¡¡Huy!! ¡¡Ya es 2 de abril!! ¡¡Se cumplen mis 3 años de casada!! ¡¡Qué
emoción!! Quién diría yo, estando por cumplir 24 años y ya con 3 años
compartiendo mi vida con Chris, definitivamente el hombre de mi vida …
Él está dormido, profundamente dormido. No lo voy a despertar, esta vez
no lo haré … No lo creo necesario. No como el viernes pasado, el 31 de
marzo. Esta vez me siento tranquila, feliz, plena, contenta, dichosa,
conforme con lo que estoy logrando en lo artístico y en lo personal … No
… Quiero caminar por la casa y gozar de todo, gozar del sol que se asoma
por la ventana, de ver jugar a los niños en la calle, de ver las casas
de mis padres y de mi hermano, y saludarlos si los veo salir para algún
lado. Sí … Quiero mirarme al espejo y sonreír, tocar mi piel y sentirme
hermosa. Quiero estar en mi casa y gozar de algo que durante años y años
no tuve la oportunidad de tener. Pero quiero también gozar de la
reflexión, de pensar, de saber que cada día es único e irrepetible, de
que no hay que dejarse llevar por la vorágine, de que no es bueno no
saber dónde se está parado. Uno debería saber qué quiere uno para sí y
qué lo hace feliz todos los días … Todos … En la vida no hay fórmulas
para ser feliz. Uno puede empezar a hacer las cosas con un plan, pero a
la vez uno tiene que saber que eso se puede y a veces se debe modificar
… Cuando uno se levanta tiene que agradecer que el Señor nos ha dado un
día, pero si Él nos ofreció ese día es por algo, y uno de esos motivos
es gozar de ese día pero a la vez pensar en lo que se hace … Por eso
esta vez no lo despierto a Chris … Porque ahora necesito de ese tiempo
como también lo necesita él. Sé que a él le cuesta más levantarse y que
prefiere salir del sueño de a poco. Yo no lo tenía en cuenta y más de
una vez lo levanté apenas yo abría los ojos. Lo hacía por impulsiva, por
atolondrada, porque para mí levantarse era de esa manera … Yo viví casi
toda mi vida arriba de un bus. Yo dormía arriba de él, soñaba arriba de
él, lloraba y reía arriba de él, tuve los mejores y los peores momentos
de mi vida en el Big Bertha … Y allí nos levantábamos de ese modo …
Teníamos que darnos ánimo, teníamos que trabajar, teníamos que
levantarnos con la mejor sonrisa, aunque muchas veces no estuviéramos
con tantas ganas de hacer nada, y menos de mostrar un ímpetu y una
alegría que no teníamos … Ahora las cosas son muy distintas, bien
distintas … Ya no necesito levantarme con todas las pilas puestas, a mil
revoluciones, a toda velocidad. Ya no soy ni una niña ni una adolescente
… Ya no tengo tantas privaciones. Ahora puedo estar más tranquila y
entender que no siempre hay que ir por la vida sin pensar en lo que se
está haciendo, no pensar en lo que se va a hacer … Pobre Chris. Yo sé
que a él no le gustaba mucho que lo levantara tan de golpe y a puro
zamarreo. Pero él no me decía nada. Me veía tan contenta y tan feliz que
no quería arruinar la fiesta diciéndome que él aún no estaba para
levantarse. Tal vez hubiese sido mejor que me lo dijese. Eso me hubiese
obligado a reflexionar y lo hubiese entendido, y hasta cambiado. A veces
uno tiene que escuchar y hacerse escuchar. Creo que nadie tuvo mucho
tiempo para hacer esto. Estábamos acostumbrados a otras cosas, a otro
modo de vida … También en la vida hay que saber entender … entender los
tiempos, entender los contextos, entender a los demás. No es que antes
hacíamos mal las cosas y ahora las hacemos bien, o a la inversa …Antes
teníamos otro tipo de vida y nos tuvimos que adaptar a ello. Ahora
tenemos esta realidad y deberemos saber que lo normal son otras cosas.
El viernes pasado entendí que sólo en las emergencias nos atrevíamos a
decir lo que nos pasaba. Actuábamos con los hechos consumados … Y eso
puede ser bueno a veces y muy malo en otras oportunidades. Recordé cómo
me casé. Hoy sería una locura hacerlo de ese modo pero hoy, a
exactamente 3 años de aquel día tan loco pero tan hermoso para mí, era
lo normal. Yo quería estar con Chris y mi padre creía que era una
locura. No tuvimos la oportunidad de hablar antes. Seguíamos viviendo
todos en un bus y seguramente él pensaba que era una imprudencia que yo
hiciera eso. Tal vez él pensaba que Chris no era el tipo de hombre para
mí, tal vez pensaba que si me casaba dañaría mi imagen, sobre todo para
los varones enamorados de mí, tal vez pensaba que yo abandonaría todo
por él, tal vez pensaba que todo el plan que había trazado se iría al
infierno … Y no fue así … Plantearlo antes, hablarlo antes, no llevaría
a ningún lado. Todos los intentos fueron en vano. Nadie lo quería
entender. Es posible que mi padre tuviera razón en cuanto a que era
mejor esperar un poco, ver el horizonte más claro, ver los primeros
resultados grandes de nuestro esfuerzo. Pero él también tenía que
entender que yo tenía razón en cuanto a que yo no podía esperar. No tuve
tanto tiempo para vivir en serio un Amor. Mi niñez y mi adolescencia no
fueron normales. Aunque yo asomaba ya a los 16 años para ser una
estrella y podía jactarme de ello, además de sentirme una figura, más de
una vez añoré y desee ser una mujer normal y poder tener una vida como
la de cualquier otro. Acepté que eso no podía ser y hasta lo entendí …
Pero el ciclo natural de las cosas tenía que cumplirse y eso le quise
hacer ver a mi padre. Había encontrado el Amor de mi vida. No es que me
estaba echando a los brazos del primer hombre que me gustaba. Y eso mi
padre lo sabía … Pero en aquel momento, hace 3 años, nadie estaba
dispuesto ni a pensar mucho, ni mucho menos a cambiar. Cualquier cambio
podía ser sinónimo de catástrofe. Podría yo haberlo dejado pasar pero mi
mente y mi corazón me decían que no debía hacerlo … Supe que la única
que me quedaba era casarme en secreto y con ello hacerle ver a mi padre
que esto iba en serio, que de ninguna manera iba a dejar pasar mi
oportunidad de hacer mi vida con mi gran Amor, que de ninguna manera iba
a soportar seguir mi vida sabiendo que dejé pasar mi oportunidad para
ser feliz … Y con los hechos consumados mi padre lo entendió y aceptó la
realidad. Él me conocía muy bien y sabía que yo no haría tal locura,
como también que si estaba decidido a hacer algo, lo haría de todos
modos. Por suerte él, a pesar de ser tan estricto y de tener fama de
rudo, era hasta un adelantado para la época pues nos daba cabida a las
mujeres de la casa y aceptaba con buena gana que fuésemos las figuras
del hogar y en la vida. Sé que esto debería ser lo normal pero no lo es,
lamentablemente, y menos en nuestro ámbito. Por eso cuando nos vimos
luego de aquella “locura”, entendió que era el mayor acto de Amor que
había hecho en mi vida y que él sólo podía estar feliz. Cuando nos
encontramos, él sólo me abrazó y ni tuvo necesidad de preguntarme si
seguiría con la banda. Él sabía perfectamente que yo nunca abandonaría
la familia, que los necesitaba como ellos a mí. No sólo nos queríamos
sino que éramos un clan que iba por un objetivo, por un sueño, y para
esa época, hace 3 años, todos estábamos consustanciados con ese
objetivo. Con el tiempo vio que Chris estaba no sólo involucrado
plenamente en la banda sino que se sentía feliz conmigo y con ser parte
de la familia. Con el tiempo mi padre se dio cuenta de que a veces hay
que saber cambiar a tiempo, de que hay que darse cuenta que para que
todo siga bien sólo tenemos que hacer unos ajustes para no alterar las
cosas. Pero aún nos faltaba aprender a todos que ya no éramos los mismos
de las épocas del bus, que mis padres ya son bien adultos y nosotros ya
no somos niños, que nosotros tenemos nuestras casas y nuestras familias,
que ya no tenemos que correr para solucionar los problemas, que tenemos
que tener nuestro tiempo y nuestro rinconcito para pensar, para gozar,
para saber qué queremos y hacia dónde vamos. Nadie lo sabía, por lo
menos yo. Lo supe el viernes, en ese día que amenazaba con ser muy
lluvioso y yo me levanté presurosamente para salir al encuentro de esa
mujer que me esperaba en un motel para que nos veamos a solas … Lo iba a
hacer. Ni se me había cruzado por la cabeza no hacerlo. Pensé, como lo
había pensado toda mi vida, que tenía que ir a solucionar todo de una
bendita vez. Pensé, como hace 3 años, cuando decidí casarme en secreto,
que había que actuar impulsivamente, que no había que pensar, que había
que hacer algo y luego explicar por qué se había hecho. Me había vestido
rápidamente, había agarrado mi cartera y tomado las llaves del auto.
Estaba por salir de mi cuarto hasta que un ruido me hizo detener. Me
había asustado muchísimo. Tenía tanta tensión que hasta pensé que había
escuchado un disparo. Pero no. Era sólo que en el apuro se me habían
caído las llaves … Y entre el silencio y la oscuridad del cuarto, y mi
actitud sigilosa para salir y no despertar a Chris, ese ruido casi me
produjo un síncope … Fue entonces cuando tomé las llaves y se me pasó
por mi vista la cara de Chris dormido. Iba a seguir con mi paso firme a
la puerta pero no pude. Esa imagen de Chris me generó ternura y me quedé
mirándolo. Quise retener esa imagen antes de irme, pero de pronto sentí
un relámpago o algo así. Y pasaron miles de imágenes por mi cabeza. No
puedo precisar en qué consistían esas imágenes, pero sentí mucho, mucho
miedo. Y más cuando pude ver que frente a mí aparecían esas imágenes de
esa pesadilla que atormentaban mis sueños y que nunca, nunca podían
contar. Quise salir pero no pude. Tenía terror de salir a la puerta. De
pronto supe lo que me podía pasar pero no lo quería ver. Pero esta vez
no cometería la locura de tomar una decisión tan equivocada como fatal
para mí. Corrí hacia Chris y lo abracé fuertemente, pero esta vez no
eran con risas, carcajadas y monerías. Esta vez lo desperté con llantos,
cara de desesperación y con mis manos heladas. “¡¡Por favor, Chris, no
me preguntes nada, sólo abrázame y no me dejes salir de aquí!! ¡¡Te lo
ruego!!”, le dije al borde de la desesperación y me eché a llorar.
Estuve un largo tiempo así, y Chris sólo atinó a abrazarme y a
acariciarme. Fiel a su estilo, no me dijo nada, pero sentí que él, aun
no sabiendo todo, sabía de qué se trataba. Seguramente recordó lo que
había sucedido el día anterior, en el que me sacó de ese motel, me pidió
encarecidamente que no regresara a él hasta por lo menos esa mañana y
también que le había pedido a ella que no insistiera más por ese día …
Pero también debió haber pensado que aun con todo eso no había tomado
mucha conciencia de lo que estaba pasando … Ni él ni yo, ni mi propia
familia, imaginaban lo que esa mujer podría estar pergeñando. Yo sólo me
dejé llevar por la cara dormida de Chris, esa pesadilla y el terror a
que podía perder todo, absolutamente todo … Y no se trataba de dinero,
pues eso va y viene … Pero la vida … Chris debe haber sentido mi terror
al sentirme tan asustada y tan helada … Fue allí cuando entonces me
abrazó más fuerte aún y sólo atinó a decirme: “Sabes que siempre estaré
contigo y no haré nada que te ponga mal, pero sólo dime si todo esto es
por…”. Yo lo interrumpí en ese momento y le dije: “Sólo te pido una
cosa, sólo una cosa. Por ahora no me preguntes nada. Nada hasta que pase
el concierto de Los Ángeles. Te diré todo el domingo, cuando estemos
solos festejando nuestro tercer aniversario. Quiero que no me dejes sola
este día. Quiero que me acompañes al estudio de mi padre. No sé si
grabaré algo hoy. Prefiero adelantar el viaje a Los Ángeles. ¡¡Quiero
salir de Corpus Christi cuanto antes!! Y si llama ella, no la atiendas,
ni contestes sus mensajes. No quiero que se acerque por ahora. ¡¡No
quiero que nos engañe más!!”.
Estuve un largo rato abrazada con Chris. Como nunca me
pasó en mi vida necesité de su silencio y de su entendimiento de lo que
me pasaba sin que se lo tuviera que decir. Afuera estaba horrible.
Seguro iba a llover, como efectivamente ocurrió en la noche. Pero para
mí ese cielo gris era la certificación de que algo malo me podía
suceder. Tenía terror. Por mi cabeza pensaba si por allí esa lluvia no
la podría ver. Sentí, presentí, que no debía moverme de mi casa hasta el
mediodía. No sabía por qué. Pero sentía que hasta que no se hicieran las
doce del mediodía no debía ni intentar salir a la calle. No desayuné, ni
tomé agua. Y hasta obligué a Chris con mi abrazo de terror a que hiciera
lo mismo. En un momento de la mañana sonó el teléfono y yo con la mirada
llena de miedo le hice un gesto a Chris que ni se le ocurriera
contestar. Cuando la llamada cesó, sólo le dije: “Sólo llama a mi madre
a la casa y dile que no saldremos al estudio de mi padre hasta el
mediodía, y que ella le avise a él. Ella lo entenderá…”. Chris asintió e
iba a ir, pero se detuvo, me miró y me dijo con cara mezcla de
preocupación y de contrariedad, “¿Y si llama…”. No lo dejé terminar, me
incorporé rápidamente, me abracé de nuevo a él y le dije: “Y dile que si
llama ella, que se limite a decirle que ya me fui, que no vuelvo hasta
el lunes y que no la escuche. Ella también entenderá eso…”. Chris
asintió preocupado y fue hacia el teléfono abrazado a mí. Él le dijo lo
pedido por mí, le aclaró que estaba todo bien y colgó. Cuando le
pregunté con la mirada si estaba todo en orden, él me dijo con una caída
de ojos que sí y seguimos nuestro camino hasta el sofá del living hasta
que yo me sintiera mejor. Sentimos un par de llamadas sin movernos de
nuestro lugar hasta que algo me hizo calmar y dejar de sentirme
aterrada. Miré con cuidado el reloj y noté que ya eran las doce y cinco
del mediodía. Por una razón que no pude comprender pero mi Alma sí, me
incorporé, le sonreí a Chris y lo volví a abrazar bien fuerte. “¡¡Te
quiero mucho, Chris!! No sabes lo tanto que te quiero. Y yo sé que tú
también. Quisiera que por el resto de nuestras vidas nos los dijéramos
para no olvidárnoslo nunca y preguntarnos si alguna vez no nos surge
decirlo. Ahora sólo llévame al estudio para decirle a mi padre que
adelantemos nuestro viaje…”. Estuve mucho tiempo abrazada a él.
Necesitaba hacerlo. Necesitaba tenerlo bien cerca y que me contuviera.
Tenía que sentir que me podía permitir sentirme vulnerable y que debían
ser otros los que me sacaran de esa situación con una sonrisa, con una
palabra, con un abrazo. Porque arriba del escenario yo tenía que ser la
dueña del espectáculo, y la responsable de que todos se sintieran
alegres y contenidos. Yo sabía que debía sacarlos de sus problemas
cotidianos aunque más no sea por unas horitas, y quién sabe, por allí
con mis canciones, con mis palabras, con mis actitudes, con mi ejemplo y
con mis actuaciones podría hacer que se sintieran bien todo el tiempo,
que tal vez pudieran encarar cada problema cotidiano con una sonrisa.
Eso, precisamente eso, fue lo que yo aprendí desde muy pequeña. Aprender
a valorar, a valorar la vida, a saber lo que significan no sólo los
buenos logros sino también la mejor predisposición para encarar
cualquier aspecto de nuestras vidas … Estoy segura de que si todos
supiéramos lo importante que es ver las cosas del modo positivo, de
saber gozar de pequeñas cosas en momentos o en situaciones en las que
hay más para lamentarse que para gozar, otro sería el mundo. La actitud,
la actitud ante la vida … A veces nos quedamos con lo que no fuimos, con
nuestras frustraciones, con lo que no pudimos lograr. Si nos quedamos
con eso seremos resentidos toda nuestra vida y seremos desdichados para
siempre … ¿Qué hubiese sido de mí si hubiese encarado mi niñez y mi
adolescencia de ese modo? No hubiese logrado nada, absolutamente nada.
Tal vez yo no tuve la oportunidad de ver las cosas de ese modo. Si
hubiese optado por ese camino, hoy estaría mendigando por las calles. Y
yo no me lo hubiese permitido, ni nadie de mi familia, y menos mi padre.
Él nos enseñó a ser dignos y a saber ganarse la vida con honestidad,
trabajo y esfuerzo, mucho esfuerzo … Cuando comenzamos a tener éxito
recién allí me confesó una cosa: “¿Sabes, Selena? ¿Te acuerdas cuando
nos quedamos sin casa y nos mudamos en lo de mi hermano en Corpus
Christi? Te confieso que hubo un momento en el que tiré la toalla, me
había resignado. No conseguía trabajo y nos faltaba dinero para
mantenernos. Acepté con mala gana y con la peor de las depresiones la
sugerencia desesperada de tu madre: ir a la Agencia de Desocupados para
que nos dieran el subsidio por desempleo. Cuando llegamos y vi lo que
tenía que hacer la gente para mendigar por un plato de comida diario,
tomé a tu madre de la mano y le dije: ‘No. Esto no es para nosotros.
Vamos a salir. Seguro que vamos a salir. Ten fe en mí y en el Señor.
Triunfaremos. Ya verás. Te asombrarás de que vivamos de la música. Haré
todo lo posible para al menos vivir dignamente de nuestro trabajo y no
de la mendicidad. ¡¡Te lo juro. Ya lo verás!!’. Y aquí estamos m’hija.
Gracias a nuestro esfuerzo y a tu talento hoy vivimos de esto
honestamente ¡¡y seremos un ejemplo digno para todo el mundo!!”.
Recuerdo que mi padre me abrazó y se sentía emocionado. Yo también.
Había sido muy duro lo nuestro, pero también muy loable. Vaya a saber
cuánto tiempo estuvo aguantando decirme eso juramentándose no
confesármelo hasta que lográramos ver las primeras manifestaciones de
nuestro éxito … Lo cierto es que casi no tuvimos opción, o al menos la
segunda chance no la queríamos ni ver. Así lo aprendí y así encaré toda
mi carrera … Y mientras abrazaba a Chris recordaba que por no pensar,
por querer tomar decisiones apresuradas, por no tener en cuenta o por no
asumir mi nueva condición también me olvidaba de mi público. Yo ya no
podía tomar decisiones apresuradas sin pensar que las consecuencias
negativas que podría sufrir yo las padecería mi público también. Yo ya
tenía una responsabilidad para con ellos. La gente me necesitaba como yo
a todos ellos. Para muchos era un ejemplo, una guía, su alegría, su
compañía. Cualquier cosa que me pudiera pasar a mí lo sufrirían ellos.
Del mismo modo que todo logro de mi parte era festejado por mi público
como un triunfo de ellos también; cualquier revés, cualquier equívoco,
cualquier mala jugada lo padecerían ellos con tanta dureza como yo. Yo
ya no era la cantante texana hecha una promesa. Para buena parte de los
Estados Unidos, México y Centroamérica yo ya era una estrella, una
celebridad, alguien que estaba por conquistar el mundo sin duda. Yo ya
encabezaba campañas para la vuelta de los niños al colegio, por la no
violencia contra la mujer, de numerosas marcas que me tenían como su
figura de confianza. Yo no podía decepcionarlos, yo no podía tirar por
la borda la confianza depositada en mí … Conforme pasaba el tiempo desde
que vi aquel rostro dormido de Chris, más tomaba conciencia del rol que
tenía, del lugar en el que estaba parada. Y me dio miedo, mucho miedo.
Porque empecé a darme cuenta de la locura que estaba por cometer, del
daño que me podrían haber hecho, de que evidentemente no teníamos todo
controlado, de que no estábamos actuando en su totalidad a la altura de
las circunstancias. Cada vez me daba más cuenta de que ya no éramos los
mismos que estábamos arriba de un bus yendo de pueblo en pueblo buscando
mejor suerte en nuestras vidas. Ahora buena parte de lo que habíamos
soñado lo habíamos logrado. Sólo nos faltaba un pasito más, sólo un
pasito más y el mundo era nuestro. Teníamos que estar bien concentrados
en nuestro futuro disco en inglés, de cómo debían ser nuestros futuros
conciertos en México y en Estados Unidos, de cómo debíamos encarar
nuestra primera gira por Sudamérica ... Sí ... Había llegado el momento.
Ya no nos podíamos permitir pensar en otras personas y en otros
problemas. No teníamos por qué estar detrás de la locura y de los
problemas de otras personas. Teníamos que permitirnos ser un poquito
egoístas … Sí, un poquito egoístas para evocarnos a lo nuestro y dar
nuestro último gran salto. Éste es nuestro año. Sin duda que es nuestro
año. No sé si 1995 nos verá en el primer lugar. Ya veremos al final de
él. Pero mínimamente tendremos que estar en el camino. Por lo menos en
este año debemos lograr algo que nos permita decir que ya lo tenemos,
que es sólo recorrer el camino y llegar a la meta. Fue allí, en ese
momento, que solté mis brazos a Chris y le dije que ya nos fuéramos, que
había mucho por hacer, mucho que realizar para el concierto del día
siguiente en Los Ángeles…
Recuerdo que fuimos lentamente en auto camino a
q-productions. Todo estaba raro, muy raro, pero a la vez todo estaba
bien. Fuimos durante todo el viaje en silencio absoluto. Tal vez Chris
debería sentirse cómodo, y en parte era así, pero se sentía inquieto.
Quería decirme muchas cosas, sobre todo quería preguntarme sobre lo que
pasaba y sobre lo que pensaba de ella … Pero como siempre respetó mis
tiempos y mis decisiones. ¡¡Qué buena persona es Chris!! Más de uno
habrá dicho que es una persona alocada, muy díscola y extrañamente
introvertida. Pero no es así. Yo lo descubrí y le hice ver lo valioso
que era. Podría jactarme de que yo lo supe llevar por el buen camino,
que yo le hice ver lo bueno que tenía enfrente, que el mundo no es tan
malo como parece. Pero no es así. Yo sólo le hice ver a Chris que se
mirara, y que se viera qué es y qué quiere ser en la vida. Sólo le hice
ver que era un ser maravilloso y que no tenía que sentirse avergonzado
por ello. Le hice ver que lo que hacía cotidianamente era hermoso y no
un objeto de burla. El mérito es de él que se permitió descubrir y que
se sintió que podía ser tal cual era sin hacerle daño a nadie,
sintiéndose mejor y hacer que los demás se sintieran del mismo modo … De
pronto en la rareza de ese día noté que el sol se había asomado por
entre las nubes. Era una buena señal … para mí, no para el día. Mi madre
siempre me dijo que en un día lluvioso, si por un instante sale el sol,
eso no significa que pronto despejará, sino que seguirá lloviendo y peor
aún … Pero ese sol que se asomaba por un instante era para que yo lo
viera, para hacerme ver que entre tantos nubarrones de la vida había una
salida, una oportunidad. Me sentí liberada, me sentía tranquila. Sabía
que todo dependía de mí. Que si yo me lo proponía sin duda lo lograría.
Y que tenía mucha gente que me quería, que me apoyaba y que tenía toda
su confianza depositada en mí … Levanté mi brazo izquierdo y le acaricié
el pelo a Chris mientras le sonreía y nos mantuvimos así hasta que
llegamos a q-productions. Cuando estaba bajando y me disponía a
ingresar, Chris me dijo: “¡¡No te apures, Selena!! Recuerda lo que me
dijiste antes. Espera que te acompañe al estudio”. Yo me quedé parada
esperando a que él me alcanzara y llegáramos juntos abrazados hasta dar
con mi padre y con mi hermano. Nunca me sentí tan querida y tan
contenida. Ya sentía las fuerzas que necesitaba para seguir por mi
camino…
Cuando ingresé al estudio abracé con efusividad a A.B. y
a mi padre. Ellos me miraron contrariados. Seguramente me iban a decir
algo, sobre el porqué de mi llegada tarde, de que deberíamos grabar algo
antes de salir al otro día para Los Ángeles, pero algo notaron en mi
rostro y se quedaron en silencio. A veces uno no se da cuenta de la
dimensión de lo que uno expresa con una mirada, con un gesto, con una
palabra. Yo actuaba como si fuera un día más aunque supiera en mi
interior que no lo era. Y se ve que ello lo captaron así. Por eso se
quedaron mudos esperando lo que les iba a decir. “Sé que me esperaban
para seguir grabando el disco en inglés, que hay que apurarlo, que para
el verano debería estar listo. Pero les ruego que hoy no hagamos nada.
Es más. Quiero que vayamos ya mismo para Los Ángeles … Les prometo que
lo que no hagamos hoy lo haremos el lunes mismo, que trabajaré el doble
y hasta el triple cada día si es necesario … Sólo les pido a cambio que
ya vayamos para Los Ángeles. Lo que quiero hacer allí es algo que
contribuya a ese disco. Me gustaría estar bien temprano mañana ensayando
más temas en inglés para incluirlo en el concierto. Si tiene que durar
más tiempo el concierto, que dure. No voy a dejar de hacer los clásicos,
pero quisiera sorprenderlos un poquito … Me gustaría ya cantarles uno de
los temas que ya grabamos para el disco ... ¿Qué tal
si cantamos ‘Dreaming of you’, ‘I could fall in love’ o ‘I’m getting
used for you’? ¿Y si
cantamos todas esas juntas? ¿Y si cantamos esa que aún no grabamos pero
venimos ensayando, esa que dice ‘¡¡Oh, no!!’? ¡¡Vamos, animémosnos!! Yo
no quiero esperar a que salga el disco para cantar esos temas. No quiero
llegar con todo el miedo acumulado para mi primer concierto casi
enteramente en inglés. Quisiera probar ahora, quisiera animarme a cantar
esas canciones que no esperan y emocionarlos. Yo sé que puedo hacerlo.
¿Acaso ustedes no lo creen? ¡¡Díganme que sí!! ¡¡Se los ruego!! Aunque
sea déjenme cantar sólo un par de canciones…”. Cuando terminé de
decirles mi pedido, casi ruego, mi hermano se apresuró a decirme: “Me
parece una gran idea, hermana. Es un poco arriesgado, más que nada
porque no lo estuvimos ensayando, pero si lo hacemos ahora aquí, o
mañana en Los Ángeles, algunos temas nuevos podremos tocar. Sólo que por
allí nos convendría hacerlo aquí en vez de grabar y viajar mañana a Los
Ángeles…”. Yo lo escuché con alegría pero lo interrumpí de inmediato:
“¡¡No, A.B.!! ¡¡No!! ¡¡Tenemos que irnos de aquí cuanto antes!! Quiero
viajar ya, como mucho a la última hora de la tarde, para poder ensayar
desde temprano en Los Ángeles mañana. No quiero estar más tiempo aquí en
el día de hoy. Y les pido que por hoy no me pregunten por qué. Yo luego
se los explicaré. Ya se lo dije a Chris y él me entendió…”. Mi padre y
mi hermano miraron a Chris y él los miró con cara de ruego, de que
aceptaran sin más, de qué él sabía por qué. A.B. se puso serio y nos
dijo que él ya se disponía a conseguir los pasajes en avión para salir
cuanto antes para Los Ángeles. Mi padre lo miró y con un gesto le dijo
que lo hiciera ya mismo mientras me dijo. “Si así lo quieres, así será,
Selena. Espérame que le voy a decir a todos que no grabaremos hoy”. Y se
fue en silencio para el interior del estudio. Yo me quedé sentada en uno
de los asientos del estudio mientras Chris me tomaba de la mano y me
sonreía en silencio. Yo estaba muy nerviosa pero a la vez muy decidida.
Sólo quería salir cuanto antes de Corpus Christi. Sentía que hasta que
no estuviera en Los Ángeles no podría estar en paz conmigo misma, por lo
menos durante ese día … Al rato vino A.B. y nos confirmó que por suerte
había conseguido los pasajes para salir al fin de la tarde, por lo que
debíamos apurarnos para llegar al aeropuerto. Fue allí cuando apareció
mi padre y me dijo que antes de salir quería hablar sólo unos cinco
minutitos a solas conmigo, que no me preocupara, que era sólo para
ajustar el tema del concierto del día siguiente. Chris me miró y yo me
incorporé con cara de que no se preocupe y con mis labios le hice la
mímica de que se quedara allí, de que ya volvía, mientras que con la
mano le marcaba los cinco minutos para que al cabo de ese tiempo me
fuera a buscar. Pensé por un instante que mi padre buscaría una
explicación a mi decisión, o me regañaría por atrasar la grabación o que
osara, incluso, con adelantar en vivo mis nuevos temas en inglés. Ya
estaba pensando en buscar algún justificativo para responder a esas
preguntas sin tener que decirle las verdaderas razones, al menos hasta
dentro de unos días. Una vez sentados en unas sillas en pleno estudio de
grabación mi padre me sorprendió con sus palabras: “No te voy a
preguntar por las razones de esta decisión, pues te conozco y sé que no
me las dirás. ¿Sabes? Aprendí la lección. Se están por cumplir 3 años de
tu casamiento, y así como tuviste tus buenas razones para decidir algo
que fue bueno y sabio para ti, ahora tendrás otras buenas razones para
hacer esto. Sólo te pido un favor o, mejor dicho, escucha este consejo:
no pongas en juego tantas canciones del nuevo disco. No lo digo por los
ensayos y preparativos. Lo digo por la gente. Ellos esperarán los éxitos
de siempre y, como mucho, soportarán, uno, dos temas nuevos. Espera a
que la gente escuche esos temas, se acostumbre a ellos, les guste y
desee verlos interpretar por ti en vivo. No los quemes ahora. No los
desperdicies. Hazme caso. Sólo uno o dos temas. Mejor un tema y parte de
otro … Piénsalo. Me lo agradecerás después. ¿Sí?”, y se me quedó mirando
con una ternura y una confianza de la cual no estaba acostumbrada a ver
en él …Muchas cosas raras habían pasado aquel 31 de marzo … Yo miré para
abajo, asentí con la cabeza, mientras mi padre me abrazaba y me decía.
“Me alegra mucho que me hayas escuchado. ¡¡Ahora, vamos!! ¡¡Apurémosnos
que nos queda poco tiempo para ir a Los Ángeles!!”. Yo me dispuse a
salir delante de mi padre. Era extraño. Yo salía seria. Él sonriente.
Cuando Chris me preguntó si todo estaba bien, yo le dije que todo estaba
extrañamente bien. Podría estar contenta pero no lo podía exteriorizar
hasta verme fuera de Corpus Christi. Mientras ello no ocurriera yo
tendría ese nudo en el estómago y esas puntadas en la cabeza. Pero una
cosa tuve en claro en ese momento. Que no hay que esperar a que las
cosas cambien … Basta que uno cambie para que los demás acepten nuestro
cambio y actúen en consecuencia…
Durante mi estada en el avión casi no hablé. Me hacía la
dormida, luego abría los ojos y miraba para la ventana. Estaba
nerviosísima pero no quería demostrarlo ni decirlo, pero se notaban
todos mis sentimientos a la distancia. Chris se mantenía al lado mío
sosteniendo mi mano y yo aferrándome a él sin darle otra oportunidad que
contenerme. En un momento vi que él se retiró y yo me alarmé. Pero
pronto me tranquilicé cuando vi que al lado mío se había ubicado mi
madre. “Deja que descanse un poquito”, le dijo y pronto comenzó a
acariciar mi cabeza mientras yo me ponía acurrucada por encima de su
falda. “Qué lindo es revivir esos momentos en los que eras una niña y
venías a mis brazos para que te acariciara en el bus mientras íbamos de
pueblo en pueblo…”, me dijo mientras me daba un beso y yo cerraba mis
ojos esperando que ese momento no se fuera nunca … Estaba dormitándome
cuando casi susurrándome al oído mi madre me dijo: “No me tienes que
decir nada. Sé que si me necesitas vendrás a mí como cuando eras niña …
Lo único que quiero que sepas es que siempre contarás conmigo y que cada
vez que necesites ayuda cuentes con nosotros. Nada mejor que sepamos lo
que nos pasa para ayudarnos…”. Yo me incorporé un poquito para abrazarla
y quedarme así un largo rato. No pude dejar de llorar, pues en lo más
interno de mi Alma y de mi corazón sentía que cualquier error me podía
llevar a no verlos nunca más, que cualquier apresuramiento, que
cualquier problema sin diálogo nos podría llevar a un error fatal. No
podía dejar de pasar por mi mente aquel reportaje en el que mi madre
decía que no podía imaginarse su vida sin mí y eso me hacía abrazar más
a mi madre y llorar con fuerza …Mi madre en ningún momento me preguntó
por qué ni me pidió explicación alguna. Estaba segura de que entendía
todo, y de que estaba feliz y aliviada de que en ese momento ella
estuviera allí conmigo. Y más me emocioné cuando vi que mi hermana
Suzette se acercaba con unos doritos y me decía que aunque no pudiera
tocar estaría allí conmigo. “Sabes que en este tiempo en el que no vengo
tocando en la banda no estuve acompañándote siempre pues pensé que no
era necesario y que no me necesitabas. Me he dado cuenta de que no es
así. ¡¡Por eso quiero que sepas que siempre estaré a tu lado, esté o no
tocando para la banda!!”. Estuve abrazada a mi madre y a mi hermana un
largo tiempo entre risas y llantos hasta que A.B. vino corriendo a la
voz de “¡¡Selena, Selena!! Tengo una buena y una mala noticia para ti …
¿Qué prefieres que te diga primero?”. Yo lo miré extrañada y
resignadamente le dije. “Dime primero la mala…”. “Que me olvidé de las
partituras de los temas nuevos en inglés para tocarlos en vivo…”. Yo lo
miré entre la desesperación y la furia, pero me contuve y le dije: “Pues
entonces, ¿cuál es la buena?”. ¡¡Que por suerte las tiene José Behar y
él ya está en Los Ángeles!! Y nos espera a cenar allí … ¡¡Ah!! Ya me
olvidaba decirte … No sé si lo notaste … ¡¡Estamos a 5 minutos de
llegar!!”. Cuando me dijo A.B. esa humorada le tiré con un almohadón del
asiento del avión mientras me desternillaba de la risa. Luego me dirigí
a mi asiento para recoger mis cosas y permanecí casi en silencio hasta
que el avión aterrizó en la ciudad. Bajé los escalones muy despacio
hasta que pisé el suelo de Los Ángeles. Era aún 31 de marzo, más
precisamente las 10 de la noche. Pero me sentía aliviada, contenta,
salvada. De pronto vi que nos estaba esperando José Behar y me adelanté
a las corridas para abrazarlo y para agradecerle por todo lo que hizo
por nosotros en estos últimos 5 años. Sentía que revivía, que vivía por
segunda vez, que el Señor me había dado una nueva oportunidad para hacer
lo que debía realizar en la vida. La necesidad de abrazar a todos era la
certificación que necesitaba sentir de que estaba todo bien, de que mis
afectos estaban conmigo, de que yo estaba con ellos, que yo estaba viva,
que no debía desperdiciar ninguna oportunidad más, que cada momento, que
cada instante debía aprovecharlo en pos de todo lo que más deseaba como
artista y como persona … “Mira, José. Que no me escuchen los demás, pero
luego quiero contarte mis planes para el concierto de mañana. Me
gustaría saber que cuento contigo para hacerlo”, le dije con seguridad y
firmeza. “Pero Selena … Sabes que sólo tienes que pedirme lo que deseas
y que yo te complaceré de inmediato … Yo confío en ti y sólo quiero
facilitarte las cosas para que lo que desees se cumpla al instante, para
que el éxito llegue sin sobresaltos…”, me dijo con ternura. “Gracias,
José. Sé que cuento contigo ... Quiero que mañana nos encontremos bien
temprano en el estadio en el que se desarrollará el concierto. Allí te
diré lo que deseo. Quiero encontrarme contigo y con A.B. Y que una vez
que nos pongamos de acuerdo, hacer todo lo posible para que el concierto
sea algo inolvidable para todos. ¡¡Pero no quiero que lo sepa más
nadie!! ¡¡Y menos aún mi padre!! ¡¡Que esto quede entre los tres!!”, le
imploré. “No te preocupes, Selena. ¡¡Así será!! Ahora cenemos y mañana
ultimemos detalles”, me dijo José mientras me abrazaba y me daba un
beso. Fuimos para ver a los demás y antes de cenar lo aparté a A.B. para
enterarlo de lo acordado. Él lo entendió y no hablamos más del tema
hasta el otro día, hasta el gran día, el día en el que decidí que iba a
ser Selena para todo el mundo…
Casi no pude dormir en esa noche. Estaba excitada, muy
excitada y expectante. Tuvo que pasar mucho tiempo y estar en la certeza
de que era 1 de abril para dormirme. No creo que haya pasado mucho
tiempo entre que pude dormirme profundamente y sonara el despertador. Me
levanté como un resorte y agradecí como nunca la llegada del nuevo día.
Uno no sabe de razones ni de actitudes sin mucha explicación. Pero a
veces las cosas son como son y todo tiene una razón, aunque no sepamos
realmente cuál es el motivo de muchas de las cosas que nos pasan. Yo
sabía esa mañana que nadie podría detenerme y que podía estar tranquila,
muy tranquila. Lo peor había pasado y ya no tenía de qué preocuparme,
aun sabiendo de que esa mujer estaría por allí al acecho y buscando su
cometido a como sea … Pero algo o alguien me decía que ya podía estar
tranquila, que ya nada podría pasarme … Fui en busca de A.B. no sin
antes darle un pequeño beso a Chris. Pero para mi sorpresa Chris se
levantó alarmado y me preguntó que a dónde iba sola, que cómo no le
había avisado antes de marcharme. Yo traté de decirle que ya no tenía de
qué preocuparse, que todo estaba bien, que ya le explicaría al otro día
lo que me había pasado. Aun así, Chris me dijo que no me dejaría ir sola
a ningún lado hasta que estuviéramos solos para el aniversario y le
explicara todo. Yo acepté su imposición con una sonrisa y esperé a que
se preparara para acompañarme. No hay nada más lindo para una mujer que
sentirse querida, necesitada, protegida. Cuando Chris ya estaba listo,
me dirigí a la habitación de A.B. y golpee su puerta con el sonido de
una contraseña. Al rato él salió presuroso y yo le dije si ya le había
dicho a nuestro padre que nos adelantaríamos para ensayar. Él me dijo
que sí y salimos los tres en busca del estadio y de José Behar. Una vez
allí nos juntamos con él y sumé a Chris en la charla. Sólo le expliqué
que quería incluir 3 temas del nuevo disco en inglés y que los pondría
en el medio de todos los demás temas, que no tenía un orden prefijado,
que como tenía tantos deseos de cómo podría interpretarlos en vivo, que
quería cantarlos en el momento en el que yo lo creía conveniente. Por
eso había pensado en que él podría conseguir algunos músicos y cantantes
que podrían servirme de acompañantes para esos temas y que me estaban
acompañando para grabar el disco en inglés, sin que por ello tuviera que
comprometer a la banda para ensayar en unas horas esas canciones … José
Behar se sobresaltó pues no tenía mucho tiempo y porque era una apuesta
muy arriesgada. Él sólo atinó a decirme: “Es difícil, pues puedo
conseguir a los músicos y coristas para esta noche, pero tendrían que
coordinar contigo en esos temas. Y no creo que tengas tiempo…”. Antes de
que entrara en desesperación, yo le dije. “De eso no te preocupes, José.
Tú consíguelos. Sólo dile que serán 3 temas y que sólo tienen que seguir
mi señal para empezar. Yo luego hablaré con ellos. Ya verás. Todo va a
resultar”. José Behar asintió en silencio y salió presuroso para hacer
los llamados correspondientes. Inmediatamente A.B. me tomó del brazo y
me dijo: “¿Pero te has vuelto loca, Selena? ¿Cómo crees que podremos
lograrlo? No hay tiempo. Si se entera nuestro padre…”. Yo lo miré
serenamente a los ojos y le dije: “Todo va a salir bien, A.B. Confía en
mí. Tú sólo asegúrate de que los temas de siempre salgan bien, y si
pregunta nuestro padre sólo dile que tocaremos un tema y que ya está
ensayado. Por lo demás, déjalo todo en mis manos. Yo me voy a
arreglar…”. Mi hermano me miró más tranquilo pero aun así sin
comprender, y cuando vio que Chris con un gesto le dijo que me dejara
hacer lo que pedía, él se apartó y dijo: “¡¡Está bien, está bien!! Haré
lo que me pidas. Eso sí. Si sale mal, tú te harás responsable con
nuestro padre. ¿Entendido?”. “¡¡Entendido!!”, le dije con una sonrisa.
Allí A.B. se desarmó y sólo atinó a abrazarme y a decirme: “¡¡Te quiero
hermana!! ¡¡Suerte!! ¡¡Estás loca pero tienes mi apoyo!! ¡¡Sé que lo
harás y bien, como siempre!!”. Cuando él se marchó para juntar a la
banda, yo fui mirando el escenario y lo recorrí para saber cómo debía
moverme, cómo debía planificar lo pensado de antemano … Por suerte, José
Behar vino pronto para anunciarme que tendría a todos los músicos y
cantantes disponibles en poco tiempo: “¡¡No me vas a creer, Selena!! No
es que los haya conseguido por ser el presidente de Emi Latin, pues aun
así me hubiesen colgado los teléfonos sin poder completar mi pedido …
Bastó que te nombrara a ti para que aceptaran sin más. Todos tienen el
mejor recuerdo de ti en las grabaciones y no dudaron en colaborar para
el concierto de hoy. ¡¡Todos saben que llegarás lejos, sin duda, y te
quieren mucho!!”. Yo le sonreí toda emocionada … En cierto modo, ya
había logrado más de un éxito con ese gesto … No pasó mucho tiempo de
ello, y mientras yo ensayaba en el escenario mis clásicos de siempre con
la banda, cuando empezaron a llegar todos los músicos y coristas. Yo
sólo les dije lo que iba a cantar, que iban a estar juntos en un costado
del escenario y que cuando les diera una señal determinada empezarían a
cantar los temas elegidos: “Dreaming of you”, “I
could fall in love” y “I’m getting used for you”. Luego me
permití ensayar con ellos no sólo los temas sino la coordinación. La
buena predisposición de todos facilitó las cosas. Lo hicimos en tiempo
récord y con el tiempo justo. Luego les pedí a todos que se liberaran
hasta la hora del concierto mientras yo me iba a descansar y a comer
algo. No había hecho nada de ello hasta allí, hasta tener la certeza de
que tenía todo listo y controlado para lo que se vendría esa noche. Todo
listo y controlado … hasta para improvisar y para dar el gran salto al
vacío que, si salía bien, no tendría ninguna complicación y sería mi
consagración definitiva. Me marché con la única intención de descansar y
de comer. Al cabo de unas horas, y apenas me levanté y supe que era la
hora, sólo me dirigí al escenario con la seguridad de que lo lograría.
Por horas no recordé el vestido largo y blanco que me había puesto, el
peinado voluptuoso y enrulado que lucía, ni los aros que me puse y que
luego los arrojé al suelo en cuanto se me escapó uno, como me solía
pasar. No lo recordé porque me dejé llevar, me dejé llevar por mi
seguridad, por mis sueños, por mi voz, por mi soltura, por mi esfuerzo,
por mi historia. Hasta allí era Selena, la artista texana, la artista
latina, el gran sueño americano. A partir de allí comencé a ser Selena,
la gran cantante internacional, una realidad, una mujer que haría
historia en el mundo ... Todo salió perfecto .... Yo no lo supe hasta
mucho después, hasta que supe que había terminado todo al sentir los
abrazos y felicitaciones de todos, y las exclamaciones de mi padre
diciéndome con lágrimas en los ojos: “¡¡Me has engañado!! ¡¡Me dijiste
que sería un solo tema y fueron tres!! ¡¡Pero qué importa!! Gracias por
haberme mentido, por esta vez. Has dado un concierto maravilloso. ¡¡Eres
mi orgullo y todo es por tu propio mérito!!”. Recién allí, recién allí
supe que había tocado el cielo con las manos. Recién allí pude saber que
había aprovechado mi oportunidad y que estaba a la altura de las
circunstancias … Recién allí supe que todo lo hecho no había sido en
vano. Recién allí me sentí que era definitivamente la mejor, no sólo
para mí, no sólo para mi familia, sino para todo el mundo. Recién allí
supe lo que era sentirse una gran artista…
Y ahora estoy aquí, de vuelta de Los Ángeles … Ya es 2 de
abril. Y estoy mirando a Chris cómo sigue durmiendo …. Nos fuimos con
Chris a casa para celebrar nuestro tercer aniversario de casados, pero
llegamos tarde y exhaustos, y nos fuimos a dormir un ratito para poder
celebrar más tranquilos y a lo grande. Todavía estaban los ecos del
concierto del día anterior y me di cuenta del gran salto que había dado
cuando en las tapas de los diarios mencionaban mi actuación en Los
Ángeles. Recordé la emoción de 3 años atrás al verme en las tapas de los
diarios de Monterrey y de Corpus Christi hablando del éxito de la
verdadera “artista del pueblo” cuando pisé por primera vez aquella bella
ciudad mexicana. Ahora las tapas de todo Estados Unidos hablaban de la
“gran artista latina”, del “gran fenómeno de los años ‘90”. Sólo me
faltaba ver las tapas de los diarios de Sudamérica y de Europa. Pero
para eso había tiempo …Sólo era cuestión de seguir el camino sin prisa
pero sin pausa … De pronto, Chris se levantó y tan pronto me vio, me
pidió que lo esperaba en la antesala. Yo me reí … ¡¡Pobre, Chris!! Yo ya
sabía el anillo que me iba a regalar. Aún no sabe que las mujeres nos
enteramos de todo. Me gustaba igual que mantuviera ese Alma de niño …
Cuando llegó, yo lo sorprendí con otro anillo, el famoso anillo de
huevos faberge que me había regalado esa mujer. Él me miró sorprendido.
“Sabes que es de lo que más quiero. Por eso te lo entrego. Y si alguna
vez te fallo, me lo devuelves. Así sabré qué es lo más importante para
mí…”. El me abrazó y me dio un largo beso, pero me preguntó por qué
hacía eso, qué era lo que tenía para decirme ese día. Justo en ese
momento se escucha un golpeteo desesperado en la puerta de casa. Chris
se sobresaltó, pero yo no. Fui hacia la puerta y vi que era A.B. Entró y
me dijo: “Acaban de arrestar a nuestra presidenta del fans club. ¡¡Aún
no sé qué pasó, pero parece que fue a q-productions y amenazó con
disparar!! Por suerte no hay heridos, pero creo que hablaba de ti. ¡¡Por
favor, no salgas a decir nada!! ¡¡Ya nuestro padre lo hará por
nosotros!!. Yo tapé su boca con mi dedo índice y le dije: ¡¡No te
preocupes, A.B.!! Tengo algo más importante que hacer. Sabes que es mi
aniversario de casada. Dile a nuestro padre que estaré celebrando y que
por eso no atenderé a la prensa. Será por hoy .... Sólo por hoy…”. A.B.
se sonrió mezcla de tranquilidad y de vergüenza, y me prometió que eso
le diría a mi padre. Cuando cerré la puerta, Chris se acercó a mí y me
dijo: “Era eso lo que tanto te asustaba el viernes. Era porque…” ...
“Digamos que sí”, lo interrumpí poniéndole también mi dedo índice sobre
su boca … “Pero ahora no hablemos. Tenemos algo más importante que
hacer. ¿No te parece?”, y lo llevé de la mano a nuestra habitación.
Chris se sonrió y yo me sentí la mujer más feliz del mundo. Tenía el
mundo en mis manos pero lo tenía para que él me quisiera, sólo me
quisiera. Ahora sí estaba segura de que con Amor todo lo podría lograr.
Nada más hermoso que estar segura de ello en mi tercer aniversario de
casada…
(Pocas veces me ha ocurrido no tener que decir nada más,
ni acotar nada luego de leer un relato sobre Selena… Sólo me queda por
preguntarme una y otra vez si alguna vez esta historia se cumplirá, si
Dios me concederá de una buena vez el deseo desesperado de mi parte de
alguna vez ver a Selena exitosa y feliz, sobre todo feliz…)
Selena: todo los días rezo por ti, todos los días rezo
por un futuro mejor con tu presencia que todo lo ilumina…
Aquella tarde que Guadalajara se iluminó con tu
presencia, Selena…
Aún lo recuerdo y me cuesta entender que haya pasado tanto tiempo ... Es
que cuando uno ha tenido la dicha y el placer de conocer a Selena no se
la olvida jamás. Para lamento mío y de tanta gente, su partida absurda
de este mundo ha hecho que uno no sea el mismo desde aquel día ... Es
curioso. Con el tiempo experimenté lo mismo que tantos otros. No digo
que la subestimé o que no le di importancia. Digamos que cuando supe que
vendría para ser entrevistada en nuestro programa de radio allí en
Guadalajara, pensé que vendría con aires de diva, que se haría la
importante y la mujer fatal en nuestro humilde programa de radio. Yo no
sabía si con la fama había cambiado mucho, pero lo presentía … Y esa
sensación denotaba mis prejuicios hacia ella y en general ante la vida
... Pero más allá de eso, me preparé para la ocasión que se me
presentaba, tratándose Selena de una estrella en ascenso que estaba
pegando muy fuerte en México. Sabíamos que estaba provocando furor no
sólo ya en Monterrey sino en toda la República Mexicana, pero también
teníamos entendido de su proyecto de hacer un disco en inglés. El equipo
de producción había pensado en hacerle una entrevista lo suficientemente
larga como para que se pudiera hacer en dos emisiones, por lo que
habíamos pensado en hacerle unos textos de presentación para que ella
misma los leyera y fueran más atractivos para el oyente. También
habíamos instalado una cámara de video para que se registrara su
presencia. Pero en todo momento supuse erróneamente que la entrevista
sería más bien para el lucimiento de ella, para que Selena anunciara sus
presentaciones, para que ensalzáramos su figura. Yo tenía conocimiento
de Selena y la consideraba una excelente artista, pero no sabía con qué
me encontraría. No sabía si sería aquella humilde cantante que no
hablaba bien el español, y que se mostrara tan tímida frente a las
cámaras y a las entrevistas, o aquella artista sonriente, segura y
famosa que no sólo paseaba su éxito sino que ya exhibía su seguridad y
su fama a través de su boutique y de su propia línea de ropa. Sabía que
arrasaba con todos los premios internacionales, que había hasta obtenido
ese año un Grammy, que emergía como una figura a la que nada la detenía,
a la que no había barrera que la contuviera. La esperábamos con Consuelo
buscando tal vez rescatar más a la persona que a la artista, habiendo
preparado preguntas que la obligaran a hablar de sus sueños, de ella
misma, de sus planes. Buscamos también que Selena se adaptara a nuestro
ritmo, a nuestros chistes y a que ella se integrara a nosotros ... Sí.
Lo debo confesar. Aunque todos la queríamos y respetábamos, nos
molestaba un poquitito su acento norteamericano, que a veces no
entendiera algunas palabras en español o que incluso insertara algunas
palabras en inglés en el medio de sus conversaciones. No era una
cuestión personal. Lo hacíamos con todos … Pero también sabíamos, en el
caso de Selena, que ella había evolucionado muchísimo, que se había
esmerado en hacer las cosas bien, que sabía hablar a esa altura el
español con mucha fluidez … Cuando recuerdo cómo fue la entrevista, el
impacto que nos provocó su presencia, la lección de vida que nos dejó,
lamento que por allí no le hayamos dado más dimensión a las cosas que
había hecho ese día tan caluroso en el que la recibimos. Como tantos
otros, yo también pensé que habría otra oportunidad, otros reportajes,
otros encuentros. Es increíble lo que generan estas cosas. Recuerdo que
cuando habíamos terminado la entrevista, por la premura que teníamos
para dejar todo listo para luego ser editado el material para esos dos
programas, yo le pasé rápida y displicentemente un papel en el que le
indicaba lo que tenía que leer y decir. Recuerdo que ni la miré, en el
apuro que tenía para que todo saliera bien y atento a las señas del
operador ... Ni la miré a Selena ... Luego me arrepentiría para siempre
de ese acto. Si hubiese sabido lo que pasaría espués, si hubiese tomado
la verdadera dimensión de lo que tenía enfrente, yo no hubiese dudado un
instante en lo que debía hacer … Pero no lo hice … Y eso que me había
impresionado ella y no sólo por su figura increíble ... No ... El que
llegó a conocer a Selena sabe a qué me refiero con esto que afirmo ...
Si alguien había tenido la dicha de haberla visto, de haber tenido un
contacto con ella, si había conversado con Selena, sabría que lo que te
impresionaba de ella era otra cosa. Su personalidad te impactaba, su
forma de ser te maravillaba, su estilo, su manera de reírse, de hablar,
su humildad para encarar las cosas, el demostrar que no se sentía más
que nadie y a la vez hacernos sentir que nosotros éramos lo más
importante eran cosas que te dejaban encantado y maravillado con ella
... Qué tonto fui ... Yo me había dado cuenta de todo, pero en aquel
momento creí que lo más importante eran cosas tales como la grabación,
la edición, el operador, si hacía calor, las humoradas que me hacía
Consuelo, mi propia persona, nuestras propias figuras ... Qué tonto fui
... Sabía que ella nos había demostrado que era una artista de verdad y
una persona admirable. Pero le dimos importancia a cosas mundanas, a
cosas sin importancia. Tuvo que pasar lo peor para que me diera cuenta
de ello. Lo que aprendí después de aquel nefasto día es que la vida hay
que vivirla hasta lo máximo, como si fuera el último, y saber decir todo
lo que uno siente en el momento justo y no esperar otros momentos más
“propicios” para hacerlo. Mañana … Mañana puede ser tarde. Mañana puede
ser nunca ... Tuvo que pasarle eso a Selena para que yo me diera cuenta
no sólo de que no la vería más sino de lo tonto que fui, de lo ingenuo
que había sido. Tal vez, tal vez si le hubiese dicho lo que representaba
para mí luego de entrevistarla, las cosas hubiesen cambiado … Sí, ya sé.
No es así. La realidad, la cruda realidad me dice que no es así, ¡¡pero
qué importa!! Cuando pasan estas cosas uno cree, quiere creer, que por
allí uno tiene ese poder mágico de cambiar la realidad. Es como pensar
en que por allí en un tiempo no muy lejano se puede viajar por el
espacio y por el tiempo, y se pueda modificar el destino. Sé que es
tonto, irracional, iluso … ¡¡Pero qué importa!! Es mejor pensar, para
poder sobrevivir a tanta locura, a tanto dolor, a tanto sinsentido, que
eso es posible, que tal vez ello pueda suceder. Pensar que nada es
posible es morir un poco. Me cuesta creer, luego de conocer a Selena,
que lo sucedido con ella pudo ser posible. Es inaudito, francamente
incomprensible e inexplicable. No puedo comprender a 17 años de aquello,
ni lo entenderé jamás, que a Selena le hayan hecho semejante cosa. ¿Una
persona que la conocía bien le hizo esto? ¿Cómo se entiende? ¿Cómo se
explica? … No. No hay forma de comprenderlo ... Yo la vi, yo la escuché,
pude ver la expresión de sus ojos … ¿Con qué cara esa mujer hizo lo que
hizo? ¿Esa mujer era alguien de su confianza? ¿Esa mujer que le disparó?
¿Esa mujer que hubiese disparado de nuevo por la espalda si hubiese sido
necesario? ¿Esa mujer que la sigue dañando con esas ponzoñosas
declaraciones? Aún me cuesta comprender que alguien haya intentado tocar
a Selena … Yo la vi, yo la escuche, yo la miré con una sonrisa por sus
ocurrencias, yo la sentí hasta respirar … No ... No lo comprendo. Y como
todos, por esas cosas de la vida y ante estas circunstancias, me siento
culpable, me siento responsable por no haber podido hacer nada, por no
haberme dado cuenta, por no haber podido salvar a Selena diciéndole que
era una artista brillante y mejor persona…
Recuerdo que hacía mucho calor. Pensé que eso molestaría
a Selena. Con Consuelo gestionamos que se trajeran al menos un
ventilador de algún lado, pues en el estudio no había ninguno. Éramos
tan humildes que incluso fuimos a buscarlo en casa de uno de los
operadores que trabajaba en otro turno para que Selena no adujera
molestias por ello. Aun así sabíamos que no llegaríamos a tiempo, que
Selena entraría antes al estudio de radio. Pensamos con Consuelo en
tratar de entretenerla en cuanto llegara e, incluso, de hacer bien amena
la conversación para que Selena se sintiera bien cómoda. No podía dejar
de pensar que Selena sería como todas esas estrellas con “pretensiones”,
que por más que vinieran de un origen humilde, en su condición actual se
mostrarían como unas divas y nos saldrían con innumerables pretensiones.
Nosotros no teníamos muchos recursos pero habíamos hecho las gestiones
necesarias para que ella viniera y le fuera atrayente su venida pues les
serviría de promoción para sus shows en México, amén de que se hiciera
más conocida en la ciudad. Yo tenía en claro una cosa: que si bien
Selena era una artista que recién empezaba con su carrera “fuerte”,
gozaba de una popularidad y de un cariño popular que pocas tenían. Pero
la incógnita para mí seguía siendo cómo estaba tomando este momento,
cómo se sentía una muchacha que había empezado tan de abajo y que ahora
gozaba de las mieles del éxito. Incluso indagué para la entrevista y
noté que nuestra apreciación de Selena no abarcaba la dimensión de lo
que significaba en algunas regiones, sobre todo la de Texas. Tanto los
que la querían como los que no tanto aquí en Guadalajara pensaban que
ella no era tan popular, a punto tal que cuando sucedió aquello tan
triste muchos pensaban que la cima, más allá de que lo lograra de todos
modos, la había logrado entre el talento y la desgracia. Muchos decían:
“Lamentablemente el ‘boom’ de su carrera fue con ese disco póstumo e
inconcluso que saliera en las disquerías poco después…”. Y yo sabía que
eso no era cierto. Esas declaraciones me molestaron mucho, tanto como
para ver que en los homenajes en su memoria muchos presentadores no
sabían mucho de Selena y decían cosas inconsistentes, y más aun con el
paso del tiempo, en el que los homenajes son disfrazados para
promocionar otras cosas o para destacar otros valores. Lo más triste
para mí fue ver que, a través de los años, en las tapas de revistas en
las que se homenajeaba a Selena, ella ya no cubría toda la portada, y
los segmentos de homenaje en los programas de televisión eran cada vez
más pequeños … Sólo People en Español la sigue homenajeando como si todo
hubiese sido hace un año … Pero eso tiene una explicación: People en
Español surgió luego de agotar dos ediciones de People dedicados a
Selena. Allí dieron cuenta de que el latino existía en Estados Unidos y
decidieron hacer la versión hispana de la prestigiosa revista
nortemaericana… Todo gracias a Selena … Increíble … Lo cierto es que
allá por 1994 Selena era toda una celebridad en Texas, que recibía
premios desde que tenía 16 años, y que la gente la amaba pues era la
única artista capaz de recorrer la mayoría de los pueblos de Texas y de
otros Estados en un bus en el que prácticamente vivía. Selena era de
esas artistas que iba a la gente y no que la gente iba a ella. Selena
era de esas personas que visitaba pueblos para darles un concierto
mientras que los demás no aparecían ni cerca … En México tenía una
popularidad dispar como en Estados Unidos. En Monterrey la adoraban,
pero en México DF aún no había logrado la misma popularidad, pero ya
había cosechado los éxitos suficientes como para ser tenida en cuenta
como una de las artistas latinas más importantes. Siempre me llamó la
atención que alguien que no dominaba bien el español tuviera tan buena
aceptación en México. Sabía de su éxito pero sabía también que su
condición de méxico-americana con poco manejo de nuestro idioma siempre
traería resquemor. Pero en ella no. Siempre eso me intrigó hasta que la
tuve bien cerca para entrevistarla, bien cerca para saber cuál era el
secreto de su encanto…
En un momento alguien de la radio nos dijo: “¡¡Ey!! Ey!!
Hay viene Selena. ¡¡Prepárense!!”. Nosotros nos incorporamos de
inmediato con Consuelo y nos preparamos para el acontecimiento. Nos
hicimos una seña como para saber si estaba todo coordinado para encarar
la situación. Nos sonreímos y eso fue un signo inequívoco de que todo
marchaba de parabienes. Antes que Selena entró un grupo de gente, entre
ellos su padre, junto con las autoridades de la radio. Noté que el padre
primero quería chequear por sí mismo si estaban dadas las condiciones
para ser entrevistada. Vi que le decía al dueño de la radio que tuvieran
en cuenta su limitación con el español y que ellos querían tener una
buena difusión de su éxito con el disco “Amor prohibido”, que había
arrasado con las ventas, además de hablar de los otros proyectos. Por un
momento temí que estuviéramos condicionados a que las preguntas sólo
estuvieran circunscriptas a esa temática, por lo que pensé que así sería
muy aburrida la entrevista. Por suerte Consuelo se me acercó y me dijo:
“No te preocupes. Sigamos con el plan. Mechemos las preguntas de
difusión con las nuestras. Todo saldrá bien ... Yo te ayudo haciendo
alguna que otra broma”, y me sonrió y me palmeó la espalda. Yo también
le sonreí y me sentí con más seguridad para encarar la entrevista.
Teníamos todo pautado y debía salir perfecto. No contaríamos con Selena
si luego nos diéramos cuenta de que todo estaba mal o nos faltaba algo.
Y para la próxima entrevista faltaría mucho, si es que alguna vez se iba
a dar. Nunca pensé que ésa sería la primera y la última vez que
entrevistaría a Selena, y no precisamente por su voluntad, o por la mía
o por la de Consuelo…
Cuando entró Selena ... Me quedé con la boca abierta.
Literalmente no sabía qué decir. Es muy difícil explicar la sucesión de
imágenes, situaciones y sensaciones que a uno se le generan en tan poco
tiempo, a cada instante. Ella entró sonriendo y, más allá de las
indicaciones del gerente de la radio y de su propio padre, Selena fue
saludando uno por uno a los asistentes en el estudio. Con su amabilidad
y carisma a flor de piel, casi que ni dio cuenta de la gente que le
señalaba las personas a las que debía saludar y sus respectivos nombres.
Ella iba avanzando, extendía su mano acompañado de su saludo “¡¡Hi!!”, y
no sólo escuchaba los saludos y los halagos que recibía sino que se
detenía para ella misma preguntarles de dónde eran, qué hacían, cómo se
sentían, lo lindo que llevaban puesto y exclamar de felicidad ante algo
bueno que cada uno estaba haciendo. Luego enfiló hacia Consuelo y hacia
mí, previa presentación del gerente de la radio, y nos saludó a cada uno
por su nombre y diciéndonos lo contenta que se sentía por estar allí con
nosotros. Yo no salía de mi asombro y de mi admiración, y Consuelo lo
notó, por lo que no podía dejar de reírse y de mofarse de mí, aunque no
se excedía, pues entendía mi sensación, debido a que ella misma también
se había quedado impresionada por lo que había generado Selena al entrar
al estudio. Uno podía detenerse en su figura descomunal, lo bella que
estaba a pesar de que lucía muy simple, casi de entrecasa, con una
remera y pantalón oscuros, y su pelo largo y pronunciado flequillo. Pero
uno sentía que estaba ante algo maravilloso, jamás visto, quizá lo más
bello que uno haya observado en toda su vida. Y más allá de su belleza,
lo que más la distinguía era su actitud, su alegría, su excelente
predisposición, su bonomía, su tremendo carisma y su personalidad
avasallante. Uno literalmente se sentía pequeño, intimidado por esa
mujer, que lejos de generar miedo, generaba cariño y respeto. Me sentía
como un pequeño que se queda impresionado con una maestra bonita y
encantadora, o con una compañerita de colegio que nos acompaña todas las
mañanas a clase y nos alegra cada día con sus risas, con sus cuentos,
con su tierna y pícara mirada, con su belleza. Era imposible no verla.
Era imposible no engancharse con lo que ella proponía. Pero lejos de ser
una mujer que se imponía dictatorialmente sobre otros, ella acaparaba la
atención de todos con su actitud, nada más. Era tal cual como se la veía
en pleno concierto … Era la misma Selena. Así como ella era capaz de
encantar a miles y miles con su canto, con su voz, con su baile, con su
presencia allí en “el foro”, como decía ella, lo mismo provocaba en un
estudio de grabación, en el que lejos estaba, desde la vestimenta y
desde su figura, de aparecer del mismo modo que en un concierto. Allí di
cuenta de que buena o gran parte del éxito de su banda era lo que ella
hacía en el escenario. Y así como uno podía entender que una canción en
vivo cantada por Selena generaba muchísimas más emociones que las que
podía provocar con el sonido de su voz en un disco, su sola presencia en
una entrevista, sin cantar, sin lucir como en un concierto, sin bailar,
sin tener necesidad de subyugar a nadie como lo hacía en vivo, generaba
las mismas emociones, las mismas sensaciones. He visto en el estudio
muchas artistas, muchas mujeres talentosas y también muy bonitas, pero
nadie tenía lo que poseía ella: naturalidad. Ella se mostraba tal cual
era, no se proponía dar una imagen falsa o equívoca de su personalidad.
Selena no fingía, no se reía si no quería y si lo hacía lo hacía con
ganas. Aún puedo escuchar y recordar esas risas, y no puedo dejar de
conmoverme. Es cierto lo que dijo no hace mucho A.B., referente a
Jennifer López, al afirmar que su risa le hacía recordar a su hermana.
Él sostenía que luego de hacer la película sobre Selena JLo se quedó con
la sonrisa de Selena y no podía evitar acodarse de ella cuando la
escuchaba reír. Se podría decir que Jennifer López se quedó con la risa,
con la fama y con el cuerpo de Selena. Y no es que crea que no se
merezca lo que ha logrado. Seguramente hubiese logrado todo aún sin
hacer la película sobre Selena, pero no puedo evitar pensar que ella
hizo el recorrido que seguramente hubiese hecho Selena. Su risa nos hace
no sólo recordar la alegría de Selena sino su ausencia. Su figura nos
hace recordar que no está Selena para que algún día la podamos abrazar
si quisiéramos … si ella quisiera. Cuando recuerdo sus risas rememoro
aquel momento de la entrevista, en el que ella se reía y hablaba de todo
lo que iba a hacer, y de la satisfacción de lo logrado. No podía dejar
de pensar que ella hablaba y actuaba de un modo bien diferente del
resto. Ella hablaba de valores, hablaba de trabajo, hablaba de lo duro
que fue llegar, hablaba de todo lo que tenía por hacer, hablaba de lo
que quería para ella y para su familia … Y sólo tenía 23 años ... Selena
no se creía más que nadie, incluso de nosotros mismos, que no habíamos
hecho ni la octava parte de lo que había realizado ella y que nos quería
muchísima menos gente comparando con todo los que la querían a Selena …
No. Selena era distinta, bien distinta a todos. No era artificial, no se
ponía por encima de nadie, ni se creía lo que había logrado con creces.
Selena tenía tantos objetivos que lógicamente pensaba que lo obtenido
era nada, apenas un peldaño en su carrera. Era raro ver a alguien que
hablara de honestidad, de ser estricta en el futuro con sus hijos, de la
responsabilidad de ser un buen ejemplo para todos. Recuerdo que muchas
preguntas que le hacíamos la pensábamos sin grandes pretensiones y con
la única intención de que ella se explayara con lo que quisiera, sin
esperar que nos dijera algo verdaderamente trascendente o elevado … Pero
en cada respuesta, en cada reflexión de su parte, nos generaba una
atención particular y no porque dijera la gran frase, la gran reflexión,
el gran dicho para la posteridad. De ninguna manera. Selena decía cosas
que vivíamos nosotros, que sentía cualquiera que pasa por la calle,
trabaja en un negocio o estudia en una facultad. Selena era alguien como
nosotros y eso mismo paradójicamente la hacía tan especial. Estábamos
tan acostumbrados a las estrellas que se creen grandes divas, a que no
tienen más que decir que la difusión de sus discos y de sus conciertos,
a cantantes que ya se saben todo y que no tienen nada más que aprender,
que el día que viene alguien y nos dice que tiene que seguir trabajando
duro, que sigue soñando, que sigue teniendo objetivos, que espera ser en
el futuro amada y querida por la gente, que no querría hacerse cirugías
pues uno tiene que dar la imagen que se tiene y no otra, era ya muy
novedoso … Una artista que dice, luego de protagonizar una telenovela
con éxito, que antes de seguir actuando primero debe aprender más era
todo un hallazgo, un ejemplo y algo que ya no se veía en los artistas
por esos tiempos, y menos ahora. Y si así lo es ahora es tal vez porque
ella no está entre nosotros, no está para decirnos que un modo de vida
como el de ella es posible y que se puede emplear con éxito…
Yo estaba nervioso, muy nervioso. Debo confesar que había
quedado subyugado por semejante figura y personalidad, y más que nada
por la forma de hablar y de ver las cosas. Cuando hablaba de sus
comienzos y decía que cantaba desde los 6 años, que por una decisión de
su padre, que también era músico, decidió armar una banda con ella y sus
hermanos que recreaban el restaurante que había comprado al efecto, que
por una crisis el local había quebrado y que tuvieron que dedicarse de
lleno a eso para, como dijo Selena, “llevar un plato de comida a la
mesa”, me quedé pensando en lo sacrificado de su vida y en la
tranquilidad con la que lo contaba, como si fuera normal y corriente lo
vivido en todo ese tiempo. A veces creemos que por ser lo corriente,
nuestros actos son los “normales” y que todo aquello que se diferencia
de lo nuestro es raro y nos cuesta encontrar una explicación … Pero al
contrario de lo que se suele hacer en estos casos, que es tratar de
explicar lo “raro” y quedarnos sin respuesta, me puse en la mente de
Selena y traté de entender su posición ante la vida y allí comprendí que
para ella toda su vida fue “normal”, aunque supiera que los demás no
hacían lo que ella vivía. Desde los 6 años vivió para la banda, desde
los 8 comenzó a cantar en el restaurante de su padre y en cuanto lugar
la contrataran, empezó a estudiar por correspondencia y vivía en un bus
casi todo el año yendo de pueblo en pueblo .... Hasta recordaba la
primera canción que cantó, que fue “Somewhere over the
rainbow”,
además
de los
clásicos en español “Sin ti”, “Reloj” y “La bamba”. ¿Cómo no iba
a contarlo con naturalidad si siempre vivió así? ¿Cómo no iba a ser
humilde y agradecida de la vida si ella llegó a donde estaba sin que
nadie le regalara nada, sin que nadie le diera nada, teniendo que vivir
cada día luchando para poder vivir normal y honestamente? Allá por 1994
Selena era una celebridad y ya podía darse ciertos gustos, pero también
era cierto que hasta un poquito tiempo atrás ella vivía con todas las
necesidades para poder sobrevivir y, si se podía, progresar. Me di
cuenta de que para Selena lo que le pasaba era una bendición, pero
también el fruto de su trabajo. Me llamó la atención que me dijera
como novedad
“Le
hemos puesto corazón y Alma. Todo es natural”, en contestación a la
pregunta del secreto de su éxito. Para ella todo era un sueño y hasta
ella misma lo decía cuando Selena misma trataba de describir lo que
sentía. Me dio ternura el saber que se le podía pedir que cantara algo
improvisadamente a capella y ella hacerlo incluso cantando mucho más de
la cuenta. Cantó “Amor prohibido” y pude apreciar cómo amaba lo que
hacía y la pasión que ponía al hacerlo. También pude apreciar que
mientras cantaba nos miraba esperando la aceptación y el reconocimiento.
Mientras cantó sentí que no volaba en ese instante ni una mosca y cuando
decidió terminar no pudo evitar hacer una humorada al respecto: “No
cantó más porque tendría que cobrarles…” y echaba una de sus clásicas
risotadas que serían la música de esa calurosa tarde que, mientras ella
estuvo, yo no lo noté. También pude apreciar que usaba sus risotadas
como una forma de escapar de una situación tensa, incómoda, o que fuera
producto de un equívoco o de una situación que provocara vergüenza. En
un momento de los tantos que Selena no entendía algunas palabras
producto de su pobre español, había que presentar un tema, “El chico del
apartamento 512”. Yo anuncio el tema a medias ya que dejo que el número
lo diga Selena para completar la presentación. Pero para mi sorpresa
ella empezó a decir: “3 … ¡¡no!! ¡¡5!!” ... Creía que debía decir el
número de track del cd. Cuando se percató de ello luego de las
innumerables señas que le hacíamos para que entendiera su equívoco, echó
a reír con ganas. Sentía vergüenza pero tan contagiosa y natural era su
risa que no pudimos evitar reírnos con ella y dejar garbada así la
presentación. Qué mejor forma que en ese error mostrar lo que generaba
Selena en todos los aspectos de su vida…
Observaba a Selena y podía ver en ella la ilusión, las
ganas de hacerlo todo ya y con todas las de la ley. Ponía mucho énfasis
en repetir “Trabajo … Trabajo … Tenemos mucho por hacer”. Me encantó que
dijera “van 14 años de trabajo y estamos aquí”. Me deleitaba ver que se
sentía satisfecha de que empezaba a ver el producto de tantos
sacrificios, de tantas privaciones, de tantas necesidades. Podía intuir
que venía para ella la etapa de la concreción de sus sueños, de
aprovechar el momento, de no dejarse estar, de sentir que tenía que
estar lista para lo que el destino le tenía preparado. Recuerdo que con
Consuelo le hacíamos preguntas básicas sobre los lugares en los que iría
y ella no se contentaba con decir lo que ya tenía pautado para el
futuro. Ya me parecía hasta lejano el hecho de que dijera que iba a ir a
Argentina, a Paraguay y a Bolivia. Por un instante me preguntaba cómo la
recibirían allí pues no dejaba de verla, a pesar de su fama y de ser sin
duda una promesa y una segura estrella internacional, como una artista
texana con un impresionante presente en México, en Estados Unidos y en
Centroamérica. Y no había terminado de preguntarme por ello que ya la
escuchaba hablar que desearía ir a Europa y hasta Oriente con su carrera
de cantante … Era curioso … Consuelo le había preguntado si le gustaría
ir a Europa, más que nada por placer y, eventualmente, por trabajo,
algunos años después. Pero para sorpresa de todos Selena nos contaba que
ella esperaba que con ese disco en inglés podría tener el éxito
suficiente como para llegar a Europa y más lejos aún. Y se nos escapó
por preguntarle por sus proyectos con la moda a través de sus locales de
“Selena Etc.” ... Era lógico que se nos escapara pues recién estaba
plasmando su pasión por el diseño abriendo el local de Corpus Christi y
más tarde en San Antonio, mientras que lo de México y Monterrey estaba
en proyecto … Lástima pues si se lo hubiésemos planteado nos hubiese
contado más de una anécdota, más de un sueño, más de un proyecto. Pero
con sólo hablar de su carrera como cantante nos mostraba que ella estaba
lista para todo y con la idea de que no había tiempo que perder. Podía
observar que Selena había esperado mucho tiempo para llegar a este
instante en el que podía no sólo permitirse soñar sino plasmar sus
sueños con sólo poner voluntad ... Y con el tiempo la sensación que
siempre tuve es que Selena estaba a punto de pegar el gran salto, de
empezar hacer todo lo que había soñado y que ahora la realidad se lo
permitía hacer. Selena estaba en un momento en el que estaba asomando su
naricita al mundo, un mundo que parecía abrirle las puertas para que
ella hiciera y dispusiera a su antojo. Lo notaba en todo lo que contó de
sus proyectos en todos los aspectos de su vida y se veía que lo tenía
todo bien pensado … Seguir con su carrera musical, llegar al éxito
mundial, explotar al máximo su negocio de “Selena Etc.”, ir por todo el
mundo con su vocación y su pasión, mientras armaba su nueva casa para
gozar de ella y pensar en tener niños cuando todo lo tuviera resuelto,
cuando todos los proyectos que rondaban su cabeza estuvieran listos o en
rodaje. La verdad que viendo lo que pasó tan poco después, lo que más
pena me da es que hayan quitado de este mundo a una mujer con tantas
ganas de hacer, con tantas ganas de trabajar, con tantas ganas de
expresar, con tantas ganas de dar y de recibir cariño. Cuesta entender
que el destino le diera semejante respuesta a tan nobles medios y
objetivos de una gran mujer…
Pero quiero quedarme con esos lindos momentos, lindos
momentos que son ahora pues en aquel momento los viví lleno de
vergüenza, con mi cara toda colorada que denotaba lo mal que la había
pasado. En un momento no sabía cómo decirle que estaba muy guapa sin que
pareciera descortés o burda mi apreciación. Recuerdo que di vueltas y
vueltas con la pregunta diciéndole que cómo hacía para mantener el
cuerpo tan bien cuidado. Fue tan obvio lo que estaba haciendo que noté
cómo Selena se reía pero mantenía las formas para contestar mi pregunta.
Y lo hizo diciendo que ella no tenía necesidad de cuidarse, por suerte,
y que comía de todo sin restricción. Cuando pensé que había zafado de la
situación, Consuelo intervino de un modo irónico felicitándome sobre mi
“forma elegante” de decirle que era muy bella y que tenía un lindo
cuerpo. Todos rieron pero más lo hicieron, sobre todo Selena, cuando se
me dio por preguntar por el anillo que tenía puesto, suponiendo que ella
me contestaría, en el mejor de los casos, que estaba comprometida …
Quedé pasmado cuando me dijo que estaba casada y que su esposo estaba a
pocos metros de ella. Yo no quise ni mirar. No es que yo iba a hacer
algo indebido ni a intentar nada, pero sabía que había quedado en
evidencia de que no sabía de su condición de casada y de que el sólo
hecho de que ello quedara a la luz podía interpretarse que yo tenía
“ilusiones”. Quise rápidamente cambiar de tema, como lo había hecho con
el tema de su cuerpo preguntándole por su familia, pero no podía.
Comencé a trabarme, no podía hilar dos palabras seguidas, quería que la
tierra se hundiera y me llevara rápidamente al centro de ella sin
escalas. Me sentía tan avergonzado que Selena no pudo evitar reírse
mientras me decía. “¡¡Te has puesto todo colorado!!”. Me sentí pillado
por mis pensamientos, pero por suerte Selena acabó allí con el chiste y
me permitió no sólo seguir con la entrevista sino con ello sentirme más
seguro. Es que así era Selena …Con el tiempo comprendí que había hecho
ese comentario gracioso precisamente para descomprimir la situación,
para que no me sintiera tan angustiado ... Lejos estaba en mí hacerle
sentir incómoda a Selena ni insinuarle nada. Pero era obvio que, como
tantos, había quedado impactado con Selena y no lo podía disimular. En
definitiva, no estaba haciendo algo muy distinto de lo que hacían todos
los que la admiraban. Incluso Consuelo así lo entendió y por eso se
autolimitó con los chistes y no siguió con determinadas situaciones que
me harían incomodar más. Es que ella me conocía y, más allá de que
habíamos entrevistado a muchos aristas, nunca me había visto así. Por
eso en algún momento le comentaba a Selena sobre mis reacciones con la
llegada de otras artistas, que eran iguales o peores que en esa
oportunidad. Trataba de decirle de que yo era siempre así y actuaba del
mismo modo con todas las chicas que pasaban por la radio. Buscaba que
Selena pensara algo que era evidentemente incierto y que Selena misma se
daba cuenta. Es que todos entendíamos muy bien de qué se trataba todo,
aunque yo lo experimentara por primera vez, aunque Selena estuviera tan
acostumbrada a ver estas escenas, a pesar de las chanzas de Consuelo.
Nunca perdí la frialdad y el profesionalismo para preguntar, pero no
pude evitar demostrar que estaba con alguien sin igual, y que su propia
figura acaparara el lugar haciéndolo propio, aunque ella nunca tuviera
intenciones de avasallar a nadie ni de actuar como una usurpadora. Su
cariño, su sencillez y su talento hacían que todo fuera posible, que no
había límites para soñar y para cumplir con dichos sueños. Selena hacía
fácil lo que parecía tan difícil. Sentí que iba a ser muy difícil
olvidar a alguien como Selena, pero me consolaba con pensar que habría
una nueva oportunidad para verla, para entrevistarla en otro momento de
su carrera, cuando ella fuera toda una estrella. Nunca me imaginé que el
sentir la sensación de que iba a ser casi imposible olvidarme de Selena
me acompañaría toda la vida…
Uno está acostumbrado a que por allí si a algún artista
se le pregunta por sus preferencias aproveche para quedar bien con
alguien o por el contrario para criticar a otros. Con Selena era
imposible ello, y eso que le hicimos preguntas para que se explayara si
quisiera. Y no es que salía con evasivas o con frases superficiales. Muy
por el contrario, ella pensaba bien, indagaba en su interior y respondía
con lo que sentía. Recuerdo que cuando le preguntamos por los lugares en
los que la habían recibido mejor, ella lo pensó, se notaba que tenía la
respuesta a ello, pero no quiso expedirse al respecto. Más bien quiso
dejar en claro que no era bueno herir susceptibilidades diciendo los
lugares de su preferencia o en los que para ella la habían recibido
mejor, máxime pues ella siempre sintió calidez en el público y un
extraordinario recibimiento en todos los lugares en los que fue. Alguna
vez había visto que, en una emisión del programa “Órale Primo”, Jesús
Soltero le remarcó a Selena si prefería el público norteamericano o el
mexicano en sus conciertos, siendo que el último era más efusivo a la
hora de manifestarse, cantar y participar en los conciertos. Y aunque
Selena en parte admitía esto, enfatizaba que valoraba a ambos públicos
pues cada uno manifestaba a su manera su admiración. Selena siempre
hablaba con mucho Amor no sólo de su público sino de su banda y dejaba
bien en claro que el éxito de ella era fruto de un trabajo en equipo.
Cuando le preguntamos por la elaboración de la canción “Techno cumbia”,
al cual le remarcamos que nos parecía una rareza pues no era lo que
usualmente escuchábamos, ella decía que su hermano A.B. había compuesto
el tema tratando de incorporar nuevos ritmos y la música que todos ellos
solían escuchar, y que los más jóvenes veían muy bien la incorporación
del rap, del reggae y del pop en sus temas. Selena remarcaba su gran
respeto no sólo por su hermano sino por toda su familia a la que tomaba
como ejemplo y a la que respetaba su opinión a la hora de tomar
decisiones, más allá de que muchas veces tomara caminos contrarios a los
sugeridos. Cuando hablaba de su familia como de ella misma, me
sorprendía la forma de valorar las cosas y de lo que le gustaba o
rechazaba, más en la posición en la que estaba. En aquellos momentos
circulaba mucho por México el rumor de que Selena se había hecho alguna
cirugía. Era más que obvio que se lo íbamos a preguntar. Ya avanzada la
entrevista, Consuelo se animó a preguntárselo, más allá de que
esperáramos que lo negara, entendiendo que lo más importante eran los
gestos que hacía ante la pregunta o qué argumentos esgrimiría. Pero para
nuestra sorpresa, luego del énfasis de Selena de que ella no se había
hecho ninguna cirugía, explicó que no sabría si se la haría en el
futuro, que si por ella fuera no se haría nada, pero entendía hacerlo si
por allí alguien que ella considerara importante se lo pidiera para que
se viera mejor. Cuando dijo ello, inferí que se refería a su esposo o
tal vez a su padre en su condición de manager, quien tal vez se lo
podría sugerir para que se viera mejor en diferentes países o ante las
fotos promocionales que debían enviar por todo el mundo o a través de
los años. Pero como fuere me llamó la atención su respuesta, pues no era
usual que una estrella como ella pensara que había que aceptar la figura
que se tuviera con el paso del tiempo, y que era mucho mejor llegar a
viejo y ser respetado como tal en vez de lucir joven a base de cirugías,
pero no tener ni el cariño ni el respeto que ella sabía que tenía. Creo
que sabiendo la historia de Selena y como llegó a ser tan querida y
exitosa se comprende la respuesta. Ella sabía que buena parte de su
éxito se basaba no sólo por sus hits sino por lo que era apreciada y
admirada. A veces cuando veo en la actualidad cómo se venera el culto a
la juventud y cómo hasta los mismísimos jóvenes se hacen cirugías pues
no aprecian sus figuras me pregunto si todos pensarían lo mismo estando
Selena con nosotros, tan exitosa y con un ejemplo de vida tan opuesto al
actual. A veces pienso que nada es casualidad en la vida. Si la
humanidad estaba condenada a este culto de la superficialidad y al no
respeto por la persona, Selena no tendría cabida en este mundo o estaría
alejada de todo haciendo vaya a saber qué, pero aún así me imaginaba que
Selena estaría feliz, muy feliz, porque ella, por sobre todas las cosas,
era un ser maravilloso y contagiaba con su gracia, y con su forma de ser
y de actuar…
Creo que sólo el que ha tenido la dicha de conocer a
Selena en persona puede saber la dimensión de su humanidad, de su
solidaridad, de su humildad, de su don de gente. Hoy en día se pueden
ver por Internet muchas cosas de ella, no sólo conciertos sino
entrevistas, que son muy valiosas para que se pueda ver lo transparente
que era, lo bondadosa que era, lo graciosa que era y que personas así de
verdad existían aunque no se creyera. Pero en aquellos tiempos no se
tenían esas facilidades y si no se la veía por televisión o en concierto
se perdía mucho de su magia. Y encima Selena se nos fue muy pronto … Por
eso cuando ocurrió lo que ocurrió fue una buena idea la de hacer una
película que diera cuenta de lo que significaba Selena, más allá de que
se coincidiera o no con lo que se mostraba y se decía … Pero fue tan
fuerte el efecto de aquel filme que no podemos evitar, cuando hablamos
de ella, de tomar como referencia lo que se dijo y se mostró en esas
imágenes. Yo creo que si hoy se volviera a hacer una película sobre ella
deberían tomarse las imágenes de Selena y mostrar, sólo mostrarla … Así,
cuando queramos hablar de algún aspecto de Selena, incluso el más
doloroso, podamos tomar como referencia a ella misma y no lo que se dice
de ella en una película, en un informe, en un programa de televisión
conmemorativo … Sólo viéndola a Selena, sólo observando a Selena
podremos entender lo que ella era, lo que sentía ella y lo que
significaba para todos. Yo aún recuerdo que cuando terminamos el
reportaje le pedimos que colaborara con nosotros grabando una nueva
introducción y despedida pues lo íbamos a presentar a los oyentes en dos
partes. Ella aceptó sin chistar y se dispuso a leer las partes que le
correspondían y a responder a nuestros saludos. Yo me había dispuesto a
saludarla en esa eventual segunda presentación, pero una vez que ella
contestó yo me dispuse a hacer la despedida de los oyentes. Selena no
sabía que se iba a hacer así, por lo que al ver que yo me despedía de
ella miró a Consuelo con un gesto como diciendo “¡¡qué apurado va!!”.
Cuando yo terminé mi parte y esperé que Selena dijera lo suyo no pudo
evitar reírse y expedirse al respecto. Entre risas llegó a decir:
“Ustedes sí que trabajan muy curiosamente…” y de inmediato se dispuso a
hacer todo: hizo los copetes, grabó más de una vez los escritos si no lo
hacía bien, nos firmó a todos autógrafos (en mi caso, en el disco “Amor
prohibido”), ensayó todas las partes que le tocaban y escuchaba todas
las instrucciones que le daba el productor para hacer todo bien. En el
medio de todo ello, noté que estaba inquieta. Hacía calor en el estudio
pero ella temía que estuviera enferma o algo así. Selena no decía nada
pero yo lo noté pues se abanicaba con la mano y luego se tocó la frente.
Como notó que no tenía nada, pero se seguía sintiendo rara, vio al
productor que estaba agachado al lado de ella haciendo unos escritos
para que Selena leyera. Entonces ella aprovechó el momento, le tocó la
frente y luego comparó con la suya. Recién allí se quedó tranquila pues
notó que todo estaba normal. Y lo que más me llamó la atención es que
nadie se alarmó porque ella hiciera eso ni a nadie se le ocurrió hacer
alguna pregunta por esa situación ... Se trataba de Selena, y las
palabras y preguntas sobraban…
Creo que si me tengo que quedar con una imagen que
refleja el espíritu inquieto de Selena fue en un momento en el que ella
no entendía en español qué quería decir “estar molesto” y nos lo
preguntó. Ella sabía que en inglés era sinónimo de estar enojado pero
notaba que en español tenía también otro significado. Es como decir la
palabra “coraje”, que para nosotros significa estar muy enojado pero que
en otros países de Sudamérica es sinónimo de valor. Resultó gracioso
cómo todos tratábamos de explicarle a Selena que “estar molesto” también
se aplica a pedir permiso para pasar a algún lugar o para requerir la
atención de alguien en un determinado momento. Pero lo que más me quedó
de ese momento es la inquietud de Selena por saber, por aprender, por no
quedarse atrás sin comprender. Todos sabíamos de su español limitado y
lo comprobamos más de una vez cuando ante determinadas palabras que le
decíamos ella preguntaba “¿Qué es eso?” y nosotros teníamos que
explicarle lo que era o usar un sinónimo. Pero lo cierto es que ya
Selena hablaba muy bien el español respecto de otros años en los que
casi no lo hablaba, pero aun así no se contentaba. Quería saber más.
Pocas veces había visto a alguien que hasta en el más mínimo detalle
buscaba aprender y saber…
Por eso cuando me encuentro con alguien que, ante cada
homenaje a Selena, dice: “¿Pero por qué siguen hablando de ella, por qué
no la dejan descansar en paz?”, yo sólo les digo: “¡Cómo se ve que no la
has conocido a Selena! Yo tuve la dicha de conocerla ... Si tú hubieses
tenido la misma dicha que yo, entonces entenderías por qué seguimos
recordando a Selena, por qué no la podemos olvidar, por qué la seguimos
esperando a pesar de esta cruda y densa realidad de su ausencia…”.
(Creo que cualquiera que haya sentido lo que nos ha
transmitido Selena no la va a poder olvidar jamás ni lo querrá hacer.
Aunque no lo hubiese dicho nunca, todos sabemos con sólo observarla qué
era lo que ella quería para sí y para los demás. El que termina
queriendo a Selena no la quiere olvidar nunca, quiere recordarla
siempre, quiere decirle al mundo lo que ella significa para uno, pues
dejarlo de hacer significaría que se nos ha ido … Y Selena sin duda no
se ha ido ni se irá jamás…)
Yo sólo quiero, Selena, que el mundo sepa lo que eras. Yo
sólo quiero que todo el mundo te dé el Amor que tú misma les supiste dar
a todos en tan sólo 23, casi 24 años…
Hace muy poquito se celebró el Día Internacional de la
Mujer … Un pensamiento sencillo pero no menos cierto es que sería bueno
no tener que festejar más ese día, pues eso me indicaría que ya no hay
más desigualdades de género. Y también es cierto que cuando se celebran
esos días se toman ciertos aspectos positivos de la mujer para ser
celebrados pero que no representan todo el sentir de ellas. Entonces nos
encontramos con que en ese día se les regalan flores, se les compran
dulces, se las invita a cenar, se les exaltan su belleza y su
sentimental manera de ver y de vivir las cosas. Claro que se acaba ese
día y todos volvemos a la “normalidad”. Allí entonces nos encontramos
con que vivimos en una sociedad en la que muchas mujeres son
maltratadas, sufren la discriminación por su condición de género, ante
un mismo empleo que el varón se las remunera con menos salario, sufren
la presión y la amenaza y concreción del despido cuando están
embarazadas, se las mira con sospecha si acusan a varones sin son
abusadas o maltratadas ... Allí entendemos por qué no hay como
contrapartida un Día Internacional del Varón o por qué no dejamos de
celebrar el Día de la Mujer. Tantos años de machismo y de discriminación
no se borran de un plumazo o por una celebración. Y si bien muchas cosas
han cambiado y las sociedades han avanzado en sus pensamientos y en su
entendimiento de las barbaridades que se cometen, nos faltan muchas
cosas para ser un mundo ideal, un mundo sin hambre, sin guerras, sin
desigualdades, sin violencia. Pero supongo que antes que nada hay que
cambiar de mentalidad, cambiar nuestra forma de ver las cosas, de no
aceptar cosas que están decididamente mal, de no conformarse con un
bálsamo para salir de tantas arbitrariedades … Y una de esas cosas que
deberíamos cambiar es nuestra manera de valorar las cosas, de qué es lo
más importante, cuáles son las valores que deberíamos hacer trascender.
Cuando en días como éstos tratamos de ver cuáles son los ejemplos de
buenas mujeres, de quiénes son los mejores exponentes del género en el
mundo caemos en arbitrariedades, parcialidades, en recortes muy sesgados
de lo que se entiende por ser una verdadera mujer. O ponderamos a la
mujer muy bella o aplaudimos a alguna mujer que ha hecho en su larga
vida tareas comunitarias y al servicio de la humanidad. Pero las dos no
son representativas de todo el universo de las mujeres. Lo primero
responde a ese mundo dominado por los varones que creen que la mujer
valiosa es aquella que está para ser exhibida de la mejor manera ante
los ojos de los varones. Y como se cree que el único y mayor valor de
las mujeres -lo creen los machistas, claro está- es el de lucir bellas y
espléndidas, entonces se elige como las mejores a aquellas que sólo
muestran su belleza como mayor virtud para exhibir. Y cuando se pretende
hacer ver que eso no es así, que la mujer tiene mucho más que mostrar,
se nos habla de “sexo débil”, de que las mujeres sólo están para dar
Amor, para exhibir su sensibilidad y que por ello deben ser protegidas
por el varón, que está para pelear por la vida cada día para que las
mujeres puedan, desde su “debilidad”, ser felices, como si aún
estuviéramos en el época de las cavernas. En la historia de la humanidad
de los últimos años nos han hecho creer eso, nos han enseñado eso, nos
han mostrado eso. Y llegado el momento en el que se exige rever las
cosas, de ponderar otro tipo de modelos, otro tipo de exhibición de
valores de la mujer que no sean sólo exhibidas en un concurso de
belleza, allí la misma conciencia de los varones les hace mostrar el
“contravalor”, es decir exhibir la contracara de lo bonito, la
exhibición de la mujer sin ninguna belleza ni rasgos eminentemente
femeninos, en el que se exhibe el Amor y la sensibilidad sólo a través
de la entrega de la vida de esas mujeres a la comunidad, y así se
exhiben a mujeres, en medio de sociedades en las que sólo gobiernan la
miseria y la falta de afecto, que viven sólo para darles un bálsamo a
sus vidas, mas uno no ve que el mundo le devuelva parte de ese Amor
entregado a cambio de nada. A través de los años, nos han mostrado estos
dos modelos, estos dos tipos de mujeres como si fueran algo ajeno, como
si fueran dos especies distintas, una separada de la otra. Pero eso no
es así. De ninguna manera es así. La mujer en su totalidad abarca esos
dos mundos, esas dos realidades. Y pocas mujeres, a pesar de tantas
dificultades, de tantas desigualdades, de tantas arbitrariedades, contra
viento y marea, muchas veces en el más absoluto anonimato, han podido
quebrar esa visión de la mujer y han podido mostrarse tal cual son, han
podido exhibir todo lo que una mujer puede dar. Y una de ellas sin duda
fue Selena. Selena fue acaso de esas mujeres que no por dar todo por su
familia, por su comunidad, por sus afectos, perdió su atención para
mostrarse siempre bella, siempre linda, siempre agradable, pero no para
la vista de los varones, sino por su necesidad natural de toda mujer de
mostrarse siempre bien. Selena rompió, contra su propia voluntad y
deseo, con ese
estereotipo
de que toda mujer dedicada al servicio de la humanidad es de gran edad,
sin ningún rasgo de belleza, sin conocimiento de su entrega al Amor por
un varón, el Amor que todos, varones y mujeres, debemos tener. Selena se
nos fue joven, muy joven, dejándonos el mayor de los ejemplos: una vida
recta, llena de sacrificios y con la necesidad de mostrarle al mundo que
todo se puede lograr con Amor, con honestidad, con verdad, con
sacrificio, con una sonrisa; todo; los deseos de todos, pero también el
deseo propio. Porque Selena dio todo, todo por la felicidad de un
pueblo, todo por la felicidad propia. Y en estos días en los que se
celebran no sólo días de género, es bueno no olvidar los buenos ejemplos
… cercanos o lejanos ... de grandes científicas, como de grandes
artistas, de grandes bellezas como de grandes benefactoras de la
humanidad. Lo ideal sería hablar de buenas personas -e incluso de las
malas- en vez de hablar de buenos varones y de buenas mujeres. Así como
alguna vez John Lennon nos invitaba a que nos imagináramos un mundo sin
países, sería bueno que nos imagináramos un mundo sin celebraciones del
día de la mujer o del varón, que sólo hablemos de géneros por los que
los diferencia naturalmente. Ojalá que el mundo sólo hable de personas,
de hombres -varones y mujeres- que hacen algo por estar en un mundo
mejor, porque mientras tanto, a la hora de recordar a mujeres -como a
los varones-, nos podremos acordar de Selena, pero también nos tendremos
que acordar de esa persona, también mujer, que le quitó todo lo lindo,
todos los sueños, todos los anhelos, todas las ganas de Selena. En estas
cosas uno puede dar cuenta de que no es bueno que sigamos haciendo
distinciones sociales entre el varón y la mujer. Es hora de que pensemos
en distinguir a las personas por lo que son, más allá del género…
Pero mientras existan estas distinciones y estos días
festivos, sería bueno tomar al Día Internacional de la Mujer para
acordarnos y jamás olvidarnos de uno de sus mayores exponentes. Selena
tuvo todo el Amor y toda la sensibilidad propios de una mujer. Selena
tuvo esa necesidad de agradar pero no sólo por su belleza sino por lo
que era ella misma. Ella no era superficial. Ella quería mostrarse tal
cual era y que la amaran por eso. No se conformaba con que la quisieran
por su apariencia. Deseaba que la descubrieran, que se dieran cuenta de
qué era para ella lo importante, de qué era lo que ella buscaba, de qué
pretendía del otro. Selena fue rebelde, muy rebelde para la época. No
era de esas personas que se conformaba con el rol que le asignaban su
familia y la sociedad. Siempre fue obediente de las reglas pero también
defendió a rajatabla lo que ella sentía y lo que ella esperaba para sí.
Selena no era de esas mujeres que sólo decía cosas para agradar. Ella lo
que decía era porque lo sentía. Podía tolerar muchas cosas, muchos
condicionamientos, muchas privaciones, pero no iba a permitir que la
limitaran en sus pensamientos, en sus sueños, en sus intenciones. Podía
aceptar los límites de los demás, pero también le haría ver a los otros
sus propios límites. Se podría decir que Selena fue rebelde y porfiada
desde su nacimiento .... Para el 16 de abril de 1971 todos estaban
convencidos de que su madre, Marcella Quintanilla, tendría un varón al
que llamarían Marc Anthony, pero ella los sorprendió a todos
anunciándoles que era una niña y obligando a sus padres a que agudizaran
su ingenio para buscarle un nombre. Puedo imaginarme a alguien aún tan
pequeña y sin conciencia reírse de su primera travesura y rebeldía. Sus
padres tuvieron que tomar su nombre de una madre que estaba en el mismo
hospital que la madre de Selena a la espera de una niña que resultó ser
varón (es lo que casualmente me pasó a mí; hasta el día de mi nacimiento
me llamaba Marisa y me esperaban con ropita rosa; pasé a llamarme Sergio
y mi nombre lo tomaron prestado de una vecina italiana). Era un nombre
lindo, nada convencional, pero que Selena con el tiempo le dio otra
dimensión, otra importancia. Con su enorme personalidad hizo que el
nombre “Selena” sólo tuviera sentido con ella y no con alguien más. Ella
se las ingenió para que Selena y su humanidad fueran sinónimos. Si el
mundo habla de Selena no hay confusión. Sólo se habla de ella. Y si se
habla de otras, la acompañarán con sus apellidos o con apodos. Selena se
encargó de que este mundo tenga una sola Selena y esa Selena fuera
aquella que nació sin nombre aquel día de abril de 1971…
Selena tenía ese Amor, esa sensibilidad, esa gracia, que
la hacían una mujer única, distinta, especial. Desde chica fue aquella
niña inquieta yendo de un lado a otro tratando de ser la alegría del
hogar, de distinguirse por su curiosidad, por sus ocurrencias, por sus
risotadas. Tal vez a Selena le molestaba ciertos silencios, ciertas
costumbres, cierta monotonía. Y ella quebraba todo imponiendo sus
pensamientos, su corazón, sus sentimientos. De a poquito fue
acostumbrando a su familia a tener miles de animales y de prohibirles
que hirieran o abandonaran a alguno, por más pequeño, insignificante o
poco vistoso que fuera. Selena iba detrás de su padre para que estuviera
siempre con ella, para que le prestara atención, para que se diera
cuenta de que en ella estaba la alegría, el valor de las cosas, lo
importante de la vida. Selena sabía que su padre había estado mucho
tiempo afuera por razones de trabajo y que eso le quitaba mucho tiempo a
su familia. Y ella no iba a permitir que eso continuara. Hizo todo lo
que tenía a su alcance para que él se quedara más tiempo con ella, para
que se divirtiera, para que compartiera, para que viviera, para que se
diera cuenta de que la felicidad estaba en su casa y no afuera. Selena
sabía que su padre recién con ella había aprendido a cambiar los pañales
de sus hijos y por eso sentía la necesidad de retenerlo, de que se
quedara siempre más tiempo con ella. Se las ingenió para que se riera de
sus chistes, de su forma de hablar, de su forma de reírse. Se había
acostumbrado a ser la “baby” de la casa, la alegría del hogar, el centro
de la familia. Por eso se sintió intimidada cuando su padre le había
regalado un bajo a su hermano A.B. y le empezó a dedicar más tiempo a él
a enseñárselo. Si Selena hubiese sido, aun siendo tan pequeña, una mujer
convencional, hubiese entendido que cualquier intento para no perder su
lugar en su casa hubiese sido en vano. Pues en definitiva ella era una
mujer y no la única, ya que además de su madre estaba su hermana
Suzette. En cambio, fuera de su padre había un solo varón, A.B. Era más
que lógico que su padre volcara todo su esfuerzo y sus ganas en su
continuador de la especie, el que completaría su labor inconclusa como
músico. Tal vez a Selena le hayan dicho que debía entender que su lugar
en el mundo como mujer era otro y no precisamente el centro, máxime por
aquellas épocas de los años ’70. Pero Selena no era de las personas que
se conformaban con lo establecido. Muchas veces creemos que las
personalidades de cada uno las forjamos recién cuando crecemos, que
mientras somos pequeños estamos en preparación, que no tenemos ni el
carácter ni la actitud ni la personalidad definidos, que recién eso se
ve cuando somos grandes … Nada más errado ... Casi desde el mismo
nacimiento están definidos todos los aspectos que conforman a una
persona. El tiempo, y los contextos familiar y social, condicionan o
pulen el carácter de cada uno. Y Selena tenía su carácter y lo expuso
siempre en esa corta pero intensa vida de 23, casi 24 años. Selena no
pensó ni en su condición de niña ni del lugar que le tenían asignadas la
familia y la sociedad. Selena sólo pensó en lo que quería para ella y
buscó cómo lograrlo. Sin querer conscientemente, y vaya a saber si lo
hizo inconscientemente, encontró la manera de seguir siendo el centro de
la escena. No hizo la fácil. No buscó ni aparecer ni más linda, ni más
graciosa ni más agradable. Sólo estudió, aprendió, investigó. Sabía de
los gustos de su padre y se aprendió unas letras de un libro de
canciones viejas que él guardaba, y buscó sorprenderlo con ello.
Seguramente Selena no esperó semejante respuesta de su padre ni
semejante cambio de vida. Pero no se quejó. De pronto se encontró con
que volvía a ser el centro de su familia, seguía siendo la “baby”, pero
dentro de una banda que se llamaría “Selena y Los Dinos”, tocando y
cantando una música que le era absolutamente ajena. Pero ella no se
inmutó ni protestó más de lo lógico ante el cambio de vida y de
costumbres. No le parecía justo reclamarle al padre por lo que estaba
pasando. Obviamente que no era éste ni su propósito ni su objetivo en la
vida. Ella quería ser el centro de la familia, de la mirada de todos y
¡¡vaya si lo había logrado!! No era éste su objetivo en la vida, pero
había algo que la llenaba de orgullo: ella podía ser la continuadora del
sueño de su padre, que no necesariamente su hijo varón podía o debía
serlo, que debía ser acaso la más talentosa, acaso la que mejor podría
realizarlo, y esa persona era ella y no otra. Era cierto que no buscaba
esto, pero era un riesgo que corría, una posibilidad que se podía dar si
ella se arriesgaba. Y en esa experiencia Selena aprendió algo que a
muchos les cuesta hacer y que otros ni siquiera intentan: jugarse,
arriesgarse, mostrarse. Posiblemente más cómodo, más conformista, con
menos posibilidades de estar con miedo y de vivir momentos angustiosos
hubiese sido no hacer nada y dejar que la Providencia, el destino, el
azar se encarguen de que la suerte cambie. Pero ése no era el lenguaje
que manejaba Selena. ¡¡Para nada!! Selena era el mejor exponente de que
de chico una ya sabe lo que quiere y cómo lograrlo. Selena no pensó en
eso cuando decidió sorprender a su padre. Ella soñaba con ser diseñadora
y con lograrlo a través del estudio y de hacer una vida normal en
familia. No se había imaginado vivir de la música, cantando arriba de un
escenario y con el desafío de no fallar, de ganarse al público con lo
que podía ofrecer ella … Pero Selena no se escondió, no se echó atrás,
no trató de borrar lo que ella misma había engendrado. Decidió
aprovechar ese momento para expresarse, para ser el centro de atención y
ponerse a prueba para ver hasta dónde podría llegar … Tal vez tuviera
que pasar por caminos insospechados y desconocidos. Tal vez tuviera que
postergar algunas cosas, pero no por ello iba a tener que renunciar a
todo lo que quería para sí … Selena sabía que podía ser diseñadora, pero
para serlo acaso debía pasar por otras circunstancias. Allí supo que
tenía que poner todo de sí para llegar a lo más alto, que sólo así, si
lograba la meta familiar, podría lograr el objetivo personal. Selena era
consciente de que de pronto ella era la encarnación del viejo sueño de
su padre de vivir de la música, que despertó en él la vieja pasión que
estaba dormida por el peso de la “realidad”. Ahora que volvía ese sueño
con todos los bríos, Selena no podía navegar contra la corriente. Ella
sin querer tuvo que ver en este cambio de vida pero a la vez le permitió
ser consciente de todo lo que podría lograr, que era mucho más de lo
esperado. Es posible que Selena diera cuenta del poder que tenía. Y por
ello supo que si ella ponía todo, incluso mucho más de lo que esperaba
su propio padre, entonces no sólo lograría ser una gran artista, sino
que el llegar a la cima le permitiría ser feliz y libre para ser lo que
quisiera ser en la vida. Por eso Selena se juramentó que llegaría a ser
la mejor y con ello sería la más destacada diseñadora. Pero para eso
tenía que dar todo, mucho más de lo que esperaban todos, incluso su
propia familia. Selena se propuso que su nombre sería recordado y
nombrado en todo el mundo por su obra como artista, como diseñadora y
también por lo que era como persona…
Selena vivió como nadie lo que es la discriminación por
ser mujer, y ni hablar siendo de Texas en el mundo de la música siendo
tan pequeña … Selena encaró su carrera de cantante sabiendo que las
bandas gruperas eran conformadas exclusivamente por varones, y que las
mujeres tenían poco y nada de éxito, ni tenidas muy en cuenta. Y encima
el contexto era que los grupos texanos tenían muchísimas dificultades
para tener éxito en otros ámbitos, sobre todo en México, en el que la
gente era poco proclive a aceptar gente que hablara poco o nada del
español. Y como en todo el mundo el hecho de que Selena fuera mujer,
aunque tuviera mucho éxito, hacía que no se la reconociera tanto o no se
la remuneraba del mismo modo que a los varones, pues “no era tan
significativo lo suyo. Es una mujer”, tal cual los argumentos insólitos
que le proliferaban a ella o a su padre. Pero nada de esto a Selena la
amilanaba. Por el contrario. Cada dificultad que tenía, por más que le
resultara casi imposible de remontar, era una motivación más para
superarse. Para Selena el panorama era más que desalentador en aquellos
tiempos. Ella era pequeña, mujer, cantaba en español pero no lo hablaba,
sus canciones al principio sonaban anticuadas y aun le faltaba para
poder acaparar toda la atención ya que no tenía una gran idea de baile o
de cómo moverse en el escenario, además de ser muy pequeña. En estos
casos, y ante tantas contras, bien Selena hubiese tenido más que una
justificación para echarse atrás, para caer en el desánimo, para no
intentar más de lo que se le estaba exigiendo. Pero Selena tenía
orgullo, orgullo de ser mujer, tenía ganas de superarse, tenía ganas de
que con su simpatía y con su forma de ser todo el mundo la quisiera. Si
habían llegado allí un poco por lo que había hecho para seguir siendo el
centro de atención de su familia, ¿por qué no haría algo que le
permitiera ganarse ahora a todo el público, lograr que todo el mundo la
quisiera, incluso los que no sabían nada de ella? Fue allí cuando sacó a
relucir todos sus atributos de mujer para ponerlos en el escenario, y
para que fueran aplaudidos y festejados. Pero una mujer con carácter
como Selena no iba a seguir los parámetros machistas de la época. Ella
no iba a caer en el mal gusto de mostrar su cuerpo para que sólo la
festejaran con eso. Ella no era vulgar ni quería que la tomaran por eso.
Para Selena no existían las malas palabras, los comentarios provocadores
a sus colegas, los chistes de doble sentido ni las conductas que la
hicieran llamar la atención de los varones que no respetaban a las
mujeres o que la tomaban como algo menor. De ninguna manera caería en
ello. Por eso impuso su personalidad en el escenario y siempre busco que
la quisieran por lo que era ella, por lo que le mostraba a todo el
mundo, que era todo su talento, al que sólo maquillaba en apariencia
para que fuera mejor apreciado. Selena tomaba al público como si fuera
su propia familia y trataba de encantarlos del mismo modo como había
llamando la atención de su propia familia y, sobre todo, de su padre. Si
a su padre lo impactó y sorprendió con su canto, ¿por qué no podría
hacerlo del mismo modo con su público? Pero ella no era ingenua. Sabía
que el público no era su familia. El público la miraba de otro modo en
un principio y esperaría algo más. Selena sabía que aunque no lo hiciera
del todo bien, su familia le festejaría sus actuaciones, aun cuando su
padre le tratara de corregir ciertos aspectos de su actuación. Y
ciertamente él le daría algunas indicaciones, le enseñaría otras cosas y
le daría consejos. Pero con el público no era lo mismo. A ellos tenía
que ganárselos desde “cero” y partiendo de la base, aunque eso podía ser
cierto o no, de que ellos no tendrían fe en que ella los impactaría, de
que muchos hasta se sentarían con los brazos cruzados como diciendo “A
ver con qué nos sale esta mujer”. Selena lo supo siempre, desde muy
niña. Sabía que su padre se conformaba con que cantara bien. Para él eso
era más que suficiente como para ganarse a la gente. Pero su padre
opinaba desde afuera. Selena era la que estaba adentro. Era ella la que
estaba frente al público. Nadie mejor que Selena para saber lo que ellos
querían, y qué era lo que les gustaba y lo que esperaban de ella. Ya en
las épocas en las que cantaba en el restaurante de su padre a Selena le
molestaba tener que actuar en el medio de que la gente cenaba. Sentía
que no le prestaban atención, que la comida era más importante que ella,
o que daba lo mismo que esté o no. Y para Selena eso no podía ser así
mientras actuaba. Se había juramentado que en el futuro, cuando ella
apareciera, el público se olvidaría de lo que estaba haciendo para poner
todos sus sentidos al servicio de su presencia, de su voz, de su canto,
de su simpatía, de su personalidad. Con el tiempo se armó de suficiente
paciencia como para ir armando su vestuario que reflejara su
personalidad y su forma de mostrarse ante el público. Pero cuando
pensaba en ello, Selena no quería ser una más, una previsible artista
más. Podía tomar ejemplos de otras artistas, podía darse cuenta de cómo
se vestían otras, qué quería para ella, pero a la hora de elegir hasta
lo que ella usaba debía tener su propio sello. Podía por esa época no
ejercer plenamente su vocación de ser diseñadora, pero sí podía
practicar con su gran pasión poniéndola al servicio del grupo eligiendo
no sólo su vestimenta sino la de todo el grupo. Tal vez por esa época a
Selena le hubiese sido más sencillo quejarse, frustrarse y no hacer
nada, y esperar un milagro para que las cosas cambiaran para mejor. Pero
Selena siempre pensó que podía forjar su propio destino y que nada,
absolutamente nada, era imposible. Y de a poquito, con paciencia, y
tomando como parámetro lo que sucedía en los conciertos en los que ella
se presentaba, fue haciendo sus propias creaciones. Así surgieron los
bustiers. Por esa época ni su familia ni nadie del público estaban
preparados para ver a una mujer así en el escenario y en Texas, pero
Selena tenía una inmensa necesidad de que se la conociera de ese modo,
pues era parte de su estilo, de su apariencia y de su personalidad.
Además, esa vestimenta no era todo lo que tenía para ofrecer. Su
personalidad no estaba reducida a eso. Sus bustiers eran un accesorio
más, algo de todo lo que tenía para ofrecer Selena. Y ciertamente el
público lo entendió pues nunca vio en ello un motivo para comprenderlo
de otra manera y con ello sobrepasarse. Si hay algo que Selena se ganó
en toda su carrera fue respeto, y ese respeto se lo ganó porque ella,
antes que nada, era la primera en respetar a las personas que la
escuchaban y miraban, porque para ella eso era lo suficientemente
importante como para que todos entendieran que nada ni nadie podían
imponerle ni su estilo ni su forma de mostrarse. Por eso cuando su padre
intentó atemperar esa exhibición de Selena, ella no sólo se negó sino
que le hizo ver que tenía derecho a mostrarse como ella quisiera. Le
hizo ver que había sacrificado su niñez y su adolescencia para cumplir
con su sueño y con el sueño familiar, que ella nunca protestó, y aunque
sentía no poder tener una vida normal como todos los demás, encaró el
desafío desde que tenía 8 años con su mejor predisposición. Sólo pedía a
cambio que por lo menos la dejaran mostrarse como ella quería, que si
ella era la encargada de ganarse al público, que al menos fuera con sus
armas, con sus modos, con su estilo. Si hay algo que tenía Selena era
que no era sumisa, ni débil, ni pasiva en la vida. Selena había nacido
para ser una mujer protagonista y nada sería obstáculo para lograrlo. Y
así todas las barreras que parecían infranqueables ante su vista se
derrumbaron con su talento, con su voluntad, con su trabajo. Y con el
tiempo logró lo que parecía un imposible: se convirtió en la artista
texana más importante, en el mejor exponente de la raza y la primera en
ser aceptada masivamente en México. Cuesta creer que ya a los 16 años
lograra sus primeros premios en los Texano Music Awards y siguiera
siendo premiada en forma ininterrumpida hasta que se nos fue, cuesta
creer que haya sido tan aceptada en México cuando se notaba cómo le
costaba hablar en español, cuesta creer que ella desde la nada misma y
sin ningún tipo de ayuda más que su talento lograra tanto en tan poco
tiempo. Y si lo logró, si pudo superar todos los obstáculos, si logró
que todos se arrodillaran a sus pies, fue porque ella le dio al público
algo más que su canto, algo más que su talento: le dio su Amor, su
cariño, su gracia, su alegría de vivir. Selena no era de esas artistas
que se alejaba del público que la quería, no se rodeaba de custodios que
la aislaban de gente que sólo quería agradecerle, no sólo les decía “los
quiero” desde el escenario pero huía de ellos cuando estaba fuera de él.
Era Selena la que se acercaba, era Selena la que preguntaba, era Selena
una más con su público. Y sobre todo Selena se mostraba tal cual era.
Selena no le quería mentirle a nadie, ni mostrar una imagen falsa de
ella. Selena tomaba su relación con el público como si se los encontrara
todos los días en su barrio, en su ciudad, y en el que cotidianamente
los saludara e intercambiara un diálogo con ellos. Selena podía sentirse
una estrella pero no por eso se sentía que era más que su público. Para
ella cada uno tenía un trabajo y una labor noble que cumplir, como lo
tenía ella misma, y si logró tanta popularidad y tanto cariño fue
gracias a ellos. Por eso pensaba que sin ellos ella no podría haber
triunfado, ella no hubiese logrado nada. Selena tenía una inmensa
necesidad de ser amada tal cual era y para eso sentía que era necesario
que la gente supiera quién era y qué quería. Por todo ello, necesitaba
estar con ellos en contacto y sentir con su público lo que todos
sentían, soñaban, deseaban. Selena hasta no quería aceptar ningún papel
en ninguna telenovela o película en la que no se reflejara su verdadera
personalidad. Lo que para muchos era sólo una simple labor de ficción,
para Selena era otra faceta de comunicación ante su público y a él no le
podía fallar con imágenes ficticias que no se correspondían con lo que
ella era realmente. Selena practicó en su vida aquel viejo principio
romano que decía que no sólo hay que ser sino parecer. Y Selena cuidó
que su imagen se correspondiera con su persona. Y la gente se lo
agradeció y le creyó. No había forma de no creerle con sólo observarla y
verla actuar tanto en el escenario como en la vida. Por eso nunca el
público cayó en la trampa que le quisieron propinar aquellos pérfidos
que aprovechando su lamentable ausencia buscaron sembrar la duda y
mostrar un supuesto “lado oscuro”, “una doble vida”, “una doble
personalidad” en Selena. No lo lograron porque el público vio que la
gente habla por sus actos y no por los comentarios de otros. Y Selena
siempre habló por su boca y no por “bocas de ganso”…
Selena fue por sobre todo una mujer íntegra,
tremendamente íntegra. Muchas veces asociamos las buenas conductas con
las actitudes silenciosas, dóciles. Muchas veces creemos que las buenas
personas son aquellas que son calladas, que no emiten opinión, que no se
la juegan por un ideal, por una buena razón, por un noble objetivo ...
Nada más erróneo ... Siempre respetar las reglas es un sinónimo de buena
convivencia y de una actitud noble, pero muchas veces la rebeldía es
necesaria cuando está en juego nuestros ideales, la justicia, nuestra
felicidad, lo que más anhelamos. Cierta vez cuando era muy chico tuve un
maestro muy severo pero a la vez muy justo y del cual aprendí muchísimo
en la vida. Un día ese maestro, cuando entregó los boletines mensuales
de evaluación, había puesto un “regular” como calificación de conducta a
un chico al que siempre lo habían premiado con nota de “muy buena” o
“excelente” por su actitud en clase. Cuando nos enteramos, no fue a
protestar él, que siempre vivía callado. Fuimos sus compañeros quienes
lo hicimos pidiéndole explicaciones sobre su “insólita decisión”. Aquel
sabio maestro nos contestó inteligentemente con otra pregunta: “¿Y por
qué habría de calificar como buena conducta a alguien que siempre está
callado? Yo no sé cómo realmente es. Por eso le puse esa calificación”.
Al principio nos costó entender esa respuesta, pero el paso del tiempo
nos hizo ver que tenía toda la razón. Una desgracia personal a ese chico
le hizo cambiar radicalmente de conducta, o la que siempre tuvo y
ocultó, tornándose agresivo e intolerable para cualquier convivencia,
haciendo que nosotros no supiéramos cómo reaccionar ante él siendo que
era un chico tan “bueno”, entendiendo por “bueno” a alguien “callado”.
La conclusión es que uno debe saber decir lo que siente, expresar lo que
le gusta y lo que no, saber ganarse un lugar y respeto fijando su
posición aun cuando se tenga que pelear con alguien duramente, o
enfrentarse con alguien a quien uno quiere. Y una mujer como Selena, que
lejos de ser alguien sumisa y débil, no se quedó atrás a la hora de
pelear por sus deseos, por sus sentimientos, por sus derechos. Cuando
empezó su noviazgo con Chris tuvo una negativa tajante y abrupta de su
padre, quien creía que esa relación afectaría su carrera. Seguramente el
padre de Selena, como todo padre que ve crecer a sus hijos y que le
muestran que ya no necesitan de ellos con el tiempo, le agarró
inseguridad y temor. Y pensó, más por prejuicios y temor que por otra
cosa, que Chris, como guitarrista y “rockero”, no era lo mejor para
Selena, que podía ser un aprovechador ... ¡¡Qué mal nos hacen los
prejuicios!! … Mientras el padre de Selena pensaba que por allí el
silencio de Chris podía moverlo a sospecha, no le inquietó el silencio y
bajo perfil de esa mujer que había conocido por esas épocas y que la
habilitó para cumplir funciones tan importantes al lado de Selena … Lo
cierto es que cuando el padre quiso interceder para que Selena no
siguiera con esa relación, ella no se quedó atrás. Una cosa era aceptar
algo justo, un mandato familiar, un pedido razonable … ¿Pero esto? ¿Por
qué debía dejar a Chris si ella era feliz con él? ¿Qué pretendía? ¿Qué
ella sólo hiciera feliz a los demás sin ser feliz ella? ¿Era justo que
Selena tuviera que aceptar esto que no tenía ningún argumento? Al
principio quiso que el padre lo entendiera por las buenas, pero no hubo
caso. No alcanzaba con demostrarle que lo amaba y que quería vivir para
siempre con él. Eran entendibles los miedos de su padre, máxime si se
sabía de sus convicciones morales y religiosas, y que para él sólo se
casaba una vez y para siempre. Y tal vez podía entenderse que pensara
que su hija aún era chica para asumir esa responsabilidad. Pero no
entendía o no quería entender que Selena le hablaba con el corazón y que
le juraba que lo amaba, y que si fallaba ella asumiría con toda la
responsabilidad. Selena tenía un alto sentido de la lealtad. Ella
peleaba con su padre pues quería seguir con su familia. Sólo pedía que
lo aceptaran a Chris dentro de ella como lo aceptaron dentro de la
banda. Como no hubo caso, Selena mostró el temple de mujer, de esa mujer
con convicciones y corazón que está dispuesta a dar todo por un Amor sin
perder por ello sus propios sentimientos por sus otros afectos … La
decisión no era la ideal, ni para ella, ni para Chris, ni para su
familia, pero la única que encontró para que nada se alterara de lo que
había surgido hasta allí. Tal vez lo más fácil, la salida “escapista”,
hubiese sido huir de la familia, huir con Chris, abandonar la familia y
el canto, y dedicarse a ser diseñadora mientras Chris siguiera con el
rock y su banda. Pero Selena no podía abandonar sus afectos. Ella era
una mujer sentimental, fiel y con carácter. No abandonaría a los suyos,
pero tampoco dejaría a su Amor. Por eso optó por casarse en secreto para
después, cuando se enterara su familia, poder hablar con su padre y
“negociar” en otros términos. Su padre lo entendió de inmediato, como
años después lo admitiera. Allí comprendió que su hija le hablaba en
serio y que lo quería mucho a él, pues si no, hubiese actuado de otro
modo. Vio que su hija actuaba con sentimiento pero con un gran sentido
de justicia y que jamás por hacer ello los abandonaría. Y más tarde
comprendió que su hija tenía mucha razón: Chris ciertamente era una
persona excepcional, pues no sólo le demostró que quería bien a su hija
sino que se integró a su familia en vez de procurar alejarla de ella.
Una lección que le dio Selena a su padre. Tal vez Selena tenía mejor
precepción que él a la hora de calificar a las personas, tal vez tenía
menos prejuicios y más sentido de la oportunidad a la hora de actuar.
Selena podía ser encantadora, tierna, carismática, llena de Amor y de
optimismo, pero también era una leona a la hora de defender sus derechos
y sus sentimientos. Ella no toleraba ni la mentira, ni la injusticia ni
la falsedad. Y era capaz de enfrentarse a cualquier cosa con tal de
defender siempre bien su lugar … Tal vez fue eso lo que hizo aquel día
tan nefasto de marzo de 1995…
Selena fue una mujer que enamoró a los varones, fue un
ejemplo para las mujeres y gustó por igual tanto a gente mayor como a
niños. La gente no es tonta: no sólo admira a los artistas por lo que
ofrecen, sino por lo que dan por ellos, por la importancia que ese
artista les asigna en sus triunfos y logros. Selena no era una artista
artificial que decía “Sin ustedes no soy nada” sólo para ganarse
demagógicamente su admiración. Selena se lo demostraba en los hechos,
con su forma de interpretar los temas, por dejar todo arriba del
escenario, por quedarse fuera de él todo el tiempo necesario para darles
un autógrafo, posar para una foto, saludarlos, interesarse por ellos.
Ésa era la diferencia de Selena con el resto de los artistas. Ella era
una mujer diferente. No se trataba ni de que fuera la mejor ni de que no
se la pudiera comparar artísticamente con nadie. Si tuviéramos ese
pensamiento, seguramente no nos abriríamos a otros artistas y
buscaríamos empecinadamente en demostrar que Selena era mejor en el
rubro que sea. Pero éste no era el caso de ella, simplemente porque
Selena era distinta, una mujer distinta que se salía de todos los
parámetros, de los prejuicios y de los preconceptos que se tienen de la
mujer. Selena era dulce, pero tenía carácter. Selena lucía sensual pero
no era vulgar. Selena era dada con todo el mundo pero se hacía respetar.
Y para respetar respetaba a los demás. Hasta se llegó a la creencia de
que si le pasó lo que le pasó fue por pecar de ingenua, de confianzuda,
de no saber decir que no … Nada más errado. Siempre recuerdo aquellas
palabras de José Behar, presidente de la Emi Latin, cuando conoció a
Selena. Él estaba en busca de nuevos talentos para contratar, pero
paradógicamente nadie le habló de ella. Selena no estaba en boca de
ejecutivos de una compañía discográfica que con sus altos muros vivía de
espaldas a la gente. Selena vivía en boca de su gente, que la amaba
desde que era una promesa adolescente. José Behar lo pudo comprobar
cuando casi de casualidad la descubrió. ¿Y cómo la descubrió? Cuando a
la salida de un festival escuchó el griterío de la gente, y quiso saber
de dónde venía y por qué. Cuando lo supo y vio actuar por primera vez a
Selena se quedó, como todos los que la descubrimos alguna vez,
impactado. De inmediato, al término de su concierto, fue a buscarla para
contratarla allí mismo. Cuando la vio, notó que estaba firmándole unos
autógrafos a sus admiradores. José Behar se acercó, se presentó ante
ella con su mejor sonrisa y le dijo su nombre y su cargo. Selena lo miró
y le dijo “¡¡Sí, claro!!” y siguió firmándole autógrafos a sus fans. Con
el tiempo quedó claro que Selena se había equivocado con él, quien
siguió insistiendo, esta vez con su padre, a quien convenció para
reunirse al otro día y darle un buen contrato con una gran discográfica.
Pero también es cierto que para Selena lo más importante era su público
y que estaba acostumbrada a gente estafadora y engañadora que vende
“espejitos de colores” a mucha gente. De todos modos, ni José Behar ni
nadie se sobrepasó con Selena por su negativa en ese momento. La
respetaron no sólo por su condición de artista sino porque ella se hacía
respetar con su presencia. La mejor muestra de ello es ver cómo todos
los varones soportaban lo que Selena les hacía en el tema “¿Qué creías?”
en pleno concierto. Aun cuando muchos sabían de qué se trataba y a lo
que se exponían, todos lo aceptaban con gusto el papel de “ex novio”. El
más memorable para mí fue uno de Odessa, Texas, en el que el “ex novio”
se dejó zamarrear, gritar en su oído y soportar toda clase de
acusaciones. Y no sólo eso. Él estaba enteramente feliz. Lo mismo sintió
el mismísimo Johnny Canales en su show cuando se dejó estirar su corbata
en cámara o aquel otro en New York que recibió una patada en los pompis.
Y nadie decía nada pues todos entendían que era un juego y de que se
trataba de Selena. Ella no les haría daño. Era ella quien los quería y
quien más los respetaba. Al término de sus actuaciones Selena sólo
recibía abrazos y besos. Saludos de agradecimiento, saludos de
admiración. Eso generaba Selena: Amor y respeto. Nunca habían visto algo
así y nunca iban a ver algo así. Por eso se la extraña tanto y aún se la
espera, pues nadie puede creer que este mundo sea tan malvado como para
que se la haya llevado sin ninguna razón que uno pueda entender ni
explicar… Como no poder explicarse nunca por qué fue a ese motel ese
lluvioso y feo día. Pero Selena seguro, seguro que tenía una buena
razón, un buen motivo, un noble propósito, eso que desconocía la
horrorosa mujer que la esperaba. Pero yo no necesito que me lo diga,
aunque sólo ella podría decirlo y no lo pueda hacer … Lo puedo intuir
con sólo mirarla a los ojos en cada foto, en cada video, en cada
actuación, en cada reportaje…
Selena tenía Alma de mujer. Selena era una mujer noble,
una mujer sincera, una mujer talentosa, una mujer llena de Amor, una
mujer con carácter, una mujer con personalidad. Selena fue una verdadera
mujer. A la hora de recordar a las mujeres en su día -algo que debería
ocurrir todos los días- sería bueno que nos acordáramos de Selena, un
ejemplo de una mujer que dio todo a cambio de nada … mejor dicho, una
mujer que dio todo sólo con un fin … para que la quisieran siempre y
para que la recordaran con Amor…
Selena fue una gran mujer. A pesar de que yo soy un
varón, ella es mi ejemplo, ella es la persona que me guía con su
conducta. Porque a la hora de elegir modelos no hay géneros. Pensar en
ello sería una tontería. Pero si tuviera que elegir un género en función
de la persona que uno más quiere y admira, yo no dudaría en qué elegir.
Siempre, absolutamente siempre, Selena será mi primera elección y mi
primer ejemplo, porque por sobre todas las cosas, además de ser una gran
mujer, Selena fue una gran persona. Y yo sólo estoy aquí en este mundo
para que todos los días lo recordemos, como ella quería, con todo el
Amor, con tanto Amor…
A veces creo que no debería decir ni escribir más nada de
ti, Selena, pues creo que ya he dicho y hecho todo por tu recuerdo, pero
hay alguien -tal vez seas tú misma- que me dice: “Sabes que Selena dio
todo para que la gente sea feliz. Tú también da todo por su recuerdo.
Ella se pondrá contenta”. Y por eso lo hago, porque sé que estás allí...
Yo estaba allí y me reía … No podía dejar de reírme
mientras la filmaba. Recuerdo que estaba a oscuras y aproveché mi cámara
infrarroja y que ninguna de las dos podía dormir de la excitación para
filmarla mientras ella se despachaba con sus ocurrencias. Porque Selena
era así ... Podía estar de cualquier humor, podía estar dispersa, podía
estar triste o enojada, pero cuando se encendía la cámara se iluminaba,
se sonreía y se despachaba a gusto. Por supuesto que eso no era un gesto
de falsedad ni nada que se le pareciera. ¡¡En absoluto!! Yo conocía
perfectamente a mi hermana y sabía por qué hacía lo que hacía … A veces
cuando recuerdo lo mal que me ponía porque mi padre me hacía aprender a
tocar la batería para formar parte del grupo Selena y Los Dinos, llego a
la conclusión de que nada de lo que yo tenía que sufrir se podía
comparar a lo que Selena tenía que afrontar ... Sí, es cierto ... Yo
tenía más de una razón para sentirme mal. Yo estaba por entrar en mi
adolescencia y no me hacía gracia que tuviera que cumplir una función
que no sólo no me gustaba, sino que no era la principal ni la más
relevante. Mi padre, en su afán de ponerme en alguna función en la
banda, decidió colocarme tras las baterías pues era el único lugar que
le faltaba completar para armar la banda y no tenía con quién hacerlo.
Mi hermano A.B. venía aprendiendo a tocar el bajo y por supuesto mi
padre lo puso en esa función. Mi hermana Selena obviamente sería la
cantante y estaría al frente de todo. Y yo … Yo estando atrás tocando un
instrumento que ninguna mujer en aquel entonces salvo, creo, Karen
Carpenter, hacía en ese momento. No voy a negar que me sentía molesta
... No digo celosa. Los celos … son sentimientos que podemos tener todos
y que los expresamos en algún momento. No es malo eso … Pero no era ése
el caso. Si bien todo esto que no podíamos dejar de pensar que era una
verdadera locura de mi padre se hacía en función de mi hermana, yo no
tenía ni bronca, ni envidia, ni celos. No podía tener ese sentimiento. Y
no sentía eso porque veía que Selena también sufría, del mismo modo que
mi hermano A.B. y yo. Y más me compadecí por ella cuando noté que a
medida que avanzábamos en los ensayos Selena tenía más y más
responsabilidades, y más y más obligaciones. Ya en un principio todos
estábamos tensos. No sabíamos qué hacer ni qué tocar. Nosotros no
estábamos reunidos porque queríamos, porque un día se nos ocurrió hacer
música juntos, ver qué era lo que nos gustaba y qué queríamos expresar,
para recién allí empezar a hacer los ensayos correspondientes ... No ...
Estábamos allí tocando una música que nosotros no conocíamos ni
sentíamos en esos momentos. Aun siendo conscientes de que éramos latinos
y de ascendencia mexicana, nosotros veíamos a ese mundo como algo muy
lejano y ajeno. Nadie de nosotros hablaba el español. Ni siquiera lo
habíamos aprendido ni lo hablábamos en casa. Nuestra cultura era bien
norteamericana y nuestros ídolos venían de ese mundo de los gringos, no
de nuestros ancestros. Y allí estábamos, presos de un destino y de un
deseo, obligados a ensayar canciones que nos parecían anticuadas y hasta
ingenuas. Al principio nos resistíamos a hacerlo, tuvimos varias
rabietas con mi padre que nos obligaba a tocar canciones de veinte,
treinta y hasta cuarenta años de antigüedad. Al final negociamos con él
y convinimos en que tocaríamos canciones en inglés no muy viejas y que
no estaríamos tanto tiempo ensayando, sólo unos minutos y que esos
minutos no nos impidiera estudiar y, sobre todo, jugar … Cuando
terminamos de negociar con mi padre sobre este tema, allí caí en la
cuenta de que mi hermana Selena se llevaría la peor parte. Pues mal que
mal yo me podía refugiar en mi batería, podía limitarme a hacer lo mío
bien, podía estar hasta distraída, no muy arreglada ni interesada en lo
que estábamos tocando. Pero si lo hacía bien, si lo hacía correctamente,
si me limitaba a mejorar cada día mi técnica para ir a tono con la
evolución de la banda, nadie podría objetarme nada, nadie podría
obligarme por las circunstancias mismas a que hiciera algo más. Lo mismo
le pasaba a mi hermano A.B. Él también podía refugiarse en su bajo y a
tocarlo correctamente. Él tampoco tenía la obligación de tener que
demostrar algo más que hacer lo suyo correctamente, más allá de que ya
casi desde el vamos él se mostró preocupado por el material que
estábamos tocando y comenzó a interesarse en hacer algo por mejorarlo.
Pero ni así A.B. tenía esa obligación y aun cuando la asumiera eso no lo
exponía ante el gran público. Él, como yo, podía refugiarse en lo suyo
sin que miles de ojos se posaran en él de modo expectante. Cuando pude
darme cuenta de que nuestra insatisfacción, enojo e incertidumbre podían
atemperarse con limitarse a hacer lo de uno, eso no sólo me alivió sino
que di cuenta de la tremenda responsabilidad de mi hermana Selena. Por
eso no podía estar ni celosa ni molesta con ella … ¡¡Para nada!! Es
cierto que mi padre armó el grupo por ella. Es cierto que mi padre armó
toda esa locura en función de Selena y con la tremenda expectativa de
que podría cumplir su viejo sueño de poder vivir del mundo de la música.
Es cierto que mi padre sintió, con ese talento que descubrió en Selena,
que ese león dormido en su cuerpo renacía con más bríos. Aún recuerdo lo
que fue ese día que fue como el antes y después de nuestras vidas. Lo
más irónico de todo es que la mismísima Selena sin querer le mostró ese
talento. La cosas no son casuales en la vida … Una cosa lleva a la otra.
A mi padre se le ocurrió comprar un bajo a mi hermano A.B. un poco
porque su hijo deseaba tocarlo y otro poco porque veía la posibilidad de
que su veta musical, dejada de lado para mantener a la familia, podía
tener su continuación a través de su hijo mayor y varón. Pero esa visión
de la vida un tanto machista, aunque lógica en aquellos tiempos, se le
cayó al poco tiempo de la mano de su pequeña hija menor … Ahora que lo
pienso, y sabiendo lo que ha pasado después, uno ya podía saber lo que
más quería Selena, lo que más deseaba y también lo que más temía. En
aquel momento todos éramos chicos y no teníamos por qué darnos cuenta de
aquello … Pero mi hermana tenía terror de que aquel bajo la sacara del
centro de atención de nuestro padre, de que dejara de ser la mimada de
la familia, de que dejara de ser la “baby”, de que ya no llamaran la
atención sus ocurrencias, sus risotadas, su alegría y sus energías
siempre manifiestas … Yo lo recuerdo, pues lo compartí con ella, como
tantas cosas. Ella estuvo días enteros estudiándose aquellas letras de
un libro de canciones que tenía mi padre. Me costó entender la tozudez,
la voluntad y las ganas que tenía Selena de superarse. Allí noté que
nada la pararía a la hora de lograr su objetivo, eso sí, siempre con
fines nobles, siempre haciéndolo sin querer perjudicar a nadie. Muchas
veces le decía que parara un poquito, que se detuviera a jugar, o para
tomar o comer algo, y Selena enseguida me hacía un gesto de silencio, y
que le dejara aprender esas canciones y cantarlas a solas. Me lo pedía
por favor con cara de ruego y esperando que yo la cubriera si nuestros
padres estaban cerca queriendo indagar ... Y yo lo hacía ... Lo hacía
por ella y un poco porque valoraba aquello que a mí me hubiera costado
muchísimo afrontar y hacer. Yo no tenía esos deseos ni tantas ganas de
mostrar algo más de lo que deseaba. Yo era más conformista. Tomaba lo
que se me presentaba en la vida y eso era más que suficiente. Pero
Selena no. Al principio creía que lo hacía de puro inconformista que
era, pero después entendí que a ella le encantaban los desafíos, que
para ella nada era imposible, que todo lo podía lograr. Y allí estaba,
sola estudiando, sola cantando. Y sabía que hasta que no terminara de
aprender todo bien no se iría de allí, que se quedaría encerrada hasta
que ella estuviera conforme ... Y llegó ese gran día ... Selena me dijo
que sorprendería a nuestro padre haciéndole saber cómo sabía sus
canciones preferidas. Yo me alegré y la alenté a que fuera de una vez a
mostrarle su esfuerzo. Ni Selena ni yo nos imaginamos lo que ocurriría
después. Creo que ambas nos conformábamos con que nuestro padre se lo
festejara y de que Selena se sintiera tan querida como siempre estando
en el centro de atención de la familia ... Pero fue eso y más, muchísimo
más. Luego vino esa locura de mi padre ... Sin saberlo, y supongo sin
quererlo. Selena encendió esa chispa de un fósforo que estaba apagado.
Mi padre sintió que volvía a su pasión no ya a través de él, sino por
medio de mi hermana Selena. Él estaba obcecadamente convencido. Y lo que
podía ser una novedad, un entretenimiento, un divertimento pasajero pasó
a ser una obligación, una responsabilidad, de la cual Selena se llevaba
la peor parte, la carga más pesada, el peso de la responsabilidad ... No
... Selena no podía hacer lo mismo que nosotros. A los 8 años ella era
la figura, la cantante, la artista principal de Selena y Los Dinos. Ya
el nombre mismo del grupo definía su función. Pronto noté que Selena no
podría ni por asomo realizar lo que en principio hacíamos mi hermano
A.B. y yo. Ella tenía que poner la cara, ella tenía que mostrarse
siempre linda, siempre bien predispuesta, siempre agradable, con ganas y
con la obligación de que la gente se sintiera interesada por nosotros.
Ella tenía que arengar a la gente, tenía que darnos ánimo … Allí sentí
un poquito de pena por ella, pues sabría que muchas veces tendría qua
disimular muchos sentimientos muy personales para llevar adelante las
cosas. Sabía que no tenía por qué tener esa sensación pues, por un lado,
a ella le agradaba sentirse tan mirada por todos y ser el centro de
atención. Pero ella era muy niña ... Mal que mal A.B. y yo vivimos
nuestra niñez sin sobresaltos. A mí las cosas se me hicieron “anormales”
en la pubertad y en plena adolescencia a mi hermano A.B. Pero a Selena …
Encima, a medida que íbamos estando cada vez más involucrados en el
grupo, mi padre fue dejando su trabajo estable en la petrolera y montó
un restaurante con la única finalidad de que tocáramos allí. Y mientras
ello ocurría a nadie se le escapaba el hecho de que si llegábamos a
fallar, estaríamos en más que un problema. Y yo sabía que Selena se
sentía más responsable que todos de nuestro destino. En aquellos tiempos
le llegué a expresar mi preocupación sobre este tema. Selena me miraba
en silencio mientras se lo decía, pero una vez que acababa ella se
encargaba de darme ánimos, me decía que no me preocupara, que
confiáramos en nuestro padre y enseguida me hacía un chiste que
justificara una risotada de su parte que llevara a pasar rápidamente a
otro tema … Así era Selena ... Siempre quería que todos estuviéramos
bien y que no tuviéramos motivos para preocuparnos. Y cuando pegaba esas
risotadas, ya sabía que era para cambiar de ánimo, para que nadie
ahondara en su Alma y descubriera sus miedos, sus sentimientos de
preocupación y de incertidumbre. Por eso tomó hasta con naturalidad el
hecho de tener que aprender a cantar en español. Mi padre estaba
convencido de que si por allí a Selena le costaba tener un éxito rápido
en inglés debía probar en español como alternativa. Él pensaba que si se
utilizaba el camino alternativo de cantar en español y triunfar, las
cosas se facilitarían para llegar al tan soñado triunfo de Selena como
cantante internacional. Él tenía muy en cuenta su experiencia como
músico y siempre se sintió frustrado de no haber sido un hombre más
preparado y multifacético. Él sintió la discriminación por ser de
ascendencia mexicana cuando quería tocar sus canciones preferidas en
inglés en cualquier club. Y cuando quiso probar en los clubes mexicanos
lo querían linchar por no saber las canciones en español y lo que solían
escuchar sus pares. Nunca lo pudo hacer pero ahora tendría la ansiada
revancha con Selena, pero para eso ella debía hacer lo que él no hizo …
Cantar en español y hacerlo en los lugares que ninguno de nosotros lo
había hecho. Yo sabía lo que eso significaba para Selena. Ni A.B. ni yo
teníamos obligación de aprender el español, ni para hablarlo ni para
cantarlo. En cambio, Selena tenía que saberlo cantar, aunque fuera
fonéticamente, y eso al menos implicaba saberlo pronunciar y tener una
idea de lo que cantaba para expresárselo a la gente, convencerla y
conmoverla. Selena tenía trabajo extra, mucho trabajo extra, en lo
intelectual pero también en lo emocional. Y Selena aceptó ese reto sin
chistar, asumiendo su rol y sabiendo que sólo había que ir para adelante
en el total convencimiento de que lo lograríamos, de que sólo teníamos
una posibilidad, que era ganar. No había margen para otro resultado, no
podíamos perder. El perder podía significar sencillamente el abismo.
Lejos estábamos de imaginar lo que podríamos lograr y en las huellas que
dejaríamos en tanta gente. En aquellos tiempos no podíamos ni sospechar
siquiera que pudiéramos salir del restaurante de mi padre. Él, para
darnos ánimo, solía llevarnos a pasear en su destartalado auto por los
barrios más lujosos de la ciudad. Cuando paseábamos por esos lugares, él
nos preguntaba si queríamos vivir en esas lujosas mansiones. Cuando le
contestábamos con firmeza que sí, él nos decía que si seguíamos nuestro
camino con disciplina, trabajo, voluntad y honestidad, pronto viviríamos
en esos lugares. Lo que estaba lejos de saber tanto mi padre como
nosotros era lo que estábamos gestando sin saberlo. Cuando veo hoy en
día cómo tantas jovencitas quieren ser como Selena, porque se sienten
identificadas con ella, porque son como ella, como yo, como tantas
otras, mujeres que no hablan el español, que se criaron en Estados
Unidos hablando el idioma inglés y tomando como propia la cultura
norteamericana, pero que se emocionan al escuchar esas bellas canciones
en el idioma de sus ancestros, que se sienten identificadas con mi
hermana, que se les despiertan esos mismos sentimientos que tenían sus
pares o sus parientes, allí doy cuenta de lo que logró Selena. Cuando
nosotros comenzamos no teníamos un parámetro, no teníamos un artista o
alguien que nos representara, que expresara acabadamente nuestros
sueños, nuestros anhelos, lo que deseábamos ser en nuestra nueva “tierra
prometida”. Sin saberlo, casi sin querer, nosotros empezamos a ocupar
ese lugar que estaba vacante, comenzamos a ser la corporización de aquel
sueño de toda una comunidad que era cada vez mayor en Estados Unidos.
Nosotros no éramos conscientes de ello. En cambio las que vinieron tras
nosotros lo empezaron a sentir cuando vieron a mi hermana Selena, cuando
las emocionaba con sus canciones, cuando se sentían tan identificadas
con su presencia, con sus sentimientos, con sus deseos de trascender por
el camino del trabajo, de la honestidad y del talento … Yo apenas
empezaba a darme cuenta de que estábamos logrando algo cuando en esa
noche filmaba a mi hermana Selena y la escuchaba decir a la cámara que
habíamos sido un “desastre” esa noche, que habíamos fracasado. Y luego
de aclarar que todo eso que decía era sólo “un chiste” y que sólo tenía
palabras de agradecimiento para con la banda y para con el público, pues
sin ellos ella no sería nada, terminaba diciendo “Odio que digan que soy
la mejor, fundamentalmente porque odio que me digan la verdad”. Yo no
podía parar de reírme. Reírme por la ocurrencia de Selena. Reírme de
felicidad. Eran los lindos tiempos. Tiempos de triunfos, tiempos de
certezas. Todos nos dábamos cuenta de lo que estábamos logrando. Todos
nos dábamos cuenta de lo que se había convertido Selena. Fueron años y
años de esfuerzo, de lucha y de dedicación. Todo estaba saliendo a la
perfección. El futuro no podía ser más que promisorio. Pero pronto me
daría cuenta de que en un minuto todo puede cambiar, de que en un minuto
todo aquello que se construyó con años de paciencia se puede derrumbar.
También me di cuenta de que mi padre se había equivocado en aquellos
días en los que nos llevaba a darnos ánimos viendo lo que podíamos
lograr con trabajo y talento. Muchas veces esas casas no se logran ni
con trabajo ni con honestidad, y que gente sin ningún talento puede
ocupar el lugar que uno lo había ganado con todo merecimiento mientras
se ve destruir lo logrado para siempre…
Todo fue muy duro para nosotros … Cuando ocurren estas
cosas nos damos cuenta de su valor, aun cuando nosotros, por nuestra
formación y por propia necesidad, sabíamos lo que era tener cada día un
plato de comida en la mesa. Pues en general todos ven, cuando uno
sobresale en cualquier actividad, el final del camino, los últimos
pasos, el tránsito por la fama, la gloria, la admiración, pero pocos
recuerdan la historia anterior, cuando íbamos desde muy chicos en un bus
de pueblo en pueblo para que nos viera un puñado de gente que ni
siquiera sabía quién éramos y que nos miraba con extrañeza porque éramos
un grupo muy joven y con una niña cantando. Confieso que por aquel
entonces yo no tenía mucha confianza. Veía muy difícil que pudiera tener
trascendencia lo que estábamos haciendo. Incluso en un primer momento ni
Selena ni mi hermano ni yo pensábamos siquiera que podíamos trascender
en este duro negocio de la música. Realmente nadie lo pensó y creíamos
que mi padre algún día se cansaría y dejaría de insistir, que largaría
todo del mismo modo que cuando abandonó su carrera por nosotros. Pero
hubo un momento que fue clave para la vida de todos nosotros. Un buen
día nos enteramos de que mi padre había quebrado y que habíamos quedado
en la calle. No teníamos nada, absolutamente nada. Recuerdo que mi madre
y yo nos fuimos a llorar a un cuarto de mi casa, que mi hermano se fue a
caminar por largas horas por la ciudad para poder asimilar lo sucedido …
y que Selena se fue a acompañar en silencio a su padre. Sí, lo recuerdo
muy bien … Tanto lo recuerdo que fue para mí ayer cuando en un momento
fui en busca de todos y sólo había hallado a A.B. en un cuarto solo,
mascullando su bronca luego de su larga caminata y prometiéndose que iba
a salir de todo esto .... Y cuando iba en busca de mi hermana y de mi
padre, me los encontré en el restaurante ya cerrado y clausurado, y
quedé impactada. Mi padre había tirado con furia los papeles que le
indicaban la dura realidad hasta que Selena se le acercó y sólo lo
abrazó en silencio. Mi padre quedó abrazado a ella y sólo lloraron sin
decirse nada. No había palabras, no había gritos, no había lamentos.
Sólo silencio. Creo que mi padre, aun sabiendo lo fuerte que era de
carácter y del temple que siempre tuvo, hubiese capitulado allí mismo y
hubiese tirado la toalla sin resistirse. Pero ese abrazo de mi hermana
le dio el último aliento, el único motivo para seguir adelante … Selena
misma. Seguramente mi padre pensó: “Yo la puse en este problema. Yo no
la puedo dejar así y menos si me da su apoyo en vez de un reproche…”. Yo
me fui en silencio. No quería interrumpir. Sabía de la importancia del
momento y de lo que significaba para nuestro futuro eso aun cuando no
tenía idea de lo que podía pasar … Cuando nos juntamos en familia y
emprendimos nuestro exilio de Lake Jackson para vivir en Corpus Christi
en casa de mi tío, comprendí más que nunca que salir de todo esto
dependía de todos nosotros. Que por orgullo y para no ser impertinente
para nadie debíamos retirarnos cuanto antes de la casa de mi tío. Que
nuestra estada allí sólo debía ser por vacaciones, unas pequeñas
vacaciones hasta que tuviéramos un nuevo hogar. Y para eso teníamos que
recurrir al único recurso que teníamos … La banda. Si había alguna duda
hasta allí, si había algo que no nos gustaba, si acaso lo que hacíamos
no era nuestra real vocación, eso ya no importaba. Estábamos todos en el
mismo barco y a la deriva. Pero teníamos el timón, los medios para
dirigirlo y el barco estaba intacto. Sólo teníamos que poner todo el
esfuerzo para salir, para llegar a la costa, establecer nuestro nuevo
hogar y seguir con nuestra vida allí. Recién allí, creo, decidí
dedicarme de lleno a tocar la batería y a perfeccionarme en el uso de
ella. Mi hermana Selena, que siempre quiso ser diseñadora, comenzó a
ensayar diferentes formas de baile, de saludos y de formas de seducir al
público para perfeccionar sus actuaciones, al mismo tiempo que ponía su
verdadera vocación al servicio del grupo diseñando sus vestidos y los de
toda la banda. Con el tiempo hasta se había puesto obsesiva con el tema.
Recuerdo aquella vez en 1991 cuando nos presentábamos con los “atuendos
de las vaquitas”. Muchos estaban de acuerdo. Otros no. Pero Selena
estaba decidida a que nos mostrábamos así y todos nos recuerdan por
ello, aun cuando, como nosotros, el público estaba dividido: a algunos
les encantaba y otros decididamente los rechazaba. Y la que más recuerdo
con gracia pero con ternura fue allá por 1994 cuando se volvió loca por
un vestido de cantante española, que usó en muchos conciertos y en
nuestra última presentación en el Show de Johnny Canales. A Selena le
encantó ese vestido en cuanto lo vio y se lo probó, pero no se contentó
con ello. Recuerdo que lo tenía puesto y en cuanto aparecí por el
camarín próximo a dar el próximo concierto con aire de asombro y
extrañeza pues lo seguía teniendo puesto, me miró y me dijo: “¿Qué te
parece si me lo dejo para el concierto? Hace horas que lo tengo puesto y
me encantaría lucirlo esta noche”. Yo le dije, palabras más, palabras,
menos, que estaba loca, que yo ni ebria ni dormida usaría algo así. Ella
sólo se limitó a decirme: “OK. OK. Puede que tengas razón” y se fue.
Cuando estábamos por salir vi que Selena estaba con su vestido que la
hacía parecer a Carmen Miranda y me miró riéndose a carcajadas: “¿Qué
creías que iba a hacer, Suzette? Sabes que cuando se me mete una idea en
la cabeza …”, me dijo Selena. Y así salió y así brilló. La gente la
miraba encantada. A la gente todo lo que hacía Selena le parecía
maravilloso, no sólo porque sus toques innovadores provocaban suma
admiración sino, porque ella, con su carisma, con su sonrisa, con su
propia presencia, los hacía impactar, convertía a esos conciertos en
algo hermosamente inolvidable. Tal vez eso fue lo que siempre envidié,
sanamente claro está, de mi hermana. Ella siempre iba por algo más, no
se limitaba a hacer lo suyo, ella quería sobresalir e impactar aunque
fuera tan tímida como yo ... Yo siempre me refugié en la batería y me
limitaba a hacer lo mío con la esperanza de que los buenos tiempos nos
hiciera vivir la vida de un modo mucho más tranquilo. En definitiva, yo
quería estar feliz en el futuro con una familia, con un esposo, con
hijos en una amplia casa gozando de la vida cada día luego de tantas
penurias, sacrificios y privaciones. Mi hermana Selena pensaba lo mismo,
pero todo lo que empezó a generar Selena y Los Dinos potenció sus ganas
de crear cosas, de tener objetivos nuevos, de ir al estrellato y de que
todo eso hiciera que el mundo entero la quisiera. En definitiva, Selena
sólo podía ser feliz si la gente la quería y por eso puso tanto empeño y
Amor en lo que hacía. Además, hasta tanto no pudiera desarrollar más a
fondo su vocación de diseñadora, Selena iba a manifestar esa vocación en
la banda y en todo lo relacionado con ella. Eso explica su premura de
lanzar su boutique “Selena Etc.” cuando ya era famosa, pero aún le
faltaba para tocar el techo de su carrera. Muchos tratábamos de
persuadirla para que dejara ese negocio para más adelante, para cuando
ella fuese famosa en todo el mundo. Recuerdo que mi padre estaba un
tanto preocupado, pues creía que invertir mucho tiempo en el negocio de
la moda le quitaría fuerzas en su camino de llegar a la fama en lo
musical. Pero ese miedo que tenía mi padre era más producto de una
obsesión suya para que Selena llegara a cumplir su sueño y el de toda la
familia que porque ella realmente le diera motivos para que mi padre
temiera. Si hay algo que nunca hacía Selena era dejarse estar, de actuar
sin ánimo, de no emprender cada cosa con entusiasmo y alegría. Es
cierto, muy cierto lo que alguna vez le dijo mi hermana a Verónica
Castro: ella todo lo que tenía en su mente lo hacía. Hacía lo que ella
quería, lo que quería mi padre, lo que quería mi familia. ¡¡Todo!! Y
todo con alegría y con un optimismo a toda prueba. Para ella realmente
lo imposible era posible. Más de una vez me dijo: “Mira, Suzette. Yo no
voy a esperar a ser vieja para hacer todo lo que tengo en mi mente
ahora. Si no lo pudiéramos hacer, esperaría pues no habría remedio. Pero
siempre esperaría pues estaría ese momento, ese momento que capaz que es
único y que nunca se nos presentará otra vez. Nuestro Señor nos dio esta
oportunidad. Ahora tenemos cierta fama y somos libres para hacer ciertas
cosas … ¿Qué vamos a esperar entonces? Quién sabe si mañana habrá alguna
otra vez…”. Hoy, a cierta distancia, veo en esas palabras de Selena como
algo premonitorio, como si ella misma supiera que no tendría mucho
tiempo ... Yo sé que no es así, la lógica no es así, ni yo ni mi familia
creemos en ello, pero cuando recuerdo esas palabras de Selena y su
rostro lleno de alegría pero de ternura a la vez, no lo puedo dejar de
pensar … Todos sabíamos lo duro que fue todo, la incertidumbre de
nuestra vida y de nuestro futuro … Nadie se podía olvidar cada vez que
nos despertábamos cada mañana en aquel día en el que nos quedamos en la
calle. Nadie se podía olvidar años y años viviendo cada día arriba en un
bus y sin saber si algún día podríamos vivir dignamente producto de
nuestro trabajo. Todos éramos conscientes de nuestro rol y de lo que
debíamos hacer. Eso sí, tanto Selena como mi hermano A.B. habían puesto
un granito más, pues se sentían más comprometidos con el futuro de la
banda, pues también sus sueños y su futuro dependían de ello. Mi hermano
A.B., luego de aquel día en el que caminó sin rumbo por Lake Jackson,
pero juramentándose que saldría de todo ello, se avocó a ser el
compositor del grupo. Hasta allí sólo protestaba ante mi padre porque no
le gustaba el material que tocaba la banda y sostenía que así no se
llegaría a ningún lado. Mi padre más de una vez le dijo que se dedicara
él a hacer la música del grupo o que consultara con la gente que sabía
del tema. Cuando ya no había más margen de maniobra, A.B. decidió
comprometerse al máximo con la banda siendo el compositor, la persona
que trabajaba día y noche en las sombras haciendo la “música de mi
hermana”, como solía decir. Desde allí siempre lo vi contento y
entusiasmado. Había encontrado su lugar en el mundo y, como Selena,
pusieron mucho más de lo necesario para que la banda fuera superior a
todas las que transitaban por todo Texas. Podía estar horas y horas con
Pete Astudillo para que él le enseñara algunos compases y la música que
se escuchaba en toda América latina, y lo ayudara a plasmar sus ideas en
inglés en letras en español. Él solía decirme: “Estoy tranquilo pues
mientras estoy aquí adentro en el estudio, Selena está atendiendo a los
demás afuera y encantándolos. Y para cuando nos toque el turno de los
conciertos y de grabar los discos, tendremos un material más que digno
para mostrar. Somos más que un gran equipo y estoy muy feliz. Sé que
tenemos un gran futuro” … Pobre A.B. … Como todos, nos quedamos
huérfanos luego de aquel fatídico día. A todos nos costó mucho salir.
Creo que a mi hermano nunca…
Fue duro, muy duro. Es muy difícil superarlo … ¿Cómo
superarlo? Yo entiendo a la gente cuando busca una explicación, pero no
justifico que se haya dudado alguna vez de nuestra honorabilidad. Sé que
hay cosas que definitivamente no se pueden explicar. Hay que estar allí
para entenderlo. Todo fue rápido, muy rápido, tan rápido como nuestra
fama en carrera meteórica que parecía no tener fin … Y me vuelven a la
mente esas imágenes de Selena en la oscuridad. Ella estaba tan
ilusionada ... Todavía no se animaba a decir todo lo que realmente
sentía ante la gente, ante el periodismo. Ella era modesta, humilde,
como todos nosotros. Sabíamos de dónde veníamos … No se nos olvidaba de
nuestras raíces, y si por allí no nos acordábamos, allí estaba mi padre
para hacérnoslo recordar. Pero nosotros lo teníamos muy claro … Y a la
vez mi hermana sentía que tocaba el cielo con las manos. Era que por fin
se nos daba lo que tanto soñamos. Incluso no creíamos que llegaríamos a
tanto, que nos llevaría mucho más tiempo el llegar a la cima. Yo misma
luego de aquel día estaba sorprendida de la repercusión mediática y de
tanta gente que nos quería. Selena estaba feliz pero a la vez tenía
miedo, pues para ella cada día era un examen, un desafío para ver si la
gente la seguía queriendo, si a sus fans le seguía gustando lo que hacía
o comenzaban a decepcionarse. Ahora que voy recordando todo entiendo el
por qué Selena era así. Ella tenía terror a no ser querida, a fallar, a
que el público la rechazara. Siempre tuvo ese temor, siempre, desde que
supo que podía lograr tantas cosas en el escenario. Supongo que de eso
se trataban sus pesadillas. Nunca lo supe pues nunca me lo quiso contar.
Cada vez que intentaba hacerlo ella me lo evitaba, a veces cortésmente,
a veces haciendo sus clásicas salidas con un chiste que dispersara el
denso clima, o bien cortándome la conversación aduciendo que estaba
ocupada … Me arrepiento de no haber insistido. Tal vez si hubiese sabido
de qué trataban esas pesadillas hubiese imaginado la magnitud del
problema. Cuando suceden esas cosas uno comienza a pensar en lo que
nunca pensó e imagina que quizá eran señales del destino, mensajes sin
descifrar a la espera de ser descubiertos. Yo veía que mi hermana se
levantaba con cara de sufrimiento pero nunca pensé que podría … Estoy
arrepentida … arrepentida de no haber tenido más fuerzas para
acompañarla en los conciertos de 1995, en los últimos conciertos, en los
últimos tres meses … Tal vez si hubiese estado allí más cerca lo hubiese
comprendido todo y la hubiese ayudado … Me siento culpable … Yo no
estuve allí en los momentos más lindos, en los que parecía que a Selena
no la paraba nadie … Tal vez si hubiese estado allí … Siento que nos
dormimos, que nos quedamos encantados por lo que nos estaba pasando, y
no nos dimos cuenta de que algo no funcionaba bien y que esas malas
señales había que tenerlas en cuenta. Pues no es que nos dormimos en los
laureles, no es que subestimamos los problemas pues ya pensábamos que
habíamos superado todo y ya nadie nos podría detener en el camino al
éxito. Aunque hubiésemos pensado eso, ya mi padre se encargaría de
decirnos que aún no habíamos logrado nada, que debíamos esforzarnos más
y más … Y bien que lo hacía pues de ese modo y con esa disciplina,
además del talento, habíamos logrado tanto, habíamos recorrido un camino
que nadie había transitado, habíamos logrado cosas que muchos intentaron
pero no lo pudieron lograr. No … No estábamos dormidos. Tampoco
subestimamos ni la situación ni a nadie … Sólo que nosotros estábamos
encantados. Estábamos viviendo un mundo de ensueño, estábamos gozando de
un momento que nunca habíamos tenido y por el que tanto luchamos …
Teníamos derecho a gozar de ese momento. Teníamos derecho a parar un
poquito y mirar a nuestro alrededor, al cielo, a los demás, a nosotros
mismos, y a llorar y reír al mismo tiempo por lo que estábamos pasando.
A todos nos pasaba lo mismo … Recuerdo esa sonrisa de satisfacción de mi
padre luego de hacerse el duro diciendo que teníamos que seguir
trabajando, que teníamos que seguir luchando, que el camino era largo,
muy largo … Pero él sabía muy bien que nosotros habíamos ido mucho más
lejos de lo que él esperaba para ese entonces … para marzo de 1995 … Él
se contentaba con que Selena fuera una buena cantante y se ganara el
público a base de puro talento. Con el tiempo Selena logró eso y mucho
más … Logró el cariño de la gente, logró que todos la amaran, que nadie
osara hablar mal de ella … ¿Y cómo lo harían si ella no hablaba mal de
nadie, deseaba lo mejor a cada uno, sólo quería lo mejor para todos? …
Aún no lo comprendo, sigo sin poderlo entender ... Y más me duele por
ella y por A.B. ¿Yo? Yo no. Yo hacía lo que podía, me limitaba a hacer
lo que se me pedía y le ponía, eso sí, ganas y esfuerzo. Pero mis
hermanos pusieron todo su tiempo y todas sus ilusiones en la banda. No
puedo quitarme de la mente esas hermosas imágenes en el estudio cuando
íbamos a grabar y veía el modo en el que A.B. le indicaba a Selena cómo
debía cantar un tema, y cómo ella se esforzaba y al poco tiempo lo
sacaba. Recuerdo puntualmente cuando grabamos juntos aquel último disco,
“Amor prohibido” … Cuando A.B. le dio la letra de “Techno cumbia”, pensé
que íbamos a tardar años en terminarlo. A.B. había puesto todo su
esfuerzo y su talento en hacer algo innovador, moderno. Coherente con su
estilo y con su forma de ser, él tomó lo que estábamos haciendo pero le
incorporó otros ritmos, otras músicas. A la larga a todos les iba a
gustar lo nuevo que estaba haciendo, y si por allí seguían las dudas,
estaría Selena en el escenario para convencerlos. Ese estribillo pensé
que Selena no lo podría hacer jamás y menos en vivo. Había que cantar
mucha letra de corrido y rápidamente, y si bien Selena había avanzado
mucho con su español, seguía costándole mucho, al igual que nosotros que
casi no lo hablábamos … ¡¡Hasta eso hizo Selena!! … Está bien que debía
aprenderlo por necesidad luego de nuestro éxito en México, pero Selena
lo aprendió más rápido de lo esperado … del mismo modo que se aprendió
ese estribillo de “Techno cumbia”. Y me reí mucho y se lo dije en la
cara a A.B., que hacía muchas chanzas con Selena por su dificultad para
cantar ciertas cosas en español. Pero luego de grabar brillantemente el
coro y de hacerlo sola, absolutamente sola, en vivo, le dije a mi
hermano: “¡¡Hey, tú!! Que te reías de nuestra hermana. ¡¡Ahí la tienes,
te canta todo el tema y tú ni te atreves a balbucearlo!! Él se reía
…Estaba tan contento como todos. Él también veía el fruto de tantos años
de dedicación y de superación. Estábamos encantados … Ni nos dimos
cuenta del peligro … Hasta mi hermano incentivó a Chris para hacer un
tema pop-rock para incluirlo en el álbum y así salió “Ya no”. Recuerdo
la cara de satisfacción de Chris, que podía ver algo más afín a él
plasmado en un tema de Selena, sintiéndose protagonista del grupo, ya
que muchas veces, y sobre todo en vivo, no tenía momentos para tocar. Lo
veía a Chris mirando la consola concentrado en el sonido final, Selena
cantando en el micrófono el tema, A.B. riéndose con el productor, yo
tapándome con una almohada sorprendida por una cámara que me había
descubierto cantando el estribillo del tema … Estábamos felices … Éramos
felices … Éramos como un niño contento con su juguete nuevo, juguete que
soñó tener por tanto tiempo … Y cuando no se lo imaginaba, vino alguien
y se lo quitó, y lo hizo de la peor manera. Y la persona que se lo quitó
no era alguien de afuera, no se lo habían robado. No. Era una persona
que estaba allí con él, una persona de su confianza, un amigo, un
familiar. Son muchas sensaciones al mismo tiempo … Sorpresa, enojo,
llanto, impotencia, desazón, final, heridas, heridas de muerte. A
nosotros nos pasó lo mismo. Y esa persona estaba allí con nosotros,
disfrutando de nuestras grabaciones, disfrutando de nuestro éxito,
escuchando a Chris sus explicaciones sobre la música que habían hecho,
escuchando con todos el tema ya finalizado. El monstruo estaba adentro y
no nos habíamos dado cuenta por lo felices que estábamos. El monstruo
estaba allí y no sólo para sacarnos nuestro juguete preferido...
Es muy difícil describir el momento … Yo estaba en casa y
de pronto me llamó mi madre desesperada. Ni siquiera lo hizo por
teléfono … Fue a mi casa y golpeó la puerta desesperadamente. Yo fui a
ella al principio enojada pues creía que era alguien que estaba
bromeando. Luego pensé que venía alguien a robar o a hacer daño … Pero
cuando escuché la voz entre gritos y llantos de mi madre, temí lo peor.
Pero en ese momento sólo pensé que algo podría haberle pasado a mi
padre. Hasta pensé en A.B. … ¿Pero en Selena? Ni se me había ocurrido.
Ella era joven e inquieta, y todos la amaban y respetaban … ¿Qué podría
pasarle? … A medida que iba escuchando a mi madre, quería no creerle. No
podía ser. No debía ser. No podía concebir que a Selena le podía pasar
algo semejante … No podía entender que a Selena la agredieran de esa
manera. Todavía no se sabía quién lo había hecho y por qué. Pero yo no
quería pensar en ello. Aún creía en una agresión externa y no me entraba
en la cabeza que alguien podría hacerle algo malo. Trataba de hacer
memoria y recordaba algún que otro hecho aislado, pero nada que nos
hiciera pensar en un atentado o algo así …Siempre tuvimos alguna que
otra irrupción de algún fan en el escenario, pero siempre con la
intención era abrazarla, de darle un beso, de saludarla. A veces pasaba
que en conciertos como en Festival Acapulco, la gente estaba muy por
debajo del nivel del escenario, por lo que muchos tenían que hacer
esfuerzos titánicos para saltar y llegar a Selena. Tenían que hacer
tanta fuerza que el envión mismo los llevaba directamente a chocar
contra Selena. En más de una oportunidad Selena pegaba un grito en el
medio del canto pues recibía un golpe, un abrazo de pronto que la
sorprendía, un flash de una cámara fotográfica, alguien que le proponía
bailar … Nada más. Aunque una vez sí tuvimos un hecho confuso en El
Paso. Nunca nos quedó muy en claro. Un fan entró de pronto al escenario
y llegó a empujar a Selena. Los custodios del escenario fueron sobre él
apenas lo vieron ingresar y se lo llevaron muy rápidamente. Tanto fue
así que Selena siguió cantando, pero tal fue la sorpresa y consternación
que al rato Selena no pudo evitar decir “¡¡Me asusté!!!” a todo el
público. Recuerdo que a la vuelta del concierto hablamos del tema y no
nos quedaba en claro la verdadera intención del fan, pues él no le llegó
a hacer nada, y creo que si le hubiese querido hacer algo sin duda lo
hubiese logrado, por más que los guardias fueran a él para sacarlo
rápidamente del lugar. Yo le dije a Selena que era como en tantos
conciertos, gente que se mandaba a saludarla y no calculaba bien,
tropezaba y se la llevaban por delante. Selena aceptó la posibilidad
pero se quedó un buen tiempo callada y asustada. Ella no le encontraba
sentido y eso verdaderamente la atemorizaba. Selena no podía quedarse
tranquila si las cosas no tenían rápidamente una explicación lógica. Más
tarde vi de afuera cómo en el último concierto del Houston Astrodome
alguien insólitamente le tiro un vaso de cerveza cuando mi hermana ya
partía … Pero locos como ésos habían muchos. Nos habíamos acostumbrado
desde que fuimos por primera vez a Monterrey a que nos pasara eso y
cosas aun peores, y no era precisamente porque no querían a Selena … Yo
me aferraba al volante y por momentos me contentaba con pensar que sólo
era eso. Una agresión aislada y nada más. Pero no veníamos de un
concierto. Íbamos a ir al otro día a Los Ángeles. Ya teníamos todo
preparado para salir a la noche para estar bien temprano y ensayar lo
suficiente como para ir tranquilos a tocar en concierto. Yo los
acompañaba pues aún no podía volver a los recitales … De pronto escuché
que mi madre hablaba y decía que no podía ser que esa mujer le
disparara. Recién allí reparé en lo que estaba diciendo. Ella estaba tan
abstraída en lo suyo como yo. Cuando le dije que me especificara
aquello, al oírlo me quise morir. Pasaron por mi mente muchas, muchas
cosas. Recordaba cuando vino a sumarse para abrir un club de fans de
Selena, y mi padre me la dejó a cargo por un tiempo para que la vigilara
y viera sus verdaderas intenciones… Ahora que volvía a escuchar su
nombre de boca de mi madre caí en la cuenta de todo. Y pensé que
reaccionamos tarde, muy tarde, que tal vez la subestimamos, que no le
dimos la importancia al problema que teníamos. ¿Cómo la dejamos con
nosotros si en el último mes estaba todo mal con ella? … No ... No la
subestimamos. Tal vez fuimos ingenuos. Creímos en su palabra, pensamos
que ella también querría una solución “decorosa”. Pero no. No supimos
leer los mensajes o no quisimos. Quién sabe ... Es como lo que pienso
cuando veo ese video con mi hermana tan feliz: estábamos tocando el
cielo con las manos. ¿Qué íbamos a pensar que esa persona nos haría una
cosa así? Si hasta no le dimos importancia a esos llamados que le hacía
esa mujer a mi hermana, a mi padre, a mí en los últimos tiempos. Nunca
se me habría ocurrido que le haría esto a mi hermana. ¿Cómo pudo
haberlo hecho? Quise no creerlo. Avanzaba y pensaba: “Que no sea cierto.
Que no sea cierto”. Y me venía a la mente la “tremenda amabilidad” de
esa mujer, su “vocación de servicio”, de estar al tanto de todo, de
ganarse nuestra confianza al punto de que le diéramos múltiples
funciones … Arrancamos con todos los recaudos y hasta no dejándola ver a
Selena por meses … Ahora se había convertido parte de nuestra familia,
formaba parte de las grabaciones, de las decisiones, y dirigía la
boutique de Selena y su club de fans. Sabía todo de nosotros y nosotros
poco de ella. Nos estaba manejando a su antojo y nosotros estábamos
convencidos de que la teníamos controlada …¿Cómo no nos dimos cuenta?
¿Por qué creeríamos que si le poníamos límites los iba a aceptar? ¿Por
qué no pensamos que algo, por mínimo que sea, iba a intentar? Tal vez
quiso extorsionar a mi hermana y por eso ella la fue a ver. Debimos
haberla despedido de inmediato. Tal vez mi padre pensó que haciendo un
pequeño pacto con ella nos ahorraría un escándalo que podría hacer ella
si la dejábamos sin nada … ¿Y al final qué ganamos? ¿Por qué mi padre
pensó en esa posibilidad si él mismo sospechaba de lo que hacía, de sus
actitudes? Avanzaba y quería morirme. Ya el dolor cedía para pasar a la
ira, y a la vez me remordía la conciencia y hallaba culpables. Quizá por
eso hoy en día entiendo a muchos que nos han preguntado tanto sobre lo
que pasó y que no se contentan con las explicaciones dadas, pero eso no
me hizo nunca justificar las barbaridades que se han dicho de nosotros y
que muchos hayan querido creerle a esa mujer ... En ese momento camino
al hospital quería creer pero en mi interior sentía que no … Por
momentos me agarraba de cualquier argumento para no pensar en lo peor.
Que tal vez mi hermana no estaría tan grave, que tal vez esa persona no
lo hizo ... Pero en cuanto bajamos del auto, entramos al hospital y vi a
mi padre que nos recibía con esa cara, miré para atrás y rompí en
llantos. En el medio del dolor, el médico se le acercó y se limitó a
decirle que la situación era más que delicada, que mi hermana casi llegó
sin vida, que estaban haciendo todo lo posible, que le habían hecho
transfusiones ... Mi padre encolerizó y le dijo que ella nunca hubiese
aceptado eso ... Así dicho parecía un acto de extrema insensibilidad de
mi padre, pero era todo lo contrario. El que entiende cómo son los
Testigos de Jehová sabe que no aceptamos transfusiones de sangre salvo
que se esté en estado inconsciente… Era más que evidente que él no creía
que estaba tan grave o no lo quiso creer hasta entonces. Si lo hubiese
asimilado en cuanto entró al hospital ni se hubiese sobresaltado por la
noticia, pero él dio por sentado que ella estaba delicada pero
consciente … Pobre, mi padre. No había caído en la cuenta. Le estaban
arrebatando a su “baby”, a su creación en todo sentido. Esa psicópata
supo dónde pegarle duro …Por estas cosas me he indignado mucho con
cierta gente. Han opinado cualquier cosa sobre esto que hizo mi papá sin
saber cómo eran las cosas. Durante años se peleó con mucha gente por
defender nuestro buen nombre y honor, y si bien él se adelantó a todos a
dar la versión de los hechos, nunca pudo evitar los comentarios, las
especulaciones, las mentiras. La situación había sido lo suficientemente
dramática como para que alguien lo asimilara. Por eso entiendo a tantos
que no lo pueden comprender. ¿Cómo no los voy a entender si yo misma,
que soy su hermana, no me lo puedo explicar? Y lo peor era que la única
víctima era el ser más hermoso que había dado este mundo, una mujer que
sólo dio Amor, que sólo buscaba que la amaran por lo que era como
artista y como persona. ¿Y justo a ella le hacen esto? ¿Y encima se lo
hace alguien que la conocía bien, que nos conocía bien a todos? Mi padre
tuvo que hablarnos bastante antes de que dijéramos algo, de que
reaccionáramos por lo que nos decían. Nos decía que ya nuestro Señor se
encargaría de poner las cosas en su lugar y que Selena estaría al lado
de él esperándonos. Pero nos lo decía mientras se le veían las lágrimas
por debajo de sus infaltables anteojos ... Fue muy doloroso todo. La
confirmación de la noticia, preparar todo para la despedida de mi
hermana, la bronca de mi hermano, la mirada perdida de Chris, el dolor
profundo de mi madre, mi padre tratando de mostrar entereza cuando
sentía que si se dejaba llevar por sus sentimientos se derrumbaría y se
quedaría sin moverse por años. Estar allí mirando en ese lugar a mi
hermana me generaba un desasosiego imposible de explicar. ¿Cómo entender
ese silencio, esos llantos, ese viento frío que nos golpeaba la cara,
esa soledad compartida, todo delante de alguien que nos daba tanta
alegría y era un sol? Recordaba a mi hermana como en una película en la
que se pasan partes de su vida y pensaba en todo lo que soñaba,
anhelaba, creía, todas las ganas que tenía por hacer cosas, por mejorar
… Y ahora la veía allí. Ninguno lo pudo superar aun cuando tratábamos, a
pedido de mi padre, de no demostrarlo. Diría que recién hace unos años
me animé a mostrarme en público y a tocar de nuevo la batería. A mi
hermano le costó tres años volver a la música, lo mismo que a Chris, y
si lo hizo fue más por necesidad que porque él quisiera. Pobre mi
hermano, yo sé que él espera que algún día vuelva Selena. Pobre Chris,
él jamás pudo ser el mismo desde que ella se fue y el devenir de los
años se lo ha mostrado. Pobre mi madre, que aún recuerda el reportaje
que le hicieran en pleno éxito de mi hermana y contestaba a la pregunta
de qué haría sin Selena. Pobre mi padre, que sintió que parte de él se
fue con ella y se quedó sin vida. Pobre yo, que perdí a mi mayor
confidente, a la hermana que se siempre estaba allí, que siempre estaba
cuando más la necesitaba, que siempre me daba ánimo para seguir, pues
“la vida es una sola y hay que vivirla hasta lo máximo” … Una pena, una
real pena que justo ella recibiera semejante afrenta. Cualquiera de
nosotros, si hubiese tenido la oportunidad de ofrecer su vida para que
ella viviera la suya, no dudaría en hacerlo. La vida nos puso en un gran
reto y sólo tenemos que afrontarlo. No nos queda otra. Todo por el bien
de mi hermana Selena… Sólo me queda mostrar el Legado de Selena y de
pensar que nada está perdido mientras todos llevemos a Selena en
nuestros corazones…
Aún veo esas imágenes y puedo escuchar mis risas. Aún veo
esas imágenes, y no puedo dejar de reír y de llorar…
(Todos hemos visto esas imágenes y nos genera esa mezcla
de felicidad y de tristeza. Felicidad porque no podemos dejar de sentir
que Selena era un ser encantador y hermoso. Tristeza porque esa mujer
tan linda ya no está. Tal vez nuestro recuerdo la mantenga siempre
vigente y sus sueños permanezcan intactos, a la espera de que sean
cumplidos … Y si ella no vuelve, seremos todos los que la amamos quienes
los cumpla … hasta que seguro vuelva a nosotros…)
Allá por octubre de 1995 Mónica estaba muy triste,
furiosa y consternada. Le parecía ayer cuando vio a Selena en lo que
sería su última presentación en el Festival de Calle 8 en Miami. Y ahora
tenía que ver este espectáculo lamentable, triste, que mostraban los
medios cubriendo el juicio a esa psicópata. Mónica no quería ver pero
era imposible no verlo. La ausencia de Selena la hacía aferrarse a
cualquier cosa que significaba estar cerca de ella, sumirse en su
música, en sus fotos, en sus discos, en las imágenes de algún concierto
o de alguna entrevista que dieran por televisión. Pero el dolor le daba
la otra cara, la cara de la realidad, la cara que le mostraba que Selena
no estaba más, que no volvería más, que no la podría disfrutar más. Y
cuando ese dolor emergía y no lo podía canalizar en lindos recuerdos y
en remembranzas positivas, salía lo peor de ella, salía esa parte de su
personalidad que todos tenemos pero que no queremos muchas veces
reconocer en forma pública. Y cada vez que veía a esa mujer saliendo de
la cárcel para declarar, cada vez que veía su horrible figura en los
Tribunales de Houston para defenderse de lo indefendible, sentía un
profundo deseo de matarla para vengarse de su dolor, para vengar a
Selena, para al menos hacer justicia por mano propia por haberle quitado
todo a Selena: sus sueños, sus anhelos, sus proyectos, su alegría de
vivir, sus ganas de hacer algo trascendente y honesto en esta vida.
Mónica sabía que esos pensamientos eran malos, tan malos como el acto de
esa asesina, que Dios no le enseñó eso, que no era de una buena persona
tener esos deseos, esos pensamientos, pero ella era una mujer más, una
mujer común que pertenecía a una comunidad, una comunidad que pensaba lo
mismo, que deseaba lo mismo. Y toda esa gente que lloraba en sus casas,
que lloraba en cuanto santuario se hiciera en honor a Selena, que
lloraba cuando iba verla al Gravesite, sólo quería calmar su dolor,
quería que al menos hubiera justicia, y lo menos que pedía al menos era
que ese sujeto se pudriera para siempre en la cárcel. Pero Mónica, como
tantos otros, quería más, sabía que estaba mal, pero quería la muerte,
quería ver a esa mujer muerta. Cuando la veía se decía: “¿Pero cómo
puede ser? Ella la mata y pide clemencia. Ella vive y mi Selena no, y si
no lo está es por culpa de esa mujer. Y encima veo cómo la defienden
importantes abogados, gente de ley de la más prestigiosa de todo Texas
que le da la mejor cobertura, la mayor de las garantías de defensa, el
mejor reaseguro frente a tanta gente que, como yo, la quiere linchar. Se
me dan miles de argumentos, se me dice que como está el antecedente
reciente del escandaloso juicio a O. J. Simpson hay que dar una imagen
de que esta vez se está haciendo justicia, de que si la van a condenar
hay que tener la mejor de las pruebas, hay que dar imagen en todo
Estados Unidos y en todo el mundo de que éste es un juicio serio … ¿Y
por qué no mejor reparan el juicio a O. J. si les parece malo en vez de
querer defender a esa asesina más de la cuenta? ¿Pero por qué tanto
respeto, tantos cuidados con una mujer que no respetó, ni cuidó y mató,
mató? Mató mi esperanza, mi alegría, mis ganas de vivir. Le quitó todo a
nuestra Selena, le faltó el respeto, la traicionó, le hizo todo lo peor
de un ser humano y nosotros tenemos que tener respeto, cuidado …
¿Nosotros tenemos que garantizarle los derechos que ella le quitó a mi
Selena? Encima veo cómo una periodista, fundamentalmente una de ellas,
en el nombre de la ‘objetividad’, de informar ‘fríamente’, de dar la
‘versión real de los hechos’, me da a entender de que hay que ver cómo
fueron las cosas, si por allí esa loca tuvo un fundamento para hacer lo
que hizo … ¿Pero qué me quiere decir esa mujer, esa ‘periodista’? ¿Qué
hay algo oscuro? ¿Que Selena le dio motivos? ¿Que por allí hay algo que
no sabemos que justifica todo? ¿Pero quién esa mujer, qué sabe de
Selena, que autoridad moral tiene para insinuar cosas, para sugerir
otras, para dar a entender que quizá, que tal vez, esa mujer, pobre, es
una inocente a la que no le quedó otra que hacer lo que hizo? ¿Pero cómo
se puede ser tan cínico, cómo se puede invertir las cosas al punto tal
que ahora me dan a entender que el inocente es culpable y el victimario
la víctima? ¿Que me explique cómo una mujer tan querida, tan
encantadora, tan especial como Selena puede ser sospechosa de algo, de
que por allí tenía una doble vida, de que por allí no era tan buena como
parecía? ¡¡Estoy segura, bien segura, de que esa mujer tan seria, tan
pulcra, tan ‘objetiva’, le tiene envidia, envidia a nuestra Selena, le
tiene envidia porque ella jamás tendrá el respeto y la admiración que
tenía Selena!! No puedo entender a ciertas mujeres. Justo aquí en mi
Texas, cuando una mujer logra vencer tanto machismo, tanto desprecio,
tanta subestimación y hasta maltrato a las mujeres, que llega a ser
amada y respetada por todo el mundo, viene esta periodista con el peor
de los argumentos machistas y me habla de que por allí Selena no era tan
buena como parecía … ¿Pero qué clase de mujer es? ¿Sabe lo que es
realmente la igualdad de género o se siente cómoda en un mundo machista?
¿Qué cree que es luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer?
¿Decir cada dos minutos que ‘los hombres son todos iguales’ o propiciar
que hay que odiarlos a todos para vivir las mujeres felices y solas?
¿Esa mujer sabe que Selena hacía campañas para evitar el maltrato de las
mujeres por los hombres en pleno Texas? ¿Esa mujer sabe lo que hizo por
la dignidad de las mujeres en palabras y en hechos? ¿Sabe que encima la
traicionó y la mató otra mujer? Si siguiera su razonamiento, ¿qué
tendría que pensar? ¿Qué todas las mujeres son malas, que todas son
envidiosas y asesinas? ¿Cómo puede haber gente así? Y tengo que soportar
que diga las tonterías que dice y que la defienda a esa psicópata
indefendible. ¡¡Ya me veo en un futuro entrevistando a la asesina y
escribiendo un libro ‘revelador’ de la ‘verdadera historia de
Selena’!!”. Mónica estaba furiosa con aquella cronista de una importante
cadena de televisión que aparte de informar sobre lo que estaba pasando
en el juicio, aprovechaba para instalar temas que desviaran el verdadero
tema, el único importante, que hubiera justicia, justicia, justicia. La
odiaba porque, en el nombre del “periodismo”, hablaba ligeramente de
Selena, daba a entender que por allí a la asesina la estaban tratando
injustamente, que los procedimientos para detenerla no eran los
“legales”, que por allí era víctima de las circunstancias, que Selena
tal vez quería irse a otro lado, que cuando se escucha en una grabación
policial a esa mujer ese nefasto 31 de marzo es la voz de una mujer
desesperada que lucha contra las “arbitrariedades” del padre de Selena,
que por allí sabía cosas que explicaban todo … Mónica se enfurecía, pero
cuando se aflojaba un poco, cuando se cansaba de tanta furia, de tanto
rencor y de tanto dolor, cuando ya no alcanzaba con refugiarse en la
música y en los buenos recuerdos de Selena, y cuando tampoco alcanzaba
con descargar su furia contra la asesina y contra aquella cronista, se
iba a un rincón de su casa a llorar, a llorar amargamente. Detrás de la
cobertura del juicio, del circo que se gestaba a su alrededor, ella
estaba sin Selena. Ella estaba sola y sin alegría. Mónica no lo podía
creer, simplemente no lo podía creer. Veía todas esas imágenes, veía
todas esas caras, y sabía, sabía perfectamente que casi ninguno de todos
esos “protagonistas” de esa historia triste y ridícula no figurarían ni
en un trocito de noticia de un diario si estuviera Selena allí con ella,
con todos. ¿Acaso alguno de todos esos periodistas, abogados,
“opinólogos” y gente sin ninguna gracia podrían hacerle alguna sombra si
estuviera Selena allí mismo? “¿Qué es Houston sin ti?”, pensaba Mónica
recordando aquel concierto de Selena en esa misma ciudad el 26 de
febrero de 1995. Cada vez que recordaba aquello Mónica se decía: “¿Por
qué no lo pensé, por qué no me lo pregunté antes? ¿Por qué no me dije
‘¿Qué sería Houston sin ti, Selena?’. Tal vez lo hubiese pensado, tal
vez esa pregunta me hubiera obligado a pensar. Tal vez hubiese pensado
que nada estaba seguro y yo se lo hubiese dicho a Selena. Tal vez le
hubiese advertido, tal vez le hubiese avisado. Tal vez, tal vez, me
hubiese despertado y la hubiese despertado a Selena”. Mónica no podía no
dejar de mirar todo, de escuchar todo, de saber si alguna vez habría
alguna explicación a tanto sinsentido, a tanta barbarie, a tanta
desolación. A Mónica le parecía que aquel concierto del Houston
Astrodome había pasado hacía años, muchos años. Las cosas habían
cambiado tan de pronto, la ciudad lucía tan diferente que no se podía
comprender que sólo hubiera pasado unos meses, tan sólo siete meses de
aquella locura. Recordaba lo feliz que era ella, la alegría que había en
la ciudad, lo linda que estaba Selena, el verla a ella convertida en
toda una Reina, una Reina indiscutible, una Reina coronada por su mismo
pueblo, por toda una comunidad y que pronto lo sería por todo el mundo.
A Mónica le parecía todo lejano, con un paisaje típico de aquellas
películas futuristas en las que se ve que a la humanidad le queda poco,
muy poco. No importaba cómo estuviera cada día, cómo era el humor de la
gente, cómo seguía funcionando la ciudad. Para Mónica todo, todo era
gris, lluvioso, triste, sin vida, sin brillos, sin esperanza, sin
alegría. Era como si la partida de Selena le hubiera sacado lo mejor a
cada uno y ahora sólo lucía lo peor, lo detestable, las imágenes que
nadie quería ver. Cuando a veces veía el noticiero y miraba la cantidad
de fans en la puerta de los Tribunales gritando contra la asesina,
cantando las canciones de Selena o portando sus fotos, sentía la
desolación de la pérdida, la confirmación de que todo estaba perdido y
de que sólo había que abrazarse al fallo de la Justicia como se aferraba
a los discos de Selena, un fallo que sería un bálsamo, un consuelo ante
tanto dolor, ante tanta sinrazón. Nada de ello traería a Selena, nada de
ello cambiaría nada. Mónica tenía terror al “día después”, cuando el
fallo que esperaba fuera favorable fuera dictado, la gente festejara
(“¿Qué habría para festejar?”, se decía Mónica) y luego volviera a sus
casas, y la realidad de sus vidas cotidiana los avocara a sus “problemas
de siempre”, cuando fueran llamados por “otros problemas de su interés”,
cuando volvieran a admirar a otros cantantes, a otros artistas … ¿Dónde
estaría Selena? ¿Qué lugar pasaría a ocupar en sus vidas? Esas preguntas
atormentaban a Mónica. Ella sabía que alguna vez eso podría pasar y para
Mónica eso era intolerable, simplemente intolerable … En el medio de la
cobertura del juicio vio con indignación que algunos vendían remeras de
Selena pero con esa imagen que era imposible ver, con esa imagen que
terminó propinándole esa insensata y odiosa mujer … Mónica quedó
estupefacta. No podía creer que algunos seres humanos llegaran a hacer
esto … en el nombre del mercado y de “tener que vivir de algo”. Tampoco
podía entender que la gente comprara eso. Podía tal vez entender que
para muchos la muerte no era tan terrible, que en México hasta fuera
motivo de festejos y de reunión de buenos recuerdos. Podía entender que
algunos hasta las exhibieran para mostrarles a todos lo que alguien le
había hecho a su Selena, como una forma de hacerles recordar a jueces,
abogados y periodistas lo que había sucedido y que jamás el paso del
tiempo lo haría olvidar … Pero esa imagen … Era mostrar el horror, era
mostrar una imagen que Selena jamás quiso mostrarle a nadie. Era la
admisión de la derrota, era aceptar que eso le habían hecho a Selena …
Mónica sabía los esfuerzos que había hecho Selena para dar siempre una
linda imagen, una imagen que fuera el fiel reflejo de sus pensamientos,
de sus sentimientos, y de lo que ella anhelaba como artista y como
persona … Mónica sabía que Selena sólo buscaba que la recordaran con
Amor, sabía que no quería que sus asuntos privados fueran expuestos
públicamente, no quería que lo bueno o lo malo de su vida común afectara
su humor ante la gente. Sabía de las expectativas y de lo que esperaban
sus fans de ella y entendía que Selena siempre dejaba sus asuntos
íntimos a un lado para que no influyeran en su relación con la gente.
Sabía que Selena siempre tendría una sonrisa, un beso, un abrazo
preparados para su gente. Sabía que Selena quería que su imagen no
trastocara su relación con los que la amaban tanto. Selena no quería que
la gente se llevara una mala impresión de ella … Y ahora pasaba esto.
Tantos años, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cariño para que todo
termine así y todos se lleven la peor imagen … Para Mónica no era justo.
Era indignante, doloroso, inconcebible para una mujer de sólo 23 … casi
24 años. Un día Mónica fue hasta Corpus Christi e hizo lo que nunca
quiso hacer. Fue al Gravesite, fue a visitar a Selena en ese lugar que
ella no quería reconocer, que no quería admitir. Le escribió unas
palabras, le llevó las flores blancas, las preferidas de Selena. Cuando
quiso leerle lo que le había escrito no pudo, se puso a llorar, se
arrodilló ante el Gravesite y sólo dijo: “Por qué, Selena? ¿Por qué a ti
si tú no habías hecho nada más que dar Amor?”. Luego de un largo rato de
silencio y de llanto, Mónica se juramentó que nunca se olvidaría de
ella, que siempre la esperaría … pero también se dijo que se vengaría de
los que le hicieron eso y de los que le seguían haciendo tanto daño.
Cuando terminó de decirlo una fuerte lluvia le golpeó la cara con
fiereza. Era como si Selena le hubiese contestado, como si alguien le
hiciera recordar ese nefasto día y la volviera a la realidad, a esa
realidad de una lluvia que le quitó la alegría a tanta gente y dejó a un
mundo sin Selena … Mónica estuvo un largo tiempo más al lado de Selena
en el medio de una lluvia torrencial. Sólo se fue cuando paró de llover,
cuando Mónica no tenía más fuerza para seguir llorando. Y se fue
esperando que por allí a la vuelta a su Houston se enterara de que todo
había sido una pesadilla, sólo una pesadilla. Aún faltaban los alegatos
finales, aún faltaba la sentencia y las repercusiones. Pero a Mónica eso
no le importaba más que lo que había sentido ese día en el que fue a
visitar a Selena. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que
saber lo que será el futuro, cuando todos se acostumbren a vivir en un
mundo sin Selena, cuando todos sepan que habrá que seguir con sus vidas
y que el sueño … que el sueño terminó. Que todo fue bonito mientras duró
y que todos deban contentarse con eso que dejó Selena en poco tiempo.
Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que ver lo que no se
quiere ver, sentir lo que no se quiere sentir, oír lo que no se quiere
escuchar … Allí estaba Mónica … Allí estaba sola con Selena en Corpus
Christi, mientras todos, absolutamente todos, estaban pendientes de lo
que estaba pasando en Houston, todos miraban la televisión, todos veían
y escuchaban a gente que hablaba, opinaba, y hablaba y hablaba ... Gente
que desfilaba por allí y por allá aprovechando su momento. Todo indicaba
que la vida y el espectáculo debían continuar … “No, no puede ser feliz
con tanta gente hablando, hablando y hablando a su alrededor”, se decía
Mónica, sin saber por qué lo decía o no sabiendo tal vez si eso lo había
escuchado alguna vez y de dónde. Mónica emprendió el camino de vuelta a
Houston sin saber qué le depararía el destino y sin importarle mucho el
saberlo…
Cuando Mónica llegó a su ciudad vio al mundo
convulsionado. Se estaba por llegar a la sentencia y todos estaban muy
tensos. Mónica no quería mirar y escuchar más, pero no podía dejar de
hacerlo. Le era imposible. Ella también buscaba una respuesta, una
explicación, un consuelo a su inmenso dolor. Pero permanecía lejos de
las inmensas concentraciones alrededor de los Tribunales. No quería
formar parte de ese espectáculo. Compartía con muchos el dolor …
Seguramente si estuviera allí gritaría lo mismo que ellos, cantaría las
canciones de Selena, insultaría a esa mujer, clamaría por justicia y por
algo más, pero no podía formar parte de eso. Sentía que si iba,
manipularían su dolor, exhibirían con morbo su desesperación, formaría
parte de un espectáculo del que tanto ella como los otros fans, como el
periodismo, los abogados y los jueces, eran los “protagonistas”. Y
Mónica no quería formar parte de eso, no quería que la usaran, no quería
utilizar a Selena para sentirse que ella era lo más importante de todo
ese espectáculo … No. Para Mónica la protagonista era Selena, lo único
importante allí, y Selena no estaba, y por no estar ella veía algo
inverosímil. Mónica sentía el dolor de ver y de sentir cómo la ausencia
de alguien cambia todo, cambia todo de un modo tan radical, tan abrupto.
Antes todo era alegría, espontaneidad, verdad, sinceridad, trabajo,
constancia, esperanza, pureza. Ahora todo era tristeza, impotencia,
dolor, hipocresía, circo, morbo, falsedad, mentira. El mundo estaba
cambiando y lo era para peor. Mónica había empezado a ver el futuro
hacía rato, concretamente desde el 31 de marzo, y lo que veía era la
muestra más acabada de lo que estaba viviendo desde aquel día. Caras
extrañas en las pantallas, gente que no tenía ni idea de Selena hablando
con autoridad sobre ella, periodistas especulando, sobre todo esa mujer
que no paraba de insinuar qué escondía Selena detrás de su sonrisa y
dando a entender que por allí esa mujer podría ser inocente. Hubo varios
momentos en los que Mónica se salía de sus casillas indignada por lo que
estaba pasando, por lo que se decía, por lo que se especulaba. En un
instante se entera de que el abogado defensor de esa sabandija dice:
“Estoy seguro de que si Selena apareciera por esa puerta de entrada a la
sala abrazaría a mi defendida y la perdonaría. Si ella estuvo aquel día
acompañándola al hospital para que se curara de sus dolencias, ¿por qué
no haría una cosa así?”. Mónica no quiso escuchar más. Ni esperó la
contestación de nadie. Sólo se incorporó frente al televisor y dijo:
“¿Pero tú qué crees que era Selena? ¿Una ingenua? ¿Acaso una tonta? ¿A
cuento de qué la perdonaría? ¿Crees que Selena le diría: “Gracias por lo
que me has hecho. Me has hecho partir rápido de este mundo para ver
cuanto antes a nuestro Señor. ¡¡Claro, claro que te perdono!! ¿Cómo no
te voy a perdonar? ¡¡Sí, ya sé!! Me traicionaste, faltaste a la verdad,
calculaste fríamente el asesinato. Esperaste pacientemente el momento en
el que viniera a solas para verte. Me hiciste dar vueltas por la ciudad
para armarte una coartada perfecta y demostrar que todo estaba bien
entre nosotras ese día. Pensaste en todos los detalles para asesinarme.
Buscaste la mejor manera de herir a mi padre y nada mejor que matarme a
mí para ello. Ni siquiera fui para ti la figura principal de la
historia, siendo que supuestamente eras la presidenta de mi club de
fans. No. Sólo fui un medio, una excusa, una forma de destruir a mí y mi
familia, a años de lucha por llegar a la cima del modo más honesto, con
trabajo y dedicación … ¡¡Pero claro que te perdono!!! ¿Cómo no lo voy a
hacer? Si hasta quisiste rematarme cuando pensaste que habías fallado,
pues para ti yo tuve la osadía de irme de esa habitación, irme de tu
locura, de tu mentira, de tu engaño, en busca de ayuda, en busca de los
millones que me querían, irme de ese lugar en connivencia con el enemigo
más temido. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si hasta tuviste la frialdad de
ver mi sangre desparramada por tu habitación, por el parque, por los
pasillos, en tus propias narices y no hiciste nada. Te habrás reído al
notar que aún huyendo lo habías logrado y te volviste a tu habitación
devenida en color rojo de mi sangre para pensar en un plan B, para
pensar en parapetarte en tu camioneta, fingir en que te suicidarías y
luego decir que eras inocente. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si ahora sé
cómo le das letra a esa periodista para insinuar cosas, para manchar mi
buen nombre y honor, para manchar a mi familia, para sembrar dudas y
tratar de justificar tu aberrante acto. ¡¡Sí, mujer, te perdono!! Ya
mismo le pido al Jurado que te suelte y te deje en paz como a mí, y
mientras tanto … ¡¡ven, dame un abrazo, dame un buen abrazo con tus
manos llenas de sangre, de mi sangre, a la espera de otro disparo que te
asegure de que no vuelva más a cruzarte por tu camino!!”? ¿Pero por
quién la toman? ¿Pero por quién toman a mi Selena? Selena era una
excelente mujer, una artista inigualable, una adorable persona, pero no
era una tonta. ¿Me entienden? ¡¡No era una tonta!! ¡¡No era una
ingenua!! Como cualquiera de nosotros también se enojaba, se indignaba,
tenía sus días de furia. ¿Cómo creen que tomaría las cosas Selena si
estuviera aquí entre nosotros si ella odiaba la mentira, la falsedad, la
traición? ¿Qué creen qué haría Selena? ¡¡Seguro que no sería cómo esa
psicópata ni como tantos otros!! ¡¡Seguro que la ignoraría, dejaría de
hablarle no sin antes decirle lo que tendría para decirle, lo que
pensaba de toda esa situación!! Más bien lo que yo te preguntaría,
señorcito abogado defensor, es qué harían ustedes si se les apareciera
Selena por esa puerta, con qué cara la mirarían si es que alguien se
atreviera a hacerlo. Más de uno huiría, empezando por esa mala mujer,
que seguro le robaría el arma a un policía para intentarlo de nuevo.
¡¡Vamos, dime abogadito!! ¿Qué crees tú que haría Selena si apareciera
por esa puerta y te mirara a los ojos? ¡¡No!! ¡¡No me lo digas!! ¡¡No
necesito que me contestes!! ¡¡Ya sé tu respuesta!!”, dijo con furia
Mónica y arrojó lo primero que encontró a su mano, un florero, que
estrello contra la pared. Ella quería estrellarlo contra el televisor,
pero tuvo mala puntería y dio en otro blanco. “¡¡Ojala, ojalá esa loca
hubiese tenido la misma puntería que yo!!”, gritó Mónica y cayó al piso
de rodillas y puso sus manos sobre su cara estallando en un largo y
ruidoso llanto. En el medio de su inmenso dolor, escuchó que el fiscal
Valdez le había contestado al abogado defensor: “Si Selena entrara por
esa puerta eso significaría que este juicio no tendría sentido, pues
ningún acto se habría cometido que justificara nuestra presencia aquí…”.
Mónica celebraba esas palabras pero no pudo dejar de llorar, pues en
definitiva esas palabras tampoco la traerían a Selena, pues en
definitiva nada tendría sentido pues Selena jamás entraría por esa
puerta. “¡¡Ojalá, ojalá ese tonto tuviera razón!! Ojalá Selena
apareciera por esa puerta … Entonces yo correría, correría a abrazarla y
a sacarla de ese maldito lugar, de este mundo ingrato, le haría ver que
ella no está sola, que no estará nunca sola si ella sólo se rodea de la
gente que realmente la quiere, y la hecho famosa y querida. Ojalá el
señor fiscal tuviera razón. Ojalá apareciera Selena y nos demostrara a
todos que toda esta pesadilla nunca fue real, que nunca vivimos esto,
que Selena nunca pasó por algo tan impropio a su figura, a su Amor, a su
alegría. ¡¡Ojalá Selena apareciera y nos devolviera la sonrisa con su
mejor imagen, en vez de dejarnos con el dolor de esa imagen que me quedó
grabada en mi mente y no me la puedo ni olvidar ni quitar!!”.
Las cartas estaban echadas. El jurado estaba por reunirse
para deliberar y dar su dictamen. Pero antes de eso, el Tribunal
permitió que el padre de la insensata se dirigiera al Jurado y le diera
su última palabra, su última súplica. Les habló de ser buenos
cristianos, de que debían saber perdonar, de que Dios los estaría
observando, de que ellos debían poner en práctica su fe a la hora de
juzgar a su hija, que ella era inocente, que todo fue un accidente, una
terrible equivocación, que todos amaban a Selena, que nadie le quería
hacer daño … Mónica meneó varias veces la cabeza, abrió y cerró varias
veces sus ojos, caminaba para uno y otro lado, y tardó en decirse algo
al respecto. Le hacía ruido pues en definitiva se trataba de un padre, y
que por más que su hija fuera una mala persona no dejaba de ser su hija,
pero pensaba … “¿Con qué derecho le habló al Jurado así? ¿Cómo pone a
Dios en el medio de todo esto? ¿Por qué quiere infundir miedo al Jurado
dando a entender que si son buenos cristianos ya saben lo que tienen que
hacer? ¿Acaso los extorsiona como seguramente los extorsionaba esa
psicópata a Selena y su familia? ¿Cómo alguien en el medio del dolor
puede decir eso? ¿Por qué dice que su hija es inocente si no lo es, y si
lo fuera no es él el que lo debe decidir? ¿Qué hubiese pensado él si el
Señor Quintanilla hubiese hecho lo mismo? ¿Acaso no lo acusaría del
mismo modo que lo hizo su hija mientras estaba parapetada en el auto
supuestamente tan dolida por lo que había hecho y tan dispuesta a
matarse pero con la total lucidez como para hacer largas diatribas y
discursos insinuando que el padre de Selena la llevó a eso? ¡¡Ya me
parecía!! Ya me parecía raro siempre verlos juntitos, siempre calladitos
como si alguien les ordenara que no dijeran nada salvo contraorden y que
ese alguien no fuera precisamente el abogado defensor. Esa mala mujer
los manipula como a todos y ellos son simples marionetas que dicen lo
que esa psicópata les ordena. ¡¡Ahora entiendo todo!! Ya los veo. Ya los
veo hablando con esa periodista sugiriéndoles cosas, haciéndose las
víctimas, actuando con el dictado de la que le quitó los sueños a Selena
para que esa oportunista se convierta en su portavoz, en la difusora de
la ‘otra historia’. Y ya la veo a esa periodista accediendo a todo, con
tal de tener el suficiente material para llevar ‘primicias’ a su
programa de televisión que le hagan tener mil puntos de rating ... Una
alianza. Una alianza por conveniencia perfecta. ¡¡Sí, ya los veo!! Ya vi
cómo exhiben cosas de Selena con cualquier pretexto y seguro que no las
van a devolver. Seguro que dirán: ‘Exijan que las devolvamos y nosotros
hablamos’. ¿Y de qué cuernos quieren hablar? ¿Con qué más nos querrán
extorsionar? ¿Qué? ¿Qué van a decir? ¿Van a seguir con la historia de
ese doctor y de dar a entender otras cosas? ¿Eso es obrar de buenos
cristianos? ¿Ellos piden que los demás tengan una conducta que no
tienen? ¡¡Sí!! ¡¡Ahora entiendo todo!! Ahora comprendo que calculen bien
cuándo decir las cosas y en qué momento. ¡¡Cómo son los manipuladores!!!
Resulta que viven hablando pestes de los Quintanilla, que no dicen la
verdad, que actúan en “bloque”, que ocultan cosas … ¿Y ellos qué hacen?
¿Acaso lo que le endilgan a los Quintanilla no es lo que ellos realmente
hacen? ¡¡Es notable!! Es notable cómo invierten las cosas. ¡¡Ahora
resulta que condenan a los otros por cosas que ellos hacen!! ¡¡Ahora
entiendo!!! Ahora entiendo por qué insólitamente el abogado defensor
pidió que la exoneren por la acusación máxima, cuando su táctica de
distracción hablando del mal proceder policial y de insinuar que la
Fiscalía no tenía pruebas suficientes para condenar a su defendida le
estaba dando buenos resultados, por lo que podría alargar más el juicio
y lograr que hasta la condenen a esa loca por mucho menos años si ponen
a consideración todas las acusaciones en su contra por igual. ¡¡Ya me
parecía!! ¿Por qué un abogado tomaría una decisión que lo perjudica a él
y a su defendida en un momento en el que está remontando una situación
casi imposible de levantar? ¡¡Pero está más que claro!! A esa psicópata
no le importa una condena moderada aunque saliera libre en pocos años.
No. ¡¡Claro que no!! Y no lo hace precisamente porque se siente
inocente. Ella quiere volver a su plan original. Ella imaginaba
asesinarla, y luego pensaba clamar ayuda y su inocencia con Selena allí
en su habitación. Pero Selena le arruinó el plan en su último acto. Ella
se había imaginado pidiendo su inocencia sin que ningún testigo pudiera
probar qua había hecho algo malo a Selena y más cuando muchos declararan
haberlas visto a los dos juntas antes en un hospital en una actitud
normal. Era un plan perfecto. Ella se iría inocente y se reiría de los
Quintanilla. Pero algo le falló. ¡¡Claro que le falló!! Y esa mujer no
se da por vencida. ¡¡Una psicópata nunca se da por vencida!! ¡¡No!!
¡¡Claro que no!!! No le interesa una pena moderada pero declarada
culpable. Ella quiere que la declaren inocente, tal cual lo planeó … No
le importa que la situación sea diferente. No le importa lo que logre su
abogado. ¡¡Le importa que su abogado haga lo que ella quiere!! A final
ese supuesto prestigioso abogado se ha convertido en una marioneta más.
Terminó haciendo lo que ella quería aplicando la lógica de todo
psicópata: ¡¡a todo o nada!! … Blanco o negro. Azul o amarillo. ¡¡Nunca
gris!! ¡!Nunca verde!! Esa loca sólo quiere refregar su “inocencia” a
los Quintanilla. Esa psicópata sueña con decirle al padre de Selena:
“¡¡Sí, sí!! ¡¡Yo lo hice!! ¡¡Yo te quité a tu hija y nunca podrás
hacerme nada!!”. Me dan asco, me dan asco todos ellos que encima usan a
Dios para justificar lo que son … ¡¡malas personas!! ¡¡Malas personas
todos!! ¡¡Algún día voy a ir para allá!! ¡¡Alguien se los tiene que
decir!! ¡¡Esto no va a quedar impune!! Más allá del veredicto, ¡¡ya me
van a escuchar!! ¡¡Ya verán a Selena pasando por esa puerta!!”.
Cuando llegó el día del veredicto, Mónica se dispuso a
escuchar ese momento. No había imágenes en directo del momento, ya que
no se permitían que las cámaras de televisión registraran ese instante.
Mónica se podía imaginar la tensión del ambiente, el dolor de los
Quintanilla, las expectativas de los fans, la frialdad de los abogados,
la ansiedad de esa asesina para ver si por allí el plan resultaba
perfecto. Mónica no podía dejar de oír ese momento único en el que tal
vez se podía reparar algo de lo que se le había hecho a su Selena. En un
principio, ella había decidido no escuchar nada, encerrarse en su cuarto
escuchando la música de Selena para después poner tímidamente la
televisión y ver allí qué se había decidido. Hasta había planificado
escuchar todos los discos de Selena sin parar y luego, casi con un miedo
rayano al pánico, encender la radio o la televisión ... Pero no pudo.
Cuando empezó a escuchar el primer disco no podía dejar de pensar que al
mismo tiempo se estaba dando el resultado de la votación, y eso le
provocaba un nudo en el estómago y que su mente sólo pensara en aquello,
en qué se había decidido. Dejó que se terminara uno de los temas y apagó
el aparato reproductor de cds para empezar a escuchar el resultado.
Cuando encendió la televisión vio la cobertura de los medios en las
calles, con una multitud de gente que sólo esperaba un resultado, una
votación, un destino. Miraba a esa gente, que era su gente, podía
imaginarse entre ellos llorando, cantado, esperando y sintió una gran
angustia. Se preguntó qué sería de todos ellos cuando todo hubiese
terminado, cuando ya nada los congregaría más que el dolor, cuando nada
más quedara por esperar. Mónica se puso a llorar desconsoladamente
poniendo sus manos sobre su cara y ésta sobre sus rodillas. ¿Qué podía
esperar Mónica? Toda esa gente junta y Selena no estaba. Toda esa
expectativa y Selena no saldría a cantarles. Toda esa emoción y Selena
no saldría a ofrecerle su mejor sonrisa. ¿Qué importaba todo esto? ¿De
qué servía esperar algo que no cambiaría nada, absolutamente nada? El
resultado, la sentencia … Eso era cierto. Pero eso era un consuelo. Si
se hacía justicia, la alegría sería pasajera y la realidad volvería
sobre sus vidas. Selena sólo estaría en los discos, en los conciertos
pasados, en las fotos … Y nada más. Esa asesina lo había logrado. Los
había dejado huérfanos. Y allí estaba. Esperando si la inocencia la
podía hacer reírse en la cara de todos. Pero Mónica sabía que igual se
las ingeniaría para reírse de todos aun en la derrota de la sentencia.
Ya se las ingeniaría para blasfemar, para decir que es inocente, para
apelar el fallo, para convocar a esa periodista con el fin de decirle
que tiene secretos que confesarle. “¡¡Sí, ya lo hará, seguro que lo
hará!!”, pensaba Mónica. Y a todos los que amaban a Selena sólo les
quedarán recuerdos, imágenes que se irán borrando con el tiempo, con una
Selena que cada vez aparecerá más lejana, más distante, más atemporal.
Seguramente se harán películas, se escribirán miles de libros, se harán
millones de homenajes … ¿Y qué importaba? Siempre sería un consuelo. Un
terrible consuelo. Mónica se desesperaba porque luego del veredicto,
todos entenderán que Selena ya no volverá y ya no habrá otro motivo para
convocarse. Mónica entendía que a partir de ese día todos los que amaban
a Selena se convertirían en la protagonista del tema “Fotos y
recuerdos”. Y nada más triste, nada más impactante que la realidad, nada
más doloroso que asumir la realidad de no tener nunca más a Selena.
Mónica miró la televisión con lágrimas en los ojos y pudo apreciar que
las imágenes se habían detenido en un grupo de fans que se aferraban a
fotos, remeras y objetos de Selena ante la inminencia del anuncio del
fallo. Mientras ello sucedía, los conductores del programa decían que
seguramente condenarían a esa mujer pues el testimonio clave de uno de
los testigos que llegó a ver cómo la asesina salió de su cuarto para
dispararle por segunda vez a Selena y que desistió de ello al verla tan
ensangrentada era fundamental para la decisión del Jurado. Los
periodistas decían que el testigo quedó entre asombrado por la frialdad
de esa mujer para dejar de apuntar el arma, y volverse a su cuarto como
si nada hubiese pasado, y descompuesto al ver ese cuadro en el que
predominaba el color rojo, rojo de sangre en el que la asesina se movía
como si fuera agua la que estaba pisoteando. Mónica se imaginaba la
escena y no podía dejar de sentir esa mezcla de dolor y de furia.
¿Alcanzaría con una reclusión perpetua? ¿Alcanzaría con darle la
posibilidad de vivir a una mujer que no tuvo compasión en quitarle la
vida a otra de sólo 23, casi 24 años? Mónica no podía dejar de
imaginarse lo que debió haber sentido Selena en ese momento, mezcla de
dolor, de angustia, de sensación de impotencia ante el inminente final.
Mónica no podía dejar de imaginarse a Selena llorando mientras pedía
casi en silencio ayuda, ayuda en el medio de la soledad, de tanto dolor.
Mónica lloraba y quería sacarse esa imagen tan dolorosa, pero no podía,
ciertamente no podía. Instintivamente fue a la cocina y tomó un cuchillo
y se lo guardó en una de sus carteras. No podía explicarse por qué lo
hacía, pero sentía la necesidad imperiosa de guardarlo allí, por las
dudas … De pronto Mónica escuchó un griterío infernal. Fue corriendo al
living de su casa y vio a miles de fans de Selena gritando, saltando,
celebrando. Estaban todos abrazados mientras un titular del noticiero
decía que el Jurado había hallado a la asesina culpable y que la
condenaba a reclusión perpetua. Mónica se reía y lloraba a la vez. No
podía dejar de sentir alegría por ver que al menos esa mujer se pudriría
en la cárcel mientras que a la vez las lágrimas le dictaminaban que
nunca estaría feliz del todo, que se sentiría siempre sola y que nunca
su sonrisa sería plena por no tener a Selena feliz con ella. Como una
media hora después vio que en la televisión comenzaban a hacerse los
análisis pertinentes de lo que fue el juicio, y notó con mezcla de
extrañeza y pavor que esa periodista decía no entender la reacción de la
gente pues no había nada que celebrar, que no había motivo por el cual
la gente podía festejar como un triunfo deportivo el hecho de que a la
asesina la encarcelaran, que le parecía un típico acto de barbarie y de
una sociedad no civilizada. Mónica podía entender el hecho de que no
había motivo para celebrar, pues esa sentencia no traería a su Selena.
Pero Mónica sabía que esa periodista no lo decía por eso, lo decía por
otro motivo, lo decía tal vez porque la persona a la que ella había
apostado había perdido. “¡¡Sí, ya sé!! Ahora me dices que no hay motivos
para celebrar. ¿Qué te pasa? ¿No te ha gustado que la condenaran? ¿A que
si hubiese sido declarada inocente saldrías con una sonrisa amplia en tu
boca diciendo: ‘¿Vieron? Yo fui objetiva. No como el resto de los
periodistas que la condenó a esa mujer de antemano. Yo siempre dije la
verdad. Yo aposté a no dejarme llevar por la marea y gané. ¡¡Ahora haré
valer el prestigio que logré apostando!!’? ¿Acaso no es por eso que
pides mesura? Estoy de acuerdo contigo de que no hay motivos para
celebrar. Pero no por tu motivo, por tu motivo egoísta y ególatra.
¡¡No!! Yo no tengo motivos para celebrar a los gritos pues nada de eso
me traerá a Selena. Por eso no celebro. ¿Pero sabes? Aun así estoy
contenta, ¡¡muy contenta!! Porque se hizo justicia, porque esa pérfida
se pudrirá en la cárcel. Por eso estoy feliz aunque sea por un instante.
¡¡Pero no te preocupes!! Con sólo verte me doy cuenta de qué paño eres.
Ya ganarás el suficiente dinero como para hacerte todas las cirugías
estéticas que quieras. Estoy segura de que en unos años te volverás loca
por hacerte varias y tendrás el suficiente dinero para hacerlo. Y sé con
qué dinero lo lograrás … ¡¡No, claro que no!! No saldrá de tu labor de
periodista, ni de productora ni de nada de lo que haces. ¡¡Claro que
no!! Lo harás con el dinero que te dará hablar de Selena, de escribir
sobre Selena, de todo lo que dirás con la ayuda de esa pérfida, del cual
no dudo de que te dará el suficiente material como para blasfemar sobre
Selena, y de sembrar
cizaña
y de dudas sobre su imagen. ¡¡Sí, lo sé!! ¡¡Lo sé todo!! ¡¡Ya verás!!
Mientras esa asesina se va a encargar desde la cárcel a decir cualquier
mentira sobre Selena y de todos los Quintanilla, tú te encargaras de
ponerlo sobre un artículo periodístico, sobre un libro o sobre un
especial de televisión. Ya me veo cómo vas a hacer cualquier cosa para
obtener una entrevista con ella. ¡¡Lo puedo ver en este mismo momento!!
Y buscarás en cada homenaje sobre Selena insertar cualquier noticia que
siembre dudas sobre ella y para dar a entender que la asesina no es tan
mala como parece. Y lo dirás hasta que uses a todos los protagonistas y
los dejes cuando ya no te sirvan más. Entonces te llenarás de dinero y
con la excusa de cambiar de aire para que no te hablen siempre del
‘bendito tema de Selena’, harás otra cosa para ‘lavar’ tu imagen, para
hacer un papel de mujer tierna y sensible …. Ya me veo que harás un
libro infantil o algo así. ¡¡Podría jurar que vas a hacer eso y mucho
más!! No te importa Selena. Sólo te importa el dinero y la fama, esa
fama que Selena se ganó con Amor y honestidad. Si admiraras aunque sea
un poquito a Selena, entenderías esa euforia, esa alegría que esconde
tanto, tanto dolor…”.
Mónica decidió de pronto salir. Tenía ganas de expresar,
de decir lo que sentía públicamente, pero no deseaba sumarse al grueso
de la gente para decir lo que expresaban todos. Quería decir y hacer
determinadas cosas, y efectuarlas a quienes correspondiera. A Mónica no
le alcanzaba con decir lo que decían todos y que sólo fuera un número
más para los medios, para la Justicia, para todos estos “nuevos
protagonistas”. Ella quería ser su propia voz, ser una voz que expresara
su dolor, que expresara que la única protagonista de esta historia, tan
hermosa como dolorosa, era Selena. No quería erigirse en su nombre, no
deseaba protagonismo alguno, sólo quería ser el instrumento de su
recuerdo, la figura que denunciara que Selena estaba allí, bien allí,
cuando muchos aprovechaban el tumulto, el dolor y la desesperación para
desviar el tema y hablar de otras cosas, tan intrascendentes como
mórbidas, de asuntos que ponían a Selena como una mujer más que tuvo esa
suerte de trascender como esa desgracia de que le quitaran todo. Mónica
sabía que empezaba otra historia, una historia en la que debía poner a
Selena por encima de todos y de todo, una época en la que había que
poner las cosas en su lugar ... Por eso no iba a permitir que se
olvidaran de Selena, que tergiversaran su figura, que la tomaran como
una perdedora, que tomaran su imagen a la ligera. No … Eso no lo iba a
permitir. Fueron 7 meses de mucho dolor e iban a venir años y años de
desconsuelo y de soledad. A Mónica no le importaba su desconsuelo ni su
soledad. Sí le importaba dónde estaba Selena desde ese nefasto día y por
qué. Sí le importaba lo que fue y lo que pudo haber sido. Le importaba
que las cosas quedaran claras, y que el buen nombre y honor de Selena se
mantuvieran inalterables. Mónica no podía olvidarse de que Selena estuvo
sola ese día, sola, triste, engañada y lastimada, muy lastimada.
Imaginaba que por allí estaría Selena en la soledad de su nuevo hogar
esperando que alguien se acordara de ella no sólo para los aniversarios
y para las festividades ... Eso lo podía hacer cualquiera .... Mónica
suponía que Selena esperaba que alguien hiciera algo para que la
siguieran queriendo, para que no la dejaran sola, para recibir aunque
sea parte de ese Amor que ella dio sin esperar nada a cambio … Pero para
eso tenía que poner las cosas en su lugar. Salió rápidamente a los
Tribunales de Houston. Una fuerza irrefrenable la llevaba a ese lugar.
Conscientemente no tenía claro a qué lugar iría específicamente y para
qué, pero en su inconsciente todo lo tenía claro, muy claro. Cuando
llegó al lugar vio a ese mundanal de gente que variaba su conducta de la
alegría al dolor, de la risa al llanto … Mónica pudo sentir la energía
de esa gente y también sintió ese inicio de una etapa y la culminación
de otra. “¡¡Pobre gente, pobre yo, pobres nosotros!! ¿Qué será de
nosotros mañana cuando nos demos cuenta de que Selena sólo es un
recuerdo cada día al despertar?…”, se dijo Mónica y volvieron sus
lágrimas a su rostro sin perder su paso firme … vaya a saber a dónde. En
su camino se encontró con el abogado defensor. Avanzó sobre él hasta
estar cara a cara con él. “¿Cómo puedes? ¿Cómo duermes cada noche
después de defender a gente como ésa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”, le
dijo Mónica desafiante y vehementemente. Ella pensó que el abogado
reaccionaría, o que algunos de sus ayudantes se interpondría para
increparla o para pedir ayuda policial … Pero nada de eso ocurrió. El
abogado sólo bajo la vista, avanzó lentamente y alcanzó a decirle
delicadamente volteando su cabeza: “Lo siento. Así somos los abogados.
Sólo cumplimos con nuestro deber…”. Mónica no quiso seguir por temor a
desatar un escándalo y porque sentía que tenía otra cosa más importante
que hacer. Fue yendo hacia uno de las puertas laterales del Tribunal
hasta que de pronto vio que la Familia Quintanilla en pleno se iba
rápida pero ordenadamente del lugar para elaborar un duelo más en sus
vidas. No iba a decir nada pero justo vio que A.B. miró para su lado en
busca de ver vaya a saber qué. Mónica alzó su mano y la agitó para que
lo viera: “¡¡A.B.!! ¡¡A.B!! Te acompaño en el sentimiento. Quiero a
Selena y haré lo que sea para que no se olviden nunca de ella y para que
la recuerden con Amor. ¡¡Te lo prometo!!”. A.B. asintió con una leve
sonrisa y siguió sus pasos. Mónica entendió ese gesto y siguió su marcha
en busca de sus destino. Cuando estaba por ingresar a una puerta de
acceso restringido, alguien tocó su espalda. Mónica se sobresaltó pues
creyó que era un policía, pero para su asombro no lo era … ¡¡Era A.B!!
“Vine a buscarte sólo para decirte gracias. Me sentí culpable por mi
pobre saludo, pero entenderás por lo que sentimos todos…”. Mónica se
abrazó fuertemente con él mientras lloraba en silencio, como A.B. Cuando
pudieron recomponerse, A.B. le dijo: “Sólo te pido un favor. No olvides
lo que me has dicho hace un rato. Lo mejor que se puede hacer por mi
hermana es recordarla con Amor. Eso es lo que ella hubiera querido…”. Y
con un gesto dulce y lleno de lágrimas que le decía en silencio “Ahora
me tengo que ir…” se despidió de ella dándole besos al aire, como lo
hubiera hecho Selena. Mónica se quedó un largo rato petrificada mirando
a A.B. cómo se lo llevaba su padre y luego la nada misma … Tardó en
reaccionar. Sólo un grito de un fan que decía: “¡¡Allí sale la asesina!!
¡¡Allí sale!!” la despertó de su sueño sin soñar, y sin esperar a ver
dónde estaba y para qué se adentró por esa puerta secreta, y caminó y
caminó. Cada tanto escuchaba voces, gente que apuraba el paso con
órdenes constantes y voces llamativamente bajas. Mónica llegó a un
amplio pasillo en el que no había nadie. Se podía sentir hasta el
silencio. Ella estaba por irse por otro camino hasta que de pronto un
ejército de policías apareció al fondo de ese largo pasillo. Las luces
de sus linternas la enceguecieron y el griterío la ensordeció.
“¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Rápido!! ¡¡Aprovechemos que los otros ya los
distrajeron!!”, decía uno de ellos. Mónica se quedó a un costado y vio
que esos policías iban escoltando a alguien a quien no podía ver. Pensó
que era el Juez o algún miembro del Jurado. Pero cuando todos estuvieron
más cerca, pudo ver de quién se trataba ... Una sensación de asco se
apoderó de su cuerpo e instintivamente apretó su cartera. Quería correr
hacia ella pero no se animaba, no tanto por encararla sino que por lo
lúgubre del lugar temía que si aparecía de golpe los policías le
dispararían al instante. En ese momento a Mónica se le ocurrió una idea.
Fue sigilosamente hacia la puerta en la que irían los policías y fingió
como que entraba a ella. Se presentó al jefe del operativo con su mejor
sonrisa diciéndole que era asistente de la Mesa de Entradas del
Tribunal, que debían esperar su autorización para salir de allí y que
ella era responsable de que la rea estuviera en la mejor de las
condiciones al momento de abandonar el lugar. El jefe del operativo
accedió gentilmente pero le pidió chequear el dato con las autoridades
del Tribunal. A Mónica eso la inquietó pero no le importó. Lo suyo iba a
ser rápido y expeditivo. Cuando se dieran cuenta de la situación, todo
habría terminado ... Ella se dirigió a la asesina hasta que se puso
frente a ella. Ésta le sonrió. Mónica también. “¿Sabes quién soy?”, le
dijo y abrió su cartera. Estaba por hacerlo hasta que detrás de la
asesina se le apareció una figura que la detuvo. “¡¡No, Mónica, no lo
hagas!! ¡¡Tienes razón!! ¡¡Nunca la voy a perdonar!! ¡¡Nunca!! Si
apareciera por esa puerta créeme que le diría lo que pienso, pero no la
lastimaría. No me pondría a su altura. Ya sabes. Si yo apareciera, ella
huiría y lo intentaría de nuevo … por la espalda … otra vez ... ¡¡No,
Mónica!! ¡¡No lo hagas!! No vale la pena. No repararías nada y tú
estarías en la cárcel como ella. ¿Eso es lo que quieres? ¿Acaso eres
como ella? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer. Acuérdate de lo
que le has dicho a mi hermano. Recuerda lo que él te pidió a ti.
Recuérdame con Amor. Es lo único que te pido. ¡¡Así no estaré nunca,
nunca sola!!”, dijo y desapareció. Mónica supo que era Selena. Fue un
segundo, sólo un segundo, que no lo notaron ni la rea ni los oficiales.
Mónica volvió a ver a la asesina, quien la miraba con una sonrisa
irónica demostrándole que no sabía quién era ni que le importaba. “¿No
sabes quién soy, no? Pues yo sí sé quién eres … ¡¡Una psicópata
asesina!!”, le dijo y le encajó una enorme bofetada que la tiró al piso.
Los oficiales se abalanzaron sobre Mónica y se necesitaron seis personas
para contenerla. “¿Y sabes qué? ¡¡Si no fuera por Selena ni contarías el
cuento!!”, y se puso a llorar con furia y sin consuelo “¡¡A mí no me
tienen que contener!! ¡¡Yo no soy el peligro!! ¡¡La asesina es ella,
oficiales!!”, dijo Mónica a los gritos. Los oficiales se la llevaron
rápido a un calabozo. Como a las dos horas se le acercó el Jefe de
Policía de la ciudad, abrió la celda, le dio un beso y la acompañó a la
salida. “Escúchame, Mónica … Sé lo que sientes y entiendo lo que pasó.
Sólo te pido que de aquí en más si vas a ser algo por Selena sea para
bien. Todos estamos dolidos, pero lo que has hecho no tiene sentido.
Tuviste suerte de que no pasó nada, que no sacaste el cuchillo de tu
cartera, que sólo te vieron los oficiales y qué sólo le diste ese
cachetazo. Para todos aquí no pasó nada. No te preocupes por ella. Por
algunas prebendas en la cárcel esa loca accederá al olvido … y a
cualquier cosa ... Pero te pido que te quedes tranquila si la quieres a
Selena … A propósito, ¿qué te hizo no tomar el cuchillo y sólo darle la
bofetada? Como estabas, todo hubiera indicado que…” … “que la hubiese
acuchillado. Entre nosotros, lo confieso. Lo hubiese hecho … Pero …
Selena me hizo recordar que ésa no era la manera de castigar a esa
persona. Estoy segura de que Selena tampoco la perdonaría pero no haría
lo mismo que hizo esa psicópata…”, le contestó Mónica. El oficial la
dejó salir y se despidió de ella con una sonrisa y diciéndole:
“¡¡Cuídate!!”. Mónica salió del lugar con otra sonrisa: “¡¡Lo haré!! Se
lo prometo. ¡¡Por Selena!!”.
Cuando Mónica estaba por irse de los Tribunales vio que
esa periodista estaba aún en el lugar. La notó riéndose, festejando del
rating obtenido y por la fama que esto le daría. Mónica se le acercó
sonriendo hasta que la tuvo cerca, bien cerca. “Podrás ser muy famosa,
pero jamás le llegarás a los pies a Selena. Eso es lo que te perturba.
Eso es lo que no toleras. Que no te quieran a ti como la quieren a ella.
Supongo que destilarás tu envidia en tus programas de televisión, en
algún artículo, en algún libro. ¿Sabes qué? Eres despreciable, tan
despreciable como la asesina. ¡¡Suerte en la entrevista que le harás en
el futuro!!”, y le dio un beso y se fue. La periodista se quedó entre
desconcertada y furiosa, pero no atinó a nada. No quería que por
denunciarla se supiera lo que se decía de ella. Mónica se fue, esta vez
con una sonrisa. Le haría caso a Selena, le haría caso a A.B. Ya se
había desahogado. Ya había sacado de sí todo su rencor, todo su odio,
todo lo malo. Ahora quedaba en ella todo su Amor, todo el cariño que le
tiene a su Selena. Sólo le quedaba recordarla con afecto, sólo le
quedaba la ardua tarea de que nadie se olvide de Selena y de que no la
dejen nunca, nunca sola…
(A todos los que amamos a Selena nos queda esa sensación
de mezcla entre Amor y odio … Amor a Selena … Odio a esa psicópata … Son
sentimientos que no se pueden evitar … Pero lo bueno con Selena, como
todo en la vida, es hacer prevalecer lo que nos hace bien, dar Amor sin
esperar, dar cariño por sobre todas las cosas. Y el odio, el odio que lo
tengan los otros, que se lo apropien ellos. Y cuando uno tenga esos
sentimientos, siempre viene bien un grito a la distancia, un insulto al
aire o a uno mismo, decirle a esas personas con actos y hechos lo que
son, y si es posible en la cara … Eso sí, con todo respeto … Nada más.
Nunca ponerse a su altura. Y que eso sólo dure un instante. Pues hay
poco tiempo para hacer cosas buenas. Y mucho para las malas. Que los
demás aprovechen su tiempo que los que amamos a Selena tenemos mucho por
hacer en tan poco tiempo, ese poco tiempo que tuvo Selena y que
aprovechó tan bien con tanto Amor, con su Amor…)
Selena … Gracias a ti recuperé el Amor … El Amor que ha
generado tu Amor…
Ese Amor,
tu Amor, que desafía toda realidad, Selena…
Cuando abrí el diario hoy y vi el titular en tapa “Selena
vuelve” quedé estupefacto. Pues la foto que acompañaba a ese titular no
era la de Selena, la de nuestra Selena, la única Selena, sino la de
Selena Gómez, que se presentaba por segunda vez en mi país … Soy sincero
… En un principio no quise mirar la tapa, luego sólo me fijé el texto
que acompañaba a ese titular y nuevamente vi la foto. Y maldije una y
otra vez que con tanta liviandad el diario hablara de “Selena”, como si
fuera habitual que a Selena Gómez se la denominara “Selena” solamente, a
secas, como si no hubiera otras, como si no hubiera en realidad una
única Selena, Selena Quintanilla, la Selena que no queremos tener que
aclarar de quién se trata cuando hablamos de ella, la Selena que tenía
esa magia que sólo ella poseía, esa magia que cautivó a tantos, que
fascinó a muchos, que enamoró a todos. Pobre, Selena Gómez. Ella no se
merece ni nuestro rencor ni nuestra frustración por no ver a nuestra
Selena allí en la tapa. Ella, de hecho, tiene ese nombre gracias a su
padre, que era un gran admirador de Selena, a tal punto que no tuvo que
pasar lo peor para ponerle ese nombre a su hija. Se lo puso cuando
Selena era la artista tejana más querida y afamada sin discusión, y aún
le faltaba un trecho para convertirse en la gran artista internacional
con un enorme futuro. Pero así era Selena, así siempre fue Selena. Ya
generaba esa admiración, esa fascinación. Por esas épocas recién estaba
siendo sensación en Monterrey con sus éxitos “Como la Flor” y “La
carcacha”, pero ya generaba un cariño y una admiración que sólo lo
pueden entender quienes aman y quieren a Selena por lo que era como
artista y lo que representaba como persona. Sólo así se entiende que
padres como el de Selena Gómez le pusiera el nombre de esa enorme mujer
sin que a su esposa en aquel entonces le pareciera mal, o le generara
enojos o celos en aquellos tiempos. Eso no pasaba pues todos amaban a
Selena y todos entendían ese sentimiento que se expresaba, entre otras
cosas, con el acto de ponerle el nombre de Selena a sus hijas. Eso
también demostraba que no tenía que pasar lo peor para que a alguien se
le ocurriera homenajear a Selena de esa forma, con ese sentimiento.
Selena era ya por 1992 lo suficientemente querida y famosa como para que
tuviera semejantes muestras de afecto. Están equivocados los que piensan
que Selena tuvo notoriedad en el mundo con su desgracia. Por el
contrario, la desgracia puso en evidencia la admiración que tenían
millones y millones de personas por Selena. Si no hubiese sido así, la
tragedia hubiese ganado la tapa de los diarios y la atención de la gente
por un tiempo nada más, y sólo se hubiesen acordado de Selena como “un
caso policial más”, y cuando ya no se tuviera más que decir, Selena se
hubiese perdido en la neblina del caso y del polvo del paso del paso del
tiempo, pero no fue así … Cuando un pueblo, toda una comunidad queda
impactada por un suceso, jamás lo olvida y hasta recuerda bien qué
estaba haciendo cuando todo ello sucedió. Nadie olvida qué estaba
haciendo uno cuando, por ejemplo, sucedió el terrible atentado contra
las Torres Gemelas. Nadie se olvida cuando hay un hecho, positivo o
negativo, que queda como marca de fuego en nuestras vidas. Y en el caso
de Selena, nadie de los que la han conocido cuando ella triunfaba y se
ganaba los corazones de cada uno de los que la admiraban, ha olvidado lo
que estaba haciendo en aquel triste día en el que esa psicópata
insensata nos quitó para siempre a nuestra Selena. Miles de escritos,
miles de relatos ilustran lo que pasaban por sus vidas cuando los agarró
aquella noticia que nunca hubiesen imaginado y querido escuchar …
Recuerdo un escrito en el que el protagonista se estaba duchando y que
de pronto escuchó que alguien anunciaba la triste noticia y que no podía
creer que esa locura hubiese sucedido. Luego relataba con precisión cómo
de pronto la música de Selena había inundando las cadenas de radio y de
televisión, mechada con las noticias que venían de Corpus Christi
mientras la gente iba en procesión para despedir a Selena entre
consternada, al borde del ataque de locura, con llantos ininterrumpidos
y los deseos de que alguien le dijera que todo ello no había sucedido,
que nada podía ser cierto. Hace poquito escuchaba a Raúl de Molina, el
conductor del programa de Univisión “El gordo y la flaca”, diciendo que
él no podía dejar de sentir que todo lo sucedido hace 16 años parecía
que hubiese ocurrido ayer y que él recordaba perfectamente lo que estaba
haciendo aquel día. No dejaba de pensar que estaba en Acapulco y que
hacía muy poquito había tenido oportunidad de entrevistarla. Antes de
eso, el conductor recordaba tiernamente que Selena casi lo mata en la
entrevista pues él la había hecho mostrar todo el local de “Selena Etc.”
y no le había comprado nada … Creo que cuando recordamos a Selena nos es
inevitable acordarnos tiernamente de lo bueno como también recordar con
pavor y tristeza lo malo. Muchas veces se ha pretendido con Selena que
sólo se la recuerde con lo bueno y se olvide de lo doloroso. También
hubo otros con malas intenciones que sólo quisieron resaltar el morbo
que producía sólo hacer hincapié en las preguntas que generaba el “caso
policial” y no tener piedad con esa hermosa persona que no podía
decirnos su versión de los hechos, que la habían dejado sin voz y sin
sueños … Es imposible amar a Selena olvidándose de su destino. Esas
palabras del conductor de “El gordo y la flaca” así lo certifican. Todos
recuerdan lo que hicieron aquel día, todos retienen en sus mentes
aquellos momentos en los que eran felices con Selena y que de pronto en
un minuto todo cambió y la alegría nunca fue plena, el mundo jamás fue
el mismo … Tal vez nos detenemos en ese instante pues quizá hubiésemos
querido saber o tener la intuición de que algo iba a pasar y que de
alguna manera podíamos haberlo evitado. ¿Cuántos habrán pensado en si
hubiesen tenido al menos la mínima sospecha, si al menos hubiesen
pensado que a Selena había que cuidarla como la flor más preciada que
haya dado este mundo? ¿Cuántos habrán querido volver el tiempo atrás
para impedir tamaña locura, semejante insensatez? Creo que todos deben
haber pensado aquel día cómo la vida puede valer poco y mucho a la vez,
cómo a veces hay que saber parar un minuto en nuestras vidas y valorar
lo que se tiene o pensar en lo que nos pone realmente felices para ir en
busca de ello, o de cuidarlo si ya lo tenemos. Creo que aquel día mucha
gente sintió ese cimbronazo y dio cuenta de lo que se había ido y que no
supieron o pudieron cuidar, o que tal vez no tuvieron conciencia de ello
… o de que, dada la edad de Selena, ni se les ocurrió de que podría
pasar tal cosa, que con Selena había mucho, mucho tiempo. Y tal vez,
como decía aquella canción que supiera cantar Selena, nadie toma
conciencia de que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, con lo que
uno quiere, con lo que uno desea, con felicidad, con alegría, con
esperanza, con pasión. Vivir, pero vivir como si fuera el último minuto
de nuestras vidas. Vivir, sabiendo que lo que se deja para mañana será
muy tarde pues ese mañana no existirá y ya no habrá tiempo para
remediarlo…
Todos tenemos estos sentimientos encontrados a la hora de
hablar, de escribir, de expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena
… No … La culpa no la tiene Selena Gómez … Lo que sucede es que el éxito
de Selena Gómez, emparentado con el hecho de que ella viene de la mismas
tierras de Selena, de que tiene su nombre gracias a ella y de que va
saliendo de su adolescencia, nos da cuenta del paso del tiempo, nos da
cuenta de la realidad … Efectivamente, lo que le pasó a Selena no fue
ayer, fue hace ya 16 años ... Tal vez a más de uno le genere mucho dolor
tener que aclarar que cuando se habla de Selena se habla de Selena
Quintanilla. Tal vez a más de uno le genere dolor saber que para las
nuevas generaciones Selena es … Selena Gómez. Y esa sensación es más
evidente en países como en el que yo vivo. En Argentina no se conoció a
Selena. Apenas por 1995 sabían de ellas sus fans. Los medios
prácticamente no hablaban de ella. Apenas si algún canal de televisión
internacional de música pasaba algún video de ella. Luego de aquel
triste día los grandes medios sólo hablaban de la tragedia, de aquella
mujer joven que tenía todo el futuro por delante, que venía triunfando y
que nada la detenía hasta que ocurrió lo inconcebible, lo nefasto … Para
mi país Selena fue sólo “el caso policial”, que se potenció aun más con
la muerte de Gilda un año y medio después. Hablar de Gilda era hablar de
Selena en Argentina. Así la conocí yo. Por querer saber lo que le había
pasado a Gilda me enteré de lo de Selena. Cuando supe de su desgracia
nunca más me pude despegar de ella. Me era inentendible comprender esa
mezcla de conceptos terribles dados y expuestos en un mismo día:
asesinato-mujer joven en su mejor momento-presidente de su club de
fans-tiro en la espalda-motel. Así estuve por años en los que sólo quise
tener respuestas a mis preguntas consternadas sobre lo que había pasado,
respuestas que nunca hallé. Tuvo que venir la masividad de la era
informática para acceder a ella, pero hasta allí mi país sólo conoció
bien a Jennifer López, la artista que se hiciera famosísima luego de
interpretar la película “Selena”. Y ahora mi país conoce bien a Selena …
Gómez, que aparece en las tapas de los diarios, de aquellos diarios que
nunca dieron cuenta de Selena, de mi Selena, de la única Selena.
Recuerdo con tristeza que cuando quise buscar algo de Selena en el
archivo informático de uno de los principales diarios de mi país lo
primero que hallé fue un reportaje a Jennifer López en 1997 a propósito
del inminente estreno de la película “Selena”. ¡¡Y pensar que por
aquella época hasta en Estados Unidos era más conocida Selena que
Jennifer López!! … No hace mucho, una persona en el trabajo me preguntó,
con cierta malicia, si la foto de Selena que tenía como fondo de
pantalla en mi computadora era de la Selena que había visto en infinidad
de afiches en mi ciudad … Esa persona se refería a Selena Gómez, cuando
hizo su primera visita a mi país. Recuerdo que le contesté con
vehemencia que no tenía nada que ver, que ella era otra y le dije lo ya
conocido por mí. Pero al decirlo me sentí triste, impotente, desdichado.
Me sentí como peleando contra los molinos del viento, me sentí solo
recordando y admirando a alguien que ya no está, a alguien a quienes
muchos asocian con pasado, con tragedia, con derrota … Me sentí como el
protagonista del tema “Fotos y recuerdos”, que más que describir a
Selena, describe a los fans y admiradores de Selena luego de la
lamentable e increíble pérdida: “Tengo
una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota,
ya se está borrando, por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo
lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de
ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De
ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo
fotos y recuerdos. Tengo una foto de ti. Que beso cada noche antes de
dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos”.
Esta canción fue una de las últimas que grabó Selena y describe como
nadie
a esos que la aman pero a la vez que sólo le quedan de su
Amor sólo “fotos y recuerdos”, esos admiradores que tienen recuerdos de
Selena que los hacen tan felices, que guardan sus fotos y todo lo que
pertenece a ella como lo más preciado que hayan tenido jamás, como lo
único que le queda en la vida, como lo único que quieren conservar.
Todos los que amamos a Selena nos sentimos identificados con esa letra
que cantara Selena como si fuera una premonición … Ver a Selena cantando
con alegría ese tema en el programa “Padrísimo” el 8 de marzo de 1995
nos lastima. En lo personal no puedo evitar pensar en cómo no se dio
cuenta, en cómo no pensó en esas palabras que estaba cantando, aunque
ese pensamiento sea un absurdo, un producto de mi propia desesperación
de no verla a Selena entre nosotros, de mi propia negación de la
realidad. No puedo evitar pensar en que esa letra es el sentimiento vivo
de todos los que nos sentimos solos con la ausencia absurda de Selena.
Recorrer cada letra, cada canción de Selena es como vivir cada paso en
esa vida de Selena, en esa vida tan corta y tan intensa, en esa vida tan
llena de ilusión y de sueños tan vilmente cortada, en esa vida tan
pasional y con tantas ganas de hacer ... Es escuchar esas canciones y
sentir que son mensajes del destino, llamados desesperados que nos dan
pistas de lo que va a pasar, de lo que puede suceder … Creo que después
de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo el mundo dio cuenta de esa
dura realidad y se aferró como pudo a Selena con lo poco que nos había
dejado y cada uno quiso dejar testimonio de lo que sentía por ella, de
expresar lo que para cada uno significaba semejante artista. De allí
vino la cantidad enorme de niñas que nacían por esos días y que pasaron
a llamarse Selena. De allí se explica las enormes caravanas de gente
para darle el último adiós o para certificar si aquello tan doloroso
podía ser cierto. Si para el conductor del “El gordo y la flaca” le
parece que fue ayer que ocurrió es porque aún no se puede entender que
haya pasado, que aún queremos creer que eso no sucedió, que alguna vez
nos levantaremos y veremos a Selena sonriendo otra vez para que recién
allí podamos seguir nuestras vidas como si nada … Si a mí me preguntaran
qué estaba haciendo aquel 31 de marzo tendría que decir que no lo
recuerdo, pues yo no sabía de la existencia de Selena. Apenas si unos
meses atrás había visto un video de Selena sin saber que era ella, que
me enteré de su existencia por Gilda, que me enteré por la desgracia,
que supe de ella con una imagen que nunca quiso dejar y un destino que
Selena nunca deseó transmitir … Pero cuando la conocí y me quedé
deslumbrado por lo que era Selena como artista y como persona, pasé por
lo mismo que los que la conocieron … Quedé deslumbrado y lamenté como
nadie su ausencia…
Sé que la realidad y el paso del tiempo me dejan sin
ninguna esperanza, sin ningún argumento, sin ninguna ilusión … Pero creo
que ese paso del tiempo, el ver el Amor de Selena reflejado en sus
canciones, en sus actuaciones, en sus vestimentas, en sus sentimientos,
en esas ganas de vivir y de hacer, en esas fuerzas por demostrar que un
mundo es posible, potencian mis ganas de recordarla, mis ganas de
decirle al mundo que Selena es mi modelo, que Selena es mi identidad,
que Selena me representa totalmente. No faltará algún tonto que me diga:
“¿Cómo? ¿Te identificas con una mujer? ¿Selena es la persona con quien
te sientes representado?”. Ante esa pregunta tan pequeña yo sólo puedo
decir: “¡¡Y claro!! ¿Cómo no me va a representar? Si ella es todo, todo
lo que yo hubiese querido hacer, el modelo para lograr todo del modo más
honesto, del modo que se emparenta con la verdad, con el empeño, con lo
genuino, con lo auténtico, con el trabajo, con dar todo sin esperar
nada. Y por eso me resisto al paso del tiempo, me resisto a la idea de
que no debo recordarla pues ya todo pasó y me refrieguen en la cara qué
terminó pasando por ser como fue Selena … Y la verdad, la verdad es muy
difícil ... Uno mismo vive la cruel realidad de la respuesta de mucha
gente por demostrar que se puede avanzar en la vida siendo uno mismo,
diciendo la verdad, no siendo falso, hipócrita o mentiroso. Sí … Yo
puedo asegurar acabadamente las consecuencias que se padecen por ser
franco en la vida, por decir lo que uno piensa de las cosas, por hacer
lo que uno quiere sin esperar la aprobación de los demás. Las respuestas
pueden ser muy crueles. A veces pienso que Selena fue víctima
precisamente de ello. Selena era distinta, Selena no le mentía a nadie,
no buscaba engañar a su público dando una imagen engañosa de ella.
Selena buscó que la amaran todos tal cual era ella, y como Selena era
todo Amor, ¡¡vaya si logró lo que realmente quería!! Se me dirá que por
una psicópata no se puede generalizar, pero también es cierto que el
tiempo y lo que nos pasa en la vida nos hace desconfiados .... Selena
era muy joven … Ella desconfiaba, como cualquiera, pero todavía tenía
ese empuje que le daba la juventud, esas ganas, esas fuerzas que la
convencen de que se puede con todo, de que nadie, absolutamente nadie,
nos puede detener … Selena no había tenido experiencias muy fuertes que
la hicieran ser más precavida, que la hicieran pensar un minuto antes de
actuar, que le hicieran ver las cosas de un modo más realista y no con
toda la carga de su fuerza arrolladora. Si hubiese sentido eso,
seguramente ese 31 de marzo no hubiese ido a ese maldito motel para
encontrarse con esa pérfida … Selena sólo tuvo esa experiencia una vez,
y esa vez se la llevó de este mundo … Aún puedo ver su cara de
consternación, de desorientación y de enojo por lo que veía, escuchaba y
sentía cuando en esa mañana del 31 de marzo en la sala de guardias del
hospital acompañaba a esa psicópata para que la revisaran y curaran sus
“dolencias”. Aún puedo ver que Selena comenzaba a darse cuenta de la
mentira, de la falsedad y de la crueldad de la gente recién ese día y
acaso puedo ver que no sabría, ante su desorientación y confusión, cómo
salir de todo ello estando sola, tan sola … Tal vez si hubiese pasado ya
por esa mala experiencia, Selena se hubiese ido sin dar explicación,
haciendo caso omiso de los “ruegos”, de los gritos, de los pedidos, de
las exigencias … Cuando uno aprende, incluso desde muy pequeño, como me
ha pasado a mí, que lo malo puede estar al acecho y muy cerca, que
cualquiera puede lastimar y mucho a alguien, sabe que de determinadas
cosas hay que saber irse a tiempo, incluso huir llegado el caso, incluso
pegando un portazo si cabe hacerlo. El tiempo o las experiencias nos
ponen en guardia de muchas cosas feas, muy feas, y nos salva de destinos
terribles, incluso el de la muerte. Selena no pudo salir de eso,
lamentablemente, como tantos otros … Lo supo en su dimensión ese 31 de
marzo, y por confusión y hasta por respeto no se quiso ir, ni quiso
huir, ni deseó dar un portazo. Quiso despedirse de esa pérfida del modo
en el que siempre se manejó con sus 23 … casi 24 años ... Llevándola al
motel de vuelta, diciéndole las cosas de frente, devolviéndole el anillo
… Pero … Te lo digo a ti, Selena … Sí, ahora quiero hablarte a ti … Sí,
te lo digo a ti … Es bueno ser así en la vida. Yo soy como tú, Selena.
Así me manejo en la vida, pero hay gente que no hay que tratarla de esa
manera. Se puede ser abiertamente honesto con quien es honesto, se puede
decir la verdad a quien no miente, se puede ir de frente con gente que
no nos espera con un cuchillo bajo el brazo … Porque cuando uno se
percata de que alguien nos está engañando, si uno se da cuenta de que
aquel en quien tanto confiamos nos hace algo muy feo, es mejor alejarse
y no volver nunca más, en mejor irse y no hablar más nada … No hay más
nada que explicar … Es mejor hasta parecer desconsiderado y cruelmente
despiadado llegado el caso. Es mejor eso, siempre eso, cuando nos
encontramos con la realidad que apenas nos muestra la punta del iceberg
pero no el iceberg en su totalidad. Y si uno lo quiere ver en su real
dimensión hay que saber pegar el volantazo a tiempo, hay que saber tomar
la decisión que más se ajusta a uno, en esos momentos límite hay que
saber que lo único importante es uno y no mostrar ningún sentimiento a
los demás … a sabiendas de que el otro actuará sin compasión ante
nosotros y sin saber con qué límite, si es que hay un límite. Pero tú,
Selena, tú no lo hiciste. Te entiendo, Selena … Tú eras llena de Amor,
tú ibas a pelear por tus ideales hasta las últimas consecuencias. Te
entiendo, Selena … Pero si acaso tú hubieses actuado con tu cabecita,
con lo que te marcaba la realidad y no con el corazón, con tus
sentimientos, con el sentimiento siempre a flor de piel, hoy estarías
entre nosotros y te vería en la tapa de los diarios, y yo podría verte,
pedirte un autógrafo, abrazarte y decirte que te quiero mucho … Eso
hubiese querido que pasara, Selena…
Pero claro, Selena era otra persona, diferente de todos
nosotros, y creo que en realidad si hubiese actuado de otro modo aquel
nefasto día nos hubiera desorientado y mucho. Selena fue consecuente con
sus ideales y con sus sentimientos de principio a fin. Nos dio todo. Nos
dio su talento pero también nos dio su ejemplo. Y cuando uno quiere a
Selena por lo que representaba es difícil, casi imposible, abandonarla.
Yo en lo personal no puedo, no podría siquiera pensarlo. Y no se trata
de saber que la realidad nos indica que Selena ya no está y que no
escuchará nuestros ruegos, no sentirá nuestro cariño, no podrá ver todo
lo que hacemos por ella. Se trata de que no la podemos dejar sola, no
podemos no seguirla acompañando, de que tenemos la esperanza, la enorme
esperanza de que algún día nos encontraremos con ella … Es difícil, muy
difícil para mí … Yo no soy creyente … Creo que lamentablemente somos
uno más en este planeta y que así como vinimos así nos iremos. Y no es
sencillo transitar la vida con esa concepción de la vida … Hasta uno
preferiría que las cosas fueran distintas, muy distintas, tener la
certeza de un Dios, saber que hay algo más que la terrible realidad, la
única que sabemos cuando uno se va de este mundo. En lo personal, y a
esta altura de mi vida, eso se me hace difícil de sobrellevar pero uno
se acostumbra, pero si eso mismo lo traslado a Selena me es francamente
intolerable … Creo que el destino de Selena me ha hecho aun más
escéptico, menos esperanzador. Me resulta muy injusto, si es que fue
así, que alguien superior le haya diseñado esta vida a Selena, por más
cosas lindas que haya vivido, por más que haya tenido un propósito.
Selena hizo mucho, demasiado sacrificio para llegar al lugar en el que
estaba, para estar en ese lugar que se lo ganó ella solita con su
talento, con su trabajo, con sus ganas, con su simpatía, con su lealtad,
con su buena predisposición. Creo que es muy injusto que a alguien le
hagan hacer tantas cosas, lo hagan pasar por tantas pruebas, lo hagan
desafiar miles de retos para después hacerle ver todo lo que está
logrando, todo lo que puede ser y hacer, todo el camino que le espera,
para luego decirle que se tiene que ir de esta vida para un propósito
elevado, superior, trascendental, espiritual. ¡¡No!! Me niego a pensar
que alguien superior le haya hecho esto a Selena … Nada más inhumano,
nada más sádico, nada más injusto que haberle hecho esto. No, un Dios no
haría esto. Por eso supongo que me cuesta creer en Él. Si hay algo que
más me perturba del destino de Selena, y lo que más me atrajo de su
historia que me hizo obsesionar por encontrar una explicación, es que
Selena ni es que no logró nada o por el contrario logró todo, no es que
era una desconocida o era ya hiperfamosa a nivel mundial, no es que iba
en un bus en busca de un sueño o ya iba por todo el mundo paseando su
fama. No. Selena quedó en el medio. Vio el éxito y se asomó a la fama.
Advirtió en el lugar en el que estaba parada y sabía cuál era el próximo
paso. Es como ver a Selena en una colina en lo alto de la ciudad,
habiendo llegado a ese lugar por mérito propio, y contemplar todo lo
logrado desde lo alto, el lugar en el que está, gozar del camino logrado
a ese objetivo, mirar la luna y saber que se puede llegar a ella y gozar
de un nuevo camino que la lleve a ella y saber que no será imposible,
que lo logrará, que seguro lo conseguirá por su propio mérito … hasta
que alguien la empuja y la hace caer desde lo alto de la colina y de
pronto Selena advertir en unos pocos segundos que el fin llegará sin
saber nunca por qué, por qué si ella lo tenía todo … Por qué si Selena
lo había logrado, si ella iba por más, por mucho más. Selena vio lo que
logró, pero también vio lo que iba a lograr. No estaba lejos, estaba
cerca, muy cerca. Vio la costa desde el mar, desde la embarcación … Sólo
había que avanzar un poquito más, sólo un poquito más … Creo que por eso
me digo todos los días por qué, por qué, no encuentro respuesta y me
resisto a esa realidad. Ya dije que a duras penas puedo sobrellevar y
aceptar lo que me espera … pero no puedo aceptar lo de Selena,
precisamente por lo que había logrado, por lo que era ella, por lo
encantadora de mujer que fue … No … Selena no puede tener ese destino
que me marca la realidad. Que lo tengan los demás. Que lo tenga yo …
Pero no que lo tenga Selena. Por eso no la puedo olvidar, por eso tengo
todas las cosas de ella a la vista, por eso expreso mis sentimientos
hacia ella públicamente. Ni siquiera quiero quedarme como el
protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”. Yo tengo que hacer más,
mucho más, tengo que brindarme a su recuerdo como ella lo hacía en cada
concierto, en cada presentación. Para recordarla como se debe hay que
ser como Selena, si es que uno la quiere, si es que uno la tiene en su
corazón. El que ama a Selena sabe qué se siente cuando ella llega a
nuestros corazones … Por eso mi recuerdo es resistirme a la realidad,
imaginarme que ella está en algún lado, que algún día pasará algo y el
destino, nuestro destino, el destino de Selena, cambiará. Y mientras
tanto hacer todo por ella para que nunca se apague su estrella, para que
Selena no se vaya nunca. Sé que soy amante de las causas perdidas … Pero
prefiero luchar esperando que alguna vez, y más en el caso específico de
Selena, esa suerte cambie y se dé la única victoria que vale, el único
triunfo que importa. No hay nada más lindo que hacer algo todos los días
por Selena en la convicción de que es lo mínimo que podemos hacer por
ella en este contexto, en esta densa y dura realidad. No hay nada más
lindo que tener las fotos de Selena exhibidas públicamente, no hay nada
más lindo que hablar de ella, lo que se siente por ella, lo que genera
Selena, y más decirlo en mi país que casi no la conoció. No hay nada más
lindo que escribirle regularmente algo, escribir sobre ella, escribir
historias que se relacionen con ella, escribirle poniéndose en su piel y
expresarlo, escribirle para decirle “Selena, estoy aquí, lo has logrado
a pesar de todo, lograste que aunque más no sea crea en algo en este
mundo al que le queda poco por creer”. Selena es tan maravillosa que ha
logrado que un escéptico y un tremendista como yo aún crea en algo, aún
sienta que hay esperanza… Y si me pasa eso es sólo por su mérito, sólo
por su Amor. Selena es ese ser maravilloso que dejó tanto cariño y
ternura que aún se puede seguir sintiendo todo lo que ha transmitido
como oleadas que vienen cada tanto, como el viento que nos mueve el
cuerpo para atrás con su aparición y nos hace estremecer … Selena es
eso, una hermosa persona que nos hizo más felices y si nos sentimos
tristes es porque precisamente no está. Selena nos sigue diciendo algo,
nos dice algo con lo que nos dejó, pero también por lo que cantó. Si
alguna vez ella cantó “Yo
fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella
quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te
necesito, no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has
olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí. Yo
fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vio
partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No
puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues
siendo mi amor”, ¿cómo yo me voy a quedar con los brazos cruzados y no
hacer nada? Selena me dejó todo y si hay algo que no quiero pensar es
que Selena sienta que la hemos abandonado, que no le retribuimos todo el
Amor que ella misma nos dio. Esas palabras rondan en mi cabeza, pues sé
muy bien que se fue de este mundo con ese miedo, con esa incertidumbre,
con ese dolor. Yo siento que Selena está por allí diciéndonos algo y
esperando, como cuando estaba en este mundo, que le demostramos que
estamos allí recordándola, como una forma de demostrar el mismo Amor que
se le expresaba con un aplauso, con un saludo, con una sonrisa, con un
pedido de autógrafo o de una foto, cantando con ella en un concierto,
abrazarla y decirle “gracias”. Es imposible no pensar que Selena está
presente en algún lado, en la canción que canta una persona mientras
trabaja, en la sonrisa de un niño, en el sueño de una persona cuando
emprende un noble propósito. Es cierto lo que dice A.B.: que JLo se
quedó con la sonrisa de Selena luego de haber protagonizado la película
en su recuerdo … Cuando veo o escucho “American Idol” y oigo las risas
de Jennifer López, no puedo dejar de reírme pues pienso en Selena … pero
luego vuelvo a sentir como cuando vi aquel titular del diario hablando
de Selena Gómez … Aún me sigo preguntando cómo Selena se nos fue, cómo
nos la quitaron, cómo se llevaron nuestra alegría, nuestro Amor, nuestra
esperanza. Y por más que lo pensemos, por más vueltas que se le dé,
jamás entenderemos semejante cachetada del destino, ese camino que nunca
debió haber transitado Selena, una imagen final tan impropia, tan
injusta, tan desfasada respecto de todo lo hermoso que ella nos dejó y
transmitió…
Es contra esa imagen que debemos luchar todos los días,
pues para colmo de males, y como si le faltara algo más a nuestra
Selena, los que la amamos no podemos abstraernos de la realidad de lo
que ha pasado pues hay más de una foto que nos certifica la imagen más
cruel, la imagen que muchos con total impunidad y morbosidad han
mostrado hasta el cansancio, como queriéndonos decir: “Aunque no la
quieran ver así, ahí la tienen. ¡¡Véanla!!”. Desde mi humilde lugar les
pido encarecidamente a las autoridades de youtube y de cualquier página
de Internet que por lo menos tengan piedad de nosotros, y sobre todo de
Selena, y no muestren esa imagen como entrada a un video sobre ella, que
la dejen en el interior, que adviertan que hay imágenes que dolerán al
admirador de Selena … ¿Qué necesidad hay de mostrar esa imagen que sólo
nos recuerda el dolor, el destino cruel de Selena? Esa imagen no agrega
información, por lo que es innecesario mostrarla, salvo que seamos tan
perversos, tan sádicos, tan insensibles. Esa imagen da cuenta de algo
que ya sabemos … ¿Para qué mostrarla? … A veces me pregunto por qué el
padre de Selena tomó esa decisión, por qué le hizo caso a los fans de
que querían verla para certificar que es cierto que Selena estaba allí
... Era entendible lo que sentían los fans, ¿pero no alcanzaba con decir
lo sucedido y exhibir el dolor propio para convencerlos y de que no
insistan más? ¿Nadie pensó que podían registrarse imágenes de ese triste
momento? … No entiendo por qué el padre de Selena cedió justo en eso. No
entiendo pues el padre cuando no desea hacer algo que dañe la imagen de
su hija no lo realiza … Siempre imaginé que cuando él decidió “ceder” lo
hizo porque quiso pensar que por allí, que quizá, aquellos fans tenían
razón, que tal vez Selena no estaba allí, y con el susto y la
consternación insólitamente volverían las esperanzas ... Me imagino
viendo al padre de Selena cerrando fuertemente los ojos y escapándose
lágrimas por debajo de sus anteojos cuando certificó que nada había
cambiado, que la verdadera pesadilla recién comenzaba, que lo peor no
había pasado, pues esa imagen le hacía ver que debía cuidar más que
nunca a su familia, que más que nunca debía proteger la imagen de
Selena. Si hasta allí Selena siempre buscó que su imagen fuera el fiel
reflejo de lo que ella era en realidad, ahora era su padre quien debía
armar de nuevo esa imagen de Selena para enfrentar a quienes le hicieran
preguntas, buscaran una respuesta, una explicación. El padre de Selena
sabía que al ver a Selena allí lo destruía pero no podía permitirse
caer, no podía él llamarse a abandono pues tenía a su esposa y a sus
otros dos hijos destruidos y desorientados, como lo estaba también
Chris, el esposo de Selena. Tal vez el padre de Selena sabía que no
podría evitar los comentarios, las sospechas, las insinuaciones, las
malas intenciones a la hora de explicar lo que había sucedido, pero el
poner todas las fuerzas en lograr dar una explicación de lo sucedido
antes de que lo hagan los demás le daba una ventaja: todo lo que viniera
después sería en respuesta a lo planteado por él. Todos tendrían primero
la versión de los Quintanilla antes de los demás. Eso les permitió por
unos años que la gente se convenciera de ese relato, de esa realidad, de
ese destino. Luego vinieron más versiones, algunas con buenas, otras con
malas intenciones, que sólo pusieron en evidencia las mismas dudas que
todos tuvieron desde aquel nefasto 31 de marzo. Hoy la gente se terminó
de convencer qué es lo creíble y lo que no, pero sigue sintiendo que hay
un eslabón perdido, que hay algo que falta en este relato, que hay algo
que no se sabe y que explicaría acabadamente por qué no se pudo evitar
que Selena fuera feliz, triunfadora, con sus sueños y sus anhelos bien
cumplidos. Ya el padre de Selena anunció que hará un dvd explicando lo
que pasó ese día en el entendimiento de que la gente se pregunta aún por
ella y por ese nefasto día. Es una deuda con los fans, pero sobre todo
es una deuda para con Selena, pues ella fue la única víctima de esta
historia tan increíble como triste, tan brillante como desgarradora. Si
somos conscientes de ello sabremos que aún nos falta mucho por entender
y explicar…
Y mientras tanto ello sucede, la única tarea que nos
queda, la única labor que nos lleva las 24 horas del día, los 365 días
del año, es seguir recordando a Selena, pero haciéndolo activamente,
dinámicamente, con nostalgia, con alegría, con tristeza, pero también
con ganas de hacer todo para que se la recuerde siempre a pesar del paso
del tiempo, que se la recuerde como algo hermoso y victorioso a pesar de
lo que sucedió, pues no sólo hay que resistirse al paso del tiempo, hay
que resistirse a la idea impuesta por tantos acerca de que los buenos
ejemplos son sólo los que triunfan, los que llegan a la fama, los que
venden más, los que generan más ganancias. Eso es un concepto, en el
mejor de los casos, erróneo. Y en el peor, de lo más denigrante. No es
mejor el que tiene más dinero, no es más dichoso el que más fama tiene.
A pesar del destino cruel, alguna vez debemos aprender que el verdadero
exitoso, el que realmente triunfa, el que es realmente un ejemplo es
aquel que llega al corazón de todos, el que logra que todo el mundo lo
ame y lo considere. Que no sólo se es triunfador por lo que se tiene
sino por lo que logra de los demás. Selena siempre quiso que la
quisieran y que la amaran por lo que ella era, y para eso dio todo de sí
y se mostró tal cual era. Cuando uno ve que el paso del tiempo no hizo
olvidar a Selena sino todo lo contrario, eso demuestra con satisfacción
cómo Selena llegó al corazón de la gente, cómo conquistó el cariño de la
gente, cómo logró todo lo que se propuso con tanto Amor desplegado por
doquier. Pero con eso no alcanza. Alguna vez tenemos que pensar, debemos
pensar, debemos convencernos de que Selena está en algún lado esperando
que se le siga demostrando ese Amor que ella recibió en vida. Si somos
conscientes de ello, si seguimos actuando como si Selena estuviera entre
nosotros porque nosotros queremos creer que ella sigue estando presente
en algún lado mirándonos o pensando en que algún día ella volverá …
entonces habremos logrado el objetivo de preservar a Selena del paso del
tiempo, de las malas lenguas y de la impiadosa teoría del vencedor … y
justo es decir que así como me sacudió la realidad de ver a Selena Gómez
en la tapa de un diario, también me reconfortó que ella participara de
un nuevo disco de Selena que se hará en su homenaje con duetos de
artistas de toda índole. Y ver a Selena Gómez participando de ese
tributo como cantar en concierto temas de nuestra Selena ponen en
evidencia de que Selena sigue vigente, sigue amada, sigue considerada,
sigue siendo un ejemplo para todos, incluso para los que hoy han llegado
a la fama y bien podrían no participar de ese tributo a nuestra Selena
dando todo tipo de excusas …Es reconfortante ver a Christian Castro que
en lo personal le tengo un gran cariño y respeto pues tiene un gran
humor, y un gran y amplio gusto musical que va más allá de lo que canta,
ver que se siente orgulloso de ser invitado en este disco homenaje a
nuestra Selena … a 16 años que nos dejó. Y sé que habrá más homenajes,
más tributos, mientras haya más gente, famosa o no, que tenga ganas de
hacer algo por ella, que tenga ganas de expresarle todo su cariño y su
respeto. Si se mantiene eso, si somos capaces de decirle a Selena que la
seguimos queriendo y que somos capaces de dar todo por ella, entonces
nada estará perdido ... Sí, es cierto ... Selena no tendrá tapas que
ilustren un nuevo concierto, un nuevo cd, un nuevo dvd propio, pero
seguirá estando presentes en las Almas y en los corazones de todos los
que la supieron conocer, y mientras ello exista, Selena seguirá siendo
considerada, tendrá sus tapas de diarios y revistas, tendrá sus
merecidos homenajes, todos actos de Amor que Selena sabrá agradecer con
una sonrisa y con lágrimas en los ojos, donde quiera que esté…
Y aun así, aun con toda esta realidad, igual seguiré,
como tantos otros, dando todo por el recuerdo de Selena, en el
convencimiento de que Selena algún día volverá y nos dará la mayor de
las alegrías, no porque sabremos que volverá a actuar, que volverá a
grabar un disco o que estará de nuevo diseñando, sino porque con su
presencia todos volveremos a ser felices, dichosos por tener de nuevo a
Selena en este mundo, contentos con ver a Selena haciendo lo que le
viene en ganas hacer, viendo a Selena hacer todo lo que había soñado por
años arriba de un bus y que cuando tuvo oportunidad de realizarlo se nos
fue sin saber por qué el mundo fue tan injusto con ella … por qué, si
todo el mundo la quería, si todo el mundo sólo podía ser feliz y tener
esperanza si Selena seguía estando a su lado…
Si somos capaces de desafiar el destino, si somos capaces
de hacer de lo imposible posible, entonces sabremos que hemos logrado lo
que nos habíamos propuesto y todo será distinto, muy distinto, con
Selena, con Selena siempre al lado nuestro…
Yo sé que algún día eso será realidad. Yo sé que algún
día ella vendrá. Yo sé que el mundo algún día volverá a tener esperanza,
andando por un camino que algún día Selena nos señaló…
¡¡Que así sea!! Que así será…
Selena. Yo sólo te quiero mucho. Yo sólo quiero verte
feliz. Por eso estoy aquí…
Allá por octubre de 1995 Mónica estaba muy triste,
furiosa y consternada. Le parecía ayer cuando vio a Selena en lo que
sería su última presentación en el Festival de Calle 8 en Miami. Y ahora
tenía que ver este espectáculo lamentable, triste, que mostraban los
medios cubriendo el juicio a esa psicópata. Mónica no quería ver pero
era imposible no verlo. La ausencia de Selena la hacía aferrarse a
cualquier cosa que significaba estar cerca de ella, sumirse en su
música, en sus fotos, en sus discos, en las imágenes de algún concierto
o de alguna entrevista que dieran por televisión. Pero el dolor le daba
la otra cara, la cara de la realidad, la cara que le mostraba que Selena
no estaba más, que no volvería más, que no la podría disfrutar más. Y
cuando ese dolor emergía y no lo podía canalizar en lindos recuerdos y
en remembranzas positivas, salía lo peor de ella, salía esa parte de su
personalidad que todos tenemos pero que no queremos muchas veces
reconocer en forma pública. Y cada vez que veía a esa mujer saliendo de
la cárcel para declarar, cada vez que veía su horrible figura en los
Tribunales de Houston para defenderse de lo indefendible, sentía un
profundo deseo de matarla para vengarse de su dolor, para vengar a
Selena, para al menos hacer justicia por mano propia por haberle quitado
todo a Selena: sus sueños, sus anhelos, sus proyectos, su alegría de
vivir, sus ganas de hacer algo trascendente y honesto en esta vida.
Mónica sabía que esos pensamientos eran malos, tan malos como el acto de
esa asesina, que Dios no le enseñó eso, que no era de una buena persona
tener esos deseos, esos pensamientos, pero ella era una mujer más, una
mujer común que pertenecía a una comunidad, una comunidad que pensaba lo
mismo, que deseaba lo mismo. Y toda esa gente que lloraba en sus casas,
que lloraba en cuanto santuario se hiciera en honor a Selena, que
lloraba cuando iba verla al Gravesite, sólo quería calmar su dolor,
quería que al menos hubiera justicia, y lo menos que pedía al menos era
que ese sujeto se pudriera para siempre en la cárcel. Pero Mónica, como
tantos otros, quería más, sabía que estaba mal, pero quería la muerte,
quería ver a esa mujer muerta. Cuando la veía se decía: “¿Pero cómo
puede ser? Ella la mata y pide clemencia. Ella vive y mi Selena no, y si
no lo está es por culpa de esa mujer. Y encima veo cómo la defienden
importantes abogados, gente de ley de la más prestigiosa de todo Texas
que le da la mejor cobertura, la mayor de las garantías de defensa, el
mejor reaseguro frente a tanta gente que, como yo, la quiere linchar. Se
me dan miles de argumentos, se me dice que como está el antecedente
reciente del escandaloso juicio a O. J. Simpson hay que dar una imagen
de que esta vez se está haciendo justicia, de que si la van a condenar
hay que tener la mejor de las pruebas, hay que dar imagen en todo
Estados Unidos y en todo el mundo de que éste es un juicio serio … ¿Y
por qué no mejor reparan el juicio a O. J. si les parece malo en vez de
querer defender a esa asesina más de la cuenta? ¿Pero por qué tanto
respeto, tantos cuidados con una mujer que no respetó, ni cuidó y mató,
mató? Mató mi esperanza, mi alegría, mis ganas de vivir. Le quitó todo a
nuestra Selena, le faltó el respeto, la traicionó, le hizo todo lo peor
de un ser humano y nosotros tenemos que tener respeto, cuidado …
¿Nosotros tenemos que garantizarle los derechos que ella le quitó a mi
Selena? Encima veo cómo una periodista, fundamentalmente una de ellas,
en el nombre de la ‘objetividad’, de informar ‘fríamente’, de dar la
‘versión real de los hechos’, me da a entender de que hay que ver cómo
fueron las cosas, si por allí esa loca tuvo un fundamento para hacer lo
que hizo … ¿Pero qué me quiere decir esa mujer, esa ‘periodista’? ¿Qué
hay algo oscuro? ¿Que Selena le dio motivos? ¿Que por allí hay algo que
no sabemos que justifica todo? ¿Pero quién esa mujer, qué sabe de
Selena, que autoridad moral tiene para insinuar cosas, para sugerir
otras, para dar a entender que quizá, que tal vez, esa mujer, pobre, es
una inocente a la que no le quedó otra que hacer lo que hizo? ¿Pero cómo
se puede ser tan cínico, cómo se puede invertir las cosas al punto tal
que ahora me dan a entender que el inocente es culpable y el victimario
la víctima? ¿Que me explique cómo una mujer tan querida, tan
encantadora, tan especial como Selena puede ser sospechosa de algo, de
que por allí tenía una doble vida, de que por allí no era tan buena como
parecía? ¡¡Estoy segura, bien segura, de que esa mujer tan seria, tan
pulcra, tan ‘objetiva’, le tiene envidia, envidia a nuestra Selena, le
tiene envidia porque ella jamás tendrá el respeto y la admiración que
tenía Selena!! No puedo entender a ciertas mujeres. Justo aquí en mi
Texas, cuando una mujer logra vencer tanto machismo, tanto desprecio,
tanta subestimación y hasta maltrato a las mujeres, que llega a ser
amada y respetada por todo el mundo, viene esta periodista con el peor
de los argumentos machistas y me habla de que por allí Selena no era tan
buena como parecía … ¿Pero qué clase de mujer es? ¿Sabe lo que es
realmente la igualdad de género o se siente cómoda en un mundo machista?
¿Qué cree que es luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer?
¿Decir cada dos minutos que ‘los hombres son todos iguales’ o propiciar
que hay que odiarlos a todos para vivir las mujeres felices y solas?
¿Esa mujer sabe que Selena hacía campañas para evitar el maltrato de las
mujeres por los hombres en pleno Texas? ¿Esa mujer sabe lo que hizo por
la dignidad de las mujeres en palabras y en hechos? ¿Sabe que encima la
traicionó y la mató otra mujer? Si siguiera su razonamiento, ¿qué
tendría que pensar? ¿Qué todas las mujeres son malas, que todas son
envidiosas y asesinas? ¿Cómo puede haber gente así? Y tengo que soportar
que diga las tonterías que dice y que la defienda a esa psicópata
indefendible. ¡¡Ya me veo en un futuro entrevistando a la asesina y
escribiendo un libro ‘revelador’ de la ‘verdadera historia de
Selena’!!”. Mónica estaba furiosa con aquella cronista de una importante
cadena de televisión que aparte de informar sobre lo que estaba pasando
en el juicio, aprovechaba para instalar temas que desviaran el verdadero
tema, el único importante, que hubiera justicia, justicia, justicia. La
odiaba porque, en el nombre del “periodismo”, hablaba ligeramente de
Selena, daba a entender que por allí a la asesina la estaban tratando
injustamente, que los procedimientos para detenerla no eran los
“legales”, que por allí era víctima de las circunstancias, que Selena
tal vez quería irse a otro lado, que cuando se escucha en una grabación
policial a esa mujer ese nefasto 31 de marzo es la voz de una mujer
desesperada que lucha contra las “arbitrariedades” del padre de Selena,
que por allí sabía cosas que explicaban todo … Mónica se enfurecía, pero
cuando se aflojaba un poco, cuando se cansaba de tanta furia, de tanto
rencor y de tanto dolor, cuando ya no alcanzaba con refugiarse en la
música y en los buenos recuerdos de Selena, y cuando tampoco alcanzaba
con descargar su furia contra la asesina y contra aquella cronista, se
iba a un rincón de su casa a llorar, a llorar amargamente. Detrás de la
cobertura del juicio, del circo que se gestaba a su alrededor, ella
estaba sin Selena. Ella estaba sola y sin alegría. Mónica no lo podía
creer, simplemente no lo podía creer. Veía todas esas imágenes, veía
todas esas caras, y sabía, sabía perfectamente que casi ninguno de todos
esos “protagonistas” de esa historia triste y ridícula no figurarían ni
en un trocito de noticia de un diario si estuviera Selena allí con ella,
con todos. ¿Acaso alguno de todos esos periodistas, abogados,
“opinólogos” y gente sin ninguna gracia podrían hacerle alguna sombra si
estuviera Selena allí mismo? “¿Qué es Houston sin ti?”, pensaba Mónica
recordando aquel concierto de Selena en esa misma ciudad el 26 de
febrero de 1995. Cada vez que recordaba aquello Mónica se decía: “¿Por
qué no lo pensé, por qué no me lo pregunté antes? ¿Por qué no me dije
‘¿Qué sería Houston sin ti, Selena?’. Tal vez lo hubiese pensado, tal
vez esa pregunta me hubiera obligado a pensar. Tal vez hubiese pensado
que nada estaba seguro y yo se lo hubiese dicho a Selena. Tal vez le
hubiese advertido, tal vez le hubiese avisado. Tal vez, tal vez, me
hubiese despertado y la hubiese despertado a Selena”. Mónica no podía no
dejar de mirar todo, de escuchar todo, de saber si alguna vez habría
alguna explicación a tanto sinsentido, a tanta barbarie, a tanta
desolación. A Mónica le parecía que aquel concierto del Houston
Astrodome había pasado hacía años, muchos años. Las cosas habían
cambiado tan de pronto, la ciudad lucía tan diferente que no se podía
comprender que sólo hubiera pasado unos meses, tan sólo siete meses de
aquella locura. Recordaba lo feliz que era ella, la alegría que había en
la ciudad, lo linda que estaba Selena, el verla a ella convertida en
toda una Reina, una Reina indiscutible, una Reina coronada por su mismo
pueblo, por toda una comunidad y que pronto lo sería por todo el mundo.
A Mónica le parecía todo lejano, con un paisaje típico de aquellas
películas futuristas en las que se ve que a la humanidad le queda poco,
muy poco. No importaba cómo estuviera cada día, cómo era el humor de la
gente, cómo seguía funcionando la ciudad. Para Mónica todo, todo era
gris, lluvioso, triste, sin vida, sin brillos, sin esperanza, sin
alegría. Era como si la partida de Selena le hubiera sacado lo mejor a
cada uno y ahora sólo lucía lo peor, lo detestable, las imágenes que
nadie quería ver. Cuando a veces veía el noticiero y miraba la cantidad
de fans en la puerta de los Tribunales gritando contra la asesina,
cantando las canciones de Selena o portando sus fotos, sentía la
desolación de la pérdida, la confirmación de que todo estaba perdido y
de que sólo había que abrazarse al fallo de la Justicia como se aferraba
a los discos de Selena, un fallo que sería un bálsamo, un consuelo ante
tanto dolor, ante tanta sinrazón. Nada de ello traería a Selena, nada de
ello cambiaría nada. Mónica tenía terror al “día después”, cuando el
fallo que esperaba fuera favorable fuera dictado, la gente festejara
(“¿Qué habría para festejar?”, se decía Mónica) y luego volviera a sus
casas, y la realidad de sus vidas cotidiana los avocara a sus “problemas
de siempre”, cuando fueran llamados por “otros problemas de su interés”,
cuando volvieran a admirar a otros cantantes, a otros artistas … ¿Dónde
estaría Selena? ¿Qué lugar pasaría a ocupar en sus vidas? Esas preguntas
atormentaban a Mónica. Ella sabía que alguna vez eso podría pasar y para
Mónica eso era intolerable, simplemente intolerable … En el medio de la
cobertura del juicio vio con indignación que algunos vendían remeras de
Selena pero con esa imagen que era imposible ver, con esa imagen que
terminó propinándole esa insensata y odiosa mujer … Mónica quedó
estupefacta. No podía creer que algunos seres humanos llegaran a hacer
esto … en el nombre del mercado y de “tener que vivir de algo”. Tampoco
podía entender que la gente comprara eso. Podía tal vez entender que
para muchos la muerte no era tan terrible, que en México hasta fuera
motivo de festejos y de reunión de buenos recuerdos. Podía entender que
algunos hasta las exhibieran para mostrarles a todos lo que alguien le
había hecho a su Selena, como una forma de hacerles recordar a jueces,
abogados y periodistas lo que había sucedido y que jamás el paso del
tiempo lo haría olvidar … Pero esa imagen … Era mostrar el horror, era
mostrar una imagen que Selena jamás quiso mostrarle a nadie. Era la
admisión de la derrota, era aceptar que eso le habían hecho a Selena …
Mónica sabía los esfuerzos que había hecho Selena para dar siempre una
linda imagen, una imagen que fuera el fiel reflejo de sus pensamientos,
de sus sentimientos, y de lo que ella anhelaba como artista y como
persona … Mónica sabía que Selena sólo buscaba que la recordaran con
Amor, sabía que no quería que sus asuntos privados fueran expuestos
públicamente, no quería que lo bueno o lo malo de su vida común afectara
su humor ante la gente. Sabía de las expectativas y de lo que esperaban
sus fans de ella y entendía que Selena siempre dejaba sus asuntos
íntimos a un lado para que no influyeran en su relación con la gente.
Sabía que Selena siempre tendría una sonrisa, un beso, un abrazo
preparados para su gente. Sabía que Selena quería que su imagen no
trastocara su relación con los que la amaban tanto. Selena no quería que
la gente se llevara una mala impresión de ella … Y ahora pasaba esto.
Tantos años, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cariño para que todo
termine así y todos se lleven la peor imagen … Para Mónica no era justo.
Era indignante, doloroso, inconcebible para una mujer de sólo 23 … casi
24 años. Un día Mónica fue hasta Corpus Christi e hizo lo que nunca
quiso hacer. Fue al Gravesite, fue a visitar a Selena en ese lugar que
ella no quería reconocer, que no quería admitir. Le escribió unas
palabras, le llevó las flores blancas, las preferidas de Selena. Cuando
quiso leerle lo que le había escrito no pudo, se puso a llorar, se
arrodilló ante el Gravesite y sólo dijo: “Por qué, Selena? ¿Por qué a ti
si tú no habías hecho nada más que dar Amor?”. Luego de un largo rato de
silencio y de llanto, Mónica se juramentó que nunca se olvidaría de
ella, que siempre la esperaría … pero también se dijo que se vengaría de
los que le hicieron eso y de los que le seguían haciendo tanto daño.
Cuando terminó de decirlo una fuerte lluvia le golpeó la cara con
fiereza. Era como si Selena le hubiese contestado, como si alguien le
hiciera recordar ese nefasto día y la volviera a la realidad, a esa
realidad de una lluvia que le quitó la alegría a tanta gente y dejó a un
mundo sin Selena … Mónica estuvo un largo tiempo más al lado de Selena
en el medio de una lluvia torrencial. Sólo se fue cuando paró de llover,
cuando Mónica no tenía más fuerza para seguir llorando. Y se fue
esperando que por allí a la vuelta a su Houston se enterara de que todo
había sido una pesadilla, sólo una pesadilla. Aún faltaban los alegatos
finales, aún faltaba la sentencia y las repercusiones. Pero a Mónica eso
no le importaba más que lo que había sentido ese día en el que fue a
visitar a Selena. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que
saber lo que será el futuro, cuando todos se acostumbren a vivir en un
mundo sin Selena, cuando todos sepan que habrá que seguir con sus vidas
y que el sueño … que el sueño terminó. Que todo fue bonito mientras duró
y que todos deban contentarse con eso que dejó Selena en poco tiempo.
Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que ver lo que no se
quiere ver, sentir lo que no se quiere sentir, oír lo que no se quiere
escuchar … Allí estaba Mónica … Allí estaba sola con Selena en Corpus
Christi, mientras todos, absolutamente todos, estaban pendientes de lo
que estaba pasando en Houston, todos miraban la televisión, todos veían
y escuchaban a gente que hablaba, opinaba, y hablaba y hablaba ... Gente
que desfilaba por allí y por allá aprovechando su momento. Todo indicaba
que la vida y el espectáculo debían continuar … “No, no puede ser feliz
con tanta gente hablando, hablando y hablando a su alrededor”, se decía
Mónica, sin saber por qué lo decía o no sabiendo tal vez si eso lo había
escuchado alguna vez y de dónde. Mónica emprendió el camino de vuelta a
Houston sin saber qué le depararía el destino y sin importarle mucho el
saberlo…
Cuando Mónica llegó a su ciudad vio al mundo
convulsionado. Se estaba por llegar a la sentencia y todos estaban muy
tensos. Mónica no quería mirar y escuchar más, pero no podía dejar de
hacerlo. Le era imposible. Ella también buscaba una respuesta, una
explicación, un consuelo a su inmenso dolor. Pero permanecía lejos de
las inmensas concentraciones alrededor de los Tribunales. No quería
formar parte de ese espectáculo. Compartía con muchos el dolor …
Seguramente si estuviera allí gritaría lo mismo que ellos, cantaría las
canciones de Selena, insultaría a esa mujer, clamaría por justicia y por
algo más, pero no podía formar parte de eso. Sentía que si iba,
manipularían su dolor, exhibirían con morbo su desesperación, formaría
parte de un espectáculo del que tanto ella como los otros fans, como el
periodismo, los abogados y los jueces, eran los “protagonistas”. Y
Mónica no quería formar parte de eso, no quería que la usaran, no quería
utilizar a Selena para sentirse que ella era lo más importante de todo
ese espectáculo … No. Para Mónica la protagonista era Selena, lo único
importante allí, y Selena no estaba, y por no estar ella veía algo
inverosímil. Mónica sentía el dolor de ver y de sentir cómo la ausencia
de alguien cambia todo, cambia todo de un modo tan radical, tan abrupto.
Antes todo era alegría, espontaneidad, verdad, sinceridad, trabajo,
constancia, esperanza, pureza. Ahora todo era tristeza, impotencia,
dolor, hipocresía, circo, morbo, falsedad, mentira. El mundo estaba
cambiando y lo era para peor. Mónica había empezado a ver el futuro
hacía rato, concretamente desde el 31 de marzo, y lo que veía era la
muestra más acabada de lo que estaba viviendo desde aquel día. Caras
extrañas en las pantallas, gente que no tenía ni idea de Selena hablando
con autoridad sobre ella, periodistas especulando, sobre todo esa mujer
que no paraba de insinuar qué escondía Selena detrás de su sonrisa y
dando a entender que por allí esa mujer podría ser inocente. Hubo varios
momentos en los que Mónica se salía de sus casillas indignada por lo que
estaba pasando, por lo que se decía, por lo que se especulaba. En un
instante se entera de que el abogado defensor de esa sabandija dice:
“Estoy seguro de que si Selena apareciera por esa puerta de entrada a la
sala abrazaría a mi defendida y la perdonaría. Si ella estuvo aquel día
acompañándola al hospital para que se curara de sus dolencias, ¿por qué
no haría una cosa así?”. Mónica no quiso escuchar más. Ni esperó la
contestación de nadie. Sólo se incorporó frente al televisor y dijo:
“¿Pero tú qué crees que era Selena? ¿Una ingenua? ¿Acaso una tonta? ¿A
cuento de qué la perdonaría? ¿Crees que Selena le diría: “Gracias por lo
que me has hecho. Me has hecho partir rápido de este mundo para ver
cuanto antes a nuestro Señor. ¡¡Claro, claro que te perdono!! ¿Cómo no
te voy a perdonar? ¡¡Sí, ya sé!! Me traicionaste, faltaste a la verdad,
calculaste fríamente el asesinato. Esperaste pacientemente el momento en
el que viniera a solas para verte. Me hiciste dar vueltas por la ciudad
para armarte una coartada perfecta y demostrar que todo estaba bien
entre nosotras ese día. Pensaste en todos los detalles para asesinarme.
Buscaste la mejor manera de herir a mi padre y nada mejor que matarme a
mí para ello. Ni siquiera fui para ti la figura principal de la
historia, siendo que supuestamente eras la presidenta de mi club de
fans. No. Sólo fui un medio, una excusa, una forma de destruir a mí y mi
familia, a años de lucha por llegar a la cima del modo más honesto, con
trabajo y dedicación … ¡¡Pero claro que te perdono!!! ¿Cómo no lo voy a
hacer? Si hasta quisiste rematarme cuando pensaste que habías fallado,
pues para ti yo tuve la osadía de irme de esa habitación, irme de tu
locura, de tu mentira, de tu engaño, en busca de ayuda, en busca de los
millones que me querían, irme de ese lugar en connivencia con el enemigo
más temido. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si hasta tuviste la frialdad de
ver mi sangre desparramada por tu habitación, por el parque, por los
pasillos, en tus propias narices y no hiciste nada. Te habrás reído al
notar que aún huyendo lo habías logrado y te volviste a tu habitación
devenida en color rojo de mi sangre para pensar en un plan B, para
pensar en parapetarte en tu camioneta, fingir en que te suicidarías y
luego decir que eras inocente. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si ahora sé
cómo le das letra a esa periodista para insinuar cosas, para manchar mi
buen nombre y honor, para manchar a mi familia, para sembrar dudas y
tratar de justificar tu aberrante acto. ¡¡Sí, mujer, te perdono!! Ya
mismo le pido al Jurado que te suelte y te deje en paz como a mí, y
mientras tanto … ¡¡ven, dame un abrazo, dame un buen abrazo con tus
manos llenas de sangre, de mi sangre, a la espera de otro disparo que te
asegure de que no vuelva más a cruzarte por tu camino!!”? ¿Pero por
quién la toman? ¿Pero por quién toman a mi Selena? Selena era una
excelente mujer, una artista inigualable, una adorable persona, pero no
era una tonta. ¿Me entienden? ¡¡No era una tonta!! ¡¡No era una
ingenua!! Como cualquiera de nosotros también se enojaba, se indignaba,
tenía sus días de furia. ¿Cómo creen que tomaría las cosas Selena si
estuviera aquí entre nosotros si ella odiaba la mentira, la falsedad, la
traición? ¿Qué creen qué haría Selena? ¡¡Seguro que no sería cómo esa
psicópata ni como tantos otros!! ¡¡Seguro que la ignoraría, dejaría de
hablarle no sin antes decirle lo que tendría para decirle, lo que
pensaba de toda esa situación!! Más bien lo que yo te preguntaría,
señorcito abogado defensor, es qué harían ustedes si se les apareciera
Selena por esa puerta, con qué cara la mirarían si es que alguien se
atreviera a hacerlo. Más de uno huiría, empezando por esa mala mujer,
que seguro le robaría el arma a un policía para intentarlo de nuevo.
¡¡Vamos, dime abogadito!! ¿Qué crees tú que haría Selena si apareciera
por esa puerta y te mirara a los ojos? ¡¡No!! ¡¡No me lo digas!! ¡¡No
necesito que me contestes!! ¡¡Ya sé tu respuesta!!”, dijo con furia
Mónica y arrojó lo primero que encontró a su mano, un florero, que
estrello contra la pared. Ella quería estrellarlo contra el televisor,
pero tuvo mala puntería y dio en otro blanco. “¡¡Ojala, ojalá esa loca
hubiese tenido la misma puntería que yo!!”, gritó Mónica y cayó al piso
de rodillas y puso sus manos sobre su cara estallando en un largo y
ruidoso llanto. En el medio de su inmenso dolor, escuchó que el fiscal
Valdez le había contestado al abogado defensor: “Si Selena entrara por
esa puerta eso significaría que este juicio no tendría sentido, pues
ningún acto se habría cometido que justificara nuestra presencia aquí…”.
Mónica celebraba esas palabras pero no pudo dejar de llorar, pues en
definitiva esas palabras tampoco la traerían a Selena, pues en
definitiva nada tendría sentido pues Selena jamás entraría por esa
puerta. “¡¡Ojalá, ojalá ese tonto tuviera razón!! Ojalá Selena
apareciera por esa puerta … Entonces yo correría, correría a abrazarla y
a sacarla de ese maldito lugar, de este mundo ingrato, le haría ver que
ella no está sola, que no estará nunca sola si ella sólo se rodea de la
gente que realmente la quiere, y la hecho famosa y querida. Ojalá el
señor fiscal tuviera razón. Ojalá apareciera Selena y nos demostrara a
todos que toda esta pesadilla nunca fue real, que nunca vivimos esto,
que Selena nunca pasó por algo tan impropio a su figura, a su Amor, a su
alegría. ¡¡Ojalá Selena apareciera y nos devolviera la sonrisa con su
mejor imagen, en vez de dejarnos con el dolor de esa imagen que me quedó
grabada en mi mente y no me la puedo ni olvidar ni quitar!!”.
Las cartas estaban echadas. El jurado estaba por reunirse
para deliberar y dar su dictamen. Pero antes de eso, el Tribunal
permitió que el padre de la insensata se dirigiera al Jurado y le diera
su última palabra, su última súplica. Les habló de ser buenos
cristianos, de que debían saber perdonar, de que Dios los estaría
observando, de que ellos debían poner en práctica su fe a la hora de
juzgar a su hija, que ella era inocente, que todo fue un accidente, una
terrible equivocación, que todos amaban a Selena, que nadie le quería
hacer daño … Mónica meneó varias veces la cabeza, abrió y cerró varias
veces sus ojos, caminaba para uno y otro lado, y tardó en decirse algo
al respecto. Le hacía ruido pues en definitiva se trataba de un padre, y
que por más que su hija fuera una mala persona no dejaba de ser su hija,
pero pensaba … “¿Con qué derecho le habló al Jurado así? ¿Cómo pone a
Dios en el medio de todo esto? ¿Por qué quiere infundir miedo al Jurado
dando a entender que si son buenos cristianos ya saben lo que tienen que
hacer? ¿Acaso los extorsiona como seguramente los extorsionaba esa
psicópata a Selena y su familia? ¿Cómo alguien en el medio del dolor
puede decir eso? ¿Por qué dice que su hija es inocente si no lo es, y si
lo fuera no es él el que lo debe decidir? ¿Qué hubiese pensado él si el
Señor Quintanilla hubiese hecho lo mismo? ¿Acaso no lo acusaría del
mismo modo que lo hizo su hija mientras estaba parapetada en el auto
supuestamente tan dolida por lo que había hecho y tan dispuesta a
matarse pero con la total lucidez como para hacer largas diatribas y
discursos insinuando que el padre de Selena la llevó a eso? ¡¡Ya me
parecía!! Ya me parecía raro siempre verlos juntitos, siempre calladitos
como si alguien les ordenara que no dijeran nada salvo contraorden y que
ese alguien no fuera precisamente el abogado defensor. Esa mala mujer
los manipula como a todos y ellos son simples marionetas que dicen lo
que esa psicópata les ordena. ¡¡Ahora entiendo todo!! Ya los veo. Ya los
veo hablando con esa periodista sugiriéndoles cosas, haciéndose las
víctimas, actuando con el dictado de la que le quitó los sueños a Selena
para que esa oportunista se convierta en su portavoz, en la difusora de
la ‘otra historia’. Y ya la veo a esa periodista accediendo a todo, con
tal de tener el suficiente material para llevar ‘primicias’ a su
programa de televisión que le hagan tener mil puntos de rating ... Una
alianza. Una alianza por conveniencia perfecta. ¡¡Sí, ya los veo!! Ya vi
cómo exhiben cosas de Selena con cualquier pretexto y seguro que no las
van a devolver. Seguro que dirán: ‘Exijan que las devolvamos y nosotros
hablamos’. ¿Y de qué cuernos quieren hablar? ¿Con qué más nos querrán
extorsionar? ¿Qué? ¿Qué van a decir? ¿Van a seguir con la historia de
ese doctor y de dar a entender otras cosas? ¿Eso es obrar de buenos
cristianos? ¿Ellos piden que los demás tengan una conducta que no
tienen? ¡¡Sí!! ¡¡Ahora entiendo todo!! Ahora comprendo que calculen bien
cuándo decir las cosas y en qué momento. ¡¡Cómo son los manipuladores!!!
Resulta que viven hablando pestes de los Quintanilla, que no dicen la
verdad, que actúan en “bloque”, que ocultan cosas … ¿Y ellos qué hacen?
¿Acaso lo que le endilgan a los Quintanilla no es lo que ellos realmente
hacen? ¡¡Es notable!! Es notable cómo invierten las cosas. ¡¡Ahora
resulta que condenan a los otros por cosas que ellos hacen!! ¡¡Ahora
entiendo!!! Ahora entiendo por qué insólitamente el abogado defensor
pidió que la exoneren por la acusación máxima, cuando su táctica de
distracción hablando del mal proceder policial y de insinuar que la
Fiscalía no tenía pruebas suficientes para condenar a su defendida le
estaba dando buenos resultados, por lo que podría alargar más el juicio
y lograr que hasta la condenen a esa loca por mucho menos años si ponen
a consideración todas las acusaciones en su contra por igual. ¡¡Ya me
parecía!! ¿Por qué un abogado tomaría una decisión que lo perjudica a él
y a su defendida en un momento en el que está remontando una situación
casi imposible de levantar? ¡¡Pero está más que claro!! A esa psicópata
no le importa una condena moderada aunque saliera libre en pocos años.
No. ¡¡Claro que no!! Y no lo hace precisamente porque se siente
inocente. Ella quiere volver a su plan original. Ella imaginaba
asesinarla, y luego pensaba clamar ayuda y su inocencia con Selena allí
en su habitación. Pero Selena le arruinó el plan en su último acto. Ella
se había imaginado pidiendo su inocencia sin que ningún testigo pudiera
probar qua había hecho algo malo a Selena y más cuando muchos declararan
haberlas visto a los dos juntas antes en un hospital en una actitud
normal. Era un plan perfecto. Ella se iría inocente y se reiría de los
Quintanilla. Pero algo le falló. ¡¡Claro que le falló!! Y esa mujer no
se da por vencida. ¡¡Una psicópata nunca se da por vencida!! ¡¡No!!
¡¡Claro que no!!! No le interesa una pena moderada pero declarada
culpable. Ella quiere que la declaren inocente, tal cual lo planeó … No
le importa que la situación sea diferente. No le importa lo que logre su
abogado. ¡¡Le importa que su abogado haga lo que ella quiere!! A final
ese supuesto prestigioso abogado se ha convertido en una marioneta más.
Terminó haciendo lo que ella quería aplicando la lógica de todo
psicópata: ¡¡a todo o nada!! … Blanco o negro. Azul o amarillo. ¡¡Nunca
gris!! ¡!Nunca verde!! Esa loca sólo quiere refregar su “inocencia” a
los Quintanilla. Esa psicópata sueña con decirle al padre de Selena:
“¡¡Sí, sí!! ¡¡Yo lo hice!! ¡¡Yo te quité a tu hija y nunca podrás
hacerme nada!!”. Me dan asco, me dan asco todos ellos que encima usan a
Dios para justificar lo que son … ¡¡malas personas!! ¡¡Malas personas
todos!! ¡¡Algún día voy a ir para allá!! ¡¡Alguien se los tiene que
decir!! ¡¡Esto no va a quedar impune!! Más allá del veredicto, ¡¡ya me
van a escuchar!! ¡¡Ya verán a Selena pasando por esa puerta!!”.
Cuando llegó el día del veredicto, Mónica se dispuso a
escuchar ese momento. No había imágenes en directo del momento, ya que
no se permitían que las cámaras de televisión registraran ese instante.
Mónica se podía imaginar la tensión del ambiente, el dolor de los
Quintanilla, las expectativas de los fans, la frialdad de los abogados,
la ansiedad de esa asesina para ver si por allí el plan resultaba
perfecto. Mónica no podía dejar de oír ese momento único en el que tal
vez se podía reparar algo de lo que se le había hecho a su Selena. En un
principio, ella había decidido no escuchar nada, encerrarse en su cuarto
escuchando la música de Selena para después poner tímidamente la
televisión y ver allí qué se había decidido. Hasta había planificado
escuchar todos los discos de Selena sin parar y luego, casi con un miedo
rayano al pánico, encender la radio o la televisión ... Pero no pudo.
Cuando empezó a escuchar el primer disco no podía dejar de pensar que al
mismo tiempo se estaba dando el resultado de la votación, y eso le
provocaba un nudo en el estómago y que su mente sólo pensara en aquello,
en qué se había decidido. Dejó que se terminara uno de los temas y apagó
el aparato reproductor de cds para empezar a escuchar el resultado.
Cuando encendió la televisión vio la cobertura de los medios en las
calles, con una multitud de gente que sólo esperaba un resultado, una
votación, un destino. Miraba a esa gente, que era su gente, podía
imaginarse entre ellos llorando, cantado, esperando y sintió una gran
angustia. Se preguntó qué sería de todos ellos cuando todo hubiese
terminado, cuando ya nada los congregaría más que el dolor, cuando nada
más quedara por esperar. Mónica se puso a llorar desconsoladamente
poniendo sus manos sobre su cara y ésta sobre sus rodillas. ¿Qué podía
esperar Mónica? Toda esa gente junta y Selena no estaba. Toda esa
expectativa y Selena no saldría a cantarles. Toda esa emoción y Selena
no saldría a ofrecerle su mejor sonrisa. ¿Qué importaba todo esto? ¿De
qué servía esperar algo que no cambiaría nada, absolutamente nada? El
resultado, la sentencia … Eso era cierto. Pero eso era un consuelo. Si
se hacía justicia, la alegría sería pasajera y la realidad volvería
sobre sus vidas. Selena sólo estaría en los discos, en los conciertos
pasados, en las fotos … Y nada más. Esa asesina lo había logrado. Los
había dejado huérfanos. Y allí estaba. Esperando si la inocencia la
podía hacer reírse en la cara de todos. Pero Mónica sabía que igual se
las ingeniaría para reírse de todos aun en la derrota de la sentencia.
Ya se las ingeniaría para blasfemar, para decir que es inocente, para
apelar el fallo, para convocar a esa periodista con el fin de decirle
que tiene secretos que confesarle. “¡¡Sí, ya lo hará, seguro que lo
hará!!”, pensaba Mónica. Y a todos los que amaban a Selena sólo les
quedarán recuerdos, imágenes que se irán borrando con el tiempo, con una
Selena que cada vez aparecerá más lejana, más distante, más atemporal.
Seguramente se harán películas, se escribirán miles de libros, se harán
millones de homenajes … ¿Y qué importaba? Siempre sería un consuelo. Un
terrible consuelo. Mónica se desesperaba porque luego del veredicto,
todos entenderán que Selena ya no volverá y ya no habrá otro motivo para
convocarse. Mónica entendía que a partir de ese día todos los que amaban
a Selena se convertirían en la protagonista del tema “Fotos y
recuerdos”. Y nada más triste, nada más impactante que la realidad, nada
más doloroso que asumir la realidad de no tener nunca más a Selena.
Mónica miró la televisión con lágrimas en los ojos y pudo apreciar que
las imágenes se habían detenido en un grupo de fans que se aferraban a
fotos, remeras y objetos de Selena ante la inminencia del anuncio del
fallo. Mientras ello sucedía, los conductores del programa decían que
seguramente condenarían a esa mujer pues el testimonio clave de uno de
los testigos que llegó a ver cómo la asesina salió de su cuarto para
dispararle por segunda vez a Selena y que desistió de ello al verla tan
ensangrentada era fundamental para la decisión del Jurado. Los
periodistas decían que el testigo quedó entre asombrado por la frialdad
de esa mujer para dejar de apuntar el arma, y volverse a su cuarto como
si nada hubiese pasado, y descompuesto al ver ese cuadro en el que
predominaba el color rojo, rojo de sangre en el que la asesina se movía
como si fuera agua la que estaba pisoteando. Mónica se imaginaba la
escena y no podía dejar de sentir esa mezcla de dolor y de furia.
¿Alcanzaría con una reclusión perpetua? ¿Alcanzaría con darle la
posibilidad de vivir a una mujer que no tuvo compasión en quitarle la
vida a otra de sólo 23, casi 24 años? Mónica no podía dejar de
imaginarse lo que debió haber sentido Selena en ese momento, mezcla de
dolor, de angustia, de sensación de impotencia ante el inminente final.
Mónica no podía dejar de imaginarse a Selena llorando mientras pedía
casi en silencio ayuda, ayuda en el medio de la soledad, de tanto dolor.
Mónica lloraba y quería sacarse esa imagen tan dolorosa, pero no podía,
ciertamente no podía. Instintivamente fue a la cocina y tomó un cuchillo
y se lo guardó en una de sus carteras. No podía explicarse por qué lo
hacía, pero sentía la necesidad imperiosa de guardarlo allí, por las
dudas … De pronto Mónica escuchó un griterío infernal. Fue corriendo al
living de su casa y vio a miles de fans de Selena gritando, saltando,
celebrando. Estaban todos abrazados mientras un titular del noticiero
decía que el Jurado había hallado a la asesina culpable y que la
condenaba a reclusión perpetua. Mónica se reía y lloraba a la vez. No
podía dejar de sentir alegría por ver que al menos esa mujer se pudriría
en la cárcel mientras que a la vez las lágrimas le dictaminaban que
nunca estaría feliz del todo, que se sentiría siempre sola y que nunca
su sonrisa sería plena por no tener a Selena feliz con ella. Como una
media hora después vio que en la televisión comenzaban a hacerse los
análisis pertinentes de lo que fue el juicio, y notó con mezcla de
extrañeza y pavor que esa periodista decía no entender la reacción de la
gente pues no había nada que celebrar, que no había motivo por el cual
la gente podía festejar como un triunfo deportivo el hecho de que a la
asesina la encarcelaran, que le parecía un típico acto de barbarie y de
una sociedad no civilizada. Mónica podía entender el hecho de que no
había motivo para celebrar, pues esa sentencia no traería a su Selena.
Pero Mónica sabía que esa periodista no lo decía por eso, lo decía por
otro motivo, lo decía tal vez porque la persona a la que ella había
apostado había perdido. “¡¡Sí, ya sé!! Ahora me dices que no hay motivos
para celebrar. ¿Qué te pasa? ¿No te ha gustado que la condenaran? ¿A que
si hubiese sido declarada inocente saldrías con una sonrisa amplia en tu
boca diciendo: ‘¿Vieron? Yo fui objetiva. No como el resto de los
periodistas que la condenó a esa mujer de antemano. Yo siempre dije la
verdad. Yo aposté a no dejarme llevar por la marea y gané. ¡¡Ahora haré
valer el prestigio que logré apostando!!’? ¿Acaso no es por eso que
pides mesura? Estoy de acuerdo contigo de que no hay motivos para
celebrar. Pero no por tu motivo, por tu motivo egoísta y ególatra.
¡¡No!! Yo no tengo motivos para celebrar a los gritos pues nada de eso
me traerá a Selena. Por eso no celebro. ¿Pero sabes? Aun así estoy
contenta, ¡¡muy contenta!! Porque se hizo justicia, porque esa pérfida
se pudrirá en la cárcel. Por eso estoy feliz aunque sea por un instante.
¡¡Pero no te preocupes!! Con sólo verte me doy cuenta de qué paño eres.
Ya ganarás el suficiente dinero como para hacerte todas las cirugías
estéticas que quieras. Estoy segura de que en unos años te volverás loca
por hacerte varias y tendrás el suficiente dinero para hacerlo. Y sé con
qué dinero lo lograrás … ¡¡No, claro que no!! No saldrá de tu labor de
periodista, ni de productora ni de nada de lo que haces. ¡¡Claro que
no!! Lo harás con el dinero que te dará hablar de Selena, de escribir
sobre Selena, de todo lo que dirás con la ayuda de esa pérfida, del cual
no dudo de que te dará el suficiente material como para blasfemar sobre
Selena, y de sembrar
cizaña
y de dudas sobre su imagen. ¡¡Sí, lo sé!! ¡¡Lo sé todo!! ¡¡Ya verás!!
Mientras esa asesina se va a encargar desde la cárcel a decir cualquier
mentira sobre Selena y de todos los Quintanilla, tú te encargaras de
ponerlo sobre un artículo periodístico, sobre un libro o sobre un
especial de televisión. Ya me veo cómo vas a hacer cualquier cosa para
obtener una entrevista con ella. ¡¡Lo puedo ver en este mismo momento!!
Y buscarás en cada homenaje sobre Selena insertar cualquier noticia que
siembre dudas sobre ella y para dar a entender que la asesina no es tan
mala como parece. Y lo dirás hasta que uses a todos los protagonistas y
los dejes cuando ya no te sirvan más. Entonces te llenarás de dinero y
con la excusa de cambiar de aire para que no te hablen siempre del
‘bendito tema de Selena’, harás otra cosa para ‘lavar’ tu imagen, para
hacer un papel de mujer tierna y sensible …. Ya me veo que harás un
libro infantil o algo así. ¡¡Podría jurar que vas a hacer eso y mucho
más!! No te importa Selena. Sólo te importa el dinero y la fama, esa
fama que Selena se ganó con Amor y honestidad. Si admiraras aunque sea
un poquito a Selena, entenderías esa euforia, esa alegría que esconde
tanto, tanto dolor…”.
Mónica decidió de pronto salir. Tenía ganas de expresar,
de decir lo que sentía públicamente, pero no deseaba sumarse al grueso
de la gente para decir lo que expresaban todos. Quería decir y hacer
determinadas cosas, y efectuarlas a quienes correspondiera. A Mónica no
le alcanzaba con decir lo que decían todos y que sólo fuera un número
más para los medios, para la Justicia, para todos estos “nuevos
protagonistas”. Ella quería ser su propia voz, ser una voz que expresara
su dolor, que expresara que la única protagonista de esta historia, tan
hermosa como dolorosa, era Selena. No quería erigirse en su nombre, no
deseaba protagonismo alguno, sólo quería ser el instrumento de su
recuerdo, la figura que denunciara que Selena estaba allí, bien allí,
cuando muchos aprovechaban el tumulto, el dolor y la desesperación para
desviar el tema y hablar de otras cosas, tan intrascendentes como
mórbidas, de asuntos que ponían a Selena como una mujer más que tuvo esa
suerte de trascender como esa desgracia de que le quitaran todo. Mónica
sabía que empezaba otra historia, una historia en la que debía poner a
Selena por encima de todos y de todo, una época en la que había que
poner las cosas en su lugar ... Por eso no iba a permitir que se
olvidaran de Selena, que tergiversaran su figura, que la tomaran como
una perdedora, que tomaran su imagen a la ligera. No … Eso no lo iba a
permitir. Fueron 7 meses de mucho dolor e iban a venir años y años de
desconsuelo y de soledad. A Mónica no le importaba su desconsuelo ni su
soledad. Sí le importaba dónde estaba Selena desde ese nefasto día y por
qué. Sí le importaba lo que fue y lo que pudo haber sido. Le importaba
que las cosas quedaran claras, y que el buen nombre y honor de Selena se
mantuvieran inalterables. Mónica no podía olvidarse de que Selena estuvo
sola ese día, sola, triste, engañada y lastimada, muy lastimada.
Imaginaba que por allí estaría Selena en la soledad de su nuevo hogar
esperando que alguien se acordara de ella no sólo para los aniversarios
y para las festividades ... Eso lo podía hacer cualquiera .... Mónica
suponía que Selena esperaba que alguien hiciera algo para que la
siguieran queriendo, para que no la dejaran sola, para recibir aunque
sea parte de ese Amor que ella dio sin esperar nada a cambio … Pero para
eso tenía que poner las cosas en su lugar. Salió rápidamente a los
Tribunales de Houston. Una fuerza irrefrenable la llevaba a ese lugar.
Conscientemente no tenía claro a qué lugar iría específicamente y para
qué, pero en su inconsciente todo lo tenía claro, muy claro. Cuando
llegó al lugar vio a ese mundanal de gente que variaba su conducta de la
alegría al dolor, de la risa al llanto … Mónica pudo sentir la energía
de esa gente y también sintió ese inicio de una etapa y la culminación
de otra. “¡¡Pobre gente, pobre yo, pobres nosotros!! ¿Qué será de
nosotros mañana cuando nos demos cuenta de que Selena sólo es un
recuerdo cada día al despertar?…”, se dijo Mónica y volvieron sus
lágrimas a su rostro sin perder su paso firme … vaya a saber a dónde. En
su camino se encontró con el abogado defensor. Avanzó sobre él hasta
estar cara a cara con él. “¿Cómo puedes? ¿Cómo duermes cada noche
después de defender a gente como ésa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”, le
dijo Mónica desafiante y vehementemente. Ella pensó que el abogado
reaccionaría, o que algunos de sus ayudantes se interpondría para
increparla o para pedir ayuda policial … Pero nada de eso ocurrió. El
abogado sólo bajo la vista, avanzó lentamente y alcanzó a decirle
delicadamente volteando su cabeza: “Lo siento. Así somos los abogados.
Sólo cumplimos con nuestro deber…”. Mónica no quiso seguir por temor a
desatar un escándalo y porque sentía que tenía otra cosa más importante
que hacer. Fue yendo hacia uno de las puertas laterales del Tribunal
hasta que de pronto vio que la Familia Quintanilla en pleno se iba
rápida pero ordenadamente del lugar para elaborar un duelo más en sus
vidas. No iba a decir nada pero justo vio que A.B. miró para su lado en
busca de ver vaya a saber qué. Mónica alzó su mano y la agitó para que
lo viera: “¡¡A.B.!! ¡¡A.B!! Te acompaño en el sentimiento. Quiero a
Selena y haré lo que sea para que no se olviden nunca de ella y para que
la recuerden con Amor. ¡¡Te lo prometo!!”. A.B. asintió con una leve
sonrisa y siguió sus pasos. Mónica entendió ese gesto y siguió su marcha
en busca de sus destino. Cuando estaba por ingresar a una puerta de
acceso restringido, alguien tocó su espalda. Mónica se sobresaltó pues
creyó que era un policía, pero para su asombro no lo era … ¡¡Era A.B!!
“Vine a buscarte sólo para decirte gracias. Me sentí culpable por mi
pobre saludo, pero entenderás por lo que sentimos todos…”. Mónica se
abrazó fuertemente con él mientras lloraba en silencio, como A.B. Cuando
pudieron recomponerse, A.B. le dijo: “Sólo te pido un favor. No olvides
lo que me has dicho hace un rato. Lo mejor que se puede hacer por mi
hermana es recordarla con Amor. Eso es lo que ella hubiera querido…”. Y
con un gesto dulce y lleno de lágrimas que le decía en silencio “Ahora
me tengo que ir…” se despidió de ella dándole besos al aire, como lo
hubiera hecho Selena. Mónica se quedó un largo rato petrificada mirando
a A.B. cómo se lo llevaba su padre y luego la nada misma … Tardó en
reaccionar. Sólo un grito de un fan que decía: “¡¡Allí sale la asesina!!
¡¡Allí sale!!” la despertó de su sueño sin soñar, y sin esperar a ver
dónde estaba y para qué se adentró por esa puerta secreta, y caminó y
caminó. Cada tanto escuchaba voces, gente que apuraba el paso con
órdenes constantes y voces llamativamente bajas. Mónica llegó a un
amplio pasillo en el que no había nadie. Se podía sentir hasta el
silencio. Ella estaba por irse por otro camino hasta que de pronto un
ejército de policías apareció al fondo de ese largo pasillo. Las luces
de sus linternas la enceguecieron y el griterío la ensordeció.
“¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Rápido!! ¡¡Aprovechemos que los otros ya los
distrajeron!!”, decía uno de ellos. Mónica se quedó a un costado y vio
que esos policías iban escoltando a alguien a quien no podía ver. Pensó
que era el Juez o algún miembro del Jurado. Pero cuando todos estuvieron
más cerca, pudo ver de quién se trataba ... Una sensación de asco se
apoderó de su cuerpo e instintivamente apretó su cartera. Quería correr
hacia ella pero no se animaba, no tanto por encararla sino que por lo
lúgubre del lugar temía que si aparecía de golpe los policías le
dispararían al instante. En ese momento a Mónica se le ocurrió una idea.
Fue sigilosamente hacia la puerta en la que irían los policías y fingió
como que entraba a ella. Se presentó al jefe del operativo con su mejor
sonrisa diciéndole que era asistente de la Mesa de Entradas del
Tribunal, que debían esperar su autorización para salir de allí y que
ella era responsable de que la rea estuviera en la mejor de las
condiciones al momento de abandonar el lugar. El jefe del operativo
accedió gentilmente pero le pidió chequear el dato con las autoridades
del Tribunal. A Mónica eso la inquietó pero no le importó. Lo suyo iba a
ser rápido y expeditivo. Cuando se dieran cuenta de la situación, todo
habría terminado ... Ella se dirigió a la asesina hasta que se puso
frente a ella. Ésta le sonrió. Mónica también. “¿Sabes quién soy?”, le
dijo y abrió su cartera. Estaba por hacerlo hasta que detrás de la
asesina se le apareció una figura que la detuvo. “¡¡No, Mónica, no lo
hagas!! ¡¡Tienes razón!! ¡¡Nunca la voy a perdonar!! ¡¡Nunca!! Si
apareciera por esa puerta créeme que le diría lo que pienso, pero no la
lastimaría. No me pondría a su altura. Ya sabes. Si yo apareciera, ella
huiría y lo intentaría de nuevo … por la espalda … otra vez ... ¡¡No,
Mónica!! ¡¡No lo hagas!! No vale la pena. No repararías nada y tú
estarías en la cárcel como ella. ¿Eso es lo que quieres? ¿Acaso eres
como ella? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer. Acuérdate de lo
que le has dicho a mi hermano. Recuerda lo que él te pidió a ti.
Recuérdame con Amor. Es lo único que te pido. ¡¡Así no estaré nunca,
nunca sola!!”, dijo y desapareció. Mónica supo que era Selena. Fue un
segundo, sólo un segundo, que no lo notaron ni la rea ni los oficiales.
Mónica volvió a ver a la asesina, quien la miraba con una sonrisa
irónica demostrándole que no sabía quién era ni que le importaba. “¿No
sabes quién soy, no? Pues yo sí sé quién eres … ¡¡Una psicópata
asesina!!”, le dijo y le encajó una enorme bofetada que la tiró al piso.
Los oficiales se abalanzaron sobre Mónica y se necesitaron seis personas
para contenerla. “¿Y sabes qué? ¡¡Si no fuera por Selena ni contarías el
cuento!!”, y se puso a llorar con furia y sin consuelo “¡¡A mí no me
tienen que contener!! ¡¡Yo no soy el peligro!! ¡¡La asesina es ella,
oficiales!!”, dijo Mónica a los gritos. Los oficiales se la llevaron
rápido a un calabozo. Como a las dos horas se le acercó el Jefe de
Policía de la ciudad, abrió la celda, le dio un beso y la acompañó a la
salida. “Escúchame, Mónica … Sé lo que sientes y entiendo lo que pasó.
Sólo te pido que de aquí en más si vas a ser algo por Selena sea para
bien. Todos estamos dolidos, pero lo que has hecho no tiene sentido.
Tuviste suerte de que no pasó nada, que no sacaste el cuchillo de tu
cartera, que sólo te vieron los oficiales y qué sólo le diste ese
cachetazo. Para todos aquí no pasó nada. No te preocupes por ella. Por
algunas prebendas en la cárcel esa loca accederá al olvido … y a
cualquier cosa ... Pero te pido que te quedes tranquila si la quieres a
Selena … A propósito, ¿qué te hizo no tomar el cuchillo y sólo darle la
bofetada? Como estabas, todo hubiera indicado que…” … “que la hubiese
acuchillado. Entre nosotros, lo confieso. Lo hubiese hecho … Pero …
Selena me hizo recordar que ésa no era la manera de castigar a esa
persona. Estoy segura de que Selena tampoco la perdonaría pero no haría
lo mismo que hizo esa psicópata…”, le contestó Mónica. El oficial la
dejó salir y se despidió de ella con una sonrisa y diciéndole:
“¡¡Cuídate!!”. Mónica salió del lugar con otra sonrisa: “¡¡Lo haré!! Se
lo prometo. ¡¡Por Selena!!”.
Cuando Mónica estaba por irse de los Tribunales vio que
esa periodista estaba aún en el lugar. La notó riéndose, festejando del
rating obtenido y por la fama que esto le daría. Mónica se le acercó
sonriendo hasta que la tuvo cerca, bien cerca. “Podrás ser muy famosa,
pero jamás le llegarás a los pies a Selena. Eso es lo que te perturba.
Eso es lo que no toleras. Que no te quieran a ti como la quieren a ella.
Supongo que destilarás tu envidia en tus programas de televisión, en
algún artículo, en algún libro. ¿Sabes qué? Eres despreciable, tan
despreciable como la asesina. ¡¡Suerte en la entrevista que le harás en
el futuro!!”, y le dio un beso y se fue. La periodista se quedó entre
desconcertada y furiosa, pero no atinó a nada. No quería que por
denunciarla se supiera lo que se decía de ella. Mónica se fue, esta vez
con una sonrisa. Le haría caso a Selena, le haría caso a A.B. Ya se
había desahogado. Ya había sacado de sí todo su rencor, todo su odio,
todo lo malo. Ahora quedaba en ella todo su Amor, todo el cariño que le
tiene a su Selena. Sólo le quedaba recordarla con afecto, sólo le
quedaba la ardua tarea de que nadie se olvide de Selena y de que no la
dejen nunca, nunca sola…
(A todos los que amamos a Selena nos queda esa sensación
de mezcla entre Amor y odio … Amor a Selena … Odio a esa psicópata … Son
sentimientos que no se pueden evitar … Pero lo bueno con Selena, como
todo en la vida, es hacer prevalecer lo que nos hace bien, dar Amor sin
esperar, dar cariño por sobre todas las cosas. Y el odio, el odio que lo
tengan los otros, que se lo apropien ellos. Y cuando uno tenga esos
sentimientos, siempre viene bien un grito a la distancia, un insulto al
aire o a uno mismo, decirle a esas personas con actos y hechos lo que
son, y si es posible en la cara … Eso sí, con todo respeto … Nada más.
Nunca ponerse a su altura. Y que eso sólo dure un instante. Pues hay
poco tiempo para hacer cosas buenas. Y mucho para las malas. Que los
demás aprovechen su tiempo que los que amamos a Selena tenemos mucho por
hacer en tan poco tiempo, ese poco tiempo que tuvo Selena y que
aprovechó tan bien con tanto Amor, con su Amor…)
Selena … Gracias a ti recuperé el Amor … El Amor que ha
generado tu Amor…
Ese Amor,
tu Amor, que desafía toda realidad, Selena…
Cuando abrí el diario hoy y vi el titular en tapa “Selena
vuelve” quedé estupefacto. Pues la foto que acompañaba a ese titular no
era la de Selena, la de nuestra Selena, la única Selena, sino la de
Selena Gómez, que se presentaba por segunda vez en mi país … Soy sincero
… En un principio no quise mirar la tapa, luego sólo me fijé el texto
que acompañaba a ese titular y nuevamente vi la foto. Y maldije una y
otra vez que con tanta liviandad el diario hablara de “Selena”, como si
fuera habitual que a Selena Gómez se la denominara “Selena” solamente, a
secas, como si no hubiera otras, como si no hubiera en realidad una
única Selena, Selena Quintanilla, la Selena que no queremos tener que
aclarar de quién se trata cuando hablamos de ella, la Selena que tenía
esa magia que sólo ella poseía, esa magia que cautivó a tantos, que
fascinó a muchos, que enamoró a todos. Pobre, Selena Gómez. Ella no se
merece ni nuestro rencor ni nuestra frustración por no ver a nuestra
Selena allí en la tapa. Ella, de hecho, tiene ese nombre gracias a su
padre, que era un gran admirador de Selena, a tal punto que no tuvo que
pasar lo peor para ponerle ese nombre a su hija. Se lo puso cuando
Selena era la artista tejana más querida y afamada sin discusión, y aún
le faltaba un trecho para convertirse en la gran artista internacional
con un enorme futuro. Pero así era Selena, así siempre fue Selena. Ya
generaba esa admiración, esa fascinación. Por esas épocas recién estaba
siendo sensación en Monterrey con sus éxitos “Como la Flor” y “La
carcacha”, pero ya generaba un cariño y una admiración que sólo lo
pueden entender quienes aman y quieren a Selena por lo que era como
artista y lo que representaba como persona. Sólo así se entiende que
padres como el de Selena Gómez le pusiera el nombre de esa enorme mujer
sin que a su esposa en aquel entonces le pareciera mal, o le generara
enojos o celos en aquellos tiempos. Eso no pasaba pues todos amaban a
Selena y todos entendían ese sentimiento que se expresaba, entre otras
cosas, con el acto de ponerle el nombre de Selena a sus hijas. Eso
también demostraba que no tenía que pasar lo peor para que a alguien se
le ocurriera homenajear a Selena de esa forma, con ese sentimiento.
Selena era ya por 1992 lo suficientemente querida y famosa como para que
tuviera semejantes muestras de afecto. Están equivocados los que piensan
que Selena tuvo notoriedad en el mundo con su desgracia. Por el
contrario, la desgracia puso en evidencia la admiración que tenían
millones y millones de personas por Selena. Si no hubiese sido así, la
tragedia hubiese ganado la tapa de los diarios y la atención de la gente
por un tiempo nada más, y sólo se hubiesen acordado de Selena como “un
caso policial más”, y cuando ya no se tuviera más que decir, Selena se
hubiese perdido en la neblina del caso y del polvo del paso del paso del
tiempo, pero no fue así … Cuando un pueblo, toda una comunidad queda
impactada por un suceso, jamás lo olvida y hasta recuerda bien qué
estaba haciendo cuando todo ello sucedió. Nadie olvida qué estaba
haciendo uno cuando, por ejemplo, sucedió el terrible atentado contra
las Torres Gemelas. Nadie se olvida cuando hay un hecho, positivo o
negativo, que queda como marca de fuego en nuestras vidas. Y en el caso
de Selena, nadie de los que la han conocido cuando ella triunfaba y se
ganaba los corazones de cada uno de los que la admiraban, ha olvidado lo
que estaba haciendo en aquel triste día en el que esa psicópata
insensata nos quitó para siempre a nuestra Selena. Miles de escritos,
miles de relatos ilustran lo que pasaban por sus vidas cuando los agarró
aquella noticia que nunca hubiesen imaginado y querido escuchar …
Recuerdo un escrito en el que el protagonista se estaba duchando y que
de pronto escuchó que alguien anunciaba la triste noticia y que no podía
creer que esa locura hubiese sucedido. Luego relataba con precisión cómo
de pronto la música de Selena había inundando las cadenas de radio y de
televisión, mechada con las noticias que venían de Corpus Christi
mientras la gente iba en procesión para despedir a Selena entre
consternada, al borde del ataque de locura, con llantos ininterrumpidos
y los deseos de que alguien le dijera que todo ello no había sucedido,
que nada podía ser cierto. Hace poquito escuchaba a Raúl de Molina, el
conductor del programa de Univisión “El gordo y la flaca”, diciendo que
él no podía dejar de sentir que todo lo sucedido hace 16 años parecía
que hubiese ocurrido ayer y que él recordaba perfectamente lo que estaba
haciendo aquel día. No dejaba de pensar que estaba en Acapulco y que
hacía muy poquito había tenido oportunidad de entrevistarla. Antes de
eso, el conductor recordaba tiernamente que Selena casi lo mata en la
entrevista pues él la había hecho mostrar todo el local de “Selena Etc.”
y no le había comprado nada … Creo que cuando recordamos a Selena nos es
inevitable acordarnos tiernamente de lo bueno como también recordar con
pavor y tristeza lo malo. Muchas veces se ha pretendido con Selena que
sólo se la recuerde con lo bueno y se olvide de lo doloroso. También
hubo otros con malas intenciones que sólo quisieron resaltar el morbo
que producía sólo hacer hincapié en las preguntas que generaba el “caso
policial” y no tener piedad con esa hermosa persona que no podía
decirnos su versión de los hechos, que la habían dejado sin voz y sin
sueños … Es imposible amar a Selena olvidándose de su destino. Esas
palabras del conductor de “El gordo y la flaca” así lo certifican. Todos
recuerdan lo que hicieron aquel día, todos retienen en sus mentes
aquellos momentos en los que eran felices con Selena y que de pronto en
un minuto todo cambió y la alegría nunca fue plena, el mundo jamás fue
el mismo … Tal vez nos detenemos en ese instante pues quizá hubiésemos
querido saber o tener la intuición de que algo iba a pasar y que de
alguna manera podíamos haberlo evitado. ¿Cuántos habrán pensado en si
hubiesen tenido al menos la mínima sospecha, si al menos hubiesen
pensado que a Selena había que cuidarla como la flor más preciada que
haya dado este mundo? ¿Cuántos habrán querido volver el tiempo atrás
para impedir tamaña locura, semejante insensatez? Creo que todos deben
haber pensado aquel día cómo la vida puede valer poco y mucho a la vez,
cómo a veces hay que saber parar un minuto en nuestras vidas y valorar
lo que se tiene o pensar en lo que nos pone realmente felices para ir en
busca de ello, o de cuidarlo si ya lo tenemos. Creo que aquel día mucha
gente sintió ese cimbronazo y dio cuenta de lo que se había ido y que no
supieron o pudieron cuidar, o que tal vez no tuvieron conciencia de ello
… o de que, dada la edad de Selena, ni se les ocurrió de que podría
pasar tal cosa, que con Selena había mucho, mucho tiempo. Y tal vez,
como decía aquella canción que supiera cantar Selena, nadie toma
conciencia de que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, con lo que
uno quiere, con lo que uno desea, con felicidad, con alegría, con
esperanza, con pasión. Vivir, pero vivir como si fuera el último minuto
de nuestras vidas. Vivir, sabiendo que lo que se deja para mañana será
muy tarde pues ese mañana no existirá y ya no habrá tiempo para
remediarlo…
Todos tenemos estos sentimientos encontrados a la hora de
hablar, de escribir, de expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena
… No … La culpa no la tiene Selena Gómez … Lo que sucede es que el éxito
de Selena Gómez, emparentado con el hecho de que ella viene de la mismas
tierras de Selena, de que tiene su nombre gracias a ella y de que va
saliendo de su adolescencia, nos da cuenta del paso del tiempo, nos da
cuenta de la realidad … Efectivamente, lo que le pasó a Selena no fue
ayer, fue hace ya 16 años ... Tal vez a más de uno le genere mucho dolor
tener que aclarar que cuando se habla de Selena se habla de Selena
Quintanilla. Tal vez a más de uno le genere dolor saber que para las
nuevas generaciones Selena es … Selena Gómez. Y esa sensación es más
evidente en países como en el que yo vivo. En Argentina no se conoció a
Selena. Apenas por 1995 sabían de ellas sus fans. Los medios
prácticamente no hablaban de ella. Apenas si algún canal de televisión
internacional de música pasaba algún video de ella. Luego de aquel
triste día los grandes medios sólo hablaban de la tragedia, de aquella
mujer joven que tenía todo el futuro por delante, que venía triunfando y
que nada la detenía hasta que ocurrió lo inconcebible, lo nefasto … Para
mi país Selena fue sólo “el caso policial”, que se potenció aun más con
la muerte de Gilda un año y medio después. Hablar de Gilda era hablar de
Selena en Argentina. Así la conocí yo. Por querer saber lo que le había
pasado a Gilda me enteré de lo de Selena. Cuando supe de su desgracia
nunca más me pude despegar de ella. Me era inentendible comprender esa
mezcla de conceptos terribles dados y expuestos en un mismo día:
asesinato-mujer joven en su mejor momento-presidente de su club de
fans-tiro en la espalda-motel. Así estuve por años en los que sólo quise
tener respuestas a mis preguntas consternadas sobre lo que había pasado,
respuestas que nunca hallé. Tuvo que venir la masividad de la era
informática para acceder a ella, pero hasta allí mi país sólo conoció
bien a Jennifer López, la artista que se hiciera famosísima luego de
interpretar la película “Selena”. Y ahora mi país conoce bien a Selena …
Gómez, que aparece en las tapas de los diarios, de aquellos diarios que
nunca dieron cuenta de Selena, de mi Selena, de la única Selena.
Recuerdo con tristeza que cuando quise buscar algo de Selena en el
archivo informático de uno de los principales diarios de mi país lo
primero que hallé fue un reportaje a Jennifer López en 1997 a propósito
del inminente estreno de la película “Selena”. ¡¡Y pensar que por
aquella época hasta en Estados Unidos era más conocida Selena que
Jennifer López!! … No hace mucho, una persona en el trabajo me preguntó,
con cierta malicia, si la foto de Selena que tenía como fondo de
pantalla en mi computadora era de la Selena que había visto en infinidad
de afiches en mi ciudad … Esa persona se refería a Selena Gómez, cuando
hizo su primera visita a mi país. Recuerdo que le contesté con
vehemencia que no tenía nada que ver, que ella era otra y le dije lo ya
conocido por mí. Pero al decirlo me sentí triste, impotente, desdichado.
Me sentí como peleando contra los molinos del viento, me sentí solo
recordando y admirando a alguien que ya no está, a alguien a quienes
muchos asocian con pasado, con tragedia, con derrota … Me sentí como el
protagonista del tema “Fotos y recuerdos”, que más que describir a
Selena, describe a los fans y admiradores de Selena luego de la
lamentable e increíble pérdida: “Tengo
una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota,
ya se está borrando, por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo
lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de
ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De
ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo
fotos y recuerdos. Tengo una foto de ti. Que beso cada noche antes de
dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos”.
Esta canción fue una de las últimas que grabó Selena y describe como
nadie
a esos que la aman pero a la vez que sólo le quedan de su
Amor sólo “fotos y recuerdos”, esos admiradores que tienen recuerdos de
Selena que los hacen tan felices, que guardan sus fotos y todo lo que
pertenece a ella como lo más preciado que hayan tenido jamás, como lo
único que le queda en la vida, como lo único que quieren conservar.
Todos los que amamos a Selena nos sentimos identificados con esa letra
que cantara Selena como si fuera una premonición … Ver a Selena cantando
con alegría ese tema en el programa “Padrísimo” el 8 de marzo de 1995
nos lastima. En lo personal no puedo evitar pensar en cómo no se dio
cuenta, en cómo no pensó en esas palabras que estaba cantando, aunque
ese pensamiento sea un absurdo, un producto de mi propia desesperación
de no verla a Selena entre nosotros, de mi propia negación de la
realidad. No puedo evitar pensar en que esa letra es el sentimiento vivo
de todos los que nos sentimos solos con la ausencia absurda de Selena.
Recorrer cada letra, cada canción de Selena es como vivir cada paso en
esa vida de Selena, en esa vida tan corta y tan intensa, en esa vida tan
llena de ilusión y de sueños tan vilmente cortada, en esa vida tan
pasional y con tantas ganas de hacer ... Es escuchar esas canciones y
sentir que son mensajes del destino, llamados desesperados que nos dan
pistas de lo que va a pasar, de lo que puede suceder … Creo que después
de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo el mundo dio cuenta de esa
dura realidad y se aferró como pudo a Selena con lo poco que nos había
dejado y cada uno quiso dejar testimonio de lo que sentía por ella, de
expresar lo que para cada uno significaba semejante artista. De allí
vino la cantidad enorme de niñas que nacían por esos días y que pasaron
a llamarse Selena. De allí se explica las enormes caravanas de gente
para darle el último adiós o para certificar si aquello tan doloroso
podía ser cierto. Si para el conductor del “El gordo y la flaca” le
parece que fue ayer que ocurrió es porque aún no se puede entender que
haya pasado, que aún queremos creer que eso no sucedió, que alguna vez
nos levantaremos y veremos a Selena sonriendo otra vez para que recién
allí podamos seguir nuestras vidas como si nada … Si a mí me preguntaran
qué estaba haciendo aquel 31 de marzo tendría que decir que no lo
recuerdo, pues yo no sabía de la existencia de Selena. Apenas si unos
meses atrás había visto un video de Selena sin saber que era ella, que
me enteré de su existencia por Gilda, que me enteré por la desgracia,
que supe de ella con una imagen que nunca quiso dejar y un destino que
Selena nunca deseó transmitir … Pero cuando la conocí y me quedé
deslumbrado por lo que era Selena como artista y como persona, pasé por
lo mismo que los que la conocieron … Quedé deslumbrado y lamenté como
nadie su ausencia…
Sé que la realidad y el paso del tiempo me dejan sin
ninguna esperanza, sin ningún argumento, sin ninguna ilusión … Pero creo
que ese paso del tiempo, el ver el Amor de Selena reflejado en sus
canciones, en sus actuaciones, en sus vestimentas, en sus sentimientos,
en esas ganas de vivir y de hacer, en esas fuerzas por demostrar que un
mundo es posible, potencian mis ganas de recordarla, mis ganas de
decirle al mundo que Selena es mi modelo, que Selena es mi identidad,
que Selena me representa totalmente. No faltará algún tonto que me diga:
“¿Cómo? ¿Te identificas con una mujer? ¿Selena es la persona con quien
te sientes representado?”. Ante esa pregunta tan pequeña yo sólo puedo
decir: “¡¡Y claro!! ¿Cómo no me va a representar? Si ella es todo, todo
lo que yo hubiese querido hacer, el modelo para lograr todo del modo más
honesto, del modo que se emparenta con la verdad, con el empeño, con lo
genuino, con lo auténtico, con el trabajo, con dar todo sin esperar
nada. Y por eso me resisto al paso del tiempo, me resisto a la idea de
que no debo recordarla pues ya todo pasó y me refrieguen en la cara qué
terminó pasando por ser como fue Selena … Y la verdad, la verdad es muy
difícil ... Uno mismo vive la cruel realidad de la respuesta de mucha
gente por demostrar que se puede avanzar en la vida siendo uno mismo,
diciendo la verdad, no siendo falso, hipócrita o mentiroso. Sí … Yo
puedo asegurar acabadamente las consecuencias que se padecen por ser
franco en la vida, por decir lo que uno piensa de las cosas, por hacer
lo que uno quiere sin esperar la aprobación de los demás. Las respuestas
pueden ser muy crueles. A veces pienso que Selena fue víctima
precisamente de ello. Selena era distinta, Selena no le mentía a nadie,
no buscaba engañar a su público dando una imagen engañosa de ella.
Selena buscó que la amaran todos tal cual era ella, y como Selena era
todo Amor, ¡¡vaya si logró lo que realmente quería!! Se me dirá que por
una psicópata no se puede generalizar, pero también es cierto que el
tiempo y lo que nos pasa en la vida nos hace desconfiados .... Selena
era muy joven … Ella desconfiaba, como cualquiera, pero todavía tenía
ese empuje que le daba la juventud, esas ganas, esas fuerzas que la
convencen de que se puede con todo, de que nadie, absolutamente nadie,
nos puede detener … Selena no había tenido experiencias muy fuertes que
la hicieran ser más precavida, que la hicieran pensar un minuto antes de
actuar, que le hicieran ver las cosas de un modo más realista y no con
toda la carga de su fuerza arrolladora. Si hubiese sentido eso,
seguramente ese 31 de marzo no hubiese ido a ese maldito motel para
encontrarse con esa pérfida … Selena sólo tuvo esa experiencia una vez,
y esa vez se la llevó de este mundo … Aún puedo ver su cara de
consternación, de desorientación y de enojo por lo que veía, escuchaba y
sentía cuando en esa mañana del 31 de marzo en la sala de guardias del
hospital acompañaba a esa psicópata para que la revisaran y curaran sus
“dolencias”. Aún puedo ver que Selena comenzaba a darse cuenta de la
mentira, de la falsedad y de la crueldad de la gente recién ese día y
acaso puedo ver que no sabría, ante su desorientación y confusión, cómo
salir de todo ello estando sola, tan sola … Tal vez si hubiese pasado ya
por esa mala experiencia, Selena se hubiese ido sin dar explicación,
haciendo caso omiso de los “ruegos”, de los gritos, de los pedidos, de
las exigencias … Cuando uno aprende, incluso desde muy pequeño, como me
ha pasado a mí, que lo malo puede estar al acecho y muy cerca, que
cualquiera puede lastimar y mucho a alguien, sabe que de determinadas
cosas hay que saber irse a tiempo, incluso huir llegado el caso, incluso
pegando un portazo si cabe hacerlo. El tiempo o las experiencias nos
ponen en guardia de muchas cosas feas, muy feas, y nos salva de destinos
terribles, incluso el de la muerte. Selena no pudo salir de eso,
lamentablemente, como tantos otros … Lo supo en su dimensión ese 31 de
marzo, y por confusión y hasta por respeto no se quiso ir, ni quiso
huir, ni deseó dar un portazo. Quiso despedirse de esa pérfida del modo
en el que siempre se manejó con sus 23 … casi 24 años ... Llevándola al
motel de vuelta, diciéndole las cosas de frente, devolviéndole el anillo
… Pero … Te lo digo a ti, Selena … Sí, ahora quiero hablarte a ti … Sí,
te lo digo a ti … Es bueno ser así en la vida. Yo soy como tú, Selena.
Así me manejo en la vida, pero hay gente que no hay que tratarla de esa
manera. Se puede ser abiertamente honesto con quien es honesto, se puede
decir la verdad a quien no miente, se puede ir de frente con gente que
no nos espera con un cuchillo bajo el brazo … Porque cuando uno se
percata de que alguien nos está engañando, si uno se da cuenta de que
aquel en quien tanto confiamos nos hace algo muy feo, es mejor alejarse
y no volver nunca más, en mejor irse y no hablar más nada … No hay más
nada que explicar … Es mejor hasta parecer desconsiderado y cruelmente
despiadado llegado el caso. Es mejor eso, siempre eso, cuando nos
encontramos con la realidad que apenas nos muestra la punta del iceberg
pero no el iceberg en su totalidad. Y si uno lo quiere ver en su real
dimensión hay que saber pegar el volantazo a tiempo, hay que saber tomar
la decisión que más se ajusta a uno, en esos momentos límite hay que
saber que lo único importante es uno y no mostrar ningún sentimiento a
los demás … a sabiendas de que el otro actuará sin compasión ante
nosotros y sin saber con qué límite, si es que hay un límite. Pero tú,
Selena, tú no lo hiciste. Te entiendo, Selena … Tú eras llena de Amor,
tú ibas a pelear por tus ideales hasta las últimas consecuencias. Te
entiendo, Selena … Pero si acaso tú hubieses actuado con tu cabecita,
con lo que te marcaba la realidad y no con el corazón, con tus
sentimientos, con el sentimiento siempre a flor de piel, hoy estarías
entre nosotros y te vería en la tapa de los diarios, y yo podría verte,
pedirte un autógrafo, abrazarte y decirte que te quiero mucho … Eso
hubiese querido que pasara, Selena…
Pero claro, Selena era otra persona, diferente de todos
nosotros, y creo que en realidad si hubiese actuado de otro modo aquel
nefasto día nos hubiera desorientado y mucho. Selena fue consecuente con
sus ideales y con sus sentimientos de principio a fin. Nos dio todo. Nos
dio su talento pero también nos dio su ejemplo. Y cuando uno quiere a
Selena por lo que representaba es difícil, casi imposible, abandonarla.
Yo en lo personal no puedo, no podría siquiera pensarlo. Y no se trata
de saber que la realidad nos indica que Selena ya no está y que no
escuchará nuestros ruegos, no sentirá nuestro cariño, no podrá ver todo
lo que hacemos por ella. Se trata de que no la podemos dejar sola, no
podemos no seguirla acompañando, de que tenemos la esperanza, la enorme
esperanza de que algún día nos encontraremos con ella … Es difícil, muy
difícil para mí … Yo no soy creyente … Creo que lamentablemente somos
uno más en este planeta y que así como vinimos así nos iremos. Y no es
sencillo transitar la vida con esa concepción de la vida … Hasta uno
preferiría que las cosas fueran distintas, muy distintas, tener la
certeza de un Dios, saber que hay algo más que la terrible realidad, la
única que sabemos cuando uno se va de este mundo. En lo personal, y a
esta altura de mi vida, eso se me hace difícil de sobrellevar pero uno
se acostumbra, pero si eso mismo lo traslado a Selena me es francamente
intolerable … Creo que el destino de Selena me ha hecho aun más
escéptico, menos esperanzador. Me resulta muy injusto, si es que fue
así, que alguien superior le haya diseñado esta vida a Selena, por más
cosas lindas que haya vivido, por más que haya tenido un propósito.
Selena hizo mucho, demasiado sacrificio para llegar al lugar en el que
estaba, para estar en ese lugar que se lo ganó ella solita con su
talento, con su trabajo, con sus ganas, con su simpatía, con su lealtad,
con su buena predisposición. Creo que es muy injusto que a alguien le
hagan hacer tantas cosas, lo hagan pasar por tantas pruebas, lo hagan
desafiar miles de retos para después hacerle ver todo lo que está
logrando, todo lo que puede ser y hacer, todo el camino que le espera,
para luego decirle que se tiene que ir de esta vida para un propósito
elevado, superior, trascendental, espiritual. ¡¡No!! Me niego a pensar
que alguien superior le haya hecho esto a Selena … Nada más inhumano,
nada más sádico, nada más injusto que haberle hecho esto. No, un Dios no
haría esto. Por eso supongo que me cuesta creer en Él. Si hay algo que
más me perturba del destino de Selena, y lo que más me atrajo de su
historia que me hizo obsesionar por encontrar una explicación, es que
Selena ni es que no logró nada o por el contrario logró todo, no es que
era una desconocida o era ya hiperfamosa a nivel mundial, no es que iba
en un bus en busca de un sueño o ya iba por todo el mundo paseando su
fama. No. Selena quedó en el medio. Vio el éxito y se asomó a la fama.
Advirtió en el lugar en el que estaba parada y sabía cuál era el próximo
paso. Es como ver a Selena en una colina en lo alto de la ciudad,
habiendo llegado a ese lugar por mérito propio, y contemplar todo lo
logrado desde lo alto, el lugar en el que está, gozar del camino logrado
a ese objetivo, mirar la luna y saber que se puede llegar a ella y gozar
de un nuevo camino que la lleve a ella y saber que no será imposible,
que lo logrará, que seguro lo conseguirá por su propio mérito … hasta
que alguien la empuja y la hace caer desde lo alto de la colina y de
pronto Selena advertir en unos pocos segundos que el fin llegará sin
saber nunca por qué, por qué si ella lo tenía todo … Por qué si Selena
lo había logrado, si ella iba por más, por mucho más. Selena vio lo que
logró, pero también vio lo que iba a lograr. No estaba lejos, estaba
cerca, muy cerca. Vio la costa desde el mar, desde la embarcación … Sólo
había que avanzar un poquito más, sólo un poquito más … Creo que por eso
me digo todos los días por qué, por qué, no encuentro respuesta y me
resisto a esa realidad. Ya dije que a duras penas puedo sobrellevar y
aceptar lo que me espera … pero no puedo aceptar lo de Selena,
precisamente por lo que había logrado, por lo que era ella, por lo
encantadora de mujer que fue … No … Selena no puede tener ese destino
que me marca la realidad. Que lo tengan los demás. Que lo tenga yo …
Pero no que lo tenga Selena. Por eso no la puedo olvidar, por eso tengo
todas las cosas de ella a la vista, por eso expreso mis sentimientos
hacia ella públicamente. Ni siquiera quiero quedarme como el
protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”. Yo tengo que hacer más,
mucho más, tengo que brindarme a su recuerdo como ella lo hacía en cada
concierto, en cada presentación. Para recordarla como se debe hay que
ser como Selena, si es que uno la quiere, si es que uno la tiene en su
corazón. El que ama a Selena sabe qué se siente cuando ella llega a
nuestros corazones … Por eso mi recuerdo es resistirme a la realidad,
imaginarme que ella está en algún lado, que algún día pasará algo y el
destino, nuestro destino, el destino de Selena, cambiará. Y mientras
tanto hacer todo por ella para que nunca se apague su estrella, para que
Selena no se vaya nunca. Sé que soy amante de las causas perdidas … Pero
prefiero luchar esperando que alguna vez, y más en el caso específico de
Selena, esa suerte cambie y se dé la única victoria que vale, el único
triunfo que importa. No hay nada más lindo que hacer algo todos los días
por Selena en la convicción de que es lo mínimo que podemos hacer por
ella en este contexto, en esta densa y dura realidad. No hay nada más
lindo que tener las fotos de Selena exhibidas públicamente, no hay nada
más lindo que hablar de ella, lo que se siente por ella, lo que genera
Selena, y más decirlo en mi país que casi no la conoció. No hay nada más
lindo que escribirle regularmente algo, escribir sobre ella, escribir
historias que se relacionen con ella, escribirle poniéndose en su piel y
expresarlo, escribirle para decirle “Selena, estoy aquí, lo has logrado
a pesar de todo, lograste que aunque más no sea crea en algo en este
mundo al que le queda poco por creer”. Selena es tan maravillosa que ha
logrado que un escéptico y un tremendista como yo aún crea en algo, aún
sienta que hay esperanza… Y si me pasa eso es sólo por su mérito, sólo
por su Amor. Selena es ese ser maravilloso que dejó tanto cariño y
ternura que aún se puede seguir sintiendo todo lo que ha transmitido
como oleadas que vienen cada tanto, como el viento que nos mueve el
cuerpo para atrás con su aparición y nos hace estremecer … Selena es
eso, una hermosa persona que nos hizo más felices y si nos sentimos
tristes es porque precisamente no está. Selena nos sigue diciendo algo,
nos dice algo con lo que nos dejó, pero también por lo que cantó. Si
alguna vez ella cantó “Yo
fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella
quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te
necesito, no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has
olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí. Yo
fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vio
partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No
puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues
siendo mi amor”, ¿cómo yo me voy a quedar con los brazos cruzados y no
hacer nada? Selena me dejó todo y si hay algo que no quiero pensar es
que Selena sienta que la hemos abandonado, que no le retribuimos todo el
Amor que ella misma nos dio. Esas palabras rondan en mi cabeza, pues sé
muy bien que se fue de este mundo con ese miedo, con esa incertidumbre,
con ese dolor. Yo siento que Selena está por allí diciéndonos algo y
esperando, como cuando estaba en este mundo, que le demostramos que
estamos allí recordándola, como una forma de demostrar el mismo Amor que
se le expresaba con un aplauso, con un saludo, con una sonrisa, con un
pedido de autógrafo o de una foto, cantando con ella en un concierto,
abrazarla y decirle “gracias”. Es imposible no pensar que Selena está
presente en algún lado, en la canción que canta una persona mientras
trabaja, en la sonrisa de un niño, en el sueño de una persona cuando
emprende un noble propósito. Es cierto lo que dice A.B.: que JLo se
quedó con la sonrisa de Selena luego de haber protagonizado la película
en su recuerdo … Cuando veo o escucho “American Idol” y oigo las risas
de Jennifer López, no puedo dejar de reírme pues pienso en Selena … pero
luego vuelvo a sentir como cuando vi aquel titular del diario hablando
de Selena Gómez … Aún me sigo preguntando cómo Selena se nos fue, cómo
nos la quitaron, cómo se llevaron nuestra alegría, nuestro Amor, nuestra
esperanza. Y por más que lo pensemos, por más vueltas que se le dé,
jamás entenderemos semejante cachetada del destino, ese camino que nunca
debió haber transitado Selena, una imagen final tan impropia, tan
injusta, tan desfasada respecto de todo lo hermoso que ella nos dejó y
transmitió…
Es contra esa imagen que debemos luchar todos los días,
pues para colmo de males, y como si le faltara algo más a nuestra
Selena, los que la amamos no podemos abstraernos de la realidad de lo
que ha pasado pues hay más de una foto que nos certifica la imagen más
cruel, la imagen que muchos con total impunidad y morbosidad han
mostrado hasta el cansancio, como queriéndonos decir: “Aunque no la
quieran ver así, ahí la tienen. ¡¡Véanla!!”. Desde mi humilde lugar les
pido encarecidamente a las autoridades de youtube y de cualquier página
de Internet que por lo menos tengan piedad de nosotros, y sobre todo de
Selena, y no muestren esa imagen como entrada a un video sobre ella, que
la dejen en el interior, que adviertan que hay imágenes que dolerán al
admirador de Selena … ¿Qué necesidad hay de mostrar esa imagen que sólo
nos recuerda el dolor, el destino cruel de Selena? Esa imagen no agrega
información, por lo que es innecesario mostrarla, salvo que seamos tan
perversos, tan sádicos, tan insensibles. Esa imagen da cuenta de algo
que ya sabemos … ¿Para qué mostrarla? … A veces me pregunto por qué el
padre de Selena tomó esa decisión, por qué le hizo caso a los fans de
que querían verla para certificar que es cierto que Selena estaba allí
... Era entendible lo que sentían los fans, ¿pero no alcanzaba con decir
lo sucedido y exhibir el dolor propio para convencerlos y de que no
insistan más? ¿Nadie pensó que podían registrarse imágenes de ese triste
momento? … No entiendo por qué el padre de Selena cedió justo en eso. No
entiendo pues el padre cuando no desea hacer algo que dañe la imagen de
su hija no lo realiza … Siempre imaginé que cuando él decidió “ceder” lo
hizo porque quiso pensar que por allí, que quizá, aquellos fans tenían
razón, que tal vez Selena no estaba allí, y con el susto y la
consternación insólitamente volverían las esperanzas ... Me imagino
viendo al padre de Selena cerrando fuertemente los ojos y escapándose
lágrimas por debajo de sus anteojos cuando certificó que nada había
cambiado, que la verdadera pesadilla recién comenzaba, que lo peor no
había pasado, pues esa imagen le hacía ver que debía cuidar más que
nunca a su familia, que más que nunca debía proteger la imagen de
Selena. Si hasta allí Selena siempre buscó que su imagen fuera el fiel
reflejo de lo que ella era en realidad, ahora era su padre quien debía
armar de nuevo esa imagen de Selena para enfrentar a quienes le hicieran
preguntas, buscaran una respuesta, una explicación. El padre de Selena
sabía que al ver a Selena allí lo destruía pero no podía permitirse
caer, no podía él llamarse a abandono pues tenía a su esposa y a sus
otros dos hijos destruidos y desorientados, como lo estaba también
Chris, el esposo de Selena. Tal vez el padre de Selena sabía que no
podría evitar los comentarios, las sospechas, las insinuaciones, las
malas intenciones a la hora de explicar lo que había sucedido, pero el
poner todas las fuerzas en lograr dar una explicación de lo sucedido
antes de que lo hagan los demás le daba una ventaja: todo lo que viniera
después sería en respuesta a lo planteado por él. Todos tendrían primero
la versión de los Quintanilla antes de los demás. Eso les permitió por
unos años que la gente se convenciera de ese relato, de esa realidad, de
ese destino. Luego vinieron más versiones, algunas con buenas, otras con
malas intenciones, que sólo pusieron en evidencia las mismas dudas que
todos tuvieron desde aquel nefasto 31 de marzo. Hoy la gente se terminó
de convencer qué es lo creíble y lo que no, pero sigue sintiendo que hay
un eslabón perdido, que hay algo que falta en este relato, que hay algo
que no se sabe y que explicaría acabadamente por qué no se pudo evitar
que Selena fuera feliz, triunfadora, con sus sueños y sus anhelos bien
cumplidos. Ya el padre de Selena anunció que hará un dvd explicando lo
que pasó ese día en el entendimiento de que la gente se pregunta aún por
ella y por ese nefasto día. Es una deuda con los fans, pero sobre todo
es una deuda para con Selena, pues ella fue la única víctima de esta
historia tan increíble como triste, tan brillante como desgarradora. Si
somos conscientes de ello sabremos que aún nos falta mucho por entender
y explicar…
Y mientras tanto ello sucede, la única tarea que nos
queda, la única labor que nos lleva las 24 horas del día, los 365 días
del año, es seguir recordando a Selena, pero haciéndolo activamente,
dinámicamente, con nostalgia, con alegría, con tristeza, pero también
con ganas de hacer todo para que se la recuerde siempre a pesar del paso
del tiempo, que se la recuerde como algo hermoso y victorioso a pesar de
lo que sucedió, pues no sólo hay que resistirse al paso del tiempo, hay
que resistirse a la idea impuesta por tantos acerca de que los buenos
ejemplos son sólo los que triunfan, los que llegan a la fama, los que
venden más, los que generan más ganancias. Eso es un concepto, en el
mejor de los casos, erróneo. Y en el peor, de lo más denigrante. No es
mejor el que tiene más dinero, no es más dichoso el que más fama tiene.
A pesar del destino cruel, alguna vez debemos aprender que el verdadero
exitoso, el que realmente triunfa, el que es realmente un ejemplo es
aquel que llega al corazón de todos, el que logra que todo el mundo lo
ame y lo considere. Que no sólo se es triunfador por lo que se tiene
sino por lo que logra de los demás. Selena siempre quiso que la
quisieran y que la amaran por lo que ella era, y para eso dio todo de sí
y se mostró tal cual era. Cuando uno ve que el paso del tiempo no hizo
olvidar a Selena sino todo lo contrario, eso demuestra con satisfacción
cómo Selena llegó al corazón de la gente, cómo conquistó el cariño de la
gente, cómo logró todo lo que se propuso con tanto Amor desplegado por
doquier. Pero con eso no alcanza. Alguna vez tenemos que pensar, debemos
pensar, debemos convencernos de que Selena está en algún lado esperando
que se le siga demostrando ese Amor que ella recibió en vida. Si somos
conscientes de ello, si seguimos actuando como si Selena estuviera entre
nosotros porque nosotros queremos creer que ella sigue estando presente
en algún lado mirándonos o pensando en que algún día ella volverá …
entonces habremos logrado el objetivo de preservar a Selena del paso del
tiempo, de las malas lenguas y de la impiadosa teoría del vencedor … y
justo es decir que así como me sacudió la realidad de ver a Selena Gómez
en la tapa de un diario, también me reconfortó que ella participara de
un nuevo disco de Selena que se hará en su homenaje con duetos de
artistas de toda índole. Y ver a Selena Gómez participando de ese
tributo como cantar en concierto temas de nuestra Selena ponen en
evidencia de que Selena sigue vigente, sigue amada, sigue considerada,
sigue siendo un ejemplo para todos, incluso para los que hoy han llegado
a la fama y bien podrían no participar de ese tributo a nuestra Selena
dando todo tipo de excusas …Es reconfortante ver a Christian Castro que
en lo personal le tengo un gran cariño y respeto pues tiene un gran
humor, y un gran y amplio gusto musical que va más allá de lo que canta,
ver que se siente orgulloso de ser invitado en este disco homenaje a
nuestra Selena … a 16 años que nos dejó. Y sé que habrá más homenajes,
más tributos, mientras haya más gente, famosa o no, que tenga ganas de
hacer algo por ella, que tenga ganas de expresarle todo su cariño y su
respeto. Si se mantiene eso, si somos capaces de decirle a Selena que la
seguimos queriendo y que somos capaces de dar todo por ella, entonces
nada estará perdido ... Sí, es cierto ... Selena no tendrá tapas que
ilustren un nuevo concierto, un nuevo cd, un nuevo dvd propio, pero
seguirá estando presentes en las Almas y en los corazones de todos los
que la supieron conocer, y mientras ello exista, Selena seguirá siendo
considerada, tendrá sus tapas de diarios y revistas, tendrá sus
merecidos homenajes, todos actos de Amor que Selena sabrá agradecer con
una sonrisa y con lágrimas en los ojos, donde quiera que esté…
Y aun así, aun con toda esta realidad, igual seguiré,
como tantos otros, dando todo por el recuerdo de Selena, en el
convencimiento de que Selena algún día volverá y nos dará la mayor de
las alegrías, no porque sabremos que volverá a actuar, que volverá a
grabar un disco o que estará de nuevo diseñando, sino porque con su
presencia todos volveremos a ser felices, dichosos por tener de nuevo a
Selena en este mundo, contentos con ver a Selena haciendo lo que le
viene en ganas hacer, viendo a Selena hacer todo lo que había soñado por
años arriba de un bus y que cuando tuvo oportunidad de realizarlo se nos
fue sin saber por qué el mundo fue tan injusto con ella … por qué, si
todo el mundo la quería, si todo el mundo sólo podía ser feliz y tener
esperanza si Selena seguía estando a su lado…
Si somos capaces de desafiar el destino, si somos capaces
de hacer de lo imposible posible, entonces sabremos que hemos logrado lo
que nos habíamos propuesto y todo será distinto, muy distinto, con
Selena, con Selena siempre al lado nuestro…
Yo sé que algún día eso será realidad. Yo sé que algún
día ella vendrá. Yo sé que el mundo algún día volverá a tener esperanza,
andando por un camino que algún día Selena nos señaló…
¡¡Que así sea!! Que así será…
Selena. Yo sólo te quiero mucho. Yo sólo quiero verte
feliz. Por eso estoy aquí…
Allá por octubre de 1995 Mónica estaba muy triste,
furiosa y consternada. Le parecía ayer cuando vio a Selena en lo que
sería su última presentación en el Festival de Calle 8 en Miami. Y ahora
tenía que ver este espectáculo lamentable, triste, que mostraban los
medios cubriendo el juicio a esa psicópata. Mónica no quería ver pero
era imposible no verlo. La ausencia de Selena la hacía aferrarse a
cualquier cosa que significaba estar cerca de ella, sumirse en su
música, en sus fotos, en sus discos, en las imágenes de algún concierto
o de alguna entrevista que dieran por televisión. Pero el dolor le daba
la otra cara, la cara de la realidad, la cara que le mostraba que Selena
no estaba más, que no volvería más, que no la podría disfrutar más. Y
cuando ese dolor emergía y no lo podía canalizar en lindos recuerdos y
en remembranzas positivas, salía lo peor de ella, salía esa parte de su
personalidad que todos tenemos pero que no queremos muchas veces
reconocer en forma pública. Y cada vez que veía a esa mujer saliendo de
la cárcel para declarar, cada vez que veía su horrible figura en los
Tribunales de Houston para defenderse de lo indefendible, sentía un
profundo deseo de matarla para vengarse de su dolor, para vengar a
Selena, para al menos hacer justicia por mano propia por haberle quitado
todo a Selena: sus sueños, sus anhelos, sus proyectos, su alegría de
vivir, sus ganas de hacer algo trascendente y honesto en esta vida.
Mónica sabía que esos pensamientos eran malos, tan malos como el acto de
esa asesina, que Dios no le enseñó eso, que no era de una buena persona
tener esos deseos, esos pensamientos, pero ella era una mujer más, una
mujer común que pertenecía a una comunidad, una comunidad que pensaba lo
mismo, que deseaba lo mismo. Y toda esa gente que lloraba en sus casas,
que lloraba en cuanto santuario se hiciera en honor a Selena, que
lloraba cuando iba verla al Gravesite, sólo quería calmar su dolor,
quería que al menos hubiera justicia, y lo menos que pedía al menos era
que ese sujeto se pudriera para siempre en la cárcel. Pero Mónica, como
tantos otros, quería más, sabía que estaba mal, pero quería la muerte,
quería ver a esa mujer muerta. Cuando la veía se decía: “¿Pero cómo
puede ser? Ella la mata y pide clemencia. Ella vive y mi Selena no, y si
no lo está es por culpa de esa mujer. Y encima veo cómo la defienden
importantes abogados, gente de ley de la más prestigiosa de todo Texas
que le da la mejor cobertura, la mayor de las garantías de defensa, el
mejor reaseguro frente a tanta gente que, como yo, la quiere linchar. Se
me dan miles de argumentos, se me dice que como está el antecedente
reciente del escandaloso juicio a O. J. Simpson hay que dar una imagen
de que esta vez se está haciendo justicia, de que si la van a condenar
hay que tener la mejor de las pruebas, hay que dar imagen en todo
Estados Unidos y en todo el mundo de que éste es un juicio serio … ¿Y
por qué no mejor reparan el juicio a O. J. si les parece malo en vez de
querer defender a esa asesina más de la cuenta? ¿Pero por qué tanto
respeto, tantos cuidados con una mujer que no respetó, ni cuidó y mató,
mató? Mató mi esperanza, mi alegría, mis ganas de vivir. Le quitó todo a
nuestra Selena, le faltó el respeto, la traicionó, le hizo todo lo peor
de un ser humano y nosotros tenemos que tener respeto, cuidado …
¿Nosotros tenemos que garantizarle los derechos que ella le quitó a mi
Selena? Encima veo cómo una periodista, fundamentalmente una de ellas,
en el nombre de la ‘objetividad’, de informar ‘fríamente’, de dar la
‘versión real de los hechos’, me da a entender de que hay que ver cómo
fueron las cosas, si por allí esa loca tuvo un fundamento para hacer lo
que hizo … ¿Pero qué me quiere decir esa mujer, esa ‘periodista’? ¿Qué
hay algo oscuro? ¿Que Selena le dio motivos? ¿Que por allí hay algo que
no sabemos que justifica todo? ¿Pero quién esa mujer, qué sabe de
Selena, que autoridad moral tiene para insinuar cosas, para sugerir
otras, para dar a entender que quizá, que tal vez, esa mujer, pobre, es
una inocente a la que no le quedó otra que hacer lo que hizo? ¿Pero cómo
se puede ser tan cínico, cómo se puede invertir las cosas al punto tal
que ahora me dan a entender que el inocente es culpable y el victimario
la víctima? ¿Que me explique cómo una mujer tan querida, tan
encantadora, tan especial como Selena puede ser sospechosa de algo, de
que por allí tenía una doble vida, de que por allí no era tan buena como
parecía? ¡¡Estoy segura, bien segura, de que esa mujer tan seria, tan
pulcra, tan ‘objetiva’, le tiene envidia, envidia a nuestra Selena, le
tiene envidia porque ella jamás tendrá el respeto y la admiración que
tenía Selena!! No puedo entender a ciertas mujeres. Justo aquí en mi
Texas, cuando una mujer logra vencer tanto machismo, tanto desprecio,
tanta subestimación y hasta maltrato a las mujeres, que llega a ser
amada y respetada por todo el mundo, viene esta periodista con el peor
de los argumentos machistas y me habla de que por allí Selena no era tan
buena como parecía … ¿Pero qué clase de mujer es? ¿Sabe lo que es
realmente la igualdad de género o se siente cómoda en un mundo machista?
¿Qué cree que es luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer?
¿Decir cada dos minutos que ‘los hombres son todos iguales’ o propiciar
que hay que odiarlos a todos para vivir las mujeres felices y solas?
¿Esa mujer sabe que Selena hacía campañas para evitar el maltrato de las
mujeres por los hombres en pleno Texas? ¿Esa mujer sabe lo que hizo por
la dignidad de las mujeres en palabras y en hechos? ¿Sabe que encima la
traicionó y la mató otra mujer? Si siguiera su razonamiento, ¿qué
tendría que pensar? ¿Qué todas las mujeres son malas, que todas son
envidiosas y asesinas? ¿Cómo puede haber gente así? Y tengo que soportar
que diga las tonterías que dice y que la defienda a esa psicópata
indefendible. ¡¡Ya me veo en un futuro entrevistando a la asesina y
escribiendo un libro ‘revelador’ de la ‘verdadera historia de
Selena’!!”. Mónica estaba furiosa con aquella cronista de una importante
cadena de televisión que aparte de informar sobre lo que estaba pasando
en el juicio, aprovechaba para instalar temas que desviaran el verdadero
tema, el único importante, que hubiera justicia, justicia, justicia. La
odiaba porque, en el nombre del “periodismo”, hablaba ligeramente de
Selena, daba a entender que por allí a la asesina la estaban tratando
injustamente, que los procedimientos para detenerla no eran los
“legales”, que por allí era víctima de las circunstancias, que Selena
tal vez quería irse a otro lado, que cuando se escucha en una grabación
policial a esa mujer ese nefasto 31 de marzo es la voz de una mujer
desesperada que lucha contra las “arbitrariedades” del padre de Selena,
que por allí sabía cosas que explicaban todo … Mónica se enfurecía, pero
cuando se aflojaba un poco, cuando se cansaba de tanta furia, de tanto
rencor y de tanto dolor, cuando ya no alcanzaba con refugiarse en la
música y en los buenos recuerdos de Selena, y cuando tampoco alcanzaba
con descargar su furia contra la asesina y contra aquella cronista, se
iba a un rincón de su casa a llorar, a llorar amargamente. Detrás de la
cobertura del juicio, del circo que se gestaba a su alrededor, ella
estaba sin Selena. Ella estaba sola y sin alegría. Mónica no lo podía
creer, simplemente no lo podía creer. Veía todas esas imágenes, veía
todas esas caras, y sabía, sabía perfectamente que casi ninguno de todos
esos “protagonistas” de esa historia triste y ridícula no figurarían ni
en un trocito de noticia de un diario si estuviera Selena allí con ella,
con todos. ¿Acaso alguno de todos esos periodistas, abogados,
“opinólogos” y gente sin ninguna gracia podrían hacerle alguna sombra si
estuviera Selena allí mismo? “¿Qué es Houston sin ti?”, pensaba Mónica
recordando aquel concierto de Selena en esa misma ciudad el 26 de
febrero de 1995. Cada vez que recordaba aquello Mónica se decía: “¿Por
qué no lo pensé, por qué no me lo pregunté antes? ¿Por qué no me dije
‘¿Qué sería Houston sin ti, Selena?’. Tal vez lo hubiese pensado, tal
vez esa pregunta me hubiera obligado a pensar. Tal vez hubiese pensado
que nada estaba seguro y yo se lo hubiese dicho a Selena. Tal vez le
hubiese advertido, tal vez le hubiese avisado. Tal vez, tal vez, me
hubiese despertado y la hubiese despertado a Selena”. Mónica no podía no
dejar de mirar todo, de escuchar todo, de saber si alguna vez habría
alguna explicación a tanto sinsentido, a tanta barbarie, a tanta
desolación. A Mónica le parecía que aquel concierto del Houston
Astrodome había pasado hacía años, muchos años. Las cosas habían
cambiado tan de pronto, la ciudad lucía tan diferente que no se podía
comprender que sólo hubiera pasado unos meses, tan sólo siete meses de
aquella locura. Recordaba lo feliz que era ella, la alegría que había en
la ciudad, lo linda que estaba Selena, el verla a ella convertida en
toda una Reina, una Reina indiscutible, una Reina coronada por su mismo
pueblo, por toda una comunidad y que pronto lo sería por todo el mundo.
A Mónica le parecía todo lejano, con un paisaje típico de aquellas
películas futuristas en las que se ve que a la humanidad le queda poco,
muy poco. No importaba cómo estuviera cada día, cómo era el humor de la
gente, cómo seguía funcionando la ciudad. Para Mónica todo, todo era
gris, lluvioso, triste, sin vida, sin brillos, sin esperanza, sin
alegría. Era como si la partida de Selena le hubiera sacado lo mejor a
cada uno y ahora sólo lucía lo peor, lo detestable, las imágenes que
nadie quería ver. Cuando a veces veía el noticiero y miraba la cantidad
de fans en la puerta de los Tribunales gritando contra la asesina,
cantando las canciones de Selena o portando sus fotos, sentía la
desolación de la pérdida, la confirmación de que todo estaba perdido y
de que sólo había que abrazarse al fallo de la Justicia como se aferraba
a los discos de Selena, un fallo que sería un bálsamo, un consuelo ante
tanto dolor, ante tanta sinrazón. Nada de ello traería a Selena, nada de
ello cambiaría nada. Mónica tenía terror al “día después”, cuando el
fallo que esperaba fuera favorable fuera dictado, la gente festejara
(“¿Qué habría para festejar?”, se decía Mónica) y luego volviera a sus
casas, y la realidad de sus vidas cotidiana los avocara a sus “problemas
de siempre”, cuando fueran llamados por “otros problemas de su interés”,
cuando volvieran a admirar a otros cantantes, a otros artistas … ¿Dónde
estaría Selena? ¿Qué lugar pasaría a ocupar en sus vidas? Esas preguntas
atormentaban a Mónica. Ella sabía que alguna vez eso podría pasar y para
Mónica eso era intolerable, simplemente intolerable … En el medio de la
cobertura del juicio vio con indignación que algunos vendían remeras de
Selena pero con esa imagen que era imposible ver, con esa imagen que
terminó propinándole esa insensata y odiosa mujer … Mónica quedó
estupefacta. No podía creer que algunos seres humanos llegaran a hacer
esto … en el nombre del mercado y de “tener que vivir de algo”. Tampoco
podía entender que la gente comprara eso. Podía tal vez entender que
para muchos la muerte no era tan terrible, que en México hasta fuera
motivo de festejos y de reunión de buenos recuerdos. Podía entender que
algunos hasta las exhibieran para mostrarles a todos lo que alguien le
había hecho a su Selena, como una forma de hacerles recordar a jueces,
abogados y periodistas lo que había sucedido y que jamás el paso del
tiempo lo haría olvidar … Pero esa imagen … Era mostrar el horror, era
mostrar una imagen que Selena jamás quiso mostrarle a nadie. Era la
admisión de la derrota, era aceptar que eso le habían hecho a Selena …
Mónica sabía los esfuerzos que había hecho Selena para dar siempre una
linda imagen, una imagen que fuera el fiel reflejo de sus pensamientos,
de sus sentimientos, y de lo que ella anhelaba como artista y como
persona … Mónica sabía que Selena sólo buscaba que la recordaran con
Amor, sabía que no quería que sus asuntos privados fueran expuestos
públicamente, no quería que lo bueno o lo malo de su vida común afectara
su humor ante la gente. Sabía de las expectativas y de lo que esperaban
sus fans de ella y entendía que Selena siempre dejaba sus asuntos
íntimos a un lado para que no influyeran en su relación con la gente.
Sabía que Selena siempre tendría una sonrisa, un beso, un abrazo
preparados para su gente. Sabía que Selena quería que su imagen no
trastocara su relación con los que la amaban tanto. Selena no quería que
la gente se llevara una mala impresión de ella … Y ahora pasaba esto.
Tantos años, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cariño para que todo
termine así y todos se lleven la peor imagen … Para Mónica no era justo.
Era indignante, doloroso, inconcebible para una mujer de sólo 23 … casi
24 años. Un día Mónica fue hasta Corpus Christi e hizo lo que nunca
quiso hacer. Fue al Gravesite, fue a visitar a Selena en ese lugar que
ella no quería reconocer, que no quería admitir. Le escribió unas
palabras, le llevó las flores blancas, las preferidas de Selena. Cuando
quiso leerle lo que le había escrito no pudo, se puso a llorar, se
arrodilló ante el Gravesite y sólo dijo: “Por qué, Selena? ¿Por qué a ti
si tú no habías hecho nada más que dar Amor?”. Luego de un largo rato de
silencio y de llanto, Mónica se juramentó que nunca se olvidaría de
ella, que siempre la esperaría … pero también se dijo que se vengaría de
los que le hicieron eso y de los que le seguían haciendo tanto daño.
Cuando terminó de decirlo una fuerte lluvia le golpeó la cara con
fiereza. Era como si Selena le hubiese contestado, como si alguien le
hiciera recordar ese nefasto día y la volviera a la realidad, a esa
realidad de una lluvia que le quitó la alegría a tanta gente y dejó a un
mundo sin Selena … Mónica estuvo un largo tiempo más al lado de Selena
en el medio de una lluvia torrencial. Sólo se fue cuando paró de llover,
cuando Mónica no tenía más fuerza para seguir llorando. Y se fue
esperando que por allí a la vuelta a su Houston se enterara de que todo
había sido una pesadilla, sólo una pesadilla. Aún faltaban los alegatos
finales, aún faltaba la sentencia y las repercusiones. Pero a Mónica eso
no le importaba más que lo que había sentido ese día en el que fue a
visitar a Selena. Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que
saber lo que será el futuro, cuando todos se acostumbren a vivir en un
mundo sin Selena, cuando todos sepan que habrá que seguir con sus vidas
y que el sueño … que el sueño terminó. Que todo fue bonito mientras duró
y que todos deban contentarse con eso que dejó Selena en poco tiempo.
Nada más cruel que la realidad. Nada más cruel que ver lo que no se
quiere ver, sentir lo que no se quiere sentir, oír lo que no se quiere
escuchar … Allí estaba Mónica … Allí estaba sola con Selena en Corpus
Christi, mientras todos, absolutamente todos, estaban pendientes de lo
que estaba pasando en Houston, todos miraban la televisión, todos veían
y escuchaban a gente que hablaba, opinaba, y hablaba y hablaba ... Gente
que desfilaba por allí y por allá aprovechando su momento. Todo indicaba
que la vida y el espectáculo debían continuar … “No, no puede ser feliz
con tanta gente hablando, hablando y hablando a su alrededor”, se decía
Mónica, sin saber por qué lo decía o no sabiendo tal vez si eso lo había
escuchado alguna vez y de dónde. Mónica emprendió el camino de vuelta a
Houston sin saber qué le depararía el destino y sin importarle mucho el
saberlo…
Cuando Mónica llegó a su ciudad vio al mundo
convulsionado. Se estaba por llegar a la sentencia y todos estaban muy
tensos. Mónica no quería mirar y escuchar más, pero no podía dejar de
hacerlo. Le era imposible. Ella también buscaba una respuesta, una
explicación, un consuelo a su inmenso dolor. Pero permanecía lejos de
las inmensas concentraciones alrededor de los Tribunales. No quería
formar parte de ese espectáculo. Compartía con muchos el dolor …
Seguramente si estuviera allí gritaría lo mismo que ellos, cantaría las
canciones de Selena, insultaría a esa mujer, clamaría por justicia y por
algo más, pero no podía formar parte de eso. Sentía que si iba,
manipularían su dolor, exhibirían con morbo su desesperación, formaría
parte de un espectáculo del que tanto ella como los otros fans, como el
periodismo, los abogados y los jueces, eran los “protagonistas”. Y
Mónica no quería formar parte de eso, no quería que la usaran, no quería
utilizar a Selena para sentirse que ella era lo más importante de todo
ese espectáculo … No. Para Mónica la protagonista era Selena, lo único
importante allí, y Selena no estaba, y por no estar ella veía algo
inverosímil. Mónica sentía el dolor de ver y de sentir cómo la ausencia
de alguien cambia todo, cambia todo de un modo tan radical, tan abrupto.
Antes todo era alegría, espontaneidad, verdad, sinceridad, trabajo,
constancia, esperanza, pureza. Ahora todo era tristeza, impotencia,
dolor, hipocresía, circo, morbo, falsedad, mentira. El mundo estaba
cambiando y lo era para peor. Mónica había empezado a ver el futuro
hacía rato, concretamente desde el 31 de marzo, y lo que veía era la
muestra más acabada de lo que estaba viviendo desde aquel día. Caras
extrañas en las pantallas, gente que no tenía ni idea de Selena hablando
con autoridad sobre ella, periodistas especulando, sobre todo esa mujer
que no paraba de insinuar qué escondía Selena detrás de su sonrisa y
dando a entender que por allí esa mujer podría ser inocente. Hubo varios
momentos en los que Mónica se salía de sus casillas indignada por lo que
estaba pasando, por lo que se decía, por lo que se especulaba. En un
instante se entera de que el abogado defensor de esa sabandija dice:
“Estoy seguro de que si Selena apareciera por esa puerta de entrada a la
sala abrazaría a mi defendida y la perdonaría. Si ella estuvo aquel día
acompañándola al hospital para que se curara de sus dolencias, ¿por qué
no haría una cosa así?”. Mónica no quiso escuchar más. Ni esperó la
contestación de nadie. Sólo se incorporó frente al televisor y dijo:
“¿Pero tú qué crees que era Selena? ¿Una ingenua? ¿Acaso una tonta? ¿A
cuento de qué la perdonaría? ¿Crees que Selena le diría: “Gracias por lo
que me has hecho. Me has hecho partir rápido de este mundo para ver
cuanto antes a nuestro Señor. ¡¡Claro, claro que te perdono!! ¿Cómo no
te voy a perdonar? ¡¡Sí, ya sé!! Me traicionaste, faltaste a la verdad,
calculaste fríamente el asesinato. Esperaste pacientemente el momento en
el que viniera a solas para verte. Me hiciste dar vueltas por la ciudad
para armarte una coartada perfecta y demostrar que todo estaba bien
entre nosotras ese día. Pensaste en todos los detalles para asesinarme.
Buscaste la mejor manera de herir a mi padre y nada mejor que matarme a
mí para ello. Ni siquiera fui para ti la figura principal de la
historia, siendo que supuestamente eras la presidenta de mi club de
fans. No. Sólo fui un medio, una excusa, una forma de destruir a mí y mi
familia, a años de lucha por llegar a la cima del modo más honesto, con
trabajo y dedicación … ¡¡Pero claro que te perdono!!! ¿Cómo no lo voy a
hacer? Si hasta quisiste rematarme cuando pensaste que habías fallado,
pues para ti yo tuve la osadía de irme de esa habitación, irme de tu
locura, de tu mentira, de tu engaño, en busca de ayuda, en busca de los
millones que me querían, irme de ese lugar en connivencia con el enemigo
más temido. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si hasta tuviste la frialdad de
ver mi sangre desparramada por tu habitación, por el parque, por los
pasillos, en tus propias narices y no hiciste nada. Te habrás reído al
notar que aún huyendo lo habías logrado y te volviste a tu habitación
devenida en color rojo de mi sangre para pensar en un plan B, para
pensar en parapetarte en tu camioneta, fingir en que te suicidarías y
luego decir que eras inocente. ¿Cómo no te voy a perdonar? Si ahora sé
cómo le das letra a esa periodista para insinuar cosas, para manchar mi
buen nombre y honor, para manchar a mi familia, para sembrar dudas y
tratar de justificar tu aberrante acto. ¡¡Sí, mujer, te perdono!! Ya
mismo le pido al Jurado que te suelte y te deje en paz como a mí, y
mientras tanto … ¡¡ven, dame un abrazo, dame un buen abrazo con tus
manos llenas de sangre, de mi sangre, a la espera de otro disparo que te
asegure de que no vuelva más a cruzarte por tu camino!!”? ¿Pero por
quién la toman? ¿Pero por quién toman a mi Selena? Selena era una
excelente mujer, una artista inigualable, una adorable persona, pero no
era una tonta. ¿Me entienden? ¡¡No era una tonta!! ¡¡No era una
ingenua!! Como cualquiera de nosotros también se enojaba, se indignaba,
tenía sus días de furia. ¿Cómo creen que tomaría las cosas Selena si
estuviera aquí entre nosotros si ella odiaba la mentira, la falsedad, la
traición? ¿Qué creen qué haría Selena? ¡¡Seguro que no sería cómo esa
psicópata ni como tantos otros!! ¡¡Seguro que la ignoraría, dejaría de
hablarle no sin antes decirle lo que tendría para decirle, lo que
pensaba de toda esa situación!! Más bien lo que yo te preguntaría,
señorcito abogado defensor, es qué harían ustedes si se les apareciera
Selena por esa puerta, con qué cara la mirarían si es que alguien se
atreviera a hacerlo. Más de uno huiría, empezando por esa mala mujer,
que seguro le robaría el arma a un policía para intentarlo de nuevo.
¡¡Vamos, dime abogadito!! ¿Qué crees tú que haría Selena si apareciera
por esa puerta y te mirara a los ojos? ¡¡No!! ¡¡No me lo digas!! ¡¡No
necesito que me contestes!! ¡¡Ya sé tu respuesta!!”, dijo con furia
Mónica y arrojó lo primero que encontró a su mano, un florero, que
estrello contra la pared. Ella quería estrellarlo contra el televisor,
pero tuvo mala puntería y dio en otro blanco. “¡¡Ojala, ojalá esa loca
hubiese tenido la misma puntería que yo!!”, gritó Mónica y cayó al piso
de rodillas y puso sus manos sobre su cara estallando en un largo y
ruidoso llanto. En el medio de su inmenso dolor, escuchó que el fiscal
Valdez le había contestado al abogado defensor: “Si Selena entrara por
esa puerta eso significaría que este juicio no tendría sentido, pues
ningún acto se habría cometido que justificara nuestra presencia aquí…”.
Mónica celebraba esas palabras pero no pudo dejar de llorar, pues en
definitiva esas palabras tampoco la traerían a Selena, pues en
definitiva nada tendría sentido pues Selena jamás entraría por esa
puerta. “¡¡Ojalá, ojalá ese tonto tuviera razón!! Ojalá Selena
apareciera por esa puerta … Entonces yo correría, correría a abrazarla y
a sacarla de ese maldito lugar, de este mundo ingrato, le haría ver que
ella no está sola, que no estará nunca sola si ella sólo se rodea de la
gente que realmente la quiere, y la hecho famosa y querida. Ojalá el
señor fiscal tuviera razón. Ojalá apareciera Selena y nos demostrara a
todos que toda esta pesadilla nunca fue real, que nunca vivimos esto,
que Selena nunca pasó por algo tan impropio a su figura, a su Amor, a su
alegría. ¡¡Ojalá Selena apareciera y nos devolviera la sonrisa con su
mejor imagen, en vez de dejarnos con el dolor de esa imagen que me quedó
grabada en mi mente y no me la puedo ni olvidar ni quitar!!”.
Las cartas estaban echadas. El jurado estaba por reunirse
para deliberar y dar su dictamen. Pero antes de eso, el Tribunal
permitió que el padre de la insensata se dirigiera al Jurado y le diera
su última palabra, su última súplica. Les habló de ser buenos
cristianos, de que debían saber perdonar, de que Dios los estaría
observando, de que ellos debían poner en práctica su fe a la hora de
juzgar a su hija, que ella era inocente, que todo fue un accidente, una
terrible equivocación, que todos amaban a Selena, que nadie le quería
hacer daño … Mónica meneó varias veces la cabeza, abrió y cerró varias
veces sus ojos, caminaba para uno y otro lado, y tardó en decirse algo
al respecto. Le hacía ruido pues en definitiva se trataba de un padre, y
que por más que su hija fuera una mala persona no dejaba de ser su hija,
pero pensaba … “¿Con qué derecho le habló al Jurado así? ¿Cómo pone a
Dios en el medio de todo esto? ¿Por qué quiere infundir miedo al Jurado
dando a entender que si son buenos cristianos ya saben lo que tienen que
hacer? ¿Acaso los extorsiona como seguramente los extorsionaba esa
psicópata a Selena y su familia? ¿Cómo alguien en el medio del dolor
puede decir eso? ¿Por qué dice que su hija es inocente si no lo es, y si
lo fuera no es él el que lo debe decidir? ¿Qué hubiese pensado él si el
Señor Quintanilla hubiese hecho lo mismo? ¿Acaso no lo acusaría del
mismo modo que lo hizo su hija mientras estaba parapetada en el auto
supuestamente tan dolida por lo que había hecho y tan dispuesta a
matarse pero con la total lucidez como para hacer largas diatribas y
discursos insinuando que el padre de Selena la llevó a eso? ¡¡Ya me
parecía!! Ya me parecía raro siempre verlos juntitos, siempre calladitos
como si alguien les ordenara que no dijeran nada salvo contraorden y que
ese alguien no fuera precisamente el abogado defensor. Esa mala mujer
los manipula como a todos y ellos son simples marionetas que dicen lo
que esa psicópata les ordena. ¡¡Ahora entiendo todo!! Ya los veo. Ya los
veo hablando con esa periodista sugiriéndoles cosas, haciéndose las
víctimas, actuando con el dictado de la que le quitó los sueños a Selena
para que esa oportunista se convierta en su portavoz, en la difusora de
la ‘otra historia’. Y ya la veo a esa periodista accediendo a todo, con
tal de tener el suficiente material para llevar ‘primicias’ a su
programa de televisión que le hagan tener mil puntos de rating ... Una
alianza. Una alianza por conveniencia perfecta. ¡¡Sí, ya los veo!! Ya vi
cómo exhiben cosas de Selena con cualquier pretexto y seguro que no las
van a devolver. Seguro que dirán: ‘Exijan que las devolvamos y nosotros
hablamos’. ¿Y de qué cuernos quieren hablar? ¿Con qué más nos querrán
extorsionar? ¿Qué? ¿Qué van a decir? ¿Van a seguir con la historia de
ese doctor y de dar a entender otras cosas? ¿Eso es obrar de buenos
cristianos? ¿Ellos piden que los demás tengan una conducta que no
tienen? ¡¡Sí!! ¡¡Ahora entiendo todo!! Ahora comprendo que calculen bien
cuándo decir las cosas y en qué momento. ¡¡Cómo son los manipuladores!!!
Resulta que viven hablando pestes de los Quintanilla, que no dicen la
verdad, que actúan en “bloque”, que ocultan cosas … ¿Y ellos qué hacen?
¿Acaso lo que le endilgan a los Quintanilla no es lo que ellos realmente
hacen? ¡¡Es notable!! Es notable cómo invierten las cosas. ¡¡Ahora
resulta que condenan a los otros por cosas que ellos hacen!! ¡¡Ahora
entiendo!!! Ahora entiendo por qué insólitamente el abogado defensor
pidió que la exoneren por la acusación máxima, cuando su táctica de
distracción hablando del mal proceder policial y de insinuar que la
Fiscalía no tenía pruebas suficientes para condenar a su defendida le
estaba dando buenos resultados, por lo que podría alargar más el juicio
y lograr que hasta la condenen a esa loca por mucho menos años si ponen
a consideración todas las acusaciones en su contra por igual. ¡¡Ya me
parecía!! ¿Por qué un abogado tomaría una decisión que lo perjudica a él
y a su defendida en un momento en el que está remontando una situación
casi imposible de levantar? ¡¡Pero está más que claro!! A esa psicópata
no le importa una condena moderada aunque saliera libre en pocos años.
No. ¡¡Claro que no!! Y no lo hace precisamente porque se siente
inocente. Ella quiere volver a su plan original. Ella imaginaba
asesinarla, y luego pensaba clamar ayuda y su inocencia con Selena allí
en su habitación. Pero Selena le arruinó el plan en su último acto. Ella
se había imaginado pidiendo su inocencia sin que ningún testigo pudiera
probar qua había hecho algo malo a Selena y más cuando muchos declararan
haberlas visto a los dos juntas antes en un hospital en una actitud
normal. Era un plan perfecto. Ella se iría inocente y se reiría de los
Quintanilla. Pero algo le falló. ¡¡Claro que le falló!! Y esa mujer no
se da por vencida. ¡¡Una psicópata nunca se da por vencida!! ¡¡No!!
¡¡Claro que no!!! No le interesa una pena moderada pero declarada
culpable. Ella quiere que la declaren inocente, tal cual lo planeó … No
le importa que la situación sea diferente. No le importa lo que logre su
abogado. ¡¡Le importa que su abogado haga lo que ella quiere!! A final
ese supuesto prestigioso abogado se ha convertido en una marioneta más.
Terminó haciendo lo que ella quería aplicando la lógica de todo
psicópata: ¡¡a todo o nada!! … Blanco o negro. Azul o amarillo. ¡¡Nunca
gris!! ¡!Nunca verde!! Esa loca sólo quiere refregar su “inocencia” a
los Quintanilla. Esa psicópata sueña con decirle al padre de Selena:
“¡¡Sí, sí!! ¡¡Yo lo hice!! ¡¡Yo te quité a tu hija y nunca podrás
hacerme nada!!”. Me dan asco, me dan asco todos ellos que encima usan a
Dios para justificar lo que son … ¡¡malas personas!! ¡¡Malas personas
todos!! ¡¡Algún día voy a ir para allá!! ¡¡Alguien se los tiene que
decir!! ¡¡Esto no va a quedar impune!! Más allá del veredicto, ¡¡ya me
van a escuchar!! ¡¡Ya verán a Selena pasando por esa puerta!!”.
Cuando llegó el día del veredicto, Mónica se dispuso a
escuchar ese momento. No había imágenes en directo del momento, ya que
no se permitían que las cámaras de televisión registraran ese instante.
Mónica se podía imaginar la tensión del ambiente, el dolor de los
Quintanilla, las expectativas de los fans, la frialdad de los abogados,
la ansiedad de esa asesina para ver si por allí el plan resultaba
perfecto. Mónica no podía dejar de oír ese momento único en el que tal
vez se podía reparar algo de lo que se le había hecho a su Selena. En un
principio, ella había decidido no escuchar nada, encerrarse en su cuarto
escuchando la música de Selena para después poner tímidamente la
televisión y ver allí qué se había decidido. Hasta había planificado
escuchar todos los discos de Selena sin parar y luego, casi con un miedo
rayano al pánico, encender la radio o la televisión ... Pero no pudo.
Cuando empezó a escuchar el primer disco no podía dejar de pensar que al
mismo tiempo se estaba dando el resultado de la votación, y eso le
provocaba un nudo en el estómago y que su mente sólo pensara en aquello,
en qué se había decidido. Dejó que se terminara uno de los temas y apagó
el aparato reproductor de cds para empezar a escuchar el resultado.
Cuando encendió la televisión vio la cobertura de los medios en las
calles, con una multitud de gente que sólo esperaba un resultado, una
votación, un destino. Miraba a esa gente, que era su gente, podía
imaginarse entre ellos llorando, cantado, esperando y sintió una gran
angustia. Se preguntó qué sería de todos ellos cuando todo hubiese
terminado, cuando ya nada los congregaría más que el dolor, cuando nada
más quedara por esperar. Mónica se puso a llorar desconsoladamente
poniendo sus manos sobre su cara y ésta sobre sus rodillas. ¿Qué podía
esperar Mónica? Toda esa gente junta y Selena no estaba. Toda esa
expectativa y Selena no saldría a cantarles. Toda esa emoción y Selena
no saldría a ofrecerle su mejor sonrisa. ¿Qué importaba todo esto? ¿De
qué servía esperar algo que no cambiaría nada, absolutamente nada? El
resultado, la sentencia … Eso era cierto. Pero eso era un consuelo. Si
se hacía justicia, la alegría sería pasajera y la realidad volvería
sobre sus vidas. Selena sólo estaría en los discos, en los conciertos
pasados, en las fotos … Y nada más. Esa asesina lo había logrado. Los
había dejado huérfanos. Y allí estaba. Esperando si la inocencia la
podía hacer reírse en la cara de todos. Pero Mónica sabía que igual se
las ingeniaría para reírse de todos aun en la derrota de la sentencia.
Ya se las ingeniaría para blasfemar, para decir que es inocente, para
apelar el fallo, para convocar a esa periodista con el fin de decirle
que tiene secretos que confesarle. “¡¡Sí, ya lo hará, seguro que lo
hará!!”, pensaba Mónica. Y a todos los que amaban a Selena sólo les
quedarán recuerdos, imágenes que se irán borrando con el tiempo, con una
Selena que cada vez aparecerá más lejana, más distante, más atemporal.
Seguramente se harán películas, se escribirán miles de libros, se harán
millones de homenajes … ¿Y qué importaba? Siempre sería un consuelo. Un
terrible consuelo. Mónica se desesperaba porque luego del veredicto,
todos entenderán que Selena ya no volverá y ya no habrá otro motivo para
convocarse. Mónica entendía que a partir de ese día todos los que amaban
a Selena se convertirían en la protagonista del tema “Fotos y
recuerdos”. Y nada más triste, nada más impactante que la realidad, nada
más doloroso que asumir la realidad de no tener nunca más a Selena.
Mónica miró la televisión con lágrimas en los ojos y pudo apreciar que
las imágenes se habían detenido en un grupo de fans que se aferraban a
fotos, remeras y objetos de Selena ante la inminencia del anuncio del
fallo. Mientras ello sucedía, los conductores del programa decían que
seguramente condenarían a esa mujer pues el testimonio clave de uno de
los testigos que llegó a ver cómo la asesina salió de su cuarto para
dispararle por segunda vez a Selena y que desistió de ello al verla tan
ensangrentada era fundamental para la decisión del Jurado. Los
periodistas decían que el testigo quedó entre asombrado por la frialdad
de esa mujer para dejar de apuntar el arma, y volverse a su cuarto como
si nada hubiese pasado, y descompuesto al ver ese cuadro en el que
predominaba el color rojo, rojo de sangre en el que la asesina se movía
como si fuera agua la que estaba pisoteando. Mónica se imaginaba la
escena y no podía dejar de sentir esa mezcla de dolor y de furia.
¿Alcanzaría con una reclusión perpetua? ¿Alcanzaría con darle la
posibilidad de vivir a una mujer que no tuvo compasión en quitarle la
vida a otra de sólo 23, casi 24 años? Mónica no podía dejar de
imaginarse lo que debió haber sentido Selena en ese momento, mezcla de
dolor, de angustia, de sensación de impotencia ante el inminente final.
Mónica no podía dejar de imaginarse a Selena llorando mientras pedía
casi en silencio ayuda, ayuda en el medio de la soledad, de tanto dolor.
Mónica lloraba y quería sacarse esa imagen tan dolorosa, pero no podía,
ciertamente no podía. Instintivamente fue a la cocina y tomó un cuchillo
y se lo guardó en una de sus carteras. No podía explicarse por qué lo
hacía, pero sentía la necesidad imperiosa de guardarlo allí, por las
dudas … De pronto Mónica escuchó un griterío infernal. Fue corriendo al
living de su casa y vio a miles de fans de Selena gritando, saltando,
celebrando. Estaban todos abrazados mientras un titular del noticiero
decía que el Jurado había hallado a la asesina culpable y que la
condenaba a reclusión perpetua. Mónica se reía y lloraba a la vez. No
podía dejar de sentir alegría por ver que al menos esa mujer se pudriría
en la cárcel mientras que a la vez las lágrimas le dictaminaban que
nunca estaría feliz del todo, que se sentiría siempre sola y que nunca
su sonrisa sería plena por no tener a Selena feliz con ella. Como una
media hora después vio que en la televisión comenzaban a hacerse los
análisis pertinentes de lo que fue el juicio, y notó con mezcla de
extrañeza y pavor que esa periodista decía no entender la reacción de la
gente pues no había nada que celebrar, que no había motivo por el cual
la gente podía festejar como un triunfo deportivo el hecho de que a la
asesina la encarcelaran, que le parecía un típico acto de barbarie y de
una sociedad no civilizada. Mónica podía entender el hecho de que no
había motivo para celebrar, pues esa sentencia no traería a su Selena.
Pero Mónica sabía que esa periodista no lo decía por eso, lo decía por
otro motivo, lo decía tal vez porque la persona a la que ella había
apostado había perdido. “¡¡Sí, ya sé!! Ahora me dices que no hay motivos
para celebrar. ¿Qué te pasa? ¿No te ha gustado que la condenaran? ¿A que
si hubiese sido declarada inocente saldrías con una sonrisa amplia en tu
boca diciendo: ‘¿Vieron? Yo fui objetiva. No como el resto de los
periodistas que la condenó a esa mujer de antemano. Yo siempre dije la
verdad. Yo aposté a no dejarme llevar por la marea y gané. ¡¡Ahora haré
valer el prestigio que logré apostando!!’? ¿Acaso no es por eso que
pides mesura? Estoy de acuerdo contigo de que no hay motivos para
celebrar. Pero no por tu motivo, por tu motivo egoísta y ególatra.
¡¡No!! Yo no tengo motivos para celebrar a los gritos pues nada de eso
me traerá a Selena. Por eso no celebro. ¿Pero sabes? Aun así estoy
contenta, ¡¡muy contenta!! Porque se hizo justicia, porque esa pérfida
se pudrirá en la cárcel. Por eso estoy feliz aunque sea por un instante.
¡¡Pero no te preocupes!! Con sólo verte me doy cuenta de qué paño eres.
Ya ganarás el suficiente dinero como para hacerte todas las cirugías
estéticas que quieras. Estoy segura de que en unos años te volverás loca
por hacerte varias y tendrás el suficiente dinero para hacerlo. Y sé con
qué dinero lo lograrás … ¡¡No, claro que no!! No saldrá de tu labor de
periodista, ni de productora ni de nada de lo que haces. ¡¡Claro que
no!! Lo harás con el dinero que te dará hablar de Selena, de escribir
sobre Selena, de todo lo que dirás con la ayuda de esa pérfida, del cual
no dudo de que te dará el suficiente material como para blasfemar sobre
Selena, y de sembrar
cizaña
y de dudas sobre su imagen. ¡¡Sí, lo sé!! ¡¡Lo sé todo!! ¡¡Ya verás!!
Mientras esa asesina se va a encargar desde la cárcel a decir cualquier
mentira sobre Selena y de todos los Quintanilla, tú te encargaras de
ponerlo sobre un artículo periodístico, sobre un libro o sobre un
especial de televisión. Ya me veo cómo vas a hacer cualquier cosa para
obtener una entrevista con ella. ¡¡Lo puedo ver en este mismo momento!!
Y buscarás en cada homenaje sobre Selena insertar cualquier noticia que
siembre dudas sobre ella y para dar a entender que la asesina no es tan
mala como parece. Y lo dirás hasta que uses a todos los protagonistas y
los dejes cuando ya no te sirvan más. Entonces te llenarás de dinero y
con la excusa de cambiar de aire para que no te hablen siempre del
‘bendito tema de Selena’, harás otra cosa para ‘lavar’ tu imagen, para
hacer un papel de mujer tierna y sensible …. Ya me veo que harás un
libro infantil o algo así. ¡¡Podría jurar que vas a hacer eso y mucho
más!! No te importa Selena. Sólo te importa el dinero y la fama, esa
fama que Selena se ganó con Amor y honestidad. Si admiraras aunque sea
un poquito a Selena, entenderías esa euforia, esa alegría que esconde
tanto, tanto dolor…”.
Mónica decidió de pronto salir. Tenía ganas de expresar,
de decir lo que sentía públicamente, pero no deseaba sumarse al grueso
de la gente para decir lo que expresaban todos. Quería decir y hacer
determinadas cosas, y efectuarlas a quienes correspondiera. A Mónica no
le alcanzaba con decir lo que decían todos y que sólo fuera un número
más para los medios, para la Justicia, para todos estos “nuevos
protagonistas”. Ella quería ser su propia voz, ser una voz que expresara
su dolor, que expresara que la única protagonista de esta historia, tan
hermosa como dolorosa, era Selena. No quería erigirse en su nombre, no
deseaba protagonismo alguno, sólo quería ser el instrumento de su
recuerdo, la figura que denunciara que Selena estaba allí, bien allí,
cuando muchos aprovechaban el tumulto, el dolor y la desesperación para
desviar el tema y hablar de otras cosas, tan intrascendentes como
mórbidas, de asuntos que ponían a Selena como una mujer más que tuvo esa
suerte de trascender como esa desgracia de que le quitaran todo. Mónica
sabía que empezaba otra historia, una historia en la que debía poner a
Selena por encima de todos y de todo, una época en la que había que
poner las cosas en su lugar ... Por eso no iba a permitir que se
olvidaran de Selena, que tergiversaran su figura, que la tomaran como
una perdedora, que tomaran su imagen a la ligera. No … Eso no lo iba a
permitir. Fueron 7 meses de mucho dolor e iban a venir años y años de
desconsuelo y de soledad. A Mónica no le importaba su desconsuelo ni su
soledad. Sí le importaba dónde estaba Selena desde ese nefasto día y por
qué. Sí le importaba lo que fue y lo que pudo haber sido. Le importaba
que las cosas quedaran claras, y que el buen nombre y honor de Selena se
mantuvieran inalterables. Mónica no podía olvidarse de que Selena estuvo
sola ese día, sola, triste, engañada y lastimada, muy lastimada.
Imaginaba que por allí estaría Selena en la soledad de su nuevo hogar
esperando que alguien se acordara de ella no sólo para los aniversarios
y para las festividades ... Eso lo podía hacer cualquiera .... Mónica
suponía que Selena esperaba que alguien hiciera algo para que la
siguieran queriendo, para que no la dejaran sola, para recibir aunque
sea parte de ese Amor que ella dio sin esperar nada a cambio … Pero para
eso tenía que poner las cosas en su lugar. Salió rápidamente a los
Tribunales de Houston. Una fuerza irrefrenable la llevaba a ese lugar.
Conscientemente no tenía claro a qué lugar iría específicamente y para
qué, pero en su inconsciente todo lo tenía claro, muy claro. Cuando
llegó al lugar vio a ese mundanal de gente que variaba su conducta de la
alegría al dolor, de la risa al llanto … Mónica pudo sentir la energía
de esa gente y también sintió ese inicio de una etapa y la culminación
de otra. “¡¡Pobre gente, pobre yo, pobres nosotros!! ¿Qué será de
nosotros mañana cuando nos demos cuenta de que Selena sólo es un
recuerdo cada día al despertar?…”, se dijo Mónica y volvieron sus
lágrimas a su rostro sin perder su paso firme … vaya a saber a dónde. En
su camino se encontró con el abogado defensor. Avanzó sobre él hasta
estar cara a cara con él. “¿Cómo puedes? ¿Cómo duermes cada noche
después de defender a gente como ésa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”, le
dijo Mónica desafiante y vehementemente. Ella pensó que el abogado
reaccionaría, o que algunos de sus ayudantes se interpondría para
increparla o para pedir ayuda policial … Pero nada de eso ocurrió. El
abogado sólo bajo la vista, avanzó lentamente y alcanzó a decirle
delicadamente volteando su cabeza: “Lo siento. Así somos los abogados.
Sólo cumplimos con nuestro deber…”. Mónica no quiso seguir por temor a
desatar un escándalo y porque sentía que tenía otra cosa más importante
que hacer. Fue yendo hacia uno de las puertas laterales del Tribunal
hasta que de pronto vio que la Familia Quintanilla en pleno se iba
rápida pero ordenadamente del lugar para elaborar un duelo más en sus
vidas. No iba a decir nada pero justo vio que A.B. miró para su lado en
busca de ver vaya a saber qué. Mónica alzó su mano y la agitó para que
lo viera: “¡¡A.B.!! ¡¡A.B!! Te acompaño en el sentimiento. Quiero a
Selena y haré lo que sea para que no se olviden nunca de ella y para que
la recuerden con Amor. ¡¡Te lo prometo!!”. A.B. asintió con una leve
sonrisa y siguió sus pasos. Mónica entendió ese gesto y siguió su marcha
en busca de sus destino. Cuando estaba por ingresar a una puerta de
acceso restringido, alguien tocó su espalda. Mónica se sobresaltó pues
creyó que era un policía, pero para su asombro no lo era … ¡¡Era A.B!!
“Vine a buscarte sólo para decirte gracias. Me sentí culpable por mi
pobre saludo, pero entenderás por lo que sentimos todos…”. Mónica se
abrazó fuertemente con él mientras lloraba en silencio, como A.B. Cuando
pudieron recomponerse, A.B. le dijo: “Sólo te pido un favor. No olvides
lo que me has dicho hace un rato. Lo mejor que se puede hacer por mi
hermana es recordarla con Amor. Eso es lo que ella hubiera querido…”. Y
con un gesto dulce y lleno de lágrimas que le decía en silencio “Ahora
me tengo que ir…” se despidió de ella dándole besos al aire, como lo
hubiera hecho Selena. Mónica se quedó un largo rato petrificada mirando
a A.B. cómo se lo llevaba su padre y luego la nada misma … Tardó en
reaccionar. Sólo un grito de un fan que decía: “¡¡Allí sale la asesina!!
¡¡Allí sale!!” la despertó de su sueño sin soñar, y sin esperar a ver
dónde estaba y para qué se adentró por esa puerta secreta, y caminó y
caminó. Cada tanto escuchaba voces, gente que apuraba el paso con
órdenes constantes y voces llamativamente bajas. Mónica llegó a un
amplio pasillo en el que no había nadie. Se podía sentir hasta el
silencio. Ella estaba por irse por otro camino hasta que de pronto un
ejército de policías apareció al fondo de ese largo pasillo. Las luces
de sus linternas la enceguecieron y el griterío la ensordeció.
“¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Rápido!! ¡¡Aprovechemos que los otros ya los
distrajeron!!”, decía uno de ellos. Mónica se quedó a un costado y vio
que esos policías iban escoltando a alguien a quien no podía ver. Pensó
que era el Juez o algún miembro del Jurado. Pero cuando todos estuvieron
más cerca, pudo ver de quién se trataba ... Una sensación de asco se
apoderó de su cuerpo e instintivamente apretó su cartera. Quería correr
hacia ella pero no se animaba, no tanto por encararla sino que por lo
lúgubre del lugar temía que si aparecía de golpe los policías le
dispararían al instante. En ese momento a Mónica se le ocurrió una idea.
Fue sigilosamente hacia la puerta en la que irían los policías y fingió
como que entraba a ella. Se presentó al jefe del operativo con su mejor
sonrisa diciéndole que era asistente de la Mesa de Entradas del
Tribunal, que debían esperar su autorización para salir de allí y que
ella era responsable de que la rea estuviera en la mejor de las
condiciones al momento de abandonar el lugar. El jefe del operativo
accedió gentilmente pero le pidió chequear el dato con las autoridades
del Tribunal. A Mónica eso la inquietó pero no le importó. Lo suyo iba a
ser rápido y expeditivo. Cuando se dieran cuenta de la situación, todo
habría terminado ... Ella se dirigió a la asesina hasta que se puso
frente a ella. Ésta le sonrió. Mónica también. “¿Sabes quién soy?”, le
dijo y abrió su cartera. Estaba por hacerlo hasta que detrás de la
asesina se le apareció una figura que la detuvo. “¡¡No, Mónica, no lo
hagas!! ¡¡Tienes razón!! ¡¡Nunca la voy a perdonar!! ¡¡Nunca!! Si
apareciera por esa puerta créeme que le diría lo que pienso, pero no la
lastimaría. No me pondría a su altura. Ya sabes. Si yo apareciera, ella
huiría y lo intentaría de nuevo … por la espalda … otra vez ... ¡¡No,
Mónica!! ¡¡No lo hagas!! No vale la pena. No repararías nada y tú
estarías en la cárcel como ella. ¿Eso es lo que quieres? ¿Acaso eres
como ella? Si es así, ya sabes lo que tienes que hacer. Acuérdate de lo
que le has dicho a mi hermano. Recuerda lo que él te pidió a ti.
Recuérdame con Amor. Es lo único que te pido. ¡¡Así no estaré nunca,
nunca sola!!”, dijo y desapareció. Mónica supo que era Selena. Fue un
segundo, sólo un segundo, que no lo notaron ni la rea ni los oficiales.
Mónica volvió a ver a la asesina, quien la miraba con una sonrisa
irónica demostrándole que no sabía quién era ni que le importaba. “¿No
sabes quién soy, no? Pues yo sí sé quién eres … ¡¡Una psicópata
asesina!!”, le dijo y le encajó una enorme bofetada que la tiró al piso.
Los oficiales se abalanzaron sobre Mónica y se necesitaron seis personas
para contenerla. “¿Y sabes qué? ¡¡Si no fuera por Selena ni contarías el
cuento!!”, y se puso a llorar con furia y sin consuelo “¡¡A mí no me
tienen que contener!! ¡¡Yo no soy el peligro!! ¡¡La asesina es ella,
oficiales!!”, dijo Mónica a los gritos. Los oficiales se la llevaron
rápido a un calabozo. Como a las dos horas se le acercó el Jefe de
Policía de la ciudad, abrió la celda, le dio un beso y la acompañó a la
salida. “Escúchame, Mónica … Sé lo que sientes y entiendo lo que pasó.
Sólo te pido que de aquí en más si vas a ser algo por Selena sea para
bien. Todos estamos dolidos, pero lo que has hecho no tiene sentido.
Tuviste suerte de que no pasó nada, que no sacaste el cuchillo de tu
cartera, que sólo te vieron los oficiales y qué sólo le diste ese
cachetazo. Para todos aquí no pasó nada. No te preocupes por ella. Por
algunas prebendas en la cárcel esa loca accederá al olvido … y a
cualquier cosa ... Pero te pido que te quedes tranquila si la quieres a
Selena … A propósito, ¿qué te hizo no tomar el cuchillo y sólo darle la
bofetada? Como estabas, todo hubiera indicado que…” … “que la hubiese
acuchillado. Entre nosotros, lo confieso. Lo hubiese hecho … Pero …
Selena me hizo recordar que ésa no era la manera de castigar a esa
persona. Estoy segura de que Selena tampoco la perdonaría pero no haría
lo mismo que hizo esa psicópata…”, le contestó Mónica. El oficial la
dejó salir y se despidió de ella con una sonrisa y diciéndole:
“¡¡Cuídate!!”. Mónica salió del lugar con otra sonrisa: “¡¡Lo haré!! Se
lo prometo. ¡¡Por Selena!!”.
Cuando Mónica estaba por irse de los Tribunales vio que
esa periodista estaba aún en el lugar. La notó riéndose, festejando del
rating obtenido y por la fama que esto le daría. Mónica se le acercó
sonriendo hasta que la tuvo cerca, bien cerca. “Podrás ser muy famosa,
pero jamás le llegarás a los pies a Selena. Eso es lo que te perturba.
Eso es lo que no toleras. Que no te quieran a ti como la quieren a ella.
Supongo que destilarás tu envidia en tus programas de televisión, en
algún artículo, en algún libro. ¿Sabes qué? Eres despreciable, tan
despreciable como la asesina. ¡¡Suerte en la entrevista que le harás en
el futuro!!”, y le dio un beso y se fue. La periodista se quedó entre
desconcertada y furiosa, pero no atinó a nada. No quería que por
denunciarla se supiera lo que se decía de ella. Mónica se fue, esta vez
con una sonrisa. Le haría caso a Selena, le haría caso a A.B. Ya se
había desahogado. Ya había sacado de sí todo su rencor, todo su odio,
todo lo malo. Ahora quedaba en ella todo su Amor, todo el cariño que le
tiene a su Selena. Sólo le quedaba recordarla con afecto, sólo le
quedaba la ardua tarea de que nadie se olvide de Selena y de que no la
dejen nunca, nunca sola…
(A todos los que amamos a Selena nos queda esa sensación
de mezcla entre Amor y odio … Amor a Selena … Odio a esa psicópata … Son
sentimientos que no se pueden evitar … Pero lo bueno con Selena, como
todo en la vida, es hacer prevalecer lo que nos hace bien, dar Amor sin
esperar, dar cariño por sobre todas las cosas. Y el odio, el odio que lo
tengan los otros, que se lo apropien ellos. Y cuando uno tenga esos
sentimientos, siempre viene bien un grito a la distancia, un insulto al
aire o a uno mismo, decirle a esas personas con actos y hechos lo que
son, y si es posible en la cara … Eso sí, con todo respeto … Nada más.
Nunca ponerse a su altura. Y que eso sólo dure un instante. Pues hay
poco tiempo para hacer cosas buenas. Y mucho para las malas. Que los
demás aprovechen su tiempo que los que amamos a Selena tenemos mucho por
hacer en tan poco tiempo, ese poco tiempo que tuvo Selena y que
aprovechó tan bien con tanto Amor, con su Amor…)
Selena … Gracias a ti recuperé el Amor … El Amor que ha
generado tu Amor…
Ese Amor,
tu Amor, que desafía toda realidad, Selena…
Cuando abrí el diario hoy y vi el titular en tapa “Selena
vuelve” quedé estupefacto. Pues la foto que acompañaba a ese titular no
era la de Selena, la de nuestra Selena, la única Selena, sino la de
Selena Gómez, que se presentaba por segunda vez en mi país … Soy sincero
… En un principio no quise mirar la tapa, luego sólo me fijé el texto
que acompañaba a ese titular y nuevamente vi la foto. Y maldije una y
otra vez que con tanta liviandad el diario hablara de “Selena”, como si
fuera habitual que a Selena Gómez se la denominara “Selena” solamente, a
secas, como si no hubiera otras, como si no hubiera en realidad una
única Selena, Selena Quintanilla, la Selena que no queremos tener que
aclarar de quién se trata cuando hablamos de ella, la Selena que tenía
esa magia que sólo ella poseía, esa magia que cautivó a tantos, que
fascinó a muchos, que enamoró a todos. Pobre, Selena Gómez. Ella no se
merece ni nuestro rencor ni nuestra frustración por no ver a nuestra
Selena allí en la tapa. Ella, de hecho, tiene ese nombre gracias a su
padre, que era un gran admirador de Selena, a tal punto que no tuvo que
pasar lo peor para ponerle ese nombre a su hija. Se lo puso cuando
Selena era la artista tejana más querida y afamada sin discusión, y aún
le faltaba un trecho para convertirse en la gran artista internacional
con un enorme futuro. Pero así era Selena, así siempre fue Selena. Ya
generaba esa admiración, esa fascinación. Por esas épocas recién estaba
siendo sensación en Monterrey con sus éxitos “Como la Flor” y “La
carcacha”, pero ya generaba un cariño y una admiración que sólo lo
pueden entender quienes aman y quieren a Selena por lo que era como
artista y lo que representaba como persona. Sólo así se entiende que
padres como el de Selena Gómez le pusiera el nombre de esa enorme mujer
sin que a su esposa en aquel entonces le pareciera mal, o le generara
enojos o celos en aquellos tiempos. Eso no pasaba pues todos amaban a
Selena y todos entendían ese sentimiento que se expresaba, entre otras
cosas, con el acto de ponerle el nombre de Selena a sus hijas. Eso
también demostraba que no tenía que pasar lo peor para que a alguien se
le ocurriera homenajear a Selena de esa forma, con ese sentimiento.
Selena era ya por 1992 lo suficientemente querida y famosa como para que
tuviera semejantes muestras de afecto. Están equivocados los que piensan
que Selena tuvo notoriedad en el mundo con su desgracia. Por el
contrario, la desgracia puso en evidencia la admiración que tenían
millones y millones de personas por Selena. Si no hubiese sido así, la
tragedia hubiese ganado la tapa de los diarios y la atención de la gente
por un tiempo nada más, y sólo se hubiesen acordado de Selena como “un
caso policial más”, y cuando ya no se tuviera más que decir, Selena se
hubiese perdido en la neblina del caso y del polvo del paso del paso del
tiempo, pero no fue así … Cuando un pueblo, toda una comunidad queda
impactada por un suceso, jamás lo olvida y hasta recuerda bien qué
estaba haciendo cuando todo ello sucedió. Nadie olvida qué estaba
haciendo uno cuando, por ejemplo, sucedió el terrible atentado contra
las Torres Gemelas. Nadie se olvida cuando hay un hecho, positivo o
negativo, que queda como marca de fuego en nuestras vidas. Y en el caso
de Selena, nadie de los que la han conocido cuando ella triunfaba y se
ganaba los corazones de cada uno de los que la admiraban, ha olvidado lo
que estaba haciendo en aquel triste día en el que esa psicópata
insensata nos quitó para siempre a nuestra Selena. Miles de escritos,
miles de relatos ilustran lo que pasaban por sus vidas cuando los agarró
aquella noticia que nunca hubiesen imaginado y querido escuchar …
Recuerdo un escrito en el que el protagonista se estaba duchando y que
de pronto escuchó que alguien anunciaba la triste noticia y que no podía
creer que esa locura hubiese sucedido. Luego relataba con precisión cómo
de pronto la música de Selena había inundando las cadenas de radio y de
televisión, mechada con las noticias que venían de Corpus Christi
mientras la gente iba en procesión para despedir a Selena entre
consternada, al borde del ataque de locura, con llantos ininterrumpidos
y los deseos de que alguien le dijera que todo ello no había sucedido,
que nada podía ser cierto. Hace poquito escuchaba a Raúl de Molina, el
conductor del programa de Univisión “El gordo y la flaca”, diciendo que
él no podía dejar de sentir que todo lo sucedido hace 16 años parecía
que hubiese ocurrido ayer y que él recordaba perfectamente lo que estaba
haciendo aquel día. No dejaba de pensar que estaba en Acapulco y que
hacía muy poquito había tenido oportunidad de entrevistarla. Antes de
eso, el conductor recordaba tiernamente que Selena casi lo mata en la
entrevista pues él la había hecho mostrar todo el local de “Selena Etc.”
y no le había comprado nada … Creo que cuando recordamos a Selena nos es
inevitable acordarnos tiernamente de lo bueno como también recordar con
pavor y tristeza lo malo. Muchas veces se ha pretendido con Selena que
sólo se la recuerde con lo bueno y se olvide de lo doloroso. También
hubo otros con malas intenciones que sólo quisieron resaltar el morbo
que producía sólo hacer hincapié en las preguntas que generaba el “caso
policial” y no tener piedad con esa hermosa persona que no podía
decirnos su versión de los hechos, que la habían dejado sin voz y sin
sueños … Es imposible amar a Selena olvidándose de su destino. Esas
palabras del conductor de “El gordo y la flaca” así lo certifican. Todos
recuerdan lo que hicieron aquel día, todos retienen en sus mentes
aquellos momentos en los que eran felices con Selena y que de pronto en
un minuto todo cambió y la alegría nunca fue plena, el mundo jamás fue
el mismo … Tal vez nos detenemos en ese instante pues quizá hubiésemos
querido saber o tener la intuición de que algo iba a pasar y que de
alguna manera podíamos haberlo evitado. ¿Cuántos habrán pensado en si
hubiesen tenido al menos la mínima sospecha, si al menos hubiesen
pensado que a Selena había que cuidarla como la flor más preciada que
haya dado este mundo? ¿Cuántos habrán querido volver el tiempo atrás
para impedir tamaña locura, semejante insensatez? Creo que todos deben
haber pensado aquel día cómo la vida puede valer poco y mucho a la vez,
cómo a veces hay que saber parar un minuto en nuestras vidas y valorar
lo que se tiene o pensar en lo que nos pone realmente felices para ir en
busca de ello, o de cuidarlo si ya lo tenemos. Creo que aquel día mucha
gente sintió ese cimbronazo y dio cuenta de lo que se había ido y que no
supieron o pudieron cuidar, o que tal vez no tuvieron conciencia de ello
… o de que, dada la edad de Selena, ni se les ocurrió de que podría
pasar tal cosa, que con Selena había mucho, mucho tiempo. Y tal vez,
como decía aquella canción que supiera cantar Selena, nadie toma
conciencia de que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, con lo que
uno quiere, con lo que uno desea, con felicidad, con alegría, con
esperanza, con pasión. Vivir, pero vivir como si fuera el último minuto
de nuestras vidas. Vivir, sabiendo que lo que se deja para mañana será
muy tarde pues ese mañana no existirá y ya no habrá tiempo para
remediarlo…
Todos tenemos estos sentimientos encontrados a la hora de
hablar, de escribir, de expresar nuestros sentimientos a nuestra Selena
… No … La culpa no la tiene Selena Gómez … Lo que sucede es que el éxito
de Selena Gómez, emparentado con el hecho de que ella viene de la mismas
tierras de Selena, de que tiene su nombre gracias a ella y de que va
saliendo de su adolescencia, nos da cuenta del paso del tiempo, nos da
cuenta de la realidad … Efectivamente, lo que le pasó a Selena no fue
ayer, fue hace ya 16 años ... Tal vez a más de uno le genere mucho dolor
tener que aclarar que cuando se habla de Selena se habla de Selena
Quintanilla. Tal vez a más de uno le genere dolor saber que para las
nuevas generaciones Selena es … Selena Gómez. Y esa sensación es más
evidente en países como en el que yo vivo. En Argentina no se conoció a
Selena. Apenas por 1995 sabían de ellas sus fans. Los medios
prácticamente no hablaban de ella. Apenas si algún canal de televisión
internacional de música pasaba algún video de ella. Luego de aquel
triste día los grandes medios sólo hablaban de la tragedia, de aquella
mujer joven que tenía todo el futuro por delante, que venía triunfando y
que nada la detenía hasta que ocurrió lo inconcebible, lo nefasto … Para
mi país Selena fue sólo “el caso policial”, que se potenció aun más con
la muerte de Gilda un año y medio después. Hablar de Gilda era hablar de
Selena en Argentina. Así la conocí yo. Por querer saber lo que le había
pasado a Gilda me enteré de lo de Selena. Cuando supe de su desgracia
nunca más me pude despegar de ella. Me era inentendible comprender esa
mezcla de conceptos terribles dados y expuestos en un mismo día:
asesinato-mujer joven en su mejor momento-presidente de su club de
fans-tiro en la espalda-motel. Así estuve por años en los que sólo quise
tener respuestas a mis preguntas consternadas sobre lo que había pasado,
respuestas que nunca hallé. Tuvo que venir la masividad de la era
informática para acceder a ella, pero hasta allí mi país sólo conoció
bien a Jennifer López, la artista que se hiciera famosísima luego de
interpretar la película “Selena”. Y ahora mi país conoce bien a Selena …
Gómez, que aparece en las tapas de los diarios, de aquellos diarios que
nunca dieron cuenta de Selena, de mi Selena, de la única Selena.
Recuerdo con tristeza que cuando quise buscar algo de Selena en el
archivo informático de uno de los principales diarios de mi país lo
primero que hallé fue un reportaje a Jennifer López en 1997 a propósito
del inminente estreno de la película “Selena”. ¡¡Y pensar que por
aquella época hasta en Estados Unidos era más conocida Selena que
Jennifer López!! … No hace mucho, una persona en el trabajo me preguntó,
con cierta malicia, si la foto de Selena que tenía como fondo de
pantalla en mi computadora era de la Selena que había visto en infinidad
de afiches en mi ciudad … Esa persona se refería a Selena Gómez, cuando
hizo su primera visita a mi país. Recuerdo que le contesté con
vehemencia que no tenía nada que ver, que ella era otra y le dije lo ya
conocido por mí. Pero al decirlo me sentí triste, impotente, desdichado.
Me sentí como peleando contra los molinos del viento, me sentí solo
recordando y admirando a alguien que ya no está, a alguien a quienes
muchos asocian con pasado, con tragedia, con derrota … Me sentí como el
protagonista del tema “Fotos y recuerdos”, que más que describir a
Selena, describe a los fans y admiradores de Selena luego de la
lamentable e increíble pérdida: “Tengo
una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Ya está media rota,
ya se está borrando, por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo
lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos. Tengo un recuerdo de
ti que siempre me hace tan feliz. De aquella fiesta en que te conocí. De
ese tímido beso que te di. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo
fotos y recuerdos. Tengo una foto de ti. Que beso cada noche antes de
dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor. Sólo fotos y recuerdos”.
Esta canción fue una de las últimas que grabó Selena y describe como
nadie
a esos que la aman pero a la vez que sólo le quedan de su
Amor sólo “fotos y recuerdos”, esos admiradores que tienen recuerdos de
Selena que los hacen tan felices, que guardan sus fotos y todo lo que
pertenece a ella como lo más preciado que hayan tenido jamás, como lo
único que le queda en la vida, como lo único que quieren conservar.
Todos los que amamos a Selena nos sentimos identificados con esa letra
que cantara Selena como si fuera una premonición … Ver a Selena cantando
con alegría ese tema en el programa “Padrísimo” el 8 de marzo de 1995
nos lastima. En lo personal no puedo evitar pensar en cómo no se dio
cuenta, en cómo no pensó en esas palabras que estaba cantando, aunque
ese pensamiento sea un absurdo, un producto de mi propia desesperación
de no verla a Selena entre nosotros, de mi propia negación de la
realidad. No puedo evitar pensar en que esa letra es el sentimiento vivo
de todos los que nos sentimos solos con la ausencia absurda de Selena.
Recorrer cada letra, cada canción de Selena es como vivir cada paso en
esa vida de Selena, en esa vida tan corta y tan intensa, en esa vida tan
llena de ilusión y de sueños tan vilmente cortada, en esa vida tan
pasional y con tantas ganas de hacer ... Es escuchar esas canciones y
sentir que son mensajes del destino, llamados desesperados que nos dan
pistas de lo que va a pasar, de lo que puede suceder … Creo que después
de aquel nefasto 31 de marzo de 1995 todo el mundo dio cuenta de esa
dura realidad y se aferró como pudo a Selena con lo poco que nos había
dejado y cada uno quiso dejar testimonio de lo que sentía por ella, de
expresar lo que para cada uno significaba semejante artista. De allí
vino la cantidad enorme de niñas que nacían por esos días y que pasaron
a llamarse Selena. De allí se explica las enormes caravanas de gente
para darle el último adiós o para certificar si aquello tan doloroso
podía ser cierto. Si para el conductor del “El gordo y la flaca” le
parece que fue ayer que ocurrió es porque aún no se puede entender que
haya pasado, que aún queremos creer que eso no sucedió, que alguna vez
nos levantaremos y veremos a Selena sonriendo otra vez para que recién
allí podamos seguir nuestras vidas como si nada … Si a mí me preguntaran
qué estaba haciendo aquel 31 de marzo tendría que decir que no lo
recuerdo, pues yo no sabía de la existencia de Selena. Apenas si unos
meses atrás había visto un video de Selena sin saber que era ella, que
me enteré de su existencia por Gilda, que me enteré por la desgracia,
que supe de ella con una imagen que nunca quiso dejar y un destino que
Selena nunca deseó transmitir … Pero cuando la conocí y me quedé
deslumbrado por lo que era Selena como artista y como persona, pasé por
lo mismo que los que la conocieron … Quedé deslumbrado y lamenté como
nadie su ausencia…
Sé que la realidad y el paso del tiempo me dejan sin
ninguna esperanza, sin ningún argumento, sin ninguna ilusión … Pero creo
que ese paso del tiempo, el ver el Amor de Selena reflejado en sus
canciones, en sus actuaciones, en sus vestimentas, en sus sentimientos,
en esas ganas de vivir y de hacer, en esas fuerzas por demostrar que un
mundo es posible, potencian mis ganas de recordarla, mis ganas de
decirle al mundo que Selena es mi modelo, que Selena es mi identidad,
que Selena me representa totalmente. No faltará algún tonto que me diga:
“¿Cómo? ¿Te identificas con una mujer? ¿Selena es la persona con quien
te sientes representado?”. Ante esa pregunta tan pequeña yo sólo puedo
decir: “¡¡Y claro!! ¿Cómo no me va a representar? Si ella es todo, todo
lo que yo hubiese querido hacer, el modelo para lograr todo del modo más
honesto, del modo que se emparenta con la verdad, con el empeño, con lo
genuino, con lo auténtico, con el trabajo, con dar todo sin esperar
nada. Y por eso me resisto al paso del tiempo, me resisto a la idea de
que no debo recordarla pues ya todo pasó y me refrieguen en la cara qué
terminó pasando por ser como fue Selena … Y la verdad, la verdad es muy
difícil ... Uno mismo vive la cruel realidad de la respuesta de mucha
gente por demostrar que se puede avanzar en la vida siendo uno mismo,
diciendo la verdad, no siendo falso, hipócrita o mentiroso. Sí … Yo
puedo asegurar acabadamente las consecuencias que se padecen por ser
franco en la vida, por decir lo que uno piensa de las cosas, por hacer
lo que uno quiere sin esperar la aprobación de los demás. Las respuestas
pueden ser muy crueles. A veces pienso que Selena fue víctima
precisamente de ello. Selena era distinta, Selena no le mentía a nadie,
no buscaba engañar a su público dando una imagen engañosa de ella.
Selena buscó que la amaran todos tal cual era ella, y como Selena era
todo Amor, ¡¡vaya si logró lo que realmente quería!! Se me dirá que por
una psicópata no se puede generalizar, pero también es cierto que el
tiempo y lo que nos pasa en la vida nos hace desconfiados .... Selena
era muy joven … Ella desconfiaba, como cualquiera, pero todavía tenía
ese empuje que le daba la juventud, esas ganas, esas fuerzas que la
convencen de que se puede con todo, de que nadie, absolutamente nadie,
nos puede detener … Selena no había tenido experiencias muy fuertes que
la hicieran ser más precavida, que la hicieran pensar un minuto antes de
actuar, que le hicieran ver las cosas de un modo más realista y no con
toda la carga de su fuerza arrolladora. Si hubiese sentido eso,
seguramente ese 31 de marzo no hubiese ido a ese maldito motel para
encontrarse con esa pérfida … Selena sólo tuvo esa experiencia una vez,
y esa vez se la llevó de este mundo … Aún puedo ver su cara de
consternación, de desorientación y de enojo por lo que veía, escuchaba y
sentía cuando en esa mañana del 31 de marzo en la sala de guardias del
hospital acompañaba a esa psicópata para que la revisaran y curaran sus
“dolencias”. Aún puedo ver que Selena comenzaba a darse cuenta de la
mentira, de la falsedad y de la crueldad de la gente recién ese día y
acaso puedo ver que no sabría, ante su desorientación y confusión, cómo
salir de todo ello estando sola, tan sola … Tal vez si hubiese pasado ya
por esa mala experiencia, Selena se hubiese ido sin dar explicación,
haciendo caso omiso de los “ruegos”, de los gritos, de los pedidos, de
las exigencias … Cuando uno aprende, incluso desde muy pequeño, como me
ha pasado a mí, que lo malo puede estar al acecho y muy cerca, que
cualquiera puede lastimar y mucho a alguien, sabe que de determinadas
cosas hay que saber irse a tiempo, incluso huir llegado el caso, incluso
pegando un portazo si cabe hacerlo. El tiempo o las experiencias nos
ponen en guardia de muchas cosas feas, muy feas, y nos salva de destinos
terribles, incluso el de la muerte. Selena no pudo salir de eso,
lamentablemente, como tantos otros … Lo supo en su dimensión ese 31 de
marzo, y por confusión y hasta por respeto no se quiso ir, ni quiso
huir, ni deseó dar un portazo. Quiso despedirse de esa pérfida del modo
en el que siempre se manejó con sus 23 … casi 24 años ... Llevándola al
motel de vuelta, diciéndole las cosas de frente, devolviéndole el anillo
… Pero … Te lo digo a ti, Selena … Sí, ahora quiero hablarte a ti … Sí,
te lo digo a ti … Es bueno ser así en la vida. Yo soy como tú, Selena.
Así me manejo en la vida, pero hay gente que no hay que tratarla de esa
manera. Se puede ser abiertamente honesto con quien es honesto, se puede
decir la verdad a quien no miente, se puede ir de frente con gente que
no nos espera con un cuchillo bajo el brazo … Porque cuando uno se
percata de que alguien nos está engañando, si uno se da cuenta de que
aquel en quien tanto confiamos nos hace algo muy feo, es mejor alejarse
y no volver nunca más, en mejor irse y no hablar más nada … No hay más
nada que explicar … Es mejor hasta parecer desconsiderado y cruelmente
despiadado llegado el caso. Es mejor eso, siempre eso, cuando nos
encontramos con la realidad que apenas nos muestra la punta del iceberg
pero no el iceberg en su totalidad. Y si uno lo quiere ver en su real
dimensión hay que saber pegar el volantazo a tiempo, hay que saber tomar
la decisión que más se ajusta a uno, en esos momentos límite hay que
saber que lo único importante es uno y no mostrar ningún sentimiento a
los demás … a sabiendas de que el otro actuará sin compasión ante
nosotros y sin saber con qué límite, si es que hay un límite. Pero tú,
Selena, tú no lo hiciste. Te entiendo, Selena … Tú eras llena de Amor,
tú ibas a pelear por tus ideales hasta las últimas consecuencias. Te
entiendo, Selena … Pero si acaso tú hubieses actuado con tu cabecita,
con lo que te marcaba la realidad y no con el corazón, con tus
sentimientos, con el sentimiento siempre a flor de piel, hoy estarías
entre nosotros y te vería en la tapa de los diarios, y yo podría verte,
pedirte un autógrafo, abrazarte y decirte que te quiero mucho … Eso
hubiese querido que pasara, Selena…
Pero claro, Selena era otra persona, diferente de todos
nosotros, y creo que en realidad si hubiese actuado de otro modo aquel
nefasto día nos hubiera desorientado y mucho. Selena fue consecuente con
sus ideales y con sus sentimientos de principio a fin. Nos dio todo. Nos
dio su talento pero también nos dio su ejemplo. Y cuando uno quiere a
Selena por lo que representaba es difícil, casi imposible, abandonarla.
Yo en lo personal no puedo, no podría siquiera pensarlo. Y no se trata
de saber que la realidad nos indica que Selena ya no está y que no
escuchará nuestros ruegos, no sentirá nuestro cariño, no podrá ver todo
lo que hacemos por ella. Se trata de que no la podemos dejar sola, no
podemos no seguirla acompañando, de que tenemos la esperanza, la enorme
esperanza de que algún día nos encontraremos con ella … Es difícil, muy
difícil para mí … Yo no soy creyente … Creo que lamentablemente somos
uno más en este planeta y que así como vinimos así nos iremos. Y no es
sencillo transitar la vida con esa concepción de la vida … Hasta uno
preferiría que las cosas fueran distintas, muy distintas, tener la
certeza de un Dios, saber que hay algo más que la terrible realidad, la
única que sabemos cuando uno se va de este mundo. En lo personal, y a
esta altura de mi vida, eso se me hace difícil de sobrellevar pero uno
se acostumbra, pero si eso mismo lo traslado a Selena me es francamente
intolerable … Creo que el destino de Selena me ha hecho aun más
escéptico, menos esperanzador. Me resulta muy injusto, si es que fue
así, que alguien superior le haya diseñado esta vida a Selena, por más
cosas lindas que haya vivido, por más que haya tenido un propósito.
Selena hizo mucho, demasiado sacrificio para llegar al lugar en el que
estaba, para estar en ese lugar que se lo ganó ella solita con su
talento, con su trabajo, con sus ganas, con su simpatía, con su lealtad,
con su buena predisposición. Creo que es muy injusto que a alguien le
hagan hacer tantas cosas, lo hagan pasar por tantas pruebas, lo hagan
desafiar miles de retos para después hacerle ver todo lo que está
logrando, todo lo que puede ser y hacer, todo el camino que le espera,
para luego decirle que se tiene que ir de esta vida para un propósito
elevado, superior, trascendental, espiritual. ¡¡No!! Me niego a pensar
que alguien superior le haya hecho esto a Selena … Nada más inhumano,
nada más sádico, nada más injusto que haberle hecho esto. No, un Dios no
haría esto. Por eso supongo que me cuesta creer en Él. Si hay algo que
más me perturba del destino de Selena, y lo que más me atrajo de su
historia que me hizo obsesionar por encontrar una explicación, es que
Selena ni es que no logró nada o por el contrario logró todo, no es que
era una desconocida o era ya hiperfamosa a nivel mundial, no es que iba
en un bus en busca de un sueño o ya iba por todo el mundo paseando su
fama. No. Selena quedó en el medio. Vio el éxito y se asomó a la fama.
Advirtió en el lugar en el que estaba parada y sabía cuál era el próximo
paso. Es como ver a Selena en una colina en lo alto de la ciudad,
habiendo llegado a ese lugar por mérito propio, y contemplar todo lo
logrado desde lo alto, el lugar en el que está, gozar del camino logrado
a ese objetivo, mirar la luna y saber que se puede llegar a ella y gozar
de un nuevo camino que la lleve a ella y saber que no será imposible,
que lo logrará, que seguro lo conseguirá por su propio mérito … hasta
que alguien la empuja y la hace caer desde lo alto de la colina y de
pronto Selena advertir en unos pocos segundos que el fin llegará sin
saber nunca por qué, por qué si ella lo tenía todo … Por qué si Selena
lo había logrado, si ella iba por más, por mucho más. Selena vio lo que
logró, pero también vio lo que iba a lograr. No estaba lejos, estaba
cerca, muy cerca. Vio la costa desde el mar, desde la embarcación … Sólo
había que avanzar un poquito más, sólo un poquito más … Creo que por eso
me digo todos los días por qué, por qué, no encuentro respuesta y me
resisto a esa realidad. Ya dije que a duras penas puedo sobrellevar y
aceptar lo que me espera … pero no puedo aceptar lo de Selena,
precisamente por lo que había logrado, por lo que era ella, por lo
encantadora de mujer que fue … No … Selena no puede tener ese destino
que me marca la realidad. Que lo tengan los demás. Que lo tenga yo …
Pero no que lo tenga Selena. Por eso no la puedo olvidar, por eso tengo
todas las cosas de ella a la vista, por eso expreso mis sentimientos
hacia ella públicamente. Ni siquiera quiero quedarme como el
protagonista de la canción “Fotos y recuerdos”. Yo tengo que hacer más,
mucho más, tengo que brindarme a su recuerdo como ella lo hacía en cada
concierto, en cada presentación. Para recordarla como se debe hay que
ser como Selena, si es que uno la quiere, si es que uno la tiene en su
corazón. El que ama a Selena sabe qué se siente cuando ella llega a
nuestros corazones … Por eso mi recuerdo es resistirme a la realidad,
imaginarme que ella está en algún lado, que algún día pasará algo y el
destino, nuestro destino, el destino de Selena, cambiará. Y mientras
tanto hacer todo por ella para que nunca se apague su estrella, para que
Selena no se vaya nunca. Sé que soy amante de las causas perdidas … Pero
prefiero luchar esperando que alguna vez, y más en el caso específico de
Selena, esa suerte cambie y se dé la única victoria que vale, el único
triunfo que importa. No hay nada más lindo que hacer algo todos los días
por Selena en la convicción de que es lo mínimo que podemos hacer por
ella en este contexto, en esta densa y dura realidad. No hay nada más
lindo que tener las fotos de Selena exhibidas públicamente, no hay nada
más lindo que hablar de ella, lo que se siente por ella, lo que genera
Selena, y más decirlo en mi país que casi no la conoció. No hay nada más
lindo que escribirle regularmente algo, escribir sobre ella, escribir
historias que se relacionen con ella, escribirle poniéndose en su piel y
expresarlo, escribirle para decirle “Selena, estoy aquí, lo has logrado
a pesar de todo, lograste que aunque más no sea crea en algo en este
mundo al que le queda poco por creer”. Selena es tan maravillosa que ha
logrado que un escéptico y un tremendista como yo aún crea en algo, aún
sienta que hay esperanza… Y si me pasa eso es sólo por su mérito, sólo
por su Amor. Selena es ese ser maravilloso que dejó tanto cariño y
ternura que aún se puede seguir sintiendo todo lo que ha transmitido
como oleadas que vienen cada tanto, como el viento que nos mueve el
cuerpo para atrás con su aparición y nos hace estremecer … Selena es
eso, una hermosa persona que nos hizo más felices y si nos sentimos
tristes es porque precisamente no está. Selena nos sigue diciendo algo,
nos dice algo con lo que nos dejó, pero también por lo que cantó. Si
alguna vez ella cantó “Yo
fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella
quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te
necesito, no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has
olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí. Yo
fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vio
partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No
puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues
siendo mi amor”, ¿cómo yo me voy a quedar con los brazos cruzados y no
hacer nada? Selena me dejó todo y si hay algo que no quiero pensar es
que Selena sienta que la hemos abandonado, que no le retribuimos todo el
Amor que ella misma nos dio. Esas palabras rondan en mi cabeza, pues sé
muy bien que se fue de este mundo con ese miedo, con esa incertidumbre,
con ese dolor. Yo siento que Selena está por allí diciéndonos algo y
esperando, como cuando estaba en este mundo, que le demostramos que
estamos allí recordándola, como una forma de demostrar el mismo Amor que
se le expresaba con un aplauso, con un saludo, con una sonrisa, con un
pedido de autógrafo o de una foto, cantando con ella en un concierto,
abrazarla y decirle “gracias”. Es imposible no pensar que Selena está
presente en algún lado, en la canción que canta una persona mientras
trabaja, en la sonrisa de un niño, en el sueño de una persona cuando
emprende un noble propósito. Es cierto lo que dice A.B.: que JLo se
quedó con la sonrisa de Selena luego de haber protagonizado la película
en su recuerdo … Cuando veo o escucho “American Idol” y oigo las risas
de Jennifer López, no puedo dejar de reírme pues pienso en Selena … pero
luego vuelvo a sentir como cuando vi aquel titular del diario hablando
de Selena Gómez … Aún me sigo preguntando cómo Selena se nos fue, cómo
nos la quitaron, cómo se llevaron nuestra alegría, nuestro Amor, nuestra
esperanza. Y por más que lo pensemos, por más vueltas que se le dé,
jamás entenderemos semejante cachetada del destino, ese camino que nunca
debió haber transitado Selena, una imagen final tan impropia, tan
injusta, tan desfasada respecto de todo lo hermoso que ella nos dejó y
transmitió…
Es contra esa imagen que debemos luchar todos los días,
pues para colmo de males, y como si le faltara algo más a nuestra
Selena, los que la amamos no podemos abstraernos de la realidad de lo
que ha pasado pues hay más de una foto que nos certifica la imagen más
cruel, la imagen que muchos con total impunidad y morbosidad han
mostrado hasta el cansancio, como queriéndonos decir: “Aunque no la
quieran ver así, ahí la tienen. ¡¡Véanla!!”. Desde mi humilde lugar les
pido encarecidamente a las autoridades de youtube y de cualquier página
de Internet que por lo menos tengan piedad de nosotros, y sobre todo de
Selena, y no muestren esa imagen como entrada a un video sobre ella, que
la dejen en el interior, que adviertan que hay imágenes que dolerán al
admirador de Selena … ¿Qué necesidad hay de mostrar esa imagen que sólo
nos recuerda el dolor, el destino cruel de Selena? Esa imagen no agrega
información, por lo que es innecesario mostrarla, salvo que seamos tan
perversos, tan sádicos, tan insensibles. Esa imagen da cuenta de algo
que ya sabemos … ¿Para qué mostrarla? … A veces me pregunto por qué el
padre de Selena tomó esa decisión, por qué le hizo caso a los fans de
que querían verla para certificar que es cierto que Selena estaba allí
... Era entendible lo que sentían los fans, ¿pero no alcanzaba con decir
lo sucedido y exhibir el dolor propio para convencerlos y de que no
insistan más? ¿Nadie pensó que podían registrarse imágenes de ese triste
momento? … No entiendo por qué el padre de Selena cedió justo en eso. No
entiendo pues el padre cuando no desea hacer algo que dañe la imagen de
su hija no lo realiza … Siempre imaginé que cuando él decidió “ceder” lo
hizo porque quiso pensar que por allí, que quizá, aquellos fans tenían
razón, que tal vez Selena no estaba allí, y con el susto y la
consternación insólitamente volverían las esperanzas ... Me imagino
viendo al padre de Selena cerrando fuertemente los ojos y escapándose
lágrimas por debajo de sus anteojos cuando certificó que nada había
cambiado, que la verdadera pesadilla recién comenzaba, que lo peor no
había pasado, pues esa imagen le hacía ver que debía cuidar más que
nunca a su familia, que más que nunca debía proteger la imagen de
Selena. Si hasta allí Selena siempre buscó que su imagen fuera el fiel
reflejo de lo que ella era en realidad, ahora era su padre quien debía
armar de nuevo esa imagen de Selena para enfrentar a quienes le hicieran
preguntas, buscaran una respuesta, una explicación. El padre de Selena
sabía que al ver a Selena allí lo destruía pero no podía permitirse
caer, no podía él llamarse a abandono pues tenía a su esposa y a sus
otros dos hijos destruidos y desorientados, como lo estaba también
Chris, el esposo de Selena. Tal vez el padre de Selena sabía que no
podría evitar los comentarios, las sospechas, las insinuaciones, las
malas intenciones a la hora de explicar lo que había sucedido, pero el
poner todas las fuerzas en lograr dar una explicación de lo sucedido
antes de que lo hagan los demás le daba una ventaja: todo lo que viniera
después sería en respuesta a lo planteado por él. Todos tendrían primero
la versión de los Quintanilla antes de los demás. Eso les permitió por
unos años que la gente se convenciera de ese relato, de esa realidad, de
ese destino. Luego vinieron más versiones, algunas con buenas, otras con
malas intenciones, que sólo pusieron en evidencia las mismas dudas que
todos tuvieron desde aquel nefasto 31 de marzo. Hoy la gente se terminó
de convencer qué es lo creíble y lo que no, pero sigue sintiendo que hay
un eslabón perdido, que hay algo que falta en este relato, que hay algo
que no se sabe y que explicaría acabadamente por qué no se pudo evitar
que Selena fuera feliz, triunfadora, con sus sueños y sus anhelos bien
cumplidos. Ya el padre de Selena anunció que hará un dvd explicando lo
que pasó ese día en el entendimiento de que la gente se pregunta aún por
ella y por ese nefasto día. Es una deuda con los fans, pero sobre todo
es una deuda para con Selena, pues ella fue la única víctima de esta
historia tan increíble como triste, tan brillante como desgarradora. Si
somos conscientes de ello sabremos que aún nos falta mucho por entender
y explicar…
Y mientras tanto ello sucede, la única tarea que nos
queda, la única labor que nos lleva las 24 horas del día, los 365 días
del año, es seguir recordando a Selena, pero haciéndolo activamente,
dinámicamente, con nostalgia, con alegría, con tristeza, pero también
con ganas de hacer todo para que se la recuerde siempre a pesar del paso
del tiempo, que se la recuerde como algo hermoso y victorioso a pesar de
lo que sucedió, pues no sólo hay que resistirse al paso del tiempo, hay
que resistirse a la idea impuesta por tantos acerca de que los buenos
ejemplos son sólo los que triunfan, los que llegan a la fama, los que
venden más, los que generan más ganancias. Eso es un concepto, en el
mejor de los casos, erróneo. Y en el peor, de lo más denigrante. No es
mejor el que tiene más dinero, no es más dichoso el que más fama tiene.
A pesar del destino cruel, alguna vez debemos aprender que el verdadero
exitoso, el que realmente triunfa, el que es realmente un ejemplo es
aquel que llega al corazón de todos, el que logra que todo el mundo lo
ame y lo considere. Que no sólo se es triunfador por lo que se tiene
sino por lo que logra de los demás. Selena siempre quiso que la
quisieran y que la amaran por lo que ella era, y para eso dio todo de sí
y se mostró tal cual era. Cuando uno ve que el paso del tiempo no hizo
olvidar a Selena sino todo lo contrario, eso demuestra con satisfacción
cómo Selena llegó al corazón de la gente, cómo conquistó el cariño de la
gente, cómo logró todo lo que se propuso con tanto Amor desplegado por
doquier. Pero con eso no alcanza. Alguna vez tenemos que pensar, debemos
pensar, debemos convencernos de que Selena está en algún lado esperando
que se le siga demostrando ese Amor que ella recibió en vida. Si somos
conscientes de ello, si seguimos actuando como si Selena estuviera entre
nosotros porque nosotros queremos creer que ella sigue estando presente
en algún lado mirándonos o pensando en que algún día ella volverá …
entonces habremos logrado el objetivo de preservar a Selena del paso del
tiempo, de las malas lenguas y de la impiadosa teoría del vencedor … y
justo es decir que así como me sacudió la realidad de ver a Selena Gómez
en la tapa de un diario, también me reconfortó que ella participara de
un nuevo disco de Selena que se hará en su homenaje con duetos de
artistas de toda índole. Y ver a Selena Gómez participando de ese
tributo como cantar en concierto temas de nuestra Selena ponen en
evidencia de que Selena sigue vigente, sigue amada, sigue considerada,
sigue siendo un ejemplo para todos, incluso para los que hoy han llegado
a la fama y bien podrían no participar de ese tributo a nuestra Selena
dando todo tipo de excusas …Es reconfortante ver a Christian Castro que
en lo personal le tengo un gran cariño y respeto pues tiene un gran
humor, y un gran y amplio gusto musical que va más allá de lo que canta,
ver que se siente orgulloso de ser invitado en este disco homenaje a
nuestra Selena … a 16 años que nos dejó. Y sé que habrá más homenajes,
más tributos, mientras haya más gente, famosa o no, que tenga ganas de
hacer algo por ella, que tenga ganas de expresarle todo su cariño y su
respeto. Si se mantiene eso, si somos capaces de decirle a Selena que la
seguimos queriendo y que somos capaces de dar todo por ella, entonces
nada estará perdido ... Sí, es cierto ... Selena no tendrá tapas que
ilustren un nuevo concierto, un nuevo cd, un nuevo dvd propio, pero
seguirá estando presentes en las Almas y en los corazones de todos los
que la supieron conocer, y mientras ello exista, Selena seguirá siendo
considerada, tendrá sus tapas de diarios y revistas, tendrá sus
merecidos homenajes, todos actos de Amor que Selena sabrá agradecer con
una sonrisa y con lágrimas en los ojos, donde quiera que esté…
Y aun así, aun con toda esta realidad, igual seguiré,
como tantos otros, dando todo por el recuerdo de Selena, en el
convencimiento de que Selena algún día volverá y nos dará la mayor de
las alegrías, no porque sabremos que volverá a actuar, que volverá a
grabar un disco o que estará de nuevo diseñando, sino porque con su
presencia todos volveremos a ser felices, dichosos por tener de nuevo a
Selena en este mundo, contentos con ver a Selena haciendo lo que le
viene en ganas hacer, viendo a Selena hacer todo lo que había soñado por
años arriba de un bus y que cuando tuvo oportunidad de realizarlo se nos
fue sin saber por qué el mundo fue tan injusto con ella … por qué, si
todo el mundo la quería, si todo el mundo sólo podía ser feliz y tener
esperanza si Selena seguía estando a su lado…
Si somos capaces de desafiar el destino, si somos capaces
de hacer de lo imposible posible, entonces sabremos que hemos logrado lo
que nos habíamos propuesto y todo será distinto, muy distinto, con
Selena, con Selena siempre al lado nuestro…
Yo sé que algún día eso será realidad. Yo sé que algún
día ella vendrá. Yo sé que el mundo algún día volverá a tener esperanza,
andando por un camino que algún día Selena nos señaló…
¡¡Que así sea!! Que así será…
Selena. Yo sólo te quiero mucho. Yo sólo quiero verte
feliz. Por eso estoy aquí…