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Sergio's Journal
 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 1st, 2012
 
 

Los sueños no siempre sueños son, Selena…

 
 


“¡¡Por favor, haz algo, hazlo ya!! Ella corre peligro. Te estamos avisando desde un lugar … desde un lugar en el tiempo. ¡¡Esa mujer la quiere dañar!! Se la está llevando a algún lado … engañada. ¡¡Haz algo!! ¡¡Haz algo para evitarlo!! ¡¡Adviértele!! ¡¡Avísale!! ¡¡Pregúntale!!…”. Tomás se sobresaltó de ese horrible sueño. Era un llamado desesperado … tan real … tan vívido … Era extraño .... Era extraño que Tomás tuviera ese sueño en ese momento. Él estaba feliz, muy feliz. El día anterior le habían avisado que Selena iría a su escuelita, la hermosa escuela de los afamados San Antonio Spurs, a mediados de marzo y tan sólo faltaban 15 días para ello. Tomás tenía 14 años y estaba locamente enamorado de Selena. Era decididamente su primer Amor, su Amor imposible, su Amor platónico, ese Amor ideal que todos quieren tener y alguna vez tienen. Y ese Amor era reciente, ya que comenzó a ser admirador de Selena desde hacía unos meses cuando tuvo ocasión de verla en el concierto del Far West Rodeo en Monterrey. Él la había comenzado a seguir cuando había salido el disco “Amor prohibido”. Sabía de ella, obviamente, y la admiraba como todo buen texano, pero tenía cierto prejuicio hacia ella o hacia los que la seguían, pues pensaba que sólo era “música para mujeres”, por lo que le daba cierta vergüenza seguir su música y más aún cantarla. Y ni qué hablar de comprar sus discos. Pero cuando escuchó ese disco en el que Selena lucía tan linda y sensual, no pudo evitar escucharla, admirarla, comprar sus otros discos y tararear sus canciones. Con el tiempo, se quitó ese prejuicio que tenía sobre ella y sobre sus fans. Cuando empezó a admitir que le gustaba Selena, notó que sus compañeros varones del colegio también la admiraban, y con el tiempo supo que gente mayor, jóvenes, adultos, niños y niñas la querían por igual. Eso le dio a Tomás tranquilidad para incluir a Selena en sus conversaciones y de hablar de ella ante su familia. Él era hijo único, por lo que no tenía a un hermano con quien compartir sus gustos y su música. Sus padres eran gente importante en la ciudad y que soñaba con que alguna vez su hijo fuera universitario pero a la vez estrella de los Spurs. Les importaba eso, pero no lo seguían mucho en el tema de Selena aunque siempre lo alentaron en todo aquello que a Tomás le gustara, porque el poner algún reparo les hubiera generado alguna culpa ya que buena parte del tiempo lo dejaban solo o a cargo de una institutriz. También por eso no se opusieron cuando unos primos de Monterrey lo invitaron a pasar navidad con ellos, máxime pues sus padres ni estarían en el Estado de Texas por esas fechas por su labor de diplomáticos. Los primos de Tomás sabían de sus gustos, por lo que lo recibieron en Monterrey con unos boletos para ver a Selena en el concierto de Far West Rodeo poco antes de fin de año. En ese concierto Tomás se recibió de fan de Selena. Hasta allí la admiraba por sus canciones, y por lo que ella despertaba con su sentimientos expresados en su tremenda y sentida voz … Pero cuando la vio … Quedó estupefacto. Nunca había visto a una mujer así, a una cantante así, a una artista así. Tomás estaba en una época y en una edad en la que empezaba a creer que ya había visto lo suficiente como para decidir lo que era bueno y lo que era malo, lo que valía la pena y lo que no, lo que era digno de ser aprobado y lo que definitivamente debía ser repudiado. Hasta Selena, su música y los artistas que Tomás admiraba eran bien distintos de Selena. Cuando pensó que tenía definido su camino musical, apareció Selena y empezó a cambiar sus gustos. Hasta pensó que él mismo no había cambiado tanto o que sus prejuicios hacia Selena eran grandes cuando escuchó a ella interpretar “Ya no”. Incluso siempre deseó, luego de escucharla cantar ese tema, verla en vivo interpretándola. Sabía que en el concierto del Houston Astrodome de 1994 la había cantado y deseaba con locura que la interpretara esa noche, pero para su desilusión eso no ocurrió, pero en eso reparó después, cuando se pudo recuperar de semejante performance. El verla en vivo a Selena le generó a Tomás miles de sensaciones. Sólo podía pensar en innumerable palabras y adjetivos que expresaban su sentir: voz, talento, personalidad, carisma, pasional, exultante, maravillosa, bella, increíble. Para Tomás, Selena era algo único que sólo se podía explicar viéndola. Que nada podía explicarse si no se la apreciaba en ese ámbito que dominaba tan bien, como lo era en el escenario. Nada de lo que él haya escuchado y visto de Selena en algún video podía explicar la magnitud de lo que significaba ella en realidad cuando se la veía en vivo. Selena era para él tan genuina, tan versátil, tan auténtica, que nada podía compararse con ella. Podrían haber miles de artistas mejores que ella, podían haber miles de cantantes mejores que ella, podían haber mejores bailarinas que ella … Pero como Selena … Como Selena no había nadie. Tomás estaba seguro de que nada podía compararse con Selena, ni nadie podía asemejársele, pues esa artista que estaba en el escenario era ella misma y no alguien que hacía de ella o actuaba de Selena. Tomás sentía que Selena era una mujer que simplemente expresaba sus sentimientos en el escenario, que sentía lo que estaba cantando, que no le estaba mintiendo, que Selena sólo le expresaba lo que sentía en cada canción … Y era tan real, tan conmovedor, tan genuino, que todo ello convertía a Selena en una artista única, irrepetible, inigualable. Tomás la veía a Selena con ese hermoso vestido azul moviéndose con gracia de un lado para otro haciendo volar su pelo largo y lacio con flequillo, y él no podía resistirse. Si a él le quedaba alguna duda, si aún por ese entonces quería explicarse por qué se sentía tan atraído por Selena y por qué lo estaban tantos otros, en esa noche todas sus dudas quedaron totalmente disipadas. Selena les cantaba con el corazón y les llegaba al corazón de todos. Cuando se retiró de aquel recital no paró de hablar de ella. Quiso ver si acaso a la salida la podía ver para decirle lo que sentía en aquel momento y para pedirle que en el futuro incluyera el tema “Ya no” en su repertorio. Pero desistió de hacerlo pues era muy tímido y porque no quería molestarla. La empezó a admirar tanto a Selena que no quería manchar esa imagen mágica que tenía de ella luego de verla en el escenario protagonizando tediosas esperas a la salida del concierto y protagonizando inútiles peleas con otros fans para obtener el “saludo exclusivo”. Tomás no quería empañar esa noche creyendo que tenía que tomar un protagonismo que no tenía y ocupando un lugar que no le correspondía. No quería molestar a Selena en un terreno que no tenía por qué ocupar y no quería aparecer como un fan exacerbado que sólo quería pedirle cosas a Selena. Sólo le quería agradecer. Sólo quería decirle lo que representaba para él y que contara con lo que sea para siempre…

Por eso no entendía Tomás ese sueño. ¿Por qué había tenido esa pesadilla? Él estaba feliz, sólo feliz, nervioso y expectante por lo que haría cuando tuviera a Selena tan cerca. No entendía ese sueño. ¿Quién era la que corría peligro? Pronto Tomás se decía de que no se preocupara, de que sólo se trataba de un sueño … pero es que sonaba tan real ... Parecía un mensaje del futuro y que iba dirigido a él. ¿Y qué podía hacer él si no sabía a quién debía salvar y por qué, qué debía avisar, de qué debía advertirla? … Cuando su maestra les avisó que vendría Selena, les dijo que preparan cosas para ella, escritos, preguntas, lo que sea, pues ella estaría allí para fomentar la vuelta de los niños al colegio, por lo que, más allá de disfrutar de su presencia y de un pequeño concierto que les brindaría, sería lindo que le preguntaran por su labor no sólo como artista sino por sus obras benéficas. Su maestra les dijo que Selena estaba haciendo obras en defensa de los niños y en defensa de las mujeres que recibían maltratos. No les prometía que todos podrían tener contacto con ella, pero sí que disfrutarían del momento. Aun así les pedía que tuvieran preparado algo si se les presentaba la ocasión. Tomás siguió las instrucciones de su maestra, pero fue más lejos aún. Tomás quería tener todo listo por si se le daba la oportunidad de preguntarle algo, de demostrarle todo lo que sabía de ella, todo lo que la admiraba. Para Tomás era un momento increíble. ¡¡Vería a Selena en el momento en el que más la admiraba!! No podía ser más oportuna esta visita de Selena. Estaba nervioso, exultante. A sus compañeros les preguntaba si estaban preparados para la visita inminente de Selena, les decía todo lo que estaba haciendo por ella, todo lo que sabía de Selena, todo lo que la admiraba, máxime después de aquel concierto del Far West Rodeo. Sus compañeros se reían de él pero lo respetaban por su genuina admiración a Selena. Lo veían tan entusiasmado, tan contento, tan alegre, que no le podían decir nada malo sino acompañándolo con sus alegrías, salvo alguna que otra chanza, pues ellos también la querían. Tomás había ido al local recientemente inaugurado de “Selena Etc.” en San Antonio y se había comprado una remera que había visto lucir a Selena en la promoción de su local en Corpus Christi que hiciera en el programa “Padrísimo”, mas no se lo puso. Ni siquiera se la probó. Daba por descontado que le iría bien en talle. Sólo abriría la funda que la cubría y se pondría la remera cuando llegara el gran día. Temía que se le arrugara o que se le manchara si se la probaba antes. Mientras tanto se había hecho una carpeta con todos los datos de Selena: sus discos, sus temas, sus conciertos. Con la ayuda de sus primos había conseguido infinidad de fotos de Selena y con ellas ilustraba cada concierto, cada canción. Si no conseguía una foto que fuera puntualmente de un concierto o de un disco, se las ingeniaba para poner otra parecida que la identificara con esos eventos. También había logrado las fotos de Selena en los comerciales de Coca-Cola, Shampoo Agree y Nextel. Se había conseguido todos los afiches y todos los textos que acompañaban a las campañas de Selena en favor de la concurrencia de los niños al colegio y en contra de la violencia contra la mujer. Cuando tuvo suficiente material, convenció a su maestra para hacer una clase especial en la que se ilustrara a todos los integrantes de su división sobre la importancia de saber sobre esos temas. Como el trabajo era tan bueno, tan ilustrativo y tan bien documentado, su maestra elevó la propuesta a las autoridades del colegio de los Spurs. Ellos no sólo lo aceptaron, sino que impusieron un día para dar esa clase a todas las divisiones del colegio y esa jornada sería el día en el que viniera Selena. Les pareció a ellos una idea genial que Selena pudiera ver que todos habían hecho algo productivo con su obra. Las autoridades del colegio y la maestra encomendaron a Tomás para dar todo lo que había hecho y enseñárselo a todos los maestros del colegio, quienes a su vez coordinarían la difusión del material con algunos alumnos de cada clase. Tomás, por supuesto, se encargaría de la coordinación de su grupo junto con otros alumnos que él mismo elegiría. Fue tanta la dedicación de Tomás que hizo un collage especial con cada tema de Selena. En cada uno de ellos había un regalo que tomaría Selena y que tendría que ver con el significado de cada tema. En “Como la Flor” había adornado la letra de la canción con esas flores de plástico de la que hablaba el tema y Selena podía tomarlo, si quisiera. Lo mismo había hecho con “La tracalera”, en la que había hecho un enorme mapa de Texas en el que figuraban las ciudades que eran mencionadas en el tema unidas con una flechita que marcaba el recorrido del protagonista de la historia con el dibujito muy artesanal del hipotético auto en el que iba. En “Si una vez” había puesto un collage con un montón de fotos de Selena en diferentes poses interpretando el tema. Tomás estaba fascinado con esa canción, pues no podía creer las diferentes formas de interpretación que Selena había realizado para cantar la misma canción, a tal punto que aunque a él le parecía mejor la interpretación en el Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, la mayoría de las interpretaciones que Tomás llegó a ver le parecía sencillamente maravillosa, como casi todas las hechas en la Feria de Monterrey y de cuyas fotos las consiguió por sus primos. Tomás no sólo se había tomado muy en serio su tarea, sino que lo hacía con alegría, con entusiasmo, con ganas de que Selena se alegrara y se emocionara con tal recibimiento. Para Tomás esta visita de Selena debía ser la mejor excusa, el mejor motivo para hacerle el mejor homenaje, la mayor muestra de agradecimiento que Selena hubiera recibido jamás. Hasta había encargado para esa fecha el mejor ramo de flores blancas -las flores preferidas de Selena- bien trabajado y con la mejor presentación. Selena no debía olvidarse jamás de aquella visita a la escuelita de los San Antonio Spurs. Ésa era la consigna de Tomás, y hacía allí se encaminaban él y todo el colegio…

“¡¡Por favor, escúchame!! ¡¡Haz algo!! ¡¡Hazlo pronto!! ¡¡Hazlo ya!! ¡¡Pregúntale!! Pregúntale por qué viene desatendiendo sus negocios. Pregúntale por qué está dispersa, distraída, desconcentrada. Pregúntale qué le perturba, qué la ha hecho detener en su marcha. Pregúntale por qué no está con la misma sonrisa, por qué no ríe cómo antes. Pregúntale por sus proyectos, pregúntale qué es lo que quiere hacer con su vida artística, con sus sueños, con todo lo que ha soñado hacer. Dile si acaso no está retrasando sus proyectos, si hay algo que no funciona bien. Dile si su padre tiene un enfrentamiento con alguien que la perturba mucho, que no sabe bien qué hacer con ese pleito. Dile cómo anda todo con su club de fans, dile si está conforme con la presidenta de aquel club. Si ves que duda, dile que no la escuche, ¡¡que no vaya a verla a ningún lado sola!! Dile que es más peligrosa de lo que ella supone, dile que el padre no sabe muy bien con quién se mete, que esa mujer es capaz de cualquier cosa, que es capaz de hasta…”. Tomás volvió a levantarse sobresaltado. No llegó a escuchar lo último. No pudo escuchar en ese sueño o supuesta pesadilla qué era capaz de hacer aquella mujer. ¿Pero quién era esa persona? ¿A quién quería agredir? ¿Quiénes eran las protagonistas de esa historia siniestra? Tomás estaba sumamente perturbado. Estaba como la protagonista de ese sueño, de esa pesadilla, de ese mensaje de alguien. Si no pensaba que era un horrible sueño, Tomás estaba convencido de que era un mensaje de alguna persona, de un llamado desesperado del futuro. Sí, Tomás cada vez estaba más que convencido de ello, pero también era cierto que era un sueño. ¿Qué era entonces realmente? ¿Era un mensaje desesperado del futuro en forma de sueño? ¿Y cómo lo lograrían hacer? ¿Y por qué él? ¿Y para qué? La mente lógica de Tomás le impedía imaginar que eso era posible. “Alguna vez me dijeron que nadie puede volver atrás en el tiempo, que no hay modo de contactarse ni con el pasado y menos con el futuro. Una tía me dijo que es como tirar bolitas hacia el pasado para ver si las recibe alguien. Si eso fuera posible, la gente del pasado ya las hubieran recibido. Y como ya se sabe, eso no ocurrió”, se decía Tomás, pero también él sabía que antes se pensaba que el hombre no podía ir a la luna, que se pensaba que el sonido de un trueno era un mensaje de Dios, que no había forma de comunicarse con todo el mundo al mismo tiempo. Y ese pensamiento ya forma parte del pasado. ¿Por qué entonces no pensar que hay una forma de ir al pasado o al futuro, o al menos que se puede establecer una comunicación? Tomás quería contárselo a alguien, pero temía que lo tildaran de loco, que le dijeran que debía descansar pues estaba muy excitado con el tema de Selena, que los sueños, sueños son y nada más. En los días sucesivos Tomás estaba más que desconcertado con esos avisos que por suerte no eran de todos los días, por lo que, para contrarrestarlos, cubría su mente llevándose cada vez más trabajos y teniendo cada  vez más responsabilidades en el tema de los preparativos para recibir a Selena. Había organizado todo, había logrado que sus compañeros le hicieran todo lo que les pidió y notó con alegría que la Escuela de los Spurs en pleno estaba avocada en la tarea de darle el mejor recibimiento a Selena. Cuando habían llegado al día anterior a la venida de Selena, la maestra de Tomás lo encontró en un rincón del aula mirando silenciosamente los dibujos, los carteles, las proyecciones preparadas, los motivos florales, las carpetas y todo lo hecho para recibir a Selena con todos los honores. La maestra al principio no se inquietó, pero cuando lo saludó, y éste seguía como ido y sin contestarle, como no dando cuenta de su presencia, se acercó a Tomás y le dijo: “¡¡Hey, Tomás!! ¿Acaso no has escuchado mi saludo, no has notado mi presencia? ¿Acaso no estás contento con lo que le hemos preparado a Selena? Si has notado que falta algo no tienes más que decírmelo…”. “No se preocupe, señorita. Está todo bien, más que bien. Todos han cumplido con mi pedido. No puedo sentirme más que halagado. Me sentí como si me hubiesen dejado ser el director del colegio por un día y todos me respondieran sabiendo de mi autoridad, pero también entendiendo mis nobles intenciones. ¿Qué más puedo pedir?”, le dijo Tomás con una mueca de resignación. “Que te escuchen … Tal vez quieres que alguien se dé cuenta de que algo te pasa y que te escuche sin preguntar nada. ¿Acaso no es eso le que vienes pidiendo desde hace un tiempo? Mira que algo raro vengo notando en ti desde hace unos días a pesar de todo lo que vienes haciendo por Selena…”, le dijo su maestra acercándose a Tomás mientras le tomaba de las manos. “Puedes confiar en mí. Lo que me digas no se lo contaré a nadie. ¿Es por lo de Selena? Tal vez quieres recibirla personalmente antes ... ¿Acaso quieres posponer el recibimiento pues piensas que falta algo? Sólo tienes que decírmelo. Selena lo entenderá si se lo decimos…”, le aclaró su maestra para que Tomás se sintiera con más confianza para hablar. “No, señorita, no es nada de eso. Al contrario. Si hay algo que vengo deseando desde hace unos días es que Selena esté aquí y que la sorprendamos con todo lo que le hicimos. Lo único que deseo en la vida es ver a Selena feliz y que note todo lo que la queremos con un lindo homenaje … Pero no es ése el problema. El problema es otro … Hace un tiempo que vengo teniendo unos sueños raros, unas pesadillas terribles. Estos horribles sueños me vinieron ahora, durante los preparativos para la visita de Selena. Se lo aclaro para que no me diga que estas pesadillas son producto de la tensión y del estrés que me está produciendo todo este trabajo. Es que son muy reales esas voces, esas alarmas. En esos sueños escucho a gente que me advierte de que alguien corre peligro, un serio peligro. Que esa persona será atacada o algo así. Me pide que le pregunte cosas, que le avise de otras. Me dice que la advierta del peligro en el que está, que le pregunte por qué está preocupada, por qué está postergando sus proyectos. Me dice que la advierta de su presidenta de su club de fans, que le diga a su padre que no confíe tanto en sus fuerzas pues se llevará una terrible sorpresa. El problema, señorita, es que no sé quién esa persona que recibirá la agresión, y por qué yo podría salvarla con preguntas y advertencias. Créame, señorita, que aunque lo soñé estoy seguro de que es un mensaje, una señal, una advertencia del futuro. Siento como si se me instalara gente a los gritos en mi casa para decirme que haga algo por alguien que no sé quién es, pero que yo sólo los puedo ayudar pues ellos no pueden hacer nada … tal vez porque están en el futuro y saben lo que sucedió. ¿Lo cree posible, señorita? ¡¡Ayúdeme, ayúdeme por favor!! No crea que estoy loco. Si quiere, haga como que esta charla no existió y todos seguimos como si nada. Le juro que durante la bienvenida a Selena yo no haré nada raro, ni hablaré con nadie de este tema. Lo que menos querría es que se arruine la fiesta. Ya veremos cómo sigue la historia, mi historia…”, le dijo desesperado Tomás con su cara de ruego buscando que su maestra lo entendiera. La maestra de Tomás se quedó seria con la mirada perdida. Había algo en el relato de Tomás que le resultaba familiar, muy familiar. Luego miró a Tomás y le dijo: “¿Nunca escuchaste el nombre de la persona a la que atacarían? ¿Ni un indicio? ¿Nada que te haga presumir de quién sería atacada, tal vez hasta asesinada, y por quién?”. “¿Asesinada? ¿Eso pasará? A pesar de las advertencias no me imaginé esa posibilidad. ¿Usted sabe algo de esto? ¿Usted también lo soñó?”, le preguntó alarmado Tomás. “No … No … Sólo lo supuse de tu relato … ¿Entonces no sabes de la agredida ni de la persona que la atacará?”, insistió la maestra. “No … ¡¡Ah, sí!! Creo que se lo dije antes … Aparentemente la atacante es la presidenta de su club de fans … Pero nada más. Puede ser cualquiera, una actriz, una líder social, una cantante, ¡¡cualquiera!! Hasta una política tiene su club de fans. ¿Cómo saber de quién se trata y cuándo sería esto? … ¿Entonces me cree en lo que pienso? ¿No me toma por un loco? Aunque si usted piensa lo mismo, entonces seguiré así de preocupado. ¿Usted me entiende qué se siente que algo puede pasar y no poder evitarlo?”, le dijo Tomás totalmente confundido. La maestra lo abrazó compulsivamente mientras miraba al techo con preocupación y apretaba fuertemente su boca para no exteriorizar lo que sentía en ese momento. “¡¡No, Tomás!! No te preocupes. Yo … Yo pienso que es un sueño, una fea pesadilla. Pero tenme al tanto, pues uno nunca sabe ... Quiero que sepas que cuentas conmigo y que para nada te tomo como un niño que tiene alucinaciones. Igualmente, no hay que descartar que la tensión de los preparativos y de la venida de Selena esté influyendo en ti … Por lo pronto, ve a descansar, duerme bien y piensa sólo en lo que pasará con Selena mañana. ¿Me lo prometes? ¿Lo harás? Y si te viene nuevamente algún sueño me llamas de inmediato. No importa la hora y el momento. Tú me llamas sin dudar. ¿Lo harás, Tomás?”, le dijo la maestra tomándolo de los brazos y mirándolo fijo a los ojos. Tomás la dejó tranquila prometiéndole que así lo haría y le pidió si acaso podía corroborar con ella que todo estaba en orden, si todo lo preparado era un digno recibimiento a Selena. Tomás y su maestra revisaron todo y notaron que todo estaba bien. Ambos se prometieron que chequearían lo que tenían preparado ellos mismos en forma individual y se despidieron. Tomás se fue contento a su casa, por lo que la maestra se quedó tranquila de que al menos por un tiempo no estaría tan preocupado. Pero ahora la que se sentía tensa era ella. Había algo en ese relato que no le gustaba, acaso porque percibía algo en ello, acaso porque ella misma había tenido esos sueños, esas señales. La maestra sintió que algo debía hacer por Tomás, por esa mujer, por ella misma y por esas señales. Mientras tanto, Tomás se fue a su casa y lo primero que hizo fue tomar aquella remera de Selena que se compró para dejarla bien a su vista a la hora de partir al otro día a la Escuela de los Spurs y darle la mejor fiesta a su Selena. Ya era tarde y cuando iba a tratar de dormir sabiendo que le sería muy difícil, sonó el teléfono de su casa. Tomás fue a atender antes de que lo hicieran sus padres que se habían acostado tempranísimo para afrontar otra jornada de grandes responsabilidades. Para su sorpresa notó que era su maestra. Tomás pensó en lo peor, pero pronto se dio cuenta de que la noticia le daría la mayor de las alegrías. “No sabes, Tomás, la sorpresa que te tengo preparada. Hablé con Selena. No me digas cómo lo logré, pero la ubiqué, la llamé y pude hablar con ella. Le dije que quería que antes de entrar a nuestra escuela te recibiera a ti, pues eres el gran responsable de la organización y su máximo admirador. ¿Y a que no sabes qué? Me dijo que con todo gusto hablaría contigo, que era un placer poder hablar con alguien que había hecho tanto por ella y que tenía tantas cosas para decirle … No te preocupes, Tomás. No le adelanté todo lo que tenías preparado … Sólo le dije que tenías muchas ganas de decirle lo que sentías por ella, lo que representa Selena para ti y que querías preguntarle muchas cosas. Y que todas esas cosas que le querías preguntar sólo lo podías hacer a solas con ella, que eres muy tímido y que con otros fans no lo querrías hacer pues sentías que no la debías molestar. Selena aceptó de inmediato, pero desde ya te pido que te tranquilices. Yo estaré contigo para que no te sientas tan cohibido. Yo le garanticé a Selena con mi presencia que estaba avalando todo lo que has hecho por ella y todo lo que sientes con su presencia. ¿Qué te parece? ¿Hice bien? ¿Estarás conmigo en la Escuela de los Spurs una hora antes de que empiece la fiesta? ¿Cuento contigo o tengo que llamar a Selena a esta hora para decirle que no vendrás?”, le dijo su maestra expectante esperando la respuesta de Tomás. Él hizo un silencio casi sepulcral. No salía de él ninguna palabra. La maestra se preocupó y por un instante pensó que la comunicación se había cortado. “¿Y? ¿Estás allí, Tomás? ¡¡Dime algo, por favor!! Al menos dime que me has escuchado”, insistió. “…Es que … Es que no sé qué decir … ¡¡Gracias, gracias, señorita!! No sé por qué hizo esto por mí. Créame que no era necesario. ¡¡Y claro que estaré allí!! Eso sí. No creo que pueda dormir esta noche. Por eso le pido que me ayude cuando esté delante de Selena. Y si por esas cosas llegó la hora y no estoy allí, ¡¡llámeme!! ¡¡Lo único que me falta es que me quede dormido y Selena se desilusione de mí!!”, le dijo Tomás, todo emocionado. “Tranquilízate, Tomás. Yo te llamaré antes de ir al encuentro de Selena. Sé que te será difícil dormir en estas circunstancias. Pero al menos trata de apoyar tu cabecita en la almohada. Siempre será mejor que hagas eso antes que dar vueltas alrededor de la cama. Hazme caso. Con eso estarás mejor…”, le dijo su maestra, en la seguridad de que por allí lo mejor que podía pasar era que no durmiera, aunque tal vez, tal vez, dormir podría ser la mejor señal antes de encontrarse con Selena al otro día…

“¡¡Vamos, vamos, Tomás, pregúntale!! ¡¡No temas hacerlo!! Dile que por qué tiene desatendida la tienda. ¡¡Muéstrale su remera. Sí!! Muéstrale la remera que te compraste y dile qué pasa, que por qué no le contesta al entrevistador sobre los modelos que tiene preparados para su boutique. Dile qué pasa, que por qué está tan cansada, que si realmente es por los innumerables conciertos y obligaciones que tiene o es porque está tan tensionada, porque ya no sabe qué hacer con los problemas entre su padre y la presidenta de su club de fans. Dile que por qué si desconfían de esa mujer no la echaron y prefirieron derivarla para que se dedique a la tarea de abrir sus boutiques en Monterrey y en México DF. Dile qué los detuvo en su idea de despedirla. Dile si no teme que haga algo si no se hace lo que ella quiere. Adviértele que ni se le ocurra ir si ella le propone de verse a solas en un motel. Dile que no le crea en nada, ¡¡en absolutamente nada!! Que ella puede hacer cualquier cosa ... Lo que se imagina y ¡¡peor aún!! Dile si quisiera sólo pensar en ella y nada más. Dile qué pasa con su disco en inglés, y si la ves con su esposo, dile que para cuándo vivirán en esa casa enorme y para cuándo los hijos. ¡¡Dile todo!! Dile lo que sientes. Dile lo que representa ella para ti. ¡¡Despiértala!! No permitas que se duerma. No permitas que su destino esté en manos de esa insensata, de esa insensata que la va a…”. Tomás pegó un grito desgarrador. No escuchó una vez más esa última palabra, pero no importaba. Sabía lo que era esa última palabra y también sabía de quién se trataba, aunque no quiso pensar, no quiso ni siquiera imaginar todo lo que significaban esas palabras, esas advertencias, esos pedidos. De sólo pensarlo le daba terror. Ni podía imaginarse en que una cosa así podía pasarle a Selena. ¡¡No!! Era un sueño, una pesadilla. ¡¡Sí. Era eso!! Una horripilante pesadilla y todo era casual, muy casual. ¡¡No!! No eran advertencias del futuro. ¡¡No!! Eso era imposible, inimaginable, demente. ¡¡No!! Él vería a Selena y la vería pronto ... Tomás ni miró la hora. Sólo se dirigió a la Escuela de los Spurs. Lo movía la esperanza y la desesperación. Ni siquiera pensó en su maestra. Tenía a Selena en su mente y no quería ocuparlo en otra cosa que no fuera ella. Le daba terror pensar en esas palabras, en esas advertencias, en que todo lo que había hecho se le desvaneciera como pompas de jabón. Tomás temía que cualquier cosa que lo desviara del camino a la Escuela de los Spurs lo llevara al abismo, al camino y a un destino que él no quería ni pensar. Preparaba sus cosas y temía que cualquier ruido, por mínimo que fuera, lo llevara a ese grito desgarrador, a ese final que no quería ni imaginar. Tomó su remera de Selena y por primera vez abrió la funda para ponerse la prenda para la gran ocasión. Cuando se vio frente al espejo con su remera puesta tuvo un impulso terrible de llorar sin freno, pero no lo hizo. ¡¡No!! No iba a pensar en ello. No se lo permitiría. Nada era cierto. ¡¡Nada!! Tomó su ramo de flores blancas especialmente preparadas para ese gran día y partió a la Escuela de los Spurs. A poco de salir notó que era temprano, muy temprano, pero a Tomás eso no le importó. Una fuerza enorme e inevitable lo llevaba a salir en ese mismo momento. Tenía que dejarse llevar por ese impulso, por esa fuerza. Él se encontraría con Selena y le diría, como se lo prometió su maestra, todo lo que sentía, todo lo que representaba para ella … También le preguntaría todas aquellas cosas que le quería preguntar … Cuando estaba por llegar al destino le llamó la atención que a una calle de allí estaba alguien con un micrófono en la mano esperando a una limousine que estaba estacionando en un costado de la calle. Tomás se detuvo y se fijó bien en el señor que estaba esperando y allí dio cuenta de que era Rock ‘N Roll James, el famoso entrevistador y presentador texano que varias veces entrevistara a Selena. Y cuando estaba por acercarse a él para preguntarle qué hacía allí vio que alguien bajaba de la limousine, una mujer de pelo negro recogido y hecho un rodete con un vestido morado. Enseguida se le acercó Rock ‘N Roll James a entrevistar a esa mujer y vio que enseguida comenzaron a reírse. Tomás creyó reconocer esa risotada, y cuando imaginó quién podía ser se le iluminaron los ojos y se acercó sigilosamente. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para corroborarlo, Tomás se tuvo que tapar la boca para no asustar a todos con sus gritos. Era Selena. Sí, ¡¡era Selena!! Tomás no quería interrumpirla con el reportaje que le estaba haciendo Rock ‘N Roll James. Le iba a hablar después ... Sólo después. Ya con verla se sentía satisfecho, emocionado … y aliviado. Aun así se acercó, más que nada cuando advirtió que había otra gente que iba llegando al lugar al advertir que era Selena quien estaba allí. Cuando estuvo a poca distancia de ella, Tomás se puso a escuchar lo que decía Selena, no sin a antes notar que algo raro había en su expresión, que algo había en su cara que denotaba que no se sentía del todo bien … Rock ‘N Roll James le preguntaba y Tomás se iba alarmando de que Selena estaba como ida, como en otra cosa. El entrevistador le hablaba sobre su itinerario reciente, Chicago-San Antonio-Miami, y Selena tajantemente le decía que estaba muy cansada con el trajín que llevaba. “Si estuviera bien, Selena no contestaría eso, aunque lo sintiera”, pensaba Tomás totalmente preocupado. Hasta que de pronto Rock ‘N Roll James le elogió su labor de diseñadora a través de sus modelos como esperando que le dijera lo que había hecho con ese diseño y lo que haría en el futuro, pero sólo encontró como única respuesta la palabra “Gracias”. Tomás ni quiso pensar en esas advertencias, en esas palabras, en esos pedidos desesperados. Tomó fuerzas, se hizo de valor, y encaró a Selena y le dijo: “¿Pero cómo, Selena? ¿Acaso no le dirás a él lo que estás haciendo y lo que harás? ¿Acaso has abandonado el proyecto de ‘Selena Etc.’? Mira, Selena, aquí tengo una de tus remeras favoritas. Yo confío en ti. Cuéntale todo lo que tienes en mente … ¡¡Ah, perdón!! No me presenté. Yo soy Tomás, ese chico del que una de las maestras de la Escuela de los Spurs te habló ayer para que nos encontremos. Disculpa por la interrupción. Pero es que te escuché hablar y pensé…”. Selena lo miró sorprendida. Su cara pasó, mientras hablaba Tomás, de la mayor de las sorpresas a la mayor de las sonrisas. “Mira. Te perdono si me obsequias esas hermosas flores blancas. Aunque no quisiera importunarte…”, le dijo Selena pícaramente. “¡¡Es que son para ti, Selena!! Las traje especialmente. Esto es sólo un muestrario de todo lo que tenemos preparado para ti. Pero no los quiero interrumpir más. Sigue con la nota. Sólo quería escuchar de ti lo que significa tu boutique…”. Selena lo miró, hubo un pequeño momento en el que ella comprendió plenamente la presencia de Tomás allí y le hizo una seña con los pulgares en alto. Luego Selena se dirigió a su entrevistador y le ofreció una de las mejores notas. Le dijo de sus diseños, de sus planes, de todo lo que haría en el futuro, con sus boutiques y con su futuro disco en inglés. Y no se quedó sólo con ello. Hasta le habló de que en breve se mudaría a una nueva casa, por lo que llamó a Chris para confirmar ese dato y que tenía planes de agrandar su familia. También le dijo que se pondría al frente personalmente para abrir las sucursales de “Selena Etc.” en Monterrey y en México DF, y que si en algún momento dijo que estaba cansada era porque tenía todos esos planes y más cosas en su mente aparte de lo que ya estaba haciendo, pero que eso nunca le haría perder ni la alegría ni las ganas pues sabía que todo lo que había logrado se lo debía a su público, y que ellos eran los principales motores para hacer tantas cosas y más. Rock ‘N Roll James le agradeció la nota, y que le aportara tantos datos y primicias. Luego se le acercó a Tomás y le dijo: “¡¡Te agradezco tu intervención, hermano!! Al principio me desconcertó pero después … No sé cómo lo hiciste, pero le cambiaste el ánimo a Selena de una forma increíble. Yo también la noté rara, pero no me animé a decírselo. ¡¡Menos mal que estabas tú y me ayudaste a salvar la situación!!”. Tomás se sonrió y sólo le dijo: “Supuse que la mejor forma de cambiar su ánimo era hacerle notar que no estaba hablando como ella normalmente lo haría con su boutique. Sólo se lo dije. Creí que lo mejor era advertírselo”, le contestó Tomás y se despidió del presentador con un abrazo. Cuando volvió sobre Selena notó que su maestra estaba hablando lo más animada con ella. Cuando lo vio a Tomás le dijo: “¡¡Hey, Tommy, ya estás aquí!! Me había preocupado pues llamé a tu casa y no contestó nadie. Le estaba explicando eso a Selena ... ¡¡Ven, Tommy!! ¡¡Aquí está Selena!! Te la voy a presentar. ¡¡No seas tímido!! ¡¡Ven!!”. Tomás sólo se sonrió mientras se acercaba a ambas y Selena le decía a la maestra de Tomás: “No te molestes en presentarnos. Él ya lo ha hecho y te puedo asegurar que lo hizo maravillosamente. ¡¡Mira las flores que me ha regalado!! ¡¡Me ha cambiado la mañana y me sacó más de una sonrisa!!”.

Tomás llevó a Selena a la Escuelita de los Spurs. Ella quedó impresionada con semejante recibimiento. Cuando vio que todo el colegio le había dedicado un día a ella no sólo para homenajearla con su obra artística, sino con su labor personal y benéfica, Selena no pudo evitar llorar y emocionarse mucho. Vio cómo cada aula aprendía con la difusión de su obra por la presencia de los chicos al colegio y cómo cada alumno se comprometía a hacer tareas comunitarias al efecto. Vio con emoción cómo los alumnos y profesores tomaban conciencia sobre la defensa de la mujer ante la violencia de género y que se proponían a coordinar tareas para su difusión del problema en toda la comunidad texana. Selena recibió las carpetas con las ilustraciones de sus canciones y tomó con emoción esas flores de plástico que ilustraban el tema “Como la Flor”. Luego Selena recibió una ovación que no había escuchado antes jamás. Cuando recibió todas esas muestras de afecto, y semejante homenaje y cariño, pidió la palabra y le acercaron un micrófono: “¡¡La verdad es que estoy muy emocionada!! Les voy a ser sincera. No creí que fuera tan famosa, ni tan popular. O tal vez lo sabía pero no quise tomar conciencia de ello. Pues para mí lo más importante es recibir el  Amor y el cariño de la gente. A pesar de mi fama, yo siempre necesité ser querida. Eso es para mí lo más importante. Porque todo lo que tengo y todo lo que soy se lo debo al público, se lo debo a ustedes. Sin ustedes aquí yo no soy nada. Y ustedes están allí dándome tanto cariño ... ¿Saben? Por esas cosas … de la vida … estaba un poco contrariada, un poco asustada. Tengo enormes compromisos. Es un año muy importante y trascendental para mí. Y por estos días pensé que no podría lograrlo. ¡¡Hasta tuve pesadillas que me presagiaban lo peor si no hacía lo que debía!! Pero viendo semejante muestra de afecto, ya no tengo dudas. Siempre los tendré en mi corazón, y mientras allí estén ustedes yo sé que lo lograré y ¡¡nunca estaré sola!! Sólo me queda decirles gracias y sepan que jamás los decepcionaré”, dijo Selena y rompió en llantos. Tomás fue hacia ella también llorando y la abrazó fuertemente. “Gracias, Tomás, gracias por lo que has hecho por mí este día”, le dijo Selena toda emocionada. “No, Selena, no nos tienes que dar las gracias. Nosotros tenemos que agradecerte de por vida … ¡¡Agradecerte de que nos hayas hecho tan felices en estos años y hoy mismo con tu presencia!!”. Selena se quedó largamente abrazada a Tomás y después abrazó a cada uno de los responsables del evento que estaban junto con él. Posteriormente, no sólo saludó a cada uno de los asistentes al homenaje a Selena, sino que firmó a cada uno de los asistentes los autógrafos que pedían. Y para terminar con su agradecimiento, Selena les dio un concierto de una hora y media dándole la mejor de las interpretaciones de sus más afamados éxitos…

Cuando Selena terminó de despedirse fue para la salida que desembocaba en un aula improvisada de camarín en la que Tomás la esperaba con una sonrisa. Pero de pronto él vio que una mujer se le acercaba y le decía desde lejos que quería hablarle del tema de las boutiques de “Selena Etc.” en Monterrey y en México DF. Lo hacía amablemente, pero con aire de exigencia, de pedido de explicaciones sobre lo escuchado en un reportaje recientemente hecho. Tomás vio que Selena seguía saludando a la gente que sólo le pedía un saludito, un cariño y parecía no haber escuchado a esa mujer … O tal vez no la quería escuchar … Al advertir eso, y al notar que esa mujer quedaría cara a cara con Selena, corrió hacia ella, se interpuso entre las dos y le dijo a Selena con cara de chanza y de falsa indignación: “¡¡Pero Selena!! ¡¡Me has decepcionado!! Es que nuevamente no has interpretado el tema ‘Ya no’ en vivo. ¿Es que no lo quieres hacer? ¿Acaso no te gusta? ¿Qué es lo que…”. “¿Que no me gusta? ¿Que no lo quiero hacer? ¡¡Ven conmigo!!”, le dijo Selena mientras tomaba a Tomás del brazo y se lo llevaba volviendo sobre sus pasos a la rastra de nuevo al escenario mientras le decía a los demás integrantes de la banda: “¡¡Vamos muchachos!! Que le daremos un tema más al público”. Ante la desconcertante actitud de Selena, la mujer siguió sus pasos en busca de su atención, pero apareció de pronto la maestra de Tomás que le dijo: “¿Quiere saber lo que hará Selena con sus boutiques? ¡¡No se preocupe!! ¡¡Venga conmigo!! ¡¡Que está por allí Rock ‘N Roll James y se lo explicará!! ¡¡Está por aquí!! ¡¡Sírvase un refresco y ya se lo presento!!”. La mujer hizo un último intento por acercarse a Selena, pero fue en vano. La maestra de Tomás se la llevó a la rastra mientras le guiñaba un ojo a Tomás que se había dado vuelta para observar. Selena también había visto todo, pero hizo como que no y le dijo a Tomás: “¡¡Está bien!! ¡¡Está bien!! Yo interpretaré el tema ‘Ya no’. Pero eso sí: ¡¡tú irás conmigo a hacer los coros!!”. En cuanto terminó de decirlo, apareció Selena de nuevo con Tomás en el escenario ante el delirio de los presentes que aún se quedaban a la espera de la interpretación de un nuevo tema. “Cometí un gravísimo error. Me olvidé de interpretarles un tema muy querido por mí. Y lo haré con alguien que ha hecho tanto por mí en los coros … ¡¡Mi amigo Tomás!!”, dijo Selena y de inmediato se escuchó el riff de su esposo Chris. Selena interpretó como nunca el tema “Ya no” en el que hizo participar a todo el público, y cada vez que venía la parte coral le acercaba el micrófono a Tomás para que cantara a viva voz y con suma alegría. Cuando todo terminó Selena se abrazó con Tomás mientras el público ovacionaba a ambos por lo que les habían ofrecido al final. Cuando Selena se marchó, esta vez definitivamente, del escenario, se le acercó de nuevo a Tomás y le dijo al oído: “Y gracias Tomás por apartarme de esa mujer. Y no te preocupes. Ya no forma parte de mi vida. Y tomaré todas mis precauciones para que no se acerque más a mí.” Una vez dicho esto lo miró a Tomás, se sonrió y lo abrazó fuertemente. Y de inmediato corrió en busca de la maestra de Selena a quien también abrazó y agradeció: “¡¡Gracias, gracias por todo!! Gracias también por tu preocupación. De ahora en más tendré más en cuenta lo que significan esas pesadillas que aparecen tan incomprensiblemente. Y gracias por tan lindos y valiosos consejos”. Tomás se quedó pensando en esas palabras que le profiriera Selena a su maestra, luego abrió los ojos, se sonrió como entendiendo todo lo que estaba sucediendo y abrazó a su maestra con gran fuerza sin decirle nada. Cuando pudieron recuperarse de la emoción del momento, sólo le dijo: “¡¡Gracias, señorita, gracias por creerme!!”. A lo que la maestra le contestó: “No tienes nada que agradecerme, Tommy. En la vida hay que saber escuchar y entender. ¡¡Si lo hiciéramos a menudo muchas desgracias se evitarían y todos seríamos muy, muy felices!! … ¡¡Y vámonos con Selena!! No la dejemos sola. ¡¡No la dejemos sola justo ahora!!”. Y juntos fueron corriendo al encuentro de Selena para acompañarla en su despedida…

Tomás y su maestra se fueron con Selena. Ella estaba firmando los últimos autógrafos. Cuando los vio les dijo que esperaran un ratito y se fue. Cuando volvió de la limousine de la que había venido, le entregó dos boletos a cada uno. Uno era de un viaje de San Antonio a Corpus Christi para el día 27 de marzo y el otro de Corpus Christi a Los Ángeles para el 1 de abril. Tomás y su maestra miraron a Selena buscando una explicación que justificara ambos viajes. Fue entonces cuando Selena les dijo: “¿Cómo? ¿Acaso no entienden lo que significa ello? Creí que lo entenderían ... El lunes 27 de marzo vienen a verme por unos días a mi ciudad, Corpus Christi. Para esa fecha llegaré de Nashville y estaré grabando parte del material de mi nuevo disco en inglés en los estudios de q-productions. Luego vendrán conmigo a verme al concierto que daré en Los Ángeles. Y no se preocupen por la estadía. Yo me ocupo de todo. ¿Qué les parece la idea? Si ustedes me dicen que sí ya hablo con las autoridades del colegio para que los dejen venir. ¿Y? ¿Tomo su silencio con la boca abierta como un sí?”. Tomás miró a su maestra en silencio, luego se rieron y miraron a Selena para luego darse un fuerte beso entre los tres a las risotadas. “Me encanta que estén al lado mío por esas fechas.  Siempre es bueno estar bien acompañada en estos momentos tan bellos. ¿No lo creen así?”. Sus admiradores le dijeron que sí y pronto despidieron a Selena. Cuando se estaba por marchar, a Tomás se le apoderó un viento frío que le corría por la espalda y sintió un nudo en el estómago. Cuando su angustia y su ansiedad lo hacían correr hacia Selena, ésta le dijo: “¡¡Y no te preocupes, Tomás!! Te llamaré todos los días hasta que vengas. Yo sabré cuidarme muy bien” y se fue no sin antes darle miles de saludos y besotes en el aire hasta que ya no se pudieron ver. Su maestra se acercó a Tomás y le dijo tiernamente: “Ya ve a tu casa a descansar. Hemos pasado por miles de emociones. Ve y sueña con los angelitos”. “Sí, señorita, hoy soñaré con Selena”, le dijo Tomás y se abrazó fuertemente con su maestra. “¡¡Gracias por todo lo que hizo por mí!! Gracias por haberme comprendido”, le dijo. Ella lo miró en silencio, se sonrió y se despidió de él pidiéndole que descansara bien, que lo peor ya había pasado…

Esa noche Tomás durmió tranquilo, muy tranquilo. Nada de sueños, nada de pesadillas. Sólo lo sobresaltó el teléfono de su casa. Cuando atendió, una voz muy lejana le dijo con toda emoción: “¡¡Gracias a ti por haberme escuchado!! ¡¡Gracias a ti por haber ayudado a Selena!!…” y se cortó la comunicación. Tomás no supo si era su maestra o, si no, quién podía ser. Pero no quiso saberlo. No era necesario. Se quiso quedar con esa sensación y no hacerse nuevamente preguntas. Lo peor había pasado ... También lo más lindo. Sólo le quedaba contar unos días, los días en los que volvería a ver a Selena, para llegar a ese día en el que volvería a ser enteramente feliz...

(A veces no hay que hacerse tantas preguntas. A veces hay que saber entender lo que significan ciertas cosas. A veces no hay que pensar tanto. A veces hay que dejarse llevar por el corazón y por lo que uno siente. Si todos nos manejáramos así en la vida, el mundo sería mejor, la vida sería distinta, el porvenir sería provechoso y, lo más importante, Selena estaría entre nosotros. Mientras tanto, yo sigo esperando esa señal, ese aviso que me diga que no todo está perdido, que aún hay esperanza de que todos seamos felices enteramente con Selena a nuestro lado…)

Selena … Yo sólo te pido que alguna vez me certifiques con tu presencia que los sueños muchas veces se hacen realidad…

Te homenajea todos los días…


 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: January 22nd, 2012
 
 
 

Esa imagen que tanto me inquieta, Selena…

 
 


Ernestina era miembro del equipo de marketing de una importante agencia de publicidad que trabajaba para Shampoo Agree. En los últimos meses de 1994 y primeros de 1995 vivió tremendamente ocupada por el “tema Selena”. Los dueños del producto habían decidido que Selena fuera la figura de su producto desde hacía un buen tiempo, ya había hecho publicidades e infinidad de campañas con su figura, pero esta vez habían decidido ir más lejos. Advirtiendo que Selena se hacía cada vez más popular decidieron que Selena tuviera en su nueva campaña una figura más moderna, que abarcara a todo el mercado no sólo latino sino anglosajón y hasta europeo. A alguien se le había ocurrido que Selena debía tener otra figura, distinta, más exultante, como una estrella mundial que luce para el gusto de todos los consumidores del producto … y más también. Ernestina escuchaba cómo aquellos gerentes de marketing,  aquellos gurús y estudiosos de las nuevas “tendencias” del mercado sugerían que Selena abandonara su exultante figura morocha de pelo largo lacio y flequillo. “Es muy vulgar. Ya muchas tienen esa figura. Aparte ya hay otras artistas que la imitan. Selena tiene que lucir diferente. A mí me parece que debería marcar nuevas tendencias … Estuve fijándome que Selena alguna vez lució rubia. ¿Por qué no la mostramos así de nuevo? No digo igual. Tal vez un rubio más tenue, más moderno, más de una mujer joven que luce más adulta y no como una ‘teenager’. ¿Qué les parece la idea?”, les dijo el Gerente General de Marketing al equipo que estaba a su cargo. Obviamente que a todos les pareció una espectacular idea y la aceptaron sin objeción alguna. Ernestina iba a hacer un comentario, pero se quedó con el dedo alzado y la boca abierta congelada por un largo rato. Ella iba a objetar sobre si había necesidad de ese cambio, siendo que era más que probable que Selena nunca tendría esa figura y que la gente apreciaría más que apareciera como siempre, por lo que sólo habría que hacer una linda sesión de fotos con Selena mejor producida y nada más. Pero se quedó con la palabra atragantada. Se sintió intimidada por gente que mostraba tanta “sabiduría” y tanto conocimiento de lo que era el “negocio” y, por ende, que sabía cómo era mejor “vender” la imagen de Selena. Era curioso. Ernestina veía que esa gente supuestamente se mostraba tan solícita a escuchar “sugerencias” pero a la hora de esperar propuestas “superadoras” no se la veía con ganas de oír otras opiniones, sino más bien que aceptaran sin chistar las brillantes ideas que se le había ocurrido. Ernestina tenía una ligera ventaja respecto de sus compañeros de trabajo. Ella conocía bien a Selena. Sabía cómo era, sabía quién era, a diferencia de los otros a quienes se les ocurrían tan brillantes ideas. Ernestina no dudaba de que luciría linda de la manera en la que sugerían, pero a ella no le parecería tan natural, tan “ella”. La gente la quería como era en todo sentido. Para Ernestina, Selena era tan encantadora, tan talentosa, tan servicial, tan carismática, que no dudaba en saber que la gente la quería tal cual era y tal como ella se mostraba. Para Ernestina era inútil ese trabajo de “transformación”, de “modernización”. Tal vez serviría para otra gente a quien no conocía a Selena, pero para los demás para nada tendría sentido esto, pues sólo había que consolidar el mercado que Selena había conquistado y para ello no había que hacer ninguna transformación. Y era cierto que Selena alguna vez lució rubia con pelo largo y enrulado. También lució con el pelo negro y corto. También lo lució enrulado, castaño y corto. Había pasado por todas las figuras en poco tiempo, pero ella desde hacía unos dos años consolidó su figura al mismo tiempo que descollaba en  Monterrey y desatara la locura en el público latino de Estados Unidos como en todo México y Centroamérica. Ese pelo largo, negro con flequillo o levemente tirado hacia un costado era marca registrada en Selena. Ernestina era texana. Ella sabía muy bien lo que significaba Selena para todos los de “la raza”. Sus superiores no lo eran y pensaban que podían tomar a Selena como una figura más, que debía ser  “modernizada” para ser aceptada por todo el mundo. “Estos tipos no saben nada de lo que significa Selena. Si ellos supieran que Selena es lo que es por ella misma no se les ocurriría transformar nada. Se limitarían a seguir el camino que ella marcó y listo. Si supieran quién es Selena y que ella es la artífice de su triunfo le preguntarían a Selena lo que hay que hacer con ella. Pero conociendo a Selena seguro que se limitaría a hacer lo que le piden aunque ella tenga mejores ideas, aunque ella sepa cuál es su mejor figura y la que todos aceptan”. Ernestina se reía de sólo pensarlo. Escuchaba a esa gente hablar de la figura de Selena y se decía qué sabrían ellos. Ernestina sabía hasta el detalle de que abandonó la figura de pelo largo y rubio pues un día se le quemó el pelo, y tuvo que recortárselo todo y usarlo tan cortito y con su color natural para recuperarlo. Sabía que justo eso le ocurrió poco después de firmar para Emi Latin y en el apuro para sacar una foto para el primer disco de Selena para la disquera tuvieron que improvisarle un peinado con un pañuelo. Y aun así lucía tan linda … y nadie se había dado cuenta. Ernestina hasta sabía que nunca Selena pudo recuperar el volumen de pelo que tenía y muchas veces reparaba ese problema con pelucas o postizos. Pero aun así, Ernestina se asombraba de la voluntad de Selena para superar todo, pues se las ingenió con esfuerzo para recuperar buena parte del pelo dañado, y lucirlo bello y original como siempre ... Por eso tenía ganas de decirles a todos ellos que hablaban con ligereza de Selena si sabían que ella tenía su propia boutique y salón de belleza, si sabían el recorrido de Selena para llegar a ser lo que era en ese momento. ¿Pero cómo lo iba a decir? Ella era una “aprendiz”, ella debía copiar el ejemplo de sus “maestros”; ellos “sabían explotar” la figura que les pidió su jefe que difundieran para su próxima campaña publicitaria. Llegó a escuchar con estupor comentarios del estilo de: “Hoy ya no alcanza con vender la figura tal cual es. La importancia de los medios de comunicación es fundamental. A veces es bueno inventar rivalidades, peleas, reconciliaciones, amistades, romances. Eso al público le gusta. Siempre saber el ‘detrás de la escena’ de los artistas vende más. Y si el artista tiene poco que decir, ¿qué mejor que hablar por él, que inventar historias? Por allí Selena necesitaría algo así, ¿no creen?”. Ernestina escuchó a uno de sus pares decirlo como al pasar, fuera de programa, como para ver si algún superior lo escuchaba y lo promocionaba encomendándole la tarea. A ella le provocó indignación pues pensó que cuando tuvieron oportunidad de hablar no lo hicieron, y encima se permitían “construir” una nueva imagen de Selena que distaba muchísimo de la real. Y no contentos con ello, alguien decía allí que había que generar polémicas en torno de su figura. “¡¡Cómo se ve que no la conocen!!”, se decía Ernestina, por lo que no pudo tolerar semejante insensatez y encaró al joven entusiasta: “¿Pero qué te piensas que es Selena? ¿Tú piensas que toleraría en el nombre de la fama prestarse a la falsedad y a la mentira? Si tuvieras una mínima idea de lo que significa Selena para tanta gente no te atreverías a proponer semejante cosa … Selena no inventó un personaje, no construyó su fama a base de engaños y de especulaciones. ¿Acaso sabes que hace poco protagonizó una novela y que rechazó ofertas de otras que la intentaban mostrar de un modo diferente del que es ella? ¿Tú sabes que el padre es su manager y que si escucha tus “sugerencias” te echaría a patadas? Si tienes tan claro qué hacer con Selena, ¡¡anda, ve y diles lo que quieres hacer con ella!! Diles que se ponga a hablar mal de alguien, diles que le diga a la prensa que tal colega es su amiga y que tal otra su enemiga. Diles que invente declaraciones, que se ponga ‘de novia’ con el cantante de moda del momento para pegarse a su éxito y sacar rédito de ello asegurándose de que todos hablen de ella, pero no por su música ni por sus actuaciones, sino por sus ‘convenientes relaciones’. Pero eso sí: antes de hacerlo asegúrate de saber cuál es su condición civil, pues ella es casada. ¡¡Así que si vas a inventarle novios también invéntale separaciones!!”. El joven se sintió intimidado por Ernestina, pero estaba en un grupo de varones, por lo que sintió que si se dejaba apurar por aquella mujer, su tonta idea de lo que es la masculinidad se vería seriamente desdibujada. Por ello, con mirada de desdén, y con intento de insultarla y menospreciarla, le dijo: “Mujeres, mujeres … Cada tanto tienen una figura y ya la tienen que defender…”. Él y sus amigos alcahuetes comenzaron a reírse de ella. “De mí dime cualquier cosa, pero de Selena no”, le dijo Ernestina y sin darle oportunidad de nada le dio una terrible bofetada. El joven tonto quiso reaccionar, pero enseguida se interpuso el Gerente General. “¡¡Tú, vete de aquí inmediatamente!!”, le dijo al joven indignado, que se enfureció aun más con la sonrisa socarrona de Ernestina. Tuvieron que sacarlo cinco de sus amigos a la rastra. “¡¡Y tú, ven conmigo!!”, le dijo a Ernestina. Salieron de la sala de conferencias y Javier, el Gerente General, no paraba de retarla delante de todos por ese comportamiento. Lo hacía con énfasis, pero paternalmente, como mostrándose consternado por semejante escena que vio. Caminaron hasta que se alejaron lo suficiente de todos los asistentes. Ya en la calle, Javier llegó a un bar y le dijo cortésmente que la acompañara con un café bien cargado que necesitaba tomar para pasar el mal momento. Como Ernestina dudó de las intenciones de Javier, éste le dijo: “Yo admiro a las mujeres con carácter. Hiciste muy bien recién. Esas personas no trabajarán más conmigo. Porque, aunque no lo creas, yo conozco a Selena. Y desde ya que puedes pegarme una buena bofetada si me lo merezco. Yo sólo lo aceptaré. ¿Me das el placer de acompañarme sólo por un  momentito?”, le dijo Javier, mientras abría la puerta de entrada al bar e invitaba cortésmente con un gesto a que Ernestina entrara. Ella sonrió y entró. Una vez sentados en una mesa, Javier le dijo: “Podría decirte que advertí tu acento texano y entendí el porqué de tu reacción. Podría decirte que viendo semejante arenga y reacción en  defensa de Selena sé que sabes mucho de ella y de lo que significa. Yo sólo quiero que mañana vengas al estudio en el que se le harán las primeras sesiones de fotos de Selena en las que además se le efectuará la primera de una serie de entrevistas promocionales. Por ahora sólo quiero que observes todo y me digas lo que piensas, lo que sientes, lo que te llama la atención, lo que te gusta y lo que no. Quiero saber tu opinión…”. “¿Y para qué la quieres? Si ya sabes lo que pienso de todo esto...”, le dijo secamente Ernestina. “No. Yo sólo sé lo que le dijiste a ese patán. Al menos dime lo que no dijiste en el auditorio. No me creas tonto. Vi tu mano a medio alzar y tu boca entreabierta. No sé por qué no dijiste nada sobre mi propuesta…”, le dijo Javier. “Pues me pareció inútil cuando vi que todos aplaudían tu idea y que nadie quería hacer ninguna observación. Me pareció una farsa, un buen montaje para que todos legitimaran tu gran idea…”, le dijo provocadoramente Ernestina. “Pues te equivocas. Al menos cerciórate de ello dándome tu opinión. Recuerda esto: siempre di lo que piensas; siempre discute lo que no te parece correcto. Lo peor que te puede pasar es que te digan que no o que desoigan tus palabras. Pero peor es no decir nada y quedarte con la duda. ¿Qué lograste no diciendo nada? Sólo desahogándote con ese pobre infeliz. No creas que todos somos tan tontos. La gente, si quiere ser grande de verdad, se rodea de otra que piensa y dice lo que siente. Los mediocres se rodean de aduladores y de gente que sólo dicen lo que ellos quieren escuchar. Yo sólo quiero hacer bien mi trabajo. Por eso necesito de gente inteligente y mejor que yo que me diga si hago bien las cosas. Yo luego decido”, le explicó claramente Javier. “Bueno, lo que pasa es que yo pienso que deberías…”, alcanzó a decirle Ernestina. “No, ya es tarde. Tarde en horario. Tarde para decirlo. Tuviste tu oportunidad antes y públicamente. Ahora no sería honesto de mi parte escucharte, porque los demás deberían saberlo al mismo tiempo que yo. No me digas nada ahora…”, le dijo tajantemente Javier. “¿Y entonces para qué quieres que vaya mañana?”, le dijo al borde del enojo Ernestina. “Para decirme lo que piensas. Para ver qué te parece lo que estamos haciendo. Para que me digas cómo ves a Selena…”, insistió Javier.  “¿Y por qué yo?”, insistió Ernestina. “Ya te dije. Yo no quiero aduladores. Yo quiero gente inteligente que critique mi trabajo”, le dijo Javier y se incorporó dando por terminada la conversación. Luego llamó un taxi y le dijo que llevara a la joven a su casa pagándole por adelantado. Cuando Ernestina ya se iba alcanzó a ver a Javier que la saludaba con la mano y le decía con una sonrisa: “¡¡Nos vemos mañana!!”. Ernestina vivió todo el viaje con una sonrisa en la boca. Se sentía Cenicienta pero no sabía por qué. Ya vería mañana cuando viera a su amada Selena…

Ernestina llegó al otro día al estudio en el que estaría Selena sacándose fotos y dando sus primeras entrevistas. Al principio la hicieron esperar pues la encargada de admisión no tenía la autorización de Javier. Pero la mujer la tranquilizó: “De todos modos, no te has perdido nada. Selena aún no ha llegado y los encargados de traerla están con ella. Eso sí, hay un mundanal de gente esperándola en el estudio”. Ernestina, con el permiso de la encargada, espió por la puerta de entrada al estudio y quedó fascinada por lo que había allí: centenares de técnicos, fotógrafos, ayudantes, camarógrafos, periodistas e infinidad de invitados y colados estaban preparados para recibir a la estrella del día. Ernestina estaba tratando de contar la cantidad de gente que había allí hasta que fue sorprendida por un ejército de agentes comandados por el mismísimo Javier. Ernestina se apartó rápidamente de la puerta y vio que Javier se dirigía directamente a ella sin perder el paso, al mismo tiempo que con el dedo índice de su mano derecha señalaba a Ernestina mirándola a la encargada y con el pulgar en alto le indicaba que estaba todo bien. “Entra luego de que entremos todos nosotros. Te ruego que observes bien lo que encuentras en el día y luego me cuentas. ¿Entendido?”, le dijo Javier mientras miraba a Ernestina e ingresaba al lugar. Ella asintió con la mirada y vio cómo un centenar de personas ingresaba con él. No terminaba de asombrarse de semejante despliegue de personal cuando casi sin darse cuenta observó cómo entre todos ellos entraba Selena a las corridas seguida de su padre y de José Behar, presidente de Emi Latin. Casi no la reconoció al verla con el cabello rubio y levemente enrulado.  También la vio con una bonita chaqueta amarilla y pantalón oscuro. Ernestina no pudo evitar su alegría de ver a su amada Selena allí y le gritó: “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡Qué alegría de verte aquí!! ¡¡Bienvenida!!”. Ernestina se lo dijo con la sola intención de que Selena escuchara un mensaje de cariño entre la locura de esa gente llevándola de un lado a otro. Pero para asombro de Ernestina, Selena se dio vuelta y alcanzó a devolverle el saludo diciéndole: “¡¡Gracias!! ¡¡Gracias!! ¡¡El gusto es mío!!”. Y cuando ya Selena ingresaba por la puerta principal vio que ella la miraba y se sonreía mientras levantaba el dedo pulgar de su mano derecha. Ernestina se emocionó mas no se sorprendió. Selena era de esas artistas que se preocupaba por sus admiradores y de agradecer cada muestra de cariño. Le apenaba verla llevada de esa manera pero le alegraba que ya todos la consideraban como una artista muy importante ... Pero no había caso: a Ernestina no le convencía ese peinado y, por extensión, esa imagen de Selena. Le parecía alejada, extraña, que no condecía con la imagen que todos tenían de ella. Pero en ese contexto de locura, parecía lógica esa “nueva” imagen de Selena, más cerca de la gran estrella internacional que representaba esa joven texana con grandes sueños, increíbles promesas y enormes chances de triunfar. Cuando finalmente Ernestina pudo entrar vio a toda esa ingeniería de gente funcionando por y para Selena, pero para sorpresa de todos los organizadores, todos los presentes que estaban trabajando para lo que estaba pautado no pudieron evitar abalanzarse sobre Selena y darle sus saludos, sus agradecimientos, pedirle autógrafos, rogarle una foto con ella. Ernestina pudo apreciar cómo gente llamaba a sus casas para decirles a sus parientes que habían visto a Selena, que tenían una foto de ella, que la habían saludado, que le habían dejado salutaciones de ellos. Todo lo pensado por Javier se demoró poco más de una hora, pues por supuesto Selena se detuvo para atender a todos sus admiradores y no siguió hasta que hubo satisfecho la necesidad de cada uno de ellos. Javier no dejaba de mirar asombrado todo lo que estaba pasando, mas no atinó a nada, máxime pues Selena misma le había pedido que esperara un ratito, pues “a esta gente yo le debo todo”. Ernestina pasó por delante de Javier y con aire socarrón le dijo: “¿Ahora te das cuenta de lo que significa Selena, no?”.  Él la miró, se sonrió y le dijo sin dejar de perder su compostura: “¡¡Vamos, Ernestina!! No dejes de mirar y de hacer lo que te pedí. No te distraigas con tonterías. ¡¡Vamos!!”. Ella lo miró, se sonrió y durante varios minutos vio la escena repetida de Selena sonriendo, de Selena contestando, de Selena preguntando, de Selena sentada recibiendo a esa fila incesante de gente dando toda clase de muestras de cariño. Ernestina quería acercarse para sumarse a aquella gente pero optó por quedarse. Quiso primero cumplir con el pedido de Javier. Prefería cerciorarse si acaso podía ver a Selena más tarde, cuando tuviera más tiempo y estuviera con la ocasión más propicia para decirle lo que le quería decir en ese momento. En realidad, podría haberlo hecho en ese momento, pero Ernestina tenía terror de decirle algo impropio, de no decirle correctamente todo lo que le quería decir, que era mucho y profundo. No podía simplemente pasar para decirle que la quería o para pedirle un autógrafo. Ernestina sentía un terrible impulso por decirle todo lo que sentía, llegarle al corazón, hablarle como si fuera su mejor amiga, su hermana, su madre, su hija. Selena generaba un halo alrededor suyo que le hacía sentir a Ernestina que no podía sólo mostrarle admiración. Ernestina quería aconsejarle, decirle, expresar sus más profundos sentimientos, decirle lo que significaba para ella y para toda la comunidad. Por eso Ernestina se quedó allí, quería en ese momento ser una simple espectadora que ratificara eso que ella sentía para poder decírselo después ... Luego de que aquella linda expresión y demostración de un pueblo hacia Selena había acabado, ella ingresó a otro salón custodiado por expertos, y comenzó la maratónica sesión de fotos y entrevistas. Ernestina no podía creer la buena predisposición de Selena a todo lo que se le pedía. Cada tanto hablaba con su padre, quien le daba algunos consejos, y con una mujer extraña, a quien Ernestina no conocía, pero que después supo que era la presidenta de su club de fans.  De ella le llamó la atención de que a cada rato le decía lo bonita que estaba con esa nueva imagen, con ese nuevo atuendo y en esa hermosa presentación. Por momentos le parecía una mujer frenética, pero esa sensación se le pasaba cuando Selena retomaba la sesión de fotos o la entrevista, pues allí esa mujer se transformaba en una mujer “normal y servicial”, como si el encendido de las cámaras, y la vuelta de los periodistas y de los fotógrafos la volviera a la “realidad”, la volviera más “normal”. Ernestina se quedó pensando un largo rato en ese detalle hasta que vio a Selena hablar en la entrevista. Ella se detuvo no tanto en la buena predisposición que tenía Selena para contestar cada pregunta, que no le llamaba la atención pues eso era muy normal en ella, sino en todas las cosas que Selena decía y en todas las obras que ella hacía. Ernestina notó a una Selena sencilla que simplemente gozaba de un hermoso presente pero que distaba mucho de ser el ideal pues había mucho que cumplir aún. Veía a una Selena entusiasta con su presente musical, hablar de lo que significaba para ella y para el grupo tener el soñado éxito con su disco en inglés, de sus futuras giras por toda Sudamérica, de lo que representaba para ella que por primera vez la música texana era considerada seriamente en México y en Centroamérica, de su misión y responsabilidad de ser la cara visible para el programa de vuelta de los niños al colegio, de ser también la imagen del programa para evitar que siga la violencia contra las mujeres, de no parar hasta que se cumplan todos los objetivos por lo que tanto se luchó desde que ella tenía 8 años, de su sueño de ser diseñadora, de lo que esperaba de su nueva empresa “Selena Etc.”, de lo inquieta que era, de que sabía que era muy joven y de que tenía mucho tiempo para hacer todo lo que había soñado para sí y para los demás, de que dejaría para adelante sus sueños de agrandar su familia, y de los grandes sueños de vivir gozando de lo que había logrado, de que esto que vivía ahora recién era el comienzo, de que en la actualidad lo único que esperaba era estar tranquila y preparada para el gran desafío que tenía por delante y por el que tanto esperó tener su oportunidad … Ernestina la escuchaba y por alguna razón que no se podía explicar se tenía que apartar y ponerse a llorar sin parar. No sabía por qué, pero el escuchar a Selena relatar tan entusiastamente sobre su vida, sobre sus sueños, sobre lo vivido, sobre los sacrificios que tuvo que hacer para llegar a ser lo que es y sobre todo lo que tenía planeado realizar le hacían sentir una profunda angustia, como si pensara que nunca tendría tiempo para todo, que detrás de esa mujer de amplia sonrisa había una persona que había sufrido mucho y que seguía teniendo mucho miedo, miedo al que superaba riendo continuamente y haciendo cosas, muchas cosas, cosas que la hicieran ocupar su mente, cosas que la hicieran sentir feliz, por lo que así ella siempre podría superar cuanto obstáculo se le presentara en vida…

Cuando todo terminó Selena se encontró con más gente que se le acercaba con diferentes pedidos, con innumerables peticiones. Se le habían acercado periodistas que le hacían preguntas por su disco en inglés, por sus proyectos de “Selena Etc.”, para que los saludara o les diera más y más autógrafos. Selena decía que tenía pensado trabajar con su hermano en el nuevo proyecto y entre los dos hacer nuevos temas, decía que soñaba con que en el futuro querría que todas las mujeres lucieran sus diseños y que el mundo fuera feliz con sus canciones. A veces había gente que confundía esa buena predisposición de Selena con ingenuidad, cosa que Selena no tenía en absoluto. En un momento alguien le pidió que saludara a una cámara repitiendo el nombre de una organización que no se sabía qué era ni qué hacía. Selena estuvo a punto de saludar, pero rápidamente dio cuenta del asunto y le preguntó al señor que le pedía el saludo en qué consistía la organización que pretendía que ella saludara. En cuanto vio que el hombre dubitaba, Selena pasó a asentir pero dedicándose a seguir firmando autógrafos. Como Ernestina temió que el hombre insistiera y pusiera a Selena en una incómoda situación, se adelantó, se dirigió a Selena y le dijo: “¿Me podrías firmar un autógrafo además de dejarme hacerte una preguntita?”. Selena se sorprendió por la aparición repentina de Ernestina y sonrió en señal de agradecimiento. Luego la observó  bien y le dijo: “Tú eres la que me saludó en la entrada, ¿verdad? ¡¡Claro que sí!! ¡¡Te agradezco tus palabras!! ¿Cómo te llamas?”, le dijo Selena mientras tomaba el papel y extendía su  mano a modo de saludo. Ernestina se quedó con la boca abierta. No podía creer que Selena se acordara de ella luego de ver a tantos admiradores en pocas horas: “Me llamo Ernestina. No puedo creer que te acuerdes de mí … ¿Cómo puedes…”... “Deberías saber que hace mucho que estoy en el negocio de la música a pesar de ser tan joven. Ya estoy acostumbrada … ¡¡Y espero seguirlo estando porque adoro que me quieran tanto!!”, dijo Selena, y echó una de sus estruendosas y graciosas risotadas. Y aclaró: “No me tomes en serio. Es broma. Es pura broma. La verdad que me llamó la atención tu bienvenida en medio de gente tan preocupada por mi seguridad. ¿Tú crees que debo estar tan protegida? Yo creo que no. Tan importante aún no soy…” ... “No creas, Selena, no creas. Tú eres mucho más importante de lo que crees. Y sí, yo creo que debes cuidarte. No del público. Ellos te quieren mucho … Nosotros te queremos mucho. Pero uno nunca sabe. Siempre pasan cosas. Y tú estás en el momento del despegue mundial. No sea que…”, le dijo Ernestina sin saber por qué le decía esas cosas, como si supiera y tuviera la seguridad de que a Selena le podría pasar algo. Incluso se le pasó por la cabeza la imagen de John Lennon, pero eso la aterró y no se lo quiso decir a Selena … “No sea que me pase algo … ¿Eso me quieres decir? Tienes razón. Lo tendré en cuenta”, le dijo Selena. Ernestina respiró aliviada, sobre todo pues pensó que Selena iba a esperar su respuesta a la pregunta “¿Eso me quieres decir?”. Enseguida Selena le preguntó: “Pero tú me dijiste que me querías decir algo. ¡¡Vamos!! ¡¡Dímelo mientras firmo tu autógrafo!!”. Selena le sonrió y esperó que Ernestina le dijera lo que le estaba pasando, acaso como sabiendo lo que le iba a decir …

Ernestina tomó impulso y largó la pregunta antes de que titubeara y se arrepintiera: “¿Sabes, Selena? Yo trabajo en la agencia de publicidad que se encarga de la nueva campaña de Shampoo Agree. Mi jefe es Javier. Creo que ya lo conoces. Estuvimos en varias reuniones delineando las políticas a encarar sobre tu imagen, sobre cómo deberías encarar al público, de qué modo presentarte, qué deberías decirle no sólo al público latino de Estados Unidos y de México, sino de toda Latinoamérica. En general a todos les pareció bien tu nueva imagen, así como estás, rubia y más moderna, más accesible y convencional para todo público … ¿Pero sabes? ¡¡Y no te ofendas!! A mí no me pareció una buena idea. De hecho estoy aquí por eso, pues mi jefe quiere que vea esta campaña y le pase mi informe. Me pelee con algunos compañeros de trabajo. ¡¡Casi me linchan!! Es que yo creo que hubiese sido mejor que te mostrases como siempre, como en los últimos tres años, con tu pelo oscuro, largo, preferentemente con flequillo … Sé que la imagen no es todo, pero sabes, Selena, que la gente te adora por lo que eres y eso lo asocian con tu imagen. Sé que puedes aparecer de cualquier modo y a la gente le parecerá bien, pero … la gente te ha visto en los últimos años de una misma manera, te ha visto triunfar con esa misma imagen, te ha visto madurar de ese modo. Después de tu incidente con tu pelo en el que te lo dejaste muy cortito te lo dejaste crecer y con él te hiciste masiva y popular … No estoy diciendo, claro está, que el pelo te hizo triunfar, sino que mucha gente comenzó a conocerte en esa época y los que ya te conocían comenzaron a quererte definitivamente cuando pasaste a la adultez y todos fueron éxitos para ti. La gente que se acercó a ti te ha visto de ese modo y tú te acercaste con ese aspecto … Como sea, lo que quiero decirte que esta imagen con la que te muestras ahora ante el público no lo ha visto nadie en un escenario, en un evento, en un reportaje convencional. Entiendo la política de la firma, pero yo hubiese explotado la imagen que tienes todos los días entre nosotros. ¡¡Sólo había que ponerte más linda con tu pelo con tu imagen habitual y listo!! No vi la necesidad de tantas reuniones de marketing ni había necesidad de hacer un estudio de mercado. Sólo había que mostrarte tal cual nos recibirías en tu estudio de grabación, en tu casa, en tu boutique ... Espero que no te ofendas. No quiero decirte que no me gusta cómo estás ahora. Sólo quería decirte que…” … “que no te parezco linda ni te gusta cómo estoy. ¡¡Sí!! ¡¡Lo entendí muy bien!! ¡¡Gracias!!”, la interrumpió Selena, quien la miró fijo y echó enseguida una gran carcajada. “¡¡No te preocupes, Ernestina!! Es un chiste … Un mal chiste … Mira … Entiendo perfectamente lo que me dices y tal vez tengas mucha razón. Seguramente si yo hubiese estado a cargo de la publicidad es más que probable que hubiese hecho lo mismo … Pero desde niña aprendí a que cada uno cumple una función y lo que decida cada uno es respetado. Mi padre es el manager del grupo, mi hermano es el productor de mi música … Cada uno sabe lo que tiene que hacer y los demás acatamos lo decidido. Sabemos que todos buscamos lo mejor. Aquí firmamos un contrato con Agree y nosotros acatamos sus decisiones. Si sale bien todos saldremos beneficiados ... Te entiendo, Ernestina ... No tienes por qué angustiarte. Haces muy bien en decirme lo que piensas con honestidad. Nosotros hacemos lo mismo en familia. Nosotros también discutimos las decisiones, cada uno aporta lo suyo para el bien del grupo, pero una vez que dijimos todo lo que había que decir dejamos en el encargado de cada asunto decidir lo más adecuado. Si nos conoces bien sabes que nos manejamos con la verdad, con honestidad y con humildad. A veces por allí algunos creen que somos ingenuos. Habrás visto cómo encaré el tema de la persona que quería que saludara a alguien que yo desconocía, ¿verdad? Por eso tranquila, Ernestina. Valoro tu franqueza, pero hoy estamos en manos de lo decidido por Javier. Ya verás. Todo va a salir bien. Y no te preocupes. Esto es temporario. ¡¡Volveré a ser la morocha flequilluda de siempre!! Igual sabes que me gusta cambiar de peinado cada tanto” ... Selena le sonrió tiernamente a Ernestina, apoyó su mano sobre la suya y le hizo un gesto como esperando contar con su aprobación. Ernestina asintió con un gesto mirando para abajo y Selena le dijo: “¡¡Vamos!! ¡¡No dramatices!! Y aquí tienes tu autógrafo, ¡¡que lo hice mientras me hablabas, me hablabas y me hablabas!!”. Selena no pudo evitar echar otra de sus carcajadas y luego de disculparse otra vez por sus risotadas y por sus chistes, le extendió el papel esperando que Ernestina leyera su contenido. Ella lo leyó: “The most valuable thing in life is to go with the truth, to be honest and responsible. With those principles, success is ensured. Love. Selena. January 1995”. Ernestina se emocionó con semejantes palabras y sólo pudo levantarse para abrazar a Selena y ponerse a llorar sin saber, una vez más, por qué lo hacía. Ernestina no sabía por qué, pero siempre le venía el miedo, casi terror, de que Selena no podría hacer todo eso que tanto soñaba y menos aun con esos medios. Selena le parecía demasiado buena y honesta para este mundo cruel. Ernestina lo podía corroborar con la crueldad con la que se mueve tanta gente, con gente como la que casi ella se agarra a  golpes de puño … por defender a Selena … “¡¡Oye, oye, oye!! No te pongas así. ¡¡No es para tanto!! Supuse que eso te alegraría … ¡¡No es para llorar!!”, le dijo Selena mientras se despegaba de ella mientras Ernestina podía intuir nuevamente en esa tierna mirada de Selena que ella sabía todo, que ella entendía perfectamente los más profundos sentimientos de ella y que los compartía plenamente ... Ernestina advirtió que a su alrededor había un mundanal de gente esperando a Selena para compartir aunque sea un minutito con ella, por lo que le dijo con un gesto que ya debía irse, y Selena lo entendió con un gesto mezcla de alegría y de resignación. Ernestina se fue alejando de la escena y no podía dejar de sentir una enorme admiración por esa mujer que era el talento, la bondad, la alegría, la voluntad y el ejemplo mismos. Ernestina sentía que no había visto nada igual y eso mismo la hacía temer. “¿Qué haría yo sin ella? ¿Qué haría tanta gente sin Selena? Ella es el futuro y la esperanza. Si alguna vez ella se nos fuera, ¿qué seríamos sin Selena?”, pensaba una y otra vez Ernestina sin saber por qué le asaltaban esos pensamientos, sin saber qué era lo que realmente temía, por qué estaba tan obsesionada por la imagen que iba a dejarle Selena a toda la humanidad … De pronto apareció Javier con una enorme sonrisa y gran entusiasmo. “¿Y? ¿Qué te pareció todo? ¡¡No me digas que no resultó fabuloso lo que hemos hecho con Selena!! Vi que estabas hablando con ella. ¿Acaso no te convenció? ¿Acaso no has concluido que finalmente lo que hicimos resultó ser una gran idea? Ahora nos quedan dos largos meses de trabajo de posproducción. Tal vez tengamos que ajustar muchas cosas antes de presentarlo a nuestro cliente de Agree. ¡¡Se nos viene un trabajo tremendo, Ernestina!! Espero contar contigo…”, le terminó de decir. Ernestina asintió en silencio y se resignó a hacer su trabajo, sin estar muy convencida, sin poder sacarse esa angustia de encima que no sabía por qué se le había instalado y no se la podía sacar de su mente, ni siquiera con todo lo que le había dicho Selena…

Efectivamente fueron dos meses duros, muy duros. Javier era muy obsesivo y no quería darle el trabajo terminado al presidente de Agree hasta él verlo hecho en forma perfecta. Hizo miles de muestras fotográficas, compaginó las fotos y los mejores momentos de la entrevista a Selena. Incluso hizo que fuera entrevistada en diferentes medios de radio y de televisión para que Selena hablara de sus proyectos asociados a la promoción de la firma. Más de una vez Ernestina habló por teléfono con Selena para ir definiendo y ultimando detalles, y siempre Selena la calmaba con la confianza de que todo iba a salir muy bien, que tuviera confianza, que estaban en buenas manos y que nada los detendría en el camino al éxito. Por un tiempo Ernestina se mantuvo confiada y tranquila hasta que comenzó a costarle cada vez más contactarse con Selena. Ella viajaba cada vez más seguido y era difícil localizarla, y en las pocas veces que la hallaba notaba que Selena estaba entre distante y dispersa. Ernestina le hacía algunos comentarios entusiastas y algún que otro chiste, pero notaba que Selena no lo registraba o estaba decididamente en otra cosa. Ernestina quería creer que estaba todo bien, que todo esto pasaba porque Selena estaba muy cansada de los viajes y de estar grabando a su vez un nuevo álbum en el medio de infinidad de entrevistas. Pero la última vez que se comunicó con ella, un 22 de marzo, no la notó bien y sabía que no estaba de gira. Había pasado el hermoso concierto del Houston Astrodome, los Festivales de Noches de Carnaval y de Calle 8, los conciertos de Chicago y el de la Escuelita de los Spurs en San Antonio ... Sabía Ernestina que no se la vería hasta el mes siguiente en concierto y que sólo estaría grabando el disco en inglés. Ernestina quiso no pensar pero no podía dejar de hacerlo. No tenía por qué pasarle algo raro a Selena, pero no podía dejar de pensar en ello. Encima seguía sin convencerle la campaña de Agree y la bendita imagen de Selena. Aquella noche del 30 de marzo Ernestina se fue a acostar no dejando de pensar qué pasaría si ésa fuera la última imagen que Selena le daría al mundo. Una vez más se decía por qué pensaba en ello siendo que Selena era tan joven, pero no lo podía evitar. Por eso había discutido, por eso se había peleado tanto, por eso le había hablado a Selena. Cuando pudo conciliar el sueño, se le venía a la mente la imagen de la presidente del club de fans de Selena que le adulaba su nueva imagen. Ernestina miraba sin comprender en ese sueño por qué le decía esas cosas que sonaban tan falsas, tan hipócritas, tan falsamente elogiosas, y mucho menos entendía por qué Selena se sonreía y no se daba cuenta … Hasta que Ernestina vio que esa mujer llevaba las manos juntas a sus espaldas sosteniendo algo. Ella se acercó para ver qué era y notó con horror que era un enorme y brillante cuchillo. Ernestina comenzó a gritar para advertirle a Selena hasta que se vio gritando a la nada en la negrura de la noche. Ernestina saltó de la cama sin esperar advertir que sólo era una enorme pesadilla. Tomó su auto y fue sin pensar a la casa de Selena. Era de noche aún. Estaba por amanecer y ella estaba como a dos horas de la casa de ella. Aceleró, sólo aceleró, no sabía por qué, pero se dejó llevar por su angustia y por ese sueño. Sabía qué le iba a decir, no sabía cómo Selena lo tomaría, pero debía hacerlo. Un impulso irrefrenable le hacía pensar que iba la vida, su vida, la vida de Selena con ello. Cuando llegó a la casa de Selena eran cerca de las 8 de la mañana. Ernestina notó que había luz adentro, lo que la hizo aliviar. Al menos alguien había despierto. Igualmente, si veía todo oscuro no dudaría en tocar el timbre todas las veces que fuera necesario. Rápidamente estacionó su auto y corrió hacia la puerta. Una vez allí tocó una vez. Como no contestaron rápidamente, Ernestina volvió a tocar impaciente. Pasó un pequeño tiempo que para Ernestina fue una eternidad hasta que ella empezó a gritar: “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡Soy yo, Ernestina!! ¡¡Ábreme, ábreme por favor!! ¡¡Es urgente!!”. Casi al instante, una desconcertada y seria Selena le abrió la puerta: “¡¡Ernestina!! ¿Pero qué pasa? ¿Qué es lo tan urgente? ¡¡Estaba por irme!! ¿Qué es lo que…”. “No me preguntes, Selena. No me digas por qué. Quiero ser honesta contigo. Hazme caso. Ayúdame a convencer a Javier. No saquemos esa campaña de Agree. ¡¡Te lo pido por favor!! No me preguntes por qué. Pero hay algo que me perturba de todo esto. No sé por qué, pero no puedo evitar dejar de hacerme la idea de que si ésta fuera tu última imagen, no querría que fuera esta que estamos promocionando. Sé que es una tontería. Sé que tendrás miles y miles de imágenes más, tan o más bellas que ésta, pero no quiero, no quiero que ésta que promocionamos salga ahora. ¡¡Haz una nueva!! Haz una con esta imagen que tienes ahora. Por favor, vengo de manejar dos horas para decírtelo. No podía más. No podía dejarlo pasar más. Prométemelo que lo harás, Selena. ¡¡Dime que sí!! ¡¡Yo me haré cargo de todo!!”, le rogó Ernestina. Selena se quedó callada un largo tiempo, la miraba pero no le decía nada. Ernestina veía en su rostro una gran preocupación. Hasta parecía entender muy bien por qué Ernestina estaba allí. De pronto, Selena le preguntó: “¿Y por qué no me llamaste por teléfono? ¿Podrías estar llamándome en este mismo momento desde tu casa. Yo te hubiese atendido…”. “¡¡No!! ¡¡No!!  … No sé. No sé por qué. No tengo respuestas a eso Selena. Sólo sentí un deseo irrefrenable de decírtelo personalmente…”, le dijo Ernestina, al borde de la desesperación. Selena la miró fijo y le dijo: “No te pido que especifiques nada ni que me des nombres. Sólo contéstame una pregunta y sólo respóndeme sí o no … ¿Tú tuviste una pesadilla y yo estaba allí con alguien?”. Ernestina quedó sorprendida con la reveladora pregunta de Selena, miró al piso y asintió con la cabeza: “Así es Selena … Por eso estoy aquí…”. Selena le hizo una pequeña seña a Ernestina en señal de espera. Al rato volvió con una campera y le preguntó: “¿Crees que Javier aceptará el cambio de plan? Te voy a acompañar. Será mejor que yo también dé la cara, ¡¡así nos mata a las dos juntas!!”. Selena al decir esto se echó a reír por primera vez en la mañana, y Ernestina aceptó con alegría y alivio la invitación de Selena. Por suerte Javier estaba de paso por Houston, camino a New York, para hablar con el presidente de Agree. “Sólo permíteme llamar a mi casa en un par de horas. Le dejé una notita a Chris. Luego le diré bien lo que pasó. Además tengo que ver cómo haremos para ir mañana a Los Ángeles. Es que debo dar un concierto allí…”, le pidió Selena. Ernestina asintió y la llevó a Houston previo a llamar a Javier para reunirse en condición de urgencia. Cuando estuvieron con él, éste se agarró la cabeza, insultó y pidió explicaciones más de una vez, pero no pudo hacer nada frente al motivo que le daba Selena: “Ernestina tiene razón. Nos equivocamos todos. No tengo ningún problema en hacer todo de nuevo y de asumir todas las responsabilidades. Y si quieres, llámalo al presidente de Agree. Yo le explicaré todo”. Javier lo llamó y le pasó el teléfono a Selena. La magia de ella pudo con todo. Logró postergar la entrega por un mes y se comprometió con Javier no sólo comenzar de nuevo con los trabajos una vez de vuelta del concierto de Los Ángeles, sino de ir personalmente a esa presentación, con Javier … y con Ernestina. Javier se resignó a hacer de nuevo la tarea, pero dijo: “¡¡Está bien, está bien!! Ya que quedó todo arreglado, aprovecharé para hacer un ligero cambio de planes … Como los hechos demostraron que tú, Ernestina, tenías toda la razón, te nombraré encargada de la nueva publicidad de Agree. Desde hoy serás la nueva jefa de todo el Departamento de Publicidad. Si has podido con Selena, ¡¡sé que podrás con todos!!”. Ernestina le dio un enorme beso a Javier, que por vergüenza sólo le pidió que no dé más saltitos y se fuera ya a trabajar. Ernestina se fue del lugar agradeciéndole una y otra vez a Javier, quien le decía: “Ya lo sabes. Yo no quiero aduladores. Sólo quiero gente mejor que yo a mí lado. En eso contigo no me equivoqué y ¡¡he aquí la recompensa!! ... ¡¡Y ya te quiero mañana trabajando!!”. Ernestina se fue con Selena del lugar para llevarla de nuevo a ella a Corpus Christi. Todo el viaje fueron risas y largos cánticos. Cuando llegaron a la casa de Selena, Ernestina se abrazó largamente con ella. “¿Me prometes que te cuidarás hasta que vuelvas del concierto? Yo te esperaré aquí mismo en Corpus Christi para empezar a trabajar…”. Selena le hizo un gesto de espera en silencio y se adentró en la casa. Al rato salió y le depositó en la mano de Ernestina un papel y un boleto. En el papel había un nuevo autógrafo de Selena. En él decía: “In life you must know how to change on time. In life you must do what you think is best. And I have learned that from you. Thank you, Ernestina! Love. Selena. March 1995” … Cuando terminó de leer el autógrafo, Ernestina abrazó y le dio un largo beso a Selena diciéndole: “A ti te debo las gracias. ¡¡Tú me has hecho feliz en todos estos años!!”. Cuando se recompuso, Selena le pidió que viera el boleto. Para sorpresa de Ernestina, era un boleto de pase libre al concierto de Selena del día siguiente. Ernestina la miró contrariada, a lo que Selena le dijo: “¿Acaso no quieres trabajar ya mismo en el nuevo proyecto? ¡¡Pues acompáñame a Los Ángeles y empezamos ya mismo!! Te dije que te ayudaría … ¡¡Vamos!! Acompáñame a q-productions. Mi padre, mi esposo y mi hermano me esperan allí. ¡¡Démosle las buenas nuevas!!”. Ernestina se fue a las risas y a los abrazos con Selena en aquel sorprendente día soleado de Corpus Christi, cuando todo indicaba que iba a llover. Pronto todos verían la nueva imagen de Selena. Pronto  verían a la Selena de siempre sonriéndoles, siempre linda, siempre encantadora … otra vez. Ernestina ya no tenía más esa angustia, esa incertidumbre. Ernestina era una mujer feliz viendo a Selena contenta llevando esa imagen de esperanza y de alegría a toda la gente que quiere y que querrá a Selena en el futuro. Ernestina supo ese día que cuando pronto vuelvan todos a ver a Selena ya no habrá en ella más pena ni olvido…

(Esa última imagen de Selena es una linda imagen, pero a la vez triste y melancólica. Nunca se la vio así en concierto, nunca nos cautivó de ese modo … Seguramente lo hubiese hecho si hubiera tenido oportunidad … Prefiero quedarme con esa imagen de Selena que llegó a mi corazón, con esa imagen que no da cuenta ni me hace pensar que Selena se nos ha ido teniendo tanto para dar, tanto por hacer, tanto para alegrar por siempre a nuestros corazones…)

Y no importa la imagen … Importa tu Alma, tu corazón, tu voz, tu sonrisa, tu Amor, Selena. Eso que llevo en mi corazón y que te mantiene tan presente…

Te quiere con toda el Alma…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: January 13th, 2012
 
 
 

Sólo faltaba que cumpliera mi promesa, Selena…

 
 


Marielita sólo tenía 7 años. Era una niña linda, juguetona y bastante madura para su edad. No podía estar nunca quieta y tampoco soportaba los largos silencios. Cuando iba a las reuniones familiares, ella participaba de todos los juegos con sus primitos y hablaba con todos sus parientes mayores. Pero había una persona con la que se sentía cohibida. Era con su tía Rosita. No es que ella fuera una mala persona o alguien que le causara temor. Sólo que siempre la veía triste y melancólica. A Marielita le daba pena pues veía que tenía la mejor predisposición, trataba de ser amable y cordial, pero lo que más se asomaba de ella era una sonrisa triste y condescendiente. Cuando Marielita le planteó el problema a sus padres, ellos no querían decirle mucho, pero ante la insistencia de su hija, su madre le dijo sin titubear lo que le habían ocultado por años: “Es que ella ha sufrido mucho en esta vida. Durante muchos años vivió aquí en Monterrey. Cuando tenía unos 15 años se enamoró perdidamente de uno de sus compañeros de colegio que tenía unos 17, pero los padres de él no la querían como novia para su hijo, y para evitar toda posibilidad de encuentro un día ellos decidieron mudarse a México DF. Rosita quedó totalmente destruida. Aun así mantuvo su relación con su novio en forma epistolar. Eso duró un año más o menos hasta que de pronto él no escribió más. Rosita pensó que él se había enamorado de otra mujer y que por eso no le escribía ni le aclaraba nada. Pero era extraño pues se lo veía entusiasmado, más que nada porque había planeado ir a verla a ella un fin de semana en Monterrey … Pasó una semana y no aguantó más. Como tenía el teléfono de su casa decidió llamarlo haciéndose pasar por una de sus compañeras de curso. Cuando atendió su madre, respiró aliviada al advertir que el engaño urdido había dado su efecto, pero pronto se dio cuenta de que esa mujer estaba muy triste y desvariada, y por eso ni dio cuenta de quién había llamado. Al escuchar que preguntaban por su hijo, ella sólo decía ‘Mi hijo se ha ido. Mi único hijo se ha ido y es por mi culpa’. Rosita creyó que esa mujer se había enloquecido sin sentido hasta que supo que un sentido tenía todo y no quiso escuchar más … Aun así mantuvo el auricular sobre su oreja. ‘Él quería ver a su gran Amor y no se le permitimos. Ya nos habíamos mudado para que no la viera y aún así se mantenía en contacto con ella. Un día nos dijo que quería ir a Monterrey para verla. Quiso ser sincero con nosotros. Se quería casar con ella y le iba a dar la buena nueva. Quería que lo ayudáramos con el viaje. Nosotros nos opusimos. Le dijimos que nosotros no íbamos a ayudarlo por sus amoríos. Sólo con sus estudios. Nos rogó, nos imploró y nosotros no mostramos ninguna clemencia. Hasta que un día vino un policía y nos dijo que nuestro hijo … Él, en su desesperación, fue a tomar un bus para ir a Monterrey. Era tarde, muy tarde. El conductor estaba muy cansado, como él. Hacía horas que no dormía. De pronto sus ojos se nublaron y comenzó a cabecear. Él creía que iba bien pero en realidad el bus comenzó a andar en zig-zag. Nuestro hijo advirtió el peligro y se paró para intervenir en la emergencia. Al instante el bus cambió de vía y chocó de frente contra un camión … Dicen que mi hijo tenía una mirada de paz … Yo no lo quise ver … Ojalá que esa niña nos perdone alguna vez … Ojalá que Rosita se ponga alguna vez en nuestro lugar’. Rosita escuchó esas palabras, miró el auricular y con furia gritó: ‘¡¡Nunca. Nunca los perdonaré!!’. Y colgó. Luego se encerró en su habitación por una semana en la que sólo lloraba y lloraba. Sus padres imploraron para que saliera de una vez pero nada lograron. Vinieron sus parientes, sus amigos, sus compañeros de colegio para pedirle que peleara por su vida, que no se dejara de caer. Cuando estaban sus padres por traer a alguien de la fuerza pública como último recurso, ya que ellos no se atrevían a hacerle daño a su hija, Rosita salió de pronto una noche, cuando nadie lo esperaba. Cuando sus padres fueron a su encuentro, sólo les dijo: ‘Me voy de casa. Seguiré mis estudios para convertirme en monja. Ya está decidido. Iré ahora mismo a anotarme para ser pupila y entregarme al servicio de nuestro Señor’… Y así fue, al menos por quince años…”. Marielita quedó petrificada. Ahora entendía por qué no le decían nada de la tía Rosita, pero también entendía por qué sus padres estaban tan preocupados. Marielita tomó consciencia de lo que era la muerte y de no saber qué nos depararía el destino. En más de una oportunidad mientras su madre le contaba sobre la triste historia de su tía, ella bajaba la vista y escuchaba el relato con su mirada fija en el piso. Sintió la angustia propia de alguien que toma consciencia de lo que es en realidad la vida por primera vez, y que nos hace angustiar y pensar que nada bueno es para siempre. Cuando su madre hizo esa pausa, Marielita preguntó qué se había hecho de los hábitos de Rosita. “Pensó que los mantendría para siempre pero los dejó. Se dio cuenta de que sólo quiso superar la pérdida de su novio negando el mundo y la realidad, y dedicando su vida a la fe. Pero hubo algo que le hizo volver, algo que le hizo creer en el mundo y en la vida. Una vez estando en un campamento acompañando y cuidando a unos niños escuchó ‘Como la Flor’. El tema le encantó. Se sintió muy identificada con la letra, pero quedó fascinada con la interpretación de esa mujer a quien no conocía. Cuando preguntó a los niños sobre quién era la que cantaba, todos al unísono le dijeron: ‘¡¡Selena!!’. Poco tiempo después comenzó a averiguar sobre ella y comenzó a comprar sus discos. Era 1991, el año del despegue de Selena en Monterrey. Siguió indagando y comenzó a verla en cuanta emisión de la televisión estuviera ella presente. Así la vio en el Show de Johnny Canales y quedó sumamente impresionada. Esa mujer, esa cantante texana que cantaba tan bello, que hablaba el español en forma extraña, y de una eterna y contagiosa risa, la había hecho volver a sonreír. Rosita sintió que la tristeza había terminado, que jamás olvidaría a su gran Amor, pero ya podía descansar en paz ... Pues había una mujer que les hablaba de sus sentimientos, de sus alegrías, de sus tristezas, de sus expectativas, de su esperanza. Cuando Rosita veía a Selena, se veía a sí misma, veía a su novio, veía a su familia, veía a su comunidad cantando con ella. Nadie, absolutamente nadie, le había generado semejante sensación. Para Rosita, Selena no dejaba de ser una chica humilde, sencilla y con las mismas esperanzas que ellos, que tenía sus mismos sueños, que soñaba con ser alguna vez alguien en la ‘tierra prometida’. Rosita, con su absoluta admiración por Selena, depositó todas sus esperanzas y sus emociones en ella. Si a Selena le iba bien, a ella también le iba bien. Si Selena sonreía, ella también sonreía. Si Selena triunfaba, ella también triunfaba. Sus padres estaban muy contentos al advertir que su hija volvía a sonreír y a estar entusiasmada. Se habían acostumbrado a que su hija sólo tenía esa mirada de resignación y de tristeza. En un momento se habían preocupado que lo de su hija fuera un caso más de fanatismo enfermizo parecido a esos fieles que siguen a líderes que los llevan a locuras extremas. Aún estaba fresco en sus mentes lo que había sucedido en Guyana ... Pero pronto se dieron cuenta de que su hija admiraba y quería mucho a Selena. Rosita no era una alocada fanática. Su hija la quería como a una hermana, como a un familiar que un día va  a los Estados Unidos a probar suerte, como tantos otros, y lo logra. Lo logra con talento, con sacrificio, con trabajo y con mucho, con mucho Amor. Para Rosita, como para todos, Selena era uno de ellos, uno de ellos que sacrificaba buena parte de su vida para alegrar un poco las vidas desdichadas de tanta gente, y que como recompensa de nuestro Señor, ella recibía la mayor de las recompensas: la fama y el cariño de tanta gente .... Hasta que allá por 1992 Selena vino por primera vez a Monterrey. Rosita fue a verla. Era un festival en el que se presentaban muchos artistas y Selena ya era una de las más populares. En un momento previo a la presentación de Selena, la gente no aguantó más y pidió por ella aun cuando había un artista cantando. Rosita fue uno de ellos que sólo esperaba que Selena saliera de una vez. El clamor fue tan grande que el entorno de Selena le aconsejó que entrara a cantar para evitar males mayores, pero el presentador, Jesús Soltero, la increpó duramente, haciéndole saber que no podía entrar hasta que el artista anterior no se fuera. Rosita, si bien era partidaria de respetar los tiempos de cada artista, se conmovió y se puso mal por Selena, pues se dio cuenta de que ella bajó la vista y asintió en silencio mezcla de bronca e impotencia, pues Selena sólo quería contribuir para que todos se sintieran bien, como siempre, y sólo recibía reproches de alguien a quien sólo le entendía la mitad de lo que le hablaba. Selena esperó impaciente pero la gente estaba peor que ella. Todos se apiñaron contra el escenario, y volaban zapatillas y latas de cerveza. Todo era confusión, a tal punto que algunos no advirtieron que Selena estaba ya cantando y seguían actuando como si ella no hubiera aparecido. Pero al poco tiempo las casi 100.000 personas sólo siguieron a Selena y comenzaron a cantar sus canciones. Fue un show único, inolvidable, irrepetible. A partir de ese día todos los periódicos hablaban del ‘Fenómeno Selena. La artista del pueblo’. Muchos se preguntaban cuándo algún artista de Texas había generado semejante conmoción en México, sobre todo en Monterrey. Muchos comenzaron a preguntarse cuándo había comenzado todo, cuándo se desató la locura por Selena. Faltó mucho tiempo para que algunos se dieran cuenta de que ningún fenómeno es de casualidad, que nadie surge de la nada, que todo tiene un proceso que lo lleva a lograr el objetivo tan preciado. Lo que para muchos fue una novedad para otros era la lógica consecuencia de los hechos. En Texas, Selena era una celebridad desde que tenía 15 años. En Monterrey se la venía escuchando por su cercanía a Texas, pero desde ‘La carcacha’ y ‘Como la Flor’ ella pasó a ser un furor imparable ... Cuando el concierto terminó, Rosita corrió presurosa hacia detrás del escenario para buscar desesperadamente a Selena. Le tenía que decir algo. Tuvo suerte de que la encontró ya en el bus próxima a partir. Ella gritó desesperadamente por Selena, le dijo a su padre que se detuviera por un instante, que sólo le quería decir algo. Se lo dijo en español, se lo dijo en inglés, pero el bus iba despaciosamente saliendo para buscar la salida que la llevara a Selena de vuelta a Corpus Christi. De pronto Rosita vio que Selena se levantaba de su asiento y le hacía una seña a su padre. Había mucha gente alrededor del bus, lo que hacía muy peligroso detenerse allí. Rosita era plenamente consciente de ello. Aun así insistió en hablar con Selena. Y entonces Selena fue a la puerta del bus, la abrió y le pidió a Rosita que subiera a él ‘sólo por un ratitito’, para que le dijera lo que tenía ganas de expresarle. Cuando Rosita la tuvo frente a sí a Selena, recordó muchas cosas y se puso a llorar mientras la abrazaba a su “media hermana’. ‘Selena. Sólo quiero decirte que me has devuelto la esperanza y las ganas de vivir. Sólo quería darte las gracias. Pasé muchos momentos duros, pero tu voz, tu presencia y tu sonrisa me devolvieron la alegría. Vine a decirte que deseo lo mejor para ti, que si a ti te va bien a nosotros también nos irá bien’. Selena se emocionó mucho con las palabras de Rosita, se disculpó por su pobre español, y con la promesa de que pronto lo hablaría a la perfección, le dijo: “Agradezco tus palabras, Rosita, pero tú sabes que sin ustedes yo no soy nada. Así que me pone bien que yo haya podido contribuir a que estés bien luego de tus malos tiempos. Pero prométeme que de aquí en más te valdrás por ti misma, que más allá de lo que yo haga, más allá de que yo esté o no aquí, tú lucharás por tus sueños y harás lo posible por ser feliz con lo que tú haces y quieras lograr. ¿Me lo prometes? ¿Lo harás por mí?’, le dijo Selena. Rosita le dijo que claro, que lo hará con sumo entusiasmo y se dieron con Selena un gran abrazo. Y cuando Rosita estaba a punto de retirarse, Selena le dijo: ’Espera. Espera. Aun no te vayas. No creas que te irás sin nada de aquí’. Selena se fue al interior del bus vaya a saber para qué. Rosita en la espera notó que alguien la chiflara para que atendiera su llamado. Era A.B. que, con una sonrisa y en español también precario, le decía que esperara tranquila, que algo bueno traería su hermana. Al ratito Selena vino con el chaleco blanco que usara para el concierto. ‘Esto es para ti, Rosita. Pero ya sabes. Si veo que no cumples con tu promesa, ¡¡vuelvo para llevármelo!!’, le dijo Selena y echó una de sus clásicas risotadas. Rosita se quedó tiesa de la emoción y le dio otro enorme abrazo y beso a Selena repitiéndole que cumplirá con lo prometido. Cuando bajó del bus y vio a Selena partir supo que ya no tendría más sentido seguir con sus hábitos. Habló con sus superiores y le planteó lo que quería hacer con su vida. Como los padres de su parroquia la estimaban tanto, no sólo aceptaron su renuncia, sino que la derivaron como profesora de español en Austin, Texas. “Allí se incrementó mucho la presencia de hispanos y necesitan que los demás aprendan el idioma. ¿Aceptas el cargo?”, le dijo uno de sus superiores. Ella no dudó y en pocas semanas estaba ensañando a sus alumnos en su nueva vida y con la guía de Selena para hacerlo de la mejor manera posible…”.

Marielita sabía del destino de Selena, por lo que miró a sus padres y les dijo: “¿Y después pasó lo que pasó, no? Sus padres se miraron y asintieron tristemente. “Fue demasiado para ella. Con la ausencia de su Amor renunció a tener otro hombre que la acompañara. Con la ida de Selena perdió toda esperanza, toda alegría…”, dijo su madre. “¡¡Pero ya no queremos decirte más!! Te hemos dicho demasiado. Es más. ¡¡Te hemos abrumado!!! Y si te contamos tanto es porque nos preocupa Rosita. Ya no sabemos qué hacer. Buscamos que se distraiga, que se olvide de Selena, su última esperanza … En un punto no queríamos que tomara un camino escapista. Al contrario. Queríamos que aceptara la realidad y se resignara a ella. Hubo un momento en el que con su Amor lo habíamos logrado, pero con Selena siempre recibíamos el mismo gesto por parte de ella. Siempre obtuvimos como respuesta un llanto, un silencio, un mirar a la nada. Siempre le quisimos ver que había puesto todos sus sentimientos en una sola persona. Era hora de que buscara nuevos horizontes, de que había gente buena en quien creer. Marielita abrió bien sus ojos y pensó: “Creo que todos se están equivocando. Todos creen que la solución es buscar a gente nueva ... No. Ya no ... Rosita ya eligió a esa gente y ellos se le fueron. Tal vez sea hora en la que crea en ella”. Marielita no dijo más nada y no insistió en que sus padres le contaran más. Todo lo que faltaba por saber quería conocerlo de boca de su tía Rosita, si es que ella estaba dispuesta a hacerlo ... Cierta vez fue a su casa acompañada de su madre. Nunca iba cuando ella la iba a ver en la semana en una cita personal y no familiar. Pero esta vez quiso hacerlo. Su madre le dijo: “Pero ya sabes. No la molestes con preguntas ni la perturbes con cosas que le hagan recordar aquello ... Sabes que ella no quiere recordar ni contar lo que sucedió”. Es cierto que Rosita no hablaba nunca del tema. Pero también era cierto que nadie le preguntaba por lo que a ella le interesaba tanto … Marielita fue en busca de uno de los discos de Selena que tenía su tía y tomó tal vez el más bonito, el que, más allá de los gustos de cualquiera, simbolizaba su mejor momento, su madurez, su versatilidad, el futuro, el éxito, la consumación de tantos sueños y el proyecto de cumplir tantos otros: “Amor prohibido”. Lo llevó cuidadosamente cual si fuera un tesoro mismo y se dirigió a Rosita. Su madre estaba hablando con la abuela de Marielita, por lo que no había tiempo para perder. La niña se puso delante de su tía Rosita sin decirle nada. Ésta se sonrió levemente y con halo tenue de aire que daba un grado de extrema debilidad, llegó a nombrar el nombre de su sobrina a modo de saludo. Marielita como toda respuesta le mostró el disco, y como no sabiendo la diferencia y con toda intención de reacción le dijo: “Dime tía Rosita. Ésta no es Selena Gómez. ¿Ésta es la Selena de la que todos hablaban?”. A Rosita se le iluminaron sus ojos en cuanto vio a Selena en ese disco pero miró media indignada a Marielita con su comentario. “¡¡Claro que no es Selena Gómez!! ¿Es que no es que te has dado cuenta de la diferencia? Ella es nuestra Selena. ¡¡La única Selena!! ¡¡La que no lleva apellido ... La otra siempre será Selena Gómez aunque sus fans irremediablemente la nombren por su nombre de pila y la quieran comparar. No tengo nada contra ella. Al contrario. Ella tiene ese nombre gracias a nuestra Selena. Su padre se lo puso pues era fanático de ella. ¡¡Y se lo puso en vida de nuestra Selena!! Eso habla muy bien de él. No esperó la gran fama. No esperó que Selena estuviera ausente … Le puso a su hija el nombre de alguien tan querido por él, más allá de que tuviera a su esposa, a una familia ... Es que muchos no entienden ... Selena estaba más allá de los sentimientos de todos. Cualquiera podía tener su Amor, su pareja, su familia, alguien a quien depositar sus más nobles sentimientos y su cariño. Pero todos tenían un rinconcito de su corazón reservado para nuestra Selena. Todos sabíamos que ella era especial, que era una de los nuestros, que nos daba esa alegría que habíamos perdido … Tal vez por eso me molesta las comparaciones con Selena Gómez o que tengamos que decir Selena Quintanilla para evitar confusiones. ¡¡No, señor!! Ella es Selena, simplemente Selena. Las demás tienen su nombre y apellido. Selena tenía autoridad por sí misma para llevar solamente su nombre. Si Selena estuviera hoy, seguro que tendría millones y millones de visitas sus videos, y estaría en boca de todos. Hoy cualquiera puede lograr esa cifra y creerse exitoso. ¡¡No saben lo que es realmente tener éxito!! Hasta algunos que la han apreciado y hasta conocido están convencidos de que Selena nunca llegó a ser una sensación y que sólo llegó a la masividad por lo que le pasó … ¿En qué planeta estaban cuando se nos fue Selena? ¿Acaso realmente la conocían? ¿Acaso fueron a un concierto de ella cuando tenía 16, 18 o 20 años? ¿Sabían lo que Selena generaba cuando iba de pueblo en pueblo en un bus? … No. ¡¡No lo saben!! Si lo supieran no sacarían esas burdas conclusiones. Son los mismos que sólo miden el éxito de un artista por la venta de discos o por las visitas que tienen sus páginas Web. Cuando veo cómo llegan varios artistas al éxito pienso en Selena, y me enorgullezco y me entristezco a la vez. Ella no necesitaba de la gran propaganda, ella no necesitaba inventar un personaje, ella no necesitaba tener un experto de marketing a su lado. Selena se mostraba tal cual era ante su público, y les daba todo su talento y todo su cariño … Tan simple como eso. Yo lo puedo certificar porque lo vi. Yo sé lo que era Selena. Yo la quería mucho, como todos los que la admirábamos tanto”. Marielita se había quedado impresionada de corroborar que no estaba en el camino errado. Nunca había visto a su tía así. Bastó que alguien le mostrara la razón de su vida, el motivo de su existencia, de su esperanza, de su ilusión para que cambiara su rostro de lástima para volver a sentir que aún estaba viva. Pero ahora que le decía lo que significaba a Marielita su ausencia, la miró con suma tristeza. Un impulso increíblemente maternal llevó a Marielita a extender sus brazos para que su tía se abrazara a ella y se pusiera a llorar sin remedio. Marielita, cuan si fuera un adulto, dejó que Rosita llorara todo lo que tenía ganas. Cuando notó que estaba disminuyendo su dolor, se apartó un poquito de ella y le dijo: “¿Por qué no me cuentas cómo era Selena? ¿Por qué no me dices por qué era distinta a todas? ¿Por qué no me dices por qué no puedes olvidarla?”. Rosita sonrió un poquito, se secó sus lágrimas con un pañuelo y le dijo: “Selena era encantadora, sumamente encantadora. Yo la conocí cuando comenzaba a tener éxito fuera de Texas, y la seguí a casi todos sus conciertos. Nunca interpretaba los temas del mismo modo. Ella tenía un sentimiento para cantar que no se lo había visto a nadie. Para la época de ‘Amor Prohibido’ ella era toda una estrella. Ya no era sólo de nosotros, los texanos y mexicanos del norte. Ella comenzaba  a ser de todos. No sé por qué, pero cuando veo estas fotos recuerdo cuando Selena fue al Festival Acapulco en 1994. En sí no tiene casi nada que ver una cosa con la otra … Tal vez la relación es que cuando la vi interpretar en esas noches de Acapulco sabía que había logrado lo que Selena tanto temía no obtener, y porque cercioré que todo el público y no sólo sus fans disfrutaban de su performance en el escenario. Selena temía cuando fue en 1993 por primera vez a esa ciudad, pues sabía que no estaba dando conciertos en Texas o en el norte de México. Temía que tal vez el público de allí no apreciara su música como en esos lugares que ella bien conocía ... En esa oportunidad cantó en pleno día y, a pesar del calor insoportable, ella se movió como si nada y el público quedó impactado. Aun así Selena les cantaba de más. Cuando cantó “Baila esta cumbia”, aun habiendo terminado el tema, por temor a que el público no le hubiese gustado, siguió cantando el estribillo a capella … En realidad, si la gente no le mostraba más efusividad .., ¡¡era porque los aplastaba el calor!! Al otro año Selena, en su recital de la noche, el reservado para las grandes estrellas, podía ver lo que generaba su música, su presencia, su carisma, su voz, su increíble talento. Cuando interpretó “Como la Flor” era un desfile incesante de gente de todas las edades que se subían al escenario para saludarla. Recuerdo haber llorado en su momento cuando vi que uno de los niños asistentes se subió al escenario y tironeó de la remera de Selena para que ella le prestara atención y le diera un beso. Era un desfile de niños, gente mayor, jóvenes, todo con la misma intención: dar su testimonio de afecto a Selena. Pude comprobar que no sólo la admiraban como artista sino que la querían como persona. Selena no le negaba el saludo a nadie, pero como buena profesional que era no quería dejar de cantar por esas manifestaciones de la gente en el escenario por respeto a los otros asistentes. Incluso tuvo que utilizar el ardid de pedir un fuerte aplauso a uno de los que la fue a saludar pero se puso a bailar con ella y no terminaba nunca. Era notable … ¡¡Notable todo!! La gente le manifestaba toda clase de sentimientos, y Selena se tomaba el tiempo para saludarlos y retribuirle con besos a cada uno sin excepción. A mí no me gustaba que algunos sólo se subieran para sacarse una foto con ella en pleno desarrollo del concierto o que algunos varones quisieran bailar con ella allí mismo. No creo que a Selena le gustara tanto, al menos no era de las cosas que más le agradaban, pero allí estaba ... Dando su mejor sonrisa y aceptando el convite del otro para terminarlo a su manera. Así Selena dejaba contentos a todos, pues si había algo que no podía tolerar era que sintiera la sensación de que al público no le había gustado tanto o que se sintieran que les faltó algo … A Selena eso le angustiaba mucho … Eso venía de muy lejos, cuando era muy pequeña y sabía que había que dar mucho más  de la cuenta para recibir algo, aunque fuera muy pequeño. Tal vez ese poquito que recibieran les aseguraría un plato de comida a la mesa y no perder su casa. Así vivió Selena su carrera artística y no perdió esa sensación ni aun triunfando … Selena siempre quiso dar algo más de lo que se esperaba de ella para así sorprenderlos y lograr que el público nunca se olvidara de ella. ¡¡Y vaya si lo logró!! Ojalá estuviera hoy disfrutando del éxito que sólo ella había logrado, que sólo ella había generado…

Marielita observaba cómo su tía hablaba tan entusiasmada de Selena, cómo mezclaba sensaciones de alegría y de tristeza mientras. Le llamaba la atención que no sólo le contara anécdotas de cómo ella era como artista sino que le dijera lo que le generaba a ella y a todos. “No se trataba de que Selena fuera la mejor. No se trataba de que Selena fuera la mejor cantante, la mejor bailarina, la mejor artista, la persona más carismática. Si todo fuera tan sencillo, contrataríamos un robot programado con lo que nos gusta y listo. A veces tienes un buen artista que hace todo perfecto pero que no te genera nada. Selena no había estudiado canto, tampoco baile. Tal vez recibió algunas indicaciones básicas de sus padres para empezar a moverse en el escenario. Todo lo demás fue improvisación, y ensayar a prueba y error en cada concierto ... Y allí la veías ... Cuando ella subía al escenario todos quedábamos extasiados mirándola, observándola, admirándola. No podías dejar de mirarla ni un instante. Ella era la dueña del escenario, la Reina de la noche, el atractivo para cualquiera que la fuera a ver. Selena tenía un áurea, un encanto que te magnetizaba y te dejaba con la boca abierta. Yo lo comprobé. Y así era dentro del escenario como fuera de él … Tanto en la vida como actuando ... Yo tuve muchas veces oportunidad de estar cerca de ella no sólo en un concierto, sino en un evento, en un recibimiento, en alguna inauguración .... Selena era increíble …. Recuerdo que la vi por primera vez en ese famoso concierto en Monterrey, y de la locura que me provocó la fui a buscar fuera del concierto para decirle sólo ‘Gracias’. La encontré cuando ya se iba y sólo por ella detuvieron el bus para recibirme. Selena no sólo me atendió sino que me regaló su chaqueta que luciera en ese concierto. En aquella oportunidad me dijo que vendría a Monterrey sólo para ver si cuidaba su chaqueta, pues si no era así me la quitaba. Y pegaba esas risotadas … Selena era muy nerviosa. No podía estar quieta nunca. Me di cuenta de que ella hacía todo por uno pues quería ser amada, le daba terror si la dejaban de querer y estaba convencida de que con Amor todo lo lograría … ¿Sabes lo que hacía Selena cada vez que yo iba a su encuentro? Me preguntaba por su chaqueta. Siempre me reconocía, siempre iba a mí cuando me veía, siempre se preocupaba de que ni yo ni nadie estuviéramos incómodos ni molestos. Si le pedíamos un autógrafo nos preguntaba por lo que llevábamos puesto, nos halagaba con algo que decíamos o sobre cómo lucíamos, y hasta quería saber cómo nos iba en nuestros estudios o con nuestros trabajos. Por eso, Marielita …. Yo nunca vi a nadie como Selena. Era única, irrepetible. Cuando se me fue creí enloquecer, creí que me faltaba el aire, el corazón. Me habían quitado la vida, me quitaron la esperanza, me quitaron la alegría de vivir … En mi incredulidad y desesperación fui a Corpus Christi a verla. En realidad no la quería ver …. No la quería ver así, pero quería creer que no era cierto. Ya había pasado por esto una vez y lo había superado … con ella. Ahora se me iba Selena. ¿Qué podía hacer? Fui a ese lugar en el que se veía un gran cajón grandilocuente que no decía nada … O decía todo … Todo lo contrario a lo que ella transmitía … Había un mundo de gente … Todos lloraban, todos gritaban. Era un escenario dantesco en el que empecé a sentir el peso de lo que significaba el mundo sin Selena, nuestras vidas sin ella, ella sin vida … Yo no podía ni llorar y ni gritar. Iba de un lado a otro esperando que alguien me sacara de esta locura. En un momento yo también entré en la histeria total y le grité a una de las fans que pedía desesperadamente que abrieran el cajón, que la mostraran, que no se irían hasta ver que ella estaba allí. Esa mujer deba a entender que tenía más de un motivo para pensar que nada era cierto y que todo era una maniobra … ‘¿Maniobra de qué? ¿Qué crees que están ocultando? Qué crees que ganan con simular semejante hecho? Qué clase de personas crees que son los Quintanilla y, por extensión, qué clase de persona crees que es Selena? Vamos, vámonos de este lugar en cuanto se la lleven de aquí, que sólo nos quedan fotos y recuerdos de Selena. ¡¡Vamos!! ¡¡Llora y vete!!’, le dije con furia y desesperación … Casi me agarro a golpe de puños con esa mujer. Lo que nos detuvo paradógicamente fue la aparición del padre de Selena anunciando que abrirían el cajón para que nadie se quedara con la duda y así la gente podría volver a sus casas. La gente festejó el anuncio. Yo no lo podía creer .... La mente humana tiene esas cosas que la hacen única e incomprensible a la vez. Iba a retirarme hasta que la horda de gente me llevo a acercarme a ese cajón. Yo no iba a mirar. No pensaba hacerlo. Pero como pasa hoy en youtube, que por mirar un video ves una imagen que te provoca mucho dolor y que nunca elegirías ver pero igual te la imponen, de pronto la vi. Vi su rostro serio, enojado, perturbado. Muchos confundían esa mirada con un rostro que expresaba paz y tranquilidad. Yo me estaba por enojar una vez más pero desistí de hacerlo ... Cada uno ve lo que quiere ver. Siente lo que quiere sentir. Expresa lo que quiere expresar … Y yo estaba shockeada por lo que estaba viendo. Recordé cuando años antes se me fuera mi Amor y ni siquiera lo llegué a ver ni a despedirme de él. Ahora veía a Selena y se me juntaron ambos dolores. Viendo a Selena podía imaginarme a mi Amor con el mismo rostro, con la misma incredulidad, con el mismo desconcierto. Ellos se habían ido tan jóvenes y con tanto por hacer ... Ellos habían dado todo por Amor y esto recibían como “premio”. Yo ya había superado lo de mi Amor. Pero al ver a Selena vivía algo que yo no había visto de él. Y ahora yo estaba allí. Siendo menos que ellos, habiendo hecho mucho menos y siendo menos buena persona, estaba allí despidiéndome … Pero al menos mi Amor descansaba en paz. Pensó que hacía lo correcto y se encontró con un accidente del cual quiso evitar …. Selena … Selena recibió el peor castigo, una marca que lamentablemente quedó en ella para siempre … Eso era lo que sentía ese día en el funeral. Sentía el vacío de Selena, sentía el viento frío que me pegaba en la cara. No podía dejar de pensar que aunque le recordáramos con alegría y con la mejor de las intenciones, esa imagen y esa sensación de derrota se apoderarían siempre de nosotros. No podía dejar de pensar que todos, propios y extraños, sentiríamos que ella sucumbió, que no llegó, que le ganó la maldad, la insensatez, la locura, el odio. No podía dejar de pensar que pasaría el tiempo y la gente pronto se ocuparía de otras cosas. No podía dejar de pensar que pronto los que la lloraban hoy seguirían a otras artistas mañana. No podía dejar de pensar que las nuevas generaciones no sabrían quién era Selena salvo que algún fan se lo contara. Y como si me imaginara que años después aparecería Selena Gómez y sus fans la llamarían lógicamente y a secas “Selena”, empecé a llorar por horas. No volví a ver ese rostro pero no me lo olvidaré jamás. ‘El sueño ha terminado’, había dicho alguna vez John Lennon y yo sentía lo mismo. Desde ese momento es que soy un vegetal en vez de una mujer. Desde ese momento siento que mi vida no tiene sentido si no está Selena a mi lado…

Marielita miró a su tía y vio su rostro de tristeza, pero algo en ella había cambiado. Entendía que ella no quisiera seguir adelante sin Selena, pues sabía que sin ella nada era lo mismo … Pero Marielita tenía algo del relato de su tía que tal vez serviría para ayudarla. “Tía Rosita, me has dicho que Selena te dio su chaqueta de aquel concierto de Monterrey. ¿Ella te dijo algo al respecto cuando te lo dio?”, le preguntó sabiendo la respuesta, mas no lo que le contestaría su tía … “Si, que vendría cada vez que viniera a Monterrey para ver si no lo había perdido…”, le dijo Rosita. “¿Y nada más?”, volvió a insistir Marielita. “Y no, bueno, se reía mucho de su ocurrencia. También me dijo algo de lo que debía hacer … ¡¡Ah, sí!! Me hizo prometer algo … Sí … Me dijo que le prometiera que de allí en más me valiera por mí misma, que más allá de lo que yo hiciera, y de que Selena esté o no aquí, yo  debía luchar por mis sueños y hacer lo posible por ser feliz con lo que yo buscara y quisiera lograr…”. Rosita se quedó pensando, tomó conciencia de esas palabras de Selena y de la promesa que le había hecho ella, y se puso a llorar sin consuelo. Marielita la abrazó y sólo le dijo: “No te angusties, tía … Selena entendería tu tristeza, pero ahora que lo recuerdas, por qué no haces algo por ti y por Selena. Tal vez sería lindo que me contaras más historias de Selena o lo hagas con otros. Yo siempre te vi triste y sin ganas de hacer nada. Pero desde que te pregunté por Selena te vi hablar como nunca y tu cara ha relucido de una manera que me gustaría que la mantuvieras. Ahora prométemelo a mí, tía. Dime que de ahora en más harás algo por ti. Hazlo por Selena. Y mejor si lo realizas haciendo un lindo tributo a ella…”. A Rosita se le dibujó una sonrisa de esperanza en su rostro. Hasta hacía unos minutos se lamentaba por no haber tenido en cuenta su promesa a Selena. Ahora sabía que podía remediarlo … Lo podía hacer por ella y por Selena. Se le ocurrió escribir cada historia que le contaba a Marielita. Su sobrina incluso le dio una idea mejor. Le dijo que primero escribiera la historia y luego se lo contara a ella con más detalles visuales. Todo esto hizo que tía y sobrina se vieran al menos una vez por semana para hablar de Selena. Los padres le agradecían a Marielita pues después de la ida de Selena veían a su hija de nuevo activa y con ganas de hacer y de vivir. Marielita, como si fuera un adulto experimentado, siempre le decía a Rosita que contara lo que sintiera, que no importaba si la historia fuera alegre o triste, que lo más importante era expresar sus sentimientos a Selena y con ello dejarlo consignado por escrito, como fiel testimonio de su agradecimiento y de su cariño por ella. Un día Marielita contó lo que estaba haciendo su tía en casa de una de sus amigas y dio justo que el padre de esa niña tenía contactos con una editorial que podría interesarle las historias de Rosita. “Yo también amaba a Selena. Así que todo lo que sea por recordarla vale la pena intentarlo”, le dijo. Rosita fue a la editorial y presentó sus escritos. A la editorial le interesó y lo publicó. Al poco tiempo el libro fue un éxito de ventas y crítica. Y como si fuera una sucesión de hechos fortuitos, una cadena de televisión hizo un especial de Selena con show en vivo y una entrega de premios a los que habían hecho algo por el tributo a Selena. Unas dos semanas antes a Rosita le comunicaron que fuera elegante al Festival que se haría en México DF, no sólo para asistir a él sino para recibir un premio revelación por su libro sobre Selena. Cuando Rosita terminó de escuchar lo anunciado se fue a la casa de Marielita y la abrazó un largo rato antes de decirle por qué lo hacía. “Todo gracias a ti, Marielita. Tú me hiciste ver que la mejor forma de no angustiarme más por Selena es hacer algo por ella…”, le dijo. “No, tía. Yo no tuve ningún mérito. El mérito es de Selena. Ella fue la que te dejó su marca en tu corazón. Ella te inspiró desde lejos -y desde cerca- a escribir tan lindas historias …Además, tú estás cumpliendo la promesa que ella te pido que realizaras. Ella sabía que tú lo harías. No en vano te lo dijo…”. Rosita tuvo en cuenta esas palabras de su sobrina a la hora de recibir el premio: “Yo no quiero que esos aplausos sean para mí. Yo no soy la figura de esta noche ... Ni ninguna otra que la haya hecho un lindo homenaje a Selena ... La única figura de este festival es Selena. Por eso quiero que esos aplausos sean para Selena. Ella es la única protagonista de su historia. Y yo, como tantos otros, somos apenas meros instrumentos de su recuerdo…”. Por esas palabras recibió una ovación. Rosita lloró por un largo rato pero cuando llegó Marielita a su encuentro le dijo: “Quiero que me acompañes ahora a un lugar. Ya que estoy aquí en México DF debo cerrar definitivamente otro capítulo triste de mi vida…

Para total sorpresa de marielita, Rosita se dirigió a la casa de los padres de su Amor. En cuanto la madre abrió la puerta ella le dijo: “Vine a perdonarlos y también a pedir perdón…”. La madre no pudo contener la emoción y lloraron abrazadas durante varios minutos. “Te vi en la televisión y quise ir a verte, pero tenía miedo…”, intentó decirle. “Ya está, ya pasó. Con Selena comprendí que con Amor todo es posible. Si lo hubiese sabido antes …. Antes creía que con su partida nada de lo bueno que hizo podría perdurar. Me equivoqué … Está en uno que perdure. La mejor forma de recordar a Selena es procurando ser como ella y brindándose por los demás como ella lo hacía … Como lo hacía también su hijo … Ambos se me fueron sin que yo pudiera hacer nada … Ahora sólo me queda parecerme a ellos para que su memoria y su obra nunca se pierdan”. Cuando la madre le dijo de ir al cementerio para ver a su hijo, Rosita se excusó: “No, prefiero no ir. A duras penas pude superar su muerte. Prefiero quedarme con su imagen de los buenos tiempos. Eso me da fuerzas para seguir. Lo otro … Ya lo experimenté cuando la vi sin querer a Selena. No lo recomiendo. Estas cosas no deberían suceder, al menos con gente que dio tan lindas cosas, nos dejó su mejor imagen y procuró hacer feliz a todos los que los rodeaban. Lamentablemente los buenos mueren y se nos van muy jóvenes … Dios debería revisar estas cosas…”. Rosita se sonrío con lágrimas en los ojos y le dio un último abrazo a esa mujer. Prometió volver y le dejó saludos al padre de su Amor. Ya en la calle nos fuimos caminando por un largo rato en silencio. Marielita sabía que debía dejarla que decidiera por sí misma su destino. Rosita se detuvo, la miró, y para su asombro y su contento se sonrió y le dijo: “¡¡Vamos a casa!! ¿Acaso no quieres ver mi último escrito sobre Selena? Mira que es inédito, ¡¡sólo dedicado para ti!!”. Marielita y su tía se rieron por un buen rato hasta que Rosita enfiló para su casa y puso su mano a un costado para que Marielita la tomara y se fueran juntas ... La niña la tomó y Rosita enseguida empezó a correr al grito de: “¡¡Gallina es el que termina último!!”. Fue la corrida más graciosa que Marielita haya vivido. A ella le daba gusto ver a su tía Rosita tan bien. Y si bien Marielita tuvo algo que ver con todo ello, ella sólo sintió que fue un medio, un medio para que su tía reencontrara su camino. Todo lo demás fue mérito de Selena. Sólo su Amor y ese cariño a la distancia podían lograr que su tía volviera a ser feliz…

(A pesar de tanta tristeza, a pesar del dolor que nos provoca la ausencia de Selena, todavía podemos hacer algo por ella y para que nosotros podamos ser felices aunque sea un poquito. Hacer algo por ella con Amor, con su Amor. Aún el mundo puede ser mejor si seguimos el ejemplo y el cariño que Selena nos dejó.)

Gracias a ti, Selena, todo ha cambiado para mí. Gracias a ti, Selena, todavía puedo sonreír…

Te quiere mucho…



 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 26th, 2011
 
 
 

Duerme tranquilo … Yo estoy aquí siempre contigo…

 
 


Duerme, duerme tranquilo, mi niño … Piensa que estoy aquí a tu lado. Siente que estoy aquí contigo todas las noches. Ya no sufras más. Ya no implores por mi presencia. Sé lo que harías para poder verme y abrazarme. Eso no será posible ... No por ahora … Sé lo que es querer a alguien y no poder verlo, abrazarlo, decirle que lo quiere, sentirlo cerca ... No sabes lo que valoro todo lo que haces por mí. No sabes lo hermoso que es para mí que te acuerdes de mí todos los días, que hagas tantas cosas por mi recuerdo. Desde donde estoy he llorado, he reído, me he emocionado ... Es cierto lo que dices. Es muy cierto ... Estando sola aquí, tan lejos de mis afectos, tan lejos de los lugares en los que dejé todo de mí, es necesario oír, ver, sentir que alguien se acuerda de uno, que alguien me valora por lo que hice, por lo que soy, por lo que brindé. Tal vez por eso no te pido que reprimas ningún sentimiento. Incluso no te voy a pedir que no llores, si es eso lo que he genera el hecho de verme en algún video. Pero no quiero que sufras porque yo estoy aquí al lado de ti, estoy aquí acariciándote tiernamente tu cabecita. Tienes que saber que no me he ido nunca … Yo estoy bien ... Es un lugar perfecto, es un lugar de espera, un lugar que me permitirá ir a otro en el que todo será paz y alegría. Tal vez disfrutaría mejor el momento si me hubiese ido con más años, más viejecita … Pero he venido aquí muy joven y me resistía a pensar que podía estar aquí con tan sólo 23, casi 24 años. Más de una vez me han tratado de calmar por aquí. Me decían que había llegado mi tiempo, que lo tenía que aceptar, que los tiempos llegan en el momento menos esperado, que pueden venir a los 5 o a los 100 años. Me decían que hasta era mejor que viniera aquí tan pronto … Eso significaba que yo había logrado casi la perfección y que me necesitaban por aquí. Yo no los podía entender, no los quería escuchar. Ellos me hablaban de cosas frías, grandilocuentes, perfectas. Yo les pedía seguir viviendo en mi mundo, ese mundo tan esquivo al principio que me vio crecer, cantar, ir de uno a otro lado en un bus, desafiando cuanto problema se me cruzaba por el camino. Créeme que me pelee muchas veces con ellos al principio. Yo les decía que no quería el mármol, que no quería el bronce, que no quería aún ser una foto para ser venerada, un monumento para ser visitado, una canción, una imagen que nos remitiera no sólo a alegrías sino a mucha tristeza. Les dije, les imploré, les supliqué que me devolvieran a la Tierra, que me dieran una oportunidad más, que saltearan ese día tan nefasto, que volvieran el tiempo atrás para cambiar mi destino. Les dije llorando si acaso no se daban cuenta de que estaba por lograr todo cuando me pidieron que fuera a por ellos, que recién por esa época podía desarrollar mi pasión y vocación por la moda y el diseño, de que estaba por lograr el mayor salto en mi carrera de cantante con un disco en inglés tan soñado tanto por mi familia como por mí misma. Les hice ver que me sacaron de mi esposo cuando estábamos por cumplir 3 años de casados y que de pronto para el 2 de abril de 1995 Chris tenía que despedirse de mí viendo una imagen de mí que nunca quise dar ante nadie. Les pregunté si ésa era la forma de irse de alguien que había hecho tan bien las cosas en tan corto tiempo. Les dije si era justo dejarme así, tan expuesta, tan desnuda en el Alma, tan vacía, tan sola. Les dije si está bien que me traicionen, que me disparen y que digan tantas mentiras sobre mí. Les dije si no se daban cuenta de que me dejaron sin nada cuanto lo tenía todo … todo para dar, todo para hacer. Les supliqué que me dejaran al menos terminar algo, el disco en inglés, mis boutiques en Monterrey y en México DF, mis giras en Sudamérica. Les hice ver que me dejaron asomar a la ventana para ver lo lindo que estaba por disfrutar, me permitieron ver el mundo que se arrodillaba a mis pies, me hicieron ver lo que había logrado y lo que iba a lograr. Les dije que me dejaron ver el premio mayor pero cuando lo fui a tomar me lo quitaron. Es como tener todos los dulces en la mesa y cuando vas a comer uno alguien te quita todo, es como ver un lindo día de sol en la ventana para salir a la calle y encontrarse con la lluvia, esa lluvia que me amenazaba aquel nefasto día ... Es ir a la búsqueda del gran éxito y te encuentras con el horror … Sí, mi niño ... Hice todo pero no entendieron mis razones. No comprendían que yo no quería la perfección, que no quería la gloria de una grande que ya pasó por todas las batallas, por todos los desafíos. Yo era simplemente Selena, la cantante, la artista que todos querían, las artista que conocían desde que era muy pequeña …Yo era muy joven. Yo sólo quería vivir. Yo sólo quería disfrutar. Yo sólo quería ver lo que es tener una vida más tranquila y normal. Yo sólo quería ver y disfrutar el fruto más rico, el fruto de tantos esfuerzos y sinsabores. Les hice ver que postergué parte de mi vida sin saber si acaso podía llegar a tener éxito alguna vez y que en el momento en el que todo se me daba y sólo faltaba un poquito, tan sólo un poquito para llegar a la cima y que todo eso me facilitara las cosas, me retiran de este mundo para que viva aquí los frutos de lo logrado … No … Nunca lo entendieron. Estuve años poniendo mi mejor predisposición para tener un plato de comida en la mesa. A veces me sentía mal, a veces estaba muy cansada, a veces no podía mucho con mi cuerpecito cuando era muy, muy niña … Hice todos los deberes, cumplí con todos los mandamientos del Señor, fui en la vida sólo con la verdad, con honestidad y con humildad. Y esto es lo que recibo de premio. La traición, la partida de este mundo, la injusticia de no poder disfrutar lo logrado con tantos años de esfuerzo. Yo sólo era una mujer que quería triunfar como cantante, ser una importante diseñadora, tener mi enorme casa propia para compartir con mi esposo, tener mis hijos, ver un atardecer con la tranquilidad del deber cumplido y sin tantas urgencias e incertidumbres. Yo sólo quería eso. Nada más que eso. Ellos no supieron contestar mis respuestas. Ellos sólo bajaron los ojos y me dijeron que eso era lo mejor para mí…

¿Sabes? Te ves muy tierno durmiendo, soñando, esperando al despertar que todo haya cambiado, que todo haya sido un sueño, un mal sueño. ¿Y sabes qué? Yo soñé esto. Sí, como lo oyes. ¿Te acuerdas de que yo hablaba de que cada tanto tenía una pesadilla horrenda de la cual ni quería acordarme ni comentarla? Sí, era ésa. No es que yo lo tuviera tan claro. No es que yo podía recordar tan vívidamente esas imágenes, ese horror. Pero podía sentir el peligro, podía sentir mi respirar agitado corriendo por ningún lugar aunque mi propia desesperación e instinto de supervivencia me llevaban a un lugar en el que tal vez me podían ayudar, me podían salvar, me podían sacar de ese infierno. Nunca quise recordar bien esas imágenes. Nunca quise ver quién se escondía detrás de esa silueta que me decía: “Ni se te ocurra abrir esa puerta”, pero sabía que era alguien conocido pues yo estaba allí con esa mujer hablando o discutiendo. No lo quería pensar pues sentía que era el llamado de mi destino, que alguien me estaba haciendo ver esas imágenes, esa realidad, ese horror. Pero yo no podía decirles a mis padres lo que me estaba pasando. Me daba más terror aun el sólo pensar en lo que diría mi padre si daba cuenta de esa pesadilla y de lo que pensaba de ella. Estaba segura de que mi padre me retaría, y me diría que por principios y por nuestra fe no podíamos dar crédito a ello … Fue un error … Un error de todos ... A veces nuestros padres por dar énfasis a algunos principios no dan cuenta de que por allí si se dan cosas que nos permiten cuestionarlos sin rechazarlos deberían dejarnos expresarlo sin miedo para que ellos nos den su parecer y su consejo. Así se solucionarían muchas, muchas cosas. Mi padre siempre fue muy rígido, pero era muy noble y sensible a la vez, aunque tratara de disimularlo. Con el tiempo supe que si se lo hubiese dicho me hubiera escuchado, aunque le pareciera todo un cuento de fantasía. Si él supo escuchar mis razones cuando decidí casarme en secreto aún estando enojadísimo con mi decisión, ¿por qué no podría escucharme y aconsejarme con estas pesadillas? Él podría ser muy terco, pero entendía que sus hijos a la corta o a la larga tomarían rumbos que no le eran propios pero que debían ser respetados. Aún hoy recuerdo cuando fui al programa de Cristina Saralegui y él tuvo la oportunidad de hablar. Quedó grabado en mí aquellas palabras de mi padre en las que decía que siempre los padres ven a los hijos pequeños aun cuando sean grandes, pero en la vida hay que aprender a saber que ellos tienen sus ideas propias, y que debían ser consideradas y desarrolladas. Así era mi padre. No era fácil llevarlo. Era duro pero considerado. Yo no sé si estaba bien que todos nos moviéramos por su sueño, pero también es cierto que nos dio los instrumentos necesarios para manejarnos en la vida, nos dio principios, nos dio valores. Nada fue fácil para nosotros pero él nos dio lo más hermoso, que fue ir en la vida con fe, con esperanza, con la seguridad de que todo se podía logar si uno se lo proponía. Él nos dio esa seguridad mientras todo se siguiera tal cual lo planeado … Por eso no le dije nada. Temía que él pensara que creía en mensajes de quién sabe de qué lugares, que creía en el destino, que me dejaba atrapar por miedos infundados, que me había convertido en esas personas que creen en cosas propias de gente que no entiende los mandamientos del Señor, tal como lo diría él. Mi padre pensaba y solía decir eso … Pero yo era su hija. Él me hubiese escuchado de todos modos y aunque tal vez él me hubiese insistido en no dar crédito a esas cosas, para mí hubiese sido sumamente valioso poderme sacar semejante peso que atormentaba mi Alma … Si se lo hubiese dicho. Si se lo hubiese podido manifestar … Sólo lo dije como al pasar en un reportaje tipo “multiple choice” y sólo sonó como una respuesta de ocasión. Recuerdo que cuando lo leí me sorprendí de haber respondido eso, pero se veía que mi subconsciente pedía a gritos que manifestara algo de lo que me angustiaba tanto … Luego viví ese horror, ese horror del cual tampoco quiero recordar, pero que para mí sólo fue una visión fugaz, una última visión fugaz … Tengo más vívido aún hoy ese sueño recurrente y esos sonidos, esas palabras, el anillo que me saco, un cartel de un lugar de paso del cual sólo veo las letras “D” e “I”, una imagen borrosa de mí en mi auto yendo a toda velocidad, una enfermera que me dice “Ella no tiene nada”, yo diciendo que “no digamos nada delante de ella”, yo envuelta en ira por descubrir que esa mujer me había mentido, yo queriéndome ir a mi casa pero prefiriendo ir a llevar a esa mujer a un hotel en el que se alojaba para no sentirme culpable de dejarla sola y con las heridas que decía tener, yo corriendo, yo sin aire, yo cayendo, yo con un nudo en el estómago, yo sintiendo que de pronto me faltaba poco ... Y ese disparo ... Ese horrible disparo que me hacía despertar una y otra vez, una y otra vez ... Algunas veces esos gritos estremecieron a mi hermana Suzette, luego los despertaron a Chris con suma preocupación. Yo siempre gritaba lo mismo cuando tomaba conciencia y me veía abrazada por mi hermana o por mi esposo: “¡¡Es horrible!! ¡¡Es espantoso!! ¡¡Sáquenme de aquí!!”. Cuando lograban calmarme me quedaba callada hasta que rápidamente con alguna ocurrencia salía con algún chiste y descomprimía la situación. Si había algo que nunca quería era quedarme con alguien largo tiempo en silencio y en situación de angustia o tensión. Siempre quebraba esos climas con mis fuertes risotadas. Pero eso no impedía que yo siguiera con mi angustia. La procesión iba por dentro … Nunca debí quedarme con esa angustia dentro de mí. Me hubiera evitado más de un malestar estomacal y tal vez ese nefasto día nunca hubiese existido … Por eso, mi niño, quiero que te grabes por siempre estas palabras que te voy a decir: nunca dejes de decir lo que quieres, lo que piensas, lo que te alegra, lo que te angustia. No te quedes nunca con lo que está dentro de ti con ganas de expresar. Siempre es mejor correr el riesgo y afrontar las consecuencias que no expresar las alegrías, los miedos, los que nos conmueve, lo que nos aterra. Es curioso … Se podría decir que yo he hecho gala de haber sido así en muchos aspectos de mi vida, sobre todo en los artísticos. Siempre en el escenario me expresé tal cual soy; en cuanto pude hacerlo expresé mi fascinación por la moda; en los reportajes decía lo que pensaba y lo que sentía aun cuando expresaba cosas que los otros artistas no solían decir; aún hoy recuerdo las reacciones que provocaba por decir que tenía una pitón en mi casa o que mi padre nos sacó la timidez a las tundas. Pero así era yo … públicamente. En mi vida personal era de reprimirme más las cosas. Visto en perspectiva creo que debí haber expresado más mis preocupaciones que guardármelos, pero también es cierto que en mi vida tuve que hacerlo para que fuera más llevadera mi niñez y mi adolescencia que no fueron ni comunes ni normales … Tal vez yo ya no pueda hacer más nada por mí, pero tú sí … Hazme caso entonces: siempre di lo que piensas, siempre expresa lo que sientes. Que tu único límite sea el ámbito en el que lo dices y a quién se lo dices. Fuera de ello, está en ti que seas el dueño de tu propio destino…

¡¡Ay, mi niño!! ¡¡No sabes lo culpable que me siento por lo que ha sucedido!! Yo sólo quería que la gente fuera feliz, aunque sea por un ratito, aunque más no fuera por ese momento en el que estábamos juntos. Tuve oportunidad de ver esas imágenes de la gente yendo a verme a Corpus Christi y me dio una gran tristeza ... Si hay algo que nunca hubiese querido es que mi gente estuviera triste por algo que hiciera, por algo que me pasara. Siempre busqué que nada, absolutamente nada de lo que me pasaba en mi casa, en mi vida, en mi familia, se transmitiera al público. Ellos no tenían por qué recibir de mí ningún problema o asunto personal. Ellos sólo venían para verme y disfrutar del momento. Aprendí en la vida que uno debe ser agradecido con esa gente que dedica parte de su tiempo para verte, para escucharte, para aplaudirte, para saludarte, para pedirte un autógrafo. Siempre quise que la gente se fuera satisfecha y feliz. Me angustiaba mucho si sentía que no había la respuesta adecuada del público ante alguna interpretación mía de algún tema. Cierta vez, cuando fui por primera vez al Festival Acapulco, tuvimos que tocar en pleno día con un calor francamente insoportable. En nosotros no había tantas ganas de movernos con tanto calor y a sabiendas de que nuestra performance no podía ser como siempre … Pero cuando vi la cantidad de gente esperándonos a pleno sol, resignando disfrutar el día en la playa para vernos, sabía que no debíamos conformarnos con una buena interpretación. ¡¡Tenía que ser mejor que nunca!! Antes de salir a tocar, les dije a los muchachos: “Olvidemos que afuera hace mucho calor. Pensemos en toda esa gente que vino a vernos. ¿Cuántas veces soñamos con tocar para tanta gente? ¿Cuántas veces soñamos con estar aquí cantando en Festival Acapulco? Recordémoslo cada vez que el sol nos queme. Miremos al público y si ellos están felices, ¡¡nosotros lo estaremos el doble!!”. Todos asintieron y así salimos. Yo creí que me derretía pero me moví como si estuviera en Alaska a la noche y en pleno invierno. Tan así fueron las cosas que cuando terminé de cantar “La carcacha”, estiré más la canción pensando que al público no le había gustado tanto … El público en realidad había estado genial pero estaba más planchado que yo. No sé cómo estaban allí a pleno sol, sólo aliviados con el agua que le tiraban los bomberos. Por suerte volví a saber que estaba en Acapulco y no en Alaska, y sólo tuve palabras de agradecimiento para todos ellos. Para mí era fundamental el público. Yo quería que recibieran de mí la expresión más genuina de lo que era como artista y como persona. Durante toda mi vida evité cualquier confrontación con otros artistas o hacer declaraciones que llevaran a la polémica. Yo siempre fui respetuosa con todos. Siempre valoré el esfuerzo que hacían todos para llegar a ser lo que eran. Recuerdo que en el reportaje que me hiciera Gloria Calzada en el que me preguntó por lo que esperaba para 1995, yo remarqué que deseaba el reconocimiento de todos los artistas aparte del éxito. Yo nunca pude entender que algunos construyeran sus carreras tratando de hablar mal de otros o de manifestar sus aires de superioridad, o de ir a cuanto programa de televisión existe para entrar en polémica. Yo no podría hablar mal de nadie, ni siquiera me permitía hacer un comentario chistoso si eso se podía interpretar como algo irrespetuoso para con otro artista. Cierta vez en el programa Sábado Gigante, don Francisco me preguntó por mi participación en la película “Don Juan de Marco”. Cuando le comenté mi pequeño papel de cantante mariachi, él me preguntó: “¿Es cierto que Marlon Brando está gordo?”. Era una humorada, pero era un chiste que me incomodaba. Yo no quería hacer ninguna broma con eso, aunque fuera inocente. Traté de decirle lo más amablemente posible que no me tenía que preguntar eso a mí sino a él. Yo no podía tolerar que alguien pensara que podía ser irrespetuosa con alguna declaración mía. Yo nunca toleré las mentiras ni las falsedades. Por eso fui siempre en la vida con la verdad y con respeto. Si quería que me respetaran primero debía saber respetar. Si quería que me amaran primero tenía que saber amar. Si quería que el público me admirara, me respetara y me quisiera yo debía hacer todo eso por ellos. Cuidé mucho mi imagen y siempre me dio vergüenza sentir que estaba en falta. Durante mucho tiempo Johnny Canales solía decirme, mitad en broma, mitad en serio, que yo no sabía hablar el español, y que debía saber que muchas veces le hablaba y cantaba al público de México. Al principio no me daba cuenta de la importancia de ese consejo. Yo no sentía que el no saber español fuera tan problemático y tampoco para mi familia, sobre todo para mi padre, que esperaba mi gran éxito cantando en inglés en mi propio país … Cuando vino el gran éxito en Monterrey y tuve que ir para allá me sentí muy avergonzada por no poder expresarme bien ante ese público que me demostraba tanto cariño y admiración. Enseguida puse manos a la obra y en poco tiempo asombré a todos con mi español mucho más fluido. Sentí una enorme satisfacción cuando en una de las emisiones de “El show de Johnny Canales”, él me dijera que así como antes le decía que no sabía una palabra en español, ahora estaba en condiciones de decirme … ¡¡que sabía hablar mejor el español que el inglés!! Sin duda que exageraba pero para mí era una enorme satisfacción que ponderara mi esfuerzo. Siempre fui en la vida con mis mejores intenciones y con honestidad. Por eso siento mucho lo que pasó. Me siento culpable por haber hecho llorar a tanta gente, por haber hecho que mucha gente tuviera que movilizarse desde tan lejos para que yo les dé involuntariamente el peor de los espectáculos. Aún hoy me pone triste que la gente llore por mí, que vea con nostalgia o con tristeza alguna interpretación mía. Hoy me gustaría verme realizada con mi trabajo, con mis éxitos en la música, con mis diseños, con mi vida en familia, con el cariño de todos. No sabes lo que me duele estar tan lejos de todos y no poder hacer nada, absolutamente nada. Siempre me moví con la idea de que para llegar a algo siempre había esperanzas y hasta seguridad de hacerlo mientras todo dependiera de uno. En mi corta vida siempre estuve tranquila y esperanzada  mientras todo dependiera de mí. Pero ya hace 16 años que nada depende de mí. Y sé que la gente siente lo mismo y por eso también llora … Créeme, niño mío, que siento haberte hecho sufrir, haberlos hecho sufrir y que convivan con esa sensación mientras me tengan en sus corazones … Si lo hubiese sabido, si acaso hubiese hablado con los míos de mis pesadillas, otra sería la historia. De eso no tengo ninguna duda…

Pero al menos estoy aquí, mi niño. De alguna manera sabrás que estoy cerca. Nunca podrás verme. Nunca podrás saber con certeza que estoy cerca, más cerca de lo que tú crees. Pero lo sentirás y lo sabrás cada vez que me escribas, cada vez que me veas en algún video, en alguna revista, en alguna foto. Porque cada vez que esté al lado tuyo como ahora te diré cosas, te haré saber cosas, te expresaré mis más hondos sentimientos para que te sirva de inspiración, para que me puedas recordar y tributar a tu manera, con tus palabras, con tu forma de evocarme, con tu manera de mostrarme. Yo confío en ti. Sé que lo harás bien. Pero si hay algo por el cual estoy siempre aquí a tu lado mientras duermes es para que sepas o al menos sientas que yo estoy en algún lugar, que yo no me ido para no volver ni aparecer nunca más. Yo estoy aquí para que creas que hay otra vida luego de que partimos, de que yo no estoy en el lugar que la realidad de nuestra vista nos muestra, sino que estoy en un hábitat mucho más lindo, mucho más brilloso, mucho más perfecto, mucho más luminoso, mucho más tranquilo, pero no el ideal, no el que yo quisiera estar ... Tal vez si me vieras o me imaginaras cómo me muestro ante ti, pensarías que estoy con algún vestido celestial o te imaginarías con mi hermoso vestido que luciera en el Houston Astrodome, o mostrándome como alguna figura que semejara a algún Dios del Olimpo. Si es eso lo que piensas, estarías mal encaminado. Te diría que entonces no me conoces …¿Sabes cómo vengo a verte? Con una remera, con jeans, con zapatillas … Con la figura que me mostraba siempre cada vez que alguien venía a mi casa a verme, a entrevistarme, a saludarme, a pedirme un autógrafo. Por supuesto que no pido permiso en el lugar en el que estoy para venir. Sólo lo hago y listo. Y vengo a ti y te hablo, me río, a veces lloro, a veces te susurro, a veces hago que tus brazos lleguen a tocarme simulando un abrazo. Hago todo, todo lo que está a mi alcance para que te lleves algo de mí y para que sientas que me tienes mucho más presente de lo que te imaginas. Yo sé que muchas veces te preguntas de dónde sacas inspiración para seguir escribiendo, que cómo haces para seguir contando algo de mí cuando sientes que ya has escrito todo. ¿Y sabes por qué sigues escribiendo? Porque cada noche te vengo a contar algo nuevo, porque a veces te vuelvo a recordar algo que te has olvidado, porque a veces te vengo a confesar ciertas cosas para que tú las cuentes. Pero para que tú me sigas escribiendo no depende sólo de eso. Depende del Amor que me tengas. Y como sé que me quieres tanto, aun cuando nunca me has visto, aun cuando no me has conocido, aun cuando supiste de mi existencia cuando yo ya había partido, yo hago crecer la semillita que tienes de mí en tu corazón para que puedas decirme esas cosas lindas que sueles escribirme. Y también para que me cuentes tu dolor y para decir cosas que son tristes para todos. No te voy a mentir, como nunca lo he hecho en mi vida con nadie. Yo sé que si tú me recuerdas así tardará más el tiempo para borrar mis huellitas en este mundo. Y si hay algo que yo deseo es que tú sepas y corrobores que estoy aquí solita a la espera de seguir recibiendo el Amor de los que me quieren de verdad. Y no tengo dudas de que tú eres uno de lo que me quiere de verdad. Aprendí en mi corta vida que a veces el Amor está muy lejos, y el odio más cerca y más amenazante de lo que uno cree … No me has conocido y tal vez el destino ha querido que las cosas fueran así, que me conocieras después, y que me dediques tu recuerdo con tanta distancia de espacio y de tiempo. A veces me da pena que hayas alterado mucho tu vida para hacer lo que haces por mí. A veces me cuesta buscar el horario en el que realmente duermes pues lo tienes todo alterado. Te confieso que más de una vez te descubrí en las noches escribiendo y sin que lo notaras me ponía al lado de ti para ver en exclusiva lo que escribías … Confieso que más de una vez lloré contigo, que más de una vez te dije alguna cosa que te sirviera para seguir escribiendo cuando te veía que no sabías cómo seguir, pero siempre desee poder abrazarte y decirte gracias mientras lloraba contigo. Y más me daba impotencia el no poderlo hacer y que tú no lo sintieras aunque lo intentara. Pero siempre me iba con el consuelo de que algo de mí te quedaba, de que alguna sensación te daba mi presencia, y de que con sólo eso te alcanzaba para seguir horas y horas …. Al menos puedo contentarme con estar cerca de ti y de todos los que aún me extrañan…

Yo sé que en los últimos tiempos estás muy triste por esas imágenes últimas de mí que se muestran tan impúdica y públicamente en ciertos videos. No te voy a pedir que no te pongas triste pues a mí también me duele … Aquí es cuando uno no tiene que quedarse atrapado por los pensamientos negativos y sí tomar lo bueno de todo sentimiento expresado. Yo sé que hay veces que no se puede evitar ver esas imágenes … Pero no te quedes con esa tristeza, con esa ira. Trata de verme en aquellas cosas que sí quise mostrar y sólo expresa lo que sientes. Siempre recuerda que yo no deseo que se me recuerde como un mito o como una leyenda. Eso es para la gente que tiene muchos años, y una larguísima y presente trayectoria. No es ése mi caso. Sé que muchos de los que me recuerdan con ese mote lo hacen con la mejor de las intensiones. A veces las buenas artes se expresan con esas nominaciones. Pero en los hechos yo no quiero que me veneren imaginando que yo estoy en un altar o en una estatua. Eso me suena tan frío como esas imágenes que nos pone tan tristes. Mejor recuérdame por lo que soy, como estoy ahora contigo, como una mujer simple que sólo se muestra más arreglada, más linda y más imponente cuando está en el escenario. Trata de recordarme por lo que fui en este mundo y por lo que quise mostrar. Trata de mostrarme que soy una sencilla mujer que actuaba en el escenario del mismo modo que se mostraba en la vida. Yo nunca quise mostrarme como una figura intocable, que está en el Altar de los Dioses para ser venerado como tal. No. Yo no quiero ser recordada así. Yo sólo quiero ser recordada tal como me mostré en la vida, con lo bueno, con lo malo, con mis seguridades, con mis miedos, con mis triunfos y con mis traspiés. Sé que en más de una oportunidad has dicho que si se hiciera hoy una nueva película sobre mi vida bastaría con mostrar imágenes de mí misma en conciertos, en reportajes, en mi vida cotidiana … Eso es muy cierto. Y mientras esperamos que esa película se haga, lo mejor que puedes hacer por mi recuerdo es poner en palabras lo que dicen y muestran esas imágenes, imágenes que aún hoy mucha gente ni ha visto ni escuchado. Eso es todo lo que te pido. Que antes que nada y por sobre todo, yo, Selena, fui una mujer, una simple mujer que luchó y mucho por cumplir sus propios sueños … y también los de su padre, los de su familia y de toda una comunidad … Una mujer que luchó con las únicas armas que tenía para lograr ese objetivo … Con Amor, con el mismo Amor del que quisiera ser recordada…

Duerme, mi niño … Me da pena no poderme quedar contigo cuando despiertes. Más me da pena no poder consolarte cuando notes, como cada día, que nada ha cambiado, que yo no estoy aquí como debería estar … Con el tiempo he aprendido a aceptar que estoy en este lugar y que tendré que esperar aquí para estar en un mundo mejor y poder ver alguna vez a la gente que he querido tanto, para poder ver y abrazarte a ti, que sé que es lo que más quieres en el mundo. Pero créeme que el hecho de aceptar esto no quiere decir que me resigne a este lugar. ¡¡De ninguna manera!! Siempre buscaré escapar, siempre buscaré estar cerca de mis afectos, siempre trataré de que no me olviden, siempre trataré de seguir dando mi Amor y mi cariño a tanta gente. Sé que te cuesta aceptar esta situación a ti también. Sé que ni siquiera quieres nombrar a esa mujer que tanto daño nos ha hecho. Como verás, yo tampoco la nombro …Yo soy de las que piensa que de todo se aprende algo …Aunque ya no pueda hacer nada por mí, trataré de decir, aunque sea con dolor, lo que pienso de esta persona y de los cuidados que todos tenemos que tener. Sé que muchos creen que la he perdonado. Suponen que si yo estuviera con ustedes producto de que ella lo intentó y falló, la eximiría de culpa y propondría que nadie tenga un mal sentimiento para con ella ... Se equivocan ... Yo puedo tener el mejor de los sentimientos. Yo puedo ser una buena persona. Pero el ser bueno no quiere decir que uno sea tonto o ingenuo. El que me conoce sabe que soy de la idea del “ojo por ojo, diente por diente”. Esa mujer nos engaño, nos traicionó, nunca nos quiso. No hay nada más horrendo que alguien a quien le has dado toda tu confianza te dé el peor de los mazazos. No hay nada peor que alguien a quien le diste todo tu cariño, le confiaste tantas cosas, compartiste momentos tan bellos como tan duros, no sólo te desaire sino que te hiera para impedir que tú sigas tu camino porque ella no tiene lugar para estar contigo. No hay peor gente que no se contenta con herirte fuertemente una vez sino que lo hace una, otra, otra y muchas veces más. No hay peor persona que, otrora amiga, te da la espalda por conveniencia, porque le favorece estar con otra gente, tener otras relaciones “más convenientes” ... Esa mujer primero nos decepcionó y luego utilizó todos los sentimientos de culpa y de lástima para que no la dejemos. Pero nunca fue genuina con sus sentimientos. Ella sólo quería poseer. Ella quería dominarnos en silencio. Ella quería que nosotros hiciéramos lo que ella deseaba cual si fuéramos unas marionetas. Recuerdo las cosas que hacía para que complaciéramos sus deseos. Tarde nos dimos cuenta de que era una psicópata. Pensábamos que sólo era una caprichosa, una mujer aniñada que se ponía intratable si las cosas no se daban tal como ella las pensaba. Creímos ingenuamente que era cuestión de hablarle y de hacerle entender nuestras razones para que las comprendiera alguna vez ... Error. Fue un grave error ... Debí haberme dado cuenta cuando ella me decía que en la vida todo era blanco o negro, buenos y malos, amigos o enemigos. Ella no veía que en la vida hay matices, que hay grises, violetas y verdes, que la gente en general no es ni tan buena ni tan mala, que no hay peor cosa que ver la vida pensando que él que no está enteramente contigo es peligroso, enemigo y hay que apartarlo. Tal vez en nuestra época hablar de psicópatas era imaginarse una persona visiblemente alterada, con los ojos desorbitados y balbuceando palabras incomprensibles. Hoy sé que el psicópata se ve como una persona más que se mueve en este mundo, que parece normal y que tiene buenas intenciones, y que sólo cuando las cosas no se dan como ellos quieren  mostrarán su verdadera personalidad, y que cuando eso exponga no les importará exhibirlo. Sólo exigirá que se los obedezca so pena de tomar represalias. Así era esa mujer. Parecía tan buena, tan servicial, tan encantadora … Vi cómo la gente con el tiempo le costaba comprender que esa mujer me hiciera lo que me hizo y aún hoy me siga haciendo tanto daño … Es que esa gente es así, vive engañando, vive elucubrando, vive sospechando, vive en la obsesión de dominar y de esclavizar a la gente. A estas personas ni les importa si tú te das cuenta que mienten, que adviertes sus verdaderas intenciones, que sabes qué es lo que quieren de ti. No les importa y ni se inmutan si se los dices … Eso sí, se alarmarán si alguna vez les adviertes que los abandonas, que los dejas de lado, que los apartas producto de ese engaño. Allí se les activarán todas las alarmas y utilizarán todos los medios que tienen a su alcance para que entiendas que ésas son sus reglas y que sólo tienes que obedecerlas. Yo había advertido eso pero jamás imaginé que podría hacer lo que me hizo. Debí haber reparado en ello. Incluso mi padre no se imaginó que ella era una persona tan alterada mentalmente. Yo recuerdo muy bien esa escena … El día que toda la familia la reunió para pedirle explicaciones por ciertas actitudes desleales de su parte ni se inmutó, y sólo dio excusas como respuesta. Pero cuando mi padre amenazó con que la echaría de la organización noté cómo se le abrieron los ojos y se preocupó sobremanera. No le importaba que la habíamos descubierto. Sí le importaba que quisiéramos apartarla de la familia. Debí haberme dado cuenta de lo que significaba esa expresión como cuando dio a entender que muchas cosas se sabrían de los Quintanilla si ella quedaba fuera de nosotros. Era una clara extorsión. Y si una persona entra en esto, siempre irá por más, por mucho más. Mi padre creyó conveniente no hacer viable esa amenaza y le pareció mejor dejarla con nosotros aunque lejos de las grandes decisiones. Él realmente temía que nos podía hacer daño con algunas declaraciones públicas en nuestra contra. Fue un error, aunque con el tiempo yo entendí que mi padre lo viera de ese modo ya que nunca vivimos una situación así. Pensó que era mejor hacerle creer que nada haríamos y que a la primera situación que se nos presentara la apartaríamos, y ya nada nos podría hacer. Si hubiésemos sabido del verdadero peligro que ella significaba nos hubiésemos dado cuenta de que aun cuando lo hubiésemos logrado ella buscaría hacernos daño una y otra vez por el resto de nuestros días. Si hubiésemos sabido que ella era una psicópata, hasta hubiésemos hecho públicas sus amenazas aunque eso nos expusiera …El público sin duda estaría de nuestro lado y ella no tendría modo de dañarnos pues todos estaríamos advertidos. Pero no nos dimos cuenta. Y allí el resultado ... Aprendí que para llegar a lograr todo en la vida hay que estar preparado para todo lo que se viene. Siempre pensamos que para triunfar sólo debíamos estar preparados para cantar y actuar de manera profesional. Siempre pensamos que debíamos estar preparados para estar atentos al peligro que podía venir de afuera, que debíamos cuidar nuestra imagen y no entrar en ninguna provocación para no salir dañados … Nunca pensamos que el peligro podía venir desde adentro, desde un lugar que nunca imaginaríamos que podríamos recibir tanto daño. Confiamos en ella y recibimos la peor de las traiciones. Confiamos en nuestras fuerzas y descubrimos que el más fuerte no siempre se muestra como tal sino todo lo contrario. Sin duda que estábamos preparados para afrontar lo que sea … desde el punto de vista musical. Pero no lo estábamos desde el punto de vista emocional. Confiamos mucho, fuimos honestos y transparentes en un mundo que no lo es … Tal vez no estábamos tan preparados como lo imaginábamos … Yo sé que tú has pasado por estas situaciones con gente de estas características y sé que es muy duro afrontarlas pues muchas veces esas luchas son de por vida … Ojalá nos hubiésemos dado cuenta de todo. ¡¡Qué más yo hubiese querido que tanto esfuerzo, tanto Amor, tanta transparencia hubiese tenido otra imagen, otro final!! Yo querría que hoy me recordaran porque dimos un modelo de vida con éxito, y no por lo que nos sucedió y por lo que no lo pudimos lograr a pesar de que teníamos todo para conquistar noblemente este mundo ... No ... Nunca la perdoné ni la perdonaré, fundamentalmente porque ella jamás se arrepintió de lo que hizo, porque aún hoy me trata como aquel nefasto día … Ella no necesita mi perdón para redimirse. Ella necesita el perdón de nuestro Señor. Y no creo que Él algún día se lo dé…

Bueno, mi niño, veo  que comenzaste a moverte constantemente. Estás por despertarte … Ya me tengo que ir … Pero volveré mañana. Sabes que siempre estaré contigo, que siempre estaré a tu lado y que nunca te dejaré solo. Te despertarás, te angustiarás por mi ausencia, pero recordarás todo lo que te dije y eso te dará fuerzas, muchas fuerzas, para que me sigas recordando como yo lo deseo, como siempre quise: con Amor. Y siempre sabrás que yo estoy allí, en algún lugar que pronto vamos a encontrar, para abrazarnos, para agradecernos, para saber que nada de lo hecho ha sido en vano y que valió la pena, valió la pena haber hecho tanto esfuerzo, haber dado todo para la alegría de la gente, haber dado todo siendo lo que fui, Selena, con todo mi Amor…

Mientras tanto, yo estaré allí en mi lugar, esperando el Amor de toda mi gente … Esperando poder salir de una vez de aquí para poder volver a cantar, para poder volver a diseñar … Esperando salir de este frío lugar de perfección para sentir el Amor, el calor y el cariño de tanta gente … Esperando que nunca me olviden … Esperando que me recuerden no sólo como la leyenda sino como Selena, una mujer que siempre necesitó ser amada … Espero que algún día pueda abrazarte y agradecerte. Espero que algún día dejemos de llorar. Espero que algún día volvamos a ser felices todos juntos, todos cantando, todos dando tanto Amor a cambio de nada. Espero que algún nos brindemos tanto Amor sin tener que decirnos ni explicarnos más nada…

(Todos los días me despierto y siento ese vacío en mi Alma, ese vacío de este mundo sin Selena. Todos los días me despierto y siento unas fuerzas inusitadas que no sé de dónde vienen, pero que me dan más ganas de recordarla, de tributarla, de hacer lo que sea por darle un digno tributo. Todos los días me levanto triste con la densa realidad de su ausencia, pero con el orgullo de admirar a Selena, una mujer única, irrepetible, inigualable, una artista con mayúsculas, una creadora innata e inquieta, una persona que con Amor lograba todo, un ser humano que con su talento se ganó los corazones de todos los habitantes de este bendito mundo que aún tienen un poquito de sentimiento…)

Yo sólo estoy aquí todos los días, Selena, para decirte simplemente que te quiero mucho…

Te recuerda con Amor…

 



 

 
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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: January 3rd, 2011
 
 
 

Tú eres mi lugar en el mundo, Selena…

 
 


Tomás era un hombre oscuro, sin esperanza y sin ilusión. La vida lo había golpeado duro y supo sobrevivir a ella gracias a su constancia, a su tozudez … y a rendirse a una vida rígida y disciplinada. Tomás ya era una hombre grande. Cuando se quiso acordar se dio cuenta de que estaba solo en la vida y de que no había sido honesto ni con él mismo. Pasados los 50 años admitió para sí mismo que hubiese querido tener una familia, una esposa y varios hijos. Pero lo vivió negando como si él haberlo admitido siendo más joven lo hubiese dejado desnudo ante los demás y en inferioridad de condiciones. Prefirió no decirle a nadie lo que él sentía y deseaba. Tuvo muchos amores, todos frustrados y terminados de la peor manera. Cada vez que una mujer lo lastimaba con una relación, él se hacía más huraño, más cínico, más amargo. Si tal vez hubiese sido joven en estas épocas, en las que los chicos tienes más posibilidades de comunicarse y ser más desprejuiciados en mostrar sus sentimientos, se hubiese soltado más y hubiese tenido menos temor en mostrarse tal cual era. Pero por alguna razón que nunca supo y que tenía cierto aire de aviso y de premonición, 1995 lo despertó a Tomás en la realidad de que ya era un hombre mayor, sin esperanza, con un futuro de vida rutinaria y aburrida, en la mayor de las soledades y sin nada de Amor. Más de una vez lloró al sentir que sólo le quedaba esperar la muerte como “última novedad”, acontecimiento por demás previsible, pero una vez pasado ese momento encaraba la vida como todos los días, mostrando una paz que no tenía y una aceptación de la realidad, su realidad, que le provocaba un sentimiento mezcla de frustración y de ironía. Pero ese 31 de marzo Tomás se levantó con una sensación rara. Cuando tomó conciencia de que el despertador le hizo entrar en la realidad que le tocaba vivir, se incorporó y se dispuso a desayunar. Era extraño pues Tomás no solía desayunar en su casa sino que lo hacía en un bar próximo a su lugar de trabajo. Pero ese día no sólo hizo eso sino que, movido por un impulso extraño, decidió vestirse con remera, buzo y jeans, en vez del eterno saco y corbata. No iba a tener problemas en el trabajo con esto, pues allí no le obligaban a vestirse formalmente. A él le gustaba ser formal o estaba acostumbrado a serlo, hasta que llegó ese día en el que, por una extraña razón, decidió “cambiar”. Hasta un impulso llamativo lo llevó a encender la radio en vez de la televisión como solía hacer. Él era plenamente consciente de ello, pero un impulso irrefrenable lo llevaba a moverse de esa manera. Recordó que en la serie “Columbo”, el famoso teniente solía decir que cuando se enteraba de un crimen, lo primero que quería investigar era a aquellas personas que hacían siempre lo mismo todos los días a la hora en el que se efectuó el crimen, salvo ese día. Ésa era de aquellas cosas a las que Columbo quería encontrar una explicación, esas cosas que eran más importantes que los innumerables datos e informes que se le presentaban. Tomás sería para Columbo, si se cometía un crimen en su vecindario de Corpus Christi, Texas, uno de sus principales sospechosos o al menos una de las primeras personas a ser interrogadas, pues todo lo que estaba haciendo aquel 31 de marzo de 1995 no tenía ninguna lógica ni ninguna coherencia con lo que Tomás venía haciendo por años. Tomás se sentía extraño. Tomás se sentía como si alguien se hubiese apoderado de su persona que lo llevaba a ser cosas normales pero diferentes a las que hacía hacer. Y lo que era más llamativo: Tomás no se sentía incómodo con ello. Más bien lo hacía con una naturalidad que lo hacía sentir mejor. Al menos hacía algo distinto ese día…

Y Tomás no se detuvo allí. Tenía el tiempo justo para llegar a tomar el bus que lo llevaría a llegar puntualmente a su trabajo, como todos los días. Pero decidió irse a caminar, aun cuando eso lo llevaría a llegar inexorablemente tarde. Tomás era un obsesivo con la puntualidad, el orden y respetar a rajatabla las reglas impuestas. Pero ese día tuvo ganas de ir a caminar al lugar de su trabajo. El día estaba horrible. Unas densas nubes cubrían todo el cielo y prometían que harían llover fuertemente cuando quisieran. Podría ser en una hora, podría ser a la noche, pero la lluvia llegaría inexorablemente ese día en forma copiosa. Pero a Tomás no sólo no le importó, sino que ni siquiera llevó un paraguas consigo. “Muchas veces el cielo me engañó, como tantas personas. De última, gozo con la lluvia que muchas veces no viene mal”, se dijo Tomás y decidió emprender su caminata al trabajo. Era definitivamente un Tomás distinto, al menos ese día. Él quería encontrar una explicación a ese “impulso” y sólo creía que algo había pasado en un sueño o en la realidad que lo había llevado a ese “cambio”. No tenía más referencia que esta sensación de que algo había sucedido, pero no podía saber qué era. Sólo se permitió hacer una cosa para poder hacer tranquilo ese impulso irrefrenable por ir a caminar a su lugar de trabajo. Llamó a su jefe y le dijo que había tenido un percance doméstico pero que en una hora estaría por allí. Su jefe tomó nota, le dijo que se quedara tranquilo y que viniera recién cuando todo estuviera bien. Tomás era tan cumplidor que ni siquiera una pequeña mentira como la que estaba haciendo haría que su jefe o alguien en el trabajo dudara de su palabra. Tomás a esta altura no sabía si eso era tan bueno como parecía o si era una muestra más de su previsibilidad que tanto lo afectaba en ese momento. Por eso salió de su casa sin mirar una y otra vez si había cerrado la puerta con llave, y partió con la seguridad de que ese “atrevimiento” que estaba haciendo era el comienzo de una nueva etapa de su vida para él ... Habiendo recorrido unas pocas cuadras en modo tranquilo y pausado, mirando el cielo y gozando de su alrededor, Tomás se estremeció por un ruido. Primero escuchó un portazo, luego sintió el sonido de alguien que corría presuroso. Al instante vio a una mujer de pelo largo y negro que llegaba corriendo a un porsche rojo que estaba estacionado afuera en la calle, se subió a él y salió a la mayor de las velocidades generando un chirrido producto del roce de las gomas del auto con el asfalto que casi hizo saltar los tímpanos a Tomás. “El ruido de un auto partiendo a toda velocidad nunca es una buena señal”, pensó Tomás. En un principio él no hubiese dudado de que lo que había visto se trataba de un robo. Incluso esperó a que enseguida saliera alguien corriendo detrás denunciando el hecho. Pero cuando recapacitó en lo sucedido sintió que a esa mujer ya la conocía, que la había visto recientemente, que era famosa. Su mente viajó por miles de imágenes hasta que de pronto se dio cuenta de quién era y de qué había pasado en las últimas 24 horas. La mujer que había partido a toda velocidad era Selena. ¡¡Y a Selena la había visto en el Days Inn  el día anterior!! Tomás no era admirador para nada de Selena. Su propia amargura y su propia visión pesimista de la vida hicieron que Tomás no la disfrutara nunca. Incluso pensaba que ella era una artista como cualquiera, que era famosa por canciones “pasatistas”, por lo que no dudaba de que pronto sería olvidada. Ahora que la veía saliendo presurosa de ese lugar, que seguramente sería su casa, empezaba a armar el rompecabezas en su propia mente. Antes que nada fue al lugar en el que partió el auto y vio las marcas que había dejado en el asfalto. Sin duda de que eso no era un buen augurio. Miró para lo que sería su casa. Al rato la pudo reconocer pues la vio en algún periódico y algo lo hizo preocupar más. Su casa estaba cerrada y no parecía que hubiera nadie en ella o que estuviera al menos alguien despierto … Más se preocupó cuando recordó lo del día anterior. Por esas cosas de la vida y del destino, fue Tomás al Days Inn a visitar a una tía que se había alojado allí por sólo un día de paso a su destino que era Monterrey. No pensaba ir, como siempre, pero la insistencia de su tía pudo más, y mucho más su miedo a que su negativa la llevara a su parienta a que lo visitara a su propia casa. Al poco tiempo de estar conversando formalmente con ella, escuchó un portazo y al rato dos mujeres discutiendo. Él pensaba seguir hablando, pero su tía, que era una “chusma empedernida”, lo hizo callar para escuchar la discusión de dos mujeres para ambos desconocidas. Él no quería escuchar, incluso se incorporó y se fue a una de las ventanas para mirar cualquier cosa que lo distrajera de ese momento tan incómodo. Pero cuando Tomás se asomó vio que había un joven esperando pacientemente en una camioneta. Al ver dónde estaba ubicado, vio que el muchacho estaba esperando a la gente que estaba discutiendo en esa habitación contigua a la que estaba él. Lo veía preocupado y tenso, pero impertérrito en su camioneta. Creía conocerlo pero no sabía de dónde hasta que vio salir a la mujer que estaba en la habitación de la discordia. Vio que era Selena y que el que estaba esperando era Chris, su esposo. Esa imagen a Tomás lo perturbó. Aunque él lo negara, él sabía de Selena, de su talento, de su fama y de lo que representaba para tanta gente. Él sabía que Selena era una mujer encantadora, además de una gran artista. No podía concebir verla y escucharla enojada con una mirada entre triste y perturbada. No es que Tomás pensara que los artistas estaban siempre igual, pero Selena … Podía negarla como artista, pero él sabía como todo buen texano qué tipo de mujer era. Fue tanta su desorientación que cuando todo pasó le preguntó a su tía, como quien no quiere la cosa, qué estaban discutiendo esas dos mujeres. Su tía no supo bien qué contestarle pues sin duda lo que más le importaba a ella era si el asunto pasaba a mayores. Aun así le dijo: “No sé muy bien lo que sucedía. Sólo sé que una de ellas le reclamaba por algo y le preguntaba por qué los estaba extorsionando. Y la otra le decía que ella no había hecho nada, que la estaba acusando pues su padre ‘le había metido ideas raras en la cabeza’ y le suplicaba que viniera sola la próxima vez, así hablaban tranquilas”. Tomás se quedó pensando pero luego entre la conversación con su tía, la llegada tarde a su casa, el comer y dormir lo hicieron olvidar el tema … al menos aparentemente. Luego se levantó y pasó todo lo extraño que estaba viviendo ... Volvió a ver las marcas del auto, el silencio y la oscuridad de la casa de Selena y no supo qué hacer ni para dónde rumbear. Algo no estaba bien y el desenlace podía ser por lo menos preocupante. Un primer impulso lo llevó a q-productions, la empresa del padre de Selena. Tal vez Selena había salido presurosa allí, pues estaba llegando tarde a ese lugar por algún motivo. No fue muy esperanzador pensar en esa posibilidad. Sólo fue en realidad a descartar posibilidades. Quería cerciorarse o convencerse de que esta historia tenía otra lógica, y no lo que la realidad de dos hechos y una misma protagonista le mostraban. Cuando llegó al lugar sólo preguntó por Selena a una de las secretarias que estaba allí. Para no levantar ninguna sospecha, sólo dijo que quería pedirle un autógrafo para un sobrino … “No, señor. Aquí no está Selena ni nadie de la Familia Quintanilla. Selena seguramente vendrá por la tarde a grabar y luego se irá a Los Ángeles para dar un concierto. ¿Quiere que le deje algún recado o un teléfono a donde ubicarla?”, le dijo la secretaria. Tomás le dijo que no, que vendría más tarde para encontrarse con ella. Cuando salió de allí, Tomás salió presuroso. Empezó a sentir que Selena estaba en peligro, que esa discusión, que esa ida presurosa de Selena, las casas en silencio y nadie en q-productions eran signos inequívocos de que nadie estaba actuando normalmente ese día. Otra vez vino Columbo a la mente de Tomás, y pensó y pensó dónde estaría Selena, a dónde iría … Y recordó las palabras de su tía, que escuchó de la mujer que discutía con Selena … Ese pedido de que Selena volviera, pero que volviera sola para hablar “más tranquilas” ... Tomás abrió bien los ojos, sintió un nudo fuerte en su estómago y salió corriendo al Days Inn. No sabía qué iba a ser pero estaba casi seguro de lo que podía suceder. Temía que estaba corriendo una carrera pero estando muy lejos del que iba primero y sin siquiera tenerlo a la vista. Hubo un momento en el que iba a llamar a la policía o volver para avisarles a Chris y a la Familia de Selena. ¿Pero qué les diría? ¿Por qué alguien creería las hipótesis sin pruebas de un desconocido? Prefirió primero ir al Days Inn. Era más rápido y más expeditivo. Luego vería qué hacer. Ya vería cuando se cerrara otro capítulo de esta historia sin título…

Cuando llegó al motel, notó que la habitación en la que se encontraba Selena el día anterior estaba cerrada y a oscuras. Ni siquiera podía ir a la habitación contigua pues su tía ya se había ido y ya estaba ocupada por otras personas … Optó por ir al lobby y preguntó por Selena, y si ella no estaba si había alguien relacionado con ella o algún familiar. El empleado que lo atendió le dijo que no tenía registrada a ninguna Selena y no tenía conocimiento de que alguien cercano a ella estuviera allí. Pero por suerte para Tomás una de las mucamas que pasaba por allí dijo: “Sí, señor. Selena estuvo aquí. Fue a ver a la presidente de su club de fans, pero ya se fueron…”. “¿A dónde?, le preguntó desesperado. “Al hospital estatal. Parece que la mujer tenía una dolencia y Selena la fue a acompañar…”, le dijo la empleada. “¿Hace mucho que se fueron?”, volvió  a preguntar Tomás.  “Hará una media hora, más o menos…”. Tomás agradeció la respuesta y en cuanto salió no le dieron las piernas para correr hacia el hospital. Podía esperar a que volvieran, pero quién sabe qué podía ocurrir desde el motel al hospital y a la vuelta, si es que había una vuelta. Optó por tomar un taxi para apurar los tiempos y llegó al hospital. Entró a la guardia y sin vueltas preguntó por Selena. Al principio los médicos y asistentes no le respondían o no querían decirle nada hasta que una de las enfermeras le hizo una seña y lo llamó aparte. “¿Tú buscas a Selena? Pues estuvo aquí, con alguien, una mujer que se llama…”, empezó a decirle. “No importa esa mujer. No me la nombres. Dime dónde está Selena…”, le imploró. “Ya se fueron. Mira. Acá nadie quiere decirte nada porque no quieren brindar información a desconocidos, máxime por el caso planteado. Es que esa mujer dijo que la intentaron violar, pero cuando quisimos revisarla no quiso. Yo tampoco te diría nada si no fuera porque la vi muy preocupada a Selena. En realidad la vi fastidiosa, muy perturbada. En cuanto ella se negó a ser revisada, Selena hizo un gesto que no podré olvidar. Eso me inquietó. Traté de hablar aparte con Selena, pero me dijo que no quería hacerlo, pues temía que ella se diera cuenta de que estábamos hablando a sus espaldas, sospecharía y ya no sabría qué podría hacer. Luego quise llamar a la policía para que interviniera en el caso pero las autoridades del hospital me lo impidieron. Me dijeron que si esa mujer era de San Antonio y decía que la quisieron violar en Monterrey, ellos nada podían hacer en Corpus Christi sin su consentimiento, salvo intervención de la policía de Monterrey o de San Antonio, previa denuncia. Por eso las dejamos ir, pero yo quedé preocupada. ¿Crees que podrá pasar algo malo?”, le dijo la enfermera con gran preocupación. La cara de Tomás lo decía todo. Sólo le dijo que rezara por Selena y salió corriendo para el motel. No había preguntado a la enfermera sobre hacía cuánto se habían ido Selena y esa mujer por lo que la incertidumbre y la desesperación se habían apoderado de Tomás. Con último que tenía de dinero tomó de nuevo un taxi y volvió al motel. Como una mueca del destino, notó que había tomado el mismo taxi que antes y que el conductor lo miraba raro. “Parece que estamos apurados, ¿no?”, le dijo con mirada pícara. Tomás lo miró seriamente y le dijo casi tartamudeando: “Más bien desesperado. Le pido por el Amor de Dios. ¡¡Apúrese!! ¡¡Hay una vida en juego!!”. El conductor aceleró el auto sin chistar y su cara se transformó en sumo temor. Parece que la cara de Tomás mostraba algo más que su propia voz, algo más que ni él mismo quería mirar. En cuanto llegó al motel, vio que Selena y esa mujer estaban yendo camino a la habitación 158. Tomás tomó la billetera y se la tiró al taxista al grito de “Gracias. Quédese con el vuelto y con todo lo que haya adentro”, sin saber ni querer saber qué más habría allí. Empezó a correr. Tomás pensaba en llegar antes y decir cualquier cosa como pretexto, pero si hacía eso no llegaba ... Ellas ya estarían dentro de la habitación y todo sería más complicado aún ... Tomás corrió unos pasos más y cuando vio que la mujer abría la puerta gritó con toda la voz: “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! No entres, ¡¡no entres, por favor!!”. Selena se detuvo buscando quién gritaba por ella. La mujer volvió sobre sí y con gritos buscaba que Selena no diera cuenta de esos gritos. Como Selena seguía buscando de manera llamativa quién la llamaba, la mujer en forma grotescamente burda pretendía llevarla al interior de la habitación tironeándole de los brazos. “¡¡No entres, Selena, no entres!! Estoy aquí. Por favor, ¡¡escúchame a mí primero!! Aquí, ¡¡estoy aquí!!”, le gritó Tomás al borde del colapso nervioso. Selena siguió mirando obsesivamente con un campo visual cada vez menor pues el tironeo de esa mujer la había puesto casi dentro de la habitación … Hasta que lo vio … Entonces, hizo fuerzas con sus brazos, se sacó de encima a esa asesina en potencia y fue al encuentro de Tomás …”¡¡Hey!! ¿Pero qué sucede? ¿Acaso viene un huracán y me estás previniendo para que me cuide? ¿Acaso crees que puede pasarme algo si entro allí?” y me señaló esa horrible habitación. Selena miró a Tomás como esperando que le diera certeza a sus preguntas, como si él fuera el portavoz de la verdad, de las respuestas a sus dudas … O a sus certezas, a esa altura de las circunstancias ... Por un instante, Tomás sintió que Selena sabía todo, todo lo que le podía llegar a pasar, como si sólo esperara un milagro, un salvador, la providencia, algo que la sacara de algo del que por sí sola no podía salir … Allí Tomás entendió de su insistencia por buscar a ese alguien que la llamaba desesperado … “Sé que te parecerá absurdo, Selena, pero vine a … disculparme contigo. Yo nunca quise admitir que eras una buena artista. Yo viví amargado muchos años de mi vida. Ya soy grande y nada esperaba de nadie ni de nada. Tú me devolviste la alegría y la esperanza. Por ti vale la pena seguir luchando. Por ti vale la pena hacer hasta lo imposible para la gente sea feliz. No vine a pedirte un autógrafo. No vine a pedirte ni un disco ni ningún souvenir. Sólo vine a decirte esto, porque justo te vi de casualidad ayer aquí mismo y no tan casualmente hoy … ¡¡aunque te busqué por todos lados!! Sólo vine a decirte esto pues tengo la intuición de que por allí esto que te digo te puede servir en un futuro…”.  Selena se le quedó mirando hasta que Tomás notó que una lágrima salía de sus ojos sin que ella intentara sacársela de su cara. Cuando estaba por decirle eso, Selena lo abrazó y empezó a llorar. Tomás también la abrazó y lloró con ella también, más ninguno de los dos intentaba decir ni hacer más nada. De pronto apareció un policía pidiéndoles su atención a ambos. “Disculpe, señor. Hay una denuncia contra usted. Dicen que usted está acosando  a esta señorita. Me dijo algo de violencia de género o algo así. Pero como sea, me tendrá que acompañar…”. Tomás miró al policía consternado y observó con desesperación a Selena. Podía aceptar cualquier cosa menos dejarla allí sola… “Perdón, señor policía. Antes que nada soy señora …¿Pero quién hizo la denuncia?”, preguntó Selena muy perturbada. El policía señaló con su lápiz a la que ocupaba la horrenda habitación y que apenas asomaba su cabeza desde la puerta de su habitación. Tomás recién allí entendió por qué la mujer no intervino más luego de que Selena se desligara de ella. Estuvo ocupada en denunciarlo a la policía de acosarla a ella y a Selena. “Pero yo no le he acusado a este señor. Él es uno de mis admiradores y vino a darme todo su afecto. Es su palabra contra la mía. ¿A quién le cree usted?”, le dijo Selena indignada. “Yo no tengo por qué no creerle, Selena, pero si la mujer mantiene su denuncia…”. Selena fue a la habitación de la mujer para pedirle que fuera a ratificar la denuncia en su cara. Tomás corrió e interrumpió su paso. “¡¡No!! ¡¡No entres, Selena!! Es lo que ella quiere.  Si vas a entrar, ¡¡que entre el policía primero!!” El policía se excusó de hacer eso pues no tenía por qué hacerlo. En el medio de toda esa discusión, Selena insistió en ir a la habitación y a pedirle a los gritos a esa mujer que saliera a ratificar su denuncia delante de todos. La mujer, para asombro de todos, se anticipó pidiendo disculpas, y empezó a decir que salía para aclarar todo en la comisaría, que hubo un malentendido, que se interpretaron mal sus palabras, pero que ella misma aclararía todo, que ella misma diría la verdad; sólo pedía buscar su cartera y que no la acompañara nadie; que ella saldría en 5 minutos; que irían todos a la comisaría y retiraría los cargos; que quería hacerlo allí para disculparse públicamente de todos .... Cuando Selena le dijo por qué no lo hacía allí mismo delante de todos con el policía como interlocutor válido y todos de testigos, ella se negó. “Yo esto lo comencé a mi modo. Lo quiero terminar de la misma manera. Ya quedará todo aclarado. Ya verán...”. Y se fue al interior de la habitación cerrando la puerta suavemente, disculpándose de todos una y otra vez, sobre todo de Selena, y haciendo un gesto con la mano suplicando una espera, su última voluntad. En cuanto ingresó a su habitación, todos se miraron consternados. El policía se encogió de hombros como diciendo que nada podía hacer, que ella tenía razón: la denuncia seguía firme, sólo ella podía retirarla y ella no lo había hecho aún. Tomás se quedó pensando mientras Selena esperaba impaciente. Tomás pensó que si le quería hacer daño no había desistido de hacerlo. Allí dio cuenta de que esa mujer era una psicópata, que lo tenía todo planeado y como surgieron cosas imprevistas que le descubrieron el juego, sólo quería ganar tiempo, tiempo para sorprender de nuevo, ¡¡tiempo para matar!! Esa mujer estaba jugada. Y jugada por jugada, prefería irse con su objetivo cumplido aunque se pudriera en la cárcel de por vida. Tomás volvió a tomar conciencia de que el peligro acechaba ... Y de que Selena había perdido la paciencia. En realidad la había perdido mucho antes, en el hospital cuando la fue a acompañar en otro de sus engaños … De pronto Selena, al grito de “ya no aguanto más. Sal de una vez”, se dispuso a ingresar a la habitación. Tomás corrió hacia ella al grito de “¡¡No entres!! ¡¡Está armada!! ¡¡Te va a matar!!”. Selena estuvo a punto de abrir la puerta pero esa advertencia de Tomás la hizo dudar. Se le quedó mirando mientras Tomás fue hacia ella. El policía, como creyendo en la denuncia de esa pérfida, fue tras Tomás pensando acaso burdamente de que él finalmente atacaría a Selena. En un segundo la desgracia se desató. Tomás le pegó un empujón a Selena quien cayó a un costado junto a Tomás. La puerta se abrió por el envión de la mano de Selena al retirarse, y la mujer disparó sin piedad al blanco a quien pensaba dar. Pero su disparo dio en el cuerpo del policía que fue en busca de Tomás. Selena comenzó a gritar y Tomas la incorporó rápidamente al grito de “¡¡Vamos, Selena, salgamos ya!! ¡¡Ella ya sabe que no dio en el blanco que esperaba!! ¡¡Ella vendrá por nosotros!! Cuando Tomás se llevaba a Selena por salvarla del horror, vio que la psicópata salió de la habitación con su mejor expresión, su verdadera expresión de la muerte al grito de “¡¡Esta vez no te escaparás, Selena!! ¡¡Ya verás quién soy!! ¡¡No llegarás a nada sin mí!!”. Tomás trató de buscar un recoveco que los refugiara circunstancialmente del momento pero no lo halló. Cuando volvió con Selena sobre sus pasos, vio que esa mujer estaba por disparar de nuevo desde la puerta de esa horrenda habitación. Selena y Tomás sólo miraron en silencio el desenlace. Selena tomó de la mano a Tomás y lo miró tiernamente como diciéndole que el destino estaba marcado, que ella lo sabía y que no había escapatoria. Lo miró por un instante y en ese instante le agradecía por lo hecho, que era una lástima que recién se diera cuenta de todo, si lo hubiese visto antes todo sería distinto ... Pero ocurrió lo que nadie esperaba … Una mano impensada, una mano de alguien que advirtió tarde las maniobras de esa psicópata y que estaba pagando las consecuencias de semejante error ... El policía malherido llegó a pegar un manotazo a uno de los pies de esa pérfida que la hizo trastabillar y desplomarse sobre su cuerpo. La pistola cayó a un costado y cuando la psicópata sacaba unas fuerzas inusitadas para buscar el arma y disparar, Tomás se soltó de Selena y corrió hacia el arma y la pateó bien lejos al descampado para que ya nadie saliera más herido. Luego le pidió a Selena que no se moviera de allí mientras empezó a gritar por ayuda. La policía vino al instante: ya había sido advertida por personal del Days Inn. Enseguida se llevaron a esa pérfida mujer y al policía que aún vivía milagrosamente. La que más deseaba que se salvara era paradógicamente esa psicópata. Ella conocía las leyes de Texas. Si ese policía moría, a ella le esperaba la pena de muerte. Un delgado hilo separaba cadena perpetua de pena de muerte. Finalmente, fue cadena perpetua, y menos mal que fue así no por esa persona sino por el policía que cumplió su deber, y salvó a Selena y a Tomás…

Cuando Tomás pudo salir del estado de shock miró a un costado y vio a Selena llorando acurrucada con sus brazos y cara contra sus piernas. Rápidamente fue a su encuentro y la abrazó fuertemente. Selena se agarró y se agarró bien fuerte del cuerpo de Tomás como si fuera una garrapata y lloró aún más. “Ya todo pasó, Selena … En realidad nada se ha superado. Ahora es cuando debes ser muy fuerte. No quiero alarmarte. Más bien advertirte. Ahora vendrán todos por ti para saber qué ha sucedido. Yo no te voy a decir lo que debes hacer. Sólo tú lo sabes. Lo único que te puedo aconsejar es que seas como siempre lo has sido. Sé sincera. Di la verdad. Muéstrate tal como lo que sientes. La gente no sólo te admira. También te quiere. Si eres honesta con ellos no tendrán ninguna duda. Y ten en cuenta esto: ella no se quedará callada. Ya está jugada. Perdida por perdida dirá cualquier cosa de ti. Te calumniará. Intentará seducir al periodismo sensacionalista con “verdades ocultas”, con “revelaciones”, con “lo que no saben de Selena”. Antes de que ella hable, anticípate. Di tu verdad. Sé la que dé la primera versión, la verdadera versión. Que a los demás sólo les quede contestar a tu versión. Que a los demás sólo les quede subir la apuesta con mentiras…”. Selena me abrazó y me agradeció llorando sin parar. “No sé cómo agradecerte. Aún no sé cómo te llamas y no sé por qué estás aquí. Aún no sé qué te llevó a este lugar y a hacer lo que has hecho. No sé qué será de mí de aquí en más. Hoy sentí una gran desilusión y de pronto casi veo la muerte. Me siento débil. Creo no estar preparada para los desafíos que me había propuesto. Parece que el mundo es más hostil de lo que pensaba. Yo creía que con Amor, con una sonrisa y tratando bien a todos nada me ocurriría. Pensé que con trabajo, con esfuerzo, con talento y con la verdad nada nos detendría. Y ahora me sucede esto. ¿Cómo voy a hacer? ¿En quién voy a creer ahora?”, me dijo Selena desesperada y se tomó las manos con la cara sin poder dejar de llorar. Yo la tomé fuertemente y le dije: “¿Acaso ella es el mundo? ¿Acaso ella es tu familia? ¿Acaso ella es el público que te quiere? ¡¡No, Selena!! Ella no es el mundo, no es tu público, no es tu familia. ¿Hubieses imaginado que te iban a atacar desde adentro? Si alguna vez pensaste que te podían lastimar, ¿no lo pensaste que lo iban a hacer desde afuera? No, Selena. El público que te quiere está afuera sufriendo por lo que pasaste, esperando que les digas qué pasó, que les sonrías como la mejor respuesta a sus ruegos y rezos. ¡¡Vamos, Selena!! ¡¡No te me quedes ahora!! Si te refugias en ti, ella ha ganado. No se lo permitas. No le des el gusto. Es mejor enfrentar el miedo y seguir adelante. ¿Acaso no siempre tienes miedo cuando sales a dar un concierto? Pues bien. Nada ha cambiado. ¡¡Nada!! Sólo ahora sé fuerte y ya sabes lo que tienes que hacer. ¡¡Sólo te pido que no quedes presa del pánico!!”. Selena me miró y asintió un poco más tranquila bajando los ojos y quedándose pensativa por un largo rato. Luego levantó la vista y pícaramente me dijo: “Me estás diciendo todo esto para no decirme cómo te llamas ni de dónde vienes, ¿no?”  y echó una carcajada de esas grandes, bien liberadoras. Tomás se rió con ella y sólo le dijo: “Me llamo Tomás. Lo demás, poco importa. Mi vida cambió desde que supe lo que eras y cuando temí por tu destino…”. Selena y Tomás se quedaron entre riendo y llorando al mismo tiempo hasta que escucharon unos gritos de desesperación. Era la Familia Quintanilla en pleno que fue al encuentro de Selena. Fueron minutos demasiado emocionantes. Tomás los veía y recién allí comenzó a llorar con todas sus fuerzas. Fueron momentos en los que no se había permitido mostrar una emoción, en los que no se pudo relajar hasta que todo pasó. En el medio de la emoción, el jefe de policía del lugar se acercó a Tomás y le dijo cortésmente. “Me va a tener que acompañar … usted y Selena. Pero no se preocupe. Sólo queremos sus declaraciones. Pronto los liberaremos para que descansen luego de semejante tensión…”. “¿Y el policía herido? ¿Está bien?”, le pregunté angustiado. “Saldrá, saldrá … ¡¡Ah!! Aun en el estado en el que estaba me dijo que les dijera que lo sentía, que los perdonara por no creerles, que sólo cumplía con su deber, que al menos pagó con recibir el balazo y no Selena …”, dijo el jefe de policía a Tomás y él lo acompañó. Ya en el departamento de policía se encontró con el padre de Selena. “No tengo palabras para agradecerle. Quisiera poder compensarlo pero no sé cómo. Dígame si necesita algo, dígame si…”. Tomás lo interrumpió diciéndole: “¿Quiere compensarme? Sólo cuídela a Selena. Déjela que se exprese. Déjela que haga lo que ella crea más conveniente. ¡¡Más que nunca ahora!! Yo sé muy bien que no le fallará. Tampoco defraudará a su público … Pero es necesario que ella maneje los tiempos. Selena es la única que sabe bien lo que le pasa y la única que le puede encontrar la solución a semejante trauma. Usted esté cerca, esté bien cerca por si ella necesita algo, por si necesita de usted en momentos de indecisión y de desesperación. Yo sé muy bien que Selena deseaba que usted estuviera a su lado cuando todo en ella hoy era confusión y sensación de no salida”. El señor Quintanilla agradeció sus palabras y prometió cumplir con su promesa dándole un fuerte abrazo. Luego le dijo: “Tendré que avisar a la gente de Los Ángeles que Selena deberá cancelar el concierto de mañana. Ella no está en condiciones. Además, no sé cómo reaccionará la gente. Y no querría que la prensa la hostigue…”. Cuando dijo eso Tomás recordó que él también tenía que llamar a alguien … A su jefe, para decirle que se demoró “un poquito más de la cuenta…”. Aun así le dijo al señor Quintanilla: “Pero antes de decidir lo que sea, ¿por qué no le pregunta a Selena? Escúchela. Fíjese qué es lo que siente y luego se lo comunica”. Él asintió y todos nos quedamos esperando que Selena saliera del departamento de policía. Afuera había un mundo de gente que sólo gritaba por ella. Tomás veía por la televisión que se preparaban caravanas desde todos los pueblos de Texas, de México, de Chicago y de cualquier ciudad de los Estados Unidos y México para dar su apoyo a su ídolo, a su igual, a esa mujer que los había encantado y que ahora necesitaba de su ayuda. Tomás pidió el teléfono a uno de los policías y llamó a su trabajo. Cuando quiso decirle a su jefe “¿No sabe lo que me pasó?”, él le dijo: “No me digas nada. Ya lo sabemos … ¡¡Eres un héroe!! ¡¡Has salido en televisión!! Tómate el tiempo que quieras que acá te esperaremos”. Tomás se quedó petrificado. Escuchaba por el auricular a sus compañeros de trabajo que vitoreaban su nombre y que le gritaban que era un genio … “¡¡Qué ironía!!”, se dijo. “Hasta hoy yo era un oscuro empleado totalmente ignorado. Si se hablaba de mí era por detrás, a los cuchicheos y mal. Bastó que salga en la televisión y soy un héroe. Creo que no podré seguir trabajando allí. Ya no tengo lugar. Ése no puede ser mi destino final” y colgó el teléfono sin decir más. Afuera la multitud no sólo coreaba el nombre de Selena sino que exigía su aparición. La situación se hacía insostenible pues Selena seguía reunida con el jefe de policía. Todos se miraron pero nadie se animaba a nada. Algo había que hacer. De pronto Tomás se adelantó y le dijo a la multitud: “¡¡Hola a todos!! Les agradezco que hayan venido a dar su apoyo a Selena. Ella vendrá pronto a decirles lo que tenga para aclararles. Sólo les pido no sólo que le tengan paciencia sino que le brinden todo su Amor como ella se los ha dado. No tengo que explicarles que una psicópata que decía ser su amiga estuvo muy cerca de matarla. Selena está muy dolida. No sabe si debe seguir. Sólo díganle lo que sientan ustedes. Ella sabrá entonces qué hacer”. Cuando Tomás terminó la multitud lo ovacionó y prometió esperar a que Selena apareciera para dar su sentir. Tomás no entendía cómo estaba allí siendo el centro de todo, y ovacionado y querido como nunca lo había sentido. Sin duda para él era un momento único, una sensación sólo sentida gracias a lo que le generaba Selena. Al rato ella salió, le dio un gran beso y abrazo a Tomás y le dijo: “Ya sé lo que has dicho. Voy a hablarles. Tengo algo que decirles. Y no los voy a hacer esperar. ¡¡Si no lo hago ahora no lo haré nunca!!”. Y Selena salió … Una ovación que duró una eternidad invadió el destacamento de policía y toda la ciudad. Selena no pudo evitar llorar, y eso generó que toda la multitud coreaba su nombre y le diera ánimos. Cuando recobró las fuerzas, alcanzó a decirles: “Hoy viví una pesadilla … Una pesadilla que rondó muchas veces por mi cabeza en forma de sueño y hoy casi se hace realidad. El destino y una gran persona, Tomás, que a partir de hoy será mi jefe de prensa, impidieron que me fuera de este mundo. También Tomás y lo que me ocurrió me hicieron ver que no debía dejarme llevar por el miedo, que nunca sería lastimada por ustedes que me quieren de verdad. Yo sé que nunca recibiría ninguna muestra de agresión. Yo sé que me quieren. Por eso, y por ustedes, y por mí también, no me detendré. Aprovecho para decirle a todo Los Ángeles que me esperen mañana. Yo daré el concierto. ¡¡Ni lo cancelaré ni lo suspenderé!! No me dejaré amilanar por nadie. Yo seguiré adelante. ¡¡Yo sobreviviré!! Sólo les pido que me acompañen. Sólo  les pido que me escuchen sólo a mí. Esto lamentablemente recién empieza. Hoy me lastimaron y mucho. Y sólo podré superarlo si todos me acompañan. Espero que sea así. Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo que yo también lo haré. ¡¡Hasta luego, chau!! ¡¡Gracias, muchas gracias!!”, terminó de decir Selena y se puso a llorar largamente. La gente le gritaba, les daba toda clase de muestras de cariño, les prometieron que harían lo que ella les pidió. Tomás fue a rescatarla y la llevó para que se quedara con su familia. Selena alcanzó a decirle: “Espero que aceptes el cargo que te di. Necesito de la ayuda de todos. Y de la tuya también. ¡¡No me dejes!!”, le suplicó. Selena fue con sus padres y Tomás le dijo a A.B. si les parecía bien que formara parte del equipo. “Hermano, luego de lo que has hecho ya eres parte de nosotros. Además, si mi hermana te adoptó, no hay más nada de qué hablar. ¡¡Sólo haz lo que ella te pide!!”. Tomás vio emocionado cómo los padres de Selena, Chris, Suzette y el mismo A.B. le pedían a Tomás encarecidamente que los acompañara a Los Ángeles. “Y no te preocupes por la policía. No sabían si aún debían autorizarlos a salir de Corpus Christi. Pero ellos no quieren tener problemas con la gente. Aman a Selena y tú eres un héroe. ¡¡Lo único que falta es que los castiguen en vez de premiarlos!! Así que vamos para Los Ángeles. Cuando llamé para confirmarles nuestra presencia, me dijeron que ya lo sabían, que ya habían visto el discurso de Selena hacia sus fans. Todos estaban pendientes y muy contentos. ¡¡Se imaginan que van a tener que programar más conciertos!!”, le dijo el padre de Selena a Tomás y lo abrazó. Todo parecía solucionado, pero una etapa nacía para todos, una etapa que dependía de ellos mismos que saliera bien. Esta experiencia les debía servir a todos. Ya les cambió la vida. Ahora debía serlo para bien de todos…

Ya camino en avión para Los Ángeles, Selena se le acercó a Tomás y le dijo: “¿Ya sabes lo que le dirás a la prensa cuando lleguemos?”. Yo la miré y le dije: “No lo pensé ni quiero. Yo quiero ser honesto y decirles la verdad. También lo que sienta en el momento. Si voy a hacer tu jefe de prensa tengo que ser como tú…”. Selena le dio un gran beso y le dijo: “Sé que lo harás. Espero que puedas darles un buen concierto. Espero no caer…”. Tomás la interrumpió: “Lo importante es que no dejes de hablarles a ellos y a la prensa como siempre lo has hecho. Déjame a mí cuando que haya que contestar agresiones y preguntas molestas. Por lo demás sigue en contacto como siempre. Ése es tu mayor capital. Que el público sienta que no huyes de ellos, que siempre irás a por ellos para expresarles todo su cariño. Eso no tiene que modificarse. Déjame a mí lo más difícil…”. Selena se lo agradeció y le preguntó: “¿Por qué haces esto por mí? Aun trato de buscarle una explicación. Sé que te debo la vida pero no sé por qué hiciste todo esto por mí…”. “Ya lo entenderás, Selena, ya lo entenderás. En la vida uno siempre busca su lugar en el mundo. Muchas veces no se encuentra nunca. Muchas veces vivimos pensando que ya nada hay por hacer sino esperar la resignación y la muerte. Yo ya no esperaba nada de la vida. Nunca fui feliz pero tampoco luché por la felicidad. Hasta que supe de ti y dejé de negar tu existencia. Tuvo que pasar todo esto para que me diera cuenta. Hubiese sido mejor que lo descubriera antes, pero más vale tarde que nunca. Hoy sé que encontré mi lugar en el mundo y ése lugar es bregar para que te vaya bien en la vida y seas feliz. Espero poder cumplir con esa función. ¡¡Por ahora no me fue para nada mal…”, le contestó Tomás riéndose de verdad por primera vez en su vida. Selena se le quedó mirando y le dijo: “Y sí, muy lindo, ¡¡pero la próxima vez date cuenta antes!!”, y los dos echaron a reír a carcajadas. Los dos se dieron cuenta de que ya nada los detendría y de que ambos serían felices cuidando el uno del otro. Eso los salvaría del horror, los ayudaría a superarlo, a dejarlo atrás. Ambos dieron el gran paso y Selena dio el mejor de sus conciertos. Pronto la locura quedó atrás y encerrada entre rejas e incomunicada. Pronto Selena emprendería un camino que la llevaría a la cima mundial. Pronto ese recuerdo sería un motivo para reír y para llorar, y para agradecer a Dios que los pusiera en el momento justo en el lugar indicado. Pronto fue una anécdota para contar a sus hijos, para que nunca se olvidara y para en lo sucesivo todos supieran qué hacer para no perder nunca la felicidad, para que el que trabaja, hace bien las cosas, tiene talento, y es honesto y sincero siempre tenga una justa recompensa. Para que nunca tengamos que lamentar que un ser tan bueno, tan talentoso y tan querido se nos vaya sin saber por qué, se vaya por obra de la maldad de uno y la inoperancia de otros. Para que vivamos en un mundo llena de “Selenas”, de gente con buena voluntad que sólo quiere contribuir a que este mundo sea enteramente feliz…

(Ojalá fuera Tomás … Ojalá estuviera en mis manos el destino de Selena. Ojalá pudiera decidir que el destino de Selena sea el de ser feliz a su manera, es triunfar a su modo, es ser ella misma … esa mujer tan talentosa y tan encantadora ... Ojalá fuera Tomás y le pudiera decir a Selena que ella es libre y que yo sólo estoy para garantizarle que lo que ella decida será ley, lo que ella haga será realidad. Ojalá pudiera exponer mi vida para que Selena viva la suya.)

¡¡Cómo se te extraña Selena!! Este mundo no es el mismo sin ti…

Te quiere con toda el Alma…

 



 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 26th, 2011
 
 
 

Duerme tranquilo … Yo estoy aquí siempre contigo…

 
 


Duerme, duerme tranquilo, mi niño … Piensa que estoy aquí a tu lado. Siente que estoy aquí contigo todas las noches. Ya no sufras más. Ya no implores por mi presencia. Sé lo que harías para poder verme y abrazarme. Eso no será posible ... No por ahora … Sé lo que es querer a alguien y no poder verlo, abrazarlo, decirle que lo quiere, sentirlo cerca ... No sabes lo que valoro todo lo que haces por mí. No sabes lo hermoso que es para mí que te acuerdes de mí todos los días, que hagas tantas cosas por mi recuerdo. Desde donde estoy he llorado, he reído, me he emocionado ... Es cierto lo que dices. Es muy cierto ... Estando sola aquí, tan lejos de mis afectos, tan lejos de los lugares en los que dejé todo de mí, es necesario oír, ver, sentir que alguien se acuerda de uno, que alguien me valora por lo que hice, por lo que soy, por lo que brindé. Tal vez por eso no te pido que reprimas ningún sentimiento. Incluso no te voy a pedir que no llores, si es eso lo que he genera el hecho de verme en algún video. Pero no quiero que sufras porque yo estoy aquí al lado de ti, estoy aquí acariciándote tiernamente tu cabecita. Tienes que saber que no me he ido nunca … Yo estoy bien ... Es un lugar perfecto, es un lugar de espera, un lugar que me permitirá ir a otro en el que todo será paz y alegría. Tal vez disfrutaría mejor el momento si me hubiese ido con más años, más viejecita … Pero he venido aquí muy joven y me resistía a pensar que podía estar aquí con tan sólo 23, casi 24 años. Más de una vez me han tratado de calmar por aquí. Me decían que había llegado mi tiempo, que lo tenía que aceptar, que los tiempos llegan en el momento menos esperado, que pueden venir a los 5 o a los 100 años. Me decían que hasta era mejor que viniera aquí tan pronto … Eso significaba que yo había logrado casi la perfección y que me necesitaban por aquí. Yo no los podía entender, no los quería escuchar. Ellos me hablaban de cosas frías, grandilocuentes, perfectas. Yo les pedía seguir viviendo en mi mundo, ese mundo tan esquivo al principio que me vio crecer, cantar, ir de uno a otro lado en un bus, desafiando cuanto problema se me cruzaba por el camino. Créeme que me pelee muchas veces con ellos al principio. Yo les decía que no quería el mármol, que no quería el bronce, que no quería aún ser una foto para ser venerada, un monumento para ser visitado, una canción, una imagen que nos remitiera no sólo a alegrías sino a mucha tristeza. Les dije, les imploré, les supliqué que me devolvieran a la Tierra, que me dieran una oportunidad más, que saltearan ese día tan nefasto, que volvieran el tiempo atrás para cambiar mi destino. Les dije llorando si acaso no se daban cuenta de que estaba por lograr todo cuando me pidieron que fuera a por ellos, que recién por esa época podía desarrollar mi pasión y vocación por la moda y el diseño, de que estaba por lograr el mayor salto en mi carrera de cantante con un disco en inglés tan soñado tanto por mi familia como por mí misma. Les hice ver que me sacaron de mi esposo cuando estábamos por cumplir 3 años de casados y que de pronto para el 2 de abril de 1995 Chris tenía que despedirse de mí viendo una imagen de mí que nunca quise dar ante nadie. Les pregunté si ésa era la forma de irse de alguien que había hecho tan bien las cosas en tan corto tiempo. Les dije si era justo dejarme así, tan expuesta, tan desnuda en el Alma, tan vacía, tan sola. Les dije si está bien que me traicionen, que me disparen y que digan tantas mentiras sobre mí. Les dije si no se daban cuenta de que me dejaron sin nada cuanto lo tenía todo … todo para dar, todo para hacer. Les supliqué que me dejaran al menos terminar algo, el disco en inglés, mis boutiques en Monterrey y en México DF, mis giras en Sudamérica. Les hice ver que me dejaron asomar a la ventana para ver lo lindo que estaba por disfrutar, me permitieron ver el mundo que se arrodillaba a mis pies, me hicieron ver lo que había logrado y lo que iba a lograr. Les dije que me dejaron ver el premio mayor pero cuando lo fui a tomar me lo quitaron. Es como tener todos los dulces en la mesa y cuando vas a comer uno alguien te quita todo, es como ver un lindo día de sol en la ventana para salir a la calle y encontrarse con la lluvia, esa lluvia que me amenazaba aquel nefasto día ... Es ir a la búsqueda del gran éxito y te encuentras con el horror … Sí, mi niño ... Hice todo pero no entendieron mis razones. No comprendían que yo no quería la perfección, que no quería la gloria de una grande que ya pasó por todas las batallas, por todos los desafíos. Yo era simplemente Selena, la cantante, la artista que todos querían, las artista que conocían desde que era muy pequeña …Yo era muy joven. Yo sólo quería vivir. Yo sólo quería disfrutar. Yo sólo quería ver lo que es tener una vida más tranquila y normal. Yo sólo quería ver y disfrutar el fruto más rico, el fruto de tantos esfuerzos y sinsabores. Les hice ver que postergué parte de mi vida sin saber si acaso podía llegar a tener éxito alguna vez y que en el momento en el que todo se me daba y sólo faltaba un poquito, tan sólo un poquito para llegar a la cima y que todo eso me facilitara las cosas, me retiran de este mundo para que viva aquí los frutos de lo logrado … No … Nunca lo entendieron. Estuve años poniendo mi mejor predisposición para tener un plato de comida en la mesa. A veces me sentía mal, a veces estaba muy cansada, a veces no podía mucho con mi cuerpecito cuando era muy, muy niña … Hice todos los deberes, cumplí con todos los mandamientos del Señor, fui en la vida sólo con la verdad, con honestidad y con humildad. Y esto es lo que recibo de premio. La traición, la partida de este mundo, la injusticia de no poder disfrutar lo logrado con tantos años de esfuerzo. Yo sólo era una mujer que quería triunfar como cantante, ser una importante diseñadora, tener mi enorme casa propia para compartir con mi esposo, tener mis hijos, ver un atardecer con la tranquilidad del deber cumplido y sin tantas urgencias e incertidumbres. Yo sólo quería eso. Nada más que eso. Ellos no supieron contestar mis respuestas. Ellos sólo bajaron los ojos y me dijeron que eso era lo mejor para mí…

¿Sabes? Te ves muy tierno durmiendo, soñando, esperando al despertar que todo haya cambiado, que todo haya sido un sueño, un mal sueño. ¿Y sabes qué? Yo soñé esto. Sí, como lo oyes. ¿Te acuerdas de que yo hablaba de que cada tanto tenía una pesadilla horrenda de la cual ni quería acordarme ni comentarla? Sí, era ésa. No es que yo lo tuviera tan claro. No es que yo podía recordar tan vívidamente esas imágenes, ese horror. Pero podía sentir el peligro, podía sentir mi respirar agitado corriendo por ningún lugar aunque mi propia desesperación e instinto de supervivencia me llevaban a un lugar en el que tal vez me podían ayudar, me podían salvar, me podían sacar de ese infierno. Nunca quise recordar bien esas imágenes. Nunca quise ver quién se escondía detrás de esa silueta que me decía: “Ni se te ocurra abrir esa puerta”, pero sabía que era alguien conocido pues yo estaba allí con esa mujer hablando o discutiendo. No lo quería pensar pues sentía que era el llamado de mi destino, que alguien me estaba haciendo ver esas imágenes, esa realidad, ese horror. Pero yo no podía decirles a mis padres lo que me estaba pasando. Me daba más terror aun el sólo pensar en lo que diría mi padre si daba cuenta de esa pesadilla y de lo que pensaba de ella. Estaba segura de que mi padre me retaría, y me diría que por principios y por nuestra fe no podíamos dar crédito a ello … Fue un error … Un error de todos ... A veces nuestros padres por dar énfasis a algunos principios no dan cuenta de que por allí si se dan cosas que nos permiten cuestionarlos sin rechazarlos deberían dejarnos expresarlo sin miedo para que ellos nos den su parecer y su consejo. Así se solucionarían muchas, muchas cosas. Mi padre siempre fue muy rígido, pero era muy noble y sensible a la vez, aunque tratara de disimularlo. Con el tiempo supe que si se lo hubiese dicho me hubiera escuchado, aunque le pareciera todo un cuento de fantasía. Si él supo escuchar mis razones cuando decidí casarme en secreto aún estando enojadísimo con mi decisión, ¿por qué no podría escucharme y aconsejarme con estas pesadillas? Él podría ser muy terco, pero entendía que sus hijos a la corta o a la larga tomarían rumbos que no le eran propios pero que debían ser respetados. Aún hoy recuerdo cuando fui al programa de Cristina Saralegui y él tuvo la oportunidad de hablar. Quedó grabado en mí aquellas palabras de mi padre en las que decía que siempre los padres ven a los hijos pequeños aun cuando sean grandes, pero en la vida hay que aprender a saber que ellos tienen sus ideas propias, y que debían ser consideradas y desarrolladas. Así era mi padre. No era fácil llevarlo. Era duro pero considerado. Yo no sé si estaba bien que todos nos moviéramos por su sueño, pero también es cierto que nos dio los instrumentos necesarios para manejarnos en la vida, nos dio principios, nos dio valores. Nada fue fácil para nosotros pero él nos dio lo más hermoso, que fue ir en la vida con fe, con esperanza, con la seguridad de que todo se podía logar si uno se lo proponía. Él nos dio esa seguridad mientras todo se siguiera tal cual lo planeado … Por eso no le dije nada. Temía que él pensara que creía en mensajes de quién sabe de qué lugares, que creía en el destino, que me dejaba atrapar por miedos infundados, que me había convertido en esas personas que creen en cosas propias de gente que no entiende los mandamientos del Señor, tal como lo diría él. Mi padre pensaba y solía decir eso … Pero yo era su hija. Él me hubiese escuchado de todos modos y aunque tal vez él me hubiese insistido en no dar crédito a esas cosas, para mí hubiese sido sumamente valioso poderme sacar semejante peso que atormentaba mi Alma … Si se lo hubiese dicho. Si se lo hubiese podido manifestar … Sólo lo dije como al pasar en un reportaje tipo “multiple choice” y sólo sonó como una respuesta de ocasión. Recuerdo que cuando lo leí me sorprendí de haber respondido eso, pero se veía que mi subconsciente pedía a gritos que manifestara algo de lo que me angustiaba tanto … Luego viví ese horror, ese horror del cual tampoco quiero recordar, pero que para mí sólo fue una visión fugaz, una última visión fugaz … Tengo más vívido aún hoy ese sueño recurrente y esos sonidos, esas palabras, el anillo que me saco, un cartel de un lugar de paso del cual sólo veo las letras “D” e “I”, una imagen borrosa de mí en mi auto yendo a toda velocidad, una enfermera que me dice “Ella no tiene nada”, yo diciendo que “no digamos nada delante de ella”, yo envuelta en ira por descubrir que esa mujer me había mentido, yo queriéndome ir a mi casa pero prefiriendo ir a llevar a esa mujer a un hotel en el que se alojaba para no sentirme culpable de dejarla sola y con las heridas que decía tener, yo corriendo, yo sin aire, yo cayendo, yo con un nudo en el estómago, yo sintiendo que de pronto me faltaba poco ... Y ese disparo ... Ese horrible disparo que me hacía despertar una y otra vez, una y otra vez ... Algunas veces esos gritos estremecieron a mi hermana Suzette, luego los despertaron a Chris con suma preocupación. Yo siempre gritaba lo mismo cuando tomaba conciencia y me veía abrazada por mi hermana o por mi esposo: “¡¡Es horrible!! ¡¡Es espantoso!! ¡¡Sáquenme de aquí!!”. Cuando lograban calmarme me quedaba callada hasta que rápidamente con alguna ocurrencia salía con algún chiste y descomprimía la situación. Si había algo que nunca quería era quedarme con alguien largo tiempo en silencio y en situación de angustia o tensión. Siempre quebraba esos climas con mis fuertes risotadas. Pero eso no impedía que yo siguiera con mi angustia. La procesión iba por dentro … Nunca debí quedarme con esa angustia dentro de mí. Me hubiera evitado más de un malestar estomacal y tal vez ese nefasto día nunca hubiese existido … Por eso, mi niño, quiero que te grabes por siempre estas palabras que te voy a decir: nunca dejes de decir lo que quieres, lo que piensas, lo que te alegra, lo que te angustia. No te quedes nunca con lo que está dentro de ti con ganas de expresar. Siempre es mejor correr el riesgo y afrontar las consecuencias que no expresar las alegrías, los miedos, los que nos conmueve, lo que nos aterra. Es curioso … Se podría decir que yo he hecho gala de haber sido así en muchos aspectos de mi vida, sobre todo en los artísticos. Siempre en el escenario me expresé tal cual soy; en cuanto pude hacerlo expresé mi fascinación por la moda; en los reportajes decía lo que pensaba y lo que sentía aun cuando expresaba cosas que los otros artistas no solían decir; aún hoy recuerdo las reacciones que provocaba por decir que tenía una pitón en mi casa o que mi padre nos sacó la timidez a las tundas. Pero así era yo … públicamente. En mi vida personal era de reprimirme más las cosas. Visto en perspectiva creo que debí haber expresado más mis preocupaciones que guardármelos, pero también es cierto que en mi vida tuve que hacerlo para que fuera más llevadera mi niñez y mi adolescencia que no fueron ni comunes ni normales … Tal vez yo ya no pueda hacer más nada por mí, pero tú sí … Hazme caso entonces: siempre di lo que piensas, siempre expresa lo que sientes. Que tu único límite sea el ámbito en el que lo dices y a quién se lo dices. Fuera de ello, está en ti que seas el dueño de tu propio destino…

¡¡Ay, mi niño!! ¡¡No sabes lo culpable que me siento por lo que ha sucedido!! Yo sólo quería que la gente fuera feliz, aunque sea por un ratito, aunque más no fuera por ese momento en el que estábamos juntos. Tuve oportunidad de ver esas imágenes de la gente yendo a verme a Corpus Christi y me dio una gran tristeza ... Si hay algo que nunca hubiese querido es que mi gente estuviera triste por algo que hiciera, por algo que me pasara. Siempre busqué que nada, absolutamente nada de lo que me pasaba en mi casa, en mi vida, en mi familia, se transmitiera al público. Ellos no tenían por qué recibir de mí ningún problema o asunto personal. Ellos sólo venían para verme y disfrutar del momento. Aprendí en la vida que uno debe ser agradecido con esa gente que dedica parte de su tiempo para verte, para escucharte, para aplaudirte, para saludarte, para pedirte un autógrafo. Siempre quise que la gente se fuera satisfecha y feliz. Me angustiaba mucho si sentía que no había la respuesta adecuada del público ante alguna interpretación mía de algún tema. Cierta vez, cuando fui por primera vez al Festival Acapulco, tuvimos que tocar en pleno día con un calor francamente insoportable. En nosotros no había tantas ganas de movernos con tanto calor y a sabiendas de que nuestra performance no podía ser como siempre … Pero cuando vi la cantidad de gente esperándonos a pleno sol, resignando disfrutar el día en la playa para vernos, sabía que no debíamos conformarnos con una buena interpretación. ¡¡Tenía que ser mejor que nunca!! Antes de salir a tocar, les dije a los muchachos: “Olvidemos que afuera hace mucho calor. Pensemos en toda esa gente que vino a vernos. ¿Cuántas veces soñamos con tocar para tanta gente? ¿Cuántas veces soñamos con estar aquí cantando en Festival Acapulco? Recordémoslo cada vez que el sol nos queme. Miremos al público y si ellos están felices, ¡¡nosotros lo estaremos el doble!!”. Todos asintieron y así salimos. Yo creí que me derretía pero me moví como si estuviera en Alaska a la noche y en pleno invierno. Tan así fueron las cosas que cuando terminé de cantar “La carcacha”, estiré más la canción pensando que al público no le había gustado tanto … El público en realidad había estado genial pero estaba más planchado que yo. No sé cómo estaban allí a pleno sol, sólo aliviados con el agua que le tiraban los bomberos. Por suerte volví a saber que estaba en Acapulco y no en Alaska, y sólo tuve palabras de agradecimiento para todos ellos. Para mí era fundamental el público. Yo quería que recibieran de mí la expresión más genuina de lo que era como artista y como persona. Durante toda mi vida evité cualquier confrontación con otros artistas o hacer declaraciones que llevaran a la polémica. Yo siempre fui respetuosa con todos. Siempre valoré el esfuerzo que hacían todos para llegar a ser lo que eran. Recuerdo que en el reportaje que me hiciera Gloria Calzada en el que me preguntó por lo que esperaba para 1995, yo remarqué que deseaba el reconocimiento de todos los artistas aparte del éxito. Yo nunca pude entender que algunos construyeran sus carreras tratando de hablar mal de otros o de manifestar sus aires de superioridad, o de ir a cuanto programa de televisión existe para entrar en polémica. Yo no podría hablar mal de nadie, ni siquiera me permitía hacer un comentario chistoso si eso se podía interpretar como algo irrespetuoso para con otro artista. Cierta vez en el programa Sábado Gigante, don Francisco me preguntó por mi participación en la película “Don Juan de Marco”. Cuando le comenté mi pequeño papel de cantante mariachi, él me preguntó: “¿Es cierto que Marlon Brando está gordo?”. Era una humorada, pero era un chiste que me incomodaba. Yo no quería hacer ninguna broma con eso, aunque fuera inocente. Traté de decirle lo más amablemente posible que no me tenía que preguntar eso a mí sino a él. Yo no podía tolerar que alguien pensara que podía ser irrespetuosa con alguna declaración mía. Yo nunca toleré las mentiras ni las falsedades. Por eso fui siempre en la vida con la verdad y con respeto. Si quería que me respetaran primero debía saber respetar. Si quería que me amaran primero tenía que saber amar. Si quería que el público me admirara, me respetara y me quisiera yo debía hacer todo eso por ellos. Cuidé mucho mi imagen y siempre me dio vergüenza sentir que estaba en falta. Durante mucho tiempo Johnny Canales solía decirme, mitad en broma, mitad en serio, que yo no sabía hablar el español, y que debía saber que muchas veces le hablaba y cantaba al público de México. Al principio no me daba cuenta de la importancia de ese consejo. Yo no sentía que el no saber español fuera tan problemático y tampoco para mi familia, sobre todo para mi padre, que esperaba mi gran éxito cantando en inglés en mi propio país … Cuando vino el gran éxito en Monterrey y tuve que ir para allá me sentí muy avergonzada por no poder expresarme bien ante ese público que me demostraba tanto cariño y admiración. Enseguida puse manos a la obra y en poco tiempo asombré a todos con mi español mucho más fluido. Sentí una enorme satisfacción cuando en una de las emisiones de “El show de Johnny Canales”, él me dijera que así como antes le decía que no sabía una palabra en español, ahora estaba en condiciones de decirme … ¡¡que sabía hablar mejor el español que el inglés!! Sin duda que exageraba pero para mí era una enorme satisfacción que ponderara mi esfuerzo. Siempre fui en la vida con mis mejores intenciones y con honestidad. Por eso siento mucho lo que pasó. Me siento culpable por haber hecho llorar a tanta gente, por haber hecho que mucha gente tuviera que movilizarse desde tan lejos para que yo les dé involuntariamente el peor de los espectáculos. Aún hoy me pone triste que la gente llore por mí, que vea con nostalgia o con tristeza alguna interpretación mía. Hoy me gustaría verme realizada con mi trabajo, con mis éxitos en la música, con mis diseños, con mi vida en familia, con el cariño de todos. No sabes lo que me duele estar tan lejos de todos y no poder hacer nada, absolutamente nada. Siempre me moví con la idea de que para llegar a algo siempre había esperanzas y hasta seguridad de hacerlo mientras todo dependiera de uno. En mi corta vida siempre estuve tranquila y esperanzada  mientras todo dependiera de mí. Pero ya hace 16 años que nada depende de mí. Y sé que la gente siente lo mismo y por eso también llora … Créeme, niño mío, que siento haberte hecho sufrir, haberlos hecho sufrir y que convivan con esa sensación mientras me tengan en sus corazones … Si lo hubiese sabido, si acaso hubiese hablado con los míos de mis pesadillas, otra sería la historia. De eso no tengo ninguna duda…

Pero al menos estoy aquí, mi niño. De alguna manera sabrás que estoy cerca. Nunca podrás verme. Nunca podrás saber con certeza que estoy cerca, más cerca de lo que tú crees. Pero lo sentirás y lo sabrás cada vez que me escribas, cada vez que me veas en algún video, en alguna revista, en alguna foto. Porque cada vez que esté al lado tuyo como ahora te diré cosas, te haré saber cosas, te expresaré mis más hondos sentimientos para que te sirva de inspiración, para que me puedas recordar y tributar a tu manera, con tus palabras, con tu forma de evocarme, con tu manera de mostrarme. Yo confío en ti. Sé que lo harás bien. Pero si hay algo por el cual estoy siempre aquí a tu lado mientras duermes es para que sepas o al menos sientas que yo estoy en algún lugar, que yo no me ido para no volver ni aparecer nunca más. Yo estoy aquí para que creas que hay otra vida luego de que partimos, de que yo no estoy en el lugar que la realidad de nuestra vista nos muestra, sino que estoy en un hábitat mucho más lindo, mucho más brilloso, mucho más perfecto, mucho más luminoso, mucho más tranquilo, pero no el ideal, no el que yo quisiera estar ... Tal vez si me vieras o me imaginaras cómo me muestro ante ti, pensarías que estoy con algún vestido celestial o te imaginarías con mi hermoso vestido que luciera en el Houston Astrodome, o mostrándome como alguna figura que semejara a algún Dios del Olimpo. Si es eso lo que piensas, estarías mal encaminado. Te diría que entonces no me conoces …¿Sabes cómo vengo a verte? Con una remera, con jeans, con zapatillas … Con la figura que me mostraba siempre cada vez que alguien venía a mi casa a verme, a entrevistarme, a saludarme, a pedirme un autógrafo. Por supuesto que no pido permiso en el lugar en el que estoy para venir. Sólo lo hago y listo. Y vengo a ti y te hablo, me río, a veces lloro, a veces te susurro, a veces hago que tus brazos lleguen a tocarme simulando un abrazo. Hago todo, todo lo que está a mi alcance para que te lleves algo de mí y para que sientas que me tienes mucho más presente de lo que te imaginas. Yo sé que muchas veces te preguntas de dónde sacas inspiración para seguir escribiendo, que cómo haces para seguir contando algo de mí cuando sientes que ya has escrito todo. ¿Y sabes por qué sigues escribiendo? Porque cada noche te vengo a contar algo nuevo, porque a veces te vuelvo a recordar algo que te has olvidado, porque a veces te vengo a confesar ciertas cosas para que tú las cuentes. Pero para que tú me sigas escribiendo no depende sólo de eso. Depende del Amor que me tengas. Y como sé que me quieres tanto, aun cuando nunca me has visto, aun cuando no me has conocido, aun cuando supiste de mi existencia cuando yo ya había partido, yo hago crecer la semillita que tienes de mí en tu corazón para que puedas decirme esas cosas lindas que sueles escribirme. Y también para que me cuentes tu dolor y para decir cosas que son tristes para todos. No te voy a mentir, como nunca lo he hecho en mi vida con nadie. Yo sé que si tú me recuerdas así tardará más el tiempo para borrar mis huellitas en este mundo. Y si hay algo que yo deseo es que tú sepas y corrobores que estoy aquí solita a la espera de seguir recibiendo el Amor de los que me quieren de verdad. Y no tengo dudas de que tú eres uno de lo que me quiere de verdad. Aprendí en mi corta vida que a veces el Amor está muy lejos, y el odio más cerca y más amenazante de lo que uno cree … No me has conocido y tal vez el destino ha querido que las cosas fueran así, que me conocieras después, y que me dediques tu recuerdo con tanta distancia de espacio y de tiempo. A veces me da pena que hayas alterado mucho tu vida para hacer lo que haces por mí. A veces me cuesta buscar el horario en el que realmente duermes pues lo tienes todo alterado. Te confieso que más de una vez te descubrí en las noches escribiendo y sin que lo notaras me ponía al lado de ti para ver en exclusiva lo que escribías … Confieso que más de una vez lloré contigo, que más de una vez te dije alguna cosa que te sirviera para seguir escribiendo cuando te veía que no sabías cómo seguir, pero siempre desee poder abrazarte y decirte gracias mientras lloraba contigo. Y más me daba impotencia el no poderlo hacer y que tú no lo sintieras aunque lo intentara. Pero siempre me iba con el consuelo de que algo de mí te quedaba, de que alguna sensación te daba mi presencia, y de que con sólo eso te alcanzaba para seguir horas y horas …. Al menos puedo contentarme con estar cerca de ti y de todos los que aún me extrañan…

Yo sé que en los últimos tiempos estás muy triste por esas imágenes últimas de mí que se muestran tan impúdica y públicamente en ciertos videos. No te voy a pedir que no te pongas triste pues a mí también me duele … Aquí es cuando uno no tiene que quedarse atrapado por los pensamientos negativos y sí tomar lo bueno de todo sentimiento expresado. Yo sé que hay veces que no se puede evitar ver esas imágenes … Pero no te quedes con esa tristeza, con esa ira. Trata de verme en aquellas cosas que sí quise mostrar y sólo expresa lo que sientes. Siempre recuerda que yo no deseo que se me recuerde como un mito o como una leyenda. Eso es para la gente que tiene muchos años, y una larguísima y presente trayectoria. No es ése mi caso. Sé que muchos de los que me recuerdan con ese mote lo hacen con la mejor de las intensiones. A veces las buenas artes se expresan con esas nominaciones. Pero en los hechos yo no quiero que me veneren imaginando que yo estoy en un altar o en una estatua. Eso me suena tan frío como esas imágenes que nos pone tan tristes. Mejor recuérdame por lo que soy, como estoy ahora contigo, como una mujer simple que sólo se muestra más arreglada, más linda y más imponente cuando está en el escenario. Trata de recordarme por lo que fui en este mundo y por lo que quise mostrar. Trata de mostrarme que soy una sencilla mujer que actuaba en el escenario del mismo modo que se mostraba en la vida. Yo nunca quise mostrarme como una figura intocable, que está en el Altar de los Dioses para ser venerado como tal. No. Yo no quiero ser recordada así. Yo sólo quiero ser recordada tal como me mostré en la vida, con lo bueno, con lo malo, con mis seguridades, con mis miedos, con mis triunfos y con mis traspiés. Sé que en más de una oportunidad has dicho que si se hiciera hoy una nueva película sobre mi vida bastaría con mostrar imágenes de mí misma en conciertos, en reportajes, en mi vida cotidiana … Eso es muy cierto. Y mientras esperamos que esa película se haga, lo mejor que puedes hacer por mi recuerdo es poner en palabras lo que dicen y muestran esas imágenes, imágenes que aún hoy mucha gente ni ha visto ni escuchado. Eso es todo lo que te pido. Que antes que nada y por sobre todo, yo, Selena, fui una mujer, una simple mujer que luchó y mucho por cumplir sus propios sueños … y también los de su padre, los de su familia y de toda una comunidad … Una mujer que luchó con las únicas armas que tenía para lograr ese objetivo … Con Amor, con el mismo Amor del que quisiera ser recordada…

Duerme, mi niño … Me da pena no poderme quedar contigo cuando despiertes. Más me da pena no poder consolarte cuando notes, como cada día, que nada ha cambiado, que yo no estoy aquí como debería estar … Con el tiempo he aprendido a aceptar que estoy en este lugar y que tendré que esperar aquí para estar en un mundo mejor y poder ver alguna vez a la gente que he querido tanto, para poder ver y abrazarte a ti, que sé que es lo que más quieres en el mundo. Pero créeme que el hecho de aceptar esto no quiere decir que me resigne a este lugar. ¡¡De ninguna manera!! Siempre buscaré escapar, siempre buscaré estar cerca de mis afectos, siempre trataré de que no me olviden, siempre trataré de seguir dando mi Amor y mi cariño a tanta gente. Sé que te cuesta aceptar esta situación a ti también. Sé que ni siquiera quieres nombrar a esa mujer que tanto daño nos ha hecho. Como verás, yo tampoco la nombro …Yo soy de las que piensa que de todo se aprende algo …Aunque ya no pueda hacer nada por mí, trataré de decir, aunque sea con dolor, lo que pienso de esta persona y de los cuidados que todos tenemos que tener. Sé que muchos creen que la he perdonado. Suponen que si yo estuviera con ustedes producto de que ella lo intentó y falló, la eximiría de culpa y propondría que nadie tenga un mal sentimiento para con ella ... Se equivocan ... Yo puedo tener el mejor de los sentimientos. Yo puedo ser una buena persona. Pero el ser bueno no quiere decir que uno sea tonto o ingenuo. El que me conoce sabe que soy de la idea del “ojo por ojo, diente por diente”. Esa mujer nos engaño, nos traicionó, nunca nos quiso. No hay nada más horrendo que alguien a quien le has dado toda tu confianza te dé el peor de los mazazos. No hay nada peor que alguien a quien le diste todo tu cariño, le confiaste tantas cosas, compartiste momentos tan bellos como tan duros, no sólo te desaire sino que te hiera para impedir que tú sigas tu camino porque ella no tiene lugar para estar contigo. No hay peor gente que no se contenta con herirte fuertemente una vez sino que lo hace una, otra, otra y muchas veces más. No hay peor persona que, otrora amiga, te da la espalda por conveniencia, porque le favorece estar con otra gente, tener otras relaciones “más convenientes” ... Esa mujer primero nos decepcionó y luego utilizó todos los sentimientos de culpa y de lástima para que no la dejemos. Pero nunca fue genuina con sus sentimientos. Ella sólo quería poseer. Ella quería dominarnos en silencio. Ella quería que nosotros hiciéramos lo que ella deseaba cual si fuéramos unas marionetas. Recuerdo las cosas que hacía para que complaciéramos sus deseos. Tarde nos dimos cuenta de que era una psicópata. Pensábamos que sólo era una caprichosa, una mujer aniñada que se ponía intratable si las cosas no se daban tal como ella las pensaba. Creímos ingenuamente que era cuestión de hablarle y de hacerle entender nuestras razones para que las comprendiera alguna vez ... Error. Fue un grave error ... Debí haberme dado cuenta cuando ella me decía que en la vida todo era blanco o negro, buenos y malos, amigos o enemigos. Ella no veía que en la vida hay matices, que hay grises, violetas y verdes, que la gente en general no es ni tan buena ni tan mala, que no hay peor cosa que ver la vida pensando que él que no está enteramente contigo es peligroso, enemigo y hay que apartarlo. Tal vez en nuestra época hablar de psicópatas era imaginarse una persona visiblemente alterada, con los ojos desorbitados y balbuceando palabras incomprensibles. Hoy sé que el psicópata se ve como una persona más que se mueve en este mundo, que parece normal y que tiene buenas intenciones, y que sólo cuando las cosas no se dan como ellos quieren  mostrarán su verdadera personalidad, y que cuando eso exponga no les importará exhibirlo. Sólo exigirá que se los obedezca so pena de tomar represalias. Así era esa mujer. Parecía tan buena, tan servicial, tan encantadora … Vi cómo la gente con el tiempo le costaba comprender que esa mujer me hiciera lo que me hizo y aún hoy me siga haciendo tanto daño … Es que esa gente es así, vive engañando, vive elucubrando, vive sospechando, vive en la obsesión de dominar y de esclavizar a la gente. A estas personas ni les importa si tú te das cuenta que mienten, que adviertes sus verdaderas intenciones, que sabes qué es lo que quieren de ti. No les importa y ni se inmutan si se los dices … Eso sí, se alarmarán si alguna vez les adviertes que los abandonas, que los dejas de lado, que los apartas producto de ese engaño. Allí se les activarán todas las alarmas y utilizarán todos los medios que tienen a su alcance para que entiendas que ésas son sus reglas y que sólo tienes que obedecerlas. Yo había advertido eso pero jamás imaginé que podría hacer lo que me hizo. Debí haber reparado en ello. Incluso mi padre no se imaginó que ella era una persona tan alterada mentalmente. Yo recuerdo muy bien esa escena … El día que toda la familia la reunió para pedirle explicaciones por ciertas actitudes desleales de su parte ni se inmutó, y sólo dio excusas como respuesta. Pero cuando mi padre amenazó con que la echaría de la organización noté cómo se le abrieron los ojos y se preocupó sobremanera. No le importaba que la habíamos descubierto. Sí le importaba que quisiéramos apartarla de la familia. Debí haberme dado cuenta de lo que significaba esa expresión como cuando dio a entender que muchas cosas se sabrían de los Quintanilla si ella quedaba fuera de nosotros. Era una clara extorsión. Y si una persona entra en esto, siempre irá por más, por mucho más. Mi padre creyó conveniente no hacer viable esa amenaza y le pareció mejor dejarla con nosotros aunque lejos de las grandes decisiones. Él realmente temía que nos podía hacer daño con algunas declaraciones públicas en nuestra contra. Fue un error, aunque con el tiempo yo entendí que mi padre lo viera de ese modo ya que nunca vivimos una situación así. Pensó que era mejor hacerle creer que nada haríamos y que a la primera situación que se nos presentara la apartaríamos, y ya nada nos podría hacer. Si hubiésemos sabido del verdadero peligro que ella significaba nos hubiésemos dado cuenta de que aun cuando lo hubiésemos logrado ella buscaría hacernos daño una y otra vez por el resto de nuestros días. Si hubiésemos sabido que ella era una psicópata, hasta hubiésemos hecho públicas sus amenazas aunque eso nos expusiera …El público sin duda estaría de nuestro lado y ella no tendría modo de dañarnos pues todos estaríamos advertidos. Pero no nos dimos cuenta. Y allí el resultado ... Aprendí que para llegar a lograr todo en la vida hay que estar preparado para todo lo que se viene. Siempre pensamos que para triunfar sólo debíamos estar preparados para cantar y actuar de manera profesional. Siempre pensamos que debíamos estar preparados para estar atentos al peligro que podía venir de afuera, que debíamos cuidar nuestra imagen y no entrar en ninguna provocación para no salir dañados … Nunca pensamos que el peligro podía venir desde adentro, desde un lugar que nunca imaginaríamos que podríamos recibir tanto daño. Confiamos en ella y recibimos la peor de las traiciones. Confiamos en nuestras fuerzas y descubrimos que el más fuerte no siempre se muestra como tal sino todo lo contrario. Sin duda que estábamos preparados para afrontar lo que sea … desde el punto de vista musical. Pero no lo estábamos desde el punto de vista emocional. Confiamos mucho, fuimos honestos y transparentes en un mundo que no lo es … Tal vez no estábamos tan preparados como lo imaginábamos … Yo sé que tú has pasado por estas situaciones con gente de estas características y sé que es muy duro afrontarlas pues muchas veces esas luchas son de por vida … Ojalá nos hubiésemos dado cuenta de todo. ¡¡Qué más yo hubiese querido que tanto esfuerzo, tanto Amor, tanta transparencia hubiese tenido otra imagen, otro final!! Yo querría que hoy me recordaran porque dimos un modelo de vida con éxito, y no por lo que nos sucedió y por lo que no lo pudimos lograr a pesar de que teníamos todo para conquistar noblemente este mundo ... No ... Nunca la perdoné ni la perdonaré, fundamentalmente porque ella jamás se arrepintió de lo que hizo, porque aún hoy me trata como aquel nefasto día … Ella no necesita mi perdón para redimirse. Ella necesita el perdón de nuestro Señor. Y no creo que Él algún día se lo dé…

Bueno, mi niño, veo  que comenzaste a moverte constantemente. Estás por despertarte … Ya me tengo que ir … Pero volveré mañana. Sabes que siempre estaré contigo, que siempre estaré a tu lado y que nunca te dejaré solo. Te despertarás, te angustiarás por mi ausencia, pero recordarás todo lo que te dije y eso te dará fuerzas, muchas fuerzas, para que me sigas recordando como yo lo deseo, como siempre quise: con Amor. Y siempre sabrás que yo estoy allí, en algún lugar que pronto vamos a encontrar, para abrazarnos, para agradecernos, para saber que nada de lo hecho ha sido en vano y que valió la pena, valió la pena haber hecho tanto esfuerzo, haber dado todo para la alegría de la gente, haber dado todo siendo lo que fui, Selena, con todo mi Amor…

Mientras tanto, yo estaré allí en mi lugar, esperando el Amor de toda mi gente … Esperando poder salir de una vez de aquí para poder volver a cantar, para poder volver a diseñar … Esperando salir de este frío lugar de perfección para sentir el Amor, el calor y el cariño de tanta gente … Esperando que nunca me olviden … Esperando que me recuerden no sólo como la leyenda sino como Selena, una mujer que siempre necesitó ser amada … Espero que algún día pueda abrazarte y agradecerte. Espero que algún día dejemos de llorar. Espero que algún día volvamos a ser felices todos juntos, todos cantando, todos dando tanto Amor a cambio de nada. Espero que algún nos brindemos tanto Amor sin tener que decirnos ni explicarnos más nada…

(Todos los días me despierto y siento ese vacío en mi Alma, ese vacío de este mundo sin Selena. Todos los días me despierto y siento unas fuerzas inusitadas que no sé de dónde vienen, pero que me dan más ganas de recordarla, de tributarla, de hacer lo que sea por darle un digno tributo. Todos los días me levanto triste con la densa realidad de su ausencia, pero con el orgullo de admirar a Selena, una mujer única, irrepetible, inigualable, una artista con mayúsculas, una creadora innata e inquieta, una persona que con Amor lograba todo, un ser humano que con su talento se ganó los corazones de todos los habitantes de este bendito mundo que aún tienen un poquito de sentimiento…)

Yo sólo estoy aquí todos los días, Selena, para decirte simplemente que te quiero mucho…

Te recuerda con Amor…

 



 

 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 16th, 2011
 
 
 

Yo sé que valió la pena…

 
 


Sé que estoy viviendo un momento muy particular en mi vida. Cuando hace unos días me entrevistaron en el programa “Furia musical” sentí que podía salirme del libreto de todas las entrevistas en las que más o menos uno dice siempre lo mismo, en las que se habla de los discos, de cómo son los integrantes de la banda, de cómo me cuido para mantener mi cuerpo, de cómo hice para llegar hasta aquí, de anunciar tal o cual cosa, para sentirme plenamente libre de decir lo que quiera y de expresar qué quiero realmente para mí y qué pretendo de mi vida. Fue hábil Verónica Castro cuando me entrevistó: con la excusa de preguntarme por lo que hago con mi tiempo libre comenzó a indagarme sobre mis sentimientos, sobre mis amores, sobre mi futuro, sobre lo que pasa por mi corazón y por mi Alma en el medio de tanto éxito y de sentir que he tocado el cielo con las manos y de que todo el mundo me quiere. Pero en un punto me doy cuenta de que a Verónica Castro, como tantos otros, les cuesta entender cómo superé tantas barreras, cómo me metí con tanto éxito en la onda grupera siendo que para las mujeres es tan difícil llegar, cómo puedo vivir la vida queriendo hacer tantas cosas en vez de dedicarme al ocio y a no hacer nada pensando en que ya tengo éxito, dinero, futuro. Evidentemente muchos no saben bien mi historia. Muchos me conocen desde que tengo mucho éxito fuera de Texas, y de aparezco en radio y televisión. Para los grandes medios yo empecé hace un tiempito mi carrera, pero lo cierto es que desde hace 15 años estoy en el negocio de la música. Ellos no lo saben. Como mucho, saben que viví buena parte del tiempo en un bus y que mi vida ha sido muy sacrificada. Por eso para ellos es muy difícil comprender cómo a los 23 años estando en un ambiente dominado por varones, y no teniendo durante mucho tiempo ningún “mesías” que me apoyara y difundiera mi música, lo he logrado. Pero para la gente común, la que me conoce desde muy chica, desde que comenzó a conocerme en mis incursiones en sus pueblos para cantar y darme a conocer, no le es ninguna sorpresa todo esto que me está pasando. Puede que para las grandes ciudades de Estados Unidos y México sea un verdadero fenómeno, un éxito fulminante que se dio por temas tales como “La carcacha” o “Como la Flor”. Pero en todo Texas ya saben quién soy desde que tenía por lo menos 14, 15 años. A los 16 años gané mi primer Tejano Music Awards y gracias a la gente sigo obteniendo premios en forma ininterrumpida. Tal vez muchas de estas cosas las desconozcan. Y no es que tengan obligación de saberlas. Pero seguramente si las supieran entenderían acerca de cómo llegué hasta aquí. No hay grandes secretos. En todo caso mi gran secreto esté en el escenario. Mi historia está allí, mi vida está allí, todo lo que se ve en ese lugar tiene que ver conmigo y con todo lo que fui haciendo con el tiempo para que la gente no sólo me admire sino que me quiera. Y créanme que no es tan difícil lograrlo. No niego que hay que sacrificarse y mucho. Pero si las cosas se hacen con Amor, con honestidad, con trabajo, con sacrificio, con respeto, todo se hace más fácil. Y si se tiene talento todo se facilita. Yo no lo voy a negar a esta altura. Yo sé que tengo talento. Sé que el grupo tiene talento. Pero al talento hay que cultivarlo. No basta con saber que se tiene, sino que hay que mejorarlo, hay que desarrollarlo, hay que perfeccionarlo. Aunque interiormente se sepa que se es la mejor, eso sólo hay que pensarlo para uno, y sentirlo y gozarlo cuando genuinamente se ha logrado ese lugar. Pero para afuera no hay que creérselo nunca. Si uno se la cree es persona muerta. El público hoy nos puede adorar, pero mañana nos puede ignorar. Y no hay peor cosa que suceda eso. Siempre le tuve miedo a esa situación. Es mejor hasta que te desprecien pero nunca que te miren y ya no sepan quién eres. Supongo que por eso me mandé esa humorada cuando recibí mi primer premio en los Tejano Music Awards. Tal vez fui muy irónica a tal punto que muchos no hayan entendido qué quise decir cuando dije: “Agradezco a Los Dinos. Cuando ellos ganan yo gano. Cuando ellos pierden, ¡¡yo no los conozco!!”. Si supieran mi historia, si supieran lo que tuve que sacrificarme para llegar sólo a ese premio entenderían esa chanza. Yo nunca podría conformarme con lo logrado. Siempre quiero ir por más. No es por ambición, no es sólo por dinero. Ni siquiera alcanza con la gloria. Tan sólo yo quiero que me quieran. Todos necesitamos un poco de Amor. Si sabemos eso, lo demás viene solo…

A veces creo que me ven como un “bicho raro”, como alguien que vaya a saber cómo llegó y que comprenden aún menos cuando digo lo que quiero para mí. Muchas personas creen que por ser mujer, joven, bonita, talentosa y con éxito ya estoy para disfrutar del éxito, tener hijos y ganar más dinero con un par de discos grabados. Creen que estoy al final del camino. ¡¡Y recién estoy comenzando!! Me resulta curioso que muchas mujeres me pregunten y se asombren cuando les digo que antes de tener hijos quiero desarrollar mi carrera, quiero apuntalar mi viejo sueño de ser diseñadora, que quiero hacer más y más cosas. En la entrevista que me hiciera Verónica Castro me di cuenta de que a ella le costaba comprender que yo siendo mujer hubiese querido triunfar en un ambiente tan machista y en el que a la mujer casi no se la valora. Allí aprecié con pena que muchas mujeres terminan aceptando ese ambiente y el lugar que les da este mundo. Yo nunca lo vi ni viví así. Yo nunca dividí el universo entre varones y mujeres, y no me moví con lo que se me permitía o no. Yo simplemente quise hacer lo que quería y no me importó si eso era privativo de los varones o de las mujeres. Nunca se me pasó por la cabeza pensar si hacer tal cosa era bien o mal visto, si era una cosa reservada para los varones o para las mujeres. Yo sólo hice lo que me parecía correcto y listo. Cuando tenía 6 años se me ocurrió cantar unas canciones viejas a mi padre para que le agradara. Tenía terror de que él no me quisiera más por prestarle sólo atención a mi hermano para enseñarle a tocar el bajo. Sólo hice eso y generó una locura cuyos resultados los tenemos a la vista. Por suerte no pensé en que era muy niña, de que era mujer o de que no tenía posibilidades ante mi hermano ... Sólo lo hice ... Tal vez por eso nunca me sentí inferior ante nadie. Yo no viví esos problemas y eso no quiere decir de que no existan. ¡¡Claro que existen!! Pero yo superaba todo tratando de hacerlo de la mejor manera, siempre con ganas, siempre con una sonrisa, siempre dispuesta a dar. Para recibir Amor hay que saber dar Amor. Para ser amada, hay que saber amar. Y yo todo lo hice por Amor. Lo hice con Amor, respeto, dignidad. A los 15 años compartí escenario con  el grupo “La Maffia”. Si yo hubiese pensado que era imposible porque ninguna mujer lo había hecho antes, ni lo hubiese intentado. Pero por suerte no tenía esos prejuicios, no eran ésos mis miedos. Yo no convalidaba así porque sí lo establecido. Yo no digo “The imposible is always posible” como un simple eslogan. Ésa es mi forma de vida, ésa es mi forma de ver las cosas. Yo cuando tengo algo en la cabeza no paro hasta lograrlo. Está en mis genes, está en mi formación, forma parte de la visión que tiene mi familia sobre cómo se encara la vida, para qué uno está aquí, qué se supone que hacemos con eso tan hermoso que es la vida. Cuando uno encara la vida así no piensa en géneros, no piensa en divisiones, no piensa en que tal cosa es para uno y tales otras para otros. Cuando uno quiere algo en la vida sólo debe buscar la manera de obtenerlo. Así logré la atención de mi padre, así logré la aceptación del público, así logré a Chris, así puse mi empresa de diseño, así logré el éxito. Y lo logré siendo honesta, siendo como soy y no vendiendo una imagen falsa de mí. La  Selena que está en el escenario es la misma que está en una entrevista, en la calle, en su casa, en su boutique, en contacto con la gente, en cualquier circunstancia de la vida. Yo siempre quise que me quieran y que me quieran tal cual soy. Yo me brindo todos los días para que los demás me devuelvan lo mismo…

Yo soy Selena. Yo sólo soy una simple mujer que quiere llegar lejos, muy lejos. Yo no tengo límite. ¡¡No podría permitírmelo!! Mi único y vital límite es hacer algo que impida que los demás puedan hacer lo suyo. Yo no soy una insensible. Yo no miro para adelante sin importarme lo que está frente a mí. Lo que yo no tengo límites es para soñar y para lograr que esos sueños se cumplan. Yo siempre quise ser el centro de la escena. Desde niña me gustaba ponerme linda, vestirme bien y ser agradable para cualquiera. A veces la timidez nos impide ver lo que realmente queremos para nuestras vidas. Antes de estar en un escenario ni por asomo hubiese imaginado y pensado que podía ser una cantante, una artista, alguien que podía destacarse por lo que es. Yo me permitía imaginar por aquellos tiempos que quizá con sacrificio y con tesón podría tener un negocio de ropa y que mi nombre sonaría en todo el mundo por ser diseñadora … Pero en cuanto pisé un escenario y se me fueron todos los miedos y me olvidé del qué dirán, de lo que pensaba yo, de lo que pensaban mis padres, de lo que pensaba el público … ¡¡Ah!! Allí me di cuenta de lo que quería. Quería ser una mujer talentosa, elegante, llamativa, carismática. Supe allí que todo dependía de mí, sólo de mí. Podía escuchar los consejos de mi padre sobre cómo tratar al público y cómo llegar al gran objetivo, podía seguir las indicaciones de mi hermano sobre qué y cómo cantar, podía estar bien atenta a las reacciones del público para saber qué les gustaba y qué no … Pero lo fundamental, eso sí, dependía de mí. ¿Quería que me quisieran? Pues bien, a mostrarme como soy. ¿Y cómo soy? Pues averiguémoslo y mostrémoslo. Cuando después de varios intentos, cuando en mi niñez y en mi adolescencia probé cada una de las vestimentas, las que me aconsejaban mis padres, las que consensuaba con mi hermana, la que aprobaba el resto de la banda, llegué a ponerme mi primer “boustier”, sabía que había dado con lo que era para mí, con lo que era mi sello personal. Allí probé que podía ser una muy buena diseñadora y que podía llamar la atención con buen gusto y con encanto. ¿Que había varones entre el público con dudosas intenciones? ¿Que había niños presentes? ¿Que había que ver qué podían pensar las otras mujeres y la gente mayor? Todos temores infundados conmigo ... Yo siempre respeté a mi público. A todos les muestro como soy y les doy todo. No me guardo absolutamente nada. Y cuando eso sucede es muy difícil que se malinterpreten las cosas o que se me falte el respeto. A mí nunca me pasó. Creo que si alguna vez hubiese sentido eso, no sólo no me hubiese vestido de la manera en la que lo hacía sino que jamás me hubiese animado a interpretar en vivo la canción “¿Qué creías?”, recreándola con un “ex novio” seleccionado al azar entre el público. Si me animaba es porque sabía que el público no iba a hacerme nada y que entendía muy bien de qué se trataba toda actuación. Por supuesto que tenía muy en cuenta a mi partenaire. Sabía hasta dónde podía llegar, y hasta dónde me lo permitiría mi “ex novio” y el público. Y siempre me salía con la mía. Aun hoy me da mucha gracia cuando lo tomé de la corbata a Johnny Canales en plena interpretación del tema en su programa. Aún hoy me da gracia verme zamarrear a tantos varones en pleno Texas. ¿Quién iba a decir que eso algún día podía suceder? Pero es como siempre digo. Si sabes amar, te amarán, si sabes respetar, te respetarán…

Yo sé que hay tiempo para todo. Soy joven. Tengo un gran futuro. Ya logré cosas que no me hubiese imaginado que iba a lograr. Pero a pesar de ser un torbellino, sé que hay que hacer las cosas con tiempo, pensando cada paso, andando sin prisa pero sin pausa. Cuando le hablaba a Verónica Castro me descubrí que en más de una oportunidad me dije de esperar para agrandar la familia, para tener niños, para tener una vida más serena y más contemplativa. Pero es que yo soy así. Cuando hago algo no paro hasta terminarlo. No puedo estar sin hacer nada. La vida está para aprovecharla, no para ser un espectador de ella. Me ha pasado siempre que cuando ya me decidí a hacer algo no me conformaba con lograr parte de los objetivos. Si se puede, hay que llegar hasta el final. ¿De qué me sirve lograr sólo algo cuando se puede obtener todo o al menos intentarlo? Si no, ¿de qué sirvieron tantos años de sacrificios, tantos años de privaciones? Yo he pasado mucho tiempo no sabiendo qué sería de mí cantando ante 20 personas con mi mejor predisposición y sin saber si todo eso nos llevaría a algo. Viví épocas en las que mi hermano estaba fastidioso porque no le gustaba la música que tocábamos en un principio, mi hermana que no quería tocar la batería y yo con un micrófono enorme cantando en un idioma por fonética  porque no lo conocía. Viví épocas en las que parecía que no avanzábamos, viví épocas en las que no sabía si comeríamos al otro día. Y viví épocas en las que noté que el público comenzaba a aceptarnos y que nosotros como grupo nos entendíamos más y nos identificábamos mejor con nuestro material. Y ahora que el éxito es una realidad, ahora que Selena es no sólo mi nombre sino la mujer a la que todo el mundo quiere, admira y respeta, ahora que Selena es una marca de diseño y moda, ¿ahora voy a parar? Es lo peor que puedo hacer. Yo me tengo que preguntar: “¿Quién me detiene ahora?”. Siento como si después de tantos y tantos años de ir en un auto viejo por caminos largos y sinuosos de tierra, de pronto tomo una autopista que me lleva al destino que tanto quise en un auto último modelo. ¿Tiene sentido que me baje, que me detenga justo ahora? Se me viene un año clave, trascendental ... Si logro pegar el gran salto, si paso a ser la gran cantante internacional bilingüe, si soy la primera artista latina que arrasa en Estados Unidos … Antes parecía literalmente una quimera todo este sueño ... Hoy parece tan posible ... Sólo hay que seguir así, no detenerse, no bajar el ritmo, no parar, no parar nunca. Por eso pienso y digo que lo demás puede esperar. No mucho … Uno, dos, tres años. Mi disco en inglés, la apertura de más sucursales de “Selena Etc.”, mi llegada a Sudamérica, mi triunfo en el mercado anglosajón, mi incursión por Europa … Yo sé que lo puedo lograr. Y si no soy yo, será otro. Yo sé muy bien que abrí un camino, un rumbo. Puedo verlo, puedo ver el camino … ¡¡Puedo ver la meta!! Es cuestión de proponérselo. Es seguir corriendo hasta el final al mismo ritmo de antes siempre mirando el objetivo, siempre mirando el final, no distrayéndose con cosas superfluas, no desviándose de la autopista con malas señales. Si nos mantenemos así, lograremos lo que tanto anhelamos y mis grandes sueños personales estarán cumplidos. Lo demás … Lo demás viene solo … Ya vendrán los hijos. Ya vendrá la casa soñada. Y no porque venga después es que no lo esté pensando y no esté haciendo algo al respecto. Si hiciera eso no sería Selena. Ya me compré un gran campo en plena Corpus Christi. Ya comencé a preparar el terreno para cuando con mi gran Amor Chris pensemos en terminar de lograr nuestras grandes metas juntos … Soy Selena … Yo tengo que estar en todo. Yo tengo que lograr todo para el bien de todos…

A veces noto que la gente se sorprende de cómo llegué aquí. Incluso noto que a la gente le llama la atención mi sinceridad, que diga las cosas como son, que exprese mi propio sentir cuando se me pregunta. Supongo que tal vez sólo quieren que digan lo que se espera que yo diga. Y eso lo hago, pero yo no puedo dejar de decir lo que siento sobre cada cosa personal que se me pregunta. Yo sólo me abstengo de decir cosas que promuevan los malos entendidos y el escándalo. Eso no va conmigo. Ojalá que nunca tenga que aparecer en portadas de diarios con noticias escandalosas. Ojalá que nunca tenga que aclarar nada sobre lo que dicen otros u otros de mí. Mi padre siempre nos inculcó el ser rectos, que sólo nos destaquemos por nuestro trabajo y por nuestra música. Nosotros luego adaptamos nuestras enseñanzas a la realidad de nuestra época. Mi hermano siempre consideró que debíamos actualizar nuestra música y no cantar temas viejos que a nosotros nos parecían anticuados. Del mismo modo que yo supe que no alcanzaba con cantar. Desde muy pequeña tuve que aceptar el rol de agradar a la gente. Y a la gente se le entra por los ojos, no sólo por los oídos. Por eso busqué siempre ser original no sólo para cantar sino para vestirme, para presentarme, para expresarme. Si queríamos triunfar no alcanzaba con ser uno más. Teníamos que ser los mejores, teníamos que mostrarnos diferentes, teníamos que ir siempre por más. Creo que por eso Verónica Castro se me ha quedado mirando más de una vez extrañada, como queriéndome decir: “¿Por qué no te conformas? ¿Por qué buscas más y más? ¿Por qué no gozas ahora luego de haber padecido tanto?”. Es que yo no he sentido que he padecido nada. Por supuesto que yo no elegí este camino. Ésta es otra de las cosas que muchos no comprenden y por el cual nos miran extrañados. Yo no tengo ningún problema de decir que no pensé nunca en cantar profesionalmente ni en destacarme en un escenario. Yo imaginaba una vida muy distinta para mí, totalmente diferente. Pero las cosas se dieron así y yo también contribuí a que fueran de ese modo. ¿Qué sentido tiene quejarse del destino? Además, al destino hay qua ayudarlo. Si uno quiere cambiar las cosas impuestas uno tiene que hacer algo por ello. Yo nunca hubiese aceptado ni de mí ni de los demás quedarme sentada esperando que las cosas cambien por sí solas o quedarme llorando sintiéndome desdichada por mi suerte. ¡¡Yo nunca quise ser así ni soportaría dar esa imagen!! Para mí todo fue difícil desde que mi padre emprendió esta aventura. No crean que para mí fue fácil. No crean que yo no he llorado ni sufrido. Viví momentos muy, muy difíciles, pero siempre busqué la manera de superar la situación, siempre busqué una salida, siempre traté de transformar lo que tenía a mi alrededor en algo positivo para mí. Yo podía haberme quedado llorando y hasta negándome a cantar en cuanto tuve por primera vez a un público que esperaba a ver qué les ofrecía, cuanto tuve por primera vez un micrófono en la mano, cuando ensayé por primera vez al lado de mi familia. Pero nunca hice eso. Siempre puse mi mejor sonrisa, mi mejor predisposición, siempre pensé que si quería cambiar mi destino todo dependía de mí. Y lo primero que tenía que hacer era aceptar la realidad, que no tenía sentido evadirla, mucho menos cuestionarla de palabra. Si no me gustaba tenía que cambiarla yo y nadie más que yo aceptando lo que se me había impuesto. Yo siempre supe que mi padre aceptaría cualquier sugerencia siempre y cuando nosotros lo ayudáramos a cumplir su sueño de vivir por y para la música. Y eso yo lo acepté sin más. Pero con el tiempo le hice ver que tenía que aceptar mis vestuarios, mi forma de presentarme que tal vez para él podía ser muy osado, del mismo modo que le parecían muy modernas las propuestas musicales de mi hermano. Y si bien él al principio quería que nos ciñéramos a hacer lo que él esperaba de nosotros, entendió que nosotros éramos personas con nuestras propias ideas y objetivos, que nunca le íbamos a cuestionar sus sueños siempre y cuando él aceptara los nuestros. Y como todo buen padre que acepta que sus hijos crecen y tienen sus ideas propias, lo terminó aceptando y vio los resultados. Yo siempre asumí la responsabilidad que me cabía por ser Selena. Por eso vivía nerviosa cada vez que estaba por empezar un concierto, cada vez que debía aparecer en público. Pero siempre tenía un incentivo para dar todo por el sueño de mi padre. Si yo lo cumplía podría cumplir con el mío. Yo sólo quería ser diseñadora cuando era niña. Todo se alteró cuando mi padre vio en mí un talento que podía ser desarrollado y que podía llevarnos al éxito. Todo se alteró, pero yo no abandoné mi viejo sueño. No me quejé, no patalee, no lloré por mi suerte, no bajé los brazos. Sólo acepté mi realidad y busqué nuevas maneras de lograr mi sueño. ¡¡Y aquí estamos!!

Yo no podría mostrarme ante el público de una manera equívoca. Yo quiero que a esa Selena que ven en el escenario o en público sea la misma Selena que está en su casa, con su familia o en cualquier momento de su vida cotidiana. Y quiero que vean cuáles son mis valores, qué es para mí lo más importante. Yo no podría mostrarme de un modo diferente de lo que soy. Incluso no soportaría actuar en telenovelas recreando personajes que no se parezcan a mí. Yo no quiero que nadie se lleve una imagen equivocada de mi persona. A mí no me verán hablar mal de nadie, porque detesto hacerlo. No hay nada más despreciable que ocupar el tiempo para hablar mal del otro, para criticarlo, para desearle algo malo. Yo no tolero ni la mentira, ni la falsedad ni sostener un doble discurso. A mí me gusta que a todos los artistas les vaya bien. Yo sé lo difícil que es llegar. Ya es difícil que a uno lo lleguen a atender. Si encima el público te acepta no puedes más que agradecérselo. Y cuando ves a tu alrededor los sacrificios que hacen tus colegas para llegar, no puedes dejar de sentir una enorme alegría cuando lo logran. Durante todo este tiempo competí con Shelly Lares por ser la mejor cantante tejana. Siempre estábamos nominadas para los mismos premios en los Tejano Music Awards. Eso jamás nos enemistó. Al contrario, nos hicimos muy amigas a pesar de la rivalidad. Más de una vez la invitamos a nuestros conciertos. El que más recuerdo con alegría es cuando participó en el tema “Baila esta cumbia” en el concierto de San Antonio en abril de 1991. Era divertidísimo ver a Shelly cantando y obligando a que los miembros de mi banda fueran al frente del escenario a bailar mientras yo me quedaba tocando el bajo de mi hermano. Es que en la vida no sólo hay que triunfar con la venta de discos o con la asistencia de gente a los conciertos. También hay que triunfar con el ejemplo. Yo aspiro a que no sólo me quiera la gente sino que me respeten los otros artistas, los periodistas, los medios en general. Pero para que uno aspire a eso hay que primero saber respetar a los demás. Si uno predica con el ejemplo uno tiene derecho a pedir ese mismo respeto de los otros. Y si uno es auténtico tanto en el escenario como fuera de él, la gente lo sabrá agradecer. Creo que si uno sabe dar Amor y cariño nunca recibiremos ningún daño como respuesta. Que no se piense que soy ingenua. No se trata de ello. Yo tengo mis cuidados y mis prejuicios. Yo también suelo desconfiar. Todavía recuerdo a José Behar cómo lo traté aquel día en el que me vino a contratar en San Antonio. Pero una vez que yo me entrego a los demás y obtengo buena respuesta, sé que el verdadero éxito lo tendré asegurado, y sólo recibiré Amor, cariño y respeto. No me imagino para mí otra cosa. Yo no sólo quiero el éxito y el reconocimiento, sino que aspiro a que el mundo sepa quererme con el mismo sentimiento con el que le expreso yo a todo el mundo sin distinción…

¿Qué se supone que espero para mí hoy? Gozar del momento y trabajar para mejorar. Siempre hay algo por aprender, siempre hay en el ambiente fenómenos que nos sirven de ejemplo para poder hacer cosas aún mejores. Cuando haga mi disco en inglés procuraré que sea el mejor, cuando vaya a otros países iré no sólo con mi mejor material sino que buscaré cómo es cada uno, qué les gusta, qué música les agrada, cómo se visten, qué es lo que más quieren, qué y cómo comen, cómo demuestran sus afectos. Sé que me esperan lugares a los que tendré que familiarizarme bien para saber cómo manejarme en ellos. Pero yo no busco sólo saber cosas elementales para saber cómo saludarlos, qué palabras decir para conmoverlos, qué vestimenta tendré que usar para impactarlos más y para saber qué esperan de mí. Yo quiero moverme por esos países como me muevo en Estados Unidos o México, acercándome a la gente, saber cómo se comportan, cómo me ven, si les parezco buena, linda, talentosa, pero por sobre todo quiero hacer esto porque quiero que noten que les importo, que quiero que me digan sus nombres, que me digan qué hacen, qué esperan de este mundo.. Para mí el público no es un número más, gente que sólo paga la entrada  para verme. El público está compuesto de seres humanos que sueñan, que piensan, que aguardan, que se sienten esperanzados o desilusionados, que esperan algo más de una artista que los viene a visitar. Yo eso lo aprendí de mis idas de pueblo en pueblo en un bus, lugares en los que no hay mucha diferencia entre el artista y la gente común, lugares en los que el artista y el público son lo mismo y no hay diferencia entre ellos. Así me acostumbré a tratarme con la gente y siempre fue muy natural ese trato. Pero también me di cuenta de lo importante que es para la gente que el artista se interese por ellos. A veces subestimamos al público. Creemos que piensan todos de la misma manera, que sólo buscan una sola cosa y entonces es sólo cuestión de darles ese algo para conformarlos. Los que piensan así están alejados de la gente, a veces ignoran los que les gusta y lo que querrían ver, no admiran ni sienten el mundo del espectáculo. A veces a esa gente no se les da alternativa, se le da determinada música, determinados formatos, determinados artistas en la seguridad de que ellos esperan sólo lo que se les brinda diariamente. Y eso no es así. Nosotros en nuestras incursiones por los pueblos aprendimos que algunos querían un determinado repertorio y otros otras canciones. Así íbamos por algunos pueblos en los que querían escuchar temas con acordeón y otros que preferían obviarlo. Había pueblos en los que querían escuchar temas en inglés y otros que los rechazaban de plano. Había pueblos en los que nos pedían temas del momento y otros los temas clásicos. A la gente le agrada que el artista no sólo se brinde con lo suyo sino que escuchen sus pedidos. Y así como en lo musical me di cuenta de este fenómeno, también noté que a la gente le gusta que el artista los atienda y los haga sentir importantes. Y no es que ellos quieran ocupar nuestro lugar. Ellos no sólo saben cuál es el rol de cada uno en un concierto sino que desean que eso no se altere. Sólo pide que el artista no los mire desde lejos aunque lo hagan con aprecio. Pide que cada tanto los escuche, se quede todo el tiempo necesario para firmar autógrafos, para hablar, para contestar preguntas sobre la banda, para recibir el cariño de la gente. Por eso siempre atendí a mi gente y a nadie dejé sin un autógrafo, sin un abrazo, sin una palabra de afecto. El público, además de admirarme, comenzó a quererme al advertir eso, y siempre me lo agradeció. Ahora que es inminente que terminaré yendo a otros países, además de México y Estados Unidos, tendré que hacer lo mismo, si es que espero que todo el mundo me quiera y me acepte como soy. Yo no podría ir a esos países, por más lejanos que sean, a sólo darles un concierto. Yo tengo que ir para dejar mi huella, y para que todo el mundo sepa que estuve allí y que me quiera. No soportaría pasar inadvertida, como tampoco podría entrar a un país mirando para adelante sin mirar a la gente. Si uno desea que se los conozca, primero uno tiene y debe conocer a los demás…

En la vida hay que arriesgar, arriesgar aunque sea probable que se pierda todo, arriesgar aunque no se sepa qué hay detrás. Creo que desde que canté por primera vez siempre tuve miedo, miedo al fracaso, miedo a la frustración, miedo a que no me quieran. Creo que mi propia desesperación por sentirme desplazada hizo que diera todo para que nunca me pasara eso. Creo que siempre arriesgué para no quedarme con esa sensación de vacío, soledad y desamor. Muy pocas veces el público vio en mí esa sensación, pues yo me las ingenié para que no sólo no lo notaran sino que vieran en mí a una artista segura que sabe muy bien lo que tiene que hacer y más. Creo que si lo saben es porque yo se los confesé más de una vez en algún reportaje. Me costó tener que decir que efectivamente tenía miedo, y si lo hice fue porque siempre fui sincera y porque necesitaba que la gente supiera lo que sentía. Necesité compartir con el público hasta ese sentimiento. Pero el miedo nunca  me paralizó. Por el contrario, me aceleró y me hizo buscar avanzar todo lo que se pueda para ver qué hay detrás de ese camino. Yo soy tremendamente pasional. Mis sentimientos están presentes en cada cosa que hago. Soy un  nervio vivo. Reconozco que a veces si las cosas no salen me enojo bastante y eso no me gusta. Pero enseguida se me pasa. No puedo estar mucho tiempo distante y sin hablar. Soy totalmente distinta en eso de Chris y eso es bueno porque nos complementamos muy bien. Pero los largos silencios de Chris me desconciertan. Muchas veces me he preguntado cómo hace para permanecer tanto tiempo sin pronunciar palabra. Yo no podría hacer nunca eso. Por eso más de una vez le dije, al ver que está en silencio contemplando algo y se queda sin contestar algo que le pregunto, si está vivo o qué. Pero su cálida forma de ser es un bálsamo para mí. Tener un compañero que dice todo con un gesto es valioso, tener un Amor que no tiene ningún problema en asumir un rol secundario en la banda y en la vida pública conmigo demuestra el Amor que me tiene, su sensibilidad, su desprendimiento. Siempre soñé y quise tener como esposo a alguien como Chris. Yo siempre anhelé que mi verdadero Amor primero debía ser mi amigo y luego mi novio, mi esposo. Y siempre lo esperé así pues no hay nada más hermoso para cualquier habitante del planeta llegar a enamorarse de alguien que tiempo atrás era sólo un amigo, conocido o compañero de trabajo, y que el tiempo y el conocimiento los lleva al Amor. Sabía que pedía demasiado pues son muy pocos los que viven esa experiencia. Pero yo tenía la esperanza de que algún día eso me podía suceder. Y como  porfiada que soy, que nunca piensa que hay imposibles para lograr y anhelar algo en la vida, finalmente lo viví … Es algo maravilloso. Contrariamente a lo que se supone, cuando Chris llegó a la banda yo no sentía ninguna atracción por él. Era lindo, eso sí, pero la llegada de alguien nuevo a la banda me hacía encerrarme en mi mundo hasta tener la suficiente confianza en él. Y en cuanto lo fui conociendo vi que había mucha onda entre nosotros. Pronto supe que sería mi esposo, aunque no me imaginé que me casaría tan pronto. Si no fuera por mi padre … Él siempre primero desconfía y después ve … No quería amoríos en la banda, no deseaba que fuéramos el centro de escándalos sentimentales. Él pensó que Chris podía ser un Amor más, que eso podía desviar mi objetivo y que por él renunciaría a seguir cantando. Él estaba acostumbrado a que los varones que se casan exigen a sus mujeres que dejen de ejercer sus profesiones, sus quehaceres individuales. Él cree que en un mundo machista todos los varones lo son y que las mujeres están en contra. Pero las cosas no son así, no son tan deterministas. El mundo no se divide en buenos y malos, blancos y negros. En la vida hay muchos matices. Chris no respondía para nada a lo que se suponía que era un varón, un compañero leal, una pareja. Con él me di cuenta de que eso es lo que yo esperaba, no otra cosa. Por eso, cuando vi que mi  padre se negaba y buscaba apartar de mi vida a Chris, no me dejó alternativa. Y la única opción era casarme en secreto y luego que mi padre aceptara la nueva situación, con Chris como parte de la banda y de mi familia. Sabía que era la única manera de que cada uno pudiera seguir con sus proyectos personales y que la banda continuara. Todo salió bien, pero pudo salir muy mal. Era una alarma, sin duda, que había que atender … Aún hoy hay que seguir teniéndolo en cuenta ... Aquella vez el impulso más saber manejar bien los tiempos me dio resultados. Espero que no tenga que pasar por situaciones así, en las que una decisión repentina, un impulso, nos puede jugar una mala pasada. Creo que aquí todo salió bien pues yo tenía muy en claro la situación y cómo seguir. Habrá que ver si siempre las cosas se nos presentarán siempre así y sabremos resolverlas. Espero que nunca el miedo me paralice o me haga tomar decisiones equivocadas. Estamos en un momento en el que tenemos que estar a la altura de las circunstancias y tener la mente fría para enfrentar ciertas cuestiones. No sea que por no medir bien las cosas, o por dejarse llevar por arrebato, nos tengamos que arrepentir de por vida por lo hecho, por haber desperdiciado la oportunidad, por dejar pasar el tren, por tirar por la borda en pocos minutos lo que nos llevó años. Espero que el miedo siga siendo algo constructivo para mí y que jamás me paralice ni me dañe…

Yo nunca me plantee que había imposibles pues nunca tuve la oportunidad de elegir. Simplemente no tuve alternativa. Siempre tuve que salir adelante, siempre tuve que sortear obstáculos con la obligación de hacerlo pues nos iba la vida en hacerlo. Yo no podía decir que no. No debía decir que no. Pero nunca me quejé. Para mí todo fue natural, tan natural como si hubiese tenido una vida “normal”, sin sobresaltos ... Está bien ... Tuve que estudiar de un modo irregular en un principio, más tarde tuve que seguir y graduarme por correspondencia, tuve que aprender sin profesor en el medio del bus en el medio del griterío de mi familia y de los miembros de la banda. Pero no se comprende que lo que para todos era anormal para mí era normal. Y nada malo me ha pasado. No salí mala persona, no adquirí malos hábitos, no me tentaron los vicios ni el mal camino. El hacer las cosas “normales” y del modo convencional no es garantía de nada. Tal vez si hubiese ido a un buen colegio, si hubiese vivido por años sólo moviéndome del colegio a la casa y de la casa al colegio no hubiese aprovechado la oportunidad, no me hubiese desarrollado y nada de lo que logré lo hubiese adquirido. Con el tiempo me di cuenta de que lo que se vive en familia es lo primordial, lo que define nuestra personalidad y nuestro rumbo en la vida. Lo demás lo complementa o lo corrige, pero no lo genera. Mi padre ha sido muy severo con nosotros, a nadie le fue fácil aceptar de pronto y de niños la vida que nos impuso. Pero también es cierto que mi padre nos inculcó y nos formó en los más grandes valores: la verdad, la honestidad, la justicia, la humildad. Y nosotros nos movimos en la vida con esos principios. Mi padre estaba convencido de que con esos valores llegaríamos a cada objetivo que nos propusiéramos. Algunas veces cuando nos veía sin ánimo y con pocas ganas de seguir, pues no lográbamos los éxitos esperados, mi padre nos llevaba a pasear a los barrios más caros de la ciudad y nos preguntaba si queríamos tener esas maravillosas mansiones que veíamos. Como obviamente le decíamos que sí, nos decía: “Pues bien. Entonces trabajen duro que ya tendrán esas mansiones de la cual ahora somos espectadores”. Y realmente con esos principios llegamos aún más lejos de lo que creíamos. Seguramente si no lo hubiésemos logrado, o bien nos hubiésemos quedado en el pantano, hoy dirían que mi padre se equivocó, que nos llevó por mal camino, que nos obligó a hacer cosas que no corresponde que hagan los niños. Pero como la suerte nos ayudó, entonces todos se suman al éxito y nos elogian. Y si bien la aprobación de una apuesta de vida no debería circunscribirse al éxito circunstancial, me pone muy contenta de que todo el mundo vea cómo se puede llegar de un modo honesto, con mucho trabajo y con ganas de hacer más y más. Yo lo supe cuando después de tanto tiempo pude aprender el español. Cuando mi padre me dijo que tenía que aprender ese idioma yo me le quedé mirando como diciendo: “¿Me estás hablando en serio? ¿Qué sentido tiene todo esto? Yo no lo quiero hacer. ¿No es más fácil cantar modernas canciones en inglés que apostar por este camino?”. Mi padre se tomó la molestia de decirme de una manera más dibujada y enrevesada de la habitual que no nos debíamos contentar con ese camino, pues si fracasábamos no sabríamos cómo seguir. Que había que apostar a dos objetivos, cantar en español y en inglés, para ver por dónde llegaría el éxito y después con él enderezar el camino para convertirnos en artistas internacionales. Yo no lo comprendí del todo y sólo acepté su pedido con una condición: de que no me obligara a hablar el español, de que sólo me exigiera cantarlo y de que me diera mucho más tiempo para aprenderlo, el suficiente como para darme cuenta de que, por necesidad, debía hacerlo. Cuando el éxito llegó a Monterrey pensé que con mi precario español a los 20 años podría sobrellevarlo, pero me sentí avergonzada. Lo hablaba muy mal. Está bien que con gracia y simpatía lo pude sobrellevar. Está bien que la gente me lo toleró porque me querían, pero por ello mismo, por respeto a la gente que me daba tantas muestras de cariño, que compraba mis discos, que asistía a mis conciertos, debía aprender a la perfección el español. Era una forma de agradecerles y de respetarlos. Estuve un tiempo largo con estudios intensivos para hablar más fluidamente el idioma. Eso y mi voluntad hicieron más fácil el objetivo. Dos años después, cuando noté que la gente me entendía cuando les hablaba en ese idioma, me acerqué a mi padre y le dije: “Tenías razón cuando me decías de la importancia de hablar el español. Con el tiempo lo he comprobado. Perdóname por haber dudado y por no haber aprendido el idioma antes”. Mi padre me abrazó un largo tiempo, me dio un beso y me dijo: “Tú has logrado el éxito más allá del idioma. El mérito es tuyo por tu talento y por tu carisma…”. Luego se me quedó mirando y me dijo: “¿Pero has visto que siempre tengo la razón, no? La próxima vez sólo haz lo que te digo, ¡¡y ya!!” y echo a reír a carcajadas. Yo me le tiré encima, cerré mis ojos y lo abracé con ternura. En mi mente surgían imágenes de cuando era muy pequeña y corría a mi padre para abrazarlo. Me sentía feliz ... Es cierto. No habíamos hecho lo convencional. Pero hicimos lo correcto, con gran honestidad. Sería bueno que todos dieran cuenta de nuestro éxito y siguieran nuestro ejemplo. Estoy segura de que un mundo mejor es posible si todos estamos dispuesto a hacer algo bueno por él…

Me quedé pensando después de aquella entrevista con Verónica Castro. En algún momento me pregunté si ha valido la pena hacer todo esto, hacer este sacrificio, hacer una vida “anormal”, seguir el negocio de la música. Me pregunté si hubiese querido vivir otra vida, ser una más que vive su vida frustradamente por no hacer lo que quiere, sin sueños pues cree que no son posibles de realizar, quedarme con mi timidez y no intentar hacer nada para desarrollar mi verdadera personalidad. Me pregunté si me arrepentía por haberle cantado esas canciones a mi padre que cambió nuestras vidas. Me pregunté si valió la pena vivir la niñez y la adolescencia al límite, sin saber qué sería de nosotros al otro día, si comeríamos, si llegaríamos al éxito alguna vez. Me pregunté si valió la pena vivir con tanta presión siendo tan pequeña. Me pregunté si el éxito justificaba todo lo que hicimos para lograrlo. Me pregunté si valió la pena haberme perdido los beneficios de haber vivido como una niña normal. ¡¡Y sólo tengo para decir que claro que valió la pena!! Valió la pena pues aprendí a vivir, a saber y desarrollar lo que me gusta. Ahora veo el resultado de lo lindo que he vivido a pesar de lo duro que fue todo. El hecho de ver a uno de mis “hijos” nacer y desarrollarse, como lo es “Selena Etc.”, es algo del que no se tienen palabras para explicarlo. Y saber que más “hijos” vendrán en camino sólo me da satisfacción y me hace sentir plena … Y el saber que tengo tanto tiempo para hacer tantas cosas no hace más que reafirmar que valió la pena esta vida que he vivido con tanta intensidad. Y el sólo vivir cada día como si fuese el último, como un día que hay que agradecerle al Señor haciendo algo para ser mejores, no hace más que sentirme muy feliz. El Señor me puso aquí y nada tengo de qué quejarme. Sólo tengo agradecimientos. Y mis agradecimientos siempre estarán presentes con cada acto que realice, con cada riego que le dé a esa flor blanca para que se vea más y más hermosa ... Valió la pena ... Y vale la pena. No tengo que hablar como una artista que ya dio todo y que le queda poco por hacer y vivir. Tengo que asumirlo. Soy una artista consagrada, pero por sobre todo soy una mujer que tiene mucho por hacer. Soy una mujer que quiere hacer todo lo que tenga a su alcance. Mi destino no es sólo la gloria sino la felicidad. Alguna vez podré enseñarle a mis hijos lo que hice para sólo decirles: “¿Ven que todo es posible? Por eso luchen, luchen por todos sus sueños. La felicidad depende de ustedes. Por eso les muestro mi vida. Para que certifiquen que con buenos modelos y ejemplos también se puede llegar y hacer de éste un mundo mejor…”. Trabajaré duramente para poder vivir ese momento. Todavía no he empezado. Apenas mostré todo mi potencial. Espero estar a la altura de las circunstancias. Espero que nuestro ejemplo sea seguido y valorado en todo el mundo. Mientras tanto trabajaré cada día, cada minuto, cada segundo en pos de esa meta. Ya lo entenderá Verónica Castro. Ya lo entenderán todos. Ya verán que con trabajo, respeto y Amor todo se puede … Ya lo verán…

(Tal vez no hayas podido mostrar todo lo que querías, Selena, pero el que te ha visto ha sabido captar lo que has querido transmitir. Y si porque te fuiste tan pronto eso no ha quedado claro en todo el mundo, no te preocupes. Todos los que te amamos recordaremos y le diremos a todo el mundo lo maravillosa artista que fuiste, la encantadora mujer que supo dar tanto Amor a todo el mundo, ese Amor que sólo tú podías dar…)

Siempre estaré aquí, Selena, para decirte que tu vida y tu obra han valido la pena. Que tu paso en el mundo en sólo 23 años es más valioso de lo que han hecho tantas y tantas personas…

Te recuerda siempre…



 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 8th, 2011
 
 
 

Yo nunca me resignaré, Selena…

 
 


Antonita sintió aquel 8 de marzo de 1995 que tenía que llevarle una flor a su Selena. Antonita sólo tenía 8 añitos y ya amaba a Selena con locura. Se sabía sus canciones. Había enloquecido a su padre con que le comprara cada disco de Selena que salía en las disquerías, se había hecho miembro del club de fans por lo que recibía periódicamente todo tipo de souvenirs sobre su Reina, sobre su ídolo, sobre su ejemplo de mujer. Ella era de un pueblo muy cercano a Corpus Christi y desde hacía dos años que quería ir a ver a Selena. Obviamente sus padres no querían que fuera a verla en conciertos, pues consideraban que era muy peligroso ir a ese tipo de eventos. Más de una vez Antonita les decía que había muchos padres que llevaban a sus hijos a ver a Selena y muchos de ellos eran sus propios compañeros de colegio, por lo que no entendía del porqué no podía ir ella del mismo modo. Lo que Antonita en realidad percibía de sus padres era que ellos no querían salir a ningún lado, que eran reacios a la vida social y a hacer alguna cosa que no les gustara aunque ello implicara una alegría para su hija. Podían hacer cosas que no les implicara mayores sacrificios, como traerle revistas, discos, remeras y todo lo relacionado con su Selena. Pero ya salir especialmente por algo que aunque les interesara les implicara un sacrificio particular … allí no, allí no negociaban. Antonita se sentía doblemente frustrada, pues por un lado sentía que sus padres, sobre todo su padre, no hacían por ella el sacrificio suficiente por lo que a ella realmente le gustaba o esperaba que hicieran por ella, y por otro, el hecho de ser la hija menor hacía que sus padres actuaran con ella de un modo diametralmente opuesto al de su hermana Sophy. Con su hermana habían sido muy estrictos, muy severos en su educación y en su forma de actuar ante los demás, habían sido menos tolerantes y siempre le hicieron notar lo que esperaban de ella, que era la expectativa de muchos padres de su generación, que consistía en que fuera médica, abogada, maestra u otros oficios relevantes para ellos. Hasta la habían obligado a que aprendiera piano, así se cultivaba en la buena música para que después la hiciera visible en las reuniones familiares. En cambio, cuando tuvieron a Antonita, casi 10 años después, no quisieron repetir errores e hicieron con ella todo lo contrario. No le exigieron tanto en la educación, no la obligaron a aprender música y le dieron más los gustos para no sentirse tan culpables como se sintieron con Sophy. Eso sí, se mantuvieron inalterables en eso de ser reacios a salir los fines de semana a eventos que a ellos no les gustaban. Y a pesar de que Antonita recibía más cosas materiales que Sophy, se sentía peor que ella, pues a ella le hubiera gustado aprender música, pero sus padres no se lo incentivaron. Incluso en más de una oportunidad improvisaba cualquier cosa en el piano de Sophy para hacerles ver que a ella le interesaba lo que a su hermana no. Pero no hubo caso. Sus padres no le exigirían lo que hicieron con resultado nulo con Sophy. Y lo que más deseaba que sus padres hicieran por ella, que era que la llevaran a pasear, que la mantuvieran en contacto con chicos de su edad, que la sacaran de una vida constante de aislamiento y de actitud ermitaña, no tenía respuesta favorable. Antonita sabía que su madre era más permeable a ese tipo de pedidos que su padre, pero como en todo matrimonio de esos momentos, en los que los componentes machistas no eran muy cuestionados que digamos y que se toleraba sin más que el “hombre de la casa” mandaba y disponía, no quería que por defenderla tuviera enfrentamientos con su marido. Para Antonita la eclosión se dio cuando se hizo fan de Selena y la quería ir a ver de cualquier modo. Allí tuvo sus primeras manifestaciones de rebeldía y de indignación por la intransigencia de su padre, por su comodidad y por prometer cosas que nunca cumpliría. Cierta vez Selena se iba a presentar a uno de los colegios de la zona para fomentar la obra benéfica que ella estaba encabezando y que incluía la vuelta de los niños al colegio. Selena le pidió a su padre que la llevara ese domingo a la tarde. Éste le dijo que sí, no sin mucho convencimiento, pero Antonita le tomó la palabra, máxime porque estaba su madre como testigo. Cuando llegó el gran día, Antonita se acercó a  su padre y le dijo que si ya estaba preparado para llevarla al evento. Su padre se le quedó mirando, pensó en alguna excusa que no se le ocurría hasta que miró por detrás suyo al cielo y le dijo: “No, m’hija. Mejor no vayamos. Está por llover en cualquier momento…”. El día estaba soleado, no totalmente despejado, pero lejísimo estaba la posibilidad de que lloviera … Antonita empezó a llorar y buscó a su madre para explicarle lo sucedido. Como ella la miró sin poder ni querer darle una respuesta más que “tu padre tiene razón. Déjenlo para otra oportunidad…”, se fue corriendo a su pieza y lloró por un largo rato. Como a la media hora se le acercó alguien que no era ninguno de sus padres. Era su hermana Sophy: “Te entiendo, hermanita. Te entiendo perfectamente. Pero míralo de este modo. No es que nuestros padres sean malos. Ellos tienen su forma de ver las cosas … Yo jamás te aconsejaría ni que te resignes ni que aceptes aquello que no te gusta. Sólo entiéndelos y sigue tu camino. Con el correr del tiempo sabrás que tú sola tendrás que luchar por lo que quieres. Si sabes cuando seas más grande que quieres hacer algo y nuestros padres no lo aceptan, tendrás que hacerlo a tu manera sin que eso implique que alguien salga lastimado. Y cuando tengas la edad suficiente como para decidir, tendrás que hacer lo debido aunque eso a nuestros padres o a quien sea no les guste. En eso deberás aprender de Selena…”. Luego de decirle eso, Sophy abrazó a Antonita y se quedaron llorando por un largo tiempo. Más tarde Sophy le pidió a su hermana que le contara sobre Selena y ella se despachó a gusto. Esa tarde le quedó grabada como fuego a Antonita. Su hermana le había dado más que un consejo. Le dio una forma de vida, una forma de ver las cosas, una forma de actuar frente a tanta adversidad. Y había valorado algo que no era tan común en su familia. Nadie de sus integrantes era admirador de Selena. Sin embargo, su hermana la escuchó por horas, pues sabía lo que significaba para ella y porque quería verla sonreír de nuevo luego de tanto llorar. Al fin y al cabo, y por la diferencia de edad, su hermana bien podría ser su tía, y hasta Sophy podía estar preparándose para saber cómo sería ella como madre. Ella ya tenía 18 años contra los 10 de su hermana…

Antonita no pudo despegarse ni un minuto del televisor en todo lo que duró la emisión especial del programa “Padrísimo”. Porque encima en aquella oportunidad Raquelín González no estaba conduciendo el programa pues había partido a un evento especial que se desarrollaría en la ciudad de Los Ángeles. Esa función la cumplía la mismísima Selena, quien hacía de presentadora, de conductora, además de dar su concierto como la cantante principal de la banda “Selena y Los Dinos”. Antonita se moría por lucir como ella. De hecho se había dejado el pelo más largo de lo que habitualmente usaba y se había cortado el flequillo. Y para lucir más coqueta y más parecida a ella, se había alisado levemente el pelo como Selena. En eso Antonita no se sentía frustrada por sus padres, pues en ese tipo de cosas le permitían todo, todo mientras se desarrollara en su casa y no afuera … Hay que reconocer que algunos padres ni permiten eso, pero los padres de Antonita sí lo hacían, pues en un punto les gustaba que su hija se mostrara tal cual era, con su carácter, con su modo de ver las cosas, con su personalidad que estaba comenzando a forjar. Y tal vez porque en el ámbito interno temían censurarle algo de su carácter. Ellos notaban que su hija era temperamental y no querían disciplinarla tanto como lo hicieron con Sophy. Era su forma de admitir que ése había sido un camino erróneo que habían tomado y querían corregirlo con Antonita haciendo todo lo contrario. Incluso la dejaban sola a su hija bailar, cantar y manifestarse tal cual era viendo o escuchando a Selena. Mucho en ese “dejar ser” tuvo que ver su madre, que con buen tino le hizo ver a su esposo que su hija tenía que ser feliz haciendo lo que le gustaba y no con lo que debía, aunque sea en algunos aspectos, algo que lamentablemente no habían hecho con su otra hija …Antonita disfrutó cada canción, cada palabra, cada movimiento que hacía Selena. Para Antonita ella era su modelo, su ejemplo a seguir. El verla a ella triunfar era la visión de que un mundo era posible, de que se podía ser feliz haciendo lo que le gustaba y de que se podía triunfar en la “tierra prometida”. Tal vez desde su más absoluta inocencia Antonita percibía que Selena les indicaba que había una esperanza, que se podía ser libre, que había alternativas a lo ya impuesto. Se estaba en una época en la que los valores eran cuestionados pero los que lo rechazaban no encontraban una salida. Era el nacimiento de una época en la que el renegar porque no había futuro y rechazar todo por eso no había llevado a ningún lado y que la felicidad impuesta sólo generaba más insatisfacción. Esta situación se percibía en los jóvenes que sentían que no tenían salida y que no había ningún modelo positivo y representativo de sus ideales a seguir … Y cuando todo parecía perdido, apareció Selena con su voz, con su sonrisa, con su figura, con su personalidad, con su actitud positiva, humilde pero ganadora, para decir que nada era imposible, que todo se podía lograr, con talento, respeto, honestidad, conducta y coherencia. Parecía una rareza para la época, pero era una realidad. Selena aparecía ante jóvenes, adultos, niños, propios y extraños afirmando que todo era posible, que todos los sueños se podían lograr si uno se lo proponía. Lo que a muchos les llevan años y miles de personas trabajando en ello, a Selena le llevó unos pocos años para mostrárselo a todo el mundo. Antonita lo percibió como todos y a su corta edad sólo quería ser como ella, parecerse como ella, actuar como ella. Antonita sentía que con Selena ella podía ser libre, libre de verdad, y que con sacrificio, estudio, talento, honestidad y mucho trabajo ella lo lograría. Ella sería como Selena si seguía su camino. Sólo era cuestión de acompañarla. Sólo era cuestión de desear que triunfara y gozarlo con ella. Si así se daba, todo sería más sencillo para todos. Con Selena un mundo era posible, un mundo que parecía sucumbir sin remedio…

Pero hubo algo que le inquietó a Antonita al final del programa. Selena venía de cantar “Bidi bidi bom bom” y al finalizar el tema salió corriendo presurosa hacia el otro extremo del estudio y le pidió al resto de la banda que la acompañara en su recorrido. Al final de él una pantalla gigante la comunicaba con Raquelín González. Allí le explicó lo bien que la había pasado y que para ser la primera vez que conducía el programa “no lo había hecho para nada mal”. Raquelín abró bien los ojos y le resaltó no sólo que lo había hecho estupendamente bien sino que esperaba que lo hiciera pronto otra vez. Vaya uno a saber por qué, pero en cuanto escuchó esas palabras, Antonita sintió un nudo en el estómago. Ella llegó a pegar un pequeño grito de dolor. Su madre, que cada tanto se fijaba y espiaba por una pequeña hendidura de la puerta a su hija para ver si estaba todo bien, se sobresaltó y salió corriendo para socorrer a su hija. Antonita estuvo un tiempito algo mareada y trató enseguida de calmar a su madre diciéndole que sólo le dolía un poquito la panza. Su madre le reprochó que tomara mucha gaseosa a la vez que saltaba por los aires mientras escuchaba a Selena, pues indefectiblemente todo le caía mal. La recostó un ratito en un sofá que estaba al costado del living en el que estaba Antonita mirando a Selena y estuvo a punto de apagar la televisión. Aun el programa no había terminado. Se estaban por despedir por lo que Antonita gritó con desesperación y le dijo que aún no apagara la televisión, que esperara a que ya no se viera a Selena. Se quedó mirando hasta los títulos del final y recién cuando corroboró que el programa había terminado se echó a un costado y se permitió dormitar un poco. Su madre le empezó a acariciar la cabecita y trató de tranquilizarla. “Me gusta que admires tanto a Selena. Ella es una buena artista y es una buena persona. Pero no te exaltes tanto por ella. No te apresures. Algún día serás como ella…”. Antonita abrió bien los ojos y sintió que esas palabras como su dolor en el estómago tenían algo de revelación. Con Selena todo era posible, hasta su futuro. Pero sin Selena, ¿qué sería de ella?, ¿qué sería de todos? Allí fue que pensó en ir a la casa de Selena. Pensó en llevarle unas flores, unas flores de plástico, para remitirse el tema más famoso de Selena, “Como la flor”, pero luego pensó que debía llevarle algo más lindo, algo más a la altura de Selena. Hacía un buen tiempo que su madre estaba cuidando con mucho esmero unas rosas que estaban por llegar a su fulgor en poco tiempo. Tenía que buscar el momento de pedirle que se las cortara para llevárselas a Selena y tenía que convencer esta vez con éxito a su padre para que la llevara a la casa de Selena cuanto antes … No había tiempo que perder. Esa misma tarde debía comenzar a echar andar su idea. No sabía por qué, pero sentía que había que apurarse, que tenía el mismo tiempo que le restaba a esas flores que estaban en el jardín de su casa, y que su madre cuidaba con tanto esmero y Amor, para llegar a su plenitud, el mismo tiempo que le faltaba a Selena para que llegara a su éxito mundial…

Cuando se repuso del mal momento, Antonita fue directamente al grano con su madre. “Te pido un favor, un favor muy grande, madre. Quisiera que me dieras aunque sea dos de esas hermosas rosas que tanto cuidas. Es para dárselas a Selena. Sé que te parecerá una locura, sé que me dirás cómo, cuándo y en qué momento lo haré. Solo sé que lo quiero hacer cuanto antes. Algo me dice que lo debo hacer ya, o algo me perderé o algo Selena perderá. Sólo prométeme que me regalarás algunas para dárselas a Selena. ¡¡Por favor, te lo pido!! ¡¡Quiero entregárselas cuanto antes!! Dime que sí…”. Su madre la miraba extrañada. Antes de contestarle más de una vez le pidió que le dijera qué le había pasado mientras miraba el final de “Padrísimo”, qué sentía, si aquello que le había sucedido tenía relación con lo que vio en ese programa. Antonita no quería decirle. Por más pequeña que fuera, sabía perfectamente lo que significaba decirle las sensaciones que pasaron por su mente cuando Raquelín le dijo a Selena: “Espero que no sea la última vez que lo hagas”. No podía expresarle lo que pasaba por su mente, por su corazón … ¿Cómo explicarle el dolor del Alma, que se engañaba por un inexistente y repentino dolor de estómago, pero que en realidad era el dolor del miedo, el dolor de que algo iba a suceder y no se sabía qué era, que algo le podía suceder a Selena, miedo a que no hubiera “próxima vez”? Temía que cualquier miedo que le transmitiera a su madre la hiciera pasar por una loca enferma de Selena, por una alucinadora, o bien que se preocupara por sus sentimientos aunque los creyera y respetara. Pero lo que más temía era que todo eso cayera en oídos de su padre, y temía que él tomara decisiones drásticas. Él podía estar hasta años sin decir nada, pero por allí por algo insignificante lo podía hacer saltar y tomar decisiones como que no podía escuchar más a Selena, que no podía ni verla y hasta ponerla de pupila en un colegio para asegurarse de ello. Por eso Antonita prefería callar, quedarse con sus miedos y actuar. Recordaba bien el consejo de su hermana … Le juró y perjuró a su madre que nada le estaba sucediendo. Que nada raro vio en la televisión. Que ese pequeño dolor de estómago fue por saltar mucho y hacer un movimiento extraño para sentarse, y si se le había ocurrido ir a ver a Selena a su casa a regalarle unas flores era porque se había quedado emocionada con ver a Selena tan linda y tan encantadora haciendo de presentadora en “Padrísimo”, por lo que ya que no la podía ver en un concierto o en cualquier evento social, al menos lo intentaría yendo a verla sola y en su casa. Allí no habría peligro y Selena la atendería porque era tremendamente servicial … Su madre se quedó observando inquisidoramente a su hija, y sólo tenía como respuesta unos ojitos y una expresión propios de un “pollito mojado”. “Pero si te doy las flores ahora no las tendrás en plenitud. Faltan unas cuantas semanas para que maduren bien…”, le dijo como para que comprendiera su posición. “Sí, ya lo sé, madre. Pero Selena es como esas flores que tienes. Preferiría que caigan en buenas manos antes de que algún malvado las corte…”, le alcanzó a contestar Antonita. “¿Y quién haría una cosa así? ¿No te parece que sólo una persona malvada o loca podría hacer una cosa semejante?”, le preguntó su madre tratando de hacerle ver el supuesto equívoco en su razonamiento. “¿Y acaso no hay de esas personas, madre? ¿No hay que ser previsor? No te digo que haya que vigilarlas en todo momento, sino de actuar antes de que algún malvado les haga daño”, razonó Antonita … “¡¡Está bien, está bien, está bien, m’hijita!! Te prometo darte las rosas que quieras. Eso sí. Tendrás que pedirle permiso a tu padre. Tal vez él tenga que ir para Corpus Christi en estos días. Cuando combines con él y quedes en una fecha fija, yo corto algunas flores para que se las lleves a Selena. Tal vez tengas suerte y para ese entonces estén bien florecientes, pero primero háblale a tu padre..”, sentenció su madre. Antonita sentía que se le caía el Alma al piso. Sabía lo que significaba convencer a su padre y sacarle una promesa que indefectiblemente debía cumplir. Esperó a que todos terminaran de cenar esa noche y cuando su padre se preparaba para ir a acostarse ella le dijo: “Mira padre. Debo ir a Corpus Christi a dejarle un presente a Selena. Es muy urgente y mami me deja. ¿Cuándo me puedes llevar? Por favor, debo hacerlo cuanto antes. ¡¡Dime que me llevarás!!”, le dijo Antonita tomándole de los pantalones y mirándolo de esa manera que era imposible resistirse. Su padre se quedó pensando y le dijo: “Mira, Antonita, yo recién voy para allí el 31 de marzo, no antes. Y no me pidas ir especialmente para allí antes de esa fecha pues tendré mucho trabajo aquí y en pueblos del otro lado del Estado de Texas … Pero el 31 te puedo llevar…”, le dijo mirando para otro lado como buscando a alguien … “¿Puedo o debo?”, le insistió su hija. Y para sorpresa de Antonita, su padre se rió y le recalcó: “¡¡Debo!!”. “¿Entonces prometido?”; le dijo Antonita estrechando su mano en señal de compromiso. “¡¡Prometido!!”, le dijo su padre apretando su manecita, dándole un enorme beso en la cabeza y yendo de inmediato a dormir. Antonita se angustió al instante por dos cosas: temía que el padre pudiera defraudarla, pero antes que eso le preocupaba la fecha. Aún faltaban como más de 20 días para verla. ¿Sería tarde? Rogó que no fuera así y para ello se fue a averiguar su calendario con los conciertos próximos de Selena. Tenía que ir a Miami, Chicago y San Antonio en unos días, y recién volvería para fin de mes. El 1 de abril tendría que ir a Los Ángeles para su próximo concierto enteramente suyo como lo había sido el de Houston Astrodome el 26 de febrero. Pensó que no había nada por qué temer en ese momento. Se aferró a ese 31 de marzo pues era el último día antes de que Selena fuera para Los Ángeles ... Le dijo a su madre lo convenido con su padre y ella se mostró muy contenta al decirle: “¡¡Pero qué bien!! Para esa fecha las rosas estarán en su esplendor. Estarán listas para que Selena las reciba” … “Sólo espero que Selena esté como esas rosas y las pueda recibir. Que no haya nadie que la corte antes de tiempo”, pensó Antonita sin que hubiera nada que justificara semejante pensamiento y le sobrevino un nuevo dolor en el estómago. Antonita simuló el dolor con una tos y le respondió: “¡¡Ya quiero que sea 31 de marzo!! Sólo ruego que todo salga bien. ¡¡Ya empiezo a preparar todo!!” y salió corriendo para que su madre no advirtiera su angustia y dolor…

Para Antonita esas dos semanas fueron literalmente un parto. Aún no sabía cómo iba a presentarse y de qué manera. Por alguna razón pensaba que no debía ir con regalos especiales ni con largas salutaciones que podrían incomodar a Selena. No es que pensaba que a Selena podía molestarle, pero ella no quería ni abusar ni incomodar. No era de esas niñas que se sentía con derecho a abalanzare a su ídolo, invadirlo con agradecimientos, besos, saludos y regalos, y a privarles de su vida privada para atenderla a ella. Aun siendo niña era consciente de que ella no era quien para hacer que Selena se pusiera a su servicio. Para Antonita la mejor forma de agradecerle y el mejor gesto de admiración a Selena era seguir su ejemplo y parecerse a ella para llegar a ser alguien en la vida. No es que tenía tantas pretensiones ni sueños fuera de lo común. A esa edad Antonita sólo pensaba en ser maestra de niños. Soñaba con poder enseñar a niños que tal vez nunca tuvieron ni tal vez tengan jamás educación. Ella sentía una gran sensibilidad por aquellos niños de su edad que no tenían nada y que no se podían permitir soñar de ningún modo. Ella quería cuando fuera grande tener la posibilidad de ir al encuentro de todos esos niños para educarlos y darles una esperanza. Antonita quería darles a través de la educación una herramienta para ser felices, una posibilidad de salir de tanto dolor. Y soñaba con mostrarles que había una vez una niña llamada Selena que también pasó por muchas privaciones y sin ningún motivo para imaginarse que podría salir del lugar en el que estaba. Quería enseñarles que esa mujer que ahora era una estrella en su momento no tenía nada, y nada de lo que había en el mundo le daba la mera posibilidad de ilusionarse. Y aun así no sólo salió sino que se permitió soñar con que podía desarrollarse no sólo en su profesión sino en lo que más le gustaba: el diseño. Quería transmitirles que cuando se tiene Amor, ganas, empuje, humildad y don de gente nada se podría interponer en el camino para lograr todo lo que uno se había propuesto en la vida. Antonita soñaba con ser grande y transmitirles que no había que creer en ilusiones, en futuros promisorios, en cosas que nunca sucederán. Ella quería enseñarles que debían creer en ellos mismos y si eso lograban nada los detendría, como Selena. Por todas estas cosas era que Antonita quería ir cuanto antes ver a Selena. Ese dolor de estómago, esa molestia repentina, era el anuncio de que tal vez eso que tanto soñaba corría peligro. Antonita tenía terror de quedarse sin ejemplos que mostrar, tenía temor de que alguien le dijera alguna vez que ese camino honesto y hermoso que había emprendido Selena sólo quedaba en los sueños de la gente, que la cruel realidad de este mundo se encargaría de echar por tierra toda esa ilusión, todos esos sueños, tantos años de trabajo honesto. Por eso quería estar allí, para cerciorarse de que todo estaba bien, de que Selena se sentía bien, de que viéndola a ella en el camino correcto ese dolor en el estómago se iría para siempre…

Conforme se acercaban los días, Antonita se ponía cada vez más nerviosa. Y eso la hacía llevar a su padre para preguntarle si todo iba bien, que no tendría ningún contratiempo para llevarla el 31 de marzo. “¡¡Ah!! Me olvidé de decirte…”, le dijo su padre el día 24 de marzo. Antonita sintió que algo se le subía a la cabeza y que le provocaba una sensación mezcla de dolor y adormecimiento … y se quedó escuchando y rogando no recibir las mismas excusas de siempre. “Mira, Antonita, que yo voy a pasar muy temprano por Corpus Christi. Y tengo que pasar por muchas ciudades ese día. Así que fíjate si no es mejor que llames a Selena para asegurarte de que ella esté allí ese día y de que pueda recibirte temprano…”. Antonita volvió a respirar pero algo le decía que eso era una mala señal. Temía que ese 31 de marzo no podría ir a ver a Selena. Otra vez recordó las palabras de su hermana … “No te preocupes, padre. Yo me las ingeniaré ese día. Yo le llevaré las flores y nos iremos pronto, y en agradecimiento te acompañaré por todo Texas. No sentiré cansancio, ¡¡pues estaré contentísima de haber visto a Selena!!”, dijo Antonita y se le quedó mirando a su padre, como esperando una respuesta dubitativa ante su extrema seguridad. Su padre sonrió y siguió arreglando una puerta que se había averiado. Antonita se fue a su habitación y siguió chequeando toda la información que recibía y que había buscado sobre las actividades de Selena en aquel mes. Ya había dado el concierto de Chicago, ya había dado su recital en la Escuela de Los Spurs de San Antonio, ya había participado del Festival de Calle 8 de Miami. Pero en esos días y hasta el concierto de Los Ángeles Selena no tendría ninguna actividad. Eso la inquietó pues con ello no tendría rastros de ella por unos cuantos días … hasta que ella se encontrara con Selena el 31 de marzo … Otra vez pensó en las palabras de su hermana … No podía ir a la casa de Selena sin cerciorarse de que estuviera allí ese día. ¿Y si viajaba antes a Los Ángeles? ¿Y si por allí ya estaba grabando el disco en inglés u otro disco? Por suerte ella tenía el teléfono de q-productions como la dirección de la casa de Selena. Cuando reparó en ello pensó que Selena era de esas pocas artistas que manifestaba públicamente cosas de su vida que nadie hacía. Pensó que Selena era de esas artistas que no tenía desconfianza, que no temía el contacto con la gente, que para ella dar tanto la dirección como el teléfono de su casa era tan natural como brindárselo a un amigo para que la viniera a visitar. Estaba en los genes y hasta en la formación educacional de Selena manifestarse así. Pero hasta para Antonita con sus 8 añitos le parecía extraño que Selena, ya siendo tan famosa, se moviera como si fuera aquella niña que vivía en el Barrio de Molina de Corpus Christi. A veces pensaba si Selena no se daba cuenta de su fama o sí lo sabía pero que la notoriedad no le podía cambiar mucho la vida, que podía moverse por su ciudad como en otras como si nada hubiese cambiado, como si todo eso que le ocurría no la exponía a cosas muy lindas como también a situaciones muy peligrosas a las que había que estar precavidos. Antonita pensó que toda esta vida de ensueños de Selena comenzó a la misma edad que Antonita tenía en ese momento … Cada vez que reparaba en ello no podía dejar de emocionarse y de pensar que Selena no pudo vivir esa vida tranquila y sin tantas preocupaciones como la tienen muchos niños, de esas preocupaciones que recién vienen cuando uno se hace grande, cuando uno se tiene que hacer “responsable”. Selena tuvo que crecer de golpe y actuar como una adulta cuando durante un buen tiempo fue una niña, cuando toda su adolescencia la vivió arriba de un bus y rodeada de gente, casi sin privacidad … Antonita pensó que recién a los 23 años Selena podía gozar de la gran vida, de una vida tranquila cumpliendo sus sueños, de una vida en la que postergó todo para recién comenzar a vivirla a pleno en ese momento … Antonita volvió a sentir esa sensación rara en la cabeza y una gran angustia. Aprovechó que nadie había en su casa y llamó a q-productions. En cuanto la atendieron, se anunció como Antonita, un miembro del club de fans de Selena, y que sólo los molestaba para saber si Selena estaba allí en Corpus Christi o si estaba de gira. No quería decirles que quería ir a visitarla pues quería mantener la sorpresa … “No, mi niña. Selena estará en esta semana en la ciudad preparando su disco en inglés. En la semana anterior estuvo en Nashville grabando, pero ahora se quedará aquí hasta el 1 de abril para dar su concierto en Los Ángeles. Luego puede que vuelva a Nashville. Cualquier cosa nos llamas y te informaremos, máxime que tú eres uno de los miembros de su club de fans”. Antonita le agradeció y colgó. Le llamó la atención que le pasaran tanta información sobre Selena, pero sabiendo cómo eran los Quintanilla, nada podía ser tan raro. Ellos creían en la gente y vivían agradeciendo a sus fans. “Ser admirador de Selena era lo más lindo que me podía pasar”, pensó Antonita y en cuanto llegó su madre a su casa, se abalanzó sobre ella. “¿Estarán listas las flores para el 31, madre?, le preguntó desesperada. “No te preocupes, ya están bien abiertas. Para ese día estarán listas para ser disfrutadas por Selena”, le dijo su madre. Antonita le dio un gran abrazo y un gran beso y le agradeció tamaño desprendimiento de su madre. Ahora había que estar listas para el gran momento, para la gran ocasión…

Pero el día 30 recibió la noticia tan temida y ni siquiera estuvo su padre para anunciárselo en su cara. Vino su madre llorando sin parar para decirle que su padre tuvo que adelantar de urgencia su viaje por varias ciudades de Texas y que no podría llevarla como lo había prometido … “¿Pero acaso no podía llevarme hoy? Yo hubiese ido igual y hubiese probado con dejarle las flores a Selena en la noche…”, dijo Antonita sin poder siquiera reaccionar. “¡¡No, no!! ¡¡No podía!! Se tuvo que ir … Sé que no lo comprendes ahora pero ya lo entenderás con el tiempo. Ya podrás ir a ver a Selena alguna vez. Es más. Cuando Selena dé su próximo concierto yo te llevaré. ¿Sí? Yo te lo prometo. Ya verás…”, le dijo su madre y la abrazó entre sollosos. Antonita se quedó tiesa sin abrazar a su madre. Sentía como si le hubiesen anunciado la muerte de alguien cercano, muy cercano a ella, y que quería mucho ... De pronto se soltó de los brazos de su madre y se encerró en su habitación para llorar sin parar. Su madre la dejó ir y ni insistió en entrar a la habitación para hablar con ella y para pedirle que fuera a cenar luego. Se limitó a dejarla en su habitación para que se sacara toda la furia, frustración y desazón, y esperó que al otro día, cuando volviera del trabajo, pudiera hablar con ella y pedirle que no se enoje con su padre antes de que él volviera. Esa noche, su madre sólo se limitó a cenar con Sophy, a la que le explicó todo lo que había pasado … Durante un tiempo largo Antonita estuvo en su cama tirada llorando con la impotencia de no poder hacer nada … ¿Qué haría ahora? ¿Resignarse? ¿Esperar a que todo pase? ¿Esperar a que nada pase? Se sentía abrumada. Quería tender a hacer algo, pero todo parecía un obstáculo … No tenía las flores, no tenía a nadie quien la llevara, no estaba ni siquiera lista para ir. Ella, ¡¡que se había preparado hasta un lindo vestidito del estilo de Selena para ir a verla!! … No. No podía postergarlo. ¡¡No debía postergarlo!! En un momento sintió que alguien golpeaba levemente la puerta de su habitación … Y sintió una voz … “Antonita, sólo escúchame. No digas nada … Sólo recuerda lo que te dije alguna vez. ¡¡No te frustres!! Haz lo que tengas que hacer. Yo no me opondré. ¡¡Yo te ayudaré en todo!!”. Luego hubo un silencio y el sonido de unos pasos que se alejaban. Era su hermana Sophy. A partir de allí a Antonita se le hizo todo bien claro. Estaba muerta de miedo, pero lo tenía que hacer. Sabía que su madre se había ido a dormir pues iría al otro día muy temprano a trabajar y que no volvería hasta la tarde. Su padre vendría más tarde aún … Y su hermana se iría temprano a trabajar no sin antes llevarla a ella al colegio … Antonita estuvo toda la noche preparando su vestido y se lo puso. Luego estuvo largo tiempo peinándose hasta quedar casi igual a como lucía Selena en aquel momento. Luego fue con unas tijeras hacia el jardín de su casa y tomó dos de las mejores rosas blancas que encontró allí. Luego volvió a su habitación y esperó ... Aprovechó el tiempo que restaba para que su madre se levantara tempranísimo y se fuera a trabajar para dormitarse un ratito, pero la tensión le impedía conciliar el sueño. Igualmente, se había puesto un despertador por si se quedaba dormida. Cuando su madre se levantó, Antonita sólo deseó que su madre no intentara llamarla y que se fuera cuanto antes. Su madre, viendo la habitación de ella a oscuras, cerrada y en silencio, ni insistió y se fue a su trabajo. En cuanto escuchó el sonido de la puerta cerrarse, Antonita ultimó los preparativos, dejó una nota en la puerta de su habitación a Sophy diciéndole que no iría al colegio ese día, que ni se molestara en levantarla, y salió para la calle, fue hacia un autobús que saldría a las 7 AM y que la dejaría en Corpus Christi en media hora. Fue con decisión, con mucha decisión … Cuando subió al autobús y adquirió su boleto, el guarda ni reparó en esa pequeña niña que parecía un tanto más grande por su lindo aspecto … Por suerte estaba lo suficientemente dormido como para pensar en que tal vez iba con algún mayor o algún lugar muy cercano. En todo el trayecto, Antonita sólo miró la ventana muerta de miedo y sosteniendo las flores como un gran tesoro. Ya cuando todo terminara llamaría a casa y no se preocuparía por los castigos. Había algo más importante que hacer … Cuando el autobús llegó a destino, Antonita salió corriendo. No sabía por qué, pero corría. No tenía que huir de nadie y más bien debía ir despacio si es que no quería despertar a Selena con su llamado a su casa. Pero no podía evitarlo. Sus pies seguían el dictado de su subconsciente. Antonita sentía que si no iba rápido todo sería tarde, muy tarde. Y a pesar de su miedo y de su confusión llegó sin problemas a  la casa de Selena. Antonita se detuvo y sintió como si alguien le seguía diciendo prudentes consejos. Optó por quedarse quieta mirando la puerta de la casa de Selena, casi desde la calle misma. Arregló su vestido, su pelo, tomó bien fuerte las flores y las puso bajo su pecho, y esperó, sólo espero ... Al rato, salió Selena a toda velocidad en busca de su auto para salir rápidamente de allí. Antonita vio la expresión de Selena, mezcla de apuro, preocupación y seriedad, y se atemorizó grandemente, mucho más de lo que ya estaba. Como temía que Selena se fuera y no la viera, y sin ella atreverse siquiera a gritar, Antonita se adelantó sobre ella e interrumpió su paso con su presencia y alzando sus flores. Selena casi la chocó al no advertirla antes, estuvo a punto de esquivarla sin decirle nada hasta que la observó bien, miró su rostro lleno de miedo y de emoción que le pedía por favor con la mirada que se detuviera. Selena se quedó un instante sin comprender, luego fue agachándose de a poquito mientras iba cambiando su propio semblante hasta que comenzó a sonreír una vez que estuvo cara a cara con ella: “¡¡Hey!! ¡¡Qué lindas flores que tienes!! ¿No me digas que son para mí?”. Antonita asintió con la mirada sin poder decir absolutamente nada y adelantó sus flores para que Selena las tomara. Selena las tomó, las olió y dijo: “¡¡Pero qué lindas son!! ¡¡Son realmente preciosas!! Pero mira qué bella luces ... ¡¡Ya quisiera vestirme como tú!! Pero dime: ¿de dónde vienes? ¿Cómo te llamas? Me tomas en un mal momento. Estaba por irme para otro lugar en forma urgente. Si quieres te llevo a tu casa y te invito otro día aquí para que me cuentes todo. Espero que me entiendas…”, le dijo Selena no sabiendo qué hacer para complacer a Antonita ya que no le decía nada. “Mira, hagamos así. Yo te voy a llevar con tu familia y me dices todo allí. Quiero hacer todo lo que me pides una vez que solucione un pequeño problema que tengo ahora. De paso me cuentas todo de ti. Me tienes intrigada. Es que…”. “¡¡No!! ¡¡No, Selena!! ¡¡No vayas!! Vine desde un pueblo cercano a éste sola. Mis padres no lo saben. Si quieres te explico por qué. Estas flores las vengo cuidando con mi madre hace un tiempo en el jardín de mi casa. Esperé largo tiempo este momento. Vine para decirte que no vayas hoy a donde piensas ir. No me digas por qué, pues no lo sé. Mi padre me iba a llevar pero a último momento no pudo, pero yo vine igual sin que ellos lo supieran. Mira Selena, no me importa si me van a castigar. ¡¡Sólo me importa que no te pase nada!! Quería entregarte estas flores y pedirte que te cuides. ¡!No sabes lo que te quiero!! No vine para que me des nada. Sólo vine para que me prometas que llegarás a la cima y que siempre pensarás en los que te queremos tanto cuando decidas algo, como lo que habías decidido hoy hacer. Sólo te pido que me lo prometas. Luego me iré a mi casa. No necesito que me lleves. Yo me las arreglaré del mismo modo que como vine hasta aquí. Quiero quedarme tranquila y no sentirme tan nerviosa como en las últimas semanas no sabiendo qué será de ti. ¡¡No quiero que vayas a ningún lado sin que tu familia se entere!! Sólo por hoy. ¡¡Hazlo sólo por hoy!! ¿Me lo prometes? ¡¡Dime que sí!!”, dijo Antonita sin poder parar de hablar y con absoluta desesperación. Cuando ya no pudo más abrazó a Selena y se puso a llorar. Selena quedó impactada e inmóvil. Sólo atinó a abrazar a Antonita y a acariciar su cabecita mientras pasaban por su mente miles y miles de pensamientos, imágenes y presentimientos. Esa niña estaba allí por algo. Esta niña estaba viendo algo que ella no estaba viendo. De pronto se le iluminó el rostro, sintió una rara sensación en su estómago, como cuando se siente de pronto mucho temor y abrazó fuertemente a Antonita y se aferró a ella sintiendo como si esa niña fuera ella misma 15 años atrás, cuando ella se disponía a cantar con gran temor y sin saber qué sería de su destino. Ahora aparecía esa niña y sintió como si aquella inocente y temerosa Selena fuera a decirle que no perdiera el rumbo, que no se quedara sola, que siguiera pensando que todo era posible aunque todo fuera adverso, aunque mucha gente intente con malas intenciones apartarla de sus objetivos … “Ya no llores, Antonita. Ya no llores. ¿No ves que estoy aquí?”, le dijo Selena mientras se apartaba un poco de ella y la miraba bien a los ojos con una sonrisa y algunas lágrimas contenidas en sus ojos. “¿Qué te parece si entras y desayunas conmigo? Apuesto a que no lo has hecho ... Yo tampoco lo hice ... Luego veremos qué hacemos con tus padres. ¿Sí?”. Antonita asintió con la mirada y entró de la mano de Selena a su casa. Durante casi toda la mañana hablaron, rieron, se contaron todo. Antonita conoció a Chris y fue él quien se encargó de que ellas estuvieran cómodas y que no fueran molestadas por nadie. Selena le pidió a su esposo que no atendiera el teléfono y que sólo le avisara a su familia que estaba con una amiga que conoció hoy. Hacia el mediodía, Selena le propuso a Antonita: “¿Qué te parece si te llevo a tu casa personalmente? Ahora soy yo la que no quiere dejarte sola….”. “¿Pero qué haré con mis padres? ¿Cómo les explico que estoy aquí contigo?”, le preguntó intrigada Antonita. “Pues yendo a tu casa y diciéndoles la verdad. Yo estaré contigo para apoyarte. ¡¡Ya verás que todo va a salir bien!!”, le dijo Selena toda confiada. Antonita se rio con ganas y abrazó muy fuerte a Selena. “Ya verás, Antonita, ya verás. Cuando les expliques lo que sientes, ellos te comprenderán y sabrán ayudarte. Y no creas que te lo digo como una gran consejera. Si te lo puedo decir ahora es porque lo aprendí hoy, lo supe todo cuando vi tus ojitos y me hablaste con el corazón. Yo también tengo mucho que aprender”, le dijo Selena al borde del llanto. Antes de irse Antonita se llevó la sorpresa de que no se iría con las manos vacías. Chris le había traído de “Selena Etc.” vestidos, remeras, anillos, pulseras, souvenirs y toda clase de cosas para ella y su familia. Luego apareció Selena con un cd que sólo tenía cuatro canciones ... “Mira, Antonita. Aquí están grabados algunos demos de mis temas de mi próximo disco en inglés. Quiero que seas la primera persona que lo escuche. Luego quiero que me llames y me digas tu opinión. Eso sí. ¡¡No se lo enseñes a nadie!! Aún no tiene que ser escuchado por nadie hasta que salga el disco, ¡¡sino los de Emi me matan!! ¿Me lo prometes?”, le preguntó Selena. Antonita se le quedó mirando … “¡¡Sí, lo sé!! Por supuesto que cumpliré mi promesa. Ya he entendido bien. Tu mirada me hizo comprender todo. ¿Sabes? Por un instante al verte me vi a mí misma cuando era pequeña. ¡¡No sabes lo agradecida que estoy!! Jamás me olvidaré de ti. Muchas cosas cambiarán a partir de hoy”, le dijo Selena toda emocionada y se abrazaron y lloraron largamente. Luego salieron para la casa de Antonita y ella se quedó impactada y sorprendida por el cielo azul y por el sol que lucía tan hermoso ese mediodía, en contraposición con ese cielo plomizo y amenazante de una gran tormenta que se exhibía por la mañana. Cuando llegaron a su casa, aún sus padres no estaban. Sólo su hermana, quien se quedó impactada mas no sorprendida de ver a su hermana con la mismísima Selena. “Ella es Sophy. Mi hermana es la responsable de que yo haya ido hacia ti…”. Selena se abrazó con ella y le dijo: “Gracias por todo. Sé que quieres mucho a tu hermana. ¿Podrás ayudarla a decirle a sus padres lo que sucedió hoy?”. “No te preocupes, Selena. Yo sabía que mi hermana iba a ir contigo. Tenía miedo, pero era mejor que fuera. Sabía que lo lograría. Y ésa era la única forma de lograrlo…”. Antes de despedirse de ambas, Selena le dio una foto de ella a Antonita, de una muy reciente que se había sacado del programa “Padrísimo”, de esa emisión de la cual comenzó toda esta historia. Una foto hermosa en la que Selena lucía hermosa con su vestido y su amplia sonrisa. Detrás de ella Selena le escribió: “You turned this rainy day into a beautiful sunny day. I no longer have anything to fear, because I know you’ll always be by me side. Love. Selena. March 31st 1995”. Selena se abrazó con Antonita y le volvió a decir: “Ya sabes, siempre ve en la vida con la verdad, con honestidad y con lo que te dice tu corazón. Yo siempre supe que así se solucionan las cosas. No te tengo que decir que también hay que ser precavido. Eso ya lo sabes. Eso es lo que aprendido hoy”. Cuando ya se iba, Selena le dijo: “Y prepárate para cuando vuelva. Vendrás a mi próximo concierto que haré en San Antonio en un mes. Serás mi invitada de honor, como lo serás en mis últimas grabaciones de mi disco en inglés. ¡¡Tú estarás en una de mis canciones!!”. Antonita le dio un último beso mientras se mantuvo abrazada a ella por cinco minutos: “Ya sabes, Selena. No importa si no voy a un concierto tuyo. No importa si no puedo estar contigo compartiendo tu éxito. Sí me importa que seas feliz siendo la mejor cantante de la historia, y yo poder ver y compartir desde lejos ese momento … Sólo una cosa más: ¿me prometes que me llamarás cuando estés por irte a Los Ángeles? Eso me dejaría muy tranquila…”. Selena entendió el pedido y asintió con una sonrisa. Luego partió sin dejar de saludar hasta que ya no se la vio más … Antonita miró a su hermana y le dijo pícaramente: “¿Sabes, Sophy? Ya no me duele más el estómago ¿Crees que ya estoy curada?”. Sophy la miró y ambas comenzaron a reírse y se fueron abrazadas a su casa. Había mucho que explicar pero nada que no tuviera remedio. Lo más importante … Lo más importante ya se había logrado … Antonita podía vivir tranquila todo lo lindo que le quedaba por vivir… con Selena siempre a su lado…

(Si hay algo que aprendí con Selena es que todo hay que hacerlo con el corazón y con lo que uno más desea en la vida. Tal vez uno nunca lo logre, tal vez nunca se llegue a destino. Pero también aprendí algo de Antonita: que nunca hay que darse por vencido, que por una buena causa hay que dejar todo, hasta lo que no se tiene. Por eso yo no me resigno. Yo sé que algún día me encontraré con Selena…)

Ayer vi en la noche una estrella enorme que iluminaba llamativamente la ciudad. Sé que eras tú, Selena. Yo sigo esperando que algún día bajes de allí para iluminarnos con tu presencia…

Selena: tú eres la razón de mi vida…

Te extraña…

 



 

 

 

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