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Sergio's Journal
 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: April 3rd, 2012
 
 

Mi tercer aniversario…

 
 


¡¡Huy!! ¡¡Ya es 2 de abril!! ¡¡Se cumplen mis 3 años de casada!! ¡¡Qué emoción!! Quién diría yo, estando por cumplir 24 años y ya con 3 años compartiendo mi vida con Chris, definitivamente el hombre de mi vida … Él está dormido, profundamente dormido. No lo voy a despertar, esta vez no lo haré … No lo creo necesario. No como el viernes pasado, el 31 de marzo. Esta vez me siento tranquila, feliz, plena, contenta, dichosa, conforme con lo que estoy logrando en lo artístico y en lo personal … No … Quiero caminar por la casa y gozar de todo, gozar del sol que se asoma por la ventana, de ver jugar a los niños en la calle, de ver las casas de mis padres y de mi hermano, y saludarlos si los veo salir para algún lado. Sí … Quiero mirarme al espejo y sonreír, tocar mi piel y sentirme hermosa. Quiero estar en mi casa y gozar de algo que durante años y años no tuve la oportunidad de tener. Pero quiero también gozar de la reflexión, de pensar, de saber que cada día es único e irrepetible, de que no hay que dejarse llevar por la vorágine, de que no es bueno no saber dónde se está parado. Uno debería saber qué quiere uno para sí y qué lo hace feliz todos los días … Todos … En la vida no hay fórmulas para ser feliz.  Uno puede empezar a hacer las cosas con un plan, pero a la vez uno tiene que saber que eso se puede y a veces se debe modificar … Cuando uno se levanta tiene que agradecer que el Señor nos ha dado un día, pero si Él nos ofreció ese día es por algo, y uno de esos motivos es gozar de ese día pero a la vez pensar en lo que se hace … Por eso esta vez no lo despierto a Chris … Porque ahora necesito de ese tiempo como también lo necesita él. Sé que a él le cuesta más levantarse y que prefiere salir del sueño de a poco. Yo no lo tenía en cuenta y más de una vez lo levanté apenas yo abría los ojos. Lo hacía por impulsiva, por atolondrada, porque para mí levantarse era de esa manera … Yo viví casi toda mi vida arriba de un bus. Yo dormía arriba de él, soñaba arriba de él, lloraba y reía arriba de él, tuve los mejores y los peores momentos de mi vida en el Big Bertha … Y allí nos levantábamos de ese modo … Teníamos que darnos ánimo, teníamos que trabajar, teníamos que levantarnos con la mejor sonrisa, aunque muchas veces no estuviéramos con tantas ganas de hacer nada, y menos de mostrar un ímpetu y una alegría que no teníamos … Ahora las cosas son muy distintas, bien distintas … Ya no necesito levantarme con todas las pilas puestas, a mil revoluciones, a toda velocidad. Ya no soy ni una niña ni una adolescente … Ya no tengo tantas privaciones. Ahora puedo estar más tranquila y entender que no siempre hay que ir por la vida sin pensar en lo que se está haciendo, no pensar en lo que se va a hacer … Pobre Chris. Yo sé que a él no le gustaba mucho que lo levantara tan de golpe y a puro zamarreo. Pero él no me decía nada. Me veía tan contenta y tan feliz que no quería arruinar la fiesta diciéndome que él aún no estaba para levantarse. Tal vez hubiese sido mejor que me lo dijese. Eso me hubiese obligado a reflexionar y lo hubiese entendido, y hasta cambiado. A veces uno tiene que escuchar y hacerse escuchar. Creo que nadie tuvo mucho tiempo para hacer esto. Estábamos acostumbrados a otras cosas, a otro modo de vida … También en la vida hay que saber entender … entender los tiempos, entender los contextos, entender a los demás. No es que antes hacíamos mal las cosas y ahora las hacemos bien, o a la inversa …Antes teníamos otro tipo de vida y nos tuvimos que adaptar a ello. Ahora tenemos esta realidad y deberemos saber que lo normal son otras cosas. El viernes pasado entendí que sólo en las emergencias nos atrevíamos a decir lo que nos pasaba. Actuábamos con los hechos consumados … Y eso puede ser bueno a veces y muy malo en otras oportunidades. Recordé cómo me casé. Hoy sería una locura hacerlo de ese modo pero hoy, a exactamente 3 años de aquel día tan loco pero tan hermoso para mí, era lo normal. Yo quería estar con Chris y mi padre creía que era una locura. No tuvimos la oportunidad de hablar antes. Seguíamos viviendo todos en un bus y seguramente él pensaba que era una imprudencia que yo hiciera eso. Tal vez él pensaba que Chris no era el tipo de hombre para mí, tal vez pensaba que si me casaba dañaría mi imagen, sobre todo para los varones enamorados de mí, tal vez pensaba que yo abandonaría todo por él, tal vez pensaba que todo el plan que había trazado se iría al infierno … Y no fue así … Plantearlo antes, hablarlo antes, no llevaría a ningún lado. Todos los intentos fueron en vano. Nadie lo quería entender. Es posible que mi padre tuviera razón en cuanto a que era mejor esperar un poco, ver el horizonte más claro, ver los primeros resultados grandes de nuestro esfuerzo. Pero él también tenía que entender que yo tenía razón en cuanto a que yo no podía esperar. No tuve tanto tiempo para vivir en serio un Amor. Mi niñez y mi adolescencia no fueron normales. Aunque yo asomaba ya a los 16 años para ser una estrella y podía jactarme de ello, además de sentirme una figura, más de una vez añoré y desee ser una mujer normal y poder tener una vida como la de cualquier otro. Acepté que eso no podía ser y hasta lo entendí … Pero el ciclo natural de las cosas tenía que cumplirse y eso le quise hacer ver a mi padre. Había encontrado el Amor de mi vida. No es que me estaba echando a los brazos del primer hombre que me gustaba. Y eso mi padre lo sabía … Pero en aquel momento, hace 3 años, nadie estaba dispuesto ni a pensar mucho, ni mucho menos a cambiar. Cualquier cambio podía ser sinónimo de catástrofe. Podría yo haberlo dejado pasar pero mi mente y mi corazón me decían que no debía hacerlo … Supe que la única que me quedaba era casarme en secreto y con ello hacerle ver a mi padre que esto iba en serio, que de ninguna manera iba a dejar pasar mi oportunidad de hacer mi vida con mi gran Amor, que de ninguna manera iba a soportar seguir mi vida sabiendo que dejé pasar mi oportunidad para ser feliz … Y con los hechos consumados mi padre lo entendió y aceptó la realidad. Él me conocía muy bien y sabía que yo no haría tal locura, como también que si estaba decidido a hacer algo, lo haría de todos modos. Por suerte él, a pesar de ser tan estricto y de tener fama de rudo, era hasta un adelantado para la época pues nos daba cabida a las mujeres de la casa y aceptaba con buena gana que fuésemos las figuras del hogar y en la vida. Sé que esto debería ser lo normal pero no lo es, lamentablemente, y menos en nuestro ámbito. Por eso cuando nos vimos luego de aquella “locura”, entendió que era el mayor acto de Amor que había hecho en mi vida y que él sólo podía estar feliz. Cuando nos encontramos, él sólo me abrazó y ni tuvo necesidad de preguntarme si seguiría con la banda. Él sabía perfectamente que yo nunca abandonaría la familia, que los necesitaba como ellos a mí. No sólo nos queríamos sino que éramos un clan que iba por un objetivo, por un sueño, y para esa época, hace 3 años, todos estábamos consustanciados con ese objetivo. Con el tiempo vio que Chris estaba no sólo involucrado plenamente en la banda sino que se sentía feliz conmigo y con ser parte de la familia. Con el tiempo mi padre se dio cuenta de que a veces hay que saber cambiar a tiempo, de que hay que darse cuenta que para que todo siga bien sólo tenemos que hacer unos ajustes para no alterar las cosas. Pero aún nos faltaba aprender a todos que ya no éramos los mismos de las épocas del bus, que mis padres ya son bien adultos y nosotros ya no somos niños, que nosotros tenemos nuestras casas y nuestras familias, que ya no tenemos que correr para solucionar los problemas, que tenemos que tener nuestro tiempo y nuestro rinconcito para pensar, para gozar, para saber qué queremos y hacia dónde vamos. Nadie lo sabía, por lo menos yo. Lo supe el viernes, en ese día que amenazaba con ser muy lluvioso y yo me levanté presurosamente para salir al encuentro de esa mujer que me esperaba en un motel para que nos veamos a solas … Lo iba a hacer. Ni se me había cruzado por la cabeza no hacerlo. Pensé, como lo había pensado toda mi vida, que tenía que ir a solucionar todo de una bendita vez. Pensé, como hace 3 años, cuando decidí casarme en secreto, que había que actuar impulsivamente, que no había que pensar, que había que hacer algo y luego explicar por qué se había hecho. Me había vestido rápidamente, había agarrado mi cartera y tomado las llaves del auto. Estaba por salir de mi cuarto hasta que un ruido me hizo detener. Me había asustado muchísimo. Tenía tanta tensión que hasta pensé que había escuchado un disparo. Pero no. Era sólo que en el apuro se me habían caído las llaves … Y entre el silencio y la oscuridad del cuarto, y mi actitud sigilosa para salir y no despertar a Chris, ese ruido casi me produjo un síncope … Fue entonces cuando tomé las llaves y se me pasó por mi vista la cara de Chris dormido. Iba a seguir con mi paso firme a la puerta pero no pude. Esa imagen de Chris me generó ternura y me quedé mirándolo. Quise retener esa imagen antes de irme, pero de pronto sentí un relámpago o algo así. Y pasaron miles de imágenes por mi cabeza. No puedo precisar en qué consistían esas imágenes, pero sentí mucho, mucho miedo. Y más cuando pude ver que frente a mí aparecían esas imágenes de esa pesadilla que atormentaban mis sueños y que nunca, nunca podían contar. Quise salir pero no pude. Tenía terror de salir a la puerta. De pronto supe lo que me podía pasar pero no lo quería ver. Pero esta vez no cometería la locura de tomar una decisión tan equivocada como fatal para mí. Corrí hacia Chris y lo abracé fuertemente, pero esta vez no eran con risas, carcajadas y monerías. Esta vez lo desperté con llantos, cara de desesperación y con mis manos heladas. “¡¡Por favor, Chris, no me preguntes nada, sólo abrázame y no me dejes salir de aquí!! ¡¡Te lo ruego!!”, le dije al borde de la desesperación y me eché a llorar. Estuve un largo tiempo así, y Chris sólo atinó a abrazarme y a acariciarme. Fiel a su estilo, no me dijo nada, pero sentí que él, aun no sabiendo todo, sabía de qué se trataba. Seguramente recordó lo que había sucedido el día anterior, en el que me sacó de ese motel, me pidió encarecidamente que no regresara a él hasta por lo menos esa mañana y también que le había pedido a ella que no insistiera más por ese día … Pero también debió haber pensado que aun con todo eso no había tomado mucha conciencia de lo que estaba pasando … Ni él ni yo, ni mi propia familia, imaginaban lo que esa mujer podría estar pergeñando. Yo sólo me dejé llevar por la cara dormida de Chris, esa pesadilla y el terror a que podía perder todo, absolutamente todo … Y no se trataba de dinero, pues eso va y viene … Pero la vida … Chris debe haber sentido mi terror al sentirme tan asustada y tan helada … Fue allí cuando entonces me abrazó más fuerte aún y sólo atinó a decirme: “Sabes que siempre estaré contigo y no haré nada que te ponga mal, pero sólo dime si todo esto es por…”. Yo lo interrumpí en ese momento y le dije: “Sólo te pido una cosa, sólo una cosa. Por ahora no me preguntes nada. Nada hasta que pase el concierto de Los Ángeles. Te diré todo el domingo, cuando estemos solos festejando nuestro tercer aniversario. Quiero que no me dejes sola este día. Quiero que me acompañes al estudio de mi padre. No sé si grabaré algo hoy. Prefiero adelantar el viaje a Los Ángeles. ¡¡Quiero salir de Corpus Christi cuanto antes!! Y si llama ella, no la atiendas, ni contestes sus mensajes. No quiero que se acerque por ahora. ¡¡No quiero que nos engañe más!!”.

Estuve un largo rato abrazada con Chris. Como nunca me pasó en mi vida necesité de su silencio y de su entendimiento de lo que me pasaba sin que se lo tuviera que decir. Afuera estaba horrible. Seguro iba a llover, como efectivamente ocurrió en la noche. Pero para mí ese cielo gris era la certificación de que algo malo me podía suceder. Tenía terror. Por mi cabeza pensaba si por allí esa lluvia no la podría ver. Sentí, presentí, que no debía moverme de mi casa hasta el mediodía. No sabía por qué. Pero sentía que hasta que no se hicieran las doce del mediodía no debía ni intentar salir a la calle. No desayuné, ni tomé agua. Y hasta obligué a Chris con mi abrazo de terror a que hiciera lo mismo. En un momento de la mañana sonó el teléfono y yo con la mirada llena de miedo le hice un gesto a Chris que ni se le ocurriera contestar. Cuando la llamada cesó, sólo le dije: “Sólo llama a mi madre a la casa y dile que no saldremos al estudio de mi padre hasta el mediodía, y que ella le avise a él. Ella lo entenderá…”. Chris asintió e iba a ir, pero se detuvo, me miró y me dijo con cara mezcla de preocupación y de contrariedad, “¿Y si llama…”. No lo dejé terminar, me incorporé rápidamente, me abracé de nuevo a él y le dije: “Y dile que si llama ella, que se limite a decirle que ya me fui, que no vuelvo hasta el lunes y que no la escuche. Ella también entenderá eso…”. Chris asintió preocupado y fue hacia el teléfono abrazado a mí. Él le dijo lo pedido por mí, le aclaró que estaba todo bien y colgó. Cuando le pregunté con la mirada si estaba todo en orden, él me dijo con una caída de ojos que sí y seguimos nuestro camino hasta el sofá del living hasta que yo me sintiera mejor. Sentimos un par de llamadas sin movernos de nuestro lugar hasta que algo me hizo calmar y dejar de sentirme aterrada. Miré con cuidado el reloj y noté que ya eran las doce y cinco del mediodía. Por una razón que no pude comprender pero mi Alma sí, me incorporé, le sonreí a Chris y lo volví a abrazar bien fuerte. “¡¡Te quiero mucho, Chris!! No sabes lo tanto que te quiero. Y yo sé que tú también. Quisiera que por el resto de nuestras vidas nos los dijéramos para no olvidárnoslo nunca y preguntarnos si alguna vez no nos surge decirlo. Ahora sólo llévame al estudio para decirle a mi padre que adelantemos nuestro viaje…”. Estuve mucho tiempo abrazada a él. Necesitaba hacerlo. Necesitaba tenerlo bien cerca y que me contuviera. Tenía que sentir que me podía permitir sentirme vulnerable y que debían ser otros los que me sacaran de esa situación con una sonrisa, con una palabra, con un abrazo. Porque arriba del escenario yo tenía que ser la dueña del espectáculo, y la responsable de que todos se sintieran alegres y contenidos. Yo sabía que debía sacarlos de sus problemas cotidianos aunque más no sea por unas horitas, y quién sabe, por allí con mis canciones, con mis palabras, con mis actitudes, con mi ejemplo y con mis actuaciones podría hacer que se sintieran bien todo el tiempo, que tal vez pudieran encarar cada problema cotidiano con una sonrisa. Eso, precisamente eso, fue lo que yo aprendí desde muy pequeña. Aprender a valorar, a valorar la vida, a saber lo que significan no sólo los buenos logros sino también la mejor predisposición para encarar cualquier aspecto de nuestras vidas … Estoy segura de que si todos supiéramos lo importante que es ver las cosas del modo positivo, de saber gozar de pequeñas cosas en momentos o en situaciones en las que hay más para lamentarse que para gozar, otro sería el mundo. La actitud, la actitud ante la vida … A veces nos quedamos con lo que no fuimos, con nuestras frustraciones, con lo que no pudimos lograr. Si nos quedamos con eso seremos resentidos toda nuestra vida y seremos desdichados para siempre … ¿Qué hubiese sido de mí si hubiese encarado mi niñez y mi adolescencia de ese modo? No hubiese logrado nada, absolutamente nada. Tal vez yo no tuve la oportunidad de ver las cosas de ese modo. Si hubiese optado por ese camino, hoy estaría mendigando por las calles. Y yo no me lo hubiese permitido, ni nadie de mi familia, y menos mi padre. Él nos enseñó a ser dignos y a saber ganarse la vida con honestidad, trabajo y esfuerzo, mucho esfuerzo … Cuando comenzamos a tener éxito recién allí me confesó una cosa: “¿Sabes, Selena? ¿Te acuerdas cuando nos quedamos sin casa y nos mudamos en lo de mi hermano en Corpus Christi? Te confieso que hubo un momento en el que tiré la toalla, me había resignado. No conseguía trabajo y nos faltaba dinero para mantenernos. Acepté con mala gana y con la peor de las depresiones la sugerencia desesperada de tu madre: ir a la Agencia de Desocupados para que nos dieran el subsidio por desempleo. Cuando llegamos y vi lo que tenía que hacer la gente para mendigar por un plato de comida diario, tomé a tu madre de la mano y le dije: ‘No. Esto no es para nosotros. Vamos a salir. Seguro que vamos a salir. Ten fe en mí y en el Señor. Triunfaremos. Ya verás. Te asombrarás de que vivamos de la música. Haré todo lo posible para al menos vivir dignamente de nuestro trabajo y no de la mendicidad. ¡¡Te lo juro. Ya lo verás!!’. Y aquí estamos m’hija. Gracias a nuestro esfuerzo y a tu talento hoy vivimos de esto honestamente ¡¡y seremos un ejemplo digno para todo el mundo!!”. Recuerdo que mi padre me abrazó y se sentía emocionado. Yo también. Había sido muy duro lo nuestro, pero también muy loable. Vaya a saber cuánto tiempo estuvo aguantando decirme eso juramentándose no confesármelo hasta que lográramos ver las primeras manifestaciones de nuestro éxito … Lo cierto es que casi no tuvimos opción, o al menos la segunda chance no la queríamos ni ver. Así lo aprendí y así encaré toda mi carrera … Y mientras abrazaba a Chris recordaba que por no pensar, por querer tomar decisiones apresuradas, por no tener en cuenta o por no asumir mi nueva condición también me olvidaba de mi público. Yo ya no podía tomar decisiones apresuradas sin pensar que las consecuencias negativas que podría sufrir yo las padecería mi público también. Yo ya tenía una responsabilidad para con ellos. La gente me necesitaba como yo a todos ellos. Para muchos era un ejemplo, una guía, su alegría, su compañía. Cualquier cosa que me pudiera pasar a mí lo sufrirían ellos. Del mismo modo que todo logro de mi parte era festejado por mi público como un triunfo de ellos también; cualquier revés, cualquier equívoco, cualquier mala jugada lo padecerían ellos con tanta dureza como yo. Yo ya no era la cantante texana hecha una promesa. Para buena parte de los Estados Unidos, México y Centroamérica yo ya era una estrella, una celebridad, alguien que estaba por conquistar el mundo sin duda. Yo ya encabezaba campañas para la vuelta de los niños al colegio, por la no violencia contra la mujer, de numerosas marcas que me tenían como su figura de confianza. Yo no podía decepcionarlos, yo no podía tirar por la borda la confianza depositada en mí … Conforme pasaba el tiempo desde que vi aquel rostro dormido de Chris, más tomaba conciencia del rol que tenía, del lugar en el que estaba parada. Y me dio miedo, mucho miedo. Porque empecé a darme cuenta de la locura que estaba por cometer, del daño que me podrían haber hecho, de que evidentemente no teníamos todo controlado, de que no estábamos actuando en su totalidad a la altura de las circunstancias. Cada vez me daba más cuenta de que ya no éramos los mismos que estábamos arriba de un bus yendo de pueblo en pueblo buscando mejor suerte en nuestras vidas. Ahora buena parte de lo que habíamos soñado lo habíamos logrado. Sólo nos faltaba un pasito más, sólo un pasito más y el mundo era nuestro. Teníamos que estar bien concentrados en nuestro futuro disco en inglés, de cómo debían ser nuestros futuros conciertos en México y en Estados Unidos, de cómo debíamos encarar nuestra primera gira por Sudamérica ... Sí ... Había llegado el momento. Ya no nos podíamos permitir pensar en otras personas y en otros problemas. No teníamos por qué estar detrás de la locura y de los problemas de otras personas. Teníamos que permitirnos ser un poquito egoístas … Sí, un poquito egoístas para evocarnos a lo nuestro y dar nuestro último gran salto. Éste es nuestro año. Sin duda que es nuestro año. No sé si 1995 nos verá en el primer lugar. Ya veremos al final de él. Pero mínimamente tendremos que estar en  el camino. Por lo menos en este año debemos lograr algo que nos permita decir que ya lo tenemos, que es sólo recorrer el camino y llegar a la meta. Fue allí, en ese momento, que solté mis brazos a Chris y le dije que ya nos fuéramos, que había mucho por hacer, mucho que realizar para el concierto del día siguiente en Los Ángeles…

Recuerdo que fuimos lentamente en auto camino a q-productions. Todo estaba raro, muy raro, pero a la vez todo estaba bien. Fuimos durante todo el viaje en silencio absoluto. Tal vez Chris debería sentirse cómodo, y en parte era así, pero se sentía inquieto. Quería decirme muchas cosas, sobre todo quería preguntarme sobre lo que pasaba y sobre lo que pensaba de ella … Pero como siempre respetó mis tiempos y mis decisiones. ¡¡Qué buena persona es Chris!! Más de uno habrá dicho que es una persona alocada, muy díscola y extrañamente introvertida. Pero no es así. Yo lo descubrí y le hice ver lo valioso que era. Podría jactarme de que yo lo supe llevar por el buen camino, que yo le hice ver lo bueno que tenía enfrente, que el mundo no es tan malo como parece. Pero no es así. Yo sólo le hice ver a Chris que se mirara, y que se viera qué es y qué quiere ser en la vida. Sólo le hice ver que era un ser maravilloso y que no tenía que sentirse avergonzado por ello. Le hice ver que lo que hacía cotidianamente era hermoso y no un objeto de burla. El mérito es de él que se permitió descubrir y que se sintió que podía ser tal cual era sin hacerle daño a nadie, sintiéndose mejor y hacer que los demás se sintieran del mismo modo … De pronto en la rareza de ese día noté que el sol se había asomado por entre las nubes. Era una buena señal … para mí, no para el día. Mi madre siempre me dijo que en un día lluvioso, si por un instante sale el sol, eso no significa que pronto despejará, sino que seguirá lloviendo y peor aún … Pero ese sol que se asomaba por un instante era para que yo lo viera, para hacerme ver que entre tantos nubarrones de la vida había una salida, una oportunidad. Me sentí liberada, me sentía tranquila. Sabía que todo dependía de mí. Que si yo me lo proponía sin duda lo lograría. Y que tenía mucha gente que me  quería, que me apoyaba y que tenía toda su confianza depositada en mí … Levanté mi brazo izquierdo y le acaricié el pelo a Chris mientras le sonreía y nos mantuvimos así hasta que llegamos a q-productions. Cuando estaba bajando y me disponía a ingresar, Chris me dijo: “¡¡No te apures, Selena!! Recuerda lo que me dijiste antes. Espera que te acompañe al estudio”. Yo me quedé parada esperando a que él me alcanzara y llegáramos juntos abrazados hasta dar con mi padre y con mi hermano. Nunca me sentí tan querida y tan contenida. Ya sentía las fuerzas que necesitaba para seguir por mi camino…

Cuando ingresé al estudio abracé con efusividad a A.B. y a mi padre. Ellos me miraron contrariados. Seguramente me iban a decir algo, sobre el porqué de mi llegada tarde, de que deberíamos grabar algo antes de salir al otro día para Los Ángeles, pero algo notaron en mi rostro y se quedaron en silencio. A veces uno no se da cuenta de la dimensión de lo que uno expresa con una mirada, con un gesto, con una palabra. Yo actuaba como si fuera un día más aunque supiera en mi interior que no lo era. Y se ve que ello lo captaron así. Por eso se quedaron mudos esperando lo que les iba a decir. “Sé que me esperaban para seguir grabando el disco en inglés, que hay que apurarlo, que para el verano debería estar listo. Pero les ruego que hoy no hagamos nada. Es más. Quiero que vayamos ya mismo para Los Ángeles … Les prometo que lo que no hagamos hoy lo haremos el lunes mismo, que trabajaré el doble y hasta el triple cada día si es necesario … Sólo les pido a cambio que ya vayamos para Los Ángeles. Lo que quiero hacer allí es algo que contribuya a ese disco. Me gustaría estar bien temprano mañana ensayando más temas en inglés para incluirlo en el concierto. Si tiene que durar más tiempo el concierto, que dure. No voy a dejar de hacer los clásicos, pero quisiera sorprenderlos un poquito … Me gustaría ya cantarles uno de los temas que ya grabamos para el disco ... ¿Qué tal si cantamos ‘Dreaming of you’, ‘I could fall in love’ o ‘I’m getting used for you’? ¿Y si cantamos todas esas juntas? ¿Y si cantamos esa que aún no grabamos pero venimos ensayando, esa que dice ‘¡¡Oh, no!!’? ¡¡Vamos, animémosnos!! Yo no quiero esperar a que salga el disco para cantar esos temas. No quiero llegar con todo el miedo acumulado para mi primer concierto casi enteramente en inglés. Quisiera probar ahora, quisiera animarme a cantar esas canciones que no esperan y emocionarlos. Yo sé que puedo hacerlo. ¿Acaso ustedes no lo creen? ¡¡Díganme que sí!! ¡¡Se los ruego!! Aunque sea déjenme cantar sólo un par de canciones…”. Cuando terminé de decirles mi pedido, casi ruego, mi hermano se apresuró a decirme: “Me parece una gran idea, hermana. Es un poco arriesgado, más que nada porque no lo estuvimos ensayando, pero si lo hacemos ahora aquí, o mañana en Los Ángeles, algunos temas nuevos podremos tocar. Sólo que por allí nos convendría hacerlo aquí en vez de grabar y viajar mañana a Los Ángeles…”. Yo lo escuché con alegría pero lo interrumpí de inmediato: “¡¡No, A.B.!! ¡¡No!! ¡¡Tenemos que irnos de aquí cuanto antes!! Quiero viajar ya, como mucho a la última hora de la tarde, para poder ensayar desde temprano en Los Ángeles mañana. No quiero estar más tiempo aquí en el día de hoy. Y les pido que por hoy no me pregunten por qué. Yo luego se los explicaré. Ya se lo dije a Chris y él me entendió…”. Mi padre y mi hermano miraron a Chris y él los miró con cara de ruego, de que aceptaran sin más, de qué él sabía por qué. A.B. se puso serio y nos dijo que él ya se disponía a conseguir los pasajes en avión para salir cuanto antes para Los Ángeles. Mi padre lo miró y con un gesto le dijo que lo hiciera ya mismo mientras me dijo. “Si así lo quieres, así será, Selena. Espérame que le voy a decir a todos que no grabaremos hoy”. Y se fue en silencio para el interior del estudio. Yo me quedé sentada en uno de los asientos del estudio mientras Chris me tomaba de la mano y me sonreía en silencio. Yo estaba muy nerviosa pero a la vez muy decidida. Sólo quería salir cuanto antes de Corpus Christi. Sentía que hasta que no estuviera en Los Ángeles no podría estar en paz conmigo misma, por lo menos durante ese día … Al rato vino A.B. y nos confirmó que por suerte había conseguido los pasajes para salir al fin de la tarde, por lo que debíamos apurarnos para llegar al aeropuerto. Fue allí cuando apareció mi padre y me dijo que antes de salir quería hablar sólo unos cinco minutitos a solas conmigo, que no me preocupara, que era sólo para ajustar el tema del concierto del día siguiente. Chris me miró y yo me incorporé con cara de que no se preocupe y con mis labios le hice la mímica de que se quedara allí, de que ya volvía, mientras que con la mano le marcaba los cinco minutos para que al cabo de ese tiempo me fuera a buscar. Pensé por un instante que mi padre buscaría una explicación a mi decisión, o me regañaría por atrasar la grabación o que osara, incluso, con adelantar en vivo mis nuevos temas en inglés. Ya estaba pensando en buscar algún justificativo para responder a esas preguntas sin tener que decirle las verdaderas razones, al menos hasta dentro de unos días. Una vez sentados en unas sillas en pleno estudio de grabación mi padre me sorprendió con sus palabras: “No te voy a preguntar por las razones de esta decisión, pues te conozco y sé que no me las dirás. ¿Sabes? Aprendí la lección. Se están por cumplir 3 años de tu casamiento, y así como tuviste tus buenas razones para decidir algo que fue bueno y sabio para ti, ahora tendrás otras buenas razones para hacer esto. Sólo te pido un favor o, mejor dicho, escucha este consejo: no pongas en juego tantas canciones del nuevo disco. No lo digo por los ensayos y preparativos. Lo digo por la gente. Ellos esperarán los éxitos de siempre y, como mucho, soportarán, uno, dos temas nuevos. Espera a que la gente escuche esos temas, se acostumbre a ellos, les guste y desee verlos interpretar por ti en vivo. No los quemes ahora. No los desperdicies. Hazme caso. Sólo uno o dos temas. Mejor un tema y parte de otro … Piénsalo. Me lo agradecerás después. ¿Sí?”, y se me quedó mirando con una ternura y una confianza de la cual no estaba acostumbrada a ver en él …Muchas cosas raras habían pasado aquel 31 de marzo … Yo miré para abajo, asentí con la cabeza, mientras mi padre me abrazaba y me decía. “Me alegra mucho que me hayas escuchado. ¡¡Ahora, vamos!! ¡¡Apurémosnos que nos queda poco tiempo para ir a Los Ángeles!!”. Yo me dispuse a salir delante de mi padre. Era extraño. Yo salía seria. Él sonriente. Cuando Chris me preguntó si todo estaba bien, yo le dije que todo estaba extrañamente bien. Podría estar contenta pero no lo podía exteriorizar hasta verme fuera de Corpus Christi. Mientras ello no ocurriera yo tendría ese nudo en el estómago y esas puntadas en la cabeza. Pero una cosa tuve en claro en ese momento. Que no hay que esperar a que las cosas cambien … Basta que uno cambie para que los demás acepten nuestro cambio y actúen en consecuencia…

Durante mi estada en el avión casi no hablé. Me hacía la dormida, luego abría los ojos y miraba para la ventana. Estaba nerviosísima pero no quería demostrarlo ni decirlo, pero se notaban todos mis sentimientos a la distancia. Chris se mantenía al lado mío sosteniendo mi mano y yo aferrándome a él sin darle otra oportunidad que contenerme. En un momento vi que él se retiró y yo me alarmé. Pero pronto me tranquilicé cuando vi que al lado mío se había ubicado mi madre. “Deja que descanse un poquito”, le dijo y pronto comenzó a acariciar mi cabeza mientras yo me ponía acurrucada por encima de su falda. “Qué lindo es revivir esos momentos en los que eras una niña y venías a mis brazos para que te acariciara en el bus mientras íbamos de pueblo en pueblo…”, me dijo mientras me daba un beso y yo cerraba mis ojos esperando que ese momento no se fuera nunca … Estaba dormitándome cuando casi susurrándome al oído mi madre  me dijo: “No me tienes que decir nada. Sé que si me necesitas vendrás a mí como cuando eras niña … Lo único que quiero que sepas es que siempre contarás conmigo y que cada vez que necesites ayuda cuentes con nosotros. Nada mejor que sepamos lo que nos pasa para ayudarnos…”. Yo me incorporé un poquito para abrazarla y quedarme así un largo rato. No pude dejar de llorar, pues en lo más interno de mi Alma y de mi corazón sentía que cualquier error me podía llevar a no verlos nunca más, que cualquier apresuramiento, que cualquier problema sin diálogo nos podría llevar a un error fatal. No podía dejar de pasar por mi mente aquel reportaje en el que mi madre decía que no podía imaginarse su vida sin mí y eso me hacía abrazar más a mi madre y llorar con fuerza …Mi madre en ningún momento me preguntó por qué ni me pidió explicación alguna. Estaba segura de que entendía todo, y de que estaba feliz y aliviada de que en ese momento ella estuviera allí conmigo. Y más me emocioné cuando vi que mi hermana Suzette se acercaba con unos doritos y me decía que aunque no pudiera tocar estaría allí conmigo. “Sabes que en este tiempo en el que no vengo tocando en la banda no estuve acompañándote siempre pues pensé que no era necesario y que no me necesitabas. Me he dado cuenta de que no es así. ¡¡Por eso quiero que sepas que siempre estaré a tu lado, esté o no tocando para la banda!!”. Estuve abrazada a mi madre y a mi hermana un largo tiempo entre risas y llantos hasta que A.B. vino corriendo a la voz de “¡¡Selena, Selena!! Tengo una buena y una mala noticia para ti … ¿Qué prefieres que te diga primero?”. Yo lo miré extrañada y resignadamente le dije. “Dime primero la mala…”. “Que me olvidé de las partituras de los temas nuevos en inglés para tocarlos en vivo…”. Yo lo miré entre la desesperación y la furia, pero me contuve y le dije: “Pues entonces, ¿cuál es la buena?”. ¡¡Que por suerte las tiene José Behar y él ya está en Los Ángeles!! Y nos espera a cenar allí … ¡¡Ah!! Ya me olvidaba decirte … No sé si lo notaste … ¡¡Estamos a 5 minutos de llegar!!”. Cuando me dijo A.B. esa humorada le tiré con un almohadón del asiento del avión mientras me desternillaba de la risa. Luego me dirigí a mi asiento para recoger mis cosas y permanecí casi en silencio hasta que el avión aterrizó en la ciudad. Bajé los escalones muy despacio hasta que pisé el suelo de Los Ángeles. Era aún 31 de marzo, más precisamente las 10 de la noche. Pero me sentía aliviada, contenta, salvada. De pronto vi que nos estaba esperando José Behar y me adelanté a las corridas para abrazarlo y para agradecerle por todo lo que hizo por nosotros en estos últimos 5 años. Sentía que revivía, que vivía por segunda vez, que el Señor me había dado una nueva oportunidad para hacer lo que debía realizar en la vida. La necesidad de abrazar a todos era la certificación que necesitaba sentir de que estaba todo bien, de que mis afectos estaban conmigo, de que yo estaba con ellos, que yo estaba viva, que no debía desperdiciar ninguna oportunidad más, que cada momento, que cada instante debía aprovecharlo en pos de todo lo que más deseaba como artista y como persona … “Mira, José. Que no me escuchen los demás, pero luego quiero contarte mis planes para el concierto de mañana. Me gustaría saber que cuento contigo para hacerlo”, le dije con seguridad y firmeza. “Pero Selena … Sabes que sólo tienes que pedirme lo que deseas y que yo te complaceré de inmediato … Yo confío en ti y sólo quiero facilitarte las cosas para que lo que desees se cumpla al instante, para que el éxito llegue sin sobresaltos…”, me dijo con ternura. “Gracias, José. Sé que cuento contigo ... Quiero que mañana nos encontremos bien temprano en el estadio en el que se desarrollará el concierto. Allí te diré lo que deseo. Quiero encontrarme contigo y con A.B. Y que una vez que nos pongamos de acuerdo, hacer todo lo posible para que el concierto sea algo inolvidable para todos. ¡¡Pero no quiero que lo sepa más nadie!! ¡¡Y menos aún mi padre!! ¡¡Que esto quede entre los tres!!”, le imploré. “No te preocupes, Selena. ¡¡Así será!! Ahora cenemos y mañana ultimemos detalles”, me dijo José mientras me abrazaba y me daba un beso. Fuimos para ver a los demás y antes de cenar lo aparté a A.B. para enterarlo de lo acordado. Él lo entendió y no hablamos más del tema hasta el otro día, hasta el gran día, el día en el que decidí que iba a ser Selena para todo el mundo…

Casi no pude dormir en esa noche. Estaba excitada, muy excitada y expectante. Tuvo que pasar mucho tiempo y estar en la certeza de que era 1 de abril para dormirme. No creo que haya pasado mucho tiempo entre que pude dormirme profundamente y sonara el despertador. Me levanté como un resorte y agradecí como nunca la llegada del nuevo día. Uno no sabe de razones ni de actitudes sin mucha explicación. Pero a veces las cosas son como son y todo tiene una razón, aunque no sepamos realmente cuál es el motivo de muchas de las cosas que nos pasan. Yo sabía esa mañana que nadie podría detenerme y que podía estar tranquila, muy tranquila. Lo peor había pasado y ya no tenía de qué preocuparme, aun sabiendo de que esa mujer estaría por allí al acecho y buscando su cometido a como sea … Pero algo o alguien me decía que ya podía estar tranquila, que ya nada podría pasarme … Fui en busca de A.B. no sin antes darle un pequeño beso a Chris. Pero para mi sorpresa Chris se levantó alarmado y me preguntó que a dónde iba sola, que cómo no le había avisado antes de marcharme. Yo traté de decirle que ya no tenía de qué preocuparse, que todo estaba bien, que ya le explicaría al otro día lo que me había pasado. Aun así, Chris me dijo que no me dejaría ir sola a ningún lado hasta que estuviéramos solos para el aniversario y le explicara todo. Yo acepté su imposición con una sonrisa y esperé a que se preparara para acompañarme. No hay nada más lindo para una mujer que sentirse querida, necesitada, protegida. Cuando Chris ya estaba listo, me dirigí a la habitación de A.B. y golpee su puerta con el sonido de una contraseña. Al rato él salió presuroso y yo le dije si ya le había dicho a nuestro padre que nos adelantaríamos para ensayar. Él me dijo que sí y salimos los tres en busca del estadio y de José Behar. Una vez allí nos juntamos con él y sumé a Chris en la charla. Sólo le expliqué que quería incluir 3 temas del nuevo disco en inglés y que los pondría en el medio de todos los demás temas, que no tenía un orden prefijado, que como tenía tantos deseos de cómo podría interpretarlos en vivo, que quería cantarlos en el momento en el que yo lo creía conveniente. Por eso había pensado en que él podría conseguir algunos músicos y cantantes que podrían servirme de acompañantes para esos temas y que me estaban acompañando para grabar el disco en inglés, sin que por ello tuviera que comprometer a la banda para ensayar en unas horas esas canciones … José Behar se sobresaltó pues no tenía mucho tiempo y porque era una apuesta muy arriesgada. Él sólo atinó a decirme: “Es difícil, pues puedo conseguir a los músicos y coristas para esta noche, pero tendrían que coordinar contigo en esos temas. Y no creo que tengas tiempo…”. Antes de que entrara en desesperación, yo le dije. “De eso no te preocupes, José. Tú consíguelos. Sólo dile que serán 3 temas y que sólo tienen que seguir mi señal para empezar. Yo luego hablaré con ellos. Ya verás. Todo va a resultar”. José Behar asintió en silencio y salió presuroso para hacer los llamados correspondientes. Inmediatamente A.B. me tomó del brazo y me dijo: “¿Pero te has vuelto loca, Selena? ¿Cómo crees que podremos lograrlo? No hay tiempo. Si se entera nuestro padre…”. Yo lo miré serenamente a los ojos y le dije: “Todo va a salir bien, A.B. Confía en mí. Tú sólo asegúrate de que los temas de siempre salgan bien, y si pregunta nuestro padre sólo dile que tocaremos un tema y que ya está ensayado. Por lo demás, déjalo todo en mis manos. Yo me voy a arreglar…”. Mi hermano me miró más tranquilo pero aun así sin comprender, y cuando vio que Chris con un gesto le dijo que me dejara hacer lo que pedía, él se apartó y dijo: “¡¡Está bien, está bien!! Haré lo que me pidas. Eso sí. Si sale mal, tú te harás responsable con nuestro padre. ¿Entendido?”. “¡¡Entendido!!”, le dije con una sonrisa. Allí A.B. se desarmó y sólo atinó a abrazarme y a decirme: “¡¡Te quiero hermana!! ¡¡Suerte!! ¡¡Estás loca pero tienes mi apoyo!! ¡¡Sé que lo harás y bien, como siempre!!”. Cuando él se marchó para juntar a la banda, yo fui mirando el escenario y lo recorrí para saber cómo debía moverme, cómo debía planificar lo pensado de antemano … Por suerte, José Behar vino pronto para anunciarme que tendría a todos los músicos y cantantes disponibles en poco tiempo: “¡¡No me vas a creer, Selena!! No es que los haya conseguido por ser el presidente de Emi Latin, pues aun así me hubiesen colgado los teléfonos sin poder completar mi pedido … Bastó que te nombrara a ti para que aceptaran sin más. Todos tienen el mejor recuerdo de ti en las grabaciones y no dudaron en colaborar para el concierto de hoy. ¡¡Todos saben que llegarás lejos, sin duda, y te quieren  mucho!!”. Yo le sonreí toda emocionada … En cierto modo, ya había logrado más de un éxito con ese gesto … No pasó mucho tiempo de ello, y mientras yo ensayaba en el escenario mis clásicos de siempre con la banda, cuando empezaron a llegar todos los músicos y coristas. Yo sólo les dije lo que iba a cantar, que iban a estar juntos en un costado del escenario y que cuando les diera una señal determinada empezarían a cantar los temas elegidos: “Dreaming of you”, “I could fall in love” y “I’m getting used for you”. Luego me permití ensayar con ellos no sólo los temas sino la coordinación. La buena predisposición de todos facilitó las cosas. Lo hicimos en tiempo récord y con el tiempo justo. Luego les pedí a todos que se liberaran hasta la hora del concierto mientras yo me iba a descansar y a comer algo. No había hecho nada de ello hasta allí, hasta tener la certeza de que tenía todo listo y controlado para lo que se vendría esa noche. Todo listo y controlado … hasta para improvisar y para dar el gran salto al vacío que, si salía bien, no tendría ninguna complicación y sería mi consagración definitiva. Me marché con la única intención de descansar y de comer. Al cabo de unas horas, y apenas me levanté y supe que era la hora, sólo me dirigí al escenario con la seguridad de que lo lograría. Por horas no recordé el vestido largo y blanco que me había puesto, el peinado voluptuoso y enrulado que lucía, ni los aros que me puse y que luego los arrojé al suelo en cuanto se me escapó uno, como me solía pasar. No lo recordé porque me dejé llevar, me dejé llevar por mi seguridad, por mis sueños, por mi voz, por mi soltura, por mi esfuerzo, por mi historia. Hasta allí era Selena, la artista texana, la artista latina, el gran sueño americano. A partir de allí comencé a ser Selena, la gran cantante internacional, una realidad, una mujer que haría historia en el mundo ... Todo salió perfecto .... Yo no lo supe hasta mucho después, hasta que supe que había terminado todo al sentir los abrazos y felicitaciones de todos, y las exclamaciones de mi padre diciéndome con lágrimas en los ojos: “¡¡Me has engañado!! ¡¡Me dijiste que sería un solo tema y fueron tres!! ¡¡Pero qué importa!! Gracias por haberme mentido, por esta vez. Has dado un concierto maravilloso. ¡¡Eres mi orgullo y todo es por tu propio mérito!!”. Recién allí, recién allí supe que había tocado el cielo con las manos. Recién allí pude saber que había aprovechado mi oportunidad y que estaba a la altura de las circunstancias … Recién allí supe que todo lo hecho no había sido en vano. Recién allí me sentí que era definitivamente la mejor, no sólo para mí, no sólo para mi familia, sino para todo el mundo. Recién allí supe lo que era sentirse una gran artista…

Y ahora estoy aquí, de vuelta de Los Ángeles … Ya es 2 de abril. Y estoy mirando a Chris cómo sigue durmiendo …. Nos fuimos con Chris a casa para celebrar nuestro tercer aniversario de casados, pero llegamos tarde y exhaustos, y nos fuimos a dormir un ratito para poder celebrar más tranquilos y a lo grande. Todavía estaban los ecos del concierto del día anterior y me di cuenta del gran salto que había dado cuando en las tapas de los diarios mencionaban mi actuación en Los Ángeles. Recordé la emoción de 3 años atrás al verme en las tapas de los diarios de Monterrey y de Corpus Christi hablando del éxito de la verdadera “artista del pueblo” cuando pisé por primera vez aquella bella ciudad mexicana. Ahora las tapas de todo Estados Unidos hablaban de la “gran artista latina”, del “gran fenómeno de los años ‘90”. Sólo me faltaba ver las tapas de los diarios de Sudamérica y de Europa. Pero para eso había tiempo …Sólo era cuestión de seguir el camino sin prisa pero sin pausa … De pronto, Chris se levantó y tan pronto me vio, me pidió que lo esperaba en la antesala. Yo me reí … ¡¡Pobre, Chris!! Yo ya sabía el anillo que me iba a regalar. Aún no sabe que las mujeres nos enteramos de todo. Me gustaba igual que mantuviera ese Alma de niño … Cuando llegó, yo lo sorprendí con otro anillo, el famoso anillo de huevos faberge que me había regalado esa mujer. Él me miró sorprendido. “Sabes que es de lo que más quiero. Por eso te lo entrego. Y si alguna vez te fallo, me lo devuelves. Así sabré qué es lo más importante para mí…”. El me abrazó y me dio un largo beso, pero me preguntó por qué hacía eso, qué era lo que tenía para decirme ese día. Justo en ese momento se escucha un golpeteo desesperado en la puerta de casa. Chris se sobresaltó, pero yo no. Fui hacia la puerta y vi que era A.B. Entró y me dijo: “Acaban de arrestar a nuestra presidenta del fans club. ¡¡Aún no sé qué pasó, pero parece que fue a q-productions y amenazó con disparar!! Por suerte no hay heridos, pero creo que hablaba de ti. ¡¡Por favor, no salgas a decir nada!! ¡¡Ya nuestro padre lo hará por nosotros!!. Yo tapé su boca con mi dedo índice y le dije: ¡¡No te preocupes, A.B.!! Tengo algo más importante que hacer. Sabes que es mi aniversario de casada. Dile a nuestro padre que estaré celebrando y que por eso no atenderé a la prensa. Será por hoy .... Sólo por hoy…”. A.B. se sonrió mezcla de tranquilidad y de vergüenza, y me prometió que eso le diría a mi padre. Cuando cerré la puerta, Chris se acercó a mí y me dijo: “Era eso lo que tanto te asustaba el viernes. Era porque…” ... “Digamos que sí”, lo interrumpí poniéndole también mi dedo índice sobre su boca … “Pero ahora no hablemos. Tenemos algo más importante que hacer. ¿No te parece?”, y lo llevé de la mano a nuestra habitación. Chris se sonrió y yo me sentí la mujer más feliz del mundo. Tenía el mundo en mis manos pero lo tenía para que él me quisiera, sólo me quisiera. Ahora sí estaba segura de que con Amor todo lo podría lograr. Nada más hermoso que estar segura de ello en mi tercer aniversario de casada…

(Pocas veces me ha ocurrido no tener que decir nada más, ni acotar nada luego de leer un relato sobre Selena… Sólo me queda por preguntarme una y otra vez si alguna vez esta historia se cumplirá, si Dios me concederá de una buena vez el deseo desesperado de mi parte de alguna vez ver a Selena exitosa y feliz, sobre todo feliz…)

Selena: todo los días rezo por ti, todos los días rezo por un futuro mejor con tu presencia que todo lo ilumina…

Te quiere con el corazón que sólo a ti pertenece…

 

 


 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: March 24th, 2012
 
 

Aquella tarde que Guadalajara se iluminó con tu presencia, Selena…

 
 


Aún lo recuerdo y me cuesta entender que haya pasado tanto tiempo ... Es que cuando uno ha tenido la dicha y el placer de conocer a Selena no se la olvida jamás. Para lamento mío y de tanta gente, su partida absurda de este mundo ha hecho que uno no sea el mismo desde aquel día ... Es curioso. Con el tiempo experimenté lo mismo que tantos otros. No digo que la subestimé o que no le di importancia. Digamos que cuando supe que vendría para ser entrevistada en nuestro programa de radio allí en Guadalajara, pensé que vendría con aires de diva, que se haría la importante y la mujer fatal en nuestro humilde programa de radio. Yo no sabía si con la fama había cambiado mucho, pero lo presentía … Y esa sensación denotaba mis prejuicios hacia ella y en general ante la vida ... Pero más allá de eso, me preparé para la ocasión que se me presentaba, tratándose Selena de una estrella en ascenso que estaba pegando muy fuerte en México. Sabíamos que estaba provocando furor no sólo ya en Monterrey sino en toda la República Mexicana, pero también teníamos entendido de su proyecto de hacer un disco en inglés. El equipo de producción había pensado en hacerle una entrevista lo suficientemente larga como para que se pudiera hacer en dos emisiones, por lo que habíamos pensado en hacerle unos textos de presentación para que ella misma los leyera y fueran más atractivos para el oyente. También habíamos instalado una cámara de video para que se registrara su presencia. Pero en todo momento supuse erróneamente que la entrevista sería más bien para el lucimiento de ella, para que Selena anunciara sus presentaciones, para que ensalzáramos su figura. Yo tenía conocimiento de Selena y la consideraba una excelente artista, pero no sabía con qué me encontraría. No sabía si sería aquella humilde cantante que no hablaba bien el español, y que se mostrara tan tímida frente a las cámaras y a las entrevistas, o aquella artista sonriente, segura y famosa que no sólo paseaba su éxito sino que ya exhibía su seguridad y su fama a través de su boutique y de su propia línea de ropa. Sabía que arrasaba con todos los premios internacionales, que había hasta obtenido ese año un Grammy, que emergía como una figura a la que nada la detenía, a la que no había barrera que la contuviera. La esperábamos con Consuelo buscando tal vez rescatar más a la persona que a la artista, habiendo preparado preguntas que la obligaran a hablar de sus sueños, de ella misma, de sus planes. Buscamos también que Selena se adaptara a nuestro ritmo, a nuestros chistes y  a que ella se integrara a nosotros ... Sí. Lo debo confesar. Aunque todos la queríamos y respetábamos, nos molestaba un poquitito su acento norteamericano, que a veces no entendiera algunas palabras en español o que incluso insertara algunas palabras en inglés en el medio de sus conversaciones. No era una cuestión personal. Lo hacíamos con todos … Pero también sabíamos, en el caso de Selena, que ella había evolucionado muchísimo, que se había esmerado en hacer las cosas bien, que sabía hablar a esa altura el español con mucha fluidez … Cuando recuerdo cómo fue la entrevista, el impacto que nos provocó su presencia, la lección de vida que nos dejó, lamento que por allí no le hayamos dado más dimensión a las cosas que había hecho ese día tan caluroso en el que la recibimos. Como tantos otros, yo también pensé que habría otra oportunidad, otros reportajes, otros encuentros. Es increíble lo que generan estas cosas. Recuerdo que cuando habíamos terminado la entrevista, por la premura que teníamos para dejar todo listo para luego ser editado el material para esos dos programas, yo le pasé rápida y displicentemente un papel en el que le indicaba lo que tenía que leer y decir. Recuerdo que ni la miré, en el apuro que tenía para que todo saliera bien y atento a las señas del operador ... Ni la miré a Selena ... Luego me arrepentiría para siempre de ese acto. Si hubiese sabido lo que pasaría espués, si hubiese tomado la verdadera dimensión de lo que tenía enfrente, yo no hubiese dudado un instante en lo que debía hacer … Pero no lo hice … Y eso que me había impresionado ella y no sólo por su figura increíble ... No ... El que llegó a conocer a Selena sabe a qué me refiero con esto que afirmo ... Si alguien había tenido la dicha de haberla visto, de haber tenido un contacto con ella, si había conversado con Selena, sabría que lo que te impresionaba de ella era otra cosa. Su personalidad te impactaba, su forma de ser te maravillaba, su estilo, su manera de reírse, de hablar, su humildad para encarar las cosas, el demostrar que no se sentía más que nadie y a la vez hacernos sentir que nosotros éramos lo más importante eran cosas que te dejaban encantado y maravillado con ella ... Qué tonto fui ... Yo me había dado cuenta de todo, pero en aquel momento creí que lo más importante eran cosas tales como la grabación, la edición, el operador, si hacía calor, las humoradas que me hacía Consuelo, mi propia persona, nuestras propias figuras ... Qué tonto fui ... Sabía que ella nos había demostrado que era una artista de verdad y una persona admirable. Pero le dimos importancia a cosas mundanas, a cosas sin importancia. Tuvo que pasar lo peor para que me diera cuenta de ello. Lo que aprendí después de aquel nefasto día es que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, como si fuera el último, y saber decir todo lo que uno siente en el momento justo y no esperar otros momentos más “propicios” para hacerlo. Mañana … Mañana puede ser tarde. Mañana puede ser nunca ... Tuvo que pasarle eso a Selena para que yo me diera cuenta no sólo de que no la vería más sino de lo tonto que fui, de lo ingenuo que había sido. Tal vez, tal vez si le hubiese dicho lo que representaba para mí luego de entrevistarla, las cosas hubiesen cambiado … Sí, ya sé. No es así. La realidad, la cruda realidad me dice que no es así, ¡¡pero qué importa!! Cuando pasan estas cosas uno cree, quiere creer, que por allí uno tiene ese poder mágico de cambiar la realidad. Es como pensar en que por allí en un tiempo no muy lejano se puede viajar por el espacio y por el tiempo, y se pueda modificar el destino. Sé que es tonto, irracional, iluso … ¡¡Pero qué importa!! Es mejor pensar, para poder sobrevivir a tanta locura, a tanto dolor, a tanto sinsentido, que eso es posible, que tal vez ello pueda suceder. Pensar que nada es posible es morir un poco. Me cuesta creer, luego de conocer a Selena, que lo sucedido con ella pudo ser posible. Es inaudito, francamente incomprensible e inexplicable. No puedo comprender a 17 años de aquello, ni lo entenderé jamás, que a Selena le hayan hecho semejante cosa. ¿Una persona que la conocía bien le hizo esto? ¿Cómo se entiende? ¿Cómo se explica? … No. No hay forma de comprenderlo ... Yo la vi, yo la escuché, pude ver la expresión de sus ojos … ¿Con qué cara esa mujer hizo lo que hizo? ¿Esa mujer era alguien de su confianza? ¿Esa mujer que le disparó? ¿Esa mujer que hubiese disparado de nuevo por la espalda si hubiese sido necesario? ¿Esa mujer que la sigue dañando con esas ponzoñosas declaraciones? Aún me cuesta comprender que alguien haya intentado tocar a Selena … Yo la vi, yo la escuche, yo la miré con una sonrisa por sus ocurrencias, yo la sentí hasta respirar … No ... No lo comprendo. Y como todos, por esas cosas de la vida y ante estas circunstancias, me siento culpable, me siento responsable por no haber podido hacer nada, por no haberme dado cuenta, por no haber podido salvar a Selena diciéndole que era una artista brillante y mejor persona…

Recuerdo que hacía mucho calor. Pensé que eso molestaría a Selena. Con Consuelo gestionamos que se trajeran al menos un ventilador de algún lado, pues en el estudio no había ninguno. Éramos tan humildes que incluso fuimos a buscarlo en casa de uno de los operadores que trabajaba en otro turno para que Selena no adujera molestias por ello. Aun así sabíamos que no llegaríamos a tiempo, que Selena entraría antes al estudio de radio. Pensamos con Consuelo en tratar de entretenerla en cuanto llegara e, incluso, de hacer bien amena la conversación para que Selena se sintiera bien cómoda. No podía dejar de pensar que Selena sería como todas esas estrellas con “pretensiones”, que por más que vinieran de un origen humilde, en su condición actual se mostrarían como unas divas y nos saldrían con innumerables pretensiones. Nosotros no teníamos muchos recursos pero habíamos hecho las gestiones necesarias para que ella viniera y le fuera atrayente su venida pues les serviría de promoción para sus shows en México, amén de que se hiciera más conocida en la ciudad. Yo tenía en claro una cosa: que si bien Selena era una artista que recién empezaba con su carrera “fuerte”, gozaba de una popularidad y de un cariño popular que pocas tenían. Pero la incógnita para mí seguía siendo cómo estaba tomando este momento, cómo se sentía una muchacha que había empezado tan de abajo y que ahora gozaba de las mieles del éxito. Incluso indagué para la entrevista y noté que nuestra apreciación de Selena no abarcaba la dimensión de lo que significaba en algunas regiones, sobre todo la de Texas. Tanto los que la querían como los que no tanto aquí en Guadalajara pensaban que ella no era tan popular, a punto tal que cuando sucedió aquello tan triste muchos pensaban que la cima, más allá de que lo lograra de todos modos, la había logrado entre el talento y la desgracia. Muchos decían: “Lamentablemente el ‘boom’ de su carrera fue con ese disco póstumo e inconcluso que saliera en las disquerías poco después…”. Y yo sabía que eso no era cierto. Esas declaraciones me molestaron mucho, tanto como para ver que en los homenajes en su memoria muchos presentadores no sabían mucho de Selena y decían cosas inconsistentes, y más aun con el paso del tiempo, en el que los homenajes son disfrazados para promocionar otras cosas o para destacar otros valores. Lo más triste para mí fue ver que, a través de los años, en las tapas de revistas en las que se homenajeaba a Selena, ella ya no cubría toda la portada, y los segmentos de homenaje en los programas de televisión eran cada vez más pequeños … Sólo People en Español la sigue homenajeando como si todo hubiese sido hace un año … Pero eso tiene una explicación: People en Español surgió luego de agotar dos ediciones de People dedicados a Selena. Allí dieron cuenta de que el latino existía en Estados Unidos y decidieron hacer la versión hispana de la prestigiosa revista nortemaericana… Todo gracias a Selena … Increíble … Lo cierto es que allá por 1994 Selena era toda una celebridad en Texas, que recibía premios desde que tenía 16 años, y que la gente la amaba pues era la única artista capaz de recorrer la mayoría de los pueblos de Texas y de otros Estados en un bus en el que prácticamente vivía. Selena era de esas artistas que iba a la gente y no que la gente iba a ella. Selena era de esas personas que visitaba pueblos para darles un concierto mientras que los demás no aparecían ni cerca … En México tenía una popularidad dispar como en Estados Unidos. En Monterrey la adoraban, pero en México DF aún no había logrado la misma popularidad, pero ya había cosechado los éxitos suficientes como para ser tenida en cuenta como una de las artistas latinas más importantes. Siempre me llamó la atención que alguien que no dominaba bien el español tuviera tan buena aceptación en México. Sabía de su éxito pero sabía también que su condición de méxico-americana con poco manejo de nuestro idioma siempre traería resquemor. Pero en ella no. Siempre eso me intrigó hasta que la tuve bien cerca para entrevistarla, bien cerca para saber cuál era el secreto de su encanto…

En un momento alguien de la radio nos dijo: “¡¡Ey!! Ey!! Hay viene Selena. ¡¡Prepárense!!”. Nosotros nos incorporamos de inmediato con Consuelo y nos preparamos para el acontecimiento. Nos hicimos una seña como para saber si estaba todo coordinado para encarar la situación. Nos sonreímos y eso fue un signo inequívoco de que todo marchaba de parabienes. Antes que Selena entró un grupo de gente, entre ellos su padre, junto con las autoridades de la radio. Noté que el padre primero quería chequear por sí mismo si estaban dadas las condiciones para ser entrevistada. Vi que le decía al dueño de la radio que tuvieran en cuenta su limitación con el español y que ellos querían tener una buena difusión de su éxito con el disco “Amor prohibido”, que había arrasado con las ventas, además de hablar de los otros proyectos. Por un momento temí que estuviéramos condicionados a que las preguntas sólo estuvieran circunscriptas a esa temática, por lo que pensé que así sería muy aburrida la entrevista. Por suerte Consuelo se me acercó y me dijo: “No te preocupes. Sigamos con el plan. Mechemos las preguntas de difusión con las nuestras. Todo saldrá bien ... Yo te ayudo haciendo alguna que otra broma”, y me sonrió y me palmeó la espalda. Yo también le sonreí y me sentí con más seguridad para encarar la entrevista. Teníamos todo pautado y debía salir perfecto. No contaríamos con Selena si luego nos diéramos  cuenta de que todo estaba mal o nos faltaba algo. Y para la próxima entrevista faltaría mucho, si es que alguna vez se iba a dar. Nunca pensé que ésa sería la primera y la última vez que entrevistaría a Selena, y no precisamente por su voluntad, o por la mía o por la de Consuelo…

Cuando entró Selena ... Me quedé con la boca abierta. Literalmente no sabía qué decir. Es muy difícil explicar la sucesión de imágenes, situaciones y sensaciones que a uno se le generan en tan poco tiempo, a cada instante. Ella entró sonriendo y, más allá de las indicaciones del gerente de la radio y de su propio padre, Selena fue saludando uno por uno a los asistentes en el estudio. Con su amabilidad y carisma a flor de piel, casi que ni dio cuenta de la gente que le señalaba las personas a las que debía saludar y sus respectivos nombres. Ella iba avanzando, extendía su mano acompañado de su saludo “¡¡Hi!!”, y no sólo escuchaba los saludos y los halagos que recibía sino que se detenía para ella misma preguntarles de dónde eran, qué hacían, cómo se sentían, lo lindo que llevaban puesto y exclamar de felicidad ante algo bueno que cada uno estaba haciendo. Luego enfiló hacia Consuelo y hacia mí, previa presentación del gerente de la radio, y nos saludó a cada uno por su nombre y diciéndonos lo contenta que se sentía por estar allí con nosotros. Yo no salía de mi asombro y de mi admiración, y Consuelo lo notó, por lo que no podía dejar de reírse y de mofarse de mí, aunque no se excedía, pues entendía mi sensación, debido a que ella misma también se había quedado impresionada por lo que había generado Selena al entrar al estudio. Uno podía detenerse en su figura descomunal, lo bella que estaba a pesar de que lucía muy simple, casi de entrecasa, con una remera y pantalón oscuros, y su pelo largo y pronunciado flequillo. Pero uno sentía que estaba ante algo maravilloso, jamás visto, quizá lo más bello que uno haya observado en toda su vida. Y más allá de su belleza, lo que más la distinguía era su actitud, su alegría, su excelente predisposición, su bonomía, su tremendo carisma y su personalidad avasallante. Uno literalmente se sentía pequeño, intimidado por esa mujer, que lejos de generar miedo, generaba cariño y respeto. Me sentía como un pequeño que se queda impresionado con una maestra bonita y encantadora, o con una compañerita de colegio que nos acompaña todas las mañanas a clase y nos alegra cada día con sus risas, con sus cuentos, con su tierna y pícara mirada, con su belleza. Era imposible no verla. Era imposible no engancharse con lo que ella proponía. Pero lejos de ser una mujer que se imponía dictatorialmente sobre otros, ella acaparaba la atención de todos con su actitud, nada más. Era tal cual como se la veía en pleno concierto … Era la misma Selena. Así como ella era capaz de encantar a miles y miles con su canto, con su voz, con su baile, con su presencia allí en “el foro”, como decía ella, lo mismo provocaba en un estudio de grabación, en el que lejos estaba, desde la vestimenta y desde su figura, de aparecer del mismo modo que en un concierto. Allí di cuenta de que buena o gran parte del éxito de su banda era lo que ella hacía en el escenario. Y así como uno podía entender que una canción en vivo cantada por Selena generaba muchísimas más emociones que las que podía provocar con el sonido de su voz en un disco, su sola presencia en una entrevista, sin cantar, sin lucir como en un concierto, sin bailar, sin tener necesidad de subyugar a nadie como lo hacía en vivo, generaba las mismas emociones, las mismas sensaciones. He visto en el estudio muchas artistas, muchas mujeres talentosas y también muy bonitas, pero nadie tenía lo que poseía ella: naturalidad. Ella se mostraba tal cual era, no se proponía dar una imagen falsa o equívoca de su personalidad. Selena no fingía, no se reía si no quería y si lo hacía lo hacía con ganas. Aún puedo escuchar y recordar esas risas, y no puedo dejar de conmoverme. Es cierto lo que dijo no hace mucho A.B., referente a Jennifer López, al afirmar que su risa le hacía recordar a su hermana. Él sostenía que luego de hacer la película sobre Selena JLo se quedó con la sonrisa de Selena y no podía evitar acodarse de ella cuando la escuchaba reír. Se podría decir que Jennifer López se quedó con la risa, con la fama y con el cuerpo de Selena. Y no es que crea que no se merezca lo que ha logrado. Seguramente hubiese logrado todo aún sin hacer la película sobre Selena, pero no puedo evitar pensar que ella hizo el recorrido que seguramente hubiese hecho Selena. Su risa nos hace no sólo recordar la alegría de Selena sino su ausencia. Su figura nos hace recordar que no está Selena para que algún día la podamos abrazar si quisiéramos … si ella quisiera. Cuando recuerdo sus risas rememoro aquel momento de la entrevista, en el que ella se reía y hablaba de todo lo que iba a hacer, y de la satisfacción de lo logrado. No podía dejar de pensar que ella hablaba y actuaba de un modo bien diferente del resto. Ella hablaba de valores, hablaba de trabajo, hablaba de lo duro que fue llegar, hablaba de todo lo que tenía por hacer, hablaba de lo que quería para ella y para su familia … Y sólo tenía 23 años ... Selena no se creía más que nadie, incluso de nosotros mismos, que no habíamos hecho ni la octava parte de lo que había realizado ella y que nos quería muchísima menos gente comparando con todo los que la querían a Selena … No. Selena era distinta, bien distinta a todos. No era artificial, no se ponía por encima de nadie, ni se creía lo que había logrado con creces. Selena tenía tantos objetivos que lógicamente pensaba que lo obtenido era nada, apenas un peldaño en su carrera. Era raro ver a alguien que hablara de honestidad, de ser estricta en el futuro con sus hijos, de la responsabilidad de ser un buen ejemplo para todos. Recuerdo que muchas preguntas que le hacíamos la pensábamos sin grandes pretensiones y con la única intención de que ella se explayara con lo que quisiera, sin esperar que nos dijera algo verdaderamente trascendente o elevado … Pero en cada respuesta, en cada reflexión de su parte, nos generaba una atención particular y no porque dijera la gran frase, la gran reflexión, el gran dicho para la posteridad. De ninguna manera. Selena decía cosas que vivíamos nosotros, que sentía cualquiera que pasa por la calle, trabaja en un negocio o estudia en una facultad. Selena era alguien como nosotros y eso mismo paradójicamente la hacía tan especial. Estábamos tan acostumbrados a las estrellas que se creen grandes divas, a que no tienen más que decir que la difusión de sus discos y de sus conciertos, a cantantes que ya se saben todo y que no tienen nada más que aprender, que el día que viene alguien y nos dice que tiene que seguir trabajando duro, que sigue soñando, que sigue teniendo objetivos, que espera ser en el futuro amada y querida por la gente, que no querría hacerse cirugías pues uno tiene que dar la imagen que se tiene y no otra, era ya muy novedoso … Una artista que dice, luego de protagonizar una telenovela con éxito, que antes de seguir actuando primero debe aprender más era todo un hallazgo, un ejemplo y algo que ya no se veía en los artistas por esos tiempos, y menos ahora. Y si así lo es ahora es tal vez porque ella no está entre nosotros, no está para decirnos que un modo de vida como el de ella es posible y que se puede emplear con éxito…

Yo estaba nervioso, muy nervioso. Debo confesar que había quedado subyugado por semejante figura y personalidad, y más que nada por la forma de hablar y de ver las cosas. Cuando hablaba de sus comienzos y decía que cantaba desde los 6 años, que por una decisión de su padre, que también era músico, decidió armar una banda con ella y sus hermanos que recreaban el restaurante que había comprado al efecto, que por una crisis el local había quebrado y que tuvieron que dedicarse de lleno a eso para, como dijo Selena, “llevar un plato de comida a la mesa”, me quedé pensando en lo sacrificado de su vida y en la tranquilidad con la que lo contaba, como si fuera normal y corriente lo vivido en todo ese tiempo. A veces creemos que por ser lo corriente, nuestros actos son los “normales” y que todo aquello que se diferencia de lo nuestro es raro y nos cuesta encontrar una explicación … Pero al contrario de lo que se suele hacer en estos casos, que es tratar de explicar lo “raro” y quedarnos sin respuesta, me puse en la mente de Selena y traté de entender su posición ante la vida y allí comprendí que para ella toda su vida fue “normal”, aunque supiera que los demás no hacían lo que ella vivía. Desde los 6 años vivió para la banda, desde los 8 comenzó a cantar en el restaurante de su padre y en cuanto lugar la contrataran, empezó a estudiar por correspondencia y vivía en un bus casi todo el año yendo de pueblo en pueblo .... Hasta recordaba la primera canción que cantó, que fue “Somewhere over the rainbow”, además  de los clásicos en español “Sin ti”, “Reloj” y “La bamba”. ¿Cómo no iba a contarlo con naturalidad si siempre vivió así? ¿Cómo no iba a ser humilde y agradecida de la vida si ella llegó a donde estaba sin que nadie le regalara nada, sin que nadie le diera nada, teniendo que vivir cada día luchando para poder vivir normal y honestamente? Allá por 1994 Selena era una celebridad y ya podía darse ciertos gustos, pero también era cierto que hasta un poquito tiempo atrás ella vivía con todas las necesidades para poder sobrevivir y, si se podía, progresar. Me di cuenta de que para Selena lo que le pasaba era una bendición, pero también el fruto de su trabajo. Me llamó la atención que me dijera como novedadLe hemos puesto corazón y Alma. Todo es natural”, en contestación a la pregunta del secreto de su éxito. Para ella todo era un sueño y hasta ella misma lo decía cuando Selena misma trataba de describir lo que sentía. Me dio ternura el saber que se le podía pedir que cantara algo improvisadamente a capella y ella hacerlo incluso cantando mucho más de la cuenta. Cantó “Amor prohibido” y pude apreciar cómo amaba lo que hacía y la pasión que ponía al hacerlo. También pude apreciar que mientras cantaba nos miraba esperando la aceptación y el reconocimiento. Mientras cantó sentí que no volaba en ese instante ni una mosca y cuando decidió terminar no pudo evitar hacer una humorada al respecto: “No cantó más porque tendría que cobrarles…” y echaba una de sus clásicas risotadas que serían la música de esa calurosa tarde que, mientras ella estuvo, yo no lo noté. También pude apreciar que usaba sus risotadas como una forma de escapar de una situación tensa, incómoda, o que fuera producto de un equívoco o de una situación que provocara vergüenza. En un momento de los tantos que Selena no entendía algunas palabras producto de su pobre español, había que presentar un tema, “El chico del apartamento 512”. Yo anuncio el tema a medias ya que dejo que el número lo diga Selena para completar la presentación. Pero para mi sorpresa ella empezó a decir: “3 … ¡¡no!!  ¡¡5!!” ... Creía que debía decir el número de track del cd. Cuando se percató de ello luego de las innumerables señas que le hacíamos para que entendiera su equívoco, echó a reír con ganas. Sentía vergüenza pero tan contagiosa y natural era su risa que no pudimos evitar reírnos con ella y dejar garbada así la presentación. Qué mejor forma que en ese error mostrar lo que generaba Selena en todos los aspectos de su vida…

Observaba a Selena y podía ver en ella la ilusión, las ganas de hacerlo todo ya y con todas las de la ley. Ponía mucho énfasis en repetir “Trabajo … Trabajo … Tenemos mucho por hacer”. Me encantó que dijera “van 14 años de trabajo y estamos aquí”. Me deleitaba ver que se sentía satisfecha de que empezaba a ver el producto de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tantas necesidades. Podía intuir que venía para ella la etapa de la concreción de sus sueños, de aprovechar el momento, de no dejarse estar, de sentir que tenía que estar lista para lo que el destino le tenía preparado. Recuerdo que con Consuelo le hacíamos preguntas básicas sobre los lugares en los que iría y ella no se contentaba con decir lo que ya tenía pautado para el futuro. Ya me parecía hasta lejano el hecho de que dijera que iba a ir a Argentina, a Paraguay y a Bolivia. Por un instante me preguntaba cómo la recibirían allí pues no dejaba de verla, a pesar de su fama y de ser sin duda una promesa y una segura estrella internacional, como una artista texana con un impresionante presente en México, en Estados Unidos y en Centroamérica. Y no había terminado de preguntarme por ello que ya la escuchaba hablar que desearía ir a Europa y hasta Oriente con su carrera de cantante … Era curioso … Consuelo le había preguntado si le gustaría ir a Europa, más que nada por placer y, eventualmente, por trabajo, algunos años después. Pero para sorpresa de todos Selena nos contaba que ella esperaba que con ese disco en inglés podría tener el éxito suficiente como para llegar a Europa y más lejos aún. Y se nos escapó por preguntarle por sus proyectos con la moda a través de sus locales de “Selena Etc.” ... Era lógico que se nos escapara pues recién estaba plasmando su pasión por el diseño abriendo el local de Corpus Christi y más tarde en San Antonio, mientras que lo de México y Monterrey estaba en proyecto … Lástima pues si se lo hubiésemos planteado nos hubiese contado más de una anécdota, más de un sueño, más de un proyecto. Pero con sólo hablar de su carrera como cantante nos mostraba que ella estaba lista para todo y con la idea de que no había tiempo que perder. Podía observar que Selena había esperado mucho tiempo para llegar a este instante en el que podía no sólo permitirse soñar sino plasmar sus sueños con sólo poner voluntad ... Y con el tiempo la sensación que siempre tuve es que Selena estaba a punto de pegar el gran salto, de empezar hacer todo lo que había soñado y que ahora la realidad se lo permitía hacer. Selena estaba en un momento en el que estaba asomando su naricita al mundo, un mundo que parecía abrirle las puertas para que ella hiciera y dispusiera a su antojo. Lo notaba en todo lo que contó de sus proyectos en todos los aspectos de su vida y se veía que lo tenía todo bien pensado … Seguir con su carrera musical, llegar al éxito mundial, explotar al máximo su negocio de “Selena Etc.”, ir por todo el mundo con su vocación y su pasión, mientras armaba su nueva casa para gozar de ella y pensar en tener niños cuando todo lo tuviera resuelto, cuando todos los proyectos que rondaban su cabeza estuvieran listos o en rodaje. La verdad que viendo lo que pasó tan poco después, lo que más pena me da es que hayan quitado de este mundo a una mujer con tantas ganas de hacer, con tantas ganas de trabajar, con tantas ganas de expresar, con tantas ganas de dar y de recibir cariño. Cuesta entender que el destino le diera semejante respuesta a tan nobles medios y objetivos de una gran mujer…

Pero quiero quedarme con esos lindos momentos, lindos momentos que son ahora pues en aquel momento los viví lleno de vergüenza, con mi cara toda colorada que denotaba lo mal que la había pasado. En un momento no sabía cómo decirle que estaba muy guapa sin que pareciera descortés o burda mi apreciación. Recuerdo que di vueltas y vueltas con la pregunta diciéndole que cómo hacía para mantener el cuerpo tan bien cuidado. Fue tan obvio lo que estaba haciendo que noté cómo Selena se reía pero mantenía las formas para contestar mi pregunta. Y lo hizo diciendo que ella no tenía necesidad de cuidarse, por suerte, y que comía de todo sin restricción. Cuando pensé que había zafado de la situación, Consuelo intervino de un modo irónico felicitándome sobre mi “forma elegante” de decirle que era muy bella y que tenía un lindo cuerpo. Todos rieron pero más lo hicieron, sobre todo Selena, cuando se me dio por preguntar por el anillo que tenía puesto, suponiendo que ella me contestaría, en el mejor de los casos, que estaba comprometida … Quedé pasmado cuando me dijo que estaba casada y que su esposo estaba a pocos metros de ella. Yo no quise ni mirar. No es que yo iba a hacer algo indebido ni a intentar nada, pero sabía que había quedado en evidencia de que no sabía de su condición de casada y de que el sólo hecho de que ello quedara a la luz podía interpretarse que yo tenía “ilusiones”. Quise rápidamente cambiar de tema, como lo había hecho con el tema de su cuerpo preguntándole por su familia, pero no podía. Comencé  a trabarme, no podía hilar dos palabras seguidas, quería que la tierra se hundiera y me llevara rápidamente al centro de ella sin escalas. Me sentía tan avergonzado que Selena no pudo evitar reírse mientras me decía. “¡¡Te has puesto todo colorado!!”. Me sentí pillado por mis pensamientos, pero por suerte Selena acabó allí con el chiste y me permitió no sólo seguir con la entrevista sino con ello sentirme más seguro. Es que así era Selena …Con el tiempo comprendí que había hecho ese comentario gracioso precisamente para descomprimir la situación, para que no me sintiera tan angustiado ... Lejos estaba en mí hacerle sentir incómoda a Selena ni insinuarle nada. Pero era obvio que, como tantos, había quedado impactado con Selena y no lo podía disimular. En definitiva, no estaba haciendo algo muy distinto de lo que hacían todos los que la admiraban. Incluso Consuelo así lo entendió y por eso se autolimitó con los chistes y no siguió con determinadas situaciones que me harían incomodar más. Es que ella me conocía y, más allá de que habíamos entrevistado a muchos aristas, nunca me había visto así. Por eso en algún momento le comentaba a Selena sobre mis reacciones con la llegada de otras artistas, que eran iguales o peores que en esa oportunidad. Trataba de decirle de que yo era siempre así y actuaba del mismo modo con todas las chicas que pasaban por la radio. Buscaba que Selena pensara algo que era evidentemente incierto y que Selena misma se daba cuenta. Es que todos entendíamos muy bien de qué se trataba todo, aunque yo lo experimentara por primera vez, aunque Selena estuviera tan acostumbrada a ver estas escenas, a pesar de las chanzas de Consuelo. Nunca perdí la frialdad y el profesionalismo para preguntar, pero no pude evitar demostrar que estaba con alguien sin igual, y que su propia figura acaparara el lugar haciéndolo propio, aunque ella nunca tuviera intenciones de avasallar a nadie ni de actuar como una usurpadora. Su cariño, su sencillez y su talento hacían que todo fuera posible, que no había límites para soñar y para cumplir con dichos sueños. Selena hacía fácil lo que parecía tan difícil. Sentí que iba a ser muy difícil olvidar a alguien como Selena, pero me consolaba con pensar que habría una nueva oportunidad para verla, para entrevistarla en otro momento de su carrera, cuando ella fuera toda una estrella. Nunca me imaginé que el sentir la sensación de que iba a ser casi imposible olvidarme de Selena me acompañaría toda la vida…

Uno está acostumbrado a que por allí si a algún artista se le pregunta por sus preferencias aproveche para quedar bien con alguien o por el contrario para criticar a otros. Con Selena era imposible ello, y eso que le hicimos preguntas para que se explayara si quisiera. Y no es que salía con evasivas o con frases superficiales. Muy por el contrario, ella pensaba bien, indagaba en su interior y respondía con lo que sentía. Recuerdo que cuando le preguntamos por los lugares en los que la habían recibido mejor, ella lo pensó, se notaba que tenía la respuesta a ello, pero no quiso expedirse al respecto. Más bien quiso dejar en claro que no era bueno herir susceptibilidades diciendo los lugares de su preferencia o en los que para ella la habían recibido mejor, máxime pues ella siempre sintió calidez en el público y un extraordinario recibimiento en todos los lugares en los que fue. Alguna vez había visto que, en una emisión del programa “Órale Primo”, Jesús Soltero le remarcó a Selena si prefería el público norteamericano o el mexicano en sus conciertos, siendo que el último era más efusivo a la hora de manifestarse, cantar y participar en los conciertos. Y aunque Selena en parte admitía esto, enfatizaba que valoraba a ambos públicos pues cada uno manifestaba a su manera su admiración. Selena siempre hablaba con mucho Amor no sólo de su público sino de su banda y dejaba bien en claro que el éxito de ella era fruto de un trabajo en equipo. Cuando le preguntamos por la elaboración de la canción “Techno cumbia”, al cual le remarcamos que nos parecía una rareza pues no era lo que usualmente escuchábamos, ella decía que su hermano A.B. había compuesto el tema tratando de incorporar nuevos ritmos y la música que todos ellos solían escuchar, y que los más jóvenes veían muy bien la incorporación del rap, del reggae y del pop en sus temas. Selena remarcaba su gran respeto no sólo por su hermano sino por toda su familia a la que tomaba como ejemplo y a la que respetaba su opinión a la hora de tomar decisiones, más allá de que muchas veces tomara caminos contrarios a los sugeridos. Cuando hablaba de su familia como de ella misma, me sorprendía la forma de valorar las cosas y de lo que le gustaba o rechazaba, más en la posición en la que estaba. En aquellos momentos circulaba mucho por México el rumor de que Selena se había hecho alguna cirugía. Era más que obvio que se lo íbamos a preguntar. Ya avanzada la entrevista, Consuelo se animó a preguntárselo, más allá de que esperáramos que lo negara, entendiendo que lo más importante eran los gestos que hacía ante la pregunta o qué argumentos esgrimiría. Pero para nuestra sorpresa, luego del énfasis de Selena de que ella no se había hecho ninguna cirugía, explicó que no sabría si se la haría en el futuro, que si por ella fuera no se haría nada, pero entendía hacerlo si por allí alguien que ella considerara importante se lo pidiera para que se viera mejor. Cuando dijo ello, inferí que se refería a su esposo o tal vez a su padre en su condición de manager, quien tal vez se lo podría sugerir para que se viera mejor en diferentes países o ante las fotos promocionales que debían enviar por todo el mundo o a través de los años. Pero como fuere me llamó la atención su respuesta, pues no era usual que una estrella como ella pensara que había que aceptar la figura que se tuviera con el paso del tiempo, y que era mucho mejor llegar a viejo y ser respetado como tal en vez de lucir joven a base de cirugías, pero no tener ni el cariño ni el respeto que ella sabía que tenía. Creo que sabiendo la historia de Selena y como llegó a ser tan querida y exitosa se comprende la respuesta. Ella sabía que buena parte de su éxito se basaba no sólo por sus hits sino por lo que era apreciada y admirada. A veces cuando veo en la actualidad cómo se venera el culto a la juventud y cómo hasta los mismísimos jóvenes se hacen cirugías pues no aprecian sus figuras me pregunto si todos pensarían lo mismo estando Selena con nosotros, tan exitosa y con un ejemplo de vida tan opuesto al actual. A veces pienso que nada es casualidad en la vida. Si la humanidad estaba condenada a este culto de la superficialidad y al no respeto por la persona, Selena no tendría cabida en este mundo o estaría alejada de todo haciendo vaya a saber qué, pero aún así me imaginaba que Selena estaría feliz, muy feliz, porque ella, por sobre todas las cosas, era un ser maravilloso y contagiaba con su gracia, y con su forma de ser y de actuar…

Creo que sólo el que ha tenido la dicha de conocer a Selena en persona puede saber la dimensión de su humanidad, de su solidaridad, de su humildad, de su don de gente. Hoy en día se pueden ver por Internet muchas cosas de ella, no sólo conciertos sino entrevistas, que son muy valiosas para que se pueda ver lo transparente que era, lo bondadosa que era, lo graciosa que era y que personas así de verdad existían aunque no se creyera. Pero en aquellos tiempos no se tenían esas facilidades y si no se la veía por televisión o en concierto se perdía mucho de su magia. Y encima Selena se nos fue muy pronto … Por eso cuando ocurrió lo que ocurrió fue una buena idea la de hacer una película que diera cuenta de lo que significaba Selena, más allá de que se coincidiera o no con lo que se mostraba y se decía … Pero fue tan fuerte el efecto de aquel filme que no podemos evitar, cuando hablamos de ella, de tomar como referencia lo que se dijo y se mostró en esas imágenes. Yo creo que si hoy se volviera a hacer una película sobre ella deberían tomarse las imágenes de Selena y mostrar, sólo mostrarla … Así, cuando queramos hablar de algún aspecto de Selena, incluso el más doloroso, podamos tomar como referencia a ella misma y no lo que se dice de ella en una película, en un informe, en un programa de televisión conmemorativo … Sólo viéndola a Selena, sólo observando a Selena podremos entender lo que ella era, lo que sentía ella y lo que significaba para todos. Yo aún recuerdo que cuando terminamos el reportaje le pedimos que colaborara con nosotros grabando una nueva introducción y despedida pues lo íbamos a presentar a los oyentes en dos partes. Ella aceptó sin chistar y se dispuso a leer las partes que le correspondían y a responder a nuestros saludos. Yo me había dispuesto a saludarla en esa eventual segunda presentación, pero una vez que ella contestó yo me dispuse a hacer la despedida de los oyentes. Selena no sabía que se iba a hacer así, por lo que al ver que yo me despedía de ella miró a Consuelo con un gesto como diciendo “¡¡qué apurado va!!”. Cuando yo terminé mi parte y esperé que Selena dijera lo suyo no pudo evitar reírse y expedirse al respecto. Entre risas llegó a decir: “Ustedes sí que trabajan muy curiosamente…” y de inmediato se dispuso a hacer todo: hizo los copetes, grabó más de una vez los escritos si no lo hacía bien, nos firmó a todos autógrafos (en mi caso, en el disco “Amor prohibido”), ensayó todas las partes que le tocaban y escuchaba todas las instrucciones que le daba el productor para hacer todo bien. En el medio de todo ello, noté que estaba inquieta. Hacía calor en el estudio pero ella temía que estuviera enferma o algo así. Selena no decía nada pero yo lo noté pues se abanicaba con la mano y luego se tocó la frente. Como notó que no tenía nada, pero se seguía sintiendo rara, vio al productor que estaba agachado al lado de ella haciendo unos escritos para que Selena leyera. Entonces ella aprovechó el momento, le tocó la frente y luego comparó con la suya. Recién allí se quedó tranquila pues notó que todo estaba normal. Y lo que más me llamó la atención es que nadie se alarmó porque ella hiciera eso ni a nadie se le ocurrió hacer alguna pregunta por esa situación ... Se trataba de Selena, y las palabras y preguntas sobraban…

Creo que si me tengo que quedar con una imagen que refleja el espíritu inquieto de Selena fue en un momento en el que ella no entendía en español qué quería decir “estar molesto” y nos lo preguntó. Ella sabía que en inglés era sinónimo de estar enojado pero notaba que en español tenía también otro significado. Es como decir la palabra “coraje”, que para nosotros significa estar muy enojado pero que en otros países de Sudamérica es sinónimo de valor. Resultó gracioso cómo todos tratábamos de explicarle a Selena que “estar molesto” también se aplica a pedir permiso para pasar a algún lugar o para requerir la atención de alguien en un determinado momento. Pero lo que más me quedó de ese momento es la inquietud de Selena por saber, por aprender, por no quedarse atrás sin comprender. Todos sabíamos de su español limitado y lo comprobamos más de una vez cuando ante determinadas palabras que le decíamos ella preguntaba “¿Qué es eso?” y nosotros teníamos que explicarle lo que era o usar un sinónimo. Pero lo cierto es que ya Selena hablaba muy bien el español respecto de otros años en los que casi no lo hablaba, pero aun así no se contentaba. Quería saber más. Pocas veces había visto a alguien que hasta en el más mínimo detalle buscaba aprender y saber…

Por eso cuando me encuentro con alguien que, ante cada homenaje a Selena, dice: “¿Pero por qué siguen hablando de ella, por qué no la dejan descansar en paz?”, yo sólo les digo: “¡Cómo se ve que no la has conocido a Selena! Yo tuve la dicha de conocerla ... Si tú hubieses tenido la misma dicha que yo, entonces entenderías por qué seguimos recordando a Selena, por qué no la podemos olvidar, por qué la seguimos esperando a pesar de esta cruda y densa realidad de su ausencia…”.

(Creo que cualquiera que haya sentido lo que nos ha transmitido Selena no la va a poder olvidar jamás ni lo querrá hacer. Aunque no lo hubiese dicho nunca, todos sabemos con sólo observarla qué era lo que ella quería para sí y para los demás. El que termina queriendo a Selena no la quiere olvidar nunca, quiere recordarla siempre, quiere decirle al mundo lo que ella significa para uno, pues dejarlo de hacer significaría que se nos ha ido … Y Selena sin duda no se ha ido ni se irá jamás…)

Yo sólo quiero, Selena, que el mundo sepa lo que eras. Yo sólo quiero que todo el mundo te dé el Amor que tú misma les supiste dar a todos en tan sólo 23, casi 24 años…

Te quiere mucho, te querrá siempre…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: March 13th, 2012
 
 

Una mujer como tú, Selena…

 
 


Hace muy poquito se celebró el Día Internacional de la Mujer … Un pensamiento sencillo pero no menos cierto es que sería bueno no tener que festejar más ese día, pues eso me indicaría que ya no hay más desigualdades de género. Y también es cierto que cuando se celebran esos días se toman ciertos aspectos positivos de la mujer para ser celebrados pero que no representan todo el sentir de ellas. Entonces nos encontramos con que en ese día se les regalan flores, se les compran dulces, se las invita a cenar, se les exaltan su belleza y su sentimental manera de ver y de vivir las cosas. Claro que se acaba ese día y todos volvemos a la “normalidad”. Allí entonces nos encontramos con que vivimos en una sociedad en la que muchas mujeres son maltratadas, sufren la discriminación por su condición de género, ante un mismo empleo que el varón se las remunera con menos salario, sufren la presión y la amenaza y concreción del despido cuando están embarazadas, se las mira con sospecha si acusan a varones sin son abusadas o maltratadas ... Allí entendemos por qué no hay como contrapartida un Día Internacional del Varón o por qué no dejamos de celebrar el Día de la Mujer. Tantos años de machismo y de discriminación no se borran de un plumazo o por una celebración. Y si bien muchas cosas han cambiado y las sociedades han avanzado en sus pensamientos y en su entendimiento de las barbaridades que se cometen, nos faltan muchas cosas para ser un mundo ideal, un mundo sin hambre, sin guerras, sin desigualdades, sin violencia. Pero supongo que antes que nada hay que cambiar de mentalidad, cambiar nuestra forma de ver las cosas, de no aceptar cosas que están decididamente mal, de no conformarse con un bálsamo para salir de tantas arbitrariedades … Y una de esas cosas que deberíamos cambiar es nuestra manera de valorar las cosas, de qué es lo más importante, cuáles son las valores que deberíamos hacer trascender. Cuando en días como éstos tratamos de ver cuáles son los ejemplos de buenas mujeres, de quiénes son los mejores exponentes del género en el mundo caemos en arbitrariedades, parcialidades, en recortes muy sesgados de lo que se entiende por ser una verdadera mujer. O ponderamos a la mujer muy bella o aplaudimos a alguna mujer que ha hecho en su larga vida tareas comunitarias y al servicio de la humanidad. Pero las dos no son representativas de todo el universo de las mujeres. Lo primero responde a ese mundo dominado por los varones que creen que la mujer valiosa es aquella que está para ser exhibida de la mejor manera ante los ojos de los varones. Y como se cree que el único y mayor valor de las mujeres -lo creen los machistas, claro está- es el de lucir bellas y espléndidas, entonces se elige como las mejores a aquellas que sólo muestran su belleza como mayor virtud para exhibir. Y cuando se pretende hacer ver que eso no es así, que la mujer tiene mucho más que mostrar, se nos habla de “sexo débil”, de que las mujeres sólo están para dar Amor, para exhibir su sensibilidad y que por ello deben ser protegidas por el varón, que está para pelear por la vida cada día para que las mujeres puedan, desde su “debilidad”, ser felices, como si aún estuviéramos en el época de las cavernas. En la historia de la humanidad de los últimos años nos han hecho creer eso, nos han enseñado eso, nos han mostrado eso. Y llegado el momento en el que se exige rever las cosas, de ponderar otro tipo de modelos, otro tipo de exhibición de valores de la mujer que no sean sólo exhibidas en un concurso de belleza, allí la misma conciencia de los varones les hace mostrar el “contravalor”, es decir exhibir la contracara de lo bonito, la exhibición de la mujer sin ninguna belleza ni rasgos eminentemente femeninos, en el que se exhibe el Amor y la sensibilidad sólo a través de la entrega de la vida de esas mujeres a la comunidad, y así se exhiben a mujeres, en medio de sociedades en las que sólo gobiernan la miseria y la falta de afecto, que viven sólo para darles un bálsamo a sus vidas, mas uno no ve que el mundo le devuelva parte de ese Amor entregado a cambio de nada. A través de los años, nos han mostrado estos dos modelos, estos dos tipos de mujeres como si fueran algo ajeno, como si fueran dos especies distintas, una separada de la otra. Pero eso no es así. De ninguna manera es así. La mujer en su totalidad abarca esos dos mundos, esas dos realidades. Y pocas mujeres, a pesar de tantas dificultades, de tantas desigualdades, de tantas arbitrariedades, contra viento y marea, muchas veces en el más absoluto anonimato, han podido quebrar esa visión de la mujer y han podido mostrarse tal cual son, han podido exhibir todo lo que una mujer puede dar. Y una de ellas sin duda fue Selena. Selena fue acaso de esas mujeres que no por dar todo por su familia, por su comunidad, por sus afectos, perdió su atención para mostrarse siempre bella, siempre linda, siempre agradable, pero no para la vista de los varones, sino por su necesidad natural de toda mujer de mostrarse siempre bien. Selena rompió, contra su propia voluntad y deseo, con ese estereotipo de que toda mujer dedicada al servicio de la humanidad es de gran edad, sin ningún rasgo de belleza, sin conocimiento de su entrega al Amor por un varón, el Amor que todos, varones y mujeres, debemos tener. Selena se nos fue joven, muy joven, dejándonos el mayor de los ejemplos: una vida recta, llena de sacrificios y con la necesidad de mostrarle al mundo que todo se puede lograr con Amor, con honestidad, con verdad, con sacrificio, con una sonrisa; todo; los deseos de todos, pero también el deseo propio. Porque Selena dio todo, todo por la felicidad de un pueblo, todo por la felicidad propia. Y en estos días en los que se celebran no sólo días de género, es bueno no olvidar los buenos ejemplos … cercanos o lejanos ... de grandes científicas, como de grandes artistas, de grandes bellezas como de grandes benefactoras de la humanidad. Lo ideal sería hablar de buenas personas -e incluso de las malas- en vez de hablar de buenos varones y de buenas mujeres. Así como alguna vez John Lennon nos invitaba a que nos imagináramos un mundo sin países, sería bueno que nos imagináramos un mundo sin celebraciones del día de la mujer o del varón, que sólo hablemos de géneros por los que los diferencia naturalmente. Ojalá que el mundo sólo hable de personas, de hombres -varones y mujeres- que hacen algo por estar en un mundo mejor, porque mientras tanto, a la hora de recordar a mujeres -como a  los varones-, nos podremos acordar de Selena, pero también nos tendremos que acordar de esa persona, también mujer, que le quitó todo lo lindo, todos los sueños, todos los anhelos, todas las ganas de Selena. En estas cosas uno puede dar cuenta de que no es bueno que sigamos haciendo distinciones sociales entre el varón y la mujer. Es hora de que pensemos en distinguir a las personas por lo que son, más allá del género…

Pero mientras existan estas distinciones y estos días festivos, sería bueno tomar al Día Internacional de la Mujer para acordarnos y jamás olvidarnos de uno de sus mayores exponentes. Selena tuvo todo el Amor y toda la sensibilidad propios de una mujer. Selena tuvo esa necesidad de agradar pero no sólo por su belleza sino por lo que era ella misma. Ella no era superficial. Ella quería mostrarse tal cual era y que la amaran por eso. No se conformaba con que la quisieran por su apariencia. Deseaba que la descubrieran, que se dieran cuenta de qué era para ella lo importante, de qué era lo que ella buscaba, de qué pretendía del otro. Selena fue rebelde, muy rebelde para la época. No era de esas personas que se conformaba con el rol que le asignaban su familia y la sociedad. Siempre fue obediente de las reglas pero también defendió a rajatabla lo que ella sentía y lo que ella esperaba para sí. Selena no era de esas mujeres que sólo decía cosas para agradar. Ella lo que decía era porque lo sentía. Podía tolerar muchas cosas, muchos condicionamientos, muchas privaciones, pero no iba a permitir que la limitaran en sus pensamientos, en sus sueños, en sus intenciones. Podía aceptar los límites de los demás, pero también le haría ver a los otros sus propios límites. Se podría decir que Selena fue rebelde y porfiada desde su nacimiento .... Para el 16 de abril de 1971 todos estaban convencidos de que su madre, Marcella Quintanilla, tendría un varón al que llamarían Marc Anthony, pero ella los sorprendió a todos anunciándoles que era una niña y obligando a sus padres a que agudizaran su ingenio para buscarle un nombre. Puedo imaginarme a alguien aún tan pequeña y sin conciencia reírse de su primera travesura y rebeldía. Sus padres tuvieron que tomar su nombre de una madre que estaba en el mismo hospital que la madre de Selena a la espera de una niña que resultó ser varón (es lo que casualmente me pasó a mí; hasta el día de mi nacimiento me llamaba Marisa y me esperaban con ropita rosa; pasé a llamarme Sergio y mi nombre lo tomaron prestado de una vecina italiana). Era un nombre lindo, nada convencional, pero que Selena con el tiempo le dio otra dimensión, otra importancia. Con su enorme personalidad hizo que el nombre “Selena” sólo tuviera sentido con ella y no con alguien más. Ella se las ingenió para que Selena y su humanidad fueran sinónimos. Si el mundo habla de Selena no hay confusión. Sólo se habla de ella. Y si se habla de otras, la acompañarán con sus apellidos o con apodos. Selena se encargó de que este mundo tenga una sola Selena y esa Selena fuera aquella que nació sin nombre aquel día de abril de 1971…

Selena tenía ese Amor, esa sensibilidad, esa gracia, que la hacían una mujer única, distinta, especial. Desde chica fue aquella niña inquieta yendo de un lado a otro tratando de ser la alegría del hogar, de distinguirse por su curiosidad, por sus ocurrencias, por sus risotadas. Tal vez a Selena le molestaba ciertos silencios, ciertas costumbres, cierta monotonía. Y ella quebraba todo imponiendo sus pensamientos, su corazón, sus sentimientos. De a poquito fue acostumbrando a su familia  a tener miles de animales y de prohibirles que hirieran o abandonaran a alguno, por más pequeño, insignificante o poco vistoso que fuera. Selena iba detrás de su padre para que estuviera siempre con ella, para que le prestara atención, para que se diera cuenta de que en ella estaba la alegría, el valor de las cosas, lo importante de la vida. Selena sabía que su padre había estado mucho tiempo afuera por razones de trabajo y que eso le quitaba mucho tiempo a su familia. Y ella no iba a permitir que eso continuara. Hizo todo lo que tenía a su alcance para que él se quedara más tiempo con ella, para que se divirtiera, para que compartiera, para que viviera, para que se diera cuenta de que la felicidad estaba en su casa y no afuera. Selena sabía que su padre recién con ella había aprendido a cambiar los pañales de sus hijos y por eso sentía la necesidad de retenerlo, de que se quedara siempre más tiempo con ella. Se las ingenió para que se riera de sus chistes, de su forma de hablar, de su forma de reírse. Se había acostumbrado a ser la “baby” de la casa, la alegría del hogar, el centro de la familia. Por eso se sintió intimidada cuando su padre le había regalado un bajo a su hermano A.B. y le empezó a dedicar más tiempo a él a enseñárselo. Si Selena hubiese sido, aun siendo tan pequeña, una mujer convencional, hubiese entendido que cualquier intento para no perder su lugar en su casa hubiese sido en vano. Pues en definitiva ella era una mujer y no la única, ya que además de su madre estaba su hermana Suzette. En cambio, fuera de su padre había un solo varón, A.B. Era más que lógico que su padre volcara todo su esfuerzo y sus ganas en su continuador de la especie, el que completaría su labor inconclusa como músico. Tal vez a Selena le hayan dicho que debía entender que su lugar en el mundo como mujer era otro y no precisamente el centro, máxime por aquellas épocas de los años ’70. Pero Selena no era de las personas que se conformaban con lo establecido. Muchas veces creemos que las personalidades de cada uno las forjamos recién cuando crecemos, que mientras somos pequeños estamos en preparación, que no tenemos ni el carácter ni la actitud ni la personalidad definidos, que recién eso se ve cuando somos grandes … Nada más errado ... Casi desde el mismo nacimiento están definidos todos los aspectos que conforman a una persona. El tiempo, y los contextos familiar y social, condicionan o pulen el carácter de cada uno. Y Selena tenía su carácter y lo expuso siempre en esa corta pero intensa vida de 23, casi 24 años. Selena no pensó ni en su condición de niña ni del lugar que le tenían asignadas la familia y la sociedad. Selena sólo pensó en lo que quería para ella y buscó cómo lograrlo. Sin querer conscientemente, y vaya a saber si lo hizo inconscientemente, encontró la manera de seguir siendo el centro de la escena. No hizo la fácil. No buscó ni aparecer ni más linda, ni más graciosa ni más agradable. Sólo estudió, aprendió, investigó. Sabía de los gustos de su padre y se aprendió unas letras de un libro de canciones viejas que él guardaba, y buscó sorprenderlo con ello. Seguramente Selena no esperó semejante respuesta de su padre ni semejante cambio de vida. Pero no se quejó. De pronto se encontró con que volvía a ser el centro de su familia, seguía siendo la “baby”, pero dentro de una banda que se llamaría “Selena y Los Dinos”, tocando y cantando una música que le era absolutamente ajena. Pero ella no se inmutó ni protestó más de lo lógico ante el cambio de vida y de costumbres. No le parecía justo reclamarle al padre por lo que estaba pasando. Obviamente que no era éste ni su propósito ni su objetivo en la vida. Ella quería ser el centro de la familia, de la mirada de todos y ¡¡vaya si lo había logrado!! No era éste su objetivo en la vida, pero había algo que la llenaba de orgullo: ella podía ser la continuadora del sueño de su padre, que no necesariamente su hijo varón podía o debía serlo, que debía ser acaso la más talentosa, acaso la que mejor podría realizarlo, y esa persona era ella y no otra. Era cierto que no buscaba esto, pero era un riesgo que corría, una posibilidad que se podía dar si ella se arriesgaba. Y en esa experiencia Selena aprendió algo que a muchos les cuesta hacer y que otros ni siquiera intentan: jugarse, arriesgarse, mostrarse. Posiblemente más cómodo, más conformista, con menos posibilidades de estar con miedo y de vivir momentos angustiosos hubiese sido no hacer nada y dejar que la Providencia, el destino, el azar se encarguen de que la suerte cambie. Pero ése no era el lenguaje que manejaba Selena. ¡¡Para nada!! Selena era el mejor exponente de que de chico una ya sabe lo que quiere y cómo lograrlo. Selena no pensó en eso cuando decidió sorprender a su padre. Ella soñaba con ser diseñadora y con lograrlo a través del estudio y de hacer una vida normal en familia. No se había imaginado vivir de la música, cantando arriba de un escenario y con el desafío de no fallar, de ganarse al público con lo que podía ofrecer ella … Pero Selena no se escondió, no se echó atrás, no trató de borrar lo que ella misma había engendrado. Decidió aprovechar ese momento para expresarse, para ser el centro de atención y ponerse a prueba para ver hasta dónde podría llegar … Tal vez tuviera que pasar por caminos insospechados y desconocidos. Tal vez tuviera que postergar algunas cosas, pero no por ello iba a tener que renunciar a todo lo que quería para sí … Selena sabía que podía ser diseñadora, pero para serlo acaso debía pasar por otras circunstancias. Allí supo que tenía que poner todo de sí para llegar a lo más alto, que sólo así, si lograba la meta familiar, podría lograr el objetivo personal. Selena era consciente de que de pronto ella era la encarnación del viejo sueño de su padre de vivir de la música, que despertó en él la vieja pasión que estaba dormida por el peso de la “realidad”. Ahora que volvía ese sueño con todos los bríos, Selena no podía navegar contra la corriente. Ella sin querer tuvo que ver en este cambio de vida pero a la vez le permitió ser consciente de todo lo que podría lograr, que era mucho más de lo esperado. Es posible que Selena diera cuenta del poder que tenía. Y por ello supo que si ella ponía todo, incluso mucho más de lo que esperaba su propio padre, entonces no sólo lograría ser una gran artista, sino que el llegar a la cima le permitiría ser feliz y libre para ser lo que quisiera ser en la vida. Por eso Selena se juramentó que llegaría a ser la mejor y con ello sería la más destacada diseñadora. Pero para eso tenía que dar todo, mucho más de lo que esperaban todos, incluso su propia familia. Selena se propuso que su nombre sería recordado y nombrado en todo el mundo por su obra como artista, como diseñadora y también por lo que era como persona…

Selena vivió como nadie lo que es la discriminación por ser mujer, y ni hablar siendo de Texas en el mundo de la música siendo tan pequeña … Selena encaró su carrera de cantante sabiendo que las bandas gruperas eran conformadas exclusivamente por varones, y que las mujeres tenían poco y nada de éxito, ni tenidas muy en cuenta. Y encima el contexto era que los grupos texanos tenían muchísimas dificultades para tener éxito en otros ámbitos, sobre todo en México, en el que la gente era poco proclive a aceptar gente que hablara poco o nada del español. Y como en todo el mundo el hecho de que Selena fuera mujer, aunque tuviera mucho éxito, hacía que no se la reconociera tanto o no se la remuneraba del mismo modo que a los varones, pues “no era tan significativo lo suyo. Es una mujer”, tal cual los argumentos insólitos que le proliferaban a ella o a su padre.  Pero nada de esto a Selena la amilanaba. Por el contrario. Cada dificultad que tenía, por más que le resultara casi imposible de remontar, era una motivación más para superarse. Para Selena el panorama era más que desalentador en aquellos tiempos. Ella era pequeña, mujer, cantaba en español pero no lo hablaba, sus canciones al principio sonaban anticuadas y aun le faltaba para poder acaparar toda la atención ya que no tenía una gran idea de baile o de cómo moverse en el escenario, además de ser muy pequeña. En estos casos, y ante tantas contras, bien Selena hubiese tenido más que una justificación para echarse atrás, para caer en el desánimo, para no intentar más de lo que se le estaba exigiendo. Pero Selena tenía orgullo, orgullo de ser mujer, tenía ganas de superarse, tenía ganas de que con su simpatía y con su forma de ser todo el mundo la quisiera. Si habían llegado allí un poco por lo que había hecho para seguir siendo el centro de atención de su familia, ¿por qué no haría algo que le permitiera ganarse ahora a todo el público, lograr que todo el  mundo la quisiera, incluso los que no sabían nada de ella? Fue allí cuando sacó a relucir todos sus atributos de mujer para ponerlos en el escenario, y para que fueran aplaudidos y festejados. Pero una mujer con carácter como Selena no iba a seguir los parámetros machistas de la época. Ella no iba a caer en el mal gusto de mostrar su cuerpo para que sólo la festejaran con eso. Ella no era vulgar ni quería que la tomaran por eso. Para Selena no existían las malas palabras, los comentarios provocadores a sus colegas, los chistes de doble sentido ni las conductas que la hicieran llamar la atención de los varones que no respetaban a las mujeres o que la tomaban como algo menor. De ninguna manera caería en ello. Por eso impuso su personalidad en el escenario y siempre busco que la quisieran por lo que era ella, por lo que le mostraba a todo el mundo, que era todo su talento, al que sólo maquillaba en apariencia para que fuera mejor apreciado. Selena tomaba al público como si fuera su propia familia y trataba de encantarlos del mismo modo como había llamando la atención de su propia familia y, sobre todo, de su padre. Si a su padre lo impactó y sorprendió con su canto, ¿por qué no podría hacerlo del mismo modo con su público? Pero ella no era ingenua. Sabía que el público no era su familia. El público la miraba de otro modo en un principio y esperaría algo más. Selena sabía que aunque no lo hiciera del todo bien, su familia le festejaría sus actuaciones, aun cuando su padre le tratara de corregir ciertos aspectos de su actuación. Y ciertamente él le daría algunas indicaciones, le enseñaría otras cosas y le daría consejos. Pero con el público no era lo mismo. A ellos tenía que ganárselos desde “cero” y partiendo de la base, aunque eso podía ser cierto o no, de que ellos no tendrían fe en que ella los impactaría, de que muchos hasta se sentarían con los brazos cruzados como diciendo “A ver con qué nos sale esta mujer”. Selena lo supo siempre, desde muy niña. Sabía que su padre se conformaba con que cantara bien. Para él eso era más que suficiente como para ganarse a la gente. Pero su padre opinaba desde afuera. Selena era la que estaba adentro. Era ella la que estaba frente al público. Nadie mejor que Selena para saber lo que ellos querían, y qué era lo que les gustaba y lo que esperaban de ella. Ya en las épocas en las que cantaba en el restaurante de su padre a Selena le molestaba tener que actuar en el medio de que la gente cenaba. Sentía que no le prestaban atención, que la comida era más importante que ella, o que daba lo mismo que esté o no. Y para Selena eso no podía ser así mientras actuaba. Se había juramentado que en el futuro, cuando ella apareciera, el público se olvidaría de lo que estaba haciendo para poner todos sus sentidos al servicio de su presencia, de su voz, de su canto, de su simpatía, de su personalidad. Con el tiempo se armó de suficiente paciencia como para ir armando su vestuario que reflejara su personalidad y su forma de mostrarse ante el público. Pero cuando pensaba en ello, Selena no quería ser una más, una previsible artista más. Podía tomar ejemplos de otras artistas, podía darse cuenta de cómo se vestían otras, qué quería para ella, pero a la hora de elegir hasta lo que ella usaba debía tener su propio sello. Podía por esa época no ejercer plenamente su vocación de ser diseñadora, pero sí podía practicar con su gran pasión poniéndola al servicio del grupo eligiendo no sólo su vestimenta sino la de todo el grupo. Tal vez por esa época a Selena le hubiese sido más sencillo quejarse, frustrarse y no hacer nada, y esperar un milagro para que las cosas cambiaran para mejor. Pero Selena siempre pensó que podía forjar su propio destino y que nada, absolutamente nada, era imposible. Y de a poquito, con paciencia, y tomando como parámetro lo que sucedía en los conciertos en los que ella se presentaba, fue haciendo sus propias creaciones. Así surgieron los bustiers. Por esa época ni su familia ni nadie del público estaban preparados para ver a una mujer así en el escenario y en Texas, pero Selena tenía una inmensa necesidad de que se la conociera de ese modo, pues era parte de su estilo, de su apariencia y de su personalidad. Además, esa vestimenta no era todo lo que tenía para ofrecer. Su personalidad no estaba reducida a eso. Sus bustiers eran un accesorio más, algo de todo lo que tenía para ofrecer Selena. Y ciertamente el público lo entendió pues nunca vio en ello un motivo para comprenderlo de otra manera y con ello sobrepasarse. Si hay algo que Selena se ganó en toda su carrera fue respeto, y ese respeto se lo ganó porque ella, antes que nada, era la primera en respetar a las personas que la escuchaban y miraban, porque para ella eso era lo suficientemente importante como para que todos entendieran que nada ni nadie podían imponerle ni su estilo ni su forma de mostrarse. Por eso cuando su padre intentó atemperar esa exhibición de Selena, ella no sólo se negó sino que le hizo ver que tenía derecho a mostrarse como ella quisiera. Le hizo ver que había sacrificado su niñez y su adolescencia para cumplir con su sueño y con el sueño familiar, que ella nunca protestó, y aunque sentía no poder tener una vida normal como todos los demás, encaró el desafío desde que tenía 8 años con su mejor predisposición. Sólo pedía a cambio que por lo menos la dejaran mostrarse como ella quería, que si ella era la encargada de ganarse al público, que al menos fuera con sus armas, con sus modos, con su estilo. Si hay algo que tenía Selena era que no era sumisa, ni débil, ni pasiva en la vida. Selena había nacido para ser una mujer protagonista y nada sería obstáculo para lograrlo. Y así todas las barreras que parecían infranqueables ante su vista se derrumbaron con su talento, con su voluntad, con su trabajo. Y con el tiempo logró lo que parecía un imposible: se convirtió en la artista texana más importante, en el mejor exponente de la raza y la primera en ser aceptada masivamente en México. Cuesta creer que ya a los 16 años lograra sus primeros premios en los Texano Music Awards y siguiera siendo premiada en forma ininterrumpida hasta que se nos fue, cuesta creer que haya sido tan aceptada en México cuando se notaba cómo le costaba hablar en español, cuesta creer que ella desde la nada misma y sin ningún tipo de ayuda más que su talento lograra tanto en tan poco tiempo. Y si lo logró, si pudo superar todos los obstáculos, si logró que todos se arrodillaran a sus pies, fue porque ella le dio al público algo más que su canto, algo más que su talento: le dio su Amor, su cariño, su gracia, su alegría de vivir. Selena no era de esas artistas que se alejaba del público que la quería, no se rodeaba de custodios que la aislaban de gente que sólo quería agradecerle, no sólo les decía “los quiero” desde el escenario pero huía de ellos cuando estaba fuera de él. Era Selena la que se acercaba, era Selena la que preguntaba, era Selena una más con su público. Y sobre todo Selena se mostraba tal cual era. Selena no le quería mentirle a nadie, ni mostrar una imagen falsa de ella. Selena tomaba su relación con el público como si se los encontrara todos los días en su barrio, en su ciudad, y en el que cotidianamente los saludara e intercambiara un diálogo con ellos. Selena podía sentirse una estrella pero no por eso se sentía que era más que su público. Para ella cada uno tenía un trabajo y una labor noble que cumplir, como lo tenía ella misma, y si logró tanta popularidad y tanto cariño fue gracias a ellos. Por eso pensaba que sin ellos ella no podría haber triunfado, ella no hubiese logrado nada. Selena tenía una inmensa necesidad de ser amada tal cual era y para eso sentía que era necesario que la gente supiera quién era y qué quería. Por todo ello, necesitaba estar con ellos en contacto y sentir con su público lo que todos sentían, soñaban, deseaban. Selena hasta no quería aceptar ningún papel en ninguna telenovela o película en la que no se reflejara su verdadera personalidad. Lo que para muchos era sólo una simple labor de ficción, para Selena era otra faceta de comunicación ante su público y a él no le podía fallar con imágenes ficticias que no se correspondían con lo que ella era realmente. Selena practicó en su vida aquel viejo principio romano que decía que no sólo hay que ser sino parecer. Y Selena cuidó que su imagen se correspondiera con su persona. Y la gente se lo agradeció y le creyó. No había forma de no creerle con sólo observarla y verla actuar tanto en el escenario como en la vida. Por eso nunca el público cayó en la trampa que le quisieron propinar aquellos pérfidos que aprovechando su lamentable ausencia buscaron sembrar la duda y mostrar un supuesto “lado oscuro”, “una doble vida”, “una doble personalidad” en Selena. No lo lograron porque el público vio que la gente habla por sus actos y no por los comentarios de otros. Y Selena siempre habló por su boca y no por “bocas de ganso”…

Selena fue por sobre todo una mujer íntegra, tremendamente íntegra. Muchas veces asociamos las buenas conductas con las actitudes silenciosas, dóciles. Muchas veces creemos que las buenas personas son aquellas que son calladas, que no emiten opinión, que no se la juegan por un ideal, por una buena razón, por un noble objetivo ... Nada más erróneo ... Siempre respetar las reglas es un sinónimo de buena convivencia y de una actitud noble, pero muchas veces la rebeldía es necesaria cuando está en juego nuestros ideales, la justicia, nuestra felicidad, lo que más anhelamos. Cierta vez cuando era muy chico tuve un maestro muy severo pero a la vez muy justo y del cual aprendí muchísimo en la vida. Un día ese maestro, cuando entregó los boletines mensuales de evaluación, había puesto un “regular” como calificación de conducta a un chico al que siempre lo habían premiado con nota de “muy buena” o “excelente” por su actitud en clase. Cuando nos enteramos, no fue a protestar él, que siempre vivía callado. Fuimos sus compañeros quienes lo hicimos pidiéndole explicaciones sobre su “insólita decisión”. Aquel sabio maestro nos contestó inteligentemente con otra pregunta: “¿Y por qué habría de calificar como buena conducta a alguien que siempre está callado? Yo no sé cómo realmente es. Por eso le puse esa calificación”. Al principio nos costó entender esa respuesta, pero el paso del tiempo nos hizo ver que tenía toda la razón. Una desgracia personal a ese chico le hizo cambiar radicalmente de conducta, o la que siempre tuvo y ocultó, tornándose agresivo e intolerable para cualquier convivencia, haciendo que nosotros no supiéramos cómo reaccionar ante él siendo que era un chico tan “bueno”, entendiendo por “bueno” a alguien “callado”. La conclusión es que uno debe saber decir lo que siente, expresar lo que le gusta y lo que no, saber ganarse un lugar y respeto fijando su posición aun cuando se tenga que pelear con alguien duramente, o enfrentarse con alguien a quien uno quiere. Y una mujer como Selena, que lejos de ser alguien sumisa y débil, no se quedó atrás a la hora de pelear por sus deseos, por sus sentimientos, por sus derechos. Cuando empezó su noviazgo con Chris tuvo una negativa tajante y abrupta de su padre, quien creía que esa relación afectaría su carrera. Seguramente el padre de Selena, como todo padre que ve crecer a sus hijos y que le muestran que ya no necesitan de ellos con el tiempo, le agarró inseguridad y temor. Y pensó, más por prejuicios y temor que por otra cosa, que Chris, como guitarrista y “rockero”, no era lo mejor para Selena, que podía ser un aprovechador ... ¡¡Qué mal nos hacen los prejuicios!! … Mientras el padre de Selena pensaba que por allí el silencio de Chris podía moverlo a sospecha, no le inquietó el silencio y bajo perfil de esa mujer que había conocido por esas épocas y que la habilitó para cumplir funciones tan importantes al lado de Selena … Lo cierto es que cuando el padre quiso interceder para que Selena no siguiera con esa relación, ella no se quedó atrás. Una cosa era aceptar algo justo, un mandato familiar, un pedido razonable … ¿Pero esto? ¿Por qué debía dejar a Chris si ella era feliz con él? ¿Qué pretendía? ¿Qué ella sólo hiciera feliz a los demás sin ser feliz ella? ¿Era justo que Selena tuviera que aceptar esto que no tenía ningún argumento? Al principio quiso que el padre lo entendiera por las buenas, pero no hubo caso. No alcanzaba con demostrarle que lo amaba y que quería vivir para siempre con él. Eran entendibles los miedos de su padre, máxime si se sabía de sus convicciones morales y religiosas, y que para él sólo se casaba una vez y para siempre. Y tal vez podía entenderse que pensara que su hija aún era chica para asumir esa responsabilidad. Pero no entendía o no quería entender que Selena le hablaba con el corazón y que le juraba que lo amaba, y que si fallaba ella asumiría con toda la responsabilidad. Selena tenía un alto sentido de la lealtad. Ella peleaba con su padre pues quería seguir con su familia. Sólo pedía que lo aceptaran a Chris dentro de ella como lo aceptaron dentro de la banda. Como no hubo caso, Selena mostró el temple de mujer, de esa mujer con convicciones y corazón que está dispuesta a dar todo por un Amor sin perder por ello sus propios sentimientos por sus otros afectos … La decisión no era la ideal, ni para ella, ni para Chris, ni para su familia, pero la única que encontró para que nada se alterara de lo que había surgido hasta allí. Tal vez lo más fácil, la salida “escapista”, hubiese sido huir de la familia, huir con Chris, abandonar la familia y el canto, y dedicarse a ser diseñadora mientras Chris siguiera con el rock y su banda. Pero Selena no podía abandonar sus afectos. Ella era una mujer sentimental, fiel y con carácter. No abandonaría a los suyos, pero tampoco dejaría a su Amor. Por eso optó por casarse en secreto para después, cuando se enterara su familia, poder hablar con su padre y “negociar” en otros términos. Su padre lo entendió de inmediato, como años después lo admitiera. Allí comprendió que su hija le hablaba en serio y que lo quería mucho a él, pues si no, hubiese actuado de otro modo. Vio que su hija actuaba con sentimiento pero con un gran sentido de justicia y que jamás por hacer ello los abandonaría. Y más tarde comprendió que su hija tenía mucha razón: Chris ciertamente era una persona excepcional, pues no sólo le demostró que quería bien a su hija sino que se integró a su familia en vez de procurar alejarla de ella. Una lección que le dio Selena a su padre. Tal vez Selena tenía mejor precepción que él a la hora de calificar a las personas, tal vez tenía menos prejuicios y más sentido de la oportunidad a la hora de actuar. Selena podía ser encantadora, tierna, carismática, llena de Amor y de optimismo, pero también era una leona a la hora de defender sus derechos y sus sentimientos. Ella no toleraba ni la mentira, ni la injusticia ni la falsedad. Y era capaz de enfrentarse a cualquier cosa con tal de defender siempre bien su lugar … Tal vez fue eso lo que hizo aquel día tan nefasto de marzo de 1995…

Selena fue una mujer que enamoró a los varones, fue un ejemplo para las mujeres y gustó por igual tanto a gente mayor como a niños. La gente no es tonta: no sólo admira a los artistas por lo que ofrecen, sino por lo que dan por ellos, por la importancia que ese artista les asigna en sus triunfos y logros. Selena no era una artista artificial que decía “Sin ustedes no soy nada” sólo para ganarse demagógicamente su admiración. Selena se lo demostraba en los hechos, con su forma de interpretar los temas, por dejar todo arriba del escenario, por quedarse fuera de él todo el tiempo necesario para darles un autógrafo, posar para una foto, saludarlos, interesarse por ellos. Ésa era la diferencia de Selena con el resto de los artistas. Ella era una mujer diferente. No se trataba ni de que fuera la mejor ni de que no se la pudiera comparar artísticamente con nadie. Si tuviéramos ese pensamiento, seguramente no nos abriríamos a otros artistas y buscaríamos empecinadamente en demostrar que Selena era mejor en el rubro que sea. Pero éste no era el caso de ella, simplemente porque Selena era distinta, una mujer distinta que se salía de todos los parámetros, de los prejuicios y de los preconceptos que se tienen de la mujer. Selena era dulce, pero tenía carácter. Selena lucía sensual pero no era vulgar. Selena era dada con todo el mundo pero se hacía respetar. Y para respetar respetaba a los demás. Hasta se llegó a la creencia de que si le pasó lo que le pasó fue por pecar de ingenua, de confianzuda, de no saber decir que no … Nada más errado. Siempre recuerdo aquellas palabras de José Behar, presidente de la Emi Latin, cuando conoció a Selena. Él estaba en busca de nuevos talentos para contratar, pero paradógicamente nadie le habló de ella. Selena no estaba en boca de ejecutivos de una compañía discográfica que con sus altos muros vivía de espaldas a la gente. Selena vivía en boca de su gente, que la amaba desde que era una promesa adolescente. José Behar lo pudo comprobar cuando casi de casualidad la descubrió. ¿Y cómo la descubrió? Cuando a la salida de un festival escuchó el griterío de la gente, y quiso saber de dónde venía y por qué. Cuando lo supo y vio actuar por primera vez a Selena se quedó, como todos los que la descubrimos alguna vez, impactado. De inmediato, al término de su concierto, fue a buscarla para contratarla allí mismo. Cuando la vio, notó que estaba firmándole unos autógrafos a sus admiradores. José Behar se acercó, se presentó ante ella con su mejor sonrisa y le dijo su nombre y su cargo. Selena lo miró y le dijo “¡¡Sí, claro!!” y siguió firmándole autógrafos a sus fans. Con el tiempo quedó claro que Selena se había equivocado con él, quien siguió insistiendo, esta vez con su padre, a quien convenció para reunirse al otro día y darle un buen contrato con una gran discográfica. Pero también es cierto que para Selena lo más importante era su público y que estaba acostumbrada a gente estafadora y engañadora que vende “espejitos de colores” a mucha gente. De todos modos, ni José Behar ni nadie se sobrepasó con Selena por su negativa en ese momento. La respetaron no sólo por su condición de artista sino porque ella se hacía respetar con su presencia. La mejor muestra de ello es ver cómo todos los varones soportaban lo que Selena les hacía en el tema “¿Qué creías?” en pleno concierto. Aun cuando muchos sabían de qué se trataba y a lo que se exponían, todos lo aceptaban con gusto el papel de “ex novio”. El más memorable para mí fue uno de Odessa, Texas, en el que el “ex novio” se dejó zamarrear, gritar en su oído y soportar toda clase de acusaciones. Y no sólo eso. Él estaba enteramente feliz. Lo mismo sintió el mismísimo Johnny Canales en su show cuando se dejó estirar su corbata en cámara o aquel otro en New York que recibió una patada en los pompis. Y nadie decía nada pues todos entendían que era un juego y de que se trataba de Selena. Ella no les haría daño. Era ella quien los quería y quien más los respetaba. Al término de sus actuaciones Selena sólo recibía abrazos y besos. Saludos de agradecimiento, saludos de admiración. Eso generaba Selena: Amor y respeto. Nunca habían visto algo así y nunca iban a ver algo así. Por eso se la extraña tanto y aún se la espera, pues nadie puede creer que este mundo sea tan malvado como para que se la haya llevado sin ninguna razón que uno pueda entender ni explicar… Como no poder explicarse nunca por qué fue a ese motel ese lluvioso y feo día. Pero Selena seguro, seguro que tenía una buena razón, un buen motivo, un noble propósito, eso que desconocía la horrorosa mujer que la esperaba. Pero yo no necesito que me lo diga, aunque sólo ella podría decirlo y no lo pueda hacer … Lo puedo intuir con sólo mirarla a los ojos en cada foto, en cada video, en cada actuación, en cada reportaje…

Selena tenía Alma de mujer. Selena era una mujer noble, una mujer sincera, una mujer talentosa, una mujer llena de Amor, una mujer con carácter, una mujer con personalidad. Selena fue una verdadera mujer. A la hora de recordar a las mujeres en su día -algo que debería ocurrir todos los días- sería bueno que nos acordáramos de Selena, un ejemplo de una mujer que dio todo a cambio de nada … mejor dicho, una mujer que dio todo sólo con un fin … para que la quisieran siempre y para que la recordaran con Amor…

Selena fue una gran mujer. A pesar de que yo soy un varón, ella es mi ejemplo, ella es la persona que me guía con su conducta. Porque a la hora de elegir modelos no hay géneros. Pensar en ello sería una tontería. Pero si tuviera que elegir un género en función de la persona que uno más quiere y admira, yo no dudaría en qué elegir. Siempre, absolutamente siempre, Selena será mi primera elección y mi primer ejemplo, porque por sobre todas las cosas, además de ser una gran mujer, Selena fue una gran persona. Y yo sólo estoy aquí en este mundo para que todos los días lo recordemos, como ella quería, con todo el Amor, con tanto Amor…

A veces creo que no debería decir ni escribir más nada de ti, Selena, pues creo que ya he dicho y hecho todo por tu recuerdo, pero hay alguien -tal vez seas tú misma- que me dice: “Sabes que Selena dio todo para que la gente sea feliz. Tú también da todo por su recuerdo. Ella se pondrá contenta”. Y por eso lo hago, porque sé que estás allí...

Simplemente te quiere mucho…


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: March 1st, 2012
 
 

¿Recuerdas lo felices que éramos, Selena?

 
 


Yo estaba allí y me reía … No podía dejar de reírme mientras la filmaba. Recuerdo que estaba a oscuras y aproveché mi cámara infrarroja y que ninguna de las dos podía dormir de la excitación para filmarla mientras ella se despachaba con sus ocurrencias. Porque Selena era así ... Podía estar de cualquier humor, podía estar dispersa, podía estar triste o enojada, pero cuando se encendía la cámara se iluminaba, se sonreía y se despachaba a gusto. Por supuesto que eso no era un gesto de falsedad ni nada que se le pareciera. ¡¡En absoluto!! Yo conocía perfectamente a mi hermana y sabía por qué hacía lo que hacía … A veces cuando recuerdo lo mal que me ponía porque mi padre me hacía aprender a tocar la batería para formar parte del grupo Selena y Los Dinos, llego a la conclusión de que nada de lo que yo tenía que sufrir se podía comparar a lo que Selena tenía que afrontar ... Sí, es cierto ... Yo tenía más de una razón para sentirme mal. Yo estaba por entrar en mi adolescencia y no me hacía gracia que tuviera que cumplir una función que no sólo no me gustaba, sino que no era la principal ni la más relevante. Mi padre, en su afán de ponerme en alguna función en la banda, decidió colocarme tras las baterías pues era el único lugar que le faltaba completar para armar la banda y no tenía con quién hacerlo. Mi hermano A.B. venía aprendiendo a tocar el bajo y por supuesto mi padre lo puso en esa función. Mi hermana Selena obviamente sería la cantante y estaría al frente de todo. Y yo … Yo estando atrás tocando un instrumento que ninguna mujer en aquel entonces salvo, creo, Karen Carpenter, hacía en ese momento. No voy a negar que me sentía molesta ... No digo celosa. Los celos … son sentimientos que podemos tener todos y que los expresamos en algún momento. No es malo eso … Pero no era ése el caso. Si bien todo esto que no podíamos dejar de pensar que era una verdadera locura de mi padre se hacía en función de mi hermana, yo no tenía ni bronca, ni envidia, ni celos. No podía tener ese sentimiento. Y no sentía eso porque veía que Selena también sufría, del mismo modo que mi hermano A.B. y yo. Y más me compadecí por ella cuando noté que a medida que avanzábamos en los ensayos Selena tenía más y más responsabilidades, y más y más obligaciones. Ya en un principio todos estábamos tensos. No sabíamos qué hacer ni qué tocar. Nosotros no estábamos reunidos porque queríamos, porque un día se nos ocurrió hacer música juntos, ver qué era lo que nos gustaba y qué queríamos expresar, para recién allí empezar a hacer los ensayos correspondientes ... No ... Estábamos allí tocando una música que nosotros no conocíamos ni sentíamos en esos momentos. Aun siendo conscientes de que éramos latinos y de ascendencia mexicana, nosotros veíamos a ese mundo como algo muy lejano y ajeno. Nadie de nosotros hablaba el español. Ni siquiera lo habíamos aprendido ni lo hablábamos en casa. Nuestra cultura era bien norteamericana y nuestros ídolos venían de ese mundo de los gringos, no de nuestros ancestros. Y allí estábamos, presos de un destino y de un deseo, obligados a ensayar canciones que nos parecían anticuadas y hasta ingenuas. Al principio nos resistíamos a hacerlo, tuvimos varias rabietas con mi padre que nos obligaba a tocar canciones de veinte, treinta y hasta cuarenta años de antigüedad. Al final negociamos con él y convinimos en que tocaríamos canciones en inglés no muy viejas y que no estaríamos tanto tiempo ensayando, sólo unos minutos y que esos minutos no nos impidiera estudiar y, sobre todo, jugar … Cuando terminamos de negociar con mi padre sobre este tema, allí caí en la cuenta de que mi hermana Selena se llevaría la peor parte. Pues mal que mal yo me podía refugiar en mi batería, podía limitarme a hacer lo mío bien, podía estar hasta distraída, no muy arreglada ni interesada en lo que estábamos tocando. Pero si lo hacía bien, si lo hacía correctamente, si me limitaba a mejorar cada día mi técnica para ir a tono con la evolución de la banda, nadie podría objetarme nada, nadie podría obligarme por las circunstancias mismas a que hiciera algo más. Lo mismo le pasaba a mi hermano A.B. Él también podía refugiarse en su bajo y a tocarlo correctamente. Él tampoco tenía la obligación de tener que demostrar algo más que hacer lo suyo correctamente, más allá de que ya casi desde el vamos él se mostró preocupado por el material que estábamos tocando y comenzó a interesarse en hacer algo por mejorarlo. Pero ni así A.B. tenía esa obligación y aun cuando la asumiera eso no lo exponía ante el gran público. Él, como yo, podía refugiarse en lo suyo sin que miles de ojos se posaran en él de modo expectante. Cuando pude darme cuenta de que nuestra insatisfacción, enojo e incertidumbre podían atemperarse con limitarse a hacer lo de uno, eso no sólo me alivió sino que di cuenta de la tremenda responsabilidad de mi hermana Selena. Por eso no podía estar ni celosa ni molesta con ella … ¡¡Para nada!! Es cierto que  mi padre armó el grupo por ella. Es cierto que mi padre armó toda esa locura en función de Selena y con la tremenda expectativa de que podría cumplir su viejo sueño de poder vivir del mundo de la música. Es cierto que mi padre sintió, con ese talento que descubrió en Selena, que ese león dormido en su cuerpo renacía con más bríos. Aún recuerdo lo que fue ese día que fue como el antes y después de nuestras vidas. Lo más irónico de todo es que la mismísima Selena sin querer le mostró ese talento. La cosas no son casuales en la vida … Una cosa lleva a la otra. A mi padre se le ocurrió comprar un bajo a mi hermano A.B. un poco porque su hijo deseaba tocarlo y otro poco porque veía la posibilidad de que su veta musical, dejada de lado para mantener a la familia, podía tener su continuación a través de su hijo mayor y varón. Pero esa visión de la vida un tanto machista, aunque lógica en aquellos tiempos, se le cayó al poco tiempo de la mano de su pequeña hija menor … Ahora que lo pienso, y sabiendo lo que ha pasado después, uno ya podía saber lo que más quería Selena, lo que más deseaba y también lo que más temía. En aquel momento todos éramos chicos y no teníamos por qué darnos cuenta de aquello … Pero mi hermana tenía terror de que aquel bajo la sacara del centro de atención de nuestro padre, de que dejara de ser la mimada de la familia, de que dejara de ser la “baby”, de que ya no llamaran la atención sus ocurrencias, sus risotadas, su alegría y sus energías siempre manifiestas … Yo lo recuerdo, pues lo compartí con ella, como tantas cosas. Ella estuvo días enteros estudiándose aquellas letras de un libro de canciones que tenía mi padre. Me costó entender la tozudez, la voluntad y las ganas que tenía Selena de superarse. Allí noté que nada la pararía a la hora de lograr su objetivo, eso sí, siempre con fines nobles, siempre haciéndolo sin querer perjudicar a nadie. Muchas veces le decía que parara un poquito, que se detuviera a jugar, o para tomar o comer algo, y Selena enseguida me hacía un gesto de silencio, y que le dejara aprender esas canciones y cantarlas a solas. Me lo pedía por favor con cara de ruego y esperando que yo la cubriera si nuestros padres estaban cerca queriendo indagar ... Y yo lo hacía ... Lo hacía por ella y un poco porque valoraba aquello que a mí me hubiera costado muchísimo afrontar y hacer. Yo no tenía esos deseos ni tantas ganas de mostrar algo más de lo que deseaba. Yo era más conformista. Tomaba lo que se me presentaba en la vida y eso era más que suficiente. Pero Selena no. Al principio creía que lo hacía de puro inconformista que era, pero después entendí que a ella le encantaban los desafíos, que para ella nada era imposible, que todo lo podía lograr. Y allí estaba, sola estudiando, sola cantando. Y sabía que hasta que no terminara de aprender todo bien no se iría de allí, que se quedaría encerrada hasta que ella estuviera conforme ... Y llegó ese gran día ... Selena me dijo que sorprendería a nuestro padre haciéndole saber cómo sabía sus canciones preferidas. Yo me alegré y la alenté a que fuera de una vez a mostrarle su esfuerzo. Ni Selena ni yo nos imaginamos lo que ocurriría después. Creo que ambas nos conformábamos con que nuestro padre se lo festejara y de que Selena se sintiera tan querida como siempre estando en el centro de atención de la familia ... Pero fue eso y más, muchísimo más. Luego vino esa locura de mi padre  ... Sin saberlo, y supongo sin quererlo. Selena encendió esa chispa de un fósforo que estaba apagado. Mi padre sintió que volvía a su pasión no ya a través de él, sino por medio de mi hermana Selena. Él estaba obcecadamente convencido. Y lo que podía ser una novedad, un entretenimiento, un divertimento pasajero pasó a ser una obligación, una responsabilidad, de la cual Selena se llevaba la peor parte, la carga más pesada, el peso de la responsabilidad ... No ... Selena no podía hacer lo mismo que nosotros. A los 8 años ella era la figura,  la cantante, la artista principal de Selena y Los Dinos. Ya el nombre mismo del grupo definía su función. Pronto noté que Selena no podría ni por asomo realizar lo que en principio hacíamos mi hermano A.B. y yo. Ella tenía que poner la cara, ella tenía que mostrarse siempre linda, siempre bien predispuesta, siempre agradable, con ganas y con la obligación de que la gente se sintiera interesada por nosotros. Ella tenía que arengar a la gente, tenía que darnos ánimo … Allí sentí un poquito de pena por ella, pues sabría que muchas veces tendría qua disimular muchos sentimientos muy personales para llevar adelante las cosas. Sabía que no tenía por qué tener esa sensación pues, por un lado, a ella le agradaba sentirse tan mirada por todos y ser el centro de atención. Pero ella era muy niña ... Mal que mal A.B. y yo vivimos nuestra niñez sin sobresaltos. A mí las cosas se me hicieron “anormales” en la pubertad y en plena adolescencia a mi hermano A.B. Pero a Selena … Encima, a medida que íbamos estando cada vez más involucrados en el grupo, mi padre fue dejando su trabajo estable en la petrolera y montó un restaurante con la única finalidad de que tocáramos allí. Y mientras ello ocurría a nadie se le escapaba el hecho de que si llegábamos a fallar, estaríamos en más que un problema. Y yo sabía que Selena se sentía más responsable que todos de nuestro destino. En aquellos tiempos le llegué a expresar mi preocupación sobre este tema. Selena me miraba en silencio mientras se lo decía, pero una vez que acababa ella se encargaba de darme ánimos, me decía que no me preocupara, que confiáramos en nuestro padre y enseguida me hacía un chiste que justificara una risotada de su parte que llevara a pasar rápidamente a otro tema … Así era Selena ... Siempre quería que todos estuviéramos bien y que no tuviéramos motivos para preocuparnos. Y cuando pegaba esas risotadas, ya sabía que era para cambiar de ánimo, para que nadie ahondara en su Alma y descubriera sus miedos, sus sentimientos de preocupación y de incertidumbre. Por eso tomó hasta con naturalidad el hecho de tener que aprender a cantar en español. Mi padre estaba convencido de que si por allí a Selena le costaba tener un éxito rápido en inglés debía probar en español como alternativa. Él pensaba que si se utilizaba el camino alternativo de cantar en español y triunfar, las cosas se facilitarían para llegar al tan soñado triunfo de Selena como cantante internacional. Él tenía muy en cuenta su experiencia como músico y siempre se sintió frustrado de no haber sido un hombre más preparado y multifacético. Él sintió la discriminación por ser de ascendencia mexicana cuando quería tocar sus canciones preferidas en inglés en cualquier club. Y cuando quiso probar en los clubes mexicanos lo querían linchar por no saber las canciones en español y lo que solían escuchar sus pares. Nunca lo pudo hacer pero ahora tendría la ansiada revancha con Selena, pero para eso ella debía hacer lo que él no hizo … Cantar en español y hacerlo en los lugares que ninguno de nosotros lo había hecho. Yo sabía lo que eso significaba para Selena. Ni A.B. ni yo teníamos obligación de aprender el español, ni para hablarlo ni para cantarlo. En cambio, Selena tenía que saberlo cantar, aunque fuera fonéticamente, y eso al menos implicaba saberlo pronunciar y tener una idea de lo que cantaba para expresárselo a la gente, convencerla y conmoverla. Selena tenía trabajo extra, mucho trabajo extra, en lo intelectual pero también en lo emocional. Y Selena aceptó ese reto sin chistar, asumiendo su rol y sabiendo que sólo había que ir para adelante en el total convencimiento de que lo lograríamos, de que sólo teníamos una posibilidad, que era ganar. No había margen para otro resultado, no podíamos perder. El perder podía significar sencillamente el abismo. Lejos estábamos de imaginar lo que podríamos lograr y en las huellas que dejaríamos en tanta gente. En aquellos tiempos no podíamos ni sospechar siquiera que pudiéramos salir del restaurante de mi padre. Él, para darnos ánimo, solía llevarnos a pasear en su destartalado auto por los barrios más lujosos de la ciudad. Cuando paseábamos por esos lugares, él nos preguntaba si queríamos vivir en esas lujosas mansiones. Cuando le contestábamos con firmeza que sí, él nos decía que si seguíamos nuestro camino con disciplina, trabajo, voluntad y honestidad, pronto viviríamos en esos lugares. Lo que estaba lejos de saber tanto mi padre como nosotros era lo que estábamos gestando sin saberlo. Cuando veo hoy en día cómo tantas jovencitas quieren ser como Selena, porque se sienten identificadas con ella, porque son como ella, como yo, como tantas otras, mujeres que no hablan el español, que se criaron en Estados Unidos hablando el idioma inglés y tomando como propia la cultura norteamericana, pero que se emocionan al escuchar esas bellas canciones en el idioma de sus ancestros, que se sienten identificadas con mi hermana, que se les despiertan esos mismos sentimientos que tenían sus pares o sus parientes, allí doy cuenta de lo que logró Selena. Cuando nosotros comenzamos no teníamos un parámetro, no teníamos un artista o alguien que nos representara, que expresara acabadamente nuestros sueños, nuestros anhelos, lo que deseábamos ser en nuestra nueva “tierra prometida”. Sin saberlo, casi sin querer, nosotros empezamos a ocupar ese lugar que estaba vacante, comenzamos a ser la corporización de aquel sueño de toda una comunidad que era cada vez mayor en Estados Unidos. Nosotros no éramos conscientes de ello. En cambio las que vinieron tras nosotros lo empezaron a sentir cuando vieron a mi hermana Selena, cuando las emocionaba con sus canciones, cuando se sentían tan identificadas con su presencia, con sus sentimientos, con sus deseos de trascender por el camino del trabajo, de la honestidad y del talento … Yo apenas empezaba a darme cuenta de que estábamos logrando algo cuando en esa noche filmaba a mi hermana Selena y la escuchaba decir a la cámara que habíamos sido un “desastre” esa noche, que habíamos fracasado. Y luego de aclarar que todo eso que decía era sólo “un chiste” y que sólo tenía palabras de agradecimiento para con la banda y para con el público, pues sin ellos ella no sería nada, terminaba diciendo “Odio que digan que soy la mejor, fundamentalmente porque odio que me digan la verdad”. Yo no podía parar de reírme. Reírme por la ocurrencia de Selena. Reírme de felicidad. Eran los lindos tiempos. Tiempos de triunfos, tiempos de certezas. Todos nos dábamos cuenta de lo que estábamos logrando. Todos nos dábamos cuenta de lo que se había convertido Selena. Fueron años y años de esfuerzo, de lucha y de dedicación. Todo estaba saliendo a la perfección. El futuro no podía ser más que promisorio. Pero pronto me daría cuenta de que en un minuto todo puede cambiar, de que en un minuto todo aquello que se construyó con años de paciencia se puede derrumbar.  También me di cuenta de que mi padre se había equivocado en aquellos días en los que nos llevaba a darnos ánimos viendo lo que podíamos lograr con trabajo y talento. Muchas veces esas casas no se logran ni con trabajo ni con honestidad, y que gente sin ningún talento puede ocupar el lugar que uno lo había ganado con todo merecimiento mientras se ve destruir lo logrado para siempre…

Todo fue muy duro para nosotros … Cuando ocurren estas cosas nos damos cuenta de su valor, aun cuando nosotros, por nuestra formación y por propia necesidad, sabíamos lo que era tener cada día un plato de comida en la mesa. Pues en general todos ven, cuando uno sobresale en cualquier actividad, el final del camino, los últimos pasos, el tránsito por la fama, la gloria, la admiración, pero pocos recuerdan la historia anterior, cuando íbamos desde muy chicos en un bus de pueblo en pueblo para que nos viera un puñado de gente que ni siquiera sabía quién éramos y que nos miraba con extrañeza porque éramos un grupo muy joven y con una niña cantando. Confieso que por aquel entonces yo no tenía mucha confianza. Veía muy difícil que pudiera tener trascendencia lo que estábamos haciendo. Incluso en un primer momento ni Selena ni mi hermano ni yo pensábamos siquiera que podíamos trascender en este duro negocio de la música. Realmente nadie lo pensó y creíamos que mi padre algún día se cansaría y dejaría de insistir, que largaría todo del mismo modo que cuando abandonó su carrera por nosotros. Pero hubo un momento que fue clave para la vida de todos nosotros. Un buen día nos enteramos de que mi padre había quebrado y que habíamos quedado en la calle. No teníamos nada, absolutamente nada. Recuerdo que mi madre y yo nos fuimos a llorar a un cuarto de mi casa, que mi hermano se fue a caminar por largas horas por la ciudad para poder asimilar lo sucedido … y que Selena se fue a acompañar en silencio a su padre. Sí, lo recuerdo muy bien … Tanto lo recuerdo que fue para mí ayer cuando en un momento fui en busca de todos y sólo había hallado a A.B. en un cuarto solo, mascullando su bronca luego de su larga caminata y prometiéndose que iba a salir de todo esto .... Y cuando iba en busca de mi hermana y de mi padre, me los encontré en el restaurante ya cerrado y clausurado, y quedé impactada. Mi padre había tirado con furia los papeles que le indicaban la dura realidad hasta que Selena se le acercó y sólo lo abrazó en silencio. Mi padre quedó abrazado a ella y sólo lloraron sin decirse nada. No había palabras, no había gritos, no había lamentos. Sólo silencio. Creo que mi padre, aun sabiendo lo fuerte que era de carácter y del temple que siempre tuvo, hubiese capitulado allí mismo y hubiese tirado la toalla sin resistirse. Pero ese abrazo de mi hermana le dio el último aliento, el único motivo para seguir adelante … Selena misma. Seguramente mi padre pensó: “Yo la puse en este problema. Yo no la puedo dejar así y menos si me da su apoyo en vez de un reproche…”. Yo me fui en silencio. No quería interrumpir. Sabía de la importancia del momento y de lo que significaba para nuestro futuro eso aun cuando no tenía idea de lo que podía pasar … Cuando nos juntamos en familia y emprendimos nuestro exilio de Lake Jackson para vivir en Corpus Christi en casa de mi tío, comprendí más que nunca que salir de todo esto dependía de todos nosotros. Que por orgullo y para no ser impertinente para nadie debíamos retirarnos cuanto antes de la casa de mi tío. Que nuestra estada allí sólo debía ser por vacaciones, unas pequeñas vacaciones hasta que tuviéramos un nuevo hogar. Y para eso teníamos que recurrir al único recurso que teníamos … La banda. Si había alguna duda hasta allí, si había algo que no nos gustaba, si acaso lo que hacíamos no era nuestra real vocación, eso ya no importaba. Estábamos todos en el mismo barco y a la deriva. Pero teníamos el timón, los medios para dirigirlo y el barco estaba intacto. Sólo teníamos que poner todo el esfuerzo para salir, para llegar a la costa, establecer nuestro nuevo hogar y seguir con nuestra vida allí. Recién allí, creo, decidí dedicarme de lleno a tocar la batería y a perfeccionarme en el uso de ella. Mi hermana Selena, que siempre quiso ser diseñadora, comenzó a ensayar diferentes formas de baile, de saludos y de formas de seducir al público para perfeccionar sus actuaciones, al mismo tiempo que ponía su verdadera vocación al servicio del grupo diseñando sus vestidos y los de toda la banda. Con el tiempo hasta se había puesto obsesiva con el tema. Recuerdo aquella vez en 1991 cuando nos presentábamos con los “atuendos de las vaquitas”. Muchos estaban de acuerdo. Otros no. Pero Selena estaba decidida a que nos mostrábamos así y todos nos recuerdan por ello, aun cuando, como nosotros, el público estaba dividido: a algunos les encantaba y otros decididamente los rechazaba. Y la que más recuerdo con gracia pero con ternura fue allá por 1994 cuando se volvió loca por un vestido de cantante española, que usó en muchos conciertos y en nuestra última presentación en el Show de Johnny Canales. A Selena le encantó ese vestido en cuanto lo vio y se lo probó, pero no se contentó con ello. Recuerdo que lo tenía puesto y en cuanto aparecí por el camarín próximo a dar el próximo concierto con aire de asombro y extrañeza pues lo seguía teniendo puesto, me miró y me dijo: “¿Qué te parece si me lo dejo para el concierto? Hace horas que lo tengo puesto y me encantaría lucirlo esta noche”. Yo le dije, palabras más, palabras, menos, que estaba loca, que yo ni ebria ni dormida usaría algo así. Ella sólo se limitó a decirme: “OK. OK. Puede que tengas razón” y se fue. Cuando estábamos por salir vi que Selena estaba con su vestido que la hacía parecer a Carmen Miranda y me miró riéndose a carcajadas: “¿Qué creías que iba a hacer, Suzette? Sabes que cuando se me mete una idea en la cabeza …”, me dijo Selena. Y así salió y así brilló. La gente la miraba encantada. A la gente todo lo que hacía Selena le parecía maravilloso, no sólo porque sus toques innovadores provocaban suma admiración sino, porque ella, con su carisma, con su sonrisa, con su propia presencia, los hacía impactar, convertía a esos conciertos en algo hermosamente inolvidable. Tal vez eso fue lo que siempre envidié, sanamente claro está, de mi hermana. Ella siempre iba por algo más, no se limitaba a hacer lo suyo, ella quería sobresalir e impactar aunque fuera tan tímida como yo ... Yo siempre me refugié en la batería y me limitaba a hacer lo mío con la esperanza de que los buenos tiempos nos hiciera vivir la vida de un modo mucho más tranquilo. En definitiva, yo quería estar feliz en el futuro con una familia, con un esposo, con hijos en una amplia casa gozando de la vida cada día luego de tantas penurias, sacrificios y privaciones. Mi hermana Selena pensaba lo mismo, pero todo lo que empezó a generar Selena y Los Dinos potenció sus ganas de crear cosas, de tener objetivos nuevos, de ir al estrellato y de que todo eso hiciera que el mundo entero la quisiera. En definitiva, Selena sólo podía ser feliz si la gente la quería y por eso puso tanto empeño y Amor en lo que hacía. Además, hasta tanto no pudiera desarrollar más a fondo su vocación de diseñadora, Selena iba a manifestar esa vocación en la banda y en todo lo relacionado con ella. Eso explica su premura de lanzar su boutique “Selena Etc.” cuando ya era famosa, pero aún le faltaba para tocar el techo de su carrera. Muchos tratábamos de persuadirla para que dejara ese negocio para más adelante, para cuando ella fuese famosa en todo el mundo. Recuerdo que mi padre estaba un tanto preocupado, pues creía que invertir mucho tiempo en el negocio de la moda le quitaría fuerzas en su camino de llegar a la fama en lo musical. Pero ese miedo que tenía mi padre era más producto de una obsesión suya para que Selena llegara a cumplir su sueño y el de toda la familia que porque ella realmente le diera motivos para que mi padre temiera. Si hay algo que nunca hacía Selena era dejarse estar, de actuar sin ánimo, de no emprender cada cosa con entusiasmo y alegría. Es cierto, muy cierto lo que alguna vez le dijo mi hermana a Verónica Castro: ella todo lo que tenía en su mente lo hacía. Hacía lo que ella quería, lo que quería mi padre, lo que quería mi familia. ¡¡Todo!! Y todo con alegría y con un optimismo a toda prueba. Para ella realmente lo imposible era posible. Más de una vez me dijo: “Mira, Suzette. Yo no voy a esperar a ser vieja para hacer todo lo que tengo en mi mente ahora. Si no lo pudiéramos hacer, esperaría pues no habría remedio. Pero siempre esperaría pues estaría ese momento, ese momento que capaz que es único y que nunca se nos presentará otra vez. Nuestro Señor nos dio esta oportunidad. Ahora tenemos cierta fama y somos libres para hacer ciertas cosas … ¿Qué vamos a esperar entonces? Quién sabe si mañana habrá alguna otra vez…”. Hoy, a cierta distancia, veo en esas palabras de Selena como algo premonitorio, como si ella misma supiera que no tendría mucho tiempo ... Yo sé que no es así, la lógica no es así, ni yo ni mi familia creemos en ello, pero cuando recuerdo esas palabras de Selena y su rostro lleno de alegría pero de ternura a la vez, no lo puedo dejar de pensar … Todos sabíamos lo duro que fue todo, la incertidumbre de nuestra vida y de nuestro futuro … Nadie se podía olvidar cada vez que nos despertábamos cada mañana en aquel día en el que nos quedamos en la calle. Nadie se podía olvidar años y años viviendo cada día arriba en un bus y sin saber si algún día podríamos vivir dignamente producto de nuestro trabajo. Todos éramos conscientes de nuestro rol y de lo que debíamos hacer. Eso sí, tanto Selena como mi hermano A.B. habían puesto un granito más, pues se sentían más comprometidos con el futuro de la banda, pues también sus sueños y su futuro dependían de ello. Mi hermano A.B., luego de aquel día en el que caminó sin rumbo por Lake Jackson, pero juramentándose que saldría de todo ello, se avocó a ser el compositor del grupo. Hasta allí sólo protestaba ante mi padre porque no le gustaba el material que tocaba la banda y sostenía que así no se llegaría a ningún lado. Mi padre más de una vez le dijo que se dedicara él a hacer la música del grupo o que consultara con la gente que sabía del tema. Cuando ya no había más margen de maniobra, A.B. decidió comprometerse al máximo con la banda siendo el compositor, la persona que trabajaba día y noche en las sombras haciendo la “música de mi hermana”, como solía decir. Desde allí siempre lo vi contento y entusiasmado. Había encontrado su lugar en el mundo y, como Selena, pusieron mucho más de lo necesario para que la banda fuera superior a todas las que transitaban por todo Texas. Podía estar horas y horas con Pete Astudillo para que él le enseñara algunos compases y la música que se escuchaba en toda América latina, y lo ayudara a plasmar sus ideas en inglés en letras en español. Él solía decirme: “Estoy tranquilo pues mientras estoy aquí adentro en el estudio, Selena está atendiendo a los demás afuera y encantándolos. Y para cuando nos toque el turno de los conciertos y de grabar los discos, tendremos un material más que digno para mostrar. Somos más que un gran equipo y estoy muy feliz. Sé que tenemos un gran futuro” … Pobre A.B. … Como todos, nos quedamos huérfanos luego de aquel fatídico día. A todos nos costó mucho salir. Creo que a mi hermano nunca…

Fue duro, muy duro. Es muy difícil superarlo … ¿Cómo superarlo? Yo entiendo a la gente cuando busca una explicación, pero no justifico que se haya dudado alguna vez de nuestra honorabilidad. Sé que hay cosas que definitivamente no se pueden explicar. Hay que estar allí para entenderlo. Todo fue rápido, muy rápido, tan rápido como nuestra fama en carrera meteórica que parecía no tener fin … Y me vuelven a la mente esas imágenes de Selena en la oscuridad. Ella estaba tan ilusionada ... Todavía no se animaba a decir todo lo que realmente sentía ante la gente, ante el periodismo. Ella era modesta, humilde, como todos nosotros. Sabíamos de dónde veníamos … No se nos olvidaba de nuestras raíces, y si por allí no nos acordábamos, allí estaba mi padre para hacérnoslo recordar. Pero nosotros lo teníamos muy claro … Y a la vez mi hermana sentía que tocaba el cielo con las manos. Era que por fin se nos daba lo que tanto soñamos. Incluso no creíamos que llegaríamos a tanto, que nos llevaría mucho más tiempo el llegar a la cima. Yo misma luego de aquel día estaba sorprendida de la repercusión mediática y de tanta gente que nos quería. Selena estaba feliz pero a la vez tenía miedo, pues para ella cada día era un examen, un desafío para ver si la gente la seguía queriendo, si a sus fans le seguía gustando lo que hacía o comenzaban a decepcionarse. Ahora que voy recordando todo entiendo el por qué Selena era así. Ella tenía terror a no ser querida, a fallar, a que el público la rechazara. Siempre tuvo ese temor, siempre, desde que supo que podía lograr tantas cosas en el escenario. Supongo que de eso se trataban sus pesadillas. Nunca lo supe pues nunca me lo quiso contar. Cada vez que intentaba hacerlo ella me lo evitaba, a veces cortésmente, a veces haciendo sus clásicas salidas con un chiste que dispersara el denso clima, o bien cortándome la conversación aduciendo que estaba ocupada … Me arrepiento de no haber insistido. Tal vez si hubiese sabido de qué trataban esas pesadillas hubiese imaginado la magnitud del problema. Cuando suceden esas cosas uno comienza a pensar en lo que nunca pensó e imagina que quizá eran señales del destino, mensajes sin descifrar a la espera de ser descubiertos. Yo veía que mi hermana se levantaba con cara de sufrimiento pero nunca pensé que podría … Estoy arrepentida … arrepentida de no haber tenido más fuerzas para acompañarla en los conciertos de 1995, en los últimos conciertos, en los últimos tres meses … Tal vez si hubiese estado allí más cerca lo hubiese comprendido todo y la hubiese ayudado … Me siento culpable … Yo no estuve allí en los momentos más lindos, en los que parecía que a Selena no la paraba nadie … Tal vez si hubiese estado allí … Siento que nos dormimos, que nos quedamos encantados por lo que nos estaba pasando, y no nos dimos cuenta de que algo no funcionaba bien y que esas malas señales había que tenerlas en cuenta. Pues no es que nos dormimos en los laureles, no es que subestimamos los problemas pues ya pensábamos que habíamos superado todo y ya nadie nos podría detener en el camino al éxito. Aunque hubiésemos pensado eso, ya mi padre se encargaría de decirnos que aún no habíamos logrado nada, que debíamos esforzarnos más y más … Y bien que lo hacía pues de ese modo y con esa disciplina, además del talento, habíamos logrado tanto, habíamos recorrido un camino que nadie había transitado, habíamos logrado cosas que muchos intentaron pero no lo pudieron lograr. No … No estábamos dormidos. Tampoco subestimamos ni la situación ni a nadie … Sólo que nosotros estábamos encantados. Estábamos viviendo un mundo de ensueño, estábamos gozando de un momento que nunca habíamos tenido y por el que tanto luchamos … Teníamos derecho a gozar de ese momento. Teníamos derecho a parar un poquito y mirar a nuestro alrededor, al cielo, a los demás, a nosotros mismos, y a llorar y reír al mismo tiempo por lo que estábamos pasando. A todos nos pasaba lo mismo … Recuerdo esa sonrisa de satisfacción de mi padre luego de hacerse el duro diciendo que teníamos que seguir trabajando, que teníamos que seguir luchando, que el camino era largo, muy largo … Pero él sabía muy bien que nosotros habíamos ido mucho más lejos de lo que él esperaba para ese entonces … para marzo de 1995 … Él se contentaba con que Selena fuera una buena cantante y se ganara el público a base de puro talento. Con el tiempo Selena logró eso y mucho más … Logró el cariño de la gente, logró que todos la amaran, que nadie osara hablar mal de ella … ¿Y cómo lo harían si ella no hablaba mal de nadie, deseaba lo mejor a cada uno, sólo quería lo mejor para todos? … Aún no lo comprendo, sigo sin poderlo entender ... Y más me duele por ella y por A.B. ¿Yo? Yo no. Yo hacía lo que podía, me limitaba a hacer lo que se me pedía y le ponía, eso sí, ganas y esfuerzo. Pero mis hermanos pusieron todo su tiempo y todas sus ilusiones en la banda. No puedo quitarme de la mente esas hermosas imágenes en el estudio cuando íbamos a grabar y veía el modo en el que A.B. le indicaba a Selena cómo debía cantar un tema, y cómo ella se esforzaba y al poco tiempo lo sacaba. Recuerdo puntualmente cuando grabamos juntos aquel último disco, “Amor prohibido” … Cuando A.B. le dio la letra de “Techno cumbia”, pensé que íbamos a tardar años en terminarlo. A.B. había puesto todo su esfuerzo y su talento en hacer algo innovador, moderno. Coherente con su estilo y con su forma de ser, él tomó lo que estábamos haciendo pero le incorporó otros ritmos, otras músicas. A la larga a todos les iba a gustar lo nuevo que estaba haciendo, y si por allí seguían las dudas, estaría Selena en el escenario para convencerlos. Ese estribillo pensé que Selena no lo podría hacer jamás y menos en vivo. Había que cantar mucha letra de corrido y rápidamente, y si bien Selena había avanzado mucho con su español, seguía costándole mucho, al igual que nosotros que casi no lo hablábamos … ¡¡Hasta eso hizo Selena!! … Está bien que debía aprenderlo por necesidad luego de nuestro éxito en México, pero Selena lo aprendió más rápido de lo esperado … del mismo modo que se aprendió ese estribillo de “Techno cumbia”. Y me reí mucho y se lo dije en la cara a A.B., que hacía muchas chanzas con Selena por su dificultad para cantar ciertas cosas en español. Pero luego de grabar brillantemente el coro y de hacerlo sola, absolutamente sola, en vivo, le dije a mi hermano: “¡¡Hey, tú!! Que te reías de nuestra hermana. ¡¡Ahí la tienes, te canta todo el tema y tú ni te atreves a balbucearlo!! Él se reía …Estaba tan contento como todos. Él también veía el fruto de tantos años de dedicación y de superación. Estábamos encantados … Ni nos dimos cuenta del peligro … Hasta mi hermano incentivó a Chris para hacer un tema pop-rock para incluirlo en el álbum y así salió “Ya no”. Recuerdo la cara de satisfacción de Chris, que podía ver algo más afín a él plasmado en un tema de Selena, sintiéndose protagonista del grupo, ya que muchas veces, y sobre todo en vivo, no tenía momentos para tocar. Lo veía a Chris mirando la consola concentrado en el sonido final, Selena cantando en el micrófono el tema, A.B. riéndose con el productor, yo tapándome con una almohada sorprendida por una cámara que me había descubierto cantando el estribillo del tema … Estábamos felices … Éramos felices … Éramos como un niño contento con su juguete nuevo, juguete que soñó tener por tanto tiempo … Y cuando no se lo imaginaba, vino alguien y se lo quitó, y lo hizo de la peor manera. Y la persona que se lo quitó no era alguien de afuera, no se lo habían robado. No. Era una persona que estaba allí con él, una persona de su confianza, un amigo, un familiar. Son muchas sensaciones al mismo tiempo … Sorpresa, enojo, llanto, impotencia, desazón, final, heridas, heridas de muerte. A nosotros nos pasó lo mismo. Y esa persona estaba allí con nosotros, disfrutando de nuestras grabaciones, disfrutando de nuestro éxito, escuchando a Chris sus explicaciones sobre la música que habían hecho, escuchando con todos el tema ya finalizado. El monstruo estaba adentro y no nos habíamos dado cuenta por lo felices que estábamos. El monstruo estaba allí y no sólo para sacarnos nuestro juguete preferido...

Es muy difícil describir el momento … Yo estaba en casa y de pronto me llamó mi madre desesperada. Ni siquiera lo hizo por teléfono … Fue a mi casa y golpeó la puerta desesperadamente. Yo fui a ella al principio enojada pues creía que era alguien que estaba bromeando. Luego pensé que venía alguien a robar o a hacer daño … Pero cuando escuché la voz entre gritos y llantos de mi madre, temí lo peor. Pero en ese momento sólo pensé que algo podría haberle pasado a mi padre. Hasta pensé en A.B. … ¿Pero en Selena? Ni se me había ocurrido. Ella era joven e inquieta, y todos la amaban y respetaban … ¿Qué podría pasarle? … A medida que iba escuchando a mi madre, quería no creerle. No podía ser. No debía ser. No podía concebir que a Selena le podía pasar algo semejante … No podía entender que a Selena la agredieran de esa manera. Todavía no se sabía quién lo había hecho y por qué. Pero yo no quería pensar en ello. Aún creía en una agresión externa y no me entraba en la cabeza que alguien podría hacerle algo malo. Trataba de hacer memoria y recordaba algún que otro hecho aislado, pero nada que nos hiciera pensar en un atentado o algo así …Siempre tuvimos alguna que otra irrupción de algún fan en el escenario, pero siempre con la intención era abrazarla, de darle un beso, de saludarla. A veces pasaba que en conciertos como en Festival Acapulco, la gente estaba muy por debajo del nivel del escenario, por lo que muchos tenían que hacer esfuerzos titánicos para saltar y llegar a Selena. Tenían que hacer tanta fuerza que el envión mismo los llevaba directamente a chocar contra Selena. En más de una oportunidad Selena pegaba un grito en el medio del canto pues recibía un golpe, un abrazo de pronto que la sorprendía, un flash de una cámara fotográfica, alguien que le proponía bailar … Nada más. Aunque una vez sí tuvimos un hecho confuso en El Paso. Nunca nos quedó muy en claro. Un fan entró de pronto al escenario y llegó a empujar a Selena. Los custodios del escenario fueron sobre él apenas lo vieron ingresar y se lo llevaron muy rápidamente. Tanto fue así que Selena siguió cantando, pero tal fue la sorpresa y consternación que al rato Selena no pudo evitar decir “¡¡Me asusté!!!” a todo el público. Recuerdo que a la vuelta del concierto hablamos del tema y no nos quedaba en claro la verdadera intención del fan, pues él no le llegó a hacer nada, y creo que si le hubiese querido hacer algo sin duda lo hubiese logrado, por más que los guardias fueran a él para sacarlo rápidamente del lugar. Yo le dije a Selena que era como en tantos conciertos, gente que se mandaba a saludarla y no calculaba bien, tropezaba y se la llevaban por delante. Selena aceptó la posibilidad pero se quedó un buen tiempo callada y asustada. Ella no le encontraba sentido y eso verdaderamente la atemorizaba. Selena no podía quedarse tranquila si las cosas no tenían rápidamente una explicación lógica. Más tarde vi de afuera cómo en el último concierto del Houston Astrodome alguien insólitamente le tiro un vaso de cerveza cuando mi hermana ya partía … Pero locos como ésos habían muchos. Nos habíamos acostumbrado desde que fuimos por primera vez a Monterrey  a que nos pasara eso y cosas aun peores, y no era precisamente porque no querían a Selena … Yo me aferraba al volante y por momentos me contentaba con pensar que sólo era eso. Una agresión aislada y nada más. Pero no veníamos de un concierto. Íbamos a ir al otro día a Los Ángeles. Ya teníamos todo preparado para salir a la noche para estar bien temprano y ensayar lo suficiente como para ir tranquilos a tocar en concierto. Yo los acompañaba pues aún no podía volver a los recitales … De pronto escuché que mi madre hablaba y decía que no podía ser que esa mujer le disparara. Recién allí reparé en lo que estaba diciendo. Ella estaba tan abstraída en lo suyo como yo. Cuando le dije que me especificara aquello, al oírlo me quise morir. Pasaron por mi mente muchas, muchas cosas. Recordaba cuando vino a sumarse para abrir un club de fans de Selena, y mi padre me la dejó a cargo por un tiempo para que la vigilara y viera sus verdaderas intenciones… Ahora que volvía a escuchar su nombre de boca de mi madre caí en la cuenta de todo. Y pensé que reaccionamos tarde, muy tarde, que tal vez la subestimamos, que no le dimos la importancia al problema que teníamos. ¿Cómo la dejamos con nosotros si en el último mes estaba todo mal con ella? … No ... No la subestimamos. Tal vez fuimos ingenuos. Creímos en su palabra, pensamos que ella también querría una solución “decorosa”. Pero no. No supimos leer los mensajes o no quisimos. Quién sabe ... Es como lo que pienso cuando veo ese video con mi hermana tan feliz: estábamos tocando el cielo con las manos. ¿Qué íbamos a pensar que esa persona nos haría una cosa así? Si hasta no le dimos importancia a esos llamados que le hacía esa mujer a mi hermana, a mi padre, a mí en los últimos tiempos. Nunca se me habría ocurrido que le haría esto a mi hermana. ¿Cómo  pudo haberlo hecho? Quise no creerlo. Avanzaba y pensaba: “Que no sea cierto. Que no sea cierto”. Y me venía a la mente la “tremenda amabilidad” de esa mujer, su “vocación de servicio”, de estar al tanto de todo, de ganarse nuestra confianza al punto de que le diéramos múltiples funciones … Arrancamos con todos los recaudos y hasta no dejándola ver a Selena por meses … Ahora se había convertido parte de nuestra familia, formaba parte de las grabaciones, de las decisiones, y dirigía la boutique de Selena y su club de fans. Sabía todo de nosotros y nosotros poco de ella. Nos estaba manejando a su antojo y nosotros estábamos convencidos de que la teníamos controlada …¿Cómo no nos dimos cuenta? ¿Por qué creeríamos que si le poníamos límites los iba a aceptar? ¿Por qué no pensamos que algo, por mínimo que sea, iba a intentar? Tal vez quiso extorsionar a mi hermana y por eso ella la fue a ver. Debimos haberla despedido de inmediato. Tal vez mi padre pensó que haciendo un pequeño pacto con ella nos ahorraría un escándalo que podría hacer ella si la dejábamos sin nada … ¿Y al final qué ganamos? ¿Por qué mi padre pensó en esa posibilidad si él mismo sospechaba de lo que hacía, de sus actitudes? Avanzaba y quería morirme. Ya el dolor cedía para pasar a la ira, y a la vez me remordía la conciencia y hallaba culpables. Quizá por eso hoy en día entiendo a muchos que nos han preguntado tanto sobre lo que pasó y que no se contentan con las explicaciones dadas, pero eso no me hizo nunca justificar las barbaridades que se han dicho de nosotros y que muchos hayan querido creerle a esa mujer ... En ese momento camino al hospital quería creer pero en mi interior sentía que no … Por momentos me agarraba de cualquier argumento para no pensar en lo peor. Que tal vez mi hermana no estaría tan grave, que tal vez esa persona no lo hizo ... Pero en cuanto bajamos del auto, entramos al hospital y vi a mi padre que nos recibía con esa cara, miré para atrás y rompí en llantos. En el medio del dolor, el médico se le acercó y se limitó a decirle que la situación era más que delicada, que mi hermana casi llegó sin vida, que estaban haciendo todo lo posible, que le habían hecho transfusiones ... Mi padre encolerizó y le dijo que ella nunca hubiese aceptado eso ... Así dicho parecía un acto de extrema insensibilidad de mi padre, pero era todo lo contrario. El que entiende cómo son los Testigos de Jehová sabe que no aceptamos transfusiones de sangre salvo que se esté en estado inconsciente… Era más que evidente que él no creía que estaba tan grave o no lo quiso creer hasta entonces. Si lo hubiese asimilado en cuanto entró al hospital ni se hubiese sobresaltado por la noticia, pero él dio por sentado que ella estaba delicada pero consciente  … Pobre, mi padre. No había caído en la cuenta. Le estaban arrebatando a su “baby”, a su creación en todo sentido. Esa psicópata supo dónde pegarle duro …Por estas cosas me he indignado mucho con cierta gente. Han opinado cualquier cosa sobre esto que hizo mi papá sin saber cómo eran las cosas. Durante años se peleó con mucha gente por defender nuestro buen nombre y honor, y si bien él se adelantó a todos a dar la versión de los hechos, nunca pudo evitar los comentarios, las especulaciones, las mentiras. La situación había sido lo suficientemente dramática como para que alguien lo asimilara. Por eso entiendo a tantos que no lo pueden comprender. ¿Cómo no los voy a entender si yo misma, que soy su hermana, no me lo puedo explicar? Y lo peor era que la única víctima era el ser más hermoso que había dado este mundo, una mujer que sólo dio Amor, que sólo buscaba que la amaran por lo que era como artista y como persona. ¿Y justo a ella le hacen esto? ¿Y encima se lo hace alguien que la conocía bien, que nos conocía bien a todos? Mi padre tuvo que hablarnos bastante antes de que dijéramos algo, de que reaccionáramos por lo que nos decían. Nos decía que ya nuestro Señor se encargaría de poner las cosas en su lugar y que Selena estaría al lado de él esperándonos. Pero nos lo decía mientras se le veían las lágrimas por debajo de sus infaltables anteojos ... Fue muy doloroso todo. La confirmación de la noticia, preparar todo para la despedida de mi hermana, la bronca de mi hermano, la mirada perdida de Chris, el dolor profundo de mi madre, mi padre tratando de mostrar entereza cuando sentía que si se dejaba llevar por sus sentimientos se derrumbaría y se quedaría sin moverse por años. Estar allí mirando en ese lugar a mi hermana me generaba un desasosiego imposible de explicar. ¿Cómo entender ese silencio, esos llantos, ese viento frío que nos golpeaba la cara, esa soledad compartida, todo delante de alguien que nos daba tanta alegría y era un sol? Recordaba a mi hermana como en una película en la que se pasan partes de su vida y pensaba en todo lo que soñaba, anhelaba, creía, todas las ganas que tenía por hacer cosas, por mejorar … Y ahora la veía allí. Ninguno lo pudo superar aun cuando tratábamos, a pedido de mi padre, de no demostrarlo. Diría que recién hace unos años me animé a mostrarme en público y a tocar de nuevo la batería. A mi hermano le costó tres años volver a la música, lo mismo que a Chris, y si lo hizo fue más por necesidad que porque él quisiera. Pobre mi hermano, yo sé que él espera que algún día vuelva Selena. Pobre Chris, él jamás pudo ser el mismo desde que ella se fue y el devenir de los años se lo ha mostrado. Pobre mi madre, que aún recuerda el reportaje que le hicieran en pleno éxito de mi hermana y contestaba a la pregunta de qué haría sin Selena. Pobre mi padre, que sintió que parte de él se fue con ella y se quedó sin vida. Pobre yo, que perdí a mi mayor confidente, a la hermana que se siempre estaba allí, que siempre estaba cuando más la necesitaba, que siempre me daba ánimo para seguir, pues “la vida es una sola y hay que vivirla hasta lo máximo” … Una pena, una real pena que justo ella recibiera semejante afrenta. Cualquiera de nosotros, si hubiese tenido la oportunidad de ofrecer su vida para que ella viviera la suya, no dudaría en hacerlo. La vida nos puso en un gran reto y sólo tenemos que afrontarlo. No nos queda otra. Todo por el bien de mi hermana Selena… Sólo me queda mostrar el Legado de Selena y de pensar que nada está perdido mientras todos llevemos a Selena en nuestros corazones…

Aún veo esas imágenes y puedo escuchar mis risas. Aún veo esas imágenes, y no puedo dejar de reír y de llorar…

(Todos hemos visto esas imágenes y nos genera esa mezcla de felicidad y de tristeza. Felicidad porque no podemos dejar de sentir que Selena era un ser encantador y hermoso. Tristeza porque esa mujer tan linda ya no está. Tal vez nuestro recuerdo la mantenga siempre vigente y sus sueños permanezcan intactos, a la espera de que sean cumplidos … Y si ella no vuelve, seremos todos los que la amamos quienes los cumpla … hasta que seguro vuelva a nosotros…)

Selena: Yo también río. Yo también lloro…

Te quiere mucho…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 21st, 2012
 
 

¡¡Ay, ay, ay!! ¡¡Cómo me duele, Selena!!

 
 


Allá por octubre de 1995 Mónica estaba muy triste, furiosa y consternada. Le parecía ayer cuando vio a Selena en lo que sería su última presentación en el Festival de Calle 8 en Miami. Y ahora tenía que ver este espectáculo lamentable, triste, que mostraban los medios cubriendo el juicio a esa psicópata. Mónica no quería ver pero era imposible no verlo. La ausencia de Selena la hacía aferrarse a cualquier cosa que significaba estar cerca de ella, sumirse en su música, en sus fotos, en sus discos, en las imágenes de algún concierto o de alguna entrevista que dieran por televisión. Pero el dolor le daba la otra cara, la cara de la realidad, la cara que le mostraba que Selena no estaba más, que no volvería más, que no la podría disfrutar más. Y cuando ese dolor emergía y no lo podía canalizar en lindos recuerdos y en remembranzas positivas, salía lo peor de ella, salía esa parte de su personalidad que todos tenemos pero que no queremos muchas veces reconocer en forma pública. Y cada vez que veía a esa mujer saliendo de la cárcel para declarar, cada vez que veía su horrible figura en los Tribunales de Houston para defenderse de lo indefendible, sentía un profundo deseo de matarla para vengarse de su dolor, para vengar a Selena, para al menos hacer justicia por mano propia por haberle quitado todo a Selena: sus sueños, sus anhelos, sus proyectos, su alegría de vivir, sus ganas de hacer algo trascendente y honesto en esta vida. Mónica sabía que esos pensamientos eran malos, tan malos como el acto de esa asesina, que Dios no le enseñó eso, que no era de una buena persona tener esos deseos, esos pensamientos, pero ella era una mujer más, una mujer común que pertenecía a una comunidad, una comunidad que pensaba lo mismo, que deseaba lo mismo. Y toda esa gente que lloraba en sus casas, que lloraba en cuanto santuario se hiciera en honor a Selena, que lloraba cuando iba verla al Gravesite, sólo quería calmar su dolor, quería que al menos hubiera justicia, y lo menos que pedía al menos era que ese sujeto se pudriera para siempre en la cárcel. Pero Mónica, como tantos otros, quería más, sabía que estaba mal, pero quería la muerte, quería ver a esa mujer muerta. Cuando la veía se decía: “¿Pero cómo puede ser? Ella la mata y pide clemencia. Ella vive y mi Selena no, y si no lo está es por culpa de esa mujer. Y encima veo cómo la defienden importantes abogados, gente de ley de la más prestigiosa de todo Texas que le da la mejor cobertura, la mayor de las garantías de defensa, el mejor reaseguro frente a tanta gente que, como yo, la quiere linchar. Se me dan miles de argumentos, se me dice que como está el antecedente reciente del escandaloso juicio a O. J. Simpson hay que dar una imagen de que esta vez se está haciendo justicia, de que si la van a condenar hay que tener la mejor de las pruebas, hay que dar imagen en todo Estados Unidos y en todo el mundo de que éste es un juicio serio … ¿Y por qué no mejor reparan el juicio a O. J. si les parece malo en vez de querer defender a esa asesina más de la cuenta? ¿Pero por qué tanto respeto, tantos cuidados con una mujer que no respetó, ni cuidó y mató, mató? Mató mi esperanza, mi alegría, mis ganas de vivir. Le quitó todo a nuestra Selena, le faltó el respeto, la traicionó, le hizo todo lo peor de un ser humano y nosotros tenemos que tener respeto, cuidado … ¿Nosotros tenemos que garantizarle los derechos que ella le quitó a mi Selena? Encima veo cómo una periodista, fundamentalmente una de ellas, en el nombre de la ‘objetividad’, de informar ‘fríamente’, de dar la ‘versión real de los hechos’, me da a entender de que hay que ver cómo fueron las cosas, si por allí esa loca tuvo un fundamento para hacer lo que hizo … ¿Pero qué me quiere decir esa mujer, esa ‘periodista’? ¿Qué hay algo oscuro? ¿Que Selena le dio motivos? ¿Que por allí hay algo que no sabemos que justifica todo? ¿Pero quién esa mujer, qué sabe de Selena, que autoridad moral tiene para insinuar cosas, para sugerir otras, para dar a entender que quizá, que tal vez, esa mujer, pobre, es una inocente a la que no le quedó otra que hacer lo que hizo? ¿Pero cómo se puede ser tan cínico, cómo se puede invertir las cosas al punto tal que ahora me dan a entender que el inocente es culpable y el victimario la víctima? ¿Que me explique cómo una mujer tan querida, tan encantadora, tan especial como Selena puede ser sospechosa de algo, de que por allí tenía una doble vida, de que por allí no era tan buena como parecía? ¡¡Estoy segura, bien segura, de que esa mujer tan seria, tan pulcra, tan ‘objetiva’, le tiene envidia, envidia a nuestra Selena, le tiene envidia porque ella jamás tendrá el respeto y la admiración que tenía Selena!! No puedo entender a ciertas mujeres. Justo aquí en mi Texas, cuando una mujer logra vencer tanto machismo, tanto desprecio, tanta subestimación y hasta maltrato a las mujeres, que llega a ser amada y respetada por todo el mundo, viene esta periodista con el peor de los argumentos machistas y me habla de que por allí Selena no era tan buena como parecía … ¿Pero qué clase de mujer es? ¿Sabe lo que es realmente la igualdad de género o se siente cómoda en un mundo machista? ¿Qué cree que es luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer? ¿Decir cada dos minutos que ‘los hombres son todos iguales’ o propiciar que hay que odiarlos a todos para vivir las mujeres felices y solas? ¿Esa mujer sabe que Selena hacía campañas para evitar el maltrato de las mujeres por los hombres en pleno Texas? ¿Esa mujer sabe lo que hizo por la dignidad de las mujeres en palabras y en hechos? ¿Sabe que encima la traicionó y la mató otra mujer? Si siguiera su razonamiento, ¿qué tendría que pensar? ¿Qué todas las mujeres son malas, que todas son envidiosas y asesinas? ¿Cómo puede haber gente así? Y tengo que soportar que diga las tonterías que dice y que la defienda a esa psicópata indefendible. ¡¡Ya me veo en un futuro entrevistando a la asesina y escribiendo un libro ‘revelador’ de la ‘verdadera historia de Selena’!!”. Mónica estaba furiosa con aquella cronista de una importante cadena de televisión que aparte de informar sobre lo que estaba pasando en el juicio, aprovechaba para instalar temas que desviaran el verdadero tema, el único importante, que hubiera justicia, justicia, justicia. La odiaba porque, en el nombre del “periodismo”, hablaba ligeramente de Selena, daba a entender que por allí a la asesina la estaban tratando injustamente, que los procedimientos para detenerla no eran los “legales”, que por allí era víctima de las circunstancias, que Selena tal vez quería irse a otro lado, que cuando se escucha en una grabación policial a esa mujer ese nefasto 31 de marzo es la voz de una mujer desesperada que lucha contra las “arbitrariedades” del padre de Selena, que por allí sabía cosas que explicaban todo … Mónica se enfurecía, pero cuando se aflojaba un poco, cuando se cansaba de tanta furia, de tanto rencor y de tanto dolor, cuando ya no alcanzaba con refugiarse en la música y en los buenos recuerdos de Selena, y cuando tampoco alcanzaba con descargar su furia contra la asesina y contra aquella cronista, se iba a un rincón de su casa a llorar, a llorar amargamente. Detrás de la cobertura del juicio, del circo que se gestaba a su alrededor, ella estaba sin Selena. Ella estaba sola y sin alegría. Mónica no lo podía creer, simplemente no lo podía creer. Veía todas esas imágenes, veía todas esas caras, y sabía, sabía perfectamente que casi ninguno de todos esos “protagonistas” de esa historia triste y ridícula no figurarían ni en un trocito de noticia de un diario si estuviera Selena allí con ella, con todos. ¿Acaso alguno de todos esos periodistas, abogados, “opinólogos” y gente sin ninguna gracia podrían hacerle alguna sombra si estuviera Selena allí mismo? “¿Qué es Houston sin ti?”, pensaba Mónica recordando aquel concierto de Selena en esa misma ciudad el 26 de febrero de 1995. Cada vez que recordaba aquello Mónica se decía: “¿Por qué no lo pensé, por qué no me lo pregunté antes? ¿Por qué no me dije ‘¿Qué sería Houston sin ti, Selena?’. Tal vez lo hubiese pensado, tal vez esa pregunta me hubiera obligado a pensar. Tal vez hubiese pensado que nada estaba seguro y yo se lo hubiese dicho a Selena. Tal vez le hubiese advertido, tal vez le hubiese avisado. Tal vez, tal vez, me hubiese despertado y la hubiese despertado a Selena”. Mónica no podía no dejar de mirar todo, de escuchar todo, de saber si alguna vez habría alguna explicación a tanto sinsentido, a tanta barbarie, a tanta desolación. A Mónica le parecía que aquel concierto del Houston Astrodome había pasado hacía años, muchos años. Las cosas habían cambiado tan de pronto, la ciudad lucía tan diferente que no se podía comprender que sólo hubiera pasado unos meses, tan sólo siete meses de aquella locura. Recordaba lo feliz que era ella, la alegría que había en la ciudad, lo linda que estaba Selena, el verla a ella convertida en toda una Reina, una Reina indiscutible, una Reina coronada por su mismo pueblo, por toda una comunidad y que pronto lo sería por todo el mundo. A Mónica le parecía todo lejano, con un paisaje típico de aquellas películas futuristas en las que se ve que a la humanidad le queda poco, muy poco. No importaba cómo estuviera cada día, cómo era el humor de la gente, cómo seguía funcionando la ciudad. Para Mónica todo, todo era gris, lluvioso, triste, sin vida, sin brillos, sin esperanza, sin alegría. Era como si la partida de Selena le hubiera sacado lo mejor a cada uno y ahora sólo lucía lo peor, lo detestable, las imágenes que nadie quería ver. Cuando a veces veía el noticiero y miraba la cantidad de fans en la puerta de los Tribunales gritando contra la asesina, cantando las canciones de Selena o portando sus fotos, sentía la desolación de la pérdida, la confirmación de que todo estaba perdido y de que sólo había que abrazarse al fallo de la Justicia como se aferraba a los discos de Selena, un fallo que sería un bálsamo, un consuelo ante tanto dolor, ante tanta sinrazón. Nada de ello traería a Selena, nada de ello cambiaría nada. Mónica tenía terror al “día después”, cuando el fallo que esperaba fuera favorable fuera dictado, la gente festejara (“¿Qué habría para festejar?”, se decía Mónica) y luego volviera a sus casas, y la realidad de sus vidas cotidiana los avocara a sus “problemas de siempre”, cuando fueran llamados por “otros problemas de su interés”, cuando volvieran a admirar a otros cantantes, a otros artistas … ¿Dónde estaría Selena? ¿Qué lugar pasaría a ocupar en sus vidas? Esas preguntas atormentaban a Mónica. Ella sabía que alguna vez eso podría pasar y para Mónica eso era intolerable, simplemente intolerable … En el medio de la cobertura del juicio vio con indignación que algunos vendían remeras de Selena pero con esa imagen que era imposible ver, con esa imagen que terminó propinándole esa insensata y odiosa mujer … Mónica quedó estupefacta. No podía creer que algunos seres humanos llegaran a hacer esto … en el nombre del mercado y de “tener que vivir de algo”. Tampoco podía entender que la gente comprara eso. Podía tal vez entender que para muchos la muerte no era tan terrible, que en México hasta fuera motivo de festejos y de reunión de buenos recuerdos. Podía entender que algunos hasta las exhibieran para mostrarles a todos lo que alguien le había hecho a su Selena, como una forma de hacerles recordar a jueces, abogados y periodistas lo que había sucedido y que jamás el paso del tiempo lo haría olvidar … Pero esa imagen … Era mostrar el horror, era mostrar una imagen que Selena jamás quiso mostrarle a nadie. Era la admisión de la derrota, era aceptar que eso le habían hecho a Selena … Mónica sabía los esfuerzos que había hecho Selena para dar siempre una linda imagen, una imagen que fuera el fiel reflejo de sus pensamientos, de sus sentimientos, y de lo que ella anhelaba como artista y como persona … Mónica sabía que Selena sólo buscaba que la recordaran con Amor, sabía que no quería que sus asuntos privados fueran expuestos públicamente, no quería que lo bueno o lo malo de su vida común afectara su humor ante la gente. Sabía de las expectativas y de lo que esperaban sus fans de ella y entendía que Selena siempre dejaba sus asuntos íntimos a un lado para que no influyeran en su relación con la gente. Sabía que Selena siempre tendría una sonrisa, un beso, un abrazo preparados para su gente. Sabía que Selena quería que su imagen no trastocara su relación con los que la amaban tanto. Selena no quería que la gente se llevara una mala impresión de ella … Y ahora pasaba esto. Tantos años, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cariño para que todo termine así y todos se lleven la peor imagen … Para Mónica no era justo. Era indignante, doloroso, inconcebible para una mujer de sólo 23 … casi 24 años. Un día Mónica fue hasta Corpus Christi e hizo lo que nunca quiso hacer. Fue al Gravesite, fue a visitar a Selena en ese lugar que ella no quería reconocer, que no quería admitir. Le escribió unas palabras, le llevó las flores blancas, las preferidas de Selena. Cuando quiso leerle lo que le había escrito no pudo, se puso a llorar, se arrodilló ante el Gravesite y sólo dijo: “Por qué, Selena? ¿Por qué a ti si tú no habías hecho nada más que dar Amor?”. Luego de un largo rato de silencio y de llanto, Mónica se juramentó que nunca se olvidaría de ella, que siempre la esperaría … pero también se dijo que se vengaría de los que le hicieron eso y de los que le seguían haciendo tanto daño. Cuando terminó de decirlo una fuerte lluvia le golpeó la cara con fiereza. Era como si Selena le hubiese contestado, como si alguien le hiciera recordar ese nefasto día y la volviera a la realidad, a esa realidad de una lluvia que le quitó la alegría a tanta gente y dejó a un mundo sin Selena … Mónica estuvo un largo tiempo más al lado de Selena en el medio de una lluvia torrencial. Sólo se fue cuando paró de llover, cuando Mónica no tenía más fuerza para seguir llorando. Y se fue esperando que por allí a la vuelta a su Houston se enterara de que todo había sido una pesadilla, sólo una pesadilla. Aún faltaban los alegatos finales, aún faltaba la sentencia y las repercusiones. Pero a Mónica eso no le importaba más que lo que había sentido ese día en el que fue a visitar a Selena. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que saber lo que será el futuro, cuando todos se acostumbren a vivir en un mundo sin Selena, cuando todos sepan que habrá que seguir con sus vidas y que el sueño … que el sueño terminó. Que todo fue bonito mientras duró y que todos deban contentarse con eso que dejó Selena en poco tiempo. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que ver lo que no se quiere ver, sentir lo que no se quiere sentir, oír lo que no se quiere escuchar … Allí estaba Mónica … Allí estaba sola con Selena en Corpus Christi, mientras todos, absolutamente todos, estaban pendientes de lo que estaba pasando en Houston, todos miraban la televisión, todos veían y escuchaban a gente que hablaba, opinaba, y hablaba y hablaba ... Gente que desfilaba por allí y por allá aprovechando su momento. Todo indicaba que la vida y el espectáculo debían continuar … “No, no puede ser feliz con tanta gente hablando, hablando y hablando a su alrededor”, se decía Mónica, sin saber por qué lo decía o no sabiendo tal vez si eso lo había escuchado alguna vez y de dónde. Mónica emprendió el camino de vuelta a Houston sin saber qué le depararía el destino y sin importarle mucho el saberlo…

Cuando Mónica llegó a su ciudad vio al mundo convulsionado. Se estaba por llegar a la sentencia y todos estaban muy tensos. Mónica no quería mirar y escuchar más, pero no podía dejar de hacerlo. Le era imposible. Ella también buscaba una respuesta, una explicación, un consuelo a su inmenso dolor. Pero permanecía lejos de las inmensas concentraciones alrededor de los Tribunales. No quería formar parte de ese espectáculo. Compartía con muchos el dolor … Seguramente si estuviera allí gritaría lo mismo que ellos, cantaría las canciones de Selena, insultaría a esa mujer, clamaría por justicia y por algo más, pero no podía formar parte de eso. Sentía que si iba, manipularían su dolor, exhibirían con morbo su desesperación, formaría parte de un espectáculo del que tanto ella como los otros fans, como el periodismo, los abogados y los jueces, eran los “protagonistas”. Y Mónica no quería formar parte de eso, no quería que la usaran, no quería utilizar a Selena para sentirse que ella era lo más importante de todo ese espectáculo … No. Para Mónica la protagonista era Selena, lo único importante allí, y Selena no estaba, y por no estar ella veía algo inverosímil. Mónica sentía el dolor de ver y de sentir cómo la ausencia de alguien cambia todo, cambia todo de un modo tan radical, tan abrupto. Antes todo era alegría, espontaneidad, verdad, sinceridad, trabajo, constancia, esperanza, pureza. Ahora todo era tristeza, impotencia, dolor, hipocresía, circo, morbo, falsedad, mentira. El mundo estaba cambiando y lo era para peor. Mónica había empezado a ver el futuro hacía rato, concretamente desde el 31 de marzo, y lo que veía era la muestra más acabada de lo que estaba viviendo desde aquel día. Caras extrañas en las pantallas, gente que no tenía ni idea de Selena hablando con autoridad sobre ella, periodistas especulando, sobre todo esa mujer que no paraba de insinuar qué escondía Selena detrás de su sonrisa y dando a entender que por allí esa mujer podría ser inocente. Hubo varios momentos en los que Mónica se salía de sus casillas indignada por lo que estaba pasando, por lo que se decía, por lo que se especulaba. En un instante se entera de que el abogado defensor de esa sabandija dice: “Estoy seguro de que si Selena apareciera por esa puerta de entrada a la sala abrazaría a mi defendida y la perdonaría. Si ella estuvo aquel día acompañándola al hospital para que se curara de sus dolencias, ¿por qué no haría una cosa así?”. Mónica no quiso escuchar más. Ni esperó la contestación de nadie. Sólo se incorporó frente al televisor y dijo: “¿Pero tú qué crees que era Selena? ¿Una ingenua? ¿Acaso una tonta? ¿A cuento de qué la perdonaría? ¿Crees que Selena le diría: “Gracias por lo que me has hecho. Me has hecho partir rápido de este mundo para ver cuanto antes a nuestro Señor. ¡¡Claro, claro que te perdono!! ¿Cómo no te voy a perdonar? ¡¡Sí, ya sé!! Me traicionaste, faltaste a la verdad, calculaste fríamente el asesinato. Esperaste pacientemente el momento en el que viniera a solas para verte. Me hiciste dar vueltas por la ciudad para armarte una coartada perfecta y demostrar que todo estaba bien entre nosotras ese día. Pensaste en todos los detalles para asesinarme. Buscaste la mejor manera de herir a mi padre y nada mejor que matarme a mí para ello. Ni siquiera fui para ti la figura principal de la historia, siendo que supuestamente eras la presidenta de mi club de fans. No. Sólo fui un medio, una excusa, una forma de destruir a mí y mi familia, a años de lucha por llegar a la cima del modo más honesto, con trabajo y dedicación … ¡¡Pero claro que te perdono!!! ¿Cómo no lo voy a hacer? Si hasta quisiste rematarme cuando pensaste que habías fallado, pues para ti yo tuve la osadía de irme de esa habitación, irme de tu locura, de tu mentira, de tu engaño, en busca de ayuda, en busca de los millones que me querían, irme de ese lugar en connivencia con el enemigo más temido. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si hasta tuviste la frialdad de ver mi sangre desparramada por tu habitación, por el parque, por los pasillos, en tus propias narices y no hiciste nada. Te habrás reído al notar que aún huyendo lo habías logrado y te volviste a tu habitación devenida en color rojo de mi sangre para pensar en un plan B, para pensar en parapetarte en tu camioneta, fingir en que te suicidarías y luego decir que eras inocente. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si ahora sé cómo le das letra a esa periodista para insinuar cosas, para manchar mi buen nombre y honor, para manchar a mi familia, para sembrar dudas y tratar de justificar tu aberrante acto. ¡¡Sí, mujer, te perdono!! Ya mismo le pido al Jurado que te suelte y te deje en paz como a mí, y mientras tanto … ¡¡ven, dame un abrazo, dame un buen abrazo con tus manos llenas de sangre, de mi sangre, a la espera de otro disparo que te asegure de que no vuelva más a cruzarte por tu camino!!”? ¿Pero por quién la toman? ¿Pero por quién toman a mi Selena? Selena era una excelente mujer, una artista inigualable, una adorable persona, pero no era una tonta. ¿Me entienden? ¡¡No era una tonta!! ¡¡No era una ingenua!! Como cualquiera de nosotros también se enojaba, se indignaba, tenía sus días de furia. ¿Cómo creen que tomaría las cosas Selena si estuviera aquí entre nosotros si ella odiaba la mentira, la falsedad, la traición? ¿Qué creen qué haría Selena? ¡¡Seguro que no sería cómo esa psicópata ni como tantos otros!! ¡¡Seguro que la ignoraría, dejaría de hablarle no sin antes decirle lo que tendría para decirle, lo que pensaba de toda esa situación!! Más bien lo que yo te preguntaría, señorcito abogado defensor, es qué harían ustedes si se les apareciera Selena por esa puerta, con qué cara la mirarían si es que alguien se atreviera a hacerlo. Más de uno huiría, empezando por esa mala mujer, que seguro le robaría el arma a un policía para intentarlo de nuevo. ¡¡Vamos, dime abogadito!! ¿Qué crees tú que haría Selena si apareciera por esa puerta y te mirara a los ojos? ¡¡No!! ¡¡No me lo digas!! ¡¡No necesito que me contestes!! ¡¡Ya sé tu respuesta!!”, dijo con furia Mónica y arrojó lo primero que encontró a su mano, un florero, que estrello contra la pared. Ella quería estrellarlo contra el televisor, pero tuvo mala puntería y dio en otro blanco. “¡¡Ojala, ojalá esa loca hubiese tenido la misma puntería que yo!!”, gritó Mónica y cayó al piso de rodillas y puso sus manos sobre su cara estallando en un largo y ruidoso llanto. En el medio de su inmenso dolor, escuchó que el fiscal Valdez le había contestado al abogado defensor: “Si Selena entrara por esa puerta eso significaría que este juicio no tendría sentido, pues ningún acto se habría cometido que justificara nuestra presencia aquí…”. Mónica celebraba esas palabras pero no pudo dejar de llorar, pues en definitiva esas palabras tampoco la traerían a Selena, pues en definitiva nada tendría sentido pues Selena jamás entraría por esa puerta. “¡¡Ojalá, ojalá ese tonto tuviera razón!! Ojalá Selena apareciera por esa puerta … Entonces yo correría, correría a abrazarla y a sacarla de ese maldito lugar, de este mundo ingrato, le haría ver que ella no está sola, que no estará nunca sola si ella sólo se rodea de la gente que realmente la quiere, y la hecho famosa y querida. Ojalá el señor fiscal tuviera razón. Ojalá apareciera Selena y nos demostrara a todos que toda esta pesadilla nunca fue real, que nunca vivimos esto, que Selena nunca pasó por algo tan impropio a su figura, a su Amor, a su alegría. ¡¡Ojalá Selena apareciera y nos devolviera la sonrisa con su mejor imagen, en vez de dejarnos con el dolor de esa imagen que me quedó grabada en mi mente y no me la puedo ni olvidar ni quitar!!”.

Las cartas estaban echadas. El jurado estaba por reunirse para deliberar y dar su dictamen. Pero antes de eso, el Tribunal permitió que el padre de la insensata se dirigiera al Jurado y le diera su última palabra, su última súplica. Les habló de ser buenos cristianos, de que debían saber perdonar, de que Dios los estaría observando, de que ellos debían poner en práctica su fe a la hora de juzgar a su hija, que ella era inocente, que todo fue un accidente, una terrible equivocación, que todos amaban a Selena, que nadie le quería hacer daño … Mónica meneó varias veces la cabeza, abrió y cerró varias veces sus ojos, caminaba para uno y otro lado, y tardó en decirse algo al respecto. Le hacía ruido pues en definitiva se trataba de un padre, y que por más que su hija fuera una mala persona no dejaba de ser su hija, pero pensaba … “¿Con qué derecho le habló al Jurado así? ¿Cómo pone a Dios en el medio de todo esto? ¿Por qué quiere infundir miedo al Jurado dando a entender que si son buenos cristianos ya saben lo que tienen que hacer? ¿Acaso los extorsiona como seguramente los extorsionaba esa psicópata a Selena y su familia? ¿Cómo alguien en el medio del dolor puede decir eso? ¿Por qué dice que su hija es inocente si no lo es, y si lo fuera no es él el que lo debe decidir? ¿Qué hubiese pensado él si el Señor Quintanilla hubiese hecho lo mismo? ¿Acaso no lo acusaría del mismo modo que lo hizo su hija mientras estaba parapetada en el auto supuestamente tan dolida por lo que había hecho y tan dispuesta a matarse pero con la total lucidez como para hacer largas diatribas y discursos insinuando que el padre de Selena la llevó a eso? ¡¡Ya me parecía!! Ya me parecía raro siempre verlos juntitos, siempre calladitos como si alguien les ordenara que no dijeran nada salvo contraorden y que ese alguien no fuera precisamente el abogado defensor. Esa mala mujer los manipula como a todos y ellos son simples marionetas que dicen lo que esa psicópata les ordena. ¡¡Ahora entiendo todo!! Ya los veo. Ya los veo hablando con esa periodista sugiriéndoles cosas, haciéndose las víctimas, actuando con el dictado de la que le quitó los sueños a Selena para que esa oportunista se convierta en su portavoz, en la difusora de la ‘otra historia’. Y ya la veo a esa periodista accediendo a todo, con tal de tener el suficiente material para llevar ‘primicias’ a su programa de televisión que le hagan tener mil puntos de rating ... Una alianza. Una alianza por conveniencia perfecta. ¡¡Sí, ya los veo!! Ya vi cómo exhiben cosas de Selena con cualquier pretexto y seguro que no las van a devolver. Seguro que dirán: ‘Exijan que las devolvamos y nosotros hablamos’. ¿Y de qué cuernos quieren hablar? ¿Con qué más nos querrán extorsionar? ¿Qué? ¿Qué van a decir? ¿Van a seguir con la historia de ese doctor y de dar a entender otras cosas? ¿Eso es obrar de buenos cristianos? ¿Ellos piden que los demás tengan una conducta que no tienen? ¡¡Sí!! ¡¡Ahora entiendo todo!! Ahora comprendo que calculen bien cuándo decir las cosas y en qué momento. ¡¡Cómo son los manipuladores!!! Resulta que viven hablando pestes de los Quintanilla, que no dicen la verdad, que actúan en “bloque”, que ocultan cosas … ¿Y ellos qué hacen? ¿Acaso lo que le endilgan a los Quintanilla no es lo que ellos realmente hacen? ¡¡Es notable!! Es notable cómo invierten las cosas. ¡¡Ahora resulta que condenan a los otros por cosas que ellos hacen!! ¡¡Ahora entiendo!!! Ahora entiendo por qué insólitamente el abogado defensor pidió que la exoneren por la acusación máxima, cuando su táctica de distracción hablando del mal proceder policial y de insinuar que la Fiscalía no tenía pruebas suficientes para condenar a su defendida le estaba dando buenos resultados, por lo que podría alargar más el juicio y lograr que hasta la condenen a esa loca por mucho menos años si ponen a consideración todas las acusaciones en su contra por igual. ¡¡Ya me parecía!! ¿Por qué un abogado tomaría una decisión que lo perjudica a él y a su defendida en un momento en el que está remontando una situación casi imposible de levantar? ¡¡Pero está más que claro!! A esa psicópata no le importa una condena moderada aunque saliera libre en pocos años. No. ¡¡Claro que no!! Y no lo hace precisamente porque se siente inocente. Ella quiere volver a su plan original. Ella imaginaba asesinarla, y luego pensaba clamar ayuda y su inocencia con Selena allí en su habitación. Pero Selena le arruinó el plan en su último acto. Ella se había imaginado pidiendo su inocencia sin que ningún testigo pudiera probar qua había hecho algo malo a Selena y más cuando muchos declararan haberlas visto a los dos juntas antes en un hospital en una actitud normal. Era un plan perfecto. Ella se iría inocente y se reiría de los Quintanilla. Pero algo le falló. ¡¡Claro que le falló!! Y esa mujer no se da por vencida. ¡¡Una psicópata nunca se da por vencida!! ¡¡No!! ¡¡Claro que no!!! No le interesa una pena moderada pero declarada culpable. Ella quiere que la declaren inocente, tal cual lo planeó … No le importa que la situación sea diferente. No le importa lo que logre su abogado. ¡¡Le importa que su abogado haga lo que ella quiere!! A final ese supuesto prestigioso abogado se ha convertido en una marioneta más. Terminó haciendo lo que ella quería aplicando la lógica de todo psicópata: ¡¡a todo o nada!! … Blanco o negro. Azul o amarillo. ¡¡Nunca gris!! ¡!Nunca verde!! Esa loca sólo quiere refregar su “inocencia” a los Quintanilla. Esa psicópata sueña con decirle al padre de Selena: “¡¡Sí, sí!! ¡¡Yo lo hice!! ¡¡Yo te quité a tu hija y nunca podrás hacerme nada!!”. Me dan asco, me dan asco todos ellos que encima usan a Dios para justificar lo que son … ¡¡malas personas!! ¡¡Malas personas todos!! ¡¡Algún día voy a ir para allá!! ¡¡Alguien se los tiene que decir!! ¡¡Esto no va a quedar impune!! Más allá del veredicto, ¡¡ya me van a escuchar!! ¡¡Ya verán a Selena pasando por esa puerta!!”.

Cuando llegó el día del veredicto, Mónica se dispuso a escuchar ese momento. No había imágenes en directo del momento, ya que no se permitían que las cámaras de televisión registraran ese instante. Mónica se podía imaginar la tensión del ambiente, el dolor de los Quintanilla, las expectativas de los fans, la frialdad de los abogados, la ansiedad de esa asesina para ver si por allí el plan resultaba perfecto. Mónica no podía dejar de oír ese momento único en el que tal vez se podía reparar algo de lo que se le había hecho a su Selena. En un principio, ella había decidido no escuchar nada, encerrarse en su cuarto escuchando la música de Selena para después poner tímidamente la televisión y ver allí qué se había decidido. Hasta había planificado escuchar todos los discos de Selena sin parar y luego, casi con un miedo rayano al pánico, encender la radio o la televisión ... Pero no pudo. Cuando empezó a escuchar el primer disco no podía dejar de pensar que al mismo tiempo se estaba dando el resultado de la votación, y eso le provocaba un nudo en el estómago y que su mente sólo pensara en aquello, en qué se había decidido. Dejó que se terminara uno de los temas y apagó el aparato reproductor de cds para empezar a escuchar el resultado. Cuando encendió la televisión vio la cobertura de los medios en las calles, con una multitud de gente que sólo esperaba un resultado, una votación, un destino. Miraba a esa gente, que era su gente, podía imaginarse entre ellos llorando, cantado, esperando y sintió una gran angustia. Se preguntó qué sería de todos ellos cuando todo hubiese terminado, cuando ya nada los congregaría más que el dolor, cuando nada más quedara por esperar. Mónica se puso a llorar desconsoladamente poniendo sus manos sobre su cara y ésta sobre sus rodillas. ¿Qué podía esperar Mónica? Toda esa gente junta y Selena no estaba. Toda esa expectativa y Selena no saldría a cantarles. Toda esa emoción y Selena no saldría a ofrecerle su mejor sonrisa. ¿Qué importaba todo esto? ¿De qué servía esperar algo que no cambiaría nada, absolutamente nada? El resultado, la sentencia … Eso era cierto. Pero eso era un consuelo. Si se hacía justicia, la alegría sería pasajera y la realidad volvería sobre sus vidas. Selena sólo estaría en los discos, en los conciertos pasados, en las fotos … Y nada más. Esa asesina lo había logrado. Los había dejado huérfanos. Y allí estaba. Esperando si la inocencia la podía hacer reírse en la cara de todos. Pero Mónica sabía que igual se las ingeniaría para reírse de todos aun en la derrota de la sentencia. Ya se las ingeniaría para blasfemar, para decir que es inocente, para apelar el fallo, para convocar a esa periodista con el fin de decirle que tiene secretos que confesarle. “¡¡Sí, ya lo hará, seguro que lo hará!!”, pensaba Mónica. Y a todos los que amaban a Selena sólo les quedarán recuerdos, imágenes que se irán borrando con el tiempo, con una Selena que cada vez aparecerá más lejana, más distante, más atemporal. Seguramente se harán películas, se escribirán miles de libros, se harán millones de homenajes … ¿Y qué importaba? Siempre sería un consuelo. Un terrible consuelo. Mónica se desesperaba porque luego del veredicto, todos entenderán que Selena ya no volverá y ya no habrá otro motivo para convocarse. Mónica entendía que a partir de ese día todos los que amaban a Selena se convertirían en la protagonista del tema “Fotos y recuerdos”. Y nada más triste, nada más impactante que la realidad, nada más doloroso que asumir la realidad de no tener nunca más a Selena. Mónica miró la televisión con lágrimas en los ojos y pudo apreciar que las imágenes se habían detenido en un grupo de fans que se aferraban a fotos, remeras y objetos de Selena ante la inminencia del anuncio del fallo. Mientras ello sucedía, los conductores del programa decían que seguramente condenarían a esa mujer pues el testimonio clave de uno de los testigos que llegó a ver cómo la asesina salió de su cuarto para dispararle por segunda vez a Selena y que desistió de ello al verla tan ensangrentada era fundamental para la decisión del Jurado. Los periodistas decían que el testigo quedó entre asombrado por la frialdad de esa mujer para dejar de apuntar el arma, y volverse a su cuarto como si nada hubiese pasado, y descompuesto al ver ese cuadro en el que predominaba el color rojo, rojo de sangre en el que la asesina se movía como si fuera agua la que estaba pisoteando. Mónica se imaginaba la escena y no podía dejar de sentir esa mezcla de dolor y de furia. ¿Alcanzaría con una reclusión perpetua? ¿Alcanzaría con darle la posibilidad de vivir a una mujer que no tuvo compasión en quitarle la vida a otra de sólo 23, casi 24 años? Mónica no podía dejar de imaginarse lo que debió haber sentido Selena en ese momento, mezcla de dolor, de angustia, de sensación de impotencia ante el inminente final. Mónica no podía dejar de imaginarse a Selena llorando mientras pedía casi en silencio ayuda, ayuda en el medio de la soledad, de tanto dolor. Mónica lloraba y quería sacarse esa imagen tan dolorosa, pero no podía, ciertamente no podía. Instintivamente fue a la cocina y tomó un cuchillo y se lo guardó en una de sus carteras. No podía explicarse por qué lo hacía, pero sentía la necesidad imperiosa de guardarlo allí, por las dudas … De pronto Mónica escuchó un griterío infernal. Fue corriendo al living de su casa y vio a miles de fans de Selena gritando, saltando, celebrando. Estaban todos abrazados mientras un titular del noticiero decía que el Jurado había hallado a la asesina culpable y que la condenaba a reclusión perpetua. Mónica se reía y lloraba a la vez. No podía dejar de sentir alegría por ver que al menos esa mujer se pudriría en la cárcel mientras que a la vez las lágrimas le dictaminaban que nunca estaría feliz del todo, que se sentiría siempre sola y que nunca su sonrisa sería plena por no tener a Selena feliz con ella. Como una media hora después vio que en la televisión comenzaban a hacerse los análisis pertinentes de lo que fue el juicio, y notó con mezcla de extrañeza y pavor que esa periodista decía no entender la reacción de la gente pues no había nada que celebrar, que no había motivo por el cual la gente podía festejar como un triunfo deportivo el hecho de que a la asesina la encarcelaran, que le parecía un típico acto de barbarie y de una sociedad no civilizada. Mónica podía entender el hecho de que no había motivo para celebrar, pues esa sentencia no traería a su Selena. Pero Mónica sabía que esa periodista no lo decía por eso, lo decía por otro motivo, lo decía tal vez porque la persona a la que ella había apostado había perdido. “¡¡Sí, ya sé!! Ahora me dices que no hay motivos para celebrar. ¿Qué te pasa? ¿No te ha gustado que la condenaran? ¿A que si hubiese sido declarada inocente saldrías con una sonrisa amplia en tu boca diciendo: ‘¿Vieron? Yo fui objetiva. No como el resto de los periodistas que la condenó a esa mujer de antemano. Yo siempre dije la verdad. Yo aposté a no dejarme llevar por la marea y gané. ¡¡Ahora haré valer el prestigio que logré apostando!!’? ¿Acaso no es por eso que pides mesura? Estoy de acuerdo contigo de que no hay motivos para celebrar. Pero no por tu motivo, por tu motivo egoísta y ególatra. ¡¡No!! Yo no tengo motivos para celebrar a los gritos pues nada de eso me traerá a Selena. Por eso no celebro. ¿Pero sabes? Aun así estoy contenta, ¡¡muy contenta!! Porque se hizo justicia, porque esa pérfida se pudrirá en la cárcel. Por eso estoy feliz aunque sea por un instante. ¡¡Pero no te preocupes!! Con sólo verte me doy cuenta de qué paño eres. Ya ganarás el suficiente dinero como para hacerte todas las cirugías estéticas que quieras. Estoy segura de que en unos años te volverás loca por hacerte varias y tendrás el suficiente dinero para hacerlo. Y sé con qué dinero lo lograrás … ¡¡No, claro que no!! No saldrá de tu labor de periodista, ni de productora ni de nada de lo que haces. ¡¡Claro que no!! Lo harás con el dinero que te dará hablar de Selena, de escribir sobre Selena, de todo lo que dirás con la ayuda de esa pérfida, del cual no dudo de que te dará el suficiente material como para blasfemar sobre Selena, y de sembrar cizaña  y de dudas sobre su imagen. ¡¡Sí, lo sé!! ¡¡Lo sé todo!! ¡¡Ya verás!! Mientras esa asesina se va a encargar desde la cárcel a decir cualquier mentira sobre Selena y de todos los Quintanilla, tú te encargaras de ponerlo sobre un artículo periodístico, sobre un libro o sobre un especial de televisión. Ya me veo cómo vas a hacer cualquier cosa para obtener una entrevista con ella. ¡¡Lo puedo ver en este mismo momento!! Y buscarás en cada homenaje sobre Selena insertar cualquier noticia que siembre dudas sobre ella y para dar a entender que la asesina no es tan mala como parece. Y lo dirás hasta que uses a todos los protagonistas y los dejes cuando ya no te sirvan más. Entonces te llenarás de dinero y con la excusa de cambiar de aire para que no te hablen siempre del ‘bendito tema de Selena’, harás otra cosa para ‘lavar’ tu imagen, para hacer un papel de mujer tierna y sensible …. Ya me veo que harás un libro infantil o algo así. ¡¡Podría jurar que vas a hacer eso y mucho más!! No te importa Selena. Sólo te importa el dinero y la fama, esa fama que Selena se ganó con Amor y honestidad. Si admiraras aunque sea un poquito a Selena, entenderías esa euforia, esa alegría que esconde tanto, tanto dolor…”.

Mónica decidió de pronto salir. Tenía ganas de expresar, de decir lo que sentía públicamente, pero no deseaba sumarse al grueso de la gente para decir lo que expresaban todos. Quería decir y hacer determinadas cosas, y efectuarlas a quienes correspondiera. A Mónica no le alcanzaba con decir lo que decían todos y que sólo fuera un número más para los medios, para la Justicia, para todos estos “nuevos protagonistas”. Ella quería ser su propia voz, ser una voz que expresara su dolor, que expresara que la única protagonista de esta historia, tan hermosa como dolorosa, era Selena. No quería erigirse en su nombre, no deseaba protagonismo alguno, sólo quería ser el instrumento de su recuerdo, la figura que denunciara que Selena estaba allí, bien allí, cuando muchos aprovechaban el tumulto, el dolor y la desesperación para desviar el tema y hablar de otras cosas, tan intrascendentes como mórbidas, de asuntos que ponían a Selena como una mujer más que tuvo esa suerte de trascender como esa desgracia de que le quitaran todo. Mónica sabía que empezaba otra historia, una historia en la que debía poner a Selena por encima de todos y de todo, una época en la que había que poner las cosas en su lugar ... Por eso no iba a permitir que se olvidaran de Selena, que tergiversaran su figura, que la tomaran como una perdedora, que tomaran su imagen a la ligera. No … Eso no lo iba a permitir. Fueron 7 meses de mucho dolor e iban a venir años y años de desconsuelo y de soledad. A Mónica no le importaba su desconsuelo ni su soledad. Sí le importaba dónde estaba Selena desde ese nefasto día y por qué. Sí le importaba lo que fue y lo que pudo haber sido. Le importaba que las cosas quedaran claras, y que el buen nombre y honor de Selena se mantuvieran inalterables. Mónica no podía olvidarse de que Selena estuvo sola ese día, sola, triste, engañada y lastimada, muy lastimada. Imaginaba que por allí estaría Selena en la soledad de su nuevo hogar esperando que alguien se acordara de ella no sólo para los aniversarios y para las festividades ... Eso lo podía hacer cualquiera .... Mónica suponía que Selena esperaba que alguien hiciera algo para que la siguieran queriendo, para que no la dejaran sola, para recibir aunque sea parte de ese Amor que ella dio sin esperar nada a cambio … Pero para eso tenía que poner las cosas en su lugar. Salió rápidamente a los Tribunales de Houston. Una fuerza irrefrenable la llevaba a ese lugar. Conscientemente no tenía claro a qué lugar iría específicamente y para qué, pero en su inconsciente todo lo tenía claro, muy claro. Cuando llegó al lugar vio a ese mundanal de gente que variaba su conducta de la alegría al dolor, de la risa al llanto … Mónica pudo sentir la energía de esa gente y también sintió ese inicio de una etapa y la culminación de otra. “¡¡Pobre gente, pobre yo, pobres nosotros!! ¿Qué será de nosotros mañana cuando nos demos cuenta de que Selena sólo es un recuerdo cada día al despertar?…”, se dijo Mónica y volvieron sus lágrimas a su rostro sin perder su paso firme … vaya a saber a dónde. En su camino se encontró con el abogado defensor. Avanzó sobre él hasta estar cara a cara con él. “¿Cómo puedes? ¿Cómo duermes cada noche después de defender a gente como ésa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”, le dijo Mónica desafiante y vehementemente. Ella pensó que el abogado reaccionaría, o que algunos de sus ayudantes se interpondría para increparla o para pedir ayuda policial … Pero nada de eso ocurrió. El abogado sólo bajo la vista, avanzó lentamente y alcanzó a decirle delicadamente volteando su cabeza: “Lo siento. Así somos los abogados. Sólo cumplimos con nuestro deber…”. Mónica no quiso seguir por temor a desatar un escándalo y porque sentía que tenía otra cosa más importante que hacer. Fue yendo hacia uno de las puertas laterales del Tribunal hasta que de pronto vio que la Familia Quintanilla en pleno se iba rápida pero ordenadamente del lugar para elaborar un duelo más en sus vidas. No iba a decir nada pero justo vio que A.B. miró para su lado en busca de ver vaya a saber qué. Mónica alzó su mano y la agitó para que lo viera: “¡¡A.B.!! ¡¡A.B!! Te acompaño en el sentimiento. Quiero a Selena y haré lo que sea para que no se olviden nunca de ella y para que la recuerden con Amor. ¡¡Te lo prometo!!”. A.B. asintió con una leve sonrisa y siguió sus pasos. Mónica entendió ese gesto y siguió su marcha en busca de sus destino. Cuando estaba por ingresar a una puerta de acceso restringido, alguien tocó su espalda. Mónica se sobresaltó pues creyó que era un policía, pero para su asombro no lo era … ¡¡Era A.B!! “Vine a buscarte sólo para decirte gracias. Me sentí culpable por mi pobre saludo, pero entenderás por lo que sentimos todos…”. Mónica se abrazó fuertemente con él mientras lloraba en silencio, como A.B. Cuando pudieron recomponerse, A.B. le dijo: “Sólo te pido un favor. No olvides lo que me has dicho hace un rato. Lo mejor que se puede hacer por mi hermana es recordarla con Amor. Eso es lo que ella hubiera querido…”. Y con un gesto dulce y lleno de lágrimas que le decía en silencio “Ahora me tengo que ir…” se despidió de ella dándole besos al aire, como lo hubiera hecho Selena. Mónica se quedó un largo rato petrificada mirando a A.B. cómo se lo llevaba su padre y luego la nada misma … Tardó en reaccionar. Sólo un grito de un fan que decía: “¡¡Allí sale la asesina!! ¡¡Allí sale!!” la despertó de su sueño sin soñar, y sin esperar a ver dónde estaba y para qué se adentró por esa puerta secreta, y caminó y caminó. Cada tanto escuchaba voces, gente que apuraba el paso con órdenes constantes y voces llamativamente bajas. Mónica llegó a un amplio pasillo en el que no había nadie. Se podía sentir hasta el silencio. Ella estaba por irse por otro camino hasta que de pronto un ejército de policías apareció al fondo de ese largo pasillo. Las luces de sus linternas la enceguecieron y el griterío la ensordeció. “¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Rápido!! ¡¡Aprovechemos que los otros ya los distrajeron!!”, decía uno de ellos. Mónica se quedó a un costado y vio que esos policías iban escoltando a alguien a quien no podía ver. Pensó que era el Juez o algún miembro del Jurado. Pero cuando todos estuvieron más cerca, pudo ver de quién se trataba ... Una sensación de asco se apoderó de su cuerpo e instintivamente apretó su cartera. Quería correr hacia ella pero no se animaba, no tanto por encararla sino que por lo lúgubre del lugar temía que si aparecía de golpe los policías le dispararían al instante. En ese momento a Mónica se le ocurrió una idea. Fue sigilosamente hacia la puerta en la que irían los policías y fingió como que entraba a ella. Se presentó al jefe del operativo con su mejor sonrisa diciéndole que era asistente de la Mesa de Entradas del Tribunal, que debían esperar su autorización para salir de allí y que ella era responsable de que la rea estuviera en la mejor de las condiciones al momento de abandonar el lugar. El jefe del operativo accedió gentilmente pero le pidió chequear el dato con las autoridades del Tribunal. A Mónica eso la inquietó pero no le importó. Lo suyo iba a ser rápido y expeditivo. Cuando se dieran cuenta de la situación, todo habría terminado ... Ella se dirigió a la asesina hasta que se puso frente a ella. Ésta le sonrió. Mónica también. “¿Sabes quién soy?”, le dijo y abrió su cartera. Estaba por hacerlo hasta que detrás de la asesina se le apareció una figura que la detuvo. “¡¡No, Mónica, no lo hagas!! ¡¡Tienes razón!! ¡¡Nunca la voy a perdonar!! ¡¡Nunca!! Si apareciera por esa puerta créeme que le diría lo que pienso, pero no la lastimaría. No me pondría a su altura. Ya sabes. Si yo apareciera, ella huiría y lo intentaría de nuevo … por la espalda … otra vez ... ¡¡No, Mónica!! ¡¡No lo hagas!! No vale la pena. No repararías nada y tú estarías en la cárcel como ella. ¿Eso es lo que quieres? ¿Acaso eres como ella? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer. Acuérdate de lo que le has dicho a mi hermano. Recuerda lo que él te pidió a ti. Recuérdame con Amor. Es lo único que te pido. ¡¡Así no estaré nunca, nunca sola!!”, dijo y desapareció. Mónica supo que era Selena. Fue un segundo, sólo un segundo, que no lo notaron ni la rea ni los oficiales. Mónica volvió a ver a la asesina, quien la miraba con una sonrisa irónica demostrándole que no sabía quién era ni que le importaba. “¿No sabes quién soy, no? Pues yo sí sé quién eres … ¡¡Una psicópata asesina!!”, le dijo y le encajó una enorme bofetada que la tiró al piso. Los oficiales se abalanzaron sobre Mónica y se necesitaron seis personas para contenerla. “¿Y sabes qué? ¡¡Si no fuera por Selena ni contarías el cuento!!”, y se puso a llorar con furia y sin consuelo “¡¡A mí no me tienen que contener!! ¡¡Yo no soy el peligro!! ¡¡La asesina es ella, oficiales!!”, dijo Mónica a los gritos. Los oficiales se la llevaron rápido a un calabozo. Como a las dos horas se le acercó el Jefe de Policía de la ciudad, abrió la celda, le dio un beso y la acompañó a la salida. “Escúchame, Mónica … Sé lo que sientes y entiendo lo que pasó. Sólo te pido que de aquí en más si vas a ser algo por Selena sea para bien. Todos estamos dolidos, pero lo que has hecho no tiene sentido. Tuviste suerte de que no pasó nada, que no sacaste el cuchillo de tu cartera, que sólo te vieron los oficiales y qué sólo le diste ese cachetazo. Para todos aquí no pasó nada. No te preocupes por ella. Por algunas prebendas en la cárcel esa loca accederá al olvido … y a cualquier cosa ... Pero te pido que te quedes tranquila si la quieres a Selena … A propósito, ¿qué te hizo no tomar el cuchillo y sólo darle la bofetada? Como estabas, todo hubiera indicado que…” … “que la hubiese acuchillado. Entre nosotros, lo confieso. Lo hubiese hecho … Pero … Selena me hizo recordar que ésa no era la manera de castigar a esa persona. Estoy segura de que Selena tampoco la perdonaría pero no haría lo mismo que hizo esa psicópata…”, le contestó Mónica. El oficial la dejó salir y se despidió de ella con una sonrisa y diciéndole: “¡¡Cuídate!!”. Mónica salió del lugar con otra sonrisa: “¡¡Lo haré!! Se lo prometo. ¡¡Por Selena!!”.

Cuando Mónica estaba por irse de los Tribunales vio que esa periodista estaba aún en el lugar. La notó riéndose, festejando del rating obtenido y por la fama que esto le daría. Mónica se le acercó sonriendo hasta que la tuvo cerca, bien cerca. “Podrás ser muy famosa, pero jamás le llegarás a los pies a Selena. Eso es lo que te perturba. Eso es lo que no toleras. Que no te quieran a ti como la quieren a ella. Supongo que destilarás tu envidia en tus programas de televisión, en algún artículo, en algún libro. ¿Sabes qué? Eres despreciable, tan despreciable como la asesina. ¡¡Suerte en la entrevista que le harás en el futuro!!”, y le dio un beso y se fue. La periodista se quedó entre desconcertada y furiosa, pero no atinó a nada. No quería que por denunciarla se supiera lo que se decía de ella. Mónica se fue, esta vez con una sonrisa. Le haría caso a Selena, le haría caso a A.B. Ya se había desahogado. Ya había sacado de sí todo su rencor, todo su odio, todo lo malo. Ahora quedaba en ella todo su Amor, todo el cariño que le tiene a su Selena. Sólo le quedaba recordarla con afecto, sólo le quedaba la ardua tarea de que nadie se olvide de Selena y de que no la dejen nunca, nunca sola…

(A todos los que amamos a Selena nos queda esa sensación de mezcla entre Amor y odio … Amor a Selena … Odio a esa psicópata … Son sentimientos que no se pueden evitar … Pero lo bueno con Selena, como todo en la vida, es hacer prevalecer lo que nos hace bien, dar Amor sin esperar, dar cariño por sobre todas las cosas. Y el odio, el odio que lo tengan los otros, que se lo apropien ellos. Y cuando uno tenga esos sentimientos, siempre viene bien un grito a la distancia, un insulto al aire o a uno mismo, decirle a esas personas con actos y hechos lo que son, y si es posible en la cara … Eso sí, con todo respeto … Nada más. Nunca ponerse a su altura. Y que eso sólo dure un instante. Pues hay poco tiempo para hacer cosas buenas. Y mucho para las malas. Que los demás aprovechen su tiempo que los que amamos a Selena tenemos mucho por hacer en tan poco tiempo, ese poco tiempo que tuvo Selena y que aprovechó tan bien con tanto Amor, con su Amor…)

Selena … Gracias a ti recuperé el Amor … El Amor que ha generado tu Amor…

Te quiere por siempre y para siempre…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 11th, 2012
 
 

Ese Amor, tu Amor, que desafía toda realidad, Selena…

 
 


Cuando abrí el diario hoy y vi el titular en tapa “Selena vuelve” quedé estupefacto. Pues la foto que acompañaba a ese titular no era la de Selena, la de nuestra Selena, la única Selena, sino la de Selena Gómez, que se presentaba por segunda vez en mi país … Soy sincero … En un principio no quise mirar la tapa, luego sólo me fijé el texto que acompañaba a ese titular y nuevamente vi la foto. Y maldije una y otra vez que con tanta liviandad el diario hablara de “Selena”, como si fuera habitual que a Selena Gómez se la denominara “Selena” solamente, a secas, como si no hubiera otras, como si no hubiera en realidad una única Selena, Selena Quintanilla, la Selena que no queremos tener que aclarar de quién se trata cuando hablamos de ella, la Selena que tenía esa magia que sólo ella poseía, esa magia que cautivó a tantos, que fascinó a muchos, que enamoró a todos. Pobre, Selena Gómez. Ella no se merece ni nuestro rencor ni nuestra frustración por no ver a nuestra Selena allí en la tapa. Ella, de hecho, tiene ese nombre gracias a su padre, que era un gran admirador de Selena, a tal punto que no tuvo que pasar lo peor para ponerle ese nombre a su hija. Se lo puso cuando Selena era la artista tejana más querida y afamada sin discusión, y aún le faltaba un trecho para convertirse en la gran artista internacional con un enorme futuro. Pero así era Selena, así siempre fue Selena. Ya generaba esa admiración, esa fascinación. Por esas épocas recién estaba siendo sensación en Monterrey con sus éxitos “Como la Flor” y “La carcacha”, pero ya generaba un cariño y una admiración que sólo lo pueden entender quienes aman y quieren a Selena por lo que era como artista y lo que representaba como persona. Sólo así se entiende que padres como el de Selena Gómez le pusiera el nombre de esa enorme mujer sin que a su esposa en aquel entonces le pareciera mal, o le generara enojos o celos en aquellos tiempos. Eso no pasaba pues todos amaban a Selena y todos entendían ese sentimiento que se expresaba, entre otras cosas, con el acto de ponerle el nombre de Selena a sus hijas. Eso también demostraba que no tenía que pasar lo peor para que a alguien se le ocurriera homenajear a Selena de esa forma, con ese sentimiento. Selena era ya por 1992 lo suficientemente querida y famosa como para que tuviera semejantes muestras de afecto. Están equivocados los que piensan que Selena tuvo notoriedad en el mundo con su desgracia. Por el contrario, la desgracia puso en evidencia la admiración que tenían millones y millones de personas por Selena. Si no hubiese sido así, la tragedia hubiese ganado la tapa de los diarios y la atención de la gente por un tiempo nada más, y sólo se hubiesen acordado de Selena como “un caso policial más”, y cuando ya no se tuviera más que decir, Selena se hubiese perdido en la neblina del caso y del polvo del paso del paso del tiempo, pero no fue así … Cuando un pueblo, toda una comunidad queda impactada por un suceso, jamás lo olvida y hasta recuerda bien qué estaba haciendo cuando todo ello sucedió. Nadie olvida qué estaba haciendo uno cuando, por ejemplo, sucedió el terrible atentado contra las Torres Gemelas. Nadie se olvida cuando hay un hecho, positivo o negativo, que queda como marca de fuego en nuestras vidas. Y en el caso de Selena, nadie de los que la han conocido cuando ella triunfaba y se ganaba los corazones de cada uno de los que la admiraban, ha olvidado lo que estaba haciendo en aquel triste día en el que esa psicópata insensata nos quitó para siempre a nuestra Selena. Miles de escritos, miles de relatos ilustran lo que pasaban por sus vidas cuando los agarró aquella noticia que nunca hubiesen imaginado y querido escuchar … Recuerdo un escrito en el que el protagonista se estaba duchando y que de pronto escuchó que alguien anunciaba la triste noticia y que no podía creer que esa locura hubiese sucedido. Luego relataba con precisión cómo de pronto la música de Selena había inundando las cadenas de radio y de televisión, mechada con las noticias que venían de Corpus Christi mientras la gente iba en procesión para despedir a Selena entre consternada, al borde del ataque de locura, con llantos ininterrumpidos y los deseos de que alguien le dijera que todo ello no había sucedido, que nada podía ser cierto. Hace poquito escuchaba a Raúl de Molina, el conductor del programa de Univisión “El gordo y la flaca”, diciendo que él no podía dejar de sentir que todo lo sucedido hace 16 años parecía que hubiese ocurrido ayer y que él recordaba perfectamente lo que estaba haciendo aquel día. No dejaba de pensar que estaba en Acapulco y que hacía muy poquito había tenido oportunidad de entrevistarla. Antes de eso, el conductor recordaba tiernamente que Selena casi lo mata en la entrevista pues él la había hecho mostrar todo el local de “Selena Etc.” y no le había comprado nada … Creo que cuando recordamos a Selena nos es inevitable acordarnos tiernamente de lo bueno como también recordar con pavor y tristeza lo malo. Muchas veces se ha pretendido con Selena que sólo se la recuerde con lo bueno y se olvide de lo doloroso. También hubo otros con malas intenciones que sólo quisieron resaltar el morbo que producía sólo hacer hincapié en las preguntas que generaba el “caso policial” y no tener piedad con esa hermosa persona que no podía decirnos su versión de los hechos, que la habían dejado sin voz y sin sueños … Es imposible amar a Selena olvidándose de su destino. Esas palabras del conductor de “El gordo y la flaca” así lo certifican. Todos recuerdan lo que hicieron aquel día, todos retienen en sus mentes aquellos momentos en los que eran felices con Selena y que de pronto en un minuto todo cambió y la alegría nunca fue plena, el mundo jamás fue el mismo … Tal vez nos detenemos en ese instante pues quizá hubiésemos querido saber o tener la intuición de que algo iba a pasar y que de alguna manera podíamos haberlo evitado. ¿Cuántos habrán pensado en si hubiesen tenido al menos la mínima sospecha, si al menos hubiesen pensado que a Selena había que cuidarla como la flor más preciada que haya dado este mundo? ¿Cuántos habrán querido volver el tiempo atrás para impedir tamaña locura, semejante insensatez? Creo que todos deben haber pensado aquel día cómo la vida puede valer poco y mucho a la vez, cómo a veces hay que saber parar un minuto en nuestras vidas y valorar lo que se tiene o pensar en lo que nos pone realmente felices para ir en busca de ello, o de cuidarlo si ya lo tenemos. Creo que aquel día mucha gente sintió ese cimbronazo y dio cuenta de lo que se había ido y que no supieron o pudieron cuidar, o que tal vez no tuvieron conciencia de ello … o de que, dada la edad de Selena, ni se les ocurrió de que podría pasar tal cosa, que con Selena había mucho, mucho tiempo. Y tal vez, como decía aquella canción que supiera cantar Selena, nadie toma conciencia de que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, con lo que uno quiere, con lo que uno desea, con felicidad, con alegría, con esperanza, con pasión. Vivir, pero vivir como si fuera el último minuto de nuestras vidas. Vivir, sabiendo que lo que se deja para mañana será muy tarde pues ese mañana no existirá y ya no habrá tiempo para remediarlo…

Todos tenemos estos sentimientos encontrados a la hora de hablar, de escribir, de expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena … No … La culpa no la tiene Selena Gómez … Lo que sucede es que el éxito de Selena Gómez, emparentado con el hecho de que ella viene de la mismas tierras de Selena, de que tiene su nombre gracias a ella y de que va saliendo de su adolescencia, nos da cuenta del paso del tiempo, nos da cuenta de la realidad … Efectivamente, lo que le pasó a Selena no fue ayer, fue hace ya 16 años ... Tal vez a más de uno le genere mucho dolor tener que aclarar que cuando se habla de Selena se habla de Selena Quintanilla. Tal vez a más de uno le genere dolor saber que para las nuevas generaciones Selena es … Selena Gómez. Y esa sensación es más evidente en países como en el que yo vivo. En Argentina no se conoció a Selena. Apenas por 1995 sabían de ellas sus fans. Los medios prácticamente no hablaban de ella. Apenas si algún canal de televisión internacional de música pasaba algún video de ella. Luego de aquel triste día los grandes medios sólo hablaban de la tragedia, de aquella mujer joven que tenía todo el futuro por delante, que venía triunfando y que nada la detenía hasta que ocurrió lo inconcebible, lo nefasto … Para mi país Selena fue sólo “el caso policial”, que se potenció aun más con la muerte de Gilda un año y medio después. Hablar de Gilda era hablar de Selena en Argentina. Así la conocí yo. Por querer saber lo que le había pasado a Gilda me enteré de lo de Selena. Cuando supe de su desgracia nunca más me pude despegar de ella. Me era inentendible comprender esa mezcla de conceptos terribles dados y expuestos en un mismo día: asesinato-mujer joven en su mejor momento-presidente de su club de fans-tiro en la espalda-motel. Así estuve por años en los que sólo quise tener respuestas a mis preguntas consternadas sobre lo que había pasado, respuestas que nunca hallé. Tuvo que venir la masividad de la era informática para acceder a ella, pero hasta allí mi país sólo conoció bien a Jennifer López, la artista que se hiciera famosísima luego de interpretar la película “Selena”. Y ahora mi país conoce bien a Selena … Gómez, que aparece en las tapas de los diarios, de aquellos diarios que nunca dieron cuenta de Selena, de mi Selena, de la única Selena. Recuerdo con tristeza que cuando quise buscar algo de  Selena en el archivo informático de uno de los principales diarios de mi país lo primero que hallé fue un reportaje a Jennifer López en 1997 a propósito del inminente estreno de la película “Selena”. ¡¡Y pensar que por aquella época hasta en Estados Unidos era más conocida Selena que Jennifer López!! … No hace mucho, una persona en el trabajo me preguntó, con cierta malicia, si la foto de Selena que tenía como fondo de pantalla en mi computadora era de la Selena que había visto en infinidad de afiches en mi ciudad … Esa persona se refería a Selena Gómez, cuando hizo su primera visita a mi país. Recuerdo que le contesté con vehemencia que no tenía nada que ver, que ella era otra y le dije lo ya conocido por mí. Pero al decirlo me sentí triste, impotente, desdichado. Me sentí como peleando contra los molinos del viento, me sentí solo recordando y admirando a alguien que ya no está, a alguien a quienes muchos asocian con pasado, con tragedia, con derrota … Me sentí como el protagonista del tema “Fotos y recuerdos”, que más que describir a Selena, describe a los fans y admiradores de Selena luego de la lamentable e increíble pérdida: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota, ya se está borrando, por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo una foto de ti. Que beso cada noche antes de dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos”. Esta canción fue una de las últimas que grabó Selena y describe como nadie a esos que la aman pero a la vez que sólo le quedan de su Amor sólo “fotos y recuerdos”, esos admiradores que tienen recuerdos de Selena que los hacen tan felices, que guardan sus fotos y todo lo que pertenece a ella como lo más preciado que hayan tenido jamás, como lo único que le queda en la vida, como lo único que quieren conservar. Todos los que amamos a Selena nos sentimos identificados con esa letra que cantara Selena como si fuera una premonición … Ver a Selena cantando con alegría ese tema en el programa “Padrísimo” el 8 de marzo de 1995 nos lastima. En lo personal no puedo evitar pensar en cómo no se dio cuenta, en cómo no pensó en esas palabras que estaba cantando, aunque ese pensamiento sea un absurdo, un producto de mi propia desesperación de no verla a Selena entre nosotros, de mi propia negación de la realidad. No puedo evitar pensar en que esa letra es el sentimiento vivo de todos los que nos sentimos solos con la ausencia absurda de Selena. Recorrer cada letra, cada canción de Selena es como vivir cada paso en esa vida de Selena, en esa vida tan corta y tan intensa, en esa vida tan llena de ilusión y de sueños tan vilmente cortada, en esa vida tan pasional y con tantas ganas de hacer ... Es escuchar esas canciones y sentir que son mensajes del destino, llamados desesperados que nos dan pistas de lo que va a pasar, de lo que puede suceder … Creo que después de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo el mundo dio cuenta de esa dura realidad y se aferró como pudo a Selena con lo poco que nos había dejado y cada uno quiso dejar testimonio de lo que sentía por ella, de expresar lo que para cada uno significaba semejante artista. De allí vino la cantidad enorme de niñas que nacían por esos días y que pasaron a llamarse Selena. De allí se explica las enormes caravanas de gente para darle el último adiós o para certificar si aquello tan doloroso podía ser cierto. Si para el conductor del “El gordo y la flaca” le parece que fue ayer que ocurrió es porque aún no se puede entender que haya pasado, que aún queremos creer que eso no sucedió, que alguna vez nos levantaremos y veremos a Selena sonriendo otra vez para que recién allí podamos seguir nuestras vidas como si nada … Si a mí me preguntaran qué estaba haciendo aquel 31 de marzo tendría que decir que no lo recuerdo, pues yo no sabía de la existencia de Selena. Apenas si unos meses atrás había visto un video de Selena sin saber que era ella, que me enteré de su existencia por Gilda, que me enteré por la desgracia, que supe de ella con una imagen que nunca quiso dejar y un destino que Selena nunca deseó transmitir … Pero cuando la conocí y me quedé deslumbrado por lo que era Selena como artista y como persona, pasé por lo mismo que los que la conocieron  … Quedé deslumbrado y lamenté como nadie su ausencia…

Sé que la realidad y el paso del tiempo me dejan sin ninguna esperanza, sin ningún argumento, sin ninguna ilusión … Pero creo que ese paso del tiempo, el ver el Amor de Selena reflejado en sus canciones, en sus actuaciones, en sus vestimentas, en sus sentimientos, en esas ganas de vivir y de hacer, en esas fuerzas por demostrar que un mundo es posible, potencian mis ganas de recordarla, mis ganas de decirle al mundo que Selena es mi modelo, que Selena es mi identidad, que Selena me representa totalmente. No faltará algún tonto que me diga: “¿Cómo? ¿Te identificas con una mujer? ¿Selena es la persona con quien te sientes representado?”. Ante esa pregunta tan pequeña yo sólo puedo decir: “¡¡Y claro!! ¿Cómo no me va a representar? Si ella es todo, todo lo que yo hubiese querido hacer, el modelo para lograr todo del modo más honesto, del modo que se emparenta con la verdad, con el empeño, con lo genuino, con lo auténtico, con el trabajo, con dar todo sin esperar nada. Y por eso me resisto al paso del tiempo, me resisto a la idea de que no debo recordarla pues ya todo pasó y me refrieguen en la cara qué terminó pasando por ser como fue Selena … Y la verdad, la verdad es muy difícil ... Uno mismo vive la cruel realidad de la respuesta de mucha gente por demostrar que se puede avanzar en la vida siendo uno mismo, diciendo la verdad, no siendo falso, hipócrita o mentiroso. Sí … Yo puedo asegurar acabadamente las consecuencias que se padecen por ser franco en la vida, por decir lo que uno piensa de las cosas, por hacer lo que uno quiere sin esperar la aprobación de los demás. Las respuestas pueden ser muy crueles. A veces pienso que Selena fue víctima precisamente de ello. Selena era distinta, Selena no le mentía a nadie, no buscaba engañar a su público dando una imagen engañosa de ella. Selena buscó que la amaran todos tal cual era ella, y como Selena era todo Amor, ¡¡vaya si logró lo que realmente quería!! Se me dirá que por una psicópata no se puede generalizar, pero también es cierto que el tiempo y lo que nos pasa en la vida nos hace desconfiados .... Selena era muy joven … Ella desconfiaba, como cualquiera, pero todavía tenía ese empuje que le daba la juventud, esas ganas, esas fuerzas que la convencen de que se puede con todo, de que nadie, absolutamente nadie, nos puede detener … Selena no había tenido experiencias muy fuertes que la hicieran ser más precavida, que la hicieran pensar un minuto antes de actuar, que le hicieran ver las cosas de un modo más realista y no con toda la carga de su fuerza arrolladora. Si hubiese sentido eso, seguramente ese 31 de marzo no hubiese ido a ese maldito motel para encontrarse con esa pérfida … Selena sólo tuvo esa experiencia una vez, y esa vez se la llevó de este mundo … Aún puedo ver su cara de consternación, de desorientación y de enojo por lo que veía, escuchaba y sentía cuando en esa mañana del 31 de marzo en la sala de guardias del hospital acompañaba a esa psicópata para que la revisaran y curaran sus “dolencias”. Aún puedo ver que Selena comenzaba a darse cuenta de la mentira, de la falsedad y de la crueldad de la gente recién ese día y acaso puedo ver que no sabría, ante su desorientación y confusión, cómo salir de todo ello estando sola, tan sola … Tal vez si hubiese pasado ya por esa mala experiencia, Selena se hubiese ido sin dar explicación, haciendo caso omiso de los “ruegos”, de los gritos, de los pedidos, de las exigencias … Cuando uno aprende, incluso desde muy pequeño, como me ha pasado a mí, que lo malo puede estar al acecho y muy cerca, que cualquiera puede lastimar y mucho a alguien, sabe que de determinadas cosas hay que saber irse a tiempo, incluso huir llegado el caso, incluso pegando un portazo si cabe hacerlo. El tiempo o las experiencias nos ponen en guardia de muchas cosas feas, muy feas, y nos salva de destinos terribles, incluso el de la muerte. Selena no pudo salir de eso, lamentablemente, como tantos otros … Lo supo en su dimensión ese 31 de marzo, y por confusión y hasta por respeto no se quiso ir, ni quiso huir, ni deseó dar un portazo. Quiso despedirse de esa pérfida del modo en el que siempre se manejó con sus 23 … casi 24 años ... Llevándola al motel de vuelta, diciéndole las cosas de frente, devolviéndole el anillo … Pero … Te lo digo a ti, Selena … Sí, ahora quiero hablarte a ti … Sí, te lo digo a ti … Es bueno ser así en la vida. Yo soy como tú, Selena. Así me manejo en la vida, pero hay gente que no hay que tratarla de esa manera. Se puede ser abiertamente honesto con quien es honesto, se puede decir la verdad a quien no miente, se puede ir de frente con gente que no nos espera con un cuchillo bajo el brazo … Porque cuando uno se percata de que alguien nos está engañando, si uno se da cuenta de que aquel en quien tanto confiamos nos hace algo muy feo, es mejor alejarse y no volver nunca más, en mejor irse y no hablar más nada … No hay más nada que explicar … Es mejor hasta parecer desconsiderado y cruelmente despiadado llegado el caso. Es mejor eso, siempre eso, cuando nos encontramos con la realidad que apenas nos muestra la punta del iceberg pero no el iceberg en su totalidad. Y si uno lo quiere ver en su real dimensión hay que saber pegar el volantazo a tiempo, hay que saber tomar la decisión que más se ajusta a uno, en esos momentos límite hay que saber que lo único importante es uno y no mostrar ningún sentimiento a los demás … a sabiendas de que el otro actuará sin compasión ante nosotros y sin saber con qué límite, si es que hay un límite. Pero tú, Selena, tú no lo hiciste. Te entiendo, Selena … Tú eras llena de Amor, tú ibas a pelear por tus ideales hasta las últimas consecuencias. Te entiendo, Selena … Pero si acaso tú hubieses actuado con tu cabecita, con lo que te marcaba la realidad y no con el corazón, con tus sentimientos, con el sentimiento siempre a flor de piel, hoy estarías entre nosotros y te vería en la tapa de los diarios, y yo podría verte, pedirte un autógrafo, abrazarte y decirte que te quiero mucho … Eso hubiese querido que pasara, Selena…

Pero claro, Selena era otra persona, diferente de todos nosotros, y creo que en realidad si hubiese actuado de otro modo aquel nefasto día nos hubiera desorientado y mucho. Selena fue consecuente con sus ideales y con sus sentimientos de principio a fin. Nos dio todo. Nos dio su talento pero también nos dio su ejemplo. Y cuando uno quiere a Selena por lo que representaba es difícil, casi imposible, abandonarla. Yo en lo personal no puedo, no podría siquiera pensarlo. Y no se trata de saber que la realidad nos indica que Selena ya no está y que no escuchará nuestros ruegos, no sentirá nuestro cariño, no podrá ver todo lo que hacemos por ella. Se trata de que no la podemos dejar sola, no podemos no seguirla acompañando, de que tenemos la esperanza, la enorme esperanza de que algún día nos encontraremos con ella … Es difícil, muy difícil para mí … Yo no soy creyente … Creo que lamentablemente somos uno más en este planeta y que así como vinimos así nos iremos. Y no es sencillo transitar la vida con esa concepción de la vida … Hasta uno preferiría que las cosas fueran distintas, muy distintas, tener la certeza de un Dios, saber que hay algo más que la terrible realidad, la única que sabemos cuando uno se va de este mundo. En lo personal, y a esta altura de mi vida, eso se me hace difícil de sobrellevar pero uno se acostumbra, pero si eso mismo lo traslado a Selena me es francamente intolerable … Creo que el destino de Selena me ha hecho aun más escéptico, menos esperanzador. Me resulta muy injusto, si es que fue así, que alguien superior le haya diseñado esta vida a Selena, por más cosas lindas que haya vivido, por más que haya tenido un propósito. Selena hizo mucho, demasiado sacrificio para llegar al lugar en el que estaba, para estar en ese lugar que se lo ganó ella solita con su talento, con su trabajo, con sus ganas, con su simpatía, con su lealtad, con su buena predisposición. Creo que es muy injusto que a alguien le hagan hacer tantas cosas, lo hagan pasar por tantas pruebas, lo hagan desafiar miles de retos para después hacerle ver todo lo que está logrando, todo lo que puede ser y hacer, todo el camino que le espera, para luego decirle que se tiene que ir de esta vida para un propósito elevado, superior, trascendental, espiritual. ¡¡No!! Me niego a pensar que alguien superior le haya hecho esto a Selena … Nada más inhumano, nada más sádico, nada más injusto que haberle hecho esto. No, un Dios no haría esto. Por eso supongo que me cuesta creer en Él. Si hay algo que más me perturba del destino de Selena, y lo que más me atrajo de su historia que me hizo obsesionar por encontrar una explicación, es que Selena ni es que no logró nada o por el contrario logró todo, no es que era una desconocida o era ya hiperfamosa a nivel mundial, no es que iba en un bus en busca de un sueño o ya iba por todo el mundo paseando su fama. No. Selena quedó en el medio. Vio el éxito y se asomó a la fama. Advirtió en el lugar en el que estaba parada y sabía cuál era el próximo paso. Es como ver a Selena en una colina en lo alto de la ciudad, habiendo llegado a ese lugar por mérito propio, y contemplar todo lo logrado desde lo alto, el lugar en el que está, gozar del camino logrado a ese objetivo, mirar la luna y saber que se puede llegar a ella y gozar de un nuevo camino que la lleve a ella y saber que no será imposible, que lo logrará, que seguro lo conseguirá por su propio mérito … hasta que alguien la empuja y la hace caer desde lo alto de la colina y de pronto Selena advertir en unos pocos segundos que el fin llegará sin saber nunca por qué, por qué si ella lo tenía todo … Por qué si Selena lo había logrado, si ella iba por más, por mucho más. Selena vio lo que logró, pero también vio lo que iba a lograr. No estaba lejos, estaba cerca, muy cerca. Vio la costa desde el mar, desde la embarcación … Sólo había que avanzar un poquito más, sólo un poquito más … Creo que por eso me digo todos los días por qué, por qué, no encuentro respuesta y me resisto a esa realidad. Ya dije que a duras penas puedo sobrellevar y aceptar lo que me espera … pero no puedo aceptar lo de Selena, precisamente por lo que había logrado, por lo que era ella, por lo encantadora de mujer que fue … No … Selena no puede tener ese destino que me marca la realidad. Que lo tengan los demás. Que lo tenga yo … Pero no que lo tenga Selena. Por eso no la puedo olvidar, por eso tengo todas las cosas de ella a la vista, por eso expreso mis sentimientos hacia ella públicamente. Ni siquiera quiero quedarme como el protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”. Yo tengo que hacer más, mucho más, tengo que brindarme a su recuerdo como ella lo hacía en cada concierto, en cada presentación. Para recordarla como se debe hay que ser como Selena, si es que uno la quiere, si es que uno la tiene en su corazón. El que ama a Selena sabe qué se siente cuando ella llega a nuestros corazones … Por eso mi recuerdo es resistirme a la realidad, imaginarme que ella está en algún lado, que algún día pasará algo y el destino, nuestro destino, el destino de Selena, cambiará. Y mientras tanto hacer todo por ella para que nunca se apague su estrella, para que Selena no se vaya nunca. Sé que soy amante de las causas perdidas … Pero prefiero luchar esperando que alguna vez, y más en el caso específico de Selena, esa suerte cambie y se dé la única victoria que vale, el único triunfo que importa. No hay nada más lindo que hacer algo todos los días por Selena en la convicción de que es lo mínimo que podemos hacer por ella en este contexto, en esta densa y dura realidad. No hay nada más lindo que tener las fotos de Selena exhibidas públicamente, no hay nada más lindo que hablar de ella, lo que se siente por ella, lo que genera Selena, y más decirlo en mi país que casi no la conoció. No hay nada más lindo que escribirle regularmente algo, escribir sobre ella, escribir historias que se relacionen con ella, escribirle poniéndose en su piel y expresarlo, escribirle para decirle “Selena, estoy aquí, lo has logrado a pesar de todo, lograste que aunque más no sea crea en algo en este mundo al que le queda poco por creer”. Selena es tan maravillosa que ha logrado que un escéptico y un tremendista como yo aún crea en algo, aún sienta que hay esperanza… Y si me pasa eso es sólo por su mérito, sólo por su Amor. Selena es ese ser maravilloso que dejó tanto cariño y ternura que aún se puede seguir sintiendo todo lo que ha transmitido como oleadas que vienen cada tanto, como el viento que nos mueve el cuerpo para atrás con su aparición y nos hace estremecer … Selena es eso, una hermosa persona que nos hizo más felices y si nos sentimos tristes es porque precisamente no está. Selena nos sigue diciendo algo, nos dice algo con lo que nos dejó, pero también por lo que cantó. Si alguna vez ella cantó “Yo fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te necesito, no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí. Yo fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vio partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues siendo mi amor”, ¿cómo yo me voy a quedar con los brazos cruzados y no hacer nada? Selena me dejó todo y si hay algo que no quiero pensar es que Selena sienta que la hemos abandonado, que no le retribuimos todo el Amor que ella misma nos dio. Esas palabras rondan en mi cabeza, pues sé muy bien que se fue de este mundo con ese miedo, con esa incertidumbre, con ese dolor. Yo siento que Selena está por allí diciéndonos algo y esperando, como cuando estaba en este mundo, que le demostramos que estamos allí recordándola, como una forma de demostrar el mismo Amor que se le expresaba con un aplauso, con un saludo, con una sonrisa, con un pedido de autógrafo o de una foto, cantando con ella en un concierto, abrazarla y decirle “gracias”. Es imposible no pensar que Selena está presente en algún lado, en la canción que canta una persona mientras trabaja, en la sonrisa de un niño, en el sueño de una persona cuando emprende un noble propósito. Es cierto lo que dice A.B.: que JLo se quedó con la sonrisa de Selena luego de haber protagonizado la película en su recuerdo … Cuando veo o escucho “American Idol” y oigo las risas de Jennifer López, no puedo dejar de reírme pues pienso en Selena … pero luego vuelvo a sentir como cuando vi aquel titular del diario hablando de Selena Gómez … Aún me sigo preguntando cómo Selena se nos fue, cómo nos la quitaron, cómo se llevaron nuestra alegría, nuestro Amor, nuestra esperanza. Y por más que lo pensemos, por más vueltas que se le dé, jamás entenderemos semejante cachetada del destino, ese camino que nunca debió haber transitado Selena, una imagen final tan impropia, tan injusta, tan desfasada respecto de todo lo hermoso que ella nos dejó y transmitió…

Es contra esa imagen que debemos luchar todos los días, pues para colmo de males, y como si le faltara algo más a nuestra Selena, los que la amamos no podemos abstraernos de la realidad de lo que ha pasado pues hay más de una foto que nos certifica la imagen más cruel, la imagen que muchos con total impunidad y morbosidad han mostrado hasta el cansancio, como queriéndonos decir: “Aunque no la quieran ver así, ahí la tienen. ¡¡Véanla!!”. Desde mi humilde lugar les pido encarecidamente a las autoridades de youtube y de cualquier página de Internet que por lo menos tengan piedad de nosotros, y sobre todo de Selena, y no muestren esa imagen como entrada a un video sobre ella, que la dejen en el interior, que adviertan que hay imágenes que dolerán al admirador de Selena … ¿Qué necesidad hay de mostrar esa imagen que sólo nos recuerda el dolor, el destino cruel de Selena? Esa imagen no agrega información, por lo que es innecesario mostrarla, salvo que seamos tan perversos, tan sádicos, tan insensibles. Esa imagen da cuenta de algo que ya sabemos … ¿Para qué mostrarla? … A veces me pregunto por qué el padre de Selena tomó esa decisión, por qué le hizo caso a los fans de que querían verla para certificar que es cierto que Selena estaba allí ... Era entendible lo que sentían los fans, ¿pero no alcanzaba con decir lo sucedido y exhibir el dolor propio para convencerlos y de que no insistan más? ¿Nadie pensó que podían registrarse imágenes de ese triste momento? … No entiendo por qué el padre de Selena cedió justo en eso. No entiendo pues el padre cuando no desea hacer algo que dañe la imagen de su hija no lo realiza … Siempre imaginé que cuando él decidió “ceder” lo hizo porque quiso pensar que por allí, que quizá, aquellos fans tenían razón, que tal vez Selena no estaba allí, y con el susto y la consternación insólitamente volverían las esperanzas ... Me imagino viendo al padre de Selena cerrando fuertemente los ojos y escapándose lágrimas por debajo de sus anteojos cuando certificó que nada había cambiado, que la verdadera pesadilla recién comenzaba, que lo peor  no había pasado, pues esa imagen le hacía ver que debía cuidar más que nunca a su familia, que más que nunca debía proteger la imagen de Selena. Si hasta allí Selena siempre buscó que su imagen fuera el fiel reflejo de lo que ella era en realidad, ahora era su padre quien debía armar de nuevo esa imagen de Selena para enfrentar a quienes le hicieran preguntas, buscaran una respuesta, una explicación. El padre de Selena sabía que al ver a Selena allí lo destruía pero no podía permitirse caer, no podía él llamarse a abandono pues tenía a su esposa y a sus otros dos hijos destruidos y desorientados, como lo estaba también Chris, el esposo de Selena. Tal vez el padre de Selena sabía que no podría evitar los comentarios, las sospechas, las insinuaciones, las malas intenciones a la hora de explicar lo que había sucedido, pero el poner todas las fuerzas en lograr dar una explicación de lo sucedido antes de que lo hagan los demás le daba una ventaja: todo lo que viniera después sería en respuesta a lo planteado por él. Todos tendrían primero la versión de los Quintanilla antes de los demás. Eso les permitió por unos años que la gente se convenciera de ese relato, de esa realidad, de ese destino. Luego vinieron más versiones, algunas con buenas, otras con malas intenciones, que sólo pusieron en evidencia las mismas dudas que todos tuvieron desde aquel nefasto 31 de marzo. Hoy la gente se terminó de convencer qué es lo creíble y lo que no, pero sigue sintiendo que hay un eslabón perdido, que hay algo que falta en este relato, que hay algo que no se sabe y que explicaría acabadamente por qué no se pudo evitar que Selena fuera feliz, triunfadora, con sus sueños y sus anhelos bien cumplidos. Ya el padre de Selena anunció que hará un dvd explicando lo que pasó ese día en el entendimiento de que la gente se pregunta aún por ella y por ese nefasto día. Es una deuda con los fans, pero sobre todo es una deuda para con Selena, pues ella fue la única víctima de esta historia tan increíble como triste, tan brillante como desgarradora. Si somos conscientes de ello sabremos que aún nos falta mucho por entender y explicar…

Y mientras tanto ello sucede, la única tarea que nos queda, la única labor que nos lleva las 24 horas del día, los 365 días del año, es seguir recordando a Selena, pero haciéndolo activamente, dinámicamente, con nostalgia, con alegría, con tristeza, pero también con ganas de hacer todo para que se la recuerde siempre a pesar del paso del tiempo, que se la recuerde como algo hermoso y victorioso a pesar de lo que sucedió, pues no sólo hay que resistirse al paso del tiempo, hay que resistirse a la idea impuesta por tantos acerca de que los buenos ejemplos son sólo los que triunfan, los que llegan a la fama, los que venden más, los que generan más ganancias. Eso es un concepto, en el mejor de los casos, erróneo. Y en el peor, de lo más denigrante. No es mejor el que tiene más dinero, no es más dichoso el que más fama tiene. A pesar del destino cruel, alguna vez debemos aprender que el verdadero exitoso, el que realmente triunfa, el que es realmente un ejemplo es aquel que llega al corazón de todos, el que logra que todo el mundo lo ame y lo considere. Que no sólo se es triunfador por lo que se tiene sino por lo que logra de los demás. Selena siempre quiso que la quisieran y que la amaran por lo que ella era, y para eso dio todo de sí y se mostró tal cual era. Cuando uno ve que el paso del tiempo no hizo olvidar a Selena sino todo lo contrario, eso demuestra con satisfacción cómo Selena llegó al corazón de la gente, cómo conquistó el cariño de la gente, cómo logró todo lo que se propuso con tanto Amor desplegado por doquier. Pero con eso no alcanza. Alguna vez tenemos que pensar, debemos pensar, debemos convencernos de que Selena está en algún lado esperando que se le siga demostrando ese Amor que ella recibió en vida. Si somos conscientes de ello, si seguimos actuando como si Selena estuviera entre nosotros porque nosotros queremos creer que ella sigue estando presente en algún lado mirándonos o pensando en que algún día ella volverá … entonces habremos logrado el objetivo de preservar a Selena del paso del tiempo, de las malas lenguas y de la impiadosa teoría del vencedor … y justo es decir que así como me sacudió la realidad de ver a Selena Gómez en la tapa de un diario, también me reconfortó que ella participara de un nuevo disco de Selena que se hará en su homenaje con duetos de artistas de toda índole. Y ver a Selena Gómez participando de ese tributo como cantar en concierto temas de nuestra Selena ponen en evidencia de que Selena sigue vigente, sigue amada, sigue considerada, sigue siendo un ejemplo para todos, incluso para los que hoy han llegado a la fama y bien podrían no participar de ese tributo a nuestra Selena dando todo tipo de excusas …Es reconfortante ver a Christian Castro que en lo personal le tengo un gran cariño y respeto pues tiene un gran humor, y un gran y amplio gusto musical que va más allá de lo que canta, ver que se siente orgulloso de ser invitado en este disco homenaje a nuestra Selena … a 16 años que nos dejó. Y sé que habrá más homenajes, más tributos, mientras haya más gente, famosa o no, que tenga ganas de hacer algo por ella, que tenga ganas de expresarle todo su cariño y su respeto. Si se mantiene eso, si somos capaces de decirle a Selena que la seguimos queriendo y que somos capaces de dar todo por ella, entonces nada estará perdido ... Sí, es cierto ... Selena no tendrá tapas que ilustren un nuevo concierto, un nuevo cd, un nuevo dvd propio, pero seguirá estando presentes en las Almas y en los corazones de todos los que la supieron conocer, y mientras ello exista, Selena seguirá siendo considerada, tendrá sus tapas de diarios y revistas, tendrá sus merecidos homenajes, todos actos de Amor que Selena sabrá agradecer con una sonrisa y con lágrimas en los ojos, donde quiera que esté…

Y aun así, aun con toda esta realidad, igual seguiré, como tantos otros, dando todo por el recuerdo de Selena, en el convencimiento de que Selena algún día volverá y nos dará la mayor de las alegrías, no porque sabremos que volverá a actuar, que volverá a grabar un disco o que estará de nuevo diseñando, sino porque con su presencia todos volveremos a ser felices, dichosos por tener de nuevo a Selena en este mundo, contentos con ver a Selena haciendo lo que le viene en ganas hacer, viendo a Selena hacer todo lo que había soñado por años arriba de un bus y que cuando tuvo oportunidad de realizarlo se nos fue sin saber por qué el mundo fue tan injusto con ella … por qué, si todo el mundo la quería, si todo el mundo sólo podía ser feliz y tener esperanza si Selena seguía estando a su lado…

Si somos capaces de desafiar el destino, si somos capaces de hacer de lo imposible posible, entonces sabremos que hemos logrado lo que nos habíamos propuesto y todo será distinto, muy distinto, con Selena, con Selena siempre al lado nuestro…

Yo sé que algún día eso será realidad. Yo sé que algún día ella vendrá. Yo sé que el mundo algún día volverá a tener esperanza, andando por un camino que algún día Selena nos señaló…

¡¡Que así sea!! Que así será…

Selena. Yo sólo te quiero mucho. Yo sólo quiero verte feliz. Por eso estoy aquí…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 21st, 2012
 
 

¡¡Ay, ay, ay!! ¡¡Cómo me duele, Selena!!

 
 


Allá por octubre de 1995 Mónica estaba muy triste, furiosa y consternada. Le parecía ayer cuando vio a Selena en lo que sería su última presentación en el Festival de Calle 8 en Miami. Y ahora tenía que ver este espectáculo lamentable, triste, que mostraban los medios cubriendo el juicio a esa psicópata. Mónica no quería ver pero era imposible no verlo. La ausencia de Selena la hacía aferrarse a cualquier cosa que significaba estar cerca de ella, sumirse en su música, en sus fotos, en sus discos, en las imágenes de algún concierto o de alguna entrevista que dieran por televisión. Pero el dolor le daba la otra cara, la cara de la realidad, la cara que le mostraba que Selena no estaba más, que no volvería más, que no la podría disfrutar más. Y cuando ese dolor emergía y no lo podía canalizar en lindos recuerdos y en remembranzas positivas, salía lo peor de ella, salía esa parte de su personalidad que todos tenemos pero que no queremos muchas veces reconocer en forma pública. Y cada vez que veía a esa mujer saliendo de la cárcel para declarar, cada vez que veía su horrible figura en los Tribunales de Houston para defenderse de lo indefendible, sentía un profundo deseo de matarla para vengarse de su dolor, para vengar a Selena, para al menos hacer justicia por mano propia por haberle quitado todo a Selena: sus sueños, sus anhelos, sus proyectos, su alegría de vivir, sus ganas de hacer algo trascendente y honesto en esta vida. Mónica sabía que esos pensamientos eran malos, tan malos como el acto de esa asesina, que Dios no le enseñó eso, que no era de una buena persona tener esos deseos, esos pensamientos, pero ella era una mujer más, una mujer común que pertenecía a una comunidad, una comunidad que pensaba lo mismo, que deseaba lo mismo. Y toda esa gente que lloraba en sus casas, que lloraba en cuanto santuario se hiciera en honor a Selena, que lloraba cuando iba verla al Gravesite, sólo quería calmar su dolor, quería que al menos hubiera justicia, y lo menos que pedía al menos era que ese sujeto se pudriera para siempre en la cárcel. Pero Mónica, como tantos otros, quería más, sabía que estaba mal, pero quería la muerte, quería ver a esa mujer muerta. Cuando la veía se decía: “¿Pero cómo puede ser? Ella la mata y pide clemencia. Ella vive y mi Selena no, y si no lo está es por culpa de esa mujer. Y encima veo cómo la defienden importantes abogados, gente de ley de la más prestigiosa de todo Texas que le da la mejor cobertura, la mayor de las garantías de defensa, el mejor reaseguro frente a tanta gente que, como yo, la quiere linchar. Se me dan miles de argumentos, se me dice que como está el antecedente reciente del escandaloso juicio a O. J. Simpson hay que dar una imagen de que esta vez se está haciendo justicia, de que si la van a condenar hay que tener la mejor de las pruebas, hay que dar imagen en todo Estados Unidos y en todo el mundo de que éste es un juicio serio … ¿Y por qué no mejor reparan el juicio a O. J. si les parece malo en vez de querer defender a esa asesina más de la cuenta? ¿Pero por qué tanto respeto, tantos cuidados con una mujer que no respetó, ni cuidó y mató, mató? Mató mi esperanza, mi alegría, mis ganas de vivir. Le quitó todo a nuestra Selena, le faltó el respeto, la traicionó, le hizo todo lo peor de un ser humano y nosotros tenemos que tener respeto, cuidado … ¿Nosotros tenemos que garantizarle los derechos que ella le quitó a mi Selena? Encima veo cómo una periodista, fundamentalmente una de ellas, en el nombre de la ‘objetividad’, de informar ‘fríamente’, de dar la ‘versión real de los hechos’, me da a entender de que hay que ver cómo fueron las cosas, si por allí esa loca tuvo un fundamento para hacer lo que hizo … ¿Pero qué me quiere decir esa mujer, esa ‘periodista’? ¿Qué hay algo oscuro? ¿Que Selena le dio motivos? ¿Que por allí hay algo que no sabemos que justifica todo? ¿Pero quién esa mujer, qué sabe de Selena, que autoridad moral tiene para insinuar cosas, para sugerir otras, para dar a entender que quizá, que tal vez, esa mujer, pobre, es una inocente a la que no le quedó otra que hacer lo que hizo? ¿Pero cómo se puede ser tan cínico, cómo se puede invertir las cosas al punto tal que ahora me dan a entender que el inocente es culpable y el victimario la víctima? ¿Que me explique cómo una mujer tan querida, tan encantadora, tan especial como Selena puede ser sospechosa de algo, de que por allí tenía una doble vida, de que por allí no era tan buena como parecía? ¡¡Estoy segura, bien segura, de que esa mujer tan seria, tan pulcra, tan ‘objetiva’, le tiene envidia, envidia a nuestra Selena, le tiene envidia porque ella jamás tendrá el respeto y la admiración que tenía Selena!! No puedo entender a ciertas mujeres. Justo aquí en mi Texas, cuando una mujer logra vencer tanto machismo, tanto desprecio, tanta subestimación y hasta maltrato a las mujeres, que llega a ser amada y respetada por todo el mundo, viene esta periodista con el peor de los argumentos machistas y me habla de que por allí Selena no era tan buena como parecía … ¿Pero qué clase de mujer es? ¿Sabe lo que es realmente la igualdad de género o se siente cómoda en un mundo machista? ¿Qué cree que es luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer? ¿Decir cada dos minutos que ‘los hombres son todos iguales’ o propiciar que hay que odiarlos a todos para vivir las mujeres felices y solas? ¿Esa mujer sabe que Selena hacía campañas para evitar el maltrato de las mujeres por los hombres en pleno Texas? ¿Esa mujer sabe lo que hizo por la dignidad de las mujeres en palabras y en hechos? ¿Sabe que encima la traicionó y la mató otra mujer? Si siguiera su razonamiento, ¿qué tendría que pensar? ¿Qué todas las mujeres son malas, que todas son envidiosas y asesinas? ¿Cómo puede haber gente así? Y tengo que soportar que diga las tonterías que dice y que la defienda a esa psicópata indefendible. ¡¡Ya me veo en un futuro entrevistando a la asesina y escribiendo un libro ‘revelador’ de la ‘verdadera historia de Selena’!!”. Mónica estaba furiosa con aquella cronista de una importante cadena de televisión que aparte de informar sobre lo que estaba pasando en el juicio, aprovechaba para instalar temas que desviaran el verdadero tema, el único importante, que hubiera justicia, justicia, justicia. La odiaba porque, en el nombre del “periodismo”, hablaba ligeramente de Selena, daba a entender que por allí a la asesina la estaban tratando injustamente, que los procedimientos para detenerla no eran los “legales”, que por allí era víctima de las circunstancias, que Selena tal vez quería irse a otro lado, que cuando se escucha en una grabación policial a esa mujer ese nefasto 31 de marzo es la voz de una mujer desesperada que lucha contra las “arbitrariedades” del padre de Selena, que por allí sabía cosas que explicaban todo … Mónica se enfurecía, pero cuando se aflojaba un poco, cuando se cansaba de tanta furia, de tanto rencor y de tanto dolor, cuando ya no alcanzaba con refugiarse en la música y en los buenos recuerdos de Selena, y cuando tampoco alcanzaba con descargar su furia contra la asesina y contra aquella cronista, se iba a un rincón de su casa a llorar, a llorar amargamente. Detrás de la cobertura del juicio, del circo que se gestaba a su alrededor, ella estaba sin Selena. Ella estaba sola y sin alegría. Mónica no lo podía creer, simplemente no lo podía creer. Veía todas esas imágenes, veía todas esas caras, y sabía, sabía perfectamente que casi ninguno de todos esos “protagonistas” de esa historia triste y ridícula no figurarían ni en un trocito de noticia de un diario si estuviera Selena allí con ella, con todos. ¿Acaso alguno de todos esos periodistas, abogados, “opinólogos” y gente sin ninguna gracia podrían hacerle alguna sombra si estuviera Selena allí mismo? “¿Qué es Houston sin ti?”, pensaba Mónica recordando aquel concierto de Selena en esa misma ciudad el 26 de febrero de 1995. Cada vez que recordaba aquello Mónica se decía: “¿Por qué no lo pensé, por qué no me lo pregunté antes? ¿Por qué no me dije ‘¿Qué sería Houston sin ti, Selena?’. Tal vez lo hubiese pensado, tal vez esa pregunta me hubiera obligado a pensar. Tal vez hubiese pensado que nada estaba seguro y yo se lo hubiese dicho a Selena. Tal vez le hubiese advertido, tal vez le hubiese avisado. Tal vez, tal vez, me hubiese despertado y la hubiese despertado a Selena”. Mónica no podía no dejar de mirar todo, de escuchar todo, de saber si alguna vez habría alguna explicación a tanto sinsentido, a tanta barbarie, a tanta desolación. A Mónica le parecía que aquel concierto del Houston Astrodome había pasado hacía años, muchos años. Las cosas habían cambiado tan de pronto, la ciudad lucía tan diferente que no se podía comprender que sólo hubiera pasado unos meses, tan sólo siete meses de aquella locura. Recordaba lo feliz que era ella, la alegría que había en la ciudad, lo linda que estaba Selena, el verla a ella convertida en toda una Reina, una Reina indiscutible, una Reina coronada por su mismo pueblo, por toda una comunidad y que pronto lo sería por todo el mundo. A Mónica le parecía todo lejano, con un paisaje típico de aquellas películas futuristas en las que se ve que a la humanidad le queda poco, muy poco. No importaba cómo estuviera cada día, cómo era el humor de la gente, cómo seguía funcionando la ciudad. Para Mónica todo, todo era gris, lluvioso, triste, sin vida, sin brillos, sin esperanza, sin alegría. Era como si la partida de Selena le hubiera sacado lo mejor a cada uno y ahora sólo lucía lo peor, lo detestable, las imágenes que nadie quería ver. Cuando a veces veía el noticiero y miraba la cantidad de fans en la puerta de los Tribunales gritando contra la asesina, cantando las canciones de Selena o portando sus fotos, sentía la desolación de la pérdida, la confirmación de que todo estaba perdido y de que sólo había que abrazarse al fallo de la Justicia como se aferraba a los discos de Selena, un fallo que sería un bálsamo, un consuelo ante tanto dolor, ante tanta sinrazón. Nada de ello traería a Selena, nada de ello cambiaría nada. Mónica tenía terror al “día después”, cuando el fallo que esperaba fuera favorable fuera dictado, la gente festejara (“¿Qué habría para festejar?”, se decía Mónica) y luego volviera a sus casas, y la realidad de sus vidas cotidiana los avocara a sus “problemas de siempre”, cuando fueran llamados por “otros problemas de su interés”, cuando volvieran a admirar a otros cantantes, a otros artistas … ¿Dónde estaría Selena? ¿Qué lugar pasaría a ocupar en sus vidas? Esas preguntas atormentaban a Mónica. Ella sabía que alguna vez eso podría pasar y para Mónica eso era intolerable, simplemente intolerable … En el medio de la cobertura del juicio vio con indignación que algunos vendían remeras de Selena pero con esa imagen que era imposible ver, con esa imagen que terminó propinándole esa insensata y odiosa mujer … Mónica quedó estupefacta. No podía creer que algunos seres humanos llegaran a hacer esto … en el nombre del mercado y de “tener que vivir de algo”. Tampoco podía entender que la gente comprara eso. Podía tal vez entender que para muchos la muerte no era tan terrible, que en México hasta fuera motivo de festejos y de reunión de buenos recuerdos. Podía entender que algunos hasta las exhibieran para mostrarles a todos lo que alguien le había hecho a su Selena, como una forma de hacerles recordar a jueces, abogados y periodistas lo que había sucedido y que jamás el paso del tiempo lo haría olvidar … Pero esa imagen … Era mostrar el horror, era mostrar una imagen que Selena jamás quiso mostrarle a nadie. Era la admisión de la derrota, era aceptar que eso le habían hecho a Selena … Mónica sabía los esfuerzos que había hecho Selena para dar siempre una linda imagen, una imagen que fuera el fiel reflejo de sus pensamientos, de sus sentimientos, y de lo que ella anhelaba como artista y como persona … Mónica sabía que Selena sólo buscaba que la recordaran con Amor, sabía que no quería que sus asuntos privados fueran expuestos públicamente, no quería que lo bueno o lo malo de su vida común afectara su humor ante la gente. Sabía de las expectativas y de lo que esperaban sus fans de ella y entendía que Selena siempre dejaba sus asuntos íntimos a un lado para que no influyeran en su relación con la gente. Sabía que Selena siempre tendría una sonrisa, un beso, un abrazo preparados para su gente. Sabía que Selena quería que su imagen no trastocara su relación con los que la amaban tanto. Selena no quería que la gente se llevara una mala impresión de ella … Y ahora pasaba esto. Tantos años, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cariño para que todo termine así y todos se lleven la peor imagen … Para Mónica no era justo. Era indignante, doloroso, inconcebible para una mujer de sólo 23 … casi 24 años. Un día Mónica fue hasta Corpus Christi e hizo lo que nunca quiso hacer. Fue al Gravesite, fue a visitar a Selena en ese lugar que ella no quería reconocer, que no quería admitir. Le escribió unas palabras, le llevó las flores blancas, las preferidas de Selena. Cuando quiso leerle lo que le había escrito no pudo, se puso a llorar, se arrodilló ante el Gravesite y sólo dijo: “Por qué, Selena? ¿Por qué a ti si tú no habías hecho nada más que dar Amor?”. Luego de un largo rato de silencio y de llanto, Mónica se juramentó que nunca se olvidaría de ella, que siempre la esperaría … pero también se dijo que se vengaría de los que le hicieron eso y de los que le seguían haciendo tanto daño. Cuando terminó de decirlo una fuerte lluvia le golpeó la cara con fiereza. Era como si Selena le hubiese contestado, como si alguien le hiciera recordar ese nefasto día y la volviera a la realidad, a esa realidad de una lluvia que le quitó la alegría a tanta gente y dejó a un mundo sin Selena … Mónica estuvo un largo tiempo más al lado de Selena en el medio de una lluvia torrencial. Sólo se fue cuando paró de llover, cuando Mónica no tenía más fuerza para seguir llorando. Y se fue esperando que por allí a la vuelta a su Houston se enterara de que todo había sido una pesadilla, sólo una pesadilla. Aún faltaban los alegatos finales, aún faltaba la sentencia y las repercusiones. Pero a Mónica eso no le importaba más que lo que había sentido ese día en el que fue a visitar a Selena. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que saber lo que será el futuro, cuando todos se acostumbren a vivir en un mundo sin Selena, cuando todos sepan que habrá que seguir con sus vidas y que el sueño … que el sueño terminó. Que todo fue bonito mientras duró y que todos deban contentarse con eso que dejó Selena en poco tiempo. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que ver lo que no se quiere ver, sentir lo que no se quiere sentir, oír lo que no se quiere escuchar … Allí estaba Mónica … Allí estaba sola con Selena en Corpus Christi, mientras todos, absolutamente todos, estaban pendientes de lo que estaba pasando en Houston, todos miraban la televisión, todos veían y escuchaban a gente que hablaba, opinaba, y hablaba y hablaba ... Gente que desfilaba por allí y por allá aprovechando su momento. Todo indicaba que la vida y el espectáculo debían continuar … “No, no puede ser feliz con tanta gente hablando, hablando y hablando a su alrededor”, se decía Mónica, sin saber por qué lo decía o no sabiendo tal vez si eso lo había escuchado alguna vez y de dónde. Mónica emprendió el camino de vuelta a Houston sin saber qué le depararía el destino y sin importarle mucho el saberlo…

Cuando Mónica llegó a su ciudad vio al mundo convulsionado. Se estaba por llegar a la sentencia y todos estaban muy tensos. Mónica no quería mirar y escuchar más, pero no podía dejar de hacerlo. Le era imposible. Ella también buscaba una respuesta, una explicación, un consuelo a su inmenso dolor. Pero permanecía lejos de las inmensas concentraciones alrededor de los Tribunales. No quería formar parte de ese espectáculo. Compartía con muchos el dolor … Seguramente si estuviera allí gritaría lo mismo que ellos, cantaría las canciones de Selena, insultaría a esa mujer, clamaría por justicia y por algo más, pero no podía formar parte de eso. Sentía que si iba, manipularían su dolor, exhibirían con morbo su desesperación, formaría parte de un espectáculo del que tanto ella como los otros fans, como el periodismo, los abogados y los jueces, eran los “protagonistas”. Y Mónica no quería formar parte de eso, no quería que la usaran, no quería utilizar a Selena para sentirse que ella era lo más importante de todo ese espectáculo … No. Para Mónica la protagonista era Selena, lo único importante allí, y Selena no estaba, y por no estar ella veía algo inverosímil. Mónica sentía el dolor de ver y de sentir cómo la ausencia de alguien cambia todo, cambia todo de un modo tan radical, tan abrupto. Antes todo era alegría, espontaneidad, verdad, sinceridad, trabajo, constancia, esperanza, pureza. Ahora todo era tristeza, impotencia, dolor, hipocresía, circo, morbo, falsedad, mentira. El mundo estaba cambiando y lo era para peor. Mónica había empezado a ver el futuro hacía rato, concretamente desde el 31 de marzo, y lo que veía era la muestra más acabada de lo que estaba viviendo desde aquel día. Caras extrañas en las pantallas, gente que no tenía ni idea de Selena hablando con autoridad sobre ella, periodistas especulando, sobre todo esa mujer que no paraba de insinuar qué escondía Selena detrás de su sonrisa y dando a entender que por allí esa mujer podría ser inocente. Hubo varios momentos en los que Mónica se salía de sus casillas indignada por lo que estaba pasando, por lo que se decía, por lo que se especulaba. En un instante se entera de que el abogado defensor de esa sabandija dice: “Estoy seguro de que si Selena apareciera por esa puerta de entrada a la sala abrazaría a mi defendida y la perdonaría. Si ella estuvo aquel día acompañándola al hospital para que se curara de sus dolencias, ¿por qué no haría una cosa así?”. Mónica no quiso escuchar más. Ni esperó la contestación de nadie. Sólo se incorporó frente al televisor y dijo: “¿Pero tú qué crees que era Selena? ¿Una ingenua? ¿Acaso una tonta? ¿A cuento de qué la perdonaría? ¿Crees que Selena le diría: “Gracias por lo que me has hecho. Me has hecho partir rápido de este mundo para ver cuanto antes a nuestro Señor. ¡¡Claro, claro que te perdono!! ¿Cómo no te voy a perdonar? ¡¡Sí, ya sé!! Me traicionaste, faltaste a la verdad, calculaste fríamente el asesinato. Esperaste pacientemente el momento en el que viniera a solas para verte. Me hiciste dar vueltas por la ciudad para armarte una coartada perfecta y demostrar que todo estaba bien entre nosotras ese día. Pensaste en todos los detalles para asesinarme. Buscaste la mejor manera de herir a mi padre y nada mejor que matarme a mí para ello. Ni siquiera fui para ti la figura principal de la historia, siendo que supuestamente eras la presidenta de mi club de fans. No. Sólo fui un medio, una excusa, una forma de destruir a mí y mi familia, a años de lucha por llegar a la cima del modo más honesto, con trabajo y dedicación … ¡¡Pero claro que te perdono!!! ¿Cómo no lo voy a hacer? Si hasta quisiste rematarme cuando pensaste que habías fallado, pues para ti yo tuve la osadía de irme de esa habitación, irme de tu locura, de tu mentira, de tu engaño, en busca de ayuda, en busca de los millones que me querían, irme de ese lugar en connivencia con el enemigo más temido. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si hasta tuviste la frialdad de ver mi sangre desparramada por tu habitación, por el parque, por los pasillos, en tus propias narices y no hiciste nada. Te habrás reído al notar que aún huyendo lo habías logrado y te volviste a tu habitación devenida en color rojo de mi sangre para pensar en un plan B, para pensar en parapetarte en tu camioneta, fingir en que te suicidarías y luego decir que eras inocente. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si ahora sé cómo le das letra a esa periodista para insinuar cosas, para manchar mi buen nombre y honor, para manchar a mi familia, para sembrar dudas y tratar de justificar tu aberrante acto. ¡¡Sí, mujer, te perdono!! Ya mismo le pido al Jurado que te suelte y te deje en paz como a mí, y mientras tanto … ¡¡ven, dame un abrazo, dame un buen abrazo con tus manos llenas de sangre, de mi sangre, a la espera de otro disparo que te asegure de que no vuelva más a cruzarte por tu camino!!”? ¿Pero por quién la toman? ¿Pero por quién toman a mi Selena? Selena era una excelente mujer, una artista inigualable, una adorable persona, pero no era una tonta. ¿Me entienden? ¡¡No era una tonta!! ¡¡No era una ingenua!! Como cualquiera de nosotros también se enojaba, se indignaba, tenía sus días de furia. ¿Cómo creen que tomaría las cosas Selena si estuviera aquí entre nosotros si ella odiaba la mentira, la falsedad, la traición? ¿Qué creen qué haría Selena? ¡¡Seguro que no sería cómo esa psicópata ni como tantos otros!! ¡¡Seguro que la ignoraría, dejaría de hablarle no sin antes decirle lo que tendría para decirle, lo que pensaba de toda esa situación!! Más bien lo que yo te preguntaría, señorcito abogado defensor, es qué harían ustedes si se les apareciera Selena por esa puerta, con qué cara la mirarían si es que alguien se atreviera a hacerlo. Más de uno huiría, empezando por esa mala mujer, que seguro le robaría el arma a un policía para intentarlo de nuevo. ¡¡Vamos, dime abogadito!! ¿Qué crees tú que haría Selena si apareciera por esa puerta y te mirara a los ojos? ¡¡No!! ¡¡No me lo digas!! ¡¡No necesito que me contestes!! ¡¡Ya sé tu respuesta!!”, dijo con furia Mónica y arrojó lo primero que encontró a su mano, un florero, que estrello contra la pared. Ella quería estrellarlo contra el televisor, pero tuvo mala puntería y dio en otro blanco. “¡¡Ojala, ojalá esa loca hubiese tenido la misma puntería que yo!!”, gritó Mónica y cayó al piso de rodillas y puso sus manos sobre su cara estallando en un largo y ruidoso llanto. En el medio de su inmenso dolor, escuchó que el fiscal Valdez le había contestado al abogado defensor: “Si Selena entrara por esa puerta eso significaría que este juicio no tendría sentido, pues ningún acto se habría cometido que justificara nuestra presencia aquí…”. Mónica celebraba esas palabras pero no pudo dejar de llorar, pues en definitiva esas palabras tampoco la traerían a Selena, pues en definitiva nada tendría sentido pues Selena jamás entraría por esa puerta. “¡¡Ojalá, ojalá ese tonto tuviera razón!! Ojalá Selena apareciera por esa puerta … Entonces yo correría, correría a abrazarla y a sacarla de ese maldito lugar, de este mundo ingrato, le haría ver que ella no está sola, que no estará nunca sola si ella sólo se rodea de la gente que realmente la quiere, y la hecho famosa y querida. Ojalá el señor fiscal tuviera razón. Ojalá apareciera Selena y nos demostrara a todos que toda esta pesadilla nunca fue real, que nunca vivimos esto, que Selena nunca pasó por algo tan impropio a su figura, a su Amor, a su alegría. ¡¡Ojalá Selena apareciera y nos devolviera la sonrisa con su mejor imagen, en vez de dejarnos con el dolor de esa imagen que me quedó grabada en mi mente y no me la puedo ni olvidar ni quitar!!”.

Las cartas estaban echadas. El jurado estaba por reunirse para deliberar y dar su dictamen. Pero antes de eso, el Tribunal permitió que el padre de la insensata se dirigiera al Jurado y le diera su última palabra, su última súplica. Les habló de ser buenos cristianos, de que debían saber perdonar, de que Dios los estaría observando, de que ellos debían poner en práctica su fe a la hora de juzgar a su hija, que ella era inocente, que todo fue un accidente, una terrible equivocación, que todos amaban a Selena, que nadie le quería hacer daño … Mónica meneó varias veces la cabeza, abrió y cerró varias veces sus ojos, caminaba para uno y otro lado, y tardó en decirse algo al respecto. Le hacía ruido pues en definitiva se trataba de un padre, y que por más que su hija fuera una mala persona no dejaba de ser su hija, pero pensaba … “¿Con qué derecho le habló al Jurado así? ¿Cómo pone a Dios en el medio de todo esto? ¿Por qué quiere infundir miedo al Jurado dando a entender que si son buenos cristianos ya saben lo que tienen que hacer? ¿Acaso los extorsiona como seguramente los extorsionaba esa psicópata a Selena y su familia? ¿Cómo alguien en el medio del dolor puede decir eso? ¿Por qué dice que su hija es inocente si no lo es, y si lo fuera no es él el que lo debe decidir? ¿Qué hubiese pensado él si el Señor Quintanilla hubiese hecho lo mismo? ¿Acaso no lo acusaría del mismo modo que lo hizo su hija mientras estaba parapetada en el auto supuestamente tan dolida por lo que había hecho y tan dispuesta a matarse pero con la total lucidez como para hacer largas diatribas y discursos insinuando que el padre de Selena la llevó a eso? ¡¡Ya me parecía!! Ya me parecía raro siempre verlos juntitos, siempre calladitos como si alguien les ordenara que no dijeran nada salvo contraorden y que ese alguien no fuera precisamente el abogado defensor. Esa mala mujer los manipula como a todos y ellos son simples marionetas que dicen lo que esa psicópata les ordena. ¡¡Ahora entiendo todo!! Ya los veo. Ya los veo hablando con esa periodista sugiriéndoles cosas, haciéndose las víctimas, actuando con el dictado de la que le quitó los sueños a Selena para que esa oportunista se convierta en su portavoz, en la difusora de la ‘otra historia’. Y ya la veo a esa periodista accediendo a todo, con tal de tener el suficiente material para llevar ‘primicias’ a su programa de televisión que le hagan tener mil puntos de rating ... Una alianza. Una alianza por conveniencia perfecta. ¡¡Sí, ya los veo!! Ya vi cómo exhiben cosas de Selena con cualquier pretexto y seguro que no las van a devolver. Seguro que dirán: ‘Exijan que las devolvamos y nosotros hablamos’. ¿Y de qué cuernos quieren hablar? ¿Con qué más nos querrán extorsionar? ¿Qué? ¿Qué van a decir? ¿Van a seguir con la historia de ese doctor y de dar a entender otras cosas? ¿Eso es obrar de buenos cristianos? ¿Ellos piden que los demás tengan una conducta que no tienen? ¡¡Sí!! ¡¡Ahora entiendo todo!! Ahora comprendo que calculen bien cuándo decir las cosas y en qué momento. ¡¡Cómo son los manipuladores!!! Resulta que viven hablando pestes de los Quintanilla, que no dicen la verdad, que actúan en “bloque”, que ocultan cosas … ¿Y ellos qué hacen? ¿Acaso lo que le endilgan a los Quintanilla no es lo que ellos realmente hacen? ¡¡Es notable!! Es notable cómo invierten las cosas. ¡¡Ahora resulta que condenan a los otros por cosas que ellos hacen!! ¡¡Ahora entiendo!!! Ahora entiendo por qué insólitamente el abogado defensor pidió que la exoneren por la acusación máxima, cuando su táctica de distracción hablando del mal proceder policial y de insinuar que la Fiscalía no tenía pruebas suficientes para condenar a su defendida le estaba dando buenos resultados, por lo que podría alargar más el juicio y lograr que hasta la condenen a esa loca por mucho menos años si ponen a consideración todas las acusaciones en su contra por igual. ¡¡Ya me parecía!! ¿Por qué un abogado tomaría una decisión que lo perjudica a él y a su defendida en un momento en el que está remontando una situación casi imposible de levantar? ¡¡Pero está más que claro!! A esa psicópata no le importa una condena moderada aunque saliera libre en pocos años. No. ¡¡Claro que no!! Y no lo hace precisamente porque se siente inocente. Ella quiere volver a su plan original. Ella imaginaba asesinarla, y luego pensaba clamar ayuda y su inocencia con Selena allí en su habitación. Pero Selena le arruinó el plan en su último acto. Ella se había imaginado pidiendo su inocencia sin que ningún testigo pudiera probar qua había hecho algo malo a Selena y más cuando muchos declararan haberlas visto a los dos juntas antes en un hospital en una actitud normal. Era un plan perfecto. Ella se iría inocente y se reiría de los Quintanilla. Pero algo le falló. ¡¡Claro que le falló!! Y esa mujer no se da por vencida. ¡¡Una psicópata nunca se da por vencida!! ¡¡No!! ¡¡Claro que no!!! No le interesa una pena moderada pero declarada culpable. Ella quiere que la declaren inocente, tal cual lo planeó … No le importa que la situación sea diferente. No le importa lo que logre su abogado. ¡¡Le importa que su abogado haga lo que ella quiere!! A final ese supuesto prestigioso abogado se ha convertido en una marioneta más. Terminó haciendo lo que ella quería aplicando la lógica de todo psicópata: ¡¡a todo o nada!! … Blanco o negro. Azul o amarillo. ¡¡Nunca gris!! ¡!Nunca verde!! Esa loca sólo quiere refregar su “inocencia” a los Quintanilla. Esa psicópata sueña con decirle al padre de Selena: “¡¡Sí, sí!! ¡¡Yo lo hice!! ¡¡Yo te quité a tu hija y nunca podrás hacerme nada!!”. Me dan asco, me dan asco todos ellos que encima usan a Dios para justificar lo que son … ¡¡malas personas!! ¡¡Malas personas todos!! ¡¡Algún día voy a ir para allá!! ¡¡Alguien se los tiene que decir!! ¡¡Esto no va a quedar impune!! Más allá del veredicto, ¡¡ya me van a escuchar!! ¡¡Ya verán a Selena pasando por esa puerta!!”.

Cuando llegó el día del veredicto, Mónica se dispuso a escuchar ese momento. No había imágenes en directo del momento, ya que no se permitían que las cámaras de televisión registraran ese instante. Mónica se podía imaginar la tensión del ambiente, el dolor de los Quintanilla, las expectativas de los fans, la frialdad de los abogados, la ansiedad de esa asesina para ver si por allí el plan resultaba perfecto. Mónica no podía dejar de oír ese momento único en el que tal vez se podía reparar algo de lo que se le había hecho a su Selena. En un principio, ella había decidido no escuchar nada, encerrarse en su cuarto escuchando la música de Selena para después poner tímidamente la televisión y ver allí qué se había decidido. Hasta había planificado escuchar todos los discos de Selena sin parar y luego, casi con un miedo rayano al pánico, encender la radio o la televisión ... Pero no pudo. Cuando empezó a escuchar el primer disco no podía dejar de pensar que al mismo tiempo se estaba dando el resultado de la votación, y eso le provocaba un nudo en el estómago y que su mente sólo pensara en aquello, en qué se había decidido. Dejó que se terminara uno de los temas y apagó el aparato reproductor de cds para empezar a escuchar el resultado. Cuando encendió la televisión vio la cobertura de los medios en las calles, con una multitud de gente que sólo esperaba un resultado, una votación, un destino. Miraba a esa gente, que era su gente, podía imaginarse entre ellos llorando, cantado, esperando y sintió una gran angustia. Se preguntó qué sería de todos ellos cuando todo hubiese terminado, cuando ya nada los congregaría más que el dolor, cuando nada más quedara por esperar. Mónica se puso a llorar desconsoladamente poniendo sus manos sobre su cara y ésta sobre sus rodillas. ¿Qué podía esperar Mónica? Toda esa gente junta y Selena no estaba. Toda esa expectativa y Selena no saldría a cantarles. Toda esa emoción y Selena no saldría a ofrecerle su mejor sonrisa. ¿Qué importaba todo esto? ¿De qué servía esperar algo que no cambiaría nada, absolutamente nada? El resultado, la sentencia … Eso era cierto. Pero eso era un consuelo. Si se hacía justicia, la alegría sería pasajera y la realidad volvería sobre sus vidas. Selena sólo estaría en los discos, en los conciertos pasados, en las fotos … Y nada más. Esa asesina lo había logrado. Los había dejado huérfanos. Y allí estaba. Esperando si la inocencia la podía hacer reírse en la cara de todos. Pero Mónica sabía que igual se las ingeniaría para reírse de todos aun en la derrota de la sentencia. Ya se las ingeniaría para blasfemar, para decir que es inocente, para apelar el fallo, para convocar a esa periodista con el fin de decirle que tiene secretos que confesarle. “¡¡Sí, ya lo hará, seguro que lo hará!!”, pensaba Mónica. Y a todos los que amaban a Selena sólo les quedarán recuerdos, imágenes que se irán borrando con el tiempo, con una Selena que cada vez aparecerá más lejana, más distante, más atemporal. Seguramente se harán películas, se escribirán miles de libros, se harán millones de homenajes … ¿Y qué importaba? Siempre sería un consuelo. Un terrible consuelo. Mónica se desesperaba porque luego del veredicto, todos entenderán que Selena ya no volverá y ya no habrá otro motivo para convocarse. Mónica entendía que a partir de ese día todos los que amaban a Selena se convertirían en la protagonista del tema “Fotos y recuerdos”. Y nada más triste, nada más impactante que la realidad, nada más doloroso que asumir la realidad de no tener nunca más a Selena. Mónica miró la televisión con lágrimas en los ojos y pudo apreciar que las imágenes se habían detenido en un grupo de fans que se aferraban a fotos, remeras y objetos de Selena ante la inminencia del anuncio del fallo. Mientras ello sucedía, los conductores del programa decían que seguramente condenarían a esa mujer pues el testimonio clave de uno de los testigos que llegó a ver cómo la asesina salió de su cuarto para dispararle por segunda vez a Selena y que desistió de ello al verla tan ensangrentada era fundamental para la decisión del Jurado. Los periodistas decían que el testigo quedó entre asombrado por la frialdad de esa mujer para dejar de apuntar el arma, y volverse a su cuarto como si nada hubiese pasado, y descompuesto al ver ese cuadro en el que predominaba el color rojo, rojo de sangre en el que la asesina se movía como si fuera agua la que estaba pisoteando. Mónica se imaginaba la escena y no podía dejar de sentir esa mezcla de dolor y de furia. ¿Alcanzaría con una reclusión perpetua? ¿Alcanzaría con darle la posibilidad de vivir a una mujer que no tuvo compasión en quitarle la vida a otra de sólo 23, casi 24 años? Mónica no podía dejar de imaginarse lo que debió haber sentido Selena en ese momento, mezcla de dolor, de angustia, de sensación de impotencia ante el inminente final. Mónica no podía dejar de imaginarse a Selena llorando mientras pedía casi en silencio ayuda, ayuda en el medio de la soledad, de tanto dolor. Mónica lloraba y quería sacarse esa imagen tan dolorosa, pero no podía, ciertamente no podía. Instintivamente fue a la cocina y tomó un cuchillo y se lo guardó en una de sus carteras. No podía explicarse por qué lo hacía, pero sentía la necesidad imperiosa de guardarlo allí, por las dudas … De pronto Mónica escuchó un griterío infernal. Fue corriendo al living de su casa y vio a miles de fans de Selena gritando, saltando, celebrando. Estaban todos abrazados mientras un titular del noticiero decía que el Jurado había hallado a la asesina culpable y que la condenaba a reclusión perpetua. Mónica se reía y lloraba a la vez. No podía dejar de sentir alegría por ver que al menos esa mujer se pudriría en la cárcel mientras que a la vez las lágrimas le dictaminaban que nunca estaría feliz del todo, que se sentiría siempre sola y que nunca su sonrisa sería plena por no tener a Selena feliz con ella. Como una media hora después vio que en la televisión comenzaban a hacerse los análisis pertinentes de lo que fue el juicio, y notó con mezcla de extrañeza y pavor que esa periodista decía no entender la reacción de la gente pues no había nada que celebrar, que no había motivo por el cual la gente podía festejar como un triunfo deportivo el hecho de que a la asesina la encarcelaran, que le parecía un típico acto de barbarie y de una sociedad no civilizada. Mónica podía entender el hecho de que no había motivo para celebrar, pues esa sentencia no traería a su Selena. Pero Mónica sabía que esa periodista no lo decía por eso, lo decía por otro motivo, lo decía tal vez porque la persona a la que ella había apostado había perdido. “¡¡Sí, ya sé!! Ahora me dices que no hay motivos para celebrar. ¿Qué te pasa? ¿No te ha gustado que la condenaran? ¿A que si hubiese sido declarada inocente saldrías con una sonrisa amplia en tu boca diciendo: ‘¿Vieron? Yo fui objetiva. No como el resto de los periodistas que la condenó a esa mujer de antemano. Yo siempre dije la verdad. Yo aposté a no dejarme llevar por la marea y gané. ¡¡Ahora haré valer el prestigio que logré apostando!!’? ¿Acaso no es por eso que pides mesura? Estoy de acuerdo contigo de que no hay motivos para celebrar. Pero no por tu motivo, por tu motivo egoísta y ególatra. ¡¡No!! Yo no tengo motivos para celebrar a los gritos pues nada de eso me traerá a Selena. Por eso no celebro. ¿Pero sabes? Aun así estoy contenta, ¡¡muy contenta!! Porque se hizo justicia, porque esa pérfida se pudrirá en la cárcel. Por eso estoy feliz aunque sea por un instante. ¡¡Pero no te preocupes!! Con sólo verte me doy cuenta de qué paño eres. Ya ganarás el suficiente dinero como para hacerte todas las cirugías estéticas que quieras. Estoy segura de que en unos años te volverás loca por hacerte varias y tendrás el suficiente dinero para hacerlo. Y sé con qué dinero lo lograrás … ¡¡No, claro que no!! No saldrá de tu labor de periodista, ni de productora ni de nada de lo que haces. ¡¡Claro que no!! Lo harás con el dinero que te dará hablar de Selena, de escribir sobre Selena, de todo lo que dirás con la ayuda de esa pérfida, del cual no dudo de que te dará el suficiente material como para blasfemar sobre Selena, y de sembrar cizaña  y de dudas sobre su imagen. ¡¡Sí, lo sé!! ¡¡Lo sé todo!! ¡¡Ya verás!! Mientras esa asesina se va a encargar desde la cárcel a decir cualquier mentira sobre Selena y de todos los Quintanilla, tú te encargaras de ponerlo sobre un artículo periodístico, sobre un libro o sobre un especial de televisión. Ya me veo cómo vas a hacer cualquier cosa para obtener una entrevista con ella. ¡¡Lo puedo ver en este mismo momento!! Y buscarás en cada homenaje sobre Selena insertar cualquier noticia que siembre dudas sobre ella y para dar a entender que la asesina no es tan mala como parece. Y lo dirás hasta que uses a todos los protagonistas y los dejes cuando ya no te sirvan más. Entonces te llenarás de dinero y con la excusa de cambiar de aire para que no te hablen siempre del ‘bendito tema de Selena’, harás otra cosa para ‘lavar’ tu imagen, para hacer un papel de mujer tierna y sensible …. Ya me veo que harás un libro infantil o algo así. ¡¡Podría jurar que vas a hacer eso y mucho más!! No te importa Selena. Sólo te importa el dinero y la fama, esa fama que Selena se ganó con Amor y honestidad. Si admiraras aunque sea un poquito a Selena, entenderías esa euforia, esa alegría que esconde tanto, tanto dolor…”.

Mónica decidió de pronto salir. Tenía ganas de expresar, de decir lo que sentía públicamente, pero no deseaba sumarse al grueso de la gente para decir lo que expresaban todos. Quería decir y hacer determinadas cosas, y efectuarlas a quienes correspondiera. A Mónica no le alcanzaba con decir lo que decían todos y que sólo fuera un número más para los medios, para la Justicia, para todos estos “nuevos protagonistas”. Ella quería ser su propia voz, ser una voz que expresara su dolor, que expresara que la única protagonista de esta historia, tan hermosa como dolorosa, era Selena. No quería erigirse en su nombre, no deseaba protagonismo alguno, sólo quería ser el instrumento de su recuerdo, la figura que denunciara que Selena estaba allí, bien allí, cuando muchos aprovechaban el tumulto, el dolor y la desesperación para desviar el tema y hablar de otras cosas, tan intrascendentes como mórbidas, de asuntos que ponían a Selena como una mujer más que tuvo esa suerte de trascender como esa desgracia de que le quitaran todo. Mónica sabía que empezaba otra historia, una historia en la que debía poner a Selena por encima de todos y de todo, una época en la que había que poner las cosas en su lugar ... Por eso no iba a permitir que se olvidaran de Selena, que tergiversaran su figura, que la tomaran como una perdedora, que tomaran su imagen a la ligera. No … Eso no lo iba a permitir. Fueron 7 meses de mucho dolor e iban a venir años y años de desconsuelo y de soledad. A Mónica no le importaba su desconsuelo ni su soledad. Sí le importaba dónde estaba Selena desde ese nefasto día y por qué. Sí le importaba lo que fue y lo que pudo haber sido. Le importaba que las cosas quedaran claras, y que el buen nombre y honor de Selena se mantuvieran inalterables. Mónica no podía olvidarse de que Selena estuvo sola ese día, sola, triste, engañada y lastimada, muy lastimada. Imaginaba que por allí estaría Selena en la soledad de su nuevo hogar esperando que alguien se acordara de ella no sólo para los aniversarios y para las festividades ... Eso lo podía hacer cualquiera .... Mónica suponía que Selena esperaba que alguien hiciera algo para que la siguieran queriendo, para que no la dejaran sola, para recibir aunque sea parte de ese Amor que ella dio sin esperar nada a cambio … Pero para eso tenía que poner las cosas en su lugar. Salió rápidamente a los Tribunales de Houston. Una fuerza irrefrenable la llevaba a ese lugar. Conscientemente no tenía claro a qué lugar iría específicamente y para qué, pero en su inconsciente todo lo tenía claro, muy claro. Cuando llegó al lugar vio a ese mundanal de gente que variaba su conducta de la alegría al dolor, de la risa al llanto … Mónica pudo sentir la energía de esa gente y también sintió ese inicio de una etapa y la culminación de otra. “¡¡Pobre gente, pobre yo, pobres nosotros!! ¿Qué será de nosotros mañana cuando nos demos cuenta de que Selena sólo es un recuerdo cada día al despertar?…”, se dijo Mónica y volvieron sus lágrimas a su rostro sin perder su paso firme … vaya a saber a dónde. En su camino se encontró con el abogado defensor. Avanzó sobre él hasta estar cara a cara con él. “¿Cómo puedes? ¿Cómo duermes cada noche después de defender a gente como ésa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”, le dijo Mónica desafiante y vehementemente. Ella pensó que el abogado reaccionaría, o que algunos de sus ayudantes se interpondría para increparla o para pedir ayuda policial … Pero nada de eso ocurrió. El abogado sólo bajo la vista, avanzó lentamente y alcanzó a decirle delicadamente volteando su cabeza: “Lo siento. Así somos los abogados. Sólo cumplimos con nuestro deber…”. Mónica no quiso seguir por temor a desatar un escándalo y porque sentía que tenía otra cosa más importante que hacer. Fue yendo hacia uno de las puertas laterales del Tribunal hasta que de pronto vio que la Familia Quintanilla en pleno se iba rápida pero ordenadamente del lugar para elaborar un duelo más en sus vidas. No iba a decir nada pero justo vio que A.B. miró para su lado en busca de ver vaya a saber qué. Mónica alzó su mano y la agitó para que lo viera: “¡¡A.B.!! ¡¡A.B!! Te acompaño en el sentimiento. Quiero a Selena y haré lo que sea para que no se olviden nunca de ella y para que la recuerden con Amor. ¡¡Te lo prometo!!”. A.B. asintió con una leve sonrisa y siguió sus pasos. Mónica entendió ese gesto y siguió su marcha en busca de sus destino. Cuando estaba por ingresar a una puerta de acceso restringido, alguien tocó su espalda. Mónica se sobresaltó pues creyó que era un policía, pero para su asombro no lo era … ¡¡Era A.B!! “Vine a buscarte sólo para decirte gracias. Me sentí culpable por mi pobre saludo, pero entenderás por lo que sentimos todos…”. Mónica se abrazó fuertemente con él mientras lloraba en silencio, como A.B. Cuando pudieron recomponerse, A.B. le dijo: “Sólo te pido un favor. No olvides lo que me has dicho hace un rato. Lo mejor que se puede hacer por mi hermana es recordarla con Amor. Eso es lo que ella hubiera querido…”. Y con un gesto dulce y lleno de lágrimas que le decía en silencio “Ahora me tengo que ir…” se despidió de ella dándole besos al aire, como lo hubiera hecho Selena. Mónica se quedó un largo rato petrificada mirando a A.B. cómo se lo llevaba su padre y luego la nada misma … Tardó en reaccionar. Sólo un grito de un fan que decía: “¡¡Allí sale la asesina!! ¡¡Allí sale!!” la despertó de su sueño sin soñar, y sin esperar a ver dónde estaba y para qué se adentró por esa puerta secreta, y caminó y caminó. Cada tanto escuchaba voces, gente que apuraba el paso con órdenes constantes y voces llamativamente bajas. Mónica llegó a un amplio pasillo en el que no había nadie. Se podía sentir hasta el silencio. Ella estaba por irse por otro camino hasta que de pronto un ejército de policías apareció al fondo de ese largo pasillo. Las luces de sus linternas la enceguecieron y el griterío la ensordeció. “¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Rápido!! ¡¡Aprovechemos que los otros ya los distrajeron!!”, decía uno de ellos. Mónica se quedó a un costado y vio que esos policías iban escoltando a alguien a quien no podía ver. Pensó que era el Juez o algún miembro del Jurado. Pero cuando todos estuvieron más cerca, pudo ver de quién se trataba ... Una sensación de asco se apoderó de su cuerpo e instintivamente apretó su cartera. Quería correr hacia ella pero no se animaba, no tanto por encararla sino que por lo lúgubre del lugar temía que si aparecía de golpe los policías le dispararían al instante. En ese momento a Mónica se le ocurrió una idea. Fue sigilosamente hacia la puerta en la que irían los policías y fingió como que entraba a ella. Se presentó al jefe del operativo con su mejor sonrisa diciéndole que era asistente de la Mesa de Entradas del Tribunal, que debían esperar su autorización para salir de allí y que ella era responsable de que la rea estuviera en la mejor de las condiciones al momento de abandonar el lugar. El jefe del operativo accedió gentilmente pero le pidió chequear el dato con las autoridades del Tribunal. A Mónica eso la inquietó pero no le importó. Lo suyo iba a ser rápido y expeditivo. Cuando se dieran cuenta de la situación, todo habría terminado ... Ella se dirigió a la asesina hasta que se puso frente a ella. Ésta le sonrió. Mónica también. “¿Sabes quién soy?”, le dijo y abrió su cartera. Estaba por hacerlo hasta que detrás de la asesina se le apareció una figura que la detuvo. “¡¡No, Mónica, no lo hagas!! ¡¡Tienes razón!! ¡¡Nunca la voy a perdonar!! ¡¡Nunca!! Si apareciera por esa puerta créeme que le diría lo que pienso, pero no la lastimaría. No me pondría a su altura. Ya sabes. Si yo apareciera, ella huiría y lo intentaría de nuevo … por la espalda … otra vez ... ¡¡No, Mónica!! ¡¡No lo hagas!! No vale la pena. No repararías nada y tú estarías en la cárcel como ella. ¿Eso es lo que quieres? ¿Acaso eres como ella? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer. Acuérdate de lo que le has dicho a mi hermano. Recuerda lo que él te pidió a ti. Recuérdame con Amor. Es lo único que te pido. ¡¡Así no estaré nunca, nunca sola!!”, dijo y desapareció. Mónica supo que era Selena. Fue un segundo, sólo un segundo, que no lo notaron ni la rea ni los oficiales. Mónica volvió a ver a la asesina, quien la miraba con una sonrisa irónica demostrándole que no sabía quién era ni que le importaba. “¿No sabes quién soy, no? Pues yo sí sé quién eres … ¡¡Una psicópata asesina!!”, le dijo y le encajó una enorme bofetada que la tiró al piso. Los oficiales se abalanzaron sobre Mónica y se necesitaron seis personas para contenerla. “¿Y sabes qué? ¡¡Si no fuera por Selena ni contarías el cuento!!”, y se puso a llorar con furia y sin consuelo “¡¡A mí no me tienen que contener!! ¡¡Yo no soy el peligro!! ¡¡La asesina es ella, oficiales!!”, dijo Mónica a los gritos. Los oficiales se la llevaron rápido a un calabozo. Como a las dos horas se le acercó el Jefe de Policía de la ciudad, abrió la celda, le dio un beso y la acompañó a la salida. “Escúchame, Mónica … Sé lo que sientes y entiendo lo que pasó. Sólo te pido que de aquí en más si vas a ser algo por Selena sea para bien. Todos estamos dolidos, pero lo que has hecho no tiene sentido. Tuviste suerte de que no pasó nada, que no sacaste el cuchillo de tu cartera, que sólo te vieron los oficiales y qué sólo le diste ese cachetazo. Para todos aquí no pasó nada. No te preocupes por ella. Por algunas prebendas en la cárcel esa loca accederá al olvido … y a cualquier cosa ... Pero te pido que te quedes tranquila si la quieres a Selena … A propósito, ¿qué te hizo no tomar el cuchillo y sólo darle la bofetada? Como estabas, todo hubiera indicado que…” … “que la hubiese acuchillado. Entre nosotros, lo confieso. Lo hubiese hecho … Pero … Selena me hizo recordar que ésa no era la manera de castigar a esa persona. Estoy segura de que Selena tampoco la perdonaría pero no haría lo mismo que hizo esa psicópata…”, le contestó Mónica. El oficial la dejó salir y se despidió de ella con una sonrisa y diciéndole: “¡¡Cuídate!!”. Mónica salió del lugar con otra sonrisa: “¡¡Lo haré!! Se lo prometo. ¡¡Por Selena!!”.

Cuando Mónica estaba por irse de los Tribunales vio que esa periodista estaba aún en el lugar. La notó riéndose, festejando del rating obtenido y por la fama que esto le daría. Mónica se le acercó sonriendo hasta que la tuvo cerca, bien cerca. “Podrás ser muy famosa, pero jamás le llegarás a los pies a Selena. Eso es lo que te perturba. Eso es lo que no toleras. Que no te quieran a ti como la quieren a ella. Supongo que destilarás tu envidia en tus programas de televisión, en algún artículo, en algún libro. ¿Sabes qué? Eres despreciable, tan despreciable como la asesina. ¡¡Suerte en la entrevista que le harás en el futuro!!”, y le dio un beso y se fue. La periodista se quedó entre desconcertada y furiosa, pero no atinó a nada. No quería que por denunciarla se supiera lo que se decía de ella. Mónica se fue, esta vez con una sonrisa. Le haría caso a Selena, le haría caso a A.B. Ya se había desahogado. Ya había sacado de sí todo su rencor, todo su odio, todo lo malo. Ahora quedaba en ella todo su Amor, todo el cariño que le tiene a su Selena. Sólo le quedaba recordarla con afecto, sólo le quedaba la ardua tarea de que nadie se olvide de Selena y de que no la dejen nunca, nunca sola…

(A todos los que amamos a Selena nos queda esa sensación de mezcla entre Amor y odio … Amor a Selena … Odio a esa psicópata … Son sentimientos que no se pueden evitar … Pero lo bueno con Selena, como todo en la vida, es hacer prevalecer lo que nos hace bien, dar Amor sin esperar, dar cariño por sobre todas las cosas. Y el odio, el odio que lo tengan los otros, que se lo apropien ellos. Y cuando uno tenga esos sentimientos, siempre viene bien un grito a la distancia, un insulto al aire o a uno mismo, decirle a esas personas con actos y hechos lo que son, y si es posible en la cara … Eso sí, con todo respeto … Nada más. Nunca ponerse a su altura. Y que eso sólo dure un instante. Pues hay poco tiempo para hacer cosas buenas. Y mucho para las malas. Que los demás aprovechen su tiempo que los que amamos a Selena tenemos mucho por hacer en tan poco tiempo, ese poco tiempo que tuvo Selena y que aprovechó tan bien con tanto Amor, con su Amor…)

Selena … Gracias a ti recuperé el Amor … El Amor que ha generado tu Amor…

Te quiere por siempre y para siempre…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 11th, 2012
 
 

Ese Amor, tu Amor, que desafía toda realidad, Selena…

 
 


Cuando abrí el diario hoy y vi el titular en tapa “Selena vuelve” quedé estupefacto. Pues la foto que acompañaba a ese titular no era la de Selena, la de nuestra Selena, la única Selena, sino la de Selena Gómez, que se presentaba por segunda vez en mi país … Soy sincero … En un principio no quise mirar la tapa, luego sólo me fijé el texto que acompañaba a ese titular y nuevamente vi la foto. Y maldije una y otra vez que con tanta liviandad el diario hablara de “Selena”, como si fuera habitual que a Selena Gómez se la denominara “Selena” solamente, a secas, como si no hubiera otras, como si no hubiera en realidad una única Selena, Selena Quintanilla, la Selena que no queremos tener que aclarar de quién se trata cuando hablamos de ella, la Selena que tenía esa magia que sólo ella poseía, esa magia que cautivó a tantos, que fascinó a muchos, que enamoró a todos. Pobre, Selena Gómez. Ella no se merece ni nuestro rencor ni nuestra frustración por no ver a nuestra Selena allí en la tapa. Ella, de hecho, tiene ese nombre gracias a su padre, que era un gran admirador de Selena, a tal punto que no tuvo que pasar lo peor para ponerle ese nombre a su hija. Se lo puso cuando Selena era la artista tejana más querida y afamada sin discusión, y aún le faltaba un trecho para convertirse en la gran artista internacional con un enorme futuro. Pero así era Selena, así siempre fue Selena. Ya generaba esa admiración, esa fascinación. Por esas épocas recién estaba siendo sensación en Monterrey con sus éxitos “Como la Flor” y “La carcacha”, pero ya generaba un cariño y una admiración que sólo lo pueden entender quienes aman y quieren a Selena por lo que era como artista y lo que representaba como persona. Sólo así se entiende que padres como el de Selena Gómez le pusiera el nombre de esa enorme mujer sin que a su esposa en aquel entonces le pareciera mal, o le generara enojos o celos en aquellos tiempos. Eso no pasaba pues todos amaban a Selena y todos entendían ese sentimiento que se expresaba, entre otras cosas, con el acto de ponerle el nombre de Selena a sus hijas. Eso también demostraba que no tenía que pasar lo peor para que a alguien se le ocurriera homenajear a Selena de esa forma, con ese sentimiento. Selena era ya por 1992 lo suficientemente querida y famosa como para que tuviera semejantes muestras de afecto. Están equivocados los que piensan que Selena tuvo notoriedad en el mundo con su desgracia. Por el contrario, la desgracia puso en evidencia la admiración que tenían millones y millones de personas por Selena. Si no hubiese sido así, la tragedia hubiese ganado la tapa de los diarios y la atención de la gente por un tiempo nada más, y sólo se hubiesen acordado de Selena como “un caso policial más”, y cuando ya no se tuviera más que decir, Selena se hubiese perdido en la neblina del caso y del polvo del paso del paso del tiempo, pero no fue así … Cuando un pueblo, toda una comunidad queda impactada por un suceso, jamás lo olvida y hasta recuerda bien qué estaba haciendo cuando todo ello sucedió. Nadie olvida qué estaba haciendo uno cuando, por ejemplo, sucedió el terrible atentado contra las Torres Gemelas. Nadie se olvida cuando hay un hecho, positivo o negativo, que queda como marca de fuego en nuestras vidas. Y en el caso de Selena, nadie de los que la han conocido cuando ella triunfaba y se ganaba los corazones de cada uno de los que la admiraban, ha olvidado lo que estaba haciendo en aquel triste día en el que esa psicópata insensata nos quitó para siempre a nuestra Selena. Miles de escritos, miles de relatos ilustran lo que pasaban por sus vidas cuando los agarró aquella noticia que nunca hubiesen imaginado y querido escuchar … Recuerdo un escrito en el que el protagonista se estaba duchando y que de pronto escuchó que alguien anunciaba la triste noticia y que no podía creer que esa locura hubiese sucedido. Luego relataba con precisión cómo de pronto la música de Selena había inundando las cadenas de radio y de televisión, mechada con las noticias que venían de Corpus Christi mientras la gente iba en procesión para despedir a Selena entre consternada, al borde del ataque de locura, con llantos ininterrumpidos y los deseos de que alguien le dijera que todo ello no había sucedido, que nada podía ser cierto. Hace poquito escuchaba a Raúl de Molina, el conductor del programa de Univisión “El gordo y la flaca”, diciendo que él no podía dejar de sentir que todo lo sucedido hace 16 años parecía que hubiese ocurrido ayer y que él recordaba perfectamente lo que estaba haciendo aquel día. No dejaba de pensar que estaba en Acapulco y que hacía muy poquito había tenido oportunidad de entrevistarla. Antes de eso, el conductor recordaba tiernamente que Selena casi lo mata en la entrevista pues él la había hecho mostrar todo el local de “Selena Etc.” y no le había comprado nada … Creo que cuando recordamos a Selena nos es inevitable acordarnos tiernamente de lo bueno como también recordar con pavor y tristeza lo malo. Muchas veces se ha pretendido con Selena que sólo se la recuerde con lo bueno y se olvide de lo doloroso. También hubo otros con malas intenciones que sólo quisieron resaltar el morbo que producía sólo hacer hincapié en las preguntas que generaba el “caso policial” y no tener piedad con esa hermosa persona que no podía decirnos su versión de los hechos, que la habían dejado sin voz y sin sueños … Es imposible amar a Selena olvidándose de su destino. Esas palabras del conductor de “El gordo y la flaca” así lo certifican. Todos recuerdan lo que hicieron aquel día, todos retienen en sus mentes aquellos momentos en los que eran felices con Selena y que de pronto en un minuto todo cambió y la alegría nunca fue plena, el mundo jamás fue el mismo … Tal vez nos detenemos en ese instante pues quizá hubiésemos querido saber o tener la intuición de que algo iba a pasar y que de alguna manera podíamos haberlo evitado. ¿Cuántos habrán pensado en si hubiesen tenido al menos la mínima sospecha, si al menos hubiesen pensado que a Selena había que cuidarla como la flor más preciada que haya dado este mundo? ¿Cuántos habrán querido volver el tiempo atrás para impedir tamaña locura, semejante insensatez? Creo que todos deben haber pensado aquel día cómo la vida puede valer poco y mucho a la vez, cómo a veces hay que saber parar un minuto en nuestras vidas y valorar lo que se tiene o pensar en lo que nos pone realmente felices para ir en busca de ello, o de cuidarlo si ya lo tenemos. Creo que aquel día mucha gente sintió ese cimbronazo y dio cuenta de lo que se había ido y que no supieron o pudieron cuidar, o que tal vez no tuvieron conciencia de ello … o de que, dada la edad de Selena, ni se les ocurrió de que podría pasar tal cosa, que con Selena había mucho, mucho tiempo. Y tal vez, como decía aquella canción que supiera cantar Selena, nadie toma conciencia de que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, con lo que uno quiere, con lo que uno desea, con felicidad, con alegría, con esperanza, con pasión. Vivir, pero vivir como si fuera el último minuto de nuestras vidas. Vivir, sabiendo que lo que se deja para mañana será muy tarde pues ese mañana no existirá y ya no habrá tiempo para remediarlo…

Todos tenemos estos sentimientos encontrados a la hora de hablar, de escribir, de expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena … No … La culpa no la tiene Selena Gómez … Lo que sucede es que el éxito de Selena Gómez, emparentado con el hecho de que ella viene de la mismas tierras de Selena, de que tiene su nombre gracias a ella y de que va saliendo de su adolescencia, nos da cuenta del paso del tiempo, nos da cuenta de la realidad … Efectivamente, lo que le pasó a Selena no fue ayer, fue hace ya 16 años ... Tal vez a más de uno le genere mucho dolor tener que aclarar que cuando se habla de Selena se habla de Selena Quintanilla. Tal vez a más de uno le genere dolor saber que para las nuevas generaciones Selena es … Selena Gómez. Y esa sensación es más evidente en países como en el que yo vivo. En Argentina no se conoció a Selena. Apenas por 1995 sabían de ellas sus fans. Los medios prácticamente no hablaban de ella. Apenas si algún canal de televisión internacional de música pasaba algún video de ella. Luego de aquel triste día los grandes medios sólo hablaban de la tragedia, de aquella mujer joven que tenía todo el futuro por delante, que venía triunfando y que nada la detenía hasta que ocurrió lo inconcebible, lo nefasto … Para mi país Selena fue sólo “el caso policial”, que se potenció aun más con la muerte de Gilda un año y medio después. Hablar de Gilda era hablar de Selena en Argentina. Así la conocí yo. Por querer saber lo que le había pasado a Gilda me enteré de lo de Selena. Cuando supe de su desgracia nunca más me pude despegar de ella. Me era inentendible comprender esa mezcla de conceptos terribles dados y expuestos en un mismo día: asesinato-mujer joven en su mejor momento-presidente de su club de fans-tiro en la espalda-motel. Así estuve por años en los que sólo quise tener respuestas a mis preguntas consternadas sobre lo que había pasado, respuestas que nunca hallé. Tuvo que venir la masividad de la era informática para acceder a ella, pero hasta allí mi país sólo conoció bien a Jennifer López, la artista que se hiciera famosísima luego de interpretar la película “Selena”. Y ahora mi país conoce bien a Selena … Gómez, que aparece en las tapas de los diarios, de aquellos diarios que nunca dieron cuenta de Selena, de mi Selena, de la única Selena. Recuerdo con tristeza que cuando quise buscar algo de  Selena en el archivo informático de uno de los principales diarios de mi país lo primero que hallé fue un reportaje a Jennifer López en 1997 a propósito del inminente estreno de la película “Selena”. ¡¡Y pensar que por aquella época hasta en Estados Unidos era más conocida Selena que Jennifer López!! … No hace mucho, una persona en el trabajo me preguntó, con cierta malicia, si la foto de Selena que tenía como fondo de pantalla en mi computadora era de la Selena que había visto en infinidad de afiches en mi ciudad … Esa persona se refería a Selena Gómez, cuando hizo su primera visita a mi país. Recuerdo que le contesté con vehemencia que no tenía nada que ver, que ella era otra y le dije lo ya conocido por mí. Pero al decirlo me sentí triste, impotente, desdichado. Me sentí como peleando contra los molinos del viento, me sentí solo recordando y admirando a alguien que ya no está, a alguien a quienes muchos asocian con pasado, con tragedia, con derrota … Me sentí como el protagonista del tema “Fotos y recuerdos”, que más que describir a Selena, describe a los fans y admiradores de Selena luego de la lamentable e increíble pérdida: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota, ya se está borrando, por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo una foto de ti. Que beso cada noche antes de dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos”. Esta canción fue una de las últimas que grabó Selena y describe como nadie a esos que la aman pero a la vez que sólo le quedan de su Amor sólo “fotos y recuerdos”, esos admiradores que tienen recuerdos de Selena que los hacen tan felices, que guardan sus fotos y todo lo que pertenece a ella como lo más preciado que hayan tenido jamás, como lo único que le queda en la vida, como lo único que quieren conservar. Todos los que amamos a Selena nos sentimos identificados con esa letra que cantara Selena como si fuera una premonición … Ver a Selena cantando con alegría ese tema en el programa “Padrísimo” el 8 de marzo de 1995 nos lastima. En lo personal no puedo evitar pensar en cómo no se dio cuenta, en cómo no pensó en esas palabras que estaba cantando, aunque ese pensamiento sea un absurdo, un producto de mi propia desesperación de no verla a Selena entre nosotros, de mi propia negación de la realidad. No puedo evitar pensar en que esa letra es el sentimiento vivo de todos los que nos sentimos solos con la ausencia absurda de Selena. Recorrer cada letra, cada canción de Selena es como vivir cada paso en esa vida de Selena, en esa vida tan corta y tan intensa, en esa vida tan llena de ilusión y de sueños tan vilmente cortada, en esa vida tan pasional y con tantas ganas de hacer ... Es escuchar esas canciones y sentir que son mensajes del destino, llamados desesperados que nos dan pistas de lo que va a pasar, de lo que puede suceder … Creo que después de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo el mundo dio cuenta de esa dura realidad y se aferró como pudo a Selena con lo poco que nos había dejado y cada uno quiso dejar testimonio de lo que sentía por ella, de expresar lo que para cada uno significaba semejante artista. De allí vino la cantidad enorme de niñas que nacían por esos días y que pasaron a llamarse Selena. De allí se explica las enormes caravanas de gente para darle el último adiós o para certificar si aquello tan doloroso podía ser cierto. Si para el conductor del “El gordo y la flaca” le parece que fue ayer que ocurrió es porque aún no se puede entender que haya pasado, que aún queremos creer que eso no sucedió, que alguna vez nos levantaremos y veremos a Selena sonriendo otra vez para que recién allí podamos seguir nuestras vidas como si nada … Si a mí me preguntaran qué estaba haciendo aquel 31 de marzo tendría que decir que no lo recuerdo, pues yo no sabía de la existencia de Selena. Apenas si unos meses atrás había visto un video de Selena sin saber que era ella, que me enteré de su existencia por Gilda, que me enteré por la desgracia, que supe de ella con una imagen que nunca quiso dejar y un destino que Selena nunca deseó transmitir … Pero cuando la conocí y me quedé deslumbrado por lo que era Selena como artista y como persona, pasé por lo mismo que los que la conocieron  … Quedé deslumbrado y lamenté como nadie su ausencia…

Sé que la realidad y el paso del tiempo me dejan sin ninguna esperanza, sin ningún argumento, sin ninguna ilusión … Pero creo que ese paso del tiempo, el ver el Amor de Selena reflejado en sus canciones, en sus actuaciones, en sus vestimentas, en sus sentimientos, en esas ganas de vivir y de hacer, en esas fuerzas por demostrar que un mundo es posible, potencian mis ganas de recordarla, mis ganas de decirle al mundo que Selena es mi modelo, que Selena es mi identidad, que Selena me representa totalmente. No faltará algún tonto que me diga: “¿Cómo? ¿Te identificas con una mujer? ¿Selena es la persona con quien te sientes representado?”. Ante esa pregunta tan pequeña yo sólo puedo decir: “¡¡Y claro!! ¿Cómo no me va a representar? Si ella es todo, todo lo que yo hubiese querido hacer, el modelo para lograr todo del modo más honesto, del modo que se emparenta con la verdad, con el empeño, con lo genuino, con lo auténtico, con el trabajo, con dar todo sin esperar nada. Y por eso me resisto al paso del tiempo, me resisto a la idea de que no debo recordarla pues ya todo pasó y me refrieguen en la cara qué terminó pasando por ser como fue Selena … Y la verdad, la verdad es muy difícil ... Uno mismo vive la cruel realidad de la respuesta de mucha gente por demostrar que se puede avanzar en la vida siendo uno mismo, diciendo la verdad, no siendo falso, hipócrita o mentiroso. Sí … Yo puedo asegurar acabadamente las consecuencias que se padecen por ser franco en la vida, por decir lo que uno piensa de las cosas, por hacer lo que uno quiere sin esperar la aprobación de los demás. Las respuestas pueden ser muy crueles. A veces pienso que Selena fue víctima precisamente de ello. Selena era distinta, Selena no le mentía a nadie, no buscaba engañar a su público dando una imagen engañosa de ella. Selena buscó que la amaran todos tal cual era ella, y como Selena era todo Amor, ¡¡vaya si logró lo que realmente quería!! Se me dirá que por una psicópata no se puede generalizar, pero también es cierto que el tiempo y lo que nos pasa en la vida nos hace desconfiados .... Selena era muy joven … Ella desconfiaba, como cualquiera, pero todavía tenía ese empuje que le daba la juventud, esas ganas, esas fuerzas que la convencen de que se puede con todo, de que nadie, absolutamente nadie, nos puede detener … Selena no había tenido experiencias muy fuertes que la hicieran ser más precavida, que la hicieran pensar un minuto antes de actuar, que le hicieran ver las cosas de un modo más realista y no con toda la carga de su fuerza arrolladora. Si hubiese sentido eso, seguramente ese 31 de marzo no hubiese ido a ese maldito motel para encontrarse con esa pérfida … Selena sólo tuvo esa experiencia una vez, y esa vez se la llevó de este mundo … Aún puedo ver su cara de consternación, de desorientación y de enojo por lo que veía, escuchaba y sentía cuando en esa mañana del 31 de marzo en la sala de guardias del hospital acompañaba a esa psicópata para que la revisaran y curaran sus “dolencias”. Aún puedo ver que Selena comenzaba a darse cuenta de la mentira, de la falsedad y de la crueldad de la gente recién ese día y acaso puedo ver que no sabría, ante su desorientación y confusión, cómo salir de todo ello estando sola, tan sola … Tal vez si hubiese pasado ya por esa mala experiencia, Selena se hubiese ido sin dar explicación, haciendo caso omiso de los “ruegos”, de los gritos, de los pedidos, de las exigencias … Cuando uno aprende, incluso desde muy pequeño, como me ha pasado a mí, que lo malo puede estar al acecho y muy cerca, que cualquiera puede lastimar y mucho a alguien, sabe que de determinadas cosas hay que saber irse a tiempo, incluso huir llegado el caso, incluso pegando un portazo si cabe hacerlo. El tiempo o las experiencias nos ponen en guardia de muchas cosas feas, muy feas, y nos salva de destinos terribles, incluso el de la muerte. Selena no pudo salir de eso, lamentablemente, como tantos otros … Lo supo en su dimensión ese 31 de marzo, y por confusión y hasta por respeto no se quiso ir, ni quiso huir, ni deseó dar un portazo. Quiso despedirse de esa pérfida del modo en el que siempre se manejó con sus 23 … casi 24 años ... Llevándola al motel de vuelta, diciéndole las cosas de frente, devolviéndole el anillo … Pero … Te lo digo a ti, Selena … Sí, ahora quiero hablarte a ti … Sí, te lo digo a ti … Es bueno ser así en la vida. Yo soy como tú, Selena. Así me manejo en la vida, pero hay gente que no hay que tratarla de esa manera. Se puede ser abiertamente honesto con quien es honesto, se puede decir la verdad a quien no miente, se puede ir de frente con gente que no nos espera con un cuchillo bajo el brazo … Porque cuando uno se percata de que alguien nos está engañando, si uno se da cuenta de que aquel en quien tanto confiamos nos hace algo muy feo, es mejor alejarse y no volver nunca más, en mejor irse y no hablar más nada … No hay más nada que explicar … Es mejor hasta parecer desconsiderado y cruelmente despiadado llegado el caso. Es mejor eso, siempre eso, cuando nos encontramos con la realidad que apenas nos muestra la punta del iceberg pero no el iceberg en su totalidad. Y si uno lo quiere ver en su real dimensión hay que saber pegar el volantazo a tiempo, hay que saber tomar la decisión que más se ajusta a uno, en esos momentos límite hay que saber que lo único importante es uno y no mostrar ningún sentimiento a los demás … a sabiendas de que el otro actuará sin compasión ante nosotros y sin saber con qué límite, si es que hay un límite. Pero tú, Selena, tú no lo hiciste. Te entiendo, Selena … Tú eras llena de Amor, tú ibas a pelear por tus ideales hasta las últimas consecuencias. Te entiendo, Selena … Pero si acaso tú hubieses actuado con tu cabecita, con lo que te marcaba la realidad y no con el corazón, con tus sentimientos, con el sentimiento siempre a flor de piel, hoy estarías entre nosotros y te vería en la tapa de los diarios, y yo podría verte, pedirte un autógrafo, abrazarte y decirte que te quiero mucho … Eso hubiese querido que pasara, Selena…

Pero claro, Selena era otra persona, diferente de todos nosotros, y creo que en realidad si hubiese actuado de otro modo aquel nefasto día nos hubiera desorientado y mucho. Selena fue consecuente con sus ideales y con sus sentimientos de principio a fin. Nos dio todo. Nos dio su talento pero también nos dio su ejemplo. Y cuando uno quiere a Selena por lo que representaba es difícil, casi imposible, abandonarla. Yo en lo personal no puedo, no podría siquiera pensarlo. Y no se trata de saber que la realidad nos indica que Selena ya no está y que no escuchará nuestros ruegos, no sentirá nuestro cariño, no podrá ver todo lo que hacemos por ella. Se trata de que no la podemos dejar sola, no podemos no seguirla acompañando, de que tenemos la esperanza, la enorme esperanza de que algún día nos encontraremos con ella … Es difícil, muy difícil para mí … Yo no soy creyente … Creo que lamentablemente somos uno más en este planeta y que así como vinimos así nos iremos. Y no es sencillo transitar la vida con esa concepción de la vida … Hasta uno preferiría que las cosas fueran distintas, muy distintas, tener la certeza de un Dios, saber que hay algo más que la terrible realidad, la única que sabemos cuando uno se va de este mundo. En lo personal, y a esta altura de mi vida, eso se me hace difícil de sobrellevar pero uno se acostumbra, pero si eso mismo lo traslado a Selena me es francamente intolerable … Creo que el destino de Selena me ha hecho aun más escéptico, menos esperanzador. Me resulta muy injusto, si es que fue así, que alguien superior le haya diseñado esta vida a Selena, por más cosas lindas que haya vivido, por más que haya tenido un propósito. Selena hizo mucho, demasiado sacrificio para llegar al lugar en el que estaba, para estar en ese lugar que se lo ganó ella solita con su talento, con su trabajo, con sus ganas, con su simpatía, con su lealtad, con su buena predisposición. Creo que es muy injusto que a alguien le hagan hacer tantas cosas, lo hagan pasar por tantas pruebas, lo hagan desafiar miles de retos para después hacerle ver todo lo que está logrando, todo lo que puede ser y hacer, todo el camino que le espera, para luego decirle que se tiene que ir de esta vida para un propósito elevado, superior, trascendental, espiritual. ¡¡No!! Me niego a pensar que alguien superior le haya hecho esto a Selena … Nada más inhumano, nada más sádico, nada más injusto que haberle hecho esto. No, un Dios no haría esto. Por eso supongo que me cuesta creer en Él. Si hay algo que más me perturba del destino de Selena, y lo que más me atrajo de su historia que me hizo obsesionar por encontrar una explicación, es que Selena ni es que no logró nada o por el contrario logró todo, no es que era una desconocida o era ya hiperfamosa a nivel mundial, no es que iba en un bus en busca de un sueño o ya iba por todo el mundo paseando su fama. No. Selena quedó en el medio. Vio el éxito y se asomó a la fama. Advirtió en el lugar en el que estaba parada y sabía cuál era el próximo paso. Es como ver a Selena en una colina en lo alto de la ciudad, habiendo llegado a ese lugar por mérito propio, y contemplar todo lo logrado desde lo alto, el lugar en el que está, gozar del camino logrado a ese objetivo, mirar la luna y saber que se puede llegar a ella y gozar de un nuevo camino que la lleve a ella y saber que no será imposible, que lo logrará, que seguro lo conseguirá por su propio mérito … hasta que alguien la empuja y la hace caer desde lo alto de la colina y de pronto Selena advertir en unos pocos segundos que el fin llegará sin saber nunca por qué, por qué si ella lo tenía todo … Por qué si Selena lo había logrado, si ella iba por más, por mucho más. Selena vio lo que logró, pero también vio lo que iba a lograr. No estaba lejos, estaba cerca, muy cerca. Vio la costa desde el mar, desde la embarcación … Sólo había que avanzar un poquito más, sólo un poquito más … Creo que por eso me digo todos los días por qué, por qué, no encuentro respuesta y me resisto a esa realidad. Ya dije que a duras penas puedo sobrellevar y aceptar lo que me espera … pero no puedo aceptar lo de Selena, precisamente por lo que había logrado, por lo que era ella, por lo encantadora de mujer que fue … No … Selena no puede tener ese destino que me marca la realidad. Que lo tengan los demás. Que lo tenga yo … Pero no que lo tenga Selena. Por eso no la puedo olvidar, por eso tengo todas las cosas de ella a la vista, por eso expreso mis sentimientos hacia ella públicamente. Ni siquiera quiero quedarme como el protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”. Yo tengo que hacer más, mucho más, tengo que brindarme a su recuerdo como ella lo hacía en cada concierto, en cada presentación. Para recordarla como se debe hay que ser como Selena, si es que uno la quiere, si es que uno la tiene en su corazón. El que ama a Selena sabe qué se siente cuando ella llega a nuestros corazones … Por eso mi recuerdo es resistirme a la realidad, imaginarme que ella está en algún lado, que algún día pasará algo y el destino, nuestro destino, el destino de Selena, cambiará. Y mientras tanto hacer todo por ella para que nunca se apague su estrella, para que Selena no se vaya nunca. Sé que soy amante de las causas perdidas … Pero prefiero luchar esperando que alguna vez, y más en el caso específico de Selena, esa suerte cambie y se dé la única victoria que vale, el único triunfo que importa. No hay nada más lindo que hacer algo todos los días por Selena en la convicción de que es lo mínimo que podemos hacer por ella en este contexto, en esta densa y dura realidad. No hay nada más lindo que tener las fotos de Selena exhibidas públicamente, no hay nada más lindo que hablar de ella, lo que se siente por ella, lo que genera Selena, y más decirlo en mi país que casi no la conoció. No hay nada más lindo que escribirle regularmente algo, escribir sobre ella, escribir historias que se relacionen con ella, escribirle poniéndose en su piel y expresarlo, escribirle para decirle “Selena, estoy aquí, lo has logrado a pesar de todo, lograste que aunque más no sea crea en algo en este mundo al que le queda poco por creer”. Selena es tan maravillosa que ha logrado que un escéptico y un tremendista como yo aún crea en algo, aún sienta que hay esperanza… Y si me pasa eso es sólo por su mérito, sólo por su Amor. Selena es ese ser maravilloso que dejó tanto cariño y ternura que aún se puede seguir sintiendo todo lo que ha transmitido como oleadas que vienen cada tanto, como el viento que nos mueve el cuerpo para atrás con su aparición y nos hace estremecer … Selena es eso, una hermosa persona que nos hizo más felices y si nos sentimos tristes es porque precisamente no está. Selena nos sigue diciendo algo, nos dice algo con lo que nos dejó, pero también por lo que cantó. Si alguna vez ella cantó “Yo fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te necesito, no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí. Yo fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vio partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues siendo mi amor”, ¿cómo yo me voy a quedar con los brazos cruzados y no hacer nada? Selena me dejó todo y si hay algo que no quiero pensar es que Selena sienta que la hemos abandonado, que no le retribuimos todo el Amor que ella misma nos dio. Esas palabras rondan en mi cabeza, pues sé muy bien que se fue de este mundo con ese miedo, con esa incertidumbre, con ese dolor. Yo siento que Selena está por allí diciéndonos algo y esperando, como cuando estaba en este mundo, que le demostramos que estamos allí recordándola, como una forma de demostrar el mismo Amor que se le expresaba con un aplauso, con un saludo, con una sonrisa, con un pedido de autógrafo o de una foto, cantando con ella en un concierto, abrazarla y decirle “gracias”. Es imposible no pensar que Selena está presente en algún lado, en la canción que canta una persona mientras trabaja, en la sonrisa de un niño, en el sueño de una persona cuando emprende un noble propósito. Es cierto lo que dice A.B.: que JLo se quedó con la sonrisa de Selena luego de haber protagonizado la película en su recuerdo … Cuando veo o escucho “American Idol” y oigo las risas de Jennifer López, no puedo dejar de reírme pues pienso en Selena … pero luego vuelvo a sentir como cuando vi aquel titular del diario hablando de Selena Gómez … Aún me sigo preguntando cómo Selena se nos fue, cómo nos la quitaron, cómo se llevaron nuestra alegría, nuestro Amor, nuestra esperanza. Y por más que lo pensemos, por más vueltas que se le dé, jamás entenderemos semejante cachetada del destino, ese camino que nunca debió haber transitado Selena, una imagen final tan impropia, tan injusta, tan desfasada respecto de todo lo hermoso que ella nos dejó y transmitió…

Es contra esa imagen que debemos luchar todos los días, pues para colmo de males, y como si le faltara algo más a nuestra Selena, los que la amamos no podemos abstraernos de la realidad de lo que ha pasado pues hay más de una foto que nos certifica la imagen más cruel, la imagen que muchos con total impunidad y morbosidad han mostrado hasta el cansancio, como queriéndonos decir: “Aunque no la quieran ver así, ahí la tienen. ¡¡Véanla!!”. Desde mi humilde lugar les pido encarecidamente a las autoridades de youtube y de cualquier página de Internet que por lo menos tengan piedad de nosotros, y sobre todo de Selena, y no muestren esa imagen como entrada a un video sobre ella, que la dejen en el interior, que adviertan que hay imágenes que dolerán al admirador de Selena … ¿Qué necesidad hay de mostrar esa imagen que sólo nos recuerda el dolor, el destino cruel de Selena? Esa imagen no agrega información, por lo que es innecesario mostrarla, salvo que seamos tan perversos, tan sádicos, tan insensibles. Esa imagen da cuenta de algo que ya sabemos … ¿Para qué mostrarla? … A veces me pregunto por qué el padre de Selena tomó esa decisión, por qué le hizo caso a los fans de que querían verla para certificar que es cierto que Selena estaba allí ... Era entendible lo que sentían los fans, ¿pero no alcanzaba con decir lo sucedido y exhibir el dolor propio para convencerlos y de que no insistan más? ¿Nadie pensó que podían registrarse imágenes de ese triste momento? … No entiendo por qué el padre de Selena cedió justo en eso. No entiendo pues el padre cuando no desea hacer algo que dañe la imagen de su hija no lo realiza … Siempre imaginé que cuando él decidió “ceder” lo hizo porque quiso pensar que por allí, que quizá, aquellos fans tenían razón, que tal vez Selena no estaba allí, y con el susto y la consternación insólitamente volverían las esperanzas ... Me imagino viendo al padre de Selena cerrando fuertemente los ojos y escapándose lágrimas por debajo de sus anteojos cuando certificó que nada había cambiado, que la verdadera pesadilla recién comenzaba, que lo peor  no había pasado, pues esa imagen le hacía ver que debía cuidar más que nunca a su familia, que más que nunca debía proteger la imagen de Selena. Si hasta allí Selena siempre buscó que su imagen fuera el fiel reflejo de lo que ella era en realidad, ahora era su padre quien debía armar de nuevo esa imagen de Selena para enfrentar a quienes le hicieran preguntas, buscaran una respuesta, una explicación. El padre de Selena sabía que al ver a Selena allí lo destruía pero no podía permitirse caer, no podía él llamarse a abandono pues tenía a su esposa y a sus otros dos hijos destruidos y desorientados, como lo estaba también Chris, el esposo de Selena. Tal vez el padre de Selena sabía que no podría evitar los comentarios, las sospechas, las insinuaciones, las malas intenciones a la hora de explicar lo que había sucedido, pero el poner todas las fuerzas en lograr dar una explicación de lo sucedido antes de que lo hagan los demás le daba una ventaja: todo lo que viniera después sería en respuesta a lo planteado por él. Todos tendrían primero la versión de los Quintanilla antes de los demás. Eso les permitió por unos años que la gente se convenciera de ese relato, de esa realidad, de ese destino. Luego vinieron más versiones, algunas con buenas, otras con malas intenciones, que sólo pusieron en evidencia las mismas dudas que todos tuvieron desde aquel nefasto 31 de marzo. Hoy la gente se terminó de convencer qué es lo creíble y lo que no, pero sigue sintiendo que hay un eslabón perdido, que hay algo que falta en este relato, que hay algo que no se sabe y que explicaría acabadamente por qué no se pudo evitar que Selena fuera feliz, triunfadora, con sus sueños y sus anhelos bien cumplidos. Ya el padre de Selena anunció que hará un dvd explicando lo que pasó ese día en el entendimiento de que la gente se pregunta aún por ella y por ese nefasto día. Es una deuda con los fans, pero sobre todo es una deuda para con Selena, pues ella fue la única víctima de esta historia tan increíble como triste, tan brillante como desgarradora. Si somos conscientes de ello sabremos que aún nos falta mucho por entender y explicar…

Y mientras tanto ello sucede, la única tarea que nos queda, la única labor que nos lleva las 24 horas del día, los 365 días del año, es seguir recordando a Selena, pero haciéndolo activamente, dinámicamente, con nostalgia, con alegría, con tristeza, pero también con ganas de hacer todo para que se la recuerde siempre a pesar del paso del tiempo, que se la recuerde como algo hermoso y victorioso a pesar de lo que sucedió, pues no sólo hay que resistirse al paso del tiempo, hay que resistirse a la idea impuesta por tantos acerca de que los buenos ejemplos son sólo los que triunfan, los que llegan a la fama, los que venden más, los que generan más ganancias. Eso es un concepto, en el mejor de los casos, erróneo. Y en el peor, de lo más denigrante. No es mejor el que tiene más dinero, no es más dichoso el que más fama tiene. A pesar del destino cruel, alguna vez debemos aprender que el verdadero exitoso, el que realmente triunfa, el que es realmente un ejemplo es aquel que llega al corazón de todos, el que logra que todo el mundo lo ame y lo considere. Que no sólo se es triunfador por lo que se tiene sino por lo que logra de los demás. Selena siempre quiso que la quisieran y que la amaran por lo que ella era, y para eso dio todo de sí y se mostró tal cual era. Cuando uno ve que el paso del tiempo no hizo olvidar a Selena sino todo lo contrario, eso demuestra con satisfacción cómo Selena llegó al corazón de la gente, cómo conquistó el cariño de la gente, cómo logró todo lo que se propuso con tanto Amor desplegado por doquier. Pero con eso no alcanza. Alguna vez tenemos que pensar, debemos pensar, debemos convencernos de que Selena está en algún lado esperando que se le siga demostrando ese Amor que ella recibió en vida. Si somos conscientes de ello, si seguimos actuando como si Selena estuviera entre nosotros porque nosotros queremos creer que ella sigue estando presente en algún lado mirándonos o pensando en que algún día ella volverá … entonces habremos logrado el objetivo de preservar a Selena del paso del tiempo, de las malas lenguas y de la impiadosa teoría del vencedor … y justo es decir que así como me sacudió la realidad de ver a Selena Gómez en la tapa de un diario, también me reconfortó que ella participara de un nuevo disco de Selena que se hará en su homenaje con duetos de artistas de toda índole. Y ver a Selena Gómez participando de ese tributo como cantar en concierto temas de nuestra Selena ponen en evidencia de que Selena sigue vigente, sigue amada, sigue considerada, sigue siendo un ejemplo para todos, incluso para los que hoy han llegado a la fama y bien podrían no participar de ese tributo a nuestra Selena dando todo tipo de excusas …Es reconfortante ver a Christian Castro que en lo personal le tengo un gran cariño y respeto pues tiene un gran humor, y un gran y amplio gusto musical que va más allá de lo que canta, ver que se siente orgulloso de ser invitado en este disco homenaje a nuestra Selena … a 16 años que nos dejó. Y sé que habrá más homenajes, más tributos, mientras haya más gente, famosa o no, que tenga ganas de hacer algo por ella, que tenga ganas de expresarle todo su cariño y su respeto. Si se mantiene eso, si somos capaces de decirle a Selena que la seguimos queriendo y que somos capaces de dar todo por ella, entonces nada estará perdido ... Sí, es cierto ... Selena no tendrá tapas que ilustren un nuevo concierto, un nuevo cd, un nuevo dvd propio, pero seguirá estando presentes en las Almas y en los corazones de todos los que la supieron conocer, y mientras ello exista, Selena seguirá siendo considerada, tendrá sus tapas de diarios y revistas, tendrá sus merecidos homenajes, todos actos de Amor que Selena sabrá agradecer con una sonrisa y con lágrimas en los ojos, donde quiera que esté…

Y aun así, aun con toda esta realidad, igual seguiré, como tantos otros, dando todo por el recuerdo de Selena, en el convencimiento de que Selena algún día volverá y nos dará la mayor de las alegrías, no porque sabremos que volverá a actuar, que volverá a grabar un disco o que estará de nuevo diseñando, sino porque con su presencia todos volveremos a ser felices, dichosos por tener de nuevo a Selena en este mundo, contentos con ver a Selena haciendo lo que le viene en ganas hacer, viendo a Selena hacer todo lo que había soñado por años arriba de un bus y que cuando tuvo oportunidad de realizarlo se nos fue sin saber por qué el mundo fue tan injusto con ella … por qué, si todo el mundo la quería, si todo el mundo sólo podía ser feliz y tener esperanza si Selena seguía estando a su lado…

Si somos capaces de desafiar el destino, si somos capaces de hacer de lo imposible posible, entonces sabremos que hemos logrado lo que nos habíamos propuesto y todo será distinto, muy distinto, con Selena, con Selena siempre al lado nuestro…

Yo sé que algún día eso será realidad. Yo sé que algún día ella vendrá. Yo sé que el mundo algún día volverá a tener esperanza, andando por un camino que algún día Selena nos señaló…

¡¡Que así sea!! Que así será…

Selena. Yo sólo te quiero mucho. Yo sólo quiero verte feliz. Por eso estoy aquí…

 


 

 

 

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  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 21st, 2012
 
 

¡¡Ay, ay, ay!! ¡¡Cómo me duele, Selena!!

 
 


Allá por octubre de 1995 Mónica estaba muy triste, furiosa y consternada. Le parecía ayer cuando vio a Selena en lo que sería su última presentación en el Festival de Calle 8 en Miami. Y ahora tenía que ver este espectáculo lamentable, triste, que mostraban los medios cubriendo el juicio a esa psicópata. Mónica no quería ver pero era imposible no verlo. La ausencia de Selena la hacía aferrarse a cualquier cosa que significaba estar cerca de ella, sumirse en su música, en sus fotos, en sus discos, en las imágenes de algún concierto o de alguna entrevista que dieran por televisión. Pero el dolor le daba la otra cara, la cara de la realidad, la cara que le mostraba que Selena no estaba más, que no volvería más, que no la podría disfrutar más. Y cuando ese dolor emergía y no lo podía canalizar en lindos recuerdos y en remembranzas positivas, salía lo peor de ella, salía esa parte de su personalidad que todos tenemos pero que no queremos muchas veces reconocer en forma pública. Y cada vez que veía a esa mujer saliendo de la cárcel para declarar, cada vez que veía su horrible figura en los Tribunales de Houston para defenderse de lo indefendible, sentía un profundo deseo de matarla para vengarse de su dolor, para vengar a Selena, para al menos hacer justicia por mano propia por haberle quitado todo a Selena: sus sueños, sus anhelos, sus proyectos, su alegría de vivir, sus ganas de hacer algo trascendente y honesto en esta vida. Mónica sabía que esos pensamientos eran malos, tan malos como el acto de esa asesina, que Dios no le enseñó eso, que no era de una buena persona tener esos deseos, esos pensamientos, pero ella era una mujer más, una mujer común que pertenecía a una comunidad, una comunidad que pensaba lo mismo, que deseaba lo mismo. Y toda esa gente que lloraba en sus casas, que lloraba en cuanto santuario se hiciera en honor a Selena, que lloraba cuando iba verla al Gravesite, sólo quería calmar su dolor, quería que al menos hubiera justicia, y lo menos que pedía al menos era que ese sujeto se pudriera para siempre en la cárcel. Pero Mónica, como tantos otros, quería más, sabía que estaba mal, pero quería la muerte, quería ver a esa mujer muerta. Cuando la veía se decía: “¿Pero cómo puede ser? Ella la mata y pide clemencia. Ella vive y mi Selena no, y si no lo está es por culpa de esa mujer. Y encima veo cómo la defienden importantes abogados, gente de ley de la más prestigiosa de todo Texas que le da la mejor cobertura, la mayor de las garantías de defensa, el mejor reaseguro frente a tanta gente que, como yo, la quiere linchar. Se me dan miles de argumentos, se me dice que como está el antecedente reciente del escandaloso juicio a O. J. Simpson hay que dar una imagen de que esta vez se está haciendo justicia, de que si la van a condenar hay que tener la mejor de las pruebas, hay que dar imagen en todo Estados Unidos y en todo el mundo de que éste es un juicio serio … ¿Y por qué no mejor reparan el juicio a O. J. si les parece malo en vez de querer defender a esa asesina más de la cuenta? ¿Pero por qué tanto respeto, tantos cuidados con una mujer que no respetó, ni cuidó y mató, mató? Mató mi esperanza, mi alegría, mis ganas de vivir. Le quitó todo a nuestra Selena, le faltó el respeto, la traicionó, le hizo todo lo peor de un ser humano y nosotros tenemos que tener respeto, cuidado … ¿Nosotros tenemos que garantizarle los derechos que ella le quitó a mi Selena? Encima veo cómo una periodista, fundamentalmente una de ellas, en el nombre de la ‘objetividad’, de informar ‘fríamente’, de dar la ‘versión real de los hechos’, me da a entender de que hay que ver cómo fueron las cosas, si por allí esa loca tuvo un fundamento para hacer lo que hizo … ¿Pero qué me quiere decir esa mujer, esa ‘periodista’? ¿Qué hay algo oscuro? ¿Que Selena le dio motivos? ¿Que por allí hay algo que no sabemos que justifica todo? ¿Pero quién esa mujer, qué sabe de Selena, que autoridad moral tiene para insinuar cosas, para sugerir otras, para dar a entender que quizá, que tal vez, esa mujer, pobre, es una inocente a la que no le quedó otra que hacer lo que hizo? ¿Pero cómo se puede ser tan cínico, cómo se puede invertir las cosas al punto tal que ahora me dan a entender que el inocente es culpable y el victimario la víctima? ¿Que me explique cómo una mujer tan querida, tan encantadora, tan especial como Selena puede ser sospechosa de algo, de que por allí tenía una doble vida, de que por allí no era tan buena como parecía? ¡¡Estoy segura, bien segura, de que esa mujer tan seria, tan pulcra, tan ‘objetiva’, le tiene envidia, envidia a nuestra Selena, le tiene envidia porque ella jamás tendrá el respeto y la admiración que tenía Selena!! No puedo entender a ciertas mujeres. Justo aquí en mi Texas, cuando una mujer logra vencer tanto machismo, tanto desprecio, tanta subestimación y hasta maltrato a las mujeres, que llega a ser amada y respetada por todo el mundo, viene esta periodista con el peor de los argumentos machistas y me habla de que por allí Selena no era tan buena como parecía … ¿Pero qué clase de mujer es? ¿Sabe lo que es realmente la igualdad de género o se siente cómoda en un mundo machista? ¿Qué cree que es luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer? ¿Decir cada dos minutos que ‘los hombres son todos iguales’ o propiciar que hay que odiarlos a todos para vivir las mujeres felices y solas? ¿Esa mujer sabe que Selena hacía campañas para evitar el maltrato de las mujeres por los hombres en pleno Texas? ¿Esa mujer sabe lo que hizo por la dignidad de las mujeres en palabras y en hechos? ¿Sabe que encima la traicionó y la mató otra mujer? Si siguiera su razonamiento, ¿qué tendría que pensar? ¿Qué todas las mujeres son malas, que todas son envidiosas y asesinas? ¿Cómo puede haber gente así? Y tengo que soportar que diga las tonterías que dice y que la defienda a esa psicópata indefendible. ¡¡Ya me veo en un futuro entrevistando a la asesina y escribiendo un libro ‘revelador’ de la ‘verdadera historia de Selena’!!”. Mónica estaba furiosa con aquella cronista de una importante cadena de televisión que aparte de informar sobre lo que estaba pasando en el juicio, aprovechaba para instalar temas que desviaran el verdadero tema, el único importante, que hubiera justicia, justicia, justicia. La odiaba porque, en el nombre del “periodismo”, hablaba ligeramente de Selena, daba a entender que por allí a la asesina la estaban tratando injustamente, que los procedimientos para detenerla no eran los “legales”, que por allí era víctima de las circunstancias, que Selena tal vez quería irse a otro lado, que cuando se escucha en una grabación policial a esa mujer ese nefasto 31 de marzo es la voz de una mujer desesperada que lucha contra las “arbitrariedades” del padre de Selena, que por allí sabía cosas que explicaban todo … Mónica se enfurecía, pero cuando se aflojaba un poco, cuando se cansaba de tanta furia, de tanto rencor y de tanto dolor, cuando ya no alcanzaba con refugiarse en la música y en los buenos recuerdos de Selena, y cuando tampoco alcanzaba con descargar su furia contra la asesina y contra aquella cronista, se iba a un rincón de su casa a llorar, a llorar amargamente. Detrás de la cobertura del juicio, del circo que se gestaba a su alrededor, ella estaba sin Selena. Ella estaba sola y sin alegría. Mónica no lo podía creer, simplemente no lo podía creer. Veía todas esas imágenes, veía todas esas caras, y sabía, sabía perfectamente que casi ninguno de todos esos “protagonistas” de esa historia triste y ridícula no figurarían ni en un trocito de noticia de un diario si estuviera Selena allí con ella, con todos. ¿Acaso alguno de todos esos periodistas, abogados, “opinólogos” y gente sin ninguna gracia podrían hacerle alguna sombra si estuviera Selena allí mismo? “¿Qué es Houston sin ti?”, pensaba Mónica recordando aquel concierto de Selena en esa misma ciudad el 26 de febrero de 1995. Cada vez que recordaba aquello Mónica se decía: “¿Por qué no lo pensé, por qué no me lo pregunté antes? ¿Por qué no me dije ‘¿Qué sería Houston sin ti, Selena?’. Tal vez lo hubiese pensado, tal vez esa pregunta me hubiera obligado a pensar. Tal vez hubiese pensado que nada estaba seguro y yo se lo hubiese dicho a Selena. Tal vez le hubiese advertido, tal vez le hubiese avisado. Tal vez, tal vez, me hubiese despertado y la hubiese despertado a Selena”. Mónica no podía no dejar de mirar todo, de escuchar todo, de saber si alguna vez habría alguna explicación a tanto sinsentido, a tanta barbarie, a tanta desolación. A Mónica le parecía que aquel concierto del Houston Astrodome había pasado hacía años, muchos años. Las cosas habían cambiado tan de pronto, la ciudad lucía tan diferente que no se podía comprender que sólo hubiera pasado unos meses, tan sólo siete meses de aquella locura. Recordaba lo feliz que era ella, la alegría que había en la ciudad, lo linda que estaba Selena, el verla a ella convertida en toda una Reina, una Reina indiscutible, una Reina coronada por su mismo pueblo, por toda una comunidad y que pronto lo sería por todo el mundo. A Mónica le parecía todo lejano, con un paisaje típico de aquellas películas futuristas en las que se ve que a la humanidad le queda poco, muy poco. No importaba cómo estuviera cada día, cómo era el humor de la gente, cómo seguía funcionando la ciudad. Para Mónica todo, todo era gris, lluvioso, triste, sin vida, sin brillos, sin esperanza, sin alegría. Era como si la partida de Selena le hubiera sacado lo mejor a cada uno y ahora sólo lucía lo peor, lo detestable, las imágenes que nadie quería ver. Cuando a veces veía el noticiero y miraba la cantidad de fans en la puerta de los Tribunales gritando contra la asesina, cantando las canciones de Selena o portando sus fotos, sentía la desolación de la pérdida, la confirmación de que todo estaba perdido y de que sólo había que abrazarse al fallo de la Justicia como se aferraba a los discos de Selena, un fallo que sería un bálsamo, un consuelo ante tanto dolor, ante tanta sinrazón. Nada de ello traería a Selena, nada de ello cambiaría nada. Mónica tenía terror al “día después”, cuando el fallo que esperaba fuera favorable fuera dictado, la gente festejara (“¿Qué habría para festejar?”, se decía Mónica) y luego volviera a sus casas, y la realidad de sus vidas cotidiana los avocara a sus “problemas de siempre”, cuando fueran llamados por “otros problemas de su interés”, cuando volvieran a admirar a otros cantantes, a otros artistas … ¿Dónde estaría Selena? ¿Qué lugar pasaría a ocupar en sus vidas? Esas preguntas atormentaban a Mónica. Ella sabía que alguna vez eso podría pasar y para Mónica eso era intolerable, simplemente intolerable … En el medio de la cobertura del juicio vio con indignación que algunos vendían remeras de Selena pero con esa imagen que era imposible ver, con esa imagen que terminó propinándole esa insensata y odiosa mujer … Mónica quedó estupefacta. No podía creer que algunos seres humanos llegaran a hacer esto … en el nombre del mercado y de “tener que vivir de algo”. Tampoco podía entender que la gente comprara eso. Podía tal vez entender que para muchos la muerte no era tan terrible, que en México hasta fuera motivo de festejos y de reunión de buenos recuerdos. Podía entender que algunos hasta las exhibieran para mostrarles a todos lo que alguien le había hecho a su Selena, como una forma de hacerles recordar a jueces, abogados y periodistas lo que había sucedido y que jamás el paso del tiempo lo haría olvidar … Pero esa imagen … Era mostrar el horror, era mostrar una imagen que Selena jamás quiso mostrarle a nadie. Era la admisión de la derrota, era aceptar que eso le habían hecho a Selena … Mónica sabía los esfuerzos que había hecho Selena para dar siempre una linda imagen, una imagen que fuera el fiel reflejo de sus pensamientos, de sus sentimientos, y de lo que ella anhelaba como artista y como persona … Mónica sabía que Selena sólo buscaba que la recordaran con Amor, sabía que no quería que sus asuntos privados fueran expuestos públicamente, no quería que lo bueno o lo malo de su vida común afectara su humor ante la gente. Sabía de las expectativas y de lo que esperaban sus fans de ella y entendía que Selena siempre dejaba sus asuntos íntimos a un lado para que no influyeran en su relación con la gente. Sabía que Selena siempre tendría una sonrisa, un beso, un abrazo preparados para su gente. Sabía que Selena quería que su imagen no trastocara su relación con los que la amaban tanto. Selena no quería que la gente se llevara una mala impresión de ella … Y ahora pasaba esto. Tantos años, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cariño para que todo termine así y todos se lleven la peor imagen … Para Mónica no era justo. Era indignante, doloroso, inconcebible para una mujer de sólo 23 … casi 24 años. Un día Mónica fue hasta Corpus Christi e hizo lo que nunca quiso hacer. Fue al Gravesite, fue a visitar a Selena en ese lugar que ella no quería reconocer, que no quería admitir. Le escribió unas palabras, le llevó las flores blancas, las preferidas de Selena. Cuando quiso leerle lo que le había escrito no pudo, se puso a llorar, se arrodilló ante el Gravesite y sólo dijo: “Por qué, Selena? ¿Por qué a ti si tú no habías hecho nada más que dar Amor?”. Luego de un largo rato de silencio y de llanto, Mónica se juramentó que nunca se olvidaría de ella, que siempre la esperaría … pero también se dijo que se vengaría de los que le hicieron eso y de los que le seguían haciendo tanto daño. Cuando terminó de decirlo una fuerte lluvia le golpeó la cara con fiereza. Era como si Selena le hubiese contestado, como si alguien le hiciera recordar ese nefasto día y la volviera a la realidad, a esa realidad de una lluvia que le quitó la alegría a tanta gente y dejó a un mundo sin Selena … Mónica estuvo un largo tiempo más al lado de Selena en el medio de una lluvia torrencial. Sólo se fue cuando paró de llover, cuando Mónica no tenía más fuerza para seguir llorando. Y se fue esperando que por allí a la vuelta a su Houston se enterara de que todo había sido una pesadilla, sólo una pesadilla. Aún faltaban los alegatos finales, aún faltaba la sentencia y las repercusiones. Pero a Mónica eso no le importaba más que lo que había sentido ese día en el que fue a visitar a Selena. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que saber lo que será el futuro, cuando todos se acostumbren a vivir en un mundo sin Selena, cuando todos sepan que habrá que seguir con sus vidas y que el sueño … que el sueño terminó. Que todo fue bonito mientras duró y que todos deban contentarse con eso que dejó Selena en poco tiempo. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que ver lo que no se quiere ver, sentir lo que no se quiere sentir, oír lo que no se quiere escuchar … Allí estaba Mónica … Allí estaba sola con Selena en Corpus Christi, mientras todos, absolutamente todos, estaban pendientes de lo que estaba pasando en Houston, todos miraban la televisión, todos veían y escuchaban a gente que hablaba, opinaba, y hablaba y hablaba ... Gente que desfilaba por allí y por allá aprovechando su momento. Todo indicaba que la vida y el espectáculo debían continuar … “No, no puede ser feliz con tanta gente hablando, hablando y hablando a su alrededor”, se decía Mónica, sin saber por qué lo decía o no sabiendo tal vez si eso lo había escuchado alguna vez y de dónde. Mónica emprendió el camino de vuelta a Houston sin saber qué le depararía el destino y sin importarle mucho el saberlo…

Cuando Mónica llegó a su ciudad vio al mundo convulsionado. Se estaba por llegar a la sentencia y todos estaban muy tensos. Mónica no quería mirar y escuchar más, pero no podía dejar de hacerlo. Le era imposible. Ella también buscaba una respuesta, una explicación, un consuelo a su inmenso dolor. Pero permanecía lejos de las inmensas concentraciones alrededor de los Tribunales. No quería formar parte de ese espectáculo. Compartía con muchos el dolor … Seguramente si estuviera allí gritaría lo mismo que ellos, cantaría las canciones de Selena, insultaría a esa mujer, clamaría por justicia y por algo más, pero no podía formar parte de eso. Sentía que si iba, manipularían su dolor, exhibirían con morbo su desesperación, formaría parte de un espectáculo del que tanto ella como los otros fans, como el periodismo, los abogados y los jueces, eran los “protagonistas”. Y Mónica no quería formar parte de eso, no quería que la usaran, no quería utilizar a Selena para sentirse que ella era lo más importante de todo ese espectáculo … No. Para Mónica la protagonista era Selena, lo único importante allí, y Selena no estaba, y por no estar ella veía algo inverosímil. Mónica sentía el dolor de ver y de sentir cómo la ausencia de alguien cambia todo, cambia todo de un modo tan radical, tan abrupto. Antes todo era alegría, espontaneidad, verdad, sinceridad, trabajo, constancia, esperanza, pureza. Ahora todo era tristeza, impotencia, dolor, hipocresía, circo, morbo, falsedad, mentira. El mundo estaba cambiando y lo era para peor. Mónica había empezado a ver el futuro hacía rato, concretamente desde el 31 de marzo, y lo que veía era la muestra más acabada de lo que estaba viviendo desde aquel día. Caras extrañas en las pantallas, gente que no tenía ni idea de Selena hablando con autoridad sobre ella, periodistas especulando, sobre todo esa mujer que no paraba de insinuar qué escondía Selena detrás de su sonrisa y dando a entender que por allí esa mujer podría ser inocente. Hubo varios momentos en los que Mónica se salía de sus casillas indignada por lo que estaba pasando, por lo que se decía, por lo que se especulaba. En un instante se entera de que el abogado defensor de esa sabandija dice: “Estoy seguro de que si Selena apareciera por esa puerta de entrada a la sala abrazaría a mi defendida y la perdonaría. Si ella estuvo aquel día acompañándola al hospital para que se curara de sus dolencias, ¿por qué no haría una cosa así?”. Mónica no quiso escuchar más. Ni esperó la contestación de nadie. Sólo se incorporó frente al televisor y dijo: “¿Pero tú qué crees que era Selena? ¿Una ingenua? ¿Acaso una tonta? ¿A cuento de qué la perdonaría? ¿Crees que Selena le diría: “Gracias por lo que me has hecho. Me has hecho partir rápido de este mundo para ver cuanto antes a nuestro Señor. ¡¡Claro, claro que te perdono!! ¿Cómo no te voy a perdonar? ¡¡Sí, ya sé!! Me traicionaste, faltaste a la verdad, calculaste fríamente el asesinato. Esperaste pacientemente el momento en el que viniera a solas para verte. Me hiciste dar vueltas por la ciudad para armarte una coartada perfecta y demostrar que todo estaba bien entre nosotras ese día. Pensaste en todos los detalles para asesinarme. Buscaste la mejor manera de herir a mi padre y nada mejor que matarme a mí para ello. Ni siquiera fui para ti la figura principal de la historia, siendo que supuestamente eras la presidenta de mi club de fans. No. Sólo fui un medio, una excusa, una forma de destruir a mí y mi familia, a años de lucha por llegar a la cima del modo más honesto, con trabajo y dedicación … ¡¡Pero claro que te perdono!!! ¿Cómo no lo voy a hacer? Si hasta quisiste rematarme cuando pensaste que habías fallado, pues para ti yo tuve la osadía de irme de esa habitación, irme de tu locura, de tu mentira, de tu engaño, en busca de ayuda, en busca de los millones que me querían, irme de ese lugar en connivencia con el enemigo más temido. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si hasta tuviste la frialdad de ver mi sangre desparramada por tu habitación, por el parque, por los pasillos, en tus propias narices y no hiciste nada. Te habrás reído al notar que aún huyendo lo habías logrado y te volviste a tu habitación devenida en color rojo de mi sangre para pensar en un plan B, para pensar en parapetarte en tu camioneta, fingir en que te suicidarías y luego decir que eras inocente. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si ahora sé cómo le das letra a esa periodista para insinuar cosas, para manchar mi buen nombre y honor, para manchar a mi familia, para sembrar dudas y tratar de justificar tu aberrante acto. ¡¡Sí, mujer, te perdono!! Ya mismo le pido al Jurado que te suelte y te deje en paz como a mí, y mientras tanto … ¡¡ven, dame un abrazo, dame un buen abrazo con tus manos llenas de sangre, de mi sangre, a la espera de otro disparo que te asegure de que no vuelva más a cruzarte por tu camino!!”? ¿Pero por quién la toman? ¿Pero por quién toman a mi Selena? Selena era una excelente mujer, una artista inigualable, una adorable persona, pero no era una tonta. ¿Me entienden? ¡¡No era una tonta!! ¡¡No era una ingenua!! Como cualquiera de nosotros también se enojaba, se indignaba, tenía sus días de furia. ¿Cómo creen que tomaría las cosas Selena si estuviera aquí entre nosotros si ella odiaba la mentira, la falsedad, la traición? ¿Qué creen qué haría Selena? ¡¡Seguro que no sería cómo esa psicópata ni como tantos otros!! ¡¡Seguro que la ignoraría, dejaría de hablarle no sin antes decirle lo que tendría para decirle, lo que pensaba de toda esa situación!! Más bien lo que yo te preguntaría, señorcito abogado defensor, es qué harían ustedes si se les apareciera Selena por esa puerta, con qué cara la mirarían si es que alguien se atreviera a hacerlo. Más de uno huiría, empezando por esa mala mujer, que seguro le robaría el arma a un policía para intentarlo de nuevo. ¡¡Vamos, dime abogadito!! ¿Qué crees tú que haría Selena si apareciera por esa puerta y te mirara a los ojos? ¡¡No!! ¡¡No me lo digas!! ¡¡No necesito que me contestes!! ¡¡Ya sé tu respuesta!!”, dijo con furia Mónica y arrojó lo primero que encontró a su mano, un florero, que estrello contra la pared. Ella quería estrellarlo contra el televisor, pero tuvo mala puntería y dio en otro blanco. “¡¡Ojala, ojalá esa loca hubiese tenido la misma puntería que yo!!”, gritó Mónica y cayó al piso de rodillas y puso sus manos sobre su cara estallando en un largo y ruidoso llanto. En el medio de su inmenso dolor, escuchó que el fiscal Valdez le había contestado al abogado defensor: “Si Selena entrara por esa puerta eso significaría que este juicio no tendría sentido, pues ningún acto se habría cometido que justificara nuestra presencia aquí…”. Mónica celebraba esas palabras pero no pudo dejar de llorar, pues en definitiva esas palabras tampoco la traerían a Selena, pues en definitiva nada tendría sentido pues Selena jamás entraría por esa puerta. “¡¡Ojalá, ojalá ese tonto tuviera razón!! Ojalá Selena apareciera por esa puerta … Entonces yo correría, correría a abrazarla y a sacarla de ese maldito lugar, de este mundo ingrato, le haría ver que ella no está sola, que no estará nunca sola si ella sólo se rodea de la gente que realmente la quiere, y la hecho famosa y querida. Ojalá el señor fiscal tuviera razón. Ojalá apareciera Selena y nos demostrara a todos que toda esta pesadilla nunca fue real, que nunca vivimos esto, que Selena nunca pasó por algo tan impropio a su figura, a su Amor, a su alegría. ¡¡Ojalá Selena apareciera y nos devolviera la sonrisa con su mejor imagen, en vez de dejarnos con el dolor de esa imagen que me quedó grabada en mi mente y no me la puedo ni olvidar ni quitar!!”.

Las cartas estaban echadas. El jurado estaba por reunirse para deliberar y dar su dictamen. Pero antes de eso, el Tribunal permitió que el padre de la insensata se dirigiera al Jurado y le diera su última palabra, su última súplica. Les habló de ser buenos cristianos, de que debían saber perdonar, de que Dios los estaría observando, de que ellos debían poner en práctica su fe a la hora de juzgar a su hija, que ella era inocente, que todo fue un accidente, una terrible equivocación, que todos amaban a Selena, que nadie le quería hacer daño … Mónica meneó varias veces la cabeza, abrió y cerró varias veces sus ojos, caminaba para uno y otro lado, y tardó en decirse algo al respecto. Le hacía ruido pues en definitiva se trataba de un padre, y que por más que su hija fuera una mala persona no dejaba de ser su hija, pero pensaba … “¿Con qué derecho le habló al Jurado así? ¿Cómo pone a Dios en el medio de todo esto? ¿Por qué quiere infundir miedo al Jurado dando a entender que si son buenos cristianos ya saben lo que tienen que hacer? ¿Acaso los extorsiona como seguramente los extorsionaba esa psicópata a Selena y su familia? ¿Cómo alguien en el medio del dolor puede decir eso? ¿Por qué dice que su hija es inocente si no lo es, y si lo fuera no es él el que lo debe decidir? ¿Qué hubiese pensado él si el Señor Quintanilla hubiese hecho lo mismo? ¿Acaso no lo acusaría del mismo modo que lo hizo su hija mientras estaba parapetada en el auto supuestamente tan dolida por lo que había hecho y tan dispuesta a matarse pero con la total lucidez como para hacer largas diatribas y discursos insinuando que el padre de Selena la llevó a eso? ¡¡Ya me parecía!! Ya me parecía raro siempre verlos juntitos, siempre calladitos como si alguien les ordenara que no dijeran nada salvo contraorden y que ese alguien no fuera precisamente el abogado defensor. Esa mala mujer los manipula como a todos y ellos son simples marionetas que dicen lo que esa psicópata les ordena. ¡¡Ahora entiendo todo!! Ya los veo. Ya los veo hablando con esa periodista sugiriéndoles cosas, haciéndose las víctimas, actuando con el dictado de la que le quitó los sueños a Selena para que esa oportunista se convierta en su portavoz, en la difusora de la ‘otra historia’. Y ya la veo a esa periodista accediendo a todo, con tal de tener el suficiente material para llevar ‘primicias’ a su programa de televisión que le hagan tener mil puntos de rating ... Una alianza. Una alianza por conveniencia perfecta. ¡¡Sí, ya los veo!! Ya vi cómo exhiben cosas de Selena con cualquier pretexto y seguro que no las van a devolver. Seguro que dirán: ‘Exijan que las devolvamos y nosotros hablamos’. ¿Y de qué cuernos quieren hablar? ¿Con qué más nos querrán extorsionar? ¿Qué? ¿Qué van a decir? ¿Van a seguir con la historia de ese doctor y de dar a entender otras cosas? ¿Eso es obrar de buenos cristianos? ¿Ellos piden que los demás tengan una conducta que no tienen? ¡¡Sí!! ¡¡Ahora entiendo todo!! Ahora comprendo que calculen bien cuándo decir las cosas y en qué momento. ¡¡Cómo son los manipuladores!!! Resulta que viven hablando pestes de los Quintanilla, que no dicen la verdad, que actúan en “bloque”, que ocultan cosas … ¿Y ellos qué hacen? ¿Acaso lo que le endilgan a los Quintanilla no es lo que ellos realmente hacen? ¡¡Es notable!! Es notable cómo invierten las cosas. ¡¡Ahora resulta que condenan a los otros por cosas que ellos hacen!! ¡¡Ahora entiendo!!! Ahora entiendo por qué insólitamente el abogado defensor pidió que la exoneren por la acusación máxima, cuando su táctica de distracción hablando del mal proceder policial y de insinuar que la Fiscalía no tenía pruebas suficientes para condenar a su defendida le estaba dando buenos resultados, por lo que podría alargar más el juicio y lograr que hasta la condenen a esa loca por mucho menos años si ponen a consideración todas las acusaciones en su contra por igual. ¡¡Ya me parecía!! ¿Por qué un abogado tomaría una decisión que lo perjudica a él y a su defendida en un momento en el que está remontando una situación casi imposible de levantar? ¡¡Pero está más que claro!! A esa psicópata no le importa una condena moderada aunque saliera libre en pocos años. No. ¡¡Claro que no!! Y no lo hace precisamente porque se siente inocente. Ella quiere volver a su plan original. Ella imaginaba asesinarla, y luego pensaba clamar ayuda y su inocencia con Selena allí en su habitación. Pero Selena le arruinó el plan en su último acto. Ella se había imaginado pidiendo su inocencia sin que ningún testigo pudiera probar qua había hecho algo malo a Selena y más cuando muchos declararan haberlas visto a los dos juntas antes en un hospital en una actitud normal. Era un plan perfecto. Ella se iría inocente y se reiría de los Quintanilla. Pero algo le falló. ¡¡Claro que le falló!! Y esa mujer no se da por vencida. ¡¡Una psicópata nunca se da por vencida!! ¡¡No!! ¡¡Claro que no!!! No le interesa una pena moderada pero declarada culpable. Ella quiere que la declaren inocente, tal cual lo planeó … No le importa que la situación sea diferente. No le importa lo que logre su abogado. ¡¡Le importa que su abogado haga lo que ella quiere!! A final ese supuesto prestigioso abogado se ha convertido en una marioneta más. Terminó haciendo lo que ella quería aplicando la lógica de todo psicópata: ¡¡a todo o nada!! … Blanco o negro. Azul o amarillo. ¡¡Nunca gris!! ¡!Nunca verde!! Esa loca sólo quiere refregar su “inocencia” a los Quintanilla. Esa psicópata sueña con decirle al padre de Selena: “¡¡Sí, sí!! ¡¡Yo lo hice!! ¡¡Yo te quité a tu hija y nunca podrás hacerme nada!!”. Me dan asco, me dan asco todos ellos que encima usan a Dios para justificar lo que son … ¡¡malas personas!! ¡¡Malas personas todos!! ¡¡Algún día voy a ir para allá!! ¡¡Alguien se los tiene que decir!! ¡¡Esto no va a quedar impune!! Más allá del veredicto, ¡¡ya me van a escuchar!! ¡¡Ya verán a Selena pasando por esa puerta!!”.

Cuando llegó el día del veredicto, Mónica se dispuso a escuchar ese momento. No había imágenes en directo del momento, ya que no se permitían que las cámaras de televisión registraran ese instante. Mónica se podía imaginar la tensión del ambiente, el dolor de los Quintanilla, las expectativas de los fans, la frialdad de los abogados, la ansiedad de esa asesina para ver si por allí el plan resultaba perfecto. Mónica no podía dejar de oír ese momento único en el que tal vez se podía reparar algo de lo que se le había hecho a su Selena. En un principio, ella había decidido no escuchar nada, encerrarse en su cuarto escuchando la música de Selena para después poner tímidamente la televisión y ver allí qué se había decidido. Hasta había planificado escuchar todos los discos de Selena sin parar y luego, casi con un miedo rayano al pánico, encender la radio o la televisión ... Pero no pudo. Cuando empezó a escuchar el primer disco no podía dejar de pensar que al mismo tiempo se estaba dando el resultado de la votación, y eso le provocaba un nudo en el estómago y que su mente sólo pensara en aquello, en qué se había decidido. Dejó que se terminara uno de los temas y apagó el aparato reproductor de cds para empezar a escuchar el resultado. Cuando encendió la televisión vio la cobertura de los medios en las calles, con una multitud de gente que sólo esperaba un resultado, una votación, un destino. Miraba a esa gente, que era su gente, podía imaginarse entre ellos llorando, cantado, esperando y sintió una gran angustia. Se preguntó qué sería de todos ellos cuando todo hubiese terminado, cuando ya nada los congregaría más que el dolor, cuando nada más quedara por esperar. Mónica se puso a llorar desconsoladamente poniendo sus manos sobre su cara y ésta sobre sus rodillas. ¿Qué podía esperar Mónica? Toda esa gente junta y Selena no estaba. Toda esa expectativa y Selena no saldría a cantarles. Toda esa emoción y Selena no saldría a ofrecerle su mejor sonrisa. ¿Qué importaba todo esto? ¿De qué servía esperar algo que no cambiaría nada, absolutamente nada? El resultado, la sentencia … Eso era cierto. Pero eso era un consuelo. Si se hacía justicia, la alegría sería pasajera y la realidad volvería sobre sus vidas. Selena sólo estaría en los discos, en los conciertos pasados, en las fotos … Y nada más. Esa asesina lo había logrado. Los había dejado huérfanos. Y allí estaba. Esperando si la inocencia la podía hacer reírse en la cara de todos. Pero Mónica sabía que igual se las ingeniaría para reírse de todos aun en la derrota de la sentencia. Ya se las ingeniaría para blasfemar, para decir que es inocente, para apelar el fallo, para convocar a esa periodista con el fin de decirle que tiene secretos que confesarle. “¡¡Sí, ya lo hará, seguro que lo hará!!”, pensaba Mónica. Y a todos los que amaban a Selena sólo les quedarán recuerdos, imágenes que se irán borrando con el tiempo, con una Selena que cada vez aparecerá más lejana, más distante, más atemporal. Seguramente se harán películas, se escribirán miles de libros, se harán millones de homenajes … ¿Y qué importaba? Siempre sería un consuelo. Un terrible consuelo. Mónica se desesperaba porque luego del veredicto, todos entenderán que Selena ya no volverá y ya no habrá otro motivo para convocarse. Mónica entendía que a partir de ese día todos los que amaban a Selena se convertirían en la protagonista del tema “Fotos y recuerdos”. Y nada más triste, nada más impactante que la realidad, nada más doloroso que asumir la realidad de no tener nunca más a Selena. Mónica miró la televisión con lágrimas en los ojos y pudo apreciar que las imágenes se habían detenido en un grupo de fans que se aferraban a fotos, remeras y objetos de Selena ante la inminencia del anuncio del fallo. Mientras ello sucedía, los conductores del programa decían que seguramente condenarían a esa mujer pues el testimonio clave de uno de los testigos que llegó a ver cómo la asesina salió de su cuarto para dispararle por segunda vez a Selena y que desistió de ello al verla tan ensangrentada era fundamental para la decisión del Jurado. Los periodistas decían que el testigo quedó entre asombrado por la frialdad de esa mujer para dejar de apuntar el arma, y volverse a su cuarto como si nada hubiese pasado, y descompuesto al ver ese cuadro en el que predominaba el color rojo, rojo de sangre en el que la asesina se movía como si fuera agua la que estaba pisoteando. Mónica se imaginaba la escena y no podía dejar de sentir esa mezcla de dolor y de furia. ¿Alcanzaría con una reclusión perpetua? ¿Alcanzaría con darle la posibilidad de vivir a una mujer que no tuvo compasión en quitarle la vida a otra de sólo 23, casi 24 años? Mónica no podía dejar de imaginarse lo que debió haber sentido Selena en ese momento, mezcla de dolor, de angustia, de sensación de impotencia ante el inminente final. Mónica no podía dejar de imaginarse a Selena llorando mientras pedía casi en silencio ayuda, ayuda en el medio de la soledad, de tanto dolor. Mónica lloraba y quería sacarse esa imagen tan dolorosa, pero no podía, ciertamente no podía. Instintivamente fue a la cocina y tomó un cuchillo y se lo guardó en una de sus carteras. No podía explicarse por qué lo hacía, pero sentía la necesidad imperiosa de guardarlo allí, por las dudas … De pronto Mónica escuchó un griterío infernal. Fue corriendo al living de su casa y vio a miles de fans de Selena gritando, saltando, celebrando. Estaban todos abrazados mientras un titular del noticiero decía que el Jurado había hallado a la asesina culpable y que la condenaba a reclusión perpetua. Mónica se reía y lloraba a la vez. No podía dejar de sentir alegría por ver que al menos esa mujer se pudriría en la cárcel mientras que a la vez las lágrimas le dictaminaban que nunca estaría feliz del todo, que se sentiría siempre sola y que nunca su sonrisa sería plena por no tener a Selena feliz con ella. Como una media hora después vio que en la televisión comenzaban a hacerse los análisis pertinentes de lo que fue el juicio, y notó con mezcla de extrañeza y pavor que esa periodista decía no entender la reacción de la gente pues no había nada que celebrar, que no había motivo por el cual la gente podía festejar como un triunfo deportivo el hecho de que a la asesina la encarcelaran, que le parecía un típico acto de barbarie y de una sociedad no civilizada. Mónica podía entender el hecho de que no había motivo para celebrar, pues esa sentencia no traería a su Selena. Pero Mónica sabía que esa periodista no lo decía por eso, lo decía por otro motivo, lo decía tal vez porque la persona a la que ella había apostado había perdido. “¡¡Sí, ya sé!! Ahora me dices que no hay motivos para celebrar. ¿Qué te pasa? ¿No te ha gustado que la condenaran? ¿A que si hubiese sido declarada inocente saldrías con una sonrisa amplia en tu boca diciendo: ‘¿Vieron? Yo fui objetiva. No como el resto de los periodistas que la condenó a esa mujer de antemano. Yo siempre dije la verdad. Yo aposté a no dejarme llevar por la marea y gané. ¡¡Ahora haré valer el prestigio que logré apostando!!’? ¿Acaso no es por eso que pides mesura? Estoy de acuerdo contigo de que no hay motivos para celebrar. Pero no por tu motivo, por tu motivo egoísta y ególatra. ¡¡No!! Yo no tengo motivos para celebrar a los gritos pues nada de eso me traerá a Selena. Por eso no celebro. ¿Pero sabes? Aun así estoy contenta, ¡¡muy contenta!! Porque se hizo justicia, porque esa pérfida se pudrirá en la cárcel. Por eso estoy feliz aunque sea por un instante. ¡¡Pero no te preocupes!! Con sólo verte me doy cuenta de qué paño eres. Ya ganarás el suficiente dinero como para hacerte todas las cirugías estéticas que quieras. Estoy segura de que en unos años te volverás loca por hacerte varias y tendrás el suficiente dinero para hacerlo. Y sé con qué dinero lo lograrás … ¡¡No, claro que no!! No saldrá de tu labor de periodista, ni de productora ni de nada de lo que haces. ¡¡Claro que no!! Lo harás con el dinero que te dará hablar de Selena, de escribir sobre Selena, de todo lo que dirás con la ayuda de esa pérfida, del cual no dudo de que te dará el suficiente material como para blasfemar sobre Selena, y de sembrar cizaña  y de dudas sobre su imagen. ¡¡Sí, lo sé!! ¡¡Lo sé todo!! ¡¡Ya verás!! Mientras esa asesina se va a encargar desde la cárcel a decir cualquier mentira sobre Selena y de todos los Quintanilla, tú te encargaras de ponerlo sobre un artículo periodístico, sobre un libro o sobre un especial de televisión. Ya me veo cómo vas a hacer cualquier cosa para obtener una entrevista con ella. ¡¡Lo puedo ver en este mismo momento!! Y buscarás en cada homenaje sobre Selena insertar cualquier noticia que siembre dudas sobre ella y para dar a entender que la asesina no es tan mala como parece. Y lo dirás hasta que uses a todos los protagonistas y los dejes cuando ya no te sirvan más. Entonces te llenarás de dinero y con la excusa de cambiar de aire para que no te hablen siempre del ‘bendito tema de Selena’, harás otra cosa para ‘lavar’ tu imagen, para hacer un papel de mujer tierna y sensible …. Ya me veo que harás un libro infantil o algo así. ¡¡Podría jurar que vas a hacer eso y mucho más!! No te importa Selena. Sólo te importa el dinero y la fama, esa fama que Selena se ganó con Amor y honestidad. Si admiraras aunque sea un poquito a Selena, entenderías esa euforia, esa alegría que esconde tanto, tanto dolor…”.

Mónica decidió de pronto salir. Tenía ganas de expresar, de decir lo que sentía públicamente, pero no deseaba sumarse al grueso de la gente para decir lo que expresaban todos. Quería decir y hacer determinadas cosas, y efectuarlas a quienes correspondiera. A Mónica no le alcanzaba con decir lo que decían todos y que sólo fuera un número más para los medios, para la Justicia, para todos estos “nuevos protagonistas”. Ella quería ser su propia voz, ser una voz que expresara su dolor, que expresara que la única protagonista de esta historia, tan hermosa como dolorosa, era Selena. No quería erigirse en su nombre, no deseaba protagonismo alguno, sólo quería ser el instrumento de su recuerdo, la figura que denunciara que Selena estaba allí, bien allí, cuando muchos aprovechaban el tumulto, el dolor y la desesperación para desviar el tema y hablar de otras cosas, tan intrascendentes como mórbidas, de asuntos que ponían a Selena como una mujer más que tuvo esa suerte de trascender como esa desgracia de que le quitaran todo. Mónica sabía que empezaba otra historia, una historia en la que debía poner a Selena por encima de todos y de todo, una época en la que había que poner las cosas en su lugar ... Por eso no iba a permitir que se olvidaran de Selena, que tergiversaran su figura, que la tomaran como una perdedora, que tomaran su imagen a la ligera. No … Eso no lo iba a permitir. Fueron 7 meses de mucho dolor e iban a venir años y años de desconsuelo y de soledad. A Mónica no le importaba su desconsuelo ni su soledad. Sí le importaba dónde estaba Selena desde ese nefasto día y por qué. Sí le importaba lo que fue y lo que pudo haber sido. Le importaba que las cosas quedaran claras, y que el buen nombre y honor de Selena se mantuvieran inalterables. Mónica no podía olvidarse de que Selena estuvo sola ese día, sola, triste, engañada y lastimada, muy lastimada. Imaginaba que por allí estaría Selena en la soledad de su nuevo hogar esperando que alguien se acordara de ella no sólo para los aniversarios y para las festividades ... Eso lo podía hacer cualquiera .... Mónica suponía que Selena esperaba que alguien hiciera algo para que la siguieran queriendo, para que no la dejaran sola, para recibir aunque sea parte de ese Amor que ella dio sin esperar nada a cambio … Pero para eso tenía que poner las cosas en su lugar. Salió rápidamente a los Tribunales de Houston. Una fuerza irrefrenable la llevaba a ese lugar. Conscientemente no tenía claro a qué lugar iría específicamente y para qué, pero en su inconsciente todo lo tenía claro, muy claro. Cuando llegó al lugar vio a ese mundanal de gente que variaba su conducta de la alegría al dolor, de la risa al llanto … Mónica pudo sentir la energía de esa gente y también sintió ese inicio de una etapa y la culminación de otra. “¡¡Pobre gente, pobre yo, pobres nosotros!! ¿Qué será de nosotros mañana cuando nos demos cuenta de que Selena sólo es un recuerdo cada día al despertar?…”, se dijo Mónica y volvieron sus lágrimas a su rostro sin perder su paso firme … vaya a saber a dónde. En su camino se encontró con el abogado defensor. Avanzó sobre él hasta estar cara a cara con él. “¿Cómo puedes? ¿Cómo duermes cada noche después de defender a gente como ésa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”, le dijo Mónica desafiante y vehementemente. Ella pensó que el abogado reaccionaría, o que algunos de sus ayudantes se interpondría para increparla o para pedir ayuda policial … Pero nada de eso ocurrió. El abogado sólo bajo la vista, avanzó lentamente y alcanzó a decirle delicadamente volteando su cabeza: “Lo siento. Así somos los abogados. Sólo cumplimos con nuestro deber…”. Mónica no quiso seguir por temor a desatar un escándalo y porque sentía que tenía otra cosa más importante que hacer. Fue yendo hacia uno de las puertas laterales del Tribunal hasta que de pronto vio que la Familia Quintanilla en pleno se iba rápida pero ordenadamente del lugar para elaborar un duelo más en sus vidas. No iba a decir nada pero justo vio que A.B. miró para su lado en busca de ver vaya a saber qué. Mónica alzó su mano y la agitó para que lo viera: “¡¡A.B.!! ¡¡A.B!! Te acompaño en el sentimiento. Quiero a Selena y haré lo que sea para que no se olviden nunca de ella y para que la recuerden con Amor. ¡¡Te lo prometo!!”. A.B. asintió con una leve sonrisa y siguió sus pasos. Mónica entendió ese gesto y siguió su marcha en busca de sus destino. Cuando estaba por ingresar a una puerta de acceso restringido, alguien tocó su espalda. Mónica se sobresaltó pues creyó que era un policía, pero para su asombro no lo era … ¡¡Era A.B!! “Vine a buscarte sólo para decirte gracias. Me sentí culpable por mi pobre saludo, pero entenderás por lo que sentimos todos…”. Mónica se abrazó fuertemente con él mientras lloraba en silencio, como A.B. Cuando pudieron recomponerse, A.B. le dijo: “Sólo te pido un favor. No olvides lo que me has dicho hace un rato. Lo mejor que se puede hacer por mi hermana es recordarla con Amor. Eso es lo que ella hubiera querido…”. Y con un gesto dulce y lleno de lágrimas que le decía en silencio “Ahora me tengo que ir…” se despidió de ella dándole besos al aire, como lo hubiera hecho Selena. Mónica se quedó un largo rato petrificada mirando a A.B. cómo se lo llevaba su padre y luego la nada misma … Tardó en reaccionar. Sólo un grito de un fan que decía: “¡¡Allí sale la asesina!! ¡¡Allí sale!!” la despertó de su sueño sin soñar, y sin esperar a ver dónde estaba y para qué se adentró por esa puerta secreta, y caminó y caminó. Cada tanto escuchaba voces, gente que apuraba el paso con órdenes constantes y voces llamativamente bajas. Mónica llegó a un amplio pasillo en el que no había nadie. Se podía sentir hasta el silencio. Ella estaba por irse por otro camino hasta que de pronto un ejército de policías apareció al fondo de ese largo pasillo. Las luces de sus linternas la enceguecieron y el griterío la ensordeció. “¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Rápido!! ¡¡Aprovechemos que los otros ya los distrajeron!!”, decía uno de ellos. Mónica se quedó a un costado y vio que esos policías iban escoltando a alguien a quien no podía ver. Pensó que era el Juez o algún miembro del Jurado. Pero cuando todos estuvieron más cerca, pudo ver de quién se trataba ... Una sensación de asco se apoderó de su cuerpo e instintivamente apretó su cartera. Quería correr hacia ella pero no se animaba, no tanto por encararla sino que por lo lúgubre del lugar temía que si aparecía de golpe los policías le dispararían al instante. En ese momento a Mónica se le ocurrió una idea. Fue sigilosamente hacia la puerta en la que irían los policías y fingió como que entraba a ella. Se presentó al jefe del operativo con su mejor sonrisa diciéndole que era asistente de la Mesa de Entradas del Tribunal, que debían esperar su autorización para salir de allí y que ella era responsable de que la rea estuviera en la mejor de las condiciones al momento de abandonar el lugar. El jefe del operativo accedió gentilmente pero le pidió chequear el dato con las autoridades del Tribunal. A Mónica eso la inquietó pero no le importó. Lo suyo iba a ser rápido y expeditivo. Cuando se dieran cuenta de la situación, todo habría terminado ... Ella se dirigió a la asesina hasta que se puso frente a ella. Ésta le sonrió. Mónica también. “¿Sabes quién soy?”, le dijo y abrió su cartera. Estaba por hacerlo hasta que detrás de la asesina se le apareció una figura que la detuvo. “¡¡No, Mónica, no lo hagas!! ¡¡Tienes razón!! ¡¡Nunca la voy a perdonar!! ¡¡Nunca!! Si apareciera por esa puerta créeme que le diría lo que pienso, pero no la lastimaría. No me pondría a su altura. Ya sabes. Si yo apareciera, ella huiría y lo intentaría de nuevo … por la espalda … otra vez ... ¡¡No, Mónica!! ¡¡No lo hagas!! No vale la pena. No repararías nada y tú estarías en la cárcel como ella. ¿Eso es lo que quieres? ¿Acaso eres como ella? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer. Acuérdate de lo que le has dicho a mi hermano. Recuerda lo que él te pidió a ti. Recuérdame con Amor. Es lo único que te pido. ¡¡Así no estaré nunca, nunca sola!!”, dijo y desapareció. Mónica supo que era Selena. Fue un segundo, sólo un segundo, que no lo notaron ni la rea ni los oficiales. Mónica volvió a ver a la asesina, quien la miraba con una sonrisa irónica demostrándole que no sabía quién era ni que le importaba. “¿No sabes quién soy, no? Pues yo sí sé quién eres … ¡¡Una psicópata asesina!!”, le dijo y le encajó una enorme bofetada que la tiró al piso. Los oficiales se abalanzaron sobre Mónica y se necesitaron seis personas para contenerla. “¿Y sabes qué? ¡¡Si no fuera por Selena ni contarías el cuento!!”, y se puso a llorar con furia y sin consuelo “¡¡A mí no me tienen que contener!! ¡¡Yo no soy el peligro!! ¡¡La asesina es ella, oficiales!!”, dijo Mónica a los gritos. Los oficiales se la llevaron rápido a un calabozo. Como a las dos horas se le acercó el Jefe de Policía de la ciudad, abrió la celda, le dio un beso y la acompañó a la salida. “Escúchame, Mónica … Sé lo que sientes y entiendo lo que pasó. Sólo te pido que de aquí en más si vas a ser algo por Selena sea para bien. Todos estamos dolidos, pero lo que has hecho no tiene sentido. Tuviste suerte de que no pasó nada, que no sacaste el cuchillo de tu cartera, que sólo te vieron los oficiales y qué sólo le diste ese cachetazo. Para todos aquí no pasó nada. No te preocupes por ella. Por algunas prebendas en la cárcel esa loca accederá al olvido … y a cualquier cosa ... Pero te pido que te quedes tranquila si la quieres a Selena … A propósito, ¿qué te hizo no tomar el cuchillo y sólo darle la bofetada? Como estabas, todo hubiera indicado que…” … “que la hubiese acuchillado. Entre nosotros, lo confieso. Lo hubiese hecho … Pero … Selena me hizo recordar que ésa no era la manera de castigar a esa persona. Estoy segura de que Selena tampoco la perdonaría pero no haría lo mismo que hizo esa psicópata…”, le contestó Mónica. El oficial la dejó salir y se despidió de ella con una sonrisa y diciéndole: “¡¡Cuídate!!”. Mónica salió del lugar con otra sonrisa: “¡¡Lo haré!! Se lo prometo. ¡¡Por Selena!!”.

Cuando Mónica estaba por irse de los Tribunales vio que esa periodista estaba aún en el lugar. La notó riéndose, festejando del rating obtenido y por la fama que esto le daría. Mónica se le acercó sonriendo hasta que la tuvo cerca, bien cerca. “Podrás ser muy famosa, pero jamás le llegarás a los pies a Selena. Eso es lo que te perturba. Eso es lo que no toleras. Que no te quieran a ti como la quieren a ella. Supongo que destilarás tu envidia en tus programas de televisión, en algún artículo, en algún libro. ¿Sabes qué? Eres despreciable, tan despreciable como la asesina. ¡¡Suerte en la entrevista que le harás en el futuro!!”, y le dio un beso y se fue. La periodista se quedó entre desconcertada y furiosa, pero no atinó a nada. No quería que por denunciarla se supiera lo que se decía de ella. Mónica se fue, esta vez con una sonrisa. Le haría caso a Selena, le haría caso a A.B. Ya se había desahogado. Ya había sacado de sí todo su rencor, todo su odio, todo lo malo. Ahora quedaba en ella todo su Amor, todo el cariño que le tiene a su Selena. Sólo le quedaba recordarla con afecto, sólo le quedaba la ardua tarea de que nadie se olvide de Selena y de que no la dejen nunca, nunca sola…

(A todos los que amamos a Selena nos queda esa sensación de mezcla entre Amor y odio … Amor a Selena … Odio a esa psicópata … Son sentimientos que no se pueden evitar … Pero lo bueno con Selena, como todo en la vida, es hacer prevalecer lo que nos hace bien, dar Amor sin esperar, dar cariño por sobre todas las cosas. Y el odio, el odio que lo tengan los otros, que se lo apropien ellos. Y cuando uno tenga esos sentimientos, siempre viene bien un grito a la distancia, un insulto al aire o a uno mismo, decirle a esas personas con actos y hechos lo que son, y si es posible en la cara … Eso sí, con todo respeto … Nada más. Nunca ponerse a su altura. Y que eso sólo dure un instante. Pues hay poco tiempo para hacer cosas buenas. Y mucho para las malas. Que los demás aprovechen su tiempo que los que amamos a Selena tenemos mucho por hacer en tan poco tiempo, ese poco tiempo que tuvo Selena y que aprovechó tan bien con tanto Amor, con su Amor…)

Selena … Gracias a ti recuperé el Amor … El Amor que ha generado tu Amor…

Te quiere por siempre y para siempre…

 


 

 

 

English Translation click here    
  Sergio Ernesto Rodríguez
Buenos Aires, Argentina  Date: February 11th, 2012
 
 

Ese Amor, tu Amor, que desafía toda realidad, Selena…

 
 


Cuando abrí el diario hoy y vi el titular en tapa “Selena vuelve” quedé estupefacto. Pues la foto que acompañaba a ese titular no era la de Selena, la de nuestra Selena, la única Selena, sino la de Selena Gómez, que se presentaba por segunda vez en mi país … Soy sincero … En un principio no quise mirar la tapa, luego sólo me fijé el texto que acompañaba a ese titular y nuevamente vi la foto. Y maldije una y otra vez que con tanta liviandad el diario hablara de “Selena”, como si fuera habitual que a Selena Gómez se la denominara “Selena” solamente, a secas, como si no hubiera otras, como si no hubiera en realidad una única Selena, Selena Quintanilla, la Selena que no queremos tener que aclarar de quién se trata cuando hablamos de ella, la Selena que tenía esa magia que sólo ella poseía, esa magia que cautivó a tantos, que fascinó a muchos, que enamoró a todos. Pobre, Selena Gómez. Ella no se merece ni nuestro rencor ni nuestra frustración por no ver a nuestra Selena allí en la tapa. Ella, de hecho, tiene ese nombre gracias a su padre, que era un gran admirador de Selena, a tal punto que no tuvo que pasar lo peor para ponerle ese nombre a su hija. Se lo puso cuando Selena era la artista tejana más querida y afamada sin discusión, y aún le faltaba un trecho para convertirse en la gran artista internacional con un enorme futuro. Pero así era Selena, así siempre fue Selena. Ya generaba esa admiración, esa fascinación. Por esas épocas recién estaba siendo sensación en Monterrey con sus éxitos “Como la Flor” y “La carcacha”, pero ya generaba un cariño y una admiración que sólo lo pueden entender quienes aman y quieren a Selena por lo que era como artista y lo que representaba como persona. Sólo así se entiende que padres como el de Selena Gómez le pusiera el nombre de esa enorme mujer sin que a su esposa en aquel entonces le pareciera mal, o le generara enojos o celos en aquellos tiempos. Eso no pasaba pues todos amaban a Selena y todos entendían ese sentimiento que se expresaba, entre otras cosas, con el acto de ponerle el nombre de Selena a sus hijas. Eso también demostraba que no tenía que pasar lo peor para que a alguien se le ocurriera homenajear a Selena de esa forma, con ese sentimiento. Selena era ya por 1992 lo suficientemente querida y famosa como para que tuviera semejantes muestras de afecto. Están equivocados los que piensan que Selena tuvo notoriedad en el mundo con su desgracia. Por el contrario, la desgracia puso en evidencia la admiración que tenían millones y millones de personas por Selena. Si no hubiese sido así, la tragedia hubiese ganado la tapa de los diarios y la atención de la gente por un tiempo nada más, y sólo se hubiesen acordado de Selena como “un caso policial más”, y cuando ya no se tuviera más que decir, Selena se hubiese perdido en la neblina del caso y del polvo del paso del paso del tiempo, pero no fue así … Cuando un pueblo, toda una comunidad queda impactada por un suceso, jamás lo olvida y hasta recuerda bien qué estaba haciendo cuando todo ello sucedió. Nadie olvida qué estaba haciendo uno cuando, por ejemplo, sucedió el terrible atentado contra las Torres Gemelas. Nadie se olvida cuando hay un hecho, positivo o negativo, que queda como marca de fuego en nuestras vidas. Y en el caso de Selena, nadie de los que la han conocido cuando ella triunfaba y se ganaba los corazones de cada uno de los que la admiraban, ha olvidado lo que estaba haciendo en aquel triste día en el que esa psicópata insensata nos quitó para siempre a nuestra Selena. Miles de escritos, miles de relatos ilustran lo que pasaban por sus vidas cuando los agarró aquella noticia que nunca hubiesen imaginado y querido escuchar … Recuerdo un escrito en el que el protagonista se estaba duchando y que de pronto escuchó que alguien anunciaba la triste noticia y que no podía creer que esa locura hubiese sucedido. Luego relataba con precisión cómo de pronto la música de Selena había inundando las cadenas de radio y de televisión, mechada con las noticias que venían de Corpus Christi mientras la gente iba en procesión para despedir a Selena entre consternada, al borde del ataque de locura, con llantos ininterrumpidos y los deseos de que alguien le dijera que todo ello no había sucedido, que nada podía ser cierto. Hace poquito escuchaba a Raúl de Molina, el conductor del programa de Univisión “El gordo y la flaca”, diciendo que él no podía dejar de sentir que todo lo sucedido hace 16 años parecía que hubiese ocurrido ayer y que él recordaba perfectamente lo que estaba haciendo aquel día. No dejaba de pensar que estaba en Acapulco y que hacía muy poquito había tenido oportunidad de entrevistarla. Antes de eso, el conductor recordaba tiernamente que Selena casi lo mata en la entrevista pues él la había hecho mostrar todo el local de “Selena Etc.” y no le había comprado nada … Creo que cuando recordamos a Selena nos es inevitable acordarnos tiernamente de lo bueno como también recordar con pavor y tristeza lo malo. Muchas veces se ha pretendido con Selena que sólo se la recuerde con lo bueno y se olvide de lo doloroso. También hubo otros con malas intenciones que sólo quisieron resaltar el morbo que producía sólo hacer hincapié en las preguntas que generaba el “caso policial” y no tener piedad con esa hermosa persona que no podía decirnos su versión de los hechos, que la habían dejado sin voz y sin sueños … Es imposible amar a Selena olvidándose de su destino. Esas palabras del conductor de “El gordo y la flaca” así lo certifican. Todos recuerdan lo que hicieron aquel día, todos retienen en sus mentes aquellos momentos en los que eran felices con Selena y que de pronto en un minuto todo cambió y la alegría nunca fue plena, el mundo jamás fue el mismo … Tal vez nos detenemos en ese instante pues quizá hubiésemos querido saber o tener la intuición de que algo iba a pasar y que de alguna manera podíamos haberlo evitado. ¿Cuántos habrán pensado en si hubiesen tenido al menos la mínima sospecha, si al menos hubiesen pensado que a Selena había que cuidarla como la flor más preciada que haya dado este mundo? ¿Cuántos habrán querido volver el tiempo atrás para impedir tamaña locura, semejante insensatez? Creo que todos deben haber pensado aquel día cómo la vida puede valer poco y mucho a la vez, cómo a veces hay que saber parar un minuto en nuestras vidas y valorar lo que se tiene o pensar en lo que nos pone realmente felices para ir en busca de ello, o de cuidarlo si ya lo tenemos. Creo que aquel día mucha gente sintió ese cimbronazo y dio cuenta de lo que se había ido y que no supieron o pudieron cuidar, o que tal vez no tuvieron conciencia de ello … o de que, dada la edad de Selena, ni se les ocurrió de que podría pasar tal cosa, que con Selena había mucho, mucho tiempo. Y tal vez, como decía aquella canción que supiera cantar Selena, nadie toma conciencia de que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, con lo que uno quiere, con lo que uno desea, con felicidad, con alegría, con esperanza, con pasión. Vivir, pero vivir como si fuera el último minuto de nuestras vidas. Vivir, sabiendo que lo que se deja para mañana será muy tarde pues ese mañana no existirá y ya no habrá tiempo para remediarlo…

Todos tenemos estos sentimientos encontrados a la hora de hablar, de escribir, de expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena … No … La culpa no la tiene Selena Gómez … Lo que sucede es que el éxito de Selena Gómez, emparentado con el hecho de que ella viene de la mismas tierras de Selena, de que tiene su nombre gracias a ella y de que va saliendo de su adolescencia, nos da cuenta del paso del tiempo, nos da cuenta de la realidad … Efectivamente, lo que le pasó a Selena no fue ayer, fue hace ya 16 años ... Tal vez a más de uno le genere mucho dolor tener que aclarar que cuando se habla de Selena se habla de Selena Quintanilla. Tal vez a más de uno le genere dolor saber que para las nuevas generaciones Selena es … Selena Gómez. Y esa sensación es más evidente en países como en el que yo vivo. En Argentina no se conoció a Selena. Apenas por 1995 sabían de ellas sus fans. Los medios prácticamente no hablaban de ella. Apenas si algún canal de televisión internacional de música pasaba algún video de ella. Luego de aquel triste día los grandes medios sólo hablaban de la tragedia, de aquella mujer joven que tenía todo el futuro por delante, que venía triunfando y que nada la detenía hasta que ocurrió lo inconcebible, lo nefasto … Para mi país Selena fue sólo “el caso policial”, que se potenció aun más con la muerte de Gilda un año y medio después. Hablar de Gilda era hablar de Selena en Argentina. Así la conocí yo. Por querer saber lo que le había pasado a Gilda me enteré de lo de Selena. Cuando supe de su desgracia nunca más me pude despegar de ella. Me era inentendible comprender esa mezcla de conceptos terribles dados y expuestos en un mismo día: asesinato-mujer joven en su mejor momento-presidente de su club de fans-tiro en la espalda-motel. Así estuve por años en los que sólo quise tener respuestas a mis preguntas consternadas sobre lo que había pasado, respuestas que nunca hallé. Tuvo que venir la masividad de la era informática para acceder a ella, pero hasta allí mi país sólo conoció bien a Jennifer López, la artista que se hiciera famosísima luego de interpretar la película “Selena”. Y ahora mi país conoce bien a Selena … Gómez, que aparece en las tapas de los diarios, de aquellos diarios que nunca dieron cuenta de Selena, de mi Selena, de la única Selena. Recuerdo con tristeza que cuando quise buscar algo de  Selena en el archivo informático de uno de los principales diarios de mi país lo primero que hallé fue un reportaje a Jennifer López en 1997 a propósito del inminente estreno de la película “Selena”. ¡¡Y pensar que por aquella época hasta en Estados Unidos era más conocida Selena que Jennifer López!! … No hace mucho, una persona en el trabajo me preguntó, con cierta malicia, si la foto de Selena que tenía como fondo de pantalla en mi computadora era de la Selena que había visto en infinidad de afiches en mi ciudad … Esa persona se refería a Selena Gómez, cuando hizo su primera visita a mi país. Recuerdo que le contesté con vehemencia que no tenía nada que ver, que ella era otra y le dije lo ya conocido por mí. Pero al decirlo me sentí triste, impotente, desdichado. Me sentí como peleando contra los molinos del viento, me sentí solo recordando y admirando a alguien que ya no está, a alguien a quienes muchos asocian con pasado, con tragedia, con derrota … Me sentí como el protagonista del tema “Fotos y recuerdos”, que más que describir a Selena, describe a los fans y admiradores de Selena luego de la lamentable e increíble pérdida: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota, ya se está borrando, por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo una foto de ti. Que beso cada noche antes de dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos”. Esta canción fue una de las últimas que grabó Selena y describe como nadie a esos que la aman pero a la vez que sólo le quedan de su Amor sólo “fotos y recuerdos”, esos admiradores que tienen recuerdos de Selena que los hacen tan felices, que guardan sus fotos y todo lo que pertenece a ella como lo más preciado que hayan tenido jamás, como lo único que le queda en la vida, como lo único que quieren conservar. Todos los que amamos a Selena nos sentimos identificados con esa letra que cantara Selena como si fuera una premonición … Ver a Selena cantando con alegría ese tema en el programa “Padrísimo” el 8 de marzo de 1995 nos lastima. En lo personal no puedo evitar pensar en cómo no se dio cuenta, en cómo no pensó en esas palabras que estaba cantando, aunque ese pensamiento sea un absurdo, un producto de mi propia desesperación de no verla a Selena entre nosotros, de mi propia negación de la realidad. No puedo evitar pensar en que esa letra es el sentimiento vivo de todos los que nos sentimos solos con la ausencia absurda de Selena. Recorrer cada letra, cada canción de Selena es como vivir cada paso en esa vida de Selena, en esa vida tan corta y tan intensa, en esa vida tan llena de ilusión y de sueños tan vilmente cortada, en esa vida tan pasional y con tantas ganas de hacer ... Es escuchar esas canciones y sentir que son mensajes del destino, llamados desesperados que nos dan pistas de lo que va a pasar, de lo que puede suceder … Creo que después de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo el mundo dio cuenta de esa dura realidad y se aferró como pudo a Selena con lo poco que nos había dejado y cada uno quiso dejar testimonio de lo que sentía por ella, de expresar lo que para cada uno significaba semejante artista. De allí vino la cantidad enorme de niñas que nacían por esos días y que pasaron a llamarse Selena. De allí se explica las enormes caravanas de gente para darle el último adiós o para certificar si aquello tan doloroso podía ser cierto. Si para el conductor del “El gordo y la flaca” le parece que fue ayer que ocurrió es porque aún no se puede entender que haya pasado, que aún queremos creer que eso no sucedió, que alguna vez nos levantaremos y veremos a Selena sonriendo otra vez para que recién allí podamos seguir nuestras vidas como si nada … Si a mí me preguntaran qué estaba haciendo aquel 31 de marzo tendría que decir que no lo recuerdo, pues yo no sabía de la existencia de Selena. Apenas si unos meses atrás había visto un video de Selena sin saber que era ella, que me enteré de su existencia por Gilda, que me enteré por la desgracia, que supe de ella con una imagen que nunca quiso dejar y un destino que Selena nunca deseó transmitir … Pero cuando la conocí y me quedé deslumbrado por lo que era Selena como artista y como persona, pasé por lo mismo que los que la conocieron  … Quedé deslumbrado y lamenté como nadie su ausencia…

Sé que la realidad y el paso del tiempo me dejan sin ninguna esperanza, sin ningún argumento, sin ninguna ilusión … Pero creo que ese paso del tiempo, el ver el Amor de Selena reflejado en sus canciones, en sus actuaciones, en sus vestimentas, en sus sentimientos, en esas ganas de vivir y de hacer, en esas fuerzas por demostrar que un mundo es posible, potencian mis ganas de recordarla, mis ganas de decirle al mundo que Selena es mi modelo, que Selena es mi identidad, que Selena me representa totalmente. No faltará algún tonto que me diga: “¿Cómo? ¿Te identificas con una mujer? ¿Selena es la persona con quien te sientes representado?”. Ante esa pregunta tan pequeña yo sólo puedo decir: “¡¡Y claro!! ¿Cómo no me va a representar? Si ella es todo, todo lo que yo hubiese querido hacer, el modelo para lograr todo del modo más honesto, del modo que se emparenta con la verdad, con el empeño, con lo genuino, con lo auténtico, con el trabajo, con dar todo sin esperar nada. Y por eso me resisto al paso del tiempo, me resisto a la idea de que no debo recordarla pues ya todo pasó y me refrieguen en la cara qué terminó pasando por ser como fue Selena … Y la verdad, la verdad es muy difícil ... Uno mismo vive la cruel realidad de la respuesta de mucha gente por demostrar que se puede avanzar en la vida siendo uno mismo, diciendo la verdad, no siendo falso, hipócrita o mentiroso. Sí … Yo puedo asegurar acabadamente las consecuencias que se padecen por ser franco en la vida, por decir lo que uno piensa de las cosas, por hacer lo que uno quiere sin esperar la aprobación de los demás. Las respuestas pueden ser muy crueles. A veces pienso que Selena fue víctima precisamente de ello. Selena era distinta, Selena no le mentía a nadie, no buscaba engañar a su público dando una imagen engañosa de ella. Selena buscó que la amaran todos tal cual era ella, y como Selena era todo Amor, ¡¡vaya si logró lo que realmente quería!! Se me dirá que por una psicópata no se puede generalizar, pero también es cierto que el tiempo y lo que nos pasa en la vida nos hace desconfiados .... Selena era muy joven … Ella desconfiaba, como cualquiera, pero todavía tenía ese empuje que le daba la juventud, esas ganas, esas fuerzas que la convencen de que se puede con todo, de que nadie, absolutamente nadie, nos puede detener … Selena no había tenido experiencias muy fuertes que la hicieran ser más precavida, que la hicieran pensar un minuto antes de actuar, que le hicieran ver las cosas de un modo más realista y no con toda la carga de su fuerza arrolladora. Si hubiese sentido eso, seguramente ese 31 de marzo no hubiese ido a ese maldito motel para encontrarse con esa pérfida … Selena sólo tuvo esa experiencia una vez, y esa vez se la llevó de este mundo … Aún puedo ver su cara de consternación, de desorientación y de enojo por lo que veía, escuchaba y sentía cuando en esa mañana del 31 de marzo en la sala de guardias del hospital acompañaba a esa psicópata para que la revisaran y curaran sus “dolencias”. Aún puedo ver que Selena comenzaba a darse cuenta de la mentira, de la falsedad y de la crueldad de la gente recién ese día y acaso puedo ver que no sabría, ante su desorientación y confusión, cómo salir de todo ello estando sola, tan sola … Tal vez si hubiese pasado ya por esa mala experiencia, Selena se hubiese ido sin dar explicación, haciendo caso omiso de los “ruegos”, de los gritos, de los pedidos, de las exigencias … Cuando uno aprende, incluso desde muy pequeño, como me ha pasado a mí, que lo malo puede estar al acecho y muy cerca, que cualquiera puede lastimar y mucho a alguien, sabe que de determinadas cosas hay que saber irse a tiempo, incluso huir llegado el caso, incluso pegando un portazo si cabe hacerlo. El tiempo o las experiencias nos ponen en guardia de muchas cosas feas, muy feas, y nos salva de destinos terribles, incluso el de la muerte. Selena no pudo salir de eso, lamentablemente, como tantos otros … Lo supo en su dimensión ese 31 de marzo, y por confusión y hasta por respeto no se quiso ir, ni quiso huir, ni deseó dar un portazo. Quiso despedirse de esa pérfida del modo en el que siempre se manejó con sus 23 … casi 24 años ... Llevándola al motel de vuelta, diciéndole las cosas de frente, devolviéndole el anillo … Pero … Te lo digo a ti, Selena … Sí, ahora quiero hablarte a ti … Sí, te lo digo a ti … Es bueno ser así en la vida. Yo soy como tú, Selena. Así me manejo en la vida, pero hay gente que no hay que tratarla de esa manera. Se puede ser abiertamente honesto con quien es honesto, se puede decir la verdad a quien no miente, se puede ir de frente con gente que no nos espera con un cuchillo bajo el brazo … Porque cuando uno se percata de que alguien nos está engañando, si uno se da cuenta de que aquel en quien tanto confiamos nos hace algo muy feo, es mejor alejarse y no volver nunca más, en mejor irse y no hablar más nada … No hay más nada que explicar … Es mejor hasta parecer desconsiderado y cruelmente despiadado llegado el caso. Es mejor eso, siempre eso, cuando nos encontramos con la realidad que apenas nos muestra la punta del iceberg pero no el iceberg en su totalidad. Y si uno lo quiere ver en su real dimensión hay que saber pegar el volantazo a tiempo, hay que saber tomar la decisión que más se ajusta a uno, en esos momentos límite hay que saber que lo único importante es uno y no mostrar ningún sentimiento a los demás … a sabiendas de que el otro actuará sin compasión ante nosotros y sin saber con qué límite, si es que hay un límite. Pero tú, Selena, tú no lo hiciste. Te entiendo, Selena … Tú eras llena de Amor, tú ibas a pelear por tus ideales hasta las últimas consecuencias. Te entiendo, Selena … Pero si acaso tú hubieses actuado con tu cabecita, con lo que te marcaba la realidad y no con el corazón, con tus sentimientos, con el sentimiento siempre a flor de piel, hoy estarías entre nosotros y te vería en la tapa de los diarios, y yo podría verte, pedirte un autógrafo, abrazarte y decirte que te quiero mucho … Eso hubiese querido que pasara, Selena…

Pero claro, Selena era otra persona, diferente de todos nosotros, y creo que en realidad si hubiese actuado de otro modo aquel nefasto día nos hubiera desorientado y mucho. Selena fue consecuente con sus ideales y con sus sentimientos de principio a fin. Nos dio todo. Nos dio su talento pero también nos dio su ejemplo. Y cuando uno quiere a Selena por lo que representaba es difícil, casi imposible, abandonarla. Yo en lo personal no puedo, no podría siquiera pensarlo. Y no se trata de saber que la realidad nos indica que Selena ya no está y que no escuchará nuestros ruegos, no sentirá nuestro cariño, no podrá ver todo lo que hacemos por ella. Se trata de que no la podemos dejar sola, no podemos no seguirla acompañando, de que tenemos la esperanza, la enorme esperanza de que algún día nos encontraremos con ella … Es difícil, muy difícil para mí … Yo no soy creyente … Creo que lamentablemente somos uno más en este planeta y que así como vinimos así nos iremos. Y no es sencillo transitar la vida con esa concepción de la vida … Hasta uno preferiría que las cosas fueran distintas, muy distintas, tener la certeza de un Dios, saber que hay algo más que la terrible realidad, la única que sabemos cuando uno se va de este mundo. En lo personal, y a esta altura de mi vida, eso se me hace difícil de sobrellevar pero uno se acostumbra, pero si eso mismo lo traslado a Selena me es francamente intolerable … Creo que el destino de Selena me ha hecho aun más escéptico, menos esperanzador. Me resulta muy injusto, si es que fue así, que alguien superior le haya diseñado esta vida a Selena, por más cosas lindas que haya vivido, por más que haya tenido un propósito. Selena hizo mucho, demasiado sacrificio para llegar al lugar en el que estaba, para estar en ese lugar que se lo ganó ella solita con su talento, con su trabajo, con sus ganas, con su simpatía, con su lealtad, con su buena predisposición. Creo que es muy injusto que a alguien le hagan hacer tantas cosas, lo hagan pasar por tantas pruebas, lo hagan desafiar miles de retos para después hacerle ver todo lo que está logrando, todo lo que puede ser y hacer, todo el camino que le espera, para luego decirle que se tiene que ir de esta vida para un propósito elevado, superior, trascendental, espiritual. ¡¡No!! Me niego a pensar que alguien superior le haya hecho esto a Selena … Nada más inhumano, nada más sádico, nada más injusto que haberle hecho esto. No, un Dios no haría esto. Por eso supongo que me cuesta creer en Él. Si hay algo que más me perturba del destino de Selena, y lo que más me atrajo de su historia que me hizo obsesionar por encontrar una explicación, es que Selena ni es que no logró nada o por el contrario logró todo, no es que era una desconocida o era ya hiperfamosa a nivel mundial, no es que iba en un bus en busca de un sueño o ya iba por todo el mundo paseando su fama. No. Selena quedó en el medio. Vio el éxito y se asomó a la fama. Advirtió en el lugar en el que estaba parada y sabía cuál era el próximo paso. Es como ver a Selena en una colina en lo alto de la ciudad, habiendo llegado a ese lugar por mérito propio, y contemplar todo lo logrado desde lo alto, el lugar en el que está, gozar del camino logrado a ese objetivo, mirar la luna y saber que se puede llegar a ella y gozar de un nuevo camino que la lleve a ella y saber que no será imposible, que lo logrará, que seguro lo conseguirá por su propio mérito … hasta que alguien la empuja y la hace caer desde lo alto de la colina y de pronto Selena advertir en unos pocos segundos que el fin llegará sin saber nunca por qué, por qué si ella lo tenía todo … Por qué si Selena lo había logrado, si ella iba por más, por mucho más. Selena vio lo que logró, pero también vio lo que iba a lograr. No estaba lejos, estaba cerca, muy cerca. Vio la costa desde el mar, desde la embarcación … Sólo había que avanzar un poquito más, sólo un poquito más … Creo que por eso me digo todos los días por qué, por qué, no encuentro respuesta y me resisto a esa realidad. Ya dije que a duras penas puedo sobrellevar y aceptar lo que me espera … pero no puedo aceptar lo de Selena, precisamente por lo que había logrado, por lo que era ella, por lo encantadora de mujer que fue … No … Selena no puede tener ese destino que me marca la realidad. Que lo tengan los demás. Que lo tenga yo … Pero no que lo tenga Selena. Por eso no la puedo olvidar, por eso tengo todas las cosas de ella a la vista, por eso expreso mis sentimientos hacia ella públicamente. Ni siquiera quiero quedarme como el protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”. Yo tengo que hacer más, mucho más, tengo que brindarme a su recuerdo como ella lo hacía en cada concierto, en cada presentación. Para recordarla como se debe hay que ser como Selena, si es que uno la quiere, si es que uno la tiene en su corazón. El que ama a Selena sabe qué se siente cuando ella llega a nuestros corazones … Por eso mi recuerdo es resistirme a la realidad, imaginarme que ella está en algún lado, que algún día pasará algo y el destino, nuestro destino, el destino de Selena, cambiará. Y mientras tanto hacer todo por ella para que nunca se apague su estrella, para que Selena no se vaya nunca. Sé que soy amante de las causas perdidas … Pero prefiero luchar esperando que alguna vez, y más en el caso específico de Selena, esa suerte cambie y se dé la única victoria que vale, el único triunfo que importa. No hay nada más lindo que hacer algo todos los días por Selena en la convicción de que es lo mínimo que podemos hacer por ella en este contexto, en esta densa y dura realidad. No hay nada más lindo que tener las fotos de Selena exhibidas públicamente, no hay nada más lindo que hablar de ella, lo que se siente por ella, lo que genera Selena, y más decirlo en mi país que casi no la conoció. No hay nada más lindo que escribirle regularmente algo, escribir sobre ella, escribir historias que se relacionen con ella, escribirle poniéndose en su piel y expresarlo, escribirle para decirle “Selena, estoy aquí, lo has logrado a pesar de todo, lograste que aunque más no sea crea en algo en este mundo al que le queda poco por creer”. Selena es tan maravillosa que ha logrado que un escéptico y un tremendista como yo aún crea en algo, aún sienta que hay esperanza… Y si me pasa eso es sólo por su mérito, sólo por su Amor. Selena es ese ser maravilloso que dejó tanto cariño y ternura que aún se puede seguir sintiendo todo lo que ha transmitido como oleadas que vienen cada tanto, como el viento que nos mueve el cuerpo para atrás con su aparición y nos hace estremecer … Selena es eso, una hermosa persona que nos hizo más felices y si nos sentimos tristes es porque precisamente no está. Selena nos sigue diciendo algo, nos dice algo con lo que nos dejó, pero también por lo que cantó. Si alguna vez ella cantó “Yo fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te necesito, no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí. Yo fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vio partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues siendo mi amor”, ¿cómo yo me voy a quedar con los brazos cruzados y no hacer nada? Selena me dejó todo y si hay algo que no quiero pensar es que Selena sienta que la hemos abandonado, que no le retribuimos todo el Amor que ella misma nos dio. Esas palabras rondan en mi cabeza, pues sé muy bien que se fue de este mundo con ese miedo, con esa incertidumbre, con ese dolor. Yo siento que Selena está por allí diciéndonos algo y esperando, como cuando estaba en este mundo, que le demostramos que estamos allí recordándola, como una forma de demostrar el mismo Amor que se le expresaba con un aplauso, con un saludo, con una sonrisa, con un pedido de autógrafo o de una foto, cantando con ella en un concierto, abrazarla y decirle “gracias”. Es imposible no pensar que Selena está presente en algún lado, en la canción que canta una persona mientras trabaja, en la sonrisa de un niño, en el sueño de una persona cuando emprende un noble propósito. Es cierto lo que dice A.B.: que JLo se quedó con la sonrisa de Selena luego de haber protagonizado la película en su recuerdo … Cuando veo o escucho “American Idol” y oigo las risas de Jennifer López, no puedo dejar de reírme pues pienso en Selena … pero luego vuelvo a sentir como cuando vi aquel titular del diario hablando de Selena Gómez … Aún me sigo preguntando cómo Selena se nos fue, cómo nos la quitaron, cómo se llevaron nuestra alegría, nuestro Amor, nuestra esperanza. Y por más que lo pensemos, por más vueltas que se le dé, jamás entenderemos semejante cachetada del destino, ese camino que nunca debió haber transitado Selena, una imagen final tan impropia, tan injusta, tan desfasada respecto de todo lo hermoso que ella nos dejó y transmitió…

Es contra esa imagen que debemos luchar todos los días, pues para colmo de males, y como si le faltara algo más a nuestra Selena, los que la amamos no podemos abstraernos de la realidad de lo que ha pasado pues hay más de una foto que nos certifica la imagen más cruel, la imagen que muchos con total impunidad y morbosidad han mostrado hasta el cansancio, como queriéndonos decir: “Aunque no la quieran ver así, ahí la tienen. ¡¡Véanla!!”. Desde mi humilde lugar les pido encarecidamente a las autoridades de youtube y de cualquier página de Internet que por lo menos tengan piedad de nosotros, y sobre todo de Selena, y no muestren esa imagen como entrada a un video sobre ella, que la dejen en el interior, que adviertan que hay imágenes que dolerán al admirador de Selena … ¿Qué necesidad hay de mostrar esa imagen que sólo nos recuerda el dolor, el destino cruel de Selena? Esa imagen no agrega información, por lo que es innecesario mostrarla, salvo que seamos tan perversos, tan sádicos, tan insensibles. Esa imagen da cuenta de algo que ya sabemos … ¿Para qué mostrarla? … A veces me pregunto por qué el padre de Selena tomó esa decisión, por qué le hizo caso a los fans de que querían verla para certificar que es cierto que Selena estaba allí ... Era entendible lo que sentían los fans, ¿pero no alcanzaba con decir lo sucedido y exhibir el dolor propio para convencerlos y de que no insistan más? ¿Nadie pensó que podían registrarse imágenes de ese triste momento? … No entiendo por qué el padre de Selena cedió justo en eso. No entiendo pues el padre cuando no desea hacer algo que dañe la imagen de su hija no lo realiza … Siempre imaginé que cuando él decidió “ceder” lo hizo porque quiso pensar que por allí, que quizá, aquellos fans tenían razón, que tal vez Selena no estaba allí, y con el susto y la consternación insólitamente volverían las esperanzas ... Me imagino viendo al padre de Selena cerrando fuertemente los ojos y escapándose lágrimas por debajo de sus anteojos cuando certificó que nada había cambiado, que la verdadera pesadilla recién comenzaba, que lo peor  no había pasado, pues esa imagen le hacía ver que debía cuidar más que nunca a su familia, que más que nunca debía proteger la imagen de Selena. Si hasta allí Selena siempre buscó que su imagen fuera el fiel reflejo de lo que ella era en realidad, ahora era su padre quien debía armar de nuevo esa imagen de Selena para enfrentar a quienes le hicieran preguntas, buscaran una respuesta, una explicación. El padre de Selena sabía que al ver a Selena allí lo destruía pero no podía permitirse caer, no podía él llamarse a abandono pues tenía a su esposa y a sus otros dos hijos destruidos y desorientados, como lo estaba también Chris, el esposo de Selena. Tal vez el padre de Selena sabía que no podría evitar los comentarios, las sospechas, las insinuaciones, las malas intenciones a la hora de explicar lo que había sucedido, pero el poner todas las fuerzas en lograr dar una explicación de lo sucedido antes de que lo hagan los demás le daba una ventaja: todo lo que viniera después sería en respuesta a lo planteado por él. Todos tendrían primero la versión de los Quintanilla antes de los demás. Eso les permitió por unos años que la gente se convenciera de ese relato, de esa realidad, de ese destino. Luego vinieron más versiones, algunas con buenas, otras con malas intenciones, que sólo pusieron en evidencia las mismas dudas que todos tuvieron desde aquel nefasto 31 de marzo. Hoy la gente se terminó de convencer qué es lo creíble y lo que no, pero sigue sintiendo que hay un eslabón perdido, que hay algo que falta en este relato, que hay algo que no se sabe y que explicaría acabadamente por qué no se pudo evitar que Selena fuera feliz, triunfadora, con sus sueños y sus anhelos bien cumplidos. Ya el padre de Selena anunció que hará un dvd explicando lo que pasó ese día en el entendimiento de que la gente se pregunta aún por ella y por ese nefasto día. Es una deuda con los fans, pero sobre todo es una deuda para con Selena, pues ella fue la única víctima de esta historia tan increíble como triste, tan brillante como desgarradora. Si somos conscientes de ello sabremos que aún nos falta mucho por entender y explicar…

Y mientras tanto ello sucede, la única tarea que nos queda, la única labor que nos lleva las 24 horas del día, los 365 días del año, es seguir recordando a Selena, pero haciéndolo activamente, dinámicamente, con nostalgia, con alegría, con tristeza, pero también con ganas de hacer todo para que se la recuerde siempre a pesar del paso del tiempo, que se la recuerde como algo hermoso y victorioso a pesar de lo que sucedió, pues no sólo hay que resistirse al paso del tiempo, hay que resistirse a la idea impuesta por tantos acerca de que los buenos ejemplos son sólo los que triunfan, los que llegan a la fama, los que venden más, los que generan más ganancias. Eso es un concepto, en el mejor de los casos, erróneo. Y en el peor, de lo más denigrante. No es mejor el que tiene más dinero, no es más dichoso el que más fama tiene. A pesar del destino cruel, alguna vez debemos aprender que el verdadero exitoso, el que realmente triunfa, el que es realmente un ejemplo es aquel que llega al corazón de todos, el que logra que todo el mundo lo ame y lo considere. Que no sólo se es triunfador por lo que se tiene sino por lo que logra de los demás. Selena siempre quiso que la quisieran y que la amaran por lo que ella era, y para eso dio todo de sí y se mostró tal cual era. Cuando uno ve que el paso del tiempo no hizo olvidar a Selena sino todo lo contrario, eso demuestra con satisfacción cómo Selena llegó al corazón de la gente, cómo conquistó el cariño de la gente, cómo logró todo lo que se propuso con tanto Amor desplegado por doquier. Pero con eso no alcanza. Alguna vez tenemos que pensar, debemos pensar, debemos convencernos de que Selena está en algún lado esperando que se le siga demostrando ese Amor que ella recibió en vida. Si somos conscientes de ello, si seguimos actuando como si Selena estuviera entre nosotros porque nosotros queremos creer que ella sigue estando presente en algún lado mirándonos o pensando en que algún día ella volverá … entonces habremos logrado el objetivo de preservar a Selena del paso del tiempo, de las malas lenguas y de la impiadosa teoría del vencedor … y justo es decir que así como me sacudió la realidad de ver a Selena Gómez en la tapa de un diario, también me reconfortó que ella participara de un nuevo disco de Selena que se hará en su homenaje con duetos de artistas de toda índole. Y ver a Selena Gómez participando de ese tributo como cantar en concierto temas de nuestra Selena ponen en evidencia de que Selena sigue vigente, sigue amada, sigue considerada, sigue siendo un ejemplo para todos, incluso para los que hoy han llegado a la fama y bien podrían no participar de ese tributo a nuestra Selena dando todo tipo de excusas …Es reconfortante ver a Christian Castro que en lo personal le tengo un gran cariño y respeto pues tiene un gran humor, y un gran y amplio gusto musical que va más allá de lo que canta, ver que se siente orgulloso de ser invitado en este disco homenaje a nuestra Selena … a 16 años que nos dejó. Y sé que habrá más homenajes, más tributos, mientras haya más gente, famosa o no, que tenga ganas de hacer algo por ella, que tenga ganas de expresarle todo su cariño y su respeto. Si se mantiene eso, si somos capaces de decirle a Selena que la seguimos queriendo y que somos capaces de dar todo por ella, entonces nada estará perdido ... Sí, es cierto ... Selena no tendrá tapas que ilustren un nuevo concierto, un nuevo cd, un nuevo dvd propio, pero seguirá estando presentes en las Almas y en los corazones de todos los que la supieron conocer, y mientras ello exista, Selena seguirá siendo considerada, tendrá sus tapas de diarios y revistas, tendrá sus merecidos homenajes, todos actos de Amor que Selena sabrá agradecer con una sonrisa y con lágrimas en los ojos, donde quiera que esté…

Y aun así, aun con toda esta realidad, igual seguiré, como tantos otros, dando todo por el recuerdo de Selena, en el convencimiento de que Selena algún día volverá y nos dará la mayor de las alegrías, no porque sabremos que volverá a actuar, que volverá a grabar un disco o que estará de nuevo diseñando, sino porque con su presencia todos volveremos a ser felices, dichosos por tener de nuevo a Selena en este mundo, contentos con ver a Selena haciendo lo que le viene en ganas hacer, viendo a Selena hacer todo lo que había soñado por años arriba de un bus y que cuando tuvo oportunidad de realizarlo se nos fue sin saber por qué el mundo fue tan injusto con ella … por qué, si todo el mundo la quería, si todo el mundo sólo podía ser feliz y tener esperanza si Selena seguía estando a su lado…

Si somos capaces de desafiar el destino, si somos capaces de hacer de lo imposible posible, entonces sabremos que hemos logrado lo que nos habíamos propuesto y todo será distinto, muy distinto, con Selena, con Selena siempre al lado nuestro…

Yo sé que algún día eso será realidad. Yo sé que algún día ella vendrá. Yo sé que el mundo algún día volverá a tener esperanza, andando por un camino que algún día Selena nos señaló…

¡¡Que así sea!! Que así será…

Selena. Yo sólo te quiero mucho. Yo sólo quiero verte feliz. Por eso estoy aquí…

 


 

 
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