Home

Guestbook

Message Board / Poll

Multimedia / Selena Pictures

Selena Song Lyrics / Music Info

Selena Info / Aftermath

Selena Fans / The Musical, The Movie

Biography / Newspaper Articles

Spanish Links / Browse Selena Store

My Trip to Corpus Christi / The Selena Trial Files

Other /
Site Guide

SelenaForever.com Blog

Soraya / Search



Site in Spanish

 

Menu

Sergio's Journal
 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: November 23rd 2010
 
 
 

Esperando que llegues a la Gloria con nuestro recuerdo, Selena…

 
 
Escuchando y viendo a Gloria Calzada en uno de los especiales que hiciera Univisión en homenaje a Selena, podía ver y hasta sentir aquello que tanto nos duele por el destino de Selena, por todo lo que ha sucedido, por lo bueno que ha pasado y por lo terrible que ha acontecido. Pues bastaron unos pocos segundos para que uno pudiera entender en esas palabras por qué nos duele aún lo que le ha sucedido a Selena, por qué nos cuesta tanto aceptar su destino, por qué nos es inaceptable su ausencia. Gloria Calzada hablaba acerca de que el camino de Selena era de ensueño, todo estaba tan claro, todo era tan divino, era un cuento de Cenicienta con un final feliz, el resultado lógico y esperado de una artista que había trabajado duro y mucho para cumplir sus sueños, para vivir y para llegar a ser alguien en la vida, para tener ese aplauso y ese reconocimiento de la gente. Y cuando Selena iba a logrando una a una las metas que se había propuesto, cuando después de tantos sacrificios había tomado el camino de una autopista que la llevaba a rápida velocidad por el camino del éxito, cuando el reconocimiento del público y de los medios hacía que difícilmente a Selena alguna vez la fueran a rechazar, cuando le iban a perdonar ante cualquier eventual traspié, cuando todos estaban dispuestos a aplaudir antes de cualquier actuación, que con la aparición de Selena bastaba para sacar una sonrisa al más distraído, alguien de la nada se sintió lo suficientemente dueño de Selena para decidir sobre la vida y sobre los sueños de ella. Y decidió acabar con Selena y con sus anhelos, y con ellos la ilusión de tanta gente que desde allí aprendió a que poco se puede esperar de la vida si el mundo se encarga de hacerle esto a Selena. El ver que semejante atrocidad se le hace a Selena, ¿qué pueden esperar los demás?, ¿qué se puede esperar de los demás? Tal vez sea esto lo que nunca se pueda entender, porque en definitiva Selena había hecho tanto por llegar a este lugar de ensueño y de privilegio, tanto por llegar al éxito, al reconocimiento, al Amor de su gente, que recibir esta respuesta de una de las tantas desquiciadas que hay por el mundo no hace más que sumirnos en una de las mayores penas, en una de las mayores desilusiones. A veces la realidad, la tremenda realidad, la densa realidad, puede acabar con la fe, con la mayor de las ilusiones…

Porque ya no se trata sólo de ver lo que nos hemos perdido. A veces nuestra propia visión egoísta de las cosas hace que nos lamentemos por lo que nos hemos perdido, por no poder disfrutar a Selena en el escenario, por no tener un disco nuevo de ella, por no haber podido apreciarla en su momento. Lo más importante y acaso lo más triste es ver que le han quitado la vida a Selena. Ni más ni menos. Le han quitado vida a un ser lleno de luz y con todas las ganas de vivir. Le han quitado todo a Selena. No le dieron una nueva oportunidad para rehacer su vida, para poder armarla de nuevo, para resignificarla. Ni siquiera le dieron oportunidad para que se diera cuenta de todo. Ni siquiera pudo defenderse. Ni siquiera estaba alguien que la protegiera, que la aconsejara. Estaba sola. Increíblemente sola una mujer que era amada por tanta gente, gente que hubiese dejado todo por salvarla a Selena, gente que hubiera dado la vida por darle una nueva chance. Selena no perdió sólo una oportunidad de quedarse por siempre en la Galería de los Grandes del Mundo en base a todo lo que tenía para mostrarle a la humanidad toda. Si acaso eso hubiese ocurrido, no sería tan terrible, pues siempre el ser humano tiene una nueva oportunidad. Mientras uno vive, sabe que el inicio de cada mañana puede ser un gran día que nos depara el mejor de los augurios. Selena vivía las cosas así. Vivía y hacía vivir. Se alegraba y hacía alegrar. Trataba de darse ánimo viendo las cosas del lado positivo, sabiendo que todo era posible mientras estuviera en manos de uno mismo su propio destino, la alegría de cada día. Y no se quedó con ese pensamiento para consigo misma. Se encargaba de transmitírselo a los demás. Con sus palabras y con su ejemplo. Que un ser de luz, con tanto Amor y con tanto para dar no esté aquí entre nosotros es una de las mayores absurdos de este mundo, un mundo que nos podrá decir que vivió cosas peores y que allí anda llevando las cosas lo mejor que se pueda. Pero lo que tal vez el mundo no pueda explicarnos es cómo a una mujer como Selena se le ha dado todo y luego se lo ha quitado … En un solo instante … Es como darle un juguete a un niño y luego quitárselo para más tarde golpearlo. En Selena podemos ver una historia increíble, extraordinaria, fuera de lo común, por lo positivo y por lo negativo. En Selena nada es convencional, previsible, lógico. Tal vez todo lo que le ha sucedido sea el fiel reflejo de lo que ella transmitía en todo momento, en todo lugar. Selena generaba vida, alegría, sentido a las cosas. Que ella ahora no esté es como si nos hubiesen quitado algo de nosotros. Es como si nos hubiesen amputado algo de nuestro cuerpo, algo de nuestra alma. Algo se nos murió también en nosotros con la partida de Selena. Sin Selena este mundo nunca será lo mismo. Sin Selena este mundo jamás será enteramente feliz…

En esas palabras de Gloria Calzada se puede uno explicar y entender el sentimiento de tanta gente, esa angustia de haber vivido a Selena y perderla de una manera tan inexplicable y tan absurda. Selena estaba tan ilusionada como cualquier mujer que aspira a lo mejor pero que lo quiere sólo si es amada y querida. A veces es realmente inexplicable entender cómo muchos creían que Selena no era ni tan conocida ni tan querida, porque no aparecía como cualquier artista que quiere triunfar y que piensa más en ello que en su talento, que en sus posibilidades de dejar algo en este mundo con lo hecho, con lo creado. Muchos no podían entender que una artista como ella fuera tan sencilla, tan humilde, tan honesta. No podían entender que ella no tuviera ni envidia, ni celos ni aires de diva. No podían entender que en cualquier premiación fuera ella a acercarse a otros artistas para mostrarles su admiración y su cariño. No podían entender que fuera ella al público a saludarlo, incluso antes de que ellos, en cuanto la advirtieran, fueran en su búsqueda. No podían entender que nunca tuviera ni un escándalo ni ninguna pelea con otro artista. No podían entender que no tuviera ninguna palabra molesta para nadie, que siempre estuviera bien predispuesta aun cuando por allí estuviera bastante cansada o no tuviera el mejor ánimo para hablar. No podían entender que Selena era simplemente distinta. Selena aprendió a que en la vida siempre había que ser agradecida a Dios, a la gente, a todos, por todo lo que recibía, por poco que fuera. Y con su actitud fue un modelo a seguir para todos. Predicó con el ejemplo. No se quedó con bellas palabras grandilocuentes pero sin un correlato con su actitud. Selena mostró al mundo que se podía llegar a ser alguien en el mundo con grandeza, con Amor, con sacrificio, con honestidad, con ir en la vida con la frente en alto. Selena les mostraba a todos que aun siendo ella la estrella, era ella quien se acercaba a los demás antes que éstos a ella. Selena era una artista diferente, diferente a todo, diferente en su forma de ver y entender las cosas. El ir triunfando en la vida no le hacía pensar en mostrarse al mundo señalando y paseando su opulencia, y tomando distancia de su público. Selena sólo quería que la amaran y para que ello fuera posible dio todo su Amor. Ella entendía así la vida y de ese modo actuó. Y así obtuvo los resultados. Y cuando, como bien lo decía Gloria Calzada, todo parecía tan claro, cuando el camino parecía allanado, cuando todo lo anhelado por años se cumplía, cuando los malos tiempos parecían no volver jamás, cuando la vida le sonreía a Selena, cuando el mundo entero estaba dispuesta a aceptar a Selena, alguien se encargó de quitarle todo, todo, sin poder siquiera tener la posibilidad de lamentarse, sin tener la oportunidad de rever tantas cosas. La vida ni siquiera le dio la posibilidad de que Selena pensara más en ella que en los demás. La vida no le permitió a Selena ser hasta más mezquina y calculadora. Selena se fue siendo ella, auténticamente ella, en un mundo lleno de mezquindades, de falsedades y de hipocresía, que le hizo ver que en la vida no se puede ser bueno, no se puede ser distinto, no se puede ser como uno es. Selena recibió la realidad en un solo momento, en un solo instante fatal de aquel lluvioso y nefasto día…

Tal vez por eso nadie lo entienda. Por eso tal vez nadie lo acepte. Selena había recibido en pocos años las mieles del éxito, pero en poco tiempo le cayeron e ella todas las calamidades. En ella se puede ver el absurdo, la injusticia, la perplejidad, la maldad, la psicopatía, la inocencia, la desorientación. Tal vez lo que nunca podemos dejar de ver, de sentir y de quedarnos sin explicación con lo sucedido con Selena es que en un instante, en un momento todo cambiara, todo se convirtiera en tragedia. Podremos decir que a infinidad de seres humanos les pasa esto. Podremos decir que mucha gente vive toda su vida no logrando nada a pesar de dar todo. Podremos decir que infinidad de inocentes mueren jóvenes. Podremos decir que mucha gente se nos va en forma cruel y absurda. Pero si nos conmueve tanto la vida y la pasión de Selena, y si seguimos llorando por su partida es porque vemos que alguien como cualquiera de nosotros con su trabajo, con su ilusión, con su empeño y con su dedicación puede llegar a tener lo que más sueña, lo que más anhela. A veces en la vida podemos querer tener muchas cosas y no tenerlas, y ni aun con todo nuestro sacrificio no estar ni siquiera cerca de lograrlas. Pero tal vez una de las peores sensaciones sea cuando estamos tan cerca de lograrlo, cuando empezamos a ver el fruto de todo lo que hemos hecho, cuando tenemos el reconocimiento de propios y extraños, de gente que siempre nos apoyó y de la que en su momento nos ha desdeñado, que empezamos a asomarnos a la vida con la certeza de tenerlo todo en nuestras manos y disfrutarlo, que todo depende de nosotros mientras sigamos por el mismo camino y con la misma dedicación, y que por esas cosas alguien nos lo saca todo y ni siquiera nos deja vivir con nada a cuesta y sólo sostenidos por la ilusión de volver a empezar. Cuando vemos las imágenes de los dos últimos años de Selena sentimos que Selena vivía las cosas así, como la artista que llega al éxito y disfruta del momento a sabiendas de que se asoma al gran éxito mundial y un mundo que la espera con los brazos abiertos. Cuando queremos a Selena vemos que es eso lo que a ella le ha pasado, que recibió el peor castigo sin saber nunca por qué, que recibió el mazazo de la realidad en un mundo de ensueños. Todos somos de alguna manera Selena y ella es cada uno de nosotros. Porque Selena nunca dejó de pertenecer al público que la amaba. Jamás se apartó de él ni aun siendo exitosa. Ella se preparaba ante un concierto, ante una entrevista, ante cualquier aparición televisiva de la mejor manera, con la mejor predisposición, por respeto al público. Nunca se sintió más que nadie, ni mejor que nadie. Ella sentía el mejor de los sentimientos, el del agradecimiento al público, a la gente que la trataba, a la gente que le hacía notas, a la que le ofrecía una nueva presentación. Selena supo ser agradecida en la vida, supo valorar cada cosa que obtenía, pues sabía lo que costaba lograrla. Selena empezó muy de abajo. Todo lo que logró fue por mérito propio. Nadie le regaló nada. No tenía de qué quejarse pues nadie mejor que ella podía decir lo que era vivir con las más absolutas privaciones. Y nada más lindo que lograr todo con honestidad y con tanto talento. Nada más gratificante que poder lograr todo con lo que a uno le gusta y obteniendo el reconocimiento hasta de gente que nunca se hubiese imaginado recibir las mejores palabras y aliento. Y nada más triste que perderlo todo por la mezquindad, por la falsedad, por la hipocresía, por el egoísmo, por la falsedad, por el odio, por el rencor. Y nada más triste que Selena haya perdido todo acaso por algo que le era totalmente ajeno a ella, a problemas que no le pertenecían, estando expuesta a situaciones de las que nunca tuvo que enfrentar y que no le agradaba tener que asumir. Nada más triste que ver que ella fue la única víctima de algo que ni siquiera había comenzado ni alimentado. Tal vez hasta de algún modo inconsciente nos demos cuenta de que eso es lo que más nos duele de Selena. Que ella haya pagado con su vida tanta locura y tanto egoísmo de los demás que estaban tan cerca de ella…

Uno puede escribir millones de páginas sobre Selena pero en esos pocos minutos que vi hablar a Gloria Calzada sobre Selena pude verlo todo, pude apreciarlo todo, pude sentir que estaba todo explicado. A veces una imagen vale más que mil palabras. A veces un simple relato sirve más que mil tratados para entender lo que significaba Selena, y que nos explica por qué la queremos tanto y por qué la seguimos tributando y homenajeando. Cuando ella habla de cómo ensayaba Selena en aquel concierto del Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, cuando explica lo ilusionaba que estaba, lo preocupada que estaba por aparecer linda, por estar al tanto de cada detalle, de que todo estuviera bien, nos pone en un eterno abismo de tristeza y de lágrimas, y una vez más nos preguntaremos por qué a ella, por qué justo a ella .... Y también nos quedaremos perplejos y hasta nos indignaremos con el inicio de la película hecha en homenaje a ella en el que la ponen a Selena llegando tarde al concierto y eligiendo el vestido de apuro tomando uno cualquiera de una de las tantas cajas tiradas con ropa que había por allí. Nada más alejado de la realidad, de una realidad que mostraba a Selena tan profesional y tan respetuosa del público ... Una Selena que, como bien lo relata Gloria Calzada, había elegido aquel famoso vestido morado que había mandado a hacer según su propia idea y creación. Una Selena que hasta último momento dudó en usar ese vestido u otro que había confeccionado. Una Selena que había pensado cada instante del concierto con el mayor profesionalismo y con la misma alegría de siempre. No tenía problemas de estar horas antes del concierto ensayando en el mismo lugar con alegría y dedicación. No tenía problemas de sacarse fotos con admiradores y de recibirlos antes del concierto. No sólo no tenía problemas, sino que le gustaba hacerlo. Ella le gustaba dar Amor y necesitaba recibirlo, y siendo muy joven sabía lo que era ser una artista de verdad, una profesional con todas las letras y lo que apreciaba el público que tenía su mismo origen. Hace muy poco estuvo aquí dando un concierto Paul McCartney y era conmovedor no sólo verlo dar a los 68 años un concierto de 3 horas, sino de estar presente horas antes en el estadio ensayando y dando un miniconcierto al público que había comprado las entradas más caras, permitirles ensayar con ellos, y camino al estadio, sin que nadie lo supiera, bajar el vidrio del auto que lo transportaba para saludar a la gente que iba a asistir a verlo. Él también fue muy pobre antes de la fama. Él también tuvo que luchar mucho para llegar. Él no tiene necesidad de mostrar nada más, pero sigue teniendo esas ganas de siempre y ese mismo amor de siempre. Selena hubiese hecho lo mismo. Pero a Selena no le dejaron vivir todo lo que sí vivió Paul. De allí nuestro llanto…

Tal vez no sean necesarias ni tantas palabras ni tantas explicaciones. Gloria Calzada en pocos minutos lo dijo todo. Pero tal vez, como ella misma lo dijo, están buenos los homenajes que se le han hecho. Homenajes muchos de ellos en base a recordarla con Amor. Y tal vez hagan falta muchas palabras, muchos homenajes y muchos recordatorios. Y aun así no estar satisfechos y estar seguramente convencidos de que ni con todo ello alcanzaremos a manifestarle todo nuestro agradecimiento. Selena quería ser recordada con Amor. Y para ello hay que demostrárselo todos los días para que su espíritu, sus ganas, su talento, su voz y su alegría de vivir jamás se pierdan. Si tal vez fuésemos capaces de seguir su ejemplo hasta para recordarla al menos podríamos transformar en triunfo semejante derrota, mantener viva a Selena aunque se haya partido, aunque sólo podamos tenerla en nuestros corazones. Tal vez si fuésemos capaces de tener toda la energía que tenía ella con cada emprendimiento, con cada idea, con cada meta en la vida, estaríamos logrando que Selena siempre esté presente, que sus sueños se cumplan a pesar de todo. Si acaso somos conscientes y asumimos todo el dolor que nos genera la densa realidad de la ausencia de Selena, y somos capaces de mantener viva su ilusión, su porvenir venturoso, su carrera meteórica e inexorable al éxito, si acaso somos capaces de mantener la llama viva de una Selena que encaraba cada concierto con la mejor predisposición, dando su mejor voz, desplegando todo su talento, todo su carisma, con la preocupación de deslumbrar con su encanto y con su belleza, entonces nos será más tolerable su ausencia y nos sentiremos satisfechos de seguir su Legado, de poderle arrancar una sonrisa a Selena donde quiera que esté. No hay peor muerte que el olvido, no hay peor muerte que la resignación. Tal vez al escuchar esas palabras de Gloria Calzada sintamos la necesidad de que Selena no sucumba por un acto detestable de una persona impresentable y despreciable. Tal vez sintamos la necesidad de sentir, de vivir la vida como la vivía Selena, de estar en su ser, de sentir su cuerpo estremecido por el Amor de su público, de sentir el miedito antes de cada concierto por temor a defraudar, por no estar a la altura de lo que se esperaba de ella, y luego colmar todas sus expectativas a base de puro talento, dedicación y Amor. Tal vez sintamos la necesidad de sentirnos como vivía Selena cada momento de su vida, cada instante de su infinito y hermoso ser. Tal vez sintamos la necesidad de dar lo mejor de nosotros para que la gente nos ame por lo que realmente somos. Tal vez si logramos ser como Selena podremos lograr que ella cumpla su sueño, logre todo lo que se propuso sin haberse nunca alejado de todos los que la supieron amar. Tal vez si logramos eso la pérfida que le quitó los sueños se sentirá derrotada y se sentirá tal cual es: una mediocre que sólo obtuvo notoriedad no por algo noble sino por lo más bajo de la naturaleza humana. Tal vez si logramos eso haremos justicia con Selena y habremos puesto las cosas en su lugar. Sólo si somos capaces de ser un poquito como Selena lograremos que aquel camino tan claro de Selena vuelva a tener sentido. Sólo así Selena habrá cumplido su sueño y podrá estar en paz … consigo misma y con el Amor de su gente…

A veces no hay que buscar tantas explicaciones ni interpretaciones a lo que generó Selena. A veces no hay que buscar tantas razones, tantas causalidades, ni “intelectualizar el fenómeno”. Selena era una mujer que desde muy pequeña recorría su canto y su Amor de pueblo en pueblo. Cuando los grandes medios, el gran mercado y el gran público la descubrió, Selena era ya muy querida y muy amada por mucha gente. Esa gente era pobre, de escasos recursos, que no tenía nada material … Como Selena. Y supo apreciar y tener como algo propio a aquella mujer que les dio lo más valioso, lo que no se consigue con dinero, lo que nunca se olvida: Amor. Selena les dio ese Amor y ese cariño que tanto les cuesta entender a tantos y que tan bien explicara Gloria Calzada…

Yo siempre estaré para ser e intentar ser un poquito como tú, Selena. Intentar tener el Amor que sólo tú supiste prodigar en este mundo…

Sólo tengo Amor para ti…

Simplemente te quiere…

 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: November 16th 2010
 
 
 

Esa palabra tan presente que no queremos nombrar, Selena…

 
 
Muchas veces he escuchado que la muerte nos redime, que la muerte nos exonera de todo, que la muerte nos pone en un lugar del cual nada ni nadie nos puede afectar. Cuando a un artista le llega ese momento, atrás quedan sus cosas malas, sus cosas controvertibles. Siempre con la muerte de cada ser humano nos aferramos a lo bueno que hizo, a lo bueno que nos dejó. En definitiva, la muerte de alguien cercano nos hace conscientes de nuestra propia muerte y de alguna manera todos tenemos que seguir viviendo con nuestra mochila a cuestas. Y no es tan fácil seguir. Muchas veces es imposible. Y como ésa es la realidad, necesitamos más de un motivo para seguir, más de una excusa, más de un engaño. Y cuando hablamos no sólo de alguien, sino de un artista a quien queremos, y encima si ese artista es joven, buscaremos más de un buen argumento para seguir viviendo sin él rescatando lo bueno que ha hecho, para quedarnos con nuestra mejor impresión de esa persona y hacer más llevadera nuestra existencia. En un artista siempre tendremos un buen Legado dejado que nos permita recordarlo con toda su obra hecha, con toda una carrera hecha con sus buenas y con sus malas, que serán revistas, reinterpretadas, revisadas y reformuladas para con nuestro recuerdo y homenaje poder difundir lo mejor de ese artista, dejar la mejor imagen de él que refleje lo que representó aquella persona para tanta gente. Y es posible que durante muchos años con ese recuerdo, con ese homenaje, con ese reconocimiento se haya logrado, tal vez, no sólo agradecerle a ese artista sino reflejar con nuestro recuerdo toda su obra que se compone por lo hecho públicamente, más lo dicho y hecho que vaya acompañado con esa obra. ¿Pero qué hacer cuando esa muerte alcanza a una artista joven que no pudo llegar a desplegar todo su potencial? ¿Qué hacer cuando en ese recuerdo no podemos cerrar nuestras heridas por una muerte tan absurda y difícil de entender? Mal que mal, una muerte de alguien ya mayor y con sus mejores años de su vida completados nos hace pensar que ese artista al menos hizo todo lo que soñó para su ser, pudo realizar todo lo que potencialmente la vida le ofrecía y en el peor de los casos le habrá quedado hacer lo poco que ella le podía ofrecer, que siempre será un pequeño regalo que nos puede dar el destino…

¿Pero qué hacer con la muerte de alguien tan joven y con tanto para dar? ¿Cómo recordar con alegría sin llorar por lo que pudo ser y no fue? ¿Cómo enfrentar su destino si nunca lo podremos entender ni explicar? Las vidas que se acortan tan pronto tumban de un plumazo todos nuestros consuelos, todas nuestras creencias, todos nuestros engaños, toda la lógica que armamos para hacer más explicable nuestra existencia. Cuando somos conscientes de lo que es la vida y de cuál es el ciclo natural de las cosas, vivimos preparados para lo que ya sabemos que nos ocurrirá, pero la certeza de la muerte y de lo que le espera a nuestro cuerpo y a lo que sucederá a nuestros alrededor una vez que nos vayamos de este mundo nos hace vivir con mucho miedo a lo que nos ocurrirá inexorablemente. Es el mayor de los miedos y la mayor de las incertidumbres del que tenga cualquier ser humano. Pero ante esa realidad todos nos aferramos a la fe, a la fe de que nuestra vida no se acabará allí, de que todo tendrá una continuación. Que siempre hay otro ciclo u otras etapas a las que accederemos una vez que dejemos este mundo. Muchos pensarán en un Dios o en varios dioses, otros pensarán en reencarnaciones o en otras vivencias en otros cuerpos, en otros mundos. Y allí iremos por el mundo y por la vida esperando que la vida no sea tan finita y nuestra existencia tan corta. Esperaremos a que las cosas no sean tan claras como las indica la cruel realidad. Que haya otra claridad que explique todo esto que llamamos vida. Nos aferraremos a la fe, y a que alguien superior nos dé sentido y fundamento a nuestras existencias en el medio de tantas alegrías y de tantas tristezas…

Vivimos la vida tratando de no pensar en lo peor y en que por algo estamos aquí. No podríamos tolerar si mañana alguien nos confirmara la certeza de la realidad, esa realidad que nuestro tiempo en el mundo es el que marca el nacimiento y la muerte de cada uno. Frente a eso nos refugiamos en lo bueno de la vida y en que algo mejor nos sucederá al final del camino. Y vivimos rogando que las cosas sean así. Tal vez vivamos hasta autoengañándonos para no alienarnos en la certeza de que la vida sea sólo eso que marca nuestro ciclo vital aquí. Podemos aferrarnos a lo positivo y a creer que nada malo nos puede pasar en el futuro … Pero una vez más el mazazo de la realidad nos asesta otro de sus golpes maestros. ¿Qué hacer cuando alguien se muere tan joven en un accidente? ¿Qué hacer cuando alguien tan joven se marcha por una enfermedad? ¿Qué hacer cuando alguien tan joven es asesinado y sólo hasta allí tuvo tiempo para hacer sus primeros pasos en la vida? ¿Qué hacer cuando a alguien que sólo dio Amor se le quita la vida con la mayor de las violencias? ¿Qué hacer cuando se nos va tan pronto alguien que sólo dio alegría y optimismo a la gente? ¿Qué hacer cuando se nos va alguien que nos ayudó con su obra y con su actitud a creer en algo y que nos ayudó a sobrellevar mejor nuestras vidas sacando lo mejor de nosotros, nuestra mayor sonrisa, nuestra mayor predisposición? Muchas veces en la vida estamos solos y nos aferramos a los pocos afectos que nos quedan, a esa gente que nos puede dar algún sentido a nuestras vidas. Esa vida nos prepara para esperar que se nos termine yendo aquella gente tan cercana en nuestros afectos y que poco tiempo le queda para transitar la vida. Aun así, tratamos de no pensar en la posibilidad de ese instante, de ese momento del cual de sólo pensarlo nos pondría en un dolor del cual, aunque nos consolemos, nunca nos podremos recuperar del todo. Pero siempre nos contentará con que tal vez esa persona fue feliz con lo que tuvo y logró, con todo lo que pudo alcanzar en la vida. Podremos vivir a duras penas con las muertes de cónyuges, amigos, parientes y gente importante en el desarrollo de nuestras vidas pensando en que pudo estar satisfecho con su vida, aunque en lo más profundo de nuestros corazones nunca eso nos haga recuperar por lo que hemos perdido. Podremos seguir recordando y exaltando su figura con lo que nos dejó y con la huella que nos dejó en nuestros corazones … ¿Pero qué hacer cuando las muertes alcanzan a hijos, parientes jóvenes, personas que apenas asomaban a la vida y que se quedaron con todos sus sueños a cuestas y sin realizar? ¿Y qué hacer si esas vidas fueron arrebatadas, fueron quitadas por gente que con toda premeditación y alevosía planificaron quitarles sus anhelos, sus sueños, sus pensamientos, sus ideas de lo que pensaban a hacer con sus vidas en función de lo poco que habían logrado siendo tan jóvenes? ¿Qué hacer? ¿Qué nos puede consolar de aquel dolor? ¿Cómo seguir con la vida con semejante pérdida? ¿De qué nos aferraremos para seguir viviendo? ¿Cómo contentarnos con lo que nos pudo dejar aquella persona que nos dejó tanto y a la vez tan poco por su corta edad? ¿Cómo seguir, si se quiere seguir, ante tanta insensatez?

Para mí muerte y Selena no son palabras que se lleven de la mano. Jamás pude nombrar la palabra muerte cuando hablo de Selena. Hacerlo provoca en mí un gran dolor y una aceptación de una realidad de la cual no puedo ni quiero siquiera pensar. Y no es evadirse, porque lamentablemente lo que pasó ha sucedido y de ello no se puede volver. Pero la muerte tiene un significado y una connotación que no quiero que tengan relación con Selena. A veces uno cree y quiere creer que las muertes redimen y nos pone en un lugar justo en la vida. Y si esa muerte es de alguien joven que fue víctima de un daño enorme que nunca buscó y provocó, automáticamente su vida y su obra se tornan intocables. Muchas veces en nuestro afán de consolarnos y de encontrar un motivo que nos saque de tanto llanto y de tanto dolor, pensamos que al menos esta situación le da un valor a su vida y a su obra del cual nadie cuestionará y todos ensalzarán. Pero no todo es así, lamentablemente. La muerte nos puede sacar lo mejor de nosotros, pero también lo peor. Con lo sucedido con Selena, rápidamente se ensalzó su figura y su obra, pues ella estaba en su mejor momento, y porque era muy querida en muchas partes de México y Estados Unidos. No hubo necesidad de que alguien hablara bien de ella. Mucha gente ya sabía lo que era y significaba Selena. Y si se produjo semejante cantidad de ventas de discos y de cualquier cosa relacionada con Selena luego de aquel nefasto 31 de marzo fue porque el dolor de la pérdida expresada por tanta gente hizo que todos necesitaran aferrarse a cualquier cosa relacionada con Selena. Esas cosas tenían el valor de pertenecer a ella, de ser de ella, de haber tenido relación con Selena. Eso que tenía que ver con Selena acaso podía consolar su pérdida, tenerla a pesar de todo, calmar de alguna manera el dolor. Pero siempre en el ideario de la gente estuvo la esperanza de que nada de esto fuera cierto, de que Selena algún día podía regresar. Sólo así se ha hecho con el tiempo más tolerable su partida, soportable esa ausencia de una artista de tan sólo 23 años que les había dado alegría y esperanza en un mundo en el que ya había poco para creer. Selena le dio la esperanza al menos creído, al más necesitado, a los que pocos motivos tenían para sonreír. Ellos fueron alegres por Selena, fueron felices por ella. Y con la ausencia de Selena volvieron a ser esos seres tristes de antes, pero con un mayor dolor, por saber que hubo alguien en sus vidas que les hizo creer, creer en un mundo feliz, creer que la felicidad es posible y está en nosotros, y que ese mismo mundo, con su peor muestra, se la había arrebatado quitándole el mayor fundamento a sus vidas… Y el paso del tiempo no hizo que se borraran sus heridas. Al contrario, incrementó el dolor, pues esa dura realidad les certifica que ya no volverá, que será vana la espera. Con el paso del tiempo ver y escuchar a Selena genera cada vez más llanto e incredulidad…

Pero la muerte nos deja también la peor cara. La cara de la derrota, la cara de la injusticia, la cara del dolor. Podremos aferrarnos en el recuerdo. Podremos evocar a Selena acaso pensando y consolarnos hablando del mito y de la leyenda. Acaso podremos contentarnos imaginando y creyendo que en algún punto Selena logró cumplir con todos sus sueños. Podremos alegrarnos con que aún se la recuerde y con que haya tantos artistas que le ofrezcan tributos. Acaso quisiéramos tal vez ser sus intérpretes en este mundo e imaginarnos que ella será siempre recordada por su música y por su obra. Acaso quisiéramos pensar que Selena desearía ser recordada de ese modo. ¿Pero es así? Allí la muerte nos pone de bruces con esa dura y densa realidad. Todavía tenemos que padecer viendo esa imagen que muchos insensatos grabaron y difundieron. Es esa imagen de una Selena que nunca quisiéramos ver, pero que nos la ponen sin pedirnos permiso y sin siquiera avisarnos. Es esa imagen de una Selena enojada, seria. Nuestra necesidad de consuelo puede hacernos creer que es una imagen de una Selena serena y tranquila. “Ella parece dormida”, dicen algunos. “Se la ve muy tranquila y en paz”, dicen otros. Pero no parece ser así ... No, no lo es ... No es la imagen de la Selena de siempre ni mucho menos. No es justamente la imagen que Selena dejó en tantos años. No es la imagen que Selena quería dejar …Nadie que experimentó semejante violencia … y por la espalda puede irse de este mundo en paz y tranquilo. Nadie que se fue sabiendo que se marchaba y con ella sus sueños, su juventud, su vida y sus proyectos se puede ir con la “satisfacción del deber cumplido”. En tan poco tiempo a Selena le hicieron ver la maldad y la injusticia de este mundo, un mundo que hasta le dio ese poquito de tiempo a Selena para que advirtiera lo que le estaba sucediendo y lo que le iba a ocurrir inexorablemente ... Tal vez lo único que en lo personal desearía es tener la certeza de que Selena no llegó a pensar cómo sería el mundo sin ella, qué dirían de ella después, qué imágenes difundirían y por qué, y cómo la expondrían. No querría tener la certeza de que Selena se fue pensando en lo que podrían imaginarse algunas personas, de las barbaridades que se podrían decir de lo sucedido sin que ella pudiera aclararlo por su cuenta jamás … Sólo eso ruego todos los días … que Selena no llegara a pensar en eso, que se fuera con sólo no poder entender semejante traición de esa persona que nunca debería tener perdón ni contemplación de ningún ser humano. Ya con esa sensación que seguramente tuvo es suficiente, suficiente para entender ese rostro, ese rostro que en definitiva es más acorde con esa Selena que se podía enojar cuando las cosas no salían, esa Selena que admitió ser así muchas veces en su vida cotidiana. Tal vez eso sea lo positivo ante tanta locura e insensatez. Que a Selena muchas veces hay que recordarla por lo que realmente fue, pero también por lo que no fue, por lo que hizo, pero también por lo que no pudo lograr. Porque en el recuerdo de Selena tal vez no sea conveniente sólo evocarla desde el frío bronce, desde una inexpresiva estatua, desde una distante foto. Eso explica algo pero no todo. Selena fue querida no sólo por su figura sino por lo que representaba. Selena era mucho más que una linda canción, que una hermosa figura. Selena era una linda persona, de una gran bondad y muy querible. Selena tenía una hermosa voz, era tremendamente carismática, era talentosa, tenía una enorme personalidad. Era una artista con todas las letras y tenía algo que pocos logran tener en su vida … El cariño de la gente, cariño que no se lo da a cualquiera, a cualquiera que hace una linda canción o al que nos quiere hacer creer a través de algún medio de comunicación que es talentoso y cariñoso con su gente mirándola a la distancia en una limousine sin tener con ellos ningún contacto. Tal vez por todo esto la gente llora por Selena. Tal vez por esto no alcanza con recordar a Selena como mito, como leyenda. Tal vez haya que recordarla con ese último día, con ese nefasto día por más que nos sea doloroso y del cual querríamos borrarlo para siempre de nuestras vidas. Porque ese día lamentablemente también forma parte de la vida de Selena. Tal vez porque si queremos de verdad a Selena tengamos que tener muy presente eso que le sucedió, que es tan terrible como si nos hubiese sucedido eso a nosotros … y que dadas las circunstancias, hubiésemos preferido que nos ocurriera a nosotros antes de que le sucediera a Selena…

La muerte puede ponernos en un sitial del cual todo se vea desde una distancia que nos haga insensibles e inmunes a todo. Pero en realidad la muerte no nos pone en un lugar del cual nada nos afecte, del cual nada nos llegue. Por el contrario, la muerte nos deja tal como se ve en cualquier cuerpo sin vida: expuestos, indefensos, librados a nuestro destino, expuestos a habladurías y a explicaciones sin sentido, a las miradas de pena pero también a las miradas insidiosas. En el afán de explicar por qué le sucedió esto a Selena, todos se sintieron con autoridad para hablar del tema. Y de pronto gente que ni sabía lo que era o lo que representaba Selena para tanta gente se sintió con autoridad para hablar de ella, de su vida privada, de sus sentimientos. Y aquella mujer que tanto hizo por hacer de su vida privada feliz e íntima, y que construyó su imagen en base a lo que ofreció en ese lugar en el cual se permitió exponerse, que era en el escenario, quedaba en silencio teniendo que soportar que se dijeran tantas cosas de ella, que se especulara tanto, que se hablara con tanta impunidad. Obviamente que estas situaciones hacen que uno necesite explicarse por lo que ha sucedido y cuáles fueron los motivos para llegar a ese triste final. Yo me acerqué a Selena por ello ... Nos guste o no, para explicar lo sucedido a Selena tenemos que preguntarnos sobre su vida no sólo artística sino también personal. Pero hay cosas que son totalmente innecesarias. Es como creer que para explicar un asesinato se tiene que hablar sólo sobre la autopsia y que encima se muestren las imágenes de tal procedimiento a todo el mundo. ¿Es necesario esto? ¿Es necesario darnos cuenta de que hay cosas que no se deben hacer sin necesidad de preguntamos si nos agradaría que nos lo hicieran eso mismo a nosotros? Creo que la muerte también nos expone a esto. Puede esperarnos el bronce y el reconocimiento. Pero también nos espera la miseria del ser humano que buscará aquel papel escrito, aquel acto privado que se hizo, aquel video que está guardado en el cajón. El hecho de que uno no lo haga no quiere decir que no lo hagan otros. Ya ni nos preguntemos por nosotros, sobre qué sentiríamos si viéramos que nos hicieran algo así. Preguntémonos qué sentiría Selena si viera esto. ¿No sentiría compasión por nosotros? ¿No sentiría vergüenza por lo que hace cierta gente? ¿Acaso no sentiría pavor por lo que puede llegar a hacer un ser humano? ¿Acaso no lloraría de impotencia por no poder hacer nada? Del mismo modo, aunque la recordáramos por lo que fue dando nuestro mejor homenaje, ¿acaso no nos debemos preguntar si Selena querría ser recordada por la imagen que nosotros damos de ella? Tal vez deberíamos pensar más en lo que Selena hizo, por lo indefensa que ha quedado, por haber quedado tan sola y por no tener aquello tan preciado en ella: su voz, su vida, el poder expresarse, el poder decirnos lo que le pasa y lo que siente ... Tal vez eso deberíamos recordar a la hora de evocarla. Al menos yo sé que alguna vez dijo que le gustaría que la recordaran con Amor y con ese sentimiento la recuerdo todos los días…

La muerte … y sobre todo la muerte de alguien tan joven hace que se congele su imagen, que el recuerdo de esa persona quede detenido en el momento en el que esa persona se ha ido de este mundo. Selena se fue y su imagen quedará siempre joven, vivaz, alegre, esperanzadora. Tal vez ése sea un “beneficio”, ya que nunca veremos en ella una imagen de decadencia, una imagen negativa, momentos malos, tiempos en los que las cosas salían mal o en los que el público no acompañaba porque ya no sentía lo mismo que antes. Con lo que Selena dejó y en el momento en el que nos dejó se facilitó esa imagen de mito, de leyenda, de colocar a Selena en un pedestal en el que nadie la sacará y nada será visto negativamente, de un lugar en el que se la admirará y hasta se la adorará … Me pregunto si a Selena le hubiese gustado ser recordada de esa manera, si con eso al menos se sentiría satisfecha, ya que no pudo completar su obra … Yo estoy seguro de que Selena hoy querría estar entre nosotros con casi 40 años, pero feliz con vivir su vida, vivir con su familia, vivir con su esposo, con sus hijos, habiendo dado todo por cumplir con el sueño de su padre y también con su propio sueño. Miraría atrás y vería que muchas veces ganó, otras tantas perdió, pero en todos los casos dio todo e intentó, fiel a su estilo, fiel a lo que aprendió, sabiendo que nada es imposible, con la total convicción de que aquello que se sostenía en la teoría había que ponerlo en práctica en todos los aspectos de la vida. Hoy Selena sabría que aun siendo reconocida mundialmente, no se podría quedar durmiendo en los laureles: diariamente intentaría mantener ese lugar tratando de mejorar lo hecho y buscando hacer lo que no pudo lograr. Y estaría pensando en otras metas … No, no dudo de qué querría Selena … Selena querría vivir y ser querida por lo que era, con lo bueno y con lo malo, con sus imperfecciones y con sus aciertos ... Tal cual se mostraba en la vida. Tal cual se mostraba en el escenario ... Selena no quería que la adoraran porque fuera eventualmente perfecta. Selena sólo quería que la quisieran, que la amaran tal como ella era. Selena era en el escenario como era ella en la vida. Así logró todo lo que se propuso. Así pensaba lograr todo lo que había soñado y anhelado. Selena era una mujer llena de vida. Renunciaría a todos los honores, a todas las estatuas, a todos los reconocimientos, a todas las veneraciones, a todos los homenajes a cambio de vivir y hacer todo por su vida, por ser feliz y por hacer feliz a los demás. Es por eso que cualquiera que admire a Selena no podrá ser enteramente feliz, no podrá olvidarse de su destino recordándola con alegría por lo que nos dejó con su música … Porque siempre sentiremos el dolor de la pérdida. Porque siempre sentiremos su dolor de aquel nefasto día. Negar esta realidad es como negar a Selena, negar su esencia, negar su vida. No se puede separar la Selena artista de la Selena persona. Tal vez seríamos más felices si lo pudiéramos lograr. Tal vez seríamos felices si pudiéramos olvidarnos de aquel día lluvioso que presagiaba lo peor… Pero es imposible y no deseable. Si queremos a Selena tenemos que acordarnos de ello, de esa palabra que no queremos nombrar cuando la evocamos, pero que es necesario tener siempre presente si la queremos recordar como se debe, que es recordarla con Amor…

Tal vez por eso sea muy difícil todo, sea tan difícil admirar a Selena sin llorarla, sin despertarse cada día deseando que esté allí aun cuando la cruel realidad nos asegure de lo contrario. Siempre será más fácil patear el tablero, salir de tanto dolor, olvidarnos de ella, admirar a otros artistas, o elaborar al fin el duelo, y aceptar esa cruel y densa realidad, la realidad de la muerte, la realidad de la derrota. Siempre tendremos esa necesidad para no vivir en esa tristeza permanente, pero si uno ama a Selena de verdad sabe que hacer eso es abandonarla, dejarla sola y triste, como aquel triste día del 31 de marzo. Y cuando uno cae en esto que también forma parte de la realidad, uno se aferra a Selena y le da lo mejor de uno. Selena necesitaba mucho Amor y se lo quitaron … Y el que la ama se lo quiere seguir ofreciendo, aunque tal vez no lo advierta, aunque tal vez no lo reciba, aunque tal no lo sienta … Tal vez … Siempre tal vez. Tal vez sea mejor pensar que Selena está allí, esperando seguir siendo amada, seguir sintiéndose acompañada. Tal vez Selena sigue estando viva, pero para que eso sea posible necesitará que nosotros le sigamos dando ese Amor, ese Amor a cambio de ninguna retribución, un Amor a cambio de nada, un Amor que sólo se le da a quien se quiere de verdad. Tal vez sea la única forma de superar todo, no evadiéndose de ella, no escapando de la realidad. Tal vez la única forma de que convivamos con esa realidad y con esa palabra que no queremos pronunciar delante de Selena es poder seguir emocionándonos con ella y poder ofrecerle todos nuestros corazones para que ella viva a través de ellos y con los sentimientos que expresan. Tal vez la única forma de superar tanto dolor es ser como ella, dándole nuestro mejor homenaje que es poner en práctica lo que ella hizo en toda su vida. Tal vez eso hará que Selena esté siempre, a pesar de todo, a pesar del dolor, a pesar de que el mundo nunca será el mismo sin ella, y con la ilusión de que haciendo eso lograremos el milagro de encontrarnos con ella para poder decirle abrazándola bien fuerte: “Yo sabía que volverías, Selena. Yo sabía que estabas allí. Yo nunca me olvidé. Yo nunca te di por perdida. Nunca te podrás ir porque estás en cada acto de nuestras vidas … ¡¡porque estás en nuestros cuerpos y en nuestros corazones!! ¡¡Gracias Selena!! ¡¡Gracias por haberme cambiado la vida!! ¡¡Gracias por hacerme tan feliz!!”.

Y aquí estoy, Selena, esperando que algún día vuelvas y nos hagas creer que nada de lo hicimos fue en vano, que nada de lo que hiciste fue en vano…

Te quiere con toda el Alma…


 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: November 9th 2010
 
 
 

Un minuto, Selena…

 
 
Un minuto … ¿Qué es un minuto en nuestras vidas? ¿Qué tanto puede significar? ¿Qué puede incidir en que hagamos algo o lo dejemos de hacer? ¿Qué tanto puede influir si tomamos una decisión y la cambiamos? ¿Qué seríamos hoy si no hubiésemos decidido hacer lo que queríamos realmente efectuar? ¿Cuánto puede valer hacer algo como también no hacerlo? … Digamos que desde muy pequeños nos damos cuenta de qué se trata eso que llamamos vida, y aunque no nos parezca, en ese momento tenemos mucho más en claro sobre lo que somos y sobre qué se sucede con lo que nos rodea, ese contexto tan claro que se desdibuja más tarde, cuando nos hacemos adultos, cuando en la adolescencia nos reprimimos de muchas cosas, cuando la adultez nos “convence” de que a veces la vida es como jugar al ajedrez, hay que pensar cada jugada, estudiar bien al rival y saber que hay que guardarse las jugadas más importantes para ejecutarlas en el momento justo, en el momento preciso, en ese instante en el que ya nuestro contrincante no puede hacer más nada, cuando ya no le queda margen para reaccionar frente a ese movimiento de piezas que nos ponen en jaque, jaque que nos aprisiona y que nos da cuenta de que estamos en un peligro, un alerta del cual tal vez no podamos escapar, alerta que puede indicarnos que sucumbiremos pronto, que el período de agonía se extingue y sólo nos queda abandonarnos a nuestra suerte o morir en el intento…

Un minuto que nos pone en una situación de gloria o de muerte, un minuto que decide nuestro destino, que nos marca por siempre el rumbo a seguir, sin siquiera saber por qué estamos allí y si realmente era ése el destino que queríamos para nosotros, pero que de pronto nos pone en ese desafío de actuar a la altura de las circunstancias, y tener el valor y el coraje para saber enfrentar todos los desafíos que implican transitar un camino nuevo, que puede ser bueno, que puede ser malo, tener infinidad de obstáculos, ser lindo, pero en el que indefectiblemente se tiene que pasar por muchos padecimientos para saberlos transitar. Y no todos tenemos ni la capacidad ni el temple para saber qué hacer, cómo saber tomar ese camino, hacerlo propio y hacerse amigo de él. No todos estamos preparados para ello, y muchos por cobardía, por miedo, por conformismo o por no querer lastimarse en el intento de lograr ser alguien en la vida, prefieren no hacer nada, conformarse con transitar la vida sin ser protagonista, sin vivirla a pleno, sin permitirse cambiarla para ser mejor y hacerla mejor. No siempre somos capaces en un minuto pegar un golpe de timón para enderezar el rumbo, para forjar un destino, para superar una situación, para mejorarla. Y aunque seamos capaces de vivir en esa situación, no siempre estamos capacitados para en un minuto tener la mejor decisión, la mejor respuesta. La experiencia siempre nos dice que aun en le inmediatez hay que pensar dos veces antes de decidir algo trascendente, algo que puede cambiar nuestras vidas. A veces cuando no todo depende de uno, hay que saber ante qué personas estamos, en qué contexto se efectúan las situaciones y en qué situación estamos nosotros para encararlas … Tal vez Selena vivió tomando decisiones en un minuto. Tal vez la energía, las necesidades y las ganas de Selena la ponían a querer hacer todo y hacerlo ya. Muchas veces le fue bien. Lamentablemente, en otras le fue mal. Y lo que es más triste, ella no pudo acumular experiencia como para saber que en sus próximos pasos tenía que tener presente aquellos momentos en los que se decidió mal y se corrieron grandes riesgos. Lamentablemente, la vida de Selena fue siempre de decisiones extremas en los momentos en los que si salía bien era tocar el cielo, pero si no era así podía entrarse en un camino sin salida, en una situación sin retorno. Cuando hay mucha pasión en juego, está siempre la llama de las ganas, del tirarse sin red, de jugarse con todo por lo que uno siente. Pero la pasión también nos pone en un peligro permanente, en una decisión de optar cada instante por blanco o negro cuando la vida tiene múltiples colores y muchos matices. A veces hay que saber controlar tanta pasión para no salir tan malherido, para no quedarse en el camino teniendo tanto para dar…

Pero el destino hizo que Selena nunca tuviera una vida “normal”, convencional, como cualquier persona, como cualquiera de nosotros que sale a la calle a enfrentarse con los problemas cotidianos de todos los días. Sin duda, Selena estaba llamada por el destino a ser alguien no convencional, distinto, destacable. Tal vez el impulso de Selena para encarar todo, las ganas de vivir hasta lo máximo la llevó a tomar decisiones que marcaron con fuego su propia vida y su propio destino. Y contra quienes piensan que recién en la adultez nos damos cuenta de todo, que precisamente la experiencia nos da la respuesta a cualquier pregunta, uno puede darse cuenta de que desde que nacemos tenemos esa sensibilidad, esa percepción, esa pureza de pensamiento, de sentimientos y de realidad, en la que si cada uno tomara una decisión llevada por todo ello y por la intuición, seríamos más felices en la vida …. O al menos podríamos serlo .... Selena con tan sólo 6 años decidió su destino. No fue su padre. No fue su familia. No fue nadie del colegio o de algún ser importante que le indicara el camino. Fue sólo Selena. Ella, estando, como lo estaba, celosa de su hermano A.B. de que había recibido un bajo de regalo y que recibía todas las atenciones de su padre, no dudó de qué debía hacer para ser el centro de la escena para seguir siendo la “Baby” de la casa, para seguir siendo el entrañable Amor de su padre. Selena estaba acostumbrada a estar siempre con él, a regalarle todo su Amor, a sacarle más de una sonrisa, a alegrarle cada día con sus ocurrencias. Con él Selena aprendió el valor que tenía ser auténtica, espontánea, repentina, locuaz, vibrante. Por eso, en un minuto tomó una decisión que le marcaría el destino, la pondría en un lugar central que quién sabe si era lo que más deseaba, pero que iba en el mismo sentido de lo que ella se había acostumbrado a sentir desde que nació. Y como siempre hizo desde que tuvo conciencia, y que le valió tantas satisfacciones, lo sorprendió. No le dijo nada previamente. Lo quería impactar para que los ojos de su padre volvieran a depositarse en ella. Y con Amor, dedicación y hasta con tozudez decidió tomar aquel libro de canciones viejas que su padre guardaba y que había aprendido a cantar en sus épocas del grupo Los Dinos, y se las aprendió … Una por una. Sola y sin que nadie lo advirtiera, cantaba las canciones, aprendía sus letras de memoria hasta que estando segura de saberlas fue hacia su padre y se las cantó. Seguramente ella no sabía si las cantaba bien o no. Ella sólo quería la aprobación de su padre y toda la atención. Jamás imaginó que esa decisión y la reacción de su padre advirtiendo el talento que tenía en sus manos le cambiarían la vida depositándola en un camino sin retorno, un camino en el que el nombre de Selena sería el sello distintivo y el centro para tanta gente, mucha más gente que su padre y su familia, mucha más gente de lo que Selena se hubiese imaginado que podían observarla y quererla tanto…

Es un minuto. Sólo un minuto. Un minuto en el que nos pone en el cenit o nos sucumbe en el infierno. Un minuto en el que nos encontraremos en el mayor de los éxitos o en la crueldad del destino. A los 6 años Selena tomó una decisión que marcó el destino suyo y el de su familia. Ver que su padre cambiaba radicalmente su vida y la de su familia, saliendo del letargo de una familia convencional a otra que se movía de un lado para otro en un bus en busca de lograr el viejo sueño americano, debe haber sido muy fuerte y hasta traumático para Selena. Pero la sensibilidad y la pureza de su niñez le deben haber indicado que ése era su camino y ése era su destino. Tal vez no era la mayor ambición de la niña Selena. Tal vez esa decisión le hizo pensar que su sueño de ser diseñadora debía ser postergado para más tarde, para otro momento. Al menos había logrado volver a ser la baby de la familia y el centro de la atención. Ése era un tiempo en el que había que poner todo el sacrificio y el Amor en nombre de la familia. Selena sabía que una vez que lograra el éxito, que pudiera cumplir el viejo anhelo de su padre en el que Los Dinos lo pusiera en el negocio de la música para vivir en él, podría cumplir el suyo. Por eso, mientras cantaba de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta, de concierto en concierto, Selena armaba sus diseños y pensaba que todas sus ideas plasmadas en tantos dibujos serían realidad, y que todo el mundo se vestiría con sus diseños y con sus ideas. No era ése el momento para perturbar a su padre con esas ideas. Lo tenía claro. Tal vez esa percepción y la intuición innata que tiene cada ser humano al nacer decidieron ese comportamiento, y no dejarse llevar por caprichos, y arrebatos pasionales y quisquillosos ... Esa percepción e intuición que muchas veces se pierden cuando uno es adulto ... Intuición y percepción que perdió Selena en un minuto cuando ya era tarde … Por lo pronto, la pequeña Selena sabía que había que vencer el miedo a estar frente al público, intentar cantar y no tener temor al ridículo, de ganarse a la gente con gracia y con carisma. Aprendió que su risa contagiaba al público y que su dulce voz los hacía encantar. En el escenario Selena aprendió a que debía ser como en su casa y con su familia. Tenía que ganárselos día a día, con su presencia ser el centro de todo y que en cada canción se jugara todo. Si los encantaba los haría suyos y se instalaría en sus corazones. Si no era así, se quedaría sola y en el olvido, y su familia sin rumbo y en la calle. Ésa era la responsabilidad que tenía Selena, tamaña mochila que constituía una fuerte carga que llevaba sobre sus pequeños hombros. Selena siempre tuvo terror a quedarse sola, a que su público le diera la espalda, a no sentirse querida. Los miedos, las alegrías, las sensaciones de Selena se podían ver en cada una de sus interpretaciones. La vida nos enseña que lo que experimentamos desde chicos nos queda para siempre y sella nuestro destino. Con el tiempo quedó claro que no había dos Selenas: una en el escenario y otra fuera de él. Si hay algo que con el tiempo quedó en claro es que la Selena que estaba dando su mejor concierto era la misma que estaba en su casa, con su familia, en cada ámbito. Ésa tal vez haya sido su mayor virtud y por ello haya sido tan querida por la gente…

Un minuto en la vida de Selena era lo suficientemente importante como para saber que no había que perderlo, que no había que dejarlo pasar, que no había que desperdiciarlo en nimiedades ni en cosas sin sentido. Selena no era conformista. Ella no quería dormirse en los laureles. No era precisamente de aquellas personas que podían quedarse largo tiempo no haciendo nada o no realizando algo productivo para sí. Tal vez ni siquiera haya tenido la oportunidad de vivirlo. Hasta nos puede resultar novedoso ver a Selena en una foto en la que se la vea en un lugar fijo haciendo tareas hogareñas. Selena era muy pequeña cuando tuvo que empezar a cantar hasta altas horas de la noche en el restaurante de su padre. Selena estuvo más tiempo arriba de un bus que en un piso de una habitación de cualquier casa convencional. Selena aprendió a vivir arriba de un móvil que hacía de habitación, de cocina, de colegio, de lugar de sueños. Esa realidad, que por momentos fue bien dura, le hizo ver a Selena que no podía quedarse quieta, que tenía que hacer el mayor de los esfuerzos pero también tener el mayor de los ingenios para no vivir para siempre allí y para tener una vida mejor. Nunca dejó de pensar, mientras crecía como mujer y como artista, que ella quería llegar a la cima, cumplir su sueño, tener su propia casa, su propio lugar, su propia familia. Más de una vez en alguna noche, cuando todos dormían, las voces se callaban, las risas cesaban, cuando sólo se escuchaba los ruidos del motor del bus, y se veían de lejos las luces de la ciudad y la figura del padre manejando el móvil y guiando el destino de su familia, Selena se daba permiso para estar largo tiempo mirando las ventanas, para permitirse ser ella misma en silencio, y prometerse una y otra vez que iba a lograr sus sueños y todo lo que se había propuesto hacer. Una y otra vez surgía ese impulso que tuvo a los 6 años y que marcó su destino. En toda su vida, en su corta e intensa vida, Selena aprendió a ver y a sentir el valor de una decisión a tiempo, en un minuto y a puro impulso. Y durante mucho tiempo Selena sólo aprendió a ver que eso siempre le había dado un muy buen resultado. Tal vez por eso lo decía públicamente, como algo natural, como algo lógico, lógica que no era muy entendida por algunos conductores que la entrevistaban. Tal vez muchos no podían entender que a los 23 años Selena pensara y dijera públicamente que no podía estar un minuto sin hacer nada, y sin hacer algo para con su carrera y para con su sueño. Muchos que se acostumbran a vivir la vida siendo sólo espectadoras y sin vivirla, y que creen que la vida esta marcada por un guión que le dictan otras personas, les parecería raro que alguien les dijera que primero debía llegar a cumplir sus sueños como cantante y artista, y luego pensar en la vida convencional y en agrandar la familia como lo hacen todos y como lo deseaba también Selena. Tal vez les era inentendible precisamente porque no sabían bien la historia de Selena, todo lo que tuvo que hacer, todas las privaciones y padecimientos que debió soportar para llegar a ser alguien en la vida. Muchos sólo ven el final de la película mas no el comienzo. Cuando las cosas se ven con ese prisma y con esa realidad, muy pocos entienden la dimensión de una artista y todo lo que ha logrado sin que ellos lo advirtieran. La vida no es sólo lo que se muestra en la televisión o en Internet. La realidad no es sólo lo que nosotros vemos. Tal vez por esas erróneas interpretaciones muchos no llegaron a advertir lo que Selena era para tanta gente y terminaron creyendo que su fama se debió a la tragedia, a cuando nos dejó, por las circunstancias que rodearon a ese nefato día…

Selena vivió en un ambiente que le enseñó que éste es un mundo que no pertenece a tibios o a indecisos, que éste no es un mundo para los que no saben encarar cada instante de la vida con decisiones siendo lo más auténtico y personal posible. Para los que lo saben vivir, saben el valor de un minuto. Un minuto para ellos es lo suficientemente trascendental como para no dejarlo pasar. Un minuto sirve para avanzar un poco más o para volver las cosas en su lugar si se apartaron del camino. Un minuto es valioso, pero no siempre el minuto en el que se tomó una decisión es el que nos llevará a buen puerto. A veces puede ser fatal. Las decisiones por impulso tienen eso, que no se piensa mucho. Y en la vida a veces hay que pensar, pensar hasta para tomar una decisión que puede cambiar la vida. Fuerza, energía, intuición, impulso. Así era Selena. Selena sabía que las oportunidades a veces son pocas y hay que aprovecharlas al máximo. Cuando Selena decidió casarse lo hizo por impulso, pero pensando en que si no lo hacía sería el fin… No es que ésa fuera la situación ideal de Selena para casarse. No era ése el mejor momento elegido. Pero Selena sabía que se jugaba todo en ese instante. Si se dejaba llevar por la tozudez y arbitrariedad de su padre, si se dejaba llevar por el conformismo de su novio, si se dejaba llevar por el temor de su familia, Selena sabría que era el fin: el fin de su carrera, el fin de sus sueños, el fin de su familia. No podía dejar a Chris. Era su Amor, lo que quiso toda su vida, lo que postergó siempre … ¿Cómo dejarlo pasar? ¿Cómo seguir con ganas si lo que daba sentido a todo debía dejarlo? Selena sabía que se jugaba la vida, porque significaba enfrentarse a su padre con todas las consecuencias que ello implicaba. Pensarlo mucho, buscar un acuerdo, conformar a todo el mundo no la llevaría a ningún lado. Selena, tan fiel a su espíritu y a lo que siempre aprendió, en un minuto decidió hacer lo único que sentía que podía hacer. Un minuto más que dejara pasar podía significar la muerte para ella. Y ella quería vivir y ser feliz, y ser Selena y que fuera reconocida como tal. Por eso arrastró a Chris y decidió casarse en secreto. Era la única salida que encontró para seguir cantando, para seguir en armonía con su familia, para tener a su gran Amor que la contenga y para cumplir su sueño de diseñadora. No había tiempo que perder. No se lo podía permitir. Una persona tibia y sin pasión se hubiese quedado sin acción e infeliz. Selena no era así. Selena era especial, dentro y fuera del escenario. Y aunque su vida estuviera en juego, no iba a dejar pasar su oportunidad para vivir la vida como se merece, para tener un futuro sin privaciones y sin arrepentirse por no haberlo intentado, por haberse quedado en el conformismo y lamentarse por no haber hecho todo para ser Selena. El día que se casó Selena se ganó para siempre su lugar … En una decisión de un minuto…

Cualquier cantante espera estar en lo más alto para arriesgarse a hacer otra cosa, emprender otra empresa que pasee su nombre por todo el mundo. Muchas artistas hasta esperan el ocaso de sus carreras para lanzar su línea de ropa o lanzar su perfume personal. Muchas artistas hasta esperan tener sponsors que le solventen su proyecto personal … No fue el caso de Selena. Tal vez hasta cualquiera de nosotros le hubiese aconsejado que antes de lanzarse al negocio de la moda, que era su viejo y auténtico anhelo, esperara a su éxito mundial, a ganarse el mercado anglosajón, triunfar con sus conciertos en toda América latina. Hubiese sido un consejo normal para una artista convencional que sólo da pasos seguros y con asesoramiento de muchos consejeros … No era el caso de Selena. En cuanto logró un éxito arrollador en Monterrey, en cuanto empezó a recibir premios y reconocimientos fuera del área de Texas, cuando recibió el Grammy, un premio muy difícil de lograr en aquellos tiempos para cualquier latino, en cuanto comenzó a ser convocada para hacer cine y telenovelas, cuando los principales entrevistadores y periodistas de México y Estados Unidos comenzaron a buscarla para escucharla hablar y cantar, Selena no dudó y en minuto puso en marcha su viejo sueño de ser diseñadora. No importaba si no tenía experiencia. No importaba si aún no tenía los fondos suficientes como para solventar una eventual pérdida. No importaba si su padre no estaba convencido de tamaña decisión. Lo importante era que ella estaba decidida, y estaba dispuesta a lanzarse a lo grande. Primero decidió abrir su primera tienda de moda, denominada “Selena Etc.”, en Corpus Christi. Al poco tiempo abrió su sucursal en San Antonio. Y ya pasaba por su mente abrir sus locales en Monterrey y México DF. No había tiempo que perder. Así pensaba Selena. Ella no concebía la idea de esperar. Siempre estuvo acostumbrada, y más estando en pleno éxito, a que lo que se le pasaba por la cabeza había que hacerlo o al menos intentarlo. Y ése era el momento, su momento. Enseguida armó un equipo de trabajo para hacer marchar su empresa, su sueño. Tal vez no meditó bien si todos los componentes de su equipo eran los mejores para ocupar los lugares que Selena les asignó, pero ella se manejó como hizo su familia con Los Dinos. Decidió armar un equipo, una familia, con gente de su confianza, para hacer posible su sueño de muy pequeña. Y en un minuto puso en marcha una empresa sin medir las consecuencias, sin siquiera pensar si estaban todos preparados para emprender tamaño emprendimiento. Pero Selena era un fiel y auténtica Quintanilla. Era una fiel hija de su padre. E hizo como él cuando decidió armar la banda Selena y Los Dinos. Pero hasta allí todos seguían el sueño de él. Ahora se trataba de que todos siguieran su sueño, y como si intuyera que no tenía mucho tiempo, llevó a cabo su viejo anhelo sin pensar si no era mejor consolidar su propia base artística para que su carrera de diseñadora fuera en el mismo sentido y el éxito fuera doble. Lo hizo en un minuto, y en un minuto no todo puede verse y apreciarse con claridad…

Fueron varios minutos. Fueron varios minutos en los que Selena siempre supo que decidiendo con impulso y firmeza las cosas salían bien siempre y le habían dado buenos resultados. Selena, como todos los Quintanilla, siempre fueron de frente con sus ideas y sus convicciones. Selena aprendió de su familia que se puede ir en la vida diciendo lo que se es y lo que se piensa. Nunca pensó si acaso otros que estaban bien cerca de ellos no eran como su familia. Selena siempre se acostumbró a que con la verdad, con sinceridad, con seguridad y con saber tomar decisiones de momento con pasión e intuición tenían el camino asegurado para lograr el éxito. Pero la vida no es como ella lo pensaba, y tal vez lo aprendió en ese minuto fatal del 31 de marzo. En la vida hay muchos que son como esos jugadores de ajedrez que estudian bien cada jugada, miran al adversario, aprenden sus movimientos y observan sus debilidades, mientras ellos ocultan las suyas. Y pueden estar mucho tiempo actuando como si nada esperando ese momento en el que le den jaque mate al adversario y no le dé más tiempo para nada. Selena y su familia jamás imaginaron que habían confiado en un ser tan frío y calculador que no se manifestaba cotidianamente con ellos como tal. Nunca pensaron que esa persona era así. Selena y su familia siempre confiaron en sus fuerzas, en sus nobles armas, en sus convicciones, yendo con la frente en alto con la verdad y con total sinceridad para vencer cualquier problema. Nunca se les ocurrió que para sobrevivir en este mundo de jungla a veces no hay que mostrar todo el juego, que a veces hay que tener cuidado y saber lo que hace el otro para no salir perjudicado. El padre de Selena nunca pensó en ello y por eso no se los enseñó a sus hijos. Y mientras ellos creyeron que con la verdad y poniendo la cara sabrían sortear sus problemas con esa mujer, se encontraron con que esa nefasta persona tenía un plan … Y también un plan B, que no dudaría en ejecutarlo llegado el caso. Selena siempre tuvo sus grandes decisiones en un minuto. Y como todo en la vida, a veces salían muy bien y otras muy mal. Mientras tanto, otras personas podían estar toda la vida tomando decisiones “con la paciencia de la araña” para que en un minuto, en un minuto pensado y estudiado, decidir ejecutar su plan, el A, el B o el que sea. Ese 31 de marzo Selena tomaría en un minuto una decisión que le sería fatal. Del otro lado la esperaba una persona dispuesta en un minuto a acabar con todo, pero esperando hasta último momento lo que más le convenía hacer. Tal vez Selena y su familia debieron aprender que no todo se decide en una jugada, en un instante. En ese momento de su vida, cuando tenía tanto por hacer y tantos sueños que cumplir, Selena debió haberlo pensado y no dejarse llevar por un impulso … en un minuto, un minuto que la llevó a su cruel destino, un minuto del que las consecuencias de tamaña decisión Selena las aprendió cuando era tarde, cuando el dolor se apoderaba de ella mientras corría hacia el lobby del Days Inn en busca de alguien que la sacara de semejante horror…

En un reportaje entrañable Selena se permitió adelantar en un minuto un tema que pensaba grabar en el futuro. Se llamaba “I’ll never fall in love again” (“Oh, no”). Se podía ver en esa voz, en su cara, en su expresión todas las ganas de hacer, todas las ganas de llegar a ser alguien en la vida. Bastó un minuto para ver lo que Selena fue, era y podía ser. Fue sólo un minuto, otro minuto que nos regaló Selena. Pero en ese instante fatal de ese día nefasto en un minuto todos los sueños condensados en esa voz, en esa ilusión se diluyeron como el agua … sí, en un minuto. Si tan sólo hubiese habido un minuto de reflexión, si tal vez hubiese habido un minuto en el que Selena se diera cuenta de quién era y a dónde quería llegar. Si en ese minuto hubiese pensado en ella y no en los demás. Si en ese minuto le hubiese avisado a Chris. Si tal vez en ese minuto alguien de su familia la hubiese llamado o alcanzado. Si en un minuto su familia hubiese pensado en que no había tiempo que perder para seguir con el proyecto a la fama mundial. Si en un minuto alguien de la disquera se hubiese planteado que debía convocar a Selena para seguir difundiendo su futuro disco en inglés. Si en ese minuto se hubiese pensado en el concierto del día siguiente en Los Ángeles. Si en ese minuto se hubiese pensado, se hubiese reflexionado … Si en ese minuto no se hubiesen dejado llevar por la pasión, por querer solucionar lo que no era un problema de Selena. Si todos en un minuto hubiesen estado a la altura de las circunstancias y hubiesen priorizado aquello por lo que tanto soñaron, en vez de dejarse llevar por nimiedades que terminaron siendo fatales. Si en ese minuto todos hubiesen pensado en lo que Selena era y significaba, y en lo importante que era para ella ese año, entonces ella no hubiese estado sola. Nunca Selena hubiese estado allí con esa persona y en ese lugar cuyas consecuencias aún hoy nos preguntamos cómo pudieron haber sido posibles. Un minuto, un minuto que fue también parte de lo que fue Selena, su historia, su idiosincrasia, su forma de ser. Tal vez uno hubiese deseado que en ese instante Selena no hubiese sido ella, hubiese pensado como otra persona, hubiese sido hasta más egoísta y más estrella creída que no estaba para atender caprichos de fans o urgencias de amistades. Hubiese sido mejor. Pues hoy estaría entre nosotros. A veces en la vida no hay que mostrar lo que uno es para llegar al destino deseado siendo como uno realmente es. Más en el mundo de la música, que muchos dicen conocer, pero que cuando tienen que actuar como se debe no actúan a la altura de las circunstancias, y de las exigencias de los grandes y talentosos…

Un minuto. Un minuto me bastaría. Sólo espero que Dios me dé un minuto, un minuto para salvarte, Selena, un minuto para que tengas tu oportunidad. Sólo me bastaría un minuto y menos que eso para reparar tanto daño, para devolverte la vida, para cambiar la historia de la música, para darte la vida que te mereces. Un minuto, un minuto para que sepas que a veces hay que pensar en uno para no salir tan lastimado, para que veas que por pensar tanto en los demás, terminas siendo la única protagonista de tu historia que no está entre nosotros, Un minuto para que sepas que en tu historia la única importante eres tú. Un minuto para que sepas lo valiosa que es tu vida y que sólo tú la puedes defender. Un minuto para que no nos dejes tan solos estando tú tan sola…

Yo sólo quiero que vuelvas, Selena. Yo sólo quiero que vuelvas a ser feliz. Y seguiré creyendo que eso es posible. Que nada es imposible. Que todo se puede lograr. Yo sigo esperando tener ese minuto, ese minuto en el que tú, Selena, vuelvas a tener la oportunidad de vivir, esa oportunidad que una insensata te quitó …en un minuto…

Yo sólo pienso en ti, Selena. Mi vida está sólo dedicada a que nadie se olvide de ti, y para que todos sepan lo que tú eras como artista y como persona…

Te quiere mucho…

 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: November 2nd 2010
 
 
 

¡¡Dios, devuélvenos a nuestra Selena!!

 
 
¡¡Devuélvenos, Dios, devuelve a nuestra Selena aunque sea por un ratito!! Dame, Dios, la posibilidad de verla, de saber que hay esperanza, de que hay una ilusión que no se circunscribe a esperar a que haya vida después de la muerte. La esperanza para mí radica en saber que veré algún día a Selena, que Selena estará allí en algún lugar esperando la felicidad suprema, la dicha eterna con todos los que la han sabido amar y apreciar. No hay nada más terrible, Dios mío, que sentir el silencio de Selena …No tener ninguna señal de ella, ni escucharla y verla sonreír … No sabes lo triste que es el mundo desde 1995, desde aquel fin de marzo, de ese día sin sol y con olor a lluvia en el que mi querida Selena se fue sin despedirse, en un acto que nunca lo hubiese efectuado si hubiese dependido exclusivamente de ella. No sabes lo que es estar sin vivir sin Selena, sin escucharla, sin verla, sin poder apreciar su talento, sin gozar de su música, sin ser felices viéndola contenta, riendo siempre, siendo optimista con todo lo que tú le ofrecías. No sabes el valor de tener a alguien que nos enseñe que todo se puede lograr, que allí está alguien para demostrarnos que un mundo es posible, que se puede ser feliz con poco pero siempre pudiendo lograr todo a base de sacrificio, de empuje, de ganas, de Amor, de talento, de esperanza. Tú no sabes lo que es no ver a Selena con su sonrisa. No sabes la tristeza que me da no verla a ella. Yo no soy envidioso ni mucho menos, pero no sabes lo que me provoca ver triunfar mundialmente a muchas artistas siguiendo el camino que supo trazar Selena, cuando nadie lo había hecho en aquellos tiempos, tiempos en los que ni siquiera se imaginaba que la música latina tendría la importancia que tiene ahora en el mundo, tiempos en los que la Revista People en Español cumplió 15 años gracias a Selena y ella nunca lo pudo apreciar... No sabes lo que me provoca no ver a Selena en ese lugar que tienen otras artistas, ese lugar que debería tener ella, ser de Selena…

Dios, tal vez tú lo sepas por la certeza que tienes de ti y de todo lo que tú has sabido crear, pero tal vez no sepas lo que sentimos algunas de tus creaciones. Nosotros los humanos tenemos terror a la muerte, terror a sentir lo que es la no existencia, qué será de nosotros cuando ya no estemos aquí. Aunque sepamos de tu existencia, aunque creamos en ti, aunque confiemos nuestro cuerpo y nuestra Alma a ti, tenemos un terror supremo al instante del pase entre nuestra estada aquí y el ir a tu encuentro. Ya el sólo pensar que hubo un mundo de millones de años sin saberlo, ni sentirlo ni imaginarlo, nos produce pavor. Pero creeme, Dios, que más temor me da no saber nada de Selena, no saber dónde está ni qué estará haciendo. Más me da miedo no tener la seguridad de si Selena está en tu Reino o en algún lugar del universo …Tú sabes que, más allá de dónde iremos cuando dejemos este mundo, dejamos nuestro cuerpo aquí, y sabes también que, lamentablemente, en estas tierras tuvimos que ver a Selena en esa situación. Tú sabes, Dios, que hace muy poco te llevaste a un ex presidente de mi país. Cuando vi que su familia decidió exhibir al público el cajón cerrado, recordé lo que pasó aquel horrible día del 3 de abril de 1995. Aquí también se pensó por qué estaba el cajón cerrado, aquí también se dudó de la veracidad de la información, más que nada tratándose de un tema tan delicado y sensible en mi país como lo es el político. Sin embargo, y por suerte, nadie pensó que había que abrirlo para certificar el triste dato para los incrédulos y los críticos, o para aquellos que lo iban a despedir con sentimiento. Todos por suerte creyeron que aquello era cierto y no pensaron que era necesario exhibir la triste realidad para que todos pudiéramos padecer aquella terrible e impactante muestra del destino. A veces pienso, Dios, cómo no te apiadaste aunque sea en ese tema con respecto a Selena. A veces pienso por qué al menos no le hiciste recapacitar a su padre para hacerle ver lo innecesario que era exhibir la triste realidad ante todos los que amaban a Selena. Nadie sensatamente iba a pensar que aquello podía ser falso. La gente no es ilusa frente al genuino dolor. Lo capta, lo siente, lo percibe. Bastaba con ver los rostros desencajados de una familia destruida con un padre tratando de recomponerse hablando y alentando a cada uno de sus parientes ... Bastaba ver el llanto de la madre, la mirada perdida del esposo, el dolor de la hermana, la incredulidad del hermano para saber que aquello nefasto era, lamentablemente, una realidad, una densa realidad. Que no había necesidad de demostrarle nada a nadie. Sólo eso sería necesario hacerlo con gente con malas intenciones, con dudosas motivaciones, y con poco para dar y ofrecer. Pero tratándose de Selena, a esa gente no había que decirles ni probarles nada. A esa gente es mejor no hablarle. A esa gente sólo se le responde con lo hecho en la vida. Ni ellos ni Selena tenían que demostrarles nada. Sus hechos hablaban por sí solos. Su obra y su honestidad hablaban por ellos, se estuviera de acuerdo o no con lo actuado, fueran admiradores o no de nuestra Selena…

Cuando siento la realidad y la crudeza de la vida me pregunto para qué estamos, para qué vivimos, por qué estamos aquí, si realmente tiene sentido todo esto. Se supone que estamos aquí para vivir y sentir la vida hasta lo máximo. Se supone que estamos aquí por un deber supremo que tú, Dios, nos dictaste y debemos cumplir si queremos estar en el preciado paraíso. Se supone que todos los días debemos encarar la vida con Amor, con alegría, con optimismo. ¿Pero cómo se puede encarar así la vida si aquello tan lindo que tú creaste, Dios, no está? Todos los días, Dios, espero a Selena, espero que me certifique que no está todo perdido, que el mal no triunfa siempre, que no siempre tú te llevas a los buenos y nos castigas dejándonos a los malos, a los perversos, a la gente de pobres corazones. ¿Cómo quieres que me sienta sabiendo que esa mujer que le quitó los sueños sigue compartiendo nuestro mundo y Selena no? ¿Cómo quieres que me sienta viendo que esa mujer puede al menos vivir un tiempo que Selena ya no puede sentir, nunca se haya arrepentido de lo hecho y hasta se permita decir cosas que manchan el buen nombre y honor de Selena? ¿Acaso, Dios, no te apiadas ante tanta maldad, ante tanta locura, ante tanta sinrazón? ¿Acaso no te da pena que todos los que amamos a Selena tengamos que soportar tamaña burla del destino que tú supiste forjar? ¿Acaso no quisieras darle la posibilidad a Selena que pueda contestarle o al menos decirle unas palabras, palabras que nunca pudo pronunciar cuando recibió tu llamado del modo más doloroso y cruel? ¿Acaso no sientes culpa de haber permitido que Selena se haya ido tan joven de este mundo? ¿Acaso no hubieses querido ver hasta dónde hubiese llegado Selena con su voz, con su talento, con su esfuerzo, con sus sueños, con sus enormes ganas de vivir? ¿Acaso no te ha conmovido el saber que has permitido que se vaya de este mundo a alguien tan especial, cuyas cualidades son imposibles de hallar en otras personas? ¿O acaso crees que un ser tan particular como Selena es fácil de reemplazar? ¿Acaso crees que el que quiere a Selena puede amar fácilmente a otra artista del mismo modo que lo hizo con ella entregándole su corazón y su Alma? ¿Acaso crees que es cuestión de hacerles creer a algunas artistas y a sus familiares con que pueden ser las “nuevas Selenas” y con ello hacer posible semejante hecho? No, Dios. Tal vez ni tú sepas lo que significa para todos nosotros Selena. Para nosotros ella es única e irrepetible. Sólo querríamos verla a ella aunque sea imposible. Preferimos eso antes que ver a alguien que nunca podría darnos lo que Selena nos ofreció con tanto Amor…

¡¡Dios mío, aunque sea danos la posibilidad de verla, de poder expresarle a Selena todo lo que sentimos por ella, todo el Amor que le profesamos, todas las marcas que dejó en nuestros corazones!! Lo nuestro con Selena es Amor verdadero, es sentimiento genuino, es una comunión de afecto que nació y se alimentó con todo los sentimientos que Selena supo prodigar en la vida a través de sus conciertos, de sus temas, de sus palabras, de cada acto de su vida, de cada expresión de Amor que tuvo para con todos sus admiradores, para con la gente en general, para con su familia. Lo que sentimos por Selena no es adoración o adulación ... No es obsesión, no es un sentimiento enfermizo que nos hace creer que Amor es posesión, territorio, objeto, egoísmo. Eso es lo que sentía aquella mujer de pobre corazón, que a su vez tenía mucho odio y rencor. A los que amamos a esa artista sin igual no nos alcanza con poder expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena en una estatua, en una foto o en una imagen, teniendo todas sus cosas, comprando todos sus discos, teniendo todos sus objetos más preciados. Acaso tener todo eso sea un paliativo, sea un oasis en el medio del desierto, una manera de expresar nuestros sentimientos más nobles en el medio de la soledad, del llanto, de la incredulidad y de no poder nunca aceptar este destino que tú, Dios, le has reservado a nuestra Selena. Pero ninguno de nosotros espera que esto sea lo único o lo máximo a lo que nosotros podamos aspirar. Nunca podremos ser enteramente felices si no tenemos la posibilidad de ver a Selena en este o en otro mundo, pues nunca podremos aceptar que en toda nuestra existencia no podramos estar con Selena, ni que ella no pueda seguir ofreciendo todo lo que supo dar en algún lugar del universo. Tal vez, Dios, no te hayas dado cuenta de las consecuencias de haber permitido que se le hiciera eso a nuestra Selena … ¿Acaso a ti también te sorprendió que hubiera tanta gente que la llorara? ¿Acaso a ti también te sorprendió que ella era mucho más querida y apreciada de lo que tú podías imaginar? ¿Acaso tú pensabas también que ella sólo era una artista del momento del que pronto se olvidarían como tantos otros, como tantas otras cosas? ¿Acaso creíste que el bendito paso del tiempo se encargaría de borrarla de la faz de la tierra, de quitarla de los corazones que la aman de verdad? ¿Acaso Selena era tan talentosa que hasta a ti te sorprendió dando mucho más de lo que tú, que la creaste, pensabas que podía dar? ¡¡Entonces, Dios, mírala, mírala bien!! Observa a esa mujer que hace 15 años dejó este mundo, piensa en cómo se fue de aquí, medita lo que le dejó a esta gente y sólo trata de ser justo con ella, con su vida, con su Amor y con su historia. Tal vez eso te haga apiadarte de ella, tal vez seas tú el que debas pedirle disculpas, mostrar que hasta tú también te puedes equivocar, que tal vez seas tú el que le tengas que decirle a Selena que ella es un ser tan divino que hasta te llenó de gracia a ti y que le darás aunque sea una oportunidad, una oportunidad de que se vuelva a encontrar con su gente, una oportunidad de que viva aquello que tanto soñó y que no pudo vivir…

¡¡Mira, Dios, míranos a nosotros!! Piensa en lo huérfanos que nos hemos quedado, en lo tristes que nos sentimos sin estar con nuestra Selena. Piensa que no tenemos de ella todo lo que querríamos tener. No tenemos la oportunidad ni aún hoy de ver y de apreciar todo el hermoso Legado que ella nos dejó con tanto Amor, con tanto sentimiento, con toda el Alma que dejaba en cada actuación. Al menos haz que Selena no sepa que hay mucha gente mezquina que no permite que se vean todas las muestras de sus antológicas actuaciones, que hay gente que antepone sus intereses económicos, grupales y familiares a la hora de pensar en su recuerdo y en todo lo que ella ha dado por su gente ofreciendo todo a cambio de nada. Estoy seguro de que Selena estará bien triste de saber que buena parte de su obra, la más valiosa, la que ha sabido ofrecer en conciertos memorables, no está disponible en ninguna parte, que no se puede ver en ningún lado conciertos de los que ella se sintió plenamente orgullosa de haberlos ofrecido. Sé que Selena se sentiría bien triste de ver que la gente que la sabe amar bien no pude ver muchas cosas de ella, y que no se la recuerde de la mejor manera al no poderse apreciar qué es lo que ella difundió públicamente a todo el mundo. Se sentiría bien triste de ver que al no estar ella para poder ofrecerlo con su Amor, que todo el mundo que la ama de verdad no tenga la posibilidad de disfrutarla con todo lo que Selena brindó, que en las escuelas de los Estados Unidos y de México no se enseñe su obra y no se la tome como ejemplo; que así como ella difundía la música tejana y ofrecía en videos la posibilidad de aprender la historia de su música, que ahora no se haga lo mismo con ella, y que todo el mundo no se encargue de difundirla, y con ello expresar y transmitir ese Amor que tuvo más de una generación por Selena y de ella para con ellos. Ojalá Selena pueda ver y espiar lo que sucede hoy en el mundo y que vea que todos se acuerdan de ella y que la recuerdan con Amor. Ojalá Selena pueda ver que su Legado no está sólo limitado al esfuerzo que hace la gente por recordarla y difundir su obra, sino por todos aquellos que tienen todos los medios a su alcance para ponerlos al servicio de lo que quiere y ama la gente. Ojalá que algún día Selena pueda ver que ella unió a todo el mundo para que se la recuerde con justicia, para que se la recuerde con Amor…

Piensa, Dios, que siempre habrá gente que podrá vivir y hasta morir feliz si ve que todo tuvo un sentido, que todo tuvo un propósito. Dame la seguridad y la esperanza de que Selena está allí contigo, que me darás la oportunidad de que la pueda ver, de que está feliz y con la sonrisa de siempre, contagiando con su optimismo y con sus ganas a todos, hasta a ti mismo. Dime que algún día la veré y la podré abrazar. Dime que algún día le podré decir todo lo que siento por ella. Dime Dios que ella está contigo, y que sabe que la gente la ama y que la extraña. Dime que aunque sea sabe eso para su felicidad y para que sepa que no ha sido todo en vano. Dime que todo eso es posible, porque si es así no tendré más miedo a la muerte, no tendré más miedo al destino, pues sabré que al final del camino estará Selena, y nada me haría más feliz que al final de mi vida, en el fin de mi existencia, podré encontrarme con ella, que Selena será la cara visible del paraíso. Nada me haría más feliz que eso sea así, pues entonces no sólo me daré cuenta del sentido de la vida. También sabré para qué creaste todo esto, Dios. Lo entenderé perfectamente. Y cuando abrace a Selena sabré que nada estuvo perdido, habré recuperado la fe y la esperanza. Sólo, Dios, si me dices que Selena es la última estación de mi ser podré dormir, despertar, vivir y morir tranquilo, y en paz…

Sabes, Dios, que en cada noche, cuando recuerdo a Selena y le escribo unas palabras, siempre imagino que ella está en un lugar observándonos. Esa imagen, que está siempre en mi Alma, en mi corazón y en mi mente, es el motor que me da fuerzas, que hace que haga todo por el recuerdo de nuestra Selena. No podría recordarla sin tener la secreta esperanza de que la podré volver a ver. No podría escribirle si no pienso que algunas de mis palabras le llegan a su corazón. Y cuando escribo, cuando la recuerdo, siempre imagino que ella está allí esperando que hagamos todo lo posible para ser recordada con Amor. Esa es mi forma de recordar a Selena, imaginando que no podría seguir estando con nosotros al ver que la tenemos olvidada. Recuerdo a Selena y trato de que el mundo repare en ella, la quiera como la quieren sus admiradores y le den el mismo cariño que le doy yo, no dejándola sola y esperando que sólo esté acompañada con su gente que la sabe querer y que le está eternamente agradecida. Y siempre me imagino a ti, Dios, cuidando a Selena y esperando el momento preciso en el que la devolverás a nosotros para que pueda volver a gozar de todo aquello que supo sentir en todos los pueblos, en todas las ciudades, en todos los países … Hace muy poquito tuvimos todos la dicha de ver un video casi inédito de la representación de Selena en el concierto de McAllen, Texas. Se la veía tan feliz ante tanta gente ... Se la veía tan bien al ser tan querida por sus admiradores … Se la veía tan feliz cantando … Hoy Selena está en algún lugar esperando volver pronto por el Amor de su gente. Hoy nosotros, mientras miramos fotos y recuerdos, esperamos cantar de nuevo y ser felices con Selena aquí. Todos esperamos la dicha del reencuentro, la felicidad de vernos las caras y de ser nuevamente dichosos. Pues todos nosotros tuvimos solamente una posibilidad de ser realmente felices y fue con Selena aquí. Es que todos nosotros esperamos volver a tener esa comunión de Amor con ella, ese cariño inquebrantable, esa dicha permanente y feliz. Quiero que sepas, Dios, que lo único que deseamos es volver a sonreír con ganas, volver a estar contentos, volver a ser dichosos. Por eso te pido que nos veas a todos y no pongas ningún reparo por encima del cariño, por encima del Amor incondicional. Sólo espero, Dios, que escuches nuestros ruegos y mires los ojos de tristeza de nuestra Selena. Sólo haz eso. Y si lo haces, sabrás que habrás llenado de felicidad a mucha gente, lograrás que Selena vuelva a reír y harás de éste un mundo feliz...

Por eso, Dios, te lo ruego, te lo ruego por Selena. Si quieres prescinde de nosotros, no hagas nada para hacernos más felices. Reserva todo ello para nuestra Selena. Es ella la que se merece todo, es ella la que merece volver a ser feliz con el Amor de su gente…

Todos los días ruego por nuestra Selena … Todos los días espero ver un mundo mejor por obra, gracia y, sobre todo, por el Amor que sólo ella puede dar…

Simplemente te quiere, Selena, con todo mi Amor…


 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 26th 2010
 
 
 

Sólo se necesita tu Amor, Selena…

 
 
Uno lee las noticias del día y se entristece con lo que pasa en el mundo y en los lugares en los que alguna vez Selena paseó su voz, su Amor y su alegría. Es triste ver que muchos cantantes tengan temor de ir a lugares porque estiman que no se sienten seguros de cantar allí. Es triste ver que tal vez ellos no tengan la sensibilidad ni el Amor que tenía Selena para apaciguar al más violento, de llenarle los ojos al que más necesitaba Amor, que dejaba obnubilada a la gente que sólo seguía con sus ojos a esa mujer que les ofrecía su Alma y sus sentimientos en cada canción. Es lógico que esos artistas tengan temor, pero tal vez haya que pensar qué pasó en estos años para que las cosas se pongan tan violentas, para que la gente esté tan falta de Amor y se deje llevar por la sinrazón. Acaso haya que pensar si con Selena presente la gente estaría ocupada en lastimarse y en no escucharse. Se me dirán miles de argumentos “razonables” que me indiquen la complejidad de las cosas y de por qué se llega a determinadas situaciones. Se me dirá que una persona hoy no podría frenar lo que pasa en el mundo. Se me dirá que alguien con su presencia no podría impedir tanta irracionalidad. Pero hace 15, 20 años, Selena se paseaba de pueblo en pueblo en un bus dándoles lo mejor de sí. Selena no era una mujer que mostrara opulencia u ostentación en sus presentaciones, simplemente porque era alguien de origen muy humilde. Selena vivió buena parte de su vida en la mayor de las carencias y privaciones. Selena perdió mucho en su niñez y en su adolescencia. Perdió más de lo que ganó. Y sin embargo, ella siguió adelante en el más absoluto convencimiento de que ella podía con su dulce voz, con su Amor, con su cariño, con su bonhomía. Selena estaba segura de que con su honestidad podía dar vuelta la historia y hacer de lo imposible posible. Y cantaba frente a un público que tenía las mismas privaciones y las mismas expectativas que Selena. A ese público nadie le regalaba nada. Ese público vivía días difíciles y tenía que trabajar duro para llevar un plato de comida a la mesa ... Como Selena …Tantas privaciones y pocas expectativas los podía haber llevado por el camino del odio y del rencor. Y sin embargo, esa gente no se amilanó y siguió creyendo. Y es cierto que para creer uno tiene que tener un rumbo, un horizonte, un modelo a seguir, alguien que los represente y que con su presencia los llene de alegría y les permita levantarse cada día con fe, con ganas, con optimismo, con sentir el placer de vivir cada minuto del día hasta lo máximo. Y esa gente tenía a Selena, veía a Selena, saludaba a Selena, hablaba con Selena ... Selena estaba ante ellos y representaba como nadie la esperanza, la felicidad y la fe. Estando Selena hasta lo más duro y lo más difícil se podía encarar de otro modo. Estando Selena nada era insoportable ni duro de sobrellevar. Se dejaban de lado el odio y el rencor. No había lugar para la tristeza y el llanto. No se iba por el mal camino y los malos ejemplos. El único camino posible lo daba Selena. Selena era sencillamente la encarnación de la esperanza…

A veces en la vida uno toma la verdadera dimensión de la pérdida cuando aquello que se tiene tan a mano deja de estar. Esa gente que tanto quería a Selena y tanto la apreciaba se quedó sin ella, y en minuto se le borraron la sonrisa, las expectativas, el futuro. De pronto tuvieron que asumir algo del cual no estaban preparados. Hoy en día hay gente que no puede creer lo que ha sucedido ni lo quiere aceptar. Por eso duele a veces que el paso del tiempo nos permita borrar lo que significó Selena para tanta gente. Es increíble que incluso haya muchos que duden sobre si Selena era tan popular o no, tomando como referencia si en su ciudad o si en su país era tan conocida o no. Es increíble que haya gente que piense que la partida tan temprana de una artista genere popularidad por sí sola. Desde luego que las muertes potencian las cosas pero no las inventan. Si la artista ya era conocida, entonces su imagen se potenciará. Pero si no lo era y encima no era tan querida, entonces quedará poco de ella. Es como las tablas de multiplicar. Uno puede multiplicar cualquier número por otro y tendrá un valor. Ahora si ese número se lo multiplica por cero, será siempre cero el resultado. Si el artista tiene valor cero para la gente, nada quedará de ella. Pero si quedó algo de valor, y si ese valor es grande, entonces la magnitud de la pérdida se notará de inmediato. Pero parece que el destino siempre quiso que muchos medios de comunicación fueran corriendo varios kilómetros atrás de la verdadera fama de Selena. Porque ellos la descubrieran en gran escala entre 1994 y 1995 no quería decir que Selena empezó a ser muy popular recién en esos años. Ya lo era desde hace mucho en Texas y en Monterrey. También en los pueblos, ciudades y Estados circundantes. Esa realidad explica que su partida haya agigantado su figura a niveles increíbles. Basta con ver lo que pasó con muchos cronistas de las más afamadas cadenas televisivas de Estados Unidos y México. Cuando ellos tuvieron que trasladarse de urgencia a Corpus Christi, al principio dudaban de quién se trataba. Luego al darse cuenta de quién era, supieron que se trataba de alguien importante, pero imaginaron que se encontrarían en la ciudad con una reacción acorde a su visión de las cosas, a la visión que se tenía de lejos de Selena. Cuando llegaron allí, encontraron una multitud y un dolor que ellos no imaginaron que iban a tener que enfrentar y sentir. Ellos pudieron percibir y sentir en carne viva la dimensión de la pérdida, de un pueblo shockeado por la noticia y por lo que significaba la pérdida de Selena para ellos. Y esos cronistas terminaron llorando como uno más de aquellos fans y admiradores. Esos cronistas pudieron ver que Selena no era un “boom” a partir de ese momento. Selena era una realidad de hacía mucho tiempo. Y ese dolor era el fiel reflejo de la pérdida de alguien tan popular y, sobre todo, tan querido, que se había ido tan absurda como tempranamente…

Uno cuando ve la realidad de este mundo, pero fundamentalmente observa las cosas terribles que han sucedido en estos últimos tiempos, no puede evitar pensar si esto hubiera sido posible con Selena presente. ¿Uno podría imaginarse que lo sucedido con las Torres Gemelas se hubiese producido con Selena presente? ¿Uno podría imaginarse si los desastres naturales y las insensateces perpetradas por el hombre a la naturaleza se podrían haber dado con Selena aquí entre nosotros? Aquellos lugares en los que supo dar Selena todo su Amor y todo su cariño, y que hoy estás sumidos en la más absurda sinrazón y muerte, ¿podrían tener semejante grado de violencia con Selena presente? Allí es cuando uno toma conciencia de lo que se ha perdido y de cuáles han sido las consecuencias. Con el paso del tiempo uno empieza a notar cómo ha reaccionado el mundo sin tener el Amor de Selena que lo calme y lo lleve por el buen camino. A veces uno se queda en lo que Selena no ha podido vivir, que ya es mucho. Pero es más doloroso cuando uno empieza a ver qué ha sucedido con la gente que ha aprendido a tener alegría y esperanza con Selena, y que el odio y la violencia se la sacó abruptamente. Con el tiempo la gente aprendió a ver las cosas sin futuro, con resignación y con bronca contenida. La gente dejó de sonreír, de ver un futuro sin buenas expectativas. La gente era feliz con Selena. Siempre vio en Selena la encarnación de sus sueños. La gente dejó de lado su frustración de no poder lograr sus anhelos viendo a Selena cumpliendo los suyos. La gente le dio su corazón y su Alma a Selena para ser partícipes de su felicidad, de sus triunfos, de sus proyectos. Y un buen día se encontró con que el odio, la falsedad, la frialdad y la necedad de una psicópata se llevaron a Selena y con ella sus expectativas, sus corazones, sus sueños, sus vidas, su felicidad. La gente recibió en ese acto la peor lección: que el ser trabajador, honrado, talentoso, lleno de Amor, de cariño y de esperanza no es garantía de nada. La gente vio que una oscura y maligna persona pudo más que el Amor y el talento de una persona, que la fuerza y voluntad de una familia, y que el cariño de tanta gente. Hombres y mujeres aprendieron a ver lo injusto de la vida, y de cómo a pesar de la cárcel la asesina se sigue riendo de ellos y de Selena. La gente a partir de aquel nefasto día aprendió a levantarse sin salir nunca del asombro, del enojo y del llanto. Y cuando la gente pierde las ilusiones y se queda mascullando bronca, se empieza a dar un caldo de cultivo para que la violencia y la sinrazón se apoderen de ellos y se instalen en sus tierras para siempre. Habrá que pensar hasta qué punto lo que se ha hecho con Selena no tiene que ver con la dura realidad de hoy. Habrá que ver si la que planificó quitarle los sueños a nuestra Selena no ha originado un ambiente de odio y de rencor del que nunca, nunca, se saldrá…

Hay determinados hechos en la vida que pueden cambiar el rumbo de las cosas. Uno siempre recuerda con Amor aquel Grammy que ganara Selena en 1994 y que fuera determinante para que su carrera artística tomara un rumbo y una dimensión inusitados. El impulso que la vida artística de Selena tomó desde ese premio se muestra no sólo por el éxito de ella con el disco “Amor prohibido”, que se editara poco tiempo después, sino porque ese importante premio hizo que muchos productores musicales, televisivos y del cine dieran cuenta de Selena, se fijaran en ella y se encontraran con un diamante en bruto con todo para explotar. Lo que significó Selena ese 1994 para México y Estados Unidos se puede ver en cada concierto de Selena, en cada aparición televisiva, en la presencia de Selena en novelas, en películas, en comerciales, en su mayor participación en los grandes medios. Selena ya hacía rato que había dejado de ser la Reina del Tex Mex. Selena ya era una artista importante de renombre mundial. Su sola fama la depositó en Centroamérica y la repercusión de sus actuaciones allí generaron un efecto rebote en muchos países de Sudamérica. En Venezuela y en Colombia, y más tarde en Perú, se enamoraron de ella sin siquiera haberla tenido en sus tierras. Y siempre la esperaron para expresarle todo su Amor. Y aunque la desgracia y la insensatez le impidieron poder disfrutarla con su presencia, en esas tierras jamás se olvidaron de ella y todos los años le hacen toda clase de homenajes. Ellos no la vieron, y sin embargo la recuerdan y la veneran como si Selena siempre hubiese estado con ellos. Es que Selena ha generado eso en todo el mundo, y lo logró con un Amor y un sentimiento que no es captado por la miopía de tantos que creen que Selena no había generado tanto, que no era tan conocida. Es esa gente miope que cree que todos ven como lo perciben ellos, que creen que Selena tuvo consideración después de aquel nefasto día. Creen que la realidad es lo que le marcan sus ojos y lo que sienten sus almas que no se llenaron con el Amor de Selena …que nunca vieron un recital de Selena, o que si lo vieron, lo subestimaron, en la creencia de que lo que ella había generado terminaría siendo algo temporal y sin ninguna proyección. Esas almas no sabían lo que era Selena, lo que generaba en esos famosos conciertos de Monterrey, de Acapulco, de San Antonio, de Houston, de Corpus Christi. Muchos creyeron que Selena tuvo dimensión cuando ellos la consideraron, en un momento en el que la gente ya la había adoptado hacía largo rato… Pero así como ese Grammy le cambió la vida a Selena, estoy seguro, muy seguro, de que si Selena lo hubiese vuelto a ganar en 1995, ese 31 de marzo no hubiese sido un día nefasto para Selena. La repercusión de volver a ganar el Grammy hubiese puesto a Selena en una exposición que paradójicamente la hubiese protegido de los males que la aquejaban. Hasta los miopes que no veían que Selena había logrado tanto hubiesen tenido que admitir la realidad de una Selena pegando ese salto fundamental a la fama, ese pequeño pasito que la faltaba dar para convertirse en la mejor artista latina internacional en forma indiscutible. Un solo pasito … que no pudo dar y que estuvo tan cerca de lograrlo…

Hoy veo esa realidad que me marcan aquellas noticias y me pregunto qué haría mucha gente sumida en el dolor y en la frustración si la viera Selena. ¿Podría la gente seguir actuando así? ¿Podría mirarla a la cara? ¿Haría algo irracional delante de sus ojos? Del mismo modo, ¿cómo reaccionaría Selena si viera la realidad del mundo de hoy? ¿Podría dar sus conciertos en aquellos lugares que antes estaban llenos de alegría y que ahora están sumidos en el dolor? ¿Podría pasearse como si nada por sus tierras sabiendo las calamidades que ocurren día a día? ¿Podría sentir que sus sueños son posibles si los de su gente parecen imposibles de lograr? ¿Acaso el cierre de “Selena Etc.” no es un ejemplo emblemático de que los sueños se terminaron, de que aquellos lindos tiempos de Selena ya se fueron y de que se está en un camino sin retorno? ¿Cómo se puede salir si parece que con la partida de Selena el lindo camino que con Amor ella lo había construido se hizo añicos, llevado por el odio de una persona, que fue tan devastador como el paso de un tornado que no deja nada a salvo, y sólo deja llanto y dolor por igual a hombres, mujeres y niños? ¿No ha llegado el momento de tomar plena conciencia de que, aunque nunca seremos felices sin Selena, aunque jamás lo aceptemos y estemos con la esperanza vana de que algún día volverá, tenemos que tomar su Legado por nuestra cuenta y divulgarlo? ¿No es hora de que tomemos a Selena no sólo como una artista que sólo puede ser recordada por su música sino como un ejemplo de vida y de mujer? ¿No es hora de que se dejen de lado los egoísmos, las peleas por los derechos, el negarse a difundir determinados materiales de Selena bajo la excusa de “derechos de transmisión”, y que por el bien de Selena y de su gente se difundan y se divulguen todos sus conciertos, toda su obra, todos sus reportajes, toda su obra benéfica, toda su campaña en defensa de la mujer, de los niños, de la prevención de las adicciones y de las enfermedades terminales? ¿No es hora de pasar a los hechos y no quedarse en las palabras grandilocuentes? Creo que el mundo sería mejor si les diéramos buenos ejemplos y buenas guías. Y muchos que tienen a Selena parecen no dar cuenta de ello. Creo que es hora de mostrarle a la gente de hoy lo que era Selena, y enseñarle que el camino es ella, su obra y su ejemplo. Parecería que en todos estos años se tomó el ejemplo nefasto que dejó la mujer que le quitó todo a Selena. Sumidos en el dolor, no dimos cuenta de que estamos dejándonos llevar por la resignación y la desesperanza .... Si al menos nos diéramos cuenta de que Selena nos dejó tan lindo Legado ... Que es sólo cuestión de divulgarlo y de seguirlo. Si fuéramos capaces de hacerlo, seríamos sin duda otras personas. Nos dejaríamos llevar por su Amor y no por el odio de su asesina. Si al menos todos se dedicaran a mostrar todo lo que Selena hizo por la gente, todo el mundo pensaría dos veces antes de cometer una locura, la misma locura que se cometió con Selena…

Cuando uno ve a Selena en los conciertos de Selena en Monterrey y ve la calidad y la emotividad de sus actuaciones, uno puede apreciar el talento de Selena, pero también lo que ella provocaba en le gente. Ya se lo habían dicho en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, allí mismo en esa ciudad. Le dijeron que era tan popular en Estados Unidos, que ella junto con Luis Miguel eran los dos únicos latinos que estaban en la Lista de los 200 más famosos en ese país. Pero también le dijeron que era una artista querida. Que la gente tenía un sentimiento muy particular con ella que hacía que la quisieran cuidar, proteger, darle su mejor muestra de afecto. Tal vez la gente tenía inconscientemente una premonición y sentía que Selena necesitaba esas muestras de afecto como el agua para que no le pasara nada. Pero también la gente le tenía un profundo respeto a ella. Aun hoy se recuerda cuando cantó “¿Qué creías?” en la Feria de Monterrey. Ella eligió a un hombre que resultó ser personal de seguridad para cumplir con el papel de “ex novio”. El hombre permaneció mudo haciendo lo que Selena le pedía y no diciendo nada que la perturbara. Estaba mudo y quieto, obnubilado quizá por la presencia de Selena, y aunque ella le daba ánimo y le hacía toda clase de chistes para que entrara en confianza, el hombre estaba allí, petrificado y callado por respeto a Selena. Eso era lo que generaba Selena, como en Festival Acapulco. La gente podía subir a saludarla, darle un beso y darle sus mejores muestras de afecto, pero cuando Selena les agradecía y les pedía con amabilidad que la dejaran seguir cantando por respeto al público, la gente se retiraba de inmediato. Eso era lo que provocaba Selena. Hacía sentir importante al público, sin perder de vista el lugar que ocupaba cada uno. Se hacía querer por mujeres, varones, niños, ancianos. Y cuando la gente se siente querida y respetada, devuelve lo que genera el artista. Selena ponía en práctica aquello de “Sin ustedes allí nosotros no somos nada”. Para Selena esas palabras no eran vacías de contenido y de significado. Tampoco tenían un significado de demagogia. Era algo que sentía y se lo hacía sentir a esa gente que se sentía tan feliz con ella y con el Amor que les prodigaba. Ese Amor que con su ausencia les falta, y que los sume en esa realidad de dolor y de desamor…

Hoy más que nunca se necesita que Selena esté presente. Tal vez por eso hay gente que, comprendiendo esto, empiece a generar proyectos para lanzar nuevos materiales con nuevas presentaciones de Selena, proyecten hacer nuevas películas y documentales sobre su vida sin saltear ningún episodio por más triste que sea, y hasta hagan museos itinerantes que se paseen por muchos pueblos de Estados Unidos para que todos aprecien la obra de Selena. Ojalá que esto se haga realidad, por el bien de Selena y por el bien de su gente. No hay nada más lindo que se hagan homenajes diarios a Selena para que ella sienta, donde quiera que esté, y por siempre y para siempre, que es y será amada. Para que cuando se la recuerde nunca se olvide que ella es la única protagonista de su historia, que todo el mundo tenga acceso a su obra evitando que alguien tenga el monopolio de su recuerdo haciendo hasta casi imposible a mucha gente llegar a tener algo de Selena. No hay nada más injusto, habiendo tanta gente en el mundo que la quiere tanto, que le cueste horrores tener su música, sus conciertos, algo de su rica vida. Si todos comenzamos a tener conciencia de que a la hora de recordar a Selena tenemos que tener el mismo Amor que sólo ella supo prodigar, entonces haremos no sólo un digno y justo recuerdo de nuestra Selena, sino que contribuiremos a que mucha gente que supo vivir tiempos felices e inolvidables con Selena, y que vive hoy en la más absoluta desesperanza y dolor, vuelva a recuperar la sonrisa y el optimismo, vuelva a sentirse feliz sintiendo nuevamente el Amor y el ejemplo de nuestra querida Selena…

Alguna vez John Lennon cantó “Todo lo que necesitas es Amor” .... Las ironías de la vida hicieron que tanto él como Selena, que tanto predicaron con palabras y con el ejemplo sus convicciones, hayan terminado de la manera más increíblemente violenta, como si fuera la lógica respuesta de un mundo desquiciado y carente de buenas intenciones. Pero uno siempre sentirá que Selena se llevó la peor parte, pues ella recibió esa violencia de alguien a quien Selena conocía bien, de alguien a quien nunca ella hubiese creído que esa mujer le iba a prodigar la peor de las traiciones. Siempre al pensar en lo que ha ocurrido nos es imposible poder ver las cosas positivamente, pues nos damos cuenta de que Selena recibió ese cachetazo sin esperarlo nunca y reaccionando cuando era ya muy tarde. Siempre sentiremos pena por saber lo que sintió Selena cuando corrió sus últimos pasos sin comprender, sin poder reaccionar. Selena se nos fue sin poder decirnos nada, sin poder entender esa respuesta a su Amor. Nunca sabremos cuál hubiese sido su respuesta, pero nosotros sí sabemos lo que sentimos y cuáles son las consecuencias de semejante locura que nos ha calado tan hondo. Tal vez por eso el mundo esté así. Tal vez por eso la gente que la conoció a Selena esté así. Ha llegado el momento en el que, aunque siempre estemos llorando y siempre sintamos la misma sensación de tristeza e impotencia que nos provoca la partida de Selena, saquemos todo de sí, de nuestros cuerpos y de nuestras Almas para hacer algo por el Legado de Selena, para continuarlo y agigantarlo, para contribuir a su recuerdo y para que todo el mundo sepa quién era esa bella cantante e insuperable artista. Y hacerlo con Amor, como ella quería y con la forma de expresar el Amor como sólo ella podía hacerlo. Aunque nunca podamos transmitirlo del mismo modo, con seguir su camino y su forma de expresar cada acto de su vida alcanzará para que su obra esté terminada, para que la gente sea feliz y para que el mundo recupere el Amor que parece hacer perdido…

Sólo me debo a ti, Selena. Sólo me debo a tu obra, a tu Amor y a todo lo que nos dejaste en nuestros corazones, estando o no en este mundo. Nunca me cansaré hasta ver que tu nombre ha quedado en lo más alto del universo de artistas que han sabido dar algo para que este mundo sea un poquito mejor…

Simplemente te quiere con toda el Alma…


 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 19th 2010
 
 
 

El futuro está en tus manos, Selena…

 
 
Miraba impaciente detrás de las cámaras. La veía a Selena interpretando “Si una vez” en el programa “Padrísimo” y me daban ganas de llorar. Es lo que siempre sucede con Selena ... Por un lado, uno disfruta de ese bello momento que nos da ella con sus canciones, con sus interpretaciones, con sus miradas, con sus sentimientos, pero por otro, esa emoción nos lleva irremediablemente a la angustia y al llanto, pues sentimos que poco podemos disfrutar cuando sabemos que no la tenemos al alcance para agradecerle, para disfrutarla, para compartir con ella su éxito, para encarar cada día con alegría a sabiendas de que Selena está en algún lugar riéndose, alegre, vivaz, chispeante, siendo la misma de siempre, siendo la mayor cantante latina de la historia ... Y es allí cuando nos sumimos en el llanto, en el grito desgarrador invocando en vano su nombre, como esperando que nada de eso sea cierto, que algún día nos despertemos y que ella esté allí, haciendo justicia a su vida, a la música, a la historia. Más de una vez he visto a cantantes consagradas participando de conciertos multitudinarios, siendo invitadas a programas exitosos, siendo partícipes de festivales o eventos como primeras figuras y siempre me pregunté cómo Selena no está allí, cómo puede ser que ella no esté dando todo de sí para que el mundo lo reconociera, y le diera el sitial que le corresponde y merece, cómo una artista que había hecho gala de haber sido famosa sólo con su música, con tan buen trato hacia todos, nunca participando de ningún escándalo, nunca hablando mal de nadie, siempre confiando en la buena fe en los demás, siempre teniendo una sonrisa para con su público, para con su familia, para con los medios, tuviera que aparecer mundialmente como un mero caso policial, con su nombre invocado en enredos de habladurías y especulaciones de las que una mente y un corazón como Selena nunca hubiese permitido ni querido ... Tanta gente buena que hace bien las cosas y que llega a lo más alto con honestidad y con talento, y que no sólo no le permiten llegar a ese aplauso y reconocimiento mundial, a no vivir y disfrutar como se debe la vida después de tantos sacrificios y privaciones, sino que la dejan en simples páginas policiales, y tanta gente hablando sin sentido y sin conocimiento de ella. Y luego todos hablan de Selena, todos tienen algo que decir … Y muchos verdaderamente no tienen mucho que decir ... Es como dice el tango: “Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi tormento. ¡Todo es mentira, mentira ese lamento! Hoy está solo mi corazón…”. Y así aparece gente que relativiza lo logrado, lo atribuyen la fama y el éxito a la muerte, a la desgracia, al escándalo, a la lástima que produce … ¡¡Mi Dios!! ¡¡Justo se da todo lo que no quería Selena, lo que nunca había hecho para lograr ser alguien en la vida y en el mundo!! Y encima con un disco en inglés a medio hacer ... ¡¡Y tan, tan cerca del éxito mundial a base de puro talento y sacrificio!!

Justo estoy escuchando a Selena hablando con la conductora de “Padrísimo” que la está entrevistando. Raquelín González la está felicitando por sus nuevos logros y le pregunta por lo que hará este año. Selena le habla del disco en inglés, de las giras que hará, de todo lo logrado hasta allí. Y pone hincapié en algo que me lleva al borde del llanto … Dice que sabe que es un año muy importante para ella y para el grupo, y que es consciente de lo que les depara el futuro. Yo miro a la persona que me acompaña y que me trajo aquí, y casi que le imploro que me deje decirle algo, que no debemos permitir que lo que va a suceder en unos 47 días se efectivice. Esa persona se pone un dedo a la boca invocando silencio mirándome bien fijo a los ojos y con la vista bien amenazante para que me quede claro que ni se me ocurra decir nada que tuerza el destino. Con su mirada inquietante sólo me hace recordar una y otra vez que yo estoy para observar y no para alterar las cosas. Me dio el gusto de poder verla ya que nunca la pude ver en vivo, pero no me dio la posibilidad de que la ponga sobre aviso. Era consciente de que lo hecho, hecho está, pero si acaso Selena pudiera darse cuenta, pudiera sospechar, pudiera tener ese simple sentido de la duda, de tener que alterar cosas para que el camino fuera seguro, para que ese año tan soñado, de tantas responsabilidades y sueños a cumplir no se convirtiera en un año de frustraciones, de anhelos truncos y de llantos eternos ... Pensaba y no podía dejar de pensar que esa mujer que estaba a escasos metros de mí había sacrificado su vida para vivir lo que estaba viviendo ese año, que si tenía un gran protagonismo y éxito fue por su exclusivo talento y mérito, que nadie le había regalado nada, que todo fue hecho bien desde abajo y sin ninguna influencia. Hasta los anunciantes les llegaron después, cuando Selena era una realidad y no una mera promesa. Todo, hasta lograr entrar a la Emi fue producto de su enorme voz, personalidad y carisma, ya que José Behar, presidente de la Emi Latin, la había descubierto de casualidad, cuando yendo a diferentes festivales buscando a figuras y artistas a quienes pudiera incorporar a su compañía escuchó un bullicio y con él a una artista sin igual que lo había impactado. Así era Selena, así lo había logrado todo: sorprendiendo a todos, convenciendo a un público que terminaba dándole mucho más de lo que esperaban las personas que más confiaban en ella. Y ahora que Selena estaba cosechando lo que había sembrado, ahora que ella estaba tomando vuelo propio, yo no podía ver y marcharme sin poder hacer algo, sin advertirle que por allí alguien dispararía sin permitirle ese vuelo, ese vuelo que para Selena era su realización personal, su vida … y la libertad…

Todo esto que pensaba me hacía angustiar más y más. Di unos pasos más adelante como dando la idea de que quería ver mejor a Selena, esperando una pausa o algo que me permitiera acercar directa o indirectamente a ella. En un momento me acerqué a la conductora de “Padrísimo” que estaba allí escuchándola y mirándola con admiración, y le hice un ademán de aprobación. Como Raquelín González me lo confirmó con una sonrisa, yo me animé a decirle: “Realmente es encantadora. ¡¡No dudo de que tendrá un gran futuro!!”. Ella se quedó intrigada con mi acento y me preguntó de dónde era. Le dije que era de Argentina, que estaba de paso por aquí, pero que me detuvo esa voz y esa presencia de Selena en el set de televisión. Le dije que no la conocía pues en mi país casi no se la conoce o al menos los medios no han dado aún cuenta de ella, pero que no dudaba de que en breve estaría en todos los canales de televisión y en todas las tapas de todas las revistas. “¿Y qué haces tú aquí? ¿Estás por algún motivo? ¿A qué te dedicas?”. Yo dudé por un instante, miré a la persona que me acompañaba, que me hacía nuevos gestos amenazantes exigiéndome que volviera a mi lugar, y me volví hacia Raquelín González. Para evitar que ella pensara que era un intruso allí, le dije lo primero que me vino a la mente, pero que podría convencerla de por qué estaba allí: “Yo … adivino el futuro. Leo las manos. Soy conocido en mi país y gracias a algunas predicciones que he hecho fui invitado a varios países de Latinoamérica. Ésta es mi primera visita a México y a los Estados Unidos. Vengo a participar de un programa que me ha invitado y esta persona que me acompaña es mi representante”. Y señalé a la persona que me acompañaba que estaba a punto de tomarme el brazo para sacarme de allí. “Mucho gusto, señor …”, dijo Raquelín González. “Hilario Navarro”, completé yo. “El señor Navarro hizo mucho para que yo estuviera aquí. ¿No es cierto?”. Y ahora era yo el que lo miraba fijo, pero con ruego. Él empezó a decir que nos teníamos que ir hasta que ella dijo: “Espera. Me has dejado intrigada. Me gustaría saber algo de mi futuro. ¿No me podrías decir algo, aunque sea en este ratito antes de que se vaya Selena y de que te tengas que ir?”. Yo inmediatamente dije. “¡¡Por supuesto!! Te puedo decir lo más inmediato y luego me retiro”. “¡Qué bueno!”, me dijo. “Espera sólo un segundito que Selena acaba de terminar una canción. Presento la última y ya estoy contigo”. Yo asentí y enseguida vino Hilario y me dijo: “Está bien. Tú ganas. Pero ni se te ocurra decir nada extraño. Sabes muy bien que no puedes alterar las cosas. ¡¡Ten cuidado con lo que dices!!”. Yo lo tranquilicé con un “No hay problema”, mientras pensaba cómo haría para llegar a Selena…

Enseguida volvió la conductora de “Padrísimo” y extendió su mano esperando que le dijera algo. “No espero que me digas todo, pues a eso le tengo miedo. Sólo dime lo que me depara este año”. De pronto me sentí que estaba en un brete. Yo no sabía tanto de Raquelín González como para augurarle cualquier cosa. No podía quedarme con vaguedades que se las podía decir cualquiera. Pero me acordé de la emisión de “Padrísimo” de marzo y hacia allí me dirigí. La tomé de la mano, puse cara de asombro y le dije: “Por lo pronto, veo que el mes que viene vas a ir a Los Ángeles a cubrir un festival muy importante. Por lo que veo, no podrás estar presente aquí en la emisión del 8 de marzo. Oye: ¿es cierto que están pensando en poner a Selena de conductora de este programa para cubrir tu ausencia temporal?”. Ella se asombró muchísimo: “¿Cómo has adivinado eso? Es algo que sólo lo tenemos como proyecto la producción y yo. Es más. Sólo lo hemos hablado entre nosotros. Ni siquiera se lo dijimos al señor Quintanilla. Ni siquiera sé si se animará Selena. ¿Cómo lo sabes tú?”. Ya lo miré con aire de suficiencia y le dije: “Bueno. Por algo trabajo de ello. Yo aquí lo doy como un hecho que será así. Tú no tendrás problema. Quedarás encantada con ella y hasta le pedirás que lo vuelva a hacer. Y Selena seguro que aceptará, a pesar de las ocupaciones que tiene y las que tendrá. Por lo demás, tú tendrás un gran éxito con tu conducción. Tendrás varias propuestas hasta que…”. Yo no sabía para donde seguir hasta que me salvó alguien inesperado. “¿Qué pasa aquí que me están nombrando? ¿Me tienes que decir algo? ¡Vamos! ¿Qué me estás ocultando? ¡Dímelo ya!” y echó una de sus inconfundibles carcajadas mientras le pegaba el brazo con su mano en tono de buena onda a Raquelín González … Era Selena … ¡¡Era Selena!! .. La tenía tan cerca ... Y yo no sabía qué hacer ni qué decir. Lucía ese trajecito gris, esa pollera corta negra, ese inconfundible cinturón, esas botas, ese pelo negro tirado al costado y largo. Estaba preciosa ... Era una de sus apariciones más bellas. La tenía tan vista y no podía aun así dejar de encandilarme con semejante presencia. La conductora de “Padrísimo” le dijo lo que estábamos hablando del proyecto del cual yo “había adivinado”, a lo cual Selena dijo. “¡¡Pero claro que aceptaré!! Sabes que todos te debemos muchos favores. Ni necesitas hablar con mi padre. Bueno, tal vez lo tengas que hacer para arreglar lo de la agenda. Y ahora que lo pienso, me tendrás que convencer, ¡¡pues de pensar que tengo que conducir el programa me pone nerviosísima!! Sabes que aun hoy mi español es un tantito corto. Pero no te preocupes: desde luego aceptaré”. “¡Pues qué bien!”, le dijo Raquelín González. “Entonces tenía razón él”, señalándome a mí. “Selena. ¿Por qué no le das su mano para ver qué predice de ti. ¿Acaso no tienes curiosidad?”. Selena se quedó como petrificada. Yo adiviné lo que significaba eso, le extendí mi mano y le dije: “Antes que nada, un placer, Selena. Yo vengo de muy lejos. Como tantos otros te descubrí de casualidad. No hay necesidad de leerte las manos para saber que tienes un futuro enorme. Además, no tienes por qué hacerlo. Supongo que tus propias creencias te impiden dar crédito a este tipo de cosas. Te entiendo. Y no te preocupes. Yo tampoco creo tanto en esto”. E insólitamente me eché a reír. Selena volvió a echar una de sus carcajadas, pero de nervios. Luego se quedó mirando inquieta a la conductora de “Padrísimo”. Selena estaba muy intrigada con lo que le afirmé. Acaso la sorprendí por mis dichos sobre sus creencias. Me miró, se sonrió, me dio un beso, agradeció mis dichos, extendió su mano y me dijo: “Yo soy de esa gente que cree en las miradas de las personas. Algo me dice que tú me tienes aprecio, como si me conocieras de hace tiempo, como si fueras de aquí y me hubieses visto en infinidad de oportunidades. ¿Qué puedes decir de mí para este año?”. Me quedé helado, miré a la persona que me acompañaba, me temblaban las manos, en un minuto pensé todo y nada hasta que ella me dijo: “Dime lo que me tienes que decir. Simplemente eso…”.

Tomé su mano y respiré hondo, muy hondo. Estaba tomando la mano de Selena. Podía sentir su latido, su vida, sus sentimientos. Estaba muy emocionado y tenía unas terribles ganas de llorar. Tenía ganas de abrazarla y de decirle: “¡¡Terminemos con esta farsa!! ¡¡Sálvate, Selena!! ¡¡No confíes en todo!! No deposites tu futuro en los demás. Tu camino no es el camino de ellos. Ya abriste tu camino. ¡¡Sólo tienes que seguirlo!!”. Quería poder decirle todo hasta el último detalle. Pero no podía. No podía yo torcer el destino. En todo caso, ella debía hacerlo. Yo sólo podría ayudarla. En eso me mentalicé y le dije casi con un hilo de voz: “En breve, en tan sólo dos semanas, tú tienes un gran rodeo al que ya fuiste dos veces. Es en Houston. El famoso Houston Astrodome … ¡Pues te felicito! Veo que en las dos presentaciones habías quebrado el record de asistencia. Ésta no será la excepción. ¡Lo volverás a quebrar!”. Ella sonrió de satisfacción, pero sentí que esperaba algo más para ser impactada. Era obvio que para ella y para el grupo no sería eso una gran novedad. Por eso le dije: “Esta vez dejarás ‘Como la Flor’ al final del concierto, pues tienes pensado comenzar el show con un medley de temas en inglés de los años ’70. Por lo que yo observo, esto tiene que ver con tu futuro disco en inglés. Ese disco hace mucho que lo vienes anunciando, pero este año sale, y por lo que veo, ¡ya has grabado algunos temas!”. Ahí me detuve y ahora podía observar su cara de asombro. Recién allí podía darme cuenta de que aquella confianza por pura intuición se convertía en una realidad tangible. “¡¡Es cierto!! ¡¡Muy cierto!! Estoy sorprendida de que lo sepas. No sé cómo lo has adivinado. ¡¡Ni que hubieras estado con nosotros!!” … “Es más”, la interrumpí. “¿Puede ser que uno de los temas que has grabado se llame ‘I could fall in love’ y que ese tema sea el adelanto del nuevo disco? Si no veo mal, está también “Dreaming of you” y “I’m geeting used to you”... ¿Es así?”. Selena miró a Raquelín González, miraba a su alrededor, no podía salir de su asombro y me dijo: “¿En serio no me conoces? ¿En serio no eres de aquí? ¿No has estado conmigo antes? ¿Acaso eres del futuro mismo? ¡Me intrigas! Es cierto que no creo en estas cosas, pero tengo que admitir que es verdad lo que dices, pero por favor no lo divulgues. Para todos es un secreto y una sorpresa. ¿Me lo prometes?”. “No te preocupes, Selena. Confía en mí y haces bien en no creer en estas cosas, Tal vez haya que confiar más en la intuición. Y ésa es tal vez mi habilidad: ser intuitivo. Un consejo: déjate llevar por la intuición. ¡¡Es buena consejera!!”.

Sentía que había llegado más lejos de lo esperado. Quería seguir, pero tenía límites. ¿Cómo decir lo demás? ¿Lo quiero decir? ¿O quiero que Selena piense en ciertas cosas para que las tenga en cuenta en ocasiones bien puntuales? ¿O quiero dejarle una pista? ¿Querrá Selena que le siga contando? En eso estaba cuando un hilo de sudor helado corrió en mi espalda cuando Selena me dijo: “¡¡Quiero que me cuentes más!! Quiero que me digas qué será de mí este año”. Fue uno de esos momentos en los que quería que me tragara la tierra, pero no lo podía hacer. Por algo estaba allí. Estaba por Selena. Quería, pero no podía. ¿Cómo ser equilibrado y razonable con algo tan desestabilizante y perturbador? ¿Cómo se siente uno cuando quiere decirle todo a alguien por su bien, pero no lo puede hacer pues eso sería peor? Volví a tomar sus manos y Selena me dijo: “No temas. Yo sé que me darás buenas noticias. Y si no fueran tan buenas, ¿qué malo me puedes decir? ¿Que no tenga tanta popularidad, que tal vez tenga que esperar un poco más para mi consagración mundial, que tenga que tener más paciencia con ‘Selena Etc.’? ¡¡No hay problema!! Sabré esperar. Estoy aprendiendo el valor de lo que es vivir y gozar cada día como si fuera el último…”. Creí que me iba a desmayar allí cuando comencé a relatarle lo que vendría luego del Astrodome: “Bueno. Por lo que veo, tendrás un par de Festivales importantes en marzo. Irás a Noches de Carnaval. Irás al Festival de Calle 6. Veo que participas de una campaña en pro de que los niños vuelvan al colegio. Sé que por ello darás un concierto en la Escuela de los Spurs de San Antonio. ¡¡Qué bueno, porque creo que en el futuro habrá muchos argentinos que harán historia en ese club!! También harás un concierto en Chicago. Tendrás una temporada agotadora entre todo esto y tus actividades en Selena Etc., que para ti es muy importante, pues es tu proyecto y sueño personal … Bueno, vendrás aquí como conductora en un especial de ‘Padrísimo’ y…”. Selena me miró inquieta ante mi pausa. Yo no podía seguir ... Sentía que estaba en un laberinto sin salida. Miraba su mano, la miraba a ella, miraba a la conductora de ‘Padrísimo’, miraba a la persona que ya me pedía con la mirada que ni se me ocurriera decir más nada, y dije: “Perdón, Selena, no puedo seguir. Ya es tarde”. Le di un beso y eché a correr para la salida. Hilario Navarro me siguió y les hizo un gesto a Selena y a los demás aclarándoles que estaba todo bien, que no se preocuparan, que ya debían irse para el “otro programa”…

En cuanto salí del estudio me puse a llorar largamente. La persona que me acompañaba trataba de consolarme: “Sabes que no puedes hacer nada. Te dije que no te acercaras. Que iba a ser peor. ¿De qué sirve que hagas esto? El destino es así de cruel. Nadie quiere que pasen cosas malas, pero esas cosas suceden. Sabes que esto no viene de casualidad. Surgen por muchas cosas. Aunque tú pudieras evitar lo peor, eso no quita que lo malo sucederá inexorablemente. ¡Acéptalo! ¡Ésa es la realidad! Verás que me darás la razón…”. “¡¡Qué me importa la realidad!!”, le dije con la voz desgarrada. “¡¡Al diablo con ella!! ¿De qué me sirve aceptar el destino? ¿No te das cuenta? ¿Acaso no la has visto? ¿Acaso no te ha conmovido? ¿Acaso no te da pena de saber que ese encanto de artista y de mujer nos dejará pronto? ¿Qué puede pasar si alteramos las cosas? ¿Qué las cosas sean peores? ¿Y qué peor cosa es que este mundo no tenga a Selena? ¿Qué peor cosa puede ser que esa mujer de 23 años se vaya sin comprender por qué el destino ha sido tan cruel con ella? Y me eché a llorar de nuevo sin parar. Hilario entendió mi genuino dolor y me abrazó, para que mi angustia tuviera algo de contención. “Yo sé muy bien por qué sufres. Si te traje aquí es porque quería que al menos la vieras y hasta conversaras con ella. No creas que soy tan ingenuo. Sabía que lo intentarías y hasta sabía que querrías alertarla. Tal vez yo también quiero ver si Selena puede torcer ese destino. Tal vez me equivoqué en pensar que esto sería lo mejor para todos. Tal vez por eso yo también quiero remediarlo. Pero lo que suceda ya corre sólo por cuenta de Selena. Nadie puede impedir que suceda lo irremediable salvo que sea ella quien lo pueda detener. ¿Me entiendes ahora?”. Yo asentí pero seguía llorando. El tener tan cerca a Selena y apartarme así de ella me había puesto peor. Hice un gesto a Hilario para que nos fuéramos hasta que escucho a alguien que me dice: “¿Pero qué pasa contigo? ¿Por qué te fuiste así? ¿Acaso no querías despedirte de mí? ¿Tan mala impresión te causé?”. Me di vuelta y pensé en que si había algo que Selena no quería era sentirse no querida, que había defraudado y que la gente le diera la espalda. Corrí hacia ella y la abracé fuerte y le dije: “Perdóname, Selena. Lo siento muchísimo. No quería irme así. Tú no te lo mereces. Lo que pasa es que Hilario me dijo que…”. “¿Qué viste en mi mano que no te gustó?”, me interrumpió Selena. “Tú me dijiste que hay que dejarse llevar por la intuición. Yo sé lo que son ciertas miradas. ¿Qué es lo que viste en mi mano?”, mirándome con ternura y yo me desarmé…

No quería levantar mi vista para verla. Definitivamente no le podía decir todo. Tampoco nada. “Es que no vi más nada allí. Eso es todo. ¡No hay más nada en tu mano! No hay rastros. Tal vez hagas una pausa. ¿Quién sabe? Tal vez sea curioso lo que sucede. Pero suele ocurrir que uno no puede ver ciertas cosas. A veces hay que estar muy atento para ver todo lo que va a pasar. No todo se manifiesta tan claramente. Es cuestión de buscar los tiempos y aprovechar los momentos…”. “¿Pero tú me dices que hasta marzo ves todo claramente y luego ya no ves nada? Dime. ¿No sabes cuál será mi próximo concierto personal luego del Astrodome? Yo lo sé. ¿Acaso tú no lo puedes ver o sólo tienes la bola de cristal hasta marzo?”, y volvió a echar una de sus carcajadas como para distender el momento. Yo aproveché ese instante para decirle seriamente pero a la vez en forma calma: “Yo sólo vi que hay problemas. Tal vez no sean importantes. Tal vez puedan solucionarse. Sólo puedo darte un consejo. Cuídate. Cuídate mucho. Repítetelo. Dilo incluso al público en tus conciertos. A veces lo malo no viene de donde uno supone. A veces los disgustos vienen de donde menos se espera. Presta atención a eso. Siempre piensa si los que te dicen querer dan todo por ti como tú les das a ellos. Y no te quedes sola. ¡¡Nunca lo hagas!! Cuando no sientas salida, cuando no sepas qué hacer porque algo te perturba recurre a tu esposo, a tu familia y diles lo que pasa. Siempre será lo mejor. Ellos lo entenderán a pesar de si a veces no aceptan tus decisiones. Acuérdate cuando te casaste en secreto. Acuérdate de la gente que te quiere mucho. Para ellos eres mucho más que una artista consagrada. Para ellos tú eres una gran persona, un familiar más, una mujer muy querida, como una hermana, como una hija, como una madre, como una novia. ¡¡No lo olvides nunca!! … ¡¡Ah, me olvidaba!! Tú el mes entrante grabarás dos temas: “A boy like that” y “Puede ser”. Cuando los grabes piensa bien en esas letras, medita en lo que estás cantando. ¿Quieres saber más de tu destino? Escucha esas letras, sobre todo la de “A boy like that”. Es todo lo que te puedo decir…”.

Justo en ese momento apareció Don Abraham Quintanilla preguntando por Selena. “¡¡Aquí estoy, Daddy!! ¡¡Ya voy contigo!!”. Y antes de que se lo preguntara su padre, ella se adelantó y le dijo: “Es que estoy con un encantador admirador de la Argentina que quería conocerme y pedirme un autógrafo…” y me guiñó un ojo. Al padre de Selena se le abrieron los ojos, me extendió su mano y me dijo: “¡¡Un admirador de tan lejos!! Tengo una noticia buena para ti. No faltará mucho para que Selena los visite por allí. Así que espero que nos vuelvas a ver cuando estemos por aquellas tierras. ¡¡Oye, Selena!! Si no le has firmado el autógrafo, ¿por qué no lo haces aquí? Al muchacho seguro que le encantará…”. Selena tomó la foto y dijo: “¡¡Ey!! Ésta es una de las fotos del disco en inglés. Aún no sabemos cómo se llamará, ¿no?”. Don Abraham le dijo que no, que aún era prematuro, pero afirmó que el título seguramente será uno de los temas que había grabado. “A mí me gustaría que se llamara ‘Dreaming of you’ … ¿Tú que piensas?”, me dijo Selena mientras firmaba la foto. “¿Y qué dices de lo que ha dicho mi padre? ¿Nos veremos allí en Argentina?”. “Depende de ti, Selena”, le dijo mirándola fijamente, acaso afirmándole con mi mirada lo que le había dicho antes. “Bueno, ¡¡ya está!! ¿Te gusta la foto?”. Miré esa foto que tantas veces la había visto y afirmando a cuanto me quisiera escuchar que era una de mis preferidas, y le dije. “Sería lindo que fuera una de las fotos del disco, que bien podría llamarse ‘Dreaming of you…”, y detuve mi habla por el llanto que me provocaban sus palabras en el autógrafo: “Mil abrazos y mil besotes, Sergio. Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego. Chau. Con mucho cariño. Selena. 12 de febrero de 1995”. No pude dejar de emocionarme, señalé la foto y le dije: “Me gustaría que retengas estas palabras. Me gustaría que las digas al despedirte en el concierto del Houston Astrodome y que no las olvides nunca en cada cosa que emprendas” … “Las recordaré, claro que las recordaré”. Y antes de que me preguntara algo más que no pudiera contestarle, la abracé fuerte mientras aprovechaba para llorar y que no me viera. Y mientras la abrazaba y no la soltaba, Selena me dijo: “No te preocupes, Sergio. Tendré en cuenta tus palabras. Nada es casualidad en la vida, Por algo tú estás aquí: espero que pronto me digas qué más dicen las líneas de mis manos. Espero que la próxima vez lo tengas todo mucho más claro, o tal vez mejor: que la realidad haga que ni necesite que me predigas el futuro…”. Allí la abracé más fuerte y le dije: “¡¡Dios te oiga, Selena. Ojalá te esté escuchando!!”.

Me aparté de ella y sonreímos. Sentí que ella lo sabía todo. Tal vez sólo esperaba que alguien se lo dijera. Hilario me dijo que teníamos que irnos y yo le di un saludito con la mano muy fiel a su estilo. Ella se fue con su padre camino al estudio de q-productions y en todo momento no dejamos de darnos vueltas y de saludarnos. Cuando ya no la pude ver más, le grité. “¡¡Cuídate muchísimo, Selena!!”. “¡¡Claro que sí!! Nos veremos muy pronto. ¡¡Pues no quiero que tengas de mí sólo una foto y un bonito recuerdo!!”. Hilario me contuvo y me dijo: “¡Ya está, ya está! Hiciste todo lo que pudiste, y todo lo que te podía permitir y más. Sólo esperemos que Selena haga lo suyo. ¡Ya descansemos de una vez!”. Y me fui con él, en el convencimiento de que había hecho todo lo posible y rogando que Selena estuviera allá cuando volviera…

Cuando me iba yendo del lugar y recordaba cada instante que viví con Selena no podía dejar de llorar. No podía y no quería. Dejaba que mis lágrimas se derramaban por mis mejillas sin querer quitármelas. Quería que mi dolor y mis sentimientos por Selena estuvieran bien expuestos, que fueran el fiel reflejo de lo que pasaba por mi corazón, por mi cuerpo y por mi alma. Hilario ya no me miraba con rencor, me miraba con pena. Viéndome, quería él mismo deshacer lo que había hecho. Ahora éramos dos errantes que esperábamos un milagro. Y que ese milagro lo hiciera Selena. Miré una y otra vez la foto, y leí mil veces sus palabras. Rogaba a cuanto Dios hubiera por allí, aparte del que estaba conmigo, que viera mis lágrimas, que viera mi dolor, pero fundamentalmente viera a Selena. Y que se apiadara de ella. Desee como nunca que me lleve a mí, pero que nunca se la lleve a ella…

Ojalá que cuando vuelva Dios haya tomado una decisión, una decisión que la haga cuidar a Selena y que algún día, un día, yo le pueda devolver la foto y que me complete el autógrafo diciéndome: “¿Viste, Sergio? Cumplí lo prometido y aquí estoy. No soy para ti ni para nadie sólo fotos y recuerdos…”.

(¡¡Dios mío!! Haz realidad mis sueños. ¡¡Dios mío!! Devuélvenos a Selena. Dale una nueva oportunidad. ¡¡Dale la posibilidad de vivir todo lo que no pudo y mereció!!)

Sólo tengo hoy lágrimas para ti, Selena…



 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 12th 2010
 
 
 

Dime, Selena…

 
 
Dime, Selena, ¿cómo andas? ¿qué haces por allí? ¿Está todo bien? ¿Por qué no nos lo vienes a contar? ¿Acaso no sabes que te extrañamos? ¿Acaso no sabes que te esperamos? ¿Acaso no sabes que para nosotros tú no te has ido y que te seguimos esperando como una madre espera a su hijo cuando ha salido a la noche y aún no vuelve? Tal vez deberías saber, Selena, que la gente por aquí nunca asimilará tu partida pues aún no entiende cómo te has marchado, cómo te pudiste ir en un momento en el que la vida te sonreía, la gente te amaba, la gloria te acompañaba y tus sueños se cumplían uno a uno sin detener su marcha jamás. Ninguno de nosotros ha pensado ni ha querido pensar que tu voz se ha ido para siempre. Nosotros seguimos esperando que tú vuelvas para certificar que nadie como tú podría irse de este mundo, para asegurar que Dios no dejaría ir de este planeta a alguien tan divino y tan angelical como tú, Selena…

Dime, Selena, ¿cuándo pasarás por aquí, cuándo nos dirás dónde estás, qué es lo que ha pasado contigo, por qué estabas tan sola aquel día, qué buscabas detrás de esas nubes negras que amenazaban una gran tormenta? Dime, Selena, ¿estás sola? ¿con quién compartes tus sueños, tus alegrías, tus tristezas, tus risotadas, tus ganas de vivir y de compartir? ¿Has preguntado por qué estás allí y no aquí? ¿No nos extrañas? ¿Sientes miedo, angustia, temor, soledad? ¿O acaso fuiste a buscar paz, felicidad, armonía, libertad? ¿Sabes, Selena? Daría todo por escucharte, por saber que estás efectivamente allí, que algún día te aparecerás ante nosotros para decirnos lo que ha pasado contigo y lo que sucede en la actualidad, para decirnos que nos quedemos tranquilos pues estás feliz donde estás y que tú has elegido ese destino. Muchas veces me he imaginado salir de mi departamento y encontrarte esperándome con una sonrisa de satisfacción y complicidad, esperando mi reacción y esperando a que vaya por ti para abrazarte y para decirte todo lo que siento por ti y para que me cuentes todo, todo, y no soltarte hasta que tú me asegures de que tú estás bien y de que estás feliz. ¿Sabes, Selena, lo que se te extraña? ¿Sabes, Selena, lo que se espera por ti? ¿Sabes, Selena, que nadie podrá dejar de llorarte si no vienes tú a decirnos lo que nosotros queremos escuchar, que es tu palabra? Nosotros no queremos palabras de consuelo, no queremos que nos digan palabras que nos dejen contentos pero que no reflejan lo que sucede contigo. Simplemente, Selena, se espera que nos vuelvas a hablar, nos puedas decir que estás feliz donde quieras que estés, que estás feliz porque te extrañamos y estás feliz porque en breve tú volverás… Y si no fuera así, que nos digas lo que sientes hoy, y lo que has vivido y sentido en todos estos años…

¡¡Dime algo, Selena, por favor!! Ya no puedo tolerar tu partida. Yo sólo quiero que estés aquí. Nadie al verte puede imaginarse y aceptar un destino tan triste y tan doloroso. ¡¡Dime que nada es imposible y que tu presencia viene a certificarlo!! Dime que nada es cierto, que nada te ha sucedido, que sólo te marchaste por un tiempito pero que no nos preocupemos. Dime que te sientes bien, que tu Alma no se ha quebrado, que aún conservas ese temple y esa energía que te hacían única e irrepetible, y que contagiaba al resto para seguir tu mismo camino. Dímelo, pues la vida sin ti no es lo mismo, no tiene el mismo valor, nada tiene sentido. Dime, Selena, que no es cierto, que todo fue una pesadilla, que estamos viviendo esa pesadilla que tú tenías recurrentemente y que te hacía despertar sobresaltada. ¿Recuerdas, Selena? Dime que estamos soñando todo, pero cuando despertemos estarás tú allí sonriéndonos feliz, contenta y satisfecha de estar dando todo de ti, paseando tu talento y tu fama, pero fundamentalmente demostrando que estás plena y bien contigo misma, cumpliendo todos tus sueños, dando toda tu energía para ir cumpliendo sin prisa pero sin pausa cada uno de tus proyectos y anhelos. ¡¡Dime, Selena, que estás allí!! Me moriría si pensara que ya no estás, que fuiste un suspiro, un aire fresco en pleno verano, una flor en primavera, una hoja en el otoño, una hermosa nieve en la montaña. Me moriría de pensar que esa imagen final es cierta y que nada se puede hacer. ¡¡Dime, por Dios, Selena que no es cierto!! Si tienes la posibilidad de hacerlo, si tienes a Dios cerca para ayudarte, detén el tiempo, páralo, haz que no siga contando las horas, los minutos, los segundos. Pues cada segundo que pasa es una eternidad de tiempo sin ti, un tiempo enorme sin poder disfrutar de ti, sin verte allí con tu voz, con tu talento, con tu belleza, con tu presencia. Este mundo sin ti, Selena, no tiene sentido, es insoportable, inaudito, desolador. ¡¡Por eso necesito que me digas algo, Selena!! ¿Acaso no ves mi angustia, el llanto de tanta gente, el Amor de tantos que no pueden entender aún qué pasó y que sólo esperan que tú vuelvas pues no pueden admitir que te has ido? ¿No ves que todas esas Almas sólo esperan que tú les hables, que nunca se sentirán tranquilos hasta que tú les demuestres que nunca te irías de ellos de esa forma? ¿Que tú tenías el Amor, la entereza y la inteligencia como para prevenir cualquier locura, cualquier negligencia, cualquier tontería y cualquier necedad que se pudiera cometer contra ti?… Por eso, Selena, deten el tiempo, haz que el reloj no marque más las horas, pues me voy a enloquecer … sin tu Amor…

No bastan las palabras de consuelo que prodigan los demás, Selena. Acaso no basten porque no importan. Importan tus palabras, tus mensajes, tu optimismo, tus fuerzas, tus ganas, tu energía. Yo sé que por allí no te gusta que te diga esto, pero es lo que siento y lo que siente mucha gente: en tu historia, lo único importante eres tú. Tú forjaste tu destino, tú llamaste la atención de tu padre al cantarle esas canciones, tú y tu carisma llamaron la atención al público, tu voz cautivó a la gente, tus espectaculares apariciones en el escenario te hicieron incomparable e inimitable. Con el tiempo el público aprendió no sólo a admirarte sino a quererte, a cuidarte, a manifestarte toda clase de Amor y de afecto. Sólo te querían a ti, sólo requerían tu presencia. Esa misma gente que vio en ti su mayor representante no puede entender que de todos los protagonistas de tu historia, la más importante, la que generó semejante admiración y cariño, no esté. Y que se haya ido de ese modo ... Todos los que te supimos amar no lo podemos entender, y por eso sólo sirven tus palabras y tu presencia. Nunca nos consolará pensar que podremos recordarte por tu música, que algún día nos encontraremos contigo en otro mundo, en otra dimensión, en otras circunstancias. No nos podemos consolar con recordarte con alegría, pues muchas veces lloramos al verte y al recordarte. Tampoco nos contentará con pensar que por allí lo que hacemos refleje tus sentimientos y que seguramente te saquemos una sonrisa de satisfacción. Acaso lo único que me consuela es saber que alguna vez dijiste que lo único que querías es que te recordaran con Amor. ¿Y sabes, Selena? Eso es lo que hacemos. ¿Pero sabes, qué también, Selena? Cuando te vemos, cuando disfrutamos de ti, siempre, absolutamente siempre, se nos dibuja una mueca de tristeza, de incredulidad, de honda desolación, porque nos damos cuenta de que tenías todo para dar y toda la energía para hacerlo. Porque viéndote se nos viene a la mente aquel nefasto día y no queremos creer que pudo haber sido cierto. ¿Entiendes, Selena, por qué necesitamos que nos hables? Para que nos digas que nadie pudo haberte hecho tanto daño, para certificar que nada es imposible a la hora de que vuelvas con nosotros, para decirnos que nada te pudo haber pasado, que nada de esto te pudo haber sucedido…

Dime, Selena, ¿qué sientes, qué sueñas cada día, qué extrañas de aquellos tiempos, qué pasa por tu corazón, que sientes en tu piel? ¿Acaso lloras cuando ves los homenajes que te hacen, los recuerdos que te prodigan, todo lo que se dice de ti? ¿Qué sientes al recordar aquel nefasto día? ¿Sientes pena, rencor, odio? ¿Qué querrías decirle a esa mujer? ¿Le darías la espalda? ¿Acaso la perdonarías? ¿Acaso querrías hablarle para que te explique por qué te sigue haciendo tanto daño con su filosa y odiosa lengua? ¿Querrías que se quede encerrada para siempre? ¿Querrías decirle lo que tú sientes ahora o querrías decirle lo que quisiste expresarle aquel horroroso día y no le pudiste decir? ¿O acaso no querrías decirle nada y sacártela de tu mente, porque no quieres pensar ni admitir que alguna vez tú y tu familia confiaron en ella? ¿No tienes ganas de correr, de escaparte de donde estás para decirnos algo, para hablar con tu familia, con tu esposo? ¿Acaso no quieres llorar con ellos? ¿Acaso no querrías compartir tu dolor y decirles lo que pasó? ¿O acaso ellos lo saben? ¿No quisiste correr cuando cerraron “Selena Etc.” porque tú misma sabías que era la confirmación de que tú no estás aquí y de que tus sueños se los ha llevado el viento, esa tormenta que también se llevó a ti? ¿Acaso quisiste correr para acompañarlos en esa dolorosa decisión, estuvieras o no de acuerdo, para que no se sientan culpables de aceptar y hacer aceptar esa dolorosa realidad? ¿Qué piensas de tu familia? ¿No querrías hablarle a A.B.? ¿No querrías decirle que no se lastime más con sus tatuajes, que sabes que él fue de los que jamás aceptó que te hayas ido, que le costó horrores volver a la música porque hacerlo sin ti era inaceptable y la aceptación de una derrota difícil de asimilar? ¿No querrías aconsejarlo, acompañarlo, decirle que estás con él para que componga aquellas canciones que sólo pensaba para que tú las cantaras? ¿Qué se inspire en ti a la hora de hacer algo? ¿No querrías alegrarle la vida con tus ocurrencias para que él no esté más enojado con la vida y con el mundo por lo que te ha sucedido, para que no se pelee más y para que todo lo vea con tus ojos llenos de tu Amor? ¿No querrías acompañar a Chris, no querrías llenar su corazón con tu presencia, con tus sueños, con tus planes y con tus ganas de vivir? ¿Acaso no te das cuenta, Selena, que él aprendió a vivir contigo y que sin ti se quedó como un hijo huérfano, sin poder ser nunca enteramente feliz, extrañando a la mujer que le dio todo lo que necesitaba y todo lo que buscaba, que le dio paz y tranquilidad en su alma, y que un día se quedó sin nada, como si una mala persona le quitara el juguete más preciado a un niño? ¿Acaso no querrías llenar el enorme vacío que siente tu madre que premonitoriamente dijo aun estando tú presente que sin ti no podría vivir, y que vive todas las noches llorando por tu ausencia mordiéndose la lengua en estos 15 años para no tener que expresar todo su dolor y toda su desolación públicamente? ¿Acaso no querrías que tu hermana vuelva a tener a la persona a quien le podía contar todas sus intimidades y con la que podía sentirse acompañada contándole sus más hermosos secretos que sólo podía entender una hermana y, sobre todo, una mujer? ¿Acaso querrías aparecer ante tu padre para que al verte no pueda armarse más con su coraza, se afloje de una vez y se ponga a llorar contigo como no lo pudo y no se permitió hacer en estos 15 años? ¿Acaso no lo querrías, Selena?

Tal vez, Selena, querríamos escucharte porque te fuiste aquel día sin que nunca se escuchara tu palabra, sin que nada pudiéramos oír de ti para saber qué era lo que pasaba, qué era lo que sentías, cuáles eran tus dudas, qué era lo que querías hacer realmente. Nos quedamos, Selena, sin ver de ti alguna señal, algún vestigio, algún mensaje que nos permitiera ver, intuir y tener la certeza, aunque sea con el tiempo, de qué era lo que pasaba por tu mente y por tu Alma en aquellos días de marzo de 1995. Cuando vemos tus imágenes de aquella época buscamos en ti alguna señal que nos indique que algo estaba ocurriendo, que algo iba a pasar. Vemos esas hermosas imágenes de tu aparición en “Padrísimo” el 8 de marzo y sólo vemos en ti alegría y belleza. Te vemos conduciendo un especial de ese programa y vemos que la conductora, que estaba circunstancialmente en Los Ángeles, te felicitaba y deseaba que ésa no fuera la última vez que condujeras ese programa … Y fue la última vez ... Rastreamos una y otra vez tus apariciones, y seguramente encontraremos alguna imagen perdida en el concierto de Chicago o en algún reportaje en Corpus Christi o San Antonio que nos indique claramente que algo te preocupaba, que la sonrisa no era la misma, que algo te perturbaba. Pero nunca sabremos si eras tú la que sentías todo eso o sólo son ideas de nosotros al ver esas imágenes con la seguridad de lo que vendría después. Ese después que aún hoy no se puede entender que ha sucedido y que te privó de todo ... Y nos quedamos sin tu voz y sin tus pensamientos ... Te vemos grabando tu disco en inglés en camino a la conquista de todo Estados Unidos y el mundo entero, nos dormimos con la seguridad de que ibas por rumbo seguro y nos despertamos con que te desviaste hacia esa horrorosa habitación del Days Inn para encontrarte con un destino que nunca buscaste y que nunca esperaste. Aún hoy esperamos una respuesta a esa decisión y a ese destino. Tal vez sea eso lo que nunca nos hará descansar en paz ni a ti ni a nosotros. Tal vez por eso buscamos que tú nos lo vengas a decir, Selena, pues tú, sólo tú, tienes la verdad. Acaso lo que siempre buscamos cuando te recordamos es que esa verdad alguna vez salga a la luz y salga de tu boca…

¡¡Dinos algo, Selena, dinos algo, aunque más no sea para llorar juntos, para no sentirnos tan solos, para no resignarnos a un mundo sin ti!! Dinos algo para no sentir ese desgarrador dolor de ver que una mujer de tan sólo 23 años se nos ha ido de nuestras manos sin poder reaccionar, sin poder expresar todo el sentimiento, todo el dolor y toda la desazón que eso ha generado. Creo que ninguna de las lágrimas que hemos derramado expresa la dimensión de nuestros sentimientos, que sólo se expresarían con una palabra tuya, con una aparición tuya. Pues todo el sentimiento que hemos expresado acaso explica lo que a nosotros nos duele, todo lo que genera tu ausencia. Pero nuestro dolor, ¿acaso puede expresar tu dolor, tus sentimientos, tus lágrimas, tus sueños, tus sentimientos, tus dulces proyectos, tu Amor, tu ternura, tus risas, tu energía, tus ambiciones, tus ganas de vivir? No, estoy seguro de que no, a pesar de que tu ausencia, Selena, me ha hecho llorar como no lo he hecho nunca. Porque en definitiva tú sola sabes todo lo que sentías, todo lo que querías, todo lo que anhelabas. Ojalá pudiera ponerme en tu piel, en tu Alma, en tu corazón para saber lo que sentías verdaderamente. Ojalá pudiera estar en tu cuerpo, Selena, para saber y sentir la dimensión de tus sentimientos, para poder sentir en toda su expresión todo lo que significa tu ausencia. Creo que buena parte de nuestro dolor y de nuestra angustia que pervive con el paso del tiempo tenga que ver con saber que no nos mueve un sentimiento egoísta cuando rogamos para que vuelvas. Porque ya no se trata de que vengas para que nuestra soledad deje de sentirse, no es que nosotros queremos que estés para que nos cantes nuevas canciones, no es que queremos que tú nos soluciones los problemas de nuestras vidas. Sólo queremos, Selena, que tú vuelvas para que vivas tu vida, para que continúes tus sueños de una mujer de 23 años con todas las ilusiones y todas las certezas. Hoy nada me haría más feliz de saber que estás allí contenta y satisfecha, más allá de lo que hagas o de lo que pienses hacer. Aunque mañana vinieras a decirme que estás aquí pero que has decidido hacer otra cosa pues ello te hace feliz, yo sería la persona más contenta de la Tierra. Nada me pondría más feliz que viéndote a ti feliz, Selena…

Ven, Selena, ven a ver lo que has generado. Ven a ver a cuántas personas más has emocionado. Ven a ver cuánta gente de diferentes tierras, culturas y gustos musicales se ha encantado contigo. Ven a decirnos lo que te provoca ver que haya tanta gente que te hace homenajes sin haberte conocido y que sólo se movilizan por lo que tú les despertaste con tu voz, con tu talento, con tu Amor, con tu carisma, con tu versatilidad. Te sorprenderás de ver tributos de gente amante de tantos y tan diferentes gustos musicales ... Hoy veía un video tributo dedicado a ti con tus imágenes y música de Green Day. Era conmovedor no sólo el video sino los fundamentos que daba el que lo hizo. Él decía que la canción que puso como ambientación al video encajaba perfecto a ti, Selena, pues él pensaba que nadie de las actuales artistas consagradas era como tú, pues si había algo que te distinguía a ti de ellas era que tú eras diferente, que como tú no había nadie, que tú no tenías igual. Es curioso ... Yo también hice un escrito en homenaje a ti inspirado en un tema de Green Day. Y fue uno de los escritos más lindos que hice. He visto blogs enteramente dedicados al rock en los que han dejado un espacio en homenaje a ti, en los que te dedicaban sus mejores palabras y elogios y en los que te definían como artista de una forma en la que pocos podrían hacerlo. He visto gente muy diferente a ti decir que cantaba tus canciones a viva voz y lamentarse sinceramente por tu ausencia. Y veo cómo muchas cantantes consagradas coquetean con esas músicas y con otras con gran éxito cuando tú ya lo habías empezado a hacer 15 años atrás .... ¿Entiendes, Selena, entonces nuestras invocaciones, nuestros pedidos? Cuando vemos estas manifestaciones de cariño y de reconocimiento es cuando comprobamos que si tú estuvieras aquí, tú podrías hacer todo esto y mucho más con total naturalidad. No tendrías igual. Serías lo que claramente se percibía y se intuía allá por 1995 … La artista más consagrada y más querida del mundo. Si hoy estuvieras aquí, no tendrías que ir tú a los demás para cantar cualquier tema de diferentes géneros musicales. Los demás se acercarían a ti para pedírtelo … Por eso, Selena, ven a decirme por qué no estás aquí para hacer lo que te marcaba el destino, lo que seguro estarías haciendo ahora con todo éxito. Dime, Selena, por qué no estás aquí para certificar que eres sin duda la N° 1, la mejor, sin necesidad de que lo tengamos que decir ahora nosotros con lágrimas en los ojos…

¡¡Dinos algo, Selena, dinos algo para seguir creyendo y para no sentir ese vacío de tu ausencia!! Jamás voy a aceptar tu ausencia para siempre, jamás aceptaré que el mundo te ha abandonado. Alguien tan hermoso y tan divino como tú no se pudo haber marchado de esa manera. Alguien que tiene tanto Amor no queda reducido a la nada misma. Alguien que tiene un gran corazón no recibe ese cachetazo del destino, el engaño más horrendo, la maldad expresada de modo inequívoco en una sola persona. Una persona como tú, Selena, tiene que estar en algún lugar siendo feliz. Alguien tan hermoso en cuerpo y alma debe tener su lugar al que pronto encontraremos. Alguien que fue un ejemplo como artista y como persona no se va en silencio como avergonzada por algo. Alguien como tú, Selena, va a volver y nos dirá algo. Yo sé que eso va a ocurrir. Si hay un Dios que creó este mundo y este universo, y que creó algo tan divino como tú para certificar su existencia, entonces seguro que tendrá la misma inspiración para traerte aquí, para darnos una señal y para hablarnos con la misma felicidad de siempre. Yo no puedo concebir que este mundo se creó porque sí. Por algo se creó y por algo estamos aquí. Del mismo modo, yo no puedo aceptar que tú hayas sido concebida para marcharte sólo a los 23 años. Perdería la fe en todo si esto fuera cierto. Pero yo soy creyente, yo creo en la vida, yo creo en tu Amor, Selena. Por eso, yo creo en que un día tú regresarás y nos volverás a dar todo de ti para nuestra felicidad, pero por sobre todo, para tu felicidad. Yo sé que será así, pues si no lo fuera, ni el mundo ni el universo tendrían sentido. Este mundo y este universo sin tu Amor, Selena, no tienen razón de ser. Por eso, yo te sigo esperando para que tú nos digas algo, para que expreses tu Amor infinito. Por eso yo te sigo esperando porque sé que tu presencia y tu voz darán sentido a un mundo desdichado sin ti…

Ojalá así sea, Selena, y mientras tanto, aquí estaré escribiéndote y recordándote hasta que tu presencia, tu voz y tu Amor hagan inútiles y vanos mis ruegos, mis palabras, mis homenajes, mis recuerdos y mis invocaciones…

Simplemente te quiere con toda el Alma y te espera todos los días…


 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: October 5th 2010
 
 
 

Yo siempre seré aquélla, yo siempre seré Selena…

 
 
¡¡Qué nerviosa que estoy!! Recién ahora caigo en que estoy aquí en el Houston Astrodome y que estoy por dar otro concierto de los que ya empecé a acostumbrarme a brindarlos con tanto público y con tanto afecto … Es que acaban de decirme que rompimos el récord del año pasado y allí entendí que estaba en este hermoso lugar del que sólo me traen lindos recuerdos. Y que no se crean que estoy distraída o que no me tomo en serio las cosas. Soy muy profesional y detesto llegar tarde a los conciertos o de no ofrecer todo de mí arriba de un escenario. Lo que sucede es que durante todo el día estuve abocada como nunca a las preliminares del concierto. Como nunca vi tanta gente pendiente de este evento, tan pendiente de lo que vamos a hacer, tan al tanto de lo que estamos haciendo, tan interesada en lo que realizaremos en el futuro. Para mí es muy fuerte saber que este concierto será transmitido en vivo para tanta gente. Ya para mí es una gran emoción saber que hay cerca de 65.000 personas en el estadio. Y también eso conlleva una gran responsabilidad … ¡¡que me tiene los nervios de punta!! Pero saber que encima lo que hoy haremos en el espectáculo lo verá tanta gente al mismo tiempo no me genera sólo el lógico nudo en el estómago, sino sensaciones muy fuertes, muy vívidas, que van mucho más allá de lo que sintamos todos, el grupo, mi familia y todos los que nos han ayudado. Para mí este momento es muy especial. Sé que en todo momento estará no sólo gente de Estados Unidos viéndome, sino de México. Por eso tengo pensado dirigirme a ellos cada vez que les dedique una canción, un saludo, un agradecimiento. Me siento contenta y muy orgullosa. Contenta porque después de tanto tiempo y de tanto esfuerzo, los muchachos y yo hemos llegado a un lugar del que no nos habíamos imaginado que podríamos llegar. La verdad es que todo fue tan rápido y todo fue tan impensado que el ver el resultado luego de un tiempo le da la razón a mi padre, a su arenga y a sus palabras. Cuando éramos niños pensábamos que él había enloquecido, que nos estaba metiendo en algo del cual quién sabe a dónde iríamos a parar. Y hubo momentos en los que esos miedos parecían hacerse realidad. Hubo un tiempo en el que no la pasamos para nada bien. Pero él siempre nos inculcó el valor del esfuerzo, el trazarse metas y hacer todo lo posible para lograrlas. Aún recuerdo cuando nos llevaba en auto a los barrios más caros, nos mostraba las mansiones y nos decía: “¿Ustedes quieren lograr tener esas casas? ¡¡Esfuércense y verán cómo lo lograrán sin dudar!!”. Él siempre nos dijo que nada era imposible. Que si creíamos en nuestras fuerzas, en nuestra fe y luchábamos para llegar a los objetivos propuestos nada impediría lograr nuestros propósitos. ¡¡Y vaya que lo estamos logrando!! ¡¡Y aún nos falta mucho por hacer!! Eso me da mucha alegría. No sólo por mí, sino por todos, pues toda la banda tuvo dedicación y mucha disciplina para llegar al objetivo más deseado. No sólo es mérito mío. Pero debo confesar que en lo personal estoy muy orgullosa. Orgullosa porque pude lograr que la gente se fijara en mí, que me quisiera, que me diera todo su cariño y todo su Amor. No es fácil lograr eso. Lo supe desde muy pequeña cuando me enfrenté a un público con miedo a si lo que estaba haciendo no era muy bueno, con temor por si lo que estaba cantando no les iba a impactar, a si aquellas letras en las cuales muchas de ellas no entendía y las aprendía por fonética no les iba a emocionar y si por allí no se iban a sentir identificados conmigo. Hoy me enorgullece ver que todos se emocionan conmigo, hoy se sienten identificados con mi canto, hoy ven en mí su representante, su hermana que logra lo que ellos han deseado toda la vida para con ellos. A veces pienso si la gente no me da mucho más de lo que yo les doy. A veces confieso que me da hasta cierta vergüenza no hablar tan fluido el español y que en el ámbito familiar me siga manejando en inglés. Pero nadie podrá negar que en estos últimos tiempos he aprendido a hablar el español en forma notable. Hace tres años cuando fui a México con mis éxitos “Como la Flor” y “La carcacha” apenas si podía pronunciar las palabras más elementales en español. Hoy les hablo en su idioma y todos me entienden bien. Pero sé que tengo que darles más, mucho más, porque ellos siempre me dieron su cariño, siempre tuvieron una sonrisa para conmigo, siempre supieron entenderme, y me dieron todo su Amor y comprensión. A ellos les debo todo. ¡¡A ellos les voy a dar mi mejor concierto!!

¡¡Uy!! ¡¡Se acerca la hora del concierto!! Todavía tengo que peinarme, maquillarme, ponerme el vestido. ¡¡Me tengo que apurar!! Que no se malinterprete. No es que no haya preparado nada. No es que llegué tarde o me dejé estar. Tampoco tengo aires de diva y voy a hacerme desear tomándome todo el tiempo del mundo para prepararme. ¡¡De ninguna manera!! Se sabe que mi familia no me lo permitiría. Tampoco las autoridades del Houston Astrodome ni la televisión. Pero por sobre todas las cosas, yo no me lo permitiría. Sé quienes me esperan y qué desean de mí. No es una cuestión de compromiso. Es una cuestión personal. Yo quiero siempre darles más de lo que esperan, sorprenderlos, que se emocionen por lo que les ofrezco y que se encanten por saber que soy una más pero que también soy diferente, bien diferente de cualquier artista. No está mal sentirse la mejor y la más querida. En mi fuero más íntimo me siento bien conmigo misma, satisfecha, feliz, por lo que hice, por lo que soy, por lo que represento, por todo lo que quiero hacer y que sin duda lograré. Por eso me tomo muy en serio todo, por eso mi cabeza trabaja noche y día pensando en todo lo que quiero hacer para mí y para el grupo. Hoy me sentí muy bien al poder ensayar varias veces el concierto antes de ofrecerlo en poco tiempo. Me divertía ensayando los pasos de baile, probando mi voz y el sonido cantando algunas de las canciones, sobre todo las del Disco Medley con los que los sorprenderé a todos al principio del concierto. Una y otra vez cantando, una y otra vez bailando con Don Shelton y con Freddie Correa, una y otra vez moviéndome a uno y otro lado del escenario para estudiar bien el terreno y no cometer ningún error de cálculo al estar frente al público y frente a las cámaras. Incluso en un momento del ensayo impedí con mi mano que una de las cámaras me viera hablando con mi padre que me estaba dando una indicación sobre lo que debía tener en cuenta en función de lo ensayado. Es que quiero que todo sea una sorpresa, que sea algo que no se sepa, que no sea previsible, ya visto, ya expresado. Conmigo todo tiene que ser bueno y novedoso, impactante, original. Conmigo todos tienen que exclamar de sorpresa y de alegría. Yo soy Selena y no puedo a esta altura permitirme hacer más de lo mismo, algo rutinario, algo que ya lo hayan visto miles de veces. Eso no es lo mío, ése no es mi sello, ése no es mi estilo. En cada actuación, en cada presentación, sea de las grandes como ésta, sea en una pequeña, sea en una humilde convocatoria benéfica, sea en algún programa de televisión, sea en un gran festival, yo tengo que impactar no sólo con mi voz sino con mi presencia. Por eso mis vestidos los elijo después de pensarlo muy bien, y recién lo doy a conocer cuando ya sé que será ése y no otro el vestido elegido. El que elegí hoy, uno hermoso de color morado, es de una idea y creación mía para la ocasión y recién lo anuncié a la televisión después de habérmelo probado mil veces y de saber que me quedaba perfectamente…

A veces medito sobre qué piensan de mí los que me admiran, por qué logré cosas que hace un tiempo hubiese jurado que nunca lograría ... Cuando hace un ratito tuve que recibir a algunos fans que habían ganado en un concurso del programa “Onda max” no sólo boletos para el concurso, sino la posibilidad de verme un ratito antes del show, me sentí muy halagada de que me regalaran flores y bombones. Es gente que me da su afecto con todo respeto y con un agradecimiento que me conmueve y me gusta. Toda esa gente tiene sus familias, sus afectos y sus vidas, y aun así me tienen en sus corazones como si yo fuera una más de esas familias, como si fuera una de las personas más queridas, que está entre sus más grandes afectos. Es indescriptible la sensación de sentirse tan querida y tan agradecida. Es a veces difícil de manejar situaciones en las que uno ve y siente lo que una representa para todo ese público. Supongo que he logrado un sentimiento particular con todos que va más allá de un estadio lleno, de una admiración por un éxito, por una linda canción. Para ellos yo no soy una artista más, soy un familiar, soy un afecto, soy su amiga, su hermana, su madre, su hija, su esposa, ¡soy todo! Y para mí nadie es desconocido. Yo los conozco a todos, yo sé lo que sienten, yo sé lo que esperan, sé qué pasa por sus mentes y por sus corazones. Entre ellos y yo hay una comunión de Amor y de cariño que nunca se quebrará, que nunca se olvidará y que siempre se mantendrá a pesar de todo lo que pase, a pesar de los avatares del futuro, de lo que me espera de la vida, de lo que me depare el destino. Supongo que por eso pude lograr un éxito tan rotundo en México. Tal vez por eso logré ser tan exitosa en Texas a pesar de ser tan pequeña y de lo difícil de lograr el reconocimiento siendo mujer. Tal vez por eso pude quebrar esa barrera que parecía infranqueable para todo grupo tejano para llegar el triunfo del otro lado del Río Bravo. Tal vez haya sido eso. Aun hoy recuerdo cuando a los 14 años Johnny Canales me había entrevistado y me pedía hablar el español para el público de México luego de decir en inglés que habíamos pintado nosotros mismos nuestros vestidos. Yo quería esconderme en un cajón porque sabía que haría un papelón, pretendí hacerme la desentendida continuando la entrevista en inglés, pero ante su insistencia sólo atiné a decir “los pintaron” y a echarme una de mis clásicas carcajadas. Siempre las risotadas fueron para mí una buena excusa para cambiar un clima tenso que me asfixiaba ... También recuerdo haber ido a Tamaulipas, México, a los 16 años y dar mi mejor versión de “La bamba” a un público que casi no sabía quién era esa niña que les cantaba y bailaba con tanta gracia. Sí, supongo que hace rato logré lo que disfruto hoy. Nada es casual en la vida. Y la gente no le regala Amor a cualquiera. Se lo da a alguien a quien también le ofrece todo su cariño en cada presentación…

¡¡Ya lo tengo!! Me soltaré el pelo. Dudé en hacerlo pero hoy quiero que me vean así. En estos tiempos tengo ganas de usar el pelo atado, como de hecho lo lucí hoy en todo momento, como lo tuve en los ensayos, en las entrevistas, cuando atendí a la gente, cuando salí a los pasillos del estadio y sorprendí saludando al público que estaba entrando para ubicarse para el concierto. Pero me reservo para el mes entrante lucir el pelo atado. En marzo me esperan Festivales importantes como el de Noches de Carnaval y el de Calle 6. También debo ir a conciertos benéficos como el de la Escuela de los Spurs y a conciertos con otros artistas texanos como el de Chicago. Pero éste es un concierto mío, que tendrá el invalorable aporte de Emilio Navaira y de su Grupo Río. Y en este concierto mío ya tengo mi vestido que lo quiero lucir con esa imagen de la cual todas ya están bien acostumbrados. Mi pelo suelto y mi flequillo. Espero que no haya tanto viento o que el giro del escenario no me haga volar mucho mi pelo, porque ya me veo tocándomelo constantemente para que no se me pare ni se me desarregle. Tal vez podría usar mi peinado más elaborado y con más vuelo como en los conciertos de la Feria de Monterrey, pero ya no hay tiempo para eso. Además, yo quiero usarlo hoy así. Ya habrá tiempo para cambiarlo. Quizá lo haga para cuando presente mi disco en inglés. Quizá para mi próxima presentación personal que será el … ¿31 de marzo? ¡¡No, no puede ser!! No es en marzo. Debe ser en abril … Sí, ¡¡eso es!! ¡¡1 de abril!! Quizá use ese peinado para ese concierto. O quizá para cuando tenga que pasearme por el mundo ante públicos tan diversos, y con otros tiempos y culturas. Pero ante mi gente quiero que me vean como ya están acostumbrados. Quiero que hasta en el aspecto no noten que he cambiado en lo esencial. Que sigo siendo la misma Selena de siempre, a pesar de que ya no soy la pequeña promesa. Sé que soy una realidad, y que esa realidad me llevará a quién sabe qué caminos. Una muestra para ellos será el inicio del concierto. Pero no quiero que ellos piensen que mi vida cambiará, ni que seré otra persona y otra artista porque la música me lleve a otros ámbitos y a otras culturas. Para ellos yo seré la Selena de siempre. Nunca los defraudaré, siempre seré la mujer que vive feliz con su familia en Corpus Christi, no renegando de sus orígenes ni lo que representa para tanta gente. Yo quiero ser la más grande artista, pero también quiero ser feliz. Y fundamentalmente yo quiero que me quieran. Por más éxito que tenga, si no tengo mis afectos no puedo vivir. Por más que tenga éxito en el mundo, si no puedo cumplir con todo lo que soñé desde muy pequeña me sentiré desdichada. Mi gran éxito es poder lograr ser feliz con todo lo que anhelado para mí y para todos los que me quieren de verdad…

No lo voy a decir a nadie públicamente. Me lo diré personalmente y esperaré que me lo digan los demás cuando me vean. Pero ahora que ya estoy preparada para salir puntualmente al escenario como siempre, me veo hermosa. Creo que nunca me sentí tan linda como hoy. Siento que hoy será una gran noche, una noche de la cual se hablará mucho y que pocos olvidarán. Presiento que hoy será el inicio de muchas cosas importantes en mi vida. Quizá hoy se cierre una etapa en mi vida y empiece otra bien diferente. Lo sentí en todo momento al estar preparándome aquí en el Houston Astrodome. Hoy tomé plena conciencia de que estoy en vísperas de algo bien importante, de que estoy en las puertas del gran éxito, en el que mi nombre será conocido en todo el mundo y que ya no habrá fronteras para mí. Hasta ahora siempre fui consciente del avance de mi carrera pero siempre pensé que aún me faltaba mucho para llegar. Hasta no hace mucho relativizaba lo que vivía, dudaba sobre si lo que estaba viviendo era tan importante como para imaginarme si esto me ponía tan cerca del éxito mundial. Quizá quería relativizar todo para no ilusionarme mucho, para no sentirme desilusionada y defraudada. Sufrí mucho cada paso y cada avance. Tuve que dejar muchas cosas en mi niñez y en mi adolescencia, y traté de que no me dolieran demasiado los traspiés pensando en los grandes objetivos, en todo lo que iba logrando día a día por poco que fuera. Siempre quise tener los pies bien puestos sobre la tierra para no ilusionarme de más, para no sentirme dolida si había puesto muchas expectativas inútilmente por algo que estaba más lejano que lo que marcaban la realidad y mis ganas. Pero ahora que veo que todo se va haciendo realidad, ahora que siento que mi disco en inglés saldrá después de tres largos años, de que algo les podré adelantar hoy, de que todo lo que toco se hace posible, de que tengo a la gente de mi lado, de que las grande cadenas televisivas hispanas me buscan y me consideran, de que ya los medios “gringos” me entrevistan porque ven que soy un suceso digno de atender, entonces me permito pensar que nada me detendrá, que no tengo que ocultar mi satisfacción por lo logrado y por lo que lograré. Ya cuando decidí abrir Selena Etc. lo hice más con la idea de aprovechar mi éxito para echar a andar mi gran sueño de ser diseñadora, que por la seguridad de mis éxitos mundiales. Ahora ya siento que lo lograré y de que nadie me detendrá. Hoy les demostraré a todos lo que es ser Selena y de lo que significa ello. ¡¡Les daré un concierto del que no se olvidarán jamás!!

Mi padre ha tocado mi puerta y me ha dicho que es hora de salir. Y por suerte se retiró para que yo misma decida el momento de ir en dirección para el escenario. Me da mucho gusto de que mi padre confíe en mí y de que respete mis tiempos, a sabiendas de que no demoraré mucho. Sabe que me pongo muy nerviosa antes de cualquier concierto, que necesito mentalizarme y encarar este instante sola sin que nadie alimente mis dudas y mis certezas. Sabe que necesito estar sola para encarar esa puerta en el que se puede escuchar y sentir la expectativa de la gente, respirar hondo, tomar fuerzas de ese Amor y de ese cariño para no tener más miedo y para no sentirme más sola. Con el tiempo me he dado cuenta de que en el escenario es en el único lugar en el que me siento yo misma y me siento tan amada. Reconozco que no dije toda la verdad en el Show de Cristina. Por conformar a la gente mayor que no veía con buenos ojos mis apariciones “provocativas” en el escenario con mis bustiers, dije que una cosa era yo en el escenario y otra en la vida, y que ambas personas eran bien diferentes. Si bien lo que quise transmitir era que en mi vida hogareña soy una mujer normal, como cualquiera, no es cierto que soy distinta en el escenario respecto de la vida. ¡¡Soy la misma!! Esa que ven en el escenario soy yo misma, yo soy aquella que expresa con Amor las canciones tristes, con una amplia sonrisa las canciones alegres y con pasión cuando transmito todos mis sentimientos. Soy yo y no otra. Soy yo en la vida, ni más ni menos. Yo soy hasta transmitiendo más de lo que me permito expresar pública y privadamente. Soy yo aquella que sólo en el escenario se permite decir todo lo que siente por su Alma y por su cuerpo. Por eso para mí es tan importante cada concierto: es mi vida en el escenario. Y tal vez por eso me quiere la gente, porque en definitiva soy auténtica, sabe que no le miento y que nunca los engañaré ni defraudaré. Llevo una gran responsabilidad en mis espaldas, pero no me pesa, pues hago lo que quiero y lo que siento, y recibo el mismo afecto que transmito. Más no puedo pedir. Sólo tengo que agradecerle a Dios y a la vida por lo que me ha dado en tan poco tiempo…

Son tantos los nervios que recién me doy cuenta de que me han anunciado en el estadio. La presentadora me dio un beso y me invitó con una amplia sonrisa a entrar. Las cartas ya están echadas. Otra vez siento ese bendito nudo en el estómago. Miro para abajo y enfilo para el carruaje sin mirar aun lo que me espera. En ese instante pienso en aquel reportaje que me hiciera Verónica Castro en Furia Musical y fijé mi pensamiento en aquel momento en el que le dije que hasta en los momentos libres hacía cosas para mi boutique o para mis próximos discos y presentaciones. Recuerdo ese momento en el que le dije todo lo que soñaba y todo lo que anhelaba. Le expresé con toda sinceridad cuáles eran mis objetivos y como nunca expresé públicamente que no podía estar sin hacer nada, sin hacer algo constructivo para mí, para mi carrera y para mis sueños. Tal vez haya dado una impresión como si mis afectos estaban dejados de lado. Al menos Verónica me dio esa impresión … ¡¡Nada más equivocado!! Mis afectos están junto conmigo, con mi música, con mi carrera, con mis sueños. Sin ellos no podría vivir, sin ellos no podría continuar. Ellos saben que éste es mi momento y que hay que aprovecharlo. Mi momento es también el de ellos. Y después vendrá los demás … Un hijo … Sí, lo pensé … ¡¡vaya si lo he meditado!! … Pero quiero esperar un poco … Hay tiempo … Levanto mi vista y veo a esa gente que sólo grita por mí y viva mi nombre. Yo les doy mi mejor sonrisa y lanzo mi primer saludo. Siento que el carruaje echa a andar para depositarme en el escenario. Ya no tengo dudas, ya no tengo temor. Como fondo escucho la guitarra de mi esposo a modo de acompañamiento de mi entrada. Pero lo que más escucho es a la gente. Es ella la que me da confianza. Es ella la que me da su Amor, su cariño y su confianza. Es ella la que me da compañía cuando a veces me siento sola … ¡¡Uy!! ¡¡Lo que me temía!! El viento me empezó a levantar el flequillo. Ya me veo que estaré todo el concierto tratando de arreglármelo. Pero no importa. Está toda esa gente que espera de mí lo mejor. Y aquí estoy yo para darles todo de mí, como si fuera la última vez … ¿Quién sabe cuándo volverán a verme? ¿Quién sabe dónde me llevará el destino? Por eso les daré el mejor concierto para que no se olviden nunca de mí, para que se lleven siempre de mí el mejor de sus recuerdos de una artista que dio lo mejor de sí en forma genuina y honesta. Para que se acuerden de mí con Amor aunque me vean mil veces más o no lo puedan hacer nunca más por esas cosas de la vida, teniéndose que contentarse con sólo escucharme por radio, en un disco o verme por televisión, o teniendo de mí sólo una fotos y reteniendo en sus mentes miles de recuerdos … Espero que no sea así, espero que siempre para todos haya una vez más. Así lo espero. Así lo ruego … Bueno, mis amigos y custodios de siempre me han bajado del carruaje y me han acompañado con cuidado al escenario. Ya es demasiado tarde para lágrimas y para arrepentimientos. Ya es hora de empezar y de ser la Selena de siempre … “How are you doing Houston, Texas?”.

(Yo sólo quiero recordarte, Selena, por lo que fuiste, por lo que generaste, por lo que soñaste, por lo que sentiste … Yo sólo quiero recordarte por tu Amor, por tus sentimientos, por lo que dejaste en nuestros corazones … Yo sólo quiero que sientas a través de nuestros recuerdos … Yo sólo quiero que te sientas amada, pues tú, Selena, te mereces todo nuestro Amor, el mismo que tú generaste…)
Y sabes, Selena, que nunca te dejaré sola, ¡¡nunca!! Y que siempre tendrás a mi corazón como compañía…

Simplemente te quiere con tanto Amor…





 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 27th 2010
 
 
 

Cuesta creer, Selena…

 
 
Te fuiste, Selena, cantándonos “Como la Flor, con tanto Amor, me diste tú, se marchitó, me marcho hoy, yo sé perder, pero ay, ay, ay, cómo me duele”. Y ése, que fuera tu primer gran éxito, el primer N°1, que te llevara al camino de la fama no sólo en México sino en Estados Unidos, acaso marcaría una de esas tantas señales que definirían tu destino, un destino nunca pensado, ni imaginado, pero que llegó y que se plasma en aquellas letras que supiste cantar. ¿Cómo imaginarse que una flor como tú se iba a marchar y marchitar? ¿Cómo imaginarse que ibas a marcharte aceptando tu derrota como también expresaras al cantar “No me queda más”? ¿Cómo hacer para no sentir ese cimbronazo del destino cuando dices que te duele aceptar no poder seguir compartiendo el Amor de todos, el Amor de todos los que han sabido quererte bien? ¡¡Si vieras, Selena, cómo duele perder tu Amor!! Junto a tu partida te has llevado nuestros corazones. Difícilmente podamos volver amar a alguien después de conocerte, Selena, porque todo el Amor que podíamos dar te lo llevaste tú. Como verás, tus letras que supiste cantar como nadie siempre están presentes no sólo por lo lindas sino porque nos recuerdan una y otra vez que no estás aquí…

A veces cuesta entender la realidad. A veces cuesta comprender ver ciertas cosas cuando se sabe que esa realidad que uno tiene, ve y palpa cambia en un segundo, sin pedir permiso, sin tener piedad con gente que ha sabido dar todo y que ha recibido semejante castigo del destino. Te veo en “Padrísimo” hablar de tus proyectos, Selena, te veo tan hermosa, tan segura, tan chispeante, con tantas ganas de cantar, de ser gustada, de que te apreciaran por lo que eras y representabas que ni remotamente uno podía imaginarse lo que sobrevendría después. Allá por febrero de 1995 hablabas de tu disco en inglés, expresabas tu alegría de que por fin saldría ese disco allá por mitad de ese año, de que sabías perfectamente de que 1995 era un año muy importante para todos pues estaba el grupo a las vísperas de pegar el gran salto, ese salto que los depositaba al éxito en el mercado anglosajón en Estados Unidos y de allí a todo el mundo, y reafirmabas todo el esfuerzo que implicó llegar hasta allí … Cuesta creer que en poco tiempo eso que parecía tan seguro se desmoronara como un castillo de naipes en forma irremediable. Uno, sea en ese momento como tiempo después, espera ver algo, una señal, un gesto, un enojo, una actitud desconcertante que nos explique aunque sea algo de este sinsentido, de ese sinsentido del cual -siempre quedará claro- has sido tú la única víctima, la víctima que nunca había hecho mal a nadie, que sólo dio Amor y nunca dio motivo a ninguna polémica ni a ningún tipo de envidia. ¿Cómo explicar esto entonces si encima no puedo ver nada que me indique ese cruel destino que sólo lo podemos explicar si escuchamos algunas letras de tus canciones? Duele y duele mucho el verte cantar en la emisión de marzo de 1995 del programa “Padrísimo” el tema “Fotos y recuerdos”. Es escucharte, oír bien la letra, ver tu expresión de alegría, observar la fecha de emisión del programa (8 de marzo de 1995) y no poder explicar ese nefasto día, la previa de ese día, ni que esa canción expresara el más legítimo sentimiento sin consuelo, de tristeza, de impotencia, de desazón, de llanto y de dolor interminable por tu destino, y de aferrarnos a lo único que nos queda ante tu partida: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Está media rota y ya se está borrando por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo lo que me queda de tu amor: sólo fotos y recuerdos”. Y como si fuera una mueca del destino, todos los días y todas las noches hago algo que canto contigo: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor: sólo fotos y recuerdos...”.

Cuesta entender verte ese 8 de marzo de 1995 haciendo de presentadora en el programa “Padrísimo”. No porque no entendiera por qué estabas allí. Muy por el contrario, lo sabía perfectamente. Ya eras una estrella consagrada. Estabas allí una vez más en agradecimiento porque en ese programa te habían ayudado mucho a difundir tu música y a apoyarte para llegar a ser lo que eras en ese momento. Estaba muy fresco aún lo que habías generado en el Houston Astrodome ante 65.000 personas. Era lógico que hasta te dieran el espacio no sólo para cantar sino para presentar el programa ante la ausencia obligada de su conductora. Lo que no se puede entender qué podría haber detrás de tu sonrisa para explicar lo que vendría después. No se puede entender, pues hasta parece que tu destino estuviera guionado por un escritor de Hollywood, y producido y dirigido por un reconocido cineasta. Todo parece escrito, todo parece estar presente sin que nadie captara la señal del destino. Todo parece estar implícito cuando la conductora se comunica contigo para felicitarte por tu performance en su programa y te dice que espera que se repita la experiencia deseando que no sea la última vez que se dé esa hermosa emisión … Cuesta creer, ver y escuchar esas palabras y saber perfectamente que ésa sería tu última aparición en “Padrísimo”, sin que nadie pudiera imaginar que así sería. Y si por allí alguien hubiese sabido de esa circunstancia, todos nos hubiésemos preguntado qué problemas surgieron para que no te presentaras más allí, o hasta hubiésemos imaginado que el éxito fue tan grande que nunca tuviste ni la oportunidad ni el tiempo para volver al programa alguna vez. Era el miedo que tenía Johnny Canales en lo que también sería tu última aparición en su show. En aquella oportunidad, él recordaba que tú cantabas desde que eras muy pequeña, remarcaba que en aquellos tiempos no sabías hablar el español y que siempre te aconsejaba sobre la necesidad de hablarlo en el futuro para que te quisieran en México, y te felicitaba pues en ese momento ya te habías convertido en la artista latina más importante y en el crédito mayor que hubiera dado Corpus Christi y todo Texas. Y con el miedo de que esa fama hiciera que ya no fuera posible que volvieras al “Show de Johnny Canales”, él te rogaba que nunca te olvidaras de él y de todos los que estaban allí admirándote y dándote todo su cariño. Tú le dijiste que no se preocupara, que nunca te olvidarías de él ni del público y que muy pronto volverías … Fue tu última aparición allí y con ello no fue posible, entre tantas otras cosas, que llegaras a la Argentina, tal como lo adelantaste allí…

Cuesta entender verte en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 y comenzar tu show con ese increíble y memorable Disco Medley. Tal como lo habías dicho apenas unas horas antes en el Programa “Onda Max”, ese inicio era un simple muestrario de lo que iban a ser tus futuros conciertos. Estaba en marcha el disco en inglés, ya se sabía en qué iba a consistir y el público de Estados Unidos, te conociera o no, debía estar preparado para lo que les ibas a ofrecer en el futuro. También ese momento y ese inicio eran una prueba de fuego para ti, porque buena parte de la expectativa y de la reacción de la gente ante semejante inicio te daría la pauta sobre dónde estabas parada y hasta dónde podrías llegar con esa interpretación que apenas era una muestra, una pequeña dosis de todo tu potencial como artista. Ya en breve les mostrarías hasta dónde llegaba tu talento y tu versatilidad con ese disco que quién sabe cómo se iba a llamar en realidad. Casi seguro les mostrarías y los sorprenderías con “I could fall in love” que ya lo habías grabado y que sería tu tema de presentación del disco. Pero antes de todo esto les mostrarías cuál era la medida, cuál era tu verdadero potencial con esa presentación interpretando ese Disco Medley de los años ‘70. Es cierto que varias veces les cantaste en inglés pero siempre era un par de canciones mechadas con tu repertorio en español. Ahora iniciabas con varias canciones en una suerte de potpurrí que te permitía lucirte con todo tu potencial que no sólo consistía en que se notara tu buena voz, sino tu baile, tus desplazamientos, tu encanto, tu carisma, tu personalidad, tu temple, tu pasión, hasta dónde no te pesaba semejante marco dado por tanta gente y tanta expectativa. Tú no sólo superaste la prueba sino que los impactaste. Sorprendiste a propios y a extraños. Ganaste la admiración de tus fans, de la gente que te conocía pero no era admiradora tuya y de la gente que recién te conoció a partir de allí. Fue tu carta de presentación que generó la admiración de gente que te conoció mucho después. Fue hasta el momento obligado de inicio para la película que se hiciera en tu nombre y memoria. Pero fue eso. Sólo una muestra. Un indicio de lo que podías haber hecho pero que nunca pudiste repetirlo y mostrarlo en total plenitud. Y cuando tenías la oportunidad de volverlo a hacer en un concierto propio, no se pudo dar. La cita iba a ser el 1 de abril de 1995, tan sólo un día después del nefasto día, tan sólo un día antes de tu tercer aniversario de casada, a sólo dos semanas de tu cumpleaños número 24 … Cuesta creer…

Cuesta creer que tu vida, Selena, haya sido un trabajo duro para llegar a asomarte al mundo, para demostrarle lo que eras capaz, hasta dónde podrías llegar, todo lo que querías ser y hacer, para después despedirte sin sentido alguno. Y que te fueras dándonos en tus canciones y en tus actuaciones esas pequeñas muestras que no dejan más desconcertados y más doloridos. A veces ante cosas tan desgraciadas uno no tiene manera en algunos casos de demostrar si aquello que se asomaba realmente era una realidad o sólo era una de las tantas promesas que sucumben en la realidad y en el tiempo. En tu caso, Selena, llegaste a demostrar no sólo que habías llegado a la fama y al éxito, sino que no tenías límite y que todo lo que te habías propuesto lo ibas a lograr pronto, más que nada porque tenías al público de tu lado, y tenías un enorme talento, ganas de crecer y de que te quiera todo el mundo. Ese público estaba encantado contigo, te quería, te apreciaba, se sentía identificado contigo. Y cuando eso se da, difícilmente eso se revierta. Tenías que defraudarlos y mucho para que las cosas se te volvieran en contra, y a esa altura de tu carrera, Selena, estaban dispuestos a perdonarte todo, sin necesidad de que sucediera alguna desgracia para sentir esa sensación. El público no iba a empezar a quererte por pena ante tu destino luego de un largo tiempo de indiferencia o de admiración sólo por algún hit. La gente te quería, y en algunos casos te amaba desde hacía mucho tiempo, como sucedió en Texas. Ya la gente te admiraba y se sorprendía de tu talento desde que eras adolescente, y tenía contigo un cariño muy especial. Desde los 16 años recibías premios y te ganaste el Amor de tu gente pues tú ibas a darle un concierto a su pueblo en vez de que ella tuviera que trasladarse kilómetros y kilómetros para verte. Tú construiste tu fama muchos antes de que los grandes medios de comunicación se dieran cuenta de lo que eras como artista. Lo que para ellos en 1994 era una novedad, para muchos ya era una realidad desde hacía un largo tiempo. Y cuando habían empezado a aparecer los grandes reconocimientos, los grandes premios como el Grammy, las apariciones en público en las grandes cadenas televisivas, cuando aparecías como actriz en telenovelas, cuando eras invitada asidua en los grandes festivales, cuando ya te codeabas con las grandes artistas del momento, te marchaste, sin poder demostrar que tu talento era infinito y que tu poder para conquistar todo el mundo era ilimitado y construido en base a tanto Amor que no tenía nadie de tu género. Realmente cuesta entender…

Es imposible no verte o no escuchar tus últimas grabaciones y sentir un nudo en la garganta y una pena en el corazón, pues parece que permanentemente estuvieras cantando tu destino, como si estuvieras desafiando esa ley inexorable que nos llega a todos y que se ensañan incluso ante almas tan nobles como tú, Selena … Uno te escucha en una de tus últimas grabaciones, que ni siquiera pertenecía a un disco tuyo ni de tu banda, sino que fue hecho en homenaje a un artista, y cuesta entender y duele escuchar esas palabras que salen de tu boca. En “A boy like that”, el escucharte decir “Un hombre así matará a tu hermano. Encuentra a alguien que es como tú. Un muchacho así te dará tristeza. Cuando termina te deja sola, triste y sola”, es ver que se te acerca tu destino, es como si uno pudiera verlo, es como querer gritarte que seas tú la que tome ese consejo, que tal vez haya que cambiar los géneros y nos demos cuenta de que una mujer así puede matar a una hermana, y que una mujer así puede dejar a una mujer triste y sola , con un destino trágico y una vida hermosa con tantos sueños hecha añicos … y una familia atónita sin poder reaccionar jamás frente a tamaña afrenta. ¿Qué estarías pensando en ese momento, Selena? ¿Acaso estarías contenta de tu vida y de tus sueños que nunca te hubieses imaginado que esa letra llena de muerte tuviera que ver contigo? Puede ser. Es lógico que en tu corta edad nunca pensarías en algo así y menos para ti, que jamás pensaste que recibirías como respuesta a tu Amor semejante bofetada. Puede ser. “Puede ser” fue el último tema que grabaste. Un tema que hasta costó un tiempo saber de su existencia, y cuya letra sueña extraña cantada por ti. Una letra que hasta muestra una historia que muchos quisieron hacernos creer que a ti te había pasado en tu vida real. Así es la vida. Cruel, inentendible y muy injusta. Cuesta creer aún hoy, Selena…

Uno te escucha cantar “Acuérdate de mí” y siente escalofríos. Es muy difícil no asociar esa canción a tu suerte, a tu destino que nunca uno podía imaginarlo en aquel momento en el que lo cantaste. Cuando te escucho tan joven cantar “Este día me acordé de ti. Al oír nuestra canción, volví por un momento a los tiempos más felices que pasé contigo, mi amor. A veces yo pienso si tú también recuerdas los momentos de nuestro amor. Cómo quisiera saber si tú también piensas en mí. Pensando en ti yo te quiero aquí. Acuérdate de mí, mi amor”, siento como si hoy mismo tú misma lo cantaras y nos imploraras que te recordemos por esos tiempos hermosos en los que nos dejaste todo. Es inevitable en tu recuerdo no sentir eso al saber tu destino, al saber que partiste de este mundo sin comprender, al saber que corriste y lloraste por tu destino irremediable preguntándote acaso cómo te recordaríamos, si acaso te olvidaríamos o si tal vez te miraríamos con indiferencia llevados por las dudas sobre ti generadas por muchas cosas pérfidas que se dijeron sobre tu persona, y que la morbosidad y la maldad de cierta gente, siempre presentes en este caso, en especial de esa mujer que te asestó la peor traición, triunfarían y estarían por encima de tu amor ... No, Selena, nunca lograrían eso. Tal vez te fuiste sin poder entenderlo, sin poder pensarlo y sin poder sentirlo porque en ese día premonitoriamente lluvioso estabas tan triste y sola, pero todos nos llevamos aquellas palabras que tú cantaste maravillosamente y que te definían como nadie lo que eras como artista y como persona. Te fuiste como si nos cantaras “Yo fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te necesito no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí”. Y ese sentimiento nos lleva a recordarte siempre, a demostrarte no sólo lo que representas para nosotros, sino para decirte que tú siempre estuviste presente cuando estábamos solos y ya nada esperábamos de nada ni de nadie. Tú estuviste siempre allí con tu voz, con tu talento, con tu risa, con tu dulzura, con tu presencia, con tu saludo. Sé que nos necesitas, sé que no nos puedes encontrar aunque nos busques. Pero ten por seguro, Selena, que no nos hemos olvidado. Incluso te sorprendería que gente como yo, de tan lejos y que te ha conocido tiempo después, está aquí para agradecerte, para hacerte compañía, para desafiar el tiempo, el destino, tu destino, y para esperarte a pesar de todo. Y para en tu recuerdo cantar y sentir contigo “Yo fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vi partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues siendo mi amor”…

Y aunque nunca salga el sol, Selena, yo siempre cruzaré la montaña, atravesaré todos los caminos, lucharé por tu Legado contra toda lógica y contra el paso del tiempo. Porque tú, sólo tú, Selena, robaste mi corazón, y nada se puede hacer frente a eso más que gritarlo a los cuatro vientos para que todo el mundo sepa lo que eras como artista y como persona. Tú nos enamoraste, tú nos encantaste con tu presencia, sólo contigo quiero estar y ni tu ausencia lo impedirá. Tu siempre gritaste a cuanto quisiera escucharte en cada concierto “Ámame, quiéreme” y nos pediste “No te vayas” ante cada canción. Tú sabías que eras la mejor, pero necesitabas que te lo dijeran con un aplauso, con un reconocimiento, con una muestra de cariño y de Amor. Y eso que pedías lo has logrado con creces, pues el que siembra siempre cosecha, y para pedir que te quisieran primero aprendiste a querer tú. Por eso las muestras de Amor antes y después del nefasto día. Por eso nuestro afecto, nuestra sonrisa, nuestro dolor, nuestro llanto, nuestra muestras de afecto. Aunque nunca entenderemos por qué te hicieron esto, por qué nos hicieron esto, siempre estaremos aquí para hacer tu sueño posible, para que tu Amor termine por conquistar todo el mundo y para que algún día te encontremos y te podamos decir que todo lo que tú hiciste, Selena, valió la pena, y te lo podamos certificar con una sonrisa y con lágrimas en los ojos. Nada nos pondría más contentos que ver tu expresión de satisfacción al apreciar que al menos no te hemos olvidado, y que tu Amor pudo y valió más que tanta locura y tanta insensatez…

Y aunque me cueste entender todo, aunque una y otra vez salga de mí una mueca de dolor, de tristeza, de no poderme explicar cómo no estás aquí luego de ver alguna actuación memorable de tu parte, yo sacaré fuerzas de donde no tenga, sacaré la energía de ti que nos sigues transmitiendo en cada actuación, en cada reportaje, en cada sueño, en cada anhelo que supiste expresar, para recordarte y para cumplir ese sueño de ser la mejor artista latina de la historia y de que todo el mundo te lo reconozca con un aplauso, con un beso, con un agradecimiento, con un cariño expresado de la manera que mejor se pueda; es decir, que se te recuerde como tú querías, Selena: que todo el mundo te recuerde con Amor…

Siempre estaré aquí, Selena, todos los días, todos los meses, todo el año para hacerte compañía, para no dejarte nunca sola y para que sepas que siempre tendrás el Amor de tu gente, ese Amor que sólo tú podías transmitir del mismo modo que tus canciones. Y aunque no tenga más fuerzas, aunque no tenga más palabras, yo siempre estaré recordándote y diciéndote cosas bonitas, palabras que salen de mi corazón, ese corazón que es enteramente tuyo…

Simplemente te quiere con toda el Alma…


 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 20th 2010
 
 
 

Todo lo que siento por ti, Selena…

 
 
A veces me pregunto, Selena, que se siente por ti, qué buscamos de ti, qué es lo que se siente al evocarte y al recordarte, qué nos une a ti, qué es lo que vemos detrás de aquellas canciones, detrás de aquellos conciertos, detrás de aquella figura. Me pregunto qué relativo es todo, cómo puede lo presente no tener incidencia alguna en nuestras vidas y tú, Selena, estar siempre presente y estar en cada acto de nuestras vidas, en cada sentimiento, en cada sonrisa, en cada cosa que emprendamos con alegría. A veces siento que te buscamos todos los días, te esperamos todos los días, diagramamos nuestras vidas haciendo lindas cosas con nuestra mejor predisposición, acaso esperando que estés en algún lugar sonriendo satisfecha porque no se te olvida, porque se te tributa siempre, porque se te homenajea siempre, porque observas que damos sin esperar, porque exponemos nuestros corazones a la hora de recordarte, porque le gritamos al mundo todo lo que significas para nosotros con el orgullo de sentirte tan cerca, con el orgullo de quererte, con la satisfacción de dar todo sin esperar nada a cambio, pero siempre teniendo la secreta esperanza de que vuelvas a estar con nosotros…

A veces me pregunto por qué sentimos esa necesidad de decir eso que sentimos tan a flor de piel, y que es que tú eres lo más hermoso que hemos conocido, que tu vida, que tu historia, que tus sentimientos expresados en cada canción nos llegan hasta lo más profundo de nuestras almas. Que hasta que te conocimos a ti la vida era de una manera, pero contigo pasó a ser de otra, que todo tiene tu color, tu presencia, tu Amor. Me preguntó cuál era la dimensión de tu magia, por qué nos llegaste tan hondo en nuestras sensaciones y en nuestro espíritu, por qué has logrado conquistar con tanta facilidad a propios y a extraños, por qué has logrado conmover tanto a los que te conocieron y vieron en concierto como a aquellos que sólo te conocieron a través de videos, de fotos, de entrevistas. Me pregunto qué tenías para ser tan diferente de todas. Me pregunto cómo tenemos la certeza de que nadie tiene ni tendrá ese talento, esa voz, esa naturalidad, esa espontaneidad, esa franqueza, esa firmeza, esas ganas, ese sentimiento que tenías sólo tú para cautivar a tanta gente y hacerla sentir tan identificada a ti. Me pregunto qué sería de ti hoy, hasta dónde hubieras llegado, qué nos ofrecerías en la actualidad, cómo reaccionarías hoy si vieras la magnitud de lo que has logrado y de hasta dónde has llegado, si pudieras apreciar lo que la gente te expresa a la hora de recordarte como lo hago yo en este momento…

¿Por qué Selena a la hora de evocarte salen todos mis sentimientos, puedo hablar sin límite alguno, puedo escribir con tanto Amor, con tantas ganas, con tanta pasión sin que haya tenido la posibilidad siquiera de estar tan cerca de ti? ¿Por qué si me preguntan por ti se me ilumina la cara y puedo pasar horas y horas diciendo lo que siento, expresando lo que representas para mí, y exteriorizando mi dolor y mi desconsuelo por no poder entender por que no estás aquí entre nosotros? Todo esto pasaba por mi mente porque alguien me preguntó en el trabajo por qué tenía tantas fotos de “esa chica” en mi escritorio. Perdona Selena si por allí me cuesta poder reaccionar cuando alguien se me acerca con esta pregunta, tal vez porque quisiera no tener que explicar nada de por qué tengo tus fotos, de por qué estás allí tan presente en mi vida. Quisiera no tener que explicarlo, pues preferiría que todos pudieran saberlo y tenerte tan presente como te tengo yo. Y es allí cuando empiezo a decirles por qué tengo esa foto como fondo de pantalla en mi computadora, por qué tengo pegada una hoja impresa con la nota denominada “Una sola Selena”, en la que se te recuerda con cariño y se te recrea con una hermosísima imagen tuya de aquella sesión de fotos de “Amor prohibido”, por qué quiero que vean lo que exhibo, que vean que aquí tan lejos hay alguien que te tiene tan presente como si te hubiese conocido de toda la vida, como si fueras parte de mí, como si el motor de mi vida fueras exclusivamente tú. Podía sentirlo al verme explicando a aquella persona cada paso, cada detalle, cómo me has conquistado, cómo llegué a ti, cómo eras como artista, todo lo que habías logrado, todo lo que estabas por lograr, todo lo que tuviste que llegar para ser esa artista incomparable, cómo me duele ver con impotencia ese triste final, cómo no le encuentro explicación a tu ausencia difícil de entender, por qué durante años me unía a ti sólo por buscar el alivio de una explicación que me calme de tamaña locura, de tanta sinrazón y por qué después me uní a ti para siempre por verte actuar, por verte cantar, por verte sonreír, por ver lo increíble que eras como artista, que tenías todo, todo para dar y que ahora me cuesta más poder hallar una respuesta, porque aunque tuviera toda la explicación de tu partida incomprensible, ya estoy tan ligado a ti emocionalmente que cualquier razonamiento, que cualquier explicación “razonable” no podrá calmar la angustia de no poder verte, de no poder apreciarte, de no poder ver y sentir con satisfacción que todo lo que has soñado lo estás cumpliendo con creces…

Me pone muy bien poder decirle a cualquiera que, a pesar de todo, a pesar de los infortunios, a pesar de estar tan lejos, a pesar de tener una historia tan distinta, yo me identifico plenamente contigo, que todo lo que siento por ti está bien presente, que me siento orgulloso de poder exteriorizar a todo el mundo lo que eres para mí, que es todo, absolutamente todo. Que me siento identificado con tu dolor, con tu sacrificio, que por aquel mandato familiar tuviste que soportar una vida que no elegiste, pero que a pesar de todo igual le pusiste tu mejor sonrisa, tu mejor predisposición, tu Amor infinito. Me siento identificado con esa adolescente que estaba sola en el autobús por las noches de pueblo en pueblo en busca de un destino mejor mirando las estrellas, ese cielo negro de incertidumbre, y permitirse soñar, soñar con que algún día se iba a dar lo que uno tanto quiso, lo que uno tanto soñó. Me siento identificado con esa mujer que siempre se permitió pensar en que todo era posible, en que aun estando muchas veces en la mala, se podía enfrentar la peor de las adversidades poniendo todo de sí con Amor, con humildad y con honestidad. Me siento identificado con esa mujer que era capaz de estar todo el tiempo ocupada sin interrupción para hacer todo, para no esperar que las cosas vengan solas, sino de luchar para lograrlas. Me siento identificado con esa mujer que supo encarar los problemas más difíciles siempre con predisposición a enfrentarlos, no rehuyendo de nadie, no huyendo de nadie. Me siento identificado con esa mujer que se emocionó con aquel Premio Lo Nuestro 1993 a la mejor cantante regional méxico-americana, con su mano en el pecho, con sus lágrimas, con esa expresión de alegría y llanto a la vez. Me siento identificado con esa mujer que cada cosa lograda la tomaba como un logro inestimable, porque cada paso adelante costaba mucho lograrlo, y porque muchas veces un paso adelante podía significar dos atrás…

Y en esas palabras que le explico a aquella que te descubre por todo lo que yo le dije y que le genera la curiosidad de ver por su cuenta lo que eras, yo le digo que me atormenta tu ausencia, que nunca podré vivir en paz en este mundo sin tu presencia, que nunca entenderé aquel lluvioso y nefasto día. Le diré que tu ida en este mundo pone en evidencia que el mal no tiene una sino varias caras, y que muchas de ellas no son ni tan visibles ni tan evidentes. Le diré que tú y tu familia han sido víctimas de una persona que se las ingenió muy bien para ganarse la confianza de todos, esperando que ustedes le cuenten todo mientras ella no les contaba nada de sí. Le diré que lo que te pasó a ti fue mucho más increíble y mucho más inconcebible que lo que le sucedió a John Lennon. Él no conocía ni tenía forma de conocer a su victimario. En cambio, tú sí conocías a tu victimaria. Y no sólo tú. También tu familia. Le diré que tu padre la tomó para fundar un club de fans a pedido de ella, pues a nadie de ustedes se les había ocurrido armarlo aunque ya para 1991 ya eras una artista muy conocida y querida, sobre todo en Texas. Y que de a poco se ganó la confianza de tu hermana, de ti y hasta de tu esposo. Y que ese nefasto día planificó el hecho con toda la meticulosidad y con toda la perversión de un alma tan mala y tan falta de corazón. Primero te hizo pasear para que todos vieran que ese día las dos estaban juntas y bien, y después de logrado su cometido volver al motel en el que se alojaba para asestarte la peor de las traiciones, para anoticiarte de algo del cual nunca te imaginarías que te iba a hacer. Ni tú ni tu familia. Le diré y me preguntaré como no te supieron cuidar y te expusieron ante un problema que, ya planteado, aconsejaba alejarte de aquella mujer. Cómo no se extremaron las precauciones. Que siempre era preferible tenerla lejos diciendo tonterías que nadie creería, que tenerla cerca en el mayor de los peligros. Le diré y me preguntaré que estando en tu mejor momento qué hacías allí desviando tu camino para caer en la peor de las trampas. Que cómo teniendo tanto por hacer le diste prioridad a esa persona. Pero también le explicaré que gente como esa mujer hay mucha, mucho más cerca de lo que se cree, y que a veces creemos que es fácil de controlar, que es cuestión de gritarles un poco y listo, que ya lo entenderán. Y no es así. A veces hay que saber poner límites precisos. Que a veces es mejor que esté gritando lejos que esté adulando cerca. Que la experiencia a veces no sirve. Que el método que sirve para muchos no sirve para uno. Que siempre hay que estar bien atentos con esta gente, pues su verdadera cara sólo es mostrada cuando ya nada se puede hacer...

Una y otra vez diré que en la vida no puedo entender que se pueda perder la carrera cuando los principales obstáculos ya se han superado, cuando lo más duro ya pasó, cuando sólo es cuestión de andar el camino que uno mismo se ha trazado. Diré que a veces pienso que a ti Selena te ha pasado como a aquellos que han corrido una carrera de 400 metros con vallas y que se han superado todos los obstáculos, y cuando sólo falta ese pequeño tramo sin vallas para terminar, se sucumbe por el infortunio, por el sinsentido, por un tropiezo fatal, por una agresión que no se esperaba o que no se previó. Diré que querría correr en el tiempo para avisarte, para que no cometas ese error, que no desvíes el camino de la autopista que te deposita en el panteón de la fama en los Estados Unidos para ir por el sendero que te lleva a la puerta 158 del Days Inn. Diría que la dimensión de lo que habías generado se notó en la reacción que provocó tu absurda partida y que no se circunscribió sólo al público latino, sino que fue muchísimo más allá. Porque el que no te conocía sabía de tu existencia y de la sensación que generabas. Todo Estados Unidos y no sólo el público latino quedó impactado por lo sucedido. Todos comentaban lo que aconteció sin poder salir de su incomprensión y de su dolor. Y las ironías de la vida hicieron que la revista People decidiera hacer la edición en español de su publicación, denominada People en Español, al agotar dos ediciones especiales dedicadas a ti. Y que Jennifer López llegara a Hollywood luego de protagonizar la película dedicada a ti, cuando en Estados Unidos tú eras la latina más famosa … Diría que has trazado un camino que lamentablemente otros terminaron… Y que eso genera el mayor de los dolores, pues al ver triunfar a tantos artistas, al apreciar lo que ellos cosecharon lo que tú sembraste, uno sólo querría verte a ti en ese lugar ganado por derecho propio. Le diré a aquella persona que me preguntaba por ti y me diré que me duele tanta injusticia, tanto daño. Me diré que me gustaría poder viajar en el tiempo para decirte que no des ese paso, que no saltes al vacío, que no vayas donde dice esa nefasta mujer, que sólo pienses en ti, sólo en ti, y en tus sueños…

Uno se llena de toda clase de sentimientos cuando se habla de ti, Selena. Diremos que acaso queremos poder rescatarte a pesar de todo, que queremos decir y expresar lo que sentimos al verte y al evocarte. No hay nada más hermoso que poder decirte que nunca vivimos con nadie lo que vivimos contigo, que nuestra relación contigo no es hasta “que se nos pase” el entusiasmo y el idilio. Lo tuyo contigo, Selena, es para siempre. Porque sabemos que en tu ausencia se fue no sólo la gran artista, la cantante famosa, la voz que genera tanta popularidad. Antes que nada, estabas tú, Selena. Antes que nada eras una mujer de casi 24 años, de tan sólo 23 años, y que en ese corto tiempo te permitiste ser no sólo una mujer soñadora, sino una mujer emprendedora. Que tras de tu figura de mujer sonriente y siempre dispuesta a dar todo por su público, estaba esa mujer que latía, que sentía, que suspiraba, que soñaba, que lloraba, que reía a carcajadas, que quería hacer todo pero que sabía que tenía un largo tiempo para cumplir con todos sus objetivos. Que antes que nada eras una mujer que aprendió a sufrir los avatares de la vida desde muy pequeña, afrontando situaciones que mucha gente recién las padece cuando son adultos. Que antes que nada eras una mujer que habías aprendido desde que estuviste por primera vez con un micrófono frente a un público que todo dependía de ti, que tú sola eras la dueña de tu destino, y que si tú ponías en práctica tus propios ideales y cautivabas al público con tu voz, con tu carisma, con tu personalidad, con tu estilo, con tu honestidad, nada te detendría. Que tras de tu figura estaba una mujer que siempre estaba nerviosa, que siempre temía defraudar, que tenía terror a quedar sola y no ser amada. Que tras aquella mujer que se convertía en una artista mundial afamada eras una mujer simple, de carne y hueso, que querías tener tu lugar, tu espacio para emprender tu pasión por el diseño, tus ganas de tener tu propio espacio con tu esposo y con tus animales, que querías respirar tranquila luego de tantos años de incertidumbre arriba de un autobús. Diré que antes que nada tú, Selena, eras una mujer que quería ver la puesta del sol en tu casa con la satisfacción de haberlo logrado todo, y de estar en paz con todos los tuyos y con tu público gracias a tu Amor. Y si hay algo que quiero que todo el mundo sepa, Selena, era que tú eras eso antes que nada: una buena mujer, que se merecía todo. Y si no estás aquí para sentirlo y disfrutarlo, que al menos estemos nosotros para contarlo como lo he hecho con esa persona que se preguntaba por qué te tengo allí en todos lados, tan dentro de mi corazón…

Es que a la hora de recordarte no alcanza con decir que eras una artista magnífica. Definitivamente no alcanza con eso. Si alcanzara con eso, sólo diría que vieran tal o cual video en cualquier página de Internet. Pero una imagen no define todo lo que eras. La magnitud de lo que has logrado se expresa no sólo en tu voz, no sólo en tus canciones, no sólo en tus conciertos, sino también en tu mirada, en tus expresiones, en el trato que tenías con el público, en eso que generabas sólo tú con tu presencia. Tal vez una de las imágenes más logradas de la película “Selena” es cuando se muestra tu entrada al Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Es la mejor representación de lo que creabas con tu presencia. Lo magnífico no eran sólo las 65.000 personas que asistieron a dicho concierto, no era sólo tu estupenda performance en el escenario, no era sólo la calidad del concierto. Era esa relación que habías logrado con la gente, esa comunión de Amor entre el artista y el público que pocos, muy pocos, lo logran, y que en tu caso es enteramente tu mérito. Eso no se logra ni con promociones de las discográficas, ni con direcciones férreas de managers, ni con consejos expertos de consultores de marketing. Eso lo logran los artistas que tienen magia, talento y mucho, mucho Amor en lo que hacen, y cariño y respeto por las personas que están allí esperando algo más que una linda voz y hermosas canciones. Y la gente no ama a cualquiera, no se entrega al primero que aparece con un hit. Ama al que realmente brinda todo de sí con honestidad y respeto. Y eso eras tú, Selena. Eras de esas artistas que se cuentan con los dedos de la mano. Eras de esas artistas que se van extinguiendo en estos tiempos de éxito fácil, rápido y desechable al poco tiempo, en estos tiempos fríos y de falta de tu calor, Selena…

Por eso me lleno la boca hablando de ti, por eso hablo de ti como aquella persona que le entrega todo el corazón a alguien que le ha brindado todo el Amor con su voz, con una melodía, con una mirada, con una sonrisa. Se sabe que el que te quiere, queda subyugado y te tiene en su corazón para siempre. Que el que te quiere se enamora de ti y expresa a los cuatro vientos ese sentimiento que generas con tu encanto. Es lo que me pasa contigo, Selena, y por ello mi evocación de todos los días, mi recuerdo diario, y mi declaración de Amor y de respeto cada vez que hablo de ti, cada vez que pongo una foto tuya en el trabajo, en mi casa, en Internet, en donde sea. Es lo que me pasa contigo cuando me preguntan por ti y me dicen por qué te tengo allí entre mis afectos. Es lo que me pasa contigo cuando te recuerdo, cuando hablo de ti, cuando escribo sobre ti con todo el corazón que sólo a ti te pertenece…

Sólo espero que todos los días veas lo tanto que te queremos, lo tanto que te extrañamos, lo tanto que te apreciamos. Certificar que ello es así me generaría la mayor de las alegrías, pues eso confirmaría que al menos estás feliz observando y sintiendo lo tan amada que eres, al ver ese sentimiento que tanto necesitabas tener a la hora de ingresar a un escenario y brindarle al público la mejor de tus representaciones… No hay nada más que quisiera que eso fuera así, por ti, Selena, sólo por ti… Y mientras espero ello, yo te sigo evocando para que algún día contestes a mis palabras con uno de tus saluditos…

Simplemente te quiere, te extraña, te añora, te evoca y desea verte algún día…

 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 13th 2010
 
 
 

Detrás de aquel edificio, mis lágrimas siguen derramándose, Selena…

 
 
Desde las primeras veces en las que pude apreciar el talento de Selena y de emocionarme con sus interpretaciones, siempre me refugié en la ventana de la cocina de mi departamento para llorar, llorar mucho, sin consuelo alguno, descargando en ese llanto toda mi bronca, todo mi dolor, toda mi impotencia por la suerte de Selena. Recuerdo haber llorado mucho tiempo y no poder evitar hacerlo, acaso por sentir esa certeza de que ella nunca volverá y de que yo jamás podré ser feliz sin ella, de que nada me consolará, de que nunca podré dejar de pensar en ella porque jamás podré llegar a entender cómo alguien con tanto Amor y siendo tan joven nos haya dejado tan pronto. Y en esas innumerables veces en las que me quedaba largo tiempo en la cocina deseando no tener la certeza de que lo que ocurrió realmente haya ocurrido, miraba por la ventana, miraba las luces de la calle que está lindera al edificio en el que vivo y me quedaba largo tiempo observando, mirando las luces, contemplando los árboles, mirando la gente pasar, hasta dar con las estrellas y mirarlas e imaginarme que estaba allí Selena. Muchas veces me sorprendía el extender mi mano y mandarle un saludito, con la esperanza de que por allí Selena estaba esperando que alguien le mandara un cariño, esperando que alguien le demostrara que todavía alguien se acordaba de ella…

El dolor que siempre me generó el destino de Selena sumado a la pesadumbre mayúscula que me provocaba el hecho de certificar que ella era tan talentosa, tan bonita, tan carismática, con tan linda voz, con un despliegue en el escenario incomparable, distinto, original, único, irrepetible, me hicieron juramentar frente a aquella ventana que iba a dar todo de mí por esa mujer. Que no me iba a amilanar con que como ya pasó todo, había que agachar la cabeza, resignarse, dar vuelta la página y contentarme con que alguna vez hubo una tal Selena, que era una gran artista y que podía haber llegado lejos, muy lejos, de no ser por aquel infortunio, aquella desgracia, aquello inconcebible que acabó con todo lo que quería hacer y ser. Ver a Selena y tomar cada día de este mundo sin ella como si fuera lo mismo no me entraba en la cabeza. El sólo hecho de pensar que por allí, si por milagro, estaba en algún lugar, en aquellas estrellas, en algún punto del universo observándonos, me había movilizado a dejar consignado en esta vida y en este mundo lo que ella había dejado en mi corazón. Miraba con lágrimas en los ojos ese cielo y esas estrellas, y una y otra vez me dije que iba a expresar todos mis sentimientos, todos mis pensamientos sobre esa increíble mujer. Me juramenté poder decir cómo me cambió mi vida Selena, en qué me transformó, qué cosas comencé a valorar a partir de ver lo que era como artista y como persona. Siempre fui una persona extremadamente tímida y siempre tuve miedo a la exposición por miedo al ridículo, por temor a hacer todo mal. Siempre tuve esa sensación. Pero todos esos temores se borraron de un plumazo con Selena. Los sentimientos que me generaron esa bella y, sobre todo, talentosa mujer, hicieron que no escatimara ninguna palabra, ningún sentimiento, ninguna emoción a la hora de hablar de ella. Y como broche final dejar siempre mi nombre completo como firma de aquellos escritos. Siempre quise dejar consignado al mundo que había una persona que tenía ganas de decir todo lo que significaba para ella Selena y que quería compartirlo con todos. Que esa persona era de muy lejos y que nunca vio a Selena. Es más: descubrió a Selena luego de esa locura que acabó con ella y justamente por esa tragedia. Que se acercó a ella por querer saber qué pasó y que con el tiempo se encontró con una artista que le provocó una emoción que no se la entregó nadie. Y eso fue lo que quiso dar a conocer al mundo, con la esperanza de que por allí alguna vez lo vea Selena y se sienta orgullosa por el Amor que desplegó en tanta gente…

Hoy la vida y el denominado “progreso” o “evolución” nos hace acercar más, pero también nos aleja, nos encierra, nos aísla. Hoy tenemos miles de formas de comunicarnos. Hoy tenemos muchas cosas a nuestro alcance. Ojalá yo hubiese tenido estas innumerables formas de comunicación para poder expresarme más cómodamente con la gente, para demostrar mis verdaderos pensamientos, mis más genuinos sentimientos. En la actualidad quisiera dar provecho de estas herramientas para hablar de Selena, para que el viento del olvido y del paso del tiempo no se la lleve para siempre. No quiero que estas innumerables formas de comunicación hagan ídolos de la noche a la mañana a gente que tiene poco para ofrecer y dar realmente. Yo quiero aprovechar esos medios para decirles que hubo una vez una artista que no necesitó de todo esto para colmar las emociones de la gente, una artista que valía la pena ir a verla personalmente y no contentarse con verla de lejos en una pequeña pantalla, una artista que daba conciertos inolvidables que uno quería observar, vivir y sentir en toda su extensión, y no sólo ver partecitas de ellos o pedacitos de imágenes o sonidos … Una artista que emocionaba con sólo verla, que no necesitaba de grandes pirotecnias o de espectaculares imágenes en pantalla gigante en forma adicional para impactar, o de grandes e impresionantes coreografías. El espectáculo, la magia, lo magnífico, lo inimaginable lo generaba Selena. Sólo Selena con su presencia provocaba semejantes emociones, semejante Amor y tamaño cariño en la gente. Por eso es muy difícil imaginar no sólo que Selena sea reemplazada sino que se pueda uno contentar con suplantar su ausencia sólo con escuchar su música o con ver sus videos. El que ha visto a Selena sabe que no bastará con ello, que siendo que Selena tenía tanta magia que hasta se permitía hacer varias versiones de un mismo tema en diferentes conciertos, es difícil que uno no sienta su ausencia. El que la ha sabido apreciar sólo espera que vuelva para sentirse plenamente feliz con su sentimiento y su pasión hechos canto…

Pero el paso del tiempo, el progreso, la locura, las ansias por querer más y más nos hacen perder aquello que nos hace bien y que está tan al alcance de la mano. Con incredulidad veo cómo desde hace un tiempito se está levantando un edificio frente a la ventana de la cocina de mi departamento, y poco a poco las luces de la calle lindera, los árboles y la gente dejan de aparecer frente a mi vista. Poco a poco se pierde la luminosidad, se va achicando la poca vista que nos ofrecía la naturaleza, y se va agigantando la negrura y oscuridad del edificio. Es la mejor muestra de cómo el paso del tiempo nos va quitando poco a poco la esperanza que nos queda, la ilusión por ver un mundo mejor. Ya no es lo mismo mi vista en esa cocina, ya no tienen esas imágenes que supe ver y sentir mientras lloraba por Selena. Parecería que ese edificio me invitara, como el paso del tiempo y ciertos discursos de cierta gente, a que me resigne, a que no llore más por Selena, a que no mire más buscando aquello que parece tan lejano y tan difícil de encontrar. Ellos me invitan a que acepte que Selena nunca aparecerá y que agache la cabeza frente a esa realidad que se me presenta enfrente. También me invitan a que me contente con las nuevas “lucecitas de colores” que se ofrecen ante mí en todos lados para que colmen mi desdicha y así conformarme con “todo lo que ellos tienen para ofrecer”. Esperan a que acepte que habrá alguien como Selena o acaso que ya hay sucesoras de ella brillando en algún lugar. Y mientras miro esa realidad, observo que el cielo aún está y con él las estrellas. Y allí renuevo las esperanzas de que todavía puedo pensar y sentir que Selena está allí esperando, y que a pesar de tantas barreras y a pesar de tantos obstáculos, se la pueda encontrar para recordarla con Amor y para pedir que por favor vuelva a estar con nosotros, pues este mundo sin ella no es el mismo y nunca lo será…

A veces pienso que ese edificio no hace más que reflejar una realidad que nos hace perder de vista lo que nosotros realmente queremos. A veces creemos que con tener más cosas materiales, con colmar nuestras necesidades, con poseer más y más seremos más felices, que con tener más confort y tengamos todo a nuestro alcance seremos las personas más afortunadas. Y no es así. Y la mejor forma de ver ello es cuando muchas de esas personas lo tienen todo y no tienen otra motivación para alcanzar, cuando supuestamente han logrado todo en la vida. Es allí cuando se dan cuenta de que todo eso que tienen sin sustento no les da la felicidad que necesita cualquier ser humano. Y allí advierten que el cielo, la mirada de un niño, una flor, una canción, una foto, unas palabras, un gesto, una caricia, una sonrisa son más importantes que todo el oro del mundo. Uno puede tener todo y seguir siendo infeliz. Uno puede tener todo y perder lo más preciado, que es la vida y los afectos, en un minuto … A veces ambicionamos tantas cosas que no nos detenemos para ver que tal vez la felicidad está mucho más cerca y que no se necesita de tanto esfuerzo ni de volverse loco para lograrlo. A veces la felicidad nos la dan las cosas pequeñas, simples y concretas. La felicidad se detecta cuando nos sentimos bien con ello, y que sólo nos da las ganas de brindar Amor y cariño a ese sentimiento de felicidad que nos ofrece aquello. Tal vez eso represente para tantos de nosotros Selena. Ella colmaba todo con su voz, con su presencia, con su compañía, con el Amor que daba con todo lo que ella hacía. Tal vez Selena nos colmaba porque nos representaba, pero también porque nos indicaba un camino a seguir, un modelo a seguir. Selena no era sólo su música, era también lo que era ella, lo que generaba ella, lo que transmitía ella con su presencia en el escenario o en cualquier evento. Selena emocionaba porque daba todo de sí en el escenario, como lo hacía con su vida. Tal vez nos emocione todo lo que quería Selena para sí y para los demás. Selena no era una artista inventada por algún medio de comunicación. Selena no tenía que mostrarse de una manera determinada, prefijada por algún asesor experto en marketing. Selena era una artista innata que se mostraba tal cual era en cualquier circunstancia. Tal vez por eso Selena nos emocione, porque Selena cantaba lo que sentía, decía lo que sentía, expresaba sus más entrañables sueños y anhelos con total y absoluta sinceridad. Como en aquellas épocas en las que la gente le daba toda clase de manifestaciones de cariño y afecto, tal vez todos nos sigamos sintiendo conmovidos por lo que quería Selena, por lo que ambicionaba Selena, por lo que decía qué la hacía feliz y qué quería para ella en el futuro. Tal vez nos conmueva el saber que ella era feliz con su casa, con su matrimonio, con su familia y con sus animales, que era consciente de que tenía mucho tiempo para hacer todo lo que se le pasaba por su cabeza, y que era cuestión de tener siempre los pies sobre la tierra y de hacer las cosas planificadamente, sin prisa pero sin pausa, para llegar a cumplir con todo ello. Tal vez lo que más nos conmueva y extrañemos de Selena es ver la energía que tenía para emprender cada cosa, el decir que no podía estar no haciendo nada en los tiempos libres y que siempre ambicionaba con ser lo que deseó toda la vida desde que era pequeña, que era ser diseñadora y ser alguien en la vida con su canto y sus dotes de artista…

La vida, la historia, el Amor, el canto, la pasión, la personalidad de Selena representan algo tan hermoso que acaso seamos felices por siempre con lo que ella nos ha dejado. Tal vez sepamos que nuestra felicidad está allí, con ella cantando, disfrutando, riendo, logrando todas sus metas. Tal vez nos demos cuenta de que si había alguien que se merecía todo era ella, por todo el talento que tenía y por todos los sacrificios que tuvo que hacer para lograr a ser la más grande, por todo lo que tuvo que hacer para cumplir el sueño de su familia y el propio. Y tal vez por ello nos genere tanta tristeza ese final de tan linda persona. Nunca seremos plenamente felices, pues precisamente nunca Selena pudo ser enteramente feliz al no haber podido cumplir con todo lo que se había propuesto en la vida, que se tornó tan dolorosamente corta. Siempre conviviremos con esas sensaciones. El que se involucra emocionalmente con Selena sabe que la alegría y la tristeza irán siempre de la mano, y que siempre querremos hacer algo por ella aunque todo sea en vano, aunque haya tantos obstáculos, aunque la realidad de cada día sea un mazazo más que debamos soportar. Siempre estaremos tristes porque hubiésemos querido estar allí aquel nefasto día para impedir aquella locura. Acaso siempre estaremos tristes por no ser nosotros quienes tuviéramos la posibilidad de torcer el terrible destino de nuestra Selena para convertirlo en algo hermoso, digno y coherente con su historia y con lo ella había ofrecido a todo el mundo. Siempre nos sentiremos tristes porque la injusticia desde aquel nefasto día se hizo presente siempre en Selena. Ella, que había dado tanto Amor, recibió semejante violencia. Ella, que siempre fue tan respetuosa con todos, ha quedado expuesta a tantas habladurías, a tantas exposiciones, a tantas imágenes y especulaciones que a Selena nunca le hubiese gustado que se mostraran, opinaran y dijeran, y hasta quedara expuesta a una morbosidad sin límite y con toda la maldad que un ser humano puede tener. Alguien que fue tan sincera con todos recibió la peor de las falsedades y la peor de las traiciones. Alguien como ella, que se ganó honestamente su lugar en el mundo, sus logros en la música, la consideración de tantos expertos, el Amor de tanta gente, terminó por dar, con su terrible final, la posibilidad de que otra gente, con motivaciones deshonestas, ganara mucho dinero a costa de escribir barbaridades con la excusa de recordarla, de explicar lo que pasó, de querer revelar “la verdad” de lo sucedido … Por eso siempre estaremos tristes y perplejos … Por tanta injusticia … Porque tal vez Selena sea para muchos la expresión de lo más lindo que se puede dar con Amor, con trabajo, con talento, con honestidad, con valentía, con agallas, con cariño. Tal vez la gente se identificó con ello, y amó a Selena y le deseó lo mejor. Tal vez la gente, como con ningún otro artista, sintió que con Selena también triunfaban todos. Tal vez para todos Selena sea alguien más cercano y signifique algo más que la de ser una persona a quien no se conoce pero que gusta por sus lindos temas. Tal vez por ello no sólo la recordamos a Selena por su música, sino por todo lo que representó. Tal vez, como no lo hemos sentimos con nadie, hayamos sentido que si nosotros no podemos lograr triunfar en la vida, que lo haga Selena, que se lo merecía tanto. Que si Selena triunfa, triunfamos todos. Y seguramente es así, pues eso que le hicieron a Selena lo sentimos como propio. A nosotros también nos lo han hecho. Y por eso nuestro dolor eterno…

Por eso, cuando vuelvo a ver esa ventana y veo ese nuevo paisaje que me indica que pasa el tiempo, que me lleva a que mis esperanzas se desvanezcan como cuando se cerró “Selena Etc.”, cuando todo me indica que Selena se me va de mi vista y sus fotos se van borrando como la canción “Fotos y recuerdos”, veo ese cielo y esas estrellas. Y pienso en Selena y pienso en mis lágrimas que se siguen derramando a pesar de todo, a pesar de que el tiempo pasa y de que nuevos edificios surgen y otros se cierran. Porque Selena se instaló en mi corazón como en tantos otros y eso no lo borrarán ni el paso del tiempo, ni la modernidad, ni nuevos artistas. Lo que ha generado y genera Selena no lo logrará nadie, y allí está el sentimiento de tanta gente que cada día hace algo por el recuerdo de ella. Y aunque no tenga más sentido nada, aunque el dolor sea cada vez mayor, aunque las esperanzas de ver a Selena se derrumben como un castillo de arena, yo siempre recordaré y haré propios todo el amor, todo el empeño, toda la energía, todo el esfuerzo, todos los sueños de Selena a la hora de recordarla. Porque sé que la mejor forma de recordarla es poner en práctica todo lo que ella hizo en teoría, en los hechos y en el escenario. A la hora de recordarla me acordaré de todo lo que hizo esa mujer por ser alguien en la vida y todo lo que quiso hacer por sus sueños que eran ilimitados. A la hora de recordarla hay que poner todo el Amor que tuvo Selena aunque uno no tenga tanto Amor. A la hora de homenajear a Selena hay que ser como ella, dar sin esperar, dar por Amor, dar por convicción, dar pensando en que nada es imposible, que todo es posible a la hora de querer cumplir con los sueños. A la hora de recordar a Selena hay que pensar que siempre hay una luz de esperanza detrás de la negrura y de la realidad de tantos edificios. A la hora de recordar a Selena hay que dejar todo de sí como ella lo dejó por el Amor de tanta gente…

Por eso, siempre estaré aquí, Selena, para que sepas que detrás de tantos edificios, detrás de tanta oscuridad, detrás del paso del tiempo, detrás de la pena y del olvido, siempre estará mi mano para tenderla a la tuya, una mano que se siempre se extenderá para saludarte, una mano que te dará todos los días mil abrazos y mil besotes, una mano que será la esperanza para que tú sigas viviendo con nuestro recuerdo y con nuestro tributo, una mano que seguirá dándote la vida que tú mereces vivir, una mano que se resiste a la realidad de la “modernidad” y del paso del tiempo, una mano que sólo se extiende por Amor, por tu Amor, Selena…

Simplemente te quiere y te extraña desde una de las tantas ventanas de los innumerables departamentos tratando de darle calidez y luminosidad que sólo tú podías dar a estos fríos edificios…

Te ofrece mi corazón todos los días…

 
 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: September 6th 2010
 
 
 

Nos veremos muy pronto, Selena…

 
 

Era una tarde soleada en Buenos Aires. Corría marzo de 1995 y todos habíamos recibido la noticia triste de que el hijo del presidente había tenido un terrible accidente que lo dejaba en una segura muerte. Estaba en mi trabajo y pude apreciar y sentir la consternación que produce la muerte de alguien tan joven. Pude sentir que por un instante nos dábamos cuenta de qué era lo importante en la vida y qué superfluo era todo, ese todo por el que tanto luchamos todos los días pensando en que eso es lo importante, el objetivo de nuestras vidas. Ese silencio de la gente, esa consternación, ese sentimiento del sinsentido nos alejaba de evaluar esa noticia en función de lo político o de lo institucional del país. Todos nos dimos cuenta de que se estaba muriendo alguien que tenía todo para vivir, todo el derecho a vivir, y que ese derecho y esa vida se escapaban, como tantas cosas absurdas que nos enseña este mundo a aprenderlas bajo el rótulo de “sabiduría”…

Me quedé mirando largamente la ventana en la oficina y pensaba cómo todo cambia en un minuto, qué tonto somos en creer que todo lo tenemos controlado, que todo es falible y fácil de predecir. Pensaba en ese muchacho al que lo conocía por lo que representaba pero no sabía nada de él, y pensaba en que de nada sirven los cuidados, de nada sirve tener todo, de estar bien económicamente, de tener la vida asegurada, y de tener un presente y un futuro promisorios. Ni siquiera sirve tener todas las buenas intenciones en el medio de los que no la tienen. De nada sirve tener todos los custodios, todos los recaudos, todo el éxito, todo el dinero. El día menos previsto sucede, y si uno no está preparado, todo lo que uno construyó se desvanece como un mazo de naipes. Supongo que era ésa la sensación que podía respirarse en el ambiente, y tal vez eso explicaba mi pensar y mi sentir en ese momento … Pero por alguna razón extraña sentía una mayor angustia. Sentía que algo en poco tiempo podía pasar y que eso me iba a afectar mucho. No sé por qué sentía eso, pero lo sentía. No sé por qué me llamaba la atención el cielo. Había sol, estaba despejado, pero yo sentía un extraño olor a humedad, y a mucha, mucha lluvia. En un momento pensé que era el efecto del cortinado que daba un aire como de oscuridad al ambiente. Tal vez me confundía la eterna humedad de Buenos Aires, que se empecina en aquel marzo a no dejar el verano para que ingrese de una buena vez el otoño. No sé. Me empecé a impacientar y me sobresalté cuando sentí el ruido de un trueno. Definitivamente pensé que había enloquecido y me acerqué a la ventana para corroborar mi grado de lucidez. Cuando llegué el lugar, corrí el cortinado y amplié mi vista mirando el cielo y la autopista que pasaba muy cerca del edificio en el que estaba. Por un momento pensé si algún día uno de los tantos inconscientes que manejan no volaría saliéndose de la pista e incrustándose en la ventana en la que yo estaba. Me reí sarcásticamente de mi imaginación sin límites que por momentos tengo, cuando miro hacia el patio lindero al edificio y veo una rosa, una flor blanca que estaba tirada en el suelo. La flor estaba intacta, se podía oler hasta su perfume. Pero estaba allí marchitándose. Eso me inquietó. Sentí premonitoriamente que una mujer a la que no conocía corría peligro…

Volví a mi lugar de trabajo sin poder concentrarme en mi tarea de corrector, con todo lo que ello implica. Alguien me preguntó si seguía angustiado por el accidente del muchacho. Yo me le quedé mirando como no entendiendo a qué se refería. Yo estaba en mi mundo, en ese mundo de incógnita en el que trataba de descifrar mi preocupación y mi angustia, y no había notado que la gente ya no estaba con ese sentimiento de sobrecogimiento. De la necesidad de saber lo que pasaba se pasó a la morbosidad por saber detalles y la confirmación de lo inevitable. Así somos los humanos también .... Cuando pude dar cuenta de todo, le dije a la persona que se había acercado que estaba todo bien, que en realidad estaba pensando en otra cosa. “Es que estás conmocionado por lo que pasó”, me dijo. “Es posible”, le dije, como para que se marchara rápido y me dejara solo. Cuando quise volver a mis asuntos, sentí que esa espera, esa incertidumbre de si la muerte del muchacho estaba confirmada -que en el fondo, por las noticias que llegaban, era un hecho- me generó más angustia. Esa espera, esa flor, esa lluvia, esa mujer … ¿Y por qué debería ser mujer? Algo me decía que era una mujer y que no era de aquí. Debía ser de otro lugar, de un lugar en el que lloviera. Era loquísimo mi razonamiento pero yo lo sentía como algo seguro. Lo podía vivir. ¡¡Lo estaba sintiendo!! Sabía que si no hacía algo pronto, lo que le sucedería a esa mujer me iba a provocar un dolor insoportable y jamás me perdonaría no haber hecho lo imposible para evitarlo, al menos para advertirlo. Sentía que mi cuerpo se salía de mí mismo. Por suerte llegó la hora de salida del trabajo y no dudé en partir rápidamente en busca de la respuesta a mi angustia.

Cuando salí enfilé directamente para el subterráneo, pero a los pocos metros algo me detuvo. Sentí una canción que yo no conocía que salía a gran volumen de la ventana de un edificio. Hablaba de una flor que se marchitó, y de una mujer que sabe perder su Amor y que se marcha con mucho dolor. “Qué extraña letra”, me dije. “Nunca escuché esa canción, pero qué linda voz que tiene esa mujer”, afirmé. Cuando pude fijar la ventana en la que salía esa canción pude ver la esbelta silueta de una mujer que iba bailando ese tema. Tenía una remera rallada en tonos blanco y negro y un pantalón negro. Pero lo que más me llamó la atención era la pose de baile que tenía. Tenía permanentemente alzados los brazos que se juntaban en el extremo superior de sus manos y así mantenía el ritmo de la canción. Era una bella mujer de pelo largo negro y flequillo. Y aunque quería marcharme del lugar para aplacar mi angustia, no podía hacerlo pues me llamaba la atención la gracia que tenía esa mujer para bailar. Cantaba a viva voz y sonreía en todo momento mientras iba a uno y otro lado del departamento bailando y desplegando su imponente figura. Cuando iba a retirarme para seguir con mi búsqueda, noté que la mujer, sin dejar de bailar ni de cantar, me mira y me manda un saludito. Luego vuelve su mano a su pecho, hace un gesto de agradecimiento y sigue su camino. “Yo conozco a esa mujer”, me dije. “¿Pero de dónde?”. Enfilé para el edificio buscando una respuesta, una palabra de esa mujer. Cuando llegué a la puerta del departamento en el que supuestamente estaba, noté que no había ningún interruptor para accionar y ser atendido. También noté que no se escuchaba ni la música ni a aquella mujer. Aun así golpee una y otra vez la puerta, mas nadie me contestó. Estaba por irme cuando por alguna razón la puerta se abrió. Eso me inquietó. En otras circunstancias hubiese huido despavorido. También en otras circunstancias no hubiese intentado llegar a ese lugar. Pero por esta mujer estaba dispuesto a hacer lo que sea. Me asomé y podía sentir el silencio ... Empujé tímidamente la puerta y me animé a entrar ... No había nada. Era un departamento deshabitado. Se notaba que alguien lo había abandonado pues se veía el polvo que había quedado de unos muebles que se habían retirado de allí. Al avanzar llego a un gran ventanal que llevaba a un patio. Para mi asombro, observo que allí estaba la flor blanca, intacta, ocupando sola el amplio patio de cemento vacío. Me acerqué a ella y la tomé. Podía sentir su perfume, su frescura. Era increíble que estuviera en ese estado allí. Cierro mis ojos para apreciar su aroma cuando en mi mente se me dibuja la imagen de esa mujer con su remera rallada que sonríe largamente mientras lee una carta y sostiene en su mano esa misma flor blanca. Abro los ojos y veo que hay otra flor escondida tras una roca que estaba teñida de rojo producto de su abandono al lado de unos ladrillos. No dudé un instante. No quise cerrar los ojos de nuevo. Me aferré a mi flor y partí raudamente a la calle…

Mi confusión era total. Sabía que algo iba a pasarle a aquella mujer, pero no sabía quién era ni de dónde era. Cuando llegó a la esquina observó que una mujer iba en un vehículo y detiene su marcha al ponerse el semáforo en rojo. Junto a ella se detiene un auto deportivo. En él iba un apuesto hombre que la mira y le sonríe. Ella también lo hace, por lo que deduzco que vendrían juntos en esa circunstancia desde hacía unas cuadras. En un momento el hombre llama a un chico que vendía flores en esa esquina. Le compra un ramo y se lo ofrece a la mujer. Ella lo acepta gustosa y lo mira tiernamente. Justo en ese momento se pone la luz verde. El hombre toma la delantera y dobla hacia su derecha y la mujer toma el mismo destino. Por un largo rato me quedo mirando cómo las figuras de esos autos se van desvaneciendo sin retorno. Me doy vuelta, miro al florista y señalando esa pareja que acababa de marcharse le pregunté si los conocía o si era alguno de ellos alguien famoso. Como me dijo que no, decidí caminar un largo rato en la misma dirección en la que se habían marchado. “Yo esta escena la vi en algún lado no hace mucho”, me dije. Y así caminé en dirección a mi casa un largo rato buscando esa respuesta. No podía acelerar el paso o apurar los tiempos para llegar a mi casa. No podía volver hasta hallar esa respuesta. Por las dudas, llamé a mi casa y dejé tranquila a mi esposa pidiéndole por favor que me dejara llegar más tarde para poder pensar…

¡¡Al fin lo recordé!! ¡¡Sí, era ese video!! Ese video de esa mujer que conocía a ese muchacho en una estación de servicio y que luego se encontraban en esa esquina. Jamás supe quién era. Yo estaba esperando un programa en MTV, y como aún faltaba para que empezara el programa que quería ver, me quedé escribiendo algo para pasar el tiempo. Hasta que vi esa imagen y me llamó la atención. Nunca la escuché pues tenía el televisor en “mute”, pero no pude dejar de preguntarme por qué si la pareja se había encontrado en la esquina y cada uno después seguía el mismo camino, al final del video se encontraban en esa misma esquina y tomaba cada uno un camino distinto. Ese interrogante producto de no haber visto bien el video quedó instalado en mi inconsciente y ahora volvía a la luz. ¿Sería ésa la mujer que corría peligro? Y si era, ¿quién era? ¿Cómo ubicarla? ¿Alguien la conocería? Tenía que moverme rápido. Sentía que no había tiempo que perder…

Cuando llego a mi casa, mi esposa me anoticia que el muchacho había muerto. Inmediatamente veo la televisión y veo todas las escenas de dolor y de consternación expresadas en esas caras. Me puse pálido. A esa mujer le pasará lo mismo. Lo presentía. ¡¡Lo podía ver!! Corrí al teléfono y empecé a llamar a un montón de gente para que me ayudaran en mi búsqueda. Pero nadie supo qué decir. En mi desesperación eché mano a un último recurso, que era averiguar el número de teléfono de MTV y preguntar por Ruth, una de las conductoras del programa que yo veía para que me ayudara. Ella era argentina y me entendería. En realidad, las posibilidades de que la ubicara y de me ayudara eran poquísimas. Pero mi determinación me marcó el camino. Tuve la suerte de que me atendiera gente amable que al escuchar mi tono de voz, no dudaron en ponerme en contacto con Ruth. Le plantee desesperadamente que me dijera quién era aquella mujer. Le describí el video y la hora en la que lo vi, y luego hice un silencio como esperando que me colgara el teléfono de inmediato. Increíblemente me dijo amablemente que me esperaba un ratito. En ese instante, entra mi esposa a la habitación y me pregunta por esa flor. No me había dado cuenta de que en todo momento la tenía en la mano aferrada como un talismán. Pronto sentí que así debería permanecer hasta que se la pudiera ofrecer a aquella mujer. Estaba por explicarle a mi esposa algo difícil de plantear cuando Ruth me dice: “La mujer que tú buscas se llama Selena. Aquí es muy conocida. Está en su mejor momento … ¡¡y ya te voy adelantando que pronto irá para la Argentina!!”. Ese dato más que alegrarme me llenó de angustia e incertidumbre. “¿Pero falta para que venga, no?”, le dije. Y Ruth me dijo con una cortesía que jamás imaginé de ella: “Si llega a ir este año será al final de él. Si no, recién será en 1996…”. Le agradecí con un hilo de voz y me quedé pensando mientras dejaba deslizar levemente el tubo del teléfono por mi oreja. Es Selena la que corre peligro. ¿Cómo le aviso? ¿Por qué creería en alguien a quien no conoce en base a supuestos? Tomé con más firmeza esa flor y me puse en marcha. ¡¡Debía averiguar dónde estaba ahora y salir ya!!

Pronto hice mis averiguaciones telefónicas y supe que Selena estaba en Estados Unidos. Pero no tenía la precisión de la ciudad en la que estaría. Según el día, podía estar en Corpus Christi, lugar en el que residía, en San Antonio, en Miami, en Chicago. Opté por ir a Corpus Christi, ¿pero cómo llegar? Ni siquiera tenía visa ni nada. Cualquier trámite que pudiera hacer me haría llegar tarde. Lo podía presentir. ¡¡Lo sentía!! Llamé desesperado a Zulma, una amiga. Le plantee mi problema. Ella me dijo que estaba loco, pero se quedó muda cuando le dije que por favor tuviera en cuenta mi pedido, más que nada porque sabía que ella pronto estaría viajando a Estados Unidos para intentar vivir allí. Era cierto, pero yo no tenía forma de saberlo. Sólo lo intuí ... “Mira. No sé cómo sabes ese dato, ¿pero qué más da? Lo único que puedo hacer es que te hagas pasar por parte de la tripulación del avión en el que viajo en dos días, ya que viajo en el vuelo en el que trabaja un primo mío. No sé cómo harás para viajar porque sé que le tienes terror a los aviones y nunca viajaste en ellos, no sé qué le explicarás a las autoridades y menos a tu esposa”. Se lo agradecí infinitamente y me dispuse a partir. Tuve la inmensa fortuna de averiguar las fechas de concierto de Selena y sabía que para mi llegada estaría en San Antonio o en Corpus Christi. Cuando supe ello, me preparé para arriesgar todo para ir a un lugar que nunca visité y ver a una mujer a quien no conozco para prevenirla de algo que ni yo sé qué será, pero sabía que lo tenía que hacer porque sabía que sería terrible para ella. Si no lo hacía, habría mucha gente llorando y una mujer sin posibilidades de vivir una vida que se la merecía. Lo intuía, lo sabía, ¡¡lo sentía!! Así se lo expliqué a mi esposa. “No te preocupes. Vendré pronto. Hay que hacer algo para que todos seamos felices con nuestras vidas en un mundo en el que no se tenga que lamentar de tan absurda ausencia”. Se lo decía con la seguridad de esas personas que viajan en el tiempo sabiendo qué hacer y en qué momento. No era mi caso. Pronto me vi en la calle con la flor blanca en la mano y con toda mi ilusión aferrada a ella. Iba en busca de alguien a quien apenas sabía de su existencia pero que sentía que la conocía de toda la vida, como si fuera una hija, la novia de toda la vida, una madre, una gran amiga, una dulce mujer, una esposa. Ya no había más que pensar. Iba en busca de mi destino, iba en busca de torcer el destino de Selena…

Subí al avión e hice de oficial a bordo como si lo hubiese hecho toda mi vida. Eso sí: nunca quise mirar por las ventanas pues seguro que me arrojaría por ellas. En todo momento, Zulma me supervisaba riéndose, pero ayudándome si me veía en dificultades. Pero le di poco trabajo. Cuando me concentro en algo y estoy determinado a hacerlo, nada me detiene. Lo que me esperaba superaba todo miedo, toda angustia. Estaba cada vez más cerca de Selena, más cerca de mi destino. Cuando tocamos tierra en Miami, se apoderó de mí el miedo que tuve en todo el viaje y casi me muero allí. Me tuvieron que atender de urgencia. Pero mi fuerza por llegar a Selena me hizo recuperar rápidamente. Cuando tomé conciencia, Zulma me estaba llevando en un taxi a su destino. “Tuviste suerte, pues cuando te desvaneciste, yo dije que era tu esposa y nadie se molestó en saber si era cierto o no. Ahora voy al departamento de mi tío. Hasta aquí te puedo ayudar. En Corpus Christi te la tendrás que arreglar tú solo…”.

Desde la casa del tío de Zulma me fui en innumerables transportes que me depositaron en Corpus Christi sin saber si Selena estaba allí. Estaba cansado, no sabía dónde buscarla y corría todos los riesgos de que me llevaran preso, pero no me importaba. Estaba determinado a hacerlo y estando en Estados Unidos, nadie me podía detener. Como pude, llegué a un hotel. Ni me preocupé por lo que me costaría. El cansancio, la premura y la desesperación por buscar a Selena me llevaron a instalarme en un lugar con lo último de dinero que tenía. Cuando salí ya dispuesto a preguntar por Selena, veo un gran bullicio, unas cámaras de televisión y una mujer a la que estaban entrevistando. Me acerqué, esperando si acaso los de la televisión podrían decirme dónde estaría Selena hasta que pude ver que la entrevistada era una mujer que lucía una remera rayada de colores blanco y negro y pantalón a tono. Era Selena … ¡¡Era Selena!! Me acerqué tímidamente, un poco para no llamar la atención, otro poco para que no pensaran que pudiera hacer algo raro y otro poco porque no sabía qué decir. Cuando la tuve bien cerca pude apreciar un tono de tristeza en la cara. Hablaba de sus proyectos, de sus planes, de sus sueños, pero algo me decía que estaba preocupada, angustiada, dispersa, confundida. Incluso sentía que algo cerca de ella era el motivo de su tristeza. De pronto empecé a entender y sentir la magnitud de mi presentimiento y me puse a llorar. Quería acercarme pero no podía. Selena era ya una estrella y cualquier movimiento brusco traería más problemas que soluciones. De pronto mi determinación se desvanecía a tal punto que sin notarlo que la seguía teniendo se me cayó la rosa blanca producto de los empujones de la avalancha de la gente que quería ver a Selena. Cuando la voy a recoger, alguien me dice: “Supongo que esa rosa es para mí, ¿no?”. Levanto mi vista y veo que Selena me mira fijamente y se echa a reír. Yo la miro con lágrimas en los ojos, y ella, como si lo supiera todo, asiente con la mirada y me dice: “Vamos, Acércate. Ven a darme esa rosa”. Un sentimiento se apoderó de mí y solo corrí hacia Selena y la abracé fuerte, muy fuerte. Podía sentir ahora en carne viva su sentimiento, todo lo que pasaba por su cuerpo en ese momento. “No me digas nada. Te estaba esperando. Estaba esperando que me dieras la última esperanza”. Quité mis brazos de su cuerpo, la miré fijo y le dije: “Es para ti, Selena. La traje de muy lejos. Sé que es la flor que te gusta. Espero que no se haya marchitado”. Selena la tomó, la miró, se sonrío y me dijo: “Es la flor más hermosa que me han regalado”. Pero no pudo con su genio y me dijo: “¡¡Pero ya sabes que me llano ‘Selina’, no ‘Selena’!!”, y echó una de sus tantas carcajadas. Yo no podía parar de llorar de la emoción. Ella paró de reír y me miró tiernamente. Luego de un silencio interminable fue ella quien me abrazó y me dijo: “No te preocupes. Y antes de que me lo preguntes, te prometo que me voy a cuidar”. Yo la miré y le dije: “¿Y me prometes que harás tu concierto en Los Ángeles?”. Ella me miro extrañada y exclamó: ¡¡Vaya que sabes mis pasos!! ¡¡Te juro que el 1 de abril estaré allí!!”. Y me guiñó un ojo. “Entonces te espero en Argentina. Vendrás este año, ¿no?”. Ella me miró y me dijo. “Lo que has hecho por mí no tiene nombre. Con esa flor que me diste me has devuelto la vida. Luego de grabar mi disco en inglés iré para allá”. Y antes de que se lo agradeciera de por vida, me dijo. “Eso sí: ¡¡tú te haces cargo de la promoción de mi visita!!” y se echó a reír de nuevo. “Pero ahora ven conmigo. Déjame que arregle tu vuelta a tu país. Supongo que si te agarran en esta situación tendrás problemas, ¿no?”. Yo asentí y me dejé llevar por el camino que ella me proponía en la seguridad de que todo sería distinto, muy distinto…

Como Selena debía seguir con la entrevista y con todos sus asuntos, quedamos en volvernos a ver cuando ya tuviera todo para regresar a la Argentina. Cuando tuve todo listo, me llaman de la conserjería para avisarme que ya tenía un vuelo asignado a la noche y que había un auto para llevarme al aeropuerto. Cuando bajé a pagar mi estadía, me dijeron que ya estaba todo pago. “¿Por quién?”, le dije. El conserje se sonrió y me dijo señalando detrás de mí con su bolígrafo: “Por esa persona”. Me di vuelta y era Selena, quien me miró sonriendo y me hizo un pequeño saludito. Lucía espléndida con el pelo suelto, muy diferente al momento de la entrevista en la que lo tenía atado. Como yo me movía tímidamente, fue ella quien me tomó del brazo y me llevó al auto. “Aproveché la confusión y me escapé de todos para llevarte”. Y cuando me vio con cara de preocupación, me dijo: “Antes de que me lo digas, no te preocupes. Están todos avisados, pues saben de ti y muchos se encargaron de arreglar tu problema”. Allí mismo me dio los pasajes y unos papeles con los que podría viajar sin problemas a la Argentina. “Pues bien, todo está en orden. ¡¡Así que sonríeme por un instante, por favor!!”. Yo la miré con emoción, la tomé de las manos y le dije: “Tú sabes muy bien que eres la mejor y que tu destino es ser la mejor cantante latina de la historia. También sabes lo que quieres. Por eso, sólo por eso, ¿me juras que te cuidarás y no desaprovecharás esa oportunidad que te dio la vida?”. Ella se sonrió, me miró con una expresión que nunca le había visto y me dijo: “Sé por qué tienes temor. Y te entiendo. Pero aprendí una cosa contigo. Por esa gente que me dio todo y que está dispuesta a dejar todo por mí, sabré apreciarlos no dándoles ningún motivo para que sufran ni para que lloren. ¡¡Y sé que cuando dé mi concierto en Los Ángeles, todo cambiará!! ¡¡Te lo prometo!!”.

El auto llegó al aeropuerto con el tiempo justo para tomar el avión. Selena me dijo que me apure y me acompañó corriendo para el embarque. Por un lado quería irme porque me esperaban mi esposa y mi familia. Pero por otro no quería dejar a Selena. Como si me leyera el pensamiento, Selena me dijo cuando llegó el momento de despedirme: “Ve tranquilo. Yo sabré cuidarme. No te defraudaré”. Yo no podía dejar de mirarla y de llorar. Selena increíblemente empezó a lagrimear, pero enseguida me pegó con su mano mi brazo y me dijo: “¡¡Vamos, vete, que se te va el avión!!”, y echó a reír, como tantas veces lo hacía para no demostrar sus verdaderos sentimientos. Luego se me quedó mirando y me dijo: “Gracias por venir a salvarme. Te estaré siempre agradecida…”. Y se acercó a mí y me dio ella un fuerte abrazo. Yo la abracé con ternura y con firmeza. No quería soltarla jamás pero tenía que hacerlo, tenía que certificar que podía hacer lo que me había prometido. Me acerqué a su oído y le dije varias veces en voz baja: “Por favor, Selena, cuídate, cuídate, cuídate, cuídate, cuídate…”, y me permití darle un beso en la mejilla. Era como si la conociera de toda la vida, es como si todo lo que sentía Selena lo sintiera yo. Me aparté y le dije: “Bueno, adiós”. Ella me sonrío tiernamente y me dio uno de sus clásicos saluditos. Me fui alejando y cuando estaba por entregar mi pasaje le grité: “¡¡Mil abrazos y mil besotes, Selena!! ¡!Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto!!”. Y no pude evitarlo. Corrí de nuevo y la abracé de nuevo y empecé a llorar como un tonto. Ella sólo me abrazaba en silencio. Lo entendía todo, lo sentía todo, como yo sentía lo que le pasaba por su cuerpo y por su alma … “Ve, tranquilo. Sabré cuidarme. Pronto estaré allí. Muy pronto”. Me aparté de ella definitivamente y le dije: “Hasta luego, chau”. Y me fui. Y en todo el trayecto hasta que ya no la vi más, me di vuelta y la saludé cientos de veces. Tuvo que pasar que me llevaran a la rastra dos oficiales para el avión para que me fuera de allí, lo que provocó las carcajadas de Selena. Era la mejor imagen final que me podía llevar de ella…

Ya en el avión, y sin poder dejar de llorar, para despejarme revisé los papeles que me dio Selena para regresar a mi país. Cuando estaba por guardarlos, notó que se cae un pequeño sobre. Lo abro y veo una tarjeta. En ella veo el nombre de Selena y una flor blanca debajo. En su interior, en su lado izquierdo había un autógrafo de Selena con la leyenda “Gracias por salvarme la vida. Te quiere mucho. Selena. 20 de marzo de 1995”. En su lado derecho, no había nada; sólo una nota en letras muy pequeñas que decía: “para ser autografiado sólo en Argentina”. Volví a llorar hasta que noté que en el sobre había una foto. Era una foto hermosa en la que Selena miraba sugestivamente a la cámara llevándose la mano al pecho. Detrás había una notita: “Ésta es una de las fotos que se incluirán en mi disco en inglés. Eres el primero en verla. Cuídala como un tesoro. Es la foto que más me gusta. Te quiere mucho. Selena. 20 de marzo de 1995. PD: ¡¡Cuídate!! ¡¡Nos veremos muy pronto!!”. Vi de nuevo la foto, le di un besito y la guardé junto con la tarjeta. Miré el cielo y sonreí sin recordar mi terror a los aviones. Sé que veré a Selena muy pronto. Sé que volveré para agradecerle todo lo que hizo por el Amor de tanta gente. Cerré mis ojos y me permití dormir, reteniendo todas las imágenes de Selena, sabiendo que sólo ella y su suerte me traerían alegría y felicidad...

Cuando desperté ya estaba en mi país y en mi casa. Todos estaban durmiendo. Estaba en mi cama aun con la ropa que tenía puesta en Corpus Christi. No recordaba nada de cómo llegué allí. Sentí terror de que sólo fuera un sueño hasta que vi la tarjeta. Eso me calmó. Podía seguir durmiendo tranquilo. Todo estaba en orden. Pronto podía explicar todo y saber que luego podía levantarme en un mundo con Selena…

(Ojalá mañana me despierte y note que todo esto ha sucedido y que Selena está aquí para autografiar el lado derecho de mi tarjeta…)

Todos los días sueño contigo, Selena. Todos los días vivo por ti para que tú vuelvas a ocupar ese lugar que por derecho te pertenece…

Nunca descansaré hasta volver a verte…

Simplemente te quiere con toda el Alma…


 
 
  Menu Other Pages:  17 16 15 14 13 12 11 10 8  7  6  5  4  3  2  1