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Sergio's Journal
 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: January 12th, 2010
 
 
 

Tú siempre fuiste por más, Selena

 
 


Era noviembre de 1994 y Selena era un fenómeno imparable en Estados Unidos y en México. Sus éxitos desde que llegara a los N° 1 con “Como la Flor” y “La carcacha” habían constituido su carrera meteórica y sin límite alguno. Selena había llegado a tal punto en su éxito que ya no era sólo un fenómeno lógico como consecuencia de tantos años de logros en Estados Unidos. Su propio éxito desde que sonara “Baila esta cumbia” recaló en México y contra lo que ellos mismos opinaban, Selena pasaba a ser un éxito increíble en Monterrey y esa explosión se propagó en todo México. Todos asistían a un fenómeno tal vez inesperado, tal vez inexplicable, tal vez tomado por muchos como algo fugaz y pasajero. Los ojos se posaban en Selena tratando de ver de qué se trataba aquello, querían ver a Selena para encontrar en su canto, en sus palabras, en su actitud por qué ella y no otro artista había generado semejante suceso en ambos países. Hasta Selena ningún grupo tejano había podido cruzar el Río Grande con éxito. Selena con 20 años pasó a ser un éxito en ambos lados del Río Grande con una facilidad asombrosa. Y a partir de allí dos realidades se abrirían: la realidad de los medios, que trataban de explicar aquel fenómeno y lo seguían con curiosidad y asombro, y la realidad de la gente en Estados Unidos, sobre todo en Texas, que conocía a Selena desde hacía mucho tiempo y la había adoptado como su artista, aquella que los alegraba, que los atendía, que los representaba. Tal vez eso explica el éxito de Selena: la facilidad que tuvo para lograr lo que para otros era imposible…

En ese noviembre Selena iba de concierto en concierto, de programa de televisión en programa de televisión convocada por tantos medios que querían tenerla, que querían conocerla, que querían mostrar algo por el que clamaba tanta gente. Los medios advertían no sólo la popularidad de Selena, veían que no sólo significaba rating o venta de discos. Advertían que Selena era muy querida y apreciada. Las niñas la imitaban con sus bailes, con sus vestimentas y con su canto. Los varones morían de Amor por ella, acaso porque quedaban subyugados no tan sólo y particularmente por su belleza, sino por su actitud, su voz, su sentimiento, su carisma, su presencia y su personalidad. Selena era muy querida por los niños, a quienes les encantaba su música. Selena era admirada por la gente mayor, a quienes veían como un ejemplo de vida. Pocas veces se vería a alguien tan querida por todo el mundo, por todas las generaciones, por todas las razas. Ni siquiera México le puso un reparo a que Selena llegara a su país con tantas dificultades para hablar el español. En otras circunstancias, tal vez hubiesen puesto más barreras a esta clase de artistas, pero era imposible hacerle semejantes planteos a alguien que se dirigía a ellos con una sonrisa, con un saludo, no poniendo ningún límite para expresar todas sus virtudes, no especulando con nada, dando todo de sí para que su público se sintiera contento y feliz. Difícilmente alguien pusiera reparos cuando veían que un artista ponía tanto sentimiento, tanta dedicación, tanta pasión en lo que emprendía y hacía. Selena acaso contagiaba con su energía, con sus ganas de vivir. Selena despertaba en la gente sus ganas de hacer cosas que no hacía normalmente, despertaba el interés por divertirse, propiciaba las ganas de vivir la vida hasta lo máximo.

En ese contexto, aparte del hermosísimo recital que diera Selena en el programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, lo más valioso que uno puede apreciar a la distancia es lo que se dice en ese pequeño reportaje que se le hiciera poco antes de cantar el último tema de ese concierto, “La carcacha”. Selena sorprendía a los conductores diciendo que ella no estaba aún satisfecha con lo que había hecho hasta ese momento, que ella quería hacer más cosas, que tenía un largo camino a recorrer. Por eso, anunciaba hacer en 1995 un disco enteramente en inglés, con ritmos y melodías absolutamente diferentes de lo hecho hasta ese momento. Tal vez anticipar esto no era precisamente lo más conveniente decir, dado el suceso de Selena en México, y por el éxito de ella con “Amor prohibido”. De hecho, Selena estaba promocionando ese disco. Pero como Selena decía de sí misma, ella era sincera y natural, por lo que no podía evitar decir lo que se proponía hacer en el futuro, máxime si eso que iba a ser era lo que más deseaba desde hacía mucho tiempo. Por eso, cuando Ricardo Rocha le dijera hasta lógicamente si no tenía temor de emprender semejante camino, ella concluyó enfáticamente con un “Sí, claro, cómo no voy a tener miedo”, para completar que aun con esa sensación había que intentarlo, había que arriesgarse para ver qué pasaba y por ello nada la detendría en aquel propósito.

Tal vez lo más triste de lo que ha sucedido con Selena es precisamente eso. Cualquier artista, máxime con su edad, se contentaría con recibir las mieles del éxito, de disfrutar de aquello que se le estaba apareciendo frente a sus ojos. ¿Acaso Selena no tenía derecho a recostarse en los laureles después de vivir con tantos sacrificios y con tantas privaciones desde que tenía 8 años? ¿No era lógico disfrutar el cariño de sus fans y hacer lo que ellos querían recibir y escuchar una vez llegado el éxito? ¿No era lógico que estando en México no dijera que proyectaba hacer algo tan diferente de lo hecho hasta ese momento? ¿No era esperable que su siguiente disco fuera la lógica consecuencia del suceso de “Amor prohibido” y de haber obtenido el Grammy por su disco “Live”? Pero Selena no era conformista. Selena quería llegar a lo más alto de su carrera haciendo lo que quería hacer y proyectar, y que la quisieran por eso. Selena pensaba en llegar a ser una artista internacional y hacia allí se dirigía. Seguro que la gente de Emi Central hubiese preferido que proyectara otro disco en español al siguiente año, de mínima un disco en vivo con sus conciertos multitudinarios en Monterrey. A su vez, seguramente su padre vería con preocupación que Selena le diera tanta importancia a su carrera de diseñadora como a su carera de cantante. Pero Selena era así y parte de su encanto consistía en eso: en ir por más, en sorprender, en cautivar, en dejar a la gente con la boca abierta con sus interpretaciones, con su presencia y con sus proyectos. Si hubiese sido como cualquier otro artista, Selena hubiese hecho lo que la gente quería escuchar, lo que la discográfica quería que hiciera, lo que su padre soñó para ella y para él desde que tenía 8 años. Pero Selena tenía siempre algo más, en su mente siempre había algo más que ofrecer, algo más para dar, Así lo aprendió de por sí cuando estuvo frente a un público a los 8 años y le dio resultado. Así lo seguiría haciendo para siempre…

A los 23 años y en pleno éxito tal vez nadie plantea arriesgar el éxito, plantear nuevos desafíos personales, y que la gente y los medios la siguieran por ello. Cualquier otro artista desarrolla su carrera explotando su éxito hasta lo último no arriesgando nada, no saliendo de la “fórmula del éxito”. Cualquier artista pasará por el camino lógico del éxito mundial, y recién en retirada, cuando se sienta que ya no es el ícono de su generación, que ya no despierta el mismo interés, la misma pasión, el mismo sentimiento, recién allí reformular su carrera y dedicarse a otros negocios explotando el nombre y el éxito. Así hemos visto a muchas artistas que se devienen en conductoras de televisión, que se dedican a diferentes negocios de perfumería, de diseño, de producción y de emprendimientos que le dan continuidad al éxito obtenido artísticamente. Ese recorrido lógico, ese camino común y establecido para tantos artistas, no estaba en los planes de Selena. Para Selena todo era hoy y ya. Si se le cruzaba algo por la cabeza lo tenía que hacer. Y así a los 22 años en pleno éxito y ascenso en su carrera decidió emprender “Selena Etc.”, un ambicioso proyecto de diseño, moda y belleza, que supervisaba personalmente, más allá de la ayuda que pudiera y necesitaba tener. Selena no podía concebir esperar a hacer toda su carrera musical para al final de ella realizar una de las cosas que tanto quería emprender. Además, Selena no concebía un final en su carera: ella se veía cantando siempre, cautivando siempre, enamorando siempre. Para Selena la muerte sólo era el límite. Mientras tanto, todo era posible, todo se podía lograr. Para Selena había tanto por hacer que una sola vida no alcanzaba para poder cumplir con todos los sueños. Una persona como Selena, tan particular, tan hiperactiva, tenía millones de proyectos en la cabeza. Alguna vez en el programa “Furia musical” se animó a decir que en sus ratos libres no se permitía descanso, que no podía dejar de hacer cosas que tuvieran que ver con sus proyectos personales, de trabajo, musicales, de diseño…

Allá por marzo de 1995, cuando Selena era realidad y proyecto, y toda una novedad para muchos periodistas que creían que sería un fenómeno pasajero, se permitía decir en un reportaje que se había comprado una gran parcela de tierra, un gran campo en plena ciudad para tener su pequeño espacio propio para vivir su vida con tranquilidad con su esposo y proyectando sus sueños personales de familia en el futuro. Selena era personalmente lo que era en el escenario: sorprendente, natural, frontal. Y en estos tiempos de tanta evolución tecnológica, pero de un conformismo alarmante, sería bueno que muchos artistas siguieran el ejemplo de Selena. Hoy es muy fácil ser famoso desde muy chico. En la actualidad, uno puede subir un video en youtube y convocar a más gente que en un recital. Uno puede aparecer en un programa de televisión y con una conveniente campaña publicitaria ser automáticamente un ícono para una generación. Pero nadie les enseña a esas personas a permitirse soñar, de tener ambiciones, ganas y, sobre todo, arriesgar, arriesgar en pos de un sueño, de un anhelo, de un objetivo. En estos tiempos conservadores no se nos enseña el valor de ser auténticos, naturales, honestos, el valor de tener ideas propias. Se nos impone que hay que ser exitosos con una misma fórmula y nada más. Hacer algo diferente de esos parámetros significa arriesgado y peligroso. Esa misma gente seguramente dirá: “¿y para qué seguir el camino de Selena si al final todo terminó en una tragedia?”. Y uno contesta ante este planteo que en el mejor de los casos aprendan de Selena en sus aciertos y en sus errores, que perfeccionen su camino, que hagan posible lo que parece imposible. Que incluso aquellos que la invocan cada tanto la imiten en lo que dejó como mensaje en vida, que la homenajeen por la grandiosa que fue…

En aquel programa “En vivo”, de Ricardo Rocha, Selena era una cantante sumamente popular. En ese programa señalan algo que creo que muchos no dieron cuenta con el paso del tiempo: Selena estaba entre las 200 personas más populares en los Estados Unidos, y en esa lista sólo estaban dos latinos, ella y Luis Miguel. Con una particularidad: Luis Miguel ya era conocido en todo el mundo desde muy chico. Sus éxitos en México fueron ampliamente difundidos en toda América latina: desde su país hasta la Argentina lo conocían a él y a sus canciones. Por la radio se escuchaban asiduamente sus temas, y por la televisión podían verse sus conciertos y sus videos. Selena no tuvo la misma suerte. Su camino fue mucho más sacrificado y menos difundido. Selena ganó popularidad yendo por años en un micro de pueblo en pueblo. Selena tenía sólo difusión masiva en la televisión en el “Show de Johnny Canales”, quien fue acaso uno de los que más la alentó y quien más hizo para que la gente prestara atención en ella. Selena tuvo ese recorrido casi toda su vida y aun siendo tan sacrificado, fue esa manera la que le permitió ese contacto directo con la gente, y que ésta la reconociera y admirara mucho antes que los propios medios de comunicación. Acaso esa popularidad y ese Amor de la gente, que pocos artistas pueden lograr, fueron la base de su éxito y la sorpresa de tantos otros. No olvidemos de que el propio José Behar, presidente de la Emi Latin y persona fundamental para el éxito masivo de Selena, la descubrió por casualidad, mientras veía a diferentes artistas predeterminados para incluirlos en su compañía, atraído por el bullicio y por la cantidad de gente que le expresaba tanta admiración a Selena en San Antonio. Y apenas vio actuar a Selena, no dudó en contratarla al día siguiente, y si hubiese podido, la hubiese contratado esa misma noche … Todos estos datos nos dan la dimensión de su figura y de lo que significaba Selena para tanta gente, y que tuvieran su máxima expresión luego del nefasto 31 de marzo. Seguramente, si no tenemos en cuenta estos datos, se creería que el “Fenómeno Selena” se dio recién a partir de allí. Y así lo ha creído hasta gente que la admira mucho. Pero eso es porque nunca advirtieron lo que Selena significó, sobre todo en Estados Unidos. La mejor prueba de ello era la gran cantidad de periodistas, que fueron a cubrir el triste evento, que conocían a Selena y que tenían su propia visión de su popularidad, que se quedaron pasmados, sorprendidos, impactados y emocionados por la tremenda y masiva expresión de su gente que venía de diferentes y lejanos lugares de los Estados Unidos y México para estar cerca de ella, para cerciorarse de que aquello no fuera cierto y para certificar aquello por el cual por toda su vida no podrán entender que haya sucedido…

Tal vez lo que más extrañamos de Selena es todo lo que nos ha dejado en vida y que jamás lo hemos visto en ninguna otra artista. Y lo más triste y doloroso es que ella no haya podido no sólo llegar a tener todo el éxito que le deparara el destino, sino que no pudiera cumplir con todo lo que tenía proyectado hacer. Poca gente tiene tantas ganas de hacer cosas, de superarse, de ir siempre por más, de no pecar de conformista. Selena fue querida y admirada por todo eso. No sólo era admirada como cantante y como artista, sino también como persona. En el programa “En vivo” se lo dijeron a Selena. Ella generaba una admiración sin igual. La gente la quería cuidar, proteger, expresarle todo su Amor. Por sobre todo, Selena era tremendamente respetada porque Selena ante todo respetaba a su público. Creo que todo esto es lo que generó luego tanta desazón, tanto dolor y tanta tristeza ante su partida. Selena como nadie quería vivir y explotar todas las posibilidades que le había dado la vida. Selena había padecido muchos sacrificios personales y familiares, y aun así pudo superarse y salir adelante. Y con su propio esfuerzo logró ganarse a todos, a propios y a extraños, a gente que asistió a sus conciertos como a gente de tierras muy lejanas que se enteró de su existencia de diferentes maneras, y que se quedó encantada con su voz y presencia. Aun hoy sigue generando esa sensación, porque todos quienes la admiran a Selena la quieren por lo que hizo y por lo que fue. La quisieron por su voz y por su persona. Selena se ganó el cariño de su gente por mérito propio y nada ni nadie se lo podrá quitar, a pesar de tanta locura, a pesar del paso del tiempo, a pesar de que el mensaje de hoy sea que sólo se recuerdan a los “exitosos del momento”.

Cuando yo veo todo lo que has construido, Selena, en tan sólo 23, casi 24 años, siento que lo hecho por mí y por tanta gente es nada a lo hecho por ti. Y creeme que daría mi vida para que aquello que tanto querías pudieras cumplirlo, para que sigas recibiendo ese Amor que te ganaste y tanto merecías recibir…

Yo sólo quiero que todos los días recibas Amor. Yo sólo quiero que sepas que estoy aquí por ti, Selena…

Te quiere con toda el Alma…

 

 
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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: January 5th, 2010
 
 
 

Tú fuiste aquella, Selena

 
 

“Yo fui aquella quien te amaba
”cuando tú necesitabas amor.
”Yo fui aquella quien te abrazaba
”cuando tú sentías mucho dolor.”

Cuando escucho estas palabras de una de las canciones más conocidas de Selena, no puedo evitar ponerme en la piel de Selena y sentir una profunda tristeza. Sobre mi cabeza innumerables imágenes aparecen: de una Selena contenta, hermosa, feliz, irradiando alegría por doquier, paseándose en el escenario con su gracia, con su voz, con su talento, con su brillo, con su áurea, con su personalidad, con su tremenda figura. Hago el recorrido de Selena y me encuentro viéndola cantar y saludar a su público tocándolo, dándole su mano, tirándole besitos en el brillante concierto de Odessa, Texas, en 1994. No puedo evitar emocionarme cuando advierto ese cartel que dice “Te amamos, Selena”, y ella leerlo y acariciarlo, como muestra de afecto, de agradecimiento, de Amor. Sigo el recorrido y veo su brillante interpretación de “Como La flor” en Festival Acapulco y veo la comunión de Selena y su público, el dar lo mejor de sí de Selena, y las muestras de afecto y de respeto de un público que ni siquiera era estrictamente suyo, pues era un festival en el que participaban muchos artistas. Tal vez en ese recorrido advirtamos aquello que decía el comienzo del tema de “Yo fui aquella”. Selena fue aquella persona que nos dio todo cuando tanto necesitábamos recibir algo más de un artista. Selena nos dio sin esperar nuestra reacción. Selena nos sorprendía, nos cautivaba, nos colmaba, nos enamoraba, nos hacía reír, nos hacía llorar, nos envolvía en un mundo hermoso y dulce, en un mundo en el que la fantasía se convertía en realidad, en un mundo enteramente suyo en el que si ingresábamos a él no nos íbamos a ir de él jamás, no lo íbamos abandonar … Nos sumergiríamos en esa mágica felicidad que sólo Selena nos podía ofrecer…

No hace mucho leía lo que sentía un fan de Selena. Escribía que no podía dejar de llorar cada vez que veía algo lindo de Selena, que no podía evitar desear que volviera, que tenía sueños horrorosos por su increíble partida. Me sentí tremendamente identificado con él, porque por más que tratemos de recordarla con alegría, por más que cada vez que nos emocione con su interpretación sintamos la necesidad de expresarle todo nuestro cariño con nuestras evocaciones, con nuestros recuerdos, con nuestros escritos, con toda clase de manifestaciones de Amor y de afecto, siempre nos sobrevendrá esa mueca de dolor, de tristeza, de desconcierto, de desconsuelo. Porque cuando queremos buscarla, queremos escribirle, queremos abrazarla, queremos darle un beso, queremos al menos darle las gracias, nos encontramos con que no está, que no la vamos a encontrar, que nos quedaremos con la impotencia de no poder hacer nada, y así no sólo lloraremos, sino que aquel día nefasto vendrá una y otra vez, y ese sentimiento de dolor que sintió Selena aquel día se hará carne en nosotros y se nos aparecerá en diferentes imágenes, de diferentes formas y sobrevolará en nuestras cabezas aunque nosotros no querramos, no deseemos, lo neguemos, miremos para otro lado. Yo siempre he evitado nombrar determinadas palabras que tengan que ver con Selena. Hay términos e imágenes que evito ver, pronunciar, esbozar … Pero es inútil. Siempre una mueca de dolor, de desconcierto, de frustración, aparecerá cada vez que veo algo sublime de Selena. Y aunque no pronuncie esas palabras, aunque no vea esas imágenes, siempre estará presente aquello. Entonces esas pesadillas de aquel fan de Selena estarán también presentes en mí y no podré evitar hablar de aquello. Aún hoy estoy sorprendido de haber escrito con detalle aquel sentimiento de dolor de Selena aquel día. Pero supongo que a todos nos envuelve ese dolor. Es que queremos revivir aquello y desear que no sea cierto, que tenga otro final, otro desenlace. Supongo que ese sentimiento lo debe haber sentido el padre de Selena … Siempre me pregunté cómo decidió en algún momento exhibir a Selena en esa situación, cómo no pensó que iba a ser más doloroso ver esas imágenes, esa realidad. Y más allá de que la razón que él dio es que le molestaba mucho que dudara mucha gente sobre lo que había pasado, y que con esa actitud disipaba todas las especulaciones, yo sé que en su fuero más íntimo el padre, dolido como estaba, mostrando entereza por fuera pero estando destrozado por dentro, tomó esa decisión, acaso pensando que por ahí esa gente tenía razón, que él estaba equivocado, que nada de lo que había vivido y padecido aquel día era cierto: que en realidad Selena no se había ido, que Selena no estaba allí. Estoy seguro de que don Abraham Quintanilla quiso aferrarse, aunque sea por un instante, a esa posibilidad, a esa ilusión, a esa felicidad de ver a su hija viva para abrazarla y no soltarla jamás…

Creo que con Selena siempre convivirá la felicidad con el dolor. Siempre será así, aunque lo evitemos, pues es imposible aceptar lo que ha sucedido. A pesar del paso del tiempo, a pesar de todo lo que se ha dicho, de todo lo que se ha aclarado, de todo lo explicado, las heridas no cierran y no cerrarán jamás. Esas heridas son tan inmensas como las dudas y siempre sentiremos esa sensación de que aquello bien se pudo haber evitado. No podemos dejar de sentir con dolor la soledad de Selena, el sentimiento de vacío, el abrupto final en el mejor momento de su carrera, de su vida .... Tantos sentimientos para dar dejados de lado ... Tanto talento quitado en manos de alguien que tiene la dicha que no tiene Selena, que es la dicha de vivir. Y que no aprovecha la posibilidad que le ha dado Dios para hacer algo bueno y provechoso. Ni siquiera aprovechó esa vida para al menos dar una imagen de arrepentimiento, de al menos reparar algo del mal que ha hecho .... Muy por el contrario, ha tomado ese tiempo para dispararle una y otra vez a Selena con esas malditas palabras .... No hay nada más triste y odioso que una persona mediocre que se cree triunfante habiendo triturado las ilusiones de alguien tan talentoso, tan querido, tan amado, y de gozar con el lamento de una familia huérfana para siempre. Y uno asiste impotente ante tan densa realidad sin poder siquiera esperar alguna respuesta de allí, pues de esa persona nada se puede esperar más que odio y resentimiento. De esa persona está todo dicho…

De allí que cualquiera que ame de verdad a Selena no dejará de sentir que siempre le faltará algo, que nunca será enteramente feliz, que siempre llorará por tamaña ausencia. Es que no se ha ido cualquier persona. Se ha ido Selena. Se ha ido la mejor artista latina de los últimos tiempos. Se ha ido una de las mejores cantantes del mundo. Se ha ido una linda persona, una mujer entrañable y querida como nadie … Ella expresaba las canciones como nadie podría hacerlo. Ella expresaba esos sentimientos como nadie. Selena nos representaba acabadamente en todo sentido. Nos sentíamos identificados con ella. Selena nos hacía sentir orgullosos de ser latinos. Una vez que adoptamos a Selena no queremos a otra a cambio. No queremos escuchar a otra artista. No queremos ver a nadie que no sea a ella. Sólo queremos apreciarla a ella, sólo queremos escucharla a ella, sólo queremos que sea ella quien nos sonría, quien nos hable, quien nos alegre, quien nos escuche. No importa siquiera si la hemos conocido hace 15 años o hace unos meses. No importa. Sólo queremos que ella viva, que sea ella quien nos represente, que no nos deje, que esté ahora mismo irradiando su alegría, su optimismo, su don de gente, sus sueños, sus anhelos. Queremos vivir un mundo con Selena, Sólo así seríamos enteramente felices. Sólo así tendríamos una sonrisa todo el día, toda la vida….

“Y ahora que yo te necesito,
”no te puedo encontrar.
”Quizás todo ha cambiado.
”Quizás me has olvidado.
”Pero quiero que recuerdes
”que siempre fuiste todo para mí.”

El otro día veía un programa en el que estaba el ex manager de la cantante Gilda, que murió en un accidente en 1996 a la edad de 35 años junto con su madre y su hija. Aquí en Argentina muchos hemos conocido a Selena a través de Gilda, porque no tuvimos la fortuna de haberla conocido aun cuando ya Selena pensaba venir por estas tierras y era inevitable que así fuera por la fama que iba adquiriendo en toda América. Cuando escuché a esta persona, que estuvo tan ligada a Gilda, y veía cómo se desentendía de todo lo vivido en los buenos tiempos y cómo con la excusa de hacerla más “humana” a Gilda, y con la intención de derribar ciertos mitos alrededor de ella, desnudaba cosas de ella que tal vez no hubiese querido que fueran reveladas, sentí una gran indignación. Pensaba que, más allá de ciertas verdades que estaba diciendo allí, decía cosas personales de Gilda, de las cuales ella no podría refutárselas nunca. Me indignaba el sólo hecho de saber que Gilda no podría contestarle, que su voz nunca estaría presente y que si estuviera aquí se sentiría muy desilusionada de alguien que, para justificar su presente, tenía la necesidad de no sólo desligarse de su pasado sino de endilgarle cosas con la excusa de exhibirla ante el público como una persona “normal”, con “lo malo y con lo bueno”. Es triste ver cómo la gente borra con el codo lo que ha escrito con la mano, cómo el paso del tiempo justifica cualquier acto, promueve el olvido, habilita a que cualquiera convierta en bueno al malo y al malo en bueno. Lo hemos visto con Selena. Cuántos periodistas, cuántos escritores, cuántas personas, con la excusa de “explicar” lo que sucedió aquel nefasto día, han intentado poner a la asesina como una víctima, como una inocente. Alguna vez leí una nota de un periodista mexicano, que terminó siendo profético, más allá de que no estuviera muy de acuerdo con su apreciación. Él decía que luego del estreno de la película “Selena” ya nada sería lo mismo. Según él la película había puesto tan “humana” a Selena, que a partir de allí ya nada sería lo mismo en su recuerdo y tributo. Ya no se hablaría del mito. Ya no se hablaría de la leyenda. A partir de allí, Selena sería una persona más, y los recuerdos y la exaltación de su figura se apagarían con el tiempo. Si bien mucho se puede discutir de estos dichos, algo de razón ha tenido. Tal vez a Selena la han dejado expuesta a muchas cosas que no merecían ser exhibidas. Tal vez debió haber recibido más homenajes que los efectuados, todos circunscriptos a los “grandes aniversarios”. Tal vez por egoísmo, dinero y disputas inconcebibles a la hora de recordar a Selena, no se ha mostrado toda la obra que ella ha realizado, todo el legado que nos dejó. Hoy en día se han abandonado muchas cosas de ella. Selena Etc., su tienda, su sueño personal, ya no existe; otro negocio se encuentra allí. Todo su Legado de Amor no está al alcance del gran público que nunca la olvidó, que daría hasta lo que no tiene por ella, que buscaría protegerla, que trataría de brindarle todo el cariño que Selena merece y siempre necesitó, como el agua, como el aire que respiramos… Cuando uno ve interpretar una y otra vez sus canciones en el famoso concierto del Houston Astrodome del 26 de febrero de 1995, uno no puede evitar emocionarse ante tamaña artista sin igual. Y esa emoción nos lleva a agradecerle de por vida por lo que hizo, por lo que nos dejó. No importa los vericuetos de su vida, no importa si era “más o menos” normal en su vida privada. Importa lo que nos dejó, importa la marca que nos dejó en nuestras almas y en nuestros corazones cada vez que la vemos y la escuchamos. Eso es lo que el artista nos quiso dejar y quiere que lo recuerden por eso. ¿Y qué mejor que demostrarle a Selena todos los días ese Amor, ese cariño, ese corazón marcado? ¿Qué mejor que verla un día, mirarla a los ojos con emoción y decirle “esto hice por ti, nunca te olvidé, sólo quiero darte las gracias”? Y qué lindo sería que todos lo pudieran hacer si se diera ese tan ansiado milagro sin tenerse que justificar por nada…

Cuando escucho esas palabras de esa canción, no puedo evitar pensar que es eso lo que Selena haría si estuviera en algún lugar y tuviera la oportunidad de observarnos, de contemplar lo que se hace por ella. Seguramente buscaría ver cómo se la recuerda, qué se dice de ella, qué justicia hacemos por ella después de todo lo que le ha sucedido. Selena fue aquella artista que dio todo. Selena fue aquella que nos brindó su canto, su música, sus sentimientos, su pasión, su ternura, su impronta. Ahora es ella la que nos necesita. Es ella la que nos quiere encontrar. Yo quisiera que ella no pensara que ya todo ha cambiado, que muchos se han olvidado. Yo no quisiera que Selena nos tenga que recordar que para ella su público lo fue todo. Me gustaría que Selena no piense que el paso del tiempo ha cambiado el Amor de los que siempre dijeron haberla querido. Me gustaría que nadie se sienta con autoridad para pensar qué pensaría Selena si estuviera entre nosotros, sino más bien cómo actuaría Selena si estuviera aquí, qué haría, que desearía hacer, qué le gustaría que estuviera presente, qué gestos le gustaría recibir, qué le fastidiaría, que no aceptaría de ninguna manera, qué querría que hicieran sus seres más queridos, su gente, el mundo entero. Me gustaría que todos recordaran a Selena por ella misma y no por lo que a nosotros nos agradaría más. Me gustaría que ella no notara que muchos han cambiado, que no la tienen en el centro de sus recuerdos, de sus afectos, de sus amores. Me gustaría, aunque sea por un instante, que imaginen a Selena apareciendo de improviso hoy y ver cuáles serían sus reacciones con este presente, con esta realidad. Y que con saber cuál serían sus reacciones hicieran todos los días algo para arrancarle una sonrisa de satisfacción a Selena, una carcajada de esas que solía expresar. Nada sería más lindo ver que Selena fuese feliz con todo lo que hacemos por ella, que no la olvidamos, que la seguimos queriendo, que no la hemos abandonado. Que sólo vivimos por y para ella. Para que Selena se siga sintiendo querida y presente en toda su gente, en toda su familia, en todos los que la dicen querer…

“Yo fui aquella
”que pensaba en ti cada momento.
”Yo fui aquella
”que te vio partir como los vientos.
”No puedo comprender por qué me dejaste.
”No puedo comprender por qué me lastimaste.
”No importa el dolor.
”Tú sigues siendo mi amor.”

Y para que Selena nunca sienta eso, para que Selena siga siendo la Reina indiscutible, para que Selena siga siendo nuestro Amor, para que nosotros la tengamos como nuestro único Amor, siempre tendremos que hacer algo por ella, todos los días. Y así será al menos de mi parte. Cada uno en lo que puede, cada uno en su lugar. Pero todos con el corazón abierto, con los corazones que sólo le pertenecen a ella. Porque siempre será poco lo que hagamos por Selena al lado de lo que ella ha hecho por nosotros en 23, casi 24 años. Todo nuestro esfuerzo tendrá que estar dirigido para que todo el mundo sepa quién fue y quién es para nosotros Selena. Que todo el mundo tenga el derecho y el deber de ver todo lo hizo, todo lo que nos dejó. Que nunca dejemos de hacer todo lo posible para que su obra sea difundida, que todos vean todos sus conciertos, todos sus videos, todos sus reportajes, todos sus premios, todas sus declaraciones. Porque Selena no es de sólo una persona, Selena es de todos. Ella se brindó a su público como nadie. Y éste se brindó a ella como nadie. Ése es nuestro mejor homenaje. Que todos los días hagamos algo por ella, que nuestros sentimientos se brinden a ella sin ningún límite. Que todo lo hagamos por y para Selena. Que nunca olvidemos quién nos marcó nuestros corazones para siempre y los hizo suyos. Para darle nuestro mejor tributo eterno…

Sólo quiero lo mejor para ti, Selena … Porque tú fuiste aquella, aquella artista indiscutible, inigualable, única, irrepetible. La única que robó legítimamente mi corazón y lo hizo suyo para siempre…

Te quiere con toda el Alma...

 

 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 29th, 2009
 
 
 

Recordándote, Selena, en Padrísimo…

 
 

“Muchachos, ¿qué viene?”, dice Selena mirando a su grupo, Los Dinos. Al instante, Freddie Correa le dice: “¡¡Oye, Selena!! ¿Otra vez preguntando lo mismo?”, a lo que Selena le dice “¡¡Claro!!” y le contestan al unísono “¡¡Fotos y recuerdos!!”. Era 8 de marzo de 1995 y Selena nos regalaba una vez más su voz, su talento, su dulzura, su tremendo carisma en el programa “Padrísimo”. En el inicio del programa, Selena había dicho que en esa semana ellos habían tomado la conducción de dicho segmento televisivo. Hacía instantes Selena decía que Los Dinos y ella eran dueños de los estudios de “Padrísimo” y que la estaban pasando muy bien. Selena lucía bellísima con su enorme conjunto oscuro con brillos, su porte espectacular, y su pelo largo y con flequillo que lucía con hermosura, gracia y sensualidad. Sin duda, era de sus mejores figuras. Selena estaba contenta y feliz. Sus actuaciones en el programa “Padrísimo” son de las más preciadas para todos los que aman a Selena justamente por eso. Porque se la veía bien, alegre, adulta, segura, con una figura que iba creciendo día a día, con un futuro enorme, con una realidad palpable. En sus tantas apariciones por ese programa, Selena dejó una huella muy clara de su evolución como artista y como persona. En aquel 8 de marzo de 1995 Selena ya no era la invitada al programa. Ya era parte de él. Es más: era la “dueña” de “Padrísimo”. No era para menos: hacía apenas unos días, el 26 de febrero de 1995, había pasado el gran concierto del Houston Astrodome. Selena había deslumbrado ante 65.000 personas y les había mostrado cuál sería el camino de allí en más. Selena se estaba convirtiendo en la gran artista internacional, en la gran estrella. Ya no era sólo la Reina de la Cumbia. Ya no era sólo la Reina del Tex Mex. Selena era una cantante que deslumbraba más allá del Río Bravo, más allá de México, más allá de El Salvador, más allá de Venezuela. Selena era una marca registrada de la que daba cuenta todo el mundo, de la que hablaba todo el planeta. Pero esa situación de ningún modo le hacía perder su humildad, su capacidad de persona que sabía muy bien de dónde provenía, cuáles eran sus orígenes, qué quería de su vida. Ni el estruendoso concierto del Houston Astrodome hizo que se creyera que ya había logrado todo. Tampoco semejante actuación hizo que se le subieran los humos a la cabeza y se creyera una diva. En absoluto … Selena, ante todo, era una agradecida. Sabía que en ese programa le habían dado su oportunidad de formarse, de mostrarse, de promocionarse. Y aunque en el mes anterior había ido a cantar al mismo estudio, no eludió la posibilidad de este otro convite. A Selena la vida le sonreía, todo era felicidad, todo era ganancia. Se lo podía ver en su rostro, en sus gestos, en sus palabras, en su actitud. Nadie podía imaginar lo que sucedería 23 días después. Ahora, cada vez que se ven esas imágenes no se puede evitar verlo, pensarlo, padecerlo, llorarlo…

Uno ve esa emisión y no puede evitar pensar en que los días negros sobrevendrían, que ya se entraría en un cono de sombra del que no se saldría jamás. Al otro día Selena empezará a experimentar situaciones de las que no hubiese querido participar y de las que seguramente debió haber evitado, o al menos solucionado cuanto antes tratando de permanecer al margen de tanta angustia, de tanta insensatez, de tanto engaño, de tanta desazón, de tanto egoísmo, de tanto hablar sólo de dinero, de tanta mezquindad, de tanto hablar mal del otro, de un mundo tan impropio y tan alejado de Selena. Pronto Selena empezaría a angustiarse de pensar en que ella tenía que solucionar por sí misma los problemas que se le avecinaban. Pronto la veremos en innumerables situaciones de idas y venidas, de palabras, de llamadas, de amenazas, de extorsiones, de entredichos cruzados de los que Selena nunca lograría escapar. En su rostro se empezará a ver su congoja, su preocupación, su perplejidad. Lo veremos en su actuación en el Concierto de Chicago, con una entrada al concierto con media sonrisa y cara de preocupación. Lo veremos en muchas entrevistas en las que la veremos extraviada, ida, con su mente en otro lado, en otro lugar, en un mundo que no le pertenecía. Un mundo en el que Selena no era la Reina. Aún hoy sorprende cuando es entrevistada en prácticamente una de sus últimas apariciones públicas, que fue cuando visitó la Escuela de los Spurs en San Antonio. Pocas veces veríamos a Selena no pudiendo concentrarse en las preguntas, no pudiendo hablar con claridad ni siquiera de sus atuendos de la tienda Selena Etc., no pudiendo recordar algunos datos, mirando a uno y otro lado como buscando algo, pero dejando en claro, eso sí, que estaba muy cansada por tener que ir de Miami a San Antonio, pasando por Chicago sin parar ni descansar … Definitivamente, Selena había dejado de ser enteramente feliz por toda la miseria que la estaba rodeando y de la que fatalmente no se pudo correr…

Pero aún ese 8 de marzo podemos ver y disfrutar a Selena viviendo sus sueños, estando alegre por ser la Reina de ese día, por sentir que todo lo que tocaba se transformaba en oro, porque todos sus proyectos se hacían realidad. Nos hacía reír cuando en sus tantos despistes por no calcular su baile con el lugar en el que se encontraba casi se cae cantando “Amor prohibido”, nos hacía emocionar y compenetrarnos al interpretar “No me queda más”. Uno podía encantarse viendo sus ojos al cielo, su concentración en la mirada, sus manos acompañando la melodía, su divina figura mirando a la cámara. Selena podía hacer gala de aquello de que estaba interpretando otro de sus temas románticos, podía hacernos vivir una vez más cada canción como si fuera una distinta, una nueva melodía. Nunca Selena cantaría una canción así porque sí. Ni aunque tuviera que cantar encima de una canción grabada, cosa que ella detestaba, nunca lo haría de pura rutina. Aun en esas condiciones, Selena se las ingeniaría para agregarle una tonalidad, para ponerle toda su voz, para adornarla con gestos, con palabras, con todos sus sentimientos. Es increíble. Selena podía cantar con el mismo profesionalismo en el Houston Astrodome como en “Padrísimo”. Y lograr lo que pocos: que uno se emocionara del mismo modo con “No me queda más” tanto en dicho programa como en aquel mítico estadio. Sólo una artista con tanto sentimiento, con tanta pasión, con tanta candidez podía lograrlo...

Aun hoy uno puede ver en “Padrísimo” cómo Selena tenía los pies sobre la tierra, cómo tenía en claro lo que quería y cómo lo deseaba hacer, en qué camino estaba, cómo debía lograr sus propósitos. Selena sabía lo que se jugaba en 1995. En febrero de ese año Selena diría que 1995 era muy importante para ella y su grupo. Selena era absolutamente consciente de las consecuencias de un paso que ella deseaba hacer desde hacía un buen tiempo. Sabía que el disco en inglés no era sólo la concreción de su sueño personal, de un sueño familiar. Era el inicio de un camino muy diferente en su vida. Se abrirían de par en par las puertas de los Estados Unidos, ya que no sólo el público latino le prestaría atención. Los “gringos” que hasta allí asistían como espectadores de ese fenómeno que surgía, que era Selena, ahora apreciarían todo su potencial. Selena era consciente de que todo el mundo la conocía en mayor o menor medida. Selena podía estar en Corpus Christi, podía ir a Los Ángeles, podía estar en Nueva York, podía ir a Atlanta y siempre habría un torbellino de gente que iría en su búsqueda. No era menor el dato de que Selena era junto con Luis Miguel los dos únicos latinos en Estados Unidos que estaban en la lista de los 200 artistas más famosos. Esa fama ya generaba inquietud en el público no latino, que esperaba ver algo de ella en su idioma, más allá de que Selena ya venía cantando en inglés desde hacía tiempo y que seguramente ella los sorprendería que aquella latina tan famosa era norteamericana y que hablaba a la perfección el inglés desde siempre, no así, irónicamente, el español. Pero Selena ya advertía cómo desde que ganó el Grammy por su disco “Live” le empezaron a llegar ofertas en cine, televisión, en publicidad, en campañas de imagen. Muchos empresarios vieron que esa artista con tanta fama y con tantos premios no era un fenómeno fugaz. Que era una artista consolidada con un futuro enorme. Y que al advertir la jugada de Selena de cantar en inglés el mercado no tendría límites para ella. Ya no serían sólo Estados Unidos y México los destinatarios de su talento. Su éxito en ambos idiomas automáticamente le abrirían las puertas de toda Latinoamérica, que en buena parte ya escuchaba su música y advertía su fenómeno. Contra lo que muchos piensan, Selena era consciente de ello. Lo había dicho mientras grababa lo que sería su último video: “No me queda más”. Sabía a qué público iba dirigido ese video y quiénes habían dado cuenta de su fama. Por eso nadie podía sorprenderse que lo dijera en “Padrísimo” el 12 de febrero de 1995 cuando ni siquiera Selena tuvo que pasar por la experiencia del Houston Astrodome para darse cuenta de ello…

Todos recuerdan a Selena con mucho cariño y admiración. La recuerdan no por su suerte, sino por lo que les dejó como mensaje en vida, porque nunca perdió su lugar en el mundo, porque aun sabiéndose exitosa nunca renegó de sus antepasados ni olvidó sus orígenes, nunca olvidó por qué la querían, ni lo que tuvo que hacer para lograr estar en el lugar de privilegio en el que se encontraba. La conductora de “Padrísimo” aún recuerda cómo la ayudaba a Selena en sus vestidos, cómo ellas trabajaban hasta último momento en cada detalle, en cada cosa que Selena necesitaba para actuar. Ella decía que ya estaba sonando la canción y ellas estaban cociendo a las apuradas el último botón del vestido de Selena. Y recuerda con remembranza de su alegría, de su buena predisposición, de siempre contribuir para que todos estén bien. Aún podemos ver la paciencia de Selena para grabar cada uno de los spots publicitarios para el programa. Podía verse a Selena con su habitual dificultad para hablar el español, y repetir una y otra vez lo pautado para el programa. Recuerdo ver a Selena con su remera de Selena Etc. y su pelo recogido hacia atrás mostrando su salón y reírse a carcajadas con cada equivocación. Selena se tomaba en serio cada cosa que emprendía y no le gustaba equivocarse, pero cuando ocurría recurría a la risa como forma de superar el mal momento, la situación angustiosa. Y siempre estaba para ayudar, para dar una mano, para alentar. A.B. recordaba que muchos de ellos se reían de que la conductora de “Padrísimo” no sabía nada de inglés. Sin embargo, Selena jamás dejó de alentarla, de augurarle lo mejor en su futuro, en su trabajo, en la vida. Esos pequeños grandes gestos de Selena hacían poner bien a todos. Todas estas actitudes hacían a Selena diferente de tantos otros artistas con menos estrellas que ella, pero con más pretensiones y alardes … Nunca a Selena se le recordó un enojo, una mala actitud, alguna queja, algún mal gesto. Selena podía estar largo tiempo esperando para grabar y se entretenía tocando el bongó, haciendo chistes, haciendo que Don Shelton intentara saludar en español. Selena alegraba el ambiente, a los demás, la vida misma. Por eso se la extraña tanto...

Aquel 8 de marzo asistíamos a un momento en el que Selena aún tenía motivos para estar alegre, motivos para sonreír, motivos para soñar. Selena ya tenía instaladas sus boutiques en Corpus Christi y San Antonio. Pero proyectaba hacerlo en Monterrey y en México DF. Ya tenía pensado lanzar hasta los perfumes con el nombre de sus temas musicales. La incertidumbre de no saber aún la repercusión de tal apuesta no la había hecho flaquear. Al contrario, consciente de su fama, no quiso esperar un instante para desembarcar en México para convertirse en diseñadora y dueña de sus sueños, forjadora de su propio destino. Como nadie, sabía de la importancia de aprovechar cuanto antes la fama que le dio el público para ser libre haciendo lo que más le gustaba. Selena era consciente de que su éxito musical junto con su camino de diseñadora iban de la mano, y el triunfo de un objetivo facilitaba el éxito del otro. Selena no podía concebir no hacer todo al mismo tiempo. Había aprendido por necesidad y por imposición familiar que uno debía cumplir sus propios sueños, que no había imposibles para lograrlo. Selena aún tenía en mente cuando su padre los llevaba a los barrios más caros de Corpus Christi y les decía que si querían llegar a tener esas mansiones tenían que trabajar duro en el camino emprendido por la familia. Selena lo entendió perfectamente, pero no sólo lo aplicó al sueño familiar, al sueño de su padre. Selena lo aplicó a su propio proyecto, a su propio sueño. Puede que su padre se haya inquietado con esa decisión, por miedo de que Selena se preocupara más por lo suyo que por su familia. Era un temor infundado. Selena nunca iba a abandonar el proyecto familiar. Ella había sabido ensamblar su propio sueño con el anhelo de su padre. Lo había aprendido desde muy chica, lo había practicado desde siempre, y había marcado su destino cuando tomó la gran decisión de cantar las viejas canciones de su padre para llamar su atención. Selena había marcado hasta el destino de su familia. Tenía ocho años…

Selena nos dejó en “Padrísimo” sus mejores momentos, sus mejores canciones, su mejor predisposición, su talento, su personalidad, su hermosura, sus sueños, su visión de la vida. Aún puedo ver sus hermosas interpretaciones de “No debes jugar”, que los productores de “Padrísimo” las compilaron en un hermoso video de sus dos presentaciones en 1993. En su interpretación en exteriores, en las afueras de Corpus Christi, uno puede ver acaso a la mejor Selena, a esa Selena que se movía acompañando la música, a la cámara que la tomaba, a sus músicos. Selena estaba atenta a todo y tenía un sentido de orientación y de atención a lo que hacía que asombraba a más de uno. Selena nunca dejaba de saber qué cámara la tomaba, si esa misma cámara tomaba a otro integrante de la banda, no dejaba de perder la atención de la canción. Tenía un sentido del profesionalismo que pocos poseían y que provocaba la admiración de todos, hasta de la gente que no seguía su música. Selena se acercaba a la cámara, le tiraba un beso, se movía con la plasticidad de un bailarín, con la gracia de una artista que gusta de lo que está haciendo y con el profesionalismo de quien quiere dar lo mejor de sí. Selena podía asombrar una vez más con “Si una vez” hasta el punto de dar una de sus mejores interpretaciones el 12 de febrero de 1995. Sus miradas, su arqueo de sus cejas, su dedo en lo alto, su movimiento a uno y otro lado de su cabeza, sus manos acompañando el baile, su enojo expresado en su mirada, su original atuendo que la hacía hermosísima e irresistible formaba parte de todo lo que constituía el encanto de Selena, de todo el fenómeno que era Selena y del que pocos lo podían evitar…

Ésa es la imagen, los sueños, los anhelos, la vida que nos dejó Selena en “Padrísimo”. Es una imagen que no queremos olvidar … Vemos esas imágenes y no queremos que avance el tiempo, queremos que todo se detenga allí, que Selena mantenga su vida, su alegría, sus sueños para que ella siga contenta y feliz, y nosotros felices por su lindo presente e increíble futuro…

Yo sólo quiero verte feliz, Selena … Yo sólo quiero verte como te mostrabas en “Padrísimo”…

Te quiere con toda el Alma y te ofrece su corazón que es enteramente tuyo…
 

 

 
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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 21st, 2009
 
 
 

Yo sólo tengo palabras de agradecimiento hacia ti, Selena…

 
 

Hoy sólo me dirijo a ti, Selena, para agradecerte, agradecerte por permitirme descubrirte y por permitirme entrar en tu mundo y saber que nada es imposible, que todo sueño se puede lograr si uno se lo propone. Te agradezco porque quitaste mis prejuicios, me convenciste con tu talento, me subyugaste con tu voz, me sacaste una sonrisa con tu carisma, me avasallaste con tu personalidad. Siempre tendré que disculparme por haber demorado en apreciarte obnubilado por años en buscar una respuesta a saber por qué te sucedió lo que te había acontecido aquel nefasto día. Tal vez tenga que disculparme de por vida por creer que no tenía que reparar en tu música, que viniendo de gustos tan diferentes nada tenía que escuchar de ti, nada bueno podía rescatar. Pero aquello que fue un defecto, un prejuicio, una tontería de mi parte me permitió apreciar lo mejor de ti, que era tu capacidad para sorprender, para cautivar, para ganarte al público con todo tu potencial. Tú, Selena, siempre sorprendías, porque siempre dabas algo más de lo que se esperaba de ti, siempre diste todo de ti y mucho más, siempre tuviste en mente que cada concierto, que cada nuevo tema, que cada nueva interpretación, era un nuevo desafío para ti, un escollo que debías sortear. Tu fama no te hizo dormir en los laureles. Cada concierto era empezar todo de nuevo de cero y una nueva posibilidad para conquistar a ese público que, a pesar de todo, ya era tuyo, te pertenecía. Por eso siempre estabas nerviosa antes de cada presentación, antes de cada aparición en público. Tú nunca consideraste que ya habías dado todo. Siempre pensaste que tenías mucho más aún para dar. Así conquistaste a tu gente, así convenciste a tu padre, así cautivaste a José Behar, así te ganaste a todo el mundo...

Yo sólo tengo palabras de agradecimiento hacia ti, Selena, porque supiste emocionarme, porque generaste toda clase de sensaciones con cada una de tus interpretaciones. Te agradezco cada palabra, cada gesto, cada emoción desplegada en cada letra, en cada sentimiento. Tú generaste que riera, que llorara, que entendiera el valor de cada canción. Tú le diste el valor necesario a cada sentimiento expresado, jamás una interpretación de una canción era un trámite rutinario al que debías someterte por demandas y pedidos de la gente, de los sponsors, de las empresas, de las discográficas, de tu propia familia. Tú hiciste de cada interpretación de un mismo tema una nueva canción, una nueva melodía, una nueva emoción. Tú siempre respetaste al público que te venía a ver, muchas veces desde muy lejos, que pagaba su entrada, que esperaba horas para verte un ratito, para pedirte un autógrafo, para expresarte su cariño. Y tú jamás te negaste, jamás dejaste de agradecer. Siempre tuviste un saludito para tu público en el escenario, en cada aparición pública, en cada entrevista, en cada momento. Siempre respetaste la labor de cada uno. Aun sabiéndote la mejor, siempre te consideraste una igual con tu gente, con la gente que te entrevistaba, con todos los que eran trabajadores como tú y que debían luchar del mismo modo para destacarse y hacer un trabajo digno. Aún recuerdo que cuando la presentadora de “Padrísimo” en 1993 te auguraba lo mejor para ti en función del tremendo éxito que tenías, tú tuviste el hermoso gesto de desearle lo mejor en su nueva función de conductora de ese programa. Aun recuerdo las humoradas con cada uno de los periodistas y conductores que te entrevistaban siempre. Aun recuerdo el gesto de tener siempre una buena predisposición incluso ante presentadores que en 1994 recién te descubrían por tu fama y acaso aún no supieran todo lo que significabas para tanta gente. Tu propia formación, tu propia idea de que siempre tenías que conquistar al que se te ponía adelante te dio esa predisposición. Nunca te pusiste en una actitud de diva, pues jamás te gustó estar en esa posición. Tú tenías los pies sobre la tierra, porque sabías de tus orígenes, sabías de dónde había venido, sabías lo que era luchar para llegar…

Selena, yo sólo tengo palabras de agradecimiento, porque me diste todo, aun en ausencia me convenciste de que un mundo mejor es posible, que con trabajo, sacrificio, dignidad, honestidad y humildad todo se puede alcanzar. Tu forma de actuar, tu forma de ver las cosas, tu idea de la vida me han servido como ejemplo. Yo siempre fui escéptico, he creído que poco se puede hacer ante tanta adversidad, ante un mundo con cosas implantadas, predeterminadas, fijas, inamovibles. Nada me generaba que algo podía cambiar mi visión de las cosas, de la vida, del futuro. Siempre pensé que los sueños, sueños son, que todo estaba terminado, que poco se podía hacer. Hasta que apareciste tú y me convenciste con tu voz, con tu amor, con tu pasión, con tu talento, con tus sueños, con tus anhelos. El verte a ti no era ver una artista más con una imagen artificial, prearmada. El verte a ti era ver a una artista original, auténtica, particular, distinta, versátil. Es verte a ti y saber que así como eras en el escenario, así eras en la vida. El verte actuar en aquellos conciertos multitudinarios en Monterrey era ver a aquella niña de 8 años que se preparaba para cantar y decirle a todos: “¿Y? ¿Qué esperamos para cantar? ¿Cuándo comenzamos?” … y generar una carcajada generalizada. Y esa imagen se repetiría una y otra vez en cada concierto, en cada aparición pública. Porque en el escenario eras tú, Selena, no la imagen de lo que querían ver otros. Y esa autenticidad, junto con tu talento, fue lo que más valoró la gente, pues no es común encontrar a alguien así. Por eso no habían visto a nadie así antes, ni han visto a nadie así después…

Selena, yo sólo tengo palabras de agradecimiento, porque fuiste un ejemplo, nos diste un modo de vida, un modelo a seguir. Tal vez vivamos en un mundo en el que sólo importa el resultado, el ser exitoso con muy poco, el tomar el escándalo como un modo de hacerse notar y de lograr notoriedad, el ventilar la vida privada como un medio para llamar la atención. Nada de eso pasó contigo, Selena. Tú llegaste al corazón de la gente con tu arte, con tu voz, con tus canciones, con tu bondad, con tu carisma, por la forma de brindarte. Y sólo lo hiciste con armas nobles, con lo que había que hacer para lograrlo: ser profesional en las grabaciones, en las actuaciones, en cada cosa que se hiciera ante el público. Y siempre diste un claro mensaje: siempre mostraste que tenías mucho para dar y que cada día había que aprovecharlo al máximo para lograr ese objetivo. Aún hoy recuerdo cómo Verónica Castro, en un reportaje que te hizo en el programa “Furia musical”, se sorprendía y no podía entender que le contestaras que cada tiempo libre que tenías era para poder cumplir con todos tus objetivos, con todos los sueños postergados por años, con todo lo que deseabas hacer y que lo tenías rondando en tu cabeza todos los días, que merodeaba en tu corazón y en tu alma cada noche, cada día. Y tal vez como si presintieras tu futuro, siempre partiste de la idea de que no había tiempo que perder, que cada día había que vivirlo hasta el último aliento, que no había que desperdiciarlo en tonterías para caer en la frustración de no haber al menos intentado haber hecho algo por la felicidad, por la satisfacción de cumplir con lo más deseado, por el orgullo de la tarea cumplida. Tú, Selena, fuiste el más bonito ejemplo como artista y ser humano, y sería bueno que todos no sólo lo recordáramos, sino que lo difundiéramos para que ése sea el ejemplo para todos. Que con trabajo, honestidad, respeto y ambiciones honestas también es posible triunfar, también es posible no sólo ser famoso, sino ganarse el cariño de la gente, que es lo más difícil.

Selena, yo sólo quiero agradecerte por el Amor que nos diste, por tu sonrisa, por tu bondad, por tu buena predisposición para todo y para todos. Te agradezco que nos hayas dado todo a cambio de que sólo te reconozcan, de que te quieran, de que nunca se olviden de ti. Alguna vez dijiste, en esas tantas preguntas insólitamente premonitorias, que lo único que pretendías en la vida era que te recordaran con Amor. ¡¡Y vaya si lo lograste!! Y lo más lindo es que no tuvo que pasar lo peor para que la gente te lo retribuyera. Tú, Selena, lo llegaste a ver. Llegaste a apreciar cómo la gente te manifestaba tanto cariño, tanto Amor, tanto reconocimiento. Si hay algo que uno aprecia en cada concierto, en cada presentación tuya en el escenario, era esa ligazón, era esa comunión entre el público y tú, que iba muchísimo más allá del número de espectadores. El valor de aquel mítico concierto en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 no era que hubiera 65.000 personas para verte sólo a ti. El valor de ese concierto era el sentimiento desplegado por tu público, esa comunión de sentimientos entre la gente y tú, que se podía sentir, palpar, vivir en cada instante de ese concierto, y que tuvo su máxima expresión al final de él, al término de interpretar “Como la Flor”, que arrancara más de una emoción que se dibujaba en tu rostro, que se te notaba en tus gestos, en tu tierna mirada, y que lo sintieras como nunca mientras te estabas despidiendo. Pero todo eso se apreciaba en cualquier circunstancia, pues tú, Selena, te brindabas siempre así, ante 65.000 o ante 200 personas. El número no condicionaba tus actuaciones, y la gente no desplegaba su cariño según si el concierto era multitudinario o no. Ni siquiera era condicionante si el concierto era tuyo exclusivamente, o si era compartido por otros, o si pertenecía a un Festival al que asistían varios artistas. La mejor síntesis de ello fue cuando interpretaste “Como la Flor” en Festival Acapulco. El público asistente no era enteramente tuyo, aunque te conociera y quisiera, y sin embargo les brindaste no sólo una actuación memorable, sino que esa interpretación de “Como la Flor” acaso haya sido la mejor que hayas brindado. Les diste su mejor interpretación, los hiciste partícipes, jugaste con ellos, les ofreciste lo mejor de ti, y la gente lo entendió y lo captó en el acto. Muchos de ellos, niños, varones, mujeres, gente mayor, todos, se subieron uno a uno para saludarte, para agradecerte, para bailar contigo, para retribuirte lo que les habías dado. Y cada uno respetó tus tiempos, entendió tu pedido de poner un límite para seguir cantando por respeto al público asistente. Pocas veces he visto tanto cariño y tanto respeto a un artista. Y no era para menos. Estaban devolviéndote con creces lo que tú mismo les habías ofrecido, no sólo esa noche sino toda tu vida…

Selena, yo sólo tengo palabras de agradecimiento por lo que nos dejaste al final. Por darnos esas hermosísimas canciones en inglés, por demostrarnos que tenías todo un potencial para dar. Que no querías repetir fórmulas, que mientras muchos pedían que te contentaras con seguir haciendo las mismas canciones que te habían llevado al éxito, que fueras al éxito seguro, que no arriesgaras, que dejaras la osadía para otro momento, tú no te detuviste en tu marcha hacia tu gran sueño, ese sueño que declamaste cuando terminaste de interpretar aquella bellísima versión de “Where did the feeling go?” en el concierto de San Antonio en 1991, que lo celebraste cuando por fin se firmó el contrato con Emi en 1993 para hacerlo, que lo difundiste cuantas veces pudiste, incluso ante el público mexicano que no se sabía cómo podía tomar ese giro en tu carrera, y que por fin lo concretabas en aquel 1995 luego de tantas postergaciones. Con aquellas maravillosas interpretaciones convenciste hasta el más escéptico de lo que eras cantando en inglés, y aún hoy muchos se quedan maravillados por tu interpretación de “Dreaming of you” o “I could fall in love”. Estabas encaminada a ser una estrella internacional indiscutible y sin límite, tal cual lo eras con cada emprendimiento que tomabas. Y si bien nunca sabremos todo lo que podrías haber logrado, esos últimos temas acaso certifiquen lo que tú eras en todo sentido: una artista única e irrepetible…

Yo sólo tengo palabras de agradecimiento, Selena, porque dejaste, con tan sólo 23, casi 24 años, una huella imborrable, que nadie podrá desaparecer, aunque muchos se empecinen en hacerlo. No esperaste tu ocaso, no esperaste otros momentos mejores, no especulaste, no postergaste bajo ningún punto de vista tu máximo anhelo de convertirte en diseñadora. En ese torbellino que era tu vida, tus sueños, tus ideas, tus pensamientos, tus ambiciones, te hiciste un pequeño lugar en el medio de la mayor expresión de tu fama, en el medio de los conciertos multitudinarios, en el medio del reconocimiento y de las luces del éxito, para lanzar tu boutique Selena Etc. Muchos creyeron, y por ahí alguno lo sigue creyendo, como si no te conocieran, que ese lanzamiento era un capricho tuyo para tener a mano todo lo que tú querías para vestirte, para arreglarte, para verte mejor. ¡¡Nada más errado!! Esto era algo por lo que tú luchaste toda tu vida. ¡¡Ése era tu mayor sueño!! A veces pienso que tú te sacrificaste toda tu vida cumpliendo lo que deseaba tu padre, llegar a lo más alto en tu fama, para que eso te diera la libertad de acción para darte tu lugar, tu nombre en el mundo. A veces pienso que querías llegar al éxito mundial para tener, entre otras cosas, la libertad de poder expresarte, de cumplir tu sueño de pequeña, de toda la vida, que era dedicarte al diseño. Y en plena locura del éxito te lanzaste a tan ambicioso emprendimiento que te representaba, te identificaba, te definía, te pertenecía enteramente. Y como era tuyo, lo llevaste al ritmo en el que te iba tu mente. Y así lanzaste Selena Etc. en Corpus Christi y en San Antonio a la velocidad de un rayo. Y lo pensabas lanzar en Monterrey y en México DF en breve. Y si no lo pudiste completar es porque todo no lo podías hacer y acaso confiaste en gente que no te quería y ni estaba dispuesta a ayudarte en que fueras feliz con lo tuyo, con aquello que tanto querías. Ojalá hubieses podido confiarle a tu público ese emprendimiento. Ellos te hubiesen ayudado a cumplir ese sueño, pues sin duda te hubiesen agradecido de por vida que les dieras todo de ti para compartirlo con ellos…

Por eso, Selena, yo sólo quiero agradecerte por todo lo que me diste y por todo lo que me seguirás dando, por cada emoción, por cada interpretación de “Si una vez”, por todas tus interpretaciones de Padrísimo, sobre todo las dos últimas, en las que recuerdo tus palabras diciendo que 1995 es un año muy importante para la banda, y en las que me enamoro y lloro viéndote cantar el 8 de marzo “Fotos y recuerdos” y el 12 de febrero, sin duda, “Si una vez”. Y como sólo tengo palabras de agradecimiento para ti, siempre tendrás mis recuerdos, siempre tendrás mis palabras, siempre me tendrás a mí, Selena, para cumplir uno de tus grandes sueños: que te recuerden con Amor…

Siempre estaré aquí, Selena, por ti, sólo por ti, para que tu nombre siempre esté en lo más alto, para que tu figura nunca se olvide, para darte lo mejor de mí sólo para que seas feliz…

Te quiere, te extraña, te añora, te da todo su cariño por siempre y para siempre, te agradece de por vida….

 

 
English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: December 15th, 2009
 
 
 

No me queda más, Selena…

 
 

                                                                       
No me queda más, Selena. Cada día que pasa me levanto y tu ausencia me llena de vacío. Vacía está mi alma. Vacío está mi corazón. Cada día que pasa es una piedra más que cae sobre mis espaldas, sepultando de a poquito mis esperanzas, llenando de congoja mi humanidad, enfrascándome en la más absoluta soledad. Te escribo, te vuelvo a escribir, te veo, te escucho, te llamo, te imploro y cada vez siento que se me van mis fuerzas, se me van mis esperanzas. Es que ya no sé qué más decir, no sé qué más expresar. Quisiera que vinieras, que sólo aparecieras para que yo no tenga más nada que escribir, no tenga más nada que desear, no tenga nada más que implorar. Sólo querría que tu sola presencia por peso propio inundara el lugar, hiciera callar las voces, llenara las caras de asombro, que las vistas de todos siguieran tus pasos, tu recorrido, tu simpatía. Quisiera que tu risa hiciera vanos todos los comentarios, todos los discursos, todas las especulaciones, todas las palabras. Quisiera que tu sola presencia hiciera inútil todo lo que pudiéramos decir y hacer. Quisiera que todo el mundo sólo se fijara en ti, sólo en ti…

No me queda más, Selena. No quiero que pase el tiempo, no quiero que se hable de otra gente, de otros artistas. Quisiera que estuvieras aquí triunfando, siendo feliz, viviendo con la naturalidad con la que tú solamente sabías hacerlo. Porque lo más lindo que tenías tú, Selena, era que aun siendo una estrella consagrada, no perdías la capacidad de ser tú misma, de ser tal cual eras ante tu público, ante la prensa, en el escenario, ante cualquiera, y ser del mismo modo ante los demás como lo eras en tu vida, en tu casa, con tu familia. Lo hayas aprendido de tu familia, lo hayas aprendido de la vida, lo hayas aprendido por necesidad, lo hayas aprendido porque sí, sabías el valor de una sonrisa, de un saludo, de unas palabras de afecto. En un mundo en el que con el tiempo un artista cree que sólo tiene que ser amable en los medios de comunicación cuando está por lanzar un nuevo trabajo, que se escuda de la gente con enormes e innumerables guardaespaldas, que se muestran ante las grandes cadenas televisivas de una forma que no es espontánea ni sincera, tú, Selena, les brindaste a todos tu afecto y tu cariño. Tú eras la que agradecía, tú eras la que elogiaba a tu gente. Tú supiste el valor que tenía para el público una muestra de agradecimiento, el acercarse ante ellos, de darles el lugar que tenían. Tú, Selena, no te quedaste en declamar que sin tu público, tú no eras nada. Tú, Selena, no sólo te quedaste con las declaraciones de que al público había que tratarlo bien porque eran ellos los que te ponían en ese lugar privilegiado y que compraban tus discos. Esas expresiones no sólo estaban para conmover a los periodistas, a los grandes medios, a propios y a extraños. Tú lo sentías y lo ponías en práctica. Tal vez con el tiempo aquello que tú hacías se lo vio como un exceso, como una desprotección, como un defecto. Entonces aparecieron aquellas palabras de que tú pecabas de confianzuda, de que no tenías idea de lo grande que eras, de que eras demasiado humilde. Creo que el que decía eso, o no te conocía o pretendía dar otra imagen de ti. Tú no te fuiste de este mundo por esos “defectos”, porque nada malo vino por tener esa conducta. Lo malo vino por otros motivos que nada tuvieron que ver con esas actitudes. Precisamente, por ser así sólo recibiste amor, cariño, protección; jamás odio ni rencor…

No me queda más, Selena. Porque no me puedo engañar. No lograste cumplir todos tus sueños, no pudiste ser enteramente feliz. Te fuiste de la peor manera, del modo más injusto, de la manera más cruel, de una manera que no tenía nada que ver con lo que tú le ofreciste a tu gente. Sé que para tu público, para todos los que quedamos en este mundo, que vivimos con tu dolor, que lloramos tu ausencia, que aún nos preguntamos por qué, es un consuelo tratar de decir que al fin y al cabo tú llegaste a ver realizado tu sueño, que llegaste a ver el éxito, que viste la sonrisa de tu gente, que pudiste ver el sueño de tu familia realizado. Que tú misma llegaste a ver tu propia sonrisa de satisfacción por haber logrado tantas cosas, tantos sueños, tantos anhelos. Con tan sólo 23 años pudiste llegar a la fama, al cariño, llegaste a conocer a tu amor, te casaste, defendiste lo tuyo contra viento y marea, lograste ver tu sueño de diseñadora plasmado en tu gran creación, que fue Selena Etc. Pero todos sabemos que es un consuelo, un consuelo más que nada para nosotros, un consuelo para mitigar el dolor que nos provoca un mundo sin ti, Selena … Tal vez el ejemplo más palpable de esa terrible realidad que nos golpea el alma es ver ese disco en inglés incompleto, con tan sólo 4 temas que pudieron salir a la luz, con un disco que te hubiese llevado a un lugar inimaginable, que te hubiese puesto en un lugar de estrella mundial indiscutible. Ése es el dolor más grande, porque uno ve tu recorrido, tu carrera musical, tus pasos meteóricos al éxito y ve, precisamente, que llegaste a asomarte, llegaste a ver el paraíso, llegaste a ver el esplendor, llegaste a ver la plenitud, llegaste a ver el tesoro que tanto buscabas, llegaste a sentir el disfrute de llegar a ver el fruto de tanto esfuerzo, llegaste a ver cómo cada cosa se iba poniendo en su lugar, llegaste a asomarte con cara de asombro y de satisfacción que te acercabas a la meta. Que faltaba tan poco, y que ese poco igualmente para ti significaba esfuerzo y dedicación, incluso más de lo que habías hecho hasta ese momento. Era tener el juguete tan deseado al alcance de la mano, a tan sólo un movimiento para alcanzarlo … Y no pudiste. No pudiste porque alguien te arrebató todo, lo logrado y por hacer. Te quitó lo que conquistaste. Te quitó lo que soñabas, lo que anhelabas. Y eso es precisamente lo que nos genera tanto dolor. Tú vida llegó a que fuera todo un “casi”, te asomaste a todo lo hermoso de la vida que te habías ganado por derecho propio para que sólo lo vieras, tuvieras ese pequeño instante de placer y nada más. No tuviste tiempo de disfrutarlo, no tuviste siquiera la oportunidad de errar, de equivocarte, de fallar, de redoblar la apuesta y ganar, de ser, vivir y sentir ser la más grande, la más querida. No se te dio la oportunidad de sentirte una mujer plena, una artista plena, un ser humano que fuera un ejemplo en vida para todos. No pudiste ser madre, no pudiste trasladar ese Amor que sólo se sabe dar cuando se siente que se puede dar. No pudiste completar tus sueños…

No me queda más, Selena. Siento que querría hacer tantas cosas por ti y no puedo hacer nada ... Y aunque quiera y pretenda seguir mi vida como si nada, que haga lo que pueda y deba hacer con mis propios sueños y objetivos, no puedo olvidarme de ti, no puedo sonreír plenamente al saber que no estás. Por más que me distraiga riendo, por más que disfrute el sol de cada día, la compañía de mi familia, el Amor de los míos, el encanto de cada instante de vivir, no puede de ninguna manera ser mi felicidad completa sin tu presencia. Me haces falta, Selena … Nos haces falta ... Nada puede ser del todo lindo sin tu alma presente. El sólo hecho de que debamos padecer un mundo sin ti es el peor castigo que nos han puesto. No puedo ser enteramente feliz sintiendo que no estás aquí. No me importa si eso está bien o está mal. No me importa si es correcto o no. No me importa saber que hay cosas más importantes en la vida en qué pensar, en qué sentir. No me importa tener la certeza de que no puedo luchar contra la realidad, contra lo ya hecho, contra lo irremediable. Me importa, eso sí, lo que me dicta el corazón. Y él me dice que no es enteramente feliz sin tu presencia. Que no puede vivir sin tu sonrisa, sin tu alegría, sin tus sueños, sin tus ganas de vivir. No sabes lo que nos haces falta, Selena!! El mundo del espectáculo mundial se perdió a su estrella más brillante. El mundo se perdió de ver su mejor ejemplo. La humanidad se perdió de apreciar a la mejor persona. ¿Cómo puedo estar enteramente feliz cada día sin sentir que estás aquí, Selena? ¿Cómo hacer para asimilar tanto dolor, tu terrible ausencia, tanta injusticia? Simplemente, no puedo, Selena, y cada día que pasa es una confirmación de algo que nadie que te quiere realmente va a aceptar jamás. Creo que por eso todos los que te amamos necesitamos tenerte presente en algún lado, sentir que estás de algún modo. Tener toda tu obra es una posibilidad. Tener todo lo relacionado a ti es otra. Hacerse un tatuaje para tenerte toda la vida en el cuerpo es otra confirmación de que uno quiere llevarte para siempre. Escuchar tu música todos los días, dedicarte parte de cada día a hacer algo por ti constituyen otra de las tantas posibilidades de estar en contacto contigo, de mantenerte viva de algún modo, de sentirte presente, de esperarte a pesar de todo. Aunque quisiéramos, los que te amamos realmente no podemos ser felices enteramente. Siempre se nos notará, siempre tendremos marcado el dolor de aquel nefasto día. Y por esa herida que llevaremos por siempre haremos lo indecible para reparar tanto dolor, tanta locura y no dejarnos llevar por el mensaje realista y desolador de que nada ya se puede ser, de que todos tenemos el derecho a hacer y rehacer nuestras vidas, de que tenemos la obligación de salir de tanta desdicha. Para los que nos piden la resignación y el respeto por esos indiscutibles derechos, yo les pido que no se olviden de que Selena también tenía esos derechos pero no los pudo ejercer. Sólo piénsenlo a la hora de acordarse o de olvidarse de ella…

No me queda más, Selena. Temo perder las fuerzas. Temo que las fuerzas del tiempo y de las heridas que se secan pero no se cicatrizan me venza y me deje en el llanto impotente, en ese sueño de muchas horas pero con pesadillas y despertares con dolor, llanto, soledad, ausencia. A veces siento que no puedo más, que el rencor, el odio, el olvido, la resignación, el dolor, la injusticia lograrán su cometido y que ya nada podré hacer, ya nada podré decir. A veces siento que me quedo solo con mi dolor a cuestas y que sólo me queda irme de mi casa, de mi ciudad, del mundo, de todo, sentarme a la orilla del mar de una ciudad a la que quiero mucho, y que significa todo en mi vida, para esperarte en el medio de las olas, con el viento que me golpea la cara recordándome una y otra vez que no estás, que no estarás, que no volverás. Y es allí cuando me despierto, cuando reacciono, cuando me resisto y vuelvo a escuchar tus canciones. Me descubro una y otra vez cantando tus melodías, reviviéndolas, dándoles un nuevo sentido, un nuevo significado. Salgo de ese mar de soledad, huyo del ostracismo, salgo del abandono y vuelvo a escuchar lo último que has grabado. Y es allí cuando me digo: “una cantante así, con esa dulce voz, con tanto Amor para dar, ¿merece que se la olvide, merece la resignación, merece tanto dolor, merece que sus admiradores se queden impotentes sin poder hacer nada por ella? ¿Merece Selena que nos quedemos sin sus fuerzas, sin sus ganas de vivir? ¿Merece que no le certifiquemos que nada es imposible, que todo podemos lograr, que nosotros somos nuestro propio límite y dueños de nuestro propio destino? ¿Acaso no le tenemos que demostrar a Selena que está en nosotros poder completar sus sueños, que la mejor forma de recordarla es tenerla siempre presente, que nada ni nadie nos hará quebrar nuestra ilusión de verla alguna vez, de que nadie nos impedirá encontrarnos alguna vez con ella?”. Allí me doy cuenta de que no tengo que esperar nada de la vida, ni nada del destino, ni nada de los demás. Que Selena estará presente mientras yo haga algo por ella y con sólo poner en práctica aquello que tanto pregonó haré algo para que ella siempre esté presente, para sentir que no se ha ido nunca, para esperar con alegría que algún día nos encontraremos con ella y nos agradeceremos mutuamente por no habernos dado por vencidos nunca, que con Amor todo se puede, que cuando hay verdadero Amor nada ni nadie nos impedirá lograr lo que deseemos que suceda…


No es que no me quede más, Selena. Puedo decaer por tu ausencia, puedo llorar una y otra vez porque no estés, puedo ceder un poco ante tanta adversidad, puedo levantarme y lamentar tu ausencia, puedo pensar que nada podré, puedo lamentar no tener el don de traerte aquí, puedo sentir que el cansancio y la impotencia ganarán su batalla, pero hay algo que anula toda esa sensación, toda esa seguridad, toda esa realidad. Todo eso termina cuando uno te ve y te escucha. Cuando uno te escucha cantar ya nada importa. Cuando uno te ve actuar, uno sabe lo que tuyo no ha sido en vano. Cuando uno te escucha en cada reportaje, en cada lugar, en cada presentación, el tiempo, la distancia, la ausencia, el abandono, la desidia, el dolor, el odio y el lamento desaparecen. Cuando uno te ve recordar tu infancia en familia, cuando uno te observa decir cómo llegaste a encantar a tu padre aprendiendo aquellas viejas canciones, cuando uno te ve cantar “a capella” la canción “Cien años”, uno puede apreciar no sólo una voz increíble, sino tanto Amor para expresar, para decir, para sentir, para borrar aquellas limitaciones de lenguaje para cantar. Ahí uno certifica que nunca te irás, que viniste para quedarte para siempre, y que ninguna fuerza podrá contigo, pues tú tienes algo más poderoso, que es el Amor, el cariño, el recuerdo y la protección de tu gente, esa que nunca te olvidará, esa que siempre te recordará, esa que siempre te tendrá viva en su corazón y con su tributo diario recordándote, cantándote, escribiéndote, tributándote. Esa fuerza podrá con todo y con todos, y esa fuerza a la que tú siempre agradeciste será la que te retribuirá con creces todo lo que dejaste marcados en sus almas y en sus corazones…

Y así “No me queda más” será sólo una canción, una de tus hermosas canciones, y no una sensación de vacío y de impotencia. Yo sé que eso es lo que nunca querrías que sucediese, Selena. Yo sé que en lo más profundo de tu Alma querrías que nos acordáramos siempre de ti y que nunca nos venza ni el dolor, ni el tiempo, ni el olvido. Nada es imposible para recordarte. Nada es imposible para demostrarte todo nuestro Amor. Nada es imposible mientras seamos lo suficientemente buenos y agradecidos contigo como tú lo fuiste con nosotros dándote parte de nuestra vida, parte de nuestros corazones, parte de nuestras Almas para ofrendártelas, para darte vida, para mantenerte siempre vigente, para darte el Amor que tanto necesitabas, que tanto buscaste y que nunca, nunca perderás…

Te quiere, te extraña, te lleva en el corazón, te recordará siempre, te querrá siempre, no te olvidará nunca, jamás se cansará de recordarte y agradecerte…


 

 

 
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