¿Pero qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy yendo y corriendo
desaforadamente para volver a verla? ¿Por qué me fui sin saludar a
Chris? ¿Por qué me fui sin avisarle a nadie? ¿Por qué estoy actuando
como si estuviera huyendo, como si nadie debe enterarse de esto si a la
larga lo sabrán? ¿Por qué al menos no llamo a mi padre para decirle que
llegaré más tarde a grabar? ¿Por qué no quiero escuchar a nadie? ¿Será
porque temo que me convenzan, que me hagan entrar en razón? ¿Será que
Chris fue razonable cuando ayer me dijo que no valía volver a verla por
esos papeles, que ya habría solución para ello? Ahora que lo que pienso
bien, no debí irme sin saludarlo para que no se despierte, no debí
hacerlo porque lo amo. Él también me quiere, él también se preocupa por
mí. A veces su silencio me perturba, pero sé que él no habla si ve que
está todo bien. Él me deja hacer todo porque confía plenamente en mí.
Sólo interviene cuando algo ve que no funciona, que no anda bien. Como
ayer, cuando ella me llamó desesperadamente pidiéndome que vuelva, que
no la dejara allí con sus dolores. Yo iba a ir, la iba a volver a ver, a
pesar de que hacía sólo un ratito que la había dejado en el motel. Pero
Chris me detuvo y la detuvo. Intervino y explicó que no era posible que
fuera tan tarde, que en todo caso fuera a verla después, como hoy por la
mañana. Él tal vez vio algo malo en ese llamado, algo malo desde el
mismo momento en el que fue conmigo para verla a ella. Pero no me lo
quiso decir. Confió en que yo lo iba a entender y que lo iba a resolver
sabiamente. Entonces, ¿qué hago aquí en el auto yendo nuevamente a ese
motel? ¿Cómo no se lo dije para ver si le parecía bien? ¿Acaso no confío
en él? ¿Acaso él va a aconsejarme algo que no me va a beneficiar? ¡Claro
que no! … Es que algo me pasa .... Algo me perturba. Ya camino al motel
sentí como si alguien me repitiera una y otra vez: “¡¡No vayas, Selena,
no vayas!!”. Ese alguien me daba una y mil razones por las que no debía
ir, pero aun así me dejaba partir, pues al fin y al cabo era yo quien
debía decidir mi propio destino, yo debía estar a la altura de las
circunstancias. Me dijo que yo era Selena, con todo lo que ello
implicaba y lo que significaba para tanta gente. Me causó gracia por un
momento su acento raro y que siempre me decía Selena con “e”. Pero lo
dejé porque ya me acostumbré a que muchos me nombren de ese modo. Antes
me molestaba. Ahora sé que me lo dicen con cariño, porque lo sienten así,
de ese modo. Pero ese alguien a quien no reparé por mi apuro de salir de
mi casa me hizo recapacitar sobre mi popularidad, sobre lo que
represento para tanta gente. Tal vez no me esté dando cuenta de que me
conoce más gente de lo que yo supongo. Tal vez no me dé cuenta de que
para bastante gente significo mucho, de que soy más que una simple
cantante y artista ... Tal vez no me estoy dando cuenta de que me aman
muchos y de que me aman de verdad. Y eso siempre significó mucho para mí.
Ahora que estaba logrando una de las cosas que tanto deseaba, yo estoy
dándole la espalda y huyendo. ¿Huyendo de qué? ¿Buscando a quién? ¿Acaso
ella no se sabe arreglar sola? ¿Acaso ella me quiere como ellos? ¿Acaso
si eso que dice que le pasa fuera cierto, no debió decírmelo apenas me
vio ayer? ¿Qué estoy haciendo? Casi cruzo un semáforo en rojo. Mi mente
está en otro lado, en un lugar equivocado, muy equivocado…
Ahora que lo veo, el cielo está plomizo. El aire está raro, medio
fresco, con ese frío que sin ser tremendo te hielan los huesos, te
incomoda, te molesta, te inquieta. Nunca creí en esas cosas, pero tengo
un mal presentimiento, temo que pase algo. Por un instante pensé en la
muerte, en la muerte de alguien, en alguna tragedia, en algo terrible
que puede pasar y que nadie pensó, que nadie previó. Yo nunca pensé en
eso. No soy de pensar en presagios ni en mensajes premonitorios. Pero
ese cielo no me gusta. Esto que me pasa no me gusta. Me noto cambiada,
perturbada. Me cuesta sostener la alegría, sentirme bien, a gusto, libre.
Me siento forzada a hacer cosas que no me agradan, cosas en función de
las necesidades de los demás. No estoy haciendo lo que quiero. Lo siento.
Hoy no estoy haciendo lo que querría hacer. No estoy pensando en mi
disco en inglés cuando ya lo estoy grabando y falta poco para que salga
a la venta. Ahora que lo pienso, sólo tengo grabadas 4 canciones. ¿Llegaré
a tiempo? ¿No debería ir al estudio y seguir grabando? ¿No debería
avisar al menos a mi padre o a mi hermano que ya voy para allá? ¿O temo
que si les digo se van a preocupar y van a preguntar por cosas que no
sabré responder, que no sabré qué decir sin que se preocupen más? No.
Tengo que hacer algo. Tengo que resolverlo, pero también tengo que saber
que no puedo hacer todo sola, que debería aprender a pedir ayuda si es
necesario, y hacerlo con la persona indicada. Hasta aquí pude sola,
siempre me las ingenié para resolverlo a mi manera. Pero siento que esta
vez no puedo, me siento incómoda, no me siento bien. Me duele la espalda.
¿Por qué será? No. No. Debo volver. Sé que no debo ir, pero algo me
lleva a ir, pero algo me dice que debo regresar. Presiento algo, huelo
algo raro. Ese viento, esas nubes, no me gustan. Tampoco me agrada
pensar en esto, pero tal vez deba atender esos mensajes, tal vez deba
reparar en ese alguien que me dijo con desesperación tantas razones para
no ir. Puede que sólo sea yo, que sea la voz de mi conciencia. No sé.
Pero hoy debería usar la razón y no la pasión. Hoy debería pensar más y
no dejarme llevar por lo que siento. Hoy debería aprender a pedir ayuda
y no querer resolver todo yo sola. Hoy debería meditar más en lo que
estoy haciendo, en lo que quiero, en lo que deseo para mi futuro. Piensa,
Selena. A ver, empecemos por el principio. ¿Qué día es hoy? No sé por
qué me hago esta pregunta pero me parece importante hacerla. Hoy es … 31
de marzo … de 1995. Culmina un mes. Empieza abril, 1 de abril. ¡Hey! ¡Mañana
debo ir a Los Ángeles! ¡Tengo que dar un concierto allí! ¡Es el primero
personal luego de aquel concierto del Houston Astrodome! Ahora que lo
pienso … qué lejos quedó aquel concierto. Siento que me pasaron tantas
cosas entre aquel 26 de febrero y hoy que parece que hubiera pasado una
eternidad … Y sólo han pasado … a ver … ¡33 días! No sé por qué, pero
hoy siento que ese número tiene una significación. No sé cuál, creo
saberlo pero no estoy segura. Hoy todo me parece significativo. Hoy creo
ver señales e innumerables razones para no seguir adelante, para
regresar y no pensar más…
Pero no. Ya estoy acá en el camino. Incluso ya estoy cerca. Mejor sigo y
listo. Lo soluciono y paso a otra cosa. La voy a acompañar y lo haré por
última vez. ¿Y por qué sería la última? Esa palabra tampoco me gusta. Me
suena a despedida y eso tampoco quiero. Le tengo afecto a pesar de todo
y no le quiero hacerle ningún daño, como a nadie. Pero no quiero
discutir, no quiero enredarme en los problemas de los demás. Yo ya no
quiero pensar en eso. ¡Yo quiero pensar en mí! Yo quiero hacer mis cosas
y que las acepten. ¿A quién hago mal si hago lo que considero mejor para
mí? ¿Acaso no serían todos felices si me ven feliz a mí? ¿Acaso no tengo
innumerables planes para mí? ¿Acaso no me dije una y otra vez que iba a
hacer paso a paso todos los objetivos que me propuse? ¿Acaso no luché
tanto desde muy chica para tener la posibilidad que tengo ahora de hacer
lo que yo quiero, de tener la libertad de cumplir con todos mis sueños?
Ahora recuerdo cuando allá por febrero dije en el programa “Padrísimo”
que éste era un año muy importante para todos nosotros. ¡Y claro que lo
que es! Este año definiremos hasta dónde podremos llegar, sabremos si
estamos a la altura de nuestras expectativas y de nuestros sueños. Está
en manos de nosotros lograrlo. Luchamos tanto por llegar a este momento
y yo aquí … ¿Y yo aquí qué? ¿No es hora de decidir todo lo que quiero
hacer? ¿Qué quiero hacer de mi vida? ¡Tengo tantas ideas, tantos planes!
¿No es hora de ponerlos en marcha, de no dilatarlos más? Sé que buena
parte de lo que quiero depende de mi éxito como cantante. ¿Pero no es
hora de que se los diga? ¿No es hora de que les diga que para mí no sólo
es muy importante ser diseñadora y que me lo dejen realizar, sino que me
apoyen en ello, que lo aprueben y que me ayuden? Si yo los he ayudado a
cumplir su sueño, ¿no sería bueno que ellos me ayuden a cumplir el mío?
Ellos me entenderán, ¡claro que me entenderán! Saben que nunca los
abandonaría, que soy parte de ellos y que yo también quiero llegar a lo
más alto, a que me reconozcan como la mejor cantante del mundo. Pero
también quiero, también necesito que cuando escuchen mi nombre, se hable
de diseño y de moda. Que también sepan que se trata de mí cuando vean el
nombre de Selena en una prenda, en un reloj, en un perfume. Yo luché
mucho por este momento. Y vaya a saber por qué siento que estoy
destinada a ser recordada por siempre y para siempre ... Eso no me suena
bien. No sé. Pienso que eso suena a que quiero que me recuerden como un
mito, como una leyenda. Pero eso me hace pensar a la gente que es
recordada no sólo por lo hizo sino por alguna tragedia que la ha pasado,
o a aquellos que se los reconoce luego de mucho tiempo. Eso no me gusta.
No es lo que quiero. Yo sólo quiero que me reconozcan ahora por lo que
doy como artista pero también por lo que soy como persona. Quiero
deslumbrar cuando les canto pero también quiero gustarle por lo que les
ofrezco con mis diseños … Yo sólo quiero que me acepten. ¡Yo sólo quiero
que me quieran y que me quieran ahora!
Debería volver. Debería volver a Chris y contarle. Debería decirle que
lo quiero mucho y que deseo tener un hijo. Él no entenderá nada, ¡pobre!
Me dirá y qué hay con mi carrera, qué hay con todo lo que planee, qué
hay con mi familia, qué hay con todo … Y le diré que ante todo lo tengo
a él. En definitiva, siempre pude con todo, siempre logré lo que quise,
pero para ello necesito estar rodeada de la gente que más quiero, que
más me apoya, la que estará conmigo en las buenas y en las malas, la que
me querrá siempre, la que me entenderá si les digo mis razones y mis
sentimientos … Es curioso … Estoy aquí ya hace un tiempo sola en el auto
pensando y siento que lo tengo todo claro. Que aun hasta en las cosas
más dificultosas sé a quién dirigirme, a quién recurrir. Últimamente he
pensado que las soluciones estaban afuera. En mi necesidad de buscar
gente que me comprendiera, que me escuchara, terminé creyendo en gente
que no sé si daría todo por mí, si realmente acudirían a mi ayuda si les
pidiera auxilio. Es cierto que nunca fue bueno que todo mi mundo fuera
sólo mi familia y mi banda. La vida y mi familia me pusieron en una
situación que no es normal, que es atípica. Todos los supimos muy bien y
lo entendimos. Todos supimos que lo hicimos por un sueño, por un
objetivo muy noble. Y también supimos que la unión hace la fuerza. Por
eso siempre confiamos en nuestras fuerzas y nunca flaqueamos ni en los
momentos más duros … Pero a veces pienso que no estamos preparados para
lo que no conocemos, para circunstancias que no vivimos, para personas
que no son como nosotros. Mal o bien, nosotros somos transparentes y
francos. Decimos lo que sentimos. Todos saben cómo vamos a actuar. ¿Pero
todos son así? ¿Todos se muestran tal cual son? ¿No seremos sorprendidos
alguna vez por alguien que nos muestre tal cual es cuando ya sea tarde,
cuando ya nada se pueda hacer? Otra vez los presentimientos … Pero
siento que estuve confiando en gente que se quiere aprovechar. Es cierto
que necesito de otra gente, necesito salir de mi círculo, de mi burbuja.
Yo también necesito de amigos en quien confiar, necesito de gente a
quien pueda confiar mis cosas fuera de mi familia. Pero también dije que
mi esposo era mi primer amigo, que antes de ser mi novio, de ser mi
esposo, fue mi amigo, aquella persona a la cual podía contarle todo,
podía confiarle todo, y él a su vez darme su mejor consejo, querer lo
mejor para mí. ¿Esas personas querrán lo mejor para mí o sólo quieren
aprovecharse de mi generosidad y de mi popularidad? Ahí es donde no debo
olvidarme de que soy Selena, Selena la artista, Selena a quien todos
quieren. A ellos les debo todo y no quiero defraudarlos. Tampoco quiero
verlos sufrir por mí … No sé por qué pienso en ello, pero hoy siento la
cercanía de algo malo, de algo malo que está por venir, como la lluvia
que se avecina. Tan cerca como el motel en el que está ella esperándome
a que vaya a verla … sola…
No sé por qué viene a mi mente el día que interpreté “Mentiras” en el
concierto de San Antonio hace ya 4 años. Parece que hubiesen pasado 20
años de aquello ... Fue por esta época ... Estaba por cumplir 20 años,
como ahora estoy cerca de los 24. Recuerdo con gracia mis expresiones
ante cada palabra, aun cuando casi no hablaba el español. Y sin embargo
podía transmitir con mis gestos, con mis manos, con mis expresiones todo
lo que me generaba el sentimiento de indignación por sentirme estafada,
por ser engañada, por sentirme traicionada. Y aun así me sentía tan
feliz, tan feliz como siempre estoy en el escenario, tan feliz de sentir
el Amor de la gente que me daba regalos, de aquellos padres que tenían
en alza a sus hijos durante todo el concierto para verme, para saludarme,
para pedirme autógrafos, para agradecerme. ¡Qué lindo fue aquello! … Y
ahora que lo pienso … ¿no fue allí cuando me conoció ella? ¿No fue en
aquel concierto que decidió hablar con mi padre para hacer un club de
fans? … Siento un gran mareo y me dio otra puntada en la espalda. Siento
sentimientos encontrados. Por un lado, me siento bien y por otro mal.
Creo que la última vez que me sentí bien y feliz fue cuando fui al
programa “Padrísimo” hace unas semanas. Me sentí alegre, tenía ganas de
cantar, me gustó el rol de presentadora exclusiva de esa emisión del
programa. Pero luego todo fue dudas, confusión, niebla en la camino,
sentimiento de que se nos venía una gran tormenta … A propósito …
Recuerdo que en aquel día lucía mi cabello suelto con mi flequillo que
me tapaba ya mis ojos … ¿Y por qué durante casi todo el mes lucí en mis
conciertos el pelo recogido? Se suele decir que cuando las mujeres
cambiamos el peinado tan abruptamente algo nos pasa … Y a mí me pasa
algo … Siento la misma sensación y la misma expresión como en el
concierto de Chicago hace unos días … No, mejor me voy, me vuelvo, es
tardísimo. Mejor me vuelvo a mi casa. Con suerte todavía encontraré a
Chris dormido. Le haré un buen desayuno y lo despertaré con un beso.
Luego le contaré todo lo que me pasa, todas mis certezas, todas mis
dudas, todos mis sentimientos, todo lo que quiero y lo que no. Le
contaré todo lo que me ha pasado por mi mente en estos momentos. Él me
entenderá. Él sabrá aconsejarme como un buen amigo. Él sabrá decirme lo
que hay que hacer, como ayer. Aún me retumban esos ruegos, esas palabras
“¡¡No vayas, Selena, no vayas!!” Es hora de regresar. Es hora de volver
al lugar del que nunca debí haberme ido, y menos de esa manera…
Estoy de vuelta camino a casa. Desde allí llamaré a mi padre. Seguro que
estará ofuscado, más que nada preocupado por mi tardanza. Pero debo
llegar a casa primero. Debo hacerlo ya, bien rápido. Creo estar a tiempo.
Creo que estoy a tiempo de reparar el daño que pude haber generado este
día que pintaba para ser nefasto. Por suerte el cielo mágicamente parece
despejarse, el sol amaga salir. Todo parece estar en su lugar. Un niño
me reconoce y extiende su mano invocando mi nombre. Por un instante me
detengo y le digo que ahora no puedo atenderlo, pero que mañana pase por
mi casa con su familia pues pienso invitarlos a mi concierto de Los
Ángeles. El niño salta de alegría, me da un enorme beso. Yo le acaricio
tiernamente su pelo y le digo que vaya corriendo a avisarle a sus padres
para ver si pueden y le dan permiso. Y viendo su cara de felicidad, le
digo que si pasa hoy por el estudio de grabación lo invito a una pizza
con peperoni y lo dejo que me mire cómo grabo mi nuevo disco en inglés.
El niño se va sin perder tiempo y me da todo su Amor con su sonrisa y
con su beso de despedida ... No sé ... Siento que he vuelto a nacer.
Siento como si hubiese tomado la mejor decisión de mi vida, lo que mejor
podría haber hecho para el bien y la felicidad de todo el mundo. Estaba
haciendo, en definitiva, lo que yo quería…
Entro a casa y justo suena el teléfono. Veo que Chris se despierta sin
entender nada. Me acerco a él y al mismo tiempo que tomo el teléfono y
le doy un enorme beso. Era efectivamente mi padre. Le dije que no se
preocupara. Que ya voy para allá. Que me tardé un poquito, que me olvidé
qué día era hoy y qué tenía que hacer. Que ahora lo tenía todo claro.
Que ya se lo iba a explicar … Cuando corté, lo miré a Chris. Por un
instante se alarmó al verme vestida. Antes de que me preguntara qué
había hecho, yo le dije que salí, que salí para comprar algunas cositas,
algunas cositas que me faltaban para prepararle el mejor desayuno que
hubiera probado jamás en su vida. Él se sonrió y yo le di un beso. Es
entonces cuando supe que todo estaba bien, que todo iba a estar bien.
Cuando fui a la cocina, escuché que mi bipper sonaba insistentemente. Lo
miré y sin duda lo apagué. Chris me miró pero no dijo nada. Sólo se
sonrió con satisfacción. Afuera salía el sol. Comenzaba de nuevo el día
para mí, empezaba un nuevo día de mi vida…
(Como siempre, Selena, sólo deseo que alguna vez estas palabras se hagan
realidad. No importa si es imposible. No importa si jamás se cumplen. Lo
importante es creer que algún día la historia será distinta, que un
nuevo día se hará realidad contigo Selena entre nosotros, contigo feliz,
contigo siendo tú misma, contigo haciendo mejor este mundo que llora y
espera por ti…)
Siempre estoy aquí por ti, Selena, sólo por ti. Ojalá nos puedas
escuchar y ver, y que sonrías porque te sientes siempre amada y siempre
acompañada, como siempre lo quisiste, como siempre lo pediste…
Lo desea con todo el corazón que sólo a ti pertenece…
La angustia, la angustia de no verte, la angustia del paso del tiempo,
la angustia de borrarse tus imágenes, el olvido, la gloria perdida, la
mano salvadora que no llega a tiempo y que se pierde, el dolor de no
poder hacer nada, el llanto que no cesa, el Amor incondicional cansado
de tanta angustia. Todos los días es una jornada en la que tú, Selena,
no puedes brindarnos tu canto, tu Amor, tus ideas, tu cariño, tus sueños,
todo lo que tú habías querido hacer, todo lo que habías soñado, todo lo
que habías querido proyectar. Uno a veces cree que puede superar el
dolor, uno cree que el tiempo se encargará de darnos el alivio, la
explicación, el término de tanta angustia, el descanso a ti, Selena, la
paz para todos nosotros. Uno cree … Pero esa creencia se desvanece en
cuanto uno te ve, Selena, te ve en un video, te ve en una foto, te ve en
un reportaje, te escucha hablar de tus proyectos, te escucha reír, te ve
deslumbrando a todos con tu presencia, te ve cantar, te ve actuar. Y muy
contrariamente a lo que uno supone, nada de eso nos tranquiliza, nada de
eso nos da paz. Es que nada ha quedado claro, nunca entenderemos por qué
te has ido, Selena, nunca podremos disfrutar a pleno todo aquello que
nos dejaste. Aún hoy seguiremos llorando porque aún hoy no podemos
entender qué pasó ese nefasto día, qué pasó para que nadie pudiera
prevenirlo, qué tan grave e inevitable era todo para que tú, Selena, te
nos fueras en el momento justo, en el momento en el que todos sentíamos
que transitabas por el camino del éxito sin que nadie, absolutamente
nadie, pudiera detenerte, sin que nadie pudiera imaginar que tú, Selena,
no llegarías a destino…
Al día de hoy y estando tan, tan lejos de Corpus Christi, pero tan cerca
de ti con mi corazón, con mis sentimientos, con mi Alma, Selena, yo no
puedo tolerar más esta ausencia, este dolor, este sinsabor, esta
injusticia, este llanto que me genera no tenerte cerca, no tenerte a un
paso para decirle que te quiero mucho, que te admiro, que eres adorable,
que eres un ejemplo para todos. No puedo tolerar tenerte tan lejos, tan
distante, tan fría, en un lugar en el que tú jamás pensaste en que ibas
a estar en este tiempo, en este lugar. No puedo tolerar no poder
expresarte tantas cosas, desde las más adornadas llenas de admiración y
de Amor hasta las más simples, hasta las más cotidianas. Querría toparme
contigo, Selena, y decirte que me disculpes, que me cuesta horrores
pronunciar tu nombre como “Selina”. Que, más allá de que te diera lo
mismo a la hora de evocarte, siempre quisiste que te llamaran así,
porque así te habían nombrado cuando naciste y creciste. Creeme, Selena,
que lo he intentado varias veces, pero para mí nombrarte “Selena” es
realzar tu nombre, darle la identidad de las grandes, admirarte hasta en
la pronunciación. Decirte “Selena” con la mano en alto, alargando la
palabra y la entonación, y exaltándola por lo que significa es la mejor
forma de darte mi cariño desde el mismo momento de recordarte, desde el
mismo momento de llamarte. Sé que sonará trivial, pero no lo es, porque
todo esto forma parte de la vida cotidiana, del cariño, del afecto. Es
que no podemos admitir que te has marchado, Selena, y si te has ido no
podemos pensar que lo es para siempre. Nunca podremos aceptarlo, nunca
podremos asimilarlo. Hacerlo sería abdicar, abandonar, perderte para
siempre, abandonarte. Hacerlo es pensar que hay un imposible, y en el
Amor hacia ti, Selena, y en tu pensamiento, esa palabra no existe, ni en
tu vocabulario ni en el nuestro…
Creeme, Selena, que lloro por ti, siento por ti, sueño por ti, vivo por
ti. Yo no puedo no dejar de quererte, yo no puedo ni quiero olvidarme de
ti. Tú eres lo más hermoso y lo más divino que nos ha dado Dios. Yo no
sé por qué Él te quiso dejar tan poco tiempo aquí. No sé por qué te puso
a prueba. No sé por qué nos puso a prueba. Yo lo único que sé, Selena,
es que siento tu vida, siento todo lo que has vivido, todo lo que has
padecido, todo lo que disfrutaste, todo lo que hiciste para llegar a ser
alguien en la vida. Yo no pienso sólo en todo lo que eras cuando te
mostrabas hacia los demás, en la imagen que dabas en los medios y ante
la gente. Pienso en tu interior, pienso en lo que eras cada noche cuando
te ibas a dormir y soñabas con lo que ibas a hacer al otro día, en tus
próximos años, durante toda tu vida. Pienso en tus sentimientos, en el
erizar de tu piel ante cada emoción, ante cada palpitar de tu corazón,
ante cada alegría, ante cada tristeza. Pienso en tus llantos de pequeña
cuando todo era incertidumbre, cuando no eras una simple niña que tenía
preocupaciones tan simples como estudiar, jugar o reñir con tus amigos.
Pienso en tus sueños, pienso en el valor que tomaste para sacar lo mejor
de ti para superarte, para trazarte objetivos, para plantearte cada día
que tú ibas a hacer lo indecible para superar todos los obstáculos, que
con todos pondrías tu mejor sonrisa más allá de lo que sintieras por
dentro … Yo no quiero dejar de pensar y de sentir lo que tú sentías,
Selena, en tu interior, con tu dulzura, con tus nervios, en lo que eras
realmente, más allá de las cámaras, de lo pose inevitable ante los demás,
en la imagen que siempre quisiste mantener y cuidar. Yo quiero quedarme
con esa niña con tanto miedo, con tanto sufrimiento, con tanto llanto,
con tanta alegría, con tanta ilusión, pero que se había dispuesto a
asumir la obligación familiar para llegar a ser alguien en el mundo del
canto para luego poder realizar lo que más le apasionaba, el diseño, y
ser alguien que dejara su marca, su sello, su vida, su pasión en este
mundo para que nadie se olvidara de ella, para que siempre fuera la más
querida, para que nunca se sintiera sola. Yo quiero quedarme con esa
imagen, con esa sensación, con esa mujer en la soledad del micro, sin
más amigos y acompañantes en la vida que su familia y su banda que se
había propuesto que ése no iba a ser sólo su mundo, sólo sus afectos.
Una mujer que se había propuesto ser la persona más amada, la mujer por
todos querida, la mujer que recibiría todo el Amor y todo el cariño en
devolución y en agradecimiento por todo lo que había dado ella sin
ninguna condición…
Yo quiero que sepas, Selena, que no habrá nada ni nadie que me abandone
de ti. Que no habrá ni mundo, ni universo, ni realidades que me hagan
empequeñecer todo lo que me has dejado, todo lo que nos has ofrecido. Yo
quiero que sepas, Selena, que siempre habrá alguien que te evoca, que
habrá alguien que te espera, que habrá alguien que te recordará con
Amor. Tú no eres alguien más que ha pasado por este mundo. Tú eres el
Amor mismo, Selena, ese Amor que queda impregnado en el Alma de todos
los que te amamos. Pues en el momento en el que te adoptamos no sólo te
aceptamos por tu voz. Te aceptamos por tu vida, por tu entrega, por tu
risa, por tu historia, por tus sacrificios, por tus ideales, por tu
pasión. Tú no has pasado en vano por este mundo. Tú no eres aquella
persona que deja su huella por un tiempo para que la lluvia, el sol, el
viento, la erosión, el paso del tiempo y de la vida los vaya borrando
hasta que desaparezca. Tú has dejado tu impronta, tu sello, tu Amor y lo
has grabado con fuego en este mundo. Podría desaparecer el mundo, el
sol, los planetas, el universo mismo, pero tu canto, tu figura, tus
sentimientos, tus ganas de vivir y de ser estarán siempre allí en algún
lugar, en algún momento, en alguna circunstancia … Tú eres algo divino,
Selena, algo tan hermoso que es para siempre, es inmortal, pues forma
parte de la existencia, forma parte del motivo por el que estamos aquí,
tú eres un buen motivo para seguir creyendo, para seguir creyendo que
todo, absolutamente todo, es posible…
Yo quiero que sepas, Selena, que yo estoy aquí, que siempre estaré aquí,
que miro tus fotos, tus videos, que te escribo, que te recuerdo para
reafirmarte que yo estoy en mi lugar recordándote, que siempre estaré
para acompañarte, que estaré para demostrarte que tu cariño es tan
grande, que la fuerza de tu Amor y de tus sentimientos son tan poderosos
que has logrado conquistar hasta a gente que no te ha conocido en su
momento, que te pudo apreciar años después, que ven en ti algo tan
hermoso, tan puro, tan sincero, tan verdadero, tan honesto, que uno no
puede dejar de quererte, de apreciarte, de admirarte. Tú te propusiste
conquistarnos, conquistarnos a pesar de tus dudas, a pesar de tus miedos,
a pesar de tu soledad, a pesar de tantos sinsabores. Y creeme, Selena,
que lo lograste, ¡vaya si lo lograste! Tú has logrado conquistarnos,
enamorarnos, que te querramos con todo lo que transmitías en el
escenario que era mucho más que voz, baile, carisma y talento. Tú
transmitiste tu vida en el escenario. Tú entregaste todo, absolutamente
todo, para que te querramos por lo que eras. Porque tú no tolerabas la
mentira, la falsedad, los cariños impostados, la sonrisa conveniente, el
halago obsecuente y de ocasión. Tú querías que lo que te fueran a decir
fuera tan auténtico como lo que tú les ofrecías. Tú querías que tu
público se manifestara ante ti del mismo modo que tú te expresabas con
tanto sentimiento ante él. Y así lograste lo que tú querías, cosechaste
lo que sembraste, recibiste el Amor que tanto deseabas, que tanto
necesitabas. Recibiste aquella compañía que tanto necesitabas en tantas
noches de soledad y alcanzaste el reconocimiento que tanto tiempo te
costó lograr. Lograste la satisfacción de que muchísima gente no sólo te
admirara sino que te quisiera. Y así lograste que todos te amáramos y te
admiráramos con tu voz, nos pusiéramos a tus pies por tus
interpretaciones, te alabáramos por tu constancia, por tus ganas de
superarte, de no permitirte que ninguna barrera te impidiera lograr lo
que querías. Y eso que tú generaste está a pesar de tu ausencia, a pesar
de marcharte sin poder decirnos adiós…
Quiero que sepas, Selena, que cuando te escribo sólo quiero expresarte
lo que siento por ti todos los días, lo que me generas cada día que pasa,
lo que has generado en mi corazón. Yo sólo quiero que siempre te valoren,
yo sólo quiero que te sigan queriendo, yo sólo quiero que te sigan
esperando. Porque yo no quiero, Selena, que la triste realidad de un
mundo sin ti nos permita que tu figura se borre de a poquito, que se
pierda aquello que nos dejaste, que nos den la imagen de que todo lo que
se recuerda es el hoy, es lo inmediato, lo que llega a la cima, lo que
no tiene historia, lo que sólo tiene imagen, lo que no tiene Amor, lo
que es frío, lo que no tiene corazón. Yo sólo quiero que el mundo
recupere el Amor, recupere la sorpresa, que vuelva a sentir lo que es
soñar, que vuelva a emocionarse, que se sienta partícipe de esa comunión
de Amor que lograste tú, sólo tú, Selena, con la gente ... No hace mucho
puse en mi trabajo como fondo de pantalla aquella foto en la que se te
ve tomando el micrófono con tus dos manos en el inicio de tu
impresionante, sentida e inolvidable interpretación de “Como la Flor” en
Festival Acapulco en 1994. Se te ve tan hermosa, tan pasional, con tanto
sentimiento, con tanta vida, que es imposible no quererte, es imposible
no subyugarse con tu presencia, con tu inmenso talento y emoción para
cantar aquella canción que sólo tú podías interpretar. Aún hoy puedo
sentir ese hermoso momento en el que detuviste tu canto, ante el
silencio de la gente que escuchaba con atención tu interpretación, para
apenas susurrarle la palabra “Pero…”, esperando ese “ay, ay, ay” de la
gente. Aún puedo sentir tu risa de satisfacción cuando recibiste esa
respuesta inmediata de la gente. Aún puedo sentir cómo pusiste tu mano
en el pecho y golpeándola les completaste con un “¡Ay, ay, ay! ¡Cómo me
duele!”. Aún hoy puedo sentir tu baile, tu alegría, tu andar a uno y
otro lado del escenario. Aún hoy puedo sentir el cariño expresado por
los asistentes al concierto sin distinción de edad ni de género. Aún hoy
puedo sentir cómo un niño apareció detrás de ti para darte un beso. Aún
hoy puedo sentir cada expresión de cariño de aquella gente que te vio y
te supo apreciar. Aún hoy puedo sentir todo lo que tú generaste, Selena…
Es ver esa imagen, y sentir y emocionarme, sentir cada cosa que has
dejado en esta vida, lo que generabas como una gran artista, lo que
recibías como una linda persona…
No quiero dejar de expresarte, Selena, este Amor incondicional y este
cariño que tengo contigo. Si hay algo que agradezco a Dios es haberme
permitido haberte conocido. No importa si ha sido tarde, cuando tú ya no
estabas entre nosotros, cuando ya no tuve momento para decirte
personalmente lo que me generaste ... No importa ... Podría haber pasado
por este mundo sin pena ni gloria, y encima no haberte conocido. Creeme,
Selena, que valió la pena vivir, valió la pena vivir mucho tiempo a la
deriva, sin sentido, sin perspectivas, con más dudas que certezas, con
más equivocaciones que aciertos ... Valió la pena porque te conocí,
Selena. Porque pude verte, porque pude apreciarte, porque al menos pude
conocer a una artista de verdad, pude conocer a alguien que me dio su
vida, sus sentimientos, su historia, sus sueños, sus anhelos, sus ganas,
su ejemplo. Gracias a Dios te conocí, Selena, y gracias a ti cambié mi
vida, volví a creer, volví a sentir que el verdadero Amor existe, que se
puede querer de verdad, sin ninguna condición ni limitación. Contigo,
Selena, pude apreciar el valor de la vida, el valor de cada día, el
valor de poner una sonrisa ante tanta adversidad, de dar todo a cambio
de nada, el valor de ser sincero, de ser honesto, de decir siempre la
verdad, de ser coherente en la vida, de ser igual en todos los aspectos
y lugares en la vida, de poner en práctica todos los días lo que uno se
había propuesto como meta en la vida, de luchar con mucho sacrificio por
lo que se soñó durante toda la vida. Yo sólo tengo palabras de
agradecimiento para ti, Selena. Yo sólo estoy aquí para agradecerte todo,
para hacer todos los días aunque sea algo parecido a lo que tú hiciste
durante toda tu vida, durante tu corta y rica vida ... Yo quiero hacerte
sentir que lo tuyo no fue en vano. Que lograste mucho más de lo que tú
imaginabas ... Mucho, mucho más ... Tal vez, Selena, no te hayas
imaginado hasta dónde habías llegado con tu canto, con tus diseños, con
tus ganas, con tu energía, con tus sentimientos … Yo sólo quiero decirte
con mi evocación, Selena, que tú has llegado hasta los confines del
mundo porque tu Amor es infinito, porque eres el ser más adorable, el
único que podía generar tanto cariño, tanta admiración…
Quiero que sepas, Selena, que siempre estaré aquí para jurarte Amor
eterno porque lo que tú has hecho, haces y harás no lo logrará nadie, no
lo igualará nadie, no lo generará nadie. Para lograr algo parecido tiene
que haber algo similar a ti, pero como ti no habrá nadie ... Nunca lo
habrá ... Y para certificarlo estaré yo aquí. Para que lo sepas todos
los días. Para que lo sientas todos los días. Para que sepas todos los
días que los que te amamos de verdad sólo te queremos a ti y sólo te
evocaremos a ti. Es a ti a quien queremos. Es a ti quien extrañamos. Es
a ti a quien queremos volver a ver. Es a ti, sólo a ti, a quien
quisiéramos abrazar con todas las fuerzas, con todas las ganas, con todo
el Amor. Es a ti a quien le queremos depositar todo el Amor, el Amor que
nos supiste ofrecer, que nos supiste dar. Es a ti a quien queremos
sacarle nuevamente una sonrisa. Es a ti, Selena, a quien queremos
hacerte sentir que te querremos por siempre y que jamás, jamás, te
dejaremos sola…
Yo sólo quiero que sepas, Selena, que eres lo más lindo que le pudo
pasar al mundo, a la vida de la gente. Yo quiero que sepas, Selena, que
miles y miles de personas te iban a ver sólo a ti, y que no lo harían
nunca con otro artista, porque ninguno de ellos los quiso como los
quisiste tú, ningún artista les cantó como tú, ningún artista se brindó
como tú. Yo sólo quiero que sepas, Selena, que te queremos y que te
querremos siempre, y que sólo deseamos que seas feliz y que te cuides
mucho. Y que te todos los días y todos las noches te mandaremos mil
abrazos y mil besotes, para que con nuestro cariño te emociones y te
rías, sonrías de satisfacción por tanto Amor, esa emoción que expresaste
cuando te ibas del Houston Astrodome y certificabas lo que tú, sólo tú,
habías generado…
Yo te sigo queriendo, Selena, esperando que tú vuelvas aquí. Yo
simplemente te quiero a ti, Selena…
Tú, sólo tú, Selena,
eres la protagonista de tu historia…
A veces me cuesta creer
ver el calendario y observar cuánto tiempo ha pasado, cuántas cosas han
sucedido en los últimos 15 años. A veces cuesta creer que el 16 de abril
Selena habría cumplido tan sólo 39 años y ya vayan 15 sin que esté con
nosotros … Eso nos hace pensar nuevamente en que Selena sólo tenía 23
años cuando se despidió, y que estaba a poco tiempo de cumplir 24 años
cuando ella se fue sin decirnos palabra, sin despedirse, sin querer
despedirse, cuando se fue sin decirnos adiós, cuando se fue y nos dejó
tan sólo fotos y recuerdos, grabaciones, videos, pero que todo eso junto
jamás podrá cubrir el enorme vacío que ha dejado su terrible ausencia…
A veces me cuesta creer que el paso del tiempo hace cambiar de conducta
a la gente, cómo el mundo sigue funcionando como si nada, como sigue la
gente con sus vidas como si nada significativo hubiese sucedido que
ameritara meditar lo que nos ha pasado y replantearnos todo. En lo
personal me cuesta creer el sólo pensar en un mundo sin Selena, en un
mundo sin su canto, en un mundo sin sus ganas, sin su empuje, sin su
Amor, sin sus sueños. Me cuesta creer que uno que ha conocido a Selena
pueda vivir enteramente feliz, enteramente tranquilo sin saber por qué
ha ocurrido todo este absurdo. Porque yo no creo que nos alcance con que
Selena pueda vivir con el paso del tiempo a través de su música. Porque
la música también pasa, también deja de gustar, también pasa de moda. Y
el sólo pensar que Selena es sólo su música no es explicar la dimensión
de su figura, de su arte, de su Legado. Eso sería acotarla, acartonarla,
encorsetarla, encasillarla. Selena si es recordada era porque era mucho,
mucho más que eso. En un reportaje, Selena decía que a sus canciones les
ponía corazón y alma. Nada más acertado. Porque esas mismas canciones
cantadas por otra cantante no serían lo mismo. Porque esas canciones no
tienen sólo valor porque existe una grabación de ellas. El valor de las
canciones de Selena era cómo las cantaba, cómo las interpretaba y de las
miles de maneras que tenía de hacer la misma canción en diferentes
escenarios. Por eso no me puedo contentar con que Selena viva a través
de la grabación de “Si una vez”, ni tampoco ponderar a los autores e
intérpretes de “Si una vez”. Me encantaría que Selena pudiera poder
seguir interpretándola, y seguir sorprendiendo con su voz y con su
pasión para interpretar dicho tema … para que me siga dando infinitas y
hermosas versiones de ese mismo tema … Me encantaría que todos sintamos
su presencia y que siguiera cautivándonos…
Selena no fue sólo una linda voz. Cuando uno conoce a Selena conoce a su
voz, a su manera de interpretar, a sus sueños, a sus anhelos, a su vida,
a sus sacrificios, a todo lo que tuvo que recorrer para ser alguien, a
todo lo que tuvo que renunciar para llegar a hacer las cosas que tenía
planificadas, a todo lo que tuvo que recorrer para llegar a ser alguien
en la vida, a todo lo que tuvo que dejar para que su propia familia
tuviera que subsistir, a todo lo que tuvo que postergar para poder salir
adelante. Si hay algo que la gente siempre le manifestó a Selena fue su
cariño y admiración. La gente no veía a Selena como una simple cantante
generadoras de hits, porque veía en Selena a una igual, a alguien
similar a ellos, que tenía sus mismos sueños y aspiraciones. Y si la
gente la veía así era porque Selena era así y quería dejar esa imagen.
Selena no quería trampear al público, quería mostrarse tal cual era en
todo lo que ella emprendiera, sea cantando, sea actuando, sea diseñando,
en el trato con el público, en el trato con los medios. Selena podía
estar en el centro del mundo pero ella no tenía aires de diva, no quería
ser la Reina adusta, aislada, altisonante, alejada de la gente porque se
sentía superior. Selena quería ante todo ser querida y amada, pero amada
tal cual era. Selena no quería confrontar, no quería ir a los grandes
programas de televisión o de radio para tener que explicar su postura,
para convencer a la gente de que era una buena persona, una buena
artista o una buena cantante. Selena lo era y lo demostraba en el lugar
que correspondía. Y la gente la amaba por lo que les ofrecía. Tan simple
como ello. Tan fácil de entender para los bienaventurados de mente y
alma. Tan difícil de comprender para los mezquinos y egoístas…
La otra vez tuve oportunidad de ver un reportaje radial que le hicieran
a Selena en Guadalajara en 1994. Y como todo lo que vemos de Selena, nos
reímos y nos reconfortamos, pero también caemos en una profunda tristeza.
Pues es muy difícil no estallar en lágrimas cuando vemos todo lo que
Selena era no sólo como artista sino como persona. Es muy difícil ver a
una artista que tenga buena predisposición a todo, que tenga la mejor
sonrisa, que siempre esté colaborando, que no se sienta que se le “caen
los anillos” por ayudar a los conductores del programa de radio a armar
su programa no sólo contestando las preguntas, sino leyendo textos que
le sirvieran para la promoción del programa, separadores para el armado
de los dos programas con los que habían hecho con su entrevista,
cantarles “a capella” el tema “Amor prohibido” y tener la gracia de
decirle que no les cantaba más “porque si no les tenía que cobrar”,
preocuparse por entender lo que se le estaba preguntando, averiguar las
acepciones de la palabra “molestar”, pues no entendía por qué en español
le decían “’¿Te molesto, Selena, si te pido un autógrafo aquí?”. Selena
era una artista indiscutible, era famosa y ya había recorrido y
conquistado muchos países, y sin embargo, tal como ella misma decía,
tenía la humildad para colaborar, para dejar lo mejor de sí, para dejar
satisfechos a todos. Como dijo allí mismo, ella no podía hacer una
actuación que difiriera mucho de su personalidad, pues la gente se
llevaba la imagen de lo que ella ofrecía en la pantalla, y eso que les
transmitía debía ser el fiel reflejo de lo que ella era como persona…
Pasa el tiempo y no puedo olvidar todo lo que Selena había proyectado
para su vida, todo lo que pasaba por su mente, hasta dónde pensaba
llegar. Cuando pasa el tiempo empiezan a aparecer aquella voces que nos
estimulan a contentarnos con lo que hizo Selena, con lo que pudo
concretar, con todo lo que llegó a hacer. Esas mismas voces nos hablan
de que en definitiva Selena fue producto de muchas cosas, por lo que el
mérito va por igual para aquellas personas. Nada más equivocado. Cuando
escucho esas palabras, cuando veo que alguien minimiza la labor de
Selena en pos de otros valores que creen superiores, yo no dejo de
pensar que la gente sólo amaba a Selena, que esa misma gente nunca pudo
reemplazar a Selena por otra cantante y no siente que le tenga que
agradecer a otros por los que les transmitió Selena. Esa misma gente
sabe que sólo Selena tenía ese canto, ese sentimiento, ese mensaje, ese
Amor, esa pasión, esa humildad, ese don de gente. Esa gente acaso se
daba cuenta de que esa artista no sólo era la mejor. Esa cantante para
ellos era diferente, particular, inigualable, única e irrepetible. Esa
gente veía y percibía en esa voz, en esa interpretación, en esa mirada,
en esa actitud, que estaban ante alguien que era definitivamente
distinta, y que el mérito era de ella, sólo de ella. Que desde luego que
para llegar necesitaba de otros, pero como en todo lo que se hace en
nuestras existencias, cada uno tiene una función en la vida. Y el
destino de Selena era el de la grandeza, y el de ser la artista más
querida y más amada, como ella quería…
Cuando en esa entrevista que se le hiciera en Guadalajara uno veía a
Selena proyectar una gira por Argentina, Bolivia y Paraguay, cuando
Selena proyectaba que con su disco en inglés podría llegar a Europa y
hasta Oriente mismo, uno no puede dejar de tener esa sensación
recurrente en tantas cosas que vemos de Selena: ese llanto, esa tristeza,
esa mueca de desconcierto, ese meneo de cabeza acompañando con esas
palabras que estallan en nuestro cerebro y salen de nuestra boca. Ese
“no puede ser, no puede ser que sea cierto, no puede ser que haya pasado,
no puede ser que Selena no esté entre nosotros” siempre estará presente.
Porque si hay algo que sabemos todos es que Selena estaba en su interior
lo suficientemente convencida de que lo podía llegar a hacer, de que lo
iba a lograr. Y para todos los que directa o indirectamente tuvimos la
fortuna de haberla conocido sabemos que lo hubiese logrado sin ninguna
duda. No hace mucho Jennifer López, protagonista de la película
“Selena”, y que por esas cosas del destino llegó a la fama gracias a ese
film, dijo que Selena tenía todo el empuje, todas las ganas y toda la
convicción de que se llevaría el mundo por delante. Y si hay algo de lo
que no hay duda es de ello. Selena tenía todo, todo a su favor: voz,
talento, carisma, belleza, gracia, personalidad, energía y ganas. Basta
mirarla en cualquier cosa que emprendiera para darse cuenta de que lo
lograría, de que sin duda lo lograría. Basta observarla, basta ver cómo
ella miraba y se sabía que el mundo se le iba a rendir a sus pies…
Tal vez por todo esto es que nos deberíamos preguntar qué es lo que
deberíamos hacer por Selena hoy, cuál es el mejor regalo que le podemos
hacer en este cumpleaños … Pienso que nunca, absolutamente nunca,
deberíamos olvidarnos de que ella es la protagonista de su historia, de
no olvidarnos de todo lo que hizo, pero por sobre todo, no olvidarnos de
todo lo que había pensado hacer con su vida, con sus afectos, con sus
proyectos. En la vida hay que ser siempre agradecido. Selena, por su
familia, empezó a cantar a los 6 años, por su familia se enfrentó a un
público con un micrófono que era más grande que ella, por su familia
salió a los escenarios a ganarse el plato de comida diario cuando de
pronto hasta se quedaron sin casa, por su familia hizo sus estudios por
correspondencia, por su familia postergó sus sueños de ser diseñadora.
Selena siempre fue agradecida de su familia y de su gente. Siempre habló
bien de todos, siempre supo ofrecerles lo que ellos pedían y mucho más
.... Ese “mucho más” que sería acaso un sello de Selena ... Ese “mucho
más” que hiciera que siempre Selena tuviera algo más que sorprendiera,
que cautivara, que impactara. Así se ganó a todos, así cautivó a José
Behar, presidente de la Emi Latin, que al verla por primera vez la
contrató sin dudar, así sorprendió a su propia familia yendo más lejos y
más rápido de lo que ellos creían … Y eso es mérito de Selena, sólo de
Selena. Frente a eso, y sabiendo todo lo que Selena ofreció e intentó
ofrecer, pienso que lo mínimo que podemos hacer por ella es recordarla
de la misma manera, devolverle el Amor que ella nos dio, ser eternamente
agradecidos de lo que hizo y de lo que nos ofreció, ayudarla a que logre
sus sueños difundiendo su música, su vida, su Amor, su ejemplo. Y no
olvidar de que Selena y sólo Selena es protagonista de su historia, que
lo que lograron Selena y Los Dinos fue mérito de todo lo que hizo Selena
y de todo un grupo que trabajó para que ella desplegara todo su talento
que nació con ella misma…
El paso del tiempo es cruel. El paso del tiempo nos hace olvidar lo que
dijimos, lo que pensamos, lo que sentimos, nuestros ideales, nuestras
convicciones. El paso del tiempo sin Selena nos puede poner en un
terrible camino en el que Selena no esté como protagonista, no esté en
lo más alto del recuerdo. Y con Selena eso es un grave error, un
imperdonable error. Uno no tiene que imaginarse .... Uno tiene que estar
convencido de que Selena está con nosotros, de que vive en los corazones
de todos los que la amamos de verdad. Tenemos que estar seguros de que
en algún lado Selena nos está observando y de que le gustaría espiarnos
para ver qué hacemos por ella, cómo la recordamos, de qué manera lo
hacemos, si la recordamos con Amor, si hacemos algo para continuar su
Legado, si cuidamos sus cosas, si cada cosa que construyó es cuidada
como un tesoro. A Selena le gustaría que aquellos que recibieron su Amor
sin ninguna condición, que a aquellos a los cuales Selena les dio todo
por hacerlos felices, estén haciendo lo mismo por ella. A Selena le
gustaría ver que llegó a Sudamérica, a Europa, a Oriente, a los confines
del mundo gracias al recuerdo de todos los que la supieron amar y
apreciar … Cuando veía en aquel reportaje de Guadalajara cómo ella se
imaginaba como mamá, cómo se imaginaba conocida en todo el mundo, cómo
se imaginaba de “viejita”, no puedo quedarme mirándola “con los brazos
cruzados”, no puedo llorar y encogerme de hombros, decir “qué le vamos a
hacer” o “ya superé su partida” e irme a dormir tranquilo. Cuando veo
esas imágenes más me moviliza a querer hacer algo por esa joven, muy
joven mujer, que tenía mucho por hacer, que había hecho mucho, que había
sacrificado su vida por tanta gente, y que tenía las ganas de hacer y de
vivir que cada vez menos gente tiene…
Yo aún recuerdo cómo Selena le hablaba de sus proyectos a Verónica
Castro en el programa “Furia musical”. Recuerdo que la conductora y
actriz no podía entender que en sus ratos libres Selena pensaba en hacer
más y más cosas, que no se contentaba con cantar, con tener éxito, con
ser bella, con ganar dinero. Le costaba entender que esa mujer de tan
sólo 23 años quería diseñar, exportar su ropa, proyectar su nombre por
todo el mundo. Le costaba creer que Selena no se conformara, de que no
disfrutara exclusivamente de los placeres de la vida, que no pretendiera
que otros trabajaran mientras ella disfrutara de las mieles del éxito,
que quería trabajar más y más para lograr sus objetivos. Tal vez lo que
a Verónica Castro le costaba entender era que Selena era grande, grande
en todo sentido, y que era diferente en todo sentido. Tal vez le costaba
entender que en la vida hay que predicar con el ejemplo y que para
llegar a ser exitosa y querida por la gente hay que ser la primera en
trabajar, la primera en cantar, la primera en diseñar, la primera en dar
ideas, la primera en todo. Y que para que todos la quieran y respeten
primero hay que saber amar y respetar. Y Selena lo hizo con creces. Y
Selena cosechó todo lo que sembró … Sólo ella pudo recoger los frutos de
lo que sembró con Amor y sacrificio…
Por eso cada año que pasa, cada año en el que las fotos se van borrando,
los recuerdos de Selena se ponen difusos, cuando hay voces que proponen
poner el mérito de Selena en otra gente, que esas mismas voces nos
proponen “superar su partida” y cerrar su ilusión, yo no me olvido de la
sonrisa de Selena, yo no me olvido de su canto, yo no me olvido de lo
que generó en mi corazón. Nunca podré olvidarme de alguien que me dio
todo su Amor, su vida, y sus ganas de vivir y de soñar … Lo mínimo que
puedo hacer por ella es brindarle todos los días un poquito de mi vida,
un poquito que no es nada, pero que es mucho para Selena, mucho para su
recuerdo y mucho para su Legado. Es lo mínimo que se puede hacer por
ella, con la seguridad y el deber de que se puede dar mucho más. Porque
todo lo que hagamos por ella es nada al lado de todo lo que hizo ella
por nosotros…
Me gustaría que a la hora de recordar a Selena nos imagináramos que un
día Selena apareciera de pronto ante nosotros, y que cada uno pudiera
decir: “Yo te recordé con Amor, Selena. Yo te agradecí todos los días.
Yo procuré sacarte una sonrisa todos los días. Yo nunca me resigné.
Siempre te esperé, siempre te valoré. Siempre tuve la esperanza de que
algún día tú volverías para agradecernos, que jamás te olvidamos y de
que nunca nos pusimos por encima de ti a la hora de tributarte”. Me
gustaría que todos la pudiéramos mirar a la cara, y abrazarla fuerte,
muy fuerte, y decirle: “Gracias, Selena, gracias por todo lo que nos
diste. Gracias por dar todo de ti para hacernos tan felices. Y perdona
si no pudimos devolverte todo lo que nos ofreciste. Tú sabes: es que
nosotros no tenemos ese Amor, que ese Amor que sólo tú tenías, ese Amor
que sólo tú podías dar…”.
Por eso, estoy aquí, Selena. El destino me puso en este lugar. En este
lugar que, aunque genere mucha tristeza, es hermoso, es muy bello. Nada
más lindo que tributarte todos los días, nada más lindo que acompañarte,
nada más lindo que darte todo a cambio de nada, nada más lindo que
quererte, nada más lindo que cuidarte, nada más lindo que no dejarte
nunca, nunca, sola!!
Te quiere con toda el Alma y con el corazón que es sólo tuyo…
Corro, corro desesperado.
No sé cómo he caído en este lugar. No sé cómo he llegado hasta aquí.
Quiero recordarlo pero no puedo. ¡¡Y no debo permitirme en detenerme en
ello!! Sé que estoy en Corpus Christi, busco desesperadamente saber la
hora para saber a dónde ir. El cielo está plomizo. Creo que están
cayendo las primeras gotas. Presiento lo peor, temo estar llegando tarde
para evitarlo. Tengo que llegar, debo llegar … No quiero preguntar a
nadie para no levantar sospechas … En realidad, lo que temo es que la
peor noticia esté llegando … No, no me lo puedo permitir. No puede ser
que si llegué a este momento y a este lugar al que tanto desee durante
tanto tiempo sea para nada, en vano, para participar más vívidamente del
dolor que ya llevo de por sí durante mucho tiempo. Aparte esa persona me
lo advirtió, me dijo que parte del trato era llegar en el momento justo
para hacer lo que deseaba, lo que debía hacer. Que tenía que agudizar el
ingenio, que si tanto quería a Selena ya sabría lo que tenía que hacer,
que no iba a dudar, que más que nadie yo sabría cómo debía actuar con
Selena en este caso … ¿Pero quién me dijo esto? ¿Qué se supone que yo
traté? ¿De qué se trata todo este acuerdo? … Miro a alguien que vende
periódicos en una esquina y me permito preguntarle por la hora. Ya había
pasado el mediodía. “Por Dios”, me dije. “¡¡Es tarde, es muy tarde!!”
Pero no me di por vencido, no me lo iba a permitir. Selena no me lo iba
a permitir. Ella no querría estar sola. Al menos debía estar para
acompañarla, para cuidarla, para protegerla de aquello, para salvarla,
para salvarla del horror, ¡¡para salvarla en todo sentido!! Antes de
partir con desesperación al Days Inn le dije al muchacho si había alguna
novedad, si había sucedido algo importante en el día. Como me dijo que
no, levanté mi pulgar, caminé unos pasos y cuando supe que ya no me veía
empecé a correr a toda velocidad. Corrí con esa angustia de saber que no
podría llegar, pero con la esperanza infinita de que algo iba a poder
hacer, algo debía hacer. Soñé tanto con este momento, desee tanto ese
momento y ahora tenía en mis manos poder hacer algo por Selena. ¿Cómo no
intentarlo? Yo hubiese preferido otro momento, otra circunstancia, tener
más tranquilidad. “Es todo lo que te puedo ofrecer”, me dijo ese señor
misterioso. “Yo sé que la quieres, que si fuera por ti, tratarías de
advertírselo desde el momento de nacer. Pero tú sabes que contra eso no
puedes luchar. Lo hecho, hecho está. Yo sólo puedo ofrecerte un instante,
un instante para intentar algo. Y si lo intentas tal vez puedas lograrlo.
Es una cuestión de Amor. Es una cuestión de fe. ¿Te animas entonces?”.
Pasaba el tiempo y mis fuerzas iban flaqueando. Corría y corría, pero
mis fuerzas me decían “detente” y tenía que parar. También la
posibilidad de ver lo peor y no poder hacer nada me hacían casi desmayar.
Pero tenía a Selena en mi mente que me decía “Estoy aquí sola. No me
dejen aquí sola. Saben que los necesito. ¡¡Al menos sáquenme de aquí!!”.
Y allí me reincorporaba, miraba para adelante con la boca abierta del
cansancio y seguía con lo poco que tenía, con todo el Amor por Selena,
con todas las fuerzas de la voluntad, con las fuerzas de no darme nunca
por vencido, con la convicción de dar todo, todo por Selena. “¿Estás
dispuesto a renunciar a todo, a todo por Selena? ¿Estás dispuesto a no
mirar atrás cuando partas de aquí? ¿Estás dispuesto a salvarla aunque
ello implique renunciar a tu vida y a lo que has vivido?”, me dijo aquel
señor que ahora recuerdo habérmelo encontrado en un bar mientras tomaba
café y miraba nostálgico por la ventana. Me dijo algo de una propuesta
que me interesaría muchísimo … ¡¡Puedo ver el Days Inn!! Por un momento
creo estar en mi ciudad. Todos los días tengo que ver ese bendito logo
camino al trabajo. Tan sólo a unos metros de ese lugar estoy haciendo
mis labores todos los días. Basta asomarme a la calle desde allí y puedo
ver esa imagen emblemática del dolor, del dolor de Selena … Pero ahora
veo el real, el del escenario tan temido, tan indeseado. Estoy casi en
el lugar del nefasto día … ¡¡y es el nefasto día!! La lluvia se hace más
fuerte y temo que ya es tarde. Corro y miro el logo. Corro y miro las
cuadras que me faltan para llegar. Corro y siento el jadeo que me dice
“¡¡Basta, párate!!” Corro y siento a Selena que me dice “¡¡Estoy aquí,
estoy aquí!! Me duele la espalda. No sé dónde estoy … Escúchenme. ¡¡Aún
puedo gritar!! ¡¡Aún puedo escuchar mi voz!! ¡¡Aún tengo el anillo en mi
mano!!”. Saco las pocas fuerzas que me quedan y sigo … Y mientras sigo
me mentalizo en aquellas palabras de Selena, en aquellas palabras en las
que siempre creí y por las que siempre luché: lo imposible siempre es
posible. Y con esas palabras y con ese espíritu voy para darme fuerzas,
para darle fuerzas, para saber que hay alguien allí para ayudarla, para
hacerle sentir que no está sola…
En cuanto llego al hospital, comienzo a ver un gran movimiento.
Enseguida veo la ambulancia apostada cerca del lobby del motel. La
escena me paraliza, pero tengo que seguir. Tanto desee llegar a este día,
tanto luché por hacer algo por el destino de Selena, que ya no pensé más.
No dudo un instante. Me dirijo directamente hacia la ambulancia.
Recuerdo que ese señor me dijo: “En la vida hay que tener agallas para
cambiar el destino, para cambiar la suerte, para luchar por lo que tanto
uno soñó. Entonces. ¿de qué lado estás tú?”. Supongo que le debo haber
dicho que pertenecía a esa clase de personas o algo así, porque estaba
allí y no sé cómo había sorteado a la policía, a los enfermeros y a los
empleados del hotel hasta que llegué a esa gente que trasladaba a Selena
camino a la ambulancia. Su cara de preocupación lo decía todo. Me
hicieron un ademán de que me apartara y yo lo hice con aire de
impotencia, como sabiendo de que no podría meterme allí, de que no tenía
ningún artilugio para convencerlos de nada. Que si lo intentaba sería
apresado, que me detendrían y con ello el destino estaría sellado … Pero
pasó ante mí, Selena … Y vi su rostro, y vi su anillo en su mano… Y no
quise ver más. Corrí tras la camilla, hice un gesto de pulgar en alto a
un policía mientras le mostraba mi documento de identidad como toda
credencial y me abalancé tras los enfermeros cuando subían. Cuando
intentaron detenerme les grité “¡¡Corran, corran, no piensen en mí,
piensen a quien tienen en sus manos!! ¡¡Piensen que tienen a Selena!! ¡¡Sálvenle
la vida!! ¡¡No la dejen ir!!”. Por un instante pensé de dónde aprendí a
hablar tan bien el inglés. Allí recordé a ese señor misterioso que me
dijo: “No te preocupes. Ellos te van a entender. Piensa un poco. ¿Acaso
la gente no la entendía igual a Selena a pesar de sus limitaciones?
Entonces, descuida. Y no lo olvides, ella te entenderá perfectamente…”.
Uno de los enfermeros intentó detener la ambulancia y llamar a la
policía, pero una mano detuvo su marcha, se interpuso en el camino. Era
la mano de Selena, la mano en la que llevaba el anillo. Él se espantó.
De golpe sentimos un sacudón. El conductor del auto, que no dio cuenta
del hecho, arrancó el auto y partió rápidamente al hospital. Entonces,
sólo atiné a decirles: “Por favor, se los suplico. Déjenme hablarle. Yo
no me interpondré en lo que tengan que hacer. Sólo les pido que dejen
que Selena me escuche. Ya se darán cuenta de que ningún daño haré. Y no
se preocupen. En cuanto termine todo, entréguenme a la policía. Yo no
opondré resistencia. Sólo les suplico que me dejen estar con ella, al
menos hasta que llegue su familia, mientras ella esté sola, como lo está
ahora…”.
Los enfermeros, aún conmocionados por lo ocurrido, se quedaron en
silencio y no me dijeron nada. No había tiempo que perder. No había
tiempo … Mientras hacían desesperadamente sus intentos de reanimación me
acerqué a ella. Me puse a llorar como un niño, como tantas otras veces
cuando la veía en un video tras una actuación memorable, tras una
declaración, tras una ocurrencia, tras su sonrisa, tras su presencia,
tras un logro. Ahora la tenía con ese rostro, con esa mirada que nunca
quise ver, que nunca quise aceptar. Ahora no tenía alternativa. Si la
quería salvar, la tenía que mirar, le tenía que hablar, le tenía que
decir algo, no sé qué, pero algo, algo que le sirviera, además de las
curaciones de emergencia, algo más que unas simples palabras de consuelo.
Veía su rostro y era un rostro serio, adusto, tenía una mirada que
denotaba desconcierto, dolor, furia, impotencia. Era un rostro que
estaba llamando, un rostro que se resistía a la realidad … “Si la
quieres, ya sabrás que hacer, ya sabrás que decirle. Si la quieres, yo
no necesito darte un consejo, yo no necesito decirte nada. Ella sabrá
decirte lo que necesita y tú sabrás dárselo, si la quieres…”, me dijo
ese señor, cuando convenimos en un acuerdo, cuando acepté su propuesta
de venir hasta aquí, “a cambio de renunciar a todo por ella”. Alcé mi
mano y le toqué su frente. Mis lágrimas caían sobre mi mejilla sin poder
ni querer sacármelas de mi rostro. Luego tomé fuertemente mis manos
sobre su mano en la que tenía su anillo y le dije: “Selena, Vine de muy
lejos para que no pierdas ese anillo, para que no se te caiga, para que
sepas que no estás sola en esta ambulancia. Vine a decirte que no tienes
que gritar más. Que ya estoy aquí…”.
“Selena, mi querida Selena”, le dije mirándola tiernamente a sus ojos,
como sabiendo que me escucha, como esperando que alguien le hable, como
suplicando que alguien la saque de ese lugar, “no te preocupes. Yo sé
que saldrás de esto. Sólo piensa en ti. Piensa en lo que te gusta.
Piensa en lo que deseas. Sí, ya sé. Sé que estás pensando en tus diseños.
Sé que esperaste tanto tiempo en lograr hacer lo que más te gusta. ¿Y
entonces? ¿Vas a abandonar? ¿Qué no tienes fuerzas? ¿Qué te cuesta
pensar en lo que querrías hacer? ¡¡Pero vamos, Selena!! ¿Recuerdas tus
palabras? Sí, esas palabras que dijiste en el Houston Astrodome. Esas
que decían ‘Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. ¡¡Cuídense
muchísimo y nos veremos muy pronto!! ¡¡Hasta luego. Chau!!’. ¿Que cómo
las recuerdo? ¡¡Pasaron sólo 33 días de aquello, Selena!! Tan sólo un
mes. La gente cumplió. ¿Y tú, Selena? ¿No vas a cumplir? ¿Acaso los
defraudarás? No, Selena, ¡¡eso no lo harás nunca!! ¡¡Vamos, Selena!!
Piensa en ellos, en ellos que te quieren, en ellos que darían todo por
ti, que ven en ti su mayor representación. Piensa en ellos que te
quieren bien, que te quieren ver triunfar. Si triunfas tú, triunfan
ellos. ¿Acaso los vas a abandonar? ¿Acaso perderás las fuerzas? ¿Puede
más el odio y la enfermedad de una persona que el Amor de ellos? ¿Puede
más el olvido y la mezquindad de muchos que dicen quererte que aquellos
que dan todo a cambio de nada? Piensa en ellos, Selena. Piensa en ti.
Piensa en todo lo que has planeado, piensa en que todo depende de tu
voluntad y de tu energía. ¡¡Y tú tienes las ganas y la energía de todo
el Universo!! Yo confío en ti, Selena. Yo confío plenamente en ti. Yo te
creo. Yo te quiero. Yo quiero lo mejor para ti. Y sé que lo mejor para
ti es hacer lo que quieras, hacer todo lo que planificaste. ¿Lo vas a
abandonar ahora, justo ahora? ¿Qué tan grave puede ser ese dolor de
espalda? ¡¡Nada te detiene, Selena!! Tú lo sabes.¡¡Yo creo en ti!! Yo sé
que saldrás. Yo sólo te pido una cosa. Yo sólo quiero que me prometas
que no me vas a aflojar ahora, que no me vas a abandonar ahora, que no
nos vas a abandonar ahora. Y la mejor forma de demostrarme que lo vas a
cumplir a mí y a estos adorables doctores que te van a curar aquí es que
no vas a soltar nunca ese anillo que tienes en la mano. ¿Me lo prometes,
Selena? ¿Lo vas a cumplir? ¿Lo harás? ¡¡Sé que lo harás!! Ahora voy a
retirar mi mano de la tuya y escucha, escucha a los doctores, escúchalos,
y tú demuéstrales que todo lo puedes…”.
Retiré mi mano con ese miedo tan difícil de explicar, ese miedo rayano
al terror, pero con una fe increíble. Miré a los doctores y les supliqué
con la mirada que dijeran algo, que les transmitieran fe y esperanza. No
quería dictarles nada. Ella se daría cuenta y se desmoralizaría … Por
suerte ellos me escucharon y empezaron a decirle toda clase de palabras
de Amor, de cariño, esas palabras que Selena siempre había escuchado.
Esas palabras que Selena siempre necesitó escuchar. Por un instante me
llevé la mano a mi rostro llenos de lágrimas, me saqué parte de ellas y
las deposité en su rostro y la acaricié suavemente y la miré con ternura
… Quería que sintiera que estábamos allí, que sintiera lo que estábamos
sintiendo, quería trasmitirle el Amor de tanta gente que estaría
sufriendo por ese entonces en las calles, en sus casas. Por un instante
me olvidé de su mano y de su anillo, y cuando me volví a acordar sentí
que estaba en el precipicio a punto de caer. Miré su mano con terror
mayúsculo y vi que aún tenía el anillo, y pude notar que su puño estaba
más cerrado, más aferrado a ese anillo, más aferrado que nunca…
Uno de los enfermeros me hizo notar que estábamos llegando al hospital y
me pidió que bajara con ellos. Entendí que tenía que moverme con ellos
sin despegarme de ella. Había que moverse rápido, había que tener
rápidos reflejos y no debía retirar mis ojos de Selena. Nunca supe el
camino de la ambulancia a la sala de terapia intensiva. Sólo corría y le
decía: “¿Te acuerdas Selena cuando cantaste ‘Si una vez’ en el Houston
Astrodome? ¿Te acuerdas de ese instante cuando detuviste tu canto y sólo
dejaste que se escuchara tu respiración ante 65.000 personas? ¿Te
acuerdas de ese bello momento? ¿No podrías volver a recordármelo? Sí, ya
sé que no puedes recreármelo todo ahora … Pero, a ver, déjame escuchar
tu respiración. Sí, respira como aquella noche y déjame sentir cómo lo
haces … Sí, Selena. Así, como lo estás haciendo ahora. ¡¡Qué bueno
recrear aquello!! ¡¡Qué bueno que lo puedas volver a hacer!! ¿Te dije
que mi canción preferida es “Si una vez”? ¿Te dije que todas tus
interpretaciones de ese tema me gustan y que tienes ese talento para
interpretarlas cada vez de una manera diferente y siempre lo haces en
forma increíblemente hermosa? ¿Te dije que además del Houston Astrodome
me encanta cómo lo hiciste en la Feria de Monterrey o en “Padrísimo” en
febrero? ¿Te dije que lucías bellísima cuando lo interpretaste en el
programa “Un nuevo día”? ¡¡Ah!! ¿Ya lo sabías? ¡¡Debí suponerlo!! … ¿Y
te acuerdas…” …Por un instante noté un sobresalto. En lo vertiginoso de
la urgencia y en mis ojos puestos en Selena, no me di cuenta de que
habíamos entrado a la sala de terapia intensiva. Los médicos empezaron a
hacer toda clase de movimientos, pero llamativamente jamás me apartaron.
Supongo que deben estar pensando que soy de utilidad, pues sus únicos
gestos hacia mí son de que me mueva a uno u otro lugar, o que les deje
hacer tal o cual curación a Selena. Yo no quería mirar, no quería
dejarme llevar por lo que estaba ocurriendo. No quería transmitirle ni
desesperación, ni desánimo de ver aquello. Por eso volví a tomar su mano
con el anillo con mis manos, esta vez más fuerte que nunca, me acerque
hacia sus oídos y le dije: “Disculpa la interrupción, Selena: es que los
médicos me dicen que estás bien, que no pierdas las fuerzas y que
mientras ellos te curan, tú te sujetes a mí…”.
Y le volví a preguntar “…¿Te acuerdas cuando interpretaste ‘Where did
the feeling go?’ en el concierto de San Antonio, Texas, en 1991? ¡¡Qué
bella canción!! Ésa es de mis preferidas en inglés … ¡¡Qué sentimiento
que expresas!! ¡¡Qué bella voz tienes!! ¿Lo sabes, Selena, no? ¿Sabes
que estás llamada a ser la mejor cantante latina de todos los tiempos,
no? Y encima estás por sacar ese esperado disco en inglés. ¿Saldrá en
julio? Bueno, por ahí se retrasa un poquito por este pequeño
inconveniente de hoy, pero…” … De pronto, siento que su mano aprieta la
mía. Los médicos empiezan a hacer gestos de asombro y de alegría. Veo
que observan el monitor y sus signos vitales empiezan a funcionar
favorablemente. Yo empiezo a estallar en llanto, pero me detengo, porque
no quiero transmitir más emoción que lo permitido en ese momento.
Aprieto fuertemente su mano, la junto con su otra mano, las junto con
las mías, las pongo sobre mi pecho y le digo: “No te preocupes, Selena.
El disco saldrá pronto. Pero eso ahora no es lo más importante. Lo
importante es que no estás sola. Y nunca lo estarás. ¿Lo sabes, no?”. Me
le quedé mirando por un largo rato con la satisfacción de sentirla tan
cerca y de sentir sus latidos, sus sentimientos, su respiración, su
presencia, su Amor. Sentí que su rostro había cambiado. La veía con una
pequeña sonrisa, con un dejo de aquella alegría que tanto la había
caracterizado. Los médicos me dijeron que habían llegado los padres de
Selena y que querían saber qué estaba pasando. Cuando estaba por
contestarles, apareció el señor del que no me acordaba su nombre y me
saludó. Noté que nadie lo había visto. Él me dijo: “No te alarmes. Ellos
no me ven ni escuchan nuestro diálogo. Vine para dar por concluido el
trato”. Lo miré sin entender. Él se sonrió y me dijo: “¿Sabes? Con la
excusa del trato te puse a prueba. Quería saber cuánto querías a Selena
y me propuse que cambiaría su destino si tú me demostrabas lo que eras
capaz de hacer por ella. Ya está. Ya es suficiente. No tienes que
renunciar a todo. Vuelve contento a tu tiempo. Te prometo que cuando
vuelvas lo que más deseaste en tu vida se verá cumplido. Seguramente te
emocionarás cuando la veas. Selena no recordará nada. Pero eso no va a
importar. Ya verás que no. Ahora despídete de ella. Es hora de regresar…”.
Me dio unos minutos. Yo lo miré como diciendo “¿Y me voy así sin más?
¿Ella estará bien?”. Él se sonrió y me dijo: “No te preocupes. Ella
ahora duerme. Eso sí, para que no te alarmes, asegúrate de que el anillo
lo tenga bien sujeto a su mano y que no se le caiga. ¡¡Y apresúrate, que
tenemos que irnos!!”. Me acerqué a Selena. Junte sus manos que estaban
bien calentitas y las apoyé en su pecho, asegurándome de que el anillo
estuviera bien sujeto en una de ellas. Miré el monitor y todo funcionaba
a la perfección. Me acerqué a ella y escuché su palpitar, y vi que
respiraba lenta pero tranquilamente. El señor se reía de mis miedos,
pero lo entendía y asintió callado con aire de satisfacción. Lo miré
implorando que me deje un ratito más con ella y él lo aceptó. La miré,
pasé mi mano sobre su pelo con ternura y le di un largo beso en la
mejilla. Y finalmente le dije: “Gracias, Selena, gracias por hacerme tan
feliz”…
Me incorporé, miré por última vez todo, la miré a Selena, me di vuelta y
me fui sin mirar más atrás. El señor me tomó por los hombros, me palmeó
con satisfacción y me dijo “No te preocupes. Todo saldrá bien. Y sal
tranquilo. Nadie te verá. Todos estarán mirando a Selena y nadie
recordará que estuviste aquí”. Me fui lentamente. Vi a la Familia
Quintanilla en pleno riendo con lágrimas en los ojos por las buenas
nuevas de los médicos que hablaban de milagro. Me alegró verlos decir
que ahora tendrían más cuidado con Selena, y que se preocuparían por
verla feliz y no exponerla tanto. También me puso feliz lo que sucedió
cuando la asesina se enteró de que Selena estaba sana y salva…
…Tiempo después vi a Selena viniendo por primera vez en gira a
Sudamérica. Cuando llegó a Buenos Aires, la vi espléndida, exitosa,
feliz. Cuando le preguntaron por lo inevitable, dijo que por suerte todo
había pasado, que no recordaba nada de aquello. Sólo recordaba unas
palabras que rondaban su cabeza y que le dio la fuerza necesaria para
vivir. Dijo que en el medio de no recordar nada le llamaba la atención
que tuviera grabado en su cabeza esas palabras: “Lo importante es que no
estás sola. Y nunca lo estarás. ¿Lo sabes, no?”. No sabía quién se las
había dicho pero era algo que nunca pudo olvidar. Yo me puse a llorar.
Mi esposa y mi hija me preguntaron por qué lloraba si se la veía tan
feliz. Las miré, pero no dije nada. No les podía decir nada. Sólo yo
sabía por qué lloraba. Yo sólo sabía lo que significaba ver a Selena
feliz no recordando que yo estuve allí…
(Yo sólo sé que mis sueños se harán realidad. Yo sólo sé que Selena
nunca estará sola…)
Yo sólo estoy aquí para recordarte con Amor, Selena. Yo sólo estoy aquí,
Selena, para que algún día nos digas que estás bien y que no recuerdas
nada de lo que pasó…
Recordándote, Selena, y
esperándote con tus sentimientos…
El otro día me encontré con alguien de mi propio país que me contaba
cómo había llegado a Selena, cómo llegó a su corazón y cómo se hizo una
admiradora absoluta e incondicional … Me comentaba que hacía unos 10
años tuvo oportunidad de conocerla, de escucharla y de verla, y que
automáticamente se hizo fan de ella. Tal vez una constante de todos los
que amamos a Selena es que una vez que nos gusta no nos podemos
desprender así porque sí de todos lo que nos mueve, de todo lo que nos
genera, de todo aquello que nos despierta Selena con sus
interpretaciones. Pues Selena no era sólo una voz, una dulce voz. Selena
no era sólo una linda canción de moda, que el paso del tiempo se encarga
de llenarla de polvo y de guardarla en el arcón de los recuerdos, de
algo que forma parte de algo lejano que si alguna vez rescatamos de esa
polvareda tal vez hasta nos extrañe que aquello alguna vez nos haya
gustado, lo hayamos vivido como algo lindo, que nos haya quedado como un
hermoso recuerdo de aquello. Selena, en definitiva, es algo mucho mayor.
Selena nos llega al alma, toca nuestros corazones, mueve nuestros más
nobles sentimientos, nos hace sentir el valor de cada palabra, de cada
emoción, de cada estrofa cantada con tanta pasión … Selena es alguien
que nos representa, constituye la mayor representación de lo que somos
en nuestras vidas, en nuestras relaciones con nuestros semejantes, cómo
somos en cada instante de nuestras vidas. Selena es cada uno de nosotros
y nosotros somos Selena. Por eso la sentimos como propia. Selena es algo
más que una cantante, que una artista. Selena constituye nuestros
sentimientos más elevados, más nobles, más auténticos, más genuinos.
Selena es el Amor mismo. Y sin Amor no podemos vivir como nosotros no
podemos vivir sin Selena…
Pero más adelante esta amiga me comentaba que antes para estas fechas, o
para cada representación de Selena, se ponía a llorar y no podía
soportar su increíble ausencia, que no esté con nosotros, que no sea
feliz con su vida, que no seamos nosotros felices con ella. Pero ahora
sentía que ya no necesitaba llorar, que de alguna manera lo había
asimilado, que ahora la recordaba con alegría, como seguramente Selena
querría que la recordaran, como seguramente Selena desearía que la
recordara cada uno que la admira … Allí me quedé pensando y recordé
aquellos pequeños escritos que me encargaba de imprimir en mi trabajo
tratando de saber quién era esa tal Selena a quien yo no conocía, que
sólo sabía de ella por su trágico final, por ese final tan difícil de
entender y de explicar tanto sea para los que la conocen como para los
que no saben nada de ella. Y que se hace más inentendible para cada
persona que la ha conocido, que la va conociendo con el correr del
tiempo, a través de los años, luego de ver una imagen, unas fotos, al
escuchar sus canciones, al apreciar su voz, al descubrir su enorme
talento en el escenario, al ver y apreciar lo que era como artista y
como persona, el cómo la quería su gente, el cómo era respetada por el
público en general, por la prensa, por los colegas. Y volví a sentir lo
mismo que en aquel día, en aquella ocasión en la que Selena era eso, un
nombre, un nombre lejano y con un final muy, muy triste e inexplicable.
Sentí que era muy difícil recordarla solamente con alegría, que era casi
imposible cantar sus canciones y apreciar sus recitales sin derramar una
sola lágrima, que era casi impropio ver, sentir y admirar a Selena a la
distancia, con resignación y contentándonos con lo que nos había dejado,
con ese Legado de Amor teñido con tanto dolor, con tanto sufrimiento,
con tanto llanto, con tanta injusticia, con tanta indignación…
Creo que en la vida nos enseñan a que las cosas más dolorosas se superan
olvidándose, dándoles otro significado, otra dimensión. Cuando la espesa
realidad nos pone en ese dolor insoportable, con aceptar algo tan
difícil de asimilar, con tratar de explicar que Selena no esté entre
nosotros, derrotada por el odio, la sinrazón, el fanatismo ridículo, la
posesión envuelta bajo el engaño llamado Amor, amistad, lealtad,
tratamos de calmarlo buscando un consuelo, admitiendo y aguantando bien
aquella derrota y tratando de seguir adelante como si aquello no ha
sucedido, como si a Selena le gustaría que la recordaran de esa manera,
como si su ausencia pudiera ser reemplazada por alguien, como si el paso
del tiempo pudiera resignificar aquellos sentimientos, como si aquello
que Selena nos dejó tuviera una dimensión más terrenal, más de una
artista convencional, creadora de un par de hits que al volverlos a
recordar nos saca una sonrisa, nos vuelve a hacer bailar, añorar,
alegrar, divertir, conformar. ¿Será eso lo que nosotros realmente
pensamos, queremos, sentimos? ¿Será ésa la forma en la que Selena quiere
que se la recuerde? ¿Realmente sabemos lo que quiere Selena? ¿Estamos
seguros de que Selena nos diría que ésta es la mejor forma de recordarla?
¿Será que nosotros ponemos en su boca sentimientos, deseos que nos
conforman, que constituyen un bálsamo a tanto dolor, una salida a tanta
llanto, una forma aliviadora de poder seguir, un conformismo que nos
haga seguir nuestras vidas como si nada, con un mundo sin Selena, con un
mundo mejor sin su Amor? … No sé. La verdad que no lo sé. Todos son
sentimientos genuinos. Pero pienso en Selena, pienso en todo lo que
quería hacer, en todo lo que deseaba proyectar, en toda su energía, en
todas sus ganas de vivir … y no … no puedo, no puedo erigirme en su
portavoz, no puedo pensar en que es eso lo que Selena pensaría. Ni
siquiera puedo asegurar que es eso lo que a Selena la pondría feliz. No
puedo hablar en su nombre, no puedo ser su intérprete. Sólo ella puede
hablar por sí misma. Sólo ella podía decir lo que deseaba hacer. Sólo
ella podría decir hoy cómo querría que la recordaran. Apenas puedo decir
que alguna vez dijo que quería que la recordaran con Amor…
¿Y qué es hoy recordarla con Amor? Para mí Selena es como aquellos
amores que no se olvidan, como el primer Amor, como aquel lindo recuerdo
que uno no se olvida, que tal vez nos hizo felices por un instante, pero
que ese instante es más valioso que lo que nos pasó en toda nuestra vida,
en toda nuestra existencia. Selena nos dejó impregnado en nuestras Almas
y en nuestros corazones todo su Amor, todos sus sueños, todos sus
anhelos, toda su pasión, toda su energía. Nos colmó con sus
interpretaciones. Nos cautivó con su figura. Tuvo tiempo para atender a
cada una de nuestras requisitorias, tuvo tiempo para individualizarnos,
tuvo tiempo para saludarnos, tuvo tiempo para mirarnos, tuvo tiempo para
preguntarnos cosas, tuvo tiempo para hacernos sentir que éramos nosotros
los importantes, que éramos tan significativos como ella misma. Dejó un
sentimiento que no sólo quedó para la gente que la ha visto, para la
gente de su época, para su generación, para el amante de un tipo de
música. Selena dejó un áurea que cautivó a todos, que fue más allá de
las barreras del espacio y del tiempo, de las variedades musicales, de
las épocas, de las culturas, de los avatares de la vida y del destino.
Selena ha generado con sus interpretaciones lo que pocos logran. Que la
gente la quiera en cuanto la ve. Que la gente que la ha descubierto por
otros artistas, por la película, por los comentarios de otras gentes, de
otros músicos, de otras comunidades, en otros tiempos, espacios y
lugares, sienta la misma sensación que ha generado en su momento con la
gente que la vio crecer, que la vio ascender en su carrera musical, la
que la vio triunfar, la que la vio en los grandes conciertos, la que la
vio cumplir cada meta propuesta, cada sueño anhelado. Pero que también
experimentó el mismo dolor que aquellos que vivieron, sintieron,
sufrieron, padecieron ese sorpresivo e increíble final. Una persona que
genera tantas cosas a tanta gente con tantas distintas historias
trasciende a esas barreras de espacio y del tiempo. Por eso a Selena la
gozaron y la lloraron todos por igual. Todos sintieron como propio aquel
Amor, aquella alegría. Todos sintieron como propio aquel dolor, aquel
llanto…
Cuando alguien genera lo que ha generado Selena, es muy difícil que la
podamos olvidar, que la podamos obviar, que nos conformemos con algo que
consuele nuestro propio dolor. Ningún dolor será mayor que el que
sufriera Selena. Selena se nos fue sin comprender, tal vez hasta con la
incertidumbre de cómo la recordarían y hasta tal vez con la duda de si
la recordarían. Y en nosotros está ese sentimiento, pues a nosotros
también nos lastimaron, también nos dispararon, también nos difamaron,
también nos dejaron solos. En nuestros recuerdos, en nuestros
sentimientos siempre estarán presentes hasta dónde hubiera llegado
Selena, qué estaría haciendo hoy, que nos regalaría, cuál sería su
figura, con qué nos sorprendería. Para todos los que la amamos no nos es
ajeno que se nos fue en el momento justo, que estaba a un paso de
obtenerlo todo, que recién estaba transitando el camino de la fama “a lo
grande”, que era requerida por todo el mundo artístico mundial, que
todos los cantantes querían hacer duetos con ella, que todos comenzaban
a fijarse en aquella artista tejana tan querida en el mundo hispano, en
la proyección de su talento, en la carrera meteórica que estaba
desarrollando, en que no tenía límites, en que tenía todo para ganar, en
que tenía las ambiciones y las energías suficientes como para llevarse
el mundo por delante, que tenía el Amor suficiente como para que el
mundo estuviera alegremente dispuesto a sus pies…
Pero esta vida, esta vida, esta proyección, este cuento de hadas, este
camino a la gloria de alguien que había hecho tanto para lograrlo, que
había hecho un largo y sinuoso camino para llegar a cumplir paso a paso
cada sueño anhelado desde tan chica, que había sacrificado etapas de su
vida, que tuvo que hacer una vida atípica, anormal, impropia de alguien
de su edad, fue borrado de un plumazo, fue apagada de golpe, fue puesta
en el peor lugar que la podían poner. Tal acto puso a Selena en la peor
circunstancia, en una exposición en la que seguro Selena nunca hubiese
querido que sucediera, en una exposición visual y mediática de su vida y
de sus afectos que Selena jamás hubiese querido mostrar y menos de esa
manera. A Selena le dieron el peor golpe, que es el golpe a la ilusión,
el golpe al triunfo por sus propios valores, el golpe al trabajo honesto,
el golpe a creer en los afectos más cercanos, el golpe a que se puede
llegar por mérito propio, el golpe a los valores más dignos. Y uno se
pregunta si una persona puede hacer tanto daño, si un valor supremo
puede permitir semejante dolor a Selena, si puede condenar a una
comunidad al dolor imposible de sanar, al dolor que no se va nunca, al
desconsuelo más profundo. Uno se pregunta si es justo, si hay alguna
explicación que nos contente y que nos consuele para encarar semejante
afrenta, semejante castigo, semejante humillación, semejante injusticia,
semejante llanto, semejante dolor. ¿Cómo podemos seguir recordando a
Selena sin llorar? ¿Cómo consolarnos con que por allí Selena se
contentaría con que cantemos sus canciones? ¿Y si recordarla con Amor es
no olvidarnos nunca de los que nos dejó como Legado, de lo que hizo por
nosotros y de lo que le pasó? ¿Y si recordarla con Amor es recordarla
con su dolor? ¿Y si recordarla con Amor es llorarla siempre del mismo
modo que cantar con alegría sus canciones? ¿Y si recordarla con Amor es
recordar el 16 de abril y el 31 de marzo por igual, sin distinción? ¿Acaso
alguien se olvida del 31 de marzo? ¿Alguien puede recordar la vida de
Selena sin detenerse inexorablemente en el 31 de marzo? ¿Acaso Selena
quiere que nos olvidemos de ese nefasto y luctuoso día? ¿Acaso
recordarla con Amor no es recordar que siempre Selena temía que la gente
no la quisiera, que se olvidaran de ella? ¿Acaso Selena no admitía que
siempre estaba nerviosa antes de cada concierto a pesar de que lo
disimulaba muy bien cuando estaba en él? ¿Acaso Selena no tenía temor de
su incursión al mundo anglosajón con su soñado disco en inglés? ¿Acaso
recordar a Selena no es recordarla con cada sentimiento que ha proferido,
con todo lo que ha vivido? ¿Acaso recordar a Selena no es sentir en
nuestra piel lo que sentía en su piel?
Yo no sé cómo pensaría Selena hoy. Yo no sé qué sentiría, que desearía
de nosotros. Yo no soy dueño de sus palabras. Tampoco de sus
sentimientos. Yo sólo siento su voz, yo sólo siento su cariño, yo sólo
siento su Amor, yo sólo siento su dolor. Yo sólo siento lo que ha
logrado, pero también siento lo que se ha frustrado. Yo también recibí
ese fuego en la espalda, yo también siento el correr y correr con
lágrimas en sus ojos. Yo también siento sus 23 años, yo también siento
su sensibilidad, yo también siento como propio todo lo que le ha
sucedido…
Y como siento todo aquello, como siento a Selena dentro mí sin poder
decirme nada pero expresándome sus sentimientos, con todo lo que me dejó
en mi Alma y en mi corazón es que no puedo sólo recordarla con alegría,
no me puedo contentar con lo que nos dejó, no me puedo resignar a su
suerte, no me puedo declarar vencido ante esa persona que la hirió,
traicionó y la sigue lastimando con esas palabras tan desagradables. Yo
también la recuerdo con dolor, con lágrimas, con todo el sentimiento a
flor de piel. Porque no me puedo resignar, porque no me puedo contentar.
Porque yo aún la espero, como uno espera que aquel gran Amor, aquel Amor
que nunca muere, que siempre está presente, vuelva a aparecer para
devolvernos aquella sonrisa, aquella alegría, para acabar con aquel
dolor, con aquella sinrazón, para terminar con nuestra espera, para
terminar con nuestra soledad, para volver a ser felices con Selena, para
ser felices con Selena y con su vida, para ser dichosos con Selena, con
todo lo que quería ser y con todo lo que deseaba ser. Sólo así podría
ser enteramente feliz. Sólo con Selena aquí podría ser la persona más
feliz del mundo. Sólo con Selena haciendo lo que quería ser el mundo
sería justo, libre y lleno de Amor…
A veces me sucede que cuando escribo no puedo evitar pensar en el
sinsentido de que Selena no esté entre nosotros. Tal vez ése haya sido
el motivo de mi primer acercamiento hacia Selena … Luego vino todo lo
demás, todo lo que hizo Selena y que me llegara hasta el Alma, hasta la
más absoluta admiración y al más terrible dolor … Y todo ello ha
generado todas mis palabras, todos mis sentimientos expresados en tantos
escritos, en tantos actos en mi vida, en cada hecho mío motivado por ver
a Selena cantando, actuando, hablando, haciendo. Miro hacia atrás y veo
que he hecho muchas cosas motivadas por su Amor … y pocas al lado de lo
que ella he generado en todos nosotros. Y juro, me perjuro, y deseo,
imploro y hasta pido de rodillas a Dios que me despierte y me descubra
el sol del día sin que nada de lo que hice por Selena exista más, que
nada de lo que he hecho esté en ningún lado, que no hubiera ningún
rastro de lo que he hecho en el nombre de Selena. Es más: pagaría por
ver cumplido el deseo de no ver más recordatorios sobre Selena, de no
ver más publicaciones en las que se cuentan los años sin Selena, que
todo recuerdo se borrara, que todo homenaje no existiera más, que no
hubiera miradores ni gravesites, ni estrellas ni películas. Porque si
algún día eso sucediera, que ya no está mi nombre recordando a Selena,
que me levante casi sin recordar lo que ha sucedido con aquella artista
tejana, si no recibiera noticias tristes y lejanas que me hablen de
alguien llamado Selena, entonces sabría que algo ha cambiado, que algo
pasó, que ese sol de ese día tiene otra iluminación, otro color, otra
dimensión. Si algún día viera que esa nueva realidad emerge con el día,
entonces sabré que Selena está entre nosotros, me enteraré de que está
en mi país ofreciendo un nuevo recital en el estadio River Plate,
apreciaré su figura, me emocionaré con su canto, correré a hacer lo que
nunca, que es pedirle un autógrafo, y a decirle “¡¡Gracias, gracias,
Selena, gracias por haberte cuidado muchísimo y de cumplir aquello de
que nos volveremos a ver muy pronto!!”…
Sólo así seré feliz, sólo así estaré tranquilo, sólo así recordaré a
Selena sólo con cariño y con alegría … con su presencia. Mientras ella
no esté nunca podré ser enteramente feliz, nunca estaré pleno, siempre
me faltará algo. Siempre sentiré lo más preciado: sus sentimientos, su
voz, su carisma, su personalidad, su presencia, su respirar, ese
respirar que me estremeció al sentirlo mientras la veía y escuchaba
subyugado “Si una vez”, en el Houston Astrodome el 26 de febrero de
1995…
Yo sólo te espero, Selena … Jamás me resignaré a verte feliz. Y toda,
toda, toda mi vida te la dedicaré porque creo en ti, creo en tu canto,
creo en tu Amor, creo en que harás de lo imposible posible, creo en que
nos harás felices una vez más…
15 años duró su corta
carrera … 15 largos años han pasado de su ausencia. Una ausencia que no
es ausencia, pues todos los días está presente, presente con sus
canciones, presente con sus conciertos, presente con sus entrevistas y
declaraciones, presente con sus fotos, presente con su Amor, ese Amor
que desplegó Selena por doquier y que llenó los corazones de toda esa
gente que supo apreciar su talento y que siempre quiso lo mejor para su
artista más representativa…
15 años de ver imágenes, de emocionarse con cada aparición suya, con
cada gesto, con cada interpretación. 15 años de reír y de llorar, de
bailar y de escucharla emocionados, de contemplarla, de apreciar su
carisma, de escuchar su voz, de impactarse con su personalidad, con su
don de gente. 15 años que se pueden ver en videos, que se pueden
apreciar en sus discos, que se pueden contemplar en fotos, pero que
nunca alcanzará. Porque son 15 años de ausencia, 15 años de no poder
verla, de no poder emocionarse con Selena, de no poder cantar con ella,
de no gritar su voz mientras nos deleita, de no poder acercarnos a ella
y agradecerle por habernos dado tanto y nosotros haberle dado tan poco.
15 años de buscarla y de no poder encontrarla, de no saber dónde están
sus nuevas canciones, cuál es su figura hoy, con qué nos sorprenderá
esta vez, con qué nuevo gesto nos hará suyos, suyos sin ninguna
condición…
15 años de silencio, de un silencio impropio de Selena, justo de ella
que llenaba con sus risas cada lugar, cuyas carcajadas tapaban cualquier
vacío, cualquier silencio, cualquier tensión que circundara el lugar. 15
años de no escuchar nada de Selena, de no decirnos que está aquí pues
tiene muchas ganas de hablarnos, de hacerse conocer, de contarnos sus
vivencias, de lo que quiere, de lo que desea, de lo que ambiciona hacer.
15 años de un silencio inaceptable, insoportable, inadmisible,
inconcebible. 15 años de aquel día en el que se fue sin despedirse, sin
decir palabra, sin ser ella misma, sin darnos una imagen digna de Reina
indiscutible, sin decirnos que nos veremos muy pronto, sin dejarnos
aunque más no sea una mueca de sonrisa, un mensaje de esperanza, un
palabra que nos haga estremecer de felicidad…
15 años sin verla en un concierto, sin pasear su esbelta figura por el
escenario, sin saludarnos, sin dar una reverencia, sin poner su mano en
el pecho, sin expresarnos su alegría, su tristeza, sus emociones, sin
poder expresar su propia vida en un lugar que conocía bien, que dominaba
como nadie, que manejaba a la perfección. 15 años sin ver a su público
al que conocía desde muy pequeña, al que conocía sus gustos y
preferencias, sin poderlo alegrar, sin poder darle una canción, una
esperanza, sin poder darle sentido a sus vidas, paz en sus corazones,
alegría a sus almas…
15 años que pasaron como un rayo, como pasaron esos 15 años de su
carrera, en los que ha sabido lo que eran el sacrificio, el vivir cada
día como si fuera el último, que aprendió desde muy pequeña lo que es
vivir con privaciones, en hacerse adulta de golpe, de seguir tenazmente
sus objetivos a pesar de tanta adversidad, de poner la mejor cara al
dolor, a los días malos, al llanto, a los cambios de hogar, a la falta
de comida a la mesa, al encontrarse con un mundo difícil que no sabía
qué esperar de Selena, que desconfiaba si ella le podía ofrecer algo
novedoso, nuevo, diferente. 15 años de vida en lo que todo fue cuesta
arriba, todo fue empezar de “menos de 0”, perdiendo, teniendo que
levantar situaciones de derrota segura, de horizontes sin esperanza, de
camino sin final. 15 años en los que Selena demostró que podía lograrlo,
en los que subió la apuesta, en los que siempre fue por más, por más de
lo que esperaba su padre, más de lo que deseaba su familia, más de lo
que imaginaba José Behar cuando la contrató para la primera gran
disquera. 15 años en los que Selena dio todo pero que para ella no era
nada. En Selena sólo habían 15 y otros 15, y otros 15, y más 15 años
para ofrecer todo, para dar todo, para dar lo mejor de ella, para dejar
una huella en la música, una huella en el arte, una huella en el corazón
de la gente, esa gente a la que se encontró y encaró desde muy chica, a
la que se ganó con sacrificio, a la que se ganó con honestidad y mucho
Amor…
15 años sin poder entender, sin poder explicar nada, de quedarnos
anodadados, sin poder entender tanto dolor, tanta injusticia, tanto
desconcierto, tanto absurdo. 15 años con el dolor más profundo, con la
herida abierta, con el llanto más abierto sin poder disimular nada, sin
querer ocultar nada. 15 años sin palabras. Nos quedamos mudos, tristes,
con lágrimas, con velas en nuestras manos, con la lluvia en nuestra cara,
con el frío en nuestras manos, con el frío en nuestro corazón. Nos
dieron el peor golpe, ese golpe artero en el Alma, ese golpe que dura
una eternidad y que nunca desaparece, no tiene remedio, no tiene cura,
no tiene explicación ni respuestas posibles. 15 años sin poder
reaccionar porque ni siquiera pudimos tener esa alarma interior que nos
hiciera alertar de que algo malo iba a suceder, de que Selena podía irse,
de que corría peligro, un aviso que la alegría no es para siempre, que
todo puede cambiar en un minuto, y de nada servirán las explicaciones,
las culpas, las “revelaciones”, las declaraciones, los juicios, los
informes, las verdades y las mentiras, los protagonismos de gente que al
lado de Selena no tenían protagonismo alguno, que nada tenían que hacer
al lado de ella. Porque como dice aquel tango, por más que veamos el
lamento de tanta gente, veamos llorar a tantas otras personas, nos den
una palmada en la espalda y nos digan que ellos también lo sienten,
“todo es mentira, mentira es el lamento. Hoy está solo mi corazón”.
15 años sin su Amor, 15 años sin su dulzura, 15 años sin su
espontaneidad, 15 años sin esa personalidad que avasalle todo, que se
lleve todo por propio peso, que nos subyugue a todos, que nos encante
sin excepción, que nos haga suyos, que se declare Reina por siempre y
sin discusión. 15 años sin que ninguna cantante, ninguna artista y,
sobre todo, ninguna mujer nos emocione con su voz, con su energía, con
su hermosura, con su increíble talento. 15 años sin sentir algo que
Selena tenía de sobra: pasión. Pasión para cantar, pasión para expresar,
pasión para vivir, pasión para interpretar, pasión para emprender cada
cosa, cada trabajo, cada objetivo. 15 años en los que Selena se nos fue
con su última gota de pasión, un sentimiento genuino pero traicionero,
que mal manejado nos puede jugar una mala pasada, como le pasó a nuestra
Selena…
15 años que Monterrey no tiene a su Reina. 15 años que México no se
rinde ante una artista que apenas hablaba el español. 15 años que no ve
a una artista que haga ridículas las fronteras, que haga un sinsentido a
los límites de espacio y de tiempo. Tal vez México haya pensado con
justa razón que nadie que no supiera hablar su propio idioma merecía ser
escuchado, prestarle su atención, considerarlo en lo más mínimo … Selena
les hizo ver que tal vez México había olvidado que tenía otros idiomas,
otras culturas, otras vivencias, otros sentimientos que también formaban
parte de su identidad, de su historia, de su lenguaje, de su cultura.
Tal vez eso explique que una mujer con tan sólo 20 años y con un español
limitadísimo los conquistara sin armas, sin violencia, sin ninguna
artimaña maliciosa, sin ninguna campaña publicitaria de magnitud. Selena
se ganó México y enamoró Monterrey con algo tan elemental y tan sencillo
como el lenguaje del Amor, con algo tan simple como hablarle con el
sentimiento de un pueblo que vive las mismas cosas, ríe por lo mismo,
llora por lo mismo, siente por lo mismo. Selena los representó como
nadie. Ni antes ni después vivieron lo mismo. Y lo vivieron con una
norteamericana, que hablaba inglés desde chica y a la perfección … Pero
que tenía su mismo corazón y que llevaba en sus genes la cultura de
siglos, el sentimiento de un pueblo, la voz que salía de las entrañas
mismas de su tierra…
15 años sin ver, sin escuchar ni sentir una artista que encante a todos
por igual, que haga bailar a grandes y chicos, que encante a toda una
familia, que se transforme en modelo de toda una generación de chicas,
que enamore a cada varón sin oposición, sin resistencia. Selena no sólo
llamaba la atención al amante de la música tejana, al admirador de la
cumbia, al seguidor de la música norteña. Miles de declaraciones de
admiración propinadas por gente gustadora de músicas disímiles a esa
artista única e irrepetible se desparramaron por todo el mundo ...
Cantantes de rock declarando haber ensayado sus canciones a viva voz,
miles de espacios de diferentes músicas en revistas y en Internet
reservando un espacio para dedicarle un tributo a Selena ... Selena
podía apaciguar al más violento, podía hacer que todos los ojos de
cuanta alma pululaba por allí la siguieran milímetro a milímetro. Selena
podía ser esas sirenas de la Odisea que encantaban a esos navegantes
para atraerlos a su tierra, pero en vez de provocar la distracción, la
desorientación y que se dieran de bruces contra la tierra sin volver
nunca a la suya, los atraía para envolverlos con su Amor, hacerlos más
humanos, llenar sus almas con su canto, y darle sentido a sus vidas y
guiarlos al camino correcto. Selena hacía de lo imposible posible. Con
su presencia podía evitar hasta guerras, podía detener odios, rencores,
llanto, dolor … 15 años en los que el hombre perdió el camino, en lo que
nunca pudo volver a sus orígenes … 15 años en los que el odio y el dolor
volvieron a ocupar su lugar…
15 años han pasado sin que los “gringos” pudieran apreciar el potencial
de su artista más talentosa. 15 años trabajó Selena para llegar a ese
momento, para llegar a lo más alto, soñando con ofrecerles un concierto
en su idioma, con las canciones que siempre le había gustado y que
pacientemente esperó para tener su momento, su oportunidad. 15 años
componiendo, cantando en cada concierto desde muy pequeña algunas
canciones en inglés para que se apreciara hasta dónde podía llegar, en
el que quería llegar a ser aquella cantante amada por todo el mundo,
apreciada en su tierra, adorada a uno y otro lado del Río Bravo,
esperada en todo el mundo, reconocida por todas las culturas. Selena le
ofreció a Estados Unidos una versión maravillosa de “Where did the
feeling go?”, le prometió un disco en inglés en aquel recordado
concierto de San Antonio en 1991, festejó como nadie cuando obtuvo en
1993 el contrato que le daba esa soñada oportunidad de lograr lo que
tanto había anhelado, que era cantar en los dos idiomas, ser una
estrella en ambas y ser la mejor artista del mundo. Cuando aquellos
gringos estaban preparados para recibir a su hija dilecta que arrasaba
en la tierra de sus ancestros, cuando le abría las puertas a los grandes
escenarios, a los grandes conciertos, a las grandes películas, a las
grandes invitaciones, a programas reconocidos, a las grandes pantallas
que eran una vidriera a todo el mundo, cuando Hollywood la llamaba para
invitarla a la gran fiesta, sólo recibieron cuatro maravillosas
canciones, el llanto de toda una comunidad, el lamento de una nación,
fotos y portadas de innumerables publicaciones … y una congoja imposible
de superar. 15 años en los que Estados Unidos sólo tiene una estrella de
Selena en San Antonio y espera que haya muchas más, muchas más acordes a
su figura y a todo lo que Selena les dio…
15 años sin ver ningún diseño, sin ver ninguna creación de Selena, sin
que podamos apreciar todos los sueños de una mujer que en ese mismo
tiempo sólo soñó con volcar todas sus ideas y su imaginación en algo que
había soñado desde muy pequeña, que era diseñar, imaginando y pensando
que con el correr del tiempo todas las muchachas se vestirían como ella,
todas querrían lucir lo que Selena había imaginado para cada mujer. 15
años pensando en que el sacrificio no tenía un solo fin, un solo
objetivo. 15 años en los que Selena vivía pensando en que si lograba ser
la artista más brillante, talentosa y popular, podría tener vuelo propio
para desplegar toda su imaginación, toda su creación, todas sus
ambiciones, toda su energía, toda su vocación. Más de una vez Selena
dijo que ella tenía varias cosas en su cabeza y que no podía parar hasta
verlas concretadas. Una cosa llevaba a la otra. Selena quería cumplir
con el mandato familiar, que lo sentía propio pues ella misma contribuyó
a pergeñarlo. Y una vez logrado ello, quería que su nombre también se
conociera por sus diseños, por toda lo que rondaba por su cabecita
inquieta. Para Selena eso era la libertad, el triunfo, la conquista de
todos y de todo poniendo todo de sí con Amor, cariño y pasión, esa
bendita pasión … 15 años han pasado. 15 años de lucha. 15 años en los
que uno no quiere ver que aquel sueño máximo de Selena, Selena Etc., no
tiene espacio físico, no tiene lugar. 15 años en los que uno espera que
nadie cierre ese anhelo de Selena, que nadie nos diga que hay imposibles,
que estando Selena de por medio nos digan que todos los sueños no se
pueden realizar…
15 años en los que uno no ve andar ese bus, ese Big Bertha que acompañó
a Selena desde muy chica, que la llevó a cuanto pueblo les abría la
puerta para que desplegara su canto y su talento. Un bus que vio a
Selena crecer, vivir su infancia y su adolescencia sin intimidad, sin
tener amigos fijos, sin poder confiar sus cosas más íntimas con alguien
que no fuera de su propia familia. Un Big Bertha que vio a Selena
terminar sus estudios por correspondencia, que la vio ensayando,
cantando, soñando. Un Big Bertha que llevó a Selena por un camino que
ella misma no soñó pero que vio cómo esa niña con Amor había contribuido
a ello estudiándose aquellas canciones que cantaba su padre desde niño
sólo para agradarlo, sólo para ser la baby de la familia, la más querida,
la más mimada. 15 años de ausencia de una artista que hizo todo para ser
querida, y que hoy la esperan millones de personas que la adoran y que
darían todo por ella…
15 años han pasado de que se ausentara una mujer a la que todos
conocemos por su nombre, un nombre sin necesidad de apellido, un nombre
que tiene cuerpo, Alma y vida. Un nombre que habla por sí solo. Un
nombre que tiene su sello. Un nombre que paradójicamente sus padres no
lo tenían pensado para ella. Un nombre que en el ideario de sus padres
no estaba registrado … simplemente porque no pensaban en que llegaría
una niña. Pensaban en que llegaría un varón al que llamarían Marc
Anthony. Y ese ser que vendría les daría la primera sorpresa, los
impactaría por primera vez apareciendo de un modo inesperado, altamente
sorpresivo. Sería por un instante una niña sin nombre, una niña sola y
sin identidad. Sus padres echaron mano de una compañera de cuarto de su
madre en el hospital que esperaba una niña y le vino un varón. Esa mujer
le iba a poner como nombre Selena. Cuando llegó ese nombre a oídos de
sus padres, doña Marcella Samora lo consultó con don Abraham Quintanilla
y éste tomó su primera gran decisión para con su hija. Adoptó ese nombre
y le puso Selena, simplemente Selena. Un nombre agradable pero no muy
común. Un nombre destinado para ser distinguido para quien lo portara.
15 años han pasado para que ese nombre pasara a la inmortalidad, sea
pronunciado “Selena”, sea denominado “Selina”, sea recordado como
“Salinas”. Un nombre que sólo puede llevarlo una persona, que sólo puede
ser recordado por toda una comunidad por su nombre de pila, y que está
grabado en las Almas y en los corazones de tanta gente que aún la espera…
15 años en los que Selena dejó una huella imborrable en los corazones de
tanta gente, que se alegra cuando le escucha y la ve, pero que llora su
partida, que siente que fue ayer aquella tragedia, aquella locura, que
no lo puede aceptar, que no lo quiere admitir. Para esa gente no hay
consuelo alguno, porque para ellos Selena era su vida, y uno no puede
renunciar a la alegría, a la ilusión, a los proyectos. No puede aceptar
que Selena se les ha ido para siempre. Que se ilusiona que volverá. Que
se levanta cada día pensando que la verá, que volverá a ver su sonrisa,
que volverá a contagiarles sus ganas, que les dará esa energía tan
necesaria para que vuelvan a ser felices, vuelvan a estar contentos,
vuelvan a ser aquellos que vivían por y para Selena, para disfrutarla,
para que vuelvan a verla triunfar, vuelvan a verla feliz, para volverla
a ver con sus tremendas ganas de hacer cosas, de ser aquello que tanto
soñó, que sea la dueña de su destino, y para volver a ver su hermosa
cara de satisfacción como aquella que mostró a la salida del Houston
Astrodome el 26 de febrero de 1995. 15 años en los que ellos esperan ser
aquellos, aquellas personas que son felices en un Mundo con Selena, en
un Mundo con Selena dichosa y muy feliz…
15 años en los que estamos huérfanos, 15 años de una mujer que nos cantó
“Yo fui aquella que te amaba cuando tú necesitabas Amor”. Una mujer que
nos preguntó “¿Qué creías? ¿Que como yo había muchas?”. Y que nos
demostró hace 15 años que es la única, que es insuperable, que es
inigualable, que es única e irrepetible. Una mujer que desde aquel día
la seguimos buscando, la seguimos añorando. 15 años en los que
querríamos que aquel 31 de marzo se borre para siempre de nuestras vidas…
Afuera puedo ver a una niña, a una niña que cumple sus adorados 15 años,
esos 15 años que la convierten en una mujer. Una mujer feliz, que baila
el vals con su padre, que saluda con emoción a sus familiares y que se
alegra con sus amigos bailando esas canciones que escuchaba desde muy
pequeña, esas canciones que le cantaba su madre y que le daban tanta
alegría. Una alegría que nunca pudo compartir con aquella portadora de
la dulce voz porque ella se fue cuando había nacido … Y sin embargo,
baila, salta, canta, canta con alegría, canta con una lágrima que sale
de sus mejillas. Cada año que cumple es un año sin Selena, un año sin su
presencia, pero que la vive en su Alma, la siente en su corazón, la hace
vivir, ser feliz, encender esa pasión que se aviva con sus 15 años, esa
pasión que lleva en su sangre, esa pasión que vive a través de Selena,
esa pasión que sólo ella podía transmitir…
15 años sin ti, Selena, 15 años esperándote, 15 años recordándote, 15
años dando todo mi Amor, 15 años llevándote en mi corazón que sólo late
por ti…
Gracias, mi Selena, gracias por llenar de vida a mi Alma, gracias por
alegrar mi corazón, gracias por sentirme orgulloso de ser latino…