Esperando que llegues a la Gloria con nuestro recuerdo,
Selena…
Escuchando y viendo a Gloria Calzada en uno de los especiales que
hiciera Univisión en homenaje a Selena, podía ver y hasta sentir aquello
que tanto nos duele por el destino de Selena, por todo lo que ha
sucedido, por lo bueno que ha pasado y por lo terrible que ha acontecido.
Pues bastaron unos pocos segundos para que uno pudiera entender en esas
palabras por qué nos duele aún lo que le ha sucedido a Selena, por qué
nos cuesta tanto aceptar su destino, por qué nos es inaceptable su
ausencia. Gloria Calzada hablaba acerca de que el camino de Selena era
de ensueño, todo estaba tan claro, todo era tan divino, era un cuento de
Cenicienta con un final feliz, el resultado lógico y esperado de una
artista que había trabajado duro y mucho para cumplir sus sueños, para
vivir y para llegar a ser alguien en la vida, para tener ese aplauso y
ese reconocimiento de la gente. Y cuando Selena iba a logrando una a una
las metas que se había propuesto, cuando después de tantos sacrificios
había tomado el camino de una autopista que la llevaba a rápida
velocidad por el camino del éxito, cuando el reconocimiento del público
y de los medios hacía que difícilmente a Selena alguna vez la fueran a
rechazar, cuando le iban a perdonar ante cualquier eventual traspié,
cuando todos estaban dispuestos a aplaudir antes de cualquier actuación,
que con la aparición de Selena bastaba para sacar una sonrisa al más
distraído, alguien de la nada se sintió lo suficientemente dueño de
Selena para decidir sobre la vida y sobre los sueños de ella. Y decidió
acabar con Selena y con sus anhelos, y con ellos la ilusión de tanta
gente que desde allí aprendió a que poco se puede esperar de la vida si
el mundo se encarga de hacerle esto a Selena. El ver que semejante
atrocidad se le hace a Selena, ¿qué pueden esperar los demás?, ¿qué se
puede esperar de los demás? Tal vez sea esto lo que nunca se pueda
entender, porque en definitiva Selena había hecho tanto por llegar a
este lugar de ensueño y de privilegio, tanto por llegar al éxito, al
reconocimiento, al Amor de su gente, que recibir esta respuesta de una
de las tantas desquiciadas que hay por el mundo no hace más que sumirnos
en una de las mayores penas, en una de las mayores desilusiones. A veces
la realidad, la tremenda realidad, la densa realidad, puede acabar con
la fe, con la mayor de las ilusiones…
Porque ya no se trata sólo de ver lo que nos hemos perdido. A veces
nuestra propia visión egoísta de las cosas hace que nos lamentemos por
lo que nos hemos perdido, por no poder disfrutar a Selena en el
escenario, por no tener un disco nuevo de ella, por no haber podido
apreciarla en su momento. Lo más importante y acaso lo más triste es ver
que le han quitado la vida a Selena. Ni más ni menos. Le han quitado
vida a un ser lleno de luz y con todas las ganas de vivir. Le han
quitado todo a Selena. No le dieron una nueva oportunidad para rehacer
su vida, para poder armarla de nuevo, para resignificarla. Ni siquiera
le dieron oportunidad para que se diera cuenta de todo. Ni siquiera pudo
defenderse. Ni siquiera estaba alguien que la protegiera, que la
aconsejara. Estaba sola. Increíblemente sola una mujer que era amada por
tanta gente, gente que hubiese dejado todo por salvarla a Selena, gente
que hubiera dado la vida por darle una nueva chance. Selena no perdió
sólo una oportunidad de quedarse por siempre en la Galería de los
Grandes del Mundo en base a todo lo que tenía para mostrarle a la
humanidad toda. Si acaso eso hubiese ocurrido, no sería tan terrible,
pues siempre el ser humano tiene una nueva oportunidad. Mientras uno
vive, sabe que el inicio de cada mañana puede ser un gran día que nos
depara el mejor de los augurios. Selena vivía las cosas así. Vivía y
hacía vivir. Se alegraba y hacía alegrar. Trataba de darse ánimo viendo
las cosas del lado positivo, sabiendo que todo era posible mientras
estuviera en manos de uno mismo su propio destino, la alegría de cada
día. Y no se quedó con ese pensamiento para consigo misma. Se encargaba
de transmitírselo a los demás. Con sus palabras y con su ejemplo. Que un
ser de luz, con tanto Amor y con tanto para dar no esté aquí entre
nosotros es una de las mayores absurdos de este mundo, un mundo que nos
podrá decir que vivió cosas peores y que allí anda llevando las cosas lo
mejor que se pueda. Pero lo que tal vez el mundo no pueda explicarnos es
cómo a una mujer como Selena se le ha dado todo y luego se lo ha quitado
… En un solo instante … Es como darle un juguete a un niño y luego
quitárselo para más tarde golpearlo. En Selena podemos ver una historia
increíble, extraordinaria, fuera de lo común, por lo positivo y por lo
negativo. En Selena nada es convencional, previsible, lógico. Tal vez
todo lo que le ha sucedido sea el fiel reflejo de lo que ella transmitía
en todo momento, en todo lugar. Selena generaba vida, alegría, sentido a
las cosas. Que ella ahora no esté es como si nos hubiesen quitado algo
de nosotros. Es como si nos hubiesen amputado algo de nuestro cuerpo,
algo de nuestra alma. Algo se nos murió también en nosotros con la
partida de Selena. Sin Selena este mundo nunca será lo mismo. Sin Selena
este mundo jamás será enteramente feliz…
En esas palabras de Gloria Calzada se puede uno explicar y entender el
sentimiento de tanta gente, esa angustia de haber vivido a Selena y
perderla de una manera tan inexplicable y tan absurda. Selena estaba tan
ilusionada como cualquier mujer que aspira a lo mejor pero que lo quiere
sólo si es amada y querida. A veces es realmente inexplicable entender
cómo muchos creían que Selena no era ni tan conocida ni tan querida,
porque no aparecía como cualquier artista que quiere triunfar y que
piensa más en ello que en su talento, que en sus posibilidades de dejar
algo en este mundo con lo hecho, con lo creado. Muchos no podían
entender que una artista como ella fuera tan sencilla, tan humilde, tan
honesta. No podían entender que ella no tuviera ni envidia, ni celos ni
aires de diva. No podían entender que en cualquier premiación fuera ella
a acercarse a otros artistas para mostrarles su admiración y su cariño.
No podían entender que fuera ella al público a saludarlo, incluso antes
de que ellos, en cuanto la advirtieran, fueran en su búsqueda. No podían
entender que nunca tuviera ni un escándalo ni ninguna pelea con otro
artista. No podían entender que no tuviera ninguna palabra molesta para
nadie, que siempre estuviera bien predispuesta aun cuando por allí
estuviera bastante cansada o no tuviera el mejor ánimo para hablar. No
podían entender que Selena era simplemente distinta. Selena aprendió a
que en la vida siempre había que ser agradecida a Dios, a la gente, a
todos, por todo lo que recibía, por poco que fuera. Y con su actitud fue
un modelo a seguir para todos. Predicó con el ejemplo. No se quedó con
bellas palabras grandilocuentes pero sin un correlato con su actitud.
Selena mostró al mundo que se podía llegar a ser alguien en el mundo con
grandeza, con Amor, con sacrificio, con honestidad, con ir en la vida
con la frente en alto. Selena les mostraba a todos que aun siendo ella
la estrella, era ella quien se acercaba a los demás antes que éstos a
ella. Selena era una artista diferente, diferente a todo, diferente en
su forma de ver y entender las cosas. El ir triunfando en la vida no le
hacía pensar en mostrarse al mundo señalando y paseando su opulencia, y
tomando distancia de su público. Selena sólo quería que la amaran y para
que ello fuera posible dio todo su Amor. Ella entendía así la vida y de
ese modo actuó. Y así obtuvo los resultados. Y cuando, como bien lo
decía Gloria Calzada, todo parecía tan claro, cuando el camino parecía
allanado, cuando todo lo anhelado por años se cumplía, cuando los malos
tiempos parecían no volver jamás, cuando la vida le sonreía a Selena,
cuando el mundo entero estaba dispuesta a aceptar a Selena, alguien se
encargó de quitarle todo, todo, sin poder siquiera tener la posibilidad
de lamentarse, sin tener la oportunidad de rever tantas cosas. La vida
ni siquiera le dio la posibilidad de que Selena pensara más en ella que
en los demás. La vida no le permitió a Selena ser hasta más mezquina y
calculadora. Selena se fue siendo ella, auténticamente ella, en un mundo
lleno de mezquindades, de falsedades y de hipocresía, que le hizo ver
que en la vida no se puede ser bueno, no se puede ser distinto, no se
puede ser como uno es. Selena recibió la realidad en un solo momento, en
un solo instante fatal de aquel lluvioso y nefasto día…
Tal vez por eso nadie lo entienda. Por eso tal vez nadie lo acepte.
Selena había recibido en pocos años las mieles del éxito, pero en poco
tiempo le cayeron e ella todas las calamidades. En ella se puede ver el
absurdo, la injusticia, la perplejidad, la maldad, la psicopatía, la
inocencia, la desorientación. Tal vez lo que nunca podemos dejar de ver,
de sentir y de quedarnos sin explicación con lo sucedido con Selena es
que en un instante, en un momento todo cambiara, todo se convirtiera en
tragedia. Podremos decir que a infinidad de seres humanos les pasa esto.
Podremos decir que mucha gente vive toda su vida no logrando nada a
pesar de dar todo. Podremos decir que infinidad de inocentes mueren
jóvenes. Podremos decir que mucha gente se nos va en forma cruel y
absurda. Pero si nos conmueve tanto la vida y la pasión de Selena, y si
seguimos llorando por su partida es porque vemos que alguien como
cualquiera de nosotros con su trabajo, con su ilusión, con su empeño y
con su dedicación puede llegar a tener lo que más sueña, lo que más
anhela. A veces en la vida podemos querer tener muchas cosas y no
tenerlas, y ni aun con todo nuestro sacrificio no estar ni siquiera
cerca de lograrlas. Pero tal vez una de las peores sensaciones sea
cuando estamos tan cerca de lograrlo, cuando empezamos a ver el fruto de
todo lo que hemos hecho, cuando tenemos el reconocimiento de propios y
extraños, de gente que siempre nos apoyó y de la que en su momento nos
ha desdeñado, que empezamos a asomarnos a la vida con la certeza de
tenerlo todo en nuestras manos y disfrutarlo, que todo depende de
nosotros mientras sigamos por el mismo camino y con la misma dedicación,
y que por esas cosas alguien nos lo saca todo y ni siquiera nos deja
vivir con nada a cuesta y sólo sostenidos por la ilusión de volver a
empezar. Cuando vemos las imágenes de los dos últimos años de Selena
sentimos que Selena vivía las cosas así, como la artista que llega al
éxito y disfruta del momento a sabiendas de que se asoma al gran éxito
mundial y un mundo que la espera con los brazos abiertos. Cuando
queremos a Selena vemos que es eso lo que a ella le ha pasado, que
recibió el peor castigo sin saber nunca por qué, que recibió el mazazo
de la realidad en un mundo de ensueños. Todos somos de alguna manera
Selena y ella es cada uno de nosotros. Porque Selena nunca dejó de
pertenecer al público que la amaba. Jamás se apartó de él ni aun siendo
exitosa. Ella se preparaba ante un concierto, ante una entrevista, ante
cualquier aparición televisiva de la mejor manera, con la mejor
predisposición, por respeto al público. Nunca se sintió más que nadie,
ni mejor que nadie. Ella sentía el mejor de los sentimientos, el del
agradecimiento al público, a la gente que la trataba, a la gente que le
hacía notas, a la que le ofrecía una nueva presentación. Selena supo ser
agradecida en la vida, supo valorar cada cosa que obtenía, pues sabía lo
que costaba lograrla. Selena empezó muy de abajo. Todo lo que logró fue
por mérito propio. Nadie le regaló nada. No tenía de qué quejarse pues
nadie mejor que ella podía decir lo que era vivir con las más absolutas
privaciones. Y nada más lindo que lograr todo con honestidad y con tanto
talento. Nada más gratificante que poder lograr todo con lo que a uno le
gusta y obteniendo el reconocimiento hasta de gente que nunca se hubiese
imaginado recibir las mejores palabras y aliento. Y nada más triste que
perderlo todo por la mezquindad, por la falsedad, por la hipocresía, por
el egoísmo, por la falsedad, por el odio, por el rencor. Y nada más
triste que Selena haya perdido todo acaso por algo que le era totalmente
ajeno a ella, a problemas que no le pertenecían, estando expuesta a
situaciones de las que nunca tuvo que enfrentar y que no le agradaba
tener que asumir. Nada más triste que ver que ella fue la única víctima
de algo que ni siquiera había comenzado ni alimentado. Tal vez hasta de
algún modo inconsciente nos demos cuenta de que eso es lo que más nos
duele de Selena. Que ella haya pagado con su vida tanta locura y tanto
egoísmo de los demás que estaban tan cerca de ella…
Uno puede escribir millones de páginas sobre Selena pero en esos pocos
minutos que vi hablar a Gloria Calzada sobre Selena pude verlo todo,
pude apreciarlo todo, pude sentir que estaba todo explicado. A veces una
imagen vale más que mil palabras. A veces un simple relato sirve más que
mil tratados para entender lo que significaba Selena, y que nos explica
por qué la queremos tanto y por qué la seguimos tributando y
homenajeando. Cuando ella habla de cómo ensayaba Selena en aquel
concierto del Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, cuando
explica lo ilusionaba que estaba, lo preocupada que estaba por aparecer
linda, por estar al tanto de cada detalle, de que todo estuviera bien,
nos pone en un eterno abismo de tristeza y de lágrimas, y una vez más
nos preguntaremos por qué a ella, por qué justo a ella .... Y también
nos quedaremos perplejos y hasta nos indignaremos con el inicio de la
película hecha en homenaje a ella en el que la ponen a Selena llegando
tarde al concierto y eligiendo el vestido de apuro tomando uno
cualquiera de una de las tantas cajas tiradas con ropa que había por
allí. Nada más alejado de la realidad, de una realidad que mostraba a
Selena tan profesional y tan respetuosa del público ... Una Selena que,
como bien lo relata Gloria Calzada, había elegido aquel famoso vestido
morado que había mandado a hacer según su propia idea y creación. Una
Selena que hasta último momento dudó en usar ese vestido u otro que
había confeccionado. Una Selena que había pensado cada instante del
concierto con el mayor profesionalismo y con la misma alegría de siempre.
No tenía problemas de estar horas antes del concierto ensayando en el
mismo lugar con alegría y dedicación. No tenía problemas de sacarse
fotos con admiradores y de recibirlos antes del concierto. No sólo no
tenía problemas, sino que le gustaba hacerlo. Ella le gustaba dar Amor y
necesitaba recibirlo, y siendo muy joven sabía lo que era ser una
artista de verdad, una profesional con todas las letras y lo que
apreciaba el público que tenía su mismo origen. Hace muy poco estuvo
aquí dando un concierto Paul McCartney y era conmovedor no sólo verlo
dar a los 68 años un concierto de 3 horas, sino de estar presente horas
antes en el estadio ensayando y dando un miniconcierto al público que
había comprado las entradas más caras, permitirles ensayar con ellos, y
camino al estadio, sin que nadie lo supiera, bajar el vidrio del auto
que lo transportaba para saludar a la gente que iba a asistir a verlo.
Él también fue muy pobre antes de la fama. Él también tuvo que luchar
mucho para llegar. Él no tiene necesidad de mostrar nada más, pero sigue
teniendo esas ganas de siempre y ese mismo amor de siempre. Selena
hubiese hecho lo mismo. Pero a Selena no le dejaron vivir todo lo que sí
vivió Paul. De allí nuestro llanto…
Tal vez no sean necesarias ni tantas palabras ni tantas explicaciones.
Gloria Calzada en pocos minutos lo dijo todo. Pero tal vez, como ella
misma lo dijo, están buenos los homenajes que se le han hecho. Homenajes
muchos de ellos en base a recordarla con Amor. Y tal vez hagan falta
muchas palabras, muchos homenajes y muchos recordatorios. Y aun así no
estar satisfechos y estar seguramente convencidos de que ni con todo
ello alcanzaremos a manifestarle todo nuestro agradecimiento. Selena
quería ser recordada con Amor. Y para ello hay que demostrárselo todos
los días para que su espíritu, sus ganas, su talento, su voz y su
alegría de vivir jamás se pierdan. Si tal vez fuésemos capaces de seguir
su ejemplo hasta para recordarla al menos podríamos transformar en
triunfo semejante derrota, mantener viva a Selena aunque se haya partido,
aunque sólo podamos tenerla en nuestros corazones. Tal vez si fuésemos
capaces de tener toda la energía que tenía ella con cada emprendimiento,
con cada idea, con cada meta en la vida, estaríamos logrando que Selena
siempre esté presente, que sus sueños se cumplan a pesar de todo. Si
acaso somos conscientes y asumimos todo el dolor que nos genera la densa
realidad de la ausencia de Selena, y somos capaces de mantener viva su
ilusión, su porvenir venturoso, su carrera meteórica e inexorable al
éxito, si acaso somos capaces de mantener la llama viva de una Selena
que encaraba cada concierto con la mejor predisposición, dando su mejor
voz, desplegando todo su talento, todo su carisma, con la preocupación
de deslumbrar con su encanto y con su belleza, entonces nos será más
tolerable su ausencia y nos sentiremos satisfechos de seguir su Legado,
de poderle arrancar una sonrisa a Selena donde quiera que esté. No hay
peor muerte que el olvido, no hay peor muerte que la resignación. Tal
vez al escuchar esas palabras de Gloria Calzada sintamos la necesidad de
que Selena no sucumba por un acto detestable de una persona
impresentable y despreciable. Tal vez sintamos la necesidad de sentir,
de vivir la vida como la vivía Selena, de estar en su ser, de sentir su
cuerpo estremecido por el Amor de su público, de sentir el miedito antes
de cada concierto por temor a defraudar, por no estar a la altura de lo
que se esperaba de ella, y luego colmar todas sus expectativas a base de
puro talento, dedicación y Amor. Tal vez sintamos la necesidad de
sentirnos como vivía Selena cada momento de su vida, cada instante de su
infinito y hermoso ser. Tal vez sintamos la necesidad de dar lo mejor de
nosotros para que la gente nos ame por lo que realmente somos. Tal vez
si logramos ser como Selena podremos lograr que ella cumpla su sueño,
logre todo lo que se propuso sin haberse nunca alejado de todos los que
la supieron amar. Tal vez si logramos eso la pérfida que le quitó los
sueños se sentirá derrotada y se sentirá tal cual es: una mediocre que
sólo obtuvo notoriedad no por algo noble sino por lo más bajo de la
naturaleza humana. Tal vez si logramos eso haremos justicia con Selena y
habremos puesto las cosas en su lugar. Sólo si somos capaces de ser un
poquito como Selena lograremos que aquel camino tan claro de Selena
vuelva a tener sentido. Sólo así Selena habrá cumplido su sueño y podrá
estar en paz … consigo misma y con el Amor de su gente…
A veces no hay que buscar tantas explicaciones ni interpretaciones a lo
que generó Selena. A veces no hay que buscar tantas razones, tantas
causalidades, ni “intelectualizar el fenómeno”. Selena era una mujer que
desde muy pequeña recorría su canto y su Amor de pueblo en pueblo.
Cuando los grandes medios, el gran mercado y el gran público la
descubrió, Selena era ya muy querida y muy amada por mucha gente. Esa
gente era pobre, de escasos recursos, que no tenía nada material … Como
Selena. Y supo apreciar y tener como algo propio a aquella mujer que les
dio lo más valioso, lo que no se consigue con dinero, lo que nunca se
olvida: Amor. Selena les dio ese Amor y ese cariño que tanto les cuesta
entender a tantos y que tan bien explicara Gloria Calzada…
Yo siempre estaré para ser e intentar ser un poquito como tú, Selena.
Intentar tener el Amor que sólo tú supiste prodigar en este mundo…
Esa palabra tan presente que no queremos nombrar, Selena…
Muchas veces he escuchado que la muerte nos redime, que la muerte nos
exonera de todo, que la muerte nos pone en un lugar del cual nada ni
nadie nos puede afectar. Cuando a un artista le llega ese momento, atrás
quedan sus cosas malas, sus cosas controvertibles. Siempre con la muerte
de cada ser humano nos aferramos a lo bueno que hizo, a lo bueno que nos
dejó. En definitiva, la muerte de alguien cercano nos hace conscientes
de nuestra propia muerte y de alguna manera todos tenemos que seguir
viviendo con nuestra mochila a cuestas. Y no es tan fácil seguir. Muchas
veces es imposible. Y como ésa es la realidad, necesitamos más de un
motivo para seguir, más de una excusa, más de un engaño. Y cuando
hablamos no sólo de alguien, sino de un artista a quien queremos, y
encima si ese artista es joven, buscaremos más de un buen argumento para
seguir viviendo sin él rescatando lo bueno que ha hecho, para quedarnos
con nuestra mejor impresión de esa persona y hacer más llevadera nuestra
existencia. En un artista siempre tendremos un buen Legado dejado que
nos permita recordarlo con toda su obra hecha, con toda una carrera
hecha con sus buenas y con sus malas, que serán revistas,
reinterpretadas, revisadas y reformuladas para con nuestro recuerdo y
homenaje poder difundir lo mejor de ese artista, dejar la mejor imagen
de él que refleje lo que representó aquella persona para tanta gente. Y
es posible que durante muchos años con ese recuerdo, con ese homenaje,
con ese reconocimiento se haya logrado, tal vez, no sólo agradecerle a
ese artista sino reflejar con nuestro recuerdo toda su obra que se
compone por lo hecho públicamente, más lo dicho y hecho que vaya
acompañado con esa obra. ¿Pero qué hacer cuando esa muerte alcanza a una
artista joven que no pudo llegar a desplegar todo su potencial? ¿Qué
hacer cuando en ese recuerdo no podemos cerrar nuestras heridas por una
muerte tan absurda y difícil de entender? Mal que mal, una muerte de
alguien ya mayor y con sus mejores años de su vida completados nos hace
pensar que ese artista al menos hizo todo lo que soñó para su ser, pudo
realizar todo lo que potencialmente la vida le ofrecía y en el peor de
los casos le habrá quedado hacer lo poco que ella le podía ofrecer, que
siempre será un pequeño regalo que nos puede dar el destino…
¿Pero qué hacer con la muerte de alguien tan joven y con tanto para dar?
¿Cómo recordar con alegría sin llorar por lo que pudo ser y no fue? ¿Cómo
enfrentar su destino si nunca lo podremos entender ni explicar? Las
vidas que se acortan tan pronto tumban de un plumazo todos nuestros
consuelos, todas nuestras creencias, todos nuestros engaños, toda la
lógica que armamos para hacer más explicable nuestra existencia. Cuando
somos conscientes de lo que es la vida y de cuál es el ciclo natural de
las cosas, vivimos preparados para lo que ya sabemos que nos ocurrirá,
pero la certeza de la muerte y de lo que le espera a nuestro cuerpo y a
lo que sucederá a nuestros alrededor una vez que nos vayamos de este
mundo nos hace vivir con mucho miedo a lo que nos ocurrirá
inexorablemente. Es el mayor de los miedos y la mayor de las
incertidumbres del que tenga cualquier ser humano. Pero ante esa
realidad todos nos aferramos a la fe, a la fe de que nuestra vida no se
acabará allí, de que todo tendrá una continuación. Que siempre hay otro
ciclo u otras etapas a las que accederemos una vez que dejemos este
mundo. Muchos pensarán en un Dios o en varios dioses, otros pensarán en
reencarnaciones o en otras vivencias en otros cuerpos, en otros mundos.
Y allí iremos por el mundo y por la vida esperando que la vida no sea
tan finita y nuestra existencia tan corta. Esperaremos a que las cosas
no sean tan claras como las indica la cruel realidad. Que haya otra
claridad que explique todo esto que llamamos vida. Nos aferraremos a la
fe, y a que alguien superior nos dé sentido y fundamento a nuestras
existencias en el medio de tantas alegrías y de tantas tristezas…
Vivimos la vida tratando de no pensar en lo peor y en que por algo
estamos aquí. No podríamos tolerar si mañana alguien nos confirmara la
certeza de la realidad, esa realidad que nuestro tiempo en el mundo es
el que marca el nacimiento y la muerte de cada uno. Frente a eso nos
refugiamos en lo bueno de la vida y en que algo mejor nos sucederá al
final del camino. Y vivimos rogando que las cosas sean así. Tal vez
vivamos hasta autoengañándonos para no alienarnos en la certeza de que
la vida sea sólo eso que marca nuestro ciclo vital aquí. Podemos
aferrarnos a lo positivo y a creer que nada malo nos puede pasar en el
futuro … Pero una vez más el mazazo de la realidad nos asesta otro de
sus golpes maestros. ¿Qué hacer cuando alguien se muere tan joven en un
accidente? ¿Qué hacer cuando alguien tan joven se marcha por una
enfermedad? ¿Qué hacer cuando alguien tan joven es asesinado y sólo
hasta allí tuvo tiempo para hacer sus primeros pasos en la vida? ¿Qué
hacer cuando a alguien que sólo dio Amor se le quita la vida con la
mayor de las violencias? ¿Qué hacer cuando se nos va tan pronto alguien
que sólo dio alegría y optimismo a la gente? ¿Qué hacer cuando se nos va
alguien que nos ayudó con su obra y con su actitud a creer en algo y que
nos ayudó a sobrellevar mejor nuestras vidas sacando lo mejor de
nosotros, nuestra mayor sonrisa, nuestra mayor predisposición? Muchas
veces en la vida estamos solos y nos aferramos a los pocos afectos que
nos quedan, a esa gente que nos puede dar algún sentido a nuestras vidas.
Esa vida nos prepara para esperar que se nos termine yendo aquella gente
tan cercana en nuestros afectos y que poco tiempo le queda para
transitar la vida. Aun así, tratamos de no pensar en la posibilidad de
ese instante, de ese momento del cual de sólo pensarlo nos pondría en un
dolor del cual, aunque nos consolemos, nunca nos podremos recuperar del
todo. Pero siempre nos contentará con que tal vez esa persona fue feliz
con lo que tuvo y logró, con todo lo que pudo alcanzar en la vida.
Podremos vivir a duras penas con las muertes de cónyuges, amigos,
parientes y gente importante en el desarrollo de nuestras vidas pensando
en que pudo estar satisfecho con su vida, aunque en lo más profundo de
nuestros corazones nunca eso nos haga recuperar por lo que hemos perdido.
Podremos seguir recordando y exaltando su figura con lo que nos dejó y
con la huella que nos dejó en nuestros corazones … ¿Pero qué hacer
cuando las muertes alcanzan a hijos, parientes jóvenes, personas que
apenas asomaban a la vida y que se quedaron con todos sus sueños a
cuestas y sin realizar? ¿Y qué hacer si esas vidas fueron arrebatadas,
fueron quitadas por gente que con toda premeditación y alevosía
planificaron quitarles sus anhelos, sus sueños, sus pensamientos, sus
ideas de lo que pensaban a hacer con sus vidas en función de lo poco que
habían logrado siendo tan jóvenes? ¿Qué hacer? ¿Qué nos puede consolar
de aquel dolor? ¿Cómo seguir con la vida con semejante pérdida? ¿De qué
nos aferraremos para seguir viviendo? ¿Cómo contentarnos con lo que nos
pudo dejar aquella persona que nos dejó tanto y a la vez tan poco por su
corta edad? ¿Cómo seguir, si se quiere seguir, ante tanta insensatez?
Para mí muerte y Selena no son palabras que se lleven de la mano. Jamás
pude nombrar la palabra muerte cuando hablo de Selena. Hacerlo provoca
en mí un gran dolor y una aceptación de una realidad de la cual no puedo
ni quiero siquiera pensar. Y no es evadirse, porque lamentablemente lo
que pasó ha sucedido y de ello no se puede volver. Pero la muerte tiene
un significado y una connotación que no quiero que tengan relación con
Selena. A veces uno cree y quiere creer que las muertes redimen y nos
pone en un lugar justo en la vida. Y si esa muerte es de alguien joven
que fue víctima de un daño enorme que nunca buscó y provocó,
automáticamente su vida y su obra se tornan intocables. Muchas veces en
nuestro afán de consolarnos y de encontrar un motivo que nos saque de
tanto llanto y de tanto dolor, pensamos que al menos esta situación le
da un valor a su vida y a su obra del cual nadie cuestionará y todos
ensalzarán. Pero no todo es así, lamentablemente. La muerte nos puede
sacar lo mejor de nosotros, pero también lo peor. Con lo sucedido con
Selena, rápidamente se ensalzó su figura y su obra, pues ella estaba en
su mejor momento, y porque era muy querida en muchas partes de México y
Estados Unidos. No hubo necesidad de que alguien hablara bien de ella.
Mucha gente ya sabía lo que era y significaba Selena. Y si se produjo
semejante cantidad de ventas de discos y de cualquier cosa relacionada
con Selena luego de aquel nefasto 31 de marzo fue porque el dolor de la
pérdida expresada por tanta gente hizo que todos necesitaran aferrarse a
cualquier cosa relacionada con Selena. Esas cosas tenían el valor de
pertenecer a ella, de ser de ella, de haber tenido relación con Selena.
Eso que tenía que ver con Selena acaso podía consolar su pérdida,
tenerla a pesar de todo, calmar de alguna manera el dolor. Pero siempre
en el ideario de la gente estuvo la esperanza de que nada de esto fuera
cierto, de que Selena algún día podía regresar. Sólo así se ha hecho con
el tiempo más tolerable su partida, soportable esa ausencia de una
artista de tan sólo 23 años que les había dado alegría y esperanza en un
mundo en el que ya había poco para creer. Selena le dio la esperanza al
menos creído, al más necesitado, a los que pocos motivos tenían para
sonreír. Ellos fueron alegres por Selena, fueron felices por ella. Y con
la ausencia de Selena volvieron a ser esos seres tristes de antes, pero
con un mayor dolor, por saber que hubo alguien en sus vidas que les hizo
creer, creer en un mundo feliz, creer que la felicidad es posible y está
en nosotros, y que ese mismo mundo, con su peor muestra, se la había
arrebatado quitándole el mayor fundamento a sus vidas… Y el paso del
tiempo no hizo que se borraran sus heridas. Al contrario, incrementó el
dolor, pues esa dura realidad les certifica que ya no volverá, que será
vana la espera. Con el paso del tiempo ver y escuchar a Selena genera
cada vez más llanto e incredulidad…
Pero la muerte nos deja también la peor cara. La cara de la derrota, la
cara de la injusticia, la cara del dolor. Podremos aferrarnos en el
recuerdo. Podremos evocar a Selena acaso pensando y consolarnos hablando
del mito y de la leyenda. Acaso podremos contentarnos imaginando y
creyendo que en algún punto Selena logró cumplir con todos sus sueños.
Podremos alegrarnos con que aún se la recuerde y con que haya tantos
artistas que le ofrezcan tributos. Acaso quisiéramos tal vez ser sus
intérpretes en este mundo e imaginarnos que ella será siempre recordada
por su música y por su obra. Acaso quisiéramos pensar que Selena
desearía ser recordada de ese modo. ¿Pero es así? Allí la muerte nos
pone de bruces con esa dura y densa realidad. Todavía tenemos que
padecer viendo esa imagen que muchos insensatos grabaron y difundieron.
Es esa imagen de una Selena que nunca quisiéramos ver, pero que nos la
ponen sin pedirnos permiso y sin siquiera avisarnos. Es esa imagen de
una Selena enojada, seria. Nuestra necesidad de consuelo puede hacernos
creer que es una imagen de una Selena serena y tranquila. “Ella parece
dormida”, dicen algunos. “Se la ve muy tranquila y en paz”, dicen otros.
Pero no parece ser así ... No, no lo es ... No es la imagen de la Selena
de siempre ni mucho menos. No es justamente la imagen que Selena dejó en
tantos años. No es la imagen que Selena quería dejar …Nadie que
experimentó semejante violencia … y por la espalda puede irse de este
mundo en paz y tranquilo. Nadie que se fue sabiendo que se marchaba y
con ella sus sueños, su juventud, su vida y sus proyectos se puede ir
con la “satisfacción del deber cumplido”. En tan poco tiempo a Selena le
hicieron ver la maldad y la injusticia de este mundo, un mundo que hasta
le dio ese poquito de tiempo a Selena para que advirtiera lo que le
estaba sucediendo y lo que le iba a ocurrir inexorablemente ... Tal vez
lo único que en lo personal desearía es tener la certeza de que Selena
no llegó a pensar cómo sería el mundo sin ella, qué dirían de ella
después, qué imágenes difundirían y por qué, y cómo la expondrían. No
querría tener la certeza de que Selena se fue pensando en lo que podrían
imaginarse algunas personas, de las barbaridades que se podrían decir de
lo sucedido sin que ella pudiera aclararlo por su cuenta jamás … Sólo
eso ruego todos los días … que Selena no llegara a pensar en eso, que se
fuera con sólo no poder entender semejante traición de esa persona que
nunca debería tener perdón ni contemplación de ningún ser humano. Ya con
esa sensación que seguramente tuvo es suficiente, suficiente para
entender ese rostro, ese rostro que en definitiva es más acorde con esa
Selena que se podía enojar cuando las cosas no salían, esa Selena que
admitió ser así muchas veces en su vida cotidiana. Tal vez eso sea lo
positivo ante tanta locura e insensatez. Que a Selena muchas veces hay
que recordarla por lo que realmente fue, pero también por lo que no fue,
por lo que hizo, pero también por lo que no pudo lograr. Porque en el
recuerdo de Selena tal vez no sea conveniente sólo evocarla desde el
frío bronce, desde una inexpresiva estatua, desde una distante foto. Eso
explica algo pero no todo. Selena fue querida no sólo por su figura sino
por lo que representaba. Selena era mucho más que una linda canción, que
una hermosa figura. Selena era una linda persona, de una gran bondad y
muy querible. Selena tenía una hermosa voz, era tremendamente
carismática, era talentosa, tenía una enorme personalidad. Era una
artista con todas las letras y tenía algo que pocos logran tener en su
vida … El cariño de la gente, cariño que no se lo da a cualquiera, a
cualquiera que hace una linda canción o al que nos quiere hacer creer a
través de algún medio de comunicación que es talentoso y cariñoso con su
gente mirándola a la distancia en una limousine sin tener con ellos
ningún contacto. Tal vez por todo esto la gente llora por Selena. Tal
vez por esto no alcanza con recordar a Selena como mito, como leyenda.
Tal vez haya que recordarla con ese último día, con ese nefasto día por
más que nos sea doloroso y del cual querríamos borrarlo para siempre de
nuestras vidas. Porque ese día lamentablemente también forma parte de la
vida de Selena. Tal vez porque si queremos de verdad a Selena tengamos
que tener muy presente eso que le sucedió, que es tan terrible como si
nos hubiese sucedido eso a nosotros … y que dadas las circunstancias,
hubiésemos preferido que nos ocurriera a nosotros antes de que le
sucediera a Selena…
La muerte puede ponernos en un sitial del cual todo se vea desde una
distancia que nos haga insensibles e inmunes a todo. Pero en realidad la
muerte no nos pone en un lugar del cual nada nos afecte, del cual nada
nos llegue. Por el contrario, la muerte nos deja tal como se ve en
cualquier cuerpo sin vida: expuestos, indefensos, librados a nuestro
destino, expuestos a habladurías y a explicaciones sin sentido, a las
miradas de pena pero también a las miradas insidiosas. En el afán de
explicar por qué le sucedió esto a Selena, todos se sintieron con
autoridad para hablar del tema. Y de pronto gente que ni sabía lo que
era o lo que representaba Selena para tanta gente se sintió con
autoridad para hablar de ella, de su vida privada, de sus sentimientos.
Y aquella mujer que tanto hizo por hacer de su vida privada feliz e
íntima, y que construyó su imagen en base a lo que ofreció en ese lugar
en el cual se permitió exponerse, que era en el escenario, quedaba en
silencio teniendo que soportar que se dijeran tantas cosas de ella, que
se especulara tanto, que se hablara con tanta impunidad. Obviamente que
estas situaciones hacen que uno necesite explicarse por lo que ha
sucedido y cuáles fueron los motivos para llegar a ese triste final. Yo
me acerqué a Selena por ello ... Nos guste o no, para explicar lo
sucedido a Selena tenemos que preguntarnos sobre su vida no sólo
artística sino también personal. Pero hay cosas que son totalmente
innecesarias. Es como creer que para explicar un asesinato se tiene que
hablar sólo sobre la autopsia y que encima se muestren las imágenes de
tal procedimiento a todo el mundo. ¿Es necesario esto? ¿Es necesario
darnos cuenta de que hay cosas que no se deben hacer sin necesidad de
preguntamos si nos agradaría que nos lo hicieran eso mismo a nosotros?
Creo que la muerte también nos expone a esto. Puede esperarnos el bronce
y el reconocimiento. Pero también nos espera la miseria del ser humano
que buscará aquel papel escrito, aquel acto privado que se hizo, aquel
video que está guardado en el cajón. El hecho de que uno no lo haga no
quiere decir que no lo hagan otros. Ya ni nos preguntemos por nosotros,
sobre qué sentiríamos si viéramos que nos hicieran algo así.
Preguntémonos qué sentiría Selena si viera esto. ¿No sentiría compasión
por nosotros? ¿No sentiría vergüenza por lo que hace cierta gente? ¿Acaso
no sentiría pavor por lo que puede llegar a hacer un ser humano? ¿Acaso
no lloraría de impotencia por no poder hacer nada? Del mismo modo,
aunque la recordáramos por lo que fue dando nuestro mejor homenaje, ¿acaso
no nos debemos preguntar si Selena querría ser recordada por la imagen
que nosotros damos de ella? Tal vez deberíamos pensar más en lo que
Selena hizo, por lo indefensa que ha quedado, por haber quedado tan sola
y por no tener aquello tan preciado en ella: su voz, su vida, el poder
expresarse, el poder decirnos lo que le pasa y lo que siente ... Tal vez
eso deberíamos recordar a la hora de evocarla. Al menos yo sé que alguna
vez dijo que le gustaría que la recordaran con Amor y con ese
sentimiento la recuerdo todos los días…
La muerte … y sobre todo la muerte de alguien tan joven hace que se
congele su imagen, que el recuerdo de esa persona quede detenido en el
momento en el que esa persona se ha ido de este mundo. Selena se fue y
su imagen quedará siempre joven, vivaz, alegre, esperanzadora. Tal vez
ése sea un “beneficio”, ya que nunca veremos en ella una imagen de
decadencia, una imagen negativa, momentos malos, tiempos en los que las
cosas salían mal o en los que el público no acompañaba porque ya no
sentía lo mismo que antes. Con lo que Selena dejó y en el momento en el
que nos dejó se facilitó esa imagen de mito, de leyenda, de colocar a
Selena en un pedestal en el que nadie la sacará y nada será visto
negativamente, de un lugar en el que se la admirará y hasta se la
adorará … Me pregunto si a Selena le hubiese gustado ser recordada de
esa manera, si con eso al menos se sentiría satisfecha, ya que no pudo
completar su obra … Yo estoy seguro de que Selena hoy querría estar
entre nosotros con casi 40 años, pero feliz con vivir su vida, vivir con
su familia, vivir con su esposo, con sus hijos, habiendo dado todo por
cumplir con el sueño de su padre y también con su propio sueño. Miraría
atrás y vería que muchas veces ganó, otras tantas perdió, pero en todos
los casos dio todo e intentó, fiel a su estilo, fiel a lo que aprendió,
sabiendo que nada es imposible, con la total convicción de que aquello
que se sostenía en la teoría había que ponerlo en práctica en todos los
aspectos de la vida. Hoy Selena sabría que aun siendo reconocida
mundialmente, no se podría quedar durmiendo en los laureles: diariamente
intentaría mantener ese lugar tratando de mejorar lo hecho y buscando
hacer lo que no pudo lograr. Y estaría pensando en otras metas … No, no
dudo de qué querría Selena … Selena querría vivir y ser querida por lo
que era, con lo bueno y con lo malo, con sus imperfecciones y con sus
aciertos ... Tal cual se mostraba en la vida. Tal cual se mostraba en el
escenario ... Selena no quería que la adoraran porque fuera
eventualmente perfecta. Selena sólo quería que la quisieran, que la
amaran tal como ella era. Selena era en el escenario como era ella en la
vida. Así logró todo lo que se propuso. Así pensaba lograr todo lo que
había soñado y anhelado. Selena era una mujer llena de vida. Renunciaría
a todos los honores, a todas las estatuas, a todos los reconocimientos,
a todas las veneraciones, a todos los homenajes a cambio de vivir y
hacer todo por su vida, por ser feliz y por hacer feliz a los demás. Es
por eso que cualquiera que admire a Selena no podrá ser enteramente
feliz, no podrá olvidarse de su destino recordándola con alegría por lo
que nos dejó con su música … Porque siempre sentiremos el dolor de la
pérdida. Porque siempre sentiremos su dolor de aquel nefasto día. Negar
esta realidad es como negar a Selena, negar su esencia, negar su vida.
No se puede separar la Selena artista de la Selena persona. Tal vez
seríamos más felices si lo pudiéramos lograr. Tal vez seríamos felices
si pudiéramos olvidarnos de aquel día lluvioso que presagiaba lo peor…
Pero es imposible y no deseable. Si queremos a Selena tenemos que
acordarnos de ello, de esa palabra que no queremos nombrar cuando la
evocamos, pero que es necesario tener siempre presente si la queremos
recordar como se debe, que es recordarla con Amor…
Tal vez por eso sea muy difícil todo, sea tan difícil admirar a Selena
sin llorarla, sin despertarse cada día deseando que esté allí aun cuando
la cruel realidad nos asegure de lo contrario. Siempre será más fácil
patear el tablero, salir de tanto dolor, olvidarnos de ella, admirar a
otros artistas, o elaborar al fin el duelo, y aceptar esa cruel y densa
realidad, la realidad de la muerte, la realidad de la derrota. Siempre
tendremos esa necesidad para no vivir en esa tristeza permanente, pero
si uno ama a Selena de verdad sabe que hacer eso es abandonarla, dejarla
sola y triste, como aquel triste día del 31 de marzo. Y cuando uno cae
en esto que también forma parte de la realidad, uno se aferra a Selena y
le da lo mejor de uno. Selena necesitaba mucho Amor y se lo quitaron … Y
el que la ama se lo quiere seguir ofreciendo, aunque tal vez no lo
advierta, aunque tal vez no lo reciba, aunque tal no lo sienta … Tal vez
… Siempre tal vez. Tal vez sea mejor pensar que Selena está allí,
esperando seguir siendo amada, seguir sintiéndose acompañada. Tal vez
Selena sigue estando viva, pero para que eso sea posible necesitará que
nosotros le sigamos dando ese Amor, ese Amor a cambio de ninguna
retribución, un Amor a cambio de nada, un Amor que sólo se le da a quien
se quiere de verdad. Tal vez sea la única forma de superar todo, no
evadiéndose de ella, no escapando de la realidad. Tal vez la única forma
de que convivamos con esa realidad y con esa palabra que no queremos
pronunciar delante de Selena es poder seguir emocionándonos con ella y
poder ofrecerle todos nuestros corazones para que ella viva a través de
ellos y con los sentimientos que expresan. Tal vez la única forma de
superar tanto dolor es ser como ella, dándole nuestro mejor homenaje que
es poner en práctica lo que ella hizo en toda su vida. Tal vez eso hará
que Selena esté siempre, a pesar de todo, a pesar del dolor, a pesar de
que el mundo nunca será el mismo sin ella, y con la ilusión de que
haciendo eso lograremos el milagro de encontrarnos con ella para poder
decirle abrazándola bien fuerte: “Yo sabía que volverías, Selena. Yo
sabía que estabas allí. Yo nunca me olvidé. Yo nunca te di por perdida.
Nunca te podrás ir porque estás en cada acto de nuestras vidas … ¡¡porque
estás en nuestros cuerpos y en nuestros corazones!! ¡¡Gracias Selena!!
¡¡Gracias por haberme cambiado la vida!! ¡¡Gracias por hacerme tan feliz!!”.
Y aquí estoy, Selena, esperando que algún día vuelvas y nos hagas creer
que nada de lo hicimos fue en vano, que nada de lo que hiciste fue en
vano…
Un minuto … ¿Qué es un minuto en nuestras vidas? ¿Qué tanto puede
significar? ¿Qué puede incidir en que hagamos algo o lo dejemos de hacer?
¿Qué tanto puede influir si tomamos una decisión y la cambiamos? ¿Qué
seríamos hoy si no hubiésemos decidido hacer lo que queríamos realmente
efectuar? ¿Cuánto puede valer hacer algo como también no hacerlo? …
Digamos que desde muy pequeños nos damos cuenta de qué se trata eso que
llamamos vida, y aunque no nos parezca, en ese momento tenemos mucho más
en claro sobre lo que somos y sobre qué se sucede con lo que nos rodea,
ese contexto tan claro que se desdibuja más tarde, cuando nos hacemos
adultos, cuando en la adolescencia nos reprimimos de muchas cosas,
cuando la adultez nos “convence” de que a veces la vida es como jugar al
ajedrez, hay que pensar cada jugada, estudiar bien al rival y saber que
hay que guardarse las jugadas más importantes para ejecutarlas en el
momento justo, en el momento preciso, en ese instante en el que ya
nuestro contrincante no puede hacer más nada, cuando ya no le queda
margen para reaccionar frente a ese movimiento de piezas que nos ponen
en jaque, jaque que nos aprisiona y que nos da cuenta de que estamos en
un peligro, un alerta del cual tal vez no podamos escapar, alerta que
puede indicarnos que sucumbiremos pronto, que el período de agonía se
extingue y sólo nos queda abandonarnos a nuestra suerte o morir en el
intento…
Un minuto que nos pone en una situación de gloria o de muerte, un minuto
que decide nuestro destino, que nos marca por siempre el rumbo a seguir,
sin siquiera saber por qué estamos allí y si realmente era ése el
destino que queríamos para nosotros, pero que de pronto nos pone en ese
desafío de actuar a la altura de las circunstancias, y tener el valor y
el coraje para saber enfrentar todos los desafíos que implican transitar
un camino nuevo, que puede ser bueno, que puede ser malo, tener
infinidad de obstáculos, ser lindo, pero en el que indefectiblemente se
tiene que pasar por muchos padecimientos para saberlos transitar. Y no
todos tenemos ni la capacidad ni el temple para saber qué hacer, cómo
saber tomar ese camino, hacerlo propio y hacerse amigo de él. No todos
estamos preparados para ello, y muchos por cobardía, por miedo, por
conformismo o por no querer lastimarse en el intento de lograr ser
alguien en la vida, prefieren no hacer nada, conformarse con transitar
la vida sin ser protagonista, sin vivirla a pleno, sin permitirse
cambiarla para ser mejor y hacerla mejor. No siempre somos capaces en un
minuto pegar un golpe de timón para enderezar el rumbo, para forjar un
destino, para superar una situación, para mejorarla. Y aunque seamos
capaces de vivir en esa situación, no siempre estamos capacitados para
en un minuto tener la mejor decisión, la mejor respuesta. La experiencia
siempre nos dice que aun en le inmediatez hay que pensar dos veces antes
de decidir algo trascendente, algo que puede cambiar nuestras vidas. A
veces cuando no todo depende de uno, hay que saber ante qué personas
estamos, en qué contexto se efectúan las situaciones y en qué situación
estamos nosotros para encararlas … Tal vez Selena vivió tomando
decisiones en un minuto. Tal vez la energía, las necesidades y las ganas
de Selena la ponían a querer hacer todo y hacerlo ya. Muchas veces le
fue bien. Lamentablemente, en otras le fue mal. Y lo que es más triste,
ella no pudo acumular experiencia como para saber que en sus próximos
pasos tenía que tener presente aquellos momentos en los que se decidió
mal y se corrieron grandes riesgos. Lamentablemente, la vida de Selena
fue siempre de decisiones extremas en los momentos en los que si salía
bien era tocar el cielo, pero si no era así podía entrarse en un camino
sin salida, en una situación sin retorno. Cuando hay mucha pasión en
juego, está siempre la llama de las ganas, del tirarse sin red, de
jugarse con todo por lo que uno siente. Pero la pasión también nos pone
en un peligro permanente, en una decisión de optar cada instante por
blanco o negro cuando la vida tiene múltiples colores y muchos matices.
A veces hay que saber controlar tanta pasión para no salir tan malherido,
para no quedarse en el camino teniendo tanto para dar…
Pero el destino hizo que Selena nunca tuviera una vida “normal”,
convencional, como cualquier persona, como cualquiera de nosotros que
sale a la calle a enfrentarse con los problemas cotidianos de todos los
días. Sin duda, Selena estaba llamada por el destino a ser alguien no
convencional, distinto, destacable. Tal vez el impulso de Selena para
encarar todo, las ganas de vivir hasta lo máximo la llevó a tomar
decisiones que marcaron con fuego su propia vida y su propio destino. Y
contra quienes piensan que recién en la adultez nos damos cuenta de todo,
que precisamente la experiencia nos da la respuesta a cualquier pregunta,
uno puede darse cuenta de que desde que nacemos tenemos esa sensibilidad,
esa percepción, esa pureza de pensamiento, de sentimientos y de realidad,
en la que si cada uno tomara una decisión llevada por todo ello y por la
intuición, seríamos más felices en la vida …. O al menos podríamos serlo
.... Selena con tan sólo 6 años decidió su destino. No fue su padre. No
fue su familia. No fue nadie del colegio o de algún ser importante que
le indicara el camino. Fue sólo Selena. Ella, estando, como lo estaba,
celosa de su hermano A.B. de que había recibido un bajo de regalo y que
recibía todas las atenciones de su padre, no dudó de qué debía hacer
para ser el centro de la escena para seguir siendo la “Baby” de la casa,
para seguir siendo el entrañable Amor de su padre. Selena estaba
acostumbrada a estar siempre con él, a regalarle todo su Amor, a sacarle
más de una sonrisa, a alegrarle cada día con sus ocurrencias. Con él
Selena aprendió el valor que tenía ser auténtica, espontánea, repentina,
locuaz, vibrante. Por eso, en un minuto tomó una decisión que le
marcaría el destino, la pondría en un lugar central que quién sabe si
era lo que más deseaba, pero que iba en el mismo sentido de lo que ella
se había acostumbrado a sentir desde que nació. Y como siempre hizo
desde que tuvo conciencia, y que le valió tantas satisfacciones, lo
sorprendió. No le dijo nada previamente. Lo quería impactar para que los
ojos de su padre volvieran a depositarse en ella. Y con Amor, dedicación
y hasta con tozudez decidió tomar aquel libro de canciones viejas que su
padre guardaba y que había aprendido a cantar en sus épocas del grupo
Los Dinos, y se las aprendió … Una por una. Sola y sin que nadie lo
advirtiera, cantaba las canciones, aprendía sus letras de memoria hasta
que estando segura de saberlas fue hacia su padre y se las cantó.
Seguramente ella no sabía si las cantaba bien o no. Ella sólo quería la
aprobación de su padre y toda la atención. Jamás imaginó que esa
decisión y la reacción de su padre advirtiendo el talento que tenía en
sus manos le cambiarían la vida depositándola en un camino sin retorno,
un camino en el que el nombre de Selena sería el sello distintivo y el
centro para tanta gente, mucha más gente que su padre y su familia,
mucha más gente de lo que Selena se hubiese imaginado que podían
observarla y quererla tanto…
Es un minuto. Sólo un minuto. Un minuto en el que nos pone en el cenit o
nos sucumbe en el infierno. Un minuto en el que nos encontraremos en el
mayor de los éxitos o en la crueldad del destino. A los 6 años Selena
tomó una decisión que marcó el destino suyo y el de su familia. Ver que
su padre cambiaba radicalmente su vida y la de su familia, saliendo del
letargo de una familia convencional a otra que se movía de un lado para
otro en un bus en busca de lograr el viejo sueño americano, debe haber
sido muy fuerte y hasta traumático para Selena. Pero la sensibilidad y
la pureza de su niñez le deben haber indicado que ése era su camino y
ése era su destino. Tal vez no era la mayor ambición de la niña Selena.
Tal vez esa decisión le hizo pensar que su sueño de ser diseñadora debía
ser postergado para más tarde, para otro momento. Al menos había logrado
volver a ser la baby de la familia y el centro de la atención. Ése era
un tiempo en el que había que poner todo el sacrificio y el Amor en
nombre de la familia. Selena sabía que una vez que lograra el éxito, que
pudiera cumplir el viejo anhelo de su padre en el que Los Dinos lo
pusiera en el negocio de la música para vivir en él, podría cumplir el
suyo. Por eso, mientras cantaba de pueblo en pueblo, de fiesta en
fiesta, de concierto en concierto, Selena armaba sus diseños y pensaba
que todas sus ideas plasmadas en tantos dibujos serían realidad, y que
todo el mundo se vestiría con sus diseños y con sus ideas. No era ése el
momento para perturbar a su padre con esas ideas. Lo tenía claro. Tal
vez esa percepción y la intuición innata que tiene cada ser humano al
nacer decidieron ese comportamiento, y no dejarse llevar por caprichos,
y arrebatos pasionales y quisquillosos ... Esa percepción e intuición
que muchas veces se pierden cuando uno es adulto ... Intuición y
percepción que perdió Selena en un minuto cuando ya era tarde … Por lo
pronto, la pequeña Selena sabía que había que vencer el miedo a estar
frente al público, intentar cantar y no tener temor al ridículo, de
ganarse a la gente con gracia y con carisma. Aprendió que su risa
contagiaba al público y que su dulce voz los hacía encantar. En el
escenario Selena aprendió a que debía ser como en su casa y con su
familia. Tenía que ganárselos día a día, con su presencia ser el centro
de todo y que en cada canción se jugara todo. Si los encantaba los haría
suyos y se instalaría en sus corazones. Si no era así, se quedaría sola
y en el olvido, y su familia sin rumbo y en la calle. Ésa era la
responsabilidad que tenía Selena, tamaña mochila que constituía una
fuerte carga que llevaba sobre sus pequeños hombros. Selena siempre tuvo
terror a quedarse sola, a que su público le diera la espalda, a no
sentirse querida. Los miedos, las alegrías, las sensaciones de Selena se
podían ver en cada una de sus interpretaciones. La vida nos enseña que
lo que experimentamos desde chicos nos queda para siempre y sella
nuestro destino. Con el tiempo quedó claro que no había dos Selenas: una
en el escenario y otra fuera de él. Si hay algo que con el tiempo quedó
en claro es que la Selena que estaba dando su mejor concierto era la
misma que estaba en su casa, con su familia, en cada ámbito. Ésa tal vez
haya sido su mayor virtud y por ello haya sido tan querida por la gente…
Un minuto en la vida de Selena era lo suficientemente importante como
para saber que no había que perderlo, que no había que dejarlo pasar,
que no había que desperdiciarlo en nimiedades ni en cosas sin sentido.
Selena no era conformista. Ella no quería dormirse en los laureles. No
era precisamente de aquellas personas que podían quedarse largo tiempo
no haciendo nada o no realizando algo productivo para sí. Tal vez ni
siquiera haya tenido la oportunidad de vivirlo. Hasta nos puede resultar
novedoso ver a Selena en una foto en la que se la vea en un lugar fijo
haciendo tareas hogareñas. Selena era muy pequeña cuando tuvo que
empezar a cantar hasta altas horas de la noche en el restaurante de su
padre. Selena estuvo más tiempo arriba de un bus que en un piso de una
habitación de cualquier casa convencional. Selena aprendió a vivir
arriba de un móvil que hacía de habitación, de cocina, de colegio, de
lugar de sueños. Esa realidad, que por momentos fue bien dura, le hizo
ver a Selena que no podía quedarse quieta, que tenía que hacer el mayor
de los esfuerzos pero también tener el mayor de los ingenios para no
vivir para siempre allí y para tener una vida mejor. Nunca dejó de
pensar, mientras crecía como mujer y como artista, que ella quería
llegar a la cima, cumplir su sueño, tener su propia casa, su propio
lugar, su propia familia. Más de una vez en alguna noche, cuando todos
dormían, las voces se callaban, las risas cesaban, cuando sólo se
escuchaba los ruidos del motor del bus, y se veían de lejos las luces de
la ciudad y la figura del padre manejando el móvil y guiando el destino
de su familia, Selena se daba permiso para estar largo tiempo mirando
las ventanas, para permitirse ser ella misma en silencio, y prometerse
una y otra vez que iba a lograr sus sueños y todo lo que se había
propuesto hacer. Una y otra vez surgía ese impulso que tuvo a los 6 años
y que marcó su destino. En toda su vida, en su corta e intensa vida,
Selena aprendió a ver y a sentir el valor de una decisión a tiempo, en
un minuto y a puro impulso. Y durante mucho tiempo Selena sólo aprendió
a ver que eso siempre le había dado un muy buen resultado. Tal vez por
eso lo decía públicamente, como algo natural, como algo lógico, lógica
que no era muy entendida por algunos conductores que la entrevistaban.
Tal vez muchos no podían entender que a los 23 años Selena pensara y
dijera públicamente que no podía estar un minuto sin hacer nada, y sin
hacer algo para con su carrera y para con su sueño. Muchos que se
acostumbran a vivir la vida siendo sólo espectadoras y sin vivirla, y
que creen que la vida esta marcada por un guión que le dictan otras
personas, les parecería raro que alguien les dijera que primero debía
llegar a cumplir sus sueños como cantante y artista, y luego pensar en
la vida convencional y en agrandar la familia como lo hacen todos y como
lo deseaba también Selena. Tal vez les era inentendible precisamente
porque no sabían bien la historia de Selena, todo lo que tuvo que hacer,
todas las privaciones y padecimientos que debió soportar para llegar a
ser alguien en la vida. Muchos sólo ven el final de la película mas no
el comienzo. Cuando las cosas se ven con ese prisma y con esa realidad,
muy pocos entienden la dimensión de una artista y todo lo que ha logrado
sin que ellos lo advirtieran. La vida no es sólo lo que se muestra en la
televisión o en Internet. La realidad no es sólo lo que nosotros vemos.
Tal vez por esas erróneas interpretaciones muchos no llegaron a advertir
lo que Selena era para tanta gente y terminaron creyendo que su fama se
debió a la tragedia, a cuando nos dejó, por las circunstancias que
rodearon a ese nefato día…
Selena vivió en un ambiente que le enseñó que éste es un mundo que no
pertenece a tibios o a indecisos, que éste no es un mundo para los que
no saben encarar cada instante de la vida con decisiones siendo lo más
auténtico y personal posible. Para los que lo saben vivir, saben el
valor de un minuto. Un minuto para ellos es lo suficientemente
trascendental como para no dejarlo pasar. Un minuto sirve para avanzar
un poco más o para volver las cosas en su lugar si se apartaron del
camino. Un minuto es valioso, pero no siempre el minuto en el que se
tomó una decisión es el que nos llevará a buen puerto. A veces puede ser
fatal. Las decisiones por impulso tienen eso, que no se piensa mucho. Y
en la vida a veces hay que pensar, pensar hasta para tomar una decisión
que puede cambiar la vida. Fuerza, energía, intuición, impulso. Así era
Selena. Selena sabía que las oportunidades a veces son pocas y hay que
aprovecharlas al máximo. Cuando Selena decidió casarse lo hizo por
impulso, pero pensando en que si no lo hacía sería el fin… No es que ésa
fuera la situación ideal de Selena para casarse. No era ése el mejor
momento elegido. Pero Selena sabía que se jugaba todo en ese instante.
Si se dejaba llevar por la tozudez y arbitrariedad de su padre, si se
dejaba llevar por el conformismo de su novio, si se dejaba llevar por el
temor de su familia, Selena sabría que era el fin: el fin de su carrera,
el fin de sus sueños, el fin de su familia. No podía dejar a Chris. Era
su Amor, lo que quiso toda su vida, lo que postergó siempre … ¿Cómo
dejarlo pasar? ¿Cómo seguir con ganas si lo que daba sentido a todo
debía dejarlo? Selena sabía que se jugaba la vida, porque significaba
enfrentarse a su padre con todas las consecuencias que ello implicaba.
Pensarlo mucho, buscar un acuerdo, conformar a todo el mundo no la
llevaría a ningún lado. Selena, tan fiel a su espíritu y a lo que
siempre aprendió, en un minuto decidió hacer lo único que sentía que
podía hacer. Un minuto más que dejara pasar podía significar la muerte
para ella. Y ella quería vivir y ser feliz, y ser Selena y que fuera
reconocida como tal. Por eso arrastró a Chris y decidió casarse en
secreto. Era la única salida que encontró para seguir cantando, para
seguir en armonía con su familia, para tener a su gran Amor que la
contenga y para cumplir su sueño de diseñadora. No había tiempo que
perder. No se lo podía permitir. Una persona tibia y sin pasión se
hubiese quedado sin acción e infeliz. Selena no era así. Selena era
especial, dentro y fuera del escenario. Y aunque su vida estuviera en
juego, no iba a dejar pasar su oportunidad para vivir la vida como se
merece, para tener un futuro sin privaciones y sin arrepentirse por no
haberlo intentado, por haberse quedado en el conformismo y lamentarse
por no haber hecho todo para ser Selena. El día que se casó Selena se
ganó para siempre su lugar … En una decisión de un minuto…
Cualquier cantante espera estar en lo más alto para arriesgarse a hacer
otra cosa, emprender otra empresa que pasee su nombre por todo el mundo.
Muchas artistas hasta esperan el ocaso de sus carreras para lanzar su
línea de ropa o lanzar su perfume personal. Muchas artistas hasta
esperan tener sponsors que le solventen su proyecto personal … No fue el
caso de Selena. Tal vez hasta cualquiera de nosotros le hubiese
aconsejado que antes de lanzarse al negocio de la moda, que era su viejo
y auténtico anhelo, esperara a su éxito mundial, a ganarse el mercado
anglosajón, triunfar con sus conciertos en toda América latina. Hubiese
sido un consejo normal para una artista convencional que sólo da pasos
seguros y con asesoramiento de muchos consejeros … No era el caso de
Selena. En cuanto logró un éxito arrollador en Monterrey, en cuanto
empezó a recibir premios y reconocimientos fuera del área de Texas,
cuando recibió el Grammy, un premio muy difícil de lograr en aquellos
tiempos para cualquier latino, en cuanto comenzó a ser convocada para
hacer cine y telenovelas, cuando los principales entrevistadores y
periodistas de México y Estados Unidos comenzaron a buscarla para
escucharla hablar y cantar, Selena no dudó y en minuto puso en marcha su
viejo sueño de ser diseñadora. No importaba si no tenía experiencia. No
importaba si aún no tenía los fondos suficientes como para solventar una
eventual pérdida. No importaba si su padre no estaba convencido de
tamaña decisión. Lo importante era que ella estaba decidida, y estaba
dispuesta a lanzarse a lo grande. Primero decidió abrir su primera
tienda de moda, denominada “Selena Etc.”, en Corpus Christi. Al poco
tiempo abrió su sucursal en San Antonio. Y ya pasaba por su mente abrir
sus locales en Monterrey y México DF. No había tiempo que perder. Así
pensaba Selena. Ella no concebía la idea de esperar. Siempre estuvo
acostumbrada, y más estando en pleno éxito, a que lo que se le pasaba
por la cabeza había que hacerlo o al menos intentarlo. Y ése era el
momento, su momento. Enseguida armó un equipo de trabajo para hacer
marchar su empresa, su sueño. Tal vez no meditó bien si todos los
componentes de su equipo eran los mejores para ocupar los lugares que
Selena les asignó, pero ella se manejó como hizo su familia con Los
Dinos. Decidió armar un equipo, una familia, con gente de su confianza,
para hacer posible su sueño de muy pequeña. Y en un minuto puso en
marcha una empresa sin medir las consecuencias, sin siquiera pensar si
estaban todos preparados para emprender tamaño emprendimiento. Pero
Selena era un fiel y auténtica Quintanilla. Era una fiel hija de su
padre. E hizo como él cuando decidió armar la banda Selena y Los Dinos.
Pero hasta allí todos seguían el sueño de él. Ahora se trataba de que
todos siguieran su sueño, y como si intuyera que no tenía mucho tiempo,
llevó a cabo su viejo anhelo sin pensar si no era mejor consolidar su
propia base artística para que su carrera de diseñadora fuera en el
mismo sentido y el éxito fuera doble. Lo hizo en un minuto, y en un
minuto no todo puede verse y apreciarse con claridad…
Fueron varios minutos. Fueron varios minutos en los que Selena siempre
supo que decidiendo con impulso y firmeza las cosas salían bien siempre
y le habían dado buenos resultados. Selena, como todos los Quintanilla,
siempre fueron de frente con sus ideas y sus convicciones. Selena
aprendió de su familia que se puede ir en la vida diciendo lo que se es
y lo que se piensa. Nunca pensó si acaso otros que estaban bien cerca de
ellos no eran como su familia. Selena siempre se acostumbró a que con la
verdad, con sinceridad, con seguridad y con saber tomar decisiones de
momento con pasión e intuición tenían el camino asegurado para lograr el
éxito. Pero la vida no es como ella lo pensaba, y tal vez lo aprendió en
ese minuto fatal del 31 de marzo. En la vida hay muchos que son como
esos jugadores de ajedrez que estudian bien cada jugada, miran al
adversario, aprenden sus movimientos y observan sus debilidades,
mientras ellos ocultan las suyas. Y pueden estar mucho tiempo actuando
como si nada esperando ese momento en el que le den jaque mate al
adversario y no le dé más tiempo para nada. Selena y su familia jamás
imaginaron que habían confiado en un ser tan frío y calculador que no se
manifestaba cotidianamente con ellos como tal. Nunca pensaron que esa
persona era así. Selena y su familia siempre confiaron en sus fuerzas,
en sus nobles armas, en sus convicciones, yendo con la frente en alto
con la verdad y con total sinceridad para vencer cualquier problema.
Nunca se les ocurrió que para sobrevivir en este mundo de jungla a veces
no hay que mostrar todo el juego, que a veces hay que tener cuidado y
saber lo que hace el otro para no salir perjudicado. El padre de Selena
nunca pensó en ello y por eso no se los enseñó a sus hijos. Y mientras
ellos creyeron que con la verdad y poniendo la cara sabrían sortear sus
problemas con esa mujer, se encontraron con que esa nefasta persona
tenía un plan … Y también un plan B, que no dudaría en ejecutarlo
llegado el caso. Selena siempre tuvo sus grandes decisiones en un minuto.
Y como todo en la vida, a veces salían muy bien y otras muy mal.
Mientras tanto, otras personas podían estar toda la vida tomando
decisiones “con la paciencia de la araña” para que en un minuto, en un
minuto pensado y estudiado, decidir ejecutar su plan, el A, el B o el
que sea. Ese 31 de marzo Selena tomaría en un minuto una decisión que le
sería fatal. Del otro lado la esperaba una persona dispuesta en un
minuto a acabar con todo, pero esperando hasta último momento lo que más
le convenía hacer. Tal vez Selena y su familia debieron aprender que no
todo se decide en una jugada, en un instante. En ese momento de su vida,
cuando tenía tanto por hacer y tantos sueños que cumplir, Selena debió
haberlo pensado y no dejarse llevar por un impulso … en un minuto, un
minuto que la llevó a su cruel destino, un minuto del que las
consecuencias de tamaña decisión Selena las aprendió cuando era tarde,
cuando el dolor se apoderaba de ella mientras corría hacia el lobby del
Days Inn en busca de alguien que la sacara de semejante horror…
En un reportaje entrañable Selena se permitió adelantar en un minuto un
tema que pensaba grabar en el futuro. Se llamaba “I’ll never fall in
love again” (“Oh, no”). Se podía ver en esa voz, en su cara, en su
expresión todas las ganas de hacer, todas las ganas de llegar a ser
alguien en la vida. Bastó un minuto para ver lo que Selena fue, era y
podía ser. Fue sólo un minuto, otro minuto que nos regaló Selena. Pero
en ese instante fatal de ese día nefasto en un minuto todos los sueños
condensados en esa voz, en esa ilusión se diluyeron como el agua … sí,
en un minuto. Si tan sólo hubiese habido un minuto de reflexión, si tal
vez hubiese habido un minuto en el que Selena se diera cuenta de quién
era y a dónde quería llegar. Si en ese minuto hubiese pensado en ella y
no en los demás. Si en ese minuto le hubiese avisado a Chris. Si tal vez
en ese minuto alguien de su familia la hubiese llamado o alcanzado. Si
en un minuto su familia hubiese pensado en que no había tiempo que
perder para seguir con el proyecto a la fama mundial. Si en un minuto
alguien de la disquera se hubiese planteado que debía convocar a Selena
para seguir difundiendo su futuro disco en inglés. Si en ese minuto se
hubiese pensado en el concierto del día siguiente en Los Ángeles. Si en
ese minuto se hubiese pensado, se hubiese reflexionado … Si en ese
minuto no se hubiesen dejado llevar por la pasión, por querer solucionar
lo que no era un problema de Selena. Si todos en un minuto hubiesen
estado a la altura de las circunstancias y hubiesen priorizado aquello
por lo que tanto soñaron, en vez de dejarse llevar por nimiedades que
terminaron siendo fatales. Si en ese minuto todos hubiesen pensado en lo
que Selena era y significaba, y en lo importante que era para ella ese
año, entonces ella no hubiese estado sola. Nunca Selena hubiese estado
allí con esa persona y en ese lugar cuyas consecuencias aún hoy nos
preguntamos cómo pudieron haber sido posibles. Un minuto, un minuto que
fue también parte de lo que fue Selena, su historia, su idiosincrasia,
su forma de ser. Tal vez uno hubiese deseado que en ese instante Selena
no hubiese sido ella, hubiese pensado como otra persona, hubiese sido
hasta más egoísta y más estrella creída que no estaba para atender
caprichos de fans o urgencias de amistades. Hubiese sido mejor. Pues hoy
estaría entre nosotros. A veces en la vida no hay que mostrar lo que uno
es para llegar al destino deseado siendo como uno realmente es. Más en
el mundo de la música, que muchos dicen conocer, pero que cuando tienen
que actuar como se debe no actúan a la altura de las circunstancias, y
de las exigencias de los grandes y talentosos…
Un minuto. Un minuto me bastaría. Sólo espero que Dios me dé un minuto,
un minuto para salvarte, Selena, un minuto para que tengas tu
oportunidad. Sólo me bastaría un minuto y menos que eso para reparar
tanto daño, para devolverte la vida, para cambiar la historia de la
música, para darte la vida que te mereces. Un minuto, un minuto para que
sepas que a veces hay que pensar en uno para no salir tan lastimado,
para que veas que por pensar tanto en los demás, terminas siendo la
única protagonista de tu historia que no está entre nosotros, Un minuto
para que sepas que en tu historia la única importante eres tú. Un minuto
para que sepas lo valiosa que es tu vida y que sólo tú la puedes
defender. Un minuto para que no nos dejes tan solos estando tú tan sola…
Yo sólo quiero que vuelvas, Selena. Yo sólo quiero que vuelvas a ser
feliz. Y seguiré creyendo que eso es posible. Que nada es imposible. Que
todo se puede lograr. Yo sigo esperando tener ese minuto, ese minuto en
el que tú, Selena, vuelvas a tener la oportunidad de vivir, esa
oportunidad que una insensata te quitó …en un minuto…
Yo sólo pienso en ti, Selena. Mi vida está sólo dedicada a que nadie se
olvide de ti, y para que todos sepan lo que tú eras como artista y como
persona…
¡¡Devuélvenos, Dios, devuelve a nuestra Selena aunque sea por un ratito!!
Dame, Dios, la posibilidad de verla, de saber que hay esperanza, de que
hay una ilusión que no se circunscribe a esperar a que haya vida después
de la muerte. La esperanza para mí radica en saber que veré algún día a
Selena, que Selena estará allí en algún lugar esperando la felicidad
suprema, la dicha eterna con todos los que la han sabido amar y apreciar.
No hay nada más terrible, Dios mío, que sentir el silencio de Selena …No
tener ninguna señal de ella, ni escucharla y verla sonreír … No sabes lo
triste que es el mundo desde 1995, desde aquel fin de marzo, de ese día
sin sol y con olor a lluvia en el que mi querida Selena se fue sin
despedirse, en un acto que nunca lo hubiese efectuado si hubiese
dependido exclusivamente de ella. No sabes lo que es estar sin vivir sin
Selena, sin escucharla, sin verla, sin poder apreciar su talento, sin
gozar de su música, sin ser felices viéndola contenta, riendo siempre,
siendo optimista con todo lo que tú le ofrecías. No sabes el valor de
tener a alguien que nos enseñe que todo se puede lograr, que allí está
alguien para demostrarnos que un mundo es posible, que se puede ser
feliz con poco pero siempre pudiendo lograr todo a base de sacrificio,
de empuje, de ganas, de Amor, de talento, de esperanza. Tú no sabes lo
que es no ver a Selena con su sonrisa. No sabes la tristeza que me da no
verla a ella. Yo no soy envidioso ni mucho menos, pero no sabes lo que
me provoca ver triunfar mundialmente a muchas artistas siguiendo el
camino que supo trazar Selena, cuando nadie lo había hecho en aquellos
tiempos, tiempos en los que ni siquiera se imaginaba que la música
latina tendría la importancia que tiene ahora en el mundo, tiempos en
los que la Revista People en Español cumplió 15 años gracias a Selena y
ella nunca lo pudo apreciar... No sabes lo que me provoca no ver a
Selena en ese lugar que tienen otras artistas, ese lugar que debería
tener ella, ser de Selena…
Dios, tal vez tú lo sepas por la certeza que tienes de ti y de todo lo
que tú has sabido crear, pero tal vez no sepas lo que sentimos algunas
de tus creaciones. Nosotros los humanos tenemos terror a la muerte,
terror a sentir lo que es la no existencia, qué será de nosotros cuando
ya no estemos aquí. Aunque sepamos de tu existencia, aunque creamos en
ti, aunque confiemos nuestro cuerpo y nuestra Alma a ti, tenemos un
terror supremo al instante del pase entre nuestra estada aquí y el ir a
tu encuentro. Ya el sólo pensar que hubo un mundo de millones de años
sin saberlo, ni sentirlo ni imaginarlo, nos produce pavor. Pero creeme,
Dios, que más temor me da no saber nada de Selena, no saber dónde está
ni qué estará haciendo. Más me da miedo no tener la seguridad de si
Selena está en tu Reino o en algún lugar del universo …Tú sabes que, más
allá de dónde iremos cuando dejemos este mundo, dejamos nuestro cuerpo
aquí, y sabes también que, lamentablemente, en estas tierras tuvimos que
ver a Selena en esa situación. Tú sabes, Dios, que hace muy poco te
llevaste a un ex presidente de mi país. Cuando vi que su familia decidió
exhibir al público el cajón cerrado, recordé lo que pasó aquel horrible
día del 3 de abril de 1995. Aquí también se pensó por qué estaba el
cajón cerrado, aquí también se dudó de la veracidad de la información,
más que nada tratándose de un tema tan delicado y sensible en mi país
como lo es el político. Sin embargo, y por suerte, nadie pensó que había
que abrirlo para certificar el triste dato para los incrédulos y los
críticos, o para aquellos que lo iban a despedir con sentimiento. Todos
por suerte creyeron que aquello era cierto y no pensaron que era
necesario exhibir la triste realidad para que todos pudiéramos padecer
aquella terrible e impactante muestra del destino. A veces pienso, Dios,
cómo no te apiadaste aunque sea en ese tema con respecto a Selena. A
veces pienso por qué al menos no le hiciste recapacitar a su padre para
hacerle ver lo innecesario que era exhibir la triste realidad ante todos
los que amaban a Selena. Nadie sensatamente iba a pensar que aquello
podía ser falso. La gente no es ilusa frente al genuino dolor. Lo capta,
lo siente, lo percibe. Bastaba con ver los rostros desencajados de una
familia destruida con un padre tratando de recomponerse hablando y
alentando a cada uno de sus parientes ... Bastaba ver el llanto de la
madre, la mirada perdida del esposo, el dolor de la hermana, la
incredulidad del hermano para saber que aquello nefasto era,
lamentablemente, una realidad, una densa realidad. Que no había
necesidad de demostrarle nada a nadie. Sólo eso sería necesario hacerlo
con gente con malas intenciones, con dudosas motivaciones, y con poco
para dar y ofrecer. Pero tratándose de Selena, a esa gente no había que
decirles ni probarles nada. A esa gente es mejor no hablarle. A esa
gente sólo se le responde con lo hecho en la vida. Ni ellos ni Selena
tenían que demostrarles nada. Sus hechos hablaban por sí solos. Su obra
y su honestidad hablaban por ellos, se estuviera de acuerdo o no con lo
actuado, fueran admiradores o no de nuestra Selena…
Cuando siento la realidad y la crudeza de la vida me pregunto para qué
estamos, para qué vivimos, por qué estamos aquí, si realmente tiene
sentido todo esto. Se supone que estamos aquí para vivir y sentir la
vida hasta lo máximo. Se supone que estamos aquí por un deber supremo
que tú, Dios, nos dictaste y debemos cumplir si queremos estar en el
preciado paraíso. Se supone que todos los días debemos encarar la vida
con Amor, con alegría, con optimismo. ¿Pero cómo se puede encarar así la
vida si aquello tan lindo que tú creaste, Dios, no está? Todos los días,
Dios, espero a Selena, espero que me certifique que no está todo perdido,
que el mal no triunfa siempre, que no siempre tú te llevas a los buenos
y nos castigas dejándonos a los malos, a los perversos, a la gente de
pobres corazones. ¿Cómo quieres que me sienta sabiendo que esa mujer que
le quitó los sueños sigue compartiendo nuestro mundo y Selena no? ¿Cómo
quieres que me sienta viendo que esa mujer puede al menos vivir un
tiempo que Selena ya no puede sentir, nunca se haya arrepentido de lo
hecho y hasta se permita decir cosas que manchan el buen nombre y honor
de Selena? ¿Acaso, Dios, no te apiadas ante tanta maldad, ante tanta
locura, ante tanta sinrazón? ¿Acaso no te da pena que todos los que
amamos a Selena tengamos que soportar tamaña burla del destino que tú
supiste forjar? ¿Acaso no quisieras darle la posibilidad a Selena que
pueda contestarle o al menos decirle unas palabras, palabras que nunca
pudo pronunciar cuando recibió tu llamado del modo más doloroso y cruel?
¿Acaso no sientes culpa de haber permitido que Selena se haya ido tan
joven de este mundo? ¿Acaso no hubieses querido ver hasta dónde hubiese
llegado Selena con su voz, con su talento, con su esfuerzo, con sus
sueños, con sus enormes ganas de vivir? ¿Acaso no te ha conmovido el
saber que has permitido que se vaya de este mundo a alguien tan
especial, cuyas cualidades son imposibles de hallar en otras personas?
¿O acaso crees que un ser tan particular como Selena es fácil de
reemplazar? ¿Acaso crees que el que quiere a Selena puede amar
fácilmente a otra artista del mismo modo que lo hizo con ella
entregándole su corazón y su Alma? ¿Acaso crees que es cuestión de
hacerles creer a algunas artistas y a sus familiares con que pueden ser
las “nuevas Selenas” y con ello hacer posible semejante hecho? No, Dios.
Tal vez ni tú sepas lo que significa para todos nosotros Selena. Para
nosotros ella es única e irrepetible. Sólo querríamos verla a ella
aunque sea imposible. Preferimos eso antes que ver a alguien que nunca
podría darnos lo que Selena nos ofreció con tanto Amor…
¡¡Dios mío, aunque sea danos la posibilidad de verla, de poder
expresarle a Selena todo lo que sentimos por ella, todo el Amor que le
profesamos, todas las marcas que dejó en nuestros corazones!! Lo nuestro
con Selena es Amor verdadero, es sentimiento genuino, es una comunión de
afecto que nació y se alimentó con todo los sentimientos que Selena supo
prodigar en la vida a través de sus conciertos, de sus temas, de sus
palabras, de cada acto de su vida, de cada expresión de Amor que tuvo
para con todos sus admiradores, para con la gente en general, para con
su familia. Lo que sentimos por Selena no es adoración o adulación ...
No es obsesión, no es un sentimiento enfermizo que nos hace creer que
Amor es posesión, territorio, objeto, egoísmo. Eso es lo que sentía
aquella mujer de pobre corazón, que a su vez tenía mucho odio y rencor.
A los que amamos a esa artista sin igual no nos alcanza con poder
expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena en una estatua, en una
foto o en una imagen, teniendo todas sus cosas, comprando todos sus
discos, teniendo todos sus objetos más preciados. Acaso tener todo eso
sea un paliativo, sea un oasis en el medio del desierto, una manera de
expresar nuestros sentimientos más nobles en el medio de la soledad, del
llanto, de la incredulidad y de no poder nunca aceptar este destino que
tú, Dios, le has reservado a nuestra Selena. Pero ninguno de nosotros
espera que esto sea lo único o lo máximo a lo que nosotros podamos
aspirar. Nunca podremos ser enteramente felices si no tenemos la
posibilidad de ver a Selena en este o en otro mundo, pues nunca podremos
aceptar que en toda nuestra existencia no podramos estar con Selena, ni
que ella no pueda seguir ofreciendo todo lo que supo dar en algún lugar
del universo. Tal vez, Dios, no te hayas dado cuenta de las
consecuencias de haber permitido que se le hiciera eso a nuestra Selena
… ¿Acaso a ti también te sorprendió que hubiera tanta gente que la
llorara? ¿Acaso a ti también te sorprendió que ella era mucho más
querida y apreciada de lo que tú podías imaginar? ¿Acaso tú pensabas
también que ella sólo era una artista del momento del que pronto se
olvidarían como tantos otros, como tantas otras cosas? ¿Acaso creíste
que el bendito paso del tiempo se encargaría de borrarla de la faz de la
tierra, de quitarla de los corazones que la aman de verdad? ¿Acaso
Selena era tan talentosa que hasta a ti te sorprendió dando mucho más de
lo que tú, que la creaste, pensabas que podía dar? ¡¡Entonces, Dios,
mírala, mírala bien!! Observa a esa mujer que hace 15 años dejó este
mundo, piensa en cómo se fue de aquí, medita lo que le dejó a esta gente
y sólo trata de ser justo con ella, con su vida, con su Amor y con su
historia. Tal vez eso te haga apiadarte de ella, tal vez seas tú el que
debas pedirle disculpas, mostrar que hasta tú también te puedes
equivocar, que tal vez seas tú el que le tengas que decirle a Selena que
ella es un ser tan divino que hasta te llenó de gracia a ti y que le
darás aunque sea una oportunidad, una oportunidad de que se vuelva a
encontrar con su gente, una oportunidad de que viva aquello que tanto
soñó y que no pudo vivir…
¡¡Mira, Dios, míranos a nosotros!! Piensa en lo huérfanos que nos hemos
quedado, en lo tristes que nos sentimos sin estar con nuestra Selena.
Piensa que no tenemos de ella todo lo que querríamos tener. No tenemos
la oportunidad ni aún hoy de ver y de apreciar todo el hermoso Legado
que ella nos dejó con tanto Amor, con tanto sentimiento, con toda el
Alma que dejaba en cada actuación. Al menos haz que Selena no sepa que
hay mucha gente mezquina que no permite que se vean todas las muestras
de sus antológicas actuaciones, que hay gente que antepone sus intereses
económicos, grupales y familiares a la hora de pensar en su recuerdo y
en todo lo que ella ha dado por su gente ofreciendo todo a cambio de
nada. Estoy seguro de que Selena estará bien triste de saber que buena
parte de su obra, la más valiosa, la que ha sabido ofrecer en conciertos
memorables, no está disponible en ninguna parte, que no se puede ver en
ningún lado conciertos de los que ella se sintió plenamente orgullosa de
haberlos ofrecido. Sé que Selena se sentiría bien triste de ver que la
gente que la sabe amar bien no pude ver muchas cosas de ella, y que no
se la recuerde de la mejor manera al no poderse apreciar qué es lo que
ella difundió públicamente a todo el mundo. Se sentiría bien triste de
ver que al no estar ella para poder ofrecerlo con su Amor, que todo el
mundo que la ama de verdad no tenga la posibilidad de disfrutarla con
todo lo que Selena brindó, que en las escuelas de los Estados Unidos y
de México no se enseñe su obra y no se la tome como ejemplo; que así
como ella difundía la música tejana y ofrecía en videos la posibilidad
de aprender la historia de su música, que ahora no se haga lo mismo con
ella, y que todo el mundo no se encargue de difundirla, y con ello
expresar y transmitir ese Amor que tuvo más de una generación por Selena
y de ella para con ellos. Ojalá Selena pueda ver y espiar lo que sucede
hoy en el mundo y que vea que todos se acuerdan de ella y que la
recuerdan con Amor. Ojalá Selena pueda ver que su Legado no está sólo
limitado al esfuerzo que hace la gente por recordarla y difundir su obra,
sino por todos aquellos que tienen todos los medios a su alcance para
ponerlos al servicio de lo que quiere y ama la gente. Ojalá que algún
día Selena pueda ver que ella unió a todo el mundo para que se la
recuerde con justicia, para que se la recuerde con Amor…
Piensa, Dios, que siempre habrá gente que podrá vivir y hasta morir
feliz si ve que todo tuvo un sentido, que todo tuvo un propósito. Dame
la seguridad y la esperanza de que Selena está allí contigo, que me
darás la oportunidad de que la pueda ver, de que está feliz y con la
sonrisa de siempre, contagiando con su optimismo y con sus ganas a todos,
hasta a ti mismo. Dime que algún día la veré y la podré abrazar. Dime
que algún día le podré decir todo lo que siento por ella. Dime Dios que
ella está contigo, y que sabe que la gente la ama y que la extraña. Dime
que aunque sea sabe eso para su felicidad y para que sepa que no ha sido
todo en vano. Dime que todo eso es posible, porque si es así no tendré
más miedo a la muerte, no tendré más miedo al destino, pues sabré que al
final del camino estará Selena, y nada me haría más feliz que al final
de mi vida, en el fin de mi existencia, podré encontrarme con ella, que
Selena será la cara visible del paraíso. Nada me haría más feliz que eso
sea así, pues entonces no sólo me daré cuenta del sentido de la vida.
También sabré para qué creaste todo esto, Dios. Lo entenderé
perfectamente. Y cuando abrace a Selena sabré que nada estuvo perdido,
habré recuperado la fe y la esperanza. Sólo, Dios, si me dices que
Selena es la última estación de mi ser podré dormir, despertar, vivir y
morir tranquilo, y en paz…
Sabes, Dios, que en cada noche, cuando recuerdo a Selena y le escribo
unas palabras, siempre imagino que ella está en un lugar observándonos.
Esa imagen, que está siempre en mi Alma, en mi corazón y en mi mente, es
el motor que me da fuerzas, que hace que haga todo por el recuerdo de
nuestra Selena. No podría recordarla sin tener la secreta esperanza de
que la podré volver a ver. No podría escribirle si no pienso que algunas
de mis palabras le llegan a su corazón. Y cuando escribo, cuando la
recuerdo, siempre imagino que ella está allí esperando que hagamos todo
lo posible para ser recordada con Amor. Esa es mi forma de recordar a
Selena, imaginando que no podría seguir estando con nosotros al ver que
la tenemos olvidada. Recuerdo a Selena y trato de que el mundo repare en
ella, la quiera como la quieren sus admiradores y le den el mismo cariño
que le doy yo, no dejándola sola y esperando que sólo esté acompañada
con su gente que la sabe querer y que le está eternamente agradecida. Y
siempre me imagino a ti, Dios, cuidando a Selena y esperando el momento
preciso en el que la devolverás a nosotros para que pueda volver a gozar
de todo aquello que supo sentir en todos los pueblos, en todas las
ciudades, en todos los países … Hace muy poquito tuvimos todos la dicha
de ver un video casi inédito de la representación de Selena en el
concierto de McAllen, Texas. Se la veía tan feliz ante tanta gente ...
Se la veía tan bien al ser tan querida por sus admiradores … Se la veía
tan feliz cantando … Hoy Selena está en algún lugar esperando volver
pronto por el Amor de su gente. Hoy nosotros, mientras miramos fotos y
recuerdos, esperamos cantar de nuevo y ser felices con Selena aquí.
Todos esperamos la dicha del reencuentro, la felicidad de vernos las
caras y de ser nuevamente dichosos. Pues todos nosotros tuvimos
solamente una posibilidad de ser realmente felices y fue con Selena aquí.
Es que todos nosotros esperamos volver a tener esa comunión de Amor con
ella, ese cariño inquebrantable, esa dicha permanente y feliz. Quiero
que sepas, Dios, que lo único que deseamos es volver a sonreír con ganas,
volver a estar contentos, volver a ser dichosos. Por eso te pido que nos
veas a todos y no pongas ningún reparo por encima del cariño, por encima
del Amor incondicional. Sólo espero, Dios, que escuches nuestros ruegos
y mires los ojos de tristeza de nuestra Selena. Sólo haz eso. Y si lo
haces, sabrás que habrás llenado de felicidad a mucha gente, lograrás
que Selena vuelva a reír y harás de éste un mundo feliz...
Por eso, Dios, te lo ruego, te lo ruego por Selena. Si quieres prescinde
de nosotros, no hagas nada para hacernos más felices. Reserva todo ello
para nuestra Selena. Es ella la que se merece todo, es ella la que
merece volver a ser feliz con el Amor de su gente…
Todos los días ruego por nuestra Selena … Todos los días espero ver un
mundo mejor por obra, gracia y, sobre todo, por el Amor que sólo ella
puede dar…
Uno lee las noticias del día y se entristece con lo que pasa en el mundo
y en los lugares en los que alguna vez Selena paseó su voz, su Amor y su
alegría. Es triste ver que muchos cantantes tengan temor de ir a lugares
porque estiman que no se sienten seguros de cantar allí. Es triste ver
que tal vez ellos no tengan la sensibilidad ni el Amor que tenía Selena
para apaciguar al más violento, de llenarle los ojos al que más
necesitaba Amor, que dejaba obnubilada a la gente que sólo seguía con
sus ojos a esa mujer que les ofrecía su Alma y sus sentimientos en cada
canción. Es lógico que esos artistas tengan temor, pero tal vez haya que
pensar qué pasó en estos años para que las cosas se pongan tan violentas,
para que la gente esté tan falta de Amor y se deje llevar por la
sinrazón. Acaso haya que pensar si con Selena presente la gente estaría
ocupada en lastimarse y en no escucharse. Se me dirán miles de
argumentos “razonables” que me indiquen la complejidad de las cosas y de
por qué se llega a determinadas situaciones. Se me dirá que una persona
hoy no podría frenar lo que pasa en el mundo. Se me dirá que alguien con
su presencia no podría impedir tanta irracionalidad. Pero hace 15, 20
años, Selena se paseaba de pueblo en pueblo en un bus dándoles lo mejor
de sí. Selena no era una mujer que mostrara opulencia u ostentación en
sus presentaciones, simplemente porque era alguien de origen muy humilde.
Selena vivió buena parte de su vida en la mayor de las carencias y
privaciones. Selena perdió mucho en su niñez y en su adolescencia.
Perdió más de lo que ganó. Y sin embargo, ella siguió adelante en el más
absoluto convencimiento de que ella podía con su dulce voz, con su Amor,
con su cariño, con su bonhomía. Selena estaba segura de que con su
honestidad podía dar vuelta la historia y hacer de lo imposible posible.
Y cantaba frente a un público que tenía las mismas privaciones y las
mismas expectativas que Selena. A ese público nadie le regalaba nada.
Ese público vivía días difíciles y tenía que trabajar duro para llevar
un plato de comida a la mesa ... Como Selena …Tantas privaciones y pocas
expectativas los podía haber llevado por el camino del odio y del rencor.
Y sin embargo, esa gente no se amilanó y siguió creyendo. Y es cierto
que para creer uno tiene que tener un rumbo, un horizonte, un modelo a
seguir, alguien que los represente y que con su presencia los llene de
alegría y les permita levantarse cada día con fe, con ganas, con
optimismo, con sentir el placer de vivir cada minuto del día hasta lo
máximo. Y esa gente tenía a Selena, veía a Selena, saludaba a Selena,
hablaba con Selena ... Selena estaba ante ellos y representaba como
nadie la esperanza, la felicidad y la fe. Estando Selena hasta lo más
duro y lo más difícil se podía encarar de otro modo. Estando Selena nada
era insoportable ni duro de sobrellevar. Se dejaban de lado el odio y el
rencor. No había lugar para la tristeza y el llanto. No se iba por el
mal camino y los malos ejemplos. El único camino posible lo daba Selena.
Selena era sencillamente la encarnación de la esperanza…
A veces en la vida uno toma la verdadera dimensión de la pérdida cuando
aquello que se tiene tan a mano deja de estar. Esa gente que tanto
quería a Selena y tanto la apreciaba se quedó sin ella, y en minuto se
le borraron la sonrisa, las expectativas, el futuro. De pronto tuvieron
que asumir algo del cual no estaban preparados. Hoy en día hay gente que
no puede creer lo que ha sucedido ni lo quiere aceptar. Por eso duele a
veces que el paso del tiempo nos permita borrar lo que significó Selena
para tanta gente. Es increíble que incluso haya muchos que duden sobre
si Selena era tan popular o no, tomando como referencia si en su ciudad
o si en su país era tan conocida o no. Es increíble que haya gente que
piense que la partida tan temprana de una artista genere popularidad por
sí sola. Desde luego que las muertes potencian las cosas pero no las
inventan. Si la artista ya era conocida, entonces su imagen se
potenciará. Pero si no lo era y encima no era tan querida, entonces
quedará poco de ella. Es como las tablas de multiplicar. Uno puede
multiplicar cualquier número por otro y tendrá un valor. Ahora si ese
número se lo multiplica por cero, será siempre cero el resultado. Si el
artista tiene valor cero para la gente, nada quedará de ella. Pero si
quedó algo de valor, y si ese valor es grande, entonces la magnitud de
la pérdida se notará de inmediato. Pero parece que el destino siempre
quiso que muchos medios de comunicación fueran corriendo varios
kilómetros atrás de la verdadera fama de Selena. Porque ellos la
descubrieran en gran escala entre 1994 y 1995 no quería decir que Selena
empezó a ser muy popular recién en esos años. Ya lo era desde hace mucho
en Texas y en Monterrey. También en los pueblos, ciudades y Estados
circundantes. Esa realidad explica que su partida haya agigantado su
figura a niveles increíbles. Basta con ver lo que pasó con muchos
cronistas de las más afamadas cadenas televisivas de Estados Unidos y
México. Cuando ellos tuvieron que trasladarse de urgencia a Corpus
Christi, al principio dudaban de quién se trataba. Luego al darse cuenta
de quién era, supieron que se trataba de alguien importante, pero
imaginaron que se encontrarían en la ciudad con una reacción acorde a su
visión de las cosas, a la visión que se tenía de lejos de Selena. Cuando
llegaron allí, encontraron una multitud y un dolor que ellos no
imaginaron que iban a tener que enfrentar y sentir. Ellos pudieron
percibir y sentir en carne viva la dimensión de la pérdida, de un pueblo
shockeado por la noticia y por lo que significaba la pérdida de Selena
para ellos. Y esos cronistas terminaron llorando como uno más de
aquellos fans y admiradores. Esos cronistas pudieron ver que Selena no
era un “boom” a partir de ese momento. Selena era una realidad de hacía
mucho tiempo. Y ese dolor era el fiel reflejo de la pérdida de alguien
tan popular y, sobre todo, tan querido, que se había ido tan absurda
como tempranamente…
Uno cuando ve la realidad de este mundo, pero fundamentalmente observa
las cosas terribles que han sucedido en estos últimos tiempos, no puede
evitar pensar si esto hubiera sido posible con Selena presente. ¿Uno
podría imaginarse que lo sucedido con las Torres Gemelas se hubiese
producido con Selena presente? ¿Uno podría imaginarse si los desastres
naturales y las insensateces perpetradas por el hombre a la naturaleza
se podrían haber dado con Selena aquí entre nosotros? Aquellos lugares
en los que supo dar Selena todo su Amor y todo su cariño, y que hoy
estás sumidos en la más absurda sinrazón y muerte, ¿podrían tener
semejante grado de violencia con Selena presente? Allí es cuando uno
toma conciencia de lo que se ha perdido y de cuáles han sido las
consecuencias. Con el paso del tiempo uno empieza a notar cómo ha
reaccionado el mundo sin tener el Amor de Selena que lo calme y lo lleve
por el buen camino. A veces uno se queda en lo que Selena no ha podido
vivir, que ya es mucho. Pero es más doloroso cuando uno empieza a ver
qué ha sucedido con la gente que ha aprendido a tener alegría y
esperanza con Selena, y que el odio y la violencia se la sacó
abruptamente. Con el tiempo la gente aprendió a ver las cosas sin futuro,
con resignación y con bronca contenida. La gente dejó de sonreír, de ver
un futuro sin buenas expectativas. La gente era feliz con Selena.
Siempre vio en Selena la encarnación de sus sueños. La gente dejó de
lado su frustración de no poder lograr sus anhelos viendo a Selena
cumpliendo los suyos. La gente le dio su corazón y su Alma a Selena para
ser partícipes de su felicidad, de sus triunfos, de sus proyectos. Y un
buen día se encontró con que el odio, la falsedad, la frialdad y la
necedad de una psicópata se llevaron a Selena y con ella sus
expectativas, sus corazones, sus sueños, sus vidas, su felicidad. La
gente recibió en ese acto la peor lección: que el ser trabajador,
honrado, talentoso, lleno de Amor, de cariño y de esperanza no es
garantía de nada. La gente vio que una oscura y maligna persona pudo más
que el Amor y el talento de una persona, que la fuerza y voluntad de una
familia, y que el cariño de tanta gente. Hombres y mujeres aprendieron a
ver lo injusto de la vida, y de cómo a pesar de la cárcel la asesina se
sigue riendo de ellos y de Selena. La gente a partir de aquel nefasto
día aprendió a levantarse sin salir nunca del asombro, del enojo y del
llanto. Y cuando la gente pierde las ilusiones y se queda mascullando
bronca, se empieza a dar un caldo de cultivo para que la violencia y la
sinrazón se apoderen de ellos y se instalen en sus tierras para siempre.
Habrá que pensar hasta qué punto lo que se ha hecho con Selena no tiene
que ver con la dura realidad de hoy. Habrá que ver si la que planificó
quitarle los sueños a nuestra Selena no ha originado un ambiente de odio
y de rencor del que nunca, nunca, se saldrá…
Hay determinados hechos en la vida que pueden cambiar el rumbo de las
cosas. Uno siempre recuerda con Amor aquel Grammy que ganara Selena en
1994 y que fuera determinante para que su carrera artística tomara un
rumbo y una dimensión inusitados. El impulso que la vida artística de
Selena tomó desde ese premio se muestra no sólo por el éxito de ella con
el disco “Amor prohibido”, que se editara poco tiempo después, sino
porque ese importante premio hizo que muchos productores musicales,
televisivos y del cine dieran cuenta de Selena, se fijaran en ella y se
encontraran con un diamante en bruto con todo para explotar. Lo que
significó Selena ese 1994 para México y Estados Unidos se puede ver en
cada concierto de Selena, en cada aparición televisiva, en la presencia
de Selena en novelas, en películas, en comerciales, en su mayor
participación en los grandes medios. Selena ya hacía rato que había
dejado de ser la Reina del Tex Mex. Selena ya era una artista importante
de renombre mundial. Su sola fama la depositó en Centroamérica y la
repercusión de sus actuaciones allí generaron un efecto rebote en muchos
países de Sudamérica. En Venezuela y en Colombia, y más tarde en Perú,
se enamoraron de ella sin siquiera haberla tenido en sus tierras. Y
siempre la esperaron para expresarle todo su Amor. Y aunque la desgracia
y la insensatez le impidieron poder disfrutarla con su presencia, en
esas tierras jamás se olvidaron de ella y todos los años le hacen toda
clase de homenajes. Ellos no la vieron, y sin embargo la recuerdan y la
veneran como si Selena siempre hubiese estado con ellos. Es que Selena
ha generado eso en todo el mundo, y lo logró con un Amor y un
sentimiento que no es captado por la miopía de tantos que creen que
Selena no había generado tanto, que no era tan conocida. Es esa gente
miope que cree que todos ven como lo perciben ellos, que creen que
Selena tuvo consideración después de aquel nefasto día. Creen que la
realidad es lo que le marcan sus ojos y lo que sienten sus almas que no
se llenaron con el Amor de Selena …que nunca vieron un recital de
Selena, o que si lo vieron, lo subestimaron, en la creencia de que lo
que ella había generado terminaría siendo algo temporal y sin ninguna
proyección. Esas almas no sabían lo que era Selena, lo que generaba en
esos famosos conciertos de Monterrey, de Acapulco, de San Antonio, de
Houston, de Corpus Christi. Muchos creyeron que Selena tuvo dimensión
cuando ellos la consideraron, en un momento en el que la gente ya la
había adoptado hacía largo rato… Pero así como ese Grammy le cambió la
vida a Selena, estoy seguro, muy seguro, de que si Selena lo hubiese
vuelto a ganar en 1995, ese 31 de marzo no hubiese sido un día nefasto
para Selena. La repercusión de volver a ganar el Grammy hubiese puesto a
Selena en una exposición que paradójicamente la hubiese protegido de los
males que la aquejaban. Hasta los miopes que no veían que Selena había
logrado tanto hubiesen tenido que admitir la realidad de una Selena
pegando ese salto fundamental a la fama, ese pequeño pasito que la
faltaba dar para convertirse en la mejor artista latina internacional en
forma indiscutible. Un solo pasito … que no pudo dar y que estuvo tan
cerca de lograrlo…
Hoy veo esa realidad que me marcan aquellas noticias y me pregunto qué
haría mucha gente sumida en el dolor y en la frustración si la viera
Selena. ¿Podría la gente seguir actuando así? ¿Podría mirarla a la cara?
¿Haría algo irracional delante de sus ojos? Del mismo modo, ¿cómo
reaccionaría Selena si viera la realidad del mundo de hoy? ¿Podría dar
sus conciertos en aquellos lugares que antes estaban llenos de alegría y
que ahora están sumidos en el dolor? ¿Podría pasearse como si nada por
sus tierras sabiendo las calamidades que ocurren día a día? ¿Podría
sentir que sus sueños son posibles si los de su gente parecen imposibles
de lograr? ¿Acaso el cierre de “Selena Etc.” no es un ejemplo
emblemático de que los sueños se terminaron, de que aquellos lindos
tiempos de Selena ya se fueron y de que se está en un camino sin retorno?
¿Cómo se puede salir si parece que con la partida de Selena el lindo
camino que con Amor ella lo había construido se hizo añicos, llevado por
el odio de una persona, que fue tan devastador como el paso de un
tornado que no deja nada a salvo, y sólo deja llanto y dolor por igual a
hombres, mujeres y niños? ¿No ha llegado el momento de tomar plena
conciencia de que, aunque nunca seremos felices sin Selena, aunque jamás
lo aceptemos y estemos con la esperanza vana de que algún día volverá,
tenemos que tomar su Legado por nuestra cuenta y divulgarlo? ¿No es hora
de que tomemos a Selena no sólo como una artista que sólo puede ser
recordada por su música sino como un ejemplo de vida y de mujer? ¿No es
hora de que se dejen de lado los egoísmos, las peleas por los derechos,
el negarse a difundir determinados materiales de Selena bajo la excusa
de “derechos de transmisión”, y que por el bien de Selena y de su gente
se difundan y se divulguen todos sus conciertos, toda su obra, todos sus
reportajes, toda su obra benéfica, toda su campaña en defensa de la
mujer, de los niños, de la prevención de las adicciones y de las
enfermedades terminales? ¿No es hora de pasar a los hechos y no quedarse
en las palabras grandilocuentes? Creo que el mundo sería mejor si les
diéramos buenos ejemplos y buenas guías. Y muchos que tienen a Selena
parecen no dar cuenta de ello. Creo que es hora de mostrarle a la gente
de hoy lo que era Selena, y enseñarle que el camino es ella, su obra y
su ejemplo. Parecería que en todos estos años se tomó el ejemplo nefasto
que dejó la mujer que le quitó todo a Selena. Sumidos en el dolor, no
dimos cuenta de que estamos dejándonos llevar por la resignación y la
desesperanza .... Si al menos nos diéramos cuenta de que Selena nos dejó
tan lindo Legado ... Que es sólo cuestión de divulgarlo y de seguirlo.
Si fuéramos capaces de hacerlo, seríamos sin duda otras personas. Nos
dejaríamos llevar por su Amor y no por el odio de su asesina. Si al
menos todos se dedicaran a mostrar todo lo que Selena hizo por la gente,
todo el mundo pensaría dos veces antes de cometer una locura, la misma
locura que se cometió con Selena…
Cuando uno ve a Selena en los conciertos de Selena en Monterrey y ve la
calidad y la emotividad de sus actuaciones, uno puede apreciar el
talento de Selena, pero también lo que ella provocaba en le gente. Ya se
lo habían dicho en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, allí mismo
en esa ciudad. Le dijeron que era tan popular en Estados Unidos, que
ella junto con Luis Miguel eran los dos únicos latinos que estaban en la
Lista de los 200 más famosos en ese país. Pero también le dijeron que
era una artista querida. Que la gente tenía un sentimiento muy
particular con ella que hacía que la quisieran cuidar, proteger, darle
su mejor muestra de afecto. Tal vez la gente tenía inconscientemente una
premonición y sentía que Selena necesitaba esas muestras de afecto como
el agua para que no le pasara nada. Pero también la gente le tenía un
profundo respeto a ella. Aun hoy se recuerda cuando cantó “¿Qué creías?”
en la Feria de Monterrey. Ella eligió a un hombre que resultó ser
personal de seguridad para cumplir con el papel de “ex novio”. El hombre
permaneció mudo haciendo lo que Selena le pedía y no diciendo nada que
la perturbara. Estaba mudo y quieto, obnubilado quizá por la presencia
de Selena, y aunque ella le daba ánimo y le hacía toda clase de chistes
para que entrara en confianza, el hombre estaba allí, petrificado y
callado por respeto a Selena. Eso era lo que generaba Selena, como en
Festival Acapulco. La gente podía subir a saludarla, darle un beso y
darle sus mejores muestras de afecto, pero cuando Selena les agradecía y
les pedía con amabilidad que la dejaran seguir cantando por respeto al
público, la gente se retiraba de inmediato. Eso era lo que provocaba
Selena. Hacía sentir importante al público, sin perder de vista el lugar
que ocupaba cada uno. Se hacía querer por mujeres, varones, niños,
ancianos. Y cuando la gente se siente querida y respetada, devuelve lo
que genera el artista. Selena ponía en práctica aquello de “Sin ustedes
allí nosotros no somos nada”. Para Selena esas palabras no eran vacías
de contenido y de significado. Tampoco tenían un significado de
demagogia. Era algo que sentía y se lo hacía sentir a esa gente que se
sentía tan feliz con ella y con el Amor que les prodigaba. Ese Amor que
con su ausencia les falta, y que los sume en esa realidad de dolor y de
desamor…
Hoy más que nunca se necesita que Selena esté presente. Tal vez por eso
hay gente que, comprendiendo esto, empiece a generar proyectos para
lanzar nuevos materiales con nuevas presentaciones de Selena, proyecten
hacer nuevas películas y documentales sobre su vida sin saltear ningún
episodio por más triste que sea, y hasta hagan museos itinerantes que se
paseen por muchos pueblos de Estados Unidos para que todos aprecien la
obra de Selena. Ojalá que esto se haga realidad, por el bien de Selena y
por el bien de su gente. No hay nada más lindo que se hagan homenajes
diarios a Selena para que ella sienta, donde quiera que esté, y por
siempre y para siempre, que es y será amada. Para que cuando se la
recuerde nunca se olvide que ella es la única protagonista de su
historia, que todo el mundo tenga acceso a su obra evitando que alguien
tenga el monopolio de su recuerdo haciendo hasta casi imposible a mucha
gente llegar a tener algo de Selena. No hay nada más injusto, habiendo
tanta gente en el mundo que la quiere tanto, que le cueste horrores
tener su música, sus conciertos, algo de su rica vida. Si todos
comenzamos a tener conciencia de que a la hora de recordar a Selena
tenemos que tener el mismo Amor que sólo ella supo prodigar, entonces
haremos no sólo un digno y justo recuerdo de nuestra Selena, sino que
contribuiremos a que mucha gente que supo vivir tiempos felices e
inolvidables con Selena, y que vive hoy en la más absoluta desesperanza
y dolor, vuelva a recuperar la sonrisa y el optimismo, vuelva a sentirse
feliz sintiendo nuevamente el Amor y el ejemplo de nuestra querida
Selena…
Alguna vez John Lennon cantó “Todo lo que necesitas es Amor” .... Las
ironías de la vida hicieron que tanto él como Selena, que tanto
predicaron con palabras y con el ejemplo sus convicciones, hayan
terminado de la manera más increíblemente violenta, como si fuera la
lógica respuesta de un mundo desquiciado y carente de buenas
intenciones. Pero uno siempre sentirá que Selena se llevó la peor parte,
pues ella recibió esa violencia de alguien a quien Selena conocía bien,
de alguien a quien nunca ella hubiese creído que esa mujer le iba a
prodigar la peor de las traiciones. Siempre al pensar en lo que ha
ocurrido nos es imposible poder ver las cosas positivamente, pues nos
damos cuenta de que Selena recibió ese cachetazo sin esperarlo nunca y
reaccionando cuando era ya muy tarde. Siempre sentiremos pena por saber
lo que sintió Selena cuando corrió sus últimos pasos sin comprender, sin
poder reaccionar. Selena se nos fue sin poder decirnos nada, sin poder
entender esa respuesta a su Amor. Nunca sabremos cuál hubiese sido su
respuesta, pero nosotros sí sabemos lo que sentimos y cuáles son las
consecuencias de semejante locura que nos ha calado tan hondo. Tal vez
por eso el mundo esté así. Tal vez por eso la gente que la conoció a
Selena esté así. Ha llegado el momento en el que, aunque siempre estemos
llorando y siempre sintamos la misma sensación de tristeza e impotencia
que nos provoca la partida de Selena, saquemos todo de sí, de nuestros
cuerpos y de nuestras Almas para hacer algo por el Legado de Selena,
para continuarlo y agigantarlo, para contribuir a su recuerdo y para que
todo el mundo sepa quién era esa bella cantante e insuperable artista. Y
hacerlo con Amor, como ella quería y con la forma de expresar el Amor
como sólo ella podía hacerlo. Aunque nunca podamos transmitirlo del
mismo modo, con seguir su camino y su forma de expresar cada acto de su
vida alcanzará para que su obra esté terminada, para que la gente sea
feliz y para que el mundo recupere el Amor que parece hacer perdido…
Sólo me debo a ti, Selena. Sólo me debo a tu obra, a tu Amor y a todo lo
que nos dejaste en nuestros corazones, estando o no en este mundo. Nunca
me cansaré hasta ver que tu nombre ha quedado en lo más alto del
universo de artistas que han sabido dar algo para que este mundo sea un
poquito mejor…
Miraba impaciente detrás de las cámaras. La veía a Selena interpretando
“Si una vez” en el programa “Padrísimo” y me daban ganas de llorar. Es
lo que siempre sucede con Selena ... Por un lado, uno disfruta de ese
bello momento que nos da ella con sus canciones, con sus
interpretaciones, con sus miradas, con sus sentimientos, pero por otro,
esa emoción nos lleva irremediablemente a la angustia y al llanto, pues
sentimos que poco podemos disfrutar cuando sabemos que no la tenemos al
alcance para agradecerle, para disfrutarla, para compartir con ella su
éxito, para encarar cada día con alegría a sabiendas de que Selena está
en algún lugar riéndose, alegre, vivaz, chispeante, siendo la misma de
siempre, siendo la mayor cantante latina de la historia ... Y es allí
cuando nos sumimos en el llanto, en el grito desgarrador invocando en
vano su nombre, como esperando que nada de eso sea cierto, que algún día
nos despertemos y que ella esté allí, haciendo justicia a su vida, a la
música, a la historia. Más de una vez he visto a cantantes consagradas
participando de conciertos multitudinarios, siendo invitadas a programas
exitosos, siendo partícipes de festivales o eventos como primeras
figuras y siempre me pregunté cómo Selena no está allí, cómo puede ser
que ella no esté dando todo de sí para que el mundo lo reconociera, y le
diera el sitial que le corresponde y merece, cómo una artista que había
hecho gala de haber sido famosa sólo con su música, con tan buen trato
hacia todos, nunca participando de ningún escándalo, nunca hablando mal
de nadie, siempre confiando en la buena fe en los demás, siempre
teniendo una sonrisa para con su público, para con su familia, para con
los medios, tuviera que aparecer mundialmente como un mero caso policial,
con su nombre invocado en enredos de habladurías y especulaciones de las
que una mente y un corazón como Selena nunca hubiese permitido ni
querido ... Tanta gente buena que hace bien las cosas y que llega a lo
más alto con honestidad y con talento, y que no sólo no le permiten
llegar a ese aplauso y reconocimiento mundial, a no vivir y disfrutar
como se debe la vida después de tantos sacrificios y privaciones, sino
que la dejan en simples páginas policiales, y tanta gente hablando sin
sentido y sin conocimiento de ella. Y luego todos hablan de Selena,
todos tienen algo que decir … Y muchos verdaderamente no tienen mucho
que decir ... Es como dice el tango: “Yo sé que ahora vendrán caras
extrañas con su limosna de alivio a mi tormento. ¡Todo es mentira,
mentira ese lamento! Hoy está solo mi corazón…”. Y así aparece gente que
relativiza lo logrado, lo atribuyen la fama y el éxito a la muerte, a la
desgracia, al escándalo, a la lástima que produce … ¡¡Mi Dios!! ¡¡Justo
se da todo lo que no quería Selena, lo que nunca había hecho para lograr
ser alguien en la vida y en el mundo!! Y encima con un disco en inglés a
medio hacer ... ¡¡Y tan, tan cerca del éxito mundial a base de puro
talento y sacrificio!!
Justo estoy escuchando a Selena hablando con la conductora de
“Padrísimo” que la está entrevistando. Raquelín González la está
felicitando por sus nuevos logros y le pregunta por lo que hará este año.
Selena le habla del disco en inglés, de las giras que hará, de todo lo
logrado hasta allí. Y pone hincapié en algo que me lleva al borde del
llanto … Dice que sabe que es un año muy importante para ella y para el
grupo, y que es consciente de lo que les depara el futuro. Yo miro a la
persona que me acompaña y que me trajo aquí, y casi que le imploro que
me deje decirle algo, que no debemos permitir que lo que va a suceder en
unos 47 días se efectivice. Esa persona se pone un dedo a la boca
invocando silencio mirándome bien fijo a los ojos y con la vista bien
amenazante para que me quede claro que ni se me ocurra decir nada que
tuerza el destino. Con su mirada inquietante sólo me hace recordar una y
otra vez que yo estoy para observar y no para alterar las cosas. Me dio
el gusto de poder verla ya que nunca la pude ver en vivo, pero no me dio
la posibilidad de que la ponga sobre aviso. Era consciente de que lo
hecho, hecho está, pero si acaso Selena pudiera darse cuenta, pudiera
sospechar, pudiera tener ese simple sentido de la duda, de tener que
alterar cosas para que el camino fuera seguro, para que ese año tan
soñado, de tantas responsabilidades y sueños a cumplir no se convirtiera
en un año de frustraciones, de anhelos truncos y de llantos eternos ...
Pensaba y no podía dejar de pensar que esa mujer que estaba a escasos
metros de mí había sacrificado su vida para vivir lo que estaba viviendo
ese año, que si tenía un gran protagonismo y éxito fue por su exclusivo
talento y mérito, que nadie le había regalado nada, que todo fue hecho
bien desde abajo y sin ninguna influencia. Hasta los anunciantes les
llegaron después, cuando Selena era una realidad y no una mera promesa.
Todo, hasta lograr entrar a la Emi fue producto de su enorme voz,
personalidad y carisma, ya que José Behar, presidente de la Emi Latin,
la había descubierto de casualidad, cuando yendo a diferentes festivales
buscando a figuras y artistas a quienes pudiera incorporar a su compañía
escuchó un bullicio y con él a una artista sin igual que lo había
impactado. Así era Selena, así lo había logrado todo: sorprendiendo a
todos, convenciendo a un público que terminaba dándole mucho más de lo
que esperaban las personas que más confiaban en ella. Y ahora que Selena
estaba cosechando lo que había sembrado, ahora que ella estaba tomando
vuelo propio, yo no podía ver y marcharme sin poder hacer algo, sin
advertirle que por allí alguien dispararía sin permitirle ese vuelo, ese
vuelo que para Selena era su realización personal, su vida … y la
libertad…
Todo esto que pensaba me hacía angustiar más y más. Di unos pasos más
adelante como dando la idea de que quería ver mejor a Selena, esperando
una pausa o algo que me permitiera acercar directa o indirectamente a
ella. En un momento me acerqué a la conductora de “Padrísimo” que estaba
allí escuchándola y mirándola con admiración, y le hice un ademán de
aprobación. Como Raquelín González me lo confirmó con una sonrisa, yo me
animé a decirle: “Realmente es encantadora. ¡¡No dudo de que tendrá un
gran futuro!!”. Ella se quedó intrigada con mi acento y me preguntó de
dónde era. Le dije que era de Argentina, que estaba de paso por aquí,
pero que me detuvo esa voz y esa presencia de Selena en el set de
televisión. Le dije que no la conocía pues en mi país casi no se la
conoce o al menos los medios no han dado aún cuenta de ella, pero que no
dudaba de que en breve estaría en todos los canales de televisión y en
todas las tapas de todas las revistas. “¿Y qué haces tú aquí? ¿Estás por
algún motivo? ¿A qué te dedicas?”. Yo dudé por un instante, miré a la
persona que me acompañaba, que me hacía nuevos gestos amenazantes
exigiéndome que volviera a mi lugar, y me volví hacia Raquelín González.
Para evitar que ella pensara que era un intruso allí, le dije lo primero
que me vino a la mente, pero que podría convencerla de por qué estaba
allí: “Yo … adivino el futuro. Leo las manos. Soy conocido en mi país y
gracias a algunas predicciones que he hecho fui invitado a varios países
de Latinoamérica. Ésta es mi primera visita a México y a los Estados
Unidos. Vengo a participar de un programa que me ha invitado y esta
persona que me acompaña es mi representante”. Y señalé a la persona que
me acompañaba que estaba a punto de tomarme el brazo para sacarme de
allí. “Mucho gusto, señor …”, dijo Raquelín González. “Hilario Navarro”,
completé yo. “El señor Navarro hizo mucho para que yo estuviera aquí.
¿No es cierto?”. Y ahora era yo el que lo miraba fijo, pero con ruego.
Él empezó a decir que nos teníamos que ir hasta que ella dijo: “Espera.
Me has dejado intrigada. Me gustaría saber algo de mi futuro. ¿No me
podrías decir algo, aunque sea en este ratito antes de que se vaya
Selena y de que te tengas que ir?”. Yo inmediatamente dije. “¡¡Por
supuesto!! Te puedo decir lo más inmediato y luego me retiro”. “¡Qué
bueno!”, me dijo. “Espera sólo un segundito que Selena acaba de terminar
una canción. Presento la última y ya estoy contigo”. Yo asentí y
enseguida vino Hilario y me dijo: “Está bien. Tú ganas. Pero ni se te
ocurra decir nada extraño. Sabes muy bien que no puedes alterar las
cosas. ¡¡Ten cuidado con lo que dices!!”. Yo lo tranquilicé con un “No
hay problema”, mientras pensaba cómo haría para llegar a Selena…
Enseguida volvió la conductora de “Padrísimo” y extendió su mano
esperando que le dijera algo. “No espero que me digas todo, pues a eso
le tengo miedo. Sólo dime lo que me depara este año”. De pronto me sentí
que estaba en un brete. Yo no sabía tanto de Raquelín González como para
augurarle cualquier cosa. No podía quedarme con vaguedades que se las
podía decir cualquiera. Pero me acordé de la emisión de “Padrísimo” de
marzo y hacia allí me dirigí. La tomé de la mano, puse cara de asombro y
le dije: “Por lo pronto, veo que el mes que viene vas a ir a Los Ángeles
a cubrir un festival muy importante. Por lo que veo, no podrás estar
presente aquí en la emisión del 8 de marzo. Oye: ¿es cierto que están
pensando en poner a Selena de conductora de este programa para cubrir tu
ausencia temporal?”. Ella se asombró muchísimo: “¿Cómo has adivinado eso?
Es algo que sólo lo tenemos como proyecto la producción y yo. Es más.
Sólo lo hemos hablado entre nosotros. Ni siquiera se lo dijimos al señor
Quintanilla. Ni siquiera sé si se animará Selena. ¿Cómo lo sabes tú?”.
Ya lo miré con aire de suficiencia y le dije: “Bueno. Por algo trabajo
de ello. Yo aquí lo doy como un hecho que será así. Tú no tendrás
problema. Quedarás encantada con ella y hasta le pedirás que lo vuelva a
hacer. Y Selena seguro que aceptará, a pesar de las ocupaciones que
tiene y las que tendrá. Por lo demás, tú tendrás un gran éxito con tu
conducción. Tendrás varias propuestas hasta que…”. Yo no sabía para
donde seguir hasta que me salvó alguien inesperado. “¿Qué pasa aquí que
me están nombrando? ¿Me tienes que decir algo? ¡Vamos! ¿Qué me estás
ocultando? ¡Dímelo ya!” y echó una de sus inconfundibles carcajadas
mientras le pegaba el brazo con su mano en tono de buena onda a Raquelín
González … Era Selena … ¡¡Era Selena!! .. La tenía tan cerca ... Y yo no
sabía qué hacer ni qué decir. Lucía ese trajecito gris, esa pollera
corta negra, ese inconfundible cinturón, esas botas, ese pelo negro
tirado al costado y largo. Estaba preciosa ... Era una de sus
apariciones más bellas. La tenía tan vista y no podía aun así dejar de
encandilarme con semejante presencia. La conductora de “Padrísimo” le
dijo lo que estábamos hablando del proyecto del cual yo “había adivinado”,
a lo cual Selena dijo. “¡¡Pero claro que aceptaré!! Sabes que todos te
debemos muchos favores. Ni necesitas hablar con mi padre. Bueno, tal vez
lo tengas que hacer para arreglar lo de la agenda. Y ahora que lo pienso,
me tendrás que convencer, ¡¡pues de pensar que tengo que conducir el
programa me pone nerviosísima!! Sabes que aun hoy mi español es un
tantito corto. Pero no te preocupes: desde luego aceptaré”. “¡Pues qué
bien!”, le dijo Raquelín González. “Entonces tenía razón él”,
señalándome a mí. “Selena. ¿Por qué no le das su mano para ver qué
predice de ti. ¿Acaso no tienes curiosidad?”. Selena se quedó como
petrificada. Yo adiviné lo que significaba eso, le extendí mi mano y le
dije: “Antes que nada, un placer, Selena. Yo vengo de muy lejos. Como
tantos otros te descubrí de casualidad. No hay necesidad de leerte las
manos para saber que tienes un futuro enorme. Además, no tienes por qué
hacerlo. Supongo que tus propias creencias te impiden dar crédito a este
tipo de cosas. Te entiendo. Y no te preocupes. Yo tampoco creo tanto en
esto”. E insólitamente me eché a reír. Selena volvió a echar una de sus
carcajadas, pero de nervios. Luego se quedó mirando inquieta a la
conductora de “Padrísimo”. Selena estaba muy intrigada con lo que le
afirmé. Acaso la sorprendí por mis dichos sobre sus creencias. Me miró,
se sonrió, me dio un beso, agradeció mis dichos, extendió su mano y me
dijo: “Yo soy de esa gente que cree en las miradas de las personas. Algo
me dice que tú me tienes aprecio, como si me conocieras de hace tiempo,
como si fueras de aquí y me hubieses visto en infinidad de oportunidades.
¿Qué puedes decir de mí para este año?”. Me quedé helado, miré a la
persona que me acompañaba, me temblaban las manos, en un minuto pensé
todo y nada hasta que ella me dijo: “Dime lo que me tienes que decir.
Simplemente eso…”.
Tomé su mano y respiré hondo, muy hondo. Estaba tomando la mano de
Selena. Podía sentir su latido, su vida, sus sentimientos. Estaba muy
emocionado y tenía unas terribles ganas de llorar. Tenía ganas de
abrazarla y de decirle: “¡¡Terminemos con esta farsa!! ¡¡Sálvate,
Selena!! ¡¡No confíes en todo!! No deposites tu futuro en los demás. Tu
camino no es el camino de ellos. Ya abriste tu camino. ¡¡Sólo tienes que
seguirlo!!”. Quería poder decirle todo hasta el último detalle. Pero no
podía. No podía yo torcer el destino. En todo caso, ella debía hacerlo.
Yo sólo podría ayudarla. En eso me mentalicé y le dije casi con un hilo
de voz: “En breve, en tan sólo dos semanas, tú tienes un gran rodeo al
que ya fuiste dos veces. Es en Houston. El famoso Houston Astrodome … ¡Pues
te felicito! Veo que en las dos presentaciones habías quebrado el record
de asistencia. Ésta no será la excepción. ¡Lo volverás a quebrar!”. Ella
sonrió de satisfacción, pero sentí que esperaba algo más para ser
impactada. Era obvio que para ella y para el grupo no sería eso una gran
novedad. Por eso le dije: “Esta vez dejarás ‘Como la Flor’ al final del
concierto, pues tienes pensado comenzar el show con un medley de temas
en inglés de los años ’70. Por lo que yo observo, esto tiene que ver con
tu futuro disco en inglés. Ese disco hace mucho que lo vienes anunciando,
pero este año sale, y por lo que veo, ¡ya has grabado algunos temas!”.
Ahí me detuve y ahora podía observar su cara de asombro. Recién allí
podía darme cuenta de que aquella confianza por pura intuición se
convertía en una realidad tangible. “¡¡Es cierto!! ¡¡Muy cierto!! Estoy
sorprendida de que lo sepas. No sé cómo lo has adivinado. ¡¡Ni que
hubieras estado con nosotros!!” … “Es más”, la interrumpí. “¿Puede ser
que uno de los temas que has grabado se llame ‘I could fall in love’ y
que ese tema sea el adelanto del nuevo disco? Si no veo mal, está
también “Dreaming of you” y “I’m geeting used to you”... ¿Es así?”.
Selena miró a Raquelín González, miraba a su alrededor, no podía salir
de su asombro y me dijo: “¿En serio no me conoces? ¿En serio no eres de
aquí? ¿No has estado conmigo antes? ¿Acaso eres del futuro mismo? ¡Me
intrigas! Es cierto que no creo en estas cosas, pero tengo que admitir
que es verdad lo que dices, pero por favor no lo divulgues. Para todos
es un secreto y una sorpresa. ¿Me lo prometes?”. “No te preocupes,
Selena. Confía en mí y haces bien en no creer en estas cosas, Tal vez
haya que confiar más en la intuición. Y ésa es tal vez mi habilidad: ser
intuitivo. Un consejo: déjate llevar por la intuición. ¡¡Es buena
consejera!!”.
Sentía que había llegado más lejos de lo esperado. Quería seguir, pero
tenía límites. ¿Cómo decir lo demás? ¿Lo quiero decir? ¿O quiero que
Selena piense en ciertas cosas para que las tenga en cuenta en ocasiones
bien puntuales? ¿O quiero dejarle una pista? ¿Querrá Selena que le siga
contando? En eso estaba cuando un hilo de sudor helado corrió en mi
espalda cuando Selena me dijo: “¡¡Quiero que me cuentes más!! Quiero que
me digas qué será de mí este año”. Fue uno de esos momentos en los que
quería que me tragara la tierra, pero no lo podía hacer. Por algo estaba
allí. Estaba por Selena. Quería, pero no podía. ¿Cómo ser equilibrado y
razonable con algo tan desestabilizante y perturbador? ¿Cómo se siente
uno cuando quiere decirle todo a alguien por su bien, pero no lo puede
hacer pues eso sería peor? Volví a tomar sus manos y Selena me dijo: “No
temas. Yo sé que me darás buenas noticias. Y si no fueran tan buenas, ¿qué
malo me puedes decir? ¿Que no tenga tanta popularidad, que tal vez tenga
que esperar un poco más para mi consagración mundial, que tenga que
tener más paciencia con ‘Selena Etc.’? ¡¡No hay problema!! Sabré esperar.
Estoy aprendiendo el valor de lo que es vivir y gozar cada día como si
fuera el último…”. Creí que me iba a desmayar allí cuando comencé a
relatarle lo que vendría luego del Astrodome: “Bueno. Por lo que veo,
tendrás un par de Festivales importantes en marzo. Irás a Noches de
Carnaval. Irás al Festival de Calle 6. Veo que participas de una campaña
en pro de que los niños vuelvan al colegio. Sé que por ello darás un
concierto en la Escuela de los Spurs de San Antonio. ¡¡Qué bueno, porque
creo que en el futuro habrá muchos argentinos que harán historia en ese
club!! También harás un concierto en Chicago. Tendrás una temporada
agotadora entre todo esto y tus actividades en Selena Etc., que para ti
es muy importante, pues es tu proyecto y sueño personal … Bueno, vendrás
aquí como conductora en un especial de ‘Padrísimo’ y…”. Selena me miró
inquieta ante mi pausa. Yo no podía seguir ... Sentía que estaba en un
laberinto sin salida. Miraba su mano, la miraba a ella, miraba a la
conductora de ‘Padrísimo’, miraba a la persona que ya me pedía con la
mirada que ni se me ocurriera decir más nada, y dije: “Perdón, Selena,
no puedo seguir. Ya es tarde”. Le di un beso y eché a correr para la
salida. Hilario Navarro me siguió y les hizo un gesto a Selena y a los
demás aclarándoles que estaba todo bien, que no se preocuparan, que ya
debían irse para el “otro programa”…
En cuanto salí del estudio me puse a llorar largamente. La persona que
me acompañaba trataba de consolarme: “Sabes que no puedes hacer nada. Te
dije que no te acercaras. Que iba a ser peor. ¿De qué sirve que hagas
esto? El destino es así de cruel. Nadie quiere que pasen cosas malas,
pero esas cosas suceden. Sabes que esto no viene de casualidad. Surgen
por muchas cosas. Aunque tú pudieras evitar lo peor, eso no quita que lo
malo sucederá inexorablemente. ¡Acéptalo! ¡Ésa es la realidad! Verás que
me darás la razón…”. “¡¡Qué me importa la realidad!!”, le dije con la
voz desgarrada. “¡¡Al diablo con ella!! ¿De qué me sirve aceptar el
destino? ¿No te das cuenta? ¿Acaso no la has visto? ¿Acaso no te ha
conmovido? ¿Acaso no te da pena de saber que ese encanto de artista y de
mujer nos dejará pronto? ¿Qué puede pasar si alteramos las cosas? ¿Qué
las cosas sean peores? ¿Y qué peor cosa es que este mundo no tenga a
Selena? ¿Qué peor cosa puede ser que esa mujer de 23 años se vaya sin
comprender por qué el destino ha sido tan cruel con ella? Y me eché a
llorar de nuevo sin parar. Hilario entendió mi genuino dolor y me abrazó,
para que mi angustia tuviera algo de contención. “Yo sé muy bien por qué
sufres. Si te traje aquí es porque quería que al menos la vieras y hasta
conversaras con ella. No creas que soy tan ingenuo. Sabía que lo
intentarías y hasta sabía que querrías alertarla. Tal vez yo también
quiero ver si Selena puede torcer ese destino. Tal vez me equivoqué en
pensar que esto sería lo mejor para todos. Tal vez por eso yo también
quiero remediarlo. Pero lo que suceda ya corre sólo por cuenta de
Selena. Nadie puede impedir que suceda lo irremediable salvo que sea
ella quien lo pueda detener. ¿Me entiendes ahora?”. Yo asentí pero
seguía llorando. El tener tan cerca a Selena y apartarme así de ella me
había puesto peor. Hice un gesto a Hilario para que nos fuéramos hasta
que escucho a alguien que me dice: “¿Pero qué pasa contigo? ¿Por qué te
fuiste así? ¿Acaso no querías despedirte de mí? ¿Tan mala impresión te
causé?”. Me di vuelta y pensé en que si había algo que Selena no quería
era sentirse no querida, que había defraudado y que la gente le diera la
espalda. Corrí hacia ella y la abracé fuerte y le dije: “Perdóname,
Selena. Lo siento muchísimo. No quería irme así. Tú no te lo mereces. Lo
que pasa es que Hilario me dijo que…”. “¿Qué viste en mi mano que no te
gustó?”, me interrumpió Selena. “Tú me dijiste que hay que dejarse
llevar por la intuición. Yo sé lo que son ciertas miradas. ¿Qué es lo
que viste en mi mano?”, mirándome con ternura y yo me desarmé…
No quería levantar mi vista para verla. Definitivamente no le podía
decir todo. Tampoco nada. “Es que no vi más nada allí. Eso es todo. ¡No
hay más nada en tu mano! No hay rastros. Tal vez hagas una pausa. ¿Quién
sabe? Tal vez sea curioso lo que sucede. Pero suele ocurrir que uno no
puede ver ciertas cosas. A veces hay que estar muy atento para ver todo
lo que va a pasar. No todo se manifiesta tan claramente. Es cuestión de
buscar los tiempos y aprovechar los momentos…”. “¿Pero tú me dices que
hasta marzo ves todo claramente y luego ya no ves nada? Dime. ¿No sabes
cuál será mi próximo concierto personal luego del Astrodome? Yo lo sé. ¿Acaso
tú no lo puedes ver o sólo tienes la bola de cristal hasta marzo?”, y
volvió a echar una de sus carcajadas como para distender el momento. Yo
aproveché ese instante para decirle seriamente pero a la vez en forma
calma: “Yo sólo vi que hay problemas. Tal vez no sean importantes. Tal
vez puedan solucionarse. Sólo puedo darte un consejo. Cuídate. Cuídate
mucho. Repítetelo. Dilo incluso al público en tus conciertos. A veces lo
malo no viene de donde uno supone. A veces los disgustos vienen de donde
menos se espera. Presta atención a eso. Siempre piensa si los que te
dicen querer dan todo por ti como tú les das a ellos. Y no te quedes
sola. ¡¡Nunca lo hagas!! Cuando no sientas salida, cuando no sepas qué
hacer porque algo te perturba recurre a tu esposo, a tu familia y diles
lo que pasa. Siempre será lo mejor. Ellos lo entenderán a pesar de si a
veces no aceptan tus decisiones. Acuérdate cuando te casaste en secreto.
Acuérdate de la gente que te quiere mucho. Para ellos eres mucho más que
una artista consagrada. Para ellos tú eres una gran persona, un familiar
más, una mujer muy querida, como una hermana, como una hija, como una
madre, como una novia. ¡¡No lo olvides nunca!! … ¡¡Ah, me olvidaba!! Tú
el mes entrante grabarás dos temas: “A boy like that” y “Puede ser”.
Cuando los grabes piensa bien en esas letras, medita en lo que estás
cantando. ¿Quieres saber más de tu destino? Escucha esas letras, sobre
todo la de “A boy like that”. Es todo lo que te puedo decir…”.
Justo en ese momento apareció Don Abraham Quintanilla preguntando por
Selena. “¡¡Aquí estoy, Daddy!! ¡¡Ya voy contigo!!”. Y antes de que se lo
preguntara su padre, ella se adelantó y le dijo: “Es que estoy con un
encantador admirador de la Argentina que quería conocerme y pedirme un
autógrafo…” y me guiñó un ojo. Al padre de Selena se le abrieron los
ojos, me extendió su mano y me dijo: “¡¡Un admirador de tan lejos!!
Tengo una noticia buena para ti. No faltará mucho para que Selena los
visite por allí. Así que espero que nos vuelvas a ver cuando estemos por
aquellas tierras. ¡¡Oye, Selena!! Si no le has firmado el autógrafo, ¿por
qué no lo haces aquí? Al muchacho seguro que le encantará…”. Selena tomó
la foto y dijo: “¡¡Ey!! Ésta es una de las fotos del disco en inglés.
Aún no sabemos cómo se llamará, ¿no?”. Don Abraham le dijo que no, que
aún era prematuro, pero afirmó que el título seguramente será uno de los
temas que había grabado. “A mí me gustaría que se llamara ‘Dreaming of
you’ … ¿Tú que piensas?”, me dijo Selena mientras firmaba la foto. “¿Y
qué dices de lo que ha dicho mi padre? ¿Nos veremos allí en Argentina?”.
“Depende de ti, Selena”, le dijo mirándola fijamente, acaso afirmándole
con mi mirada lo que le había dicho antes. “Bueno, ¡¡ya está!! ¿Te gusta
la foto?”. Miré esa foto que tantas veces la había visto y afirmando a
cuanto me quisiera escuchar que era una de mis preferidas, y le dije.
“Sería lindo que fuera una de las fotos del disco, que bien podría
llamarse ‘Dreaming of you…”, y detuve mi habla por el llanto que me
provocaban sus palabras en el autógrafo: “Mil abrazos y mil besotes,
Sergio. Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego. Chau.
Con mucho cariño. Selena. 12 de febrero de 1995”. No pude dejar de
emocionarme, señalé la foto y le dije: “Me gustaría que retengas estas
palabras. Me gustaría que las digas al despedirte en el concierto del
Houston Astrodome y que no las olvides nunca en cada cosa que emprendas”
… “Las recordaré, claro que las recordaré”. Y antes de que me preguntara
algo más que no pudiera contestarle, la abracé fuerte mientras
aprovechaba para llorar y que no me viera. Y mientras la abrazaba y no
la soltaba, Selena me dijo: “No te preocupes, Sergio. Tendré en cuenta
tus palabras. Nada es casualidad en la vida, Por algo tú estás aquí:
espero que pronto me digas qué más dicen las líneas de mis manos. Espero
que la próxima vez lo tengas todo mucho más claro, o tal vez mejor: que
la realidad haga que ni necesite que me predigas el futuro…”. Allí la
abracé más fuerte y le dije: “¡¡Dios te oiga, Selena. Ojalá te esté
escuchando!!”.
Me aparté de ella y sonreímos. Sentí que ella lo sabía todo. Tal vez
sólo esperaba que alguien se lo dijera. Hilario me dijo que teníamos que
irnos y yo le di un saludito con la mano muy fiel a su estilo. Ella se
fue con su padre camino al estudio de q-productions y en todo momento no
dejamos de darnos vueltas y de saludarnos. Cuando ya no la pude ver más,
le grité. “¡¡Cuídate muchísimo, Selena!!”. “¡¡Claro que sí!! Nos veremos
muy pronto. ¡¡Pues no quiero que tengas de mí sólo una foto y un bonito
recuerdo!!”. Hilario me contuvo y me dijo: “¡Ya está, ya está! Hiciste
todo lo que pudiste, y todo lo que te podía permitir y más. Sólo
esperemos que Selena haga lo suyo. ¡Ya descansemos de una vez!”. Y me
fui con él, en el convencimiento de que había hecho todo lo posible y
rogando que Selena estuviera allá cuando volviera…
Cuando me iba yendo del lugar y recordaba cada instante que viví con
Selena no podía dejar de llorar. No podía y no quería. Dejaba que mis
lágrimas se derramaban por mis mejillas sin querer quitármelas. Quería
que mi dolor y mis sentimientos por Selena estuvieran bien expuestos,
que fueran el fiel reflejo de lo que pasaba por mi corazón, por mi
cuerpo y por mi alma. Hilario ya no me miraba con rencor, me miraba con
pena. Viéndome, quería él mismo deshacer lo que había hecho. Ahora
éramos dos errantes que esperábamos un milagro. Y que ese milagro lo
hiciera Selena. Miré una y otra vez la foto, y leí mil veces sus
palabras. Rogaba a cuanto Dios hubiera por allí, aparte del que estaba
conmigo, que viera mis lágrimas, que viera mi dolor, pero
fundamentalmente viera a Selena. Y que se apiadara de ella. Desee como
nunca que me lleve a mí, pero que nunca se la lleve a ella…
Ojalá que cuando vuelva Dios haya tomado una decisión, una decisión que
la haga cuidar a Selena y que algún día, un día, yo le pueda devolver la
foto y que me complete el autógrafo diciéndome: “¿Viste, Sergio? Cumplí
lo prometido y aquí estoy. No soy para ti ni para nadie sólo fotos y
recuerdos…”.
(¡¡Dios mío!! Haz realidad mis sueños. ¡¡Dios mío!! Devuélvenos a
Selena. Dale una nueva oportunidad. ¡¡Dale la posibilidad de vivir todo
lo que no pudo y mereció!!)
Dime, Selena, ¿cómo andas? ¿qué haces por allí? ¿Está todo bien? ¿Por
qué no nos lo vienes a contar? ¿Acaso no sabes que te extrañamos? ¿Acaso
no sabes que te esperamos? ¿Acaso no sabes que para nosotros tú no te
has ido y que te seguimos esperando como una madre espera a su hijo
cuando ha salido a la noche y aún no vuelve? Tal vez deberías saber,
Selena, que la gente por aquí nunca asimilará tu partida pues aún no
entiende cómo te has marchado, cómo te pudiste ir en un momento en el
que la vida te sonreía, la gente te amaba, la gloria te acompañaba y tus
sueños se cumplían uno a uno sin detener su marcha jamás. Ninguno de
nosotros ha pensado ni ha querido pensar que tu voz se ha ido para
siempre. Nosotros seguimos esperando que tú vuelvas para certificar que
nadie como tú podría irse de este mundo, para asegurar que Dios no
dejaría ir de este planeta a alguien tan divino y tan angelical como tú,
Selena…
Dime, Selena, ¿cuándo pasarás por aquí, cuándo nos dirás dónde estás,
qué es lo que ha pasado contigo, por qué estabas tan sola aquel día, qué
buscabas detrás de esas nubes negras que amenazaban una gran tormenta?
Dime, Selena, ¿estás sola? ¿con quién compartes tus sueños, tus alegrías,
tus tristezas, tus risotadas, tus ganas de vivir y de compartir? ¿Has
preguntado por qué estás allí y no aquí? ¿No nos extrañas? ¿Sientes
miedo, angustia, temor, soledad? ¿O acaso fuiste a buscar paz, felicidad,
armonía, libertad? ¿Sabes, Selena? Daría todo por escucharte, por saber
que estás efectivamente allí, que algún día te aparecerás ante nosotros
para decirnos lo que ha pasado contigo y lo que sucede en la actualidad,
para decirnos que nos quedemos tranquilos pues estás feliz donde estás y
que tú has elegido ese destino. Muchas veces me he imaginado salir de mi
departamento y encontrarte esperándome con una sonrisa de satisfacción y
complicidad, esperando mi reacción y esperando a que vaya por ti para
abrazarte y para decirte todo lo que siento por ti y para que me cuentes
todo, todo, y no soltarte hasta que tú me asegures de que tú estás bien
y de que estás feliz. ¿Sabes, Selena, lo que se te extraña? ¿Sabes,
Selena, lo que se espera por ti? ¿Sabes, Selena, que nadie podrá dejar
de llorarte si no vienes tú a decirnos lo que nosotros queremos escuchar,
que es tu palabra? Nosotros no queremos palabras de consuelo, no
queremos que nos digan palabras que nos dejen contentos pero que no
reflejan lo que sucede contigo. Simplemente, Selena, se espera que nos
vuelvas a hablar, nos puedas decir que estás feliz donde quieras que
estés, que estás feliz porque te extrañamos y estás feliz porque en
breve tú volverás… Y si no fuera así, que nos digas lo que sientes hoy,
y lo que has vivido y sentido en todos estos años…
¡¡Dime algo, Selena, por favor!! Ya no puedo tolerar tu partida. Yo sólo
quiero que estés aquí. Nadie al verte puede imaginarse y aceptar un
destino tan triste y tan doloroso. ¡¡Dime que nada es imposible y que tu
presencia viene a certificarlo!! Dime que nada es cierto, que nada te ha
sucedido, que sólo te marchaste por un tiempito pero que no nos
preocupemos. Dime que te sientes bien, que tu Alma no se ha quebrado,
que aún conservas ese temple y esa energía que te hacían única e
irrepetible, y que contagiaba al resto para seguir tu mismo camino.
Dímelo, pues la vida sin ti no es lo mismo, no tiene el mismo valor,
nada tiene sentido. Dime, Selena, que no es cierto, que todo fue una
pesadilla, que estamos viviendo esa pesadilla que tú tenías
recurrentemente y que te hacía despertar sobresaltada. ¿Recuerdas,
Selena? Dime que estamos soñando todo, pero cuando despertemos estarás
tú allí sonriéndonos feliz, contenta y satisfecha de estar dando todo de
ti, paseando tu talento y tu fama, pero fundamentalmente demostrando que
estás plena y bien contigo misma, cumpliendo todos tus sueños, dando
toda tu energía para ir cumpliendo sin prisa pero sin pausa cada uno de
tus proyectos y anhelos. ¡¡Dime, Selena, que estás allí!! Me moriría si
pensara que ya no estás, que fuiste un suspiro, un aire fresco en pleno
verano, una flor en primavera, una hoja en el otoño, una hermosa nieve
en la montaña. Me moriría de pensar que esa imagen final es cierta y que
nada se puede hacer. ¡¡Dime, por Dios, Selena que no es cierto!! Si
tienes la posibilidad de hacerlo, si tienes a Dios cerca para ayudarte,
detén el tiempo, páralo, haz que no siga contando las horas, los minutos,
los segundos. Pues cada segundo que pasa es una eternidad de tiempo sin
ti, un tiempo enorme sin poder disfrutar de ti, sin verte allí con tu
voz, con tu talento, con tu belleza, con tu presencia. Este mundo sin ti,
Selena, no tiene sentido, es insoportable, inaudito, desolador. ¡¡Por
eso necesito que me digas algo, Selena!! ¿Acaso no ves mi angustia, el
llanto de tanta gente, el Amor de tantos que no pueden entender aún qué
pasó y que sólo esperan que tú vuelvas pues no pueden admitir que te has
ido? ¿No ves que todas esas Almas sólo esperan que tú les hables, que
nunca se sentirán tranquilos hasta que tú les demuestres que nunca te
irías de ellos de esa forma? ¿Que tú tenías el Amor, la entereza y la
inteligencia como para prevenir cualquier locura, cualquier negligencia,
cualquier tontería y cualquier necedad que se pudiera cometer contra ti?…
Por eso, Selena, deten el tiempo, haz que el reloj no marque más las
horas, pues me voy a enloquecer … sin tu Amor…
No bastan las palabras de consuelo que prodigan los demás, Selena. Acaso
no basten porque no importan. Importan tus palabras, tus mensajes, tu
optimismo, tus fuerzas, tus ganas, tu energía. Yo sé que por allí no te
gusta que te diga esto, pero es lo que siento y lo que siente mucha
gente: en tu historia, lo único importante eres tú. Tú forjaste tu
destino, tú llamaste la atención de tu padre al cantarle esas canciones,
tú y tu carisma llamaron la atención al público, tu voz cautivó a la
gente, tus espectaculares apariciones en el escenario te hicieron
incomparable e inimitable. Con el tiempo el público aprendió no sólo a
admirarte sino a quererte, a cuidarte, a manifestarte toda clase de Amor
y de afecto. Sólo te querían a ti, sólo requerían tu presencia. Esa
misma gente que vio en ti su mayor representante no puede entender que
de todos los protagonistas de tu historia, la más importante, la que
generó semejante admiración y cariño, no esté. Y que se haya ido de ese
modo ... Todos los que te supimos amar no lo podemos entender, y por eso
sólo sirven tus palabras y tu presencia. Nunca nos consolará pensar que
podremos recordarte por tu música, que algún día nos encontraremos
contigo en otro mundo, en otra dimensión, en otras circunstancias. No
nos podemos consolar con recordarte con alegría, pues muchas veces
lloramos al verte y al recordarte. Tampoco nos contentará con pensar que
por allí lo que hacemos refleje tus sentimientos y que seguramente te
saquemos una sonrisa de satisfacción. Acaso lo único que me consuela es
saber que alguna vez dijiste que lo único que querías es que te
recordaran con Amor. ¿Y sabes, Selena? Eso es lo que hacemos. ¿Pero
sabes, qué también, Selena? Cuando te vemos, cuando disfrutamos de ti,
siempre, absolutamente siempre, se nos dibuja una mueca de tristeza, de
incredulidad, de honda desolación, porque nos damos cuenta de que tenías
todo para dar y toda la energía para hacerlo. Porque viéndote se nos
viene a la mente aquel nefasto día y no queremos creer que pudo haber
sido cierto. ¿Entiendes, Selena, por qué necesitamos que nos hables?
Para que nos digas que nadie pudo haberte hecho tanto daño, para
certificar que nada es imposible a la hora de que vuelvas con nosotros,
para decirnos que nada te pudo haber pasado, que nada de esto te pudo
haber sucedido…
Dime, Selena, ¿qué sientes, qué sueñas cada día, qué extrañas de
aquellos tiempos, qué pasa por tu corazón, que sientes en tu piel? ¿Acaso
lloras cuando ves los homenajes que te hacen, los recuerdos que te
prodigan, todo lo que se dice de ti? ¿Qué sientes al recordar aquel
nefasto día? ¿Sientes pena, rencor, odio? ¿Qué querrías decirle a esa
mujer? ¿Le darías la espalda? ¿Acaso la perdonarías? ¿Acaso querrías
hablarle para que te explique por qué te sigue haciendo tanto daño con
su filosa y odiosa lengua? ¿Querrías que se quede encerrada para siempre?
¿Querrías decirle lo que tú sientes ahora o querrías decirle lo que
quisiste expresarle aquel horroroso día y no le pudiste decir? ¿O acaso
no querrías decirle nada y sacártela de tu mente, porque no quieres
pensar ni admitir que alguna vez tú y tu familia confiaron en ella? ¿No
tienes ganas de correr, de escaparte de donde estás para decirnos algo,
para hablar con tu familia, con tu esposo? ¿Acaso no quieres llorar con
ellos? ¿Acaso no querrías compartir tu dolor y decirles lo que pasó? ¿O
acaso ellos lo saben? ¿No quisiste correr cuando cerraron “Selena Etc.”
porque tú misma sabías que era la confirmación de que tú no estás aquí y
de que tus sueños se los ha llevado el viento, esa tormenta que también
se llevó a ti? ¿Acaso quisiste correr para acompañarlos en esa dolorosa
decisión, estuvieras o no de acuerdo, para que no se sientan culpables
de aceptar y hacer aceptar esa dolorosa realidad? ¿Qué piensas de tu
familia? ¿No querrías hablarle a A.B.? ¿No querrías decirle que no se
lastime más con sus tatuajes, que sabes que él fue de los que jamás
aceptó que te hayas ido, que le costó horrores volver a la música porque
hacerlo sin ti era inaceptable y la aceptación de una derrota difícil de
asimilar? ¿No querrías aconsejarlo, acompañarlo, decirle que estás con
él para que componga aquellas canciones que sólo pensaba para que tú las
cantaras? ¿Qué se inspire en ti a la hora de hacer algo? ¿No querrías
alegrarle la vida con tus ocurrencias para que él no esté más enojado
con la vida y con el mundo por lo que te ha sucedido, para que no se
pelee más y para que todo lo vea con tus ojos llenos de tu Amor? ¿No
querrías acompañar a Chris, no querrías llenar su corazón con tu
presencia, con tus sueños, con tus planes y con tus ganas de vivir? ¿Acaso
no te das cuenta, Selena, que él aprendió a vivir contigo y que sin ti
se quedó como un hijo huérfano, sin poder ser nunca enteramente feliz,
extrañando a la mujer que le dio todo lo que necesitaba y todo lo que
buscaba, que le dio paz y tranquilidad en su alma, y que un día se quedó
sin nada, como si una mala persona le quitara el juguete más preciado a
un niño? ¿Acaso no querrías llenar el enorme vacío que siente tu madre
que premonitoriamente dijo aun estando tú presente que sin ti no podría
vivir, y que vive todas las noches llorando por tu ausencia mordiéndose
la lengua en estos 15 años para no tener que expresar todo su dolor y
toda su desolación públicamente? ¿Acaso no querrías que tu hermana
vuelva a tener a la persona a quien le podía contar todas sus
intimidades y con la que podía sentirse acompañada contándole sus más
hermosos secretos que sólo podía entender una hermana y, sobre todo, una
mujer? ¿Acaso querrías aparecer ante tu padre para que al verte no pueda
armarse más con su coraza, se afloje de una vez y se ponga a llorar
contigo como no lo pudo y no se permitió hacer en estos 15 años? ¿Acaso
no lo querrías, Selena?
Tal vez, Selena, querríamos escucharte porque te fuiste aquel día sin
que nunca se escuchara tu palabra, sin que nada pudiéramos oír de ti
para saber qué era lo que pasaba, qué era lo que sentías, cuáles eran
tus dudas, qué era lo que querías hacer realmente. Nos quedamos, Selena,
sin ver de ti alguna señal, algún vestigio, algún mensaje que nos
permitiera ver, intuir y tener la certeza, aunque sea con el tiempo, de
qué era lo que pasaba por tu mente y por tu Alma en aquellos días de
marzo de 1995. Cuando vemos tus imágenes de aquella época buscamos en ti
alguna señal que nos indique que algo estaba ocurriendo, que algo iba a
pasar. Vemos esas hermosas imágenes de tu aparición en “Padrísimo” el 8
de marzo y sólo vemos en ti alegría y belleza. Te vemos conduciendo un
especial de ese programa y vemos que la conductora, que estaba
circunstancialmente en Los Ángeles, te felicitaba y deseaba que ésa no
fuera la última vez que condujeras ese programa … Y fue la última vez
... Rastreamos una y otra vez tus apariciones, y seguramente
encontraremos alguna imagen perdida en el concierto de Chicago o en
algún reportaje en Corpus Christi o San Antonio que nos indique
claramente que algo te preocupaba, que la sonrisa no era la misma, que
algo te perturbaba. Pero nunca sabremos si eras tú la que sentías todo
eso o sólo son ideas de nosotros al ver esas imágenes con la seguridad
de lo que vendría después. Ese después que aún hoy no se puede entender
que ha sucedido y que te privó de todo ... Y nos quedamos sin tu voz y
sin tus pensamientos ... Te vemos grabando tu disco en inglés en camino
a la conquista de todo Estados Unidos y el mundo entero, nos dormimos
con la seguridad de que ibas por rumbo seguro y nos despertamos con que
te desviaste hacia esa horrorosa habitación del Days Inn para
encontrarte con un destino que nunca buscaste y que nunca esperaste. Aún
hoy esperamos una respuesta a esa decisión y a ese destino. Tal vez sea
eso lo que nunca nos hará descansar en paz ni a ti ni a nosotros. Tal
vez por eso buscamos que tú nos lo vengas a decir, Selena, pues tú, sólo
tú, tienes la verdad. Acaso lo que siempre buscamos cuando te recordamos
es que esa verdad alguna vez salga a la luz y salga de tu boca…
¡¡Dinos algo, Selena, dinos algo, aunque más no sea para llorar juntos,
para no sentirnos tan solos, para no resignarnos a un mundo sin ti!!
Dinos algo para no sentir ese desgarrador dolor de ver que una mujer de
tan sólo 23 años se nos ha ido de nuestras manos sin poder reaccionar,
sin poder expresar todo el sentimiento, todo el dolor y toda la desazón
que eso ha generado. Creo que ninguna de las lágrimas que hemos
derramado expresa la dimensión de nuestros sentimientos, que sólo se
expresarían con una palabra tuya, con una aparición tuya. Pues todo el
sentimiento que hemos expresado acaso explica lo que a nosotros nos
duele, todo lo que genera tu ausencia. Pero nuestro dolor, ¿acaso puede
expresar tu dolor, tus sentimientos, tus lágrimas, tus sueños, tus
sentimientos, tus dulces proyectos, tu Amor, tu ternura, tus risas, tu
energía, tus ambiciones, tus ganas de vivir? No, estoy seguro de que no,
a pesar de que tu ausencia, Selena, me ha hecho llorar como no lo he
hecho nunca. Porque en definitiva tú sola sabes todo lo que sentías,
todo lo que querías, todo lo que anhelabas. Ojalá pudiera ponerme en tu
piel, en tu Alma, en tu corazón para saber lo que sentías verdaderamente.
Ojalá pudiera estar en tu cuerpo, Selena, para saber y sentir la
dimensión de tus sentimientos, para poder sentir en toda su expresión
todo lo que significa tu ausencia. Creo que buena parte de nuestro dolor
y de nuestra angustia que pervive con el paso del tiempo tenga que ver
con saber que no nos mueve un sentimiento egoísta cuando rogamos para
que vuelvas. Porque ya no se trata de que vengas para que nuestra
soledad deje de sentirse, no es que nosotros queremos que estés para que
nos cantes nuevas canciones, no es que queremos que tú nos soluciones
los problemas de nuestras vidas. Sólo queremos, Selena, que tú vuelvas
para que vivas tu vida, para que continúes tus sueños de una mujer de 23
años con todas las ilusiones y todas las certezas. Hoy nada me haría más
feliz de saber que estás allí contenta y satisfecha, más allá de lo que
hagas o de lo que pienses hacer. Aunque mañana vinieras a decirme que
estás aquí pero que has decidido hacer otra cosa pues ello te hace feliz,
yo sería la persona más contenta de la Tierra. Nada me pondría más feliz
que viéndote a ti feliz, Selena…
Ven, Selena, ven a ver lo que has generado. Ven a ver a cuántas personas
más has emocionado. Ven a ver cuánta gente de diferentes tierras,
culturas y gustos musicales se ha encantado contigo. Ven a decirnos lo
que te provoca ver que haya tanta gente que te hace homenajes sin
haberte conocido y que sólo se movilizan por lo que tú les despertaste
con tu voz, con tu talento, con tu Amor, con tu carisma, con tu
versatilidad. Te sorprenderás de ver tributos de gente amante de tantos
y tan diferentes gustos musicales ... Hoy veía un video tributo dedicado
a ti con tus imágenes y música de Green Day. Era conmovedor no sólo el
video sino los fundamentos que daba el que lo hizo. Él decía que la
canción que puso como ambientación al video encajaba perfecto a ti,
Selena, pues él pensaba que nadie de las actuales artistas consagradas
era como tú, pues si había algo que te distinguía a ti de ellas era que
tú eras diferente, que como tú no había nadie, que tú no tenías igual.
Es curioso ... Yo también hice un escrito en homenaje a ti inspirado en
un tema de Green Day. Y fue uno de los escritos más lindos que hice. He
visto blogs enteramente dedicados al rock en los que han dejado un
espacio en homenaje a ti, en los que te dedicaban sus mejores palabras y
elogios y en los que te definían como artista de una forma en la que
pocos podrían hacerlo. He visto gente muy diferente a ti decir que
cantaba tus canciones a viva voz y lamentarse sinceramente por tu
ausencia. Y veo cómo muchas cantantes consagradas coquetean con esas
músicas y con otras con gran éxito cuando tú ya lo habías empezado a
hacer 15 años atrás .... ¿Entiendes, Selena, entonces nuestras
invocaciones, nuestros pedidos? Cuando vemos estas manifestaciones de
cariño y de reconocimiento es cuando comprobamos que si tú estuvieras
aquí, tú podrías hacer todo esto y mucho más con total naturalidad. No
tendrías igual. Serías lo que claramente se percibía y se intuía allá
por 1995 … La artista más consagrada y más querida del mundo. Si hoy
estuvieras aquí, no tendrías que ir tú a los demás para cantar cualquier
tema de diferentes géneros musicales. Los demás se acercarían a ti para
pedírtelo … Por eso, Selena, ven a decirme por qué no estás aquí para
hacer lo que te marcaba el destino, lo que seguro estarías haciendo
ahora con todo éxito. Dime, Selena, por qué no estás aquí para
certificar que eres sin duda la N° 1, la mejor, sin necesidad de que lo
tengamos que decir ahora nosotros con lágrimas en los ojos…
¡¡Dinos algo, Selena, dinos algo para seguir creyendo y para no sentir
ese vacío de tu ausencia!! Jamás voy a aceptar tu ausencia para siempre,
jamás aceptaré que el mundo te ha abandonado. Alguien tan hermoso y tan
divino como tú no se pudo haber marchado de esa manera. Alguien que
tiene tanto Amor no queda reducido a la nada misma. Alguien que tiene un
gran corazón no recibe ese cachetazo del destino, el engaño más horrendo,
la maldad expresada de modo inequívoco en una sola persona. Una persona
como tú, Selena, tiene que estar en algún lugar siendo feliz. Alguien
tan hermoso en cuerpo y alma debe tener su lugar al que pronto
encontraremos. Alguien que fue un ejemplo como artista y como persona no
se va en silencio como avergonzada por algo. Alguien como tú, Selena, va
a volver y nos dirá algo. Yo sé que eso va a ocurrir. Si hay un Dios que
creó este mundo y este universo, y que creó algo tan divino como tú para
certificar su existencia, entonces seguro que tendrá la misma
inspiración para traerte aquí, para darnos una señal y para hablarnos
con la misma felicidad de siempre. Yo no puedo concebir que este mundo
se creó porque sí. Por algo se creó y por algo estamos aquí. Del mismo
modo, yo no puedo aceptar que tú hayas sido concebida para marcharte
sólo a los 23 años. Perdería la fe en todo si esto fuera cierto. Pero yo
soy creyente, yo creo en la vida, yo creo en tu Amor, Selena. Por eso,
yo creo en que un día tú regresarás y nos volverás a dar todo de ti para
nuestra felicidad, pero por sobre todo, para tu felicidad. Yo sé que
será así, pues si no lo fuera, ni el mundo ni el universo tendrían
sentido. Este mundo y este universo sin tu Amor, Selena, no tienen razón
de ser. Por eso, yo te sigo esperando para que tú nos digas algo, para
que expreses tu Amor infinito. Por eso yo te sigo esperando porque sé
que tu presencia y tu voz darán sentido a un mundo desdichado sin ti…
Ojalá así sea, Selena, y mientras tanto, aquí estaré escribiéndote y
recordándote hasta que tu presencia, tu voz y tu Amor hagan inútiles y
vanos mis ruegos, mis palabras, mis homenajes, mis recuerdos y mis
invocaciones…
Simplemente te quiere con toda el Alma y te espera todos los días…
¡¡Qué nerviosa que estoy!! Recién ahora caigo en que estoy aquí en el
Houston Astrodome y que estoy por dar otro concierto de los que ya
empecé a acostumbrarme a brindarlos con tanto público y con tanto afecto
… Es que acaban de decirme que rompimos el récord del año pasado y allí
entendí que estaba en este hermoso lugar del que sólo me traen lindos
recuerdos. Y que no se crean que estoy distraída o que no me tomo en
serio las cosas. Soy muy profesional y detesto llegar tarde a los
conciertos o de no ofrecer todo de mí arriba de un escenario. Lo que
sucede es que durante todo el día estuve abocada como nunca a las
preliminares del concierto. Como nunca vi tanta gente pendiente de este
evento, tan pendiente de lo que vamos a hacer, tan al tanto de lo que
estamos haciendo, tan interesada en lo que realizaremos en el futuro.
Para mí es muy fuerte saber que este concierto será transmitido en vivo
para tanta gente. Ya para mí es una gran emoción saber que hay cerca de
65.000 personas en el estadio. Y también eso conlleva una gran
responsabilidad … ¡¡que me tiene los nervios de punta!! Pero saber que
encima lo que hoy haremos en el espectáculo lo verá tanta gente al mismo
tiempo no me genera sólo el lógico nudo en el estómago, sino sensaciones
muy fuertes, muy vívidas, que van mucho más allá de lo que sintamos
todos, el grupo, mi familia y todos los que nos han ayudado. Para mí
este momento es muy especial. Sé que en todo momento estará no sólo
gente de Estados Unidos viéndome, sino de México. Por eso tengo pensado
dirigirme a ellos cada vez que les dedique una canción, un saludo, un
agradecimiento. Me siento contenta y muy orgullosa. Contenta porque
después de tanto tiempo y de tanto esfuerzo, los muchachos y yo hemos
llegado a un lugar del que no nos habíamos imaginado que podríamos
llegar. La verdad es que todo fue tan rápido y todo fue tan impensado
que el ver el resultado luego de un tiempo le da la razón a mi padre, a
su arenga y a sus palabras. Cuando éramos niños pensábamos que él había
enloquecido, que nos estaba metiendo en algo del cual quién sabe a dónde
iríamos a parar. Y hubo momentos en los que esos miedos parecían hacerse
realidad. Hubo un tiempo en el que no la pasamos para nada bien. Pero él
siempre nos inculcó el valor del esfuerzo, el trazarse metas y hacer
todo lo posible para lograrlas. Aún recuerdo cuando nos llevaba en auto
a los barrios más caros, nos mostraba las mansiones y nos decía:
“¿Ustedes quieren lograr tener esas casas? ¡¡Esfuércense y verán cómo lo
lograrán sin dudar!!”. Él siempre nos dijo que nada era imposible. Que
si creíamos en nuestras fuerzas, en nuestra fe y luchábamos para llegar
a los objetivos propuestos nada impediría lograr nuestros propósitos.
¡¡Y vaya que lo estamos logrando!! ¡¡Y aún nos falta mucho por hacer!!
Eso me da mucha alegría. No sólo por mí, sino por todos, pues toda la
banda tuvo dedicación y mucha disciplina para llegar al objetivo más
deseado. No sólo es mérito mío. Pero debo confesar que en lo personal
estoy muy orgullosa. Orgullosa porque pude lograr que la gente se fijara
en mí, que me quisiera, que me diera todo su cariño y todo su Amor. No
es fácil lograr eso. Lo supe desde muy pequeña cuando me enfrenté a un
público con miedo a si lo que estaba haciendo no era muy bueno, con
temor por si lo que estaba cantando no les iba a impactar, a si aquellas
letras en las cuales muchas de ellas no entendía y las aprendía por
fonética no les iba a emocionar y si por allí no se iban a sentir
identificados conmigo. Hoy me enorgullece ver que todos se emocionan
conmigo, hoy se sienten identificados con mi canto, hoy ven en mí su
representante, su hermana que logra lo que ellos han deseado toda la
vida para con ellos. A veces pienso si la gente no me da mucho más de lo
que yo les doy. A veces confieso que me da hasta cierta vergüenza no
hablar tan fluido el español y que en el ámbito familiar me siga
manejando en inglés. Pero nadie podrá negar que en estos últimos tiempos
he aprendido a hablar el español en forma notable. Hace tres años cuando
fui a México con mis éxitos “Como la Flor” y “La carcacha” apenas si
podía pronunciar las palabras más elementales en español. Hoy les hablo
en su idioma y todos me entienden bien. Pero sé que tengo que darles más,
mucho más, porque ellos siempre me dieron su cariño, siempre tuvieron
una sonrisa para conmigo, siempre supieron entenderme, y me dieron todo
su Amor y comprensión. A ellos les debo todo. ¡¡A ellos les voy a dar mi
mejor concierto!!
¡¡Uy!! ¡¡Se acerca la hora del concierto!! Todavía tengo que peinarme,
maquillarme, ponerme el vestido. ¡¡Me tengo que apurar!! Que no se
malinterprete. No es que no haya preparado nada. No es que llegué tarde
o me dejé estar. Tampoco tengo aires de diva y voy a hacerme desear
tomándome todo el tiempo del mundo para prepararme. ¡¡De ninguna manera!!
Se sabe que mi familia no me lo permitiría. Tampoco las autoridades del
Houston Astrodome ni la televisión. Pero por sobre todas las cosas, yo
no me lo permitiría. Sé quienes me esperan y qué desean de mí. No es una
cuestión de compromiso. Es una cuestión personal. Yo quiero siempre
darles más de lo que esperan, sorprenderlos, que se emocionen por lo que
les ofrezco y que se encanten por saber que soy una más pero que también
soy diferente, bien diferente de cualquier artista. No está mal sentirse
la mejor y la más querida. En mi fuero más íntimo me siento bien conmigo
misma, satisfecha, feliz, por lo que hice, por lo que soy, por lo que
represento, por todo lo que quiero hacer y que sin duda lograré. Por eso
me tomo muy en serio todo, por eso mi cabeza trabaja noche y día
pensando en todo lo que quiero hacer para mí y para el grupo. Hoy me
sentí muy bien al poder ensayar varias veces el concierto antes de
ofrecerlo en poco tiempo. Me divertía ensayando los pasos de baile,
probando mi voz y el sonido cantando algunas de las canciones, sobre
todo las del Disco Medley con los que los sorprenderé a todos al
principio del concierto. Una y otra vez cantando, una y otra vez
bailando con Don Shelton y con Freddie Correa, una y otra vez moviéndome
a uno y otro lado del escenario para estudiar bien el terreno y no
cometer ningún error de cálculo al estar frente al público y frente a
las cámaras. Incluso en un momento del ensayo impedí con mi mano que una
de las cámaras me viera hablando con mi padre que me estaba dando una
indicación sobre lo que debía tener en cuenta en función de lo ensayado.
Es que quiero que todo sea una sorpresa, que sea algo que no se sepa,
que no sea previsible, ya visto, ya expresado. Conmigo todo tiene que
ser bueno y novedoso, impactante, original. Conmigo todos tienen que
exclamar de sorpresa y de alegría. Yo soy Selena y no puedo a esta
altura permitirme hacer más de lo mismo, algo rutinario, algo que ya lo
hayan visto miles de veces. Eso no es lo mío, ése no es mi sello, ése no
es mi estilo. En cada actuación, en cada presentación, sea de las
grandes como ésta, sea en una pequeña, sea en una humilde convocatoria
benéfica, sea en algún programa de televisión, sea en un gran festival,
yo tengo que impactar no sólo con mi voz sino con mi presencia. Por eso
mis vestidos los elijo después de pensarlo muy bien, y recién lo doy a
conocer cuando ya sé que será ése y no otro el vestido elegido. El que
elegí hoy, uno hermoso de color morado, es de una idea y creación mía
para la ocasión y recién lo anuncié a la televisión después de habérmelo
probado mil veces y de saber que me quedaba perfectamente…
A veces medito sobre qué piensan de mí los que me admiran, por qué logré
cosas que hace un tiempo hubiese jurado que nunca lograría ... Cuando
hace un ratito tuve que recibir a algunos fans que habían ganado en un
concurso del programa “Onda max” no sólo boletos para el concurso, sino
la posibilidad de verme un ratito antes del show, me sentí muy halagada
de que me regalaran flores y bombones. Es gente que me da su afecto con
todo respeto y con un agradecimiento que me conmueve y me gusta. Toda
esa gente tiene sus familias, sus afectos y sus vidas, y aun así me
tienen en sus corazones como si yo fuera una más de esas familias, como
si fuera una de las personas más queridas, que está entre sus más
grandes afectos. Es indescriptible la sensación de sentirse tan querida
y tan agradecida. Es a veces difícil de manejar situaciones en las que
uno ve y siente lo que una representa para todo ese público. Supongo que
he logrado un sentimiento particular con todos que va más allá de un
estadio lleno, de una admiración por un éxito, por una linda canción.
Para ellos yo no soy una artista más, soy un familiar, soy un afecto,
soy su amiga, su hermana, su madre, su hija, su esposa, ¡soy todo! Y
para mí nadie es desconocido. Yo los conozco a todos, yo sé lo que
sienten, yo sé lo que esperan, sé qué pasa por sus mentes y por sus
corazones. Entre ellos y yo hay una comunión de Amor y de cariño que
nunca se quebrará, que nunca se olvidará y que siempre se mantendrá a
pesar de todo lo que pase, a pesar de los avatares del futuro, de lo que
me espera de la vida, de lo que me depare el destino. Supongo que por
eso pude lograr un éxito tan rotundo en México. Tal vez por eso logré
ser tan exitosa en Texas a pesar de ser tan pequeña y de lo difícil de
lograr el reconocimiento siendo mujer. Tal vez por eso pude quebrar esa
barrera que parecía infranqueable para todo grupo tejano para llegar el
triunfo del otro lado del Río Bravo. Tal vez haya sido eso. Aun hoy
recuerdo cuando a los 14 años Johnny Canales me había entrevistado y me
pedía hablar el español para el público de México luego de decir en
inglés que habíamos pintado nosotros mismos nuestros vestidos. Yo quería
esconderme en un cajón porque sabía que haría un papelón, pretendí
hacerme la desentendida continuando la entrevista en inglés, pero ante
su insistencia sólo atiné a decir “los pintaron” y a echarme una de mis
clásicas carcajadas. Siempre las risotadas fueron para mí una buena
excusa para cambiar un clima tenso que me asfixiaba ... También recuerdo
haber ido a Tamaulipas, México, a los 16 años y dar mi mejor versión de
“La bamba” a un público que casi no sabía quién era esa niña que les
cantaba y bailaba con tanta gracia. Sí, supongo que hace rato logré lo
que disfruto hoy. Nada es casual en la vida. Y la gente no le regala
Amor a cualquiera. Se lo da a alguien a quien también le ofrece todo su
cariño en cada presentación…
¡¡Ya lo tengo!! Me soltaré el pelo. Dudé en hacerlo pero hoy quiero que
me vean así. En estos tiempos tengo ganas de usar el pelo atado, como de
hecho lo lucí hoy en todo momento, como lo tuve en los ensayos, en las
entrevistas, cuando atendí a la gente, cuando salí a los pasillos del
estadio y sorprendí saludando al público que estaba entrando para
ubicarse para el concierto. Pero me reservo para el mes entrante lucir
el pelo atado. En marzo me esperan Festivales importantes como el de
Noches de Carnaval y el de Calle 6. También debo ir a conciertos
benéficos como el de la Escuela de los Spurs y a conciertos con otros
artistas texanos como el de Chicago. Pero éste es un concierto mío, que
tendrá el invalorable aporte de Emilio Navaira y de su Grupo Río. Y en
este concierto mío ya tengo mi vestido que lo quiero lucir con esa
imagen de la cual todas ya están bien acostumbrados. Mi pelo suelto y mi
flequillo. Espero que no haya tanto viento o que el giro del escenario
no me haga volar mucho mi pelo, porque ya me veo tocándomelo
constantemente para que no se me pare ni se me desarregle. Tal vez
podría usar mi peinado más elaborado y con más vuelo como en los
conciertos de la Feria de Monterrey, pero ya no hay tiempo para eso.
Además, yo quiero usarlo hoy así. Ya habrá tiempo para cambiarlo. Quizá
lo haga para cuando presente mi disco en inglés. Quizá para mi próxima
presentación personal que será el … ¿31 de marzo? ¡¡No, no puede ser!!
No es en marzo. Debe ser en abril … Sí, ¡¡eso es!! ¡¡1 de abril!! Quizá
use ese peinado para ese concierto. O quizá para cuando tenga que
pasearme por el mundo ante públicos tan diversos, y con otros tiempos y
culturas. Pero ante mi gente quiero que me vean como ya están
acostumbrados. Quiero que hasta en el aspecto no noten que he cambiado
en lo esencial. Que sigo siendo la misma Selena de siempre, a pesar de
que ya no soy la pequeña promesa. Sé que soy una realidad, y que esa
realidad me llevará a quién sabe qué caminos. Una muestra para ellos
será el inicio del concierto. Pero no quiero que ellos piensen que mi
vida cambiará, ni que seré otra persona y otra artista porque la música
me lleve a otros ámbitos y a otras culturas. Para ellos yo seré la
Selena de siempre. Nunca los defraudaré, siempre seré la mujer que vive
feliz con su familia en Corpus Christi, no renegando de sus orígenes ni
lo que representa para tanta gente. Yo quiero ser la más grande artista,
pero también quiero ser feliz. Y fundamentalmente yo quiero que me
quieran. Por más éxito que tenga, si no tengo mis afectos no puedo vivir.
Por más que tenga éxito en el mundo, si no puedo cumplir con todo lo que
soñé desde muy pequeña me sentiré desdichada. Mi gran éxito es poder
lograr ser feliz con todo lo que anhelado para mí y para todos los que
me quieren de verdad…
No lo voy a decir a nadie públicamente. Me lo diré personalmente y
esperaré que me lo digan los demás cuando me vean. Pero ahora que ya
estoy preparada para salir puntualmente al escenario como siempre, me
veo hermosa. Creo que nunca me sentí tan linda como hoy. Siento que hoy
será una gran noche, una noche de la cual se hablará mucho y que pocos
olvidarán. Presiento que hoy será el inicio de muchas cosas importantes
en mi vida. Quizá hoy se cierre una etapa en mi vida y empiece otra bien
diferente. Lo sentí en todo momento al estar preparándome aquí en el
Houston Astrodome. Hoy tomé plena conciencia de que estoy en vísperas de
algo bien importante, de que estoy en las puertas del gran éxito, en el
que mi nombre será conocido en todo el mundo y que ya no habrá fronteras
para mí. Hasta ahora siempre fui consciente del avance de mi carrera
pero siempre pensé que aún me faltaba mucho para llegar. Hasta no hace
mucho relativizaba lo que vivía, dudaba sobre si lo que estaba viviendo
era tan importante como para imaginarme si esto me ponía tan cerca del
éxito mundial. Quizá quería relativizar todo para no ilusionarme mucho,
para no sentirme desilusionada y defraudada. Sufrí mucho cada paso y
cada avance. Tuve que dejar muchas cosas en mi niñez y en mi
adolescencia, y traté de que no me dolieran demasiado los traspiés
pensando en los grandes objetivos, en todo lo que iba logrando día a día
por poco que fuera. Siempre quise tener los pies bien puestos sobre la
tierra para no ilusionarme de más, para no sentirme dolida si había
puesto muchas expectativas inútilmente por algo que estaba más lejano
que lo que marcaban la realidad y mis ganas. Pero ahora que veo que todo
se va haciendo realidad, ahora que siento que mi disco en inglés saldrá
después de tres largos años, de que algo les podré adelantar hoy, de que
todo lo que toco se hace posible, de que tengo a la gente de mi lado, de
que las grande cadenas televisivas hispanas me buscan y me consideran,
de que ya los medios “gringos” me entrevistan porque ven que soy un
suceso digno de atender, entonces me permito pensar que nada me detendrá,
que no tengo que ocultar mi satisfacción por lo logrado y por lo que
lograré. Ya cuando decidí abrir Selena Etc. lo hice más con la idea de
aprovechar mi éxito para echar a andar mi gran sueño de ser diseñadora,
que por la seguridad de mis éxitos mundiales. Ahora ya siento que lo
lograré y de que nadie me detendrá. Hoy les demostraré a todos lo que es
ser Selena y de lo que significa ello. ¡¡Les daré un concierto del que
no se olvidarán jamás!!
Mi padre ha tocado mi puerta y me ha dicho que es hora de salir. Y por
suerte se retiró para que yo misma decida el momento de ir en dirección
para el escenario. Me da mucho gusto de que mi padre confíe en mí y de
que respete mis tiempos, a sabiendas de que no demoraré mucho. Sabe que
me pongo muy nerviosa antes de cualquier concierto, que necesito
mentalizarme y encarar este instante sola sin que nadie alimente mis
dudas y mis certezas. Sabe que necesito estar sola para encarar esa
puerta en el que se puede escuchar y sentir la expectativa de la gente,
respirar hondo, tomar fuerzas de ese Amor y de ese cariño para no tener
más miedo y para no sentirme más sola. Con el tiempo me he dado cuenta
de que en el escenario es en el único lugar en el que me siento yo misma
y me siento tan amada. Reconozco que no dije toda la verdad en el Show
de Cristina. Por conformar a la gente mayor que no veía con buenos ojos
mis apariciones “provocativas” en el escenario con mis bustiers, dije
que una cosa era yo en el escenario y otra en la vida, y que ambas
personas eran bien diferentes. Si bien lo que quise transmitir era que
en mi vida hogareña soy una mujer normal, como cualquiera, no es cierto
que soy distinta en el escenario respecto de la vida. ¡¡Soy la misma!!
Esa que ven en el escenario soy yo misma, yo soy aquella que expresa con
Amor las canciones tristes, con una amplia sonrisa las canciones alegres
y con pasión cuando transmito todos mis sentimientos. Soy yo y no otra.
Soy yo en la vida, ni más ni menos. Yo soy hasta transmitiendo más de lo
que me permito expresar pública y privadamente. Soy yo aquella que sólo
en el escenario se permite decir todo lo que siente por su Alma y por su
cuerpo. Por eso para mí es tan importante cada concierto: es mi vida en
el escenario. Y tal vez por eso me quiere la gente, porque en definitiva
soy auténtica, sabe que no le miento y que nunca los engañaré ni
defraudaré. Llevo una gran responsabilidad en mis espaldas, pero no me
pesa, pues hago lo que quiero y lo que siento, y recibo el mismo afecto
que transmito. Más no puedo pedir. Sólo tengo que agradecerle a Dios y a
la vida por lo que me ha dado en tan poco tiempo…
Son tantos los nervios que recién me doy cuenta de que me han anunciado
en el estadio. La presentadora me dio un beso y me invitó con una amplia
sonrisa a entrar. Las cartas ya están echadas. Otra vez siento ese
bendito nudo en el estómago. Miro para abajo y enfilo para el carruaje
sin mirar aun lo que me espera. En ese instante pienso en aquel
reportaje que me hiciera Verónica Castro en Furia Musical y fijé mi
pensamiento en aquel momento en el que le dije que hasta en los momentos
libres hacía cosas para mi boutique o para mis próximos discos y
presentaciones. Recuerdo ese momento en el que le dije todo lo que
soñaba y todo lo que anhelaba. Le expresé con toda sinceridad cuáles
eran mis objetivos y como nunca expresé públicamente que no podía estar
sin hacer nada, sin hacer algo constructivo para mí, para mi carrera y
para mis sueños. Tal vez haya dado una impresión como si mis afectos
estaban dejados de lado. Al menos Verónica me dio esa impresión … ¡¡Nada
más equivocado!! Mis afectos están junto conmigo, con mi música, con mi
carrera, con mis sueños. Sin ellos no podría vivir, sin ellos no podría
continuar. Ellos saben que éste es mi momento y que hay que aprovecharlo.
Mi momento es también el de ellos. Y después vendrá los demás … Un hijo
… Sí, lo pensé … ¡¡vaya si lo he meditado!! … Pero quiero esperar un
poco … Hay tiempo … Levanto mi vista y veo a esa gente que sólo grita
por mí y viva mi nombre. Yo les doy mi mejor sonrisa y lanzo mi primer
saludo. Siento que el carruaje echa a andar para depositarme en el
escenario. Ya no tengo dudas, ya no tengo temor. Como fondo escucho la
guitarra de mi esposo a modo de acompañamiento de mi entrada. Pero lo
que más escucho es a la gente. Es ella la que me da confianza. Es ella
la que me da su Amor, su cariño y su confianza. Es ella la que me da
compañía cuando a veces me siento sola … ¡¡Uy!! ¡¡Lo que me temía!! El
viento me empezó a levantar el flequillo. Ya me veo que estaré todo el
concierto tratando de arreglármelo. Pero no importa. Está toda esa gente
que espera de mí lo mejor. Y aquí estoy yo para darles todo de mí, como
si fuera la última vez … ¿Quién sabe cuándo volverán a verme? ¿Quién
sabe dónde me llevará el destino? Por eso les daré el mejor concierto
para que no se olviden nunca de mí, para que se lleven siempre de mí el
mejor de sus recuerdos de una artista que dio lo mejor de sí en forma
genuina y honesta. Para que se acuerden de mí con Amor aunque me vean
mil veces más o no lo puedan hacer nunca más por esas cosas de la vida,
teniéndose que contentarse con sólo escucharme por radio, en un disco o
verme por televisión, o teniendo de mí sólo una fotos y reteniendo en
sus mentes miles de recuerdos … Espero que no sea así, espero que
siempre para todos haya una vez más. Así lo espero. Así lo ruego … Bueno,
mis amigos y custodios de siempre me han bajado del carruaje y me han
acompañado con cuidado al escenario. Ya es demasiado tarde para lágrimas
y para arrepentimientos. Ya es hora de empezar y de ser la Selena de
siempre … “How are you doing Houston, Texas?”.
(Yo sólo quiero recordarte, Selena, por lo que fuiste, por lo que
generaste, por lo que soñaste, por lo que sentiste … Yo sólo quiero
recordarte por tu Amor, por tus sentimientos, por lo que dejaste en
nuestros corazones … Yo sólo quiero que sientas a través de nuestros
recuerdos … Yo sólo quiero que te sientas amada, pues tú, Selena, te
mereces todo nuestro Amor, el mismo que tú generaste…)
Y sabes, Selena, que nunca te dejaré sola, ¡¡nunca!! Y que siempre
tendrás a mi corazón como compañía…
Te fuiste, Selena, cantándonos “Como la Flor, con tanto Amor, me diste
tú, se marchitó, me marcho hoy, yo sé perder, pero ay, ay, ay, cómo me
duele”. Y ése, que fuera tu primer gran éxito, el primer N°1, que te
llevara al camino de la fama no sólo en México sino en Estados Unidos,
acaso marcaría una de esas tantas señales que definirían tu destino, un
destino nunca pensado, ni imaginado, pero que llegó y que se plasma en
aquellas letras que supiste cantar. ¿Cómo imaginarse que una flor como
tú se iba a marchar y marchitar? ¿Cómo imaginarse que ibas a marcharte
aceptando tu derrota como también expresaras al cantar “No me queda más”?
¿Cómo hacer para no sentir ese cimbronazo del destino cuando dices que
te duele aceptar no poder seguir compartiendo el Amor de todos, el Amor
de todos los que han sabido quererte bien? ¡¡Si vieras, Selena, cómo
duele perder tu Amor!! Junto a tu partida te has llevado nuestros
corazones. Difícilmente podamos volver amar a alguien después de
conocerte, Selena, porque todo el Amor que podíamos dar te lo llevaste
tú. Como verás, tus letras que supiste cantar como nadie siempre están
presentes no sólo por lo lindas sino porque nos recuerdan una y otra vez
que no estás aquí…
A veces cuesta entender la realidad. A veces cuesta comprender ver
ciertas cosas cuando se sabe que esa realidad que uno tiene, ve y palpa
cambia en un segundo, sin pedir permiso, sin tener piedad con gente que
ha sabido dar todo y que ha recibido semejante castigo del destino. Te
veo en “Padrísimo” hablar de tus proyectos, Selena, te veo tan hermosa,
tan segura, tan chispeante, con tantas ganas de cantar, de ser gustada,
de que te apreciaran por lo que eras y representabas que ni remotamente
uno podía imaginarse lo que sobrevendría después. Allá por febrero de
1995 hablabas de tu disco en inglés, expresabas tu alegría de que por
fin saldría ese disco allá por mitad de ese año, de que sabías
perfectamente de que 1995 era un año muy importante para todos pues
estaba el grupo a las vísperas de pegar el gran salto, ese salto que los
depositaba al éxito en el mercado anglosajón en Estados Unidos y de allí
a todo el mundo, y reafirmabas todo el esfuerzo que implicó llegar hasta
allí … Cuesta creer que en poco tiempo eso que parecía tan seguro se
desmoronara como un castillo de naipes en forma irremediable. Uno, sea
en ese momento como tiempo después, espera ver algo, una señal, un gesto,
un enojo, una actitud desconcertante que nos explique aunque sea algo de
este sinsentido, de ese sinsentido del cual -siempre quedará claro- has
sido tú la única víctima, la víctima que nunca había hecho mal a nadie,
que sólo dio Amor y nunca dio motivo a ninguna polémica ni a ningún tipo
de envidia. ¿Cómo explicar esto entonces si encima no puedo ver nada que
me indique ese cruel destino que sólo lo podemos explicar si escuchamos
algunas letras de tus canciones? Duele y duele mucho el verte cantar en
la emisión de marzo de 1995 del programa “Padrísimo” el tema “Fotos y
recuerdos”. Es escucharte, oír bien la letra, ver tu expresión de
alegría, observar la fecha de emisión del programa (8 de marzo de 1995)
y no poder explicar ese nefasto día, la previa de ese día, ni que esa
canción expresara el más legítimo sentimiento sin consuelo, de tristeza,
de impotencia, de desazón, de llanto y de dolor interminable por tu
destino, y de aferrarnos a lo único que nos queda ante tu partida:
“Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Está media
rota y ya se está borrando por tantas lágrimas que estoy derramando. Y
es todo lo que me queda de tu amor: sólo fotos y recuerdos”. Y como si
fuera una mueca del destino, todos los días y todas las noches hago algo
que canto contigo: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de
dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor: sólo fotos y recuerdos...”.
Cuesta entender verte ese 8 de marzo de 1995 haciendo de presentadora en
el programa “Padrísimo”. No porque no entendiera por qué estabas allí.
Muy por el contrario, lo sabía perfectamente. Ya eras una estrella
consagrada. Estabas allí una vez más en agradecimiento porque en ese
programa te habían ayudado mucho a difundir tu música y a apoyarte para
llegar a ser lo que eras en ese momento. Estaba muy fresco aún lo que
habías generado en el Houston Astrodome ante 65.000 personas. Era lógico
que hasta te dieran el espacio no sólo para cantar sino para presentar
el programa ante la ausencia obligada de su conductora. Lo que no se
puede entender qué podría haber detrás de tu sonrisa para explicar lo
que vendría después. No se puede entender, pues hasta parece que tu
destino estuviera guionado por un escritor de Hollywood, y producido y
dirigido por un reconocido cineasta. Todo parece escrito, todo parece
estar presente sin que nadie captara la señal del destino. Todo parece
estar implícito cuando la conductora se comunica contigo para
felicitarte por tu performance en su programa y te dice que espera que
se repita la experiencia deseando que no sea la última vez que se dé esa
hermosa emisión … Cuesta creer, ver y escuchar esas palabras y saber
perfectamente que ésa sería tu última aparición en “Padrísimo”, sin que
nadie pudiera imaginar que así sería. Y si por allí alguien hubiese
sabido de esa circunstancia, todos nos hubiésemos preguntado qué
problemas surgieron para que no te presentaras más allí, o hasta
hubiésemos imaginado que el éxito fue tan grande que nunca tuviste ni la
oportunidad ni el tiempo para volver al programa alguna vez. Era el
miedo que tenía Johnny Canales en lo que también sería tu última
aparición en su show. En aquella oportunidad, él recordaba que tú
cantabas desde que eras muy pequeña, remarcaba que en aquellos tiempos
no sabías hablar el español y que siempre te aconsejaba sobre la
necesidad de hablarlo en el futuro para que te quisieran en México, y te
felicitaba pues en ese momento ya te habías convertido en la artista
latina más importante y en el crédito mayor que hubiera dado Corpus
Christi y todo Texas. Y con el miedo de que esa fama hiciera que ya no
fuera posible que volvieras al “Show de Johnny Canales”, él te rogaba
que nunca te olvidaras de él y de todos los que estaban allí admirándote
y dándote todo su cariño. Tú le dijiste que no se preocupara, que nunca
te olvidarías de él ni del público y que muy pronto volverías … Fue tu
última aparición allí y con ello no fue posible, entre tantas otras
cosas, que llegaras a la Argentina, tal como lo adelantaste allí…
Cuesta entender verte en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 y
comenzar tu show con ese increíble y memorable Disco Medley. Tal como lo
habías dicho apenas unas horas antes en el Programa “Onda Max”, ese
inicio era un simple muestrario de lo que iban a ser tus futuros
conciertos. Estaba en marcha el disco en inglés, ya se sabía en qué iba
a consistir y el público de Estados Unidos, te conociera o no, debía
estar preparado para lo que les ibas a ofrecer en el futuro. También ese
momento y ese inicio eran una prueba de fuego para ti, porque buena
parte de la expectativa y de la reacción de la gente ante semejante
inicio te daría la pauta sobre dónde estabas parada y hasta dónde
podrías llegar con esa interpretación que apenas era una muestra, una
pequeña dosis de todo tu potencial como artista. Ya en breve les
mostrarías hasta dónde llegaba tu talento y tu versatilidad con ese
disco que quién sabe cómo se iba a llamar en realidad. Casi seguro les
mostrarías y los sorprenderías con “I could fall in love” que ya lo
habías grabado y que sería tu tema de presentación del disco. Pero antes
de todo esto les mostrarías cuál era la medida, cuál era tu verdadero
potencial con esa presentación interpretando ese Disco Medley de los
años ‘70. Es cierto que varias veces les cantaste en inglés pero siempre
era un par de canciones mechadas con tu repertorio en español. Ahora
iniciabas con varias canciones en una suerte de potpurrí que te permitía
lucirte con todo tu potencial que no sólo consistía en que se notara tu
buena voz, sino tu baile, tus desplazamientos, tu encanto, tu carisma,
tu personalidad, tu temple, tu pasión, hasta dónde no te pesaba
semejante marco dado por tanta gente y tanta expectativa. Tú no sólo
superaste la prueba sino que los impactaste. Sorprendiste a propios y a
extraños. Ganaste la admiración de tus fans, de la gente que te conocía
pero no era admiradora tuya y de la gente que recién te conoció a partir
de allí. Fue tu carta de presentación que generó la admiración de gente
que te conoció mucho después. Fue hasta el momento obligado de inicio
para la película que se hiciera en tu nombre y memoria. Pero fue eso.
Sólo una muestra. Un indicio de lo que podías haber hecho pero que nunca
pudiste repetirlo y mostrarlo en total plenitud. Y cuando tenías la
oportunidad de volverlo a hacer en un concierto propio, no se pudo dar.
La cita iba a ser el 1 de abril de 1995, tan sólo un día después del
nefasto día, tan sólo un día antes de tu tercer aniversario de casada, a
sólo dos semanas de tu cumpleaños número 24 … Cuesta creer…
Cuesta creer que tu vida, Selena, haya sido un trabajo duro para llegar
a asomarte al mundo, para demostrarle lo que eras capaz, hasta dónde
podrías llegar, todo lo que querías ser y hacer, para después despedirte
sin sentido alguno. Y que te fueras dándonos en tus canciones y en tus
actuaciones esas pequeñas muestras que no dejan más desconcertados y más
doloridos. A veces ante cosas tan desgraciadas uno no tiene manera en
algunos casos de demostrar si aquello que se asomaba realmente era una
realidad o sólo era una de las tantas promesas que sucumben en la
realidad y en el tiempo. En tu caso, Selena, llegaste a demostrar no
sólo que habías llegado a la fama y al éxito, sino que no tenías límite
y que todo lo que te habías propuesto lo ibas a lograr pronto, más que
nada porque tenías al público de tu lado, y tenías un enorme talento,
ganas de crecer y de que te quiera todo el mundo. Ese público estaba
encantado contigo, te quería, te apreciaba, se sentía identificado
contigo. Y cuando eso se da, difícilmente eso se revierta. Tenías que
defraudarlos y mucho para que las cosas se te volvieran en contra, y a
esa altura de tu carrera, Selena, estaban dispuestos a perdonarte todo,
sin necesidad de que sucediera alguna desgracia para sentir esa
sensación. El público no iba a empezar a quererte por pena ante tu
destino luego de un largo tiempo de indiferencia o de admiración sólo
por algún hit. La gente te quería, y en algunos casos te amaba desde
hacía mucho tiempo, como sucedió en Texas. Ya la gente te admiraba y se
sorprendía de tu talento desde que eras adolescente, y tenía contigo un
cariño muy especial. Desde los 16 años recibías premios y te ganaste el
Amor de tu gente pues tú ibas a darle un concierto a su pueblo en vez de
que ella tuviera que trasladarse kilómetros y kilómetros para verte. Tú
construiste tu fama muchos antes de que los grandes medios de
comunicación se dieran cuenta de lo que eras como artista. Lo que para
ellos en 1994 era una novedad, para muchos ya era una realidad desde
hacía un largo tiempo. Y cuando habían empezado a aparecer los grandes
reconocimientos, los grandes premios como el Grammy, las apariciones en
público en las grandes cadenas televisivas, cuando aparecías como actriz
en telenovelas, cuando eras invitada asidua en los grandes festivales,
cuando ya te codeabas con las grandes artistas del momento, te marchaste,
sin poder demostrar que tu talento era infinito y que tu poder para
conquistar todo el mundo era ilimitado y construido en base a tanto Amor
que no tenía nadie de tu género. Realmente cuesta entender…
Es imposible no verte o no escuchar tus últimas grabaciones y sentir un
nudo en la garganta y una pena en el corazón, pues parece que
permanentemente estuvieras cantando tu destino, como si estuvieras
desafiando esa ley inexorable que nos llega a todos y que se ensañan
incluso ante almas tan nobles como tú, Selena … Uno te escucha en una de
tus últimas grabaciones, que ni siquiera pertenecía a un disco tuyo ni
de tu banda, sino que fue hecho en homenaje a un artista, y cuesta
entender y duele escuchar esas palabras que salen de tu boca. En “A boy
like that”, el escucharte decir “Un hombre así matará a tu hermano.
Encuentra a alguien que es como tú. Un muchacho así te dará tristeza.
Cuando termina te deja sola, triste y sola”, es ver que se te acerca tu
destino, es como si uno pudiera verlo, es como querer gritarte que seas
tú la que tome ese consejo, que tal vez haya que cambiar los géneros y
nos demos cuenta de que una mujer así puede matar a una hermana, y que
una mujer así puede dejar a una mujer triste y sola , con un destino
trágico y una vida hermosa con tantos sueños hecha añicos … y una
familia atónita sin poder reaccionar jamás frente a tamaña afrenta. ¿Qué
estarías pensando en ese momento, Selena? ¿Acaso estarías contenta de tu
vida y de tus sueños que nunca te hubieses imaginado que esa letra llena
de muerte tuviera que ver contigo? Puede ser. Es lógico que en tu corta
edad nunca pensarías en algo así y menos para ti, que jamás pensaste que
recibirías como respuesta a tu Amor semejante bofetada. Puede ser.
“Puede ser” fue el último tema que grabaste. Un tema que hasta costó un
tiempo saber de su existencia, y cuya letra sueña extraña cantada por ti.
Una letra que hasta muestra una historia que muchos quisieron hacernos
creer que a ti te había pasado en tu vida real. Así es la vida. Cruel,
inentendible y muy injusta. Cuesta creer aún hoy, Selena…
Uno te escucha cantar “Acuérdate de mí” y siente escalofríos. Es muy
difícil no asociar esa canción a tu suerte, a tu destino que nunca uno
podía imaginarlo en aquel momento en el que lo cantaste. Cuando te
escucho tan joven cantar “Este día me acordé de ti. Al oír nuestra
canción, volví por un momento a los tiempos más felices que pasé contigo,
mi amor. A veces yo pienso si tú también recuerdas los momentos de
nuestro amor. Cómo quisiera saber si tú también piensas en mí. Pensando
en ti yo te quiero aquí. Acuérdate de mí, mi amor”, siento como si hoy
mismo tú misma lo cantaras y nos imploraras que te recordemos por esos
tiempos hermosos en los que nos dejaste todo. Es inevitable en tu
recuerdo no sentir eso al saber tu destino, al saber que partiste de
este mundo sin comprender, al saber que corriste y lloraste por tu
destino irremediable preguntándote acaso cómo te recordaríamos, si acaso
te olvidaríamos o si tal vez te miraríamos con indiferencia llevados por
las dudas sobre ti generadas por muchas cosas pérfidas que se dijeron
sobre tu persona, y que la morbosidad y la maldad de cierta gente,
siempre presentes en este caso, en especial de esa mujer que te asestó
la peor traición, triunfarían y estarían por encima de tu amor ... No,
Selena, nunca lograrían eso. Tal vez te fuiste sin poder entenderlo, sin
poder pensarlo y sin poder sentirlo porque en ese día premonitoriamente
lluvioso estabas tan triste y sola, pero todos nos llevamos aquellas
palabras que tú cantaste maravillosamente y que te definían como nadie
lo que eras como artista y como persona. Te fuiste como si nos cantaras
“Yo fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui
aquella quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo
te necesito no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me
has olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí”.
Y ese sentimiento nos lleva a recordarte siempre, a demostrarte no sólo
lo que representas para nosotros, sino para decirte que tú siempre
estuviste presente cuando estábamos solos y ya nada esperábamos de nada
ni de nadie. Tú estuviste siempre allí con tu voz, con tu talento, con
tu risa, con tu dulzura, con tu presencia, con tu saludo. Sé que nos
necesitas, sé que no nos puedes encontrar aunque nos busques. Pero ten
por seguro, Selena, que no nos hemos olvidado. Incluso te sorprendería
que gente como yo, de tan lejos y que te ha conocido tiempo después,
está aquí para agradecerte, para hacerte compañía, para desafiar el
tiempo, el destino, tu destino, y para esperarte a pesar de todo. Y para
en tu recuerdo cantar y sentir contigo “Yo fui aquella que pensaba en ti
cada momento. Yo fui aquella que te vi partir como los vientos. No puedo
comprender por qué me dejaste. No puedo comprender por qué me lastimaste.
No importa el dolor. Tú sigues siendo mi amor”…
Y aunque nunca salga el sol, Selena, yo siempre cruzaré la montaña,
atravesaré todos los caminos, lucharé por tu Legado contra toda lógica y
contra el paso del tiempo. Porque tú, sólo tú, Selena, robaste mi
corazón, y nada se puede hacer frente a eso más que gritarlo a los
cuatro vientos para que todo el mundo sepa lo que eras como artista y
como persona. Tú nos enamoraste, tú nos encantaste con tu presencia,
sólo contigo quiero estar y ni tu ausencia lo impedirá. Tu siempre
gritaste a cuanto quisiera escucharte en cada concierto “Ámame, quiéreme”
y nos pediste “No te vayas” ante cada canción. Tú sabías que eras la
mejor, pero necesitabas que te lo dijeran con un aplauso, con un
reconocimiento, con una muestra de cariño y de Amor. Y eso que pedías lo
has logrado con creces, pues el que siembra siempre cosecha, y para
pedir que te quisieran primero aprendiste a querer tú. Por eso las
muestras de Amor antes y después del nefasto día. Por eso nuestro afecto,
nuestra sonrisa, nuestro dolor, nuestro llanto, nuestra muestras de
afecto. Aunque nunca entenderemos por qué te hicieron esto, por qué nos
hicieron esto, siempre estaremos aquí para hacer tu sueño posible, para
que tu Amor termine por conquistar todo el mundo y para que algún día te
encontremos y te podamos decir que todo lo que tú hiciste, Selena, valió
la pena, y te lo podamos certificar con una sonrisa y con lágrimas en
los ojos. Nada nos pondría más contentos que ver tu expresión de
satisfacción al apreciar que al menos no te hemos olvidado, y que tu
Amor pudo y valió más que tanta locura y tanta insensatez…
Y aunque me cueste entender todo, aunque una y otra vez salga de mí una
mueca de dolor, de tristeza, de no poderme explicar cómo no estás aquí
luego de ver alguna actuación memorable de tu parte, yo sacaré fuerzas
de donde no tenga, sacaré la energía de ti que nos sigues transmitiendo
en cada actuación, en cada reportaje, en cada sueño, en cada anhelo que
supiste expresar, para recordarte y para cumplir ese sueño de ser la
mejor artista latina de la historia y de que todo el mundo te lo
reconozca con un aplauso, con un beso, con un agradecimiento, con un
cariño expresado de la manera que mejor se pueda; es decir, que se te
recuerde como tú querías, Selena: que todo el mundo te recuerde con
Amor…
Siempre estaré aquí, Selena, todos los días, todos los meses, todo el
año para hacerte compañía, para no dejarte nunca sola y para que sepas
que siempre tendrás el Amor de tu gente, ese Amor que sólo tú podías
transmitir del mismo modo que tus canciones. Y aunque no tenga más
fuerzas, aunque no tenga más palabras, yo siempre estaré recordándote y
diciéndote cosas bonitas, palabras que salen de mi corazón, ese corazón
que es enteramente tuyo…
A veces me pregunto, Selena, que se siente por ti, qué buscamos de ti,
qué es lo que se siente al evocarte y al recordarte, qué nos une a ti,
qué es lo que vemos detrás de aquellas canciones, detrás de aquellos
conciertos, detrás de aquella figura. Me pregunto qué relativo es todo,
cómo puede lo presente no tener incidencia alguna en nuestras vidas y tú,
Selena, estar siempre presente y estar en cada acto de nuestras vidas,
en cada sentimiento, en cada sonrisa, en cada cosa que emprendamos con
alegría. A veces siento que te buscamos todos los días, te esperamos
todos los días, diagramamos nuestras vidas haciendo lindas cosas con
nuestra mejor predisposición, acaso esperando que estés en algún lugar
sonriendo satisfecha porque no se te olvida, porque se te tributa
siempre, porque se te homenajea siempre, porque observas que damos sin
esperar, porque exponemos nuestros corazones a la hora de recordarte,
porque le gritamos al mundo todo lo que significas para nosotros con el
orgullo de sentirte tan cerca, con el orgullo de quererte, con la
satisfacción de dar todo sin esperar nada a cambio, pero siempre
teniendo la secreta esperanza de que vuelvas a estar con nosotros…
A veces me pregunto por qué sentimos esa necesidad de decir eso que
sentimos tan a flor de piel, y que es que tú eres lo más hermoso que
hemos conocido, que tu vida, que tu historia, que tus sentimientos
expresados en cada canción nos llegan hasta lo más profundo de nuestras
almas. Que hasta que te conocimos a ti la vida era de una manera, pero
contigo pasó a ser de otra, que todo tiene tu color, tu presencia, tu
Amor. Me preguntó cuál era la dimensión de tu magia, por qué nos
llegaste tan hondo en nuestras sensaciones y en nuestro espíritu, por
qué has logrado conquistar con tanta facilidad a propios y a extraños,
por qué has logrado conmover tanto a los que te conocieron y vieron en
concierto como a aquellos que sólo te conocieron a través de videos, de
fotos, de entrevistas. Me pregunto qué tenías para ser tan diferente de
todas. Me pregunto cómo tenemos la certeza de que nadie tiene ni tendrá
ese talento, esa voz, esa naturalidad, esa espontaneidad, esa franqueza,
esa firmeza, esas ganas, ese sentimiento que tenías sólo tú para
cautivar a tanta gente y hacerla sentir tan identificada a ti. Me
pregunto qué sería de ti hoy, hasta dónde hubieras llegado, qué nos
ofrecerías en la actualidad, cómo reaccionarías hoy si vieras la
magnitud de lo que has logrado y de hasta dónde has llegado, si pudieras
apreciar lo que la gente te expresa a la hora de recordarte como lo hago
yo en este momento…
¿Por qué Selena a la hora de evocarte salen todos mis sentimientos,
puedo hablar sin límite alguno, puedo escribir con tanto Amor, con
tantas ganas, con tanta pasión sin que haya tenido la posibilidad
siquiera de estar tan cerca de ti? ¿Por qué si me preguntan por ti se me
ilumina la cara y puedo pasar horas y horas diciendo lo que siento,
expresando lo que representas para mí, y exteriorizando mi dolor y mi
desconsuelo por no poder entender por que no estás aquí entre nosotros?
Todo esto pasaba por mi mente porque alguien me preguntó en el trabajo
por qué tenía tantas fotos de “esa chica” en mi escritorio. Perdona
Selena si por allí me cuesta poder reaccionar cuando alguien se me
acerca con esta pregunta, tal vez porque quisiera no tener que explicar
nada de por qué tengo tus fotos, de por qué estás allí tan presente en
mi vida. Quisiera no tener que explicarlo, pues preferiría que todos
pudieran saberlo y tenerte tan presente como te tengo yo. Y es allí
cuando empiezo a decirles por qué tengo esa foto como fondo de pantalla
en mi computadora, por qué tengo pegada una hoja impresa con la nota
denominada “Una sola Selena”, en la que se te recuerda con cariño y se
te recrea con una hermosísima imagen tuya de aquella sesión de fotos de
“Amor prohibido”, por qué quiero que vean lo que exhibo, que vean que
aquí tan lejos hay alguien que te tiene tan presente como si te hubiese
conocido de toda la vida, como si fueras parte de mí, como si el motor
de mi vida fueras exclusivamente tú. Podía sentirlo al verme explicando
a aquella persona cada paso, cada detalle, cómo me has conquistado, cómo
llegué a ti, cómo eras como artista, todo lo que habías logrado, todo lo
que estabas por lograr, todo lo que tuviste que llegar para ser esa
artista incomparable, cómo me duele ver con impotencia ese triste final,
cómo no le encuentro explicación a tu ausencia difícil de entender, por
qué durante años me unía a ti sólo por buscar el alivio de una
explicación que me calme de tamaña locura, de tanta sinrazón y por qué
después me uní a ti para siempre por verte actuar, por verte cantar, por
verte sonreír, por ver lo increíble que eras como artista, que tenías
todo, todo para dar y que ahora me cuesta más poder hallar una respuesta,
porque aunque tuviera toda la explicación de tu partida incomprensible,
ya estoy tan ligado a ti emocionalmente que cualquier razonamiento, que
cualquier explicación “razonable” no podrá calmar la angustia de no
poder verte, de no poder apreciarte, de no poder ver y sentir con
satisfacción que todo lo que has soñado lo estás cumpliendo con creces…
Me pone muy bien poder decirle a cualquiera que, a pesar de todo, a
pesar de los infortunios, a pesar de estar tan lejos, a pesar de tener
una historia tan distinta, yo me identifico plenamente contigo, que todo
lo que siento por ti está bien presente, que me siento orgulloso de
poder exteriorizar a todo el mundo lo que eres para mí, que es todo,
absolutamente todo. Que me siento identificado con tu dolor, con tu
sacrificio, que por aquel mandato familiar tuviste que soportar una vida
que no elegiste, pero que a pesar de todo igual le pusiste tu mejor
sonrisa, tu mejor predisposición, tu Amor infinito. Me siento
identificado con esa adolescente que estaba sola en el autobús por las
noches de pueblo en pueblo en busca de un destino mejor mirando las
estrellas, ese cielo negro de incertidumbre, y permitirse soñar, soñar
con que algún día se iba a dar lo que uno tanto quiso, lo que uno tanto
soñó. Me siento identificado con esa mujer que siempre se permitió
pensar en que todo era posible, en que aun estando muchas veces en la
mala, se podía enfrentar la peor de las adversidades poniendo todo de sí
con Amor, con humildad y con honestidad. Me siento identificado con esa
mujer que era capaz de estar todo el tiempo ocupada sin interrupción
para hacer todo, para no esperar que las cosas vengan solas, sino de
luchar para lograrlas. Me siento identificado con esa mujer que supo
encarar los problemas más difíciles siempre con predisposición a
enfrentarlos, no rehuyendo de nadie, no huyendo de nadie. Me siento
identificado con esa mujer que se emocionó con aquel Premio Lo Nuestro
1993 a la mejor cantante regional méxico-americana, con su mano en el
pecho, con sus lágrimas, con esa expresión de alegría y llanto a la vez.
Me siento identificado con esa mujer que cada cosa lograda la tomaba
como un logro inestimable, porque cada paso adelante costaba mucho
lograrlo, y porque muchas veces un paso adelante podía significar dos
atrás…
Y en esas palabras que le explico a aquella que te descubre por todo lo
que yo le dije y que le genera la curiosidad de ver por su cuenta lo que
eras, yo le digo que me atormenta tu ausencia, que nunca podré vivir en
paz en este mundo sin tu presencia, que nunca entenderé aquel lluvioso y
nefasto día. Le diré que tu ida en este mundo pone en evidencia que el
mal no tiene una sino varias caras, y que muchas de ellas no son ni tan
visibles ni tan evidentes. Le diré que tú y tu familia han sido víctimas
de una persona que se las ingenió muy bien para ganarse la confianza de
todos, esperando que ustedes le cuenten todo mientras ella no les
contaba nada de sí. Le diré que lo que te pasó a ti fue mucho más
increíble y mucho más inconcebible que lo que le sucedió a John Lennon.
Él no conocía ni tenía forma de conocer a su victimario. En cambio, tú
sí conocías a tu victimaria. Y no sólo tú. También tu familia. Le diré
que tu padre la tomó para fundar un club de fans a pedido de ella, pues
a nadie de ustedes se les había ocurrido armarlo aunque ya para 1991 ya
eras una artista muy conocida y querida, sobre todo en Texas. Y que de a
poco se ganó la confianza de tu hermana, de ti y hasta de tu esposo. Y
que ese nefasto día planificó el hecho con toda la meticulosidad y con
toda la perversión de un alma tan mala y tan falta de corazón. Primero
te hizo pasear para que todos vieran que ese día las dos estaban juntas
y bien, y después de logrado su cometido volver al motel en el que se
alojaba para asestarte la peor de las traiciones, para anoticiarte de
algo del cual nunca te imaginarías que te iba a hacer. Ni tú ni tu
familia. Le diré y me preguntaré como no te supieron cuidar y te
expusieron ante un problema que, ya planteado, aconsejaba alejarte de
aquella mujer. Cómo no se extremaron las precauciones. Que siempre era
preferible tenerla lejos diciendo tonterías que nadie creería, que
tenerla cerca en el mayor de los peligros. Le diré y me preguntaré que
estando en tu mejor momento qué hacías allí desviando tu camino para
caer en la peor de las trampas. Que cómo teniendo tanto por hacer le
diste prioridad a esa persona. Pero también le explicaré que gente como
esa mujer hay mucha, mucho más cerca de lo que se cree, y que a veces
creemos que es fácil de controlar, que es cuestión de gritarles un poco
y listo, que ya lo entenderán. Y no es así. A veces hay que saber poner
límites precisos. Que a veces es mejor que esté gritando lejos que esté
adulando cerca. Que la experiencia a veces no sirve. Que el método que
sirve para muchos no sirve para uno. Que siempre hay que estar bien
atentos con esta gente, pues su verdadera cara sólo es mostrada cuando
ya nada se puede hacer...
Una y otra vez diré que en la vida no puedo entender que se pueda perder
la carrera cuando los principales obstáculos ya se han superado, cuando
lo más duro ya pasó, cuando sólo es cuestión de andar el camino que uno
mismo se ha trazado. Diré que a veces pienso que a ti Selena te ha
pasado como a aquellos que han corrido una carrera de 400 metros con
vallas y que se han superado todos los obstáculos, y cuando sólo falta
ese pequeño tramo sin vallas para terminar, se sucumbe por el infortunio,
por el sinsentido, por un tropiezo fatal, por una agresión que no se
esperaba o que no se previó. Diré que querría correr en el tiempo para
avisarte, para que no cometas ese error, que no desvíes el camino de la
autopista que te deposita en el panteón de la fama en los Estados Unidos
para ir por el sendero que te lleva a la puerta 158 del Days Inn. Diría
que la dimensión de lo que habías generado se notó en la reacción que
provocó tu absurda partida y que no se circunscribió sólo al público
latino, sino que fue muchísimo más allá. Porque el que no te conocía
sabía de tu existencia y de la sensación que generabas. Todo Estados
Unidos y no sólo el público latino quedó impactado por lo sucedido.
Todos comentaban lo que aconteció sin poder salir de su incomprensión y
de su dolor. Y las ironías de la vida hicieron que la revista People
decidiera hacer la edición en español de su publicación, denominada
People en Español, al agotar dos ediciones especiales dedicadas a ti. Y
que Jennifer López llegara a Hollywood luego de protagonizar la película
dedicada a ti, cuando en Estados Unidos tú eras la latina más famosa …
Diría que has trazado un camino que lamentablemente otros terminaron… Y
que eso genera el mayor de los dolores, pues al ver triunfar a tantos
artistas, al apreciar lo que ellos cosecharon lo que tú sembraste, uno
sólo querría verte a ti en ese lugar ganado por derecho propio. Le diré
a aquella persona que me preguntaba por ti y me diré que me duele tanta
injusticia, tanto daño. Me diré que me gustaría poder viajar en el
tiempo para decirte que no des ese paso, que no saltes al vacío, que no
vayas donde dice esa nefasta mujer, que sólo pienses en ti, sólo en ti,
y en tus sueños…
Uno se llena de toda clase de sentimientos cuando se habla de ti,
Selena. Diremos que acaso queremos poder rescatarte a pesar de todo, que
queremos decir y expresar lo que sentimos al verte y al evocarte. No hay
nada más hermoso que poder decirte que nunca vivimos con nadie lo que
vivimos contigo, que nuestra relación contigo no es hasta “que se nos
pase” el entusiasmo y el idilio. Lo tuyo contigo, Selena, es para
siempre. Porque sabemos que en tu ausencia se fue no sólo la gran
artista, la cantante famosa, la voz que genera tanta popularidad. Antes
que nada, estabas tú, Selena. Antes que nada eras una mujer de casi 24
años, de tan sólo 23 años, y que en ese corto tiempo te permitiste ser
no sólo una mujer soñadora, sino una mujer emprendedora. Que tras de tu
figura de mujer sonriente y siempre dispuesta a dar todo por su público,
estaba esa mujer que latía, que sentía, que suspiraba, que soñaba, que
lloraba, que reía a carcajadas, que quería hacer todo pero que sabía que
tenía un largo tiempo para cumplir con todos sus objetivos. Que antes
que nada eras una mujer que aprendió a sufrir los avatares de la vida
desde muy pequeña, afrontando situaciones que mucha gente recién las
padece cuando son adultos. Que antes que nada eras una mujer que habías
aprendido desde que estuviste por primera vez con un micrófono frente a
un público que todo dependía de ti, que tú sola eras la dueña de tu
destino, y que si tú ponías en práctica tus propios ideales y cautivabas
al público con tu voz, con tu carisma, con tu personalidad, con tu
estilo, con tu honestidad, nada te detendría. Que tras de tu figura
estaba una mujer que siempre estaba nerviosa, que siempre temía
defraudar, que tenía terror a quedar sola y no ser amada. Que tras
aquella mujer que se convertía en una artista mundial afamada eras una
mujer simple, de carne y hueso, que querías tener tu lugar, tu espacio
para emprender tu pasión por el diseño, tus ganas de tener tu propio
espacio con tu esposo y con tus animales, que querías respirar tranquila
luego de tantos años de incertidumbre arriba de un autobús. Diré que
antes que nada tú, Selena, eras una mujer que quería ver la puesta del
sol en tu casa con la satisfacción de haberlo logrado todo, y de estar
en paz con todos los tuyos y con tu público gracias a tu Amor. Y si hay
algo que quiero que todo el mundo sepa, Selena, era que tú eras eso
antes que nada: una buena mujer, que se merecía todo. Y si no estás aquí
para sentirlo y disfrutarlo, que al menos estemos nosotros para contarlo
como lo he hecho con esa persona que se preguntaba por qué te tengo allí
en todos lados, tan dentro de mi corazón…
Es que a la hora de recordarte no alcanza con decir que eras una artista
magnífica. Definitivamente no alcanza con eso. Si alcanzara con eso,
sólo diría que vieran tal o cual video en cualquier página de Internet.
Pero una imagen no define todo lo que eras. La magnitud de lo que has
logrado se expresa no sólo en tu voz, no sólo en tus canciones, no sólo
en tus conciertos, sino también en tu mirada, en tus expresiones, en el
trato que tenías con el público, en eso que generabas sólo tú con tu
presencia. Tal vez una de las imágenes más logradas de la película
“Selena” es cuando se muestra tu entrada al Houston Astrodome el 26 de
febrero de 1995. Es la mejor representación de lo que creabas con tu
presencia. Lo magnífico no eran sólo las 65.000 personas que asistieron
a dicho concierto, no era sólo tu estupenda performance en el escenario,
no era sólo la calidad del concierto. Era esa relación que habías
logrado con la gente, esa comunión de Amor entre el artista y el público
que pocos, muy pocos, lo logran, y que en tu caso es enteramente tu
mérito. Eso no se logra ni con promociones de las discográficas, ni con
direcciones férreas de managers, ni con consejos expertos de consultores
de marketing. Eso lo logran los artistas que tienen magia, talento y
mucho, mucho Amor en lo que hacen, y cariño y respeto por las personas
que están allí esperando algo más que una linda voz y hermosas canciones.
Y la gente no ama a cualquiera, no se entrega al primero que aparece con
un hit. Ama al que realmente brinda todo de sí con honestidad y respeto.
Y eso eras tú, Selena. Eras de esas artistas que se cuentan con los
dedos de la mano. Eras de esas artistas que se van extinguiendo en estos
tiempos de éxito fácil, rápido y desechable al poco tiempo, en estos
tiempos fríos y de falta de tu calor, Selena…
Por eso me lleno la boca hablando de ti, por eso hablo de ti como
aquella persona que le entrega todo el corazón a alguien que le ha
brindado todo el Amor con su voz, con una melodía, con una mirada, con
una sonrisa. Se sabe que el que te quiere, queda subyugado y te tiene en
su corazón para siempre. Que el que te quiere se enamora de ti y expresa
a los cuatro vientos ese sentimiento que generas con tu encanto. Es lo
que me pasa contigo, Selena, y por ello mi evocación de todos los días,
mi recuerdo diario, y mi declaración de Amor y de respeto cada vez que
hablo de ti, cada vez que pongo una foto tuya en el trabajo, en mi casa,
en Internet, en donde sea. Es lo que me pasa contigo cuando me preguntan
por ti y me dicen por qué te tengo allí entre mis afectos. Es lo que me
pasa contigo cuando te recuerdo, cuando hablo de ti, cuando escribo
sobre ti con todo el corazón que sólo a ti te pertenece…
Sólo espero que todos los días veas lo tanto que te queremos, lo tanto
que te extrañamos, lo tanto que te apreciamos. Certificar que ello es
así me generaría la mayor de las alegrías, pues eso confirmaría que al
menos estás feliz observando y sintiendo lo tan amada que eres, al ver
ese sentimiento que tanto necesitabas tener a la hora de ingresar a un
escenario y brindarle al público la mejor de tus representaciones… No
hay nada más que quisiera que eso fuera así, por ti, Selena, sólo por ti…
Y mientras espero ello, yo te sigo evocando para que algún día contestes
a mis palabras con uno de tus saluditos…
Simplemente te quiere, te extraña, te añora, te evoca y desea verte
algún día…
Detrás de aquel edificio, mis lágrimas siguen
derramándose, Selena…
Desde las primeras veces en las que pude apreciar el talento de Selena y
de emocionarme con sus interpretaciones, siempre me refugié en la
ventana de la cocina de mi departamento para llorar, llorar mucho, sin
consuelo alguno, descargando en ese llanto toda mi bronca, todo mi dolor,
toda mi impotencia por la suerte de Selena. Recuerdo haber llorado mucho
tiempo y no poder evitar hacerlo, acaso por sentir esa certeza de que
ella nunca volverá y de que yo jamás podré ser feliz sin ella, de que
nada me consolará, de que nunca podré dejar de pensar en ella porque
jamás podré llegar a entender cómo alguien con tanto Amor y siendo tan
joven nos haya dejado tan pronto. Y en esas innumerables veces en las
que me quedaba largo tiempo en la cocina deseando no tener la certeza de
que lo que ocurrió realmente haya ocurrido, miraba por la ventana,
miraba las luces de la calle que está lindera al edificio en el que vivo
y me quedaba largo tiempo observando, mirando las luces, contemplando
los árboles, mirando la gente pasar, hasta dar con las estrellas y
mirarlas e imaginarme que estaba allí Selena. Muchas veces me sorprendía
el extender mi mano y mandarle un saludito, con la esperanza de que por
allí Selena estaba esperando que alguien le mandara un cariño, esperando
que alguien le demostrara que todavía alguien se acordaba de ella…
El dolor que siempre me generó el destino de Selena sumado a la
pesadumbre mayúscula que me provocaba el hecho de certificar que ella
era tan talentosa, tan bonita, tan carismática, con tan linda voz, con
un despliegue en el escenario incomparable, distinto, original, único,
irrepetible, me hicieron juramentar frente a aquella ventana que iba a
dar todo de mí por esa mujer. Que no me iba a amilanar con que como ya
pasó todo, había que agachar la cabeza, resignarse, dar vuelta la página
y contentarme con que alguna vez hubo una tal Selena, que era una gran
artista y que podía haber llegado lejos, muy lejos, de no ser por aquel
infortunio, aquella desgracia, aquello inconcebible que acabó con todo
lo que quería hacer y ser. Ver a Selena y tomar cada día de este mundo
sin ella como si fuera lo mismo no me entraba en la cabeza. El sólo
hecho de pensar que por allí, si por milagro, estaba en algún lugar, en
aquellas estrellas, en algún punto del universo observándonos, me había
movilizado a dejar consignado en esta vida y en este mundo lo que ella
había dejado en mi corazón. Miraba con lágrimas en los ojos ese cielo y
esas estrellas, y una y otra vez me dije que iba a expresar todos mis
sentimientos, todos mis pensamientos sobre esa increíble mujer. Me
juramenté poder decir cómo me cambió mi vida Selena, en qué me
transformó, qué cosas comencé a valorar a partir de ver lo que era como
artista y como persona. Siempre fui una persona extremadamente tímida y
siempre tuve miedo a la exposición por miedo al ridículo, por temor a
hacer todo mal. Siempre tuve esa sensación. Pero todos esos temores se
borraron de un plumazo con Selena. Los sentimientos que me generaron esa
bella y, sobre todo, talentosa mujer, hicieron que no escatimara ninguna
palabra, ningún sentimiento, ninguna emoción a la hora de hablar de ella.
Y como broche final dejar siempre mi nombre completo como firma de
aquellos escritos. Siempre quise dejar consignado al mundo que había una
persona que tenía ganas de decir todo lo que significaba para ella
Selena y que quería compartirlo con todos. Que esa persona era de muy
lejos y que nunca vio a Selena. Es más: descubrió a Selena luego de esa
locura que acabó con ella y justamente por esa tragedia. Que se acercó a
ella por querer saber qué pasó y que con el tiempo se encontró con una
artista que le provocó una emoción que no se la entregó nadie. Y eso fue
lo que quiso dar a conocer al mundo, con la esperanza de que por allí
alguna vez lo vea Selena y se sienta orgullosa por el Amor que desplegó
en tanta gente…
Hoy la vida y el denominado “progreso” o “evolución” nos hace acercar
más, pero también nos aleja, nos encierra, nos aísla. Hoy tenemos miles
de formas de comunicarnos. Hoy tenemos muchas cosas a nuestro alcance.
Ojalá yo hubiese tenido estas innumerables formas de comunicación para
poder expresarme más cómodamente con la gente, para demostrar mis
verdaderos pensamientos, mis más genuinos sentimientos. En la actualidad
quisiera dar provecho de estas herramientas para hablar de Selena, para
que el viento del olvido y del paso del tiempo no se la lleve para
siempre. No quiero que estas innumerables formas de comunicación hagan
ídolos de la noche a la mañana a gente que tiene poco para ofrecer y dar
realmente. Yo quiero aprovechar esos medios para decirles que hubo una
vez una artista que no necesitó de todo esto para colmar las emociones
de la gente, una artista que valía la pena ir a verla personalmente y no
contentarse con verla de lejos en una pequeña pantalla, una artista que
daba conciertos inolvidables que uno quería observar, vivir y sentir en
toda su extensión, y no sólo ver partecitas de ellos o pedacitos de
imágenes o sonidos … Una artista que emocionaba con sólo verla, que no
necesitaba de grandes pirotecnias o de espectaculares imágenes en
pantalla gigante en forma adicional para impactar, o de grandes e
impresionantes coreografías. El espectáculo, la magia, lo magnífico, lo
inimaginable lo generaba Selena. Sólo Selena con su presencia provocaba
semejantes emociones, semejante Amor y tamaño cariño en la gente. Por
eso es muy difícil imaginar no sólo que Selena sea reemplazada sino que
se pueda uno contentar con suplantar su ausencia sólo con escuchar su
música o con ver sus videos. El que ha visto a Selena sabe que no
bastará con ello, que siendo que Selena tenía tanta magia que hasta se
permitía hacer varias versiones de un mismo tema en diferentes
conciertos, es difícil que uno no sienta su ausencia. El que la ha
sabido apreciar sólo espera que vuelva para sentirse plenamente feliz
con su sentimiento y su pasión hechos canto…
Pero el paso del tiempo, el progreso, la locura, las ansias por querer
más y más nos hacen perder aquello que nos hace bien y que está tan al
alcance de la mano. Con incredulidad veo cómo desde hace un tiempito se
está levantando un edificio frente a la ventana de la cocina de mi
departamento, y poco a poco las luces de la calle lindera, los árboles y
la gente dejan de aparecer frente a mi vista. Poco a poco se pierde la
luminosidad, se va achicando la poca vista que nos ofrecía la naturaleza,
y se va agigantando la negrura y oscuridad del edificio. Es la mejor
muestra de cómo el paso del tiempo nos va quitando poco a poco la
esperanza que nos queda, la ilusión por ver un mundo mejor. Ya no es lo
mismo mi vista en esa cocina, ya no tienen esas imágenes que supe ver y
sentir mientras lloraba por Selena. Parecería que ese edificio me
invitara, como el paso del tiempo y ciertos discursos de cierta gente, a
que me resigne, a que no llore más por Selena, a que no mire más
buscando aquello que parece tan lejano y tan difícil de encontrar. Ellos
me invitan a que acepte que Selena nunca aparecerá y que agache la
cabeza frente a esa realidad que se me presenta enfrente. También me
invitan a que me contente con las nuevas “lucecitas de colores” que se
ofrecen ante mí en todos lados para que colmen mi desdicha y así
conformarme con “todo lo que ellos tienen para ofrecer”. Esperan a que
acepte que habrá alguien como Selena o acaso que ya hay sucesoras de
ella brillando en algún lugar. Y mientras miro esa realidad, observo que
el cielo aún está y con él las estrellas. Y allí renuevo las esperanzas
de que todavía puedo pensar y sentir que Selena está allí esperando, y
que a pesar de tantas barreras y a pesar de tantos obstáculos, se la
pueda encontrar para recordarla con Amor y para pedir que por favor
vuelva a estar con nosotros, pues este mundo sin ella no es el mismo y
nunca lo será…
A veces pienso que ese edificio no hace más que reflejar una realidad
que nos hace perder de vista lo que nosotros realmente queremos. A veces
creemos que con tener más cosas materiales, con colmar nuestras
necesidades, con poseer más y más seremos más felices, que con tener más
confort y tengamos todo a nuestro alcance seremos las personas más
afortunadas. Y no es así. Y la mejor forma de ver ello es cuando muchas
de esas personas lo tienen todo y no tienen otra motivación para
alcanzar, cuando supuestamente han logrado todo en la vida. Es allí
cuando se dan cuenta de que todo eso que tienen sin sustento no les da
la felicidad que necesita cualquier ser humano. Y allí advierten que el
cielo, la mirada de un niño, una flor, una canción, una foto, unas
palabras, un gesto, una caricia, una sonrisa son más importantes que
todo el oro del mundo. Uno puede tener todo y seguir siendo infeliz. Uno
puede tener todo y perder lo más preciado, que es la vida y los afectos,
en un minuto … A veces ambicionamos tantas cosas que no nos detenemos
para ver que tal vez la felicidad está mucho más cerca y que no se
necesita de tanto esfuerzo ni de volverse loco para lograrlo. A veces la
felicidad nos la dan las cosas pequeñas, simples y concretas. La
felicidad se detecta cuando nos sentimos bien con ello, y que sólo nos
da las ganas de brindar Amor y cariño a ese sentimiento de felicidad que
nos ofrece aquello. Tal vez eso represente para tantos de nosotros
Selena. Ella colmaba todo con su voz, con su presencia, con su compañía,
con el Amor que daba con todo lo que ella hacía. Tal vez Selena nos
colmaba porque nos representaba, pero también porque nos indicaba un
camino a seguir, un modelo a seguir. Selena no era sólo su música, era
también lo que era ella, lo que generaba ella, lo que transmitía ella
con su presencia en el escenario o en cualquier evento. Selena
emocionaba porque daba todo de sí en el escenario, como lo hacía con su
vida. Tal vez nos emocione todo lo que quería Selena para sí y para los
demás. Selena no era una artista inventada por algún medio de
comunicación. Selena no tenía que mostrarse de una manera determinada,
prefijada por algún asesor experto en marketing. Selena era una artista
innata que se mostraba tal cual era en cualquier circunstancia. Tal vez
por eso Selena nos emocione, porque Selena cantaba lo que sentía, decía
lo que sentía, expresaba sus más entrañables sueños y anhelos con total
y absoluta sinceridad. Como en aquellas épocas en las que la gente le
daba toda clase de manifestaciones de cariño y afecto, tal vez todos nos
sigamos sintiendo conmovidos por lo que quería Selena, por lo que
ambicionaba Selena, por lo que decía qué la hacía feliz y qué quería
para ella en el futuro. Tal vez nos conmueva el saber que ella era feliz
con su casa, con su matrimonio, con su familia y con sus animales, que
era consciente de que tenía mucho tiempo para hacer todo lo que se le
pasaba por su cabeza, y que era cuestión de tener siempre los pies sobre
la tierra y de hacer las cosas planificadamente, sin prisa pero sin
pausa, para llegar a cumplir con todo ello. Tal vez lo que más nos
conmueva y extrañemos de Selena es ver la energía que tenía para
emprender cada cosa, el decir que no podía estar no haciendo nada en los
tiempos libres y que siempre ambicionaba con ser lo que deseó toda la
vida desde que era pequeña, que era ser diseñadora y ser alguien en la
vida con su canto y sus dotes de artista…
La vida, la historia, el Amor, el canto, la pasión, la personalidad de
Selena representan algo tan hermoso que acaso seamos felices por siempre
con lo que ella nos ha dejado. Tal vez sepamos que nuestra felicidad
está allí, con ella cantando, disfrutando, riendo, logrando todas sus
metas. Tal vez nos demos cuenta de que si había alguien que se merecía
todo era ella, por todo el talento que tenía y por todos los sacrificios
que tuvo que hacer para lograr a ser la más grande, por todo lo que tuvo
que hacer para cumplir el sueño de su familia y el propio. Y tal vez por
ello nos genere tanta tristeza ese final de tan linda persona. Nunca
seremos plenamente felices, pues precisamente nunca Selena pudo ser
enteramente feliz al no haber podido cumplir con todo lo que se había
propuesto en la vida, que se tornó tan dolorosamente corta. Siempre
conviviremos con esas sensaciones. El que se involucra emocionalmente
con Selena sabe que la alegría y la tristeza irán siempre de la mano, y
que siempre querremos hacer algo por ella aunque todo sea en vano,
aunque haya tantos obstáculos, aunque la realidad de cada día sea un
mazazo más que debamos soportar. Siempre estaremos tristes porque
hubiésemos querido estar allí aquel nefasto día para impedir aquella
locura. Acaso siempre estaremos tristes por no ser nosotros quienes
tuviéramos la posibilidad de torcer el terrible destino de nuestra
Selena para convertirlo en algo hermoso, digno y coherente con su
historia y con lo ella había ofrecido a todo el mundo. Siempre nos
sentiremos tristes porque la injusticia desde aquel nefasto día se hizo
presente siempre en Selena. Ella, que había dado tanto Amor, recibió
semejante violencia. Ella, que siempre fue tan respetuosa con todos, ha
quedado expuesta a tantas habladurías, a tantas exposiciones, a tantas
imágenes y especulaciones que a Selena nunca le hubiese gustado que se
mostraran, opinaran y dijeran, y hasta quedara expuesta a una morbosidad
sin límite y con toda la maldad que un ser humano puede tener. Alguien
que fue tan sincera con todos recibió la peor de las falsedades y la
peor de las traiciones. Alguien como ella, que se ganó honestamente su
lugar en el mundo, sus logros en la música, la consideración de tantos
expertos, el Amor de tanta gente, terminó por dar, con su terrible
final, la posibilidad de que otra gente, con motivaciones deshonestas,
ganara mucho dinero a costa de escribir barbaridades con la excusa de
recordarla, de explicar lo que pasó, de querer revelar “la verdad” de lo
sucedido … Por eso siempre estaremos tristes y perplejos … Por tanta
injusticia … Porque tal vez Selena sea para muchos la expresión de lo
más lindo que se puede dar con Amor, con trabajo, con talento, con
honestidad, con valentía, con agallas, con cariño. Tal vez la gente se
identificó con ello, y amó a Selena y le deseó lo mejor. Tal vez la
gente, como con ningún otro artista, sintió que con Selena también
triunfaban todos. Tal vez para todos Selena sea alguien más cercano y
signifique algo más que la de ser una persona a quien no se conoce pero
que gusta por sus lindos temas. Tal vez por ello no sólo la recordamos a
Selena por su música, sino por todo lo que representó. Tal vez, como no
lo hemos sentimos con nadie, hayamos sentido que si nosotros no podemos
lograr triunfar en la vida, que lo haga Selena, que se lo merecía tanto.
Que si Selena triunfa, triunfamos todos. Y seguramente es así, pues eso
que le hicieron a Selena lo sentimos como propio. A nosotros también nos
lo han hecho. Y por eso nuestro dolor eterno…
Por eso, cuando vuelvo a ver esa ventana y veo ese nuevo paisaje que me
indica que pasa el tiempo, que me lleva a que mis esperanzas se
desvanezcan como cuando se cerró “Selena Etc.”, cuando todo me indica
que Selena se me va de mi vista y sus fotos se van borrando como la
canción “Fotos y recuerdos”, veo ese cielo y esas estrellas. Y pienso en
Selena y pienso en mis lágrimas que se siguen derramando a pesar de todo,
a pesar de que el tiempo pasa y de que nuevos edificios surgen y otros
se cierran. Porque Selena se instaló en mi corazón como en tantos otros
y eso no lo borrarán ni el paso del tiempo, ni la modernidad, ni nuevos
artistas. Lo que ha generado y genera Selena no lo logrará nadie, y allí
está el sentimiento de tanta gente que cada día hace algo por el
recuerdo de ella. Y aunque no tenga más sentido nada, aunque el dolor
sea cada vez mayor, aunque las esperanzas de ver a Selena se derrumben
como un castillo de arena, yo siempre recordaré y haré propios todo el
amor, todo el empeño, toda la energía, todo el esfuerzo, todos los
sueños de Selena a la hora de recordarla. Porque sé que la mejor forma
de recordarla es poner en práctica todo lo que ella hizo en teoría, en
los hechos y en el escenario. A la hora de recordarla me acordaré de
todo lo que hizo esa mujer por ser alguien en la vida y todo lo que
quiso hacer por sus sueños que eran ilimitados. A la hora de recordarla
hay que poner todo el Amor que tuvo Selena aunque uno no tenga tanto
Amor. A la hora de homenajear a Selena hay que ser como ella, dar sin
esperar, dar por Amor, dar por convicción, dar pensando en que nada es
imposible, que todo es posible a la hora de querer cumplir con los
sueños. A la hora de recordar a Selena hay que pensar que siempre hay
una luz de esperanza detrás de la negrura y de la realidad de tantos
edificios. A la hora de recordar a Selena hay que dejar todo de sí como
ella lo dejó por el Amor de tanta gente…
Por eso, siempre estaré aquí, Selena, para que sepas que detrás de
tantos edificios, detrás de tanta oscuridad, detrás del paso del tiempo,
detrás de la pena y del olvido, siempre estará mi mano para tenderla a
la tuya, una mano que se siempre se extenderá para saludarte, una mano
que te dará todos los días mil abrazos y mil besotes, una mano que será
la esperanza para que tú sigas viviendo con nuestro recuerdo y con
nuestro tributo, una mano que seguirá dándote la vida que tú mereces
vivir, una mano que se resiste a la realidad de la “modernidad” y del
paso del tiempo, una mano que sólo se extiende por Amor, por tu Amor,
Selena…
Simplemente te quiere y te extraña desde una de las tantas ventanas de
los innumerables departamentos tratando de darle calidez y luminosidad
que sólo tú podías dar a estos fríos edificios…
Era una tarde soleada en Buenos Aires. Corría marzo de 1995 y todos
habíamos recibido la noticia triste de que el hijo del presidente había
tenido un terrible accidente que lo dejaba en una segura muerte. Estaba
en mi trabajo y pude apreciar y sentir la consternación que produce la
muerte de alguien tan joven. Pude sentir que por un instante nos dábamos
cuenta de qué era lo importante en la vida y qué superfluo era todo, ese
todo por el que tanto luchamos todos los días pensando en que eso es lo
importante, el objetivo de nuestras vidas. Ese silencio de la gente, esa
consternación, ese sentimiento del sinsentido nos alejaba de evaluar esa
noticia en función de lo político o de lo institucional del país. Todos
nos dimos cuenta de que se estaba muriendo alguien que tenía todo para
vivir, todo el derecho a vivir, y que ese derecho y esa vida se
escapaban, como tantas cosas absurdas que nos enseña este mundo a
aprenderlas bajo el rótulo de “sabiduría”…
Me quedé mirando largamente la ventana en la oficina y pensaba cómo todo
cambia en un minuto, qué tonto somos en creer que todo lo tenemos
controlado, que todo es falible y fácil de predecir. Pensaba en ese
muchacho al que lo conocía por lo que representaba pero no sabía nada de
él, y pensaba en que de nada sirven los cuidados, de nada sirve tener
todo, de estar bien económicamente, de tener la vida asegurada, y de
tener un presente y un futuro promisorios. Ni siquiera sirve tener todas
las buenas intenciones en el medio de los que no la tienen. De nada
sirve tener todos los custodios, todos los recaudos, todo el éxito, todo
el dinero. El día menos previsto sucede, y si uno no está preparado,
todo lo que uno construyó se desvanece como un mazo de naipes. Supongo
que era ésa la sensación que podía respirarse en el ambiente, y tal vez
eso explicaba mi pensar y mi sentir en ese momento … Pero por alguna
razón extraña sentía una mayor angustia. Sentía que algo en poco tiempo
podía pasar y que eso me iba a afectar mucho. No sé por qué sentía eso,
pero lo sentía. No sé por qué me llamaba la atención el cielo. Había
sol, estaba despejado, pero yo sentía un extraño olor a humedad, y a
mucha, mucha lluvia. En un momento pensé que era el efecto del cortinado
que daba un aire como de oscuridad al ambiente. Tal vez me confundía la
eterna humedad de Buenos Aires, que se empecina en aquel marzo a no
dejar el verano para que ingrese de una buena vez el otoño. No sé. Me
empecé a impacientar y me sobresalté cuando sentí el ruido de un trueno.
Definitivamente pensé que había enloquecido y me acerqué a la ventana
para corroborar mi grado de lucidez. Cuando llegué el lugar, corrí el
cortinado y amplié mi vista mirando el cielo y la autopista que pasaba
muy cerca del edificio en el que estaba. Por un momento pensé si algún
día uno de los tantos inconscientes que manejan no volaría saliéndose de
la pista e incrustándose en la ventana en la que yo estaba. Me reí
sarcásticamente de mi imaginación sin límites que por momentos tengo,
cuando miro hacia el patio lindero al edificio y veo una rosa, una flor
blanca que estaba tirada en el suelo. La flor estaba intacta, se podía
oler hasta su perfume. Pero estaba allí marchitándose. Eso me inquietó.
Sentí premonitoriamente que una mujer a la que no conocía corría peligro…
Volví a mi lugar de trabajo sin poder concentrarme en mi tarea de
corrector, con todo lo que ello implica. Alguien me preguntó si seguía
angustiado por el accidente del muchacho. Yo me le quedé mirando como no
entendiendo a qué se refería. Yo estaba en mi mundo, en ese mundo de
incógnita en el que trataba de descifrar mi preocupación y mi angustia,
y no había notado que la gente ya no estaba con ese sentimiento de
sobrecogimiento. De la necesidad de saber lo que pasaba se pasó a la
morbosidad por saber detalles y la confirmación de lo inevitable. Así
somos los humanos también .... Cuando pude dar cuenta de todo, le dije a
la persona que se había acercado que estaba todo bien, que en realidad
estaba pensando en otra cosa. “Es que estás conmocionado por lo que pasó”,
me dijo. “Es posible”, le dije, como para que se marchara rápido y me
dejara solo. Cuando quise volver a mis asuntos, sentí que esa espera,
esa incertidumbre de si la muerte del muchacho estaba confirmada -que en
el fondo, por las noticias que llegaban, era un hecho- me generó más
angustia. Esa espera, esa flor, esa lluvia, esa mujer … ¿Y por qué
debería ser mujer? Algo me decía que era una mujer y que no era de aquí.
Debía ser de otro lugar, de un lugar en el que lloviera. Era loquísimo
mi razonamiento pero yo lo sentía como algo seguro. Lo podía vivir. ¡¡Lo
estaba sintiendo!! Sabía que si no hacía algo pronto, lo que le
sucedería a esa mujer me iba a provocar un dolor insoportable y jamás me
perdonaría no haber hecho lo imposible para evitarlo, al menos para
advertirlo. Sentía que mi cuerpo se salía de mí mismo. Por suerte llegó
la hora de salida del trabajo y no dudé en partir rápidamente en busca
de la respuesta a mi angustia.
Cuando salí enfilé directamente para el subterráneo, pero a los pocos
metros algo me detuvo. Sentí una canción que yo no conocía que salía a
gran volumen de la ventana de un edificio. Hablaba de una flor que se
marchitó, y de una mujer que sabe perder su Amor y que se marcha con
mucho dolor. “Qué extraña letra”, me dije. “Nunca escuché esa canción,
pero qué linda voz que tiene esa mujer”, afirmé. Cuando pude fijar la
ventana en la que salía esa canción pude ver la esbelta silueta de una
mujer que iba bailando ese tema. Tenía una remera rallada en tonos
blanco y negro y un pantalón negro. Pero lo que más me llamó la atención
era la pose de baile que tenía. Tenía permanentemente alzados los brazos
que se juntaban en el extremo superior de sus manos y así mantenía el
ritmo de la canción. Era una bella mujer de pelo largo negro y flequillo.
Y aunque quería marcharme del lugar para aplacar mi angustia, no podía
hacerlo pues me llamaba la atención la gracia que tenía esa mujer para
bailar. Cantaba a viva voz y sonreía en todo momento mientras iba a uno
y otro lado del departamento bailando y desplegando su imponente figura.
Cuando iba a retirarme para seguir con mi búsqueda, noté que la mujer,
sin dejar de bailar ni de cantar, me mira y me manda un saludito. Luego
vuelve su mano a su pecho, hace un gesto de agradecimiento y sigue su
camino. “Yo conozco a esa mujer”, me dije. “¿Pero de dónde?”. Enfilé
para el edificio buscando una respuesta, una palabra de esa mujer.
Cuando llegué a la puerta del departamento en el que supuestamente
estaba, noté que no había ningún interruptor para accionar y ser
atendido. También noté que no se escuchaba ni la música ni a aquella
mujer. Aun así golpee una y otra vez la puerta, mas nadie me contestó.
Estaba por irme cuando por alguna razón la puerta se abrió. Eso me
inquietó. En otras circunstancias hubiese huido despavorido. También en
otras circunstancias no hubiese intentado llegar a ese lugar. Pero por
esta mujer estaba dispuesto a hacer lo que sea. Me asomé y podía sentir
el silencio ... Empujé tímidamente la puerta y me animé a entrar ... No
había nada. Era un departamento deshabitado. Se notaba que alguien lo
había abandonado pues se veía el polvo que había quedado de unos muebles
que se habían retirado de allí. Al avanzar llego a un gran ventanal que
llevaba a un patio. Para mi asombro, observo que allí estaba la flor
blanca, intacta, ocupando sola el amplio patio de cemento vacío. Me
acerqué a ella y la tomé. Podía sentir su perfume, su frescura. Era
increíble que estuviera en ese estado allí. Cierro mis ojos para
apreciar su aroma cuando en mi mente se me dibuja la imagen de esa mujer
con su remera rallada que sonríe largamente mientras lee una carta y
sostiene en su mano esa misma flor blanca. Abro los ojos y veo que hay
otra flor escondida tras una roca que estaba teñida de rojo producto de
su abandono al lado de unos ladrillos. No dudé un instante. No quise
cerrar los ojos de nuevo. Me aferré a mi flor y partí raudamente a la
calle…
Mi confusión era total. Sabía que algo iba a pasarle a aquella mujer,
pero no sabía quién era ni de dónde era. Cuando llegó a la esquina
observó que una mujer iba en un vehículo y detiene su marcha al ponerse
el semáforo en rojo. Junto a ella se detiene un auto deportivo. En él
iba un apuesto hombre que la mira y le sonríe. Ella también lo hace, por
lo que deduzco que vendrían juntos en esa circunstancia desde hacía unas
cuadras. En un momento el hombre llama a un chico que vendía flores en
esa esquina. Le compra un ramo y se lo ofrece a la mujer. Ella lo acepta
gustosa y lo mira tiernamente. Justo en ese momento se pone la luz verde.
El hombre toma la delantera y dobla hacia su derecha y la mujer toma el
mismo destino. Por un largo rato me quedo mirando cómo las figuras de
esos autos se van desvaneciendo sin retorno. Me doy vuelta, miro al
florista y señalando esa pareja que acababa de marcharse le pregunté si
los conocía o si era alguno de ellos alguien famoso. Como me dijo que
no, decidí caminar un largo rato en la misma dirección en la que se
habían marchado. “Yo esta escena la vi en algún lado no hace mucho”, me
dije. Y así caminé en dirección a mi casa un largo rato buscando esa
respuesta. No podía acelerar el paso o apurar los tiempos para llegar a
mi casa. No podía volver hasta hallar esa respuesta. Por las dudas,
llamé a mi casa y dejé tranquila a mi esposa pidiéndole por favor que me
dejara llegar más tarde para poder pensar…
¡¡Al fin lo recordé!! ¡¡Sí, era ese video!! Ese video de esa mujer que
conocía a ese muchacho en una estación de servicio y que luego se
encontraban en esa esquina. Jamás supe quién era. Yo estaba esperando un
programa en MTV, y como aún faltaba para que empezara el programa que
quería ver, me quedé escribiendo algo para pasar el tiempo. Hasta que vi
esa imagen y me llamó la atención. Nunca la escuché pues tenía el
televisor en “mute”, pero no pude dejar de preguntarme por qué si la
pareja se había encontrado en la esquina y cada uno después seguía el
mismo camino, al final del video se encontraban en esa misma esquina y
tomaba cada uno un camino distinto. Ese interrogante producto de no
haber visto bien el video quedó instalado en mi inconsciente y ahora
volvía a la luz. ¿Sería ésa la mujer que corría peligro? Y si era, ¿quién
era? ¿Cómo ubicarla? ¿Alguien la conocería? Tenía que moverme rápido.
Sentía que no había tiempo que perder…
Cuando llego a mi casa, mi esposa me anoticia que el muchacho había
muerto. Inmediatamente veo la televisión y veo todas las escenas de
dolor y de consternación expresadas en esas caras. Me puse pálido. A esa
mujer le pasará lo mismo. Lo presentía. ¡¡Lo podía ver!! Corrí al
teléfono y empecé a llamar a un montón de gente para que me ayudaran en
mi búsqueda. Pero nadie supo qué decir. En mi desesperación eché mano a
un último recurso, que era averiguar el número de teléfono de MTV y
preguntar por Ruth, una de las conductoras del programa que yo veía para
que me ayudara. Ella era argentina y me entendería. En realidad, las
posibilidades de que la ubicara y de me ayudara eran poquísimas. Pero mi
determinación me marcó el camino. Tuve la suerte de que me atendiera
gente amable que al escuchar mi tono de voz, no dudaron en ponerme en
contacto con Ruth. Le plantee desesperadamente que me dijera quién era
aquella mujer. Le describí el video y la hora en la que lo vi, y luego
hice un silencio como esperando que me colgara el teléfono de inmediato.
Increíblemente me dijo amablemente que me esperaba un ratito. En ese
instante, entra mi esposa a la habitación y me pregunta por esa flor. No
me había dado cuenta de que en todo momento la tenía en la mano aferrada
como un talismán. Pronto sentí que así debería permanecer hasta que se
la pudiera ofrecer a aquella mujer. Estaba por explicarle a mi esposa
algo difícil de plantear cuando Ruth me dice: “La mujer que tú buscas se
llama Selena. Aquí es muy conocida. Está en su mejor momento … ¡¡y ya te
voy adelantando que pronto irá para la Argentina!!”. Ese dato más que
alegrarme me llenó de angustia e incertidumbre. “¿Pero falta para que
venga, no?”, le dije. Y Ruth me dijo con una cortesía que jamás imaginé
de ella: “Si llega a ir este año será al final de él. Si no, recién será
en 1996…”. Le agradecí con un hilo de voz y me quedé pensando mientras
dejaba deslizar levemente el tubo del teléfono por mi oreja. Es Selena
la que corre peligro. ¿Cómo le aviso? ¿Por qué creería en alguien a
quien no conoce en base a supuestos? Tomé con más firmeza esa flor y me
puse en marcha. ¡¡Debía averiguar dónde estaba ahora y salir ya!!
Pronto hice mis averiguaciones telefónicas y supe que Selena estaba en
Estados Unidos. Pero no tenía la precisión de la ciudad en la que
estaría. Según el día, podía estar en Corpus Christi, lugar en el que
residía, en San Antonio, en Miami, en Chicago. Opté por ir a Corpus
Christi, ¿pero cómo llegar? Ni siquiera tenía visa ni nada. Cualquier
trámite que pudiera hacer me haría llegar tarde. Lo podía presentir.
¡¡Lo sentía!! Llamé desesperado a Zulma, una amiga. Le plantee mi
problema. Ella me dijo que estaba loco, pero se quedó muda cuando le
dije que por favor tuviera en cuenta mi pedido, más que nada porque
sabía que ella pronto estaría viajando a Estados Unidos para intentar
vivir allí. Era cierto, pero yo no tenía forma de saberlo. Sólo lo intuí
... “Mira. No sé cómo sabes ese dato, ¿pero qué más da? Lo único que
puedo hacer es que te hagas pasar por parte de la tripulación del avión
en el que viajo en dos días, ya que viajo en el vuelo en el que trabaja
un primo mío. No sé cómo harás para viajar porque sé que le tienes
terror a los aviones y nunca viajaste en ellos, no sé qué le explicarás
a las autoridades y menos a tu esposa”. Se lo agradecí infinitamente y
me dispuse a partir. Tuve la inmensa fortuna de averiguar las fechas de
concierto de Selena y sabía que para mi llegada estaría en San Antonio o
en Corpus Christi. Cuando supe ello, me preparé para arriesgar todo para
ir a un lugar que nunca visité y ver a una mujer a quien no conozco para
prevenirla de algo que ni yo sé qué será, pero sabía que lo tenía que
hacer porque sabía que sería terrible para ella. Si no lo hacía, habría
mucha gente llorando y una mujer sin posibilidades de vivir una vida que
se la merecía. Lo intuía, lo sabía, ¡¡lo sentía!! Así se lo expliqué a
mi esposa. “No te preocupes. Vendré pronto. Hay que hacer algo para que
todos seamos felices con nuestras vidas en un mundo en el que no se
tenga que lamentar de tan absurda ausencia”. Se lo decía con la
seguridad de esas personas que viajan en el tiempo sabiendo qué hacer y
en qué momento. No era mi caso. Pronto me vi en la calle con la flor
blanca en la mano y con toda mi ilusión aferrada a ella. Iba en busca de
alguien a quien apenas sabía de su existencia pero que sentía que la
conocía de toda la vida, como si fuera una hija, la novia de toda la
vida, una madre, una gran amiga, una dulce mujer, una esposa. Ya no
había más que pensar. Iba en busca de mi destino, iba en busca de torcer
el destino de Selena…
Subí al avión e hice de oficial a bordo como si lo hubiese hecho toda mi
vida. Eso sí: nunca quise mirar por las ventanas pues seguro que me
arrojaría por ellas. En todo momento, Zulma me supervisaba riéndose,
pero ayudándome si me veía en dificultades. Pero le di poco trabajo.
Cuando me concentro en algo y estoy determinado a hacerlo, nada me
detiene. Lo que me esperaba superaba todo miedo, toda angustia. Estaba
cada vez más cerca de Selena, más cerca de mi destino. Cuando tocamos
tierra en Miami, se apoderó de mí el miedo que tuve en todo el viaje y
casi me muero allí. Me tuvieron que atender de urgencia. Pero mi fuerza
por llegar a Selena me hizo recuperar rápidamente. Cuando tomé
conciencia, Zulma me estaba llevando en un taxi a su destino. “Tuviste
suerte, pues cuando te desvaneciste, yo dije que era tu esposa y nadie
se molestó en saber si era cierto o no. Ahora voy al departamento de mi
tío. Hasta aquí te puedo ayudar. En Corpus Christi te la tendrás que
arreglar tú solo…”.
Desde la casa del tío de Zulma me fui en innumerables transportes que me
depositaron en Corpus Christi sin saber si Selena estaba allí. Estaba
cansado, no sabía dónde buscarla y corría todos los riesgos de que me
llevaran preso, pero no me importaba. Estaba determinado a hacerlo y
estando en Estados Unidos, nadie me podía detener. Como pude, llegué a
un hotel. Ni me preocupé por lo que me costaría. El cansancio, la
premura y la desesperación por buscar a Selena me llevaron a instalarme
en un lugar con lo último de dinero que tenía. Cuando salí ya dispuesto
a preguntar por Selena, veo un gran bullicio, unas cámaras de televisión
y una mujer a la que estaban entrevistando. Me acerqué, esperando si
acaso los de la televisión podrían decirme dónde estaría Selena hasta
que pude ver que la entrevistada era una mujer que lucía una remera
rayada de colores blanco y negro y pantalón a tono. Era Selena … ¡¡Era
Selena!! Me acerqué tímidamente, un poco para no llamar la atención,
otro poco para que no pensaran que pudiera hacer algo raro y otro poco
porque no sabía qué decir. Cuando la tuve bien cerca pude apreciar un
tono de tristeza en la cara. Hablaba de sus proyectos, de sus planes, de
sus sueños, pero algo me decía que estaba preocupada, angustiada,
dispersa, confundida. Incluso sentía que algo cerca de ella era el
motivo de su tristeza. De pronto empecé a entender y sentir la magnitud
de mi presentimiento y me puse a llorar. Quería acercarme pero no podía.
Selena era ya una estrella y cualquier movimiento brusco traería más
problemas que soluciones. De pronto mi determinación se desvanecía a tal
punto que sin notarlo que la seguía teniendo se me cayó la rosa blanca
producto de los empujones de la avalancha de la gente que quería ver a
Selena. Cuando la voy a recoger, alguien me dice: “Supongo que esa rosa
es para mí, ¿no?”. Levanto mi vista y veo que Selena me mira fijamente y
se echa a reír. Yo la miro con lágrimas en los ojos, y ella, como si lo
supiera todo, asiente con la mirada y me dice: “Vamos, Acércate. Ven a
darme esa rosa”. Un sentimiento se apoderó de mí y solo corrí hacia
Selena y la abracé fuerte, muy fuerte. Podía sentir ahora en carne viva
su sentimiento, todo lo que pasaba por su cuerpo en ese momento. “No me
digas nada. Te estaba esperando. Estaba esperando que me dieras la
última esperanza”. Quité mis brazos de su cuerpo, la miré fijo y le dije:
“Es para ti, Selena. La traje de muy lejos. Sé que es la flor que te
gusta. Espero que no se haya marchitado”. Selena la tomó, la miró, se
sonrío y me dijo: “Es la flor más hermosa que me han regalado”. Pero no
pudo con su genio y me dijo: “¡¡Pero ya sabes que me llano ‘Selina’, no
‘Selena’!!”, y echó una de sus tantas carcajadas. Yo no podía parar de
llorar de la emoción. Ella paró de reír y me miró tiernamente. Luego de
un silencio interminable fue ella quien me abrazó y me dijo: “No te
preocupes. Y antes de que me lo preguntes, te prometo que me voy a
cuidar”. Yo la miré y le dije: “¿Y me prometes que harás tu concierto en
Los Ángeles?”. Ella me miro extrañada y exclamó: ¡¡Vaya que sabes mis
pasos!! ¡¡Te juro que el 1 de abril estaré allí!!”. Y me guiñó un ojo.
“Entonces te espero en Argentina. Vendrás este año, ¿no?”. Ella me miró
y me dijo. “Lo que has hecho por mí no tiene nombre. Con esa flor que me
diste me has devuelto la vida. Luego de grabar mi disco en inglés iré
para allá”. Y antes de que se lo agradeciera de por vida, me dijo. “Eso
sí: ¡¡tú te haces cargo de la promoción de mi visita!!” y se echó a reír
de nuevo. “Pero ahora ven conmigo. Déjame que arregle tu vuelta a tu
país. Supongo que si te agarran en esta situación tendrás problemas,
¿no?”. Yo asentí y me dejé llevar por el camino que ella me proponía en
la seguridad de que todo sería distinto, muy distinto…
Como Selena debía seguir con la entrevista y con todos sus asuntos,
quedamos en volvernos a ver cuando ya tuviera todo para regresar a la
Argentina. Cuando tuve todo listo, me llaman de la conserjería para
avisarme que ya tenía un vuelo asignado a la noche y que había un auto
para llevarme al aeropuerto. Cuando bajé a pagar mi estadía, me dijeron
que ya estaba todo pago. “¿Por quién?”, le dije. El conserje se sonrió y
me dijo señalando detrás de mí con su bolígrafo: “Por esa persona”. Me
di vuelta y era Selena, quien me miró sonriendo y me hizo un pequeño
saludito. Lucía espléndida con el pelo suelto, muy diferente al momento
de la entrevista en la que lo tenía atado. Como yo me movía tímidamente,
fue ella quien me tomó del brazo y me llevó al auto. “Aproveché la
confusión y me escapé de todos para llevarte”. Y cuando me vio con cara
de preocupación, me dijo: “Antes de que me lo digas, no te preocupes.
Están todos avisados, pues saben de ti y muchos se encargaron de
arreglar tu problema”. Allí mismo me dio los pasajes y unos papeles con
los que podría viajar sin problemas a la Argentina. “Pues bien, todo
está en orden. ¡¡Así que sonríeme por un instante, por favor!!”. Yo la
miré con emoción, la tomé de las manos y le dije: “Tú sabes muy bien que
eres la mejor y que tu destino es ser la mejor cantante latina de la
historia. También sabes lo que quieres. Por eso, sólo por eso, ¿me juras
que te cuidarás y no desaprovecharás esa oportunidad que te dio la vida?”.
Ella se sonrió, me miró con una expresión que nunca le había visto y me
dijo: “Sé por qué tienes temor. Y te entiendo. Pero aprendí una cosa
contigo. Por esa gente que me dio todo y que está dispuesta a dejar todo
por mí, sabré apreciarlos no dándoles ningún motivo para que sufran ni
para que lloren. ¡¡Y sé que cuando dé mi concierto en Los Ángeles, todo
cambiará!! ¡¡Te lo prometo!!”.
El auto llegó al aeropuerto con el tiempo justo para tomar el avión.
Selena me dijo que me apure y me acompañó corriendo para el embarque.
Por un lado quería irme porque me esperaban mi esposa y mi familia. Pero
por otro no quería dejar a Selena. Como si me leyera el pensamiento,
Selena me dijo cuando llegó el momento de despedirme: “Ve tranquilo. Yo
sabré cuidarme. No te defraudaré”. Yo no podía dejar de mirarla y de
llorar. Selena increíblemente empezó a lagrimear, pero enseguida me pegó
con su mano mi brazo y me dijo: “¡¡Vamos, vete, que se te va el avión!!”,
y echó a reír, como tantas veces lo hacía para no demostrar sus
verdaderos sentimientos. Luego se me quedó mirando y me dijo: “Gracias
por venir a salvarme. Te estaré siempre agradecida…”. Y se acercó a mí y
me dio ella un fuerte abrazo. Yo la abracé con ternura y con firmeza. No
quería soltarla jamás pero tenía que hacerlo, tenía que certificar que
podía hacer lo que me había prometido. Me acerqué a su oído y le dije
varias veces en voz baja: “Por favor, Selena, cuídate, cuídate, cuídate,
cuídate, cuídate…”, y me permití darle un beso en la mejilla. Era como
si la conociera de toda la vida, es como si todo lo que sentía Selena lo
sintiera yo. Me aparté y le dije: “Bueno, adiós”. Ella me sonrío
tiernamente y me dio uno de sus clásicos saluditos. Me fui alejando y
cuando estaba por entregar mi pasaje le grité: “¡¡Mil abrazos y mil
besotes, Selena!! ¡!Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto!!”. Y no
pude evitarlo. Corrí de nuevo y la abracé de nuevo y empecé a llorar
como un tonto. Ella sólo me abrazaba en silencio. Lo entendía todo, lo
sentía todo, como yo sentía lo que le pasaba por su cuerpo y por su alma
… “Ve, tranquilo. Sabré cuidarme. Pronto estaré allí. Muy pronto”. Me
aparté de ella definitivamente y le dije: “Hasta luego, chau”. Y me fui.
Y en todo el trayecto hasta que ya no la vi más, me di vuelta y la
saludé cientos de veces. Tuvo que pasar que me llevaran a la rastra dos
oficiales para el avión para que me fuera de allí, lo que provocó las
carcajadas de Selena. Era la mejor imagen final que me podía llevar de
ella…
Ya en el avión, y sin poder dejar de llorar, para despejarme revisé los
papeles que me dio Selena para regresar a mi país. Cuando estaba por
guardarlos, notó que se cae un pequeño sobre. Lo abro y veo una tarjeta.
En ella veo el nombre de Selena y una flor blanca debajo. En su
interior, en su lado izquierdo había un autógrafo de Selena con la
leyenda “Gracias por salvarme la vida. Te quiere mucho. Selena. 20 de
marzo de 1995”. En su lado derecho, no había nada; sólo una nota en
letras muy pequeñas que decía: “para ser autografiado sólo en
Argentina”. Volví a llorar hasta que noté que en el sobre había una foto.
Era una foto hermosa en la que Selena miraba sugestivamente a la cámara
llevándose la mano al pecho. Detrás había una notita: “Ésta es una de
las fotos que se incluirán en mi disco en inglés. Eres el primero en
verla. Cuídala como un tesoro. Es la foto que más me gusta. Te quiere
mucho. Selena. 20 de marzo de 1995. PD: ¡¡Cuídate!! ¡¡Nos veremos muy
pronto!!”. Vi de nuevo la foto, le di un besito y la guardé junto con la
tarjeta. Miré el cielo y sonreí sin recordar mi terror a los aviones. Sé
que veré a Selena muy pronto. Sé que volveré para agradecerle todo lo
que hizo por el Amor de tanta gente. Cerré mis ojos y me permití dormir,
reteniendo todas las imágenes de Selena, sabiendo que sólo ella y su
suerte me traerían alegría y felicidad...
Cuando desperté ya estaba en mi país y en mi casa. Todos estaban
durmiendo. Estaba en mi cama aun con la ropa que tenía puesta en Corpus
Christi. No recordaba nada de cómo llegué allí. Sentí terror de que sólo
fuera un sueño hasta que vi la tarjeta. Eso me calmó. Podía seguir
durmiendo tranquilo. Todo estaba en orden. Pronto podía explicar todo y
saber que luego podía levantarme en un mundo con Selena…
(Ojalá mañana me despierte y note que todo esto ha sucedido y que Selena
está aquí para autografiar el lado derecho de mi tarjeta…)
Todos los días sueño contigo, Selena. Todos los días vivo por ti para
que tú vuelvas a ocupar ese lugar que por derecho te pertenece…