenía 16 años y ya
antes de esos galardones había sido varias veces nominada. Allí di
cuenta de que Selena desde muy pequeña iba en un bus de pueblo en pueblo
dando conciertos, dando alegría a gente que no recibía a nadie conocido
pues nadie iba a visitarlos. Conforme iba sabiendo más cosas de Selena
más entendía la magnitud de su éxito. Allí entendía no sólo el afecto y
el cariño de la gente sino que era mucho más popular de lo que creía.
Allí entendí que la realidad no sólo es la que mostramos nosotros en los
medios sino lo que se ve afuera en la calle, en cada pueblo, en cada
ciudad. Viendo esta realidad encontraba la respuesta a la pregunta
recurrente acerca de cómo alguien como Selena que durante mucho tiempo
no supo hablar el español era tan apreciada como artista. Una respuesta
que era confirmada ampliamente cuando uno veía cantar y actuar a Selena
en el escenario. Verdaderamente al verla me costaba encontrar a una
artista que pusiera tanta pasión, tanto sentimiento a sus
interpretaciones. Selena podía no saber hablar bien el español pero
emocionaba con su canto en forma tremendamente superior a muchos
artistas que hablan ese idioma a la perfección. Con Selena uno podía
confirmar que había otro idioma, un idioma universal, ese idioma del
Amor que sólo pocos podían interpretarlo, y Selena era uno de ellos…Y no
había nada, ningún lugar, ningún momento, ninguna circunstancia en la
que alguien se quejara de Selena o de que alguien hablara mal de ella.
Ricardo Rocha ponderaba que había poca gente que podía decir con
propiedad que era querida por sus propios colegas y que nadie de ellos
reportara algo contra ella, y Selena era de esos pocos que entraba en
esa galería de privilegiados. Con todo esto que averigüé por mi cuenta
de Selena fue para mí suficiente. Estaba ante una enorme artista, muy
popular y una gran persona. Pero ahora tenía que certificarlo yo. Y yo,
como desconfiado, cabeza dura, y con mis ganas de siempre de llevar
siempre la contra a todo me decidí a ir a San Antonio, a certificar si
Selena era tan buena como decían, a ver si Selena podía convencerme en
su preciada entrega de premios tejana…
Llegué a San Antonio bien sobre la hora del inicio de los
Tejano Music Awards. Llegué al hotel sólo para registrarme y dejar mis
cosas. De inmediato me fui al lugar en el que se desarrollaría la
ceremonia. Una vez allí sólo me dediqué no sólo a mirar la entrega de
premios y a la actuación de los artistas sino a ver a la gente, a los
invitados, a sus reacciones, a sus comentarios. Siempre consideré
importante mi mirada de las cosas, no sólo contentarme con ver más de
cerca lo que ya se veía por televisión. Y cada vez que subía un artista
para recibir los premios inmediatamente me ponía a mirar lo que pasaba
alrededor y con ello darme una mejor apreciación de las cosas. Hasta un
cierto punto todo se desarrollaba con cierta normalidad. No dejaba de
ser para mí una simple entrega de premios con sus altas y bajas, con sus
mejores momentos, con sus instantes intrascendentes, hasta que algo
cambio. Lo noté en el aire, en la gente, en los invitados, hasta en el
tono de los presentadores. Tardé en darme cuenta qué estaba pasando
hasta que vi que alguna gente se acercaba, que mucha gente se paraba y
aplaudía, y a lo lejos una multitud que coreaba su nombre. Había
aparecido Selena … Quedé impresionado. Sentí como si todo hubiese
oscurecido de golpe y sólo quedara una luz azul que de lejos proyectaba
y seguía su andar. Selena apuraba su marcha en busca de su lugar sin
dejar de sonreír y sin dejar de saludar a todos. Detrás venía su padre
que la custodiaba de cualquiera que se le pudiera acercar perturbando su
paso y el de toda la banda. Casi me quedo sin aire. Es que tenerla tan
cerca, verla y sentir lo que generaba no sólo en la gente sino en mí es
difícil de poderlo describir. Si tuviera que limitarme a decir cómo
lucía era muy curioso. Yo que la tenía siempre con el pelo suelto,
largo, lacio y con flequillo, o con su variante sin flequillo, o con el
pelo atado y con rodete, o con su sorprendente peinado voluptuoso y
enrulado que se hiciera famoso en sus conciertos en la Feria de
Monterrey, esta vez estaba con un raro peinado nuevo. Lo tenía de una
manera que parecía como si lo tuviera cortito pero unos buclecitos
sueltos denotaban que no era así. Pero ese aire que daba su peinado más
el hermosísimo vestido morado que la acompañaba le daba un aire
angelical que no olvidaré jamás. Pude apreciar allí la personalidad que
tenía esa mujer, lo avasallante que era con su andar, con su porte, con
su mirada, con su sonrisa. Era literalmente imposible no mirarla, era
imposible no seguirla con su paso por los pasillos. Estando cerca de
Selena yo podía certificar que ella tenía un ángel, algo mágico,
hechizante que hacía que uno inmediatamente le tomara cariño. Me acordé
de Roberto y me dieron ganas de encontrar un teléfono a mano para
decirle que tenía razón, que tenía mucha razón en lo que me había dicho.
Selena era distinta, era una mujer especial, tocada por la varita mágica
que le marcaba un destino de princesa, de Reina, de artista consagrada y
querida mundialmente. Desde que ella apareció me olvidé de los premios,
de la fiesta, de la ceremonia. Para mí todo eso tenía sentido si estaba
Selena. Ni siquiera me importaba que estaba allí para buscar
entrevistarla o sacar algún testimonio de ella. “De última le diré a mi
jefe que tengo mis impresiones sobre ella, que le puedo contar lo que
hizo, lo que generó con su presencia, cómo lucía, cómo era el festival
con ella y sin ella. Eso era lo más importante. Y si no le servía que me
echara, no me importaba. El solo verla colmó todas mis expectativas. El
sólo saber que en el mundo hay una mujer así me era suficiente para ser
feliz toda la vida”, pensé mientras la veía sonreír, recibir tímidamente
sus premios, angustiarse insólitamente pues uno de sus premios por error
fue dado a otra artista y cuando ésta se enteró se puso muy mal y con
ella Selena, quien no quiso recibir dicho premio. Era demasiado,
demasiado para mí. Sentí que mi vida no iba a ser la misma viendo y
presenciando un festival con semejante artista. Había que verlo para
creerlo, había que sentirlo para apreciarlo. Pensé que estaba todo
dicho, pues sabía que no iba a poder acercarme a ella. Había dentro y
fuera del recinto un mundanal de periodistas queriendo sacarle una
respuesta y ella estaba bien custodiada. Pero de pronto pude comprobar
que Roberto una vez más tenía razón…
Yo no podía dejar de mirarla. Tenía una gracia, un
carisma, una personalidad que generaba una áurea tras su figura.
Quisiera o no, ella era el centro de la atención de todos. Yo me sentía
doblemente presionado. Por un lado, quería acercarme a título personal.
Quería decirle lo que sentía por ella, lo que ella me generaba, cómo
había llegado hasta aquí, cómo el destino me llevó a su encuentro. Para
mí era necesario, inevitable decirle el cambio que generó en mí, que una
vez que uno la admiraba era inevitable quererla y mucho, que quería
desde lo más profundo de mi corazón que le fuera bien, que llegara a ser
la gran estrella internacional que se había propuesto ser, pero por
sobre todo quería decirle que fuera feliz, que mantuviera esa sonrisa,
esas ganas de vivir que transmitía en cada acto de su vida, en un cada
instante de su existencia. Pero por otro me asistía la presión de mi
jefe en el que él quería que le diera la nota, el reportaje, el
testimonio. Por un lado, sólo quería acercarse la persona. Y por otro,
debía acercarse el profesional, el periodista. Y para colmo de males, mi
tremenda timidez agigantaba mi inmovilización. Me sentía petrificado. No
sabía qué hacer. Bueno, en realidad, sí sabía qué hacer, pero no me
animaba. Temía quedar mal parado con ella, recibir una negativa si le
pedía una nota, no caerle bien si me acercaba para decirle una palabra,
temía defraudar, molestar, perturbar. Por un instante había perdido la
noción de lo que era realmente Selena. Por un momento pensé que era todo
lo contrario de lo que ella realmente era y que yo lo sabía
perfectamente. Casi estaba por desistir de hacer cualquier intento,
mandar todo al cuerno y renunciar a mi trabajo, cuando veo que Selena
comienza a mirarme y a sonreír. Pensé que estaba riéndose de algo que
sucedía tras de mí, en el escenario o entre el público presente, o que
quería saludar a alguien que había llegado por allí. Pero no. De pronto
veo que Selena hace un gesto de que esperen en la mesa en la que estaba
y acelera el paso hacia donde estaba yo. Yo no sabía cómo reaccionar. Me
debatía entre desear que fuera yo al que buscaba o mejor no para evitar
tener que enfrentar la situación con el riesgo de que pudiera
defraudarla. Hasta que Selena llega hacia mí, me saluda, me da un beso
en la mejilla y me dice: “¡¡Hey!! ¿Cómo estás? ¿Estabas buscándome? ¿Te
conozco de algún lado? ¿Quieres hablar conmigo? No sé. Por ahí me
equivoco, pero me dio curiosidad. ¿Es la primera vez que vienes aquí?
Dime, por favor”. Yo temblaba como una hoja. Tenía razón Roberto. Si por
mí fuera hubiera estado un siglo en animarme a decirle una palabra, y
ella se acercaba como si me conociera de toda la vida. “Bueno, Selena.
Antes que nada un gusto de conocerte. Yo soy Santiago. Vengo de
Monterrey. Soy periodista especializado en actualidad y política. Lo que
sucede es que el periodista de espectáculos se enfermó y entonces me
mandaron a mí…”, sólo dije casi susurrando. “¡¡Oh!! ¿Qué? ¿Roberto está
enfermo? ¿Pero está bien? Dime luego dónde está, así lo llamo”, me dijo
con preocupación. Yo no podía creer lo que estaba viviendo. Sentía como
si las estrellas fuéramos nosotros, los periodistas, y no ella. No podía
creer que ella se acordara de Roberto sin que yo se lo mencionara. No
podía creer la humildad, la espontaneidad y el don de gente de una
artista como Selena. Por mucho menos varios artistas ni te dirigen la
palabra y le tienes que rogar para que te den una nota. Con Selena
parecía que dependía de mí para que se cumpliera lo que quisiera. Era
increíble, pero real. ¡¡Era posible que gente como Selena todavía
existiera en este planeta!! “No te preocupes, Selena. Ya te acercaré
todos los datos sobre Roberto, pero déjame decirte…”, traté de
explicarle. “¡¡Ey!! Entonces tú no conoces ni a mi familia ni a mi
banda. Ven, acércate a mi mesa. Allí podremos hablar más tranquilos y de
paso te los presento”, me dijo con una sonrisa. Yo sonreí de
agradecimiento, pero en mi interior sentía por Selena mucho más que eso.
Esa mujer era sencillamente increíble. Es como si me hubiese leído la
mente con sólo mirarme y sólo facilitaba mis cosas sin decirle nada.
Llegamos a la mesa y Selena me presentó a todos. Cuando les comunicó lo
que sucedía con Roberto, A.B. se ofreció a llamarlo en ese mismo momento
con la promesa de que Selena lo haría luego. Yo le pasé todos los datos
y se los entregué. A.B. tomó el papel y partió presuroso junto con Chris
en busca de un teléfono para llamarlo. Selena le dijo que le manifestara
su deseo de que se mejore pronto y luego me miró y me dijo: “Bueno, aquí
estoy Santiago. ¿Qué quieres saber de mí?”. “Pero Selena. ¿Acaso no te
molesto ahora? Estamos en plena ceremonia de premiación. ¿Y si te llaman
para recibir un premio?”, traté de llamarla a la reflexión. “¿Y quién
dice que recibiré otro premio?”, dijo Selena y echó a reír a carcajadas.
“No, no, Santiago. ¡¡Es broma!! Discúlpame, pero no lo puedo evitar. En
realidad, las ternas que siguen son de rubros en los que no estoy
nominada, por lo que no hay problema, por ahora. De última, si me toca,
me esperas y seguimos hablando…”. Realmente, no podía creer lo que
estaba viviendo. Era tal mi emoción que no podía siquiera tener la mente
tan despejada como para preguntarle lo más claramente posible. Sentía
que de nada me había servido haber leído y visto tantas cosas de ella,
pues ahora por mis nervios y por la tremenda personalidad y bondad de
Selena no se me ocurría nada, no podía preguntarle nada. Opté por
decirle lo otro que quería transmitirle y que me era más fácil
expresárselo pues era lo que sentía en toda su dimensión en ese momento…
“Mira Selena. Yo no sé si te das cuenta de lo que generas, de lo que
eres y de lo que puedes llegar a ser. Pero yo que vengo de un mundo
diferente en el que tú sólo eras para mí alguien muy querido por tanta
gente, debo confesar que tienes un ángel y un magnetismo muy especial.
Te estuve observando en estos días en conciertos y en reportajes para
poder tener la mejor y mayor información posible de ti para saber qué
decirte, qué preguntarte. Y más allá de que todo eso me sirvió para
saber quién eras y qué representabas en toda su dimensión, nada de ello
alcanza para explicar lo que significas hasta que se te ve, se te conoce
en persona, puede ver lo que generas con tu presencia, la admiración que
provocas en cuanto se te ve. Te puedo asegurar que en estos días comencé
a apreciarte y a admirarte. Pero ahora que te veo y, fundamentalmente,
te comienzo a conocer, sólo puedo decirte que le agradezco a Dios
haberte conocido…”. Selena se sonrojó con mi comentario, pero no pudo
evitar romper el clima que le generaba nervios y del que no podía salir
con tranquilidad y control de la situación … “Bueno, más que a Dios,
¡¡debes agradecerle a Roberto!! ¡¡Uy!! ¡¡Perdona, perdona!! Es un
chiste, sólo estoy bromeando … Bueno, gracias, muchas gracias. Es que no
sé cómo reaccionar con estas cosas que me dices. Sólo deseo que todo lo
que está a mi alrededor y a mi alcance esté feliz y sólo sonría. Me
gustaría poder con lo que hago hacer feliz a toda la gente…”. Para que
Selena no se sintiera incómoda con aquellos sentimientos que le costaba
expresar y manifestar, le dije si tenía algún problema con que le
hiciera el reportaje formal que me pedía mi jefe y le mostré el bendito
grabador. Selena se sonrió y me dijo: “Claro que no hay problema. En
definitiva, ése es tu trabajo y lo respeto muchísimo. Sé lo que es ir a
pedir cosas que necesitas mucho, y tienes que esperar más de la cuenta y
la enorme voluntad y generosidad de los demás. Así que tú pregunta lo
que quieras que yo te responderé. Eso sí. Sólo te pido un favor.
Recuerda siempre eso que tú me has dicho. No te pido que lo escribas
para tu diario o que lo hagas público. Sólo te pido que lo guardes para
ti, pues para mí eso es lo más valioso. Eso es lo más importante que
desearía que se recuerde de mí por parte de las personas que me han
conocido en todo este tiempo…
Cuando le hice el reportaje formal, traté de que no
fueran las mismas preguntas de siempre para que se viera obligada a
contestar siempre lo mismo. Le pregunté por sus sueños, por lo que
quería para su vida, qué quería lograr, qué mensaje le quería dejar al
mundo. Me sorprendí cuando me dijo que ella sentía que éste era su
tiempo y éste era su momento, que había luchado mucho para estar en el
lugar en el que estaba pero que tenía que seguir porque quién sabe si
tendría una segunda oportunidad. Me confesó que deseaba fervorosamente
ampliar su familia, tener su nueva casa, estar en quince años feliz con
su esposo y con sus hijos habiendo logrado todas las metas propuestas,
pero que ahora tenía que focalizar todo en su carrera y en lograr paso a
paso lo planificado. “Hoy no me puedo permitir en pensar en tener niños
o en retirarme a mi nueva casa a contemplar el sol. Yo lo querría hacer.
¿Quién no lo quiere? Pero antes tengo que asegurarme mi futuro. Para que
yo pueda soñar con aquello tengo que ser la mejor cantante internacional
y mejor diseñadora. Cuando el camino a esos objetivos esté allanado,
empezaré a pensar en cosechar los frutos de mi esfuerzo. Si toda mi
niñez y toda mi adolescencia me privé de tantas cosas para lograr ser
alguien, ¿cómo me voy a detener ahora, en este momento en el que lo que
tanto soñamos lo tenemos a un paso, a un solo paso que implica hacer un
esfuerzo más, sólo un esfuerzo más?”. Y luego me dijo algo que recordaré
por siempre más que nada por el dolor que implica todo lo dicho:
“Estamos en 1995. El futuro llegó. Éste es el año más importante para mí
y para el grupo. Me gustaría, desearía, rogaría que todo el mundo me
recuerde a partir de lo que me suceda este año. Me gustaría que éste sea
el año en el que el mundo entero sepa quién es, qué significa y lo que
representa para todos Selena y Los Dinos” ... La vorágine de la entrega
de premios más la requisitoria de todos los medios para que Selena diera
su testimonio impidieron continuar una charla que hubiese durado muchas
horas. Nos despedimos a las apuradas, me manifestó su pesar por tener
que terminar la entrevista pero me prometió que habría una nueva
oportunidad para charlar … “¡¡Pero esta vez con Roberto!!”, me dijo una
incorregible, simpática y hermosa Selena. “¡¡No, no, es broma, es
nuevamente broma, Santiago!! Un placer hablar contigo. Me gustaría algún
día tener una charla de este tipo con más tiempo. ¿Y sabes qué? Si algún
día lo podemos hacer tal vez podamos pensar en un libro. ¿Qué te
parece?”, me preguntó Selena. “Me parece genial”, le dije entusiasmado.
“¡¡Pues trato hecho!!”, exclamó Selena extendiendo su mano a modo de
pacto inquebrantable. Luego se retiró no sin antes dándome uno de sus
clásicos saludos de despedida con su boca grande dibujando un “bye, bye”
como despedida. Y a pesar de esa despedida, y como si el destino
quisiera dejar en mí un único e imborrable recuerdo de Selena, a la
salida del evento, cuando la ceremonia había terminado y había
galardonado una vez más a Selena como la mejor artista del año, y
estaban todos esperando el saludo y las palabras de Selena, tuve un
nuevo encuentro con ella. Yo no esperaba nada más. No quería arruinar
tan grato momento con Selena forzando un nuevo saludo en el medio del
griterío de los fans, de los pedidos de autógrafos, de las preguntas de
miles de periodistas, de las declaraciones de circunstancias. Me quedé
en un costadito contemplando la particular figura angelical de Selena
con ese peinado, con ese vestido. Sentía que nada borraría ni esa imagen
ni ese momento … El destino se encargó de que fuera tristemente así.
Pero en un momento Selena fue desviando su camino para saludar a tal o
cual persona y para responder a todas las preguntas. Y de pronto me la
encontré en el camino. “¡¡Hey!! ¡¡De nuevo tú!! ¡¡Tanto tiempo!!”, gritó
con entusiasmo Selena. De pronto recordé algo de circunstancia que
quería preguntarle y que Selena querría responder: “Dime Selena. ¿Qué
tienes para decirle a la gente de Monterrey?”. “Que los quiero mucho y
que los veré muy pronto. Y dales este beso de mi parte”. Y Selena me
estampó otro beso en la mejilla. Selena se fue dándome otros saluditos
con la promesa de un nuevo encuentro ... Nunca más sucedió … Sólo me
quedó de ella el ruido y el estremecimiento de mi piel al recibir ese
beso. Aún hoy lo puedo sentir como si cada mañana cuando me despierto
Selena me recibiera con ese beso, una y otra vez…
A veces pienso qué loca y absurda es la vida. A veces me
pregunto para qué estamos aquí, quién nos puso en este planeta, un mundo
que apenas es un punto insignificante en este universo que ni siquiera
sabemos qué es y en qué consiste. A veces me pregunto si realmente hay
un Dios o si somos apenas una especie más que habita este planeta y que
algún día desaparecerá. Muchas veces me pregunto si somos conscientes
del valor de cada minuto de nuestras vidas, si tenemos que pasar por
experiencias extremas para saber lo que ello significa. O en realidad
aunque vivamos esas experiencias de nada servirá pues a veces para
mantener la cordura es mejor evadirse de la realidad y vivir como se
puede, siendo feliz con lo que se tiene y soportando la soledad de
nuestro ser de la forma más decorosa posible. ¿Hasta qué punto cada uno
de nosotros soportaría vivir cada día siendo conscientes de que somos un
punto insignificante en este universo, que en un minuto nuestras vidas
se pueden transformar en tragedias, que vemos cuál es el destino final
de nuestros cuerpos cuando ya no tienen vida, qué sería de nosotros si
tenemos la certeza de que nada nos esperará cuando ya no seamos más que
un recuerdo para algunos en este bendito mundo? Cuando recibí la noticia
aquel nefasto 31 de marzo me maldije no haberla visto a Selena antes, no
haberla buscado, no haber hablado aunque sea por teléfono con ella, no
haberla visto en el Houston Astrodome un mes antes, no haberla visto en
los festivales en los que participó en marzo. Claro, yo pensaba que
había tiempo para verla, qué habría miles de conciertos, miles de
encuentros, miles de entrevistas. Yo di por sentadas muchas cosas. Pensé
que yo era el dueño de mi destino y que Selena lo era del suyo. Yo ya
había decidido abandonar la Sección Política y Actualidad para dedicarme
a Espectáculos … sólo por Selena, sólo por estar cerca de ella. Pero
quise hacerlo de a poco, quise que hubiera un período de transición
entre una etapa y la otra. Hice como hizo Selena. Hacer algo ahora para
poder disfrutarlo después, quién sabe cuándo, quién sabe dónde. No pensé
que todo podía cambiar en un minuto, sólo en un minuto. No estamos
preparados para estas cosas. Y probablemente nunca lo estemos. Cuando
Selena se nos fue … Cuando Selena se me fue no salí de mi casa por mucho
tiempo. Lloré sin parar, tiré miles de cosas por la ventana, rogaba a
Dios que no fuera cierto, que me borrara del planeta a mí pero no a ella
.... Pero la realidad me golpeaba sin piedad cada día, cada instante.
Roberto me vino a buscar a mi casa, preocupado porque desde ese día yo
no atendía el timbre de mi casa ni los teléfonos. Había pasado un mes.
Trató de persuadirme, trató de convencerme, Trató de que viera el lado
positivo de las cosas, trató de convencerme de que Selena estaría feliz
en el cielo … En el cielo, ¿qué cielo? Selena estaba feliz aquí. Ella no
quería ir allí y menos a los 23, casi 24 años. No. Nadie podía saber qué
sentiría Selena si es que uno puede evadirse de la realidad e imaginarse
que está en algún lado. Yo sí podía decir qué era lo que sentía, qué era
lo que esperaba de esta vida y de este mundo. Selena creyó que con
trabajo, con talento, con dedicación, con honestidad, con sacrificio,
con la verdad y con humildad todo era posible … El mundo y una psicópata
se encargaron de decirle a este mundo que eso no era posible, que era
más fácil lograr lo que se quiere siendo una mala persona, falsa,
mentirosa, hipócrita, manipuladora. Y aunque muchos, incluido yo, no lo
pensemos ni lo creamos, la mayoría actúa como si aquello fuera la verdad
revelada…
Por eso abandoné el periodismo, abandoné todo, me marché
bien lejos. Me fui a vivir a las montañas, bien lejos del mundo, de la
civilización, de la barbarie, de la locura, de la mentira, de la
insensatez, de una humanidad que era capaz de sacarnos a Selena de
nuestras manos, que era capaz de quitarle la felicidad a tanta gente con
la misma crueldad que una persona puede tener para quitarle el juguete
más preciado de un niño y no devolvérselo nunca más. Y no sólo no
devolvérselo, sino inventar que se perdió, que se lo robaron, decir que
en realidad fue el mismo niño quien lo perdió ... Jamás superé la
partida de Selena. Cuando sentí que había conseguido la felicidad,
cuando pensé que había un futuro promisorio, cuando pensé que un mundo
hermoso se hacía realidad, todo se esfumó como pompas de jabón. Hoy vivo
en una pequeña casa y me mantengo con lo que obtengo de lo que me ofrece
la naturaleza, nada más. No tengo contacto con nadie, No quiero saber
más nada de esta humanidad y de este mundo. Sólo quiero que me dejen
tranquilo, que no me molesten, que sólo se acerquen a mí si me devuelven
a Selena. Mientras tanto, por las noches recorro el cielo con mi vista y
me fijo en cada estrella. La busco desesperadamente, espero alguna señal
de ella. Quiero pensar que está allí observándonos, esperando y deseando
que nadie se olvide de ella, pues si algún día eso sucede, ella se nos
irá irremediablemente. Yo creo en eso … Quiero creer en eso. Es la única
manera de seguir vivo, de seguir creyendo. Nada es lo mismo sin Selena.
Yo sólo espero que algún día Dios, el mundo, la humanidad, lo que sea,
hagan algo por el sueño de ella, por la felicidad de los que la supieron
querer. Yo sólo quiero que alguien se apiade de los sueños de una mujer
tan joven, tan talentosa, tan emprendedora, tan honesta. Yo sólo quiero
que la vida, mi vida tenga un sentido con su felicidad…
(Sobran las palabras, sobran los comentarios. Cuando leo
el testimonio de Santiago me pongo a llorar irremediablemente. Lloro por
lo que le pasa a él que es lo mismo que lo que me pasa a mí. Lloro
porque Selena no está. Lloro porque lo que ella representa se lo llevo
ese viento de furia y de maldad. Y lloro porque jamás, jamás podré ser
feliz si no está Selena. Sólo ver feliz a Selena devolverá la sonrisa a
mi rostro…)
Yo sólo te escribo, Selena, para que sigas viva en mi
corazón. Yo sólo te recuerdo, Selena, para poder seguir sintiéndome vivo
esperanzado con que tú vuelvas a mí…
¡¡Qué momento, qué noche tan hermosa aquí en Monterrey!! Ya se acaba el año.
¡¡Siento que pasó como un rayo!! ¡¡Cuántos momentos, cuántos instantes!!
Empecé con un Grammy y lo termino aquí en el Far West Rodeo totalmente
repleto y con un público que me grita a viva voz. ¡¡Qué año
inolvidable!! ¡¡Quién lo iba a decir!! Para mí esta serie de conciertos
no es uno más, tiene para mí un significado muy especial. No sé. Lo
siento así, lo vivo así. Estoy con un ánimo espectacular. Por primera
vez siento que soy la mejor, que no me para nadie, que he llegado a
tocar el cielo con las manos. ¿Quién podrá detenerme ahora? ¿Quién osará
hacerlo? ¿Quién podrá quitarme todo lo que logré después de tantos años
de sacrificios? Este año 1994 fue el año que tanto deseamos y soñamos mi
familia y yo. Al principio tenía mucha ilusión de que podría ser un año
con grandes avances pero no tanto. Habíamos arrasado una vez más con los
Premios Tejano Music Awards, pero ya estábamos acostumbrados a ganarlos,
pero también era cierto que no nos creíamos lo que lográbamos, no nos
creíamos más grandes artistas por lograr cada premio. ¡¡Al contrario!!
Para nosotros cada premio era un motivo más para superarse. Si yo
lograba el premio a la mejor cantante femenina tenía que redoblar los
esfuerzos para lograr ganar el premio nuevamente al año siguiente. Lo
mismo hacía A.B. Lo mismo hacíamos todos. Y si por esas cosas nos
olvidábamos de ese “detalle”, mi padre se encargaría de recordarlo.
Siempre fuimos un buen equipo de trabajo. Nadie se ha puesto por encima
de ello. Todos tiramos para el mismo lado, pues sabíamos que si
lográbamos los objetivos lo gozaríamos todos. Teníamos un gran sueño y
un trabajo que realizar. Todos sabíamos lo que había que hacer, y a
pesar de que para todos la figura era yo, la gente venía a verme a mí y
hasta la disquera se le había ocurrido cambiar el nombre de la banda,
pasándolo de “Selena y Los Dinos” a simplemente “Selena”, todos
estábamos contentos y felices. Todos nos conocíamos, y todos estábamos
consustanciados a la causa, incluso los más nuevos ¡¡y uno de ellos era
mi esposo!! Creo que tenemos el grupo ideal pues la familia maneja todo
y nadie extraño vendría a aprovecharse de nuestra inocencia y de nuestra
fama. Y los pocos que no son de nuestra familia son gente en quien
confiamos mucho, les dimos todo y recibimos a cambio cariño y amistad.
¿Qué más puedo pedir? .., Bueno, ¡¡ganar todo!! Nada, no dije nada, es
broma, como lo que hice el otro día dejando mi pitón debajo de la cama
sin que mi esposo lo supiera … Qué locura … ¡¡y qué risa!! A veces Chris
me tiene una enorme paciencia, somos tan diferentes y a la vez muy
parecidos. Creo que él tiene la serenidad que yo no tengo, la capacidad
de estar horas sin hablar por horas mientras yo le cuento todo un
parlamento en pocos minutos. Creo sentirme que estoy en el paraíso ¡¡y
no quiero irme de allí!! Así me sentí cuando gané el Grammy. No lo podía
creer. Simplemente no lo podía creer ni imaginar. Si aun con el segundo
Astrodome lleno allá por febrero me costaba creer la popularidad que
tenía aquí en Estados Unidos y en México, ¿qué podía pensar si ganaba un
Grammy? Fui a New York para pasear y disfrutar de la fiesta. Para mí era
demasiado estar en ese lugar. Muchos artistas conocidos y un montón de
gente persiguiéndome para que cumpla con la “reglas de protocolo”. Veía
gente que ni me miraba y otros no latinos que cuando les decía quién
era, manifestaban conocerme y hasta sabían de nombre algunas de mis
canciones. Eso me dio una pauta de que yo era más que una simple
cantante latina. Todos sabían que hablaba inglés y que me preparaba para
el mercado anglosajón pues ya muchos hablaban de mí sobre todo después
del Grammy, de mi participación en la película “Don Juan De Marco” y de
la telenovela “Dos mujeres, un camino”. Por un lado, noté que ya lo
latino no era tan indiferente para todos en Estados Unidos, y encima yo
me preparaba para conquistarlos a ellos. Sentí que estaba a mitad de
camino y que me faltaba un pasito, sólo un pasito para convertirme para
los latinos en su Reina y para los demás en una gran artista
internacional. Ya lo certifiqué el mes pasado paradógicamente no en
Estados Unidos, sino en México, más precisamente en Monterrey y más
concretamente en el Programa “En vivo”, de Ricardo Rocha. Allí en un
minirreportaje que se me hiciera en el medio del concierto en vivo que
realicé me anoticiaron de que estaba entre los 200 artistas más famosos
en los Estados Unidos, según encuesta hecha a gente de todos los
idiomas, de todas las etnias. Y resaltaban cómo el público no sólo me
admiraba sino que me quería, que me quería cuidar, que quería verme
bien. Es notable todo esto. De ser una artista desconocida a todo esto.
Todo me ha salido bien. Encima sacamos a la venta el disco “Amor
prohibido” y fue un éxito en ventas, y esas ventas lograron esta locura
en Monterrey que ya me adoptó como su Reina. ¡¡Dios mío!! ¡¡Cuántas
sensaciones hermosas!! Es sólo dar un pequeño paso más. Otro pasito más.
Afuera la gente literalmente explota. Pronto tengo que salir. De pronto
siento un pequeño dolor en el estómago, pero son los nervios. Quiero no
pensar en ello, pero cada tanto viene esa pesadilla terrible de la que
no quiero hablar y mis miedos. Sé que en cuanto salga de aquí me
olvidaré de todo y ofreceré mi mejor show… A veces siento que necesito
ayuda, necesito a alguien que me dé ese empujoncito, que me ayude a
lograr dar ese pequeño pasito para completar el camino a la gloria.
Espero que ese alguien escuche mis ruegos y me ayude pronto. Necesito
que ese alguien sepa que yo, Selena, necesito de su ayuda para que todo
no se me escurra entre las manos. Espero que todo salga bien…
***
¡¡Psst, psst, aquí!!, me dice un señor escondido detrás
de unos carteles de una obra en construcción. Casi no percibí su
presencia. Iba casi corriendo camino al trabajo pues ya llegaba tarde,
por lo que nada ni nadie podía interferir mi corrida alocada hacia mi
objetivo diario. Encima iba escuchando la radio que me hablaba de los
males diarios por los que amanecíamos y atravesaríamos todo el día en
nuestro bendito país. Pero no pude evitar detenerme. Primero lo que me
llamó la atención fue la expresión de ese hombre. Había en él una mirada
de alguien que me estaba llamando por algo bueno o por algo que me podía
servir. Incluso pensé que había perdido algo en el camino y por eso me
llamaba. Luego me intrigó el hecho de que estuviera en impermeable en la
entrada de ese edificio en construcción. No es que el lugar estuviera
cerrado. No es que no hubiera nadie. Es más. Al lado de él pasaban los
obreros llevando en sus carretillas el material que servía para seguir
construyendo. Eso sí, el día estaba feo y una fina llovizna acariciaba
los cuerpos de todos los que andaban por allí. Dentro de lo perturbador
de la situación, al menos entendía lo del impermeable del buen señor.
“Vamos, no temas. Aunque parezca raro o peligroso, no tengo raras
intenciones. Sólo tengo una pregunta para hacerte”. Me acerqué sin
entender. Traté de ensayar un último intento para evitar acercarme con
un buen motivo: “Es que llego tarde al trabajo y me van a descontar el
día…”. “Selena. Tú admiras a Selena. ¿Te gustaría verla?”. “¿Qué? ¿Cómo?
¿Cómo sabes que me gusta Selena? Espera. Espera. ¿Estamos hablando de lo
mismo? ¿Te estás refiriendo a Selena o a Selena Gómez?”. El señor se
rió, me hizo un gesto con la mano juntando los dedos, me miró como
diciendo “Vamos, ¿de qué me hablas?” y luego más seriamente me dijo: “En
este mundo cuando se habla de Selena se habla de una sola persona.
¿Acaso no crees tú lo mismo?”. Yo lo miré con satisfacción, me reí y me
justifiqué diciéndole que al decirme si quería ver a Selena
lamentablemente no lo podría hacer aunque quisiera. Sí a Selena Gómez…
“¿Qué te parece viajar en el tiempo para verla? ¿Cuál sería el concierto
en el que la querrías ver? Seguro que querrás verla en el Houston
Astrodome, ¿no? ¡¡Qué bella lucía allí y que impresionante concierto dio
esa noche!!…”, me dijo el señor pasando al fondo del asunto sin escuchar
lo que le decía. “¿Pero quién eres tú? No me has dicho quién eres. ¿Cómo
sabes que me gusta Selena, que pretendes a cambio? Aparte, si puedo ir a
ver a Selena, no me voy a contentar con verla. Voy a querer evitar lo
que le pasó”, le dije sumiéndome en una profunda desesperación y
tristeza ... “Mira, allí, hay un bar. Tomemos un café y hablemos de todo
esto. ¿Aún tienes las fotos de Selena en tu mochila que las llevas todos
los días, no?”. Yo lo miré con suficiencia, abrí la mochila, tomé mi
bolsita de nylon en las que guardo un montón de fotos de Selena que
llevo todos los días de casa al trabajo y del trabajo a casa, y se las
mostré. “Debí suponerlo”, me dijo el señor sonriendo mientras entrábamos
al bar….
“Antes que nada te digo que si puedo ir atrás en el
tiempo y ver a Selena en concierto, prefiero ver a Selena en el Far West
Rodeo de diciembre de 1994. Es un concierto que se conoce por partes y
querría verlo completo. Además, me gustaría estar con toda esa gente que
colmaba el lugar. Quisiera corear el tema “No debes jugar” con todos
ellos y bajo la batuta de Selena, quisiera verla actuar con su canto,
con sus movimientos, con su voz, quisiera verla a Selena en su
plenitud…”. “Sí, tienes razón, es un bellísimo concierto que bien
merecería que todos lo vieran completo. Pero hay varios conciertos de
esa actuación de Selena en el Far West Rodeo. ¿Cuál elegirías?”. “¡¡La
que está vestida de azul!!”; le dije con firmeza y casi a los gritos.
“Reconozco que en el que lució vestida de rojo también estaba
espectacular, pero en el que te digo hay una interacción tremenda entre
ella y el público, y en todos los conciertos de Monterrey lo bueno es
que Selena tenía el público bien cerquita, a diferencia de lo que
sucedía en Estados Unidos. Allí se podía apreciar mejor el carisma y el
talento de Selena. Encima, ésa sería su última aparición en Monterrey.
Viéndola allí, ¿quién podía imaginar lo que sobrevendría después? No hay
caso. Por más que uno quiera aferrarse a los lindos recuerdos, siempre
lo malo estará atormentándonos…”, le dije meneando la cabeza. “Así son
las cosas, muchacho. Sé que a ti no te gustan que te hablan de
imponderables, de imposibles y del destino, pero sé lo que quieres a
Selena y que darías todo por ella. Debo confesar que es muy conmovedor
que te sacrifiques tanto por alguien que ya no está entre nosotros. Por
eso al menos quiero darte la oportunidad de que la veas. Es lo menos y
es lo más que te puedo ofrecer. Porque desde ya que no puedes decirle
nada que implique que Selena intuya lo que va a pasar. Si tienes la
oportunidad, no le puedes hablar ni de lo que sucederá ni de nada que
haga cambiar el curso de las cosas. Sabes que por allí, por querer hacer
un bien harás algo peor. Pero quiero que aceptes esta invitación. Quiero
que tengas oportunidad de verla. Tanto le has escrito, tantos recuerdos
sin haberla vista salvo en videos que al menos mereces esta oportunidad.
Además, por allí lo que veas te sirva para tus próximos escritos…”. “Sí,
tal vez tengas razón”, le dije sin mucha convicción, ya que para mí
escribirle es sólo exteriorizar mi admiración pero también mi angustia
por lo sucedido a Selena, y mi sueño imposible de que ella algún día
vuelva o de que alguien me certifique alguna vez que todo esto es sólo
producto de una tonta y absurda pesadilla. Nada de lo que yo vea
cambiará el panorama. El verla me hará ponerme contento pero por un
tiempito, tal vez pueda tener más conocimiento de ella, podré sentir en
toda su dimensión lo que es un concierto suyo, pero eso sólo hará que
pueda acaso escribir sobre ella con más detalle. Y no es que eso no sea
para mí suficiente, pero es como cuando pienso en lo que yo realmente
querría hacer por Selena. A mí sólo me interesaría ir a verla para no
sólo mirarla, sino para abrazarla, para agradecerle … y para buscar la
manera de que no suceda lo que sucedió. ¿Acaso este señor que sabe tanto
de mí no imagina que lo intentaré aunque sea de un modo elegante y sin
escándalos. Estaba por decírselo pero él llamativamente me interrumpió
en mis pensamientos extendiendo unos boletos. “Toma. Éstas son las
entradas para ver a Selena en el Far West Rodeo y es del concierto en el
que está vestida de azul. Por lo demás no te preocupes. Te sorprenderás
tal vez de cómo viajarás en el tiempo. Cuando llegues a Monterrey habrá
alguien que te esperará para llevarte. Está todo arreglado y
planificado. Verás a Selena y podrás sentir lo que es ella en vivo en
toda su dimensión. Podrás ver a alguien a quien que ya le has dedicado
parte de tu vida y lo harás hasta tu muerte, sin duda … Ya sabes lo que
no puedes hacer y sería bueno que no lo intentes. Procura que ese día
sea inolvidable para ti. De la vuelta yo me ocupo. Luego te digo.
Entonces, ¿qué me dices? ¿Aceptas o no?...
***
¿Estará bien que me ponga esta vez boustiers y pantalón
azules? Quiero cambiar. En el otro concierto me puse el conjunto de
color rojo. Me quedaba muy bien, hice un buen concierto, pero quiero
lucir con otro color. No sé por qué, pero intuyo que a muchos les
gustará y con el tiempo recordarán este concierto y para bien. Estoy muy
nerviosa. Sí, ya sé que lo dije antes. Además, siempre estoy nerviosa
antes de los conciertos. Pero esta vez mis nervios son diferentes. Son
nervios de expectativa, son nervios de crecimiento, son nervios de estar
cambiando de etapa en mi vida. Porque sé que haré un magnífico
concierto. Lo intuyo, lo percibo. Esa gente que me está esperando allí
me motiva y mucho. Nunca lo diré públicamente pero me gustan más los
conciertos en México que en Estados Unidos, pues en la República
Mexicana tengo al público bien cerca y eso me permite interactuar más,
jugar más, desplegar con más soltura mi voz, mi canto, mi baile. En mis
tierras, si canto en estadios, casi siempre tengo al público en las
tribunas y por lo tanto lejos. Muchas veces trato de salir del escenario
para acercarme pero a veces no puedo. Disfruto más en los lugares
pequeños en los que irremediablemente tengo al público casi encima de mí
o ya en los festivales abiertos en los que el público disfruta del
espectáculo estando en el campo y teniendo la oportunidad de observarme
desde cualquier lugar. Tampoco diré públicamente que el público en
México me resulta más atractivo pues exterioriza más, grita más,
participa más. Es cierto que por allí es bueno que se participe menos y
se escuche más, como ocurre en Estados Unidos, pero lo bueno en los
conciertos en vivo es que se vive más los temas, se siente, se puede
percibir lo que le gusta más al público y lo que uno representa para
ellos. Me estoy dando cuenta de que hablo mucho del público … Supongo
que ante la inminencia de este concierto en el que tendré mucha gente
tan cerca me hace pensar mucho en ese detalle, pero también pienso en
ello pues medito sobre mi futuro y sé que conviviré mucho con estos
escenarios en diferentes tierras. Me han dicho que en muchos países de
Sudamérica se viven los conciertos así, y según el país la gente
participa mucho, y le gusta cantar y bailar. Muchas veces cuando escucho
estos comentarios y cuando sé que se vendrán muchos conciertos en
Centroamérica y Sudamérica me pregunto qué será de mí en esas tierras,
cómo me recibirán, cuánto me conocen, qué esperan de mí, qué referencia
tienen de la música texana, cómo querrán verme, como la cantante latina
con su hits en español muy exitosos o bien en mi nueva faceta de
cantante de habla inglesa que tanto se pondera mundialmente. Me pregunto
si me verán como una más y me pedirán lo mismo que a todas, o bien si se
quedarán impactados por lo que les doy. Espero sorprenderlos como lo
hice por aquí. Tengo a mi favor mi esperanza y mi optimismo. Estoy en un
momento en el que todo se me da, todo se me cumple y todos mis sueños se
hacen realidad. Ya no sólo me destaco como cantante. También me destaco
como diseñadora. Nunca había estado en una posición así. Siempre corrí,
corrí y corrí en busca de objetivos y de lograr algún sueño. Siempre
tuve que vivir arriba de un bus esperando que la suerte alguna vez
cambie. Esta vez las cosas empiezan a ser diferentes. Ya puedo vivir mi
vida musical estando cada vez más tiempo en un lugar fijo que arriba de
un bus. Por primera vez pienso que hay que ver cómo se puede mantener lo
logrado, en vez de pensar en cuándo lograré algo en el negocio de la
música. Lo ocurrido este año me cambió la perspectiva. Antes iba
ascendiendo pero no pensaba en ver cómo mantenía al público pendiente de
mí. Hacía lo que debía hacer y le ponía mucho de mí, mucho de mi pasión,
mucho de mi espíritu para que la gente estuviera expectante de lo que
hacía. Ahora sé que el público me ha adoptado como su artista preferida.
Ahora sé que soy una estrella. Antes era una promesa en ascenso. Ahora
soy una realidad. Diría que este concierto será la ratificación de lo
que pienso y siento, y de todo lo que he logrado y madurado. El año que
viene será determinante para mí y para el grupo. No se tratará sólo de
mantener lo logrado, pues aunque quisiera no podría. Se vendrá un año en
el que no sólo saldré de Estados Unidos para ir a México y
ocasionalmente para Centroamérica. Ahora tendré giras más largas y más
lejanas. Y si por fin sale el disco en inglés tal tenga que ver cómo
compatibilizo las giras por toda América latina con las giras por todo
Estados Unidos con mi nuevo disco. No me sale decir en este caso que no
sé qué hacer, pues sí sé qué hacer. Soñamos, peleamos y nos sacrificamos
mucho para tener una oportunidad. Sólo una. Y aquí estamos. Sólo
tendremos problemas para ordenarnos un poco. Nada más. Es una etapa
nueva. Un mundo nuevo nos espera, pero eso me excita y me incentiva más.
Recuerdo cuando en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, se quedaron
asombrados cuando les dije que haría un disco en inglés, y me
preguntaron si no tenía miedo de apuntar al mercado anglosajón y a un
público tan distinto. Y recuerdo que les dije que seguro tenía miedo
pero también tenía en claro que había que arriesgar en la vida, que
debía probar ese camino para saber si lo podía lograr o no, si lo quería
lograr o no, hasta dónde podría llegar. Ahora que lo pienso, el miedo
tiene sus cosas negativas, paralizantes, pero también positivas y
movilizantes. El miedo no me hace conformar, no me hace detener sino
acelerar. Me hace vivir las cosas con más ganas, con más pasión. La vida
es una y hay que aprovecharla. Tal vez sea una verdad de Perogrullo pero
bien cierta y que yo lo aprendí en la práctica, en la vida. Por eso
tengo tantos proyectos y busco lograrlos sin perder tiempo. No me
dormiré en los laureles. Yo no quiero ser una más que se conforma con
poco. Yo soy Selena y quiero que me recuerden así, con ese nombre y por
lo que soy y represento ...¡¡Uyy!! ¡¡Ya es hora de salir a cantar!! Ya
me tengo que ir. Allí está el público coreando mi nombre y yo con todas
mis ganas de darle todo mi potencial. Les daré mucho más de lo que se
imaginan, como siempre. Les daré lo mejor para que me quieran siempre,
me recuerden siempre ¡¡y no se olviden nunca de mí!! Y definitivamente,
¡¡este conjunto en azul es más lindo que el rojo!!
***
“Sí, acepto”, le dije
finalmente. “Aunque te aclaro que difícilmente cambie de opinión por ir
a verla. Sabes que el verla me da placer pero a la vez mucha tristeza.
Sabes que todo que hago es por ella y por su recuerdo. Y sabes que
querré hacer algo, darle un indicio, algo del que tenga que pensar…”.
“Mira”, me interrumpió el señor, “yo estaré por allí. Tú no me verás,
pero yo sí. Primero, habrá que ver si puedes acercarte. Piensa que no es
nada fácil. Y segundo, yo no saldré a evitar lo que intentes hacer. Yo
creo que tú sabes que decir determinadas cosas antes de tiempo pueden
generar peores consecuencias que los acontecimientos ya pasados. Tú
mismo sabes cuál es el límite. No tengo que decírtelo. La misma mirada
de Selena te lo dirá…”. “¿Pero entonces para qué quieres que vaya? ¿Qué
sentido tiene? ¿Sabes lo que significa ir a ver a Selena y luego
marcharte con la seguridad de lo que pasará en meses? ¿Sabes lo que
significa para mí ver a Selena en un momento en el que está por
conquistar un mundo que se lo priva a través de una psicópata? ¿Acaso no
sabes que si por mi fuera cambiaría mi vida por la suya para que ella
tenga la oportunidad de vivir lo que este injusto y malvado mundo le
impidió?”, le pregunté con desesperación sin darme cuenta de que el
señor aprovechaba ese instante para llevarme a un auto y partir a un
rumbo desconocido. Cuando lo advertí, le dije que cuándo me dirá quién
es y cuándo viajaremos en el tiempo. “Ya lo estamos haciendo”, me dijo
mientras manejaba con gran concentración por una autopista primero, por
una ruta después. “Sólo mantente callado y atento. Y observa, pues en
breve estarás en Monterrey … en diciembre de 1994 … ¿Estás preparado?”.
Yo le hice un gesto afirmativo con la cabeza y seguí el trayecto en ruta
en silencio. Estaba nervioso. Tenía un nudo en el estómago. Esta
providencia me hacía pensar hasta qué punto no era un llamado, un pedido
de Selena y que yo iba a ese encuentro. Hasta qué punto este señor que
me llevaba no estaba cumpliendo otro sueño, otro anhelo. No sé bien por
qué pero sentía que estaba yendo por el deseo de alguien, por el ruego
de alguien. Se me repetía una y otra vez la palabra “pesadilla” y eso me
sobresaltaba. Miré al señor que estaba concentrado y ya no quise
preguntarle quién era, de dónde venía, qué quería realmente. Intuía que
saberlo sería aun peor …”Agárrate bien fuerte que allí vamos”, me dijo
el señor mientras subía el auto a gran velocidad por la ruta de un modo
abrupto. Yo no atiné a decirle nada, tenía mucho temor pero no
desconfianza. La velocidad del auto era increíble y casi me quedé sin
habla cuando advertí que abajo no había suelo y sentía como si
estuviéramos volando. Podía ver las ruedas como flotando en la nada
misma. Por un instante recordé la escena de la película “In
the mouthof
madness”,
de John Carpenter, en la que unas personas buscaban a un autor de
libros exitoso que se había fugado a un pueblo que según todos ya no
existía más, pero que ellos lo habían localizarlo cambiando de dimensión
yendo por una ruta camino a dicho pueblo. También recordé que la
película era de 1995, que el final era desolador y que nada era
casualidad en la vida. De pronto me sobresalté por el ruido del auto
producto de algún desnivel, ataque o mala maniobra. El auto se detuvo de
pronto y vi que estábamos en una calle pequeña en una gran ciudad. Y el
señor ya no estaba. Cuando estaba por llamarlo, se me acerca otro hombre
que me dice: “¡¡Bienvenido a Monterrey!! ¡¡Ya vamos!! ¡¡Selena está por
ofrecer un nuevo concierto!!
***
No sé cuánto llevamos de concierto, pero lo estoy
disfrutando. Debe ser por eso que he perdido la noción del tiempo. Pocas
veces me he sentido tan plena como tan linda. Las mujeres sabemos cuándo
nos sentimos hermosas y avasallantes. Éste es uno de esos momentos. No
sólo canto y bailo las canciones. Las vivo plenamente. Algo corre por mi
cuerpo. Algo pasa en mi piel. Si tuviera que representar aparte las
poses que hago, mi manera de cantar hoy, mi manera de expresarme ante el
público, creo que no sabría hacerlo, pues esta vez es distinto de todo.
Sólo me dejo llevar por lo que vivo, por lo que siento. Me siento bien,
segura de mí misma. Sé qué quiero y a dónde voy. Estoy en lo más alto y
lo disfruto. Y no es que sólo sienta que estoy en lo más alto por la
venta de los discos, por la cantidad de asistentes al concierto, porque
ahora me conocen más en la televisión, porque soy reconocida masivamente
por los grandes medios de comunicación, por la gran prensa. No. No es
eso. Estoy en lo más alto pues siento que he logrado mi propio estilo,
que he impuesto mi propia personalidad en el escenario. Así como me
siento plenamente mujer y no sólo una chiquilla que canta y es una
promesa, también me siento una cantante única a la que todos admiran, a
la que todos quieren imitar. No lo digo por vanidad. No lo digo por
soberbia. ¡¡Al contrario!! Soy más vulnerable de lo que se cree. Pero
siento una seguridad, una plenitud y un goce de ser como soy como nunca
lo había sentido antes. Me siento orgullosa de ser como soy. Me gusta
estar en este lugar. Me gusta ser Selena con todo lo que significa para
mí, para mi familia, para mi esposo, para mis fans. Soy la mejor. Me
siento la mejor. Es una sensación hermosa e indescriptible. Pero que se
entienda. No me siento más que nadie. No soy de las que va por las
calles mirando por arriba a las personas pensando que tiene derecho a
hacer cualquier cosa. No se trata de eso. Se trata de sentirse bien con
una misma, de gozar de hacer lo que a uno le gusta, de expresarse con
honestidad tal cual es, de sentirse admirada y respetada. Mientras muevo
mi cuerpo a uno y otro lado sólo siento placer. Y creo que cuando uno
transmite eso, el público lo capta y acompaña ese disfrute. Si llegué a
arengar a la gente a cantar conmigo la canción “No debes jugar” cuan si
fuera una estrella de rock es porque ya siento que puedo hacer lo que
quiero y generar sólo alegría en la gente. Disfruto del escenario,
disfruto del público. Aquí en el escenario yo me olvido de quién soy y
cómo llegué aquí. Sólo me limito a hacer lo que haría en cualquier
lugar. Sólo me limito a ser Selena. Y me da mucha alegría y satisfacción
que la gente me quiera tal cual soy. ¡¡Espero que me quieran siempre, no
defraudarlos nunca y que no me dejen nunca sola!!
***
¡¡Dios mío!! ¡¡Qué
artista!! ¡¡Qué mujer!! ¡¡Nunca vi semejante artista!! Selena es
distinta, distinta a todas. Su manera de cantar, su manera de
expresarse, su manera de bailar, su eterna risa, su mano en el pecho, su
sentimiento puro para cantar. ¡¡Y está tan bella con su pelo bien largo
y con flequillo!! Los grandes artistas se ven cuando están en un
escenario y Selena definitivamente lo es. Selena hace distinto todo. A
veces parece que lo que hace lo podría hacer cualquiera. Uno podría
decir que cualquier artista podría saludar como lo hace Selena,
cualquier cantante podría tener su voz, su carisma, su actuación. Pero
no. Selena es todo eso y mucho más. Ella le da un toque distinto pues se
las ingenia para mostrar todo de sí, sus sentimientos, su forma de ver y
de sentir las cosas, sus estados de ánimo, sus proyectos, sus sueños,
sus pensamientos, lo que quiere para sí y para el público. Ella no canta
la misma canción del mismo modo. Como mucho podrá tener dos o tres cosas
iguales en cada concierto, como su forma de mover sus manos en el inicio
de “Como la Flor”, su forma de sonreír y de mirar a
Don Shelton
en “El chico del apartamento 512”, su forma de increpar a sus ex novios
en “¿Qué creías?”, su manera de mirar al público en “Si una vez”, pero
lo demás … Lo demás es como le surge en ese momento y cada momento es
bien diferente. Ahora que puedo ver el concierto completo y ver a Selena
tan de cerca puedo apreciar lo tremenda que era como artista, cómo podía
hacer de cada canción mil canciones, cómo podía tener al público en una
sola mano. Selena es distinta … era distinta. Nunca veré a alguien como
ella, simplemente porque como ella no habrá nadie. A Selena le cabe muy
bien esa parte de “Qué creías?” en la que cantaba “¿Qué creías? ¿Que
como yo había muchas?”. Me dan tantas ganas de decirle que no, que como
ella no hay muchas, no hay una, ni dos, sólo está ella. ¡¡Qué artista
increíble!! ¡¡Qué mujer admirable!! Qué manera de cantar, qué manera de
ser grande siendo tan sólo ella misma, una cantante honesta y
tremendamente talentosa. Me da gracia y a la vez tristeza ver a las
artistas que se han consagrado después de ella, pues por más buenas que
fueren, si ella estuviera, todas quedarían relegadas a un segundísimo
plano. Pues la gente es sabia: pueden gustarle muchas pero sólo se
admira a muy pocas, y querer … diría que a una sola. Y es ver a Selena y
a la gente, y es ver cómo ésta admira y quiere a Selena. Lo que genera
esta mujer es único porque ella es única. No. No quiero que se vaya. No.
No puedo soportar estar viviendo y viendo a una mujer dando su mejor
concierto, gozando con lo que está haciendo sabiendo que en poco más de
3 meses todo se terminará de la forma más abrupta, del modo más
insólito. No. No lo voy a poder soportar … Después de ver este concierto
y de participar de algo tan hermoso como formar parte del coro que
coreaba el tema “No debes jugar” arengado y dirigido por Selena misma,
no puedo no decirle algo, no dejarle algo marcado en su mente, en su
corazón. Allí comenzó a cantar “Fotos y recuerdos”. Me voy a abrir paso
entre la gente. Voy a llegar hasta el escenario. Algo le tengo que
decir. Yo estoy seguro de que hay algo que desearía escuchar. Espero
poder decirle aunque sea algo que signifique que cambie la historia, esa
dolorosa historia…
***
No sé por qué pero en algún momento me vienen esos
miedos, esas pesadillas, esos sueños de los que nunca quise hablar, esa
sensación que nunca querría sentir… ¿Por qué me pasará eso? ¿A qué
realmente le temo? Lo pienso y me lo digo en el medio de este concierto
en el que me siento que he llegado al lugar tan soñado y que puedo ir
muchísimo más lejos si me lo propongo. ¿Y no será que hay algo que no
estamos haciendo bien? ¿Será por eso que le tengo tanto miedo a quedarme
sola? ¿Qué significará realmente para mí quedarme sola? ¿Hay algo que se
me escapa, hay algo que no haré bien, hay algo del cual no estoy atenta?
Pero bueno, Selena, no pienses en eso. Cada vez que hay una pausa entre
canción y canción me vienen estos miedos, estas preguntas. Será por eso
que trato de cantar las canciones sin pausa y cuando las hay trato de
cantar lo que sea, lo que me surja … ¡¡Y pensar que así nació “Bidi bidi
bom bom”!! Debería estar más atenta y pensar que es mejor no paralizarse
por el miedo y hacer cosas más productivas … Sí, eso haré. Voy a
aprovechar, ahora que estoy cantando “Fotos y recuerdos” para saludar a
la gente. Algo me dice que éste es otro buen momento para hacerlo…
***
No sé cómo no me ha matado el público. Si lo intentara en
mi país ya me hubiesen pulverizado. Pero se ve que aquí se respetan más
entre todos, pues sólo me basta con decir “Permiso” para seguir
avanzando al escenario. Tengo que llegar, tengo que llegar antes de que
termine la canción. Ya estoy, estoy bien cerca de ella. Justo está cerca
del lugar en el que estoy. Está saludando. ¡¡Ahí me vio!! Extiendo
desesperadamente mi mano: “Aquí, aquí, Selena. Como tú no hay muchas, no
hay nadie. ¡¡Eres única!! ¡¡Cuídate, cuídate por favor!! ¡¡Te lo ruego!!
¡¡No estás sola!! Está toda esta gente que te quiere mucho y que daría
todo por ti” y por un instante apreté su mano para que sólo sintiera lo
que me pasaba, y luego me la quedé mirando con ruego…
***
¡¡Cómo está el público!! ¡¡Es hermoso sentirse tan
querida!! Estaré un ratito más saludando a todo aquel que me alce su
mano mientras me canta o me dice cosas hermosas. ¡¡Uy!! Allí viene
alguien corriendo desesperadamente. Creo que me dice algo … Hay algo en
su mirada … Que soy única, que me cuide, que no estoy sola ... ¡¡Ahora
entiendo, entiendo todo!! Sé que significan esos miedos, esas
pesadillas. Gracias, gra… ¡¡Uy, ya no está ese chico!! ¿Dónde se habrá
ido?
***
La marea de gente me llevó lejos de Selena. Estaba triste
porque hubiese querido que ese instante en el que le tomé el brazo no se
fuera nunca. Y estaba ansioso por saber si ella pudo captar algo. Seguí
el concierto hasta el final pero con la misma tristeza con la que veo
algún video lindo, con la misma tristeza de saber que Selena no está
entre nosotros…
***
Espera un ratito, padre. Ya atenderé a todos, pero déjame
ir un ratito con A.B. a buscar a alguien. Son sólo 5 minutos y tienen
que ser ahora. ¿Vamos A.B.?…
***
“¿Y cómo la pasaste?”, me dijo el señor, quien se me
apareció de golpe a la salida. “Ella es simplemente estupenda, pero no
hay caso, siempre terminaré triste”, le contesté. ¿Crees que Selena
escuchó lo que le dijiste?”, me preguntó ante la sorpresa de mi parte…
***
“Sí, yo lo escuché y por eso vengo a agradecérselo”, se
me anticipó alguien en la respuesta a la pregunta del señor. Miro y era
Selena que me mira y se echa a reír. ¡¡Era ella, era Selena!! Yo la miré
y la abracé antes de que me viera llorar. Estuve un largo rato así
mientras Selena me decía “No llores, no llores, no hay motivo para
llorar. Creeme que entendí todo y no te preocupes. ¡¡Sé que nunca estaré
sola!!” y me dio un enorme beso. Yo la miré con ganas de decirle todo,
miré al señor con gesto de desesperación para que no diga más nada y a
A.B. luchando solo contra los fans para que esperaran un ratito para que
Selena los saludara mientras le hacía señas desesperadas a ella y a su
padre que estaba por allí. “Me tengo que ir, pero guárdate esto. Sé que
lo apreciarás. Ábrelo cuando ya no me veas. Cuídate muchísimo y sé que
nos veremos muy pronto”. “¡¡Así lo espero, Selena!! ¡¡Así lo espero!!” y
la abracé bien fuerte. Quería que en ese abrazo estuvieran expresadas
todas aquellas cosas que no podía decir, y que ella las sintiera. Cuando
nos separamos Selena me miró con ternura y me dijo: “Despreocúpate. Sé
lo que me quisiste decir y lo más lindo es que me lo hayas dicho ahora.
Tal vez más tarde no lo hubiese podido escuchar” y se fue dándome
besitos en el aire y saluditos con su mano mientras se la llevaba A.B.
quien también me saludó de lejos…
***
“¡¡Abre lo que te dejó Selena!!” me dijo el señor. Cuando
abro el paquete me encuentro con que era el boustier azul que llevó esa
noche con una notita: “You liked the blue boustier better than the red
one too?
I hope so! And if there aren't many like me ... it's
because you made me feel unique!
Love. Selena. 1994”. Leí y releí la nota mientras seguía
llorando sin parar. Al rato sólo pude decir, meneando la cabeza: “Espero
que haya servido de algo…”. “Servirá, servirá”, me dijo el señor. “¿Por
qué?”, le pregunté. “Tengamos fe. Yo también quiero que cambien las
cosas y por eso pensé que alguien que quiere tanto y tanto a Selena por
allí podría hacer que Selena cambie su destino. ¿No crees que es una
buena idea?”. Yo lo miré, me sonreí pues también entendí todo esa noche
y le di un fuerte abrazo. “Pues tengamos fe, entonces”, le dije y nos
fuimos riendo con la esperanza de que tal vez a la vuelta del pasado el
presente sea bien diferente con un mundo más lindo y más esperanzado, un
mundo lleno de Amor, con un mundo lleno del Amor de Selena…
(Se dice que lo último que se pierde es la esperanza. Y
yo sigo teniendo la esperanza de que algún día Selena vuelva a estar
entre nosotros. Este mundo no puede ser tan malvado, tan tonto, tan
injusto. Este mundo se dará cuenta alguna vez de que sólo podrá seguir
viviendo con el Amor de Selena, que sólo con ella habrá esperanza de un
mundo mejor.)
Yo te sigo queriendo, Selena, esperando. No me resignaré
nunca y aunque nunca pueda verte, al menos trataré con mi recuerdo de
que se te recuerde siempre y de que no te sientas nunca sola…
Recuerdo aquella noche … ¡¡Cómo olvidarla!! Tal vez para muchos esa
noche sea recordada como una de las tantas presentaciones lindas de
Selena, de una Selena que empezaba a despuntar internacionalmente, en la
que Texas comenzaba a quedarle chica, de una Texas que comenzaba a
tratarla como una Reina. Hoy, habiendo ya pasados los 20 años de edad
-más precisamente 26, teniendo ya más años de los que tenía Selena
cuando partió-, cuando revivo aquel concierto en el que participé, me
emociona ver a esa artista que no podía creer lo que estaba viviendo y
que le hacía ser una cantante tan humilde y tan apegada a su gente. Una
artista que aún pedía disculpas a una reportera si no le quedaba bien el
sombrero que llevaba puesto y que hacía que no luciera como debía, según
ella, ante las cámaras. Una artista que aún tenía temores y que no los
podía disimular, porque se sentía responsable ante su público y, sobre
todo, ante su familia. Una cantante que apenas llevaba unos meses de
casada y que llevaba su vida a todo vértigo y haciendo todo al mismo
tiempo. Pues al poco tiempo de casarse vino el rotundo éxito de “Como la
Flor” y de “La carcacha”, y eso la puso en exposición fuerte en México,
sobre todo en Monterrey, y de allí las giras a uno y otro país, a una y
otra ciudad. Selena grabaría su primer video en Monterrey con “La
carcacha” debido al suceso que había provocado Selena allí y sobre todo
porque en Monterrey Selena fue una explosión con ese tema, no sólo con
“Como la Flor”. El destino, como tantas cosas que provocó en Selena,
hizo que paradógicamente Selena nunca llegara a hacer un video de “Como
la Flor”, un tema que no fue sólo el primer número 1 de Selena, sino el
primer gran tema que nos llegó a todos los latinos por igual, sean de
Estados Unidos, de México o de cualquier país de Latinoamérica. Ése fue
un tema que nos llegó al corazón de todos y nos dejaron tan bonitos
recuerdos, como los que yo tengo de aquella noche de “Estamos en Tejas”.
Esa noche en la que fui protagonista sin querer serlo y que recibí como
premio más de un hermoso abrazo de Selena y el mote de “¡¡tan chiquita
pero picosa!!”. Yo estaba allí en el escenario sin querer estar en el
centro de él. Me contentaba con estar al costado del escenario esperando
mi momento para cantarle a Selena. Yo sólo quería agradecerle a Selena y
darle mi cariño a través de cantarle como se debe aquella canción, su
canción. Yo sólo recuerdo, más allá de las imágenes que se vean hoy día,
que estaba callada a la espera de mi turno. Tal vez, a diferencia de las
otras chicas que habían sido escogidas para hacer de Selena por un
ratito cantando “Como la Flor”, estaba callada pues quería estar lo más
concentrada posible como para no olvidarme la letra, tratando de que la
gente, el griterío, la necesidad de figurar de tanta gente no me
hicieran desviar de mi intención de dejarle mi mejor impresión a Selena.
Es cierto que era muy, muy pequeña, y que posiblemente no iba a ser muy
tenida en cuenta mi representación. De hecho, cada vez que veo el video,
en toda la etapa de selección de las cuatro chicas que subimos al
escenario y hasta el momento de comenzar a cantar yo casi no fui
filmada. Todo estaba más bien centrado en las otras chicas que eran ya
todas adolescentes. La única pequeña era yo y por suerte el destino hizo
que a mí me tocara en último lugar. Desde mi razonamiento más puro y más
sentimental, en el que yo lo único que quería era darle mi mejor
interpretación a Selena, yo quería sorprenderla, dejarla con la boca
abierta con mi mejor entonación, sabiendo bien la letra y no perder la
concentración. En definitiva, quería ser y actuar como Selena. Yo aún
siendo pequeña no buscaba allí en el escenario divertirme, copar el
escenario y hacer reír a la gente. De ninguna manera hubiese permitido a
mi padre, por más pequeña que fuera, que me llevara allí para cantar
mal, desafinar o no saber bien la letra. Eso hubiese sido para mí querer
ser yo protagonista sin pensar que eso no le gustaría a Selena, por más
que ella jamás lo haría notar a cualquiera de las participantes, pues
para ella lo más importante era su público y que éste fuera feliz. Pero
yo sabía, con esa intuición, ese pensamiento y ese sentimiento en grado
puro que tenemos los niños, en el que la mentira y la falsedad no son
moneda corriente, en el que pensamos que es normal decir y pensar lo que
realmente uno siente, que a Selena le gustaría que aprovecháramos bien
el momento, que utilizáramos esa oportunidad única para expresar nuestro
talento, nuestro homenaje, nuestro agradecimiento. Yo vi cómo en un
momento Selena, un poco en broma, un poco en serio, le decía a una de
las chicas que era un momento en el que ellas debían sentirse una “¡¡big
star!!”. Yo sabía que con Selena las cosas eran distintas pues ella era
bien, bien distinta a todas. Selena no era de esas artistas
superficiales, no era producto de un invento, ni la creación de nadie.
Selena estaba allí gracias a nosotros pero también gracias a su talento,
gracias a su don de gente. Con el tiempo supe que Selena había empezado
a cantar desde muy pequeña, a la edad que yo tenía en el momento de
cantar “Como la Flor” en el concierto de “Estamos en Tejas” de 1992.
Para ella siempre fue un desafío cantar. Ya en el escenario ella siempre
supo que no podría tomarlo a la ligera, como un pasatiempo, como un
“hobby”. Selena tuvo que cantar para mantener a toda una familia que
esperaba todo de ella. Es curioso. En aquel momento, con mis 7 añitos,
yo no lo sabía. No me hubiese imaginado ver a Selena cantando desde muy
niña. Pero mi intuición de pequeña y de mujer me hizo ver que esa
representación debía ser un verdadero homenaje y agradecimiento a
Selena. El tiempo me hizo ver que yo veía y sentía, en todo lo que
tuviera que ver con nuestra Selena, más de la cuenta, más de lo que yo
hubiese imaginado y querido pensar en ese momento…
¡¡Ay, si hubiese sabido todo, si me hubiese dejado llevar
por mi intuición y por lo que para mí significaba estar allí arriba en
el escenario!! … No sé, no sé, pero verdaderamente estaba allí arriba en
el escenario como si tuviera 30 años, edad que ni siquiera tengo en la
actualidad, y no 7, como los que tenía en aquel entonces …Yo recuerdo
que quería darle mi mejor homenaje a Selena, incluso tenía muy presente
la palabra “agradecimiento”, “homenaje”, “tributo”. En un punto yo tenía
la sensación de que le estábamos agradeciendo a alguien que recién
empezaba a ser una verdadera sensación a pesar de que hacía ya un tiempo
largo que cantaba y que en Texas ya era figura de al menos 6 años atrás.
Era homenajearla como si fuera una artista consagrada de extensa
trayectoria que está de vuelta o como si ya supiéramos lo que fuera a
pasar, como si intuyéramos algo terrible sin saber qué era lo tan malo
que pudiera suceder y en qué consistía. Si lo hubiese sabido, si al
menos todo lo que sentía pudiese haberlo visto ante mis ojos,
representado en mi mente, visualizado en alguna imagen, otra hubiese
sido mi actitud y mi reacción. Todavía puedo sentir el abrazo de Selena,
puedo sentir sus latidos, puedo escuchar su risa, puedo sentir su
emoción, puedo sentirla eternamente agradecida al abrazarme otra vez ...
Si por un instante se me hubiese representado allí mismo la escena de lo
que sucedería poco menos de 3 años después, no la hubiese soltado nunca,
me hubiese aferrado a ella y le hubiese dicho todo, todo. Si se lo tenía
que decir en el escenario, lo hubiese hecho. Si hubiese podido hacer que
me llevara al camarín con la excusa de que me diera un autógrafo o
cualquier otra cosa, hubiese esperado a ese momento y decirle todo sin
escatimar ninguna lágrima, sin reprimirme mis gritos y mis dolores.
Porque, como todo lo que sucede con Selena, cada recuerdo, por más lindo
que sea, nos lleva a ese instante de horror, a ese día nefasto, a esa
angustia que no nos la quitaremos más. Pues aquel día supe lo que era la
muerte, supe lo que era la pérdida, supe lo que es perder a un ser
querido, supe sin quererlo nunca lo que es ser grande de golpe, perder
mi niñez, mi inocencia, mi alegría. Cuando viví aquel momento, cuando
recibí la noticia, cuando supe que jamás volvería a ver a Selena me
pelee con la vida, me pelee con Dios, me pelee con la gente, aprendí a
odiar, a odiar a esa detestable mujer que le quitó la alegría a Selena y
nos quitó los sueños a todos nosotros. Yo viví ese terrible instante en
el que, ante la pérdida y en la necesidad de aferrarme a algo para no
morir en el llanto, no vivir en la tristeza, a abrazarme aunque más no
sea a un instante de alegría de recuerdo a nuestra Selena, me acordé de
aquellos abrazos de Selena, de aquella alegría de Selena, de aquella
emoción de Selena, recordé una vez más aquellas palabras (“¡¡Les dije
que era una niña picosa!!”), recordé que me dejó cantar un poquito más
“Como la Flor”, y maldije no haberme aferrado a Selena para no soltarla
nunca más, no permitirle que le hagan daño, no dejarla que se
entristezca, seguirle cantando para que esté alegre, hacer todo lo
posible para que tenga la mejor visión de nosotros, para que siga
viviendo, para que siga creciendo, para que sea muy feliz. No hay peor
sensación que la impotencia, la impotencia de lo injusto, la impotencia
de lo irremediable, la impotencia frente al horror … A Selena … ¿Cómo le
podía pasar esto a Selena? ¿Quién podía imaginarlo? Cada vez que veo
algo de Selena, pero sobre todo cada vez que veo algo relacionado con
ese concierto, no puedo dejar de llorar, pues cuando la veo cantar, la
veo hablar en un reportaje, la veo ser en cada instante de esa noche,
siento que Selena nunca deja de ser ella misma. No hace mucho veía un
reportaje que le había hecho un periodista de la zona apenas terminado
un show. Muchas veces pasaba, y eso era algo que no me gustaba, que
cuando la reporteaba un varón, éste se extendía hasta el hartazgo con
sus elogios hacia ella al quedar tan obnubilado por su belleza y por lo
impactante de su presencia. Se me dirá que me molestaba si los varones
quedaban obnubilados y enamorados de Selena apenas la veían. Para nada,
¡¡no me molestaba para nada!! Lo que pasa es que no me gustaba ni me
gusta cuando ponen en primer lugar la belleza física de Selena, no
porque no la tuviera ni que pensara que no fuera digna de destacar. Pero
resaltar sólo eso o muy enfáticamente esa virtud era vulgarizar lo que
realmente representaba Selena y a ella misma eso la incomodaba mucho y
no le agradaba demasiado. Pero ella era tan encantadora que igual
soportaba con una sonrisa estas situaciones tan comunes en un mundo muy
machista aún. Pues el que admira realmente y en toda su dimensión a
nuestra Selena sabe que lo que más impactaba e incluso enamoraba a
Selena era su presencia, su figura, su voz, su interpretación, su
carisma, su risa, su actitud, su trato con la gente. No era sólo su
belleza física. Si Selena hubiese sido sólo eso, no sería muy distinta
de tantas otras artistas. No hubiese sido una artista destacada. Sólo
sería una más, que para destacarse y tener cierta notoriedad tendría que
echar mano a lo que hacen muchas artistas de hoy, que es disfrazarse
para llamar la atención, fotografiarse con alguien muy conocido y
promocionarse un romance, pegar con un hit o vestirse seductoramente
para gustar sólo por su belleza. Si Selena hubiese sido sólo eso, no
sería Selena, sería una más, no sería distinta. Selena no tenía que
demostrar que era una gran artista: simplemente lo era. Pero Selena
tenía eso, que era distinta, y aún recuerdo cómo tomó con una paciencia
infinita que un reportero estuviera un largo tiempo hablando él sin
hacerle una pregunta. Encima hablaba al mundo hispano con un español aun
más precario que Selena. Cada vez que veo ese video me da vergüenza
ajena, pues veo la impaciencia de Selena para que le pregunte algo y él
sólo hablaba de lo grandioso del show, que no estaba mal decirlo, pero
ya que tenía a la protagonista exclusiva de todo ello había que
aprovecharla, ¡¡y él no lo hacía!! ¡¡Uy, Dios!! ¡¡Cómo desee ahorcarlo!!
Más de una vez le dije a través de la pantalla: “¡¡Pues pregúntale algo
de una vez!!”. Yo estoy segura de que Selena pensaba lo mismo, pero allí
estaba, sonriente como siempre y acostumbrada a soportar estas
cuestiones con su mejor predisposición, aunque evidenciando cierto
nerviosismo en sus movimientos. Fue tan absurdo todo que después de casi
dos minutos de monólogo del entrevistador mechado con alguna acotación
de Selena, cuando le llegó a preguntar algo, Selena no pudo evitar
reírse mirando a su padre que estaba detrás del camarógrafo. Así era
Selena, así fue su historia y por eso se la extraña tanto, sobre todo en
estos tiempos en los que nadie es ni por asomo parecida a ella, y en los
que si Selena estuviera todo sería muy, muy distinto. Pero bueno, parece
que el mundo eligió este camino y estos protagonistas de hoy, y aquí
estamos…
Ya en aquel momento podía observar a aquellas
adolescentes y sentía que para ellas Selena era su modelo a seguir.
Selena era para ellas esa amiga, esa hermana, esa madre que todo soñamos
tener alguna vez. Recuerdo que una de ellas la tomaba a Selena como la
artista del momento pero también como su confidente, como su amiga a la
que le podía confiar todo. Incluso recuerdo que alcanzó a decirle al
oído a Selena que si podía cantar a dúo con ella y eso mismo motivó que
Selena le preguntara al público sobre si debía hacerlo o no, a lo que
todos aprobaron efusivamente. Yo también sentía que muchas estaban allí
porque Selena representaba para ellas una hermana, una hermana a la que
encima le iba muy bien. Otra de las participantes, que tenía un nombre
rarísimo, lo que hizo que Selena se lo preguntara mil veces antes de
comprenderlo, la tomaba definitivamente como su amiga, pero como su
amiga de mayor edad a la que admiraba y a la que se le quería parecer en
todo. Y la otra participante era apenas una niña de unos 13 años que
quería cantar y sobresalir frente a su ídolo a quien tenía tan cerca.
Cantaba con fuerza, gritaba mucho pero le ponía ganas. Cuando Selena
pidió un fuerte aplauso para ella, sintió como si la niña hubiera
quedado defraudada por no poder cantar más. Selena llegó a decirle si
estaba enfadada. Ella le dijo que no, pero Selena, que no podía con su
genio ni con sus nervios, hizo una charada imitando a la niña que
supuestamente le decía con fastidio que estaba bien pero que le pedía a
los gritos que se fuera del escenario, pegándole incluso una patada en
el trasero. Definitivamente esas niñas habían tomado ese momento de
representar a Selena, de ser una “big star”, como un divertimento, una
alegría que compartía con su ídolo, con su amiga, con su hermana, con su
confidente. Les daba la posibilidad de estar cantando en público y de
estar ante tanta gente siendo el centro de la escena. Pero Selena no
sólo se quedaba compartiendo la alegría sino señalándole lo importante
que era tener una oportunidad y de aprovecharla al máximo. Con el tiempo
me di cuenta de que tras esa convocatoria Selena les daba una
oportunidad y quería darles su mejor consejo que era su vida misma.
Seguramente, Selena, al vernos a nosotras, seguro pensaría en complacer
a todas pero también sentía que debía hacer algo por todas las que
participábamos. Ella como nadie sabía lo difícil que era llegar al
éxito, pero no quería contarlo ella todo, pues entendía que cada uno
debía vivir su experiencia. También quería que la gente lo aprendiera y
lo entendiera. Para Selena era mejor que todos acabaran por entender lo
importante que era valerse por sí mismo y dar lo mejor de cada uno. Para
Selena era muy importante estar bien predispuesta y dar lo mejor de sí,
pues aunque supiera que era un juego, que era un divertimento, que era
sólo un momento para darse el gusto de cantar con ella, aun así Selena
quería darnos a entender que por allí si daban lo mejor encontrarían un
camino a seguir, un modo de vivir, una vocación que por allí no sabía
que tenían. Selena quería que sus admiradores no la adoraran como un
Dios o como fanáticos enceguecidos, sino que tomaran su ejemplo para que
ellos tomaran su camino. Así lo aprendió ella, así se lo enseñó su
familia y así quería transmitírselo a los demás. Siempre imaginé que
Selena hubiese sido una madre estricta, no severa, pero sí exigente. Le
hubiese dado libertad para hacer lo que quisieran a sus hijos pero
hubiese exigido buenas calificaciones, mejor conducta y ser un buen
ejemplo. Selena aprendió de su familia que había que seguir una línea de
conducta y ser un ejemplo en todos los aspectos de la vida. Y yo con mis
7 añitos podía darme cuenta de lo que pensaba y sentía Selena. Ahora
venía por mí, pero yo no me sentía nerviosa. ¡¡Para nada!! Estaba
esperando mi oportunidad, y acaso sabiendo a la perfección qué era lo
que más le agradaba a Selena, sólo permanecía callada, bien vestida para
la ocasión y esperando mi oportunidad para sorprender a Selena. Esta vez
sería yo y no ella la que generaría sorpresa y asombro. Quería ver si
Selena podía sentirse orgullosa de tener admiradores así, que siguieran
su ejemplo como artista y como persona…
Cuando Selena vino hacia mí nunca dejé de mirar al piso y
de contestarle todo lo que me preguntaba Selena. Cada tanto giraba mi
cabeza para contemplarla mientras me abrazaba y preguntaba. Sentía una
gran emoción, pero no me lo permitía exteriorizar en toda su dimensión.
Estaba concentrada en mi canto, en darle mi mejor interpretación de
“Como la Flor”. Recuerdo que le dije que me llamaba Sara y que no estaba
para nada nerviosa. De allí me vino el mote de “tan chiquita pero
picosa”. Creo que Selena se dio cuenta por mi actitud que lo que iba a
hacer era serio. O tal vez pensó que si lo hecho por las otras chicas no
cumplió con lo que ella esperaba, yo sí lo haría. Esa niña tan bajita
que era yo cumpliría sus expectativas. Cuando comenzó a sonar la música,
yo la seguí un poco a las apuradas pues me costó seguir el ritmo. Pero
enseguida encontré el registro exacto de la música y sólo me dejé llevar
por la letra rogando que no me olvidara de nada. Selena fue retirando
cuidadosamente el micrófono para dejármelo a mí y no dejó de hacer toda
clase de gestos de aprobación a la gente. Mientras cantaba, no podía
dejar de sentir esa hermosa sensación de haber sorprendido a Selena, de
que se quedara ella estática gozando del canto de una nena de 7 años que
sólo quería homenajearla como se debe, como hay que hacerle a Selena,
que es con tanto Amor. Pero no sólo Amor en el canto, sino en la vida,
pues para mí Selena era un ejemplo como artista y como persona. Cuando
terminé, Selena no dejó de elogiarme y de pedir un fuerte aplauso a todo
el público. Me abrazó fuertemente y me felicitó. Jamás olvidaré ese
momento: es el mejor abrazo y beso que recibí en mi vida. No me lo daba
cualquiera. No me lo daba alguien que le daba lo mismo lo que cantaba
uno u otro, o quién estuviera allí. Me lo daba alguien que era el
sentimiento, la pasión hecha canto. Fue un gran reconocimiento, que ni
acabó allí, pues por agradecimiento, y porque Selena sentía un no sé qué
si sólo me dejaba un minuto para cantar, me volvió a dar el micrófono
para que siguiera cantando “Como la Flor” y yo, sin necesidad de que
alguien me dijera nada, seguí cantando para la felicidad de la gente y
para el orgullo de Selena. Sólo allí me sentí en el centro de la escena,
me sentí una “big star”, porque Selena me había felicitado, porque
Selena me dio un lugar y un reconocimiento que no había tenido nunca…
Cuando acabé con el segundo estribillo Selena me volvió a felicitar toda
emocionada. Yo lucía como fría, como si sólo me hubiese importado estar
allí para cumplir y listo … pero no fue así. Estaba petrificada por la
emoción. Fue el momento más lindo de mi vida y sólo lo podría entender
yo … y también Selena. Yo había hecho lo posible para dar mi mejor
interpretación para dejarla a Selena con cara de asombro y de
satisfacción. Yo me había propuesto aprenderme no sólo la letra sino la
música de todas las canciones de Selena. Yo había ensayado esa canción
siguiendo el ejemplo de ella. Tuve constancia, puse no sólo mi voz sino
mi cariño a Selena. Para sorprender a Selena lo primero que me propuse
es ser como ella en todos los aspectos. Ella lo entendería…
Hoy a 16 años de lo absurdo me arrepiento una y otra vez
de no haber sido más cálida con ella, de no haber pensado que tal vez no
la vería nunca más. Luego de ese nefasto día aprendí a que tenía que
darle más valor a las cosas, a ser más agradecida, a dejarme querer, a
mirar, a compartir sentimientos. Siempre creí que, por estar callada y
mostrar mis gustos personales a cuentagotas, todos me entenderían, pero
no siempre es así … Nunca es totalmente así. El estar callada todo el
tiempo no es sinónimo de portarse bien. El estar callado es ocultar los
sentimientos, que nunca se saben a la vista de todos y de uno mismo
cuáles son. Si no, miren a esa mujer perversa que le quitó los sueños a
Selena. Pienso que aquel día del concierto hice lo que no estaba
habituada a hacer y seguramente el áurea de Selena fue determinante para
que fuera así. Porque antes y después de aquel maravilloso día, siempre
postergué mis cosas. Siempre dejé las cosas para después, para otro día,
para cuando estuviéremos en una mejor situación económica o en un mejor
estado anímico. Siempre pensé que los demás debían venir hacia mí y no
yo a ellos. Después de aquel nefasto día entendí que había algo
fundamental que yo no había hecho en homenaje a Selena, aun cuando había
creído que sí lo había hecho, por lo menos aquel hermoso día. Me di
cuenta de que no me desenvolvía como ella, que no exteriorizaba mis
sentimientos, que no reía a viva voz si lo sentía, que no lloraba si así
lo necesitaba. Selena no se podía permitir las cosas para después,
Selena no se dormía en los laureles del éxito, Selena no se conformaba
con lo que le daba la vida. Selena siempre iba por más, siempre tenía un
sueño que cumplir, siempre tenía algo que ofrecer, no se sentía más que
nadie, ella sentía que antes que esperar que el público le agradeciera
algo, era ella quien tenía que agradecerles a ellos. Yo no sé qué
hubiese sucedido si Selena hubiese conquistado el mundo y en su trayecto
debía dejarnos por un largo tiempo. La verdad que no lo sé. Pero lo que
sí sé es que Selena jamás dejaría de ser ella, que no podría evitar ser
ella misma en el escenario, que se dirigiría al público del mismo modo
que lo haría si se encontrara con cualquiera del público en la calle. Yo
lo puedo decir porque la vi, lo viví en el escenario, lo pude sentir. En
la vida uno siente quién es bueno, quién es malo, quién es auténtico,
quién es falso. Y si uno es niño, en el que la vida, el tiempo y las
experiencias no lo contaminan aún, uno advierte más acabadamente eso. Y
uno podía admirar a Selena, podía gustarle sus canciones, podía sentirle
mucho cariño, pero cuando uno la conocía, cuando uno advertía qué
encantadora era como persona, qué artista versátil era, que
predisposición tenía, qué humidad pero a la vez qué Amor propio tenía
para superarse, para destacarse, para proponer nuevas ideas, nuevos
ejemplos, nuevas propuestas, uno sentía que era única, que difícilmente
podría haber alguien así en el mundo. Lo más notable de Selena era su
empuje, sus ganas de vivir, de dar, de Amar y de ser amada. Siempre se
destacó de ella su humildad, pero eso era sólo parte de su personalidad
que no refleja toda la dimensión de su persona. Pues no es pecado decir
que alguien es ambicioso, si se hace con nobles armas. Y Selena era
ambiciosa, quería ser la mayor cantante internacional, quería conquistar
al mundo, quería que sus diseños fueran requeridos, reconocidos y
comprados en todo el mundo. Selena deseaba que su nombre fuera coreado
en todo el mundo, en todos los escenarios, en todos los estadios. Pero
nunca llegaría a esa meta mintiendo, defraudando a la gente, estafando,
engañando. Selena no era de esa clase de personas. Selena no podía
mentir, no sabía mentir, no podía estafar a la gente dando una imagen
equivocada de ella. Para Selena eso era tan importante como triunfar.
Aún recuerdo cómo decía en un reportaje que ella no podría actuar en una
película, en una telenovela, en una ficción, interpretando a un
personaje que tuviera características bien diferentes de las de ella.
Por eso dudo de qué sería de Selena hoy, pues debía enfrentar muchas
cosas que no podía tolerar, aun cuando tuviera el suficiente talento
como para ser admirada por todo el mundo. Selena era una excelente
artista y a la vez una muy buena persona. Una mujer sincera y auténtica,
que no engañaba a nadie. Además, cuando dudo de qué hubiese sucedido con
ella, es porque no puedo dejar de pensar qué le sucedió cuando debió
enfrentar a la primera persona que era una psicópata, mentirosa,
manipuladora, una persona que era capaz de hacer cualquier cosa para
lograr lo que se proponía, una persona bien distinta de Selena. A veces
pienso que Selena era muy buena para este mundo acostumbrado a lo malo,
a lo perverso, a la mentira, la superficialidad, a la falsedad, un mundo
que no le dio una oportunidad a Selena para que ella certificara que un
mundo distinto era posible, que un ser humano podía ser mejor, que una
humanidad se podía proponer mejorar siendo talentosa, sincera,
auténtica, trabajadora, luchadora. Eso es lo que me hace llorar. Que
Selena no tuvo la oportunidad que tuvieron tantos otros…
Y aquí estoy, extrañando ese momento, pero sobre todo
extrañando a Selena. Todavía no puedo dejar de sentir impotencia que
viva en un mundo que no se maneje con los parámetros con los que se
manejaba Selena. Un mundo habitado por personas que en vez de mirar qué
hacen por sus vidas sólo se fijan en las de los demás para criticarlas,
para evitar que sean ellos mismos, para que no triunfen con sus
esfuerzos y siendo ellos mismos. Parece que es más fácil ser falso,
mentiroso, cruel, estafador, mediocre y calumniador que honesto, bueno,
trabajador, auténtico, humilde, talentoso. Es notable ver cómo
cotidianamente muchas personas están más preocupadas en ver la “paja en
el ojo ajeno” que la “viga en el propio” ... Si todos fuéramos
conscientes de que es más fácil ser no sólo una buena persona y honesta
sino ser uno mismo tal cual es en todos los aspectos de la vida … ¡¡Si
supiéramos qué fácil es!! Tal vez si muchos de ellos descubrieran a
Selena, o si se preocuparan por saber quién era ella si no la conocían,
se darían cuenta de lo que estoy diciendo ahora. Yo puedo decirlo porque
la conocía y porque llegué a compartir con ella un momento bellísimo,
inolvidable, que lo llevaré por siempre en mi corazón. Pero llevarla en
mi corazón no significa que sólo lo diga y luego me dedique a hacer otra
cosa. Pues si hago eso entonces no me queda nada de ella, de su Amor y
de su espíritu. Además, como nos pasa a muchos de los que no sólo
conocimos a Selena, sino que llegamos a compartir algo de ella, no puedo
dejar de sentir la sensación de que tal vez podría haber hecho algo por
ella, de que tal vez debí haber advertido algo, de que por allí podría
haber evitado lo sucedido aquel día nefasto. Selena tenía tanto Amor,
tantas ganas de hacer y de vivir que eso alarga aun más nuestra pena y
nuestra impotencia, impotencia que se transforma en enojo y odio cuando
escucho a esa nefasta persona que le quitó sus sueños. Yo no sé cómo hay
gente y cadenas televisivas que le siguen dando espacio a esa clase de
gente. ¡¡Qué quieren ver de ella, qué se supone que buscan de ella si ya
todo está más que claro!! Yo creo que la gente que tiene que cumplir una
pena por un crimen del que jamás se arrepintió debería cumplir su
condena sin tener posibilidad de hablar más, pues ya utilizó todas las
posibilidades de hacerlo. Pero eso ya no importa. Sí importa no
olvidarse de lo que sucedió y si decimos amar a Selena hacer lo posible
para recordarla todos los días, demostrando con nuestros actos que ella
siempre está presente y no sólo en los días conmemorativos. Yo seguí mi
vida con esa herida abierta desde los 10 años, pero traté de
sobreponerme tratando de ser una buena persona buscando dar lo mejor de
mí y para los demás … en homenaje a nuestra Selena. Hoy soy médica y
psicóloga. Trabajo en hospitales tratando a niños que tienen crueles
enfermedades brindando no sólo mis conocimientos científicos para
recuperarlos sino dándoles Amor, que es lo que más necesitan. Siempre
les inculco que nada es imposible, que todo se puede lograr. Y les
traigo música y videos de Selena. No busco sólo que la admiren, sino que
también la conozcan. Quiero que sepan que para superar los peores
momentos no sólo hay que esperar algo de los demás. También tienen que
aportar su mejor predisposición, su esfuerzo y su optimismo. Y allí
tienen a Selena para que se den cuenta que se puede. Pero también les
enseño lo que le pasó. No les muestro parte de la historia. Les muestro
todo y les digo que si algo debemos aprender de ese nefasto día es que
por más buenas personas que seamos, por más que no dañemos a nadie, por
más que nos dediquemos sólo a mejorar nuestras vidas, siempre habrá
gente “de la otra”, y que a esa gente no hay que ignorarla o
subestimarla, sino tenerla en cuenta para nunca entrar en su juego, para
no caer en sus trampas, para que no le pasen lo que finalmente le pasó a
Selena. Y también me recibí de psicóloga para poder perfeccionar mi
labor de médica y para comprender más a la mente humana. En un futuro
estudiaré abogacía para contribuir a la justicia y para que cada uno
tenga lo que se lo merece, tanto en lo bueno como en lo malo. No me
detendré. Siempre haré más y más cosas que me gusten y me apasionen.
Cosas que me definan no sólo como profesional sino como persona. Tal vez
si hubiese sido por mí misma, no hubiese hecho nada, me hubiese costado
mucho más. Tal vez hubiese dudado de mi vocación, tal vez me hubiese
dejado influenciar por lo que me hubiesen dicho los demás. Pero todo
cambió cuando conocí a Selena, todo cambió cuando la vi y aprecié, y
fundamentalmente todo en mí se definió cuando Selena nos dejó. Siento
que algo le debo a Selena, que no le pude agradecer como es debido todo
lo que hizo por mí. Pero mientras la espero, mientras sueño con que me
encontraré con ella, mientras despierto cada día imaginando y deseando
que ella esté en algún lugar feliz y observándonos cada tanto, yo sigo
trabajando, viviendo, sonriendo, añorando, aportando lo mejor de mí
siguiendo el ejemplo de Selena, destacando su obra, destacando su don de
gente. Cada persona deja su huella, deja su impronta. Selena dejó una
fuerte huella en mi corazón. Y en agradecimiento yo haré todo lo posible
para que a ella se la recuerde siempre con Amor y para que nunca más se
sienta sola, para que nunca viva lo que vivió aquel nefasto día…
Porque siempre seré en la vida aquella niña “tan chiquita
pero picosa”…
(Yo también siento y pienso como Sara. Yo no la conocí en
su momento pero cuando tuve la enorme fortuna de saber quién era Selena
no pude olvidarla jamás. Yo también me siento en deuda por todo lo que
me ofreció, por todo lo que me brindó. Yo también la tengo en el
corazón. Yo también sueño con que cambiará el cruel pasado y el destino.
Yo también procuro ser mejor persona para dar mi mejor homenaje a Selena
que es tratar de ser como ella en todos los aspectos de la vida.)
Y hasta el día que me muera tú vas a ser mi Amor, Selena…
¿Qué hago yo aquí? Estoy temblando de miedo. No sé qué
hacer. Veo a ese público que me mira, que está esperando vaya a saber
qué de mí. Es terrible estar aquí. Por primera vez siento temor de que
la gente me rechace, de que no me quiera, de que sienta desilusión por
lo que les vaya a ofrecer. Sé que no estoy sola. Están en mis hermanos
en esta aventura y mis padres apoyándonos. También es un alivio que
estemos por actuar en el restaurante de mi padre y que el público lo
sepa. Claro que eso no es garantía de nada. Así como los comensales
pueden quejarse de una comida o de un platillo mal preparado, o de un
servicio mal atendido, pueden quejarse de nosotros. ¡¡Oh!! ¡¡Es terrible
esto!! Me siento como si fuera parte del menú, la sugerencia de la casa,
la recomendación del chef, ¡¡y con el temor de que al público no le
guste!! Siento que no saldrá nada de mi boca, que mi voz se ha acallado
por completo. Miro a un costado a mi hermano A.B. Él me mira conteniendo
sus ganas de decirme “Mira en lo que nos metiste” con aire de fastidio,
o tomándoselo con aire de sorna diciéndome: “¡¡Eso te pasa por tener
celos de mí!!”. Y en cualquier caso él tenía razón y valoraba el hecho
de que no me lo echara en cara frente al público. En todos estos días,
mientras ensayábamos para dar nuestros primeros conciertos en público,
me lo dijo una y otra vez, de mil modos diferentes, de mil modos
distintos, pero ahora sabía que estábamos en el mismo barco, en la misma
empresa, formando parte de lo mismo, que dependía de nosotros salir de
esta situación. A.B. no sólo contenía su terror, su fastidio, su
incertidumbre, sino que me daba ánimos con su mirada, y con sus
indicaciones sobre cómo y con qué empezar. Por un instante nos olvidamos
de que queríamos estar en cualquier lado menos aquí y que tal vez
después de ver el resultado de nuestra primera performance en público,
nuestro padre desistiría. Pero en nuestro fuero más íntimo sabíamos que
nuestro padre nos insistiría con seguir a pesar de cualquier
inconveniente, a pesar de cualquier circunstancia. ¡¡Maldigo haberme
puesto tan celosa de A.B.!! Pero es que no lo pude evitar. No podía
soportar que mi padre le diera más importancia a él y a su bajo que a
mí. Sé que está mal, sé que él es mi hermano y que mi padre me quiere,
pero bueno, también es cierto que los hermanos se pelean y se celan. Yo
vivo jugando y a la vez peleándome con Suzette y con A.B. Eso es normal.
Es normal jugar, agredirse tirándose con almohadas, poniéndole al otro
un chicle en el pelo, escondiéndole cosas, pegarle una palmada y darse a
la fuga. No digo que esté bien, pero es normal. Tampoco está bien
escondernos todos en un garaje luego de hacer una travesura por miedo a
que nuestro padre nos regañara. Tan mal estaba que yo una vez me asomé
mientras él nos buscaba en son de paz y lo único que logré es que
fuéramos fuertemente castigados. Yo siempre fui así. Hacía travesuras y
después creía que podía siempre enmendar la situación … Y no siempre se
logra eso. No siempre …
Ahora me doy cuenta de que no todo depende de uno para
solucionar las cosas. Ni tampoco ningún plan te garantiza que te salgas
con la tuya y menos medir las consecuencias. Nunca imaginé que por
aprenderme unas canciones viejas de las que solía entonar mi padre o que
solía ensayar con su guitarra tendría esta respuesta. Yo sólo temía que
mi padre no me quisiera más. ¡¡Eso era todo!! Pensé que ese bajo que le
había regalado a mi hermano A.B. sería mi perdición. Sentí que ya no
sería su linda Selena, la nena de la casa, la baby, la niña que con su
sonrisa todo lo podía, a todos convencía, a todos agradaba. Por primera
vez sentí que perdía la confianza en mí misma. Las risas y los aplausos
que lograba A.B. ante cada acierto en su instrumento me hacían sentir
que ya no llamaba la atención, que a nadie importaba, que las cosas ya
no serían lo mismo. Podría haberme quedado llorando en un rincón. Podría
haberme lamentado por mi suerte … Desde ya que lo hice y mucho pero
siempre a escondidas y sin que nunca se diera cuenta nadie,
absolutamente nadie. Siempre disimulé mis reales sentimientos, sobre
todo los de dolor. Por alguna razón no quería mostrarme débil, no quería
mostrarme que me podían ver derrotada. Cuando interiormente superé el
mal momento, me avoqué a “reconquistar” a mi padre, a lograr que se
volviera a fijar primero en mí. Durante un tiempo busqué y desempolvé
unos viejos libros de canciones que mi padre tenía bien guardado en su
cuarto y me las aprendí. No sé cómo hice tan rápido. No sé cómo me las
ingenié para no sólo aprender bien la letra sino también la melodía.
Pero lo hice. Si hay algo que aprendí por mí misma es no darme por
vencida nunca, ni aún vencida. En todos los ámbitos de mi vida he sido
siempre así. Aun con mi corta edad, bastaba para que me dijeran “Hey,
Selena, te desafío a que no me ganas en el juego de beisbol”, o me
retaran a algún juego, o me pusieran a prueba en cualquier circustancia,
para que yo encarara el reto y no parara hasta lograrlo. Muy pocas veces
he perdido. ¡¡Hey!! ¿Perdí alguna vez? … Sí, es una broma, una de mis
clásicas bromas … Es un chiste. Estoy jugando Pero sí es cierto que no
iba a permitir estar en costado viendo cómo me dejaban a un lado y yo
sin hacer nada. Pensé y estaba confiada en que mi padre se fijaría en mi
canto y le gustaría lo que estaba haciendo … al menos por un tiempo. No
pensaba en que podía durarle para siempre su idilio para conmigo, para
con mi forma de cantar … Pero tampoco supuse que iba a generar lo que
generó. Recuerdo que a propósito dejé el libro de canciones en una de
las mesas que había en el garaje en el que mi padre solía cantar sus
canciones, esas canciones que solía entonar con su grupo Los Dinos. Yo
sabía que él extrañaba esos tiempos y que muchas veces se refugiaba allí
para al menos sentir un consuelo ante la frustración de haber dejado el
negocio de la música para ser un simple empleado de una compañía
petrolera, ocupación que la podía hacer sin problemas y con total
eficiencia, pero que la detestaba por ser aburrida y sin que pudiera
desarrollar allí su creatividad. Yo todo lo sabía a pesar de ser muy
pequeña, pues todo lo observaba, todo lo miraba y quiero mucho a mi
padre. Esperé a que le llamara la atención que estuviera ese libro allí
y preguntara quién lo dejó en aquella mesa. Cuando eso ocurrió, yo me
apresuré a decirle que había sido yo. Le expliqué que lo estuve mirando
y de paso que me había aprendido las canciones que se incluían allí. Y
tal como yo lo había imaginado, mi padre se rió y me dijo que era
imposible que yo supiera esas canciones. Yo lo miré desafiante y le
dije: “¿Que no me las sé? ¿Estás seguro? ¿Quieres retarme? ¡¡Te apuesto
10 dólares a que sí las sé!!”. Mi padre se asombró de mi seguridad sin
dejar de sonreírse, pero valoró que defendiera mi posición y que lo
desafiara. “¡¡Pues bien!!”, me dijo mi padre poniéndose un poco más
serio y extendiendo su mano. “Te doy 10 dólares si te sabes las
canciones de este libro. Yo escojo cualquier canción y tú al menos me
cantas el comienzo. ¿Trato hecho, Selena?”. “¡¡Trato hecho!!”, exclamé
yo estrechando su mano. Sentía satisfacción de saber que lo iba a
sorprender. Sabía que mi padre no tenía idea de cómo cantaba. Tampoco
pensé si eso podía importarle. La apuesta aquí era por si sabía esas
canciones que él las conocía a la perfección y que las llegó a cantar
con su grupo en vivo … “¿Estás lista, Selena?”, me dijo mi padre
mientras tomaba su guitarra. “¡Lista!”, le dije yo contenta, orgullosa y
satisfecha de haber logrado ser de nuevo el centro de atención de mi
padre. Por fin no lo veía a él de lejos, sonriendo de satisfacción
viendo cómo aprendía a tocar el bajo mi hermano. Tuve la seguridad de
que todo dependía de mí para que los ojos de mi padre se apoyaran
siempre en mi persona. Estaba segura de que lo sorprendería. Estaba
segura de que de allí en más mi padre querría escuchar cómo sabía sus
canciones. Estaba segura, convencida … Nunca supuse que lo sorprendería
tanto. Nunca supuse que mi vida, su vida, la vida de todos nosotros
cambiaría para siempre, sin saber aun hoy si ese cambio será para bien o
si nos llevará a la ruina…
Ahora que lo pienso, mientras nos preparamos para dar
nuestro primer concierto, veo cuáles fueron las reales consecuencias de
semejante apuesta, de semejante expectativa, de semejante jugada para
llamar la atención de mi padre, para que yo siguiera siendo su baby.
Todavía puedo recordar los gestos de asombro de mi padre. Ya no se
trataba de que supiera las canciones. Ahora lo que estaba en juego era
mi talento para cantar. Mi padre trataba de disimular su asombro y
satisfacción por mi forma de cantar, de entonar, de saber bien las
canciones. Prefería seguir con el juego y me desafiaba y mucho …
“¡¡Vamos, Selena!! ¿A que no sabes la canción “We belong together”? ¿A
que no sabes “Over the rainbow”? Y mientras ganaba mi reto cantando una
y otra canción, mi padre iba dejando de desafiarme y sólo me dejaba
cantar. Ya no disimulaba más su satisfacción y su orgullo, pero notaba
en la expresión de su cara que había algo más, que veía en mí algo que
yo no podía apreciar del todo pero lo intuía. Yo también me sentía
extraña. Porque al cantar frente a él, noté que me había desinhibido y
ya no lo hacía sólo para ganarle la apuesta. Podía haberle dicho: “¡¡Ahí
lo tienes!!! Te he vencido. ¡¡Las sé todas!! ¡¡Dame mi dinero!!” y
haberme ido de allí saltando de felicidad. Pero no lo hice. Seguí
cantando y cantando hasta que mi padre dejó de tocar la guitarra, sonrió
de una manera que nunca lo vi hacer en mi vida, toco mi cabecita, sacó
su billetera, me dio los 10 dólares y sólo me dijo: “¡¡Te felicito!! Me
has vencido justamente. Tienes bien merecido ese dinero”. Y me dejó ir.
Yo me fui corriendo al parque a jugar con la seguridad de que mi padre
me tendría en el centro de su atención. Por eso no le comenté nada a
nadie sobre lo sucedido. No quería que nadie supiera lo que había hecho.
Total, tarde o temprano se iban a enterar, cuando tal vez mi padre me
hiciera cantar delante de mi familia mientras A.B. tocaba el bajo. Tal
vez, pues no descartaba que mi padre sólo quería que por el momento sólo
le cantara a él para hacerle compañía en aquellas tardes en las que
quería recordar aquellos viejos tiempos, aquellos tiempos en los que él
era feliz con su banda, con su música, haciendo lo que él siempre quiso
hacer, lo que más le gustaba, lo que siempre deseó ser en la vida. Nunca
supuse que aquel viejo sueño que él siempre tuvo, y que estaba dormido y
condenado a quedar encerrado en aquel viejo garaje, despertara con todos
los bríos y con todas las ganas de retomarlo, esta vez conmigo. No me
imaginé que su sueño iba a continuar con mi presencia y cantando. Y
mientras yo suponía que mi canto acaso fuera una compañía que lo podía
hacer vivir y recordar con alegría aquellos viejos tiempos, una
felicidad que compensaba la frustración de no poder seguir haciendo lo
que más le gustaba, mi padre pensaba en ir mucho más lejos. Él no se iba
a limitar a que ese sueño se quedara en un garaje. Él vio en mí que
podía continuar su viejo sueño. Tal vez su tiempo había pasado, es
cierto, pero los sueños nunca mueren. Y esos sueños se los iba a cumplir
yo, y a través de mí, de mis hermanos, de mi madre, de toda la familia.
Lo que para todos era un sueño terminado, para mi padre era un sueño
apenas dormido por un tiempo y despierto ahora, bien despierto para
hacerlo concretar…
Miro atrás y veo a mi hermana con un aire medio
angustiada, medio alarmada, medio enojada, con tanto miedo como todos
nosotros. Pero yo entendía lo que le pasaba. Ella se sentía totalmente
ajena a todo esto. Sentía que estaba allí porque tenía que ocupar un
lugar, como parte de la familia que es. Pero su situación no era la mía,
pues el grupo fue formado para mí. Hasta el nombre lo decía todo:
“Selena y Los Dinos”. Mi hermano tocaba el bajo y mal que mal podía
seguir aprendiendo tocando en el grupo … ¿Pero Suzette? Ella no quería
tocar la batería. Si hubiese sido por ella no hubiese hecho nada más que
mirar. Tenía que aceptar el rol como mi madre, sólo que mi madre
acompañaba a mi padre pues era la esposa, pero mi hermana sentía con
lógica que no era ésa su obligación, y quería tener su vida normal como
A.B. y como yo, con la diferencia de que ella quería estar totalmente
alejada de la música. Recuerdo que un día de ensayo en el que mi padre
nos había filmado para que se viera cómo tocábamos, Suzette ni miraba a
la cámara. Estaba de costado mirando para abajo. Ni siquiera cambió de
posición con una ocurrencia mía, diciéndole a mi padre cuándo íbamos a
comenzar a cantar en vez de seguir hablando. Todavía puedo sentir su
risa y ver de refilón cómo mantenía su mirada para abajo recostada sobre
su izquierda … Ahora la veía y me sonreía. No estaba para nada
convencida pero aceptó el mandato familiar. Ella sabía que cumpliendo lo
que se le pedía a la larga podría tener su vida normal como tanto lo
anhelaba. Yo entendí esa expresión y ese sentimiento, pues compartía con
ella y con A.B. esa necesidad de hacer las cosas bien para a la larga
poder cumplir nuestros sueños personales. Yo no me imaginaba estar aquí.
Hasta que se me dio por cantar soñaba con ser diseñadora y en mis juegos
solitarios estaba el hacer pequeños dibujos de vestidos que se me
ocurrían, que me gustaban. Aunque yo quería sólo jugar como cualquier
niña, me gustaba cantar y mostrarme como tal. Sentía, a diferencia de mi
hermana, que quería destacarme en algo fuera de lo común, que tenía más
inquietudes que sólo tener una vida normal como cualquiera. Por eso
pensé que el cantar acaso me permitiría ser famosa y con la fama poder
ser una gran diseñadora con inquietudes. Suena una quimera, ¡¡pero quién
sabe!! ... En vez de tomar todo esto como una simple locura de mi padre
y sentirnos frustrados por no poder hacer nuestra vida normal,
preferimos seguir el sueño de mi padre para que, una vez cumplido,
pudiéramos hacer posibles los nuestros. ¿Pelear con nuestro padre? …
¡¡Imposible!! Él ya estaba determinado a seguir esto cueste lo que
costare y caiga quien cayere. Ahora que lo pienso, creo que yo soy muy
parecida a él. Yo también cuando me propongo hacer algo no me detengo
hasta lograrlo. ¿Acaso no estamos aquí porque me propuse llamar la
atención de mi padre? ¡¡Y vaya si lo logré!! Pero todo el trajín que
padecimos hasta llegar aquí no fue fácil de abordar. De jugar a estar
encerrados en una habitación tratando de parecer una banda de vaya a
saber qué no fue nada fácil. Ver a nuestro padre enceguecido yendo de un
lugar a otro con instrumentos para que tuviéramos todos los elementos
que nos permitiera tocar, con nuestra madre detrás tratando de
recapacitara en lo que hacía, no fue algo fácil de entender para
nosotros. Creo que desde ese momento mis hermanos y yo crecimos de
golpe. Es como si hubiesen pasado como rayo unos 10 años y ahora
nosotros razonáramos de pronto como adultos. Desde ese momento mis
hermanos y yo nos hicimos más confidentes que nunca, pues más allá del
apoyo familiar y las indicaciones de mi padre, los que estábamos en el
escenario dando la cara éramos nosotros. Dependía puramente de lo que
hiciéramos en el escenario para seguir adelante. Con quien más me
involucré en este sentimiento fue con A.B. Él y yo sentimos que no
bastaba con simplemente cantar bien unas viejas canciones. Que debíamos
encantar a la gente con nuestras actuaciones y con nuestras
composiciones. Que a la larga había que hacer mucho más si queríamos
llegar muy lejos. Desde ese momento nos hicimos más unidos que nunca y
mucho más comprensivos uno del otro…
¡¡Cómo me costaba entender a mi padre sobre el sentido de
cantar en español!! ¿Para qué? ¿Por qué? Si yo no quiero ser una
cantante hispana. Yo quiero ser como Gloria Gaynor, como Donna Summer,
como esas artistas norteamericanas que brillan no sólo con su voz sino
con su presencia. A mí me gusta la música disco, el rock, el country,
cantar en inglés, ¡¡pues yo hablo inglés, no español!! Sé de mis
ascendientes, pero yo no me crié con eso. ¡¡Ni siquiera mis padres me lo
inculcaron!! Claro, luego mi padre habló de su vida, de todo lo que tuvo
que sufrir, de la discriminación, del error de sólo cantar en inglés y
al no saber canciones en español perderse la oportunidad de cantar en
tantos locales de la comunidad mexicana en Corpus Christi. “¿Por qué
crees que puse un restaurante de comida mexicana, Selena?”, me decía mi
padre. Para gente como nosotros, gente mexicana que hace tiempo vive
aquí y que extraña su música, quiere seguir viviéndola, quiere bailar,
no quiere perder su tierra aunque ahora viva aquí y hable más inglés que
español. ¡¡Ojalá me hubiera dado cuenta yo de eso!! Si hubiese sido así,
cantaría en español desde joven. Ése fue mi error, mi Selena. Debí haber
tenido un plan B. Debí haber apostado a las dos músicas, a la de mis
orígenes, a la de mis ancestros, y también a la que adopté al vivir
aquí. Por eso a la larga tuve que abandonar todo, muy a mi pesar y
además porque ya éramos muchos en la familia como para esperar tanto
tiempo la oportunidad que tanto deseaba que llegara. Pero contigo es
diferente, Selena. Tú eres pequeña, tú tienes tiempo, tienes un largo
trecho para recorrer. Es por ello que les pido paciencia a ti y a tus
hermanos, le pido un ratito de cada día para que toquen, para que
practiquen. Y a ti te pido un esfuerzo más, pues tú tienes el talento
especial, tú tienes ese algo distinto que no lo posee nadie. Creeme,
Selena, que aun siendo tan pequeña, te puedo asegurar que nadie es ni
será como tú. Ya me creerás cuando crezcas. Ya verás cómo la gente te
querrá, como todos cantarán tus canciones, ya verás que estas palabras y
elogios que te prodigo te lo dirán otros. ¡¡Ya verás cómo se enamorarán
de ti!! Tú tienes voz, talento y una gracia increíble. ¿Pero sabes qué,
Selena? No alcanza con eso. Muchos no te prestarán atención pues eres
muy pequeña. Otros te discriminarán por ser latina y mexicana. Y creeme
que no quiero que vivas mi experiencia. No quiero que te preguntes por
qué a una persona la atienden para cantar y no a ti. Por eso impáctalos
con tu canto y te lo pido encarecidamente … Canta en español, aprende
aunque más no sea en forma fonética cada canción. Yo te ayudaré. No
importa si al principio no entiendes bien de qué se trata. Ni siquiera
interesa si no lo hablas bien o directamente no lo hablas. Interesa, eso
sí, que los impactes cuando lo cantes. Conmuévelos. Pon tu mano en el
pecho, cuando llegues a una palabra que sepas lo que significa pon tu
cara expresando lo que significa para ti. ¿Ya sabes lo que significa la
palabra “Desprecio”, no, Selena? Pues bien, cuando cantes y llegues a
esa palabra enséñale a la gente lo que sientes en ese momento. Sé que te
los ganarás. Y recuerda. Siempre sé amable con la gente que te está
escuchando. Y aprende y grábalo en tu mente y en tu corazón: sin ellos
no lograrás nada, sin ellos Selena y Los Dinos no existirán. Salúdalos,
hazle saber que los conoces y les cantas a ellos, salúdalos
personalmente y sonríeles. Pregúntales cómo les va en sus vidas, que
hicieron ese día, que harán mañana. Ellos seguro se enternecerán y con
el tiempo lo tomarán como un gesto que te enaltece. Piensa en que si los
conquistas a ellos conquistarás el mundo. Y yo confío en ti. ¡¡Estoy
seguro de que lo lograrás!! Pero te lo pido. Haz ese esfuerzo. Aprende
bien el español. Es nuestra gran carta. Tal vez tengamos que hacer más
de una vuelta para llegar a nuestro gran objetivo. Tal vez te destaques
primero como artista en español y luego recién en inglés. ¿Quién sabe?
Ya veremos … Lo importante es que tú debes esforzarte y yo me encargaré
del resto. ¿Alguna pregunta, Selena? ¿Algo que me quieras decir?”.
Yo le dije que no con la cabeza y mi padre se fue a
seguir preparando los equipos para el concierto. Siempre en esos
momentos de mucha presión para mí y de incertidumbre, mi madre se
acercaba y me preguntaba qué pasaba o qué necesitaba. Pero esta vez me
sugirió algo: “¿Por qué no bailas? ¿Quieres que te enseñe a bailar la
cumbia?”. Fue un gran consejo de mi madre. El aprender a bailar esa
nueva música me sirvió mucho para distenderme, para distraerme, para
divertirme mientras trabajaba, para reírme mientras hacía algo que
desconocía y que nunca hubiese imaginado que iba a hacer … ¿Cantar en
español, bailar “La lavadora”? Nunca lo hubiese imaginado. Me sentía tan
rara, tan exótica. Pero enseguida me adapté. Nadie ni nada me iban a
decir que fuera imposible hacerlo. Y si bien todas estas cosas las
hacíamos por el sueño de mi padre, yo sentía que cada día estaba en
juego mi orgullo, mi Amor propio, mi tozudez. Tomé esas palabras de mi
padre y el optimismo de mi madre para trazarme un plan. Buscaría
encantar al público poniendo sentimientos, toda mi pasión, mi alegría,
mi tristeza, mi desazón, mi optimismo. Buscaría cantar a la perfección y
a sorprender al público con mis expresiones. Pero los impactaría también
con mi baile, con mi gracia. Incorporaría todas las cosas que hacía
cotidianamente para ponerlas en el escenario. Si a veces hacía reír en
los ensayos, hacía bromas o salía con algo ingenioso, ¿por qué no lo
haría allí mientras tocaba con mi banda? Empecé a pensar que siendo yo
misma podía lograrlo y que luego con el tiempo podría incorporar otras
cosas. En el futuro pienso en cambiar vestuarios con mis ideas y mis
proyectos. Me encanta diseñar y me gustaría poder hacer mis propios
vestidos y diseñar la ropa de mi banda. Eso lo haré en el futuro. No es
que no me agrade lo que me pongo, pero me gustaría ponerme otras cosas.
Igual, como ahora no hay dinero, no podré innovar mucho, pero cuando sea
famosa yo armaré mi propio vestuario y el de la banda. ¡¡EEyy!! Muchas
veces hablo como si todo estuviera escrito. Y me falta todavía. Lo que
pasa es que siento que no puedo esperar más, que me salgo de la vaina.
Quiero lograr todo, así puedo vivir tranquila en el futuro. Quisiera
poder vivir en paz como no lo pude hacer en muchísimo tiempo…
Sé que aún soy muy pequeña y cualquiera que me ve o
cualquiera que me escucha puede sorprenderse de lo que digo. Pero a esas
personas les diría que en este tiempo he crecido mucho. Sé que mi vida
no será normal nunca. Nuestro destino está marcado. Porque a la larga
todos viviremos de la música, y si nos va mal, que Dios nos ayude. Pero
no debemos recurrir a Dios por estas cosas. Nosotros somos los que
debemos encausar nuestro futuro. Las dificultades deben ser superadas
sin pensar que nunca podrán ser solucionadas. Sé que no cursaré mis
estudios regularmente. Sé que viviré más arriba en el Big Bertha que en
una casa. Pero nuestro destino ya está sellado. Se determinó en el
momento en el que mi padre decidió armar una banda de música con
nosotros … Pero ahora que lo pienso bien, ¡¡yo forjé mi destino y el de
mi familia!! Ese destino lo forjé en el momento en el que, por los celos
a mi hermano, decidí aprender unas canciones viejas y encantar así a mi
padre. Tengo que admitirlo: he sido yo. Y la vida me ha enseñado a que
uno tiene que hacerse cargo de lo que se dice y de lo que se hace.
Tendré que asumir que estoy aquí por algo, que yo he forjado mi propio
destino. Desde ya que no se trata de esconderse y mirar para atrás. Se
trata de poner lo mejor de sí para que el público me acepte. Y para que
ellos me acepten tendré que deslumbrarlos con mi sentimiento, con mi
pasión, con mis alegrías y con mis tristezas. Tendré que apelar a lo que
vivo, a lo que me pasa, a lo que siento. Seré en el escenario como soy
en la vida. Y con el tiempo el que me sepa apreciar sabrá que no sólo mi
voz y no sólo mi canto estarán allí. ¡¡De ninguna manera!! Estarán
presentes allí mi vida, mi historia, lo que me pasa, lo que más quiero.
Tal vez no sepa hablar bien el español y por ello tenga que recurrir a
cantar de memoria las canciones de ese idioma para manejarme
correctamente en el escenario, o bien tenga que leer las letras escritas
en un papel. Pero yo les pondré a cada canción mi propio sentimiento, mi
propia Alma, todo mi sentir. Tal vez con ello los convenza de que con
poner el corazón y todo el Amor en cada canción podré impactar al
público aun más que si supiera el español a la perfección. Es que no se
trata de saber el idioma, no se trata de saber todo. Se trata, eso sí,
de que la gente me crea, me crea cada palabra, cada estrofa, cada gesto,
cada entonación. Si algún día logro eso, sabré que el público estará de
rodillas a mis pies. Mientras tanto, hay que tratar de buscar el camino.
Ahora estoy frente al público y sé que todo depende de mí. No me voy a
quedar esperando a ver cómo reaccionan. Yo seré la que los irá a buscar
para alegrarlos, para conmoverlos, para ofrecerles todo mi Amor, para
acusarlos de algo que me han hecho, para hacerlos reír con una historia
divertida. Yo seré la dueña del escenario mientras esté allí. Yo los
haré cantar, los haré bailar, yo haré que vistan mi ropa y que les guste
todo lo que yo hago. Sé que a la larga me envidiarán, pero yo me las
ingeniaré para que sólo me quieran y acepten mi destino. Lograré que
tomen mi destino como propio y que deseen que me vaya bien, pues mi
triunfo será su triunfo. Lograré que se identifiquen conmigo y se
sientan representados. Sabrán que si me alejo de estas tierras, siempre
volveré. Saben que en mí hay buenas intenciones y que siempre les daré
lo mejor de mí tanto dentro como fuera del escenario. Tal vez logre
poco ... o no. Mi idea es poder ser como las grandes artistas, como
Gloria Gaynor y como tantas otras que brillan con su estilo y
personalidad. Pero lo que más quiero en la vida es que me quieran. Yo
llegué aquí por necesidad. Pero lo que ahora necesito es tener a todos
que invoquen mi nombre y que me den afecto. Si logro eso, sabré que
conquisté el mundo. Sé que no me puede ir mal. Si bien por necesidad
tuve que interactuar con otra gente, yo confío en lo que está a
alrededor mío, en mi familia, en mi gente. Sé que sin ellos no podría
seguir. Sé que con ellos lograré todo lo que me proponga…
Ya está por comenzar el concierto y me sigo preguntando
qué hago yo aquí. Pero ahora que estoy con este micrófono que es más
grande que mi mano frente a este público siento que ya no tengo más
dudas. Uno también construye su destino. Nada es casualidad. Todo surge
por algo. Después de lo que me sucedió tengo muy en claro que uno tiene
que hacer lo que le parece bueno o justo. Ahora encararé el concierto
con el mismo espíritu, con el mismo ímpetu, con las mismas ganas que
siempre, teniendo en claro el objetivo noble que me lleva aquí. Sé que
cada cosa que emprenda, por más pequeña que sea, tiene que ser con esa
idea. Si hay algo que deseo es llegar a cumplir mis sueños siendo tal
cual soy, sin esconder nada, pero tampoco sin necesidad de mentir, de
dar una imagen falsa de mí, sin tener que engañar ni decepcionar a la
gente. Siempre desee que la gente me quiera. A veces, detrás de una
carcajada, detrás de una conversación, detrás de una actitud, estoy
pidiendo a gritos que me amen, pero que me amen tal cual soy. Y yo soy
así: humilde, espontánea, natural, una persona que también tiene sus
enojos y sus fastidios, pero que nunca estafará a nadie ni engañará a
nadie. Quisiera poder, a través de mi canto, transmitirles a todos que
pueden contar conmigo, que sólo quiero transmitirles felicidad, que
quiero compartir con todos nuestros sentimientos, nuestros sueños,
nuestras esperanzas. Quisiera que sepan que yo les doy todo, todo mi
cariño, todos mis sentimientos, todo mi Amor. Sólo espero a cambio que
si ven que lo mío es verdadero y creíble, que todos puedan devolverme
esa entrega dándome también su Amor, su cariño, su bondad. Quisiera que
sepan, sin necesidad de que se los diga, que necesito como el agua que
me protejan, que me den sus muestras de Amor, que me quieran. Me
gustaría que entre todos formemos una comunión de Amor, una comunión en
el que sintamos ese afecto sólo con vernos, sin necesidad de expresarlo
con grandes manifestaciones, sólo sentirlo. Para mí lo más importante no
es sólo llenar un estadio, llenar un local, que un concierto mío esté
colmado de gente. Yo sueño con que algún día entre a un escenario lleno
de gente que quiera expresarme todo su cariño, que quieran compartir
conmigo sus anhelos, sus ganas de vivir, sus ganas de hacer, sus ganas
de ir siempre por más. Quisiera ser no sólo una artista consagrada sino
una persona querida por lo que es, por haberlo intentado todo con nobles
métodos y que su ejemplo sirva para que todos seamos mejores personas
sabiendo que todo es posible si uno se lo propone, que todo es posible
si uno lo quiere, que todo se puede lograr si se quiere ser más que una
persona que hace lo que se debe. A veces cuando veo que grandes artistas
llenan estadios gigantescos como el del Houston Astrodome, me imagino
allí. Sueño con que algún día llegaré y si alguna vez ello sucede que
sea porque les di lo mejor de mí para lograrlo. Que ese concierto sea
uno más pero a la vez único. Uno más porque sueño con brindarles mi
mejor voz y mi mejor actuación como siempre, sea en un gran estadio o en
un local pequeño. Y único porque deseo que si algún día llego a estar en
ese gran rodeo, que el concierto sea recordado por siempre, no sólo por
la cantidad de personas asistentes, sino por la calidad del concierto y
por nuestra entrega. Quisiera que si llego a dar alguna vez un concierto
en el Houston Astrodome todos seamos felices porque estamos juntos otra
vez compartiendo nuestras vidas, nuestros sueños, nuestras expectativas.
Quisiera que un concierto mío allí sea la ratificación de que un mundo
de Amor es posible, de que con trabajo, dignidad, verdad, constancia,
dedicación y audacia también se puede llegar al objetivo, se puede volar
bien alto, se puede lograr el cariño de todos sólo sintiendo, sólo
cantando, sólo siendo como uno es, nada más y nada menos que eso. Espero
que algún día todo eso lo pueda lograr…
Ya está por comenzar el concierto. Ya veo las señas de
A.B, ya veo las expectativas de mi padre. No sé por qué pero se me dio
por pensar que lo que más sueño en la vida es que sepan que todos pueden
contar conmigo. Que siempre estaré allí, que siempre me tendrán a mí
para contribuir a mejorar las cosas. A veces pienso por qué siento la
necesidad de estar allí buscando que todo esté bien, de moverme a uno y
otro lado cada vez que se me requiera, de hacer todo lo posible para que
aquello que sea digno de cumplirse o realizarse se cumpla. Tal vez me
mueva con el mismo espíritu con el que llegué a esta instancia. Tal vez
en lo sucesivo siempre encare las cosas de ese modo para lograr todo lo
que quiera. Pero tal vez lo que deba aprender en la vida es que a veces
las cosas no resultan siempre bien, que tal vez haya que esperar un buen
momento aquello que uno quiere hacer sea del momento o sea de algo que
uno viene pensando de un tiempo largo. No es que eso me haga dudar sobre
lo que debo hacer en lo sucesivo. Pero no siempre sabemos lo que nos
puede deparar el destino, lo que nos podemos encontrar a la vuelta de la
esquina. Está muy bueno ir siempre en la vida con el espíritu de que
podemos arrasar con todo, pero también tenemos que saber que hay de todo
en la vida, tanto en el mundo exterior como en el ámbito en el que nos
movemos. Siento que a veces el impulso lo tenemos que usar en el momento
justo, que un impulso hecho a destiempo puede costarnos mucho, mucho más
de lo que pensamos. ¡¡Quién sabe qué hubiese pasado si esta idea de
cantarle a mi padre esas canciones las hubiese hecho en un momento
inadecuado!! Cada día construimos nuestro destino. Movernos en la vida
con tanta pasión puede darnos grandes frutos como también grandes
pérdidas. Espero que una persona tan impulsiva como yo sepa manejar mis
movimientos, mis expectativas, mis deseos. No sé por qué pienso en esto
y por qué justo me viene a la mente esa pesadilla que soñé el otro día
pero no quiero ni recordarla. Creo que me tendré que acostumbrar a que
ese mal sueño me acompañe toda la vida… ¡¡Espero que mis actitudes me la
hagan olvidar muy pronto!!
Llegó el momento, ya se escucha la música. A.B. me mira
con confianza pero a la vez con nerviosismo y expectativa. Yo miro al
público y pienso qué voy a hacer. Pero desisto rápido de la idea y sólo
me propongo conquistarlos con mi voz, con mi sonrisa, con mi carisma,
con mi talento, con mi humildad, con mi convencimiento, con mis saludos.
Sé que lo haré. Me mueve la necesidad de mi familia, me mueven mis
sueños, me llevan mis deseos de ser alguien en la vida. Sólo espero que
la gente se acuerde de mí y que me quieran siempre … Me quieran no sólo
por ser una buena cantante, una buena artista, sino por ser una buena
persona. Espero que todos me lo puedan valorar, pero para ello sé que
tendré que dar todo de mí. Allí voy, allí voy para que el mundo sepa de
quién se habla y cómo cuando se habla de mí, cuando se habla de Selena,
simplemente de Selena…
Si llego a ser famosa, me gustaría poder ayudar a los
niños. Me gustaría tener una fundación o la posibilidad de ir a los
colegios para ayudarlos. Tal vez me gustaría que no tengan que pasar por
las privaciones que tuve que padecer yo y, por ello, me encantaría
tenderles una mano. Pero mi modo de ayudar sería poder darles mejores
formas para acceder a lo que quieran ser. Pues si llego a esa instancia
es porque lo que hice sirvió y tuvo un buen fin. Quisiera poder
ayudarlos con mi ejemplo y darles un mensaje positivo en sus vidas,
diciéndole que todo es posible si uno se lo propone. Que ejerciten sus
mentes, que imaginen, que se esfuercen, que se dediquen, que procuren
ser mejores que una misma. Que en todo caso tomen mi ejemplo para tomar
lo que les parece bueno y desechar lo que les parece malo, pero que
hagan, que piensen, que se diviertan, ¡¡que sean ellos mismos!! Quisiera
poder tener esa fundación para que tengan menos dificultades que yo,
pero también para que sepan que el futuro depende de ellos, que ellos
pueden hacer de éste un mundo mejor. Espero poder llegar a ese momento.
Si lo logro, mucho de lo que pude concretar no habrá sido en vano, tuvo
su razón, tuvo su sentido. Ése es uno de mis tantos sueños, unos sueños
de niña, pero que serán una realidad cuando yo sea grande y sea famosa.
Una realidad como que me llamo Selena … Una realidad como que ya
comienza mi concierto …¡¡Que así sea!!
(Ojalá que todo lo que has soñado para ti y para este
mundo se haya cumplido, Selena … Sé que te han quedado muchas cosas por
hacer, sé que no has podido cumplir muchos sueños. Pero dejaste tu
huella, dejaste tu marca, dejaste tu ejemplo. Sé que muchas de las cosas
que lograste las pensaste e imaginaste desde pequeña … Tal vez te hayas
ido de este mundo con la incertidumbre de si te seguirían recordando, si
tu ejemplo acaso pudo ser seguido por alguien … No te preocupes, Selena,
tú dejaste todo en la vida de mucha gente, tú dejaste todo tu Amor que
está grabado en cada uno de sus corazones que hoy sólo laten por ti…)
Y no te preocupes, Selena. Aquí está alguien que siempre
ratificará con su recuerdo, agradecimiento y tributo que nunca estarás
sola, que siempre estarás acompañada, que siempre serás querida, que
siempre tendrás protección y que siempre tendrás el Amor que pediste
desde lo más profundo de tu Alma y de tu corazón…
Me
pregunto, Selena, qué me duele de ti, por qué lloro, por qué me
emociono, por qué no lo puedo aceptar, por qué no lo puedo entender. Sé
me dirá que soy un loco, se me dirá qué sentido tiene todo esto, hasta
tú misma me podrás decir que no llore más por ti, que estás bien donde
te encuentras y que ya nos encontraremos pronto. ¿Pero sabes qué,
Selena? Yo tengo que hallar una respuesta, yo tengo que buscar una
razón, un motivo. Yo tengo que explicarme, explicarte, decirle al mundo
por qué siento lo que siento por ti, por qué lloro, por qué me pasa
contigo lo que no me pasa con nadie. Yo tengo que decir que no puedo
aceptar que no estés aquí, viviendo tu vida, viviendo tus sueños. Tal
vez antes cuando vi por primera vez la película que se te hiciera en tu
recuerdo yo sólo buscaba una explicación a ese absurdo hecho perpetrado
en ese nefasto día, pero nada me afectaba por lo que pasaba en la
historia más que la emoción lógica de ver el triste final de una
historia linda, fantástica, de novela. Tiempo después, con más
información sobre ti podía reconocerte en cada concierto, podía
emocionarme con cada tema, podía compartir lo que significó tu vida como
artista y como persona. Pero ya después es ver esas escenas y sólo
llorar, pero el llanto no se debe a una cuestión egoísta. No lloro
porque acaso no puedas ofrecerme más canciones, más conciertos, más
cosas mágicas que me hagan emocionar. Cuando te veo a ti en la película
yo no lloro por mí, lloro por ti, Selena. Lloro cuando te veo de niña y
puedo saber lo que sentías, tu Alma pequeña que sólo quería jugar, ser
feliz y hacer feliz a los demás, soñando con ser diseñadora. Lloro
cuando describes lo que sientes en el escenario y lo que la gente espera
de ti. Lloro cuando lloras, lloro cuando ríes. Te siento parte de mí,
cada sentimiento que expresas es un sentimiento mío. Yo no puedo
despegarme de lo que eras no sólo como cantante sino como un simple ser
humano, como mujer, como una Almita llena de ideas y de inquietudes,
como una mujer que se proponía conquistar al mundo sólo con mostrarse
tal cual era, sin doble cara, sin engaños, sin escándalos, sin trampas,
sin juego sucio. Nadie como tú, Selena, había hecho tantos sacrificios
para lograr ser alguien importante en la música, en el diseño, en la
vida. Tal vez lo que siempre me pregunte, Selena, es cómo alguien como
tú no está aquí, cómo alguien que tuvo que renunciar a muchas cosas, y
que muchas de esas renuncias no fueron por voluntad propia sino por
aceptación de decisiones de los demás, no tuvo la oportunidad de vivir
todo aquello postergado como premio al éxito obtenido con tanto esfuerzo
y con tanto talento. Tal vez nunca me explique que se te haya quitado
todo en el momento en el que eras libre de verdad para hacer lo que más
querías, a sabiendas de que nada de lo que tú hicieras iba a perjudicar
a nadie ni a herir a nadie. Tal vez me pregunte toda la vida para qué se
te expuso a semejante prueba, a semejante vida para que te la arrebaten
en el mejor momento, en ese momento en el que podías decidir, en el
momento en el que los demás se acercaban a ti en vez de que tú te
tuvieras que acercar a los demás. ¿A qué mente sádica se le ocurrió
armar tu vida de esta manera, Selena? ¿Cuál era el fin, cuál era el
propósito? ¿Quién fue a visitarte luego de lo que te sucedió para
decirte el nuevo premio obtenido luego de tu último sacrificio? ¿Quién
osó dar la cara para que aceptaras de buen grado ese paraíso, ese premio
difícil de rechazar, como compensación a dejar este mundo tan joven,
cuando estabas a punto de llegar a la cima mundial, cuando tenías tanto
para dar, cuando tenías tanto para vivir? Yo estoy seguro, Selena, de
que si hubiese estado en tus manos, nunca hubieses aceptado este
destino, que ningún paraíso, ningún bronce, ningún homenaje con todos
los honores suplirá el placer de vivir, de cantar, de diseñar, de
sentirse amada, de recibir el cariño de la gente, de recibir el sol de
la mañana, de reír y de hacer feliz a los demás, de ser alguien más que
está feliz en este mundo. Yo sé que hubieses querido vivir, arriesgar,
acertar, errar, ganar, perder, recuperar el terreno perdido, lograr el
éxito en todo el mundo y vivirlo, que ver desde afuera cómo se te
homenajea, cómo hablan de ti, cómo te describen como un mito, como una
leyenda. Estoy seguro de que preferirías que te escucharan reír y que te
vean con cara de felicidad en vez de que sólo se te escuche por un
disco, que se te vea en un video y que se te dé cariño a través de la
visión de una estatua, de una foto, de una visita al museo o al
gravesite, de algo que pertenezca a ti … Estoy seguro de que es así
porque siento lo que sientes, y siento tu sentir como persona, como esa
artista que además de cantar, siente, y que ese sentir se expresaba en
todos los aspectos de la vida, tanto en el escenario como fuera de él…
Tal vez ya no se trata sólo de que me pueda emocionar por
un concierto, por una canción. Yo me emociono por ti, yo me alegro por
ti, yo sufro por ti. Tal vez el paso del tiempo se encargue de que esas
canciones vayan quedando lejanas, vayan siendo reemplazadas por otras …
Tal vez, porque también es cierto que esas canciones sólo tienen vida si
sólo son interpretadas por ti, Selena. Pero lo que no podrá nunca el
paso del tiempo es borrar todos los sentimientos que dejaste, todos los
sentimientos que generaste. De los grandes amores nunca se olvidan. De
los grandes artistas tampoco. Se podrá ir olvidando tal vez de las voces
que van sonando extrañas y ajenas para las nuevas generaciones. Pero lo
que no se puede olvidar es de aquella persona que dejó su vida y sus
sentimientos en cada representación, en cada interpretación, en cada
actuación. De esas personas no se pueden olvidar. Las personas que dejan
una huellita en el corazón de la gente viven para siempre. Y eso es lo
que dejaste tú, Selena. Pero tu magia es tan grande que ese mismo
sentimiento lo generaste hasta en la gente que no te vio nunca, la que
te conoció después de aquel nefasto día, la que te descubrió con la
tragedia. Pues tú, Selena, tenías sentimientos, un gran corazón, antes
que tener una gran voz. Gran parte del secreto de tu éxito radicaba
allí, Selena. Tú les cantaste a todos con el corazón, y ése es un idioma
que entienden todos. Por eso derribaste tantas barreras, desmitificaste
realidades que parecían imposibles de modificar. Lo que para los demás
era imposible de lograr, para ti era natural y sencillo. Lo que para
otras cantantes era lograrlo sólo con una buena difusión y publicidad
intensiva, para ti era sólo tu presencia. Selena, tú eras única. Eres
única e irrepetible. Y no es que para ensalzar tu figura haya que negar
el talento de los demás. Muchas veces por querer mantener a alguien que
queremos en un primer plano muchos piensan que hay que negar el talento
de los demás, o pensar que todos los demás son mediocres o menores que
el artista a quien queremos. Pero contigo es diferente, Selena. No se
trata sólo de destacar tu talento y de negar el del otro. No se trata de
compararte con otro artista y decir que eras la mejor. No se trata de
hacer comparaciones. Sólo se trata de decir que eras diferente,
simplemente diferente. Tú eras una artista natural, no eras el invento
de nadie. Tú eras en el escenario como eras en la vida. Tú habías
surgido bien de abajo sin más ayuda ni más carta de presentación que el
mostrarte con tu figura y tu voz en un escenario. Tú eras nuestra. Todos
nos identificamos contigo. Tú impactaste al texano, al mexicano, al
latino, a todo el mundo hispano, al amante de la cumbia, de la ranchera,
del rock, del pop, de toda la música. Por algo todos te destacaron,
todos tuvieron sólo elogios para ti. Todos llegaron a advertir lo que
eras como cantante y como artista. Lo más notable en ti es que no
importa qué música uno escucha o qué música a uno le gusta. Lo más
importante era verte a ti y ya no importar lo que se está escuchando. Lo
más notable era que después de que te vieran a ti y de quedar atrapados
en tu mundo, los ojos de todos te seguían a ti, los oídos escuchaban
sólo tu música, todos se conmovían sólo con tu interpretación. Contigo
aprendieron, aprendimos, que tú eras lo más importante, que bastabas tú
para sentir el Alma, el corazón, y el sentirse plenos y dichosos. Luego
de conocerte a ti y de sentirte, nada podía ser más valioso ni más
importante. Nadie como tú podía tener tanta magia ni tanto Amor como
para obtener hasta lo imposible de lograr para cualquier artista, por
más talentoso que fuera. Dios tenía que demostrar su existencia y lo
demostró mostrando a alguien tan encantador como tú aunque nunca podamos
entender por qué te llevó tan pronto y de ese modo. Nunca entenderé por
qué lo divino no se puede demostrar y mostrar del modo más hermoso, sin
vidas tan cortas y sin tragedias como final…
Por eso, Selena, yo no puedo dejarte, porque aún me duele
el Alma, aún me duele el corazón, aún me duele lo que te ha sucedido. Yo
no puedo verte y saber que te has ido de la forma más absurda. Yo no
puedo dejar de pensar que aquellos sueños que tenías, aquello que tanto
anhelabas, te lo hayan quitado. Yo no puedo concebir que ya los lugares
en los que has pasado y has deslumbrado se hayan acostumbrado a tu
ausencia, a admirar a otros artistas, a otras cantantes. Sé que suena
hasta razonable, pero detesto escuchar o leer a gente que dice que lo
que antes le dolía lo terminó aceptando sin remedio, pues la realidad es
ésa. Yo no quiero aceptar eso, Selena, aunque eso sea cierto. Yo quiero
que, a pesar de todo, la gente se siga deslumbrando si te ve, si en
algún pueblo ven a alguien parecida a ti o te ven a ti en algún especial
de televisión. Yo quiero que todos sigan sintiendo como aquellos
muchachos que aparecen en la película y ven a la tal “Salinas”. Yo
quiero que haya gente que a pesar de todo sigan queriendo dar todo por
ti, Selena. Sé que antes podía ser más fácil pues tú estabas presente,
tu sola presencia podía generar esos hechos. Sé que todo hoy se hace más
difícil, fundamentalmente, porque tú ya no estás. Pues esa escena acaso
refleja como nadie la magnitud de tu éxito y cómo lo habías logrado.
Todo el pueblo, toda la gente que por ahí ni tenían televisión sabían
quién eras tú, pues tú, Selena, ibas a ellos antes de que ellos fueran
por ti. Por eso el significado de esa escena. Podían no saber bien tu
nombre, podían no haberte visto nunca en un concierto o en la
televisión, pero todos sabían quién eras y qué significabas, lo que
representabas para ellos, para sus familiares, para sus novias, para sus
hermanos, para sus padres. Porque tú, Selena, eras la auténtica artista
del pueblo, la Reina indiscutible, la cantante que los representaba en
cuerpo y Alma. Yo sé que todo es más difícil con el paso del tiempo y
sin tu presencia, Selena. Y ni qué hablar en las lejanas tierras en las
que vivo, en las que no llegaron a conocerte y que apenas llegaron a
saber de ti masivamente por tu tragedia. No sabes lo difícil y lo penoso
es tener que sostener tu recuerdo en ese contexto, pues llegó a haber
fans de ti en su momento y que hubiesen sido más que felices si se
hubiese hecho realidad tu anuncio de que vendrías por esta lejana
Sudamérica. Para los que te amamos, Selena, nos resulta muy triste y muy
penoso tener que explicar, tener que contestar a tantos por qué, tener
que hablar de ti con temas de los que nunca querríamos hablar. Pero la
vida nos pone a retos difíciles de comprender. Y los que te amamos te
tendremos que recordar por lo que fuiste y por lo que pudiste haber
sido. Tendremos que aceptar bien nuestra derrota sin verla como una
caída sino como un desafío, como una lucha a brazo partido contra el
paso del tiempo, contra la tecnología, y por la superficialidad del
éxito inmediato y efímero. Y aun sabiendo que es una lucha ya perdida de
antemano, lo exitoso radica en que podamos retrasar el mayor tiempo que
se pueda esta densa realidad, una triste realidad de un mundo sin ti,
Selena, de un mundo que perdió definitivamente el rumbo desde que ya no
estás entre nosotros…
Todo por ti, Selena. Todo sea por ti, como se dice en la
película. ¿Y qué sería dar todo por ti, Selena? Yo creo que dar todo por
ti hoy ya no es guardar algo de ti. No es tener una foto tuya, tus
discos, tus videos, visitarte, sacarte fotos en la estatua, visitar el
gravesite, ver el museo. Ya no es eso dar todo por ti. Eso lo puede
hacer cualquiera si está a su alcance. Dar todo por ti es no renunciar a
tu recuerdo, no olvidar lo que eras, no olvidar lo que representabas
para la gente, recordarle al mundo lo que fuiste, lo que llegaste a
hacer en tan sólo 23, casi 24 años, tu historia, tu vida, tus sueños,
tus ganas de vivir. Dar todo por ti es vivir y sentir las cosas como tú
las sentías, no dar nada por imposible, soñar y hacer posibles los
sueños, que hay un mundo posible con tu vida y con tu ejemplo. Tú
marcaste el camino, Selena, y ya sabemos que tú no lo pudiste terminar
o, mejor dicho, hubo alguien que te lo impidió. Lo más duro y lo más
difícil es recordarle al mundo que tú iniciaste ese camino tan difícil
de lograr en aquellos ’90 que era que el mundo hispano, el mundo latino,
estuviera presente en todo el mundo. El recorrido que te propusiste
hacer para llegar a la cima parecía una quimera, una locura, una condena
al fracaso. Tú lo hiciste posible y le hiciste más fácil las cosas a
otros artistas que quién sabe si se hubiesen arriesgado a apostar por
ese camino. Sé que tú, Selena, te pondrías contenta por la suerte del
resto de los artistas que han llegado a la fama, a pesar de que seguro
se te escaparía una lágrima por no estar allí. Yo no puedo estar
contento por el éxito de los demás … Es que no puedo ser tan bueno como
tú, Selena. Yo quisiera que tú estuvieras en ese lugar. Yo querría ver a
todas las jóvenes no sólo sabiendo quién eres tú sino queriendo ser como
tú. Querría verte hoy marcando el camino en lo musical y la tendencia en
el diseño. Querría que el ejemplo de tu vida fuera un sueño hecho
realidad y no sólo un sueño que la realidad se encarga de hacer añicos.
Me gustaría ver a un mundo contigo, Selena, contigo feliz con tu vida,
feliz con tu esposo, feliz con tu familia, feliz con tus hijos, feliz,
simplemente feliz. Por eso quiero que me entienda el mundo, Selena, por
qué te escribo, por qué te recuerdo, por qué me empecino en luchar
contra los molinos de viento. Porque a pesar de todo yo no renuncio a
que algún día podré verte feliz. Yo quiero creer que todo lo que vivo es
en realidad un mal sueño, una pesadilla de la que pronto despertaré y
veré la realidad, una realidad que hoy no es tal pero espero que pronto
lo sea, realidad que deseo cada vez que escribo, cada vez que te
recuerdo, Selena…
Muchas veces me descubro hablando de ti y paso por esos
sentimientos de deslumbramiento, de admiración, pero también de
impotencia y de desazón. Al principio en mi hogar no era de buen grado
que dedicara tiempo de mi vida para recordarte. A mi esposa le daba un
poco de celos que te admirara de esa manera. Pensaba, no sin razón, por
cierto, al conocerme bastante, que sólo me avocaba a ti por la novedad,
porque por allí era una de esas tantas manías que tenía y que me duraba
un tiempito. Pronto comenzó a entender que contigo las cosas eran
diferentes, bien diferentes, que realmente sentía de verdad lo que
expresaba sobre ti. A la larga comprendió que no se trataba de una
competencia, de que no eras tú una rival. Y también entendió que lo que
a mí me pasaba no era una manía pasajera, como tantas otras ... Pronto
entendió que tú significabas mucho para mí, que te admiraba, que te
quería como se quiere a un familiar, a un entrañable amigo, a alguien
que significa mucho para nosotros, pues estuvo no sólo en las buenas
sino en las malas, que nos dio una mano cuando necesitábamos ayuda, que
nos hizo compañía cuando estábamos muy solos. Pronto entendió que tú,
Selena, estabas más allá de todo, que te sentía mía, que sentía lo que
me trasmitías y expresabas en cada tonada, en cada canción. Empezó a
entender que yo era como aquellos varones que te iban a ver deslumbrados
por tu presencia y por tus canciones, y que sus esposas no se sentían
celosas por ti, pues también ellas eran admiradoras de ti, y si no lo
eran sabían lo que significabas para todos. Recuerdo que al principio yo
le decía a mi esposa: “Pídeme lo que quieras, pero nunca me pidas que no
haga algo por Selena, que no le escriba, que no contribuya a su
recuerdo. ¡Eso es muy importante para mí y jamás renunciaré a ello!”.
Entiéndeme, Selena, que mi experiencia no es la misma de las personas
que te admiraban en México y en Estados Unidos, tampoco responde a la
misma época en la que tú estabas en tu mejor momento. Ya sabes que soy
de tierras lejanas y que ya estamos en el año 2011 … Sí, 2011 ... Pero
por suerte mi esposa comprendió que recordarte era muy importante para
mí, pues me hacía feliz, porque tú, Selena, me habías convertido en
mejor persona, porque yo al tributarte había logrado un lugar en el
mundo. Entendió que tú eres parte de mí, formas parte de mis
sentimientos, de mi vida, de mi Alma, de mi corazón. Sabe que cuando
hablo de ti hablo de alguien a quien admiro y que respeto. Sabe que te
escribo de corazón y que quiero dar lo mejor para que tú estés mejor.
Sabe que tú no estás y eso me afecta. Ella entendió como lo entendieron
las esposas de aquellos varones que te iban a ver. Yo sé que si tú
estuvieras entre nosotros y vinieras a la Argentina a dar un concierto,
ella me compraría la entrada y hasta haría lo indecible para que pudiera
verte y te pudiera dar el mayor de los abrazos, y tú me dieras el más
lindo autógrafo. Como lo hizo aquella mujer en la previa de tu hermoso e
inolvidable concierto en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995,
en la que participó de un concurso en el programa “Onda max” para
ganarse una entrada para dicho concierto. Pero lo curioso es que esa
entrada no era para ella; en realidad, era para su esposo, porque era
muy admirador de ti, Selena. Esa mujer sabía que su esposo era feliz
contigo, y como lo quería, deseaba que fuera a verte y tener la
oportunidad de conocerte. Y por suerte, y por esas cosas del destino,
ella ganó la entrada; en realidad, la ganó su esposo . Cuando llegó el
gran día, tú lo recibiste, aceptaste con agrado sus regalos y le
firmaste un pañuelo, un pañuelo que lo tiene aún como la mayor reliquia,
como el mayor regalo. Gracias a su esposa, él no sólo tuvo la
oportunidad de verte sino de tener algo de ti. Supongo que ella haría lo
indecible por hacer posible que tú vuelvas para que su esposo sea
nuevamente enteramente feliz…
Cuando se tiene a ti en el Alma, Selena, siempre habrá un
motivo para evocarte, una razón para expresar lo que uno siente por ti,
la necesidad de decir que tú formas parte de nuestras vidas y de
nuestros corazones. Cuando uno entra a tu mundo, comienza a admirarte,
capta tu esencia, entiende lo que representas, no sólo te admira, sino
que se te quiere, y tu ausencia es un sentimiento triste que jamás se
olvidará, del mismo modo que no se olvida ni se deja de sentir lo que tú
has sabido interpretar a través de tus canciones y de tus palabras. Es
imposible no sentir lo que tú sientes y has sentido. Es imposible no
sentir tus logros, tus interpretaciones, tus sentimientos. Uno no puede
dejar de emocionarse cada paso logrado, cada éxito obtenido, cada hecho
que te provocaba la mayor emoción. Yo no puedo dejar de emocionarme
cuando tú conquistaste Monterrey. No puedo dejar de reírme y de llorar
de emoción cómo te esforzabas para hablar bien el español allá por 1992
cuando lo hablabas tan precariamente, pero que suplías esa carencia con
tu carisma, con tus ganas de dar lo mejor, con tu honestidad, con tus
ganas de ser querida, con tu respeto al público. Y no sólo eso, pues tal
vez otros, sabiendo que igual lograban el éxito, no se hubiesen esmerado
por mejorar el manejo del idioma … No fue tu caso. Tú quisiste mejorarlo
y lo hablabas con naturalidad a los dos años. Y ésos son los detalles
que el público valoraba aparte del talento y de la buena música. A la
gente le gusta que se la respete y que la hagan sentir importante en el
lugar que le toca. Y eso lo hiciste tú, Selena, como nadie, como muy
pocos. Por eso todos no sólo te admiraban sino que te querían mucho, te
respetaban y necesitaban cuidarte. Son esas cosas de las cuales uno no
se puede olvidar y que han hecho que todos nos identificábamos contigo,
Selena, y con tu suerte. Es imposible no emocionarte contigo cuando no
sólo arrasaste con los Premios Lo Nuestro en 1993, sino cuando recibiste
el premio a la mejor cantante regional méxico-americana. Esas manos en
la cara, ese gesto de emoción, ese meneo de la cara sin poder creer lo
sucedido, el abrazo con tu hermano, el abrazo con Pete Astudillo, el
recibimiento del premio, el abrazo casi accidental y risueño con Paulina
Rubio, son parte de nuestra emoción y de nuestros sentimientos. El que
te quiere y el que te admira sabe lo que eso significa, sabe lo que
representa. Siempre al verte con un logro más nos es inevitable pensar
en esa niña que alguna vez tuvo un micrófono en la mano y un sueño, un
sueño que haría realidad a pesar de tantas privaciones, a pesar de
tantos sueños postergados, a pesar de no tener una vida de niña y
adolescente normal. Una vida de una niña que se había propuesto con
honestidad, estudio, sacrificio, trabajo, esmero y mucho talento llegar
a lo máximo y siempre ir por más dando lo mejor a la gente. Nadie mejor
que tú, Selena, sabía lo que quería el público, pues lo que querían
ellos, lo que soñaban ellos, lo que deseaban ellos, también lo querías
tú…
Tal vez lo que siempre lamentemos, lo que siempre nos
haga llorar, es que no hayas podido tener ese mínimo momento en tu vida
para relajarte después de tantos años de sacrificio y poder dedicarte a
terminar tu proyecto de la casa propia, entregarte a la felicidad de tu
matrimonio, hacer de Chris un hombre feliz con lo que tiene y hacerlo
sentir importante con tu Amor, cariño y comprensión. Tal vez es lo que
más lamentemos en ti, pues es lo que manifestaste siempre en tu vida y
siempre lo dejaste en claro en cada reportaje, en cada declaración…Tu
propio Amor, cariño y comprensión hacían que tú cambiaras todo lo que
estaba a tu alrededor. Si tú imaginabas que podías tener un amplio campo
con una gran variedad de animales sin importar si eran compatibles o no,
¿qué te detendría en tu intención de sacar el lado más bueno y el más
humano de las personas que estaban a tu alrededor? Chris era un hombre
muy tímido al cual le costaba expresarse, y ese inexpresión y sus miedos
le hicieron andar errado en la vida y pensando que jamás podría ser
querido ni sentirse importante. Pero contigo, Selena, contigo sintió la
importancia que tenía, su lado bueno, su lado positivo. Tú hiciste de él
un hombre seguro y contenido como tal vez nunca lo había sentido, ni
nunca lo sintió luego de ti ni lo sentirá. La mayor elocuencia de tu
ausencia es lo perdido que se ha sentido Chris en todo este tiempo,
volviendo a las relaciones equivocadas y a las inseguridades. Como todos
en la vida, y como todos los que estuvieron al lado de ti, nada fue lo
mismo sin ti, Selena. Aunque se quisiera, aunque se intentara, el
significado de tu ausencia se nota hasta en el detalle más ínfimo de las
actitudes y reacciones de tu familia, en la reacción de tu gente y en la
incomprensión de otra gente que no se podía explicar que tú fueras tan
famosa y, sobre todo, tan querida. Era tan grande tu presencia, eran tan
poderosos tus sueños, eran tan grandes tu Amor y tu cariño, que tu andar
en la vida no podía pasar nunca inadvertido. Tu presencia acaparaba
todo, te hacías dueña del lugar en el que estabas y todos se convertían
en espectadores, como en el escenario. Siempre A.B. recuerda lo que
sucedía cuando ambos entraban en un lugar. Él podía sentir cómo todos se
quedaban subyugados por tu presencia, cómo todos los ojos se depositaban
en ti y seguían tu recorrido. Todos acaso podían sentir lo que
significabas con tu sonrisa, con tu saludo, con tu actitud. Difícilmente
podían olvidarse de ti, muy poco probablemente podían creer que podían
estar allí sin seguir lo que hacías. Porque si los demás no se
acercaban, eras tú quien se acercaba para conversar, para preguntar qué
era de sus vidas, que soñaban, qué pensaban de lo que les pasaba, qué
esperaban del futuro. No importaba lo que hacías, no importaba si eras
la principal figura texana, una artista increíble o simplemente alguien
que estaba por allí ocasionalmente. Importaba lo que transmitías y lo
que eras realmente. Y tu propia actitud, tu humildad, tu bonomía hacían
sonreír a todos y les dabas alegría, tal cual lo hacías en un concierto.
Hacías lo mismo tanto dentro como fuera en el escenario, en una fiesta,
en tu casa, en el bus que te llevaba a un concierto. Tú reflejabas tus
ansias, tus sueños, tus proyectos en cada acto de tu vida, en cada cosa
que emprendías. Tú les sabías transmitir lo que querías, que era lo
mismo que querían ellos. Por eso te querían tanto, Selena … Porque tú
eras como ellos, soñabas como ellos, tenías ganas como ellos de ser
alguien en la vida de modo honesto y de la forma más respetuosa, buena y
digna posible. Pero tú supiste transmitirlo en todos los aspectos de tu
vida, y supiste tener la bondad y la capacidad suficientes como para
hacer de todos mejores personas, con buenas intenciones y nobles fines
para lograr cada cosa que se propusieran. Les enseñaste que siempre se
podía más, que no había que conformarse con hacer lo políticamente
correcto o lo estrictamente necesario. Podías contentarte con ser una
correcta cantante, pero tú te esmeraste por ser una artista completa que
además de cantar, supiera bailar, tener presencia en el escenario
mostrándose de un modo particular, y no sólo vestirse de un modo
original, sino de tener la capacidad y las ganas de diseñar sus propios
vestidos. Hiciste de ti una cantante, y una figura y un modelo a seguir.
Todos a la hora de homenajearte tratando de representarte saben cómo
vestirse, cómo maquillarse, cómo bailar, cómo presentarse. Creaste un
estilo único, propio, inconfundible. En todos los aspectos se te puede
reconocer. No hay forma de no saber lo que significabas. Se te reconoce
no sólo por lo que dejaste materialmente sino en las huellas que dejaste
en los corazones de la gente que te supo amar, Selena…
El saber que tenías tantos sueños, tantos proyectos,
tantas ideas y que todo haya quedado truncado por una mediocre mujer que
no tenía nada que ofrecer más que ser una persona que sólo tenía la
ambición de, a través de la manipulación, sacar ventaja de la situación
de buena fe de tu parte y de tu familia, da mucha pena, pues si hay algo
que te distingue, Selena, era que tú estabas, como artista y ser humano,
varios escalones por encima del resto. El no contentarte con lo
obtenido, el deseo de ir siempre por más, el pensar en el qué hacer en
el día de mañana en vez de contentarse con lo logrado al momento en el
que estabas viviendo te da una dimensión de persona que pocas se
encuentran en el mundo. Tú sabías que tenías el suficiente talento como
para lograr lo que te propusieras. Tal vez al principio tus limitaciones
económicas te impedían concretar todo lo que soñabas. Pero cuando el
éxito te dio posibilidades, no las desaprovechaste. Nunca quisiste
perder el tiempo. Cada día para ti era una posibilidad de concretar los
sueños. Jamás quisiste dormirte en las mieles del éxito. Tú tenías
muchas cosas en la cabeza, muchos proyectos, muchas ideas, y cada día
había que aprovecharlo hasta lo máximo, para posibilitar que esos sueños
estuvieran cerca de concretarse. Por eso me es inevitable imaginarte de
niña y verte cómo te juramentabas que en cuanto llegaras a la fama
harías todo lo que en ese momento no podías hacer. Fue un cúmulo de
sueños que en un principio sólo podías cumplir a cuentagotas. Fue un
tiempo en el que sólo podías dar todo para cumplir el sueño de tu padre
para que, una vez logrado, pudieras llegar a hacer aquello que tanto
soñabas mientras estabas sola en la noche mirando las estrellas o viendo
pasar tu vida en la ventanilla del Big Bertha camino a algún concierto.
Tal vez para muchos les cueste entender cómo a los 22 años ya te
proponías hacer realidad tu sueño de diseñadora creando “Selena Etc.”,
en vez de buscar primero lo fama mundial. Los que tal vez no te conocen
bien no lo puedan entender, pero lo que te conocen, los que sabemos no
sólo tu trayectoria sino lo que pasaba por tu cuerpo, por tu Alma y por
tu piel, sabemos lo que buscabas cada día, cada noche, qué sentías ante
cada sueño cumplido, cada latido de tu corazón. Los que sentimos lo que
tú sientes entendemos por qué hacías tantas cosas sin querer perder un
minuto, sin perder un instante, acaso como si intuyeras que no tenías
tanto tiempo para perderlo en nimiedades. Tal vez en lo más profundo de
tu corazón sabías de tu destino, pero eso no te hizo paralizar sino
acelerar, acaso porque tenías la pequeña esperanza de que con tu Amor y
sensibilidad podías revertir lo que parecía inexorable en tu hermosa y
sufrida vida…
Tal vez eso que soñabas e intuías de tu destino, Selena,
sea un buen motivo para recordarte, pero recordarte como se debe que es
dando todo por ti, como aquellos cholos. Tal vez haya que recordarte
sintiendo ese deslumbramiento que generabas cada vez que aparecías, cada
vez que te acercabas. Tal vez haya que sentirte siempre dentro, pensar
que, a pesar de que sabías lo que te depararía el destino, tú esperarías
que tu voluntad, tu amor, y el cariño y el reconocimiento de la gente
lograrían impedir ese cruel destino. Muchas veces me imaginé viajando en
el tiempo, encontrarme contigo para evitar esa locura, y advertir en tu
mirada, en tu expresión, que sabías lo que iba a pasar, pero a su vez
esperabas que alguien se diera cuenta para que ese final no sucediera.
No puedo evitar pensar que tú, Selena, estabas pidiendo a gritos ayuda,
ayuda para salir de algo del cual por sí sola no podías salir … No lo
puedo dejar de pensar … Y ese nefasto 31 de marzo es una fiel prueba de
ello. Tal vez ya no podamos hacer nada en ese punto, pues hasta ahora no
hay forma de viajar en el tiempo … Pero todavía se puede hacer algo …
Todavía podemos no dejarte sola, Selena, todavía podemos con nuestro
recuerdo acompañarte y hacerte sentir que te seguimos queriendo y
protegiendo. Si te hacemos sentir, Selena, que eres todo para nosotros,
que seguimos emocionándonos contigo y que somos capaces de dar todo por
ti, seguramente algo habremos salvado, que es que no borren nunca las
huellitas que nos has dejado. El hacerte sentir que nos sigues
emocionando como si te viéramos en cuerpo presente la primera vez es la
mejor forma de que te sigas sintiendo acompañada, halagada y siempre
presente. Tú, Selena, necesitas que se te siga queriendo. Siempre
tuviste temor a quedarte sola. Y la gente nunca te falló. Si ellos
hubiesen estado presentes ese triste día, otra hubiese sido la historia
… Pero la gente no sabía dónde estabas ese día … Aún se lo preguntan
…Pero esa misma gente es la que te hará emocionar cada día con su
recuerdo, con su tributo, con su homenaje. Entre todos sabremos darte
aquello que tú ofrecías como nadie, que era Amor, y si acaso hoy lo
sabemos dar es que ofrecemos esos destellos de cariño que se nos pegaron
en nuestras Almas y que los diste tú con cada presentación, con cada
acto de Amor que sólo tú podías dar … Si somos capaces de dar todo de
nosotros, que es tu Amor mismo, yo sé que siempre estarás presente, yo
sé que siempre estarás acompañada, yo sé que siempre serás feliz…
¡¡Y sé que así será, Selena!!
Te ofrece todo de sí todos los días para que tú, Selena,
recibas lo que te mereces, que es Amor, y para que nunca, nunca, te
sientas sola…
Ante todo, les pido disculpas y les aseguro que estoy muy
bien. Les pido disculpas por lo que pasó, por haberlos hecho llorar, por
no poder darles una explicación. Yo que siempre les agradecí que sin
ustedes yo no soy nada, que siempre ponderé lo cálidos que han sido
conmigo, los gestos que tuvieron siempre conmigo, el hecho de que no
sólo compraran mis discos si no que me dieran tantas muestras de afecto,
lamento haberlos hecho sufrir tanto. Con el tiempo siempre me arrepentí
de no haberles pedido ayuda, de no haber expuesto públicamente mi
problema. Con el tiempo pensé que era mucho mejor haber recurrido a
ustedes que quedarme en silencio, soportando una situación que me era
cada vez más difícil, y del que para salir dependía de personas y de
situaciones de las que difícilmente podría encontrarse una solución.
También es cierto que yo no podría nunca imaginarme que las cosas iban a
llegar a ese punto. Si hubiese tenido alguna sospecha, algún indicio,
nunca hubiese ido a ese lugar. Fui con la convicción de que se podía
llegar a un acuerdo, de que la sangre no llegaría al río, de que ella
podría llegar a un acuerdo amistoso con mi padre ... Error ... Un grave
error que cometí y del que me llevé la peor parte. Si lo hubiese sabido,
si hubiese tenido la mínima sospecha … Pero no había modo de sospechar …
Ella nos engaño a todos, nos metió en su mundo de locura, posesión y
fantasía. Supo ocultar bien sus sentimientos, ambiciones y proyectos.
Nos enredó en un mundo de carencias, de pocos sentimientos, de odio y de
rencor. Nosotros Los Quintanilla no somos así. Vamos de frente en la
vida y en todos los proyectos en los que nos hemos abocado. Crecimos
determinados a que siempre podíamos y que todo se podía lograr con sólo
proponerse lograr el objetivo. El gran error es haber pensado que todos
pensaban y actuaban como nosotros. Toda la Familia vivió momentos
difíciles, vivimos situaciones de las cuales no sabíamos qué podía pasar
… Y siempre salimos adelante porque pudimos mantener nuestras ideas para
salir, y porque nos enfrentamos con situaciones y con gente que aún
siendo difíciles respetaban nuestra forma de ver las cosas. Pensamos
tanto en ese afuera tan difícil, en ese mundo complicado al que había
que tener mucha entereza para enfrentar, que no pensamos en que en ese
mundo cotidiano en el que nos suceden cosas normales de cada día, nada
supuestamente significativas y de las cuales no podíamos imaginar que
podría venir algo malo y el cual podríamos sufrir mucho, podría venir el
mayor peligro, la peor traición, el peor engaño. Fue como dice el dicho:
“Que no nos tape el árbol…”. Y nos tapó el árbol, finalmente … Miramos
tanto el bosque, miramos tanto el horizonte, nos cuidamos tanto de lo
que venía de lejos que ni reparamos en el árbol, en lo que nos pasaba
cerca, en la gente que nos frecuentaba ... Es curioso ... Nos
organizamos en el mundo de la música siendo una empresa familiar pues,
como dije en más de un reportaje, no quería que fuésemos víctimas de
gente a la cual no conocíamos ni confiábamos tanto. Y al final nos pasó
igual, de la mano de una persona a la que conocíamos desde hacía años y
a la que le confiamos todo: el manejo del club de fans, el manejo de los
negocios de mi salón y boutique “Selena Etc.” y tantas otras cosas. Le
confiamos todo mientras ella no nos confió nunca nada. ¡¡Qué tontos e
ingenuos fuimos!! Nunca se nos pasó por la cabeza que podría tener un
plan tan siniestro ... Yo fui al motel pensando en que podía limar las
asperezas, llegar a un acuerdo entre ella y mi padre. Pensé que era un
gesto de buena voluntad ir. Yo ya no confiaba mucho en ella, pero pensé
que algo podía hacer por tantos años de conocernos, por tantos años de
compartir cosas. Sólo lo hice por eso. Mi padre estaba preocupado por si
ella podía hacer un escándalo público si se la despedía. Por eso
desistió de hacerlo en cuanto supo que ella podía hacerlo si se era duro
con el trato que le podía dar en ese entonces. Allí tal vez debimos
haber evitado tener un contacto con ella, debimos habernos manejado de
otro modo. Pero no lo hicimos. Mi padre pensó que si se le dejaba dentro
de la organización las cosas podían controlarse mejor. Yo pensé que
podía aún convencerla … Quedé en el medio de un fuego cruzado y yo quedé
lastimada, muy lastimada ... Lastimaron mi confianza, lastimaron mi
buena fe, me lastimaron y me sacaron de este mundo ... Si hubiese sido
mezquina, no me hubiese acercado nunca y hubiese dejado que el problema
lo arreglaran ellos. Pero no pude hacerlo. Siempre pensé que todo lo
podía, que nada era imposible de solucionar. Y si bien eso no está mal
pensarlo y sostenerlo con las acciones diarias, aquí terminó siendo un
error fatal. No tuve esa pizca de desconfianza, esa pizca de
especulación. No tuve esa pizca de egoísmo, de pensar en lo mío, de
dejar a un lado los problemas de los demás. Ese día como en tantos otros
debí pensar en mí nada más. Debí darle prioridad a mi vida y a mis
problemas. Pero no lo hice. Estaba tan acostumbrada a solucionar los
problemas de los demás, que en esa oportunidad no hice la excepción. No
pensé que esa mujer no era de mi familia y por ende no seguía mis ideas,
mis convicciones y mi forma de ver las cosas. Y cuando lo pude ver, ya
era muy tarde, demasiado tarde…
Yo sólo quiero decirles que estoy presente aunque no lo
pueda manifestar físicamente … Pero estoy, siempre estoy … Créanme que
es así. Me gustaría poder tocarlos, abrazarlos, sonreírles,
agradecerles, darles más de un motivo para que sigan sonriendo, para que
sus vidas sigan marchando llenas de alegría … Yo estoy bien … En serio …
Estoy bien … Créanme que vivo en un lugar del cual ustedes querrían
estar … Si supieran dónde estoy ya no sufrirían más por mí … Yo sé que
querrían que esté con ustedes … Tal vez algún día, un día … Pero tengan
por seguro que estoy presente, que soy feliz y que sé qué hacen, cómo
viven … y cómo me extrañan … Sé que muchos de ustedes me recuerdan, que
escuchan mis discos, que ven mis videos, que compran muchas cosas que
tienen que ver conmigo … Sé que hasta gastan más de la cuenta para tener
algo mío … Siento que hagan tantos sacrificios por mí. Sé que tratarán
de calmarme diciendo que ese mismo sacrificio lo harían si estuviera
presente, si hiciera un concierto en cualquier lado, si saliera un nuevo
disco mío … Lo sé porque lo vi, porque lo viví, porque sentí muchísimo
el Amor de todos ustedes. Creo que lo que más me ha emocionado en todo
este tiempo es poder haber recibido de ustedes la emoción por mi forma
de interpretar, por mi forma de llegarles al corazón. No hay nada más
hermoso para un artista que la gente se emocione por cada
interpretación, por cada canción cantada. A veces no es sólo el aplauso,
la ovación, el griterío de todo el público lo que más impacta al
artista. A veces lo que realmente a uno lo satisface es poder cantar una
canción y notar que la gente nos mira con atención, sólo sigue nuestro
andar en el escenario y nos escucha, sólo nos escucha y expresa cada uno
a su manera aquello que expresamos. Ése es el mayor elogio que uno puede
recibir. Ése es el mayor aplauso que un artista recibe. Yo muchas veces
dije que yo sólo ponía felicidad en mis expresiones en una canción
alegre, y ponía desazón en una canción triste. Pero eso que yo decía con
total simpleza es lo más difícil de poder lograr. Yo ponía toda mi
pasión en el escenario. Era muy consciente de que allí con el público
enfrente yo daba muchísimo más de lo que podía expresar en un disco. Es
que allí arriba yo era libre, libre para actuar, libre para hacer. Me
desinhibía totalmente, era yo misma en su forma más pura. Muchas veces …
ahora que tengo tiempo … medité qué era lo que me pasaba en el
escenario, y por qué eso generaba y provocaba tal impacto en el público
presente. Y lo único que se me ocurre decirles es que yo ponía mi vida.
Era yo a cara descubierta. Mi vida y mi historia estaban en cada
actuación. Tal vez ahora les pueda confesar que buena parte de las cosas
que más les gustaban de mí las aprendí desde muy pequeña, cuando no
tenía ni idea de cómo pararme en el escenario, con el terror mayúsculo
que tiene un artista a punto de cantar con un público que nos mira y
espera qué les vas a ofrecer, un público tan heterogéneo en el que unos
pueden no esperar nada de ti, otros que sólo esperan que les cantes una
linda canción, y otros que aplaudirán lo que sea pues eres pequeña y no
tienen por qué esperar nada brillante de ti. Al principio, en la
necesidad de encantar al público con mi talento y luego por necesidad
extrema, cuando toda mi familia dependía del éxito del grupo para poder
comer y vivir, yo saqué a la luz todo, absolutamente todo. Allí aprendí
que no me bastaba con cantar bonito, con entonarles aceptablemente una
canción. A la larga iba a ser grande y no me iban a tener ni la
paciencia ni la conmiseración hacia mi persona si no les cantaba como
una gran artista, como alguien que se distinguía del resto. Mi padre
siempre me dijo que fuera agradecida del público, de cada aplauso, de
cada muestra de afecto. Por eso incorporé en mis presentaciones mis
saluditos personales, mis sonrisas a cada gesto bonito hacia mí, mis
saludos al público estrechando mi mano uno por uno a cada asistente a
mis conciertos. A eso yo le agregué mis sentimientos, mi forma de ver
las cosas, mi forma de sentirlas. Yo quería ser una artista diferente.
Mi padre se hubiese contentado con que cantara bien. Él pensaba que con
eso bastaba para llegar a ser alguien en el mundo de la música. Yo no
pensaba así. Yo no creía que bastaba con eso. Yo más que nadie sabía que
con eso no los impactaría. Yo era la que estaba en el escenario. Nadie
como yo puede decir lo que se siente tener 8 años con un micrófono que
era más grande que mi propia mano y tener a mucha gente mirándote sólo a
ti. Yo mejor que nadie puede decir lo que es alegrarse cuando sabes lo
que es arrancarle una emoción a la gente y cuando no logras nada en
ellos, cuando se mantienen indiferentes, cuando les da lo mismo que les
cantes o no. Cuando noté ello me di cuenta de que no bastaba con cantar,
que no alcanzaba con ser una más que cantaba bien. Tenía que atraerlos
con más cosas, tenía que lograr que todos me miraran, que todos
sintieran la necesidad de no perder un minuto de su atención para ver lo
que yo hacía. Aprendí a que además de cantar debía bailar. Que además de
bailar debía vestirme bien. Sabía que debía impactar desde el primer
instante, que en cuanto hiciera mi aparición en el escenario no
despegaran sus ojos de mí. Pero eso me llevó tiempo, experimentar,
probar, ver cuál era la reacción de la gente, qué les gustaba más de mí,
qué era lo que les provocaba indiferencia. Por allí les resultará
curioso, pero un concierto que fue muy importante para mí fue cuando
teniendo sólo 16 años fui a Tamaulipas, México, en el marco de una de
las presentaciones mías en el Show de Johnny Canales. Yo era aún poco
conocida allí, no provocaba una locura con mis presentaciones. Por esas
épocas empezaba a ser reconocida en Texas, ya recibía nominaciones en
los Tejano Music Awards, mi música ya sonaba mucho en las radios,
comenzaban a saber quién era, pero recién empezaba. Todavía no diseñaba
mi ropa y mi cuerpo no estaba del todo desarrollado. Todavía consensuaba
con mi familia cómo aparecía y de qué modo, cómo me vestía yo, cómo se
vestía el grupo. Pero allí en el escenario ante un público tan numeroso
que sólo veía a una niña en el escenario tuve que sacar todo de mí para
generar atención. Y más allá del resultado obtenido, yo entendí que
había que hacer todo para agradarlos, que no había que guardarse nada,
que no había que sentir ninguna vergüenza para llamar la atención.
Cuando estaba interpretando “La bamba” sentí que todo funcionaba a la
perfección. La banda había hecho una versión muy buena e innovadora de
ese tema, yo no sentí ningún pudor en arengar al público a que cantara y
bailara conmigo, y hasta invité a mi propio hermano A.B. a que lo
hiciera conmigo. Él, como todo hermano, no quería saber nada con bailar
con su hermana, pero entendió el juego y lo hizo. Eso sí, sólo por un
ratito. Pero allí entendí que ése era el camino, ésa era la forma. Si
seguíamos por ese rumbo, las cosas funcionarían de maravillas. Allí
entendí que el destino estaba en nosotros y que si lo comprendíamos
íbamos a cambiar la historia, y no sólo ser un grupo más que pasaba por
tierras texanas y mexicanas…
Creo que sólo así me atreví a hacer cosas que nunca me
hubiese atrevido a hacerlas en otro momento. Cuando recuerdo cómo
zamarreaba a “mis ex novios” interpretando el tema “¿Qué creías?” me
pongo a reír y me pongo colorada de vergüenza. ¿Cómo me atreví a hacer
esas cosas? Creo que en una situación normal nunca lo hubiese hecho.
Pero en el escenario ... En el escenario era otra cosa … Se jugaban
otras cosas. Hubo una linda actuación mía en Odessa, Texas, en 1994, que
no fue tan conocida, y en la que protagonicé creo mi actuación más
zafada y más impresionante de ese tema. Sé que me dejé llevar por la
timidez del muchacho, y porque sabía perfectamente por sus expresiones
que me apreciaba y respetaba. Porque en ese tipo de temas uno va
midiendo a la persona del público invitada, y según sus reacciones y
cómo toma cada actitud, cada encare, cada toque con la mano, cada
provocación con la mirada y con la voz, uno sabe hasta dónde puede
llegar. Y se ve que sentí que podía llegar lejos. En un momento
determinado, cuando noté que el muchacho se emocionaba tanto por mi
interpretación, no atinaba a hacer nada y se me quedaba mirando fijo, lo
agarré con tanta fuerza de la camisa que fue como tomar con fuerza un
papel, hacerlo un bollo y luego arrojarlo lejos. Eso hice con el
muchacho. Él no entendía nada ante un público, sobre todo el femenino,
que festejaba ese desprecio mío en la interpretación. Yo sólo estaba
actuando. Fue una interpretación perfecta. Porque yo me permití ser tal
cual en el escenario sin inhibiciones, el público y sobre todo mi
partenaire entendieron que era sólo era una actuación y un show, y que
había que gozarlo como tal, y yo me sentía linda como nunca, una gran
artista y halagada. ¿Qué más podía pedir? Y sentí que todo eso fue
producto de mi mérito, de mi esfuerzo y de mi dedicación. Cuando
recuerdo cómo estaba vestida, puedo notar cómo había evolucionado y cómo
había desarrollado mi propio estilo, mi propia personalidad. Muchos lo
asocian con mis famosos boustiers, pero no fue sólo eso. Y hacerlo no me
fue tampoco nada fácil, pues mi padre al principio no quería saber nada
con esa forma de presentarme. Cuando vio que el público lo aceptaba de
puro agrado y con respeto, allí dio vía libre a esa forma de expresarme.
Pero yo igual iba a seguir luchando por imponer mi estilo y mi
personalidad. Pues yo también soy muy testaruda. Cuando sé que yo estoy
en juego, peleo por mí y por los míos hasta el final. Así hice el 2 de
abril de 1992 cuando decidí casarme en secreto con Chris. Sabía que era
la única forma de que mi padre entendiera que era serio lo que sentía
por él y que no iba a parar hasta casarme con él, y si debía adelantar
la fecha y renunciar a un noviazgo más largo, lo haría sin duda ... Pero
también lo hice aquel 31 de marzo … No siempre los impulsos llevan a
buen destino, lamentablemente… La pasión nos lleva a eso: puedes lograr
todo pero puedes quedarte sin nada…
A veces noto que muchos reparan en Jennifer López y
sienten pena porque tal vez yo podría haber desarrollado una carrera
similar o aun mejor que la de ella. Piensan que ella finalmente tomó mi
lugar, que ese éxito y ese reconocimiento mundial debieron haber sido
para mí … También sé que muchos de ustedes la respetan mucho porque
interpretó la película que hicieran en mi recuerdo de una manera muy
respetuosa y muy cuidada. Que nunca quiso ponerse por encima de mí en
ese homenaje y que respetó lo que significaba yo para tanta gente. Y que
luego de ello siempre fue muy agradecida por lo que Dios le ofreció y
que sin mí tal vez no hubiese llegado a ser lo que es hoy ... Yo creo
que ella hubiese llegado al lugar en el que está de todos modos y
seguramente si no fuera por lo que me ocurrió las dos hubiésemos
triunfado en el mundo aunque hubiese sido todo muy diferente, claro
está. Yo supongo que JLo sabía lo que yo significaba y lo que era mi
potencial aun antes de lo que sucedió conmigo, y creo que por eso se
ofreció a interpretar mi papel. Y creo que fue tan respetuosa de mí que
siempre trató de seguir su carrera artística sin vivir de mi figura ni
aprovecharse sólo de la repercusión de la película, pero sin
despreciarme ni olvidarse de lo que yo significaba ni de su propio
origen. Y estoy segura de que también ella aprendió la lección que yo
seguramente no aprendí, más que nada pues yo no tuve la referencia que
sí tuvo ella. Por eso hoy no estamos juntas ... Seguramente Jennifer
López era consciente de que no tenía la popularidad en Estados Unidos
que tenía yo. Yo recién lo supe cuando en el programa “En vivo”, de
Ricardo Rocha, en noviembre de 1994, me lo confirmaron. Allí me
anoticiaron de que estaba entre las doscientas personalidades más
famosas en Estados Unidos, y que en esa lista que incluía a todas las
lenguas y a todas las culturas de Estados Unidos, había sólo dos
latinos, Luis Miguel y yo. Yo no pude o no supe capitalizar esa
situación. JLo sí lo hizo después. Pero convengamos que ella pudo saber
de mi vida, de mis triunfos y de mis derrotas para saber llevar su
camino. Ella aprendió la lección. Ella supo lo que había que tomar de mí
y lo que no. No sólo interpretó la película. También supo qué era lo
mejor que tenía para saber capitalizarlo y desarrollarlo en el futuro.
Ella vio lo que yo no pude ver. Del mismo modo que en aquel momento yo
no sabía que habría en el futuro muchísimos más latinos entre los más
famosos de los Estados Unidos, tampoco imaginé lo que me iba a pasar.
Una pena … Estábamos haciendo tan bien las cosas ... Habíamos
evolucionado tanto y habíamos llegado a la cima con armas tan honestas y
tan francas que uno realmente lamenta que todo haya caído en saco roto.
Tal vez lo que más se lamente es que habíamos sido un modelo de vida
para muchos, y al mundo le habíamos dejado un claro mensaje de que con
trabajo y con honestidad, con ir al frente en la vida con la verdad, se
podía llegar lejos, muy lejos. Que aun viniendo tan de abajo, de la
pobreza, de las carencias más absolutas se podía revertir la situación y
lograrse todo. Todo era posible con transparencia y honestidad … Al
final sucedió lo que ya sabemos. Lo más triste es que muchos pensaran
que para llegar a la cima no hay que mostrar todas las cartas, no hay
que ir tan frente en la vida, que no siempre se puede decir lo que se
siente, que no siempre conviene decir la verdad, que es mal negocio ser
honesto. Pensamos tal vez con que nos alcanzaba con ser buenos músicos,
talentosos, famosos, queridos, y tener una relación cordial con
determinados medios y gerentes musicales. Pensamos que todos podían ser
como nosotros … Al final me di cuenta de que a veces son necesarias
otras cosas para llegar, que a veces no hay que mostrar todo lo que se
es, hay que ser más cuidadoso en las formas y hasta en el trato interno.
A veces me pongo en duda si estábamos tan preparados para todo, si
estábamos a la altura de las circunstancias. En lo musical y en lo
artístico seguro que sí, pero lamentablemente hacen falta otras cosas
para llegar a la cima, otras actitudes, otros códigos. Creo que eso
nosotros no lo aprendimos, nunca lo supimos. No sé si aun sabiéndolo lo
hubiésemos hecho y si hubiésemos sido los mismos en ese caso. No lo sé
... Sé lo que pasó y siempre sentiré la sensación de que si lo
hubiésemos hecho todo bien, esto jamás hubiese sucedido. Si hubiésemos
tenido todo controlado, ella no hubiese puesto sus condiciones, la
hubiésemos puesto en su lugar y nunca se hubiese acercado como tampoco
lo hubiese hecho yo. Y si yo no me daba cuenta, mi familia lo hubiese
advertido y me hubiese detenido en mi marcha. Pero nada de eso ocurrió.
Creo que Jennifer López tomó nota de esto cuando hacía la película y
procuró que, conforme siguiera en alza su carrera, no le pasaran estas
cosas, o saber qué hacer si se le presentaba una situación así. Tal vez
ella vio y advirtió lo que nosotros no supimos percibir…
Pero de nada nos sirve seguir lamentándonos … Yo sé que
muchos de ustedes han advertido con el tiempo esta situación y esta
sensación, y no pueden dejar de entristecerse. Sé que me lloran cuando
me ven. Que nunca podrá ser la alegría completa cuando logran
disfrutarme con una canción, con un video, con algo que tiene que ver
conmigo y con mi historia … Créanme que lo lamento … Una vez más les
pido perdón. No sé si está bien que se los diga pero yo también he
llorado mucho, lo he lamentado bastante. Más de una vez desee poder
volver. Muchas veces soñé con que Dios se apiadaría de mí y volvería el
tiempo atrás para poder enmendar esa locura y me diera una nueva
oportunidad. Yo sé que a su modo a ustedes les ha pasado lo mismo. Sé
que muchos quieren volver el tiempo atrás, que darían hasta su vida para
verme bien, porque sienten que yo tendría que tener la oportunidad que
muchos de ustedes tuvieron. Sé que muchos de ustedes piensan que no han
aprovechado la posibilidad de vivir la vida hasta lo máximo, que no han
hecho lo suficiente como para hacer lo que realmente deseaban hacer, que
deberían haber tenido mi espíritu, mis ganas, mi forma de ver las cosas
… Yo les pido que no se sientan así. Cada vida tiene su importancia, un
valor incalculable, un significado único e irrepetible. La vida de
ustedes es tan importante como ha sido la mía. Mírenlo de este modo: tal
vez no supe darle el valor a las cosas como tal vez sí lo hicieron
ustedes. Tal vez ustedes tuvieron la virtud de pensar determinadas cosas
dos veces. Tal vez ustedes primero pensaron en todo lo que se podía
perder si se actuaba por un impulso, y sin pensar y sin medir las
consecuencias. Tal vez ustedes supieron calificar mejor a determinada
gente que yo. Tal vez en mi lugar a ustedes no les hubiese sucedido lo
mismo ... Tal vez .... Valoren mucho que están allí, y agradezcan a Dios
que tienen una vida y una familia con quienes compartir sus cosas, sus
alegrías y sus tristezas, sus proyectos, sus sueños, sus anhelos … Que
en todo caso les sirva lo que me ha sucedido como ejemplo para que no le
suceda a ustedes también. En el mundo hay mucha gente como esa mujer.
Muchas más de lo que se imaginan, y muchas están entre ustedes,
compartiendo sus familias, sus trabajos, todo. Saben que esa mujer
estaba entre nosotros. Parecía simpática, servicial, fiel, tranquila … y
miren lo que hizo … y hace. Por eso valoren y tengan en cuenta lo que me
sucedió. No tomen como normal conductas enfermizas, posesivas,
paranoicas, psicópatas. El mundo está cada vez más vertiginoso y más
enfermo. A veces pienso que los adelantos tecnológicos no se están
aprovechando bien. Se usan más para el mal que para el bien, se usan más
para dominar que para amar, se usan para exteriorizar lo peor de
nosotros en vez de lo mejor. Lo que antes se veía en una película
futurista, hoy ya se ve como algo cotidiano entre nosotros. El futuro ha
llegado, mis amigos. Por favor, no tomen como normal esta locura. No se
dejen llevar por la autodestrucción. Que no les pase lo que me pasó a
mí. Aunque más no sea háganlo por mí, si es que aún me recuerdan y me
quieren. Yo confío en que para todos ustedes yo sigo siendo aquélla,
aquella mujer a la que aún quieren y le tienen mucho cariño…
Les pido que no lloren más … que no lloremos más. Sé que
para ustedes es muy difícil. También lo es para mí. Yo sé que muchos de
ustedes no lo pueden creer. Yo sé que muchos de ustedes no lo quieren
creer. Yo no les puedo pedir que dejen de sentir lo que sienten. En un
punto que lloren por mí indica que aún me recuerdan, aún me quieren y
que jamás me dejarán sola. Ya saben lo que sería para mí que eso
sucediera. Tal vez más que pedirles que no me lloren les pido que puedan
hacer algo con ese dolor. Tal vez puedan prometerme que pueden ser
mejores personas, que pueden intentar ser distintos, mejores, llegar a
cumplir sus anhelos con trabajo, con honestidad y con la verdad. Tal vez
puedan recordarme haciendo esas cosas tan importantes para mí. Sé que
muchos de ustedes lo hacen. A veces me asombro de que luego de mi
partida advirtiese no sólo la cantidad de admiradores que tenía sino la
cantidad de fans que se unieron después. A veces me emociona ver tanta
gente de tantas culturas diferentes evocarme, recordarme, quererme
tanto, tributarme con tanto Amor. Sé que muchos de ustedes esperan una
señal, algo que certifique que yo estoy allí. Sé que muchos de ustedes
quieren que vuelva, que esté junto a ustedes. Sé que para muchos de
ustedes la vida se les ha hecho más difícil sin mí … Créanme que lo
siento, que lo siento mucho … Ojalá pudiera estar presente, ojalá los
pudiera abrazar, ojalá pudiera aunque sea hacer brillar una estrella
para que sepan que yo estoy allí con ustedes y que no me fui nunca. Pero
sepan que yo estoy allí, que estoy con ustedes, que estoy más cerca de
lo que se imaginan, que estoy junto a ustedes aunque no lo noten, aunque
no lo perciban. Yo estoy allí con ustedes cuando escuchan un disco mío.
Yo estoy con ustedes cuando me ven en un video. Yo estoy con ustedes
cuando me escriben, cuando me tributan, cuando me recuerdan con una
foto, con un video hecho por ustedes, cuando escriben mi nombre, cuando
están tanto tiempo para mantener un lugar en el que se me recuerda. Yo
estoy allí siempre. Yo estoy allí cuando quieren recordar una fecha de
algún concierto y no se acuerdan. Yo estoy allí cuando quieren poner una
foto mía y no saben cuál. Yo estoy allí cuando quieren escribirme y no
saben por dónde empezar. Yo estoy allí cuando quieren escuchar un disco
mío y dudan cuál elegir. ¿Han notado que cuando pasan por esas
situaciones en un segundo todo se aclara en sus mentes y de pronto
recuerdan le fecha del concierto, saben qué foto poner, se les ocurre el
tema para el cual van a escribir en mi recuerdo, y cuál es el disco que
quieren escuchar? … Sí … Yo estoy siempre. Susurrándoles al oído.
Sugiriéndoles cosas, recordándoles cosas ... Sí, soy yo ... Porque sé
que me quieren, que no me quieren dejar sola y yo tampoco quiero que
ello suceda. Sé lo difícil que es luchar contra los molinos del viento,
contra el paso del tiempo, contra el olvido, contra todo lo que hace que
se olviden de los que estamos de este lado y de lo que significamos. Sé
que es difícil, casi imposible … Pero yo no creo en imposibles … ¡¡Y no
quiero sentirme sola!! Por eso los ayudo, por eso estoy allí … al menos
quiero que sepan que no me ido ni me iré nunca … Que estoy, que estoy en
un lugar … Créanme que hay una Selena que espera por ustedes para
abrazarlos y para agradecerles…
Tal vez las cosas no se puedan dar nunca como lo ideal,
como lo que uno hubiese querido, como lo que uno hubiese soñado. Por eso
entiendo por qué lloran. Es el mismo motivo por el que yo he llorado
muchas veces. Yo sé que ustedes aún anhelan verme triunfar, me siguen
nombrando en todos los medios de comunicación y hacen que esté en boca
de la gente como si fuera una artista vigente. Y sé que aunque pongan
todo su entusiasmo, en algún momento caerán en el dolor y en el
desamparo. ¿Y si vemos las cosas de otro modo? ¿Y si sólo me invocan y
me recuerdan cada uno a su manera y explican a la gente lo que soy para
ustedes? O mejor aún: ¿y si sólo me recuerdan y me invocan, y sólo
esperan que les pregunten por qué y para qué lo hacen? Y a la hora de
contestar, ¿no sería mejor hablar de que me recuerdan y me aman aun
cuando ya no estoy, que me tienen en lo más alto de sus Almas y de sus
corazones a pesar de que no pude lograr todo y de que mi fin pueda ser
visto para muchos como un fracaso, como el fracaso de la artista que no
llegó, que era una gran promesa y una realidad que no pudo ser o que se
lo impidieron? El mundo necesita más Amor, necesita que se rescaten
algunos valores. Lamentablemente, los últimos tiempos, tan pegados al
éxito y a lograr todo de cualquier modo, sólo ven como el victorioso, el
triunfador al que llega, al que logra todo, al que obtiene todo aun
cuando los costos sean tremendos e irreparables. Hoy veo con tristeza
que algunas chicas que ni llegan a los 18 años sufren todo tipo de
problemas por la presión de triunfar, de lograr todo sí o sí. Muchas
veces las hacen sufrir comparándolas con artistas ya consagradas
metiéndoles una presión que les es insoportable y cuyas consecuencias
pueden ser tremendas e irreversibles. Yo tuve esa presión, pero la
presión de la necesidad, no de lograr las cosas sin sentir lo que hago y
dejando mi ser de lado. Yo por suerte eso nunca lo tuve … Son tiempos
muy difíciles en los cuales es bueno mostrarles que uno puede querer
mucho a alguien que tal vez no logró todo el éxito comercial, todo el
dinero, toda la fama, todo el poder. Pero lo que sí logró es ganarse el
Amor, el cariño y el Alma de la gente. Tal vez sería lindo que puedan
mostrar que alguien puede cambiarles las vidas, que les llenan sus
Almas, que les puede movilizar a hacer cosas lindas en este mundo. Yo no
les pido que hagan esto si no lo sienten. Tampoco que no lloren si
tienen ganas de hacerlo. Pero les pido que traten de hacerles saber que
hay alguien que les llena la vida aunque ya no esté entre ustedes, que
alguien puede hacerlos mejores personas aunque ya no esté ni la hayan
conocido jamás. Yo no les pido esto para que agranden mi vanidad, mi
ego. Yo les pido esto pues sería una linda forma de que ustedes
exterioricen lo que sienten por mí sabiendo que tal vez nunca más me
puedan ver … Y sería una linda forma de recordarme, de valorizarme, de
dejar un mensaje al mundo, y una hermosa manera de hacerme feliz, que es
no sintiéndome nunca sola … Pues les confieso una cosa. Eso es lo que
más me duele en todo este tiempo sin convivir y recibir directamente
sus afectos: estar sola, sola como aquel 31 de marzo, sola sin mis
afectos, sola en un paraíso pero sin poder recibir el cariño de ustedes
todos los días…
Pero sé que mientras estén allí yo podré ser feliz, estar
bien, estar acompañada y no sentirme nunca sola. Que mientras haya Amor
mi nombre seguirá estando, mi voz se escuchará y seguiré siendo
recordada. Y mientras ello ocurra yo sé que habrá esperanzas, esperanzas
de que la historia cambie, de que todo sea distinto. Yo, como ustedes,
no pierdo las esperanzas. Yo también sueño todos los días de que volveré
a ser aquélla y me encontraré con todos ustedes … Yo no pierdo la
ilusión. Sé que ustedes tampoco. Mientras ustedes estén allí, siempre se
podrá. Saben que sin ustedes yo no soy nada. Sólo con el cariño y con el
Amor de todos ustedes yo estaré viva, y no sólo en los corazones de cada
uno y en el recuerdo … Yo estaré viva para volver a saludarlos
personalmente, para agradecerles y para seguir dando todo de mí en
agradecimiento por tanto Amor…
Y siempre recuerden: yo estoy siempre con ustedes cada
vez que me recuerdan, cada vez que ríen, cada vez que lloran. Yo siempre
estoy con ustedes aunque no lo noten, aunque deseen verme y creen que
eso no será posible. Yo estoy siempre gracias al Amor de todo el mundo
que me quiere de verdad. Yo siempre estoy allí para hacerles compañía y
para seguir esa comunión de Amor que supimos conseguir…
Los tengo yo también siempre en mi corazón…
Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense
muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego. Chau…
De todo corazón…
Selena
(Y siempre estaré aquí, Selena. Y no te preocupes. Yo sé
que estás conmigo siempre. Lo siento cada noche, cada día, cada vez que
te escribo, cada vez que te veo, cada vez que río, cada vez que lloro.
Yo te espero, te extraño y te creo. Yo sé que algún día tú volverás. Yo
sé que algún día nos encontraremos para estar juntos siempre en esa
comunión de Amor que supiste armar con tu Alma, con tu corazón y con tu
historia…)
La extraño. Sin duda, la
extraño. No hay forma de olvidarla. No hay forma de reemplazarla. Aún
recuerdo cuando asistí a la última vez que Selena se presentara en el
show de Johnny Canales. ¡¡Qué hermosa que era!! ¡¡Qué bien se vestía!!
¡¡Qué personalidad tenía en el escenario!! ¡¡Qué bondad y qué paciencia
tenía con nosotros!! Porque recuerdo que todos nos desvivíamos porque
nos firmara un autógrafo … ¡¡en pleno escenario y mientras cantaba!! Ni
siquiera queríamos esperar a que terminara de cantar el tema que estaba
interpretando. Queríamos hasta que tuviera la bondad de que se agachara,
nos sonriera, nos firmara el autógrafo y mientras siguiera cantando. ¡¡Y
las fotos!! Yo no sé cómo no se molestaba, cómo no le pedía a Johnny
Canales que él mismo les pidiera si podían parar aunque sea un poquito
de ametrallarla con flasheos constantes de las cámaras polaroid que se
utilizaban en ese momento. Pero Selena era así … Jamás pediría a uno de
sus fans semejante cosa. Ella sentía que se debía a su público y si
ellos eran felices así, para ella no había problema …Yo fui una de esas
personas que le sacó miles de fotos sin parar y aún las tengo, todas
ordenaditas en una carpeta a la que le puse Selena con su tipografía
característica y una flor blanca dibujada debajo. Me costó mucho verlas
otra vez. En realidad, estuve un año por lo menos sin atreverme a
verlas. Ver aquellas fotos, ver aquel momento era una admisión de lo que
uno no quería admitir. Durante un tiempo supuse que lo mejor que me
podía pasar era no ver nada de ella, no ver notas, no ver sus fotos, no
ver noticias, no querer casi nombrarla. Ese 31 de marzo había entrado en
estado de shock, quise creer que no era cierto, que no podía ser verdad
de ninguna manera. Cuando tuve que aceptarlo, sólo lloraba y estuve así
por meses enteros. Paraba mi llanto cada tanto, cuando no podía más,
cuando de la angustia pasaba al enojo, al disgusto, a mostrar mi bronca
a Dios, a pedirle explicaciones, a preguntarle cómo podía permitir
semejante cosa ... Si Selena era tan buena, tan especial, tan nuestra
... Si nosotros habíamos sido tan buenos con ella, si nosotros éramos
tan felices siendo ella exitosa aunque nosotros no lo fuéramos, si no
había en nosotros ni envidia ni ningún deseo malo ni turbio, ¿cómo Él
permitió que ese sentimiento puesto en una persona sola nos ganara a
todos y nos dejara a todos sin nada? Se me dirá que muchas veces Dios
nos pone a prueba … ¿Nos pone a prueba de qué y para qué? ¿Para ver
cuánto tiempo lloramos, cuánto tiempo soportamos el dolor, cuánto nos
destroza la partida de alguien a quien queremos tanto, a quien le dimos
todo nuestro corazón? Bien Dios debería saber que ese dolor no se va
nunca, no se supera, no se olvida. La partida de alguien muy querido,
muy cercano a nosotros, no se olvida ni se supera jamás. La partida de
alguien tan joven es sencillamente incomprensible. Es la misma sensación
que tienen los padres cuando se les muere un hijo, máxime si éste es
pequeño. Todos esperamos morir primero, ya que la muerte no es algo que
podamos sortear. Todos esperamos el ciclo natural de las cosas, y aunque
siempre hay desgracias, hay enfermedades y hay calamidades que pueden
precipitar estas cosas, justamente por eso es que no aceptamos que una
persona le quite la vida a alguien que aparte de joven tenía todo el
Amor del mundo, era la bondad en persona, era el ideal de mujer, de
artista y de persona. ¿Cómo se supera eso? ¿Cómo se entiende que pase
esto? Cada vez que pienso en aquel día tan triste y cada vez que puedo
reconstruir en mi mente sin llorar lo que pasó ese 31 de marzo, sólo me
vienen varios conceptos que se me representan en mi mente: muerte,
muerte de alguien joven, presidenta del club de fans, disparo en la
espalda, motel, corrida desesperada, desangre, ambulancia, anillo,
llegada al hospital sin vida. Todos esos conceptos pasan una y otra vez
en mi mente y ésta no los puede ni entender ni clasificar. ¿Cómo
entender que le haya pasado esto a Selena? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué
hacía Selena allí? ¿Dónde estaban los demás? ¿Cómo no se dieron cuenta?
¿Cómo no sentir que nunca sabré qué pasó realmente ese día aun cuando sé
quién la asesinó, por qué, qué pasó en buena parte del día, cuál había
sido el recorrido de Selena y de todos? ¿Y por qué aun así no lo
entiendo ni lo entiende nadie? ¿Qué es lo que falta en esta historia?
¿Lo sabré alguna vez? ¿Para qué hubo un juicio si sólo se pudo condenar
a duras penas a esa perversa que encima osó decir que era inocente y que
disparó sin querer? Perversa que encima mintió descaradamente. Gracias a
un testigo pudimos saber que encima tuvo tanto odio como para querer
dispararle por segunda vez por miedo a haber fallado en el primero, y
tanta frialdad como para evaluar que no sería necesario hacerlo para
volver en silencio a su habitación teñida de rojo muerte y en ese
contexto pensar en cómo inventar una nueva coartada … ¡¡Qué mala mujer,
que mala persona, qué gente sin escrúpulos!! Sólo eso quedó del juicio.
Nunca se pudo saber de allí cómo había sucedido y por qué. En concreto,
qué cosa precipitó toda esa locura. Pero después de ello sí sé lo que
sucedió. Las especulaciones, las habladurías, los chimentos con malas
intenciones alimentados por la propia asesina. Lo único que sé es que
todas las barrabasadas que se dijeron de Selena “en el nombre de querer
conocer qué historia real había detrás de ella” son mentiras. Que no
existen los consabidos “secretos” ni dobles vidas ni conflictos
internos. Todas esas mentiras sólo sirvieron para desviarnos del camino,
desorientarnos, imaginarse que en el horizonte aparece una niebla que
por un instante nos quita del camino en el que andamos y cuando todo se
clarifica uno está perdido, por lo que cuando se quiere retomar el
sendero en el que se transitaba no sólo no encontramos el camino, sino
que cuando preguntamos nos contestan cualquier cosa dándonos miles de
alternativas y respuestas, y ninguna de ellas ser cierta. Ahora se nos
dice que tal vez salga un especial de la Disney en coproducción con la
Familia Quintanilla en el que se aclare lo que pasó aquel día que por
mucho tiempo ni se quiso mencionar. El dicho dice “Más vale tarde que
nunca”, pero también es cierto que tal vez para entender todo esto se
debió haber aclarado todo al principio y no ahora. Para evitar las
barbaridades que se dijeron y para que gente de pobres corazones no
blasfemen, no mientan, ni lastimen más. Pero los entiendo. Las cosas
ahora no son como en 1995. Además, ellos perdieron una hija, una
hermana, un ángel. El dolor inesperado los nubló por años. Es que es
incomprensible para todos que alguien como Selena no esté aquí, que
alguien como Selena no nos dé su habitual alegría para hacernos más
felices y mejores personas, como lo era ella…
El tanto pensar y reflexionar en todo ello me hacen
perder de lo que venía pensando, en lo que venía recordando. Es que cada
vez que se recuerda a Selena, cada vez que uno ve algo de Selena, cada
vez que uno escucha algo de Selena, cada vez que uno tiene en sus manos
algo de Selena, siempre está presente esa sensación de dolor, de
angustia, de tristeza, de llanto. Por más que esté recordando algo tan
hermoso como aquella vez que fui a ver a Selena en el Show de Johnny
Canales se me vienen a la mente no sólo los buenos recuerdos sino los
malos. No sólo viene la alegría sino el dolor. Es francamente
inevitable. Recuerdo aquel momento y no puedo evitar pensar en lo que
vendría después. Es que en ninguno de nosotros cabía semejante
situación, semejante desenlace y en pocos, pocos meses. ¿Quién podía
imaginarse que esa mujer que nos cantaba con tanta dulzura y con todo su
Amor le podía pasar algo semejante? Recién recordaba la paciencia de
Selena para soportar en pleno concierto los pedidos de autógrafos y los
flashes de las polaroids. Y pienso que no hay que buscar una explicación
de por qué Selena no se enojaba nunca: siempre estaba bien predispuesta,
siempre nos respetaba, siempre tenía un saludito para nosotros. Es que
Selena era simplemente así. No era como los demás artistas. Ni siquiera
era como nosotros. Ni los otros artistas ni nosotros hubiésemos
soportado el acoso de los fans, de los periodistas, de propios y
extraños. Muchos en el lugar de Selena vivirían rodeados de
guardaespaldas y de personal de Seguridad. Selena no. Selena era
distinta, era natural, era buena persona, era una excelente artista y
cantante. Más de una vez me dije, como el padre de Selena, que hubiese
sido mejor que Selena no se expusiera tanto, que estuviera más distante
de todos, que no fuese tan confiada de la reacción de los demás. ¿Pero
se le podía pedir eso a Selena? Y si Selena hubiese sido así, ¿generaría
lo mismo? No. No sería ella si hubiese actuado así. Además, yo no me
olvido de que nadie del público le hizo daño. Podía haber la irrupción
de un fan en su desesperación por abrazarla, podía haber el arroje de
objetos en un festival, podía pasar algún incidente. Pero lo cierto es
que a Selena el verdadero daño no se le hizo desde afuera, no fue ni del
público, ni de los admiradores, ni siquiera de un extraño. La persona
que le hizo el mayor daño venía “de adentro”, de su círculo íntimo, de
una persona conocida, de alguien que trataba no sólo a Selena sino a
toda la Familia Quintanilla desde hacía años. No. De nada le hubiese
servido a Selena ser más o menos extrovertida, más o menos confianzuda,
más o menos humilde. El mal, el daño, la envidia, la frustración, el
disparo no vinieron de afuera, vinieron de adentro. Selena fue muy
sabia. Sabía a quién debía confiar su Amor. No se equivocó con ellos.
Tal vez se dejó llevar por la niebla en su frente interno. Y cuando
salió de la niebla se encontró con que estaba en un camino muy distinto,
un camino del que quiso salir pero no se lo permitieron y no había nadie
que se lo advirtiera… ¡¡Cómo querría volver el tiempo atrás para aunque
sea ser yo quien le pudiera avisar!! ¡¡Daría mi vida para que Selena
tuviera la oportunidad que esa pérfida le quitó!!...
¡¡Qué linda era Selena!! ¡¡Qué encanto de mujer!!
Recuerdo que estaba en primera fila, pegada al escenario y la miraba en
silencio, con total obnubilación. Alrededor mío podía sentir diferentes
reacciones. Algunos gritaban con cada énfasis en las palabras, con cada
mirada, con cada entonación de Selena. Otros compartían la canción
haciéndole gestos a Selena, como invitándoles que haga lo que se merece
esa mala persona que la dejó cuando Selena cantaba “Las cadenas” o “Si
una vez”. Podía ver niños de ambos sexos que la adoraban. Podía ver cómo
una de las niñas le mostraba a Selena su libreta para que se la firmara,
podía ver cómo un niño cantaba con devoción sus canciones sin dejar de
mirarla nunca, podía ver cómo una de sus fans mostraba con orgullo un
poster de Selena a la cámara de televisión y le indicaba con su dedo
índice apuntando hacia el poster de Selena que ella era una admiradora
incondicional. Recuerdo haber visto gente de todas las edades, gente de
todas las clases sociales. Selena tenía la magia de poder juntar a todos
y alegrarlos por igual. Nunca había visto algo semejante. Nunca vi que
una artista convocara de esa manera y fuera querida por todos. Ningún
artista, por más popular que fuera y convocara a millones más que
Selena, ha tenido esa magia que tenía Selena. Recuerdo toda esa alegría,
puedo aún sentir esa comunión de Amor que había entre Selena y todos
nosotros, y pienso qué será hoy de esa gente, de esos niños ya grandes,
de esas fans adolescentes ahora madres. Qué sentirán ahora, qué
sintieron aquel triste día en el que alguien se consideró con la
suficiente autoridad como para disponer de la vida de Selena, como si
fuera un Dios, pero un Dios malvado, el Dios de la muerte, el Diablo
mismo … Yo recuerdo hoy de mí misma callada, cantando para mis adentros
y soñando ser como ella. Aún tengo los vestidos que me compré para ser
como Selena, para bailar como ella, para cantar como Selena. En mi casa
me ponía sus vestidos, ponía sus discos a todo volumen y me permitía
cantar, soñar, vivir. Era hermoso vivir y sentir ese mundo de Selena,
ese mundo en el que me sentía una mujer que era feliz con su vida
cantando, triunfando, siendo ella misma. Porque Selena era un ejemplo
para todos. Un ejemplo de artista, un ejemplo de persona, un ejemplo de
mujer. Tal vez por eso vivíamos un cuento de hadas compartido con ella,
por eso tal vez esa comunión de Amor. Era imposible separar nuestra
propia vida de la de Selena. Era imposible ser feliz sin sentirla cerca,
sin estar presente con su música y con su figura. No había con ella una
relación distante, en el que ella estaba en un disco, en un escenario, y
nosotros allí escuchando o mirando. ¡¡Eso era imposible!! Nosotros
vivíamos con Selena, sentíamos con Selena. Tal vez para alguien que nos
ve desde afuera en todos estos años sin ella no lo puede comprender. No
puede entender el dolor, la tristeza, no poder superar nunca su partida,
el aferrarse a todo lo que esté relacionado con ella del mismo modo y
con la misma fuerza que Selena se aferró a ese anillo aquel día triste y
lluvioso. No es una relación enfermiza. No había locura. No había
obnubilación ni adoración. Eso lo tenía la asesina. Y así actuó. Lo
nuestro era simplemente Amor y cariño. Y cuando nos arrebataron ese ser
que nos daba tantas alegrías y tanta dicha, sentimos que nos quitaron
literalmente el corazón. Nunca pude ser la misma desde que ella se
marchó. Nunca más me puse sus vestidos. Nunca más quise imitarla. Ya no
la tenía a Selena. ¿Qué sentido tenía actuar como ella si Selena no
estaba para darle sentido a mi voz y a mi actuación que ni por asomo se
asemejaba a la de ella? ¿Qué sentido tenía actuar como Selena si al
minuto me pondría a llorar por su ausencia? Estuve mucho tiempo sin
poder escuchar un tema de Selena. Cuando me decidí a escucharla y a
verla otra vez, durante mucho tiempo lloré. No podía asimilarlo. No
podía entenderlo. Aún hoy no me lo explico, ni nunca me lo explicaré.
Aún hoy me pasa que me levanto, espero y deseo que nada sea cierto y que
lo viví en estos últimos 16 años no sea cierto, que sólo sea un mal
sueño, una horrible pesadilla del que pronto despertaré con la buena y
nueva realidad. Realidad que el maldito paso del tiempo se va encargando
de transformarla en una quimera, en una ilusión más…
Hoy día escucho que si Selena estuviera entre nosotros es
más que seguro que hubiese seguido la carrera que hizo Jennifer López.
Está más que claro que uno la compara con ella no sólo porque JLo
protagonizó la película “Selena”, sino porque, por esas cosas del
increíble destino, ella se hizo famosa luego de que el mundo la
terminara de conocer tanto a ella como a Selena luego de ver el filme.
También es claro y hasta lógico pensar en que Selena hubiese llegado al
mismo éxito y a la misma fama que Jennifer López. Pero yo no creo que
solamente tengamos que compararlas por esto. En realidad, lo que yo
pienso es que si Selena estuviera entre nosotros hubiese hecho el mismo
recorrido artístico que hizo JLo una vez que se hizo famosa, más allá de
si hubiese tenido más o menos éxito. Eso es para mí lo más importante.
Selena hubiese impactado en Estados Unidos, se hubiese hecho famosa
primordialmente allí, y también en Europa y hasta Oriente, tal como lo
manifestara más de una vez. Ése era el gran objetivo de Selena como
cantante: convertirse en una gran artista internacional, tal como lo
había soñado su padre. Todo el recorrido artístico estaba encaminado
hacia ese gran objetivo y todo indicaba que lo lograrían pues estaban
determinados a lograrlo, habían trabajado duro para ello, tenían todo el
talento y la capacidad para el triunfo mundial y ya se estaban viendo
los primeros grandes frutos. Hoy uno puede estar seguro de que Selena al
momento de partir estaba grabando un disco en inglés que constituía el
gran sueño no sólo de ella sino de toda la Familia Quintanilla. Pero fue
un sueño de toda la vida. Aún hoy me da escalofríos cuando veo a Selena
allá por 1991 en el mismo Show de Johnny Canales hablando de que estaban
preparando un disco en inglés sin que por ello significara abandonar la
música texana. Todavía no era famosa internacionalmente. Era sin duda la
artista texana más famosa y consagrada desde hacía tiempo. Pero aún no
habían llegado los primeros N° 1, habría que esperar un año con la
aparición de “Como la Flor” y “La Carcacha” para ver la explosión de
Selena en México y en muchos países de Latinoamérica. Pero ya estaba en
Selena esa idea y ese convencimiento. Mismo convencimiento y mismo
sacrificio de Selena para montar su boutique para desarrollar su pasión
por el diseño. Todo esto había dejado Selena ... Proyectos, ideas con
mucha originalidad, audacia para encararlos y muchas, muchas ganas ... Y
viendo todo esto que dejó uno no tiene dudas de que hubiese hecho algo
similar a lo hecho por Jennifer López, fundamentalmente porque JLo tomó
muchas de sus ideas para encarar su propia carrera. Deslumbró como
cantante latina internacional en Estados Unidos y en Europa, además de
Latinoamérica. Ella también creó su propia línea de ropa y de perfume.
Es a esta altura muy evidente que Jennifer López tuvo muy en cuenta la
vida de Selena no sólo para interpretarla en la película sino para
establecerla en su propia carrera artística, teniendo en cuenta lo bueno
y lo malo, lo que se hizo bien y lo que no. Aún hoy recuerdo sus
palabras poco antes de que se estrenara la película, es decir antes de
que JLo se hiciera famosa. En un reportaje dijo a la pasada que estando
ella en Europa un día llamó a su madre porque estaba allí sola, lloraba
por ello y no sabía qué hacer. Por toda respuesta recibió de su madre el
consejo de que si había luchado tanto por llegar a donde está, que
hiciera lo que debía hacer en vez de estar desaprovechando el tiempo
lamentándose. Una vez lo leí y siempre estuve convencida de que esa
declaración de JLo dicha de la nada, en vez de ser una respuesta a una
pregunta concreta, era un indicio claro de que ella había entendido lo
que le había sucedido a Selena y que lo iba a tener muy en cuenta a la
hora de desarrollar su propia carrera artística. ¡¡Y vaya si le fue
bien!!
Muchos podrán decir que admirando a Jennifer López o a
tantas artistas exitosas que hay hoy en día podemos ver algo de Selena y
así poder contentarnos con que parte de su Legado está allí. Y así
podremos admirar a esas artistas del mismo modo que lo hacíamos por
Selena, y poder calmar en algo nuestro dolor ... Pero es imposible ...
Puede haber artistas mejores, que canten mejor, que bailen mejor, que
sean más lindas, que tengan más personalidad, más carisma. Pueden ser
mejores en todo y pueden ser famosas en todo el mundo. Pueden tener todo
y aspirar a más. Pero ninguna de ellas podrá emular a Selena. Pues para
ser como Selena no sólo hay que tener su mismo talento, sino su misma
historia. Pues la historia, las vivencias y los sentimientos de Selena
están allí en el escenario, en cada canción, en cada gesto, en cada
baile. No se puede ser como Selena pues nadie puede vivir lo que vivió
Selena. Por eso es distinta. Por eso es única e irrepetible. Selena
tenía eso que no lo tenía, tiene ni tendrá nadie. Por eso tengo ese
vacío, esa soledad. Por eso siento que me falta algo, que jamás seré
enteramente feliz si no está Selena. Selena me daba ese algo que no me
lo puede entregar nadie. Yo la vi, yo la vivencié, yo estuve cerca de
ella. Nunca viví con nadie lo que sentí con Selena. Nunca me pasó salvo
con Selena creer cada palabra, cada historia, cada sentimiento expresado
en un mera canción. Lo que para muchos serían días y hasta meses de
ensayo para lograr tener una actuación descollante, a Selena sólo le
llevaba minutos. Mientras muchos necesitan de espectaculares fuegos
artificiales e ingeniosas y espectaculares puestas en escena para
deslumbrar y provocar asombro e incredulidad en la gente, a Selena le
bastaba su propia presencia, su voz, sus saluditos, sus gestos y sus
actuaciones. Ningún efecto especial, ningún juego de luces, ninguna
puesta en escena, ningún engaño lograrían la misma sensación que Selena
lograra interpretando “Si una vez” en el Houston Astrodome el 26 de
febrero de 1995, cuando detiene de pronto su voz, se queda estática
poniendo su dedo índice de la mano derecha en la cabeza, los ojos
cerrados y sólo el sonido de su respiración como único “efecto
especial”. Nada provocaría algo igual que Selena pasearse en silencio
por el escenario colmado por 65.000 personas mirándolos con aire pícaro
y provocador. No. Nada artificial puede generar algo igual que lo hecho
por un ser humano expresando genuinamente sus sentimientos. Eso era
Selena. Simplemente eso. Eso tan simple que no lo tiene nadie. Por eso
la extraño. Por eso la echo de menos. Nunca sentiré algo igual en mi
vida con nada ni con nadie…
Muchas veces se dice que con estas desgracias se aprende.
Entre otras cosas se dice que con estas experiencias desgraciadas se
aprende a valorar la vida, valorar cada minuto, cada instante .... Como
cantaba Selena, “vivir la vida hasta lo máximo” ... Recuerdo que una vez
leí un cuento en el que a un hombre le dijeron que había contraído una
enfermedad terminal y que le quedaban pocos días de vida. El hombre
tenía dinero, comodidades y muchas ocupaciones. Siempre pensó que la
muerte estaba lejos y que ya habría tiempo para disfrutar de muchas
cosas. Cuando supo que le faltaba poco tenía la costumbre de salir con
su auto del trabajo y detenerse en una esquina determinada sólo para
contemplar el cielo. Recién allí pudo valorar detenerse, contemplar esas
cosas que en la normalidad de los tiempos que corren ni siquiera las
notamos ni nos detenemos para advertir por un instante si no nos
perdemos de algo valioso ... Podría pensarse que a mí eso me pasó con
Selena ... Y no .... Eso no me pasó. No tuvo que pasar esa desgracia
para dar a Selena la dimensión que tenía como artista y como persona. No
me pasó como tantos grandes medios de comunicación que sólo dieron
cuenta de Selena un poco cuando adquirió fama internacional y otro por
el lamentable desenlace de su vida. Son los mismos que luego intentaron
adueñarse de su historia y trataron de explicarla. Tuvieron algunos la
osadía de relativizar su éxito afirmando que en definitiva su partida
fue la que la puso en un primer plano … ¡¡Cómo se ve que no la
conocían!! ¡¡Cómo se nota que no siguieron toda su carrera!! ¡¡Cómo se
ve que muchos de ellos no tuvieron el mismo origen de Selena, no vivían
en los mismos lugares que Selena, y no estuvieron en aquellos pueblos y
ciudades en los que Selena pasaba desde que era pequeña para darles un
concierto, una alegría, un motivo para sentirse queridos e importantes!!
Si vinieran de allí sabrían que Selena era una auténtica artista del
pueblo, de la gente, que se había ganado a todos los que como ella
tenían que trabajar duro todos los días para llevar un plato de comida a
sus casas. Si vinieran de esos lugares sabrían lo que significaba Selena
para ellos. Aún hoy me río por no llorar cuando veo el asombro de muchos
periodistas que no se podían explicar cómo aparecía tanta gente para
despedirse de Selena en Corpus Christi. Ellos preguntaban a la gente de
dónde venían y se asombraban de que vinieran de lugares tan lejanos. Los
que eran medios norteamericanos se asombraban de que Selena fuera tan
popular en Monterrey, y los medios mexicanos se asombraban de que Selena
fuera un ícono en Texas. Ellos mismos que no se podían explicar ese
fenómeno intentaron interpretar el éxito de Selena. Y con total ligereza
pensaron que su partida tan temprana explicaba tanta locura, tanta
tristeza, tanta admiración, tanta popularidad, tanta venta de discos …
¡¡Más vale que la muerte potencia las cosas, pero no inventa nada!! La
muerte no hace admirar a una artista. La muerte no genera popularidad.
La muerte genera sólo tristeza, impotencia, saber que el que se fue ya
no volverá. Y si esa persona es significativa, generará toda clase de
sentimientos. Y si es violenta su partida, se es mujer y joven, genera
consternación y mucho llanto. Y si era muy querida, deja heridas que
jamás cerrarán. Y si por si fuera poco todo el pueblo la conocía, genera
ese fenómeno que los extraños no pueden explicar. Cuando ellos dieron
cuenta de Selena, millones ya la conocían no sólo por la televisión,
sino porque la habían visto en un concierto en su pueblo. Cuando ellos
reconocieron a Selena y comenzaron a premiarla teniendo ella sólo 22
años, Selena recibía premios en Texas desde que tenía apenas 16. Sin
duda no sabían tanto de Selena. No tenían por qué saberlo, pero para
opinar y explicar su fenómeno, sí debían conocerla y bien. Lo que sí
estaba claro era que para la mayoría ellos eran los desconocidos y
Selena era su hermana, su artista, su representante. Pasarán los años y
pocos se acordarán de ellos. Pero nadie se olvidará a Selena…
Cuando veo a Selena me veo a mí misma observándola. La
veo y me veo soñando ser alguien como ella, tener los mismos anhelos,
mis mismas ganas de triunfar, de encarnar el famoso “sueño americano”.
Sentí con Selena que todo era posible, que ya no habría más
postergaciones, ya no habría más dolor, que si tal vez yo no pudiera
lograr todo lo que quería ser en mi vida, sería Selena quien lo
obtendría. La veía y no tenía ninguna duda de que llegaría a la meta
final. Que sería una artista internacional que triunfaría en todo el
mundo, que nada se podría interponer en su camino, que no tendría igual,
que no tenía rival. Tenía un dominio tan absoluto del escenario que
nadie podría imaginarse que lo que se propusiera en la vida no lo podría
obtener. Yo la veía en el Show de Johnny Canales interpretando “Si una
vez”, y estaba segura y eso me emocionaba. Recuerdo puntualmente un
momento en el que ella por un instante deja de cantar con pasión el tema
para sonreír y saludar a su público hasta que al instante da cuenta de
ello. Entonces, se incorpora, pone su micrófono al costado, arquea su
cabeza para seguir cantando mientras mantiene su sonrisa y rápidamente
encara al público con su mirada y con su voz acorde al tema que estaba
interpretando. Cuando pude notar ese pequeño detalle pude darme cuenta
de lo enorme artista que era, que estaba al tanto de todo allí arriba en
el escenario y que indiscutiblemente era la Reina. Por eso me
deslumbraba, por eso era mi modelo, por eso deseaba con toda mi Alma que
llegara a lo más alto, por eso mi dolor. Pero ese dolor no es por mí. Es
por ella. Yo sufro porque ella no está aquí entre nosotros y no porque
no me puede cantar nuevas canciones. No soy tan egoísta. No dudaría en
canjear mi vida por la suya para que ella tenga su oportunidad de ser
feliz, de triunfar, de ser famosa. Ella se merecía eso y mucho más.
Selena se lo merecía y no yo, que no hice ni la mitad del esfuerzo que
hizo ella, que no sufrí las privaciones que padeció ella, y que no tenía
ni el talento, ni el carisma, ni el Amor ni la personalidad que tenía
Selena…
La extraño. Extraño su sonrisa, extraño su optimismo,
extraño su alegría de vivir. Muchas veces en la actualidad me río de sus
ocurrencias, me enternece su humildad, festejo cada logro obtenido. Me
encanta verla cuando recibía los premios, en los que sentía algarabía y
a la vez pudor por recibir tantos lauros. Y su humildad … Porque muchas
veces hacía hablar a toda la banda en vez de monopolizar todo ella con
su agradecimiento. No quería figurar como que ella era más que el resto.
Selena siempre quería mostrarle al público que su éxito era un trabajo
de equipo, y que ese mismo éxito se lo debía a la gente, a los programas
de radio y televisión, y a los periodistas que siempre la apoyaron y le
dieron un espacio. Y eso que ella hacía no constituía una imagen
impostada. No era una imagen artificial para los medios. Selena era así,
y como ella era así los músicos estaban contentos con ella, los
periodistas estaban gozosos de compartir su éxito, nosotros vivíamos
felices con ella. Tal vez la imagen que resume todo ello, y como siempre
todo lo bueno y todo lo malo, es verla en los Tejano Music Awards de
1995 ... Selena recibiendo cada premio con una sonrisa, con un saludito
y un gestito a la cámara, sintiendo vergüenza que todos los premios se
lo dieran a ella, sintiendo una angustia inaudita por un error del que
ella no tenía nada que ver y del que saldría “beneficiada” ... Sucedió
que había advertido la tristeza de otra artista porque en esa edición de
los TMA le dieron por error a ésta un premio en vez de a Selena. Cuando
dieron cuenta del error le avisaron a dicha artista que el premio sería
quitado para dárselo a Selena …De nada sirvió que José Behar, ni que
A.B. ni que su padre la trataran de convencer a Selena para que
recibiera ese premio. Selena no quería recibir un premio delante de
alguien que se había ilusionado y creído que lo había obtenido. Al final
lo tuvo que recibir José Behar excusando a Selena con la afirmación de
que justo se había ido en ese momento “por una emergencia”. ¿Quiénes
harían lo mismo hoy en día, en donde vemos que por mucho menos muchos
artistas sienten que se pueden llevar a todo el mundo por delante?
Selena era buena, buena con todos, respetuosa de los otros artistas, de
los periodistas que la esperaban horas para entrevistarla, del público
que la ovacionaba. Recuerdo cuando salió de la entrega de premios y vio
que estaba Jorge Luis Ramírez, un periodista de Monterrey que la había
entrevistado miles de veces, y que moría por una declaración de Selena.
Ella se detuvo a pesar de que su padre se la llevaba a la rastra del
lugar y lo atendió unos minutos. Le contestó todo lo que le preguntó,
saludó al público de Monterrey por pedido expreso suyo y como él tanto
le agradecía se volvió hacia atrás para darle un beso. Jorge no lo podía
creer. Estaba emocionado. ¡¡Lo había besado la Reina!! Nunca se
olvidaría de ello, más aún cuando poco después sucedió lo inexplicable.
¡¡Qué dulce y tierna lucía Selena en aquella entrega de premios!! ¡¡Con
ese peinado, con ese vestido!! … Ese vestido que representa lo que
sentimos por Selena cada vez que la vemos, sabiendo que ese vestido la
acompañaría para siempre desde abril de ese mismo año … por siempre y
para siempre .... ¡¡Qué injusta es la vida!! ¡¡Con lo talentosa que era
Selena, con lo buena que era Selena, con lo preciosa que era Selena!!...
Por eso no puedo olvidarla, por eso necesito recordarla,
por eso la llevo siempre en mi corazón rememorando una y otra vez todo
lo que hizo Selena, todo lo que me dejó Selena. Durante mucho tiempo, y
aún hoy, tuve que soportar que mucha gente nos tratara de locos por
seguir recordándola todos los días como si ella nunca se hubiese ido.
Pero peor aún nos trataban mal, insultaban nuestra acción, nos
condenaban por nuestro recuerdo profiriendo uno de sus gritos más
hirientes: “¡Pero déjenla ya descansar en paz!”. Me pregunto por qué nos
decían y dicen eso. ¿Qué es lo que tanto les molesta? ¿Qué interfiere en
sus vidas que la recordemos con Amor? ¿Qué entienden por dejar a Selena
descansar en paz? ¿Acaso creen que olvidándonos de ella, Selena
descansará en paz? ¿Acaso creen que ella descansará en paz después de lo
que le pasó y encima advirtiendo que la gente que la quiere se olvidó de
ella? ¿Acaso dejarla en paz es volver a vivir el 31 de marzo en el que
Selena estaba sola, tristemente sola? ¿Acaso descansaría en paz así? ¿O
descansaría mejor en paz si nosotros supiéramos qué pasó aquel horrible
día y si no nos olvidamos nunca de ella tributándola en todo momento?
¿Acaso el homenajearla no sería para Selena la caricia de una madre para
con su hijo enfermo? ¿Acaso no se sentiría mejor viendo y sintiendo que
está acompañada y siempre amada? Yo creo que Selena se sentiría contenta
donde quiera que esté si en el lugar en el que se la recuerde no hay
violencia, no hay peleas, no hay división. Yo creo que Selena estaría en
paz si ve que se la sigue queriendo y recordando, y que nunca se olvidan
de ella. Selena siempre tuvo miedo de que la dejaran de querer … ¡¡Eso
no la haría descansar!! Por eso, más allá de lo que digan, yo sigo
queriéndola como cuando era niña, la recuerdo como si estuviéramos en
1995, la homenajeo en la necesidad de agradecerle por ser una mejor
persona gracias a ella, la lloro como si ella se hubiese ido ayer. Hay
cosas que la razón nunca entiende ni entenderá … Por eso no importa.
Importa sí expresar mis sentimientos y decir con orgullo que Selena es
lo mejor para mí. Yo sé que está en algún lado observándonos y
esperándonos. Estoy muy segura de ello. Y sé que esperará lo mejor de
nosotros. Por eso la escucho todos los días, la veo todos los días,
atesoro sus cosas como si fueran oro. Y no es que las piense vender …
¡¡Jamás!! Tener sus cosas me permite estar más cerca de Selena y
reflexionar. Reflexionar qué será de mi vida, qué me deparará el destino
y sentir que sin Selena yo no soy nada. Que la necesito, que la extraño,
que sueño con volver a verla. Mientras tanto, recuerdo cada momento,
cada instante. Es la mejor forma de homenajearla, es el mejor modo que
descanse como merece. Es la mejor forma de esperarla para cuando pronto
la volvamos a ver…
Yo la sigo esperando y recordando. Yo sigo manteniendo a
Selena viva en el corazón. Así puede seguir viviendo. Así puedo asimilar
el dolor. Así puedo lograr que Selena siga sonriendo como en el Show de
Johnny Canales, como en los Premios TMA, como en el Houston Astrodome.
Su risa era el símbolo de la vida, de la energía, de la paz. Si al menos
lograra eso, sé que ella sería feliz. ¡¡Y más aún cuando llegue el día
en el que pueda abrazarla y decirle lo tanto que la quiero!!
Me querría ir de este mundo recordando un momento de ese
Show de Johnny Canales que presencié y que fuera el último de Selena.
Johnny estaba por anunciar que Selena iba a cantar “El chico del
apartamento 512”, pero lo había olvidado y no lo tenía anotado. En su
desesperación, mira a Selena y se desplaza hacia donde está ella con la
excusa de “Yo no puedo decir esto”. Selena entiende la razón por la que
se acerca Johnny Canales y en cuanto le pone el micrófono Selena salva
la situación anunciando el tema. Podría no haberlo hecho, podría haberle
recriminado el olvido. Pero nada de eso pasó. Para el público quedó como
que Selena presentaba el tema. No importaba saber la verdad del asunto.
Lo importante era que todo saliera bien y Selena contribuyó
retribuyéndole a Johnny Canales en agradecimiento por tantos años en los
que él le concedió un espacio. Selena era así: grande, humilde,
cariñosa, amorosa y nuestra. Por eso se la extraña tanto. Por eso la
sigo esperando. Por eso la sigo queriendo…
(Yo comparto ese sentimiento de Mariel, pues es ella la
que cuenta esta historia. Yo como ella la recuerdo todos los días, y
aunque no haya tenido la fortuna de conocerla personalmente y de
disfrutarla en su momento, Selena conquistó mi corazón por ser una
artista talentosa y una gran persona, como lo dijo Mariel. Es que es tan
grande el Amor y la obra de Selena que trasciende el espacio y el
tiempo. Basta conocerla y apreciarla para ofrecerle el corazón y la vida
en agradecimiento por todo lo que hizo Selena en 23, casi 24 años…)
Yo sólo vengo a ofrecerte mi corazón, Selena, todos los
días, toda la vida…
Y no aguanté más. No lo soporté. Pensé que podría. Pensé que el paso del
tiempo podría calmar el dolor de la pérdida. Pensé acaso que mis nuevas
relaciones, mis nuevas amistades, mis nuevos amores, mis nuevas
alegrías, el quehacer cotidiano, el sentir la vida cada día me harían
olvidarla. Pero no podía … No podía olvidar a Selena. Muchas veces me
pregunté: ¿cómo podían los demás? ¿Cómo podían vivir después de haberla
visto? ¿Cómo podían seguir sus vidas habiendo estado tan cerca, tan
cerca de ella? Yo que la había visto, que había asistido a ese hermoso
concierto de uno de los tantos que Selena dio en la Feria de Monterrey
en 1994, no podía olvidarla. Jamás pude. Siempre sentí que me habían
sacado algo, algo tan vital en mí como el corazón ... No ... Ella era
tan joven ... ¡¡Tenía tanto para hacer!! Era verla y verme a mí misma.
Sentí como si me hubiesen disparado a mí. Sentí que a mí me habían
quitado la vida. Pero peor aún. Esa perversa había hecho que encima
tuviera que vivir con ese dolor, con verla a Selena sin vida, sin nada
más que ofrecer. Esa perversa no sólo hizo que me quitara la alegría
para siempre. Esa malvada hizo que viera una imagen que nunca había
querido ver de Selena. Me hizo ver su derrota, mi derrota. Instaló la
palabra “muerte” en mi vida. Me quitó todo. Y no contenta con eso, se la
pasó en todos estos años riéndose de nosotros, riéndose de los que
esperaban de ella una respuesta sensata, razonable, con sentido. Esa
perversa me hizo ser desconfiada, vengativa, amarga, esquiva,
introvertida. Yo no era así. ¡¡Para nada!! Y todo eso bueno que fui fue
gracias a Selena. Ella me hizo vivir mi niñez y mi primera adolescencia
con alegría y con esperanza. Selena me transmitía las ganas de vivir, de
progresar. Selena me hizo sentir que todo se podía lograr, que todo era
posible si uno se lo proponía. Y no es que se me quedó grabada esa
sensación porque Selena lo decía cada tanto y después quedaron
inmortalizadas esas palabras en cada recuerdo que se le ha hecho cada
año, en cada recuerdo en estos insoportables 16 años sin ella. No. Me
quedaron grabadas por su actitud, por su ejemplo, por su sonrisa, por su
trato, por su amabilidad. Yo no sólo era admiradora de Selena. Yo la
quería. La quería mucho. Era mi hermana. Esa hermana que nunca tuve y
que hubiese querido tener. La hermana a la que yo podía confiar mis
sueños, mis miedos, mi esperanza. Yo no me sentía una fan, no por lo
menos en el sentido que se conoce y se piensa que es una fanática. Yo no
me volvía loca en el sentido literal del término por cada aparición de
ella. Yo no gritaba ante cada canción sin siquiera escucharla. Yo sentía
que no había que tener tal o cual actitud para ser una buena admiradora
de Selena, y por ende, no me sentía con autoridad como para recriminarle
algo a alguien que era fan de Selena, o para decir qué se debía hacer y
qué no. Yo sólo sentía un Amor, un cariño muy especial por ella, como no
lo había sentido con alguien, como no lo voy a sentir por nadie. Porque
Selena es de aquellas pocas personas que uno quiere en la vida y que no
siempre uno tiene la posibilidad de conocerla. No es el típico
sentimiento hacia algún familiar o hacia alguien que uno conoce por
otros a través de las relaciones que uno establece en la vida y con las
mayores afinidades que uno logra conseguir que no necesariamente son las
ideales o a las que uno aspira. Con Selena había logrado lo que muchas
personas no lo logran nunca en sus vidas, que es querer a alguien con el
tiempo, después de conocerla de algo muy distinto de los ámbitos de los
que uno frecuenta, de los que uno se mueve. No hay nada más hermoso en
la vida que vivenciar cómo alguien “desde cero” empieza a querer a otro
hasta sentir que es lo más importante de su vida. Eso había sentido por
Selena. Sabría que podría ser feliz, podría conocer al hombre de mi
vida, casarme, tener hijos, ser exitosa en lo que emprendiera en la
vida, viajar, conocer gente, tener amigos entrañables, muchos buenos
conocidos estando Selena allí como ejemplo, como guía, viéndola
triunfar, viéndola crecer, viendo que alguien como ella desde un lugar
tan humilde, tan de abajo, tan desde el más absoluto anonimato, lograba
ser querida y admirada por todos. Sabía que con ella sería feliz para
siempre. Desde aquel nefasto 31 de marzo, desde aquel día en el que la
pérfida logró lo que quería, sé que ya no seré feliz enteramente nunca,
y que siempre me perseguirá esa pesadilla, esa misma pesadilla que
alguna vez Selena llegó a admitir que la perseguía cada tanto en las
noches y que nunca quería saber de qué se trataba. Tal vez hubiese sido
mejor que Selena averiguara de qué se trataba esa pesadilla. Tal vez se
hubiese salvado … Tal vez … Pero como todo lo que tiene que ver con
Selena en estos tiempos, en estos últimos tristes 16 años, siempre nos
quedaremos con la sensación de lo que hubiese sido todo si Selena
estuviera aquí, de lo que hubiese pasado si Selena no se hubiese
encontrado con esa malvada… Nunca lo sabremos, y eso me atormenta y me
hace llorar todos los días, todos los días desde aquel 31 de marzo que
querría borrar del calendario mundial para siempre…
¡Ya no lo soporto más! Me voy. Me voy a una isla
desierta. Me voy a soportar el dolor sola, bien sola. Selena se nos fue
con esa pesadilla que nunca se animó a contar. Y es como si esa
pesadilla la hubiese transmitido cuando se nos estaba por ir, cuando
ella sentía que ese horrible sueño se hacía realidad, cuando sabía que
nada se podía hacer más que sufrir, llorar por el destino cuando era
palpable, sufrir la agonía, esperar el milagro, rogar que eso que vivía
era en definitiva parte de la pesadilla, pesadilla de la que despertaría
y, al comprobarlo, volvería a sonreír, y jurarse y perjurarse que se
cuidaría más y no confiaría más, que no se dejaría llevar por el deseo y
por el egoísmo de los demás. Que pensaría más en ella y que pondría sus
deseos e inquietudes por encima de todos y de todo. Que pondría a ella y
a la familia que había formado como su prioridad, y que no se dejaría
llevar por los tiempos y prioridades que establecen los demás. Que haría
pesar el Amor y el cariño incondicional de la gente para presionar y
exigir que saliera de una vez por todas el disco en inglés y para que se
abrieran las sucursales de “Selena Etc.” en México DF y en Monterrey.
Que haría lo indecible para hacerse ver y conocer en América latina y en
todo el mundo para dejar su marca y su sello en cada lugar que pisara. Y
que una vez que fuera logrando todo, decidir agrandar su familia, tener
sus hijos y disfrutar a pleno su vida lograda con merecimiento y a base
de tantos sacrificios y privaciones. Que no importaba el orden en el que
hiciera cada cosa, que no interesaba el orden de las prioridades. El
tiempo lo diría ... Lo importante era lograrlo todo y lograrlo cuanto
antes. Se había esperado tanto tiempo, habían pasado tantos años de
incertidumbre y de no saber qué iba a ser de ellos ahora que eran
famosos, queridos y que todo el mundo esperaba algo de ellos, que Selena
ahora no iba a esperar, no iba a esperar qué sería de su destino, que
sería de su vida. Yo estaba segura de que ella se durmió esperando a
hacer todo esto una vez que saliera de esa pesadilla, ahora que sabía de
qué se trataba esa horrible sueño, qué cara visible tenía y cómo había
que desistir de ella. Siempre sentí que esa pesadilla ella la
transmitió, la transmitió a todas las personas que la amaban y que
estuvieran con ganas de escucharla. Yo estaba segura porque muy poco
antes de que esa pesadilla se consumara yo tuve otra pesadilla terrible.
Soñé que algo le pasaba a Selena, que le iba a pasar algo horrible y que
había que hacer algo cuanto antes. Recuerdo haber despertado y cuando
pensé que sólo podía ser un tonto sueño, una simple tonta alarma sin
sentido, recordé aquella película de terror llamada “El príncipe de las
tinieblas”, de un tal John Carpenter. Esa película me había impactado
cuando la vi. El argumento de ese filme trataba de gente del futuro que
mandaba mensajes a través de los sueños de las personas para que
hicieran algo, para que salvaran al mundo del caos, para que la maldad
no se apoderara de la humanidad. Y cada vez que transmitían ese mensaje,
la gente vivía esa pesadilla y despertaba sin saber nunca si lo que se
había vivido era un mal sueño o si era realidad aquello, pero siempre
les quedaban grabados algunos datos nuevos cada vez que volvían a vivir
aquel horror. Al final uno de ellos logra saber lo que era y la película
terminaba sin saber si lo lograría evitar o no. En cuanto tomé
conciencia de ello, corrí y traté de llamar a Corpus Christi, avisarle a
la Familia Quintanilla, a algún periódico, a Lidia Salazar, a Blanca
Martínez, a alguien que la conociera y la pudiera contactar. Pero mis
padres me detuvieron y no me dejaron hacer nada. Poco tiempo después me
enteré de la tragedia y no pude soportar llorar por meses enteros. De
nada sirvió que me trataran de convencer. De nada sirvió que trataran de
consolarme diciéndome que aunque pudiera llamar a alguien ya sería
tarde, pues me tomarían por loca y nadie me creería. Desde el mismo
momento en el que fui consciente de mi pesadilla, de que Selena tenía la
suya y del desenlace de su vida, no pude evitar sentirme culpable, mal
por no haber podido hacer nada, mal por no haber podido evitarlo, desear
con toda el Alma volver a tener esas pesadillas pues al menos podrían
ser otras señales del futuro en las que me indicarían que habría una
posibilidad, de que aún habría esperanzas. Si en la película se hablaba
de que a través de “taquiones” se podía viajar en el tiempo, o al menos
se podía mandar mensajes con gente del pasado o del futuro, ¿por qué no
podía pasarme eso a mí con Selena? Me aferré a esa posibilidad, a esa
quimera. Era mi talismán, mi esperanza, mi última oportunidad para no
sucumbir en el dolor, para no sentir que nada tenía sentido, que ya no
valía la pena vivir. ¿Qué sentido podía tener la vida sin Selena? ¿Qué
sentido tenía la vida si no está ella para vivirla? ¿De qué me vale
vivir sabiendo que hay un mundo tan malvado y tan injusto que la priva a
Selena de todo? ¿Qué manera tiene Dios de premiar a alguien que hizo
todo a base de talento, trabajo, honestidad, humildad, con buenos
pensamientos, con buenas intenciones? ¿Cómo puedo vivir sabiendo que el
mensaje de este mundo es que no hay que ser derecho en la vida, que no
conviene decir la verdad, que no hay que mostrarse tal cual uno es
verdaderamente, que no hay que decir lo que uno verdaderamente piensa y
siente, pues a veces se ganan más enemigos de lo que uno se imagina y te
dañan de una manera que uno nunca imaginaría? ¿De qué me sirve vivir si
el mensaje es que la vida hay que vivirla como una partida de póker,
estar mintiendo, no mostrar lo que realmente uno tiene, apostar a base
de mentiras y engaños, jugar con la inocencia e ingenuidad de la gente,
ganar de la forma más vil, más engañosa, más estrafalaria y más oscura?
¿De qué me sirve vivir si yo quiero ser como Selena y todos los días me
certifican de que ése no es el camino, de que el camino es otro, mucho
más engañoso, mucho más turbio, con mucha basura que esconder debajo de
la alfombra? ¿De qué me sirve de que desde pequeña me digan que sea como
Selena para que con el tiempo y por lo bajo, como la letra chica de un
contrato, me digan que no, que la realidad del mundo es otra y tiene
otra cara, que no es la de Selena? ¿De qué me sirve que lea libros, siga
ejemplos de vida, aplauda la obra de tal o cual persona para que después
me digan “Eso sí: si quieres triunfar, no puedes ser como ellos, debes
ser como estos otros” y me muestren a gente a quien públicamente jamás
dirían que son precisamente un ejemplo para la humanidad? Ya no puedo
seguir con esa mentira. Ya no puedo seguir aquí en este mundo
conformándose con la resignación, con el paso del tiempo y que cada
tanto recuerden que hubo una tal Selena que si hoy viviera, sería como
JLo, Shakira o quién sabe qué … ¿Y qué me importa saber lo que sería
ahora, conformarme con el premio consuelo y vivir el presente admirando
a otra artista en lugar de Selena? … Yo quiero a Selena aquí. ¡¡Yo
quiero a Selena en este mundo, Dios, si quieres que vuelva a creer en
algo o en alguien alguna vez!!
¡¡Yo me voy!! ¡Ya no puedo engañarme más! Ya no puedo
consolarme con nada más. Intenté todo. Adopté mi nombre al de ella. Yo
me llamo María Elisa. Pasé a llamarme MariSelena. A los que no me
conocían me hacía llamar de ese modo. Y a los que ya me conocían los
obligué a que me llamaran por ese nombre, si no, no los atendería. Me
aferré a los discos de Selena, a sus fotos, a cuanto recorte había de
ella, a cuanta revista o libro saliera de ella. Desistía de
publicaciones que hablaran de esa pérfida mujer o de las que ponían en
duda el buen nombre y honor de Selena a base de mentiras y de calumnias
de gente que ni la conocía … No hay peor cosa que te calumnien y que
esas personas, si se pueden llamar así, salgan por allí con sus caras de
nada y de lástima a decir sus verdades cuando ellos bien saben que todo,
todo es mentira … Las veces que tuve que padecer eso en el trabajo. Las
veces que me pelee en la vida por esas cosas tan indignas en el ser
humano … Con el tiempo me di cuenta de que eso es moneda corriente en la
humanidad y que eso explica por qué andamos del modo en el que andamos.
Si somos así hasta en cada acto de nuestras vidas cotidianas, ¿por qué
las cosas serían diferentes en los asuntos más trascendentes que forman
parte de la humanidad? Cuando veo que hay terremotos, huracanes,
tsunamis, gente que muere de forma absurda, de un modo que bien se
podría evitar, ¿qué me sorprende? ¿Acaso el obrar del hombre es ajeno a
estos hechos? Muchas veces me pregunté si acaso los mayas y tantas
civilizaciones no vieron con mucha anticipación lo que estamos viviendo
y sintiendo ahora. ¿Acaso no estamos empezando a olfatear nuestra propia
extinción? Nosotros no somos inmortales. Nosotros no tenemos todo
controlado. Un meteorito acabó con los dinosaurios. ¿Estaremos nosotros
exentos de algo similar? ¿Qué hemos hecho para ser de éste un mundo
mejor tratando de preservarse en vez de destruirse? ¿Qué hizo para
enseñar con hechos que era posible un mundo mejor? ¿Qué hizo la
humanidad para permitir que una mujer llena de Amor y de vida como
Selena se nos fuera y dejara a su asesina como una mujer digna de vivir
en este planeta? ¿Qué mensaje les dejamos a nuestros hijos y a las
generaciones posteriores? No …No hemos aprendido nada…
No hemos aprendido nunca. Yo también me quise evadir. Yo
también creí que podía hacer algo mejor, aunque sea para el recuerdo de
Selena. Me costó mucho tiempo animarme y meterme en Foros y en
innumerables sitios que nos ha brindado en los últimos años Internet
para recordar a Selena. Lamentablemente esto casi no existía cuando se
nos fue Selena. Una pena. Otra gran pena. Si tal vez en aquel momento
fueran las cosas como lo son ahora, tal vez el recuerdo de Selena sería
distinto. Tal vez sería mejor … Otra vez el “tal vez” … Lo cierto es que
me refugié allí con la gran esperanza, con la última esperanza de que
podría sobrellevar las cosas del mejor modo, que podría compartir mi
pena con otros fans de Selena, que podría hallar en esos lugares el
mismo dolor que tenía, mi misma esperanza, compartir mis sueños, también
mis pesadillas. Pensé que todos los que estaban allí querían a Selena
como yo. Otra desilusión. Una gran desilusión. Por un momento me olvidé
de que la pérfida que le quitó los sueños a Selena también decía que la
quería, que la admiraba, que la amaba y que nunca quiso hacerle daño. Lo
sigue diciendo ahora aun cuando desde la cárcel misma sigue disparando
dardos, no sólo balas, contra Selena, contra la Familia Quintanilla,
diciendo barbaridades sobre las intimidades de Selena. Ya es una
barbaridad decir algo sobre la vida privada e íntima de la gente. ¿Pero
encima decirlas sin que la otra persona pueda defenderse y desmentir
esas palabras? ¿Y encima saber que esa otra persona no las pueda decir
pues ella misma le quitó la posibilidad de decirlas porque la mató? Sí,
la mató, y en forma planificada, como lo dice un libro de reciente
aparición, que refleja muy bien lo que yo siento por lo que le ha
sucedido a nuestra Selena. Si esto pasó con alguien tan cercano a
Selena, ¿por qué creería que las cosas serían diferentes con los que
dicen ser muy fanáticos de Selena? Por supuesto que encontré de todo,
como en la vida: gente buena, más o menos, gente medio trastocada, gente
de dudosas intenciones, gente muy tierna. Encima, para mi sorpresa, me
encontré con gente de tierras muy lejanas que la querían de verdad y ni
siquiera la habían visto en persona, ese hermoso placer que tuve yo …
Pero también me encontré con gente “de la otra”, con gente que te
encanta con lo que saben de Selena, con lo que tienen de Selena, con sus
demostraciones de cuánto la quieren y todo lo que hacen por ella. Luego
caes en la cuenta de que son como la asesina. Una vez que les das tu
confianza, que les brindas tu apoyo y compartes tus sentimientos en la
creencia de que ellos sienten lo mismo por ti, empiezan a manipularte,
empiezan a decirte qué es lo bueno y qué es lo malo como la verdad
revelada. Empiezan a señalarte a la gente que no les gusta para que tú
los odies también. Te dicen quiénes son los que les agrada a ellos para
que tú los trates bien. Te dicen a ti en forma privada lo que desearían
que sucediera en los Foros y en cualquier página de Internet dedicada a
nuestra Selena para que lo hagas tú en vez de hacerlo ellos dando la
cara. Te meten en inconvenientes con gente a la que nunca tendrías
problemas. Y hasta que te das cuenta de lo peor: que ellos se consideran
los portavoces de Selena, sus representantes oficiales, los que deciden
qué es lo bueno y qué es lo malo, quiénes son dignos admiradores de
Selena y quiénes no. Promueven el odio. Promueven el rencor … Cualquier
coincidencia con la asesina de Selena, con lo que sucedió con Selena y
con el fin de la historia de Selena, no es una mera casualidad. Es la
lógica consecuencia de no saber nunca qué pasó ese nefasto 31 de marzo
aun sabiendo quién fue la asesina, y cómo sucedieron las cosas ese día
gris y lluvioso. Es la lógica consecuencia de no tener la voz de Selena,
el Amor de Selena, la bondad de Selena que explique este sinsentido.
Nada es casualidad en la vida. La única protagonista de esta historia es
la única persona que no puede hablar. Es la única persona que podría
aclararlo todo … Nada es casualidad en la vida. Por eso sigo sin
entender lo que ha pasado. Por eso los que realmente amamos a Selena
seguimos sin entender. Salvo los que se creen más importantes que
Selena, que siempre tienen una explicación para todo … Eso lo vi en los
Foros y por eso me fui de ellos. Acaso porque vi y entendí de qué fue
víctima Selena. De personas como éstas que se aprovechan de nuestro
dolor y de nuestra angustia para sacar lo mejor de nosotros para su
beneficio. Estar allí no hacía más que revivir el dolor de Selena aquel
nefasto día. Sentía náuseas, desilusión e indignación. Me fui sin querer
volver. Pero a veces vuelvo, sólo para dejar mi testimonio de Amor a
Selena y para ver si cada tanto hay alguien que la quiera de verdad como
yo. Y seguro que los hay. Y si no están allí estarán en otros lados. Los
que realmente aman a Selena están como yo llorando su ausencia en el más
absoluto anonimato…
¡¡Me voy, me voy!! No soporto este mundo sin Selena, este
mundo sin su Amor. Ya no me sirve vivir esperanzada. No me sirve vivir
en el engaño. Hasta no hace mucho vivía en Monterrey, en donde pude ver
y alegrarme como nunca en mi vida viendo a Selena. Cuando crecí y pude
decidir mi destino, hice lo indecible para radicarme en Estados Unidos.
Pero no en cualquier parte de los Estados Unidos. Busqué la manera de
radicarme en el Estado de Texas, en el lugar más cercano que pudiera de
Corpus Christi, en un lugar en el que pudiera visitar a Selena. Estudié,
me esforcé, me apliqué, me perfeccioné, conseguí un trabajo con
posibilidades de radicarme en Estados Unidos. Estudié inglés, entré a
cuanto curso de capacitación en química hubiera para aplicarlo en mi
trabajo de laboratorio. Lo hice no pensando en mí. Lo hice pensando en
Selena. Y no lo hice con alegría. La alegría la hubiese tenido si tenía
a Selena acompañándome con sus triunfos, con sus risotadas, con su
esperanza, con su Amor … Ahora lo hacía por su memoria, por su recuerdo,
por seguir su camino de la manera en la que yo podía, con mis
limitaciones y con mi entusiasmo. Lo hice llorando varias veces en las
noches cuando sabía que no la tenía y que cada día que pasaba se me
acababan las fuerzas, cuando ese bendito paso del tiempo me hacía caer
en la cruda realidad de que Selena nunca más volvería. Que en definitiva
ella se había … marchado … quién sabe adónde. Recordaba esas palabras de
Chris Pérez en la primera entrevista que la Familia Quintanilla le
concediera a Cristina Saralegui. Retumbaban en mi mente esas palabras:
“He soñado varias veces que algún día Selena abrirá la puerta de mi casa
y ella volverá. Pero ya sé que eso jamás sucederá…”. Y cada vez que se
me venían a la mente esas palabras lloraba por horas y no tenía más
ganas de nada. Volvía a levantarme acaso por seguir pensando que ella sí
volverá, que ella no se ha ido. Que Chris está equivocado, que toda la
Familia Quintanilla está equivocada, que el mundo está ciego, que no ve
lo que es obvio, que nunca Selena se pudo haber ido, que está allí, que
sólo es cuestión de buscarla y se la encontrará con la sonrisa de
siempre dispuesta a abrazarnos con el Amor de siempre, con la esperanza
de siempre. Eso me permitió seguir, no pensar en nada malo ni negativo
hasta llegar a establecerme definitivamente en los Estados Unidos. Viajé
a Laredo, primero por un tiempo, alternando con Monterrey, luego en
forma casi definitiva cuando por mi trabajo por horas y muy aplicado
terminé logrando que en Texas confiaran en mí y me dieran el trabajo de
supervisora. Trabajo a deshoras de todo el mundo, por las noches y
muchísimo. Me sacrifiqué, tuve muchas dolencias que oculté para no
perder mi oportunidad. Mientras tanto, me fui un par de veces a Corpus
Christi, visité el museo, el mirador, Selena Etc., cuando existía
(cuando la cerraron sabía que era el fin, pero no quise pensarlo en ese
momento), pero no fui al gravesite y mucho menos al Days Inn. Para lo
primero aún no estaba preparada, pues no podía admitir lo que era una
realidad irrefutable. En cuanto a lo segundo, jamás iría a ese lugar y
si alguna vez pasara, miraría para otro lado. Cuando volví de esas
visitas y luego de un tiempo en el laboratorio me sugirieron que
tramitara mi ciudadanía norteamericana. Lo celebré como mi gran
oportunidad. Como mi última oportunidad … No por mí. Estaría más cerca
de Selena. Quizá eso cambiaría las cosas… Quizá…
Pero vino ese otro mazazo de la realidad. Al poco tiempo
cerraron “Selena Etc.”. Argumentaron problemas económicos. Luego se dijo
que era por los problemas de divorcio del segundo matrimonio de Chris
Pérez. Allí caí en la cuenta de algo que pasó en mis narices y que no
quise ver. Que había pasado el tiempo, que Chris se había casado y que
tuvo dos niños con una mujer que no era Selena y que le había hecho
sentir que no lo era definitivamente … Nunca entendí cómo la Familia
Quintanilla se resignó a venderla. Nunca entendí el argumento de que
“éste no es nuestro negocio; lo nuestro es el negocio de la música”. Y
si eso era así, ¿por qué mantuvieron “Selena Etc.” abierto 14 años sin
interrupción? ¿Por qué no lo cerraron ese mismo y nefasto 31 de marzo de
1995? … Pero bueno, ellos saben por qué lo hicieron. Ellos sintieron el
dolor de la pérdida como nadie ... ¿Pero qué les costaba un esfuerzo
más? ¿Por qué no pidieron ayuda si sabían que iba a haber mucha gente
como yo que iba a dar lo que no tuviera para mantener el sueño más
preciado de Selena en pie? Con ese sueño borrado para siempre, con el
nombre de “Selena Etc.” cambiado por el nombre de una compañía de
seguros, me decidí a ir al “gravesite”. Cuando tomé valor y encaré a ese
lugar que ya no está abierto sino enrejado y separado de todo, lloré
como si fuese ese mismo día el 31 de marzo de 1995. Allí supe lo que no
quería admitir. Selena estaba allí y no en otro lugar. Selena no está en
otro lugar esperándome con los brazos abiertos dispuesta a abrazarme.
Selena está allí producto del odio, de la insensatez, de la maldad, del
descuido, de la imprevisión, de la inconciencia. Selena está allí como
una víctima más que se cobra este mundo mientras sigue andando. Nunca
lloré tanto en mi vida como aquel día. Allí mismo y en ese día me di
cuenta de que mi corazón está donde está ubicada Selena desde el 3 de
abril de 1995 … Allí corroboré que nunca más podría amar en mi vida…
Nunca podría sentirme plenamente feliz pues mis sentimientos se fueron
con Selena…
Durante un tiempo vegeté literalmente. Iba de la casa al
trabajo y del trabajo a casa. Me sumergía en Internet viendo a Selena,
veía televisión para distraerme, compartía algunas actividades con los
demás, salía con gente, pero no sentía nada. Estaba bien en el trabajo,
había conseguido hasta un ascenso, tenía amigos, novio, todo. Pero no
podía ni ser plenamente feliz y el paso del tiempo me impedía ya
compartir mi dolor, pues no faltaban los retos de mis seres más queridos
diciendo: “Ya acaba con Selena, ¡¡déjala en paz!!”. Y decían más cosas
hirientes que me hacían huir, huir para siempre, pues no quería oír.
Otros me decían que está bien que la recuerde, pero que la recuerde con
alegría, que mire a otros artistas, que vea el Legado de Selena y el
camino que les dejó a los demás. Que ello demostraba que estaba más viva
que nunca … ¡¡Qué ingenuos!! O son ingenuos o creen que soy tan tonta
como para creer en eso. No saben la dimensión de mi dolor. No saben lo
que yo siento. Yo no quiero ser como los demás. No quiero premios
consuelo. No quiero conformarme. No quiero resignarme. No quiero aceptar
la realidad de un mundo ganado por la maldad de la gente. Yo no voy a
aceptar la vida riéndome de todo como una loca y dejando a Selena sola …
otra vez sola como aquel 31 de marzo. Selena ya quedó sola una vez. No
habrá segunda vez. Por eso me voy. Me voy para estar más cerca. Me voy
para estar más cerca de Selena. En un mundo que no me entiende. El mismo
mundo que dejó que le hicieran semejante daño a nuestra Selena…
Aproveche un fin de semana para ir a Monterrey a la casa
de mis padres donde aún tenía muchas de mis cosas personales, sobre todo
las de Selena. Agarré unas valijas, puse lo indispensable para aguantar
el tiempo que sea en el lugar que fuera y todo lo que tenía de Selena.
Ni sabía dónde iba a ir. No sabía qué iba a ser de mí, pero poco
importaba. Sentía que la injusticia de este mundo me había superado y
que ya no tenía razones para seguir viviendo, al menos con alegría.
Sentía que el rencor y la frustración me habían ganado, y transitaba mi
vida entre estar enojada con todos y de todo, ser irónica, y reírme del
mundo y de la humanidad para no llorar. Pero ese jueguito dejó de tener
gracia para mí. ¿Qué razón tenía para seguir en la vida de ese modo si
no tenía un horizonte en mi camino, una razón para mi vida, un objetivo
que cumplir? Nada me representaba como esa parte del tema “Como la
Flor”: “Si vieras como duele perder tu Amor. Con tu adiós te llevas mi
corazón. No sé si pueda volver a amar. Porque te di todo el Amor que
pude dar…”. Cuando tuve todo listo, dejé una nota para mis padres. Les
dije que me iba lejos por un tiempo para probar suerte con otro trabajo.
Que pronto los llamaría. Y que para suerte de ellos me había llevado
todo lo que tuviera que ver con Selena. Sé que los hería, pero también
sentí la necesidad de enrostrarle el hecho de que me castigaran tan
duramente con sus palabras por querer tanto a Selena. Tal vez si me
hubiesen escuchado más, aunque no me entendieran, yo los hubiese
comprendido más en su preocupación. Allí me di cuenta de que la
comunicación soluciona muchas cosas … Y una vez más pensé en que tal vez
eso hubiese salvado a Selena … Aún no sabía cómo avisarle al resto de
mis amistades. Pero por suerte las innumerables formas de comunicación
que hay hoy en día me permitirían hacerlo cuando yo lo dispusiera, o
ellos mismos cuando lo desearan. No quise mirar más. Quise irme cuanto
antes, lo suficiente antes de que lo advirtieran mis padres. Era domingo
y habían ido a misa. Sabía a la hora que vendrían y faltaba poco. Estaba
por apagar la televisión que por vicio la tenía prendida, pero justo
apareció en la pantalla A.B. Estaba hablando de su nuevo proyecto en el
que incluiría algunos temas inéditos de Selena. Pero eso no me importó
en ese momento. Me detuve en su mirada, me fijé en los innumerables
tatuajes que tenía con la imagen de “su hermana”, tal cual él la
denominaba siempre. Y pude apreciar cómo en su rostro se notaba que
nunca pudo superar la partida de Selena. Que quién sabe qué cosas se le
pasaron por su cabeza cuando deseaba como yo que apareciera su hermana y
lo hiciera revivir otra vez. Qué quién sabe qué cosas se le pasaron por
su mente entre 1995 y 1999 hasta que formó los “Kumbia Kings”. Qué quién
sabe qué cosas pasaban por su mente ahora. Y sin embargo, allí estaba,
hablando de proyectos, hablando con entusiasmo de Selena, ocultando su
dolor haciendo algo por ella, algo que le dé alegría donde quiera que
esté. Que de nada servían ni las creencias, ni el dolor ni la alegría ni
ningún consuelo. Que sólo servía seguir adelante siguiendo el ejemplo de
Selena, siguiendo los principios que él mismo aprendió y ejerció cuando
llegó a ser lo que es y a contribuir al éxito de Selena. Cuando lo vi a
A.B. me di cuenta de que estaba tomando un camino totalmente equivocado.
Que no estaba haciendo lo que Selena hubiese hecho, lo que Selena
hubiese querido. Que de nada me serviría vivir en el dolor y en el
rencor. Tampoco me servía hacer como si ello no existiera. Que primero
debía admitirlo pero que la única forma de superarlo aunque sea en parte
era seguir su ejemplo, seguir su forma de vida y de ver las cosas. Que
el hecho de que ella no lo pudiera terminar no quería decir que aquello
hubiese fracasado. Que para eso estábamos nosotros. Si nosotros la
queríamos, terminaríamos su obra o al menos la continuaríamos. Que todos
los días podíamos hacer y ser como ella: simpáticos, amables, siempre
con una sonrisa en la boca y siempre con la mejor predisposición. Y si a
veces eso era difícil, al menos había que intentarlo. Que cualquier
logro, por menor que fuera, era un motivo para celebrarlo. Era un éxito
de Selena. Que cada objetivo que conquistábamos con su ejemplo
tendríamos más de un motivo para sonreír y una excelente razón para que
Selena sonriera de verdad…
Deshice rápido las valijas antes de que mis padres
regresaran. Dejaría todo en su lugar. Sólo me llevaría lo que necesitaba
tener ahora en Laredo. Tenía mucho por hacer. Tenía que llamar a mi
novio, a mis amigos, a mis jefes, abrazar a mis padres. Había comenzado
el día en el que empezaría a devolverle a Selena todo el Amor que ella
me había brindado. Había llegado el momento de dar a todos el Amor que
ella brindaría en mi lugar. Me he propuesto ser mejor persona: más
tolerante, más comprensiva, menos enojosa, con una mejor sonrisa, y en
todo caso enojarme y hacer notar mi indignación si se miente, si se
calumnia, si se falsea, si no se es honesto, si no se da sin esperar.
Era hora de ser como Selena y no sólo admirarla. Era hora de actuar como
Selena y no sólo verla actuar. ¡¡Qué bueno haber visto a A.B.!! Podré
tener o no diferencias con él pero nadie puede negar lo que quiere a
Selena. Al verlo me quedó de nuevo todo claro. No hay que huir y vivir
en el rencor. Hay que ir de frente en la vida con el orgullo de tener a
Selena en el corazón. ¡¡Es hora de empezar!!
Cuando llegaron mis padres los abracé sin decirles nada.
Ellos al principio amagaron con preguntarme qué me pasaba, qué les
estaba por pedir. Pero la fuerza de mis abrazos, el Amor de mis besos y
el no decirles nada los desistió de cualquier pregunta. Sólo nos
abrazamos y sonreímos. Luego mi madre me preguntó si me quedaría a comer
y yo le dije no sólo que sí, sino que había decidido volver a Laredo
recién mañana en vez de hoy. Mi madre salió corriendo para la cocina y
mi padre, luego de unos minutos, se acercó con una revista. “Toma, la
encontré el otro día en una librería. La traje pues supuse que te
interesará leerla”. Cuando la tomo y veo la tapa, observo que era una
edición especial de la revista “Furia musical” dedicada enteramente a
Selena. Era una edición que la había buscado por todo Texas y estaba
agotada. Supuse que en Monterrey se podría lograr pero ni me animé a
pedírselo a mis padres. Después de gritar con júbilo y también de
sorpresa lo abracé a mi padre y le dije que lo quería mucho. “Yo también
te quiero”, me contestó y allí noté que era la primera vez que nos lo
habíamos dicho. Miré al cielo y me pareció ver que Selena se reía con
ternura…
Cuando me volví para Laredo, pensé primero ir a Corpus
Christi, más precisamente al “gravesite”. Compré unas flores blancas,
las flores preferidas de Selena, y las llevé para dejárselas. No podía
evitar entristecerme, pero ahora me movían las ganas de ir. Tenía que
dejarle un detalle que le gustara y un mensaje, no sólo lágrimas. Había
aprendido que no sólo debía llorarla, lo mismo que no debía sólo
recordarla con una sonrisa. Que ese dolor sólo no le servía a Selena.
Acaso el dolor le podía servir para que se diera cuenta de que aún su
ausencia nos hiere en lo más profundo de nuestros corazones, pero eso
sólo no servía. Tenía que decirle algo, juramentarle algo, prometerle
algo, y sobre todo, tenía que lograr que Selena me escuchase, Selena
tenía que sentir mi voz para sentirse acompañada. Cuando llegué al
gravesite, comenzaron a salir lágrimas a borbotones de mis ojos … Aún no
puedo aceptar que Selena esté allí. Pero ni ése ni ningún sentimiento de
dolor me hicieron detener. Seguí a paso firme a pesar de que en mi mente
se me dibujaban imágenes que no quería retener, realidades que no podía
aceptar, tratándose de Selena. Cuando tuve a Selena frente a mí me
arrodillé y le dejé las flores blancas. Las apoyé a un costadito de su
cara enmarcada en esa loza fría, tan impropia de su imagen verdadera, y
no paré hasta que cada flor quedara ordenadita mirando hacia su cara sin
ningún desvío, sin que ninguna flor tuviera una dirección distinta de
las que tuviesen todas las demás. Una vez que las acomodé y me repuse,
miré a Selena y me dije: “Yo nunca aceptaré que estés aquí pero hasta
que no te me presentes de otro modo, tendré que aceptar lo inevitable.
Lo que nunca aceptaré es que se olviden de ti, de lo que eras como
artista y como persona. Por eso, Selena, te prometo que no me guardaré
tus cosas, no las tendré sólo para mí. No me contentaré con decirle a
otros de tus fans lo gran artista que eras ... No … También se lo diré a
todo el mundo, a propios y a extraños, a los que te conocieron y a los
que no, a los que te reconocen y a los que no. No permitiré nunca que el
mundo no sepa de qué se trata cuando hablan de ti, Selena, simplemente
de ti, o cuando vean tus fotos o escuchen tu música. Pero por sobre
todo, haré que todo el mundo te conozca a través de mis actos. Seguiré
tu ejemplo que expresaste en todos los aspectos de tu vida. Y cuando me
reconozcan que estoy mejor de carácter o que tengo mejor ánimo, les diré
que fue gracias a ti. Pues la mejor forma de recordarte es hacerle saber
al mundo que hiciste cambiar la vida a mucha gente aun habiendo partido
tan pronto. Les haré saber a todos que tu Amor, sólo tu Amor, hizo
posible que mucha gente se convirtieran en mejores personas. Te lo
prometo, Selena, te lo prometo. Como que me llamo MariSelena, bueno en
realidad, como que me llamo María Elena…
Y me fui. Una vez que me di vuelta, no quise volver a
mirar atrás. La próxima vez que viera a Selena iba a ser de un modo
distinto, bien distinto … No perdía las esperanzas. Ahora tenía mucho
por hacer, por el Amor de Selena, por el bien de Selena. No hay tiempo
que perder. Selena está esperando y no quiero que se sienta sola. Le
haré sentir que lo suyo no ha sido en vano…
(Espero que todos los que amamos a Selena pasemos por la
experiencia y por las sensaciones de MariSelena. Que todos los días sean
un tributo de Amor a nuestra Selena, un revivir de su vida a través de
todos nuestros actos hechos en su honor.)
Y yo estoy aquí para que ese sueño de María Elena se haga
realidad…
Aquí estoy, Selena, para que nunca más revivas aquel
nefasto 31 de marzo … Para que estés siempre acompañada por el Amor de
tu gente … ¡¡Para que nunca más te sientas sola!!
Te quiere con toda el Alma y te ofrenda su Amor todos los
días…
“No soporto el suicidio. El asesinato es malo, pero el suicidio es más
triste. ¿Leyó esto? … Es lo que me dieron. Es el informe que me dieron.
‘Mujer de tez blanca, concertista de piano, nacida en Kenosha,
Wisconsin’. Es lo que me dieron. Mire lo que hallé en el álbum de
recortes. ‘La Srta. Wells, Londres, París. La Srta. Wells, la Srta.
Wells’. ‘Genial. Magnífica. Talentosa. Espléndida. Fina. Delicada.
Fabulosa’. Mire lo que me dio el Departamento (de Policía). ‘Mujer de
tez blanca, concertista de piano, nacida en Kenosha, Wisconsin’. Mire lo
que hallé en el álbum de recortes. Mire las fotos. ¡Es una chica
guapísima! ¿No cree? Mire esos ojos. Ojos sensuales ... Mire lo que me
dio el Departamento. ‘Mujer de tez blanca, concertista de piano, nacida
en Kenosha, Wisconsin’ … No hay tintura. Es el color de su cabello. No
hay miedo. No hay exceso de maquillaje. Una chica con un cuerpo
atractivo, con dinero y una carrera. Aquí hay notas que muestran qué
clase de gente la seguía. La mejor gente. Duques, condes, políticos.
Gente importante. Eso es todo. ¿Qué falta? … Un hombre. El hombre. Una
persona, alguien. Una mujer como ésta tiene que tener a alguien. ¡Con
esos ojos! … Así soy yo. Paranoico. Cada vez que veo un cadáver pienso
que fue asesinado … No puedo imaginar a nadie quitándose la vida.
Especialmente, una joven como ella. ¡Qué ojos preciosos! Así soy yo. Me
gustaría ver que todo el mundo muriera de viejo…”
Esas palabras no surgieron de alguien que realmente manifestó su congoja
por la muerte de alguien, que se presumía un suicidio pero que no podía
ser. Esas palabras no surgieron por la perplejidad de alguien que ve que
se va una persona tan joven y que ante la triste realidad no encuentra
explicación. Esas palabras que bien podrían haber sido aplicadas por la
partida de nuestra Selena salieron de un capítulo de la serie “Columbo”,
en el primer capítulo de la segunda temporada, denominado “Étude in
black”, protagonizado por Peter Falk y John Cassavetes en el año 1972.
Tal vez en esas imágenes y en esas palabras queden condensadas todas las
sensaciones que nos produce la muerte, la irracionalidad, la violencia,
el sinsentido, pero sobre todo, la partida de alguien tan joven y que
tenía tanto para dar. En todas las temporadas de la serie “Columbo” el
legendario detective nunca tuvo muchas palabras para hablar de sí mismo
o para mostrar su costado más íntimo, mostrando todos los sentimientos
que le pueden provocar un hecho, un acontecimiento, una simple imagen.
Entre las pocas veces que manifestó eso y la única en la que dedicó
tanto tiempo para expresarlo fue en esta ocasión, al ver la foto de una
concertista jovencísima y con mucho talento asesinada brutalmente. Al
ver esas fotos, al ver esos recortes de diario, al ver el presente y el
futuro de esa joven mujer, Columbo no podía dejar de mostrar su
perplejidad, su indignación y su lamento por esa realidad de esa mujer y
ese frío papel del informe del Departamento de Policía que nada decía de
lo que significaba ese ser humano: alguien con sueños, con proyectos,
con anhelos, con ganas de vivir y de hacer que fueron quitados de esta
vida con esa impunidad que tiene cualquier ser humano para resolver sus
propios problemas. Columbo no se preguntó sobre la vida privada de esa
mujer. Columbo, por su propia profesión, debía indagar en esas
cuestiones para saber quién había hecho esto y por qué. Pero Columbo no
cuestionaba a la gente por su vida y por lo que hacía con ella. Hasta
llegó a querer y a respetar a algunos de los asesinos a los que tuvo que
apresar (caso del capítulo que protagonizara con Jhonny Cash en “Swan
Song” en el que el asesino tenía un pasado y un presente terribles),
porque en definitiva cada uno tiene el derecho y el deber de hacer de su
vida lo que quiera, y a hacerse cargo de las consecuencias. El límite
siempre estará en la libertad de los demás, límite que muchos lo
transgreden como lo hizo el director de orquesta que asesinó a la joven
concertista, que prefirió matarla con tal de que no se develara sus
siniestros planes personales y de que nadie supiera lo que hacía jugando
con la fe de mucha gente que creía en él y a la que supuestamente ese
director quería…
Yo estoy seguro de que alguna vez Selena debió haber visto este capítulo.
Y seguro de que nunca se hubiese imaginado que tal vez a ella le podía
suceder lo mismo. Pues como explica muy bien Columbo allí, nadie imagina
que se puede morir tan joven y de esa manera. Es cierto que tal vez
Selena sabía que difícilmente podía sucederle eso pues nunca estaría
enredada en historias enrevesadas, plagadas de relaciones en las que
prima la traición, la pasión, el desamor, la codicia, el poder, el
asesinato, la paranoia, la posesión y la muerte. Es cierto que Selena
habría pensado que a ella nunca le sucedería eso pues ella nunca mentía,
nunca hubiese aceptado sostener una relación en la que primara el engaño
y la mentira. En un punto Selena no tenía mucho que ver con la vida de
la protagonista del capítulo de Columbo, quien fuera asesinada para que
no divulgara su relación con un hombre casado, que era el director de la
orquesta en la que trabajaba y mostraba su talento. Por eso Selena debe
haber pensado que a ella nunca le pasaría eso … Lo que sucede es que aun
siendo honesto, aun diciendo la verdad, aun no engañando a nadie, aun
yendo con la frente en alto con las convicciones y la palabra empeñada,
eso nunca nos quitará de que podremos ser víctimas de gente que nos
puede usar para sus propios fines y objetivos. Uno puede tener muy en
claro lo que quiere, uno puede tener muy en claro cómo son las cosas,
qué es la verdad y la mentira, quién es bueno y quién es malo, medir a
la gente con la misma vara, ser probo y justo, no tener ni maldad ni
querer hacer daño a los demás. Y sin embargo, ni aun con todo esa
claridad de conceptos, nos exonerará ni nos hará inmunes de cualquier
ataque, hasta el más despiadado que nos pueda hacer alguien. Aunque
tengamos todo controlado, aunque establezcamos pautas de convivencia con
los demás, eso no nos asegura que el otro las cumpla, que el otro pueda
traicionar a los demás y de la peor forma. El que nos ama hoy, nos puede
odiar mañana. El que nos jura Amor hoy, nos puede matar mañana. Poco
antes de que nos dejara Selena, ella nos cantó proféticamente una
historia similar en “A boy like that” (allí cantaba “un muchacho que
mata, no puede amar; un muchacho que mata, no tiene corazón; un hombre
así matará a tu hermano; encuentra a alguien que es como tú; un muchacho
así te dará tristeza; conocerás a alguien mañana; cuando termina te deja
sola, triste y sola; un muchacho así matará a tu hermano; un muchacho
así te dará tristeza; un muchacho así te matará…”). Nadie tiene
asegurado nada en la vida. Selena y toda la familia confiaron en alguien
que nunca imaginaron que cometería un acto semejante. Nunca pensaron que
haría ello. Y sin embargo, cuando se les apareció por primera vez José
Behar, presidente de Emi Latin, dispuesto a contratar a Selena, ella
pensó que era un embustero porque se presentó ante ella tal cual era y
eso podía ser lógicamente sospechoso. El que menos se imaginaban que
podía ser bueno con ella hizo todo para que Selena tuviera difusión,
promoción, contratos importantes, posibilidad no sólo de sacar discos en
español sino en inglés. Si no fuera por José Behar para Selena hubiese
sido más difícil todo. Y a la persona que más confiaron, a la persona
que no se presentó tal cual era en realidad, a la persona que toda la
Familia Quintanilla le abrió las puertas para que compartiera una mesa
familiar, la intimidad, los conciertos, los proyectos, el viejo sueño de
Selena diseñadora plasmado en Selena Etc., tuvieron como respuesta ese
acto aberrante, ese castigo que nadie hubiese imaginado que Selena
alguna vez recibiría. Si Selena hubiese visto ese capítulo de “Columbo”,
jamás hubiese imaginado que recibiría una agresión aun peor. Selena
nunca hubiese imaginado que habría un frío papel que dijera: “Selena.
Cantante, artista y diseñadora de Corpus Christi, Texas, denominada la
Reina del Tex-Mex”…
Tal vez lo más triste de todo sea precisamente eso. Que toda esa vida de
ensueño, todo ese primer paso con tantos sacrificios, proyectos que
parecían una quimera y muchas privaciones quedaron reducidos a un frío
papel en el que trata de explicar y resumir todo aquello … Es como
entrar en cualquier diccionario de Internet que nos explique quién es
Selena. Nunca podría haber alguna enciclopedia que intentara explicar lo
que era Selena. Nunca podríamos poner las palabras exactas de lo que
significaba Selena como artista y como persona. No alcanzarían los
mejores elogios, las más grandilocuentes palabras para explicar lo más
justamente posible lo que significaba Selena para toda la gente. Los
sentimientos no son fáciles de explicar. Se sienten y se expresan, se
viven y se reciben. Pero ni con la persona que más amamos podemos
expresar en palabras exactas lo que significa para nosotros ... Tal vez
sea mejor así ... Tal vez si pudiéramos expresar en palabras lo que
significa lo más trascendente para nosotros, y creer que todos los
sentimientos lo podemos definir en un papel, en una página de Internet,
entonces, tal vez aquello tan trascendente no sea todo lo importante y
significativo que creamos. Las palabras pueden acercarnos pero nunca
llegan a explicar todo lo que sentimos por alguien. Eso diferencia el
verdadero Amor de la posesión, la admiración del fanatismo, el cariño de
la adoración. El que ama de verdad nunca daña. El que es fanático puede
llegar hasta odiar, puede sentirse engañado por algo que supuestamente
hizo ese artista, ese ídolo que ese alguien “adora” y puede eliminarlo
sin más, como si esa persona que tanto quería pasara a ser una cosa que
se la quiere sacar de encima. Y no se detendrá allí. Luego llorará por
lo sucedido, dirá que se arrepiente por lo hecho o que lamenta lo
sucedido sin que necesariamente sienta remordimiento por ello. Y
conforme pasa el tiempo, no tendrá ningún inconveniente en seguir
lastimando, seguir disparando o hiriendo una y otra vez, en ejecutar no
sólo con un arma sino con palabras, en no sólo dejar en la nada a una
vida, sino en lastimar a toda una familia destrozada por la pérdida … Se
suele decir que no hay nada peor que una mujer despechada. Yo más bien
diría que no hay peor cosa que una persona que adora, que es fanática de
alguien, que siente que es dueña de la persona a quien dice querer, y
que por despecho, por sentirse engañado, por asegurar que lo han
traicionado, elimina a ese ser para que ya no lo “moleste más”, para que
ya no haga más nada si no es con esa persona. Ejemplos hay a raudales.
Lamentablemente, uno de ellos es el de nuestra Selena…
Y ese horrible paso del tiempo va haciendo que ese frío papel se ponga
amarillento, se haga más distante con definiciones que pueden ser muy
elogiosas pero que ya no tienen la cercanía de semejante artista, ni
suenan tan potentes y sentidas esas palabras. Lamentablemente, el paso
del tiempo hace que si buscamos una definición de Selena o buscamos su
nombre en google o en youtube se lo confunda con Selena Gómez. El paso
del tiempo hace que para muchos Selena sea Selena Gómez. Hasta el
vertiginoso avance de la Informática le juega en contra a Selena. Hoy
cualquier artista, por más joven que sea y por más que no haya hecho
tanto por falta de tiempo, o simplemente por no mucho talento, puede
tener millones de páginas de Internet, millones de videos y millones de
seguidores. Y cada página, cada video y cada seguidor se reproducen casi
minuto a minuto. Y sabemos que eso no sucede con Selena al menos con esa
velocidad, pues a pesar de lo que significa para tantos millones de
personas, ella ya no está entre nosotros y ya no está para encantarnos
con su presencia y para generar nuevas canciones, nuevos conciertos,
nuevas ideas, lo que hace muy difícil que sea el ícono para las nuevas
generaciones que quieren ver a su artista favorito. La cruda realidad
nos muestra la verdadera cara de nuestra Selena. Una realidad que leí de
una fan de Selena, que decía que se peleaba con su hija pues mientras
para ella Selena es “nuestra Selena Quintanilla”, para su hija Selena es
“Selena Gómez”. El paso del tiempo también reserva los mejores homenajes
a nuestra Selena, pero también pone a Selena en algo que seguro hoy ella
no querría estar en sus jóvenes 40 años. En un frío mármol, en un frío
bronce, en unas frías palabras. Es como ir hoy a wikipedia y ver lo que
se dice de nuestra Selena. Y por más que sean palabras elogiosas, esas
palabras no tendrán ni la emoción ni la vigencia de una Selena con
nosotros, no tendrán el recuerdo con el llanto desgarrador y el
sentimiento en carne viva de los primeros tiempos de Selena sin nosotros,
no tendrán ese sentimiento de tristeza y desolación. Tendrán, eso sí,
esas palabras de reconocimiento y esa invitación de recordarla no con
tristeza, sino con alegría y a través de sus canciones … Lamentablemente,
el ser humano tiene que curar sus propias heridas para poder seguir
viviendo. Luego de mucho llanto y de mucho dolor, el ser humano
despierta y sabe que tiene que seguir a pesar de todo, tiene que seguir
andando, creyendo, soñando. Es allí cuando ese llanto y esa tristeza se
transforman en palabras, en recuerdos, en diálogos y en volver a sonreír
otra vez. Se dirá que es la ley de la vida. Y vendrán los necesarios
recuerdos, las estatuas, las estrellas, los premios “pos mortem”, las
nuevas canciones, las versiones actualizadas, los remixes. Y tal vez
podamos permitirnos seguir recordando a Selena con alegría pues, como
dice aquel tango, “tus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…”. Pero
como dice el mismo tango: “Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su
limosna de alivio a mi tormento. ¡Todo es mentira, mentira ese lamento!
Hoy está solo mi corazón…”. Ese tango lo cantó Carlos Gardel, alguien
que se nos fue pronto en un absurdo accidente, cuando también estaba por
conquistar el mundo y nos quedó su sonrisa inmortalizada, como la de
Selena…
Y no es que el recuerdo no sirva, no es que el recuerdo no tiene sentido
… El recuerdo es lo más valioso que tiene el ser humano para no olvidar
lo que ha significado una persona en nuestras vidas, lo que ha dejado en
nuestros corazones y en nuestras Almas. Sirve, pero sirve si están
siempre vigentes todos los sentimientos que nos ha dejado la persona en
cuestión. Si queremos mantener viva a Selena, no hay que recordarla sólo
con alegría, con sus canciones, escuchando sus discos y mirando sus
videos. Hay que recordarla también por la pérdida, por la vida que no
fue, por los sueños que no se pudieron cumplir, por todo lo que no se
pudo lograr, por la familia que no se pudo plasmar con hijos, con una
familia destrozada para siempre, con un matrimonio feliz al que se le
quitó todos sus sueños y proyectos, y se lo dejó en la más absoluta
tristeza, con una asesina despiadada, como toda psicópata, que resalta y
alimenta la más absoluta maldad poniendo en duda una de las cosas más
valiosas de Selena: su honestidad, su culto de la verdad y de la
transparencia, su repudio a la mentira y a la falsedad. Lamentablemente,
todo esto debe ser recordado, pues forma parte del recuerdo de cada
admirador de Selena que se desparrama por todo el mundo. El que ama a
Selena ríe, pero también llora. El que ama a Selena recuerda y festeja
el 16 de abril, pero no olvida y llora cada 31 de marzo. Los dos días
forman parte de la vida de Selena. Es más. En aquel 1995 para Selena
hubo un 31 de marzo pero no hubo un 16 de abril. Si no queremos que el
recuerdo sólo quede en los fans de Selena, si no queremos que cada año
que pasa las líneas que se le dedican a Selena sean menores y sea menor
la cantidad de tapas dedicadas a su recuerdo, si no queremos que las
nuevas generaciones o gente de países que no la llegaron a ver no
entiendan quién y qué significa Selena, o se la confunda con otra
artista, si no queremos que cuando hablen de Selena sólo digan que era
“La Reina del Tex Mex”, “La Reina de la Cumbia”, o que en un informe
sólo digan “Selena. Cantante famosa nacida en Corpus Christi, Texas”,
tendremos que recordarla con toda la carga que llevaremos por siempre en
nuestras vidas. La alegría y la tristeza, la vida y la muerte, las risas
y el llanto siempre estarán presentes en el recuerdo de Selena. Si somos
tan honestos como lo fue Selena, a la hora de darle su merecido homenaje
todos estos sentimientos tendrán que estar presentes, y si es así todo
el mundo, todas las generaciones, sabrán de que se trata cuando hablamos
simplemente de Selena, la única Selena, la única mujer que tiene la
suficiente personalidad como para llevar y sostener ese nombre…
Siempre nos impactará la desaparición de alguien tan joven. Y más si ese
ser joven es una mujer. Tal vez porque nos lamentemos que en muchos
casos no haya tenido hijos, no haya podido formar su vida ... La mujer y
la juventud constituyen un símbolo muy preciado, un símbolo de belleza y
plenitud, un símbolo de alegría, un símbolo de un estado en el que todo
es posible y todo se puede lograr, un símbolo de esperanza .... Y cuando
eso no se da, cuando eso se interrumpe por un acto de violencia
semejante, entonces el sentimiento de pérdida, de la vida que no fue, de
la belleza perdida, de la plenitud avasallada, de la desaparición de una
mujer joven, que es siempre bella y siempre buena, y la sensación de
tristeza y de desolación serán inevitables. No es necesario conocer a
esa persona. No es necesario haberla visto antes. Es saber su historia y
lo que ha pasado para sentir y compartir el dolor de la pérdida. Tal vez
ése sea el valor de la escena de aquel capítulo de Columbo. Él no
conocía a esa mujer. Recién había sido notificado del caso, hacía unos
minutos que estaba en la casa de la joven, le habían comentado que
supuestamente se había suicidado y sólo había alcanzado a ver el informe
del Departamento de Policía, la supuesta nota de suicidio, y el álbum de
fotos y de recortes que guardaba la joven. Él ya sabía que no había sido
un suicidio, que era un típico caso de homicidio. Pero se había quedado
impactado de sólo verla y de lo que había logrado en tan poco tiempo. No
podía sacarse de la cabeza de que era joven, bella, talentosa, talentosa
y famosa. No podía sacarse de la cabeza que una persona así podía
también morir. No podía sacarse de la cabeza todo lo que podía haber
hecho y no pudo hacer por aquel aberrante acto … Es inevitable ese
sentimiento que nos puede movilizar en muchas cosas y hasta nos puede
cambiar para siempre nuestras vidas. Yo también conocí a Selena de ese
modo. Tiempo después de que Selena nos dejara y abandonara este mundo
supe, a través Gilda, aquella cantante de cumbia argentina, también
desaparecida, de su historia, y sin saber quién era, sin haberla visto
ni oído cantar, quedé estupefacto por lo que le había pasado. No podía
entender que a alguien tan joven y en su mejor momento le pudiera pasar
algo semejante. De a poco me metí en su historia y la fui conociendo.
Leí las notas que se le habían hecho y vi la película que la recordaba.
Empecé a quererla, pero seguía sin entender lo que le había sucedido. No
había prestado mucha atención a lo que había hecho pues creía que lo más
importante era entender el porqué de todo lo que le sucedió. Pensé que
lo más trascendente era el “caso policial”, lo que no pudo hacer, lo que
dejó como proyectos inconclusos. No se me ocurrió pensar que lo más
importante era lo que había generado y lo que representaba, como sí lo
había hecho Columbo con la Srta. Wells. Cuando pude verla en concierto,
cuando pude ver a ella en los reportajes, cuando pude ver cómo trataba a
la gente, cuando pude ver cómo hablaba y cómo cantaba, cuando pude ver
qué clase de persona era, entendí por qué todo, por qué había impactado
tanto su pérdida y lo que ella había generado en la gente. Entendí el
origen y el desarrollo de su historia. Me cambió la vida, cambió mi
forma de ver las cosas, pasó a ser Selena lo más importante. Empecé a
saber mucho de su vida como artista y como persona. Empecé a admirarla y
pasó a ser, por obra de su Amor, la razón de mi vida. Eso lo plasmé en
recuerdos y en homenajes a Selena todos los días, todas las semanas.
Había encontrado un lugar en el mundo, y ese lugar me lo había dado
Selena sin estar presente, sin que yo pudiera agradecerle en persona
todo lo que me había dado. Me hizo una persona más feliz, pero jamás
enteramente feliz. Pues entendí todo pero seguí sin comprender el origen
de toda esta historia, el motivo por el cual yo me había acercado a
Selena. Seguí sin entender cómo le había sucedido semejante cosa. Y
cuanto más sé de Selena, menos entiendo lo que le pasó. Nunca entenderé
que una persona que había dado tanto Amor recibiera tanto odio y tanta
sinrazón…
Yo también soy paranoico. Yo también querría que todos murieran de
viejos, y máxime sin son tan talentosos, tan llenos de vida y con tantas
ganas de dar. Estas cosas nunca deberían suceder. Dios alguna vez
debería entender que a algunos deberían darle una segunda oportunidad en
la Tierra antes que darles el paraíso eterno en el Cielo. El Cielo puede
esperar, el Cielo debe esperar que toda joven como Selena primero
disfrute del encanto de la imperfección antes de gozar del paraíso
eterno y sin imperfecciones que Dios nos ofrece después. Todos tenemos
derecho a la vida. Ese derecho y ese pedido de segunda oportunidad lo
pierden aquellos que osan quitarle la vida a alguien. Alguna vez las
cosas en la Tierra deberían ser más justas e igualitarias para que el
Paraíso Eterno tenga más sentido y sea un justo premio para aquellos que
hicieron lo justo y lo correcto en el tiempo que les tocó; los que
hicieron lo que les gustaba sin evitar que los demás hicieran lo propio,
y que a través de sus obras artísticas facilitaron a todos el camino
para que elijan su destino y luchen denodadamente para lograr todos sus
sueños…
Yo sigo esperando y rogando para que Selena tenga esa segunda
oportunidad. Pues no soporto pensar que ella se nos ha ido, que ella no
vuelva nunca más. Prefiero pensar en imposibles antes que subsumirme en
la más absoluta y absurda realidad…
Es que soy así. Yo simplemente quiero a Selena. Y quiero que ella sea
feliz con todo lo que ella ganó por merecimiento y buena fe. Sólo quiero
eso…
Y con mi recuerdo yo sigo clamando por Selena en la seguridad de que
algún día ella volverá…
Y así será, Selena, así será…
Simplemente te recuerda con Amor, como tú querías…
En esta vida de ensueño que llevo, en este momento que nunca esperé que
me sucediera, hubo dos preguntas que me han llamado la atención, una
hecha dirigida a mí y otra a mi madre. A mí me preguntaron cómo me
gustaría que me recordaran en la vida. A mi madre le preguntaron si se
imaginaba una vida sin mí. De pronto me sentí como si tuviera 60 años y
me hicieran la lógica pregunta de una artista que ya está en el fin de
su carrera y viendo venir lo inexorable. También me sentí como si yo
fuera madre de mi propia madre o ella siendo mi hija con esa pregunta
que le hicieron, como si fuera lógico que me falte poco para abandonar
este mundo, como si fuera razonable pensar ya en mi fin, en … bueno ese
momento que a todos nos toca pasar pero yo no quiero decirlo ... ¡¡Pero,
vamos Selena!! ¿A qué le tienes miedo? Lo tengo que asumir y decir lo
que pienso de todo esto. Tengo sólo 23 años y curiosamente me hacen
preguntas como si ya estuviera de vuelta de todo, como si transitara en
el ocaso de mi carrera. Incluso me estremecí cuando mi madre para
contestar a la pregunta que le formularon tuviera que imaginarse una
vida sin mí, asimilarlo y contestar. Y las dos nos sorprendimos más
cuando notamos que respondimos naturalmente, que no nos costó tanto
reflexionar, pensar y responder la pregunta. Yo dije que sólo quería que
me recordaran con Amor y por mi talento. Mi madre dijo que no concebiría
nunca una vida sin mí. ¿Por qué nos habrán preguntado eso? ¿Influirá el
hecho de que llevamos tanto tiempo en el negocio de la música? Yo hace
14 años que estoy en esta actividad y canto desde hace 17 años. Tengo
más años de carrera que tantos artistas y he durado más que unos cuántos.
Yo no empecé hace poco. En todo caso, muchos me conocen recién y parece
como si fuera nueva. Y entonces, ¿por qué me requieren de mí para
contestar eso? ¿Qué ven de mí? ¿Por qué me preguntan eso gente que en
muchos casos me reportearon por primera vez? … Yo nunca pensé en la
muerte. Trato de no pensar en ello. Eso es como pensar en los conciertos.
Yo me pongo muy nerviosa antes de entrar a un escenario aunque no
parezca. Muchos pensarán que por ahí por mi soltura y por mi forma de
comunicarme con la gente yo paso con tranquilidad por el escenario o
trato de mantenerme distante para poder concentrarme mejor. ¡¡Pero es
todo lo contrario!! ¡¡Yo vivo nerviosa!! Muchas veces mis risotadas
tratan de ocultar los nervios que tengo, pero a veces las cosas que
enfrento no dan para tomarlo a chiste. A la muerte yo no me le río. Yo
opto por no pensar, por no hacer siquiera una mísera broma sobre ese
tema. En mi familia por allí quien más piensa en ello soy yo. Mi madre
también. Por eso tal vez nos permitimos hablar con bastante propiedad de
este asunto. Creo que nuestra propia historia nos hace hablar de ello.
Hemos girado por muchas rutas en Estados Unidos y hemos pasado vidas
enteras arriba de un bus sin saber cómo sería nuestro futuro ... Y a
veces teniendo ciertas certezas ... Bueno, al principio yo tenía cierta
tranquilidad porque cantaba en el restaurante de mi padre, estaba bajo
la protección y la confianza de ellos, y el propio público me alentaba.
Debo confesar que esas cosas y esa época no me gustaban tanto, porque
sentía que todo era forzado e impostado. Si bien la gente me tenía
cariño, no dejaba de ser para ellos una niña que en vez de estar allí
quería salir al patio para poder ir a jugar en vez de estar cantando.
Tal vez al principio quería no estar tan expuesta. Sólo quería estar con
mis amigos y con mi familia. Pero cuando todos empezamos a tomarle el
gusto de formar parte de una banda y cantar, empezamos a trabajar para
vivir de la música y mucho más, como deseaba mi padre. Supe que todo
dependía de lo que hiciera yo en el escenario. Tenía que lograr que ese
público que me venía a ver y a felicitarme dejara de apreciarme en forma
condescendiente, que empezara a deslumbrarse por mi voz, por mi forma de
actuar, por mi forma de llegarles con la canción. Sabía que no alcanzaba
con mi voluntad, con que cantara perfecto, con que mi hermano hiciera
las mejores canciones, con que mi padre nos alentara, nos acercara a los
mejores estadios y nos hiciera cantar con las mejores bandas de aquel
momento. Yo tenía que darles algo más, ese algo más por el cual todos
quieran venir por mí y por lo que yo les pudiera ofrecer. Yo tenía que
hacer pesar que la banda se llamara “Selena y Los Dinos”. No tenía que
llevar ese nombre como una mochila, como una carga pesada que debía
soportar con dolor sobre mis espaldas. Tenía que transformar ese peso de
la responsabilidad en algo positivo, en algo que terminara siendo un
camino, un proyecto, un plan que me ponga en lo más alto no sólo en la
popularidad sino en la consideración de productores, de managers, de
creativos, de publicistas, de gerentes de televisión, de radio y de
tantos medios. Tal vez mi padre no haya medido las consecuencias de no
sólo hacer que formáramos una banda cuando nosotros queríamos jugar,
sino de ponerme a mí en primer término. Yo sé que igual mi padre me
protegería, que no permitiría que cualquiera me molestase por
determinada cosa. Pero como dice el dicho: “La procesión va por dentro”.
Y tal vez mi padre no pensó en lo que nos podía influir internamente esa
decisión. Yo traté de no pensar tanto y dejarme llevar por esta “locura”
en la que nos habíamos metido. En un punto tomé las enseñanzas de mi
padre, los valores del esfuerzo, de no darse nunca por vencidos, de
luchar hasta el final, de convencerse de que no hay fronteras y de que
todo depende de uno. Cuando por primera vez siendo aún muy niña había
terminado una de mis actuaciones en un rotundo fracaso y en una gran
decepción, me propuse que haría lo indecible para que todos me quisieran
ver y supieran mis canciones. Me tracé un objetivo, me propuse un plan:
me dije que llegaría a lo más alto sólo para poder desarrollar algo que
me obsesionaba y era mi gran pasión y vocación: el diseño. Me dije que
en cuanto llegara a la gran popularidad y al reconocimiento, lo primero
que haría era poner un negocio de ropa para poder desarrollar mis
diseños y venderlos. Me había propuesto ser una gran artista para poder
ser una gran diseñadora. Y en cuanto logré el gran salto, cuando
vinieron los primeros “números 1”, cuando vinieron los primeros grandes
premios internacionales, cuando vinieron los estadios llenos, cuando
vino el Grammy, cuando vinieron los grandes reconocimientos, entonces
allí hice nacer “Selena Etc.”. No iba a esperar a ser vieja, no iba a
esperar el ocaso de mi carrera para poner mi línea de ropa, mí línea de
perfumes, ni crear mis propios diseños. Si lo podía hacer ahora, ¿por
qué iba a esperar? Sé que mi padre se preocupó por mi decisión pues
pensó que eso haría que perdiera interés en mi carrera musical. Muchos
se preocuparon en que no esperara a dar el gran triunfo mundial para
hacer este tipo de cosas. Creo que nadie se dio cuenta de que esto es mi
gran pasión … Ahora que lo pienso … ¿Será por eso que me hacen estas
preguntas? ¿Piensan que porque hago cosas propias de gente que está al
final de sus carreras yo voy en el mismo sentido? ¿O acaso esto es una
señal de que yo apuro las cosas como si pensara que tengo poco tiempo,
que no puedo permitirme dejarme nada para mañana pues tal vez ya sea muy
tarde después? … ¡¡Pero qué absurdo!! ¿Por qué pensar de esa forma? Yo
sólo quiero ser una gran cantante internacional y una gran diseñadora…
Por eso no puedo dejar de pensarlo. Cuanto más lo digo, cuanto más lo
pienso, más me lo pregunto. ¿Por qué será entonces que en el mejor
momento de mi carrera me preguntan por cosas en las que no pienso ni
quiero pensar? ¿Por qué me preguntan por el final sino tengo
desarrollada mi propia carrera? ¿Qué estaré transmitiendo? ¿Acaso me
está por pasar algo y los demás lo ven y yo no? ¡¡No, Selena, no te
enloquezcas!! No pienses en historias raras de gente que cree en planes
siniestros, y en conspiraciones y alianzas. ¡¡No, Selena, no lo pienses!!
Yo no quiero pensar en qué será de mi mañana, ni qué me deparará el
destino, ni cómo debo contestar a la pregunta de cómo quiero ser
recordada. Yo no quiero pensar en como querría ser recordada. ¡¡Yo
quiero que me tengan presente siempre!! Yo estoy haciendo cosas. ¡¡Quiero
que me aprecien por ello!! Yo todavía tengo mucho para ofrecer. ¡¡Pronto
cumpliré 24 años, sólo 24 años!! Siento que aún habiendo dado muchas
cosas, habiendo sacrificado buena parte de mi niñez y de mi infancia en
pos del negocio de la música, todo lo que pasa por mi cabeza en forma de
proyectos, de objetivos y planes son ilimitados. Me puedo permitir soñar
despierta. Aún me cuesta creer lo que he logrado. Creo que estos dos
últimos años los he sentido como si después de largos y largos días
andando en una carretera de tierra lograra llegar a la autopista central
y pudiera acelerar la marcha al compás de mi éxito. Vivo en una vorágine
de la cual difícilmente pueda salir en breve. Estoy en el centro de la
escena y sé que me falta mucho por recorrer aún. Creo que muchos aún me
ven como una promesa, pero para la mayoría soy una realidad y no dejan
de seguirme a cada concierto, a cada lugar. Yo sólo quiero llegar a ser
cantante, actriz, diseñadora. Buscaré destacarme en todo y ser la mejor
en todo. Cuando supe del éxito que tenía en México, mi padre no dudó en
llevarme allí convocado por el importante empresario Óscar Flores a la
ciudad de Monterrey. Cuando estuve allí supe que debía mejorar el
español, que había mucha gente que me demostraba masivamente sus
muestras de afecto y de cariño, y yo apenas se los retribuía con mis
actuaciones y con mis saludos. Allí mismo me propuse hablar bien el
español y ponerme a la altura del público, de lo que necesitaba. Traté
de darles todo, de mostrarles que aun con mis limitaciones les podía dar
todo lo que sabía y más, que me salía bien las cosas con la
improvisación y el manejo del escenario. Por suerte a la gente le
encantó y me aceptó para siempre. Y yo siempre valoré eso. Logré tal vez
lo más hermoso que puede lograr un artista que es no sólo tener éxito
sino el cariño de la gente. Allí es cuando noté la necesidad de todos de
cuidarme, de protegerme, de darme consejos, de tener siempre las mejores
palabras para mí … Y allí otra vez: me preguntó por qué la gente tiene
necesidad de cuidarme … ¿Cuidarme de qué? ¿Protegerme de qué? Siempre
vivo y siento la sensación de que algo va a pasar producto de un
descuido, y ya será tarde para remediarlo. Cuando vivo estas
experiencias, trato de convencerme de que todo se da por algo y tiene su
propia naturalidad. No quiero pensar ni en señales ni en premoniciones.
Yo quiero vivir el aquí y el ahora. Y pensar en el mañana. ¡¡Tengo mucho
para dar y mi carrera real recién empieza!! No debo dejar pasar el tren.
Tengo que aprovechar este momento y no desperdiciarlo. Quiero verme ya
en Estados Unidos cantando en inglés y triunfando. Quiero ya iniciar mi
gira desde México hasta la Argentina. Quero conquistar América para ir
por los demás continentes. Me tengo fe. Nos tenemos fe. Somos un gran
equipo y parte de nuestro “secreto del éxito” radica en que todos
supimos trabajar en grupo y luchar en pos del objetivo en común. Sé que
se nos vienen tiempos clave en los que si nos va bien seguiremos
sorprendiéndonos por todo lo que estamos logrando. Será el famoso
“efecto dominó”. Sólo que si se nos da nadie nos detendrá y yo llegaré a
ser la mejor artista latina del mundo. Se me pone la piel de gallina de
sólo pensarlo. Es increíble ver el fruto de tantos años de esfuerzo, de
tantos años de incertidumbre y de perspectivas que no eran buenas para
llegar a esto. Lo más lindo es lograrlo así: empezando de abajo,
corriendo desde atrás para lograr llegar a la meta primera definiendo al
final y sabiendo que hay que seguir corriendo para lograr triunfos cada
vez más difíciles, desafíos que sabremos sortear pues para ninguno de
nosotros nada es imposible, ¡¡todo se puede lograr!! Y lo más hermoso es
lograr todo con honestidad, con la verdad, con buenas intenciones,
brindando al público lo mejor. En un tiempo en el que se fomenta sacar
ventaja a cualquier precio, utilizando las peores armas, con el
argumento falso de que “el fin justifica los medios”, no hay nada mejor
que dejar este lindo mensaje a la gente, a la raza que es como nosotros:
gente luchadora y que trabaja todos los días para lograr que éste sea un
mundo mejor…
Por eso es que no entiendo esas preguntas como si mi final estuviera
cerca, como si ya fuera mayor, como si no tuviera ya nada más para dar,
como si fuera el momento de hacer balances. Habrá que ver lo que la
gente ve cuando me ve o cómo ven los medios siendo que para muchos de
ellos soy la “nueva”, la “novedad”. A veces estas cosas me confunden,
incluso a veces me asusta, a veces me enfada, a veces me hace
reflexionar. Tal vez vean en mí algo diferente, con lo bueno y con lo
malo que eso depara. Y en un punto tienen razón, pues mi vida no fue
como la de los demás. Yo no hice el colegio regularmente, lo fui
haciendo en diferentes ciudades hasta recibirme por correspondencia. Mi
niñez no fue normal: mis juegos pasaron a ser el canto y los ensayos.
Mis viajes y mi vida en un bus con tanta gente y poca privacidad fueron
algo corriente y normal para mí, pero para los demás no. Por ello todos
lo notan y tal vez por eso las preguntas, por eso la reacción de la
gente deseándome lo mejor. Sé y soy consciente de que tengo
responsabilidad en ello. Sé que la gente me quiere, y a la vez percibe
algo en mí que yo no logro ver ni comprender qué es, pero lo intuyo. Eso
me hizo pensar y rever algunas cosas que tenía pensado hacer. Ahora que
lo pienso bien tendré que cambiar mis prioridades pero no mis objetivos.
Ahora pienso seriamente en ser madre. Hasta ahora me lo decía para mí y
para los demás que para eso había tiempo, que mejor desarrollar mi
carrera artística, y una vez logrado el gran objetivo, recién allí
pensar en niños, en una vida más familiar y tranquila. Siempre corrí
como si no tuviera tiempo, como si tuviera que acelerar las cosas si las
quería lograr. Y no es que ahora pienso lo contrario. Extrañamente sigo
sintiendo la misma sensación: de que no dispongo de tanto tiempo. Pero
decidí cambiar el orden de mis planes. Ahora quiero tener niños, quiero
agrandar mi familia a la vez que desarrollo mi carrera como cantante y
diseñadora. Tal vez pueda hacer lo mismo y lograr todo pero haciéndolo
más tranquila. Tal vez cuando empiece 1995 haga conciertos en Estados
Unidos, participe en festivales, vaya a México al mismo tiempo que salga
mi disco en inglés y si Dios quiere pueda tener mi primer hijo a fin de
año. Tal vez con ello postergue mi gira por Latinoamérica, tal vez
llegue con lo justo a hacer algunos conciertos con el lanzamiento del
disco en inglés, tal vez inaugure mis boutiques en Monterrey y en México
DF a lo largo de 1995. Tal vez no sea tan dramático todo. Tal vez sea el
tiempo en el que todo se acomode a algo que luego de estas preguntas y
por lo que me transmite la gente pasó a ser prioritario para mí:
agrandar mi familia, mudarme a una casa más grande y tener un niño. Tal
vez 1995 sea un año no sólo importante para la banda sino para mí.
Espero que Dios me acompañe en todo lo que he pensado para mí y para mi
bien…
Me pregunto y repregunto si tal vez todo esto que siento es porque algo
deberíamos cambiar, si tal vez deberíamos adaptarnos a las nuevas
circunstancias, a saber que para seguir con esta nueva etapa ya no
podemos seguir moviéndonos como en los primeros tiempos. A veces me
cuesta creer que sigamos viajando en el bus. Ya sé que éste no es el bus
de siempre, que es otro y mucho más confortable. Pero ya deberíamos
movernos cómo lo hacen todos los grupos masivos: en auto, en avión, en
tren y a veces en bus. No lo digo por veleidades. No lo digo porque me
la doy de importante, de diva. Lo digo porque debemos adaptarnos a estos
nuevos tiempos. Debemos acomodarnos a la nueva realidad y a nuestros
objetivos. Si siempre soñamos con llegar a lo más alto y vamos camino a
ello, ¿por qué no actuar por lo que somos ahora? Obviamente que viajamos
en avión y que desde hace un tiempo nos damos gustos que antes ni
podíamos. ¿Pero es necesario seguir actuando como cuando yo tenía 8 años?
¿Acaso no hemos progresado? ¿Acaso nuestros propios fans no esperan algo
más de nosotros? A veces pienso que hay cosas que deberíamos darle más
importancia, que tal vez no forman parte de la música, pero sí que
tienen que ver con el negocio que rodea a ella. Mi padre nunca le dio
importancia a eso y ése siempre fue un gran error. De hecho si tenemos
un grupo de fanáticos y seguidores es porque nuestra actual presidenta
del club de fans había encarado a la salida del concierto de San Antonio
en 1991 a mi padre y le preguntó cómo no se vendían ni fotos, ni remeras
ni nada que conformara el merchandising de cualquier artista. Y siendo
que estábamos en Texas, en el que veníamos triunfando y arrasando con
los premios desde hacía 5 años, y nunca se le ocurrió a nadie reparar en
ese dato que sí se le ocurrió a alguien que no sabía nada de lo que
rodea al mundo de la música, ni siquiera de nosotros, mi padre decidió
tomar a esa mujer y encargarle esa misión. Es curioso que ella, que era
enfermera de profesión, nos diera una pequeña y elemental lección de
publicidad, y que a nosotros no se nos hubiese ocurrido nada de eso,
siendo que eso también era parte “del negocio de la música”. La cuestión
es que ella está allí con nosotros teniendo múltiples funciones y
nosotros le confiamos todo como si fuera parte de mi propia familia.
Sería bueno saber que estas cosas no nos tiene que pasar más. Que puede
ser molesto y hasta arriesgado seguir nuestras vidas como hasta hace
unos 5 años. Mi padre lo entendía pero se resistía al cambio. Él pensaba
que las cosas llegaban por su esfuerzo y el de los todos los que
componían la banda. “¿Para que cambiar ahora si todo está bien
encaminado gracias al plan original?”, se preguntaba. Él sentía que lo
más difícil había pasado y que ahora era cuestión de cosechar lo
sembrado y esperar lo mejor. No ve obstáculos en el camino, y si los hay
los destruirá en unos segundos. Él no ve el peligro, no ve que por allí
por envidia o por rencor alguien podría cometer una locura. ¿Acaso no
quería que su hija siguiera su camino con todo lo que implicaba en aquel
momento? Tal vez mi padre, por ser de otra generación, no ve lo que
vemos nosotros. Tampoco se lo que queremos mostrar, porque queremos
desarrollarlo nosotros solos sin tener que convencerlo a él. Además, no
concebimos a esta altura de la vida no aprovechar lo obtenido: queremos
vivir plenamente la vida, querer sentir hasta el aire que respiramos y
vivir cada instante como si fuera el último. Pero no se vale quedarnos
con lo insignificante. Se vale probar y tomar no sólo de los lugares que
conocemos sino de los otros que nos hace bien aunque no lo conozcamos
del todo. Hay que mantener el espíritu del bus pero estando en un buen
lugar para cantar, para actuar, para mostrarse, para triunfar… Hay un
mundo que nos espera. ¡¡Vayamos por él!!
Estas preguntas me hicieron ver para atrás y captar algunas imágenes. Ya
que lo mencioné antes recuerdo un momento del concierto de San Antonio
allá por abril de 1991, cuando estaba por cumplir 20 años. Recuerdo que
entre los múltiples regalos que recibí esa noche, alguien me acercó un
globo que contenía una flor dentro. Yo estaba contentísima con el
detalle mientras notaba que mi hermano estaba enojadísimo con alguien
porque quería más de un globo y peleaba por tener otro más. Aún hoy
resuenan sus palabras: “¡¡Tienes, tienes!!”. Pero allí sentí que íbamos
a lograr el gran éxito pronto. Aún no teníamos los grandes “números 1”,
“Como la Flor” y “La carcacha”, pero ya teníamos un gran hit, que era el
tema que estaba cantando en ese momento que recordé, “Baila esta cumbia”.
En aquel momentos yo me sentía muy segura en el escenario y sentía que
podía dominarlo. Podía cantar, bailar, arengar a la gente, y a la vez
escuchar a mi hermano que me daba indicaciones al oído advirtiéndome que
tenía que tener en cuenta lo que había sucedido “con el incidente de los
globos”. Yo tomé nota y rápidamente me hice cargo del público haciendo
que batiera palmas, que hiciera coros, que me siguieran a mí y que
cumplieran con creces lo que les había pedido. Podía ver a mi público y
estremecerme por los que estaban allí para verme. Podía ver niñas,
padres alzando a sus hijos y ofreciéndomelos para que los abrace, madres,
varones de todas las edades. Me sorprendí que a todos ellos les gustara
lo que les ofrecía. Sentí como nunca que había gente de mi “raza” que
estaba en un país del cual se sentían orgullosos de pertenecer, pero que
les tiraba la sangre, el lugar de origen, la música de sus padres, de
sus abuelos. Sentí que los estaba representando y con orgullo sentí que
me convirtieron en su representante, en esa mujer que puede hacer
posible el “viejo sueño americano”. Eso me creaba mayor responsabilidad
porque en esa situación yo no podía fallar, no podía decepcionar, no
podía dejarlos sin darles tal vez la poca alegría que tienen en sus
sufridas vidas. En aquella noche sentí que había dado un gran paso como
artista, que era cuestión de esperar un poquito más y el éxito se
rendiría a nuestros pies…
También se me vino a la mente que hace poquito hicimos una serie de
conciertos televisivos en Monterrey. A mí me gustó cuando fuimos al
programa “Un nuevo día”. Antes que nada me sentía muy linda, me gustó mi
aspecto y cómo me había presentado. Me gustó lo atenta que estaba con
las preguntas, me gustó lo segura que estaba para hablar, para hacer
humoradas, para encarar mi actuación con total convicción. Me gustó
poder cantar la canción sobre la base de música grabada en vez de que
todo, incluso mi voz, fuera grabado. Porque yo soy la cara del grupo y
yo quiero que me disfruten. Quiero darles mi mejor voz, mi mejor sonrisa,
mi mejor baile, mi mejor y más completa actuación. Me gustó mi soltura
para cantar, para actuar, para improvisar. Me gustó jugar con mis
compañeros de la banda, me gustó poder hacerles chistes y hacerlos
partícipes a los conductores del programa. Me gustó saber que para
muchos yo era importante y que mi voz sería atendida. Me gustó estar
bien atenta a los mensajes de los televidentes, y al anunciar mi último
tema para cantar, recordar quién había pedido ese tema. Me gustó mi pelo
largo con flequillo, mis boustiers, mis botitas y mi minifalda. Sentí
que mi actuación fue bellísima porque estaba completa. Estuve bien en el
canto, en la actuación y en la presentación, bases fundamentales para
poder ganarse al público en todo sentido. Me sentí como al principio del
año cuando fui a actuar en el Houston Astrodome. Me sentía una artista
completa y me veía muy linda. Eran dos escenarios muy diferentes, pero
la sensación era la misma, de igual modo que la actuación. Esas cosas
son las que seguro me llevaré con el tiempo, cuando llegue el momento de
vivir las cosas como en el tema “Fotos y recuerdos”…
A pesar de que lo pueda contestar, no son éstos los momentos de balance.
Éstos son los momentos de la expansión, del éxito, de las ganas de
crecer, de lograr los objetivos, de festejar cada logro como si fuera el
último, como si fuera un escalón que se sube y que es fundamental para
lograr lo que uno quiere. Yo tengo mil cosas al mismo tiempo y todas son
importantes. Quero ampliar mi familia, quiero por fin terminar de grabar
mi disco en inglés y presentarlo en concierto, quiero triunfar en toda
América latina, quiero terminar enamorando a todo México, de punta a
punta, de costa a costa. Mi padre a veces quiere detenerme, pero no lo
hace, porque en un punto sabe que tengo la energía suficiente como para
proponerme hacer todo lo que pasa por mi cabeza. Pues yo quiero seguir
abriendo sucursales de Selena Etc. y las próximas serán México DF y
Monterrey. Ya las abrí en Corpus Christi y en San Antonio. Tengo todo
por hacer. ¡¡No puedo mirar para atrás pues tengo todo por delante!!
Tengo la sensación de que falta muy poquito para lograr todo, que lo
tengo a la vista, pero me falta ese pasito, ese pequeño gran logro que
me ponga en el lugar de elite, un lugar del que me da miedo llegar
alguna vez…
Tal vez porque sepa que son nuevos tiempos entiendo que todos tengamos
un poco de temor acerca de la nueva etapa a venir. A todos en definitiva
nos cuesta explorar nuevos terrenos, nuevos lugares y nuevos tiempos que
no conocemos y nos da temor encarar. Nos sentimos como seguramente hemos
vivenciado antes de nacer. Es más seguro estar protegidos bajo el calor
del vientre de nuestras madres que recibir la palmadita de la realidad,
la hermosa realidad de la vida que paradójicamente primero nos hace
llorar pero luego sabemos apreciarla con risas. Porque en definitiva la
vida la vivimos así: con risas y con llantos, con alegrías y con
tristezas. Pero también la vida nos pone en el desafío de vivirla hasta
lo máximo. Está en nosotros vivenciarla de ese modo, más allá de
nuestros miedos, más allá de los miedos que nos quieran inculcar los
demás. En la vida hay que saber vivir y dejar vivir. Es nuestro
principio y nuestro mensaje para todos. Espero que todos lo sepan
entender y apreciar. Y lo más lindo: arriesgar, no dormirse en los
laureles, no desaprovechar ni un minuto para hacer lo que uno quiere,
para lograr lo que uno ha deseado toda la vida. Ahora que recuerdo: hace
muy poquito en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, él me preguntó
si no tenía miedo de experimentar un terreno nuevo, como hacer un disco
en inglés para lograr conquistar el mercado anglosajón en el medio del
suceso que yo soy en el mundo hispano. Por supuesto que le dije que sí,
que tenía mucho miedo, pero que era mejor intentarlo para ver qué
sucedía. No hay nada mejor en la vida que no quedarse con las ganas de
haber hecho algo, de haberlo intentado todo. Todos los días hay que
vivirlo como si fuera el último. Si nos toca la hora de irnos de este
mundo, que nos agarre sin la frustración de haber tenido tiempo para
haber hecho algo por lo que uno ha anhelado toda la vida y no haber
hecho nada pues “siempre hay un mañana”. No es mi filosofía. No es mi
modo de ver las cosas. Tal vez les cueste comprenderlo. Pero esto lo
aprendí de la vida, de cómo fue mi vida desde la niñez. Y me gustaría
que todos los que me admiran sepan que puedo ser querida no sólo como
artista sino como persona. Me gustaría ser un ejemplo para todos y una
guía para la gente que quiere ser alguien en la vida con honestidad y
trabajo. Ojalá que el tiempo y todo lo que pueda hacer en esta vida
sirva para ese propósito. Cuando me toque hacer mi balance, en su debido
momento, me gustaría saber que ese gran sueño lo pude lograr. Si lo
logré podré irme tranquila de este mundo. Sabré que pude trascender en
esta vida no sólo por mi voz, no sólo por mi música, no sólo por mi
talento, sino también porque quedé en el corazón de la gente…
Esperaré que en unos treinta, cuarenta años me hagan esas preguntas que
me hacen ahora y poder decirles con alegría que del modo que quiero que
me recuerden es simplemente del modo en el que ya me tiene la gente en
sus corazones y en sus almas … ¡¡Que así sea!!
(Si hay algo más hermoso para mí es permitirme ponerme en tu piel y en
tu corazón. Espero que sea de tu agrado, Selena. Yo sólo quiero que
sigas viviendo a través de los corazones de todos los que te aman. Y que
te recuerden por lo que fuiste como artista y como persona, y por lo que
quisiste transmitirle a todo el mundo. Espero que alguna vez aparezcas
para decirme si estuve a la altura de la circunstancias y de tu Amor…)
Yo sólo te quiero a ti, Selena. Sé que como tú no había muchas. En
realidad, no había nadie. Por eso estoy aquí, estoy aquí para
certificarlo, para decirle al mundo que se nos ha ido el Amor con tu
partida…